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+Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine
+
+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
+almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
+re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
+with this eBook or online at www.gutenberg.org
+
+
+Title: El Manuscrito de mi madre
+ aumentado con las comentarios, prólogo y epílogo
+
+Author: Alphonse de Lamartine
+
+Translator: Unknown
+
+Release Date: July 3, 2009 [EBook #29301]
+
+Language: Spanish
+
+Character set encoding: ISO-8859-1
+
+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE ***
+
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+
+Produced by Chuck Greif and the Online Distributed
+Proofreading Team at http://www.pgdp.net
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+BIBLIOTECA DE «LA NACION»
+
+A. DE LAMARTINE
+
+EL MANUSCRITO DE MI MADRE
+
+AUMENTADO CON LOS COMENTARIOS, PRÓLOGO Y EPÍLOGO
+
+ Dios no ha confiado a nadie sus propósitos; la Naturaleza y el
+ tiempo no lo comprenden, y si deja transpirar algo de sus
+ misterios, busquémoslo sólo en Él ¡porque en Él se basa todo!
+
+
+BUENOS AIRES
+
+1911
+
+
+
+
+ADVERTENCIA
+
+
+Una circunstancia especial que es inútil dar a conocer al público, ha
+hecho entregar este libro a la imprenta. De intento y por su naturaleza,
+había de ser siempre un manuscrito; todo lo más, debía figurar en uno de
+estos archivos íntimos de familia, colección de documentos que eslabonan
+la generación presente con las que han dejado de existir; documentos
+que, en su manía escudriñadora, suelen encontrar en las arcas viejas los
+muchachos, los parientes, quienes se entretienen hojeándolos durante las
+tardes ociosas del otoño.
+
+Ya que ha escapado, a pesar nuestro, de la semioscuridad del rincón
+casero y va a someterse a las miradas del lector desapasionado, lo
+dedicamos únicamente a la familia de la hermosa y tierna madre que
+inundó estas páginas con las efusiones de su corazón, sin prever que en
+la última hora de su vida le faltaría tiempo para quemar estos papeles.
+A los demás les rogamos que no lo lean: nada hay en él de lo que se
+busca en los libros; éste sólo tiene interés para aquellos a quienes
+esta mujer virtuosa ha de transmitir su sangre a la afinidad de su alma.
+
+No podemos olvidar en nuestra dedicatoria a los amigos de la comarca
+donde vivió ella, los servidores ya viejos que no pronuncian su nombre
+sin verter una lágrima, ni a los labradores, cuyas pisadas desde hace
+veintiocho años, han privado de crecer hierba en el camino que conduce a
+su sepultura.
+
+Saint-Point, 2 de noviembre de 1858.
+
+
+
+
+EL MANUSCRITO DE MI MADRE
+
+
+
+
+I
+
+
+Hoy es el 2 de noviembre, día llamado _de difuntos_. Cuando estoy
+desocupado paso este día en Saint-Point con el mayor recogimiento, lo
+más cerca posible del pequeño cementerio del pueblo, con el cual
+comunica una puerta falsa de mi jardín.
+
+Allí reposa, en aquella tierra que tanto amaba, mi madre, en un ataúd al
+lado de otro más pequeño que el suyo, y al cual parece que atrajo, al
+igual que se derrumba el nido que consigo arrastra la rama caída... Mi
+imaginación no quiere levantar el velo que cubre a éste, por miedo de
+ver... ¡lo que no quiero ver más que en el cielo!
+
+
+
+
+II
+
+
+Durante este conmovedor y breve día de otoño, me esfuerzo para que el
+trato de los vivos no me distraiga en modo alguno de mi trato con las
+almas de los que no existen. Con placer me interno por los senderos
+menos frecuentados del bosque, donde los árboles conservan todavía tanta
+cantidad de hojas amarillentas que interceptan los pálidos rayos del
+sol, de las cuales también como lluvia constante tantas van cayendo,
+hojas muertas que pisamos, que nos dicen que todo está muerto, que todo
+muere, que todo morirá. La Naturaleza es durante este mes una inmensa
+elegía que se asocia íntimamente con la eterna elegía del corazón
+humano.
+
+ * * * * *
+
+Voy y vengo por la hierba húmeda sin otro objeto que pisar las huellas
+de los seres queridos que no hace mucho iban delante de mí, detrás de mí
+o a mi lado por esta senda. Mis pies se paran por sí mismos como si a
+cada instante se clavaran en el suelo, delante de los añosos árboles
+aislados por el lindero del bosque, debajo de los cuales, por casualidad
+o por costumbre, se reunían de ordinario los ancianos, las madres, los
+niños, parientes y amigos, cuyas voces creo oír aún, confusas, tiernas o
+infantiles entre el murmullo ya sordo, ya argentino del arroyo
+inmediato. ¡Ay de mí! no volverán a sentarse en estas raíces, pero han
+dejado tal multitud de recuerdos, que hay momentos en que me parece que
+sólo están alejados de mí algunos pasos, que he equivocado el árbol o el
+claro del bosque para reunirme con ellos, y que voy a verles y oírles al
+doblar la senda.
+
+
+
+
+III
+
+
+Hay especialmente uno de estos lugares, donde mis ojos no se cansan de
+buscar a los que no volverán jamás. Está a algunos centenares de pasos
+de la casa. Para ir al bosque se sigue un camino con espinos por ambos
+lados, que atraviesa un gran campo pedregoso y un prado en declive,
+donde grupos de bueyes reflejan en sus marmóreos lomos los rayos del sol
+de estío. Esta senda sin sombra ni hierba, hace desear la fresca y
+sombreada bóveda del bosque que se ve mecido por la brisa en la ladera
+de la montaña, al extremo del campo árido. Bastante fatigado se llega a
+los primeros álamos y alisos de la plantación, cuyas raíces humedecen
+constantemente las filtraciones y los regueros de la colina. La humedad
+que se nota en este sitio, recuerda las inmediaciones de los arroyos.
+Pronto desaparecen los alisos, a medida que el suelo se eleva o caldea:
+los viejos troncos agujereados; las hayas, cuya corteza tigrada como
+tejido parece de musgo dorado; los castaños, con sus ramas extendidas
+como los cedros, con hojas agudas cual lanzas, bordan el camino. Este se
+corta repentinamente junto a una pendiente brusca, inundada de luz,
+deslumbradora y ardorosa. Hay allí una cañada muy honda, cuya pendiente
+es muy rápida; penetra por un lado en la oscuridad del bosque y continúa
+por la otra parte entre los campos cultivados y la hermosa pradera.
+
+La vegetación silvestre, rumiada de continuo por las cabras y los
+carneros, crece allí fina y dorada como el raro plumón que el viento
+siembra y también él derriba en las yermas y escabrosas rocas de los
+Alpes. Las flores de este campo no crecen más de lo que alcanza el
+vellón de un carnero; es menester bajarse para verlas; pero su aroma es
+delicioso, y cuando se cogen para desenrollar sus hojas con los dedos y
+examinar su textura, sus corolas, sus estambres o sus colores, el
+corazón admira a la Providencia, que se ha tomado tanto cuidado para
+estas germinaciones del musgo como para los vegetales gigantescos de las
+selvas. Las abejas, los zánganos, las mariposas y tantos insectos alados
+sin nombre que las chupan al calor del sol, se complacen revoloteando en
+el ambiente perfumado de la cañada, llena de vida, de movimiento y de
+zumbidos.
+
+
+
+
+IV
+
+
+En la pendiente opuesta al camino, interrumpido por este espacio,
+cuarenta y cinco encinas seculares, olvidadas por los leñadores, forman
+un grupo sin orden y a bastante distancia una de otra, cerca de la
+torrentera. Los brezos de color rosado, violeta y blancos, tapizan con
+un tejido tan aterciopelado y variado como la lana de Esmirna los
+espacios que hay entre las matas. Sus copas, agitadas durante tantos
+años por el viento Sur, están algo calvas; sus ramas inferiores,
+especialmente las de las encinas de en medio del grupo, se ennegrecen y
+secan; cuelgan de ellas en su extremo un manojito de hojas amarillentas
+que van cayendo poco a poco con las ráfagas del viento equinoccial,
+produciendo un ruido seco y repentino, que hace huir y chillar de
+espanto a los grajos y los mirlos. Sobre el borde del barranco se
+inclinan las siete encinas que forman la fachada del bosque, cuyos
+troncos fuertes y robustos las denuncian por las más viejas; sus
+ramajes, los más espesos, carecen de aquellas saetas negras, preferidas
+por los tordos, que sirven de atalaya a los pájaros y atestiguan la
+senectud de los árboles; extienden sus ramas acodilladas en la pendiente
+de la cañada, y sus raíces, casi a flor de tierra, hinchan el césped y
+el musgo que las cubre.
+
+
+
+
+V
+
+
+Al pie de la más corpulenta de aquellas encinas, la más inmediata al
+bosque, yo encendía hogueras en mi infancia; a pesar de tantas lluvias
+de invierno, el humo ennegrece aún aquella corteza ruda. Siendo joven,
+allí escribí con lápiz muchas melodías poéticas que cruzaron mi
+imaginación conmoviéndola, como la tibia brisa primaveral hacía mover
+las ramas armoniosamente sobre mi cabeza. Allí, en días más dichosos,
+estábamos con los viejos y los niños de la familia pasando felizmente
+las horas caldeadas del día como en un salón de verano. Nada faltaba
+allí para el mueblaje natural de un lugar de reposo y de delicias; ni
+los pilares rústicos, formados por las cuarenta y cinco encinas
+diseminadas por la pintada alfombra, ni el artesonado inimitable del
+follaje agitado por el hálito intermitente que reanima al caminante, ni
+la melodiosa música de ruiseñores y pinzones que cantan cerca del nido
+donde empolla la hembra, ni el blanco cojín de musgo seco formado junto
+al tronco de los árboles, ni el sonoro curso del arroyo filtrando entre
+las matas tiernas de los juncos, tanto más lustrosos cuanto más oscuros,
+para ir a perderse entre los prados, ni el vapor que rodea las montañas,
+agrupadas como panorama griego, que vistas entre las ramas, parece que
+se admira un cuadro desde una ventana abierta entre ondulantes cortinas.
+
+
+
+
+VI
+
+
+Una escena de este delicioso sitio y de aquel dulce tiempo está fija en
+mis ojos y en mi corazón, cada vez que veo amarillear con el último rayo
+de sol las ramas medio desnudas del bosque de encinas.
+
+En las raíces del árbol más viejo, que es también el más inclinado que
+forman los de la orilla, está sentada una mujer anciana, doblada por los
+años cual el árbol, sus manos hilan maquinalmente con la rueca llena de
+lana más blanca que sus cabellos. De vez en cuando, cambia algunas
+palabras con una joven en lengua extranjera. Su fisonomía revela la
+tranquilidad de un día sereno que acaba, aguardando del cielo su
+salario y renace en la tierra contemplando otras generaciones.
+
+Otra mujer, joven aún, tiene en sus manos un libro medio cerrado, que
+abre a menudo para leer un breve rato y volverlo a cerrar como si
+reflexionara lo leído. En la expresión de su fisonomía se observa que
+aquel libro ocupa su imaginación en las cosas eternas: la meditación
+piadosa hace bajar a ratos sus párpados, largos y casi transparentes,
+luego dirige hacia el cielo el globo pensativo de sus ojos. Su cara, un
+tanto ascética, está pálida; hay en ella las delicadas líneas de una
+perfecta hermosura moral.
+
+Mejor que un cuerpo es la envolvente de un alma; los trazos de una
+sonrisa tierna y graciosa moderan su austeridad hasta cuando ora. Su
+mirada, irradiación de celeste luz, se dirige hacia cuanto la rodea, y
+cuando la dirige hacia mí, se detiene y se enternece. Se comprende que
+es una madre contemplando la felicidad de su hijo.
+
+
+
+
+VII
+
+
+Más abajo, sobre la hierba que ostenta hermosas manchas de sombra y de
+luz, una joven con cabellera rubia y ojos azules, de talle esbelto y
+flexible cual las que se mecen al rumor del Océano, dibuja en un libro
+que apoya en sus rodillas; reproduce una parte del paisaje que se ofrece
+a sus ojos, vivificado por hermosos tonos de sombra y de luz, por el
+humo de las cabañas, por el grupo de cabras que hay en lo alto de los
+riscos. A cada rasgo la distrae con sus gritos de alegría una hermosa
+niña de cuatro años. Esta criatura se deleita descubriendo y cogiendo
+para su madre un ranúnculo de botón de oro entre el musgo; viene luego a
+esparcir su cosecha a puñados sobre la hoja dibujada para recibir en
+recompensa un beso, y corriendo, vuelve a buscar flores entre la hierba,
+y cuando se arrodilla para coger una mariposa posada en una flor,
+ocultándose enteramente su cuerpo bajo el flotante velo de sus cabellos
+dorados por el sol, en su lugar, en vez de un cuerpo infantil,
+creeríamos que hay una madeja de seda puesta al sol como hacen las
+lavadoras de capullos.
+
+En la semioscuridad del fondo más espeso del encinar, un joven observa
+de lejos esta escena campestre de esparcimiento doméstico; con paso
+desigual va de una encina a la otra sin que el césped deje percibir el
+ruido de sus pasos; tiene en sus manos un libro en blanco deteniéndose a
+intervalos para borronear en él algunas líneas.
+
+Lo que yo escribí aquel día, helo aquí: ¡Dios mío, quién creyera que
+estos versos habían de trocarse tan pronto en lágrimas!
+
+
+
+
+LO QUE PIENSAN LOS MUERTOS
+
+
+Mirad las hojas secas corriendo por el suelo.--Entre gemidos, por el
+valle las arrastra el viento.--La golondrina roza sus alas por el quieto
+pantano.--El niño de la cabaña, va cogiendo leña entre los brezos.--Ya
+no susurran las olas, que su encanto dieron al bosque.--Enmudeció el
+pajarillo entre las ramas secas.--¡Junto a la aurora, el ocaso!--El sol,
+que apenas despunta, brilla pálido un momento al concluir su
+carrera.--El carnero por las zarzas va dejando su hermoso vellón de lana
+que servirá de nido al jilguero.--La flauta pastoril ha enmudecido;
+desapareció su eco; cesó también el encanto de amor y de ventura.--La
+hoz cruel ya despojó la tierra de aquel verdor que le prestara
+vida...--Así acaban los años, así van feneciendo los días de nuestra
+vida.--Éoca en que todo cae.--Al rudo golpe de viento.--Soplo emanado de
+la tumba que arranca del mundo la vida con la mayor indiferencia.--Como
+el ave se arranca las plumas cuando observa en sus alas otras
+nuevas.--Entonces fue cuando vi palidecer y morir a los tiernos frutos
+que Dios nos dejó madurar.--Aunque joven, ya en la tierra.--Vago errante
+y solitario.--Y al preguntarme yo mismo.--¿En dónde se encuentran los
+que adora mi corazón?--La mirada se inclina triste hacia la tierra.--La
+cuna está vacía.--El niño, arrebatado por la muerte, ha caído del seno
+de la cuna al frío lecho funeral.--Los muertos, envueltos en el polvo
+que les cubre, nos dirigen esta voz.--¿Los que gozáis de la vida,
+pensáis aún en nosotros?--¡Oh! muertos queridos.--¿Dónde estáis?--¿Acaso
+pobláis un astro fulgurante con luz más eterna que la nuestra?--¿Acaso
+vagáis entre el cielo y la tierra?--Allá donde os encontréis, ¿jamás
+podréis oír la dulce voz de vuestros deudos?--¿Habéis vosotros olvidado
+a los que dejasteis sumidos en la mayor tristeza?--¡Oh, no, Dios mío! si
+tu gloria.--Les ha borrado el recuerdo humano.--Quitadnos a nosotros la
+memoria.--Y nuestro llanto no correrá en vano.--En ti, Señor, sin duda
+está su espíritu.--Mas guarda en su recuerdo el lugar
+nuestro.--Ampárales, Señor, el don de tu clemencia es grande.--Si aquí
+pecaron, dales ¡oh, Dios! tu sublime perdón.--Ellos fueron, lo que
+nosotros somos ahora.--Polos, juguetes del viento.--Frágiles y débiles
+como la nada.--Si sus plantas resbalaron, y si han faltado por su boca
+al precepto de la ley.--Perdónalos, Juez Supremo.--Tu poder es
+grande.--A tu voz desaparecen las cosas todas de los hombres.--Si tocas
+la luz, tus dedos quedarán empañados.--Las columnas de la tierra y las
+del cielo tiemblan a tu voz.--Si dices a la inocencia:
+
+«Sube a mi presencia y habla,» aparecerá velada por tus
+virtudes.--Mandas al sol que alumbre.--Y la luz constante luce.--Dices
+al tiempo que nazca.--Y dócil la eternidad arroja los siglos por
+miles.--Los mundos que tú repones se renuevan a tu vista.--Jamás
+separas del pasado el porvenir.--Las edades desiguales se igualan bajo
+tu mano.--Nunca tu voz pronuncia estas palabras:--«Ayer, hoy,
+mañana».--Padre de la Naturaleza.--Manantial de bondad.--Dios clemente y
+misericordioso.--Suprema virtud, ¡perdón! ¡perdón!
+
+
+
+
+VIII
+
+
+Cuando el día desciende, entro en mi casa a paso lento; me encierro en
+mi habitación, la más alta y abandonada de la casa, desde la cual se
+domina el viejo campanario de la aldea: desde allí se sienten muy bien
+los ecos de la campana y los silbidos del viento. Parece que la
+naturaleza y la religión se han puesto de acuerdo en día semejante para
+dirigir hacia los sepulcros el pensamiento de los vivos.
+
+El infatigable campanero, asido a la cuerda de las campanas, no cesa de
+tocar desde el mediodía del primero de noviembre hasta el amanecer del
+siguiente. Aquel célebre clamoreo evoca en los corazones recuerdos de
+aquéllos sobre cuyos corruptos cuerpos ha resonado muchas veces el
+azadón del sepulturero. Aquella campana, recalentada por los incesantes
+golpes del badajo, parece que se agita por la fiebre, y que a cada paso
+ha de romperse torturada por tanto martilleo.
+
+Tales fueron las impresiones que yo experimenté en día semejante y que
+me inspiraron las siguientes estrofas:
+
+
+
+
+LA CAMPANA DE LA ALDEA
+
+
+¡Oh! Cuando toca la campana lentamente.--Esparciendo sobre el valle su
+voz parecida a un gemido.--Diríase que es la mano de un ángel quien la
+mueve.--Y que entre la brisa nocturna, derrama sobre la tierra cuanto en
+él hay de divino.
+
+--Cuando huyen del campanario las negras golondrinas.--Porque el viento
+hace temblar sus nidos de barro.--Y buscan en los estanques el reposo
+apetecido.--Cuando la viuda de la aldea se arrodilla sobre los hilos que
+se desprenden de su rueca.--Pagando con el rezo su tributo a los
+muertos:
+
+--Siento en mi pecho un canto sonoro, que no es del goce de la vida.--Ni
+es producido por los recuerdos de mi infancia.--Ni es de amores la
+primera alborada de la savia primaveral que rejuvenece el campo.--Cuando
+allá en la pradera.--Suenan las voces virginales que tornan con sus
+cántaros llenos de agua--Yo no sé lo que es, pero lloro.--Mi triste
+corazón canta al despertar con un melódico murmullo rociado de ambrosia
+o yo no sé de qué.--Siento cómo se lleva el invierno mis días
+felices.--Mezclados con la hojarasca muerta y con el eco sarcástico y
+burlón de la fama.--Flores tejidas en noche oscura, que jamás arraigan
+dentro del corazón, aunque exhalen bellísimo perfume--Tiernos capullos
+cuyas corolas se rompen entre los dedos emponzoñados de la envidia.--En
+este día, cuando la campana lanza sobre el valle su acento plañidero--Se
+siente un gemido triste y prolongado que sale del campanario--Es la voz
+de lo desconocido que llora al ver pasar dos féretros en dirección al
+cementerio.--De la noche a la aurora, ¡oh, campana! tú lloras con mis
+ojos y gimes con mi corazón.--Estos gemidos se repiten en el cielo, en
+el mar, en los aires,--Como si las estrellas llorasen por sus compañeras
+y los vientos por sus hijos. Desde aquel día que tus sones se juntaron
+con mi duelo--Creo que un ángel mueve tu badajo y conmueve al mismo
+tiempo mi alma.--El eco de tu bronce, antes de herir las fibras de mi
+corazón, ha estremecido las sepulturas donde descansa lo que fue.--Las
+piedras del campanario tienen gran parecido a las del sepulcro.
+
+No os cause extrañeza si consagro un recuerdo.--Al misterioso sonido de
+este bronce.--Yo amo su voz precursora de la muerte.--Canta ¡oh! tú,
+fiel mensajero de la humana tristeza.--Que tus cantos presten vida a tus
+mármoles, lágrimas a los ojos, oración al descreído y a la muerte
+poesía.
+
+Cuando yo muera y mis vecinos, después de haber dejado en el campo de la
+muerte el puñado de polvo que reste de mi cuerpo--No llores por mí;
+lanza a los horizontes tus alegres sonidos de los días de
+fiesta.--Quisiera que imitara tu voz de bronce el ruido alegre que
+produce al romperse la cadena del esclavo o el cerrojo de la cárcel
+cuando se abre para dar libertad al cautivo.
+
+
+
+
+IX
+
+
+La época en que el calendario señala el aniversario de los muertos está
+en consonancia con el duelo y horror de los sepulcros. La Naturaleza
+gime como los corazones, y los elementos al expirar el año parecen
+retorcerse entre las convulsiones de una agonía triste.
+
+El prolongado equinoccio renovando durante la noche sus furiosos
+resoplidos parecidos por su regularidad a suspiros de muerte; las
+furiosas ráfagas de viento chocando contra los muros; los silbadores
+torbellinos llevándose consigo ¡Dios sabe dónde! nubes de hojarasca
+muerta, en medio de las cuales parece que se oyen como gritos de
+angustia; los graznidos siniestros de los cuervos despertados por el
+choque de las ramas que van rompiéndose, las bruscas sacudidas de la
+tempestad conmoviéndolo todo: aseméjanse, en verdad, a espíritus
+escapados de sus tumbas empujándose, chocando y gimiendo arremolinados
+por el viento.
+
+¿Quién no ha creído oír muchas veces, entre los bramidos del huracán,
+voces que nos llaman por nuestros propios nombres? ¿cuántas veces las
+hemos oído llamar a las vidrieras y a las puertas como para hacerse
+abrir por la fuerza las habitaciones desiertas en las cuales vivieron
+sus almas en algún tiempo?
+
+Yo gozo con semejante tumulto recogiéndome en el frío que en mí produce
+la calentura de la agitación, y medio tendido al calor del fuego del
+invierno, sobre las mismas losas abrillantadas por las pisadas de
+aquellos que están tendidos para siempre no lejos de mí, y abrazándome a
+propósito, durante esta noche de recuerdos, a cuanto me resta de sus
+vestigios venerados. Dieciocho pequeños volúmenes encuadernados en
+cartón de diversos colores están esparcidos junto a mí sobre la
+alfombra; tan pronto entreabro y leo aquel o el de más allá, reflexiono
+sobre las fechas del principio y el fin de cada uno sin cansarme de leer
+y releer, llorando o sonriendo tristemente.
+
+Uno de ellos contiene EL MANUSCRITO DE MI MADRE.
+
+Mi madre, según tengo dicho en mis _Confidencias_, no escribía por
+escribir solamente, menos aún para ser admirada; escribía, digámoslo
+así, para ella sola con el objeto de encontrar en un registro los
+acontecimientos domésticos de su vida, un espejo moral de sí misma,
+donde pudiese verse y compararse frecuentemente con lo que ella misma
+había sido en otras épocas o era a la sazón, y mejorarse de continuo.
+Semejante costumbre, observada por mi madre hasta su muerte, dio por
+resultado la existencia de quince o veinte pequeños volúmenes de
+confidencias íntimas entre ella y Dios, que he tenido la dicha de
+examinar; en ellos he vuelto a ver y veo continuamente a mi madre viva
+cuando siento de nuevo la necesidad de refugiarme en su seno.
+
+No escribió mi madre con esa energía de conceptos y brillantez de
+imágenes que caracterizan el don de expresar. Hablaba con la sobria y
+clara sencillez de quien no se rebusca jamás dentro de sí propio, ni
+pide a las frases otra cosa sino que le den a conocer tal como él es,
+como no pidió jamás a sus vestidos sino que la vistiesen, sin fijarse en
+que pudieran servirle de adorno. La superioridad no se observa en su
+estilo; permanecía en su alma, y ésta residía en el corazón
+principalmente, lugar en donde la Naturaleza ha colocado el genio de la
+mujer, puesto que las obras de la mujer son todas hijas del amor. De
+suerte que únicamente por la simpatía se siente el hombre unido a ellas.
+Esta superioridad, casi incomprensible e inofensiva, nos subyuga
+dulcemente.
+
+
+
+
+X
+
+
+Dueño de estos recuerdos íntimos, he pensado muchas veces en si debía
+esconderlos en el cajón más profundo de mi secreter o entresacar de
+ellos un pequeño extracto acompañado de algunas observaciones para la
+familia, al objeto de que los restos del alma de semejante madre, no se
+evaporen por completo sin haber sido, cuando menos, leídos de sus
+nietezuelos.
+
+Este pensamiento ha renacido en mí con mayor fuerza al sentir las
+vibraciones clamorosas de la campana que llora sobre su tumba y que
+parece hacerme cargos por mi silencio, cuando el mismo bronce llora para
+recordármelo.
+
+Acumúlanse los años, la tarde de la vida se acerca, el polvo del tiempo
+comienza a empañar las hojas con el tinte pálido del otoño. Me hallo en
+uno de estos momentos de recogimiento crepuscular en los que el
+pensamiento se detiene ante las inquietudes de la vida activa
+remontándose a su origen, como agua estancada sin viento que la agite a
+la cual le es imposible encontrar la corriente; es el momento, en fin,
+de cumplir con mi piadoso deseo examinando esta reliquia venerada.
+
+Solamente la luz del hogar mismo de mi madre alumbrará estas páginas; y
+sólo quien haya llorado su muerte encontrará este libro interesante. A
+pesar de los variados espectáculos que representan a la mirada del
+hombre sensible y reflexivo la historia y la naturaleza, no existe en su
+fondo un solo punto más interesante de que haya concurrido en una sola
+alma, dadas las circunstancias, tal conjunto de alegrías, penas y
+vicisitudes de la vida, habiendo pertenecido esta alma a una mujer
+ignorada entre la oscura y tranquila vida doméstica.
+
+Este drama no pertenece a la escena, se encierra dentro del corazón;
+pero una lágrima, ya sea producida por la caída de un imperio o por el
+hundimiento de una cabaña, contiene siempre la misma cantidad de agua y
+de amargura...
+
+
+
+
+XI
+
+
+Cuando oímos hablar del alma de una persona, nos gusta conocer
+exteriormente la envoltura que la encierra. He aquí el retrato de mi
+madre, tal como está trazado en las primeras páginas de las notas
+confidenciales de su vida.
+
+Alicia de Roys, tal fue el nombre de mi madre, hija de M. Roys, director
+general de la hacienda del señor duque de Orleans. Mme. de Roys, su
+esposa, segunda aya de los hijos del duque, fue favorita de aquella
+bellísima y virtuosa duquesa de Orleans, que la Revolución respetó a
+pesar de haber destruido su palacio y de haber mandado sus hijos al
+destierro y su marido al patíbulo.
+
+M. y Mme. de Roys habitaban en el palacio real durante el invierno y en
+el de Saint-Cloud los veranos.
+
+En este palacio nació y creció mi madre, pasando su infancia en compañía
+del rey Luis-Felipe, niño también. Ambos pasaron la niñez en medio de la
+familiaridad respetuosa que se establece generalmente entre los niños de
+una misma edad aproximadamente, que reciben iguales lecciones y
+participan de las mismas inocentes distracciones.
+
+¡Cuántas veces nuestra madre nos hablaba de la educación de este
+príncipe, que una revolución había desterrado de su patria, y que otra
+revolución debía levantar sobre su trono! No existe una fuente, una
+arboleda, ni un cuadro solamente en los jardines de Saint-Cloud que no
+conociéramos antes de haberlos visto. ¡Cuántas veces los nombraba al
+recordar su infancia! Saint-Cloud había sido para ella su _Milly_, su
+cuna, el lugar en el cual todos sus primeros pensamientos e impresiones
+habían germinado, florecido, crecido y vegetado con las exuberantes
+plantaciones del magnífico parque.
+
+Los personajes que tuvieron más resonancia durante el siglo XVIII,
+quedaron en su memoria profundamente grabados.
+
+Mme. de Roys, su madre, fue mujer de gran mérito. Sus funciones en el
+palacio del primer príncipe de la sangre, atraían a su alrededor muchos
+personajes célebres de la época. El mismo Voltaire, durante su triunfal
+y último viaje a París, hizo una visita de atención a los jóvenes
+príncipes.
+
+Mi madre, que no contaba a la sazón más que siete u ocho años, asistió a
+la visita, y aunque muy niña, comprendió por las impresiones que se
+manifestaban en torno suyo, que estaba viendo un personaje superior a un
+emperador.
+
+Aquella actitud soberana de Voltaire, sus vestidos, su porte, en fin, y
+sus palabras, quedaron impresas en su memoria de niña, como quedan los
+seres antidiluvianos sobre las piedras que forman las montañas.
+
+Dalembert, Laclos, Mme. de Genlis, Buffon, Florián, el historiador
+inglés Gibbon, Grimm, Morellet, M. Necker. Los hombres de Estado, los
+literatos y los filósofos de su tiempo vivían en la sociedad de Madame
+de Roys, distinguiéndose entre todos ellos al más inmortal, a Juan
+Jacobo Rousseau.
+
+Aunque mi madre era muy religiosa, conservaba cierta tiernísima
+veneración por este grande hombre; sin duda porque veía que a más de su
+gran genio, atesoraba un generoso corazón. Y si ella no participaba de
+las ideas religiosas del gran genio, sentía las bellezas de su alma.
+
+
+
+
+XII
+
+
+Unía el duque de Orleans a este título el de conde de Beaujolais, y por
+esta causa tenía el derecho de nombrar cierto número de damas para el
+cabildo de Salles. Mi madre fue nombrada a los quince o dieciséis años.
+Conservaba todavía un retrato suyo de aquella época, además del que
+todas sus hermanas y mi padre mismo, me han hecho infinidad de veces al
+relatarme su vida.
+
+Está representada con el mismo uniforme del colegio. Vese en él a una
+joven alta y delgada, de talle flexible, de blanquísimos brazos,
+cubiertos hasta el codo por mangas ajustadas de un tejido negro. Sobre
+su pecho ostenta la crucecita de oro del capítulo. Caen por ambos lados
+de su gallarda cabeza, sus flotantes cabellos negros, y sobre éstos un
+velo de encaje menos negro aún que los rizos que orlan su cara, de un
+blanco mate pálido que resplandece mejor entre aquella oscuridad de
+colores.
+
+A causa del tiempo, han desaparecido un tanto los colores y frescura de
+los dieciséis años, pero los rasgos son aún tan puros y recientes, que
+los colores no se han secado todavía en la paleta. Se encuentra a
+primera vista en su fisonomía, aquella sonrisa interior de la vida,
+aquella ternura inagotable en la mirada que revela en todo su ser una
+extraordinaria bondad: rayos de luz de una razón serena empapada en
+serenidad, flotando como una caricia eterna en su mirada un tanto
+profunda y otro tanto velada por los párpados, como si quisiera evitar
+que se escapase todo el fuego y todo el amor que se encerraba en sus
+hermosos ojos. Al ver este retrato se comprende muy bien toda la pasión
+que semejante mujer debió inspirar a mi padre, y todo el respeto y
+veneración que debía inspirar después a sus hijos.
+
+A pesar de esto, tampoco mi padre era indigno por ningún concepto de
+atraerse las simpatías de una mujer amorosa y sensible. No era demasiado
+joven: contaba treinta y ocho años. Pero para un hombre como él, que
+debía morir joven todavía de cuerpo y espíritu a los noventa años, con
+todos sus dientes, todos sus cabellos y en toda la varonil belleza de
+una vejez fuerte, treinta y ocho años representaban la flor de la
+existencia.
+
+Era de elevada estatura, porte militar, líneas varoniles y carácter
+severo. La altivez y la franqueza leíanse en su fisonomía a primera
+vista. No afectaba ingenuidad y gracia, y eso que poseía en su interior
+y en alto grado ambas cualidades. A pesar de su temperamento fogoso,
+parecía indiferente y frío en el exterior, creyendo, sin duda, que un
+hombre como él debía avergonzarse de manifestar demasiada sensibilidad.
+Dudo que hubiera otro hombre en el mundo que dudase más de sus virtudes
+y que envolviese con todo el pudor de una mujer las severas perfecciones
+de un héroe. Yo mismo tardé en conocerle muchos años.
+
+Le creía duro y áspero, cuando no era más que justo y rígido.
+
+Eran sus gustos sencillos e inocentes como su alma.
+
+Patriarca y militar: he aquí el hombre.
+
+La caza y el bosque, mientras permanecía en el campo; el resto del año,
+su regimiento, su caballo, sus armas, la ordenanza escrupulosamente
+observada y ennoblecida por el entusiasmo del soldado: éstas eran todas
+sus ocupaciones. Nada ambicionaba, y mostrábase cumplidamente satisfecho
+con su grado de capitán de caballería. La estimación de sus camaradas
+era lo único que, procurando conservarlo con delicadeza suma, encontraba
+digno de envidia, y su única ambición.
+
+Consideraba el honor de su regimiento como el suyo propio, y sabía de
+memoria los nombres de los oficiales y soldados de todos los
+escuadrones. Sin la menor ambición de fortuna ni de grados, cifraba todo
+su ideal en ser lo que era: un buen militar, teniendo el honor por alma
+y el servicio del rey por religión. Pasábase los seis meses del año de
+guarnición en una ciudad y los otros seis en su pequeña casa de campo,
+con su esposa y sus hijos. En una palabra, el hombre primitivo un tanto
+modificado por el militar; he aquí mi padre.
+
+La Revolución, las desgracias, los años y las ideas fueron modificando
+su manera de ser y se completaron en su vejez. Yo mismo puedo asegurar
+por mi parte haber visto cómo su espléndida y fácil naturaleza se
+desenvolvía después de los sesenta años de existencia. Parecíase a las
+encinas que vegetan y se rejuvenecen de continuo hasta el día en que el
+hacha del leñador rompe su tronco. A los ochenta años continuaba
+modificando sus ideas y buscando la perfección de ellas.
+
+
+
+
+XIII
+
+
+Y constante como era, logró vencer, en unión de mi madre (no sin tener
+que superar grandes obstáculos), todas las dificultades de la fortuna y
+las preocupaciones de familia que se interpusieron entre ambos.
+Casáronse en el tiempo en que la Revolución removió todas las
+edificaciones humanas y hasta la tierra en que se asentaban.
+
+La Asamblea constituyente había realizado su obra. Sabía por la fuerza
+de una razón sobrehumana, por decirlo así, los privilegios y
+preocupaciones sobre los cuales descansaba el antiguo orden social de
+Francia.
+
+Habían los tumultos populares removido ya, como remueven las olas los
+vientos precursores de los temporales, el palacio de Versalles, el
+fuerte de la Bastilla y el Municipio de París.
+
+Los primeros temblores que removieron los cimientos creíase que serían
+una ligera tempestad sin consecuencias.
+
+No existía escala para medir la altura a que debía alcanzar el
+desbordamiento de las nuevas ideas.
+
+Mi padre no había abandonado el servicio a pesar de su casamiento: él no
+veía en todo aquello más que la bandera que debía seguir, el rey a quien
+defender, algunos meses de lucha contra el desorden y algunas gotas de
+sangre que derramar en el cumplimiento de su deber.
+
+Los primeros relámpagos de una tempestad que debía sumergir un trono
+secular y conmover a Europa durante medio siglo a lo menos, se perdieron
+para mi madre y para él, entre las primeras alegrías de su amor y las
+perspectivas primeras de su felicidad.
+
+Yo recuerdo haber visto cierto día una rama de sauce desgajada del
+tronco por la tempestad de la noche, flotando a la mañana sobre las
+aguas desbordadas del Saone. Un ruiseñor hembra empollaba todavía en su
+nido flotante, mientras el macho revoloteaba sobre las aguas espumosas
+que pretendían tragarse aquella dulce mansión de amor.
+
+
+
+
+XIV
+
+
+Apenas hubieron probado el deseado bienestar, cuando les fue preciso
+interrumpirlo, separándose ¡quién sabe si para no volverse a ver! Llegó
+el momento de la emigración. En esta primera época, no fue la emigración
+lo que debía ser más tarde; un refugio contra las persecuciones o contra
+la muerte. Fue una especie de contagio que existía entre la nobleza
+francesa. El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los
+regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de
+carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor.
+
+Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró.
+
+Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que
+rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión.
+Pero el 10 de Agosto se aproximaba, se le sentía venir.
+
+Sabíase de antemano que el fuerte de las Tullerías sería atacado, que
+los días del rey correrían peligro; que la Constitución de 1791, pacto
+provisional de conciliación lo que debía ser más tarde: un refugio
+contra las derribado o elevarse triunfante entre ríos de sangre. Los
+amigos que aún quedaban a la monarquía y los hombres personalmente
+unidos al rey, se contaron y unieron para ir a reformar la guardia
+constitucional de Luis XVI.
+
+Mi padre fue uno de estos hombres de corazón.
+
+Mi madre, que a la sazón me llevaba en su seno, no hizo el menor
+esfuerzo para detenerle. Aun en medio de sus lágrimas, no comprendió
+ella nunca la vida sin honor, ni vaciló un minuto entre el dolor y el
+deber.
+
+Mi padre partió sin esperanza, pero sin vacilar un momento. Combatió con
+la guardia constitucional y con los suizos para defender el castillo.
+Cuando Luis XVI abandonó el palacio, la lucha se convirtió en matanza.
+Mi padre fue herido de un tiro de fusil. Cuando a pesar de ello
+procuraba escaparse, fue detenido frente a los Inválidos al intentar
+atravesar el río. Conducido a Vaugirard se le encerró en una cueva por
+algunas horas. Después fue reclamado y salvado por el jardinero de un
+pariente suyo, quien, estando de oficial municipal de la Commune, le
+reconoció casualmente.
+
+Al escapar así de la muerte, volvió al lado de mi madre, encerrándose en
+la más profunda oscuridad del campo hasta el día que las persecuciones
+revolucionarias no permitieron a los partidarios del antiguo régimen
+otro asilo que la prisión o el patíbulo.
+
+
+
+
+XV
+
+
+El pueblo fue una noche a arrancar de su hogar a mi abuelo, a pesar de
+sus ochenta y cuatro años, a mi abuela, casi tan anciana como él y
+enfermiza, a mis dos tíos y tres tías, religiosas que habían sido
+arrojadas ya de sus respectivos conventos.
+
+Colocaron a esta respetable familia dentro de un carro escoltado por
+gendarmes, y la condujeron en medio de un espantoso alboroto y de gritos
+de muerte hasta Autún. Había en este pueblo una inmensa cárcel destinada
+a encerrar todos los sospechosos de la provincia.
+
+Mi padre, por una excepción de la cual ignoro la causa, fue separado del
+resto de la familia y encerrado en la cárcel de Mâcón. Mi madre, que me
+amamantaba a la sazón, fue depositada sola en la casa de mi abuelo, bajo
+la salvaguardia de algunos soldados del ejército revolucionario. ¡Y aún
+causará asombro el que aquellos en quienes data la vida de estos
+siniestros días, hayan aportado con su conocimiento cierto sabor de
+tristeza y cierta impresión melancólica al genio francés! Virgilio,
+Cicerón, Tíbulo, y el mismo Horacio, que imprimieron semejante carácter
+al genio romano, ¿no habían nacido por cierto, como nosotros, durante
+las espantosas luchas civiles de Roma, entre el barullo de las
+proscripciones de Mario, de Syla o de César?
+
+¡Es preciso no olvidar las impresiones de terror o de piedad que
+agitaron las entrañas de las mujeres romanas, durante el tiempo que
+llevaron en ellas a aquellos hombres! ¡Es preciso calcular cuan amargada
+sería por las lágrimas la leche de que mi madre misma me nutría,
+mientras la familia sufría un prolongado cautiverio del que sólo la
+muerte debía librarla, mientras el esposo adorado estaba sobre las
+gradas del cadalso y ella permanecía encerrada en su desierta casa,
+guardada por los feroces soldados que espiaban sus lágrimas considerando
+su cariño como un crimen e insultando su dolor!
+
+
+
+
+XVI
+
+
+Detrás de la casa de mi abuelo, que se extiende entre dos calles,
+existía una casita baja y sombría que comunicaba con la grande por medio
+de un corredor oscuro y unos pequeños y reducidos patios húmedos como
+pozos.
+
+Esta casa servía de alojamiento a los antiguos criados de mi abuelo
+retirados del servicio, y a quienes sostenía la familia con pequeñas
+pensiones que continuaban percibiendo por algunos servicios que
+prestaban de cuando en cuando a sus viejos señores; especie de libertos
+romanos, que muchas familias tenían empeño en conservar.
+
+Cuando la casa solariega fue secuestrada, mi madre se retiró a la
+pequeña en compañía de una o dos mujeres. Otro poderoso atractivo la
+seducía.
+
+Precisamente frente a las ventanas de la otra parte de la oscura
+callejuela estrecha y silenciosa, se alzaban y alzan todavía los
+elevados y sombríos muros aspillerados por algunas ventanas de un
+convento de monjas Ursulinas. Edificio de aspecto austero y recogido
+como propio del objeto a que se destinaba, como la bella fachada de la
+iglesia adjunta a uno de sus lados y en su trasera unos patios profundos
+y un jardín, cercados por negros y espesos muros cuya altura es
+infranqueable.
+
+El tribunal revolucionario de Mâcón hizo servir este convento de cárcel
+provisional, cuando las cárceles de la ciudad estaban llenas de presos.
+Dio la casualidad de que mi padre fuera encerrado en esta
+cárcel-convento, cuyo edificio conocía perfectamente en todos sus
+detalles.
+
+Mme. Lucy, hermana de mi abuelo, había sido abadesa de las Ursulinas de
+Mâcón, y en aquel tiempo iban a visitarla y a jugar en el convento los
+hijos pequeños de su hermano.
+
+No había pasadizo, jardín, celda ni escalera secreta que fuese
+desconocido por ellos. Mi padre, por lo tanto, retenía en su memoria los
+más insignificantes detalles de aquel edificio que cuando niño le había
+servido de casa de recreo y ahora de prisión.
+
+Cuando mi padre entró en semejante prisión, se figuró estar en su propia
+casa. Por fortuna, también, el carcelero había servido en su mismo
+escuadrón, y acostumbrado a respetar a su capitán, enterneciose al verle
+de nuevo. Aquel republicano lloró cuando las puertas de las Ursulinas se
+cerraron para detener al prisionero.
+
+Encontrose mi padre allí con buena y numerosa compañía, puesto que había
+en aquella cárcel más de doscientos sospechosos de la provincia,
+amontonados en las habitaciones y los corredores del antiguo convento.
+
+Mi padre pidió por todo favor le concedieran para él solo un rincón en
+el granero. Un tragaluz abierto en lo alto y que daba a la calle, le
+proporcionó cuando menos la satisfacción de ver a través de las rejas de
+hierro el tejado de su casa. Fácilmente le fue concedido este favor, y
+quedó instalado definitivamente bajo las negras tejas del edificio,
+teniendo por cama dos tablas de madera únicamente.
+
+Durante el día bajaba con sus compañeros de prisión a pasar el tiempo
+jugando, única cosa que les era permitido. Ni aun se les permitía
+escribir a sus familias. Este aislamiento no fue para mi padre de larga
+duración.
+
+La misma idea que había tenido de pedir al carcelero una habitación en
+lo alto de la casa, para poder desde allí ver el tejado de la suya, la
+había tenido mi madre de subir con frecuencia al desván de su casita y
+sentarse allí a contemplar a través de su dolor y con los ojos
+humedecidos por el llanto, los muros de la prisión que retenía aquello
+que tanto amaba en el mundo.
+
+Si las miradas se buscan, acaban por encontrarse a través del universo;
+fácilmente podían los ojos de mis padres encontrarse, no mediando entre
+unos y otros más que dos paredes y un callejón estrecho.
+
+Amábanse sus almas, compenetrábanse sus pensamientos y pronto los signos
+suplieron a las palabras que jamás salieron de sus labios por temor a
+revelar a los centinelas su sistema de comunicarse. La mayor parte de
+las horas del día pasábanlas sentados uno enfrente del otro.
+Concentrábanse sus almas en las pupilas de sus ojos.
+
+Un día se le ocurrió a mi madre escribir algunas líneas de letras muy
+grandes, diciendo en pocas palabras lo que necesitaba que el preso
+supiese. Mi padre le contestó por medio de una seña, y desde aquel día
+quedaron sus relaciones establecidas: después fueron éstas,
+ensanchándose más cada día.
+
+Como quiera que mi padre había sido arcabucero de caballería, guardaba
+en casa una arco con sus flechas correspondientes: recuerdo que en mi
+infancia jugué muchas veces con ellas.
+
+Tuvo la idea mi madre de servirse de aquel medio para comunicarse con el
+prisionero. Algunos días se estuvo ejercitando en su habitación tirando
+el arco, y cuando ya estuvo bien diestra, ató a la flecha un hilo,
+disparó hacia el tragaluz del convento, y mi padre, al ver la flecha y
+el hilo, tiró de éste, y llegó una carta a sus manos. Si por semejante
+medio el hilo había llegado, no sería difícil pasar durante la noche,
+tinta, papel y plumas: así se hizo, y todos los días, al amanecer, mi
+pobre madre recogía las cartas, en las cuales los cautivos expresaban
+sus dolores y sus ternezas, preguntaba, aconsejaba, consolaba, en fin, a
+su esposa, hablándole de su hijo, de los asuntos de la casa y de sus
+sufrimientos.
+
+Al mediodía, mi madre me hacía subir al desván y me alzaba en sus brazos
+para que mi desgraciado padre pudiera verme, haciéndome extender mis
+manecitas hacia las rejas de la prisión, y devorándome después a besos.
+
+
+
+
+XVII
+
+
+En aquel tiempo, después de haber los hombres de la Convención repartido
+a su capricho las provincias de Francia, ejercían sobre ellas un poder
+sanguinario y absoluto, en nombre del orden público.
+
+La vida de las familias dependía casi siempre de una palabra o de una
+firma de los representantes del pueblo. En tal estado las cosas, no era
+de extrañar que mi madre creyera suspendida sobre la cabeza de su esposo
+el hacha del verdugo. Algunas veces tuvo la idea de arrojarse a los pies
+de los delegados de la Convención y pedirles la libertad de mi padre.
+Los consejos de éste la hicieron desistir de sus propósitos por algún
+tiempo, pero a instancias del resto de la familia, que también se
+hallaban encerrados en las cárceles de Autún, decidiose al fin, y pudo
+conseguir de las autoridades de Mâcón un pasaporte para Dijón y Lyón.
+
+¡Cuántos temores, cuántas súplicas, cuántas idas y venidas, cuántos
+disgustos le costó el conseguir hablar solamente con uno de aquellos
+representantes del poder revolucionario!
+
+Muchas veces, este representante, con el cual mi madre había por fin
+conseguido hablar, era un hombre brutal y grosero, que se negaba a oír
+los lamentos de una mujer desolada o la despedía con amenazas,
+culpándola de pretender enternecer a los encargados de administrar
+justicia. Otras, sin embargo, era algún hombre sensible y piadoso, pero
+la presencia de sus compañeros no le permitía obrar con arreglo a sus
+ideas, y rechazaba con la boca lo que con el corazón otorgaba. Javoques,
+el representante de mejor carácter entre todos aquellos procónsules, fue
+quien sirvió a mi madre tan bien como las circunstancias y su deber le
+permitieron, y quien la recibió en audiencia escuchando con respeto y
+atención cuanto le expuso.
+
+El día que la recibió en audiencia, me llevaba a mí en brazos, sin duda
+para que la piedad encontrase dos motivos para manifestarse: la de una
+mujer joven y madre, y la de una inocente criatura.
+
+Javoques, después de haberla hecho tomar asiento y deplorado el
+sentimiento que le causaba el haber de ejercer sus rigurosas funciones,
+me tomó en sus brazos y me colocó sobre sus rodillas: mi madre, creyendo
+que me dejaría caer, hizo un movimiento de temor.
+
+«No temas, ciudadana--le dijo:--también nosotros los republicanos
+tenemos hijos.» Al ver que yo sonreía jugando con su escarapela
+tricolor, añadió: «A fe mía que tienes un niño bien hermoso para ser
+hijo de un aristócrata. Debes educarlo para la patria y hacer de él un
+buen ciudadano.» Después de esto, le dijo algunas palabras que se
+referían a mi padre, y le hizo tener alguna esperanza en su libertad.
+
+Acaso a esta entrevista fue debido el que no lo encausaran y lo dejaron
+olvidado en la cárcel. En aquella época, toda formación de una causa,
+equivalía a una sentencia de muerte.
+
+De regreso a Mâcón, mi madre volvió a encerrarse en su pequeña casita
+junto a las Ursulinas. Cuando la noche estaba oscura y apagados los
+faroles de la calle, se deslizaba desde el aposento de mi padre hasta el
+desván, una cuerda llena de nudos, por medio de la cual se valía para
+pasar junto a los seres que idolatraba, algunas horas deliciosas e
+intranquilas a la vez.
+
+Más de un año transcurrió de esta manera.
+
+El 9 de Termidor abriéronse las prisiones y fue libre mi padre. Los
+viejos y enfermizos parientes de mi madre, volvieron también a mi
+casita, y poco después murieron tranquilamente en su propio lecho, que
+no fue poca suerte. El horroroso temporal había pasado sobre ellos.
+Ninguno de sus hijos había perecido durante aquel huracán
+revolucionario.
+
+
+
+
+XVIII
+
+
+Muerto mi abuelo, toda su fortuna había de pasar por entero a su hijo
+mayor, según las costumbres de la época; pero las leyes nuevas habían
+suprimido los mayorazgos, así como también los votos de pobreza, de
+manera que las hermanas de mi padre que los habían hecho, quedaban de
+ellos relevadas, y por esta circunstancia debían proceder al reparto de
+bienes.
+
+Eran éstos de alguna importancia, y estaban divididos entre Borgoña y el
+Franco-Condado.
+
+Si mi padre hubiera reclamado la parte que le correspondía, del mismo
+modo que lo hicieron sus hermanas, hubiera cambiado su suerte por
+completo, obteniendo algunas de las magníficas posesiones territoriales
+y que debían repartirse entre la familia.
+
+No fue así; sus escrúpulos le impidieron violar las intenciones de mi
+abuelo, a pesar de ser recientes las leyes revolucionarias que suprimían
+los mayorazgos. Estas leyes las encontraba muy justas, pero a su
+entender, violaban la autoridad paterna y le parecía faltar a un deber
+de conciencia pidiendo el cumplimiento de esta ley contra su hermano
+mayor.
+
+Renunció, pues, a la herencia legal de sus padres, y se hizo pobre
+pudiendo con una sola palabra hacerse rico.
+
+Fueron repartidos los bienes entre los hermanos y hermanas, y él no
+quiso nada. Únicamente quedaba como propiedad suya, porque así estaba
+consignado en los capítulos matrimoniales, la pequeña propiedad de
+Milly, que sólo producía de renta unos quinientos pesos anuales.
+
+La revolución había suprimido también los sueldos que sus padres y sus
+hermanos disfrutaban en la casa de Orleans. Los príncipes de esta
+familia escribían alguna vez a mi madre desde el destierro donde se
+encontraban, y mitigaban, sin duda, los dolores, recordando en las
+cartas los bellos días de su infancia.
+
+
+
+
+XIX
+
+
+Jamás creyó mi padre que la Revolución le impidiera guardar fidelidad al
+honor de su bandera.
+
+Una casita en el campo medio arruinada y quinientos pesos de renta, no
+eran lo suficiente para sostener con algo de holgura a su esposa y a los
+muchos hijos que rodeaban la mesa a la hora de comer.
+
+Ciertamente que tenía la satisfacción de su conciencia, el amor de su
+mujer y su confianza en Dios, pero esto no era suficiente para
+satisfacer las necesidades materiales de la vida.
+
+Educada mi madre entre el fausto de la corte, contentábase con
+resignación viviendo alegre en aquella casa sin muebles ni adornos de
+lujo, y con aquel jardincito cercado de pedruscos.
+
+Más de una vez oí decir, tanto al uno como al otro, que en aquella
+soledad pasaron los días más felices de su vida.
+
+A pesar de la escasez de medios, mi madre despreciaba siempre la
+riqueza. Recuerdo que una vez me dijo señalando con el dedo nuestros
+campos de Milly: «Hijo mío, esto es bien pequeño, pero sabiendo limitar
+nuestro deseo a lo que poseemos, resulta grande; la felicidad está en
+nosotros mismos, y ensanchando los límites de nuestros viñedos no
+conseguiremos la felicidad. No se mide la dicha por la yunta como la
+tierra; se mide sí, con la resignación que Dios ha dado al pobre como al
+rico.»
+
+
+
+
+XX
+
+
+Otra vez encuentro el retrato de mi madre a los treinta y ocho años;
+helo aquí:
+
+Es de noche; las puertas de la casita de campo están cerradas. Un perro
+ladra de cuando en cuando. La lluvia de otoño azota los vidrios de las
+ventanas, y el viento produce al chocar con las ramas de los plátanos
+intermitentes y melancólicos silbidos.
+
+Me encuentro en una habitación grande, pero casi desamueblada. Hay en el
+fondo de ella una alcoba con una cama de pabellón formado con tela de
+cuadros azules y blancos: al lado de la cama se encuentran sobre dos
+bancos de madera dos cunas, grande la una, pequeña la otra. Es el
+dormitorio de mi madre y de mis hermanas. En el fondo de la habitación
+hay una chimenea en la que arden cepas y sarmientos, produciendo un gran
+fuego. Esta chimenea es de piedra blanca y está medio destrozada a
+fuerza de martillazos, al igual que los adornos flordelisados de los
+armarios. En la superficie de uno de ellos había grabadas las armas del
+rey, y por esta razón está vuelto al revés. Las vigas del techo están
+ennegrecidas por el humo, y sobre al suelo sin alfombras ni tarimas, hay
+algunos ladrillos rotos en mil pedazos, en cuyos fragmentos se conocen
+las señales de los clavos que llevaban en los zapatos los campesinos,
+cuando convirtieron en sala de baile esta habitación. Las paredes,
+recubiertas de yeso, dejan ver la descarnada piedra a la manera de un
+pobre andrajoso que enseña las carnes a través de su vestido hecho
+trizas.
+
+En uno de los ángulos se halla un viejo clavicordio sobre el que hay
+papeles de música: es el _Adiós del pueblo_, composición de Juan Jacobo
+Rousseau. En medio de la sala, una mesita de juego cubierta con un
+tapete verde apolillado, y sobre ella dos candelabros de latón. Apoyado
+el codo sobre esta mesa, hay un hombre sentado y con un libro en la
+mano. Sus miembros robustos indican que aún conserva el vigor de la
+juventud. Sus ojos son azules y su frente ancha. Cuando se ríe descubre
+una brillante y blanca dentadura. Su tocado revela algunos restos de
+antigua grandeza y cierta rudeza de carácter. Suspendidos de un clavo
+están en una de las paredes los arreos militares: el casco, las placas
+doradas, el sable, las pistolas de reglamento, como indicando que aquel
+hombre hizo uso de ellas en algún tiempo, y que ahora está retirado del
+servicio.
+
+El lector habrá comprendido que este hombre es mi padre.
+
+En un canapé de paja y sentada entre la chimenea y la alcoba, hay una
+mujer que parece joven a pesar de sus treinta y cinco años cumplidos.
+Aún conserva su talle la esbeltez de la niña de quince años, y sus ojos
+negros, la vivacidad y expresión de tiempos pasados. Al través de su
+piel blanca como la leche, se distingue el azul de las venas y el rojo
+de la sangre cuando el rubor o la expresión la enciende.
+
+Sus finos cabellos, negros como el azabache, caen sobre los hombros, de
+suerte que le dan todo el aspecto de una jovencíta. Nadie diría que
+tiene más de treinta años. La belleza de esta mujer, pura y perceptible
+en sus detalles, es completa en el conjunto exterior por su gracia
+natural, y en el interior por aquella belleza de alma que parece
+iluminar los cuerpos por dentro.
+
+Esta mujer se encuentra medio vuelta de espaldas sobre su asiento, y
+sostiene en sus brazos a una niña que duerme tranquilamente. A su lado,
+y sentada también, hay otra niña de algo más edad, cuya cabecita rubia
+reposa sobre las rodillas de su madre.
+
+Esta mujer es mi madre, y las dos niñas mis hermanas mayores. Las otras
+dos, que son las más pequeñas, duermen en las cunas colocadas en la
+alcoba.
+
+
+
+
+XXI
+
+
+Esta era mi familia, cuando mi madre dio principio nuevamente a la
+narración de su _diario_, el día 11 de junio de 1801. Tenía, al parecer,
+desde su infancia, la costumbre de escribir en su libro de notas todos
+los acontecimientos que tuvieran íntima relación con su modo de ser.
+
+Esta especie de confidencias íntimas empiezan de esta manera:
+
+«Durante los primeros años de mi juventud, empecé a escribir un _diario_
+exacto de cuanto me ocurrió a mí, o en torno mío, con todas aquellas
+reflexiones que los diversos acontecimientos de mi vida me sugirieren.
+Después de largo tiempo, perdí esta costumbre, y quemé los apuntes que
+tenía hechos. Siento haber abandonado aquella idea, pues hoy comprendo
+que si hubiera persistido en mi trabajo, hubiese sido para mí de gran
+utilidad. Es mi intención empezar de nuevo, con la gracia de Dios, a
+escribir todos los días (mientras me sea posible), los diferentes
+sucesos que pueden ocurrirme, y sobre las cosas buenas o malas que yo
+haga; me parece que esto me ayudará a practicar un diario examen de
+conciencia, que ha de serme provechoso, porque me facilitará el
+conocimiento de las disposiciones de mi espíritu.
+
+«Yo creo, asimismo que, si mis hijos leen por casualidad este _diario_,
+no carecerá para ellos de interés; y además, que les ha de ser útil y
+provechoso cuando yo falte, porque quiero hablar de todos y cada uno de
+ellos, así como también de sus diferentes caracteres.
+
+«Tengo cinco hijos actualmente, después de haber perdido uno. Cuatro
+niñas y un niño llamado Alfonso, que se encuentra en Lyón empezando su
+educación clásica. Es un muchacho muy bueno: ¡quiera Dios que sea buen
+cristiano, sabio y dichoso! La niña mayor se llama Cecilia, tiene siete
+años y medio: es de una viveza extraordinaria, pero muy buena. Su
+hermana, que se llama Eugenia, tiene cinco años y medio: es muy
+sensible y de corazón excelente.
+
+«Cesarina tiene dos años, y Susana nueve meses. Sin la ayuda de Dios,
+sería para mí bastante difícil la educación de estas cuatro niñas.
+
+«En mi casa tengo, además, una parienta, enferma de cuerpo y espíritu, a
+quien he de cuidar con la misma solicitud que a mis hijos: por manera
+que son seis criaturas las que tengo que atender. ¡Cuánto necesito, Dios
+mío, de vuestro auxilio!
+
+«Mi esposo y yo vivimos casi siempre en Milly, y pasamos en Saint-Point
+algunas temporadas. Es éste un punto muy agradable por el solitario
+recogimiento que se advierte al abrigo de las montañas. ¡Cuántas gracias
+debemos dar a la Providencia por los favores que nos concede!
+
+«Mi hermana--Mme. de Vaux,--ha llegado hoy mismo de Lyón. Es una
+angelical y virtuosa mujer. Me ha contado muchas cosas de mi Alfonso:
+dice que sus maestros no cesan de hablar de él mucho y bien. ¡Dios le
+bendiga como yo le bendigo de todo corazón! Mañana empiezo a dar
+lecciones a mis niñas...
+
+«Después de comer, han venido a decirme que acaba de morir un pobre
+anciano abandonado en la cabaña del monte donde yo acostumbraba a pasar
+el rato. Este acontecimiento me ha causado un gran pesar, porque me he
+reprochado mi negligencia en ir a visitarle durante sus últimos
+momentos. Ciertamente que yo lo creía ya curado; pero no hube de fiarme
+en su aparente mejoría y debí tener en cuenta lo avanzado de su edad. Mi
+obligación era haberme ocupado con mayor solicitud del pobre anciano.
+Siento por esta causa un gran remordimiento, pero comprendo que no me
+preocupo lo bastante del poco bien que hago, y que me dejo llevar hacia
+las distracciones; éstas no serán faltas, pero son ligerezas que no
+dejan hacer buen uso del tiempo que transcurre. El tiempo es para
+aprovecharlo en hacer el bien a nuestros semejantes y a nosotros mismos.
+
+«Mi esposo y yo acabamos de dar un paseo por nuestras viñas en flor:
+hemos respirado un aire embalsamado de dulces aromas. Todo nuestro
+porvenir está cifrado en estos viñedos; nuestros hijos, nuestros criados
+y nuestros pobres, también esperan disfrutar de los productos que
+rendirán estos racimos floridos. ¡La Providencia preserve nuestra
+pobreza de un pedrisco que podría acabar con nuestra esperanza! Durante
+el paseo hemos llegado a la choza que hay en la parte alta de las viñas,
+donde ha muerto esta mañana el pobre viejo.
+
+«Mi esposo no me ha permitido entrar a verle y a rogar a Dios por su
+alma; sin duda ha querido evitar un disgusto al presenciar el doloroso
+espectáculo que hubiéramos visto dentro de aquella humilde vivienda. Yo
+hubiera deseado pedir perdón a su alma por no haber estado junto a su
+cuerpo moribundo para consolarle con palabras de esperanza y recibir su
+último suspiro.
+
+«Estaba la puerta de la cabaña abierta, y una cabrita no hacía más que
+balar y entrar y salir, como si pidiera socorro para su viejo compañero.
+He conseguido de mi esposo autorización para que mañana mande a buscar
+la cabrita, para tenerla en compañía de nuestra vaca de leche y de los
+carneros.»
+
+ * * * * *
+
+Estas primeras páginas del _diario_ de mi madre dejan ver que, aunque
+aquella joven se crió en los palacios del príncipe más rico de Europa,
+pudo ser trasladada, sin que por esto sufriera la más mínima alteración
+el amor de su marido, de sus hijos y de sus semejantes, al apartado
+rincón de una campiña distante de París más de cien leguas. Para tener
+una idea exacta de la casita de Milly, donde mi madre y nosotros nos
+encontrábamos relegados en invierno como en verano, puede verse la
+descripción hecha en mis _Confidencias_ y la composición poética
+titulada _La tierra natal_.
+
+
+
+
+XXII
+
+
+Hace ocho años, decía yo en mis _Confidencias_:
+
+Dejando de seguir el curso del río Saone, si os dirigís por las verdes
+praderas de Mâcón hacia el pequeño pueblo y cerca de las ruinas de la
+antigua abadía donde murió Abelardo, el infortunado amante de Eloísa,
+siguiendo una tortuosa senda, veréis a derecha e izquierda blanquear
+algunos pueblecitos entre los verdes pámpanos de las vides. Dominan a
+estos pueblecitos montañas incultas que se extienden en rápidas
+pendientes formando como unas praderas blanquecinas. Coronan estas
+montañas grandes moles de piedra que surgen de la tierra, y cuyas
+cúspides dentelladas aseméjanse a las ruinas de antiguas viviendas
+feudales. Siguiendo el camino pedregoso que se extiende alrededor de la
+base de estas rocas, se encuentra a la izquierda y a dos leguas de la
+población un camino estrecho y bien cuidado, adornado de sauces, que
+llega hasta un riachuelo cuyas aguas mueven las ruedas de un molino.
+Cuando la corriente del río aumenta por las lluvias, se atraviesa por un
+pequeño puente y se sube por una pendiente rápida y escabrosa a unas
+casitas cubiertas de tejas que se ven agrupadas sobre una pequeña
+eminencia. Un campanario de piedra color gris domina este grupo de
+casas. Este es mi pueblo.
+
+El camino serpentea por entre las casas, de suerte que los pasajeros que
+lo siguen han de ver necesariamente, y mientras atraviesan el pueblo,
+todas las casas de que se compone. Encuéntrase, sin embargo, una puerta
+algo más alta y otra más pequeña que las demás: éstas son las del patio
+en cuyo centro aparece escondida la casita de mi padre.
+
+La casa se esconde, en efecto, y no puede verse ni desde las afueras del
+pueblo. Está construida en un recodo del valle, y dominada en todas
+direcciones por los árboles, por otras edificaciones y por el
+campanario. Únicamente trepando por la peligrosa pendiente de una
+montaña elevadísima y volviendo los ojos, pudiera verse bajo nuestros
+pies aquella casita baja y maciza que aparece como una piedra negra en
+un rincón del jardín. Su forma es cuadrangular y consta de un solo piso,
+con tres grandes ventanas en cada una de sus fachadas. Ni siquiera están
+cubiertas de yeso las paredes, y las piedras han adquirido con la
+humedad un color sombrío y secular: parecen los viejos claustros de una
+abadía.
+
+Se entra en la casa por una alta puerta de madera, asentada sobre una
+grada de cinco peldaños de piedra, de dimensiones colosales, pero
+descantilladas por el uso, por el tiempo y por los grandes pesos que en
+el transcurso de los años habrán sostenido. Al sentarse sobre ellas,
+murmuran y vacilan sordamente. Crecen en sus intersticios ortigas y
+parietarias, que sirven de guarida en el verano a los pequeños
+renacuajos.
+
+Penétrase en seguida en espacioso corredor, cuya anchura queda un tanto
+reducida por unos grandes armarios de nogal que sirven a los campesinos
+para guardar la ropa, el trigo y la harina. La cocina se encuentra a la
+izquierda de este corredor, y su puerta, continuamente abierta, permite
+ver una mesa de encina y en torno de ella algunos bancos. A cualquier
+hora del día se encuentran sentados en ellos labradores de la casa o
+forasteros que comen pan y queso, y beben vino alegremente.
+
+Inmediato a la cocina está el comedor, en el que sólo hay una mesa de
+abeto, algunas sillas, alacenas y cajones; muebles, en fin, propios de
+las antiguas viviendas solariegas que el arte busca sin cesar, para
+construir bajo sus modelos el mobiliario moderno. Al lado del comedor
+hay un salón con dos ventanas que la una da al patio y la otra al
+jardín.
+
+Para subir al único piso de la casa, hay que ascender por una escalera
+que fue en algún tiempo de madera, y que mi padre la reemplazó por la
+actual, que es de piedra groseramente labrada. En el piso se encuentran
+hasta diez piezas casi sin muebles que dan a unos corredores oscuros. En
+el piso y los corredores habitaban entonces mi familia, los criados y
+los huéspedes. ¡He aquí la casita que por espacio de tanto tiempo nos
+cobijó bajo su sombría techumbre! ¡He aquí la morada de paz, la
+Jerusalén, como mi madre la llamaba! ¡He aquí el humilde y caliente nido
+que por tantos años nos preservó del frío, del hambre, de las lluvias y
+de las tormentosas tempestades del mundo!... Nido del que la muerte fue
+arrebatando, primero a mi padre, a mi madre después, y del cual se han
+alejado también los hijos, cada uno por su lado, los unos a un sitio,
+los otros a otro... algunos, a la eternidad.
+
+Aun conservo la paja, el musgo, la lana: restos preciosos de aquel nido
+hoy vacío y sin las ternezas que algún día le animaron a pesar de la
+frialdad que en él se observa, me gusta recogerme en él de cuando en
+cuando; la voz de mis padres, los gritos alegres de mis hermanas, los
+ruidos que producen la alegría y el amor, parece que resuenan bajo las
+viejas maderas que sostienen el techo.
+
+
+
+
+XXIII
+
+
+Por la parte exterior del patio de nuestra casa, alcanza la vista los
+establos, los pajares, las leñeras y los corrales que la rodean, y la
+puerta que siempre permanece abierta, da a la calle del pueblo, por
+donde cruzan los aldeanos llevando las herramientas de labranza sobre el
+hombro, y algunas veces sobre el otro una cuna con un niño dormido;
+sigue después la esposa con otra criatura de pecho, y después una cabra
+con su cabrito, que al pasar por la puerta se detiene un momento para
+jugar con los perros, y se aleja después dando saltos.
+
+Hay en la otra parte de la calle un horno público para cocer pan, donde
+se reúnen al calor de aquel fuego que nunca se extingue, los viejos, los
+muchachos y las mujeres. Todo esto es lo que se ve desde una de las
+ventanas del salón. La otra permite extender la vista hacia el Norte,
+sobre los tejados de algunas casas bajas y las tapias del jardín,
+contemplando de esta suerte el horizonte de montañas sembrado por la
+nubes, en el que, de cuando en cuando, se junta algún rayo de sol que
+alumbra entre aquella sombra las ruinas de un castillo antiguo rodeado
+de almenas y torreones, cuya severa figura da carácter al paisaje. Si
+entre los fantásticos vapores de la bruma, y a la caída de la tarde,
+dirigimos la mirada sobre este castillo, lo vemos desaparecer entre las
+sombras. Entonces únicamente queda una montaña negruzca y un barranco
+amarillento.
+
+Una ruina sobre el monte o una vela sobre el mar, forman y completan un
+paisaje. La tierra es únicamente la escena; la vida, el pensamiento, el
+drama están en aquélla que el hombre ha usado o construido. Donde hay
+vida, allí hay también interés.
+
+Detrás de la casa está el jardín cercado de piedras, desde cuyo fondo
+empieza la montaña a elevarse. La falda de esta montaña es verde,
+después árida y desnuda como si en ella no hubiera tierra vegetal. En su
+cúspide dibujan una especie de dientes enormes dos piedras peladas. Nada
+hay que anime aquella pedregosa sierra: ni un árbol ni una choza. A
+causa de esto, sin duda, el jardín produce un encanto misterioso.
+Aseméjase a la cuna de un niño que la aldeana haya colocado dentro del
+surco mientras trabaja, y al descorrer la cortina del sueño, no puede
+ver otra cosa entre las ondulaciones del surco que un estrecho pedazo de
+cielo.
+
+El jardín no puede compararse al primitivo que Homero describe al
+diseñar el cercado de las siete piedras del viejo Laeter. Entrando, a la
+derecha, aparecen ocho cuadros sembrados de legumbres y cercados por
+árboles frutales y hierba forrajera; de un cuadro a otro hay un paseo
+sembrado de arena; al extremo de estos paseos, algunos troncos de parra
+que sustentan un verde artesonado de pámpanos sombreando un banco de
+roble. En el fondo del jardín hay otro emparrado de vides de Judea que
+se enredan entre los cerezos; una fuente, un pozo y una cisterna que mi
+padre mandó abrir a pico en las rocas, para depositar en ella las aguas
+pluviales. Rodean esta cisterna varios sicomoros y otras plantas de
+anchas hojas que sombrean aquella parte del jardín.
+
+En otoño estas hojas forman sobre el estanque un tapiz que cubre
+completamente las aguas.
+
+¡He aquí lo que, por espacio de tantos años, fue el goce, la alegría, el
+consuelo a las desdichas sufridas por un padre, una madre y ocho hijos
+pequeños!
+
+Este es el edén de mi juventud, donde se albergan mis sentimientos más
+tiernos, siempre que desean disfrutar de este consuelo que proporciona
+el recuerdo de esa infancia; algo de esa aurora boreal que sólo se
+divisa desde la cuna.
+
+¡Parece que forman parte de mi corazón aquellos árboles, aquellas flores
+y hasta la tierra del jardín que me parece inmensa! Extraña cosa es que
+en un espacio tan reducido puedan reunirse tantos y tan dulces
+recuerdos.
+
+La gradería de madera que conducía allí por la cual nos precipitábamos
+alegres; las plantas de lechugas que separaban las primeras propiedades
+de tierra que nos repartíamos entre todos los hermanos, y que cada uno
+cultivaba por su cuenta; el plátano bajo cuya sombra mi padre se sentaba
+rodeado de sus fieles perros de caza; los árboles bajo cuya fresca
+sombra mi madre rezaba el rosario mientras nosotros corríamos tras las
+mariposas; la pared que da frente al Mediodía, junto a la cual tomábamos
+el sol alineados como árboles de cercado; los dos viejos nogales, las
+tres lilas, las fresas coloreando por entre las hojas, las peras, las
+ciruelas, los melocotones glutinosos y brillantes con su goma dorada por
+el rocío de la mañana; el emparrado, que buscaba yo al mediodía para
+leer tranquilamente mis libros, con el recuerdo que dejaron en mí
+aquellas páginas leídas entre continuas impresiones y la memoria de las
+conversaciones íntimas tenidas entre este o aquel árbol; el sitio donde
+oí, y algunas veces di, mil adioses de despedida al abandonar aquellas
+soledades; el otro en el que nos encontramos al regreso, o que
+ocurrieron alguna de aquellas escenas tristes propias del drama
+conmovedor y tierno de la familia, donde vimos nublarse el rostro
+descarnado de nuestro padre y el de nuestra madre que nos perdonaba
+cuando arrodillados a sus pies escondíamos el nuestro entre los pliegues
+de su ropa; donde mi madre recibió la noticia de la muerte de una hija a
+quien amaba; y donde alzó los ojos al cielo pidiendo resignación...
+Estas ternezas, estas felicidades, estas imágenes, estos grupos, y, en
+fin, estas figuras, existen, andan, viven aún para mí en aquel pequeño
+cercado, vivificando mis días más felices. Quisiera yo que el universo
+tuviera principio y fin dentro de los muros de aquel pobre pedazo de
+tierra.
+
+Este jardín conserva todavía el mismo aspecto; únicamente los árboles,
+algo envejecidos, tapizan sus troncos con algunas manchas mohosas; pero
+los surcos de rosales y claveles extienden sus lozanos pimpollos sobre
+la arena de las sendas; y cantan los ruiseñores en las noches de estío
+entre los emparrados y las enramadas. Los tres abetos plantados por mi
+madre conservan su follaje y sus brisas melodiosas.
+
+Sale y se pone el sol por entre las mismas nubes, y se disfruta aún de
+la misma calma interrumpida tan sólo por el sonido de la campana al
+tocar el _Angelus_ o por el ruido cadencioso de los trillos que baten
+las mieses en las eras.
+
+Las hierbas parásitas han aumentado; surgen por todos lados zarzas,
+cardos y malvas azules, agarrándose cruelmente a los rosales, y la
+hiedra extiende sus brazos por el muro como si quisiera derribarlo; y no
+se limita a esto su poder, todos los años adquiere más lozanía, y ya
+empieza a trepar por las ventanas del cuarto de mi madre...
+
+Cuando durante mis paseos por estos lugares me olvido de mí mismo y,
+ensimismado en profundas cavilaciones, me dejo caer sobre el césped,
+sólo me arrancan de la soledad las pisadas del viejo podador, nuestro
+antiguo jardinero, que viene a visitar sus plantas como yo mis tristes
+recuerdos y mis fantásticas apariciones.
+
+Cuando me encontraba lejos de mi patria y mi imaginación veía la imagen
+de esta tierra, más poética sin duda cuanto más distante de ella me
+hallaba, compuse en honor de aquella casita los siguientes versos:
+
+Hay en mi tierra una árida montaña.--Que no produce flores ni frutos, y
+aparece inclinada, sin duda por el dolor que le causa su estéril
+situación.--Los despojos de su suelo ruedan hacia el barranco cuando las
+cabras saltan por las rocas.--Y las piedras desprendidas forman otro
+monte que crece gradualmente.--Al abrigo de éste, vive alguna cepa, que
+busca en vano un árbol donde enredar sus sarmientos.--En vano también,
+el arce crece y se arrastra entre los zarzales.--Donde los chicos del
+pueblo roban a los pájaros las moras negras como el azabache.--Donde la
+pobre oveja deja su lana enganchada a los espinos.--Donde no se siente
+en verano el murmullo de las aguas.--Ni el susurro de las hojas agitadas
+por el viento.--Ni el canto del ruiseñor, cuyas melodías de paz
+consuelan el alma.--Bajo los rayos de aquel sol cobrizo, sólo la
+cigarra ensordece con sus chirridos.--Todo es sombrío en aquella selva,
+que resguarda únicamente la montaña descarnada, en cuyo muro, azotado
+por las lluvias y el viento, anotan los años su edad.--Detrás de una
+colina hay un campo labrado, cuya tierra seca y sin vida deja ver el
+arado cuando por ella pasa.--Ni capas de verdura, ni rocío en el bosque,
+ni fuentes murmurantes.--Tan sólo siete tilos que ha olvidado la reja
+del labrador, adornan aquel pedazo de tierra inculta.--A su sombra soñé
+yo durante mi infancia.--Hay entre las rocas un pozo que guarda las
+aguas pluviales, donde el caminante puede saciar su sed.--Sobre el
+terreno arcilloso de la era, hay en verano abundancia de mieses, donde
+los gorriones recogen alimento para sus hijuelos.--Aquí, instrumentos de
+labranza en desorden.--Allá, el aldeano con su pipa encendida esperando
+que el viento sople para dar principio a la limpia del montón de trigo
+que, mezclado con paja molida, espera ser aventado.
+
+ * * * * *
+
+Nada alegra la vista en esta estéril prisión.--Ni los dorados capiteles,
+ni las altas torres de las grandes ciudades.--Ni la carretera ni el río
+bullicioso.--Ni los terrados de las casas abrasados por el sol de
+Mediodía.
+
+ * * * * *
+
+Sólo se divisan allá lejos en la escabrosa pendiente.--Las rústicas
+techumbres que albergan a los pobres montañeses.--Y la senda tortuosa y
+prolongada, que serpentea entre las chozas.--Donde el viejo mece a su
+nieto en la cuna hecha de juncos.--En fin, cielo sin color, sol sin
+sombra, valles sin verdor... ¡Y es allí donde está mi corazón!--Es allí
+donde está la casita, las sendas, los ribazos donde he tenido los sueños
+más felices.--El aspecto de las montañas, cuando el ganado aterido de
+frío baja a la llanura.--Los espinos, el viento, la hierba seca, tienen
+íntimas melodías, que sólo el alma comprende.--En todos estos sitios se
+halla mi corazón; a cada paso encuentra amigos; hasta las piedras y los
+árboles me conocen y pronuncian un nombre.--¿Qué importa que este
+nombre, como Thebas o Palmira, no recuerde al viajero la fastuosidad de
+un imperio?--La sangre humana vertida por causa de los
+tiranos.--Empequeñece aquella grandeza y convierte los imperios en azote
+de Dios.--Y sobre los monumentos de los héroes y de los dioses, el
+pastor pasa silbando sin mirarlos siquiera.
+
+ * * * * *
+
+¡Oh! lugares deliciosos y solitarios.--¡Cuántos recuerdos encerráis en
+mi alma!--Entre vosotros está el banco donde mi padre descansaba.--La
+habitación donde resonaron sus varoniles acentos, cuando contaba a los
+labriegos sus hazañas guerreras.--Cuando les preguntaba los surcos que
+trazaba el arado en una hora.--Cuando contaba las peripecias que
+ocurrieron a Luis XVI en el cadalso.--Cuando estimulaba a los mozos a
+seguir la senda del honor y de la virtud.--También está entre vosotros
+la plaza donde mi buena madre nos hacía llevar pan, vino y ropas para
+socorrer a los pobres del lugar.--Las cabañas, donde, con mano amiga,
+dulcificaba los dolores de sus convecinos.--Donde recogía el último
+suspiro de los moribundos.--Donde socorría a las viudas y enjugaba el
+llanto de los niños arrodillados ante el cadáver de su padre, mientras
+les decía estas palabras:--«A cambio del oro que os doy, rezad por su
+alma.»
+
+ * * * * *
+
+Allí está la higuera al pie de cuyo tronco mecía nuestras cunas.--La
+senda por donde corríamos al oír la campana que nos llamaba a misa
+primera.--El banco en el que nos explicaba los misterios de la Pasión y
+nos definía a Dios, enseñándonoslo en el grano de trigo encerrado en sus
+gérmenes.--En el racimo de uvas chorreando licor.--La vaca transformando
+en leche el jugo de las plantas.--En la roca que se abre naturalmente
+para dar paso a las aguas.--En la lana de las ovejas robada por las
+zarzas para que después con ella puedan hacer los pajarillos su
+nido.--En el sol que en su marcha regular va repartiendo las estaciones
+y vivificando los planetas que le rodean.--En todo, en fin, lo que nos
+rodeaba; hasta en el más insignificante insecto nos enseñaba el poder
+del Criador.
+
+ * * * * *
+
+Viñas, praderas, campos y matorrales.--Sois recuerdo perenne de sombras
+y de amor.--Entre vosotras jugaron mis hermanitas lanzando al viento sus
+rubias cabelleras.--Mientras yo encendía hogueras con los espinos y la
+hierba seca, donde venían a calentarse los hijos de los pastores.
+
+ * * * * *
+
+El vigoroso sauce que nos prestaba auxilio cuando el huracán se
+desencadenaba violento por el valle.--Las rocas, las encinas, el poyo
+que hay en la puerta del molino.--Todo permanece en pie, todo ocupa su
+puesto.--Pero, ¡ay de mí... han desaparecido algunos de los que os
+contemplaban en algún tiempo!...
+
+ * * * * *
+
+Como las aristas se dispersan por el aire.--Así se han dispersado los
+seres de mi hogar querido.--Hasta las golondrinas dejan de fabricar el
+nido cabe las cornisas del tejado.--Y sube por puertas y ventanas, la
+hiedra trepadora.--Como queriendo cubrir de luto aquella mansión
+querida.
+
+ * * * * *
+
+Tengo un presentimiento que me hace sufrir horriblemente.--Un
+desconocido no tardará en llegar al pueblo, y a fuerza de oro, se
+posesionará de todo cuanto alberga la sombra de mis padres.--Donde están
+mis recuerdos más santos, mis afecciones más íntimas.--Entonces, hasta
+los pajarillos huirán espantados ante la figura de seres extraños...
+¡Dios mío!... ahuyenta de mí semejantes ideas...
+
+ * * * * *
+
+Ruego a mis hermanos y sobrinos que me perdonen si he insertado los
+versos anteriores en el presente diario.
+
+Yo entiendo que unos y otros no están en disonancia, puesto que son dos
+frutos de la misma savia.
+
+Continuemos el manuscrito de mi madre.
+
+
+
+
+XXIV
+
+16 de junio de 1801.
+
+
+Ayer he ido a Saint-Point, y estoy muy fatigada, a pesar de haber hecho
+el viaje mitad a pie y mitad a caballo sobre un asno. Los caminos están
+impracticables, y a no ser por el borriquillo, no me hubiera determinado
+a hacer este viaje, que ha sido, sin embargo, muy agradable, pues hemos
+paseado mucho. He acompañado a mis hijas a la iglesia y he pedido a Dios
+que las haga felices. También le he dado gracias por habernos concedido
+aquellas fincas, con las cuales ni mi marido ni yo contábamos. Da
+lástima ver los edificios: el castillo está casi arruinado, las paredes
+interiores están desnudas, y los adornos, los escudos y las chimeneas,
+destrozados a fuerza de martillazos.
+
+Durante los días de saqueo del año 1789, unos aldeanos, venidos de otros
+departamentos lejanos, todo lo destrozaron; particularmente los escudos
+heráldicos, aparecen hechos trizas. Nada puede lisonjear nuestro amor
+propio. Yo me alegro de ello, porque algunas veces este amor propio lo
+he tenido con exageración. Todo me sonríe, el país, los parientes, los
+amigos, los vecinos, que vivían a mi puerta y me saludaban con un
+jubileo tal, como si hubiese llegado la Providencia. Soy muy feliz, y
+esto me causa espanto, porque en este mundo lo bueno dura poco. Es
+indispensable que me mortifique con las buenas obras, y que no me deje
+arrastrar sino por el reconocimiento hacia el divino Dispensador.
+
+
+
+
+XXV
+
+17 de junio de 1801.
+
+
+La señorita de Lamartine, mi buena cuñada, a quien adoro en el alma, nos
+ha convidado hoy a comer en su castillo de Monceau. Este castillo es
+propiedad de mi cuñada y del hermano mayor de mi marido, que es el jefe
+de la familia. Los dos permanecen solteros.
+
+M. de Lamartine era el que debía posesionarse de la inmensa fortuna de
+mi familia: estaba enamorado de la señorita de Saint-Huruge, pero no
+siendo ésta suficientemente rica, el matrimonio no se llevó a cabo, y él
+ha preferido el celibato a casarse con otra mujer.
+
+La señorita de Saint-Huruge es hoy demasiado vieja, y no piensa ya en
+casamientos: es hermana del célebre Saint-Huruge, aquel gran tribuno de
+los demagogos, que se hizo famoso en las revueltas de París. Fue un buen
+hombre que se entregó con entusiasmo a la causa de la Revolución. Ella
+es buena, piadosa y simpática. Mi cuñado y ella se veían en Mâcón en las
+reuniones de familia, y aun se conservan en amistad sincera y constante.
+Mi cuñado es un hombre de mucho mérito; puede decirse que es un sabio,
+porque escribe con talento, posee grandes conocimientos científicos, y
+es consultado por los principales políticos del departamento.
+
+La nobleza intentó nombrarlo diputado en los Estados generales, pero su
+delicada salud le impidió aceptar. Los republicanos también deseaban que
+fuese miembro de la Convención, pero tampoco aceptó.
+
+Cuando salió de la prisión, donde estuvo algún tiempo encerrado por las
+ideas moderadas, volvió a sus posesiones del castillo de Monceau en
+unión de su hermana, bella criatura que se ha dedicado a cuidar a su
+hermano: parece que ha nacido para hacer la dicha de un esposo. Según se
+dice, esta joven sintió antes de la Revolución ciertas inclinaciones que
+fueron correspondidas por M. de Marigny, vecino y pariente próximo, buen
+sujeto, poeta, músico distinguido, que hubo de emigrar el año 1791. Sus
+bienes fueron vendidos en pública subasta, y murió el año 1799 en un
+hospital de Mâcón. Después de su muerte, la señorita de Lamartine no
+quiere ni oír hablar de matrimonio. Parece que una dulce tristeza invade
+su ser y da a su fisonomía cierta gravedad.
+
+Sus bienes de fortuna, que son bastante importantes, los ha tenido
+unidos a los de su hermano, empleándolos en buenas obras. La oración, la
+caridad y el gobierno de la casa son sus ocupaciones. Hace el bien por
+hacerlo, sencillamente; no hay en sus actos ni un átomo de egoísmo: es
+una santa mujer: es religiosa sin ser fanática ni supersticiosa. Pasamos
+el día juntas, me quiere y la quiero mucho.
+
+
+
+
+XXVI
+
+19 de junio de 1801.
+
+
+Todo el día de hoy he estado reflexionando sobre lo peligroso de las
+lecturas fútiles. Estoy en la creencia de que si me privo de ellas, será
+un sacrificio para mí ciertamente, pero evitaré un peligro. He notado
+que cuando estoy distraída con estas frívolas lecturas, las útiles y
+serias me disgustan y cansan al momento. Decididamente, si he de
+adquirir capacidad para educar a mis hijos, me conviene adquirirla y la
+adquiriré en los libros serios; a ellos me inclino, pues, desde hoy.
+
+Ayer, día 18, he recibido carta de mi madre, en la que me dice que ha
+llegado de Alemania, sin indicarme dónde se encuentra. Yo creo, sin
+embargo, que estará con la señorita de Orleans, ocupada en el arreglo
+del matrimonio de esta princesa. ¡Quiera Dios que sean felices!...
+
+ * * * * *
+
+Para mejor comprensión del anterior capítulo, conviene hacer saber que
+Mme. de Roys (mi abuela), estaba de sub-aya en casa de los duques de
+Orleans antes de que Mme. de Genlis fuese aya de los infantes.
+
+Muerto el duque de Orleans, o mejor dicho, ejecutado Felipe Igualdad, la
+familia de éste huyó de Francia, y Mme. de Roys se consagró con el mayor
+cariño a la viuda duquesa de Orleans, hija del duque de Penthievre.
+Largo tiempo vivió esta desgraciada familia en España.
+
+La duquesa tuvo alguna sospecha de Mme. de Genlis, y la despidió de su
+servicio, encargando al mismo tiempo a Mme. de Roys fuese a un convento
+de Suiza en busca de la señorita de Orleans, donde se encontraba
+recogida.
+
+Esta princesa, conocida después por el nombre de madame Adelaida, era
+muy joven, hermosa y excelente de corazón. Durante el reinado de su
+hermano Luis-Felipe, dícese que ejerció gran influencia política.
+
+Creyó mi madre que se trataba de casar a esta princesa desde el momento
+que la separaban del convento. Pero no era este el motivo. Tratábase
+únicamente de separar a la joven de la influencia directa de madame de
+Genlis y de la acción política del partido orleanista.
+
+La duquesa viuda de Felipe Igualdad jamás quiso asociarse a los manejos
+revolucionarios de los partidarios de su marido, así como tampoco a las
+intrigas dinásticas que se desarrollaban en este partido, capitaneado
+por Dumouriez, hacia donde madame de Genlis conducía poco a poco a su
+discípula. ¡Lástima grande que las intenciones de madame de Genlis
+hubiesen triunfado! La virtud y la hermosura hubiéranse mezclado
+horriblemente con las intrigas palaciegas.
+
+La corte española honró en la viuda de _Igualdad_ a la víctima de la
+Revolución y de los desaciertos de su marido.
+
+
+
+
+XXVII
+
+3 de julio de 1801.
+
+
+Ayer quedamos definitivamente instalados aquí, en Saint-Point. El día lo
+he pasado arreglando mi pequeño ajuar. Estoy muy cansada. A la caída de
+la tarde he ido a la iglesia que está lindante con nuestro jardín, y he
+dado gracias a Dios. Para ir al templo, hay que atravesar el cementerio.
+He visto en él una fosa abierta, que me ha hecho pensar mucho en lo
+efímero de nuestra existencia. Mientras yo estaba contemplando la fosa
+se ha verificado el entierro. He presenciado una escena por demás
+conmovedora.
+
+La hija del hombre muerto, linda joven de unos dieciséis años, se ha
+desmayado al ver caer la primera porción de tierra sobre el ataúd que
+encerraba el cadáver de su padre. Yo la he auxiliado con un frasquito de
+sales y ha vuelto en sí; después me la he llevado a mi casa, donde se ha
+reanimado un poco después de haber tomado unos bizcochos y algo de vino.
+Lo que más le ha consolado ha sido el ver que yo lloraba también, y que
+mis hijos, al verme llorar a mí, lloraban igualmente. Aquel padre ha
+sido llorado por quien ni de nombre le conocía, mientras su hija
+balbuceaba algunas palabras que partían el corazón. ¡Pobre hija!
+
+Las gentes del campo se admiran cuando ven que comparten con ellos los
+sufrimientos personas que por su posición ellos creen de naturaleza
+diferente.
+
+Ya era de noche cuando acompañamos a la joven hasta su casa. En la
+puerta estaban sus hermanitos, que al verla le preguntaban si su padre
+volvería más tarde. ¡Inocentes criaturas!...
+
+Este suceso ha hecho que mis hijas comprendan lo que son estas eternas
+separaciones de familia que la muerte produce, y que ellas habrán de
+sufrir tarde o temprano. A los niños no se les debe ocultar estas
+tristes escenas de la vida. Antes por el contrario, hay que hacer por
+que las vean. ¿Aprender a sufrir no es, pues, aprender a vivir?
+
+
+
+
+XXVIII
+
+3 de julio de 1801.
+
+
+Hoy he subido a los altos del castillo con el objeto de hacer una visita
+a una anciana soltera de ochenta años, que vive gracias a una corta
+pensión que le han dejado y a haberle cedido, sin pagar retribución
+alguna, una pequeña habitación bajo el tejado del edificio. Vive en
+compañía únicamente de una gallina dócil como un perro. Esta viejecita
+se llama la señorita Felicidad. Sus cabellos blancos como el copo de su
+rueca y su blanca sonrisa, indican que debió ser en otro tiempo una
+mujer hermosa. A pesar de las incomodidades que su estancia en el
+castillo nos pudiera causar, he podido con seguir de mi esposo que
+continúe en su vivienda, porque son muy peligrosos los traslados de las
+plantas cuando llegan a ser viejas. A cierta edad, una habitación es un
+mundo, y el objeto más insignificante es un recuerdo querido que llega a
+formar parte de nuestro mismo ser. He encargado a Juanita, la esposa de
+nuestro mayordomo, que la visite y la sirva siempre que se le ofrezca.
+Esta mujer, que ha servido muchos años en el castillo, sabe todas las
+historias referentes a él; es muy agradable saber quiénes han vivido y
+ocupado nuestra casa antes que nosotros.
+
+Algún día, seguramente se hablará de mí como hoy se habla de otros.
+¡Acaso este día no está lejano!
+
+Después de comer, o sea a la una de la tarde, me pongo a leer y coser, y
+después doy lectura al _Evangelio meditado_, teniendo a mis criados por
+oyentes. Ya anochecido, voy a la iglesia; la oscuridad parece que ayuda
+al recogimiento y a la piedad. De esta manera paso la vida mientras mi
+marido se halla ausente.
+
+Mis hijas y yo iremos pronto a tomar el fresco por las orillas del
+bosque. Esta vida es demasiado dulce y ahuyenta los dolores físicos y
+morales. ¡Dios mío! os doy las gracias, pero yo no soy merecedora de
+tanta felicidad.
+
+¡Que las inquietudes de mi espíritu no me impidan reconocer los inmensos
+beneficios que de Vos recibo!
+
+Cuando era niña creía que no era posible la vida fuera de la corte, del
+Palacio Real o de los jardines de Saint-Cloud que habitábamos con mi
+familia; pero, actualmente, pido a Dios que me agraden siempre los
+lugares que su voluntad designe. Siempre que comparo la casa
+destrozada, pero sana y bien orientada, situada en un valle ameno como
+los de Suiza, donde pasé los primeros años de mi casamiento, con esas
+casas ennegrecidas por el humo, con esas chozas cubiertas de heno y
+retama, siempre que veo esas mujeres más laboriosas y más resignadas que
+yo, a pesar de carecer de pan y abrigo para ellas y para sus hijos, me
+considero demasiado favorecida y privilegiada por la bondad de Dios.
+
+
+
+
+XXIX
+
+9 de julio.
+
+
+Me encuentro triste y abatida, y no sé a qué atribuir esta situación.
+Acaso es producida por la ausencia de mi marido. En este miserable
+mundo, la cosa más insignificante hace cambiar la felicidad; nuestros
+cuerpos son en extremo impresionables...
+
+Me he vestido de negro: parece que así me encuentro mejor y, sin
+embargo, no creo que pueda resistir muchos días esta excitación de
+espíritu.
+
+He leído un libro de madame de Genlis y me ha causado su lectura una
+impresión de alegría y satisfacción como jamás hubiera creído. Hay en
+este libro muchos y buenos consejos que aprovecharé para mis hijos. Es
+muy peligroso dejarse dominar por las impresiones de los otros. Yo había
+juzgado mal y sin conocer la obra ni a su autor; pero confieso que me
+equivoqué y me arrepiento de ello.
+
+
+
+
+XXX
+
+10 de julio.
+
+
+Ayer me dijeron que una pobre mujer carecía de pan y que tenía muchos
+hijos que alimentar. En seguida me fui a visitarla, pero había muchas
+personas en la casa y no me atreví a socorrerla por temor a que se
+creyera que ejercía la caridad con ostentación. Volví a casa con la
+intención de mandarle alguna cosa; se hizo tarde, y no me atreví a
+mandar a los criados. ¡Acaso la pobre mujer habrá pasado la noche sin
+alimentarse ni alimentar a sus hijos! Confieso que he obrado mal, y al
+amanecer, he corrido a casa de la pobre mujer y la he socorrido. Nadie
+debe avergonzarse de hacer el bien, cuando en el mundo se hace tanto
+mal. He resuelto no caer jamás en esta debilidad.
+
+
+
+
+XXXI
+
+14 de julio.
+
+
+Este día lo he pasado muy apaciblemente. ¡Quiera Dios que lo hayan
+pasado así todas las personas que conozco!
+
+Continuamente pienso en mi marido: hoy debe estar con mi hijo Alfonso en
+Lyón. ¡Cuánto me gustaría estar con ellos!
+
+Seguramente que lo habrá sacado del colegio.
+
+Por la mañana, he recibido carta de mi madre, que continúa en Alemania y
+sigue bien: esto me ha causado una alegría inmensa.
+
+Esta mañana he leído en un libro de Mme. de Genlis: en él se hace una
+descripción de la vida de los frailes de la Trapa, que me ha
+impresionado mucho. También me ha sorprendido el leer que estos hombres
+no encuentran en este mundo, donde viven en las mayores privaciones, un
+solo punto de desgracia, y ven con gusto aproximarse la muerte. Esto me
+acaba de convencer de que la felicidad no se encuentra en los mundanales
+placeres, y sí en el cumplimiento del deber, por penoso que éste sea.
+Cuando se ha empleado el tiempo en terminar un trabajo cualquiera, se
+encuentra uno contento, y dentro de las leyes de actividad impuestas
+por Dios mismo.
+
+El que esté bien convencido de esta verdad, y se deje sin resistencia
+conducir tranquilamente por las circunstancias y por las personas que
+tienen derecho a gobernarnos, será más feliz, como yo lo soy desde que
+me he amoldado a esta manera de ser.
+
+En algún tiempo tuve yo la pretensión de subordinar todo a mi única
+voluntad, y siempre estaba inquieta: después he reconocido que si mis
+deseos se hubiesen cumplido, casi siempre eran en perjuicio mío. Hoy
+vivo completamente entregada a la infinita y soberana sabiduría, y me
+siento mejor física y moralmente. ¡Bendito sea Dios! El es el único
+sabio. El únicamente debe gobernar el mundo.
+
+
+
+
+XXXII
+
+19 de julio.
+
+
+Ha llegado mi marido, y hemos salido con nuestros hijos a dar un paseo
+por las altas montañas, que parece como si crecieran impulsadas por la
+poderosa mano de Dios; están pobladas de hayas, abetos y retama, cuyas
+amarillentas flores aseméjanse a láminas doradas sobre un fondo verde:
+de trecho en trecho hay grandes matorrales entre hierbas, sobre los que
+se distinguen algunos carneros; a cada momento se encuentran lindas
+cascadas que se desprenden de lo alto de las rocas y serpentean sus
+aguas por entre las hojas y los abetos más verdes que los otros por la
+continua humedad que reciben. Este grandioso espectáculo expresa el
+sentimiento y la grandeza del Creador. Nuestra alma es un espejo
+viviente donde se reflejan todas estas bellezas, y en cuyo centro está
+Dios siempre que no permítimos colocar nubes ni sombras sobre la
+Naturaleza y el espejo.
+
+Desde lo más alto de la montaña pudimos ver el Mont-Blanc y la
+cordillera de los Alpes cubierta por la nieve: mi marido camina a pie en
+compañía del guarda, y detrás de nosotros mis hijas, montadas en asnos
+que unos muchachos conducen del diestro. El dueño de los asnos, nuestro
+antiguo mayordomo, dirige la expedición. Hemos necesitado más de tres
+horas para llegar a la cima más alta; yo me había figura que subiríamos
+en media hora, pero las distancias nos engañan como el tiempo en la
+vida: aunque el engaño es a la inversa: en la existencia, se nos figura
+el tiempo largo, y es corto: creemos cortas las distancias y resultan
+largas.
+
+Todo el día lo hemos pasado corriendo con los niños y sentándonos sobre
+la hierba. El panorama que se desarrolla a nuestra vista es magnífico:
+las colinas del Mâconnais, blanqueadas por pueblecitos, desde los cuales
+llegaba hasta nosotros el sonido lanzado desde sus campanarios. Las
+praderas interminables del Bresse, parecidas a las de Holanda, que yo
+conocía por las vistas de ellas que mi hermano me mandaba cuando estuvo
+en aquel país de secretario de la embajada; y allá a lo lejos el
+Mont-Blanc, que cambia de aspecto según reciben sus nieves los rayos del
+sol: blanco, violado, negruzco; imitando a un hierro que se colora de
+rojo o se ennegrece al fuego de la fragua y según las operaciones que
+el obrero realiza con él.
