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authorRoger Frank <rfrank@pglaf.org>2025-10-15 04:46:14 -0700
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+The Project Gutenberg EBook of Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos
+
+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
+almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
+re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
+with this eBook or online at www.gutenberg.org
+
+
+Title: Torquemada en la hoguera
+ El artículo de fondo; La mula y el buey; La pluma en el viento; La
+ conjuración de las palabras; Un tribunal literario; La princesa y
+ el granuja; Junio
+
+
+Author: B. Pérez Galdos
+
+Release Date: February 28, 2005 [EBook #15206]
+
+Language: Spanish
+
+Character set encoding: ISO-8859-1
+
+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA ***
+
+
+
+
+Produced by Stan Goodman, Mariano Cecowski, Miranda van de Heijning
+and the Online Distributed Proofreading Team.
+
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+
+
+
+
+B. PÉREZ GALDOS
+
+
+TORQUEMADA EN LA HOGUERA
+
+
+MADRID
+
+1920
+
+
+
+ÍNDICE
+
+
+Torquemada en la hoguera.
+El artículo de fondo.
+La mula y el buey.
+La pluma en el viento.
+La conjuración de las palabras.
+Un tribunal literario.
+La princesa y el granuja.
+Junio.
+
+
+
+
+_Reproduzco en este tomo, á continuación de la novela_ TORQUEMADA EN LA
+HOGUERA, _recientemente escrita, varias composiciones hace tiempo
+publicadas, y que no me atrevo á clasificar ahora, pues, no pudiendo en
+rigor de verdad llamarlas novelas, no sé qué nombre darles. Algunas
+podrían nombrarse cuentos, más que por su brevedad, por el sello de
+infancia que sus páginas llevan; otras son como ensayos narrativos ó
+descriptivos, con un desarrollo artificioso que oculta la escasez de
+asunto real; en otras resulta una tendencia crítica, que hoy parece
+falsa, pero que sin duda respondía, aunque vagamente, á ideas ó
+preocupaciones del tiempo en que fueron escritas, y en todas ellas el
+estudio de la realidad apenas se manifiesta en contados pasajes, como
+tentativa realizada con desconfianza y timidez.
+
+Fue mi propósito durante mucho tiempo no sacar nuevamente á luz estas
+primicias, anticuadas ya y fastidiosas; pero he tenido que hacerlo al
+fin cediendo al ruego de cariñosos amigos míos. Al incluirlas en el
+presente tomo, declaro que no está mi conciencia tranquila, y que me
+acuso de no haber tenido suficiente energía de carácter para seguir
+rechazando las sugestiones de indulgencia, en favor de estas obrillas.
+Temo mucho que el juicio del público concuerde con el que yo tenía
+formado, y que mis lectores las sentencien á volver á la región del
+olvido, de donde imprudentemente las saco, y que las manden allá otra
+vez, por tránsitos de la_ guardia critica. _Si así resultase, á mi y á
+mis amigos nos estará la lección bien merecida.
+
+_Lo único que debo hacer, en descargo de mi conciencia, es marcar al pie
+de cada una de estas composiciones la fecha en que fueron escritas; y no
+porque yo quiera darlas un valor documental, á falta del literario, sino
+para atenuar, hasta donde conseguirlo pueda, el desaliño, trivialidad,
+escasez de observación é inconsistencia de ideas que en ellas han de
+encontrar aún los que las lean con intención más benévola._
+
+B.P.G.
+
+MADRID, Junio de 1889.
+
+TORQUEMADA EN LA HOGUERA
+
+
+
+
+TORQUEMADA EN LA HOGUERA
+
+I
+
+Voy á contar cómo fue al quemadero el inhumano que tantas vidas
+infelices consumió en llamas; que á unos les traspasó los hígados con un
+hierro candente; á otros les puso en cazuela bien mechados, y á los
+demás les achicharró por partes; á fuego lento, con rebuscada y metódica
+saña. Voy á contar como vino el fiero sayón á ser víctima; cómo los
+odios que provocó se le volvieron lástima, y las nubes de maldiciones
+arrojaron sobre él lluvia de piedad; caso patético, caso muy ejemplar,
+señores, digno de contarse para enseñanza de todos, aviso de condenados
+y escarmiento de inquisidores.
