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diff --git a/.gitattributes b/.gitattributes new file mode 100644 index 0000000..6833f05 --- /dev/null +++ b/.gitattributes @@ -0,0 +1,3 @@ +* text=auto +*.txt text +*.md text diff --git a/29301-8.txt b/29301-8.txt new file mode 100644 index 0000000..5c797fb --- /dev/null +++ b/29301-8.txt @@ -0,0 +1,7864 @@ +Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine + +This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with +almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or +re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included +with this eBook or online at www.gutenberg.org + + +Title: El Manuscrito de mi madre + aumentado con las comentarios, prólogo y epílogo + +Author: Alphonse de Lamartine + +Translator: Unknown + +Release Date: July 3, 2009 [EBook #29301] + +Language: Spanish + +Character set encoding: ISO-8859-1 + +*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE *** + + + + +Produced by Chuck Greif and the Online Distributed +Proofreading Team at http://www.pgdp.net + + + + + + + + + +BIBLIOTECA DE «LA NACION» + +A. DE LAMARTINE + +EL MANUSCRITO DE MI MADRE + +AUMENTADO CON LOS COMENTARIOS, PRÓLOGO Y EPÍLOGO + + Dios no ha confiado a nadie sus propósitos; la Naturaleza y el + tiempo no lo comprenden, y si deja transpirar algo de sus + misterios, busquémoslo sólo en Él ¡porque en Él se basa todo! + + +BUENOS AIRES + +1911 + + + + +ADVERTENCIA + + +Una circunstancia especial que es inútil dar a conocer al público, ha +hecho entregar este libro a la imprenta. De intento y por su naturaleza, +había de ser siempre un manuscrito; todo lo más, debía figurar en uno de +estos archivos íntimos de familia, colección de documentos que eslabonan +la generación presente con las que han dejado de existir; documentos +que, en su manía escudriñadora, suelen encontrar en las arcas viejas los +muchachos, los parientes, quienes se entretienen hojeándolos durante las +tardes ociosas del otoño. + +Ya que ha escapado, a pesar nuestro, de la semioscuridad del rincón +casero y va a someterse a las miradas del lector desapasionado, lo +dedicamos únicamente a la familia de la hermosa y tierna madre que +inundó estas páginas con las efusiones de su corazón, sin prever que en +la última hora de su vida le faltaría tiempo para quemar estos papeles. +A los demás les rogamos que no lo lean: nada hay en él de lo que se +busca en los libros; éste sólo tiene interés para aquellos a quienes +esta mujer virtuosa ha de transmitir su sangre a la afinidad de su alma. + +No podemos olvidar en nuestra dedicatoria a los amigos de la comarca +donde vivió ella, los servidores ya viejos que no pronuncian su nombre +sin verter una lágrima, ni a los labradores, cuyas pisadas desde hace +veintiocho años, han privado de crecer hierba en el camino que conduce a +su sepultura. + +Saint-Point, 2 de noviembre de 1858. + + + + +EL MANUSCRITO DE MI MADRE + + + + +I + + +Hoy es el 2 de noviembre, día llamado _de difuntos_. Cuando estoy +desocupado paso este día en Saint-Point con el mayor recogimiento, lo +más cerca posible del pequeño cementerio del pueblo, con el cual +comunica una puerta falsa de mi jardín. + +Allí reposa, en aquella tierra que tanto amaba, mi madre, en un ataúd al +lado de otro más pequeño que el suyo, y al cual parece que atrajo, al +igual que se derrumba el nido que consigo arrastra la rama caída... Mi +imaginación no quiere levantar el velo que cubre a éste, por miedo de +ver... ¡lo que no quiero ver más que en el cielo! + + + + +II + + +Durante este conmovedor y breve día de otoño, me esfuerzo para que el +trato de los vivos no me distraiga en modo alguno de mi trato con las +almas de los que no existen. Con placer me interno por los senderos +menos frecuentados del bosque, donde los árboles conservan todavía tanta +cantidad de hojas amarillentas que interceptan los pálidos rayos del +sol, de las cuales también como lluvia constante tantas van cayendo, +hojas muertas que pisamos, que nos dicen que todo está muerto, que todo +muere, que todo morirá. La Naturaleza es durante este mes una inmensa +elegía que se asocia íntimamente con la eterna elegía del corazón +humano. + + * * * * * + +Voy y vengo por la hierba húmeda sin otro objeto que pisar las huellas +de los seres queridos que no hace mucho iban delante de mí, detrás de mí +o a mi lado por esta senda. Mis pies se paran por sí mismos como si a +cada instante se clavaran en el suelo, delante de los añosos árboles +aislados por el lindero del bosque, debajo de los cuales, por casualidad +o por costumbre, se reunían de ordinario los ancianos, las madres, los +niños, parientes y amigos, cuyas voces creo oír aún, confusas, tiernas o +infantiles entre el murmullo ya sordo, ya argentino del arroyo +inmediato. ¡Ay de mí! no volverán a sentarse en estas raíces, pero han +dejado tal multitud de recuerdos, que hay momentos en que me parece que +sólo están alejados de mí algunos pasos, que he equivocado el árbol o el +claro del bosque para reunirme con ellos, y que voy a verles y oírles al +doblar la senda. + + + + +III + + +Hay especialmente uno de estos lugares, donde mis ojos no se cansan de +buscar a los que no volverán jamás. Está a algunos centenares de pasos +de la casa. Para ir al bosque se sigue un camino con espinos por ambos +lados, que atraviesa un gran campo pedregoso y un prado en declive, +donde grupos de bueyes reflejan en sus marmóreos lomos los rayos del sol +de estío. Esta senda sin sombra ni hierba, hace desear la fresca y +sombreada bóveda del bosque que se ve mecido por la brisa en la ladera +de la montaña, al extremo del campo árido. Bastante fatigado se llega a +los primeros álamos y alisos de la plantación, cuyas raíces humedecen +constantemente las filtraciones y los regueros de la colina. La humedad +que se nota en este sitio, recuerda las inmediaciones de los arroyos. +Pronto desaparecen los alisos, a medida que el suelo se eleva o caldea: +los viejos troncos agujereados; las hayas, cuya corteza tigrada como +tejido parece de musgo dorado; los castaños, con sus ramas extendidas +como los cedros, con hojas agudas cual lanzas, bordan el camino. Este se +corta repentinamente junto a una pendiente brusca, inundada de luz, +deslumbradora y ardorosa. Hay allí una cañada muy honda, cuya pendiente +es muy rápida; penetra por un lado en la oscuridad del bosque y continúa +por la otra parte entre los campos cultivados y la hermosa pradera. + +La vegetación silvestre, rumiada de continuo por las cabras y los +carneros, crece allí fina y dorada como el raro plumón que el viento +siembra y también él derriba en las yermas y escabrosas rocas de los +Alpes. Las flores de este campo no crecen más de lo que alcanza el +vellón de un carnero; es menester bajarse para verlas; pero su aroma es +delicioso, y cuando se cogen para desenrollar sus hojas con los dedos y +examinar su textura, sus corolas, sus estambres o sus colores, el +corazón admira a la Providencia, que se ha tomado tanto cuidado para +estas germinaciones del musgo como para los vegetales gigantescos de las +selvas. Las abejas, los zánganos, las mariposas y tantos insectos alados +sin nombre que las chupan al calor del sol, se complacen revoloteando en +el ambiente perfumado de la cañada, llena de vida, de movimiento y de +zumbidos. + + + + +IV + + +En la pendiente opuesta al camino, interrumpido por este espacio, +cuarenta y cinco encinas seculares, olvidadas por los leñadores, forman +un grupo sin orden y a bastante distancia una de otra, cerca de la +torrentera. Los brezos de color rosado, violeta y blancos, tapizan con +un tejido tan aterciopelado y variado como la lana de Esmirna los +espacios que hay entre las matas. Sus copas, agitadas durante tantos +años por el viento Sur, están algo calvas; sus ramas inferiores, +especialmente las de las encinas de en medio del grupo, se ennegrecen y +secan; cuelgan de ellas en su extremo un manojito de hojas amarillentas +que van cayendo poco a poco con las ráfagas del viento equinoccial, +produciendo un ruido seco y repentino, que hace huir y chillar de +espanto a los grajos y los mirlos. Sobre el borde del barranco se +inclinan las siete encinas que forman la fachada del bosque, cuyos +troncos fuertes y robustos las denuncian por las más viejas; sus +ramajes, los más espesos, carecen de aquellas saetas negras, preferidas +por los tordos, que sirven de atalaya a los pájaros y atestiguan la +senectud de los árboles; extienden sus ramas acodilladas en la pendiente +de la cañada, y sus raíces, casi a flor de tierra, hinchan el césped y +el musgo que las cubre. + + + + +V + + +Al pie de la más corpulenta de aquellas encinas, la más inmediata al +bosque, yo encendía hogueras en mi infancia; a pesar de tantas lluvias +de invierno, el humo ennegrece aún aquella corteza ruda. Siendo joven, +allí escribí con lápiz muchas melodías poéticas que cruzaron mi +imaginación conmoviéndola, como la tibia brisa primaveral hacía mover +las ramas armoniosamente sobre mi cabeza. Allí, en días más dichosos, +estábamos con los viejos y los niños de la familia pasando felizmente +las horas caldeadas del día como en un salón de verano. Nada faltaba +allí para el mueblaje natural de un lugar de reposo y de delicias; ni +los pilares rústicos, formados por las cuarenta y cinco encinas +diseminadas por la pintada alfombra, ni el artesonado inimitable del +follaje agitado por el hálito intermitente que reanima al caminante, ni +la melodiosa música de ruiseñores y pinzones que cantan cerca del nido +donde empolla la hembra, ni el blanco cojín de musgo seco formado junto +al tronco de los árboles, ni el sonoro curso del arroyo filtrando entre +las matas tiernas de los juncos, tanto más lustrosos cuanto más oscuros, +para ir a perderse entre los prados, ni el vapor que rodea las montañas, +agrupadas como panorama griego, que vistas entre las ramas, parece que +se admira un cuadro desde una ventana abierta entre ondulantes cortinas. + + + + +VI + + +Una escena de este delicioso sitio y de aquel dulce tiempo está fija en +mis ojos y en mi corazón, cada vez que veo amarillear con el último rayo +de sol las ramas medio desnudas del bosque de encinas. + +En las raíces del árbol más viejo, que es también el más inclinado que +forman los de la orilla, está sentada una mujer anciana, doblada por los +años cual el árbol, sus manos hilan maquinalmente con la rueca llena de +lana más blanca que sus cabellos. De vez en cuando, cambia algunas +palabras con una joven en lengua extranjera. Su fisonomía revela la +tranquilidad de un día sereno que acaba, aguardando del cielo su +salario y renace en la tierra contemplando otras generaciones. + +Otra mujer, joven aún, tiene en sus manos un libro medio cerrado, que +abre a menudo para leer un breve rato y volverlo a cerrar como si +reflexionara lo leído. En la expresión de su fisonomía se observa que +aquel libro ocupa su imaginación en las cosas eternas: la meditación +piadosa hace bajar a ratos sus párpados, largos y casi transparentes, +luego dirige hacia el cielo el globo pensativo de sus ojos. Su cara, un +tanto ascética, está pálida; hay en ella las delicadas líneas de una +perfecta hermosura moral. + +Mejor que un cuerpo es la envolvente de un alma; los trazos de una +sonrisa tierna y graciosa moderan su austeridad hasta cuando ora. Su +mirada, irradiación de celeste luz, se dirige hacia cuanto la rodea, y +cuando la dirige hacia mí, se detiene y se enternece. Se comprende que +es una madre contemplando la felicidad de su hijo. + + + + +VII + + +Más abajo, sobre la hierba que ostenta hermosas manchas de sombra y de +luz, una joven con cabellera rubia y ojos azules, de talle esbelto y +flexible cual las que se mecen al rumor del Océano, dibuja en un libro +que apoya en sus rodillas; reproduce una parte del paisaje que se ofrece +a sus ojos, vivificado por hermosos tonos de sombra y de luz, por el +humo de las cabañas, por el grupo de cabras que hay en lo alto de los +riscos. A cada rasgo la distrae con sus gritos de alegría una hermosa +niña de cuatro años. Esta criatura se deleita descubriendo y cogiendo +para su madre un ranúnculo de botón de oro entre el musgo; viene luego a +esparcir su cosecha a puñados sobre la hoja dibujada para recibir en +recompensa un beso, y corriendo, vuelve a buscar flores entre la hierba, +y cuando se arrodilla para coger una mariposa posada en una flor, +ocultándose enteramente su cuerpo bajo el flotante velo de sus cabellos +dorados por el sol, en su lugar, en vez de un cuerpo infantil, +creeríamos que hay una madeja de seda puesta al sol como hacen las +lavadoras de capullos. + +En la semioscuridad del fondo más espeso del encinar, un joven observa +de lejos esta escena campestre de esparcimiento doméstico; con paso +desigual va de una encina a la otra sin que el césped deje percibir el +ruido de sus pasos; tiene en sus manos un libro en blanco deteniéndose a +intervalos para borronear en él algunas líneas. + +Lo que yo escribí aquel día, helo aquí: ¡Dios mío, quién creyera que +estos versos habían de trocarse tan pronto en lágrimas! + + + + +LO QUE PIENSAN LOS MUERTOS + + +Mirad las hojas secas corriendo por el suelo.--Entre gemidos, por el +valle las arrastra el viento.--La golondrina roza sus alas por el quieto +pantano.--El niño de la cabaña, va cogiendo leña entre los brezos.--Ya +no susurran las olas, que su encanto dieron al bosque.--Enmudeció el +pajarillo entre las ramas secas.--¡Junto a la aurora, el ocaso!--El sol, +que apenas despunta, brilla pálido un momento al concluir su +carrera.--El carnero por las zarzas va dejando su hermoso vellón de lana +que servirá de nido al jilguero.--La flauta pastoril ha enmudecido; +desapareció su eco; cesó también el encanto de amor y de ventura.--La +hoz cruel ya despojó la tierra de aquel verdor que le prestara +vida...--Así acaban los años, así van feneciendo los días de nuestra +vida.--Éoca en que todo cae.--Al rudo golpe de viento.--Soplo emanado de +la tumba que arranca del mundo la vida con la mayor indiferencia.--Como +el ave se arranca las plumas cuando observa en sus alas otras +nuevas.--Entonces fue cuando vi palidecer y morir a los tiernos frutos +que Dios nos dejó madurar.--Aunque joven, ya en la tierra.--Vago errante +y solitario.--Y al preguntarme yo mismo.--¿En dónde se encuentran los +que adora mi corazón?--La mirada se inclina triste hacia la tierra.--La +cuna está vacía.--El niño, arrebatado por la muerte, ha caído del seno +de la cuna al frío lecho funeral.--Los muertos, envueltos en el polvo +que les cubre, nos dirigen esta voz.--¿Los que gozáis de la vida, +pensáis aún en nosotros?--¡Oh! muertos queridos.--¿Dónde estáis?--¿Acaso +pobláis un astro fulgurante con luz más eterna que la nuestra?--¿Acaso +vagáis entre el cielo y la tierra?--Allá donde os encontréis, ¿jamás +podréis oír la dulce voz de vuestros deudos?--¿Habéis vosotros olvidado +a los que dejasteis sumidos en la mayor tristeza?--¡Oh, no, Dios mío! si +tu gloria.--Les ha borrado el recuerdo humano.--Quitadnos a nosotros la +memoria.--Y nuestro llanto no correrá en vano.--En ti, Señor, sin duda +está su espíritu.--Mas guarda en su recuerdo el lugar +nuestro.--Ampárales, Señor, el don de tu clemencia es grande.--Si aquí +pecaron, dales ¡oh, Dios! tu sublime perdón.--Ellos fueron, lo que +nosotros somos ahora.--Polos, juguetes del viento.--Frágiles y débiles +como la nada.--Si sus plantas resbalaron, y si han faltado por su boca +al precepto de la ley.--Perdónalos, Juez Supremo.--Tu poder es +grande.--A tu voz desaparecen las cosas todas de los hombres.--Si tocas +la luz, tus dedos quedarán empañados.--Las columnas de la tierra y las +del cielo tiemblan a tu voz.--Si dices a la inocencia: + +«Sube a mi presencia y habla,» aparecerá velada por tus +virtudes.--Mandas al sol que alumbre.--Y la luz constante luce.--Dices +al tiempo que nazca.--Y dócil la eternidad arroja los siglos por +miles.--Los mundos que tú repones se renuevan a tu vista.--Jamás +separas del pasado el porvenir.--Las edades desiguales se igualan bajo +tu mano.--Nunca tu voz pronuncia estas palabras:--«Ayer, hoy, +mañana».--Padre de la Naturaleza.--Manantial de bondad.--Dios clemente y +misericordioso.--Suprema virtud, ¡perdón! ¡perdón! + + + + +VIII + + +Cuando el día desciende, entro en mi casa a paso lento; me encierro en +mi habitación, la más alta y abandonada de la casa, desde la cual se +domina el viejo campanario de la aldea: desde allí se sienten muy bien +los ecos de la campana y los silbidos del viento. Parece que la +naturaleza y la religión se han puesto de acuerdo en día semejante para +dirigir hacia los sepulcros el pensamiento de los vivos. + +El infatigable campanero, asido a la cuerda de las campanas, no cesa de +tocar desde el mediodía del primero de noviembre hasta el amanecer del +siguiente. Aquel célebre clamoreo evoca en los corazones recuerdos de +aquéllos sobre cuyos corruptos cuerpos ha resonado muchas veces el +azadón del sepulturero. Aquella campana, recalentada por los incesantes +golpes del badajo, parece que se agita por la fiebre, y que a cada paso +ha de romperse torturada por tanto martilleo. + +Tales fueron las impresiones que yo experimenté en día semejante y que +me inspiraron las siguientes estrofas: + + + + +LA CAMPANA DE LA ALDEA + + +¡Oh! Cuando toca la campana lentamente.--Esparciendo sobre el valle su +voz parecida a un gemido.--Diríase que es la mano de un ángel quien la +mueve.--Y que entre la brisa nocturna, derrama sobre la tierra cuanto en +él hay de divino. + +--Cuando huyen del campanario las negras golondrinas.--Porque el viento +hace temblar sus nidos de barro.--Y buscan en los estanques el reposo +apetecido.--Cuando la viuda de la aldea se arrodilla sobre los hilos que +se desprenden de su rueca.--Pagando con el rezo su tributo a los +muertos: + +--Siento en mi pecho un canto sonoro, que no es del goce de la vida.--Ni +es producido por los recuerdos de mi infancia.--Ni es de amores la +primera alborada de la savia primaveral que rejuvenece el campo.--Cuando +allá en la pradera.--Suenan las voces virginales que tornan con sus +cántaros llenos de agua--Yo no sé lo que es, pero lloro.--Mi triste +corazón canta al despertar con un melódico murmullo rociado de ambrosia +o yo no sé de qué.--Siento cómo se lleva el invierno mis días +felices.--Mezclados con la hojarasca muerta y con el eco sarcástico y +burlón de la fama.--Flores tejidas en noche oscura, que jamás arraigan +dentro del corazón, aunque exhalen bellísimo perfume--Tiernos capullos +cuyas corolas se rompen entre los dedos emponzoñados de la envidia.--En +este día, cuando la campana lanza sobre el valle su acento plañidero--Se +siente un gemido triste y prolongado que sale del campanario--Es la voz +de lo desconocido que llora al ver pasar dos féretros en dirección al +cementerio.--De la noche a la aurora, ¡oh, campana! tú lloras con mis +ojos y gimes con mi corazón.--Estos gemidos se repiten en el cielo, en +el mar, en los aires,--Como si las estrellas llorasen por sus compañeras +y los vientos por sus hijos. Desde aquel día que tus sones se juntaron +con mi duelo--Creo que un ángel mueve tu badajo y conmueve al mismo +tiempo mi alma.--El eco de tu bronce, antes de herir las fibras de mi +corazón, ha estremecido las sepulturas donde descansa lo que fue.--Las +piedras del campanario tienen gran parecido a las del sepulcro. + +No os cause extrañeza si consagro un recuerdo.--Al misterioso sonido de +este bronce.--Yo amo su voz precursora de la muerte.--Canta ¡oh! tú, +fiel mensajero de la humana tristeza.--Que tus cantos presten vida a tus +mármoles, lágrimas a los ojos, oración al descreído y a la muerte +poesía. + +Cuando yo muera y mis vecinos, después de haber dejado en el campo de la +muerte el puñado de polvo que reste de mi cuerpo--No llores por mí; +lanza a los horizontes tus alegres sonidos de los días de +fiesta.--Quisiera que imitara tu voz de bronce el ruido alegre que +produce al romperse la cadena del esclavo o el cerrojo de la cárcel +cuando se abre para dar libertad al cautivo. + + + + +IX + + +La época en que el calendario señala el aniversario de los muertos está +en consonancia con el duelo y horror de los sepulcros. La Naturaleza +gime como los corazones, y los elementos al expirar el año parecen +retorcerse entre las convulsiones de una agonía triste. + +El prolongado equinoccio renovando durante la noche sus furiosos +resoplidos parecidos por su regularidad a suspiros de muerte; las +furiosas ráfagas de viento chocando contra los muros; los silbadores +torbellinos llevándose consigo ¡Dios sabe dónde! nubes de hojarasca +muerta, en medio de las cuales parece que se oyen como gritos de +angustia; los graznidos siniestros de los cuervos despertados por el +choque de las ramas que van rompiéndose, las bruscas sacudidas de la +tempestad conmoviéndolo todo: aseméjanse, en verdad, a espíritus +escapados de sus tumbas empujándose, chocando y gimiendo arremolinados +por el viento. + +¿Quién no ha creído oír muchas veces, entre los bramidos del huracán, +voces que nos llaman por nuestros propios nombres? ¿cuántas veces las +hemos oído llamar a las vidrieras y a las puertas como para hacerse +abrir por la fuerza las habitaciones desiertas en las cuales vivieron +sus almas en algún tiempo? + +Yo gozo con semejante tumulto recogiéndome en el frío que en mí produce +la calentura de la agitación, y medio tendido al calor del fuego del +invierno, sobre las mismas losas abrillantadas por las pisadas de +aquellos que están tendidos para siempre no lejos de mí, y abrazándome a +propósito, durante esta noche de recuerdos, a cuanto me resta de sus +vestigios venerados. Dieciocho pequeños volúmenes encuadernados en +cartón de diversos colores están esparcidos junto a mí sobre la +alfombra; tan pronto entreabro y leo aquel o el de más allá, reflexiono +sobre las fechas del principio y el fin de cada uno sin cansarme de leer +y releer, llorando o sonriendo tristemente. + +Uno de ellos contiene EL MANUSCRITO DE MI MADRE. + +Mi madre, según tengo dicho en mis _Confidencias_, no escribía por +escribir solamente, menos aún para ser admirada; escribía, digámoslo +así, para ella sola con el objeto de encontrar en un registro los +acontecimientos domésticos de su vida, un espejo moral de sí misma, +donde pudiese verse y compararse frecuentemente con lo que ella misma +había sido en otras épocas o era a la sazón, y mejorarse de continuo. +Semejante costumbre, observada por mi madre hasta su muerte, dio por +resultado la existencia de quince o veinte pequeños volúmenes de +confidencias íntimas entre ella y Dios, que he tenido la dicha de +examinar; en ellos he vuelto a ver y veo continuamente a mi madre viva +cuando siento de nuevo la necesidad de refugiarme en su seno. + +No escribió mi madre con esa energía de conceptos y brillantez de +imágenes que caracterizan el don de expresar. Hablaba con la sobria y +clara sencillez de quien no se rebusca jamás dentro de sí propio, ni +pide a las frases otra cosa sino que le den a conocer tal como él es, +como no pidió jamás a sus vestidos sino que la vistiesen, sin fijarse en +que pudieran servirle de adorno. La superioridad no se observa en su +estilo; permanecía en su alma, y ésta residía en el corazón +principalmente, lugar en donde la Naturaleza ha colocado el genio de la +mujer, puesto que las obras de la mujer son todas hijas del amor. De +suerte que únicamente por la simpatía se siente el hombre unido a ellas. +Esta superioridad, casi incomprensible e inofensiva, nos subyuga +dulcemente. + + + + +X + + +Dueño de estos recuerdos íntimos, he pensado muchas veces en si debía +esconderlos en el cajón más profundo de mi secreter o entresacar de +ellos un pequeño extracto acompañado de algunas observaciones para la +familia, al objeto de que los restos del alma de semejante madre, no se +evaporen por completo sin haber sido, cuando menos, leídos de sus +nietezuelos. + +Este pensamiento ha renacido en mí con mayor fuerza al sentir las +vibraciones clamorosas de la campana que llora sobre su tumba y que +parece hacerme cargos por mi silencio, cuando el mismo bronce llora para +recordármelo. + +Acumúlanse los años, la tarde de la vida se acerca, el polvo del tiempo +comienza a empañar las hojas con el tinte pálido del otoño. Me hallo en +uno de estos momentos de recogimiento crepuscular en los que el +pensamiento se detiene ante las inquietudes de la vida activa +remontándose a su origen, como agua estancada sin viento que la agite a +la cual le es imposible encontrar la corriente; es el momento, en fin, +de cumplir con mi piadoso deseo examinando esta reliquia venerada. + +Solamente la luz del hogar mismo de mi madre alumbrará estas páginas; y +sólo quien haya llorado su muerte encontrará este libro interesante. A +pesar de los variados espectáculos que representan a la mirada del +hombre sensible y reflexivo la historia y la naturaleza, no existe en su +fondo un solo punto más interesante de que haya concurrido en una sola +alma, dadas las circunstancias, tal conjunto de alegrías, penas y +vicisitudes de la vida, habiendo pertenecido esta alma a una mujer +ignorada entre la oscura y tranquila vida doméstica. + +Este drama no pertenece a la escena, se encierra dentro del corazón; +pero una lágrima, ya sea producida por la caída de un imperio o por el +hundimiento de una cabaña, contiene siempre la misma cantidad de agua y +de amargura... + + + + +XI + + +Cuando oímos hablar del alma de una persona, nos gusta conocer +exteriormente la envoltura que la encierra. He aquí el retrato de mi +madre, tal como está trazado en las primeras páginas de las notas +confidenciales de su vida. + +Alicia de Roys, tal fue el nombre de mi madre, hija de M. Roys, director +general de la hacienda del señor duque de Orleans. Mme. de Roys, su +esposa, segunda aya de los hijos del duque, fue favorita de aquella +bellísima y virtuosa duquesa de Orleans, que la Revolución respetó a +pesar de haber destruido su palacio y de haber mandado sus hijos al +destierro y su marido al patíbulo. + +M. y Mme. de Roys habitaban en el palacio real durante el invierno y en +el de Saint-Cloud los veranos. + +En este palacio nació y creció mi madre, pasando su infancia en compañía +del rey Luis-Felipe, niño también. Ambos pasaron la niñez en medio de la +familiaridad respetuosa que se establece generalmente entre los niños de +una misma edad aproximadamente, que reciben iguales lecciones y +participan de las mismas inocentes distracciones. + +¡Cuántas veces nuestra madre nos hablaba de la educación de este +príncipe, que una revolución había desterrado de su patria, y que otra +revolución debía levantar sobre su trono! No existe una fuente, una +arboleda, ni un cuadro solamente en los jardines de Saint-Cloud que no +conociéramos antes de haberlos visto. ¡Cuántas veces los nombraba al +recordar su infancia! Saint-Cloud había sido para ella su _Milly_, su +cuna, el lugar en el cual todos sus primeros pensamientos e impresiones +habían germinado, florecido, crecido y vegetado con las exuberantes +plantaciones del magnífico parque. + +Los personajes que tuvieron más resonancia durante el siglo XVIII, +quedaron en su memoria profundamente grabados. + +Mme. de Roys, su madre, fue mujer de gran mérito. Sus funciones en el +palacio del primer príncipe de la sangre, atraían a su alrededor muchos +personajes célebres de la época. El mismo Voltaire, durante su triunfal +y último viaje a París, hizo una visita de atención a los jóvenes +príncipes. + +Mi madre, que no contaba a la sazón más que siete u ocho años, asistió a +la visita, y aunque muy niña, comprendió por las impresiones que se +manifestaban en torno suyo, que estaba viendo un personaje superior a un +emperador. + +Aquella actitud soberana de Voltaire, sus vestidos, su porte, en fin, y +sus palabras, quedaron impresas en su memoria de niña, como quedan los +seres antidiluvianos sobre las piedras que forman las montañas. + +Dalembert, Laclos, Mme. de Genlis, Buffon, Florián, el historiador +inglés Gibbon, Grimm, Morellet, M. Necker. Los hombres de Estado, los +literatos y los filósofos de su tiempo vivían en la sociedad de Madame +de Roys, distinguiéndose entre todos ellos al más inmortal, a Juan +Jacobo Rousseau. + +Aunque mi madre era muy religiosa, conservaba cierta tiernísima +veneración por este grande hombre; sin duda porque veía que a más de su +gran genio, atesoraba un generoso corazón. Y si ella no participaba de +las ideas religiosas del gran genio, sentía las bellezas de su alma. + + + + +XII + + +Unía el duque de Orleans a este título el de conde de Beaujolais, y por +esta causa tenía el derecho de nombrar cierto número de damas para el +cabildo de Salles. Mi madre fue nombrada a los quince o dieciséis años. +Conservaba todavía un retrato suyo de aquella época, además del que +todas sus hermanas y mi padre mismo, me han hecho infinidad de veces al +relatarme su vida. + +Está representada con el mismo uniforme del colegio. Vese en él a una +joven alta y delgada, de talle flexible, de blanquísimos brazos, +cubiertos hasta el codo por mangas ajustadas de un tejido negro. Sobre +su pecho ostenta la crucecita de oro del capítulo. Caen por ambos lados +de su gallarda cabeza, sus flotantes cabellos negros, y sobre éstos un +velo de encaje menos negro aún que los rizos que orlan su cara, de un +blanco mate pálido que resplandece mejor entre aquella oscuridad de +colores. + +A causa del tiempo, han desaparecido un tanto los colores y frescura de +los dieciséis años, pero los rasgos son aún tan puros y recientes, que +los colores no se han secado todavía en la paleta. Se encuentra a +primera vista en su fisonomía, aquella sonrisa interior de la vida, +aquella ternura inagotable en la mirada que revela en todo su ser una +extraordinaria bondad: rayos de luz de una razón serena empapada en +serenidad, flotando como una caricia eterna en su mirada un tanto +profunda y otro tanto velada por los párpados, como si quisiera evitar +que se escapase todo el fuego y todo el amor que se encerraba en sus +hermosos ojos. Al ver este retrato se comprende muy bien toda la pasión +que semejante mujer debió inspirar a mi padre, y todo el respeto y +veneración que debía inspirar después a sus hijos. + +A pesar de esto, tampoco mi padre era indigno por ningún concepto de +atraerse las simpatías de una mujer amorosa y sensible. No era demasiado +joven: contaba treinta y ocho años. Pero para un hombre como él, que +debía morir joven todavía de cuerpo y espíritu a los noventa años, con +todos sus dientes, todos sus cabellos y en toda la varonil belleza de +una vejez fuerte, treinta y ocho años representaban la flor de la +existencia. + +Era de elevada estatura, porte militar, líneas varoniles y carácter +severo. La altivez y la franqueza leíanse en su fisonomía a primera +vista. No afectaba ingenuidad y gracia, y eso que poseía en su interior +y en alto grado ambas cualidades. A pesar de su temperamento fogoso, +parecía indiferente y frío en el exterior, creyendo, sin duda, que un +hombre como él debía avergonzarse de manifestar demasiada sensibilidad. +Dudo que hubiera otro hombre en el mundo que dudase más de sus virtudes +y que envolviese con todo el pudor de una mujer las severas perfecciones +de un héroe. Yo mismo tardé en conocerle muchos años. + +Le creía duro y áspero, cuando no era más que justo y rígido. + +Eran sus gustos sencillos e inocentes como su alma. + +Patriarca y militar: he aquí el hombre. + +La caza y el bosque, mientras permanecía en el campo; el resto del año, +su regimiento, su caballo, sus armas, la ordenanza escrupulosamente +observada y ennoblecida por el entusiasmo del soldado: éstas eran todas +sus ocupaciones. Nada ambicionaba, y mostrábase cumplidamente satisfecho +con su grado de capitán de caballería. La estimación de sus camaradas +era lo único que, procurando conservarlo con delicadeza suma, encontraba +digno de envidia, y su única ambición. + +Consideraba el honor de su regimiento como el suyo propio, y sabía de +memoria los nombres de los oficiales y soldados de todos los +escuadrones. Sin la menor ambición de fortuna ni de grados, cifraba todo +su ideal en ser lo que era: un buen militar, teniendo el honor por alma +y el servicio del rey por religión. Pasábase los seis meses del año de +guarnición en una ciudad y los otros seis en su pequeña casa de campo, +con su esposa y sus hijos. En una palabra, el hombre primitivo un tanto +modificado por el militar; he aquí mi padre. + +La Revolución, las desgracias, los años y las ideas fueron modificando +su manera de ser y se completaron en su vejez. Yo mismo puedo asegurar +por mi parte haber visto cómo su espléndida y fácil naturaleza se +desenvolvía después de los sesenta años de existencia. Parecíase a las +encinas que vegetan y se rejuvenecen de continuo hasta el día en que el +hacha del leñador rompe su tronco. A los ochenta años continuaba +modificando sus ideas y buscando la perfección de ellas. + + + + +XIII + + +Y constante como era, logró vencer, en unión de mi madre (no sin tener +que superar grandes obstáculos), todas las dificultades de la fortuna y +las preocupaciones de familia que se interpusieron entre ambos. +Casáronse en el tiempo en que la Revolución removió todas las +edificaciones humanas y hasta la tierra en que se asentaban. + +La Asamblea constituyente había realizado su obra. Sabía por la fuerza +de una razón sobrehumana, por decirlo así, los privilegios y +preocupaciones sobre los cuales descansaba el antiguo orden social de +Francia. + +Habían los tumultos populares removido ya, como remueven las olas los +vientos precursores de los temporales, el palacio de Versalles, el +fuerte de la Bastilla y el Municipio de París. + +Los primeros temblores que removieron los cimientos creíase que serían +una ligera tempestad sin consecuencias. + +No existía escala para medir la altura a que debía alcanzar el +desbordamiento de las nuevas ideas. + +Mi padre no había abandonado el servicio a pesar de su casamiento: él no +veía en todo aquello más que la bandera que debía seguir, el rey a quien +defender, algunos meses de lucha contra el desorden y algunas gotas de +sangre que derramar en el cumplimiento de su deber. + +Los primeros relámpagos de una tempestad que debía sumergir un trono +secular y conmover a Europa durante medio siglo a lo menos, se perdieron +para mi madre y para él, entre las primeras alegrías de su amor y las +perspectivas primeras de su felicidad. + +Yo recuerdo haber visto cierto día una rama de sauce desgajada del +tronco por la tempestad de la noche, flotando a la mañana sobre las +aguas desbordadas del Saone. Un ruiseñor hembra empollaba todavía en su +nido flotante, mientras el macho revoloteaba sobre las aguas espumosas +que pretendían tragarse aquella dulce mansión de amor. + + + + +XIV + + +Apenas hubieron probado el deseado bienestar, cuando les fue preciso +interrumpirlo, separándose ¡quién sabe si para no volverse a ver! Llegó +el momento de la emigración. En esta primera época, no fue la emigración +lo que debía ser más tarde; un refugio contra las persecuciones o contra +la muerte. Fue una especie de contagio que existía entre la nobleza +francesa. El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los +regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de +carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor. + +Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró. + +Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que +rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión. +Pero el 10 de Agosto se aproximaba, se le sentía venir. + +Sabíase de antemano que el fuerte de las Tullerías sería atacado, que +los días del rey correrían peligro; que la Constitución de 1791, pacto +provisional de conciliación lo que debía ser más tarde: un refugio +contra las derribado o elevarse triunfante entre ríos de sangre. Los +amigos que aún quedaban a la monarquía y los hombres personalmente +unidos al rey, se contaron y unieron para ir a reformar la guardia +constitucional de Luis XVI. + +Mi padre fue uno de estos hombres de corazón. + +Mi madre, que a la sazón me llevaba en su seno, no hizo el menor +esfuerzo para detenerle. Aun en medio de sus lágrimas, no comprendió +ella nunca la vida sin honor, ni vaciló un minuto entre el dolor y el +deber. + +Mi padre partió sin esperanza, pero sin vacilar un momento. Combatió con +la guardia constitucional y con los suizos para defender el castillo. +Cuando Luis XVI abandonó el palacio, la lucha se convirtió en matanza. +Mi padre fue herido de un tiro de fusil. Cuando a pesar de ello +procuraba escaparse, fue detenido frente a los Inválidos al intentar +atravesar el río. Conducido a Vaugirard se le encerró en una cueva por +algunas horas. Después fue reclamado y salvado por el jardinero de un +pariente suyo, quien, estando de oficial municipal de la Commune, le +reconoció casualmente. + +Al escapar así de la muerte, volvió al lado de mi madre, encerrándose en +la más profunda oscuridad del campo hasta el día que las persecuciones +revolucionarias no permitieron a los partidarios del antiguo régimen +otro asilo que la prisión o el patíbulo. + + + + +XV + + +El pueblo fue una noche a arrancar de su hogar a mi abuelo, a pesar de +sus ochenta y cuatro años, a mi abuela, casi tan anciana como él y +enfermiza, a mis dos tíos y tres tías, religiosas que habían sido +arrojadas ya de sus respectivos conventos. + +Colocaron a esta respetable familia dentro de un carro escoltado por +gendarmes, y la condujeron en medio de un espantoso alboroto y de gritos +de muerte hasta Autún. Había en este pueblo una inmensa cárcel destinada +a encerrar todos los sospechosos de la provincia. + +Mi padre, por una excepción de la cual ignoro la causa, fue separado del +resto de la familia y encerrado en la cárcel de Mâcón. Mi madre, que me +amamantaba a la sazón, fue depositada sola en la casa de mi abuelo, bajo +la salvaguardia de algunos soldados del ejército revolucionario. ¡Y aún +causará asombro el que aquellos en quienes data la vida de estos +siniestros días, hayan aportado con su conocimiento cierto sabor de +tristeza y cierta impresión melancólica al genio francés! Virgilio, +Cicerón, Tíbulo, y el mismo Horacio, que imprimieron semejante carácter +al genio romano, ¿no habían nacido por cierto, como nosotros, durante +las espantosas luchas civiles de Roma, entre el barullo de las +proscripciones de Mario, de Syla o de César? + +¡Es preciso no olvidar las impresiones de terror o de piedad que +agitaron las entrañas de las mujeres romanas, durante el tiempo que +llevaron en ellas a aquellos hombres! ¡Es preciso calcular cuan amargada +sería por las lágrimas la leche de que mi madre misma me nutría, +mientras la familia sufría un prolongado cautiverio del que sólo la +muerte debía librarla, mientras el esposo adorado estaba sobre las +gradas del cadalso y ella permanecía encerrada en su desierta casa, +guardada por los feroces soldados que espiaban sus lágrimas considerando +su cariño como un crimen e insultando su dolor! + + + + +XVI + + +Detrás de la casa de mi abuelo, que se extiende entre dos calles, +existía una casita baja y sombría que comunicaba con la grande por medio +de un corredor oscuro y unos pequeños y reducidos patios húmedos como +pozos. + +Esta casa servía de alojamiento a los antiguos criados de mi abuelo +retirados del servicio, y a quienes sostenía la familia con pequeñas +pensiones que continuaban percibiendo por algunos servicios que +prestaban de cuando en cuando a sus viejos señores; especie de libertos +romanos, que muchas familias tenían empeño en conservar. + +Cuando la casa solariega fue secuestrada, mi madre se retiró a la +pequeña en compañía de una o dos mujeres. Otro poderoso atractivo la +seducía. + +Precisamente frente a las ventanas de la otra parte de la oscura +callejuela estrecha y silenciosa, se alzaban y alzan todavía los +elevados y sombríos muros aspillerados por algunas ventanas de un +convento de monjas Ursulinas. Edificio de aspecto austero y recogido +como propio del objeto a que se destinaba, como la bella fachada de la +iglesia adjunta a uno de sus lados y en su trasera unos patios profundos +y un jardín, cercados por negros y espesos muros cuya altura es +infranqueable. + +El tribunal revolucionario de Mâcón hizo servir este convento de cárcel +provisional, cuando las cárceles de la ciudad estaban llenas de presos. +Dio la casualidad de que mi padre fuera encerrado en esta +cárcel-convento, cuyo edificio conocía perfectamente en todos sus +detalles. + +Mme. Lucy, hermana de mi abuelo, había sido abadesa de las Ursulinas de +Mâcón, y en aquel tiempo iban a visitarla y a jugar en el convento los +hijos pequeños de su hermano. + +No había pasadizo, jardín, celda ni escalera secreta que fuese +desconocido por ellos. Mi padre, por lo tanto, retenía en su memoria los +más insignificantes detalles de aquel edificio que cuando niño le había +servido de casa de recreo y ahora de prisión. + +Cuando mi padre entró en semejante prisión, se figuró estar en su propia +casa. Por fortuna, también, el carcelero había servido en su mismo +escuadrón, y acostumbrado a respetar a su capitán, enterneciose al verle +de nuevo. Aquel republicano lloró cuando las puertas de las Ursulinas se +cerraron para detener al prisionero. + +Encontrose mi padre allí con buena y numerosa compañía, puesto que había +en aquella cárcel más de doscientos sospechosos de la provincia, +amontonados en las habitaciones y los corredores del antiguo convento. + +Mi padre pidió por todo favor le concedieran para él solo un rincón en +el granero. Un tragaluz abierto en lo alto y que daba a la calle, le +proporcionó cuando menos la satisfacción de ver a través de las rejas de +hierro el tejado de su casa. Fácilmente le fue concedido este favor, y +quedó instalado definitivamente bajo las negras tejas del edificio, +teniendo por cama dos tablas de madera únicamente. + +Durante el día bajaba con sus compañeros de prisión a pasar el tiempo +jugando, única cosa que les era permitido. Ni aun se les permitía +escribir a sus familias. Este aislamiento no fue para mi padre de larga +duración. + +La misma idea que había tenido de pedir al carcelero una habitación en +lo alto de la casa, para poder desde allí ver el tejado de la suya, la +había tenido mi madre de subir con frecuencia al desván de su casita y +sentarse allí a contemplar a través de su dolor y con los ojos +humedecidos por el llanto, los muros de la prisión que retenía aquello +que tanto amaba en el mundo. + +Si las miradas se buscan, acaban por encontrarse a través del universo; +fácilmente podían los ojos de mis padres encontrarse, no mediando entre +unos y otros más que dos paredes y un callejón estrecho. + +Amábanse sus almas, compenetrábanse sus pensamientos y pronto los signos +suplieron a las palabras que jamás salieron de sus labios por temor a +revelar a los centinelas su sistema de comunicarse. La mayor parte de +las horas del día pasábanlas sentados uno enfrente del otro. +Concentrábanse sus almas en las pupilas de sus ojos. + +Un día se le ocurrió a mi madre escribir algunas líneas de letras muy +grandes, diciendo en pocas palabras lo que necesitaba que el preso +supiese. Mi padre le contestó por medio de una seña, y desde aquel día +quedaron sus relaciones establecidas: después fueron éstas, +ensanchándose más cada día. + +Como quiera que mi padre había sido arcabucero de caballería, guardaba +en casa una arco con sus flechas correspondientes: recuerdo que en mi +infancia jugué muchas veces con ellas. + +Tuvo la idea mi madre de servirse de aquel medio para comunicarse con el +prisionero. Algunos días se estuvo ejercitando en su habitación tirando +el arco, y cuando ya estuvo bien diestra, ató a la flecha un hilo, +disparó hacia el tragaluz del convento, y mi padre, al ver la flecha y +el hilo, tiró de éste, y llegó una carta a sus manos. Si por semejante +medio el hilo había llegado, no sería difícil pasar durante la noche, +tinta, papel y plumas: así se hizo, y todos los días, al amanecer, mi +pobre madre recogía las cartas, en las cuales los cautivos expresaban +sus dolores y sus ternezas, preguntaba, aconsejaba, consolaba, en fin, a +su esposa, hablándole de su hijo, de los asuntos de la casa y de sus +sufrimientos. + +Al mediodía, mi madre me hacía subir al desván y me alzaba en sus brazos +para que mi desgraciado padre pudiera verme, haciéndome extender mis +manecitas hacia las rejas de la prisión, y devorándome después a besos. + + + + +XVII + + +En aquel tiempo, después de haber los hombres de la Convención repartido +a su capricho las provincias de Francia, ejercían sobre ellas un poder +sanguinario y absoluto, en nombre del orden público. + +La vida de las familias dependía casi siempre de una palabra o de una +firma de los representantes del pueblo. En tal estado las cosas, no era +de extrañar que mi madre creyera suspendida sobre la cabeza de su esposo +el hacha del verdugo. Algunas veces tuvo la idea de arrojarse a los pies +de los delegados de la Convención y pedirles la libertad de mi padre. +Los consejos de éste la hicieron desistir de sus propósitos por algún +tiempo, pero a instancias del resto de la familia, que también se +hallaban encerrados en las cárceles de Autún, decidiose al fin, y pudo +conseguir de las autoridades de Mâcón un pasaporte para Dijón y Lyón. + +¡Cuántos temores, cuántas súplicas, cuántas idas y venidas, cuántos +disgustos le costó el conseguir hablar solamente con uno de aquellos +representantes del poder revolucionario! + +Muchas veces, este representante, con el cual mi madre había por fin +conseguido hablar, era un hombre brutal y grosero, que se negaba a oír +los lamentos de una mujer desolada o la despedía con amenazas, +culpándola de pretender enternecer a los encargados de administrar +justicia. Otras, sin embargo, era algún hombre sensible y piadoso, pero +la presencia de sus compañeros no le permitía obrar con arreglo a sus +ideas, y rechazaba con la boca lo que con el corazón otorgaba. Javoques, +el representante de mejor carácter entre todos aquellos procónsules, fue +quien sirvió a mi madre tan bien como las circunstancias y su deber le +permitieron, y quien la recibió en audiencia escuchando con respeto y +atención cuanto le expuso. + +El día que la recibió en audiencia, me llevaba a mí en brazos, sin duda +para que la piedad encontrase dos motivos para manifestarse: la de una +mujer joven y madre, y la de una inocente criatura. + +Javoques, después de haberla hecho tomar asiento y deplorado el +sentimiento que le causaba el haber de ejercer sus rigurosas funciones, +me tomó en sus brazos y me colocó sobre sus rodillas: mi madre, creyendo +que me dejaría caer, hizo un movimiento de temor. + +«No temas, ciudadana--le dijo:--también nosotros los republicanos +tenemos hijos.» Al ver que yo sonreía jugando con su escarapela +tricolor, añadió: «A fe mía que tienes un niño bien hermoso para ser +hijo de un aristócrata. Debes educarlo para la patria y hacer de él un +buen ciudadano.» Después de esto, le dijo algunas palabras que se +referían a mi padre, y le hizo tener alguna esperanza en su libertad. + +Acaso a esta entrevista fue debido el que no lo encausaran y lo dejaron +olvidado en la cárcel. En aquella época, toda formación de una causa, +equivalía a una sentencia de muerte. + +De regreso a Mâcón, mi madre volvió a encerrarse en su pequeña casita +junto a las Ursulinas. Cuando la noche estaba oscura y apagados los +faroles de la calle, se deslizaba desde el aposento de mi padre hasta el +desván, una cuerda llena de nudos, por medio de la cual se valía para +pasar junto a los seres que idolatraba, algunas horas deliciosas e +intranquilas a la vez. + +Más de un año transcurrió de esta manera. + +El 9 de Termidor abriéronse las prisiones y fue libre mi padre. Los +viejos y enfermizos parientes de mi madre, volvieron también a mi +casita, y poco después murieron tranquilamente en su propio lecho, que +no fue poca suerte. El horroroso temporal había pasado sobre ellos. +Ninguno de sus hijos había perecido durante aquel huracán +revolucionario. + + + + +XVIII + + +Muerto mi abuelo, toda su fortuna había de pasar por entero a su hijo +mayor, según las costumbres de la época; pero las leyes nuevas habían +suprimido los mayorazgos, así como también los votos de pobreza, de +manera que las hermanas de mi padre que los habían hecho, quedaban de +ellos relevadas, y por esta circunstancia debían proceder al reparto de +bienes. + +Eran éstos de alguna importancia, y estaban divididos entre Borgoña y el +Franco-Condado. + +Si mi padre hubiera reclamado la parte que le correspondía, del mismo +modo que lo hicieron sus hermanas, hubiera cambiado su suerte por +completo, obteniendo algunas de las magníficas posesiones territoriales +y que debían repartirse entre la familia. + +No fue así; sus escrúpulos le impidieron violar las intenciones de mi +abuelo, a pesar de ser recientes las leyes revolucionarias que suprimían +los mayorazgos. Estas leyes las encontraba muy justas, pero a su +entender, violaban la autoridad paterna y le parecía faltar a un deber +de conciencia pidiendo el cumplimiento de esta ley contra su hermano +mayor. + +Renunció, pues, a la herencia legal de sus padres, y se hizo pobre +pudiendo con una sola palabra hacerse rico. + +Fueron repartidos los bienes entre los hermanos y hermanas, y él no +quiso nada. Únicamente quedaba como propiedad suya, porque así estaba +consignado en los capítulos matrimoniales, la pequeña propiedad de +Milly, que sólo producía de renta unos quinientos pesos anuales. + +La revolución había suprimido también los sueldos que sus padres y sus +hermanos disfrutaban en la casa de Orleans. Los príncipes de esta +familia escribían alguna vez a mi madre desde el destierro donde se +encontraban, y mitigaban, sin duda, los dolores, recordando en las +cartas los bellos días de su infancia. + + + + +XIX + + +Jamás creyó mi padre que la Revolución le impidiera guardar fidelidad al +honor de su bandera. + +Una casita en el campo medio arruinada y quinientos pesos de renta, no +eran lo suficiente para sostener con algo de holgura a su esposa y a los +muchos hijos que rodeaban la mesa a la hora de comer. + +Ciertamente que tenía la satisfacción de su conciencia, el amor de su +mujer y su confianza en Dios, pero esto no era suficiente para +satisfacer las necesidades materiales de la vida. + +Educada mi madre entre el fausto de la corte, contentábase con +resignación viviendo alegre en aquella casa sin muebles ni adornos de +lujo, y con aquel jardincito cercado de pedruscos. + +Más de una vez oí decir, tanto al uno como al otro, que en aquella +soledad pasaron los días más felices de su vida. + +A pesar de la escasez de medios, mi madre despreciaba siempre la +riqueza. Recuerdo que una vez me dijo señalando con el dedo nuestros +campos de Milly: «Hijo mío, esto es bien pequeño, pero sabiendo limitar +nuestro deseo a lo que poseemos, resulta grande; la felicidad está en +nosotros mismos, y ensanchando los límites de nuestros viñedos no +conseguiremos la felicidad. No se mide la dicha por la yunta como la +tierra; se mide sí, con la resignación que Dios ha dado al pobre como al +rico.» + + + + +XX + + +Otra vez encuentro el retrato de mi madre a los treinta y ocho años; +helo aquí: + +Es de noche; las puertas de la casita de campo están cerradas. Un perro +ladra de cuando en cuando. La lluvia de otoño azota los vidrios de las +ventanas, y el viento produce al chocar con las ramas de los plátanos +intermitentes y melancólicos silbidos. + +Me encuentro en una habitación grande, pero casi desamueblada. Hay en el +fondo de ella una alcoba con una cama de pabellón formado con tela de +cuadros azules y blancos: al lado de la cama se encuentran sobre dos +bancos de madera dos cunas, grande la una, pequeña la otra. Es el +dormitorio de mi madre y de mis hermanas. En el fondo de la habitación +hay una chimenea en la que arden cepas y sarmientos, produciendo un gran +fuego. Esta chimenea es de piedra blanca y está medio destrozada a +fuerza de martillazos, al igual que los adornos flordelisados de los +armarios. En la superficie de uno de ellos había grabadas las armas del +rey, y por esta razón está vuelto al revés. Las vigas del techo están +ennegrecidas por el humo, y sobre al suelo sin alfombras ni tarimas, hay +algunos ladrillos rotos en mil pedazos, en cuyos fragmentos se conocen +las señales de los clavos que llevaban en los zapatos los campesinos, +cuando convirtieron en sala de baile esta habitación. Las paredes, +recubiertas de yeso, dejan ver la descarnada piedra a la manera de un +pobre andrajoso que enseña las carnes a través de su vestido hecho +trizas. + +En uno de los ángulos se halla un viejo clavicordio sobre el que hay +papeles de música: es el _Adiós del pueblo_, composición de Juan Jacobo +Rousseau. En medio de la sala, una mesita de juego cubierta con un +tapete verde apolillado, y sobre ella dos candelabros de latón. Apoyado +el codo sobre esta mesa, hay un hombre sentado y con un libro en la +mano. Sus miembros robustos indican que aún conserva el vigor de la +juventud. Sus ojos son azules y su frente ancha. Cuando se ríe descubre +una brillante y blanca dentadura. Su tocado revela algunos restos de +antigua grandeza y cierta rudeza de carácter. Suspendidos de un clavo +están en una de las paredes los arreos militares: el casco, las placas +doradas, el sable, las pistolas de reglamento, como indicando que aquel +hombre hizo uso de ellas en algún tiempo, y que ahora está retirado del +servicio. + +El lector habrá comprendido que este hombre es mi padre. + +En un canapé de paja y sentada entre la chimenea y la alcoba, hay una +mujer que parece joven a pesar de sus treinta y cinco años cumplidos. +Aún conserva su talle la esbeltez de la niña de quince años, y sus ojos +negros, la vivacidad y expresión de tiempos pasados. Al través de su +piel blanca como la leche, se distingue el azul de las venas y el rojo +de la sangre cuando el rubor o la expresión la enciende. + +Sus finos cabellos, negros como el azabache, caen sobre los hombros, de +suerte que le dan todo el aspecto de una jovencíta. Nadie diría que +tiene más de treinta años. La belleza de esta mujer, pura y perceptible +en sus detalles, es completa en el conjunto exterior por su gracia +natural, y en el interior por aquella belleza de alma que parece +iluminar los cuerpos por dentro. + +Esta mujer se encuentra medio vuelta de espaldas sobre su asiento, y +sostiene en sus brazos a una niña que duerme tranquilamente. A su lado, +y sentada también, hay otra niña de algo más edad, cuya cabecita rubia +reposa sobre las rodillas de su madre. + +Esta mujer es mi madre, y las dos niñas mis hermanas mayores. Las otras +dos, que son las más pequeñas, duermen en las cunas colocadas en la +alcoba. + + + + +XXI + + +Esta era mi familia, cuando mi madre dio principio nuevamente a la +narración de su _diario_, el día 11 de junio de 1801. Tenía, al parecer, +desde su infancia, la costumbre de escribir en su libro de notas todos +los acontecimientos que tuvieran íntima relación con su modo de ser. + +Esta especie de confidencias íntimas empiezan de esta manera: + +«Durante los primeros años de mi juventud, empecé a escribir un _diario_ +exacto de cuanto me ocurrió a mí, o en torno mío, con todas aquellas +reflexiones que los diversos acontecimientos de mi vida me sugirieren. +Después de largo tiempo, perdí esta costumbre, y quemé los apuntes que +tenía hechos. Siento haber abandonado aquella idea, pues hoy comprendo +que si hubiera persistido en mi trabajo, hubiese sido para mí de gran +utilidad. Es mi intención empezar de nuevo, con la gracia de Dios, a +escribir todos los días (mientras me sea posible), los diferentes +sucesos que pueden ocurrirme, y sobre las cosas buenas o malas que yo +haga; me parece que esto me ayudará a practicar un diario examen de +conciencia, que ha de serme provechoso, porque me facilitará el +conocimiento de las disposiciones de mi espíritu. + +«Yo creo, asimismo que, si mis hijos leen por casualidad este _diario_, +no carecerá para ellos de interés; y además, que les ha de ser útil y +provechoso cuando yo falte, porque quiero hablar de todos y cada uno de +ellos, así como también de sus diferentes caracteres. + +«Tengo cinco hijos actualmente, después de haber perdido uno. Cuatro +niñas y un niño llamado Alfonso, que se encuentra en Lyón empezando su +educación clásica. Es un muchacho muy bueno: ¡quiera Dios que sea buen +cristiano, sabio y dichoso! La niña mayor se llama Cecilia, tiene siete +años y medio: es de una viveza extraordinaria, pero muy buena. Su +hermana, que se llama Eugenia, tiene cinco años y medio: es muy +sensible y de corazón excelente. + +«Cesarina tiene dos años, y Susana nueve meses. Sin la ayuda de Dios, +sería para mí bastante difícil la educación de estas cuatro niñas. + +«En mi casa tengo, además, una parienta, enferma de cuerpo y espíritu, a +quien he de cuidar con la misma solicitud que a mis hijos: por manera +que son seis criaturas las que tengo que atender. ¡Cuánto necesito, Dios +mío, de vuestro auxilio! + +«Mi esposo y yo vivimos casi siempre en Milly, y pasamos en Saint-Point +algunas temporadas. Es éste un punto muy agradable por el solitario +recogimiento que se advierte al abrigo de las montañas. ¡Cuántas gracias +debemos dar a la Providencia por los favores que nos concede! + +«Mi hermana--Mme. de Vaux,--ha llegado hoy mismo de Lyón. Es una +angelical y virtuosa mujer. Me ha contado muchas cosas de mi Alfonso: +dice que sus maestros no cesan de hablar de él mucho y bien. ¡Dios le +bendiga como yo le bendigo de todo corazón! Mañana empiezo a dar +lecciones a mis niñas... + +«Después de comer, han venido a decirme que acaba de morir un pobre +anciano abandonado en la cabaña del monte donde yo acostumbraba a pasar +el rato. Este acontecimiento me ha causado un gran pesar, porque me he +reprochado mi negligencia en ir a visitarle durante sus últimos +momentos. Ciertamente que yo lo creía ya curado; pero no hube de fiarme +en su aparente mejoría y debí tener en cuenta lo avanzado de su edad. Mi +obligación era haberme ocupado con mayor solicitud del pobre anciano. +Siento por esta causa un gran remordimiento, pero comprendo que no me +preocupo lo bastante del poco bien que hago, y que me dejo llevar hacia +las distracciones; éstas no serán faltas, pero son ligerezas que no +dejan hacer buen uso del tiempo que transcurre. El tiempo es para +aprovecharlo en hacer el bien a nuestros semejantes y a nosotros mismos. + +«Mi esposo y yo acabamos de dar un paseo por nuestras viñas en flor: +hemos respirado un aire embalsamado de dulces aromas. Todo nuestro +porvenir está cifrado en estos viñedos; nuestros hijos, nuestros criados +y nuestros pobres, también esperan disfrutar de los productos que +rendirán estos racimos floridos. ¡La Providencia preserve nuestra +pobreza de un pedrisco que podría acabar con nuestra esperanza! Durante +el paseo hemos llegado a la choza que hay en la parte alta de las viñas, +donde ha muerto esta mañana el pobre viejo. + +«Mi esposo no me ha permitido entrar a verle y a rogar a Dios por su +alma; sin duda ha querido evitar un disgusto al presenciar el doloroso +espectáculo que hubiéramos visto dentro de aquella humilde vivienda. Yo +hubiera deseado pedir perdón a su alma por no haber estado junto a su +cuerpo moribundo para consolarle con palabras de esperanza y recibir su +último suspiro. + +«Estaba la puerta de la cabaña abierta, y una cabrita no hacía más que +balar y entrar y salir, como si pidiera socorro para su viejo compañero. +He conseguido de mi esposo autorización para que mañana mande a buscar +la cabrita, para tenerla en compañía de nuestra vaca de leche y de los +carneros.» + + * * * * * + +Estas primeras páginas del _diario_ de mi madre dejan ver que, aunque +aquella joven se crió en los palacios del príncipe más rico de Europa, +pudo ser trasladada, sin que por esto sufriera la más mínima alteración +el amor de su marido, de sus hijos y de sus semejantes, al apartado +rincón de una campiña distante de París más de cien leguas. Para tener +una idea exacta de la casita de Milly, donde mi madre y nosotros nos +encontrábamos relegados en invierno como en verano, puede verse la +descripción hecha en mis _Confidencias_ y la composición poética +titulada _La tierra natal_. + + + + +XXII + + +Hace ocho años, decía yo en mis _Confidencias_: + +Dejando de seguir el curso del río Saone, si os dirigís por las verdes +praderas de Mâcón hacia el pequeño pueblo y cerca de las ruinas de la +antigua abadía donde murió Abelardo, el infortunado amante de Eloísa, +siguiendo una tortuosa senda, veréis a derecha e izquierda blanquear +algunos pueblecitos entre los verdes pámpanos de las vides. Dominan a +estos pueblecitos montañas incultas que se extienden en rápidas +pendientes formando como unas praderas blanquecinas. Coronan estas +montañas grandes moles de piedra que surgen de la tierra, y cuyas +cúspides dentelladas aseméjanse a las ruinas de antiguas viviendas +feudales. Siguiendo el camino pedregoso que se extiende alrededor de la +base de estas rocas, se encuentra a la izquierda y a dos leguas de la +población un camino estrecho y bien cuidado, adornado de sauces, que +llega hasta un riachuelo cuyas aguas mueven las ruedas de un molino. +Cuando la corriente del río aumenta por las lluvias, se atraviesa por un +pequeño puente y se sube por una pendiente rápida y escabrosa a unas +casitas cubiertas de tejas que se ven agrupadas sobre una pequeña +eminencia. Un campanario de piedra color gris domina este grupo de +casas. Este es mi pueblo. + +El camino serpentea por entre las casas, de suerte que los pasajeros que +lo siguen han de ver necesariamente, y mientras atraviesan el pueblo, +todas las casas de que se compone. Encuéntrase, sin embargo, una puerta +algo más alta y otra más pequeña que las demás: éstas son las del patio +en cuyo centro aparece escondida la casita de mi padre. + +La casa se esconde, en efecto, y no puede verse ni desde las afueras del +pueblo. Está construida en un recodo del valle, y dominada en todas +direcciones por los árboles, por otras edificaciones y por el +campanario. Únicamente trepando por la peligrosa pendiente de una +montaña elevadísima y volviendo los ojos, pudiera verse bajo nuestros +pies aquella casita baja y maciza que aparece como una piedra negra en +un rincón del jardín. Su forma es cuadrangular y consta de un solo piso, +con tres grandes ventanas en cada una de sus fachadas. Ni siquiera están +cubiertas de yeso las paredes, y las piedras han adquirido con la +humedad un color sombrío y secular: parecen los viejos claustros de una +abadía. + +Se entra en la casa por una alta puerta de madera, asentada sobre una +grada de cinco peldaños de piedra, de dimensiones colosales, pero +descantilladas por el uso, por el tiempo y por los grandes pesos que en +el transcurso de los años habrán sostenido. Al sentarse sobre ellas, +murmuran y vacilan sordamente. Crecen en sus intersticios ortigas y +parietarias, que sirven de guarida en el verano a los pequeños +renacuajos. + +Penétrase en seguida en espacioso corredor, cuya anchura queda un tanto +reducida por unos grandes armarios de nogal que sirven a los campesinos +para guardar la ropa, el trigo y la harina. La cocina se encuentra a la +izquierda de este corredor, y su puerta, continuamente abierta, permite +ver una mesa de encina y en torno de ella algunos bancos. A cualquier +hora del día se encuentran sentados en ellos labradores de la casa o +forasteros que comen pan y queso, y beben vino alegremente. + +Inmediato a la cocina está el comedor, en el que sólo hay una mesa de +abeto, algunas sillas, alacenas y cajones; muebles, en fin, propios de +las antiguas viviendas solariegas que el arte busca sin cesar, para +construir bajo sus modelos el mobiliario moderno. Al lado del comedor +hay un salón con dos ventanas que la una da al patio y la otra al +jardín. + +Para subir al único piso de la casa, hay que ascender por una escalera +que fue en algún tiempo de madera, y que mi padre la reemplazó por la +actual, que es de piedra groseramente labrada. En el piso se encuentran +hasta diez piezas casi sin muebles que dan a unos corredores oscuros. En +el piso y los corredores habitaban entonces mi familia, los criados y +los huéspedes. ¡He aquí la casita que por espacio de tanto tiempo nos +cobijó bajo su sombría techumbre! ¡He aquí la morada de paz, la +Jerusalén, como mi madre la llamaba! ¡He aquí el humilde y caliente nido +que por tantos años nos preservó del frío, del hambre, de las lluvias y +de las tormentosas tempestades del mundo!... Nido del que la muerte fue +arrebatando, primero a mi padre, a mi madre después, y del cual se han +alejado también los hijos, cada uno por su lado, los unos a un sitio, +los otros a otro... algunos, a la eternidad. + +Aun conservo la paja, el musgo, la lana: restos preciosos de aquel nido +hoy vacío y sin las ternezas que algún día le animaron a pesar de la +frialdad que en él se observa, me gusta recogerme en él de cuando en +cuando; la voz de mis padres, los gritos alegres de mis hermanas, los +ruidos que producen la alegría y el amor, parece que resuenan bajo las +viejas maderas que sostienen el techo. + + + + +XXIII + + +Por la parte exterior del patio de nuestra casa, alcanza la vista los +establos, los pajares, las leñeras y los corrales que la rodean, y la +puerta que siempre permanece abierta, da a la calle del pueblo, por +donde cruzan los aldeanos llevando las herramientas de labranza sobre el +hombro, y algunas veces sobre el otro una cuna con un niño dormido; +sigue después la esposa con otra criatura de pecho, y después una cabra +con su cabrito, que al pasar por la puerta se detiene un momento para +jugar con los perros, y se aleja después dando saltos. + +Hay en la otra parte de la calle un horno público para cocer pan, donde +se reúnen al calor de aquel fuego que nunca se extingue, los viejos, los +muchachos y las mujeres. Todo esto es lo que se ve desde una de las +ventanas del salón. La otra permite extender la vista hacia el Norte, +sobre los tejados de algunas casas bajas y las tapias del jardín, +contemplando de esta suerte el horizonte de montañas sembrado por la +nubes, en el que, de cuando en cuando, se junta algún rayo de sol que +alumbra entre aquella sombra las ruinas de un castillo antiguo rodeado +de almenas y torreones, cuya severa figura da carácter al paisaje. Si +entre los fantásticos vapores de la bruma, y a la caída de la tarde, +dirigimos la mirada sobre este castillo, lo vemos desaparecer entre las +sombras. Entonces únicamente queda una montaña negruzca y un barranco +amarillento. + +Una ruina sobre el monte o una vela sobre el mar, forman y completan un +paisaje. La tierra es únicamente la escena; la vida, el pensamiento, el +drama están en aquélla que el hombre ha usado o construido. Donde hay +vida, allí hay también interés. + +Detrás de la casa está el jardín cercado de piedras, desde cuyo fondo +empieza la montaña a elevarse. La falda de esta montaña es verde, +después árida y desnuda como si en ella no hubiera tierra vegetal. En su +cúspide dibujan una especie de dientes enormes dos piedras peladas. Nada +hay que anime aquella pedregosa sierra: ni un árbol ni una choza. A +causa de esto, sin duda, el jardín produce un encanto misterioso. +Aseméjase a la cuna de un niño que la aldeana haya colocado dentro del +surco mientras trabaja, y al descorrer la cortina del sueño, no puede +ver otra cosa entre las ondulaciones del surco que un estrecho pedazo de +cielo. + +El jardín no puede compararse al primitivo que Homero describe al +diseñar el cercado de las siete piedras del viejo Laeter. Entrando, a la +derecha, aparecen ocho cuadros sembrados de legumbres y cercados por +árboles frutales y hierba forrajera; de un cuadro a otro hay un paseo +sembrado de arena; al extremo de estos paseos, algunos troncos de parra +que sustentan un verde artesonado de pámpanos sombreando un banco de +roble. En el fondo del jardín hay otro emparrado de vides de Judea que +se enredan entre los cerezos; una fuente, un pozo y una cisterna que mi +padre mandó abrir a pico en las rocas, para depositar en ella las aguas +pluviales. Rodean esta cisterna varios sicomoros y otras plantas de +anchas hojas que sombrean aquella parte del jardín. + +En otoño estas hojas forman sobre el estanque un tapiz que cubre +completamente las aguas. + +¡He aquí lo que, por espacio de tantos años, fue el goce, la alegría, el +consuelo a las desdichas sufridas por un padre, una madre y ocho hijos +pequeños! + +Este es el edén de mi juventud, donde se albergan mis sentimientos más +tiernos, siempre que desean disfrutar de este consuelo que proporciona +el recuerdo de esa infancia; algo de esa aurora boreal que sólo se +divisa desde la cuna. + +¡Parece que forman parte de mi corazón aquellos árboles, aquellas flores +y hasta la tierra del jardín que me parece inmensa! Extraña cosa es que +en un espacio tan reducido puedan reunirse tantos y tan dulces +recuerdos. + +La gradería de madera que conducía allí por la cual nos precipitábamos +alegres; las plantas de lechugas que separaban las primeras propiedades +de tierra que nos repartíamos entre todos los hermanos, y que cada uno +cultivaba por su cuenta; el plátano bajo cuya sombra mi padre se sentaba +rodeado de sus fieles perros de caza; los árboles bajo cuya fresca +sombra mi madre rezaba el rosario mientras nosotros corríamos tras las +mariposas; la pared que da frente al Mediodía, junto a la cual tomábamos +el sol alineados como árboles de cercado; los dos viejos nogales, las +tres lilas, las fresas coloreando por entre las hojas, las peras, las +ciruelas, los melocotones glutinosos y brillantes con su goma dorada por +el rocío de la mañana; el emparrado, que buscaba yo al mediodía para +leer tranquilamente mis libros, con el recuerdo que dejaron en mí +aquellas páginas leídas entre continuas impresiones y la memoria de las +conversaciones íntimas tenidas entre este o aquel árbol; el sitio donde +oí, y algunas veces di, mil adioses de despedida al abandonar aquellas +soledades; el otro en el que nos encontramos al regreso, o que +ocurrieron alguna de aquellas escenas tristes propias del drama +conmovedor y tierno de la familia, donde vimos nublarse el rostro +descarnado de nuestro padre y el de nuestra madre que nos perdonaba +cuando arrodillados a sus pies escondíamos el nuestro entre los pliegues +de su ropa; donde mi madre recibió la noticia de la muerte de una hija a +quien amaba; y donde alzó los ojos al cielo pidiendo resignación... +Estas ternezas, estas felicidades, estas imágenes, estos grupos, y, en +fin, estas figuras, existen, andan, viven aún para mí en aquel pequeño +cercado, vivificando mis días más felices. Quisiera yo que el universo +tuviera principio y fin dentro de los muros de aquel pobre pedazo de +tierra. + +Este jardín conserva todavía el mismo aspecto; únicamente los árboles, +algo envejecidos, tapizan sus troncos con algunas manchas mohosas; pero +los surcos de rosales y claveles extienden sus lozanos pimpollos sobre +la arena de las sendas; y cantan los ruiseñores en las noches de estío +entre los emparrados y las enramadas. Los tres abetos plantados por mi +madre conservan su follaje y sus brisas melodiosas. + +Sale y se pone el sol por entre las mismas nubes, y se disfruta aún de +la misma calma interrumpida tan sólo por el sonido de la campana al +tocar el _Angelus_ o por el ruido cadencioso de los trillos que baten +las mieses en las eras. + +Las hierbas parásitas han aumentado; surgen por todos lados zarzas, +cardos y malvas azules, agarrándose cruelmente a los rosales, y la +hiedra extiende sus brazos por el muro como si quisiera derribarlo; y no +se limita a esto su poder, todos los años adquiere más lozanía, y ya +empieza a trepar por las ventanas del cuarto de mi madre... + +Cuando durante mis paseos por estos lugares me olvido de mí mismo y, +ensimismado en profundas cavilaciones, me dejo caer sobre el césped, +sólo me arrancan de la soledad las pisadas del viejo podador, nuestro +antiguo jardinero, que viene a visitar sus plantas como yo mis tristes +recuerdos y mis fantásticas apariciones. + +Cuando me encontraba lejos de mi patria y mi imaginación veía la imagen +de esta tierra, más poética sin duda cuanto más distante de ella me +hallaba, compuse en honor de aquella casita los siguientes versos: + +Hay en mi tierra una árida montaña.--Que no produce flores ni frutos, y +aparece inclinada, sin duda por el dolor que le causa su estéril +situación.--Los despojos de su suelo ruedan hacia el barranco cuando las +cabras saltan por las rocas.--Y las piedras desprendidas forman otro +monte que crece gradualmente.--Al abrigo de éste, vive alguna cepa, que +busca en vano un árbol donde enredar sus sarmientos.--En vano también, +el arce crece y se arrastra entre los zarzales.--Donde los chicos del +pueblo roban a los pájaros las moras negras como el azabache.--Donde la +pobre oveja deja su lana enganchada a los espinos.--Donde no se siente +en verano el murmullo de las aguas.--Ni el susurro de las hojas agitadas +por el viento.--Ni el canto del ruiseñor, cuyas melodías de paz +consuelan el alma.--Bajo los rayos de aquel sol cobrizo, sólo la +cigarra ensordece con sus chirridos.--Todo es sombrío en aquella selva, +que resguarda únicamente la montaña descarnada, en cuyo muro, azotado +por las lluvias y el viento, anotan los años su edad.--Detrás de una +colina hay un campo labrado, cuya tierra seca y sin vida deja ver el +arado cuando por ella pasa.--Ni capas de verdura, ni rocío en el bosque, +ni fuentes murmurantes.--Tan sólo siete tilos que ha olvidado la reja +del labrador, adornan aquel pedazo de tierra inculta.--A su sombra soñé +yo durante mi infancia.--Hay entre las rocas un pozo que guarda las +aguas pluviales, donde el caminante puede saciar su sed.--Sobre el +terreno arcilloso de la era, hay en verano abundancia de mieses, donde +los gorriones recogen alimento para sus hijuelos.--Aquí, instrumentos de +labranza en desorden.--Allá, el aldeano con su pipa encendida esperando +que el viento sople para dar principio a la limpia del montón de trigo +que, mezclado con paja molida, espera ser aventado. + + * * * * * + +Nada alegra la vista en esta estéril prisión.--Ni los dorados capiteles, +ni las altas torres de las grandes ciudades.--Ni la carretera ni el río +bullicioso.--Ni los terrados de las casas abrasados por el sol de +Mediodía. + + * * * * * + +Sólo se divisan allá lejos en la escabrosa pendiente.--Las rústicas +techumbres que albergan a los pobres montañeses.--Y la senda tortuosa y +prolongada, que serpentea entre las chozas.--Donde el viejo mece a su +nieto en la cuna hecha de juncos.--En fin, cielo sin color, sol sin +sombra, valles sin verdor... ¡Y es allí donde está mi corazón!--Es allí +donde está la casita, las sendas, los ribazos donde he tenido los sueños +más felices.--El aspecto de las montañas, cuando el ganado aterido de +frío baja a la llanura.--Los espinos, el viento, la hierba seca, tienen +íntimas melodías, que sólo el alma comprende.--En todos estos sitios se +halla mi corazón; a cada paso encuentra amigos; hasta las piedras y los +árboles me conocen y pronuncian un nombre.--¿Qué importa que este +nombre, como Thebas o Palmira, no recuerde al viajero la fastuosidad de +un imperio?--La sangre humana vertida por causa de los +tiranos.--Empequeñece aquella grandeza y convierte los imperios en azote +de Dios.--Y sobre los monumentos de los héroes y de los dioses, el +pastor pasa silbando sin mirarlos siquiera. + + * * * * * + +¡Oh! lugares deliciosos y solitarios.--¡Cuántos recuerdos encerráis en +mi alma!--Entre vosotros está el banco donde mi padre descansaba.--La +habitación donde resonaron sus varoniles acentos, cuando contaba a los +labriegos sus hazañas guerreras.--Cuando les preguntaba los surcos que +trazaba el arado en una hora.--Cuando contaba las peripecias que +ocurrieron a Luis XVI en el cadalso.--Cuando estimulaba a los mozos a +seguir la senda del honor y de la virtud.--También está entre vosotros +la plaza donde mi buena madre nos hacía llevar pan, vino y ropas para +socorrer a los pobres del lugar.--Las cabañas, donde, con mano amiga, +dulcificaba los dolores de sus convecinos.--Donde recogía el último +suspiro de los moribundos.--Donde socorría a las viudas y enjugaba el +llanto de los niños arrodillados ante el cadáver de su padre, mientras +les decía estas palabras:--«A cambio del oro que os doy, rezad por su +alma.» + + * * * * * + +Allí está la higuera al pie de cuyo tronco mecía nuestras cunas.--La +senda por donde corríamos al oír la campana que nos llamaba a misa +primera.--El banco en el que nos explicaba los misterios de la Pasión y +nos definía a Dios, enseñándonoslo en el grano de trigo encerrado en sus +gérmenes.--En el racimo de uvas chorreando licor.--La vaca transformando +en leche el jugo de las plantas.--En la roca que se abre naturalmente +para dar paso a las aguas.--En la lana de las ovejas robada por las +zarzas para que después con ella puedan hacer los pajarillos su +nido.--En el sol que en su marcha regular va repartiendo las estaciones +y vivificando los planetas que le rodean.--En todo, en fin, lo que nos +rodeaba; hasta en el más insignificante insecto nos enseñaba el poder +del Criador. + + * * * * * + +Viñas, praderas, campos y matorrales.--Sois recuerdo perenne de sombras +y de amor.--Entre vosotras jugaron mis hermanitas lanzando al viento sus +rubias cabelleras.--Mientras yo encendía hogueras con los espinos y la +hierba seca, donde venían a calentarse los hijos de los pastores. + + * * * * * + +El vigoroso sauce que nos prestaba auxilio cuando el huracán se +desencadenaba violento por el valle.--Las rocas, las encinas, el poyo +que hay en la puerta del molino.--Todo permanece en pie, todo ocupa su +puesto.--Pero, ¡ay de mí... han desaparecido algunos de los que os +contemplaban en algún tiempo!... + + * * * * * + +Como las aristas se dispersan por el aire.--Así se han dispersado los +seres de mi hogar querido.--Hasta las golondrinas dejan de fabricar el +nido cabe las cornisas del tejado.--Y sube por puertas y ventanas, la +hiedra trepadora.--Como queriendo cubrir de luto aquella mansión +querida. + + * * * * * + +Tengo un presentimiento que me hace sufrir horriblemente.--Un +desconocido no tardará en llegar al pueblo, y a fuerza de oro, se +posesionará de todo cuanto alberga la sombra de mis padres.--Donde están +mis recuerdos más santos, mis afecciones más íntimas.--Entonces, hasta +los pajarillos huirán espantados ante la figura de seres extraños... +¡Dios mío!... ahuyenta de mí semejantes ideas... + + * * * * * + +Ruego a mis hermanos y sobrinos que me perdonen si he insertado los +versos anteriores en el presente diario. + +Yo entiendo que unos y otros no están en disonancia, puesto que son dos +frutos de la misma savia. + +Continuemos el manuscrito de mi madre. + + + + +XXIV + +16 de junio de 1801. + + +Ayer he ido a Saint-Point, y estoy muy fatigada, a pesar de haber hecho +el viaje mitad a pie y mitad a caballo sobre un asno. Los caminos están +impracticables, y a no ser por el borriquillo, no me hubiera determinado +a hacer este viaje, que ha sido, sin embargo, muy agradable, pues hemos +paseado mucho. He acompañado a mis hijas a la iglesia y he pedido a Dios +que las haga felices. También le he dado gracias por habernos concedido +aquellas fincas, con las cuales ni mi marido ni yo contábamos. Da +lástima ver los edificios: el castillo está casi arruinado, las paredes +interiores están desnudas, y los adornos, los escudos y las chimeneas, +destrozados a fuerza de martillazos. + +Durante los días de saqueo del año 1789, unos aldeanos, venidos de otros +departamentos lejanos, todo lo destrozaron; particularmente los escudos +heráldicos, aparecen hechos trizas. Nada puede lisonjear nuestro amor +propio. Yo me alegro de ello, porque algunas veces este amor propio lo +he tenido con exageración. Todo me sonríe, el país, los parientes, los +amigos, los vecinos, que vivían a mi puerta y me saludaban con un +jubileo tal, como si hubiese llegado la Providencia. Soy muy feliz, y +esto me causa espanto, porque en este mundo lo bueno dura poco. Es +indispensable que me mortifique con las buenas obras, y que no me deje +arrastrar sino por el reconocimiento hacia el divino Dispensador. + + + + +XXV + +17 de junio de 1801. + + +La señorita de Lamartine, mi buena cuñada, a quien adoro en el alma, nos +ha convidado hoy a comer en su castillo de Monceau. Este castillo es +propiedad de mi cuñada y del hermano mayor de mi marido, que es el jefe +de la familia. Los dos permanecen solteros. + +M. de Lamartine era el que debía posesionarse de la inmensa fortuna de +mi familia: estaba enamorado de la señorita de Saint-Huruge, pero no +siendo ésta suficientemente rica, el matrimonio no se llevó a cabo, y él +ha preferido el celibato a casarse con otra mujer. + +La señorita de Saint-Huruge es hoy demasiado vieja, y no piensa ya en +casamientos: es hermana del célebre Saint-Huruge, aquel gran tribuno de +los demagogos, que se hizo famoso en las revueltas de París. Fue un buen +hombre que se entregó con entusiasmo a la causa de la Revolución. Ella +es buena, piadosa y simpática. Mi cuñado y ella se veían en Mâcón en las +reuniones de familia, y aun se conservan en amistad sincera y constante. +Mi cuñado es un hombre de mucho mérito; puede decirse que es un sabio, +porque escribe con talento, posee grandes conocimientos científicos, y +es consultado por los principales políticos del departamento. + +La nobleza intentó nombrarlo diputado en los Estados generales, pero su +delicada salud le impidió aceptar. Los republicanos también deseaban que +fuese miembro de la Convención, pero tampoco aceptó. + +Cuando salió de la prisión, donde estuvo algún tiempo encerrado por las +ideas moderadas, volvió a sus posesiones del castillo de Monceau en +unión de su hermana, bella criatura que se ha dedicado a cuidar a su +hermano: parece que ha nacido para hacer la dicha de un esposo. Según se +dice, esta joven sintió antes de la Revolución ciertas inclinaciones que +fueron correspondidas por M. de Marigny, vecino y pariente próximo, buen +sujeto, poeta, músico distinguido, que hubo de emigrar el año 1791. Sus +bienes fueron vendidos en pública subasta, y murió el año 1799 en un +hospital de Mâcón. Después de su muerte, la señorita de Lamartine no +quiere ni oír hablar de matrimonio. Parece que una dulce tristeza invade +su ser y da a su fisonomía cierta gravedad. + +Sus bienes de fortuna, que son bastante importantes, los ha tenido +unidos a los de su hermano, empleándolos en buenas obras. La oración, la +caridad y el gobierno de la casa son sus ocupaciones. Hace el bien por +hacerlo, sencillamente; no hay en sus actos ni un átomo de egoísmo: es +una santa mujer: es religiosa sin ser fanática ni supersticiosa. Pasamos +el día juntas, me quiere y la quiero mucho. + + + + +XXVI + +19 de junio de 1801. + + +Todo el día de hoy he estado reflexionando sobre lo peligroso de las +lecturas fútiles. Estoy en la creencia de que si me privo de ellas, será +un sacrificio para mí ciertamente, pero evitaré un peligro. He notado +que cuando estoy distraída con estas frívolas lecturas, las útiles y +serias me disgustan y cansan al momento. Decididamente, si he de +adquirir capacidad para educar a mis hijos, me conviene adquirirla y la +adquiriré en los libros serios; a ellos me inclino, pues, desde hoy. + +Ayer, día 18, he recibido carta de mi madre, en la que me dice que ha +llegado de Alemania, sin indicarme dónde se encuentra. Yo creo, sin +embargo, que estará con la señorita de Orleans, ocupada en el arreglo +del matrimonio de esta princesa. ¡Quiera Dios que sean felices!... + + * * * * * + +Para mejor comprensión del anterior capítulo, conviene hacer saber que +Mme. de Roys (mi abuela), estaba de sub-aya en casa de los duques de +Orleans antes de que Mme. de Genlis fuese aya de los infantes. + +Muerto el duque de Orleans, o mejor dicho, ejecutado Felipe Igualdad, la +familia de éste huyó de Francia, y Mme. de Roys se consagró con el mayor +cariño a la viuda duquesa de Orleans, hija del duque de Penthievre. +Largo tiempo vivió esta desgraciada familia en España. + +La duquesa tuvo alguna sospecha de Mme. de Genlis, y la despidió de su +servicio, encargando al mismo tiempo a Mme. de Roys fuese a un convento +de Suiza en busca de la señorita de Orleans, donde se encontraba +recogida. + +Esta princesa, conocida después por el nombre de madame Adelaida, era +muy joven, hermosa y excelente de corazón. Durante el reinado de su +hermano Luis-Felipe, dícese que ejerció gran influencia política. + +Creyó mi madre que se trataba de casar a esta princesa desde el momento +que la separaban del convento. Pero no era este el motivo. Tratábase +únicamente de separar a la joven de la influencia directa de madame de +Genlis y de la acción política del partido orleanista. + +La duquesa viuda de Felipe Igualdad jamás quiso asociarse a los manejos +revolucionarios de los partidarios de su marido, así como tampoco a las +intrigas dinásticas que se desarrollaban en este partido, capitaneado +por Dumouriez, hacia donde madame de Genlis conducía poco a poco a su +discípula. ¡Lástima grande que las intenciones de madame de Genlis +hubiesen triunfado! La virtud y la hermosura hubiéranse mezclado +horriblemente con las intrigas palaciegas. + +La corte española honró en la viuda de _Igualdad_ a la víctima de la +Revolución y de los desaciertos de su marido. + + + + +XXVII + +3 de julio de 1801. + + +Ayer quedamos definitivamente instalados aquí, en Saint-Point. El día lo +he pasado arreglando mi pequeño ajuar. Estoy muy cansada. A la caída de +la tarde he ido a la iglesia que está lindante con nuestro jardín, y he +dado gracias a Dios. Para ir al templo, hay que atravesar el cementerio. +He visto en él una fosa abierta, que me ha hecho pensar mucho en lo +efímero de nuestra existencia. Mientras yo estaba contemplando la fosa +se ha verificado el entierro. He presenciado una escena por demás +conmovedora. + +La hija del hombre muerto, linda joven de unos dieciséis años, se ha +desmayado al ver caer la primera porción de tierra sobre el ataúd que +encerraba el cadáver de su padre. Yo la he auxiliado con un frasquito de +sales y ha vuelto en sí; después me la he llevado a mi casa, donde se ha +reanimado un poco después de haber tomado unos bizcochos y algo de vino. +Lo que más le ha consolado ha sido el ver que yo lloraba también, y que +mis hijos, al verme llorar a mí, lloraban igualmente. Aquel padre ha +sido llorado por quien ni de nombre le conocía, mientras su hija +balbuceaba algunas palabras que partían el corazón. ¡Pobre hija! + +Las gentes del campo se admiran cuando ven que comparten con ellos los +sufrimientos personas que por su posición ellos creen de naturaleza +diferente. + +Ya era de noche cuando acompañamos a la joven hasta su casa. En la +puerta estaban sus hermanitos, que al verla le preguntaban si su padre +volvería más tarde. ¡Inocentes criaturas!... + +Este suceso ha hecho que mis hijas comprendan lo que son estas eternas +separaciones de familia que la muerte produce, y que ellas habrán de +sufrir tarde o temprano. A los niños no se les debe ocultar estas +tristes escenas de la vida. Antes por el contrario, hay que hacer por +que las vean. ¿Aprender a sufrir no es, pues, aprender a vivir? + + + + +XXVIII + +3 de julio de 1801. + + +Hoy he subido a los altos del castillo con el objeto de hacer una visita +a una anciana soltera de ochenta años, que vive gracias a una corta +pensión que le han dejado y a haberle cedido, sin pagar retribución +alguna, una pequeña habitación bajo el tejado del edificio. Vive en +compañía únicamente de una gallina dócil como un perro. Esta viejecita +se llama la señorita Felicidad. Sus cabellos blancos como el copo de su +rueca y su blanca sonrisa, indican que debió ser en otro tiempo una +mujer hermosa. A pesar de las incomodidades que su estancia en el +castillo nos pudiera causar, he podido con seguir de mi esposo que +continúe en su vivienda, porque son muy peligrosos los traslados de las +plantas cuando llegan a ser viejas. A cierta edad, una habitación es un +mundo, y el objeto más insignificante es un recuerdo querido que llega a +formar parte de nuestro mismo ser. He encargado a Juanita, la esposa de +nuestro mayordomo, que la visite y la sirva siempre que se le ofrezca. +Esta mujer, que ha servido muchos años en el castillo, sabe todas las +historias referentes a él; es muy agradable saber quiénes han vivido y +ocupado nuestra casa antes que nosotros. + +Algún día, seguramente se hablará de mí como hoy se habla de otros. +¡Acaso este día no está lejano! + +Después de comer, o sea a la una de la tarde, me pongo a leer y coser, y +después doy lectura al _Evangelio meditado_, teniendo a mis criados por +oyentes. Ya anochecido, voy a la iglesia; la oscuridad parece que ayuda +al recogimiento y a la piedad. De esta manera paso la vida mientras mi +marido se halla ausente. + +Mis hijas y yo iremos pronto a tomar el fresco por las orillas del +bosque. Esta vida es demasiado dulce y ahuyenta los dolores físicos y +morales. ¡Dios mío! os doy las gracias, pero yo no soy merecedora de +tanta felicidad. + +¡Que las inquietudes de mi espíritu no me impidan reconocer los inmensos +beneficios que de Vos recibo! + +Cuando era niña creía que no era posible la vida fuera de la corte, del +Palacio Real o de los jardines de Saint-Cloud que habitábamos con mi +familia; pero, actualmente, pido a Dios que me agraden siempre los +lugares que su voluntad designe. Siempre que comparo la casa +destrozada, pero sana y bien orientada, situada en un valle ameno como +los de Suiza, donde pasé los primeros años de mi casamiento, con esas +casas ennegrecidas por el humo, con esas chozas cubiertas de heno y +retama, siempre que veo esas mujeres más laboriosas y más resignadas que +yo, a pesar de carecer de pan y abrigo para ellas y para sus hijos, me +considero demasiado favorecida y privilegiada por la bondad de Dios. + + + + +XXIX + +9 de julio. + + +Me encuentro triste y abatida, y no sé a qué atribuir esta situación. +Acaso es producida por la ausencia de mi marido. En este miserable +mundo, la cosa más insignificante hace cambiar la felicidad; nuestros +cuerpos son en extremo impresionables... + +Me he vestido de negro: parece que así me encuentro mejor y, sin +embargo, no creo que pueda resistir muchos días esta excitación de +espíritu. + +He leído un libro de madame de Genlis y me ha causado su lectura una +impresión de alegría y satisfacción como jamás hubiera creído. Hay en +este libro muchos y buenos consejos que aprovecharé para mis hijos. Es +muy peligroso dejarse dominar por las impresiones de los otros. Yo había +juzgado mal y sin conocer la obra ni a su autor; pero confieso que me +equivoqué y me arrepiento de ello. + + + + +XXX + +10 de julio. + + +Ayer me dijeron que una pobre mujer carecía de pan y que tenía muchos +hijos que alimentar. En seguida me fui a visitarla, pero había muchas +personas en la casa y no me atreví a socorrerla por temor a que se +creyera que ejercía la caridad con ostentación. Volví a casa con la +intención de mandarle alguna cosa; se hizo tarde, y no me atreví a +mandar a los criados. ¡Acaso la pobre mujer habrá pasado la noche sin +alimentarse ni alimentar a sus hijos! Confieso que he obrado mal, y al +amanecer, he corrido a casa de la pobre mujer y la he socorrido. Nadie +debe avergonzarse de hacer el bien, cuando en el mundo se hace tanto +mal. He resuelto no caer jamás en esta debilidad. + + + + +XXXI + +14 de julio. + + +Este día lo he pasado muy apaciblemente. ¡Quiera Dios que lo hayan +pasado así todas las personas que conozco! + +Continuamente pienso en mi marido: hoy debe estar con mi hijo Alfonso en +Lyón. ¡Cuánto me gustaría estar con ellos! + +Seguramente que lo habrá sacado del colegio. + +Por la mañana, he recibido carta de mi madre, que continúa en Alemania y +sigue bien: esto me ha causado una alegría inmensa. + +Esta mañana he leído en un libro de Mme. de Genlis: en él se hace una +descripción de la vida de los frailes de la Trapa, que me ha +impresionado mucho. También me ha sorprendido el leer que estos hombres +no encuentran en este mundo, donde viven en las mayores privaciones, un +solo punto de desgracia, y ven con gusto aproximarse la muerte. Esto me +acaba de convencer de que la felicidad no se encuentra en los mundanales +placeres, y sí en el cumplimiento del deber, por penoso que éste sea. +Cuando se ha empleado el tiempo en terminar un trabajo cualquiera, se +encuentra uno contento, y dentro de las leyes de actividad impuestas +por Dios mismo. + +El que esté bien convencido de esta verdad, y se deje sin resistencia +conducir tranquilamente por las circunstancias y por las personas que +tienen derecho a gobernarnos, será más feliz, como yo lo soy desde que +me he amoldado a esta manera de ser. + +En algún tiempo tuve yo la pretensión de subordinar todo a mi única +voluntad, y siempre estaba inquieta: después he reconocido que si mis +deseos se hubiesen cumplido, casi siempre eran en perjuicio mío. Hoy +vivo completamente entregada a la infinita y soberana sabiduría, y me +siento mejor física y moralmente. ¡Bendito sea Dios! El es el único +sabio. El únicamente debe gobernar el mundo. + + + + +XXXII + +19 de julio. + + +Ha llegado mi marido, y hemos salido con nuestros hijos a dar un paseo +por las altas montañas, que parece como si crecieran impulsadas por la +poderosa mano de Dios; están pobladas de hayas, abetos y retama, cuyas +amarillentas flores aseméjanse a láminas doradas sobre un fondo verde: +de trecho en trecho hay grandes matorrales entre hierbas, sobre los que +se distinguen algunos carneros; a cada momento se encuentran lindas +cascadas que se desprenden de lo alto de las rocas y serpentean sus +aguas por entre las hojas y los abetos más verdes que los otros por la +continua humedad que reciben. Este grandioso espectáculo expresa el +sentimiento y la grandeza del Creador. Nuestra alma es un espejo +viviente donde se reflejan todas estas bellezas, y en cuyo centro está +Dios siempre que no permítimos colocar nubes ni sombras sobre la +Naturaleza y el espejo. + +Desde lo más alto de la montaña pudimos ver el Mont-Blanc y la +cordillera de los Alpes cubierta por la nieve: mi marido camina a pie en +compañía del guarda, y detrás de nosotros mis hijas, montadas en asnos +que unos muchachos conducen del diestro. El dueño de los asnos, nuestro +antiguo mayordomo, dirige la expedición. Hemos necesitado más de tres +horas para llegar a la cima más alta; yo me había figura que subiríamos +en media hora, pero las distancias nos engañan como el tiempo en la +vida: aunque el engaño es a la inversa: en la existencia, se