+
+Hemos tendido sobre la hierba nuestros manteles, y comido juntos, los
+pastores, nuestros criados y nosotros. Terminada la comida, hemos vuelto
+a montar en nuestros borriquillos y empezado el descenso de la montaña
+por diferente camino del que habíamos ascendido, el cual está rodeado de
+avellanos campestres.
+
+La algazara de los niños, el ruido que hacen las cabalgaduras al caminar
+por entre los guijarros de la sierra, el canto de los mirlos, las
+detonaciones que producen los escopetazos que mi marido y el guarda
+tiran a las perdices, forman, en conjunto, un ruido semejante al de una
+caravana a la llegada al oasis. Los pastorcillos debieron tener miedo al
+sentir aquel ruido, porque al llegar a un pequeño claro que forman los
+árboles en la falda del monte, encontramos una pequeña manada de
+corderos y cabras sin pastor y bajo la única vigilancia de dos grandes
+perros negros, que, al vernos, ladraban con fuerza.
+
+Algo más lejos, observamos las cenizas humeantes de una hoguera entre
+dos grandes piedras. Junto al fuego había unos zuecos de madera. Desde
+luego comprendimos que los partorcillos guardianes de los corderos
+debían de estar cerca de nosotros, y que al ruido de las voces y de los
+tiros se habrían escondido entre las matas cercanas sin tiempo para
+recoger el calzado. Tuve entonces una idea que fue muy del agrado de mis
+niños. Junto a las cenizas de la hoguera apagada, nos detuvimos un
+momento, y mi marido colocó dentro de cada uno de los zuecos doce
+sueldos, y mis hijas un puñado de confites que habían guardado para
+merendar. Hecho esto, emprendimos de nuevo la marcha, gozando en la
+alegría que los pequeños pastores habían de experimentar, cuando después
+de haber pasado nosotros salieran de su escondite recelosos e
+ignorantes de lo ocurrido, y se encontraran con la sorpresa que les
+habíamos preparado. Seguramente que ellos creerían que las hadas de la
+montaña les habrían hecho aquel regalo, escondiéndose después entre las
+sombras del bosque donde ellas viven.
+
+Habíamos caminado un buen rato, cuando oímos el eco de repetidas
+risotadas y alegres exclamaciones. Eran los pastorcillos que discutían
+entre el estupor que el hallazgo les hubo causado y la natural alegría
+que había producido en ellos tan inesperado acontecimiento.
+
+Como habíamos previsto, atribuyeron el hecho a las hadas del bosque,
+pero al contar a sus padres lo ocurrido, éstos le indicaron la verdad
+del suceso, que bien pronto adivinaron; tanto es así, que al día
+siguiente nos pagaron la sorpresa con otra sorpresa, pero de un modo muy
+delicado, según acostumbran aquellos buenos campesinos.
+
+Cuando un criado abrió la puerta de la casa que da a un patio abierto,
+se encontró cuatro cestitas de junco llenas de quesos, panecillos de
+manteca hechos en forma de zuecos y avellanas. Los pastorcillos que
+habían dejado allí aquellos regalos, se escondieron y pudieron oír
+también nuestras exclamaciones de asombro; misterio por misterio,
+ofrenda por ofrenda.
+
+Esta delicadeza de los campesinos nos encantó; no hemos sabido jamás a
+qué choza pertenecían los autores del anónimo presente.
+
+Aquellos cambios de atención entre los pobres campesinos y nosotros los
+ricos, según ellos nos llaman, son muy convenientes y ayudan a formar el
+corazón de nuestros pequeñuelos, enterneciéndolo de tal suerte, que no
+puedan los años y las vicisitudes de la vida endurecerlo.
+
+
+
+
+XXXIII
+
+22 de julio.
+
+
+Hemos vuelto de nuevo a Milly, nuestra morada antigua.
+
+Estoy muy lejos de la iglesia y lo siento; pero rezaré con igual fervor
+que en el templo, dentro de mi casa; Dios acoge la oración que se le
+dirige con fervor, proceda de donde quiera que sea: rezaré también en el
+campo. ¡Qué hermoso templo el de la Naturaleza!
+
+ * * * * *
+
+Aquí hay muchos detalles exclusivamente domésticos que continúan el
+_diario_ hasta el día 30. Después sigue de este modo:
+
+
+30 de julio.
+
+A las diez de la mañana de ayer salimos de Milly para Changrenon, donde
+vamos a pasar el día con los señores Rambuteau, nuestros vecinos. El
+señor Rambuteau (hijo) es un joven muy simpático, noble, distinguido, de
+un trato social muy fino y franco a la vez. La señorita de Rambuteau es
+hermosísima, y bien quisiera yo que mis hijas se le pareciesen. Esta
+joven es aquella célebre Madame de Mesgrigny, tan admirada por su
+belleza en la corte de Napoleón.
+
+Hemos sido obsequiados en casa de estos señores, entre otras cosas, con
+la ejecución de algunas piezas musicales cantadas al piano con una
+maestría incomparable por la señorita y su maestro: este profesor tiene
+una preciosa voz de bajo y se llama Brevaí, quien no desperdicia ocasión
+para educar a su discípula; ella, en cambio, hace honor a su maestro,
+pero la palidez de su rostro indica que debe fatigarse demasiado en el
+estudio.
+
+ * * * * *
+
+A la vuelta de Changrenon me encuentro con una carta de mi hermana en la
+cual me da noticias de mi hijo Alfonso, muy satisfactorias por cierto.
+Me participa también que uno de sus arrendatarios de Vaux, a quien
+durante la Revolución le había arrendado las tierras, le ha entregado
+cuatro mil pesos, después de haber reconocido por sí propio que lo que
+pagaba no era justo: además, se ha comprometido a pagarle por espacio de
+veinte años una asignación en frutos de la cosecha. De estos raros
+ejemplos de honradez y probidad debemos conservar eterno recuerdo.
+
+¡Si todos imitáramos al arrendatario de mi hermana, cuán felices
+fuéramos en el mundo!
+
+
+
+
+XXXIV
+
+31 de julio.
+
+
+El día de hoy ha sido funesto para nosotros; una tempestad de granizo ha
+destruido nuestros viñedos. Esto es más sensible, por cuanto las cepas
+están cargadas de racimos que han sido destrozados por el furioso
+vendaval y el granizo que despedía a su paso. Estoy muy triste; pues que
+además de haber perjudicado nuestro pequeño bienestar, los pobres
+viñadores de la comarca quedan en la miseria. El sentimiento que en
+estos momentos agobia mi alma, indica que aun a pesar mío, estoy
+adherida a las cosas mundanas; creía que las cosas terrenas me eran
+indiferentes, y observo que al menor contratiempo sucumbo. ¡Oh, Dios
+mío! Que llegue con vuestra ayuda a comprender lo pasajero e
+insignificante de este mundo y lo eterno de los bienes del cielo.
+
+
+
+
+XXXV
+
+10 de agosto de 1801.
+
+
+Me encuentro en cinta, y tanto a mi marido como a mí nos trae esto
+preocupados y tristes. ¿Cómo, siendo nuestra fortuna tan pequeña,
+habremos de sostener una familia tan numerosa? Es necesario resignarse;
+acaso este nuevo hijo que Dios me concede, será entre todos el que me
+proporcionará mayor satisfacción.
+
+ * * * * *
+
+El hijo a que mi madre se refiere, fue una niña que se llamó Sofía. Fue
+después esposa del conde de Lligonnés, gentilhombre de la Lozare; en
+este matrimonio tuvo una familia muy numerosa que fue modelo de virtud y
+de nobleza. Esta familia vive hoy en Mende, respetada y querida de
+todos.
+
+Las fechas que siguen a ésta, vienen consagradas a circunstancias
+exclusivamente domésticas, como son: recetas para la cura de
+enfermedades, observaciones médicas sobre el estado de los aldeanos
+enfermos que ella había aprendido a curar con ayuda de los libros de M.
+Tissot.
+
+Después anota algunos acontecimientos de poca importancia, al parecer,
+pero que en los pueblecitos son acontecimientos verdaderos, como por
+ejemplo:
+
+
+26 de agosto.
+
+Ayer ha venido aquí un mercader ambulante. Cuando estas gentes aparecen
+por aquí, el otoño se acerca. Esto fue un acontecimiento para los niños
+del lugar.
+
+No pensaba en desgracia alguna, cuando me han avisado que un niño ha
+caído dentro de la lejía caliente que su madre tenía para limpiar la
+ropa: ha sido un gran descuido.
+
+Espero salvar a la pobre criatura.
+
+
+
+
+XXXVI
+
+2 de septiembre de 1801.
+
+
+Estoy enferma de inquietud y sobresalto. Ayer fuimos otra vez castigados
+por una horrorosa tempestad que ha acabado de destruir nuestras
+cosechas. Se presentaba un año muy bueno, y apenas nos quedará para
+vivir y dar de comer a las pobres familias de nuestros trabajadores.
+Semejante desgracia nos obliga a hacer mayores economías. El proyecto
+que teníamos hecho de ir este verano a Mâcón con nuestras niñas, se ha
+frustrado y no sería extraño que hubiéramos de vender nuestro caballo y
+también el coche.
+
+Si Dios lo quiere así, paciencia; yo procuraré consolarme en mis
+desgracias, y no teniendo que agradecer nada a este mundo, tendré a él
+menos afición.
+
+Nada endurece, nada ilusiona tanto como la prosperidad; y lo que a la
+Naturaleza parece duro, es, acaso, una de las mayores gracias de Dios,
+que deseando atraernos al verdadero bien, nos priva de todo aquello que
+sólo es polvo. Si ayer me hubiera hecho estas reflexiones, hubiera sido
+mejor: me considero, por tanto, culpable de esta falta.
+
+Cuando nos ocurre alguna desgracia, mi marido sufre mucho en el acto,
+pero después tiene más valor que yo. Esta mañana me decía: «Siempre que
+ni tú ni mis hijos me falten de este mundo, lo demás poco me importa;
+mis bienes y mi felicidad están en vuestros corazones.» Después ha
+rezado conmigo mientras la tempestad bramaba furiosa y rompía las ramas
+de los árboles. Los pobres aldeanos lloraban en el patio al ver la
+catástrofe.
+
+He leído esta noche _Un viaje a los Pirineos_, por M. Dusaux. La lectura
+de este libro me ha interesado mucho, porque precisamente fue escrito en
+el año 1788, época en que yo debí, en compañía de mi madre, haber hecho
+un viaje por aquellos lugares; con bastante disgusto mío, hubimos de
+detenernos en casa de unos parientes que teníamos en Limoges, que tenían
+unas posesiones a seis leguas de la ciudad; pasamos allí una temporada;
+llegó la primavera y con ella la noticia de que la duquesa de Orleans
+necesitaba de la compañía y los consejos de mi madre, pues la Revolución
+había empezado en París. ¡Lástima grande haberme perdido este viaje a
+los Pirineos! Esos montes, esos valles, que yo conozco y que nacieron al
+mismo tiempo que las grandes obras de la creación, deben encerrar
+grandes maravillas, y las personas sentirán al verlos la aproximación
+del infinito.
+
+Durante las noches clarísimas, cuando el firmamento aparece cubierto de
+estrellas y pretendo contar uno por uno aquellos mundos de luz más
+grandes que el Sol y la Tierra, me consuelo ante aquellas miriadas de
+mundos de no haber podido visitar las pequeñas porciones de tierra que
+se llaman los Pirineos, o las insignificantes gotas de agua del Océano.
+
+ * * * * *
+
+Hoy hace veinticuatro años que comulgué por vez primera. ¡Cómo se aleja
+la existencia! Sólo es un sueño la vida, ¡Dios mío! Dadme el sueño tan
+doloroso como queráis, pero concededme un buen despertar.
+
+
+
+
+XXXVII
+
+11 de septiembre.
+
+
+Han venido a pasar el día con nosotros mi cuñado y la señorita de
+Lamartine, su hermana. Me han dicho que mi buen hermano está bien de
+salud y que mi pobre hijo Alfonso ha ganado dos premios por su
+aplicación en el estudio, y que sus maestros están muy satisfechos de su
+comportamiento. Esta última noticia me ha enorgullecido bastante. Ruego
+a Dios perdone mi vanidad, pues yo no he contribuido en nada a la
+creación de la bondad que en el fondo del alma de mi hijo existe.
+
+Esta tarde hemos recibido la visita de Mme. de Lavernette, que se ha
+detenido aquí a su regreso de Lyón: me ha dicho que ha visto a mi
+querido hijo Alfonso y que sus profesores le han dicho que el pobrecito
+hace cuanto puede por salir airoso en la carrera.
+
+Su padre disimula la satisfacción que le causa el oír elogiar a su hijo,
+pero en realidad está más orgulloso que yo. ¿Cuánto durará esta
+satisfacción? Del niño al hombre hay una distancia grande. Mme.
+Lavernette me ha hecho entrega de una carta de Alfonso en la cual me
+dice que desea vivir con nosotros. Yo temo que cuando venga lo
+encontraré pálido, ojeroso y flaco. Y esto me tiene preocupada.
+
+Las madres no podemos ser felices nunca. Cuando tenemos motivos para
+felicitarnos, nosotras mismas envenenamos nuestra felicidad con
+presagios y presentimientos tristes.
+
+
+
+
+XXXVIII
+
+18 de septiembre.
+
+
+Hoy he ido a Mâcón a recibir a Alfonso.
+
+El corazón me late cuando pienso que de aquí a pocas horas veré a mi
+querido hijo.
+
+ * * * * *
+
+Al fin, aunque algo tarde, ya ha llegado.
+
+He rogado a Dios en el oratorio de las señoras Forcard, religiosas
+exclaustradas que han hecho de su casa un convento. He calmado mi
+ansiedad al pie de los altares.
+
+Mi Alfonso ha llegado muy bien.
+
+Yo creo que no ha perdido la piedad que yo he procurado comunicarle;
+esto me causa mucho temor.
+
+
+
+
+XXXIX
+
+23 de septiembre.
+
+
+Hoy ha comido con nosotros M. Blondel, antiguo amigo nuestro. En la mesa
+hemos hablado (tal vez demasiado) de Alfonso. Hemos leído algunos de sus
+escritos y una composición poética que hizo por encargo de su padre,
+habiendo quedado todos muy satisfechos y particularmente yo, de las
+condiciones y el talento que parece poseer mi hijo. Acaso sean estos
+pensamientos únicamente dictados por el amor de una madre, que siempre
+ve en sus hijos agrandadas sus buenas cualidades y empequeñecidas las
+malas.
+
+ * * * * *
+
+Sigue el _diario_ conteniendo detalles minuciosos y demasiado íntimos
+que se relacionan únicamente con la vida doméstica.
+
+
+
+
+XL
+
+6 de octubre de 1801.
+
+
+¡Cómo pasa el tiempo! Hoy es para mí una fecha memorable. ¡Doce años han
+transcurrido!
+
+Lo recuerdo perfectamente. Era aquel famoso 6 de octubre, tan fatal para
+la real familia de Versalles, y yo me encontraba entonces en Chatou
+junto con mi madre. Las dos regresábamos de Mesnil con intención de
+llegar hasta París; hubo necesidad de caballos para reforzar el tiro, y
+a falta de éstos hicimos noche en Chatou, alojándonos en casa de Mme.
+Duperron, amiga nuestra. Esta interrupción de nuestro viaje fue para
+nosotras una suerte, porque París bullía entre las agitaciones
+revolucionarias. En casa de M. Duperron pasamos la noche en continua
+alarma, pues M. de Lambert, su yerno, se encontraba de servicio militar
+en el palacio de Versalles. La esposa, los hijos, toda la familia, en
+fin, temblaban por su vida.
+
+Después de algunos días pasados en Chatou, nos dirigimos a Lyón sin
+pasar por París, acompañándonos Mme. Montbriand. Esta señora había sido
+como yo, canonesa de Salles.
+
+Este viaje determinó mi casamiento con el caballero Lamartine. Cierto
+día nos vimos en el capítulo de Salles, en casa de la condesa Lamartine
+y desde entonces ya nos amamos siempre.
+
+Nos detuvimos veinticuatro horas en Mâcón, porque hubo necesidad de que
+arreglaran el carruaje, uno de cuyos ejes estaba roto y tuvimos ocasión
+de visitar a toda la familia Lamartine, que nos obsequió en extremo.
+Estaba a la sazón el caballero Lamartine incorporado al regimiento.
+Durante el día que pasé en Mâcón creí haberme atraído las simpatías de
+su familia, desapareciendo alguna pequeña dificultad, que a causa de no
+conocerme a fondo habían puesto para el casamiento. Este quedó
+concertado.
+
+Me complazco en recordar todos los detalles ocurridos durante aquella
+semana del mes de octubre, porque a ellos debo mi felicidad.
+
+Doy gracias a Dios por haberme conducido otra vez a Mâcón, donde en
+compañía de mi marido y de mis hijos soy feliz y afortunada.
+
+
+
+
+XLI
+
+
+El día 7 de octubre y los siguientes no tienen interés.
+
+
+11 de octubre.
+
+Mi madre me dice en carta que hoy he recibido, que se dispone a volver
+de Alemania con la señorita de Orleans; esta joven princesa tiene un
+miedo terrible al mar y no quiero atravesar la Francia; por estas
+causas todavía no han resuelto hacer el viaje a España.
+
+Ayer fui en compañía de mi cuñado a un pueblecito de Champagne junto al
+castillo de Peronne, perteneciente a mi familia. M. de Lamartine me ha
+enseñado una casita que acaba de edificar en el pueblo, la cual quedará
+como herencia para nuestros hijos. Mi cuñado habla de ellos como un
+verdadero padre de familia.
+
+Con todas estas tierras que deben heredar de sus tíos, tendrán mis hijos
+un buen porvenir. ¡Quiera Dios que sean ricos en honor y piedad, que es
+lo que constituye la verdadera riqueza!
+
+Diariamente hago leer a mi hijo Alfonso una parte de un libro religioso
+escrito por un sacerdote alemán: en este libro se aprende a comprender
+la religión y su emanación de la Naturaleza. La inteligencia de Alfonso
+me satisface, pero temo haya de darle algún disgusto su carácter
+demasiado altivo e imperioso, si no se corrige. Con mucha frecuencia se
+incomoda con sus hermanos, y esto me disgusta.
+
+
+
+
+XLII
+
+9 de noviembre de 1801.
+
+
+Las ocupaciones no me han permitido continuar este _diario_ hasta hoy.
+
+En este momento llego de Lyón; he ido a acompañar a mi hijo al colegio.
+Esta nueva separación de mi Alfonso me ha causado hondo pesar. Durante
+la misa que esta mañana he oído en la capilla del establecimiento, sólo
+veía los hermosos cabellos rubios de mi hijo en medio de aquella
+multitud de cabecitas puras como las de un ángel.
+
+¡Qué sensible es, Dios mío, haber de abandonar a manos mercenarias el
+tierno pimpollo de nuestro corazón!
+
+Al salir de la iglesia he experimentado una profunda melancolía. Ni la
+isla de Baebey de Fourvieres, las pintorescas montañas del Saona, ni el
+bullicio de las gentes que bajan por la pendiente de la Cruz Roja y
+Lyón, han conseguido distraer mi imaginación. Parecía yo al Abraham
+bíblico cuando vuelve la vista para contemplar a Agar y su hijo,
+abandonados en el desierto, menos peligroso ciertamente que esta
+multitud inmensa, donde las madres, obligadas por la sociedad, abandonan
+a sus hijos.
+
+Todo el día de hoy lo he pasado en compañía de Mme. de Vaux, mi buena
+hermana, y mezclado mis lágrimas a las suyas, pues también es muy
+desgraciada.
+
+Ocho días he pasado en Lyón para poder ver alguna vez más a mi Alfonso y
+con el fin de acostumbrarme a estar separada de él.
+
+El abate Lamartine, que habita en su propiedad próxima a Dijón, nos cede
+su casita próxima a la calle de Ursulinas en Mâcón, donde pasaremos el
+invierno. Esta casa está junto al palacio de la familia que habitan mi
+hermano político M. de Lamartine y sus dos hermanas.
+
+ * * * * *
+
+El día 10 de enero de 1802 está anotado únicamente con acciones de
+gracias a la Providencia por los beneficios recibidos durante el año
+pasado.
+
+
+
+
+XLIII
+
+7 de enero de 1802.
+
+
+Bonaparte ha pasado por aquí en dirección a Lyón, para presidir los
+«Cisalpinos». ¡Quién sabe lo que resultará de tal reunión!
+
+En este momento acabo de escribir a mi madre que se encuentra en Liorna
+preparándose para embarcar con dirección a España, acompañando a la
+señorita de Orleans. Que tenga un feliz viaje y Dios bendiga las aguas
+que han de atravesar para que no le sucedan las desgracias que tanto
+teme. M. de Pierreclos ha sido borrado de la lista de los emigrados y
+nos ha visitado hoy. Viene de Lyón y ha visto a mi Alfonso, que se
+encontraba con sus profesores en la plaza de Bellecour, de Lyón,
+presenciando la revista militar pasada por Bonaparte.
+
+ * * * * *
+
+Durante el invierno de 1802, sólo contiene el _diario_ las impresiones
+de un alma que continuamente se perfecciona por medio del examen de ella
+misma, y que lucha continuamente contra las debilidades que le acosan.
+
+
+
+
+XLIV
+
+
+El 17 de abril, nuestra madre vuelve al campo y recibe algunas cartas de
+España.
+
+He recibido estos días una carta de mi madre anunciándome su llegada a
+Barcelona (España). Me dice que durante el viaje ha sufrido muchos
+contratiempos, entre otros una tempestad en la travesía de Liorna, al
+puerto de Rosas, que duró tres días. Momentos después de haber
+desembarcado en Rosas, se fue a pique el buque que las había conducido.
+
+La entrevista entre la señora duquesa de Orleans y su hija ha sido muy
+tierna: Once años hacía que la Revolución las tenía separadas.
+
+No me dice mi madre cuándo volverá a Francia.
+
+
+
+
+XLV
+
+5 de septiembre de 1802.
+
+
+La causa de haber interrumpido por tanto tiempo este _diario_, ha sido
+porque el día 18 de agosto hube de guardar cama a consecuencia de haber
+dado a luz una niña, la cual estoy criando yo misma del mismo modo que
+hice con sus hermanos. Ha venido mi hermana para asistirme.
+
+Hemos establecido en casa la costumbre de rezar todos juntos, amos y
+criados. Esto ha de ser de mucha utilidad, si se quiere que sea la casa
+según la escritura dice: «Una casa de hermanos». La comunión de amos y
+criados arrodillados ante Dios, que no distingue entre pequeños y
+grandes, levanta el espíritu a elevadas regiones, llamando a los unos a
+la igualdad cristiana y a los otros al fiel cumplimiento de sus deberes
+religiosos y morales.
+
+ * * * * *
+
+7 de septiembre.
+
+Mi madre está de vuelta a París, y ya ha salido de España.
+
+
+
+
+XLVI
+
+2 de octubre.
+
+
+Me encuentro en Saint-Point desde ayer, en compañía de Alfonso, Cecilia
+y Eugenia; durante el viaje los niños se han divertido mucho. Alfonso,
+particularmente, estaba embriagado de alegría al verse caballero en una
+mula.
+
+Hemos cogido las uvas del emparrado, de las cuales sacaremos dos toneles
+de vino. Mi esposo ha comprado unas fincas con el dinero que su hermano
+le ha prestado. Estas fincas le han costado diez mil pesos. ¡Dios quiera
+que hagamos fortuna para poder legar a nuestros hijos una pequeña
+posición que les permita vivir sin privaciones!
+
+Tengo en mi poder las _Confesiones de San Agustín_, libro que estimo
+muchísimo; esta mañana he visto con placer que Alfonso lo estaba
+leyendo.
+
+
+
+
+XLVII
+
+28 de octubre.
+
+
+Con la mayor tristeza he vuelto a acompañar a mi Alfonso a Lyón. Mi
+madre me ruega, en todas las cartas que me escribe, que vaya a
+consolarla: se encuentra en Rieux, pequeño pueblo junto a Mont-Mirail. A
+su regreso ha encontrado todos sus asuntos tan embrollados, que la pobre
+está disgustadísima. Iré sola, porque no quisiera agravar sus gastos;
+fuera muy mal hecho el que yo favoreciera mis comodidades mientras mi
+madre sufre acaso la pérdida de sus bienes.
+
+Con el objeto de emprender el viaje con entera libertad, he dado a criar
+mi pequeñita a una robusta aldeana de Milly. El viaje que voy a
+emprender es largo, pero me siento tan ágil como si tuviera quince años.
+Ayer fui a oír misa a Bussiers e hice el camino a pie, aunque el
+trayecto es largo y malo y el tiempo estaba lluvioso, no sentí molestia
+alguna. Recuerdo mis buenos tiempos de niña y los paseos que hacía en
+compañía de mi padre y de mi hermana desde el castillo de Saint-Cloud al
+de Meudon.
+
+Ha muerto mi pobre tía, mi institutriz durante los años de mi infancia.
+Estoy preocupada por la suerte de la anciana Jacquelina, su camarera y
+mi segunda madre: temo habrá de encontrarse, después de le muerte de mi
+tía, completamente sola y en la indigencia acaso.
+
+Yo desearía recogerla en mi casa, pero la familia se opone a ello, y mi
+marido teme, con sobrada razón, agraviar a sus hermanos, de quienes
+dependemos, pero me ha propuesto que podemos pagar secretamente una
+pensión a la pobre Jacquelina, con la cual podrá la viejecita estar al
+abrigo de la miseria y la soledad. Yo bien quisiera atender a esta mujer
+como ella seguramente me atendería a mí si me encontrase en su lugar;
+pero haré cuanto pueda en su favor, librándola desde luego de la
+indigencia y proporcionándole cuantas comodidades permitan mis pocos
+recursos.
+
+
+
+
+XLVIII
+
+17 de diciembre de 1802.
+
+
+Alfonso se ha fugado del colegio con dos de sus compañeros. A unas seis
+leguas de Lyón los han alcanzado.
+
+Comprendo que la sujeción del colegio se le hace insoportable, y esto me
+tiene disgustadísima. La independencia de carácter de mi hijo me
+espanta. Procuraré que escriba a su padre pidiéndole perdón por la
+falta que ha cometido.
+
+Todos los días leo las _Confesiones_, que procuro imitar en lo posible:
+trataré de hacer como Santa Mónica, rogando sin cesar por mis hijos.
+
+
+
+
+XLIX
+
+14 de enero de 1803.
+
+
+He llegado ayer a Rieux, después de un viaje muy penoso y de haberme
+detenido en París algunos días. Desde Coulomiers a Rieux he tenido
+necesidad de hacer el viaje montada en un caballo de alquiler, conducido
+por un muchacho. Hacía un viento norte muy frío, y no creo que en
+Siberia pueda sufrirse tanto como yo he sufrido al atravesar aquellos
+montes nevados.
+
+¡Qué alegría ha tenido mi pobre madre al verme!
+
+Ya estoy instalada en mi querida casita de Rieux, donde he pasado tantos
+veranos durante mi infancia, pero en estos lugares no se encuentra
+aquello que en otros tiempos los vivificaba. Al lado de mi madre olvido
+todas las penas. La pobre está muy desfigurada, efecto sin duda de los
+disgustos que ha sufrido en viajes y destierros. Ella disfruta
+contándome muchas veces cosas interesantes que se refieren a nuestra
+familia y a los viajes que ha hecho acompañando a las princesas. Me
+admira su resolución, su prudencia ante los grandes peligros y su
+cautela y firmeza en los actos que realiza. Está muy vieja ciertamente,
+pero conserva en su espíritu la juvenil frescura de otros tiempos. Es
+muy sensible encontrarse a su edad en la precaria situación que ella se
+encuentra. Yo quisiera ser bastante rica para restablecer su fortuna;
+pero es muy poco lo que puedo distraer de las atenciones de mis hijos.
+Deseo consignar en este _diario_ cuanto ella me cuente de notable.
+
+Ayer me dijo que nuestra familia desciende de Vivarais, y que una joven
+de Roys tiene aún como heredera de la rama principal de la casa el feudo
+de Rubec, en Montfaucon. Después de la actual poseedora, este feudo debe
+pasar a mi madre: acaso entonces pueda vivir con más desahogo. Por falta
+de recursos se ha visto obligada a suprimir la camarera, y a su edad
+esto es muy penoso. Siempre me acuerdo de sus privaciones cuando
+pretendo quejarme de mi suerte.
+
+¡Que Dios auxilie a esta pobre anciana!
+
+ * * * * *
+
+Mi madre me ha contado esta noche muchas cosas referentes a Mme. de
+Reyniere, viuda de su arrendador y algo parienta nuestra.
+
+M. de Orsay, también pariente nuestro, contrajo matrimonio con una
+princesa alemana, parienta del rey de Prusia: un hijo de este matrimonio
+se ha casado con una princesa italiana.
+
+Durante estas conversaciones sostenidas junto al hogar, recuerdo las
+personas con quienes he vivido durante mi infancia, y de las cuales
+quedan muy pocas, después de la terrible sacudida revolucionaria.
+
+Quiero dejar aquí consignada una anécdota muy original, relacionada con
+Juan Jacobo Rousseau y la mariscala de Luxemburgo, con la cual mi madre
+estaba unida muy íntimamente.
+
+Era la mariscala de Luxemburgo amiga de Rousseau: por casualidad supo
+aquélla que la mujer con quien éste vivía estaba en cinta; sin duda,
+creyendo que Rousseau quería mandar este nuevo hijo a la Inclusa, como
+había hecho con otros, dirigiose a M. Trouchin, de Génova, amigo de
+Rousseau, y le encargó que tan pronto la criatura viniera al mundo,
+hiciera los posibles por mandársela, para ella encargarse de su cuidado.
+M. Trouchin habló de este asunto con su amigo Rousseau, quien al parecer
+consintió en que la mariscala fuera satisfecha en sus deseos, los cuales
+fueron muy del agrado de la madre de la futura criatura. Tan luego esta
+buena mujer dio a luz, avisó a M. Trouchin, el cual presentose en
+seguida en la casa, donde le mostraron un hermoso niño. Quedaron
+convenidos para el día siguiente en hacerse cargo de la criatura, pero
+tan pronto hubo salido M. Trouchin, su amigo Rousseau, embozado en un
+capote de paño oscuro, se aproximó al lecho de la recién parida, y a
+pesar de sus lágrimas, cogió él mismo a su hijo y se lo llevó al
+Hospicio, perdiéndolo para siempre, pues ni siquiera le puso al
+entregarlo marca de reconocimiento.
+
+Aquí tienes, hija mía--dijo mi madre,--el hombre sensible como dicen las
+gentes.
+
+¡Insensato, le llamo yo, cuya enfermedad cerebral le ha destrozado el
+corazón!
+
+Si el genio no es acompañado del buen sentido, no es genio, es locura;
+buena prueba de ello son el Tasso y Rousseau.
+
+Si Dios nos envía el genio, bien venido sea, pero una madre solamente
+debe desear para sus hijos el buen sentido.
+
+ * * * * *
+
+Está nevando copiosamente y hace un frío intensísimo. La campiña se
+halla cubierta de nieve. Paso el rato leyendo a Tácito y otros
+historiadores de la antigüedad que tanto gustan a mi madre.
+
+Seguramente, que estas aficiones de mi madre debieron nacer a
+consecuencia de su trato con los filósofos y literatos que, en otro
+tiempo, frecuentaban sus salones.
+
+Mi madre tiene en compañía un sacerdote; llámase este venerable abate
+Chauveau y es hombre de mucho mérito. Esta mañana nos ha dicho misa. En
+el templo había un bautizo y esto me ha recordado a mis pobres hijos:
+los bautizos me enternecen siempre.
+
+He visitado hoy a una pobre mujer recién parida, enferma y sin recursos.
+Al reflexionar sobre su miseria y las atenciones de que yo me hallaba
+rodeada, he tomado la resolución de no regatear nada, alimentos, ropas,
+leñas, dinero, todo, en fin, cuanto pueda facilitar con mis economías a
+esta pobre mujer.
+
+¡Cuánto se sienten los ajenos sufrimientos cuando uno los ha probado! Es
+muy buena la caridad que se ejerce indirectamente, pero resulta más
+eficaz aquella que se hace frente a frente, de corazón a corazón. ¡Que
+Dios me inspire con frecuencia en estas resoluciones, y no permita que
+olvide el cumplimiento de mis deberes!
+
+La noche pasada he leído a Tácito. Este historiador me entretiene y
+casi edifica con sus narraciones; los otros solamente me instruyen.
+Tiene mi padre una biblioteca rica en libros de historia; por fortuna no
+hay ni siquiera una novela.
+
+Mi madre ha escrito hoy una carta a la señorita de Orleans, que se
+encuentra en España, y ha querido que yo también le escriba dos
+renglones. Después de esto, hemos salido a paseo y llegado hasta
+Mont-Mirail, visitando al mismo tiempo los amigos de la familia. En este
+pueblo nos han hablado muy bien de los señores de
+Larochefoucauld-Dondeau, que tienen aquí un castillo en el cual reparten
+abundantes limosnas a los pobres de la comarca. No hace muchos días que
+estos señores han perdido la única hija que tenían; solamente les queda
+un hijo que, según dicen, es un guapo mozo de dieciocho años (hoy duque
+de Larochefoucauld), del cual se cuentan rasgos de bondad con los
+aldeanos de estas cercanías.
+
+Ha llegado ayer mi desgraciado hermano y hecho las paces con mi madre.
+Todo le ha sido perdonado y parece en su aire muy formal. Nos ha dicho
+que desea marchar a Inglaterra, donde mi madre lo recomendará a los
+príncipes de Orleans, que estoy segura harán por él cuanto puedan.
+
+
+
+
+L
+
+
+Vuelve mi madre a Milly durante la primavera y expresa en su _diario_ la
+alegría que experimentó al ver de nuevo a su marido y sus hijos. Después
+pasa a Lyón para informarse de los motivos que tuvo su hijo para
+escaparse del colegio, tomando después de esto la resolución de que
+termine sus estudios en otra casa algo más religiosa y paternal que la
+que en la actualidad se encontraba.
+
+ * * * * *
+
+Sigue el _diario_:
+
+Ayer hice en Lyón algunas compras de telas para arreglar mi cama; he
+gastado poco, pues no quiero gastar lo superfluo mientras hay quien
+carece de lo necesario.
+
+Estos días se habla mucho de la guerra con Inglaterra: mi hermano me ha
+escrito desde allí diciéndome que está muy bien colocado; pero si la
+guerra se declara, ¡quién sabe cuál será su suerte!
+
+ * * * * *
+
+Hoy he comprado un libro nuevo que he leído esta noche; se titula _Genio
+del Cristianismo_; está escrito por M. de Chateaubriand. Yo no sé si
+seré competente para juzgar esta nueva obra, pero me encanta su lectura.
+
+ * * * * *
+
+Siguen tres meses cuyas fechas llenan el _diario_ con detalles
+domésticos y exámenes de sus faltas.
+
+
+
+
+LI
+
+Belley, 23 de octubre de 1803.
+
+
+He podido conseguir de mi marido y de mis hermanos permiso para
+trasladar a mi Alfonso del colegio de Lyón al de los Jesuitas
+establecido en Belley, al lado de la frontera de la Saboya. Yo misma le
+he acompañado; y después de haberlo dejado bajo la confianza de los
+padres, he llorado mucho.
+
+
+
+
+LII
+
+27 de octubre.
+
+
+Esta mañana he visto a mi hijo desde las rendijas que hay en la cerca
+del patio del colegio. ¡Pobrecito! Estaba allí en medio de sus
+compañeros y a pesar de esto lo he distinguido en seguida. El también me
+ha visto y ha venido a decirme que estaba muy contento con sus nuevos
+maestros y condiscípulos.
+
+He visitado al abate Montuzer, antiguo prior del capítulo de canonesas
+de Salles.
+
+Al anochecer he partido hacia Mâcón y al pasar por frente al colegio de
+los Jesuitas, he visto a los colegiales y oído sus gritos alegres: por
+fortuna, mi hijo no ha salido a la verja para ver pasar el coche; yo me
+alegro mucho, porque hubiéramos tenido un disgusto grande y no conviene
+enternecer demasiado el corazón de estos niños que mañana serán hombres
+y necesitarán en ocasiones dureza de corazón para sufrir las
+adversidades de la suerte.
+
+Yo he llorado mucho durante el día de hoy.
+
+
+
+
+LIII
+
+29 de octubre.
+
+
+A mi llegada a Mâcón he recibido tristes noticias de mi pobre madre. Mi
+hermano se ha visto obligado a dejar el empleo que tenía en Inglaterra,
+con motivo de la guerra, y otra vez vuelve a ser una pesada carga para
+mi madre, que está vendiendo lo que resta de nuestra posesión de Rieux
+para pagar las deudas contraídas durante sus viajes.
+
+Mi hermana me escribe también diciéndome que está muy contenta porque la
+señorita de Villars la ha prestado sin interés alguno y a devolver
+cuando pueda, mil escudos; esto le ayudará en sus apuros; la señorita de
+Villars cumple sus votos de pobreza a pesar de haberle relevado de ellos
+la Revolución y el Papa al abolir el capítulo. Ella reparte su numerosa
+fortuna entre su familia y las antiguas compañeras pobres del capítulo
+de Salles y pasa pensiones vitalicias a seis o siete de ellas que se
+encuentran en la mayor necesidad. No falta quien critica la economía en
+que vive, pero Dios y los pobres la bendicen diariamente.
+
+
+
+
+LIV
+
+6 de marzo de 1804.
+
+
+Hoy hace catorce años que tuve la suerte de casarme con un hombre cuyo
+corazón es el de un ángel. Siempre me figuré que era generoso y
+caballero, pero ignoraba que estas condiciones llegaran a la perfección.
+Solamente vive para mí y para sus hijos, aunque algo inquieto por las
+dificultades que le ofrece nuestra escasa fortuna para sostener una
+familia tan numerosa. Yo rogaré a la Providencia que nos asista, y
+procuraré por mi parte aliviar su pena. Confío en Dios, y esta es sin
+duda mi única virtud; pues reconozco, por lo demás, las imperfecciones
+que tengo.
+
+Para solemnizar el aniversario de mi matrimonio, he mandado a mi hermano
+doscientos pesos; para ello he hecho un sacrificio, pero estoy muy
+satisfecha de haberlo verificado.
+
+
+
+
+LV
+
+16 de marzo.
+
+
+Hoy he visto en el cementerio de Bussieres un cuerpo de mujer muy bien
+conservado, a pesar de haber transcurrido muchos años desde su
+enterramiento. Debió ser una hermosísima mujer a juzgar por las
+apariencias. Tiene en el dedo un anillo nupcial y un rosario engarzado
+en las manos. Parece que está dormida, y espera de este modo el eterno
+despertar. Tengo para mí que debe ser una santa, cuyo cuerpo ha querido
+Dios conservar intacto para diferenciarle de los demás.
+
+
+
+
+LVI
+
+20 de marzo.
+
+
+¡Triste de mí! ¡Qué día tan desgraciado el de hoy para esta pobre mujer!
+Al llegar hoy a casa he encontrado sobre la chimenea una carta de mi
+hermana dirigida a mi esposo: la he abierto (pues para ello estoy
+autorizada), y ¡oh, Dios mío!... he leído en ella que mi hermano ha
+muerto de una manera trágica. ¿Qué será de mi madre ante esta horrible
+desgracia? ¡Dios mío! ¡Dios mío! Auxiliad a mi desgraciada madre y tened
+piedad de mi pobre hermano: perdonadle sus faltas, sed con él
+misericordioso.
+
+Después de recibir tan infausta noticia, sólo he salido de casa para ir
+a la iglesia. Yo espero que mi hermano estará en el cielo, porque mi
+hermana me dice que ha muerto en el seno de la religión cristiana.
+
+Estoy muy desconsolada, y mi alma sólo encuentra alivio en aquello que
+la aproxima a la Divinidad.
+
+ * * * * *
+
+Estos días hemos celebrado los funerales por el eterno descanso del alma
+de mi hermano. Me han acompañado a la iglesia cuatro de mis hijas. He
+llorado al ver las muchachas del pueblo vestidas de blanco, según
+costumbre en estos casos, entonando cánticos fúnebres, y muchos jóvenes
+orando con gran recogimiento. Yo espero que Dios habrá oído las
+plegarias de estas buenas gentes, y se apiadará de nosotros y de mi
+hermano.
+
+He tenido noticias de que mi madre sufre mucho: en París se ha creído
+que mi hermano estaba complicado en una conspiración contra Bonaparte.
+Yo no lo creo, porque ni medios ni voluntad tenía para estas cosas. Sin
+duda su regreso de Inglaterra ha despertado sospechas e inducido a este
+error, porque después de muerto han ido a registrar su domicilio, y sólo
+han encontrado papeles que indicaban sus aficiones literarias.
+
+
+
+
+LVII
+
+21 de marzo.
+
+
+Esta mañana he leído una novela de Mme. de Genlis, que se refiere a la
+señorita de La Valliere. La novela tiene algo de histórico y está bien
+escrita, pero me parece su lectura algo peligrosa para la juventud. Por
+mi parte, me ha sugerido únicamente reflexiones sobre lo pasajero de
+las cosas humanas y la insuficiencia del poderío de la tierra para hacer
+feliz a un alma grande. Lo terreno no puede satisfacerle, y sólo en Dios
+encuentra reposo a sus agitaciones.
+
+¡Oh, Dios mío! Cada día siento mayor necesidad de consagrarme a Vos
+únicamente y de sacrificároslo todo. Mi alma, emanación de la vuestra
+es, y no puede encontrar la paz sin estar unida a lo que es su principio
+y fin.
+
+¡Perdón, Señor!... Esta mañana he cometido un pecado. A una pobre
+muchacha que me ha pedido favor, le he contestado con desprecio y he
+sentido un poco de orgullo al hablar con ella. Me arrepiento de ello, y
+me impongo la obligación de servir y complacer en cuanto pueda a esta
+pobre muchacha. Este arrepentimiento y esta obligación que me impongo,
+debiera hacerla cien veces cada día.
+
+
+
+
+LVIII
+
+24 de marzo.
+
+
+Empiezan a encanecer mis cabellos. El tiempo se va y yo ignoro lo que he
+hecho de mi juventud. La eternidad me advierte que debo emplear los días
+que me restan de estar en la tierra en hacer bien al prójimo.
+
+
+
+
+LIX
+
+Milly, 17 junio de 1804.
+
+
+Estoy tranquila; he recibido carta de mi hermana, en la que me da
+mejores noticias de mi madre. Creo que está ya en completa
+convalecencia; habla asimismo de ir a vivir a Mont-Mirail. Ayer mi
+marido recibió otra carta de mi hermana que me ha llenado de inquietud.
+Dice que en dos días la enfermedad de nuestra madre se ha agravado
+seriamente. Temo un fatal desenlace.
+
+ * * * * *
+
+Esta triste confirmación ha venido en el preciso momento en que la
+señorita de Monceau y mis hijos iban a regalarme un ramillete. Tan
+infausta nueva ha envenenado el placer que semejante agasajo nos
+preparaba. Debía ir yo, por lo tanto, a comer a Monceau, pero no he
+querido ir, mandando sólo a mis hijos con su padre.
+
+
+
+
+LX
+
+
+¡Dios tenga compasión de mi madre! su gran caridad, sus bondades y otras
+mil virtudes que ha practicado durante su vida, pueden haberla
+tranquilizado en estos momentos. Pero ¡ay! ¡era tan triste su situación!
+Muchas inquietudes y penas son otros tantos motivos de consuelo. Ha
+sucumbido a sus penas mejor que a sus años. La triste idea de que no he
+de volverla a ver en este mundo, me asusta cuando fijo mis ojos en la
+tierra.
+
+Mi abuela vivió hasta los noventa y dos años, yo esperaba igual
+longevidad para mi madre. Parece que en su testamento, que no ha podido
+firmar, ha favorecido a mi hermana. Mi conciencia no estaría tranquila
+si se dejase de acatar semejante voluntad, manifestada por ella, aunque
+no escrita. No ha de haber dificultad alguna para que se cumpla, puesto
+que mi marido piensa como yo sobre este particular.
+
+Escribo esta mañana a la señorita de Orleans esta triste noticia,
+rogándola se sirva comunicársela cautelosamente a la señora duquesa, su
+madre.
+
+Mi marido acaba de suscribir la renuncia que yo deseaba en favor de mi
+hermana. Esta va a comprar la finca de Rieux, donde pasamos tan alegres
+días durante nuestra niñez.
+
+
+
+
+LXI
+
+14 de septiembre de 1804.
+
+
+Me hallo en Belley, adonde he ido a buscar a mi Alfonso para las
+vacaciones. Le he visto en el patio en cuanto he llegado; estaba tan
+emocionado como yo misma: ha venido corriendo, y tan pálido, que llegué
+a creer que iba a desvanecerse. ¡Ah! ¡Cómo nos hemos abrazado los dos!
+¡Pobre hijo mío!
+
+Mañana ha de pronunciar un discurso, con motivo de los ejercicios con
+que los jesuitas tienen costumbre de manifestar en público los adelantos
+de sus mejores discípulos. Esto me preocupa tanto como si fuese yo quien
+debiese hablar.
+
+ * * * * *
+
+Hay aquí una larga interrupción.
+
+
+
+
+LXII
+
+5 de febrero de 1805.
+
+
+Hoy he asistido a una toma de hábito de religiosas hospitalarias, en el
+hospital de Mâcón. En el discurso que en semejantes casos se acostumbra
+a hacer, se ha dicho que las que acogía la religión, abrazaban para
+toda la vida un estado de mortificación y penitencia, y ceñían una
+corona de espinas a su cabeza. Yo he admirado mucho tanta devoción; pero
+he reflexionado sobre la de las madres de familia, que cumplen sus
+deberes, y creo que también se aproximan a Dios sin tomar el hábito
+religioso. Y debe calcularse que, cuando se casa una mujer, hace voto de
+pobreza, puesto que pone toda su fortuna en manos de su marido, de la
+cual no puede disponer sin su permiso. Hace también voto de obediencia a
+su propio marido y de castidad, puesto que tampoco le es permitido dar
+oídos a la menor palabra amorosa de otros hombres.
+
+Se consagra igualmente a la caridad, que ejerce a la par con su marido,
+sus hijos y sus criados, a quienes tiene obligación de cuidar en sus
+enfermedades, e instruirles, dándoles buenos consejos. No tengo, pues,
+nada que envidiar a las hermanas hospitalarias: yo también cuidaré de
+cumplir fielmente mis deberes, tan difíciles como los suyos y quién sabe
+si algo más. Estas reflexiones han endulzado mucho mi espíritu, y he
+vuelto a renovar ante Dios los juramentos que hice al contraer
+matrimonio, rogándole me conceda la gracia y fuerzas indispensables para
+cumplirlos exactamente.
+
+
+
+
+LXIII
+
+Domingo de Ramos de 1805.
+
+
+Reina por estos contornos un extraordinario bullicio con motivo de la
+próxima llegada del Emperador. Mi hermana se encuentra todavía a mi
+lado; ambas estamos muy inquietas porque se nos ha dicho que debemos
+dar alojamiento a Monseñor de Pradt, obispo de Poitiers, limosnero del
+Emperador, y más tarde arzobispo de Malines, tan célebre por su
+adulación y por su ingratitud con Napoleón, después de su caída. Me
+desagrada tener que hospedar a semejante personaje.
+
+
+
+
+LXIV
+
+Lyón, 26 de abril de 1805.
+
+
+Mi venida a Lyón ha tenido por objeto ver al Papa.
+
+Estoy aquí en compañía de mi hermana. He visto al santo padre cuando
+paseaba por el jardín del palacio del obispo. Ayer estuve a oír la misa
+del Papa en la iglesia de San Juan; vi perfectamente todas las
+ceremonias, pero me costó mucho trabajo poder llegar hasta su trono para
+besarle la chinela; sin embargo, tuve por fin esta satisfacción. Este
+anciano tiene verdaderamente el aspecto de un santo, como también
+algunos de los prelados que le acompañan.
+
+
+
+
+LXV
+
+12 de mayo de 1805.
+
+
+Aumenta nuestra fortuna: mi marido acaba de comprar la casa de M. de
+Ozenay; tiene un jardincito, y es muy espaciosa; la amueblaremos para
+habitarla este verano, Dios mediante.
+
+Mi marido me entrega ciento veinte pesos mensuales y los frutos
+naturales que proceden de nuestras dos fincas, para sostener la casa y
+pagar el colegio de Alfonso, lo cual es más que suficiente. Cada día
+admiro más las prodigalidades de la divina Providencia para con
+nosotros.
+
+Mi cuartito está muy bien arreglado, y cuantos nos visitan dicen que es
+muy bello. Comprendo que estoy demasiado bien en este mundo y que tengo
+mayores bienes de los que me pertenecen. He leído un tratado místico
+sobre la dulce virtud de la confianza, que me ha hecho un gran bien. Es
+el tesoro por excelencia, el dulce abandono a la voluntad celestial.
+
+
+
+
+LXVI
+
+20 de agosto de 1805.
+
+
+El hermoso cuarto en el cual estoy instalada desde ayer, será
+probablemente el último cambio de habitación que yo haga; en él moriré,
+sin duda. (En él murió efectivamente.)
+
+Alfonso llegó ayer. Me preocupo mucho por él y por sus hermanas, pues no
+veo medio de educarlos fácilmente. Sin embargo, cuando me veo rodeada de
+estas seis hermosas criaturas, me siento orgullosa y satisfecha. Ruego a
+Dios me dé las luces necesarias, al objeto de cumplir debidamente mis
+obligaciones con respecto a mis hijos.
+
+
+
+
+LXVII
+
+9 de noviembre de 1805.
+
+
+Hemos venido a pasar unos días en el castillo de Monceau, propiedad de
+mi cuñado. M. de Lamartine, el ángel de la familia, y Mme. de Villars,
+nuestra Providencia, están con nosotros. Aquí se reúnen los vecinos más
+distinguidos, y entre ellos se encuentran M. Blondel, el abate Bourdon y
+el comendador Folin; cada uno de estos ancianos cuenta a porfía
+instructivas anécdotas. Llevamos una vida deliciosa; el tiempo es
+precioso y paseamos mucho; durante las veladas, se cuentan historias.
+Pero no estoy bien de salud: me ha salido como un fuego en la cara, y
+voy persuadiéndome de que mi tez se agosta; no he de ocultar que siento
+mucho esta fealdad. No obstante, si hay en ello humillación, puede ser
+que encierre una gracia que me aparte del mundo alejando de mí sus
+miradas. Me someto gustosa, pero no sin molestia, pues hubiera querido
+verme dispensada de la ley común, conservando en mi vejez los atractivos
+de la juventud. Con frecuencia me olvido de que ya cuento treinta y ocho
+años, y todo cuanto me lo recuerda me es desagradable. Dios mío, haced
+que acuda siempre a mí el recuerdo de la nada y tened compasión de esta
+débil mujer.
+
+
+
+
+LXVIII
+
+Milly, 6 de julio de 1806.
+
+
+Otra vez estoy en mi retiro, donde me hallo más en paz con mi especial
+manera de ser. Es cierto que amo al mundo, pero también amo el
+recogimiento que me proporcionan mi jardín y mi cuartito.
+
+Hemos hecho mis hijas y yo, montadas en asnos, una excursión a las
+ruinas y lugares vecinos; hemos bebido leche, hemos charlado largamente
+con los aldeanos que me conocen, y que parece que me quieren por
+haberles dado consejos y remedios para sus hijos: esto me satisface.
+Siempre gusta uno de ser amado, y no deja de ser conveniente y agradable
+el cariño de las pobres mujeres del campo; nunca se pierde el tiempo
+empleado en hacer el bien y en adquirir simpatías.
+
+
+
+
+LXIX
+
+7 de septiembre.
+
+
+Mi marido ha vuelto de la posesión que su hermano tiene en Dijón. Nos
+hallamos nuevamente en Saint-Point, lugar que, a decir verdad, prefiero
+a todos, a pesar de los destrozos del castillo; quiero encerrarme en un
+retiro moral aún más profundo. Conviene alguna vez aislar nuestro
+corazón en la soledad y en el silencio.
+
+
+
+
+LXX
+
+Domingo, 24 de septiembre.
+
+
+Estos días los he pasado completamente retirada; únicamente el señor
+cura nos ha acompañado a comer algún día que otro.
+
+El día no resulta bastante largo para todo lo que yo quisiera hacer, y
+mis fuerzas se agotan antes que la voluntad y el deber.
+
+Voy todos los días a misa a eso de las siete, como me propuse en un
+principio. Mis hijas me acompañan. Después de la misa nos desayunamos y
+comenzamos a trabajar, alternando nuestras tareas con la lectura de la
+Biblia; después y hasta la hora de comer, mis hijas dan lecciones de
+gramática e historia. Con estas ocupaciones, el tiempo lo encontramos
+corto. Después de comer tenemos una hora de recreo. Luego volvemos a
+tomar nuestra labor y alguna lectura amena que yo escojo siempre,
+procurando que sea tan agradable como instructiva; algunas veces
+recitamos de memoria algunos párrafos de la historia o de la gramática.
+Vamos luego a rezar nuestro rosario a la iglesia o a nuestro gabinete;
+paseamos después hasta la noche, y durante la velada, mientras yo juego
+al ajedrez con mi marido, las niñas se entretienen aprendiendo de
+memoria algunas de las fábulas de La Fontaine.
+
+Mientras no ocurra novedad alguna que nos interrumpa, esta es la vida
+ordinaria que llevo con mis hijas, con las diferencias naturales que
+exigen las diversas estaciones del año; mi principal objeto es
+inspirarles mucha piedad, ocupándolas siempre en cosas útiles.
+
+Ayer recibí carta de mi Alfonso; está bien de salud; me parece un sabio
+en la manera de escribir.
+
+
+
+
+LXXI
+
+Milly, 25 de septiembre.
+
+
+Mi pobre esposo ha sufrido una pérdida de cuatro mil doscientos pesos.
+El comerciante encargado de vender el vino se ha declarado en quiebra.
+
+Esta gran desgracia mi marido la sufre con la mayor resignación.
+
+Según se dice, el comerciante de vinos, que es de Nuits, resulta ser un
+desgraciado, pero de una honradez sin límites. Esta mañana ha venido él
+mismo a anunciarnos la suspensión de pagos, diciendo que va a convocar a
+todos sus acreedores para que se repartan cuanto le queda, y que no se
+reserva nada para él. ¿Cómo no apreciar semejante conducta y no
+compadecer a quien nos arruina tan contra su voluntad? Porque no hay
+duda que vamos a quedar por ello pobres durante todo el año, ya que sólo
+contábamos con la suma que se ha perdido. ¡Hágase la voluntad de Dios!
+Admiro la calma de mi marido después de semejante contratiempo; él
+sufre, sin embargo, por mis hijos y por mí; pero exteriormente, es
+decir, en cuanto no nos hiera materialmente a nosotros, es un hombre de
+bronce.
+
+Alfonso debía regresar el día 17 del colegio; fui a recibirle en Mâcón.
+Llegó por la noche, solo. Le encontré mucho mejor de lo que esperaba; es
+ya cuatro dedos más alto que yo, está algo flaco y pálido; parece un
+buen muchacho: los jesuitas, sus maestros, se admiran de sus facultades;
+ha venido cargado de coronas, premios, discursos en latín y en francés,
+versiones y poesías latinas y... a pesar de todo, es modesto sin
+petulancia alguna. Lo que me ha agradado también mucho es que parece
+inclinado a la piedad. ¡Dios lo quiera! ¡Porque creo que es lo único que
+puede hacerle feliz!
+
+Después de su llegada he corrido a la iglesia, llenos los ojos de
+lágrimas de alegría, a dar gracias a Dios por el gran favor que acaba de
+hacerme con el feliz regreso del hijo de mi corazón.
+
+ * * * * *
+
+Al presentar a Alfonso a toda la familia en Monceau, he sentido un poco
+de orgullo. Sin embargo, no le encuentro el tono tan dulce como yo
+quisiera. Creo que debo alejarle de mí, que tanto le amo y que tanto le
+mimo por añadidura; y por otra parte, he de mimarle por condescendencia.
+¡Cuan difícil es formar un hombre!... Tanto mi marido como yo nos
+encontramos apurados para acertar en lo que debemos hacer con él.
+
+Adora la carrera militar, que es la de su padre: ¡pero esa guerra contra
+la Prusia devora tantos y tantos jóvenes! y además, la carrera de las
+armas es mortal de necesidad para la juventud inocente.
+
+
+
+
+LXXII
+
+Mi madre vuelve a la ciudad el 25 de diciembre de 1806.--He aquí lo que
+se lee en su _diario_ del 2 de enero de 1807:
+
+2 de enero.
+
+
+Hoy he quedado convencida de que camino aceleradamente hacia la
+eternidad.
+
+Las virtudes en que yo pienso fijar especialmente la atención este año,
+son la dulzura y la humildad. Me parece que son las principales. Quiero
+hablar poco de mí, sobrellevar con paciencia las contrariedades y las
+humillaciones que pueda soportar sin menoscabo de la dignidad humana, no
+rebuscar en mi tocado vanidad alguna, no reprender a mis hijos y a otras
+personas con acritud ni enredarme nunca en discusiones; quiero asimismo
+no decir jamás una palabra que pueda molestar al prójimo, presente o
+ausente. Estos son mis proyectos durante este año; si puedo cumplirlos
+fielmente, habré empleado bien el tiempo.
+
+
+
+
+LXXIII
+
+
+No hay nada de particular en las anotaciones de este año hasta el mes de
+septiembre, en el cual se lee:
+
+ * * * * *
+
+Vivo sola en Milly con mis hijas y mis libros; esta soledad me encanta.
+He dado esta tarde un gran paseo por la montaña de Craz, situada detrás
+de nuestra casa, sobre nuestras viñas. Estoy sola; gusto mucho, durante
+las horas de la tarde, de irme sola y lejos. Amo mucho el otoño y los
+largos paseos, sin otro entretenimiento que mis impresiones; éstas son
+grandes como el horizonte y llenas del espíritu de Dios. La Naturaleza
+conmueve mi corazón bajo mis reflexiones, y me infunde cierta tristeza
+que me fascina; no sé lo que es, pero siento una especie de armonía
+secreta entre nuestra alma infinita y el infinito de las obras de Dios.
+Cuando vuelvo la vista y observo desde lo alto de la montaña la luz que
+brilla en el interior del cuarto de mis hijas, bendigo y doy gracias a
+la Providencia por haberme concedido este nido, casi oculto a la vista
+de todo el mundo, para dar calor y vida a los hijos de mi alma.
+
+ * * * * *
+
+Todos los días, por la tarde, digo una oración de muy pocas palabras: un
+cántico interior que ninguna persona llegaría a entender; pero vos, Dios
+mío, vos lo comprendéis muy bien, como entendéis el zumbar de los
+insectos entre las florecillas de los matorrales y el ruido de la hoja
+seca, juguete del viento.
+
+ * * * * *
+
+En el año 1807 sólo contiene el _diario_ misteriosos exámenes de una
+conciencia escrupulosa hasta el extremo, y obligaciones de una madre
+para salvar de todo peligro a sus hijos. De regreso a la ciudad para
+pasar en ella el invierno de 1808, vuelve a tomar la pluma alguna que
+otra vez, pero la pluma parece que se resiste a trazar sus ideas. 1808 y
+una parte de 1809 faltan. Véase, no obstante, lo que sucedió entonces a
+mi familia.
+
+Había por aquel tiempo en Mâcón una bellísima joven perteneciente a
+cierta familia muy distinguida; era elegante, hermosa y de espíritu
+recto y cultivado, quien inspiró a su hijo una de aquellas inclinaciones
+infantiles e inocentes y puras, que son siempre, mejor que las
+explosiones, el presentimiento del amor. No obstante las diferencias de
+edad, temían entrambas familias pudiera traer aquella simpatía
+consecuencias que no entraban en sus cálculos.
+
+Por este motivo, acordaron alejar de allí por algún tiempo al joven bajo
+el pretexto de un viaje a Italia. Creíase, no sin razón, que el aire de
+los Alpes desvanecería aquella fantástica imaginación.
+
+Veamos el manuscrito.
+
+Aquellos pensamientos prudentísimos casi no existen en él: su
+imaginación se ocupa exclusivamente en buscar el bien para su hijo.
+
+
+
+
+LXXIV
+
+Domingo, 26 de noviembre de 1809.
+
+
+Me ocupo en leer las _Memorias_ de Mme. Roland, cuyo marido fue ministro
+al principio de la Revolución, por la cual Mme. Roland fue guillotinada.
+Hubiera sido esta mujer un gran talento, un carácter, un dechado de
+virtudes, si durante su juventud no se hubiese penetrado del
+deslumbrante y falso espíritu que entonces reinaba, arrastrándola en la
+detestable cima, desde la que derrumbó el mundo, perdiéndose a sí
+propia; porque fueron sus opiniones las que la condujeron a la
+guillotina.
+
+Sus Memorias están bien escritas y me han interesado, pero no he leído
+nada de lo que se trata de religión, puesto que habla de ella bastante
+mal. No he querido que mi hijo leyera dichas _Memorias_, a pesar de que
+lo ha deseado mucho. Ya sé yo que él puede hacerse, a pesar mío, con
+cuantos libros quiera, pero al menos no deberé reprocharme el haberle
+dado autorización para leerlos y menos proporcionárselos.
+
+He pensado asimismo que el hombre se permite a cierta edad leer cuantos
+libros se le presentan, bajo el pretexto de que ya no corre peligro; sin
+embargo, siempre esto es peligroso, ya que la fe puede extraviarse a
+todas las edades; debe estar siempre prohibido el combatir con el
+espíritu. El hombre acaba por llenar su cabeza con el abigarramiento de
+toda especie de lecturas; así es que sólo a la prohibición de aquellas
+que, aun agradables, pueden ser peligrosas, debe confiarse la
+conservación de las sanas creencias.
+
+Ha muerto en Mâcón M. Sigorgne, a la edad de noventa años. Como era un
+sabio, había sostenido correspondencia con J. J. Rousseau sobre la
+religión y sobre la filosofía. Gran amigo de M. de Lamartine, mi cuñado,
+dio por amistad lecciones de matemáticas a mi Alfonso. Era uno de estos
+monumentos antiguos que no quisiéramos jamás ver derrumbados. Amamos el
+tiempo cuando somos jóvenes, pero al llegar a viejos, el amor se
+convierte en veneración.
+
+Alfonso irá a pasar este invierno a Lyón para que se vaya acostumbrando,
+poco a poso, a los usos y costumbres de la alta sociedad.
+
+Ha marchado en compañía de M. de Balathier, persona de excelentes
+modales; estamos muy contentos de semejante oportunidad, porque ella
+será causa que le privará de las malas compañías de otros jóvenes de su
+edad.
+
+Me encuentro sola con mis cinco hijas, todas ellas fáciles de ser
+conducidas al bien. Nuestra vida aseméjase a la de un monasterio: por la
+mañana leemos en comunidad algo piadoso, luego estudiamos juntas la
+historia antigua; me agrada e interesa tanto como a las niñas. Después
+de comer se trabaja un poco; al caer la tarde rezamos también juntas, y
+durante la velada, acostumbramos a leer alguna de las comedias de
+Moliere. Creo yo que no hay en ello ningún mal, pero suprimo las
+palabras que creo peligrosas. Después de esto, rezamos la oración de la
+noche; de esta suerte el día pasa ligero. ¡Que nuestras oraciones
+aprovechen a nuestras almas! Si fuera yo libre, creo que me consagraría
+completamente a Dios.
+
+
+
+
+LXXV
+
+
+Mi esposo se halla en Mâcón, en el consejo general del departamento,
+presidido por M. Denon. M. Denon es hombre de bastante edad, pero joven
+de ingenio. Este señor ha estado con nosotros unos días y nos ha contado
+sus viajes a Egipto con el Emperador; dice que diseñaba las batallas
+durante los combates.
+
+Ha colmado a mi marido de distinciones, y le ha propuesto hacerle
+nombrar diputado; pero mi marido ha dicho que podría encontrarse, si
+llegaba el caso, entre su conciencia y su fortuna, y que prefería, por
+lo tanto, sacrificar toda grandeza mundanal a la oscuridad y paz de su
+conciencia. Admiro y respeto mucho los motivos que le obligan a obrar de
+tal manera, aunque mi amor propio disfrazado bajo el color de la fortuna
+de mis hijos, me conduzca a desear tales honores, y la natural forma y
+nombradía que lleva consigo un cargo semejante.
+
+
+
+
+LXXVI
+
+7 de enero de 1810.
+
+
+La peligrosa ociosidad en que se encuentra mi Alfonso me tiene inquieta.
+En estos momentos, es cuando necesito para él todo el socorro divino que
+siempre he solicitado.
+
+Sus pasiones empiezan a desarrollarse; temo que su juventud y su vida
+sean demasiado borrascosas; le veo de continuo melancólico y agitado; no
+sé lo que pretende. ¡Ah! quisiera encontrar el medio para tenerlo
+contento. Nos critican por haberle dejado ir a pasar el invierno a Lyón,
+fiados en su buena fe; pero los que tal hacen desconocen las razones que
+hemos tenido para ello. Muchas veces conviene dejar que diga el mundo lo
+que quiera y hacer lo que nosotros creamos mejor. El parece que desea
+adquirir relaciones y tiene afición al estudio; contando con recursos
+suficientes, es mucho más fácil en una población grande ocupar el
+tiempo, huyendo de los peligros de la ociosidad, que en una población
+pequeña, donde hay que hacer siempre la misma cosa. Por otra parte,
+estoy muy contenta de que todo el mundo no lo vea así, porque siendo,
+como es, de aspecto gallardo y elevada estatura, podría también tentar a
+los agentes del Emperador para que no admitiesen en reemplazo suyo el
+substituto que le hemos comprado para que sirva en el ejército.
+
+
+
+
+LXXVII
+
+Milly, 11 de abril de 1810.
+
+
+Desde ayer estoy en este pueblo con Cecilia y Eugenia; el tiempo es
+magnífico; he querido venir a gozar de una hermosa mañana de primavera,
+y lo he conseguido por completo. Hoy, desde que me he levantado, he
+estado en mi jardín por espacio de más de tres horas leyendo, rezando,
+reflexionando y dando gracias a Dios por sus beneficios, que procuro
+aprovechar tan bien como es posible. La hora ha sido deliciosa, los
+árboles están cargados de flores y capullos que perfuman el aire.
+
+Empiezan a brotar las hojas, a cantar los enamorados pajarillos y a
+zumbar los insectos. Es esta la época en que resucita la Naturaleza de
+su muerte aparente durante el invierno, y en que más se disfruta de ella
+en estos solitarios parajes. Por desgracia, tengo necesidad de volver a
+la ciudad, donde he de permanecer algún tiempo. Será la voluntad de Dios
+el que yo me aleje de estos sitios; cúmplase, pues, su santa voluntad.
+
+El domingo estuvo a comer con nosotros M. Morel, distinguido dibujante y
+buen músico; es él quien ha trazado la mayor parte de los jardines
+ingleses que admira todo el mundo en los alrededores de París. Ha venido
+aquí para hacer algunos trabajos que le ha encargado M. Rambuteau. He
+tenido ocasión de hablarle y me ha dicho que había sido muy amigo de mi
+madre y de mi padre, con lo cual he tenido una alegría grande; en su
+consecuencia, le he convidado a comer y he tenido la satisfacción de
+entrar en relaciones con él. Es ya muy viejo, pero conserva
+perfectamente expedito el uso de todas sus facultades, a pesar de sus
+ochenta y cuatro años, lo cual se atribuye a su gran sobriedad; dice que
+jamás ha bebido vino. Esto me ha confirmado en el propósito que yo tengo
+hecho de no beberlo nunca.
+
+Creo ver mañana a M. Rambuteau, porque dice que ha asistido al
+casamiento del Emperador y tengo deseos de saber algo de aquella
+ceremonia tan magnífica, según dicen todos; las iluminaciones parecen
+haber excedido a todo cuanto se había visto hasta hoy en su género. He
+aquí una cosa que me hace reflexionar sobre la insignificancia de lo que
+se ocupan los hombres, puesto que uno de sus mayores placeres consiste
+en reunir algunos centenares de candilejas colocándolas unas junto a
+otras, es decir, que podemos exclamar fundadamente: _¡Vanitas,
+vanitatum!_ un poco de luz, un poco de ruido y otro poco de humo; ¡esta
+es la gloria a que todos aspiramos! ¡Y pensar que yo la deseo para mi
+hijo!
+
+
+
+
+LXXVIII
+
+Milly, 17 de abril de 1810.
+
+
+He pasado sola, en Milly, un día delicioso. Hace un tiempo precioso.
+Nunca he paseado tanto. He leído el primer volumen de un libro
+interesantísimo; se titula _Itinerario de París a Jerusalén_, por M. de
+Chateaubriand. Es una obra excelente.
+
+Ayer fui a Changrenon a hacer una visita a madame Rambuteau, en compañía
+de la cual se encuentran actualmente M. de Narbonne, su padre, su marido
+y su hermana. Tenía curiosidad de volver a ver a M. de Narbonne, quien
+había sido en otra época muy amigo de mi hermano mayor (secretario en la
+embajada de Holanda y hombre distinguido). He hablado con él, y parece
+persona muy amable; dicen que goza de la consideración del Emperador. Se
+habla de él para el ministerio de Relaciones Exteriores. Ha hecho una
+grande acogida a Alfonso, y le ha comprometido a que vaya a visitarle
+cuando esté en París; pero tengo para mí que esto puede acarrear más
+daño que utilidad. Yo no pido para mis hijos las grandezas de este
+mundo; únicamente deseo para ellos un modesto y tranquilo bienestar,
+adquirido en el cumplimiento estricto de sus deberes.
+
+
+
+
+LXXIX
+
+11 de octubre de 1811.
+
+
+Alfonso me escribe desde Roma cartas llenas de entusiasmo sobre los
+monumentos de esta ciudad célebre; mucho me gustaría estar en su
+compañía, pero mi pobreza no me lo permite. Los gastos de su viaje nos
+ayudan a cubrirlos sus tíos. Para este objeto, nos dieron ayer
+trescientos pesos. Alfonso, si es económico, podrá pasar con
+cuatrocientos pesos el invierno en Nápoles, pero como es joven y de
+imaginación viva y ardiente, ¿qué va a hacer entregado a sí mismo en los
+países lejanos? Yo, que aspiraba a verle partir, aspiro ahora a verle
+volver; durante el día, lo recomiendo veinte veces a la protección
+divina, ¡Qué desgracia es tener un hijo desocupado! A pesar de la
+repugnancia de la familia por verle servir a Bonaparte, deberíamos mejor
+pensar en él que en semejantes repugnancias; cuando se trata de los
+hijos conviene hacer caso omiso de las opiniones políticas.
+
+Yo confío en que su amigo M. Almón de Virieu irá a reunírsele; es un
+bellísimo sujeto, ya entrado en años, y que ha de serle de gran utilidad
+en algunas circunstancias.
+
+ * * * * *
+
+En esta época fue cuando yo abandoné Roma para ir a Nápoles, en cuya
+ciudad hice la vida errante y poética descrita en el episodio, verdadero
+en su fondo, titulado _Graziella_. (Véase el primer volumen de las
+_Confidencias_).
+
+
+
+
+LXXX
+
+
+Hay aquí una grande interrupción.
+
+El _diario_ no continúa hasta que su hijo ha vuelto de sus viajes, el 24
+de julio de 1812.
+
+24 de julio.
+
+Más de quince días hace que me encuentro aquí; fue el 7 de julio el día
+que vine a establecerme; mi esposo ha estado en la ciudad con Cecilia.
+Los primeros días creí disgustarme porque no experimentaba el placer
+ordinario que siento cuando estoy en el campo, pero desde que vine, he
+ido acostumbrándome poco a poco y me encuentro ya muy bien. Mis paseos
+solitarios, el trabajo y la lectura en compañía de mis hijas y el
+cuidado de algunos enfermos, todo ha recobrado para mí su interés
+ordinario, y yo he estado tan bien como merezco, si puedo estarlo.
+Solamente Dios sabe cuán escasos son mis merecimientos. Pero esta
+tranquilidad ha sido turbada por una circunstancia.
+
+
+
+
+LXXXI
+
+10 de agosto de 1812.
+
+
+Me encuentro ya en la deliciosa morada de mi cuñado el abate Lamartine,
+en Montculot, en medio de bosques y de fuentes, en una especie de
+desierto que parece una abadía. Debiera estar aquí en paz, y sin embargo
+no es así; los cuidados de madre de familia me siguen por todas partes,
+incluso aquí mismo. ¡Ah! ¡cuántos reproches debo echarme en cara! Soy
+extremada en todo, toda del mundo, y en la soledad, acaso demasiada
+austera; los objetos presentes agítanse con violencia sobre mis
+sentidos; en fin, yo sufro. Ofrezco todas mis penas a Dios, rezo muy
+poco y leo mucho; estoy excesivamente impresionada por la brevedad de la
+vida y la necesidad de prepararme para la eternidad. Trato
+frecuentemente de penetrarme de lo que recuerdo haber escrito una vez,
+esto es, que yo no quería considerar esta vida más que como un
+purgatorio, y que todas las penas que Dios me envíe debo encontrarlas
+dulces en comparación de las que yo merezco. Lo que me hace temblar es
+el porvenir de mis seis hijas. ¡Cuántos disgustos preveo por esta
+causa!; pero el tormento que semejante previsión me ocasiona es
+condenable, porque vengo probando de continuo que el socorro de Dios
+jamás me ha faltado en circunstancia alguna, y que con mayor fuerza de
+razón debo yo considerar ser éste el verdadero centro de mi vida.
+
+
+
+
+LXXXII
+
+17 de diciembre de 1812.
+
+
+Nuevamente he regresado de Milly para instalarme en la ciudad: al pasar
+por Changrenon he comido en casa de Mme. Rambuteau, lo cual me ha
+causado un placer grande, porque hemos hablado mucho de personajes de
+París que conocimos durante nuestra juventud.
+
+
+
+
+LXXXIII
+
+31 de enero de 1813.
+
+
+Mañana se anuncia, al fin, el casamiento de mi primera hija, con un
+gentilhombre del Franco Condado, que se llama M. de Cessia. Cecilia es
+muy bella y más joven que él.
+
+A pesar de la diferencia de edad, él es muy bueno y razonable. A los
+dieciséis años recibió una herida formando parte del ejército de Condé,
+y cojea un poco. Vive con su padre; que cuenta ya ochenta y seis años,
+de carácter imperioso y absoluto, y dos hermanos solteros. Es un
+excelente casamiento que, aunque me preocupa un poco, espero ha de hacer
+la felicidad de mi Cecilia.
+
+Alfonso está en París; ha sido muy bien acogido por M. de Pansey,
+consejero de Estado y presidente del Tribunal de Casación. La prima de
+Alfonso, madame de Pré, quien vive en compañía de M. de Pansey, es una
+persona muy amable, aunque de mucha edad. Me admira que en las
+postrimerías de la vida y cuando vamos a perder ya todo lo que pertenece
+a este bajo mundo, seamos todavía sensibles a la ambición...
+
+He penetrado en el cuarto de Alfonso y examinado sus libros, quemando
+aquellos que yo creo perjudiciales: he encontrado el _Emilio_, de J. J.
+Rousseau; me he permitido leer algunas páginas; no me pesa, porque, los
+párrafos que he visto me han parecido magníficos, y me han hecho un gran
+bien, tanto, que voy por mí misma a copiar alguno. Es bien sensible que
+semejante libro esté envenenado por tantas extravagancias, buenas
+únicamente para ahuyentar la fe y el buen sentido de los jóvenes.
+Quemaré este libro, y sobre todo, la _Nueva Eloísa_, más peligroso
+todavía, porque éste exalta las pasiones al propio tiempo que debilita
+el espíritu. ¡Qué lástima que un talento tan grande como el de Rousseau
+enloquezca de este modo!
+
+Yo no temo nada por mí, puesto que mi fe está bien cimentada y es
+superior a toda tentación; ¿pero y mis hijos, Dios mío?...
+
+Por causa de Alfonso he tenido hoy un gran disgusto: han enviado de Lyón
+y de Italia a sus tíos y tías gran número de notas por las muchas deudas
+que ha contraído durante sus viajes; la familia, que sabe que yo le
+mimo, me hace responsable de sus desaciertos; me han hecho en este
+sentido muchos cargos, por lo que he derramado lágrimas de amargura.
+¡Ah! efectivamente: ¡las faltas de mi hijo son mis faltas! ¿Por qué no
+hube de ser yo más severa para él desde un principio? El hubiera temido
+el disgustarme, de esto estoy bien segura: es verdad que no me amaría,
+tal vez con la misma pasión, y que después, por circunstancias más
+graves, el temor de afligirme hubiera sido tal vez para él como una
+segunda conciencia. ¡Todo se pagará; pero antes pagaré yo en reproches
+fundados y lágrimas amargas las ligerezas de mi pobre hijo!
+
+Ahora se encuentra en París; M. de Larnaud, excelente sujeto, de ingenio
+distinguido, vive en el mismo hotel y es íntimo amigo de mi cuñado,
+quien acaba de recibir una carta confidencial de su amigo Larnaud, en la
+que se le advierte que su sobrino está en peligro, porque, arrastrado
+por sus amigos, se deja dominar por la pasión del juego; que pasa las
+noches en casa de M. Livry, casa en la cual puede perder fácilmente
+toda su fortuna, que si bien es cierto trabaja la mayor parte del día
+con gran asiduidad, el cansancio del estudio y el poco dormir pueden
+quebrantar su salud, si no lo alejan de París a todo trance.
+
+Al saber esto, me he puesto en camino inmediatamente para París, en
+compañía de mi segunda hija, Eugenia, de quien he hecho mi confidente.
+He tomado de la gaveta de mi marido todo el dinero que dejó en ella
+cuando salió para Borgoña, donde se encuentra en casa del abate
+Lamartine. Mi amiga, madame Paradis; mi cuñado, M. de Lamartine, y mis
+cuñadas, me proporcionarán más. He escrito a mi esposo para prevenirle y
+evitar al mismo tiempo la escena de reproches que él dirigirá
+naturalmente a nuestro hijo al saber el género de vida que hace.
+
+Al llegar a París no quise apearme en el mismo hotel donde se aloja
+Alfonso para no causarle una emoción de sorpresa demasiado fuerte y
+dolorosa, y porque yo temblaba con motivo de la carta del buen M. de
+Larnaud, ante el temor de que mi hijo estaría muy cambiado, y que
+semejante cambio podría afectarme de una manera muy visible a sus ojos,
+al encontrarme frente a frente sin ningún preparativo anterior.
+
+Determiné, por lo tanto, visitar antes secretamente a M. y Mme. de
+Larnaud, para que me lo contasen y prevenirlo todo convenientemente.
+Descendí, pues, ante una fonda de la calle Richelieu, muy cercana a la
+que él habita; era aún de día. ¡Dios mío! ¡cuánto sufría al retardar
+hasta el día siguiente el placer de abrazarle, después de visitar a M. y
+Mme. Larnaud! Estaba yo abatida por la inquietud, llorando y rogando
+sentada en un canapé, con los balcones abiertos. Eugenia se asomó a
+ellos para ver pasar los coches que se dirigían a la Opera o al teatro
+Francés; de pronto lanzó Eugenia un grito, diciendo: «¡Mamá, ven, creo
+que veo a Alfonso!» Corrí a la ventana y le reconocí efectivamente: iba
+en un elegante cabriolé que él mismo guiaba, acompañado de otro joven:
+su aire era alegre y animado, lo cual me quitó gran parte del pesar que
+me oprimía; acababa de ver que estaba bien. Todas mis inquietudes
+desaparecieron al verle; no quise en manera alguna interrumpir su
+diversión de aquella noche.
+
+ * * * * *
+
+Al día siguiente me levanté temprano, con la impaciencia de ver a mi
+hijo, y preocupada por el efecto que le había de producir mi visita, y
+el temor de encontrarle delicado, poco dispuesto para venirse conmigo, o
+acaso enredado en algún mal negocio. Por fin le escribí dándole cuenta
+de mi viaje y de las razones que lo habían motivado: se presentó
+inmediatamente y pareció como que se admiraba mucho de vernos, sintiendo
+y deplorando la conducta que habíamos observado. Su salud me pareció
+menos mala de lo que yo temía; me dijo que por ser yo quien había ido a
+buscarle, se vendría a Mâcón, pero que con ninguna otra persona se
+hubiera venido; me ha pedido algunos días para arreglar sus negocios, y
+yo le he concedido ocho: estos días los aprovecharé enseñando a Eugenia
+todo lo más notable que París encierra.
+
+ * * * * *
+
+Sigue el _diario_ con una extensa reseña de París, sus museos y
+edificios más notables, expresando deseos de presenciar alguna diversión
+pública, de lo que se abstiene por escrúpulos de conciencia.
+
+ * * * * *
+
+Alfonso nos ha conducido hoy a Saint-Cloud en un cabriolé; es un sitio
+en el cual pasé la mayor parte del tiempo de mi niñez, cuando mi madre
+educaba a los hijos del duque de Orleans; en aquellos fui yo
+extremadamente feliz; salí de allí a los quince años, y desde entonces
+no había vuelto a ver aquellos lugares, a pesar de que tenía grandes
+deseos y muy gratos recuerdos de ellos. He paseado todo el parque
+acompañada de Alfonso y Eugenia; les hacía notar árbol por árbol todos
+los sitios en donde había yo jugado cuando niña; hubiera querido poder
+enseñarles las habitaciones, pero esto no fue posible, porque la
+emperatriz María Luisa las tiene actualmente ocupadas.
+
+He dado a Alfonso todo el dinero que yo me había traído, para pagar las
+deudas adquiridas en el juego.
+
+Me he dejado llevar a la Opera por M. y Mme. de Larnaud, quienes me han
+asegurado que semejante espectáculo no viene a ser más que una academia
+musical, y, por consiguiente, la Iglesia no lo prohíbe. Me he alegrado
+mucho de verlo, porque tenía de ello una idea bastante exagerada; no me
+ha producido la extrañeza que yo me figuraba, según lo que había oído
+decir; antes al contrario, he sentido una impresión de compasión por
+aquellas gentes y, a la vez, de cuando en cuando, decíame a mí misma: He
+aquí la reunión de todas las artes, de todas las reputaciones y
+talentos, ¿y esto es lo que ha concedido la celebridad en todo el mundo?
+¿nada más que esto? Me pareció algo así como una gran función de
+polichinelas; un juego de niños bien combinado, cuatro diabluras, un
+poco de fuego producido con alcohol, contorsiones de toda especie y
+máquinas cuyos secretos se adivinan en seguida, ¡esto es todo! ¡hombres!
+¡hombres!...
+
+Cuando sentí verdadera compasión por el público, que llenaba el teatro,
+fue al advertir que muchas personas demostraban fastidio y otras
+permanecían dormidas desde que dio principio el espectáculo.
+
+He conseguido alejar a mi hijo de aquel abismo de seducciones. He vuelto
+por Rieux, tierra de mi padre, en donde he pasado quince días al lado de
+mi hermana. El día antes de mi salida mandé celebrar una misa en memoria
+de mis padres junto a su tumba, donde descansan sus cenizas.
+
+El recibimiento de mi marido y de la familia ha sido tan tierno para mí,
+como frío para mi hijo. Hemos vuelto a Milly. Alfonso parece conformado
+con esta soledad; trabaja, lee, escribe; siempre en su cuarto; por la
+noche, junto al hogar, se habla con los vecinos de las derrotas de
+nuestro ejército y de las calamidades que las locuras de Bonaparte han
+atraído sobre Francia. La Europa entera se ha puesto sobre él: ¿qué será
+de esta desgraciada Francia, invadida por innumerables ejércitos
+extranjeros que ha provocado al mismo tiempo, así en España, como en
+Rusia y Alemania? ¡Dios mío! ¡cuán cara tienen que pagar los pueblos la
+pretendida gloria de los conquistadores y de los ambiciosos!
+
+Todos los hombres solteros han sido llamados a las armas, los impuestos
+se han cargado extraordinariamente. Nosotros, por economía, hemos
+vendido nuestro caballo.
+
+
+
+
+LXXXIV
+
+31 de diciembre de 1813.
+
+
+Estamos refugiados en Mâcón; todos los días corre la noticia de que los
+enemigos van a venir; hay quien asegura ya que han pasado por Génova. He
+ido a Milly para esconder un poco de trigo por lo que pueda ocurrir, que
+me parece será de importancia. ¡El año que hoy acaba, ha parecido un
+sueño sangriento de Bonaparte! ¡Qué será, Dios mío, el que empieza
+mañana! Tengo esperanza de que caerá...
+
+ * * * * *
+
+Estos puntos suspensivos indican bien claro su deseo de la caída de
+Bonaparte y de la vuelta de los Borbones, los reyes queridos de su
+niñez.
+
+
+
+
+LXXXV
+
+9 de enero de 1814.
+
+
+Han llegado los enemigos hasta Besançon junto a Lyón; se espera en este
+sitio una batalla: no sé si deba preocuparme o no por este esperado
+acontecimiento: el peligro produce sangre fría y concentra en el
+corazón todas sus fuerzas. Espero y creo en Dios.
+
+Las gentes están agitadísimas, y cada cual se deja llevar por sus
+opiniones. Hago esfuerzos para no decir nada en contra del espíritu de
+paz y caridad que debe reinar entre los verdaderos cristianos, y a pesar
+de mi excesiva moderación soy criticada. No importa, tengo fuerza de
+voluntad para sufrirlo todo.
+
+Mis ocupaciones y mis gastos son grandes; tengo poquísimo dinero, puesto
+que mi viaje me arruinó, y mi marido no quiere reducir nuestros gastos.
+
+ * * * * *
+
+Hasta el día 10 de marzo de 1814 el _diario_ no es más que un confuso
+relato de maniobras de los ejércitos austriacos y franceses, que toman y
+vuelven a tomar, cada uno a su vez, la ciudad de Mâcón y demás
+poblaciones vecinas. La batalla del 10 de marzo entre los soldados de
+Angereau y los del general austriaco Bianchi, a las puertas de la
+población, se observa con todas sus peripecias en el hogar desgraciado
+de la atribulada madre que tiembla por la vida de su familia.
+
+ * * * * *
+
+El día 10 (jueves) han tenido otra batalla; los franceses, en número de
+doce mil hombres, han atacado para rechazar a los austriacos. El combate
+ha durado desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde con
+igual ardor por ambas partes, pero al fin han sido rechazados los
+franceses. Las pérdidas han sido casi iguales entre ambas partes; el
+número de muertos y heridos dicen que asciende a cuatro mil hombres. No
+hemos estado un momento sin oír cañonazos ni ver pasar heridos. ¡Qué
+horrorosa jornada!
+
+Después de la batalla, la noche que ha precedido al día siguiente, han
+sido saqueadas casi todas las casas de los alrededores de Mâcón y muchas
+de la misma ciudad, como la mayor parte de los arrabales de san Antonio
+y la Barre. Se han cometido muchos excesos de todas clases: He aquí el
+resultado de esta guerra cien veces maldita. ¡Qué inmensa
+responsabilidad para los culpables de estas desgracias! Pobres madres
+que ignoráis en este momento la muerte de vuestros hijos, ¡cuál será
+vuestro desconsuelo al recibir la infausta noticia!
+
+ * * * * *
+
+Muchas señoras, el señor cura y yo nos hemos presentado al general
+Bianchi, rogándole cesara el saqueo. Este general nos ha recibido muy
+cortésmente, pero nos ha dejado ver que no se juzgaba dueño de dominar
+por completo el pillaje: me parece, sin embargo, que ha tomado alguna
+medida en este sentido, porque durante la noche han recorrido el pueblo
+patrullas de soldados a caballo.
+
+
+
+
+LXXXVI
+
+17 de marzo de 1814.
+
+
+Se encuentra refugiada en mi casa mi hija Cecilia, que ha venido huyendo
+del Franco-Condado; el día 9 de marzo alumbró entre el tronar de los
+cañones y los gritos lastimeros de los heridos. Por todas partes hay
+soldados; estamos abrumados de gentes a quienes alimentar; tenemos un
+general en casa, y damos de comer a los que le acompañan, en número de
+veintiocho. Nos tienen arruinados.
+
+Alfonso está en Milly, en donde hay igualmente unos trescientos hombres;
+cuatro oficiales se alojan en la casa con sus caballos y sus asistentes.
+Se están temiendo siempre nuevas batallas; sin embargo, creo que se irán
+alejando de estos contornos, porque las tropas francesas se encuentran
+junto a Villafranca, y los austriacos entre esta ciudad y sus cercanías.
+
+Mi hijo Alfonso salió el 10, con M. Pierreclos, para asistir a la gran
+batalla frente a Villafranca. Estuvieron un momento cercados por un
+cuerpo austriaco que se adelantaba oculto detrás de una montaña. La
+velocidad de sus caballos les salvó; sin embargo, algunas balas
+atravesaron sus vestidos y uno de los caballos quedó herido. A pesar de
+este percance, pudieron llegar a Pierreclos y a Milly, abandonados ya
+estos pueblos por el enemigo.
+
+Ayer tuvieron otra batalla junto a Villafranca, en la que los franceses
+fueron rechazados; se dice que las pérdidas han sido grandes por ambas
+partes. Han entrado gran número de heridos. ¡Dios mío! ¿cuándo se
+apaciguará vuestra cólera? ¡Perdonad nuestras faltas y haced que
+nuestros males terminen!
+
+
+
+
+LXXXVII
+
+Domingo, 20 de marzo de 1814.
+
+
+Toda, la noche hemos tenido alojados algunos oficiales y algunos
+soldados; cuerpo de guardia y centinelas en toda la casa. Por fin se han
+marchado. Todo esto nos cuesta grandes tesoros, además de las cantidades
+que ellos nos exigen en calidad de contribución.
+
+
+
+
+LXXXVIII
+
+Jueves Santo, 7 de abril de 1814.
+
+
+El domingo, día 20, fue tomada la ciudad de Lyón. El general Angereau,
+que mandaba las tropas francesas, cesó el tiroteo junto a las mismas
+puertas de la ciudad; el alcalde capituló, dejando tiempo bastante a las
+tropas francesas para retirarse, lo cual verificaron por la puerta de
+la Guillotiere, al mediodía de la ciudad. Ni el menor desorden hubo en
+Lyón.
+
+Este hecho nos ha causado gran alegría, porque de seguir mucho tiempo
+este continuo alojamiento de tropas, quedaríamos completamente
+arruinados.
+
+Ha venido a vernos nuestro hijo Alfonso, que se encuentra en Milly,
+administrando nuestras propiedades y los pueblos que lo han nombrado
+alcalde. Los aldeanos lo quieren mucho. Les ha enseñado los medios de
+hacer economías y contribuido él mismo para realizarlas. Todos dicen que
+se ha portado muy bien durante su gestión administrativa. Estoy de ello
+muy satisfecha.
+
+Según se dice, nuestra querida Francia, muerta en la actualidad,
+resucitará, saliendo de la tiránica opresión en que está sumida dos años
+hace.
+
+
+
+
+LXXXIX
+
+10 de abril, día de Pascua.
+
+
+Lyón, Burdeos y París han levantado bandera blanca, y se han puesto la
+escarapela del mismo color; Bonaparte ha sido declarado indigno del
+trono que no ha sabido sostener, y dicen que irá a la isla de _Elba_,
+que le ha sido concedida en soberanía, además de seis millones de renta
+anual.
+
+Llega en este momento un correo de Lyón con bandera blanca; el
+Ayuntamiento de aquí se ha reunido para resolver si se declararía la
+caída de Bonaparte y la soberanía de los Borbones. Mi marido, mi yerno
+M. de Cessia y Alfonso, han asistido; yo les animé cuanto pude, porque
+para Francia no hay más salvación que la conciliación con Europa, bajo
+la salvaguardia de los antiguos reyes que hoy se encuentran desterrados.
+No creo que sea imprudente declararlo desde luego: el extremado ardor
+con que yo defiendo lo que creo justo, me está produciendo serias
+desazones; se me ha tachado de imprudente. Nada sabemos aún de positivo
+sobre los acontecimientos actuales; se dice que París fue tomado el 31
+de marzo, y estamos a 10 de abril sin haber recibido todavía noticias
+oficiales. Se temía igualmente que hubiera algún trastorno con motivo de
+los pronunciamientos, y algo debe haber de verdad sobre esto porque
+anoche hubo en el paseo una intentona.
+
+Hoy hemos pasado sin saber noticias de París, el pueblo estaba
+excitadísimo, cuando allá sobre las seis de la tarde llegó un correo
+portador del _Senatus consulto_, que declaraba la caída del imperio. El
+gozo fue grande. Este aumentó por la noche con las noticias que se
+recibieron de la abdicación de Napoleón y la exaltación de los Borbones.
+Todo el mundo estaba en el paseo; éste parecía atestado materialmente,
+el tiempo era magnífico; hablábanse las gentes sin conocerse apenas. Se
+reunían, se felicitaban, se abrazaban; era aquello una manifestación
+general de entusiasmo. Hubo luego iluminación y se prolongó el paseo
+hasta la madrugada.
+
+Al día siguiente tuvo lugar la solemne proclamación del nuevo orden de
+cosas, con músicas y luminarias; se dieron gritos de «viva el rey.» He
+tenido hoy a comer y almorzar a muchos miembros del consejo provincial,
+que han llegado de Mâcón, donde han sido convocados por el gobernador de
+la provincia.
+
+He salido para Milly con mis tres pequeñitas. Estoy contenta y necesito
+pasar aquí algunos días de reposo para ordenar en calma las ideas que
+agitan mi cerebro.
+
+Mañana procuraré escribir algunas reflexiones que me han sugerido los
+acontecimientos ocurridos.
+
+ * * * * *
+
+En las reflexiones que vamos a copiar, escritas en su retiro de Milly,
+se advierte desde luego el sentimiento, tanto tiempo comprimido, que la
+madre de familia abrigaba contra la dominación militar de Bonaparte, y
+los deseos de que la Francia estuviera gobernada por un gobierno más
+pacífico, que ella creía de buena fe había de ser el de los Borbones, a
+cuya familia amaba desde su niñez. Esta página viene a ser el lirismo de
+la esperanza, después de la desesperación. Un régimen tan odiado por las
+mujeres no podía ser por ningún estilo todo lo popular que los
+historiadores del partido quieren hacernos creer.
+
+Continuemos leyendo las impresiones de aquella madre amantísima.
+
+ * * * * *
+
+Milly, viernes 15 de abril.
+
+Señor, jamás hubo en el mundo una criatura más colmada de vuestros
+beneficios que esta humilde pecadora. A medida que voy avanzando en
+edad, me encuentro rodeada cada día de una protección particular de
+vuestra divina piedad. En medio de todo lo que acaba de suceder, no he
+sufrido particularmente una sola desgracia. Mis hijos se encuentran
+todos a mi lado. Conservo a mi único varón, cuando tantos otros padres
+han perdido los suyos. Su salud se modifica de continuo, tanto, que
+puede decirse ya que está del todo restablecido. Todo lo que os pido,
+Dios mío, es que le hagáis un buen cristiano. Combato, por mi parte,
+todo lo que puedo, todos los impulsos que la ambición pretende encender
+en mi pecho; todo esto que pido es en bien de mi hijo, de su alma. Pero
+al pedir en bien del alma (y no deseando realmente más que eso), siento
+una tristeza y un desfallecimiento que me causa horror. Acaso este será
+un castigo de Dios por haberme inclinado demasiado a las cosas mundanas;
+será que se me advierte la pérdida de los goces verdaderos; yo así lo
+creo, porque antes de ahora, cuando me dedicaba a Dios solamente, era
+feliz en mi retiro, me alzaba sobre las miserias terrenales y sentía una
+inexplicable alegría, pero en la actualidad no puedo, sin esfuerzo,
+alcanzar este entusiasmo celestial. ¿Será que mis sentidos se entorpecen
+al peso de los años? Sin embargo, mi salud es buena y mejor que otras
+veces, lo cual es todavía otro de los favores por que debo dar gracias a
+Dios. Mis hijas están igualmente buenas, creciendo a mi lado en virtud y
+hermosura, porque sus figuras son simpáticas y su piedad grande: tanto
+es así, que yo misma, algunas veces, he notado escrúpulos excesivos en
+ellas que me he visto obligada a combatir. Cecilia y su marido están
+todavía con nosotros; su hijo, mi nietecito, se está haciendo cada día
+más hermoso; su madre se lo cría, y hace en esto muy bien; nunca me ha
+gustado dar los niños a manos mercenarias.
+
+Va mejorando nuestra fortuna. Gozamos de la consideración y aprecio de
+cuantos nos rodean y esto es una parte de los beneficios que Dios me
+concede. Siempre debiera estar de rodillas para darle gracias o al menos
+ocuparme continuamente de mis deberes proclamando su gloria, y empleando
+por él todos los instantes que me concede y que tan buenos son,
+entretanto que otros sufren amargamente.
+
+ * * * * *
+
+Dios, porque es eterno, es paciente; esta frase no sé si de Bossuet o de
+San Agustín, la recuerdo estos días al reflexionar sobre la caída de
+Napoleón. ¡Qué ejemplo de la divina justicia!
+
+¡Cuántas ambiciones ha despertado el ver este coloso de la gloria
+elevado sobre el inicuo pedestal de barro! Europa entera parecía
+humillada bajo su poder; no tenía él más que desear y emprender
+cualquier cosa, para verla realizada antes de que su misma ambición
+pudiera apetecer. Mientras fue instrumento divino, nada pudo sostener el
+curso de sus conquistas, de sus devastaciones, del trastorno general que
+parecía efectuarse por él, sobre toda la superficie del globo. No podía
+decirse a cuál virtud lo debía, porque la iniquidad le llevaba
+encadenado a un desenlace ruidoso y brillante a la vez ciertamente. Pero
+vosotros, los que, alucinados por esa gloria, admiráis el coloso de la
+maldad, escuchad; escuchad, sí, un momento; atended un instante y veréis
+este prodigio disipado, desvanecido, destruido en menos tiempo del que
+necesitó para elevarse. ¿Dónde encontrar el rastro de su paso? Porque
+habéis de saber que le servirá de mortaja lo mismo que se ha dado en
+llamar su gloria, para ser enterrado bajo las ruinas de diversas
+naciones y de montones de cadáveres sacrificados a su ambición
+desmedida, a su crueldad sin límites.
+
+Empieza a renacer el reinado de San Luis con la ayuda y bajo la
+protección divina.
+
+Ensalcemos la bondad de Dios con cánticos de alabanza que resuenen sin
+cesar sobre la tierra.
+
+¡Que todas las madres enseñen a sus hijos himnos de gloria y de ventura
+que ensalcen y glorifiquen la paz y la armonía!
+
+ * * * * *
+
+Desde luego se comprenderá que un hijo cuya sangre era la de madre
+semejante, y que además había estudiado en la historia de la antigua
+libertad, no fuera jamás partidario de Napoleón Bonaparte.
+
+
+
+
+XC
+
+9 de mayo de 1814.
+
+
+Ha sido nombrado mi esposo miembro de una comisión que debe ser
+portadora de la adhesión del consejo general del departamento a los pies
+del trono; partieron el 28 de abril. Voy a salir inmediatamente para
+Lyón, pues quisiera estar allí para ver pasar a la señora duquesa de
+Orleans, que se dice vendrá dentro de pocos días.
+
+ * * * * *
+
+Este viaje no se efectuó, porque mi padre volvió de París después de
+haber visto los príncipes, a los cuales era y fue invariablemente
+adicto, pero sin alardear de ello. Se le ofrecieron grados y pensiones a
+los que tenía derecho y que fueron repartidos entre los oficiales que
+igual que él se habían separado de sus regimientos por no jurar lo
+contrario a lo que su conciencia les dictaba. Todo lo rehusó mi padre,
+pues decía que no quería gravar el estado de la nación cobrando un
+sueldo que en aquellos momentos no necesitaba, tanto más, cuanto la
+Francia se encontraba arruinada por el pago de tanta indemnización como
+los invasores exigían. Léese en el _diario_ de mi madre su admiración
+vivamente expresada por el modesto y patriótico desinterés de mi padre.
+Pasadas estas agitaciones, vuelve a la soledad, donde únicamente goza su
+alma de completa tranquilidad.
+
+
+
+
+XCI
+
+Milly, sábado 17 de junio.