+
+Mis amigos conocen ya, por lo que de él se me antojó referirles, á D.
+Francisco Torquemada, á quien algunos historiadores inéditos de estos
+tiempos llaman _Torquemada el Peor_. ¡Ay de mis buenos lectores si
+conocen al implacable fogonero de vidas y haciendas por tratos de otra
+clase, no tan sin malicia, no tan desinteresados como estas inocentes
+relaciones entre narrador y lector! Porque si han tenido algo que ver
+con él en cosa de más cuenta; si le han ido á pedir socorro en las
+pataletas de la agonía pecuniaria, más les valiera encomendarse á Dios y
+dejarse morir. Es Torquemada el habilitado de aquel infierno en que
+fenecen desnudos y fritos los deudores; hombres de más necesidades que
+posibles; empleados con más hijos que sueldo; otros ávidos de la nómina
+tras larga cesantía; militares trasladados de residencia, con familión y
+suegra de añadidura; personajes de flaco espíritu, poseedores de un buen
+destino, pero, con la carcoma de una mujercita que da tés y empeña el
+verbo para comprar las pastas; viudas lloronas que cobran del Montepío
+civil ó militar y se ven en mil apuros; sujetos diversos que no aciertan
+á resolver el problema aritmético en que se funda la existencia social,
+y otros muy perdidos, muy faltones, muy destornillados de cabeza ó rasos
+de moral, tramposos y embusteros.
+
+Pues todos éstos, el bueno y el malo, el desgraciado y el pillo, cada
+uno por su arte propio, pero siempre con su sangre y sus huesos, le
+amasa ron al sucio de Torquemada una fortunita que ya la quisieran
+muchos que se dan lustre en Madrid, muy estirados de guantes,
+estrenando ropa en todas las estaciones, y preguntando, como quien no
+pregunta nada: «Diga usted, ¿á cómo han quedado hoy los fondos?»
+
+El año de la Revolución, compró Torquemada una casa de corredor en la
+calle de San Blas, con vuelta á la de la Leche; finca muy aprovechada,
+con veinticuatro habitacioncitas, que daban, descontando insolvencias
+inevitables, reparaciones, contribución, etc., una renta de 1.300 reales
+al mes, equivalente á un siete ó siete y medio por ciento del capital.
+Todos los domingos se personaba en ella mi D. Francisco para hacer la
+cobranza, los recibos en una mano, en otra el bastón con puño de asta de
+ciervo; y los pobres inquilinos que tenían la desgracia de no poder ser
+puntuales, andaban desde el sábado por la tarde con él estómago
+descompuesto, porque la adusta cara, el carácter férreo del propietario,
+no concordaban con la idea que tenemos del día de fiesta, del día del
+Señor, todo descanso y alegría. El año de la Restauración, ya había
+duplicado Torquemada la pella con que 13 cogió la _gloriosa_, y el
+radical cambio político proporcionóle bonitos préstamos y anticipos.
+Situación nueva, nóminas frescas, pagas saneadas, negocio limpio. Los
+gobernadores flamantes que tenían que hacerse ropa, los funcionarios
+diversos que salían de la obscuridad, famélicos, le hicieron un buen
+Agosto. Toda la época de los conservadores fué regularcita; como que
+estos le daban juego con las esplendideces propias de la dominación, y
+los liberales también con sus ansias y necesidades no satisfechas. Al
+entrar en el gobierno, en 1881, los que tanto tiempo estuvieron sin
+catarlo, otra vez Torquemada en alza: préstamos de lo fino, adelantos de
+lo gordo, y vamos viviendo. Total, que ya le estaba echando el ojo á
+otra casa, no de corredor, sino de buena vecindad, casi nueva, bien
+acondicionada para inquilinos modestos, y que si no rentaba más que un
+tres y medio á todo tirar en cambio su administración y cobranza no
+darían las jaquecas de la cansada finca dominguera.