nos figura +el tiempo largo, y es corto: creemos cortas las distancias y resultan +largas. + +Todo el día lo hemos pasado corriendo con los niños y sentándonos sobre +la hierba. El panorama que se desarrolla a nuestra vista es magnífico: +las colinas del Mâconnais, blanqueadas por pueblecitos, desde los cuales +llegaba hasta nosotros el sonido lanzado desde sus campanarios. Las +praderas interminables del Bresse, parecidas a las de Holanda, que yo +conocía por las vistas de ellas que mi hermano me mandaba cuando estuvo +en aquel país de secretario de la embajada; y allá a lo lejos el +Mont-Blanc, que cambia de aspecto según reciben sus nieves los rayos del +sol: blanco, violado, negruzco; imitando a un hierro que se colora de +rojo o se ennegrece al fuego de la fragua y según las operaciones que +el obrero realiza con él. + +Hemos tendido sobre la hierba nuestros manteles, y comido juntos, los +pastores, nuestros criados y nosotros. Terminada la comida, hemos vuelto +a montar en nuestros borriquillos y empezado el descenso de la montaña +por diferente camino del que habíamos ascendido, el cual está rodeado de +avellanos campestres. + +La algazara de los niños, el ruido que hacen las cabalgaduras al caminar +por entre los guijarros de la sierra, el canto de los mirlos, las +detonaciones que producen los escopetazos que mi marido y el guarda +tiran a las perdices, forman, en conjunto, un ruido semejante al de una +caravana a la llegada al oasis. Los pastorcillos debieron tener miedo al +sentir aquel ruido, porque al llegar a un pequeño claro que forman los +árboles en la falda del monte, encontramos una pequeña manada de +corderos y cabras sin pastor y bajo la única vigilancia de dos grandes +perros negros, que, al vernos, ladraban con fuerza. + +Algo más lejos, observamos las cenizas humeantes de una hoguera entre +dos grandes piedras. Junto al fuego había unos zuecos de madera. Desde +luego comprendimos que los partorcillos guardianes de los corderos +debían de estar cerca de nosotros, y que al ruido de las voces y de los +tiros se habrían escondido entre las matas cercanas sin tiempo para +recoger el calzado. Tuve entonces una idea que fue muy del agrado de mis +niños. Junto a las cenizas de la hoguera apagada, nos detuvimos un +momento, y mi marido colocó dentro de cada uno de los zuecos doce +sueldos, y mis hijas un puñado de confites que habían guardado para +merendar. Hecho esto, emprendimos de nuevo la marcha, gozando en la +alegría que los pequeños pastores habían de experimentar, cuando después +de haber pasado nosotros salieran de su escondite recelosos e +ignorantes de lo ocurrido, y se encontraran con la sorpresa que les +habíamos preparado. Seguramente que ellos creerían que las hadas de la +montaña les habrían hecho aquel regalo, escondiéndose después entre las +sombras del bosque donde ellas viven. + +Habíamos caminado un buen rato, cuando oímos el eco de repetidas +risotadas y alegres exclamaciones. Eran los pastorcillos que discutían +entre el estupor que el hallazgo les hubo causado y la natural alegría +que había producido en ellos tan inesperado acontecimiento. + +Como habíamos previsto, atribuyeron el hecho a las hadas del bosque, +pero al contar a sus padres lo ocurrido, éstos le indicaron la verdad +del suceso, que bien pronto adivinaron; tanto es así, que al día +siguiente nos pagaron la sorpresa con otra sorpresa, pero de un modo muy +delicado, según acostumbran aquellos buenos campesinos. + +Cuando un criado abrió la puerta de la casa que da a un patio abierto, +se encontró cuatro cestitas de junco llenas de quesos, panecillos de +manteca hechos en forma de zuecos y avellanas. Los pastorcillos que +habían dejado allí aquellos regalos, se escondieron y pudieron oír +también nuestras exclamaciones de asombro; misterio por misterio, +ofrenda por ofrenda. + +Esta delicadeza de los campesinos nos encantó; no hemos sabido jamás a +qué choza pertenecían los autores del anónimo presente. + +Aquellos cambios de atención entre los pobres campesinos y nosotros los +ricos, según ellos nos llaman, son muy convenientes y ayudan a formar el +corazón de nuestros pequeñuelos, enterneciéndolo de tal suerte, que no +puedan los años y las vicisitudes de la vida endurecerlo. + + + + +XXXIII + +22 de julio. + + +Hemos vuelto de nuevo a Milly, nuestra morada antigua. + +Estoy muy lejos de la iglesia y lo siento; pero rezaré con igual fervor +que en el templo, dentro de mi casa; Dios acoge la oración que se le +dirige con fervor, proceda de donde quiera que sea: rezaré también en el +campo. ¡Qué hermoso templo el de la Naturaleza! + + * * * * * + +Aquí hay muchos detalles exclusivamente domésticos que continúan el +_diario_ hasta el día 30. Después sigue de este modo: + + +30 de julio. + +A las diez de la mañana de ayer salimos de Milly para Changrenon, donde +vamos a pasar el día con los señores Rambuteau, nuestros vecinos. El +señor Rambuteau (hijo) es un joven muy simpático, noble, distinguido, de +un trato social muy fino y franco a la vez. La señorita de Rambuteau es +hermosísima, y bien quisiera yo que mis hijas se le pareciesen. Esta +joven es aquella célebre Madame de Mesgrigny, tan admirada por su +belleza en la corte de Napoleón. + +Hemos sido obsequiados en casa de estos señores, entre otras cosas, con +la ejecución de algunas piezas musicales cantadas al piano con una +maestría incomparable por la señorita y su maestro: este profesor tiene +una preciosa voz de bajo y se llama Brevaí, quien no desperdicia ocasión +para educar a su discípula; ella, en cambio, hace honor a su maestro, +pero la palidez de su rostro indica que debe fatigarse demasiado en el +estudio. + + * * * * * + +A la vuelta de Changrenon me encuentro con una carta de mi hermana en la +cual me da noticias de mi hijo Alfonso, muy satisfactorias por cierto. +Me participa también que uno de sus arrendatarios de Vaux, a quien +durante la Revolución le había arrendado las tierras, le ha entregado +cuatro mil pesos, después de haber reconocido por sí propio que lo que +pagaba no era justo: además, se ha comprometido a pagarle por espacio de +veinte años una asignación en frutos de la cosecha. De estos raros +ejemplos de honradez y probidad debemos conservar eterno recuerdo. + +¡Si todos imitáramos al arrendatario de mi hermana, cuán felices +fuéramos en el mundo! + + + + +XXXIV + +31 de julio. + + +El día de hoy ha sido funesto para nosotros; una tempestad de granizo ha +destruido nuestros viñedos. Esto es más sensible, por cuanto las cepas +están cargadas de racimos que han sido destrozados por el furioso +vendaval y el granizo que despedía a su paso. Estoy muy triste; pues que +además de haber perjudicado nuestro pequeño bienestar, los pobres +viñadores de la comarca quedan en la miseria. El sentimiento que en +estos momentos agobia mi alma, indica que aun a pesar mío, estoy +adherida a las cosas mundanas; creía que las cosas terrenas me eran +indiferentes, y observo que al menor contratiempo sucumbo. ¡Oh, Dios +mío! Que llegue con vuestra ayuda a comprender lo pasajero e +insignificante de este mundo y lo eterno de los bienes del cielo. + + + + +XXXV + +10 de agosto de 1801. + + +Me encuentro en cinta, y tanto a mi marido como a mí nos trae esto +preocupados y tristes. ¿Cómo, siendo nuestra fortuna tan pequeña, +habremos de sostener una familia tan numerosa? Es necesario resignarse; +acaso este nuevo hijo que Dios me concede, será entre todos el que me +proporcionará mayor satisfacción. + + * * * * * + +El hijo a que mi madre se refiere, fue una niña que se llamó Sofía. Fue +después esposa del conde de Lligonnés, gentilhombre de la Lozare; en +este matrimonio tuvo una familia muy numerosa que fue modelo de virtud y +de nobleza. Esta familia vive hoy en Mende, respetada y querida de +todos. + +Las fechas que siguen a ésta, vienen consagradas a circunstancias +exclusivamente domésticas, como son: recetas para la cura de +enfermedades, observaciones médicas sobre el estado de los aldeanos +enfermos que ella había aprendido a curar con ayuda de los libros de M. +Tissot. + +Después anota algunos acontecimientos de poca importancia, al parecer, +pero que en los pueblecitos son acontecimientos verdaderos, como por +ejemplo: + + +26 de agosto. + +Ayer ha venido aquí un mercader ambulante. Cuando estas gentes aparecen +por aquí, el otoño se acerca. Esto fue un acontecimiento para los niños +del lugar. + +No pensaba en desgracia alguna, cuando me han avisado que un niño ha +caído dentro de la lejía caliente que su madre tenía para limpiar la +ropa: ha sido un gran descuido. + +Espero salvar a la pobre criatura. + + + + +XXXVI + +2 de septiembre de 1801. + + +Estoy enferma de inquietud y sobresalto. Ayer fuimos otra vez castigados +por una horrorosa tempestad que ha acabado de destruir nuestras +cosechas. Se presentaba un año muy bueno, y apenas nos quedará para +vivir y dar de comer a las pobres familias de nuestros trabajadores. +Semejante desgracia nos obliga a hacer mayores economías. El proyecto +que teníamos hecho de ir este verano a Mâcón con nuestras niñas, se ha +frustrado y no sería extraño que hubiéramos de vender nuestro caballo y +también el coche. + +Si Dios lo quiere así, paciencia; yo procuraré consolarme en mis +desgracias, y no teniendo que agradecer nada a este mundo, tendré a él +menos afición. + +Nada endurece, nada ilusiona tanto como la prosperidad; y lo que a la +Naturaleza parece duro, es, acaso, una de las mayores gracias de Dios, +que deseando atraernos al verdadero bien, nos priva de todo aquello que +sólo es polvo. Si ayer me hubiera hecho estas reflexiones, hubiera sido +mejor: me considero, por tanto, culpable de esta falta. + +Cuando nos ocurre alguna desgracia, mi marido sufre mucho en el acto, +pero después tiene más valor que yo. Esta mañana me decía: «Siempre que +ni tú ni mis hijos me falten de este mundo, lo demás poco me importa; +mis bienes y mi felicidad están en vuestros corazones.» Después ha +rezado conmigo mientras la tempestad bramaba furiosa y rompía las ramas +de los árboles. Los pobres aldeanos lloraban en el patio al ver la +catástrofe. + +He leído esta noche _Un viaje a los Pirineos_, por M. Dusaux. La lectura +de este libro me ha interesado mucho, porque precisamente fue escrito en +el año 1788, época en que yo debí, en compañía de mi madre, haber hecho +un viaje por aquellos lugares; con bastante disgusto mío, hubimos de +detenernos en casa de unos parientes que teníamos en Limoges, que tenían +unas posesiones a seis leguas de la ciudad; pasamos allí una temporada; +llegó la primavera y con ella la noticia de que la duquesa de Orleans +necesitaba de la compañía y los consejos de mi madre, pues la Revolución +había empezado en París. ¡Lástima grande haberme perdido este viaje a +los Pirineos! Esos montes, esos valles, que yo conozco y que nacieron al +mismo tiempo que las grandes obras de la creación, deben encerrar +grandes maravillas, y las personas sentirán al verlos la aproximación +del infinito. + +Durante las noches clarísimas, cuando el firmamento aparece cubierto de +estrellas y pretendo contar uno por uno aquellos mundos de luz más +grandes que el Sol y la Tierra, me consuelo ante aquellas miriadas de +mundos de no haber podido visitar las pequeñas porciones de tierra que +se llaman los Pirineos, o las insignificantes gotas de agua del Océano. + + * * * * * + +Hoy hace veinticuatro años que comulgué por vez primera. ¡Cómo se aleja +la existencia! Sólo es un sueño la vida, ¡Dios mío! Dadme el sueño tan +doloroso como queráis, pero concededme un buen despertar. + + + + +XXXVII + +11 de septiembre. + + +Han venido a pasar el día con nosotros mi cuñado y la señorita de +Lamartine, su hermana. Me han dicho que mi buen hermano está bien de +salud y que mi pobre hijo Alfonso ha ganado dos premios por su +aplicación en el estudio, y que sus maestros están muy satisfechos de su +comportamiento. Esta última noticia me ha enorgullecido bastante. Ruego +a Dios perdone mi vanidad, pues yo no he contribuido en nada a la +creación de la bondad que en el fondo del alma de mi hijo existe. + +Esta tarde hemos recibido la visita de Mme. de Lavernette, que se ha +detenido aquí a su regreso de Lyón: me ha dicho que ha visto a mi +querido hijo Alfonso y que sus profesores le han dicho que el pobrecito +hace cuanto puede por salir airoso en la carrera. + +Su padre disimula la satisfacción que le causa el oír elogiar a su hijo, +pero en realidad está más orgulloso que yo. ¿Cuánto durará esta +satisfacción? Del niño al hombre hay una distancia grande. Mme. +Lavernette me ha hecho entrega de una carta de Alfonso en la cual me +dice que desea vivir con nosotros. Yo temo que cuando venga lo +encontraré pálido, ojeroso y flaco. Y esto me tiene preocupada. + +Las madres no podemos ser felices nunca. Cuando tenemos motivos para +felicitarnos, nosotras mismas envenenamos nuestra felicidad con +presagios y presentimientos tristes. + + + + +XXXVIII + +18 de septiembre. + + +Hoy he ido a Mâcón a recibir a Alfonso. + +El corazón me late cuando pienso que de aquí a pocas horas veré a mi +querido hijo. + + * * * * * + +Al fin, aunque algo tarde, ya ha llegado. + +He rogado a Dios en el oratorio de las señoras Forcard, religiosas +exclaustradas que han hecho de su casa un convento. He calmado mi +ansiedad al pie de los altares. + +Mi Alfonso ha llegado muy bien. + +Yo creo que no ha perdido la piedad que yo he procurado comunicarle; +esto me causa mucho temor. + + + + +XXXIX + +23 de septiembre. + + +Hoy ha comido con nosotros M. Blondel, antiguo amigo nuestro. En la mesa +hemos hablado (tal vez demasiado) de Alfonso. Hemos leído algunos de sus +escritos y una composición poética que hizo por encargo de su padre, +habiendo quedado todos muy satisfechos y particularmente yo, de las +condiciones y el talento que parece poseer mi hijo. Acaso sean estos +pensamientos únicamente dictados por el amor de una madre, que siempre +ve en sus hijos agrandadas sus buenas cualidades y empequeñecidas las +malas. + + * * * * * + +Sigue el _diario_ conteniendo detalles minuciosos y demasiado íntimos +que se relacionan únicamente con la vida doméstica. + + + + +XL + +6 de octubre de 1801. + + +¡Cómo pasa el tiempo! Hoy es para mí una fecha memorable. ¡Doce años han +transcurrido! + +Lo recuerdo perfectamente. Era aquel famoso 6 de octubre, tan fatal para +la real familia de Versalles, y yo me encontraba entonces en Chatou +junto con mi madre. Las dos regresábamos de Mesnil con intención de +llegar hasta París; hubo necesidad de caballos para reforzar el tiro, y +a falta de éstos hicimos noche en Chatou, alojándonos en casa de Mme. +Duperron, amiga nuestra. Esta interrupción de nuestro viaje fue para +nosotras una suerte, porque París bullía entre las agitaciones +revolucionarias. En casa de M. Duperron pasamos la noche en continua +alarma, pues M. de Lambert, su yerno, se encontraba de servicio militar +en el palacio de Versalles. La esposa, los hijos, toda la familia, en +fin, temblaban por su vida. + +Después de algunos días pasados en Chatou, nos dirigimos a Lyón sin +pasar por París, acompañándonos Mme. Montbriand. Esta señora había sido +como yo, canonesa de Salles. + +Este viaje determinó mi casamiento con el caballero Lamartine. Cierto +día nos vimos en el capítulo de Salles, en casa de la condesa Lamartine +y desde entonces ya nos amamos siempre. + +Nos detuvimos veinticuatro horas en Mâcón, porque hubo necesidad de que +arreglaran el carruaje, uno de cuyos ejes estaba roto y tuvimos ocasión +de visitar a toda la familia Lamartine, que nos obsequió en extremo. +Estaba a la sazón el caballero Lamartine incorporado al regimiento. +Durante el día que pasé en Mâcón creí haberme atraído las simpatías de +su familia, desapareciendo alguna pequeña dificultad, que a causa de no +conocerme a fondo habían puesto para el casamiento. Este quedó +concertado. + +Me complazco en recordar todos los detalles ocurridos durante aquella +semana del mes de octubre, porque a ellos debo mi felicidad. + +Doy gracias a Dios por haberme conducido otra vez a Mâcón, donde en +compañía de mi marido y de mis hijos soy feliz y afortunada. + + + + +XLI + + +El día 7 de octubre y los siguientes no tienen interés. + + +11 de octubre. + +Mi madre me dice en carta que hoy he recibido, que se dispone a volver +de Alemania con la señorita de Orleans; esta joven princesa tiene un +miedo terrible al mar y no quiero atravesar la Francia; por estas +causas todavía no han resuelto hacer el viaje a España. + +Ayer fui en compañía de mi cuñado a un pueblecito de Champagne junto al +castillo de Peronne, perteneciente a mi familia. M. de Lamartine me ha +enseñado una casita que acaba de edificar en el pueblo, la cual quedará +como herencia para nuestros hijos. Mi cuñado habla de ellos como un +verdadero padre de familia. + +Con todas estas tierras que deben heredar de sus tíos, tendrán mis hijos +un buen porvenir. ¡Quiera Dios que sean ricos en honor y piedad, que es +lo que constituye la verdadera riqueza! + +Diariamente hago leer a mi hijo Alfonso una parte de un libro religioso +escrito por un sacerdote alemán: en este libro se aprende a comprender +la religión y su emanación de la Naturaleza. La inteligencia de Alfonso +me satisface, pero temo haya de darle algún disgusto su carácter +demasiado altivo e imperioso, si no se corrige. Con mucha frecuencia se +incomoda con sus hermanos, y esto me disgusta. + + + + +XLII + +9 de noviembre de 1801. + + +Las ocupaciones no me han permitido continuar este _diario_ hasta hoy. + +En este momento llego de Lyón; he ido a acompañar a mi hijo al colegio. +Esta nueva separación de mi Alfonso me ha causado hondo pesar. Durante +la misa que esta mañana he oído en la capilla del establecimiento, sólo +veía los hermosos cabellos rubios de mi hijo en medio de aquella +multitud de cabecitas puras como las de un ángel. + +¡Qué sensible es, Dios mío, haber de abandonar a manos mercenarias el +tierno pimpollo de nuestro corazón! + +Al salir de la iglesia he experimentado una profunda melancolía. Ni la +isla de Baebey de Fourvieres, las pintorescas montañas del Saona, ni el +bullicio de las gentes que bajan por la pendiente de la Cruz Roja y +Lyón, han conseguido distraer mi imaginación. Parecía yo al Abraham +bíblico cuando vuelve la vista para contemplar a Agar y su hijo, +abandonados en el desierto, menos peligroso ciertamente que esta +multitud inmensa, donde las madres, obligadas por la sociedad, abandonan +a sus hijos. + +Todo el día de hoy lo he pasado en compañía de Mme. de Vaux, mi buena +hermana, y mezclado mis lágrimas a las suyas, pues también es muy +desgraciada. + +Ocho días he pasado en Lyón para poder ver alguna vez más a mi Alfonso y +con el fin de acostumbrarme a estar separada de él. + +El abate Lamartine, que habita en su propiedad próxima a Dijón, nos cede +su casita próxima a la calle de Ursulinas en Mâcón, donde pasaremos el +invierno. Esta casa está junto al palacio de la familia que habitan mi +hermano político M. de Lamartine y sus dos hermanas. + + * * * * * + +El día 10 de enero de 1802 está anotado únicamente con acciones de +gracias a la Providencia por los beneficios recibidos durante el año +pasado. + + + + +XLIII + +7 de enero de 1802. + + +Bonaparte ha pasado por aquí en dirección a Lyón, para presidir los +«Cisalpinos». ¡Quién sabe lo que resultará de tal reunión! + +En este momento acabo de escribir a mi madre que se encuentra en Liorna +preparándose para embarcar con dirección a España, acompañando a la +señorita de Orleans. Que tenga un feliz viaje y Dios bendiga las aguas +que han de atravesar para que no le sucedan las desgracias que tanto +teme. M. de Pierreclos ha sido borrado de la lista de los emigrados y +nos ha visitado hoy. Viene de Lyón y ha visto a mi Alfonso, que se +encontraba con sus profesores en la plaza de Bellecour, de Lyón, +presenciando la revista militar pasada por Bonaparte. + + * * * * * + +Durante el invierno de 1802, sólo contiene el _diario_ las impresiones +de un alma que continuamente se perfecciona por medio del examen de ella +misma, y que lucha continuamente contra las debilidades que le acosan. + + + + +XLIV + + +El 17 de abril, nuestra madre vuelve al campo y recibe algunas cartas de +España. + +He recibido estos días una carta de mi madre anunciándome su llegada a +Barcelona (España). Me dice que durante el viaje ha sufrido muchos +contratiempos, entre otros una tempestad en la travesía de Liorna, al +puerto de Rosas, que duró tres días. Momentos después de haber +desembarcado en Rosas, se fue a pique el buque que las había conducido. + +La entrevista entre la señora duquesa de Orleans y su hija ha sido muy +tierna: Once años hacía que la Revolución las tenía separadas. + +No me dice mi madre cuándo volverá a Francia. + + + + +XLV + +5 de septiembre de 1802. + + +La causa de haber interrumpido por tanto tiempo este _diario_, ha sido +porque el día 18 de agosto hube de guardar cama a consecuencia de haber +dado a luz una niña, la cual estoy criando yo misma del mismo modo que +hice con sus hermanos. Ha venido mi hermana para asistirme. + +Hemos establecido en casa la costumbre de rezar todos juntos, amos y +criados. Esto ha de ser de mucha utilidad, si se quiere que sea la casa +según la escritura dice: «Una casa de hermanos». La comunión de amos y +criados arrodillados ante Dios, que no distingue entre pequeños y +grandes, levanta el espíritu a elevadas regiones, llamando a los unos a +la igualdad cristiana y a los otros al fiel cumplimiento de sus deberes +religiosos y morales. + + * * * * * + +7 de septiembre. + +Mi madre está de vuelta a París, y ya ha salido de España. + + + + +XLVI + +2 de octubre. + + +Me encuentro en Saint-Point desde ayer, en compañía de Alfonso, Cecilia +y Eugenia; durante el viaje los niños se han divertido mucho. Alfonso, +particularmente, estaba embriagado de alegría al verse caballero en una +mula. + +Hemos cogido las uvas del emparrado, de las cuales sacaremos dos toneles +de vino. Mi esposo ha comprado unas fincas con el dinero que su hermano +le ha prestado. Estas fincas le han costado diez mil pesos. ¡Dios quiera +que hagamos fortuna para poder legar a nuestros hijos una pequeña +posición que les permita vivir sin privaciones! + +Tengo en mi poder las _Confesiones de San Agustín_, libro que estimo +muchísimo; esta mañana he visto con placer que Alfonso lo estaba +leyendo. + + + + +XLVII + +28 de octubre. + + +Con la mayor tristeza he vuelto a acompañar a mi Alfonso a Lyón. Mi +madre me ruega, en todas las cartas que me escribe, que vaya a +consolarla: se encuentra en Rieux, pequeño pueblo junto a Mont-Mirail. A +su regreso ha encontrado todos sus asuntos tan embrollados, que la pobre +está disgustadísima. Iré sola, porque no quisiera agravar sus gastos; +fuera muy mal hecho el que yo favoreciera mis comodidades mientras mi +madre sufre acaso la pérdida de sus bienes. + +Con el objeto de emprender el viaje con entera libertad, he dado a criar +mi pequeñita a una robusta aldeana de Milly. El viaje que voy a +emprender es largo, pero me siento tan ágil como si tuviera quince años. +Ayer fui a oír misa a Bussiers e hice el camino a pie, aunque el +trayecto es largo y malo y el tiempo estaba lluvioso, no sentí molestia +alguna. Recuerdo mis buenos tiempos de niña y los paseos que hacía en +compañía de mi padre y de mi hermana desde el castillo de Saint-Cloud al +de Meudon. + +Ha muerto mi pobre tía, mi institutriz durante los años de mi infancia. +Estoy preocupada por la suerte de la anciana Jacquelina, su camarera y +mi segunda madre: temo habrá de encontrarse, después de le muerte de mi +tía, completamente sola y en la indigencia acaso. + +Yo desearía recogerla en mi casa, pero la familia se opone a ello, y mi +marido teme, con sobrada razón, agraviar a sus hermanos, de quienes +dependemos, pero me ha propuesto que podemos pagar secretamente una +pensión a la pobre Jacquelina, con la cual podrá la viejecita estar al +abrigo de la miseria y la soledad. Yo bien quisiera atender a esta mujer +como ella seguramente me atendería a mí si me encontrase en su lugar; +pero haré cuanto pueda en su favor, librándola desde luego de la +indigencia y proporcionándole cuantas comodidades permitan mis pocos +recursos. + + + + +XLVIII + +17 de diciembre de 1802. + + +Alfonso se ha fugado del colegio con dos de sus compañeros. A unas seis +leguas de Lyón los han alcanzado. + +Comprendo que la sujeción del colegio se le hace insoportable, y esto me +tiene disgustadísima. La independencia de carácter de mi hijo me +espanta. Procuraré que escriba a su padre pidiéndole perdón por la +falta que ha cometido. + +Todos los días leo las _Confesiones_, que procuro imitar en lo posible: +trataré de hacer como Santa Mónica, rogando sin cesar por mis hijos. + + + + +XLIX + +14 de enero de 1803. + + +He llegado ayer a Rieux, después de un viaje muy penoso y de haberme +detenido en París algunos días. Desde Coulomiers a Rieux he tenido +necesidad de hacer el viaje montada en un caballo de alquiler, conducido +por un muchacho. Hacía un viento norte muy frío, y no creo que en +Siberia pueda sufrirse tanto como yo he sufrido al atravesar aquellos +montes nevados. + +¡Qué alegría ha tenido mi pobre madre al verme! + +Ya estoy instalada en mi querida casita de Rieux, donde he pasado tantos +veranos durante mi infancia, pero en estos lugares no se encuentra +aquello que en otros tiempos los vivificaba. Al lado de mi madre olvido +todas las penas. La pobre está muy desfigurada, efecto sin duda de los +disgustos que ha sufrido en viajes y destierros. Ella disfruta +contándome muchas veces cosas interesantes que se refieren a nuestra +familia y a los viajes que ha hecho acompañando a las princesas. Me +admira su resolución, su prudencia ante los grandes peligros y su +cautela y firmeza en los actos que realiza. Está muy vieja ciertamente, +pero conserva en su espíritu la juvenil frescura de otros tiempos. Es +muy sensible encontrarse a su edad en la precaria situación que ella se +encuentra. Yo quisiera ser bastante rica para restablecer su fortuna; +pero es muy poco lo que puedo distraer de las atenciones de mis hijos. +Deseo consignar en este _diario_ cuanto ella me cuente de notable. + +Ayer me dijo que nuestra familia desciende de Vivarais, y que una joven +de Roys tiene aún como heredera de la rama principal de la casa el feudo +de Rubec, en Montfaucon. Después de la actual poseedora, este feudo debe +pasar a mi madre: acaso entonces pueda vivir con más desahogo. Por falta +de recursos se ha visto obligada a suprimir la camarera, y a su edad +esto es muy penoso. Siempre me acuerdo de sus privaciones cuando +pretendo quejarme de mi suerte. + +¡Que Dios auxilie a esta pobre anciana! + + * * * * * + +Mi madre me ha contado esta noche muchas cosas referentes a Mme. de +Reyniere, viuda de su arrendador y algo parienta nuestra. + +M. de Orsay, también pariente nuestro, contrajo matrimonio con una +princesa alemana, parienta del rey de Prusia: un hijo de este matrimonio +se ha casado con una princesa italiana. + +Durante estas conversaciones sostenidas junto al hogar, recuerdo las +personas con quienes he vivido durante mi infancia, y de las cuales +quedan muy pocas, después de la terrible sacudida revolucionaria. + +Quiero dejar aquí consignada una anécdota muy original, relacionada con +Juan Jacobo Rousseau y la mariscala de Luxemburgo, con la cual mi madre +estaba unida muy íntimamente. + +Era la mariscala de Luxemburgo amiga de Rousseau: por casualidad supo +aquélla que la mujer con quien éste vivía estaba en cinta; sin duda, +creyendo que Rousseau quería mandar este nuevo hijo a la Inclusa, como +había hecho con otros, dirigiose a M. Trouchin, de Génova, amigo de +Rousseau, y le encargó que tan pronto la criatura viniera al mundo, +hiciera los posibles por mandársela, para ella encargarse de su cuidado. +M. Trouchin habló de este asunto con su amigo Rousseau, quien al parecer +consintió en que la mariscala fuera satisfecha en sus deseos, los cuales +fueron muy del agrado de la madre de la futura criatura. Tan luego esta +buena mujer dio a luz, avisó a M. Trouchin, el cual presentose en +seguida en la casa, donde le mostraron un hermoso niño. Quedaron +convenidos para el día siguiente en hacerse cargo de la criatura, pero +tan pronto hubo salido M. Trouchin, su amigo Rousseau, embozado en un +capote de paño oscuro, se aproximó al lecho de la recién parida, y a +pesar de sus lágrimas, cogió él mismo a su hijo y se lo llevó al +Hospicio, perdiéndolo para siempre, pues ni siquiera le puso al +entregarlo marca de reconocimiento. + +Aquí tienes, hija mía--dijo mi madre,--el hombre sensible como dicen las +gentes. + +¡Insensato, le llamo yo, cuya enfermedad cerebral le ha destrozado el +corazón! + +Si el genio no es acompañado del buen sentido, no es genio, es locura; +buena prueba de ello son el Tasso y Rousseau. + +Si Dios nos envía el genio, bien venido sea, pero una madre solamente +debe desear para sus hijos el buen sentido. + + * * * * * + +Está nevando copiosamente y hace un frío intensísimo. La campiña se +halla cubierta de nieve. Paso el rato leyendo a Tácito y otros +historiadores de la antigüedad que tanto gustan a mi madre. + +Seguramente, que estas aficiones de mi madre debieron nacer a +consecuencia de su trato con los filósofos y literatos que, en otro +tiempo, frecuentaban sus salones. + +Mi madre tiene en compañía un sacerdote; llámase este venerable abate +Chauveau y es hombre de mucho mérito. Esta mañana nos ha dicho misa. En +el templo había un bautizo y esto me ha recordado a mis pobres hijos: +los bautizos me enternecen siempre. + +He visitado hoy a una pobre mujer recién parida, enferma y sin recursos. +Al reflexionar sobre su miseria y las atenciones de que yo me hallaba +rodeada, he tomado la resolución de no regatear nada, alimentos, ropas, +leñas, dinero, todo, en fin, cuanto pueda facilitar con mis economías a +esta pobre mujer. + +¡Cuánto se sienten los ajenos sufrimientos cuando uno los ha probado! Es +muy buena la caridad que se ejerce indirectamente, pero resulta más +eficaz aquella que se hace frente a frente, de corazón a corazón. ¡Que +Dios me inspire con frecuencia en estas resoluciones, y no permita que +olvide el cumplimiento de mis deberes! + +La noche pasada he leído a Tácito. Este historiador me entretiene y +casi edifica con sus narraciones; los otros solamente me instruyen. +Tiene mi padre una biblioteca rica en libros de historia; por fortuna no +hay ni siquiera una novela. + +Mi madre ha escrito hoy una carta a la señorita de Orleans, que se +encuentra en España, y ha querido que yo también le escriba dos +renglones. Después de esto, hemos salido a paseo y llegado hasta +Mont-Mirail, visitando al mismo tiempo los amigos de la familia. En este +pueblo nos han hablado muy bien de los señores de +Larochefoucauld-Dondeau, que tienen aquí un castillo en el cual reparten +abundantes limosnas a los pobres de la comarca. No hace muchos días que +estos señores han perdido la única hija que tenían; solamente les queda +un hijo que, según dicen, es un guapo mozo de dieciocho años (hoy duque +de Larochefoucauld), del cual se cuentan rasgos de bondad con los +aldeanos de estas cercanías. + +Ha llegado ayer mi desgraciado hermano y hecho las paces con mi madre. +Todo le ha sido perdonado y parece en su aire muy formal. Nos ha dicho +que desea marchar a Inglaterra, donde mi madre lo recomendará a los +príncipes de Orleans, que estoy segura harán por él cuanto puedan. + + + + +L + + +Vuelve mi madre a Milly durante la primavera y expresa en su _diario_ la +alegría que experimentó al ver de nuevo a su marido y sus hijos. Después +pasa a Lyón para informarse de los motivos que tuvo su hijo para +escaparse del colegio, tomando después de esto la resolución de que +termine sus estudios en otra casa algo más religiosa y paternal que la +que en la actualidad se encontraba. + + * * * * * + +Sigue el _diario_: + +Ayer hice en Lyón algunas compras de telas para arreglar mi cama; he +gastado poco, pues no quiero gastar lo superfluo mientras hay quien +carece de lo necesario. + +Estos días se habla mucho de la guerra con Inglaterra: mi hermano me ha +escrito desde allí diciéndome que está muy bien colocado; pero si la +guerra se declara, ¡quién sabe cuál será su suerte! + + * * * * * + +Hoy he comprado un libro nuevo que he leído esta noche; se titula _Genio +del Cristianismo_; está escrito por M. de Chateaubriand. Yo no sé si +seré competente para juzgar esta nueva obra, pero me encanta su lectura. + + * * * * * + +Siguen tres meses cuyas fechas llenan el _diario_ con detalles +domésticos y exámenes de sus faltas. + + + + +LI + +Belley, 23 de octubre de 1803. + + +He podido conseguir de mi marido y de mis hermanos permiso para +trasladar a mi Alfonso del colegio de Lyón al de los Jesuitas +establecido en Belley, al lado de la frontera de la Saboya. Yo misma le +he acompañado; y después de haberlo dejado bajo la confianza de los +padres, he llorado mucho. + + + + +LII + +27 de octubre. + + +Esta mañana he visto a mi hijo desde las rendijas que hay en la cerca +del patio del colegio. ¡Pobrecito! Estaba allí en medio de sus +compañeros y a pesar de esto lo he distinguido en seguida. El también me +ha visto y ha venido a decirme que estaba muy contento con sus nuevos +maestros y condiscípulos. + +He visitado al abate Montuzer, antiguo prior del capítulo de canonesas +de Salles. + +Al anochecer he partido hacia Mâcón y al pasar por frente al colegio de +los Jesuitas, he visto a los colegiales y oído sus gritos alegres: por +fortuna, mi hijo no ha salido a la verja para ver pasar el coche; yo me +alegro mucho, porque hubiéramos tenido un disgusto grande y no conviene +enternecer demasiado el corazón de estos niños que mañana serán hombres +y necesitarán en ocasiones dureza de corazón para sufrir las +adversidades de la suerte. + +Yo he llorado mucho durante el día de hoy. + + + + +LIII + +29 de octubre. + + +A mi llegada a Mâcón he recibido tristes noticias de mi pobre madre. Mi +hermano se ha visto obligado a dejar el empleo que tenía en Inglaterra, +con motivo de la guerra, y otra vez vuelve a ser una pesada carga para +mi madre, que está vendiendo lo que resta de nuestra posesión de Rieux +para pagar las deudas contraídas durante sus viajes. + +Mi hermana me escribe también diciéndome que está muy contenta porque la +señorita de Villars la ha prestado sin interés alguno y a devolver +cuando pueda, mil escudos; esto le ayudará en sus apuros; la señorita de +Villars cumple sus votos de pobreza a pesar de haberle relevado de ellos +la Revolución y el Papa al abolir el capítulo. Ella reparte su numerosa +fortuna entre su familia y las antiguas compañeras pobres del capítulo +de Salles y pasa pensiones vitalicias a seis o siete de ellas que se +encuentran en la mayor necesidad. No falta quien critica la economía en +que vive, pero Dios y los pobres la bendicen diariamente. + + + + +LIV + +6 de marzo de 1804. + + +Hoy hace catorce años que tuve la suerte de casarme con un hombre cuyo +corazón es el de un ángel. Siempre me figuré que era generoso y +caballero, pero ignoraba que estas condiciones llegaran a la perfección. +Solamente vive para mí y para sus hijos, aunque algo inquieto por las +dificultades que le ofrece nuestra escasa fortuna para sostener una +familia tan numerosa. Yo rogaré a la Providencia que nos asista, y +procuraré por mi parte aliviar su pena. Confío en Dios, y esta es sin +duda mi única virtud; pues reconozco, por lo demás, las imperfecciones +que tengo. + +Para solemnizar el aniversario de mi matrimonio, he mandado a mi hermano +doscientos pesos; para ello he hecho un sacrificio, pero estoy muy +satisfecha de haberlo verificado. + + + + +LV + +16 de marzo. + + +Hoy he visto en el cementerio de Bussieres un cuerpo de mujer muy bien +conservado, a pesar de haber transcurrido muchos años desde su +enterramiento. Debió ser una hermosísima mujer a juzgar por las +apariencias. Tiene en el dedo un anillo nupcial y un rosario engarzado +en las manos. Parece que está dormida, y espera de este modo el eterno +despertar. Tengo para mí que debe ser una santa, cuyo cuerpo ha querido +Dios conservar intacto para diferenciarle de los demás. + + + + +LVI + +20 de marzo. + + +¡Triste de mí! ¡Qué día tan desgraciado el de hoy para esta pobre mujer! +Al llegar hoy a casa he encontrado sobre la chimenea una carta de mi +hermana dirigida a mi esposo: la he abierto (pues para ello estoy +autorizada), y ¡oh, Dios mío!... he leído en ella que mi hermano ha +muerto de una manera trágica. ¿Qué será de mi madre ante esta horrible +desgracia? ¡Dios mío! ¡Dios mío! Auxiliad a mi desgraciada madre y tened +piedad de mi pobre hermano: perdonadle sus faltas, sed con él +misericordioso. + +Después de recibir tan infausta noticia, sólo he salido de casa para ir +a la iglesia. Yo espero que mi hermano estará en el cielo, porque mi +hermana me dice que ha muerto en el seno de la religión cristiana. + +Estoy muy desconsolada, y mi alma sólo encuentra alivio en aquello que +la aproxima a la Divinidad. + + * * * * * + +Estos días hemos celebrado los funerales por el eterno descanso del alma +de mi hermano. Me han acompañado a la iglesia cuatro de mis hijas. He +llorado al ver las muchachas del pueblo vestidas de blanco, según +costumbre en estos casos, entonando cánticos fúnebres, y muchos jóvenes +orando con gran recogimiento. Yo espero que Dios habrá oído las +plegarias de estas buenas gentes, y se apiadará de nosotros y de mi +hermano. + +He tenido noticias de que mi madre sufre mucho: en París se ha creído +que mi hermano estaba complicado en una conspiración contra Bonaparte. +Yo no lo creo, porque ni medios ni voluntad tenía para estas cosas. Sin +duda su regreso de Inglaterra ha despertado sospechas e inducido a este +error, porque después de muerto han ido a registrar su domicilio, y sólo +han encontrado papeles que indicaban sus aficiones literarias. + + + + +LVII + +21 de marzo. + + +Esta mañana he leído una novela de Mme. de Genlis, que se refiere a la +señorita de La Valliere. La novela tiene algo de histórico y está bien +escrita, pero me parece su lectura algo peligrosa para la juventud. Por +mi parte, me ha sugerido únicamente reflexiones sobre lo pasajero de +las cosas humanas y la insuficiencia del poderío de la tierra para hacer +feliz a un alma grande. Lo terreno no puede satisfacerle, y sólo en Dios +encuentra reposo a sus agitaciones. + +¡Oh, Dios mío! Cada día siento mayor necesidad de consagrarme a Vos +únicamente y de sacrificároslo todo. Mi alma, emanación de la vuestra +es, y no puede encontrar la paz sin estar unida a lo que es su principio +y fin. + +¡Perdón, Señor!... Esta mañana he cometido un pecado. A una pobre +muchacha que me ha pedido favor, le he contestado con desprecio y he +sentido un poco de orgullo al hablar con ella. Me arrepiento de ello, y +me impongo la obligación de servir y complacer en cuanto pueda a esta +pobre muchacha. Este arrepentimiento y esta obligación que me impongo, +debiera hacerla cien veces cada día. + + + + +LVIII + +24 de marzo. + + +Empiezan a encanecer mis cabellos. El tiempo se va y yo ignoro lo que he +hecho de mi juventud. La eternidad me advierte que debo emplear los días +que me restan de estar en la tierra en hacer bien al prójimo. + + + + +LIX + +Milly, 17 junio de 1804. + + +Estoy tranquila; he recibido carta de mi hermana, en la que me da +mejores noticias de mi madre. Creo que está ya en completa +convalecencia; habla asimismo de ir a vivir a Mont-Mirail. Ayer mi +marido recibió otra carta de mi hermana que me ha llenado de inquietud. +Dice que en dos días la enfermedad de nuestra madre se ha agravado +seriamente. Temo un fatal desenlace. + + * * * * * + +Esta triste confirmación ha venido en el preciso momento en que la +señorita de Monceau y mis hijos iban a regalarme un ramillete. Tan +infausta nueva ha envenenado el placer que semejante agasajo nos +preparaba. Debía ir yo, por lo tanto, a comer a Monceau, pero no he +querido ir, mandando sólo a mis hijos con su padre. + + + + +LX + + +¡Dios tenga compasión de mi madre! su gran caridad, sus bondades y otras +mil virtudes que ha practicado durante su vida, pueden haberla +tranquilizado en estos momentos. Pero ¡ay! ¡era tan triste su situación! +Muchas inquietudes y penas son otros tantos motivos de consuelo. Ha +sucumbido a sus penas mejor que a sus años. La triste idea de que no he +de volverla a ver en este mundo, me asusta cuando fijo mis ojos en la +tierra. + +Mi abuela vivió hasta los noventa y dos años, yo esperaba igual +longevidad para mi madre. Parece que en su testamento, que no ha podido +firmar, ha favorecido a mi hermana. Mi conciencia no estaría tranquila +si se dejase de acatar semejante voluntad, manifestada por ella, aunque +no escrita. No ha de haber dificultad alguna para que se cumpla, puesto +que mi marido piensa como yo sobre este particular. + +Escribo esta mañana a la señorita de Orleans esta triste noticia, +rogándola se sirva comunicársela cautelosamente a la señora duquesa, su +madre. + +Mi marido acaba de suscribir la renuncia que yo deseaba en favor de mi +hermana. Esta va a comprar la finca de Rieux, donde pasamos tan alegres +días durante nuestra niñez. + + + + +LXI + +14 de septiembre de 1804. + + +Me hallo en Belley, adonde he ido a buscar a mi Alfonso para las +vacaciones. Le he visto en el patio en cuanto he llegado; estaba tan +emocionado como yo misma: ha venido corriendo, y tan pálido, que llegué +a creer que iba a desvanecerse. ¡Ah! ¡Cómo nos hemos abrazado los dos! +¡Pobre hijo mío! + +Mañana ha de pronunciar un discurso, con motivo de los ejercicios con +que los jesuitas tienen costumbre de manifestar en público los adelantos +de sus mejores discípulos. Esto me preocupa tanto como si fuese yo quien +debiese hablar. + + * * * * * + +Hay aquí una larga interrupción. + + + + +LXII + +5 de febrero de 1805. + + +Hoy he asistido a una toma de hábito de religiosas hospitalarias, en el +hospital de Mâcón. En el discurso que en semejantes casos se acostumbra +a hacer, se ha dicho que las que acogía la religión, abrazaban para +toda la vida un estado de mortificación y penitencia, y ceñían una +corona de espinas a su cabeza. Yo he admirado mucho tanta devoción; pero +he reflexionado sobre la de las madres de familia, que cumplen sus +deberes, y creo que también se aproximan a Dios sin tomar el hábito +religioso. Y debe calcularse que, cuando se casa una mujer, hace voto de +pobreza, puesto que pone toda su fortuna en manos de su marido, de la +cual no puede disponer sin su permiso. Hace también voto de obediencia a +su propio marido y de castidad, puesto que tampoco le es permitido dar +oídos a la menor palabra amorosa de otros hombres. + +Se consagra igualmente a la caridad, que ejerce a la par con su marido, +sus hijos y sus criados, a quienes tiene obligación de cuidar en sus +enfermedades, e instruirles, dándoles buenos consejos. No tengo, pues, +nada que envidiar a las hermanas hospitalarias: yo también cuidaré de +cumplir fielmente mis deberes, tan difíciles como los suyos y quién sabe +si algo más. Estas reflexiones han endulzado mucho mi espíritu, y he +vuelto a renovar ante Dios los juramentos que hice al contraer +matrimonio, rogándole me conceda la gracia y fuerzas indispensables para +cumplirlos exactamente. + + + + +LXIII + +Domingo de Ramos de 1805. + + +Reina por estos contornos un extraordinario bullicio con motivo de la +próxima llegada del Emperador. Mi hermana se encuentra todavía a mi +lado; ambas estamos muy inquietas porque se nos ha dicho que debemos +dar alojamiento a Monseñor de Pradt, obispo de Poitiers, limosnero del +Emperador, y más tarde arzobispo de Malines, tan célebre por su +adulación y por su ingratitud con Napoleón, después de su caída. Me +desagrada tener que hospedar a semejante personaje. + + + + +LXIV + +Lyón, 26 de abril de 1805. + + +Mi venida a Lyón ha tenido por objeto ver al Papa. + +Estoy aquí en compañía de mi hermana. He visto al santo padre cuando +paseaba por el jardín del palacio del obispo. Ayer estuve a oír la misa +del Papa en la iglesia de San Juan; vi perfectamente todas las +ceremonias, pero me costó mucho trabajo poder llegar hasta su trono para +besarle la chinela; sin embargo, tuve por fin esta satisfacción. Este +anciano tiene verdaderamente el aspecto de un santo, como también +algunos de los prelados que le acompañan. + + + + +LXV + +12 de mayo de 1805. + + +Aumenta nuestra fortuna: mi marido acaba de comprar la casa de M. de +Ozenay; tiene un jardincito, y es muy espaciosa; la amueblaremos para +habitarla este verano, Dios mediante. + +Mi marido me entrega ciento veinte pesos mensuales y los frutos +naturales que proceden de nuestras dos fincas, para sostener la casa y +pagar el colegio de Alfonso, lo cual es más que suficiente. Cada día +admiro más las prodigalidades de la divina Providencia para con +nosotros. + +Mi cuartito está muy bien arreglado, y cuantos nos visitan dicen que es +muy bello. Comprendo que estoy demasiado bien en este mundo y que tengo +mayores bienes de los que me pertenecen. He leído un tratado místico +sobre la dulce virtud de la confianza, que me ha hecho un gran bien. Es +el tesoro por excelencia, el dulce abandono a la voluntad celestial. + + + + +LXVI + +20 de agosto de 1805. + + +El hermoso cuarto en el cual estoy instalada desde ayer, será +probablemente el último cambio de habitación que yo haga; en él moriré, +sin duda. (En él murió efectivamente.) + +Alfonso llegó ayer. Me preocupo mucho por él y por sus hermanas, pues no +veo medio de educarlos fácilmente. Sin embargo, cuando me veo rodeada de +estas seis hermosas criaturas, me siento orgullosa y satisfecha. Ruego a +Dios me dé las luces necesarias, al objeto de cumplir debidamente mis +obligaciones con respecto a mis hijos. + + + + +LXVII + +9 de noviembre de 1805. + + +Hemos venido a pasar unos días en el castillo de Monceau, propiedad de +mi cuñado. M. de Lamartine, el ángel de la familia, y Mme. de Villars, +nuestra Providencia, están con nosotros. Aquí se reúnen los vecinos más +distinguidos, y entre ellos se encuentran M. Blondel, el abate Bourdon y +el comendador Folin; cada uno de estos ancianos cuenta a porfía +instructivas anécdotas. Llevamos una vida deliciosa; el tiempo es +precioso y paseamos mucho; durante las veladas, se cuentan historias. +Pero no estoy bien de salud: me ha salido como un fuego en la cara, y +voy persuadiéndome de que mi tez se agosta; no he de ocultar que siento +mucho esta fealdad. No obstante, si hay en ello humillación, puede ser +que encierre una gracia que me aparte del mundo alejando de mí sus +miradas. Me someto gustosa, pero no sin molestia, pues hubiera querido +verme dispensada de la ley común, conservando en mi vejez los atractivos +de la juventud. Con frecuencia me olvido de que ya cuento treinta y ocho +años, y todo cuanto me lo recuerda me es desagradable. Dios mío, haced +que acuda siempre a mí el recuerdo de la nada y tened compasión de esta +débil mujer. + + + + +LXVIII + +Milly, 6 de julio de 1806. + + +Otra vez estoy en mi retiro, donde me hallo más en paz con mi especial +manera de ser. Es cierto que amo al mundo, pero también amo el +recogimiento que me proporcionan mi jardín y mi cuartito. + +Hemos hecho mis hijas y yo, montadas en asnos, una excursión a las +ruinas y lugares vecinos; hemos bebido leche, hemos charlado largamente +con los aldeanos que me conocen, y que parece que me quieren por +haberles dado consejos y remedios para sus hijos: esto me satisface. +Siempre gusta uno de ser amado, y no deja de ser conveniente y agradable +el cariño de las pobres mujeres del campo; nunca se pierde el tiempo +empleado en hacer el bien y en adquirir simpatías. + + + + +LXIX + +7 de septiembre. + + +Mi marido ha vuelto de la posesión que su hermano tiene en Dijón. Nos +hallamos nuevamente en Saint-Point, lugar que, a decir verdad, prefiero +a todos, a pesar de los destrozos del castillo; quiero encerrarme en un +retiro moral aún más profundo. Conviene alguna vez aislar nuestro +corazón en la soledad y en el silencio. + + + + +LXX + +Domingo, 24 de septiembre. + + +Estos días los he pasado completamente retirada; únicamente el señor +cura nos ha acompañado a comer algún día que otro. + +El día no resulta bastante largo para todo lo que yo quisiera hacer, y +mis fuerzas se agotan antes que la voluntad y el deber. + +Voy todos los días a misa a eso de las siete, como me propuse en un +principio. Mis hijas me acompañan. Después de la misa nos desayunamos y +comenzamos a trabajar, alternando nuestras tareas con la lectura de la +Biblia; después y hasta la hora de comer, mis hijas dan lecciones de +gramática e historia. Con estas ocupaciones, el tiempo lo encontramos +corto. Después de comer tenemos una hora de recreo. Luego volvemos a +tomar nuestra labor y alguna lectura amena que yo escojo siempre, +procurando que sea tan agradable como instructiva; algunas veces +recitamos de memoria algunos párrafos de la historia o de la gramática. +Vamos luego a rezar nuestro rosario a la iglesia o a nuestro gabinete; +paseamos después hasta la noche, y durante la velada, mientras yo juego +al ajedrez con mi marido, las niñas se entretienen aprendiendo de +memoria algunas de las fábulas de La Fontaine. + +Mientras no ocurra novedad alguna que nos interrumpa, esta es la vida +ordinaria que llevo con mis hijas, con las diferencias naturales que +exigen las diversas estaciones del año; mi principal objeto es +inspirarles mucha piedad, ocupándolas siempre en cosas útiles. + +Ayer recibí carta de mi Alfonso; está bien de salud; me parece un sabio +en la manera de escribir. + + + + +LXXI + +Milly, 25 de septiembre. + + +Mi pobre esposo ha sufrido una pérdida de cuatro mil doscientos pesos. +El comerciante encargado de vender el vino se ha declarado en quiebra. + +Esta gran desgracia mi marido la sufre con la mayor resignación. + +Según se dice, el comerciante de vinos, que es de Nuits, resulta ser un +desgraciado, pero de una honradez sin límites. Esta mañana ha venido él +mismo a anunciarnos la suspensión de pagos, diciendo que va a convocar a +todos sus acreedores para que se repartan cuanto le queda, y que no se +reserva nada para él. ¿Cómo no apreciar semejante conducta y no +compadecer a quien nos arruina tan contra su voluntad? Porque no hay +duda que vamos a quedar por ello pobres durante todo el año, ya que sólo +contábamos con la suma que se ha perdido. ¡Hágase la voluntad de Dios! +Admiro la calma de mi marido después de semejante contratiempo; él +sufre, sin embargo, por mis hijos y por mí; pero exteriormente, es +decir, en cuanto no nos hiera materialmente a nosotros, es un hombre de +bronce. + +Alfonso debía regresar el día 17 del colegio; fui a recibirle en Mâcón. +Llegó por la noche, solo. Le encontré mucho mejor de lo que esperaba; es +ya cuatro dedos más alto que yo, está algo flaco y pálido; parece un +buen muchacho: los jesuitas, sus maestros, se admiran de sus facultades; +ha venido cargado de coronas, premios, discursos en latín y en francés, +versiones y poesías latinas y... a pesar de todo, es modesto sin +petulancia alguna. Lo que me ha agradado también mucho es que parece +inclinado a la piedad. ¡Dios lo quiera! ¡Porque creo que es lo único que +puede hacerle feliz! + +Después de su llegada he corrido a la iglesia, llenos los ojos de +lágrimas de alegría, a dar gracias a Dios por el gran favor que acaba de +hacerme con el feliz regreso del hijo de mi corazón. + + * * * * * + +Al presentar a Alfonso a toda la familia en Monceau, he sentido un poco +de orgullo. Sin embargo, no le encuentro el tono tan dulce como yo +quisiera. Creo que debo alejarle de mí, que tanto le amo y que tanto le +mimo por añadidura; y por otra parte, he de mimarle por condescendencia. +¡Cuan difícil es formar un hombre!... Tanto mi marido como yo nos +encontramos apurados para acertar en lo que debemos hacer con él. + +Adora la carrera militar, que es la de su padre: ¡pero esa guerra contra +la Prusia devora tantos y tantos jóvenes! y además, la carrera de las +armas es mortal de necesidad para la juventud inocente. + + + + +LXXII + +Mi madre vuelve a la ciudad el 25 de diciembre de 1806.--He aquí lo que +se lee en su _diario_ del 2 de enero de 1807: + +2 de enero. + + +Hoy he quedado convencida de que camino aceleradamente hacia la +eternidad. + +Las virtudes en que yo pienso fijar especialmente la atención este año, +son la dulzura y la humildad. Me parece que son las principales. Quiero +hablar poco de mí, sobrellevar con paciencia las contrariedades y las +humillaciones que pueda soportar sin menoscabo de la dignidad humana, no +rebuscar en mi tocado vanidad alguna, no reprender a mis hijos y a otras +personas con acritud ni enredarme nunca en discusiones; quiero asimismo +no decir jamás una palabra que pueda molestar al prójimo, presente o +ausente. Estos son mis proyectos durante este año; si puedo cumplirlos +fielmente, habré empleado bien el tiempo. + + + + +LXXIII + + +No hay nada de particular en las anotaciones de este año hasta el mes de +septiembre, en el cual se lee: + + * * * * * + +Vivo sola en Milly con mis hijas y mis libros; esta soledad me encanta. +He dado esta tarde un gran paseo por la montaña de Craz, situada detrás +de nuestra casa, sobre nuestras viñas. Estoy sola; gusto mucho, durante +las horas de la tarde, de irme sola y lejos. Amo mucho el otoño y los +largos paseos, sin otro entretenimiento que mis impresiones; éstas son +grandes como el horizonte y llenas del espíritu de Dios. La Naturaleza +conmueve mi corazón bajo mis reflexiones, y me infunde cierta tristeza +que me fascina; no sé lo que es, pero siento una especie de armonía +secreta entre nuestra alma infinita y el infinito de las obras de Dios. +Cuando vuelvo la vista y observo desde lo alto de la montaña la luz que +brilla en el interior del cuarto de mis hijas, bendigo y doy gracias a +la Providencia por haberme concedido este nido, casi oculto a la vista +de todo el mundo, para dar calor y vida a los hijos de mi alma. + + * * * * * + +Todos los días, por la tarde, digo una oración de muy pocas palabras: un +cántico interior que ninguna persona llegaría a entender; pero vos, Dios +mío, vos lo comprendéis muy bien, como entendéis el zumbar de los +insectos entre las florecillas de los matorrales y el ruido de la hoja +seca, juguete del viento. + + * * * * * + +En el año 1807 sólo contiene el _diario_ misteriosos exámenes de una +conciencia escrupulosa hasta el extremo, y obligaciones de una madre +para salvar de todo peligro a sus hijos. De regreso a la ciudad para +pasar en ella el invierno de 1808, vuelve a tomar la pluma alguna que +otra vez, pero la pluma parece que se resiste a trazar sus ideas. 1808 y +una parte de 1809 faltan. Véase, no obstante, lo que sucedió entonces a +mi familia. + +Había por aquel tiempo en Mâcón una bellísima joven perteneciente a +cierta familia muy distinguida; era elegante, hermosa y de espíritu +recto y cultivado, quien inspiró a su hijo una de aquellas inclinaciones +infantiles e inocentes y puras, que son siempre, mejor que las +explosiones, el presentimiento del amor. No obstante las diferencias de +edad, temían entrambas familias pudiera traer aquella simpatía +consecuencias que no entraban en sus cálculos. + +Por este motivo, acordaron alejar de allí por algún tiempo al joven bajo +el pretexto de un viaje a Italia. Creíase, no sin razón, que el aire de +los Alpes desvanecería aquella fantástica imaginación. + +Veamos el manuscrito. + +Aquellos pensamientos prudentísimos casi no existen en él: su +imaginación se ocupa exclusivamente en buscar el bien para su hijo. + + + + +LXXIV + +Domingo, 26 de noviembre de 1809. + + +Me ocupo en leer las _Memorias_ de Mme. Roland, cuyo marido fue ministro +al principio de la Revolución, por la cual Mme. Roland fue guillotinada. +Hubiera sido esta mujer un gran talento, un carácter, un dechado de +virtudes, si durante su juventud no se hubiese penetrado del +deslumbrante y falso espíritu que entonces reinaba, arrastrándola en la +detestable cima, desde la que derrumbó el mundo, perdiéndose a sí +propia; porque fueron sus opiniones las que la condujeron a la +guillotina. + +Sus Memorias están bien escritas y me han interesado, pero no he leído +nada de lo que se trata de religión, puesto que habla de ella bastante +mal. No he querido que mi hijo leyera dichas _Memorias_, a pesar de que +lo ha deseado mucho. Ya sé yo que él puede hacerse, a pesar mío, con +cuantos libros quiera, pero al menos no deberé reprocharme el haberle +dado autorización para leerlos y menos proporcionárselos. + +He pensado asimismo que el hombre se permite a cierta edad leer cuantos +libros se le presentan, bajo el pretexto de que ya no corre peligro; sin +embargo, siempre esto es peligroso, ya que la fe puede extraviarse a +todas las edades; debe estar siempre prohibido el combatir con el +espíritu. El hombre acaba por llenar su cabeza con el abigarramiento de +toda especie de lecturas; así es que sólo a la prohibición de aquellas +que, aun agradables, pueden ser peligrosas, debe confiarse la +conservación de las sanas creencias. + +Ha muerto en Mâcón M. Sigorgne, a la edad de noventa años. Como era un +sabio, había sostenido correspondencia con J. J. Rousseau sobre la +religión y sobre la filosofía. Gran amigo de M. de Lamartine, mi cuñado, +dio por amistad lecciones de matemáticas a mi Alfonso. Era uno de estos +monumentos antiguos que no quisiéramos jamás ver derrumbados. Amamos el +tiempo cuando somos jóvenes, pero al llegar a viejos, el amor se +convierte en veneración. + +Alfonso irá a pasar este invierno a Lyón para que se vaya acostumbrando, +poco a poso, a los usos y costumbres de la alta sociedad. + +Ha marchado en compañía de M. de Balathier, persona de excelentes +modales; estamos muy contentos de semejante oportunidad, porque ella +será causa que le privará de las malas compañías de otros jóvenes de su +edad. + +Me encuentro sola con mis cinco hijas, todas ellas fáciles de ser +conducidas al bien. Nuestra vida aseméjase a la de un monasterio: por la +mañana leemos en comunidad algo piadoso, luego estudiamos juntas la +historia antigua; me agrada e interesa tanto como a las niñas. Después +de comer se trabaja un poco; al caer la tarde rezamos también juntas, y +durante la velada, acostumbramos a leer alguna de las comedias de +Moliere. Creo yo que no hay en ello ningún mal, pero suprimo las +palabras que creo peligrosas. Después de esto, rezamos la oración de la +noche; de esta suerte el día pasa ligero. ¡Que nuestras oraciones +aprovechen a nuestras almas! Si fuera yo libre, creo que me consagraría +completamente a Dios. + + + + +LXXV + + +Mi esposo se halla en Mâcón, en el consejo general del departamento, +presidido por M. Denon. M. Denon es hombre de bastante edad, pero joven +de ingenio. Este señor ha estado con nosotros unos días y nos ha contado +sus viajes a Egipto con el Emperador; dice que diseñaba las batallas +durante los combates. + +Ha colmado a mi marido de distinciones, y le ha propuesto hacerle +nombrar diputado; pero mi marido ha dicho que podría encontrarse, si +llegaba el caso, entre su conciencia y su fortuna, y que prefería, por +lo tanto, sacrificar toda grandeza mundanal a la oscuridad y paz de su +conciencia. Admiro y respeto mucho los motivos que le obligan a obrar de +tal manera, aunque mi amor propio disfrazado bajo el color de la fortuna +de mis hijos, me conduzca a desear tales honores, y la natural forma y +nombradía que lleva consigo un cargo semejante. + + + + +LXXVI + +7 de enero de 1810. + + +La peligrosa ociosidad en que se encuentra mi Alfonso me tiene inquieta. +En estos momentos, es cuando necesito para él todo el socorro divino que +siempre he solicitado. + +Sus pasiones empiezan a desarrollarse; temo que su juventud y su vida +sean demasiado borrascosas; le veo de continuo melancólico y agitado; no +sé lo que pretende. ¡Ah! quisiera encontrar el medio para tenerlo +contento. Nos critican por haberle dejado ir a pasar el invierno a Lyón, +fiados en su buena fe; pero los que tal hacen desconocen las razones que +hemos tenido para ello. Muchas veces conviene dejar que diga el mundo lo +que quiera y hacer lo que nosotros creamos mejor. El parece que desea +adquirir relaciones y tiene afición al estudio; contando con recursos +suficientes, es mucho más fácil en una población grande ocupar el +tiempo, huyendo de los peligros de la ociosidad, que en una población +pequeña, donde hay que hacer siempre la misma cosa. Por otra parte, +estoy muy contenta de que todo el mundo no lo vea así, porque siendo, +como es, de aspecto gallardo y elevada estatura, podría también tentar a +los agentes del Emperador para que no admitiesen en reemplazo suyo el +substituto que le hemos comprado para que sirva en el ejército. + + + + +LXXVII + +Milly, 11 de abril de 1810. + + +Desde ayer estoy en este pueblo con Cecilia y Eugenia; el tiempo es +magnífico; he querido venir a gozar de una hermosa mañana de primavera, +y lo he conseguido por completo. Hoy, desde que me he levantado, he +estado en mi jardín por espacio de más de tres horas leyendo, rezando, +reflexionando y dando gracias a Dios por sus beneficios, que procuro +aprovechar tan bien como es posible. La hora ha sido deliciosa, los +árboles están cargados de flores y capullos que perfuman el aire. + +Empiezan a brotar las hojas, a cantar los enamorados pajarillos y a +zumbar los insectos. Es esta la época en que resucita la Naturaleza de +su muerte aparente durante el invierno, y en que más se disfruta de ella +en estos solitarios parajes. Por desgracia, tengo necesidad de volver a +la ciudad, donde he de permanecer algún tiempo. Será la voluntad de Dios +el que yo me aleje de estos sitios; cúmplase, pues, su santa voluntad. + +El domingo estuvo a comer con nosotros M. Morel, distinguido dibujante y +buen músico; es él quien ha trazado la mayor parte de los jardines +ingleses que admira todo el mundo en los alrededores de París. Ha venido +aquí para hacer algunos trabajos que le ha encargado M. Rambuteau. He +tenido ocasión de hablarle y me ha dicho que había sido muy amigo de mi +madre y de mi padre, con lo cual he tenido una alegría grande; en su +consecuencia, le he convidado a comer y he tenido la satisfacción de +entrar en relaciones con él. Es ya muy viejo, pero conserva +perfectamente expedito el uso de todas sus facultades, a pesar de sus +ochenta y cuatro años, lo cual se atribuye a su gran sobriedad; dice que +jamás ha bebido vino. Esto me ha confirmado en el propósito que yo tengo +hecho de no beberlo nunca. + +Creo ver mañana a M. Rambuteau, porque dice que ha asistido al +casamiento del Emperador y tengo deseos de saber algo de aquella +ceremonia tan magnífica, según dicen todos; las iluminaciones parecen +haber excedido a todo cuanto se había visto hasta hoy en su género. He +aquí una cosa que me hace reflexionar sobre la insignificancia de lo que +se ocupan los hombres, puesto que uno de sus mayores placeres consiste +en reunir algunos centenares de candilejas colocándolas unas junto a +otras, es decir, que podemos exclamar fundadamente: _¡Vanitas, +vanitatum!_ un poco de luz, un poco de ruido y otro poco de humo; ¡esta +es la gloria a que todos aspiramos! ¡Y pensar que yo la deseo para mi +hijo! + + + + +LXXVIII + +Milly, 17 de abril de 1810. + + +He pasado sola, en Milly, un día delicioso. Hace un tiempo precioso. +Nunca he paseado tanto. He leído el primer volumen de un libro +interesantísimo; se titula _Itinerario de París a Jerusalén_, por M. de +Chateaubriand. Es una obra excelente. + +Ayer fui a Changrenon a hacer una visita a madame Rambuteau, en compañía +de la cual se encuentran actualmente M. de Narbonne, su padre, su marido +y su hermana. Tenía curiosidad de volver a ver a M. de Narbonne, quien +había sido en otra época muy amigo de mi hermano mayor (secretario en la +embajada de Holanda y hombre distinguido). He hablado con él, y parece +persona muy amable; dicen que goza de la consideración del Emperador. Se +habla de él para el ministerio de Relaciones Exteriores. Ha hecho una +grande acogida a Alfonso, y le ha comprometido a que vaya a visitarle +cuando esté en París; pero tengo para mí que esto puede acarrear más +daño que utilidad. Yo no pido para mis hijos las grandezas de este +mundo; únicamente deseo para ellos un modesto y tranquilo bienestar, +adquirido en el cumplimiento estricto de sus deberes. + + + + +LXXIX + +11 de octubre de 1811. + + +Alfonso me escribe desde Roma cartas llenas de entusiasmo sobre los +monumentos de esta ciudad célebre; mucho me gustaría estar en su +compañía, pero mi pobreza no me lo permite. Los gastos de su viaje nos +ayudan a cubrirlos sus tíos. Para este objeto, nos dieron ayer +trescientos pesos. Alfonso, si es económico, podrá pasar con +cuatrocientos pesos el invierno en Nápoles, pero como es joven y de +imaginación viva y ardiente, ¿qué va a hacer entregado a sí mismo en los +países lejanos? Yo, que aspiraba a verle partir, aspiro ahora a verle +volver; durante el día, lo recomiendo veinte veces a la protección +divina, ¡Qué desgracia es tener un hijo desocupado! A pesar de la +repugnancia de la familia por verle servir a Bonaparte, deberíamos mejor +pensar en él que en semejantes repugnancias; cuando se trata de los +hijos conviene hacer caso omiso de las opiniones políticas. + +Yo confío en que su amigo M. Almón de Virieu irá a reunírsele; es un +bellísimo sujeto, ya entrado en años, y que ha de serle de gran utilidad +en algunas circunstancias. + + * * * * * + +En esta época fue cuando yo abandoné Roma para ir a Nápoles, en cuya +ciudad hice la vida errante y poética descrita en el episodio, verdadero +en su fondo, titulado _Graziella_. (Véase el primer volumen de las +_Confidencias_). + + + + +LXXX + + +Hay aquí una grande interrupción. + +El _diario_ no continúa hasta que su hijo ha vuelto de sus viajes, el 24 +de julio de 1812. + +24 de julio. + +Más de quince días hace que me encuentro aquí; fue el 7 de julio el día +que vine a establecerme; mi esposo ha estado en la ciudad con Cecilia. +Los primeros días creí disgustarme porque no experimentaba el placer +ordinario que siento cuando estoy en el campo, pero desde que vine, he +ido acostumbrándome poco a poco y me encuentro ya muy bien. Mis paseos +solitarios, el trabajo y la lectura en compañía de mis hijas y el +cuidado de algunos enfermos, todo ha recobrado para mí su interés +ordinario, y yo he estado tan bien como merezco, si puedo estarlo. +Solamente Dios sabe cuán escasos son mis merecimientos. Pero esta +tranquilidad ha sido turbada por una circunstancia. + + + + +LXXXI + +10 de agosto de 1812. + + +Me encuentro ya en la deliciosa morada de mi cuñado el abate Lamartine, +en Montculot, en medio de bosques y de fuentes, en una especie de +desierto que parece una abadía. Debiera estar aquí en paz, y sin embargo +no es así; los cuidados de madre de familia me siguen por todas partes, +incluso aquí mismo. ¡Ah! ¡cuántos reproches debo echarme en cara! Soy +extremada en todo, toda del mundo, y en la soledad, acaso demasiada +austera; los objetos presentes agítanse con violencia sobre mis +sentidos; en fin, yo sufro. Ofrezco todas mis penas a Dios, rezo muy +poco y leo mucho; estoy excesivamente impresionada por la brevedad de la +vida y la necesidad de prepararme para la eternidad. Trato +frecuentemente de penetrarme de lo que recuerdo haber escrito una vez, +esto es, que yo no quería considerar esta vida más que como un +purgatorio, y que todas las penas que Dios me envíe debo encontrarlas +dulces en comparación de las que yo merezco. Lo que me hace temblar es +el porvenir de mis seis hijas. ¡Cuántos disgustos preveo por esta +causa!; pero el tormento que semejante previsión me ocasiona es +condenable, porque vengo probando de continuo que el socorro de Dios +jamás me ha faltado en circunstancia alguna, y que con mayor fuerza de +razón debo yo considerar ser éste el verdadero centro de mi vida. + + + + +LXXXII + +17 de diciembre de 1812. + + +Nuevamente he regresado de Milly para instalarme en la ciudad: al pasar +por Changrenon he comido en casa de Mme. Rambuteau, lo cual me ha +causado un placer grande, porque hemos hablado mucho de personajes de +París que conocimos durante nuestra juventud. + + + + +LXXXIII + +31 de enero de 1813. + + +Mañana se anuncia, al fin, el casamiento de mi primera hija, con un +gentilhombre del Franco Condado, que se llama M. de Cessia. Cecilia es +muy bella y más joven que él. + +A pesar de la diferencia de edad, él es muy bueno y razonable. A los +dieciséis años recibió una herida formando parte del ejército de Condé, +y cojea un poco. Vive con su padre; que cuenta ya ochenta y seis años, +de carácter imperioso y absoluto, y dos hermanos solteros. Es un +excelente casamiento que, aunque me preocupa un poco, espero ha de hacer +la felicidad de mi Cecilia. + +Alfonso está en París; ha sido muy bien acogido por M. de Pansey, +consejero de Estado y presidente del Tribunal de Casación. La prima de +Alfonso, madame de Pré, quien vive en compañía de M. de Pansey, es una +persona muy amable, aunque de mucha edad. Me admira que en las +postrimerías de la vida y cuando vamos a perder ya todo lo que pertenece +a este bajo mundo, seamos todavía sensibles a la ambición... + +He penetrado en el cuarto de Alfonso y examinado sus libros, quemando +aquellos que yo creo perjudiciales: he encontrado el _Emilio_, de J. J. +Rousseau; me he permitido leer algunas páginas; no me pesa, porque, los +párrafos que he visto me han parecido magníficos, y me han hecho un gran +bien, tanto, que voy por mí misma a copiar alguno. Es bien sensible que +semejante libro esté envenenado por tantas extravagancias, buenas +únicamente para ahuyentar la fe y el buen sentido de los jóvenes. +Quemaré este libro, y sobre todo, la _Nueva Eloísa_, más peligroso +todavía, porque éste exalta las pasiones al propio tiempo que debilita +el espíritu. ¡Qué lástima que un talento tan grande como el de Rousseau +enloquezca de este modo! + +Yo no temo nada por mí, puesto que mi fe está bien cimentada y es +superior a toda tentación; ¿pero y mis hijos, Dios mío?... + +Por causa de Alfonso he tenido hoy un gran disgusto: han enviado de Lyón +y de Italia a sus tíos y tías gran número de notas por las muchas deudas +que ha contraído durante sus viajes; la familia, que sabe que yo le +mimo, me hace responsable de sus desaciertos; me han hecho en este +sentido muchos cargos, por lo que he derramado lágrimas de amargura. +¡Ah! efectivamente: ¡las faltas de mi hijo son mis faltas! ¿Por qué no +hube de ser yo más severa para él desde un principio? El hubiera temido +el disgustarme, de esto estoy bien segura: es verdad que no me amaría, +tal vez con la misma pasión, y que después, por circunstancias más +graves, el temor de afligirme hubiera sido tal vez para él como una +segunda conciencia. ¡Todo se pagará; pero antes pagaré yo en reproches +fundados y lágrimas amargas las ligerezas de mi pobre hijo! + +Ahora se encuentra en París; M. de Larnaud, excelente sujeto, de ingenio +distinguido, vive en el mismo hotel y es íntimo amigo de mi cuñado, +quien acaba de recibir una carta confidencial de su amigo Larnaud, en la +que se le advierte que su sobrino está en peligro, porque, arrastrado +por sus amigos, se deja dominar por la pasión del juego; que pasa las +noches en casa de M. Livry, casa en la cual puede perder fácilmente +toda su fortuna, que si bien es cierto trabaja la mayor parte del día +con gran asiduidad, el cansancio del estudio y el poco dormir pueden +quebrantar su salud, si no lo alejan de París a todo trance. + +Al saber esto, me he puesto en camino inmediatamente para París, en +compañía de mi segunda hija, Eugenia, de quien he hecho mi confidente. +He tomado de la gaveta de mi marido todo el dinero que dejó en ella +cuando salió para Borgoña, donde se encuentra en casa del abate +Lamartine. Mi amiga, madame Paradis; mi cuñado, M. de Lamartine, y mis +cuñadas, me proporcionarán más. He escrito a mi esposo para prevenirle y +evitar al mismo tiempo la escena de reproches que él dirigirá +naturalmente a nuestro hijo al saber el género de vida que hace. + +Al llegar a París no quise apearme en el mismo hotel donde se aloja +Alfonso para no causarle una emoción de sorpresa demasiado fuerte y +dolorosa, y porque yo temblaba con motivo de la carta del buen M. de +Larnaud, ante el temor de que mi hijo estaría muy cambiado, y que +semejante cambio podría afectarme de una manera muy visible a sus ojos, +al encontrarme frente a frente sin ningún preparativo anterior. + +Determiné, por lo tanto, visitar antes secretamente a M. y Mme. de +Larnaud, para que me lo contasen y prevenirlo todo convenientemente. +Descendí, pues, ante una fonda de la calle Richelieu, muy cercana a la +que él habita; era aún de día. ¡Dios mío! ¡cuánto sufría al retardar +hasta el día siguiente el placer de abrazarle, después de visitar a M. y +Mme. Larnaud! Estaba yo abatida por la inquietud, llorando y rogando +sentada en un canapé, con los balcones abiertos. Eugenia se asomó a +ellos para ver pasar los coches que se dirigían a la Opera o al teatro +Francés; de pronto lanzó Eugenia un grito, diciendo: «¡Mamá, ven, creo +que veo a Alfonso!» Corrí a la ventana y le reconocí efectivamente: iba +en un elegante cabriolé que él mismo guiaba, acompañado de otro joven: +su aire era alegre y animado, lo cual me quitó gran parte del pesar que +me oprimía; acababa de ver que estaba bien. Todas mis inquietudes +desaparecieron al verle; no quise en manera alguna interrumpir su +diversión de aquella noche. + + * * * * * + +Al día siguiente me levanté temprano, con la impaciencia de ver a mi +hijo, y preocupada por el efecto que le había de producir mi visita, y +el temor de encontrarle delicado, poco dispuesto para venirse conmigo, o +acaso enredado en algún mal negocio. Por fin le escribí dándole cuenta +de mi viaje y de las razones que lo habían motivado: se presentó +inmediatamente y pareció como que se admiraba mucho de vernos, sintiendo +y deplorando la conducta que habíamos observado. Su salud me pareció +menos mala de lo que yo temía; me dijo que por ser yo quien había ido a +buscarle, se vendría a Mâcón, pero que con ninguna otra persona se +hubiera venido; me ha pedido algunos días para arreglar sus negocios, y +yo le he concedido ocho: estos días los aprovecharé enseñando a Eugenia +todo lo más notable que París encierra. + + * * * * * + +Sigue el _diario_ con una extensa reseña de París, sus museos y +edificios más notables, expresando deseos de presenciar alguna diversión +pública, de lo que se abstiene por escrúpulos de conciencia. + + * * * * * + +Alfonso nos ha conducido hoy a Saint-Cloud en un cabriolé; es un sitio +en el cual pasé la mayor parte del tiempo de mi niñez, cuando mi madre +educaba a los hijos del duque de Orleans; en aquellos fui yo +extremadamente feliz; salí de allí a los quince años, y desde entonces +no había vuelto a ver aquellos lugares, a pesar de que tenía grandes +deseos y muy gratos recuerdos de ellos. He paseado todo el parque +acompañada de Alfonso y Eugenia; les hacía notar árbol por árbol todos +los sitios en donde había yo jugado cuando niña; hubiera querido poder +enseñarles las habitaciones, pero esto no fue posible, porque la +emperatriz María Luisa las tiene actualmente ocupadas. + +He dado a Alfonso todo el dinero que yo me había traído, para pagar las +deudas adquiridas en el juego. + +Me he dejado llevar a la Opera por M. y Mme. de Larnaud, quienes me han +asegurado que semejante espectáculo no viene a ser más que una academia +musical, y, por consiguiente, la Iglesia no lo prohíbe. Me he alegrado +mucho de verlo, porque tenía de ello una idea bastante exagerada; no me +ha producido la extrañeza que yo me figuraba, según lo que había oído +decir; antes al contrario, he sentido una impresión de compasión por +aquellas gentes y, a la vez, de cuando en cuando, decíame a mí misma: He +aquí la reunión de todas las artes, de todas las reputaciones y +talentos, ¿y esto es lo que ha concedido la celebridad en todo el mundo? +¿nada más que esto? Me pareció algo así como una gran función de +polichinelas; un juego de niños bien combinado, cuatro diabluras, un +poco de fuego producido con alcohol, contorsiones de toda especie y +máquinas cuyos secretos se adivinan en seguida, ¡esto es todo! ¡hombres! +¡hombres!... + +Cuando sentí verdadera compasión por el público, que llenaba el teatro, +fue al advertir que muchas personas demostraban fastidio y otras +permanecían dormidas desde que dio principio el espectáculo. + +He conseguido alejar a mi hijo de aquel abismo de seducciones. He vuelto +por Rieux, tierra de mi padre, en donde he pasado quince días al lado de +mi hermana. El día antes de mi salida mandé celebrar una misa en memoria +de mis padres junto a su tumba, donde descansan sus cenizas. + +El recibimiento de mi marido y de la familia ha sido tan tierno para mí, +como frío para mi hijo. Hemos vuelto a Milly. Alfonso parece conformado +con esta soledad; trabaja, lee, escribe; siempre en su cuarto; por la +noche, junto al hogar, se habla con los vecinos de las derrotas de +nuestro ejército y de las calamidades que las locuras de Bonaparte han +atraído sobre Francia. La Europa entera se ha puesto sobre él: ¿qué será +de esta desgraciada Francia, invadida por innumerables ejércitos +extranjeros que ha provocado al mismo tiempo, así en España, como en +Rusia y Alemania? ¡Dios mío! ¡cuán cara tienen que pagar los pueblos la +pretendida gloria de los conquistadores y de los ambiciosos! + +Todos los hombres solteros han sido llamados a las armas, los impuestos +se han cargado extraordinariamente. Nosotros, por economía, hemos +vendido nuestro caballo. + + + + +LXXXIV + +31 de diciembre de 1813. + + +Estamos refugiados en Mâcón; todos los días corre la noticia de que los +enemigos van a venir; hay quien asegura ya que han pasado por Génova. He +ido a Milly para esconder un poco de trigo por lo que pueda ocurrir, que +me parece será de importancia. ¡El año que hoy acaba, ha parecido un +sueño sangriento de Bonaparte! ¡Qué será, Dios mío, el que empieza +mañana! Tengo esperanza de que caerá... + + * * * * * + +Estos puntos suspensivos indican bien claro su deseo de la caída de +Bonaparte y de la vuelta de los Borbones, los reyes queridos de su +niñez. + + + + +LXXXV + +9 de enero de 1814. + + +Han llegado los enemigos hasta Besançon junto a Lyón; se espera en este +sitio una batalla: no sé si deba preocuparme o no por este esperado +acontecimiento: el peligro produce sangre fría y concentra en el +corazón todas sus fuerzas. Espero y creo en Dios. + +Las gentes están agitadísimas, y cada cual se deja llevar por sus +opiniones. Hago esfuerzos para no decir nada en contra del espíritu de +paz y caridad que debe reinar entre los verdaderos cristianos, y a pesar +de mi excesiva moderación soy criticada. No importa, tengo fuerza de +voluntad para sufrirlo todo. + +Mis ocupaciones y mis gastos son grandes; tengo poquísimo dinero, puesto +que mi viaje me arruinó, y mi marido no quiere reducir nuestros gastos. + + * * * * * + +Hasta el día 10 de marzo de 1814 el _diario_ no es más que un confuso +relato de maniobras de los ejércitos austriacos y franceses, que toman y +vuelven a tomar, cada uno a su vez, la ciudad de Mâcón y demás +poblaciones vecinas. La batalla del 10 de marzo entre los soldados de +Angereau y los del general austriaco Bianchi, a las puertas de la +población, se observa con todas sus peripecias en el hogar desgraciado +de la atribulada madre que tiembla por la vida de su familia. + + * * * * * + +El día 10 (jueves) han tenido otra batalla; los franceses, en número de +doce mil hombres, han atacado para rechazar a los austriacos. El combate +ha durado desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde con +igual ardor por ambas partes, pero al fin han sido rechazados los +franceses. Las pérdidas han sido casi iguales entre ambas partes; el +número de muertos y heridos dicen que asciende a cuatro mil hombres. No +hemos estado un momento sin oír cañonazos ni ver pasar heridos. ¡Qué +horrorosa jornada! + +Después de la batalla, la noche que ha precedido al día siguiente, han +sido saqueadas casi todas las casas de los alrededores de Mâcón y muchas +de la misma ciudad, como la mayor parte de los arrabales de san Antonio +y la Barre. Se han cometido muchos excesos de todas clases: He aquí el +resultado de esta guerra cien veces maldita. ¡Qué inmensa +responsabilidad para los culpables de estas desgracias! Pobres madres +que ignoráis en este momento la muerte de vuestros hijos, ¡cuál será +vuestro desconsuelo al recibir la infausta noticia! + + * * * * * + +Muchas señoras, el señor cura y yo nos hemos presentado al general +Bianchi, rogándole cesara el saqueo. Este general nos ha recibido muy +cortésmente, pero nos ha dejado ver que no se juzgaba dueño de dominar +por completo el pillaje: me parece, sin embargo, que ha tomado alguna +medida en este sentido, porque durante la noche han recorrido el pueblo +patrullas de soldados a caballo. + + + + +LXXXVI + +17 de marzo de 1814. + + +Se encuentra refugiada en mi casa mi hija Cecilia, que ha venido huyendo +del Franco-Condado; el día 9 de marzo alumbró entre el tronar de los +cañones y los gritos lastimeros de los heridos. Por todas partes hay +soldados; estamos abrumados de gentes a quienes alimentar; tenemos un +general en casa, y damos de comer a los que le acompañan, en número de +veintiocho. Nos tienen arruinados. + +Alfonso está en Milly, en donde hay igualmente unos trescientos hombres; +cuatro oficiales se alojan en la casa con sus caballos y sus asistentes. +Se están temiendo siempre nuevas batallas; sin embargo, creo que se irán +alejando de estos contornos, porque las tropas francesas se encuentran +junto a Villafranca, y los austriacos entre esta ciudad y sus cercanías. + +Mi hijo Alfonso salió el 10, con M. Pierreclos, para asistir a la gran +batalla frente a Villafranca. Estuvieron un momento cercados por un +cuerpo austriaco que se adelantaba oculto detrás de una montaña. La +velocidad de sus caballos les salvó; sin embargo, algunas balas +atravesaron sus vestidos y uno de los caballos quedó herido. A pesar de +este percance, pudieron llegar a Pierreclos y a Milly, abandonados ya +estos pueblos por el enemigo. + +Ayer tuvieron otra batalla junto a Villafranca, en la que los franceses +fueron rechazados; se dice que las pérdidas han sido grandes por ambas +partes. Han entrado gran número de heridos. ¡Dios mío! ¿cuándo se +apaciguará vuestra cólera? ¡Perdonad nuestras faltas y haced que +nuestros males terminen! + + + + +LXXXVII + +Domingo, 20 de marzo de 1814. + + +Toda, la noche hemos tenido alojados algunos oficiales y algunos +soldados; cuerpo de guardia y centinelas en toda la casa. Por fin se han +marchado. Todo esto nos cuesta grandes tesoros, además de las cantidades +que ellos nos exigen en calidad de contribución. + + + + +LXXXVIII + +Jueves Santo, 7 de abril de 1814. + + +El domingo, día 20, fue tomada la ciudad de Lyón. El general Angereau, +que mandaba las tropas francesas, cesó el tiroteo junto a las mismas +puertas de la ciudad; el alcalde capituló, dejando tiempo bastante a las +tropas francesas para retirarse, lo cual verificaron por la puerta de +la Guillotiere, al mediodía de la ciudad. Ni el menor desorden hubo en +Lyón. + +Este hecho nos ha causado gran alegría, porque de seguir mucho tiempo +este continuo alojamiento de tropas, quedaríamos completamente +arruinados. + +Ha venido a vernos nuestro hijo Alfonso, que se encuentra en Milly, +administrando nuestras propiedades y los pueblos que lo han nombrado +alcalde. Los aldeanos lo quieren mucho. Les ha enseñado los medios de +hacer economías y contribuido él mismo para realizarlas. Todos dicen que +se ha portado muy bien durante su gestión administrativa. Estoy de ello +muy satisfecha. + +Según se dice, nuestra querida Francia, muerta en la actualidad, +resucitará, saliendo de la tiránica opresión en que está sumida dos años +hace. + + + + +LXXXIX + +10 de abril, día de Pascua. + + +Lyón, Burdeos y París han levantado bandera blanca, y se han puesto la +escarapela del mismo color; Bonaparte ha sido declarado indigno del +trono que no ha sabido sostener, y dicen que irá a la isla de _Elba_, +que le ha sido concedida en soberanía, además de seis millones de renta +anual. + +Llega en este momento un correo de Lyón con bandera blanca; el +Ayuntamiento de aquí se ha reunido para resolver si se declararía la +caída de Bonaparte y la soberanía de los Borbones. Mi marido, mi yerno +M. de Cessia y Alfonso, han asistido; yo les animé cuanto pude, porque +para Francia no hay más salvación que la conciliación con Europa, bajo +la salvaguardia de los antiguos reyes que hoy se encuentran desterrados. +No creo que sea imprudente declararlo desde luego: el extremado ardor +con que yo defiendo lo que creo justo, me está produciendo serias +desazones; se me ha tachado de imprudente. Nada sabemos aún de positivo +sobre los acontecimientos actuales; se dice que París fue tomado el 31 +de marzo, y estamos a 10 de abril sin haber recibido todavía noticias +oficiales. Se temía igualmente que hubiera algún trastorno con motivo de +los pronunciamientos, y algo debe haber de verdad sobre esto porque +anoche hubo en el paseo una intentona. + +Hoy hemos pasado sin saber noticias de París, el pueblo estaba +excitadísimo, cuando allá sobre las seis de la tarde llegó un correo +portador del _Senatus consulto_, que declaraba la caída del imperio. El +gozo fue grande. Este aumentó por la noche con las noticias que se +recibieron de la abdicación de Napoleón y la exaltación de los Borbones. +Todo el mundo estaba en el paseo; éste parecía atestado materialmente, +el tiempo era magnífico; hablábanse las gentes sin conocerse apenas. Se +reunían, se felicitaban, se abrazaban; era aquello una manifestación +general de entusiasmo. Hubo luego iluminación y se prolongó el paseo +hasta la madrugada. + +Al día siguiente tuvo lugar la solemne proclamación del nuevo orden de +cosas, con músicas y luminarias; se dieron gritos de «viva el rey.» He +tenido hoy a comer y almorzar a muchos miembros del consejo provincial, +que han llegado de Mâcón, donde han sido convocados por el gobernador de +la provincia. + +He salido para Milly con mis tres pequeñitas. Estoy contenta y necesito +pasar aquí algunos días de reposo para ordenar en calma las ideas que +agitan mi cerebro. + +Mañana procuraré escribir algunas reflexiones que me han sugerido los +acontecimientos ocurridos. + + * * * * * + +En las reflexiones que vamos a copiar, escritas en su retiro de Milly, +se advierte desde luego el sentimiento, tanto tiempo comprimido, que la +madre de familia abrigaba contra la dominación militar de Bonaparte, y +los deseos de que la Francia estuviera gobernada por un gobierno más +pacífico, que ella creía de buena fe había de ser el de los Borbones, a +cuya familia amaba desde su niñez. Esta página viene a ser el lirismo de +la esperanza, después de la desesperación. Un régimen tan odiado por las +mujeres no podía ser por ningún estilo todo lo popular que los +historiadores del partido quieren hacernos creer. + +Continuemos leyendo las impresiones de aquella madre amantísima. + + * * * * * + +Milly, viernes 15 de abril. + +Señor, jamás hubo en el mundo una criatura más colmada de vuestros +beneficios que esta humilde pecadora. A medida que voy avanzando en +edad, me encuentro rodeada cada día de una protección particular de +vuestra divina piedad. En medio de todo lo que acaba de suceder, no he +sufrido particularmente una sola desgracia. Mis hijos se encuentran +todos a mi lado. Conservo a mi único varón, cuando tantos otros padres +han perdido los suyos. Su salud se modifica de continuo, tanto, que +puede decirse ya que está del todo restablecido. Todo lo que os pido, +Dios mío, es que le hagáis un buen cristiano. Combato, por mi parte, +todo lo que puedo, todos los impulsos que la ambición pretende encender +en mi pecho; todo esto que pido es en bien de mi hijo, de su alma. Pero +al pedir en bien del alma (y no deseando realmente más que eso), siento +una tristeza y un desfallecimiento que me causa horror. Acaso este será +un castigo de Dios por haberme inclinado demasiado a las cosas mundanas; +será que se me advierte la pérdida de los goces verdaderos; yo así lo +creo, porque antes de ahora, cuando me dedicaba a Dios solamente, era +feliz en mi retiro, me alzaba sobre las miserias terrenales y sentía una +inexplicable alegría, pero en la actualidad no puedo, sin esfuerzo, +alcanzar este entusiasmo celestial. ¿Será que mis sentidos se entorpecen +al peso de los años? Sin embargo, mi salud es buena y mejor que otras +veces, lo cual es todavía otro de los favores por que debo dar gracias a +Dios. Mis hijas están igualmente buenas, creciendo a mi lado en virtud y +hermosura, porque sus figuras son simpáticas y su piedad grande: tanto +es así, que yo misma, algunas veces, he notado escrúpulos excesivos en +ellas que me he visto obligada a combatir. Cecilia y su marido están +todavía con nosotros; su hijo, mi nietecito, se está haciendo cada día +más hermoso; su madre se lo cría, y hace en esto muy bien; nunca me ha +gustado dar los niños a manos mercenarias. + +Va mejorando nuestra fortuna. Gozamos de la consideración y aprecio de +cuantos nos rodean y esto es una parte de los beneficios que Dios me +concede. Siempre debiera estar de rodillas para darle gracias o al menos +ocuparme continuamente de mis deberes proclamando su gloria, y empleando +por él todos los instantes que me concede y que tan buenos son, +entretanto que otros sufren amargamente. + + * * * * * + +Dios, porque es eterno, es paciente; esta frase no sé si de Bossuet o de +San Agustín, la recuerdo estos días al reflexionar sobre la caída de +Napoleón. ¡Qué ejemplo de la divina justicia! + +¡Cuántas ambiciones ha despertado el ver este coloso de la gloria +elevado sobre el inicuo pedestal de barro! Europa entera parecía +humillada bajo su poder; no tenía él más que desear y emprender +cualquier cosa, para verla realizada antes de que su misma ambición +pudiera apetecer. Mientras fue instrumento divino, nada pudo sostener el +curso de sus conquistas, de sus devastaciones, del trastorno general que +parecía efectuarse por él, sobre toda la superficie del globo. No podía +decirse a cuál virtud lo debía, porque la iniquidad le llevaba +encadenado a un desenlace ruidoso y brillante a la vez ciertamente. Pero +vosotros, los que, alucinados por esa gloria, admiráis el coloso de la +maldad, escuchad; escuchad, sí, un momento; atended un instante y veréis +este prodigio disipado, desvanecido, destruido en menos tiempo del que +necesitó para elevarse. ¿Dónde encontrar el rastro de su paso? Porque +habéis de saber que le servirá de mortaja lo mismo que se ha dado en +llamar su gloria, para ser enterrado bajo las ruinas de diversas +naciones y de montones de cadáveres sacrificados a su ambición +desmedida, a su crueldad sin límites. + +Empieza a renacer el reinado de San Luis con la ayuda y bajo la +protección divina. + +Ensalcemos la bondad de Dios con cánticos de alabanza que resuenen sin +cesar sobre la tierra. + +¡Que todas las madres enseñen a sus hijos himnos de gloria y de ventura +que ensalcen y glorifiquen la paz y la armonía! + + * * * * * + +Desde luego se comprenderá que un hijo cuya sangre era la de madre +semejante, y que además había estudiado en la historia de la antigua +libertad, no fuera jamás partidario de Napoleón Bonaparte. + + + + +XC + +9 de mayo de 1814. + + +Ha sido nombrado mi esposo miembro de una comisión que debe ser +portadora de la adhesión del consejo general del departamento a los pies +del trono; partieron el 28 de abril. Voy a salir inmediatamente para +Lyón, pues quisiera estar allí para ver pasar a la señora duquesa de +Orleans, que se dice vendrá dentro de pocos días. + + * * * * * + +Este viaje no se efectuó, porque mi padre volvió de París después de +haber visto los príncipes, a los cuales era y fue invariablemente +adicto, pero sin alardear de ello. Se le ofrecieron grados y pensiones a +los que tenía derecho y que fueron repartidos entre los oficiales que +igual que él se habían separado de sus regimientos por no jurar lo +contrario a lo que su conciencia les dictaba. Todo lo rehusó mi padre, +pues decía que no quería gravar el estado de la nación cobrando un +sueldo que en aquellos momentos no necesitaba, tanto más, cuanto la +Francia se encontraba arruinada por el pago de tanta indemnización como +los invasores exigían. Léese en el _diario_ de mi madre su admiración +vivamente expresada por el modesto y patriótico desinterés de mi padre. +Pasadas estas agitaciones, vuelve a la soledad, donde únicamente goza su +alma de completa tranquilidad. + + + + +XCI + +Milly, sábado 17 de junio. + + +Sólo en este pueblo me parece que gozo de paz y encuentro libre mi +espíritu. Aquí solamente puedo darme cuenta de todo lo que pasa por mi +alma, sobre todo durante las excursiones solitarias que acostumbro a +hacer por la campiña. He estado aquí dos días, y vuelvo a partir esta +noche a pesar mío. El campo es delicioso en este tiempo; yo estoy +siempre alegre en la época que atravesamos; alegre he dicho, ¡quién sabe +si algún grave pesar moral mata mi dicha! A bien que existen pocos +pesares y sufrimientos que los deliciosos hechizos de la Naturaleza no +consigan hacer olvidar. + +Dice Mme. Stäel en un libro que ayer leí, que para compenetrarse con la +Naturaleza es preciso amar a la religión. ¡Oh! ¡sí! es indispensable la +religión para disfrutar de los beneficios que Dios proporciona. Por otra +parte, ¿no llena nuestros corazones por entero? ¿No es todo amor? ¡Oh! +¡cuánto compadezco a las almas heladas y secas, que no han sido +calentadas jamás por su divino entusiasmo! Los que poseen estas almas +carecen de sentidos. Algunas veces he reflexionado sobre esta idea que +tengo: ya no sé si estoy en un error, porque puede ser que haya, tal vez +para ellas, en la eternidad otro género de felicidades más tranquilas y +menos inefables que las que serán otorgadas a las almas ardientes y +sensibles, que parecen haber recibido mayor cantidad de espíritu de vida +y de amor; pero así tampoco serán ellas más reprensibles, si desprecian +sus tesoros o si los prodigan tontamente a viles criaturas que no pueden +dar en cambio otra cosa que la muerte y la nada! ¡Oh, Dios mío! ¡Dios +mío! yo he probado frecuentemente y con grande amargura este error cruel +que se encuentra siempre adherido a todo lo que no sois Vos. Haced que +yo renuncie a semejante error, que yo sea vuestra en todo tiempo y +lugar. Semejante dicha la he reconocido yo y no ha faltado jamás, +siempre que la he buscado en su único origen: en Vos mismo. + +Todos los jóvenes de la nobleza y de la clase media realista se han +afiliado en la guardia de Corps. Mi hijo Alfonso también pertenece a +este distinguido cuerpo, y está muy satisfecho de haber ingresado en el +ejército; yo también estoy muy contenta: al menos está ocupado en algo. +Cuando no presta servicio en las Tullerías, permanece en Beauvais, y +dice que pronto vendrá a pasar con nosotros el correspondiente semestre +de licencia. No creo que permanezca mucho tiempo en el cuerpo, a pesar +de su ardor de militar, porque tiene la imaginación demasiado viva y el +espíritu demasiado inquieto para amoldarse a la disciplina de los +tiempos de paz. Su padre, sus tíos y yo estamos muy contentos de que +haya dado, como todos, pruebas de fidelidad a los Borbones; siempre será +ello pasar algunos años, después... quién sabe lo que ocurrirá. El +príncipe de Foix, su jefe, está, según dicen, encantado de su figura. Le +han nombrado inmediatamente instructor del picadero; estará en su +elemento, porque, después de los libros, lo que más ama son los +caballos. Su entusiasmo por la equitación es delirante. + + * * * * * + +Por espacio de algunos días se interrumpe la relación del _diario_. + + + + +XCII + +25 marzo de 1815, día de Pascua. + + +¡Qué diferencia entre el día de hoy y el de igual fecha del año pasado! +Nuestra paz ha sido un sueño solamente. + + + + +XCIII + +22 de julio de 1815. + + +¡Con razón decía yo que nuestra paz había sido un sueño solamente! ¡Cuán +cruel ha sido el despertar! Otro sueño de desdichas que ha durado tres +meses; pero volveremos otra vez, así lo espero, a ser dichosos. ¡Quiera +Dios que así sea para todos! La vuelta de Bonaparte nos ha costado +muchísima sangre. La Francia está arruinada. Tenemos todavía en nuestro +suelo muchísimas tropas extranjeras, y temo que el tratado no esté +firmado aún; pero entretanto las condiciones son crueles. Esta es +nuestra situación. + +No he de repetir aquí todos los acontecimientos surgidos durante estos +últimos ocho meses; demasiado escritos quedarán en todas partes. +Solamente diré que a los primeros rumores de la vuelta de Bonaparte, +Alfonso corrió a París, adonde le llamaban sus aficiones y su deber; que +acompañó al rey hasta Bethune en medio de las mayores penas y fatigas; +que una vez allí, después de recibir la licencia y las gracias de los +príncipes, volvió a reunírseles, rodeado también de grandes peligros; y +que algún tiempo después, volvió a salir para Suiza. Pero ocurrió la +batalla de Mont-Saint-Jean, regresaron nuestros príncipes y regresó +también Alfonso a la patria, dirigiéndose a París, donde actualmente se +encuentra, haciendo las diligencias necesarias para obtener un empleo +diplomático. Abrigamos muchas esperanzas de conseguirlo. + +¡Qué horribles angustias hemos pasado! Basta decir que Mâcón ha sido +tomado a mitad de la noche, que yo desperté a las dos de la madrugada +entre el espantoso estruendo de los cañones, obuses y fusilería, +vivísimo en todas las calles, y los más siniestros gritos de +desesperación y de dolor. Nos creíamos todos perdidos. Me levanté de la +cama e hice levantar a Cesarina, la única de mis hijas que se encontraba +conmigo a la sazón, y una y otra, puestas de rodillas ante un Santo +Cristo, esperábamos el momento del sacrificio ofreciendo nuestras almas +a Dios. + +Luego pareció irse calmando todo. Los austriacos quedaron triunfantes, +pero no abusaron de la victoria; hubo algunas casas saqueadas pero +fueron aquellas en que se defendió el enemigo. Nosotros no recibimos el +menor daño personal, gracias a Dios, pero materiales, ¡tenemos ya +sufridos tantos! + +He aquí lo que me ocupó después del día 17 de septiembre: Cecilia, hace +como cinco semanas, tuvo una niña que cría ella misma y se llama +Celenia. Todo marcha muy bien. Alfonso sigue en París aún. Tanto como +deseamos las mujeres ser madres, y ¡ay! el serlo en estos tiempos hace +temblar al espíritu más fuerte. + + + + +XCIV + + +Nuevamente sonríe a mi madre la dicha, y sólo satisfacción y contento +rebosan sus escritos. El día 13 de octubre de 1815 se publicaron los +esponsales de su segunda hija Eugenia, con M. Coppens de Hondschoote, +joven oficial, teniente coronel del regimiento que guarnece Mâcón, hijo +del antiguo señor de la villa de Hondschoote en Flandes. Una simpatía +mutua condujo el asunto rápidamente a su desenlace. Celebrose la boda en +Mâcón en el mismo día en que se inauguró una iglesia nueva. En la +descripción de esta ceremonia de familia se adivina una alegría maternal +inexplicable. + + * * * * * + +Acordose que la boda se celebraría en la iglesia nueva que debía +bendecirse en igual día; pertenecíamos a esta parroquia y estaba muy +cerca de nuestra casa. Luego, después de la bendición nupcial, que +atrajo mucha gente a la iglesia, nos retiramos. Todos mis hijos venían +junto a mí; Cecilia y Alfonso habían llegado hacía poco; mi pequeñita +Alicia estaba también; el tiempo era precioso: nos acompañaba toda la +oficialidad con su música tocando alegres aires. Eugenia estaba +encantadora: llevaba un vestido de tul bordado, un velo de raso blanco, +una guirnalda de lirios y rosas blancas y un ramo de las mismas flores; +estaba verdaderamente hermosa. Su marido, que tiene una arrogante +figura, iba radiante de satisfacción. Las calles estaban atestadas de +gente, así como la iglesia y sus alrededores; al volver, tuve muchísimo +miedo de que hubiese alguna desgracia, pero se tomaron muchas +precauciones para evitar los accidentes que la aglomeración de gentes +pudiera ocasionar. + +Casi todo el pueblo estaba invitado a pasar la velada en nuestra casa. +Como es natural, hube de trabajar mucho para preparar el recibimiento a +tan numerosa concurrencia. Había dispuesto la sala comedor, que es muy +grande, para salón de baile; la hice tapizar de un tejido verde, e +iluminar muy bien. El coronel nos mandó la música del regimiento, que +fue colocada en una habitación contigua, produciendo muy buen efecto, +combinada con el salón; mandé quitar la cama de mi cuarto que es muy +espacioso, e hice colocar una mesa para setenta cubiertos +aproximadamente, y otras dos en las que podían acomodarse otros tantos +entre una y otra. En un gran gabinete situado junto a mi dormitorio, +había igualmente otra mesa para que los caballeros pudieran cenar a +media noche con toda libertad. Todo esto me dio mucho trabajo +ciertamente, pero yo lo hice con mucho gusto y todo salió perfectamente. +Todo el mundo se retiró a la hora conveniente; estuve bastante agitada y +no fui yo seguramente la única. Cesó la algazara, acompañamos a los +novios al dormitorio y yo me retiré igualmente, después de rogar a Dios +por mis hijos y por mí. + +Al día siguiente, asistí a la misa mayor, en que oí un buen sermón +pronunciado con motivo de la inauguración de la nueva iglesia. + + + + +XCV + +19 de junio de 1817. + + +Mi hijo Alfonso se encuentra en este momento viajando en la Saboya, +acompañado de la familia Maistre, cuyo sobrino, M. Luis de Vignet, +persona distinguidísima, es muy amigo de él. Este joven, de grande +ingenio y mucho talento, como el que yo supongo en mi hijo, tiene como +él también un carácter algo melancólico. Me recuerda la figura que yo +atribuí en mi juventud a Werther, de Goethe; pero él es, como su +familia, muy cristiano. + +Esta amistad, bajo esta correspondencia, me satisface por mi hijo, que +tiene necesidad de buenos ejemplos de fe positiva, porque su religión, +demasiado libre y demasiado vaga al mismo tiempo, me parece producida +por el sentimiento y no por la fe. + + * * * * * + +Como ya tengo indicado, mi hijo solicita un empleo diplomático; mi +hermano mayor y yo hemos despertado en él este deseo que le cuesta +buenos disgustos. Como quiera que en París no tenemos una protección +directa para abrir las puertas de las personas influyentes, y nuestro +nombre, aunque digno, no es de gran resonancia para llamar la atención +de los ministros, perdemos el tiempo. Alfonso se cansa e impacienta, no +pudiendo obtener una ocupación activa para su espíritu; y sus disgustos +recaen sobre mí y me afligen mucho. + + + + +XCVI + +20 de junio de 1817. + + +Hoy me han hecho una proposición de matrimonio para mi hija tercera, +Cesarina. El joven que ha pedido su mano, creo yo que le conviene bajo +todos conceptos; a mí me agrada mucho. Se llama M. de***, y pertenece a +una conocida familia parisiense, ligada ya de antiguo con la mía. +Cesarina posee una belleza deslumbradora, completamente italiana; muchos +dicen que los rasgos de su fisonomía son los de una creación del pintor +Rafael de Urbino, que se conoce por la _Fornarina_. Yo no sé lo que en +esto habrá de cierto, pero sí sabré decir, que es una hermosa criatura +físicamente considerada, y lo que es algo mejor, muy franca, sencilla, y +altamente simpática a todo el mundo. + +Mi cuarta hija, Susana, será más hermosa aún, pero el género de su +belleza será completamente distinto; es la estatua del candor y la +virginidad. + +Sofía, menos seductora a primera vista, promete, sin embargo, atesorar +también grandes atractivos y ciertas cualidades de alma por complemento +superiores a todos los hechizos. ¡Oh! ¡qué hijas me ha concedido Dios! +¡Parece que la Providencia y la Naturaleza se hayan puesto de acuerdo +para favorecerme con sus dones! ¡Qué cuentas deberá rendir esta madre al +Señor de cielo y tierra! + + + + +XCVII + +Junio de 1818. + + +Mucho trabajo me cuesta el favorecer las inclinaciones hacia el +apreciable joven M. de***, a quien estimo en mucho a causa de sus +excelentes cualidades y lo quisiera para esposo de mi hermosa Cesarina. + +La familia de mi marido se opone a este matrimonio por razones sociales +de bien poca monta por cierto, pero yo tengo la seguridad de que habrían +de ser felices uno y otro. El no tiene fortuna, es verdad, pero yo les +tendría en mi casa. Estoy obligada a esconder a la familia de mi esposo +la inclinación que siento por esta alianza, pero si yo hiciese, al +parecer, cierta violencia, no podría llegar jamás a conseguir la unión +de estas pobres criaturas. Entretanto me está ello pesando en la +conciencia; tal vez he cometido un error dejando entrever a estos +tiernos corazones que al fin se unirán. He consultado sobre este +particular con un hombre que merece toda mi confianza y me lo ha +aprobado. ¡Dios mío! haced que resplandezcan mis intenciones: Vos sabéis +que son buenas. + +El joven de***, se muestra más cariñoso y solícito que antes; son sus +visitas tan frecuentes que temo despierten recelos en la familia; no +obstante, cuando creo que sus visitas pueden llamar la atención, le +recibo con alguna frialdad; y él, comprendiendo mis indicaciones +perfectamente, obra como hombre discreto que es y de virtud +irreprochable. ¿Qué es lo que sucederá? ¡cuántos tormentos ocasiona eso +de haber dos espíritus distintos en una misma familia, sobre motivos de +trascendencia! Encuentro que no se consulta lo suficiente al corazón en +nuestra sociedad francesa, cuando se trata de un acto tan importante +como es el del matrimonio. Por suerte para mí, mis parientes dejaron que +hablase el mío; y gracias a la condescendencia de mis buenos padres, soy +feliz actualmente. + + + + +XCVIII + +18 de julio de 1818. + + +M. de Vignet, el amigo de mi hijo, ha estado aquí unos días, acaba de +ser llamado a París por el embajador de Cerdeña, marqués de Alfieri, a +quien Alfonso conoce muchísimo. Esto es buen augurio para el porvenir +diplomático de este joven, quien empezaba ya a descorazonarse. ¡Ah! +¡cómo quisiera yo ver a mi hijo entrar pronto en una carrera tan digna +de él! Observo que mi salud va languideciendo de algún tiempo a esta +parte; yo creo que la causa de ello son los sufrimientos del corazón y +del espíritu, ocasionados por los contratiempos que mis hijos están +sufriendo. Es preciso que sobre esto reflexione detenidamente. Pronto +cumpliré cincuenta y dos años, y como quiera que no he sido de +complexión fuerte, necesito de mayores cuidados que muchas otras; eso +debería aumentar mi piedad y hacer que me ocupase solamente de Dios. En +lugar de esto, parece que mi alma participa de las debilidades de mi +cuerpo, porque encuentro que me faltan o se debilitan en mí aquellos +sentimientos vivos que penetran el alma y la elevan al cielo, +haciéndonos felices en todas las situaciones de la vida; me siento fría, +e insensiblemente arrastrándome sobre la tierra. ¡Oh! no es esta la +vejez que se necesita para preparar el alma. Entretanto, ¡Dios mío! mi +voluntad se dirige todavía hacia Vos, sostenedme y haced que pueda daros +todo lo que me resta... ¡Ay! ¡qué pobres e indignas de Vos son mis +ofrendas! + + + + +XCIX + +25 de julio de 1818. + + +Nos hallamos en la casa de mi buen cuñado el abate Lamartine, que se +encuentra enfermo. Continuamente está haciendo regalos a mis hijas, y +para después de su muerte ha legado a Alfonso esta propiedad de +Montculot, que aun con un gravamen de doscientos mil francos, le servirá +acaso de ayuda el día que necesite casarse. + + + + +C + +4 de agosto.