+
+
+Sólo en este pueblo me parece que gozo de paz y encuentro libre mi
+espíritu. Aquí solamente puedo darme cuenta de todo lo que pasa por mi
+alma, sobre todo durante las excursiones solitarias que acostumbro a
+hacer por la campiña. He estado aquí dos días, y vuelvo a partir esta
+noche a pesar mío. El campo es delicioso en este tiempo; yo estoy
+siempre alegre en la época que atravesamos; alegre he dicho, ¡quién sabe
+si algún grave pesar moral mata mi dicha! A bien que existen pocos
+pesares y sufrimientos que los deliciosos hechizos de la Naturaleza no
+consigan hacer olvidar.
+
+Dice Mme. Stäel en un libro que ayer leí, que para compenetrarse con la
+Naturaleza es preciso amar a la religión. ¡Oh! ¡sí! es indispensable la
+religión para disfrutar de los beneficios que Dios proporciona. Por otra
+parte, ¿no llena nuestros corazones por entero? ¿No es todo amor? ¡Oh!
+¡cuánto compadezco a las almas heladas y secas, que no han sido
+calentadas jamás por su divino entusiasmo! Los que poseen estas almas
+carecen de sentidos. Algunas veces he reflexionado sobre esta idea que
+tengo: ya no sé si estoy en un error, porque puede ser que haya, tal vez
+para ellas, en la eternidad otro género de felicidades más tranquilas y
+menos inefables que las que serán otorgadas a las almas ardientes y
+sensibles, que parecen haber recibido mayor cantidad de espíritu de vida
+y de amor; pero así tampoco serán ellas más reprensibles, si desprecian
+sus tesoros o si los prodigan tontamente a viles criaturas que no pueden
+dar en cambio otra cosa que la muerte y la nada! ¡Oh, Dios mío! ¡Dios
+mío! yo he probado frecuentemente y con grande amargura este error cruel
+que se encuentra siempre adherido a todo lo que no sois Vos. Haced que
+yo renuncie a semejante error, que yo sea vuestra en todo tiempo y
+lugar. Semejante dicha la he reconocido yo y no ha faltado jamás,
+siempre que la he buscado en su único origen: en Vos mismo.
+
+Todos los jóvenes de la nobleza y de la clase media realista se han
+afiliado en la guardia de Corps. Mi hijo Alfonso también pertenece a
+este distinguido cuerpo, y está muy satisfecho de haber ingresado en el
+ejército; yo también estoy muy contenta: al menos está ocupado en algo.
+Cuando no presta servicio en las Tullerías, permanece en Beauvais, y
+dice que pronto vendrá a pasar con nosotros el correspondiente semestre
+de licencia. No creo que permanezca mucho tiempo en el cuerpo, a pesar
+de su ardor de militar, porque tiene la imaginación demasiado viva y el
+espíritu demasiado inquieto para amoldarse a la disciplina de los
+tiempos de paz. Su padre, sus tíos y yo estamos muy contentos de que
+haya dado, como todos, pruebas de fidelidad a los Borbones; siempre será
+ello pasar algunos años, después... quién sabe lo que ocurrirá. El
+príncipe de Foix, su jefe, está, según dicen, encantado de su figura. Le
+han nombrado inmediatamente instructor del picadero; estará en su
+elemento, porque, después de los libros, lo que más ama son los
+caballos. Su entusiasmo por la equitación es delirante.
+
+ * * * * *
+
+Por espacio de algunos días se interrumpe la relación del _diario_.
+
+
+
+
+XCII
+
+25 marzo de 1815, día de Pascua.
+
+
+¡Qué diferencia entre el día de hoy y el de igual fecha del año pasado!
+Nuestra paz ha sido un sueño solamente.
+
+
+
+
+XCIII
+
+22 de julio de 1815.
+
+
+¡Con razón decía yo que nuestra paz había sido un sueño solamente! ¡Cuán
+cruel ha sido el despertar! Otro sueño de desdichas que ha durado tres
+meses; pero volveremos otra vez, así lo espero, a ser dichosos. ¡Quiera
+Dios que así sea para todos! La vuelta de Bonaparte nos ha costado
+muchísima sangre. La Francia está arruinada. Tenemos todavía en nuestro
+suelo muchísimas tropas extranjeras, y temo que el tratado no esté
+firmado aún; pero entretanto las condiciones son crueles. Esta es
+nuestra situación.
+
+No he de repetir aquí todos los acontecimientos surgidos durante estos
+últimos ocho meses; demasiado escritos quedarán en todas partes.
+Solamente diré que a los primeros rumores de la vuelta de Bonaparte,
+Alfonso corrió a París, adonde le llamaban sus aficiones y su deber; que
+acompañó al rey hasta Bethune en medio de las mayores penas y fatigas;
+que una vez allí, después de recibir la licencia y las gracias de los
+príncipes, volvió a reunírseles, rodeado también de grandes peligros; y
+que algún tiempo después, volvió a salir para Suiza. Pero ocurrió la
+batalla de Mont-Saint-Jean, regresaron nuestros príncipes y regresó
+también Alfonso a la patria, dirigiéndose a París, donde actualmente se
+encuentra, haciendo las diligencias necesarias para obtener un empleo
+diplomático. Abrigamos muchas esperanzas de conseguirlo.
+
+¡Qué horribles angustias hemos pasado! Basta decir que Mâcón ha sido
+tomado a mitad de la noche, que yo desperté a las dos de la madrugada
+entre el espantoso estruendo de los cañones, obuses y fusilería,
+vivísimo en todas las calles, y los más siniestros gritos de
+desesperación y de dolor. Nos creíamos todos perdidos. Me levanté de la
+cama e hice levantar a Cesarina, la única de mis hijas que se encontraba
+conmigo a la sazón, y una y otra, puestas de rodillas ante un Santo
+Cristo, esperábamos el momento del sacrificio ofreciendo nuestras almas
+a Dios.
+
+Luego pareció irse calmando todo. Los austriacos quedaron triunfantes,
+pero no abusaron de la victoria; hubo algunas casas saqueadas pero
+fueron aquellas en que se defendió el enemigo. Nosotros no recibimos el
+menor daño personal, gracias a Dios, pero materiales, ¡tenemos ya
+sufridos tantos!
+
+He aquí lo que me ocupó después del día 17 de septiembre: Cecilia, hace
+como cinco semanas, tuvo una niña que cría ella misma y se llama
+Celenia. Todo marcha muy bien. Alfonso sigue en París aún. Tanto como
+deseamos las mujeres ser madres, y ¡ay! el serlo en estos tiempos hace
+temblar al espíritu más fuerte.
+
+
+
+
+XCIV
+
+
+Nuevamente sonríe a mi madre la dicha, y sólo satisfacción y contento
+rebosan sus escritos. El día 13 de octubre de 1815 se publicaron los
+esponsales de su segunda hija Eugenia, con M. Coppens de Hondschoote,
+joven oficial, teniente coronel del regimiento que guarnece Mâcón, hijo
+del antiguo señor de la villa de Hondschoote en Flandes. Una simpatía
+mutua condujo el asunto rápidamente a su desenlace. Celebrose la boda en
+Mâcón en el mismo día en que se inauguró una iglesia nueva. En la
+descripción de esta ceremonia de familia se adivina una alegría maternal
+inexplicable.
+
+ * * * * *
+
+Acordose que la boda se celebraría en la iglesia nueva que debía
+bendecirse en igual día; pertenecíamos a esta parroquia y estaba muy
+cerca de nuestra casa. Luego, después de la bendición nupcial, que
+atrajo mucha gente a la iglesia, nos retiramos. Todos mis hijos venían
+junto a mí; Cecilia y Alfonso habían llegado hacía poco; mi pequeñita
+Alicia estaba también; el tiempo era precioso: nos acompañaba toda la
+oficialidad con su música tocando alegres aires. Eugenia estaba
+encantadora: llevaba un vestido de tul bordado, un velo de raso blanco,
+una guirnalda de lirios y rosas blancas y un ramo de las mismas flores;
+estaba verdaderamente hermosa. Su marido, que tiene una arrogante
+figura, iba radiante de satisfacción. Las calles estaban atestadas de
+gente, así como la iglesia y sus alrededores; al volver, tuve muchísimo
+miedo de que hubiese alguna desgracia, pero se tomaron muchas
+precauciones para evitar los accidentes que la aglomeración de gentes
+pudiera ocasionar.
+
+Casi todo el pueblo estaba invitado a pasar la velada en nuestra casa.
+Como es natural, hube de trabajar mucho para preparar el recibimiento a
+tan numerosa concurrencia. Había dispuesto la sala comedor, que es muy
+grande, para salón de baile; la hice tapizar de un tejido verde, e
+iluminar muy bien. El coronel nos mandó la música del regimiento, que
+fue colocada en una habitación contigua, produciendo muy buen efecto,
+combinada con el salón; mandé quitar la cama de mi cuarto que es muy
+espacioso, e hice colocar una mesa para setenta cubiertos
+aproximadamente, y otras dos en las que podían acomodarse otros tantos
+entre una y otra. En un gran gabinete situado junto a mi dormitorio,
+había igualmente otra mesa para que los caballeros pudieran cenar a
+media noche con toda libertad. Todo esto me dio mucho trabajo
+ciertamente, pero yo lo hice con mucho gusto y todo salió perfectamente.
+Todo el mundo se retiró a la hora conveniente; estuve bastante agitada y
+no fui yo seguramente la única. Cesó la algazara, acompañamos a los
+novios al dormitorio y yo me retiré igualmente, después de rogar a Dios
+por mis hijos y por mí.
+
+Al día siguiente, asistí a la misa mayor, en que oí un buen sermón
+pronunciado con motivo de la inauguración de la nueva iglesia.
+
+
+
+
+XCV
+
+19 de junio de 1817.
+
+
+Mi hijo Alfonso se encuentra en este momento viajando en la Saboya,
+acompañado de la familia Maistre, cuyo sobrino, M. Luis de Vignet,
+persona distinguidísima, es muy amigo de él. Este joven, de grande
+ingenio y mucho talento, como el que yo supongo en mi hijo, tiene como
+él también un carácter algo melancólico. Me recuerda la figura que yo
+atribuí en mi juventud a Werther, de Goethe; pero él es, como su
+familia, muy cristiano.
+
+Esta amistad, bajo esta correspondencia, me satisface por mi hijo, que
+tiene necesidad de buenos ejemplos de fe positiva, porque su religión,
+demasiado libre y demasiado vaga al mismo tiempo, me parece producida
+por el sentimiento y no por la fe.
+
+ * * * * *
+
+Como ya tengo indicado, mi hijo solicita un empleo diplomático; mi
+hermano mayor y yo hemos despertado en él este deseo que le cuesta
+buenos disgustos. Como quiera que en París no tenemos una protección
+directa para abrir las puertas de las personas influyentes, y nuestro
+nombre, aunque digno, no es de gran resonancia para llamar la atención
+de los ministros, perdemos el tiempo. Alfonso se cansa e impacienta, no
+pudiendo obtener una ocupación activa para su espíritu; y sus disgustos
+recaen sobre mí y me afligen mucho.
+
+
+
+
+XCVI
+
+20 de junio de 1817.
+
+
+Hoy me han hecho una proposición de matrimonio para mi hija tercera,
+Cesarina. El joven que ha pedido su mano, creo yo que le conviene bajo
+todos conceptos; a mí me agrada mucho. Se llama M. de***, y pertenece a
+una conocida familia parisiense, ligada ya de antiguo con la mía.
+Cesarina posee una belleza deslumbradora, completamente italiana; muchos
+dicen que los rasgos de su fisonomía son los de una creación del pintor
+Rafael de Urbino, que se conoce por la _Fornarina_. Yo no sé lo que en
+esto habrá de cierto, pero sí sabré decir, que es una hermosa criatura
+físicamente considerada, y lo que es algo mejor, muy franca, sencilla, y
+altamente simpática a todo el mundo.
+
+Mi cuarta hija, Susana, será más hermosa aún, pero el género de su
+belleza será completamente distinto; es la estatua del candor y la
+virginidad.
+
+Sofía, menos seductora a primera vista, promete, sin embargo, atesorar
+también grandes atractivos y ciertas cualidades de alma por complemento
+superiores a todos los hechizos. ¡Oh! ¡qué hijas me ha concedido Dios!
+¡Parece que la Providencia y la Naturaleza se hayan puesto de acuerdo
+para favorecerme con sus dones! ¡Qué cuentas deberá rendir esta madre al
+Señor de cielo y tierra!
+
+
+
+
+XCVII
+
+Junio de 1818.
+
+
+Mucho trabajo me cuesta el favorecer las inclinaciones hacia el
+apreciable joven M. de***, a quien estimo en mucho a causa de sus
+excelentes cualidades y lo quisiera para esposo de mi hermosa Cesarina.
+
+La familia de mi marido se opone a este matrimonio por razones sociales
+de bien poca monta por cierto, pero yo tengo la seguridad de que habrían
+de ser felices uno y otro. El no tiene fortuna, es verdad, pero yo les
+tendría en mi casa. Estoy obligada a esconder a la familia de mi esposo
+la inclinación que siento por esta alianza, pero si yo hiciese, al
+parecer, cierta violencia, no podría llegar jamás a conseguir la unión
+de estas pobres criaturas. Entretanto me está ello pesando en la
+conciencia; tal vez he cometido un error dejando entrever a estos
+tiernos corazones que al fin se unirán. He consultado sobre este
+particular con un hombre que merece toda mi confianza y me lo ha
+aprobado. ¡Dios mío! haced que resplandezcan mis intenciones: Vos sabéis
+que son buenas.
+
+El joven de***, se muestra más cariñoso y solícito que antes; son sus
+visitas tan frecuentes que temo despierten recelos en la familia; no
+obstante, cuando creo que sus visitas pueden llamar la atención, le
+recibo con alguna frialdad; y él, comprendiendo mis indicaciones
+perfectamente, obra como hombre discreto que es y de virtud
+irreprochable. ¿Qué es lo que sucederá? ¡cuántos tormentos ocasiona eso
+de haber dos espíritus distintos en una misma familia, sobre motivos de
+trascendencia! Encuentro que no se consulta lo suficiente al corazón en
+nuestra sociedad francesa, cuando se trata de un acto tan importante
+como es el del matrimonio. Por suerte para mí, mis parientes dejaron que
+hablase el mío; y gracias a la condescendencia de mis buenos padres, soy
+feliz actualmente.
+
+
+
+
+XCVIII
+
+18 de julio de 1818.
+
+
+M. de Vignet, el amigo de mi hijo, ha estado aquí unos días, acaba de
+ser llamado a París por el embajador de Cerdeña, marqués de Alfieri, a
+quien Alfonso conoce muchísimo. Esto es buen augurio para el porvenir
+diplomático de este joven, quien empezaba ya a descorazonarse. ¡Ah!
+¡cómo quisiera yo ver a mi hijo entrar pronto en una carrera tan digna
+de él! Observo que mi salud va languideciendo de algún tiempo a esta
+parte; yo creo que la causa de ello son los sufrimientos del corazón y
+del espíritu, ocasionados por los contratiempos que mis hijos están
+sufriendo. Es preciso que sobre esto reflexione detenidamente. Pronto
+cumpliré cincuenta y dos años, y como quiera que no he sido de
+complexión fuerte, necesito de mayores cuidados que muchas otras; eso
+debería aumentar mi piedad y hacer que me ocupase solamente de Dios. En
+lugar de esto, parece que mi alma participa de las debilidades de mi
+cuerpo, porque encuentro que me faltan o se debilitan en mí aquellos
+sentimientos vivos que penetran el alma y la elevan al cielo,
+haciéndonos felices en todas las situaciones de la vida; me siento fría,
+e insensiblemente arrastrándome sobre la tierra. ¡Oh! no es esta la
+vejez que se necesita para preparar el alma. Entretanto, ¡Dios mío! mi
+voluntad se dirige todavía hacia Vos, sostenedme y haced que pueda daros
+todo lo que me resta... ¡Ay! ¡qué pobres e indignas de Vos son mis
+ofrendas!
+
+
+
+
+XCIX
+
+25 de julio de 1818.
+
+
+Nos hallamos en la casa de mi buen cuñado el abate Lamartine, que se
+encuentra enfermo. Continuamente está haciendo regalos a mis hijas, y
+para después de su muerte ha legado a Alfonso esta propiedad de
+Montculot, que aun con un gravamen de doscientos mil francos, le servirá
+acaso de ayuda el día que necesite casarse.
+
+
+
+
+C
+
+4 de agosto.--En el parque de Montculot,
+al lado de la fuente Fayard.
+
+
+Esta fuente, pintoresca y apacible como una de la Arcadia, fue celebrada
+en mis composiciones tituladas _Armonías_ con el nombre de
+
+LA FUENTE DEL BOSQUE
+
+¡Oh! fuente cristalina--Que saliendo de la roca--Formando hermosa
+cascada--Bañas el florido prado--Y en el mármol de Carrara--Murmuras con
+impaciencia--Por salir a la pedrera.--El delfín que oculto entre la
+hiedra--Arrojaba por la nariz la blanca espuma, ha desaparecido.
+Centenarias hayas que prestan su sombra--Al lecho por donde juegas en
+ondas--Te sirven de templo--Y de corona, las hojas secas de otoño y el
+verde musgo.--La vieja pila de mármol ha sido destrozada--Pero tú,
+siempre generosa--Devuelves bien por mal a los que te
+ofendieron--Ofreciéndoles la frescura de tus aguas, limpias como el
+cristal.--Cuando veo filtrarse cual rocío entre los guijarros--Las gotas
+cristalinas formando mil colores--Las ideas de mi niñez vuelven a mi
+imaginación--Y los recuerdos del pasado, me llenan de tristeza.--¿Cómo
+quieres que no busque a tu lado alegrías y tristezas?--Mudo testigo que
+recuerdas hechos y edades pasadas--¡Cuántos lances has mezclado en tus
+murmullos!--¡Cómo han corrido mis pensamientos tras de tus ondas!--Aquí
+me tienes otra vez, fuente deliciosa.--Yo soy aquél que en otro tiempo
+turbaba tu tranquilidad, con regocijo infantil. Yo soy quien a la sombra
+de los árboles que te rodean, soñé con la gloria cuya senda veo hoy
+oculta por negros nubarrones.--Mientras lloro ausencias y
+muertes--Reclina la cabeza sobre las piedras que te circundan.--Yo soy
+aquél, que rendido de cansancio--Llegó a ti, con el rostro oculto entre
+las manos--Derramando lágrimas que empañan tu pureza cristalina--A
+confiarte tu pesares; porque tú sola contestas a tus lamentos.--A
+escuchar las armonías que producen tus cascadas.--Pero ¡ah! que no
+pueden tus olas seguir a mis ideas--Rápidas como el viento que arrebata
+la hojarasca que se extiende a tus pies.--Algunas veces, trepando por la
+escarpada pendiente--Llego al punto donde tienes tu nacimiento--Y te
+contemplo cual hija de las nubes, flotando entre vapores.--Fuera
+imposible sin ti, la vida en estas soledades.--Calmas la sed del césped
+que, al besarte, bebe tus cristales gota a gota.--Y aunque el duro
+pedernal intente devorarte en su seno--Te alejas juguetona, y corres a
+llevar tus virginales perlas--A los más profundos huecos de las
+montañas.--Reflejando en el camino el hermoso transparente del cielo--El
+desierto se anima con tu presencia--Y a un aliento de tus aguas--Se
+inclina el árbol añoso--Cobijándote en sus ramas.--A tu lado, los
+alegres pajarillos cantan sus amores--Y los hombres han de arrodillarse
+para beber de tus aguas.--«Aquí beberá el caminante», dijo una voz. Y
+tú, fiel a esta consigna--Avisas al hombre cuando por tu lado pasa--Con
+el sordo murmullo que produce el líquido, al caer en el recipiente.--Y
+al que se detiene a contemplarte--Le dices satisfecha:--Este prodigio
+que admiras, obra de Dios es.--Mis murmullos son el himno que
+constantemente elevo al autor de la Naturaleza. Yo siento en el corazón,
+¡oh, fresca fuentecilla!--Tantas ideas como ondas tiene tu pilón.--Y al
+aproximar mis labios a tus aguas--Brotar de mi pecho el amor, y
+escaparse el ruego de mi boca con acento rápido--Y exclamo: Señor, te
+adoro, acepta mi triste llanto.--Hoy contemplo tus riberas--Bien
+distintas por cierto de ayer.--El viento se ha llevado las hojas, y
+hasta el cisne ha cambiado su blanco plumaje.--No tardará mucho tiempo
+en ver caer mis blancos cabellos sobre ti--Cuando vengas a visitarme,
+apoyándote en los troncos de las hayas tus eternas
+compañeras.--Entonces, contemplándote de nuevo, reflexionaré todo lo
+pasajero de esta vida.--Comparándola con tus gotas que convertidas en
+olas--Mueren en el mar después de haber corrido alegres el
+camino--Cubierto de flores unas veces, de espinas otras.--Y así es la
+vida, ¡Dios mío!--Tras de la noche la aurora.--Y las olas corren
+siempre--Cual la vida seductora.
+
+ * * * * *
+
+Posteriormente he visto que mi pobre madre también meditaba sobre la
+fuente del Bosque y por cierto, más cuerdamente que yo.
+
+Continuemos el _diario_.
+
+
+4 de agosto de 1818.
+
+Es la una de la tarde, y vengo de dar un paseo por la fuente Fayard: es
+un sitio delicioso en extremo: me gusta ir allí a reflexionar y rezar al
+mismo tiempo porque lo uno es consecuencia de lo otro. Doy gracias a
+Dios por los beneficios que me hace, que son muchísimos. Al fin vuelvo a
+encontrar los mismos sentimientos de otros tiempos. Tengo observado que
+cuanta mayor es mi soledad y mi retraimiento del mundo, soy más piadosa
+y feliz. Pero no hay remedio; debo alejarme de aquí: debo volver a mis
+tareas ordinarias, a mis deberes, a mis incertidumbres.
+
+Tened piedad de mí, Dios mío; tiemblo por lo que he de sufrir yo y por
+lo que habrán también de sufrir mis hijos Alfonso y Cesarina y mi buena
+amiga madame Paradis que necesita de mí en estos momentos. Valor y
+prudencia.
+
+Esta mañana, durante el paseo, recordaba las veces que he estado aquí, y
+son seis, y he pensado que mi _diario_ me es de mayor utilidad que a
+otras muchas personas, porque tengo poquísima memoria, y al mismo
+tiempo, porque gusto de ir recordando todo lo que me ocurre en
+diferentes circunstancias en que me voy encontrando; veo también, que
+no es de menor utilidad para mi alma.
+
+Estoy leyendo los sermones de Massillón y la _Odisea_; mis hijas leen la
+historia antigua.
+
+¡Pobres hijas mías! Se están portando como quienes son: alegres y buenas
+por todo extremo.
+
+Mas, ¡ay! ¿las dirijo yo como debo? ¿No tengo que echarme algo por ello
+en cara? ¿Tendré la culpa de las dificultades en que me encuentro por
+causa de Cesarina? ¡Oh, Dios mío, Dios mío! Vos sois mi única esperanza;
+no me abandonéis en manera alguna; reparad mis faltas; apiadaos de mis
+hijos y de mí.
+
+
+
+
+CI
+
+15 de agosto de 1818.
+
+
+Los disgustos que he sufrido por causa de mis hijos, acortarán mi
+existencia y acabaré por sucumbir bajo el peso de tanto sufrimiento. Yo
+he sentido sus penas con mayor fuerza que ellos mismos. La ociosidad de
+Alfonso me consume. ¿Por ventura ha nacido para esto? Me lo he
+encontrado solo en Milly donde se quedó antes, tranquilo, pero triste, y
+tanto o más que nunca viviendo entre sus libros, y de cuando en cuando
+escribiendo versos que no enseña jamás. Algunas veces, sus amigos, M. de
+Vignet y M. Virieu, me hablan de él con especial entusiasmo; pero ¿de
+qué le sirven sus talentos así encerrados, en el supuesto de que
+verdaderamente lo sean? Por otra parte, ¿qué ha de ser esta poesía que
+reconcentra sus ecos en un joven devorado por el deseo de actividad?
+
+La causa de mi excesiva alegría por la vuelta de los Borbones, fue
+porque esperaba que la familia no se opondría entonces a esta necesidad
+de obrar, y que estos príncipes, a quienes habíamos servido en la
+desgracia, emplearían a mi hijo en alguno de los muchos cargos de que ha
+de ser capaz; ¡pero después de tres años no hemos tenido de ellos ni una
+sola mirada!
+
+No dejo de comprender que, así los príncipes como los ministros, están
+abrumados de solicitudes a su alrededor, y que no pueden dirigir sus
+miradas hasta el fondo de las provincias para ir escogiendo y
+clasificando los talentos jóvenes y desconocidos. Es preciso resignarse
+al olvido. Al fin y al cabo esto no vale la pena de disgustarse; pero
+¡ah! que mi hijo está en la edad de las ilusiones, que son para él lo
+que para mí las realidades. Acaso el sentimiento secreto que en él
+adivino procede de este desengaño sufrido. Porque no es natural ni
+corriente que un joven de su imaginación y de sus años, se abandone y
+encierre en la soledad más absoluta; aparece como que haya perdido por
+la muerte o por otra causa cualquiera, algún objeto querido, cuya falta
+ocasiona en él tristeza tan profunda.
+
+
+
+
+CII
+
+12 de septiembre de 1818.
+
+
+Alfonso recibió ayer un paquete de cartas de su mejor y más íntimo
+amigo, M. de Virieu, quien le llama a París inmediatamente. El ha
+vendido su caballo para hacerse con cien pesos; yo le he dado además
+todas las economías que poseo. Ya ha partido. M. Virieu, quien ha
+ingresado en la carrera diplomática y se interesa por Alfonso tanto como
+él mismo, le decía en sus cartas que el conde de Lagarde, nuestro
+embajador en España, estaba decidido a llevarle consigo a Madrid.
+¡Quiera Dios que este proyecto se realice!
+
+ * * * * *
+
+Todo ha fracasado. Alfonso acaba de volver más descorazonado que nunca
+por los acontecimientos que le vuelven a sepultar nuevamente en la
+inacción y la oscuridad. M. de Lagarde, que le conoce, y que hubiera
+deseado llevarle consigo, no le ha sido posible, y ha partido, para
+Madrid, dejando a mi pobre hijo en el mayor desconsuelo.
+
+¡Si yo pudiera obtener para mi hijo la resignación que yo poseo! Pero el
+es joven y es natural que sus pensamientos sean distintos a los míos.
+
+El proyectado casamiento de mi Cesarina, resulta decididamente
+irrealizable, me he visto obligada a decírselo así a este pobre joven.
+La familia se ha obstinado en la negativa más absoluta; estoy
+desesperada y he llorado mucho; el pobre joven parece resuelto a esperar
+aún contra toda esperanza. También Cesarina está muy triste, pero bien
+penetrada de su deber; teme, dice, que si fuerza por sí misma las
+repugnancias, el descontento de aquellos de quienes nosotros dependemos
+recaiga sobre mí. ¡Lástima grande que así se rompan las esperanzas de
+dos almas puras que sentían una hacia la otra cierta inclinación
+natural, por cierto bien inocente! Afortunadamente, el tal efecto no
+constituía para Cesarina una pasión absoluta, y si únicamente una
+simple disposición amorosa, y el reconocimiento natural en quien se ve
+amada con vehemencia. ¡Pobre muchacho!
+
+Me han hablado de otro matrimonio para mi hija con un hombre de mucho
+mérito que ha pedido su mano; he conferenciado con ella sobre el
+particular, y parece que se presta a la realización de dicho proyecto;
+creo que ha reflexionado y está resuelta. No he podido comprender si
+ella se ha manifestado condescendiente por sacarme de apuros o si ve
+alguna razón de conveniencia particular: yo procuraré estudiar este
+asunto con detenimiento. Alfonso me dice (y tiene mucha razón), que no
+haga violencia alguna contra los sentimientos y afecciones que pueda
+profesar a otra persona.
+
+Me dice también mi hijo, que si es necesario él me apoyará contra todas
+las oposiciones de la familia, hasta el momento en que sea completamente
+libre de seguir sus inclinaciones naturales; Cesarina, al oír esto ha
+contestado que no había experimentado más que el natural sentimiento en
+toda persona reconocida a otra a quien ha inspirado una pasión, y que
+seguiría sin pesar alguno la voluntad de la familia, que se uniría sin
+repugnancia al hombre apreciable que se le destinaba; parece, por lo
+tanto, que hay en ello tanta reflexión como simpatía. ¡Feliz el marido a
+quien la Providencia le depare tan angelical criatura!
+
+ * * * * *
+
+Al poco tiempo, o sea el 21 de febrero de 1819, se ve que la obediencia
+de Cesarina se trocó en verdadera felicidad, al menos en apariencia.
+
+
+
+
+CIII
+
+Domingo, 21 de febrero de 1819.
+
+
+El día 17 hemos llegado a Chambery; están los caminos intransitables y
+hemos hecho el viaje en largas jornadas. La mayor parte de la familia
+nos esperaba con impaciencia; hemos sido recibidos como príncipes.
+Cesarina parece estar en su elemento, simpatizando con las gentes de
+este país, que son buenas y sencillas; nos colman de atenciones, que
+verdaderamente puedo calificar de amistosas.
+
+Felicítome mucho todos los días por este casamiento, que tantos
+disgustos me ha costado figurándome que había dificultades de verdadera
+monta para realizarlo.
+
+La figura de M. de Vignet no es muy notable; su fortuna es mediana; temí
+muchas veces cometer un disparate; ¡y he sido yo quien lo ha hecho todo!
+Rogué muchísimo a Dios que me diera acierto y que aclarase mis dudas, y
+veo ahora con satisfacción que todo lo que pueda llamarse verdaderamente
+cuerdo y razonable, se encuentra en este matrimonio. He podido
+comprender que Cesarina no ha encontrado la menor repugnancia en la
+figura de M. de Vignet; estoy segura de que le amará... Tengo la
+satisfacción de ver que no me he equivocado; Cesarina le ama en efecto.
+
+La reputación de M. de Vignet está bien cimentada y es hombre de grande
+ingenio, muchos conocimientos y méritos de toda especie; su familia es
+de las principales de este país, y es seguro que llegará a ocupar los
+puestos más eminentes a que pueda aspirar, dada la carrera que tiene,
+así por propios méritos como por el apoyo de su tío el conde de Maistre,
+actual canciller. Tiene una hermana, buena y amable, que vive con él, y
+un hermano, antiguo amigo de Alfonso, el cual ha resultado ser la
+principal causa de este matrimonio.
+
+Soy, por lo tanto, muy dichosa en haber encontrado una salida tan
+honrosa para reparar todas las imprudencias que a causa de mi debilidad,
+había cometido. ¡Cuántas veces yo misma me he reprochado aquella
+conducta!
+
+Pero en medio de la satisfacción que siento, recuerdo con honda pena al
+joven que tan enamorado estaba de Cesarina y al cual apoyaba en sus
+pretensiones. ¡Pobre joven! ¡Cuánto habrá sufrido!... Puesto que no
+queda ya ninguna esperanza, es preciso, pues, romper del todo, lo antes
+posible; Dios me ayudará como me ayuda siempre, y yo no me cansaré de
+repetirle millones de veces mi reconocimiento por los beneficios que me
+concede.
+
+Con gran lucimiento hemos celebrado la boda aquí y en Mâcón.
+
+
+
+
+CIV
+
+Martes, 9 de marzo 1819, en Saint-Amour
+en el Franco Condado.
+
+
+Al salir de Chambery el jueves, día 4, he realizado mi proyecto de
+atravesar el monte Chat para venir aquí, en donde me encuentro desde el
+viernes, día 6, a la caída de la tarde: ha sido una larga jornada por
+aquellos espantosos caminos y ásperas pendientes. M. de Costa, que posee
+un castillo al pie del monte, nos ha proporcionado dos caballos para la
+subida; a pesar de ello me he visto precisada a caminar a pie en varias
+de las numerosas y casi inaccesibles revueltas de la carretera, donde
+era preciso contener las cabalgaduras; yo estaba llena de miedo viendo,
+a una profundidad enorme y espantosa, grandes precipicios y el lago
+Bourguet, en el cual podíamos sepultarnos al más pequeño descuido.
+
+El descenso a la otra parte de la montaña, es al principio más suave,
+pero, en Yenne, la pendiente vuelve a empezar de nuevo; viene a ser una
+limitadísima cornisa sin parapeto, pegada por una parte a las
+elevadísimas rocas de la montaña y teniendo en la otra, sin el menor
+amparo, el caudaloso Ródano a tres o cuatrocientos pies de profundidad.
+A la otra parte del río existen aún las enormes rocas donde estuvieron
+las célebres prisiones de Pierre-Chatel, cuyo edificio pertenecía al
+Estado. El paisaje es allí magnífico e incomparable: entre dos rocas
+enormes hay un desfiladero: después de los días transcurridos, aún temo
+que aquellas masas de prodigiosa altura se desprendan y nos sepulten
+entre sus peñascos.
+
+En todo se admira la inmensa pequeñez de los hombres y el poder de Dios.
+Si reflexionáramos detenidamente lo poco que somos y valemos, siempre
+estaríamos prevenidos para recibir la muerte, porque cualquier accidente
+puede ocasionarla: no es así, sin embargo... ¡Oh! el orgullo humano es
+grande. El hombre no advierte lo que la Naturaleza le muestra
+constantemente; esto es, la realidad de lo eterno.
+
+¡Cuánto orgullo hay en este bajo mundo!
+
+¡Cuánta demencia!
+
+ * * * * *
+
+Me encuentro en casa de mi hija Cecilia, descansando de mis fatigas
+cotidianas; ella vive completamente dichosa; es adorada de todo el mundo
+por su dulce carácter, y se ve rodeada de hermosísimos hijos cuyo número
+aumenta cada año. Este pueblecito de Saint-Amour es delicioso. He tenido
+ocasión de entregarme a mis reflexiones; tuve un gran disgusto al
+separarme de mi Cesarina, y ella, por su parte, lo tuvo también al verme
+partir. Siempre que estoy turbada y abrumada, despejo mi cabeza
+reflexionando. Pero jamás sabemos de cierto en este mundo cuándo obramos
+bien o mal: Dios lo quiere así para tenernos humillados siempre en
+nuestra propia desconfianza. A él recomiendo continuamente aquella hija
+querida, que dejé rodeada de una familia llena de virtudes de todo
+género, y particularmente de piedad, dispuesta, al parecer, a amarla más
+cada día.
+
+Goza su esposo de mucha consideración, y aunque tiene más edad que ella,
+se aman entrañablemente. Ella alternará con lo mejor de la sociedad del
+país. Sus haberes, dado el cargo que desempeña su marido, son
+suficientes a sus necesidades, porque aun cuando en el fondo no sea su
+fortuna muy considerable, es seguro que la irá aumentando rápidamente.
+En Chambery abunda poco el lujo, todas las fortunas son limitadas:
+tengo, pues, motivos para creer que ha de vivir con desahogo y
+tranquilidad.
+
+La que hoy empieza a ocuparme es mi Susana, belleza de otro género, pero
+belleza incomparable que llamo la atención de toda la sociedad de
+Chambery y de la juventud de Piamonte, donde me la llevé cuando fuimos
+a acompañar a su hermana para el casamiento. No se oían más que elogios
+para ella, pero es tan cándida y sencilla, que no se preocupa lo más
+mínimo de su belleza. Se me habló ya de un buen partido para colocarla.
+¡Ah! ¡Si yo pudiese casarla más cerca de mí, y casar también a Alfonso!
+Quién sabe, Dios mío, si de esta suerte olvidaría esta dichosa carrera
+que le tiene preocupado y que acaso no conseguirá jamás.
+
+
+
+
+CV
+
+Mâcón, 18 de marzo de 1819.
+
+
+Otra vez me hallo en Mâcón, pero muy intranquila, porque el encono de
+los partidos políticos se halla en Francia muy excitado. A mi marido y a
+mí se nos critica porque no participamos de la cólera de nuestros
+correligionarios los realistas; esto, a mi entender, no es religioso ni
+realista; que los hombres no creo hayan sido llamados al mundo para
+injuriarse. Tanto mi marido como yo, nos hemos visto obligados a
+separarnos de nuestras más íntimas relaciones sociales, encerrándonos en
+nosotros mismos: nosotros nos contentamos siendo fieles a los Borbones,
+sin perder por esto nuestra sangre fría, nuestro espíritu de justicia ni
+nuestras almas. ¿No existen acaso bastantes pasiones a que hacer frente
+dentro de nosotros mismos, sin necesidad de encender los odios políticos
+en que arden en este momento los espíritus? Dice mi marido que él dio
+su sangre a los Borbones el 10 de Agosto y que está dispuesto a
+derramarla nuevamente: pero que él no abandonará jamás su buen sentido a
+los furores de sus partidarios. Sin embargo, está triste y sufre mucho.
+Así, dice él, es como se fomentan las guerras civiles. Los enemigos de
+los realistas también están excitadísimos, de suerte que nos encontramos
+en medio de dos partidos y en nuestro propio país proscritos y
+sospechosos a unos y a otros. ¡Dios mío, derrama sobre todos el espíritu
+de paz y de justicia! Alfonso ha partido otra vez para París. ¿Qué
+objeto tendrá su viaje?
+
+
+
+
+CVI
+
+11 de junio de 1819.
+
+
+He hablado con la señora de ***; es la italiana más bella y simpática
+que he tenido jamás ante mis ojos; posee una especie de irradiación
+dulce y viva a la vez, que subyuga el corazón al mismo tiempo que
+deslumbra la vista: el sonido de su voz, unido a cierto acento
+extranjero, despiden una emoción y una ternura que atraen y encantan a
+la vez. Me ha traído noticias de mi Alfonso, a quien dice que ha visto
+muchas veces en París; me ha recitado versos de mi hijo que yo
+desconocía por completo; son una especie de cadencias entre religiosas y
+melancólicas, dentro de las cuales se observa una pasión juvenil que no
+me atrevo a definir.
+
+
+
+
+CVII
+
+Milly, 4 de junio de 1819.
+
+
+Ha llegado Alfonso y está muy bien de salud. Encuentro en él algo nuevo
+que le preocupa mucho. Parece que ha adquirido en Chambery relaciones
+con una joven inglesa, con quien tiene deseos de contraer matrimonio, y
+según cuenta, ella también le quiere; y ambos están resueltos, mediante
+el permiso de sus padres, a seguir adelante con sus relaciones. ¡Cómo se
+complace la Providencia en realizar mis más puros deseos! Cuando yo me
+impacientaba y desesperaba viendo a mi hijo sin ocupación, y sin objeto,
+vagando de un país a otro para distraerse en vanas inutilidades o en
+devaneos perjudiciales, he aquí cómo esta misma Providencia nos presenta
+de pronto y como de la mano, a esa extranjera que parece ser una mujer
+perfecta, y capaz de contener su alma dentro de la felicidad que
+proporciona una vida honrada. ¿Qué resultará de todo esto? Sea lo que
+Dios quiera.
+
+La joven inglesa es conocida de Cesarina: esto me ha causado mucha
+alegría. Sin ser una belleza, muchas veces más perjudicial que útil a
+quien la atesora, es agradable y graciosa, tiene una figura admirable, y
+una cabellera como hay pocas; de educación esmerada, mucho talento e
+ingenio superior; pertenece a una familia notable de Inglaterra muy bien
+relacionada y emparentada; sin ser rica, su madre, que es viuda, tiene
+una posición desahogada; la joven es hija única; su padre fue coronel
+de las milicias inglesas durante las amenazas de la invasión
+bonapartista.
+
+Habiendo recibido muy bien a los emigrados franceses en su casa de
+Londres, acogió muy particularmente a una gran dama emigrada de Saboya,
+conocida por la señora marquesa de la Pierre, a quien tuve el honor de
+conocer en casa del gobernador de Saboya con motivo del casamiento de
+Cesarina. Es una persona que ha debido ser de una belleza
+extraordinaria.
+
+Esta dama pasó todo el tiempo del destierro de los reyes de Cerdeña en
+Inglaterra, hasta el 1818; tuvo algunas hijas nacidas y educadas en
+Londres; estas niñas han vivido después de su infancia, como hermanas,
+con la joven inglesa, su amiguita. A su vuelta a Saboya, hicieron que la
+amiga viniese con ellas para prodigarle a su vez la hospitalidad que de
+ella habían recibido; estaban, como es natural, satisfechas de poderle
+ofrecer su patria, su castillo, cuantas consideraciones gozaban en su
+provincia y en los dominios que les habían sido restituidos en parte.
+Actualmente habitan una magnífica quinta con un gran jardín al extremo
+de uno de los arrabales, situados a poca distancia de Chambery; esta
+quinta es el centro de reunión de la sociedad más distinguida e
+ilustrada de aquella deliciosa población. Allí se dibuja, se pinta, se
+dan conciertos, se monta a caballo; es una especie de cantón inglés
+transplantado a Saboya. Cesarina va allí muchas veces, y su cuñado, Luis
+de Vignet, el amigo de Alfonso, está casi siempre; hace versos y se los
+lee a las señoritas de la reunión; les ha leído también algunos,
+escritos por Alfonso, que han sido celebrados por la concurrencia:
+cuando se le interroga sobre su amigo, hace de él un elogio exagerado,
+le compara a cierto joven poeta inglés, cuyo nombre no recuerdo en este
+momento: únicamente sé que ha escrito poemas fantásticos que hoy gustan
+mucho, y les ha prometido presentar a su amigo cuando pasara por
+Chambery de regreso de Suiza: Alfonso se encontraba entonces en aquel
+país solo, y habitaba en la cabaña de un pescador a la orilla de un
+lago.
+
+He aquí cómo ocurrió el caso, que viene a ser por cierto algo novelesco.
+
+La fama adquirida por Alfonso, gracias a las exageraciones de su amigo,
+hizo que hubiera de presentarse en Bissy, quinta de recreo del coronel
+de Maistre en Chambery.
+
+Tenían todos grandes deseos de conocer al hermano de Cesarina, y creían
+que su aspecto había de ser elegante, como sus composiciones poéticas, y
+simpático como su hermana. No pudo ocultar la joven inglesa su pasión
+por las poesías del joven francés, y su madre, que hace siempre lo que
+su hija quiere, sonrió sin disgusto a esta inclinación. Alfonso ha sido
+por unas semanas el favorito de la casa; y aprovechando esta
+circunstancia, hizo hablar a Cesarina con madame de la Pierre, para que
+esta señora lo hiciera a su vez con la madre de la joven inglesa. Pero
+la gran dificultad que me tiene intranquila ha de venir de nuestra
+parte, sobre todo de mis cuñadas de aquí; porque la joven de que se
+trata es protestante. Sin embargo, Cesarina (que tiene también muchas
+ganas de casar a su hermano), me asegura que la amiga de las señoritas
+de la Pierre, se ha aficionado a la religión católica, diciendo que ya
+hubiera abjurado del protestantismo, si no hubiese temido disgustar a su
+madre. Si ella ha prometido sinceramente a Cesarina entrar en nuestra
+religión, y educar sus hijos en nuestra fe, creo que habrán terminado
+con esto los obstáculos.
+
+¡Qué de disgustos me cuesta el ir venciendo las dificultades que se
+oponen al bienestar de la familia y sobre todo la tranquilidad de mis
+hijos!
+
+¿Y qué puede haber más antipático a los ojos de los tíos y tías de
+Alfonso, tan severamente razonadores, que este casamiento tan novelesco
+con una extranjera? Apenas me atrevo a hablar a mi marido y a sus
+hermanos, y de no ser así, no puede llevarse adelante el matrimonio.
+Toda la fortuna de la familia está en sus manos; Alfonso no tiene más
+que la corta pensión que le asignó su padre, y unos cincuenta mil
+francos sobre la propiedad de Saint-Point, cuando faltemos nosotros.
+Todas las heredades de mi padre político son de mis cuñados y cuñadas;
+si ellos no lo aseguran en el contrato, ¿cómo presentar así un joven sin
+carrera y sin fortuna a una familia más rica que nosotros? El amor lo
+compensa e iguala todo para los jóvenes, pero ellos no son los que
+cierran los contratos.
+
+Estoy tan preocupada que no puedo conciliar el sueño.
+
+
+
+
+CVIII
+
+9 de noviembre de 1819.
+
+
+Todo ha terminado. Alfonso está de vuelta. La madre de la joven inglesa
+se ha llevado su hija a Turín para alejarla de él, pero tengo la
+seguridad de que ellos se escriben de cuando en cuando. Estoy muy
+triste. Mi marido, disgustado por nuestra pena, por la pérdida de las
+cosechas, y por las deudas de su hijo que es preciso pagar antes de que
+se case, para que la familia a quien se una no resulte engañada; mi
+marido, digo, desea vender la casa de Mâcón y retirarse al campo; quiere
+vivir completamente aislado de las gentes. Si lo hace así, ¿cómo voy a
+colocar las dos hijas solteras que me quedan? ¿Quién vendrá por ellas al
+fondo de una pobre aldea? Semejante conversación con mi esposo y el
+temor de que venda la casa, me ha hecho derramar muchas lágrimas esta
+noche. Mis dos hijas pequeñas me han visto llorar, y en seguida han
+corrido ambas a encerrarse sin ruido en el gabinete de las Musas, junto
+a mi alcoba (en este gabinete están esculpidas en la madera de los
+arrimaderos, las nueve Musas). Al entrar yo en el referido gabinete, he
+sorprendido a las dos arrodilladas, rogando y llorando ante Dios para
+que me consuele. ¡Qué dichosa me he considerado al ver la ternura y la
+sensibilidad de mis piadosas hijas! Pero ¡ay! ello no hace sino
+disgustarme más al ver que no puedo ocuparme como debo del porvenir a
+que son acreedoras, por las virtudes que atesora su corazón.
+
+
+
+
+CIX
+
+25 de diciembre de 1819.
+
+
+Esta mañana ha marchado Alfonso: he notado que estaba muy triste. El
+señor barón de Mounier, que le aprecia mucho, le ha escrito que vaya
+inmediatamente a París, porque tiene alguna esperanza de hacerle
+entrar.
+
+
+
+
+CX
+
+6 de enero 1820
+
+
+Nada de nuevo, si no es que me ha escrito diciéndome que Alfonso ha sido
+bien recibido con mucha distinción entre personas de la mayor
+concurrencia, donde su personalidad y sus talentos produce, según la
+expresión de Mme. Vaux, mi hermana, un tipo de entusiasmo. Ella me cita
+los nombres de una multitud de personas entre las cuales he conocido sus
+madres en mi juventud: la princesa de Talmont, la princesa de la
+Tréouille, Mme. Raignecourt, la amiga de Mme. Elisabeth, Mme. de
+Saint-Aulaire, la duquesa de Broglie, hija de Mme. de Staël, Mme. de
+Montcalm, hermana del duque de Richelieu, Mme. Dolomieu a que conocí en
+la casa de la duquesa d'Orléans; y muchos hombres eminentes que se
+apresuraron a ofrecerle su amistad, a él antes tan oscuro; el joven
+duque de Rohan, el virtuoso M. de Montmorency, M. de Molé, M. Lainé, de
+quien se dice ser un gran orador, M. Villemain, discípulo de M. de
+Fontanes, que conoció en casa de M. Decazes, el favorito del rey, y
+otros más que no recuerdo. Puede decirse que es ya conocido de todo el
+mundo; empieza a sentirse una especie de rumor sordo precursor de la
+gloria. ¡Qué satisfacción para una madre ver a su hijo en el pináculo de
+la fama!... Estoy satisfecha de la inesperada acogida de que ha sido
+objeto mi hijo, pero pido a Dios antes que la gloria y los honores, que
+sea un hombre digno, y buen cristiano, como lo es su padre. Todo lo
+demás, ya lo he dicho otras veces, no es más que vanidad.
+
+
+
+
+CXI
+
+
+Hay aquí una interrupción: el manuscrito no continúa. Aquella pobre
+madre ha hecho un viaje a París. He aquí la causa. Habíanla escrito de
+allá, que su hijo estaba enfermo de una afección al pecho; púsose en
+camino la noche del 12 de febrero en compañía de su hija Susana, joven
+de dieciséis años, más parecida por su belleza a un ángel que a una
+criatura humana. En sus notas de viaje se observa ligeramente que en
+Chalón-sur-Saona tuvo el disgusto de encontrarse con una mascarada
+grotesca, en la cual todos los objetos de su devoción, esto es, la
+piedad, la religión, la monarquía y el pudor, estaban groseramente
+ridiculizados; su alma se contrajo dolorosamente bajo este que le
+pareció funesto augurio, presintiendo alguna catástrofe; al pasar por
+Auxerre, una voz salida del fondo de un coche público, gritaba con voz
+de trueno: «El duque de Berry ha sido asesinado». Aquella buena madre
+llegó a París tristemente emocionada, pero sin ver cumplidos los fatales
+augurios. Su hijo había entrado en el primer período de convalecencia y
+había sido asistido cuidadosamente por sus amigos, los cuales se
+hallaban a su lado en la pequeña bohardilla que le servía de habitación.
+Su alegría fue inmensa y pronto olvidó las malas impresiones recibidas
+durante el viaje, al saber que las primeras poesías de su hijo debían
+aparecer luego impresas en un pequeño volumen. Esas poesías le habían
+conquistado en poquísimo tiempo las simpatías generales y un buen
+nombre. M. de Talleyrand mismo, este juez desdeñoso e infalible, acababa
+de dar la señal de admiración. La dichosa madre recibió una carta al día
+siguiente de la publicación del tomo de su hijo. El diplomático decía a
+la princesa*** que le había proporcionado el volumen: He pasado la mayor
+parte de la noche leyendo. Mi insomnio es una sentencia. No soy profeta,
+no puedo deciros cuál será el efecto que produzca en el público, pero el
+público mío, que lo componen mis impresiones, y que se oculta bajo mis
+blancos cabellos, oigo que dice: «Aquí hay un genio». Ya tendremos
+ocasión de hablar más despacio.
+
+No es esto todo; los amigos de su hijo, confirmándose en la benevolencia
+del aplauso público, hombres y mujeres, aprovecharon este momento de
+calor para abrumar a solicitudes al ministro de Negocios Extranjeros. M.
+Pasquier, literato también al mismo tiempo, nombró inmediatamente al
+joven poeta secretario de la embajada de Nápoles. M. Simeón, ministro
+del Interior e Instrucción pública, le remitió de parte del rey Luis
+XVIII una colección de los clásicos latinos de _Lemaire_ con el
+lisonjero testimonio de la satisfacción de S. M., quien le concedía
+espontáneamente una pensión literaria, con cargo al presupuesto del
+fomento de la literatura; cuya pensión venía destinada a suplir en parte
+el pequeño sueldo que disfrutaba en la diplomacia.
+
+La vida, la fortuna, la ambición, la gloria, y, sobre todo, el favor
+general, estallaron al mismo tiempo sobre aquella existencia por tanto
+tiempo retraída y desesperanzada. El corazón de la madre se inundó de
+alegría. La celebridad de su hijo, la admiración que causó en París la
+extraordinaria belleza de Susana, su hija idolatrada: las presentes
+alegrías, las halagüeñas esperanzas del porvenir y sobre todo la
+esperanza de que su hijo podía más adelante enlazarse con la joven
+inglesa, de tal manera excitaron la mano temblorosa de la madre, que
+durante tres meses, se observa en las páginas del _diario_ un
+embriagador entusiasmo.
+
+Estas páginas son demasiado íntimas; permita el lector que sobre ellas
+guarde secreto. Existe una, sin embargo, que debo hacerla pública por la
+extraña coincidencia profética de sus leyes, y de los sentimientos entre
+el destino de la madre y el del hijo.
+
+La noche del día de Pascua de 1820, escribe ella, se sintió «como
+ahogada por su propia dicha y por la de sus hijos», y tuvo necesidad de
+ir, a la caída de la tarde, a reponer su corazón demasiado lleno de
+gracia y de lágrimas, a la iglesia de San Roque, donde ella iba a orar
+frecuentemente en los primeros años de su juventud. Entra en el templo
+acompañada de su hija Susana, y se arrodilla al lado de uno de los
+pilares de la iglesia para dar gracias a Dios por los inmensos favores
+que acaba de recibir. Aquellas oraciones, o mejor dicho, aquel himno que
+dejó escrito, surge de su _diario_ envuelto en las últimas lágrimas de
+júbilo y de piedad que derramó sin duda en medio de aquel éxtasis de
+concentración ante Dios. ¡Todos los hijos deberían poder leer líneas
+parecidas, para que, observándolas, como depende de ellos, casi siempre,
+no amargar con desdichas, y sí llenar de felicidades, los corazones de
+sus madres!
+
+
+
+
+CXII
+
+
+De nuevo vuelve mi madre a abrir su _diario_, interrumpido por algunas
+semanas, transcurridas entre viajes y ocurrencias de géneros diversos.
+
+ * * * * *
+
+Mâcón, 3 de julio de 1820.
+
+Desde el día 31 de mayo han sido tales mis ocupaciones, que no me ha
+sido posible consignar en este _diario_, un hecho altamente interesante
+y que es de los más importantes de mi vida.
+
+El casamiento de mi hijo Alfonso ha tenido lugar el 6 de junio en la
+iglesia propiedad del gobernador de Chambery. Mi hija política pasó en
+el retiro más completo los días que precedieron al de la boda. La
+ceremonia tuvo lugar a las ocho de la mañana, habiendo asistido a ella
+el gobernador y su esposa, el ayudante de campo del gobernador, la
+marquesa de la Pierre y sus cuatro hijas, el señor conde de Maistre, M.
+de Vignet y la señorita Olimpia, su hermana, y monseñor el obispo de
+Annecy; celebró la misa y consagró el matrimonio el abate de Etioles.
+Mi nueva hija vestía con toda la seriedad y elegancia imaginables;
+llevaba un magnífico vestido de muselina bordada, y un riquísimo velo de
+encaje que la cubría casi por completo; imposible imaginar otra
+presencia tan llena de dignidad, de gracia y de modestia. ¡Qué modales
+tan elegantes y tan llenos de naturalidad!... Yo estaba afectadísima y
+no me es posible referir todo lo que pasó por mí al ver llegado para mi
+hijo el momento más solemne e importante de su existencia; he rogado a
+Dios con mucho ardor, pero debo reprocharme, como me reprocho todavía,
+el no haber rogado lo bastante; ¿cómo puede una madre dar gracias
+suficientes por las alegrías de su corazón, cuando llega a tocar para su
+hijo el colmo de cuanto podía desear? La misión de las madres sobre la
+tierra, termina con el día en que ven asegurada la dicha de aquellos que
+son sangre de su sangre.
+
+Espero rezar al pie de estos mismos altares, por iguales ceremonias,
+alguna vez más, porque hoy me han hablado de un buen partido para mi
+hermosa Susana; ¡dichoso, dichoso aquél a quien Dios tenga destinada la
+posesión de semejante ángel!
+
+Alfonso, su esposa y su madre política, han partido para Italia después
+de la ceremonia, yendo a ocupar en Nápoles su puesto junto al duque de
+Narbona.
+
+Me he llevado conmigo a mi pobre Cesarina hasta. Mâcón, a fin de
+consultar por su salud con los médicos de Lyón; se encuentra algo
+enferma: Dios parece que quiere mandarme algunas penas proporcionadas a
+mi felicidad. He encontrado igualmente a mi buena amiga, Mme. Paradis,
+mi segunda hermana en todo conceptos, muy enferma también. ¡Ah! he
+estado junto a ella más de quince días, cuidándola día y noche; la pobre
+no tenía tranquilidad, aparente a lo menos, sino al verme a su lado:
+¡ha muerto en mis brazos! ¡Qué amiga tan santa he perdido en ella! Yo
+tuve la fortuna de inspirarle una fe y una resignación que ella no
+sentía como yo, al nacer la amistad que nos ha unido; pero ha muerto en
+la esperanza y, creo poder asegurarlo, en gracia de Dios. ¡Qué vacío ha
+dejado junto a mí semejante pérdida! Vivía en Mâcón, frente a mi casa, y
+al ver la menor señal de turbación o de dolor en mi semblante, corría a
+mi lado a consolarme y compartir conmigo las penas. Al morir quería
+legarme toda su fortuna, pero yo no lo he consentido: únicamente, y como
+recuerdo de amistad, he consentido en admitir algo de lo que constituía
+su fortuna, que no era escasa. Consiste este recuerdo en una pequeña
+propiedad que poseía en Saint-Clement, al lado de la puerta de Mâcón,
+hoy en mi dominio.
+
+Sin esta incomparable amiga, que buscaba mis tristezas y mis necesidades
+cuando yo las sufría por mis hijos, en el fondo de mi corazón; que se
+olvidaba de sí propia para venir en mi socorro y que hacía
+frecuentemente más de lo que podía, no sé muchas veces lo que hubiera
+sido de mí.
+
+¡Ah! ¡que nuestro afecto dure y se eternice allá en el cielo como yo
+deseo! No dejaré pasar ni una noche ni una mañana sin rogar por ella, y
+cuando vea delante de mis ventanas, a la otra parte de la calle, aquella
+ventana cerrada para siempre, o encuadrando otras caras, ¡cómo se
+partirá mi corazón de tristeza y de pesar, sino la entreveo a ella...
+allá en el cielo!...
+
+¡Cuánto debo yo a mis buenas amigas! Creo verdaderamente que la amistad
+es la forma visible de Dios. El mismo corazón divino parece entendernos,
+hablarnos, comprendernos y abrirse, en el corazón de nuestros amigos. No
+he tenido privilegiados en ningún lance de mi vida; cuando me han sido
+arrebatados, no he creído jamás haberlos perdido, ¡tan presentes los
+tengo! Poseo ahora un cariño extraordinario a la joven y bellísima Mme.
+Delahante, sobre todo, y a pesar de la diferencia de edades, ella me ha
+tomado como a su segunda madre; la quiero como si fuera mi hija.
+
+
+
+
+CXIII
+
+Domingo, 16 de julio de 1820.
+
+
+Hoy he sufrido mucho: unas mujeres del pueblo dicen que han oído decir,
+que los periódicos hablan del asesinato de Alfonso, en la carretera de
+Roma a Florencia. Estas buenas gentes han tenido la inocente crueldad de
+venir a repetir llorando esta noticia. Ignoro quién se ha cuidado de
+esconder a mis ojos los periódicos que explicaban esta especie de
+trágica aventura, cuyo origen ignoraba. Por suerte, he recibido esta
+mañana una carta del mismo Alfonso con fecha posterior al día en que se
+cuenta que el suceso tuvo lugar; esto me ha consolado un tanto, pero la
+sola idea de que el hecho haya podido ocurrir, me causa horror. ¿Qué
+hubiera sido de mí a no haber recibido la carta? ¿y cuántos rumores
+semejantes, impresos por los periodistas, afanosos de dar noticias sin
+calcular la trascendencia, habrán matado a otras madres? Espero, llena
+de ansiedad, otra carta, porque creo de continuo que debiendo reconocer
+este rumor algún fundamento, puede haber querido Alfonso ocultarme lo
+ocurrido.
+
+Sé por su amigo, M. de Virieu, que él temía volver a ver en Italia a
+cierta persona que no le perdonaba el haberse casado; ¿tendrá esto
+relación con el lance que dicen haber ocurrido?
+
+¡Que Dios le bendiga y proteja como yo deseo! ¡Cuánto tiempo hace que a
+El le tengo encomendada su existencia!
+
+
+
+
+CXIV
+
+
+Otra vez en su retiro de Milly se encuentra la pobre madre, después de
+tantas agitaciones personales, triste y lamentándose continuamente del
+vacío que se va haciendo a su alrededor con los casamientos de sus hijas
+y el de su hijo. Luego siente haber de afligirse por esta causa, ya que
+semejantes ausencias son condiciones naturales que la misma felicidad
+impone.
+
+Su hijo, le da serias inquietudes porque se encuentra en medio de la
+revolución de Nápoles. Las agitaciones políticas de Francia, los odios
+de los partidos que se disputan o arrancan el poder, la devuelven a sus
+consideraciones políticas. Estas agitaciones apasionadas, la hacen
+partidaria de la unidad, del poder y la disciplina silenciosa de una
+monarquía patriarcal, en la cual sueña. Damos aquí sus reflexiones sin
+juzgarlas. Un hijo, en religión y en política, podrá tener los
+sentimientos de su madre, pero no sus dogmas. El hijo, al crecer, no se
+alimenta como el niño, de la leche del ama o de la madre, y sí del pan
+de los hombres ya formados.
+
+Es imposible, sin embargo, reconocer que la unificación del poder, sea
+ésta conferida al pueblo en el sistema republicano, o al rey en el
+monárquico, aparece más lógicamente útil a la sociedad, que estos odios
+originados por el régimen constitucional, como ahora se llama.
+
+Esta clase de gobierno siempre tiene en guerra los partidos, y la guerra
+no se concibe sin el odio, ese odio recíproco que es el elemento más
+funesto para una sociedad: este es en su fondo, el pensamiento de
+aquella buena mujer, y madre cariñosa.
+
+El odio es el extremo opuesto de la caridad; la caridad es Dios;
+entonces los gobiernos que constituyen los ciudadanos en estado de
+guerra permanente, dejan de ser gobiernos, según y conforme quiere Dios.
+A un instinto verdaderamente piadoso sólo esto se le puede contestar: es
+que la humanidad está tan mal organizada, que no hay que dar a escoger a
+los pueblos entre la paz y la libertad, porque es tan de origen divino
+la una como la otra; la libertad es tan divina como la paz.
+
+ * * * * *
+
+Continuemos:
+
+¿Qué clase de gobierno es éste bajo el cual nos hallamos, y al que es
+preciso respetar, ya que es la voluntad del rey que así sea? Se me
+figura completamente opuesto a la paz y caridad que debe reinar entre
+los cristianos; pues no se ocupan sino de juzgarse unos a otros y de
+revelar todo lo que de malo pueden saber éstos de aquéllos, todos con el
+mayor ensañamiento. Bajo el pretexto del bien público, parece lícito
+todo esto y así se forja una conciencia, como se falsifica y se gasta
+el corazón más noble; ¡cómo son los hombres! por su desdichada
+naturaleza, atraídos a la malevolencia, lanzándose desenfrenados por el
+fatal precipicio y la sociedad resulta de esta manera desconcertada;
+cualquiera se considera capaz, cualquiera se elige a sí mismo,
+levantándose los unos contra los otros, porque éstos les tienen miedo a
+aquéllos y aquéllos a éstos; cubiertos con la máscara de la dignidad
+hablan muchos en contra de lo mismo que sienten, y nadie se atreve a
+defender los ausentes torpemente ultrajados, por miedo a ser luego
+tratados como aquéllos, y así van introduciéndose en la sociedad las
+injusticias.
+
+Yo, que siento viva y dolorosamente todo esto, también me he gastado, y
+siento debilitado mi afecto; creo que es únicamente contra los malos,
+pero aquellos a quienes yo condeno se justifican igualmente por la misma
+creencia. ¡Dios mío! devolvedme mi paz, haced que yo no me mezcle en
+nada de lo que no deba, y que me separe, en cuanto dependa de mí, de las
+iniquidades de este siglo que han de ser necesariamente odiosas a
+vuestros ojos. Mi ideal político tiende únicamente a lo que quepa en mi
+religión; ésta me hace creer que el gobierno puramente monárquico es el
+mejor, porque es en él en el que Vos, Dios mío, habéis dado el modelo al
+mundo; pues aquellos a quienes bien quisisteis, como a los israelitas,
+de Vos recibieron el encargo de formar un gobierno, cuando después de
+tantos sufrimientos os pidieron un rey que los gobernara.
+
+Un rey concedido por Vos es absolutamente vuestra imagen, y debe, por lo
+tanto, conservar todo su prestigio y toda su autoridad: si este rey se
+asocia con su pueblo y se mezcla en las luchas que lo dividen, formando
+parte de ésta o de la otra fracción, las pasiones se exaltan más y no
+cumplirá la misión que de Vos ha recibido, porque la monarquía es una
+gran familia de la que el rey es el padre, y no es un padre sabio el que
+hace a cada uno de sus hijos juez de su propia conducta y de todas las
+razones causadas por todas y por cada una de sus obras; ¿quién le ha
+dado el derecho de condenarlo todo, de decirlo todo, escribirlo todo, ya
+sea contra su gobierno, ya contra cada uno de sus hermanos, salvo,
+empero, el ser castigado, si se equivoca? Lo repito: semejante padre no
+será nunca un hombre sabio y su conducta no estará en relación con las
+obras de Dios y con el dogma de la caridad. Ved en esto, poco más o
+menos, la imagen de un gobierno constitucional. Pero, lo repito,
+nosotros debemos callar, respetar y rogar; porque lo que existe de peor
+y más censurable, es el hablar y obrar contra un gobierno constituido;
+porque al fin, el hombre puede conseguir su salvación en todas partes
+donde la mano de Dios le destine.
+
+Mis reflexiones no deben tener, por lo tanto, otro objeto para mí, que
+el de no participar en un solo punto del mucho mal que se está haciendo
+en este momento. La política consiste en reflexionar mucho, y hoy se
+reflexiona tan poco como se puede.
+
+Alfonso pasa el verano en una isla llamada Ischia, del golfo de Gaeta,
+de la que se hacen descripciones deliciosas. Estoy muy inquieta por la
+salud de Cesarina, y por el casamiento de Susana, que cuenta ya cerca de
+veintiún años. En este momento, bien pocas riquezas podemos ofrecer a
+sus pretendientes. ¿Qué mayor riqueza que las virtudes que atesora su
+corazón y la belleza incomparable de su rostro? Estas gracias naturales,
+emanadas de Dios, son, a mi entender, lo suficiente para hacer feliz al
+hombre digno que la tome por esposa.
+
+Tengo la costumbre de ir a la iglesia a oír misa todas las mañanas antes
+de apuntar el día; me parece que hago bien empezando con la aurora a
+sacrificar algo al barullo y los placeres del mundo, dando primero a
+Dios lo que es de Dios, sin dejar de dar luego al César lo que es del
+César. No ha dejado de ser para mí una mortificación el dejar así, en
+todos tiempos, la molicie del lecho y de la dulce temperatura de mi
+cuarto, para ir a oír la que aquí llaman la misa de los pobres y de las
+criadas; pero, ¿no somos todos por ventura pobres en la gracia de Dios y
+servidores todos de nuestros padres primero, de nuestros maridos y de
+nuestros hijos después? Yo, por mi parte, me encuentro después de la
+misa altamente recompensada por el recogimiento que experimento entre
+aquellas casi tinieblas, por el mayor fervor en mis oraciones, por la
+calma y por las fuerzas que me infunde para todo el día el sentimiento
+de la presencia de Dios y del cumplimiento de mis deberes principales.
+
+Mi gusto sería vivir en el retiro más absoluto, pero cuando pienso en
+que aún me quedan dos hijas solteras y en la conveniencia de tener que
+mezclarme por ellas en el mundo, lo suficiente, cuando menos, para que
+puedan encontrar un partido conveniente, se me figura que cumplo un
+sagrado deber, cual es el de mirar por el bien de mis hijas, y esto me
+proporciona la conformidad y la resignación que necesito.
+
+
+
+
+CXV
+
+27 de enero de 1821.
+
+
+He recibido carta de Alfonso: me escribe desde Roma y me dice que es
+completamente dichoso. El ser éste un lenguaje al que no me tenía
+acostumbrada por su parte, me hace creer que ello es verdad. Me manda
+al propio tiempo una cantidad para su pobre amigo el abate Dumont, cura
+de Bussieres, a quien ha querido él siempre mucho, y que está
+continuamente enfermo y pobre. Esta prueba de amistad, venida de tan
+lejos, y tratándose de un amigo que hubiera podido olvidar fácilmente
+desde las alturas de su actual bienestar y de sus distracciones, me ha
+causado una profunda alegría.
+
+
+
+
+CXVI
+
+11 de marzo de 1821.
+
+
+¡Albricias! Creo poder casar muy cerca de aquí, convenientemente y casi
+en familia, a mi bella Susana. M. de Montherot, uno de nuestros
+parientes, hombre de treinta y seis años, persona distinguidísima y de
+bella presencia, se ha enamorado de sus gracias durante una entrevista
+que indirectamente él mismo se ha procurado. No dudo que este casamiento
+nos hará dichosos a todos, tanto por las bellas cualidades del marido
+como por ser vecino nuestro y ser probable que siempre estemos juntos;
+sus propiedades están repartidas entre la Borgoña y el Lyonesado; es muy
+posible que esto salga bien. Mi marido se muestra también muy favorable
+a ello; Susana ignora aún ser el objeto de estas entrevistas y
+cuchicheos, pero es tan sencilla, tan pura y obediente, que no dudo bajo
+ningún concepto de su conformidad tan luego yo le hable del caso.
+
+
+
+
+CXVII
+
+11 de marzo.
+
+
+Las buenas noticias se aglomeran. Dios concede y da por una parta lo que
+por otra quita; démosle gracias por sus dones y sometámonos a sus
+negativas; acaba de nacerme un nietezuelo; la esposa de Alfonso ha dado
+a luz en Roma, con toda felicidad, un niño, hermoso como un ángel, lo
+cual acaba de escribirme su padre, añadiendo que se llama como él,
+Alfonso, que ha sido bautizado en San Pedro de Roma, que fueron sus
+padrinos un caballero napolitano, llamado el marqués de Gagliati, y la
+princesa Oginska, polonesa, y que nació el día 8. Esta noticia me ha
+proporcionado una grande alegría. Dicen que este niño se parece mucho a
+mí, así es que yo me lo represento como era su padre. Su madre ha
+empezado a criárselo; hace muy bien, y ojalá pueda, como yo deseo,
+seguir adelante. Parece que están resueltos a venirse a pasar unos días
+en nuestra compañía, tan luego la madre se encuentre completamente
+restablecida.
+
+
+
+
+CXVIII
+
+12 de mayo de 1821.
+
+
+Susana lo sabe todo: yo se lo he contado, pero ella, que tiene una
+penetración grande, ya se lo había presumido; ¡pobre hija mía! yo espero
+que Dios le enviará aquello que puede y debe darle la felicidad,
+teniendo en cuenta que su imaginación no está desbordada y posee un
+corazón angelical; ella se dedica a sus deberes sin la menor turbación
+ni inquietud, con una tranquilidad y una alegría, que me tienen
+embelesada.
+
+ * * * * *
+
+El _diario_ queda interrumpido por espacio de tres años. ¿Será que los
+cuadernos se habrán extraviado o que los disgustos que han pasado por
+ella durante estos tres años de amargura por la muerte de Cesarina,
+fallecida a consecuencia de una anemia ocasionada por el nacimiento de
+su tercer hijo, o que la enfermedad mortal, al mismo tiempo, de su
+querida y bella Susana, no le hayan dejado el espacio ni la fuerza moral
+para registrar sus desventuras?
+
+Durante este tiempo, su hijo y su hija política hicieron un viaje a
+Francia y otro a Inglaterra, perdiendo también su querido nietezuelo.
+Nacioles una niña que es el ídolo de su madre y de su abuela, la cual
+parece renovar en todo su imagen, aquella imagen venerable de la anciana
+madre, que, a pesar de su edad, conserva en el corazón el fuego santo
+del amor a sus hijos, a sus semejantes y a Dios.
+
+Hasta el 29 de junio de 1824 no hay en su manuscrito ni una sola línea,
+y sus páginas primeras no son más que sollozos, trazados a la cabecera
+del lecho del dolor de su querida Susana, reflejando todas las
+peripecias de la enfermedad y la esperanza; es una prolongada agonía
+registrada hora por hora, minuto por minuto, abriendo en la última el
+cielo a un ángel para dejar entre las sombras de la tierra a una
+desconsolada madre.
+
+No hago más que extractar unas pocas de estas notas monótonas si se
+quiere, por el repetido acento del dolor. ¡Pobre madre mía!
+
+
+
+
+CXIX
+
+29 de junio de 1824.
+
+
+Bien tristemente doy principio a este nuevo libro; mi corazón está
+destilando sangre por el cruel estado de mi pobre Susana; parecíame que
+había una pequeña tregua de algunos días, creía que la enfermedad se
+había detenido en sus progresos; pero ayer, mi desolación llegó a su
+colmo, al fijarme en la debilidad, en la flaqueza y descomposición de
+aquella figura, ahora terriblemente transformada hasta el horror...
+¡Hija de mi alma! ¡a pesar de todo, se la ve tan dulce, tan tranquila y
+esperanzada! Su marido está completamente trastornado, porque él es como
+yo y no puede renunciar a toda esperanza, aunque ya debiéramos haberla
+perdido hace tiempo, porque los signos son mortales.
+
+Ayer nos visitaron muchos parientes y amigos; yo les agradezco muchísimo
+el interés y solicitud que demuestran por nosotros, pero confieso que
+aumentan mis penas con su presencia. Cuando quedo libre de visitas,
+suspiro como si jamás en este mundo me hubiese sido permitido este
+desahogo del corazón.
+
+Olvido con harta frecuencia que es ésta un época de prueba. ¡Oh! yo
+debería ver, por la de mi Susana, cuán necesaria es la purificación de
+las menores faltas para ganar el cielo. Creo a veces que esta enfermedad
+es el purgatorio de esta pobre criatura, y si tan inocente ella me
+parece, y le hace falta sufrir como sufre, ¿qué será de mí? Todo es para
+ella mortificación y pesar; hasta el tomar alimento la molesta.
+
+Sólo esperamos un milagro; este consuelo siempre lo tienen los que como
+yo creen en Dios. El día 1.º del mes próximo, celebrará el príncipe de
+Hohenloe el santo sacrificio de la misa a su intención y todos uniremos
+nuestros ruegos al suyo, que me parece ha de ser muy eficaz.
+¿Conseguiremos de Dios la gracia que con fervor le pedimos?
+
+Alfonso y su esposa están en Suiza; les he escrito que se vengan, para
+no estar sola y sin apoyo contra esta muerte que yo no puedo creer sin
+desesperarme, por más que la vea todos los días retratada en las
+facciones de mi querida y santa hija.
+
+
+
+
+CXX
+
+1.º de julio de 1824.
+
+
+Hemos dejado ayer la casa de campo de Perrieres, que nuestros buenos
+amigos los Cortembert nos habían facilitado: está situada sobre la
+colina que domina Mâcón y el Saona.
+
+La traslación ha sido muy penosa; sin embargo, he creído recuperar a mi
+hija cuando la he vuelto a ver en nuestra casa de Mâcón; la he colocado,
+en mi cuarto, está allí muy bien; la temperatura es agradable y por la
+tarde salimos un ratito al jardín. No recibo visitas, así es que,
+vivimos igualmente retiradas como en los Perrieres.
+
+Nuestra misa, a la misma hora que la del príncipe de Hohenloe, ha sido
+edificante, pero todo me dice que no hay nada que esperar, ni de la
+oración misma. ¡No me atrevo a pensar cómo ha de salir de aquí este
+ángel, ni por qué lecho ha de trocar el que ahora ocupa!
+
+Alfonso, su esposa y su hijita Julia acaban de llegar; me encuentro
+perfectamente retratada en la cara de Julia. ¡Qué dicha tan grande es la
+de vernos revivir y florecer de nuevo, cuando nos sentimos decrecer y
+perder la flor de la juventud! Es verdaderamente lo que era yo a su
+edad, ¡yo misma, en mi inocencia y en la apacible edad primera!
+
+Mi Susana, que ya no es más que un ángel, ha recibido a Dios, este
+último lunes, con el aparato ordinario de esta santa y terrible
+ceremonia; yo creí que se hubiera trastornado algo, pero, por la gracia
+de Dios, ni se asustó, ni sufrió su semblante la menor alteración; al
+contrario, ha redoblado su tranquilidad y su alegría; todo el día
+pareció transparentarse en su mirada cierto fondo de dicha: la noche
+antes nos dijo: «Hablemos de mi tranquilidad; yo he hecho cuanto he
+podido por mi conciencia, y todo lo que he podido por mi salud. Dios
+hará ahora todo lo que él querrá: yo me abandono a El.»
+
+A pesar de esto, ella no ha perdido la esperanza, y nosotros
+procuraremos alimentarla, porque fuera muy cruel el hacérsela perder:
+líbreme Dios de intentarlo siquiera. El tiempo que habrá de vivir, que
+sea con la mayor tranquilidad posible... Dios, que en la forma del santo
+viático habita en ella, dispondrá como le plazca de esta tierna planta
+agostada en flor.
+
+ * * * * *
+
+En medio del dolor que el estado de mi hija me proporciona, he tenido
+una alegría por la visita de Alfonso y su esposa, los cuales se
+encuentran muy bien: llegaron el jueves 29 volviendo a salir el sábado
+para Saint-Point. La estancia en la casa de nuevas personas, fatiga
+siempre a la pobre Susana, a pesar de cuantas precauciones se tomen para
+evitarlo.
+
+Alfonso volvió el martes, estando con nosotros hasta ayer, y volverá el
+lunes nuevamente, dejándonos lo menos posible durante estos tristes
+instantes: su buen corazón me consuela y anima mucho.
+
+
+
+
+CXXI
+
+14 de julio de 1824.
+
+
+Todo ha concluido: mi hija Susana descansa en el seno de Dios desde
+anteayer, jueves, a las diez de la noche; quiero, mientras me sea
+posible, recordar todas las circunstancias de esta muerte edificante,
+dulce y consoladora para los verdaderos cristianos, y terrible siempre
+para una pobre madre. En medio de mi acerbo dolor, de mis crueles
+angustias y de las escenas más tristes, Dios me concedió la gracia de
+una fuerza, de una resistencia y de una confianza en mí misma, que era,
+a buen seguro, el fruto de las oraciones que se le han hecho para
+nosotros, y en las que reconocí particularmente su eficacia, viendo el
+admirable estado de espíritu de mi pobre hija durante sus últimos
+momentos.
+
+A pesar del tristísimo estado a que su cuerpo estaba reducido (de que ya
+hablé el otro día, aunque algo a la ligera), y a pesar de que se
+agravaba por momentos en su terrible enfermedad, ni una queja, ni una
+demostración de tristeza; nada, en fin, que pudiera causarnos
+pesadumbre. El domingo por la mañana, viéndola muy acabada, mandé un
+recado al señor cura para que se sirviese venir por la noche a
+visitarla, como cosa suya. Ella se alegró mucho de la visita, y viendo
+que yo no me movía de su lado, me dijo: «Mamá, ¿quieres que lo diga todo
+delante de ti? Si es que esto puede causarte pena, no estoy tan enferma
+que lo crea indispensable, pero me parece a mí que el sacramento de la
+Extremaunción es una gracia que no debemos descuidar, y que yo desearía
+recibir.»
+
+Había ya ella, durante el tiempo que estuvimos en Perrieres, y sin que
+yo lo supiese, pedido al señor cura que no la dejase morir sin darle
+todos los sacramentos; el buen sacerdote aprovechose entonces de lo que
+ella volvía a repetirle, y después de haberle hecho entender todas las
+virtudes que contiene el último sacramento, fuese a buscar lo necesario
+para el caso y le administró la Extremaunción que ella recibió con gran
+fe y angelical piedad; pidió que no se dijese una palabra a su marido,
+que afortunadamente se encontraba fuera en aquel momento. La señorita de
+Lamartine y Sofía estuvieron presentes y yo escondida en un gabinete
+junto a la alcoba, llena de dolor y resignación. Muchas veces había
+pensado en este terrible momento, que creía no poder soportar; pero me
+encontró completamente transformada después que el sacerdote cumplió su
+divina misión.
+
+Mi pobre hija estaba sonriente; yo he rogado por ella, la he exhortado,
+con la misma calma y tranquilidad que si se hubiese tratado de cualquier
+otro acto natural de la vida; ella ha preguntado por diversas
+personas:--¿Están enteradas?--decía. A la mañana siguiente pidió una
+cruz, a pesar de que había en el cuarto un crucifijo de relieve y tenía
+otro junto a su cama; quería tener otro en sus manos para besarlo
+continuamente. Encontré por fortuna un pequeño crucifijo de plata, tal
+como ella deseaba, y desde este momento, hasta el de su muerte, lo tuvo
+entre sus manos, besándolo a cada paso y elevando sus ojos al cielo;
+antes de tomar alguna medicina hacía la señal de la cruz y a cada
+instante me pedía que rogara por ella; yo decía cuantas frases piadosas
+Dios me inspiraba, leyendo las oraciones que me parecían más
+consoladoras. Tuvo grandes y continuados accesos de sofocación y fatiga,
+hasta el punto de que creíamos a cada paso que entraba en la agonía,
+pero luego transcurrían algunos intervalos en que parecía calmada y
+consolada por la oración. Los tres últimos días los pasamos en continuo
+sobresalto, y por la noche descansábamos un poco, porque yo la dejaba
+entre ocho y nueve con una asistenta que se acostaba en su propio
+cuarto, y una criada que quiero como una hija; hace ya más de veinte
+años que está en la casa y duerme en un cuartito junto a la alcoba;
+tanto Sofía como yo, nos levantábamos varias veces cada noche para ver
+cómo estaba y cómo seguía; siempre la encontrábamos esperanzada y jamás
+hablaba de su hijo; estoy segurísima de que ha obrado así
+sacrificándose. La víspera de su muerte dijo a su marido: «¡Ay, esposo
+mío! ¡qué felices son los que se encuentran como yo me encuentro,
+habiendo hecho todo lo que se puede hacer para la paz del alma! ¿Harás
+tú lo mismo, si tienes que sufrir una larga enfermedad como yo?» Y luego
+ha dicho con mayor fuerza: «Me lo prometes, ¿no es cierto?»
+
+La víspera de su muerte recibió las últimas oraciones que la iglesia da
+a los moribundos. ¡Ay! yo le he dado las mías todas las noches desde el
+lunes al jueves. Me figuraba yo que cada hora que se iba pasando era la
+última, y cuando llegaba la noche, que había ganado todas las
+transcurridas creyendo que podía amenguar mi inquietud para una noche
+más. El jueves por la mañana, había aumentado notablemente la opresión,
+fue necesario cambiarle la cama; era esto una cosa que se hacía lo menos
+posible, por el peligro del cansancio que forzosamente le había de
+producir y por evitarle los desmayos.
+
+Mi pobre Sofía dirigía la operación con una paciencia, una destreza y
+una dulzura que conservó siempre igual durante toda la enfermedad de su
+hermana. ¡Oh! Dios la bendecirá indudablemente por todos los cuidados
+que le ha prodigado. Durante este día, le daban a la pobre enferma
+frecuentes desmayos; me había dicho por la mañana: «He soñado cosas
+harto dolorosas para vos, ¿estabais bien?» Le contesté que sí y le
+apregunté qué era lo que había soñado: «Cosas bastante desagradables...»
+y no pudo decir otra cosa.
+
+Vino el señor cura y le dijo ella en voz baja: «Comprendo que deseo la
+muerte más de lo que debiera, porque me siento perfectamente preparada y
+llena de fe, como no creo poder estarlo nunca más; si mi vida se
+prolonga, tendré que volver a empezar estos preparativos y temo... ¿Será
+pereza, señor cura? ¿me perdonará Dios estos deseos?»
+
+Alfonso estuvo solo con ella unos instantes, después que nosotras, y
+procuraba disimular sus lágrimas y la emoción de su voz; ella le dijo
+algunas palabras, y le tendió la mano; luego bendijo desde su lecho,
+pero sin verle, a su tierno hijo. ¡Ah! que se le eduque--dijo la
+pobre,--en la fe que me ha de volver todos los seres de quienes, sin
+ella, no podría separarme tranquila.
+
+No puedo expresar el efecto que producían en mis ojos, los de la pobre
+enferma cuando nuestras miradas se encontraban; parecíame que veía
+aclararse de súbito aquella figura, antes radiante de vida, y ahora
+completamente cambiada.
+
+Algunos ratos, los pasaba yo rogando en alta voz junto a su lecho: su
+hermano, arrodillado en el umbral de la puerta, parecía escuchar el
+rezo. ¡Qué espectáculo más triste el que presentaba aquella habitación!
+
+A eso de las siete, empezaron a prolongarse los desvanecimientos, luego
+pareció como que quisiera descansar; yo me acosté para aprovechar
+algunos momentos de reposo, que bien lo necesitaba después de tan
+continuos desvelos; a los pocos minutos me desperté al ruido de una
+violenta tempestad; corrí a escuchar junto a la puerta de la alcoba, no
+atreviéndome a abrir, por miedo de turbar el sueño a Susana; feliciteme
+de que la tempestad no la hubiese despertado; a las cuatro de la
+madrugada volví a escuchar otra vez; el mismo silencio e igual
+tranquilidad; hice entonces un poco de ruido para que alguien notara mi
+presencia y me preguntaran alguna cosa; así sucedió en efecto; una de
+las sirvientas se acercó a mí diciéndome: «Susana ha pasado la noche con
+la mayor tranquilidad, en este momento descansa y no necesita nada...»
+¡Ah! triste de mí: ¡efectivamente que descansaba y no necesitaba de
+cuidados! Yo interpreté literalmente las palabras de la sirvienta y me
+acosté relativamente tranquila.
+
+A las cinco de la mañana, no pude permanecer en el lecho y me levanté a
+impulsos de un fúnebre presentimiento; entré en el cuarto sin que se
+apercibieran, y vi a la pobre muchacha de que antes hablé (Filiberta),
+de rodillas al pie del lecho de muerte. Sin poder convencerme de la
+verdad llegué a creer que estaba orando por habérselo así pedido la
+enferma; pero Sofía y Alfonso me arrancaron amorosamente de la estancia,
+y desvaneciéndose mi estupor, comprendí entonces que todo había
+concluido.
+
+Se llevaron de allí a su desconsolado esposo, incapaz de sobrellevar el
+peso del dolor. Yo corrí a abrazar, en su cuna, a su pobre hijo Carlos,
+que estaba durmiendo apaciblemente, bien ajeno de comprender que acababa
+de experimentar una pérdida que algún día sentirá de todo corazón.
+
+Alfonso quedó solo en la casa, para cuidar de que se cumpliesen los
+últimos deberes para con su hermana.
+
+La sirvienta Filiberta me contó después lo sucedido en aquella noche
+fatal. Los últimos momentos, decía, fueron tan dulces como apacibles; no
+sufrió un solo minuto de agonía; algunos instantes después de haberme yo
+retirado, dijo a la asistenta: «¿Por qué no os acostáis?» Ella entonces
+hizo ver que la complacía, ocultándose detrás de la cama; desde allí
+pudo observar perfectamente cómo besaba Susana el pequeño crucifijo;
+luego oyó algunos suspiros, más profundos que los anteriores; fueron los
+últimos... Serían como las diez, pero las sirvientas acordaron no decir
+nada en toda la noche, puesto que la pobre Susana ya para nada
+necesitaba nuestros consuelos, estando, como debía estar, en la mansión
+de los justos.
+
+Más de un año hacía que esperaba un fatal desenlace, y por eso mi dolor
+no ha resultado tan acerbo. Ahora ya no lloro; es verdad que me
+encuentro bajo el atontamiento de los primeros momentos, en los cuales
+no se siente el golpe, por lo fuerte que resulta. ¡Dios mío! ¡Llevadme
+también a vuestro seno, yo no quiero vivir sino para este cielo que yo
+enseñé a mis hijas, desde el cual me están llamando, y en que me
+introducirán cuando llegue mi hora! ¡Ay! ¡las familias, acá en el suelo,
+se forman y deshacen, pero se reúnen después para siempre en el centro
+común donde mora Dios!
+
+Guardo el pequeño crucifijo que tuvo en sus manos últimamente y recibió
+sus postreros besos; yo venero y beso de continuo esta santa reliquia,
+que llevaré conmigo hasta la huesa.
+
+Estoy en Saint-Point, en casa de mi hijo; leemos en familia, a Fenelón:
+dado el estado de nuestros espíritus, no pueden leerse otros libros que
+los que hablan de lo divino; todos los demás resultan vanos e
+insuficientes... ¿Qué haría yo sin mi Sofía? (su última hija). Ella se
+afana para llenar el vacío que han dejado las que se fueron.
+
+ * * * * *
+
+Efecto de las separaciones de algunos miembros de la familia y por la
+quebrantada salud de mi padre, hay una larga interrupción en el
+_diario_.
+
+
+
+
+CXXII
+
+Martes, 4 de diciembre de 1824.
+
+
+Alfonso ha vuelto de París, sin haber conseguido ser nombrado miembro de
+la Academia Francesa; ha sido elegido en su lugar M. Droz. Estoy
+disgustada conmigo misma por haber animado a mi hijo a que se
+presentase, y lo estoy aún mucho más por mi marido, quien daba
+grandísima importancia a este suceso; en fin, Dios y los hombres no lo
+han querido; es preciso aceptar ese desencanto sin acritud ni
+murmuraciones; por más sensible que ello sea, no puede compararse a
+otras desgracias que se incrustan en el corazón para no separarse
+jamás.
+
+
+
+
+CXXIII
+
+Martes, 4 de enero de 1825.
+
+
+Los cambios de tarjetas, las visitas, las felicitaciones, las alegrías,
+el movimiento, en fin, de primero de año me han hecho mucho daño; yo no
+puedo hacer más que llorar cuando alguien me dirige sus recuerdos; ¡mis
+recuerdos están en lo pasado! ¿Y qué es lo que el pasado me recuerda?
+Tuve un momento de esperanza al ver un segundo a Alfonso, el hijo del
+mío, y desapareció esta esperanza; ahora tengo una satisfacción con lo
+que de él poseo, es decir, por el cariño que me tiene, no por eso que
+llaman la fama, el renombre, la gloria; él me ama, y eso es lo que
+deseo, y eso es para mí su gloria mejor; ¡ojalá pudiese amar lo que amo
+yo, las creencias que me dan la paz acá en la tierra, y la verdadera
+inmortalidad en perspectiva! Estoy muy contenta de tener a su esposa y a
+él en mi compañía todo este invierno, y me aflijo ya con la idea de la
+inevitable separación, pero su destino le lleva a vivir lejos de
+Francia; respetemos los altos designios de Dios.
+
+Los últimos momentos de Bonaparte en Santa Elena, me han hecho
+reflexionar mucho sobre el camino que Dios ha trazado, y que conduce de
+las glorias mundanales al panteón de la nada. Algo más cerca ha herido
+mi corazón la muerte del célebre poeta inglés lord Byron. Llorosa y
+conmovida he notificado a mi hijo la muerte de este joven poeta, lo
+mismo que si se tratara de una desgracia ocurrida en la familia. ¿No es,
+por ventura, la humanidad una misma familia? ¡Tal vez otro día, una
+madre temblando como yo, llorosa, anunciará a su hijo la muerte del mío!
+
+Alfonso ha escrito un poema titulado «Childe Harold» en el cual se
+refiere la heroica muerte de lord Byron defendiendo la independencia de
+los helenos; hay en él estrofas que me llenan de dolor, porque temo
+mucho que sienta un entusiasmo peligroso por las ideas de la moderna
+filosofía y de la Revolución, contrarias al trono y al altar, estos
+guías que yo he encontrado siempre en mi camino y fuera de los cuales
+sólo veo confusión y peligro, y sobre todo, el abismo sin fondo de la
+incredulidad.
+
+Yo he conocido estos famosos filósofos nuevos durante mi juventud;
+haced, ¡Dios mío! que mi hijo no se les parezca en nada; no dejo yo de
+hacerle ciertas consideraciones sobre el peligro de las ideas nuevas,
+pero el «espíritu surge donde él quiere», como dice la Sagrada
+Escritura. En cuanto una madre ha puesto en el mundo un hijo, y le ha
+inculcado su propia fe, ¿qué le resta hacer ya? ¡Como no sea poner todos
+los días su débil mano entre la llama de esta fe y el viento del siglo
+que pretende apagarla! ¡Ah! yo me he sentido algunas veces orgullosa de
+ser madre de hijo semejante pero su independencia de espíritu me ha
+hecho sufrir mucho. Yo opino que toda la ciencia se encierra o debe
+encerrarse en esto: «Obedecer y creer»; tal vez se me dirá que esto es
+poco poético, pero tengo para mí que existe tanta poesía en la sumisión
+del espíritu como en la rebelión.
+
+¿Son, por ventura, los ángeles fieles, menos poéticos que los ángeles
+que se rebelaron contra Dios? Yo preferiría que mi hijo no tuviese
+ninguno de esos vanos talentos mundanos, a que se rebelara contra los
+dogmas que han sido fuerza, luz y consuelo de mi existencia, y por los
+cuales he sufrido resignada todas las adversidades de este mundo.
+
+
+
+
+CXXIV
+
+20 de febrero de 1825.
+
+
+Hago la misma solitaria vida bajo el mismo techo, envuelta en mi propia
+tristeza y leyendo en compañía de Alfonso, su esposa y mi Sofía, cuya
+educación no me da cuidado porque parece ya haber salido instruida y
+piadosa de la cuna. Leemos por las noches en compañía de mi esposo y mis
+hijos, junto al hogar, cuantos libros pueden alimentar sanamente el alma
+y el espíritu. Mi marido parece aficionarse mucho a esta vida retirada,
+cuyas principales emociones están en los libros. Ha llegado a la edad en
+que los hombres se retiran del sitio grande o pequeño que hayan ocupado,
+y se convierten en simples espectadores que observan con indiferencia la
+comedia que en el mundo se representa; entonces, son los libros su
+distracción, su recreo; constituyen, en fin, parte de su existencia. En
+los libros de historia se aprecia la vida real; en la novela el mundo
+imaginario. Vienen los libros a ser, irremisiblemente, la vida de
+aquellos seres, que, prontos a dejar de vivir, desean vivir en otras
+edades.
+
+
+
+
+CXXV
+
+Domingo, 26 de junio de 1825.
+
+
+¡Qué largo tiempo transcurrido sin escribir una sola línea en este
+libro! Es que a causa de mis sufrimientos llegué a dudar de mi vuelta al
+camino de la virtud; luego, entreveo con horror la muerte, porque aún no
+me creo bien preparada... ¿Llegaré a estarlo? No pido la prolongación de
+mi vida más que el tiempo necesario a prepararme y purificarme: y nada
+más. Dios me ha hecho esta gracia. Pero al llegar a la convalecencia me
+mandó un nuevo dolor, y luego me lo ha quitado de nuevo y sin
+preparación.
+
+En un pequeño poema que ha escrito Alfonso sobre la consagración del
+rey, no decía una palabra del duque de Orleans, de quien no es
+partidario, porque tiene sobre este príncipe las prevenciones de su
+padre y de toda la familia de los Lamartine: encuentra algunos puntos
+oscuros e inconvenientes en la conducta de un príncipe de la familia
+real, cuyo padre cometió la fatalidad de condenar a muerte a su pariente
+y a su rey, al desgraciado Luis XVI, y que después de esto ha sido
+colmado de honores y perdonado por los Borbones, dando en lugar de un
+testimonio de agradecimiento, pruebas de deslealtad para halagar a sus
+partidarios. Alfonso habla con cierta amargura contra lo que llama su
+deslealtad, y esto me mortifica, porque yo creo bueno a este príncipe e
+inocente del crimen de su desventurado padre. Hubiera yo preferido, sin
+embargo, que el tal hubiese hecho una oposición menos abierta que los
+demás, sin que para ello se hubiese rodeado de todos los ambiciosos y
+descontentos, revolucionarios o bonapartistas, que han formado eso que
+llama él un partido; pero es preciso atacar o conjurar las intenciones,
+antes que acusar temerariamente a nadie.
+
+Cuando me leyó Alfonso los versos de su poema, donde ensalza todos los
+guerreros y todos los príncipes de la familia real, y observé que ni una
+sola palabra decía del duque de Orleans, tuve un disgusto tan grave que
+me hizo derramar lágrimas; entonces le supliqué que no dejara desairado
+con semejante silencio a un príncipe en cuya casa pasé yo mi niñez, y
+cuya madre y hermana nos habían colmado de bondades. Resistiose
+obstinadamente, y me dijo que todo lo más que podía hacer por el duque
+de Orleans, era no pronunciar su nombre, mientras que se honraba
+nombrando a los reyes Luis XVIII y Carlos X, a quienes había tenido el
+honor de servir en el ejército y en la diplomacia, y que él había
+heredado de su padre el cariño a estos príncipes desgraciados, y para
+sus enemigos, la repugnancia y el desprecio. A pesar de esto, conseguí a
+fuerza de lágrimas, que recogió con respeto, el que pronunciara de una
+manera conveniente el nombre del duque de Orleans, en aquel homenaje a
+los Borbones. Hízolo, pero resultó desgraciado al querer expresar un
+sentimiento que su corazón no sentía. Los párrafos que aludían al 21 de
+Enero y a la muerte de Luis XVI, parecieron un insulto al duque de
+Orleans, y no sé cómo, pero es el caso que este príncipe tuvo
+conocimiento de lo sucedido por el librero, sin duda, antes de que
+fuesen publicados, e hizo escribir una carta a mi hijo por nuestro
+pariente M. Henrion de Pansey, presidente de su consejo. M. de Pansey,
+en nombre del príncipe, pedía a mi hijo, en términos corteses, la
+supresión de los versos en que era aludido.
+
+Alfonso contestó en seguida, con mucha cortesía por cierto, que él no
+había tenido la menor intención de mortificar la personalidad de un
+príncipe, de cuya casa tantos beneficios había alcanzado su madre, y que
+en aquel momento escribía al impresor para que se suprimiesen los versos
+que pudiesen molestar al señor duque de Orleans. El escribió,
+efectivamente, al editor, para que fuesen retirados los párrafos en
+cuestión.
+
+Todo parecía haber terminado aquí; pero el duque de Orleans, ignorando
+que Alfonso hubiese condescendido a sus deseos, y más impaciente de lo
+que convenía por semejante supresión, mandó escribir una segunda carta,
+en la cual se hacían amenazas contra el crédito de que mi hijo gozaba en
+la corte, advirtiéndole, que en el caso de no acceder a sus deseos,
+tenía un príncipe real sobrados medios para hacer sentir a quien
+intentara solamente ofenderle, el peso terrible de sus resentimientos y
+de su indignación. Cuando Alfonso recibió esta segunda carta, su natural
+dignidad ofendiose de tal suerte, que no quiso en manera alguna acceder
+a los deseos de Orleans y escribió inmediatamente a su editor que no
+retirara una sola palabra del original. Sin embargo, por no hacer una
+ofensa, sin previa explicación, al duque de Orleans, le escribió el
+mismo día en que habían ya los periódicos publicado esta carta de
+intimidación que no podía ser conocida más que por una indiscreción
+palaciega, diciéndole que la supresión del párrafo por los periódicos
+adictos a su corte, no podía atribuirse más que a una ligereza de su
+carácter, y se veía él obligado a dejarlo en suspenso; decíale también
+al príncipe que, apreciando debidamente esta necesidad de honor,
+confiaba no lo atribuiría a la intención de ofenderle. El príncipe fue
+justo, y contestó inmediatamente haciéndose cargo de esta exigencia de
+honor, desde el momento en que la publicidad hecha en los periódicos
+liberales, había colocado a mi hijo en una situación tan especial. El
+párrafo apareció según Alfonso lo escribiera al principio.
+
+Pero, eso fue para mi corazón una flecha que lo atravesó de parte a
+parte, tanto más, cuanto no me atreví a decírselo jamás a mi esposo ni a
+mi hijo; porque yo había sido colmada, durante mi infancia, de todas las
+bondades de aquella augusta casa, cuyo nombre habíame mi madre enseñado
+a venerar desde mi niñez. En las circunstancias dolorosas para mi madre
+y para otros varios miembros de la familia, la señorita de Orleans nos
+había favorecido con cariñosa solicitud y con una generosidad sin
+límites: yo no podía ni puedo olvidar los bienes recibidos de esta
+augusta familia, y mi marido y mi hijo ignoraban estos transportes
+íntimos que yo no podía tampoco confiarles. ¡Júzguese de mi asombro y de
+mi aflicción, al considerar que esta excelente princesa pudiese atribuir
+mejor que a un error, a ingratitud u olvido, una ofensa al nombre de su
+casa salida de la mano de mi hijo! Pasé muchas noches derramando
+lágrimas. Escribí a la señorita de Orleans para desengañarla y
+manifestarle todo mi pesar; ella me contestó mejor como amiga que como
+princesa, comprendiendo perfectamente la situación en que me encontraba.
+A Dios gracias, todo ha terminado; temo solamente que lo ocurrido
+ocasione entre la princesa y mi hijo una frialdad y una irritación
+secreta que vaya alejando poco a poco su amistad de aquella casa, en la
+cual hubiera tenido unos protectores desinteresados. Las prevenciones de
+los nobles realistas contra el nombre de los Orleans, son injustas,
+extremadas y, como si dijéramos, han sido infiltradas en la sangre de
+padres a hijos. Tuve todavía un gran pesar, que de tan vivo y doloroso,
+no puedo confiárselo a nadie; la susceptible altivez de mi esposo no le
+dejaba comprender que existiera correspondencia entre la señorita de
+Orleans y yo, ni las gracias que mi familia recibió de ella, en muchas y
+determinadas ocasiones.