+
+Todo iba como una seda para aquella feroz hormiga, cuando de súbito le
+afligió el cielo con tremenda desgracia: se murió su mujer. Perdónenme
+mis lectores si les doy la noticia sin la preparación conveniente, pues
+sé que apreciaban á Doña Silvia, como la apreciábamos todos los que
+tuvimos el honor de tratarla, y conocíamos sus excelentes prendas y
+circunstancias. Falleció de cólico miserere, y he de decir, en aplauso
+de Torquemada, que no se omitió gasto de médico y botica para salvarle
+la vida á la pobre señora. Esta pérdida fue un golpe cruel para Don
+Francisco, pues habiendo vivido el matrímonio en santa y laboriosa paz
+durante más de cuatro lustros, los caracteres de ambos cónyuges se
+habían compenetrado de un modo perfecto, llegando á ser ella otro él, y
+él como cifra y refundición de ambos. Doña Silvia no sólo gobernaba la
+casa con magistral economía, sino que asesoraba á su pariente en los
+negocios difíciles, auxiliándole con sus luces y su experiencia para el
+préstamo. Ella defendiendo el céntimo en casa para que no se fuera á la
+calle, y él barriendo para adentro á fin de traer todo lo que pasara,
+formaron un matrimonio sin desperdicio, pareja que podría servir de
+modelo á cuantas hormigas hay debajo de la tierra y encima de ella.
+
+Estuvo Torquemada el _Peor_, los primeros días de su viudez, sin saber
+lo que le pasaba, dudando que pudiera sobrevivir á su cara mitad. Púsose
+más amarillo de lo que comunmente estaba, y le salieron algunas canas en
+el pelo y en la perilla. Pero el tiempo cumplió como suele cumplir
+siempre, endulzando lo amargo, limando con insensible diente las
+asperezas de la vida, y aunque el recuerdo de su esposa no se extinguió
+en el alma del usurero, el dolor hubo de calmarse; los días fueron
+perdiendo lentamente su fúnebre tristeza; despejóse el sol del alma,
+iluminando de nuevo las variadas combinaciones numéricas que en ella
+había; los negocios distrajeron al aburrido negociante, y á los dos años
+Torquemada parecía consolado; pero, entiéndase bien y repítase en honor
+suyo, sin malditas ganas de volver á casarse.
+
+Dos hijos le quedaron: Rufinita, cuyo nombre no es nuevo para mis
+amigos; y Valentinito, que ahora sale por primera vez. Entre la edad de
+uno y otro hallamos diez años de diferencia, pues á mi Doña Silvia se le
+malograron más ó menos prematuramente todas las crías intermedias,
+quedándole sólo la primera y la última. En la época en que cae lo que
+voy á referir, Rufinita había cumplido los veintidós, y Valentín andaba
+al ras de los doce. Y para que se vea la buena estrella de aquel animal
+de D. Francisco, sus dos hijos eran, cada cual por su estilo, verdaderas
+joyas, ó como bendiciones de Dios que llovían sobre él para consolarle
+en su soledad. Rufina había sacado todas las capacidades domésticas de
+su madre, y gobernaba el hogar casi tan bien como ella. Claro que no
+tenía el alto tino de los negocios, ni la consumada trastienda, ni el
+golpe de vista, ni otras aptitudes entre morales y olfativas de aquella
+insigne matrona; pero en formalidad, en honesta compostura y buen
+parecer, ninguna chica de su edad le echaba el pie adelante. No era
+presumida, ni tampoco descuidada en su persona; no se la podía tachar de
+desenvuelta, ni tampoco de huraña. Coqueterías, jamás en ella se
+conocieron. Un solo novio tuvo desde la edad en que apunta el querer
+hasta los días en que la presento; el cual, después de mucho rondar y
+suspiretear, mostrando por mil medios la rectitud de sus fines, fué
+admitido en la casa en los últimos tiempos de Doña Silvia, y siguió
+después, con asentimiento del papá, en la misma honrada y amorosa
+costumbre. Era un _chico de Medicina_, chico en toda la extensión de la
+palabra, pues levantaba del suelo lo menos que puede levantar un hombre;
+estudiosillo, inocente, bonísimo y manchego por más señas. Desde el
+cuarto año empezaron aquellas castas relaciones; y en los días de este
+relato, concluída ya la carrera y lanzado Quevedito (que así se llamaba)
+á la práctica de la facultad, tocaban ya á casarse. Satisfecho el _Peor_
+de la elección de la niña, alababa su discreción, su desprecio de las
+vanas apariencias, para atender sólo á lo sólido y práctico.