--En el parque de Montculot, +al lado de la fuente Fayard. + + +Esta fuente, pintoresca y apacible como una de la Arcadia, fue celebrada +en mis composiciones tituladas _Armonías_ con el nombre de + +LA FUENTE DEL BOSQUE + +¡Oh! fuente cristalina--Que saliendo de la roca--Formando hermosa +cascada--Bañas el florido prado--Y en el mármol de Carrara--Murmuras con +impaciencia--Por salir a la pedrera.--El delfín que oculto entre la +hiedra--Arrojaba por la nariz la blanca espuma, ha desaparecido. +Centenarias hayas que prestan su sombra--Al lecho por donde juegas en +ondas--Te sirven de templo--Y de corona, las hojas secas de otoño y el +verde musgo.--La vieja pila de mármol ha sido destrozada--Pero tú, +siempre generosa--Devuelves bien por mal a los que te +ofendieron--Ofreciéndoles la frescura de tus aguas, limpias como el +cristal.--Cuando veo filtrarse cual rocío entre los guijarros--Las gotas +cristalinas formando mil colores--Las ideas de mi niñez vuelven a mi +imaginación--Y los recuerdos del pasado, me llenan de tristeza.--¿Cómo +quieres que no busque a tu lado alegrías y tristezas?--Mudo testigo que +recuerdas hechos y edades pasadas--¡Cuántos lances has mezclado en tus +murmullos!--¡Cómo han corrido mis pensamientos tras de tus ondas!--Aquí +me tienes otra vez, fuente deliciosa.--Yo soy aquél que en otro tiempo +turbaba tu tranquilidad, con regocijo infantil. Yo soy quien a la sombra +de los árboles que te rodean, soñé con la gloria cuya senda veo hoy +oculta por negros nubarrones.--Mientras lloro ausencias y +muertes--Reclina la cabeza sobre las piedras que te circundan.--Yo soy +aquél, que rendido de cansancio--Llegó a ti, con el rostro oculto entre +las manos--Derramando lágrimas que empañan tu pureza cristalina--A +confiarte tu pesares; porque tú sola contestas a tus lamentos.--A +escuchar las armonías que producen tus cascadas.--Pero ¡ah! que no +pueden tus olas seguir a mis ideas--Rápidas como el viento que arrebata +la hojarasca que se extiende a tus pies.--Algunas veces, trepando por la +escarpada pendiente--Llego al punto donde tienes tu nacimiento--Y te +contemplo cual hija de las nubes, flotando entre vapores.--Fuera +imposible sin ti, la vida en estas soledades.--Calmas la sed del césped +que, al besarte, bebe tus cristales gota a gota.--Y aunque el duro +pedernal intente devorarte en su seno--Te alejas juguetona, y corres a +llevar tus virginales perlas--A los más profundos huecos de las +montañas.--Reflejando en el camino el hermoso transparente del cielo--El +desierto se anima con tu presencia--Y a un aliento de tus aguas--Se +inclina el árbol añoso--Cobijándote en sus ramas.--A tu lado, los +alegres pajarillos cantan sus amores--Y los hombres han de arrodillarse +para beber de tus aguas.--«Aquí beberá el caminante», dijo una voz. Y +tú, fiel a esta consigna--Avisas al hombre cuando por tu lado pasa--Con +el sordo murmullo que produce el líquido, al caer en el recipiente.--Y +al que se detiene a contemplarte--Le dices satisfecha:--Este prodigio +que admiras, obra de Dios es.--Mis murmullos son el himno que +constantemente elevo al autor de la Naturaleza. Yo siento en el corazón, +¡oh, fresca fuentecilla!--Tantas ideas como ondas tiene tu pilón.--Y al +aproximar mis labios a tus aguas--Brotar de mi pecho el amor, y +escaparse el ruego de mi boca con acento rápido--Y exclamo: Señor, te +adoro, acepta mi triste llanto.--Hoy contemplo tus riberas--Bien +distintas por cierto de ayer.--El viento se ha llevado las hojas, y +hasta el cisne ha cambiado su blanco plumaje.--No tardará mucho tiempo +en ver caer mis blancos cabellos sobre ti--Cuando vengas a visitarme, +apoyándote en los troncos de las hayas tus eternas +compañeras.--Entonces, contemplándote de nuevo, reflexionaré todo lo +pasajero de esta vida.--Comparándola con tus gotas que convertidas en +olas--Mueren en el mar después de haber corrido alegres el +camino--Cubierto de flores unas veces, de espinas otras.--Y así es la +vida, ¡Dios mío!--Tras de la noche la aurora.--Y las olas corren +siempre--Cual la vida seductora. + + * * * * * + +Posteriormente he visto que mi pobre madre también meditaba sobre la +fuente del Bosque y por cierto, más cuerdamente que yo. + +Continuemos el _diario_. + + +4 de agosto de 1818. + +Es la una de la tarde, y vengo de dar un paseo por la fuente Fayard: es +un sitio delicioso en extremo: me gusta ir allí a reflexionar y rezar al +mismo tiempo porque lo uno es consecuencia de lo otro. Doy gracias a +Dios por los beneficios que me hace, que son muchísimos. Al fin vuelvo a +encontrar los mismos sentimientos de otros tiempos. Tengo observado que +cuanta mayor es mi soledad y mi retraimiento del mundo, soy más piadosa +y feliz. Pero no hay remedio; debo alejarme de aquí: debo volver a mis +tareas ordinarias, a mis deberes, a mis incertidumbres. + +Tened piedad de mí, Dios mío; tiemblo por lo que he de sufrir yo y por +lo que habrán también de sufrir mis hijos Alfonso y Cesarina y mi buena +amiga madame Paradis que necesita de mí en estos momentos. Valor y +prudencia. + +Esta mañana, durante el paseo, recordaba las veces que he estado aquí, y +son seis, y he pensado que mi _diario_ me es de mayor utilidad que a +otras muchas personas, porque tengo poquísima memoria, y al mismo +tiempo, porque gusto de ir recordando todo lo que me ocurre en +diferentes circunstancias en que me voy encontrando; veo también, que +no es de menor utilidad para mi alma. + +Estoy leyendo los sermones de Massillón y la _Odisea_; mis hijas leen la +historia antigua. + +¡Pobres hijas mías! Se están portando como quienes son: alegres y buenas +por todo extremo. + +Mas, ¡ay! ¿las dirijo yo como debo? ¿No tengo que echarme algo por ello +en cara? ¿Tendré la culpa de las dificultades en que me encuentro por +causa de Cesarina? ¡Oh, Dios mío, Dios mío! Vos sois mi única esperanza; +no me abandonéis en manera alguna; reparad mis faltas; apiadaos de mis +hijos y de mí. + + + + +CI + +15 de agosto de 1818. + + +Los disgustos que he sufrido por causa de mis hijos, acortarán mi +existencia y acabaré por sucumbir bajo el peso de tanto sufrimiento. Yo +he sentido sus penas con mayor fuerza que ellos mismos. La ociosidad de +Alfonso me consume. ¿Por ventura ha nacido para esto? Me lo he +encontrado solo en Milly donde se quedó antes, tranquilo, pero triste, y +tanto o más que nunca viviendo entre sus libros, y de cuando en cuando +escribiendo versos que no enseña jamás. Algunas veces, sus amigos, M. de +Vignet y M. Virieu, me hablan de él con especial entusiasmo; pero ¿de +qué le sirven sus talentos así encerrados, en el supuesto de que +verdaderamente lo sean? Por otra parte, ¿qué ha de ser esta poesía que +reconcentra sus ecos en un joven devorado por el deseo de actividad? + +La causa de mi excesiva alegría por la vuelta de los Borbones, fue +porque esperaba que la familia no se opondría entonces a esta necesidad +de obrar, y que estos príncipes, a quienes habíamos servido en la +desgracia, emplearían a mi hijo en alguno de los muchos cargos de que ha +de ser capaz; ¡pero después de tres años no hemos tenido de ellos ni una +sola mirada! + +No dejo de comprender que, así los príncipes como los ministros, están +abrumados de solicitudes a su alrededor, y que no pueden dirigir sus +miradas hasta el fondo de las provincias para ir escogiendo y +clasificando los talentos jóvenes y desconocidos. Es preciso resignarse +al olvido. Al fin y al cabo esto no vale la pena de disgustarse; pero +¡ah! que mi hijo está en la edad de las ilusiones, que son para él lo +que para mí las realidades. Acaso el sentimiento secreto que en él +adivino procede de este desengaño sufrido. Porque no es natural ni +corriente que un joven de su imaginación y de sus años, se abandone y +encierre en la soledad más absoluta; aparece como que haya perdido por +la muerte o por otra causa cualquiera, algún objeto querido, cuya falta +ocasiona en él tristeza tan profunda. + + + + +CII + +12 de septiembre de 1818. + + +Alfonso recibió ayer un paquete de cartas de su mejor y más íntimo +amigo, M. de Virieu, quien le llama a París inmediatamente. El ha +vendido su caballo para hacerse con cien pesos; yo le he dado además +todas las economías que poseo. Ya ha partido. M. Virieu, quien ha +ingresado en la carrera diplomática y se interesa por Alfonso tanto como +él mismo, le decía en sus cartas que el conde de Lagarde, nuestro +embajador en España, estaba decidido a llevarle consigo a Madrid. +¡Quiera Dios que este proyecto se realice! + + * * * * * + +Todo ha fracasado. Alfonso acaba de volver más descorazonado que nunca +por los acontecimientos que le vuelven a sepultar nuevamente en la +inacción y la oscuridad. M. de Lagarde, que le conoce, y que hubiera +deseado llevarle consigo, no le ha sido posible, y ha partido, para +Madrid, dejando a mi pobre hijo en el mayor desconsuelo. + +¡Si yo pudiera obtener para mi hijo la resignación que yo poseo! Pero el +es joven y es natural que sus pensamientos sean distintos a los míos. + +El proyectado casamiento de mi Cesarina, resulta decididamente +irrealizable, me he visto obligada a decírselo así a este pobre joven. +La familia se ha obstinado en la negativa más absoluta; estoy +desesperada y he llorado mucho; el pobre joven parece resuelto a esperar +aún contra toda esperanza. También Cesarina está muy triste, pero bien +penetrada de su deber; teme, dice, que si fuerza por sí misma las +repugnancias, el descontento de aquellos de quienes nosotros dependemos +recaiga sobre mí. ¡Lástima grande que así se rompan las esperanzas de +dos almas puras que sentían una hacia la otra cierta inclinación +natural, por cierto bien inocente! Afortunadamente, el tal efecto no +constituía para Cesarina una pasión absoluta, y si únicamente una +simple disposición amorosa, y el reconocimiento natural en quien se ve +amada con vehemencia. ¡Pobre muchacho! + +Me han hablado de otro matrimonio para mi hija con un hombre de mucho +mérito que ha pedido su mano; he conferenciado con ella sobre el +particular, y parece que se presta a la realización de dicho proyecto; +creo que ha reflexionado y está resuelta. No he podido comprender si +ella se ha manifestado condescendiente por sacarme de apuros o si ve +alguna razón de conveniencia particular: yo procuraré estudiar este +asunto con detenimiento. Alfonso me dice (y tiene mucha razón), que no +haga violencia alguna contra los sentimientos y afecciones que pueda +profesar a otra persona. + +Me dice también mi hijo, que si es necesario él me apoyará contra todas +las oposiciones de la familia, hasta el momento en que sea completamente +libre de seguir sus inclinaciones naturales; Cesarina, al oír esto ha +contestado que no había experimentado más que el natural sentimiento en +toda persona reconocida a otra a quien ha inspirado una pasión, y que +seguiría sin pesar alguno la voluntad de la familia, que se uniría sin +repugnancia al hombre apreciable que se le destinaba; parece, por lo +tanto, que hay en ello tanta reflexión como simpatía. ¡Feliz el marido a +quien la Providencia le depare tan angelical criatura! + + * * * * * + +Al poco tiempo, o sea el 21 de febrero de 1819, se ve que la obediencia +de Cesarina se trocó en verdadera felicidad, al menos en apariencia. + + + + +CIII + +Domingo, 21 de febrero de 1819. + + +El día 17 hemos llegado a Chambery; están los caminos intransitables y +hemos hecho el viaje en largas jornadas. La mayor parte de la familia +nos esperaba con impaciencia; hemos sido recibidos como príncipes. +Cesarina parece estar en su elemento, simpatizando con las gentes de +este país, que son buenas y sencillas; nos colman de atenciones, que +verdaderamente puedo calificar de amistosas. + +Felicítome mucho todos los días por este casamiento, que tantos +disgustos me ha costado figurándome que había dificultades de verdadera +monta para realizarlo. + +La figura de M. de Vignet no es muy notable; su fortuna es mediana; temí +muchas veces cometer un disparate; ¡y he sido yo quien lo ha hecho todo! +Rogué muchísimo a Dios que me diera acierto y que aclarase mis dudas, y +veo ahora con satisfacción que todo lo que pueda llamarse verdaderamente +cuerdo y razonable, se encuentra en este matrimonio. He podido +comprender que Cesarina no ha encontrado la menor repugnancia en la +figura de M. de Vignet; estoy segura de que le amará... Tengo la +satisfacción de ver que no me he equivocado; Cesarina le ama en efecto. + +La reputación de M. de Vignet está bien cimentada y es hombre de grande +ingenio, muchos conocimientos y méritos de toda especie; su familia es +de las principales de este país, y es seguro que llegará a ocupar los +puestos más eminentes a que pueda aspirar, dada la carrera que tiene, +así por propios méritos como por el apoyo de su tío el conde de Maistre, +actual canciller. Tiene una hermana, buena y amable, que vive con él, y +un hermano, antiguo amigo de Alfonso, el cual ha resultado ser la +principal causa de este matrimonio. + +Soy, por lo tanto, muy dichosa en haber encontrado una salida tan +honrosa para reparar todas las imprudencias que a causa de mi debilidad, +había cometido. ¡Cuántas veces yo misma me he reprochado aquella +conducta! + +Pero en medio de la satisfacción que siento, recuerdo con honda pena al +joven que tan enamorado estaba de Cesarina y al cual apoyaba en sus +pretensiones. ¡Pobre joven! ¡Cuánto habrá sufrido!... Puesto que no +queda ya ninguna esperanza, es preciso, pues, romper del todo, lo antes +posible; Dios me ayudará como me ayuda siempre, y yo no me cansaré de +repetirle millones de veces mi reconocimiento por los beneficios que me +concede. + +Con gran lucimiento hemos celebrado la boda aquí y en Mâcón. + + + + +CIV + +Martes, 9 de marzo 1819, en Saint-Amour +en el Franco Condado. + + +Al salir de Chambery el jueves, día 4, he realizado mi proyecto de +atravesar el monte Chat para venir aquí, en donde me encuentro desde el +viernes, día 6, a la caída de la tarde: ha sido una larga jornada por +aquellos espantosos caminos y ásperas pendientes. M. de Costa, que posee +un castillo al pie del monte, nos ha proporcionado dos caballos para la +subida; a pesar de ello me he visto precisada a caminar a pie en varias +de las numerosas y casi inaccesibles revueltas de la carretera, donde +era preciso contener las cabalgaduras; yo estaba llena de miedo viendo, +a una profundidad enorme y espantosa, grandes precipicios y el lago +Bourguet, en el cual podíamos sepultarnos al más pequeño descuido. + +El descenso a la otra parte de la montaña, es al principio más suave, +pero, en Yenne, la pendiente vuelve a empezar de nuevo; viene a ser una +limitadísima cornisa sin parapeto, pegada por una parte a las +elevadísimas rocas de la montaña y teniendo en la otra, sin el menor +amparo, el caudaloso Ródano a tres o cuatrocientos pies de profundidad. +A la otra parte del río existen aún las enormes rocas donde estuvieron +las célebres prisiones de Pierre-Chatel, cuyo edificio pertenecía al +Estado. El paisaje es allí magnífico e incomparable: entre dos rocas +enormes hay un desfiladero: después de los días transcurridos, aún temo +que aquellas masas de prodigiosa altura se desprendan y nos sepulten +entre sus peñascos. + +En todo se admira la inmensa pequeñez de los hombres y el poder de Dios. +Si reflexionáramos detenidamente lo poco que somos y valemos, siempre +estaríamos prevenidos para recibir la muerte, porque cualquier accidente +puede ocasionarla: no es así, sin embargo... ¡Oh! el orgullo humano es +grande. El hombre no advierte lo que la Naturaleza le muestra +constantemente; esto es, la realidad de lo eterno. + +¡Cuánto orgullo hay en este bajo mundo! + +¡Cuánta demencia! + + * * * * * + +Me encuentro en casa de mi hija Cecilia, descansando de mis fatigas +cotidianas; ella vive completamente dichosa; es adorada de todo el mundo +por su dulce carácter, y se ve rodeada de hermosísimos hijos cuyo número +aumenta cada año. Este pueblecito de Saint-Amour es delicioso. He tenido +ocasión de entregarme a mis reflexiones; tuve un gran disgusto al +separarme de mi Cesarina, y ella, por su parte, lo tuvo también al verme +partir. Siempre que estoy turbada y abrumada, despejo mi cabeza +reflexionando. Pero jamás sabemos de cierto en este mundo cuándo obramos +bien o mal: Dios lo quiere así para tenernos humillados siempre en +nuestra propia desconfianza. A él recomiendo continuamente aquella hija +querida, que dejé rodeada de una familia llena de virtudes de todo +género, y particularmente de piedad, dispuesta, al parecer, a amarla más +cada día. + +Goza su esposo de mucha consideración, y aunque tiene más edad que ella, +se aman entrañablemente. Ella alternará con lo mejor de la sociedad del +país. Sus haberes, dado el cargo que desempeña su marido, son +suficientes a sus necesidades, porque aun cuando en el fondo no sea su +fortuna muy considerable, es seguro que la irá aumentando rápidamente. +En Chambery abunda poco el lujo, todas las fortunas son limitadas: +tengo, pues, motivos para creer que ha de vivir con desahogo y +tranquilidad. + +La que hoy empieza a ocuparme es mi Susana, belleza de otro género, pero +belleza incomparable que llamo la atención de toda la sociedad de +Chambery y de la juventud de Piamonte, donde me la llevé cuando fuimos +a acompañar a su hermana para el casamiento. No se oían más que elogios +para ella, pero es tan cándida y sencilla, que no se preocupa lo más +mínimo de su belleza. Se me habló ya de un buen partido para colocarla. +¡Ah! ¡Si yo pudiese casarla más cerca de mí, y casar también a Alfonso! +Quién sabe, Dios mío, si de esta suerte olvidaría esta dichosa carrera +que le tiene preocupado y que acaso no conseguirá jamás. + + + + +CV + +Mâcón, 18 de marzo de 1819. + + +Otra vez me hallo en Mâcón, pero muy intranquila, porque el encono de +los partidos políticos se halla en Francia muy excitado. A mi marido y a +mí se nos critica porque no participamos de la cólera de nuestros +correligionarios los realistas; esto, a mi entender, no es religioso ni +realista; que los hombres no creo hayan sido llamados al mundo para +injuriarse. Tanto mi marido como yo, nos hemos visto obligados a +separarnos de nuestras más íntimas relaciones sociales, encerrándonos en +nosotros mismos: nosotros nos contentamos siendo fieles a los Borbones, +sin perder por esto nuestra sangre fría, nuestro espíritu de justicia ni +nuestras almas. ¿No existen acaso bastantes pasiones a que hacer frente +dentro de nosotros mismos, sin necesidad de encender los odios políticos +en que arden en este momento los espíritus? Dice mi marido que él dio +su sangre a los Borbones el 10 de Agosto y que está dispuesto a +derramarla nuevamente: pero que él no abandonará jamás su buen sentido a +los furores de sus partidarios. Sin embargo, está triste y sufre mucho. +Así, dice él, es como se fomentan las guerras civiles. Los enemigos de +los realistas también están excitadísimos, de suerte que nos encontramos +en medio de dos partidos y en nuestro propio país proscritos y +sospechosos a unos y a otros. ¡Dios mío, derrama sobre todos el espíritu +de paz y de justicia! Alfonso ha partido otra vez para París. ¿Qué +objeto tendrá su viaje? + + + + +CVI + +11 de junio de 1819. + + +He hablado con la señora de ***; es la italiana más bella y simpática +que he tenido jamás ante mis ojos; posee una especie de irradiación +dulce y viva a la vez, que subyuga el corazón al mismo tiempo que +deslumbra la vista: el sonido de su voz, unido a cierto acento +extranjero, despiden una emoción y una ternura que atraen y encantan a +la vez. Me ha traído noticias de mi Alfonso, a quien dice que ha visto +muchas veces en París; me ha recitado versos de mi hijo que yo +desconocía por completo; son una especie de cadencias entre religiosas y +melancólicas, dentro de las cuales se observa una pasión juvenil que no +me atrevo a definir. + + + + +CVII + +Milly, 4 de junio de 1819. + + +Ha llegado Alfonso y está muy bien de salud. Encuentro en él algo nuevo +que le preocupa mucho. Parece que ha adquirido en Chambery relaciones +con una joven inglesa, con quien tiene deseos de contraer matrimonio, y +según cuenta, ella también le quiere; y ambos están resueltos, mediante +el permiso de sus padres, a seguir adelante con sus relaciones. ¡Cómo se +complace la Providencia en realizar mis más puros deseos! Cuando yo me +impacientaba y desesperaba viendo a mi hijo sin ocupación, y sin objeto, +vagando de un país a otro para distraerse en vanas inutilidades o en +devaneos perjudiciales, he aquí cómo esta misma Providencia nos presenta +de pronto y como de la mano, a esa extranjera que parece ser una mujer +perfecta, y capaz de contener su alma dentro de la felicidad que +proporciona una vida honrada. ¿Qué resultará de todo esto? Sea lo que +Dios quiera. + +La joven inglesa es conocida de Cesarina: esto me ha causado mucha +alegría. Sin ser una belleza, muchas veces más perjudicial que útil a +quien la atesora, es agradable y graciosa, tiene una figura admirable, y +una cabellera como hay pocas; de educación esmerada, mucho talento e +ingenio superior; pertenece a una familia notable de Inglaterra muy bien +relacionada y emparentada; sin ser rica, su madre, que es viuda, tiene +una posición desahogada; la joven es hija única; su padre fue coronel +de las milicias inglesas durante las amenazas de la invasión +bonapartista. + +Habiendo recibido muy bien a los emigrados franceses en su casa de +Londres, acogió muy particularmente a una gran dama emigrada de Saboya, +conocida por la señora marquesa de la Pierre, a quien tuve el honor de +conocer en casa del gobernador de Saboya con motivo del casamiento de +Cesarina. Es una persona que ha debido ser de una belleza +extraordinaria. + +Esta dama pasó todo el tiempo del destierro de los reyes de Cerdeña en +Inglaterra, hasta el 1818; tuvo algunas hijas nacidas y educadas en +Londres; estas niñas han vivido después de su infancia, como hermanas, +con la joven inglesa, su amiguita. A su vuelta a Saboya, hicieron que la +amiga viniese con ellas para prodigarle a su vez la hospitalidad que de +ella habían recibido; estaban, como es natural, satisfechas de poderle +ofrecer su patria, su castillo, cuantas consideraciones gozaban en su +provincia y en los dominios que les habían sido restituidos en parte. +Actualmente habitan una magnífica quinta con un gran jardín al extremo +de uno de los arrabales, situados a poca distancia de Chambery; esta +quinta es el centro de reunión de la sociedad más distinguida e +ilustrada de aquella deliciosa población. Allí se dibuja, se pinta, se +dan conciertos, se monta a caballo; es una especie de cantón inglés +transplantado a Saboya. Cesarina va allí muchas veces, y su cuñado, Luis +de Vignet, el amigo de Alfonso, está casi siempre; hace versos y se los +lee a las señoritas de la reunión; les ha leído también algunos, +escritos por Alfonso, que han sido celebrados por la concurrencia: +cuando se le interroga sobre su amigo, hace de él un elogio exagerado, +le compara a cierto joven poeta inglés, cuyo nombre no recuerdo en este +momento: únicamente sé que ha escrito poemas fantásticos que hoy gustan +mucho, y les ha prometido presentar a su amigo cuando pasara por +Chambery de regreso de Suiza: Alfonso se encontraba entonces en aquel +país solo, y habitaba en la cabaña de un pescador a la orilla de un +lago. + +He aquí cómo ocurrió el caso, que viene a ser por cierto algo novelesco. + +La fama adquirida por Alfonso, gracias a las exageraciones de su amigo, +hizo que hubiera de presentarse en Bissy, quinta de recreo del coronel +de Maistre en Chambery. + +Tenían todos grandes deseos de conocer al hermano de Cesarina, y creían +que su aspecto había de ser elegante, como sus composiciones poéticas, y +simpático como su hermana. No pudo ocultar la joven inglesa su pasión +por las poesías del joven francés, y su madre, que hace siempre lo que +su hija quiere, sonrió sin disgusto a esta inclinación. Alfonso ha sido +por unas semanas el favorito de la casa; y aprovechando esta +circunstancia, hizo hablar a Cesarina con madame de la Pierre, para que +esta señora lo hiciera a su vez con la madre de la joven inglesa. Pero +la gran dificultad que me tiene intranquila ha de venir de nuestra +parte, sobre todo de mis cuñadas de aquí; porque la joven de que se +trata es protestante. Sin embargo, Cesarina (que tiene también muchas +ganas de casar a su hermano), me asegura que la amiga de las señoritas +de la Pierre, se ha aficionado a la religión católica, diciendo que ya +hubiera abjurado del protestantismo, si no hubiese temido disgustar a su +madre. Si ella ha prometido sinceramente a Cesarina entrar en nuestra +religión, y educar sus hijos en nuestra fe, creo que habrán terminado +con esto los obstáculos. + +¡Qué de disgustos me cuesta el ir venciendo las dificultades que se +oponen al bienestar de la familia y sobre todo la tranquilidad de mis +hijos! + +¿Y qué puede haber más antipático a los ojos de los tíos y tías de +Alfonso, tan severamente razonadores, que este casamiento tan novelesco +con una extranjera? Apenas me atrevo a hablar a mi marido y a sus +hermanos, y de no ser así, no puede llevarse adelante el matrimonio. +Toda la fortuna de la familia está en sus manos; Alfonso no tiene más +que la corta pensión que le asignó su padre, y unos cincuenta mil +francos sobre la propiedad de Saint-Point, cuando faltemos nosotros. +Todas las heredades de mi padre político son de mis cuñados y cuñadas; +si ellos no lo aseguran en el contrato, ¿cómo presentar así un joven sin +carrera y sin fortuna a una familia más rica que nosotros? El amor lo +compensa e iguala todo para los jóvenes, pero ellos no son los que +cierran los contratos. + +Estoy tan preocupada que no puedo conciliar el sueño. + + + + +CVIII + +9 de noviembre de 1819. + + +Todo ha terminado. Alfonso está de vuelta. La madre de la joven inglesa +se ha llevado su hija a Turín para alejarla de él, pero tengo la +seguridad de que ellos se escriben de cuando en cuando. Estoy muy +triste. Mi marido, disgustado por nuestra pena, por la pérdida de las +cosechas, y por las deudas de su hijo que es preciso pagar antes de que +se case, para que la familia a quien se una no resulte engañada; mi +marido, digo, desea vender la casa de Mâcón y retirarse al campo; quiere +vivir completamente aislado de las gentes. Si lo hace así, ¿cómo voy a +colocar las dos hijas solteras que me quedan? ¿Quién vendrá por ellas al +fondo de una pobre aldea? Semejante conversación con mi esposo y el +temor de que venda la casa, me ha hecho derramar muchas lágrimas esta +noche. Mis dos hijas pequeñas me han visto llorar, y en seguida han +corrido ambas a encerrarse sin ruido en el gabinete de las Musas, junto +a mi alcoba (en este gabinete están esculpidas en la madera de los +arrimaderos, las nueve Musas). Al entrar yo en el referido gabinete, he +sorprendido a las dos arrodilladas, rogando y llorando ante Dios para +que me consuele. ¡Qué dichosa me he considerado al ver la ternura y la +sensibilidad de mis piadosas hijas! Pero ¡ay! ello no hace sino +disgustarme más al ver que no puedo ocuparme como debo del porvenir a +que son acreedoras, por las virtudes que atesora su corazón. + + + + +CIX + +25 de diciembre de 1819. + + +Esta mañana ha marchado Alfonso: he notado que estaba muy triste. El +señor barón de Mounier, que le aprecia mucho, le ha escrito que vaya +inmediatamente a París, porque tiene alguna esperanza de hacerle +entrar. + + + + +CX + +6 de enero 1820 + + +Nada de nuevo, si no es que me ha escrito diciéndome que Alfonso ha sido +bien recibido con mucha distinción entre personas de la mayor +concurrencia, donde su personalidad y sus talentos produce, según la +expresión de Mme. Vaux, mi hermana, un tipo de entusiasmo. Ella me cita +los nombres de una multitud de personas entre las cuales he conocido sus +madres en mi juventud: la princesa de Talmont, la princesa de la +Tréouille, Mme. Raignecourt, la amiga de Mme. Elisabeth, Mme. de +Saint-Aulaire, la duquesa de Broglie, hija de Mme. de Staël, Mme. de +Montcalm, hermana del duque de Richelieu, Mme. Dolomieu a que conocí en +la casa de la duquesa d'Orléans; y muchos hombres eminentes que se +apresuraron a ofrecerle su amistad, a él antes tan oscuro; el joven +duque de Rohan, el virtuoso M. de Montmorency, M. de Molé, M. Lainé, de +quien se dice ser un gran orador, M. Villemain, discípulo de M. de +Fontanes, que conoció en casa de M. Decazes, el favorito del rey, y +otros más que no recuerdo. Puede decirse que es ya conocido de todo el +mundo; empieza a sentirse una especie de rumor sordo precursor de la +gloria. ¡Qué satisfacción para una madre ver a su hijo en el pináculo de +la fama!... Estoy satisfecha de la inesperada acogida de que ha sido +objeto mi hijo, pero pido a Dios antes que la gloria y los honores, que +sea un hombre digno, y buen cristiano, como lo es su padre. Todo lo +demás, ya lo he dicho otras veces, no es más que vanidad. + + + + +CXI + + +Hay aquí una interrupción: el manuscrito no continúa. Aquella pobre +madre ha hecho un viaje a París. He aquí la causa. Habíanla escrito de +allá, que su hijo estaba enfermo de una afección al pecho; púsose en +camino la noche del 12 de febrero en compañía de su hija Susana, joven +de dieciséis años, más parecida por su belleza a un ángel que a una +criatura humana. En sus notas de viaje se observa ligeramente que en +Chalón-sur-Saona tuvo el disgusto de encontrarse con una mascarada +grotesca, en la cual todos los objetos de su devoción, esto es, la +piedad, la religión, la monarquía y el pudor, estaban groseramente +ridiculizados; su alma se contrajo dolorosamente bajo este que le +pareció funesto augurio, presintiendo alguna catástrofe; al pasar por +Auxerre, una voz salida del fondo de un coche público, gritaba con voz +de trueno: «El duque de Berry ha sido asesinado». Aquella buena madre +llegó a París tristemente emocionada, pero sin ver cumplidos los fatales +augurios. Su hijo había entrado en el primer período de convalecencia y +había sido asistido cuidadosamente por sus amigos, los cuales se +hallaban a su lado en la pequeña bohardilla que le servía de habitación. +Su alegría fue inmensa y pronto olvidó las malas impresiones recibidas +durante el viaje, al saber que las primeras poesías de su hijo debían +aparecer luego impresas en un pequeño volumen. Esas poesías le habían +conquistado en poquísimo tiempo las simpatías generales y un buen +nombre. M. de Talleyrand mismo, este juez desdeñoso e infalible, acababa +de dar la señal de admiración. La dichosa madre recibió una carta al día +siguiente de la publicación del tomo de su hijo. El diplomático decía a +la princesa*** que le había proporcionado el volumen: He pasado la mayor +parte de la noche leyendo. Mi insomnio es una sentencia. No soy profeta, +no puedo deciros cuál será el efecto que produzca en el público, pero el +público mío, que lo componen mis impresiones, y que se oculta bajo mis +blancos cabellos, oigo que dice: «Aquí hay un genio». Ya tendremos +ocasión de hablar más despacio. + +No es esto todo; los amigos de su hijo, confirmándose en la benevolencia +del aplauso público, hombres y mujeres, aprovecharon este momento de +calor para abrumar a solicitudes al ministro de Negocios Extranjeros. M. +Pasquier, literato también al mismo tiempo, nombró inmediatamente al +joven poeta secretario de la embajada de Nápoles. M. Simeón, ministro +del Interior e Instrucción pública, le remitió de parte del rey Luis +XVIII una colección de los clásicos latinos de _Lemaire_ con el +lisonjero testimonio de la satisfacción de S. M., quien le concedía +espontáneamente una pensión literaria, con cargo al presupuesto del +fomento de la literatura; cuya pensión venía destinada a suplir en parte +el pequeño sueldo que disfrutaba en la diplomacia. + +La vida, la fortuna, la ambición, la gloria, y, sobre todo, el favor +general, estallaron al mismo tiempo sobre aquella existencia por tanto +tiempo retraída y desesperanzada. El corazón de la madre se inundó de +alegría. La celebridad de su hijo, la admiración que causó en París la +extraordinaria belleza de Susana, su hija idolatrada: las presentes +alegrías, las halagüeñas esperanzas del porvenir y sobre todo la +esperanza de que su hijo podía más adelante enlazarse con la joven +inglesa, de tal manera excitaron la mano temblorosa de la madre, que +durante tres meses, se observa en las páginas del _diario_ un +embriagador entusiasmo. + +Estas páginas son demasiado íntimas; permita el lector que sobre ellas +guarde secreto. Existe una, sin embargo, que debo hacerla pública por la +extraña coincidencia profética de sus leyes, y de los sentimientos entre +el destino de la madre y el del hijo. + +La noche del día de Pascua de 1820, escribe ella, se sintió «como +ahogada por su propia dicha y por la de sus hijos», y tuvo necesidad de +ir, a la caída de la tarde, a reponer su corazón demasiado lleno de +gracia y de lágrimas, a la iglesia de San Roque, donde ella iba a orar +frecuentemente en los primeros años de su juventud. Entra en el templo +acompañada de su hija Susana, y se arrodilla al lado de uno de los +pilares de la iglesia para dar gracias a Dios por los inmensos favores +que acaba de recibir. Aquellas oraciones, o mejor dicho, aquel himno que +dejó escrito, surge de su _diario_ envuelto en las últimas lágrimas de +júbilo y de piedad que derramó sin duda en medio de aquel éxtasis de +concentración ante Dios. ¡Todos los hijos deberían poder leer líneas +parecidas, para que, observándolas, como depende de ellos, casi siempre, +no amargar con desdichas, y sí llenar de felicidades, los corazones de +sus madres! + + + + +CXII + + +De nuevo vuelve mi madre a abrir su _diario_, interrumpido por algunas +semanas, transcurridas entre viajes y ocurrencias de géneros diversos. + + * * * * * + +Mâcón, 3 de julio de 1820. + +Desde el día 31 de mayo han sido tales mis ocupaciones, que no me ha +sido posible consignar en este _diario_, un hecho altamente interesante +y que es de los más importantes de mi vida. + +El casamiento de mi hijo Alfonso ha tenido lugar el 6 de junio en la +iglesia propiedad del gobernador de Chambery. Mi hija política pasó en +el retiro más completo los días que precedieron al de la boda. La +ceremonia tuvo lugar a las ocho de la mañana, habiendo asistido a ella +el gobernador y su esposa, el ayudante de campo del gobernador, la +marquesa de la Pierre y sus cuatro hijas, el señor conde de Maistre, M. +de Vignet y la señorita Olimpia, su hermana, y monseñor el obispo de +Annecy; celebró la misa y consagró el matrimonio el abate de Etioles. +Mi nueva hija vestía con toda la seriedad y elegancia imaginables; +llevaba un magnífico vestido de muselina bordada, y un riquísimo velo de +encaje que la cubría casi por completo; imposible imaginar otra +presencia tan llena de dignidad, de gracia y de modestia. ¡Qué modales +tan elegantes y tan llenos de naturalidad!... Yo estaba afectadísima y +no me es posible referir todo lo que pasó por mí al ver llegado para mi +hijo el momento más solemne e importante de su existencia; he rogado a +Dios con mucho ardor, pero debo reprocharme, como me reprocho todavía, +el no haber rogado lo bastante; ¿cómo puede una madre dar gracias +suficientes por las alegrías de su corazón, cuando llega a tocar para su +hijo el colmo de cuanto podía desear? La misión de las madres sobre la +tierra, termina con el día en que ven asegurada la dicha de aquellos que +son sangre de su sangre. + +Espero rezar al pie de estos mismos altares, por iguales ceremonias, +alguna vez más, porque hoy me han hablado de un buen partido para mi +hermosa Susana; ¡dichoso, dichoso aquél a quien Dios tenga destinada la +posesión de semejante ángel! + +Alfonso, su esposa y su madre política, han partido para Italia después +de la ceremonia, yendo a ocupar en Nápoles su puesto junto al duque de +Narbona. + +Me he llevado conmigo a mi pobre Cesarina hasta. Mâcón, a fin de +consultar por su salud con los médicos de Lyón; se encuentra algo +enferma: Dios parece que quiere mandarme algunas penas proporcionadas a +mi felicidad. He encontrado igualmente a mi buena amiga, Mme. Paradis, +mi segunda hermana en todo conceptos, muy enferma también. ¡Ah! he +estado junto a ella más de quince días, cuidándola día y noche; la pobre +no tenía tranquilidad, aparente a lo menos, sino al verme a su lado: +¡ha muerto en mis brazos! ¡Qué amiga tan santa he perdido en ella! Yo +tuve la fortuna de inspirarle una fe y una resignación que ella no +sentía como yo, al nacer la amistad que nos ha unido; pero ha muerto en +la esperanza y, creo poder asegurarlo, en gracia de Dios. ¡Qué vacío ha +dejado junto a mí semejante pérdida! Vivía en Mâcón, frente a mi casa, y +al ver la menor señal de turbación o de dolor en mi semblante, corría a +mi lado a consolarme y compartir conmigo las penas. Al morir quería +legarme toda su fortuna, pero yo no lo he consentido: únicamente, y como +recuerdo de amistad, he consentido en admitir algo de lo que constituía +su fortuna, que no era escasa. Consiste este recuerdo en una pequeña +propiedad que poseía en Saint-Clement, al lado de la puerta de Mâcón, +hoy en mi dominio. + +Sin esta incomparable amiga, que buscaba mis tristezas y mis necesidades +cuando yo las sufría por mis hijos, en el fondo de mi corazón; que se +olvidaba de sí propia para venir en mi socorro y que hacía +frecuentemente más de lo que podía, no sé muchas veces lo que hubiera +sido de mí. + +¡Ah! ¡que nuestro afecto dure y se eternice allá en el cielo como yo +deseo! No dejaré pasar ni una noche ni una mañana sin rogar por ella, y +cuando vea delante de mis ventanas, a la otra parte de la calle, aquella +ventana cerrada para siempre, o encuadrando otras caras, ¡cómo se +partirá mi corazón de tristeza y de pesar, sino la entreveo a ella... +allá en el cielo!... + +¡Cuánto debo yo a mis buenas amigas! Creo verdaderamente que la amistad +es la forma visible de Dios. El mismo corazón divino parece entendernos, +hablarnos, comprendernos y abrirse, en el corazón de nuestros amigos. No +he tenido privilegiados en ningún lance de mi vida; cuando me han sido +arrebatados, no he creído jamás haberlos perdido, ¡tan presentes los +tengo! Poseo ahora un cariño extraordinario a la joven y bellísima Mme. +Delahante, sobre todo, y a pesar de la diferencia de edades, ella me ha +tomado como a su segunda madre; la quiero como si fuera mi hija. + + + + +CXIII + +Domingo, 16 de julio de 1820. + + +Hoy he sufrido mucho: unas mujeres del pueblo dicen que han oído decir, +que los periódicos hablan del asesinato de Alfonso, en la carretera de +Roma a Florencia. Estas buenas gentes han tenido la inocente crueldad de +venir a repetir llorando esta noticia. Ignoro quién se ha cuidado de +esconder a mis ojos los periódicos que explicaban esta especie de +trágica aventura, cuyo origen ignoraba. Por suerte, he recibido esta +mañana una carta del mismo Alfonso con fecha posterior al día en que se +cuenta que el suceso tuvo lugar; esto me ha consolado un tanto, pero la +sola idea de que el hecho haya podido ocurrir, me causa horror. ¿Qué +hubiera sido de mí a no haber recibido la carta? ¿y cuántos rumores +semejantes, impresos por los periodistas, afanosos de dar noticias sin +calcular la trascendencia, habrán matado a otras madres? Espero, llena +de ansiedad, otra carta, porque creo de continuo que debiendo reconocer +este rumor algún fundamento, puede haber querido Alfonso ocultarme lo +ocurrido. + +Sé por su amigo, M. de Virieu, que él temía volver a ver en Italia a +cierta persona que no le perdonaba el haberse casado; ¿tendrá esto +relación con el lance que dicen haber ocurrido? + +¡Que Dios le bendiga y proteja como yo deseo! ¡Cuánto tiempo hace que a +El le tengo encomendada su existencia! + + + + +CXIV + + +Otra vez en su retiro de Milly se encuentra la pobre madre, después de +tantas agitaciones personales, triste y lamentándose continuamente del +vacío que se va haciendo a su alrededor con los casamientos de sus hijas +y el de su hijo. Luego siente haber de afligirse por esta causa, ya que +semejantes ausencias son condiciones naturales que la misma felicidad +impone. + +Su hijo, le da serias inquietudes porque se encuentra en medio de la +revolución de Nápoles. Las agitaciones políticas de Francia, los odios +de los partidos que se disputan o arrancan el poder, la devuelven a sus +consideraciones políticas. Estas agitaciones apasionadas, la hacen +partidaria de la unidad, del poder y la disciplina silenciosa de una +monarquía patriarcal, en la cual sueña. Damos aquí sus reflexiones sin +juzgarlas. Un hijo, en religión y en política, podrá tener los +sentimientos de su madre, pero no sus dogmas. El hijo, al crecer, no se +alimenta como el niño, de la leche del ama o de la madre, y sí del pan +de los hombres ya formados. + +Es imposible, sin embargo, reconocer que la unificación del poder, sea +ésta conferida al pueblo en el sistema republicano, o al rey en el +monárquico, aparece más lógicamente útil a la sociedad, que estos odios +originados por el régimen constitucional, como ahora se llama. + +Esta clase de gobierno siempre tiene en guerra los partidos, y la guerra +no se concibe sin el odio, ese odio recíproco que es el elemento más +funesto para una sociedad: este es en su fondo, el pensamiento de +aquella buena mujer, y madre cariñosa. + +El odio es el extremo opuesto de la caridad; la caridad es Dios; +entonces los gobiernos que constituyen los ciudadanos en estado de +guerra permanente, dejan de ser gobiernos, según y conforme quiere Dios. +A un instinto verdaderamente piadoso sólo esto se le puede contestar: es +que la humanidad está tan mal organizada, que no hay que dar a escoger a +los pueblos entre la paz y la libertad, porque es tan de origen divino +la una como la otra; la libertad es tan divina como la paz. + + * * * * * + +Continuemos: + +¿Qué clase de gobierno es éste bajo el cual nos hallamos, y al que es +preciso respetar, ya que es la voluntad del rey que así sea? Se me +figura completamente opuesto a la paz y caridad que debe reinar entre +los cristianos; pues no se ocupan sino de juzgarse unos a otros y de +revelar todo lo que de malo pueden saber éstos de aquéllos, todos con el +mayor ensañamiento. Bajo el pretexto del bien público, parece lícito +todo esto y así se forja una conciencia, como se falsifica y se gasta +el corazón más noble; ¡cómo son los hombres! por su desdichada +naturaleza, atraídos a la malevolencia, lanzándose desenfrenados por el +fatal precipicio y la sociedad resulta de esta manera desconcertada; +cualquiera se considera capaz, cualquiera se elige a sí mismo, +levantándose los unos contra los otros, porque éstos les tienen miedo a +aquéllos y aquéllos a éstos; cubiertos con la máscara de la dignidad +hablan muchos en contra de lo mismo que sienten, y nadie se atreve a +defender los ausentes torpemente ultrajados, por miedo a ser luego +tratados como aquéllos, y así van introduciéndose en la sociedad las +injusticias. + +Yo, que siento viva y dolorosamente todo esto, también me he gastado, y +siento debilitado mi afecto; creo que es únicamente contra los malos, +pero aquellos a quienes yo condeno se justifican igualmente por la misma +creencia. ¡Dios mío! devolvedme mi paz, haced que yo no me mezcle en +nada de lo que no deba, y que me separe, en cuanto dependa de mí, de las +iniquidades de este siglo que han de ser necesariamente odiosas a +vuestros ojos. Mi ideal político tiende únicamente a lo que quepa en mi +religión; ésta me hace creer que el gobierno puramente monárquico es el +mejor, porque es en él en el que Vos, Dios mío, habéis dado el modelo al +mundo; pues aquellos a quienes bien quisisteis, como a los israelitas, +de Vos recibieron el encargo de formar un gobierno, cuando después de +tantos sufrimientos os pidieron un rey que los gobernara. + +Un rey concedido por Vos es absolutamente vuestra imagen, y debe, por lo +tanto, conservar todo su prestigio y toda su autoridad: si este rey se +asocia con su pueblo y se mezcla en las luchas que lo dividen, formando +parte de ésta o de la otra fracción, las pasiones se exaltan más y no +cumplirá la misión que de Vos ha recibido, porque la monarquía es una +gran familia de la que el rey es el padre, y no es un padre sabio el que +hace a cada uno de sus hijos juez de su propia conducta y de todas las +razones causadas por todas y por cada una de sus obras; ¿quién le ha +dado el derecho de condenarlo todo, de decirlo todo, escribirlo todo, ya +sea contra su gobierno, ya contra cada uno de sus hermanos, salvo, +empero, el ser castigado, si se equivoca? Lo repito: semejante padre no +será nunca un hombre sabio y su conducta no estará en relación con las +obras de Dios y con el dogma de la caridad. Ved en esto, poco más o +menos, la imagen de un gobierno constitucional. Pero, lo repito, +nosotros debemos callar, respetar y rogar; porque lo que existe de peor +y más censurable, es el hablar y obrar contra un gobierno constituido; +porque al fin, el hombre puede conseguir su salvación en todas partes +donde la mano de Dios le destine. + +Mis reflexiones no deben tener, por lo tanto, otro objeto para mí, que +el de no participar en un solo punto del mucho mal que se está haciendo +en este momento. La política consiste en reflexionar mucho, y hoy se +reflexiona tan poco como se puede. + +Alfonso pasa el verano en una isla llamada Ischia, del golfo de Gaeta, +de la que se hacen descripciones deliciosas. Estoy muy inquieta por la +salud de Cesarina, y por el casamiento de Susana, que cuenta ya cerca de +veintiún años. En este momento, bien pocas riquezas podemos ofrecer a +sus pretendientes. ¿Qué mayor riqueza que las virtudes que atesora su +corazón y la belleza incomparable de su rostro? Estas gracias naturales, +emanadas de Dios, son, a mi entender, lo suficiente para hacer feliz al +hombre digno que la tome por esposa. + +Tengo la costumbre de ir a la iglesia a oír misa todas las mañanas antes +de apuntar el día; me parece que hago bien empezando con la aurora a +sacrificar algo al barullo y los placeres del mundo, dando primero a +Dios lo que es de Dios, sin dejar de dar luego al César lo que es del +César. No ha dejado de ser para mí una mortificación el dejar así, en +todos tiempos, la molicie del lecho y de la dulce temperatura de mi +cuarto, para ir a oír la que aquí llaman la misa de los pobres y de las +criadas; pero, ¿no somos todos por ventura pobres en la gracia de Dios y +servidores todos de nuestros padres primero, de nuestros maridos y de +nuestros hijos después? Yo, por mi parte, me encuentro después de la +misa altamente recompensada por el recogimiento que experimento entre +aquellas casi tinieblas, por el mayor fervor en mis oraciones, por la +calma y por las fuerzas que me infunde para todo el día el sentimiento +de la presencia de Dios y del cumplimiento de mis deberes principales. + +Mi gusto sería vivir en el retiro más absoluto, pero cuando pienso en +que aún me quedan dos hijas solteras y en la conveniencia de tener que +mezclarme por ellas en el mundo, lo suficiente, cuando menos, para que +puedan encontrar un partido conveniente, se me figura que cumplo un +sagrado deber, cual es el de mirar por el bien de mis hijas, y esto me +proporciona la conformidad y la resignación que necesito. + + + + +CXV + +27 de enero de 1821. + + +He recibido carta de Alfonso: me escribe desde Roma y me dice que es +completamente dichoso. El ser éste un lenguaje al que no me tenía +acostumbrada por su parte, me hace creer que ello es verdad. Me manda +al propio tiempo una cantidad para su pobre amigo el abate Dumont, cura +de Bussieres, a quien ha querido él siempre mucho, y que está +continuamente enfermo y pobre. Esta prueba de amistad, venida de tan +lejos, y tratándose de un amigo que hubiera podido olvidar fácilmente +desde las alturas de su actual bienestar y de sus distracciones, me ha +causado una profunda alegría. + + + + +CXVI + +11 de marzo de 1821. + + +¡Albricias! Creo poder casar muy cerca de aquí, convenientemente y casi +en familia, a mi bella Susana. M. de Montherot, uno de nuestros +parientes, hombre de treinta y seis años, persona distinguidísima y de +bella presencia, se ha enamorado de sus gracias durante una entrevista +que indirectamente él mismo se ha procurado. No dudo que este casamiento +nos hará dichosos a todos, tanto por las bellas cualidades del marido +como por ser vecino nuestro y ser probable que siempre estemos juntos; +sus propiedades están repartidas entre la Borgoña y el Lyonesado; es muy +posible que esto salga bien. Mi marido se muestra también muy favorable +a ello; Susana ignora aún ser el objeto de estas entrevistas y +cuchicheos, pero es tan sencilla, tan pura y obediente, que no dudo bajo +ningún concepto de su conformidad tan luego yo le hable del caso. + + + + +CXVII + +11 de marzo. + + +Las buenas noticias se aglomeran. Dios concede y da por una parta lo que +por otra quita; démosle gracias por sus dones y sometámonos a sus +negativas; acaba de nacerme un nietezuelo; la esposa de Alfonso ha dado +a luz en Roma, con toda felicidad, un niño, hermoso como un ángel, lo +cual acaba de escribirme su padre, añadiendo que se llama como él, +Alfonso, que ha sido bautizado en San Pedro de Roma, que fueron sus +padrinos un caballero napolitano, llamado el marqués de Gagliati, y la +princesa Oginska, polonesa, y que nació el día 8. Esta noticia me ha +proporcionado una grande alegría. Dicen que este niño se parece mucho a +mí, así es que yo me lo represento como era su padre. Su madre ha +empezado a criárselo; hace muy bien, y ojalá pueda, como yo deseo, +seguir adelante. Parece que están resueltos a venirse a pasar unos días +en nuestra compañía, tan luego la madre se encuentre completamente +restablecida. + + + + +CXVIII + +12 de mayo de 1821. + + +Susana lo sabe todo: yo se lo he contado, pero ella, que tiene una +penetración grande, ya se lo había presumido; ¡pobre hija mía! yo espero +que Dios le enviará aquello que puede y debe darle la felicidad, +teniendo en cuenta que su imaginación no está desbordada y posee un +corazón angelical; ella se dedica a sus deberes sin la menor turbación +ni inquietud, con una tranquilidad y una alegría, que me tienen +embelesada. + + * * * * * + +El _diario_ queda interrumpido por espacio de tres años. ¿Será que los +cuadernos se habrán extraviado o que los disgustos que han pasado por +ella durante estos tres años de amargura por la muerte de Cesarina, +fallecida a consecuencia de una anemia ocasionada por el nacimiento de +su tercer hijo, o que la enfermedad mortal, al mismo tiempo, de su +querida y bella Susana, no le hayan dejado el espacio ni la fuerza moral +para registrar sus desventuras? + +Durante este tiempo, su hijo y su hija política hicieron un viaje a +Francia y otro a Inglaterra, perdiendo también su querido nietezuelo. +Nacioles una niña que es el ídolo de su madre y de su abuela, la cual +parece renovar en todo su imagen, aquella imagen venerable de la anciana +madre, que, a pesar de su edad, conserva en el corazón el fuego santo +del amor a sus hijos, a sus semejantes y a Dios. + +Hasta el 29 de junio de 1824 no hay en su manuscrito ni una sola línea, +y sus páginas primeras no son más que sollozos, trazados a la cabecera +del lecho del dolor de su querida Susana, reflejando todas las +peripecias de la enfermedad y la esperanza; es una prolongada agonía +registrada hora por hora, minuto por minuto, abriendo en la última el +cielo a un ángel para dejar entre las sombras de la tierra a una +desconsolada madre. + +No hago más que extractar unas pocas de estas notas monótonas si se +quiere, por el repetido acento del dolor. ¡Pobre madre mía! + + + + +CXIX + +29 de junio de 1824. + + +Bien tristemente doy principio a este nuevo libro; mi corazón está +destilando sangre por el cruel estado de mi pobre Susana; parecíame que +había una pequeña tregua de algunos días, creía que la enfermedad se +había detenido en sus progresos; pero ayer, mi desolación llegó a su +colmo, al fijarme en la debilidad, en la flaqueza y descomposición de +aquella figura, ahora terriblemente transformada hasta el horror... +¡Hija de mi alma! ¡a pesar de todo, se la ve tan dulce, tan tranquila y +esperanzada! Su marido está completamente trastornado, porque él es como +yo y no puede renunciar a toda esperanza, aunque ya debiéramos haberla +perdido hace tiempo, porque los signos son mortales. + +Ayer nos visitaron muchos parientes y amigos; yo les agradezco muchísimo +el interés y solicitud que demuestran por nosotros, pero confieso que +aumentan mis penas con su presencia. Cuando quedo libre de visitas, +suspiro como si jamás en este mundo me hubiese sido permitido este +desahogo del corazón. + +Olvido con harta frecuencia que es ésta un época de prueba. ¡Oh! yo +debería ver, por la de mi Susana, cuán necesaria es la purificación de +las menores faltas para ganar el cielo. Creo a veces que esta enfermedad +es el purgatorio de esta pobre criatura, y si tan inocente ella me +parece, y le hace falta sufrir como sufre, ¿qué será de mí? Todo es para +ella mortificación y pesar; hasta el tomar alimento la molesta. + +Sólo esperamos un milagro; este consuelo siempre lo tienen los que como +yo creen en Dios. El día 1.º del mes próximo, celebrará el príncipe de +Hohenloe el santo sacrificio de la misa a su intención y todos uniremos +nuestros ruegos al suyo, que me parece ha de ser muy eficaz. +¿Conseguiremos de Dios la gracia que con fervor le pedimos? + +Alfonso y su esposa están en Suiza; les he escrito que se vengan, para +no estar sola y sin apoyo contra esta muerte que yo no puedo creer sin +desesperarme, por más que la vea todos los días retratada en las +facciones de mi querida y santa hija. + + + + +CXX + +1.º de julio de 1824. + + +Hemos dejado ayer la casa de campo de Perrieres, que nuestros buenos +amigos los Cortembert nos habían facilitado: está situada sobre la +colina que domina Mâcón y el Saona. + +La traslación ha sido muy penosa; sin embargo, he creído recuperar a mi +hija cuando la he vuelto a ver en nuestra casa de Mâcón; la he colocado, +en mi cuarto, está allí muy bien; la temperatura es agradable y por la +tarde salimos un ratito al jardín. No recibo visitas, así es que, +vivimos igualmente retiradas como en los Perrieres. + +Nuestra misa, a la misma hora que la del príncipe de Hohenloe, ha sido +edificante, pero todo me dice que no hay nada que esperar, ni de la +oración misma. ¡No me atrevo a pensar cómo ha de salir de aquí este +ángel, ni por qué lecho ha de trocar el que ahora ocupa! + +Alfonso, su esposa y su hijita Julia acaban de llegar; me encuentro +perfectamente retratada en la cara de Julia. ¡Qué dicha tan grande es la +de vernos revivir y florecer de nuevo, cuando nos sentimos decrecer y +perder la flor de la juventud! Es verdaderamente lo que era yo a su +edad, ¡yo misma, en mi inocencia y en la apacible edad primera! + +Mi Susana, que ya no es más que un ángel, ha recibido a Dios, este +último lunes, con el aparato ordinario de esta santa y terrible +ceremonia; yo creí que se hubiera trastornado algo, pero, por la gracia +de Dios, ni se asustó, ni sufrió su semblante la menor alteración; al +contrario, ha redoblado su tranquilidad y su alegría; todo el día +pareció transparentarse en su mirada cierto fondo de dicha: la noche +antes nos dijo: «Hablemos de mi tranquilidad; yo he hecho cuanto he +podido por mi conciencia, y todo lo que he podido por mi salud. Dios +hará ahora todo lo que él querrá: yo me abandono a El.» + +A pesar de esto, ella no ha perdido la esperanza, y nosotros +procuraremos alimentarla, porque fuera muy cruel el hacérsela perder: +líbreme Dios de intentarlo siquiera. El tiempo que habrá de vivir, que +sea con la mayor tranquilidad posible... Dios, que en la forma del santo +viático habita en ella, dispondrá como le plazca de esta tierna planta +agostada en flor. + + * * * * * + +En medio del dolor que el estado de mi hija me proporciona, he tenido +una alegría por la visita de Alfonso y su esposa, los cuales se +encuentran muy bien: llegaron el jueves 29 volviendo a salir el sábado +para Saint-Point. La estancia en la casa de nuevas personas, fatiga +siempre a la pobre Susana, a pesar de cuantas precauciones se tomen para +evitarlo. + +Alfonso volvió el martes, estando con nosotros hasta ayer, y volverá el +lunes nuevamente, dejándonos lo menos posible durante estos tristes +instantes: su buen corazón me consuela y anima mucho. + + + + +CXXI + +14 de julio de 1824. + + +Todo ha concluido: mi hija Susana descansa en el seno de Dios desde +anteayer, jueves, a las diez de la noche; quiero, mientras me sea +posible, recordar todas las circunstancias de esta muerte edificante, +dulce y consoladora para los verdaderos cristianos, y terrible siempre +para una pobre madre. En medio de mi acerbo dolor, de mis crueles +angustias y de las escenas más tristes, Dios me concedió la gracia de +una fuerza, de una resistencia y de una confianza en mí misma, que era, +a buen seguro, el fruto de las oraciones que se le han hecho para +nosotros, y en las que reconocí particularmente su eficacia, viendo el +admirable estado de espíritu de mi pobre hija durante sus últimos +momentos. + +A pesar del tristísimo estado a que su cuerpo estaba reducido (de que ya +hablé el otro día, aunque algo a la ligera), y a pesar de que se +agravaba por momentos en su terrible enfermedad, ni una queja, ni una +demostración de tristeza; nada, en fin, que pudiera causarnos +pesadumbre. El domingo por la mañana, viéndola muy acabada, mandé un +recado al señor cura para que se sirviese venir por la noche a +visitarla, como cosa suya. Ella se alegró mucho de la visita, y viendo +que yo no me movía de su lado, me dijo: «Mamá, ¿quieres que lo diga todo +delante de ti? Si es que esto puede causarte pena, no estoy tan enferma +que lo crea indispensable, pero me parece a mí que el sacramento de la +Extremaunción es una gracia que no debemos descuidar, y que yo desearía +recibir.» + +Había ya ella, durante el tiempo que estuvimos en Perrieres, y sin que +yo lo supiese, pedido al señor cura que no la dejase morir sin darle +todos los sacramentos; el buen sacerdote aprovechose entonces de lo que +ella volvía a repetirle, y después de haberle hecho entender todas las +virtudes que contiene el último sacramento, fuese a buscar lo necesario +para el caso y le administró la Extremaunción que ella recibió con gran +fe y angelical piedad; pidió que no se dijese una palabra a su marido, +que afortunadamente se encontraba fuera en aquel momento. La señorita de +Lamartine y Sofía estuvieron presentes y yo escondida en un gabinete +junto a la alcoba, llena de dolor y resignación. Muchas veces había +pensado en este terrible momento, que creía no poder soportar; pero me +encontró completamente transformada después que el sacerdote cumplió su +divina misión. + +Mi pobre hija estaba sonriente; yo he rogado por ella, la he exhortado, +con la misma calma y tranquilidad que si se hubiese tratado de cualquier +otro acto natural de la vida; ella ha preguntado por diversas +personas:--¿Están enteradas?--decía. A la mañana siguiente pidió una +cruz, a pesar de que había en el cuarto un crucifijo de relieve y tenía +otro junto a su cama; quería tener otro en sus manos para besarlo +continuamente. Encontré por fortuna un pequeño crucifijo de plata, tal +como ella deseaba, y desde este momento, hasta el de su muerte, lo tuvo +entre sus manos, besándolo a cada paso y elevando sus ojos al cielo; +antes de tomar alguna medicina hacía la señal de la cruz y a cada +instante me pedía que rogara por ella; yo decía cuantas frases piadosas +Dios me inspiraba, leyendo las oraciones que me parecían más +consoladoras. Tuvo grandes y continuados accesos de sofocación y fatiga, +hasta el punto de que creíamos a cada paso que entraba en la agonía, +pero luego transcurrían algunos intervalos en que parecía calmada y +consolada por la oración. Los tres últimos días los pasamos en continuo +sobresalto, y por la noche descansábamos un poco, porque yo la dejaba +entre ocho y nueve con una asistenta que se acostaba en su propio +cuarto, y una criada que quiero como una hija; hace ya más de veinte +años que está en la casa y duerme en un cuartito junto a la alcoba; +tanto Sofía como yo, nos levantábamos varias veces cada noche para ver +cómo estaba y cómo seguía; siempre la encontrábamos esperanzada y jamás +hablaba de su hijo; estoy segurísima de que ha obrado así +sacrificándose. La víspera de su muerte dijo a su marido: «¡Ay, esposo +mío! ¡qué felices son los que se encuentran como yo me encuentro, +habiendo hecho todo lo que se puede hacer para la paz del alma! ¿Harás +tú lo mismo, si tienes que sufrir una larga enfermedad como yo?» Y luego +ha dicho con mayor fuerza: «Me lo prometes, ¿no es cierto?» + +La víspera de su muerte recibió las últimas oraciones que la iglesia da +a los moribundos. ¡Ay! yo le he dado las mías todas las noches desde el +lunes al jueves. Me figuraba yo que cada hora que se iba pasando era la +última, y cuando llegaba la noche, que había ganado todas las +transcurridas creyendo que podía amenguar mi inquietud para una noche +más. El jueves por la mañana, había aumentado notablemente la opresión, +fue necesario cambiarle la cama; era esto una cosa que se hacía lo menos +posible, por el peligro del cansancio que forzosamente le había de +producir y por evitarle los desmayos. + +Mi pobre Sofía dirigía la operación con una paciencia, una destreza y +una dulzura que conservó siempre igual durante toda la enfermedad de su +hermana. ¡Oh! Dios la bendecirá indudablemente por todos los cuidados +que le ha prodigado. Durante este día, le daban a la pobre enferma +frecuentes desmayos; me había dicho por la mañana: «He soñado cosas +harto dolorosas para vos, ¿estabais bien?» Le contesté que sí y le +apregunté qué era lo que había soñado: «Cosas bastante desagradables...» +y no pudo decir otra cosa. + +Vino el señor cura y le dijo ella en voz baja: «Comprendo que deseo la +muerte más de lo que debiera, porque me siento perfectamente preparada y +llena de fe, como no creo poder estarlo nunca más; si mi vida se +prolonga, tendré que volver a empezar estos preparativos y temo... ¿Será +pereza, señor cura? ¿me perdonará Dios estos deseos?» + +Alfonso estuvo solo con ella unos instantes, después que nosotras, y +procuraba disimular sus lágrimas y la emoción de su voz; ella le dijo +algunas palabras, y le tendió la mano; luego bendijo desde su lecho, +pero sin verle, a su tierno hijo. ¡Ah! que se le eduque--dijo la +pobre,--en la fe que me ha de volver todos los seres de quienes, sin +ella, no podría separarme tranquila. + +No puedo expresar el efecto que producían en mis ojos, los de la pobre +enferma cuando nuestras miradas se encontraban; parecíame que veía +aclararse de súbito aquella figura, antes radiante de vida, y ahora +completamente cambiada. + +Algunos ratos, los pasaba yo rogando en alta voz junto a su lecho: su +hermano, arrodillado en el umbral de la puerta, parecía escuchar el +rezo. ¡Qué espectáculo más triste el que presentaba aquella habitación! + +A eso de las siete, empezaron a prolongarse los desvanecimientos, luego +pareció como que quisiera descansar; yo me acosté para aprovechar +algunos momentos de reposo, que bien lo necesitaba después de tan +continuos desvelos; a los pocos minutos me desperté al ruido de una +violenta tempestad; corrí a escuchar junto a la puerta de la alcoba, no +atreviéndome a abrir, por miedo de turbar el sueño a Susana; feliciteme +de que la tempestad no la hubiese despertado; a las cuatro de la +madrugada volví a escuchar otra vez; el mismo silencio e igual +tranquilidad; hice entonces un poco de ruido para que alguien notara mi +presencia y me preguntaran alguna cosa; así sucedió en efecto; una de +las sirvientas se acercó a mí diciéndome: «Susana ha pasado la noche con +la mayor tranquilidad, en este momento descansa y no necesita nada...» +¡Ah! triste de mí: ¡efectivamente que descansaba y no necesitaba de +cuidados! Yo interpreté literalmente las palabras de la sirvienta y me +acosté relativamente tranquila. + +A las cinco de la mañana, no pude permanecer en el lecho y me levanté a +impulsos de un fúnebre presentimiento; entré en el cuarto sin que se +apercibieran, y vi a la pobre muchacha de que antes hablé (Filiberta), +de rodillas al pie del lecho de muerte. Sin poder convencerme de la +verdad llegué a creer que estaba orando por habérselo así pedido la +enferma; pero Sofía y Alfonso me arrancaron amorosamente de la estancia, +y desvaneciéndose mi estupor, comprendí entonces que todo había +concluido. + +Se llevaron de allí a su desconsolado esposo, incapaz de sobrellevar el +peso del dolor. Yo corrí a abrazar, en su cuna, a su pobre hijo Carlos, +que estaba durmiendo apaciblemente, bien ajeno de comprender que acababa +de experimentar una pérdida que algún día sentirá de todo corazón. + +Alfonso quedó solo en la casa, para cuidar de que se cumpliesen los +últimos deberes para con su hermana. + +La sirvienta Filiberta me contó después lo sucedido en aquella noche +fatal. Los últimos momentos, decía, fueron tan dulces como apacibles; no +sufrió un solo minuto de agonía; algunos instantes después de haberme yo +retirado, dijo a la asistenta: «¿Por qué no os acostáis?» Ella entonces +hizo ver que la complacía, ocultándose detrás de la cama; desde allí +pudo observar perfectamente cómo besaba Susana el pequeño crucifijo; +luego oyó algunos suspiros, más profundos que los anteriores; fueron los +últimos... Serían como las diez, pero las sirvientas acordaron no decir +nada en toda la noche, puesto que la pobre Susana ya para nada +necesitaba nuestros consuelos, estando, como debía estar, en la mansión +de los justos. + +Más de un año hacía que esperaba un fatal desenlace, y por eso mi dolor +no ha resultado tan acerbo. Ahora ya no lloro; es verdad que me +encuentro bajo el atontamiento de los primeros momentos, en los cuales +no se siente el golpe, por lo fuerte que resulta. ¡Dios mío! ¡Llevadme +también a vuestro seno, yo no quiero vivir sino para este cielo que yo +enseñé a mis hijas, desde el cual me están llamando, y en que me +introducirán cuando llegue mi hora! ¡Ay! ¡las familias, acá en el suelo, +se forman y deshacen, pero se reúnen después para siempre en el centro +común donde mora Dios! + +Guardo el pequeño crucifijo que tuvo en sus manos últimamente y recibió +sus postreros besos; yo venero y beso de continuo esta santa reliquia, +que llevaré conmigo hasta la huesa. + +Estoy en Saint-Point, en casa de mi hijo; leemos en familia, a Fenelón: +dado el estado de nuestros espíritus, no pueden leerse otros libros que +los que hablan de lo divino; todos los demás resultan vanos e +insuficientes... ¿Qué haría yo sin mi Sofía? (su última hija). Ella se +afana para llenar el vacío que han dejado las que se fueron. + + * * * * * + +Efecto de las separaciones de algunos miembros de la familia y por la +quebrantada salud de mi padre, hay una larga interrupción en el +_diario_. + + + + +CXXII + +Martes, 4 de diciembre de 1824. + + +Alfonso ha vuelto de París, sin haber conseguido ser nombrado miembro de +la Academia Francesa; ha sido elegido en su lugar M. Droz. Estoy +disgustada conmigo misma por haber animado a mi hijo a que se +presentase, y lo estoy aún mucho más por mi marido, quien daba +grandísima importancia a este suceso; en fin, Dios y los hombres no lo +han querido; es preciso aceptar ese desencanto sin acritud ni +murmuraciones; por más sensible que ello sea, no puede compararse a +otras desgracias que se incrustan en el corazón para no separarse +jamás. + + + + +CXXIII + +Martes, 4 de enero de 1825. + + +Los cambios de tarjetas, las visitas, las felicitaciones, las alegrías, +el movimiento, en fin, de primero de año me han hecho mucho daño; yo no +puedo hacer más que llorar cuando alguien me dirige sus recuerdos; ¡mis +recuerdos están en lo pasado! ¿Y qué es lo que el pasado me recuerda? +Tuve un momento de esperanza al ver un segundo a Alfonso, el hijo del +mío, y desapareció esta esperanza; ahora tengo una satisfacción con lo +que de él poseo, es decir, por el cariño que me tiene, no por eso que +llaman la fama, el renombre, la gloria; él me ama, y eso es lo que +deseo, y eso es para mí su gloria mejor; ¡ojalá pudiese amar lo que amo +yo, las creencias que me dan la paz acá en la tierra, y la verdadera +inmortalidad en perspectiva! Estoy muy contenta de tener a su esposa y a +él en mi compañía todo este invierno, y me aflijo ya con la idea de la +inevitable separación, pero su destino le lleva a vivir lejos de +Francia; respetemos los altos designios de Dios. + +Los últimos momentos de Bonaparte en Santa Elena, me han hecho +reflexionar mucho sobre el camino que Dios ha trazado, y que conduce de +las glorias mundanales al panteón de la nada. Algo más cerca ha herido +mi corazón la muerte del célebre poeta inglés lord Byron. Llorosa y +conmovida he notificado a mi hijo la muerte de este joven poeta, lo +mismo que si se tratara de una desgracia ocurrida en la familia. ¿No es, +por ventura, la humanidad una misma familia? ¡Tal vez otro día, una +madre temblando como yo, llorosa, anunciará a su hijo la muerte del mío! + +Alfonso ha escrito un poema titulado «Childe Harold» en el cual se +refiere la heroica muerte de lord Byron defendiendo la independencia de +los helenos; hay en él estrofas que me llenan de dolor, porque temo +mucho que sienta un entusiasmo peligroso por las ideas de la moderna +filosofía y de la Revolución, contrarias al trono y al altar, estos +guías que yo he encontrado siempre en mi camino y fuera de los cuales +sólo veo confusión y peligro, y sobre todo, el abismo sin fondo de la +incredulidad. + +Yo he conocido estos famosos filósofos nuevos durante mi juventud; +haced, ¡Dios mío! que mi hijo no se les parezca en nada; no dejo yo de +hacerle ciertas consideraciones sobre el peligro de las ideas nuevas, +pero el «espíritu surge donde él quiere», como dice la Sagrada +Escritura. En cuanto una madre ha puesto en el mundo un hijo, y le ha +inculcado su propia fe, ¿qué le resta hacer ya? ¡Como no sea poner todos +los días su débil mano entre la llama de esta fe y el viento del siglo +que pretende apagarla! ¡Ah! yo me he sentido algunas veces orgullosa de +ser madre de hijo semejante pero su independencia de espíritu me ha +hecho sufrir mucho. Yo opino que toda la ciencia se encierra o debe +encerrarse en esto: «Obedecer y creer»; tal vez se me dirá que esto es +poco poético, pero tengo para mí que existe tanta poesía en la sumisión +del espíritu como en la rebelión. + +¿Son, por ventura, los ángeles fieles, menos poéticos que los ángeles +que se rebelaron contra Dios? Yo preferiría que mi hijo no tuviese +ninguno de esos vanos talentos mundanos, a que se rebelara contra los +dogmas que han sido fuerza, luz y consuelo de mi existencia, y por los +cuales he sufrido resignada todas las adversidades de este mundo. + + + + +CXXIV + +20 de febrero de 1825. + + +Hago la misma solitaria vida bajo el mismo techo, envuelta en mi propia +tristeza y leyendo en compañía de Alfonso, su esposa y mi Sofía, cuya +educación no me da cuidado porque parece ya haber salido instruida y +piadosa de la cuna. Leemos por las noches en compañía de mi esposo y mis +hijos, junto al hogar, cuantos libros pueden alimentar sanamente el alma +y el espíritu. Mi marido parece aficionarse mucho a esta vida retirada, +cuyas principales emociones están en los libros. Ha llegado a la edad en +que los hombres se retiran del sitio grande o pequeño que hayan ocupado, +y se convierten en simples espectadores que observan con indiferencia la +comedia que en el mundo se representa; entonces, son los libros su +distracción, su recreo; constituyen, en fin, parte de su existencia. En +los libros de historia se aprecia la vida real; en la novela el mundo +imaginario. Vienen los libros a ser, irremisiblemente, la vida de +aquellos seres, que, prontos a dejar de vivir, desean vivir en otras +edades. + + + + +CXXV + +Domingo, 26 de junio de 1825. + + +¡Qué largo tiempo transcurrido sin escribir una sola línea en este +libro! Es que a causa de mis sufrimientos llegué a dudar de mi vuelta al +camino de la virtud; luego, entreveo con horror la muerte, porque aún no +me creo bien preparada... ¿Llegaré a estarlo? No pido la prolongación de +mi vida más que el tiempo necesario a prepararme y purificarme: y nada +más. Dios me ha hecho esta gracia. Pero al llegar a la convalecencia me +mandó un nuevo dolor, y luego me lo ha quitado de nuevo y sin +preparación. + +En un pequeño poema que ha escrito Alfonso sobre la consagración del +rey, no decía una palabra del duque de Orleans, de quien no es +partidario, porque tiene sobre este príncipe las prevenciones de su +padre y de toda la familia de los Lamartine: encuentra algunos puntos +oscuros e inconvenientes en la conducta de un príncipe de la familia +real, cuyo padre cometió la fatalidad de condenar a muerte a su pariente +y a su rey, al desgraciado Luis XVI, y que después de esto ha sido +colmado de honores y perdonado por los Borbones, dando en lugar de un +testimonio de agradecimiento, pruebas de deslealtad para halagar a sus +partidarios. Alfonso habla con cierta amargura contra lo que llama su +deslealtad, y esto me mortifica, porque yo creo bueno a este príncipe e +inocente del crimen de su desventurado padre. Hubiera yo preferido, sin +embargo, que el tal hubiese hecho una oposición menos abierta que los +demás, sin que para ello se hubiese rodeado de todos los ambiciosos y +descontentos, revolucionarios o bonapartistas, que han formado eso que +llama él un partido; pero es preciso atacar o conjurar las intenciones, +antes que acusar temerariamente a nadie. + +Cuando me leyó Alfonso los versos de su poema, donde ensalza todos los +guerreros y todos los príncipes de la familia real, y observé que ni una +sola palabra decía del duque de Orleans, tuve un disgusto tan grave que +me hizo derramar lágrimas; entonces le supliqué que no dejara desairado +con semejante silencio a un príncipe en cuya casa pasé yo mi niñez, y +cuya madre y hermana nos habían colmado de bondades. Resistiose +obstinadamente, y me dijo que todo lo más que podía hacer por el duque +de Orleans, era no pronunciar su nombre, mientras que se honraba +nombrando a los reyes Luis XVIII y Carlos X, a quienes había tenido el +honor de servir en el ejército y en la diplomacia, y que él había +heredado de su padre el cariño a estos príncipes desgraciados, y para +sus enemigos, la repugnancia y el desprecio. A pesar de esto, conseguí a +fuerza de lágrimas, que recogió con respeto, el que pronunciara de una +manera conveniente el nombre del duque de Orleans, en aquel homenaje a +los Borbones. Hízolo, pero resultó desgraciado al querer expresar un +sentimiento que su corazón no sentía. Los párrafos que aludían al 21 de +Enero y a la muerte de Luis XVI, parecieron un insulto al duque de +Orleans, y no sé cómo, pero es el caso que este príncipe tuvo +conocimiento de lo sucedido por el librero, sin duda, antes de que +fuesen publicados, e hizo escribir una carta a mi hijo por nuestro +pariente M. Henrion de Pansey, presidente de su consejo. M. de Pansey, +en nombre del príncipe, pedía a mi hijo, en términos corteses, la +supresión de los versos en que era aludido. + +Alfonso contestó en seguida, con mucha cortesía por cierto, que él no +había tenido la menor intención de mortificar la personalidad de un +príncipe, de cuya casa tantos beneficios había alcanzado su madre, y que +en aquel momento escribía al impresor para que se suprimiesen los versos +que pudiesen molestar al señor duque de Orleans. El escribió, +efectivamente, al editor, para que fuesen retirados los párrafos en +cuestión. + +Todo parecía haber terminado aquí; pero el duque de Orleans, ignorando +que Alfonso hubiese condescendido a sus deseos, y más impaciente de lo +que convenía por semejante supresión, mandó escribir una segunda carta, +en la cual se hacían amenazas contra el crédito de que mi hijo gozaba en +la corte, advirtiéndole, que en el caso de no acceder a sus deseos, +tenía un príncipe real sobrados medios para hacer sentir a quien +intentara solamente ofenderle, el peso terrible de sus resentimientos y +de su indignación. Cuando Alfonso recibió esta segunda carta, su natural +dignidad ofendiose de tal suerte, que no quiso en manera alguna acceder +a los deseos de Orleans y escribió inmediatamente a su editor que no +retirara una sola palabra del original. Sin embargo, por no hacer una +ofensa, sin previa explicación, al duque de Orleans, le escribió el +mismo día en que habían ya los periódicos publicado esta carta de +intimidación que no podía ser conocida más que por una indiscreción +palaciega, diciéndole que la supresión del párrafo por los periódicos +adictos a su corte, no podía atribuirse más que a una ligereza de su +carácter, y se veía él obligado a dejarlo en suspenso; decíale también +al príncipe que, apreciando debidamente esta necesidad de honor, +confiaba no lo atribuiría a la intención de ofenderle. El príncipe fue +justo, y contestó inmediatamente haciéndose cargo de esta exigencia de +honor, desde el momento en que la publicidad hecha en los periódicos +liberales, había colocado a mi hijo en una situación tan especial. El +párrafo apareció según Alfonso lo escribiera al principio. + +Pero, eso fue para mi corazón una flecha que lo atravesó de parte a +parte, tanto más, cuanto no me atreví a decírselo jamás a mi esposo ni a +mi hijo; porque yo había sido colmada, durante mi infancia, de todas las +bondades de aquella augusta casa, cuyo nombre habíame mi madre enseñado +a venerar desde mi niñez. En las circunstancias dolorosas para mi madre +y para otros varios miembros de la familia, la señorita de Orleans nos +había favorecido con cariñosa solicitud y con una generosidad sin +límites: yo no podía ni puedo olvidar los bienes recibidos de esta +augusta familia, y mi marido y mi hijo ignoraban estos transportes +íntimos que yo no podía tampoco confiarles. ¡Júzguese de mi asombro y de +mi aflicción, al considerar que esta excelente princesa pudiese atribuir +mejor que a un error, a ingratitud u olvido, una ofensa al nombre de su +casa salida de la mano de mi hijo! Pasé muchas noches derramando +lágrimas. Escribí a la señorita de Orleans para desengañarla y +manifestarle todo mi pesar; ella me contestó mejor como amiga que como +princesa, comprendiendo perfectamente la situación en que me encontraba. +A Dios gracias, todo ha terminado; temo solamente que lo ocurrido +ocasione entre la princesa y mi hijo una frialdad y una irritación +secreta que vaya alejando poco a poco su amistad de aquella casa, en la +cual hubiera tenido unos protectores desinteresados. Las prevenciones de +los nobles realistas contra el nombre de los Orleans, son injustas, +extremadas y, como si dijéramos, han sido infiltradas en la sangre de +padres a hijos. Tuve todavía un gran pesar, que de tan vivo y doloroso, +no puedo confiárselo a nadie; la susceptible altivez de mi esposo no le +dejaba comprender que existiera correspondencia entre la señorita de +Orleans y yo, ni las gracias que mi familia recibió de ella, en muchas y +determinadas ocasiones. + + * * * * * + +Dice Alfonso que cree habrá de partir para Alemania, y por lo tanto, que +estará ausente de nosotros por mucho tiempo. Cuando pienso en su +separación no hago otra cosa que llorar. ¡Ah, Dios mío! ¡Cuán solitaria +va quedando esta casa, antes tan alegre y tan llena de vida! Cuantas +veces reflexiono en nuestra soledad, recuerdo los muchos nidos que +tantas veces he visto durante el otoño bajo los álamos del patio de +Saint-Point; en lugar de los pequeñuelos hay nieve, y el viento se va +llevando sus pajas, ¡una a una! Así es nuestra casa en la actualidad. + + + + +CXXVI + +18 septiembre de 1825. + + +Hoy han salido mis hijos para Italia, donde fijarán su residencia. ¡Ay! +¡cuán sola he quedado en este retiro de Saint-Point! No puedo adivinar +cuánto tiempo durará esta situación. + + * * * * * + +Ya estamos en la ciudad; no pudiendo dedicarse a la caza, mi marido no +está bien en el campo. Estoy muy disgustada, pero en medio de mi +tristeza me encuentro aquí mejor; Nicole me acompaña por la mañana; sus +«Ensayos de moral» me llegan directamente al alma, y por las noches leo +a Mme. de Sevigné, mi confidente favorita; después... pienso mucho en +los ausentes. ¡Ay! ¡y en los muertos que no volverán! + +Ayer recibí una visita del excelente, amable y resignado M. de X... +Aquél que tanto hubiera deseado casarse con Cesarina. No hemos hablado +de nada, puede decirse, pero su sola presencia y su ternura expresaban +muchísimo; he llorado mucho; todas aquellas personas, todos aquellos +objetos que amaron o fueron amados por mis hijos, despiertan en mi +corazón recuerdos de tristeza. ¡Triste de mí!... esta época tan lúgubre +de mi vida la lloraré siempre, ¿no habrá para mí consuelo? creo que sí; +y hasta tengo la certeza absoluta de volver a ver a los seres queridos +que murieron para este mundo. ¡Qué dicha la de poseer una fe como la +mía! Aun cuando la religión no nos diera más que esta fe en el +renacimiento del pasado, deberíamos bendecir a ella y a su fundador. ¡Y +quién no tiene en este mundo seres queridos que espera ver en el otro! + + + + +CXXVII + +24 octubre de 1825. + + +Me encuentro sola en la casa, arreglándolo todo y disponiendo su cierre. +Ayer salieron todos para la ciudad acompañando a mi esposo. He ido a +Saint-Point, montada en una mula, y acompañada del jardinero, al objeto +de arreglar y ordenar los libros, los naranjos y las macetas de flores +que mi nuera Mariana me recomendó muy especialmente al partir para +Italia. He estado detenida por las lluvias en este viejo, querido y +desierto castillo, y admirablemente servida por María Litaud, una santa +mujer que está encargada de gobernar la casa durante la ausencia de sus +dueños. Creo que hice su felicidad cediéndola a mi hijo. Aquí me +encuentro, junto a la iglesia que tanto adoro por los muchos recuerdos +de las oraciones que he dirigido a Dios bajo su bóveda, en compañía de +mis pequeñitas (que están en el cielo), cuando veníamos a rogar en ella +todas las noches; estoy también rodeada de libros, demasiado tal vez. +Gozo en este silencio y en esta soledad junto a la gran chimenea del +salón, y allí me recojo, abstraída en los dulces pensamientos de la +eternidad, antes de sumergirme de nuevo en el movimiento y las vanidades +del mundo. He tenido muy buenas noticias de Florencia, en donde se ha +establecido mi hijo con su esposa. Cuantas reformas hicieron aquí me +parecen muy bien; han convertido esto en una especie de casa de retiro +para su vejez, donde vivirán recordando nuestra existencia en estos +lugares. En un artículo escrito por Mme. de Genlis, he visto que esta +escritora atacaba vivamente las poesías de mi hijo: es esto una guerra +hereditaria de familia a familia; Mme. de Genlis y mi madre +representaban dos tendencias opuestas en el Palacio de Orleans. Estas +heridas a la fama de mi hijo me han sido bastante dolorosas; yo hubiera +querido que él replicara; esto era natural en la vanidad materna, pero +prefirió aceptar el ataque sin manifestarse resentido. ¿De qué serviría +entonces la caridad si no se perdonaran siquiera semejantes ofensas? +¿para quién deseará ella la superioridad en todo? ¿para sí o para sus +hijos? Si uno la tiene, el deber está en no darle importancia, y si no +se tiene, está el deber en no envidiársela a los demás; los dones de +Dios son gracias, pero no méritos. Habré de acostumbrarme a los +denigrantes ataques que ciertos periódicos, especialmente los +orleanistas y bonapartistas, dirigen a Alfonso. Creo que tengo demasiado +amor propio colocado sobre su cabeza, que puede no ser sino un disfraz +del mío; pero soy su madre, y justo será que me lo perdone. + + + + +CXXVIII + +1.