+
+ * * * * *
+
+Dice Alfonso que cree habrá de partir para Alemania, y por lo tanto, que
+estará ausente de nosotros por mucho tiempo. Cuando pienso en su
+separación no hago otra cosa que llorar. ¡Ah, Dios mío! ¡Cuán solitaria
+va quedando esta casa, antes tan alegre y tan llena de vida! Cuantas
+veces reflexiono en nuestra soledad, recuerdo los muchos nidos que
+tantas veces he visto durante el otoño bajo los álamos del patio de
+Saint-Point; en lugar de los pequeñuelos hay nieve, y el viento se va
+llevando sus pajas, ¡una a una! Así es nuestra casa en la actualidad.
+
+
+
+
+CXXVI
+
+18 septiembre de 1825.
+
+
+Hoy han salido mis hijos para Italia, donde fijarán su residencia. ¡Ay!
+¡cuán sola he quedado en este retiro de Saint-Point! No puedo adivinar
+cuánto tiempo durará esta situación.
+
+ * * * * *
+
+Ya estamos en la ciudad; no pudiendo dedicarse a la caza, mi marido no
+está bien en el campo. Estoy muy disgustada, pero en medio de mi
+tristeza me encuentro aquí mejor; Nicole me acompaña por la mañana; sus
+«Ensayos de moral» me llegan directamente al alma, y por las noches leo
+a Mme. de Sevigné, mi confidente favorita; después... pienso mucho en
+los ausentes. ¡Ay! ¡y en los muertos que no volverán!
+
+Ayer recibí una visita del excelente, amable y resignado M. de X...
+Aquél que tanto hubiera deseado casarse con Cesarina. No hemos hablado
+de nada, puede decirse, pero su sola presencia y su ternura expresaban
+muchísimo; he llorado mucho; todas aquellas personas, todos aquellos
+objetos que amaron o fueron amados por mis hijos, despiertan en mi
+corazón recuerdos de tristeza. ¡Triste de mí!... esta época tan lúgubre
+de mi vida la lloraré siempre, ¿no habrá para mí consuelo? creo que sí;
+y hasta tengo la certeza absoluta de volver a ver a los seres queridos
+que murieron para este mundo. ¡Qué dicha la de poseer una fe como la
+mía! Aun cuando la religión no nos diera más que esta fe en el
+renacimiento del pasado, deberíamos bendecir a ella y a su fundador. ¡Y
+quién no tiene en este mundo seres queridos que espera ver en el otro!
+
+
+
+
+CXXVII
+
+24 octubre de 1825.
+
+
+Me encuentro sola en la casa, arreglándolo todo y disponiendo su cierre.
+Ayer salieron todos para la ciudad acompañando a mi esposo. He ido a
+Saint-Point, montada en una mula, y acompañada del jardinero, al objeto
+de arreglar y ordenar los libros, los naranjos y las macetas de flores
+que mi nuera Mariana me recomendó muy especialmente al partir para
+Italia. He estado detenida por las lluvias en este viejo, querido y
+desierto castillo, y admirablemente servida por María Litaud, una santa
+mujer que está encargada de gobernar la casa durante la ausencia de sus
+dueños. Creo que hice su felicidad cediéndola a mi hijo. Aquí me
+encuentro, junto a la iglesia que tanto adoro por los muchos recuerdos
+de las oraciones que he dirigido a Dios bajo su bóveda, en compañía de
+mis pequeñitas (que están en el cielo), cuando veníamos a rogar en ella
+todas las noches; estoy también rodeada de libros, demasiado tal vez.
+Gozo en este silencio y en esta soledad junto a la gran chimenea del
+salón, y allí me recojo, abstraída en los dulces pensamientos de la
+eternidad, antes de sumergirme de nuevo en el movimiento y las vanidades
+del mundo. He tenido muy buenas noticias de Florencia, en donde se ha
+establecido mi hijo con su esposa. Cuantas reformas hicieron aquí me
+parecen muy bien; han convertido esto en una especie de casa de retiro
+para su vejez, donde vivirán recordando nuestra existencia en estos
+lugares. En un artículo escrito por Mme. de Genlis, he visto que esta
+escritora atacaba vivamente las poesías de mi hijo: es esto una guerra
+hereditaria de familia a familia; Mme. de Genlis y mi madre
+representaban dos tendencias opuestas en el Palacio de Orleans. Estas
+heridas a la fama de mi hijo me han sido bastante dolorosas; yo hubiera
+querido que él replicara; esto era natural en la vanidad materna, pero
+prefirió aceptar el ataque sin manifestarse resentido. ¿De qué serviría
+entonces la caridad si no se perdonaran siquiera semejantes ofensas?
+¿para quién deseará ella la superioridad en todo? ¿para sí o para sus
+hijos? Si uno la tiene, el deber está en no darle importancia, y si no
+se tiene, está el deber en no envidiársela a los demás; los dones de
+Dios son gracias, pero no méritos. Habré de acostumbrarme a los
+denigrantes ataques que ciertos periódicos, especialmente los
+orleanistas y bonapartistas, dirigen a Alfonso. Creo que tengo demasiado
+amor propio colocado sobre su cabeza, que puede no ser sino un disfraz
+del mío; pero soy su madre, y justo será que me lo perdone.
+
+
+
+
+CXXVIII
+
+1.º de febrero de 1826.
+
+
+No puedo dedicar mucho tiempo a escribir, porque los cuidados de los
+pobres, durante este frío invierno, me absorben la mayor parle del
+tiempo; además de esto, me han encargado de la presidencia de la junta
+de caridad establecida en esta población; no me es posible cumplir con
+exactitud mis obligaciones a pesar del auxilio que para ello me presta
+Mme. de Villeneuve, la esposa del Gobernador de la provincia, joven muy
+amable, a quien considero como si fuese una hija; yo no sé por qué las
+jóvenes sienten por mí tanta predilección; será sin duda porque yo,
+acostumbrada a amar a mis hijas, siento una ternura grande dentro de mi
+corazón y una inclinación irresistible hacia las jóvenes con quienes
+tengo tratos. Mme. de Villeneuve me ha pintado unas elegantes pantallas
+de chimenea, dibujando en cada una, la vista de diferentes casas o
+castillos habitados por Mme. de Sevigné; esta buena señora es para mí la
+abuela del corazón y del espíritu; Mme. de Villeneuve ha creído que
+estos recuerdos serían a mis ojos una especie de ilustración de las
+obras que practico continuamente en cumplimiento del deber que la
+caridad me impone. ¡Qué buena y dulce es la caridad! Ella parece que nos
+aproxima, insensible y dulcemente, al trono donde el Altísimo tiene su
+asiento.
+
+
+
+
+CXXIX
+
+27 de abril de 1826.
+
+
+Mi cuñado, el abate Lamartine, ha muerto; hacía bastante tiempo que su
+vida era una prolongada espera de este momento. Espero que Dios habrá
+sido misericordioso para el hombre que tanto lo había sido para su
+prójimo. Fue lanzado contra su voluntad a la carrera eclesiástica, hacia
+la cual no sentía la menor disposición, y se concretó a vivir solitario
+en su magnífica finca de Montculot, la cual ha quedado propiedad de
+Alfonso, con la obligación de entregar cierta cantidad a la hermana del
+difunto y pasar una pensión a mi esposo. Le he escrito para que mande
+poderes para tomar posesión, en su nombre, de aquella magnífica casa y
+de las tierras que la circundan.
+
+
+
+
+CXXX
+
+24 de mayo de 1826.
+
+
+Tengo una pena grande, por el triste contratiempo que ha ocasionado a
+Alfonso un fragmento de su poema «Childe Harold», relativo a Italia. Ha
+sido mi hijo gravemente herido en desafío con el coronel Hugo; ¡tiemblo
+tanto por su alma como por su vida! yo no sé quién tendrá razón de entre
+los dos, pero a los ojos de Dios ambos son culpables; procuraré que
+Alfonso se arrepienta de la falta cometida; la vida sólo Dios puede
+quitarla y, es un pecado gravísimo el que los hombres cometen cuando
+atentan a ella. Se me objetará que el honor es preferible a la vida,
+pero no somos los humanos quienes podemos juzgar estos asuntos.
+
+ * * * * *
+
+He tenido nuevas noticias de Alfonso que me anuncian su
+restablecimiento: dicen que está escribiendo unas poesías muy religiosas
+y que las titula «Armonías», de las cuales me han remitido algunos
+trozos manuscritos que he leído con sumo agrado. ¡Ah! este es el uso que
+yo quisiera que se hiciese siempre del talento, divino como su Creador,
+cuando se eleva hacia El.
+
+
+
+
+CXXXI
+
+Milly, julio 1826.
+
+
+Hace tres días que estoy en Milly, donde me encuentro perfectamente: yo
+desearía continuar aquí pero con mi esposo y Sofía. ¡Es muy triste para
+los unos y para los otros el tener que vivir separados!... ahora parece
+que siento más que antes la separación; ello debe ser la vejez que
+avanza rápidamente: ya he perdido, puede decirse, por completo, aquella
+actividad física y moral que me hacía gozar de la vida aun en la misma
+soledad; siento, por el contrario, el peso de los sesenta años que voy a
+cumplir; apenas puedo persuadirme de ello, pero no hay remedio; y sin
+embargo, no estoy triste, ni mucho menos, pero sí quisiera que Dios me
+hiciese la gracia de que pudiese emplear bien el poco tiempo que me
+resta de estar en este mundo, y de no pensar más que en prepararme
+debidamente para el otro, adonde con tanta ligereza me dirijo. Porque
+estoy todavía completamente distraída y demasiado ocupada en cosas
+terrenales; he visto (quién sabe si con demasiado interés), la belleza
+de nuestros viñedos; ha habido una sequía atroz que los ha perjudicado
+mucho; pero ahora, sobre todo aquí, han reverdecido un tanto y presentan
+un hermoso aspecto con sus verdes pámpanos cargados de nacientes
+racimos. ¡Nuestro porvenir está suspendido de los sarmientos de estas
+cepas!... Es el hombre exactamente igual que el insecto que roe una
+hoja, y que muere si la hoja perece. ¡Dios mío... proteged nuestras
+plantas y sobre todo las de nuestros pobres campesinos!
+
+Alfonso es el encargado de los negocios del rey en Toscana, Lucca y
+Parma, y como quiera que todos los embajadores están fuera de Italia
+(excepto el de Roma), le han aumentado la asignación en cuatro mil
+pesos. Todos están contentos de él, y él parece estarlo también de la
+posición que ocupa; únicamente que representa a su país con un poco más
+de lujo del que yo quisiera; pero creo que, a pesar de ello, la
+Providencia no le abandonará nunca.
+
+Yo me acuerdo mucho de él, pero me paga mi cariño sobradamente,
+acordándose también de mí; con la mayor ternura y solicitud recuerda y
+le preocupan mis pequeñas obligaciones, y aquellas penas e
+intranquilidades que me ocasionaron sus travesuras juveniles. Sería yo
+una de las mujeres más dichosas si no hubiese perdido aquellas dos joyas
+de mi maternal corona: ¡ah! ¡qué gran vacío encuentro sin su compañía
+cuando al caer de la tarde paseo por mi jardín! ¡mis ojos y mis sentidos
+todos las buscan inútilmente por todas partes! Es preciso irme
+desprendiendo poco a poco, de buen o de mal grado, de este bajo suelo;
+ya siento en mí la noche; ¿cuántas horas me faltan contar aún en este
+negro abismo? Dios lo sabe; yo no he de contarlas, porque estoy
+entregada a El absolutamente; lo que sí le pido, es que me retenga aquí
+el tiempo necesario para ganar su estimación.
+
+He dado principio a un trabajo que acaso durará lo que mi vida. Consiste
+en una alfombra tapizada para el gabinete que Alfonso tiene en
+Saint-Point. Cuando yo haya muerto, él pensará sin duda, al poner sobre
+ella los pies, que en cada una de sus mallas iba yo encadenando, en mi
+tiempo, un pensamiento para él. ¡Ay! este frágil tejido durará, por lo
+menos, cien años; y tanto mis hijos como yo, habremos ya dejado de
+existir... Estoy triste, muy triste.
+
+
+
+
+CXXXII
+
+Domingo, 3 diciembre de 1826.
+
+
+Según parece, existen algunas probabilidades de casar a mi Sofía; si
+esto se realiza, mi obra quedará terminada: entonces podré decir como el
+viejo Simeón: «Basta, Señor, relevad a vuestro siervo». El pretendiente
+es un hidalgo de Mende, en las montañas de Cévennes, llamado M. de
+Ligonnés. Dicen que es persona de carácter y que posee una fortuna que,
+sin ser muy grande, será suficiente para que vivan con desahogo: aquel
+país no es un país de lujo, y mi Sofía es la razón y la piedad misma.
+
+
+
+
+CXXXIII
+
+5 mayo de 1827.
+
+
+El último domingo, a las once de la mañana, ha muerto mi cuñado, el jefe
+de la familia Lamartine, a los ochenta años de edad. Su hermana y yo
+hemos recibido su último suspiro: hasta este momento ha conservado clara
+su poderosa inteligencia. Su muerte ha sido muy sentida en toda la
+comarca; era un hombre de talento e ilustración superiores; poseía
+conocimientos casi universales; su conversación era prodigiosamente
+interesante y vasta; durante toda su vida fue, puede decirse, el rey de
+la familia y de esta provincia. Había sido oficial de caballería del rey
+Luis XV, durante los primeros años de su juventud; su delicada salud le
+llevó nuevamente a Mâcón, donde se puso al frente de la administración
+del tan importante como enredado patrimonio de mi padre político, el
+cual radicaba entre Borgoña y el Franco Condado. Se le tenía como una
+especie de oráculo: la comarca entera consultábale todo los asuntos,
+hasta los más íntimos.
+
+Había estado en relación con todos los hombres eminentes de la Asamblea
+Constituyente, de la ciencia y de la literatura: M. de Buffon, Mirabeau,
+los economistas y los filósofos. El ocupaba aquí una buena posición y
+vivía en compañía de sus hermanas, solteras también: ha legado su finca
+de Saint-Pierre indivisa a Alfonso y a Cecilia, su sobrina Mme. de
+Cessia; y sus bellas tierras de Monceau a su hermana la señorita de
+Lamartine, quien, a su muerte, las deja a Alfonso. Nadie resolvía nunca
+nada en la familia sin él o después de haber dado él su opinión.
+
+Este imperio absoluto sobre la familia, había frecuentemente contrariado
+mis intenciones, ocasionándome bastantes disgustos; recuerdo los que
+sufrí cuando el casamiento de mis hijas y al determinar la carrera que
+habíamos de dar a Alfonso. ¿Quién sabe, si al contrariar mi voluntad
+tenía razón? Yo opino que sí: en fin, gracias a Dios, todo ha terminado
+felizmente para todos: acaso de aquella oposición que entonces se hacía
+a mis proyectos, ha resultado el buen acierto que hemos tenido en su
+realización.
+
+La hermana de mi cuñado ha quedado muy rica, aunque realmente de nada le
+sirven las riquezas, porque no disfruta de ellas y las reparte entre los
+pobres: es la santa más delicada de la tierra que he conocido jamás; no
+tiene nada en su santidad que moleste ni perjudique a nadie; su piedad,
+cuando sale de la iglesia o de su oratorio, donde pasa la vida, se
+convierte toda en dulzura y bondad; tiene la sonrisa de los ángeles en
+la boca y una transparencia celestial en la mirada; es demasiado
+escrupulosa para sí misma: no lo fía todo a la generosidad divina y
+derrama la limosna a manos llenas; las gentes la bendicen y la aclaman
+como santa.
+
+Los preliminares para la boda de Sofía se han realizado; M. de
+Morangies, nuestro vecino y pariente a la vez por parte de su esposa, es
+quien nos ha presentado la demanda y el joven pretendiente.
+
+No me ha desagradado su aspecto modesto y reflexivo, y su porte
+exquisito, delicado y admirable de todo punto. Creo que es uno de esos
+hombres rarísimos, que manifiestan a primera vista la seguridad de la
+dicha que han de proporcionar a su esposa, pero ¡ay! se llevará a mi
+Sofía muy lejos de nosotros y no vendrán a pasar en nuestra compañía más
+que seis meses del año. ¿Qué va a ser de mí, sin esta criatura que me
+quedaba como sombra de todas las demás? Ella, cándida como a los ocho
+años, y espiritual como a los sesenta; era mi consejera y mi confidente
+para todo; creo que la costumbre de tener con ella el corazón abierto,
+ha apresurado su gran madurez de juicio; en cuanto a su piedad, es todo
+un ángel y sólo temo el exceso, si es que puede llegar a serlo más;
+parece una madre de familia; no me cabe duda de que, si tiene hijos, los
+hará hombres de provecho.
+
+
+
+
+CXXXIV
+
+13 de enero de 1828.
+
+
+¿Hasta cuándo continuaré escribiendo en este libro? Sólo Dios lo sabe.
+Comprendo que, a pesar de mis años, tengo sobre la tierra deseos y
+pasiones, y esto me aflige; mi corazón, sin embargo, es de Dios, a quien
+diariamente suplico se apiade de mí.
+
+El estado actual de Francia me horroriza: los periódicos avivan el voraz
+incendio, que existe no solamente en la opinión sino en los corazones.
+Hemos tenido aquí grandes luchas con motivo de las elecciones entre M.
+Rambuteau y M. Doria; Dios no puede gustar de estos hechos en que se
+calumnian los hombres mutuamente. M. de Villele ha sido arrojado del
+ministerio; todo el mundo se encarniza contra la religión, que es mi
+único cuidado político. No me agrada por ningún estilo esta continua
+guerra de invectiva entre los periódicos de distintos partidos. ¿Cómo se
+comprende esta libertad sin límites que la prensa disfruta y que se dice
+es una necesidad del gobierno constitucional? Yo temo que este gobierno,
+del cual esperábamos tanto, no produzca más que tempestades, hasta
+dentro de las mismas familias; es muy frecuente que el espíritu de los
+hombres, antes que el espíritu de Dios, sea el que sople en estos
+desgraciados tiempos. Dentro de este sistema de gobierno no se observa
+más que vanidad, egoísmo, y deseos de realizar actos que tengan mucha
+resonancia, sean éstos del género que quiera.
+
+M. de la Maisonfort, ministro del rey en Florencia, ha muerto en Lyón de
+vuelta de Toscana. M. de Vitrolles ha sido nombrado en su lugar; se cree
+que no irá hasta pasado mucho tiempo a ocupar su puesto; esto va a
+detener indefinidamente a Alfonso en Italia. Sofía, mi consuelo, mi
+sociedad única, mi hija querida, marcha este invierno a Mende. ¡Triste
+de mí!... Mi pobre marido está cada día más delicado, puesto que su
+dolorosa enfermedad va progresando; yo me consagro completamente a él,
+procurando hacerle olvidar el tiempo, como quisiera olvidarlo yo
+también, hasta que vuelva mi hijo de Italia. Se habla de nombrarle
+ministro de Francia, no sé dónde; ¿qué me va a suceder si es su
+alejamiento un destierro sin fin? ¡Qué triste es el ocaso de la vida,
+después de una continuada existencia de temores! ¿Dónde me refugiaré yo,
+si no es en la oración, que me calma siempre, como la conversación de
+un buen amigo justo, poderoso y sabio? ¡Ah! ¡qué felices son aquellos
+que creen en esta comunicación sensible de la criatura con el Creador
+del Universo!
+
+
+
+
+CXXXV
+
+15 abril de 1828.
+
+
+Desde esta mañana me encuentro en Milly, pero por breves momentos.
+Siempre que estoy aquí me hallo dispuesta a escribir algunos párrafos en
+este _diario_, descuidado por tanto tiempo, y que ya tenía casi
+abandonado. Ya no tiene para mí el interés de otros tiempos, ni para
+continuarlo ni para leerlo de nuevo. Los acontecimientos consignados en
+él se van alejando, todo huye volando: a medida que vamos envejeciendo,
+vamos penetrándonos de la vanidad de todo y tenemos, por lo tanto, menos
+interés en conservar los recuerdos. Ya no me interesan sino los que
+pertenecen puramente al corazón, y éstos no hay necesidad de
+consignarlos. No obstante, aun quedan algunas épocas que quiero ir
+marcando debidamente: servirán más bien para mis hijos que para mí. Las
+últimas de ellas, las que pueden conducir a la felicidad celeste, no
+pueden descuidarse. Voy convenciéndome cada día más de que he entrado en
+la vejez, a pesar de que no falta quien me diga que no se apercibe de
+ello, y que estoy conservada como a los treinta años; pero «crecen los
+hombres tras de mí», como dice Virgilio, a quien estoy leyendo esta
+noche en un libro traducido por Boisgermain.
+
+
+
+
+CXXXVI
+
+15 septiembre de 1828.
+
+
+Mi hijo Alfonso está conmigo; el miércoles 10 del mes corriente llegó
+aquí, acompañado de su esposa, su madre política y su encantadora
+pequeñuela, rebosando todos salud y alegría. ¡Gracias mil sean dadas a
+Dios! Alfonso está, sin embargo, muy flaco, y esto me mortifica, pero es
+preciso que me acostumbre a ello. He estado muy contenta, muy conmovida
+y muy ocupada, y a mi edad las grandes agitaciones, sean de alegría o de
+pena, resultan peligrosas para la salud, ya quebrantada naturalmente;
+sin embargo, como es necesario conformarse y buscar consuelo, éste se
+encuentra con facilidad cuando el corazón está contento, lo cual
+ciertamente es algo difícil en este mundo; a pesar de esto, no me faltan
+motivos para estar disgustada.
+
+No se puede imaginar una criatura más bonita, alegre e inteligente en
+todo (con relación a su edad), que mi nieta Julia; es un verdadero
+tesoro; está perfectamente educada. Su madre va siendo cada día más
+perfecta, sin la menor afectación, va llenando todos sus deberes
+religiosos; ha cultivado también mucho su talento y pinta perfectamente;
+nos ha traído algunas pinturas bellísimas; entre otras, varias que
+representan fielmente la fisonomía de Julia.
+
+
+
+
+CXXXVII
+
+Milly, 3 octubre de 1828.
+
+
+Desde el lunes, 22 de septiembre, estoy aquí completamente sola; he
+venido para presenciar nuestra pobre vendimia. Alfonso, Mariana, su
+madre y Julia, partieron el miércoles 17 para Montculot, en donde les
+han hecho un recibimiento como a los antiguos señores de otros tiempos.
+Fueron a darles la bienvenida las mujeres vestidas de blanco, y los
+hombres disparando al aire sus fusiles. Ellos han dado una brillante
+fiesta campestre en los grandes jardines del castillo, pues se confunden
+con los grandes bosques de las inmediaciones.
+
+Desde Monculot ha salido Alfonso para París, en donde ha sido llamado
+por sus amigos para consultarle sobre lo que llaman golpe de Estado.
+Alfonso asegura que fracasarán y que los Borbones, a quienes ama como
+yo, habrán de sucumbir ante el espíritu público en el caso que acepten
+la batalla. Acaso tenga razón; muchas veces se ve mejor el estado del
+país desde fuera que desde dentro.
+
+Por mi parte, estoy aterrada por esta fiebre que veo recrudecerse todas
+las mañanas en los periódicos de ambos partidos; se me figura que no
+puede haber nada sólido ni duradero en un gobierno, cuando con sus
+desaciertos convierte en un caos la opinión pública.
+
+
+
+
+CXXXVIII
+
+7 noviembre de 1828.
+
+
+Alfonso ha regresado a París, donde fue muy bien recibido por todos, y
+particularmente por el rey Carlos X. Se le hubiera nombrado
+inmediatamente primer secretario de Estado en España, si hubiese querido
+aceptar; él prefiere esperar para ir a Londres, lo cual se le ha
+prometido para dentro de un año; allí será solamente ministro
+plenipotenciario. Me ha traído una magnífica araña para mi sala de
+Mâcón, y bastante dinero, pues ha comprendido que andaba yo algo escasa
+por mis muchos gastos y recelos de mortificar a mi pobre marido. Estoy
+muy contenta por que mis hijos quieren pasar el invierno en Mâcón en
+compañía nuestra; ahora se encuentran en Saint-Point. Alfonso me ha
+mandado algunos versos que va componiendo, los cuales me han gustado
+mucho; dice en ellos lo mismo que yo diría si tuviera su talento para
+expresarlo; es el eco de mi voz, porque yo no dejo de sentir la belleza,
+pero al pretender expresarla enmudezco. Esto me sucede también en mis
+horas de recogimiento místico; en mis meditaciones siento como un fuego
+dentro del corazón, cuya llama no puede salir del pecho; verdaderamente,
+Dios no necesita de mis palabras para comprender mis intenciones, pero
+yo desearía que el fuego que pugna por salir del pecho convertido en
+palabras, se deslizara poco a poco por mi boca en cantos de alabanzas,
+en acciones de gracias, en himnos y oraciones; y que después pudieran
+escribirse, para que por siempre fuera su gloria ensalzada como yo lo
+deseo en los misteriosos secretos de mi corazón. Doy gracias a Dios
+porque ha concedido a mi hijo lo que yo deseo para mí: su voz será la
+mía; sus sentimientos iguales que los míos son.
+
+(Hay aquí párrafos que son un himno de reconocimiento para su hijo).
+
+
+
+
+CXXXIX
+
+13 julio de 1829.
+
+
+En esta fecha voy a narrar mi viaje a París, el cual gracias a mi hijo,
+ha sido una continua dicha para mí. Tuve una satisfacción inmensa al ver
+de nuevo aquella ciudad de mi niñez, y al conocer los numerosos amigos
+con que cuenta Alfonso, todos ellos personajes distinguidos por su
+nacimiento o sus talentos. Madame Récamier, a quien dicen que me
+parezco, me he dispensado una acogida excelente; he asistido en su casa
+a una lectura que ha dado M. de Chateaubriand, quien ha leído una
+tragedia titulada «Moisés»; la figura de este grande hombre me ha
+impresionado más que sus versos: tiene el aire majestuoso de un rey en
+medio de su corte. Me gusta más el aire natural y sencillo de otros
+hombres de gran talento, que estaban allí, y que yo ya conocía desde mi
+niñez. No obstante, la gloria tiene para mí grandísimo prestigio; creo
+que si mi hijo alcanzara algún día la más pequeña parte, estaría
+altamente satisfecha. Pero yo pido a Dios para mi hijo muchas cosas
+antes que esa gloria, que muy bien pudiera resultar vana, examinada
+detenidamente.
+
+
+
+
+CXL
+
+21 septiembre de 1829.
+
+
+Mi pobre Alfonso es el que me ayuda a soportar los días de mi vejez, de
+un modo admirable; me colma de obsequios y atiende solícito a mis
+apuros, sean del género que quieran. Acaba de encargarse últimamente de
+pagar, por nosotros, la pensión de seiscientos pesos que debemos a mi
+cuñada Mme. de Villars. Consigno aquí todos esos rasgos de su cariño
+hacia mí, y renuevo entre las satisfacciones de mi corazón, las mil y
+mil bendiciones que yo debo a Dios por los buenos hijos que me ha
+concedido.
+
+Alfonso no se encuentra aquí en este momento; está en su propiedad de
+Montculot, junto a Dijón; acaba de rehusar el llamamiento que le ha
+hecho el nuevo ministro, M. de Polignac, con la intención de asociar su
+nombre a un ministerio que no parece del agrado de la opinión. M. de
+Polignac ha insistido, y mi hijo le ha contestado que de ninguna manera
+quisiera él arriesgarse a ser cómplice de un golpe de Estado contra la
+_Carta_: que este golpe de Estado, en su opinión, derribaría los
+Borbones; que él sabe perfectamente que M. de Polignac no abriga
+actualmente la intención de darlo, pero que la hostilidad recíproca
+entre el ministerio y el país, llevaría mal de su grado a monsieur de
+Polignac a un resultado fatal; termina rogando a M. de Polignac que se
+sirva olvidarlo para estos asuntos.
+
+Alfonso me ha mandado esta carta, la cual encuentro, por desgracia,
+llena de razonamientos que convencen, pero que acaso interrumpirán las
+relaciones que tiene entre sus amigos, y entorpezcan su carrera
+diplomática. Yo considero que esto fuera una desgracia para mi hijo,
+pero, estoy contenta de que obre conforme a sus principios, aunque a
+trueque de perder su bienestar. La opinión es la conciencia de los
+hombres políticos. Acaso esta conducta le sea favorable para el
+porvenir, porque las circunstancias han de cambiar necesariamente.
+
+Hay en este momento una plaza vacante en la Academia Francesa: muchos
+académicos, entre otros M. de Lainé y M. Royer Collard, han escrito a mi
+hijo para que se presente candidato, en la seguridad, dicen, de ser esta
+vez admitido. El ha rehusado con una altivez que no me atrevo a
+calificar; dice que donde se le ha esquivado la primera vez, no quiere,
+a ningún precio, solicitar la entrada nuevamente; como no es posible
+nombrar un candidato que no visite de nuevo a los académicos, no creo,
+por lo tanto, que se le nombre a él. Mi amor propio ambicioso, sale
+mortificado con esta su determinación, pero que Dios le humille lo
+celebro «con toda mi alma».
+
+Es forzoso, por lo tanto, que consigne una gran satisfacción que tuve
+luego; mi vanidad de madre se manifiesta demasiado, ya lo comprendo,
+pero... En una sesión pública celebrada por la Academia de Mâcón, hará
+unas tres semanas, a la cual asistió una multitud inmensa, todo el
+consejo general, todas las notabilidades de la ciudad y sus
+inmediaciones, leyéronse muchos e interesantes trabajos; M. de
+Lacretelle, un capítulo de la «Historia de la Restauración»; M. Quinet,
+joven gallardo y distinguido por sus conocimientos, un fragmento de un
+«Viaje a Grecia»; Alfonso debía recitar versos, se le esperaba con
+impaciencia; cuando llegó su turno, resonó un aplauso general; la
+concurrencia se puso en movimiento gritando, la mayor parte, que quería
+verle; colocose en un sitio convenientemente elevado para poder
+satisfacer los deseos del público, y empezó por una breve improvisación
+en prosa, suplicando y agradeciendo la benevolencia de sus conciudadanos
+y manifestando cuánto era su agradecimiento por el anticipado favor que
+se le dispensaba; este exordio gustó muchísimo y los aplausos se
+repitieron con entusiasmo. Luego recitó una epístola dirigida a M. de
+Bienassis, en la cual se encierran trozos de poesía tiernísima; se le
+interrumpía frecuentemente con murmullos de aprobación; Mariana y yo
+estábamos verdaderamente emocionadas; luego se nos colmó de
+felicitaciones y, ¿por qué no decirlo?, de dicha y orgullo; lo cual me
+parece algo perdonable. Dios lo quiere y El ve y sabe bien, que lo que
+yo deseo es que el talento de mi hijo sirva para honrar su santo nombre.
+
+Hablemos ahora de mis hijas, cuyas bellas cualidades me enorgullecen
+igualmente. Me gusta mucho recitar continuamente y con el pensamiento
+puesto en Dios, desde las arboledas de Milly, bajo la sombra de la casa
+que ha visto nacer a todos mis queridos hijos, este versículo de los
+Salmos: «Señor, ya que habéis sido mi tranquilidad y mi esperanza en los
+días de mi juventud, ¡no me dejéis abandonado, en los de mi vejez!
+¡Cuando las fuerzas me faltan, no me retiréis vuestra diestra mano!»
+
+¡Basta! ¡basta!... Yo debo empezar a reflexionar seriamente sobre la
+decadencia de mi vida; si miro adelante, corta; y larga si dirijo hacia
+atrás la vista, porque veo los muchos deberes que he debido cumplir.
+
+
+
+
+CXLI
+
+Milly, 21 de octubre de 1829.
+
+
+¡21 de octubre!... ¡aniversario del nacimiento de mi hijo primero!... me
+encuentro sola y deseo consagrar este día a las reflexiones que me
+alientan y fortifican contra la muerte. ¡Cuántas vueltas y revueltas
+tengo dadas durante mi vida, en estos mis paseos, meditando, con el
+rosario en la mano unas veces, y otras, plegadas ambas manos, cuando
+nadie de la casa podía verme, rogando o meditando arrodillada en la
+hierba! ¡Ay, Dios mío! ¡lo que hubiera pasado por mí, durante mis
+tribulaciones exteriores e interiores, sin la caritativa bondad de Dios
+y si su imagen divina no se me hubiese presentado en mis pensamientos y
+no me los hubiese sugerido más santos y más consoladores que los míos,
+no es posible adivinarlo! Es una gracia inmensa, lo reconozco, que mis
+aficiones por el recogimiento en Dios, me hayan hecho robar casi
+diariamente, durante mi vida, algunas horas o solamente algunos minutos,
+para ocuparme exclusivamente de El. Hoy es uno de los días en que le he
+sentido más que nunca, y me he encontrado bañada en llanto, sin darme
+cuenta de ello, mientras paseaba; parecía que mi vida se rejuvenecía,
+que mi alma tomaba cuerpo y se disponía a presentarse a mi creador, a mi
+juez...
+
+¡Ay de mí!; ¡que su juicio, próximo a emitirse, sea indulgente!
+
+Yo me he visto a mí misma como si fuese ayer; jugando, niña inocente,
+entre las alamedas de Saint-Cloud; luego, más tarde ya, joven canonesa,
+rogando y cantando en el templo del cabildo de Salles, triste y
+pesarosa, cuando no emitía la voz como mis compañeras.
+
+ * * * * *
+
+El motivo de no haberme consagrado yo absolutamente a la contemplación
+de lo eterno, a los cantos del breviario y a las alabanzas del Señor en
+la soledad de aquel claustro entre lo eterno y mundano, fue... porque vi
+al que después fue mi marido, joven y buen mozo, vistiendo su brillante
+uniforme, cuando vino a visitar a su hermana la canonesa Mme. de
+Villars, en cuya casa había yo sido confiada de tutela, como de mayor
+edad y más experiencia de la vida.
+
+Entonces, pude observar que el gallardo oficial me distinguía entre
+todas, y que aprovechaba cuantas ocasiones se le presentaban para venir
+a visitar a su hermana en el cabildo; yo misma sentía también cierto
+efecto hacia aquella noble expresión, aquella gracia militar, aquella
+franqueza de su mirada, y aquel su altivo ademán que no parecía amable
+más que a mi lado. He sentido también la misma emoción de gozo que
+experimenté y quedó encerrada dentro del corazón, cuando me hizo, por
+fin, interrogar por su hermana para saber si consentía yo en que me
+demandase en matrimonio; después, nuestra primera entrevista delante de
+su hermana, nuestros paseos por los alrededores del colegio en compañía
+de las canonesas de más edad, la demanda y los grandes obstáculos de la
+familia, y las muchas lágrimas vertidas durante los tres años de
+incertidumbres, mientras rogaba a Dios, para obtener el milagro del
+consentimiento de su familia, que llegó a parecerme imposible; en fin,
+los años de dicha y de ventura, en la humilde soledad de Milly, tan
+humilde entonces como actualmente; mi desesperación cuando, apenas
+casados, él, sacrificándolo todo, incluso a mí, corrió desesperado a
+París para cumplir su deber de simple voluntario de la Casa Real,
+durante el célebre 10 de Agosto; la protección divina que le hizo
+escapar del jardín de las Tullerías cubierto de sangre; su huida, su
+vuelta aquí, su encarcelamiento, mis inquietudes por su vida, mis
+visitas a las rejas de su cárcel, donde yo le llevaba nuestro hijo para
+que le abrazara al través de los hierros, mis excursiones con mi hijo en
+brazos por toda la ciudad, tanto en Dijón como en Lyón, para enternecer
+a los severos representantes del pueblo, donde una sola palabra
+pronunciada por ellos podía ser para mí la vida o la muerte; la caída de
+Robespierre, la vuelta a Milly, el nacimiento sucesivo de mis siete
+hijos, su educación, sus casamientos y la desaparición de la tierra de
+aquellos dos ángeles, de que los otros... ¡ah! no me consolarán jamás.
+
+¡Y después, el descanso que sigue a tanta fatiga! El descanso, sí, al
+mismo tiempo la vejez, porque yo voy envejeciendo, todo me lo indica con
+la mayor claridad; por ejemplo: estos árboles que yo he plantado, estas
+enredaderas que yo misma planté en la parte norte de la casa, con el
+objeto de que no mintiesen los versos de mi hijo cuando describe a Milly
+en sus _Armonías_ y la espesura que cubre actualmente todo el muro desde
+los sótanos de la casa hasta el tejado; estas mismas paredes que van
+cubriéndose de musgo, estos cedros que eran altos como mi última hija
+Sofía a la edad de cuatro años, y que ahora me dejan pasar libremente
+bajo sus ramas más elevadas que mi frente; todo, todo en fin, me dice
+con muda y aterradora elocuencia, que voy envejeciendo, y que mi vida es
+corta. ¡Ah! Sí, Dios mío... Cuando veo las tumbas de muchos viejos
+vecinos que he conocido jóvenes, y sobre las cuales paso yo ahora cuando
+voy a misa, pienso con tristeza que mi estancia en la tierra no puede
+ser eterna, y que no puede tardar en abrírseme la eterna mansión: y las
+lágrimas se me saltan cuando pienso en lodo lo que debo dejar a mi
+partida: mi pobre marido, compañero fiel de mi juventud, que si bien no
+está postrado en el lecho, sufre continuamente y necesita de mí, hoy
+para sufrir, como ayer para ser dichoso: después mis hijos, ¡los hijos
+de mi corazón!...
+
+Alfonso y su esposa, a la que considero, por su ternura y por su virtud,
+como una sexta hija; Cecilia y sus encantadores pequeñuelos, tercera
+generación de corazones que aman y que han de ser amados; y luego,
+aquellos que faltan y que me siguen como mi sombra sigue al sol
+poniente, cuando yo paseo y medito en estas soledades. Mi Cesarina, la
+que fue mi orgullo por su belleza encantadora, sepultada lejos de mí,
+detrás de ese horizonte de los Alpes, de donde veo continuamente surgir
+su recuerdo. Mi Susana, aquella santa que anticipadamente ostentó
+alrededor de su frente la santa aureola y que Dios me quitó para que yo
+pudiera ver en su recuerdo la imagen de un ángel de pureza. ¡Muertos los
+unos, ausentes los otros!...
+
+¡Otra vez sola, como antes de haber producido fruto alguno! ¡Los unos en
+tierra, como la de estos árboles, los otros han sido llevados, lejos de
+mí, por el jardinero del cielo! ¡Ah! ¡Qué pensamientos! Cómo me atraen y
+persuaden dentro de ese jardín, y luego me arrojan de él, cuando han
+henchido mi corazón y se va su sangre derritiendo en agua. ¡Ese pedazo
+de tierra es para mí el «huerto de las olivas!» ¡Dios mío! ¡Este fue
+para mí, el jardín delicioso que Salomón describe en su cantos; y hoy,
+desierto y despojado de atractivos, sirve para que en él pueda recordar
+mejor la muerte, con el pensamiento puesto en el Salvador del mundo, a
+quien me figuro con el cáliz de la amargura en la mano preparándose a
+desprenderse de este mundo impulsado por su divina gracia! ¡Y cuánto
+adoro yo a este huertecito! Tanto por los vacíos que la muerte y el
+tiempo han ido haciendo en torno mío, como cuando al dirigir mi vista
+allá, en el fondo, bajo los tilos, para ver si alcanzo a distinguir los
+vestidos blancos de los pequeñuelos, o cuando escucho para ver si oiré,
+como otras veces, las alegres voces de mis hijos al encontrar alguna
+flor o algún insecto entre sus espesuras. ¡Qué le he dado yo a Dios para
+que me diese en propiedad este rincón de tierra y esta casita, de los
+que algunas veces heme avergonzado por su aridez y su insignificancia,
+pero que constituyeron el albergue dulcísimo de mi numerosa familia!
+¡Ah! ¡Que sea El bendito, mil veces bendito este nido, y que después de
+mí pueda abrigar aún a todos aquellos que me sucedan!
+
+Dejemos esto: oigo la campana de Bussieres que toca el _Angelus_; vale
+más rogar que escribir. Secaré mis lágrimas y diré, para mí sola, aquel
+rosario al cual mis pequeñuelas respondían siguiéndome otras veces, y
+que oirán hoy solamente los gorriones que se acuestan debajo de las
+hojas o en las grietas de las piedras. No, no, mil veces no, es un error
+perjudicial enternecerse, es preciso guardar las fuerzas para los
+deberes que estoy obligada a llenar; cuando se está sobre el borde de la
+tumba, las lágrimas, dice, no sé en qué parte, la Escritura, debilitan
+el corazón del hombre. ¡Hoy necesito del mío como en mis tiempos
+mejores!...
+
+
+
+
+CXLII
+
+
+Sigue a lo escrito, un pequeño volumen conteniendo detalles puramente
+domésticos, cuyo interés para nosotros disminuye en relación a las
+circunstancias a que se refiere. Todo ello termina con una página que
+parece un ¡adiós! a su manuscrito y que copio a continuación.
+
+ * * * * *
+
+¿Dios lo dispone así? ¡Hágase su santa voluntad! En resumen: toda
+sabiduría consiste en resignarse por adoración a su voluntad. Estoy muy
+ocupada en ordenar mis anteriores _diarios_, lo cual hace que vuelva a
+leerlos con interés. Esta lectura me llena cada día más de
+reconocimiento por todas las gracias que he recibido de Dios, y me
+arrepiento por haber adelantado tan poco en la piedad y el bien, después
+de las mejores intenciones y resoluciones que yo tomaba frecuentemente
+con escaso provecho. Pero aún es tiempo, que siempre lo tenemos mientras
+Dios nos deje la vida; aún es tiempo de aprovecharla para ganar el
+cielo; esto es lo que yo pido con toda mi alma al terminar este libro,
+rogándole derrame sobre mí y sobre todo cuanto me pertenece, sus
+espirituales bendiciones. En cuanto a las bendiciones temporales, ¿para
+qué he de pedírselas mientras no sean necesarias para el cielo? De todo
+corazón me entrego a ti, Dios mío, y gustosa acataré tus paternales
+decretos. ¡Dame tu bendición para mis hijos, y para mis amigas, para
+aquellos que me aman y a lo que yo tanto he amado en este valle de
+lágrimas!
+
+ * * * * *
+
+Estas son las últimas palabras que mi madre escribió en la última página
+de su _diario_.
+
+
+
+
+CXLIII
+
+
+Esto es lo que resta aquí en la tierra del alma pura de aquella santa y
+encantadora mujer.
+
+Lo demás está escrito en el alma de sus hijos, en las tradiciones de la
+humilde aldea en que vivió por espacio de cuarenta años, y en los
+recuerdos siempre sonrientes como ella, de aquella sociedad
+verdaderamente ática de Mâcón, donde su recuerdo cuenta tantos amigos
+como mujeres contemporáneas suyas existen.
+
+El resto del manuscrito de nuestra madre no tiene interés ninguno para
+la tercera generación de sus descendientes; son bagatelas de su virtud.
+Cualquiera de los pequeñuelos de hoy, que sienta curiosidad de
+conocerlas, las encontrará escritas de su puño, entre los dieciocho
+pequeños cuadernos originales, que les trasmitiré tal como los he
+recibido, de un inventario de los afectos del corazón. Allí la
+encontrarán a ella, bajo las mil formas de la madre de los pobres, y de
+la mujer piadosa, derramando los más íntimos misterios de sus
+escrúpulos y de sus humillaciones ante Dios.
+
+Aquí se encuentran los ardores y la ternura de su alma, en los
+ejercicios cotidianos, en el campo o al pie de su cama; allá las
+asistencias a las ceremonias religiosas, sus exámenes de conciencia la
+víspera de los días en que debía acercarse purificada a la mesa
+eucarística; acullá, las diarias y numerosas economías domésticas,
+hechas para ejercer la caridad que debía sostener con el trigo de sus
+graneros, el vino de sus viñas, los sarmientos de sus cepas, la leche de
+sus vacas y los huevos de su gallinero; los precios del pan, la manteca,
+el azúcar, las legumbres durante este o aquel mes del año; el cálculo
+continuado para reducir la frugalidad de la mesa a las escaceses de la
+cosecha, y para poder sufragar constantemente, sobre sus necesidades, la
+gran parte destinada a los pobres y los socorros furtivos que
+proporcionaba a su hijo; más lejos, se encuentran recetas cuidadosamente
+registradas y comentadas contra las enfermedades comunes a las gentes
+del campo: un tratado completo de medicina rural que ella ejercía a
+cualquier hora del día y en particular en la entrada de la casa de
+Milly, siempre llena (sobre todo por la mañana), de imposibilitados,
+viejos, mujeres y criaturas enfermas, que su fama de bondadosa y
+entendida atraía de más de veinte aldeas cercanas, y que venían como en
+romería a visitar aquella santa; en fin, están también allí las noches
+pasadas a la cabecera de sus hijos delicados o de los enfermos de la
+aldea, y las apuntaciones técnicas que tomaba durante sus horas de vela
+de los experimentos y cálculos que hacía sobre los síntomas, los
+accesos, los recrudecimientos de la fiebre, y las zozobras o esperanzas
+que producía la enfermedad en el paciente.
+
+¡Cuántas veces, hasta las mismas sábanas de su cama, que tomaba de su
+armario y rasgaba a medida de la necesidad, servían para vendar las
+llagas del viejo indigente, que curaba ella con sus propias manos!
+Otras, venciendo con su pensamiento, toda repugnancia, de igual manera
+se acercaba al lecho de muerte, que servía las más débiles necesidades
+del enfermo, descollando siempre por el vigor de su fe, por la energía
+de su carácter, y por su gran fuerza de voluntad.
+
+Y al terminar sus obras de caridad, lavadas sus hermosas manos, enjutos
+sus ojos de las lágrimas vertidas por males ajenos, cambiando su vestido
+de seda gris por otro elegante y sencillo, volvía otra vez entre la
+sociedad, suelto el espíritu, abierto el corazón, con la graciosa
+expresión de la dama discreta y sociable, animando las conversaciones,
+expansionando el corazón ajeno, llevándose con su serenidad las penas y
+sinsabores de las almas, como se lleva el viento tibio de la primavera
+entre sus torbellinos, las hojas secas de la noche para dejar en
+libertad de abrirse a los botones de las nuevas flores. Se la adoraba,
+sin que ella hubiese pensado jamás en hacerse adorar, en todas las
+irradiaciones de su carácter y de sus hechos. El rostro de los aldeanos
+que la veían pasar, acompañada de sus hijas, para ir al templo o
+viniendo de visitar sus chozas, tomaba una expresión tierna y grave a la
+par, como si fuera la imagen de la caridad la que pasaba por su lado.
+
+Ella entonces estaba satisfecha; todos los acontecimientos de su vida
+parecían haber desfilado ante sus ojos, y un prolongado y apacible
+horizonte se extendía a su vista. La vejez robusta y varonil de su
+esposo iba venciendo sus enfermedades dolorosas, pero no mortales,
+viéndose que el Cielo le reservaba para más largos días que a los demás
+miembros de la familia, alcanzando en efecto, sin decadencia de corazón
+ni de espíritu, hasta la edad de noventa años. Su hijo, que había sido
+por mucho tiempo el tormento de su espíritu, se había ya vuelto
+juicioso; habiendo atravesado las tormentas de su primera juventud sin
+tocar aún el mediodía de la vida, calmado y satisfecho por un casamiento
+conforme a su corazón, viviendo en Italia, su país predilecto, por razón
+de su empleo en la diplomacia, en el lugar más risueño de Europa,
+satisfecho del rango secundario, pero honorífico que ocupaba; cubierto,
+además, antes de tiempo, de cierta aureola poética, que solamente
+refluía en el corazón de su madre, sin excitar la cólera de los
+envidiosos, estuvo en aquel entonces con licencia en París, llegando a
+ser nombrado (sin ningún género de intrigas), miembro de la Academia
+Francesa: gloria oficial de las letras que jamás le alucinó ni engañó a
+él, pero sí alucinó y engañó agradablemente el corazón de su anciano
+padre. Este, que se había acostumbrado a mirar desde su provincia el
+título de miembro de la Academia Francesa, no solamente como una especie
+de consagración de la gloria de un hombre, sino de una familia, como un
+sacramento de la fama legítima y contra la cual la posteridad no osaría
+protestar jamás, estaban en extremo satisfecho. Su madre gozábase, por
+fin, pudiendo decir a toda la familia de su marido: Ya estáis viendo
+cómo, eso que llamabais mis ilusiones de madre, no ha sido una quimera,
+como decíais vosotros; ya veis como yo tenía razón cuando os pedía
+paciencia y perdón por algunas ligerezas de aquel hijo querido, que
+ratifica por fin mi ternura honrando vuestro linaje.
+
+Su hijo se ocupaba entonces en hacer el obligado discurso de recepción,
+que debía por la primera vez presentarle en aquella tribuna literaria,
+desde la cual ardía él en deseos de elevarse a su tiempo, a la tribuna
+política, blanco constante de todas sus aspiraciones.
+
+El esperaba defender a la vez, siguiendo las huellas de M. de Serres y
+de M. Lainé, sus maestros y sus modelos, los Borbones, el ídolo de su
+padre, y la constitución liberal, satisfacción entonces de su espíritu.
+Quería él defender las instituciones y sus principios contra las
+reacciones de la monarquía y contra los impacientes de la república,
+cuyas aspiraciones habían de empezar a cumplirse después de la
+revolución de julio de 1830 y la de febrero de 1848, cuya hora no había
+sonado aún con el toque de rebato de aquellas dos ya expresadas
+revoluciones.
+
+
+
+
+EPÍLOGO
+
+
+Nos encontramos a fines de otoño del año 1829.
+
+Así en las esferas gubernamentales, como en los partidos políticos que
+ansían el poder, existe una pasión que con frecuencia degenera en odio
+de uno a otro bando. Efecto del delirio y la fiebre que domina los
+espíritus, la Francia se encuentra en continua zozobra.
+
+El primer ministro, que lo era a la sazón el príncipe de Polignac,
+habíase propuesto hacer que yo fuese a París a ocupar la dirección de
+los Negocios extranjeros; continuamente recibía yo cartas amistosas en
+las que insistía en sus deseos; al fin, sucumbí, pero no para aceptar el
+cargo que se me ofrecía, sino para explicar franca y terminantemente los
+motivos que tenía para renunciar el empleo con tanta obstinación
+ofrecido.
+
+Amaba yo al príncipe, es cierto, pero su política me hacía temblar;
+hubiera yo querido, cuando hablaba con él, separar a un lado el hombre,
+al otro el ministro divorciado de la opinión pública.
+
+Bien claramente había yo manifestado, en mi discurso al ingresar en la
+Academia Francesa, mi resuelta oposición al golpe de Estado contra la
+_Carta_ y los proyectos que el Gobierno había manifestado tener contra
+la libertad del pensamiento y contra la independencia que el pueblo debe
+poseer para elegir sus representantes.
+
+No se esperaba de mí ciertamente aquel discurso político.
+
+Los periódicos republicanos, orleanistas y bonapartistas que me acusaban
+de reaccionario, acogieron mis declaraciones con entusiasmo, y M. Lainé
+y M. Royer Collard reconocieron en ellas a su discípulo.
+
+Al abandonar la sala del Instituto, ocupada aún por la inmensa
+muchedumbre que había concurrido a la recepción, mi antiguo amigo el
+duque de Rohan me salió al encuentro diciéndome al oído: «Abandonad toda
+esperanza con respecto al ascenso en vuestra carrera; habéis defraudado
+nuestras esperanzas y dado fuerza a nuestros enemigos políticos.» ¿Qué
+me importaban a mí los ascensos en mi carrera cuando veía vacilar a
+Carlos X en el trono, y al que deseaba separar del abismo que amenazaba
+tragárselo?
+
+Había el príncipe de Polignac puesto en mí sus esperanzas, y me
+distinguía con una familiaridad política que acaso no mereciera. En las
+confidencias con este grande hombre, entreveía un alma real, un espíritu
+dispuesto ya para la emigración y un corazón alarmado por la conciencia.
+
+Debo hacer constar en honor de Carlos X y del príncipe de Polignac, que
+las predicciones del duque de Rohan, no se realizaron. Estos personajes
+no me guardaron resentimiento alguno por mi discurso, y después de haber
+discutido conmigo larga e inútilmente sobre los motivos, poco fundados
+según ellos, de mi negativa y de la impremeditación de un golpe de
+Estado, me ofrecieron el empleo de ministro plenipotenciario en Grecia.
+
+Ocurría esto, cuando la Europa fundaba sobre un pasajero entusiasmo
+aquella pujanza artificial, germen o ruina de no sé qué grandeza.
+Participaba yo entonces de la ilusión que todos los liberales tenían
+sobre los helenos, tan valientes en el combate, como disciplinados en el
+gobierno.
+
+Las potencias occidentales habían designado para rey de Grecia, al
+príncipe de Cabourg, viudo de la princesa Carlota, heredera del trono de
+Inglaterra. Este príncipe se encontraba en París: yo le conocí en Italia
+durante el tiempo de su viudez, y adquirí con él una amistad tan íntima
+como sincera. El príncipe de Polignac me presentó a él y le indicó que
+yo era el francés más simpático a Grecia que, como ministro, podía
+ofrecerle.
+
+Alegrábame yo de asistir con semejante título y en tan elevadas
+funciones, a la resurrección de aquel imperio, en el país de los grandes
+recuerdos y de participar como lord Byron, el heroico poeta, de
+resurrección tan gloriosa.
+
+La justa previsión de que pudieran ocurrir en aquel renacimiento
+disturbios y decepciones de gran importancia, hizo que el rey designado
+se negara a aceptar las responsabilidades que pudieran sobrevenir, y que
+saliera de París una noche huyendo de su reino y de la felicidad que en
+él se le prometía.
+
+Al día siguiente, cuando supimos lo ocurrido, apreciamos unánimemente
+aquella huida del siguiente modo: El príncipe de Cabourg no tiene cabeza
+suficiente para sostener esta corona; ocúpese la diplomacia en buscar
+otra frente y sea cauta en la elección para no verse burlada de nuevo.
+Así se hizo en efecto, y mientras esto ocurría, yo continué de ministro
+plenipotenciario en situación expectante, recibiendo del príncipe de
+Polignac cuantas distinciones eran compatibles con mi obstinado empeño
+de no tomar parte alguna en los trabajos del Gobierno.
+
+ * * * * *
+
+Entusiasmada mi madre por los rápidos ascensos obtenidos en mi carrera
+diplomática, por mi futuro destino en la hermosa capital de Atenas, y
+por mi elección para la Academia Francesa, no podía menos de sonreír
+ante la realización de sus aspiraciones de siempre, del sueño dorado de
+toda su vida.
+
+Disponíame yo para ir a pasar a su lado el corto tiempo que creía
+permanecer en Francia, y me hallaba en París con el objeto de ir
+preparando los regalos que tenía por costumbre llevar a mi madre y a mis
+hermanas siempre que las visitaba, después de un largo tiempo de
+ausencia.
+
+¡Pobre madre! ¡qué poco te daba en cambio de tantas privaciones como por
+mi causa habías sufrido; de las joyas que habías vendido o empeñado para
+satisfacer mis caprichos y mis viajes, o para ocultar mis faltas ante la
+severidad siempre justa de mi padre!
+
+ * * * * *
+
+Todo estaba dispuesto: los muebles todos que había en la habitación
+ocupada por mí en la fonda, estaban cubiertos de cajas, estuches,
+paquetes de tejidos diversos propios para vestidos, cofrecillos con
+sorpresas para mis hermanas, un pequeño bazar, en fin, que yo me
+complacía en mirar, mientras gozaba pensando en las exclamaciones de
+alegría y reconocimiento que había de oír en la humilde casita de mi
+madre. Yo me complacía anticipadamente en las sinceras demostraciones de
+cariño y de satisfacción que había de recibir en su presencia.
+
+Un día (séame permitido no consignar la fecha), entraba yo en el hotel
+de***, con mi cabriolé atestado de cajitas y muebles propios para el uso
+femenino; estaba alegre y satisfecho ante la idea de que había de partir
+al siguiente día; al saltar del estribo y poner el pie sobre la primera
+grada del vestíbulo observé, que, junto a la habitación del portero, se
+hallaba mi buen amigo, el verdadero hermano de mi alma, el conde Aymon
+de Virieu: parecía que la Providencia había destinado a este hombre para
+que compartiera conmigo la vida.
+
+Juntos habíamos cursado nuestros estudios; disfrutado de las mismas
+alegrías en las casas de campo de ambas familias; seguido las mismas
+rutas en nuestras excursiones, idénticas relaciones sociales, y
+últimamente pertenecíamos los dos al cuerpo diplomático.
+
+Al día siguiente, debía él también salir de París con destino a
+Alemania, y por esta razón habíamos acordado comer juntos y pasar la
+velada en mi habitación, con objeto de poder prolongar así nuestra
+conversación y despedirnos con entera libertad.
+
+Cuando al descender de mi carruaje me disponía a estrechar su mano, noté
+en su expresiva fisonomía una palidez y una consternación que me dejaron
+suspenso por unos instantes; sus ojos, siempre alegres y que parecían
+iluminados por dos chispas salidas de su espíritu un tanto sarcástico,
+aparecían por vez primera velados por una nube de tristeza.
+
+Después que hubo contestado a mi alegre mirada con otra del mismo
+género, sus ojos procuraron no encontrarse con los míos, y entonces pude
+observar bien la tristeza, el recelo y el inexplicable temor de que
+estaba poseído. Parecía que aquella tristeza aumentaba al verme a mí tan
+tranquilo y satisfecho; mi calma, sobre todo, le mortificaba
+horriblemente; quería censurar mi felicidad sin haberme él dicho antes
+el motivo por el cual debiera estar yo triste.
+
+De pronto, desapareció de mis ojos la alegría, y huyó la sonrisa de mis
+labios: «Entremos en tu cuarto--me dijo con voz entrecortada;--necesito
+hablarte de cosas muy tristes, y darte noticias muy poco agradables.
+Procura tener valor para oírme, concentra todas tus fuerzas morales:
+subamos.»
+
+Conducido maquinalmente por mi amigo, subí la escalera y llegué hasta mi
+cuarto: el golpe recibido en medio del corazón me había aturdido; ya en
+la habitación, me senté sobre el borde de mi cama; mi pobre perro
+saltaba de alegría al verme; ignoraba el fiel animalito el por qué sus
+caricias, siempre contestadas con cariño, eran entonces esquivadas con
+rudeza.
+
+«Habla--le dije a mi amigo Virieu, ocultando el rostro entre ambas manos
+y preparándome a recibir el golpe fatal.--Habla--repetí,--que este
+silencio es para mí el peor de los suplicios.»
+
+Entonces, usando de todos los miramientos, vacilaciones y rodeos,
+tímidos unas veces, enérgicos otras, propios del hombre encargado de dar
+una noticia inesperada y triste que ha de herir el corazón, me dijo,
+recibiéndome en sus brazos: «¡Ya no tienes madre!» Me pareció que el
+suelo se hundía bajo mis pies, que mi existencia vacilaba por
+encontrarse sin base; mi alma elevose rápidamente al cielo como
+queriendo buscar la de aquélla que fue vida de mi vida aquí en la
+tierra. ¡Jamás hubiera creído que pudiese vivir sin ella un solo día! La
+idea de la eterna separación, jamás se me había presentado sino allí
+lejos, y aun dulcificada por la brevedad del tiempo que yo mismo debo
+permanecer en este mundo. Yo la había visto tan hermosa y llena de vida,
+que parecía alentar en lo mejor de su edad, y de súbito, me dicen que ha
+desaparecido de mi vista para siempre: y precisamente cuando me
+preparaba a recibirla en mis brazos, cuando iba a proporcionarle la
+dicha de tenerme a su lado, después de haber cumplido a satisfacción mis
+deberes de hijo... ¡Ah!... ¡La separación era un hecho y un hecho
+terrible porque ni siquiera pude despedirme de ella! ¡Cuánto sufrí en
+aquellos días! Por la mañana alimentaban mi vida dos corazones, y por la
+tarde sólo me quedaba uno para llorar y gemir.
+
+Mi desesperación llegó a ser mayor por encontrarme en París solo. La que
+hubiera podido tomar una parte casi igual en mi dolor mezclando sus
+lágrimas con las mías no se encontraba conmigo. ¡Yo solo en el vacío!
+Sin esposa, sin hijos y sin madre. La suerte me deparó a un fiel amigo
+que cubrió con su ternura aquel abismo de luto y de lamentos; acaso sin
+él me hubiese precipitado en aquella horrible negrura.
+
+Durante toda la noche, permanecí anonadado, no pude conciliar el sueño y
+me acosté vestido. Aun recuerdo aquella noche cuyos minutos tengo
+todavía presentes uno a uno, como si el tiempo no hubiera transcurrido
+desde entonces, que pasé arrancando al sensible corazón de mi amigo, los
+detalles todos de aquella muerte, más sentida por haber ocurrido tan
+inesperadamente. Estos detalles los recuerdo perfectamente, pues
+quedaron grabados en mi imaginación de tal suerte que pudiera recitarlos
+con muy poca diferencia, tal como salieron de los labios de mi amigo. M.
+Virieu, no se separó de mi lado hasta que amaneció: llegada esta hora,
+se marchó a preparar lo necesario para mi partida a Mâcón. ¡Triste de
+mí! Ya era demasiado tarde; ya no podría abrazar, antes de encerrarlos
+en el sepulcro, los restos queridos de aquella mujer que durante nueve
+meses me había llevado en sus entrañas, y en su corazón hasta el último
+instante de su vida.
+
+He aquí lo que mi amigo me contó acerca de aquella muerte; esta relación
+está aumentada con las noticias que después adquirí, y que me
+facilitaron los parientes y los amigos que presenciaron aquella
+horrorosa y a la par dulce agonía de mi madre.
+
+Llena de impaciencia y de alegría, esperaba diariamente mi llegada. Mi
+elevación a la Academia, mi nombramiento de ministro de Grecia, y las
+emociones que por otras causas sufriera, habían, al parecer, enardecido
+ligeramente su sangre.
+
+Era el 27 de noviembre; después de haber oído misa, se dirigió desde la
+iglesia a los baños que había en el hospital y que estaban servidos por
+hermanas de la Caridad. Mientras le preparaban el baño, estuvo hablando
+con la superiora de asuntos religiosos: esta conversación la sostuvo con
+la jovialidad y la gracia propias de su juventud.
+
+Cuando la bañera estuvo dispuesta, mi madre entró en la celda sin
+acompañamiento alguno, siguiendo la costumbre adquirida en el
+_capítulo_, costumbre que siempre había conservado; nunca empleó
+camarera para su servicio particular; sola se vestía, se desnudaba y
+apagaba la luz al acostarse, en memoria (según ella decía), de la
+humildad y de la pobreza de los primeros cristianos.
+
+No hacía mucho que se hallaba en el baño, cuando la superiora, que
+atravesaba el corredor en el cual estaban los cuartos de baño, creyó oír
+gritos y gemidos ahogados cada vez más apagados. Inmediatamente la
+superiora entró en la celda que mi madre ocupaba, y vio que el agua
+caliente se derramaba por el suelo rebosando del baño; la espita
+abierta, lanzaba a borbotones sobre el cuerpo desnudo de mi madre, aquel
+hirviente líquido, parecido a un manantial de fuego, que abrasándole
+pecho y espaldas la había privado del conocimiento. La propia superiora
+y una sirviente, la separaron de la bañera.
+
+Indudablemente ocurrió, que deseando refrescar el baño, debió abrir por
+equivocación el grifo del agua caliente, y que aquel ardiente chorro
+hirió de pronto su pecho y sus manos sin darle tiempo para cerrar la
+espita. Después de un buen rato volvió al conocimiento, y entonces
+abrazó a la superiora, quien también se encontraba herida de la mano y
+del brazo; efecto de las quemaduras. Vuelta al conocimiento, acostáronla
+sobre uno de los colchones del hospicio; en esta posición, la
+trasladaron a su casa en brazos de cuatro mujeres pobres, de aquellas
+incurables que ella había, en otro tiempo, auxiliado con alimentos,
+ropas y medicinas, y curado las llagas con sus propias manos.
+
+Pronto el rumor de la desgracia ocurrida habíase extendido por la
+ciudad, y las gentes madrugadoras, o sea las sirvientes y las mujeres
+devotas que salían del templo, la siguieron llorando y rezando en voz
+alta hasta la puerta de su casa.
+
+Al ver la dolorosa impresión que esta desgracia produjo en los
+habitantes de la ciudad, hubiérase dicho que cada uno de ellos había
+perdido a su madre como yo a la mía.
+
+A los médicos no les pareció mortal el accidente, pero cuando se
+levantaron las vendas de la primera cura, el mal apareció con toda la
+gravedad que revestía.
+
+Después de la fiebre, el delirio; pero un delirio especial, una especie
+de sueño dulce y sonriente como su carácter mismo.
+
+Había momentos en que parecía dejar su desvanecimiento, para dar las
+gracias a las buenas mujeres que la servían y para alentar a nuestro
+pobre padre, que permanecía a la cabecera del lecho, aterrado
+completamente por el terrible golpe que acababa de recibir.
+
+En aquella angustiosa situación, no cesaba de entregar las afecciones de
+su alma a las personas a quien amaba y, especialmente, a Dios, con el
+que quiso unirse por medio del Sacramento de la Eucaristía, tomando,
+según su creencia, anticipada posesión de la Divinidad, o al contrario,
+posesionándose la Divinidad de su persona. Entonces, inflamado su
+hermoso rostro por el calor que da la convicción y beatificado por
+aquella unión mística, iluminaba la beatificación, más que los cirios
+que los pobres niños del hospicio sostenían en sus tiernas manecitas
+mientras permanecían arrodillados en torno del lecho.
+
+Después de la ceremonia religiosa, quedose profundamente dormida, y esto
+hizo creer a los que la rodeaban que la mejoría se había iniciado; pero,
+¡falsa creencia!... Su despertar fue el último, porque momentos después,
+exhaló el postrer suspiro, tranquila y sonriente.
+
+La mujer que la asistió durante su agonía, me ha repetido después, una
+por una, todas aquellas palabras que pronunció continuamente: «Esposo
+mío... Hijos míos... Alfonso, Mariana, Cecilia, Eugenia, Sofía, Dios os
+bendiga. ¿Por qué no venís aquí para bendeciros yo también? ¡Alfonso!
+Pobre hijo mío... ¡Qué disgusto tendrás por no haber podido estar a mi
+lado en este trance supremo!... Dirás a todos que no sufro... Que ya
+estoy en un lugar delicioso, desde el cual veo el cielo desde donde
+bendicen a mis hijos...»
+
+Después, sus labios sonreían dulcemente, balbuceaba algunas palabras y
+nuevamente quedaba rendida por la fatiga. Así pasó toda la noche: y al
+amanecer, en un momento de lucidez, dijo:--«¡Qué dichosa soy, Dios mío!
+¡Oh! ¡Qué dichosa, qué dichosa!... No me había engañado, no, ahora lo
+comprendo, cuánta felicidad...» Y al terminar esta frase, entregó su
+alma a Dios.
+
+ * * * * *
+
+Tal fue su muerte, palabra por palabra. Todos los testigos viven aún
+para repetirlo, excepto nuestro padre y la pobre Filiberta, quien al
+perder a su señora perdió también las ganas de vivir, y no existió luego
+sino el tiempo indispensable para continuar con su señor los servicios
+que había prestado a nuestra madre por cariño solamente. ¡Oh! ¡Este lazo
+de la domesticidad es un noble y santo cambio entre el criado que se une
+por amor a la familia, que retribuye, en cambio, sus servicios con
+reconocimiento, ternura e igualdad ante el corazón! Este parentesco de
+condiciones sobre la tierra, puede ser desigual por la fortuna, pero se
+nivela siempre, cuando existe, por el cariño.
+
+Tres días habían transcurrido desde que yo perdí a mi madre, cuando
+llegué a Mâcón para ver, al menos, su querido rostro bajo el sudario.
+Acompañábame un buen amigo verdadero «Samaritano», quien se encontraba
+siempre allí en todas mis horas de dolor: Amadeo de Perseval, que yo
+nombro, aunque ya se le alude en el manuscrito, por haberse consagrado
+piadosamente a nuestra madre, y que había pretendido contarse en el
+número de sus hijos. Sin embargo de no ser así, fue por bastante tiempo
+estimado como tal.
+
+El ataúd reposaba ya bajo montes de nieve dentro la tierra helada del
+cementerio de la ciudad. Durante la ausencia de mi pobre padre,
+arrancado casi moribundo de su casa, en el momento de morir mi madre, y
+ausentes además sus hijos, se olvidaron de que la difunta había
+manifestado varias veces su preferencia por el cementerio de
+Saint-Point, a la sombra de la pequeña iglesia de la aldea, en aquel
+valle tranquilo y delicioso donde gustaba tanto su piedad de recogerse
+durante sus residencias veraniegas. No encontré para besar más que las
+crudas tablas de su vacío lecho de muerte, el suelo de su cuarto, el
+umbral de la puerta por la que su ataúd había pasado al salir entre los
+tristes ecos de llanto general de la población, para ir a descansar en
+el campo de la muerte. De súbito, rebelose mi corazón por la idea de un
+deseo no cumplido de aquella santa mujer después de su transfiguración,
+e igualmente contra la idea de no poder ver aquellos sagrados restos más
+que al través de la multitud de muertos desconocidos o indiferentes.
+Resolví, pues, ya que todavía era tiempo, reparar, en lo que dependiese
+de mí, aquella negligencia que me demandaba una secreta voz, exhumando
+aquellos restos para conducirlos al lugar de su predilección. Creía yo
+que la eterna distancia había de acortarse entre aquella alma y la mía
+si sus restos descansaban a la sombra de nuestra morada, en el vecino
+cementerio junto a la iglesia de Saint-Point. Si he de decirlo todo,
+había también en aquella pretendida exhumación un pretexto para
+aprovechar la ocasión de mirar por última vez aquel rostro querido,
+antes de que se volviera polvo con el transcurso del tiempo.
+
+El ataúd no tenía signo distintivo de ninguna especie que le
+diferenciase de los demás, así como tampoco había el sepulturero
+señalado el sitio donde se hallaba sepultada mi madre; debía ser abierta
+nuevamente la fosa, a fin de asegurar que nuestra piadosa intención no
+fuese burlada, y no nos llevásemos unos restos desconocidos en lugar de
+los de mi madre.
+
+¡Olvidemos aquellos lúgubres detalles! Durante la noche se realizó todo
+como era mi deseo. Separose la nieve amontonada sobre el surco de la
+muerte, y encontramos a tientas, entre otros, el ataúd que buscábamos.
+Filiberta, que era quien había amortajado a su querida señora, la
+reconoció. Ella misma abrió el ataúd a la luz de unos cirios para que
+pudiera yo entrever aquel rostro dormido. Era mi madre en toda su
+belleza, menos la de los ojos, pero flotando su mirada al través de la
+eternidad; mis labios tocaron con cariño y horror aquella frente, ¡aquel
+ataúd, al volverse a cerrar, guardaba ya mis lágrimas! Yo velé solo, y
+después con Filiberta, esperando la hora de la noche en la cual los
+aldeanos de Milly debían ir llegando uno a uno y sin ruido, para llevar
+sobre sus hombros, a través de cuatro horas de marcha, el cuerpo de su
+señora. Al punto emprendimos a pie nuestro camino, sobre una inmensa y
+gruesa sábana de nieve helada, al través del prolongado arrabal que va
+de la ciudad a las primeras colinas de nuestro horizonte de montañas.
+Aquel lúgubre cortejo estaba rigurosamente limitado a mí, ¡a mí
+únicamente entre todos los miembros de la familia!... a los quinteros y
+cultivadores de las tierras de Milly y a las mujeres y niños de aquellos
+buenos hombres, que bajo sus pobres vestidos de luto habían creído, por
+derecho de ternura, poder seguir al jefe de la familia, prolongando
+sobre el camino la negra fila de plañideras cuyas lágrimas no era
+preciso comprar. Ni una voz, ni un cuchicheo salió, durante el largo
+trayecto, de aquella multitud. Nada se oía sobre la endurecida nieve,
+más que el chocar de los zuecos de madera de las mujeres que llevaban a
+sus hijos de la mano y, de cuando en cuando, el ruido sordo y cavernoso
+del ataúd de encina, recibiendo una ligera sacudida, al cambiar de
+sitio sobre los hombros de los portadores que se relevaban a porfía bajo
+la carga para nosotros sagrada.
+
+A dos horas y media de camino de la ciudad, dejamos la carretera
+principal, para internarnos por una senda empedrada de témpanos, que
+sigue la empinada colina que conduce al pueblo de Milly. En todas las
+casas sus moradores estaban en vela y esperándonos; veíase en el umbral
+de todas las chozas, algún viejo o algún niño teniendo en la mano un
+velón de cobre, alumbrando temblorosos sus rostros pálidos y llenos de
+lágrimas, tiritando de frío en aquella helada noche de diciembre.
+
+Al llegar al patio de la casa, los portadores, seguidos de toda la gente
+de la aldea, subieron las cinco gradas de piedra, colocando a la entrada
+el ataúd; allí mismo, donde ella tenía costumbre de recibir todas las
+mañanas a los pobres y a los enfermos, distribuyendo alimentos, caldo,
+medicinas, ungüentos, trapos y vestidos, curando de rodillas las llagas
+de los heridos. Aquellos mismos bancos de nogal, sobre los cuales
+extendían sus piernas deformes o mutiladas, los pobres heridos o
+enfermos, servían en aquel entonces para sostener el ataúd. Así, puede
+decirse, que aun después de muerta se apoyó sobre los propios
+instrumentos de su caridad. Un llanto general surgió en aquel momento de
+los mil comprimidos corazones de todo aquel pueblo de aldeanos.
+
+Cada uno de ellos se iba acercando a la pila de agua bendita de su
+lecho, para mojar una rama de boj y esparcir aquella agua, mezclada con
+sus lágrimas, sobre el ataúd. Durante esta parada, bajo el modesto techo
+de su juventud y de sus amores, retiréme, yo solo, dentro de su cuarto,
+sumergiendo mi rostro entre las almohadas de aquel lecho vacío, desde
+donde escuchaba el prolongado choque de los zuecos de los hombres y
+mujeres que subían y bajaban sin cesar, las gradas de piedra de la
+entrada, para ir a su turno a arrodillarse y orar junto al vestíbulo.
+Así estuvimos esperando los primeros resplandores del alba, antes de
+emprender nuestra ruta por los elevados desfiladeros de la montaña,
+cubierta de nieve en polvo, revuelta por el viento norte, allanando los
+senderos y llenando los surcos. Aquellos senderos podían resultar por la
+noche peligrosos para el reducido cortejo que debía trasladar el cuerpo,
+desde la casa de Milly, al cementerio de Saint-Point.
+
+Tan luego el alba apareció por las lejanas cumbres de los Alpes,
+volvimos a emprender nuestra marcha, escoltados hasta la altura de la
+primera colina que domina el jardín y las viñas, por todos los
+habitantes de la aldea. Nos despedimos de toda aquella gente, a la que
+parecía que arrancábamos su providencia, a la entrada del valle,
+internándonos nosotros con un pequeño grupo de ocho aldeanos vigorosos,
+por el escabroso y estrecho desfiladero que sube hasta el pico de
+aquellas montañas llamado «La cruz de las señales.»
+
+Iban delante cuatro hombres explorando el camino y separando la nieve, y
+otros cuatro conducían el féretro. Yo seguía solo a mi madre, por las
+huellas que mis conductores dejaban sobre la nieve que en algunos puntos
+nos llegaba hasta la rodilla. Sólo el silbido producido por el viento
+norte se dejaba oír en aquellas soledades. Dos pajaritos extraviados,
+tiritando de frío, sin ver ningún punto sólido en que posarse, vinieron
+a descansar un momento sobre el paño de luto que cubría el féretro y que
+los portadores habían dejado en la saliente de una torrentera, mientras
+rompían con su cuchillo la nieve helada en sus zuecos de madera. ¡No sé
+por qué aquellos pobres pájaros extraviados, buscando asilo y socorro
+sobre un ataúd, me hicieron derramar lágrimas abundantes! ¡Aquello me
+recordó, sin duda, cuántas miserias y cuántas tristezas habían
+encontrado asilo en aquel corazón mientras tuvo vida! Los tristes
+pajarillos gorjearon durante algunos minutos uno o dos trinos
+plañideros, emprendiendo luego el vuelo hacia la parte de Saint-Point,
+delante de nosotros. Pensé en aquel momento en las dos almas de Cesarina
+y Susana, llegando a figurarme que habían venido bajo aquel símbolo
+alado, para recoger la de su madre, precediéndola en el lugar de su
+descanso eterno. ¡Cómo se explica uno las supersticiones del corazón
+cuando se encuentra éste emocionado y lejos de la influencia de la
+razón! Hay momentos en los que todo hombre es mujer, en los que toda
+virilidad es apagada por las lágrimas.
+
+Nuestro viaje, cuya distancia se recorre durante la primavera en un par
+de horas, duró siete, en medio de aquel océano de nieve, cuyas grandes
+oleadas parecía que iban a tragarnos a cada instante. Había sitios entre
+las torrenteras, tan profundos y peligrosos, y en los cuales sólo nos
+guiábamos por los negros y gigantescos esqueletos de los castaños
+inclinados sobre el abismo, que en ellos nos hubiéramos precipitado y
+perecido, sin la destreza y el vigor de los sufridos aldeanos de Milly.
+
+El peso de su preciosa carga les infundía sin duda confianza y valor.
+Llegábamos a Saint-Point al caer de la tarde. Depositamos (como habíamos
+hecho en Milly), el ataúd en el cuarto y sobre el lecho de mi madre, el
+cual, después de algunos años, vino a ser el mío. Yo me encerré en un
+aposento que une al gabinete con el dormitorio, y extendiendo un colchón
+sobre el suelo, empecé allí la vela, teniendo abierta la puertecilla de
+comunicación: era la postrera noche que aquellos sagrados restos debían
+pasar bajo su antiguo techo. ¡No sé por qué me figuraba yo que
+prolongaba su presencia a mi lado al prolongar yo al suyo mi vigilancia!
+¡Sólo Dios sabe las lágrimas, las invocaciones, las bendiciones y
+revelaciones de aquella noche! Falto de fuerzas, me quedé dormido al
+amanecer, cuando la campana llamaba ya las gentes de los lejanos
+caseríos situado en las dos altas cadenas de montañas, a la ceremonia de
+la segunda sepultura. No fue ésta todavía su sepultura última, porque
+por una extraña coincidencia de circunstancias no premeditadas, parecía
+que la tierra tomaba, devolviendo y volviendo a tomar a su vez, aquellos
+restos tan venerados y queridos, que parecía no haber medio de
+desasirnos de ellos, disputándolos hasta la misma tumba. Al dirigir sus
+miradas desde la ventana, sobre las dos inmensas pendientes de nieve que
+formaban el valle, pude observar cómo descendían unas como nubes negras
+por ambas pendientes, dirigiéndose a la iglesia y al castillo; aquellas
+manchas eran formadas por la agrupación de cuantas gentes viven en
+aquellas colinas. Toda la comarca congregada en duelo, enviaba, en alas
+del viento, un prolongado y general gemido.
+
+Nada había dispuesto en el cementerio para una sepultura definitiva. La
+muerte nos había sorprendido sin tumba. Si a nuestra madre se le hubiese
+consultado (como se consultó después a nuestro padre), sobre el modo y
+el lugar de su reposo eterno, su humildad y su desprendimiento por
+cuidados semejantes, la hubieran, sin duda alguna, hecho pedir en su
+testamento el sitio que los pobres ocupan en la fosa común. Pero no tuvo
+tiempo de hacerlo; solamente había indicado vagamente alguna vez el
+deseo de ser enterrada en Saint-Point. Yo no podía decidirme a dejar
+perder por mí, por mis hermanas y por la innumerable familia de
+aldeanos, tan parientes por el corazón como nosotros por la sangre, el
+vestigio de aquellas venerables reliquias bajo un poco de hierba o de
+musgo roído continuamente por los carneros en el cementerio de la
+aldea. Era indispensable para semejantes reliquias un relicario
+adecuado. Determiné, por lo tanto, elevar un modesto panteón de familia
+donde poder reunirnos, si Dios quiere dejarnos morir, donde juntos
+habíamos vivido, sufrido y amado tanto.
+
+El sitio y la disposición del jardín de Saint-Point se prestaban
+perfectamente a la realización de mi idea. Hay una colina elevada, como
+el pedestal de un templo antiguo, en medio del valle que conduce a la
+iglesia y al castillo. La iglesia está situada en el terraplén y dentro
+del recinto el castillo, lo cual indica a primera vista haber sido en
+otros tiempos una dependencia y que, durante las pasadas edades, no era
+otra cosa que la capilla de la mansión feudal. Hoy día, los jardines de
+aquella mansión no están separados del rústico cementerio más que por
+una cerca de bosques y avellanos y por algunos viejos nogales, cuyas
+nueces, a merced de los pastores, como de todo el mundo, caen sobre las
+tumbas de los muertos. Los negros muros y el romántico campanario de la
+iglesia, unen en verano el umbrío fresco de su sombra a la sombra de la
+cerca de avellanos, dando a aquella parte del jardín un aspecto especial
+de oscuridad y recogimiento como la melancolía de un santuario. Este era
+el lugar predilecto de nuestra madre durante las cálidas horas del
+mediodía en la estación de las recolecciones. Veíala yo desde las
+ventanas de mi cuarto, sentada, con el libro o el rosario en la mano,
+sobre un poyo de madera adosado a un cerezo que domina el zarzal, cuyas
+negras ramas, cuajados de fruto, se inclinaban sobre su cabeza.
+
+En medio de mi desesperación, experimentaba yo un dulce consuelo
+pensando en que mi madre iba a descansar para siempre en aquel lugar de
+su predilección en vida; en la misma sombra y bajo el mismo césped
+cubierto de hierba, de hojas y de frutos; en aquel jardín donde tantas
+veces había rezado, leído o meditado sobre el porvenir de sus hijos.
+
+Acordé construir allí mismo y sobre un terreno de propiedad particular
+el sepulcro que había de ser en lo sucesivo el objeto más estimado por
+nosotros. Pero como nadie puede responder hoy de inmovilizar ninguna
+propiedad, aunque se trate de la sepultura de una familia, y como la
+adversidad puede traspasar una tumba, lo mismo que otra propiedad
+cualquiera, de una familia a otra, me asusta el caso de que puedan
+entrar un día los acreedores u otras personas indiferentes en posesión
+del castillo y de sus jardines, y no quiero yo, de ninguna manera, que
+nuestros hijos ni nuestros nietos resulten desposeídos por expropiación
+o venta, de los restos de una madre como de una cosa mundana y sin
+importancia, pasando el mejor día de mano en mano. Semejante
+profanación, próxima o lejana, llenaba de escrúpulos mi corazón. Medité,
+pues, y resolví luego lo que cumplí más tarde y fue: hacer donación al
+pueblo de la parte de nuestro jardín sobre el cual se elevara el
+sepulcro, con la obligación de impedir la profanación o la enajenación
+de ellos; y porque esta carga no resultase jamás onerosa a la parroquia,
+yo me encargaba en cambio de concederle sobre la colina, al lado de la
+iglesia, el terreno para construir una casa rectoral que le hacía falta.
+Encargándome yo mismo de costear el edificio. Esta ley no podía ser
+negada por el Municipio: aceptó el contrato tan ventajoso para él y que
+yo le propuse, y fueron a su tiempo firmadas las concesiones sin
+dificultad alguna.
+
+No queriendo yo que durante mi vida o la de las personas de la misma
+sangre que después que yo poseyeran aquella morada, el sepulcro,
+enclavado igualmente dentro del cementerio y del jardín, fuese
+substraído a nuestros ojos y a nuestro culto doméstico, proyecté (y
+puse en práctica este proyecto en el más breve tiempo), un simple muro a
+la altura conveniente, tapizado de hiedra, al objeto de que dicho muro
+sirviese de límite entre el jardín y el cementerio, y que también nos
+permitiese apoyarnos desde dentro sobre el sepulcro y elevar nuestras
+recuerdos, nuestras oraciones y nuestras lágrimas sin ser vistos de
+nadie. Durante aquella lúgubre noche, junto al féretro, del que por la
+mañana debía separarme, el instinto de ternura que residía en mí ante la
+última separación, me hizo concebir y combinar maquinalmente la creación
+de semejante sepultura; ya había yo empezado a entreverla allá en Mâcón,
+y ya había también obtenido del Gobierno autorización de colocar el
+ataúd bajo las losas de la iglesia, dentro de la vasta sepultura de los
+antiguos señores de Saint-Point, de la ilustre casa de los Rochefort.
+¡Cuánto yo hubiera dado entonces para que el milagro que se produjo un
+siglo antes en aquella misma sepultura, se hubiese reproducido ante mi
+vista y la de mi padre!
+
+He aquí lo sucedido: Una joven marquesa de Saint-Point, a la que se
+creyó muerta a causa de un prolongado desvanecimiento, acababa de ser
+enterrada en una fosa abierta en la bóveda de la sepultura; ya la piedra
+que debía cerrarse bajo los pies del sacerdote estaba colocada sobre el
+sepulcro. La noche del enterramiento, al bajar el campanero de tocar el
+_Angelus_, le pareció oír gemidos bajo las losas sepulcrales. Lleno de
+espanto fuese en seguida el campanero a dar cuenta a las gentes del
+castillo de lo que había oído. Acudieron inmediatamente así el marido
+como sus desconsolados deudos y sirvientes y oyeron en verdad la voz
+subterránea. Levantose la piedra sellada desde la mañana, bajose a la
+tumba y encontrose viva a la que creían muerta. Volviéronla en brazos de
+todos y trocado el llanto en regocijo a su morada; y la joven y bella
+condesa dio prolongados años de felicidad a su esposo antes de
+descender, verdaderamente muerta, al sepulcro.
+
+Yo había oído contar frecuentemente durante mi niñez al mismo campanero
+y a su vieja esposa semejante _milagro_, del que habían sido testigos y
+del cual se acordaban como ellos, los viejos. Pero ¡ay! ¡no se repiten
+los prodigios tan fácilmente!
+
+Al despertar el alba, fue transportado el ataúd de su lecho a la
+iglesia; seguidos por el llanto y el duelo de doce aldeas, atravesaron
+los restos de mi madre el jardín por el mismo sendero de los avellanos,
+donde yo había visto frecuentemente volver de la iglesia a aquella
+virtuosa mujer, radiante o compungido su rostro de dicha y de piedad.
+Mis propias manos ayudaron a bajar y colocar el cuerpo de mi madre en su
+eterna mansión.
+
+Después de esta triste operación, me dirigí solo a la casa y me encerré
+en mi cuarto. Las lágrimas tienen su pudor como tantos otros
+sentimientos encerrados en lo más profundo del alma humana. Me dejé caer
+sobre una silla, la mano derecha sobre la cabeza y fijos los ojos en la
+iglesia, oía involuntariamente el toque melancólico de la campana, de
+cuyas vibraciones tanto gustaba, y que, llorando entonces, llevaba mi
+llanto entre sus sonidos a todas las colinas, penetrando en las cabañas
+de mis buenos amigos los campesinos.
+
+Recuerdo solamente que los pensamientos que tuve aquella noche, hijos de
+la debilidad y de la fiebre producida por tantos días de emoción y de
+insomnios se producían en mi cabeza vacía de ideas, al ruido del badajo
+de hierro sobre el bronce, mientras lloraba el cadencioso unísono de la
+campana.
+
+Y no recuerdo más...
+
+Breve sueño adormeció mis sentidos al venir la mañana. Después emprendí
+de nuevo, acompañado de mis guías, bajo un sol glacial de invierno, que
+parecía un sarcasmo a la estación y al dolor, los nevados senderos de la
+montaña, en los que, a cada paso, corríamos un nuevo peligro de ser
+sepultados. Tenía necesidad de ir corriendo a consolar a mi padre.
+Nuestro invierno fue algo más que un simple y frío invierno...
+
+¡Así perdimos nosotros nuestra madre, y nuestra pequeña comarca su
+providencia, su santidad y su gracia!
+
+¡Conservemos para nosotros aquella memoria! Por eso he copiado su
+manuscrito. Nosotros desapareceremos de la tierra uno a uno, acaso no
+tardando mucho, y llevaremos con nosotros el recuerdo de tanta ternura y
+tanto dolor.
+
+Conservarán por algún tiempo estas páginas las huellas de la familia;
+pero después, también se trocarán en ceniza como nosotros. A esto queda
+reducido el libro; a esto queda reducida una generación.
+
+FIN
+
+
+
+
+
+End of Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine
+
+*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE ***
+
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+Produced by Chuck Greif and the Online Distributed
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+will be renamed.
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+one owns a United States copyright in these works, so the Foundation
+(and you!) can copy and distribute it in the United States without
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+set forth in the General Terms of Use part of this license, apply to
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+such as creation of derivative works, reports, performances and
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+or cause to occur: (a) distribution of this or any Project Gutenberg-tm
+work, (b) alteration, modification, or additions or deletions to any
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+
+Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
+electronic works in formats readable by the widest variety of computers
+including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists
+because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from
+people in all walks of life.
+
+Volunteers and financial support to provide volunteers with the
+assistance they need, are critical to reaching Project Gutenberg-tm's
+goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
+remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
+Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
+and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations.
+To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
+and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4
+and the Foundation web page at http://www.pglaf.org.
+
+
+Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive
+Foundation
+
+The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit
+501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
+state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
+Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
+number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at
+http://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent
+permitted by U.S. federal laws and your state's laws.
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+The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S.
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+throughout numerous locations. Its business office is located at
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+information can be found at the Foundation's web site and official
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+Literary Archive Foundation
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+The Foundation is committed to complying with the laws regulating
+charities and charitable donations in all 50 states of the United
+States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
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+with these requirements. We do not solicit donations in locations
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+have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
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+works.
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+Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine
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+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
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+
+Title: El Manuscrito de mi madre
+ aumentado con las comentarios, prólogo y epílogo
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+Author: Alphonse de Lamartine
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+Translator: Unknown
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+Release Date: July 3, 2009 [EBook #29301]
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+Language: Spanish
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+Character set encoding: ISO-8859-1
+
+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE ***
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+Produced by Chuck Greif and the Online Distributed
+Proofreading Team at http://www.pgdp.net
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+</pre>
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+<hr class="full" />
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+<p class="c top15"><img src="images/cover.png"
+width="550"
+height="834"
+style="border:double gray 12px;padding:2%;"
+alt="la imagen del cubierto del libro" /></p>
+
+
+<p class="c un top15">BIBLIOTECA DE «LA NACION»</p>
+
+<h2>A. DE LAMARTINE</h2>
+<p class="c">&mdash;&mdash;&mdash;</p>
+<h1>EL MANUSCRITO DE MI MADRE</h1>
+
+<p class="c"><b>AUMENTADO CON LOS COMENTARIOS, PRÓLOGO Y EPÍLOGO</b></p>
+<p class="c">&mdash;&mdash;&mdash;</p>
+
+<div class="block"><p>Dios no ha confiado a nadie sus propósitos; la Naturaleza y el
+tiempo no lo comprenden, y si deja transpirar algo de sus
+misterios, busquémoslo sólo en Él ¡porque en Él se basa todo!</p></div>
+
+<p class="c top5"><img src="images/001.png"
+width="75"
+height="78"
+alt="logo" /></p>
+
+<p class="c top5">BUENOS AIRES
+1911</p>
+
+<div class="block2">
+<p><b>CAPÍTULOS:</b>
+<a href="#I">I, </a>
+<a href="#II">II, </a>
+<a href="#III">III, </a>
+<a href="#IV">IV, </a>
+<a href="#V">V, </a>
+<a href="#VI">VI, </a>
+<a href="#VII">VII, </a>
+<a href="#VIII">VIII, </a>
+<a href="#IX">IX, </a>
+<a href="#X">X, </a>
+<a href="#XI">XI, </a>
+<a href="#XII">XII, </a>
+<a href="#XIII">XIII, </a>
+<a href="#XIV">XIV, </a>
+<a href="#XV">XV, </a>
+<a href="#XVI">XVI, </a>
+<a href="#XVII">XVII, </a>
+<a href="#XVIII">XVIII, </a>
+<a href="#XIX">XIX, </a>
+<a href="#XX">XX, </a>
+<a href="#XXI">XXI, </a>
+<a href="#XXII">XXII, </a>
+<a href="#XXIII">XXIII, </a>
+<a href="#XXIV">XXIV, </a>
+<a href="#XXV">XXV, </a>
+<a href="#XXVI">XXVI, </a>
+<a href="#XXVII">XXVII, </a>
+<a href="#XXVIII">XXVIII, </a>
+<a href="#XXIX">XXIX, </a>
+<a href="#XXX">XXX, </a>
+<a href="#XXXI">XXXI, </a>
+<a href="#XXXII">XXXII, </a>
+<a href="#XXXIII">XXXIII, </a>
+<a href="#XXXIV">XXXIV, </a>
+<a href="#XXXV">XXXV, </a>
+<a href="#XXXVI">XXXVI, </a>
+<a href="#XXXVII">XXXVII, </a>
+<a href="#XXXVIII">XXXVIII, </a>
+<a href="#XXXIX">XXXIX, </a>
+<a href="#XL">XL, </a>
+<a href="#XLI">XLI, </a>
+<a href="#XLII">XLII, </a>
+<a href="#XLIII">XLIII, </a>
+<a href="#XLIV">XLIV, </a>
+<a href="#XLV">XLV, </a>
+<a href="#XLVI">XLVI, </a>
+<a href="#XLVII">XLVII, </a>
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+<a href="#L">L, </a>
+<a href="#LI">LI, </a>
+<a href="#LII">LII, </a>
+<a href="#LIII">LIII, </a>
+<a href="#LIV">LIV, </a>
+<a href="#LV">LV, </a>
+<a href="#LVI">LVI, </a>
+<a href="#LVII">LVII, </a>
+<a href="#LVIII">LVIII, </a>
+<a href="#LIX">LIX, </a>
+<a href="#LX">LX, </a>
+<a href="#LXI">LXI, </a>
+<a href="#LXII">LXII, </a>
+<a href="#LXIII">LXIII, </a>
+<a href="#LXIV">LXIV, </a>
+<a href="#LXV">LXV, </a>
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+<a href="#LXVII">LXVII, </a>
+<a href="#LXVIII">LXVIII, </a>
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+<a href="#LXX">LXX, </a>
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+<a href="#LXXXVII">LXXXVII, </a>
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+<a href="#LXXXIX">LXXXIX, </a>
+<a href="#XC">XC, </a>
+<a href="#XCI">XCI, </a>
+<a href="#XCII">XCII, </a>
+<a href="#XCIII">XCIII, </a>
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+<a href="#XCIX">XCIX, </a>
+<a href="#C">C, </a>
+<a href="#CI">CI, </a>
+<a href="#CII">CII, </a>
+<a href="#CIII">CIII, </a>
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+<a href="#CXV">CXV, </a>
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+<a href="#CXIX">CXIX, </a>
+<a href="#CXX">CXX, </a>
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+<a href="#CXXV">CXXV, </a>
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+<a href="#CXXX">CXXX, </a>
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+<a href="#CXL">CXL, </a>
+<a href="#CXLI">CXLI, </a>
+<a href="#CXLII">CXLII, </a>
+<a href="#CXLIII">CXLIII, </a>
+<a href="#EPILOGO">EPÍLOGO</a>
+</p>
+</div>
+
+
+<h3 style="font-family:sans-serif, serif;
+letter-spacing:3px;">ADVERTENCIA</h3>
+<p class="c"><b>&mdash;&mdash;&mdash;</b></p>
+
+
+<p>Una circunstancia especial que es inútil dar a conocer al público, ha
+hecho entregar este libro a la imprenta. De intento y por su naturaleza,
+había de ser siempre un manuscrito; todo lo más, debía figurar en uno de
+estos archivos íntimos de familia, colección de documentos que eslabonan
+la generación presente con las que han dejado de existir; documentos
+que, en su manía escudriñadora, suelen encontrar en las arcas viejas los
+muchachos, los parientes, quienes se entretienen hojeándolos durante las
+tardes ociosas del otoño.</p>
+
+<p>Ya que ha escapado, a pesar nuestro, de la semioscuridad del rincón
+casero y va a someterse a las miradas del lector desapasionado, lo
+dedicamos únicamente a la familia de la hermosa y tierna madre que
+inundó estas páginas con las efusiones de su corazón, sin prever que en
+la última hora de su vida le faltaría tiempo para quemar estos papeles.
+A los demás les rogamos que no lo lean: nada hay en él de lo que se
+busca en los libros; éste sólo tiene interés para aquellos a quienes
+esta mujer virtuosa ha de transmitir su sangre a la afinidad de su alma.</p>
+
+<p>No podemos olvidar en nuestra dedicatoria a los amigos de la comarca
+donde vivió ella, los servidores ya viejos que no pronuncian su nombre
+sin verter una lágrima, ni a los labradores, cuyas pisadas desde hace
+veintiocho años, han privado de crecer hierba en el camino que conduce a
+su sepultura.</p>
+
+<p>
+<span style="margin-left: 20%;">Saint-Point, 2 de noviembre de 1858.</span><br />
+</p>
+
+
+
+<h2 class="top15">EL MANUSCRITO DE MI MADRE</h2>
+<p class="c"><b>&mdash;&mdash;&mdash;</b></p>
+
+
+
+<h3><a name="I" id="I"></a>I</h3>
+
+
+<p>Hoy es el 2 de noviembre, día llamado <i>de difuntos</i>. Cuando estoy
+desocupado paso este día en Saint-Point con el mayor recogimiento, lo
+más cerca posible del pequeño cementerio del pueblo, con el cual
+comunica una puerta falsa de mi jardín.</p>
+
+<p>Allí reposa, en aquella tierra que tanto amaba, mi madre, en un ataúd al
+lado de otro más pequeño que el suyo, y al cual parece que atrajo, al
+igual que se derrumba el nido que consigo arrastra la rama caída... Mi
+imaginación no quiere levantar el velo que cubre a éste, por miedo de
+ver... ¡lo que no quiero ver más que en el cielo!</p>
+
+
+
+<h3><a name="II" id="II"></a>II</h3>
+
+
+<p>Durante este conmovedor y breve día de otoño, me esfuerzo para que el
+trato de los vivos no me distraiga en modo alguno de mi trato con las
+almas de los que no existen. Con placer me interno por los senderos
+menos frecuentados del bosque, donde los árboles conservan todavía tanta
+cantidad de hojas amarillentas que interceptan los pálidos rayos del
+sol, de las cuales también como lluvia constante tantas van cayendo,
+hojas muertas que pisamos, que nos dicen que todo está muerto, que todo
+muere, que todo morirá. La Naturaleza es durante este mes una inmensa
+elegía que se asocia íntimamente con la eterna elegía del corazón
+humano.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Voy y vengo por la hierba húmeda sin otro objeto que pisar las huellas
+de los seres queridos que no hace mucho iban delante de mí, detrás de mí
+o a mi lado por esta senda. Mis pies se paran por sí mismos como si a
+cada instante se clavaran en el suelo, delante de los añosos árboles
+aislados por el lindero del bosque, debajo de los cuales, por casualidad
+o por costumbre, se reunían de ordinario los ancianos, las madres, los
+niños, parientes y amigos, cuyas voces creo oír aún, confusas, tiernas o
+infantiles entre el murmullo ya sordo, ya argentino del arroyo
+inmediato. ¡Ay de mí! no volverán a sentarse en estas raíces, pero han
+dejado tal multitud de recuerdos, que hay momentos en que me parece que
+sólo están alejados de mí algunos pasos, que he equivocado el árbol o el
+claro del bosque para reunirme con ellos, y que voy a verles y oírles al
+doblar la senda.</p>
+
+
+
+<h3><a name="III" id="III"></a>III</h3>
+
+
+<p>Hay especialmente uno de estos lugares, donde mis ojos no se cansan de
+buscar a los que no volverán jamás. Está a algunos centenares de pasos
+de la casa. Para ir al bosque se sigue un camino con espinos por ambos
+lados, que atraviesa un gran campo pedregoso y un prado en declive,
+donde grupos de bueyes reflejan en sus marmóreos lomos los rayos del sol
+de estío. Esta senda sin sombra ni hierba, hace desear la fresca y
+sombreada bóveda del bosque que se ve mecido por la brisa en la ladera
+de la montaña, al extremo del campo árido. Bastante fatigado se llega a
+los primeros álamos y alisos de la plantación, cuyas raíces humedecen
+constantemente las filtraciones y los regueros de la colina. La humedad
+que se nota en este sitio, recuerda las inmediaciones de los arroyos.