+
+Pues digo, si de Rufina volvemos los ojos al tierno vastago de
+Torquemada, encontraremos mejor explicación de la vanidad que le
+infundía su prole, porque (lo digo sinceramente) no he conocido criatura
+más mona que aquel Valentín, ni precocidad tan extraordinaria como la
+suya. ¡Cosa más rara! No obstante el parecido con su antipático papá,
+era el chiquillo guapísimo, con tal expresión de inteligencia en aquella
+cara, que se quedaba uno embobado mirándole; con tales encantos en su
+persona y carácter, y rasgos de conducta tan superiores á su edad, que
+verle, hablarle y quererle vivamente, era todo uno. ¡Y qué hechicera
+gravedad la suya, no incompatible con la inquietud propia de la
+infancia! ¡Que gracia mezclada de no sé qué aplomo inexplicable á sus
+años! ¡Qué rayo divino en sus ojos algunas veces, y otras qué misteriosa
+y dulce tristeza! Espigadillo de cuerpo, tenía las piernas delgadas,
+pero de buena forma; la cabeza más grande de lo regular, con alguna
+deformidad en el cráneo. En cuanto á su aptitud para el estudio,
+llamémosla verdadero prodigio, asombro de la escuela, y orgullo y gala
+de los maestros. De esto hablaré más adelante. Sólo he de afirmar ahora
+que el _Peor_ no merecía tal joya, ¡que había de merecerla! y que si
+fuese hombre capaz de alabar á Dios por los bienes con que le agraciaba,
+motivos tenía el muy tuno para estarse, como Moisés, tantísimas horas
+con los brazos levantados al cielo. No los levantaba, porque sabía que
+del cielo no había de caerle ninguna breva de las que á él le gustaban.
+
+
+II
+
+Vamos á otra cosa: Torquemada no era de esos usureros que se pasan la
+vida multiplicando caudales por el gustazo platónico de poseerlos; que
+viven sórdidamente para no gastarlos, y al morirse, quisieran, ó bien
+llevárselos consigo á la tierra, ó esconderlos donde alma viviente no
+los pueda encontrar. No: D. Francisco habría sido así en otra época;
+pero no pudo eximirse de la influencia de esta segunda mitad del siglo
+XIX, que casi ha hecho una religión de las materialidades decorosas de
+la existencia. Aquellos avaros de antiguo caño, que afanaban riquezas y
+vivían como mendigos y se morían como perros en un camastro lleno de
+pulgas y de billetes de Banco metidos entre la paja, eran los místicos ó
+metafísicos de la usura; su egoísmo se sutilizaba en la idea pura del
+negocio; adoraban la santísima, la inefable cantidad, sacrificando á
+ella su material existencia, las necesidades del cuerpo y de la vida,
+como el místico lo pospone todo á la absorbente idea de salvarse.
+Viviendo el _Peor_ en una época que arranca de la desamortización,
+sufrió, sin comprenderlo, la metamorfosis que ha desnaturalizado la
+usura metafísica, convirtiéndola en positivista, y si bien es cierto,
+como lo acredita la historia, que desde el 51 al 68, su verdadera época
+de aprendizaje, andaba muy mal trajeado y con afectación de pobreza, la
+cara y las manos sin lavar, rascándose á cada instante en brazos y
+piernas cual si llevase miseria, el sombrero con grasa, la capa
+deshilachada; si bien consta también en las crónicas de la vecindad que
+en su casa se comía de vigilia casi todo el año, y que la señora salía á
+sus negocios con una toquilla agujereada y unas botas viejas de su
+marido, no es menos cierto que, alrededor del 70, la casa estaba ya en
+otro pie; que mi Doña Silvia se ponía muy maja en ciertos días; que D.
+Francisco se mudaba de camisa más de una vez por quincena; que en la
+comida había menos carnero que vaca, y los domingos se añadía al cocido
+un despojito de gallina; que aquello de judias á todo pasto y algunos
+días pan seco y salchicha cruda, fué pasando á la historia; que el
+estofado de contra apareció en determinadas fechas, por las noches, y
+también pescados, sobre todo en tiempo de blandura, que iban baratos;
+que se iniciaron en aquella mesa las chuletas de ternera y la cabeza de
+cerdo, salada en casa por el propio Torquemada, el cual era un famoso
+salador; que, en suma y para no cansar, la familia toda empezaba á
+tratarse como Dios manda.