º de febrero de 1826. + + +No puedo dedicar mucho tiempo a escribir, porque los cuidados de los +pobres, durante este frío invierno, me absorben la mayor parle del +tiempo; además de esto, me han encargado de la presidencia de la junta +de caridad establecida en esta población; no me es posible cumplir con +exactitud mis obligaciones a pesar del auxilio que para ello me presta +Mme. de Villeneuve, la esposa del Gobernador de la provincia, joven muy +amable, a quien considero como si fuese una hija; yo no sé por qué las +jóvenes sienten por mí tanta predilección; será sin duda porque yo, +acostumbrada a amar a mis hijas, siento una ternura grande dentro de mi +corazón y una inclinación irresistible hacia las jóvenes con quienes +tengo tratos. Mme. de Villeneuve me ha pintado unas elegantes pantallas +de chimenea, dibujando en cada una, la vista de diferentes casas o +castillos habitados por Mme. de Sevigné; esta buena señora es para mí la +abuela del corazón y del espíritu; Mme. de Villeneuve ha creído que +estos recuerdos serían a mis ojos una especie de ilustración de las +obras que practico continuamente en cumplimiento del deber que la +caridad me impone. ¡Qué buena y dulce es la caridad! Ella parece que nos +aproxima, insensible y dulcemente, al trono donde el Altísimo tiene su +asiento. + + + + +CXXIX + +27 de abril de 1826. + + +Mi cuñado, el abate Lamartine, ha muerto; hacía bastante tiempo que su +vida era una prolongada espera de este momento. Espero que Dios habrá +sido misericordioso para el hombre que tanto lo había sido para su +prójimo. Fue lanzado contra su voluntad a la carrera eclesiástica, hacia +la cual no sentía la menor disposición, y se concretó a vivir solitario +en su magnífica finca de Montculot, la cual ha quedado propiedad de +Alfonso, con la obligación de entregar cierta cantidad a la hermana del +difunto y pasar una pensión a mi esposo. Le he escrito para que mande +poderes para tomar posesión, en su nombre, de aquella magnífica casa y +de las tierras que la circundan. + + + + +CXXX + +24 de mayo de 1826. + + +Tengo una pena grande, por el triste contratiempo que ha ocasionado a +Alfonso un fragmento de su poema «Childe Harold», relativo a Italia. Ha +sido mi hijo gravemente herido en desafío con el coronel Hugo; ¡tiemblo +tanto por su alma como por su vida! yo no sé quién tendrá razón de entre +los dos, pero a los ojos de Dios ambos son culpables; procuraré que +Alfonso se arrepienta de la falta cometida; la vida sólo Dios puede +quitarla y, es un pecado gravísimo el que los hombres cometen cuando +atentan a ella. Se me objetará que el honor es preferible a la vida, +pero no somos los humanos quienes podemos juzgar estos asuntos. + + * * * * * + +He tenido nuevas noticias de Alfonso que me anuncian su +restablecimiento: dicen que está escribiendo unas poesías muy religiosas +y que las titula «Armonías», de las cuales me han remitido algunos +trozos manuscritos que he leído con sumo agrado. ¡Ah! este es el uso que +yo quisiera que se hiciese siempre del talento, divino como su Creador, +cuando se eleva hacia El. + + + + +CXXXI + +Milly, julio 1826. + + +Hace tres días que estoy en Milly, donde me encuentro perfectamente: yo +desearía continuar aquí pero con mi esposo y Sofía. ¡Es muy triste para +los unos y para los otros el tener que vivir separados!... ahora parece +que siento más que antes la separación; ello debe ser la vejez que +avanza rápidamente: ya he perdido, puede decirse, por completo, aquella +actividad física y moral que me hacía gozar de la vida aun en la misma +soledad; siento, por el contrario, el peso de los sesenta años que voy a +cumplir; apenas puedo persuadirme de ello, pero no hay remedio; y sin +embargo, no estoy triste, ni mucho menos, pero sí quisiera que Dios me +hiciese la gracia de que pudiese emplear bien el poco tiempo que me +resta de estar en este mundo, y de no pensar más que en prepararme +debidamente para el otro, adonde con tanta ligereza me dirijo. Porque +estoy todavía completamente distraída y demasiado ocupada en cosas +terrenales; he visto (quién sabe si con demasiado interés), la belleza +de nuestros viñedos; ha habido una sequía atroz que los ha perjudicado +mucho; pero ahora, sobre todo aquí, han reverdecido un tanto y presentan +un hermoso aspecto con sus verdes pámpanos cargados de nacientes +racimos. ¡Nuestro porvenir está suspendido de los sarmientos de estas +cepas!... Es el hombre exactamente igual que el insecto que roe una +hoja, y que muere si la hoja perece. ¡Dios mío... proteged nuestras +plantas y sobre todo las de nuestros pobres campesinos! + +Alfonso es el encargado de los negocios del rey en Toscana, Lucca y +Parma, y como quiera que todos los embajadores están fuera de Italia +(excepto el de Roma), le han aumentado la asignación en cuatro mil +pesos. Todos están contentos de él, y él parece estarlo también de la +posición que ocupa; únicamente que representa a su país con un poco más +de lujo del que yo quisiera; pero creo que, a pesar de ello, la +Providencia no le abandonará nunca. + +Yo me acuerdo mucho de él, pero me paga mi cariño sobradamente, +acordándose también de mí; con la mayor ternura y solicitud recuerda y +le preocupan mis pequeñas obligaciones, y aquellas penas e +intranquilidades que me ocasionaron sus travesuras juveniles. Sería yo +una de las mujeres más dichosas si no hubiese perdido aquellas dos joyas +de mi maternal corona: ¡ah! ¡qué gran vacío encuentro sin su compañía +cuando al caer de la tarde paseo por mi jardín! ¡mis ojos y mis sentidos +todos las buscan inútilmente por todas partes! Es preciso irme +desprendiendo poco a poco, de buen o de mal grado, de este bajo suelo; +ya siento en mí la noche; ¿cuántas horas me faltan contar aún en este +negro abismo? Dios lo sabe; yo no he de contarlas, porque estoy +entregada a El absolutamente; lo que sí le pido, es que me retenga aquí +el tiempo necesario para ganar su estimación. + +He dado principio a un trabajo que acaso durará lo que mi vida. Consiste +en una alfombra tapizada para el gabinete que Alfonso tiene en +Saint-Point. Cuando yo haya muerto, él pensará sin duda, al poner sobre +ella los pies, que en cada una de sus mallas iba yo encadenando, en mi +tiempo, un pensamiento para él. ¡Ay! este frágil tejido durará, por lo +menos, cien años; y tanto mis hijos como yo, habremos ya dejado de +existir... Estoy triste, muy triste. + + + + +CXXXII + +Domingo, 3 diciembre de 1826. + + +Según parece, existen algunas probabilidades de casar a mi Sofía; si +esto se realiza, mi obra quedará terminada: entonces podré decir como el +viejo Simeón: «Basta, Señor, relevad a vuestro siervo». El pretendiente +es un hidalgo de Mende, en las montañas de Cévennes, llamado M. de +Ligonnés. Dicen que es persona de carácter y que posee una fortuna que, +sin ser muy grande, será suficiente para que vivan con desahogo: aquel +país no es un país de lujo, y mi Sofía es la razón y la piedad misma. + + + + +CXXXIII + +5 mayo de 1827. + + +El último domingo, a las once de la mañana, ha muerto mi cuñado, el jefe +de la familia Lamartine, a los ochenta años de edad. Su hermana y yo +hemos recibido su último suspiro: hasta este momento ha conservado clara +su poderosa inteligencia. Su muerte ha sido muy sentida en toda la +comarca; era un hombre de talento e ilustración superiores; poseía +conocimientos casi universales; su conversación era prodigiosamente +interesante y vasta; durante toda su vida fue, puede decirse, el rey de +la familia y de esta provincia. Había sido oficial de caballería del rey +Luis XV, durante los primeros años de su juventud; su delicada salud le +llevó nuevamente a Mâcón, donde se puso al frente de la administración +del tan importante como enredado patrimonio de mi padre político, el +cual radicaba entre Borgoña y el Franco Condado. Se le tenía como una +especie de oráculo: la comarca entera consultábale todo los asuntos, +hasta los más íntimos. + +Había estado en relación con todos los hombres eminentes de la Asamblea +Constituyente, de la ciencia y de la literatura: M. de Buffon, Mirabeau, +los economistas y los filósofos. El ocupaba aquí una buena posición y +vivía en compañía de sus hermanas, solteras también: ha legado su finca +de Saint-Pierre indivisa a Alfonso y a Cecilia, su sobrina Mme. de +Cessia; y sus bellas tierras de Monceau a su hermana la señorita de +Lamartine, quien, a su muerte, las deja a Alfonso. Nadie resolvía nunca +nada en la familia sin él o después de haber dado él su opinión. + +Este imperio absoluto sobre la familia, había frecuentemente contrariado +mis intenciones, ocasionándome bastantes disgustos; recuerdo los que +sufrí cuando el casamiento de mis hijas y al determinar la carrera que +habíamos de dar a Alfonso. ¿Quién sabe, si al contrariar mi voluntad +tenía razón? Yo opino que sí: en fin, gracias a Dios, todo ha terminado +felizmente para todos: acaso de aquella oposición que entonces se hacía +a mis proyectos, ha resultado el buen acierto que hemos tenido en su +realización. + +La hermana de mi cuñado ha quedado muy rica, aunque realmente de nada le +sirven las riquezas, porque no disfruta de ellas y las reparte entre los +pobres: es la santa más delicada de la tierra que he conocido jamás; no +tiene nada en su santidad que moleste ni perjudique a nadie; su piedad, +cuando sale de la iglesia o de su oratorio, donde pasa la vida, se +convierte toda en dulzura y bondad; tiene la sonrisa de los ángeles en +la boca y una transparencia celestial en la mirada; es demasiado +escrupulosa para sí misma: no lo fía todo a la generosidad divina y +derrama la limosna a manos llenas; las gentes la bendicen y la aclaman +como santa. + +Los preliminares para la boda de Sofía se han realizado; M. de +Morangies, nuestro vecino y pariente a la vez por parte de su esposa, es +quien nos ha presentado la demanda y el joven pretendiente. + +No me ha desagradado su aspecto modesto y reflexivo, y su porte +exquisito, delicado y admirable de todo punto. Creo que es uno de esos +hombres rarísimos, que manifiestan a primera vista la seguridad de la +dicha que han de proporcionar a su esposa, pero ¡ay! se llevará a mi +Sofía muy lejos de nosotros y no vendrán a pasar en nuestra compañía más +que seis meses del año. ¿Qué va a ser de mí, sin esta criatura que me +quedaba como sombra de todas las demás? Ella, cándida como a los ocho +años, y espiritual como a los sesenta; era mi consejera y mi confidente +para todo; creo que la costumbre de tener con ella el corazón abierto, +ha apresurado su gran madurez de juicio; en cuanto a su piedad, es todo +un ángel y sólo temo el exceso, si es que puede llegar a serlo más; +parece una madre de familia; no me cabe duda de que, si tiene hijos, los +hará hombres de provecho. + + + + +CXXXIV + +13 de enero de 1828. + + +¿Hasta cuándo continuaré escribiendo en este libro? Sólo Dios lo sabe. +Comprendo que, a pesar de mis años, tengo sobre la tierra deseos y +pasiones, y esto me aflige; mi corazón, sin embargo, es de Dios, a quien +diariamente suplico se apiade de mí. + +El estado actual de Francia me horroriza: los periódicos avivan el voraz +incendio, que existe no solamente en la opinión sino en los corazones. +Hemos tenido aquí grandes luchas con motivo de las elecciones entre M. +Rambuteau y M. Doria; Dios no puede gustar de estos hechos en que se +calumnian los hombres mutuamente. M. de Villele ha sido arrojado del +ministerio; todo el mundo se encarniza contra la religión, que es mi +único cuidado político. No me agrada por ningún estilo esta continua +guerra de invectiva entre los periódicos de distintos partidos. ¿Cómo se +comprende esta libertad sin límites que la prensa disfruta y que se dice +es una necesidad del gobierno constitucional? Yo temo que este gobierno, +del cual esperábamos tanto, no produzca más que tempestades, hasta +dentro de las mismas familias; es muy frecuente que el espíritu de los +hombres, antes que el espíritu de Dios, sea el que sople en estos +desgraciados tiempos. Dentro de este sistema de gobierno no se observa +más que vanidad, egoísmo, y deseos de realizar actos que tengan mucha +resonancia, sean éstos del género que quiera. + +M. de la Maisonfort, ministro del rey en Florencia, ha muerto en Lyón de +vuelta de Toscana. M. de Vitrolles ha sido nombrado en su lugar; se cree +que no irá hasta pasado mucho tiempo a ocupar su puesto; esto va a +detener indefinidamente a Alfonso en Italia. Sofía, mi consuelo, mi +sociedad única, mi hija querida, marcha este invierno a Mende. ¡Triste +de mí!... Mi pobre marido está cada día más delicado, puesto que su +dolorosa enfermedad va progresando; yo me consagro completamente a él, +procurando hacerle olvidar el tiempo, como quisiera olvidarlo yo +también, hasta que vuelva mi hijo de Italia. Se habla de nombrarle +ministro de Francia, no sé dónde; ¿qué me va a suceder si es su +alejamiento un destierro sin fin? ¡Qué triste es el ocaso de la vida, +después de una continuada existencia de temores! ¿Dónde me refugiaré yo, +si no es en la oración, que me calma siempre, como la conversación de +un buen amigo justo, poderoso y sabio? ¡Ah! ¡qué felices son aquellos +que creen en esta comunicación sensible de la criatura con el Creador +del Universo! + + + + +CXXXV + +15 abril de 1828. + + +Desde esta mañana me encuentro en Milly, pero por breves momentos. +Siempre que estoy aquí me hallo dispuesta a escribir algunos párrafos en +este _diario_, descuidado por tanto tiempo, y que ya tenía casi +abandonado. Ya no tiene para mí el interés de otros tiempos, ni para +continuarlo ni para leerlo de nuevo. Los acontecimientos consignados en +él se van alejando, todo huye volando: a medida que vamos envejeciendo, +vamos penetrándonos de la vanidad de todo y tenemos, por lo tanto, menos +interés en conservar los recuerdos. Ya no me interesan sino los que +pertenecen puramente al corazón, y éstos no hay necesidad de +consignarlos. No obstante, aun quedan algunas épocas que quiero ir +marcando debidamente: servirán más bien para mis hijos que para mí. Las +últimas de ellas, las que pueden conducir a la felicidad celeste, no +pueden descuidarse. Voy convenciéndome cada día más de que he entrado en +la vejez, a pesar de que no falta quien me diga que no se apercibe de +ello, y que estoy conservada como a los treinta años; pero «crecen los +hombres tras de mí», como dice Virgilio, a quien estoy leyendo esta +noche en un libro traducido por Boisgermain. + + + + +CXXXVI + +15 septiembre de 1828. + + +Mi hijo Alfonso está conmigo; el miércoles 10 del mes corriente llegó +aquí, acompañado de su esposa, su madre política y su encantadora +pequeñuela, rebosando todos salud y alegría. ¡Gracias mil sean dadas a +Dios! Alfonso está, sin embargo, muy flaco, y esto me mortifica, pero es +preciso que me acostumbre a ello. He estado muy contenta, muy conmovida +y muy ocupada, y a mi edad las grandes agitaciones, sean de alegría o de +pena, resultan peligrosas para la salud, ya quebrantada naturalmente; +sin embargo, como es necesario conformarse y buscar consuelo, éste se +encuentra con facilidad cuando el corazón está contento, lo cual +ciertamente es algo difícil en este mundo; a pesar de esto, no me faltan +motivos para estar disgustada. + +No se puede imaginar una criatura más bonita, alegre e inteligente en +todo (con relación a su edad), que mi nieta Julia; es un verdadero +tesoro; está perfectamente educada. Su madre va siendo cada día más +perfecta, sin la menor afectación, va llenando todos sus deberes +religiosos; ha cultivado también mucho su talento y pinta perfectamente; +nos ha traído algunas pinturas bellísimas; entre otras, varias que +representan fielmente la fisonomía de Julia. + + + + +CXXXVII + +Milly, 3 octubre de 1828. + + +Desde el lunes, 22 de septiembre, estoy aquí completamente sola; he +venido para presenciar nuestra pobre vendimia. Alfonso, Mariana, su +madre y Julia, partieron el miércoles 17 para Montculot, en donde les +han hecho un recibimiento como a los antiguos señores de otros tiempos. +Fueron a darles la bienvenida las mujeres vestidas de blanco, y los +hombres disparando al aire sus fusiles. Ellos han dado una brillante +fiesta campestre en los grandes jardines del castillo, pues se confunden +con los grandes bosques de las inmediaciones. + +Desde Monculot ha salido Alfonso para París, en donde ha sido llamado +por sus amigos para consultarle sobre lo que llaman golpe de Estado. +Alfonso asegura que fracasarán y que los Borbones, a quienes ama como +yo, habrán de sucumbir ante el espíritu público en el caso que acepten +la batalla. Acaso tenga razón; muchas veces se ve mejor el estado del +país desde fuera que desde dentro. + +Por mi parte, estoy aterrada por esta fiebre que veo recrudecerse todas +las mañanas en los periódicos de ambos partidos; se me figura que no +puede haber nada sólido ni duradero en un gobierno, cuando con sus +desaciertos convierte en un caos la opinión pública. + + + + +CXXXVIII + +7 noviembre de 1828. + + +Alfonso ha regresado a París, donde fue muy bien recibido por todos, y +particularmente por el rey Carlos X. Se le hubiera nombrado +inmediatamente primer secretario de Estado en España, si hubiese querido +aceptar; él prefiere esperar para ir a Londres, lo cual se le ha +prometido para dentro de un año; allí será solamente ministro +plenipotenciario. Me ha traído una magnífica araña para mi sala de +Mâcón, y bastante dinero, pues ha comprendido que andaba yo algo escasa +por mis muchos gastos y recelos de mortificar a mi pobre marido. Estoy +muy contenta por que mis hijos quieren pasar el invierno en Mâcón en +compañía nuestra; ahora se encuentran en Saint-Point. Alfonso me ha +mandado algunos versos que va componiendo, los cuales me han gustado +mucho; dice en ellos lo mismo que yo diría si tuviera su talento para +expresarlo; es el eco de mi voz, porque yo no dejo de sentir la belleza, +pero al pretender expresarla enmudezco. Esto me sucede también en mis +horas de recogimiento místico; en mis meditaciones siento como un fuego +dentro del corazón, cuya llama no puede salir del pecho; verdaderamente, +Dios no necesita de mis palabras para comprender mis intenciones, pero +yo desearía que el fuego que pugna por salir del pecho convertido en +palabras, se deslizara poco a poco por mi boca en cantos de alabanzas, +en acciones de gracias, en himnos y oraciones; y que después pudieran +escribirse, para que por siempre fuera su gloria ensalzada como yo lo +deseo en los misteriosos secretos de mi corazón. Doy gracias a Dios +porque ha concedido a mi hijo lo que yo deseo para mí: su voz será la +mía; sus sentimientos iguales que los míos son. + +(Hay aquí párrafos que son un himno de reconocimiento para su hijo). + + + + +CXXXIX + +13 julio de 1829. + + +En esta fecha voy a narrar mi viaje a París, el cual gracias a mi hijo, +ha sido una continua dicha para mí. Tuve una satisfacción inmensa al ver +de nuevo aquella ciudad de mi niñez, y al conocer los numerosos amigos +con que cuenta Alfonso, todos ellos personajes distinguidos por su +nacimiento o sus talentos. Madame Récamier, a quien dicen que me +parezco, me he dispensado una acogida excelente; he asistido en su casa +a una lectura que ha dado M. de Chateaubriand, quien ha leído una +tragedia titulada «Moisés»; la figura de este grande hombre me ha +impresionado más que sus versos: tiene el aire majestuoso de un rey en +medio de su corte. Me gusta más el aire natural y sencillo de otros +hombres de gran talento, que estaban allí, y que yo ya conocía desde mi +niñez. No obstante, la gloria tiene para mí grandísimo prestigio; creo +que si mi hijo alcanzara algún día la más pequeña parte, estaría +altamente satisfecha. Pero yo pido a Dios para mi hijo muchas cosas +antes que esa gloria, que muy bien pudiera resultar vana, examinada +detenidamente. + + + + +CXL + +21 septiembre de 1829. + + +Mi pobre Alfonso es el que me ayuda a soportar los días de mi vejez, de +un modo admirable; me colma de obsequios y atiende solícito a mis +apuros, sean del género que quieran. Acaba de encargarse últimamente de +pagar, por nosotros, la pensión de seiscientos pesos que debemos a mi +cuñada Mme. de Villars. Consigno aquí todos esos rasgos de su cariño +hacia mí, y renuevo entre las satisfacciones de mi corazón, las mil y +mil bendiciones que yo debo a Dios por los buenos hijos que me ha +concedido. + +Alfonso no se encuentra aquí en este momento; está en su propiedad de +Montculot, junto a Dijón; acaba de rehusar el llamamiento que le ha +hecho el nuevo ministro, M. de Polignac, con la intención de asociar su +nombre a un ministerio que no parece del agrado de la opinión. M. de +Polignac ha insistido, y mi hijo le ha contestado que de ninguna manera +quisiera él arriesgarse a ser cómplice de un golpe de Estado contra la +_Carta_: que este golpe de Estado, en su opinión, derribaría los +Borbones; que él sabe perfectamente que M. de Polignac no abriga +actualmente la intención de darlo, pero que la hostilidad recíproca +entre el ministerio y el país, llevaría mal de su grado a monsieur de +Polignac a un resultado fatal; termina rogando a M. de Polignac que se +sirva olvidarlo para estos asuntos. + +Alfonso me ha mandado esta carta, la cual encuentro, por desgracia, +llena de razonamientos que convencen, pero que acaso interrumpirán las +relaciones que tiene entre sus amigos, y entorpezcan su carrera +diplomática. Yo considero que esto fuera una desgracia para mi hijo, +pero, estoy contenta de que obre conforme a sus principios, aunque a +trueque de perder su bienestar. La opinión es la conciencia de los +hombres políticos. Acaso esta conducta le sea favorable para el +porvenir, porque las circunstancias han de cambiar necesariamente. + +Hay en este momento una plaza vacante en la Academia Francesa: muchos +académicos, entre otros M. de Lainé y M. Royer Collard, han escrito a mi +hijo para que se presente candidato, en la seguridad, dicen, de ser esta +vez admitido. El ha rehusado con una altivez que no me atrevo a +calificar; dice que donde se le ha esquivado la primera vez, no quiere, +a ningún precio, solicitar la entrada nuevamente; como no es posible +nombrar un candidato que no visite de nuevo a los académicos, no creo, +por lo tanto, que se le nombre a él. Mi amor propio ambicioso, sale +mortificado con esta su determinación, pero que Dios le humille lo +celebro «con toda mi alma». + +Es forzoso, por lo tanto, que consigne una gran satisfacción que tuve +luego; mi vanidad de madre se manifiesta demasiado, ya lo comprendo, +pero... En una sesión pública celebrada por la Academia de Mâcón, hará +unas tres semanas, a la cual asistió una multitud inmensa, todo el +consejo general, todas las notabilidades de la ciudad y sus +inmediaciones, leyéronse muchos e interesantes trabajos; M. de +Lacretelle, un capítulo de la «Historia de la Restauración»; M. Quinet, +joven gallardo y distinguido por sus conocimientos, un fragmento de un +«Viaje a Grecia»; Alfonso debía recitar versos, se le esperaba con +impaciencia; cuando llegó su turno, resonó un aplauso general; la +concurrencia se puso en movimiento gritando, la mayor parte, que quería +verle; colocose en un sitio convenientemente elevado para poder +satisfacer los deseos del público, y empezó por una breve improvisación +en prosa, suplicando y agradeciendo la benevolencia de sus conciudadanos +y manifestando cuánto era su agradecimiento por el anticipado favor que +se le dispensaba; este exordio gustó muchísimo y los aplausos se +repitieron con entusiasmo. Luego recitó una epístola dirigida a M. de +Bienassis, en la cual se encierran trozos de poesía tiernísima; se le +interrumpía frecuentemente con murmullos de aprobación; Mariana y yo +estábamos verdaderamente emocionadas; luego se nos colmó de +felicitaciones y, ¿por qué no decirlo?, de dicha y orgullo; lo cual me +parece algo perdonable. Dios lo quiere y El ve y sabe bien, que lo que +yo deseo es que el talento de mi hijo sirva para honrar su santo nombre. + +Hablemos ahora de mis hijas, cuyas bellas cualidades me enorgullecen +igualmente. Me gusta mucho recitar continuamente y con el pensamiento +puesto en Dios, desde las arboledas de Milly, bajo la sombra de la casa +que ha visto nacer a todos mis queridos hijos, este versículo de los +Salmos: «Señor, ya que habéis sido mi tranquilidad y mi esperanza en los +días de mi juventud, ¡no me dejéis abandonado, en los de mi vejez! +¡Cuando las fuerzas me faltan, no me retiréis vuestra diestra mano!» + +¡Basta! ¡basta!... Yo debo empezar a reflexionar seriamente sobre la +decadencia de mi vida; si miro adelante, corta; y larga si dirijo hacia +atrás la vista, porque veo los muchos deberes que he debido cumplir. + + + + +CXLI + +Milly, 21 de octubre de 1829. + + +¡21 de octubre!... ¡aniversario del nacimiento de mi hijo primero!... me +encuentro sola y deseo consagrar este día a las reflexiones que me +alientan y fortifican contra la muerte. ¡Cuántas vueltas y revueltas +tengo dadas durante mi vida, en estos mis paseos, meditando, con el +rosario en la mano unas veces, y otras, plegadas ambas manos, cuando +nadie de la casa podía verme, rogando o meditando arrodillada en la +hierba! ¡Ay, Dios mío! ¡lo que hubiera pasado por mí, durante mis +tribulaciones exteriores e interiores, sin la caritativa bondad de Dios +y si su imagen divina no se me hubiese presentado en mis pensamientos y +no me los hubiese sugerido más santos y más consoladores que los míos, +no es posible adivinarlo! Es una gracia inmensa, lo reconozco, que mis +aficiones por el recogimiento en Dios, me hayan hecho robar casi +diariamente, durante mi vida, algunas horas o solamente algunos minutos, +para ocuparme exclusivamente de El. Hoy es uno de los días en que le he +sentido más que nunca, y me he encontrado bañada en llanto, sin darme +cuenta de ello, mientras paseaba; parecía que mi vida se rejuvenecía, +que mi alma tomaba cuerpo y se disponía a presentarse a mi creador, a mi +juez... + +¡Ay de mí!; ¡que su juicio, próximo a emitirse, sea indulgente! + +Yo me he visto a mí misma como si fuese ayer; jugando, niña inocente, +entre las alamedas de Saint-Cloud; luego, más tarde ya, joven canonesa, +rogando y cantando en el templo del cabildo de Salles, triste y +pesarosa, cuando no emitía la voz como mis compañeras. + + * * * * * + +El motivo de no haberme consagrado yo absolutamente a la contemplación +de lo eterno, a los cantos del breviario y a las alabanzas del Señor en +la soledad de aquel claustro entre lo eterno y mundano, fue... porque vi +al que después fue mi marido, joven y buen mozo, vistiendo su brillante +uniforme, cuando vino a visitar a su hermana la canonesa Mme. de +Villars, en cuya casa había yo sido confiada de tutela, como de mayor +edad y más experiencia de la vida. + +Entonces, pude observar que el gallardo oficial me distinguía entre +todas, y que aprovechaba cuantas ocasiones se le presentaban para venir +a visitar a su hermana en el cabildo; yo misma sentía también cierto +efecto hacia aquella noble expresión, aquella gracia militar, aquella +franqueza de su mirada, y aquel su altivo ademán que no parecía amable +más que a mi lado. He sentido también la misma emoción de gozo que +experimenté y quedó encerrada dentro del corazón, cuando me hizo, por +fin, interrogar por su hermana para saber si consentía yo en que me +demandase en matrimonio; después, nuestra primera entrevista delante de +su hermana, nuestros paseos por los alrededores del colegio en compañía +de las canonesas de más edad, la demanda y los grandes obstáculos de la +familia, y las muchas lágrimas vertidas durante los tres años de +incertidumbres, mientras rogaba a Dios, para obtener el milagro del +consentimiento de su familia, que llegó a parecerme imposible; en fin, +los años de dicha y de ventura, en la humilde soledad de Milly, tan +humilde entonces como actualmente; mi desesperación cuando, apenas +casados, él, sacrificándolo todo, incluso a mí, corrió desesperado a +París para cumplir su deber de simple voluntario de la Casa Real, +durante el célebre 10 de Agosto; la protección divina que le hizo +escapar del jardín de las Tullerías cubierto de sangre; su huida, su +vuelta aquí, su encarcelamiento, mis inquietudes por su vida, mis +visitas a las rejas de su cárcel, donde yo le llevaba nuestro hijo para +que le abrazara al través de los hierros, mis excursiones con mi hijo en +brazos por toda la ciudad, tanto en Dijón como en Lyón, para enternecer +a los severos representantes del pueblo, donde una sola palabra +pronunciada por ellos podía ser para mí la vida o la muerte; la caída de +Robespierre, la vuelta a Milly, el nacimiento sucesivo de mis siete +hijos, su educación, sus casamientos y la desaparición de la tierra de +aquellos dos ángeles, de que los otros... ¡ah! no me consolarán jamás. + +¡Y después, el descanso que sigue a tanta fatiga! El descanso, sí, al +mismo tiempo la vejez, porque yo voy envejeciendo, todo me lo indica con +la mayor claridad; por ejemplo: estos árboles que yo he plantado, estas +enredaderas que yo misma planté en la parte norte de la casa, con el +objeto de que no mintiesen los versos de mi hijo cuando describe a Milly +en sus _Armonías_ y la espesura que cubre actualmente todo el muro desde +los sótanos de la casa hasta el tejado; estas mismas paredes que van +cubriéndose de musgo, estos cedros que eran altos como mi última hija +Sofía a la edad de cuatro años, y que ahora me dejan pasar libremente +bajo sus ramas más elevadas que mi frente; todo, todo en fin, me dice +con muda y aterradora elocuencia, que voy envejeciendo, y que mi vida es +corta. ¡Ah! Sí, Dios mío... Cuando veo las tumbas de muchos viejos +vecinos que he conocido jóvenes, y sobre las cuales paso yo ahora cuando +voy a misa, pienso con tristeza que mi estancia en la tierra no puede +ser eterna, y que no puede tardar en abrírseme la eterna mansión: y las +lágrimas se me saltan cuando pienso en lodo lo que debo dejar a mi +partida: mi pobre marido, compañero fiel de mi juventud, que si bien no +está postrado en el lecho, sufre continuamente y necesita de mí, hoy +para sufrir, como ayer para ser dichoso: después mis hijos, ¡los hijos +de mi corazón!... + +Alfonso y su esposa, a la que considero, por su ternura y por su virtud, +como una sexta hija; Cecilia y sus encantadores pequeñuelos, tercera +generación de corazones que aman y que han de ser amados; y luego, +aquellos que faltan y que me siguen como mi sombra sigue al sol +poniente, cuando yo paseo y medito en estas soledades. Mi Cesarina, la +que fue mi orgullo por su belleza encantadora, sepultada lejos de mí, +detrás de ese horizonte de los Alpes, de donde veo continuamente surgir +su recuerdo. Mi Susana, aquella santa que anticipadamente ostentó +alrededor de su frente la santa aureola y que Dios me quitó para que yo +pudiera ver en su recuerdo la imagen de un ángel de pureza. ¡Muertos los +unos, ausentes los otros!... + +¡Otra vez sola, como antes de haber producido fruto alguno! ¡Los unos en +tierra, como la de estos árboles, los otros han sido llevados, lejos de +mí, por el jardinero del cielo! ¡Ah! ¡Qué pensamientos! Cómo me atraen y +persuaden dentro de ese jardín, y luego me arrojan de él, cuando han +henchido mi corazón y se va su sangre derritiendo en agua. ¡Ese pedazo +de tierra es para mí el «huerto de las olivas!» ¡Dios mío! ¡Este fue +para mí, el jardín delicioso que Salomón describe en su cantos; y hoy, +desierto y despojado de atractivos, sirve para que en él pueda recordar +mejor la muerte, con el pensamiento puesto en el Salvador del mundo, a +quien me figuro con el cáliz de la amargura en la mano preparándose a +desprenderse de este mundo impulsado por su divina gracia! ¡Y cuánto +adoro yo a este huertecito! Tanto por los vacíos que la muerte y el +tiempo han ido haciendo en torno mío, como cuando al dirigir mi vista +allá, en el fondo, bajo los tilos, para ver si alcanzo a distinguir los +vestidos blancos de los pequeñuelos, o cuando escucho para ver si oiré, +como otras veces, las alegres voces de mis hijos al encontrar alguna +flor o algún insecto entre sus espesuras. ¡Qué le he dado yo a Dios para +que me diese en propiedad este rincón de tierra y esta casita, de los +que algunas veces heme avergonzado por su aridez y su insignificancia, +pero que constituyeron el albergue dulcísimo de mi numerosa familia! +¡Ah! ¡Que sea El bendito, mil veces bendito este nido, y que después de +mí pueda abrigar aún a todos aquellos que me sucedan! + +Dejemos esto: oigo la campana de Bussieres que toca el _Angelus_; vale +más rogar que escribir. Secaré mis lágrimas y diré, para mí sola, aquel +rosario al cual mis pequeñuelas respondían siguiéndome otras veces, y +que oirán hoy solamente los gorriones que se acuestan debajo de las +hojas o en las grietas de las piedras. No, no, mil veces no, es un error +perjudicial enternecerse, es preciso guardar las fuerzas para los +deberes que estoy obligada a llenar; cuando se está sobre el borde de la +tumba, las lágrimas, dice, no sé en qué parte, la Escritura, debilitan +el corazón del hombre. ¡Hoy necesito del mío como en mis tiempos +mejores!... + + + + +CXLII + + +Sigue a lo escrito, un pequeño volumen conteniendo detalles puramente +domésticos, cuyo interés para nosotros disminuye en relación a las +circunstancias a que se refiere. Todo ello termina con una página que +parece un ¡adiós! a su manuscrito y que copio a continuación. + + * * * * * + +¿Dios lo dispone así? ¡Hágase su santa voluntad! En resumen: toda +sabiduría consiste en resignarse por adoración a su voluntad. Estoy muy +ocupada en ordenar mis anteriores _diarios_, lo cual hace que vuelva a +leerlos con interés. Esta lectura me llena cada día más de +reconocimiento por todas las gracias que he recibido de Dios, y me +arrepiento por haber adelantado tan poco en la piedad y el bien, después +de las mejores intenciones y resoluciones que yo tomaba frecuentemente +con escaso provecho. Pero aún es tiempo, que siempre lo tenemos mientras +Dios nos deje la vida; aún es tiempo de aprovecharla para ganar el +cielo; esto es lo que yo pido con toda mi alma al terminar este libro, +rogándole derrame sobre mí y sobre todo cuanto me pertenece, sus +espirituales bendiciones. En cuanto a las bendiciones temporales, ¿para +qué he de pedírselas mientras no sean necesarias para el cielo? De todo +corazón me entrego a ti, Dios mío, y gustosa acataré tus paternales +decretos. ¡Dame tu bendición para mis hijos, y para mis amigas, para +aquellos que me aman y a lo que yo tanto he amado en este valle de +lágrimas! + + * * * * * + +Estas son las últimas palabras que mi madre escribió en la última página +de su _diario_. + + + + +CXLIII + + +Esto es lo que resta aquí en la tierra del alma pura de aquella santa y +encantadora mujer. + +Lo demás está escrito en el alma de sus hijos, en las tradiciones de la +humilde aldea en que vivió por espacio de cuarenta años, y en los +recuerdos siempre sonrientes como ella, de aquella sociedad +verdaderamente ática de Mâcón, donde su recuerdo cuenta tantos amigos +como mujeres contemporáneas suyas existen. + +El resto del manuscrito de nuestra madre no tiene interés ninguno para +la tercera generación de sus descendientes; son bagatelas de su virtud. +Cualquiera de los pequeñuelos de hoy, que sienta curiosidad de +conocerlas, las encontrará escritas de su puño, entre los dieciocho +pequeños cuadernos originales, que les trasmitiré tal como los he +recibido, de un inventario de los afectos del corazón. Allí la +encontrarán a ella, bajo las mil formas de la madre de los pobres, y de +la mujer piadosa, derramando los más íntimos misterios de sus +escrúpulos y de sus humillaciones ante Dios. + +Aquí se encuentran los ardores y la ternura de su alma, en los +ejercicios cotidianos, en el campo o al pie de su cama; allá las +asistencias a las ceremonias religiosas, sus exámenes de conciencia la +víspera de los días en que debía acercarse purificada a la mesa +eucarística; acullá, las diarias y numerosas economías domésticas, +hechas para ejercer la caridad que debía sostener con el trigo de sus +graneros, el vino de sus viñas, los sarmientos de sus cepas, la leche de +sus vacas y los huevos de su gallinero; los precios del pan, la manteca, +el azúcar, las legumbres durante este o aquel mes del año; el cálculo +continuado para reducir la frugalidad de la mesa a las escaceses de la +cosecha, y para poder sufragar constantemente, sobre sus necesidades, la +gran parte destinada a los pobres y los socorros furtivos que +proporcionaba a su hijo; más lejos, se encuentran recetas cuidadosamente +registradas y comentadas contra las enfermedades comunes a las gentes +del campo: un tratado completo de medicina rural que ella ejercía a +cualquier hora del día y en particular en la entrada de la casa de +Milly, siempre llena (sobre todo por la mañana), de imposibilitados, +viejos, mujeres y criaturas enfermas, que su fama de bondadosa y +entendida atraía de más de veinte aldeas cercanas, y que venían como en +romería a visitar aquella santa; en fin, están también allí las noches +pasadas a la cabecera de sus hijos delicados o de los enfermos de la +aldea, y las apuntaciones técnicas que tomaba durante sus horas de vela +de los experimentos y cálculos que hacía sobre los síntomas, los +accesos, los recrudecimientos de la fiebre, y las zozobras o esperanzas +que producía la enfermedad en el paciente. + +¡Cuántas veces, hasta las mismas sábanas de su cama, que tomaba de su +armario y rasgaba a medida de la necesidad, servían para vendar las +llagas del viejo indigente, que curaba ella con sus propias manos! +Otras, venciendo con su pensamiento, toda repugnancia, de igual manera +se acercaba al lecho de muerte, que servía las más débiles necesidades +del enfermo, descollando siempre por el vigor de su fe, por la energía +de su carácter, y por su gran fuerza de voluntad. + +Y al terminar sus obras de caridad, lavadas sus hermosas manos, enjutos +sus ojos de las lágrimas vertidas por males ajenos, cambiando su vestido +de seda gris por otro elegante y sencillo, volvía otra vez entre la +sociedad, suelto el espíritu, abierto el corazón, con la graciosa +expresión de la dama discreta y sociable, animando las conversaciones, +expansionando el corazón ajeno, llevándose con su serenidad las penas y +sinsabores de las almas, como se lleva el viento tibio de la primavera +entre sus torbellinos, las hojas secas de la noche para dejar en +libertad de abrirse a los botones de las nuevas flores. Se la adoraba, +sin que ella hubiese pensado jamás en hacerse adorar, en todas las +irradiaciones de su carácter y de sus hechos. El rostro de los aldeanos +que la veían pasar, acompañada de sus hijas, para ir al templo o +viniendo de visitar sus chozas, tomaba una expresión tierna y grave a la +par, como si fuera la imagen de la caridad la que pasaba por su lado. + +Ella entonces estaba satisfecha; todos los acontecimientos de su vida +parecían haber desfilado ante sus ojos, y un prolongado y apacible +horizonte se extendía a su vista. La vejez robusta y varonil de su +esposo iba venciendo sus enfermedades dolorosas, pero no mortales, +viéndose que el Cielo le reservaba para más largos días que a los demás +miembros de la familia, alcanzando en efecto, sin decadencia de corazón +ni de espíritu, hasta la edad de noventa años. Su hijo, que había sido +por mucho tiempo el tormento de su espíritu, se había ya vuelto +juicioso; habiendo atravesado las tormentas de su primera juventud sin +tocar aún el mediodía de la vida, calmado y satisfecho por un casamiento +conforme a su corazón, viviendo en Italia, su país predilecto, por razón +de su empleo en la diplomacia, en el lugar más risueño de Europa, +satisfecho del rango secundario, pero honorífico que ocupaba; cubierto, +además, antes de tiempo, de cierta aureola poética, que solamente +refluía en el corazón de su madre, sin excitar la cólera de los +envidiosos, estuvo en aquel entonces con licencia en París, llegando a +ser nombrado (sin ningún género de intrigas), miembro de la Academia +Francesa: gloria oficial de las letras que jamás le alucinó ni engañó a +él, pero sí alucinó y engañó agradablemente el corazón de su anciano +padre. Este, que se había acostumbrado a mirar desde su provincia el +título de miembro de la Academia Francesa, no solamente como una especie +de consagración de la gloria de un hombre, sino de una familia, como un +sacramento de la fama legítima y contra la cual la posteridad no osaría +protestar jamás, estaban en extremo satisfecho. Su madre gozábase, por +fin, pudiendo decir a toda la familia de su marido: Ya estáis viendo +cómo, eso que llamabais mis ilusiones de madre, no ha sido una quimera, +como decíais vosotros; ya veis como yo tenía razón cuando os pedía +paciencia y perdón por algunas ligerezas de aquel hijo querido, que +ratifica por fin mi ternura honrando vuestro linaje. + +Su hijo se ocupaba entonces en hacer el obligado discurso de recepción, +que debía por la primera vez presentarle en aquella tribuna literaria, +desde la cual ardía él en deseos de elevarse a su tiempo, a la tribuna +política, blanco constante de todas sus aspiraciones. + +El esperaba defender a la vez, siguiendo las huellas de M. de Serres y +de M. Lainé, sus maestros y sus modelos, los Borbones, el ídolo de su +padre, y la constitución liberal, satisfacción entonces de su espíritu. +Quería él defender las instituciones y sus principios contra las +reacciones de la monarquía y contra los impacientes de la república, +cuyas aspiraciones habían de empezar a cumplirse después de la +revolución de julio de 1830 y la de febrero de 1848, cuya hora no había +sonado aún con el toque de rebato de aquellas dos ya expresadas +revoluciones. + + + + +EPÍLOGO + + +Nos encontramos a fines de otoño del año 1829. + +Así en las esferas gubernamentales, como en los partidos políticos que +ansían el poder, existe una pasión que con frecuencia degenera en odio +de uno a otro bando. Efecto del delirio y la fiebre que domina los +espíritus, la Francia se encuentra en continua zozobra. + +El primer ministro, que lo era a la sazón el príncipe de Polignac, +habíase propuesto hacer que yo fuese a París a ocupar la dirección de +los Negocios extranjeros; continuamente recibía yo cartas amistosas en +las que insistía en sus deseos; al fin, sucumbí, pero no para aceptar el +cargo que se me ofrecía, sino para explicar franca y terminantemente los +motivos que tenía para renunciar el empleo con tanta obstinación +ofrecido. + +Amaba yo al príncipe, es cierto, pero su política me hacía temblar; +hubiera yo querido, cuando hablaba con él, separar a un lado el hombre, +al otro el ministro divorciado de la opinión pública. + +Bien claramente había yo manifestado, en mi discurso al ingresar en la +Academia Francesa, mi resuelta oposición al golpe de Estado contra la +_Carta_ y los proyectos que el Gobierno había manifestado tener contra +la libertad del pensamiento y contra la independencia que el pueblo debe +poseer para elegir sus representantes. + +No se esperaba de mí ciertamente aquel discurso político. + +Los periódicos republicanos, orleanistas y bonapartistas que me acusaban +de reaccionario, acogieron mis declaraciones con entusiasmo, y M. Lainé +y M. Royer Collard reconocieron en ellas a su discípulo. + +Al abandonar la sala del Instituto, ocupada aún por la inmensa +muchedumbre que había concurrido a la recepción, mi antiguo amigo el +duque de Rohan me salió al encuentro diciéndome al oído: «Abandonad toda +esperanza con respecto al ascenso en vuestra carrera; habéis defraudado +nuestras esperanzas y dado fuerza a nuestros enemigos políticos.» ¿Qué +me importaban a mí los ascensos en mi carrera cuando veía vacilar a +Carlos X en el trono, y al que deseaba separar del abismo que amenazaba +tragárselo? + +Había el príncipe de Polignac puesto en mí sus esperanzas, y me +distinguía con una familiaridad política que acaso no mereciera. En las +confidencias con este grande hombre, entreveía un alma real, un espíritu +dispuesto ya para la emigración y un corazón alarmado por la conciencia. + +Debo hacer constar en honor de Carlos X y del príncipe de Polignac, que +las predicciones del duque de Rohan, no se realizaron. Estos personajes +no me guardaron resentimiento alguno por mi discurso, y después de haber +discutido conmigo larga e inútilmente sobre los motivos, poco fundados +según ellos, de mi negativa y de la impremeditación de un golpe de +Estado, me ofrecieron el empleo de ministro plenipotenciario en Grecia. + +Ocurría esto, cuando la Europa fundaba sobre un pasajero entusiasmo +aquella pujanza artificial, germen o ruina de no sé qué grandeza. +Participaba yo entonces de la ilusión que todos los liberales tenían +sobre los helenos, tan valientes en el combate, como disciplinados en el +gobierno. + +Las potencias occidentales habían designado para rey de Grecia, al +príncipe de Cabourg, viudo de la princesa Carlota, heredera del trono de +Inglaterra. Este príncipe se encontraba en París: yo le conocí en Italia +durante el tiempo de su viudez, y adquirí con él una amistad tan íntima +como sincera. El príncipe de Polignac me presentó a él y le indicó que +yo era el francés más simpático a Grecia que, como ministro, podía +ofrecerle. + +Alegrábame yo de asistir con semejante título y en tan elevadas +funciones, a la resurrección de aquel imperio, en el país de los grandes +recuerdos y de participar como lord Byron, el heroico poeta, de +resurrección tan gloriosa. + +La justa previsión de que pudieran ocurrir en aquel renacimiento +disturbios y decepciones de gran importancia, hizo que el rey designado +se negara a aceptar las responsabilidades que pudieran sobrevenir, y que +saliera de París una noche huyendo de su reino y de la felicidad que en +él se le prometía. + +Al día siguiente, cuando supimos lo ocurrido, apreciamos unánimemente +aquella huida del siguiente modo: El príncipe de Cabourg no tiene cabeza +suficiente para sostener esta corona; ocúpese la diplomacia en buscar +otra frente y sea cauta en la elección para no verse burlada de nuevo. +Así se hizo en efecto, y mientras esto ocurría, yo continué de ministro +plenipotenciario en situación expectante, recibiendo del príncipe de +Polignac cuantas distinciones eran compatibles con mi obstinado empeño +de no tomar parte alguna en los trabajos del Gobierno. + + * * * * * + +Entusiasmada mi madre por los rápidos ascensos obtenidos en mi carrera +diplomática, por mi futuro destino en la hermosa capital de Atenas, y +por mi elección para la Academia Francesa, no podía menos de sonreír +ante la realización de sus aspiraciones de siempre, del sueño dorado de +toda su vida. + +Disponíame yo para ir a pasar a su lado el corto tiempo que creía +permanecer en Francia, y me hallaba en París con el objeto de ir +preparando los regalos que tenía por costumbre llevar a mi madre y a mis +hermanas siempre que las visitaba, después de un largo tiempo de +ausencia. + +¡Pobre madre! ¡qué poco te daba en cambio de tantas privaciones como por +mi causa habías sufrido; de las joyas que habías vendido o empeñado para +satisfacer mis caprichos y mis viajes, o para ocultar mis faltas ante la +severidad siempre justa de mi padre! + + * * * * * + +Todo estaba dispuesto: los muebles todos que había en la habitación +ocupada por mí en la fonda, estaban cubiertos de cajas, estuches, +paquetes de tejidos diversos propios para vestidos, cofrecillos con +sorpresas para mis hermanas, un pequeño bazar, en fin, que yo me +complacía en mirar, mientras gozaba pensando en las exclamaciones de +alegría y reconocimiento que había de oír en la humilde casita de mi +madre. Yo me complacía anticipadamente en las sinceras demostraciones de +cariño y de satisfacción que había de recibir en su presencia. + +Un día (séame permitido no consignar la fecha), entraba yo en el hotel +de***, con mi cabriolé atestado de cajitas y muebles propios para el uso +femenino; estaba alegre y satisfecho ante la idea de que había de partir +al siguiente día; al saltar del estribo y poner el pie sobre la primera +grada del vestíbulo observé, que, junto a la habitación del portero, se +hallaba mi buen amigo, el verdadero hermano de mi alma, el conde Aymon +de Virieu: parecía que la Providencia había destinado a este hombre para +que compartiera conmigo la vida. + +Juntos habíamos cursado nuestros estudios; disfrutado de las mismas +alegrías en las casas de campo de ambas familias; seguido las mismas +rutas en nuestras excursiones, idénticas relaciones sociales, y +últimamente pertenecíamos los dos al cuerpo diplomático. + +Al día siguiente, debía él también salir de París con destino a +Alemania, y por esta razón habíamos acordado comer juntos y pasar la +velada en mi habitación, con objeto de poder prolongar así nuestra +conversación y despedirnos con entera libertad. + +Cuando al descender de mi carruaje me disponía a estrechar su mano, noté +en su expresiva fisonomía una palidez y una consternación que me dejaron +suspenso por unos instantes; sus ojos, siempre alegres y que parecían +iluminados por dos chispas salidas de su espíritu un tanto sarcástico, +aparecían por vez primera velados por una nube de tristeza. + +Después que hubo contestado a mi alegre mirada con otra del mismo +género, sus ojos procuraron no encontrarse con los míos, y entonces pude +observar bien la tristeza, el recelo y el inexplicable temor de que +estaba poseído. Parecía que aquella tristeza aumentaba al verme a mí tan +tranquilo y satisfecho; mi calma, sobre todo, le mortificaba +horriblemente; quería censurar mi felicidad sin haberme él dicho antes +el motivo por el cual debiera estar yo triste. + +De pronto, desapareció de mis ojos la alegría, y huyó la sonrisa de mis +labios: «Entremos en tu cuarto--me dijo con voz entrecortada;--necesito +hablarte de cosas muy tristes, y darte noticias muy poco agradables. +Procura tener valor para oírme, concentra todas tus fuerzas morales: +subamos.» + +Conducido maquinalmente por mi amigo, subí la escalera y llegué hasta mi +cuarto: el golpe recibido en medio del corazón me había aturdido; ya en +la habitación, me senté sobre el borde de mi cama; mi pobre perro +saltaba de alegría al verme; ignoraba el fiel animalito el por qué sus +caricias, siempre contestadas con cariño, eran entonces esquivadas con +rudeza. + +«Habla--le dije a mi amigo Virieu, ocultando el rostro entre ambas manos +y preparándome a recibir el golpe fatal.--Habla--repetí,--que este +silencio es para mí el peor de los suplicios.» + +Entonces, usando de todos los miramientos, vacilaciones y rodeos, +tímidos unas veces, enérgicos otras, propios del hombre encargado de dar +una noticia inesperada y triste que ha de herir el corazón, me dijo, +recibiéndome en sus brazos: «¡Ya no tienes madre!» Me pareció que el +suelo se hundía bajo mis pies, que mi existencia vacilaba por +encontrarse sin base; mi alma elevose rápidamente al cielo como +queriendo buscar la de aquélla que fue vida de mi vida aquí en la +tierra. ¡Jamás hubiera creído que pudiese vivir sin ella un solo día! La +idea de la eterna separación, jamás se me había presentado sino allí +lejos, y aun dulcificada por la brevedad del tiempo que yo mismo debo +permanecer en este mundo. Yo la había visto tan hermosa y llena de vida, +que parecía alentar en lo mejor de su edad, y de súbito, me dicen que ha +desaparecido de mi vista para siempre: y precisamente cuando me +preparaba a recibirla en mis brazos, cuando iba a proporcionarle la +dicha de tenerme a su lado, después de haber cumplido a satisfacción mis +deberes de hijo... ¡Ah!... ¡La separación era un hecho y un hecho +terrible porque ni siquiera pude despedirme de ella! ¡Cuánto sufrí en +aquellos días! Por la mañana alimentaban mi vida dos corazones, y por la +tarde sólo me quedaba uno para llorar y gemir. + +Mi desesperación llegó a ser mayor por encontrarme en París solo. La que +hubiera podido tomar una parte casi igual en mi dolor mezclando sus +lágrimas con las mías no se encontraba conmigo. ¡Yo solo en el vacío! +Sin esposa, sin hijos y sin madre. La suerte me deparó a un fiel amigo +que cubrió con su ternura aquel abismo de luto y de lamentos; acaso sin +él me hubiese precipitado en aquella horrible negrura. + +Durante toda la noche, permanecí anonadado, no pude conciliar el sueño y +me acosté vestido. Aun recuerdo aquella noche cuyos minutos tengo +todavía presentes uno a uno, como si el tiempo no hubiera transcurrido +desde entonces, que pasé arrancando al sensible corazón de mi amigo, los +detalles todos de aquella muerte, más sentida por haber ocurrido tan +inesperadamente. Estos detalles los recuerdo perfectamente, pues +quedaron grabados en mi imaginación de tal suerte que pudiera recitarlos +con muy poca diferencia, tal como salieron de los labios de mi amigo. M. +Virieu, no se separó de mi lado hasta que amaneció: llegada esta hora, +se marchó a preparar lo necesario para mi partida a Mâcón. ¡Triste de +mí! Ya era demasiado tarde; ya no podría abrazar, antes de encerrarlos +en el sepulcro, los restos queridos de aquella mujer que durante nueve +meses me había llevado en sus entrañas, y en su corazón hasta el último +instante de su vida. + +He aquí lo que mi amigo me contó acerca de aquella muerte; esta relación +está aumentada con las noticias que después adquirí, y que me +facilitaron los parientes y los amigos que presenciaron aquella +horrorosa y a la par dulce agonía de mi madre. + +Llena de impaciencia y de alegría, esperaba diariamente mi llegada. Mi +elevación a la Academia, mi nombramiento de ministro de Grecia, y las +emociones que por otras causas sufriera, habían, al parecer, enardecido +ligeramente su sangre. + +Era el 27 de noviembre; después de haber oído misa, se dirigió desde la +iglesia a los baños que había en el hospital y que estaban servidos por +hermanas de la Caridad. Mientras le preparaban el baño, estuvo hablando +con la superiora de asuntos religiosos: esta conversación la sostuvo con +la jovialidad y la gracia propias de su juventud. + +Cuando la bañera estuvo dispuesta, mi madre entró en la celda sin +acompañamiento alguno, siguiendo la costumbre adquirida en el +_capítulo_, costumbre que siempre había conservado; nunca empleó +camarera para su servicio particular; sola se vestía, se desnudaba y +apagaba la luz al acostarse, en memoria (según ella decía), de la +humildad y de la pobreza de los primeros cristianos. + +No hacía mucho que se hallaba en el baño, cuando la superiora, que +atravesaba el corredor en el cual estaban los cuartos de baño, creyó oír +gritos y gemidos ahogados cada vez más apagados. Inmediatamente la +superiora entró en la celda que mi madre ocupaba, y vio que el agua +caliente se derramaba por el suelo rebosando del baño; la espita +abierta, lanzaba a borbotones sobre el cuerpo desnudo de mi madre, aquel +hirviente líquido, parecido a un manantial de fuego, que abrasándole +pecho y espaldas la había privado del conocimiento. La propia superiora +y una sirviente, la separaron de la bañera. + +Indudablemente ocurrió, que deseando refrescar el baño, debió abrir por +equivocación el grifo del agua caliente, y que aquel ardiente chorro +hirió de pronto su pecho y sus manos sin darle tiempo para cerrar la +espita. Después de un buen rato volvió al conocimiento, y entonces +abrazó a la superiora, quien también se encontraba herida de la mano y +del brazo; efecto de las quemaduras. Vuelta al conocimiento, acostáronla +sobre uno de los colchones del hospicio; en esta posición, la +trasladaron a su casa en brazos de cuatro mujeres pobres, de aquellas +incurables que ella había, en otro tiempo, auxiliado con alimentos, +ropas y medicinas, y curado las llagas con sus propias manos. + +Pronto el rumor de la desgracia ocurrida habíase extendido por la +ciudad, y las gentes madrugadoras, o sea las sirvientes y las mujeres +devotas que salían del templo, la siguieron llorando y rezando en voz +alta hasta la puerta de su casa. + +Al ver la dolorosa impresión que esta desgracia produjo en los +habitantes de la ciudad, hubiérase dicho que cada uno de ellos había +perdido a su madre como yo a la mía. + +A los médicos no les pareció mortal el accidente, pero cuando se +levantaron las vendas de la primera cura, el mal apareció con toda la +gravedad que revestía. + +Después de la fiebre, el delirio; pero un delirio especial, una especie +de sueño dulce y sonriente como su carácter mismo. + +Había momentos en que parecía dejar su desvanecimiento, para dar las +gracias a las buenas mujeres que la servían y para alentar a nuestro +pobre padre, que permanecía a la cabecera del lecho, aterrado +completamente por el terrible golpe que acababa de recibir. + +En aquella angustiosa situación, no cesaba de entregar las afecciones de +su alma a las personas a quien amaba y, especialmente, a Dios, con el +que quiso unirse por medio del Sacramento de la Eucaristía, tomando, +según su creencia, anticipada posesión de la Divinidad, o al contrario, +posesionándose la Divinidad de su persona. Entonces, inflamado su +hermoso rostro por el calor que da la convicción y beatificado por +aquella unión mística, iluminaba la beatificación, más que los cirios +que los pobres niños del hospicio sostenían en sus tiernas manecitas +mientras permanecían arrodillados en torno del lecho. + +Después de la ceremonia religiosa, quedose profundamente dormida, y esto +hizo creer a los que la rodeaban que la mejoría se había iniciado; pero, +¡falsa creencia!... Su despertar fue el último, porque momentos después, +exhaló el postrer suspiro, tranquila y sonriente. + +La mujer que la asistió durante su agonía, me ha repetido después, una +por una, todas aquellas palabras que pronunció continuamente: «Esposo +mío... Hijos míos... Alfonso, Mariana, Cecilia, Eugenia, Sofía, Dios os +bendiga. ¿Por qué no venís aquí para bendeciros yo también? ¡Alfonso! +Pobre hijo mío... ¡Qué disgusto tendrás por no haber podido estar a mi +lado en este trance supremo!... Dirás a todos que no sufro... Que ya +estoy en un lugar delicioso, desde el cual veo el cielo desde donde +bendicen a mis hijos...» + +Después, sus labios sonreían dulcemente, balbuceaba algunas palabras y +nuevamente quedaba rendida por la fatiga. Así pasó toda la noche: y al +amanecer, en un momento de lucidez, dijo:--«¡Qué dichosa soy, Dios mío! +¡Oh! ¡Qué dichosa, qué dichosa!... No me había engañado, no, ahora lo +comprendo, cuánta felicidad...» Y al terminar esta frase, entregó su +alma a Dios. + + * * * * * + +Tal fue su muerte, palabra por palabra. Todos los testigos viven aún +para repetirlo, excepto nuestro padre y la pobre Filiberta, quien al +perder a su señora perdió también las ganas de vivir, y no existió luego +sino el tiempo indispensable para continuar con su señor los servicios +que había prestado a nuestra madre por cariño solamente. ¡Oh! ¡Este lazo +de la domesticidad es un noble y santo cambio entre el criado que se une +por amor a la familia, que retribuye, en cambio, sus servicios con +reconocimiento, ternura e igualdad ante el corazón! Este parentesco de +condiciones sobre la tierra, puede ser desigual por la fortuna, pero se +nivela siempre, cuando existe, por el cariño. + +Tres días habían transcurrido desde que yo perdí a mi madre, cuando +llegué a Mâcón para ver, al menos, su querido rostro bajo el sudario. +Acompañábame un buen amigo verdadero «Samaritano», quien se encontraba +siempre allí en todas mis horas de dolor: Amadeo de Perseval, que yo +nombro, aunque ya se le alude en el manuscrito, por haberse consagrado +piadosamente a nuestra madre, y que había pretendido contarse en el +número de sus hijos. Sin embargo de no ser así, fue por bastante tiempo +estimado como tal. + +El ataúd reposaba ya bajo montes de nieve dentro la tierra helada del +cementerio de la ciudad. Durante la ausencia de mi pobre padre, +arrancado casi moribundo de su casa, en el momento de morir mi madre, y +ausentes además sus hijos, se olvidaron de que la difunta había +manifestado varias veces su preferencia por el cementerio de +Saint-Point, a la sombra de la pequeña iglesia de la aldea, en aquel +valle tranquilo y delicioso donde gustaba tanto su piedad de recogerse +durante sus residencias veraniegas. No encontré para besar más que las +crudas tablas de su vacío lecho de muerte, el suelo de su cuarto, el +umbral de la puerta por la que su ataúd había pasado al salir entre los +tristes ecos de llanto general de la población, para ir a descansar en +el campo de la muerte. De súbito, rebelose mi corazón por la idea de un +deseo no cumplido de aquella santa mujer después de su transfiguración, +e igualmente contra la idea de no poder ver aquellos sagrados restos más +que al través de la multitud de muertos desconocidos o indiferentes. +Resolví, pues, ya que todavía era tiempo, reparar, en lo que dependiese +de mí, aquella negligencia que me demandaba una secreta voz, exhumando +aquellos restos para conducirlos al lugar de su predilección. Creía yo +que la eterna distancia había de acortarse entre aquella alma y la mía +si sus restos descansaban a la sombra de nuestra morada, en el vecino +cementerio junto a la iglesia de Saint-Point. Si he de decirlo todo, +había también en aquella pretendida exhumación un pretexto para +aprovechar la ocasión de mirar por última vez aquel rostro querido, +antes de que se volviera polvo con el transcurso del tiempo. + +El ataúd no tenía signo distintivo de ninguna especie que le +diferenciase de los demás, así como tampoco había el sepulturero +señalado el sitio donde se hallaba sepultada mi madre; debía ser abierta +nuevamente la fosa, a fin de asegurar que nuestra piadosa intención no +fuese burlada, y no nos llevásemos unos restos desconocidos en lugar de +los de mi madre. + +¡Olvidemos aquellos lúgubres detalles! Durante la noche se realizó todo +como era mi deseo. Separose la nieve amontonada sobre el surco de la +muerte, y encontramos a tientas, entre otros, el ataúd que buscábamos. +Filiberta, que era quien había amortajado a su querida señora, la +reconoció. Ella misma abrió el ataúd a la luz de unos cirios para que +pudiera yo entrever aquel rostro dormido. Era mi madre en toda su +belleza, menos la de los ojos, pero flotando su mirada al través de la +eternidad; mis labios tocaron con cariño y horror aquella frente, ¡aquel +ataúd, al volverse a cerrar, guardaba ya mis lágrimas! Yo velé solo, y +después con Filiberta, esperando la hora de la noche en la cual los +aldeanos de Milly debían ir llegando uno a uno y sin ruido, para llevar +sobre sus hombros, a través de cuatro horas de marcha, el cuerpo de su +señora. Al punto emprendimos a pie nuestro camino, sobre una inmensa y +gruesa sábana de nieve helada, al través del prolongado arrabal que va +de la ciudad a las primeras colinas de nuestro horizonte de montañas. +Aquel lúgubre cortejo estaba rigurosamente limitado a mí, ¡a mí +únicamente entre todos los miembros de la familia!... a los quinteros y +cultivadores de las tierras de Milly y a las mujeres y niños de aquellos +buenos hombres, que bajo sus pobres vestidos de luto habían creído, por +derecho de ternura, poder seguir al jefe de la familia, prolongando +sobre el camino la negra fila de plañideras cuyas lágrimas no era +preciso comprar. Ni una voz, ni un cuchicheo salió, durante el largo +trayecto, de aquella multitud. Nada se oía sobre la endurecida nieve, +más que el chocar de los zuecos de madera de las mujeres que llevaban a +sus hijos de la mano y, de cuando en cuando, el ruido sordo y cavernoso +del ataúd de encina, recibiendo una ligera sacudida, al cambiar de +sitio sobre los hombros de los portadores que se relevaban a porfía bajo +la carga para nosotros sagrada. + +A dos horas y media de camino de la ciudad, dejamos la carretera +principal, para internarnos por una senda empedrada de témpanos, que +sigue la empinada colina que conduce al pueblo de Milly. En todas las +casas sus moradores estaban en vela y esperándonos; veíase en el umbral +de todas las chozas, algún viejo o algún niño teniendo en la mano un +velón de cobre, alumbrando temblorosos sus rostros pálidos y llenos de +lágrimas, tiritando de frío en aquella helada noche de diciembre. + +Al llegar al patio de la casa, los portadores, seguidos de toda la gente +de la aldea, subieron las cinco gradas de piedra, colocando a la entrada +el ataúd; allí mismo, donde ella tenía costumbre de recibir todas las +mañanas a los pobres y a los enfermos, distribuyendo alimentos, caldo, +medicinas, ungüentos, trapos y vestidos, curando de rodillas las llagas +de los heridos. Aquellos mismos bancos de nogal, sobre los cuales +extendían sus piernas deformes o mutiladas, los pobres heridos o +enfermos, servían en aquel entonces para sostener el ataúd. Así, puede +decirse, que aun después de muerta se apoyó sobre los propios +instrumentos de su caridad. Un llanto general surgió en aquel momento de +los mil comprimidos corazones de todo aquel pueblo de aldeanos. + +Cada uno de ellos se iba acercando a la pila de agua bendita de su +lecho, para mojar una rama de boj y esparcir aquella agua, mezclada con +sus lágrimas, sobre el ataúd. Durante esta parada, bajo el modesto techo +de su juventud y de sus amores, retiréme, yo solo, dentro de su cuarto, +sumergiendo mi rostro entre las almohadas de aquel lecho vacío, desde +donde escuchaba el prolongado choque de los zuecos de los hombres y +mujeres que subían y bajaban sin cesar, las gradas de piedra de la +entrada, para ir a su turno a arrodillarse y orar junto al vestíbulo. +Así estuvimos esperando los primeros resplandores del alba, antes de +emprender nuestra ruta por los elevados desfiladeros de la montaña, +cubierta de nieve en polvo, revuelta por el viento norte, allanando los +senderos y llenando los surcos. Aquellos senderos podían resultar por la +noche peligrosos para el reducido cortejo que debía trasladar el cuerpo, +desde la casa de Milly, al cementerio de Saint-Point. + +Tan luego el alba apareció por las lejanas cumbres de los Alpes, +volvimos a emprender nuestra marcha, escoltados hasta la altura de la +primera colina que domina el jardín y las viñas, por todos los +habitantes de la aldea. Nos despedimos de toda aquella gente, a la que +parecía que arrancábamos su providencia, a la entrada del valle, +internándonos nosotros con un pequeño grupo de ocho aldeanos vigorosos, +por el escabroso y estrecho desfiladero que sube hasta el pico de +aquellas montañas llamado «La cruz de las señales.» + +Iban delante cuatro hombres explorando el camino y separando la nieve, y +otros cuatro conducían el féretro. Yo seguía solo a mi madre, por las +huellas que mis conductores dejaban sobre la nieve que en algunos puntos +nos llegaba hasta la rodilla. Sólo el silbido producido por el viento +norte se dejaba oír en aquellas soledades. Dos pajaritos extraviados, +tiritando de frío, sin ver ningún punto sólido en que posarse, vinieron +a descansar un momento sobre el paño de luto que cubría el féretro y que +los portadores habían dejado en la saliente de una torrentera, mientras +rompían con su cuchillo la nieve helada en sus zuecos de madera. ¡No sé +por qué aquellos pobres pájaros extraviados, buscando asilo y socorro +sobre un ataúd, me hicieron derramar lágrimas abundantes! ¡Aquello me +recordó, sin duda, cuántas miserias y cuántas tristezas habían +encontrado asilo en aquel corazón mientras tuvo vida! Los tristes +pajarillos gorjearon durante algunos minutos uno o dos trinos +plañideros, emprendiendo luego el vuelo hacia la parte de Saint-Point, +delante de nosotros. Pensé en aquel momento en las dos almas de Cesarina +y Susana, llegando a figurarme que habían venido bajo aquel símbolo +alado, para recoger la de su madre, precediéndola en el lugar de su +descanso eterno. ¡Cómo se explica uno las supersticiones del corazón +cuando se encuentra éste emocionado y lejos de la influencia de la +razón! Hay momentos en los que todo hombre es mujer, en los que toda +virilidad es apagada por las lágrimas. + +Nuestro viaje, cuya distancia se recorre durante la primavera en un par +de horas, duró siete, en medio de aquel océano de nieve, cuyas grandes +oleadas parecía que iban a tragarnos a cada instante. Había sitios entre +las torrenteras, tan profundos y peligrosos, y en los cuales sólo nos +guiábamos por los negros y gigantescos esqueletos de los castaños +inclinados sobre el abismo, que en ellos nos hubiéramos precipitado y +perecido, sin la destreza y el vigor de los sufridos aldeanos de Milly. + +El peso de su preciosa carga les infundía sin duda confianza y valor. +Llegábamos a Saint-Point al caer de la tarde. Depositamos (como habíamos +hecho en Milly), el ataúd en el cuarto y sobre el lecho de mi madre, el +cual, después de algunos años, vino a ser el mío. Yo me encerré en un +aposento que une al gabinete con el dormitorio, y extendiendo un colchón +sobre el suelo, empecé allí la vela, teniendo abierta la puertecilla de +comunicación: era la postrera noche que aquellos sagrados restos debían +pasar bajo su antiguo techo. ¡No sé por qué me figuraba yo que +prolongaba su presencia a mi lado al prolongar yo al suyo mi vigilancia! +¡Sólo Dios sabe las lágrimas, las invocaciones, las bendiciones y +revelaciones de aquella noche! Falto de fuerzas, me quedé dormido al +amanecer, cuando la campana llamaba ya las gentes de los lejanos +caseríos situado en las dos altas cadenas de montañas, a la ceremonia de +la segunda sepultura. No fue ésta todavía su sepultura última, porque +por una extraña coincidencia de circunstancias no premeditadas, parecía +que la tierra tomaba, devolviendo y volviendo a tomar a su vez, aquellos +restos tan venerados y queridos, que parecía no haber medio de +desasirnos de ellos, disputándolos hasta la misma tumba. Al dirigir sus +miradas desde la ventana, sobre las dos inmensas pendientes de nieve que +formaban el valle, pude observar cómo descendían unas como nubes negras +por ambas pendientes, dirigiéndose a la iglesia y al castillo; aquellas +manchas eran formadas por la agrupación de cuantas gentes viven en +aquellas colinas. Toda la comarca congregada en duelo, enviaba, en alas +del viento, un prolongado y general gemido. + +Nada había dispuesto en el cementerio para una sepultura definitiva. La +muerte nos había sorprendido sin tumba. Si a nuestra madre se le hubiese +consultado (como se consultó después a nuestro padre), sobre el modo y +el lugar de su reposo eterno, su humildad y su desprendimiento por +cuidados semejantes, la hubieran, sin duda alguna, hecho pedir en su +testamento el sitio que los pobres ocupan en la fosa común. Pero no tuvo +tiempo de hacerlo; solamente había indicado vagamente alguna vez el +deseo de ser enterrada en Saint-Point. Yo no podía decidirme a dejar +perder por mí, por mis hermanas y por la innumerable familia de +aldeanos, tan parientes por el corazón como nosotros por la sangre, el +vestigio de aquellas venerables reliquias bajo un poco de hierba o de +musgo roído continuamente por los carneros en el cementerio de la +aldea. Era indispensable para semejantes reliquias un relicario +adecuado. Determiné, por lo tanto, elevar un modesto panteón de familia +donde poder reunirnos, si Dios quiere dejarnos morir, donde juntos +habíamos vivido, sufrido y amado tanto. + +El sitio y la disposición del jardín de Saint-Point se prestaban +perfectamente a la realización de mi idea. Hay una colina elevada, como +el pedestal de un templo antiguo, en medio del valle que conduce a la +iglesia y al castillo. La iglesia está situada en el terraplén y dentro +del recinto el castillo, lo cual indica a primera vista haber sido en +otros tiempos una dependencia y que, durante las pasadas edades, no era +otra cosa que la capilla de la mansión feudal. Hoy día, los jardines de +aquella mansión no están separados del rústico cementerio más que por +una cerca de bosques y avellanos y por algunos viejos nogales, cuyas +nueces, a merced de los pastores, como de todo el mundo, caen sobre las +tumbas de los muertos. Los negros muros y el romántico campanario de la +iglesia, unen en verano el umbrío fresco de su sombra a la sombra de la +cerca de avellanos, dando a aquella parte del jardín un aspecto especial +de oscuridad y recogimiento como la melancolía de un santuario. Este era +el lugar predilecto de nuestra madre durante las cálidas horas del +mediodía en la estación de las recolecciones. Veíala yo desde las +ventanas de mi cuarto, sentada, con el libro o el rosario en la mano, +sobre un poyo de madera adosado a un cerezo que domina el zarzal, cuyas +negras ramas, cuajados de fruto, se inclinaban sobre su cabeza. + +En medio de mi desesperación, experimentaba yo un dulce consuelo +pensando en que mi madre iba a descansar para siempre en aquel lugar de +su predilección en vida; en la misma sombra y bajo el mismo césped +cubierto de hierba, de hojas y de frutos; en aquel jardín donde tantas +veces había rezado, leído o meditado sobre el porvenir de sus hijos. + +Acordé construir allí mismo y sobre un terreno de propiedad particular +el sepulcro que había de ser en lo sucesivo el objeto más estimado por +nosotros. Pero como nadie puede responder hoy de inmovilizar ninguna +propiedad, aunque se trate de la sepultura de una familia, y como la +adversidad puede traspasar una tumba, lo mismo que otra propiedad +cualquiera, de una familia a otra, me asusta el caso de que puedan +entrar un día los acreedores u otras personas indiferentes en posesión +del castillo y de sus jardines, y no quiero yo, de ninguna manera, que +nuestros hijos ni nuestros nietos resulten desposeídos por expropiación +o venta, de los restos de una madre como de una cosa mundana y sin +importancia, pasando el mejor día de mano en mano. Semejante +profanación, próxima o lejana, llenaba de escrúpulos mi corazón. Medité, +pues, y resolví luego lo que cumplí más tarde y fue: hacer donación al +pueblo de la parte de nuestro jardín sobre el cual se elevara el +sepulcro, con la obligación de impedir la profanación o la enajenación +de ellos; y porque esta carga no resultase jamás onerosa a la parroquia, +yo me encargaba en cambio de concederle sobre la colina, al lado de la +iglesia, el terreno para construir una casa rectoral que le hacía falta. +Encargándome yo mismo de costear el edificio. Esta ley no podía ser +negada por el Municipio: aceptó el contrato tan ventajoso para él y que +yo le propuse, y fueron a su tiempo firmadas las concesiones sin +dificultad alguna. + +No queriendo yo que durante mi vida o la de las personas de la misma +sangre que después que yo poseyeran aquella morada, el sepulcro, +enclavado igualmente dentro del cementerio y del jardín, fuese +substraído a nuestros ojos y a nuestro culto doméstico, proyecté (y +puse en práctica este proyecto en el más breve tiempo), un simple muro a +la altura conveniente, tapizado de hiedra, al objeto de que dicho muro +sirviese de límite entre el jardín y el cementerio, y que también nos +permitiese apoyarnos desde dentro sobre el sepulcro y elevar nuestras +recuerdos, nuestras oraciones y nuestras lágrimas sin ser vistos de +nadie. Durante aquella lúgubre noche, junto al féretro, del que por la +mañana debía separarme, el instinto de ternura que residía en mí ante la +última separación, me hizo concebir y combinar maquinalmente la creación +de semejante sepultura; ya había yo empezado a entreverla allá en Mâcón, +y ya había también obtenido del Gobierno autorización de colocar el +ataúd bajo las losas de la iglesia, dentro de la vasta sepultura de los +antiguos señores de Saint-Point, de la ilustre casa de los Rochefort. +¡Cuánto yo hubiera dado entonces para que el milagro que se produjo un +siglo antes en aquella misma sepultura, se hubiese reproducido ante mi +vista y la de mi padre! + +He aquí lo sucedido: Una joven marquesa de Saint-Point, a la que se +creyó muerta a causa de un prolongado desvanecimiento, acababa de ser +enterrada en una fosa abierta en la bóveda de la sepultura; ya la piedra +que debía cerrarse bajo los pies del sacerdote estaba colocada sobre el +sepulcro. La noche del enterramiento, al bajar el campanero de tocar el +_Angelus_, le pareció oír gemidos bajo las losas sepulcrales. Lleno de +espanto fuese en seguida el campanero a dar cuenta a las gentes del +castillo de lo que había oído. Acudieron inmediatamente así el marido +como sus desconsolados deudos y sirvientes y oyeron en verdad la voz +subterránea. Levantose la piedra sellada desde la mañana, bajose a la +tumba y encontrose viva a la que creían muerta. Volviéronla en brazos de +todos y trocado el llanto en regocijo a su morada; y la joven y bella +condesa dio prolongados años de felicidad a su esposo antes de +descender, verdaderamente muerta, al sepulcro. + +Yo había oído contar frecuentemente durante mi niñez al mismo campanero +y a su vieja esposa semejante _milagro_, del que habían sido testigos y +del cual se acordaban como ellos, los viejos. Pero ¡ay! ¡no se repiten +los prodigios tan fácilmente! + +Al despertar el alba, fue transportado el ataúd de su lecho a la +iglesia; seguidos por el llanto y el duelo de doce aldeas, atravesaron +los restos de mi madre el jardín por el mismo sendero de los avellanos, +donde yo había visto frecuentemente volver de la iglesia a aquella +virtuosa mujer, radiante o compungido su rostro de dicha y de piedad. +Mis propias manos ayudaron a bajar y colocar el cuerpo de mi madre en su +eterna mansión. + +Después de esta triste operación, me dirigí solo a la casa y me encerré +en mi cuarto. Las lágrimas tienen su pudor como tantos otros +sentimientos encerrados en lo más profundo del alma humana. Me dejé caer +sobre una silla, la mano derecha sobre la cabeza y fijos los ojos en la +iglesia, oía involuntariamente el toque melancólico de la campana, de +cuyas vibraciones tanto gustaba, y que, llorando entonces, llevaba mi +llanto entre sus sonidos a todas las colinas, penetrando en las cabañas +de mis buenos amigos los campesinos. + +Recuerdo solamente que los pensamientos que tuve aquella noche, hijos de +la debilidad y de la fiebre producida por tantos días de emoción y de +insomnios se producían en mi cabeza vacía de ideas, al ruido del badajo +de hierro sobre el bronce, mientras lloraba el cadencioso unísono de la +campana. + +Y no recuerdo más... + +Breve sueño adormeció mis sentidos al venir la mañana. Después emprendí +de nuevo, acompañado de mis guías, bajo un sol glacial de invierno, que +parecía un sarcasmo a la estación y al dolor, los nevados senderos de la +montaña, en los que, a cada paso, corríamos un nuevo peligro de ser +sepultados. Tenía necesidad de ir corriendo a consolar a mi padre. +Nuestro invierno fue algo más que un simple y frío invierno... + +¡Así perdimos nosotros nuestra madre, y nuestra pequeña comarca su +providencia, su santidad y su gracia! + +¡Conservemos para nosotros aquella memoria! Por eso he copiado su +manuscrito. Nosotros desapareceremos de la tierra uno a uno, acaso no +tardando mucho, y llevaremos con nosotros el recuerdo de tanta ternura y +tanto dolor. + +Conservarán por algún tiempo estas páginas las huellas de la familia; +pero después, también se trocarán en ceniza como nosotros. A esto queda +reducido el libro; a esto queda reducida una generación. + +FIN + + + + + +End of Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine + +*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE *** + +***** This file should be named 29301-8.txt or 29301-8.zip ***** +This and all associated files of various formats will be found in: + http://www.gutenberg.org/2/9/3/0/29301/ + +Produced by Chuck Greif and the Online Distributed +Proofreading Team at http://www.pgdp.net + + +Updated editions will replace the previous one--the old editions +will be renamed. + +Creating the works from public domain print editions means that no +one owns a United States copyright in these works, so the Foundation +(and you!) can copy and distribute it in the United States without +permission and without paying copyright royalties. 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It exists +because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from +people in all walks of life. + +Volunteers and financial support to provide volunteers with the +assistance they need, are critical to reaching Project Gutenberg-tm's +goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will +remain freely available for generations to come. In 2001, the Project +Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure +and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations. +To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation +and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 +and the Foundation web page at http://www.pglaf.org. + + +Section 3. 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Thus, we do not necessarily +keep eBooks in compliance with any particular paper edition. + + +Most people start at our Web site which has the main PG search facility: + + http://www.gutenberg.org + +This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, +including how to make donations to the Project Gutenberg Literary +Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to +subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. diff --git a/29301-8.zip b/29301-8.zip Binary files differnew file mode 100644 index 0000000..46af096 --- /dev/null +++ b/29301-8.zip diff --git a/29301-h.zip b/29301-h.zip Binary files differnew file mode 100644 index 0000000..7312f8e --- /dev/null +++ b/29301-h.zip diff --git a/29301-h/29301-h.htm b/29301-h/29301-h.htm new file mode 100644 index 0000000..c569267 --- /dev/null +++ b/29301-h/29301-h.htm @@ -0,0 +1,8199 @@ +<!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" + "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> + +<html xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml" lang="es" xml:lang="es"> + <head> + <meta http-equiv="Content-Type" content="text/html;charset=iso-8859-1" /> + <title> + The Project Gutenberg eBook of El Manuscrito de mi madre, por A. de Lamartine. + </title> + <style type="text/css"> + p { margin-top: .75em; + text-align: justify; + margin-bottom: .75em; + text-indent: 2%; + } + div.block {margin:8% auto 8% 60%; + text-align:right;border-bottom:dotted gray 3px;} + .c {text-align: center; + text-indent: 0%; + } + div.block2 {margin:8% 15% 8% 15%; + border:dotted gray 3px; + text-indent: 0%;padding:5%; + } + .fecha {text-align: right; + margin-right:5%; + } + .linea {border-bottom:dotted silver 2px; + padding-bottom:2%; + } + .punto {letter-spacing:2px;margin:5% auto 5% auto; + text-align: center;font-weight:800; + text-indent: 0%;font-size:120%; + } + h1 {text-align: center;margin:7% auto 5% auto; + clear: both;font-family:sans-serif, serif; + } + h2 {text-align: center; + clear: both;letter-spacing:3px; + } + h3 {margin-top:15%; + text-align: center; + clear: both; + } + .top5 {margin-top: 5%;} + .top15 {margin-top: 15%;} + hr { width: 90%; + margin: 2em auto 2em auto; + clear: both; + color:black; + } + hr.full { width: 100%; + margin-top: 5%; + margin-bottom: 5%; + border: solid black; + height: 5px; } + body{margin-left: 10%; + margin-right: 10%; + background:#fdfdfd; + color:black; + font-family: "Times New Roman", serif; + font-size: large; + } + .un {text-decoration: underline; + } + a:link {background-color: #ffffff; color: blue; text-decoration: none; } + link {background-color: #ffffff; color: blue; text-decoration: none; } + a:visited {background-color: #ffffff; color: blue; text-decoration: none; } + a:hover {background-color: #ffffff; color: red; text-decoration:underline; } + .smcap {font-variant: small-caps; + font-family: "Times New Roman", serif; + font-size: 75%; + } + img {border: none;} + </style> + </head> +<body> + + +<pre> + +Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine + +This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with +almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or +re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included +with this eBook or online at www.gutenberg.org + + +Title: El Manuscrito de mi madre + aumentado con las comentarios, prólogo y epílogo + +Author: Alphonse de Lamartine + +Translator: Unknown + +Release Date: July 3, 2009 [EBook #29301] + +Language: Spanish + +Character set encoding: ISO-8859-1 + +*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE *** + + + + +Produced by Chuck Greif and the Online Distributed +Proofreading Team at http://www.pgdp.net + + + + + + +</pre> + +<hr class="full" /> + +<p class="c top15"><img src="images/cover.png" +width="550" +height="834" +style="border:double gray 12px;padding:2%;" +alt="la imagen del cubierto del libro" /></p> + + +<p class="c un top15">BIBLIOTECA DE «LA NACION»</p> + +<h2>A. DE LAMARTINE</h2> +<p class="c">———</p> +<h1>EL MANUSCRITO DE MI MADRE</h1> + +<p class="c"><b>AUMENTADO CON LOS COMENTARIOS, PRÓLOGO Y EPÍLOGO</b></p> +<p class="c">———</p> + +<div class="block"><p>Dios no ha confiado a nadie sus propósitos; la Naturaleza y el +tiempo no lo comprenden, y si deja transpirar algo de sus +misterios, busquémoslo sólo en Él ¡porque en Él se basa todo!</p></div> + +<p class="c top5"><img src="images/001.png" +width="75" +height="78" +alt="logo" /></p> + +<p class="c top5">BUENOS AIRES +1911</p> + +<div class="block2"> +<p><b>CAPÍTULOS:</b> +<a href="#I">I, </a> +<a href="#II">II, </a> +<a href="#III">III, </a> +<a href="#IV">IV, </a> +<a href="#V">V, </a> +<a href="#VI">VI, </a> +<a href="#VII">VII, </a> +<a href="#VIII">VIII, </a> +<a href="#IX">IX, </a> +<a href="#X">X, </a> +<a href="#XI">XI, </a> +<a href="#XII">XII, </a> +<a href="#XIII">XIII, </a> +<a href="#XIV">XIV, </a> +<a href="#XV">XV, </a> +<a href="#XVI">XVI, </a> +<a href="#XVII">XVII, </a> +<a href="#XVIII">XVIII, </a> +<a href="#XIX">XIX, </a> +<a href="#XX">XX, </a> +<a href="#XXI">XXI, </a> +<a href="#XXII">XXII, </a> +<a href="#XXIII">XXIII, </a> +<a href="#XXIV">XXIV, </a> +<a href="#XXV">XXV, </a> +<a href="#XXVI">XXVI, </a> +<a href="#XXVII">XXVII, </a> +<a href="#XXVIII">XXVIII, </a> +<a href="#XXIX">XXIX, </a> +<a href="#XXX">XXX, </a> +<a href="#XXXI">XXXI, </a> +<a href="#XXXII">XXXII, </a> +<a href="#XXXIII">XXXIII, </a> +<a href="#XXXIV">XXXIV, </a> +<a href="#XXXV">XXXV, </a> +<a href="#XXXVI">XXXVI, </a> +<a href="#XXXVII">XXXVII, </a> +<a href="#XXXVIII">XXXVIII, </a> +<a href="#XXXIX">XXXIX, </a> +<a href="#XL">XL, </a> +<a href="#XLI">XLI, </a> +<a href="#XLII">XLII, </a> +<a href="#XLIII">XLIII, </a> +<a href="#XLIV">XLIV, </a> +<a href="#XLV">XLV, </a> +<a href="#XLVI">XLVI, </a> +<a href="#XLVII">XLVII, </a> +<a href="#XLVIII">XLVIII, </a> +<a href="#XLIX">XLIX, </a> +<a href="#L">L, </a> +<a href="#LI">LI, </a> +<a href="#LII">LII, </a> +<a href="#LIII">LIII, </a> +<a href="#LIV">LIV, </a> +<a href="#LV">LV, </a> +<a href="#LVI">LVI, </a> +<a href="#LVII">LVII, </a> +<a href="#LVIII">LVIII, </a> +<a href="#LIX">LIX, </a> +<a href="#LX">LX, </a> +<a href="#LXI">LXI, </a> +<a href="#LXII">LXII, </a> +<a href="#LXIII">LXIII, </a> +<a href="#LXIV">LXIV, </a> +<a href="#LXV">LXV, </a> +<a href="#LXVI">LXVI, </a> +<a href="#LXVII">LXVII, </a> +<a href="#LXVIII">LXVIII, </a> +<a href="#LXIX">LXIX, </a> +<a href="#LXX">LXX, </a> +<a href="#LXXI">LXXI, </a> +<a href="#LXXII">LXXII, </a> +<a href="#LXXIII">LXXIII, </a> +<a href="#LXXIV">LXXIV, </a> +<a href="#LXXV">LXXV, </a> +<a href="#LXXVI">LXXVI, </a> +<a href="#LXXVII">LXXVII, </a> +<a href="#LXXVIII">LXXVIII, </a> +<a href="#LXXIX">LXXIX, </a> +<a href="#LXXX">LXXX, </a> +<a href="#LXXXI">LXXXI, </a> +<a href="#LXXXII">LXXXII, </a> +<a href="#LXXXIII">LXXXIII, </a> +<a href="#LXXXIV">LXXXIV, </a> +<a href="#LXXXV">LXXXV, </a> +<a href="#LXXXVI">LXXXVI, </a> +<a href="#LXXXVII">LXXXVII, </a> +<a href="#LXXXVIII">LXXXVIII, </a> +<a href="#LXXXIX">LXXXIX, </a> +<a href="#XC">XC, </a> +<a href="#XCI">XCI, </a> +<a href="#XCII">XCII, </a> +<a href="#XCIII">XCIII, </a> +<a href="#XCIV">XCIV, </a> +<a href="#XCV">XCV, </a> +<a href="#XCVI">XCVI, </a> +<a href="#XCVII">XCVII, </a> +<a href="#XCVIII">XCVIII, </a> +<a href="#XCIX">XCIX, </a> +<a href="#C">C, </a> +<a href="#CI">CI, </a> +<a href="#CII">CII, </a> +<a href="#CIII">CIII, </a> +<a href="#CIV">CIV, </a> +<a href="#CV">CV, </a> +<a href="#CVI">CVI, </a> +<a href="#CVII">CVII, </a> +<a href="#CVIII">CVIII, </a> +<a href="#CIX">CIX, </a> +<a href="#CX">CX, </a> +<a href="#CXI">CXI, </a> +<a href="#CXII">CXII, </a> +<a href="#CXIII">CXIII, </a> +<a href="#CXIV">CXIV, </a> +<a href="#CXV">CXV, </a> +<a href="#CXVI">CXVI, </a> +<a href="#CXVII">CXVII, </a> +<a href="#CXVIII">CXVIII, </a> +<a href="#CXIX">CXIX, </a> +<a href="#CXX">CXX, </a> +<a href="#CXXI">CXXI, </a> +<a href="#CXXII">CXXII, </a> +<a href="#CXXIII">CXXIII, </a> +<a href="#CXXIV">CXXIV, </a> +<a href="#CXXV">CXXV, </a> +<a href="#CXXVI">CXXVI, </a> +<a href="#CXXVII">CXXVII, </a> +<a href="#CXXVIII">CXXVIII, </a> +<a href="#CXXIX">CXXIX, </a> +<a href="#CXXX">CXXX, </a> +<a href="#CXXXI">CXXXI, </a> +<a href="#CXXXII">CXXXII, </a> +<a href="#CXXXIII">CXXXIII, </a> +<a href="#CXXXIV">CXXXIV, </a> +<a href="#CXXXV">CXXXV, </a> +<a href="#CXXXVI">CXXXVI, </a> +<a href="#CXXXVII">CXXXVII, </a> +<a href="#CXXXVIII">CXXXVIII, </a> +<a href="#CXXXIX">CXXXIX, </a> +<a href="#CXL">CXL, </a> +<a href="#CXLI">CXLI, </a> +<a href="#CXLII">CXLII, </a> +<a href="#CXLIII">CXLIII, </a> +<a href="#EPILOGO">EPÍLOGO</a> +</p> +</div> + + +<h3 style="font-family:sans-serif, serif; +letter-spacing:3px;">ADVERTENCIA</h3> +<p class="c"><b>———</b></p> + + +<p>Una circunstancia especial que es inútil dar a conocer al público, ha +hecho entregar este libro a la imprenta. De intento y por su naturaleza, +había de ser siempre un manuscrito; todo lo más, debía figurar en uno de +estos archivos íntimos de familia, colección de documentos que eslabonan +la generación presente con las que han dejado de existir; documentos +que, en su manía escudriñadora, suelen encontrar en las arcas viejas los +muchachos, los parientes, quienes se entretienen hojeándolos durante las +tardes ociosas del otoño.</p> + +<p>Ya que ha escapado, a pesar nuestro, de la semioscuridad del rincón +casero y va a someterse a las miradas del lector desapasionado, lo +dedicamos únicamente a la familia de la hermosa y tierna madre que +inundó estas páginas con las efusiones de su corazón, sin prever que en +la última hora de su vida le faltaría tiempo para quemar estos papeles. +A los demás les rogamos que no lo lean: nada hay en él de lo que se +busca en los libros; éste sólo tiene interés para aquellos a quienes +esta mujer virtuosa ha de transmitir su sangre a la afinidad de su alma.</p> + +<p>No podemos olvidar en nuestra dedicatoria a los amigos de la comarca +donde vivió ella, los servidores ya viejos que no pronuncian su nombre +sin verter una lágrima, ni a los labradores, cuyas pisadas desde hace +veintiocho años, han privado de crecer hierba en el camino que conduce a +su sepultura.</p> + +<p> +<span style="margin-left: 20%;">Saint-Point, 2 de noviembre de 1858.</span><br /> +</p> + + + +<h2 class="top15">EL MANUSCRITO DE MI MADRE</h2> +<p class="c"><b>———</b></p> + + + +<h3><a name="I" id="I"></a>I</h3> + + +<p>Hoy es el 2 de noviembre, día llamado <i>de difuntos</i>. Cuando estoy +desocupado paso este día en Saint-Point con el mayor recogimiento, lo +más cerca posible del pequeño cementerio del pueblo, con el cual +comunica una puerta falsa de mi jardín.</p> + +<p>Allí reposa, en aquella tierra que tanto amaba, mi madre, en un ataúd al +lado de otro más pequeño que el suyo, y al cual parece que atrajo, al +igual que se derrumba el nido que consigo arrastra la rama caída... Mi +imaginación no quiere levantar el velo que cubre a éste, por miedo de +ver... ¡lo que no quiero ver más que en el cielo!</p> + + + +<h3><a name="II" id="II"></a>II</h3> + + +<p>Durante este conmovedor y breve día de otoño, me esfuerzo para que el +trato de los vivos no me distraiga en modo alguno de mi trato con las +almas de los que no existen. Con placer me interno por los senderos +menos frecuentados del bosque, donde los árboles conservan todavía tanta +cantidad de hojas amarillentas que interceptan los pálidos rayos del +sol, de las cuales también como lluvia constante tantas van cayendo, +hojas muertas que pisamos, que nos dicen que todo está muerto, que todo +muere, que todo morirá. La Naturaleza es durante este mes una inmensa +elegía que se asocia íntimamente con la eterna elegía del corazón +humano.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Voy y vengo por la hierba húmeda sin otro objeto que pisar las huellas +de los seres queridos que no hace mucho iban delante de mí, detrás de mí +o a mi lado por esta senda. Mis pies se paran por sí mismos como si a +cada instante se clavaran en el suelo, delante de los añosos árboles +aislados por el lindero del bosque, debajo de los cuales, por casualidad +o por costumbre, se reunían de ordinario los ancianos, las madres, los +niños, parientes y amigos, cuyas voces creo oír aún, confusas, tiernas o +infantiles entre el murmullo ya sordo, ya argentino del arroyo +inmediato. ¡Ay de mí! no volverán a sentarse en estas raíces, pero han +dejado tal multitud de recuerdos, que hay momentos en que me parece que +sólo están alejados de mí algunos pasos, que he equivocado el árbol o el +claro del bosque para reunirme con ellos, y que voy a verles y oírles al +doblar la senda.