+Pronto desaparecen los alisos, a medida que el suelo se eleva o caldea:
+los viejos troncos agujereados; las hayas, cuya corteza tigrada como
+tejido parece de musgo dorado; los castaños, con sus ramas extendidas
+como los cedros, con hojas agudas cual lanzas, bordan el camino. Este se
+corta repentinamente junto a una pendiente brusca, inundada de luz,
+deslumbradora y ardorosa. Hay allí una cañada muy honda, cuya pendiente
+es muy rápida; penetra por un lado en la oscuridad del bosque y continúa
+por la otra parte entre los campos cultivados y la hermosa pradera.</p>
+
+<p>La vegetación silvestre, rumiada de continuo por las cabras y los
+carneros, crece allí fina y dorada como el raro plumón que el viento
+siembra y también él derriba en las yermas y escabrosas rocas de los
+Alpes. Las flores de este campo no crecen más de lo que alcanza el
+vellón de un carnero; es menester bajarse para verlas; pero su aroma es
+delicioso, y cuando se cogen para desenrollar sus hojas con los dedos y
+examinar su textura, sus corolas, sus estambres o sus colores, el
+corazón admira a la Providencia, que se ha tomado tanto cuidado para
+estas germinaciones del musgo como para los vegetales gigantescos de las
+selvas. Las abejas, los zánganos, las mariposas y tantos insectos alados
+sin nombre que las chupan al calor del sol, se complacen revoloteando en
+el ambiente perfumado de la cañada, llena de vida, de movimiento y de
+zumbidos.</p>
+
+
+
+<h3><a name="IV" id="IV"></a>IV</h3>
+
+
+<p>En la pendiente opuesta al camino, interrumpido por este espacio,
+cuarenta y cinco encinas seculares, olvidadas por los leñadores, forman
+un grupo sin orden y a bastante distancia una de otra, cerca de la
+torrentera. Los brezos de color rosado, violeta y blancos, tapizan con
+un tejido tan aterciopelado y variado como la lana de Esmirna los
+espacios que hay entre las matas. Sus copas, agitadas durante tantos
+años por el viento Sur, están algo calvas; sus ramas inferiores,
+especialmente las de las encinas de en medio del grupo, se ennegrecen y
+secan; cuelgan de ellas en su extremo un manojito de hojas amarillentas
+que van cayendo poco a poco con las ráfagas del viento equinoccial,
+produciendo un ruido seco y repentino, que hace huir y chillar de
+espanto a los grajos y los mirlos. Sobre el borde del barranco se
+inclinan las siete encinas que forman la fachada del bosque, cuyos
+troncos fuertes y robustos las denuncian por las más viejas; sus
+ramajes, los más espesos, carecen de aquellas saetas negras, preferidas
+por los tordos, que sirven de atalaya a los pájaros y atestiguan la
+senectud de los árboles; extienden sus ramas acodilladas en la pendiente
+de la cañada, y sus raíces, casi a flor de tierra, hinchan el césped y
+el musgo que las cubre.</p>
+
+
+
+<h3><a name="V" id="V"></a>V</h3>
+
+
+<p>Al pie de la más corpulenta de aquellas encinas, la más inmediata al
+bosque, yo encendía hogueras en mi infancia; a pesar de tantas lluvias
+de invierno, el humo ennegrece aún aquella corteza ruda. Siendo joven,
+allí escribí con lápiz muchas melodías poéticas que cruzaron mi
+imaginación conmoviéndola, como la tibia brisa primaveral hacía mover
+las ramas armoniosamente sobre mi cabeza. Allí, en días más dichosos,
+estábamos con los viejos y los niños de la familia pasando felizmente
+las horas caldeadas del día como en un salón de verano. Nada faltaba
+allí para el mueblaje natural de un lugar de reposo y de delicias; ni
+los pilares rústicos, formados por las cuarenta y cinco encinas
+diseminadas por la pintada alfombra, ni el artesonado inimitable del
+follaje agitado por el hálito intermitente que reanima al caminante, ni
+la melodiosa música de ruiseñores y pinzones que cantan cerca del nido
+donde empolla la hembra, ni el blanco cojín de musgo seco formado junto
+al tronco de los árboles, ni el sonoro curso del arroyo filtrando entre
+las matas tiernas de los juncos, tanto más lustrosos cuanto más oscuros,
+para ir a perderse entre los prados, ni el vapor que rodea las montañas,
+agrupadas como panorama griego, que vistas entre las ramas, parece que
+se admira un cuadro desde una ventana abierta entre ondulantes cortinas.</p>
+
+
+
+<h3><a name="VI" id="VI"></a>VI</h3>
+
+
+<p>Una escena de este delicioso sitio y de aquel dulce tiempo está fija en
+mis ojos y en mi corazón, cada vez que veo amarillear con el último rayo
+de sol las ramas medio desnudas del bosque de encinas.</p>
+
+<p>En las raíces del árbol más viejo, que es también el más inclinado que
+forman los de la orilla, está sentada una mujer anciana, doblada por los
+años cual el árbol, sus manos hilan maquinalmente con la rueca llena de
+lana más blanca que sus cabellos. De vez en cuando, cambia algunas
+palabras con una joven en lengua extranjera. Su fisonomía revela la
+tranquilidad de un día sereno que acaba, aguardando del cielo su
+salario y renace en la tierra contemplando otras generaciones.</p>
+
+<p>Otra mujer, joven aún, tiene en sus manos un libro medio cerrado, que
+abre a menudo para leer un breve rato y volverlo a cerrar como si
+reflexionara lo leído. En la expresión de su fisonomía se observa que
+aquel libro ocupa su imaginación en las cosas eternas: la meditación
+piadosa hace bajar a ratos sus párpados, largos y casi transparentes,
+luego dirige hacia el cielo el globo pensativo de sus ojos. Su cara, un
+tanto ascética, está pálida; hay en ella las delicadas líneas de una
+perfecta hermosura moral.</p>
+
+<p>Mejor que un cuerpo es la envolvente de un alma; los trazos de una
+sonrisa tierna y graciosa moderan su austeridad hasta cuando ora. Su
+mirada, irradiación de celeste luz, se dirige hacia cuanto la rodea, y
+cuando la dirige hacia mí, se detiene y se enternece. Se comprende que
+es una madre contemplando la felicidad de su hijo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="VII" id="VII"></a>VII</h3>
+
+
+<p>Más abajo, sobre la hierba que ostenta hermosas manchas de sombra y de
+luz, una joven con cabellera rubia y ojos azules, de talle esbelto y
+flexible cual las que se mecen al rumor del Océano, dibuja en un libro
+que apoya en sus rodillas; reproduce una parte del paisaje que se ofrece
+a sus ojos, vivificado por hermosos tonos de sombra y de luz, por el
+humo de las cabañas, por el grupo de cabras que hay en lo alto de los
+riscos. A cada rasgo la distrae con sus gritos de alegría una hermosa
+niña de cuatro años. Esta criatura se deleita descubriendo y cogiendo
+para su madre un ranúnculo de botón de oro entre el musgo; viene luego a
+esparcir su cosecha a puñados sobre la hoja dibujada para recibir en
+recompensa un beso, y corriendo, vuelve a buscar flores entre la hierba,
+y cuando se arrodilla para coger una mariposa posada en una flor,
+ocultándose enteramente su cuerpo bajo el flotante velo de sus cabellos
+dorados por el sol, en su lugar, en vez de un cuerpo infantil,
+creeríamos que hay una madeja de seda puesta al sol como hacen las
+lavadoras de capullos.</p>
+
+<p>En la semioscuridad del fondo más espeso del encinar, un joven observa
+de lejos esta escena campestre de esparcimiento doméstico; con paso
+desigual va de una encina a la otra sin que el césped deje percibir el
+ruido de sus pasos; tiene en sus manos un libro en blanco deteniéndose a
+intervalos para borronear en él algunas líneas.</p>
+
+<p>Lo que yo escribí aquel día, helo aquí: ¡Dios mío, quién creyera que
+estos versos habían de trocarse tan pronto en lágrimas!</p>
+
+
+
+<h3>LO QUE PIENSAN LOS MUERTOS</h3>
+
+<p class="c">&mdash;&mdash;&mdash;</p>
+
+<p>Mirad las hojas secas corriendo por el suelo.&mdash;Entre gemidos, por el
+valle las arrastra el viento.&mdash;La golondrina roza sus alas por el quieto
+pantano.&mdash;El niño de la cabaña, va cogiendo leña entre los brezos.&mdash;Ya
+no susurran las olas, que su encanto dieron al bosque.&mdash;Enmudeció el
+pajarillo entre las ramas secas.&mdash;¡Junto a la aurora, el ocaso!&mdash;El sol,
+que apenas despunta, brilla pálido un momento al concluir su
+carrera.&mdash;El carnero por las zarzas va dejando su hermoso vellón de lana
+que servirá de nido al jilguero.&mdash;La flauta pastoril ha enmudecido;
+desapareció su eco; cesó también el encanto de amor y de ventura.&mdash;La
+hoz cruel ya despojó la tierra de aquel verdor que le prestara
+vida...&mdash;Así acaban los años, así van feneciendo los días de nuestra
+vida.&mdash;Éoca en que todo cae.&mdash;Al rudo golpe de viento.&mdash;Soplo emanado de
+la tumba que arranca del mundo la vida con la mayor indiferencia.&mdash;Como
+el ave se arranca las plumas cuando observa en sus alas otras
+nuevas.&mdash;Entonces fue cuando vi palidecer y morir a los tiernos frutos
+que Dios nos dejó madurar.&mdash;Aunque joven, ya en la tierra.&mdash;Vago errante
+y solitario.&mdash;Y al preguntarme yo mismo.&mdash;¿En dónde se encuentran los
+que adora mi corazón?&mdash;La mirada se inclina triste hacia la tierra.&mdash;La
+cuna está vacía.&mdash;El niño, arrebatado por la muerte, ha caído del seno
+de la cuna al frío lecho funeral.&mdash;Los muertos, envueltos en el polvo
+que les cubre, nos dirigen esta voz.&mdash;¿Los que gozáis de la vida,
+pensáis aún en nosotros?&mdash;¡Oh! muertos queridos.&mdash;¿Dónde estáis?&mdash;¿Acaso
+pobláis un astro fulgurante con luz más eterna que la nuestra?&mdash;¿Acaso
+vagáis entre el cielo y la tierra?&mdash;Allá donde os encontréis, ¿jamás
+podréis oír la dulce voz de vuestros deudos?&mdash;¿Habéis vosotros olvidado
+a los que dejasteis sumidos en la mayor tristeza?&mdash;¡Oh, no, Dios mío! si
+tu gloria.&mdash;Les ha borrado el recuerdo humano.&mdash;Quitadnos a nosotros la
+memoria.&mdash;Y nuestro llanto no correrá en vano.&mdash;En ti, Señor, sin duda
+está su espíritu.&mdash;Mas guarda en su recuerdo el lugar
+nuestro.&mdash;Ampárales, Señor, el don de tu clemencia es grande.&mdash;Si aquí
+pecaron, dales ¡oh, Dios! tu sublime perdón.&mdash;Ellos fueron, lo que
+nosotros somos ahora.&mdash;Polos, juguetes del viento.&mdash;Frágiles y débiles
+como la nada.&mdash;Si sus plantas resbalaron, y si han faltado por su boca
+al precepto de la ley.&mdash;Perdónalos, Juez Supremo.&mdash;Tu poder es
+grande.&mdash;A tu voz desaparecen las cosas todas de los hombres.&mdash;Si tocas
+la luz, tus dedos quedarán empañados.&mdash;Las columnas de la tierra y las
+del cielo tiemblan a tu voz.&mdash;Si dices a la inocencia:</p>
+
+<p>«Sube a mi presencia y habla,» aparecerá velada por tus
+virtudes.&mdash;Mandas al sol que alumbre.&mdash;Y la luz constante luce.&mdash;Dices
+al tiempo que nazca.&mdash;Y dócil la eternidad arroja los siglos por
+miles.&mdash;Los mundos que tú repones se renuevan a tu vista.&mdash;Jamás
+separas del pasado el porvenir.&mdash;Las edades desiguales se igualan bajo
+tu mano.&mdash;Nunca tu voz pronuncia estas palabras:&mdash;«Ayer, hoy,
+mañana».&mdash;Padre de la Naturaleza.&mdash;Manantial de bondad.&mdash;Dios clemente y
+misericordioso.&mdash;Suprema virtud, ¡perdón! ¡perdón!</p>
+
+
+
+<h3><a name="VIII" id="VIII"></a>VIII</h3>
+
+
+<p>Cuando el día desciende, entro en mi casa a paso lento; me encierro en
+mi habitación, la más alta y abandonada de la casa, desde la cual se
+domina el viejo campanario de la aldea: desde allí se sienten muy bien
+los ecos de la campana y los silbidos del viento. Parece que la
+naturaleza y la religión se han puesto de acuerdo en día semejante para
+dirigir hacia los sepulcros el pensamiento de los vivos.</p>
+
+<p>El infatigable campanero, asido a la cuerda de las campanas, no cesa de
+tocar desde el mediodía del primero de noviembre hasta el amanecer del
+siguiente. Aquel célebre clamoreo evoca en los corazones recuerdos de
+aquéllos sobre cuyos corruptos cuerpos ha resonado muchas veces el
+azadón del sepulturero. Aquella campana, recalentada por los incesantes
+golpes del badajo, parece que se agita por la fiebre, y que a cada paso
+ha de romperse torturada por tanto martilleo.</p>
+
+<p>Tales fueron las impresiones que yo experimenté en día semejante y que
+me inspiraron las siguientes estrofas:</p>
+
+
+<h3>LA CAMPANA DE LA ALDEA</h3>
+
+<p class="c">&mdash;&mdash;&mdash;</p>
+<p>¡Oh! Cuando toca la campana lentamente.&mdash;Esparciendo sobre el valle su
+voz parecida a un gemido.&mdash;Diríase que es la mano de un ángel quien la
+mueve.&mdash;Y que entre la brisa nocturna, derrama sobre la tierra cuanto en
+él hay de divino.</p>
+
+<p>&mdash;Cuando huyen del campanario las negras golondrinas.&mdash;Porque el viento
+hace temblar sus nidos de barro.&mdash;Y buscan en los estanques el reposo
+apetecido.&mdash;Cuando la viuda de la aldea se arrodilla sobre los hilos que
+se desprenden de su rueca.&mdash;Pagando con el rezo su tributo a los
+muertos:</p>
+
+<p>&mdash;Siento en mi pecho un canto sonoro, que no es del goce de la vida.&mdash;Ni
+es producido por los recuerdos de mi infancia.&mdash;Ni es de amores la
+primera alborada de la savia primaveral que rejuvenece el campo.&mdash;Cuando
+allá en la pradera.&mdash;Suenan las voces virginales que tornan con sus
+cántaros llenos de agua&mdash;Yo no sé lo que es, pero lloro.&mdash;Mi triste
+corazón canta al despertar con un melódico murmullo rociado de ambrosia
+o yo no sé de qué.&mdash;Siento cómo se lleva el invierno mis días
+felices.&mdash;Mezclados con la hojarasca muerta y con el eco sarcástico y
+burlón de la fama.&mdash;Flores tejidas en noche oscura, que jamás arraigan
+dentro del corazón, aunque exhalen bellísimo perfume&mdash;Tiernos capullos
+cuyas corolas se rompen entre los dedos emponzoñados de la envidia.&mdash;En
+este día, cuando la campana lanza sobre el valle su acento plañidero&mdash;Se
+siente un gemido triste y prolongado que sale del campanario&mdash;Es la voz
+de lo desconocido que llora al ver pasar dos féretros en dirección al
+cementerio.&mdash;De la noche a la aurora, ¡oh, campana! tú lloras con mis
+ojos y gimes con mi corazón.&mdash;Estos gemidos se repiten en el cielo, en
+el mar, en los aires,&mdash;Como si las estrellas llorasen por sus compañeras
+y los vientos por sus hijos. Desde aquel día que tus sones se juntaron
+con mi duelo&mdash;Creo que un ángel mueve tu badajo y conmueve al mismo
+tiempo mi alma.&mdash;El eco de tu bronce, antes de herir las fibras de mi
+corazón, ha estremecido las sepulturas donde descansa lo que fue.&mdash;Las
+piedras del campanario tienen gran parecido a las del sepulcro.</p>
+
+<p>No os cause extrañeza si consagro un recuerdo.&mdash;Al misterioso sonido de
+este bronce.&mdash;Yo amo su voz precursora de la muerte.&mdash;Canta ¡oh! tú,
+fiel mensajero de la humana tristeza.&mdash;Que tus cantos presten vida a tus
+mármoles, lágrimas a los ojos, oración al descreído y a la muerte
+poesía.</p>
+
+<p>Cuando yo muera y mis vecinos, después de haber dejado en el campo de la
+muerte el puñado de polvo que reste de mi cuerpo&mdash;No llores por mí;
+lanza a los horizontes tus alegres sonidos de los días de
+fiesta.&mdash;Quisiera que imitara tu voz de bronce el ruido alegre que
+produce al romperse la cadena del esclavo o el cerrojo de la cárcel
+cuando se abre para dar libertad al cautivo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="IX" id="IX"></a>IX</h3>
+
+
+<p>La época en que el calendario señala el aniversario de los muertos está
+en consonancia con el duelo y horror de los sepulcros. La Naturaleza
+gime como los corazones, y los elementos al expirar el año parecen
+retorcerse entre las convulsiones de una agonía triste.</p>
+
+<p>El prolongado equinoccio renovando durante la noche sus furiosos
+resoplidos parecidos por su regularidad a suspiros de muerte; las
+furiosas ráfagas de viento chocando contra los muros; los silbadores
+torbellinos llevándose consigo ¡Dios sabe dónde! nubes de hojarasca
+muerta, en medio de las cuales parece que se oyen como gritos de
+angustia; los graznidos siniestros de los cuervos despertados por el
+choque de las ramas que van rompiéndose, las bruscas sacudidas de la
+tempestad conmoviéndolo todo: aseméjanse, en verdad, a espíritus
+escapados de sus tumbas empujándose, chocando y gimiendo arremolinados
+por el viento.</p>
+
+<p>¿Quién no ha creído oír muchas veces, entre los bramidos del huracán,
+voces que nos llaman por nuestros propios nombres? ¿cuántas veces las
+hemos oído llamar a las vidrieras y a las puertas como para hacerse
+abrir por la fuerza las habitaciones desiertas en las cuales vivieron
+sus almas en algún tiempo?</p>
+
+<p>Yo gozo con semejante tumulto recogiéndome en el frío que en mí produce
+la calentura de la agitación, y medio tendido al calor del fuego del
+invierno, sobre las mismas losas abrillantadas por las pisadas de
+aquellos que están tendidos para siempre no lejos de mí, y abrazándome a
+propósito, durante esta noche de recuerdos, a cuanto me resta de sus
+vestigios venerados. Dieciocho pequeños volúmenes encuadernados en
+cartón de diversos colores están esparcidos junto a mí sobre la
+alfombra; tan pronto entreabro y leo aquel o el de más allá, reflexiono
+sobre las fechas del principio y el fin de cada uno sin cansarme de leer
+y releer, llorando o sonriendo tristemente.</p>
+
+<p>Uno de ellos contiene <span class="smcap">El manuscrito de mi madre</span>.</p>
+
+<p>Mi madre, según tengo dicho en mis <i>Confidencias</i>, no escribía por
+escribir solamente, menos aún para ser admirada; escribía, digámoslo
+así, para ella sola con el objeto de encontrar en un registro los
+acontecimientos domésticos de su vida, un espejo moral de sí misma,
+donde pudiese verse y compararse frecuentemente con lo que ella misma
+había sido en otras épocas o era a la sazón, y mejorarse de continuo.
+Semejante costumbre, observada por mi madre hasta su muerte, dio por
+resultado la existencia de quince o veinte pequeños volúmenes de
+confidencias íntimas entre ella y Dios, que he tenido la dicha de
+examinar; en ellos he vuelto a ver y veo continuamente a mi madre viva
+cuando siento de nuevo la necesidad de refugiarme en su seno.</p>
+
+<p>No escribió mi madre con esa energía de conceptos y brillantez de
+imágenes que caracterizan el don de expresar. Hablaba con la sobria y
+clara sencillez de quien no se rebusca jamás dentro de sí propio, ni
+pide a las frases otra cosa sino que le den a conocer tal como él es,
+como no pidió jamás a sus vestidos sino que la vistiesen, sin fijarse en
+que pudieran servirle de adorno. La superioridad no se observa en su
+estilo; permanecía en su alma, y ésta residía en el corazón
+principalmente, lugar en donde la Naturaleza ha colocado el genio de la
+mujer, puesto que las obras de la mujer son todas hijas del amor. De
+suerte que únicamente por la simpatía se siente el hombre unido a ellas.
+Esta superioridad, casi incomprensible e inofensiva, nos subyuga
+dulcemente.</p>
+
+
+
+<h3><a name="X" id="X"></a>X</h3>
+
+
+<p>Dueño de estos recuerdos íntimos, he pensado muchas veces en si debía
+esconderlos en el cajón más profundo de mi secreter o entresacar de
+ellos un pequeño extracto acompañado de algunas observaciones para la
+familia, al objeto de que los restos del alma de semejante madre, no se
+evaporen por completo sin haber sido, cuando menos, leídos de sus
+nietezuelos.</p>
+
+<p>Este pensamiento ha renacido en mí con mayor fuerza al sentir las
+vibraciones clamorosas de la campana que llora sobre su tumba y que
+parece hacerme cargos por mi silencio, cuando el mismo bronce llora para
+recordármelo.</p>
+
+<p>Acumúlanse los años, la tarde de la vida se acerca, el polvo del tiempo
+comienza a empañar las hojas con el tinte pálido del otoño. Me hallo en
+uno de estos momentos de recogimiento crepuscular en los que el
+pensamiento se detiene ante las inquietudes de la vida activa
+remontándose a su origen, como agua estancada sin viento que la agite a
+la cual le es imposible encontrar la corriente; es el momento, en fin,
+de cumplir con mi piadoso deseo examinando esta reliquia venerada.</p>
+
+<p>Solamente la luz del hogar mismo de mi madre alumbrará estas páginas; y
+sólo quien haya llorado su muerte encontrará este libro interesante. A
+pesar de los variados espectáculos que representan a la mirada del
+hombre sensible y reflexivo la historia y la naturaleza, no existe en su
+fondo un solo punto más interesante de que haya concurrido en una sola
+alma, dadas las circunstancias, tal conjunto de alegrías, penas y
+vicisitudes de la vida, habiendo pertenecido esta alma a una mujer
+ignorada entre la oscura y tranquila vida doméstica.</p>
+
+<p>Este drama no pertenece a la escena, se encierra dentro del corazón;
+pero una lágrima, ya sea producida por la caída de un imperio o por el
+hundimiento de una cabaña, contiene siempre la misma cantidad de agua y
+de amargura...</p>
+
+
+
+<h3><a name="XI" id="XI"></a>XI</h3>
+
+
+<p>Cuando oímos hablar del alma de una persona, nos gusta conocer
+exteriormente la envoltura que la encierra. He aquí el retrato de mi
+madre, tal como está trazado en las primeras páginas de las notas
+confidenciales de su vida.</p>
+
+<p>Alicia de Roys, tal fue el nombre de mi madre, hija de M. Roys, director
+general de la hacienda del señor duque de Orleans. Mme. de Roys, su
+esposa, segunda aya de los hijos del duque, fue favorita de aquella
+bellísima y virtuosa duquesa de Orleans, que la Revolución respetó a
+pesar de haber destruido su palacio y de haber mandado sus hijos al
+destierro y su marido al patíbulo.</p>
+
+<p>M. y Mme. de Roys habitaban en el palacio real durante el invierno y en
+el de Saint-Cloud los veranos.</p>
+
+<p>En este palacio nació y creció mi madre, pasando su infancia en compañía
+del rey Luis-Felipe, niño también. Ambos pasaron la niñez en medio de la
+familiaridad respetuosa que se establece generalmente entre los niños de
+una misma edad aproximadamente, que reciben iguales lecciones y
+participan de las mismas inocentes distracciones.</p>
+
+<p>¡Cuántas veces nuestra madre nos hablaba de la educación de este
+príncipe, que una revolución había desterrado de su patria, y que otra
+revolución debía levantar sobre su trono! No existe una fuente, una
+arboleda, ni un cuadro solamente en los jardines de Saint-Cloud que no
+conociéramos antes de haberlos visto. ¡Cuántas veces los nombraba al
+recordar su infancia! Saint-Cloud había sido para ella su <i>Milly</i>, su
+cuna, el lugar en el cual todos sus primeros pensamientos e impresiones
+habían germinado, florecido, crecido y vegetado con las exuberantes
+plantaciones del magnífico parque.</p>
+
+<p>Los personajes que tuvieron más resonancia durante el siglo <span class="smcap">XVIII</span>,
+quedaron en su memoria profundamente grabados.</p>
+
+<p>Mme. de Roys, su madre, fue mujer de gran mérito. Sus funciones en el
+palacio del primer príncipe de la sangre, atraían a su alrededor muchos
+personajes célebres de la época. El mismo Voltaire, durante su triunfal
+y último viaje a París, hizo una visita de atención a los jóvenes
+príncipes.</p>
+
+<p>Mi madre, que no contaba a la sazón más que siete u ocho años, asistió a
+la visita, y aunque muy niña, comprendió por las impresiones que se
+manifestaban en torno suyo, que estaba viendo un personaje superior a un
+emperador.</p>
+
+<p>Aquella actitud soberana de Voltaire, sus vestidos, su porte, en fin, y
+sus palabras, quedaron impresas en su memoria de niña, como quedan los
+seres antidiluvianos sobre las piedras que forman las montañas.</p>
+
+<p>Dalembert, Laclos, Mme. de Genlis, Buffon, Florián, el historiador
+inglés Gibbon, Grimm, Morellet, M. Necker. Los hombres de Estado, los
+literatos y los filósofos de su tiempo vivían en la sociedad de Madame
+de Roys, distinguiéndose entre todos ellos al más inmortal, a Juan
+Jacobo Rousseau.</p>
+
+<p>Aunque mi madre era muy religiosa, conservaba cierta tiernísima
+veneración por este grande hombre; sin duda porque veía que a más de su
+gran genio, atesoraba un generoso corazón. Y si ella no participaba de
+las ideas religiosas del gran genio, sentía las bellezas de su alma.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XII" id="XII"></a>XII</h3>
+
+
+<p>Unía el duque de Orleans a este título el de conde de Beaujolais, y por
+esta causa tenía el derecho de nombrar cierto número de damas para el
+cabildo de Salles. Mi madre fue nombrada a los quince o dieciséis años.
+Conservaba todavía un retrato suyo de aquella época, además del que
+todas sus hermanas y mi padre mismo, me han hecho infinidad de veces al
+relatarme su vida.</p>
+
+<p>Está representada con el mismo uniforme del colegio. Vese en él a una
+joven alta y delgada, de talle flexible, de blanquísimos brazos,
+cubiertos hasta el codo por mangas ajustadas de un tejido negro. Sobre
+su pecho ostenta la crucecita de oro del capítulo. Caen por ambos lados
+de su gallarda cabeza, sus flotantes cabellos negros, y sobre éstos un
+velo de encaje menos negro aún que los rizos que orlan su cara, de un
+blanco mate pálido que resplandece mejor entre aquella oscuridad de
+colores.</p>
+
+<p>A causa del tiempo, han desaparecido un tanto los colores y frescura de
+los dieciséis años, pero los rasgos son aún tan puros y recientes, que
+los colores no se han secado todavía en la paleta. Se encuentra a
+primera vista en su fisonomía, aquella sonrisa interior de la vida,
+aquella ternura inagotable en la mirada que revela en todo su ser una
+extraordinaria bondad: rayos de luz de una razón serena empapada en
+serenidad, flotando como una caricia eterna en su mirada un tanto
+profunda y otro tanto velada por los párpados, como si quisiera evitar
+que se escapase todo el fuego y todo el amor que se encerraba en sus
+hermosos ojos. Al ver este retrato se comprende muy bien toda la pasión
+que semejante mujer debió inspirar a mi padre, y todo el respeto y
+veneración que debía inspirar después a sus hijos.</p>
+
+<p>A pesar de esto, tampoco mi padre era indigno por ningún concepto de
+atraerse las simpatías de una mujer amorosa y sensible. No era demasiado
+joven: contaba treinta y ocho años. Pero para un hombre como él, que
+debía morir joven todavía de cuerpo y espíritu a los noventa años, con
+todos sus dientes, todos sus cabellos y en toda la varonil belleza de
+una vejez fuerte, treinta y ocho años representaban la flor de la
+existencia.</p>
+
+<p>Era de elevada estatura, porte militar, líneas varoniles y carácter
+severo. La altivez y la franqueza leíanse en su fisonomía a primera
+vista. No afectaba ingenuidad y gracia, y eso que poseía en su interior
+y en alto grado ambas cualidades. A pesar de su temperamento fogoso,
+parecía indiferente y frío en el exterior, creyendo, sin duda, que un
+hombre como él debía avergonzarse de manifestar demasiada sensibilidad.
+Dudo que hubiera otro hombre en el mundo que dudase más de sus virtudes
+y que envolviese con todo el pudor de una mujer las severas perfecciones
+de un héroe. Yo mismo tardé en conocerle muchos años.</p>
+
+<p>Le creía duro y áspero, cuando no era más que justo y rígido.</p>
+
+<p>Eran sus gustos sencillos e inocentes como su alma.</p>
+
+<p>Patriarca y militar: he aquí el hombre.</p>
+
+<p>La caza y el bosque, mientras permanecía en el campo; el resto del año,
+su regimiento, su caballo, sus armas, la ordenanza escrupulosamente
+observada y ennoblecida por el entusiasmo del soldado: éstas eran todas
+sus ocupaciones. Nada ambicionaba, y mostrábase cumplidamente satisfecho
+con su grado de capitán de caballería. La estimación de sus camaradas
+era lo único que, procurando conservarlo con delicadeza suma, encontraba
+digno de envidia, y su única ambición.</p>
+
+<p>Consideraba el honor de su regimiento como el suyo propio, y sabía de
+memoria los nombres de los oficiales y soldados de todos los
+escuadrones. Sin la menor ambición de fortuna ni de grados, cifraba todo
+su ideal en ser lo que era: un buen militar, teniendo el honor por alma
+y el servicio del rey por religión. Pasábase los seis meses del año de
+guarnición en una ciudad y los otros seis en su pequeña casa de campo,
+con su esposa y sus hijos. En una palabra, el hombre primitivo un tanto
+modificado por el militar; he aquí mi padre.</p>
+
+<p>La Revolución, las desgracias, los años y las ideas fueron modificando
+su manera de ser y se completaron en su vejez. Yo mismo puedo asegurar
+por mi parte haber visto cómo su espléndida y fácil naturaleza se
+desenvolvía después de los sesenta años de existencia. Parecíase a las
+encinas que vegetan y se rejuvenecen de continuo hasta el día en que el
+hacha del leñador rompe su tronco. A los ochenta años continuaba
+modificando sus ideas y buscando la perfección de ellas.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XIII" id="XIII"></a>XIII</h3>
+
+
+<p>Y constante como era, logró vencer, en unión de mi madre (no sin tener
+que superar grandes obstáculos), todas las dificultades de la fortuna y
+las preocupaciones de familia que se interpusieron entre ambos.
+Casáronse en el tiempo en que la Revolución removió todas las
+edificaciones humanas y hasta la tierra en que se asentaban.</p>
+
+<p>La Asamblea constituyente había realizado su obra. Sabía por la fuerza
+de una razón sobrehumana, por decirlo así, los privilegios y
+preocupaciones sobre los cuales descansaba el antiguo orden social de
+Francia.</p>
+
+<p>Habían los tumultos populares removido ya, como remueven las olas los
+vientos precursores de los temporales, el palacio de Versalles, el
+fuerte de la Bastilla y el Municipio de París.</p>
+
+<p>Los primeros temblores que removieron los cimientos creíase que serían
+una ligera tempestad sin consecuencias.</p>
+
+<p>No existía escala para medir la altura a que debía alcanzar el
+desbordamiento de las nuevas ideas.</p>
+
+<p>Mi padre no había abandonado el servicio a pesar de su casamiento: él no
+veía en todo aquello más que la bandera que debía seguir, el rey a quien
+defender, algunos meses de lucha contra el desorden y algunas gotas de
+sangre que derramar en el cumplimiento de su deber.</p>
+
+<p>Los primeros relámpagos de una tempestad que debía sumergir un trono
+secular y conmover a Europa durante medio siglo a lo menos, se perdieron
+para mi madre y para él, entre las primeras alegrías de su amor y las
+perspectivas primeras de su felicidad.</p>
+
+<p>Yo recuerdo haber visto cierto día una rama de sauce desgajada del
+tronco por la tempestad de la noche, flotando a la mañana sobre las
+aguas desbordadas del Saone. Un ruiseñor hembra empollaba todavía en su
+nido flotante, mientras el macho revoloteaba sobre las aguas espumosas
+que pretendían tragarse aquella dulce mansión de amor.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XIV" id="XIV"></a>XIV</h3>
+
+
+<p>Apenas hubieron probado el deseado bienestar, cuando les fue preciso
+interrumpirlo, separándose ¡quién sabe si para no volverse a ver! Llegó
+el momento de la emigración. En esta primera época, no fue la emigración
+lo que debía ser más tarde; un refugio contra las persecuciones o contra
+la muerte. Fue una especie de contagio que existía entre la nobleza
+francesa. El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los
+regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de
+carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor.</p>
+
+<p>Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró.</p>
+
+<p>Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que
+rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión.
+Pero el 10 de Agosto se aproximaba, se le sentía venir.</p>
+
+<p>Sabíase de antemano que el fuerte de las Tullerías sería atacado, que
+los días del rey correrían peligro; que la Constitución de 1791, pacto
+provisional de conciliación lo que debía ser más tarde: un refugio
+contra las derribado o elevarse triunfante entre ríos de sangre. Los
+amigos que aún quedaban a la monarquía y los hombres personalmente
+unidos al rey, se contaron y unieron para ir a reformar la guardia
+constitucional de Luis XVI.</p>
+
+<p>Mi padre fue uno de estos hombres de corazón.</p>
+
+<p>Mi madre, que a la sazón me llevaba en su seno, no hizo el menor
+esfuerzo para detenerle. Aun en medio de sus lágrimas, no comprendió
+ella nunca la vida sin honor, ni vaciló un minuto entre el dolor y el
+deber.</p>
+
+<p>Mi padre partió sin esperanza, pero sin vacilar un momento. Combatió con
+la guardia constitucional y con los suizos para defender el castillo.
+Cuando Luis XVI abandonó el palacio, la lucha se convirtió en matanza.
+Mi padre fue herido de un tiro de fusil. Cuando a pesar de ello
+procuraba escaparse, fue detenido frente a los Inválidos al intentar
+atravesar el río. Conducido a Vaugirard se le encerró en una cueva por
+algunas horas. Después fue reclamado y salvado por el jardinero de un
+pariente suyo, quien, estando de oficial municipal de la Commune, le
+reconoció casualmente.</p>
+
+<p>Al escapar así de la muerte, volvió al lado de mi madre, encerrándose en
+la más profunda oscuridad del campo hasta el día que las persecuciones
+revolucionarias no permitieron a los partidarios del antiguo régimen
+otro asilo que la prisión o el patíbulo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XV" id="XV"></a>XV</h3>
+
+
+<p>El pueblo fue una noche a arrancar de su hogar a mi abuelo, a pesar de
+sus ochenta y cuatro años, a mi abuela, casi tan anciana como él y
+enfermiza, a mis dos tíos y tres tías, religiosas que habían sido
+arrojadas ya de sus respectivos conventos.</p>
+
+<p>Colocaron a esta respetable familia dentro de un carro escoltado por
+gendarmes, y la condujeron en medio de un espantoso alboroto y de gritos
+de muerte hasta Autún. Había en este pueblo una inmensa cárcel destinada
+a encerrar todos los sospechosos de la provincia.</p>
+
+<p>Mi padre, por una excepción de la cual ignoro la causa, fue separado del
+resto de la familia y encerrado en la cárcel de Mâcón. Mi madre, que me
+amamantaba a la sazón, fue depositada sola en la casa de mi abuelo, bajo
+la salvaguardia de algunos soldados del ejército revolucionario. ¡Y aún
+causará asombro el que aquellos en quienes data la vida de estos
+siniestros días, hayan aportado con su conocimiento cierto sabor de
+tristeza y cierta impresión melancólica al genio francés! Virgilio,
+Cicerón, Tíbulo, y el mismo Horacio, que imprimieron semejante carácter
+al genio romano, ¿no habían nacido por cierto, como nosotros, durante
+las espantosas luchas civiles de Roma, entre el barullo de las
+proscripciones de Mario, de Syla o de César?</p>
+
+<p>¡Es preciso no olvidar las impresiones de terror o de piedad que
+agitaron las entrañas de las mujeres romanas, durante el tiempo que
+llevaron en ellas a aquellos hombres! ¡Es preciso calcular cuan amargada
+sería por las lágrimas la leche de que mi madre misma me nutría,
+mientras la familia sufría un prolongado cautiverio del que sólo la
+muerte debía librarla, mientras el esposo adorado estaba sobre las
+gradas del cadalso y ella permanecía encerrada en su desierta casa,
+guardada por los feroces soldados que espiaban sus lágrimas considerando
+su cariño como un crimen e insultando su dolor!</p>
+
+
+
+<h3><a name="XVI" id="XVI"></a>XVI</h3>
+
+
+<p>Detrás de la casa de mi abuelo, que se extiende entre dos calles,
+existía una casita baja y sombría que comunicaba con la grande por medio
+de un corredor oscuro y unos pequeños y reducidos patios húmedos como
+pozos.</p>
+
+<p>Esta casa servía de alojamiento a los antiguos criados de mi abuelo
+retirados del servicio, y a quienes sostenía la familia con pequeñas
+pensiones que continuaban percibiendo por algunos servicios que
+prestaban de cuando en cuando a sus viejos señores; especie de libertos
+romanos, que muchas familias tenían empeño en conservar.</p>
+
+<p>Cuando la casa solariega fue secuestrada, mi madre se retiró a la
+pequeña en compañía de una o dos mujeres. Otro poderoso atractivo la
+seducía.</p>
+
+<p>Precisamente frente a las ventanas de la otra parte de la oscura
+callejuela estrecha y silenciosa, se alzaban y alzan todavía los
+elevados y sombríos muros aspillerados por algunas ventanas de un
+convento de monjas Ursulinas. Edificio de aspecto austero y recogido
+como propio del objeto a que se destinaba, como la bella fachada de la
+iglesia adjunta a uno de sus lados y en su trasera unos patios profundos
+y un jardín, cercados por negros y espesos muros cuya altura es
+infranqueable.</p>
+
+<p>El tribunal revolucionario de Mâcón hizo servir este convento de cárcel
+provisional, cuando las cárceles de la ciudad estaban llenas de presos.
+Dio la casualidad de que mi padre fuera encerrado en esta
+cárcel-convento, cuyo edificio conocía perfectamente en todos sus
+detalles.</p>
+
+<p>Mme. Lucy, hermana de mi abuelo, había sido abadesa de las Ursulinas de
+Mâcón, y en aquel tiempo iban a visitarla y a jugar en el convento los
+hijos pequeños de su hermano.</p>
+
+<p>No había pasadizo, jardín, celda ni escalera secreta que fuese
+desconocido por ellos. Mi padre, por lo tanto, retenía en su memoria los
+más insignificantes detalles de aquel edificio que cuando niño le había
+servido de casa de recreo y ahora de prisión.</p>
+
+<p>Cuando mi padre entró en semejante prisión, se figuró estar en su propia
+casa. Por fortuna, también, el carcelero había servido en su mismo
+escuadrón, y acostumbrado a respetar a su capitán, enterneciose al verle
+de nuevo. Aquel republicano lloró cuando las puertas de las Ursulinas se
+cerraron para detener al prisionero.</p>
+
+<p>Encontrose mi padre allí con buena y numerosa compañía, puesto que había
+en aquella cárcel más de doscientos sospechosos de la provincia,
+amontonados en las habitaciones y los corredores del antiguo convento.</p>
+
+<p>Mi padre pidió por todo favor le concedieran para él solo un rincón en
+el granero. Un tragaluz abierto en lo alto y que daba a la calle, le
+proporcionó cuando menos la satisfacción de ver a través de las rejas de
+hierro el tejado de su casa. Fácilmente le fue concedido este favor, y
+quedó instalado definitivamente bajo las negras tejas del edificio,
+teniendo por cama dos tablas de madera únicamente.</p>
+
+<p>Durante el día bajaba con sus compañeros de prisión a pasar el tiempo
+jugando, única cosa que les era permitido. Ni aun se les permitía
+escribir a sus familias. Este aislamiento no fue para mi padre de larga
+duración.</p>
+
+<p>La misma idea que había tenido de pedir al carcelero una habitación en
+lo alto de la casa, para poder desde allí ver el tejado de la suya, la
+había tenido mi madre de subir con frecuencia al desván de su casita y
+sentarse allí a contemplar a través de su dolor y con los ojos
+humedecidos por el llanto, los muros de la prisión que retenía aquello
+que tanto amaba en el mundo.</p>
+
+<p>Si las miradas se buscan, acaban por encontrarse a través del universo;
+fácilmente podían los ojos de mis padres encontrarse, no mediando entre
+unos y otros más que dos paredes y un callejón estrecho.</p>
+
+<p>Amábanse sus almas, compenetrábanse sus pensamientos y pronto los signos
+suplieron a las palabras que jamás salieron de sus labios por temor a
+revelar a los centinelas su sistema de comunicarse. La mayor parte de
+las horas del día pasábanlas sentados uno enfrente del otro.
+Concentrábanse sus almas en las pupilas de sus ojos.</p>
+
+<p>Un día se le ocurrió a mi madre escribir algunas líneas de letras muy
+grandes, diciendo en pocas palabras lo que necesitaba que el preso
+supiese. Mi padre le contestó por medio de una seña, y desde aquel día
+quedaron sus relaciones establecidas: después fueron éstas,
+ensanchándose más cada día.</p>
+
+<p>Como quiera que mi padre había sido arcabucero de caballería, guardaba
+en casa una arco con sus flechas correspondientes: recuerdo que en mi
+infancia jugué muchas veces con ellas.</p>
+
+<p>Tuvo la idea mi madre de servirse de aquel medio para comunicarse con el
+prisionero. Algunos días se estuvo ejercitando en su habitación tirando
+el arco, y cuando ya estuvo bien diestra, ató a la flecha un hilo,
+disparó hacia el tragaluz del convento, y mi padre, al ver la flecha y
+el hilo, tiró de éste, y llegó una carta a sus manos. Si por semejante
+medio el hilo había llegado, no sería difícil pasar durante la noche,
+tinta, papel y plumas: así se hizo, y todos los días, al amanecer, mi
+pobre madre recogía las cartas, en las cuales los cautivos expresaban
+sus dolores y sus ternezas, preguntaba, aconsejaba, consolaba, en fin, a
+su esposa, hablándole de su hijo, de los asuntos de la casa y de sus
+sufrimientos.</p>
+
+<p>Al mediodía, mi madre me hacía subir al desván y me alzaba en sus brazos
+para que mi desgraciado padre pudiera verme, haciéndome extender mis
+manecitas hacia las rejas de la prisión, y devorándome después a besos.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XVII" id="XVII"></a>XVII</h3>
+
+
+<p>En aquel tiempo, después de haber los hombres de la Convención repartido
+a su capricho las provincias de Francia, ejercían sobre ellas un poder
+sanguinario y absoluto, en nombre del orden público.</p>
+
+<p>La vida de las familias dependía casi siempre de una palabra o de una
+firma de los representantes del pueblo. En tal estado las cosas, no era
+de extrañar que mi madre creyera suspendida sobre la cabeza de su esposo
+el hacha del verdugo. Algunas veces tuvo la idea de arrojarse a los pies
+de los delegados de la Convención y pedirles la libertad de mi padre.
+Los consejos de éste la hicieron desistir de sus propósitos por algún
+tiempo, pero a instancias del resto de la familia, que también se
+hallaban encerrados en las cárceles de Autún, decidiose al fin, y pudo
+conseguir de las autoridades de Mâcón un pasaporte para Dijón y Lyón.</p>
+
+<p>¡Cuántos temores, cuántas súplicas, cuántas idas y venidas, cuántos
+disgustos le costó el conseguir hablar solamente con uno de aquellos
+representantes del poder revolucionario!</p>
+
+<p>Muchas veces, este representante, con el cual mi madre había por fin
+conseguido hablar, era un hombre brutal y grosero, que se negaba a oír
+los lamentos de una mujer desolada o la despedía con amenazas,
+culpándola de pretender enternecer a los encargados de administrar
+justicia. Otras, sin embargo, era algún hombre sensible y piadoso, pero
+la presencia de sus compañeros no le permitía obrar con arreglo a sus
+ideas, y rechazaba con la boca lo que con el corazón otorgaba. Javoques,
+el representante de mejor carácter entre todos aquellos procónsules, fue
+quien sirvió a mi madre tan bien como las circunstancias y su deber le
+permitieron, y quien la recibió en audiencia escuchando con respeto y
+atención cuanto le expuso.</p>
+
+<p>El día que la recibió en audiencia, me llevaba a mí en brazos, sin duda
+para que la piedad encontrase dos motivos para manifestarse: la de una
+mujer joven y madre, y la de una inocente criatura.</p>
+
+<p>Javoques, después de haberla hecho tomar asiento y deplorado el
+sentimiento que le causaba el haber de ejercer sus rigurosas funciones,
+me tomó en sus brazos y me colocó sobre sus rodillas: mi madre, creyendo
+que me dejaría caer, hizo un movimiento de temor.</p>
+
+<p>«No temas, ciudadana&mdash;le dijo:&mdash;también nosotros los republicanos
+tenemos hijos.» Al ver que yo sonreía jugando con su escarapela
+tricolor, añadió: «A fe mía que tienes un niño bien hermoso para ser
+hijo de un aristócrata. Debes educarlo para la patria y hacer de él un
+buen ciudadano.» Después de esto, le dijo algunas palabras que se
+referían a mi padre, y le hizo tener alguna esperanza en su libertad.</p>
+
+<p>Acaso a esta entrevista fue debido el que no lo encausaran y lo dejaron
+olvidado en la cárcel. En aquella época, toda formación de una causa,
+equivalía a una sentencia de muerte.</p>
+
+<p>De regreso a Mâcón, mi madre volvió a encerrarse en su pequeña casita
+junto a las Ursulinas. Cuando la noche estaba oscura y apagados los
+faroles de la calle, se deslizaba desde el aposento de mi padre hasta el
+desván, una cuerda llena de nudos, por medio de la cual se valía para
+pasar junto a los seres que idolatraba, algunas horas deliciosas e
+intranquilas a la vez.</p>
+
+<p>Más de un año transcurrió de esta manera.</p>
+
+<p>El 9 de Termidor abriéronse las prisiones y fue libre mi padre. Los
+viejos y enfermizos parientes de mi madre, volvieron también a mi
+casita, y poco después murieron tranquilamente en su propio lecho, que
+no fue poca suerte. El horroroso temporal había pasado sobre ellos.
+Ninguno de sus hijos había perecido durante aquel huracán
+revolucionario.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XVIII" id="XVIII"></a>XVIII</h3>
+
+
+<p>Muerto mi abuelo, toda su fortuna había de pasar por entero a su hijo
+mayor, según las costumbres de la época; pero las leyes nuevas habían
+suprimido los mayorazgos, así como también los votos de pobreza, de
+manera que las hermanas de mi padre que los habían hecho, quedaban de
+ellos relevadas, y por esta circunstancia debían proceder al reparto de
+bienes.</p>
+
+<p>Eran éstos de alguna importancia, y estaban divididos entre Borgoña y el
+Franco-Condado.</p>
+
+<p>Si mi padre hubiera reclamado la parte que le correspondía, del mismo
+modo que lo hicieron sus hermanas, hubiera cambiado su suerte por
+completo, obteniendo algunas de las magníficas posesiones territoriales
+y que debían repartirse entre la familia.</p>
+
+<p>No fue así; sus escrúpulos le impidieron violar las intenciones de mi
+abuelo, a pesar de ser recientes las leyes revolucionarias que suprimían
+los mayorazgos. Estas leyes las encontraba muy justas, pero a su
+entender, violaban la autoridad paterna y le parecía faltar a un deber
+de conciencia pidiendo el cumplimiento de esta ley contra su hermano
+mayor.</p>
+
+<p>Renunció, pues, a la herencia legal de sus padres, y se hizo pobre
+pudiendo con una sola palabra hacerse rico.</p>
+
+<p>Fueron repartidos los bienes entre los hermanos y hermanas, y él no
+quiso nada. Únicamente quedaba como propiedad suya, porque así estaba
+consignado en los capítulos matrimoniales, la pequeña propiedad de
+Milly, que sólo producía de renta unos quinientos pesos anuales.</p>
+
+<p>La revolución había suprimido también los sueldos que sus padres y sus
+hermanos disfrutaban en la casa de Orleans. Los príncipes de esta
+familia escribían alguna vez a mi madre desde el destierro donde se
+encontraban, y mitigaban, sin duda, los dolores, recordando en las
+cartas los bellos días de su infancia.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XIX" id="XIX"></a>XIX</h3>
+
+
+<p>Jamás creyó mi padre que la Revolución le impidiera guardar fidelidad al
+honor de su bandera.</p>
+
+<p>Una casita en el campo medio arruinada y quinientos pesos de renta, no
+eran lo suficiente para sostener con algo de holgura a su esposa y a los
+muchos hijos que rodeaban la mesa a la hora de comer.</p>
+
+<p>Ciertamente que tenía la satisfacción de su conciencia, el amor de su
+mujer y su confianza en Dios, pero esto no era suficiente para
+satisfacer las necesidades materiales de la vida.</p>
+
+<p>Educada mi madre entre el fausto de la corte, contentábase con
+resignación viviendo alegre en aquella casa sin muebles ni adornos de
+lujo, y con aquel jardincito cercado de pedruscos.</p>
+
+<p>Más de una vez oí decir, tanto al uno como al otro, que en aquella
+soledad pasaron los días más felices de su vida.</p>
+
+<p>A pesar de la escasez de medios, mi madre despreciaba siempre la
+riqueza. Recuerdo que una vez me dijo señalando con el dedo nuestros
+campos de Milly: «Hijo mío, esto es bien pequeño, pero sabiendo limitar
+nuestro deseo a lo que poseemos, resulta grande; la felicidad está en
+nosotros mismos, y ensanchando los límites de nuestros viñedos no
+conseguiremos la felicidad. No se mide la dicha por la yunta como la
+tierra; se mide sí, con la resignación que Dios ha dado al pobre como al
+rico.»</p>
+
+
+
+<h3><a name="XX" id="XX"></a>XX</h3>
+
+
+<p>Otra vez encuentro el retrato de mi madre a los treinta y ocho años;
+helo aquí:</p>
+
+<p>Es de noche; las puertas de la casita de campo están cerradas. Un perro
+ladra de cuando en cuando. La lluvia de otoño azota los vidrios de las
+ventanas, y el viento produce al chocar con las ramas de los plátanos
+intermitentes y melancólicos silbidos.</p>
+
+<p>Me encuentro en una habitación grande, pero casi desamueblada. Hay en el
+fondo de ella una alcoba con una cama de pabellón formado con tela de
+cuadros azules y blancos: al lado de la cama se encuentran sobre dos
+bancos de madera dos cunas, grande la una, pequeña la otra. Es el
+dormitorio de mi madre y de mis hermanas. En el fondo de la habitación
+hay una chimenea en la que arden cepas y sarmientos, produciendo un gran
+fuego. Esta chimenea es de piedra blanca y está medio destrozada a
+fuerza de martillazos, al igual que los adornos flordelisados de los
+armarios. En la superficie de uno de ellos había grabadas las armas del
+rey, y por esta razón está vuelto al revés. Las vigas del techo están
+ennegrecidas por el humo, y sobre al suelo sin alfombras ni tarimas, hay
+algunos ladrillos rotos en mil pedazos, en cuyos fragmentos se conocen
+las señales de los clavos que llevaban en los zapatos los campesinos,
+cuando convirtieron en sala de baile esta habitación. Las paredes,
+recubiertas de yeso, dejan ver la descarnada piedra a la manera de un
+pobre andrajoso que enseña las carnes a través de su vestido hecho
+trizas.</p>
+
+<p>En uno de los ángulos se halla un viejo clavicordio sobre el que hay
+papeles de música: es el <i>Adiós del pueblo</i>, composición de Juan Jacobo
+Rousseau. En medio de la sala, una mesita de juego cubierta con un
+tapete verde apolillado, y sobre ella dos candelabros de latón. Apoyado
+el codo sobre esta mesa, hay un hombre sentado y con un libro en la
+mano. Sus miembros robustos indican que aún conserva el vigor de la
+juventud. Sus ojos son azules y su frente ancha. Cuando se ríe descubre
+una brillante y blanca dentadura. Su tocado revela algunos restos de
+antigua grandeza y cierta rudeza de carácter. Suspendidos de un clavo
+están en una de las paredes los arreos militares: el casco, las placas
+doradas, el sable, las pistolas de reglamento, como indicando que aquel
+hombre hizo uso de ellas en algún tiempo, y que ahora está retirado del
+servicio.</p>
+
+<p>El lector habrá comprendido que este hombre es mi padre.</p>
+
+<p>En un canapé de paja y sentada entre la chimenea y la alcoba, hay una
+mujer que parece joven a pesar de sus treinta y cinco años cumplidos.
+Aún conserva su talle la esbeltez de la niña de quince años, y sus ojos
+negros, la vivacidad y expresión de tiempos pasados. Al través de su
+piel blanca como la leche, se distingue el azul de las venas y el rojo
+de la sangre cuando el rubor o la expresión la enciende.</p>
+
+<p>Sus finos cabellos, negros como el azabache, caen sobre los hombros, de
+suerte que le dan todo el aspecto de una jovencíta. Nadie diría que
+tiene más de treinta años. La belleza de esta mujer, pura y perceptible
+en sus detalles, es completa en el conjunto exterior por su gracia
+natural, y en el interior por aquella belleza de alma que parece
+iluminar los cuerpos por dentro.</p>
+
+<p>Esta mujer se encuentra medio vuelta de espaldas sobre su asiento, y
+sostiene en sus brazos a una niña que duerme tranquilamente. A su lado,
+y sentada también, hay otra niña de algo más edad, cuya cabecita rubia
+reposa sobre las rodillas de su madre.</p>
+
+<p>Esta mujer es mi madre, y las dos niñas mis hermanas mayores. Las otras
+dos, que son las más pequeñas, duermen en las cunas colocadas en la
+alcoba.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXI" id="XXI"></a>XXI</h3>
+
+
+<p>Esta era mi familia, cuando mi madre dio principio nuevamente a la
+narración de su <i>diario</i>, el día 11 de junio de 1801. Tenía, al parecer,
+desde su infancia, la costumbre de escribir en su libro de notas todos
+los acontecimientos que tuvieran íntima relación con su modo de ser.</p>
+
+<p>Esta especie de confidencias íntimas empiezan de esta manera:</p>
+
+<p>«Durante los primeros años de mi juventud, empecé a escribir un <i>diario</i>
+exacto de cuanto me ocurrió a mí, o en torno mío, con todas aquellas
+reflexiones que los diversos acontecimientos de mi vida me sugirieren.
+Después de largo tiempo, perdí esta costumbre, y quemé los apuntes que
+tenía hechos. Siento haber abandonado aquella idea, pues hoy comprendo
+que si hubiera persistido en mi trabajo, hubiese sido para mí de gran
+utilidad. Es mi intención empezar de nuevo, con la gracia de Dios, a
+escribir todos los días (mientras me sea posible), los diferentes
+sucesos que pueden ocurrirme, y sobre las cosas buenas o malas que yo
+haga; me parece que esto me ayudará a practicar un diario examen de
+conciencia, que ha de serme provechoso, porque me facilitará el
+conocimiento de las disposiciones de mi espíritu.</p>
+
+<p>«Yo creo, asimismo que, si mis hijos leen por casualidad este <i>diario</i>,
+no carecerá para ellos de interés; y además, que les ha de ser útil y
+provechoso cuando yo falte, porque quiero hablar de todos y cada uno de
+ellos, así como también de sus diferentes caracteres.</p>
+
+<p>«Tengo cinco hijos actualmente, después de haber perdido uno. Cuatro
+niñas y un niño llamado Alfonso, que se encuentra en Lyón empezando su
+educación clásica. Es un muchacho muy bueno: ¡quiera Dios que sea buen
+cristiano, sabio y dichoso! La niña mayor se llama Cecilia, tiene siete
+años y medio: es de una viveza extraordinaria, pero muy buena. Su
+hermana, que se llama Eugenia, tiene cinco años y medio: es muy
+sensible y de corazón excelente.</p>
+
+<p>«Cesarina tiene dos años, y Susana nueve meses. Sin la ayuda de Dios,
+sería para mí bastante difícil la educación de estas cuatro niñas.</p>
+
+<p>«En mi casa tengo, además, una parienta, enferma de cuerpo y espíritu, a
+quien he de cuidar con la misma solicitud que a mis hijos: por manera
+que son seis criaturas las que tengo que atender. ¡Cuánto necesito, Dios
+mío, de vuestro auxilio!</p>
+
+<p>«Mi esposo y yo vivimos casi siempre en Milly, y pasamos en Saint-Point
+algunas temporadas. Es éste un punto muy agradable por el solitario
+recogimiento que se advierte al abrigo de las montañas. ¡Cuántas gracias
+debemos dar a la Providencia por los favores que nos concede!</p>
+
+<p>«Mi hermana&mdash;Mme. de Vaux,&mdash;ha llegado hoy mismo de Lyón. Es una
+angelical y virtuosa mujer. Me ha contado muchas cosas de mi Alfonso:
+dice que sus maestros no cesan de hablar de él mucho y bien. ¡Dios le
+bendiga como yo le bendigo de todo corazón! Mañana empiezo a dar
+lecciones a mis niñas...</p>
+
+<p>«Después de comer, han venido a decirme que acaba de morir un pobre
+anciano abandonado en la cabaña del monte donde yo acostumbraba a pasar
+el rato. Este acontecimiento me ha causado un gran pesar, porque me he
+reprochado mi negligencia en ir a visitarle durante sus últimos
+momentos. Ciertamente que yo lo creía ya curado; pero no hube de fiarme
+en su aparente mejoría y debí tener en cuenta lo avanzado de su edad. Mi
+obligación era haberme ocupado con mayor solicitud del pobre anciano.
+Siento por esta causa un gran remordimiento, pero comprendo que no me
+preocupo lo bastante del poco bien que hago, y que me dejo llevar hacia
+las distracciones; éstas no serán faltas, pero son ligerezas que no
+dejan hacer buen uso del tiempo que transcurre. El tiempo es para
+aprovecharlo en hacer el bien a nuestros semejantes y a nosotros mismos.</p>
+
+<p>«Mi esposo y yo acabamos de dar un paseo por nuestras viñas en flor:
+hemos respirado un aire embalsamado de dulces aromas. Todo nuestro
+porvenir está cifrado en estos viñedos; nuestros hijos, nuestros criados
+y nuestros pobres, también esperan disfrutar de los productos que
+rendirán estos racimos floridos. ¡La Providencia preserve nuestra
+pobreza de un pedrisco que podría acabar con nuestra esperanza! Durante
+el paseo hemos llegado a la choza que hay en la parte alta de las viñas,
+donde ha muerto esta mañana el pobre viejo.</p>
+
+<p>«Mi esposo no me ha permitido entrar a verle y a rogar a Dios por su
+alma; sin duda ha querido evitar un disgusto al presenciar el doloroso
+espectáculo que hubiéramos visto dentro de aquella humilde vivienda. Yo
+hubiera deseado pedir perdón a su alma por no haber estado junto a su
+cuerpo moribundo para consolarle con palabras de esperanza y recibir su
+último suspiro.</p>
+
+<p>«Estaba la puerta de la cabaña abierta, y una cabrita no hacía más que
+balar y entrar y salir, como si pidiera socorro para su viejo compañero.
+He conseguido de mi esposo autorización para que mañana mande a buscar
+la cabrita, para tenerla en compañía de nuestra vaca de leche y de los
+carneros.»</p>
+
+<p class="top5">Estas primeras páginas del <i>diario</i> de mi madre dejan ver que, aunque
+aquella joven se crió en los palacios del príncipe más rico de Europa,
+pudo ser trasladada, sin que por esto sufriera la más mínima alteración
+el amor de su marido, de sus hijos y de sus semejantes, al apartado
+rincón de una campiña distante de París más de cien leguas. Para tener
+una idea exacta de la casita de Milly, donde mi madre y nosotros nos
+encontrábamos relegados en invierno como en verano, puede verse la
+descripción hecha en mis <i>Confidencias</i> y la composición poética
+titulada <i>La tierra natal</i>.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXII" id="XXII"></a>XXII</h3>
+
+
+<p>Hace ocho años, decía yo en mis <i>Confidencias</i>:</p>
+
+<p>Dejando de seguir el curso del río Saone, si os dirigís por las verdes
+praderas de Mâcón hacia el pequeño pueblo y cerca de las ruinas de la
+antigua abadía donde murió Abelardo, el infortunado amante de Eloísa,
+siguiendo una tortuosa senda, veréis a derecha e izquierda blanquear
+algunos pueblecitos entre los verdes pámpanos de las vides. Dominan a
+estos pueblecitos montañas incultas que se extienden en rápidas
+pendientes formando como unas praderas blanquecinas. Coronan estas
+montañas grandes moles de piedra que surgen de la tierra, y cuyas
+cúspides dentelladas aseméjanse a las ruinas de antiguas viviendas
+feudales. Siguiendo el camino pedregoso que se extiende alrededor de la
+base de estas rocas, se encuentra a la izquierda y a dos leguas de la
+población un camino estrecho y bien cuidado, adornado de sauces, que
+llega hasta un riachuelo cuyas aguas mueven las ruedas de un molino.
+Cuando la corriente del río aumenta por las lluvias, se atraviesa por un
+pequeño puente y se sube por una pendiente rápida y escabrosa a unas
+casitas cubiertas de tejas que se ven agrupadas sobre una pequeña
+eminencia. Un campanario de piedra color gris domina este grupo de
+casas. Este es mi pueblo.</p>
+
+<p>El camino serpentea por entre las casas, de suerte que los pasajeros que
+lo siguen han de ver necesariamente, y mientras atraviesan el pueblo,
+todas las casas de que se compone. Encuéntrase, sin embargo, una puerta
+algo más alta y otra más pequeña que las demás: éstas son las del patio
+en cuyo centro aparece escondida la casita de mi padre.</p>
+
+<p>La casa se esconde, en efecto, y no puede verse ni desde las afueras del
+pueblo. Está construida en un recodo del valle, y dominada en todas
+direcciones por los árboles, por otras edificaciones y por el
+campanario. Únicamente trepando por la peligrosa pendiente de una
+montaña elevadísima y volviendo los ojos, pudiera verse bajo nuestros
+pies aquella casita baja y maciza que aparece como una piedra negra en
+un rincón del jardín. Su forma es cuadrangular y consta de un solo piso,
+con tres grandes ventanas en cada una de sus fachadas. Ni siquiera están
+cubiertas de yeso las paredes, y las piedras han adquirido con la
+humedad un color sombrío y secular: parecen los viejos claustros de una
+abadía.</p>
+
+<p>Se entra en la casa por una alta puerta de madera, asentada sobre una
+grada de cinco peldaños de piedra, de dimensiones colosales, pero
+descantilladas por el uso, por el tiempo y por los grandes pesos que en
+el transcurso de los años habrán sostenido. Al sentarse sobre ellas,
+murmuran y vacilan sordamente. Crecen en sus intersticios ortigas y
+parietarias, que sirven de guarida en el verano a los pequeños
+renacuajos.</p>
+
+<p>Penétrase en seguida en espacioso corredor, cuya anchura queda un tanto
+reducida por unos grandes armarios de nogal que sirven a los campesinos
+para guardar la ropa, el trigo y la harina. La cocina se encuentra a la
+izquierda de este corredor, y su puerta, continuamente abierta, permite
+ver una mesa de encina y en torno de ella algunos bancos. A cualquier
+hora del día se encuentran sentados en ellos labradores de la casa o
+forasteros que comen pan y queso, y beben vino alegremente.</p>
+
+<p>Inmediato a la cocina está el comedor, en el que sólo hay una mesa de
+abeto, algunas sillas, alacenas y cajones; muebles, en fin, propios de
+las antiguas viviendas solariegas que el arte busca sin cesar, para
+construir bajo sus modelos el mobiliario moderno. Al lado del comedor
+hay un salón con dos ventanas que la una da al patio y la otra al
+jardín.</p>
+
+<p>Para subir al único piso de la casa, hay que ascender por una escalera
+que fue en algún tiempo de madera, y que mi padre la reemplazó por la
+actual, que es de piedra groseramente labrada. En el piso se encuentran
+hasta diez piezas casi sin muebles que dan a unos corredores oscuros. En
+el piso y los corredores habitaban entonces mi familia, los criados y
+los huéspedes. ¡He aquí la casita que por espacio de tanto tiempo nos
+cobijó bajo su sombría techumbre! ¡He aquí la morada de paz, la
+Jerusalén, como mi madre la llamaba! ¡He aquí el humilde y caliente nido
+que por tantos años nos preservó del frío, del hambre, de las lluvias y
+de las tormentosas tempestades del mundo!... Nido del que la muerte fue
+arrebatando, primero a mi padre, a mi madre después, y del cual se han
+alejado también los hijos, cada uno por su lado, los unos a un sitio,
+los otros a otro... algunos, a la eternidad.</p>
+
+<p>Aun conservo la paja, el musgo, la lana: restos preciosos de aquel nido
+hoy vacío y sin las ternezas que algún día le animaron a pesar de la
+frialdad que en él se observa, me gusta recogerme en él de cuando en
+cuando; la voz de mis padres, los gritos alegres de mis hermanas, los
+ruidos que producen la alegría y el amor, parece que resuenan bajo las
+viejas maderas que sostienen el techo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXIII" id="XXIII"></a>XXIII</h3>
+
+
+<p>Por la parte exterior del patio de nuestra casa, alcanza la vista los
+establos, los pajares, las leñeras y los corrales que la rodean, y la
+puerta que siempre permanece abierta, da a la calle del pueblo, por
+donde cruzan los aldeanos llevando las herramientas de labranza sobre el
+hombro, y algunas veces sobre el otro una cuna con un niño dormido;
+sigue después la esposa con otra criatura de pecho, y después una cabra
+con su cabrito, que al pasar por la puerta se detiene un momento para
+jugar con los perros, y se aleja después dando saltos.</p>
+
+<p>Hay en la otra parte de la calle un horno público para cocer pan, donde
+se reúnen al calor de aquel fuego que nunca se extingue, los viejos, los
+muchachos y las mujeres. Todo esto es lo que se ve desde una de las
+ventanas del salón. La otra permite extender la vista hacia el Norte,
+sobre los tejados de algunas casas bajas y las tapias del jardín,
+contemplando de esta suerte el horizonte de montañas sembrado por la
+nubes, en el que, de cuando en cuando, se junta algún rayo de sol que
+alumbra entre aquella sombra las ruinas de un castillo antiguo rodeado
+de almenas y torreones, cuya severa figura da carácter al paisaje. Si
+entre los fantásticos vapores de la bruma, y a la caída de la tarde,
+dirigimos la mirada sobre este castillo, lo vemos desaparecer entre las
+sombras. Entonces únicamente queda una montaña negruzca y un barranco
+amarillento.</p>
+
+<p>Una ruina sobre el monte o una vela sobre el mar, forman y completan un
+paisaje. La tierra es únicamente la escena; la vida, el pensamiento, el
+drama están en aquélla que el hombre ha usado o construido. Donde hay
+vida, allí hay también interés.</p>
+
+<p>Detrás de la casa está el jardín cercado de piedras, desde cuyo fondo
+empieza la montaña a elevarse. La falda de esta montaña es verde,
+después árida y desnuda como si en ella no hubiera tierra vegetal. En su
+cúspide dibujan una especie de dientes enormes dos piedras peladas. Nada
+hay que anime aquella pedregosa sierra: ni un árbol ni una choza. A
+causa de esto, sin duda, el jardín produce un encanto misterioso.
+Aseméjase a la cuna de un niño que la aldeana haya colocado dentro del
+surco mientras trabaja, y al descorrer la cortina del sueño, no puede
+ver otra cosa entre las ondulaciones del surco que un estrecho pedazo de
+cielo.</p>
+
+<p>El jardín no puede compararse al primitivo que Homero describe al
+diseñar el cercado de las siete piedras del viejo Laeter. Entrando, a la
+derecha, aparecen ocho cuadros sembrados de legumbres y cercados por
+árboles frutales y hierba forrajera; de un cuadro a otro hay un paseo
+sembrado de arena; al extremo de estos paseos, algunos troncos de parra
+que sustentan un verde artesonado de pámpanos sombreando un banco de
+roble. En el fondo del jardín hay otro emparrado de vides de Judea que
+se enredan entre los cerezos; una fuente, un pozo y una cisterna que mi
+padre mandó abrir a pico en las rocas, para depositar en ella las aguas
+pluviales. Rodean esta cisterna varios sicomoros y otras plantas de
+anchas hojas que sombrean aquella parte del jardín.</p>
+
+<p>En otoño estas hojas forman sobre el estanque un tapiz que cubre
+completamente las aguas.</p>
+
+<p>¡He aquí lo que, por espacio de tantos años, fue el goce, la alegría, el
+consuelo a las desdichas sufridas por un padre, una madre y ocho hijos
+pequeños!</p>
+
+<p>Este es el edén de mi juventud, donde se albergan mis sentimientos más
+tiernos, siempre que desean disfrutar de este consuelo que proporciona
+el recuerdo de esa infancia; algo de esa aurora boreal que sólo se
+divisa desde la cuna.</p>
+
+<p>¡Parece que forman parte de mi corazón aquellos árboles, aquellas flores
+y hasta la tierra del jardín que me parece inmensa! Extraña cosa es que
+en un espacio tan reducido puedan reunirse tantos y tan dulces
+recuerdos.</p>
+
+<p>La gradería de madera que conducía allí por la cual nos precipitábamos
+alegres; las plantas de lechugas que separaban las primeras propiedades
+de tierra que nos repartíamos entre todos los hermanos, y que cada uno
+cultivaba por su cuenta; el plátano bajo cuya sombra mi padre se sentaba
+rodeado de sus fieles perros de caza; los árboles bajo cuya fresca
+sombra mi madre rezaba el rosario mientras nosotros corríamos tras las
+mariposas; la pared que da frente al Mediodía, junto a la cual tomábamos
+el sol alineados como árboles de cercado; los dos viejos nogales, las
+tres lilas, las fresas coloreando por entre las hojas, las peras, las
+ciruelas, los melocotones glutinosos y brillantes con su goma dorada por
+el rocío de la mañana; el emparrado, que buscaba yo al mediodía para
+leer tranquilamente mis libros, con el recuerdo que dejaron en mí
+aquellas páginas leídas entre continuas impresiones y la memoria de las
+conversaciones íntimas tenidas entre este o aquel árbol; el sitio donde
+oí, y algunas veces di, mil adioses de despedida al abandonar aquellas
+soledades; el otro en el que nos encontramos al regreso, o que
+ocurrieron alguna de aquellas escenas tristes propias del drama
+conmovedor y tierno de la familia, donde vimos nublarse el rostro
+descarnado de nuestro padre y el de nuestra madre que nos perdonaba
+cuando arrodillados a sus pies escondíamos el nuestro entre los pliegues
+de su ropa; donde mi madre recibió la noticia de la muerte de una hija a
+quien amaba; y donde alzó los ojos al cielo pidiendo resignación...
+Estas ternezas, estas felicidades, estas imágenes, estos grupos, y, en
+fin, estas figuras, existen, andan, viven aún para mí en aquel pequeño
+cercado, vivificando mis días más felices. Quisiera yo que el universo
+tuviera principio y fin dentro de los muros de aquel pobre pedazo de
+tierra.</p>
+
+<p>Este jardín conserva todavía el mismo aspecto; únicamente los árboles,
+algo envejecidos, tapizan sus troncos con algunas manchas mohosas; pero
+los surcos de rosales y claveles extienden sus lozanos pimpollos sobre
+la arena de las sendas; y cantan los ruiseñores en las noches de estío
+entre los emparrados y las enramadas. Los tres abetos plantados por mi
+madre conservan su follaje y sus brisas melodiosas.</p>
+
+<p>Sale y se pone el sol por entre las mismas nubes, y se disfruta aún de
+la misma calma interrumpida tan sólo por el sonido de la campana al
+tocar el <i>Angelus</i> o por el ruido cadencioso de los trillos que baten
+las mieses en las eras.</p>
+
+<p>Las hierbas parásitas han aumentado; surgen por todos lados zarzas,
+cardos y malvas azules, agarrándose cruelmente a los rosales, y la
+hiedra extiende sus brazos por el muro como si quisiera derribarlo; y no
+se limita a esto su poder, todos los años adquiere más lozanía, y ya
+empieza a trepar por las ventanas del cuarto de mi madre...</p>
+
+<p>Cuando durante mis paseos por estos lugares me olvido de mí mismo y,
+ensimismado en profundas cavilaciones, me dejo caer sobre el césped,
+sólo me arrancan de la soledad las pisadas del viejo podador, nuestro
+antiguo jardinero, que viene a visitar sus plantas como yo mis tristes
+recuerdos y mis fantásticas apariciones.</p>
+
+<p>Cuando me encontraba lejos de mi patria y mi imaginación veía la imagen
+de esta tierra, más poética sin duda cuanto más distante de ella me
+hallaba, compuse en honor de aquella casita los siguientes versos:</p>
+
+<p>Hay en mi tierra una árida montaña.&mdash;Que no produce flores ni frutos, y
+aparece inclinada, sin duda por el dolor que le causa su estéril
+situación.&mdash;Los despojos de su suelo ruedan hacia el barranco cuando las
+cabras saltan por las rocas.&mdash;Y las piedras desprendidas forman otro
+monte que crece gradualmente.&mdash;Al abrigo de éste, vive alguna cepa, que
+busca en vano un árbol donde enredar sus sarmientos.&mdash;En vano también,
+el arce crece y se arrastra entre los zarzales.&mdash;Donde los chicos del
+pueblo roban a los pájaros las moras negras como el azabache.&mdash;Donde la
+pobre oveja deja su lana enganchada a los espinos.&mdash;Donde no se siente
+en verano el murmullo de las aguas.&mdash;Ni el susurro de las hojas agitadas
+por el viento.&mdash;Ni el canto del ruiseñor, cuyas melodías de paz
+consuelan el alma.&mdash;Bajo los rayos de aquel sol cobrizo, sólo la
+cigarra ensordece con sus chirridos.&mdash;Todo es sombrío en aquella selva,
+que resguarda únicamente la montaña descarnada, en cuyo muro, azotado
+por las lluvias y el viento, anotan los años su edad.&mdash;Detrás de una
+colina hay un campo labrado, cuya tierra seca y sin vida deja ver el
+arado cuando por ella pasa.&mdash;Ni capas de verdura, ni rocío en el bosque,
+ni fuentes murmurantes.&mdash;Tan sólo siete tilos que ha olvidado la reja
+del labrador, adornan aquel pedazo de tierra inculta.&mdash;A su sombra soñé
+yo durante mi infancia.&mdash;Hay entre las rocas un pozo que guarda las
+aguas pluviales, donde el caminante puede saciar su sed.&mdash;Sobre el
+terreno arcilloso de la era, hay en verano abundancia de mieses, donde
+los gorriones recogen alimento para sus hijuelos.&mdash;Aquí, instrumentos de
+labranza en desorden.&mdash;Allá, el aldeano con su pipa encendida esperando
+que el viento sople para dar principio a la limpia del montón de trigo
+que, mezclado con paja molida, espera ser aventado.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Nada alegra la vista en esta estéril prisión.&mdash;Ni los dorados capiteles,
+ni las altas torres de las grandes ciudades.&mdash;Ni la carretera ni el río
+bullicioso.&mdash;Ni los terrados de las casas abrasados por el sol de
+Mediodía.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Sólo se divisan allá lejos en la escabrosa pendiente.&mdash;Las rústicas
+techumbres que albergan a los pobres montañeses.&mdash;Y la senda tortuosa y
+prolongada, que serpentea entre las chozas.&mdash;Donde el viejo mece a su
+nieto en la cuna hecha de juncos.&mdash;En fin, cielo sin color, sol sin
+sombra, valles sin verdor... ¡Y es allí donde está mi corazón!&mdash;Es allí
+donde está la casita, las sendas, los ribazos donde he tenido los sueños
+más felices.&mdash;El aspecto de las montañas, cuando el ganado aterido de
+frío baja a la llanura.&mdash;Los espinos, el viento, la hierba seca, tienen
+íntimas melodías, que sólo el alma comprende.&mdash;En todos estos sitios se
+halla mi corazón; a cada paso encuentra amigos; hasta las piedras y los
+árboles me conocen y pronuncian un nombre.&mdash;¿Qué importa que este
+nombre, como Thebas o Palmira, no recuerde al viajero la fastuosidad de
+un imperio?&mdash;La sangre humana vertida por causa de los
+tiranos.&mdash;Empequeñece aquella grandeza y convierte los imperios en azote
+de Dios.&mdash;Y sobre los monumentos de los héroes y de los dioses, el
+pastor pasa silbando sin mirarlos siquiera.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>¡Oh! lugares deliciosos y solitarios.&mdash;¡Cuántos recuerdos encerráis en
+mi alma!&mdash;Entre vosotros está el banco donde mi padre descansaba.&mdash;La
+habitación donde resonaron sus varoniles acentos, cuando contaba a los
+labriegos sus hazañas guerreras.&mdash;Cuando les preguntaba los surcos que
+trazaba el arado en una hora.&mdash;Cuando contaba las peripecias que
+ocurrieron a Luis XVI en el cadalso.&mdash;Cuando estimulaba a los mozos a
+seguir la senda del honor y de la virtud.&mdash;También está entre vosotros
+la plaza donde mi buena madre nos hacía llevar pan, vino y ropas para
+socorrer a los pobres del lugar.&mdash;Las cabañas, donde, con mano amiga,
+dulcificaba los dolores de sus convecinos.&mdash;Donde recogía el último
+suspiro de los moribundos.&mdash;Donde socorría a las viudas y enjugaba el
+llanto de los niños arrodillados ante el cadáver de su padre, mientras
+les decía estas palabras:&mdash;«A cambio del oro que os doy, rezad por su
+alma.»</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Allí está la higuera al pie de cuyo tronco mecía nuestras cunas.&mdash;La
+senda por donde corríamos al oír la campana que nos llamaba a misa
+primera.&mdash;El banco en el que nos explicaba los misterios de la Pasión y
+nos definía a Dios, enseñándonoslo en el grano de trigo encerrado en sus
+gérmenes.&mdash;En el racimo de uvas chorreando licor.&mdash;La vaca transformando
+en leche el jugo de las plantas.&mdash;En la roca que se abre naturalmente
+para dar paso a las aguas.&mdash;En la lana de las ovejas robada por las
+zarzas para que después con ella puedan hacer los pajarillos su
+nido.&mdash;En el sol que en su marcha regular va repartiendo las estaciones
+y vivificando los planetas que le rodean.&mdash;En todo, en fin, lo que nos
+rodeaba; hasta en el más insignificante insecto nos enseñaba el poder
+del Criador.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Viñas, praderas, campos y matorrales.&mdash;Sois recuerdo perenne de sombras
+y de amor.&mdash;Entre vosotras jugaron mis hermanitas lanzando al viento sus
+rubias cabelleras.&mdash;Mientras yo encendía hogueras con los espinos y la
+hierba seca, donde venían a calentarse los hijos de los pastores.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>El vigoroso sauce que nos prestaba auxilio cuando el huracán se
+desencadenaba violento por el valle.&mdash;Las rocas, las encinas, el poyo
+que hay en la puerta del molino.&mdash;Todo permanece en pie, todo ocupa su
+puesto.&mdash;Pero, ¡ay de mí... han desaparecido algunos de los que os
+contemplaban en algún tiempo!...</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p class="linea">Como las aristas se dispersan por el aire.&mdash;Así se han dispersado los
+seres de mi hogar querido.&mdash;Hasta las golondrinas dejan de fabricar el
+nido cabe las cornisas del tejado.&mdash;Y sube por puertas y ventanas, la
+hiedra trepadora.&mdash;Como queriendo cubrir de luto aquella mansión
+querida.</p>
+
+
+<p>Tengo un presentimiento que me hace sufrir horriblemente.&mdash;Un
+desconocido no tardará en llegar al pueblo, y a fuerza de oro, se
+posesionará de todo cuanto alberga la sombra de mis padres.&mdash;Donde están
+mis recuerdos más santos, mis afecciones más íntimas.&mdash;Entonces, hasta
+los pajarillos huirán espantados ante la figura de seres extraños...
+¡Dios mío!... ahuyenta de mí semejantes ideas...</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Ruego a mis hermanos y sobrinos que me perdonen si he insertado los
+versos anteriores en el presente diario.</p>
+
+<p>Yo entiendo que unos y otros no están en disonancia, puesto que son dos
+frutos de la misma savia.</p>
+
+<p>Continuemos el manuscrito de mi madre.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXIV" id="XXIV"></a>XXIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+16 de junio de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>Ayer he ido a Saint-Point, y estoy muy fatigada, a pesar de haber hecho
+el viaje mitad a pie y mitad a caballo sobre un asno. Los caminos están
+impracticables, y a no ser por el borriquillo, no me hubiera determinado
+a hacer este viaje, que ha sido, sin embargo, muy agradable, pues hemos
+paseado mucho. He acompañado a mis hijas a la iglesia y he pedido a Dios
+que las haga felices. También le he dado gracias por habernos concedido
+aquellas fincas, con las cuales ni mi marido ni yo contábamos. Da
+lástima ver los edificios: el castillo está casi arruinado, las paredes
+interiores están desnudas, y los adornos, los escudos y las chimeneas,
+destrozados a fuerza de martillazos.</p>
+
+<p>Durante los días de saqueo del año 1789, unos aldeanos, venidos de otros
+departamentos lejanos, todo lo destrozaron; particularmente los escudos
+heráldicos, aparecen hechos trizas. Nada puede lisonjear nuestro amor
+propio. Yo me alegro de ello, porque algunas veces este amor propio lo
+he tenido con exageración. Todo me sonríe, el país, los parientes, los
+amigos, los vecinos, que vivían a mi puerta y me saludaban con un
+jubileo tal, como si hubiese llegado la Providencia. Soy muy feliz, y
+esto me causa espanto, porque en este mundo lo bueno dura poco. Es
+indispensable que me mortifique con las buenas obras, y que no me deje
+arrastrar sino por el reconocimiento hacia el divino Dispensador.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXV" id="XXV"></a>XXV</h3>
+
+<p class="fecha">
+17 de junio de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>La señorita de Lamartine, mi buena cuñada, a quien adoro en el alma, nos
+ha convidado hoy a comer en su castillo de Monceau. Este castillo es
+propiedad de mi cuñada y del hermano mayor de mi marido, que es el jefe
+de la familia. Los dos permanecen solteros.</p>
+
+<p>M. de Lamartine era el que debía posesionarse de la inmensa fortuna de
+mi familia: estaba enamorado de la señorita de Saint-Huruge, pero no
+siendo ésta suficientemente rica, el matrimonio no se llevó a cabo, y él
+ha preferido el celibato a casarse con otra mujer.</p>
+
+<p>La señorita de Saint-Huruge es hoy demasiado vieja, y no piensa ya en
+casamientos: es hermana del célebre Saint-Huruge, aquel gran tribuno de
+los demagogos, que se hizo famoso en las revueltas de París. Fue un buen
+hombre que se entregó con entusiasmo a la causa de la Revolución. Ella
+es buena, piadosa y simpática. Mi cuñado y ella se veían en Mâcón en las
+reuniones de familia, y aun se conservan en amistad sincera y constante.
+Mi cuñado es un hombre de mucho mérito; puede decirse que es un sabio,
+porque escribe con talento, posee grandes conocimientos científicos, y
+es consultado por los principales políticos del departamento.</p>
+
+<p>La nobleza intentó nombrarlo diputado en los Estados generales, pero su
+delicada salud le impidió aceptar. Los republicanos también deseaban que
+fuese miembro de la Convención, pero tampoco aceptó.</p>
+
+<p>Cuando salió de la prisión, donde estuvo algún tiempo encerrado por las
+ideas moderadas, volvió a sus posesiones del castillo de Monceau en
+unión de su hermana, bella criatura que se ha dedicado a cuidar a su
+hermano: parece que ha nacido para hacer la dicha de un esposo. Según se
+dice, esta joven sintió antes de la Revolución ciertas inclinaciones que
+fueron correspondidas por M. de Marigny, vecino y pariente próximo, buen
+sujeto, poeta, músico distinguido, que hubo de emigrar el año 1791. Sus
+bienes fueron vendidos en pública subasta, y murió el año 1799 en un
+hospital de Mâcón. Después de su muerte, la señorita de Lamartine no
+quiere ni oír hablar de matrimonio. Parece que una dulce tristeza invade
+su ser y da a su fisonomía cierta gravedad.</p>
+
+<p>Sus bienes de fortuna, que son bastante importantes, los ha tenido
+unidos a los de su hermano, empleándolos en buenas obras. La oración, la
+caridad y el gobierno de la casa son sus ocupaciones. Hace el bien por
+hacerlo, sencillamente; no hay en sus actos ni un átomo de egoísmo: es
+una santa mujer: es religiosa sin ser fanática ni supersticiosa. Pasamos
+el día juntas, me quiere y la quiero mucho.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXVI" id="XXVI"></a>XXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+19 de junio de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>Todo el día de hoy he estado reflexionando sobre lo peligroso de las
+lecturas fútiles. Estoy en la creencia de que si me privo de ellas, será
+un sacrificio para mí ciertamente, pero evitaré un peligro. He notado
+que cuando estoy distraída con estas frívolas lecturas, las útiles y
+serias me disgustan y cansan al momento. Decididamente, si he de
+adquirir capacidad para educar a mis hijos, me conviene adquirirla y la
+adquiriré en los libros serios; a ellos me inclino, pues, desde hoy.</p>
+
+<p>Ayer, día 18, he recibido carta de mi madre, en la que me dice que ha
+llegado de Alemania, sin indicarme dónde se encuentra. Yo creo, sin
+embargo, que estará con la señorita de Orleans, ocupada en el arreglo
+del matrimonio de esta princesa. ¡Quiera Dios que sean felices!...</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Para mejor comprensión del anterior capítulo, conviene hacer saber que
+Mme. de Roys (mi abuela), estaba de sub-aya en casa de los duques de
+Orleans antes de que Mme. de Genlis fuese aya de los infantes.</p>
+
+<p>Muerto el duque de Orleans, o mejor dicho, ejecutado Felipe Igualdad, la
+familia de éste huyó de Francia, y Mme. de Roys se consagró con el mayor
+cariño a la viuda duquesa de Orleans, hija del duque de Penthievre.
+Largo tiempo vivió esta desgraciada familia en España.</p>
+
+<p>La duquesa tuvo alguna sospecha de Mme. de Genlis, y la despidió de su
+servicio, encargando al mismo tiempo a Mme. de Roys fuese a un convento
+de Suiza en busca de la señorita de Orleans, donde se encontraba
+recogida.</p>
+
+<p>Esta princesa, conocida después por el nombre de madame Adelaida, era
+muy joven, hermosa y excelente de corazón. Durante el reinado de su
+hermano Luis-Felipe, dícese que ejerció gran influencia política.</p>
+
+<p>Creyó mi madre que se trataba de casar a esta princesa desde el momento
+que la separaban del convento. Pero no era este el motivo. Tratábase
+únicamente de separar a la joven de la influencia directa de madame de
+Genlis y de la acción política del partido orleanista.</p>
+
+<p>La duquesa viuda de Felipe Igualdad jamás quiso asociarse a los manejos
+revolucionarios de los partidarios de su marido, así como tampoco a las
+intrigas dinásticas que se desarrollaban en este partido, capitaneado
+por Dumouriez, hacia donde madame de Genlis conducía poco a poco a su
+discípula. ¡Lástima grande que las intenciones de madame de Genlis
+hubiesen triunfado! La virtud y la hermosura hubiéranse mezclado
+horriblemente con las intrigas palaciegas.</p>
+
+<p>La corte española honró en la viuda de <i>Igualdad</i> a la víctima de la
+Revolución y de los desaciertos de su marido.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXVII" id="XXVII"></a>XXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+3 de julio de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>Ayer quedamos definitivamente instalados aquí, en Saint-Point. El día lo
+he pasado arreglando mi pequeño ajuar. Estoy muy cansada. A la caída de
+la tarde he ido a la iglesia que está lindante con nuestro jardín, y he
+dado gracias a Dios. Para ir al templo, hay que atravesar el cementerio.
+He visto en él una fosa abierta, que me ha hecho pensar mucho en lo
+efímero de nuestra existencia. Mientras yo estaba contemplando la fosa
+se ha verificado el entierro. He presenciado una escena por demás
+conmovedora.</p>
+
+<p>La hija del hombre muerto, linda joven de unos dieciséis años, se ha
+desmayado al ver caer la primera porción de tierra sobre el ataúd que
+encerraba el cadáver de su padre. Yo la he auxiliado con un frasquito de
+sales y ha vuelto en sí; después me la he llevado a mi casa, donde se ha
+reanimado un poco después de haber tomado unos bizcochos y algo de vino.
+Lo que más le ha consolado ha sido el ver que yo lloraba también, y que
+mis hijos, al verme llorar a mí, lloraban igualmente. Aquel padre ha
+sido llorado por quien ni de nombre le conocía, mientras su hija
+balbuceaba algunas palabras que partían el corazón. ¡Pobre hija!</p>
+
+<p>Las gentes del campo se admiran cuando ven que comparten con ellos los
+sufrimientos personas que por su posición ellos creen de naturaleza
+diferente.</p>
+
+<p>Ya era de noche cuando acompañamos a la joven hasta su casa. En la
+puerta estaban sus hermanitos, que al verla le preguntaban si su padre
+volvería más tarde. ¡Inocentes criaturas!...</p>
+
+<p>Este suceso ha hecho que mis hijas comprendan lo que son estas eternas
+separaciones de familia que la muerte produce, y que ellas habrán de
+sufrir tarde o temprano. A los niños no se les debe ocultar estas
+tristes escenas de la vida. Antes por el contrario, hay que hacer por
+que las vean. ¿Aprender a sufrir no es, pues, aprender a vivir?</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXVIII" id="XXVIII"></a>XXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+3 de julio de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy he subido a los altos del castillo con el objeto de hacer una visita
+a una anciana soltera de ochenta años, que vive gracias a una corta
+pensión que le han dejado y a haberle cedido, sin pagar retribución
+alguna, una pequeña habitación bajo el tejado del edificio. Vive en
+compañía únicamente de una gallina dócil como un perro. Esta viejecita
+se llama la señorita Felicidad. Sus cabellos blancos como el copo de su
+rueca y su blanca sonrisa, indican que debió ser en otro tiempo una
+mujer hermosa. A pesar de las incomodidades que su estancia en el
+castillo nos pudiera causar, he podido con seguir de mi esposo que
+continúe en su vivienda, porque son muy peligrosos los traslados de las
+plantas cuando llegan a ser viejas. A cierta edad, una habitación es un
+mundo, y el objeto más insignificante es un recuerdo querido que llega a
+formar parte de nuestro mismo ser. He encargado a Juanita, la esposa de
+nuestro mayordomo, que la visite y la sirva siempre que se le ofrezca.
+Esta mujer, que ha servido muchos años en el castillo, sabe todas las
+historias referentes a él; es muy agradable saber quiénes han vivido y
+ocupado nuestra casa antes que nosotros.</p>
+
+<p>Algún día, seguramente se hablará de mí como hoy se habla de otros.
+¡Acaso este día no está lejano!</p>
+
+<p>Después de comer, o sea a la una de la tarde, me pongo a leer y coser, y
+después doy lectura al <i>Evangelio meditado</i>, teniendo a mis criados por
+oyentes. Ya anochecido, voy a la iglesia; la oscuridad parece que ayuda
+al recogimiento y a la piedad. De esta manera paso la vida mientras mi
+marido se halla ausente.</p>
+
+<p>Mis hijas y yo iremos pronto a tomar el fresco por las orillas del
+bosque. Esta vida es demasiado dulce y ahuyenta los dolores físicos y
+morales. ¡Dios mío! os doy las gracias, pero yo no soy merecedora de
+tanta felicidad.</p>
+
+<p>¡Que las inquietudes de mi espíritu no me impidan reconocer los inmensos
+beneficios que de Vos recibo!</p>
+
+<p>Cuando era niña creía que no era posible la vida fuera de la corte, del
+Palacio Real o de los jardines de Saint-Cloud que habitábamos con mi
+familia; pero, actualmente, pido a Dios que me agraden siempre los
+lugares que su voluntad designe. Siempre que comparo la casa
+destrozada, pero sana y bien orientada, situada en un valle ameno como
+los de Suiza, donde pasé los primeros años de mi casamiento, con esas
+casas ennegrecidas por el humo, con esas chozas cubiertas de heno y
+retama, siempre que veo esas mujeres más laboriosas y más resignadas que
+yo, a pesar de carecer de pan y abrigo para ellas y para sus hijos, me
+considero demasiado favorecida y privilegiada por la bondad de Dios.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXIX" id="XXIX"></a>XXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+9 de julio.<br />
+</p>
+
+
+<p>Me encuentro triste y abatida, y no sé a qué atribuir esta situación.
+Acaso es producida por la ausencia de mi marido. En este miserable
+mundo, la cosa más insignificante hace cambiar la felicidad; nuestros
+cuerpos son en extremo impresionables...</p>
+
+<p>Me he vestido de negro: parece que así me encuentro mejor y, sin
+embargo, no creo que pueda resistir muchos días esta excitación de
+espíritu.</p>
+
+<p>He leído un libro de madame de Genlis y me ha causado su lectura una
+impresión de alegría y satisfacción como jamás hubiera creído. Hay en
+este libro muchos y buenos consejos que aprovecharé para mis hijos. Es
+muy peligroso dejarse dominar por las impresiones de los otros. Yo había
+juzgado mal y sin conocer la obra ni a su autor; pero confieso que me
+equivoqué y me arrepiento de ello.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXX" id="XXX"></a>XXX</h3>
+
+<p class="fecha">
+10 de julio.<br />
+</p>
+
+
+<p>Ayer me dijeron que una pobre mujer carecía de pan y que tenía muchos
+hijos que alimentar. En seguida me fui a visitarla, pero había muchas
+personas en la casa y no me atreví a socorrerla por temor a que se
+creyera que ejercía la caridad con ostentación. Volví a casa con la
+intención de mandarle alguna cosa; se hizo tarde, y no me atreví a
+mandar a los criados. ¡Acaso la pobre mujer habrá pasado la noche sin
+alimentarse ni alimentar a sus hijos! Confieso que he obrado mal, y al
+amanecer, he corrido a casa de la pobre mujer y la he socorrido. Nadie
+debe avergonzarse de hacer el bien, cuando en el mundo se hace tanto
+mal. He resuelto no caer jamás en esta debilidad.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXI" id="XXXI"></a>XXXI</h3>
+
+<p class="fecha">
+14 de julio.<br />
+</p>
+
+
+<p>Este día lo he pasado muy apaciblemente. ¡Quiera Dios que lo hayan
+pasado así todas las personas que conozco!</p>
+
+<p>Continuamente pienso en mi marido: hoy debe estar con mi hijo Alfonso en
+Lyón. ¡Cuánto me gustaría estar con ellos!</p>
+
+<p>Seguramente que lo habrá sacado del colegio.</p>
+
+<p>Por la mañana, he recibido carta de mi madre, que continúa en Alemania y
+sigue bien: esto me ha causado una alegría inmensa.</p>
+
+<p>Esta mañana he leído en un libro de Mme. de Genlis: en él se hace una
+descripción de la vida de los frailes de la Trapa, que me ha
+impresionado mucho. También me ha sorprendido el leer que estos hombres
+no encuentran en este mundo, donde viven en las mayores privaciones, un
+solo punto de desgracia, y ven con gusto aproximarse la muerte. Esto me
+acaba de convencer de que la felicidad no se encuentra en los mundanales
+placeres, y sí en el cumplimiento del deber, por penoso que éste sea.