+
+Pues en los últimos años de Doña Silvia, la transformación acentuóse
+más. Por aquella época cató la familia los colchones de muelles;
+Torquemada empezó á usar chistera de cincuenta reales; disfrutaba dos
+capas, una muy buena, con embozos colorados; los hijos iban bien
+apañaditos; Rufina tenía un lavabo de los de mírame y no me toques, con
+jofaina y jarro de cristal azul, que no se usaba nunca por no
+estropearlo; Doña Silvia se engalanó con un abrigo de pieles que
+parecían de conejo, y dejaba bizca á toda la calle de Tudescos y
+callejón del Perro cuando salía con la _visita_ guarnecida de abalorio;
+en fin, que pasito á paso y á codazo limpio, se habían, ido metiendo en
+la clase media, en nuestra bonachona clase media, toda necesidades y
+pretensiones, y que crece tanto, tanto, ¡ay dolor! que nos estamos
+quedando sin pueblo.
+
+Pues señor, revienta Doña Silvia, y empuñadas por Rufina las riendas del
+gobierno de la casa, la metamorfosis se marca mucho más. A reinados
+nuevos, principios nuevos. Comparando lo pequeño con lo grande y lo
+privado con lo público, diré que aquello se me parecía á la entrada de
+los liberales, con su poquito de sentido revolucionario en lo que hacen
+y dicen. Torquemada representaba la idea conservadora; pero transigía,
+¡pues no había de transigir! doblegándose á la lógica de los tiempos.
+Apechugó con la camisa limpia cada media semana; con el abandono de la
+capa número dos para de día, relegándola al servicio nocturno; con el
+destierro absoluto del hongo número tres, que no podía ya con más sebo;
+aceptó, sin viva protesta, la renovación de manteles entre semana, el
+vino á pasto, el cordero con guisantes (en su tiempo), los pescados
+finos en Cuaresma y el pavo en Navidad; toleró la vajilla nueva para
+ciertos días; el chaquet con trencilla, que en él era un refinamiento de
+etiqueta, y no tuvo nada que decir de las modestas galas de Rufina y de
+su hermanito, ni de la alfombra del gabinete, ni de otros muchos
+progresos que se fueron metiendo en la casa á modo de contrabando.
+
+Y vió muy pronto D. Francisco que aquellas novedades eran buenas y que
+su hija tenía mucho talento, porque... vamos, parecía cosa del otro
+jueves... echábase mi hombre á la calle y se sentía, con la buena ropa,
+más persona que antes; hasta le salían mejores negocios, más amigos
+útiles y explotables. Pisaba más fuerte, tosía más recio, hablaba más
+alto y atrevíase á levantar el gallo en la tertulia del café, notándose
+con bríos para sustentar una opinión cualquiera, cuando antes, por
+efecto sin duda del mal pelaje y de su rutinaria afectación de pobreza,
+siempre era de la opinión de los demás. Poco á poco llegó á advertir en
+sí los alientos propios de su capacidad social y financiera; se tocaba,
+y el sonido le advertía que era propietario y rentista. Pero la vanidad
+no le cegó nunca. Hombre de composición homogénea, compacta y dura, no
+podía incurrir en la tontería de estirar el pie más del largo de la
+sábana. En su carácter había algo resistente á las mudanzas de forma
+impuestas por la época; y así como no varió nunca su manera de hablar,
+tampoco ciertas ideas y prácticas del oficio se modificaron. Prevaleció
+el amaneramiento de decir siempre que los tiempos eran muy malos, pero
+muy malos; el lamentarse de la desproporción entre sus míseras ganancias
+y su mucho trabajar; subsistió aquella melosidad de dicción y aquella
+costumbre de preguntar por la familia siempre que saludaba á alguien, y
+el decir que no andaba bien de salud, haciendo un mohín de hastío de la
+vida. Tenía ya la perilla amarillenta, el bigote más negro que blanco,
+ambos adornos de la cara tan recortaditos que antes parecían pegados que
+nacidos allí. Fuera de la ropa, mejorada en calidad, si no en la manera
+de llevarla, era el mismo que conocimos en casa de Doña Lupe _la de los
+pavos_; en su cara la propia confusión extraña de lo militar y lo
+eclesiástico, el color bilioso, los ojos negros y algo soñadores, el
+gesto y los modales expresando lo mismo afeminación que hipocresía, la
+calva más despoblada y más limpia, y todo el craso, resbaladizo y
+repulsivo, muy pronto siempre, cuando se le saluda, á dar la mano, por
+cierto bastante sudada.