</p> + + + +<h3><a name="III" id="III"></a>III</h3> + + +<p>Hay especialmente uno de estos lugares, donde mis ojos no se cansan de +buscar a los que no volverán jamás. Está a algunos centenares de pasos +de la casa. Para ir al bosque se sigue un camino con espinos por ambos +lados, que atraviesa un gran campo pedregoso y un prado en declive, +donde grupos de bueyes reflejan en sus marmóreos lomos los rayos del sol +de estío. Esta senda sin sombra ni hierba, hace desear la fresca y +sombreada bóveda del bosque que se ve mecido por la brisa en la ladera +de la montaña, al extremo del campo árido. Bastante fatigado se llega a +los primeros álamos y alisos de la plantación, cuyas raíces humedecen +constantemente las filtraciones y los regueros de la colina. La humedad +que se nota en este sitio, recuerda las inmediaciones de los arroyos. +Pronto desaparecen los alisos, a medida que el suelo se eleva o caldea: +los viejos troncos agujereados; las hayas, cuya corteza tigrada como +tejido parece de musgo dorado; los castaños, con sus ramas extendidas +como los cedros, con hojas agudas cual lanzas, bordan el camino. Este se +corta repentinamente junto a una pendiente brusca, inundada de luz, +deslumbradora y ardorosa. Hay allí una cañada muy honda, cuya pendiente +es muy rápida; penetra por un lado en la oscuridad del bosque y continúa +por la otra parte entre los campos cultivados y la hermosa pradera.</p> + +<p>La vegetación silvestre, rumiada de continuo por las cabras y los +carneros, crece allí fina y dorada como el raro plumón que el viento +siembra y también él derriba en las yermas y escabrosas rocas de los +Alpes. Las flores de este campo no crecen más de lo que alcanza el +vellón de un carnero; es menester bajarse para verlas; pero su aroma es +delicioso, y cuando se cogen para desenrollar sus hojas con los dedos y +examinar su textura, sus corolas, sus estambres o sus colores, el +corazón admira a la Providencia, que se ha tomado tanto cuidado para +estas germinaciones del musgo como para los vegetales gigantescos de las +selvas. Las abejas, los zánganos, las mariposas y tantos insectos alados +sin nombre que las chupan al calor del sol, se complacen revoloteando en +el ambiente perfumado de la cañada, llena de vida, de movimiento y de +zumbidos.</p> + + + +<h3><a name="IV" id="IV"></a>IV</h3> + + +<p>En la pendiente opuesta al camino, interrumpido por este espacio, +cuarenta y cinco encinas seculares, olvidadas por los leñadores, forman +un grupo sin orden y a bastante distancia una de otra, cerca de la +torrentera. Los brezos de color rosado, violeta y blancos, tapizan con +un tejido tan aterciopelado y variado como la lana de Esmirna los +espacios que hay entre las matas. Sus copas, agitadas durante tantos +años por el viento Sur, están algo calvas; sus ramas inferiores, +especialmente las de las encinas de en medio del grupo, se ennegrecen y +secan; cuelgan de ellas en su extremo un manojito de hojas amarillentas +que van cayendo poco a poco con las ráfagas del viento equinoccial, +produciendo un ruido seco y repentino, que hace huir y chillar de +espanto a los grajos y los mirlos. Sobre el borde del barranco se +inclinan las siete encinas que forman la fachada del bosque, cuyos +troncos fuertes y robustos las denuncian por las más viejas; sus +ramajes, los más espesos, carecen de aquellas saetas negras, preferidas +por los tordos, que sirven de atalaya a los pájaros y atestiguan la +senectud de los árboles; extienden sus ramas acodilladas en la pendiente +de la cañada, y sus raíces, casi a flor de tierra, hinchan el césped y +el musgo que las cubre.</p> + + + +<h3><a name="V" id="V"></a>V</h3> + + +<p>Al pie de la más corpulenta de aquellas encinas, la más inmediata al +bosque, yo encendía hogueras en mi infancia; a pesar de tantas lluvias +de invierno, el humo ennegrece aún aquella corteza ruda. Siendo joven, +allí escribí con lápiz muchas melodías poéticas que cruzaron mi +imaginación conmoviéndola, como la tibia brisa primaveral hacía mover +las ramas armoniosamente sobre mi cabeza. Allí, en días más dichosos, +estábamos con los viejos y los niños de la familia pasando felizmente +las horas caldeadas del día como en un salón de verano. Nada faltaba +allí para el mueblaje natural de un lugar de reposo y de delicias; ni +los pilares rústicos, formados por las cuarenta y cinco encinas +diseminadas por la pintada alfombra, ni el artesonado inimitable del +follaje agitado por el hálito intermitente que reanima al caminante, ni +la melodiosa música de ruiseñores y pinzones que cantan cerca del nido +donde empolla la hembra, ni el blanco cojín de musgo seco formado junto +al tronco de los árboles, ni el sonoro curso del arroyo filtrando entre +las matas tiernas de los juncos, tanto más lustrosos cuanto más oscuros, +para ir a perderse entre los prados, ni el vapor que rodea las montañas, +agrupadas como panorama griego, que vistas entre las ramas, parece que +se admira un cuadro desde una ventana abierta entre ondulantes cortinas.</p> + + + +<h3><a name="VI" id="VI"></a>VI</h3> + + +<p>Una escena de este delicioso sitio y de aquel dulce tiempo está fija en +mis ojos y en mi corazón, cada vez que veo amarillear con el último rayo +de sol las ramas medio desnudas del bosque de encinas.</p> + +<p>En las raíces del árbol más viejo, que es también el más inclinado que +forman los de la orilla, está sentada una mujer anciana, doblada por los +años cual el árbol, sus manos hilan maquinalmente con la rueca llena de +lana más blanca que sus cabellos. De vez en cuando, cambia algunas +palabras con una joven en lengua extranjera. Su fisonomía revela la +tranquilidad de un día sereno que acaba, aguardando del cielo su +salario y renace en la tierra contemplando otras generaciones.</p> + +<p>Otra mujer, joven aún, tiene en sus manos un libro medio cerrado, que +abre a menudo para leer un breve rato y volverlo a cerrar como si +reflexionara lo leído. En la expresión de su fisonomía se observa que +aquel libro ocupa su imaginación en las cosas eternas: la meditación +piadosa hace bajar a ratos sus párpados, largos y casi transparentes, +luego dirige hacia el cielo el globo pensativo de sus ojos. Su cara, un +tanto ascética, está pálida; hay en ella las delicadas líneas de una +perfecta hermosura moral.</p> + +<p>Mejor que un cuerpo es la envolvente de un alma; los trazos de una +sonrisa tierna y graciosa moderan su austeridad hasta cuando ora. Su +mirada, irradiación de celeste luz, se dirige hacia cuanto la rodea, y +cuando la dirige hacia mí, se detiene y se enternece. Se comprende que +es una madre contemplando la felicidad de su hijo.</p> + + + +<h3><a name="VII" id="VII"></a>VII</h3> + + +<p>Más abajo, sobre la hierba que ostenta hermosas manchas de sombra y de +luz, una joven con cabellera rubia y ojos azules, de talle esbelto y +flexible cual las que se mecen al rumor del Océano, dibuja en un libro +que apoya en sus rodillas; reproduce una parte del paisaje que se ofrece +a sus ojos, vivificado por hermosos tonos de sombra y de luz, por el +humo de las cabañas, por el grupo de cabras que hay en lo alto de los +riscos. A cada rasgo la distrae con sus gritos de alegría una hermosa +niña de cuatro años. Esta criatura se deleita descubriendo y cogiendo +para su madre un ranúnculo de botón de oro entre el musgo; viene luego a +esparcir su cosecha a puñados sobre la hoja dibujada para recibir en +recompensa un beso, y corriendo, vuelve a buscar flores entre la hierba, +y cuando se arrodilla para coger una mariposa posada en una flor, +ocultándose enteramente su cuerpo bajo el flotante velo de sus cabellos +dorados por el sol, en su lugar, en vez de un cuerpo infantil, +creeríamos que hay una madeja de seda puesta al sol como hacen las +lavadoras de capullos.</p> + +<p>En la semioscuridad del fondo más espeso del encinar, un joven observa +de lejos esta escena campestre de esparcimiento doméstico; con paso +desigual va de una encina a la otra sin que el césped deje percibir el +ruido de sus pasos; tiene en sus manos un libro en blanco deteniéndose a +intervalos para borronear en él algunas líneas.</p> + +<p>Lo que yo escribí aquel día, helo aquí: ¡Dios mío, quién creyera que +estos versos habían de trocarse tan pronto en lágrimas!</p> + + + +<h3>LO QUE PIENSAN LOS MUERTOS</h3> + +<p class="c">———</p> + +<p>Mirad las hojas secas corriendo por el suelo.—Entre gemidos, por el +valle las arrastra el viento.—La golondrina roza sus alas por el quieto +pantano.—El niño de la cabaña, va cogiendo leña entre los brezos.—Ya +no susurran las olas, que su encanto dieron al bosque.—Enmudeció el +pajarillo entre las ramas secas.—¡Junto a la aurora, el ocaso!—El sol, +que apenas despunta, brilla pálido un momento al concluir su +carrera.—El carnero por las zarzas va dejando su hermoso vellón de lana +que servirá de nido al jilguero.—La flauta pastoril ha enmudecido; +desapareció su eco; cesó también el encanto de amor y de ventura.—La +hoz cruel ya despojó la tierra de aquel verdor que le prestara +vida...—Así acaban los años, así van feneciendo los días de nuestra +vida.—Éoca en que todo cae.—Al rudo golpe de viento.—Soplo emanado de +la tumba que arranca del mundo la vida con la mayor indiferencia.—Como +el ave se arranca las plumas cuando observa en sus alas otras +nuevas.—Entonces fue cuando vi palidecer y morir a los tiernos frutos +que Dios nos dejó madurar.—Aunque joven, ya en la tierra.—Vago errante +y solitario.—Y al preguntarme yo mismo.—¿En dónde se encuentran los +que adora mi corazón?—La mirada se inclina triste hacia la tierra.—La +cuna está vacía.—El niño, arrebatado por la muerte, ha caído del seno +de la cuna al frío lecho funeral.—Los muertos, envueltos en el polvo +que les cubre, nos dirigen esta voz.—¿Los que gozáis de la vida, +pensáis aún en nosotros?—¡Oh! muertos queridos.—¿Dónde estáis?—¿Acaso +pobláis un astro fulgurante con luz más eterna que la nuestra?—¿Acaso +vagáis entre el cielo y la tierra?—Allá donde os encontréis, ¿jamás +podréis oír la dulce voz de vuestros deudos?—¿Habéis vosotros olvidado +a los que dejasteis sumidos en la mayor tristeza?—¡Oh, no, Dios mío! si +tu gloria.—Les ha borrado el recuerdo humano.—Quitadnos a nosotros la +memoria.—Y nuestro llanto no correrá en vano.—En ti, Señor, sin duda +está su espíritu.—Mas guarda en su recuerdo el lugar +nuestro.—Ampárales, Señor, el don de tu clemencia es grande.—Si aquí +pecaron, dales ¡oh, Dios! tu sublime perdón.—Ellos fueron, lo que +nosotros somos ahora.—Polos, juguetes del viento.—Frágiles y débiles +como la nada.—Si sus plantas resbalaron, y si han faltado por su boca +al precepto de la ley.—Perdónalos, Juez Supremo.—Tu poder es +grande.—A tu voz desaparecen las cosas todas de los hombres.—Si tocas +la luz, tus dedos quedarán empañados.—Las columnas de la tierra y las +del cielo tiemblan a tu voz.—Si dices a la inocencia:</p> + +<p>«Sube a mi presencia y habla,» aparecerá velada por tus +virtudes.—Mandas al sol que alumbre.—Y la luz constante luce.—Dices +al tiempo que nazca.—Y dócil la eternidad arroja los siglos por +miles.—Los mundos que tú repones se renuevan a tu vista.—Jamás +separas del pasado el porvenir.—Las edades desiguales se igualan bajo +tu mano.—Nunca tu voz pronuncia estas palabras:—«Ayer, hoy, +mañana».—Padre de la Naturaleza.—Manantial de bondad.—Dios clemente y +misericordioso.—Suprema virtud, ¡perdón! ¡perdón!</p> + + + +<h3><a name="VIII" id="VIII"></a>VIII</h3> + + +<p>Cuando el día desciende, entro en mi casa a paso lento; me encierro en +mi habitación, la más alta y abandonada de la casa, desde la cual se +domina el viejo campanario de la aldea: desde allí se sienten muy bien +los ecos de la campana y los silbidos del viento. Parece que la +naturaleza y la religión se han puesto de acuerdo en día semejante para +dirigir hacia los sepulcros el pensamiento de los vivos.</p> + +<p>El infatigable campanero, asido a la cuerda de las campanas, no cesa de +tocar desde el mediodía del primero de noviembre hasta el amanecer del +siguiente. Aquel célebre clamoreo evoca en los corazones recuerdos de +aquéllos sobre cuyos corruptos cuerpos ha resonado muchas veces el +azadón del sepulturero. Aquella campana, recalentada por los incesantes +golpes del badajo, parece que se agita por la fiebre, y que a cada paso +ha de romperse torturada por tanto martilleo.</p> + +<p>Tales fueron las impresiones que yo experimenté en día semejante y que +me inspiraron las siguientes estrofas:</p> + + +<h3>LA CAMPANA DE LA ALDEA</h3> + +<p class="c">———</p> +<p>¡Oh! Cuando toca la campana lentamente.—Esparciendo sobre el valle su +voz parecida a un gemido.—Diríase que es la mano de un ángel quien la +mueve.—Y que entre la brisa nocturna, derrama sobre la tierra cuanto en +él hay de divino.</p> + +<p>—Cuando huyen del campanario las negras golondrinas.—Porque el viento +hace temblar sus nidos de barro.—Y buscan en los estanques el reposo +apetecido.—Cuando la viuda de la aldea se arrodilla sobre los hilos que +se desprenden de su rueca.—Pagando con el rezo su tributo a los +muertos:</p> + +<p>—Siento en mi pecho un canto sonoro, que no es del goce de la vida.—Ni +es producido por los recuerdos de mi infancia.—Ni es de amores la +primera alborada de la savia primaveral que rejuvenece el campo.—Cuando +allá en la pradera.—Suenan las voces virginales que tornan con sus +cántaros llenos de agua—Yo no sé lo que es, pero lloro.—Mi triste +corazón canta al despertar con un melódico murmullo rociado de ambrosia +o yo no sé de qué.—Siento cómo se lleva el invierno mis días +felices.—Mezclados con la hojarasca muerta y con el eco sarcástico y +burlón de la fama.—Flores tejidas en noche oscura, que jamás arraigan +dentro del corazón, aunque exhalen bellísimo perfume—Tiernos capullos +cuyas corolas se rompen entre los dedos emponzoñados de la envidia.—En +este día, cuando la campana lanza sobre el valle su acento plañidero—Se +siente un gemido triste y prolongado que sale del campanario—Es la voz +de lo desconocido que llora al ver pasar dos féretros en dirección al +cementerio.—De la noche a la aurora, ¡oh, campana! tú lloras con mis +ojos y gimes con mi corazón.—Estos gemidos se repiten en el cielo, en +el mar, en los aires,—Como si las estrellas llorasen por sus compañeras +y los vientos por sus hijos. Desde aquel día que tus sones se juntaron +con mi duelo—Creo que un ángel mueve tu badajo y conmueve al mismo +tiempo mi alma.—El eco de tu bronce, antes de herir las fibras de mi +corazón, ha estremecido las sepulturas donde descansa lo que fue.—Las +piedras del campanario tienen gran parecido a las del sepulcro.</p> + +<p>No os cause extrañeza si consagro un recuerdo.—Al misterioso sonido de +este bronce.—Yo amo su voz precursora de la muerte.—Canta ¡oh! tú, +fiel mensajero de la humana tristeza.—Que tus cantos presten vida a tus +mármoles, lágrimas a los ojos, oración al descreído y a la muerte +poesía.</p> + +<p>Cuando yo muera y mis vecinos, después de haber dejado en el campo de la +muerte el puñado de polvo que reste de mi cuerpo—No llores por mí; +lanza a los horizontes tus alegres sonidos de los días de +fiesta.—Quisiera que imitara tu voz de bronce el ruido alegre que +produce al romperse la cadena del esclavo o el cerrojo de la cárcel +cuando se abre para dar libertad al cautivo.</p> + + + +<h3><a name="IX" id="IX"></a>IX</h3> + + +<p>La época en que el calendario señala el aniversario de los muertos está +en consonancia con el duelo y horror de los sepulcros. La Naturaleza +gime como los corazones, y los elementos al expirar el año parecen +retorcerse entre las convulsiones de una agonía triste.</p> + +<p>El prolongado equinoccio renovando durante la noche sus furiosos +resoplidos parecidos por su regularidad a suspiros de muerte; las +furiosas ráfagas de viento chocando contra los muros; los silbadores +torbellinos llevándose consigo ¡Dios sabe dónde! nubes de hojarasca +muerta, en medio de las cuales parece que se oyen como gritos de +angustia; los graznidos siniestros de los cuervos despertados por el +choque de las ramas que van rompiéndose, las bruscas sacudidas de la +tempestad conmoviéndolo todo: aseméjanse, en verdad, a espíritus +escapados de sus tumbas empujándose, chocando y gimiendo arremolinados +por el viento.</p> + +<p>¿Quién no ha creído oír muchas veces, entre los bramidos del huracán, +voces que nos llaman por nuestros propios nombres? ¿cuántas veces las +hemos oído llamar a las vidrieras y a las puertas como para hacerse +abrir por la fuerza las habitaciones desiertas en las cuales vivieron +sus almas en algún tiempo?</p> + +<p>Yo gozo con semejante tumulto recogiéndome en el frío que en mí produce +la calentura de la agitación, y medio tendido al calor del fuego del +invierno, sobre las mismas losas abrillantadas por las pisadas de +aquellos que están tendidos para siempre no lejos de mí, y abrazándome a +propósito, durante esta noche de recuerdos, a cuanto me resta de sus +vestigios venerados. Dieciocho pequeños volúmenes encuadernados en +cartón de diversos colores están esparcidos junto a mí sobre la +alfombra; tan pronto entreabro y leo aquel o el de más allá, reflexiono +sobre las fechas del principio y el fin de cada uno sin cansarme de leer +y releer, llorando o sonriendo tristemente.</p> + +<p>Uno de ellos contiene <span class="smcap">El manuscrito de mi madre</span>.</p> + +<p>Mi madre, según tengo dicho en mis <i>Confidencias</i>, no escribía por +escribir solamente, menos aún para ser admirada; escribía, digámoslo +así, para ella sola con el objeto de encontrar en un registro los +acontecimientos domésticos de su vida, un espejo moral de sí misma, +donde pudiese verse y compararse frecuentemente con lo que ella misma +había sido en otras épocas o era a la sazón, y mejorarse de continuo. +Semejante costumbre, observada por mi madre hasta su muerte, dio por +resultado la existencia de quince o veinte pequeños volúmenes de +confidencias íntimas entre ella y Dios, que he tenido la dicha de +examinar; en ellos he vuelto a ver y veo continuamente a mi madre viva +cuando siento de nuevo la necesidad de refugiarme en su seno.</p> + +<p>No escribió mi madre con esa energía de conceptos y brillantez de +imágenes que caracterizan el don de expresar. Hablaba con la sobria y +clara sencillez de quien no se rebusca jamás dentro de sí propio, ni +pide a las frases otra cosa sino que le den a conocer tal como él es, +como no pidió jamás a sus vestidos sino que la vistiesen, sin fijarse en +que pudieran servirle de adorno. La superioridad no se observa en su +estilo; permanecía en su alma, y ésta residía en el corazón +principalmente, lugar en donde la Naturaleza ha colocado el genio de la +mujer, puesto que las obras de la mujer son todas hijas del amor. De +suerte que únicamente por la simpatía se siente el hombre unido a ellas. +Esta superioridad, casi incomprensible e inofensiva, nos subyuga +dulcemente.</p> + + + +<h3><a name="X" id="X"></a>X</h3> + + +<p>Dueño de estos recuerdos íntimos, he pensado muchas veces en si debía +esconderlos en el cajón más profundo de mi secreter o entresacar de +ellos un pequeño extracto acompañado de algunas observaciones para la +familia, al objeto de que los restos del alma de semejante madre, no se +evaporen por completo sin haber sido, cuando menos, leídos de sus +nietezuelos.</p> + +<p>Este pensamiento ha renacido en mí con mayor fuerza al sentir las +vibraciones clamorosas de la campana que llora sobre su tumba y que +parece hacerme cargos por mi silencio, cuando el mismo bronce llora para +recordármelo.</p> + +<p>Acumúlanse los años, la tarde de la vida se acerca, el polvo del tiempo +comienza a empañar las hojas con el tinte pálido del otoño. Me hallo en +uno de estos momentos de recogimiento crepuscular en los que el +pensamiento se detiene ante las inquietudes de la vida activa +remontándose a su origen, como agua estancada sin viento que la agite a +la cual le es imposible encontrar la corriente; es el momento, en fin, +de cumplir con mi piadoso deseo examinando esta reliquia venerada.</p> + +<p>Solamente la luz del hogar mismo de mi madre alumbrará estas páginas; y +sólo quien haya llorado su muerte encontrará este libro interesante. A +pesar de los variados espectáculos que representan a la mirada del +hombre sensible y reflexivo la historia y la naturaleza, no existe en su +fondo un solo punto más interesante de que haya concurrido en una sola +alma, dadas las circunstancias, tal conjunto de alegrías, penas y +vicisitudes de la vida, habiendo pertenecido esta alma a una mujer +ignorada entre la oscura y tranquila vida doméstica.</p> + +<p>Este drama no pertenece a la escena, se encierra dentro del corazón; +pero una lágrima, ya sea producida por la caída de un imperio o por el +hundimiento de una cabaña, contiene siempre la misma cantidad de agua y +de amargura...</p> + + + +<h3><a name="XI" id="XI"></a>XI</h3> + + +<p>Cuando oímos hablar del alma de una persona, nos gusta conocer +exteriormente la envoltura que la encierra. He aquí el retrato de mi +madre, tal como está trazado en las primeras páginas de las notas +confidenciales de su vida.</p> + +<p>Alicia de Roys, tal fue el nombre de mi madre, hija de M. Roys, director +general de la hacienda del señor duque de Orleans. Mme. de Roys, su +esposa, segunda aya de los hijos del duque, fue favorita de aquella +bellísima y virtuosa duquesa de Orleans, que la Revolución respetó a +pesar de haber destruido su palacio y de haber mandado sus hijos al +destierro y su marido al patíbulo.</p> + +<p>M. y Mme. de Roys habitaban en el palacio real durante el invierno y en +el de Saint-Cloud los veranos.</p> + +<p>En este palacio nació y creció mi madre, pasando su infancia en compañía +del rey Luis-Felipe, niño también. Ambos pasaron la niñez en medio de la +familiaridad respetuosa que se establece generalmente entre los niños de +una misma edad aproximadamente, que reciben iguales lecciones y +participan de las mismas inocentes distracciones.</p> + +<p>¡Cuántas veces nuestra madre nos hablaba de la educación de este +príncipe, que una revolución había desterrado de su patria, y que otra +revolución debía levantar sobre su trono! No existe una fuente, una +arboleda, ni un cuadro solamente en los jardines de Saint-Cloud que no +conociéramos antes de haberlos visto. ¡Cuántas veces los nombraba al +recordar su infancia! Saint-Cloud había sido para ella su <i>Milly</i>, su +cuna, el lugar en el cual todos sus primeros pensamientos e impresiones +habían germinado, florecido, crecido y vegetado con las exuberantes +plantaciones del magnífico parque.</p> + +<p>Los personajes que tuvieron más resonancia durante el siglo <span class="smcap">XVIII</span>, +quedaron en su memoria profundamente grabados.</p> + +<p>Mme. de Roys, su madre, fue mujer de gran mérito. Sus funciones en el +palacio del primer príncipe de la sangre, atraían a su alrededor muchos +personajes célebres de la época. El mismo Voltaire, durante su triunfal +y último viaje a París, hizo una visita de atención a los jóvenes +príncipes.</p> + +<p>Mi madre, que no contaba a la sazón más que siete u ocho años, asistió a +la visita, y aunque muy niña, comprendió por las impresiones que se +manifestaban en torno suyo, que estaba viendo un personaje superior a un +emperador.</p> + +<p>Aquella actitud soberana de Voltaire, sus vestidos, su porte, en fin, y +sus palabras, quedaron impresas en su memoria de niña, como quedan los +seres antidiluvianos sobre las piedras que forman las montañas.</p> + +<p>Dalembert, Laclos, Mme. de Genlis, Buffon, Florián, el historiador +inglés Gibbon, Grimm, Morellet, M. Necker. Los hombres de Estado, los +literatos y los filósofos de su tiempo vivían en la sociedad de Madame +de Roys, distinguiéndose entre todos ellos al más inmortal, a Juan +Jacobo Rousseau.</p> + +<p>Aunque mi madre era muy religiosa, conservaba cierta tiernísima +veneración por este grande hombre; sin duda porque veía que a más de su +gran genio, atesoraba un generoso corazón. Y si ella no participaba de +las ideas religiosas del gran genio, sentía las bellezas de su alma.</p> + + + +<h3><a name="XII" id="XII"></a>XII</h3> + + +<p>Unía el duque de Orleans a este título el de conde de Beaujolais, y por +esta causa tenía el derecho de nombrar cierto número de damas para el +cabildo de Salles. Mi madre fue nombrada a los quince o dieciséis años. +Conservaba todavía un retrato suyo de aquella época, además del que +todas sus hermanas y mi padre mismo, me han hecho infinidad de veces al +relatarme su vida.</p> + +<p>Está representada con el mismo uniforme del colegio. Vese en él a una +joven alta y delgada, de talle flexible, de blanquísimos brazos, +cubiertos hasta el codo por mangas ajustadas de un tejido negro. Sobre +su pecho ostenta la crucecita de oro del capítulo. Caen por ambos lados +de su gallarda cabeza, sus flotantes cabellos negros, y sobre éstos un +velo de encaje menos negro aún que los rizos que orlan su cara, de un +blanco mate pálido que resplandece mejor entre aquella oscuridad de +colores.</p> + +<p>A causa del tiempo, han desaparecido un tanto los colores y frescura de +los dieciséis años, pero los rasgos son aún tan puros y recientes, que +los colores no se han secado todavía en la paleta. Se encuentra a +primera vista en su fisonomía, aquella sonrisa interior de la vida, +aquella ternura inagotable en la mirada que revela en todo su ser una +extraordinaria bondad: rayos de luz de una razón serena empapada en +serenidad, flotando como una caricia eterna en su mirada un tanto +profunda y otro tanto velada por los párpados, como si quisiera evitar +que se escapase todo el fuego y todo el amor que se encerraba en sus +hermosos ojos. Al ver este retrato se comprende muy bien toda la pasión +que semejante mujer debió inspirar a mi padre, y todo el respeto y +veneración que debía inspirar después a sus hijos.</p> + +<p>A pesar de esto, tampoco mi padre era indigno por ningún concepto de +atraerse las simpatías de una mujer amorosa y sensible. No era demasiado +joven: contaba treinta y ocho años. Pero para un hombre como él, que +debía morir joven todavía de cuerpo y espíritu a los noventa años, con +todos sus dientes, todos sus cabellos y en toda la varonil belleza de +una vejez fuerte, treinta y ocho años representaban la flor de la +existencia.</p> + +<p>Era de elevada estatura, porte militar, líneas varoniles y carácter +severo. La altivez y la franqueza leíanse en su fisonomía a primera +vista. No afectaba ingenuidad y gracia, y eso que poseía en su interior +y en alto grado ambas cualidades. A pesar de su temperamento fogoso, +parecía indiferente y frío en el exterior, creyendo, sin duda, que un +hombre como él debía avergonzarse de manifestar demasiada sensibilidad. +Dudo que hubiera otro hombre en el mundo que dudase más de sus virtudes +y que envolviese con todo el pudor de una mujer las severas perfecciones +de un héroe. Yo mismo tardé en conocerle muchos años.</p> + +<p>Le creía duro y áspero, cuando no era más que justo y rígido.</p> + +<p>Eran sus gustos sencillos e inocentes como su alma.</p> + +<p>Patriarca y militar: he aquí el hombre.</p> + +<p>La caza y el bosque, mientras permanecía en el campo; el resto del año, +su regimiento, su caballo, sus armas, la ordenanza escrupulosamente +observada y ennoblecida por el entusiasmo del soldado: éstas eran todas +sus ocupaciones. Nada ambicionaba, y mostrábase cumplidamente satisfecho +con su grado de capitán de caballería. La estimación de sus camaradas +era lo único que, procurando conservarlo con delicadeza suma, encontraba +digno de envidia, y su única ambición.</p> + +<p>Consideraba el honor de su regimiento como el suyo propio, y sabía de +memoria los nombres de los oficiales y soldados de todos los +escuadrones. Sin la menor ambición de fortuna ni de grados, cifraba todo +su ideal en ser lo que era: un buen militar, teniendo el honor por alma +y el servicio del rey por religión. Pasábase los seis meses del año de +guarnición en una ciudad y los otros seis en su pequeña casa de campo, +con su esposa y sus hijos. En una palabra, el hombre primitivo un tanto +modificado por el militar; he aquí mi padre.</p> + +<p>La Revolución, las desgracias, los años y las ideas fueron modificando +su manera de ser y se completaron en su vejez. Yo mismo puedo asegurar +por mi parte haber visto cómo su espléndida y fácil naturaleza se +desenvolvía después de los sesenta años de existencia. Parecíase a las +encinas que vegetan y se rejuvenecen de continuo hasta el día en que el +hacha del leñador rompe su tronco. A los ochenta años continuaba +modificando sus ideas y buscando la perfección de ellas.</p> + + + +<h3><a name="XIII" id="XIII"></a>XIII</h3> + + +<p>Y constante como era, logró vencer, en unión de mi madre (no sin tener +que superar grandes obstáculos), todas las dificultades de la fortuna y +las preocupaciones de familia que se interpusieron entre ambos. +Casáronse en el tiempo en que la Revolución removió todas las +edificaciones humanas y hasta la tierra en que se asentaban.</p> + +<p>La Asamblea constituyente había realizado su obra. Sabía por la fuerza +de una razón sobrehumana, por decirlo así, los privilegios y +preocupaciones sobre los cuales descansaba el antiguo orden social de +Francia.</p> + +<p>Habían los tumultos populares removido ya, como remueven las olas los +vientos precursores de los temporales, el palacio de Versalles, el +fuerte de la Bastilla y el Municipio de París.</p> + +<p>Los primeros temblores que removieron los cimientos creíase que serían +una ligera tempestad sin consecuencias.</p> + +<p>No existía escala para medir la altura a que debía alcanzar el +desbordamiento de las nuevas ideas.</p> + +<p>Mi padre no había abandonado el servicio a pesar de su casamiento: él no +veía en todo aquello más que la bandera que debía seguir, el rey a quien +defender, algunos meses de lucha contra el desorden y algunas gotas de +sangre que derramar en el cumplimiento de su deber.</p> + +<p>Los primeros relámpagos de una tempestad que debía sumergir un trono +secular y conmover a Europa durante medio siglo a lo menos, se perdieron +para mi madre y para él, entre las primeras alegrías de su amor y las +perspectivas primeras de su felicidad.</p> + +<p>Yo recuerdo haber visto cierto día una rama de sauce desgajada del +tronco por la tempestad de la noche, flotando a la mañana sobre las +aguas desbordadas del Saone. Un ruiseñor hembra empollaba todavía en su +nido flotante, mientras el macho revoloteaba sobre las aguas espumosas +que pretendían tragarse aquella dulce mansión de amor.</p> + + + +<h3><a name="XIV" id="XIV"></a>XIV</h3> + + +<p>Apenas hubieron probado el deseado bienestar, cuando les fue preciso +interrumpirlo, separándose ¡quién sabe si para no volverse a ver! Llegó +el momento de la emigración. En esta primera época, no fue la emigración +lo que debía ser más tarde; un refugio contra las persecuciones o contra +la muerte. Fue una especie de contagio que existía entre la nobleza +francesa. El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los +regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de +carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor.</p> + +<p>Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró.</p> + +<p>Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que +rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión. +Pero el 10 de Agosto se aproximaba, se le sentía venir.</p> + +<p>Sabíase de antemano que el fuerte de las Tullerías sería atacado, que +los días del rey correrían peligro; que la Constitución de 1791, pacto +provisional de conciliación lo que debía ser más tarde: un refugio +contra las derribado o elevarse triunfante entre ríos de sangre. Los +amigos que aún quedaban a la monarquía y los hombres personalmente +unidos al rey, se contaron y unieron para ir a reformar la guardia +constitucional de Luis XVI.</p> + +<p>Mi padre fue uno de estos hombres de corazón.</p> + +<p>Mi madre, que a la sazón me llevaba en su seno, no hizo el menor +esfuerzo para detenerle. Aun en medio de sus lágrimas, no comprendió +ella nunca la vida sin honor, ni vaciló un minuto entre el dolor y el +deber.</p> + +<p>Mi padre partió sin esperanza, pero sin vacilar un momento. Combatió con +la guardia constitucional y con los suizos para defender el castillo. +Cuando Luis XVI abandonó el palacio, la lucha se convirtió en matanza. +Mi padre fue herido de un tiro de fusil. Cuando a pesar de ello +procuraba escaparse, fue detenido frente a los Inválidos al intentar +atravesar el río. Conducido a Vaugirard se le encerró en una cueva por +algunas horas. Después fue reclamado y salvado por el jardinero de un +pariente suyo, quien, estando de oficial municipal de la Commune, le +reconoció casualmente.</p> + +<p>Al escapar así de la muerte, volvió al lado de mi madre, encerrándose en +la más profunda oscuridad del campo hasta el día que las persecuciones +revolucionarias no permitieron a los partidarios del antiguo régimen +otro asilo que la prisión o el patíbulo.</p> + + + +<h3><a name="XV" id="XV"></a>XV</h3> + + +<p>El pueblo fue una noche a arrancar de su hogar a mi abuelo, a pesar de +sus ochenta y cuatro años, a mi abuela, casi tan anciana como él y +enfermiza, a mis dos tíos y tres tías, religiosas que habían sido +arrojadas ya de sus respectivos conventos.</p> + +<p>Colocaron a esta respetable familia dentro de un carro escoltado por +gendarmes, y la condujeron en medio de un espantoso alboroto y de gritos +de muerte hasta Autún. Había en este pueblo una inmensa cárcel destinada +a encerrar todos los sospechosos de la provincia.</p> + +<p>Mi padre, por una excepción de la cual ignoro la causa, fue separado del +resto de la familia y encerrado en la cárcel de Mâcón. Mi madre, que me +amamantaba a la sazón, fue depositada sola en la casa de mi abuelo, bajo +la salvaguardia de algunos soldados del ejército revolucionario. ¡Y aún +causará asombro el que aquellos en quienes data la vida de estos +siniestros días, hayan aportado con su conocimiento cierto sabor de +tristeza y cierta impresión melancólica al genio francés! Virgilio, +Cicerón, Tíbulo, y el mismo Horacio, que imprimieron semejante carácter +al genio romano, ¿no habían nacido por cierto, como nosotros, durante +las espantosas luchas civiles de Roma, entre el barullo de las +proscripciones de Mario, de Syla o de César?</p> + +<p>¡Es preciso no olvidar las impresiones de terror o de piedad que +agitaron las entrañas de las mujeres romanas, durante el tiempo que +llevaron en ellas a aquellos hombres! ¡Es preciso calcular cuan amargada +sería por las lágrimas la leche de que mi madre misma me nutría, +mientras la familia sufría un prolongado cautiverio del que sólo la +muerte debía librarla, mientras el esposo adorado estaba sobre las +gradas del cadalso y ella permanecía encerrada en su desierta casa, +guardada por los feroces soldados que espiaban sus lágrimas considerando +su cariño como un crimen e insultando su dolor!</p> + + + +<h3><a name="XVI" id="XVI"></a>XVI</h3> + + +<p>Detrás de la casa de mi abuelo, que se extiende entre dos calles, +existía una casita baja y sombría que comunicaba con la grande por medio +de un corredor oscuro y unos pequeños y reducidos patios húmedos como +pozos.</p> + +<p>Esta casa servía de alojamiento a los antiguos criados de mi abuelo +retirados del servicio, y a quienes sostenía la familia con pequeñas +pensiones que continuaban percibiendo por algunos servicios que +prestaban de cuando en cuando a sus viejos señores; especie de libertos +romanos, que muchas familias tenían empeño en conservar.</p> + +<p>Cuando la casa solariega fue secuestrada, mi madre se retiró a la +pequeña en compañía de una o dos mujeres. Otro poderoso atractivo la +seducía.</p> + +<p>Precisamente frente a las ventanas de la otra parte de la oscura +callejuela estrecha y silenciosa, se alzaban y alzan todavía los +elevados y sombríos muros aspillerados por algunas ventanas de un +convento de monjas Ursulinas. Edificio de aspecto austero y recogido +como propio del objeto a que se destinaba, como la bella fachada de la +iglesia adjunta a uno de sus lados y en su trasera unos patios profundos +y un jardín, cercados por negros y espesos muros cuya altura es +infranqueable.</p> + +<p>El tribunal revolucionario de Mâcón hizo servir este convento de cárcel +provisional, cuando las cárceles de la ciudad estaban llenas de presos. +Dio la casualidad de que mi padre fuera encerrado en esta +cárcel-convento, cuyo edificio conocía perfectamente en todos sus +detalles.</p> + +<p>Mme. Lucy, hermana de mi abuelo, había sido abadesa de las Ursulinas de +Mâcón, y en aquel tiempo iban a visitarla y a jugar en el convento los +hijos pequeños de su hermano.</p> + +<p>No había pasadizo, jardín, celda ni escalera secreta que fuese +desconocido por ellos. Mi padre, por lo tanto, retenía en su memoria los +más insignificantes detalles de aquel edificio que cuando niño le había +servido de casa de recreo y ahora de prisión.</p> + +<p>Cuando mi padre entró en semejante prisión, se figuró estar en su propia +casa. Por fortuna, también, el carcelero había servido en su mismo +escuadrón, y acostumbrado a respetar a su capitán, enterneciose al verle +de nuevo. Aquel republicano lloró cuando las puertas de las Ursulinas se +cerraron para detener al prisionero.</p> + +<p>Encontrose mi padre allí con buena y numerosa compañía, puesto que había +en aquella cárcel más de doscientos sospechosos de la provincia, +amontonados en las habitaciones y los corredores del antiguo convento.</p> + +<p>Mi padre pidió por todo favor le concedieran para él solo un rincón en +el granero. Un tragaluz abierto en lo alto y que daba a la calle, le +proporcionó cuando menos la satisfacción de ver a través de las rejas de +hierro el tejado de su casa. Fácilmente le fue concedido este favor, y +quedó instalado definitivamente bajo las negras tejas del edificio, +teniendo por cama dos tablas de madera únicamente.</p> + +<p>Durante el día bajaba con sus compañeros de prisión a pasar el tiempo +jugando, única cosa que les era permitido. Ni aun se les permitía +escribir a sus familias. Este aislamiento no fue para mi padre de larga +duración.</p> + +<p>La misma idea que había tenido de pedir al carcelero una habitación en +lo alto de la casa, para poder desde allí ver el tejado de la suya, la +había tenido mi madre de subir con frecuencia al desván de su casita y +sentarse allí a contemplar a través de su dolor y con los ojos +humedecidos por el llanto, los muros de la prisión que retenía aquello +que tanto amaba en el mundo.</p> + +<p>Si las miradas se buscan, acaban por encontrarse a través del universo; +fácilmente podían los ojos de mis padres encontrarse, no mediando entre +unos y otros más que dos paredes y un callejón estrecho.</p> + +<p>Amábanse sus almas, compenetrábanse sus pensamientos y pronto los signos +suplieron a las palabras que jamás salieron de sus labios por temor a +revelar a los centinelas su sistema de comunicarse. La mayor parte de +las horas del día pasábanlas sentados uno enfrente del otro. +Concentrábanse sus almas en las pupilas de sus ojos.</p> + +<p>Un día se le ocurrió a mi madre escribir algunas líneas de letras muy +grandes, diciendo en pocas palabras lo que necesitaba que el preso +supiese. Mi padre le contestó por medio de una seña, y desde aquel día +quedaron sus relaciones establecidas: después fueron éstas, +ensanchándose más cada día.</p> + +<p>Como quiera que mi padre había sido arcabucero de caballería, guardaba +en casa una arco con sus flechas correspondientes: recuerdo que en mi +infancia jugué muchas veces con ellas.</p> + +<p>Tuvo la idea mi madre de servirse de aquel medio para comunicarse con el +prisionero. Algunos días se estuvo ejercitando en su habitación tirando +el arco, y cuando ya estuvo bien diestra, ató a la flecha un hilo, +disparó hacia el tragaluz del convento, y mi padre, al ver la flecha y +el hilo, tiró de éste, y llegó una carta a sus manos. Si por semejante +medio el hilo había llegado, no sería difícil pasar durante la noche, +tinta, papel y plumas: así se hizo, y todos los días, al amanecer, mi +pobre madre recogía las cartas, en las cuales los cautivos expresaban +sus dolores y sus ternezas, preguntaba, aconsejaba, consolaba, en fin, a +su esposa, hablándole de su hijo, de los asuntos de la casa y de sus +sufrimientos.</p> + +<p>Al mediodía, mi madre me hacía subir al desván y me alzaba en sus brazos +para que mi desgraciado padre pudiera verme, haciéndome extender mis +manecitas hacia las rejas de la prisión, y devorándome después a besos.</p> + + + +<h3><a name="XVII" id="XVII"></a>XVII</h3> + + +<p>En aquel tiempo, después de haber los hombres de la Convención repartido +a su capricho las provincias de Francia, ejercían sobre ellas un poder +sanguinario y absoluto, en nombre del orden público.</p> + +<p>La vida de las familias dependía casi siempre de una palabra o de una +firma de los representantes del pueblo. En tal estado las cosas, no era +de extrañar que mi madre creyera suspendida sobre la cabeza de su esposo +el hacha del verdugo. Algunas veces tuvo la idea de arrojarse a los pies +de los delegados de la Convención y pedirles la libertad de mi padre. +Los consejos de éste la hicieron desistir de sus propósitos por algún +tiempo, pero a instancias del resto de la familia, que también se +hallaban encerrados en las cárceles de Autún, decidiose al fin, y pudo +conseguir de las autoridades de Mâcón un pasaporte para Dijón y Lyón.</p> + +<p>¡Cuántos temores, cuántas súplicas, cuántas idas y venidas, cuántos +disgustos le costó el conseguir hablar solamente con uno de aquellos +representantes del poder revolucionario!</p> + +<p>Muchas veces, este representante, con el cual mi madre había por fin +conseguido hablar, era un hombre brutal y grosero, que se negaba a oír +los lamentos de una mujer desolada o la despedía con amenazas, +culpándola de pretender enternecer a los encargados de administrar +justicia. Otras, sin embargo, era algún hombre sensible y piadoso, pero +la presencia de sus compañeros no le permitía obrar con arreglo a sus +ideas, y rechazaba con la boca lo que con el corazón otorgaba. Javoques, +el representante de mejor carácter entre todos aquellos procónsules, fue +quien sirvió a mi madre tan bien como las circunstancias y su deber le +permitieron, y quien la recibió en audiencia escuchando con respeto y +atención cuanto le expuso.</p> + +<p>El día que la recibió en audiencia, me llevaba a mí en brazos, sin duda +para que la piedad encontrase dos motivos para manifestarse: la de una +mujer joven y madre, y la de una inocente criatura.</p> + +<p>Javoques, después de haberla hecho tomar asiento y deplorado el +sentimiento que le causaba el haber de ejercer sus rigurosas funciones, +me tomó en sus brazos y me colocó sobre sus rodillas: mi madre, creyendo +que me dejaría caer, hizo un movimiento de temor.</p> + +<p>«No temas, ciudadana—le dijo:—también nosotros los republicanos +tenemos hijos.» Al ver que yo sonreía jugando con su escarapela +tricolor, añadió: «A fe mía que tienes un niño bien hermoso para ser +hijo de un aristócrata. Debes educarlo para la patria y hacer de él un +buen ciudadano.» Después de esto, le dijo algunas palabras que se +referían a mi padre, y le hizo tener alguna esperanza en su libertad.</p> + +<p>Acaso a esta entrevista fue debido el que no lo encausaran y lo dejaron +olvidado en la cárcel. En aquella época, toda formación de una causa, +equivalía a una sentencia de muerte.</p> + +<p>De regreso a Mâcón, mi madre volvió a encerrarse en su pequeña casita +junto a las Ursulinas. Cuando la noche estaba oscura y apagados los +faroles de la calle, se deslizaba desde el aposento de mi padre hasta el +desván, una cuerda llena de nudos, por medio de la cual se valía para +pasar junto a los seres que idolatraba, algunas horas deliciosas e +intranquilas a la vez.</p> + +<p>Más de un año transcurrió de esta manera.</p> + +<p>El 9 de Termidor abriéronse las prisiones y fue libre mi padre. Los +viejos y enfermizos parientes de mi madre, volvieron también a mi +casita, y poco después murieron tranquilamente en su propio lecho, que +no fue poca suerte. El horroroso temporal había pasado sobre ellos. +Ninguno de sus hijos había perecido durante aquel huracán +revolucionario.</p> + + + +<h3><a name="XVIII" id="XVIII"></a>XVIII</h3> + + +<p>Muerto mi abuelo, toda su fortuna había de pasar por entero a su hijo +mayor, según las costumbres de la época; pero las leyes nuevas habían +suprimido los mayorazgos, así como también los votos de pobreza, de +manera que las hermanas de mi padre que los habían hecho, quedaban de +ellos relevadas, y por esta circunstancia debían proceder al reparto de +bienes.</p> + +<p>Eran éstos de alguna importancia, y estaban divididos entre Borgoña y el +Franco-Condado.</p> + +<p>Si mi padre hubiera reclamado la parte que le correspondía, del mismo +modo que lo hicieron sus hermanas, hubiera cambiado su suerte por +completo, obteniendo algunas de las magníficas posesiones territoriales +y que debían repartirse entre la familia.</p> + +<p>No fue así; sus escrúpulos le impidieron violar las intenciones de mi +abuelo, a pesar de ser recientes las leyes revolucionarias que suprimían +los mayorazgos. Estas leyes las encontraba muy justas, pero a su +entender, violaban la autoridad paterna y le parecía faltar a un deber +de conciencia pidiendo el cumplimiento de esta ley contra su hermano +mayor.</p> + +<p>Renunció, pues, a la herencia legal de sus padres, y se hizo pobre +pudiendo con una sola palabra hacerse rico.</p> + +<p>Fueron repartidos los bienes entre los hermanos y hermanas, y él no +quiso nada. Únicamente quedaba como propiedad suya, porque así estaba +consignado en los capítulos matrimoniales, la pequeña propiedad de +Milly, que sólo producía de renta unos quinientos pesos anuales.</p> + +<p>La revolución había suprimido también los sueldos que sus padres y sus +hermanos disfrutaban en la casa de Orleans. Los príncipes de esta +familia escribían alguna vez a mi madre desde el destierro donde se +encontraban, y mitigaban, sin duda, los dolores, recordando en las +cartas los bellos días de su infancia.</p> + + + +<h3><a name="XIX" id="XIX"></a>XIX</h3> + + +<p>Jamás creyó mi padre que la Revolución le impidiera guardar fidelidad al +honor de su bandera.</p> + +<p>Una casita en el campo medio arruinada y quinientos pesos de renta, no +eran lo suficiente para sostener con algo de holgura a su esposa y a los +muchos hijos que rodeaban la mesa a la hora de comer.</p> + +<p>Ciertamente que tenía la satisfacción de su conciencia, el amor de su +mujer y su confianza en Dios, pero esto no era suficiente para +satisfacer las necesidades materiales de la vida.</p> + +<p>Educada mi madre entre el fausto de la corte, contentábase con +resignación viviendo alegre en aquella casa sin muebles ni adornos de +lujo, y con aquel jardincito cercado de pedruscos.</p> + +<p>Más de una vez oí decir, tanto al uno como al otro, que en aquella +soledad pasaron los días más felices de su vida.</p> + +<p>A pesar de la escasez de medios, mi madre despreciaba siempre la +riqueza. Recuerdo que una vez me dijo señalando con el dedo nuestros +campos de Milly: «Hijo mío, esto es bien pequeño, pero sabiendo limitar +nuestro deseo a lo que poseemos, resulta grande; la felicidad está en +nosotros mismos, y ensanchando los límites de nuestros viñedos no +conseguiremos la felicidad. No se mide la dicha por la yunta como la +tierra; se mide sí, con la resignación que Dios ha dado al pobre como al +rico.»</p> + + + +<h3><a name="XX" id="XX"></a>XX</h3> + + +<p>Otra vez encuentro el retrato de mi madre a los treinta y ocho años; +helo aquí:</p> + +<p>Es de noche; las puertas de la casita de campo están cerradas. Un perro +ladra de cuando en cuando. La lluvia de otoño azota los vidrios de las +ventanas, y el viento produce al chocar con las ramas de los plátanos +intermitentes y melancólicos silbidos.</p> + +<p>Me encuentro en una habitación grande, pero casi desamueblada. Hay en el +fondo de ella una alcoba con una cama de pabellón formado con tela de +cuadros azules y blancos: al lado de la cama se encuentran sobre dos +bancos de madera dos cunas, grande la una, pequeña la otra. Es el +dormitorio de mi madre y de mis hermanas. En el fondo de la habitación +hay una chimenea en la que arden cepas y sarmientos, produciendo un gran +fuego. Esta chimenea es de piedra blanca y está medio destrozada a +fuerza de martillazos, al igual que los adornos flordelisados de los +armarios. En la superficie de uno de ellos había grabadas las armas del +rey, y por esta razón está vuelto al revés. Las vigas del techo están +ennegrecidas por el humo, y sobre al suelo sin alfombras ni tarimas, hay +algunos ladrillos rotos en mil pedazos, en cuyos fragmentos se conocen +las señales de los clavos que llevaban en los zapatos los campesinos, +cuando convirtieron en sala de baile esta habitación. Las paredes, +recubiertas de yeso, dejan ver la descarnada piedra a la manera de un +pobre andrajoso que enseña las carnes a través de su vestido hecho +trizas.</p> + +<p>En uno de los ángulos se halla un viejo clavicordio sobre el que hay +papeles de música: es el <i>Adiós del pueblo</i>, composición de Juan Jacobo +Rousseau. En medio de la sala, una mesita de juego cubierta con un +tapete verde apolillado, y sobre ella dos candelabros de latón. Apoyado +el codo sobre esta mesa, hay un hombre sentado y con un libro en la +mano. Sus miembros robustos indican que aún conserva el vigor de la +juventud. Sus ojos son azules y su frente ancha. Cuando se ríe descubre +una brillante y blanca dentadura. Su tocado revela algunos restos de +antigua grandeza y cierta rudeza de carácter. Suspendidos de un clavo +están en una de las paredes los arreos militares: el casco, las placas +doradas, el sable, las pistolas de reglamento, como indicando que aquel +hombre hizo uso de ellas en algún tiempo, y que ahora está retirado del +servicio.</p> + +<p>El lector habrá comprendido que este hombre es mi padre.</p> + +<p>En un canapé de paja y sentada entre la chimenea y la alcoba, hay una +mujer que parece joven a pesar de sus treinta y cinco años cumplidos. +Aún conserva su talle la esbeltez de la niña de quince años, y sus ojos +negros, la vivacidad y expresión de tiempos pasados. Al través de su +piel blanca como la leche, se distingue el azul de las venas y el rojo +de la sangre cuando el rubor o la expresión la enciende.</p> + +<p>Sus finos cabellos, negros como el azabache, caen sobre los hombros, de +suerte que le dan todo el aspecto de una jovencíta. Nadie diría que +tiene más de treinta años. La belleza de esta mujer, pura y perceptible +en sus detalles, es completa en el conjunto exterior por su gracia +natural, y en el interior por aquella belleza de alma que parece +iluminar los cuerpos por dentro.</p> + +<p>Esta mujer se encuentra medio vuelta de espaldas sobre su asiento, y +sostiene en sus brazos a una niña que duerme tranquilamente. A su lado, +y sentada también, hay otra niña de algo más edad, cuya cabecita rubia +reposa sobre las rodillas de su madre.</p> + +<p>Esta mujer es mi madre, y las dos niñas mis hermanas mayores. Las otras +dos, que son las más pequeñas, duermen en las cunas colocadas en la +alcoba.</p> + + + +<h3><a name="XXI" id="XXI"></a>XXI</h3> + + +<p>Esta era mi familia, cuando mi madre dio principio nuevamente a la +narración de su <i>diario</i>, el día 11 de junio de 1801. Tenía, al parecer, +desde su infancia, la costumbre de escribir en su libro de notas todos +los acontecimientos que tuvieran íntima relación con su modo de ser.</p> + +<p>Esta especie de confidencias íntimas empiezan de esta manera:</p> + +<p>«Durante los primeros años de mi juventud, empecé a escribir un <i>diario</i> +exacto de cuanto me ocurrió a mí, o en torno mío, con todas aquellas +reflexiones que los diversos acontecimientos de mi vida me sugirieren. +Después de largo tiempo, perdí esta costumbre, y quemé los apuntes que +tenía hechos. Siento haber abandonado aquella idea, pues hoy comprendo +que si hubiera persistido en mi trabajo, hubiese sido para mí de gran +utilidad. Es mi intención empezar de nuevo, con la gracia de Dios, a +escribir todos los días (mientras me sea posible), los diferentes +sucesos que pueden ocurrirme, y sobre las cosas buenas o malas que yo +haga; me parece que esto me ayudará a practicar un diario examen de +conciencia, que ha de serme provechoso, porque me facilitará el +conocimiento de las disposiciones de mi espíritu.</p> + +<p>«Yo creo, asimismo que, si mis hijos leen por casualidad este <i>diario</i>, +no carecerá para ellos de interés; y además, que les ha de ser útil y +provechoso cuando yo falte, porque quiero hablar de todos y cada uno de +ellos, así como también de sus diferentes caracteres.</p> + +<p>«Tengo cinco hijos actualmente, después de haber perdido uno. Cuatro +niñas y un niño llamado Alfonso, que se encuentra en Lyón empezando su +educación clásica. Es un muchacho muy bueno: ¡quiera Dios que sea buen +cristiano, sabio y dichoso! La niña mayor se llama Cecilia, tiene siete +años y medio: es de una viveza extraordinaria, pero muy buena. Su +hermana, que se llama Eugenia, tiene cinco años y medio: es muy +sensible y de corazón excelente.</p> + +<p>«Cesarina tiene dos años, y Susana nueve meses. Sin la ayuda de Dios, +sería para mí bastante difícil la educación de estas cuatro niñas.</p> + +<p>«En mi casa tengo, además, una parienta, enferma de cuerpo y espíritu, a +quien he de cuidar con la misma solicitud que a mis hijos: por manera +que son seis criaturas las que tengo que atender. ¡Cuánto necesito, Dios +mío, de vuestro auxilio!</p> + +<p>«Mi esposo y yo vivimos casi siempre en Milly, y pasamos en Saint-Point +algunas temporadas. Es éste un punto muy agradable por el solitario +recogimiento que se advierte al abrigo de las montañas. ¡Cuántas gracias +debemos dar a la Providencia por los favores que nos concede!</p> + +<p>«Mi hermana—Mme. de Vaux,—ha llegado hoy mismo de Lyón. Es una +angelical y virtuosa mujer. Me ha contado muchas cosas de mi Alfonso: +dice que sus maestros no cesan de hablar de él mucho y bien. ¡Dios le +bendiga como yo le bendigo de todo corazón! Mañana empiezo a dar +lecciones a mis niñas...</p> + +<p>«Después de comer, han venido a decirme que acaba de morir un pobre +anciano abandonado en la cabaña del monte donde yo acostumbraba a pasar +el rato. Este acontecimiento me ha causado un gran pesar, porque me he +reprochado mi negligencia en ir a visitarle durante sus últimos +momentos. Ciertamente que yo lo creía ya curado; pero no hube de fiarme +en su aparente mejoría y debí tener en cuenta lo avanzado de su edad. Mi +obligación era haberme ocupado con mayor solicitud del pobre anciano. +Siento por esta causa un gran remordimiento, pero comprendo que no me +preocupo lo bastante del poco bien que hago, y que me dejo llevar hacia +las distracciones; éstas no serán faltas, pero son ligerezas que no +dejan hacer buen uso del tiempo que transcurre. El tiempo es para +aprovecharlo en hacer el bien a nuestros semejantes y a nosotros mismos.</p> + +<p>«Mi esposo y yo acabamos de dar un paseo por nuestras viñas en flor: +hemos respirado un aire embalsamado de dulces aromas. Todo nuestro +porvenir está cifrado en estos viñedos; nuestros hijos, nuestros criados +y nuestros pobres, también esperan disfrutar de los productos que +rendirán estos racimos floridos. ¡La Providencia preserve nuestra +pobreza de un pedrisco que podría acabar con nuestra esperanza! Durante +el paseo hemos llegado a la choza que hay en la parte alta de las viñas, +donde ha muerto esta mañana el pobre viejo.</p> + +<p>«Mi esposo no me ha permitido entrar a verle y a rogar a Dios por su +alma; sin duda ha querido evitar un disgusto al presenciar el doloroso +espectáculo que hubiéramos visto dentro de aquella humilde vivienda. Yo +hubiera deseado pedir perdón a su alma por no haber estado junto a su +cuerpo moribundo para consolarle con palabras de esperanza y recibir su +último suspiro.</p> + +<p>«Estaba la puerta de la cabaña abierta, y una cabrita no hacía más que +balar y entrar y salir, como si pidiera socorro para su viejo compañero. +He conseguido de mi esposo autorización para que mañana mande a buscar +la cabrita, para tenerla en compañía de nuestra vaca de leche y de los +carneros.»</p> + +<p class="top5">Estas primeras páginas del <i>diario</i> de mi madre dejan ver que, aunque +aquella joven se crió en los palacios del príncipe más rico de Europa, +pudo ser trasladada, sin que por esto sufriera la más mínima alteración +el amor de su marido, de sus hijos y de sus semejantes, al apartado +rincón de una campiña distante de París más de cien leguas. Para tener +una idea exacta de la casita de Milly, donde mi madre y nosotros nos +encontrábamos relegados en invierno como en verano, puede verse la +descripción hecha en mis <i>Confidencias</i> y la composición poética +titulada <i>La tierra natal</i>.</p> + + + +<h3><a name="XXII" id="XXII"></a>XXII</h3> + + +<p>Hace ocho años, decía yo en mis <i>Confidencias</i>:</p> + +<p>Dejando de seguir el curso del río Saone, si os dirigís por las verdes +praderas de Mâcón hacia el pequeño pueblo y cerca de las ruinas de la +antigua abadía donde murió Abelardo, el infortunado amante de Eloísa, +siguiendo una tortuosa senda, veréis a derecha e izquierda blanquear +algunos pueblecitos entre los verdes pámpanos de las vides. Dominan a +estos pueblecitos montañas incultas que se extienden en rápidas +pendientes formando como unas praderas blanquecinas. Coronan estas +montañas grandes moles de piedra que surgen de la tierra, y cuyas +cúspides dentelladas aseméjanse a las ruinas de antiguas viviendas +feudales. Siguiendo el camino pedregoso que se extiende alrededor de la +base de estas rocas, se encuentra a la izquierda y a dos leguas de la +población un camino estrecho y bien cuidado, adornado de sauces, que +llega hasta un riachuelo cuyas aguas mueven las ruedas de un molino. +Cuando la corriente del río aumenta por las lluvias, se atraviesa por un +pequeño puente y se sube por una pendiente rápida y escabrosa a unas +casitas cubiertas de tejas que se ven agrupadas sobre una pequeña +eminencia. Un campanario de piedra color gris domina este grupo de +casas. Este es mi pueblo.</p> + +<p>El camino serpentea por entre las casas, de suerte que los pasajeros que +lo siguen han de ver necesariamente, y mientras atraviesan el pueblo, +todas las casas de que se compone. Encuéntrase, sin embargo, una puerta +algo más alta y otra más pequeña que las demás: éstas son las del patio +en cuyo centro aparece escondida la casita de mi padre.</p> + +<p>La casa se esconde, en efecto, y no puede verse ni desde las afueras del +pueblo. Está construida en un recodo del valle, y dominada en todas +direcciones por los árboles, por otras edificaciones y por el +campanario. Únicamente trepando por la peligrosa pendiente de una +montaña elevadísima y volviendo los ojos, pudiera verse bajo nuestros +pies aquella casita baja y maciza que aparece como una piedra negra en +un rincón del jardín. Su forma es cuadrangular y consta de un solo piso, +con tres grandes ventanas en cada una de sus fachadas. Ni siquiera están +cubiertas de yeso las paredes, y las piedras han adquirido con la +humedad un color sombrío y secular: parecen los viejos claustros de una +abadía.</p> + +<p>Se entra en la casa por una alta puerta de madera, asentada sobre una +grada de cinco peldaños de piedra, de dimensiones colosales, pero +descantilladas por el uso, por el tiempo y por los grandes pesos que en +el transcurso de los años habrán sostenido. Al sentarse sobre ellas, +murmuran y vacilan sordamente. Crecen en sus intersticios ortigas y +parietarias, que sirven de guarida en el verano a los pequeños +renacuajos.</p> + +<p>Penétrase en seguida en espacioso corredor, cuya anchura queda un tanto +reducida por unos grandes armarios de nogal que sirven a los campesinos +para guardar la ropa, el trigo y la harina. La cocina se encuentra a la +izquierda de este corredor, y su puerta, continuamente abierta, permite +ver una mesa de encina y en torno de ella algunos bancos. A cualquier +hora del día se encuentran sentados en ellos labradores de la casa o +forasteros que comen pan y queso, y beben vino alegremente.</p> + +<p>Inmediato a la cocina está el comedor, en el que sólo hay una mesa de +abeto, algunas sillas, alacenas y cajones; muebles, en fin, propios de +las antiguas viviendas solariegas que el arte busca sin cesar, para +construir bajo sus modelos el mobiliario moderno. Al lado del comedor +hay un salón con dos ventanas que la una da al patio y la otra al +jardín.</p> + +<p>Para subir al único piso de la casa, hay que ascender por una escalera +que fue en algún tiempo de madera, y que mi padre la reemplazó por la +actual, que es de piedra groseramente labrada. En el piso se encuentran +hasta diez piezas casi sin muebles que dan a unos corredores oscuros. En +el piso y los corredores habitaban entonces mi familia, los criados y +los huéspedes. ¡He aquí la casita que por espacio de tanto tiempo nos +cobijó bajo su sombría techumbre! ¡He aquí la morada de paz, la +Jerusalén, como mi madre la llamaba! ¡He aquí el humilde y caliente nido +que por tantos años nos preservó del frío, del hambre, de las lluvias y +de las tormentosas tempestades del mundo!... Nido del que la muerte fue +arrebatando, primero a mi padre, a mi madre después, y del cual se han +alejado también los hijos, cada uno por su lado, los unos a un sitio, +los otros a otro... algunos, a la eternidad.</p> + +<p>Aun conservo la paja, el musgo, la lana: restos preciosos de aquel nido +hoy vacío y sin las ternezas que algún día le animaron a pesar de la +frialdad que en él se observa, me gusta recogerme en él de cuando en +cuando; la voz de mis padres, los gritos alegres de mis hermanas, los +ruidos que producen la alegría y el amor, parece que resuenan bajo las +viejas maderas que sostienen el techo.</p> + + + +<h3><a name="XXIII" id="XXIII"></a>XXIII</h3> + + +<p>Por la parte exterior del patio de nuestra casa, alcanza la vista los +establos, los pajares, las leñeras y los corrales que la rodean, y la +puerta que siempre permanece abierta, da a la calle del pueblo, por +donde cruzan los aldeanos llevando las herramientas de labranza sobre el +hombro, y algunas veces sobre el otro una cuna con un niño dormido; +sigue después la esposa con otra criatura de pecho, y después una cabra +con su cabrito, que al pasar por la puerta se detiene un momento para +jugar con los perros, y se aleja después dando saltos.</p> + +<p>Hay en la otra parte de la calle un horno público para cocer pan, donde +se reúnen al calor de aquel fuego que nunca se extingue, los viejos, los +muchachos y las mujeres. Todo esto es lo que se ve desde una de las +ventanas del salón. La otra permite extender la vista hacia el Norte, +sobre los tejados de algunas casas bajas y las tapias del jardín, +contemplando de esta suerte el horizonte de montañas sembrado por la +nubes, en el que, de cuando en cuando, se junta algún rayo de sol que +alumbra entre aquella sombra las ruinas de un castillo antiguo rodeado +de almenas y torreones, cuya severa figura da carácter al paisaje. Si +entre los fantásticos vapores de la bruma, y a la caída de la tarde, +dirigimos la mirada sobre este castillo, lo vemos desaparecer entre las +sombras. Entonces únicamente queda una montaña negruzca y un barranco +amarillento.</p> + +<p>Una ruina sobre el monte o una vela sobre el mar, forman y completan un +paisaje. La tierra es únicamente la escena; la vida, el pensamiento, el +drama están en aquélla que el hombre ha usado o construido. Donde hay +vida, allí hay también interés.</p> + +<p>Detrás de la casa está el jardín cercado de piedras, desde cuyo fondo +empieza la montaña a elevarse. La falda de esta montaña es verde, +después árida y desnuda como si en ella no hubiera tierra vegetal. En su +cúspide dibujan una especie de dientes enormes dos piedras peladas. Nada +hay que anime aquella pedregosa sierra: ni un árbol ni una choza. A +causa de esto, sin duda, el jardín produce un encanto misterioso. +Aseméjase a la cuna de un niño que la aldeana haya colocado dentro del +surco mientras trabaja, y al descorrer la cortina del sueño, no puede +ver otra cosa entre las ondulaciones del surco que un estrecho pedazo de +cielo.</p> + +<p>El jardín no puede compararse al primitivo que Homero describe al +diseñar el cercado de las siete piedras del viejo Laeter. Entrando, a la +derecha, aparecen ocho cuadros sembrados de legumbres y cercados por +árboles frutales y hierba forrajera; de un cuadro a otro hay un paseo +sembrado de arena; al extremo de estos paseos, algunos troncos de parra +que sustentan un verde artesonado de pámpanos sombreando un banco de +roble. En el fondo del jardín hay otro emparrado de vides de Judea que +se enredan entre los cerezos; una fuente, un pozo y una cisterna que mi +padre mandó abrir a pico en las rocas, para depositar en ella las aguas +pluviales. Rodean esta cisterna varios sicomoros y otras plantas de +anchas hojas que sombrean aquella parte del jardín.</p> + +<p>En otoño estas hojas forman sobre el estanque un tapiz que cubre +completamente las aguas.</p> + +<p>¡He aquí lo que, por espacio de tantos años, fue el goce, la alegría, el +consuelo a las desdichas sufridas por un padre, una madre y ocho hijos +pequeños!</p> + +<p>Este es el edén de mi juventud, donde se albergan mis sentimientos más +tiernos, siempre que desean disfrutar de este consuelo que proporciona +el recuerdo de esa infancia; algo de esa aurora boreal que sólo se +divisa desde la cuna.</p> + +<p>¡Parece que forman parte de mi corazón aquellos árboles, aquellas flores +y hasta la tierra del jardín que me parece inmensa! Extraña cosa es que +en un espacio tan reducido puedan reunirse tantos y tan dulces +recuerdos.</p> + +<p>La gradería de madera que conducía allí por la cual nos precipitábamos +alegres; las plantas de lechugas que separaban las primeras propiedades +de tierra que nos repartíamos entre todos los hermanos, y que cada uno +cultivaba por su cuenta; el plátano bajo cuya sombra mi padre se sentaba +rodeado de sus fieles perros de caza; los árboles bajo cuya fresca +sombra mi madre rezaba el rosario mientras nosotros corríamos tras las +mariposas; la pared que da frente al Mediodía, junto a la cual tomábamos +el sol alineados como árboles de cercado; los dos viejos nogales, las +tres lilas, las fresas coloreando por entre las hojas, las peras, las +ciruelas, los melocotones glutinosos y brillantes con su goma dorada por +el rocío de la mañana; el emparrado, que buscaba yo al mediodía para +leer tranquilamente mis libros, con el recuerdo que dejaron en mí +aquellas páginas leídas entre continuas impresiones y la memoria de las +conversaciones íntimas tenidas entre este o aquel árbol; el sitio donde +oí, y algunas veces di, mil adioses de despedida al abandonar aquellas +soledades; el otro en el que nos encontramos al regreso, o que +ocurrieron alguna de aquellas escenas tristes propias del drama +conmovedor y tierno de la familia, donde vimos nublarse el rostro +descarnado de nuestro padre y el de nuestra madre que nos perdonaba +cuando arrodillados a sus pies escondíamos el nuestro entre los pliegues +de su ropa; donde mi madre recibió la noticia de la muerte de una hija a +quien amaba; y donde alzó los ojos al cielo pidiendo resignación... +Estas ternezas, estas felicidades, estas imágenes, estos grupos, y, en +fin, estas figuras, existen, andan, viven aún para mí en aquel pequeño +cercado, vivificando mis días más felices. Quisiera yo que el universo +tuviera principio y fin dentro de los muros de aquel pobre pedazo de +tierra.</p> + +<p>Este jardín conserva todavía el mismo aspecto; únicamente los árboles, +algo envejecidos, tapizan sus troncos con algunas manchas mohosas; pero +los surcos de rosales y claveles extienden sus lozanos pimpollos sobre +la arena de las sendas; y cantan los ruiseñores en las noches de estío +entre los emparrados y las enramadas. Los tres abetos plantados por mi +madre conservan su follaje y sus brisas melodiosas.</p> + +<p>Sale y se pone el sol por entre las mismas nubes, y se disfruta aún de +la misma calma interrumpida tan sólo por el sonido de la campana al +tocar el <i>Angelus</i> o por el ruido cadencioso de los trillos que baten +las mieses en las eras.</p> + +<p>Las hierbas parásitas han aumentado; surgen por todos lados zarzas, +cardos y malvas azules, agarrándose cruelmente a los rosales, y la +hiedra extiende sus brazos por el muro como si quisiera derribarlo; y no +se limita a esto su poder, todos los años adquiere más lozanía, y ya +empieza a trepar por las ventanas del cuarto de mi madre...</p> + +<p>Cuando durante mis paseos por estos lugares me olvido de mí mismo y, +ensimismado en profundas cavilaciones, me dejo caer sobre el césped, +sólo me arrancan de la soledad las pisadas del viejo podador, nuestro +antiguo jardinero, que viene a visitar sus plantas como yo mis tristes +recuerdos y mis fantásticas apariciones.</p> + +<p>Cuando me encontraba lejos de mi patria y mi imaginación veía la imagen +de esta tierra, más poética sin duda cuanto más distante de ella me +hallaba, compuse en honor de aquella casita los siguientes versos:</p> + +<p>Hay en mi tierra una árida montaña.—Que no produce flores ni frutos, y +aparece inclinada, sin duda por el dolor que le causa su estéril +situación.—Los despojos de su suelo ruedan hacia el barranco cuando las +cabras saltan por las rocas.—Y las piedras desprendidas forman otro +monte que crece gradualmente.—Al abrigo de éste, vive alguna cepa, que +busca en vano un árbol donde enredar sus sarmientos.—En vano también, +el arce crece y se arrastra entre los zarzales.—Donde los chicos del +pueblo roban a los pájaros las moras negras como el azabache.—Donde la +pobre oveja deja su lana enganchada a los espinos.—Donde no se siente +en verano el murmullo de las aguas.—Ni el susurro de las hojas agitadas +por el viento.—Ni el canto del ruiseñor, cuyas melodías de paz +consuelan el alma.—Bajo los rayos de aquel sol cobrizo, sólo la +cigarra ensordece con sus chirridos.—Todo es sombrío en aquella selva, +que resguarda únicamente la montaña descarnada, en cuyo muro, azotado +por las lluvias y el viento, anotan los años su edad.—Detrás de una +colina hay un campo labrado, cuya tierra seca y sin vida deja ver el +arado cuando por ella pasa.—Ni capas de verdura, ni rocío en el bosque, +ni fuentes murmurantes.—Tan sólo siete tilos que ha olvidado la reja +del labrador, adornan aquel pedazo de tierra inculta.—A su sombra soñé +yo durante mi infancia.—Hay entre las rocas un pozo que guarda las +aguas pluviales, donde el caminante puede saciar su sed.—Sobre el +terreno arcilloso de la era, hay en verano abundancia de mieses, donde +los gorriones recogen alimento para sus hijuelos.—Aquí, instrumentos de +labranza en desorden.—Allá, el aldeano con su pipa encendida esperando +que el viento sople para dar principio a la limpia del montón de trigo +que, mezclado con paja molida, espera ser aventado.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Nada alegra la vista en esta estéril prisión.—Ni los dorados capiteles, +ni las altas torres de las grandes ciudades.—Ni la carretera ni el río +bullicioso.—Ni los terrados de las casas abrasados por el sol de +Mediodía.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Sólo se divisan allá lejos en la escabrosa pendiente.—Las rústicas +techumbres que albergan a los pobres montañeses.—Y la senda tortuosa y +prolongada, que serpentea entre las chozas.—Donde el viejo mece a su +nieto en la cuna hecha de juncos.—En fin, cielo sin color, sol sin +sombra, valles sin verdor... ¡Y es allí donde está mi corazón!—Es allí +donde está la casita, las sendas, los ribazos donde he tenido los sueños +más felices.—El aspecto de las montañas, cuando el ganado aterido de +frío baja a la llanura.—Los espinos, el viento, la hierba seca, tienen +íntimas melodías, que sólo el alma comprende.—En todos estos sitios se +halla mi corazón; a cada paso encuentra amigos; hasta las piedras y los +árboles me conocen y pronuncian un nombre.—¿Qué importa que este +nombre, como Thebas o Palmira, no recuerde al viajero la fastuosidad de +un imperio?—La sangre humana vertida por causa de los +tiranos.—Empequeñece aquella grandeza y convierte los imperios en azote +de Dios.—Y sobre los monumentos de los héroes y de los dioses, el +pastor pasa silbando sin mirarlos siquiera.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>¡Oh! lugares deliciosos y solitarios.—¡Cuántos recuerdos encerráis en +mi alma!—Entre vosotros está el banco donde mi padre descansaba.—La +habitación donde resonaron sus varoniles acentos, cuando contaba a los +labriegos sus hazañas guerreras.—Cuando les preguntaba los surcos que +trazaba el arado en una hora.—Cuando contaba las peripecias que +ocurrieron a Luis XVI en el cadalso.—Cuando estimulaba a los mozos a +seguir la senda del honor y de la virtud.—También está entre vosotros +la plaza donde mi buena madre nos hacía llevar pan, vino y ropas para +socorrer a los pobres del lugar.—Las cabañas, donde, con mano amiga, +dulcificaba los dolores de sus convecinos.—Donde recogía el último +suspiro de los moribundos.—Donde socorría a las viudas y enjugaba el +llanto de los niños arrodillados ante el cadáver de su padre, mientras +les decía estas palabras:—«A cambio del oro que os doy, rezad por su +alma.»</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Allí está la higuera al pie de cuyo tronco mecía nuestras cunas.—La +senda por donde corríamos al oír la campana que nos llamaba a misa +primera.—El banco en el que nos explicaba los misterios de la Pasión y +nos definía a Dios, enseñándonoslo en el grano de trigo encerrado en sus +gérmenes.—En el racimo de uvas chorreando licor.—La vaca transformando +en leche el jugo de las plantas.—En la roca que se abre naturalmente +para dar paso a las aguas.—En la lana de las ovejas robada por las +zarzas para que después con ella puedan hacer los pajarillos su +nido.—En el sol que en su marcha regular va repartiendo las estaciones +y vivificando los planetas que le rodean.—En todo, en fin, lo que nos +rodeaba; hasta en el más insignificante insecto nos enseñaba el poder +del Criador.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Viñas, praderas, campos y matorrales.—Sois recuerdo perenne de sombras +y de amor.—Entre vosotras jugaron mis hermanitas lanzando al viento sus +rubias cabelleras.—Mientras yo encendía hogueras con los espinos y la +hierba seca, donde venían a calentarse los hijos de los pastores.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>El vigoroso sauce que nos prestaba auxilio cuando el huracán se +desencadenaba violento por el valle.—Las rocas, las encinas, el poyo +que hay en la puerta del molino.—Todo permanece en pie, todo ocupa su +puesto.—Pero, ¡ay de mí... han desaparecido algunos de los que os +contemplaban en algún tiempo!...</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p class="linea">Como las aristas se dispersan por el aire.—Así se han dispersado los +seres de mi hogar querido.—Hasta las golondrinas dejan de fabricar el +nido cabe las cornisas del tejado.—Y sube por puertas y ventanas, la +hiedra trepadora.—Como queriendo cubrir de luto aquella mansión +querida.</p> + + +<p>Tengo un presentimiento que me hace sufrir horriblemente.—Un +desconocido no tardará en llegar al pueblo, y a fuerza de oro, se +posesionará de todo cuanto alberga la sombra de mis padres.—Donde están +mis recuerdos más santos, mis afecciones más íntimas.—Entonces, hasta +los pajarillos huirán espantados ante la figura de seres extraños... +¡Dios mío!... ahuyenta de mí semejantes ideas...</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Ruego a mis hermanos y sobrinos que me perdonen si he insertado los +versos anteriores en el presente diario.</p> + +<p>Yo entiendo que unos y otros no están en disonancia, puesto que son dos +frutos de la misma savia.</p> + +<p>Continuemos el manuscrito de mi madre.</p> + + + +<h3><a name="XXIV" id="XXIV"></a>XXIV</h3> + +<p class="fecha"> +16 de junio de 1801.<br /> +</p> + + +<p>Ayer he ido a Saint-Point, y estoy muy fatigada, a pesar de haber hecho +el viaje mitad a pie y mitad a caballo sobre un asno. Los caminos están +impracticables, y a no ser por el borriquillo, no me hubiera determinado +a hacer este viaje, que ha sido, sin embargo, muy agradable, pues hemos +paseado mucho. He acompañado a mis hijas a la iglesia y he pedido a Dios +que las haga felices. También le he dado gracias por habernos concedido +aquellas fincas, con las cuales ni mi marido ni yo contábamos. Da +lástima ver los edificios: el castillo está casi arruinado, las paredes +interiores están desnudas, y los adornos, los escudos y las chimeneas, +destrozados a fuerza de martillazos.</p> + +<p>Durante los días de saqueo del año 1789, unos aldeanos, venidos de otros +departamentos lejanos, todo lo destrozaron; particularmente los escudos +heráldicos, aparecen hechos trizas. Nada puede lisonjear nuestro amor +propio. Yo me alegro de ello, porque algunas veces este amor propio lo +he tenido con exageración. Todo me sonríe, el país, los parientes, los +amigos, los vecinos, que vivían a mi puerta y me saludaban con un +jubileo tal, como si hubiese llegado la Providencia. Soy muy feliz, y +esto me causa espanto, porque en este mundo lo bueno dura poco. Es +indispensable que me mortifique con las buenas obras, y que no me deje +arrastrar sino por el reconocimiento hacia el divino Dispensador.</p> + + + +<h3><a name="XXV" id="XXV"></a>XXV</h3> + +<p class="fecha"> +17 de junio de 1801.<br /> +</p> + + +<p>La señorita de Lamartine, mi buena cuñada, a quien adoro en el alma, nos +ha convidado hoy a comer en su castillo de Monceau. Este castillo es +propiedad de mi cuñada y del hermano mayor de mi marido, que es el jefe +de la familia. Los dos permanecen solteros.</p> + +<p>M. de Lamartine era el que debía posesionarse de la inmensa fortuna de +mi familia: estaba enamorado de la señorita de Saint-Huruge, pero no +siendo ésta suficientemente rica, el matrimonio no se llevó a cabo, y él +ha preferido el celibato a casarse con otra mujer.</p> + +<p>La señorita de Saint-Huruge es hoy demasiado vieja, y no piensa ya en +casamientos: es hermana del célebre Saint-Huruge, aquel gran tribuno de +los demagogos, que se hizo famoso en las revueltas de París. Fue un buen +hombre que se entregó con entusiasmo a la causa de la Revolución. Ella +es buena, piadosa y simpática. Mi cuñado y ella se veían en Mâcón en las +reuniones de familia, y aun se conservan en amistad sincera y constante. +Mi cuñado es un hombre de mucho mérito; puede decirse que es un sabio, +porque escribe con talento, posee grandes conocimientos científicos, y +es consultado por los principales políticos del departamento.</p> + +<p>La nobleza intentó nombrarlo diputado en los Estados generales, pero su +delicada salud le impidió aceptar. Los republicanos también deseaban que +fuese miembro de la Convención, pero tampoco aceptó.</p> + +<p>Cuando salió de la prisión, donde estuvo algún tiempo encerrado por las +ideas moderadas, volvió a sus posesiones del castillo de Monceau en +unión de su hermana, bella criatura que se ha dedicado a cuidar a su +hermano: parece que ha nacido para hacer la dicha de un esposo. Según se +dice, esta joven sintió antes de la Revolución ciertas inclinaciones que +fueron correspondidas por M. de Marigny, vecino y pariente próximo, buen +sujeto, poeta, músico distinguido, que hubo de emigrar el año 1791. Sus +bienes fueron vendidos en pública subasta, y murió el año 1799 en un +hospital de Mâcón. Después de su muerte, la señorita de Lamartine no +quiere ni oír hablar de matrimonio. Parece que una dulce tristeza invade +su ser y da a su fisonomía cierta gravedad.</p> + +<p>Sus bienes de fortuna, que son bastante importantes, los ha tenido +unidos a los de su hermano, empleándolos en buenas obras. La oración, la +caridad y el gobierno de la casa son sus ocupaciones. Hace el bien por +hacerlo, sencillamente; no hay en sus actos ni un átomo de egoísmo: es +una santa mujer: es religiosa sin ser fanática ni supersticiosa. Pasamos +el día juntas, me quiere y la quiero mucho.</p> + + + +<h3><a name="XXVI" id="XXVI"></a>XXVI</h3> + +<p class="fecha"> +19 de junio de 1801.<br /> +</p> + + +<p>Todo el día de hoy he estado reflexionando sobre lo peligroso de las +lecturas fútiles. Estoy en la creencia de que si me privo de ellas, será +un sacrificio para mí ciertamente, pero evitaré un peligro. He notado +que cuando estoy distraída con estas frívolas lecturas, las útiles y +serias me disgustan y cansan al momento. Decididamente, si he de +adquirir capacidad para educar a mis hijos, me conviene adquirirla y la +adquiriré en los libros serios; a ellos me inclino, pues, desde hoy.</p> + +<p>Ayer, día 18, he recibido carta de mi madre, en la que me dice que ha +llegado de Alemania, sin indicarme dónde se encuentra. Yo creo, sin +embargo, que estará con la señorita de Orleans, ocupada en el arreglo +del matrimonio de esta princesa. ¡Quiera Dios que sean felices!...</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Para mejor comprensión del anterior capítulo, conviene hacer saber que +Mme. de Roys (mi abuela), estaba de sub-aya en casa de los duques de +Orleans antes de que Mme. de Genlis fuese aya de los infantes.</p> + +<p>Muerto el duque de Orleans, o mejor dicho, ejecutado Felipe Igualdad, la +familia de éste huyó de Francia, y Mme. de Roys se consagró con el mayor +cariño a la viuda duquesa de Orleans, hija del duque de Penthievre. +Largo tiempo vivió esta desgraciada familia en España.</p> + +<p>La duquesa tuvo alguna sospecha de Mme. de Genlis, y la despidió de su +servicio, encargando al mismo tiempo a Mme. de Roys fuese a un convento +de Suiza en busca de la señorita de Orleans, donde se encontraba +recogida.</p> + +<p>Esta princesa, conocida después por el nombre de madame Adelaida, era +muy joven, hermosa y excelente de corazón. Durante el reinado de su +hermano Luis-Felipe, dícese que ejerció gran influencia política.</p> + +<p>Creyó mi madre que se trataba de casar a esta princesa desde el momento +que la separaban del convento. Pero no era este el motivo. Tratábase +únicamente de separar a la joven de la influencia directa de madame de +Genlis y de la acción política del partido orleanista.</p> + +<p>La duquesa viuda de Felipe Igualdad jamás quiso asociarse a los manejos +revolucionarios de los partidarios de su marido, así como tampoco a las +intrigas dinásticas que se desarrollaban en este partido, capitaneado +por Dumouriez, hacia donde madame de Genlis conducía poco a poco a su +discípula. ¡Lástima grande que las intenciones de madame de Genlis +hubiesen triunfado! La virtud y la hermosura hubiéranse mezclado +horriblemente con las intrigas palaciegas.</p> + +<p>La corte española honró en la viuda de <i>Igualdad</i> a la víctima de la +Revolución y de los desaciertos de su marido.</p> + + + +<h3><a name="XXVII" id="XXVII"></a>XXVII</h3> + +<p class="fecha"> +3 de julio de 1801.<br /> +</p> + + +<p>Ayer quedamos definitivamente instalados aquí, en Saint-Point. El día lo +he pasado arreglando mi pequeño ajuar. Estoy muy cansada. A la caída de +la tarde he ido a la iglesia que está lindante con nuestro jardín, y he +dado gracias a Dios. Para ir al templo, hay que atravesar el cementerio. +He visto en él una fosa abierta, que me ha hecho pensar mucho en lo +efímero de nuestra existencia. Mientras yo estaba contemplando la fosa +se ha verificado el entierro. He presenciado una escena por demás +conmovedora.</p> + +<p>La hija del hombre muerto, linda joven de unos dieciséis años, se ha +desmayado al ver caer la primera porción de tierra sobre el ataúd que +encerraba el cadáver de su padre. Yo la he auxiliado con un frasquito de +sales y ha vuelto en sí; después me la he llevado a mi casa, donde se ha +reanimado un poco después de haber tomado unos bizcochos y algo de vino. +Lo que más le ha consolado ha sido el ver que yo lloraba también, y que +mis hijos, al verme llorar a mí, lloraban igualmente. Aquel padre ha +sido llorado por quien ni de nombre le conocía, mientras su hija +balbuceaba algunas palabras que partían el corazón. ¡Pobre hija!</p> + +<p>Las gentes del campo se admiran cuando ven que comparten con ellos los +sufrimientos personas que por su posición ellos creen de naturaleza +diferente.</p> + +<p>Ya era de noche cuando acompañamos a la joven hasta su casa. En la +puerta estaban sus hermanitos, que al verla le preguntaban si su padre +volvería más tarde. ¡Inocentes criaturas!...</p> + +<p>Este suceso ha hecho que mis hijas comprendan lo que son estas eternas +separaciones de familia que la muerte produce, y que ellas habrán de +sufrir tarde o temprano. A los niños no se les debe ocultar estas +tristes escenas de la vida. Antes por el contrario, hay que hacer por +que las vean. ¿Aprender a sufrir no es, pues, aprender a vivir?</p> + + + +<h3><a name="XXVIII" id="XXVIII"></a>XXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +3 de julio de 1801.<br /> +</p> + + +<p>Hoy he subido a los altos del castillo con el objeto de hacer una visita +a una anciana soltera de ochenta años, que vive gracias a una corta +pensión que le han dejado y a haberle cedido, sin pagar retribución +alguna, una pequeña habitación bajo el tejado del edificio. Vive en +compañía únicamente de una gallina dócil como un perro. Esta viejecita +se llama la señorita Felicidad. Sus cabellos blancos como el copo de su +rueca y su blanca sonrisa, indican que debió ser en otro tiempo una +mujer hermosa. A pesar de las incomodidades que su estancia en el +castillo nos pudiera causar, he podido con seguir de mi esposo que +continúe en su vivienda, porque son muy peligrosos los traslados de las +plantas cuando llegan a ser viejas. A cierta edad, una habitación es un +mundo, y el objeto más insignificante es un recuerdo querido que llega a +formar parte de nuestro mismo ser. He encargado a Juanita, la esposa de +nuestro mayordomo, que la visite y la sirva siempre que se le ofrezca. +Esta mujer, que ha servido muchos años en el castillo, sabe todas las +historias referentes a él; es muy agradable saber quiénes han vivido y +ocupado nuestra casa antes que nosotros.</p> + +<p>Algún día, seguramente se hablará de mí como hoy se habla de otros. +¡Acaso este día no está lejano!</p> + +<p>Después de comer, o sea a la una de la tarde, me pongo a leer y coser, y +después doy lectura al <i>Evangelio meditado</i>, teniendo a mis criados por +oyentes. Ya anochecido, voy a la iglesia; la oscuridad parece que ayuda +al recogimiento y a la piedad. De esta manera paso la vida mientras mi +marido se halla ausente.</p> + +<p>Mis hijas y yo iremos pronto a tomar el fresco por las orillas del +bosque. Esta vida es demasiado dulce y ahuyenta los dolores físicos y +morales. ¡Dios mío! os doy las gracias, pero yo no soy merecedora de +tanta felicidad.</p> + +<p>¡Que las inquietudes de mi espíritu no me impidan reconocer los inmensos +beneficios que de Vos recibo!</p> + +<p>Cuando era niña creía que no era posible la vida fuera de la corte, del +Palacio Real o de los jardines de Saint-Cloud que habitábamos con mi +familia; pero, actualmente, pido a Dios que me agraden siempre los +lugares que su voluntad designe. Siempre que comparo la casa +destrozada, pero sana y bien orientada, situada en un valle ameno como +los de Suiza, donde pasé los primeros años de mi casamiento, con esas +casas ennegrecidas por el humo, con esas chozas cubiertas de heno y +retama, siempre que veo esas mujeres más laboriosas y más resignadas que +yo, a pesar de carecer de pan y abrigo para ellas y para sus hijos, me +considero demasiado favorecida y privilegiada por la bondad de Dios.</p> + + + +<h3><a name="XXIX" id="XXIX"></a>XXIX</h3> + +<p class="fecha"> +9 de julio.<br /> +</p> + + +<p>Me encuentro triste y abatida, y no sé a qué atribuir esta situación. +Acaso es producida por la ausencia de mi marido. En este miserable +mundo, la cosa más insignificante hace cambiar la felicidad; nuestros +cuerpos son en extremo impresionables...</p> + +<p>Me he vestido de negro: parece que así me encuentro mejor y, sin +embargo, no creo que pueda resistir muchos días esta excitación de +espíritu.</p> + +<p>He leído un libro de madame de Genlis y me ha causado su lectura una +impresión de alegría y satisfacción como jamás hubiera creído. Hay en +este libro muchos y buenos consejos que aprovecharé para mis hijos. Es +muy peligroso dejarse dominar por las impresiones de los otros. Yo había +juzgado mal y sin conocer la obra ni a su autor; pero confieso que me +equivoqué y me arrepiento de ello.</p> + + + +<h3><a name="XXX" id="XXX"></a>XXX</h3> + +<p class="fecha"> +10 de julio.<br /> +</p> + + +<p>Ayer me dijeron que una pobre mujer carecía de pan y que tenía muchos +hijos que alimentar. En seguida me fui a visitarla, pero había muchas +personas en la casa y no me atreví a socorrerla por temor a que se +creyera que ejercía la caridad con ostentación. Volví a casa con la +intención de mandarle alguna cosa; se hizo tarde, y no me atreví a +mandar a los criados. ¡Acaso la pobre mujer habrá pasado la noche sin +alimentarse ni alimentar a sus hijos! Confieso que he obrado mal, y al +amanecer, he corrido a casa de la pobre mujer y la he socorrido. Nadie +debe avergonzarse de hacer el bien, cuando en el mundo se hace tanto +mal. He resuelto no caer jamás en esta debilidad.</p> + + + +<h3><a name="XXXI" id="XXXI"></a>XXXI</h3> + +<p class="fecha"> +14 de julio.<br /> +</p> + + +<p>Este día lo he pasado muy apaciblemente. ¡Quiera Dios que lo hayan +pasado así todas las personas que conozco!</p> + +<p>Continuamente pienso en mi marido: hoy debe estar con mi hijo Alfonso en +Lyón. ¡Cuánto me gustaría estar con ellos!</p> + +<p>Seguramente que lo habrá sacado del colegio.</p> + +<p>Por la mañana, he recibido carta de mi madre, que continúa en Alemania y +sigue bien: esto me ha causado una alegría inmensa.</p> + +<p>Esta mañana he leído en un libro de Mme. de Genlis: en él se hace una +descripción de la vida de los frailes de la Trapa, que me ha +impresionado mucho. También me ha sorprendido el leer que estos hombres +no encuentran en este mundo, donde viven en las mayores privaciones, un +solo punto de desgracia, y ven con gusto aproximarse la muerte. Esto me +acaba de convencer de que la felicidad no se encuentra en los mundanales +placeres, y sí en el cumplimiento del deber, por penoso que éste sea. +Cuando se ha empleado el tiempo en terminar un trabajo cualquiera, se +encuentra uno contento, y dentro de las leyes de actividad impuestas +por Dios mismo.</p> + +<p>El que esté bien convencido de esta verdad, y se deje sin resistencia +conducir tranquilamente por las circunstancias y por las personas que +tienen derecho a gobernarnos, será más feliz, como yo lo soy desde que +me he amoldado a esta manera de ser.</p> + +<p>En algún tiempo tuve yo la pretensión de subordinar todo a mi única +voluntad, y siempre estaba inquieta: después he reconocido que si mis +deseos se hubiesen cumplido, casi siempre eran en perjuicio mío. Hoy +vivo completamente entregada a la infinita y soberana sabiduría, y me +siento mejor física y moralmente. ¡Bendito sea Dios! El es el único +sabio. El únicamente debe gobernar el mundo.</p> + + + +<h3><a name="XXXII" id="XXXII"></a>XXXII</h3> + +<p class="fecha"> +19 de julio.<br /> +</p> + + +<p>Ha llegado mi marido, y hemos salido con nuestros hijos a dar un paseo +por las altas montañas, que parece como si crecieran impulsadas por la +poderosa mano de Dios; están pobladas de hayas, abetos y retama, cuyas +amarillentas flores aseméjanse a láminas doradas sobre un fondo verde: +de trecho en trecho hay grandes matorrales entre hierbas, sobre los que +se distinguen algunos carneros; a cada momento se encuentran lindas +cascadas que se desprenden de lo alto de las rocas y serpentean sus +aguas por entre las hojas y los abetos más verdes que los otros por la +continua humedad que reciben. Este grandioso espectáculo expresa el +sentimiento y la grandeza del Creador. Nuestra alma es un espejo +viviente donde se reflejan todas estas bellezas, y en cuyo centro está +Dios siempre que no permítimos colocar nubes ni sombras sobre la +Naturaleza y el espejo.</p> + +<p>Desde lo más alto de la montaña pudimos ver el Mont-Blanc y la +cordillera de los Alpes cubierta por la nieve: mi marido camina a pie en +compañía del guarda, y detrás de nosotros mis hijas, montadas en asnos +que unos muchachos conducen del diestro. El dueño de los asnos, nuestro +antiguo mayordomo, dirige la expedición. Hemos necesitado más de tres +horas para llegar a la cima más alta; yo me había figura que subiríamos +en media hora, pero las distancias nos engañan como el tiempo en la +vida: aunque el engaño es a la inversa: en la existencia, se nos figura +el tiempo largo, y es corto: creemos cortas las distancias y resultan +largas.</p> + +<p>Todo el día lo hemos pasado corriendo con los niños y sentándonos sobre +la hierba. El panorama que se desarrolla a nuestra vista es magnífico: +las colinas del Mâconnais, blanqueadas por pueblecitos, desde los cuales +llegaba hasta nosotros el sonido lanzado desde sus campanarios. Las +praderas interminables del Bresse, parecidas a las de Holanda, que yo +conocía por las vistas de ellas que mi hermano me mandaba cuando estuvo +en aquel país de secretario de la embajada; y allá a lo lejos el +Mont-Blanc, que cambia de aspecto según reciben sus nieves los rayos del +sol: blanco, violado, negruzco; imitando a un hierro que se colora de +rojo o se ennegrece al fuego de la fragua y según las operaciones que +el obrero realiza con él.</p> + +<p>Hemos tendido sobre la hierba nuestros manteles, y comido juntos, los +pastores, nuestros criados y nosotros. Terminada la comida, hemos vuelto +a montar en nuestros borriquillos y empezado el descenso de la montaña +por diferente camino del que habíamos ascendido, el cual está rodeado de +avellanos campestres.</p> + +<p>La algazara de los niños, el ruido que hacen las cabalgaduras al caminar +por entre los guijarros de la sierra, el canto de los mirlos, las +detonaciones que producen los escopetazos que mi marido y el guarda +tiran a las perdices, forman, en conjunto, un ruido semejante al de una +caravana a la llegada al oasis. Los pastorcillos debieron tener miedo al +sentir aquel ruido, porque al llegar a un pequeño claro que forman los +árboles en la falda del monte, encontramos una pequeña manada de +corderos y cabras sin pastor y bajo la única vigilancia de dos grandes +perros negros, que, al vernos, ladraban con fuerza.