+Cuando se ha empleado el tiempo en terminar un trabajo cualquiera, se
+encuentra uno contento, y dentro de las leyes de actividad impuestas
+por Dios mismo.</p>
+
+<p>El que esté bien convencido de esta verdad, y se deje sin resistencia
+conducir tranquilamente por las circunstancias y por las personas que
+tienen derecho a gobernarnos, será más feliz, como yo lo soy desde que
+me he amoldado a esta manera de ser.</p>
+
+<p>En algún tiempo tuve yo la pretensión de subordinar todo a mi única
+voluntad, y siempre estaba inquieta: después he reconocido que si mis
+deseos se hubiesen cumplido, casi siempre eran en perjuicio mío. Hoy
+vivo completamente entregada a la infinita y soberana sabiduría, y me
+siento mejor física y moralmente. ¡Bendito sea Dios! El es el único
+sabio. El únicamente debe gobernar el mundo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXII" id="XXXII"></a>XXXII</h3>
+
+<p class="fecha">
+19 de julio.<br />
+</p>
+
+
+<p>Ha llegado mi marido, y hemos salido con nuestros hijos a dar un paseo
+por las altas montañas, que parece como si crecieran impulsadas por la
+poderosa mano de Dios; están pobladas de hayas, abetos y retama, cuyas
+amarillentas flores aseméjanse a láminas doradas sobre un fondo verde:
+de trecho en trecho hay grandes matorrales entre hierbas, sobre los que
+se distinguen algunos carneros; a cada momento se encuentran lindas
+cascadas que se desprenden de lo alto de las rocas y serpentean sus
+aguas por entre las hojas y los abetos más verdes que los otros por la
+continua humedad que reciben. Este grandioso espectáculo expresa el
+sentimiento y la grandeza del Creador. Nuestra alma es un espejo
+viviente donde se reflejan todas estas bellezas, y en cuyo centro está
+Dios siempre que no permítimos colocar nubes ni sombras sobre la
+Naturaleza y el espejo.</p>
+
+<p>Desde lo más alto de la montaña pudimos ver el Mont-Blanc y la
+cordillera de los Alpes cubierta por la nieve: mi marido camina a pie en
+compañía del guarda, y detrás de nosotros mis hijas, montadas en asnos
+que unos muchachos conducen del diestro. El dueño de los asnos, nuestro
+antiguo mayordomo, dirige la expedición. Hemos necesitado más de tres
+horas para llegar a la cima más alta; yo me había figura que subiríamos
+en media hora, pero las distancias nos engañan como el tiempo en la
+vida: aunque el engaño es a la inversa: en la existencia, se nos figura
+el tiempo largo, y es corto: creemos cortas las distancias y resultan
+largas.</p>
+
+<p>Todo el día lo hemos pasado corriendo con los niños y sentándonos sobre
+la hierba. El panorama que se desarrolla a nuestra vista es magnífico:
+las colinas del Mâconnais, blanqueadas por pueblecitos, desde los cuales
+llegaba hasta nosotros el sonido lanzado desde sus campanarios. Las
+praderas interminables del Bresse, parecidas a las de Holanda, que yo
+conocía por las vistas de ellas que mi hermano me mandaba cuando estuvo
+en aquel país de secretario de la embajada; y allá a lo lejos el
+Mont-Blanc, que cambia de aspecto según reciben sus nieves los rayos del
+sol: blanco, violado, negruzco; imitando a un hierro que se colora de
+rojo o se ennegrece al fuego de la fragua y según las operaciones que
+el obrero realiza con él.</p>
+
+<p>Hemos tendido sobre la hierba nuestros manteles, y comido juntos, los
+pastores, nuestros criados y nosotros. Terminada la comida, hemos vuelto
+a montar en nuestros borriquillos y empezado el descenso de la montaña
+por diferente camino del que habíamos ascendido, el cual está rodeado de
+avellanos campestres.</p>
+
+<p>La algazara de los niños, el ruido que hacen las cabalgaduras al caminar
+por entre los guijarros de la sierra, el canto de los mirlos, las
+detonaciones que producen los escopetazos que mi marido y el guarda
+tiran a las perdices, forman, en conjunto, un ruido semejante al de una
+caravana a la llegada al oasis. Los pastorcillos debieron tener miedo al
+sentir aquel ruido, porque al llegar a un pequeño claro que forman los
+árboles en la falda del monte, encontramos una pequeña manada de
+corderos y cabras sin pastor y bajo la única vigilancia de dos grandes
+perros negros, que, al vernos, ladraban con fuerza.</p>
+
+<p>Algo más lejos, observamos las cenizas humeantes de una hoguera entre
+dos grandes piedras. Junto al fuego había unos zuecos de madera. Desde
+luego comprendimos que los partorcillos guardianes de los corderos
+debían de estar cerca de nosotros, y que al ruido de las voces y de los
+tiros se habrían escondido entre las matas cercanas sin tiempo para
+recoger el calzado. Tuve entonces una idea que fue muy del agrado de mis
+niños. Junto a las cenizas de la hoguera apagada, nos detuvimos un
+momento, y mi marido colocó dentro de cada uno de los zuecos doce
+sueldos, y mis hijas un puñado de confites que habían guardado para
+merendar. Hecho esto, emprendimos de nuevo la marcha, gozando en la
+alegría que los pequeños pastores habían de experimentar, cuando después
+de haber pasado nosotros salieran de su escondite recelosos e
+ignorantes de lo ocurrido, y se encontraran con la sorpresa que les
+habíamos preparado. Seguramente que ellos creerían que las hadas de la
+montaña les habrían hecho aquel regalo, escondiéndose después entre las
+sombras del bosque donde ellas viven.</p>
+
+<p>Habíamos caminado un buen rato, cuando oímos el eco de repetidas
+risotadas y alegres exclamaciones. Eran los pastorcillos que discutían
+entre el estupor que el hallazgo les hubo causado y la natural alegría
+que había producido en ellos tan inesperado acontecimiento.</p>
+
+<p>Como habíamos previsto, atribuyeron el hecho a las hadas del bosque,
+pero al contar a sus padres lo ocurrido, éstos le indicaron la verdad
+del suceso, que bien pronto adivinaron; tanto es así, que al día
+siguiente nos pagaron la sorpresa con otra sorpresa, pero de un modo muy
+delicado, según acostumbran aquellos buenos campesinos.</p>
+
+<p>Cuando un criado abrió la puerta de la casa que da a un patio abierto,
+se encontró cuatro cestitas de junco llenas de quesos, panecillos de
+manteca hechos en forma de zuecos y avellanas. Los pastorcillos que
+habían dejado allí aquellos regalos, se escondieron y pudieron oír
+también nuestras exclamaciones de asombro; misterio por misterio,
+ofrenda por ofrenda.</p>
+
+<p>Esta delicadeza de los campesinos nos encantó; no hemos sabido jamás a
+qué choza pertenecían los autores del anónimo presente.</p>
+
+<p>Aquellos cambios de atención entre los pobres campesinos y nosotros los
+ricos, según ellos nos llaman, son muy convenientes y ayudan a formar el
+corazón de nuestros pequeñuelos, enterneciéndolo de tal suerte, que no
+puedan los años y las vicisitudes de la vida endurecerlo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXIII" id="XXXIII"></a>XXXIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+22 de julio.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hemos vuelto de nuevo a Milly, nuestra morada antigua.</p>
+
+<p>Estoy muy lejos de la iglesia y lo siento; pero rezaré con igual fervor
+que en el templo, dentro de mi casa; Dios acoge la oración que se le
+dirige con fervor, proceda de donde quiera que sea: rezaré también en el
+campo. ¡Qué hermoso templo el de la Naturaleza!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Aquí hay muchos detalles exclusivamente domésticos que continúan el
+<i>diario</i> hasta el día 30. Después sigue de este modo:</p>
+
+
+<p>30 de julio.</p>
+
+<p>A las diez de la mañana de ayer salimos de Milly para Changrenon, donde
+vamos a pasar el día con los señores Rambuteau, nuestros vecinos. El
+señor Rambuteau (hijo) es un joven muy simpático, noble, distinguido, de
+un trato social muy fino y franco a la vez. La señorita de Rambuteau es
+hermosísima, y bien quisiera yo que mis hijas se le pareciesen. Esta
+joven es aquella célebre Madame de Mesgrigny, tan admirada por su
+belleza en la corte de Napoleón.</p>
+
+<p>Hemos sido obsequiados en casa de estos señores, entre otras cosas, con
+la ejecución de algunas piezas musicales cantadas al piano con una
+maestría incomparable por la señorita y su maestro: este profesor tiene
+una preciosa voz de bajo y se llama Brevaí, quien no desperdicia ocasión
+para educar a su discípula; ella, en cambio, hace honor a su maestro,
+pero la palidez de su rostro indica que debe fatigarse demasiado en el
+estudio.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>A la vuelta de Changrenon me encuentro con una carta de mi hermana en la
+cual me da noticias de mi hijo Alfonso, muy satisfactorias por cierto.
+Me participa también que uno de sus arrendatarios de Vaux, a quien
+durante la Revolución le había arrendado las tierras, le ha entregado
+cuatro mil pesos, después de haber reconocido por sí propio que lo que
+pagaba no era justo: además, se ha comprometido a pagarle por espacio de
+veinte años una asignación en frutos de la cosecha. De estos raros
+ejemplos de honradez y probidad debemos conservar eterno recuerdo.</p>
+
+<p>¡Si todos imitáramos al arrendatario de mi hermana, cuán felices
+fuéramos en el mundo!</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXIV" id="XXXIV"></a>XXXIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+31 de julio.<br />
+</p>
+
+
+<p>El día de hoy ha sido funesto para nosotros; una tempestad de granizo ha
+destruido nuestros viñedos. Esto es más sensible, por cuanto las cepas
+están cargadas de racimos que han sido destrozados por el furioso
+vendaval y el granizo que despedía a su paso. Estoy muy triste; pues que
+además de haber perjudicado nuestro pequeño bienestar, los pobres
+viñadores de la comarca quedan en la miseria. El sentimiento que en
+estos momentos agobia mi alma, indica que aun a pesar mío, estoy
+adherida a las cosas mundanas; creía que las cosas terrenas me eran
+indiferentes, y observo que al menor contratiempo sucumbo. ¡Oh, Dios
+mío! Que llegue con vuestra ayuda a comprender lo pasajero e
+insignificante de este mundo y lo eterno de los bienes del cielo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXV" id="XXXV"></a>XXXV</h3>
+
+<p class="fecha">
+10 de agosto de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>Me encuentro en cinta, y tanto a mi marido como a mí nos trae esto
+preocupados y tristes. ¿Cómo, siendo nuestra fortuna tan pequeña,
+habremos de sostener una familia tan numerosa? Es necesario resignarse;
+acaso este nuevo hijo que Dios me concede, será entre todos el que me
+proporcionará mayor satisfacción.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>El hijo a que mi madre se refiere, fue una niña que se llamó Sofía. Fue
+después esposa del conde de Lligonnés, gentilhombre de la Lozare; en
+este matrimonio tuvo una familia muy numerosa que fue modelo de virtud y
+de nobleza. Esta familia vive hoy en Mende, respetada y querida de
+todos.</p>
+
+<p>Las fechas que siguen a ésta, vienen consagradas a circunstancias
+exclusivamente domésticas, como son: recetas para la cura de
+enfermedades, observaciones médicas sobre el estado de los aldeanos
+enfermos que ella había aprendido a curar con ayuda de los libros de M.
+Tissot.</p>
+
+<p>Después anota algunos acontecimientos de poca importancia, al parecer,
+pero que en los pueblecitos son acontecimientos verdaderos, como por
+ejemplo:</p>
+
+
+<p class="fecha">
+26 de agosto.<br />
+</p>
+
+<p>Ayer ha venido aquí un mercader ambulante. Cuando estas gentes aparecen
+por aquí, el otoño se acerca. Esto fue un acontecimiento para los niños
+del lugar.</p>
+
+<p>No pensaba en desgracia alguna, cuando me han avisado que un niño ha
+caído dentro de la lejía caliente que su madre tenía para limpiar la
+ropa: ha sido un gran descuido.</p>
+
+<p>Espero salvar a la pobre criatura.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXVI" id="XXXVI"></a>XXXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+2 de septiembre de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>Estoy enferma de inquietud y sobresalto. Ayer fuimos otra vez castigados
+por una horrorosa tempestad que ha acabado de destruir nuestras
+cosechas. Se presentaba un año muy bueno, y apenas nos quedará para
+vivir y dar de comer a las pobres familias de nuestros trabajadores.
+Semejante desgracia nos obliga a hacer mayores economías. El proyecto
+que teníamos hecho de ir este verano a Mâcón con nuestras niñas, se ha
+frustrado y no sería extraño que hubiéramos de vender nuestro caballo y
+también el coche.</p>
+
+<p>Si Dios lo quiere así, paciencia; yo procuraré consolarme en mis
+desgracias, y no teniendo que agradecer nada a este mundo, tendré a él
+menos afición.</p>
+
+<p>Nada endurece, nada ilusiona tanto como la prosperidad; y lo que a la
+Naturaleza parece duro, es, acaso, una de las mayores gracias de Dios,
+que deseando atraernos al verdadero bien, nos priva de todo aquello que
+sólo es polvo. Si ayer me hubiera hecho estas reflexiones, hubiera sido
+mejor: me considero, por tanto, culpable de esta falta.</p>
+
+<p>Cuando nos ocurre alguna desgracia, mi marido sufre mucho en el acto,
+pero después tiene más valor que yo. Esta mañana me decía: «Siempre que
+ni tú ni mis hijos me falten de este mundo, lo demás poco me importa;
+mis bienes y mi felicidad están en vuestros corazones.» Después ha
+rezado conmigo mientras la tempestad bramaba furiosa y rompía las ramas
+de los árboles. Los pobres aldeanos lloraban en el patio al ver la
+catástrofe.</p>
+
+<p>He leído esta noche <i>Un viaje a los Pirineos</i>, por M. Dusaux. La lectura
+de este libro me ha interesado mucho, porque precisamente fue escrito en
+el año 1788, época en que yo debí, en compañía de mi madre, haber hecho
+un viaje por aquellos lugares; con bastante disgusto mío, hubimos de
+detenernos en casa de unos parientes que teníamos en Limoges, que tenían
+unas posesiones a seis leguas de la ciudad; pasamos allí una temporada;
+llegó la primavera y con ella la noticia de que la duquesa de Orleans
+necesitaba de la compañía y los consejos de mi madre, pues la Revolución
+había empezado en París. ¡Lástima grande haberme perdido este viaje a
+los Pirineos! Esos montes, esos valles, que yo conozco y que nacieron al
+mismo tiempo que las grandes obras de la creación, deben encerrar
+grandes maravillas, y las personas sentirán al verlos la aproximación
+del infinito.</p>
+
+<p>Durante las noches clarísimas, cuando el firmamento aparece cubierto de
+estrellas y pretendo contar uno por uno aquellos mundos de luz más
+grandes que el Sol y la Tierra, me consuelo ante aquellas miriadas de
+mundos de no haber podido visitar las pequeñas porciones de tierra que
+se llaman los Pirineos, o las insignificantes gotas de agua del Océano.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Hoy hace veinticuatro años que comulgué por vez primera. ¡Cómo se aleja
+la existencia! Sólo es un sueño la vida, ¡Dios mío! Dadme el sueño tan
+doloroso como queráis, pero concededme un buen despertar.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXVII" id="XXXVII"></a>XXXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+11 de septiembre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Han venido a pasar el día con nosotros mi cuñado y la señorita de
+Lamartine, su hermana. Me han dicho que mi buen hermano está bien de
+salud y que mi pobre hijo Alfonso ha ganado dos premios por su
+aplicación en el estudio, y que sus maestros están muy satisfechos de su
+comportamiento. Esta última noticia me ha enorgullecido bastante. Ruego
+a Dios perdone mi vanidad, pues yo no he contribuido en nada a la
+creación de la bondad que en el fondo del alma de mi hijo existe.</p>
+
+<p>Esta tarde hemos recibido la visita de Mme. de Lavernette, que se ha
+detenido aquí a su regreso de Lyón: me ha dicho que ha visto a mi
+querido hijo Alfonso y que sus profesores le han dicho que el pobrecito
+hace cuanto puede por salir airoso en la carrera.</p>
+
+<p>Su padre disimula la satisfacción que le causa el oír elogiar a su hijo,
+pero en realidad está más orgulloso que yo. ¿Cuánto durará esta
+satisfacción? Del niño al hombre hay una distancia grande. Mme.
+Lavernette me ha hecho entrega de una carta de Alfonso en la cual me
+dice que desea vivir con nosotros. Yo temo que cuando venga lo
+encontraré pálido, ojeroso y flaco. Y esto me tiene preocupada.</p>
+
+<p>Las madres no podemos ser felices nunca. Cuando tenemos motivos para
+felicitarnos, nosotras mismas envenenamos nuestra felicidad con
+presagios y presentimientos tristes.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXVIII" id="XXXVIII"></a>XXXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+18 de septiembre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy he ido a Mâcón a recibir a Alfonso.</p>
+
+<p>El corazón me late cuando pienso que de aquí a pocas horas veré a mi
+querido hijo.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Al fin, aunque algo tarde, ya ha llegado.</p>
+
+<p>He rogado a Dios en el oratorio de las señoras Forcard, religiosas
+exclaustradas que han hecho de su casa un convento. He calmado mi
+ansiedad al pie de los altares.</p>
+
+<p>Mi Alfonso ha llegado muy bien.</p>
+
+<p>Yo creo que no ha perdido la piedad que yo he procurado comunicarle;
+esto me causa mucho temor.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XXXIX" id="XXXIX"></a>XXXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+23 de septiembre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy ha comido con nosotros M. Blondel, antiguo amigo nuestro. En la mesa
+hemos hablado (tal vez demasiado) de Alfonso. Hemos leído algunos de sus
+escritos y una composición poética que hizo por encargo de su padre,
+habiendo quedado todos muy satisfechos y particularmente yo, de las
+condiciones y el talento que parece poseer mi hijo. Acaso sean estos
+pensamientos únicamente dictados por el amor de una madre, que siempre
+ve en sus hijos agrandadas sus buenas cualidades y empequeñecidas las
+malas.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Sigue el <i>diario</i> conteniendo detalles minuciosos y demasiado íntimos
+que se relacionan únicamente con la vida doméstica.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XL" id="XL"></a>XL</h3>
+
+<p class="fecha">
+6 de octubre de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>¡Cómo pasa el tiempo! Hoy es para mí una fecha memorable. ¡Doce años han
+transcurrido!</p>
+
+<p>Lo recuerdo perfectamente. Era aquel famoso 6 de octubre, tan fatal para
+la real familia de Versalles, y yo me encontraba entonces en Chatou
+junto con mi madre. Las dos regresábamos de Mesnil con intención de
+llegar hasta París; hubo necesidad de caballos para reforzar el tiro, y
+a falta de éstos hicimos noche en Chatou, alojándonos en casa de Mme.
+Duperron, amiga nuestra. Esta interrupción de nuestro viaje fue para
+nosotras una suerte, porque París bullía entre las agitaciones
+revolucionarias. En casa de M. Duperron pasamos la noche en continua
+alarma, pues M. de Lambert, su yerno, se encontraba de servicio militar
+en el palacio de Versalles. La esposa, los hijos, toda la familia, en
+fin, temblaban por su vida.</p>
+
+<p>Después de algunos días pasados en Chatou, nos dirigimos a Lyón sin
+pasar por París, acompañándonos Mme. Montbriand. Esta señora había sido
+como yo, canonesa de Salles.</p>
+
+<p>Este viaje determinó mi casamiento con el caballero Lamartine. Cierto
+día nos vimos en el capítulo de Salles, en casa de la condesa Lamartine
+y desde entonces ya nos amamos siempre.</p>
+
+<p>Nos detuvimos veinticuatro horas en Mâcón, porque hubo necesidad de que
+arreglaran el carruaje, uno de cuyos ejes estaba roto y tuvimos ocasión
+de visitar a toda la familia Lamartine, que nos obsequió en extremo.
+Estaba a la sazón el caballero Lamartine incorporado al regimiento.
+Durante el día que pasé en Mâcón creí haberme atraído las simpatías de
+su familia, desapareciendo alguna pequeña dificultad, que a causa de no
+conocerme a fondo habían puesto para el casamiento. Este quedó
+concertado.</p>
+
+<p>Me complazco en recordar todos los detalles ocurridos durante aquella
+semana del mes de octubre, porque a ellos debo mi felicidad.</p>
+
+<p>Doy gracias a Dios por haberme conducido otra vez a Mâcón, donde en
+compañía de mi marido y de mis hijos soy feliz y afortunada.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLI" id="XLI"></a>XLI</h3>
+
+
+<p>El día 7 de octubre y los siguientes no tienen interés.</p>
+
+
+<p class="fecha">
+11 de octubre.<br />
+</p>
+
+<p>Mi madre me dice en carta que hoy he recibido, que se dispone a volver
+de Alemania con la señorita de Orleans; esta joven princesa tiene un
+miedo terrible al mar y no quiero atravesar la Francia; por estas
+causas todavía no han resuelto hacer el viaje a España.</p>
+
+<p>Ayer fui en compañía de mi cuñado a un pueblecito de Champagne junto al
+castillo de Peronne, perteneciente a mi familia. M. de Lamartine me ha
+enseñado una casita que acaba de edificar en el pueblo, la cual quedará
+como herencia para nuestros hijos. Mi cuñado habla de ellos como un
+verdadero padre de familia.</p>
+
+<p>Con todas estas tierras que deben heredar de sus tíos, tendrán mis hijos
+un buen porvenir. ¡Quiera Dios que sean ricos en honor y piedad, que es
+lo que constituye la verdadera riqueza!</p>
+
+<p>Diariamente hago leer a mi hijo Alfonso una parte de un libro religioso
+escrito por un sacerdote alemán: en este libro se aprende a comprender
+la religión y su emanación de la Naturaleza. La inteligencia de Alfonso
+me satisface, pero temo haya de darle algún disgusto su carácter
+demasiado altivo e imperioso, si no se corrige. Con mucha frecuencia se
+incomoda con sus hermanos, y esto me disgusta.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLII" id="XLII"></a>XLII</h3>
+
+<p class="fecha">
+9 de noviembre de 1801.<br />
+</p>
+
+
+<p>Las ocupaciones no me han permitido continuar este <i>diario</i> hasta hoy.</p>
+
+<p>En este momento llego de Lyón; he ido a acompañar a mi hijo al colegio.
+Esta nueva separación de mi Alfonso me ha causado hondo pesar. Durante
+la misa que esta mañana he oído en la capilla del establecimiento, sólo
+veía los hermosos cabellos rubios de mi hijo en medio de aquella
+multitud de cabecitas puras como las de un ángel.</p>
+
+<p>¡Qué sensible es, Dios mío, haber de abandonar a manos mercenarias el
+tierno pimpollo de nuestro corazón!</p>
+
+<p>Al salir de la iglesia he experimentado una profunda melancolía. Ni la
+isla de Baebey de Fourvieres, las pintorescas montañas del Saona, ni el
+bullicio de las gentes que bajan por la pendiente de la Cruz Roja y
+Lyón, han conseguido distraer mi imaginación. Parecía yo al Abraham
+bíblico cuando vuelve la vista para contemplar a Agar y su hijo,
+abandonados en el desierto, menos peligroso ciertamente que esta
+multitud inmensa, donde las madres, obligadas por la sociedad, abandonan
+a sus hijos.</p>
+
+<p>Todo el día de hoy lo he pasado en compañía de Mme. de Vaux, mi buena
+hermana, y mezclado mis lágrimas a las suyas, pues también es muy
+desgraciada.</p>
+
+<p>Ocho días he pasado en Lyón para poder ver alguna vez más a mi Alfonso y
+con el fin de acostumbrarme a estar separada de él.</p>
+
+<p>El abate Lamartine, que habita en su propiedad próxima a Dijón, nos cede
+su casita próxima a la calle de Ursulinas en Mâcón, donde pasaremos el
+invierno. Esta casa está junto al palacio de la familia que habitan mi
+hermano político M. de Lamartine y sus dos hermanas.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>El día 10 de enero de 1802 está anotado únicamente con acciones de
+gracias a la Providencia por los beneficios recibidos durante el año
+pasado.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLIII" id="XLIII"></a>XLIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+7 de enero de 1802.<br />
+</p>
+
+
+<p>Bonaparte ha pasado por aquí en dirección a Lyón, para presidir los
+«Cisalpinos». ¡Quién sabe lo que resultará de tal reunión!</p>
+
+<p>En este momento acabo de escribir a mi madre que se encuentra en Liorna
+preparándose para embarcar con dirección a España, acompañando a la
+señorita de Orleans. Que tenga un feliz viaje y Dios bendiga las aguas
+que han de atravesar para que no le sucedan las desgracias que tanto
+teme. M. de Pierreclos ha sido borrado de la lista de los emigrados y
+nos ha visitado hoy. Viene de Lyón y ha visto a mi Alfonso, que se
+encontraba con sus profesores en la plaza de Bellecour, de Lyón,
+presenciando la revista militar pasada por Bonaparte.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Durante el invierno de 1802, sólo contiene el <i>diario</i> las impresiones
+de un alma que continuamente se perfecciona por medio del examen de ella
+misma, y que lucha continuamente contra las debilidades que le acosan.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLIV" id="XLIV"></a>XLIV</h3>
+
+
+<p>El 17 de abril, nuestra madre vuelve al campo y recibe algunas cartas de
+España.</p>
+
+<p>He recibido estos días una carta de mi madre anunciándome su llegada a
+Barcelona (España). Me dice que durante el viaje ha sufrido muchos
+contratiempos, entre otros una tempestad en la travesía de Liorna, al
+puerto de Rosas, que duró tres días. Momentos después de haber
+desembarcado en Rosas, se fue a pique el buque que las había conducido.</p>
+
+<p>La entrevista entre la señora duquesa de Orleans y su hija ha sido muy
+tierna: Once años hacía que la Revolución las tenía separadas.</p>
+
+<p>No me dice mi madre cuándo volverá a Francia.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLV" id="XLV"></a>XLV</h3>
+
+<p class="fecha">
+5 de septiembre de 1802.<br />
+</p>
+
+
+<p>La causa de haber interrumpido por tanto tiempo este <i>diario</i>, ha sido
+porque el día 18 de agosto hube de guardar cama a consecuencia de haber
+dado a luz una niña, la cual estoy criando yo misma del mismo modo que
+hice con sus hermanos. Ha venido mi hermana para asistirme.</p>
+
+<p>Hemos establecido en casa la costumbre de rezar todos juntos, amos y
+criados. Esto ha de ser de mucha utilidad, si se quiere que sea la casa
+según la escritura dice: «Una casa de hermanos». La comunión de amos y
+criados arrodillados ante Dios, que no distingue entre pequeños y
+grandes, levanta el espíritu a elevadas regiones, llamando a los unos a
+la igualdad cristiana y a los otros al fiel cumplimiento de sus deberes
+religiosos y morales.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p class="fecha">
+7 de septiembre.<br />
+</p>
+
+<p>Mi madre está de vuelta a París, y ya ha salido de España.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLVI" id="XLVI"></a>XLVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+2 de octubre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Me encuentro en Saint-Point desde ayer, en compañía de Alfonso, Cecilia
+y Eugenia; durante el viaje los niños se han divertido mucho. Alfonso,
+particularmente, estaba embriagado de alegría al verse caballero en una
+mula.</p>
+
+<p>Hemos cogido las uvas del emparrado, de las cuales sacaremos dos toneles
+de vino. Mi esposo ha comprado unas fincas con el dinero que su hermano
+le ha prestado. Estas fincas le han costado diez mil pesos. ¡Dios quiera
+que hagamos fortuna para poder legar a nuestros hijos una pequeña
+posición que les permita vivir sin privaciones!</p>
+
+<p>Tengo en mi poder las <i>Confesiones de San Agustín</i>, libro que estimo
+muchísimo; esta mañana he visto con placer que Alfonso lo estaba
+leyendo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLVII" id="XLVII"></a>XLVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+28 de octubre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Con la mayor tristeza he vuelto a acompañar a mi Alfonso a Lyón. Mi
+madre me ruega, en todas las cartas que me escribe, que vaya a
+consolarla: se encuentra en Rieux, pequeño pueblo junto a Mont-Mirail. A
+su regreso ha encontrado todos sus asuntos tan embrollados, que la pobre
+está disgustadísima. Iré sola, porque no quisiera agravar sus gastos;
+fuera muy mal hecho el que yo favoreciera mis comodidades mientras mi
+madre sufre acaso la pérdida de sus bienes.</p>
+
+<p>Con el objeto de emprender el viaje con entera libertad, he dado a criar
+mi pequeñita a una robusta aldeana de Milly. El viaje que voy a
+emprender es largo, pero me siento tan ágil como si tuviera quince años.
+Ayer fui a oír misa a Bussiers e hice el camino a pie, aunque el
+trayecto es largo y malo y el tiempo estaba lluvioso, no sentí molestia
+alguna. Recuerdo mis buenos tiempos de niña y los paseos que hacía en
+compañía de mi padre y de mi hermana desde el castillo de Saint-Cloud al
+de Meudon.</p>
+
+<p>Ha muerto mi pobre tía, mi institutriz durante los años de mi infancia.
+Estoy preocupada por la suerte de la anciana Jacquelina, su camarera y
+mi segunda madre: temo habrá de encontrarse, después de le muerte de mi
+tía, completamente sola y en la indigencia acaso.</p>
+
+<p>Yo desearía recogerla en mi casa, pero la familia se opone a ello, y mi
+marido teme, con sobrada razón, agraviar a sus hermanos, de quienes
+dependemos, pero me ha propuesto que podemos pagar secretamente una
+pensión a la pobre Jacquelina, con la cual podrá la viejecita estar al
+abrigo de la miseria y la soledad. Yo bien quisiera atender a esta mujer
+como ella seguramente me atendería a mí si me encontrase en su lugar;
+pero haré cuanto pueda en su favor, librándola desde luego de la
+indigencia y proporcionándole cuantas comodidades permitan mis pocos
+recursos.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLVIII" id="XLVIII"></a>XLVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+17 de diciembre de 1802.<br />
+</p>
+
+
+<p>Alfonso se ha fugado del colegio con dos de sus compañeros. A unas seis
+leguas de Lyón los han alcanzado.</p>
+
+<p>Comprendo que la sujeción del colegio se le hace insoportable, y esto me
+tiene disgustadísima. La independencia de carácter de mi hijo me
+espanta. Procuraré que escriba a su padre pidiéndole perdón por la
+falta que ha cometido.</p>
+
+<p>Todos los días leo las <i>Confesiones</i>, que procuro imitar en lo posible:
+trataré de hacer como Santa Mónica, rogando sin cesar por mis hijos.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XLIX" id="XLIX"></a>XLIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+14 de enero de 1803.<br />
+</p>
+
+
+<p>He llegado ayer a Rieux, después de un viaje muy penoso y de haberme
+detenido en París algunos días. Desde Coulomiers a Rieux he tenido
+necesidad de hacer el viaje montada en un caballo de alquiler, conducido
+por un muchacho. Hacía un viento norte muy frío, y no creo que en
+Siberia pueda sufrirse tanto como yo he sufrido al atravesar aquellos
+montes nevados.</p>
+
+<p>¡Qué alegría ha tenido mi pobre madre al verme!</p>
+
+<p>Ya estoy instalada en mi querida casita de Rieux, donde he pasado tantos
+veranos durante mi infancia, pero en estos lugares no se encuentra
+aquello que en otros tiempos los vivificaba. Al lado de mi madre olvido
+todas las penas. La pobre está muy desfigurada, efecto sin duda de los
+disgustos que ha sufrido en viajes y destierros. Ella disfruta
+contándome muchas veces cosas interesantes que se refieren a nuestra
+familia y a los viajes que ha hecho acompañando a las princesas. Me
+admira su resolución, su prudencia ante los grandes peligros y su
+cautela y firmeza en los actos que realiza. Está muy vieja ciertamente,
+pero conserva en su espíritu la juvenil frescura de otros tiempos. Es
+muy sensible encontrarse a su edad en la precaria situación que ella se
+encuentra. Yo quisiera ser bastante rica para restablecer su fortuna;
+pero es muy poco lo que puedo distraer de las atenciones de mis hijos.
+Deseo consignar en este <i>diario</i> cuanto ella me cuente de notable.</p>
+
+<p>Ayer me dijo que nuestra familia desciende de Vivarais, y que una joven
+de Roys tiene aún como heredera de la rama principal de la casa el feudo
+de Rubec, en Montfaucon. Después de la actual poseedora, este feudo debe
+pasar a mi madre: acaso entonces pueda vivir con más desahogo. Por falta
+de recursos se ha visto obligada a suprimir la camarera, y a su edad
+esto es muy penoso. Siempre me acuerdo de sus privaciones cuando
+pretendo quejarme de mi suerte.</p>
+
+<p>¡Que Dios auxilie a esta pobre anciana!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Mi madre me ha contado esta noche muchas cosas referentes a Mme. de
+Reyniere, viuda de su arrendador y algo parienta nuestra.</p>
+
+<p>M. de Orsay, también pariente nuestro, contrajo matrimonio con una
+princesa alemana, parienta del rey de Prusia: un hijo de este matrimonio
+se ha casado con una princesa italiana.</p>
+
+<p>Durante estas conversaciones sostenidas junto al hogar, recuerdo las
+personas con quienes he vivido durante mi infancia, y de las cuales
+quedan muy pocas, después de la terrible sacudida revolucionaria.</p>
+
+<p>Quiero dejar aquí consignada una anécdota muy original, relacionada con
+Juan Jacobo Rousseau y la mariscala de Luxemburgo, con la cual mi madre
+estaba unida muy íntimamente.</p>
+
+<p>Era la mariscala de Luxemburgo amiga de Rousseau: por casualidad supo
+aquélla que la mujer con quien éste vivía estaba en cinta; sin duda,
+creyendo que Rousseau quería mandar este nuevo hijo a la Inclusa, como
+había hecho con otros, dirigiose a M. Trouchin, de Génova, amigo de
+Rousseau, y le encargó que tan pronto la criatura viniera al mundo,
+hiciera los posibles por mandársela, para ella encargarse de su cuidado.
+M. Trouchin habló de este asunto con su amigo Rousseau, quien al parecer
+consintió en que la mariscala fuera satisfecha en sus deseos, los cuales
+fueron muy del agrado de la madre de la futura criatura. Tan luego esta
+buena mujer dio a luz, avisó a M. Trouchin, el cual presentose en
+seguida en la casa, donde le mostraron un hermoso niño. Quedaron
+convenidos para el día siguiente en hacerse cargo de la criatura, pero
+tan pronto hubo salido M. Trouchin, su amigo Rousseau, embozado en un
+capote de paño oscuro, se aproximó al lecho de la recién parida, y a
+pesar de sus lágrimas, cogió él mismo a su hijo y se lo llevó al
+Hospicio, perdiéndolo para siempre, pues ni siquiera le puso al
+entregarlo marca de reconocimiento.</p>
+
+<p>Aquí tienes, hija mía&mdash;dijo mi madre,&mdash;el hombre sensible como dicen las
+gentes.</p>
+
+<p>¡Insensato, le llamo yo, cuya enfermedad cerebral le ha destrozado el
+corazón!</p>
+
+<p>Si el genio no es acompañado del buen sentido, no es genio, es locura;
+buena prueba de ello son el Tasso y Rousseau.</p>
+
+<p>Si Dios nos envía el genio, bien venido sea, pero una madre solamente
+debe desear para sus hijos el buen sentido.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Está nevando copiosamente y hace un frío intensísimo. La campiña se
+halla cubierta de nieve. Paso el rato leyendo a Tácito y otros
+historiadores de la antigüedad que tanto gustan a mi madre.</p>
+
+<p>Seguramente, que estas aficiones de mi madre debieron nacer a
+consecuencia de su trato con los filósofos y literatos que, en otro
+tiempo, frecuentaban sus salones.</p>
+
+<p>Mi madre tiene en compañía un sacerdote; llámase este venerable abate
+Chauveau y es hombre de mucho mérito. Esta mañana nos ha dicho misa. En
+el templo había un bautizo y esto me ha recordado a mis pobres hijos:
+los bautizos me enternecen siempre.</p>
+
+<p>He visitado hoy a una pobre mujer recién parida, enferma y sin recursos.
+Al reflexionar sobre su miseria y las atenciones de que yo me hallaba
+rodeada, he tomado la resolución de no regatear nada, alimentos, ropas,
+leñas, dinero, todo, en fin, cuanto pueda facilitar con mis economías a
+esta pobre mujer.</p>
+
+<p>¡Cuánto se sienten los ajenos sufrimientos cuando uno los ha probado! Es
+muy buena la caridad que se ejerce indirectamente, pero resulta más
+eficaz aquella que se hace frente a frente, de corazón a corazón. ¡Que
+Dios me inspire con frecuencia en estas resoluciones, y no permita que
+olvide el cumplimiento de mis deberes!</p>
+
+<p>La noche pasada he leído a Tácito. Este historiador me entretiene y
+casi edifica con sus narraciones; los otros solamente me instruyen.
+Tiene mi padre una biblioteca rica en libros de historia; por fortuna no
+hay ni siquiera una novela.</p>
+
+<p>Mi madre ha escrito hoy una carta a la señorita de Orleans, que se
+encuentra en España, y ha querido que yo también le escriba dos
+renglones. Después de esto, hemos salido a paseo y llegado hasta
+Mont-Mirail, visitando al mismo tiempo los amigos de la familia. En este
+pueblo nos han hablado muy bien de los señores de
+Larochefoucauld-Dondeau, que tienen aquí un castillo en el cual reparten
+abundantes limosnas a los pobres de la comarca. No hace muchos días que
+estos señores han perdido la única hija que tenían; solamente les queda
+un hijo que, según dicen, es un guapo mozo de dieciocho años (hoy duque
+de Larochefoucauld), del cual se cuentan rasgos de bondad con los
+aldeanos de estas cercanías.</p>
+
+<p>Ha llegado ayer mi desgraciado hermano y hecho las paces con mi madre.
+Todo le ha sido perdonado y parece en su aire muy formal. Nos ha dicho
+que desea marchar a Inglaterra, donde mi madre lo recomendará a los
+príncipes de Orleans, que estoy segura harán por él cuanto puedan.</p>
+
+
+
+<h3><a name="L" id="L"></a>L</h3>
+
+
+<p>Vuelve mi madre a Milly durante la primavera y expresa en su <i>diario</i> la
+alegría que experimentó al ver de nuevo a su marido y sus hijos. Después
+pasa a Lyón para informarse de los motivos que tuvo su hijo para
+escaparse del colegio, tomando después de esto la resolución de que
+termine sus estudios en otra casa algo más religiosa y paternal que la
+que en la actualidad se encontraba.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Sigue el <i>diario</i>:</p>
+
+<p>Ayer hice en Lyón algunas compras de telas para arreglar mi cama; he
+gastado poco, pues no quiero gastar lo superfluo mientras hay quien
+carece de lo necesario.</p>
+
+<p>Estos días se habla mucho de la guerra con Inglaterra: mi hermano me ha
+escrito desde allí diciéndome que está muy bien colocado; pero si la
+guerra se declara, ¡quién sabe cuál será su suerte!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Hoy he comprado un libro nuevo que he leído esta noche; se titula <i>Genio
+del Cristianismo</i>; está escrito por M. de Chateaubriand. Yo no sé si
+seré competente para juzgar esta nueva obra, pero me encanta su lectura.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Siguen tres meses cuyas fechas llenan el <i>diario</i> con detalles
+domésticos y exámenes de sus faltas.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LI" id="LI"></a>LI</h3>
+
+<p class="fecha">
+Belley, 23 de octubre de 1803.<br />
+</p>
+
+
+<p>He podido conseguir de mi marido y de mis hermanos permiso para
+trasladar a mi Alfonso del colegio de Lyón al de los Jesuitas
+establecido en Belley, al lado de la frontera de la Saboya. Yo misma le
+he acompañado; y después de haberlo dejado bajo la confianza de los
+padres, he llorado mucho.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LII" id="LII"></a>LII</h3>
+
+<p class="fecha">
+27 de octubre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Esta mañana he visto a mi hijo desde las rendijas que hay en la cerca
+del patio del colegio. ¡Pobrecito! Estaba allí en medio de sus
+compañeros y a pesar de esto lo he distinguido en seguida. El también me
+ha visto y ha venido a decirme que estaba muy contento con sus nuevos
+maestros y condiscípulos.</p>
+
+<p>He visitado al abate Montuzer, antiguo prior del capítulo de canonesas
+de Salles.</p>
+
+<p>Al anochecer he partido hacia Mâcón y al pasar por frente al colegio de
+los Jesuitas, he visto a los colegiales y oído sus gritos alegres: por
+fortuna, mi hijo no ha salido a la verja para ver pasar el coche; yo me
+alegro mucho, porque hubiéramos tenido un disgusto grande y no conviene
+enternecer demasiado el corazón de estos niños que mañana serán hombres
+y necesitarán en ocasiones dureza de corazón para sufrir las
+adversidades de la suerte.</p>
+
+<p>Yo he llorado mucho durante el día de hoy.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LIII" id="LIII"></a>LIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+29 de octubre.<br />
+</p>
+
+
+<p>A mi llegada a Mâcón he recibido tristes noticias de mi pobre madre. Mi
+hermano se ha visto obligado a dejar el empleo que tenía en Inglaterra,
+con motivo de la guerra, y otra vez vuelve a ser una pesada carga para
+mi madre, que está vendiendo lo que resta de nuestra posesión de Rieux
+para pagar las deudas contraídas durante sus viajes.</p>
+
+<p>Mi hermana me escribe también diciéndome que está muy contenta porque la
+señorita de Villars la ha prestado sin interés alguno y a devolver
+cuando pueda, mil escudos; esto le ayudará en sus apuros; la señorita de
+Villars cumple sus votos de pobreza a pesar de haberle relevado de ellos
+la Revolución y el Papa al abolir el capítulo. Ella reparte su numerosa
+fortuna entre su familia y las antiguas compañeras pobres del capítulo
+de Salles y pasa pensiones vitalicias a seis o siete de ellas que se
+encuentran en la mayor necesidad. No falta quien critica la economía en
+que vive, pero Dios y los pobres la bendicen diariamente.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LIV" id="LIV"></a>LIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+6 de marzo de 1804.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy hace catorce años que tuve la suerte de casarme con un hombre cuyo
+corazón es el de un ángel. Siempre me figuré que era generoso y
+caballero, pero ignoraba que estas condiciones llegaran a la perfección.
+Solamente vive para mí y para sus hijos, aunque algo inquieto por las
+dificultades que le ofrece nuestra escasa fortuna para sostener una
+familia tan numerosa. Yo rogaré a la Providencia que nos asista, y
+procuraré por mi parte aliviar su pena. Confío en Dios, y esta es sin
+duda mi única virtud; pues reconozco, por lo demás, las imperfecciones
+que tengo.</p>
+
+<p>Para solemnizar el aniversario de mi matrimonio, he mandado a mi hermano
+doscientos pesos; para ello he hecho un sacrificio, pero estoy muy
+satisfecha de haberlo verificado.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LV" id="LV"></a>LV</h3>
+
+<p class="fecha">
+16 de marzo.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy he visto en el cementerio de Bussieres un cuerpo de mujer muy bien
+conservado, a pesar de haber transcurrido muchos años desde su
+enterramiento. Debió ser una hermosísima mujer a juzgar por las
+apariencias. Tiene en el dedo un anillo nupcial y un rosario engarzado
+en las manos. Parece que está dormida, y espera de este modo el eterno
+despertar. Tengo para mí que debe ser una santa, cuyo cuerpo ha querido
+Dios conservar intacto para diferenciarle de los demás.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LVI" id="LVI"></a>LVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+20 de marzo.<br />
+</p>
+
+
+<p>¡Triste de mí! ¡Qué día tan desgraciado el de hoy para esta pobre mujer!
+Al llegar hoy a casa he encontrado sobre la chimenea una carta de mi
+hermana dirigida a mi esposo: la he abierto (pues para ello estoy
+autorizada), y ¡oh, Dios mío!... he leído en ella que mi hermano ha
+muerto de una manera trágica. ¿Qué será de mi madre ante esta horrible
+desgracia? ¡Dios mío! ¡Dios mío! Auxiliad a mi desgraciada madre y tened
+piedad de mi pobre hermano: perdonadle sus faltas, sed con él
+misericordioso.</p>
+
+<p>Después de recibir tan infausta noticia, sólo he salido de casa para ir
+a la iglesia. Yo espero que mi hermano estará en el cielo, porque mi
+hermana me dice que ha muerto en el seno de la religión cristiana.</p>
+
+<p>Estoy muy desconsolada, y mi alma sólo encuentra alivio en aquello que
+la aproxima a la Divinidad.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Estos días hemos celebrado los funerales por el eterno descanso del alma
+de mi hermano. Me han acompañado a la iglesia cuatro de mis hijas. He
+llorado al ver las muchachas del pueblo vestidas de blanco, según
+costumbre en estos casos, entonando cánticos fúnebres, y muchos jóvenes
+orando con gran recogimiento. Yo espero que Dios habrá oído las
+plegarias de estas buenas gentes, y se apiadará de nosotros y de mi
+hermano.</p>
+
+<p>He tenido noticias de que mi madre sufre mucho: en París se ha creído
+que mi hermano estaba complicado en una conspiración contra Bonaparte.
+Yo no lo creo, porque ni medios ni voluntad tenía para estas cosas. Sin
+duda su regreso de Inglaterra ha despertado sospechas e inducido a este
+error, porque después de muerto han ido a registrar su domicilio, y sólo
+han encontrado papeles que indicaban sus aficiones literarias.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LVII" id="LVII"></a>LVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+21 de marzo.<br />
+</p>
+
+
+<p>Esta mañana he leído una novela de Mme. de Genlis, que se refiere a la
+señorita de La Valliere. La novela tiene algo de histórico y está bien
+escrita, pero me parece su lectura algo peligrosa para la juventud. Por
+mi parte, me ha sugerido únicamente reflexiones sobre lo pasajero de
+las cosas humanas y la insuficiencia del poderío de la tierra para hacer
+feliz a un alma grande. Lo terreno no puede satisfacerle, y sólo en Dios
+encuentra reposo a sus agitaciones.</p>
+
+<p>¡Oh, Dios mío! Cada día siento mayor necesidad de consagrarme a Vos
+únicamente y de sacrificároslo todo. Mi alma, emanación de la vuestra
+es, y no puede encontrar la paz sin estar unida a lo que es su principio
+y fin.</p>
+
+<p>¡Perdón, Señor!... Esta mañana he cometido un pecado. A una pobre
+muchacha que me ha pedido favor, le he contestado con desprecio y he
+sentido un poco de orgullo al hablar con ella. Me arrepiento de ello, y
+me impongo la obligación de servir y complacer en cuanto pueda a esta
+pobre muchacha. Este arrepentimiento y esta obligación que me impongo,
+debiera hacerla cien veces cada día.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LVIII" id="LVIII"></a>LVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+24 de marzo.<br />
+</p>
+
+
+<p>Empiezan a encanecer mis cabellos. El tiempo se va y yo ignoro lo que he
+hecho de mi juventud. La eternidad me advierte que debo emplear los días
+que me restan de estar en la tierra en hacer bien al prójimo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LIX" id="LIX"></a>LIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 17 junio de 1804.<br />
+</p>
+
+
+<p>Estoy tranquila; he recibido carta de mi hermana, en la que me da
+mejores noticias de mi madre. Creo que está ya en completa
+convalecencia; habla asimismo de ir a vivir a Mont-Mirail. Ayer mi
+marido recibió otra carta de mi hermana que me ha llenado de inquietud.
+Dice que en dos días la enfermedad de nuestra madre se ha agravado
+seriamente. Temo un fatal desenlace.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Esta triste confirmación ha venido en el preciso momento en que la
+señorita de Monceau y mis hijos iban a regalarme un ramillete. Tan
+infausta nueva ha envenenado el placer que semejante agasajo nos
+preparaba. Debía ir yo, por lo tanto, a comer a Monceau, pero no he
+querido ir, mandando sólo a mis hijos con su padre.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LX" id="LX"></a>LX</h3>
+
+
+<p>¡Dios tenga compasión de mi madre! su gran caridad, sus bondades y otras
+mil virtudes que ha practicado durante su vida, pueden haberla
+tranquilizado en estos momentos. Pero ¡ay! ¡era tan triste su situación!
+Muchas inquietudes y penas son otros tantos motivos de consuelo. Ha
+sucumbido a sus penas mejor que a sus años. La triste idea de que no he
+de volverla a ver en este mundo, me asusta cuando fijo mis ojos en la
+tierra.</p>
+
+<p>Mi abuela vivió hasta los noventa y dos años, yo esperaba igual
+longevidad para mi madre. Parece que en su testamento, que no ha podido
+firmar, ha favorecido a mi hermana. Mi conciencia no estaría tranquila
+si se dejase de acatar semejante voluntad, manifestada por ella, aunque
+no escrita. No ha de haber dificultad alguna para que se cumpla, puesto
+que mi marido piensa como yo sobre este particular.</p>
+
+<p>Escribo esta mañana a la señorita de Orleans esta triste noticia,
+rogándola se sirva comunicársela cautelosamente a la señora duquesa, su
+madre.</p>
+
+<p>Mi marido acaba de suscribir la renuncia que yo deseaba en favor de mi
+hermana. Esta va a comprar la finca de Rieux, donde pasamos tan alegres
+días durante nuestra niñez.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXI" id="LXI"></a>LXI</h3>
+
+<p class="fecha">
+14 de septiembre de 1804.<br />
+</p>
+
+
+<p>Me hallo en Belley, adonde he ido a buscar a mi Alfonso para las
+vacaciones. Le he visto en el patio en cuanto he llegado; estaba tan
+emocionado como yo misma: ha venido corriendo, y tan pálido, que llegué
+a creer que iba a desvanecerse. ¡Ah! ¡Cómo nos hemos abrazado los dos!
+¡Pobre hijo mío!</p>
+
+<p>Mañana ha de pronunciar un discurso, con motivo de los ejercicios con
+que los jesuitas tienen costumbre de manifestar en público los adelantos
+de sus mejores discípulos. Esto me preocupa tanto como si fuese yo quien
+debiese hablar.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Hay aquí una larga interrupción.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXII" id="LXII"></a>LXII</h3>
+
+<p class="fecha">
+5 de febrero de 1805.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy he asistido a una toma de hábito de religiosas hospitalarias, en el
+hospital de Mâcón. En el discurso que en semejantes casos se acostumbra
+a hacer, se ha dicho que las que acogía la religión, abrazaban para
+toda la vida un estado de mortificación y penitencia, y ceñían una
+corona de espinas a su cabeza. Yo he admirado mucho tanta devoción; pero
+he reflexionado sobre la de las madres de familia, que cumplen sus
+deberes, y creo que también se aproximan a Dios sin tomar el hábito
+religioso. Y debe calcularse que, cuando se casa una mujer, hace voto de
+pobreza, puesto que pone toda su fortuna en manos de su marido, de la
+cual no puede disponer sin su permiso. Hace también voto de obediencia a
+su propio marido y de castidad, puesto que tampoco le es permitido dar
+oídos a la menor palabra amorosa de otros hombres.</p>
+
+<p>Se consagra igualmente a la caridad, que ejerce a la par con su marido,
+sus hijos y sus criados, a quienes tiene obligación de cuidar en sus
+enfermedades, e instruirles, dándoles buenos consejos. No tengo, pues,
+nada que envidiar a las hermanas hospitalarias: yo también cuidaré de
+cumplir fielmente mis deberes, tan difíciles como los suyos y quién sabe
+si algo más. Estas reflexiones han endulzado mucho mi espíritu, y he
+vuelto a renovar ante Dios los juramentos que hice al contraer
+matrimonio, rogándole me conceda la gracia y fuerzas indispensables para
+cumplirlos exactamente.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXIII" id="LXIII"></a>LXIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo de Ramos de 1805.<br />
+</p>
+
+
+<p>Reina por estos contornos un extraordinario bullicio con motivo de la
+próxima llegada del Emperador. Mi hermana se encuentra todavía a mi
+lado; ambas estamos muy inquietas porque se nos ha dicho que debemos
+dar alojamiento a Monseñor de Pradt, obispo de Poitiers, limosnero del
+Emperador, y más tarde arzobispo de Malines, tan célebre por su
+adulación y por su ingratitud con Napoleón, después de su caída. Me
+desagrada tener que hospedar a semejante personaje.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXIV" id="LXIV"></a>LXIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+Lyón, 26 de abril de 1805.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mi venida a Lyón ha tenido por objeto ver al Papa.</p>
+
+<p>Estoy aquí en compañía de mi hermana. He visto al santo padre cuando
+paseaba por el jardín del palacio del obispo. Ayer estuve a oír la misa
+del Papa en la iglesia de San Juan; vi perfectamente todas las
+ceremonias, pero me costó mucho trabajo poder llegar hasta su trono para
+besarle la chinela; sin embargo, tuve por fin esta satisfacción. Este
+anciano tiene verdaderamente el aspecto de un santo, como también
+algunos de los prelados que le acompañan.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXV" id="LXV"></a>LXV</h3>
+
+<p class="fecha">
+12 de mayo de 1805.<br />
+</p>
+
+
+<p>Aumenta nuestra fortuna: mi marido acaba de comprar la casa de M. de
+Ozenay; tiene un jardincito, y es muy espaciosa; la amueblaremos para
+habitarla este verano, Dios mediante.</p>
+
+<p>Mi marido me entrega ciento veinte pesos mensuales y los frutos
+naturales que proceden de nuestras dos fincas, para sostener la casa y
+pagar el colegio de Alfonso, lo cual es más que suficiente. Cada día
+admiro más las prodigalidades de la divina Providencia para con
+nosotros.</p>
+
+<p>Mi cuartito está muy bien arreglado, y cuantos nos visitan dicen que es
+muy bello. Comprendo que estoy demasiado bien en este mundo y que tengo
+mayores bienes de los que me pertenecen. He leído un tratado místico
+sobre la dulce virtud de la confianza, que me ha hecho un gran bien. Es
+el tesoro por excelencia, el dulce abandono a la voluntad celestial.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXVI" id="LXVI"></a>LXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+20 de agosto de 1805.<br />
+</p>
+
+
+<p>El hermoso cuarto en el cual estoy instalada desde ayer, será
+probablemente el último cambio de habitación que yo haga; en él moriré,
+sin duda. (En él murió efectivamente.)</p>
+
+<p>Alfonso llegó ayer. Me preocupo mucho por él y por sus hermanas, pues no
+veo medio de educarlos fácilmente. Sin embargo, cuando me veo rodeada de
+estas seis hermosas criaturas, me siento orgullosa y satisfecha. Ruego a
+Dios me dé las luces necesarias, al objeto de cumplir debidamente mis
+obligaciones con respecto a mis hijos.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXVII" id="LXVII"></a>LXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+9 de noviembre de 1805.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hemos venido a pasar unos días en el castillo de Monceau, propiedad de
+mi cuñado. M. de Lamartine, el ángel de la familia, y Mme. de Villars,
+nuestra Providencia, están con nosotros. Aquí se reúnen los vecinos más
+distinguidos, y entre ellos se encuentran M. Blondel, el abate Bourdon y
+el comendador Folin; cada uno de estos ancianos cuenta a porfía
+instructivas anécdotas. Llevamos una vida deliciosa; el tiempo es
+precioso y paseamos mucho; durante las veladas, se cuentan historias.
+Pero no estoy bien de salud: me ha salido como un fuego en la cara, y
+voy persuadiéndome de que mi tez se agosta; no he de ocultar que siento
+mucho esta fealdad. No obstante, si hay en ello humillación, puede ser
+que encierre una gracia que me aparte del mundo alejando de mí sus
+miradas. Me someto gustosa, pero no sin molestia, pues hubiera querido
+verme dispensada de la ley común, conservando en mi vejez los atractivos
+de la juventud. Con frecuencia me olvido de que ya cuento treinta y ocho
+años, y todo cuanto me lo recuerda me es desagradable. Dios mío, haced
+que acuda siempre a mí el recuerdo de la nada y tened compasión de esta
+débil mujer.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXVIII" id="LXVIII"></a>LXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 6 de julio de 1806.<br />
+</p>
+
+
+<p>Otra vez estoy en mi retiro, donde me hallo más en paz con mi especial
+manera de ser. Es cierto que amo al mundo, pero también amo el
+recogimiento que me proporcionan mi jardín y mi cuartito.</p>
+
+<p>Hemos hecho mis hijas y yo, montadas en asnos, una excursión a las
+ruinas y lugares vecinos; hemos bebido leche, hemos charlado largamente
+con los aldeanos que me conocen, y que parece que me quieren por
+haberles dado consejos y remedios para sus hijos: esto me satisface.
+Siempre gusta uno de ser amado, y no deja de ser conveniente y agradable
+el cariño de las pobres mujeres del campo; nunca se pierde el tiempo
+empleado en hacer el bien y en adquirir simpatías.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXIX" id="LXIX"></a>LXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+7 de septiembre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mi marido ha vuelto de la posesión que su hermano tiene en Dijón. Nos
+hallamos nuevamente en Saint-Point, lugar que, a decir verdad, prefiero
+a todos, a pesar de los destrozos del castillo; quiero encerrarme en un
+retiro moral aún más profundo. Conviene alguna vez aislar nuestro
+corazón en la soledad y en el silencio.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXX" id="LXX"></a>LXX</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo, 24 de septiembre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Estos días los he pasado completamente retirada; únicamente el señor
+cura nos ha acompañado a comer algún día que otro.</p>
+
+<p>El día no resulta bastante largo para todo lo que yo quisiera hacer, y
+mis fuerzas se agotan antes que la voluntad y el deber.</p>
+
+<p>Voy todos los días a misa a eso de las siete, como me propuse en un
+principio. Mis hijas me acompañan. Después de la misa nos desayunamos y
+comenzamos a trabajar, alternando nuestras tareas con la lectura de la
+Biblia; después y hasta la hora de comer, mis hijas dan lecciones de
+gramática e historia. Con estas ocupaciones, el tiempo lo encontramos
+corto. Después de comer tenemos una hora de recreo. Luego volvemos a
+tomar nuestra labor y alguna lectura amena que yo escojo siempre,
+procurando que sea tan agradable como instructiva; algunas veces
+recitamos de memoria algunos párrafos de la historia o de la gramática.
+Vamos luego a rezar nuestro rosario a la iglesia o a nuestro gabinete;
+paseamos después hasta la noche, y durante la velada, mientras yo juego
+al ajedrez con mi marido, las niñas se entretienen aprendiendo de
+memoria algunas de las fábulas de La Fontaine.</p>
+
+<p>Mientras no ocurra novedad alguna que nos interrumpa, esta es la vida
+ordinaria que llevo con mis hijas, con las diferencias naturales que
+exigen las diversas estaciones del año; mi principal objeto es
+inspirarles mucha piedad, ocupándolas siempre en cosas útiles.</p>
+
+<p>Ayer recibí carta de mi Alfonso; está bien de salud; me parece un sabio
+en la manera de escribir.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXI" id="LXXI"></a>LXXI</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 25 de septiembre.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mi pobre esposo ha sufrido una pérdida de cuatro mil doscientos pesos.
+El comerciante encargado de vender el vino se ha declarado en quiebra.</p>
+
+<p>Esta gran desgracia mi marido la sufre con la mayor resignación.</p>
+
+<p>Según se dice, el comerciante de vinos, que es de Nuits, resulta ser un
+desgraciado, pero de una honradez sin límites. Esta mañana ha venido él
+mismo a anunciarnos la suspensión de pagos, diciendo que va a convocar a
+todos sus acreedores para que se repartan cuanto le queda, y que no se
+reserva nada para él. ¿Cómo no apreciar semejante conducta y no
+compadecer a quien nos arruina tan contra su voluntad? Porque no hay
+duda que vamos a quedar por ello pobres durante todo el año, ya que sólo
+contábamos con la suma que se ha perdido. ¡Hágase la voluntad de Dios!
+Admiro la calma de mi marido después de semejante contratiempo; él
+sufre, sin embargo, por mis hijos y por mí; pero exteriormente, es
+decir, en cuanto no nos hiera materialmente a nosotros, es un hombre de
+bronce.</p>
+
+<p>Alfonso debía regresar el día 17 del colegio; fui a recibirle en Mâcón.
+Llegó por la noche, solo. Le encontré mucho mejor de lo que esperaba; es
+ya cuatro dedos más alto que yo, está algo flaco y pálido; parece un
+buen muchacho: los jesuitas, sus maestros, se admiran de sus facultades;
+ha venido cargado de coronas, premios, discursos en latín y en francés,
+versiones y poesías latinas y... a pesar de todo, es modesto sin
+petulancia alguna. Lo que me ha agradado también mucho es que parece
+inclinado a la piedad. ¡Dios lo quiera! ¡Porque creo que es lo único que
+puede hacerle feliz!</p>
+
+<p>Después de su llegada he corrido a la iglesia, llenos los ojos de
+lágrimas de alegría, a dar gracias a Dios por el gran favor que acaba de
+hacerme con el feliz regreso del hijo de mi corazón.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Al presentar a Alfonso a toda la familia en Monceau, he sentido un poco
+de orgullo. Sin embargo, no le encuentro el tono tan dulce como yo
+quisiera. Creo que debo alejarle de mí, que tanto le amo y que tanto le
+mimo por añadidura; y por otra parte, he de mimarle por condescendencia.
+¡Cuan difícil es formar un hombre!... Tanto mi marido como yo nos
+encontramos apurados para acertar en lo que debemos hacer con él.</p>
+
+<p>Adora la carrera militar, que es la de su padre: ¡pero esa guerra contra
+la Prusia devora tantos y tantos jóvenes! y además, la carrera de las
+armas es mortal de necesidad para la juventud inocente.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXII" id="LXXII"></a>LXXII</h3>
+
+<p>Mi madre vuelve a la ciudad el 25 de diciembre de 1806.&mdash;He aquí lo que
+se lee en su <i>diario</i> del 2 de enero de 1807:</p>
+
+<p class="fecha">
+2 de enero.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy he quedado convencida de que camino aceleradamente hacia la
+eternidad.</p>
+
+<p>Las virtudes en que yo pienso fijar especialmente la atención este año,
+son la dulzura y la humildad. Me parece que son las principales. Quiero
+hablar poco de mí, sobrellevar con paciencia las contrariedades y las
+humillaciones que pueda soportar sin menoscabo de la dignidad humana, no
+rebuscar en mi tocado vanidad alguna, no reprender a mis hijos y a otras
+personas con acritud ni enredarme nunca en discusiones; quiero asimismo
+no decir jamás una palabra que pueda molestar al prójimo, presente o
+ausente. Estos son mis proyectos durante este año; si puedo cumplirlos
+fielmente, habré empleado bien el tiempo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXIII" id="LXXIII"></a>LXXIII</h3>
+
+
+<p>No hay nada de particular en las anotaciones de este año hasta el mes de
+septiembre, en el cual se lee:</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Vivo sola en Milly con mis hijas y mis libros; esta soledad me encanta.
+He dado esta tarde un gran paseo por la montaña de Craz, situada detrás
+de nuestra casa, sobre nuestras viñas. Estoy sola; gusto mucho, durante
+las horas de la tarde, de irme sola y lejos. Amo mucho el otoño y los
+largos paseos, sin otro entretenimiento que mis impresiones; éstas son
+grandes como el horizonte y llenas del espíritu de Dios. La Naturaleza
+conmueve mi corazón bajo mis reflexiones, y me infunde cierta tristeza
+que me fascina; no sé lo que es, pero siento una especie de armonía
+secreta entre nuestra alma infinita y el infinito de las obras de Dios.
+Cuando vuelvo la vista y observo desde lo alto de la montaña la luz que
+brilla en el interior del cuarto de mis hijas, bendigo y doy gracias a
+la Providencia por haberme concedido este nido, casi oculto a la vista
+de todo el mundo, para dar calor y vida a los hijos de mi alma.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Todos los días, por la tarde, digo una oración de muy pocas palabras: un
+cántico interior que ninguna persona llegaría a entender; pero vos, Dios
+mío, vos lo comprendéis muy bien, como entendéis el zumbar de los
+insectos entre las florecillas de los matorrales y el ruido de la hoja
+seca, juguete del viento.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>En el año 1807 sólo contiene el <i>diario</i> misteriosos exámenes de una
+conciencia escrupulosa hasta el extremo, y obligaciones de una madre
+para salvar de todo peligro a sus hijos. De regreso a la ciudad para
+pasar en ella el invierno de 1808, vuelve a tomar la pluma alguna que
+otra vez, pero la pluma parece que se resiste a trazar sus ideas. 1808 y
+una parte de 1809 faltan. Véase, no obstante, lo que sucedió entonces a
+mi familia.</p>
+
+<p>Había por aquel tiempo en Mâcón una bellísima joven perteneciente a
+cierta familia muy distinguida; era elegante, hermosa y de espíritu
+recto y cultivado, quien inspiró a su hijo una de aquellas inclinaciones
+infantiles e inocentes y puras, que son siempre, mejor que las
+explosiones, el presentimiento del amor. No obstante las diferencias de
+edad, temían entrambas familias pudiera traer aquella simpatía
+consecuencias que no entraban en sus cálculos.</p>
+
+<p>Por este motivo, acordaron alejar de allí por algún tiempo al joven bajo
+el pretexto de un viaje a Italia. Creíase, no sin razón, que el aire de
+los Alpes desvanecería aquella fantástica imaginación.</p>
+
+<p>Veamos el manuscrito.</p>
+
+<p>Aquellos pensamientos prudentísimos casi no existen en él: su
+imaginación se ocupa exclusivamente en buscar el bien para su hijo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXIV" id="LXXIV"></a>LXXIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo, 26 de noviembre de 1809.<br />
+</p>
+
+
+<p>Me ocupo en leer las <i>Memorias</i> de Mme. Roland, cuyo marido fue ministro
+al principio de la Revolución, por la cual Mme. Roland fue guillotinada.
+Hubiera sido esta mujer un gran talento, un carácter, un dechado de
+virtudes, si durante su juventud no se hubiese penetrado del
+deslumbrante y falso espíritu que entonces reinaba, arrastrándola en la
+detestable cima, desde la que derrumbó el mundo, perdiéndose a sí
+propia; porque fueron sus opiniones las que la condujeron a la
+guillotina.</p>
+
+<p>Sus Memorias están bien escritas y me han interesado, pero no he leído
+nada de lo que se trata de religión, puesto que habla de ella bastante
+mal. No he querido que mi hijo leyera dichas <i>Memorias</i>, a pesar de que
+lo ha deseado mucho. Ya sé yo que él puede hacerse, a pesar mío, con
+cuantos libros quiera, pero al menos no deberé reprocharme el haberle
+dado autorización para leerlos y menos proporcionárselos.</p>
+
+<p>He pensado asimismo que el hombre se permite a cierta edad leer cuantos
+libros se le presentan, bajo el pretexto de que ya no corre peligro; sin
+embargo, siempre esto es peligroso, ya que la fe puede extraviarse a
+todas las edades; debe estar siempre prohibido el combatir con el
+espíritu. El hombre acaba por llenar su cabeza con el abigarramiento de
+toda especie de lecturas; así es que sólo a la prohibición de aquellas
+que, aun agradables, pueden ser peligrosas, debe confiarse la
+conservación de las sanas creencias.</p>
+
+<p>Ha muerto en Mâcón M. Sigorgne, a la edad de noventa años. Como era un
+sabio, había sostenido correspondencia con J. J. Rousseau sobre la
+religión y sobre la filosofía. Gran amigo de M. de Lamartine, mi cuñado,
+dio por amistad lecciones de matemáticas a mi Alfonso. Era uno de estos
+monumentos antiguos que no quisiéramos jamás ver derrumbados. Amamos el
+tiempo cuando somos jóvenes, pero al llegar a viejos, el amor se
+convierte en veneración.</p>
+
+<p>Alfonso irá a pasar este invierno a Lyón para que se vaya acostumbrando,
+poco a poso, a los usos y costumbres de la alta sociedad.</p>
+
+<p>Ha marchado en compañía de M. de Balathier, persona de excelentes
+modales; estamos muy contentos de semejante oportunidad, porque ella
+será causa que le privará de las malas compañías de otros jóvenes de su
+edad.</p>
+
+<p>Me encuentro sola con mis cinco hijas, todas ellas fáciles de ser
+conducidas al bien. Nuestra vida aseméjase a la de un monasterio: por la
+mañana leemos en comunidad algo piadoso, luego estudiamos juntas la
+historia antigua; me agrada e interesa tanto como a las niñas. Después
+de comer se trabaja un poco; al caer la tarde rezamos también juntas, y
+durante la velada, acostumbramos a leer alguna de las comedias de
+Moliere. Creo yo que no hay en ello ningún mal, pero suprimo las
+palabras que creo peligrosas. Después de esto, rezamos la oración de la
+noche; de esta suerte el día pasa ligero. ¡Que nuestras oraciones
+aprovechen a nuestras almas! Si fuera yo libre, creo que me consagraría
+completamente a Dios.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXV" id="LXXV"></a>LXXV</h3>
+
+
+<p>Mi esposo se halla en Mâcón, en el consejo general del departamento,
+presidido por M. Denon. M. Denon es hombre de bastante edad, pero joven
+de ingenio. Este señor ha estado con nosotros unos días y nos ha contado
+sus viajes a Egipto con el Emperador; dice que diseñaba las batallas
+durante los combates.</p>
+
+<p>Ha colmado a mi marido de distinciones, y le ha propuesto hacerle
+nombrar diputado; pero mi marido ha dicho que podría encontrarse, si
+llegaba el caso, entre su conciencia y su fortuna, y que prefería, por
+lo tanto, sacrificar toda grandeza mundanal a la oscuridad y paz de su
+conciencia. Admiro y respeto mucho los motivos que le obligan a obrar de
+tal manera, aunque mi amor propio disfrazado bajo el color de la fortuna
+de mis hijos, me conduzca a desear tales honores, y la natural forma y
+nombradía que lleva consigo un cargo semejante.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXVI" id="LXXVI"></a>LXXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+7 de enero de 1810.<br />
+</p>
+
+
+<p>La peligrosa ociosidad en que se encuentra mi Alfonso me tiene inquieta.
+En estos momentos, es cuando necesito para él todo el socorro divino que
+siempre he solicitado.</p>
+
+<p>Sus pasiones empiezan a desarrollarse; temo que su juventud y su vida
+sean demasiado borrascosas; le veo de continuo melancólico y agitado; no
+sé lo que pretende. ¡Ah! quisiera encontrar el medio para tenerlo
+contento. Nos critican por haberle dejado ir a pasar el invierno a Lyón,
+fiados en su buena fe; pero los que tal hacen desconocen las razones que
+hemos tenido para ello. Muchas veces conviene dejar que diga el mundo lo
+que quiera y hacer lo que nosotros creamos mejor. El parece que desea
+adquirir relaciones y tiene afición al estudio; contando con recursos
+suficientes, es mucho más fácil en una población grande ocupar el
+tiempo, huyendo de los peligros de la ociosidad, que en una población
+pequeña, donde hay que hacer siempre la misma cosa. Por otra parte,
+estoy muy contenta de que todo el mundo no lo vea así, porque siendo,
+como es, de aspecto gallardo y elevada estatura, podría también tentar a
+los agentes del Emperador para que no admitiesen en reemplazo suyo el
+substituto que le hemos comprado para que sirva en el ejército.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXVII" id="LXXVII"></a>LXXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 11 de abril de 1810.<br />
+</p>
+
+
+<p>Desde ayer estoy en este pueblo con Cecilia y Eugenia; el tiempo es
+magnífico; he querido venir a gozar de una hermosa mañana de primavera,
+y lo he conseguido por completo. Hoy, desde que me he levantado, he
+estado en mi jardín por espacio de más de tres horas leyendo, rezando,
+reflexionando y dando gracias a Dios por sus beneficios, que procuro
+aprovechar tan bien como es posible. La hora ha sido deliciosa, los
+árboles están cargados de flores y capullos que perfuman el aire.</p>
+
+<p>Empiezan a brotar las hojas, a cantar los enamorados pajarillos y a
+zumbar los insectos. Es esta la época en que resucita la Naturaleza de
+su muerte aparente durante el invierno, y en que más se disfruta de ella
+en estos solitarios parajes. Por desgracia, tengo necesidad de volver a
+la ciudad, donde he de permanecer algún tiempo. Será la voluntad de Dios
+el que yo me aleje de estos sitios; cúmplase, pues, su santa voluntad.</p>
+
+<p>El domingo estuvo a comer con nosotros M. Morel, distinguido dibujante y
+buen músico; es él quien ha trazado la mayor parte de los jardines
+ingleses que admira todo el mundo en los alrededores de París. Ha venido
+aquí para hacer algunos trabajos que le ha encargado M. Rambuteau. He
+tenido ocasión de hablarle y me ha dicho que había sido muy amigo de mi
+madre y de mi padre, con lo cual he tenido una alegría grande; en su
+consecuencia, le he convidado a comer y he tenido la satisfacción de
+entrar en relaciones con él. Es ya muy viejo, pero conserva
+perfectamente expedito el uso de todas sus facultades, a pesar de sus
+ochenta y cuatro años, lo cual se atribuye a su gran sobriedad; dice que
+jamás ha bebido vino. Esto me ha confirmado en el propósito que yo tengo
+hecho de no beberlo nunca.</p>
+
+<p>Creo ver mañana a M. Rambuteau, porque dice que ha asistido al
+casamiento del Emperador y tengo deseos de saber algo de aquella
+ceremonia tan magnífica, según dicen todos; las iluminaciones parecen
+haber excedido a todo cuanto se había visto hasta hoy en su género. He
+aquí una cosa que me hace reflexionar sobre la insignificancia de lo que
+se ocupan los hombres, puesto que uno de sus mayores placeres consiste
+en reunir algunos centenares de candilejas colocándolas unas junto a
+otras, es decir, que podemos exclamar fundadamente: <i>¡Vanitas,
+vanitatum!</i> un poco de luz, un poco de ruido y otro poco de humo; ¡esta
+es la gloria a que todos aspiramos! ¡Y pensar que yo la deseo para mi
+hijo!</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXVIII" id="LXXVIII"></a>LXXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 17 de abril de 1810.<br />
+</p>
+
+
+<p>He pasado sola, en Milly, un día delicioso. Hace un tiempo precioso.
+Nunca he paseado tanto. He leído el primer volumen de un libro
+interesantísimo; se titula <i>Itinerario de París a Jerusalén</i>, por M. de
+Chateaubriand. Es una obra excelente.</p>
+
+<p>Ayer fui a Changrenon a hacer una visita a madame Rambuteau, en compañía
+de la cual se encuentran actualmente M. de Narbonne, su padre, su marido
+y su hermana. Tenía curiosidad de volver a ver a M. de Narbonne, quien
+había sido en otra época muy amigo de mi hermano mayor (secretario en la
+embajada de Holanda y hombre distinguido). He hablado con él, y parece
+persona muy amable; dicen que goza de la consideración del Emperador. Se
+habla de él para el ministerio de Relaciones Exteriores. Ha hecho una
+grande acogida a Alfonso, y le ha comprometido a que vaya a visitarle
+cuando esté en París; pero tengo para mí que esto puede acarrear más
+daño que utilidad. Yo no pido para mis hijos las grandezas de este
+mundo; únicamente deseo para ellos un modesto y tranquilo bienestar,
+adquirido en el cumplimiento estricto de sus deberes.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXIX" id="LXXIX"></a>LXXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+11 de octubre de 1811.<br />
+</p>
+
+
+<p>Alfonso me escribe desde Roma cartas llenas de entusiasmo sobre los
+monumentos de esta ciudad célebre; mucho me gustaría estar en su
+compañía, pero mi pobreza no me lo permite. Los gastos de su viaje nos
+ayudan a cubrirlos sus tíos. Para este objeto, nos dieron ayer
+trescientos pesos. Alfonso, si es económico, podrá pasar con
+cuatrocientos pesos el invierno en Nápoles, pero como es joven y de
+imaginación viva y ardiente, ¿qué va a hacer entregado a sí mismo en los
+países lejanos? Yo, que aspiraba a verle partir, aspiro ahora a verle
+volver; durante el día, lo recomiendo veinte veces a la protección
+divina, ¡Qué desgracia es tener un hijo desocupado! A pesar de la
+repugnancia de la familia por verle servir a Bonaparte, deberíamos mejor
+pensar en él que en semejantes repugnancias; cuando se trata de los
+hijos conviene hacer caso omiso de las opiniones políticas.</p>
+
+<p>Yo confío en que su amigo M. Almón de Virieu irá a reunírsele; es un
+bellísimo sujeto, ya entrado en años, y que ha de serle de gran utilidad
+en algunas circunstancias.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>En esta época fue cuando yo abandoné Roma para ir a Nápoles, en cuya
+ciudad hice la vida errante y poética descrita en el episodio, verdadero
+en su fondo, titulado <i>Graziella</i>. (Véase el primer volumen de las
+<i>Confidencias</i>).</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXX" id="LXXX"></a>LXXX</h3>
+
+
+<p>Hay aquí una grande interrupción.</p>
+
+<p>El <i>diario</i> no continúa hasta que su hijo ha vuelto de sus viajes, el 24
+de julio de 1812.</p>
+
+<p class="fecha">
+24 de julio.<br />
+</p>
+
+<p>Más de quince días hace que me encuentro aquí; fue el 7 de julio el día
+que vine a establecerme; mi esposo ha estado en la ciudad con Cecilia.
+Los primeros días creí disgustarme porque no experimentaba el placer
+ordinario que siento cuando estoy en el campo, pero desde que vine, he
+ido acostumbrándome poco a poco y me encuentro ya muy bien. Mis paseos
+solitarios, el trabajo y la lectura en compañía de mis hijas y el
+cuidado de algunos enfermos, todo ha recobrado para mí su interés
+ordinario, y yo he estado tan bien como merezco, si puedo estarlo.
+Solamente Dios sabe cuán escasos son mis merecimientos. Pero esta
+tranquilidad ha sido turbada por una circunstancia.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXI" id="LXXXI"></a>LXXXI</h3>
+
+<p class="fecha">
+10 de agosto de 1812.<br />
+</p>
+
+
+<p>Me encuentro ya en la deliciosa morada de mi cuñado el abate Lamartine,
+en Montculot, en medio de bosques y de fuentes, en una especie de
+desierto que parece una abadía. Debiera estar aquí en paz, y sin embargo
+no es así; los cuidados de madre de familia me siguen por todas partes,
+incluso aquí mismo. ¡Ah! ¡cuántos reproches debo echarme en cara! Soy
+extremada en todo, toda del mundo, y en la soledad, acaso demasiada
+austera; los objetos presentes agítanse con violencia sobre mis
+sentidos; en fin, yo sufro. Ofrezco todas mis penas a Dios, rezo muy
+poco y leo mucho; estoy excesivamente impresionada por la brevedad de la
+vida y la necesidad de prepararme para la eternidad. Trato
+frecuentemente de penetrarme de lo que recuerdo haber escrito una vez,
+esto es, que yo no quería considerar esta vida más que como un
+purgatorio, y que todas las penas que Dios me envíe debo encontrarlas
+dulces en comparación de las que yo merezco. Lo que me hace temblar es
+el porvenir de mis seis hijas. ¡Cuántos disgustos preveo por esta
+causa!; pero el tormento que semejante previsión me ocasiona es
+condenable, porque vengo probando de continuo que el socorro de Dios
+jamás me ha faltado en circunstancia alguna, y que con mayor fuerza de
+razón debo yo considerar ser éste el verdadero centro de mi vida.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXII" id="LXXXII"></a>LXXXII</h3>
+
+<p class="fecha">
+17 de diciembre de 1812.<br />
+</p>
+
+
+<p>Nuevamente he regresado de Milly para instalarme en la ciudad: al pasar
+por Changrenon he comido en casa de Mme. Rambuteau, lo cual me ha
+causado un placer grande, porque hemos hablado mucho de personajes de
+París que conocimos durante nuestra juventud.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXIII" id="LXXXIII"></a>LXXXIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+31 de enero de 1813.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mañana se anuncia, al fin, el casamiento de mi primera hija, con un
+gentilhombre del Franco Condado, que se llama M. de Cessia. Cecilia es
+muy bella y más joven que él.</p>
+
+<p>A pesar de la diferencia de edad, él es muy bueno y razonable. A los
+dieciséis años recibió una herida formando parte del ejército de Condé,
+y cojea un poco. Vive con su padre; que cuenta ya ochenta y seis años,
+de carácter imperioso y absoluto, y dos hermanos solteros. Es un
+excelente casamiento que, aunque me preocupa un poco, espero ha de hacer
+la felicidad de mi Cecilia.</p>
+
+<p>Alfonso está en París; ha sido muy bien acogido por M. de Pansey,
+consejero de Estado y presidente del Tribunal de Casación. La prima de
+Alfonso, madame de Pré, quien vive en compañía de M. de Pansey, es una
+persona muy amable, aunque de mucha edad. Me admira que en las
+postrimerías de la vida y cuando vamos a perder ya todo lo que pertenece
+a este bajo mundo, seamos todavía sensibles a la ambición...</p>
+
+<p>He penetrado en el cuarto de Alfonso y examinado sus libros, quemando
+aquellos que yo creo perjudiciales: he encontrado el <i>Emilio</i>, de J. J.
+Rousseau; me he permitido leer algunas páginas; no me pesa, porque, los
+párrafos que he visto me han parecido magníficos, y me han hecho un gran
+bien, tanto, que voy por mí misma a copiar alguno. Es bien sensible que
+semejante libro esté envenenado por tantas extravagancias, buenas
+únicamente para ahuyentar la fe y el buen sentido de los jóvenes.
+Quemaré este libro, y sobre todo, la <i>Nueva Eloísa</i>, más peligroso
+todavía, porque éste exalta las pasiones al propio tiempo que debilita
+el espíritu. ¡Qué lástima que un talento tan grande como el de Rousseau
+enloquezca de este modo!</p>
+
+<p>Yo no temo nada por mí, puesto que mi fe está bien cimentada y es
+superior a toda tentación; ¿pero y mis hijos, Dios mío?...</p>
+
+<p>Por causa de Alfonso he tenido hoy un gran disgusto: han enviado de Lyón
+y de Italia a sus tíos y tías gran número de notas por las muchas deudas
+que ha contraído durante sus viajes; la familia, que sabe que yo le
+mimo, me hace responsable de sus desaciertos; me han hecho en este
+sentido muchos cargos, por lo que he derramado lágrimas de amargura.
+¡Ah! efectivamente: ¡las faltas de mi hijo son mis faltas! ¿Por qué no
+hube de ser yo más severa para él desde un principio? El hubiera temido
+el disgustarme, de esto estoy bien segura: es verdad que no me amaría,
+tal vez con la misma pasión, y que después, por circunstancias más
+graves, el temor de afligirme hubiera sido tal vez para él como una
+segunda conciencia. ¡Todo se pagará; pero antes pagaré yo en reproches
+fundados y lágrimas amargas las ligerezas de mi pobre hijo!</p>
+
+<p>Ahora se encuentra en París; M. de Larnaud, excelente sujeto, de ingenio
+distinguido, vive en el mismo hotel y es íntimo amigo de mi cuñado,
+quien acaba de recibir una carta confidencial de su amigo Larnaud, en la
+que se le advierte que su sobrino está en peligro, porque, arrastrado
+por sus amigos, se deja dominar por la pasión del juego; que pasa las
+noches en casa de M. Livry, casa en la cual puede perder fácilmente
+toda su fortuna, que si bien es cierto trabaja la mayor parte del día
+con gran asiduidad, el cansancio del estudio y el poco dormir pueden
+quebrantar su salud, si no lo alejan de París a todo trance.</p>
+
+<p>Al saber esto, me he puesto en camino inmediatamente para París, en
+compañía de mi segunda hija, Eugenia, de quien he hecho mi confidente.
+He tomado de la gaveta de mi marido todo el dinero que dejó en ella
+cuando salió para Borgoña, donde se encuentra en casa del abate
+Lamartine. Mi amiga, madame Paradis; mi cuñado, M. de Lamartine, y mis
+cuñadas, me proporcionarán más. He escrito a mi esposo para prevenirle y
+evitar al mismo tiempo la escena de reproches que él dirigirá
+naturalmente a nuestro hijo al saber el género de vida que hace.</p>
+
+<p>Al llegar a París no quise apearme en el mismo hotel donde se aloja
+Alfonso para no causarle una emoción de sorpresa demasiado fuerte y
+dolorosa, y porque yo temblaba con motivo de la carta del buen M. de
+Larnaud, ante el temor de que mi hijo estaría muy cambiado, y que
+semejante cambio podría afectarme de una manera muy visible a sus ojos,
+al encontrarme frente a frente sin ningún preparativo anterior.</p>
+
+<p>Determiné, por lo tanto, visitar antes secretamente a M. y Mme. de
+Larnaud, para que me lo contasen y prevenirlo todo convenientemente.
+Descendí, pues, ante una fonda de la calle Richelieu, muy cercana a la
+que él habita; era aún de día. ¡Dios mío! ¡cuánto sufría al retardar
+hasta el día siguiente el placer de abrazarle, después de visitar a M. y
+Mme. Larnaud! Estaba yo abatida por la inquietud, llorando y rogando
+sentada en un canapé, con los balcones abiertos. Eugenia se asomó a
+ellos para ver pasar los coches que se dirigían a la Opera o al teatro
+Francés; de pronto lanzó Eugenia un grito, diciendo: «¡Mamá, ven, creo
+que veo a Alfonso!» Corrí a la ventana y le reconocí efectivamente: iba
+en un elegante cabriolé que él mismo guiaba, acompañado de otro joven:
+su aire era alegre y animado, lo cual me quitó gran parte del pesar que
+me oprimía; acababa de ver que estaba bien. Todas mis inquietudes
+desaparecieron al verle; no quise en manera alguna interrumpir su
+diversión de aquella noche.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Al día siguiente me levanté temprano, con la impaciencia de ver a mi
+hijo, y preocupada por el efecto que le había de producir mi visita, y
+el temor de encontrarle delicado, poco dispuesto para venirse conmigo, o
+acaso enredado en algún mal negocio. Por fin le escribí dándole cuenta
+de mi viaje y de las razones que lo habían motivado: se presentó
+inmediatamente y pareció como que se admiraba mucho de vernos, sintiendo
+y deplorando la conducta que habíamos observado. Su salud me pareció
+menos mala de lo que yo temía; me dijo que por ser yo quien había ido a
+buscarle, se vendría a Mâcón, pero que con ninguna otra persona se
+hubiera venido; me ha pedido algunos días para arreglar sus negocios, y
+yo le he concedido ocho: estos días los aprovecharé enseñando a Eugenia
+todo lo más notable que París encierra.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Sigue el <i>diario</i> con una extensa reseña de París, sus museos y
+edificios más notables, expresando deseos de presenciar alguna diversión
+pública, de lo que se abstiene por escrúpulos de conciencia.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Alfonso nos ha conducido hoy a Saint-Cloud en un cabriolé; es un sitio
+en el cual pasé la mayor parte del tiempo de mi niñez, cuando mi madre
+educaba a los hijos del duque de Orleans; en aquellos fui yo
+extremadamente feliz; salí de allí a los quince años, y desde entonces
+no había vuelto a ver aquellos lugares, a pesar de que tenía grandes
+deseos y muy gratos recuerdos de ellos. He paseado todo el parque
+acompañada de Alfonso y Eugenia; les hacía notar árbol por árbol todos
+los sitios en donde había yo jugado cuando niña; hubiera querido poder
+enseñarles las habitaciones, pero esto no fue posible, porque la
+emperatriz María Luisa las tiene actualmente ocupadas.</p>
+
+<p>He dado a Alfonso todo el dinero que yo me había traído, para pagar las
+deudas adquiridas en el juego.</p>
+
+<p>Me he dejado llevar a la Opera por M. y Mme. de Larnaud, quienes me han
+asegurado que semejante espectáculo no viene a ser más que una academia
+musical, y, por consiguiente, la Iglesia no lo prohíbe. Me he alegrado
+mucho de verlo, porque tenía de ello una idea bastante exagerada; no me
+ha producido la extrañeza que yo me figuraba, según lo que había oído
+decir; antes al contrario, he sentido una impresión de compasión por
+aquellas gentes y, a la vez, de cuando en cuando, decíame a mí misma: He
+aquí la reunión de todas las artes, de todas las reputaciones y
+talentos, ¿y esto es lo que ha concedido la celebridad en todo el mundo?
+¿nada más que esto? Me pareció algo así como una gran función de
+polichinelas; un juego de niños bien combinado, cuatro diabluras, un
+poco de fuego producido con alcohol, contorsiones de toda especie y
+máquinas cuyos secretos se adivinan en seguida, ¡esto es todo! ¡hombres!
+¡hombres!...</p>
+
+<p>Cuando sentí verdadera compasión por el público, que llenaba el teatro,
+fue al advertir que muchas personas demostraban fastidio y otras
+permanecían dormidas desde que dio principio el espectáculo.</p>
+
+<p>He conseguido alejar a mi hijo de aquel abismo de seducciones. He vuelto
+por Rieux, tierra de mi padre, en donde he pasado quince días al lado de
+mi hermana. El día antes de mi salida mandé celebrar una misa en memoria
+de mis padres junto a su tumba, donde descansan sus cenizas.</p>
+
+<p>El recibimiento de mi marido y de la familia ha sido tan tierno para mí,
+como frío para mi hijo. Hemos vuelto a Milly. Alfonso parece conformado
+con esta soledad; trabaja, lee, escribe; siempre en su cuarto; por la
+noche, junto al hogar, se habla con los vecinos de las derrotas de
+nuestro ejército y de las calamidades que las locuras de Bonaparte han
+atraído sobre Francia. La Europa entera se ha puesto sobre él: ¿qué será
+de esta desgraciada Francia, invadida por innumerables ejércitos
+extranjeros que ha provocado al mismo tiempo, así en España, como en
+Rusia y Alemania? ¡Dios mío! ¡cuán cara tienen que pagar los pueblos la
+pretendida gloria de los conquistadores y de los ambiciosos!</p>
+
+<p>Todos los hombres solteros han sido llamados a las armas, los impuestos
+se han cargado extraordinariamente. Nosotros, por economía, hemos
+vendido nuestro caballo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXIV" id="LXXXIV"></a>LXXXIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+31 de diciembre de 1813.<br />
+</p>
+
+
+<p>Estamos refugiados en Mâcón; todos los días corre la noticia de que los
+enemigos van a venir; hay quien asegura ya que han pasado por Génova. He
+ido a Milly para esconder un poco de trigo por lo que pueda ocurrir, que
+me parece será de importancia. ¡El año que hoy acaba, ha parecido un
+sueño sangriento de Bonaparte! ¡Qué será, Dios mío, el que empieza
+mañana! Tengo esperanza de que caerá...</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Estos puntos suspensivos indican bien claro su deseo de la caída de
+Bonaparte y de la vuelta de los Borbones, los reyes queridos de su
+niñez.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXV" id="LXXXV"></a>LXXXV</h3>
+
+<p class="fecha">
+9 de enero de 1814.<br />
+</p>
+
+
+<p>Han llegado los enemigos hasta Besançon junto a Lyón; se espera en este
+sitio una batalla: no sé si deba preocuparme o no por este esperado
+acontecimiento: el peligro produce sangre fría y concentra en el
+corazón todas sus fuerzas. Espero y creo en Dios.</p>
+
+<p>Las gentes están agitadísimas, y cada cual se deja llevar por sus
+opiniones. Hago esfuerzos para no decir nada en contra del espíritu de
+paz y caridad que debe reinar entre los verdaderos cristianos, y a pesar
+de mi excesiva moderación soy criticada. No importa, tengo fuerza de
+voluntad para sufrirlo todo.</p>
+
+<p>Mis ocupaciones y mis gastos son grandes; tengo poquísimo dinero, puesto
+que mi viaje me arruinó, y mi marido no quiere reducir nuestros gastos.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Hasta el día 10 de marzo de 1814 el <i>diario</i> no es más que un confuso
+relato de maniobras de los ejércitos austriacos y franceses, que toman y
+vuelven a tomar, cada uno a su vez, la ciudad de Mâcón y demás
+poblaciones vecinas. La batalla del 10 de marzo entre los soldados de
+Angereau y los del general austriaco Bianchi, a las puertas de la
+población, se observa con todas sus peripecias en el hogar desgraciado
+de la atribulada madre que tiembla por la vida de su familia.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>El día 10 (jueves) han tenido otra batalla; los franceses, en número de
+doce mil hombres, han atacado para rechazar a los austriacos. El combate
+ha durado desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde con
+igual ardor por ambas partes, pero al fin han sido rechazados los
+franceses. Las pérdidas han sido casi iguales entre ambas partes; el
+número de muertos y heridos dicen que asciende a cuatro mil hombres. No
+hemos estado un momento sin oír cañonazos ni ver pasar heridos. ¡Qué
+horrorosa jornada!</p>
+
+<p>Después de la batalla, la noche que ha precedido al día siguiente, han
+sido saqueadas casi todas las casas de los alrededores de Mâcón y muchas
+de la misma ciudad, como la mayor parte de los arrabales de san Antonio
+y la Barre. Se han cometido muchos excesos de todas clases: He aquí el
+resultado de esta guerra cien veces maldita. ¡Qué inmensa
+responsabilidad para los culpables de estas desgracias! Pobres madres
+que ignoráis en este momento la muerte de vuestros hijos, ¡cuál será
+vuestro desconsuelo al recibir la infausta noticia!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Muchas señoras, el señor cura y yo nos hemos presentado al general
+Bianchi, rogándole cesara el saqueo. Este general nos ha recibido muy
+cortésmente, pero nos ha dejado ver que no se juzgaba dueño de dominar
+por completo el pillaje: me parece, sin embargo, que ha tomado alguna
+medida en este sentido, porque durante la noche han recorrido el pueblo
+patrullas de soldados a caballo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXVI" id="LXXXVI"></a>LXXXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+17 de marzo de 1814.<br />
+</p>
+
+
+<p>Se encuentra refugiada en mi casa mi hija Cecilia, que ha venido huyendo
+del Franco-Condado; el día 9 de marzo alumbró entre el tronar de los
+cañones y los gritos lastimeros de los heridos. Por todas partes hay
+soldados; estamos abrumados de gentes a quienes alimentar; tenemos un
+general en casa, y damos de comer a los que le acompañan, en número de
+veintiocho. Nos tienen arruinados.</p>
+
+<p>Alfonso está en Milly, en donde hay igualmente unos trescientos hombres;
+cuatro oficiales se alojan en la casa con sus caballos y sus asistentes.
+Se están temiendo siempre nuevas batallas; sin embargo, creo que se irán
+alejando de estos contornos, porque las tropas francesas se encuentran
+junto a Villafranca, y los austriacos entre esta ciudad y sus cercanías.</p>
+
+<p>Mi hijo Alfonso salió el 10, con M. Pierreclos, para asistir a la gran
+batalla frente a Villafranca. Estuvieron un momento cercados por un
+cuerpo austriaco que se adelantaba oculto detrás de una montaña. La
+velocidad de sus caballos les salvó; sin embargo, algunas balas
+atravesaron sus vestidos y uno de los caballos quedó herido. A pesar de
+este percance, pudieron llegar a Pierreclos y a Milly, abandonados ya
+estos pueblos por el enemigo.</p>
+
+<p>Ayer tuvieron otra batalla junto a Villafranca, en la que los franceses
+fueron rechazados; se dice que las pérdidas han sido grandes por ambas
+partes. Han entrado gran número de heridos. ¡Dios mío! ¿cuándo se
+apaciguará vuestra cólera? ¡Perdonad nuestras faltas y haced que
+nuestros males terminen!</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXVII" id="LXXXVII"></a>LXXXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo, 20 de marzo de 1814.<br />
+</p>
+
+
+<p>Toda, la noche hemos tenido alojados algunos oficiales y algunos
+soldados; cuerpo de guardia y centinelas en toda la casa. Por fin se han
+marchado. Todo esto nos cuesta grandes tesoros, además de las cantidades
+que ellos nos exigen en calidad de contribución.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXVIII" id="LXXXVIII"></a>LXXXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Jueves Santo, 7 de abril de 1814.<br />
+</p>
+
+
+<p>El domingo, día 20, fue tomada la ciudad de Lyón. El general Angereau,
+que mandaba las tropas francesas, cesó el tiroteo junto a las mismas
+puertas de la ciudad; el alcalde capituló, dejando tiempo bastante a las
+tropas francesas para retirarse, lo cual verificaron por la puerta de
+la Guillotiere, al mediodía de la ciudad. Ni el menor desorden hubo en
+Lyón.</p>
+
+<p>Este hecho nos ha causado gran alegría, porque de seguir mucho tiempo
+este continuo alojamiento de tropas, quedaríamos completamente
+arruinados.</p>
+
+<p>Ha venido a vernos nuestro hijo Alfonso, que se encuentra en Milly,
+administrando nuestras propiedades y los pueblos que lo han nombrado
+alcalde. Los aldeanos lo quieren mucho. Les ha enseñado los medios de
+hacer economías y contribuido él mismo para realizarlas. Todos dicen que
+se ha portado muy bien durante su gestión administrativa. Estoy de ello
+muy satisfecha.</p>
+
+<p>Según se dice, nuestra querida Francia, muerta en la actualidad,
+resucitará, saliendo de la tiránica opresión en que está sumida dos años
+hace.</p>
+
+
+
+<h3><a name="LXXXIX" id="LXXXIX"></a>LXXXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+10 de abril, día de Pascua.<br />
+</p>
+
+
+<p>Lyón, Burdeos y París han levantado bandera blanca, y se han puesto la
+escarapela del mismo color; Bonaparte ha sido declarado indigno del
+trono que no ha sabido sostener, y dicen que irá a la isla de <i>Elba</i>,
+que le ha sido concedida en soberanía, además de seis millones de renta
+anual.</p>
+
+<p>Llega en este momento un correo de Lyón con bandera blanca; el
+Ayuntamiento de aquí se ha reunido para resolver si se declararía la
+caída de Bonaparte y la soberanía de los Borbones. Mi marido, mi yerno
+M. de Cessia y Alfonso, han asistido; yo les animé cuanto pude, porque
+para Francia no hay más salvación que la conciliación con Europa, bajo
+la salvaguardia de los antiguos reyes que hoy se encuentran desterrados.
+No creo que sea imprudente declararlo desde luego: el extremado ardor
+con que yo defiendo lo que creo justo, me está produciendo serias
+desazones; se me ha tachado de imprudente. Nada sabemos aún de positivo
+sobre los acontecimientos actuales; se dice que París fue tomado el 31
+de marzo, y estamos a 10 de abril sin haber recibido todavía noticias
+oficiales. Se temía igualmente que hubiera algún trastorno con motivo de
+los pronunciamientos, y algo debe haber de verdad sobre esto porque
+anoche hubo en el paseo una intentona.</p>
+
+<p>Hoy hemos pasado sin saber noticias de París, el pueblo estaba
+excitadísimo, cuando allá sobre las seis de la tarde llegó un correo
+portador del <i>Senatus consulto</i>, que declaraba la caída del imperio. El
+gozo fue grande. Este aumentó por la noche con las noticias que se
+recibieron de la abdicación de Napoleón y la exaltación de los Borbones.
+Todo el mundo estaba en el paseo; éste parecía atestado materialmente,
+el tiempo era magnífico; hablábanse las gentes sin conocerse apenas. Se
+reunían, se felicitaban, se abrazaban; era aquello una manifestación
+general de entusiasmo. Hubo luego iluminación y se prolongó el paseo
+hasta la madrugada.</p>
+
+<p>Al día siguiente tuvo lugar la solemne proclamación del nuevo orden de
+cosas, con músicas y luminarias; se dieron gritos de «viva el rey.» He
+tenido hoy a comer y almorzar a muchos miembros del consejo provincial,
+que han llegado de Mâcón, donde han sido convocados por el gobernador de
+la provincia.</p>
+
+<p>He salido para Milly con mis tres pequeñitas. Estoy contenta y necesito
+pasar aquí algunos días de reposo para ordenar en calma las ideas que
+agitan mi cerebro.</p>
+
+<p>Mañana procuraré escribir algunas reflexiones que me han sugerido los
+acontecimientos ocurridos.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>En las reflexiones que vamos a copiar, escritas en su retiro de Milly,
+se advierte desde luego el sentimiento, tanto tiempo comprimido, que la
+madre de familia abrigaba contra la dominación militar de Bonaparte, y
+los deseos de que la Francia estuviera gobernada por un gobierno más
+pacífico, que ella creía de buena fe había de ser el de los Borbones, a
+cuya familia amaba desde su niñez. Esta página viene a ser el lirismo de
+la esperanza, después de la desesperación. Un régimen tan odiado por las
+mujeres no podía ser por ningún estilo todo lo popular que los
+historiadores del partido quieren hacernos creer.</p>
+
+<p>Continuemos leyendo las impresiones de aquella madre amantísima.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p class="fecha">
+Milly, viernes 15 de abril.<br />
+</p>
+
+<p>Señor, jamás hubo en el mundo una criatura más colmada de vuestros
+beneficios que esta humilde pecadora. A medida que voy avanzando en
+edad, me encuentro rodeada cada día de una protección particular de
+vuestra divina piedad. En medio de todo lo que acaba de suceder, no he
+sufrido particularmente una sola desgracia. Mis hijos se encuentran
+todos a mi lado. Conservo a mi único varón, cuando tantos otros padres
+han perdido los suyos. Su salud se modifica de continuo, tanto, que
+puede decirse ya que está del todo restablecido. Todo lo que os pido,
+Dios mío, es que le hagáis un buen cristiano. Combato, por mi parte,
+todo lo que puedo, todos los impulsos que la ambición pretende encender
+en mi pecho; todo esto que pido es en bien de mi hijo, de su alma. Pero
+al pedir en bien del alma (y no deseando realmente más que eso), siento
+una tristeza y un desfallecimiento que me causa horror. Acaso este será
+un castigo de Dios por haberme inclinado demasiado a las cosas mundanas;
+será que se me advierte la pérdida de los goces verdaderos; yo así lo
+creo, porque antes de ahora, cuando me dedicaba a Dios solamente, era
+feliz en mi retiro, me alzaba sobre las miserias terrenales y sentía una
+inexplicable alegría, pero en la actualidad no puedo, sin esfuerzo,
+alcanzar este entusiasmo celestial. ¿Será que mis sentidos se entorpecen
+al peso de los años? Sin embargo, mi salud es buena y mejor que otras
+veces, lo cual es todavía otro de los favores por que debo dar gracias a
+Dios. Mis hijas están igualmente buenas, creciendo a mi lado en virtud y
+hermosura, porque sus figuras son simpáticas y su piedad grande: tanto
+es así, que yo misma, algunas veces, he notado escrúpulos excesivos en
+ellas que me he visto obligada a combatir. Cecilia y su marido están
+todavía con nosotros; su hijo, mi nietecito, se está haciendo cada día
+más hermoso; su madre se lo cría, y hace en esto muy bien; nunca me ha
+gustado dar los niños a manos mercenarias.</p>
+
+<p>Va mejorando nuestra fortuna. Gozamos de la consideración y aprecio de
+cuantos nos rodean y esto es una parte de los beneficios que Dios me
+concede. Siempre debiera estar de rodillas para darle gracias o al menos
+ocuparme continuamente de mis deberes proclamando su gloria, y empleando
+por él todos los instantes que me concede y que tan buenos son,
+entretanto que otros sufren amargamente.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Dios, porque es eterno, es paciente; esta frase no sé si de Bossuet o de
+San Agustín, la recuerdo estos días al reflexionar sobre la caída de
+Napoleón. ¡Qué ejemplo de la divina justicia!</p>
+
+<p>¡Cuántas ambiciones ha despertado el ver este coloso de la gloria
+elevado sobre el inicuo pedestal de barro! Europa entera parecía
+humillada bajo su poder; no tenía él más que desear y emprender
+cualquier cosa, para verla realizada antes de que su misma ambición
+pudiera apetecer. Mientras fue instrumento divino, nada pudo sostener el
+curso de sus conquistas, de sus devastaciones, del trastorno general que
+parecía efectuarse por él, sobre toda la superficie del globo. No podía
+decirse a cuál virtud lo debía, porque la iniquidad le llevaba
+encadenado a un desenlace ruidoso y brillante a la vez ciertamente. Pero
+vosotros, los que, alucinados por esa gloria, admiráis el coloso de la
+maldad, escuchad; escuchad, sí, un momento; atended un instante y veréis
+este prodigio disipado, desvanecido, destruido en menos tiempo del que
+necesitó para elevarse. ¿Dónde encontrar el rastro de su paso? Porque
+habéis de saber que le servirá de mortaja lo mismo que se ha dado en
+llamar su gloria, para ser enterrado bajo las ruinas de diversas
+naciones y de montones de cadáveres sacrificados a su ambición
+desmedida, a su crueldad sin límites.</p>
+
+<p>Empieza a renacer el reinado de San Luis con la ayuda y bajo la
+protección divina.</p>
+
+<p>Ensalcemos la bondad de Dios con cánticos de alabanza que resuenen sin
+cesar sobre la tierra.</p>
+
+<p>¡Que todas las madres enseñen a sus hijos himnos de gloria y de ventura
+que ensalcen y glorifiquen la paz y la armonía!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Desde luego se comprenderá que un hijo cuya sangre era la de madre
+semejante, y que además había estudiado en la historia de la antigua
+libertad, no fuera jamás partidario de Napoleón Bonaparte.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XC" id="XC"></a>XC</h3>
+
+<p class="fecha">
+9 de mayo de 1814.<br />
+</p>
+
+
+<p>Ha sido nombrado mi esposo miembro de una comisión que debe ser
+portadora de la adhesión del consejo general del departamento a los pies
+del trono; partieron el 28 de abril. Voy a salir inmediatamente para
+Lyón, pues quisiera estar allí para ver pasar a la señora duquesa de
+Orleans, que se dice vendrá dentro de pocos días.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Este viaje no se efectuó, porque mi padre volvió de París después de
+haber visto los príncipes, a los cuales era y fue invariablemente
+adicto, pero sin alardear de ello. Se le ofrecieron grados y pensiones a
+los que tenía derecho y que fueron repartidos entre los oficiales que
+igual que él se habían separado de sus regimientos por no jurar lo
+contrario a lo que su conciencia les dictaba. Todo lo rehusó mi padre,
+pues decía que no quería gravar el estado de la nación cobrando un
+sueldo que en aquellos momentos no necesitaba, tanto más, cuanto la
+Francia se encontraba arruinada por el pago de tanta indemnización como
+los invasores exigían. Léese en el <i>diario</i> de mi madre su admiración
+vivamente expresada por el modesto y patriótico desinterés de mi padre.