+
+De la precoz inteligencia de Valentinito estaba tan orgulloso, que no
+cabía en su pellejo. Á medida que el chico avanzaba en sus estudios, Don
+Francisco sentía crecer el amor paterno, hasta llegar á la ciega pasión.
+En honor del tacaño, debe decirse que, si se conceptuaba reproducido
+físicamente en aquel pedazo de su propia naturaleza, sentía la
+superioridad del hijo, y por esto se congratulaba más de haberle dado el
+ser. Porque Valentinito era el prodigio de los prodigios, un jirón
+excelso de la Divinidad caído en la tierra. Y Torquemada, pensando en el
+porvenir, en lo que su hijo había de ser, si viviera, no se conceptuaba
+digno de haberle engendrado, y sentía ante él la ingénita cortedad de lo
+que es materia frente á lo que es espíritu.
+
+En lo que digo de las inauditas dotes intelectuales de aquella criatura,
+no se crea que hay la más mínima exageración. Afirmo con toda ingenuidad
+que el chico era de lo más estupendo que se puede ver, y que se presentó
+en el campo de la enseñanza como esos extraordinarios ingenios que nacen
+de tarde en tarde destinados á abrir nuevos caminos á la humanidad. A
+más de la inteligencia, que en edad temprana despuntaba en él como
+aurora de un día espléndido, poseía todos los encantos de la infancia:
+dulzura, gracejo y amabilidad. El chiquillo, en suma, enamoraba y no es
+de extrañar que D. Francisco y su hija estuvieran loquitos con él.
+Pasados los primeros años, no fué preciso castigarle nunca, ni aun
+siquiera reprenderle. Aprendió á leer por arte milagroso, en pocos días,
+como si lo trajera sabido ya del claustro materno. A los cinco años,
+sabía muchas cosas que otros chicos aprenden dificilmente á los doce. Un
+día me hablaron de él dos profesores amigos míos que tienen colegio de
+primera y segunda enseñanza, lleváronme á verle, y me quedé asombrado.
+Jamás vi precocidad semejante ni un apuntar de inteligencia tan
+maravilloso. Porque si algunas respuestas las endilgó de taravilla,
+demostrando el vigor y riqueza de su memoria, en el tono con que decía
+otras se echaba de ver cómo comprendía y apreciaba el sentido.
+
+La Gramática la sabía de carretilla; pero la Geografía la dominaba como
+un hombre. Fuera del terreno escolar, pasmaba ver la seguridad de sus
+respuestas y observaciones, sin asomos de arrogancia pueril. Tímido y
+discreto, no parecía comprender que hubiese mérito en las habilidades
+que lucía, y se asombraba de que se las ponderasen y aplaudiesen tanto.
+Contáronme que en su casa daba muy poco que hacer. Estudiaba las
+lecciones con tal rapidez y facilidad, que le sobraba tiempo para sus
+juegos, siempre muy sosos é inocentes. No le hablaran á él de bajar á
+la calle para enredar con los chiquillos de la vecindad. Sus travesuras
+eran pacíficas, y consistieron, hasta los cinco años, en llenar de
+monigotes y letras el papel de las habitaciones ó arrancarle algún
+cacho; en echar desde el balcón á la calle una cuerda muy larga con la
+tapa de una cafetera, arriándola hasta tocar el sombrero de un
+transeúnte, y recogiéndola después á toda prisa. A obediente y humilde
+no le ganaba ningún niño, y por tener todas las perfecciones, hasta
+maltrataba la ropa lo menos que maltratarse puede.