</p> + +<p>Algo más lejos, observamos las cenizas humeantes de una hoguera entre +dos grandes piedras. Junto al fuego había unos zuecos de madera. Desde +luego comprendimos que los partorcillos guardianes de los corderos +debían de estar cerca de nosotros, y que al ruido de las voces y de los +tiros se habrían escondido entre las matas cercanas sin tiempo para +recoger el calzado. Tuve entonces una idea que fue muy del agrado de mis +niños. Junto a las cenizas de la hoguera apagada, nos detuvimos un +momento, y mi marido colocó dentro de cada uno de los zuecos doce +sueldos, y mis hijas un puñado de confites que habían guardado para +merendar. Hecho esto, emprendimos de nuevo la marcha, gozando en la +alegría que los pequeños pastores habían de experimentar, cuando después +de haber pasado nosotros salieran de su escondite recelosos e +ignorantes de lo ocurrido, y se encontraran con la sorpresa que les +habíamos preparado. Seguramente que ellos creerían que las hadas de la +montaña les habrían hecho aquel regalo, escondiéndose después entre las +sombras del bosque donde ellas viven.</p> + +<p>Habíamos caminado un buen rato, cuando oímos el eco de repetidas +risotadas y alegres exclamaciones. Eran los pastorcillos que discutían +entre el estupor que el hallazgo les hubo causado y la natural alegría +que había producido en ellos tan inesperado acontecimiento.</p> + +<p>Como habíamos previsto, atribuyeron el hecho a las hadas del bosque, +pero al contar a sus padres lo ocurrido, éstos le indicaron la verdad +del suceso, que bien pronto adivinaron; tanto es así, que al día +siguiente nos pagaron la sorpresa con otra sorpresa, pero de un modo muy +delicado, según acostumbran aquellos buenos campesinos.</p> + +<p>Cuando un criado abrió la puerta de la casa que da a un patio abierto, +se encontró cuatro cestitas de junco llenas de quesos, panecillos de +manteca hechos en forma de zuecos y avellanas. Los pastorcillos que +habían dejado allí aquellos regalos, se escondieron y pudieron oír +también nuestras exclamaciones de asombro; misterio por misterio, +ofrenda por ofrenda.</p> + +<p>Esta delicadeza de los campesinos nos encantó; no hemos sabido jamás a +qué choza pertenecían los autores del anónimo presente.</p> + +<p>Aquellos cambios de atención entre los pobres campesinos y nosotros los +ricos, según ellos nos llaman, son muy convenientes y ayudan a formar el +corazón de nuestros pequeñuelos, enterneciéndolo de tal suerte, que no +puedan los años y las vicisitudes de la vida endurecerlo.</p> + + + +<h3><a name="XXXIII" id="XXXIII"></a>XXXIII</h3> + +<p class="fecha"> +22 de julio.<br /> +</p> + + +<p>Hemos vuelto de nuevo a Milly, nuestra morada antigua.</p> + +<p>Estoy muy lejos de la iglesia y lo siento; pero rezaré con igual fervor +que en el templo, dentro de mi casa; Dios acoge la oración que se le +dirige con fervor, proceda de donde quiera que sea: rezaré también en el +campo. ¡Qué hermoso templo el de la Naturaleza!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Aquí hay muchos detalles exclusivamente domésticos que continúan el +<i>diario</i> hasta el día 30. Después sigue de este modo:</p> + + +<p>30 de julio.</p> + +<p>A las diez de la mañana de ayer salimos de Milly para Changrenon, donde +vamos a pasar el día con los señores Rambuteau, nuestros vecinos. El +señor Rambuteau (hijo) es un joven muy simpático, noble, distinguido, de +un trato social muy fino y franco a la vez. La señorita de Rambuteau es +hermosísima, y bien quisiera yo que mis hijas se le pareciesen. Esta +joven es aquella célebre Madame de Mesgrigny, tan admirada por su +belleza en la corte de Napoleón.</p> + +<p>Hemos sido obsequiados en casa de estos señores, entre otras cosas, con +la ejecución de algunas piezas musicales cantadas al piano con una +maestría incomparable por la señorita y su maestro: este profesor tiene +una preciosa voz de bajo y se llama Brevaí, quien no desperdicia ocasión +para educar a su discípula; ella, en cambio, hace honor a su maestro, +pero la palidez de su rostro indica que debe fatigarse demasiado en el +estudio.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>A la vuelta de Changrenon me encuentro con una carta de mi hermana en la +cual me da noticias de mi hijo Alfonso, muy satisfactorias por cierto. +Me participa también que uno de sus arrendatarios de Vaux, a quien +durante la Revolución le había arrendado las tierras, le ha entregado +cuatro mil pesos, después de haber reconocido por sí propio que lo que +pagaba no era justo: además, se ha comprometido a pagarle por espacio de +veinte años una asignación en frutos de la cosecha. De estos raros +ejemplos de honradez y probidad debemos conservar eterno recuerdo.</p> + +<p>¡Si todos imitáramos al arrendatario de mi hermana, cuán felices +fuéramos en el mundo!</p> + + + +<h3><a name="XXXIV" id="XXXIV"></a>XXXIV</h3> + +<p class="fecha"> +31 de julio.<br /> +</p> + + +<p>El día de hoy ha sido funesto para nosotros; una tempestad de granizo ha +destruido nuestros viñedos. Esto es más sensible, por cuanto las cepas +están cargadas de racimos que han sido destrozados por el furioso +vendaval y el granizo que despedía a su paso. Estoy muy triste; pues que +además de haber perjudicado nuestro pequeño bienestar, los pobres +viñadores de la comarca quedan en la miseria. El sentimiento que en +estos momentos agobia mi alma, indica que aun a pesar mío, estoy +adherida a las cosas mundanas; creía que las cosas terrenas me eran +indiferentes, y observo que al menor contratiempo sucumbo. ¡Oh, Dios +mío! Que llegue con vuestra ayuda a comprender lo pasajero e +insignificante de este mundo y lo eterno de los bienes del cielo.</p> + + + +<h3><a name="XXXV" id="XXXV"></a>XXXV</h3> + +<p class="fecha"> +10 de agosto de 1801.<br /> +</p> + + +<p>Me encuentro en cinta, y tanto a mi marido como a mí nos trae esto +preocupados y tristes. ¿Cómo, siendo nuestra fortuna tan pequeña, +habremos de sostener una familia tan numerosa? Es necesario resignarse; +acaso este nuevo hijo que Dios me concede, será entre todos el que me +proporcionará mayor satisfacción.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>El hijo a que mi madre se refiere, fue una niña que se llamó Sofía. Fue +después esposa del conde de Lligonnés, gentilhombre de la Lozare; en +este matrimonio tuvo una familia muy numerosa que fue modelo de virtud y +de nobleza. Esta familia vive hoy en Mende, respetada y querida de +todos.</p> + +<p>Las fechas que siguen a ésta, vienen consagradas a circunstancias +exclusivamente domésticas, como son: recetas para la cura de +enfermedades, observaciones médicas sobre el estado de los aldeanos +enfermos que ella había aprendido a curar con ayuda de los libros de M. +Tissot.</p> + +<p>Después anota algunos acontecimientos de poca importancia, al parecer, +pero que en los pueblecitos son acontecimientos verdaderos, como por +ejemplo:</p> + + +<p class="fecha"> +26 de agosto.<br /> +</p> + +<p>Ayer ha venido aquí un mercader ambulante. Cuando estas gentes aparecen +por aquí, el otoño se acerca. Esto fue un acontecimiento para los niños +del lugar.</p> + +<p>No pensaba en desgracia alguna, cuando me han avisado que un niño ha +caído dentro de la lejía caliente que su madre tenía para limpiar la +ropa: ha sido un gran descuido.</p> + +<p>Espero salvar a la pobre criatura.</p> + + + +<h3><a name="XXXVI" id="XXXVI"></a>XXXVI</h3> + +<p class="fecha"> +2 de septiembre de 1801.<br /> +</p> + + +<p>Estoy enferma de inquietud y sobresalto. Ayer fuimos otra vez castigados +por una horrorosa tempestad que ha acabado de destruir nuestras +cosechas. Se presentaba un año muy bueno, y apenas nos quedará para +vivir y dar de comer a las pobres familias de nuestros trabajadores. +Semejante desgracia nos obliga a hacer mayores economías. El proyecto +que teníamos hecho de ir este verano a Mâcón con nuestras niñas, se ha +frustrado y no sería extraño que hubiéramos de vender nuestro caballo y +también el coche.</p> + +<p>Si Dios lo quiere así, paciencia; yo procuraré consolarme en mis +desgracias, y no teniendo que agradecer nada a este mundo, tendré a él +menos afición.</p> + +<p>Nada endurece, nada ilusiona tanto como la prosperidad; y lo que a la +Naturaleza parece duro, es, acaso, una de las mayores gracias de Dios, +que deseando atraernos al verdadero bien, nos priva de todo aquello que +sólo es polvo. Si ayer me hubiera hecho estas reflexiones, hubiera sido +mejor: me considero, por tanto, culpable de esta falta.</p> + +<p>Cuando nos ocurre alguna desgracia, mi marido sufre mucho en el acto, +pero después tiene más valor que yo. Esta mañana me decía: «Siempre que +ni tú ni mis hijos me falten de este mundo, lo demás poco me importa; +mis bienes y mi felicidad están en vuestros corazones.» Después ha +rezado conmigo mientras la tempestad bramaba furiosa y rompía las ramas +de los árboles. Los pobres aldeanos lloraban en el patio al ver la +catástrofe.</p> + +<p>He leído esta noche <i>Un viaje a los Pirineos</i>, por M. Dusaux. La lectura +de este libro me ha interesado mucho, porque precisamente fue escrito en +el año 1788, época en que yo debí, en compañía de mi madre, haber hecho +un viaje por aquellos lugares; con bastante disgusto mío, hubimos de +detenernos en casa de unos parientes que teníamos en Limoges, que tenían +unas posesiones a seis leguas de la ciudad; pasamos allí una temporada; +llegó la primavera y con ella la noticia de que la duquesa de Orleans +necesitaba de la compañía y los consejos de mi madre, pues la Revolución +había empezado en París. ¡Lástima grande haberme perdido este viaje a +los Pirineos! Esos montes, esos valles, que yo conozco y que nacieron al +mismo tiempo que las grandes obras de la creación, deben encerrar +grandes maravillas, y las personas sentirán al verlos la aproximación +del infinito.</p> + +<p>Durante las noches clarísimas, cuando el firmamento aparece cubierto de +estrellas y pretendo contar uno por uno aquellos mundos de luz más +grandes que el Sol y la Tierra, me consuelo ante aquellas miriadas de +mundos de no haber podido visitar las pequeñas porciones de tierra que +se llaman los Pirineos, o las insignificantes gotas de agua del Océano.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Hoy hace veinticuatro años que comulgué por vez primera. ¡Cómo se aleja +la existencia! Sólo es un sueño la vida, ¡Dios mío! Dadme el sueño tan +doloroso como queráis, pero concededme un buen despertar.</p> + + + +<h3><a name="XXXVII" id="XXXVII"></a>XXXVII</h3> + +<p class="fecha"> +11 de septiembre.<br /> +</p> + + +<p>Han venido a pasar el día con nosotros mi cuñado y la señorita de +Lamartine, su hermana. Me han dicho que mi buen hermano está bien de +salud y que mi pobre hijo Alfonso ha ganado dos premios por su +aplicación en el estudio, y que sus maestros están muy satisfechos de su +comportamiento. Esta última noticia me ha enorgullecido bastante. Ruego +a Dios perdone mi vanidad, pues yo no he contribuido en nada a la +creación de la bondad que en el fondo del alma de mi hijo existe.</p> + +<p>Esta tarde hemos recibido la visita de Mme. de Lavernette, que se ha +detenido aquí a su regreso de Lyón: me ha dicho que ha visto a mi +querido hijo Alfonso y que sus profesores le han dicho que el pobrecito +hace cuanto puede por salir airoso en la carrera.</p> + +<p>Su padre disimula la satisfacción que le causa el oír elogiar a su hijo, +pero en realidad está más orgulloso que yo. ¿Cuánto durará esta +satisfacción? Del niño al hombre hay una distancia grande. Mme. +Lavernette me ha hecho entrega de una carta de Alfonso en la cual me +dice que desea vivir con nosotros. Yo temo que cuando venga lo +encontraré pálido, ojeroso y flaco. Y esto me tiene preocupada.</p> + +<p>Las madres no podemos ser felices nunca. Cuando tenemos motivos para +felicitarnos, nosotras mismas envenenamos nuestra felicidad con +presagios y presentimientos tristes.</p> + + + +<h3><a name="XXXVIII" id="XXXVIII"></a>XXXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +18 de septiembre.<br /> +</p> + + +<p>Hoy he ido a Mâcón a recibir a Alfonso.</p> + +<p>El corazón me late cuando pienso que de aquí a pocas horas veré a mi +querido hijo.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Al fin, aunque algo tarde, ya ha llegado.</p> + +<p>He rogado a Dios en el oratorio de las señoras Forcard, religiosas +exclaustradas que han hecho de su casa un convento. He calmado mi +ansiedad al pie de los altares.</p> + +<p>Mi Alfonso ha llegado muy bien.</p> + +<p>Yo creo que no ha perdido la piedad que yo he procurado comunicarle; +esto me causa mucho temor.</p> + + + +<h3><a name="XXXIX" id="XXXIX"></a>XXXIX</h3> + +<p class="fecha"> +23 de septiembre.<br /> +</p> + + +<p>Hoy ha comido con nosotros M. Blondel, antiguo amigo nuestro. En la mesa +hemos hablado (tal vez demasiado) de Alfonso. Hemos leído algunos de sus +escritos y una composición poética que hizo por encargo de su padre, +habiendo quedado todos muy satisfechos y particularmente yo, de las +condiciones y el talento que parece poseer mi hijo. Acaso sean estos +pensamientos únicamente dictados por el amor de una madre, que siempre +ve en sus hijos agrandadas sus buenas cualidades y empequeñecidas las +malas.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Sigue el <i>diario</i> conteniendo detalles minuciosos y demasiado íntimos +que se relacionan únicamente con la vida doméstica.</p> + + + +<h3><a name="XL" id="XL"></a>XL</h3> + +<p class="fecha"> +6 de octubre de 1801.<br /> +</p> + + +<p>¡Cómo pasa el tiempo! Hoy es para mí una fecha memorable. ¡Doce años han +transcurrido!</p> + +<p>Lo recuerdo perfectamente. Era aquel famoso 6 de octubre, tan fatal para +la real familia de Versalles, y yo me encontraba entonces en Chatou +junto con mi madre. Las dos regresábamos de Mesnil con intención de +llegar hasta París; hubo necesidad de caballos para reforzar el tiro, y +a falta de éstos hicimos noche en Chatou, alojándonos en casa de Mme. +Duperron, amiga nuestra. Esta interrupción de nuestro viaje fue para +nosotras una suerte, porque París bullía entre las agitaciones +revolucionarias. En casa de M. Duperron pasamos la noche en continua +alarma, pues M. de Lambert, su yerno, se encontraba de servicio militar +en el palacio de Versalles. La esposa, los hijos, toda la familia, en +fin, temblaban por su vida.</p> + +<p>Después de algunos días pasados en Chatou, nos dirigimos a Lyón sin +pasar por París, acompañándonos Mme. Montbriand. Esta señora había sido +como yo, canonesa de Salles.</p> + +<p>Este viaje determinó mi casamiento con el caballero Lamartine. Cierto +día nos vimos en el capítulo de Salles, en casa de la condesa Lamartine +y desde entonces ya nos amamos siempre.</p> + +<p>Nos detuvimos veinticuatro horas en Mâcón, porque hubo necesidad de que +arreglaran el carruaje, uno de cuyos ejes estaba roto y tuvimos ocasión +de visitar a toda la familia Lamartine, que nos obsequió en extremo. +Estaba a la sazón el caballero Lamartine incorporado al regimiento. +Durante el día que pasé en Mâcón creí haberme atraído las simpatías de +su familia, desapareciendo alguna pequeña dificultad, que a causa de no +conocerme a fondo habían puesto para el casamiento. Este quedó +concertado.</p> + +<p>Me complazco en recordar todos los detalles ocurridos durante aquella +semana del mes de octubre, porque a ellos debo mi felicidad.</p> + +<p>Doy gracias a Dios por haberme conducido otra vez a Mâcón, donde en +compañía de mi marido y de mis hijos soy feliz y afortunada.</p> + + + +<h3><a name="XLI" id="XLI"></a>XLI</h3> + + +<p>El día 7 de octubre y los siguientes no tienen interés.</p> + + +<p class="fecha"> +11 de octubre.<br /> +</p> + +<p>Mi madre me dice en carta que hoy he recibido, que se dispone a volver +de Alemania con la señorita de Orleans; esta joven princesa tiene un +miedo terrible al mar y no quiero atravesar la Francia; por estas +causas todavía no han resuelto hacer el viaje a España.</p> + +<p>Ayer fui en compañía de mi cuñado a un pueblecito de Champagne junto al +castillo de Peronne, perteneciente a mi familia. M. de Lamartine me ha +enseñado una casita que acaba de edificar en el pueblo, la cual quedará +como herencia para nuestros hijos. Mi cuñado habla de ellos como un +verdadero padre de familia.</p> + +<p>Con todas estas tierras que deben heredar de sus tíos, tendrán mis hijos +un buen porvenir. ¡Quiera Dios que sean ricos en honor y piedad, que es +lo que constituye la verdadera riqueza!</p> + +<p>Diariamente hago leer a mi hijo Alfonso una parte de un libro religioso +escrito por un sacerdote alemán: en este libro se aprende a comprender +la religión y su emanación de la Naturaleza. La inteligencia de Alfonso +me satisface, pero temo haya de darle algún disgusto su carácter +demasiado altivo e imperioso, si no se corrige. Con mucha frecuencia se +incomoda con sus hermanos, y esto me disgusta.</p> + + + +<h3><a name="XLII" id="XLII"></a>XLII</h3> + +<p class="fecha"> +9 de noviembre de 1801.<br /> +</p> + + +<p>Las ocupaciones no me han permitido continuar este <i>diario</i> hasta hoy.</p> + +<p>En este momento llego de Lyón; he ido a acompañar a mi hijo al colegio. +Esta nueva separación de mi Alfonso me ha causado hondo pesar. Durante +la misa que esta mañana he oído en la capilla del establecimiento, sólo +veía los hermosos cabellos rubios de mi hijo en medio de aquella +multitud de cabecitas puras como las de un ángel.</p> + +<p>¡Qué sensible es, Dios mío, haber de abandonar a manos mercenarias el +tierno pimpollo de nuestro corazón!</p> + +<p>Al salir de la iglesia he experimentado una profunda melancolía. Ni la +isla de Baebey de Fourvieres, las pintorescas montañas del Saona, ni el +bullicio de las gentes que bajan por la pendiente de la Cruz Roja y +Lyón, han conseguido distraer mi imaginación. Parecía yo al Abraham +bíblico cuando vuelve la vista para contemplar a Agar y su hijo, +abandonados en el desierto, menos peligroso ciertamente que esta +multitud inmensa, donde las madres, obligadas por la sociedad, abandonan +a sus hijos.</p> + +<p>Todo el día de hoy lo he pasado en compañía de Mme. de Vaux, mi buena +hermana, y mezclado mis lágrimas a las suyas, pues también es muy +desgraciada.</p> + +<p>Ocho días he pasado en Lyón para poder ver alguna vez más a mi Alfonso y +con el fin de acostumbrarme a estar separada de él.</p> + +<p>El abate Lamartine, que habita en su propiedad próxima a Dijón, nos cede +su casita próxima a la calle de Ursulinas en Mâcón, donde pasaremos el +invierno. Esta casa está junto al palacio de la familia que habitan mi +hermano político M. de Lamartine y sus dos hermanas.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>El día 10 de enero de 1802 está anotado únicamente con acciones de +gracias a la Providencia por los beneficios recibidos durante el año +pasado.</p> + + + +<h3><a name="XLIII" id="XLIII"></a>XLIII</h3> + +<p class="fecha"> +7 de enero de 1802.<br /> +</p> + + +<p>Bonaparte ha pasado por aquí en dirección a Lyón, para presidir los +«Cisalpinos». ¡Quién sabe lo que resultará de tal reunión!</p> + +<p>En este momento acabo de escribir a mi madre que se encuentra en Liorna +preparándose para embarcar con dirección a España, acompañando a la +señorita de Orleans. Que tenga un feliz viaje y Dios bendiga las aguas +que han de atravesar para que no le sucedan las desgracias que tanto +teme. M. de Pierreclos ha sido borrado de la lista de los emigrados y +nos ha visitado hoy. Viene de Lyón y ha visto a mi Alfonso, que se +encontraba con sus profesores en la plaza de Bellecour, de Lyón, +presenciando la revista militar pasada por Bonaparte.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Durante el invierno de 1802, sólo contiene el <i>diario</i> las impresiones +de un alma que continuamente se perfecciona por medio del examen de ella +misma, y que lucha continuamente contra las debilidades que le acosan.</p> + + + +<h3><a name="XLIV" id="XLIV"></a>XLIV</h3> + + +<p>El 17 de abril, nuestra madre vuelve al campo y recibe algunas cartas de +España.</p> + +<p>He recibido estos días una carta de mi madre anunciándome su llegada a +Barcelona (España). Me dice que durante el viaje ha sufrido muchos +contratiempos, entre otros una tempestad en la travesía de Liorna, al +puerto de Rosas, que duró tres días. Momentos después de haber +desembarcado en Rosas, se fue a pique el buque que las había conducido.</p> + +<p>La entrevista entre la señora duquesa de Orleans y su hija ha sido muy +tierna: Once años hacía que la Revolución las tenía separadas.</p> + +<p>No me dice mi madre cuándo volverá a Francia.</p> + + + +<h3><a name="XLV" id="XLV"></a>XLV</h3> + +<p class="fecha"> +5 de septiembre de 1802.<br /> +</p> + + +<p>La causa de haber interrumpido por tanto tiempo este <i>diario</i>, ha sido +porque el día 18 de agosto hube de guardar cama a consecuencia de haber +dado a luz una niña, la cual estoy criando yo misma del mismo modo que +hice con sus hermanos. Ha venido mi hermana para asistirme.</p> + +<p>Hemos establecido en casa la costumbre de rezar todos juntos, amos y +criados. Esto ha de ser de mucha utilidad, si se quiere que sea la casa +según la escritura dice: «Una casa de hermanos». La comunión de amos y +criados arrodillados ante Dios, que no distingue entre pequeños y +grandes, levanta el espíritu a elevadas regiones, llamando a los unos a +la igualdad cristiana y a los otros al fiel cumplimiento de sus deberes +religiosos y morales.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p class="fecha"> +7 de septiembre.<br /> +</p> + +<p>Mi madre está de vuelta a París, y ya ha salido de España.</p> + + + +<h3><a name="XLVI" id="XLVI"></a>XLVI</h3> + +<p class="fecha"> +2 de octubre.<br /> +</p> + + +<p>Me encuentro en Saint-Point desde ayer, en compañía de Alfonso, Cecilia +y Eugenia; durante el viaje los niños se han divertido mucho. Alfonso, +particularmente, estaba embriagado de alegría al verse caballero en una +mula.</p> + +<p>Hemos cogido las uvas del emparrado, de las cuales sacaremos dos toneles +de vino. Mi esposo ha comprado unas fincas con el dinero que su hermano +le ha prestado. Estas fincas le han costado diez mil pesos. ¡Dios quiera +que hagamos fortuna para poder legar a nuestros hijos una pequeña +posición que les permita vivir sin privaciones!</p> + +<p>Tengo en mi poder las <i>Confesiones de San Agustín</i>, libro que estimo +muchísimo; esta mañana he visto con placer que Alfonso lo estaba +leyendo.</p> + + + +<h3><a name="XLVII" id="XLVII"></a>XLVII</h3> + +<p class="fecha"> +28 de octubre.<br /> +</p> + + +<p>Con la mayor tristeza he vuelto a acompañar a mi Alfonso a Lyón. Mi +madre me ruega, en todas las cartas que me escribe, que vaya a +consolarla: se encuentra en Rieux, pequeño pueblo junto a Mont-Mirail. A +su regreso ha encontrado todos sus asuntos tan embrollados, que la pobre +está disgustadísima. Iré sola, porque no quisiera agravar sus gastos; +fuera muy mal hecho el que yo favoreciera mis comodidades mientras mi +madre sufre acaso la pérdida de sus bienes.</p> + +<p>Con el objeto de emprender el viaje con entera libertad, he dado a criar +mi pequeñita a una robusta aldeana de Milly. El viaje que voy a +emprender es largo, pero me siento tan ágil como si tuviera quince años. +Ayer fui a oír misa a Bussiers e hice el camino a pie, aunque el +trayecto es largo y malo y el tiempo estaba lluvioso, no sentí molestia +alguna. Recuerdo mis buenos tiempos de niña y los paseos que hacía en +compañía de mi padre y de mi hermana desde el castillo de Saint-Cloud al +de Meudon.</p> + +<p>Ha muerto mi pobre tía, mi institutriz durante los años de mi infancia. +Estoy preocupada por la suerte de la anciana Jacquelina, su camarera y +mi segunda madre: temo habrá de encontrarse, después de le muerte de mi +tía, completamente sola y en la indigencia acaso.</p> + +<p>Yo desearía recogerla en mi casa, pero la familia se opone a ello, y mi +marido teme, con sobrada razón, agraviar a sus hermanos, de quienes +dependemos, pero me ha propuesto que podemos pagar secretamente una +pensión a la pobre Jacquelina, con la cual podrá la viejecita estar al +abrigo de la miseria y la soledad. Yo bien quisiera atender a esta mujer +como ella seguramente me atendería a mí si me encontrase en su lugar; +pero haré cuanto pueda en su favor, librándola desde luego de la +indigencia y proporcionándole cuantas comodidades permitan mis pocos +recursos.</p> + + + +<h3><a name="XLVIII" id="XLVIII"></a>XLVIII</h3> + +<p class="fecha"> +17 de diciembre de 1802.<br /> +</p> + + +<p>Alfonso se ha fugado del colegio con dos de sus compañeros. A unas seis +leguas de Lyón los han alcanzado.</p> + +<p>Comprendo que la sujeción del colegio se le hace insoportable, y esto me +tiene disgustadísima. La independencia de carácter de mi hijo me +espanta. Procuraré que escriba a su padre pidiéndole perdón por la +falta que ha cometido.</p> + +<p>Todos los días leo las <i>Confesiones</i>, que procuro imitar en lo posible: +trataré de hacer como Santa Mónica, rogando sin cesar por mis hijos.</p> + + + +<h3><a name="XLIX" id="XLIX"></a>XLIX</h3> + +<p class="fecha"> +14 de enero de 1803.<br /> +</p> + + +<p>He llegado ayer a Rieux, después de un viaje muy penoso y de haberme +detenido en París algunos días. Desde Coulomiers a Rieux he tenido +necesidad de hacer el viaje montada en un caballo de alquiler, conducido +por un muchacho. Hacía un viento norte muy frío, y no creo que en +Siberia pueda sufrirse tanto como yo he sufrido al atravesar aquellos +montes nevados.</p> + +<p>¡Qué alegría ha tenido mi pobre madre al verme!</p> + +<p>Ya estoy instalada en mi querida casita de Rieux, donde he pasado tantos +veranos durante mi infancia, pero en estos lugares no se encuentra +aquello que en otros tiempos los vivificaba. Al lado de mi madre olvido +todas las penas. La pobre está muy desfigurada, efecto sin duda de los +disgustos que ha sufrido en viajes y destierros. Ella disfruta +contándome muchas veces cosas interesantes que se refieren a nuestra +familia y a los viajes que ha hecho acompañando a las princesas. Me +admira su resolución, su prudencia ante los grandes peligros y su +cautela y firmeza en los actos que realiza. Está muy vieja ciertamente, +pero conserva en su espíritu la juvenil frescura de otros tiempos. Es +muy sensible encontrarse a su edad en la precaria situación que ella se +encuentra. Yo quisiera ser bastante rica para restablecer su fortuna; +pero es muy poco lo que puedo distraer de las atenciones de mis hijos. +Deseo consignar en este <i>diario</i> cuanto ella me cuente de notable.</p> + +<p>Ayer me dijo que nuestra familia desciende de Vivarais, y que una joven +de Roys tiene aún como heredera de la rama principal de la casa el feudo +de Rubec, en Montfaucon. Después de la actual poseedora, este feudo debe +pasar a mi madre: acaso entonces pueda vivir con más desahogo. Por falta +de recursos se ha visto obligada a suprimir la camarera, y a su edad +esto es muy penoso. Siempre me acuerdo de sus privaciones cuando +pretendo quejarme de mi suerte.</p> + +<p>¡Que Dios auxilie a esta pobre anciana!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Mi madre me ha contado esta noche muchas cosas referentes a Mme. de +Reyniere, viuda de su arrendador y algo parienta nuestra.</p> + +<p>M. de Orsay, también pariente nuestro, contrajo matrimonio con una +princesa alemana, parienta del rey de Prusia: un hijo de este matrimonio +se ha casado con una princesa italiana.</p> + +<p>Durante estas conversaciones sostenidas junto al hogar, recuerdo las +personas con quienes he vivido durante mi infancia, y de las cuales +quedan muy pocas, después de la terrible sacudida revolucionaria.</p> + +<p>Quiero dejar aquí consignada una anécdota muy original, relacionada con +Juan Jacobo Rousseau y la mariscala de Luxemburgo, con la cual mi madre +estaba unida muy íntimamente.</p> + +<p>Era la mariscala de Luxemburgo amiga de Rousseau: por casualidad supo +aquélla que la mujer con quien éste vivía estaba en cinta; sin duda, +creyendo que Rousseau quería mandar este nuevo hijo a la Inclusa, como +había hecho con otros, dirigiose a M. Trouchin, de Génova, amigo de +Rousseau, y le encargó que tan pronto la criatura viniera al mundo, +hiciera los posibles por mandársela, para ella encargarse de su cuidado. +M. Trouchin habló de este asunto con su amigo Rousseau, quien al parecer +consintió en que la mariscala fuera satisfecha en sus deseos, los cuales +fueron muy del agrado de la madre de la futura criatura. Tan luego esta +buena mujer dio a luz, avisó a M. Trouchin, el cual presentose en +seguida en la casa, donde le mostraron un hermoso niño. Quedaron +convenidos para el día siguiente en hacerse cargo de la criatura, pero +tan pronto hubo salido M. Trouchin, su amigo Rousseau, embozado en un +capote de paño oscuro, se aproximó al lecho de la recién parida, y a +pesar de sus lágrimas, cogió él mismo a su hijo y se lo llevó al +Hospicio, perdiéndolo para siempre, pues ni siquiera le puso al +entregarlo marca de reconocimiento.</p> + +<p>Aquí tienes, hija mía—dijo mi madre,—el hombre sensible como dicen las +gentes.</p> + +<p>¡Insensato, le llamo yo, cuya enfermedad cerebral le ha destrozado el +corazón!</p> + +<p>Si el genio no es acompañado del buen sentido, no es genio, es locura; +buena prueba de ello son el Tasso y Rousseau.</p> + +<p>Si Dios nos envía el genio, bien venido sea, pero una madre solamente +debe desear para sus hijos el buen sentido.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Está nevando copiosamente y hace un frío intensísimo. La campiña se +halla cubierta de nieve. Paso el rato leyendo a Tácito y otros +historiadores de la antigüedad que tanto gustan a mi madre.</p> + +<p>Seguramente, que estas aficiones de mi madre debieron nacer a +consecuencia de su trato con los filósofos y literatos que, en otro +tiempo, frecuentaban sus salones.</p> + +<p>Mi madre tiene en compañía un sacerdote; llámase este venerable abate +Chauveau y es hombre de mucho mérito. Esta mañana nos ha dicho misa. En +el templo había un bautizo y esto me ha recordado a mis pobres hijos: +los bautizos me enternecen siempre.</p> + +<p>He visitado hoy a una pobre mujer recién parida, enferma y sin recursos. +Al reflexionar sobre su miseria y las atenciones de que yo me hallaba +rodeada, he tomado la resolución de no regatear nada, alimentos, ropas, +leñas, dinero, todo, en fin, cuanto pueda facilitar con mis economías a +esta pobre mujer.</p> + +<p>¡Cuánto se sienten los ajenos sufrimientos cuando uno los ha probado! Es +muy buena la caridad que se ejerce indirectamente, pero resulta más +eficaz aquella que se hace frente a frente, de corazón a corazón. ¡Que +Dios me inspire con frecuencia en estas resoluciones, y no permita que +olvide el cumplimiento de mis deberes!</p> + +<p>La noche pasada he leído a Tácito. Este historiador me entretiene y +casi edifica con sus narraciones; los otros solamente me instruyen. +Tiene mi padre una biblioteca rica en libros de historia; por fortuna no +hay ni siquiera una novela.</p> + +<p>Mi madre ha escrito hoy una carta a la señorita de Orleans, que se +encuentra en España, y ha querido que yo también le escriba dos +renglones. Después de esto, hemos salido a paseo y llegado hasta +Mont-Mirail, visitando al mismo tiempo los amigos de la familia. En este +pueblo nos han hablado muy bien de los señores de +Larochefoucauld-Dondeau, que tienen aquí un castillo en el cual reparten +abundantes limosnas a los pobres de la comarca. No hace muchos días que +estos señores han perdido la única hija que tenían; solamente les queda +un hijo que, según dicen, es un guapo mozo de dieciocho años (hoy duque +de Larochefoucauld), del cual se cuentan rasgos de bondad con los +aldeanos de estas cercanías.</p> + +<p>Ha llegado ayer mi desgraciado hermano y hecho las paces con mi madre. +Todo le ha sido perdonado y parece en su aire muy formal. Nos ha dicho +que desea marchar a Inglaterra, donde mi madre lo recomendará a los +príncipes de Orleans, que estoy segura harán por él cuanto puedan.</p> + + + +<h3><a name="L" id="L"></a>L</h3> + + +<p>Vuelve mi madre a Milly durante la primavera y expresa en su <i>diario</i> la +alegría que experimentó al ver de nuevo a su marido y sus hijos. Después +pasa a Lyón para informarse de los motivos que tuvo su hijo para +escaparse del colegio, tomando después de esto la resolución de que +termine sus estudios en otra casa algo más religiosa y paternal que la +que en la actualidad se encontraba.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Sigue el <i>diario</i>:</p> + +<p>Ayer hice en Lyón algunas compras de telas para arreglar mi cama; he +gastado poco, pues no quiero gastar lo superfluo mientras hay quien +carece de lo necesario.</p> + +<p>Estos días se habla mucho de la guerra con Inglaterra: mi hermano me ha +escrito desde allí diciéndome que está muy bien colocado; pero si la +guerra se declara, ¡quién sabe cuál será su suerte!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Hoy he comprado un libro nuevo que he leído esta noche; se titula <i>Genio +del Cristianismo</i>; está escrito por M. de Chateaubriand. Yo no sé si +seré competente para juzgar esta nueva obra, pero me encanta su lectura.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Siguen tres meses cuyas fechas llenan el <i>diario</i> con detalles +domésticos y exámenes de sus faltas.</p> + + + +<h3><a name="LI" id="LI"></a>LI</h3> + +<p class="fecha"> +Belley, 23 de octubre de 1803.<br /> +</p> + + +<p>He podido conseguir de mi marido y de mis hermanos permiso para +trasladar a mi Alfonso del colegio de Lyón al de los Jesuitas +establecido en Belley, al lado de la frontera de la Saboya. Yo misma le +he acompañado; y después de haberlo dejado bajo la confianza de los +padres, he llorado mucho.</p> + + + +<h3><a name="LII" id="LII"></a>LII</h3> + +<p class="fecha"> +27 de octubre.<br /> +</p> + + +<p>Esta mañana he visto a mi hijo desde las rendijas que hay en la cerca +del patio del colegio. ¡Pobrecito! Estaba allí en medio de sus +compañeros y a pesar de esto lo he distinguido en seguida. El también me +ha visto y ha venido a decirme que estaba muy contento con sus nuevos +maestros y condiscípulos.</p> + +<p>He visitado al abate Montuzer, antiguo prior del capítulo de canonesas +de Salles.</p> + +<p>Al anochecer he partido hacia Mâcón y al pasar por frente al colegio de +los Jesuitas, he visto a los colegiales y oído sus gritos alegres: por +fortuna, mi hijo no ha salido a la verja para ver pasar el coche; yo me +alegro mucho, porque hubiéramos tenido un disgusto grande y no conviene +enternecer demasiado el corazón de estos niños que mañana serán hombres +y necesitarán en ocasiones dureza de corazón para sufrir las +adversidades de la suerte.</p> + +<p>Yo he llorado mucho durante el día de hoy.</p> + + + +<h3><a name="LIII" id="LIII"></a>LIII</h3> + +<p class="fecha"> +29 de octubre.<br /> +</p> + + +<p>A mi llegada a Mâcón he recibido tristes noticias de mi pobre madre. Mi +hermano se ha visto obligado a dejar el empleo que tenía en Inglaterra, +con motivo de la guerra, y otra vez vuelve a ser una pesada carga para +mi madre, que está vendiendo lo que resta de nuestra posesión de Rieux +para pagar las deudas contraídas durante sus viajes.</p> + +<p>Mi hermana me escribe también diciéndome que está muy contenta porque la +señorita de Villars la ha prestado sin interés alguno y a devolver +cuando pueda, mil escudos; esto le ayudará en sus apuros; la señorita de +Villars cumple sus votos de pobreza a pesar de haberle relevado de ellos +la Revolución y el Papa al abolir el capítulo. Ella reparte su numerosa +fortuna entre su familia y las antiguas compañeras pobres del capítulo +de Salles y pasa pensiones vitalicias a seis o siete de ellas que se +encuentran en la mayor necesidad. No falta quien critica la economía en +que vive, pero Dios y los pobres la bendicen diariamente.</p> + + + +<h3><a name="LIV" id="LIV"></a>LIV</h3> + +<p class="fecha"> +6 de marzo de 1804.<br /> +</p> + + +<p>Hoy hace catorce años que tuve la suerte de casarme con un hombre cuyo +corazón es el de un ángel. Siempre me figuré que era generoso y +caballero, pero ignoraba que estas condiciones llegaran a la perfección. +Solamente vive para mí y para sus hijos, aunque algo inquieto por las +dificultades que le ofrece nuestra escasa fortuna para sostener una +familia tan numerosa. Yo rogaré a la Providencia que nos asista, y +procuraré por mi parte aliviar su pena. Confío en Dios, y esta es sin +duda mi única virtud; pues reconozco, por lo demás, las imperfecciones +que tengo.</p> + +<p>Para solemnizar el aniversario de mi matrimonio, he mandado a mi hermano +doscientos pesos; para ello he hecho un sacrificio, pero estoy muy +satisfecha de haberlo verificado.</p> + + + +<h3><a name="LV" id="LV"></a>LV</h3> + +<p class="fecha"> +16 de marzo.<br /> +</p> + + +<p>Hoy he visto en el cementerio de Bussieres un cuerpo de mujer muy bien +conservado, a pesar de haber transcurrido muchos años desde su +enterramiento. Debió ser una hermosísima mujer a juzgar por las +apariencias. Tiene en el dedo un anillo nupcial y un rosario engarzado +en las manos. Parece que está dormida, y espera de este modo el eterno +despertar. Tengo para mí que debe ser una santa, cuyo cuerpo ha querido +Dios conservar intacto para diferenciarle de los demás.</p> + + + +<h3><a name="LVI" id="LVI"></a>LVI</h3> + +<p class="fecha"> +20 de marzo.<br /> +</p> + + +<p>¡Triste de mí! ¡Qué día tan desgraciado el de hoy para esta pobre mujer! +Al llegar hoy a casa he encontrado sobre la chimenea una carta de mi +hermana dirigida a mi esposo: la he abierto (pues para ello estoy +autorizada), y ¡oh, Dios mío!... he leído en ella que mi hermano ha +muerto de una manera trágica. ¿Qué será de mi madre ante esta horrible +desgracia? ¡Dios mío! ¡Dios mío! Auxiliad a mi desgraciada madre y tened +piedad de mi pobre hermano: perdonadle sus faltas, sed con él +misericordioso.</p> + +<p>Después de recibir tan infausta noticia, sólo he salido de casa para ir +a la iglesia. Yo espero que mi hermano estará en el cielo, porque mi +hermana me dice que ha muerto en el seno de la religión cristiana.</p> + +<p>Estoy muy desconsolada, y mi alma sólo encuentra alivio en aquello que +la aproxima a la Divinidad.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Estos días hemos celebrado los funerales por el eterno descanso del alma +de mi hermano. Me han acompañado a la iglesia cuatro de mis hijas. He +llorado al ver las muchachas del pueblo vestidas de blanco, según +costumbre en estos casos, entonando cánticos fúnebres, y muchos jóvenes +orando con gran recogimiento. Yo espero que Dios habrá oído las +plegarias de estas buenas gentes, y se apiadará de nosotros y de mi +hermano.</p> + +<p>He tenido noticias de que mi madre sufre mucho: en París se ha creído +que mi hermano estaba complicado en una conspiración contra Bonaparte. +Yo no lo creo, porque ni medios ni voluntad tenía para estas cosas. Sin +duda su regreso de Inglaterra ha despertado sospechas e inducido a este +error, porque después de muerto han ido a registrar su domicilio, y sólo +han encontrado papeles que indicaban sus aficiones literarias.</p> + + + +<h3><a name="LVII" id="LVII"></a>LVII</h3> + +<p class="fecha"> +21 de marzo.<br /> +</p> + + +<p>Esta mañana he leído una novela de Mme. de Genlis, que se refiere a la +señorita de La Valliere. La novela tiene algo de histórico y está bien +escrita, pero me parece su lectura algo peligrosa para la juventud. Por +mi parte, me ha sugerido únicamente reflexiones sobre lo pasajero de +las cosas humanas y la insuficiencia del poderío de la tierra para hacer +feliz a un alma grande. Lo terreno no puede satisfacerle, y sólo en Dios +encuentra reposo a sus agitaciones.</p> + +<p>¡Oh, Dios mío! Cada día siento mayor necesidad de consagrarme a Vos +únicamente y de sacrificároslo todo. Mi alma, emanación de la vuestra +es, y no puede encontrar la paz sin estar unida a lo que es su principio +y fin.</p> + +<p>¡Perdón, Señor!... Esta mañana he cometido un pecado. A una pobre +muchacha que me ha pedido favor, le he contestado con desprecio y he +sentido un poco de orgullo al hablar con ella. Me arrepiento de ello, y +me impongo la obligación de servir y complacer en cuanto pueda a esta +pobre muchacha. Este arrepentimiento y esta obligación que me impongo, +debiera hacerla cien veces cada día.</p> + + + +<h3><a name="LVIII" id="LVIII"></a>LVIII</h3> + +<p class="fecha"> +24 de marzo.<br /> +</p> + + +<p>Empiezan a encanecer mis cabellos. El tiempo se va y yo ignoro lo que he +hecho de mi juventud. La eternidad me advierte que debo emplear los días +que me restan de estar en la tierra en hacer bien al prójimo.</p> + + + +<h3><a name="LIX" id="LIX"></a>LIX</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 17 junio de 1804.<br /> +</p> + + +<p>Estoy tranquila; he recibido carta de mi hermana, en la que me da +mejores noticias de mi madre. Creo que está ya en completa +convalecencia; habla asimismo de ir a vivir a Mont-Mirail. Ayer mi +marido recibió otra carta de mi hermana que me ha llenado de inquietud. +Dice que en dos días la enfermedad de nuestra madre se ha agravado +seriamente. Temo un fatal desenlace.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Esta triste confirmación ha venido en el preciso momento en que la +señorita de Monceau y mis hijos iban a regalarme un ramillete. Tan +infausta nueva ha envenenado el placer que semejante agasajo nos +preparaba. Debía ir yo, por lo tanto, a comer a Monceau, pero no he +querido ir, mandando sólo a mis hijos con su padre.</p> + + + +<h3><a name="LX" id="LX"></a>LX</h3> + + +<p>¡Dios tenga compasión de mi madre! su gran caridad, sus bondades y otras +mil virtudes que ha practicado durante su vida, pueden haberla +tranquilizado en estos momentos. Pero ¡ay! ¡era tan triste su situación! +Muchas inquietudes y penas son otros tantos motivos de consuelo. Ha +sucumbido a sus penas mejor que a sus años. La triste idea de que no he +de volverla a ver en este mundo, me asusta cuando fijo mis ojos en la +tierra.</p> + +<p>Mi abuela vivió hasta los noventa y dos años, yo esperaba igual +longevidad para mi madre. Parece que en su testamento, que no ha podido +firmar, ha favorecido a mi hermana. Mi conciencia no estaría tranquila +si se dejase de acatar semejante voluntad, manifestada por ella, aunque +no escrita. No ha de haber dificultad alguna para que se cumpla, puesto +que mi marido piensa como yo sobre este particular.</p> + +<p>Escribo esta mañana a la señorita de Orleans esta triste noticia, +rogándola se sirva comunicársela cautelosamente a la señora duquesa, su +madre.</p> + +<p>Mi marido acaba de suscribir la renuncia que yo deseaba en favor de mi +hermana. Esta va a comprar la finca de Rieux, donde pasamos tan alegres +días durante nuestra niñez.</p> + + + +<h3><a name="LXI" id="LXI"></a>LXI</h3> + +<p class="fecha"> +14 de septiembre de 1804.<br /> +</p> + + +<p>Me hallo en Belley, adonde he ido a buscar a mi Alfonso para las +vacaciones. Le he visto en el patio en cuanto he llegado; estaba tan +emocionado como yo misma: ha venido corriendo, y tan pálido, que llegué +a creer que iba a desvanecerse. ¡Ah! ¡Cómo nos hemos abrazado los dos! +¡Pobre hijo mío!</p> + +<p>Mañana ha de pronunciar un discurso, con motivo de los ejercicios con +que los jesuitas tienen costumbre de manifestar en público los adelantos +de sus mejores discípulos. Esto me preocupa tanto como si fuese yo quien +debiese hablar.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Hay aquí una larga interrupción.</p> + + + +<h3><a name="LXII" id="LXII"></a>LXII</h3> + +<p class="fecha"> +5 de febrero de 1805.<br /> +</p> + + +<p>Hoy he asistido a una toma de hábito de religiosas hospitalarias, en el +hospital de Mâcón. En el discurso que en semejantes casos se acostumbra +a hacer, se ha dicho que las que acogía la religión, abrazaban para +toda la vida un estado de mortificación y penitencia, y ceñían una +corona de espinas a su cabeza. Yo he admirado mucho tanta devoción; pero +he reflexionado sobre la de las madres de familia, que cumplen sus +deberes, y creo que también se aproximan a Dios sin tomar el hábito +religioso. Y debe calcularse que, cuando se casa una mujer, hace voto de +pobreza, puesto que pone toda su fortuna en manos de su marido, de la +cual no puede disponer sin su permiso. Hace también voto de obediencia a +su propio marido y de castidad, puesto que tampoco le es permitido dar +oídos a la menor palabra amorosa de otros hombres.</p> + +<p>Se consagra igualmente a la caridad, que ejerce a la par con su marido, +sus hijos y sus criados, a quienes tiene obligación de cuidar en sus +enfermedades, e instruirles, dándoles buenos consejos. No tengo, pues, +nada que envidiar a las hermanas hospitalarias: yo también cuidaré de +cumplir fielmente mis deberes, tan difíciles como los suyos y quién sabe +si algo más. Estas reflexiones han endulzado mucho mi espíritu, y he +vuelto a renovar ante Dios los juramentos que hice al contraer +matrimonio, rogándole me conceda la gracia y fuerzas indispensables para +cumplirlos exactamente.</p> + + + +<h3><a name="LXIII" id="LXIII"></a>LXIII</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo de Ramos de 1805.<br /> +</p> + + +<p>Reina por estos contornos un extraordinario bullicio con motivo de la +próxima llegada del Emperador. Mi hermana se encuentra todavía a mi +lado; ambas estamos muy inquietas porque se nos ha dicho que debemos +dar alojamiento a Monseñor de Pradt, obispo de Poitiers, limosnero del +Emperador, y más tarde arzobispo de Malines, tan célebre por su +adulación y por su ingratitud con Napoleón, después de su caída. Me +desagrada tener que hospedar a semejante personaje.</p> + + + +<h3><a name="LXIV" id="LXIV"></a>LXIV</h3> + +<p class="fecha"> +Lyón, 26 de abril de 1805.<br /> +</p> + + +<p>Mi venida a Lyón ha tenido por objeto ver al Papa.</p> + +<p>Estoy aquí en compañía de mi hermana. He visto al santo padre cuando +paseaba por el jardín del palacio del obispo. Ayer estuve a oír la misa +del Papa en la iglesia de San Juan; vi perfectamente todas las +ceremonias, pero me costó mucho trabajo poder llegar hasta su trono para +besarle la chinela; sin embargo, tuve por fin esta satisfacción. Este +anciano tiene verdaderamente el aspecto de un santo, como también +algunos de los prelados que le acompañan.</p> + + + +<h3><a name="LXV" id="LXV"></a>LXV</h3> + +<p class="fecha"> +12 de mayo de 1805.<br /> +</p> + + +<p>Aumenta nuestra fortuna: mi marido acaba de comprar la casa de M. de +Ozenay; tiene un jardincito, y es muy espaciosa; la amueblaremos para +habitarla este verano, Dios mediante.</p> + +<p>Mi marido me entrega ciento veinte pesos mensuales y los frutos +naturales que proceden de nuestras dos fincas, para sostener la casa y +pagar el colegio de Alfonso, lo cual es más que suficiente. Cada día +admiro más las prodigalidades de la divina Providencia para con +nosotros.</p> + +<p>Mi cuartito está muy bien arreglado, y cuantos nos visitan dicen que es +muy bello. Comprendo que estoy demasiado bien en este mundo y que tengo +mayores bienes de los que me pertenecen. He leído un tratado místico +sobre la dulce virtud de la confianza, que me ha hecho un gran bien. Es +el tesoro por excelencia, el dulce abandono a la voluntad celestial.</p> + + + +<h3><a name="LXVI" id="LXVI"></a>LXVI</h3> + +<p class="fecha"> +20 de agosto de 1805.<br /> +</p> + + +<p>El hermoso cuarto en el cual estoy instalada desde ayer, será +probablemente el último cambio de habitación que yo haga; en él moriré, +sin duda. (En él murió efectivamente.)</p> + +<p>Alfonso llegó ayer. Me preocupo mucho por él y por sus hermanas, pues no +veo medio de educarlos fácilmente. Sin embargo, cuando me veo rodeada de +estas seis hermosas criaturas, me siento orgullosa y satisfecha. Ruego a +Dios me dé las luces necesarias, al objeto de cumplir debidamente mis +obligaciones con respecto a mis hijos.</p> + + + +<h3><a name="LXVII" id="LXVII"></a>LXVII</h3> + +<p class="fecha"> +9 de noviembre de 1805.<br /> +</p> + + +<p>Hemos venido a pasar unos días en el castillo de Monceau, propiedad de +mi cuñado. M. de Lamartine, el ángel de la familia, y Mme. de Villars, +nuestra Providencia, están con nosotros. Aquí se reúnen los vecinos más +distinguidos, y entre ellos se encuentran M. Blondel, el abate Bourdon y +el comendador Folin; cada uno de estos ancianos cuenta a porfía +instructivas anécdotas. Llevamos una vida deliciosa; el tiempo es +precioso y paseamos mucho; durante las veladas, se cuentan historias. +Pero no estoy bien de salud: me ha salido como un fuego en la cara, y +voy persuadiéndome de que mi tez se agosta; no he de ocultar que siento +mucho esta fealdad. No obstante, si hay en ello humillación, puede ser +que encierre una gracia que me aparte del mundo alejando de mí sus +miradas. Me someto gustosa, pero no sin molestia, pues hubiera querido +verme dispensada de la ley común, conservando en mi vejez los atractivos +de la juventud. Con frecuencia me olvido de que ya cuento treinta y ocho +años, y todo cuanto me lo recuerda me es desagradable. Dios mío, haced +que acuda siempre a mí el recuerdo de la nada y tened compasión de esta +débil mujer.</p> + + + +<h3><a name="LXVIII" id="LXVIII"></a>LXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 6 de julio de 1806.<br /> +</p> + + +<p>Otra vez estoy en mi retiro, donde me hallo más en paz con mi especial +manera de ser. Es cierto que amo al mundo, pero también amo el +recogimiento que me proporcionan mi jardín y mi cuartito.</p> + +<p>Hemos hecho mis hijas y yo, montadas en asnos, una excursión a las +ruinas y lugares vecinos; hemos bebido leche, hemos charlado largamente +con los aldeanos que me conocen, y que parece que me quieren por +haberles dado consejos y remedios para sus hijos: esto me satisface. +Siempre gusta uno de ser amado, y no deja de ser conveniente y agradable +el cariño de las pobres mujeres del campo; nunca se pierde el tiempo +empleado en hacer el bien y en adquirir simpatías.</p> + + + +<h3><a name="LXIX" id="LXIX"></a>LXIX</h3> + +<p class="fecha"> +7 de septiembre.<br /> +</p> + + +<p>Mi marido ha vuelto de la posesión que su hermano tiene en Dijón. Nos +hallamos nuevamente en Saint-Point, lugar que, a decir verdad, prefiero +a todos, a pesar de los destrozos del castillo; quiero encerrarme en un +retiro moral aún más profundo. Conviene alguna vez aislar nuestro +corazón en la soledad y en el silencio.</p> + + + +<h3><a name="LXX" id="LXX"></a>LXX</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo, 24 de septiembre.<br /> +</p> + + +<p>Estos días los he pasado completamente retirada; únicamente el señor +cura nos ha acompañado a comer algún día que otro.</p> + +<p>El día no resulta bastante largo para todo lo que yo quisiera hacer, y +mis fuerzas se agotan antes que la voluntad y el deber.</p> + +<p>Voy todos los días a misa a eso de las siete, como me propuse en un +principio. Mis hijas me acompañan. Después de la misa nos desayunamos y +comenzamos a trabajar, alternando nuestras tareas con la lectura de la +Biblia; después y hasta la hora de comer, mis hijas dan lecciones de +gramática e historia. Con estas ocupaciones, el tiempo lo encontramos +corto. Después de comer tenemos una hora de recreo. Luego volvemos a +tomar nuestra labor y alguna lectura amena que yo escojo siempre, +procurando que sea tan agradable como instructiva; algunas veces +recitamos de memoria algunos párrafos de la historia o de la gramática. +Vamos luego a rezar nuestro rosario a la iglesia o a nuestro gabinete; +paseamos después hasta la noche, y durante la velada, mientras yo juego +al ajedrez con mi marido, las niñas se entretienen aprendiendo de +memoria algunas de las fábulas de La Fontaine.</p> + +<p>Mientras no ocurra novedad alguna que nos interrumpa, esta es la vida +ordinaria que llevo con mis hijas, con las diferencias naturales que +exigen las diversas estaciones del año; mi principal objeto es +inspirarles mucha piedad, ocupándolas siempre en cosas útiles.</p> + +<p>Ayer recibí carta de mi Alfonso; está bien de salud; me parece un sabio +en la manera de escribir.</p> + + + +<h3><a name="LXXI" id="LXXI"></a>LXXI</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 25 de septiembre.<br /> +</p> + + +<p>Mi pobre esposo ha sufrido una pérdida de cuatro mil doscientos pesos. +El comerciante encargado de vender el vino se ha declarado en quiebra.</p> + +<p>Esta gran desgracia mi marido la sufre con la mayor resignación.</p> + +<p>Según se dice, el comerciante de vinos, que es de Nuits, resulta ser un +desgraciado, pero de una honradez sin límites. Esta mañana ha venido él +mismo a anunciarnos la suspensión de pagos, diciendo que va a convocar a +todos sus acreedores para que se repartan cuanto le queda, y que no se +reserva nada para él. ¿Cómo no apreciar semejante conducta y no +compadecer a quien nos arruina tan contra su voluntad? Porque no hay +duda que vamos a quedar por ello pobres durante todo el año, ya que sólo +contábamos con la suma que se ha perdido. ¡Hágase la voluntad de Dios! +Admiro la calma de mi marido después de semejante contratiempo; él +sufre, sin embargo, por mis hijos y por mí; pero exteriormente, es +decir, en cuanto no nos hiera materialmente a nosotros, es un hombre de +bronce.</p> + +<p>Alfonso debía regresar el día 17 del colegio; fui a recibirle en Mâcón. +Llegó por la noche, solo. Le encontré mucho mejor de lo que esperaba; es +ya cuatro dedos más alto que yo, está algo flaco y pálido; parece un +buen muchacho: los jesuitas, sus maestros, se admiran de sus facultades; +ha venido cargado de coronas, premios, discursos en latín y en francés, +versiones y poesías latinas y... a pesar de todo, es modesto sin +petulancia alguna. Lo que me ha agradado también mucho es que parece +inclinado a la piedad. ¡Dios lo quiera! ¡Porque creo que es lo único que +puede hacerle feliz!</p> + +<p>Después de su llegada he corrido a la iglesia, llenos los ojos de +lágrimas de alegría, a dar gracias a Dios por el gran favor que acaba de +hacerme con el feliz regreso del hijo de mi corazón.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Al presentar a Alfonso a toda la familia en Monceau, he sentido un poco +de orgullo. Sin embargo, no le encuentro el tono tan dulce como yo +quisiera. Creo que debo alejarle de mí, que tanto le amo y que tanto le +mimo por añadidura; y por otra parte, he de mimarle por condescendencia. +¡Cuan difícil es formar un hombre!... Tanto mi marido como yo nos +encontramos apurados para acertar en lo que debemos hacer con él.</p> + +<p>Adora la carrera militar, que es la de su padre: ¡pero esa guerra contra +la Prusia devora tantos y tantos jóvenes! y además, la carrera de las +armas es mortal de necesidad para la juventud inocente.</p> + + + +<h3><a name="LXXII" id="LXXII"></a>LXXII</h3> + +<p>Mi madre vuelve a la ciudad el 25 de diciembre de 1806.—He aquí lo que +se lee en su <i>diario</i> del 2 de enero de 1807:</p> + +<p class="fecha"> +2 de enero.<br /> +</p> + + +<p>Hoy he quedado convencida de que camino aceleradamente hacia la +eternidad.</p> + +<p>Las virtudes en que yo pienso fijar especialmente la atención este año, +son la dulzura y la humildad. Me parece que son las principales. Quiero +hablar poco de mí, sobrellevar con paciencia las contrariedades y las +humillaciones que pueda soportar sin menoscabo de la dignidad humana, no +rebuscar en mi tocado vanidad alguna, no reprender a mis hijos y a otras +personas con acritud ni enredarme nunca en discusiones; quiero asimismo +no decir jamás una palabra que pueda molestar al prójimo, presente o +ausente. Estos son mis proyectos durante este año; si puedo cumplirlos +fielmente, habré empleado bien el tiempo.</p> + + + +<h3><a name="LXXIII" id="LXXIII"></a>LXXIII</h3> + + +<p>No hay nada de particular en las anotaciones de este año hasta el mes de +septiembre, en el cual se lee:</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Vivo sola en Milly con mis hijas y mis libros; esta soledad me encanta. +He dado esta tarde un gran paseo por la montaña de Craz, situada detrás +de nuestra casa, sobre nuestras viñas. Estoy sola; gusto mucho, durante +las horas de la tarde, de irme sola y lejos. Amo mucho el otoño y los +largos paseos, sin otro entretenimiento que mis impresiones; éstas son +grandes como el horizonte y llenas del espíritu de Dios. La Naturaleza +conmueve mi corazón bajo mis reflexiones, y me infunde cierta tristeza +que me fascina; no sé lo que es, pero siento una especie de armonía +secreta entre nuestra alma infinita y el infinito de las obras de Dios. +Cuando vuelvo la vista y observo desde lo alto de la montaña la luz que +brilla en el interior del cuarto de mis hijas, bendigo y doy gracias a +la Providencia por haberme concedido este nido, casi oculto a la vista +de todo el mundo, para dar calor y vida a los hijos de mi alma.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Todos los días, por la tarde, digo una oración de muy pocas palabras: un +cántico interior que ninguna persona llegaría a entender; pero vos, Dios +mío, vos lo comprendéis muy bien, como entendéis el zumbar de los +insectos entre las florecillas de los matorrales y el ruido de la hoja +seca, juguete del viento.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>En el año 1807 sólo contiene el <i>diario</i> misteriosos exámenes de una +conciencia escrupulosa hasta el extremo, y obligaciones de una madre +para salvar de todo peligro a sus hijos. De regreso a la ciudad para +pasar en ella el invierno de 1808, vuelve a tomar la pluma alguna que +otra vez, pero la pluma parece que se resiste a trazar sus ideas. 1808 y +una parte de 1809 faltan. Véase, no obstante, lo que sucedió entonces a +mi familia.</p> + +<p>Había por aquel tiempo en Mâcón una bellísima joven perteneciente a +cierta familia muy distinguida; era elegante, hermosa y de espíritu +recto y cultivado, quien inspiró a su hijo una de aquellas inclinaciones +infantiles e inocentes y puras, que son siempre, mejor que las +explosiones, el presentimiento del amor. No obstante las diferencias de +edad, temían entrambas familias pudiera traer aquella simpatía +consecuencias que no entraban en sus cálculos.</p> + +<p>Por este motivo, acordaron alejar de allí por algún tiempo al joven bajo +el pretexto de un viaje a Italia. Creíase, no sin razón, que el aire de +los Alpes desvanecería aquella fantástica imaginación.</p> + +<p>Veamos el manuscrito.</p> + +<p>Aquellos pensamientos prudentísimos casi no existen en él: su +imaginación se ocupa exclusivamente en buscar el bien para su hijo.</p> + + + +<h3><a name="LXXIV" id="LXXIV"></a>LXXIV</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo, 26 de noviembre de 1809.<br /> +</p> + + +<p>Me ocupo en leer las <i>Memorias</i> de Mme. Roland, cuyo marido fue ministro +al principio de la Revolución, por la cual Mme. Roland fue guillotinada. +Hubiera sido esta mujer un gran talento, un carácter, un dechado de +virtudes, si durante su juventud no se hubiese penetrado del +deslumbrante y falso espíritu que entonces reinaba, arrastrándola en la +detestable cima, desde la que derrumbó el mundo, perdiéndose a sí +propia; porque fueron sus opiniones las que la condujeron a la +guillotina.</p> + +<p>Sus Memorias están bien escritas y me han interesado, pero no he leído +nada de lo que se trata de religión, puesto que habla de ella bastante +mal. No he querido que mi hijo leyera dichas <i>Memorias</i>, a pesar de que +lo ha deseado mucho. Ya sé yo que él puede hacerse, a pesar mío, con +cuantos libros quiera, pero al menos no deberé reprocharme el haberle +dado autorización para leerlos y menos proporcionárselos.</p> + +<p>He pensado asimismo que el hombre se permite a cierta edad leer cuantos +libros se le presentan, bajo el pretexto de que ya no corre peligro; sin +embargo, siempre esto es peligroso, ya que la fe puede extraviarse a +todas las edades; debe estar siempre prohibido el combatir con el +espíritu. El hombre acaba por llenar su cabeza con el abigarramiento de +toda especie de lecturas; así es que sólo a la prohibición de aquellas +que, aun agradables, pueden ser peligrosas, debe confiarse la +conservación de las sanas creencias.</p> + +<p>Ha muerto en Mâcón M. Sigorgne, a la edad de noventa años. Como era un +sabio, había sostenido correspondencia con J. J. Rousseau sobre la +religión y sobre la filosofía. Gran amigo de M. de Lamartine, mi cuñado, +dio por amistad lecciones de matemáticas a mi Alfonso. Era uno de estos +monumentos antiguos que no quisiéramos jamás ver derrumbados. Amamos el +tiempo cuando somos jóvenes, pero al llegar a viejos, el amor se +convierte en veneración.</p> + +<p>Alfonso irá a pasar este invierno a Lyón para que se vaya acostumbrando, +poco a poso, a los usos y costumbres de la alta sociedad.</p> + +<p>Ha marchado en compañía de M. de Balathier, persona de excelentes +modales; estamos muy contentos de semejante oportunidad, porque ella +será causa que le privará de las malas compañías de otros jóvenes de su +edad.</p> + +<p>Me encuentro sola con mis cinco hijas, todas ellas fáciles de ser +conducidas al bien. Nuestra vida aseméjase a la de un monasterio: por la +mañana leemos en comunidad algo piadoso, luego estudiamos juntas la +historia antigua; me agrada e interesa tanto como a las niñas. Después +de comer se trabaja un poco; al caer la tarde rezamos también juntas, y +durante la velada, acostumbramos a leer alguna de las comedias de +Moliere. Creo yo que no hay en ello ningún mal, pero suprimo las +palabras que creo peligrosas. Después de esto, rezamos la oración de la +noche; de esta suerte el día pasa ligero. ¡Que nuestras oraciones +aprovechen a nuestras almas! Si fuera yo libre, creo que me consagraría +completamente a Dios.</p> + + + +<h3><a name="LXXV" id="LXXV"></a>LXXV</h3> + + +<p>Mi esposo se halla en Mâcón, en el consejo general del departamento, +presidido por M. Denon. M. Denon es hombre de bastante edad, pero joven +de ingenio. Este señor ha estado con nosotros unos días y nos ha contado +sus viajes a Egipto con el Emperador; dice que diseñaba las batallas +durante los combates.</p> + +<p>Ha colmado a mi marido de distinciones, y le ha propuesto hacerle +nombrar diputado; pero mi marido ha dicho que podría encontrarse, si +llegaba el caso, entre su conciencia y su fortuna, y que prefería, por +lo tanto, sacrificar toda grandeza mundanal a la oscuridad y paz de su +conciencia. Admiro y respeto mucho los motivos que le obligan a obrar de +tal manera, aunque mi amor propio disfrazado bajo el color de la fortuna +de mis hijos, me conduzca a desear tales honores, y la natural forma y +nombradía que lleva consigo un cargo semejante.</p> + + + +<h3><a name="LXXVI" id="LXXVI"></a>LXXVI</h3> + +<p class="fecha"> +7 de enero de 1810.<br /> +</p> + + +<p>La peligrosa ociosidad en que se encuentra mi Alfonso me tiene inquieta. +En estos momentos, es cuando necesito para él todo el socorro divino que +siempre he solicitado.</p> + +<p>Sus pasiones empiezan a desarrollarse; temo que su juventud y su vida +sean demasiado borrascosas; le veo de continuo melancólico y agitado; no +sé lo que pretende. ¡Ah! quisiera encontrar el medio para tenerlo +contento. Nos critican por haberle dejado ir a pasar el invierno a Lyón, +fiados en su buena fe; pero los que tal hacen desconocen las razones que +hemos tenido para ello. Muchas veces conviene dejar que diga el mundo lo +que quiera y hacer lo que nosotros creamos mejor. El parece que desea +adquirir relaciones y tiene afición al estudio; contando con recursos +suficientes, es mucho más fácil en una población grande ocupar el +tiempo, huyendo de los peligros de la ociosidad, que en una población +pequeña, donde hay que hacer siempre la misma cosa. Por otra parte, +estoy muy contenta de que todo el mundo no lo vea así, porque siendo, +como es, de aspecto gallardo y elevada estatura, podría también tentar a +los agentes del Emperador para que no admitiesen en reemplazo suyo el +substituto que le hemos comprado para que sirva en el ejército.</p> + + + +<h3><a name="LXXVII" id="LXXVII"></a>LXXVII</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 11 de abril de 1810.<br /> +</p> + + +<p>Desde ayer estoy en este pueblo con Cecilia y Eugenia; el tiempo es +magnífico; he querido venir a gozar de una hermosa mañana de primavera, +y lo he conseguido por completo. Hoy, desde que me he levantado, he +estado en mi jardín por espacio de más de tres horas leyendo, rezando, +reflexionando y dando gracias a Dios por sus beneficios, que procuro +aprovechar tan bien como es posible. La hora ha sido deliciosa, los +árboles están cargados de flores y capullos que perfuman el aire.</p> + +<p>Empiezan a brotar las hojas, a cantar los enamorados pajarillos y a +zumbar los insectos. Es esta la época en que resucita la Naturaleza de +su muerte aparente durante el invierno, y en que más se disfruta de ella +en estos solitarios parajes. Por desgracia, tengo necesidad de volver a +la ciudad, donde he de permanecer algún tiempo. Será la voluntad de Dios +el que yo me aleje de estos sitios; cúmplase, pues, su santa voluntad.</p> + +<p>El domingo estuvo a comer con nosotros M. Morel, distinguido dibujante y +buen músico; es él quien ha trazado la mayor parte de los jardines +ingleses que admira todo el mundo en los alrededores de París. Ha venido +aquí para hacer algunos trabajos que le ha encargado M. Rambuteau. He +tenido ocasión de hablarle y me ha dicho que había sido muy amigo de mi +madre y de mi padre, con lo cual he tenido una alegría grande; en su +consecuencia, le he convidado a comer y he tenido la satisfacción de +entrar en relaciones con él. Es ya muy viejo, pero conserva +perfectamente expedito el uso de todas sus facultades, a pesar de sus +ochenta y cuatro años, lo cual se atribuye a su gran sobriedad; dice que +jamás ha bebido vino. Esto me ha confirmado en el propósito que yo tengo +hecho de no beberlo nunca.</p> + +<p>Creo ver mañana a M. Rambuteau, porque dice que ha asistido al +casamiento del Emperador y tengo deseos de saber algo de aquella +ceremonia tan magnífica, según dicen todos; las iluminaciones parecen +haber excedido a todo cuanto se había visto hasta hoy en su género. He +aquí una cosa que me hace reflexionar sobre la insignificancia de lo que +se ocupan los hombres, puesto que uno de sus mayores placeres consiste +en reunir algunos centenares de candilejas colocándolas unas junto a +otras, es decir, que podemos exclamar fundadamente: <i>¡Vanitas, +vanitatum!</i> un poco de luz, un poco de ruido y otro poco de humo; ¡esta +es la gloria a que todos aspiramos! ¡Y pensar que yo la deseo para mi +hijo!</p> + + + +<h3><a name="LXXVIII" id="LXXVIII"></a>LXXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 17 de abril de 1810.<br /> +</p> + + +<p>He pasado sola, en Milly, un día delicioso. Hace un tiempo precioso. +Nunca he paseado tanto. He leído el primer volumen de un libro +interesantísimo; se titula <i>Itinerario de París a Jerusalén</i>, por M. de +Chateaubriand. Es una obra excelente.</p> + +<p>Ayer fui a Changrenon a hacer una visita a madame Rambuteau, en compañía +de la cual se encuentran actualmente M. de Narbonne, su padre, su marido +y su hermana. Tenía curiosidad de volver a ver a M. de Narbonne, quien +había sido en otra época muy amigo de mi hermano mayor (secretario en la +embajada de Holanda y hombre distinguido). He hablado con él, y parece +persona muy amable; dicen que goza de la consideración del Emperador. Se +habla de él para el ministerio de Relaciones Exteriores. Ha hecho una +grande acogida a Alfonso, y le ha comprometido a que vaya a visitarle +cuando esté en París; pero tengo para mí que esto puede acarrear más +daño que utilidad. Yo no pido para mis hijos las grandezas de este +mundo; únicamente deseo para ellos un modesto y tranquilo bienestar, +adquirido en el cumplimiento estricto de sus deberes.</p> + + + +<h3><a name="LXXIX" id="LXXIX"></a>LXXIX</h3> + +<p class="fecha"> +11 de octubre de 1811.<br /> +</p> + + +<p>Alfonso me escribe desde Roma cartas llenas de entusiasmo sobre los +monumentos de esta ciudad célebre; mucho me gustaría estar en su +compañía, pero mi pobreza no me lo permite. Los gastos de su viaje nos +ayudan a cubrirlos sus tíos. Para este objeto, nos dieron ayer +trescientos pesos. Alfonso, si es económico, podrá pasar con +cuatrocientos pesos el invierno en Nápoles, pero como es joven y de +imaginación viva y ardiente, ¿qué va a hacer entregado a sí mismo en los +países lejanos? Yo, que aspiraba a verle partir, aspiro ahora a verle +volver; durante el día, lo recomiendo veinte veces a la protección +divina, ¡Qué desgracia es tener un hijo desocupado! A pesar de la +repugnancia de la familia por verle servir a Bonaparte, deberíamos mejor +pensar en él que en semejantes repugnancias; cuando se trata de los +hijos conviene hacer caso omiso de las opiniones políticas.</p> + +<p>Yo confío en que su amigo M. Almón de Virieu irá a reunírsele; es un +bellísimo sujeto, ya entrado en años, y que ha de serle de gran utilidad +en algunas circunstancias.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>En esta época fue cuando yo abandoné Roma para ir a Nápoles, en cuya +ciudad hice la vida errante y poética descrita en el episodio, verdadero +en su fondo, titulado <i>Graziella</i>. (Véase el primer volumen de las +<i>Confidencias</i>).</p> + + + +<h3><a name="LXXX" id="LXXX"></a>LXXX</h3> + + +<p>Hay aquí una grande interrupción.</p> + +<p>El <i>diario</i> no continúa hasta que su hijo ha vuelto de sus viajes, el 24 +de julio de 1812.</p> + +<p class="fecha"> +24 de julio.<br /> +</p> + +<p>Más de quince días hace que me encuentro aquí; fue el 7 de julio el día +que vine a establecerme; mi esposo ha estado en la ciudad con Cecilia. +Los primeros días creí disgustarme porque no experimentaba el placer +ordinario que siento cuando estoy en el campo, pero desde que vine, he +ido acostumbrándome poco a poco y me encuentro ya muy bien. Mis paseos +solitarios, el trabajo y la lectura en compañía de mis hijas y el +cuidado de algunos enfermos, todo ha recobrado para mí su interés +ordinario, y yo he estado tan bien como merezco, si puedo estarlo. +Solamente Dios sabe cuán escasos son mis merecimientos. Pero esta +tranquilidad ha sido turbada por una circunstancia.</p> + + + +<h3><a name="LXXXI" id="LXXXI"></a>LXXXI</h3> + +<p class="fecha"> +10 de agosto de 1812.<br /> +</p> + + +<p>Me encuentro ya en la deliciosa morada de mi cuñado el abate Lamartine, +en Montculot, en medio de bosques y de fuentes, en una especie de +desierto que parece una abadía. Debiera estar aquí en paz, y sin embargo +no es así; los cuidados de madre de familia me siguen por todas partes, +incluso aquí mismo. ¡Ah! ¡cuántos reproches debo echarme en cara! Soy +extremada en todo, toda del mundo, y en la soledad, acaso demasiada +austera; los objetos presentes agítanse con violencia sobre mis +sentidos; en fin, yo sufro. Ofrezco todas mis penas a Dios, rezo muy +poco y leo mucho; estoy excesivamente impresionada por la brevedad de la +vida y la necesidad de prepararme para la eternidad. Trato +frecuentemente de penetrarme de lo que recuerdo haber escrito una vez, +esto es, que yo no quería considerar esta vida más que como un +purgatorio, y que todas las penas que Dios me envíe debo encontrarlas +dulces en comparación de las que yo merezco. Lo que me hace temblar es +el porvenir de mis seis hijas. ¡Cuántos disgustos preveo por esta +causa!; pero el tormento que semejante previsión me ocasiona es +condenable, porque vengo probando de continuo que el socorro de Dios +jamás me ha faltado en circunstancia alguna, y que con mayor fuerza de +razón debo yo considerar ser éste el verdadero centro de mi vida.</p> + + + +<h3><a name="LXXXII" id="LXXXII"></a>LXXXII</h3> + +<p class="fecha"> +17 de diciembre de 1812.<br /> +</p> + + +<p>Nuevamente he regresado de Milly para instalarme en la ciudad: al pasar +por Changrenon he comido en casa de Mme. Rambuteau, lo cual me ha +causado un placer grande, porque hemos hablado mucho de personajes de +París que conocimos durante nuestra juventud.</p> + + + +<h3><a name="LXXXIII" id="LXXXIII"></a>LXXXIII</h3> + +<p class="fecha"> +31 de enero de 1813.<br /> +</p> + + +<p>Mañana se anuncia, al fin, el casamiento de mi primera hija, con un +gentilhombre del Franco Condado, que se llama M. de Cessia. Cecilia es +muy bella y más joven que él.</p> + +<p>A pesar de la diferencia de edad, él es muy bueno y razonable. A los +dieciséis años recibió una herida formando parte del ejército de Condé, +y cojea un poco. Vive con su padre; que cuenta ya ochenta y seis años, +de carácter imperioso y absoluto, y dos hermanos solteros. Es un +excelente casamiento que, aunque me preocupa un poco, espero ha de hacer +la felicidad de mi Cecilia.</p> + +<p>Alfonso está en París; ha sido muy bien acogido por M. de Pansey, +consejero de Estado y presidente del Tribunal de Casación. La prima de +Alfonso, madame de Pré, quien vive en compañía de M. de Pansey, es una +persona muy amable, aunque de mucha edad. Me admira que en las +postrimerías de la vida y cuando vamos a perder ya todo lo que pertenece +a este bajo mundo, seamos todavía sensibles a la ambición...</p> + +<p>He penetrado en el cuarto de Alfonso y examinado sus libros, quemando +aquellos que yo creo perjudiciales: he encontrado el <i>Emilio</i>, de J. J. +Rousseau; me he permitido leer algunas páginas; no me pesa, porque, los +párrafos que he visto me han parecido magníficos, y me han hecho un gran +bien, tanto, que voy por mí misma a copiar alguno. Es bien sensible que +semejante libro esté envenenado por tantas extravagancias, buenas +únicamente para ahuyentar la fe y el buen sentido de los jóvenes. +Quemaré este libro, y sobre todo, la <i>Nueva Eloísa</i>, más peligroso +todavía, porque éste exalta las pasiones al propio tiempo que debilita +el espíritu. ¡Qué lástima que un talento tan grande como el de Rousseau +enloquezca de este modo!</p> + +<p>Yo no temo nada por mí, puesto que mi fe está bien cimentada y es +superior a toda tentación; ¿pero y mis hijos, Dios mío?...</p> + +<p>Por causa de Alfonso he tenido hoy un gran disgusto: han enviado de Lyón +y de Italia a sus tíos y tías gran número de notas por las muchas deudas +que ha contraído durante sus viajes; la familia, que sabe que yo le +mimo, me hace responsable de sus desaciertos; me han hecho en este +sentido muchos cargos, por lo que he derramado lágrimas de amargura. +¡Ah! efectivamente: ¡las faltas de mi hijo son mis faltas! ¿Por qué no +hube de ser yo más severa para él desde un principio? El hubiera temido +el disgustarme, de esto estoy bien segura: es verdad que no me amaría, +tal vez con la misma pasión, y que después, por circunstancias más +graves, el temor de afligirme hubiera sido tal vez para él como una +segunda conciencia. ¡Todo se pagará; pero antes pagaré yo en reproches +fundados y lágrimas amargas las ligerezas de mi pobre hijo!</p> + +<p>Ahora se encuentra en París; M. de Larnaud, excelente sujeto, de ingenio +distinguido, vive en el mismo hotel y es íntimo amigo de mi cuñado, +quien acaba de recibir una carta confidencial de su amigo Larnaud, en la +que se le advierte que su sobrino está en peligro, porque, arrastrado +por sus amigos, se deja dominar por la pasión del juego; que pasa las +noches en casa de M. Livry, casa en la cual puede perder fácilmente +toda su fortuna, que si bien es cierto trabaja la mayor parte del día +con gran asiduidad, el cansancio del estudio y el poco dormir pueden +quebrantar su salud, si no lo alejan de París a todo trance.</p> + +<p>Al saber esto, me he puesto en camino inmediatamente para París, en +compañía de mi segunda hija, Eugenia, de quien he hecho mi confidente. +He tomado de la gaveta de mi marido todo el dinero que dejó en ella +cuando salió para Borgoña, donde se encuentra en casa del abate +Lamartine. Mi amiga, madame Paradis; mi cuñado, M. de Lamartine, y mis +cuñadas, me proporcionarán más. He escrito a mi esposo para prevenirle y +evitar al mismo tiempo la escena de reproches que él dirigirá +naturalmente a nuestro hijo al saber el género de vida que hace.</p> + +<p>Al llegar a París no quise apearme en el mismo hotel donde se aloja +Alfonso para no causarle una emoción de sorpresa demasiado fuerte y +dolorosa, y porque yo temblaba con motivo de la carta del buen M. de +Larnaud, ante el temor de que mi hijo estaría muy cambiado, y que +semejante cambio podría afectarme de una manera muy visible a sus ojos, +al encontrarme frente a frente sin ningún preparativo anterior.</p> + +<p>Determiné, por lo tanto, visitar antes secretamente a M. y Mme. de +Larnaud, para que me lo contasen y prevenirlo todo convenientemente. +Descendí, pues, ante una fonda de la calle Richelieu, muy cercana a la +que él habita; era aún de día. ¡Dios mío! ¡cuánto sufría al retardar +hasta el día siguiente el placer de abrazarle, después de visitar a M. y +Mme. Larnaud! Estaba yo abatida por la inquietud, llorando y rogando +sentada en un canapé, con los balcones abiertos. Eugenia se asomó a +ellos para ver pasar los coches que se dirigían a la Opera o al teatro +Francés; de pronto lanzó Eugenia un grito, diciendo: «¡Mamá, ven, creo +que veo a Alfonso!» Corrí a la ventana y le reconocí efectivamente: iba +en un elegante cabriolé que él mismo guiaba, acompañado de otro joven: +su aire era alegre y animado, lo cual me quitó gran parte del pesar que +me oprimía; acababa de ver que estaba bien. Todas mis inquietudes +desaparecieron al verle; no quise en manera alguna interrumpir su +diversión de aquella noche.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Al día siguiente me levanté temprano, con la impaciencia de ver a mi +hijo, y preocupada por el efecto que le había de producir mi visita, y +el temor de encontrarle delicado, poco dispuesto para venirse conmigo, o +acaso enredado en algún mal negocio. Por fin le escribí dándole cuenta +de mi viaje y de las razones que lo habían motivado: se presentó +inmediatamente y pareció como que se admiraba mucho de vernos, sintiendo +y deplorando la conducta que habíamos observado. Su salud me pareció +menos mala de lo que yo temía; me dijo que por ser yo quien había ido a +buscarle, se vendría a Mâcón, pero que con ninguna otra persona se +hubiera venido; me ha pedido algunos días para arreglar sus negocios, y +yo le he concedido ocho: estos días los aprovecharé enseñando a Eugenia +todo lo más notable que París encierra.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Sigue el <i>diario</i> con una extensa reseña de París, sus museos y +edificios más notables, expresando deseos de presenciar alguna diversión +pública, de lo que se abstiene por escrúpulos de conciencia.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Alfonso nos ha conducido hoy a Saint-Cloud en un cabriolé; es un sitio +en el cual pasé la mayor parte del tiempo de mi niñez, cuando mi madre +educaba a los hijos del duque de Orleans; en aquellos fui yo +extremadamente feliz; salí de allí a los quince años, y desde entonces +no había vuelto a ver aquellos lugares, a pesar de que tenía grandes +deseos y muy gratos recuerdos de ellos. He paseado todo el parque +acompañada de Alfonso y Eugenia; les hacía notar árbol por árbol todos +los sitios en donde había yo jugado cuando niña; hubiera querido poder +enseñarles las habitaciones, pero esto no fue posible, porque la +emperatriz María Luisa las tiene actualmente ocupadas.</p> + +<p>He dado a Alfonso todo el dinero que yo me había traído, para pagar las +deudas adquiridas en el juego.</p> + +<p>Me he dejado llevar a la Opera por M. y Mme. de Larnaud, quienes me han +asegurado que semejante espectáculo no viene a ser más que una academia +musical, y, por consiguiente, la Iglesia no lo prohíbe. Me he alegrado +mucho de verlo, porque tenía de ello una idea bastante exagerada; no me +ha producido la extrañeza que yo me figuraba, según lo que había oído +decir; antes al contrario, he sentido una impresión de compasión por +aquellas gentes y, a la vez, de cuando en cuando, decíame a mí misma: He +aquí la reunión de todas las artes, de todas las reputaciones y +talentos, ¿y esto es lo que ha concedido la celebridad en todo el mundo? +¿nada más que esto? Me pareció algo así como una gran función de +polichinelas; un juego de niños bien combinado, cuatro diabluras, un +poco de fuego producido con alcohol, contorsiones de toda especie y +máquinas cuyos secretos se adivinan en seguida, ¡esto es todo! ¡hombres! +¡hombres!...</p> + +<p>Cuando sentí verdadera compasión por el público, que llenaba el teatro, +fue al advertir que muchas personas demostraban fastidio y otras +permanecían dormidas desde que dio principio el espectáculo.</p> + +<p>He conseguido alejar a mi hijo de aquel abismo de seducciones. He vuelto +por Rieux, tierra de mi padre, en donde he pasado quince días al lado de +mi hermana. El día antes de mi salida mandé celebrar una misa en memoria +de mis padres junto a su tumba, donde descansan sus cenizas.</p> + +<p>El recibimiento de mi marido y de la familia ha sido tan tierno para mí, +como frío para mi hijo. Hemos vuelto a Milly. Alfonso parece conformado +con esta soledad; trabaja, lee, escribe; siempre en su cuarto; por la +noche, junto al hogar, se habla con los vecinos de las derrotas de +nuestro ejército y de las calamidades que las locuras de Bonaparte han +atraído sobre Francia. La Europa entera se ha puesto sobre él: ¿qué será +de esta desgraciada Francia, invadida por innumerables ejércitos +extranjeros que ha provocado al mismo tiempo, así en España, como en +Rusia y Alemania? ¡Dios mío! ¡cuán cara tienen que pagar los pueblos la +pretendida gloria de los conquistadores y de los ambiciosos!</p> + +<p>Todos los hombres solteros han sido llamados a las armas, los impuestos +se han cargado extraordinariamente. Nosotros, por economía, hemos +vendido nuestro caballo.</p> + + + +<h3><a name="LXXXIV" id="LXXXIV"></a>LXXXIV</h3> + +<p class="fecha"> +31 de diciembre de 1813.<br /> +</p> + + +<p>Estamos refugiados en Mâcón; todos los días corre la noticia de que los +enemigos van a venir; hay quien asegura ya que han pasado por Génova. He +ido a Milly para esconder un poco de trigo por lo que pueda ocurrir, que +me parece será de importancia. ¡El año que hoy acaba, ha parecido un +sueño sangriento de Bonaparte! ¡Qué será, Dios mío, el que empieza +mañana! Tengo esperanza de que caerá...</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Estos puntos suspensivos indican bien claro su deseo de la caída de +Bonaparte y de la vuelta de los Borbones, los reyes queridos de su +niñez.</p> + + + +<h3><a name="LXXXV" id="LXXXV"></a>LXXXV</h3> + +<p class="fecha"> +9 de enero de 1814.<br /> +</p> + + +<p>Han llegado los enemigos hasta Besançon junto a Lyón; se espera en este +sitio una batalla: no sé si deba preocuparme o no por este esperado +acontecimiento: el peligro produce sangre fría y concentra en el +corazón todas sus fuerzas. Espero y creo en Dios.</p> + +<p>Las gentes están agitadísimas, y cada cual se deja llevar por sus +opiniones. Hago esfuerzos para no decir nada en contra del espíritu de +paz y caridad que debe reinar entre los verdaderos cristianos, y a pesar +de mi excesiva moderación soy criticada. No importa, tengo fuerza de +voluntad para sufrirlo todo.</p> + +<p>Mis ocupaciones y mis gastos son grandes; tengo poquísimo dinero, puesto +que mi viaje me arruinó, y mi marido no quiere reducir nuestros gastos.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Hasta el día 10 de marzo de 1814 el <i>diario</i> no es más que un confuso +relato de maniobras de los ejércitos austriacos y franceses, que toman y +vuelven a tomar, cada uno a su vez, la ciudad de Mâcón y demás +poblaciones vecinas. La batalla del 10 de marzo entre los soldados de +Angereau y los del general austriaco Bianchi, a las puertas de la +población, se observa con todas sus peripecias en el hogar desgraciado +de la atribulada madre que tiembla por la vida de su familia.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>El día 10 (jueves) han tenido otra batalla; los franceses, en número de +doce mil hombres, han atacado para rechazar a los austriacos. El combate +ha durado desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde con +igual ardor por ambas partes, pero al fin han sido rechazados los +franceses. Las pérdidas han sido casi iguales entre ambas partes; el +número de muertos y heridos dicen que asciende a cuatro mil hombres. No +hemos estado un momento sin oír cañonazos ni ver pasar heridos. ¡Qué +horrorosa jornada!</p> + +<p>Después de la batalla, la noche que ha precedido al día siguiente, han +sido saqueadas casi todas las casas de los alrededores de Mâcón y muchas +de la misma ciudad, como la mayor parte de los arrabales de san Antonio +y la Barre. Se han cometido muchos excesos de todas clases: He aquí el +resultado de esta guerra cien veces maldita. ¡Qué inmensa +responsabilidad para los culpables de estas desgracias! Pobres madres +que ignoráis en este momento la muerte de vuestros hijos, ¡cuál será +vuestro desconsuelo al recibir la infausta noticia!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Muchas señoras, el señor cura y yo nos hemos presentado al general +Bianchi, rogándole cesara el saqueo. Este general nos ha recibido muy +cortésmente, pero nos ha dejado ver que no se juzgaba dueño de dominar +por completo el pillaje: me parece, sin embargo, que ha tomado alguna +medida en este sentido, porque durante la noche han recorrido el pueblo +patrullas de soldados a caballo.</p> + + + +<h3><a name="LXXXVI" id="LXXXVI"></a>LXXXVI</h3> + +<p class="fecha"> +17 de marzo de 1814.<br /> +</p> + + +<p>Se encuentra refugiada en mi casa mi hija Cecilia, que ha venido huyendo +del Franco-Condado; el día 9 de marzo alumbró entre el tronar de los +cañones y los gritos lastimeros de los heridos. Por todas partes hay +soldados; estamos abrumados de gentes a quienes alimentar; tenemos un +general en casa, y damos de comer a los que le acompañan, en número de +veintiocho. Nos tienen arruinados.</p> + +<p>Alfonso está en Milly, en donde hay igualmente unos trescientos hombres; +cuatro oficiales se alojan en la casa con sus caballos y sus asistentes. +Se están temiendo siempre nuevas batallas; sin embargo, creo que se irán +alejando de estos contornos, porque las tropas francesas se encuentran +junto a Villafranca, y los austriacos entre esta ciudad y sus cercanías.</p> + +<p>Mi hijo Alfonso salió el 10, con M. Pierreclos, para asistir a la gran +batalla frente a Villafranca. Estuvieron un momento cercados por un +cuerpo austriaco que se adelantaba oculto detrás de una montaña. La +velocidad de sus caballos les salvó; sin embargo, algunas balas +atravesaron sus vestidos y uno de los caballos quedó herido. A pesar de +este percance, pudieron llegar a Pierreclos y a Milly, abandonados ya +estos pueblos por el enemigo.</p> + +<p>Ayer tuvieron otra batalla junto a Villafranca, en la que los franceses +fueron rechazados; se dice que las pérdidas han sido grandes por ambas +partes. Han entrado gran número de heridos. ¡Dios mío! ¿cuándo se +apaciguará vuestra cólera? ¡Perdonad nuestras faltas y haced que +nuestros males terminen!</p> + + + +<h3><a name="LXXXVII" id="LXXXVII"></a>LXXXVII</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo, 20 de marzo de 1814.<br /> +</p> + + +<p>Toda, la noche hemos tenido alojados algunos oficiales y algunos +soldados; cuerpo de guardia y centinelas en toda la casa. Por fin se han +marchado. Todo esto nos cuesta grandes tesoros, además de las cantidades +que ellos nos exigen en calidad de contribución.</p> + + + +<h3><a name="LXXXVIII" id="LXXXVIII"></a>LXXXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +Jueves Santo, 7 de abril de 1814.<br /> +</p> + + +<p>El domingo, día 20, fue tomada la ciudad de Lyón. El general Angereau, +que mandaba las tropas francesas, cesó el tiroteo junto a las mismas +puertas de la ciudad; el alcalde capituló, dejando tiempo bastante a las +tropas francesas para retirarse, lo cual verificaron por la puerta de +la Guillotiere, al mediodía de la ciudad. Ni el menor desorden hubo en +Lyón.</p> + +<p>Este hecho nos ha causado gran alegría, porque de seguir mucho tiempo +este continuo alojamiento de tropas, quedaríamos completamente +arruinados.</p> + +<p>Ha venido a vernos nuestro hijo Alfonso, que se encuentra en Milly, +administrando nuestras propiedades y los pueblos que lo han nombrado +alcalde. Los aldeanos lo quieren mucho. Les ha enseñado los medios de +hacer economías y contribuido él mismo para realizarlas. Todos dicen que +se ha portado muy bien durante su gestión administrativa. Estoy de ello +muy satisfecha.</p> + +<p>Según se dice, nuestra querida Francia, muerta en la actualidad, +resucitará, saliendo de la tiránica opresión en que está sumida dos años +hace.</p> + + + +<h3><a name="LXXXIX" id="LXXXIX"></a>LXXXIX</h3> + +<p class="fecha"> +10 de abril, día de Pascua.<br /> +</p> + + +<p>Lyón, Burdeos y París han levantado bandera blanca, y se han puesto la +escarapela del mismo color; Bonaparte ha sido declarado indigno del +trono que no ha sabido sostener, y dicen que irá a la isla de <i>Elba</i>, +que le ha sido concedida en soberanía, además de seis millones de renta +anual.</p> + +<p>Llega en este momento un correo de Lyón con bandera blanca; el +Ayuntamiento de aquí se ha reunido para resolver si se declararía la +caída de Bonaparte y la soberanía de los Borbones. Mi marido, mi yerno +M. de Cessia y Alfonso, han asistido; yo les animé cuanto pude, porque +para Francia no hay más salvación que la conciliación con Europa, bajo +la salvaguardia de los antiguos reyes que hoy se encuentran desterrados. +No creo que sea imprudente declararlo desde luego: el extremado ardor +con que yo defiendo lo que creo justo, me está produciendo serias +desazones; se me ha tachado de imprudente. Nada sabemos aún de positivo +sobre los acontecimientos actuales; se dice que París fue tomado el 31 +de marzo, y estamos a 10 de abril sin haber recibido todavía noticias +oficiales. Se temía igualmente que hubiera algún trastorno con motivo de +los pronunciamientos, y algo debe haber de verdad sobre esto porque +anoche hubo en el paseo una intentona.</p> + +<p>Hoy hemos pasado sin saber noticias de París, el pueblo estaba +excitadísimo, cuando allá sobre las seis de la tarde llegó un correo +portador del <i>Senatus consulto</i>, que declaraba la caída del imperio. El +gozo fue grande. Este aumentó por la noche con las noticias que se +recibieron de la abdicación de Napoleón y la exaltación de los Borbones. +Todo el mundo estaba en el paseo; éste parecía atestado materialmente, +el tiempo era magnífico; hablábanse las gentes sin conocerse apenas. Se +reunían, se felicitaban, se abrazaban; era aquello una manifestación +general de entusiasmo. Hubo luego iluminación y se prolongó el paseo +hasta la madrugada.</p> + +<p>Al día siguiente tuvo lugar la solemne proclamación del nuevo orden de +cosas, con músicas y luminarias; se dieron gritos de «viva el rey.» He +tenido hoy a comer y almorzar a muchos miembros del consejo provincial, +que han llegado de Mâcón, donde han sido convocados por el gobernador de +la provincia.</p> + +<p>He salido para Milly con mis tres pequeñitas. Estoy contenta y necesito +pasar aquí algunos días de reposo para ordenar en calma las ideas que +agitan mi cerebro.</p> + +<p>Mañana procuraré escribir algunas reflexiones que me han sugerido los +acontecimientos ocurridos.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>En las reflexiones que vamos a copiar, escritas en su retiro de Milly, +se advierte desde luego el sentimiento, tanto tiempo comprimido, que la +madre de familia abrigaba contra la dominación militar de Bonaparte, y +los deseos de que la Francia estuviera gobernada por un gobierno más +pacífico, que ella creía de buena fe había de ser el de los Borbones, a +cuya familia amaba desde su niñez. Esta página viene a ser el lirismo de +la esperanza, después de la desesperación. Un régimen tan odiado por las +mujeres no podía ser por ningún estilo todo lo popular que los +historiadores del partido quieren hacernos creer.</p> + +<p>Continuemos leyendo las impresiones de aquella madre amantísima.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p class="fecha"> +Milly, viernes 15 de abril.<br /> +</p> + +<p>Señor, jamás hubo en el mundo una criatura más colmada de vuestros +beneficios que esta humilde pecadora. A medida que voy avanzando en +edad, me encuentro rodeada cada día de una protección particular de +vuestra divina piedad. En medio de todo lo que acaba de suceder, no he +sufrido particularmente una sola desgracia. Mis hijos se encuentran +todos a mi lado. Conservo a mi único varón, cuando tantos otros padres +han perdido los suyos. Su salud se modifica de continuo, tanto, que +puede decirse ya que está del todo restablecido. Todo lo que os pido, +Dios mío, es que le hagáis un buen cristiano. Combato, por mi parte, +todo lo que puedo, todos los impulsos que la ambición pretende encender +en mi pecho; todo esto que pido es en bien de mi hijo, de su alma. Pero +al pedir en bien del alma (y no deseando realmente más que eso), siento +una tristeza y un desfallecimiento que me causa horror. Acaso este será +un castigo de Dios por haberme inclinado demasiado a las cosas mundanas; +será que se me advierte la pérdida de los goces verdaderos; yo así lo +creo, porque antes de ahora, cuando me dedicaba a Dios solamente, era +feliz en mi retiro, me alzaba sobre las miserias terrenales y sentía una +inexplicable alegría, pero en la actualidad no puedo, sin esfuerzo, +alcanzar este entusiasmo celestial. ¿Será que mis sentidos se entorpecen +al peso de los años? Sin embargo, mi salud es buena y mejor que otras +veces, lo cual es todavía otro de los favores por que debo dar gracias a +Dios. Mis hijas están igualmente buenas, creciendo a mi lado en virtud y +hermosura, porque sus figuras son simpáticas y su piedad grande: tanto +es así, que yo misma, algunas veces, he notado escrúpulos excesivos en +ellas que me he visto obligada a combatir. Cecilia y su marido están +todavía con nosotros; su hijo, mi nietecito, se está haciendo cada día +más hermoso; su madre se lo cría, y hace en esto muy bien; nunca me ha +gustado dar los niños a manos mercenarias.</p> + +<p>Va mejorando nuestra fortuna. Gozamos de la consideración y aprecio de +cuantos nos rodean y esto es una parte de los beneficios que Dios me +concede. Siempre debiera estar de rodillas para darle gracias o al menos +ocuparme continuamente de mis deberes proclamando su gloria, y empleando +por él todos los instantes que me concede y que tan buenos son, +entretanto que otros sufren amargamente.