+Pasadas estas agitaciones, vuelve a la soledad, donde únicamente goza su
+alma de completa tranquilidad.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCI" id="XCI"></a>XCI</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, sábado 17 de junio.<br />
+</p>
+
+
+<p>Sólo en este pueblo me parece que gozo de paz y encuentro libre mi
+espíritu. Aquí solamente puedo darme cuenta de todo lo que pasa por mi
+alma, sobre todo durante las excursiones solitarias que acostumbro a
+hacer por la campiña. He estado aquí dos días, y vuelvo a partir esta
+noche a pesar mío. El campo es delicioso en este tiempo; yo estoy
+siempre alegre en la época que atravesamos; alegre he dicho, ¡quién sabe
+si algún grave pesar moral mata mi dicha! A bien que existen pocos
+pesares y sufrimientos que los deliciosos hechizos de la Naturaleza no
+consigan hacer olvidar.</p>
+
+<p>Dice Mme. Stäel en un libro que ayer leí, que para compenetrarse con la
+Naturaleza es preciso amar a la religión. ¡Oh! ¡sí! es indispensable la
+religión para disfrutar de los beneficios que Dios proporciona. Por otra
+parte, ¿no llena nuestros corazones por entero? ¿No es todo amor? ¡Oh!
+¡cuánto compadezco a las almas heladas y secas, que no han sido
+calentadas jamás por su divino entusiasmo! Los que poseen estas almas
+carecen de sentidos. Algunas veces he reflexionado sobre esta idea que
+tengo: ya no sé si estoy en un error, porque puede ser que haya, tal vez
+para ellas, en la eternidad otro género de felicidades más tranquilas y
+menos inefables que las que serán otorgadas a las almas ardientes y
+sensibles, que parecen haber recibido mayor cantidad de espíritu de vida
+y de amor; pero así tampoco serán ellas más reprensibles, si desprecian
+sus tesoros o si los prodigan tontamente a viles criaturas que no pueden
+dar en cambio otra cosa que la muerte y la nada! ¡Oh, Dios mío! ¡Dios
+mío! yo he probado frecuentemente y con grande amargura este error cruel
+que se encuentra siempre adherido a todo lo que no sois Vos. Haced que
+yo renuncie a semejante error, que yo sea vuestra en todo tiempo y
+lugar. Semejante dicha la he reconocido yo y no ha faltado jamás,
+siempre que la he buscado en su único origen: en Vos mismo.</p>
+
+<p>Todos los jóvenes de la nobleza y de la clase media realista se han
+afiliado en la guardia de Corps. Mi hijo Alfonso también pertenece a
+este distinguido cuerpo, y está muy satisfecho de haber ingresado en el
+ejército; yo también estoy muy contenta: al menos está ocupado en algo.
+Cuando no presta servicio en las Tullerías, permanece en Beauvais, y
+dice que pronto vendrá a pasar con nosotros el correspondiente semestre
+de licencia. No creo que permanezca mucho tiempo en el cuerpo, a pesar
+de su ardor de militar, porque tiene la imaginación demasiado viva y el
+espíritu demasiado inquieto para amoldarse a la disciplina de los
+tiempos de paz. Su padre, sus tíos y yo estamos muy contentos de que
+haya dado, como todos, pruebas de fidelidad a los Borbones; siempre será
+ello pasar algunos años, después... quién sabe lo que ocurrirá. El
+príncipe de Foix, su jefe, está, según dicen, encantado de su figura. Le
+han nombrado inmediatamente instructor del picadero; estará en su
+elemento, porque, después de los libros, lo que más ama son los
+caballos. Su entusiasmo por la equitación es delirante.</p>
+
+<p class="top5">Por espacio de algunos días se interrumpe la relación del <i>diario</i>.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCII" id="XCII"></a>XCII</h3>
+
+<p class="fecha">
+25 marzo de 1815, día de Pascua.<br />
+</p>
+
+
+<p>¡Qué diferencia entre el día de hoy y el de igual fecha del año pasado!
+Nuestra paz ha sido un sueño solamente.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCIII" id="XCIII"></a>XCIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+22 de julio de 1815.<br />
+</p>
+
+
+<p>¡Con razón decía yo que nuestra paz había sido un sueño solamente! ¡Cuán
+cruel ha sido el despertar! Otro sueño de desdichas que ha durado tres
+meses; pero volveremos otra vez, así lo espero, a ser dichosos. ¡Quiera
+Dios que así sea para todos! La vuelta de Bonaparte nos ha costado
+muchísima sangre. La Francia está arruinada. Tenemos todavía en nuestro
+suelo muchísimas tropas extranjeras, y temo que el tratado no esté
+firmado aún; pero entretanto las condiciones son crueles. Esta es
+nuestra situación.</p>
+
+<p>No he de repetir aquí todos los acontecimientos surgidos durante estos
+últimos ocho meses; demasiado escritos quedarán en todas partes.
+Solamente diré que a los primeros rumores de la vuelta de Bonaparte,
+Alfonso corrió a París, adonde le llamaban sus aficiones y su deber; que
+acompañó al rey hasta Bethune en medio de las mayores penas y fatigas;
+que una vez allí, después de recibir la licencia y las gracias de los
+príncipes, volvió a reunírseles, rodeado también de grandes peligros; y
+que algún tiempo después, volvió a salir para Suiza. Pero ocurrió la
+batalla de Mont-Saint-Jean, regresaron nuestros príncipes y regresó
+también Alfonso a la patria, dirigiéndose a París, donde actualmente se
+encuentra, haciendo las diligencias necesarias para obtener un empleo
+diplomático. Abrigamos muchas esperanzas de conseguirlo.</p>
+
+<p>¡Qué horribles angustias hemos pasado! Basta decir que Mâcón ha sido
+tomado a mitad de la noche, que yo desperté a las dos de la madrugada
+entre el espantoso estruendo de los cañones, obuses y fusilería,
+vivísimo en todas las calles, y los más siniestros gritos de
+desesperación y de dolor. Nos creíamos todos perdidos. Me levanté de la
+cama e hice levantar a Cesarina, la única de mis hijas que se encontraba
+conmigo a la sazón, y una y otra, puestas de rodillas ante un Santo
+Cristo, esperábamos el momento del sacrificio ofreciendo nuestras almas
+a Dios.</p>
+
+<p>Luego pareció irse calmando todo. Los austriacos quedaron triunfantes,
+pero no abusaron de la victoria; hubo algunas casas saqueadas pero
+fueron aquellas en que se defendió el enemigo. Nosotros no recibimos el
+menor daño personal, gracias a Dios, pero materiales, ¡tenemos ya
+sufridos tantos!</p>
+
+<p>He aquí lo que me ocupó después del día 17 de septiembre: Cecilia, hace
+como cinco semanas, tuvo una niña que cría ella misma y se llama
+Celenia. Todo marcha muy bien. Alfonso sigue en París aún. Tanto como
+deseamos las mujeres ser madres, y ¡ay! el serlo en estos tiempos hace
+temblar al espíritu más fuerte.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCIV" id="XCIV"></a>XCIV</h3>
+
+
+<p>Nuevamente sonríe a mi madre la dicha, y sólo satisfacción y contento
+rebosan sus escritos. El día 13 de octubre de 1815 se publicaron los
+esponsales de su segunda hija Eugenia, con M. Coppens de Hondschoote,
+joven oficial, teniente coronel del regimiento que guarnece Mâcón, hijo
+del antiguo señor de la villa de Hondschoote en Flandes. Una simpatía
+mutua condujo el asunto rápidamente a su desenlace. Celebrose la boda en
+Mâcón en el mismo día en que se inauguró una iglesia nueva. En la
+descripción de esta ceremonia de familia se adivina una alegría maternal
+inexplicable.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Acordose que la boda se celebraría en la iglesia nueva que debía
+bendecirse en igual día; pertenecíamos a esta parroquia y estaba muy
+cerca de nuestra casa. Luego, después de la bendición nupcial, que
+atrajo mucha gente a la iglesia, nos retiramos. Todos mis hijos venían
+junto a mí; Cecilia y Alfonso habían llegado hacía poco; mi pequeñita
+Alicia estaba también; el tiempo era precioso: nos acompañaba toda la
+oficialidad con su música tocando alegres aires. Eugenia estaba
+encantadora: llevaba un vestido de tul bordado, un velo de raso blanco,
+una guirnalda de lirios y rosas blancas y un ramo de las mismas flores;
+estaba verdaderamente hermosa. Su marido, que tiene una arrogante
+figura, iba radiante de satisfacción. Las calles estaban atestadas de
+gente, así como la iglesia y sus alrededores; al volver, tuve muchísimo
+miedo de que hubiese alguna desgracia, pero se tomaron muchas
+precauciones para evitar los accidentes que la aglomeración de gentes
+pudiera ocasionar.</p>
+
+<p>Casi todo el pueblo estaba invitado a pasar la velada en nuestra casa.
+Como es natural, hube de trabajar mucho para preparar el recibimiento a
+tan numerosa concurrencia. Había dispuesto la sala comedor, que es muy
+grande, para salón de baile; la hice tapizar de un tejido verde, e
+iluminar muy bien. El coronel nos mandó la música del regimiento, que
+fue colocada en una habitación contigua, produciendo muy buen efecto,
+combinada con el salón; mandé quitar la cama de mi cuarto que es muy
+espacioso, e hice colocar una mesa para setenta cubiertos
+aproximadamente, y otras dos en las que podían acomodarse otros tantos
+entre una y otra. En un gran gabinete situado junto a mi dormitorio,
+había igualmente otra mesa para que los caballeros pudieran cenar a
+media noche con toda libertad. Todo esto me dio mucho trabajo
+ciertamente, pero yo lo hice con mucho gusto y todo salió perfectamente.
+Todo el mundo se retiró a la hora conveniente; estuve bastante agitada y
+no fui yo seguramente la única. Cesó la algazara, acompañamos a los
+novios al dormitorio y yo me retiré igualmente, después de rogar a Dios
+por mis hijos y por mí.</p>
+
+<p>Al día siguiente, asistí a la misa mayor, en que oí un buen sermón
+pronunciado con motivo de la inauguración de la nueva iglesia.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCV" id="XCV"></a>XCV</h3>
+
+<p class="fecha">
+19 de junio de 1817.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mi hijo Alfonso se encuentra en este momento viajando en la Saboya,
+acompañado de la familia Maistre, cuyo sobrino, M. Luis de Vignet,
+persona distinguidísima, es muy amigo de él. Este joven, de grande
+ingenio y mucho talento, como el que yo supongo en mi hijo, tiene como
+él también un carácter algo melancólico. Me recuerda la figura que yo
+atribuí en mi juventud a Werther, de Goethe; pero él es, como su
+familia, muy cristiano.</p>
+
+<p>Esta amistad, bajo esta correspondencia, me satisface por mi hijo, que
+tiene necesidad de buenos ejemplos de fe positiva, porque su religión,
+demasiado libre y demasiado vaga al mismo tiempo, me parece producida
+por el sentimiento y no por la fe.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Como ya tengo indicado, mi hijo solicita un empleo diplomático; mi
+hermano mayor y yo hemos despertado en él este deseo que le cuesta
+buenos disgustos. Como quiera que en París no tenemos una protección
+directa para abrir las puertas de las personas influyentes, y nuestro
+nombre, aunque digno, no es de gran resonancia para llamar la atención
+de los ministros, perdemos el tiempo. Alfonso se cansa e impacienta, no
+pudiendo obtener una ocupación activa para su espíritu; y sus disgustos
+recaen sobre mí y me afligen mucho.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCVI" id="XCVI"></a>XCVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+20 de junio de 1817.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy me han hecho una proposición de matrimonio para mi hija tercera,
+Cesarina. El joven que ha pedido su mano, creo yo que le conviene bajo
+todos conceptos; a mí me agrada mucho. Se llama M. de***, y pertenece a
+una conocida familia parisiense, ligada ya de antiguo con la mía.
+Cesarina posee una belleza deslumbradora, completamente italiana; muchos
+dicen que los rasgos de su fisonomía son los de una creación del pintor
+Rafael de Urbino, que se conoce por la <i>Fornarina</i>. Yo no sé lo que en
+esto habrá de cierto, pero sí sabré decir, que es una hermosa criatura
+físicamente considerada, y lo que es algo mejor, muy franca, sencilla, y
+altamente simpática a todo el mundo.</p>
+
+<p>Mi cuarta hija, Susana, será más hermosa aún, pero el género de su
+belleza será completamente distinto; es la estatua del candor y la
+virginidad.</p>
+
+<p>Sofía, menos seductora a primera vista, promete, sin embargo, atesorar
+también grandes atractivos y ciertas cualidades de alma por complemento
+superiores a todos los hechizos. ¡Oh! ¡qué hijas me ha concedido Dios!
+¡Parece que la Providencia y la Naturaleza se hayan puesto de acuerdo
+para favorecerme con sus dones! ¡Qué cuentas deberá rendir esta madre al
+Señor de cielo y tierra!</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCVII" id="XCVII"></a>XCVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Junio de 1818.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mucho trabajo me cuesta el favorecer las inclinaciones hacia el
+apreciable joven M. de***, a quien estimo en mucho a causa de sus
+excelentes cualidades y lo quisiera para esposo de mi hermosa Cesarina.</p>
+
+<p>La familia de mi marido se opone a este matrimonio por razones sociales
+de bien poca monta por cierto, pero yo tengo la seguridad de que habrían
+de ser felices uno y otro. El no tiene fortuna, es verdad, pero yo les
+tendría en mi casa. Estoy obligada a esconder a la familia de mi esposo
+la inclinación que siento por esta alianza, pero si yo hiciese, al
+parecer, cierta violencia, no podría llegar jamás a conseguir la unión
+de estas pobres criaturas. Entretanto me está ello pesando en la
+conciencia; tal vez he cometido un error dejando entrever a estos
+tiernos corazones que al fin se unirán. He consultado sobre este
+particular con un hombre que merece toda mi confianza y me lo ha
+aprobado. ¡Dios mío! haced que resplandezcan mis intenciones: Vos sabéis
+que son buenas.</p>
+
+<p>El joven de***, se muestra más cariñoso y solícito que antes; son sus
+visitas tan frecuentes que temo despierten recelos en la familia; no
+obstante, cuando creo que sus visitas pueden llamar la atención, le
+recibo con alguna frialdad; y él, comprendiendo mis indicaciones
+perfectamente, obra como hombre discreto que es y de virtud
+irreprochable. ¿Qué es lo que sucederá? ¡cuántos tormentos ocasiona eso
+de haber dos espíritus distintos en una misma familia, sobre motivos de
+trascendencia! Encuentro que no se consulta lo suficiente al corazón en
+nuestra sociedad francesa, cuando se trata de un acto tan importante
+como es el del matrimonio. Por suerte para mí, mis parientes dejaron que
+hablase el mío; y gracias a la condescendencia de mis buenos padres, soy
+feliz actualmente.</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCVIII" id="XCVIII"></a>XCVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+18 de julio de 1818.<br />
+</p>
+
+
+<p>M. de Vignet, el amigo de mi hijo, ha estado aquí unos días, acaba de
+ser llamado a París por el embajador de Cerdeña, marqués de Alfieri, a
+quien Alfonso conoce muchísimo. Esto es buen augurio para el porvenir
+diplomático de este joven, quien empezaba ya a descorazonarse. ¡Ah!
+¡cómo quisiera yo ver a mi hijo entrar pronto en una carrera tan digna
+de él! Observo que mi salud va languideciendo de algún tiempo a esta
+parte; yo creo que la causa de ello son los sufrimientos del corazón y
+del espíritu, ocasionados por los contratiempos que mis hijos están
+sufriendo. Es preciso que sobre esto reflexione detenidamente. Pronto
+cumpliré cincuenta y dos años, y como quiera que no he sido de
+complexión fuerte, necesito de mayores cuidados que muchas otras; eso
+debería aumentar mi piedad y hacer que me ocupase solamente de Dios. En
+lugar de esto, parece que mi alma participa de las debilidades de mi
+cuerpo, porque encuentro que me faltan o se debilitan en mí aquellos
+sentimientos vivos que penetran el alma y la elevan al cielo,
+haciéndonos felices en todas las situaciones de la vida; me siento fría,
+e insensiblemente arrastrándome sobre la tierra. ¡Oh! no es esta la
+vejez que se necesita para preparar el alma. Entretanto, ¡Dios mío! mi
+voluntad se dirige todavía hacia Vos, sostenedme y haced que pueda daros
+todo lo que me resta... ¡Ay! ¡qué pobres e indignas de Vos son mis
+ofrendas!</p>
+
+
+
+<h3><a name="XCIX" id="XCIX"></a>XCIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+25 de julio de 1818.<br />
+</p>
+
+
+<p>Nos hallamos en la casa de mi buen cuñado el abate Lamartine, que se
+encuentra enfermo. Continuamente está haciendo regalos a mis hijas, y
+para después de su muerte ha legado a Alfonso esta propiedad de
+Montculot, que aun con un gravamen de doscientos mil francos, le servirá
+acaso de ayuda el día que necesite casarse.</p>
+
+
+
+<h3><a name="C" id="C"></a>C</h3>
+
+<p class="c">
+4 de agosto.&mdash;En el parque de Montculot,<br />
+al lado de la fuente Fayard.<br />
+</p>
+
+
+<p>Esta fuente, pintoresca y apacible como una de la Arcadia, fue celebrada
+en mis composiciones tituladas <i>Armonías</i> con el nombre de</p>
+
+<p class="c">
+LA FUENTE DEL BOSQUE<br />
+</p>
+
+<p>¡Oh! fuente cristalina&mdash;Que saliendo de la roca&mdash;Formando hermosa
+cascada&mdash;Bañas el florido prado&mdash;Y en el mármol de Carrara&mdash;Murmuras con
+impaciencia&mdash;Por salir a la pedrera.&mdash;El delfín que oculto entre la
+hiedra&mdash;Arrojaba por la nariz la blanca espuma, ha desaparecido.
+Centenarias hayas que prestan su sombra&mdash;Al lecho por donde juegas en
+ondas&mdash;Te sirven de templo&mdash;Y de corona, las hojas secas de otoño y el
+verde musgo.&mdash;La vieja pila de mármol ha sido destrozada&mdash;Pero tú,
+siempre generosa&mdash;Devuelves bien por mal a los que te
+ofendieron&mdash;Ofreciéndoles la frescura de tus aguas, limpias como el
+cristal.&mdash;Cuando veo filtrarse cual rocío entre los guijarros&mdash;Las gotas
+cristalinas formando mil colores&mdash;Las ideas de mi niñez vuelven a mi
+imaginación&mdash;Y los recuerdos del pasado, me llenan de tristeza.&mdash;¿Cómo
+quieres que no busque a tu lado alegrías y tristezas?&mdash;Mudo testigo que
+recuerdas hechos y edades pasadas&mdash;¡Cuántos lances has mezclado en tus
+murmullos!&mdash;¡Cómo han corrido mis pensamientos tras de tus ondas!&mdash;Aquí
+me tienes otra vez, fuente deliciosa.&mdash;Yo soy aquél que en otro tiempo
+turbaba tu tranquilidad, con regocijo infantil. Yo soy quien a la sombra
+de los árboles que te rodean, soñé con la gloria cuya senda veo hoy
+oculta por negros nubarrones.&mdash;Mientras lloro ausencias y
+muertes&mdash;Reclina la cabeza sobre las piedras que te circundan.&mdash;Yo soy
+aquél, que rendido de cansancio&mdash;Llegó a ti, con el rostro oculto entre
+las manos&mdash;Derramando lágrimas que empañan tu pureza cristalina&mdash;A
+confiarte tu pesares; porque tú sola contestas a tus lamentos.&mdash;A
+escuchar las armonías que producen tus cascadas.&mdash;Pero ¡ah! que no
+pueden tus olas seguir a mis ideas&mdash;Rápidas como el viento que arrebata
+la hojarasca que se extiende a tus pies.&mdash;Algunas veces, trepando por la
+escarpada pendiente&mdash;Llego al punto donde tienes tu nacimiento&mdash;Y te
+contemplo cual hija de las nubes, flotando entre vapores.&mdash;Fuera
+imposible sin ti, la vida en estas soledades.&mdash;Calmas la sed del césped
+que, al besarte, bebe tus cristales gota a gota.&mdash;Y aunque el duro
+pedernal intente devorarte en su seno&mdash;Te alejas juguetona, y corres a
+llevar tus virginales perlas&mdash;A los más profundos huecos de las
+montañas.&mdash;Reflejando en el camino el hermoso transparente del cielo&mdash;El
+desierto se anima con tu presencia&mdash;Y a un aliento de tus aguas&mdash;Se
+inclina el árbol añoso&mdash;Cobijándote en sus ramas.&mdash;A tu lado, los
+alegres pajarillos cantan sus amores&mdash;Y los hombres han de arrodillarse
+para beber de tus aguas.&mdash;«Aquí beberá el caminante», dijo una voz. Y
+tú, fiel a esta consigna&mdash;Avisas al hombre cuando por tu lado pasa&mdash;Con
+el sordo murmullo que produce el líquido, al caer en el recipiente.&mdash;Y
+al que se detiene a contemplarte&mdash;Le dices satisfecha:&mdash;Este prodigio
+que admiras, obra de Dios es.&mdash;Mis murmullos son el himno que
+constantemente elevo al autor de la Naturaleza. Yo siento en el corazón,
+¡oh, fresca fuentecilla!&mdash;Tantas ideas como ondas tiene tu pilón.&mdash;Y al
+aproximar mis labios a tus aguas&mdash;Brotar de mi pecho el amor, y
+escaparse el ruego de mi boca con acento rápido&mdash;Y exclamo: Señor, te
+adoro, acepta mi triste llanto.&mdash;Hoy contemplo tus riberas&mdash;Bien
+distintas por cierto de ayer.&mdash;El viento se ha llevado las hojas, y
+hasta el cisne ha cambiado su blanco plumaje.&mdash;No tardará mucho tiempo
+en ver caer mis blancos cabellos sobre ti&mdash;Cuando vengas a visitarme,
+apoyándote en los troncos de las hayas tus eternas
+compañeras.&mdash;Entonces, contemplándote de nuevo, reflexionaré todo lo
+pasajero de esta vida.&mdash;Comparándola con tus gotas que convertidas en
+olas&mdash;Mueren en el mar después de haber corrido alegres el
+camino&mdash;Cubierto de flores unas veces, de espinas otras.&mdash;Y así es la
+vida, ¡Dios mío!&mdash;Tras de la noche la aurora.&mdash;Y las olas corren
+siempre&mdash;Cual la vida seductora.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Posteriormente he visto que mi pobre madre también meditaba sobre la
+fuente del Bosque y por cierto, más cuerdamente que yo.</p>
+
+<p>Continuemos el <i>diario</i>.</p>
+
+
+<p class="fecha">
+4 de agosto de 1818.<br />
+</p>
+
+<p>Es la una de la tarde, y vengo de dar un paseo por la fuente Fayard: es
+un sitio delicioso en extremo: me gusta ir allí a reflexionar y rezar al
+mismo tiempo porque lo uno es consecuencia de lo otro. Doy gracias a
+Dios por los beneficios que me hace, que son muchísimos. Al fin vuelvo a
+encontrar los mismos sentimientos de otros tiempos. Tengo observado que
+cuanta mayor es mi soledad y mi retraimiento del mundo, soy más piadosa
+y feliz. Pero no hay remedio; debo alejarme de aquí: debo volver a mis
+tareas ordinarias, a mis deberes, a mis incertidumbres.</p>
+
+<p>Tened piedad de mí, Dios mío; tiemblo por lo que he de sufrir yo y por
+lo que habrán también de sufrir mis hijos Alfonso y Cesarina y mi buena
+amiga madame Paradis que necesita de mí en estos momentos. Valor y
+prudencia.</p>
+
+<p>Esta mañana, durante el paseo, recordaba las veces que he estado aquí, y
+son seis, y he pensado que mi <i>diario</i> me es de mayor utilidad que a
+otras muchas personas, porque tengo poquísima memoria, y al mismo
+tiempo, porque gusto de ir recordando todo lo que me ocurre en
+diferentes circunstancias en que me voy encontrando; veo también, que
+no es de menor utilidad para mi alma.</p>
+
+<p>Estoy leyendo los sermones de Massillón y la <i>Odisea</i>; mis hijas leen la
+historia antigua.</p>
+
+<p>¡Pobres hijas mías! Se están portando como quienes son: alegres y buenas
+por todo extremo.</p>
+
+<p>Mas, ¡ay! ¿las dirijo yo como debo? ¿No tengo que echarme algo por ello
+en cara? ¿Tendré la culpa de las dificultades en que me encuentro por
+causa de Cesarina? ¡Oh, Dios mío, Dios mío! Vos sois mi única esperanza;
+no me abandonéis en manera alguna; reparad mis faltas; apiadaos de mis
+hijos y de mí.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CI" id="CI"></a>CI</h3>
+
+<p class="fecha">
+15 de agosto de 1818.<br />
+</p>
+
+
+<p>Los disgustos que he sufrido por causa de mis hijos, acortarán mi
+existencia y acabaré por sucumbir bajo el peso de tanto sufrimiento. Yo
+he sentido sus penas con mayor fuerza que ellos mismos. La ociosidad de
+Alfonso me consume. ¿Por ventura ha nacido para esto? Me lo he
+encontrado solo en Milly donde se quedó antes, tranquilo, pero triste, y
+tanto o más que nunca viviendo entre sus libros, y de cuando en cuando
+escribiendo versos que no enseña jamás. Algunas veces, sus amigos, M. de
+Vignet y M. Virieu, me hablan de él con especial entusiasmo; pero ¿de
+qué le sirven sus talentos así encerrados, en el supuesto de que
+verdaderamente lo sean? Por otra parte, ¿qué ha de ser esta poesía que
+reconcentra sus ecos en un joven devorado por el deseo de actividad?</p>
+
+<p>La causa de mi excesiva alegría por la vuelta de los Borbones, fue
+porque esperaba que la familia no se opondría entonces a esta necesidad
+de obrar, y que estos príncipes, a quienes habíamos servido en la
+desgracia, emplearían a mi hijo en alguno de los muchos cargos de que ha
+de ser capaz; ¡pero después de tres años no hemos tenido de ellos ni una
+sola mirada!</p>
+
+<p>No dejo de comprender que, así los príncipes como los ministros, están
+abrumados de solicitudes a su alrededor, y que no pueden dirigir sus
+miradas hasta el fondo de las provincias para ir escogiendo y
+clasificando los talentos jóvenes y desconocidos. Es preciso resignarse
+al olvido. Al fin y al cabo esto no vale la pena de disgustarse; pero
+¡ah! que mi hijo está en la edad de las ilusiones, que son para él lo
+que para mí las realidades. Acaso el sentimiento secreto que en él
+adivino procede de este desengaño sufrido. Porque no es natural ni
+corriente que un joven de su imaginación y de sus años, se abandone y
+encierre en la soledad más absoluta; aparece como que haya perdido por
+la muerte o por otra causa cualquiera, algún objeto querido, cuya falta
+ocasiona en él tristeza tan profunda.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CII" id="CII"></a>CII</h3>
+
+<p class="fecha">
+12 de septiembre de 1818.<br />
+</p>
+
+
+<p>Alfonso recibió ayer un paquete de cartas de su mejor y más íntimo
+amigo, M. de Virieu, quien le llama a París inmediatamente. El ha
+vendido su caballo para hacerse con cien pesos; yo le he dado además
+todas las economías que poseo. Ya ha partido. M. Virieu, quien ha
+ingresado en la carrera diplomática y se interesa por Alfonso tanto como
+él mismo, le decía en sus cartas que el conde de Lagarde, nuestro
+embajador en España, estaba decidido a llevarle consigo a Madrid.
+¡Quiera Dios que este proyecto se realice!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Todo ha fracasado. Alfonso acaba de volver más descorazonado que nunca
+por los acontecimientos que le vuelven a sepultar nuevamente en la
+inacción y la oscuridad. M. de Lagarde, que le conoce, y que hubiera
+deseado llevarle consigo, no le ha sido posible, y ha partido, para
+Madrid, dejando a mi pobre hijo en el mayor desconsuelo.</p>
+
+<p>¡Si yo pudiera obtener para mi hijo la resignación que yo poseo! Pero el
+es joven y es natural que sus pensamientos sean distintos a los míos.</p>
+
+<p>El proyectado casamiento de mi Cesarina, resulta decididamente
+irrealizable, me he visto obligada a decírselo así a este pobre joven.
+La familia se ha obstinado en la negativa más absoluta; estoy
+desesperada y he llorado mucho; el pobre joven parece resuelto a esperar
+aún contra toda esperanza. También Cesarina está muy triste, pero bien
+penetrada de su deber; teme, dice, que si fuerza por sí misma las
+repugnancias, el descontento de aquellos de quienes nosotros dependemos
+recaiga sobre mí. ¡Lástima grande que así se rompan las esperanzas de
+dos almas puras que sentían una hacia la otra cierta inclinación
+natural, por cierto bien inocente! Afortunadamente, el tal efecto no
+constituía para Cesarina una pasión absoluta, y si únicamente una
+simple disposición amorosa, y el reconocimiento natural en quien se ve
+amada con vehemencia. ¡Pobre muchacho!</p>
+
+<p>Me han hablado de otro matrimonio para mi hija con un hombre de mucho
+mérito que ha pedido su mano; he conferenciado con ella sobre el
+particular, y parece que se presta a la realización de dicho proyecto;
+creo que ha reflexionado y está resuelta. No he podido comprender si
+ella se ha manifestado condescendiente por sacarme de apuros o si ve
+alguna razón de conveniencia particular: yo procuraré estudiar este
+asunto con detenimiento. Alfonso me dice (y tiene mucha razón), que no
+haga violencia alguna contra los sentimientos y afecciones que pueda
+profesar a otra persona.</p>
+
+<p>Me dice también mi hijo, que si es necesario él me apoyará contra todas
+las oposiciones de la familia, hasta el momento en que sea completamente
+libre de seguir sus inclinaciones naturales; Cesarina, al oír esto ha
+contestado que no había experimentado más que el natural sentimiento en
+toda persona reconocida a otra a quien ha inspirado una pasión, y que
+seguiría sin pesar alguno la voluntad de la familia, que se uniría sin
+repugnancia al hombre apreciable que se le destinaba; parece, por lo
+tanto, que hay en ello tanta reflexión como simpatía. ¡Feliz el marido a
+quien la Providencia le depare tan angelical criatura!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Al poco tiempo, o sea el 21 de febrero de 1819, se ve que la obediencia
+de Cesarina se trocó en verdadera felicidad, al menos en apariencia.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CIII" id="CIII"></a>CIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo, 21 de febrero de 1819.<br />
+</p>
+
+
+<p>El día 17 hemos llegado a Chambery; están los caminos intransitables y
+hemos hecho el viaje en largas jornadas. La mayor parte de la familia
+nos esperaba con impaciencia; hemos sido recibidos como príncipes.
+Cesarina parece estar en su elemento, simpatizando con las gentes de
+este país, que son buenas y sencillas; nos colman de atenciones, que
+verdaderamente puedo calificar de amistosas.</p>
+
+<p>Felicítome mucho todos los días por este casamiento, que tantos
+disgustos me ha costado figurándome que había dificultades de verdadera
+monta para realizarlo.</p>
+
+<p>La figura de M. de Vignet no es muy notable; su fortuna es mediana; temí
+muchas veces cometer un disparate; ¡y he sido yo quien lo ha hecho todo!
+Rogué muchísimo a Dios que me diera acierto y que aclarase mis dudas, y
+veo ahora con satisfacción que todo lo que pueda llamarse verdaderamente
+cuerdo y razonable, se encuentra en este matrimonio. He podido
+comprender que Cesarina no ha encontrado la menor repugnancia en la
+figura de M. de Vignet; estoy segura de que le amará... Tengo la
+satisfacción de ver que no me he equivocado; Cesarina le ama en efecto.</p>
+
+<p>La reputación de M. de Vignet está bien cimentada y es hombre de grande
+ingenio, muchos conocimientos y méritos de toda especie; su familia es
+de las principales de este país, y es seguro que llegará a ocupar los
+puestos más eminentes a que pueda aspirar, dada la carrera que tiene,
+así por propios méritos como por el apoyo de su tío el conde de Maistre,
+actual canciller. Tiene una hermana, buena y amable, que vive con él, y
+un hermano, antiguo amigo de Alfonso, el cual ha resultado ser la
+principal causa de este matrimonio.</p>
+
+<p>Soy, por lo tanto, muy dichosa en haber encontrado una salida tan
+honrosa para reparar todas las imprudencias que a causa de mi debilidad,
+había cometido. ¡Cuántas veces yo misma me he reprochado aquella
+conducta!</p>
+
+<p>Pero en medio de la satisfacción que siento, recuerdo con honda pena al
+joven que tan enamorado estaba de Cesarina y al cual apoyaba en sus
+pretensiones. ¡Pobre joven! ¡Cuánto habrá sufrido!... Puesto que no
+queda ya ninguna esperanza, es preciso, pues, romper del todo, lo antes
+posible; Dios me ayudará como me ayuda siempre, y yo no me cansaré de
+repetirle millones de veces mi reconocimiento por los beneficios que me
+concede.</p>
+
+<p>Con gran lucimiento hemos celebrado la boda aquí y en Mâcón.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CIV" id="CIV"></a>CIV</h3>
+
+<p class="fecha">Martes, 9 de marzo 1819, en Saint-Amour
+en el Franco Condado.<br />
+</p>
+
+
+<p>Al salir de Chambery el jueves, día 4, he realizado mi proyecto de
+atravesar el monte Chat para venir aquí, en donde me encuentro desde el
+viernes, día 6, a la caída de la tarde: ha sido una larga jornada por
+aquellos espantosos caminos y ásperas pendientes. M. de Costa, que posee
+un castillo al pie del monte, nos ha proporcionado dos caballos para la
+subida; a pesar de ello me he visto precisada a caminar a pie en varias
+de las numerosas y casi inaccesibles revueltas de la carretera, donde
+era preciso contener las cabalgaduras; yo estaba llena de miedo viendo,
+a una profundidad enorme y espantosa, grandes precipicios y el lago
+Bourguet, en el cual podíamos sepultarnos al más pequeño descuido.</p>
+
+<p>El descenso a la otra parte de la montaña, es al principio más suave,
+pero, en Yenne, la pendiente vuelve a empezar de nuevo; viene a ser una
+limitadísima cornisa sin parapeto, pegada por una parte a las
+elevadísimas rocas de la montaña y teniendo en la otra, sin el menor
+amparo, el caudaloso Ródano a tres o cuatrocientos pies de profundidad.
+A la otra parte del río existen aún las enormes rocas donde estuvieron
+las célebres prisiones de Pierre-Chatel, cuyo edificio pertenecía al
+Estado. El paisaje es allí magnífico e incomparable: entre dos rocas
+enormes hay un desfiladero: después de los días transcurridos, aún temo
+que aquellas masas de prodigiosa altura se desprendan y nos sepulten
+entre sus peñascos.</p>
+
+<p>En todo se admira la inmensa pequeñez de los hombres y el poder de Dios.
+Si reflexionáramos detenidamente lo poco que somos y valemos, siempre
+estaríamos prevenidos para recibir la muerte, porque cualquier accidente
+puede ocasionarla: no es así, sin embargo... ¡Oh! el orgullo humano es
+grande. El hombre no advierte lo que la Naturaleza le muestra
+constantemente; esto es, la realidad de lo eterno.</p>
+
+<p>¡Cuánto orgullo hay en este bajo mundo!</p>
+
+<p>¡Cuánta demencia!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Me encuentro en casa de mi hija Cecilia, descansando de mis fatigas
+cotidianas; ella vive completamente dichosa; es adorada de todo el mundo
+por su dulce carácter, y se ve rodeada de hermosísimos hijos cuyo número
+aumenta cada año. Este pueblecito de Saint-Amour es delicioso. He tenido
+ocasión de entregarme a mis reflexiones; tuve un gran disgusto al
+separarme de mi Cesarina, y ella, por su parte, lo tuvo también al verme
+partir. Siempre que estoy turbada y abrumada, despejo mi cabeza
+reflexionando. Pero jamás sabemos de cierto en este mundo cuándo obramos
+bien o mal: Dios lo quiere así para tenernos humillados siempre en
+nuestra propia desconfianza. A él recomiendo continuamente aquella hija
+querida, que dejé rodeada de una familia llena de virtudes de todo
+género, y particularmente de piedad, dispuesta, al parecer, a amarla más
+cada día.</p>
+
+<p>Goza su esposo de mucha consideración, y aunque tiene más edad que ella,
+se aman entrañablemente. Ella alternará con lo mejor de la sociedad del
+país. Sus haberes, dado el cargo que desempeña su marido, son
+suficientes a sus necesidades, porque aun cuando en el fondo no sea su
+fortuna muy considerable, es seguro que la irá aumentando rápidamente.
+En Chambery abunda poco el lujo, todas las fortunas son limitadas:
+tengo, pues, motivos para creer que ha de vivir con desahogo y
+tranquilidad.</p>
+
+<p>La que hoy empieza a ocuparme es mi Susana, belleza de otro género, pero
+belleza incomparable que llamo la atención de toda la sociedad de
+Chambery y de la juventud de Piamonte, donde me la llevé cuando fuimos
+a acompañar a su hermana para el casamiento. No se oían más que elogios
+para ella, pero es tan cándida y sencilla, que no se preocupa lo más
+mínimo de su belleza. Se me habló ya de un buen partido para colocarla.
+¡Ah! ¡Si yo pudiese casarla más cerca de mí, y casar también a Alfonso!
+Quién sabe, Dios mío, si de esta suerte olvidaría esta dichosa carrera
+que le tiene preocupado y que acaso no conseguirá jamás.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CV" id="CV"></a>CV</h3>
+
+<p class="fecha">
+Mâcón, 18 de marzo de 1819.<br />
+</p>
+
+
+<p>Otra vez me hallo en Mâcón, pero muy intranquila, porque el encono de
+los partidos políticos se halla en Francia muy excitado. A mi marido y a
+mí se nos critica porque no participamos de la cólera de nuestros
+correligionarios los realistas; esto, a mi entender, no es religioso ni
+realista; que los hombres no creo hayan sido llamados al mundo para
+injuriarse. Tanto mi marido como yo, nos hemos visto obligados a
+separarnos de nuestras más íntimas relaciones sociales, encerrándonos en
+nosotros mismos: nosotros nos contentamos siendo fieles a los Borbones,
+sin perder por esto nuestra sangre fría, nuestro espíritu de justicia ni
+nuestras almas. ¿No existen acaso bastantes pasiones a que hacer frente
+dentro de nosotros mismos, sin necesidad de encender los odios políticos
+en que arden en este momento los espíritus? Dice mi marido que él dio
+su sangre a los Borbones el 10 de Agosto y que está dispuesto a
+derramarla nuevamente: pero que él no abandonará jamás su buen sentido a
+los furores de sus partidarios. Sin embargo, está triste y sufre mucho.
+Así, dice él, es como se fomentan las guerras civiles. Los enemigos de
+los realistas también están excitadísimos, de suerte que nos encontramos
+en medio de dos partidos y en nuestro propio país proscritos y
+sospechosos a unos y a otros. ¡Dios mío, derrama sobre todos el espíritu
+de paz y de justicia! Alfonso ha partido otra vez para París. ¿Qué
+objeto tendrá su viaje?</p>
+
+
+
+<h3><a name="CVI" id="CVI"></a>CVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+11 de junio de 1819.<br />
+</p>
+
+
+<p>He hablado con la señora de ***; es la italiana más bella y simpática
+que he tenido jamás ante mis ojos; posee una especie de irradiación
+dulce y viva a la vez, que subyuga el corazón al mismo tiempo que
+deslumbra la vista: el sonido de su voz, unido a cierto acento
+extranjero, despiden una emoción y una ternura que atraen y encantan a
+la vez. Me ha traído noticias de mi Alfonso, a quien dice que ha visto
+muchas veces en París; me ha recitado versos de mi hijo que yo
+desconocía por completo; son una especie de cadencias entre religiosas y
+melancólicas, dentro de las cuales se observa una pasión juvenil que no
+me atrevo a definir.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CVII" id="CVII"></a>CVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 4 de junio de 1819.<br />
+</p>
+
+
+<p>Ha llegado Alfonso y está muy bien de salud. Encuentro en él algo nuevo
+que le preocupa mucho. Parece que ha adquirido en Chambery relaciones
+con una joven inglesa, con quien tiene deseos de contraer matrimonio, y
+según cuenta, ella también le quiere; y ambos están resueltos, mediante
+el permiso de sus padres, a seguir adelante con sus relaciones. ¡Cómo se
+complace la Providencia en realizar mis más puros deseos! Cuando yo me
+impacientaba y desesperaba viendo a mi hijo sin ocupación, y sin objeto,
+vagando de un país a otro para distraerse en vanas inutilidades o en
+devaneos perjudiciales, he aquí cómo esta misma Providencia nos presenta
+de pronto y como de la mano, a esa extranjera que parece ser una mujer
+perfecta, y capaz de contener su alma dentro de la felicidad que
+proporciona una vida honrada. ¿Qué resultará de todo esto? Sea lo que
+Dios quiera.</p>
+
+<p>La joven inglesa es conocida de Cesarina: esto me ha causado mucha
+alegría. Sin ser una belleza, muchas veces más perjudicial que útil a
+quien la atesora, es agradable y graciosa, tiene una figura admirable, y
+una cabellera como hay pocas; de educación esmerada, mucho talento e
+ingenio superior; pertenece a una familia notable de Inglaterra muy bien
+relacionada y emparentada; sin ser rica, su madre, que es viuda, tiene
+una posición desahogada; la joven es hija única; su padre fue coronel
+de las milicias inglesas durante las amenazas de la invasión
+bonapartista.</p>
+
+<p>Habiendo recibido muy bien a los emigrados franceses en su casa de
+Londres, acogió muy particularmente a una gran dama emigrada de Saboya,
+conocida por la señora marquesa de la Pierre, a quien tuve el honor de
+conocer en casa del gobernador de Saboya con motivo del casamiento de
+Cesarina. Es una persona que ha debido ser de una belleza
+extraordinaria.</p>
+
+<p>Esta dama pasó todo el tiempo del destierro de los reyes de Cerdeña en
+Inglaterra, hasta el 1818; tuvo algunas hijas nacidas y educadas en
+Londres; estas niñas han vivido después de su infancia, como hermanas,
+con la joven inglesa, su amiguita. A su vuelta a Saboya, hicieron que la
+amiga viniese con ellas para prodigarle a su vez la hospitalidad que de
+ella habían recibido; estaban, como es natural, satisfechas de poderle
+ofrecer su patria, su castillo, cuantas consideraciones gozaban en su
+provincia y en los dominios que les habían sido restituidos en parte.
+Actualmente habitan una magnífica quinta con un gran jardín al extremo
+de uno de los arrabales, situados a poca distancia de Chambery; esta
+quinta es el centro de reunión de la sociedad más distinguida e
+ilustrada de aquella deliciosa población. Allí se dibuja, se pinta, se
+dan conciertos, se monta a caballo; es una especie de cantón inglés
+transplantado a Saboya. Cesarina va allí muchas veces, y su cuñado, Luis
+de Vignet, el amigo de Alfonso, está casi siempre; hace versos y se los
+lee a las señoritas de la reunión; les ha leído también algunos,
+escritos por Alfonso, que han sido celebrados por la concurrencia:
+cuando se le interroga sobre su amigo, hace de él un elogio exagerado,
+le compara a cierto joven poeta inglés, cuyo nombre no recuerdo en este
+momento: únicamente sé que ha escrito poemas fantásticos que hoy gustan
+mucho, y les ha prometido presentar a su amigo cuando pasara por
+Chambery de regreso de Suiza: Alfonso se encontraba entonces en aquel
+país solo, y habitaba en la cabaña de un pescador a la orilla de un
+lago.</p>
+
+<p>He aquí cómo ocurrió el caso, que viene a ser por cierto algo novelesco.</p>
+
+<p>La fama adquirida por Alfonso, gracias a las exageraciones de su amigo,
+hizo que hubiera de presentarse en Bissy, quinta de recreo del coronel
+de Maistre en Chambery.</p>
+
+<p>Tenían todos grandes deseos de conocer al hermano de Cesarina, y creían
+que su aspecto había de ser elegante, como sus composiciones poéticas, y
+simpático como su hermana. No pudo ocultar la joven inglesa su pasión
+por las poesías del joven francés, y su madre, que hace siempre lo que
+su hija quiere, sonrió sin disgusto a esta inclinación. Alfonso ha sido
+por unas semanas el favorito de la casa; y aprovechando esta
+circunstancia, hizo hablar a Cesarina con madame de la Pierre, para que
+esta señora lo hiciera a su vez con la madre de la joven inglesa. Pero
+la gran dificultad que me tiene intranquila ha de venir de nuestra
+parte, sobre todo de mis cuñadas de aquí; porque la joven de que se
+trata es protestante. Sin embargo, Cesarina (que tiene también muchas
+ganas de casar a su hermano), me asegura que la amiga de las señoritas
+de la Pierre, se ha aficionado a la religión católica, diciendo que ya
+hubiera abjurado del protestantismo, si no hubiese temido disgustar a su
+madre. Si ella ha prometido sinceramente a Cesarina entrar en nuestra
+religión, y educar sus hijos en nuestra fe, creo que habrán terminado
+con esto los obstáculos.</p>
+
+<p>¡Qué de disgustos me cuesta el ir venciendo las dificultades que se
+oponen al bienestar de la familia y sobre todo la tranquilidad de mis
+hijos!</p>
+
+<p>¿Y qué puede haber más antipático a los ojos de los tíos y tías de
+Alfonso, tan severamente razonadores, que este casamiento tan novelesco
+con una extranjera? Apenas me atrevo a hablar a mi marido y a sus
+hermanos, y de no ser así, no puede llevarse adelante el matrimonio.
+Toda la fortuna de la familia está en sus manos; Alfonso no tiene más
+que la corta pensión que le asignó su padre, y unos cincuenta mil
+francos sobre la propiedad de Saint-Point, cuando faltemos nosotros.
+Todas las heredades de mi padre político son de mis cuñados y cuñadas;
+si ellos no lo aseguran en el contrato, ¿cómo presentar así un joven sin
+carrera y sin fortuna a una familia más rica que nosotros? El amor lo
+compensa e iguala todo para los jóvenes, pero ellos no son los que
+cierran los contratos.</p>
+
+<p>Estoy tan preocupada que no puedo conciliar el sueño.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CVIII" id="CVIII"></a>CVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+9 de noviembre de 1819.<br />
+</p>
+
+
+<p>Todo ha terminado. Alfonso está de vuelta. La madre de la joven inglesa
+se ha llevado su hija a Turín para alejarla de él, pero tengo la
+seguridad de que ellos se escriben de cuando en cuando. Estoy muy
+triste. Mi marido, disgustado por nuestra pena, por la pérdida de las
+cosechas, y por las deudas de su hijo que es preciso pagar antes de que
+se case, para que la familia a quien se una no resulte engañada; mi
+marido, digo, desea vender la casa de Mâcón y retirarse al campo; quiere
+vivir completamente aislado de las gentes. Si lo hace así, ¿cómo voy a
+colocar las dos hijas solteras que me quedan? ¿Quién vendrá por ellas al
+fondo de una pobre aldea? Semejante conversación con mi esposo y el
+temor de que venda la casa, me ha hecho derramar muchas lágrimas esta
+noche. Mis dos hijas pequeñas me han visto llorar, y en seguida han
+corrido ambas a encerrarse sin ruido en el gabinete de las Musas, junto
+a mi alcoba (en este gabinete están esculpidas en la madera de los
+arrimaderos, las nueve Musas). Al entrar yo en el referido gabinete, he
+sorprendido a las dos arrodilladas, rogando y llorando ante Dios para
+que me consuele. ¡Qué dichosa me he considerado al ver la ternura y la
+sensibilidad de mis piadosas hijas! Pero ¡ay! ello no hace sino
+disgustarme más al ver que no puedo ocuparme como debo del porvenir a
+que son acreedoras, por las virtudes que atesora su corazón.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CIX" id="CIX"></a>CIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+25 de diciembre de 1819.<br />
+</p>
+
+
+<p>Esta mañana ha marchado Alfonso: he notado que estaba muy triste. El
+señor barón de Mounier, que le aprecia mucho, le ha escrito que vaya
+inmediatamente a París, porque tiene alguna esperanza de hacerle
+entrar.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CX" id="CX"></a>CX</h3>
+
+<p class="fecha">
+6 de enero 1820<br />
+</p>
+
+
+<p>Nada de nuevo, si no es que me ha escrito diciéndome que Alfonso ha sido
+bien recibido con mucha distinción entre personas de la mayor
+concurrencia, donde su personalidad y sus talentos produce, según la
+expresión de Mme. Vaux, mi hermana, un tipo de entusiasmo. Ella me cita
+los nombres de una multitud de personas entre las cuales he conocido sus
+madres en mi juventud: la princesa de Talmont, la princesa de la
+Tréouille, Mme. Raignecourt, la amiga de Mme. Elisabeth, Mme. de
+Saint-Aulaire, la duquesa de Broglie, hija de Mme. de Staël, Mme. de
+Montcalm, hermana del duque de Richelieu, Mme. Dolomieu a que conocí en
+la casa de la duquesa d'Orléans; y muchos hombres eminentes que se
+apresuraron a ofrecerle su amistad, a él antes tan oscuro; el joven
+duque de Rohan, el virtuoso M. de Montmorency, M. de Molé, M. Lainé, de
+quien se dice ser un gran orador, M. Villemain, discípulo de M. de
+Fontanes, que conoció en casa de M. Decazes, el favorito del rey, y
+otros más que no recuerdo. Puede decirse que es ya conocido de todo el
+mundo; empieza a sentirse una especie de rumor sordo precursor de la
+gloria. ¡Qué satisfacción para una madre ver a su hijo en el pináculo de
+la fama!... Estoy satisfecha de la inesperada acogida de que ha sido
+objeto mi hijo, pero pido a Dios antes que la gloria y los honores, que
+sea un hombre digno, y buen cristiano, como lo es su padre. Todo lo
+demás, ya lo he dicho otras veces, no es más que vanidad.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXI" id="CXI"></a>CXI</h3>
+
+
+<p>Hay aquí una interrupción: el manuscrito no continúa. Aquella pobre
+madre ha hecho un viaje a París. He aquí la causa. Habíanla escrito de
+allá, que su hijo estaba enfermo de una afección al pecho; púsose en
+camino la noche del 12 de febrero en compañía de su hija Susana, joven
+de dieciséis años, más parecida por su belleza a un ángel que a una
+criatura humana. En sus notas de viaje se observa ligeramente que en
+Chalón-sur-Saona tuvo el disgusto de encontrarse con una mascarada
+grotesca, en la cual todos los objetos de su devoción, esto es, la
+piedad, la religión, la monarquía y el pudor, estaban groseramente
+ridiculizados; su alma se contrajo dolorosamente bajo este que le
+pareció funesto augurio, presintiendo alguna catástrofe; al pasar por
+Auxerre, una voz salida del fondo de un coche público, gritaba con voz
+de trueno: «El duque de Berry ha sido asesinado». Aquella buena madre
+llegó a París tristemente emocionada, pero sin ver cumplidos los fatales
+augurios. Su hijo había entrado en el primer período de convalecencia y
+había sido asistido cuidadosamente por sus amigos, los cuales se
+hallaban a su lado en la pequeña bohardilla que le servía de habitación.
+Su alegría fue inmensa y pronto olvidó las malas impresiones recibidas
+durante el viaje, al saber que las primeras poesías de su hijo debían
+aparecer luego impresas en un pequeño volumen. Esas poesías le habían
+conquistado en poquísimo tiempo las simpatías generales y un buen
+nombre. M. de Talleyrand mismo, este juez desdeñoso e infalible, acababa
+de dar la señal de admiración. La dichosa madre recibió una carta al día
+siguiente de la publicación del tomo de su hijo. El diplomático decía a
+la princesa*** que le había proporcionado el volumen: He pasado la mayor
+parte de la noche leyendo. Mi insomnio es una sentencia. No soy profeta,
+no puedo deciros cuál será el efecto que produzca en el público, pero el
+público mío, que lo componen mis impresiones, y que se oculta bajo mis
+blancos cabellos, oigo que dice: «Aquí hay un genio». Ya tendremos
+ocasión de hablar más despacio.</p>
+
+<p>No es esto todo; los amigos de su hijo, confirmándose en la benevolencia
+del aplauso público, hombres y mujeres, aprovecharon este momento de
+calor para abrumar a solicitudes al ministro de Negocios Extranjeros. M.
+Pasquier, literato también al mismo tiempo, nombró inmediatamente al
+joven poeta secretario de la embajada de Nápoles. M. Simeón, ministro
+del Interior e Instrucción pública, le remitió de parte del rey Luis
+XVIII una colección de los clásicos latinos de <i>Lemaire</i> con el
+lisonjero testimonio de la satisfacción de S. M., quien le concedía
+espontáneamente una pensión literaria, con cargo al presupuesto del
+fomento de la literatura; cuya pensión venía destinada a suplir en parte
+el pequeño sueldo que disfrutaba en la diplomacia.</p>
+
+<p>La vida, la fortuna, la ambición, la gloria, y, sobre todo, el favor
+general, estallaron al mismo tiempo sobre aquella existencia por tanto
+tiempo retraída y desesperanzada. El corazón de la madre se inundó de
+alegría. La celebridad de su hijo, la admiración que causó en París la
+extraordinaria belleza de Susana, su hija idolatrada: las presentes
+alegrías, las halagüeñas esperanzas del porvenir y sobre todo la
+esperanza de que su hijo podía más adelante enlazarse con la joven
+inglesa, de tal manera excitaron la mano temblorosa de la madre, que
+durante tres meses, se observa en las páginas del <i>diario</i> un
+embriagador entusiasmo.</p>
+
+<p>Estas páginas son demasiado íntimas; permita el lector que sobre ellas
+guarde secreto. Existe una, sin embargo, que debo hacerla pública por la
+extraña coincidencia profética de sus leyes, y de los sentimientos entre
+el destino de la madre y el del hijo.</p>
+
+<p>La noche del día de Pascua de 1820, escribe ella, se sintió «como
+ahogada por su propia dicha y por la de sus hijos», y tuvo necesidad de
+ir, a la caída de la tarde, a reponer su corazón demasiado lleno de
+gracia y de lágrimas, a la iglesia de San Roque, donde ella iba a orar
+frecuentemente en los primeros años de su juventud. Entra en el templo
+acompañada de su hija Susana, y se arrodilla al lado de uno de los
+pilares de la iglesia para dar gracias a Dios por los inmensos favores
+que acaba de recibir. Aquellas oraciones, o mejor dicho, aquel himno que
+dejó escrito, surge de su <i>diario</i> envuelto en las últimas lágrimas de
+júbilo y de piedad que derramó sin duda en medio de aquel éxtasis de
+concentración ante Dios. ¡Todos los hijos deberían poder leer líneas
+parecidas, para que, observándolas, como depende de ellos, casi siempre,
+no amargar con desdichas, y sí llenar de felicidades, los corazones de
+sus madres!</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXII" id="CXII"></a>CXII</h3>
+
+
+<p>De nuevo vuelve mi madre a abrir su <i>diario</i>, interrumpido por algunas
+semanas, transcurridas entre viajes y ocurrencias de géneros diversos.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p class="fecha">
+Mâcón, 3 de julio de 1820.<br />
+</p>
+
+<p>Desde el día 31 de mayo han sido tales mis ocupaciones, que no me ha
+sido posible consignar en este <i>diario</i>, un hecho altamente interesante
+y que es de los más importantes de mi vida.</p>
+
+<p>El casamiento de mi hijo Alfonso ha tenido lugar el 6 de junio en la
+iglesia propiedad del gobernador de Chambery. Mi hija política pasó en
+el retiro más completo los días que precedieron al de la boda. La
+ceremonia tuvo lugar a las ocho de la mañana, habiendo asistido a ella
+el gobernador y su esposa, el ayudante de campo del gobernador, la
+marquesa de la Pierre y sus cuatro hijas, el señor conde de Maistre, M.
+de Vignet y la señorita Olimpia, su hermana, y monseñor el obispo de
+Annecy; celebró la misa y consagró el matrimonio el abate de Etioles.
+Mi nueva hija vestía con toda la seriedad y elegancia imaginables;
+llevaba un magnífico vestido de muselina bordada, y un riquísimo velo de
+encaje que la cubría casi por completo; imposible imaginar otra
+presencia tan llena de dignidad, de gracia y de modestia. ¡Qué modales
+tan elegantes y tan llenos de naturalidad!... Yo estaba afectadísima y
+no me es posible referir todo lo que pasó por mí al ver llegado para mi
+hijo el momento más solemne e importante de su existencia; he rogado a
+Dios con mucho ardor, pero debo reprocharme, como me reprocho todavía,
+el no haber rogado lo bastante; ¿cómo puede una madre dar gracias
+suficientes por las alegrías de su corazón, cuando llega a tocar para su
+hijo el colmo de cuanto podía desear? La misión de las madres sobre la
+tierra, termina con el día en que ven asegurada la dicha de aquellos que
+son sangre de su sangre.</p>
+
+<p>Espero rezar al pie de estos mismos altares, por iguales ceremonias,
+alguna vez más, porque hoy me han hablado de un buen partido para mi
+hermosa Susana; ¡dichoso, dichoso aquél a quien Dios tenga destinada la
+posesión de semejante ángel!</p>
+
+<p>Alfonso, su esposa y su madre política, han partido para Italia después
+de la ceremonia, yendo a ocupar en Nápoles su puesto junto al duque de
+Narbona.</p>
+
+<p>Me he llevado conmigo a mi pobre Cesarina hasta. Mâcón, a fin de
+consultar por su salud con los médicos de Lyón; se encuentra algo
+enferma: Dios parece que quiere mandarme algunas penas proporcionadas a
+mi felicidad. He encontrado igualmente a mi buena amiga, Mme. Paradis,
+mi segunda hermana en todo conceptos, muy enferma también. ¡Ah! he
+estado junto a ella más de quince días, cuidándola día y noche; la pobre
+no tenía tranquilidad, aparente a lo menos, sino al verme a su lado:
+¡ha muerto en mis brazos! ¡Qué amiga tan santa he perdido en ella! Yo
+tuve la fortuna de inspirarle una fe y una resignación que ella no
+sentía como yo, al nacer la amistad que nos ha unido; pero ha muerto en
+la esperanza y, creo poder asegurarlo, en gracia de Dios. ¡Qué vacío ha
+dejado junto a mí semejante pérdida! Vivía en Mâcón, frente a mi casa, y
+al ver la menor señal de turbación o de dolor en mi semblante, corría a
+mi lado a consolarme y compartir conmigo las penas. Al morir quería
+legarme toda su fortuna, pero yo no lo he consentido: únicamente, y como
+recuerdo de amistad, he consentido en admitir algo de lo que constituía
+su fortuna, que no era escasa. Consiste este recuerdo en una pequeña
+propiedad que poseía en Saint-Clement, al lado de la puerta de Mâcón,
+hoy en mi dominio.</p>
+
+<p>Sin esta incomparable amiga, que buscaba mis tristezas y mis necesidades
+cuando yo las sufría por mis hijos, en el fondo de mi corazón; que se
+olvidaba de sí propia para venir en mi socorro y que hacía
+frecuentemente más de lo que podía, no sé muchas veces lo que hubiera
+sido de mí.</p>
+
+<p>¡Ah! ¡que nuestro afecto dure y se eternice allá en el cielo como yo
+deseo! No dejaré pasar ni una noche ni una mañana sin rogar por ella, y
+cuando vea delante de mis ventanas, a la otra parte de la calle, aquella
+ventana cerrada para siempre, o encuadrando otras caras, ¡cómo se
+partirá mi corazón de tristeza y de pesar, sino la entreveo a ella...
+allá en el cielo!...</p>
+
+<p>¡Cuánto debo yo a mis buenas amigas! Creo verdaderamente que la amistad
+es la forma visible de Dios. El mismo corazón divino parece entendernos,
+hablarnos, comprendernos y abrirse, en el corazón de nuestros amigos. No
+he tenido privilegiados en ningún lance de mi vida; cuando me han sido
+arrebatados, no he creído jamás haberlos perdido, ¡tan presentes los
+tengo! Poseo ahora un cariño extraordinario a la joven y bellísima Mme.
+Delahante, sobre todo, y a pesar de la diferencia de edades, ella me ha
+tomado como a su segunda madre; la quiero como si fuera mi hija.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXIII" id="CXIII"></a>CXIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo, 16 de julio de 1820.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy he sufrido mucho: unas mujeres del pueblo dicen que han oído decir,
+que los periódicos hablan del asesinato de Alfonso, en la carretera de
+Roma a Florencia. Estas buenas gentes han tenido la inocente crueldad de
+venir a repetir llorando esta noticia. Ignoro quién se ha cuidado de
+esconder a mis ojos los periódicos que explicaban esta especie de
+trágica aventura, cuyo origen ignoraba. Por suerte, he recibido esta
+mañana una carta del mismo Alfonso con fecha posterior al día en que se
+cuenta que el suceso tuvo lugar; esto me ha consolado un tanto, pero la
+sola idea de que el hecho haya podido ocurrir, me causa horror. ¿Qué
+hubiera sido de mí a no haber recibido la carta? ¿y cuántos rumores
+semejantes, impresos por los periodistas, afanosos de dar noticias sin
+calcular la trascendencia, habrán matado a otras madres? Espero, llena
+de ansiedad, otra carta, porque creo de continuo que debiendo reconocer
+este rumor algún fundamento, puede haber querido Alfonso ocultarme lo
+ocurrido.</p>
+
+<p>Sé por su amigo, M. de Virieu, que él temía volver a ver en Italia a
+cierta persona que no le perdonaba el haberse casado; ¿tendrá esto
+relación con el lance que dicen haber ocurrido?</p>
+
+<p>¡Que Dios le bendiga y proteja como yo deseo! ¡Cuánto tiempo hace que a
+El le tengo encomendada su existencia!</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXIV" id="CXIV"></a>CXIV</h3>
+
+
+<p>Otra vez en su retiro de Milly se encuentra la pobre madre, después de
+tantas agitaciones personales, triste y lamentándose continuamente del
+vacío que se va haciendo a su alrededor con los casamientos de sus hijas
+y el de su hijo. Luego siente haber de afligirse por esta causa, ya que
+semejantes ausencias son condiciones naturales que la misma felicidad
+impone.</p>
+
+<p>Su hijo, le da serias inquietudes porque se encuentra en medio de la
+revolución de Nápoles. Las agitaciones políticas de Francia, los odios
+de los partidos que se disputan o arrancan el poder, la devuelven a sus
+consideraciones políticas. Estas agitaciones apasionadas, la hacen
+partidaria de la unidad, del poder y la disciplina silenciosa de una
+monarquía patriarcal, en la cual sueña. Damos aquí sus reflexiones sin
+juzgarlas. Un hijo, en religión y en política, podrá tener los
+sentimientos de su madre, pero no sus dogmas. El hijo, al crecer, no se
+alimenta como el niño, de la leche del ama o de la madre, y sí del pan
+de los hombres ya formados.</p>
+
+<p>Es imposible, sin embargo, reconocer que la unificación del poder, sea
+ésta conferida al pueblo en el sistema republicano, o al rey en el
+monárquico, aparece más lógicamente útil a la sociedad, que estos odios
+originados por el régimen constitucional, como ahora se llama.</p>
+
+<p>Esta clase de gobierno siempre tiene en guerra los partidos, y la guerra
+no se concibe sin el odio, ese odio recíproco que es el elemento más
+funesto para una sociedad: este es en su fondo, el pensamiento de
+aquella buena mujer, y madre cariñosa.</p>
+
+<p>El odio es el extremo opuesto de la caridad; la caridad es Dios;
+entonces los gobiernos que constituyen los ciudadanos en estado de
+guerra permanente, dejan de ser gobiernos, según y conforme quiere Dios.
+A un instinto verdaderamente piadoso sólo esto se le puede contestar: es
+que la humanidad está tan mal organizada, que no hay que dar a escoger a
+los pueblos entre la paz y la libertad, porque es tan de origen divino
+la una como la otra; la libertad es tan divina como la paz.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Continuemos:</p>
+
+<p>¿Qué clase de gobierno es éste bajo el cual nos hallamos, y al que es
+preciso respetar, ya que es la voluntad del rey que así sea? Se me
+figura completamente opuesto a la paz y caridad que debe reinar entre
+los cristianos; pues no se ocupan sino de juzgarse unos a otros y de
+revelar todo lo que de malo pueden saber éstos de aquéllos, todos con el
+mayor ensañamiento. Bajo el pretexto del bien público, parece lícito
+todo esto y así se forja una conciencia, como se falsifica y se gasta
+el corazón más noble; ¡cómo son los hombres! por su desdichada
+naturaleza, atraídos a la malevolencia, lanzándose desenfrenados por el
+fatal precipicio y la sociedad resulta de esta manera desconcertada;
+cualquiera se considera capaz, cualquiera se elige a sí mismo,
+levantándose los unos contra los otros, porque éstos les tienen miedo a
+aquéllos y aquéllos a éstos; cubiertos con la máscara de la dignidad
+hablan muchos en contra de lo mismo que sienten, y nadie se atreve a
+defender los ausentes torpemente ultrajados, por miedo a ser luego
+tratados como aquéllos, y así van introduciéndose en la sociedad las
+injusticias.</p>
+
+<p>Yo, que siento viva y dolorosamente todo esto, también me he gastado, y
+siento debilitado mi afecto; creo que es únicamente contra los malos,
+pero aquellos a quienes yo condeno se justifican igualmente por la misma
+creencia. ¡Dios mío! devolvedme mi paz, haced que yo no me mezcle en
+nada de lo que no deba, y que me separe, en cuanto dependa de mí, de las
+iniquidades de este siglo que han de ser necesariamente odiosas a
+vuestros ojos. Mi ideal político tiende únicamente a lo que quepa en mi
+religión; ésta me hace creer que el gobierno puramente monárquico es el
+mejor, porque es en él en el que Vos, Dios mío, habéis dado el modelo al
+mundo; pues aquellos a quienes bien quisisteis, como a los israelitas,
+de Vos recibieron el encargo de formar un gobierno, cuando después de
+tantos sufrimientos os pidieron un rey que los gobernara.</p>
+
+<p>Un rey concedido por Vos es absolutamente vuestra imagen, y debe, por lo
+tanto, conservar todo su prestigio y toda su autoridad: si este rey se
+asocia con su pueblo y se mezcla en las luchas que lo dividen, formando
+parte de ésta o de la otra fracción, las pasiones se exaltan más y no
+cumplirá la misión que de Vos ha recibido, porque la monarquía es una
+gran familia de la que el rey es el padre, y no es un padre sabio el que
+hace a cada uno de sus hijos juez de su propia conducta y de todas las
+razones causadas por todas y por cada una de sus obras; ¿quién le ha
+dado el derecho de condenarlo todo, de decirlo todo, escribirlo todo, ya
+sea contra su gobierno, ya contra cada uno de sus hermanos, salvo,
+empero, el ser castigado, si se equivoca? Lo repito: semejante padre no
+será nunca un hombre sabio y su conducta no estará en relación con las
+obras de Dios y con el dogma de la caridad. Ved en esto, poco más o
+menos, la imagen de un gobierno constitucional. Pero, lo repito,
+nosotros debemos callar, respetar y rogar; porque lo que existe de peor
+y más censurable, es el hablar y obrar contra un gobierno constituido;
+porque al fin, el hombre puede conseguir su salvación en todas partes
+donde la mano de Dios le destine.</p>
+
+<p>Mis reflexiones no deben tener, por lo tanto, otro objeto para mí, que
+el de no participar en un solo punto del mucho mal que se está haciendo
+en este momento. La política consiste en reflexionar mucho, y hoy se
+reflexiona tan poco como se puede.</p>
+
+<p>Alfonso pasa el verano en una isla llamada Ischia, del golfo de Gaeta,
+de la que se hacen descripciones deliciosas. Estoy muy inquieta por la
+salud de Cesarina, y por el casamiento de Susana, que cuenta ya cerca de
+veintiún años. En este momento, bien pocas riquezas podemos ofrecer a
+sus pretendientes. ¿Qué mayor riqueza que las virtudes que atesora su
+corazón y la belleza incomparable de su rostro? Estas gracias naturales,
+emanadas de Dios, son, a mi entender, lo suficiente para hacer feliz al
+hombre digno que la tome por esposa.</p>
+
+<p>Tengo la costumbre de ir a la iglesia a oír misa todas las mañanas antes
+de apuntar el día; me parece que hago bien empezando con la aurora a
+sacrificar algo al barullo y los placeres del mundo, dando primero a
+Dios lo que es de Dios, sin dejar de dar luego al César lo que es del
+César. No ha dejado de ser para mí una mortificación el dejar así, en
+todos tiempos, la molicie del lecho y de la dulce temperatura de mi
+cuarto, para ir a oír la que aquí llaman la misa de los pobres y de las
+criadas; pero, ¿no somos todos por ventura pobres en la gracia de Dios y
+servidores todos de nuestros padres primero, de nuestros maridos y de
+nuestros hijos después? Yo, por mi parte, me encuentro después de la
+misa altamente recompensada por el recogimiento que experimento entre
+aquellas casi tinieblas, por el mayor fervor en mis oraciones, por la
+calma y por las fuerzas que me infunde para todo el día el sentimiento
+de la presencia de Dios y del cumplimiento de mis deberes principales.</p>
+
+<p>Mi gusto sería vivir en el retiro más absoluto, pero cuando pienso en
+que aún me quedan dos hijas solteras y en la conveniencia de tener que
+mezclarme por ellas en el mundo, lo suficiente, cuando menos, para que
+puedan encontrar un partido conveniente, se me figura que cumplo un
+sagrado deber, cual es el de mirar por el bien de mis hijas, y esto me
+proporciona la conformidad y la resignación que necesito.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXV" id="CXV"></a>CXV</h3>
+
+<p class="fecha">
+27 de enero de 1821.<br />
+</p>
+
+
+<p>He recibido carta de Alfonso: me escribe desde Roma y me dice que es
+completamente dichoso. El ser éste un lenguaje al que no me tenía
+acostumbrada por su parte, me hace creer que ello es verdad. Me manda
+al propio tiempo una cantidad para su pobre amigo el abate Dumont, cura
+de Bussieres, a quien ha querido él siempre mucho, y que está
+continuamente enfermo y pobre. Esta prueba de amistad, venida de tan
+lejos, y tratándose de un amigo que hubiera podido olvidar fácilmente
+desde las alturas de su actual bienestar y de sus distracciones, me ha
+causado una profunda alegría.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXVI" id="CXVI"></a>CXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+11 de marzo de 1821.<br />
+</p>
+
+
+<p>¡Albricias! Creo poder casar muy cerca de aquí, convenientemente y casi
+en familia, a mi bella Susana. M. de Montherot, uno de nuestros
+parientes, hombre de treinta y seis años, persona distinguidísima y de
+bella presencia, se ha enamorado de sus gracias durante una entrevista
+que indirectamente él mismo se ha procurado. No dudo que este casamiento
+nos hará dichosos a todos, tanto por las bellas cualidades del marido
+como por ser vecino nuestro y ser probable que siempre estemos juntos;
+sus propiedades están repartidas entre la Borgoña y el Lyonesado; es muy
+posible que esto salga bien. Mi marido se muestra también muy favorable
+a ello; Susana ignora aún ser el objeto de estas entrevistas y
+cuchicheos, pero es tan sencilla, tan pura y obediente, que no dudo bajo
+ningún concepto de su conformidad tan luego yo le hable del caso.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXVII" id="CXVII"></a>CXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+11 de marzo.<br />
+</p>
+
+
+<p>Las buenas noticias se aglomeran. Dios concede y da por una parta lo que
+por otra quita; démosle gracias por sus dones y sometámonos a sus
+negativas; acaba de nacerme un nietezuelo; la esposa de Alfonso ha dado
+a luz en Roma, con toda felicidad, un niño, hermoso como un ángel, lo
+cual acaba de escribirme su padre, añadiendo que se llama como él,
+Alfonso, que ha sido bautizado en San Pedro de Roma, que fueron sus
+padrinos un caballero napolitano, llamado el marqués de Gagliati, y la
+princesa Oginska, polonesa, y que nació el día 8. Esta noticia me ha
+proporcionado una grande alegría. Dicen que este niño se parece mucho a
+mí, así es que yo me lo represento como era su padre. Su madre ha
+empezado a criárselo; hace muy bien, y ojalá pueda, como yo deseo,
+seguir adelante. Parece que están resueltos a venirse a pasar unos días
+en nuestra compañía, tan luego la madre se encuentre completamente
+restablecida.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXVIII" id="CXVIII"></a>CXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+12 de mayo de 1821.<br />
+</p>
+
+
+<p>Susana lo sabe todo: yo se lo he contado, pero ella, que tiene una
+penetración grande, ya se lo había presumido; ¡pobre hija mía! yo espero
+que Dios le enviará aquello que puede y debe darle la felicidad,
+teniendo en cuenta que su imaginación no está desbordada y posee un
+corazón angelical; ella se dedica a sus deberes sin la menor turbación
+ni inquietud, con una tranquilidad y una alegría, que me tienen
+embelesada.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>El <i>diario</i> queda interrumpido por espacio de tres años. ¿Será que los
+cuadernos se habrán extraviado o que los disgustos que han pasado por
+ella durante estos tres años de amargura por la muerte de Cesarina,
+fallecida a consecuencia de una anemia ocasionada por el nacimiento de
+su tercer hijo, o que la enfermedad mortal, al mismo tiempo, de su
+querida y bella Susana, no le hayan dejado el espacio ni la fuerza moral
+para registrar sus desventuras?</p>
+
+<p>Durante este tiempo, su hijo y su hija política hicieron un viaje a
+Francia y otro a Inglaterra, perdiendo también su querido nietezuelo.
+Nacioles una niña que es el ídolo de su madre y de su abuela, la cual
+parece renovar en todo su imagen, aquella imagen venerable de la anciana
+madre, que, a pesar de su edad, conserva en el corazón el fuego santo
+del amor a sus hijos, a sus semejantes y a Dios.</p>
+
+<p>Hasta el 29 de junio de 1824 no hay en su manuscrito ni una sola línea,
+y sus páginas primeras no son más que sollozos, trazados a la cabecera
+del lecho del dolor de su querida Susana, reflejando todas las
+peripecias de la enfermedad y la esperanza; es una prolongada agonía
+registrada hora por hora, minuto por minuto, abriendo en la última el
+cielo a un ángel para dejar entre las sombras de la tierra a una
+desconsolada madre.</p>
+
+<p>No hago más que extractar unas pocas de estas notas monótonas si se
+quiere, por el repetido acento del dolor. ¡Pobre madre mía!</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXIX" id="CXIX"></a>CXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+29 de junio de 1824.<br />
+</p>
+
+
+<p>Bien tristemente doy principio a este nuevo libro; mi corazón está
+destilando sangre por el cruel estado de mi pobre Susana; parecíame que
+había una pequeña tregua de algunos días, creía que la enfermedad se
+había detenido en sus progresos; pero ayer, mi desolación llegó a su
+colmo, al fijarme en la debilidad, en la flaqueza y descomposición de
+aquella figura, ahora terriblemente transformada hasta el horror...
+¡Hija de mi alma! ¡a pesar de todo, se la ve tan dulce, tan tranquila y
+esperanzada! Su marido está completamente trastornado, porque él es como
+yo y no puede renunciar a toda esperanza, aunque ya debiéramos haberla
+perdido hace tiempo, porque los signos son mortales.</p>
+
+<p>Ayer nos visitaron muchos parientes y amigos; yo les agradezco muchísimo
+el interés y solicitud que demuestran por nosotros, pero confieso que
+aumentan mis penas con su presencia. Cuando quedo libre de visitas,
+suspiro como si jamás en este mundo me hubiese sido permitido este
+desahogo del corazón.</p>
+
+<p>Olvido con harta frecuencia que es ésta un época de prueba. ¡Oh! yo
+debería ver, por la de mi Susana, cuán necesaria es la purificación de
+las menores faltas para ganar el cielo. Creo a veces que esta enfermedad
+es el purgatorio de esta pobre criatura, y si tan inocente ella me
+parece, y le hace falta sufrir como sufre, ¿qué será de mí? Todo es para
+ella mortificación y pesar; hasta el tomar alimento la molesta.</p>
+
+<p>Sólo esperamos un milagro; este consuelo siempre lo tienen los que como
+yo creen en Dios. El día 1.º del mes próximo, celebrará el príncipe de
+Hohenloe el santo sacrificio de la misa a su intención y todos uniremos
+nuestros ruegos al suyo, que me parece ha de ser muy eficaz.
+¿Conseguiremos de Dios la gracia que con fervor le pedimos?</p>
+
+<p>Alfonso y su esposa están en Suiza; les he escrito que se vengan, para
+no estar sola y sin apoyo contra esta muerte que yo no puedo creer sin
+desesperarme, por más que la vea todos los días retratada en las
+facciones de mi querida y santa hija.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXX" id="CXX"></a>CXX</h3>
+
+<p class="fecha">
+1.º de julio de 1824.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hemos dejado ayer la casa de campo de Perrieres, que nuestros buenos
+amigos los Cortembert nos habían facilitado: está situada sobre la
+colina que domina Mâcón y el Saona.</p>
+
+<p>La traslación ha sido muy penosa; sin embargo, he creído recuperar a mi
+hija cuando la he vuelto a ver en nuestra casa de Mâcón; la he colocado,
+en mi cuarto, está allí muy bien; la temperatura es agradable y por la
+tarde salimos un ratito al jardín. No recibo visitas, así es que,
+vivimos igualmente retiradas como en los Perrieres.</p>
+
+<p>Nuestra misa, a la misma hora que la del príncipe de Hohenloe, ha sido
+edificante, pero todo me dice que no hay nada que esperar, ni de la
+oración misma. ¡No me atrevo a pensar cómo ha de salir de aquí este
+ángel, ni por qué lecho ha de trocar el que ahora ocupa!</p>
+
+<p>Alfonso, su esposa y su hijita Julia acaban de llegar; me encuentro
+perfectamente retratada en la cara de Julia. ¡Qué dicha tan grande es la
+de vernos revivir y florecer de nuevo, cuando nos sentimos decrecer y
+perder la flor de la juventud! Es verdaderamente lo que era yo a su
+edad, ¡yo misma, en mi inocencia y en la apacible edad primera!</p>
+
+<p>Mi Susana, que ya no es más que un ángel, ha recibido a Dios, este
+último lunes, con el aparato ordinario de esta santa y terrible
+ceremonia; yo creí que se hubiera trastornado algo, pero, por la gracia
+de Dios, ni se asustó, ni sufrió su semblante la menor alteración; al
+contrario, ha redoblado su tranquilidad y su alegría; todo el día
+pareció transparentarse en su mirada cierto fondo de dicha: la noche
+antes nos dijo: «Hablemos de mi tranquilidad; yo he hecho cuanto he
+podido por mi conciencia, y todo lo que he podido por mi salud. Dios
+hará ahora todo lo que él querrá: yo me abandono a El.»</p>
+
+<p>A pesar de esto, ella no ha perdido la esperanza, y nosotros
+procuraremos alimentarla, porque fuera muy cruel el hacérsela perder:
+líbreme Dios de intentarlo siquiera. El tiempo que habrá de vivir, que
+sea con la mayor tranquilidad posible... Dios, que en la forma del santo
+viático habita en ella, dispondrá como le plazca de esta tierna planta
+agostada en flor.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>En medio del dolor que el estado de mi hija me proporciona, he tenido
+una alegría por la visita de Alfonso y su esposa, los cuales se
+encuentran muy bien: llegaron el jueves 29 volviendo a salir el sábado
+para Saint-Point. La estancia en la casa de nuevas personas, fatiga
+siempre a la pobre Susana, a pesar de cuantas precauciones se tomen para
+evitarlo.</p>
+
+<p>Alfonso volvió el martes, estando con nosotros hasta ayer, y volverá el
+lunes nuevamente, dejándonos lo menos posible durante estos tristes
+instantes: su buen corazón me consuela y anima mucho.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXI" id="CXXI"></a>CXXI</h3>
+
+<p class="fecha">
+14 de julio de 1824.<br />
+</p>
+
+
+<p>Todo ha concluido: mi hija Susana descansa en el seno de Dios desde
+anteayer, jueves, a las diez de la noche; quiero, mientras me sea
+posible, recordar todas las circunstancias de esta muerte edificante,
+dulce y consoladora para los verdaderos cristianos, y terrible siempre
+para una pobre madre. En medio de mi acerbo dolor, de mis crueles
+angustias y de las escenas más tristes, Dios me concedió la gracia de
+una fuerza, de una resistencia y de una confianza en mí misma, que era,
+a buen seguro, el fruto de las oraciones que se le han hecho para
+nosotros, y en las que reconocí particularmente su eficacia, viendo el
+admirable estado de espíritu de mi pobre hija durante sus últimos
+momentos.</p>
+
+<p>A pesar del tristísimo estado a que su cuerpo estaba reducido (de que ya
+hablé el otro día, aunque algo a la ligera), y a pesar de que se
+agravaba por momentos en su terrible enfermedad, ni una queja, ni una
+demostración de tristeza; nada, en fin, que pudiera causarnos
+pesadumbre. El domingo por la mañana, viéndola muy acabada, mandé un
+recado al señor cura para que se sirviese venir por la noche a
+visitarla, como cosa suya. Ella se alegró mucho de la visita, y viendo
+que yo no me movía de su lado, me dijo: «Mamá, ¿quieres que lo diga todo
+delante de ti? Si es que esto puede causarte pena, no estoy tan enferma
+que lo crea indispensable, pero me parece a mí que el sacramento de la
+Extremaunción es una gracia que no debemos descuidar, y que yo desearía
+recibir.»</p>
+
+<p>Había ya ella, durante el tiempo que estuvimos en Perrieres, y sin que
+yo lo supiese, pedido al señor cura que no la dejase morir sin darle
+todos los sacramentos; el buen sacerdote aprovechose entonces de lo que
+ella volvía a repetirle, y después de haberle hecho entender todas las
+virtudes que contiene el último sacramento, fuese a buscar lo necesario
+para el caso y le administró la Extremaunción que ella recibió con gran
+fe y angelical piedad; pidió que no se dijese una palabra a su marido,
+que afortunadamente se encontraba fuera en aquel momento. La señorita de
+Lamartine y Sofía estuvieron presentes y yo escondida en un gabinete
+junto a la alcoba, llena de dolor y resignación. Muchas veces había
+pensado en este terrible momento, que creía no poder soportar; pero me
+encontró completamente transformada después que el sacerdote cumplió su
+divina misión.</p>
+
+<p>Mi pobre hija estaba sonriente; yo he rogado por ella, la he exhortado,
+con la misma calma y tranquilidad que si se hubiese tratado de cualquier
+otro acto natural de la vida; ella ha preguntado por diversas
+personas:&mdash;¿Están enteradas?&mdash;decía. A la mañana siguiente pidió una
+cruz, a pesar de que había en el cuarto un crucifijo de relieve y tenía
+otro junto a su cama; quería tener otro en sus manos para besarlo
+continuamente. Encontré por fortuna un pequeño crucifijo de plata, tal
+como ella deseaba, y desde este momento, hasta el de su muerte, lo tuvo
+entre sus manos, besándolo a cada paso y elevando sus ojos al cielo;
+antes de tomar alguna medicina hacía la señal de la cruz y a cada
+instante me pedía que rogara por ella; yo decía cuantas frases piadosas
+Dios me inspiraba, leyendo las oraciones que me parecían más
+consoladoras. Tuvo grandes y continuados accesos de sofocación y fatiga,
+hasta el punto de que creíamos a cada paso que entraba en la agonía,
+pero luego transcurrían algunos intervalos en que parecía calmada y
+consolada por la oración. Los tres últimos días los pasamos en continuo
+sobresalto, y por la noche descansábamos un poco, porque yo la dejaba
+entre ocho y nueve con una asistenta que se acostaba en su propio
+cuarto, y una criada que quiero como una hija; hace ya más de veinte
+años que está en la casa y duerme en un cuartito junto a la alcoba;
+tanto Sofía como yo, nos levantábamos varias veces cada noche para ver
+cómo estaba y cómo seguía; siempre la encontrábamos esperanzada y jamás
+hablaba de su hijo; estoy segurísima de que ha obrado así
+sacrificándose. La víspera de su muerte dijo a su marido: «¡Ay, esposo
+mío! ¡qué felices son los que se encuentran como yo me encuentro,
+habiendo hecho todo lo que se puede hacer para la paz del alma! ¿Harás
+tú lo mismo, si tienes que sufrir una larga enfermedad como yo?» Y luego
+ha dicho con mayor fuerza: «Me lo prometes, ¿no es cierto?»</p>
+
+<p>La víspera de su muerte recibió las últimas oraciones que la iglesia da
+a los moribundos. ¡Ay! yo le he dado las mías todas las noches desde el
+lunes al jueves. Me figuraba yo que cada hora que se iba pasando era la
+última, y cuando llegaba la noche, que había ganado todas las
+transcurridas creyendo que podía amenguar mi inquietud para una noche
+más. El jueves por la mañana, había aumentado notablemente la opresión,
+fue necesario cambiarle la cama; era esto una cosa que se hacía lo menos
+posible, por el peligro del cansancio que forzosamente le había de
+producir y por evitarle los desmayos.</p>
+
+<p>Mi pobre Sofía dirigía la operación con una paciencia, una destreza y
+una dulzura que conservó siempre igual durante toda la enfermedad de su
+hermana. ¡Oh! Dios la bendecirá indudablemente por todos los cuidados
+que le ha prodigado. Durante este día, le daban a la pobre enferma
+frecuentes desmayos; me había dicho por la mañana: «He soñado cosas
+harto dolorosas para vos, ¿estabais bien?» Le contesté que sí y le
+apregunté qué era lo que había soñado: «Cosas bastante desagradables...»
+y no pudo decir otra cosa.</p>
+
+<p>Vino el señor cura y le dijo ella en voz baja: «Comprendo que deseo la
+muerte más de lo que debiera, porque me siento perfectamente preparada y
+llena de fe, como no creo poder estarlo nunca más; si mi vida se
+prolonga, tendré que volver a empezar estos preparativos y temo... ¿Será
+pereza, señor cura? ¿me perdonará Dios estos deseos?»</p>
+
+<p>Alfonso estuvo solo con ella unos instantes, después que nosotras, y
+procuraba disimular sus lágrimas y la emoción de su voz; ella le dijo
+algunas palabras, y le tendió la mano; luego bendijo desde su lecho,
+pero sin verle, a su tierno hijo. ¡Ah! que se le eduque&mdash;dijo la
+pobre,&mdash;en la fe que me ha de volver todos los seres de quienes, sin
+ella, no podría separarme tranquila.</p>
+
+<p>No puedo expresar el efecto que producían en mis ojos, los de la pobre
+enferma cuando nuestras miradas se encontraban; parecíame que veía
+aclararse de súbito aquella figura, antes radiante de vida, y ahora
+completamente cambiada.</p>
+
+<p>Algunos ratos, los pasaba yo rogando en alta voz junto a su lecho: su
+hermano, arrodillado en el umbral de la puerta, parecía escuchar el
+rezo. ¡Qué espectáculo más triste el que presentaba aquella habitación!</p>
+
+<p>A eso de las siete, empezaron a prolongarse los desvanecimientos, luego
+pareció como que quisiera descansar; yo me acosté para aprovechar
+algunos momentos de reposo, que bien lo necesitaba después de tan
+continuos desvelos; a los pocos minutos me desperté al ruido de una
+violenta tempestad; corrí a escuchar junto a la puerta de la alcoba, no
+atreviéndome a abrir, por miedo de turbar el sueño a Susana; feliciteme
+de que la tempestad no la hubiese despertado; a las cuatro de la
+madrugada volví a escuchar otra vez; el mismo silencio e igual
+tranquilidad; hice entonces un poco de ruido para que alguien notara mi
+presencia y me preguntaran alguna cosa; así sucedió en efecto; una de
+las sirvientas se acercó a mí diciéndome: «Susana ha pasado la noche con
+la mayor tranquilidad, en este momento descansa y no necesita nada...»
+¡Ah! triste de mí: ¡efectivamente que descansaba y no necesitaba de
+cuidados! Yo interpreté literalmente las palabras de la sirvienta y me
+acosté relativamente tranquila.</p>
+
+<p>A las cinco de la mañana, no pude permanecer en el lecho y me levanté a
+impulsos de un fúnebre presentimiento; entré en el cuarto sin que se
+apercibieran, y vi a la pobre muchacha de que antes hablé (Filiberta),
+de rodillas al pie del lecho de muerte. Sin poder convencerme de la
+verdad llegué a creer que estaba orando por habérselo así pedido la
+enferma; pero Sofía y Alfonso me arrancaron amorosamente de la estancia,
+y desvaneciéndose mi estupor, comprendí entonces que todo había
+concluido.</p>
+
+<p>Se llevaron de allí a su desconsolado esposo, incapaz de sobrellevar el
+peso del dolor. Yo corrí a abrazar, en su cuna, a su pobre hijo Carlos,
+que estaba durmiendo apaciblemente, bien ajeno de comprender que acababa
+de experimentar una pérdida que algún día sentirá de todo corazón.</p>
+
+<p>Alfonso quedó solo en la casa, para cuidar de que se cumpliesen los
+últimos deberes para con su hermana.</p>
+
+<p>La sirvienta Filiberta me contó después lo sucedido en aquella noche
+fatal. Los últimos momentos, decía, fueron tan dulces como apacibles; no
+sufrió un solo minuto de agonía; algunos instantes después de haberme yo
+retirado, dijo a la asistenta: «¿Por qué no os acostáis?» Ella entonces
+hizo ver que la complacía, ocultándose detrás de la cama; desde allí
+pudo observar perfectamente cómo besaba Susana el pequeño crucifijo;
+luego oyó algunos suspiros, más profundos que los anteriores; fueron los
+últimos... Serían como las diez, pero las sirvientas acordaron no decir
+nada en toda la noche, puesto que la pobre Susana ya para nada
+necesitaba nuestros consuelos, estando, como debía estar, en la mansión
+de los justos.</p>
+
+<p>Más de un año hacía que esperaba un fatal desenlace, y por eso mi dolor
+no ha resultado tan acerbo. Ahora ya no lloro; es verdad que me
+encuentro bajo el atontamiento de los primeros momentos, en los cuales
+no se siente el golpe, por lo fuerte que resulta. ¡Dios mío! ¡Llevadme
+también a vuestro seno, yo no quiero vivir sino para este cielo que yo
+enseñé a mis hijas, desde el cual me están llamando, y en que me
+introducirán cuando llegue mi hora! ¡Ay! ¡las familias, acá en el suelo,
+se forman y deshacen, pero se reúnen después para siempre en el centro
+común donde mora Dios!</p>
+
+<p>Guardo el pequeño crucifijo que tuvo en sus manos últimamente y recibió
+sus postreros besos; yo venero y beso de continuo esta santa reliquia,
+que llevaré conmigo hasta la huesa.</p>
+
+<p>Estoy en Saint-Point, en casa de mi hijo; leemos en familia, a Fenelón:
+dado el estado de nuestros espíritus, no pueden leerse otros libros que
+los que hablan de lo divino; todos los demás resultan vanos e
+insuficientes... ¿Qué haría yo sin mi Sofía? (su última hija). Ella se
+afana para llenar el vacío que han dejado las que se fueron.</p>
+
+<p class="top5">Efecto de las separaciones de algunos miembros de la familia y por la
+quebrantada salud de mi padre, hay una larga interrupción en el
+<i>diario</i>.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXII" id="CXXII"></a>CXXII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Martes, 4 de diciembre de 1824.<br />
+</p>
+
+
+<p>Alfonso ha vuelto de París, sin haber conseguido ser nombrado miembro de
+la Academia Francesa; ha sido elegido en su lugar M. Droz. Estoy
+disgustada conmigo misma por haber animado a mi hijo a que se
+presentase, y lo estoy aún mucho más por mi marido, quien daba
+grandísima importancia a este suceso; en fin, Dios y los hombres no lo
+han querido; es preciso aceptar ese desencanto sin acritud ni
+murmuraciones; por más sensible que ello sea, no puede compararse a
+otras desgracias que se incrustan en el corazón para no separarse
+jamás.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXIII" id="CXXIII"></a>CXXIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Martes, 4 de enero de 1825.<br />
+</p>
+
+
+<p>Los cambios de tarjetas, las visitas, las felicitaciones, las alegrías,
+el movimiento, en fin, de primero de año me han hecho mucho daño; yo no
+puedo hacer más que llorar cuando alguien me dirige sus recuerdos; ¡mis
+recuerdos están en lo pasado! ¿Y qué es lo que el pasado me recuerda?