+
+Pero sus inauditas facultades no se habían mostrado todavía: iniciáronse
+cuando estudió la Aritmética, y se revelaron más adelante en la segunda
+enseñanza. Ya desde sus primeros años, al recibir las nociones
+elementales de la ciencia de la cantidad, sumaba y restaba de memoria
+decenas altas y aun centenas. Calculaba con tino infalible, y su padre
+mismo, que era un águila para hacer, en el filo de la imaginación,
+cuentas por la regla de interés, le consultaba no pocas veces. Comenzar
+Valentín el estudio de las matemáticas de Instituto y revelar de golpe
+toda la grandeza de su numen aritmético, fué todo uno. No aprendía las
+cosas, las sabía ya, y el libro no hacía más que despertarle las ideas,
+abrírselas, digámoslo así, como si fueran capullos que al calor
+primaveral se despliegan en flores. Para él no había nada difícil, ni
+problema que le causara miedo. Un día fué el profesor á su padre y le
+dijo: «Ese niño es cosa inexplicable, Sr. Torquemada: ó tiene el diablo
+en el cuerpo, ó es el pedazo de Divinidad más hermoso que ha caido en la
+tierra. Dentro de poco no tendré nada que enseñarle. Es Newton
+resucitado, Sr. D. Francisco; una organización excepcional para las
+matemáticas, un genio que sin duda se trae fórmulas nuevas debajo del
+brazo para ensanchar el campo de la ciencia. Acuérdese usted de lo que
+digo: cuando este chico sea hombre, asombrará y trastornará el mundo.»
+
+Cómo se quedó Torquemada al oir esto, se comprenderá fácilmente. Abrazó
+al profesor, y la satisfacción le rebosaba por ojos y boca en forma de
+lágrimas y babas. Desde aquel día, el hombre no cabía en sí: trataba á
+su hijo, no ya con amor, sino con cierto respeto supersticioso. Cuidaba
+de él como de un ser sobrenatural, puesto en sus manos por especial
+privilegio. Vigilaba sus comidas, asustándose mucho si no mostraba
+apetito; al verle estudiando, recorría las ventanas para que no entrase
+aire, se enteraba de la temperatura exterior antes de dejarle salir,
+para determinar si debía ponerse bufanda, ó el _carric_ gordo, ó las
+botas de agua; cuando dormía, andaba de puntillas; le llevaba á paseo
+los domingos, ó al teatro; y si el angelito hubiese mostrado afición á
+juguetes extraños y costosos, Torquemada, vencida su sordidez, se los
+hubiera comprado. Pero el fenómeno aquél no mostraba afición sino á los
+libros: leía rápidamente y como por magia, enterándose de cada página en
+un abrir y cerrar de ojos. Su papá le compró una obra de viajes con
+mucha estampa de ciudades europeas y de comarcas salvajes. La seriedad
+del chico pasmaba á todos los amigos de la casa, y no faltó quien dijera
+de él que parecía un viejo. En cosas de malicia era de una pureza
+excepcional: no aprendía ningún dicho ni acto feo de los que saben á su
+edad los retoños desvergonzados de la presente generación. Su inocencia
+y celestial donosura casi nos permitían conocer á los ángeles como si
+los hubiéramos tratado, y su reflexión rayaba en lo maravilloso. Otros
+niños, cuando les preguntan lo que quieren ser, responden que obispos ó
+generales si despuntan por la vanidad; los que pican por la destreza
+corporal, dicen que cocheros, atletas ó payasos de circo; los inclinados
+á la imitación, actores, pintores... Valentinito, al oir la pregunta,
+alzaba los hombros y no respondía nada. Cuando más, decía «no sé», y al
+decirlo, clavaba en su interlocutor una mirada luminosa y penetrante,
+vago destello del sin fin de ideas que tenía en aquel cerebrazo, y que
+en su día habían de iluminar toda la tierra.