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Dios, porque es eterno, es paciente; esta frase no sé si de Bossuet o de +San Agustín, la recuerdo estos días al reflexionar sobre la caída de +Napoleón. ¡Qué ejemplo de la divina justicia!</p> + +<p>¡Cuántas ambiciones ha despertado el ver este coloso de la gloria +elevado sobre el inicuo pedestal de barro! Europa entera parecía +humillada bajo su poder; no tenía él más que desear y emprender +cualquier cosa, para verla realizada antes de que su misma ambición +pudiera apetecer. Mientras fue instrumento divino, nada pudo sostener el +curso de sus conquistas, de sus devastaciones, del trastorno general que +parecía efectuarse por él, sobre toda la superficie del globo. No podía +decirse a cuál virtud lo debía, porque la iniquidad le llevaba +encadenado a un desenlace ruidoso y brillante a la vez ciertamente. Pero +vosotros, los que, alucinados por esa gloria, admiráis el coloso de la +maldad, escuchad; escuchad, sí, un momento; atended un instante y veréis +este prodigio disipado, desvanecido, destruido en menos tiempo del que +necesitó para elevarse. ¿Dónde encontrar el rastro de su paso? Porque +habéis de saber que le servirá de mortaja lo mismo que se ha dado en +llamar su gloria, para ser enterrado bajo las ruinas de diversas +naciones y de montones de cadáveres sacrificados a su ambición +desmedida, a su crueldad sin límites.</p> + +<p>Empieza a renacer el reinado de San Luis con la ayuda y bajo la +protección divina.</p> + +<p>Ensalcemos la bondad de Dios con cánticos de alabanza que resuenen sin +cesar sobre la tierra.</p> + +<p>¡Que todas las madres enseñen a sus hijos himnos de gloria y de ventura +que ensalcen y glorifiquen la paz y la armonía!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Desde luego se comprenderá que un hijo cuya sangre era la de madre +semejante, y que además había estudiado en la historia de la antigua +libertad, no fuera jamás partidario de Napoleón Bonaparte.</p> + + + +<h3><a name="XC" id="XC"></a>XC</h3> + +<p class="fecha"> +9 de mayo de 1814.<br /> +</p> + + +<p>Ha sido nombrado mi esposo miembro de una comisión que debe ser +portadora de la adhesión del consejo general del departamento a los pies +del trono; partieron el 28 de abril. Voy a salir inmediatamente para +Lyón, pues quisiera estar allí para ver pasar a la señora duquesa de +Orleans, que se dice vendrá dentro de pocos días.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Este viaje no se efectuó, porque mi padre volvió de París después de +haber visto los príncipes, a los cuales era y fue invariablemente +adicto, pero sin alardear de ello. Se le ofrecieron grados y pensiones a +los que tenía derecho y que fueron repartidos entre los oficiales que +igual que él se habían separado de sus regimientos por no jurar lo +contrario a lo que su conciencia les dictaba. Todo lo rehusó mi padre, +pues decía que no quería gravar el estado de la nación cobrando un +sueldo que en aquellos momentos no necesitaba, tanto más, cuanto la +Francia se encontraba arruinada por el pago de tanta indemnización como +los invasores exigían. Léese en el <i>diario</i> de mi madre su admiración +vivamente expresada por el modesto y patriótico desinterés de mi padre. +Pasadas estas agitaciones, vuelve a la soledad, donde únicamente goza su +alma de completa tranquilidad.</p> + + + +<h3><a name="XCI" id="XCI"></a>XCI</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, sábado 17 de junio.<br /> +</p> + + +<p>Sólo en este pueblo me parece que gozo de paz y encuentro libre mi +espíritu. Aquí solamente puedo darme cuenta de todo lo que pasa por mi +alma, sobre todo durante las excursiones solitarias que acostumbro a +hacer por la campiña. He estado aquí dos días, y vuelvo a partir esta +noche a pesar mío. El campo es delicioso en este tiempo; yo estoy +siempre alegre en la época que atravesamos; alegre he dicho, ¡quién sabe +si algún grave pesar moral mata mi dicha! A bien que existen pocos +pesares y sufrimientos que los deliciosos hechizos de la Naturaleza no +consigan hacer olvidar.</p> + +<p>Dice Mme. Stäel en un libro que ayer leí, que para compenetrarse con la +Naturaleza es preciso amar a la religión. ¡Oh! ¡sí! es indispensable la +religión para disfrutar de los beneficios que Dios proporciona. Por otra +parte, ¿no llena nuestros corazones por entero? ¿No es todo amor? ¡Oh! +¡cuánto compadezco a las almas heladas y secas, que no han sido +calentadas jamás por su divino entusiasmo! Los que poseen estas almas +carecen de sentidos. Algunas veces he reflexionado sobre esta idea que +tengo: ya no sé si estoy en un error, porque puede ser que haya, tal vez +para ellas, en la eternidad otro género de felicidades más tranquilas y +menos inefables que las que serán otorgadas a las almas ardientes y +sensibles, que parecen haber recibido mayor cantidad de espíritu de vida +y de amor; pero así tampoco serán ellas más reprensibles, si desprecian +sus tesoros o si los prodigan tontamente a viles criaturas que no pueden +dar en cambio otra cosa que la muerte y la nada! ¡Oh, Dios mío! ¡Dios +mío! yo he probado frecuentemente y con grande amargura este error cruel +que se encuentra siempre adherido a todo lo que no sois Vos. Haced que +yo renuncie a semejante error, que yo sea vuestra en todo tiempo y +lugar. Semejante dicha la he reconocido yo y no ha faltado jamás, +siempre que la he buscado en su único origen: en Vos mismo.</p> + +<p>Todos los jóvenes de la nobleza y de la clase media realista se han +afiliado en la guardia de Corps. Mi hijo Alfonso también pertenece a +este distinguido cuerpo, y está muy satisfecho de haber ingresado en el +ejército; yo también estoy muy contenta: al menos está ocupado en algo. +Cuando no presta servicio en las Tullerías, permanece en Beauvais, y +dice que pronto vendrá a pasar con nosotros el correspondiente semestre +de licencia. No creo que permanezca mucho tiempo en el cuerpo, a pesar +de su ardor de militar, porque tiene la imaginación demasiado viva y el +espíritu demasiado inquieto para amoldarse a la disciplina de los +tiempos de paz. Su padre, sus tíos y yo estamos muy contentos de que +haya dado, como todos, pruebas de fidelidad a los Borbones; siempre será +ello pasar algunos años, después... quién sabe lo que ocurrirá. El +príncipe de Foix, su jefe, está, según dicen, encantado de su figura. Le +han nombrado inmediatamente instructor del picadero; estará en su +elemento, porque, después de los libros, lo que más ama son los +caballos. Su entusiasmo por la equitación es delirante.</p> + +<p class="top5">Por espacio de algunos días se interrumpe la relación del <i>diario</i>.</p> + + + +<h3><a name="XCII" id="XCII"></a>XCII</h3> + +<p class="fecha"> +25 marzo de 1815, día de Pascua.<br /> +</p> + + +<p>¡Qué diferencia entre el día de hoy y el de igual fecha del año pasado! +Nuestra paz ha sido un sueño solamente.</p> + + + +<h3><a name="XCIII" id="XCIII"></a>XCIII</h3> + +<p class="fecha"> +22 de julio de 1815.<br /> +</p> + + +<p>¡Con razón decía yo que nuestra paz había sido un sueño solamente! ¡Cuán +cruel ha sido el despertar! Otro sueño de desdichas que ha durado tres +meses; pero volveremos otra vez, así lo espero, a ser dichosos. ¡Quiera +Dios que así sea para todos! La vuelta de Bonaparte nos ha costado +muchísima sangre. La Francia está arruinada. Tenemos todavía en nuestro +suelo muchísimas tropas extranjeras, y temo que el tratado no esté +firmado aún; pero entretanto las condiciones son crueles. Esta es +nuestra situación.</p> + +<p>No he de repetir aquí todos los acontecimientos surgidos durante estos +últimos ocho meses; demasiado escritos quedarán en todas partes. +Solamente diré que a los primeros rumores de la vuelta de Bonaparte, +Alfonso corrió a París, adonde le llamaban sus aficiones y su deber; que +acompañó al rey hasta Bethune en medio de las mayores penas y fatigas; +que una vez allí, después de recibir la licencia y las gracias de los +príncipes, volvió a reunírseles, rodeado también de grandes peligros; y +que algún tiempo después, volvió a salir para Suiza. Pero ocurrió la +batalla de Mont-Saint-Jean, regresaron nuestros príncipes y regresó +también Alfonso a la patria, dirigiéndose a París, donde actualmente se +encuentra, haciendo las diligencias necesarias para obtener un empleo +diplomático. Abrigamos muchas esperanzas de conseguirlo.</p> + +<p>¡Qué horribles angustias hemos pasado! Basta decir que Mâcón ha sido +tomado a mitad de la noche, que yo desperté a las dos de la madrugada +entre el espantoso estruendo de los cañones, obuses y fusilería, +vivísimo en todas las calles, y los más siniestros gritos de +desesperación y de dolor. Nos creíamos todos perdidos. Me levanté de la +cama e hice levantar a Cesarina, la única de mis hijas que se encontraba +conmigo a la sazón, y una y otra, puestas de rodillas ante un Santo +Cristo, esperábamos el momento del sacrificio ofreciendo nuestras almas +a Dios.</p> + +<p>Luego pareció irse calmando todo. Los austriacos quedaron triunfantes, +pero no abusaron de la victoria; hubo algunas casas saqueadas pero +fueron aquellas en que se defendió el enemigo. Nosotros no recibimos el +menor daño personal, gracias a Dios, pero materiales, ¡tenemos ya +sufridos tantos!</p> + +<p>He aquí lo que me ocupó después del día 17 de septiembre: Cecilia, hace +como cinco semanas, tuvo una niña que cría ella misma y se llama +Celenia. Todo marcha muy bien. Alfonso sigue en París aún. Tanto como +deseamos las mujeres ser madres, y ¡ay! el serlo en estos tiempos hace +temblar al espíritu más fuerte.</p> + + + +<h3><a name="XCIV" id="XCIV"></a>XCIV</h3> + + +<p>Nuevamente sonríe a mi madre la dicha, y sólo satisfacción y contento +rebosan sus escritos. El día 13 de octubre de 1815 se publicaron los +esponsales de su segunda hija Eugenia, con M. Coppens de Hondschoote, +joven oficial, teniente coronel del regimiento que guarnece Mâcón, hijo +del antiguo señor de la villa de Hondschoote en Flandes. Una simpatía +mutua condujo el asunto rápidamente a su desenlace. Celebrose la boda en +Mâcón en el mismo día en que se inauguró una iglesia nueva. En la +descripción de esta ceremonia de familia se adivina una alegría maternal +inexplicable.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Acordose que la boda se celebraría en la iglesia nueva que debía +bendecirse en igual día; pertenecíamos a esta parroquia y estaba muy +cerca de nuestra casa. Luego, después de la bendición nupcial, que +atrajo mucha gente a la iglesia, nos retiramos. Todos mis hijos venían +junto a mí; Cecilia y Alfonso habían llegado hacía poco; mi pequeñita +Alicia estaba también; el tiempo era precioso: nos acompañaba toda la +oficialidad con su música tocando alegres aires. Eugenia estaba +encantadora: llevaba un vestido de tul bordado, un velo de raso blanco, +una guirnalda de lirios y rosas blancas y un ramo de las mismas flores; +estaba verdaderamente hermosa. Su marido, que tiene una arrogante +figura, iba radiante de satisfacción. Las calles estaban atestadas de +gente, así como la iglesia y sus alrededores; al volver, tuve muchísimo +miedo de que hubiese alguna desgracia, pero se tomaron muchas +precauciones para evitar los accidentes que la aglomeración de gentes +pudiera ocasionar.</p> + +<p>Casi todo el pueblo estaba invitado a pasar la velada en nuestra casa. +Como es natural, hube de trabajar mucho para preparar el recibimiento a +tan numerosa concurrencia. Había dispuesto la sala comedor, que es muy +grande, para salón de baile; la hice tapizar de un tejido verde, e +iluminar muy bien. El coronel nos mandó la música del regimiento, que +fue colocada en una habitación contigua, produciendo muy buen efecto, +combinada con el salón; mandé quitar la cama de mi cuarto que es muy +espacioso, e hice colocar una mesa para setenta cubiertos +aproximadamente, y otras dos en las que podían acomodarse otros tantos +entre una y otra. En un gran gabinete situado junto a mi dormitorio, +había igualmente otra mesa para que los caballeros pudieran cenar a +media noche con toda libertad. Todo esto me dio mucho trabajo +ciertamente, pero yo lo hice con mucho gusto y todo salió perfectamente. +Todo el mundo se retiró a la hora conveniente; estuve bastante agitada y +no fui yo seguramente la única. Cesó la algazara, acompañamos a los +novios al dormitorio y yo me retiré igualmente, después de rogar a Dios +por mis hijos y por mí.</p> + +<p>Al día siguiente, asistí a la misa mayor, en que oí un buen sermón +pronunciado con motivo de la inauguración de la nueva iglesia.</p> + + + +<h3><a name="XCV" id="XCV"></a>XCV</h3> + +<p class="fecha"> +19 de junio de 1817.<br /> +</p> + + +<p>Mi hijo Alfonso se encuentra en este momento viajando en la Saboya, +acompañado de la familia Maistre, cuyo sobrino, M. Luis de Vignet, +persona distinguidísima, es muy amigo de él. Este joven, de grande +ingenio y mucho talento, como el que yo supongo en mi hijo, tiene como +él también un carácter algo melancólico. Me recuerda la figura que yo +atribuí en mi juventud a Werther, de Goethe; pero él es, como su +familia, muy cristiano.</p> + +<p>Esta amistad, bajo esta correspondencia, me satisface por mi hijo, que +tiene necesidad de buenos ejemplos de fe positiva, porque su religión, +demasiado libre y demasiado vaga al mismo tiempo, me parece producida +por el sentimiento y no por la fe.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Como ya tengo indicado, mi hijo solicita un empleo diplomático; mi +hermano mayor y yo hemos despertado en él este deseo que le cuesta +buenos disgustos. Como quiera que en París no tenemos una protección +directa para abrir las puertas de las personas influyentes, y nuestro +nombre, aunque digno, no es de gran resonancia para llamar la atención +de los ministros, perdemos el tiempo. Alfonso se cansa e impacienta, no +pudiendo obtener una ocupación activa para su espíritu; y sus disgustos +recaen sobre mí y me afligen mucho.</p> + + + +<h3><a name="XCVI" id="XCVI"></a>XCVI</h3> + +<p class="fecha"> +20 de junio de 1817.<br /> +</p> + + +<p>Hoy me han hecho una proposición de matrimonio para mi hija tercera, +Cesarina. El joven que ha pedido su mano, creo yo que le conviene bajo +todos conceptos; a mí me agrada mucho. Se llama M. de***, y pertenece a +una conocida familia parisiense, ligada ya de antiguo con la mía. +Cesarina posee una belleza deslumbradora, completamente italiana; muchos +dicen que los rasgos de su fisonomía son los de una creación del pintor +Rafael de Urbino, que se conoce por la <i>Fornarina</i>. Yo no sé lo que en +esto habrá de cierto, pero sí sabré decir, que es una hermosa criatura +físicamente considerada, y lo que es algo mejor, muy franca, sencilla, y +altamente simpática a todo el mundo.</p> + +<p>Mi cuarta hija, Susana, será más hermosa aún, pero el género de su +belleza será completamente distinto; es la estatua del candor y la +virginidad.</p> + +<p>Sofía, menos seductora a primera vista, promete, sin embargo, atesorar +también grandes atractivos y ciertas cualidades de alma por complemento +superiores a todos los hechizos. ¡Oh! ¡qué hijas me ha concedido Dios! +¡Parece que la Providencia y la Naturaleza se hayan puesto de acuerdo +para favorecerme con sus dones! ¡Qué cuentas deberá rendir esta madre al +Señor de cielo y tierra!</p> + + + +<h3><a name="XCVII" id="XCVII"></a>XCVII</h3> + +<p class="fecha"> +Junio de 1818.<br /> +</p> + + +<p>Mucho trabajo me cuesta el favorecer las inclinaciones hacia el +apreciable joven M. de***, a quien estimo en mucho a causa de sus +excelentes cualidades y lo quisiera para esposo de mi hermosa Cesarina.</p> + +<p>La familia de mi marido se opone a este matrimonio por razones sociales +de bien poca monta por cierto, pero yo tengo la seguridad de que habrían +de ser felices uno y otro. El no tiene fortuna, es verdad, pero yo les +tendría en mi casa. Estoy obligada a esconder a la familia de mi esposo +la inclinación que siento por esta alianza, pero si yo hiciese, al +parecer, cierta violencia, no podría llegar jamás a conseguir la unión +de estas pobres criaturas. Entretanto me está ello pesando en la +conciencia; tal vez he cometido un error dejando entrever a estos +tiernos corazones que al fin se unirán. He consultado sobre este +particular con un hombre que merece toda mi confianza y me lo ha +aprobado. ¡Dios mío! haced que resplandezcan mis intenciones: Vos sabéis +que son buenas.</p> + +<p>El joven de***, se muestra más cariñoso y solícito que antes; son sus +visitas tan frecuentes que temo despierten recelos en la familia; no +obstante, cuando creo que sus visitas pueden llamar la atención, le +recibo con alguna frialdad; y él, comprendiendo mis indicaciones +perfectamente, obra como hombre discreto que es y de virtud +irreprochable. ¿Qué es lo que sucederá? ¡cuántos tormentos ocasiona eso +de haber dos espíritus distintos en una misma familia, sobre motivos de +trascendencia! Encuentro que no se consulta lo suficiente al corazón en +nuestra sociedad francesa, cuando se trata de un acto tan importante +como es el del matrimonio. Por suerte para mí, mis parientes dejaron que +hablase el mío; y gracias a la condescendencia de mis buenos padres, soy +feliz actualmente.</p> + + + +<h3><a name="XCVIII" id="XCVIII"></a>XCVIII</h3> + +<p class="fecha"> +18 de julio de 1818.<br /> +</p> + + +<p>M. de Vignet, el amigo de mi hijo, ha estado aquí unos días, acaba de +ser llamado a París por el embajador de Cerdeña, marqués de Alfieri, a +quien Alfonso conoce muchísimo. Esto es buen augurio para el porvenir +diplomático de este joven, quien empezaba ya a descorazonarse. ¡Ah! +¡cómo quisiera yo ver a mi hijo entrar pronto en una carrera tan digna +de él! Observo que mi salud va languideciendo de algún tiempo a esta +parte; yo creo que la causa de ello son los sufrimientos del corazón y +del espíritu, ocasionados por los contratiempos que mis hijos están +sufriendo. Es preciso que sobre esto reflexione detenidamente. Pronto +cumpliré cincuenta y dos años, y como quiera que no he sido de +complexión fuerte, necesito de mayores cuidados que muchas otras; eso +debería aumentar mi piedad y hacer que me ocupase solamente de Dios. En +lugar de esto, parece que mi alma participa de las debilidades de mi +cuerpo, porque encuentro que me faltan o se debilitan en mí aquellos +sentimientos vivos que penetran el alma y la elevan al cielo, +haciéndonos felices en todas las situaciones de la vida; me siento fría, +e insensiblemente arrastrándome sobre la tierra. ¡Oh! no es esta la +vejez que se necesita para preparar el alma. Entretanto, ¡Dios mío! mi +voluntad se dirige todavía hacia Vos, sostenedme y haced que pueda daros +todo lo que me resta... ¡Ay! ¡qué pobres e indignas de Vos son mis +ofrendas!</p> + + + +<h3><a name="XCIX" id="XCIX"></a>XCIX</h3> + +<p class="fecha"> +25 de julio de 1818.<br /> +</p> + + +<p>Nos hallamos en la casa de mi buen cuñado el abate Lamartine, que se +encuentra enfermo. Continuamente está haciendo regalos a mis hijas, y +para después de su muerte ha legado a Alfonso esta propiedad de +Montculot, que aun con un gravamen de doscientos mil francos, le servirá +acaso de ayuda el día que necesite casarse.</p> + + + +<h3><a name="C" id="C"></a>C</h3> + +<p class="c"> +4 de agosto.—En el parque de Montculot,<br /> +al lado de la fuente Fayard.<br /> +</p> + + +<p>Esta fuente, pintoresca y apacible como una de la Arcadia, fue celebrada +en mis composiciones tituladas <i>Armonías</i> con el nombre de</p> + +<p class="c"> +LA FUENTE DEL BOSQUE<br /> +</p> + +<p>¡Oh! fuente cristalina—Que saliendo de la roca—Formando hermosa +cascada—Bañas el florido prado—Y en el mármol de Carrara—Murmuras con +impaciencia—Por salir a la pedrera.—El delfín que oculto entre la +hiedra—Arrojaba por la nariz la blanca espuma, ha desaparecido. +Centenarias hayas que prestan su sombra—Al lecho por donde juegas en +ondas—Te sirven de templo—Y de corona, las hojas secas de otoño y el +verde musgo.—La vieja pila de mármol ha sido destrozada—Pero tú, +siempre generosa—Devuelves bien por mal a los que te +ofendieron—Ofreciéndoles la frescura de tus aguas, limpias como el +cristal.—Cuando veo filtrarse cual rocío entre los guijarros—Las gotas +cristalinas formando mil colores—Las ideas de mi niñez vuelven a mi +imaginación—Y los recuerdos del pasado, me llenan de tristeza.—¿Cómo +quieres que no busque a tu lado alegrías y tristezas?—Mudo testigo que +recuerdas hechos y edades pasadas—¡Cuántos lances has mezclado en tus +murmullos!—¡Cómo han corrido mis pensamientos tras de tus ondas!—Aquí +me tienes otra vez, fuente deliciosa.—Yo soy aquél que en otro tiempo +turbaba tu tranquilidad, con regocijo infantil. Yo soy quien a la sombra +de los árboles que te rodean, soñé con la gloria cuya senda veo hoy +oculta por negros nubarrones.—Mientras lloro ausencias y +muertes—Reclina la cabeza sobre las piedras que te circundan.—Yo soy +aquél, que rendido de cansancio—Llegó a ti, con el rostro oculto entre +las manos—Derramando lágrimas que empañan tu pureza cristalina—A +confiarte tu pesares; porque tú sola contestas a tus lamentos.—A +escuchar las armonías que producen tus cascadas.—Pero ¡ah! que no +pueden tus olas seguir a mis ideas—Rápidas como el viento que arrebata +la hojarasca que se extiende a tus pies.—Algunas veces, trepando por la +escarpada pendiente—Llego al punto donde tienes tu nacimiento—Y te +contemplo cual hija de las nubes, flotando entre vapores.—Fuera +imposible sin ti, la vida en estas soledades.—Calmas la sed del césped +que, al besarte, bebe tus cristales gota a gota.—Y aunque el duro +pedernal intente devorarte en su seno—Te alejas juguetona, y corres a +llevar tus virginales perlas—A los más profundos huecos de las +montañas.—Reflejando en el camino el hermoso transparente del cielo—El +desierto se anima con tu presencia—Y a un aliento de tus aguas—Se +inclina el árbol añoso—Cobijándote en sus ramas.—A tu lado, los +alegres pajarillos cantan sus amores—Y los hombres han de arrodillarse +para beber de tus aguas.—«Aquí beberá el caminante», dijo una voz. Y +tú, fiel a esta consigna—Avisas al hombre cuando por tu lado pasa—Con +el sordo murmullo que produce el líquido, al caer en el recipiente.—Y +al que se detiene a contemplarte—Le dices satisfecha:—Este prodigio +que admiras, obra de Dios es.—Mis murmullos son el himno que +constantemente elevo al autor de la Naturaleza. Yo siento en el corazón, +¡oh, fresca fuentecilla!—Tantas ideas como ondas tiene tu pilón.—Y al +aproximar mis labios a tus aguas—Brotar de mi pecho el amor, y +escaparse el ruego de mi boca con acento rápido—Y exclamo: Señor, te +adoro, acepta mi triste llanto.—Hoy contemplo tus riberas—Bien +distintas por cierto de ayer.—El viento se ha llevado las hojas, y +hasta el cisne ha cambiado su blanco plumaje.—No tardará mucho tiempo +en ver caer mis blancos cabellos sobre ti—Cuando vengas a visitarme, +apoyándote en los troncos de las hayas tus eternas +compañeras.—Entonces, contemplándote de nuevo, reflexionaré todo lo +pasajero de esta vida.—Comparándola con tus gotas que convertidas en +olas—Mueren en el mar después de haber corrido alegres el +camino—Cubierto de flores unas veces, de espinas otras.—Y así es la +vida, ¡Dios mío!—Tras de la noche la aurora.—Y las olas corren +siempre—Cual la vida seductora.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Posteriormente he visto que mi pobre madre también meditaba sobre la +fuente del Bosque y por cierto, más cuerdamente que yo.</p> + +<p>Continuemos el <i>diario</i>.</p> + + +<p class="fecha"> +4 de agosto de 1818.<br /> +</p> + +<p>Es la una de la tarde, y vengo de dar un paseo por la fuente Fayard: es +un sitio delicioso en extremo: me gusta ir allí a reflexionar y rezar al +mismo tiempo porque lo uno es consecuencia de lo otro. Doy gracias a +Dios por los beneficios que me hace, que son muchísimos. Al fin vuelvo a +encontrar los mismos sentimientos de otros tiempos. Tengo observado que +cuanta mayor es mi soledad y mi retraimiento del mundo, soy más piadosa +y feliz. Pero no hay remedio; debo alejarme de aquí: debo volver a mis +tareas ordinarias, a mis deberes, a mis incertidumbres.</p> + +<p>Tened piedad de mí, Dios mío; tiemblo por lo que he de sufrir yo y por +lo que habrán también de sufrir mis hijos Alfonso y Cesarina y mi buena +amiga madame Paradis que necesita de mí en estos momentos. Valor y +prudencia.</p> + +<p>Esta mañana, durante el paseo, recordaba las veces que he estado aquí, y +son seis, y he pensado que mi <i>diario</i> me es de mayor utilidad que a +otras muchas personas, porque tengo poquísima memoria, y al mismo +tiempo, porque gusto de ir recordando todo lo que me ocurre en +diferentes circunstancias en que me voy encontrando; veo también, que +no es de menor utilidad para mi alma.</p> + +<p>Estoy leyendo los sermones de Massillón y la <i>Odisea</i>; mis hijas leen la +historia antigua.</p> + +<p>¡Pobres hijas mías! Se están portando como quienes son: alegres y buenas +por todo extremo.</p> + +<p>Mas, ¡ay! ¿las dirijo yo como debo? ¿No tengo que echarme algo por ello +en cara? ¿Tendré la culpa de las dificultades en que me encuentro por +causa de Cesarina? ¡Oh, Dios mío, Dios mío! Vos sois mi única esperanza; +no me abandonéis en manera alguna; reparad mis faltas; apiadaos de mis +hijos y de mí.</p> + + + +<h3><a name="CI" id="CI"></a>CI</h3> + +<p class="fecha"> +15 de agosto de 1818.<br /> +</p> + + +<p>Los disgustos que he sufrido por causa de mis hijos, acortarán mi +existencia y acabaré por sucumbir bajo el peso de tanto sufrimiento. Yo +he sentido sus penas con mayor fuerza que ellos mismos. La ociosidad de +Alfonso me consume. ¿Por ventura ha nacido para esto? Me lo he +encontrado solo en Milly donde se quedó antes, tranquilo, pero triste, y +tanto o más que nunca viviendo entre sus libros, y de cuando en cuando +escribiendo versos que no enseña jamás. Algunas veces, sus amigos, M. de +Vignet y M. Virieu, me hablan de él con especial entusiasmo; pero ¿de +qué le sirven sus talentos así encerrados, en el supuesto de que +verdaderamente lo sean? Por otra parte, ¿qué ha de ser esta poesía que +reconcentra sus ecos en un joven devorado por el deseo de actividad?</p> + +<p>La causa de mi excesiva alegría por la vuelta de los Borbones, fue +porque esperaba que la familia no se opondría entonces a esta necesidad +de obrar, y que estos príncipes, a quienes habíamos servido en la +desgracia, emplearían a mi hijo en alguno de los muchos cargos de que ha +de ser capaz; ¡pero después de tres años no hemos tenido de ellos ni una +sola mirada!</p> + +<p>No dejo de comprender que, así los príncipes como los ministros, están +abrumados de solicitudes a su alrededor, y que no pueden dirigir sus +miradas hasta el fondo de las provincias para ir escogiendo y +clasificando los talentos jóvenes y desconocidos. Es preciso resignarse +al olvido. Al fin y al cabo esto no vale la pena de disgustarse; pero +¡ah! que mi hijo está en la edad de las ilusiones, que son para él lo +que para mí las realidades. Acaso el sentimiento secreto que en él +adivino procede de este desengaño sufrido. Porque no es natural ni +corriente que un joven de su imaginación y de sus años, se abandone y +encierre en la soledad más absoluta; aparece como que haya perdido por +la muerte o por otra causa cualquiera, algún objeto querido, cuya falta +ocasiona en él tristeza tan profunda.</p> + + + +<h3><a name="CII" id="CII"></a>CII</h3> + +<p class="fecha"> +12 de septiembre de 1818.<br /> +</p> + + +<p>Alfonso recibió ayer un paquete de cartas de su mejor y más íntimo +amigo, M. de Virieu, quien le llama a París inmediatamente. El ha +vendido su caballo para hacerse con cien pesos; yo le he dado además +todas las economías que poseo. Ya ha partido. M. Virieu, quien ha +ingresado en la carrera diplomática y se interesa por Alfonso tanto como +él mismo, le decía en sus cartas que el conde de Lagarde, nuestro +embajador en España, estaba decidido a llevarle consigo a Madrid. +¡Quiera Dios que este proyecto se realice!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Todo ha fracasado. Alfonso acaba de volver más descorazonado que nunca +por los acontecimientos que le vuelven a sepultar nuevamente en la +inacción y la oscuridad. M. de Lagarde, que le conoce, y que hubiera +deseado llevarle consigo, no le ha sido posible, y ha partido, para +Madrid, dejando a mi pobre hijo en el mayor desconsuelo.</p> + +<p>¡Si yo pudiera obtener para mi hijo la resignación que yo poseo! Pero el +es joven y es natural que sus pensamientos sean distintos a los míos.</p> + +<p>El proyectado casamiento de mi Cesarina, resulta decididamente +irrealizable, me he visto obligada a decírselo así a este pobre joven. +La familia se ha obstinado en la negativa más absoluta; estoy +desesperada y he llorado mucho; el pobre joven parece resuelto a esperar +aún contra toda esperanza. También Cesarina está muy triste, pero bien +penetrada de su deber; teme, dice, que si fuerza por sí misma las +repugnancias, el descontento de aquellos de quienes nosotros dependemos +recaiga sobre mí. ¡Lástima grande que así se rompan las esperanzas de +dos almas puras que sentían una hacia la otra cierta inclinación +natural, por cierto bien inocente! Afortunadamente, el tal efecto no +constituía para Cesarina una pasión absoluta, y si únicamente una +simple disposición amorosa, y el reconocimiento natural en quien se ve +amada con vehemencia. ¡Pobre muchacho!</p> + +<p>Me han hablado de otro matrimonio para mi hija con un hombre de mucho +mérito que ha pedido su mano; he conferenciado con ella sobre el +particular, y parece que se presta a la realización de dicho proyecto; +creo que ha reflexionado y está resuelta. No he podido comprender si +ella se ha manifestado condescendiente por sacarme de apuros o si ve +alguna razón de conveniencia particular: yo procuraré estudiar este +asunto con detenimiento. Alfonso me dice (y tiene mucha razón), que no +haga violencia alguna contra los sentimientos y afecciones que pueda +profesar a otra persona.</p> + +<p>Me dice también mi hijo, que si es necesario él me apoyará contra todas +las oposiciones de la familia, hasta el momento en que sea completamente +libre de seguir sus inclinaciones naturales; Cesarina, al oír esto ha +contestado que no había experimentado más que el natural sentimiento en +toda persona reconocida a otra a quien ha inspirado una pasión, y que +seguiría sin pesar alguno la voluntad de la familia, que se uniría sin +repugnancia al hombre apreciable que se le destinaba; parece, por lo +tanto, que hay en ello tanta reflexión como simpatía. ¡Feliz el marido a +quien la Providencia le depare tan angelical criatura!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Al poco tiempo, o sea el 21 de febrero de 1819, se ve que la obediencia +de Cesarina se trocó en verdadera felicidad, al menos en apariencia.</p> + + + +<h3><a name="CIII" id="CIII"></a>CIII</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo, 21 de febrero de 1819.<br /> +</p> + + +<p>El día 17 hemos llegado a Chambery; están los caminos intransitables y +hemos hecho el viaje en largas jornadas. La mayor parte de la familia +nos esperaba con impaciencia; hemos sido recibidos como príncipes. +Cesarina parece estar en su elemento, simpatizando con las gentes de +este país, que son buenas y sencillas; nos colman de atenciones, que +verdaderamente puedo calificar de amistosas.</p> + +<p>Felicítome mucho todos los días por este casamiento, que tantos +disgustos me ha costado figurándome que había dificultades de verdadera +monta para realizarlo.</p> + +<p>La figura de M. de Vignet no es muy notable; su fortuna es mediana; temí +muchas veces cometer un disparate; ¡y he sido yo quien lo ha hecho todo! +Rogué muchísimo a Dios que me diera acierto y que aclarase mis dudas, y +veo ahora con satisfacción que todo lo que pueda llamarse verdaderamente +cuerdo y razonable, se encuentra en este matrimonio. He podido +comprender que Cesarina no ha encontrado la menor repugnancia en la +figura de M. de Vignet; estoy segura de que le amará... Tengo la +satisfacción de ver que no me he equivocado; Cesarina le ama en efecto.</p> + +<p>La reputación de M. de Vignet está bien cimentada y es hombre de grande +ingenio, muchos conocimientos y méritos de toda especie; su familia es +de las principales de este país, y es seguro que llegará a ocupar los +puestos más eminentes a que pueda aspirar, dada la carrera que tiene, +así por propios méritos como por el apoyo de su tío el conde de Maistre, +actual canciller. Tiene una hermana, buena y amable, que vive con él, y +un hermano, antiguo amigo de Alfonso, el cual ha resultado ser la +principal causa de este matrimonio.</p> + +<p>Soy, por lo tanto, muy dichosa en haber encontrado una salida tan +honrosa para reparar todas las imprudencias que a causa de mi debilidad, +había cometido. ¡Cuántas veces yo misma me he reprochado aquella +conducta!</p> + +<p>Pero en medio de la satisfacción que siento, recuerdo con honda pena al +joven que tan enamorado estaba de Cesarina y al cual apoyaba en sus +pretensiones. ¡Pobre joven! ¡Cuánto habrá sufrido!... Puesto que no +queda ya ninguna esperanza, es preciso, pues, romper del todo, lo antes +posible; Dios me ayudará como me ayuda siempre, y yo no me cansaré de +repetirle millones de veces mi reconocimiento por los beneficios que me +concede.</p> + +<p>Con gran lucimiento hemos celebrado la boda aquí y en Mâcón.</p> + + + +<h3><a name="CIV" id="CIV"></a>CIV</h3> + +<p class="fecha">Martes, 9 de marzo 1819, en Saint-Amour +en el Franco Condado.<br /> +</p> + + +<p>Al salir de Chambery el jueves, día 4, he realizado mi proyecto de +atravesar el monte Chat para venir aquí, en donde me encuentro desde el +viernes, día 6, a la caída de la tarde: ha sido una larga jornada por +aquellos espantosos caminos y ásperas pendientes. M. de Costa, que posee +un castillo al pie del monte, nos ha proporcionado dos caballos para la +subida; a pesar de ello me he visto precisada a caminar a pie en varias +de las numerosas y casi inaccesibles revueltas de la carretera, donde +era preciso contener las cabalgaduras; yo estaba llena de miedo viendo, +a una profundidad enorme y espantosa, grandes precipicios y el lago +Bourguet, en el cual podíamos sepultarnos al más pequeño descuido.</p> + +<p>El descenso a la otra parte de la montaña, es al principio más suave, +pero, en Yenne, la pendiente vuelve a empezar de nuevo; viene a ser una +limitadísima cornisa sin parapeto, pegada por una parte a las +elevadísimas rocas de la montaña y teniendo en la otra, sin el menor +amparo, el caudaloso Ródano a tres o cuatrocientos pies de profundidad. +A la otra parte del río existen aún las enormes rocas donde estuvieron +las célebres prisiones de Pierre-Chatel, cuyo edificio pertenecía al +Estado. El paisaje es allí magnífico e incomparable: entre dos rocas +enormes hay un desfiladero: después de los días transcurridos, aún temo +que aquellas masas de prodigiosa altura se desprendan y nos sepulten +entre sus peñascos.</p> + +<p>En todo se admira la inmensa pequeñez de los hombres y el poder de Dios. +Si reflexionáramos detenidamente lo poco que somos y valemos, siempre +estaríamos prevenidos para recibir la muerte, porque cualquier accidente +puede ocasionarla: no es así, sin embargo... ¡Oh! el orgullo humano es +grande. El hombre no advierte lo que la Naturaleza le muestra +constantemente; esto es, la realidad de lo eterno.</p> + +<p>¡Cuánto orgullo hay en este bajo mundo!</p> + +<p>¡Cuánta demencia!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Me encuentro en casa de mi hija Cecilia, descansando de mis fatigas +cotidianas; ella vive completamente dichosa; es adorada de todo el mundo +por su dulce carácter, y se ve rodeada de hermosísimos hijos cuyo número +aumenta cada año. Este pueblecito de Saint-Amour es delicioso. He tenido +ocasión de entregarme a mis reflexiones; tuve un gran disgusto al +separarme de mi Cesarina, y ella, por su parte, lo tuvo también al verme +partir. Siempre que estoy turbada y abrumada, despejo mi cabeza +reflexionando. Pero jamás sabemos de cierto en este mundo cuándo obramos +bien o mal: Dios lo quiere así para tenernos humillados siempre en +nuestra propia desconfianza. A él recomiendo continuamente aquella hija +querida, que dejé rodeada de una familia llena de virtudes de todo +género, y particularmente de piedad, dispuesta, al parecer, a amarla más +cada día.</p> + +<p>Goza su esposo de mucha consideración, y aunque tiene más edad que ella, +se aman entrañablemente. Ella alternará con lo mejor de la sociedad del +país. Sus haberes, dado el cargo que desempeña su marido, son +suficientes a sus necesidades, porque aun cuando en el fondo no sea su +fortuna muy considerable, es seguro que la irá aumentando rápidamente. +En Chambery abunda poco el lujo, todas las fortunas son limitadas: +tengo, pues, motivos para creer que ha de vivir con desahogo y +tranquilidad.</p> + +<p>La que hoy empieza a ocuparme es mi Susana, belleza de otro género, pero +belleza incomparable que llamo la atención de toda la sociedad de +Chambery y de la juventud de Piamonte, donde me la llevé cuando fuimos +a acompañar a su hermana para el casamiento. No se oían más que elogios +para ella, pero es tan cándida y sencilla, que no se preocupa lo más +mínimo de su belleza. Se me habló ya de un buen partido para colocarla. +¡Ah! ¡Si yo pudiese casarla más cerca de mí, y casar también a Alfonso! +Quién sabe, Dios mío, si de esta suerte olvidaría esta dichosa carrera +que le tiene preocupado y que acaso no conseguirá jamás.</p> + + + +<h3><a name="CV" id="CV"></a>CV</h3> + +<p class="fecha"> +Mâcón, 18 de marzo de 1819.<br /> +</p> + + +<p>Otra vez me hallo en Mâcón, pero muy intranquila, porque el encono de +los partidos políticos se halla en Francia muy excitado. A mi marido y a +mí se nos critica porque no participamos de la cólera de nuestros +correligionarios los realistas; esto, a mi entender, no es religioso ni +realista; que los hombres no creo hayan sido llamados al mundo para +injuriarse. Tanto mi marido como yo, nos hemos visto obligados a +separarnos de nuestras más íntimas relaciones sociales, encerrándonos en +nosotros mismos: nosotros nos contentamos siendo fieles a los Borbones, +sin perder por esto nuestra sangre fría, nuestro espíritu de justicia ni +nuestras almas. ¿No existen acaso bastantes pasiones a que hacer frente +dentro de nosotros mismos, sin necesidad de encender los odios políticos +en que arden en este momento los espíritus? Dice mi marido que él dio +su sangre a los Borbones el 10 de Agosto y que está dispuesto a +derramarla nuevamente: pero que él no abandonará jamás su buen sentido a +los furores de sus partidarios. Sin embargo, está triste y sufre mucho. +Así, dice él, es como se fomentan las guerras civiles. Los enemigos de +los realistas también están excitadísimos, de suerte que nos encontramos +en medio de dos partidos y en nuestro propio país proscritos y +sospechosos a unos y a otros. ¡Dios mío, derrama sobre todos el espíritu +de paz y de justicia! Alfonso ha partido otra vez para París. ¿Qué +objeto tendrá su viaje?</p> + + + +<h3><a name="CVI" id="CVI"></a>CVI</h3> + +<p class="fecha"> +11 de junio de 1819.<br /> +</p> + + +<p>He hablado con la señora de ***; es la italiana más bella y simpática +que he tenido jamás ante mis ojos; posee una especie de irradiación +dulce y viva a la vez, que subyuga el corazón al mismo tiempo que +deslumbra la vista: el sonido de su voz, unido a cierto acento +extranjero, despiden una emoción y una ternura que atraen y encantan a +la vez. Me ha traído noticias de mi Alfonso, a quien dice que ha visto +muchas veces en París; me ha recitado versos de mi hijo que yo +desconocía por completo; son una especie de cadencias entre religiosas y +melancólicas, dentro de las cuales se observa una pasión juvenil que no +me atrevo a definir.</p> + + + +<h3><a name="CVII" id="CVII"></a>CVII</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 4 de junio de 1819.<br /> +</p> + + +<p>Ha llegado Alfonso y está muy bien de salud. Encuentro en él algo nuevo +que le preocupa mucho. Parece que ha adquirido en Chambery relaciones +con una joven inglesa, con quien tiene deseos de contraer matrimonio, y +según cuenta, ella también le quiere; y ambos están resueltos, mediante +el permiso de sus padres, a seguir adelante con sus relaciones. ¡Cómo se +complace la Providencia en realizar mis más puros deseos! Cuando yo me +impacientaba y desesperaba viendo a mi hijo sin ocupación, y sin objeto, +vagando de un país a otro para distraerse en vanas inutilidades o en +devaneos perjudiciales, he aquí cómo esta misma Providencia nos presenta +de pronto y como de la mano, a esa extranjera que parece ser una mujer +perfecta, y capaz de contener su alma dentro de la felicidad que +proporciona una vida honrada. ¿Qué resultará de todo esto? Sea lo que +Dios quiera.</p> + +<p>La joven inglesa es conocida de Cesarina: esto me ha causado mucha +alegría. Sin ser una belleza, muchas veces más perjudicial que útil a +quien la atesora, es agradable y graciosa, tiene una figura admirable, y +una cabellera como hay pocas; de educación esmerada, mucho talento e +ingenio superior; pertenece a una familia notable de Inglaterra muy bien +relacionada y emparentada; sin ser rica, su madre, que es viuda, tiene +una posición desahogada; la joven es hija única; su padre fue coronel +de las milicias inglesas durante las amenazas de la invasión +bonapartista.</p> + +<p>Habiendo recibido muy bien a los emigrados franceses en su casa de +Londres, acogió muy particularmente a una gran dama emigrada de Saboya, +conocida por la señora marquesa de la Pierre, a quien tuve el honor de +conocer en casa del gobernador de Saboya con motivo del casamiento de +Cesarina. Es una persona que ha debido ser de una belleza +extraordinaria.</p> + +<p>Esta dama pasó todo el tiempo del destierro de los reyes de Cerdeña en +Inglaterra, hasta el 1818; tuvo algunas hijas nacidas y educadas en +Londres; estas niñas han vivido después de su infancia, como hermanas, +con la joven inglesa, su amiguita. A su vuelta a Saboya, hicieron que la +amiga viniese con ellas para prodigarle a su vez la hospitalidad que de +ella habían recibido; estaban, como es natural, satisfechas de poderle +ofrecer su patria, su castillo, cuantas consideraciones gozaban en su +provincia y en los dominios que les habían sido restituidos en parte. +Actualmente habitan una magnífica quinta con un gran jardín al extremo +de uno de los arrabales, situados a poca distancia de Chambery; esta +quinta es el centro de reunión de la sociedad más distinguida e +ilustrada de aquella deliciosa población. Allí se dibuja, se pinta, se +dan conciertos, se monta a caballo; es una especie de cantón inglés +transplantado a Saboya. Cesarina va allí muchas veces, y su cuñado, Luis +de Vignet, el amigo de Alfonso, está casi siempre; hace versos y se los +lee a las señoritas de la reunión; les ha leído también algunos, +escritos por Alfonso, que han sido celebrados por la concurrencia: +cuando se le interroga sobre su amigo, hace de él un elogio exagerado, +le compara a cierto joven poeta inglés, cuyo nombre no recuerdo en este +momento: únicamente sé que ha escrito poemas fantásticos que hoy gustan +mucho, y les ha prometido presentar a su amigo cuando pasara por +Chambery de regreso de Suiza: Alfonso se encontraba entonces en aquel +país solo, y habitaba en la cabaña de un pescador a la orilla de un +lago.</p> + +<p>He aquí cómo ocurrió el caso, que viene a ser por cierto algo novelesco.</p> + +<p>La fama adquirida por Alfonso, gracias a las exageraciones de su amigo, +hizo que hubiera de presentarse en Bissy, quinta de recreo del coronel +de Maistre en Chambery.</p> + +<p>Tenían todos grandes deseos de conocer al hermano de Cesarina, y creían +que su aspecto había de ser elegante, como sus composiciones poéticas, y +simpático como su hermana. No pudo ocultar la joven inglesa su pasión +por las poesías del joven francés, y su madre, que hace siempre lo que +su hija quiere, sonrió sin disgusto a esta inclinación. Alfonso ha sido +por unas semanas el favorito de la casa; y aprovechando esta +circunstancia, hizo hablar a Cesarina con madame de la Pierre, para que +esta señora lo hiciera a su vez con la madre de la joven inglesa. Pero +la gran dificultad que me tiene intranquila ha de venir de nuestra +parte, sobre todo de mis cuñadas de aquí; porque la joven de que se +trata es protestante. Sin embargo, Cesarina (que tiene también muchas +ganas de casar a su hermano), me asegura que la amiga de las señoritas +de la Pierre, se ha aficionado a la religión católica, diciendo que ya +hubiera abjurado del protestantismo, si no hubiese temido disgustar a su +madre. Si ella ha prometido sinceramente a Cesarina entrar en nuestra +religión, y educar sus hijos en nuestra fe, creo que habrán terminado +con esto los obstáculos.</p> + +<p>¡Qué de disgustos me cuesta el ir venciendo las dificultades que se +oponen al bienestar de la familia y sobre todo la tranquilidad de mis +hijos!</p> + +<p>¿Y qué puede haber más antipático a los ojos de los tíos y tías de +Alfonso, tan severamente razonadores, que este casamiento tan novelesco +con una extranjera? Apenas me atrevo a hablar a mi marido y a sus +hermanos, y de no ser así, no puede llevarse adelante el matrimonio. +Toda la fortuna de la familia está en sus manos; Alfonso no tiene más +que la corta pensión que le asignó su padre, y unos cincuenta mil +francos sobre la propiedad de Saint-Point, cuando faltemos nosotros. +Todas las heredades de mi padre político son de mis cuñados y cuñadas; +si ellos no lo aseguran en el contrato, ¿cómo presentar así un joven sin +carrera y sin fortuna a una familia más rica que nosotros? El amor lo +compensa e iguala todo para los jóvenes, pero ellos no son los que +cierran los contratos.</p> + +<p>Estoy tan preocupada que no puedo conciliar el sueño.</p> + + + +<h3><a name="CVIII" id="CVIII"></a>CVIII</h3> + +<p class="fecha"> +9 de noviembre de 1819.<br /> +</p> + + +<p>Todo ha terminado. Alfonso está de vuelta. La madre de la joven inglesa +se ha llevado su hija a Turín para alejarla de él, pero tengo la +seguridad de que ellos se escriben de cuando en cuando. Estoy muy +triste. Mi marido, disgustado por nuestra pena, por la pérdida de las +cosechas, y por las deudas de su hijo que es preciso pagar antes de que +se case, para que la familia a quien se una no resulte engañada; mi +marido, digo, desea vender la casa de Mâcón y retirarse al campo; quiere +vivir completamente aislado de las gentes. Si lo hace así, ¿cómo voy a +colocar las dos hijas solteras que me quedan? ¿Quién vendrá por ellas al +fondo de una pobre aldea? Semejante conversación con mi esposo y el +temor de que venda la casa, me ha hecho derramar muchas lágrimas esta +noche. Mis dos hijas pequeñas me han visto llorar, y en seguida han +corrido ambas a encerrarse sin ruido en el gabinete de las Musas, junto +a mi alcoba (en este gabinete están esculpidas en la madera de los +arrimaderos, las nueve Musas). Al entrar yo en el referido gabinete, he +sorprendido a las dos arrodilladas, rogando y llorando ante Dios para +que me consuele. ¡Qué dichosa me he considerado al ver la ternura y la +sensibilidad de mis piadosas hijas! Pero ¡ay! ello no hace sino +disgustarme más al ver que no puedo ocuparme como debo del porvenir a +que son acreedoras, por las virtudes que atesora su corazón.</p> + + + +<h3><a name="CIX" id="CIX"></a>CIX</h3> + +<p class="fecha"> +25 de diciembre de 1819.<br /> +</p> + + +<p>Esta mañana ha marchado Alfonso: he notado que estaba muy triste. El +señor barón de Mounier, que le aprecia mucho, le ha escrito que vaya +inmediatamente a París, porque tiene alguna esperanza de hacerle +entrar.</p> + + + +<h3><a name="CX" id="CX"></a>CX</h3> + +<p class="fecha"> +6 de enero 1820<br /> +</p> + + +<p>Nada de nuevo, si no es que me ha escrito diciéndome que Alfonso ha sido +bien recibido con mucha distinción entre personas de la mayor +concurrencia, donde su personalidad y sus talentos produce, según la +expresión de Mme. Vaux, mi hermana, un tipo de entusiasmo. Ella me cita +los nombres de una multitud de personas entre las cuales he conocido sus +madres en mi juventud: la princesa de Talmont, la princesa de la +Tréouille, Mme. Raignecourt, la amiga de Mme. Elisabeth, Mme. de +Saint-Aulaire, la duquesa de Broglie, hija de Mme. de Staël, Mme. de +Montcalm, hermana del duque de Richelieu, Mme. Dolomieu a que conocí en +la casa de la duquesa d'Orléans; y muchos hombres eminentes que se +apresuraron a ofrecerle su amistad, a él antes tan oscuro; el joven +duque de Rohan, el virtuoso M. de Montmorency, M. de Molé, M. Lainé, de +quien se dice ser un gran orador, M. Villemain, discípulo de M. de +Fontanes, que conoció en casa de M. Decazes, el favorito del rey, y +otros más que no recuerdo. Puede decirse que es ya conocido de todo el +mundo; empieza a sentirse una especie de rumor sordo precursor de la +gloria. ¡Qué satisfacción para una madre ver a su hijo en el pináculo de +la fama!... Estoy satisfecha de la inesperada acogida de que ha sido +objeto mi hijo, pero pido a Dios antes que la gloria y los honores, que +sea un hombre digno, y buen cristiano, como lo es su padre. Todo lo +demás, ya lo he dicho otras veces, no es más que vanidad.</p> + + + +<h3><a name="CXI" id="CXI"></a>CXI</h3> + + +<p>Hay aquí una interrupción: el manuscrito no continúa. Aquella pobre +madre ha hecho un viaje a París. He aquí la causa. Habíanla escrito de +allá, que su hijo estaba enfermo de una afección al pecho; púsose en +camino la noche del 12 de febrero en compañía de su hija Susana, joven +de dieciséis años, más parecida por su belleza a un ángel que a una +criatura humana. En sus notas de viaje se observa ligeramente que en +Chalón-sur-Saona tuvo el disgusto de encontrarse con una mascarada +grotesca, en la cual todos los objetos de su devoción, esto es, la +piedad, la religión, la monarquía y el pudor, estaban groseramente +ridiculizados; su alma se contrajo dolorosamente bajo este que le +pareció funesto augurio, presintiendo alguna catástrofe; al pasar por +Auxerre, una voz salida del fondo de un coche público, gritaba con voz +de trueno: «El duque de Berry ha sido asesinado». Aquella buena madre +llegó a París tristemente emocionada, pero sin ver cumplidos los fatales +augurios. Su hijo había entrado en el primer período de convalecencia y +había sido asistido cuidadosamente por sus amigos, los cuales se +hallaban a su lado en la pequeña bohardilla que le servía de habitación. +Su alegría fue inmensa y pronto olvidó las malas impresiones recibidas +durante el viaje, al saber que las primeras poesías de su hijo debían +aparecer luego impresas en un pequeño volumen. Esas poesías le habían +conquistado en poquísimo tiempo las simpatías generales y un buen +nombre. M. de Talleyrand mismo, este juez desdeñoso e infalible, acababa +de dar la señal de admiración. La dichosa madre recibió una carta al día +siguiente de la publicación del tomo de su hijo. El diplomático decía a +la princesa*** que le había proporcionado el volumen: He pasado la mayor +parte de la noche leyendo. Mi insomnio es una sentencia. No soy profeta, +no puedo deciros cuál será el efecto que produzca en el público, pero el +público mío, que lo componen mis impresiones, y que se oculta bajo mis +blancos cabellos, oigo que dice: «Aquí hay un genio». Ya tendremos +ocasión de hablar más despacio.</p> + +<p>No es esto todo; los amigos de su hijo, confirmándose en la benevolencia +del aplauso público, hombres y mujeres, aprovecharon este momento de +calor para abrumar a solicitudes al ministro de Negocios Extranjeros. M. +Pasquier, literato también al mismo tiempo, nombró inmediatamente al +joven poeta secretario de la embajada de Nápoles. M. Simeón, ministro +del Interior e Instrucción pública, le remitió de parte del rey Luis +XVIII una colección de los clásicos latinos de <i>Lemaire</i> con el +lisonjero testimonio de la satisfacción de S. M., quien le concedía +espontáneamente una pensión literaria, con cargo al presupuesto del +fomento de la literatura; cuya pensión venía destinada a suplir en parte +el pequeño sueldo que disfrutaba en la diplomacia.</p> + +<p>La vida, la fortuna, la ambición, la gloria, y, sobre todo, el favor +general, estallaron al mismo tiempo sobre aquella existencia por tanto +tiempo retraída y desesperanzada. El corazón de la madre se inundó de +alegría. La celebridad de su hijo, la admiración que causó en París la +extraordinaria belleza de Susana, su hija idolatrada: las presentes +alegrías, las halagüeñas esperanzas del porvenir y sobre todo la +esperanza de que su hijo podía más adelante enlazarse con la joven +inglesa, de tal manera excitaron la mano temblorosa de la madre, que +durante tres meses, se observa en las páginas del <i>diario</i> un +embriagador entusiasmo.</p> + +<p>Estas páginas son demasiado íntimas; permita el lector que sobre ellas +guarde secreto. Existe una, sin embargo, que debo hacerla pública por la +extraña coincidencia profética de sus leyes, y de los sentimientos entre +el destino de la madre y el del hijo.</p> + +<p>La noche del día de Pascua de 1820, escribe ella, se sintió «como +ahogada por su propia dicha y por la de sus hijos», y tuvo necesidad de +ir, a la caída de la tarde, a reponer su corazón demasiado lleno de +gracia y de lágrimas, a la iglesia de San Roque, donde ella iba a orar +frecuentemente en los primeros años de su juventud. Entra en el templo +acompañada de su hija Susana, y se arrodilla al lado de uno de los +pilares de la iglesia para dar gracias a Dios por los inmensos favores +que acaba de recibir. Aquellas oraciones, o mejor dicho, aquel himno que +dejó escrito, surge de su <i>diario</i> envuelto en las últimas lágrimas de +júbilo y de piedad que derramó sin duda en medio de aquel éxtasis de +concentración ante Dios. ¡Todos los hijos deberían poder leer líneas +parecidas, para que, observándolas, como depende de ellos, casi siempre, +no amargar con desdichas, y sí llenar de felicidades, los corazones de +sus madres!</p> + + + +<h3><a name="CXII" id="CXII"></a>CXII</h3> + + +<p>De nuevo vuelve mi madre a abrir su <i>diario</i>, interrumpido por algunas +semanas, transcurridas entre viajes y ocurrencias de géneros diversos.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p class="fecha"> +Mâcón, 3 de julio de 1820.<br /> +</p> + +<p>Desde el día 31 de mayo han sido tales mis ocupaciones, que no me ha +sido posible consignar en este <i>diario</i>, un hecho altamente interesante +y que es de los más importantes de mi vida.</p> + +<p>El casamiento de mi hijo Alfonso ha tenido lugar el 6 de junio en la +iglesia propiedad del gobernador de Chambery. Mi hija política pasó en +el retiro más completo los días que precedieron al de la boda. La +ceremonia tuvo lugar a las ocho de la mañana, habiendo asistido a ella +el gobernador y su esposa, el ayudante de campo del gobernador, la +marquesa de la Pierre y sus cuatro hijas, el señor conde de Maistre, M. +de Vignet y la señorita Olimpia, su hermana, y monseñor el obispo de +Annecy; celebró la misa y consagró el matrimonio el abate de Etioles. +Mi nueva hija vestía con toda la seriedad y elegancia imaginables; +llevaba un magnífico vestido de muselina bordada, y un riquísimo velo de +encaje que la cubría casi por completo; imposible imaginar otra +presencia tan llena de dignidad, de gracia y de modestia. ¡Qué modales +tan elegantes y tan llenos de naturalidad!... Yo estaba afectadísima y +no me es posible referir todo lo que pasó por mí al ver llegado para mi +hijo el momento más solemne e importante de su existencia; he rogado a +Dios con mucho ardor, pero debo reprocharme, como me reprocho todavía, +el no haber rogado lo bastante; ¿cómo puede una madre dar gracias +suficientes por las alegrías de su corazón, cuando llega a tocar para su +hijo el colmo de cuanto podía desear? La misión de las madres sobre la +tierra, termina con el día en que ven asegurada la dicha de aquellos que +son sangre de su sangre.</p> + +<p>Espero rezar al pie de estos mismos altares, por iguales ceremonias, +alguna vez más, porque hoy me han hablado de un buen partido para mi +hermosa Susana; ¡dichoso, dichoso aquél a quien Dios tenga destinada la +posesión de semejante ángel!</p> + +<p>Alfonso, su esposa y su madre política, han partido para Italia después +de la ceremonia, yendo a ocupar en Nápoles su puesto junto al duque de +Narbona.</p> + +<p>Me he llevado conmigo a mi pobre Cesarina hasta. Mâcón, a fin de +consultar por su salud con los médicos de Lyón; se encuentra algo +enferma: Dios parece que quiere mandarme algunas penas proporcionadas a +mi felicidad. He encontrado igualmente a mi buena amiga, Mme. Paradis, +mi segunda hermana en todo conceptos, muy enferma también. ¡Ah! he +estado junto a ella más de quince días, cuidándola día y noche; la pobre +no tenía tranquilidad, aparente a lo menos, sino al verme a su lado: +¡ha muerto en mis brazos! ¡Qué amiga tan santa he perdido en ella! Yo +tuve la fortuna de inspirarle una fe y una resignación que ella no +sentía como yo, al nacer la amistad que nos ha unido; pero ha muerto en +la esperanza y, creo poder asegurarlo, en gracia de Dios. ¡Qué vacío ha +dejado junto a mí semejante pérdida! Vivía en Mâcón, frente a mi casa, y +al ver la menor señal de turbación o de dolor en mi semblante, corría a +mi lado a consolarme y compartir conmigo las penas. Al morir quería +legarme toda su fortuna, pero yo no lo he consentido: únicamente, y como +recuerdo de amistad, he consentido en admitir algo de lo que constituía +su fortuna, que no era escasa. Consiste este recuerdo en una pequeña +propiedad que poseía en Saint-Clement, al lado de la puerta de Mâcón, +hoy en mi dominio.</p> + +<p>Sin esta incomparable amiga, que buscaba mis tristezas y mis necesidades +cuando yo las sufría por mis hijos, en el fondo de mi corazón; que se +olvidaba de sí propia para venir en mi socorro y que hacía +frecuentemente más de lo que podía, no sé muchas veces lo que hubiera +sido de mí.</p> + +<p>¡Ah! ¡que nuestro afecto dure y se eternice allá en el cielo como yo +deseo! No dejaré pasar ni una noche ni una mañana sin rogar por ella, y +cuando vea delante de mis ventanas, a la otra parte de la calle, aquella +ventana cerrada para siempre, o encuadrando otras caras, ¡cómo se +partirá mi corazón de tristeza y de pesar, sino la entreveo a ella... +allá en el cielo!...</p> + +<p>¡Cuánto debo yo a mis buenas amigas! Creo verdaderamente que la amistad +es la forma visible de Dios. El mismo corazón divino parece entendernos, +hablarnos, comprendernos y abrirse, en el corazón de nuestros amigos. No +he tenido privilegiados en ningún lance de mi vida; cuando me han sido +arrebatados, no he creído jamás haberlos perdido, ¡tan presentes los +tengo! Poseo ahora un cariño extraordinario a la joven y bellísima Mme. +Delahante, sobre todo, y a pesar de la diferencia de edades, ella me ha +tomado como a su segunda madre; la quiero como si fuera mi hija.</p> + + + +<h3><a name="CXIII" id="CXIII"></a>CXIII</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo, 16 de julio de 1820.<br /> +</p> + + +<p>Hoy he sufrido mucho: unas mujeres del pueblo dicen que han oído decir, +que los periódicos hablan del asesinato de Alfonso, en la carretera de +Roma a Florencia. Estas buenas gentes han tenido la inocente crueldad de +venir a repetir llorando esta noticia. Ignoro quién se ha cuidado de +esconder a mis ojos los periódicos que explicaban esta especie de +trágica aventura, cuyo origen ignoraba. Por suerte, he recibido esta +mañana una carta del mismo Alfonso con fecha posterior al día en que se +cuenta que el suceso tuvo lugar; esto me ha consolado un tanto, pero la +sola idea de que el hecho haya podido ocurrir, me causa horror. ¿Qué +hubiera sido de mí a no haber recibido la carta? ¿y cuántos rumores +semejantes, impresos por los periodistas, afanosos de dar noticias sin +calcular la trascendencia, habrán matado a otras madres? Espero, llena +de ansiedad, otra carta, porque creo de continuo que debiendo reconocer +este rumor algún fundamento, puede haber querido Alfonso ocultarme lo +ocurrido.</p> + +<p>Sé por su amigo, M. de Virieu, que él temía volver a ver en Italia a +cierta persona que no le perdonaba el haberse casado; ¿tendrá esto +relación con el lance que dicen haber ocurrido?</p> + +<p>¡Que Dios le bendiga y proteja como yo deseo! ¡Cuánto tiempo hace que a +El le tengo encomendada su existencia!</p> + + + +<h3><a name="CXIV" id="CXIV"></a>CXIV</h3> + + +<p>Otra vez en su retiro de Milly se encuentra la pobre madre, después de +tantas agitaciones personales, triste y lamentándose continuamente del +vacío que se va haciendo a su alrededor con los casamientos de sus hijas +y el de su hijo. Luego siente haber de afligirse por esta causa, ya que +semejantes ausencias son condiciones naturales que la misma felicidad +impone.</p> + +<p>Su hijo, le da serias inquietudes porque se encuentra en medio de la +revolución de Nápoles. Las agitaciones políticas de Francia, los odios +de los partidos que se disputan o arrancan el poder, la devuelven a sus +consideraciones políticas. Estas agitaciones apasionadas, la hacen +partidaria de la unidad, del poder y la disciplina silenciosa de una +monarquía patriarcal, en la cual sueña. Damos aquí sus reflexiones sin +juzgarlas. Un hijo, en religión y en política, podrá tener los +sentimientos de su madre, pero no sus dogmas. El hijo, al crecer, no se +alimenta como el niño, de la leche del ama o de la madre, y sí del pan +de los hombres ya formados.</p> + +<p>Es imposible, sin embargo, reconocer que la unificación del poder, sea +ésta conferida al pueblo en el sistema republicano, o al rey en el +monárquico, aparece más lógicamente útil a la sociedad, que estos odios +originados por el régimen constitucional, como ahora se llama.</p> + +<p>Esta clase de gobierno siempre tiene en guerra los partidos, y la guerra +no se concibe sin el odio, ese odio recíproco que es el elemento más +funesto para una sociedad: este es en su fondo, el pensamiento de +aquella buena mujer, y madre cariñosa.</p> + +<p>El odio es el extremo opuesto de la caridad; la caridad es Dios; +entonces los gobiernos que constituyen los ciudadanos en estado de +guerra permanente, dejan de ser gobiernos, según y conforme quiere Dios. +A un instinto verdaderamente piadoso sólo esto se le puede contestar: es +que la humanidad está tan mal organizada, que no hay que dar a escoger a +los pueblos entre la paz y la libertad, porque es tan de origen divino +la una como la otra; la libertad es tan divina como la paz.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Continuemos:</p> + +<p>¿Qué clase de gobierno es éste bajo el cual nos hallamos, y al que es +preciso respetar, ya que es la voluntad del rey que así sea? Se me +figura completamente opuesto a la paz y caridad que debe reinar entre +los cristianos; pues no se ocupan sino de juzgarse unos a otros y de +revelar todo lo que de malo pueden saber éstos de aquéllos, todos con el +mayor ensañamiento. Bajo el pretexto del bien público, parece lícito +todo esto y así se forja una conciencia, como se falsifica y se gasta +el corazón más noble; ¡cómo son los hombres! por su desdichada +naturaleza, atraídos a la malevolencia, lanzándose desenfrenados por el +fatal precipicio y la sociedad resulta de esta manera desconcertada; +cualquiera se considera capaz, cualquiera se elige a sí mismo, +levantándose los unos contra los otros, porque éstos les tienen miedo a +aquéllos y aquéllos a éstos; cubiertos con la máscara de la dignidad +hablan muchos en contra de lo mismo que sienten, y nadie se atreve a +defender los ausentes torpemente ultrajados, por miedo a ser luego +tratados como aquéllos, y así van introduciéndose en la sociedad las +injusticias.</p> + +<p>Yo, que siento viva y dolorosamente todo esto, también me he gastado, y +siento debilitado mi afecto; creo que es únicamente contra los malos, +pero aquellos a quienes yo condeno se justifican igualmente por la misma +creencia. ¡Dios mío! devolvedme mi paz, haced que yo no me mezcle en +nada de lo que no deba, y que me separe, en cuanto dependa de mí, de las +iniquidades de este siglo que han de ser necesariamente odiosas a +vuestros ojos. Mi ideal político tiende únicamente a lo que quepa en mi +religión; ésta me hace creer que el gobierno puramente monárquico es el +mejor, porque es en él en el que Vos, Dios mío, habéis dado el modelo al +mundo; pues aquellos a quienes bien quisisteis, como a los israelitas, +de Vos recibieron el encargo de formar un gobierno, cuando después de +tantos sufrimientos os pidieron un rey que los gobernara.</p> + +<p>Un rey concedido por Vos es absolutamente vuestra imagen, y debe, por lo +tanto, conservar todo su prestigio y toda su autoridad: si este rey se +asocia con su pueblo y se mezcla en las luchas que lo dividen, formando +parte de ésta o de la otra fracción, las pasiones se exaltan más y no +cumplirá la misión que de Vos ha recibido, porque la monarquía es una +gran familia de la que el rey es el padre, y no es un padre sabio el que +hace a cada uno de sus hijos juez de su propia conducta y de todas las +razones causadas por todas y por cada una de sus obras; ¿quién le ha +dado el derecho de condenarlo todo, de decirlo todo, escribirlo todo, ya +sea contra su gobierno, ya contra cada uno de sus hermanos, salvo, +empero, el ser castigado, si se equivoca? Lo repito: semejante padre no +será nunca un hombre sabio y su conducta no estará en relación con las +obras de Dios y con el dogma de la caridad. Ved en esto, poco más o +menos, la imagen de un gobierno constitucional. Pero, lo repito, +nosotros debemos callar, respetar y rogar; porque lo que existe de peor +y más censurable, es el hablar y obrar contra un gobierno constituido; +porque al fin, el hombre puede conseguir su salvación en todas partes +donde la mano de Dios le destine.</p> + +<p>Mis reflexiones no deben tener, por lo tanto, otro objeto para mí, que +el de no participar en un solo punto del mucho mal que se está haciendo +en este momento. La política consiste en reflexionar mucho, y hoy se +reflexiona tan poco como se puede.</p> + +<p>Alfonso pasa el verano en una isla llamada Ischia, del golfo de Gaeta, +de la que se hacen descripciones deliciosas. Estoy muy inquieta por la +salud de Cesarina, y por el casamiento de Susana, que cuenta ya cerca de +veintiún años. En este momento, bien pocas riquezas podemos ofrecer a +sus pretendientes. ¿Qué mayor riqueza que las virtudes que atesora su +corazón y la belleza incomparable de su rostro? Estas gracias naturales, +emanadas de Dios, son, a mi entender, lo suficiente para hacer feliz al +hombre digno que la tome por esposa.</p> + +<p>Tengo la costumbre de ir a la iglesia a oír misa todas las mañanas antes +de apuntar el día; me parece que hago bien empezando con la aurora a +sacrificar algo al barullo y los placeres del mundo, dando primero a +Dios lo que es de Dios, sin dejar de dar luego al César lo que es del +César. No ha dejado de ser para mí una mortificación el dejar así, en +todos tiempos, la molicie del lecho y de la dulce temperatura de mi +cuarto, para ir a oír la que aquí llaman la misa de los pobres y de las +criadas; pero, ¿no somos todos por ventura pobres en la gracia de Dios y +servidores todos de nuestros padres primero, de nuestros maridos y de +nuestros hijos después? Yo, por mi parte, me encuentro después de la +misa altamente recompensada por el recogimiento que experimento entre +aquellas casi tinieblas, por el mayor fervor en mis oraciones, por la +calma y por las fuerzas que me infunde para todo el día el sentimiento +de la presencia de Dios y del cumplimiento de mis deberes principales.</p> + +<p>Mi gusto sería vivir en el retiro más absoluto, pero cuando pienso en +que aún me quedan dos hijas solteras y en la conveniencia de tener que +mezclarme por ellas en el mundo, lo suficiente, cuando menos, para que +puedan encontrar un partido conveniente, se me figura que cumplo un +sagrado deber, cual es el de mirar por el bien de mis hijas, y esto me +proporciona la conformidad y la resignación que necesito.</p> + + + +<h3><a name="CXV" id="CXV"></a>CXV</h3> + +<p class="fecha"> +27 de enero de 1821.<br /> +</p> + + +<p>He recibido carta de Alfonso: me escribe desde Roma y me dice que es +completamente dichoso. El ser éste un lenguaje al que no me tenía +acostumbrada por su parte, me hace creer que ello es verdad. Me manda +al propio tiempo una cantidad para su pobre amigo el abate Dumont, cura +de Bussieres, a quien ha querido él siempre mucho, y que está +continuamente enfermo y pobre. Esta prueba de amistad, venida de tan +lejos, y tratándose de un amigo que hubiera podido olvidar fácilmente +desde las alturas de su actual bienestar y de sus distracciones, me ha +causado una profunda alegría.</p> + + + +<h3><a name="CXVI" id="CXVI"></a>CXVI</h3> + +<p class="fecha"> +11 de marzo de 1821.<br /> +</p> + + +<p>¡Albricias! Creo poder casar muy cerca de aquí, convenientemente y casi +en familia, a mi bella Susana. M. de Montherot, uno de nuestros +parientes, hombre de treinta y seis años, persona distinguidísima y de +bella presencia, se ha enamorado de sus gracias durante una entrevista +que indirectamente él mismo se ha procurado. No dudo que este casamiento +nos hará dichosos a todos, tanto por las bellas cualidades del marido +como por ser vecino nuestro y ser probable que siempre estemos juntos; +sus propiedades están repartidas entre la Borgoña y el Lyonesado; es muy +posible que esto salga bien. Mi marido se muestra también muy favorable +a ello; Susana ignora aún ser el objeto de estas entrevistas y +cuchicheos, pero es tan sencilla, tan pura y obediente, que no dudo bajo +ningún concepto de su conformidad tan luego yo le hable del caso.</p> + + + +<h3><a name="CXVII" id="CXVII"></a>CXVII</h3> + +<p class="fecha"> +11 de marzo.<br /> +</p> + + +<p>Las buenas noticias se aglomeran. Dios concede y da por una parta lo que +por otra quita; démosle gracias por sus dones y sometámonos a sus +negativas; acaba de nacerme un nietezuelo; la esposa de Alfonso ha dado +a luz en Roma, con toda felicidad, un niño, hermoso como un ángel, lo +cual acaba de escribirme su padre, añadiendo que se llama como él, +Alfonso, que ha sido bautizado en San Pedro de Roma, que fueron sus +padrinos un caballero napolitano, llamado el marqués de Gagliati, y la +princesa Oginska, polonesa, y que nació el día 8. Esta noticia me ha +proporcionado una grande alegría. Dicen que este niño se parece mucho a +mí, así es que yo me lo represento como era su padre. Su madre ha +empezado a criárselo; hace muy bien, y ojalá pueda, como yo deseo, +seguir adelante. Parece que están resueltos a venirse a pasar unos días +en nuestra compañía, tan luego la madre se encuentre completamente +restablecida.</p> + + + +<h3><a name="CXVIII" id="CXVIII"></a>CXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +12 de mayo de 1821.<br /> +</p> + + +<p>Susana lo sabe todo: yo se lo he contado, pero ella, que tiene una +penetración grande, ya se lo había presumido; ¡pobre hija mía! yo espero +que Dios le enviará aquello que puede y debe darle la felicidad, +teniendo en cuenta que su imaginación no está desbordada y posee un +corazón angelical; ella se dedica a sus deberes sin la menor turbación +ni inquietud, con una tranquilidad y una alegría, que me tienen +embelesada.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>El <i>diario</i> queda interrumpido por espacio de tres años. ¿Será que los +cuadernos se habrán extraviado o que los disgustos que han pasado por +ella durante estos tres años de amargura por la muerte de Cesarina, +fallecida a consecuencia de una anemia ocasionada por el nacimiento de +su tercer hijo, o que la enfermedad mortal, al mismo tiempo, de su +querida y bella Susana, no le hayan dejado el espacio ni la fuerza moral +para registrar sus desventuras?</p> + +<p>Durante este tiempo, su hijo y su hija política hicieron un viaje a +Francia y otro a Inglaterra, perdiendo también su querido nietezuelo. +Nacioles una niña que es el ídolo de su madre y de su abuela, la cual +parece renovar en todo su imagen, aquella imagen venerable de la anciana +madre, que, a pesar de su edad, conserva en el corazón el fuego santo +del amor a sus hijos, a sus semejantes y a Dios.</p> + +<p>Hasta el 29 de junio de 1824 no hay en su manuscrito ni una sola línea, +y sus páginas primeras no son más que sollozos, trazados a la cabecera +del lecho del dolor de su querida Susana, reflejando todas las +peripecias de la enfermedad y la esperanza; es una prolongada agonía +registrada hora por hora, minuto por minuto, abriendo en la última el +cielo a un ángel para dejar entre las sombras de la tierra a una +desconsolada madre.</p> + +<p>No hago más que extractar unas pocas de estas notas monótonas si se +quiere, por el repetido acento del dolor. ¡Pobre madre mía!</p> + + + +<h3><a name="CXIX" id="CXIX"></a>CXIX</h3> + +<p class="fecha"> +29 de junio de 1824.<br /> +</p> + + +<p>Bien tristemente doy principio a este nuevo libro; mi corazón está +destilando sangre por el cruel estado de mi pobre Susana; parecíame que +había una pequeña tregua de algunos días, creía que la enfermedad se +había detenido en sus progresos; pero ayer, mi desolación llegó a su +colmo, al fijarme en la debilidad, en la flaqueza y descomposición de +aquella figura, ahora terriblemente transformada hasta el horror... +¡Hija de mi alma! ¡a pesar de todo, se la ve tan dulce, tan tranquila y +esperanzada! Su marido está completamente trastornado, porque él es como +yo y no puede renunciar a toda esperanza, aunque ya debiéramos haberla +perdido hace tiempo, porque los signos son mortales.</p> + +<p>Ayer nos visitaron muchos parientes y amigos; yo les agradezco muchísimo +el interés y solicitud que demuestran por nosotros, pero confieso que +aumentan mis penas con su presencia. Cuando quedo libre de visitas, +suspiro como si jamás en este mundo me hubiese sido permitido este +desahogo del corazón.</p> + +<p>Olvido con harta frecuencia que es ésta un época de prueba. ¡Oh! yo +debería ver, por la de mi Susana, cuán necesaria es la purificación de +las menores faltas para ganar el cielo. Creo a veces que esta enfermedad +es el purgatorio de esta pobre criatura, y si tan inocente ella me +parece, y le hace falta sufrir como sufre, ¿qué será de mí? Todo es para +ella mortificación y pesar; hasta el tomar alimento la molesta.</p> + +<p>Sólo esperamos un milagro; este consuelo siempre lo tienen los que como +yo creen en Dios. El día 1.º del mes próximo, celebrará el príncipe de +Hohenloe el santo sacrificio de la misa a su intención y todos uniremos +nuestros ruegos al suyo, que me parece ha de ser muy eficaz. +¿Conseguiremos de Dios la gracia que con fervor le pedimos?</p> + +<p>Alfonso y su esposa están en Suiza; les he escrito que se vengan, para +no estar sola y sin apoyo contra esta muerte que yo no puedo creer sin +desesperarme, por más que la vea todos los días retratada en las +facciones de mi querida y santa hija.</p> + + + +<h3><a name="CXX" id="CXX"></a>CXX</h3> + +<p class="fecha"> +1.º de julio de 1824.<br /> +</p> + + +<p>Hemos dejado ayer la casa de campo de Perrieres, que nuestros buenos +amigos los Cortembert nos habían facilitado: está situada sobre la +colina que domina Mâcón y el Saona.</p> + +<p>La traslación ha sido muy penosa; sin embargo, he creído recuperar a mi +hija cuando la he vuelto a ver en nuestra casa de Mâcón; la he colocado, +en mi cuarto, está allí muy bien; la temperatura es agradable y por la +tarde salimos un ratito al jardín. No recibo visitas, así es que, +vivimos igualmente retiradas como en los Perrieres.</p> + +<p>Nuestra misa, a la misma hora que la del príncipe de Hohenloe, ha sido +edificante, pero todo me dice que no hay nada que esperar, ni de la +oración misma. ¡No me atrevo a pensar cómo ha de salir de aquí este +ángel, ni por qué lecho ha de trocar el que ahora ocupa!</p> + +<p>Alfonso, su esposa y su hijita Julia acaban de llegar; me encuentro +perfectamente retratada en la cara de Julia. ¡Qué dicha tan grande es la +de vernos revivir y florecer de nuevo, cuando nos sentimos decrecer y +perder la flor de la juventud! Es verdaderamente lo que era yo a su +edad, ¡yo misma, en mi inocencia y en la apacible edad primera!</p> + +<p>Mi Susana, que ya no es más que un ángel, ha recibido a Dios, este +último lunes, con el aparato ordinario de esta santa y terrible +ceremonia; yo creí que se hubiera trastornado algo, pero, por la gracia +de Dios, ni se asustó, ni sufrió su semblante la menor alteración; al +contrario, ha redoblado su tranquilidad y su alegría; todo el día +pareció transparentarse en su mirada cierto fondo de dicha: la noche +antes nos dijo: «Hablemos de mi tranquilidad; yo he hecho cuanto he +podido por mi conciencia, y todo lo que he podido por mi salud. Dios +hará ahora todo lo que él querrá: yo me abandono a El.»</p> + +<p>A pesar de esto, ella no ha perdido la esperanza, y nosotros +procuraremos alimentarla, porque fuera muy cruel el hacérsela perder: +líbreme Dios de intentarlo siquiera. El tiempo que habrá de vivir, que +sea con la mayor tranquilidad posible... Dios, que en la forma del santo +viático habita en ella, dispondrá como le plazca de esta tierna planta +agostada en flor.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>En medio del dolor que el estado de mi hija me proporciona, he tenido +una alegría por la visita de Alfonso y su esposa, los cuales se +encuentran muy bien: llegaron el jueves 29 volviendo a salir el sábado +para Saint-Point. La estancia en la casa de nuevas personas, fatiga +siempre a la pobre Susana, a pesar de cuantas precauciones se tomen para +evitarlo.</p> + +<p>Alfonso volvió el martes, estando con nosotros hasta ayer, y volverá el +lunes nuevamente, dejándonos lo menos posible durante estos tristes +instantes: su buen corazón me consuela y anima mucho.</p> + + + +<h3><a name="CXXI" id="CXXI"></a>CXXI</h3> + +<p class="fecha"> +14 de julio de 1824.<br /> +</p> + + +<p>Todo ha concluido: mi hija Susana descansa en el seno de Dios desde +anteayer, jueves, a las diez de la noche; quiero, mientras me sea +posible, recordar todas las circunstancias de esta muerte edificante, +dulce y consoladora para los verdaderos cristianos, y terrible siempre +para una pobre madre. En medio de mi acerbo dolor, de mis crueles +angustias y de las escenas más tristes, Dios me concedió la gracia de +una fuerza, de una resistencia y de una confianza en mí misma, que era, +a buen seguro, el fruto de las oraciones que se le han hecho para +nosotros, y en las que reconocí particularmente su eficacia, viendo el +admirable estado de espíritu de mi pobre hija durante sus últimos +momentos.</p> + +<p>A pesar del tristísimo estado a que su cuerpo estaba reducido (de que ya +hablé el otro día, aunque algo a la ligera), y a pesar de que se +agravaba por momentos en su terrible enfermedad, ni una queja, ni una +demostración de tristeza; nada, en fin, que pudiera causarnos +pesadumbre. El domingo por la mañana, viéndola muy acabada, mandé un +recado al señor cura para que se sirviese venir por la noche a +visitarla, como cosa suya. Ella se alegró mucho de la visita, y viendo +que yo no me movía de su lado, me dijo: «Mamá, ¿quieres que lo diga todo +delante de ti? Si es que esto puede causarte pena, no estoy tan enferma +que lo crea indispensable, pero me parece a mí que el sacramento de la +Extremaunción es una gracia que no debemos descuidar, y que yo desearía +recibir.»</p> + +<p>Había ya ella, durante el tiempo que estuvimos en Perrieres, y sin que +yo lo supiese, pedido al señor cura que no la dejase morir sin darle +todos los sacramentos; el buen sacerdote aprovechose entonces de lo que +ella volvía a repetirle, y después de haberle hecho entender todas las +virtudes que contiene el último sacramento, fuese a buscar lo necesario +para el caso y le administró la Extremaunción que ella recibió con gran +fe y angelical piedad; pidió que no se dijese una palabra a su marido, +que afortunadamente se encontraba fuera en aquel momento. La señorita de +Lamartine y Sofía estuvieron presentes y yo escondida en un gabinete +junto a la alcoba, llena de dolor y resignación. Muchas veces había +pensado en este terrible momento, que creía no poder soportar; pero me +encontró completamente transformada después que el sacerdote cumplió su +divina misión.</p> + +<p>Mi pobre hija estaba sonriente; yo he rogado por ella, la he exhortado, +con la misma calma y tranquilidad que si se hubiese tratado de cualquier +otro acto natural de la vida; ella ha preguntado por diversas +personas:—¿Están enteradas?—decía. A la mañana siguiente pidió una +cruz, a pesar de que había en el cuarto un crucifijo de relieve y tenía +otro junto a su cama; quería tener otro en sus manos para besarlo +continuamente. Encontré por fortuna un pequeño crucifijo de plata, tal +como ella deseaba, y desde este momento, hasta el de su muerte, lo tuvo +entre sus manos, besándolo a cada paso y elevando sus ojos al cielo; +antes de tomar alguna medicina hacía la señal de la cruz y a cada +instante me pedía que rogara por ella; yo decía cuantas frases piadosas +Dios me inspiraba, leyendo las oraciones que me parecían más +consoladoras. Tuvo grandes y continuados accesos de sofocación y fatiga, +hasta el punto de que creíamos a cada paso que entraba en la agonía, +pero luego transcurrían algunos intervalos en que parecía calmada y +consolada por la oración. Los tres últimos días los pasamos en continuo +sobresalto, y por la noche descansábamos un poco, porque yo la dejaba +entre ocho y nueve con una asistenta que se acostaba en su propio +cuarto, y una criada que quiero como una hija; hace ya más de veinte +años que está en la casa y duerme en un cuartito junto a la alcoba; +tanto Sofía como yo, nos levantábamos varias veces cada noche para ver +cómo estaba y cómo seguía; siempre la encontrábamos esperanzada y jamás +hablaba de su hijo; estoy segurísima de que ha obrado así +sacrificándose. La víspera de su muerte dijo a su marido: «¡Ay, esposo +mío! ¡qué felices son los que se encuentran como yo me encuentro, +habiendo hecho todo lo que se puede hacer para la paz del alma! ¿Harás +tú lo mismo, si tienes que sufrir una larga enfermedad como yo?» Y luego +ha dicho con mayor fuerza: «Me lo prometes, ¿no es cierto?»</p> + +<p>La víspera de su muerte recibió las últimas oraciones que la iglesia da +a los moribundos. ¡Ay! yo le he dado las mías todas las noches desde el +lunes al jueves. Me figuraba yo que cada hora que se iba pasando era la +última, y cuando llegaba la noche, que había ganado todas las +transcurridas creyendo que podía amenguar mi inquietud para una noche +más. El jueves por la mañana, había aumentado notablemente la opresión, +fue necesario cambiarle la cama; era esto una cosa que se hacía lo menos +posible, por el peligro del cansancio que forzosamente le había de +producir y por evitarle los desmayos.</p> + +<p>Mi pobre Sofía dirigía la operación con una paciencia, una destreza y +una dulzura que conservó siempre igual durante toda la enfermedad de su +hermana. ¡Oh! Dios la bendecirá indudablemente por todos los cuidados +que le ha prodigado. Durante este día, le daban a la pobre enferma +frecuentes desmayos; me había dicho por la mañana: «He soñado cosas +harto dolorosas para vos, ¿estabais bien?» Le contesté que sí y le +apregunté qué era lo que había soñado: «Cosas bastante desagradables...» +y no pudo decir otra cosa.</p> + +<p>Vino el señor cura y le dijo ella en voz baja: «Comprendo que deseo la +muerte más de lo que debiera, porque me siento perfectamente preparada y +llena de fe, como no creo poder estarlo nunca más; si mi vida se +prolonga, tendré que volver a empezar estos preparativos y temo... ¿Será +pereza, señor cura? ¿me perdonará Dios estos deseos?»</p> + +<p>Alfonso estuvo solo con ella unos instantes, después que nosotras, y +procuraba disimular sus lágrimas y la emoción de su voz; ella le dijo +algunas palabras, y le tendió la mano; luego bendijo desde su lecho, +pero sin verle, a su tierno hijo. ¡Ah! que se le eduque—dijo la +pobre,—en la fe que me ha de volver todos los seres de quienes, sin +ella, no podría separarme tranquila.</p> + +<p>No puedo expresar el efecto que producían en mis ojos, los de la pobre +enferma cuando nuestras miradas se encontraban; parecíame que veía +aclararse de súbito aquella figura, antes radiante de vida, y ahora +completamente cambiada.</p> + +<p>Algunos ratos, los pasaba yo rogando en alta voz junto a su lecho: su +hermano, arrodillado en el umbral de la puerta, parecía escuchar el +rezo. ¡Qué espectáculo más triste el que presentaba aquella habitación!</p> + +<p>A eso de las siete, empezaron a prolongarse los desvanecimientos, luego +pareció como que quisiera descansar; yo me acosté para aprovechar +algunos momentos de reposo, que bien lo necesitaba después de tan +continuos desvelos; a los pocos minutos me desperté al ruido de una +violenta tempestad; corrí a escuchar junto a la puerta de la alcoba, no +atreviéndome a abrir, por miedo de turbar el sueño a Susana; feliciteme +de que la tempestad no la hubiese despertado; a las cuatro de la +madrugada volví a escuchar otra vez; el mismo silencio e igual +tranquilidad; hice entonces un poco de ruido para que alguien notara mi +presencia y me preguntaran alguna cosa; así sucedió en efecto; una de +las sirvientas se acercó a mí diciéndome: «Susana ha pasado la noche con +la mayor tranquilidad, en este momento descansa y no necesita nada...» +¡Ah! triste de mí: ¡efectivamente que descansaba y no necesitaba de +cuidados! Yo interpreté literalmente las palabras de la sirvienta y me +acosté relativamente tranquila.</p> + +<p>A las cinco de la mañana, no pude permanecer en el lecho y me levanté a +impulsos de un fúnebre presentimiento; entré en el cuarto sin que se +apercibieran, y vi a la pobre muchacha de que antes hablé (Filiberta), +de rodillas al pie del lecho de muerte. Sin poder convencerme de la +verdad llegué a creer que estaba orando por habérselo así pedido la +enferma; pero Sofía y Alfonso me arrancaron amorosamente de la estancia, +y desvaneciéndose mi estupor, comprendí entonces que todo había +concluido.</p> + +<p>Se llevaron de allí a su desconsolado esposo, incapaz de sobrellevar el +peso del dolor. Yo corrí a abrazar, en su cuna, a su pobre hijo Carlos, +que estaba durmiendo apaciblemente, bien ajeno de comprender que acababa +de experimentar una pérdida que algún día sentirá de todo corazón.</p> + +<p>Alfonso quedó solo en la casa, para cuidar de que se cumpliesen los +últimos deberes para con su hermana.</p> + +<p>La sirvienta Filiberta me contó después lo sucedido en aquella noche +fatal. Los últimos momentos, decía, fueron tan dulces como apacibles; no +sufrió un solo minuto de agonía; algunos instantes después de haberme yo +retirado, dijo a la asistenta: «¿Por qué no os acostáis?» Ella entonces +hizo ver que la complacía, ocultándose detrás de la cama; desde allí +pudo observar perfectamente cómo besaba Susana el pequeño crucifijo; +luego oyó algunos suspiros, más profundos que los anteriores; fueron los +últimos... Serían como las diez, pero las sirvientas acordaron no decir +nada en toda la noche, puesto que la pobre Susana ya para nada +necesitaba nuestros consuelos, estando, como debía estar, en la mansión +de los justos.</p> + +<p>Más de un año hacía que esperaba un fatal desenlace, y por eso mi dolor +no ha resultado tan acerbo. Ahora ya no lloro; es verdad que me +encuentro bajo el atontamiento de los primeros momentos, en los cuales +no se siente el golpe, por lo fuerte que resulta. ¡Dios mío! ¡Llevadme +también a vuestro seno, yo no quiero vivir sino para este cielo que yo +enseñé a mis hijas, desde el cual me están llamando, y en que me +introducirán cuando llegue mi hora! ¡Ay! ¡las familias, acá en el suelo, +se forman y deshacen, pero se reúnen después para siempre en el centro +común donde mora Dios!</p> + +<p>Guardo el pequeño crucifijo que tuvo en sus manos últimamente y recibió +sus postreros besos; yo venero y beso de continuo esta santa reliquia, +que llevaré conmigo hasta la huesa.</p> + +<p>Estoy en Saint-Point, en casa de mi hijo; leemos en familia, a Fenelón: +dado el estado de nuestros espíritus, no pueden leerse otros libros que +los que hablan de lo divino; todos los demás resultan vanos e +insuficientes... ¿Qué haría yo sin mi Sofía? (su última hija). Ella se +afana para llenar el vacío que han dejado las que se fueron.</p> + +<p class="top5">Efecto de las separaciones de algunos miembros de la familia y por la +quebrantada salud de mi padre, hay una larga interrupción en el +<i>diario</i>.</p> + + + +<h3><a name="CXXII" id="CXXII"></a>CXXII</h3> + +<p class="fecha"> +Martes, 4 de diciembre de 1824.<br /> +</p> + + +<p>Alfonso ha vuelto de París, sin haber conseguido ser nombrado miembro de +la Academia Francesa; ha sido elegido en su lugar M. Droz. Estoy +disgustada conmigo misma por haber animado a mi hijo a que se +presentase, y lo estoy aún mucho más por mi marido, quien daba +grandísima importancia a este suceso; en fin, Dios y los hombres no lo +han querido; es preciso aceptar ese desencanto sin acritud ni +murmuraciones; por más sensible que ello sea, no puede compararse a +otras desgracias que se incrustan en el corazón para no separarse +jamás.</p> + + + +<h3><a name="CXXIII" id="CXXIII"></a>CXXIII</h3> + +<p class="fecha"> +Martes, 4 de enero de 1825.<br /> +</p> + + +<p>Los cambios de tarjetas, las visitas, las felicitaciones, las alegrías, +el movimiento, en fin, de primero de año me han hecho mucho daño; yo no +puedo hacer más que llorar cuando alguien me dirige sus recuerdos; ¡mis +recuerdos están en lo pasado! ¿Y qué es lo que el pasado me recuerda? +Tuve un momento de esperanza al ver un segundo a Alfonso, el hijo del +mío, y desapareció esta esperanza; ahora tengo una satisfacción con lo +que de él poseo, es decir, por el cariño que me tiene, no por eso que +llaman la fama, el renombre, la gloria; él me ama, y eso es lo que +deseo, y eso es para mí su gloria mejor; ¡ojalá pudiese amar lo que amo +yo, las creencias que me dan la paz acá en la tierra, y la verdadera +inmortalidad en perspectiva! Estoy muy contenta de tener a su esposa y a +él en mi compañía todo este invierno, y me aflijo ya con la idea de la +inevitable separación, pero su destino le lleva a vivir lejos de +Francia; respetemos los altos designios de Dios.</p> + +<p>Los últimos momentos de Bonaparte en Santa Elena, me han hecho +reflexionar mucho sobre el camino que Dios ha trazado, y que conduce de +las glorias mundanales al panteón de la nada. Algo más cerca ha herido +mi corazón la muerte del célebre poeta inglés lord Byron. Llorosa y +conmovida he notificado a mi hijo la muerte de este joven poeta, lo +mismo que si se tratara de una desgracia ocurrida en la familia. ¿No es, +por ventura, la humanidad una misma familia? ¡Tal vez otro día, una +madre temblando como yo, llorosa, anunciará a su hijo la muerte del mío!</p> + +<p>Alfonso ha escrito un poema titulado «Childe Harold» en el cual se +refiere la heroica muerte de lord Byron defendiendo la independencia de +los helenos; hay en él estrofas que me llenan de dolor, porque temo +mucho que sienta un entusiasmo peligroso por las ideas de la moderna +filosofía y de la Revolución, contrarias al trono y al altar, estos +guías que yo he encontrado siempre en mi camino y fuera de los cuales +sólo veo confusión y peligro, y sobre todo, el abismo sin fondo de la +incredulidad.</p> + +<p>Yo he conocido estos famosos filósofos nuevos durante mi juventud; +haced, ¡Dios mío! que mi hijo no se les parezca en nada; no dejo yo de +hacerle ciertas consideraciones sobre el peligro de las ideas nuevas, +pero el «espíritu surge donde él quiere», como dice la Sagrada +Escritura. En cuanto una madre ha puesto en el mundo un hijo, y le ha +inculcado su propia fe, ¿qué le resta hacer ya? ¡Como no sea poner todos +los días su débil mano entre la llama de esta fe y el viento del siglo +que pretende apagarla! ¡Ah! yo me he sentido algunas veces orgullosa de +ser madre de hijo semejante pero su independencia de espíritu me ha +hecho sufrir mucho. Yo opino que toda la ciencia se encierra o debe +encerrarse en esto: «Obedecer y creer»; tal vez se me dirá que esto es +poco poético, pero tengo para mí que existe tanta poesía en la sumisión +del espíritu como en la rebelión.</p> + +<p>¿Son, por ventura, los ángeles fieles, menos poéticos que los ángeles +que se rebelaron contra Dios? Yo preferiría que mi hijo no tuviese +ninguno de esos vanos talentos mundanos, a que se rebelara contra los +dogmas que han sido fuerza, luz y consuelo de mi existencia, y por los +cuales he sufrido resignada todas las adversidades de este mundo.</p> + + + +<h3><a name="CXXIV" id="CXXIV"></a>CXXIV</h3> + +<p class="fecha"> +20 de febrero de 1825.<br /> +</p> + + +<p>Hago la misma solitaria vida bajo el mismo techo, envuelta en mi propia +tristeza y leyendo en compañía de Alfonso, su esposa y mi Sofía, cuya +educación no me da cuidado porque parece ya haber salido instruida y +piadosa de la cuna. Leemos por las noches en compañía de mi esposo y mis +hijos, junto al hogar, cuantos libros pueden alimentar sanamente el alma +y el espíritu. Mi marido parece aficionarse mucho a esta vida retirada, +cuyas principales emociones están en los libros. Ha llegado a la edad en +que los hombres se retiran del sitio grande o pequeño que hayan ocupado, +y se convierten en simples espectadores que observan con indiferencia la +comedia que en el mundo se representa; entonces, son los libros su +distracción, su recreo; constituyen, en fin, parte de su existencia. En +los libros de historia se aprecia la vida real; en la novela el mundo +imaginario. Vienen los libros a ser, irremisiblemente, la vida de +aquellos seres, que, prontos a dejar de vivir, desean vivir en otras +edades.</p> + + + +<h3><a name="CXXV" id="CXXV"></a>CXXV</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo, 26 de junio de 1825.<br /> +</p> + + +<p>¡Qué largo tiempo transcurrido sin escribir una sola línea en este +libro! Es que a causa de mis sufrimientos llegué a dudar de mi vuelta al +camino de la virtud; luego, entreveo con horror la muerte, porque aún no +me creo bien preparada... ¿Llegaré a estarlo? No pido la prolongación de +mi vida más que el tiempo necesario a prepararme y purificarme: y nada +más. Dios me ha hecho esta gracia. Pero al llegar a la convalecencia me +mandó un nuevo dolor, y luego me lo ha quitado de nuevo y sin +preparación.