+Tuve un momento de esperanza al ver un segundo a Alfonso, el hijo del
+mío, y desapareció esta esperanza; ahora tengo una satisfacción con lo
+que de él poseo, es decir, por el cariño que me tiene, no por eso que
+llaman la fama, el renombre, la gloria; él me ama, y eso es lo que
+deseo, y eso es para mí su gloria mejor; ¡ojalá pudiese amar lo que amo
+yo, las creencias que me dan la paz acá en la tierra, y la verdadera
+inmortalidad en perspectiva! Estoy muy contenta de tener a su esposa y a
+él en mi compañía todo este invierno, y me aflijo ya con la idea de la
+inevitable separación, pero su destino le lleva a vivir lejos de
+Francia; respetemos los altos designios de Dios.</p>
+
+<p>Los últimos momentos de Bonaparte en Santa Elena, me han hecho
+reflexionar mucho sobre el camino que Dios ha trazado, y que conduce de
+las glorias mundanales al panteón de la nada. Algo más cerca ha herido
+mi corazón la muerte del célebre poeta inglés lord Byron. Llorosa y
+conmovida he notificado a mi hijo la muerte de este joven poeta, lo
+mismo que si se tratara de una desgracia ocurrida en la familia. ¿No es,
+por ventura, la humanidad una misma familia? ¡Tal vez otro día, una
+madre temblando como yo, llorosa, anunciará a su hijo la muerte del mío!</p>
+
+<p>Alfonso ha escrito un poema titulado «Childe Harold» en el cual se
+refiere la heroica muerte de lord Byron defendiendo la independencia de
+los helenos; hay en él estrofas que me llenan de dolor, porque temo
+mucho que sienta un entusiasmo peligroso por las ideas de la moderna
+filosofía y de la Revolución, contrarias al trono y al altar, estos
+guías que yo he encontrado siempre en mi camino y fuera de los cuales
+sólo veo confusión y peligro, y sobre todo, el abismo sin fondo de la
+incredulidad.</p>
+
+<p>Yo he conocido estos famosos filósofos nuevos durante mi juventud;
+haced, ¡Dios mío! que mi hijo no se les parezca en nada; no dejo yo de
+hacerle ciertas consideraciones sobre el peligro de las ideas nuevas,
+pero el «espíritu surge donde él quiere», como dice la Sagrada
+Escritura. En cuanto una madre ha puesto en el mundo un hijo, y le ha
+inculcado su propia fe, ¿qué le resta hacer ya? ¡Como no sea poner todos
+los días su débil mano entre la llama de esta fe y el viento del siglo
+que pretende apagarla! ¡Ah! yo me he sentido algunas veces orgullosa de
+ser madre de hijo semejante pero su independencia de espíritu me ha
+hecho sufrir mucho. Yo opino que toda la ciencia se encierra o debe
+encerrarse en esto: «Obedecer y creer»; tal vez se me dirá que esto es
+poco poético, pero tengo para mí que existe tanta poesía en la sumisión
+del espíritu como en la rebelión.</p>
+
+<p>¿Son, por ventura, los ángeles fieles, menos poéticos que los ángeles
+que se rebelaron contra Dios? Yo preferiría que mi hijo no tuviese
+ninguno de esos vanos talentos mundanos, a que se rebelara contra los
+dogmas que han sido fuerza, luz y consuelo de mi existencia, y por los
+cuales he sufrido resignada todas las adversidades de este mundo.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXIV" id="CXXIV"></a>CXXIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+20 de febrero de 1825.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hago la misma solitaria vida bajo el mismo techo, envuelta en mi propia
+tristeza y leyendo en compañía de Alfonso, su esposa y mi Sofía, cuya
+educación no me da cuidado porque parece ya haber salido instruida y
+piadosa de la cuna. Leemos por las noches en compañía de mi esposo y mis
+hijos, junto al hogar, cuantos libros pueden alimentar sanamente el alma
+y el espíritu. Mi marido parece aficionarse mucho a esta vida retirada,
+cuyas principales emociones están en los libros. Ha llegado a la edad en
+que los hombres se retiran del sitio grande o pequeño que hayan ocupado,
+y se convierten en simples espectadores que observan con indiferencia la
+comedia que en el mundo se representa; entonces, son los libros su
+distracción, su recreo; constituyen, en fin, parte de su existencia. En
+los libros de historia se aprecia la vida real; en la novela el mundo
+imaginario. Vienen los libros a ser, irremisiblemente, la vida de
+aquellos seres, que, prontos a dejar de vivir, desean vivir en otras
+edades.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXV" id="CXXV"></a>CXXV</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo, 26 de junio de 1825.<br />
+</p>
+
+
+<p>¡Qué largo tiempo transcurrido sin escribir una sola línea en este
+libro! Es que a causa de mis sufrimientos llegué a dudar de mi vuelta al
+camino de la virtud; luego, entreveo con horror la muerte, porque aún no
+me creo bien preparada... ¿Llegaré a estarlo? No pido la prolongación de
+mi vida más que el tiempo necesario a prepararme y purificarme: y nada
+más. Dios me ha hecho esta gracia. Pero al llegar a la convalecencia me
+mandó un nuevo dolor, y luego me lo ha quitado de nuevo y sin
+preparación.</p>
+
+<p>En un pequeño poema que ha escrito Alfonso sobre la consagración del
+rey, no decía una palabra del duque de Orleans, de quien no es
+partidario, porque tiene sobre este príncipe las prevenciones de su
+padre y de toda la familia de los Lamartine: encuentra algunos puntos
+oscuros e inconvenientes en la conducta de un príncipe de la familia
+real, cuyo padre cometió la fatalidad de condenar a muerte a su pariente
+y a su rey, al desgraciado Luis XVI, y que después de esto ha sido
+colmado de honores y perdonado por los Borbones, dando en lugar de un
+testimonio de agradecimiento, pruebas de deslealtad para halagar a sus
+partidarios. Alfonso habla con cierta amargura contra lo que llama su
+deslealtad, y esto me mortifica, porque yo creo bueno a este príncipe e
+inocente del crimen de su desventurado padre. Hubiera yo preferido, sin
+embargo, que el tal hubiese hecho una oposición menos abierta que los
+demás, sin que para ello se hubiese rodeado de todos los ambiciosos y
+descontentos, revolucionarios o bonapartistas, que han formado eso que
+llama él un partido; pero es preciso atacar o conjurar las intenciones,
+antes que acusar temerariamente a nadie.</p>
+
+<p>Cuando me leyó Alfonso los versos de su poema, donde ensalza todos los
+guerreros y todos los príncipes de la familia real, y observé que ni una
+sola palabra decía del duque de Orleans, tuve un disgusto tan grave que
+me hizo derramar lágrimas; entonces le supliqué que no dejara desairado
+con semejante silencio a un príncipe en cuya casa pasé yo mi niñez, y
+cuya madre y hermana nos habían colmado de bondades. Resistiose
+obstinadamente, y me dijo que todo lo más que podía hacer por el duque
+de Orleans, era no pronunciar su nombre, mientras que se honraba
+nombrando a los reyes Luis XVIII y Carlos X, a quienes había tenido el
+honor de servir en el ejército y en la diplomacia, y que él había
+heredado de su padre el cariño a estos príncipes desgraciados, y para
+sus enemigos, la repugnancia y el desprecio. A pesar de esto, conseguí a
+fuerza de lágrimas, que recogió con respeto, el que pronunciara de una
+manera conveniente el nombre del duque de Orleans, en aquel homenaje a
+los Borbones. Hízolo, pero resultó desgraciado al querer expresar un
+sentimiento que su corazón no sentía. Los párrafos que aludían al 21 de
+Enero y a la muerte de Luis XVI, parecieron un insulto al duque de
+Orleans, y no sé cómo, pero es el caso que este príncipe tuvo
+conocimiento de lo sucedido por el librero, sin duda, antes de que
+fuesen publicados, e hizo escribir una carta a mi hijo por nuestro
+pariente M. Henrion de Pansey, presidente de su consejo. M. de Pansey,
+en nombre del príncipe, pedía a mi hijo, en términos corteses, la
+supresión de los versos en que era aludido.</p>
+
+<p>Alfonso contestó en seguida, con mucha cortesía por cierto, que él no
+había tenido la menor intención de mortificar la personalidad de un
+príncipe, de cuya casa tantos beneficios había alcanzado su madre, y que
+en aquel momento escribía al impresor para que se suprimiesen los versos
+que pudiesen molestar al señor duque de Orleans. El escribió,
+efectivamente, al editor, para que fuesen retirados los párrafos en
+cuestión.</p>
+
+<p>Todo parecía haber terminado aquí; pero el duque de Orleans, ignorando
+que Alfonso hubiese condescendido a sus deseos, y más impaciente de lo
+que convenía por semejante supresión, mandó escribir una segunda carta,
+en la cual se hacían amenazas contra el crédito de que mi hijo gozaba en
+la corte, advirtiéndole, que en el caso de no acceder a sus deseos,
+tenía un príncipe real sobrados medios para hacer sentir a quien
+intentara solamente ofenderle, el peso terrible de sus resentimientos y
+de su indignación. Cuando Alfonso recibió esta segunda carta, su natural
+dignidad ofendiose de tal suerte, que no quiso en manera alguna acceder
+a los deseos de Orleans y escribió inmediatamente a su editor que no
+retirara una sola palabra del original. Sin embargo, por no hacer una
+ofensa, sin previa explicación, al duque de Orleans, le escribió el
+mismo día en que habían ya los periódicos publicado esta carta de
+intimidación que no podía ser conocida más que por una indiscreción
+palaciega, diciéndole que la supresión del párrafo por los periódicos
+adictos a su corte, no podía atribuirse más que a una ligereza de su
+carácter, y se veía él obligado a dejarlo en suspenso; decíale también
+al príncipe que, apreciando debidamente esta necesidad de honor,
+confiaba no lo atribuiría a la intención de ofenderle. El príncipe fue
+justo, y contestó inmediatamente haciéndose cargo de esta exigencia de
+honor, desde el momento en que la publicidad hecha en los periódicos
+liberales, había colocado a mi hijo en una situación tan especial. El
+párrafo apareció según Alfonso lo escribiera al principio.</p>
+
+<p>Pero, eso fue para mi corazón una flecha que lo atravesó de parte a
+parte, tanto más, cuanto no me atreví a decírselo jamás a mi esposo ni a
+mi hijo; porque yo había sido colmada, durante mi infancia, de todas las
+bondades de aquella augusta casa, cuyo nombre habíame mi madre enseñado
+a venerar desde mi niñez. En las circunstancias dolorosas para mi madre
+y para otros varios miembros de la familia, la señorita de Orleans nos
+había favorecido con cariñosa solicitud y con una generosidad sin
+límites: yo no podía ni puedo olvidar los bienes recibidos de esta
+augusta familia, y mi marido y mi hijo ignoraban estos transportes
+íntimos que yo no podía tampoco confiarles. ¡Júzguese de mi asombro y de
+mi aflicción, al considerar que esta excelente princesa pudiese atribuir
+mejor que a un error, a ingratitud u olvido, una ofensa al nombre de su
+casa salida de la mano de mi hijo! Pasé muchas noches derramando
+lágrimas. Escribí a la señorita de Orleans para desengañarla y
+manifestarle todo mi pesar; ella me contestó mejor como amiga que como
+princesa, comprendiendo perfectamente la situación en que me encontraba.
+A Dios gracias, todo ha terminado; temo solamente que lo ocurrido
+ocasione entre la princesa y mi hijo una frialdad y una irritación
+secreta que vaya alejando poco a poco su amistad de aquella casa, en la
+cual hubiera tenido unos protectores desinteresados. Las prevenciones de
+los nobles realistas contra el nombre de los Orleans, son injustas,
+extremadas y, como si dijéramos, han sido infiltradas en la sangre de
+padres a hijos. Tuve todavía un gran pesar, que de tan vivo y doloroso,
+no puedo confiárselo a nadie; la susceptible altivez de mi esposo no le
+dejaba comprender que existiera correspondencia entre la señorita de
+Orleans y yo, ni las gracias que mi familia recibió de ella, en muchas y
+determinadas ocasiones.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Dice Alfonso que cree habrá de partir para Alemania, y por lo tanto, que
+estará ausente de nosotros por mucho tiempo. Cuando pienso en su
+separación no hago otra cosa que llorar. ¡Ah, Dios mío! ¡Cuán solitaria
+va quedando esta casa, antes tan alegre y tan llena de vida! Cuantas
+veces reflexiono en nuestra soledad, recuerdo los muchos nidos que
+tantas veces he visto durante el otoño bajo los álamos del patio de
+Saint-Point; en lugar de los pequeñuelos hay nieve, y el viento se va
+llevando sus pajas, ¡una a una! Así es nuestra casa en la actualidad.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXVI" id="CXXVI"></a>CXXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+18 septiembre de 1825.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hoy han salido mis hijos para Italia, donde fijarán su residencia. ¡Ay!
+¡cuán sola he quedado en este retiro de Saint-Point! No puedo adivinar
+cuánto tiempo durará esta situación.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Ya estamos en la ciudad; no pudiendo dedicarse a la caza, mi marido no
+está bien en el campo. Estoy muy disgustada, pero en medio de mi
+tristeza me encuentro aquí mejor; Nicole me acompaña por la mañana; sus
+«Ensayos de moral» me llegan directamente al alma, y por las noches leo
+a Mme. de Sevigné, mi confidente favorita; después... pienso mucho en
+los ausentes. ¡Ay! ¡y en los muertos que no volverán!</p>
+
+<p>Ayer recibí una visita del excelente, amable y resignado M. de X...
+Aquél que tanto hubiera deseado casarse con Cesarina. No hemos hablado
+de nada, puede decirse, pero su sola presencia y su ternura expresaban
+muchísimo; he llorado mucho; todas aquellas personas, todos aquellos
+objetos que amaron o fueron amados por mis hijos, despiertan en mi
+corazón recuerdos de tristeza. ¡Triste de mí!... esta época tan lúgubre
+de mi vida la lloraré siempre, ¿no habrá para mí consuelo? creo que sí;
+y hasta tengo la certeza absoluta de volver a ver a los seres queridos
+que murieron para este mundo. ¡Qué dicha la de poseer una fe como la
+mía! Aun cuando la religión no nos diera más que esta fe en el
+renacimiento del pasado, deberíamos bendecir a ella y a su fundador. ¡Y
+quién no tiene en este mundo seres queridos que espera ver en el otro!</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXVII" id="CXXVII"></a>CXXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+24 octubre de 1825.<br />
+</p>
+
+
+<p>Me encuentro sola en la casa, arreglándolo todo y disponiendo su cierre.
+Ayer salieron todos para la ciudad acompañando a mi esposo. He ido a
+Saint-Point, montada en una mula, y acompañada del jardinero, al objeto
+de arreglar y ordenar los libros, los naranjos y las macetas de flores
+que mi nuera Mariana me recomendó muy especialmente al partir para
+Italia. He estado detenida por las lluvias en este viejo, querido y
+desierto castillo, y admirablemente servida por María Litaud, una santa
+mujer que está encargada de gobernar la casa durante la ausencia de sus
+dueños. Creo que hice su felicidad cediéndola a mi hijo. Aquí me
+encuentro, junto a la iglesia que tanto adoro por los muchos recuerdos
+de las oraciones que he dirigido a Dios bajo su bóveda, en compañía de
+mis pequeñitas (que están en el cielo), cuando veníamos a rogar en ella
+todas las noches; estoy también rodeada de libros, demasiado tal vez.
+Gozo en este silencio y en esta soledad junto a la gran chimenea del
+salón, y allí me recojo, abstraída en los dulces pensamientos de la
+eternidad, antes de sumergirme de nuevo en el movimiento y las vanidades
+del mundo. He tenido muy buenas noticias de Florencia, en donde se ha
+establecido mi hijo con su esposa. Cuantas reformas hicieron aquí me
+parecen muy bien; han convertido esto en una especie de casa de retiro
+para su vejez, donde vivirán recordando nuestra existencia en estos
+lugares. En un artículo escrito por Mme. de Genlis, he visto que esta
+escritora atacaba vivamente las poesías de mi hijo: es esto una guerra
+hereditaria de familia a familia; Mme. de Genlis y mi madre
+representaban dos tendencias opuestas en el Palacio de Orleans. Estas
+heridas a la fama de mi hijo me han sido bastante dolorosas; yo hubiera
+querido que él replicara; esto era natural en la vanidad materna, pero
+prefirió aceptar el ataque sin manifestarse resentido. ¿De qué serviría
+entonces la caridad si no se perdonaran siquiera semejantes ofensas?
+¿para quién deseará ella la superioridad en todo? ¿para sí o para sus
+hijos? Si uno la tiene, el deber está en no darle importancia, y si no
+se tiene, está el deber en no envidiársela a los demás; los dones de
+Dios son gracias, pero no méritos. Habré de acostumbrarme a los
+denigrantes ataques que ciertos periódicos, especialmente los
+orleanistas y bonapartistas, dirigen a Alfonso. Creo que tengo demasiado
+amor propio colocado sobre su cabeza, que puede no ser sino un disfraz
+del mío; pero soy su madre, y justo será que me lo perdone.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXVIII" id="CXXVIII"></a>CXXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+1.º de febrero de 1826.<br />
+</p>
+
+
+<p>No puedo dedicar mucho tiempo a escribir, porque los cuidados de los
+pobres, durante este frío invierno, me absorben la mayor parle del
+tiempo; además de esto, me han encargado de la presidencia de la junta
+de caridad establecida en esta población; no me es posible cumplir con
+exactitud mis obligaciones a pesar del auxilio que para ello me presta
+Mme. de Villeneuve, la esposa del Gobernador de la provincia, joven muy
+amable, a quien considero como si fuese una hija; yo no sé por qué las
+jóvenes sienten por mí tanta predilección; será sin duda porque yo,
+acostumbrada a amar a mis hijas, siento una ternura grande dentro de mi
+corazón y una inclinación irresistible hacia las jóvenes con quienes
+tengo tratos. Mme. de Villeneuve me ha pintado unas elegantes pantallas
+de chimenea, dibujando en cada una, la vista de diferentes casas o
+castillos habitados por Mme. de Sevigné; esta buena señora es para mí la
+abuela del corazón y del espíritu; Mme. de Villeneuve ha creído que
+estos recuerdos serían a mis ojos una especie de ilustración de las
+obras que practico continuamente en cumplimiento del deber que la
+caridad me impone. ¡Qué buena y dulce es la caridad! Ella parece que nos
+aproxima, insensible y dulcemente, al trono donde el Altísimo tiene su
+asiento.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXIX" id="CXXIX"></a>CXXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+27 de abril de 1826.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mi cuñado, el abate Lamartine, ha muerto; hacía bastante tiempo que su
+vida era una prolongada espera de este momento. Espero que Dios habrá
+sido misericordioso para el hombre que tanto lo había sido para su
+prójimo. Fue lanzado contra su voluntad a la carrera eclesiástica, hacia
+la cual no sentía la menor disposición, y se concretó a vivir solitario
+en su magnífica finca de Montculot, la cual ha quedado propiedad de
+Alfonso, con la obligación de entregar cierta cantidad a la hermana del
+difunto y pasar una pensión a mi esposo. Le he escrito para que mande
+poderes para tomar posesión, en su nombre, de aquella magnífica casa y
+de las tierras que la circundan.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXX" id="CXXX"></a>CXXX</h3>
+
+<p class="fecha">
+24 de mayo de 1826.<br />
+</p>
+
+
+<p>Tengo una pena grande, por el triste contratiempo que ha ocasionado a
+Alfonso un fragmento de su poema «Childe Harold», relativo a Italia. Ha
+sido mi hijo gravemente herido en desafío con el coronel Hugo; ¡tiemblo
+tanto por su alma como por su vida! yo no sé quién tendrá razón de entre
+los dos, pero a los ojos de Dios ambos son culpables; procuraré que
+Alfonso se arrepienta de la falta cometida; la vida sólo Dios puede
+quitarla y, es un pecado gravísimo el que los hombres cometen cuando
+atentan a ella. Se me objetará que el honor es preferible a la vida,
+pero no somos los humanos quienes podemos juzgar estos asuntos.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>He tenido nuevas noticias de Alfonso que me anuncian su
+restablecimiento: dicen que está escribiendo unas poesías muy religiosas
+y que las titula «Armonías», de las cuales me han remitido algunos
+trozos manuscritos que he leído con sumo agrado. ¡Ah! este es el uso que
+yo quisiera que se hiciese siempre del talento, divino como su Creador,
+cuando se eleva hacia El.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXI" id="CXXXI"></a>CXXXI</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, julio 1826.<br />
+</p>
+
+
+<p>Hace tres días que estoy en Milly, donde me encuentro perfectamente: yo
+desearía continuar aquí pero con mi esposo y Sofía. ¡Es muy triste para
+los unos y para los otros el tener que vivir separados!... ahora parece
+que siento más que antes la separación; ello debe ser la vejez que
+avanza rápidamente: ya he perdido, puede decirse, por completo, aquella
+actividad física y moral que me hacía gozar de la vida aun en la misma
+soledad; siento, por el contrario, el peso de los sesenta años que voy a
+cumplir; apenas puedo persuadirme de ello, pero no hay remedio; y sin
+embargo, no estoy triste, ni mucho menos, pero sí quisiera que Dios me
+hiciese la gracia de que pudiese emplear bien el poco tiempo que me
+resta de estar en este mundo, y de no pensar más que en prepararme
+debidamente para el otro, adonde con tanta ligereza me dirijo. Porque
+estoy todavía completamente distraída y demasiado ocupada en cosas
+terrenales; he visto (quién sabe si con demasiado interés), la belleza
+de nuestros viñedos; ha habido una sequía atroz que los ha perjudicado
+mucho; pero ahora, sobre todo aquí, han reverdecido un tanto y presentan
+un hermoso aspecto con sus verdes pámpanos cargados de nacientes
+racimos. ¡Nuestro porvenir está suspendido de los sarmientos de estas
+cepas!... Es el hombre exactamente igual que el insecto que roe una
+hoja, y que muere si la hoja perece. ¡Dios mío... proteged nuestras
+plantas y sobre todo las de nuestros pobres campesinos!</p>
+
+<p>Alfonso es el encargado de los negocios del rey en Toscana, Lucca y
+Parma, y como quiera que todos los embajadores están fuera de Italia
+(excepto el de Roma), le han aumentado la asignación en cuatro mil
+pesos. Todos están contentos de él, y él parece estarlo también de la
+posición que ocupa; únicamente que representa a su país con un poco más
+de lujo del que yo quisiera; pero creo que, a pesar de ello, la
+Providencia no le abandonará nunca.</p>
+
+<p>Yo me acuerdo mucho de él, pero me paga mi cariño sobradamente,
+acordándose también de mí; con la mayor ternura y solicitud recuerda y
+le preocupan mis pequeñas obligaciones, y aquellas penas e
+intranquilidades que me ocasionaron sus travesuras juveniles. Sería yo
+una de las mujeres más dichosas si no hubiese perdido aquellas dos joyas
+de mi maternal corona: ¡ah! ¡qué gran vacío encuentro sin su compañía
+cuando al caer de la tarde paseo por mi jardín! ¡mis ojos y mis sentidos
+todos las buscan inútilmente por todas partes! Es preciso irme
+desprendiendo poco a poco, de buen o de mal grado, de este bajo suelo;
+ya siento en mí la noche; ¿cuántas horas me faltan contar aún en este
+negro abismo? Dios lo sabe; yo no he de contarlas, porque estoy
+entregada a El absolutamente; lo que sí le pido, es que me retenga aquí
+el tiempo necesario para ganar su estimación.</p>
+
+<p>He dado principio a un trabajo que acaso durará lo que mi vida. Consiste
+en una alfombra tapizada para el gabinete que Alfonso tiene en
+Saint-Point. Cuando yo haya muerto, él pensará sin duda, al poner sobre
+ella los pies, que en cada una de sus mallas iba yo encadenando, en mi
+tiempo, un pensamiento para él. ¡Ay! este frágil tejido durará, por lo
+menos, cien años; y tanto mis hijos como yo, habremos ya dejado de
+existir... Estoy triste, muy triste.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXII" id="CXXXII"></a>CXXXII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Domingo, 3 diciembre de 1826.<br />
+</p>
+
+
+<p>Según parece, existen algunas probabilidades de casar a mi Sofía; si
+esto se realiza, mi obra quedará terminada: entonces podré decir como el
+viejo Simeón: «Basta, Señor, relevad a vuestro siervo». El pretendiente
+es un hidalgo de Mende, en las montañas de Cévennes, llamado M. de
+Ligonnés. Dicen que es persona de carácter y que posee una fortuna que,
+sin ser muy grande, será suficiente para que vivan con desahogo: aquel
+país no es un país de lujo, y mi Sofía es la razón y la piedad misma.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXIII" id="CXXXIII"></a>CXXXIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+5 mayo de 1827.<br />
+</p>
+
+
+<p>El último domingo, a las once de la mañana, ha muerto mi cuñado, el jefe
+de la familia Lamartine, a los ochenta años de edad. Su hermana y yo
+hemos recibido su último suspiro: hasta este momento ha conservado clara
+su poderosa inteligencia. Su muerte ha sido muy sentida en toda la
+comarca; era un hombre de talento e ilustración superiores; poseía
+conocimientos casi universales; su conversación era prodigiosamente
+interesante y vasta; durante toda su vida fue, puede decirse, el rey de
+la familia y de esta provincia. Había sido oficial de caballería del rey
+Luis XV, durante los primeros años de su juventud; su delicada salud le
+llevó nuevamente a Mâcón, donde se puso al frente de la administración
+del tan importante como enredado patrimonio de mi padre político, el
+cual radicaba entre Borgoña y el Franco Condado. Se le tenía como una
+especie de oráculo: la comarca entera consultábale todo los asuntos,
+hasta los más íntimos.</p>
+
+<p>Había estado en relación con todos los hombres eminentes de la Asamblea
+Constituyente, de la ciencia y de la literatura: M. de Buffon, Mirabeau,
+los economistas y los filósofos. El ocupaba aquí una buena posición y
+vivía en compañía de sus hermanas, solteras también: ha legado su finca
+de Saint-Pierre indivisa a Alfonso y a Cecilia, su sobrina Mme. de
+Cessia; y sus bellas tierras de Monceau a su hermana la señorita de
+Lamartine, quien, a su muerte, las deja a Alfonso. Nadie resolvía nunca
+nada en la familia sin él o después de haber dado él su opinión.</p>
+
+<p>Este imperio absoluto sobre la familia, había frecuentemente contrariado
+mis intenciones, ocasionándome bastantes disgustos; recuerdo los que
+sufrí cuando el casamiento de mis hijas y al determinar la carrera que
+habíamos de dar a Alfonso. ¿Quién sabe, si al contrariar mi voluntad
+tenía razón? Yo opino que sí: en fin, gracias a Dios, todo ha terminado
+felizmente para todos: acaso de aquella oposición que entonces se hacía
+a mis proyectos, ha resultado el buen acierto que hemos tenido en su
+realización.</p>
+
+<p>La hermana de mi cuñado ha quedado muy rica, aunque realmente de nada le
+sirven las riquezas, porque no disfruta de ellas y las reparte entre los
+pobres: es la santa más delicada de la tierra que he conocido jamás; no
+tiene nada en su santidad que moleste ni perjudique a nadie; su piedad,
+cuando sale de la iglesia o de su oratorio, donde pasa la vida, se
+convierte toda en dulzura y bondad; tiene la sonrisa de los ángeles en
+la boca y una transparencia celestial en la mirada; es demasiado
+escrupulosa para sí misma: no lo fía todo a la generosidad divina y
+derrama la limosna a manos llenas; las gentes la bendicen y la aclaman
+como santa.</p>
+
+<p>Los preliminares para la boda de Sofía se han realizado; M. de
+Morangies, nuestro vecino y pariente a la vez por parte de su esposa, es
+quien nos ha presentado la demanda y el joven pretendiente.</p>
+
+<p>No me ha desagradado su aspecto modesto y reflexivo, y su porte
+exquisito, delicado y admirable de todo punto. Creo que es uno de esos
+hombres rarísimos, que manifiestan a primera vista la seguridad de la
+dicha que han de proporcionar a su esposa, pero ¡ay! se llevará a mi
+Sofía muy lejos de nosotros y no vendrán a pasar en nuestra compañía más
+que seis meses del año. ¿Qué va a ser de mí, sin esta criatura que me
+quedaba como sombra de todas las demás? Ella, cándida como a los ocho
+años, y espiritual como a los sesenta; era mi consejera y mi confidente
+para todo; creo que la costumbre de tener con ella el corazón abierto,
+ha apresurado su gran madurez de juicio; en cuanto a su piedad, es todo
+un ángel y sólo temo el exceso, si es que puede llegar a serlo más;
+parece una madre de familia; no me cabe duda de que, si tiene hijos, los
+hará hombres de provecho.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXIV" id="CXXXIV"></a>CXXXIV</h3>
+
+<p class="fecha">
+13 de enero de 1828.<br />
+</p>
+
+
+<p>¿Hasta cuándo continuaré escribiendo en este libro? Sólo Dios lo sabe.
+Comprendo que, a pesar de mis años, tengo sobre la tierra deseos y
+pasiones, y esto me aflige; mi corazón, sin embargo, es de Dios, a quien
+diariamente suplico se apiade de mí.</p>
+
+<p>El estado actual de Francia me horroriza: los periódicos avivan el voraz
+incendio, que existe no solamente en la opinión sino en los corazones.
+Hemos tenido aquí grandes luchas con motivo de las elecciones entre M.
+Rambuteau y M. Doria; Dios no puede gustar de estos hechos en que se
+calumnian los hombres mutuamente. M. de Villele ha sido arrojado del
+ministerio; todo el mundo se encarniza contra la religión, que es mi
+único cuidado político. No me agrada por ningún estilo esta continua
+guerra de invectiva entre los periódicos de distintos partidos. ¿Cómo se
+comprende esta libertad sin límites que la prensa disfruta y que se dice
+es una necesidad del gobierno constitucional? Yo temo que este gobierno,
+del cual esperábamos tanto, no produzca más que tempestades, hasta
+dentro de las mismas familias; es muy frecuente que el espíritu de los
+hombres, antes que el espíritu de Dios, sea el que sople en estos
+desgraciados tiempos. Dentro de este sistema de gobierno no se observa
+más que vanidad, egoísmo, y deseos de realizar actos que tengan mucha
+resonancia, sean éstos del género que quiera.</p>
+
+<p>M. de la Maisonfort, ministro del rey en Florencia, ha muerto en Lyón de
+vuelta de Toscana. M. de Vitrolles ha sido nombrado en su lugar; se cree
+que no irá hasta pasado mucho tiempo a ocupar su puesto; esto va a
+detener indefinidamente a Alfonso en Italia. Sofía, mi consuelo, mi
+sociedad única, mi hija querida, marcha este invierno a Mende. ¡Triste
+de mí!... Mi pobre marido está cada día más delicado, puesto que su
+dolorosa enfermedad va progresando; yo me consagro completamente a él,
+procurando hacerle olvidar el tiempo, como quisiera olvidarlo yo
+también, hasta que vuelva mi hijo de Italia. Se habla de nombrarle
+ministro de Francia, no sé dónde; ¿qué me va a suceder si es su
+alejamiento un destierro sin fin? ¡Qué triste es el ocaso de la vida,
+después de una continuada existencia de temores! ¿Dónde me refugiaré yo,
+si no es en la oración, que me calma siempre, como la conversación de
+un buen amigo justo, poderoso y sabio? ¡Ah! ¡qué felices son aquellos
+que creen en esta comunicación sensible de la criatura con el Creador
+del Universo!</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXV" id="CXXXV"></a>CXXXV</h3>
+
+<p class="fecha">
+15 abril de 1828.<br />
+</p>
+
+
+<p>Desde esta mañana me encuentro en Milly, pero por breves momentos.
+Siempre que estoy aquí me hallo dispuesta a escribir algunos párrafos en
+este <i>diario</i>, descuidado por tanto tiempo, y que ya tenía casi
+abandonado. Ya no tiene para mí el interés de otros tiempos, ni para
+continuarlo ni para leerlo de nuevo. Los acontecimientos consignados en
+él se van alejando, todo huye volando: a medida que vamos envejeciendo,
+vamos penetrándonos de la vanidad de todo y tenemos, por lo tanto, menos
+interés en conservar los recuerdos. Ya no me interesan sino los que
+pertenecen puramente al corazón, y éstos no hay necesidad de
+consignarlos. No obstante, aun quedan algunas épocas que quiero ir
+marcando debidamente: servirán más bien para mis hijos que para mí. Las
+últimas de ellas, las que pueden conducir a la felicidad celeste, no
+pueden descuidarse. Voy convenciéndome cada día más de que he entrado en
+la vejez, a pesar de que no falta quien me diga que no se apercibe de
+ello, y que estoy conservada como a los treinta años; pero «crecen los
+hombres tras de mí», como dice Virgilio, a quien estoy leyendo esta
+noche en un libro traducido por Boisgermain.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXVI" id="CXXXVI"></a>CXXXVI</h3>
+
+<p class="fecha">
+15 septiembre de 1828.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mi hijo Alfonso está conmigo; el miércoles 10 del mes corriente llegó
+aquí, acompañado de su esposa, su madre política y su encantadora
+pequeñuela, rebosando todos salud y alegría. ¡Gracias mil sean dadas a
+Dios! Alfonso está, sin embargo, muy flaco, y esto me mortifica, pero es
+preciso que me acostumbre a ello. He estado muy contenta, muy conmovida
+y muy ocupada, y a mi edad las grandes agitaciones, sean de alegría o de
+pena, resultan peligrosas para la salud, ya quebrantada naturalmente;
+sin embargo, como es necesario conformarse y buscar consuelo, éste se
+encuentra con facilidad cuando el corazón está contento, lo cual
+ciertamente es algo difícil en este mundo; a pesar de esto, no me faltan
+motivos para estar disgustada.</p>
+
+<p>No se puede imaginar una criatura más bonita, alegre e inteligente en
+todo (con relación a su edad), que mi nieta Julia; es un verdadero
+tesoro; está perfectamente educada. Su madre va siendo cada día más
+perfecta, sin la menor afectación, va llenando todos sus deberes
+religiosos; ha cultivado también mucho su talento y pinta perfectamente;
+nos ha traído algunas pinturas bellísimas; entre otras, varias que
+representan fielmente la fisonomía de Julia.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXVII" id="CXXXVII"></a>CXXXVII</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 3 octubre de 1828.<br />
+</p>
+
+
+<p>Desde el lunes, 22 de septiembre, estoy aquí completamente sola; he
+venido para presenciar nuestra pobre vendimia. Alfonso, Mariana, su
+madre y Julia, partieron el miércoles 17 para Montculot, en donde les
+han hecho un recibimiento como a los antiguos señores de otros tiempos.
+Fueron a darles la bienvenida las mujeres vestidas de blanco, y los
+hombres disparando al aire sus fusiles. Ellos han dado una brillante
+fiesta campestre en los grandes jardines del castillo, pues se confunden
+con los grandes bosques de las inmediaciones.</p>
+
+<p>Desde Monculot ha salido Alfonso para París, en donde ha sido llamado
+por sus amigos para consultarle sobre lo que llaman golpe de Estado.
+Alfonso asegura que fracasarán y que los Borbones, a quienes ama como
+yo, habrán de sucumbir ante el espíritu público en el caso que acepten
+la batalla. Acaso tenga razón; muchas veces se ve mejor el estado del
+país desde fuera que desde dentro.</p>
+
+<p>Por mi parte, estoy aterrada por esta fiebre que veo recrudecerse todas
+las mañanas en los periódicos de ambos partidos; se me figura que no
+puede haber nada sólido ni duradero en un gobierno, cuando con sus
+desaciertos convierte en un caos la opinión pública.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXVIII" id="CXXXVIII"></a>CXXXVIII</h3>
+
+<p class="fecha">
+7 noviembre de 1828.<br />
+</p>
+
+
+<p>Alfonso ha regresado a París, donde fue muy bien recibido por todos, y
+particularmente por el rey Carlos X. Se le hubiera nombrado
+inmediatamente primer secretario de Estado en España, si hubiese querido
+aceptar; él prefiere esperar para ir a Londres, lo cual se le ha
+prometido para dentro de un año; allí será solamente ministro
+plenipotenciario. Me ha traído una magnífica araña para mi sala de
+Mâcón, y bastante dinero, pues ha comprendido que andaba yo algo escasa
+por mis muchos gastos y recelos de mortificar a mi pobre marido. Estoy
+muy contenta por que mis hijos quieren pasar el invierno en Mâcón en
+compañía nuestra; ahora se encuentran en Saint-Point. Alfonso me ha
+mandado algunos versos que va componiendo, los cuales me han gustado
+mucho; dice en ellos lo mismo que yo diría si tuviera su talento para
+expresarlo; es el eco de mi voz, porque yo no dejo de sentir la belleza,
+pero al pretender expresarla enmudezco. Esto me sucede también en mis
+horas de recogimiento místico; en mis meditaciones siento como un fuego
+dentro del corazón, cuya llama no puede salir del pecho; verdaderamente,
+Dios no necesita de mis palabras para comprender mis intenciones, pero
+yo desearía que el fuego que pugna por salir del pecho convertido en
+palabras, se deslizara poco a poco por mi boca en cantos de alabanzas,
+en acciones de gracias, en himnos y oraciones; y que después pudieran
+escribirse, para que por siempre fuera su gloria ensalzada como yo lo
+deseo en los misteriosos secretos de mi corazón. Doy gracias a Dios
+porque ha concedido a mi hijo lo que yo deseo para mí: su voz será la
+mía; sus sentimientos iguales que los míos son.</p>
+
+<p>(Hay aquí párrafos que son un himno de reconocimiento para su hijo).</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXXXIX" id="CXXXIX"></a>CXXXIX</h3>
+
+<p class="fecha">
+13 julio de 1829.<br />
+</p>
+
+
+<p>En esta fecha voy a narrar mi viaje a París, el cual gracias a mi hijo,
+ha sido una continua dicha para mí. Tuve una satisfacción inmensa al ver
+de nuevo aquella ciudad de mi niñez, y al conocer los numerosos amigos
+con que cuenta Alfonso, todos ellos personajes distinguidos por su
+nacimiento o sus talentos. Madame Récamier, a quien dicen que me
+parezco, me he dispensado una acogida excelente; he asistido en su casa
+a una lectura que ha dado M. de Chateaubriand, quien ha leído una
+tragedia titulada «Moisés»; la figura de este grande hombre me ha
+impresionado más que sus versos: tiene el aire majestuoso de un rey en
+medio de su corte. Me gusta más el aire natural y sencillo de otros
+hombres de gran talento, que estaban allí, y que yo ya conocía desde mi
+niñez. No obstante, la gloria tiene para mí grandísimo prestigio; creo
+que si mi hijo alcanzara algún día la más pequeña parte, estaría
+altamente satisfecha. Pero yo pido a Dios para mi hijo muchas cosas
+antes que esa gloria, que muy bien pudiera resultar vana, examinada
+detenidamente.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXL" id="CXL"></a>CXL</h3>
+
+<p class="fecha">
+21 septiembre de 1829.<br />
+</p>
+
+
+<p>Mi pobre Alfonso es el que me ayuda a soportar los días de mi vejez, de
+un modo admirable; me colma de obsequios y atiende solícito a mis
+apuros, sean del género que quieran. Acaba de encargarse últimamente de
+pagar, por nosotros, la pensión de seiscientos pesos que debemos a mi
+cuñada Mme. de Villars. Consigno aquí todos esos rasgos de su cariño
+hacia mí, y renuevo entre las satisfacciones de mi corazón, las mil y
+mil bendiciones que yo debo a Dios por los buenos hijos que me ha
+concedido.</p>
+
+<p>Alfonso no se encuentra aquí en este momento; está en su propiedad de
+Montculot, junto a Dijón; acaba de rehusar el llamamiento que le ha
+hecho el nuevo ministro, M. de Polignac, con la intención de asociar su
+nombre a un ministerio que no parece del agrado de la opinión. M. de
+Polignac ha insistido, y mi hijo le ha contestado que de ninguna manera
+quisiera él arriesgarse a ser cómplice de un golpe de Estado contra la
+<i>Carta</i>: que este golpe de Estado, en su opinión, derribaría los
+Borbones; que él sabe perfectamente que M. de Polignac no abriga
+actualmente la intención de darlo, pero que la hostilidad recíproca
+entre el ministerio y el país, llevaría mal de su grado a monsieur de
+Polignac a un resultado fatal; termina rogando a M. de Polignac que se
+sirva olvidarlo para estos asuntos.</p>
+
+<p>Alfonso me ha mandado esta carta, la cual encuentro, por desgracia,
+llena de razonamientos que convencen, pero que acaso interrumpirán las
+relaciones que tiene entre sus amigos, y entorpezcan su carrera
+diplomática. Yo considero que esto fuera una desgracia para mi hijo,
+pero, estoy contenta de que obre conforme a sus principios, aunque a
+trueque de perder su bienestar. La opinión es la conciencia de los
+hombres políticos. Acaso esta conducta le sea favorable para el
+porvenir, porque las circunstancias han de cambiar necesariamente.</p>
+
+<p>Hay en este momento una plaza vacante en la Academia Francesa: muchos
+académicos, entre otros M. de Lainé y M. Royer Collard, han escrito a mi
+hijo para que se presente candidato, en la seguridad, dicen, de ser esta
+vez admitido. El ha rehusado con una altivez que no me atrevo a
+calificar; dice que donde se le ha esquivado la primera vez, no quiere,
+a ningún precio, solicitar la entrada nuevamente; como no es posible
+nombrar un candidato que no visite de nuevo a los académicos, no creo,
+por lo tanto, que se le nombre a él. Mi amor propio ambicioso, sale
+mortificado con esta su determinación, pero que Dios le humille lo
+celebro «con toda mi alma».</p>
+
+<p>Es forzoso, por lo tanto, que consigne una gran satisfacción que tuve
+luego; mi vanidad de madre se manifiesta demasiado, ya lo comprendo,
+pero... En una sesión pública celebrada por la Academia de Mâcón, hará
+unas tres semanas, a la cual asistió una multitud inmensa, todo el
+consejo general, todas las notabilidades de la ciudad y sus
+inmediaciones, leyéronse muchos e interesantes trabajos; M. de
+Lacretelle, un capítulo de la «Historia de la Restauración»; M. Quinet,
+joven gallardo y distinguido por sus conocimientos, un fragmento de un
+«Viaje a Grecia»; Alfonso debía recitar versos, se le esperaba con
+impaciencia; cuando llegó su turno, resonó un aplauso general; la
+concurrencia se puso en movimiento gritando, la mayor parte, que quería
+verle; colocose en un sitio convenientemente elevado para poder
+satisfacer los deseos del público, y empezó por una breve improvisación
+en prosa, suplicando y agradeciendo la benevolencia de sus conciudadanos
+y manifestando cuánto era su agradecimiento por el anticipado favor que
+se le dispensaba; este exordio gustó muchísimo y los aplausos se
+repitieron con entusiasmo. Luego recitó una epístola dirigida a M. de
+Bienassis, en la cual se encierran trozos de poesía tiernísima; se le
+interrumpía frecuentemente con murmullos de aprobación; Mariana y yo
+estábamos verdaderamente emocionadas; luego se nos colmó de
+felicitaciones y, ¿por qué no decirlo?, de dicha y orgullo; lo cual me
+parece algo perdonable. Dios lo quiere y El ve y sabe bien, que lo que
+yo deseo es que el talento de mi hijo sirva para honrar su santo nombre.</p>
+
+<p>Hablemos ahora de mis hijas, cuyas bellas cualidades me enorgullecen
+igualmente. Me gusta mucho recitar continuamente y con el pensamiento
+puesto en Dios, desde las arboledas de Milly, bajo la sombra de la casa
+que ha visto nacer a todos mis queridos hijos, este versículo de los
+Salmos: «Señor, ya que habéis sido mi tranquilidad y mi esperanza en los
+días de mi juventud, ¡no me dejéis abandonado, en los de mi vejez!
+¡Cuando las fuerzas me faltan, no me retiréis vuestra diestra mano!»</p>
+
+<p>¡Basta! ¡basta!... Yo debo empezar a reflexionar seriamente sobre la
+decadencia de mi vida; si miro adelante, corta; y larga si dirijo hacia
+atrás la vista, porque veo los muchos deberes que he debido cumplir.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXLI" id="CXLI"></a>CXLI</h3>
+
+<p class="fecha">
+Milly, 21 de octubre de 1829.<br />
+</p>
+
+
+<p>¡21 de octubre!... ¡aniversario del nacimiento de mi hijo primero!... me
+encuentro sola y deseo consagrar este día a las reflexiones que me
+alientan y fortifican contra la muerte. ¡Cuántas vueltas y revueltas
+tengo dadas durante mi vida, en estos mis paseos, meditando, con el
+rosario en la mano unas veces, y otras, plegadas ambas manos, cuando
+nadie de la casa podía verme, rogando o meditando arrodillada en la
+hierba! ¡Ay, Dios mío! ¡lo que hubiera pasado por mí, durante mis
+tribulaciones exteriores e interiores, sin la caritativa bondad de Dios
+y si su imagen divina no se me hubiese presentado en mis pensamientos y
+no me los hubiese sugerido más santos y más consoladores que los míos,
+no es posible adivinarlo! Es una gracia inmensa, lo reconozco, que mis
+aficiones por el recogimiento en Dios, me hayan hecho robar casi
+diariamente, durante mi vida, algunas horas o solamente algunos minutos,
+para ocuparme exclusivamente de El. Hoy es uno de los días en que le he
+sentido más que nunca, y me he encontrado bañada en llanto, sin darme
+cuenta de ello, mientras paseaba; parecía que mi vida se rejuvenecía,
+que mi alma tomaba cuerpo y se disponía a presentarse a mi creador, a mi
+juez...</p>
+
+<p>¡Ay de mí!; ¡que su juicio, próximo a emitirse, sea indulgente!</p>
+
+<p>Yo me he visto a mí misma como si fuese ayer; jugando, niña inocente,
+entre las alamedas de Saint-Cloud; luego, más tarde ya, joven canonesa,
+rogando y cantando en el templo del cabildo de Salles, triste y
+pesarosa, cuando no emitía la voz como mis compañeras.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>El motivo de no haberme consagrado yo absolutamente a la contemplación
+de lo eterno, a los cantos del breviario y a las alabanzas del Señor en
+la soledad de aquel claustro entre lo eterno y mundano, fue... porque vi
+al que después fue mi marido, joven y buen mozo, vistiendo su brillante
+uniforme, cuando vino a visitar a su hermana la canonesa Mme. de
+Villars, en cuya casa había yo sido confiada de tutela, como de mayor
+edad y más experiencia de la vida.</p>
+
+<p>Entonces, pude observar que el gallardo oficial me distinguía entre
+todas, y que aprovechaba cuantas ocasiones se le presentaban para venir
+a visitar a su hermana en el cabildo; yo misma sentía también cierto
+efecto hacia aquella noble expresión, aquella gracia militar, aquella
+franqueza de su mirada, y aquel su altivo ademán que no parecía amable
+más que a mi lado. He sentido también la misma emoción de gozo que
+experimenté y quedó encerrada dentro del corazón, cuando me hizo, por
+fin, interrogar por su hermana para saber si consentía yo en que me
+demandase en matrimonio; después, nuestra primera entrevista delante de
+su hermana, nuestros paseos por los alrededores del colegio en compañía
+de las canonesas de más edad, la demanda y los grandes obstáculos de la
+familia, y las muchas lágrimas vertidas durante los tres años de
+incertidumbres, mientras rogaba a Dios, para obtener el milagro del
+consentimiento de su familia, que llegó a parecerme imposible; en fin,
+los años de dicha y de ventura, en la humilde soledad de Milly, tan
+humilde entonces como actualmente; mi desesperación cuando, apenas
+casados, él, sacrificándolo todo, incluso a mí, corrió desesperado a
+París para cumplir su deber de simple voluntario de la Casa Real,
+durante el célebre 10 de Agosto; la protección divina que le hizo
+escapar del jardín de las Tullerías cubierto de sangre; su huida, su
+vuelta aquí, su encarcelamiento, mis inquietudes por su vida, mis
+visitas a las rejas de su cárcel, donde yo le llevaba nuestro hijo para
+que le abrazara al través de los hierros, mis excursiones con mi hijo en
+brazos por toda la ciudad, tanto en Dijón como en Lyón, para enternecer
+a los severos representantes del pueblo, donde una sola palabra
+pronunciada por ellos podía ser para mí la vida o la muerte; la caída de
+Robespierre, la vuelta a Milly, el nacimiento sucesivo de mis siete
+hijos, su educación, sus casamientos y la desaparición de la tierra de
+aquellos dos ángeles, de que los otros... ¡ah! no me consolarán jamás.</p>
+
+<p>¡Y después, el descanso que sigue a tanta fatiga! El descanso, sí, al
+mismo tiempo la vejez, porque yo voy envejeciendo, todo me lo indica con
+la mayor claridad; por ejemplo: estos árboles que yo he plantado, estas
+enredaderas que yo misma planté en la parte norte de la casa, con el
+objeto de que no mintiesen los versos de mi hijo cuando describe a Milly
+en sus <i>Armonías</i> y la espesura que cubre actualmente todo el muro desde
+los sótanos de la casa hasta el tejado; estas mismas paredes que van
+cubriéndose de musgo, estos cedros que eran altos como mi última hija
+Sofía a la edad de cuatro años, y que ahora me dejan pasar libremente
+bajo sus ramas más elevadas que mi frente; todo, todo en fin, me dice
+con muda y aterradora elocuencia, que voy envejeciendo, y que mi vida es
+corta. ¡Ah! Sí, Dios mío... Cuando veo las tumbas de muchos viejos
+vecinos que he conocido jóvenes, y sobre las cuales paso yo ahora cuando
+voy a misa, pienso con tristeza que mi estancia en la tierra no puede
+ser eterna, y que no puede tardar en abrírseme la eterna mansión: y las
+lágrimas se me saltan cuando pienso en lodo lo que debo dejar a mi
+partida: mi pobre marido, compañero fiel de mi juventud, que si bien no
+está postrado en el lecho, sufre continuamente y necesita de mí, hoy
+para sufrir, como ayer para ser dichoso: después mis hijos, ¡los hijos
+de mi corazón!...</p>
+
+<p>Alfonso y su esposa, a la que considero, por su ternura y por su virtud,
+como una sexta hija; Cecilia y sus encantadores pequeñuelos, tercera
+generación de corazones que aman y que han de ser amados; y luego,
+aquellos que faltan y que me siguen como mi sombra sigue al sol
+poniente, cuando yo paseo y medito en estas soledades. Mi Cesarina, la
+que fue mi orgullo por su belleza encantadora, sepultada lejos de mí,
+detrás de ese horizonte de los Alpes, de donde veo continuamente surgir
+su recuerdo. Mi Susana, aquella santa que anticipadamente ostentó
+alrededor de su frente la santa aureola y que Dios me quitó para que yo
+pudiera ver en su recuerdo la imagen de un ángel de pureza. ¡Muertos los
+unos, ausentes los otros!...</p>
+
+<p>¡Otra vez sola, como antes de haber producido fruto alguno! ¡Los unos en
+tierra, como la de estos árboles, los otros han sido llevados, lejos de
+mí, por el jardinero del cielo! ¡Ah! ¡Qué pensamientos! Cómo me atraen y
+persuaden dentro de ese jardín, y luego me arrojan de él, cuando han
+henchido mi corazón y se va su sangre derritiendo en agua. ¡Ese pedazo
+de tierra es para mí el «huerto de las olivas!» ¡Dios mío! ¡Este fue
+para mí, el jardín delicioso que Salomón describe en su cantos; y hoy,
+desierto y despojado de atractivos, sirve para que en él pueda recordar
+mejor la muerte, con el pensamiento puesto en el Salvador del mundo, a
+quien me figuro con el cáliz de la amargura en la mano preparándose a
+desprenderse de este mundo impulsado por su divina gracia! ¡Y cuánto
+adoro yo a este huertecito! Tanto por los vacíos que la muerte y el
+tiempo han ido haciendo en torno mío, como cuando al dirigir mi vista
+allá, en el fondo, bajo los tilos, para ver si alcanzo a distinguir los
+vestidos blancos de los pequeñuelos, o cuando escucho para ver si oiré,
+como otras veces, las alegres voces de mis hijos al encontrar alguna
+flor o algún insecto entre sus espesuras. ¡Qué le he dado yo a Dios para
+que me diese en propiedad este rincón de tierra y esta casita, de los
+que algunas veces heme avergonzado por su aridez y su insignificancia,
+pero que constituyeron el albergue dulcísimo de mi numerosa familia!
+¡Ah! ¡Que sea El bendito, mil veces bendito este nido, y que después de
+mí pueda abrigar aún a todos aquellos que me sucedan!</p>
+
+<p>Dejemos esto: oigo la campana de Bussieres que toca el <i>Angelus</i>; vale
+más rogar que escribir. Secaré mis lágrimas y diré, para mí sola, aquel
+rosario al cual mis pequeñuelas respondían siguiéndome otras veces, y
+que oirán hoy solamente los gorriones que se acuestan debajo de las
+hojas o en las grietas de las piedras. No, no, mil veces no, es un error
+perjudicial enternecerse, es preciso guardar las fuerzas para los
+deberes que estoy obligada a llenar; cuando se está sobre el borde de la
+tumba, las lágrimas, dice, no sé en qué parte, la Escritura, debilitan
+el corazón del hombre. ¡Hoy necesito del mío como en mis tiempos
+mejores!...</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXLII" id="CXLII"></a>CXLII</h3>
+
+
+<p>Sigue a lo escrito, un pequeño volumen conteniendo detalles puramente
+domésticos, cuyo interés para nosotros disminuye en relación a las
+circunstancias a que se refiere. Todo ello termina con una página que
+parece un ¡adiós! a su manuscrito y que copio a continuación.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p class="linea">¿Dios lo dispone así? ¡Hágase su santa voluntad! En resumen: toda
+sabiduría consiste en resignarse por adoración a su voluntad. Estoy muy
+ocupada en ordenar mis anteriores <i>diarios</i>, lo cual hace que vuelva a
+leerlos con interés. Esta lectura me llena cada día más de
+reconocimiento por todas las gracias que he recibido de Dios, y me
+arrepiento por haber adelantado tan poco en la piedad y el bien, después
+de las mejores intenciones y resoluciones que yo tomaba frecuentemente
+con escaso provecho. Pero aún es tiempo, que siempre lo tenemos mientras
+Dios nos deje la vida; aún es tiempo de aprovecharla para ganar el
+cielo; esto es lo que yo pido con toda mi alma al terminar este libro,
+rogándole derrame sobre mí y sobre todo cuanto me pertenece, sus
+espirituales bendiciones. En cuanto a las bendiciones temporales, ¿para
+qué he de pedírselas mientras no sean necesarias para el cielo? De todo
+corazón me entrego a ti, Dios mío, y gustosa acataré tus paternales
+decretos. ¡Dame tu bendición para mis hijos, y para mis amigas, para
+aquellos que me aman y a lo que yo tanto he amado en este valle de
+lágrimas!</p>
+
+<p>Estas son las últimas palabras que mi madre escribió en la última página
+de su <i>diario</i>.</p>
+
+
+
+<h3><a name="CXLIII" id="CXLIII"></a>CXLIII</h3>
+
+
+<p>Esto es lo que resta aquí en la tierra del alma pura de aquella santa y
+encantadora mujer.</p>
+
+<p>Lo demás está escrito en el alma de sus hijos, en las tradiciones de la
+humilde aldea en que vivió por espacio de cuarenta años, y en los
+recuerdos siempre sonrientes como ella, de aquella sociedad
+verdaderamente ática de Mâcón, donde su recuerdo cuenta tantos amigos
+como mujeres contemporáneas suyas existen.</p>
+
+<p>El resto del manuscrito de nuestra madre no tiene interés ninguno para
+la tercera generación de sus descendientes; son bagatelas de su virtud.
+Cualquiera de los pequeñuelos de hoy, que sienta curiosidad de
+conocerlas, las encontrará escritas de su puño, entre los dieciocho
+pequeños cuadernos originales, que les trasmitiré tal como los he
+recibido, de un inventario de los afectos del corazón. Allí la
+encontrarán a ella, bajo las mil formas de la madre de los pobres, y de
+la mujer piadosa, derramando los más íntimos misterios de sus
+escrúpulos y de sus humillaciones ante Dios.</p>
+
+<p>Aquí se encuentran los ardores y la ternura de su alma, en los
+ejercicios cotidianos, en el campo o al pie de su cama; allá las
+asistencias a las ceremonias religiosas, sus exámenes de conciencia la
+víspera de los días en que debía acercarse purificada a la mesa
+eucarística; acullá, las diarias y numerosas economías domésticas,
+hechas para ejercer la caridad que debía sostener con el trigo de sus
+graneros, el vino de sus viñas, los sarmientos de sus cepas, la leche de
+sus vacas y los huevos de su gallinero; los precios del pan, la manteca,
+el azúcar, las legumbres durante este o aquel mes del año; el cálculo
+continuado para reducir la frugalidad de la mesa a las escaceses de la
+cosecha, y para poder sufragar constantemente, sobre sus necesidades, la
+gran parte destinada a los pobres y los socorros furtivos que
+proporcionaba a su hijo; más lejos, se encuentran recetas cuidadosamente
+registradas y comentadas contra las enfermedades comunes a las gentes
+del campo: un tratado completo de medicina rural que ella ejercía a
+cualquier hora del día y en particular en la entrada de la casa de
+Milly, siempre llena (sobre todo por la mañana), de imposibilitados,
+viejos, mujeres y criaturas enfermas, que su fama de bondadosa y
+entendida atraía de más de veinte aldeas cercanas, y que venían como en
+romería a visitar aquella santa; en fin, están también allí las noches
+pasadas a la cabecera de sus hijos delicados o de los enfermos de la
+aldea, y las apuntaciones técnicas que tomaba durante sus horas de vela
+de los experimentos y cálculos que hacía sobre los síntomas, los
+accesos, los recrudecimientos de la fiebre, y las zozobras o esperanzas
+que producía la enfermedad en el paciente.</p>
+
+<p>¡Cuántas veces, hasta las mismas sábanas de su cama, que tomaba de su
+armario y rasgaba a medida de la necesidad, servían para vendar las
+llagas del viejo indigente, que curaba ella con sus propias manos!
+Otras, venciendo con su pensamiento, toda repugnancia, de igual manera
+se acercaba al lecho de muerte, que servía las más débiles necesidades
+del enfermo, descollando siempre por el vigor de su fe, por la energía
+de su carácter, y por su gran fuerza de voluntad.</p>
+
+<p>Y al terminar sus obras de caridad, lavadas sus hermosas manos, enjutos
+sus ojos de las lágrimas vertidas por males ajenos, cambiando su vestido
+de seda gris por otro elegante y sencillo, volvía otra vez entre la
+sociedad, suelto el espíritu, abierto el corazón, con la graciosa
+expresión de la dama discreta y sociable, animando las conversaciones,
+expansionando el corazón ajeno, llevándose con su serenidad las penas y
+sinsabores de las almas, como se lleva el viento tibio de la primavera
+entre sus torbellinos, las hojas secas de la noche para dejar en
+libertad de abrirse a los botones de las nuevas flores. Se la adoraba,
+sin que ella hubiese pensado jamás en hacerse adorar, en todas las
+irradiaciones de su carácter y de sus hechos. El rostro de los aldeanos
+que la veían pasar, acompañada de sus hijas, para ir al templo o
+viniendo de visitar sus chozas, tomaba una expresión tierna y grave a la
+par, como si fuera la imagen de la caridad la que pasaba por su lado.</p>
+
+<p>Ella entonces estaba satisfecha; todos los acontecimientos de su vida
+parecían haber desfilado ante sus ojos, y un prolongado y apacible
+horizonte se extendía a su vista. La vejez robusta y varonil de su
+esposo iba venciendo sus enfermedades dolorosas, pero no mortales,
+viéndose que el Cielo le reservaba para más largos días que a los demás
+miembros de la familia, alcanzando en efecto, sin decadencia de corazón
+ni de espíritu, hasta la edad de noventa años. Su hijo, que había sido
+por mucho tiempo el tormento de su espíritu, se había ya vuelto
+juicioso; habiendo atravesado las tormentas de su primera juventud sin
+tocar aún el mediodía de la vida, calmado y satisfecho por un casamiento
+conforme a su corazón, viviendo en Italia, su país predilecto, por razón
+de su empleo en la diplomacia, en el lugar más risueño de Europa,
+satisfecho del rango secundario, pero honorífico que ocupaba; cubierto,
+además, antes de tiempo, de cierta aureola poética, que solamente
+refluía en el corazón de su madre, sin excitar la cólera de los
+envidiosos, estuvo en aquel entonces con licencia en París, llegando a
+ser nombrado (sin ningún género de intrigas), miembro de la Academia
+Francesa: gloria oficial de las letras que jamás le alucinó ni engañó a
+él, pero sí alucinó y engañó agradablemente el corazón de su anciano
+padre. Este, que se había acostumbrado a mirar desde su provincia el
+título de miembro de la Academia Francesa, no solamente como una especie
+de consagración de la gloria de un hombre, sino de una familia, como un
+sacramento de la fama legítima y contra la cual la posteridad no osaría
+protestar jamás, estaban en extremo satisfecho. Su madre gozábase, por
+fin, pudiendo decir a toda la familia de su marido: Ya estáis viendo
+cómo, eso que llamabais mis ilusiones de madre, no ha sido una quimera,
+como decíais vosotros; ya veis como yo tenía razón cuando os pedía
+paciencia y perdón por algunas ligerezas de aquel hijo querido, que
+ratifica por fin mi ternura honrando vuestro linaje.</p>
+
+<p>Su hijo se ocupaba entonces en hacer el obligado discurso de recepción,
+que debía por la primera vez presentarle en aquella tribuna literaria,
+desde la cual ardía él en deseos de elevarse a su tiempo, a la tribuna
+política, blanco constante de todas sus aspiraciones.</p>
+
+<p>El esperaba defender a la vez, siguiendo las huellas de M. de Serres y
+de M. Lainé, sus maestros y sus modelos, los Borbones, el ídolo de su
+padre, y la constitución liberal, satisfacción entonces de su espíritu.
+Quería él defender las instituciones y sus principios contra las
+reacciones de la monarquía y contra los impacientes de la república,
+cuyas aspiraciones habían de empezar a cumplirse después de la
+revolución de julio de 1830 y la de febrero de 1848, cuya hora no había
+sonado aún con el toque de rebato de aquellas dos ya expresadas
+revoluciones.</p>
+
+
+
+<h3><a name="EPILOGO" id="EPILOGO"></a>EPÍLOGO</h3>
+
+<p class="c"><b>&mdash;&mdash;&mdash;</b></p>
+
+<p>Nos encontramos a fines de otoño del año 1829.</p>
+
+<p>Así en las esferas gubernamentales, como en los partidos políticos que
+ansían el poder, existe una pasión que con frecuencia degenera en odio
+de uno a otro bando. Efecto del delirio y la fiebre que domina los
+espíritus, la Francia se encuentra en continua zozobra.</p>
+
+<p>El primer ministro, que lo era a la sazón el príncipe de Polignac,
+habíase propuesto hacer que yo fuese a París a ocupar la dirección de
+los Negocios extranjeros; continuamente recibía yo cartas amistosas en
+las que insistía en sus deseos; al fin, sucumbí, pero no para aceptar el
+cargo que se me ofrecía, sino para explicar franca y terminantemente los
+motivos que tenía para renunciar el empleo con tanta obstinación
+ofrecido.</p>
+
+<p>Amaba yo al príncipe, es cierto, pero su política me hacía temblar;
+hubiera yo querido, cuando hablaba con él, separar a un lado el hombre,
+al otro el ministro divorciado de la opinión pública.</p>
+
+<p>Bien claramente había yo manifestado, en mi discurso al ingresar en la
+Academia Francesa, mi resuelta oposición al golpe de Estado contra la
+<i>Carta</i> y los proyectos que el Gobierno había manifestado tener contra
+la libertad del pensamiento y contra la independencia que el pueblo debe
+poseer para elegir sus representantes.</p>
+
+<p>No se esperaba de mí ciertamente aquel discurso político.</p>
+
+<p>Los periódicos republicanos, orleanistas y bonapartistas que me acusaban
+de reaccionario, acogieron mis declaraciones con entusiasmo, y M. Lainé
+y M. Royer Collard reconocieron en ellas a su discípulo.</p>
+
+<p>Al abandonar la sala del Instituto, ocupada aún por la inmensa
+muchedumbre que había concurrido a la recepción, mi antiguo amigo el
+duque de Rohan me salió al encuentro diciéndome al oído: «Abandonad toda
+esperanza con respecto al ascenso en vuestra carrera; habéis defraudado
+nuestras esperanzas y dado fuerza a nuestros enemigos políticos.» ¿Qué
+me importaban a mí los ascensos en mi carrera cuando veía vacilar a
+Carlos X en el trono, y al que deseaba separar del abismo que amenazaba
+tragárselo?</p>
+
+<p>Había el príncipe de Polignac puesto en mí sus esperanzas, y me
+distinguía con una familiaridad política que acaso no mereciera. En las
+confidencias con este grande hombre, entreveía un alma real, un espíritu
+dispuesto ya para la emigración y un corazón alarmado por la conciencia.</p>
+
+<p>Debo hacer constar en honor de Carlos X y del príncipe de Polignac, que
+las predicciones del duque de Rohan, no se realizaron. Estos personajes
+no me guardaron resentimiento alguno por mi discurso, y después de haber
+discutido conmigo larga e inútilmente sobre los motivos, poco fundados
+según ellos, de mi negativa y de la impremeditación de un golpe de
+Estado, me ofrecieron el empleo de ministro plenipotenciario en Grecia.</p>
+
+<p>Ocurría esto, cuando la Europa fundaba sobre un pasajero entusiasmo
+aquella pujanza artificial, germen o ruina de no sé qué grandeza.
+Participaba yo entonces de la ilusión que todos los liberales tenían
+sobre los helenos, tan valientes en el combate, como disciplinados en el
+gobierno.</p>
+
+<p>Las potencias occidentales habían designado para rey de Grecia, al
+príncipe de Cabourg, viudo de la princesa Carlota, heredera del trono de
+Inglaterra. Este príncipe se encontraba en París: yo le conocí en Italia
+durante el tiempo de su viudez, y adquirí con él una amistad tan íntima
+como sincera. El príncipe de Polignac me presentó a él y le indicó que
+yo era el francés más simpático a Grecia que, como ministro, podía
+ofrecerle.</p>
+
+<p>Alegrábame yo de asistir con semejante título y en tan elevadas
+funciones, a la resurrección de aquel imperio, en el país de los grandes
+recuerdos y de participar como lord Byron, el heroico poeta, de
+resurrección tan gloriosa.</p>
+
+<p>La justa previsión de que pudieran ocurrir en aquel renacimiento
+disturbios y decepciones de gran importancia, hizo que el rey designado
+se negara a aceptar las responsabilidades que pudieran sobrevenir, y que
+saliera de París una noche huyendo de su reino y de la felicidad que en
+él se le prometía.</p>
+
+<p>Al día siguiente, cuando supimos lo ocurrido, apreciamos unánimemente
+aquella huida del siguiente modo: El príncipe de Cabourg no tiene cabeza
+suficiente para sostener esta corona; ocúpese la diplomacia en buscar
+otra frente y sea cauta en la elección para no verse burlada de nuevo.
+Así se hizo en efecto, y mientras esto ocurría, yo continué de ministro
+plenipotenciario en situación expectante, recibiendo del príncipe de
+Polignac cuantas distinciones eran compatibles con mi obstinado empeño
+de no tomar parte alguna en los trabajos del Gobierno.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Entusiasmada mi madre por los rápidos ascensos obtenidos en mi carrera
+diplomática, por mi futuro destino en la hermosa capital de Atenas, y
+por mi elección para la Academia Francesa, no podía menos de sonreír
+ante la realización de sus aspiraciones de siempre, del sueño dorado de
+toda su vida.</p>
+
+<p>Disponíame yo para ir a pasar a su lado el corto tiempo que creía
+permanecer en Francia, y me hallaba en París con el objeto de ir
+preparando los regalos que tenía por costumbre llevar a mi madre y a mis
+hermanas siempre que las visitaba, después de un largo tiempo de
+ausencia.</p>
+
+<p>¡Pobre madre! ¡qué poco te daba en cambio de tantas privaciones como por
+mi causa habías sufrido; de las joyas que habías vendido o empeñado para
+satisfacer mis caprichos y mis viajes, o para ocultar mis faltas ante la
+severidad siempre justa de mi padre!</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Todo estaba dispuesto: los muebles todos que había en la habitación
+ocupada por mí en la fonda, estaban cubiertos de cajas, estuches,
+paquetes de tejidos diversos propios para vestidos, cofrecillos con
+sorpresas para mis hermanas, un pequeño bazar, en fin, que yo me
+complacía en mirar, mientras gozaba pensando en las exclamaciones de
+alegría y reconocimiento que había de oír en la humilde casita de mi
+madre. Yo me complacía anticipadamente en las sinceras demostraciones de
+cariño y de satisfacción que había de recibir en su presencia.</p>
+
+<p>Un día (séame permitido no consignar la fecha), entraba yo en el hotel
+de***, con mi cabriolé atestado de cajitas y muebles propios para el uso
+femenino; estaba alegre y satisfecho ante la idea de que había de partir
+al siguiente día; al saltar del estribo y poner el pie sobre la primera
+grada del vestíbulo observé, que, junto a la habitación del portero, se
+hallaba mi buen amigo, el verdadero hermano de mi alma, el conde Aymon
+de Virieu: parecía que la Providencia había destinado a este hombre para
+que compartiera conmigo la vida.</p>
+
+<p>Juntos habíamos cursado nuestros estudios; disfrutado de las mismas
+alegrías en las casas de campo de ambas familias; seguido las mismas
+rutas en nuestras excursiones, idénticas relaciones sociales, y
+últimamente pertenecíamos los dos al cuerpo diplomático.</p>
+
+<p>Al día siguiente, debía él también salir de París con destino a
+Alemania, y por esta razón habíamos acordado comer juntos y pasar la
+velada en mi habitación, con objeto de poder prolongar así nuestra
+conversación y despedirnos con entera libertad.</p>
+
+<p>Cuando al descender de mi carruaje me disponía a estrechar su mano, noté
+en su expresiva fisonomía una palidez y una consternación que me dejaron
+suspenso por unos instantes; sus ojos, siempre alegres y que parecían
+iluminados por dos chispas salidas de su espíritu un tanto sarcástico,
+aparecían por vez primera velados por una nube de tristeza.</p>
+
+<p>Después que hubo contestado a mi alegre mirada con otra del mismo
+género, sus ojos procuraron no encontrarse con los míos, y entonces pude
+observar bien la tristeza, el recelo y el inexplicable temor de que
+estaba poseído. Parecía que aquella tristeza aumentaba al verme a mí tan
+tranquilo y satisfecho; mi calma, sobre todo, le mortificaba
+horriblemente; quería censurar mi felicidad sin haberme él dicho antes
+el motivo por el cual debiera estar yo triste.</p>
+
+<p>De pronto, desapareció de mis ojos la alegría, y huyó la sonrisa de mis
+labios: «Entremos en tu cuarto&mdash;me dijo con voz entrecortada;&mdash;necesito
+hablarte de cosas muy tristes, y darte noticias muy poco agradables.
+Procura tener valor para oírme, concentra todas tus fuerzas morales:
+subamos.»</p>
+
+<p>Conducido maquinalmente por mi amigo, subí la escalera y llegué hasta mi
+cuarto: el golpe recibido en medio del corazón me había aturdido; ya en
+la habitación, me senté sobre el borde de mi cama; mi pobre perro
+saltaba de alegría al verme; ignoraba el fiel animalito el por qué sus
+caricias, siempre contestadas con cariño, eran entonces esquivadas con
+rudeza.</p>
+
+<p>«Habla&mdash;le dije a mi amigo Virieu, ocultando el rostro entre ambas manos
+y preparándome a recibir el golpe fatal.&mdash;Habla&mdash;repetí,&mdash;que este
+silencio es para mí el peor de los suplicios.»</p>
+
+<p>Entonces, usando de todos los miramientos, vacilaciones y rodeos,
+tímidos unas veces, enérgicos otras, propios del hombre encargado de dar
+una noticia inesperada y triste que ha de herir el corazón, me dijo,
+recibiéndome en sus brazos: «¡Ya no tienes madre!» Me pareció que el
+suelo se hundía bajo mis pies, que mi existencia vacilaba por
+encontrarse sin base; mi alma elevose rápidamente al cielo como
+queriendo buscar la de aquélla que fue vida de mi vida aquí en la
+tierra. ¡Jamás hubiera creído que pudiese vivir sin ella un solo día! La
+idea de la eterna separación, jamás se me había presentado sino allí
+lejos, y aun dulcificada por la brevedad del tiempo que yo mismo debo
+permanecer en este mundo. Yo la había visto tan hermosa y llena de vida,
+que parecía alentar en lo mejor de su edad, y de súbito, me dicen que ha
+desaparecido de mi vista para siempre: y precisamente cuando me
+preparaba a recibirla en mis brazos, cuando iba a proporcionarle la
+dicha de tenerme a su lado, después de haber cumplido a satisfacción mis
+deberes de hijo... ¡Ah!... ¡La separación era un hecho y un hecho
+terrible porque ni siquiera pude despedirme de ella! ¡Cuánto sufrí en
+aquellos días! Por la mañana alimentaban mi vida dos corazones, y por la
+tarde sólo me quedaba uno para llorar y gemir.</p>
+
+<p>Mi desesperación llegó a ser mayor por encontrarme en París solo. La que
+hubiera podido tomar una parte casi igual en mi dolor mezclando sus
+lágrimas con las mías no se encontraba conmigo. ¡Yo solo en el vacío!
+Sin esposa, sin hijos y sin madre. La suerte me deparó a un fiel amigo
+que cubrió con su ternura aquel abismo de luto y de lamentos; acaso sin
+él me hubiese precipitado en aquella horrible negrura.</p>
+
+<p>Durante toda la noche, permanecí anonadado, no pude conciliar el sueño y
+me acosté vestido. Aun recuerdo aquella noche cuyos minutos tengo
+todavía presentes uno a uno, como si el tiempo no hubiera transcurrido
+desde entonces, que pasé arrancando al sensible corazón de mi amigo, los
+detalles todos de aquella muerte, más sentida por haber ocurrido tan
+inesperadamente. Estos detalles los recuerdo perfectamente, pues
+quedaron grabados en mi imaginación de tal suerte que pudiera recitarlos
+con muy poca diferencia, tal como salieron de los labios de mi amigo. M.
+Virieu, no se separó de mi lado hasta que amaneció: llegada esta hora,
+se marchó a preparar lo necesario para mi partida a Mâcón. ¡Triste de
+mí! Ya era demasiado tarde; ya no podría abrazar, antes de encerrarlos
+en el sepulcro, los restos queridos de aquella mujer que durante nueve
+meses me había llevado en sus entrañas, y en su corazón hasta el último
+instante de su vida.</p>
+
+<p>He aquí lo que mi amigo me contó acerca de aquella muerte; esta relación
+está aumentada con las noticias que después adquirí, y que me
+facilitaron los parientes y los amigos que presenciaron aquella
+horrorosa y a la par dulce agonía de mi madre.</p>
+
+<p>Llena de impaciencia y de alegría, esperaba diariamente mi llegada. Mi
+elevación a la Academia, mi nombramiento de ministro de Grecia, y las
+emociones que por otras causas sufriera, habían, al parecer, enardecido
+ligeramente su sangre.</p>
+
+<p>Era el 27 de noviembre; después de haber oído misa, se dirigió desde la
+iglesia a los baños que había en el hospital y que estaban servidos por
+hermanas de la Caridad. Mientras le preparaban el baño, estuvo hablando
+con la superiora de asuntos religiosos: esta conversación la sostuvo con
+la jovialidad y la gracia propias de su juventud.</p>
+
+<p>Cuando la bañera estuvo dispuesta, mi madre entró en la celda sin
+acompañamiento alguno, siguiendo la costumbre adquirida en el
+<i>capítulo</i>, costumbre que siempre había conservado; nunca empleó
+camarera para su servicio particular; sola se vestía, se desnudaba y
+apagaba la luz al acostarse, en memoria (según ella decía), de la
+humildad y de la pobreza de los primeros cristianos.</p>
+
+<p>No hacía mucho que se hallaba en el baño, cuando la superiora, que
+atravesaba el corredor en el cual estaban los cuartos de baño, creyó oír
+gritos y gemidos ahogados cada vez más apagados. Inmediatamente la
+superiora entró en la celda que mi madre ocupaba, y vio que el agua
+caliente se derramaba por el suelo rebosando del baño; la espita
+abierta, lanzaba a borbotones sobre el cuerpo desnudo de mi madre, aquel
+hirviente líquido, parecido a un manantial de fuego, que abrasándole
+pecho y espaldas la había privado del conocimiento. La propia superiora
+y una sirviente, la separaron de la bañera.</p>
+
+<p>Indudablemente ocurrió, que deseando refrescar el baño, debió abrir por
+equivocación el grifo del agua caliente, y que aquel ardiente chorro
+hirió de pronto su pecho y sus manos sin darle tiempo para cerrar la
+espita. Después de un buen rato volvió al conocimiento, y entonces
+abrazó a la superiora, quien también se encontraba herida de la mano y
+del brazo; efecto de las quemaduras. Vuelta al conocimiento, acostáronla
+sobre uno de los colchones del hospicio; en esta posición, la
+trasladaron a su casa en brazos de cuatro mujeres pobres, de aquellas
+incurables que ella había, en otro tiempo, auxiliado con alimentos,
+ropas y medicinas, y curado las llagas con sus propias manos.</p>
+
+<p>Pronto el rumor de la desgracia ocurrida habíase extendido por la
+ciudad, y las gentes madrugadoras, o sea las sirvientes y las mujeres
+devotas que salían del templo, la siguieron llorando y rezando en voz
+alta hasta la puerta de su casa.</p>
+
+<p>Al ver la dolorosa impresión que esta desgracia produjo en los
+habitantes de la ciudad, hubiérase dicho que cada uno de ellos había
+perdido a su madre como yo a la mía.</p>
+
+<p>A los médicos no les pareció mortal el accidente, pero cuando se
+levantaron las vendas de la primera cura, el mal apareció con toda la
+gravedad que revestía.</p>
+
+<p>Después de la fiebre, el delirio; pero un delirio especial, una especie
+de sueño dulce y sonriente como su carácter mismo.</p>
+
+<p>Había momentos en que parecía dejar su desvanecimiento, para dar las
+gracias a las buenas mujeres que la servían y para alentar a nuestro
+pobre padre, que permanecía a la cabecera del lecho, aterrado
+completamente por el terrible golpe que acababa de recibir.</p>
+
+<p>En aquella angustiosa situación, no cesaba de entregar las afecciones de
+su alma a las personas a quien amaba y, especialmente, a Dios, con el
+que quiso unirse por medio del Sacramento de la Eucaristía, tomando,
+según su creencia, anticipada posesión de la Divinidad, o al contrario,
+posesionándose la Divinidad de su persona. Entonces, inflamado su
+hermoso rostro por el calor que da la convicción y beatificado por
+aquella unión mística, iluminaba la beatificación, más que los cirios
+que los pobres niños del hospicio sostenían en sus tiernas manecitas
+mientras permanecían arrodillados en torno del lecho.</p>
+
+<p>Después de la ceremonia religiosa, quedose profundamente dormida, y esto
+hizo creer a los que la rodeaban que la mejoría se había iniciado; pero,
+¡falsa creencia!... Su despertar fue el último, porque momentos después,
+exhaló el postrer suspiro, tranquila y sonriente.</p>
+
+<p>La mujer que la asistió durante su agonía, me ha repetido después, una
+por una, todas aquellas palabras que pronunció continuamente: «Esposo
+mío... Hijos míos... Alfonso, Mariana, Cecilia, Eugenia, Sofía, Dios os
+bendiga. ¿Por qué no venís aquí para bendeciros yo también? ¡Alfonso!
+Pobre hijo mío... ¡Qué disgusto tendrás por no haber podido estar a mi
+lado en este trance supremo!... Dirás a todos que no sufro... Que ya
+estoy en un lugar delicioso, desde el cual veo el cielo desde donde
+bendicen a mis hijos...»</p>
+
+<p>Después, sus labios sonreían dulcemente, balbuceaba algunas palabras y
+nuevamente quedaba rendida por la fatiga. Así pasó toda la noche: y al
+amanecer, en un momento de lucidez, dijo:&mdash;«¡Qué dichosa soy, Dios mío!
+¡Oh! ¡Qué dichosa, qué dichosa!... No me había engañado, no, ahora lo
+comprendo, cuánta felicidad...» Y al terminar esta frase, entregó su
+alma a Dios.</p>
+
+<p class="punto">*<br />* *</p>
+
+<p>Tal fue su muerte, palabra por palabra. Todos los testigos viven aún
+para repetirlo, excepto nuestro padre y la pobre Filiberta, quien al
+perder a su señora perdió también las ganas de vivir, y no existió luego
+sino el tiempo indispensable para continuar con su señor los servicios
+que había prestado a nuestra madre por cariño solamente. ¡Oh! ¡Este lazo
+de la domesticidad es un noble y santo cambio entre el criado que se une
+por amor a la familia, que retribuye, en cambio, sus servicios con
+reconocimiento, ternura e igualdad ante el corazón! Este parentesco de
+condiciones sobre la tierra, puede ser desigual por la fortuna, pero se
+nivela siempre, cuando existe, por el cariño.</p>
+
+<p>Tres días habían transcurrido desde que yo perdí a mi madre, cuando
+llegué a Mâcón para ver, al menos, su querido rostro bajo el sudario.
+Acompañábame un buen amigo verdadero «Samaritano», quien se encontraba
+siempre allí en todas mis horas de dolor: Amadeo de Perseval, que yo
+nombro, aunque ya se le alude en el manuscrito, por haberse consagrado
+piadosamente a nuestra madre, y que había pretendido contarse en el
+número de sus hijos. Sin embargo de no ser así, fue por bastante tiempo
+estimado como tal.</p>
+
+<p>El ataúd reposaba ya bajo montes de nieve dentro la tierra helada del
+cementerio de la ciudad. Durante la ausencia de mi pobre padre,
+arrancado casi moribundo de su casa, en el momento de morir mi madre, y
+ausentes además sus hijos, se olvidaron de que la difunta había
+manifestado varias veces su preferencia por el cementerio de
+Saint-Point, a la sombra de la pequeña iglesia de la aldea, en aquel
+valle tranquilo y delicioso donde gustaba tanto su piedad de recogerse
+durante sus residencias veraniegas. No encontré para besar más que las
+crudas tablas de su vacío lecho de muerte, el suelo de su cuarto, el
+umbral de la puerta por la que su ataúd había pasado al salir entre los
+tristes ecos de llanto general de la población, para ir a descansar en
+el campo de la muerte. De súbito, rebelose mi corazón por la idea de un
+deseo no cumplido de aquella santa mujer después de su transfiguración,
+e igualmente contra la idea de no poder ver aquellos sagrados restos más
+que al través de la multitud de muertos desconocidos o indiferentes.
+Resolví, pues, ya que todavía era tiempo, reparar, en lo que dependiese
+de mí, aquella negligencia que me demandaba una secreta voz, exhumando
+aquellos restos para conducirlos al lugar de su predilección. Creía yo
+que la eterna distancia había de acortarse entre aquella alma y la mía
+si sus restos descansaban a la sombra de nuestra morada, en el vecino
+cementerio junto a la iglesia de Saint-Point. Si he de decirlo todo,
+había también en aquella pretendida exhumación un pretexto para
+aprovechar la ocasión de mirar por última vez aquel rostro querido,
+antes de que se volviera polvo con el transcurso del tiempo.</p>
+
+<p>El ataúd no tenía signo distintivo de ninguna especie que le
+diferenciase de los demás, así como tampoco había el sepulturero
+señalado el sitio donde se hallaba sepultada mi madre; debía ser abierta
+nuevamente la fosa, a fin de asegurar que nuestra piadosa intención no
+fuese burlada, y no nos llevásemos unos restos desconocidos en lugar de
+los de mi madre.</p>
+
+<p>¡Olvidemos aquellos lúgubres detalles! Durante la noche se realizó todo
+como era mi deseo. Separose la nieve amontonada sobre el surco de la
+muerte, y encontramos a tientas, entre otros, el ataúd que buscábamos.
+Filiberta, que era quien había amortajado a su querida señora, la
+reconoció. Ella misma abrió el ataúd a la luz de unos cirios para que
+pudiera yo entrever aquel rostro dormido. Era mi madre en toda su
+belleza, menos la de los ojos, pero flotando su mirada al través de la
+eternidad; mis labios tocaron con cariño y horror aquella frente, ¡aquel
+ataúd, al volverse a cerrar, guardaba ya mis lágrimas! Yo velé solo, y
+después con Filiberta, esperando la hora de la noche en la cual los
+aldeanos de Milly debían ir llegando uno a uno y sin ruido, para llevar
+sobre sus hombros, a través de cuatro horas de marcha, el cuerpo de su
+señora. Al punto emprendimos a pie nuestro camino, sobre una inmensa y
+gruesa sábana de nieve helada, al través del prolongado arrabal que va
+de la ciudad a las primeras colinas de nuestro horizonte de montañas.
+Aquel lúgubre cortejo estaba rigurosamente limitado a mí, ¡a mí
+únicamente entre todos los miembros de la familia!... a los quinteros y
+cultivadores de las tierras de Milly y a las mujeres y niños de aquellos
+buenos hombres, que bajo sus pobres vestidos de luto habían creído, por
+derecho de ternura, poder seguir al jefe de la familia, prolongando
+sobre el camino la negra fila de plañideras cuyas lágrimas no era
+preciso comprar. Ni una voz, ni un cuchicheo salió, durante el largo
+trayecto, de aquella multitud. Nada se oía sobre la endurecida nieve,
+más que el chocar de los zuecos de madera de las mujeres que llevaban a
+sus hijos de la mano y, de cuando en cuando, el ruido sordo y cavernoso
+del ataúd de encina, recibiendo una ligera sacudida, al cambiar de
+sitio sobre los hombros de los portadores que se relevaban a porfía bajo
+la carga para nosotros sagrada.</p>
+
+<p>A dos horas y media de camino de la ciudad, dejamos la carretera
+principal, para internarnos por una senda empedrada de témpanos, que
+sigue la empinada colina que conduce al pueblo de Milly. En todas las
+casas sus moradores estaban en vela y esperándonos; veíase en el umbral
+de todas las chozas, algún viejo o algún niño teniendo en la mano un
+velón de cobre, alumbrando temblorosos sus rostros pálidos y llenos de
+lágrimas, tiritando de frío en aquella helada noche de diciembre.</p>
+
+<p>Al llegar al patio de la casa, los portadores, seguidos de toda la gente
+de la aldea, subieron las cinco gradas de piedra, colocando a la entrada
+el ataúd; allí mismo, donde ella tenía costumbre de recibir todas las
+mañanas a los pobres y a los enfermos, distribuyendo alimentos, caldo,
+medicinas, ungüentos, trapos y vestidos, curando de rodillas las llagas
+de los heridos. Aquellos mismos bancos de nogal, sobre los cuales
+extendían sus piernas deformes o mutiladas, los pobres heridos o
+enfermos, servían en aquel entonces para sostener el ataúd. Así, puede
+decirse, que aun después de muerta se apoyó sobre los propios
+instrumentos de su caridad. Un llanto general surgió en aquel momento de
+los mil comprimidos corazones de todo aquel pueblo de aldeanos.</p>
+
+<p>Cada uno de ellos se iba acercando a la pila de agua bendita de su
+lecho, para mojar una rama de boj y esparcir aquella agua, mezclada con
+sus lágrimas, sobre el ataúd. Durante esta parada, bajo el modesto techo
+de su juventud y de sus amores, retiréme, yo solo, dentro de su cuarto,
+sumergiendo mi rostro entre las almohadas de aquel lecho vacío, desde
+donde escuchaba el prolongado choque de los zuecos de los hombres y
+mujeres que subían y bajaban sin cesar, las gradas de piedra de la
+entrada, para ir a su turno a arrodillarse y orar junto al vestíbulo.
+Así estuvimos esperando los primeros resplandores del alba, antes de
+emprender nuestra ruta por los elevados desfiladeros de la montaña,
+cubierta de nieve en polvo, revuelta por el viento norte, allanando los
+senderos y llenando los surcos. Aquellos senderos podían resultar por la
+noche peligrosos para el reducido cortejo que debía trasladar el cuerpo,
+desde la casa de Milly, al cementerio de Saint-Point.</p>
+
+<p>Tan luego el alba apareció por las lejanas cumbres de los Alpes,
+volvimos a emprender nuestra marcha, escoltados hasta la altura de la
+primera colina que domina el jardín y las viñas, por todos los
+habitantes de la aldea. Nos despedimos de toda aquella gente, a la que
+parecía que arrancábamos su providencia, a la entrada del valle,
+internándonos nosotros con un pequeño grupo de ocho aldeanos vigorosos,
+por el escabroso y estrecho desfiladero que sube hasta el pico de
+aquellas montañas llamado «La cruz de las señales.»</p>
+
+<p>Iban delante cuatro hombres explorando el camino y separando la nieve, y
+otros cuatro conducían el féretro. Yo seguía solo a mi madre, por las
+huellas que mis conductores dejaban sobre la nieve que en algunos puntos
+nos llegaba hasta la rodilla. Sólo el silbido producido por el viento
+norte se dejaba oír en aquellas soledades. Dos pajaritos extraviados,
+tiritando de frío, sin ver ningún punto sólido en que posarse, vinieron
+a descansar un momento sobre el paño de luto que cubría el féretro y que
+los portadores habían dejado en la saliente de una torrentera, mientras
+rompían con su cuchillo la nieve helada en sus zuecos de madera. ¡No sé
+por qué aquellos pobres pájaros extraviados, buscando asilo y socorro
+sobre un ataúd, me hicieron derramar lágrimas abundantes! ¡Aquello me
+recordó, sin duda, cuántas miserias y cuántas tristezas habían
+encontrado asilo en aquel corazón mientras tuvo vida! Los tristes
+pajarillos gorjearon durante algunos minutos uno o dos trinos
+plañideros, emprendiendo luego el vuelo hacia la parte de Saint-Point,
+delante de nosotros. Pensé en aquel momento en las dos almas de Cesarina
+y Susana, llegando a figurarme que habían venido bajo aquel símbolo
+alado, para recoger la de su madre, precediéndola en el lugar de su
+descanso eterno. ¡Cómo se explica uno las supersticiones del corazón
+cuando se encuentra éste emocionado y lejos de la influencia de la
+razón! Hay momentos en los que todo hombre es mujer, en los que toda
+virilidad es apagada por las lágrimas.</p>
+
+<p>Nuestro viaje, cuya distancia se recorre durante la primavera en un par
+de horas, duró siete, en medio de aquel océano de nieve, cuyas grandes
+oleadas parecía que iban a tragarnos a cada instante. Había sitios entre
+las torrenteras, tan profundos y peligrosos, y en los cuales sólo nos
+guiábamos por los negros y gigantescos esqueletos de los castaños
+inclinados sobre el abismo, que en ellos nos hubiéramos precipitado y
+perecido, sin la destreza y el vigor de los sufridos aldeanos de Milly.</p>
+
+<p>El peso de su preciosa carga les infundía sin duda confianza y valor.
+Llegábamos a Saint-Point al caer de la tarde. Depositamos (como habíamos
+hecho en Milly), el ataúd en el cuarto y sobre el lecho de mi madre, el
+cual, después de algunos años, vino a ser el mío. Yo me encerré en un
+aposento que une al gabinete con el dormitorio, y extendiendo un colchón
+sobre el suelo, empecé allí la vela, teniendo abierta la puertecilla de
+comunicación: era la postrera noche que aquellos sagrados restos debían
+pasar bajo su antiguo techo. ¡No sé por qué me figuraba yo que
+prolongaba su presencia a mi lado al prolongar yo al suyo mi vigilancia!
+¡Sólo Dios sabe las lágrimas, las invocaciones, las bendiciones y
+revelaciones de aquella noche! Falto de fuerzas, me quedé dormido al
+amanecer, cuando la campana llamaba ya las gentes de los lejanos
+caseríos situado en las dos altas cadenas de montañas, a la ceremonia de
+la segunda sepultura. No fue ésta todavía su sepultura última, porque
+por una extraña coincidencia de circunstancias no premeditadas, parecía
+que la tierra tomaba, devolviendo y volviendo a tomar a su vez, aquellos
+restos tan venerados y queridos, que parecía no haber medio de
+desasirnos de ellos, disputándolos hasta la misma tumba. Al dirigir sus
+miradas desde la ventana, sobre las dos inmensas pendientes de nieve que
+formaban el valle, pude observar cómo descendían unas como nubes negras
+por ambas pendientes, dirigiéndose a la iglesia y al castillo; aquellas
+manchas eran formadas por la agrupación de cuantas gentes viven en
+aquellas colinas. Toda la comarca congregada en duelo, enviaba, en alas
+del viento, un prolongado y general gemido.</p>
+
+<p>Nada había dispuesto en el cementerio para una sepultura definitiva. La
+muerte nos había sorprendido sin tumba. Si a nuestra madre se le hubiese
+consultado (como se consultó después a nuestro padre), sobre el modo y
+el lugar de su reposo eterno, su humildad y su desprendimiento por
+cuidados semejantes, la hubieran, sin duda alguna, hecho pedir en su
+testamento el sitio que los pobres ocupan en la fosa común. Pero no tuvo
+tiempo de hacerlo; solamente había indicado vagamente alguna vez el
+deseo de ser enterrada en Saint-Point. Yo no podía decidirme a dejar
+perder por mí, por mis hermanas y por la innumerable familia de
+aldeanos, tan parientes por el corazón como nosotros por la sangre, el
+vestigio de aquellas venerables reliquias bajo un poco de hierba o de
+musgo roído continuamente por los carneros en el cementerio de la
+aldea. Era indispensable para semejantes reliquias un relicario
+adecuado. Determiné, por lo tanto, elevar un modesto panteón de familia
+donde poder reunirnos, si Dios quiere dejarnos morir, donde juntos
+habíamos vivido, sufrido y amado tanto.</p>
+
+<p>El sitio y la disposición del jardín de Saint-Point se prestaban
+perfectamente a la realización de mi idea. Hay una colina elevada, como
+el pedestal de un templo antiguo, en medio del valle que conduce a la
+iglesia y al castillo. La iglesia está situada en el terraplén y dentro
+del recinto el castillo, lo cual indica a primera vista haber sido en
+otros tiempos una dependencia y que, durante las pasadas edades, no era
+otra cosa que la capilla de la mansión feudal. Hoy día, los jardines de
+aquella mansión no están separados del rústico cementerio más que por
+una cerca de bosques y avellanos y por algunos viejos nogales, cuyas
+nueces, a merced de los pastores, como de todo el mundo, caen sobre las
+tumbas de los muertos. Los negros muros y el romántico campanario de la
+iglesia, unen en verano el umbrío fresco de su sombra a la sombra de la
+cerca de avellanos, dando a aquella parte del jardín un aspecto especial
+de oscuridad y recogimiento como la melancolía de un santuario. Este era
+el lugar predilecto de nuestra madre durante las cálidas horas del
+mediodía en la estación de las recolecciones. Veíala yo desde las
+ventanas de mi cuarto, sentada, con el libro o el rosario en la mano,
+sobre un poyo de madera adosado a un cerezo que domina el zarzal, cuyas
+negras ramas, cuajados de fruto, se inclinaban sobre su cabeza.</p>
+
+<p>En medio de mi desesperación, experimentaba yo un dulce consuelo
+pensando en que mi madre iba a descansar para siempre en aquel lugar de
+su predilección en vida; en la misma sombra y bajo el mismo césped
+cubierto de hierba, de hojas y de frutos; en aquel jardín donde tantas
+veces había rezado, leído o meditado sobre el porvenir de sus hijos.</p>
+
+<p>Acordé construir allí mismo y sobre un terreno de propiedad particular
+el sepulcro que había de ser en lo sucesivo el objeto más estimado por
+nosotros. Pero como nadie puede responder hoy de inmovilizar ninguna
+propiedad, aunque se trate de la sepultura de una familia, y como la
+adversidad puede traspasar una tumba, lo mismo que otra propiedad
+cualquiera, de una familia a otra, me asusta el caso de que puedan
+entrar un día los acreedores u otras personas indiferentes en posesión
+del castillo y de sus jardines, y no quiero yo, de ninguna manera, que
+nuestros hijos ni nuestros nietos resulten desposeídos por expropiación
+o venta, de los restos de una madre como de una cosa mundana y sin
+importancia, pasando el mejor día de mano en mano. Semejante
+profanación, próxima o lejana, llenaba de escrúpulos mi corazón. Medité,
+pues, y resolví luego lo que cumplí más tarde y fue: hacer donación al
+pueblo de la parte de nuestro jardín sobre el cual se elevara el
+sepulcro, con la obligación de impedir la profanación o la enajenación
+de ellos; y porque esta carga no resultase jamás onerosa a la parroquia,
+yo me encargaba en cambio de concederle sobre la colina, al lado de la
+iglesia, el terreno para construir una casa rectoral que le hacía falta.
+Encargándome yo mismo de costear el edificio. Esta ley no podía ser
+negada por el Municipio: aceptó el contrato tan ventajoso para él y que
+yo le propuse, y fueron a su tiempo firmadas las concesiones sin
+dificultad alguna.</p>
+
+<p>No queriendo yo que durante mi vida o la de las personas de la misma
+sangre que después que yo poseyeran aquella morada, el sepulcro,
+enclavado igualmente dentro del cementerio y del jardín, fuese
+substraído a nuestros ojos y a nuestro culto doméstico, proyecté (y
+puse en práctica este proyecto en el más breve tiempo), un simple muro a
+la altura conveniente, tapizado de hiedra, al objeto de que dicho muro
+sirviese de límite entre el jardín y el cementerio, y que también nos
+permitiese apoyarnos desde dentro sobre el sepulcro y elevar nuestras
+recuerdos, nuestras oraciones y nuestras lágrimas sin ser vistos de
+nadie. Durante aquella lúgubre noche, junto al féretro, del que por la
+mañana debía separarme, el instinto de ternura que residía en mí ante la
+última separación, me hizo concebir y combinar maquinalmente la creación
+de semejante sepultura; ya había yo empezado a entreverla allá en Mâcón,
+y ya había también obtenido del Gobierno autorización de colocar el
+ataúd bajo las losas de la iglesia, dentro de la vasta sepultura de los
+antiguos señores de Saint-Point, de la ilustre casa de los Rochefort.
+¡Cuánto yo hubiera dado entonces para que el milagro que se produjo un
+siglo antes en aquella misma sepultura, se hubiese reproducido ante mi
+vista y la de mi padre!</p>
+
+<p>He aquí lo sucedido: Una joven marquesa de Saint-Point, a la que se
+creyó muerta a causa de un prolongado desvanecimiento, acababa de ser
+enterrada en una fosa abierta en la bóveda de la sepultura; ya la piedra
+que debía cerrarse bajo los pies del sacerdote estaba colocada sobre el
+sepulcro. La noche del enterramiento, al bajar el campanero de tocar el
+<i>Angelus</i>, le pareció oír gemidos bajo las losas sepulcrales. Lleno de
+espanto fuese en seguida el campanero a dar cuenta a las gentes del
+castillo de lo que había oído. Acudieron inmediatamente así el marido
+como sus desconsolados deudos y sirvientes y oyeron en verdad la voz
+subterránea. Levantose la piedra sellada desde la mañana, bajose a la
+tumba y encontrose viva a la que creían muerta. Volviéronla en brazos de
+todos y trocado el llanto en regocijo a su morada; y la joven y bella
+condesa dio prolongados años de felicidad a su esposo antes de
+descender, verdaderamente muerta, al sepulcro.</p>
+
+<p>Yo había oído contar frecuentemente durante mi niñez al mismo campanero
+y a su vieja esposa semejante <i>milagro</i>, del que habían sido testigos y
+del cual se acordaban como ellos, los viejos. Pero ¡ay! ¡no se repiten
+los prodigios tan fácilmente!</p>
+
+<p>Al despertar el alba, fue transportado el ataúd de su lecho a la
+iglesia; seguidos por el llanto y el duelo de doce aldeas, atravesaron
+los restos de mi madre el jardín por el mismo sendero de los avellanos,
+donde yo había visto frecuentemente volver de la iglesia a aquella
+virtuosa mujer, radiante o compungido su rostro de dicha y de piedad.
+Mis propias manos ayudaron a bajar y colocar el cuerpo de mi madre en su
+eterna mansión.</p>
+
+<p>Después de esta triste operación, me dirigí solo a la casa y me encerré
+en mi cuarto. Las lágrimas tienen su pudor como tantos otros
+sentimientos encerrados en lo más profundo del alma humana. Me dejé caer
+sobre una silla, la mano derecha sobre la cabeza y fijos los ojos en la
+iglesia, oía involuntariamente el toque melancólico de la campana, de
+cuyas vibraciones tanto gustaba, y que, llorando entonces, llevaba mi
+llanto entre sus sonidos a todas las colinas, penetrando en las cabañas
+de mis buenos amigos los campesinos.</p>
+
+<p>Recuerdo solamente que los pensamientos que tuve aquella noche, hijos de
+la debilidad y de la fiebre producida por tantos días de emoción y de
+insomnios se producían en mi cabeza vacía de ideas, al ruido del badajo
+de hierro sobre el bronce, mientras lloraba el cadencioso unísono de la
+campana.</p>
+
+<p>Y no recuerdo más...</p>
+
+<p>Breve sueño adormeció mis sentidos al venir la mañana. Después emprendí
+de nuevo, acompañado de mis guías, bajo un sol glacial de invierno, que
+parecía un sarcasmo a la estación y al dolor, los nevados senderos de la
+montaña, en los que, a cada paso, corríamos un nuevo peligro de ser
+sepultados. Tenía necesidad de ir corriendo a consolar a mi padre.
+Nuestro invierno fue algo más que un simple y frío invierno...</p>
+
+<p>¡Así perdimos nosotros nuestra madre, y nuestra pequeña comarca su
+providencia, su santidad y su gracia!</p>
+
+<p>¡Conservemos para nosotros aquella memoria! Por eso he copiado su
+manuscrito. Nosotros desapareceremos de la tierra uno a uno, acaso no
+tardando mucho, y llevaremos con nosotros el recuerdo de tanta ternura y
+tanto dolor.</p>
+
+<p>Conservarán por algún tiempo estas páginas las huellas de la familia;
+pero después, también se trocarán en ceniza como nosotros. A esto queda
+reducido el libro; a esto queda reducida una generación.</p>
+
+<p class="c top15">FIN</p>
+
+<hr class="full" />
+
+
+
+
+
+
+
+<pre>
+
+
+
+
+
+End of Project Gutenberg's El Manuscrito de mi madre, by Alphonse de Lamartine
+
+*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANUSCRITO DE MI MADRE ***
+
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+law of the state applicable to this agreement, the agreement shall be
+interpreted to make the maximum disclaimer or limitation permitted by
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+provision of this agreement shall not void the remaining provisions.
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+1.F.6. INDEMNITY - You agree to indemnify and hold the Foundation, the
+trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone
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+with this agreement, and any volunteers associated with the production,
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+Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
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+including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists
+because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from
+people in all walks of life.
+
+Volunteers and financial support to provide volunteers with the
+assistance they need, are critical to reaching Project Gutenberg-tm's
+goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
+remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
+Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
+and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations.
+To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
+and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4
+and the Foundation web page at http://www.pglaf.org.
+
+
+Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive
+Foundation
+
+The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit
+501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
+state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
+Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
+number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at
+http://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent
+permitted by U.S. federal laws and your state's laws.
+
+The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S.
+Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered
+throughout numerous locations. Its business office is located at
+809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email
+business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact
+information can be found at the Foundation's web site and official
+page at http://pglaf.org
+
+For additional contact information:
+ Dr. Gregory B. Newby
+ Chief Executive and Director
+ gbnewby@pglaf.org
+
+
+Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation
+
+Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide
+spread public support and donations to carry out its mission of
+increasing the number of public domain and licensed works that can be
+freely distributed in machine readable form accessible by the widest
+array of equipment including outdated equipment. Many small donations
+($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
+status with the IRS.
+
+The Foundation is committed to complying with the laws regulating
+charities and charitable donations in all 50 states of the United
+States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
+considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
+with these requirements. We do not solicit donations in locations
+where we have not received written confirmation of compliance. To
+SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any
+particular state visit http://pglaf.org
+
+While we cannot and do not solicit contributions from states where we
+have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
+against accepting unsolicited donations from donors in such states who
+approach us with offers to donate.
+
+International donations are gratefully accepted, but we cannot make
+any statements concerning tax treatment of donations received from
+outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
+
+Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation
+methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
+ways including checks, online payments and credit card donations.
+To donate, please visit: http://pglaf.org/donate
+
+
+Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic
+works.
+
+Professor Michael S. Hart is the originator of the Project Gutenberg-tm
+concept of a library of electronic works that could be freely shared
+with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project
+Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support.
+
+
+Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed
+editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S.
+unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily
+keep eBooks in compliance with any particular paper edition.
+
+
+Most people start at our Web site which has the main PG search facility:
+
+ http://www.gutenberg.org
+
+This Web site includes information about Project Gutenberg-tm,
+including how to make donations to the Project Gutenberg Literary
+Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to
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