</p> + +<p>En un pequeño poema que ha escrito Alfonso sobre la consagración del +rey, no decía una palabra del duque de Orleans, de quien no es +partidario, porque tiene sobre este príncipe las prevenciones de su +padre y de toda la familia de los Lamartine: encuentra algunos puntos +oscuros e inconvenientes en la conducta de un príncipe de la familia +real, cuyo padre cometió la fatalidad de condenar a muerte a su pariente +y a su rey, al desgraciado Luis XVI, y que después de esto ha sido +colmado de honores y perdonado por los Borbones, dando en lugar de un +testimonio de agradecimiento, pruebas de deslealtad para halagar a sus +partidarios. Alfonso habla con cierta amargura contra lo que llama su +deslealtad, y esto me mortifica, porque yo creo bueno a este príncipe e +inocente del crimen de su desventurado padre. Hubiera yo preferido, sin +embargo, que el tal hubiese hecho una oposición menos abierta que los +demás, sin que para ello se hubiese rodeado de todos los ambiciosos y +descontentos, revolucionarios o bonapartistas, que han formado eso que +llama él un partido; pero es preciso atacar o conjurar las intenciones, +antes que acusar temerariamente a nadie.</p> + +<p>Cuando me leyó Alfonso los versos de su poema, donde ensalza todos los +guerreros y todos los príncipes de la familia real, y observé que ni una +sola palabra decía del duque de Orleans, tuve un disgusto tan grave que +me hizo derramar lágrimas; entonces le supliqué que no dejara desairado +con semejante silencio a un príncipe en cuya casa pasé yo mi niñez, y +cuya madre y hermana nos habían colmado de bondades. Resistiose +obstinadamente, y me dijo que todo lo más que podía hacer por el duque +de Orleans, era no pronunciar su nombre, mientras que se honraba +nombrando a los reyes Luis XVIII y Carlos X, a quienes había tenido el +honor de servir en el ejército y en la diplomacia, y que él había +heredado de su padre el cariño a estos príncipes desgraciados, y para +sus enemigos, la repugnancia y el desprecio. A pesar de esto, conseguí a +fuerza de lágrimas, que recogió con respeto, el que pronunciara de una +manera conveniente el nombre del duque de Orleans, en aquel homenaje a +los Borbones. Hízolo, pero resultó desgraciado al querer expresar un +sentimiento que su corazón no sentía. Los párrafos que aludían al 21 de +Enero y a la muerte de Luis XVI, parecieron un insulto al duque de +Orleans, y no sé cómo, pero es el caso que este príncipe tuvo +conocimiento de lo sucedido por el librero, sin duda, antes de que +fuesen publicados, e hizo escribir una carta a mi hijo por nuestro +pariente M. Henrion de Pansey, presidente de su consejo. M. de Pansey, +en nombre del príncipe, pedía a mi hijo, en términos corteses, la +supresión de los versos en que era aludido.</p> + +<p>Alfonso contestó en seguida, con mucha cortesía por cierto, que él no +había tenido la menor intención de mortificar la personalidad de un +príncipe, de cuya casa tantos beneficios había alcanzado su madre, y que +en aquel momento escribía al impresor para que se suprimiesen los versos +que pudiesen molestar al señor duque de Orleans. El escribió, +efectivamente, al editor, para que fuesen retirados los párrafos en +cuestión.</p> + +<p>Todo parecía haber terminado aquí; pero el duque de Orleans, ignorando +que Alfonso hubiese condescendido a sus deseos, y más impaciente de lo +que convenía por semejante supresión, mandó escribir una segunda carta, +en la cual se hacían amenazas contra el crédito de que mi hijo gozaba en +la corte, advirtiéndole, que en el caso de no acceder a sus deseos, +tenía un príncipe real sobrados medios para hacer sentir a quien +intentara solamente ofenderle, el peso terrible de sus resentimientos y +de su indignación. Cuando Alfonso recibió esta segunda carta, su natural +dignidad ofendiose de tal suerte, que no quiso en manera alguna acceder +a los deseos de Orleans y escribió inmediatamente a su editor que no +retirara una sola palabra del original. Sin embargo, por no hacer una +ofensa, sin previa explicación, al duque de Orleans, le escribió el +mismo día en que habían ya los periódicos publicado esta carta de +intimidación que no podía ser conocida más que por una indiscreción +palaciega, diciéndole que la supresión del párrafo por los periódicos +adictos a su corte, no podía atribuirse más que a una ligereza de su +carácter, y se veía él obligado a dejarlo en suspenso; decíale también +al príncipe que, apreciando debidamente esta necesidad de honor, +confiaba no lo atribuiría a la intención de ofenderle. El príncipe fue +justo, y contestó inmediatamente haciéndose cargo de esta exigencia de +honor, desde el momento en que la publicidad hecha en los periódicos +liberales, había colocado a mi hijo en una situación tan especial. El +párrafo apareció según Alfonso lo escribiera al principio.</p> + +<p>Pero, eso fue para mi corazón una flecha que lo atravesó de parte a +parte, tanto más, cuanto no me atreví a decírselo jamás a mi esposo ni a +mi hijo; porque yo había sido colmada, durante mi infancia, de todas las +bondades de aquella augusta casa, cuyo nombre habíame mi madre enseñado +a venerar desde mi niñez. En las circunstancias dolorosas para mi madre +y para otros varios miembros de la familia, la señorita de Orleans nos +había favorecido con cariñosa solicitud y con una generosidad sin +límites: yo no podía ni puedo olvidar los bienes recibidos de esta +augusta familia, y mi marido y mi hijo ignoraban estos transportes +íntimos que yo no podía tampoco confiarles. ¡Júzguese de mi asombro y de +mi aflicción, al considerar que esta excelente princesa pudiese atribuir +mejor que a un error, a ingratitud u olvido, una ofensa al nombre de su +casa salida de la mano de mi hijo! Pasé muchas noches derramando +lágrimas. Escribí a la señorita de Orleans para desengañarla y +manifestarle todo mi pesar; ella me contestó mejor como amiga que como +princesa, comprendiendo perfectamente la situación en que me encontraba. +A Dios gracias, todo ha terminado; temo solamente que lo ocurrido +ocasione entre la princesa y mi hijo una frialdad y una irritación +secreta que vaya alejando poco a poco su amistad de aquella casa, en la +cual hubiera tenido unos protectores desinteresados. Las prevenciones de +los nobles realistas contra el nombre de los Orleans, son injustas, +extremadas y, como si dijéramos, han sido infiltradas en la sangre de +padres a hijos. Tuve todavía un gran pesar, que de tan vivo y doloroso, +no puedo confiárselo a nadie; la susceptible altivez de mi esposo no le +dejaba comprender que existiera correspondencia entre la señorita de +Orleans y yo, ni las gracias que mi familia recibió de ella, en muchas y +determinadas ocasiones.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Dice Alfonso que cree habrá de partir para Alemania, y por lo tanto, que +estará ausente de nosotros por mucho tiempo. Cuando pienso en su +separación no hago otra cosa que llorar. ¡Ah, Dios mío! ¡Cuán solitaria +va quedando esta casa, antes tan alegre y tan llena de vida! Cuantas +veces reflexiono en nuestra soledad, recuerdo los muchos nidos que +tantas veces he visto durante el otoño bajo los álamos del patio de +Saint-Point; en lugar de los pequeñuelos hay nieve, y el viento se va +llevando sus pajas, ¡una a una! Así es nuestra casa en la actualidad.</p> + + + +<h3><a name="CXXVI" id="CXXVI"></a>CXXVI</h3> + +<p class="fecha"> +18 septiembre de 1825.<br /> +</p> + + +<p>Hoy han salido mis hijos para Italia, donde fijarán su residencia. ¡Ay! +¡cuán sola he quedado en este retiro de Saint-Point! No puedo adivinar +cuánto tiempo durará esta situación.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Ya estamos en la ciudad; no pudiendo dedicarse a la caza, mi marido no +está bien en el campo. Estoy muy disgustada, pero en medio de mi +tristeza me encuentro aquí mejor; Nicole me acompaña por la mañana; sus +«Ensayos de moral» me llegan directamente al alma, y por las noches leo +a Mme. de Sevigné, mi confidente favorita; después... pienso mucho en +los ausentes. ¡Ay! ¡y en los muertos que no volverán!</p> + +<p>Ayer recibí una visita del excelente, amable y resignado M. de X... +Aquél que tanto hubiera deseado casarse con Cesarina. No hemos hablado +de nada, puede decirse, pero su sola presencia y su ternura expresaban +muchísimo; he llorado mucho; todas aquellas personas, todos aquellos +objetos que amaron o fueron amados por mis hijos, despiertan en mi +corazón recuerdos de tristeza. ¡Triste de mí!... esta época tan lúgubre +de mi vida la lloraré siempre, ¿no habrá para mí consuelo? creo que sí; +y hasta tengo la certeza absoluta de volver a ver a los seres queridos +que murieron para este mundo. ¡Qué dicha la de poseer una fe como la +mía! Aun cuando la religión no nos diera más que esta fe en el +renacimiento del pasado, deberíamos bendecir a ella y a su fundador. ¡Y +quién no tiene en este mundo seres queridos que espera ver en el otro!</p> + + + +<h3><a name="CXXVII" id="CXXVII"></a>CXXVII</h3> + +<p class="fecha"> +24 octubre de 1825.<br /> +</p> + + +<p>Me encuentro sola en la casa, arreglándolo todo y disponiendo su cierre. +Ayer salieron todos para la ciudad acompañando a mi esposo. He ido a +Saint-Point, montada en una mula, y acompañada del jardinero, al objeto +de arreglar y ordenar los libros, los naranjos y las macetas de flores +que mi nuera Mariana me recomendó muy especialmente al partir para +Italia. He estado detenida por las lluvias en este viejo, querido y +desierto castillo, y admirablemente servida por María Litaud, una santa +mujer que está encargada de gobernar la casa durante la ausencia de sus +dueños. Creo que hice su felicidad cediéndola a mi hijo. Aquí me +encuentro, junto a la iglesia que tanto adoro por los muchos recuerdos +de las oraciones que he dirigido a Dios bajo su bóveda, en compañía de +mis pequeñitas (que están en el cielo), cuando veníamos a rogar en ella +todas las noches; estoy también rodeada de libros, demasiado tal vez. +Gozo en este silencio y en esta soledad junto a la gran chimenea del +salón, y allí me recojo, abstraída en los dulces pensamientos de la +eternidad, antes de sumergirme de nuevo en el movimiento y las vanidades +del mundo. He tenido muy buenas noticias de Florencia, en donde se ha +establecido mi hijo con su esposa. Cuantas reformas hicieron aquí me +parecen muy bien; han convertido esto en una especie de casa de retiro +para su vejez, donde vivirán recordando nuestra existencia en estos +lugares. En un artículo escrito por Mme. de Genlis, he visto que esta +escritora atacaba vivamente las poesías de mi hijo: es esto una guerra +hereditaria de familia a familia; Mme. de Genlis y mi madre +representaban dos tendencias opuestas en el Palacio de Orleans. Estas +heridas a la fama de mi hijo me han sido bastante dolorosas; yo hubiera +querido que él replicara; esto era natural en la vanidad materna, pero +prefirió aceptar el ataque sin manifestarse resentido. ¿De qué serviría +entonces la caridad si no se perdonaran siquiera semejantes ofensas? +¿para quién deseará ella la superioridad en todo? ¿para sí o para sus +hijos? Si uno la tiene, el deber está en no darle importancia, y si no +se tiene, está el deber en no envidiársela a los demás; los dones de +Dios son gracias, pero no méritos. Habré de acostumbrarme a los +denigrantes ataques que ciertos periódicos, especialmente los +orleanistas y bonapartistas, dirigen a Alfonso. Creo que tengo demasiado +amor propio colocado sobre su cabeza, que puede no ser sino un disfraz +del mío; pero soy su madre, y justo será que me lo perdone.</p> + + + +<h3><a name="CXXVIII" id="CXXVIII"></a>CXXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +1.º de febrero de 1826.<br /> +</p> + + +<p>No puedo dedicar mucho tiempo a escribir, porque los cuidados de los +pobres, durante este frío invierno, me absorben la mayor parle del +tiempo; además de esto, me han encargado de la presidencia de la junta +de caridad establecida en esta población; no me es posible cumplir con +exactitud mis obligaciones a pesar del auxilio que para ello me presta +Mme. de Villeneuve, la esposa del Gobernador de la provincia, joven muy +amable, a quien considero como si fuese una hija; yo no sé por qué las +jóvenes sienten por mí tanta predilección; será sin duda porque yo, +acostumbrada a amar a mis hijas, siento una ternura grande dentro de mi +corazón y una inclinación irresistible hacia las jóvenes con quienes +tengo tratos. Mme. de Villeneuve me ha pintado unas elegantes pantallas +de chimenea, dibujando en cada una, la vista de diferentes casas o +castillos habitados por Mme. de Sevigné; esta buena señora es para mí la +abuela del corazón y del espíritu; Mme. de Villeneuve ha creído que +estos recuerdos serían a mis ojos una especie de ilustración de las +obras que practico continuamente en cumplimiento del deber que la +caridad me impone. ¡Qué buena y dulce es la caridad! Ella parece que nos +aproxima, insensible y dulcemente, al trono donde el Altísimo tiene su +asiento.</p> + + + +<h3><a name="CXXIX" id="CXXIX"></a>CXXIX</h3> + +<p class="fecha"> +27 de abril de 1826.<br /> +</p> + + +<p>Mi cuñado, el abate Lamartine, ha muerto; hacía bastante tiempo que su +vida era una prolongada espera de este momento. Espero que Dios habrá +sido misericordioso para el hombre que tanto lo había sido para su +prójimo. Fue lanzado contra su voluntad a la carrera eclesiástica, hacia +la cual no sentía la menor disposición, y se concretó a vivir solitario +en su magnífica finca de Montculot, la cual ha quedado propiedad de +Alfonso, con la obligación de entregar cierta cantidad a la hermana del +difunto y pasar una pensión a mi esposo. Le he escrito para que mande +poderes para tomar posesión, en su nombre, de aquella magnífica casa y +de las tierras que la circundan.</p> + + + +<h3><a name="CXXX" id="CXXX"></a>CXXX</h3> + +<p class="fecha"> +24 de mayo de 1826.<br /> +</p> + + +<p>Tengo una pena grande, por el triste contratiempo que ha ocasionado a +Alfonso un fragmento de su poema «Childe Harold», relativo a Italia. Ha +sido mi hijo gravemente herido en desafío con el coronel Hugo; ¡tiemblo +tanto por su alma como por su vida! yo no sé quién tendrá razón de entre +los dos, pero a los ojos de Dios ambos son culpables; procuraré que +Alfonso se arrepienta de la falta cometida; la vida sólo Dios puede +quitarla y, es un pecado gravísimo el que los hombres cometen cuando +atentan a ella. Se me objetará que el honor es preferible a la vida, +pero no somos los humanos quienes podemos juzgar estos asuntos.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>He tenido nuevas noticias de Alfonso que me anuncian su +restablecimiento: dicen que está escribiendo unas poesías muy religiosas +y que las titula «Armonías», de las cuales me han remitido algunos +trozos manuscritos que he leído con sumo agrado. ¡Ah! este es el uso que +yo quisiera que se hiciese siempre del talento, divino como su Creador, +cuando se eleva hacia El.</p> + + + +<h3><a name="CXXXI" id="CXXXI"></a>CXXXI</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, julio 1826.<br /> +</p> + + +<p>Hace tres días que estoy en Milly, donde me encuentro perfectamente: yo +desearía continuar aquí pero con mi esposo y Sofía. ¡Es muy triste para +los unos y para los otros el tener que vivir separados!... ahora parece +que siento más que antes la separación; ello debe ser la vejez que +avanza rápidamente: ya he perdido, puede decirse, por completo, aquella +actividad física y moral que me hacía gozar de la vida aun en la misma +soledad; siento, por el contrario, el peso de los sesenta años que voy a +cumplir; apenas puedo persuadirme de ello, pero no hay remedio; y sin +embargo, no estoy triste, ni mucho menos, pero sí quisiera que Dios me +hiciese la gracia de que pudiese emplear bien el poco tiempo que me +resta de estar en este mundo, y de no pensar más que en prepararme +debidamente para el otro, adonde con tanta ligereza me dirijo. Porque +estoy todavía completamente distraída y demasiado ocupada en cosas +terrenales; he visto (quién sabe si con demasiado interés), la belleza +de nuestros viñedos; ha habido una sequía atroz que los ha perjudicado +mucho; pero ahora, sobre todo aquí, han reverdecido un tanto y presentan +un hermoso aspecto con sus verdes pámpanos cargados de nacientes +racimos. ¡Nuestro porvenir está suspendido de los sarmientos de estas +cepas!... Es el hombre exactamente igual que el insecto que roe una +hoja, y que muere si la hoja perece. ¡Dios mío... proteged nuestras +plantas y sobre todo las de nuestros pobres campesinos!</p> + +<p>Alfonso es el encargado de los negocios del rey en Toscana, Lucca y +Parma, y como quiera que todos los embajadores están fuera de Italia +(excepto el de Roma), le han aumentado la asignación en cuatro mil +pesos. Todos están contentos de él, y él parece estarlo también de la +posición que ocupa; únicamente que representa a su país con un poco más +de lujo del que yo quisiera; pero creo que, a pesar de ello, la +Providencia no le abandonará nunca.</p> + +<p>Yo me acuerdo mucho de él, pero me paga mi cariño sobradamente, +acordándose también de mí; con la mayor ternura y solicitud recuerda y +le preocupan mis pequeñas obligaciones, y aquellas penas e +intranquilidades que me ocasionaron sus travesuras juveniles. Sería yo +una de las mujeres más dichosas si no hubiese perdido aquellas dos joyas +de mi maternal corona: ¡ah! ¡qué gran vacío encuentro sin su compañía +cuando al caer de la tarde paseo por mi jardín! ¡mis ojos y mis sentidos +todos las buscan inútilmente por todas partes! Es preciso irme +desprendiendo poco a poco, de buen o de mal grado, de este bajo suelo; +ya siento en mí la noche; ¿cuántas horas me faltan contar aún en este +negro abismo? Dios lo sabe; yo no he de contarlas, porque estoy +entregada a El absolutamente; lo que sí le pido, es que me retenga aquí +el tiempo necesario para ganar su estimación.</p> + +<p>He dado principio a un trabajo que acaso durará lo que mi vida. Consiste +en una alfombra tapizada para el gabinete que Alfonso tiene en +Saint-Point. Cuando yo haya muerto, él pensará sin duda, al poner sobre +ella los pies, que en cada una de sus mallas iba yo encadenando, en mi +tiempo, un pensamiento para él. ¡Ay! este frágil tejido durará, por lo +menos, cien años; y tanto mis hijos como yo, habremos ya dejado de +existir... Estoy triste, muy triste.</p> + + + +<h3><a name="CXXXII" id="CXXXII"></a>CXXXII</h3> + +<p class="fecha"> +Domingo, 3 diciembre de 1826.<br /> +</p> + + +<p>Según parece, existen algunas probabilidades de casar a mi Sofía; si +esto se realiza, mi obra quedará terminada: entonces podré decir como el +viejo Simeón: «Basta, Señor, relevad a vuestro siervo». El pretendiente +es un hidalgo de Mende, en las montañas de Cévennes, llamado M. de +Ligonnés. Dicen que es persona de carácter y que posee una fortuna que, +sin ser muy grande, será suficiente para que vivan con desahogo: aquel +país no es un país de lujo, y mi Sofía es la razón y la piedad misma.</p> + + + +<h3><a name="CXXXIII" id="CXXXIII"></a>CXXXIII</h3> + +<p class="fecha"> +5 mayo de 1827.<br /> +</p> + + +<p>El último domingo, a las once de la mañana, ha muerto mi cuñado, el jefe +de la familia Lamartine, a los ochenta años de edad. Su hermana y yo +hemos recibido su último suspiro: hasta este momento ha conservado clara +su poderosa inteligencia. Su muerte ha sido muy sentida en toda la +comarca; era un hombre de talento e ilustración superiores; poseía +conocimientos casi universales; su conversación era prodigiosamente +interesante y vasta; durante toda su vida fue, puede decirse, el rey de +la familia y de esta provincia. Había sido oficial de caballería del rey +Luis XV, durante los primeros años de su juventud; su delicada salud le +llevó nuevamente a Mâcón, donde se puso al frente de la administración +del tan importante como enredado patrimonio de mi padre político, el +cual radicaba entre Borgoña y el Franco Condado. Se le tenía como una +especie de oráculo: la comarca entera consultábale todo los asuntos, +hasta los más íntimos.</p> + +<p>Había estado en relación con todos los hombres eminentes de la Asamblea +Constituyente, de la ciencia y de la literatura: M. de Buffon, Mirabeau, +los economistas y los filósofos. El ocupaba aquí una buena posición y +vivía en compañía de sus hermanas, solteras también: ha legado su finca +de Saint-Pierre indivisa a Alfonso y a Cecilia, su sobrina Mme. de +Cessia; y sus bellas tierras de Monceau a su hermana la señorita de +Lamartine, quien, a su muerte, las deja a Alfonso. Nadie resolvía nunca +nada en la familia sin él o después de haber dado él su opinión.</p> + +<p>Este imperio absoluto sobre la familia, había frecuentemente contrariado +mis intenciones, ocasionándome bastantes disgustos; recuerdo los que +sufrí cuando el casamiento de mis hijas y al determinar la carrera que +habíamos de dar a Alfonso. ¿Quién sabe, si al contrariar mi voluntad +tenía razón? Yo opino que sí: en fin, gracias a Dios, todo ha terminado +felizmente para todos: acaso de aquella oposición que entonces se hacía +a mis proyectos, ha resultado el buen acierto que hemos tenido en su +realización.</p> + +<p>La hermana de mi cuñado ha quedado muy rica, aunque realmente de nada le +sirven las riquezas, porque no disfruta de ellas y las reparte entre los +pobres: es la santa más delicada de la tierra que he conocido jamás; no +tiene nada en su santidad que moleste ni perjudique a nadie; su piedad, +cuando sale de la iglesia o de su oratorio, donde pasa la vida, se +convierte toda en dulzura y bondad; tiene la sonrisa de los ángeles en +la boca y una transparencia celestial en la mirada; es demasiado +escrupulosa para sí misma: no lo fía todo a la generosidad divina y +derrama la limosna a manos llenas; las gentes la bendicen y la aclaman +como santa.</p> + +<p>Los preliminares para la boda de Sofía se han realizado; M. de +Morangies, nuestro vecino y pariente a la vez por parte de su esposa, es +quien nos ha presentado la demanda y el joven pretendiente.</p> + +<p>No me ha desagradado su aspecto modesto y reflexivo, y su porte +exquisito, delicado y admirable de todo punto. Creo que es uno de esos +hombres rarísimos, que manifiestan a primera vista la seguridad de la +dicha que han de proporcionar a su esposa, pero ¡ay! se llevará a mi +Sofía muy lejos de nosotros y no vendrán a pasar en nuestra compañía más +que seis meses del año. ¿Qué va a ser de mí, sin esta criatura que me +quedaba como sombra de todas las demás? Ella, cándida como a los ocho +años, y espiritual como a los sesenta; era mi consejera y mi confidente +para todo; creo que la costumbre de tener con ella el corazón abierto, +ha apresurado su gran madurez de juicio; en cuanto a su piedad, es todo +un ángel y sólo temo el exceso, si es que puede llegar a serlo más; +parece una madre de familia; no me cabe duda de que, si tiene hijos, los +hará hombres de provecho.</p> + + + +<h3><a name="CXXXIV" id="CXXXIV"></a>CXXXIV</h3> + +<p class="fecha"> +13 de enero de 1828.<br /> +</p> + + +<p>¿Hasta cuándo continuaré escribiendo en este libro? Sólo Dios lo sabe. +Comprendo que, a pesar de mis años, tengo sobre la tierra deseos y +pasiones, y esto me aflige; mi corazón, sin embargo, es de Dios, a quien +diariamente suplico se apiade de mí.</p> + +<p>El estado actual de Francia me horroriza: los periódicos avivan el voraz +incendio, que existe no solamente en la opinión sino en los corazones. +Hemos tenido aquí grandes luchas con motivo de las elecciones entre M. +Rambuteau y M. Doria; Dios no puede gustar de estos hechos en que se +calumnian los hombres mutuamente. M. de Villele ha sido arrojado del +ministerio; todo el mundo se encarniza contra la religión, que es mi +único cuidado político. No me agrada por ningún estilo esta continua +guerra de invectiva entre los periódicos de distintos partidos. ¿Cómo se +comprende esta libertad sin límites que la prensa disfruta y que se dice +es una necesidad del gobierno constitucional? Yo temo que este gobierno, +del cual esperábamos tanto, no produzca más que tempestades, hasta +dentro de las mismas familias; es muy frecuente que el espíritu de los +hombres, antes que el espíritu de Dios, sea el que sople en estos +desgraciados tiempos. Dentro de este sistema de gobierno no se observa +más que vanidad, egoísmo, y deseos de realizar actos que tengan mucha +resonancia, sean éstos del género que quiera.</p> + +<p>M. de la Maisonfort, ministro del rey en Florencia, ha muerto en Lyón de +vuelta de Toscana. M. de Vitrolles ha sido nombrado en su lugar; se cree +que no irá hasta pasado mucho tiempo a ocupar su puesto; esto va a +detener indefinidamente a Alfonso en Italia. Sofía, mi consuelo, mi +sociedad única, mi hija querida, marcha este invierno a Mende. ¡Triste +de mí!... Mi pobre marido está cada día más delicado, puesto que su +dolorosa enfermedad va progresando; yo me consagro completamente a él, +procurando hacerle olvidar el tiempo, como quisiera olvidarlo yo +también, hasta que vuelva mi hijo de Italia. Se habla de nombrarle +ministro de Francia, no sé dónde; ¿qué me va a suceder si es su +alejamiento un destierro sin fin? ¡Qué triste es el ocaso de la vida, +después de una continuada existencia de temores! ¿Dónde me refugiaré yo, +si no es en la oración, que me calma siempre, como la conversación de +un buen amigo justo, poderoso y sabio? ¡Ah! ¡qué felices son aquellos +que creen en esta comunicación sensible de la criatura con el Creador +del Universo!</p> + + + +<h3><a name="CXXXV" id="CXXXV"></a>CXXXV</h3> + +<p class="fecha"> +15 abril de 1828.<br /> +</p> + + +<p>Desde esta mañana me encuentro en Milly, pero por breves momentos. +Siempre que estoy aquí me hallo dispuesta a escribir algunos párrafos en +este <i>diario</i>, descuidado por tanto tiempo, y que ya tenía casi +abandonado. Ya no tiene para mí el interés de otros tiempos, ni para +continuarlo ni para leerlo de nuevo. Los acontecimientos consignados en +él se van alejando, todo huye volando: a medida que vamos envejeciendo, +vamos penetrándonos de la vanidad de todo y tenemos, por lo tanto, menos +interés en conservar los recuerdos. Ya no me interesan sino los que +pertenecen puramente al corazón, y éstos no hay necesidad de +consignarlos. No obstante, aun quedan algunas épocas que quiero ir +marcando debidamente: servirán más bien para mis hijos que para mí. Las +últimas de ellas, las que pueden conducir a la felicidad celeste, no +pueden descuidarse. Voy convenciéndome cada día más de que he entrado en +la vejez, a pesar de que no falta quien me diga que no se apercibe de +ello, y que estoy conservada como a los treinta años; pero «crecen los +hombres tras de mí», como dice Virgilio, a quien estoy leyendo esta +noche en un libro traducido por Boisgermain.</p> + + + +<h3><a name="CXXXVI" id="CXXXVI"></a>CXXXVI</h3> + +<p class="fecha"> +15 septiembre de 1828.<br /> +</p> + + +<p>Mi hijo Alfonso está conmigo; el miércoles 10 del mes corriente llegó +aquí, acompañado de su esposa, su madre política y su encantadora +pequeñuela, rebosando todos salud y alegría. ¡Gracias mil sean dadas a +Dios! Alfonso está, sin embargo, muy flaco, y esto me mortifica, pero es +preciso que me acostumbre a ello. He estado muy contenta, muy conmovida +y muy ocupada, y a mi edad las grandes agitaciones, sean de alegría o de +pena, resultan peligrosas para la salud, ya quebrantada naturalmente; +sin embargo, como es necesario conformarse y buscar consuelo, éste se +encuentra con facilidad cuando el corazón está contento, lo cual +ciertamente es algo difícil en este mundo; a pesar de esto, no me faltan +motivos para estar disgustada.</p> + +<p>No se puede imaginar una criatura más bonita, alegre e inteligente en +todo (con relación a su edad), que mi nieta Julia; es un verdadero +tesoro; está perfectamente educada. Su madre va siendo cada día más +perfecta, sin la menor afectación, va llenando todos sus deberes +religiosos; ha cultivado también mucho su talento y pinta perfectamente; +nos ha traído algunas pinturas bellísimas; entre otras, varias que +representan fielmente la fisonomía de Julia.</p> + + + +<h3><a name="CXXXVII" id="CXXXVII"></a>CXXXVII</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 3 octubre de 1828.<br /> +</p> + + +<p>Desde el lunes, 22 de septiembre, estoy aquí completamente sola; he +venido para presenciar nuestra pobre vendimia. Alfonso, Mariana, su +madre y Julia, partieron el miércoles 17 para Montculot, en donde les +han hecho un recibimiento como a los antiguos señores de otros tiempos. +Fueron a darles la bienvenida las mujeres vestidas de blanco, y los +hombres disparando al aire sus fusiles. Ellos han dado una brillante +fiesta campestre en los grandes jardines del castillo, pues se confunden +con los grandes bosques de las inmediaciones.</p> + +<p>Desde Monculot ha salido Alfonso para París, en donde ha sido llamado +por sus amigos para consultarle sobre lo que llaman golpe de Estado. +Alfonso asegura que fracasarán y que los Borbones, a quienes ama como +yo, habrán de sucumbir ante el espíritu público en el caso que acepten +la batalla. Acaso tenga razón; muchas veces se ve mejor el estado del +país desde fuera que desde dentro.</p> + +<p>Por mi parte, estoy aterrada por esta fiebre que veo recrudecerse todas +las mañanas en los periódicos de ambos partidos; se me figura que no +puede haber nada sólido ni duradero en un gobierno, cuando con sus +desaciertos convierte en un caos la opinión pública.</p> + + + +<h3><a name="CXXXVIII" id="CXXXVIII"></a>CXXXVIII</h3> + +<p class="fecha"> +7 noviembre de 1828.<br /> +</p> + + +<p>Alfonso ha regresado a París, donde fue muy bien recibido por todos, y +particularmente por el rey Carlos X. Se le hubiera nombrado +inmediatamente primer secretario de Estado en España, si hubiese querido +aceptar; él prefiere esperar para ir a Londres, lo cual se le ha +prometido para dentro de un año; allí será solamente ministro +plenipotenciario. Me ha traído una magnífica araña para mi sala de +Mâcón, y bastante dinero, pues ha comprendido que andaba yo algo escasa +por mis muchos gastos y recelos de mortificar a mi pobre marido. Estoy +muy contenta por que mis hijos quieren pasar el invierno en Mâcón en +compañía nuestra; ahora se encuentran en Saint-Point. Alfonso me ha +mandado algunos versos que va componiendo, los cuales me han gustado +mucho; dice en ellos lo mismo que yo diría si tuviera su talento para +expresarlo; es el eco de mi voz, porque yo no dejo de sentir la belleza, +pero al pretender expresarla enmudezco. Esto me sucede también en mis +horas de recogimiento místico; en mis meditaciones siento como un fuego +dentro del corazón, cuya llama no puede salir del pecho; verdaderamente, +Dios no necesita de mis palabras para comprender mis intenciones, pero +yo desearía que el fuego que pugna por salir del pecho convertido en +palabras, se deslizara poco a poco por mi boca en cantos de alabanzas, +en acciones de gracias, en himnos y oraciones; y que después pudieran +escribirse, para que por siempre fuera su gloria ensalzada como yo lo +deseo en los misteriosos secretos de mi corazón. Doy gracias a Dios +porque ha concedido a mi hijo lo que yo deseo para mí: su voz será la +mía; sus sentimientos iguales que los míos son.</p> + +<p>(Hay aquí párrafos que son un himno de reconocimiento para su hijo).</p> + + + +<h3><a name="CXXXIX" id="CXXXIX"></a>CXXXIX</h3> + +<p class="fecha"> +13 julio de 1829.<br /> +</p> + + +<p>En esta fecha voy a narrar mi viaje a París, el cual gracias a mi hijo, +ha sido una continua dicha para mí. Tuve una satisfacción inmensa al ver +de nuevo aquella ciudad de mi niñez, y al conocer los numerosos amigos +con que cuenta Alfonso, todos ellos personajes distinguidos por su +nacimiento o sus talentos. Madame Récamier, a quien dicen que me +parezco, me he dispensado una acogida excelente; he asistido en su casa +a una lectura que ha dado M. de Chateaubriand, quien ha leído una +tragedia titulada «Moisés»; la figura de este grande hombre me ha +impresionado más que sus versos: tiene el aire majestuoso de un rey en +medio de su corte. Me gusta más el aire natural y sencillo de otros +hombres de gran talento, que estaban allí, y que yo ya conocía desde mi +niñez. No obstante, la gloria tiene para mí grandísimo prestigio; creo +que si mi hijo alcanzara algún día la más pequeña parte, estaría +altamente satisfecha. Pero yo pido a Dios para mi hijo muchas cosas +antes que esa gloria, que muy bien pudiera resultar vana, examinada +detenidamente.</p> + + + +<h3><a name="CXL" id="CXL"></a>CXL</h3> + +<p class="fecha"> +21 septiembre de 1829.<br /> +</p> + + +<p>Mi pobre Alfonso es el que me ayuda a soportar los días de mi vejez, de +un modo admirable; me colma de obsequios y atiende solícito a mis +apuros, sean del género que quieran. Acaba de encargarse últimamente de +pagar, por nosotros, la pensión de seiscientos pesos que debemos a mi +cuñada Mme. de Villars. Consigno aquí todos esos rasgos de su cariño +hacia mí, y renuevo entre las satisfacciones de mi corazón, las mil y +mil bendiciones que yo debo a Dios por los buenos hijos que me ha +concedido.</p> + +<p>Alfonso no se encuentra aquí en este momento; está en su propiedad de +Montculot, junto a Dijón; acaba de rehusar el llamamiento que le ha +hecho el nuevo ministro, M. de Polignac, con la intención de asociar su +nombre a un ministerio que no parece del agrado de la opinión. M. de +Polignac ha insistido, y mi hijo le ha contestado que de ninguna manera +quisiera él arriesgarse a ser cómplice de un golpe de Estado contra la +<i>Carta</i>: que este golpe de Estado, en su opinión, derribaría los +Borbones; que él sabe perfectamente que M. de Polignac no abriga +actualmente la intención de darlo, pero que la hostilidad recíproca +entre el ministerio y el país, llevaría mal de su grado a monsieur de +Polignac a un resultado fatal; termina rogando a M. de Polignac que se +sirva olvidarlo para estos asuntos.</p> + +<p>Alfonso me ha mandado esta carta, la cual encuentro, por desgracia, +llena de razonamientos que convencen, pero que acaso interrumpirán las +relaciones que tiene entre sus amigos, y entorpezcan su carrera +diplomática. Yo considero que esto fuera una desgracia para mi hijo, +pero, estoy contenta de que obre conforme a sus principios, aunque a +trueque de perder su bienestar. La opinión es la conciencia de los +hombres políticos. Acaso esta conducta le sea favorable para el +porvenir, porque las circunstancias han de cambiar necesariamente.</p> + +<p>Hay en este momento una plaza vacante en la Academia Francesa: muchos +académicos, entre otros M. de Lainé y M. Royer Collard, han escrito a mi +hijo para que se presente candidato, en la seguridad, dicen, de ser esta +vez admitido. El ha rehusado con una altivez que no me atrevo a +calificar; dice que donde se le ha esquivado la primera vez, no quiere, +a ningún precio, solicitar la entrada nuevamente; como no es posible +nombrar un candidato que no visite de nuevo a los académicos, no creo, +por lo tanto, que se le nombre a él. Mi amor propio ambicioso, sale +mortificado con esta su determinación, pero que Dios le humille lo +celebro «con toda mi alma».</p> + +<p>Es forzoso, por lo tanto, que consigne una gran satisfacción que tuve +luego; mi vanidad de madre se manifiesta demasiado, ya lo comprendo, +pero... En una sesión pública celebrada por la Academia de Mâcón, hará +unas tres semanas, a la cual asistió una multitud inmensa, todo el +consejo general, todas las notabilidades de la ciudad y sus +inmediaciones, leyéronse muchos e interesantes trabajos; M. de +Lacretelle, un capítulo de la «Historia de la Restauración»; M. Quinet, +joven gallardo y distinguido por sus conocimientos, un fragmento de un +«Viaje a Grecia»; Alfonso debía recitar versos, se le esperaba con +impaciencia; cuando llegó su turno, resonó un aplauso general; la +concurrencia se puso en movimiento gritando, la mayor parte, que quería +verle; colocose en un sitio convenientemente elevado para poder +satisfacer los deseos del público, y empezó por una breve improvisación +en prosa, suplicando y agradeciendo la benevolencia de sus conciudadanos +y manifestando cuánto era su agradecimiento por el anticipado favor que +se le dispensaba; este exordio gustó muchísimo y los aplausos se +repitieron con entusiasmo. Luego recitó una epístola dirigida a M. de +Bienassis, en la cual se encierran trozos de poesía tiernísima; se le +interrumpía frecuentemente con murmullos de aprobación; Mariana y yo +estábamos verdaderamente emocionadas; luego se nos colmó de +felicitaciones y, ¿por qué no decirlo?, de dicha y orgullo; lo cual me +parece algo perdonable. Dios lo quiere y El ve y sabe bien, que lo que +yo deseo es que el talento de mi hijo sirva para honrar su santo nombre.</p> + +<p>Hablemos ahora de mis hijas, cuyas bellas cualidades me enorgullecen +igualmente. Me gusta mucho recitar continuamente y con el pensamiento +puesto en Dios, desde las arboledas de Milly, bajo la sombra de la casa +que ha visto nacer a todos mis queridos hijos, este versículo de los +Salmos: «Señor, ya que habéis sido mi tranquilidad y mi esperanza en los +días de mi juventud, ¡no me dejéis abandonado, en los de mi vejez! +¡Cuando las fuerzas me faltan, no me retiréis vuestra diestra mano!»</p> + +<p>¡Basta! ¡basta!... Yo debo empezar a reflexionar seriamente sobre la +decadencia de mi vida; si miro adelante, corta; y larga si dirijo hacia +atrás la vista, porque veo los muchos deberes que he debido cumplir.</p> + + + +<h3><a name="CXLI" id="CXLI"></a>CXLI</h3> + +<p class="fecha"> +Milly, 21 de octubre de 1829.<br /> +</p> + + +<p>¡21 de octubre!... ¡aniversario del nacimiento de mi hijo primero!... me +encuentro sola y deseo consagrar este día a las reflexiones que me +alientan y fortifican contra la muerte. ¡Cuántas vueltas y revueltas +tengo dadas durante mi vida, en estos mis paseos, meditando, con el +rosario en la mano unas veces, y otras, plegadas ambas manos, cuando +nadie de la casa podía verme, rogando o meditando arrodillada en la +hierba! ¡Ay, Dios mío! ¡lo que hubiera pasado por mí, durante mis +tribulaciones exteriores e interiores, sin la caritativa bondad de Dios +y si su imagen divina no se me hubiese presentado en mis pensamientos y +no me los hubiese sugerido más santos y más consoladores que los míos, +no es posible adivinarlo! Es una gracia inmensa, lo reconozco, que mis +aficiones por el recogimiento en Dios, me hayan hecho robar casi +diariamente, durante mi vida, algunas horas o solamente algunos minutos, +para ocuparme exclusivamente de El. Hoy es uno de los días en que le he +sentido más que nunca, y me he encontrado bañada en llanto, sin darme +cuenta de ello, mientras paseaba; parecía que mi vida se rejuvenecía, +que mi alma tomaba cuerpo y se disponía a presentarse a mi creador, a mi +juez...</p> + +<p>¡Ay de mí!; ¡que su juicio, próximo a emitirse, sea indulgente!</p> + +<p>Yo me he visto a mí misma como si fuese ayer; jugando, niña inocente, +entre las alamedas de Saint-Cloud; luego, más tarde ya, joven canonesa, +rogando y cantando en el templo del cabildo de Salles, triste y +pesarosa, cuando no emitía la voz como mis compañeras.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>El motivo de no haberme consagrado yo absolutamente a la contemplación +de lo eterno, a los cantos del breviario y a las alabanzas del Señor en +la soledad de aquel claustro entre lo eterno y mundano, fue... porque vi +al que después fue mi marido, joven y buen mozo, vistiendo su brillante +uniforme, cuando vino a visitar a su hermana la canonesa Mme. de +Villars, en cuya casa había yo sido confiada de tutela, como de mayor +edad y más experiencia de la vida.</p> + +<p>Entonces, pude observar que el gallardo oficial me distinguía entre +todas, y que aprovechaba cuantas ocasiones se le presentaban para venir +a visitar a su hermana en el cabildo; yo misma sentía también cierto +efecto hacia aquella noble expresión, aquella gracia militar, aquella +franqueza de su mirada, y aquel su altivo ademán que no parecía amable +más que a mi lado. He sentido también la misma emoción de gozo que +experimenté y quedó encerrada dentro del corazón, cuando me hizo, por +fin, interrogar por su hermana para saber si consentía yo en que me +demandase en matrimonio; después, nuestra primera entrevista delante de +su hermana, nuestros paseos por los alrededores del colegio en compañía +de las canonesas de más edad, la demanda y los grandes obstáculos de la +familia, y las muchas lágrimas vertidas durante los tres años de +incertidumbres, mientras rogaba a Dios, para obtener el milagro del +consentimiento de su familia, que llegó a parecerme imposible; en fin, +los años de dicha y de ventura, en la humilde soledad de Milly, tan +humilde entonces como actualmente; mi desesperación cuando, apenas +casados, él, sacrificándolo todo, incluso a mí, corrió desesperado a +París para cumplir su deber de simple voluntario de la Casa Real, +durante el célebre 10 de Agosto; la protección divina que le hizo +escapar del jardín de las Tullerías cubierto de sangre; su huida, su +vuelta aquí, su encarcelamiento, mis inquietudes por su vida, mis +visitas a las rejas de su cárcel, donde yo le llevaba nuestro hijo para +que le abrazara al través de los hierros, mis excursiones con mi hijo en +brazos por toda la ciudad, tanto en Dijón como en Lyón, para enternecer +a los severos representantes del pueblo, donde una sola palabra +pronunciada por ellos podía ser para mí la vida o la muerte; la caída de +Robespierre, la vuelta a Milly, el nacimiento sucesivo de mis siete +hijos, su educación, sus casamientos y la desaparición de la tierra de +aquellos dos ángeles, de que los otros... ¡ah! no me consolarán jamás.</p> + +<p>¡Y después, el descanso que sigue a tanta fatiga! El descanso, sí, al +mismo tiempo la vejez, porque yo voy envejeciendo, todo me lo indica con +la mayor claridad; por ejemplo: estos árboles que yo he plantado, estas +enredaderas que yo misma planté en la parte norte de la casa, con el +objeto de que no mintiesen los versos de mi hijo cuando describe a Milly +en sus <i>Armonías</i> y la espesura que cubre actualmente todo el muro desde +los sótanos de la casa hasta el tejado; estas mismas paredes que van +cubriéndose de musgo, estos cedros que eran altos como mi última hija +Sofía a la edad de cuatro años, y que ahora me dejan pasar libremente +bajo sus ramas más elevadas que mi frente; todo, todo en fin, me dice +con muda y aterradora elocuencia, que voy envejeciendo, y que mi vida es +corta. ¡Ah! Sí, Dios mío... Cuando veo las tumbas de muchos viejos +vecinos que he conocido jóvenes, y sobre las cuales paso yo ahora cuando +voy a misa, pienso con tristeza que mi estancia en la tierra no puede +ser eterna, y que no puede tardar en abrírseme la eterna mansión: y las +lágrimas se me saltan cuando pienso en lodo lo que debo dejar a mi +partida: mi pobre marido, compañero fiel de mi juventud, que si bien no +está postrado en el lecho, sufre continuamente y necesita de mí, hoy +para sufrir, como ayer para ser dichoso: después mis hijos, ¡los hijos +de mi corazón!...</p> + +<p>Alfonso y su esposa, a la que considero, por su ternura y por su virtud, +como una sexta hija; Cecilia y sus encantadores pequeñuelos, tercera +generación de corazones que aman y que han de ser amados; y luego, +aquellos que faltan y que me siguen como mi sombra sigue al sol +poniente, cuando yo paseo y medito en estas soledades. Mi Cesarina, la +que fue mi orgullo por su belleza encantadora, sepultada lejos de mí, +detrás de ese horizonte de los Alpes, de donde veo continuamente surgir +su recuerdo. Mi Susana, aquella santa que anticipadamente ostentó +alrededor de su frente la santa aureola y que Dios me quitó para que yo +pudiera ver en su recuerdo la imagen de un ángel de pureza. ¡Muertos los +unos, ausentes los otros!...</p> + +<p>¡Otra vez sola, como antes de haber producido fruto alguno! ¡Los unos en +tierra, como la de estos árboles, los otros han sido llevados, lejos de +mí, por el jardinero del cielo! ¡Ah! ¡Qué pensamientos! Cómo me atraen y +persuaden dentro de ese jardín, y luego me arrojan de él, cuando han +henchido mi corazón y se va su sangre derritiendo en agua. ¡Ese pedazo +de tierra es para mí el «huerto de las olivas!» ¡Dios mío! ¡Este fue +para mí, el jardín delicioso que Salomón describe en su cantos; y hoy, +desierto y despojado de atractivos, sirve para que en él pueda recordar +mejor la muerte, con el pensamiento puesto en el Salvador del mundo, a +quien me figuro con el cáliz de la amargura en la mano preparándose a +desprenderse de este mundo impulsado por su divina gracia! ¡Y cuánto +adoro yo a este huertecito! Tanto por los vacíos que la muerte y el +tiempo han ido haciendo en torno mío, como cuando al dirigir mi vista +allá, en el fondo, bajo los tilos, para ver si alcanzo a distinguir los +vestidos blancos de los pequeñuelos, o cuando escucho para ver si oiré, +como otras veces, las alegres voces de mis hijos al encontrar alguna +flor o algún insecto entre sus espesuras. ¡Qué le he dado yo a Dios para +que me diese en propiedad este rincón de tierra y esta casita, de los +que algunas veces heme avergonzado por su aridez y su insignificancia, +pero que constituyeron el albergue dulcísimo de mi numerosa familia! +¡Ah! ¡Que sea El bendito, mil veces bendito este nido, y que después de +mí pueda abrigar aún a todos aquellos que me sucedan!</p> + +<p>Dejemos esto: oigo la campana de Bussieres que toca el <i>Angelus</i>; vale +más rogar que escribir. Secaré mis lágrimas y diré, para mí sola, aquel +rosario al cual mis pequeñuelas respondían siguiéndome otras veces, y +que oirán hoy solamente los gorriones que se acuestan debajo de las +hojas o en las grietas de las piedras. No, no, mil veces no, es un error +perjudicial enternecerse, es preciso guardar las fuerzas para los +deberes que estoy obligada a llenar; cuando se está sobre el borde de la +tumba, las lágrimas, dice, no sé en qué parte, la Escritura, debilitan +el corazón del hombre. ¡Hoy necesito del mío como en mis tiempos +mejores!...</p> + + + +<h3><a name="CXLII" id="CXLII"></a>CXLII</h3> + + +<p>Sigue a lo escrito, un pequeño volumen conteniendo detalles puramente +domésticos, cuyo interés para nosotros disminuye en relación a las +circunstancias a que se refiere. Todo ello termina con una página que +parece un ¡adiós! a su manuscrito y que copio a continuación.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p class="linea">¿Dios lo dispone así? ¡Hágase su santa voluntad! En resumen: toda +sabiduría consiste en resignarse por adoración a su voluntad. Estoy muy +ocupada en ordenar mis anteriores <i>diarios</i>, lo cual hace que vuelva a +leerlos con interés. Esta lectura me llena cada día más de +reconocimiento por todas las gracias que he recibido de Dios, y me +arrepiento por haber adelantado tan poco en la piedad y el bien, después +de las mejores intenciones y resoluciones que yo tomaba frecuentemente +con escaso provecho. Pero aún es tiempo, que siempre lo tenemos mientras +Dios nos deje la vida; aún es tiempo de aprovecharla para ganar el +cielo; esto es lo que yo pido con toda mi alma al terminar este libro, +rogándole derrame sobre mí y sobre todo cuanto me pertenece, sus +espirituales bendiciones. En cuanto a las bendiciones temporales, ¿para +qué he de pedírselas mientras no sean necesarias para el cielo? De todo +corazón me entrego a ti, Dios mío, y gustosa acataré tus paternales +decretos. ¡Dame tu bendición para mis hijos, y para mis amigas, para +aquellos que me aman y a lo que yo tanto he amado en este valle de +lágrimas!</p> + +<p>Estas son las últimas palabras que mi madre escribió en la última página +de su <i>diario</i>.</p> + + + +<h3><a name="CXLIII" id="CXLIII"></a>CXLIII</h3> + + +<p>Esto es lo que resta aquí en la tierra del alma pura de aquella santa y +encantadora mujer.</p> + +<p>Lo demás está escrito en el alma de sus hijos, en las tradiciones de la +humilde aldea en que vivió por espacio de cuarenta años, y en los +recuerdos siempre sonrientes como ella, de aquella sociedad +verdaderamente ática de Mâcón, donde su recuerdo cuenta tantos amigos +como mujeres contemporáneas suyas existen.</p> + +<p>El resto del manuscrito de nuestra madre no tiene interés ninguno para +la tercera generación de sus descendientes; son bagatelas de su virtud. +Cualquiera de los pequeñuelos de hoy, que sienta curiosidad de +conocerlas, las encontrará escritas de su puño, entre los dieciocho +pequeños cuadernos originales, que les trasmitiré tal como los he +recibido, de un inventario de los afectos del corazón. Allí la +encontrarán a ella, bajo las mil formas de la madre de los pobres, y de +la mujer piadosa, derramando los más íntimos misterios de sus +escrúpulos y de sus humillaciones ante Dios.</p> + +<p>Aquí se encuentran los ardores y la ternura de su alma, en los +ejercicios cotidianos, en el campo o al pie de su cama; allá las +asistencias a las ceremonias religiosas, sus exámenes de conciencia la +víspera de los días en que debía acercarse purificada a la mesa +eucarística; acullá, las diarias y numerosas economías domésticas, +hechas para ejercer la caridad que debía sostener con el trigo de sus +graneros, el vino de sus viñas, los sarmientos de sus cepas, la leche de +sus vacas y los huevos de su gallinero; los precios del pan, la manteca, +el azúcar, las legumbres durante este o aquel mes del año; el cálculo +continuado para reducir la frugalidad de la mesa a las escaceses de la +cosecha, y para poder sufragar constantemente, sobre sus necesidades, la +gran parte destinada a los pobres y los socorros furtivos que +proporcionaba a su hijo; más lejos, se encuentran recetas cuidadosamente +registradas y comentadas contra las enfermedades comunes a las gentes +del campo: un tratado completo de medicina rural que ella ejercía a +cualquier hora del día y en particular en la entrada de la casa de +Milly, siempre llena (sobre todo por la mañana), de imposibilitados, +viejos, mujeres y criaturas enfermas, que su fama de bondadosa y +entendida atraía de más de veinte aldeas cercanas, y que venían como en +romería a visitar aquella santa; en fin, están también allí las noches +pasadas a la cabecera de sus hijos delicados o de los enfermos de la +aldea, y las apuntaciones técnicas que tomaba durante sus horas de vela +de los experimentos y cálculos que hacía sobre los síntomas, los +accesos, los recrudecimientos de la fiebre, y las zozobras o esperanzas +que producía la enfermedad en el paciente.</p> + +<p>¡Cuántas veces, hasta las mismas sábanas de su cama, que tomaba de su +armario y rasgaba a medida de la necesidad, servían para vendar las +llagas del viejo indigente, que curaba ella con sus propias manos! +Otras, venciendo con su pensamiento, toda repugnancia, de igual manera +se acercaba al lecho de muerte, que servía las más débiles necesidades +del enfermo, descollando siempre por el vigor de su fe, por la energía +de su carácter, y por su gran fuerza de voluntad.</p> + +<p>Y al terminar sus obras de caridad, lavadas sus hermosas manos, enjutos +sus ojos de las lágrimas vertidas por males ajenos, cambiando su vestido +de seda gris por otro elegante y sencillo, volvía otra vez entre la +sociedad, suelto el espíritu, abierto el corazón, con la graciosa +expresión de la dama discreta y sociable, animando las conversaciones, +expansionando el corazón ajeno, llevándose con su serenidad las penas y +sinsabores de las almas, como se lleva el viento tibio de la primavera +entre sus torbellinos, las hojas secas de la noche para dejar en +libertad de abrirse a los botones de las nuevas flores. Se la adoraba, +sin que ella hubiese pensado jamás en hacerse adorar, en todas las +irradiaciones de su carácter y de sus hechos. El rostro de los aldeanos +que la veían pasar, acompañada de sus hijas, para ir al templo o +viniendo de visitar sus chozas, tomaba una expresión tierna y grave a la +par, como si fuera la imagen de la caridad la que pasaba por su lado.</p> + +<p>Ella entonces estaba satisfecha; todos los acontecimientos de su vida +parecían haber desfilado ante sus ojos, y un prolongado y apacible +horizonte se extendía a su vista. La vejez robusta y varonil de su +esposo iba venciendo sus enfermedades dolorosas, pero no mortales, +viéndose que el Cielo le reservaba para más largos días que a los demás +miembros de la familia, alcanzando en efecto, sin decadencia de corazón +ni de espíritu, hasta la edad de noventa años. Su hijo, que había sido +por mucho tiempo el tormento de su espíritu, se había ya vuelto +juicioso; habiendo atravesado las tormentas de su primera juventud sin +tocar aún el mediodía de la vida, calmado y satisfecho por un casamiento +conforme a su corazón, viviendo en Italia, su país predilecto, por razón +de su empleo en la diplomacia, en el lugar más risueño de Europa, +satisfecho del rango secundario, pero honorífico que ocupaba; cubierto, +además, antes de tiempo, de cierta aureola poética, que solamente +refluía en el corazón de su madre, sin excitar la cólera de los +envidiosos, estuvo en aquel entonces con licencia en París, llegando a +ser nombrado (sin ningún género de intrigas), miembro de la Academia +Francesa: gloria oficial de las letras que jamás le alucinó ni engañó a +él, pero sí alucinó y engañó agradablemente el corazón de su anciano +padre. Este, que se había acostumbrado a mirar desde su provincia el +título de miembro de la Academia Francesa, no solamente como una especie +de consagración de la gloria de un hombre, sino de una familia, como un +sacramento de la fama legítima y contra la cual la posteridad no osaría +protestar jamás, estaban en extremo satisfecho. Su madre gozábase, por +fin, pudiendo decir a toda la familia de su marido: Ya estáis viendo +cómo, eso que llamabais mis ilusiones de madre, no ha sido una quimera, +como decíais vosotros; ya veis como yo tenía razón cuando os pedía +paciencia y perdón por algunas ligerezas de aquel hijo querido, que +ratifica por fin mi ternura honrando vuestro linaje.</p> + +<p>Su hijo se ocupaba entonces en hacer el obligado discurso de recepción, +que debía por la primera vez presentarle en aquella tribuna literaria, +desde la cual ardía él en deseos de elevarse a su tiempo, a la tribuna +política, blanco constante de todas sus aspiraciones.</p> + +<p>El esperaba defender a la vez, siguiendo las huellas de M. de Serres y +de M. Lainé, sus maestros y sus modelos, los Borbones, el ídolo de su +padre, y la constitución liberal, satisfacción entonces de su espíritu. +Quería él defender las instituciones y sus principios contra las +reacciones de la monarquía y contra los impacientes de la república, +cuyas aspiraciones habían de empezar a cumplirse después de la +revolución de julio de 1830 y la de febrero de 1848, cuya hora no había +sonado aún con el toque de rebato de aquellas dos ya expresadas +revoluciones.</p> + + + +<h3><a name="EPILOGO" id="EPILOGO"></a>EPÍLOGO</h3> + +<p class="c"><b>———</b></p> + +<p>Nos encontramos a fines de otoño del año 1829.</p> + +<p>Así en las esferas gubernamentales, como en los partidos políticos que +ansían el poder, existe una pasión que con frecuencia degenera en odio +de uno a otro bando. Efecto del delirio y la fiebre que domina los +espíritus, la Francia se encuentra en continua zozobra.</p> + +<p>El primer ministro, que lo era a la sazón el príncipe de Polignac, +habíase propuesto hacer que yo fuese a París a ocupar la dirección de +los Negocios extranjeros; continuamente recibía yo cartas amistosas en +las que insistía en sus deseos; al fin, sucumbí, pero no para aceptar el +cargo que se me ofrecía, sino para explicar franca y terminantemente los +motivos que tenía para renunciar el empleo con tanta obstinación +ofrecido.</p> + +<p>Amaba yo al príncipe, es cierto, pero su política me hacía temblar; +hubiera yo querido, cuando hablaba con él, separar a un lado el hombre, +al otro el ministro divorciado de la opinión pública.</p> + +<p>Bien claramente había yo manifestado, en mi discurso al ingresar en la +Academia Francesa, mi resuelta oposición al golpe de Estado contra la +<i>Carta</i> y los proyectos que el Gobierno había manifestado tener contra +la libertad del pensamiento y contra la independencia que el pueblo debe +poseer para elegir sus representantes.</p> + +<p>No se esperaba de mí ciertamente aquel discurso político.</p> + +<p>Los periódicos republicanos, orleanistas y bonapartistas que me acusaban +de reaccionario, acogieron mis declaraciones con entusiasmo, y M. Lainé +y M. Royer Collard reconocieron en ellas a su discípulo.</p> + +<p>Al abandonar la sala del Instituto, ocupada aún por la inmensa +muchedumbre que había concurrido a la recepción, mi antiguo amigo el +duque de Rohan me salió al encuentro diciéndome al oído: «Abandonad toda +esperanza con respecto al ascenso en vuestra carrera; habéis defraudado +nuestras esperanzas y dado fuerza a nuestros enemigos políticos.» ¿Qué +me importaban a mí los ascensos en mi carrera cuando veía vacilar a +Carlos X en el trono, y al que deseaba separar del abismo que amenazaba +tragárselo?</p> + +<p>Había el príncipe de Polignac puesto en mí sus esperanzas, y me +distinguía con una familiaridad política que acaso no mereciera. En las +confidencias con este grande hombre, entreveía un alma real, un espíritu +dispuesto ya para la emigración y un corazón alarmado por la conciencia.</p> + +<p>Debo hacer constar en honor de Carlos X y del príncipe de Polignac, que +las predicciones del duque de Rohan, no se realizaron. Estos personajes +no me guardaron resentimiento alguno por mi discurso, y después de haber +discutido conmigo larga e inútilmente sobre los motivos, poco fundados +según ellos, de mi negativa y de la impremeditación de un golpe de +Estado, me ofrecieron el empleo de ministro plenipotenciario en Grecia.</p> + +<p>Ocurría esto, cuando la Europa fundaba sobre un pasajero entusiasmo +aquella pujanza artificial, germen o ruina de no sé qué grandeza. +Participaba yo entonces de la ilusión que todos los liberales tenían +sobre los helenos, tan valientes en el combate, como disciplinados en el +gobierno.</p> + +<p>Las potencias occidentales habían designado para rey de Grecia, al +príncipe de Cabourg, viudo de la princesa Carlota, heredera del trono de +Inglaterra. Este príncipe se encontraba en París: yo le conocí en Italia +durante el tiempo de su viudez, y adquirí con él una amistad tan íntima +como sincera. El príncipe de Polignac me presentó a él y le indicó que +yo era el francés más simpático a Grecia que, como ministro, podía +ofrecerle.</p> + +<p>Alegrábame yo de asistir con semejante título y en tan elevadas +funciones, a la resurrección de aquel imperio, en el país de los grandes +recuerdos y de participar como lord Byron, el heroico poeta, de +resurrección tan gloriosa.</p> + +<p>La justa previsión de que pudieran ocurrir en aquel renacimiento +disturbios y decepciones de gran importancia, hizo que el rey designado +se negara a aceptar las responsabilidades que pudieran sobrevenir, y que +saliera de París una noche huyendo de su reino y de la felicidad que en +él se le prometía.</p> + +<p>Al día siguiente, cuando supimos lo ocurrido, apreciamos unánimemente +aquella huida del siguiente modo: El príncipe de Cabourg no tiene cabeza +suficiente para sostener esta corona; ocúpese la diplomacia en buscar +otra frente y sea cauta en la elección para no verse burlada de nuevo. +Así se hizo en efecto, y mientras esto ocurría, yo continué de ministro +plenipotenciario en situación expectante, recibiendo del príncipe de +Polignac cuantas distinciones eran compatibles con mi obstinado empeño +de no tomar parte alguna en los trabajos del Gobierno.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Entusiasmada mi madre por los rápidos ascensos obtenidos en mi carrera +diplomática, por mi futuro destino en la hermosa capital de Atenas, y +por mi elección para la Academia Francesa, no podía menos de sonreír +ante la realización de sus aspiraciones de siempre, del sueño dorado de +toda su vida.</p> + +<p>Disponíame yo para ir a pasar a su lado el corto tiempo que creía +permanecer en Francia, y me hallaba en París con el objeto de ir +preparando los regalos que tenía por costumbre llevar a mi madre y a mis +hermanas siempre que las visitaba, después de un largo tiempo de +ausencia.</p> + +<p>¡Pobre madre! ¡qué poco te daba en cambio de tantas privaciones como por +mi causa habías sufrido; de las joyas que habías vendido o empeñado para +satisfacer mis caprichos y mis viajes, o para ocultar mis faltas ante la +severidad siempre justa de mi padre!</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Todo estaba dispuesto: los muebles todos que había en la habitación +ocupada por mí en la fonda, estaban cubiertos de cajas, estuches, +paquetes de tejidos diversos propios para vestidos, cofrecillos con +sorpresas para mis hermanas, un pequeño bazar, en fin, que yo me +complacía en mirar, mientras gozaba pensando en las exclamaciones de +alegría y reconocimiento que había de oír en la humilde casita de mi +madre. Yo me complacía anticipadamente en las sinceras demostraciones de +cariño y de satisfacción que había de recibir en su presencia.</p> + +<p>Un día (séame permitido no consignar la fecha), entraba yo en el hotel +de***, con mi cabriolé atestado de cajitas y muebles propios para el uso +femenino; estaba alegre y satisfecho ante la idea de que había de partir +al siguiente día; al saltar del estribo y poner el pie sobre la primera +grada del vestíbulo observé, que, junto a la habitación del portero, se +hallaba mi buen amigo, el verdadero hermano de mi alma, el conde Aymon +de Virieu: parecía que la Providencia había destinado a este hombre para +que compartiera conmigo la vida.</p> + +<p>Juntos habíamos cursado nuestros estudios; disfrutado de las mismas +alegrías en las casas de campo de ambas familias; seguido las mismas +rutas en nuestras excursiones, idénticas relaciones sociales, y +últimamente pertenecíamos los dos al cuerpo diplomático.</p> + +<p>Al día siguiente, debía él también salir de París con destino a +Alemania, y por esta razón habíamos acordado comer juntos y pasar la +velada en mi habitación, con objeto de poder prolongar así nuestra +conversación y despedirnos con entera libertad.</p> + +<p>Cuando al descender de mi carruaje me disponía a estrechar su mano, noté +en su expresiva fisonomía una palidez y una consternación que me dejaron +suspenso por unos instantes; sus ojos, siempre alegres y que parecían +iluminados por dos chispas salidas de su espíritu un tanto sarcástico, +aparecían por vez primera velados por una nube de tristeza.</p> + +<p>Después que hubo contestado a mi alegre mirada con otra del mismo +género, sus ojos procuraron no encontrarse con los míos, y entonces pude +observar bien la tristeza, el recelo y el inexplicable temor de que +estaba poseído. Parecía que aquella tristeza aumentaba al verme a mí tan +tranquilo y satisfecho; mi calma, sobre todo, le mortificaba +horriblemente; quería censurar mi felicidad sin haberme él dicho antes +el motivo por el cual debiera estar yo triste.</p> + +<p>De pronto, desapareció de mis ojos la alegría, y huyó la sonrisa de mis +labios: «Entremos en tu cuarto—me dijo con voz entrecortada;—necesito +hablarte de cosas muy tristes, y darte noticias muy poco agradables. +Procura tener valor para oírme, concentra todas tus fuerzas morales: +subamos.»</p> + +<p>Conducido maquinalmente por mi amigo, subí la escalera y llegué hasta mi +cuarto: el golpe recibido en medio del corazón me había aturdido; ya en +la habitación, me senté sobre el borde de mi cama; mi pobre perro +saltaba de alegría al verme; ignoraba el fiel animalito el por qué sus +caricias, siempre contestadas con cariño, eran entonces esquivadas con +rudeza.</p> + +<p>«Habla—le dije a mi amigo Virieu, ocultando el rostro entre ambas manos +y preparándome a recibir el golpe fatal.—Habla—repetí,—que este +silencio es para mí el peor de los suplicios.»</p> + +<p>Entonces, usando de todos los miramientos, vacilaciones y rodeos, +tímidos unas veces, enérgicos otras, propios del hombre encargado de dar +una noticia inesperada y triste que ha de herir el corazón, me dijo, +recibiéndome en sus brazos: «¡Ya no tienes madre!» Me pareció que el +suelo se hundía bajo mis pies, que mi existencia vacilaba por +encontrarse sin base; mi alma elevose rápidamente al cielo como +queriendo buscar la de aquélla que fue vida de mi vida aquí en la +tierra. ¡Jamás hubiera creído que pudiese vivir sin ella un solo día! La +idea de la eterna separación, jamás se me había presentado sino allí +lejos, y aun dulcificada por la brevedad del tiempo que yo mismo debo +permanecer en este mundo. Yo la había visto tan hermosa y llena de vida, +que parecía alentar en lo mejor de su edad, y de súbito, me dicen que ha +desaparecido de mi vista para siempre: y precisamente cuando me +preparaba a recibirla en mis brazos, cuando iba a proporcionarle la +dicha de tenerme a su lado, después de haber cumplido a satisfacción mis +deberes de hijo... ¡Ah!... ¡La separación era un hecho y un hecho +terrible porque ni siquiera pude despedirme de ella! ¡Cuánto sufrí en +aquellos días! Por la mañana alimentaban mi vida dos corazones, y por la +tarde sólo me quedaba uno para llorar y gemir.</p> + +<p>Mi desesperación llegó a ser mayor por encontrarme en París solo. La que +hubiera podido tomar una parte casi igual en mi dolor mezclando sus +lágrimas con las mías no se encontraba conmigo. ¡Yo solo en el vacío! +Sin esposa, sin hijos y sin madre. La suerte me deparó a un fiel amigo +que cubrió con su ternura aquel abismo de luto y de lamentos; acaso sin +él me hubiese precipitado en aquella horrible negrura.</p> + +<p>Durante toda la noche, permanecí anonadado, no pude conciliar el sueño y +me acosté vestido. Aun recuerdo aquella noche cuyos minutos tengo +todavía presentes uno a uno, como si el tiempo no hubiera transcurrido +desde entonces, que pasé arrancando al sensible corazón de mi amigo, los +detalles todos de aquella muerte, más sentida por haber ocurrido tan +inesperadamente. Estos detalles los recuerdo perfectamente, pues +quedaron grabados en mi imaginación de tal suerte que pudiera recitarlos +con muy poca diferencia, tal como salieron de los labios de mi amigo. M. +Virieu, no se separó de mi lado hasta que amaneció: llegada esta hora, +se marchó a preparar lo necesario para mi partida a Mâcón. ¡Triste de +mí! Ya era demasiado tarde; ya no podría abrazar, antes de encerrarlos +en el sepulcro, los restos queridos de aquella mujer que durante nueve +meses me había llevado en sus entrañas, y en su corazón hasta el último +instante de su vida.</p> + +<p>He aquí lo que mi amigo me contó acerca de aquella muerte; esta relación +está aumentada con las noticias que después adquirí, y que me +facilitaron los parientes y los amigos que presenciaron aquella +horrorosa y a la par dulce agonía de mi madre.</p> + +<p>Llena de impaciencia y de alegría, esperaba diariamente mi llegada. Mi +elevación a la Academia, mi nombramiento de ministro de Grecia, y las +emociones que por otras causas sufriera, habían, al parecer, enardecido +ligeramente su sangre.</p> + +<p>Era el 27 de noviembre; después de haber oído misa, se dirigió desde la +iglesia a los baños que había en el hospital y que estaban servidos por +hermanas de la Caridad. Mientras le preparaban el baño, estuvo hablando +con la superiora de asuntos religiosos: esta conversación la sostuvo con +la jovialidad y la gracia propias de su juventud.</p> + +<p>Cuando la bañera estuvo dispuesta, mi madre entró en la celda sin +acompañamiento alguno, siguiendo la costumbre adquirida en el +<i>capítulo</i>, costumbre que siempre había conservado; nunca empleó +camarera para su servicio particular; sola se vestía, se desnudaba y +apagaba la luz al acostarse, en memoria (según ella decía), de la +humildad y de la pobreza de los primeros cristianos.</p> + +<p>No hacía mucho que se hallaba en el baño, cuando la superiora, que +atravesaba el corredor en el cual estaban los cuartos de baño, creyó oír +gritos y gemidos ahogados cada vez más apagados. Inmediatamente la +superiora entró en la celda que mi madre ocupaba, y vio que el agua +caliente se derramaba por el suelo rebosando del baño; la espita +abierta, lanzaba a borbotones sobre el cuerpo desnudo de mi madre, aquel +hirviente líquido, parecido a un manantial de fuego, que abrasándole +pecho y espaldas la había privado del conocimiento. La propia superiora +y una sirviente, la separaron de la bañera.</p> + +<p>Indudablemente ocurrió, que deseando refrescar el baño, debió abrir por +equivocación el grifo del agua caliente, y que aquel ardiente chorro +hirió de pronto su pecho y sus manos sin darle tiempo para cerrar la +espita. Después de un buen rato volvió al conocimiento, y entonces +abrazó a la superiora, quien también se encontraba herida de la mano y +del brazo; efecto de las quemaduras. Vuelta al conocimiento, acostáronla +sobre uno de los colchones del hospicio; en esta posición, la +trasladaron a su casa en brazos de cuatro mujeres pobres, de aquellas +incurables que ella había, en otro tiempo, auxiliado con alimentos, +ropas y medicinas, y curado las llagas con sus propias manos.</p> + +<p>Pronto el rumor de la desgracia ocurrida habíase extendido por la +ciudad, y las gentes madrugadoras, o sea las sirvientes y las mujeres +devotas que salían del templo, la siguieron llorando y rezando en voz +alta hasta la puerta de su casa.</p> + +<p>Al ver la dolorosa impresión que esta desgracia produjo en los +habitantes de la ciudad, hubiérase dicho que cada uno de ellos había +perdido a su madre como yo a la mía.</p> + +<p>A los médicos no les pareció mortal el accidente, pero cuando se +levantaron las vendas de la primera cura, el mal apareció con toda la +gravedad que revestía.</p> + +<p>Después de la fiebre, el delirio; pero un delirio especial, una especie +de sueño dulce y sonriente como su carácter mismo.</p> + +<p>Había momentos en que parecía dejar su desvanecimiento, para dar las +gracias a las buenas mujeres que la servían y para alentar a nuestro +pobre padre, que permanecía a la cabecera del lecho, aterrado +completamente por el terrible golpe que acababa de recibir.</p> + +<p>En aquella angustiosa situación, no cesaba de entregar las afecciones de +su alma a las personas a quien amaba y, especialmente, a Dios, con el +que quiso unirse por medio del Sacramento de la Eucaristía, tomando, +según su creencia, anticipada posesión de la Divinidad, o al contrario, +posesionándose la Divinidad de su persona. Entonces, inflamado su +hermoso rostro por el calor que da la convicción y beatificado por +aquella unión mística, iluminaba la beatificación, más que los cirios +que los pobres niños del hospicio sostenían en sus tiernas manecitas +mientras permanecían arrodillados en torno del lecho.</p> + +<p>Después de la ceremonia religiosa, quedose profundamente dormida, y esto +hizo creer a los que la rodeaban que la mejoría se había iniciado; pero, +¡falsa creencia!... Su despertar fue el último, porque momentos después, +exhaló el postrer suspiro, tranquila y sonriente.</p> + +<p>La mujer que la asistió durante su agonía, me ha repetido después, una +por una, todas aquellas palabras que pronunció continuamente: «Esposo +mío... Hijos míos... Alfonso, Mariana, Cecilia, Eugenia, Sofía, Dios os +bendiga. ¿Por qué no venís aquí para bendeciros yo también? ¡Alfonso! +Pobre hijo mío... ¡Qué disgusto tendrás por no haber podido estar a mi +lado en este trance supremo!... Dirás a todos que no sufro... Que ya +estoy en un lugar delicioso, desde el cual veo el cielo desde donde +bendicen a mis hijos...»</p> + +<p>Después, sus labios sonreían dulcemente, balbuceaba algunas palabras y +nuevamente quedaba rendida por la fatiga. Así pasó toda la noche: y al +amanecer, en un momento de lucidez, dijo:—«¡Qué dichosa soy, Dios mío! +¡Oh! ¡Qué dichosa, qué dichosa!... No me había engañado, no, ahora lo +comprendo, cuánta felicidad...» Y al terminar esta frase, entregó su +alma a Dios.</p> + +<p class="punto">*<br />* *</p> + +<p>Tal fue su muerte, palabra por palabra. Todos los testigos viven aún +para repetirlo, excepto nuestro padre y la pobre Filiberta, quien al +perder a su señora perdió también las ganas de vivir, y no existió luego +sino el tiempo indispensable para continuar con su señor los servicios +que había prestado a nuestra madre por cariño solamente. ¡Oh! ¡Este lazo +de la domesticidad es un noble y santo cambio entre el criado que se une +por amor a la familia, que retribuye, en cambio, sus servicios con +reconocimiento, ternura e igualdad ante el corazón! Este parentesco de +condiciones sobre la tierra, puede ser desigual por la fortuna, pero se +nivela siempre, cuando existe, por el cariño.</p> + +<p>Tres días habían transcurrido desde que yo perdí a mi madre, cuando +llegué a Mâcón para ver, al menos, su querido rostro bajo el sudario. +Acompañábame un buen amigo verdadero «Samaritano», quien se encontraba +siempre allí en todas mis horas de dolor: Amadeo de Perseval, que yo +nombro, aunque ya se le alude en el manuscrito, por haberse consagrado +piadosamente a nuestra madre, y que había pretendido contarse en el +número de sus hijos. Sin embargo de no ser así, fue por bastante tiempo +estimado como tal.</p> + +<p>El ataúd reposaba ya bajo montes de nieve dentro la tierra helada del +cementerio de la ciudad. Durante la ausencia de mi pobre padre, +arrancado casi moribundo de su casa, en el momento de morir mi madre, y +ausentes además sus hijos, se olvidaron de que la difunta había +manifestado varias veces su preferencia por el cementerio de +Saint-Point, a la sombra de la pequeña iglesia de la aldea, en aquel +valle tranquilo y delicioso donde gustaba tanto su piedad de recogerse +durante sus residencias veraniegas. No encontré para besar más que las +crudas tablas de su vacío lecho de muerte, el suelo de su cuarto, el +umbral de la puerta por la que su ataúd había pasado al salir entre los +tristes ecos de llanto general de la población, para ir a descansar en +el campo de la muerte. De súbito, rebelose mi corazón por la idea de un +deseo no cumplido de aquella santa mujer después de su transfiguración, +e igualmente contra la idea de no poder ver aquellos sagrados restos más +que al través de la multitud de muertos desconocidos o indiferentes. +Resolví, pues, ya que todavía era tiempo, reparar, en lo que dependiese +de mí, aquella negligencia que me demandaba una secreta voz, exhumando +aquellos restos para conducirlos al lugar de su predilección. Creía yo +que la eterna distancia había de acortarse entre aquella alma y la mía +si sus restos descansaban a la sombra de nuestra morada, en el vecino +cementerio junto a la iglesia de Saint-Point. Si he de decirlo todo, +había también en aquella pretendida exhumación un pretexto para +aprovechar la ocasión de mirar por última vez aquel rostro querido, +antes de que se volviera polvo con el transcurso del tiempo.</p> + +<p>El ataúd no tenía signo distintivo de ninguna especie que le +diferenciase de los demás, así como tampoco había el sepulturero +señalado el sitio donde se hallaba sepultada mi madre; debía ser abierta +nuevamente la fosa, a fin de asegurar que nuestra piadosa intención no +fuese burlada, y no nos llevásemos unos restos desconocidos en lugar de +los de mi madre.</p> + +<p>¡Olvidemos aquellos lúgubres detalles! Durante la noche se realizó todo +como era mi deseo. Separose la nieve amontonada sobre el surco de la +muerte, y encontramos a tientas, entre otros, el ataúd que buscábamos. +Filiberta, que era quien había amortajado a su querida señora, la +reconoció. Ella misma abrió el ataúd a la luz de unos cirios para que +pudiera yo entrever aquel rostro dormido. Era mi madre en toda su +belleza, menos la de los ojos, pero flotando su mirada al través de la +eternidad; mis labios tocaron con cariño y horror aquella frente, ¡aquel +ataúd, al volverse a cerrar, guardaba ya mis lágrimas! Yo velé solo, y +después con Filiberta, esperando la hora de la noche en la cual los +aldeanos de Milly debían ir llegando uno a uno y sin ruido, para llevar +sobre sus hombros, a través de cuatro horas de marcha, el cuerpo de su +señora. Al punto emprendimos a pie nuestro camino, sobre una inmensa y +gruesa sábana de nieve helada, al través del prolongado arrabal que va +de la ciudad a las primeras colinas de nuestro horizonte de montañas. +Aquel lúgubre cortejo estaba rigurosamente limitado a mí, ¡a mí +únicamente entre todos los miembros de la familia!... a los quinteros y +cultivadores de las tierras de Milly y a las mujeres y niños de aquellos +buenos hombres, que bajo sus pobres vestidos de luto habían creído, por +derecho de ternura, poder seguir al jefe de la familia, prolongando +sobre el camino la negra fila de plañideras cuyas lágrimas no era +preciso comprar. Ni una voz, ni un cuchicheo salió, durante el largo +trayecto, de aquella multitud. Nada se oía sobre la endurecida nieve, +más que el chocar de los zuecos de madera de las mujeres que llevaban a +sus hijos de la mano y, de cuando en cuando, el ruido sordo y cavernoso +del ataúd de encina, recibiendo una ligera sacudida, al cambiar de +sitio sobre los hombros de los portadores que se relevaban a porfía bajo +la carga para nosotros sagrada.</p> + +<p>A dos horas y media de camino de la ciudad, dejamos la carretera +principal, para internarnos por una senda empedrada de témpanos, que +sigue la empinada colina que conduce al pueblo de Milly. En todas las +casas sus moradores estaban en vela y esperándonos; veíase en el umbral +de todas las chozas, algún viejo o algún niño teniendo en la mano un +velón de cobre, alumbrando temblorosos sus rostros pálidos y llenos de +lágrimas, tiritando de frío en aquella helada noche de diciembre.</p> + +<p>Al llegar al patio de la casa, los portadores, seguidos de toda la gente +de la aldea, subieron las cinco gradas de piedra, colocando a la entrada +el ataúd; allí mismo, donde ella tenía costumbre de recibir todas las +mañanas a los pobres y a los enfermos, distribuyendo alimentos, caldo, +medicinas, ungüentos, trapos y vestidos, curando de rodillas las llagas +de los heridos. Aquellos mismos bancos de nogal, sobre los cuales +extendían sus piernas deformes o mutiladas, los pobres heridos o +enfermos, servían en aquel entonces para sostener el ataúd. Así, puede +decirse, que aun después de muerta se apoyó sobre los propios +instrumentos de su caridad. Un llanto general surgió en aquel momento de +los mil comprimidos corazones de todo aquel pueblo de aldeanos.</p> + +<p>Cada uno de ellos se iba acercando a la pila de agua bendita de su +lecho, para mojar una rama de boj y esparcir aquella agua, mezclada con +sus lágrimas, sobre el ataúd. Durante esta parada, bajo el modesto techo +de su juventud y de sus amores, retiréme, yo solo, dentro de su cuarto, +sumergiendo mi rostro entre las almohadas de aquel lecho vacío, desde +donde escuchaba el prolongado choque de los zuecos de los hombres y +mujeres que subían y bajaban sin cesar, las gradas de piedra de la +entrada, para ir a su turno a arrodillarse y orar junto al vestíbulo. +Así estuvimos esperando los primeros resplandores del alba, antes de +emprender nuestra ruta por los elevados desfiladeros de la montaña, +cubierta de nieve en polvo, revuelta por el viento norte, allanando los +senderos y llenando los surcos. Aquellos senderos podían resultar por la +noche peligrosos para el reducido cortejo que debía trasladar el cuerpo, +desde la casa de Milly, al cementerio de Saint-Point.</p> + +<p>Tan luego el alba apareció por las lejanas cumbres de los Alpes, +volvimos a emprender nuestra marcha, escoltados hasta la altura de la +primera colina que domina el jardín y las viñas, por todos los +habitantes de la aldea. Nos despedimos de toda aquella gente, a la que +parecía que arrancábamos su providencia, a la entrada del valle, +internándonos nosotros con un pequeño grupo de ocho aldeanos vigorosos, +por el escabroso y estrecho desfiladero que sube hasta el pico de +aquellas montañas llamado «La cruz de las señales.»</p> + +<p>Iban delante cuatro hombres explorando el camino y separando la nieve, y +otros cuatro conducían el féretro. Yo seguía solo a mi madre, por las +huellas que mis conductores dejaban sobre la nieve que en algunos puntos +nos llegaba hasta la rodilla. Sólo el silbido producido por el viento +norte se dejaba oír en aquellas soledades. Dos pajaritos extraviados, +tiritando de frío, sin ver ningún punto sólido en que posarse, vinieron +a descansar un momento sobre el paño de luto que cubría el féretro y que +los portadores habían dejado en la saliente de una torrentera, mientras +rompían con su cuchillo la nieve helada en sus zuecos de madera. ¡No sé +por qué aquellos pobres pájaros extraviados, buscando asilo y socorro +sobre un ataúd, me hicieron derramar lágrimas abundantes! ¡Aquello me +recordó, sin duda, cuántas miserias y cuántas tristezas habían +encontrado asilo en aquel corazón mientras tuvo vida! Los tristes +pajarillos gorjearon durante algunos minutos uno o dos trinos +plañideros, emprendiendo luego el vuelo hacia la parte de Saint-Point, +delante de nosotros. Pensé en aquel momento en las dos almas de Cesarina +y Susana, llegando a figurarme que habían venido bajo aquel símbolo +alado, para recoger la de su madre, precediéndola en el lugar de su +descanso eterno. ¡Cómo se explica uno las supersticiones del corazón +cuando se encuentra éste emocionado y lejos de la influencia de la +razón! Hay momentos en los que todo hombre es mujer, en los que toda +virilidad es apagada por las lágrimas.</p> + +<p>Nuestro viaje, cuya distancia se recorre durante la primavera en un par +de horas, duró siete, en medio de aquel océano de nieve, cuyas grandes +oleadas parecía que iban a tragarnos a cada instante. Había sitios entre +las torrenteras, tan profundos y peligrosos, y en los cuales sólo nos +guiábamos por los negros y gigantescos esqueletos de los castaños +inclinados sobre el abismo, que en ellos nos hubiéramos precipitado y +perecido, sin la destreza y el vigor de los sufridos aldeanos de Milly.</p> + +<p>El peso de su preciosa carga les infundía sin duda confianza y valor. +Llegábamos a Saint-Point al caer de la tarde. Depositamos (como habíamos +hecho en Milly), el ataúd en el cuarto y sobre el lecho de mi madre, el +cual, después de algunos años, vino a ser el mío. Yo me encerré en un +aposento que une al gabinete con el dormitorio, y extendiendo un colchón +sobre el suelo, empecé allí la vela, teniendo abierta la puertecilla de +comunicación: era la postrera noche que aquellos sagrados restos debían +pasar bajo su antiguo techo. ¡No sé por qué me figuraba yo que +prolongaba su presencia a mi lado al prolongar yo al suyo mi vigilancia! +¡Sólo Dios sabe las lágrimas, las invocaciones, las bendiciones y +revelaciones de aquella noche! Falto de fuerzas, me quedé dormido al +amanecer, cuando la campana llamaba ya las gentes de los lejanos +caseríos situado en las dos altas cadenas de montañas, a la ceremonia de +la segunda sepultura. No fue ésta todavía su sepultura última, porque +por una extraña coincidencia de circunstancias no premeditadas, parecía +que la tierra tomaba, devolviendo y volviendo a tomar a su vez, aquellos +restos tan venerados y queridos, que parecía no haber medio de +desasirnos de ellos, disputándolos hasta la misma tumba. Al dirigir sus +miradas desde la ventana, sobre las dos inmensas pendientes de nieve que +formaban el valle, pude observar cómo descendían unas como nubes negras +por ambas pendientes, dirigiéndose a la iglesia y al castillo; aquellas +manchas eran formadas por la agrupación de cuantas gentes viven en +aquellas colinas. Toda la comarca congregada en duelo, enviaba, en alas +del viento, un prolongado y general gemido.</p> + +<p>Nada había dispuesto en el cementerio para una sepultura definitiva. La +muerte nos había sorprendido sin tumba. Si a nuestra madre se le hubiese +consultado (como se consultó después a nuestro padre), sobre el modo y +el lugar de su reposo eterno, su humildad y su desprendimiento por +cuidados semejantes, la hubieran, sin duda alguna, hecho pedir en su +testamento el sitio que los pobres ocupan en la fosa común. Pero no tuvo +tiempo de hacerlo; solamente había indicado vagamente alguna vez el +deseo de ser enterrada en Saint-Point. Yo no podía decidirme a dejar +perder por mí, por mis hermanas y por la innumerable familia de +aldeanos, tan parientes por el corazón como nosotros por la sangre, el +vestigio de aquellas venerables reliquias bajo un poco de hierba o de +musgo roído continuamente por los carneros en el cementerio de la +aldea. Era indispensable para semejantes reliquias un relicario +adecuado. Determiné, por lo tanto, elevar un modesto panteón de familia +donde poder reunirnos, si Dios quiere dejarnos morir, donde juntos +habíamos vivido, sufrido y amado tanto.</p> + +<p>El sitio y la disposición del jardín de Saint-Point se prestaban +perfectamente a la realización de mi idea. Hay una colina elevada, como +el pedestal de un templo antiguo, en medio del valle que conduce a la +iglesia y al castillo. La iglesia está situada en el terraplén y dentro +del recinto el castillo, lo cual indica a primera vista haber sido en +otros tiempos una dependencia y que, durante las pasadas edades, no era +otra cosa que la capilla de la mansión feudal. Hoy día, los jardines de +aquella mansión no están separados del rústico cementerio más que por +una cerca de bosques y avellanos y por algunos viejos nogales, cuyas +nueces, a merced de los pastores, como de todo el mundo, caen sobre las +tumbas de los muertos. Los negros muros y el romántico campanario de la +iglesia, unen en verano el umbrío fresco de su sombra a la sombra de la +cerca de avellanos, dando a aquella parte del jardín un aspecto especial +de oscuridad y recogimiento como la melancolía de un santuario. Este era +el lugar predilecto de nuestra madre durante las cálidas horas del +mediodía en la estación de las recolecciones. Veíala yo desde las +ventanas de mi cuarto, sentada, con el libro o el rosario en la mano, +sobre un poyo de madera adosado a un cerezo que domina el zarzal, cuyas +negras ramas, cuajados de fruto, se inclinaban sobre su cabeza.</p> + +<p>En medio de mi desesperación, experimentaba yo un dulce consuelo +pensando en que mi madre iba a descansar para siempre en aquel lugar de +su predilección en vida; en la misma sombra y bajo el mismo césped +cubierto de hierba, de hojas y de frutos; en aquel jardín donde tantas +veces había rezado, leído o meditado sobre el porvenir de sus hijos.</p> + +<p>Acordé construir allí mismo y sobre un terreno de propiedad particular +el sepulcro que había de ser en lo sucesivo el objeto más estimado por +nosotros. Pero como nadie puede responder hoy de inmovilizar ninguna +propiedad, aunque se trate de la sepultura de una familia, y como la +adversidad puede traspasar una tumba, lo mismo que otra propiedad +cualquiera, de una familia a otra, me asusta el caso de que puedan +entrar un día los acreedores u otras personas indiferentes en posesión +del castillo y de sus jardines, y no quiero yo, de ninguna manera, que +nuestros hijos ni nuestros nietos resulten desposeídos por expropiación +o venta, de los restos de una madre como de una cosa mundana y sin +importancia, pasando el mejor día de mano en mano. Semejante +profanación, próxima o lejana, llenaba de escrúpulos mi corazón. Medité, +pues, y resolví luego lo que cumplí más tarde y fue: hacer donación al +pueblo de la parte de nuestro jardín sobre el cual se elevara el +sepulcro, con la obligación de impedir la profanación o la enajenación +de ellos; y porque esta carga no resultase jamás onerosa a la parroquia, +yo me encargaba en cambio de concederle sobre la colina, al lado de la +iglesia, el terreno para construir una casa rectoral que le hacía falta. +Encargándome yo mismo de costear el edificio. Esta ley no podía ser +negada por el Municipio: aceptó el contrato tan ventajoso para él y que +yo le propuse, y fueron a su tiempo firmadas las concesiones sin +dificultad alguna.</p> + +<p>No queriendo yo que durante mi vida o la de las personas de la misma +sangre que después que yo poseyeran aquella morada, el sepulcro, +enclavado igualmente dentro del cementerio y del jardín, fuese +substraído a nuestros ojos y a nuestro culto doméstico, proyecté (y +puse en práctica este proyecto en el más breve tiempo), un simple muro a +la altura conveniente, tapizado de hiedra, al objeto de que dicho muro +sirviese de límite entre el jardín y el cementerio, y que también nos +permitiese apoyarnos desde dentro sobre el sepulcro y elevar nuestras +recuerdos, nuestras oraciones y nuestras lágrimas sin ser vistos de +nadie. Durante aquella lúgubre noche, junto al féretro, del que por la +mañana debía separarme, el instinto de ternura que residía en mí ante la +última separación, me hizo concebir y combinar maquinalmente la creación +de semejante sepultura; ya había yo empezado a entreverla allá en Mâcón, +y ya había también obtenido del Gobierno autorización de colocar el +ataúd bajo las losas de la iglesia, dentro de la vasta sepultura de los +antiguos señores de Saint-Point, de la ilustre casa de los Rochefort. +¡Cuánto yo hubiera dado entonces para que el milagro que se produjo un +siglo antes en aquella misma sepultura, se hubiese reproducido ante mi +vista y la de mi padre!</p> + +<p>He aquí lo sucedido: Una joven marquesa de Saint-Point, a la que se +creyó muerta a causa de un prolongado desvanecimiento, acababa de ser +enterrada en una fosa abierta en la bóveda de la sepultura; ya la piedra +que debía cerrarse bajo los pies del sacerdote estaba colocada sobre el +sepulcro. La noche del enterramiento, al bajar el campanero de tocar el +<i>Angelus</i>, le pareció oír gemidos bajo las losas sepulcrales. Lleno de +espanto fuese en seguida el campanero a dar cuenta a las gentes del +castillo de lo que había oído. Acudieron inmediatamente así el marido +como sus desconsolados deudos y sirvientes y oyeron en verdad la voz +subterránea. Levantose la piedra sellada desde la mañana, bajose a la +tumba y encontrose viva a la que creían muerta. Volviéronla en brazos de +todos y trocado el llanto en regocijo a su morada; y la joven y bella +condesa dio prolongados años de felicidad a su esposo antes de +descender, verdaderamente muerta, al sepulcro.</p> + +<p>Yo había oído contar frecuentemente durante mi niñez al mismo campanero +y a su vieja esposa semejante <i>milagro</i>, del que habían sido testigos y +del cual se acordaban como ellos, los viejos. Pero ¡ay! ¡no se repiten +los prodigios tan fácilmente!</p> + +<p>Al despertar el alba, fue transportado el ataúd de su lecho a la +iglesia; seguidos por el llanto y el duelo de doce aldeas, atravesaron +los restos de mi madre el jardín por el mismo sendero de los avellanos, +donde yo había visto frecuentemente volver de la iglesia a aquella +virtuosa mujer, radiante o compungido su rostro de dicha y de piedad. +Mis propias manos ayudaron a bajar y colocar el cuerpo de mi madre en su +eterna mansión.</p> + +<p>Después de esta triste operación, me dirigí solo a la casa y me encerré +en mi cuarto. Las lágrimas tienen su pudor como tantos otros +sentimientos encerrados en lo más profundo del alma humana. Me dejé caer +sobre una silla, la mano derecha sobre la cabeza y fijos los ojos en la +iglesia, oía involuntariamente el toque melancólico de la campana, de +cuyas vibraciones tanto gustaba, y que, llorando entonces, llevaba mi +llanto entre sus sonidos a todas las colinas, penetrando en las cabañas +de mis buenos amigos los campesinos.</p> + +<p>Recuerdo solamente que los pensamientos que tuve aquella noche, hijos de +la debilidad y de la fiebre producida por tantos días de emoción y de +insomnios se producían en mi cabeza vacía de ideas, al ruido del badajo +de hierro sobre el bronce, mientras lloraba el cadencioso unísono de la +campana.</p> + +<p>Y no recuerdo más...</p> + +<p>Breve sueño adormeció mis sentidos al venir la mañana. Después emprendí +de nuevo, acompañado de mis guías, bajo un sol glacial de invierno, que +parecía un sarcasmo a la estación y al dolor, los nevados senderos de la +montaña, en los que, a cada paso, corríamos un nuevo peligro de ser +sepultados. Tenía necesidad de ir corriendo a consolar a mi padre. +Nuestro invierno fue algo más que un simple y frío invierno...</p> + +<p>¡Así perdimos nosotros nuestra madre, y nuestra pequeña comarca su +providencia, su santidad y su gracia!</p> + +<p>¡Conservemos para nosotros aquella memoria! Por eso he copiado su +manuscrito. Nosotros desapareceremos de la tierra uno a uno, acaso no +tardando mucho, y llevaremos con nosotros el recuerdo de tanta ternura y +tanto dolor.</p> + +<p>Conservarán por algún tiempo estas páginas las huellas de la familia; +pero después, también se trocarán en ceniza como nosotros. A esto queda +reducido el libro; a esto queda reducida una generación.</p> + +<p class="c top15">FIN</p> + +<hr class="full" /> + + + + + + + +<pre> + + + + + +End of Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine + +*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE *** + +***** This file should be named 29301-h.htm or 29301-h.zip ***** +This and all associated files of various formats will be found in: + http://www.gutenberg.org/2/9/3/0/29301/ + +Produced by Chuck Greif and the Online Distributed +Proofreading Team at http://www.pgdp.net + + +Updated editions will replace the previous one--the old editions +will be renamed. + +Creating the works from public domain print editions means that no +one owns a United States copyright in these works, so the Foundation +(and you!) can copy and distribute it in the United States without +permission and without paying copyright royalties. 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Thus, we do not necessarily +keep eBooks in compliance with any particular paper edition. + + +Most people start at our Web site which has the main PG search facility: + + http://www.gutenberg.org + +This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, +including how to make donations to the Project Gutenberg Literary +Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to +subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. + + +</pre> + +</body> +</html> diff --git a/29301-h/images/001.png b/29301-h/images/001.png Binary files differnew file mode 100644 index 0000000..a6942a9 --- /dev/null +++ b/29301-h/images/001.png diff --git a/29301-h/images/cover.png b/29301-h/images/cover.png Binary files differnew file mode 100644 index 0000000..1f1b0bf --- /dev/null +++ b/29301-h/images/cover.png diff --git a/LICENSE.txt b/LICENSE.txt new file mode 100644 index 0000000..6312041 --- /dev/null +++ b/LICENSE.txt @@ -0,0 +1,11 @@ +This eBook, including all associated images, markup, improvements, +metadata, and any other content or labor, has been confirmed to be +in the PUBLIC DOMAIN IN THE UNITED STATES. + +Procedures for determining public domain status are described in +the "Copyright How-To" at https://www.gutenberg.org. + +No investigation has been made concerning possible copyrights in +jurisdictions other than the United States. 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