+
+Mas el _Peor_, aun reconociendo que no había carrera á la altura de su
+milagroso niño, pensaba dedicarlo á ingeniero, porque la abogacía es
+cosa de charlatanes. Ingeniero; pero ¿de qué? ¿civil ó militar? Pronto
+notó que á Valentín no le entusiasmaba la tropa, y que, contra la ley
+general de las aficiones infantiles, veía con indiferencia los
+uniformes. Pues ingeniero de caminos. Por dictamen del profesor del
+colegio, fué puesto Valentín, antes de concluir los años del
+bachillerato, en manos de un profesor de estudios preparatorios para
+carreras especiales, el cual, luego que tanteó su colosal inteligencia,
+quedóse atónito, y un día salió asustado, con las manos en la cabeza, y
+corriendo en busca de otros maestros de matemáticas superiores, les
+dijo: «Voy á presentarles á ustedes el monstruo de la edad presente.» Y
+le presentó, y se maravillaron, pues fué el chico á la pizarra, y como
+quien garabatea por enredar y gastar tiza, resolvió problemas
+dificilísimos. Luego hizo de memoria diferentes cálculos y operaciones,
+que aun para los más peritos no son coser y cantar. Uno de aquellos
+maestrazos, queriendo apurarle, le echó el cálculo de radicales
+numéricos, y como si le hubieran echado almendras. Lo mismo era para él
+la raíz _enésima_ que para otros dar un par de brincos. Los tíos
+aquéllos tan sabios se miraban absortos, declarando no haber visto caso
+ni remotamente parecido.
+
+Era en verdad interesante aquel cuadro, y digno de figurar en los
+anales de la ciencia: cuatro varones de más de cincuenta años, calvos y
+medio ciegos de tanto estudiar, maestros de maestros, congregábanse
+delante de aquel mocoso que tenía que hacer sus cálculos en la parte
+baja del encerado, y la admiración les tenía mudos y perplejos, pues ya
+le podían echar dificultades al angelito, que se las bebía como agua.
+Otro de los examinadores propuso las _homologías_ creyendo que Valentín
+estaba raso de ellas; y cuando vieron que no, los tales no pudieron
+contener su entusiasmo: uno le llamó el Anticristo; otro le cogió en
+brazos y se lo puso á la pela, y todos se disputaban sobre quién se le
+llevaría, ansiosos de completar la educación del primer matemático del
+siglo. Valentín les miraba sin orgullo ni cortedad, inocente y dueño de
+si, como Cristo niño entre los doctores.
+
+
+III
+
+Basta de matemáticas, digo yo ahora, pues me urge apuntar que Torquemada
+vivía en la misma casa de la calle de Tudescos donde le conocimos cuando
+fué á verle la de Bringas para pedirle no recuerdo que favor, allá por
+el 68; y tengo prisa por presentar á cierto sujeto que conozco hace
+tiempo, y que hasta ahora nunca menté para nada: un D. José Bailón, que
+iba todas las noches á la casa de nuestro D. Francisco á jugar con él la
+partida de damas ó de mus, y cuya intervención en mi cuento es necesaria
+ya para que se desarrolle con lógica. Este Sr. Bailón es un clérigo que
+ahorcó los hábitos el 69, en Málaga echándose á revolucionario y á
+librecultista con tan furibundo ardor, que ya no pudo volver al rebaño,
+ni aunque quisiera le habían de admitir. Lo primero que hizo el
+condenado fué dejarse crecer las barbas, despotricarse en los clubs,
+escribir tremendas catilinarias contra los de su oficio, y, por fin,
+operando _verbo et gladio,_ se lanzó á las barricadas con un trabuco
+naranjero que tenía la boca lo mismo que una tompeta. Vencido y dado á
+los demonios, le catequizaron los protestantes, ajustándole para
+predicar y dar lecciones en la capilla, lo que él hacía de malísima gana
+y sólo por el arrastrado garbanzo. A Madrid vino cuando aquella gentil
+pareja, Don Horacio y Doña Malvina, puso su establecimiento evangélico
+en Chamberí. Por un regular estipendio, Bailón les ayudaba en los
+oficios, echando unos sermones agridulces, estrafalarios y fastidiosos.
+Pero al año de estos tratos, yo no sé lo que pasó... ello fué cosa de
+algún atrevimiento apostólico de Bailón con las neófitas: lo cierto es
+que Doña Malvina, que era persona muy mirada, le dijo en mal español
+cuatro frescas; intervino D. Horacio, denostando también á su coadjutor,
+y entonces Bailón, que era hombre de muchísima sal para tales casos,
+sacó una navaja tamaña como hoy y mañana, y se dejó decir que si no se
+quitaban de delante les echaba fuera el mondongo. Fué tal el pánico de
+los pobres ingleses, que echaron á correr pegando gritos y no pararon
+hasta el tejado. Resumen: que tuvo que abandonar Bailón aquel acomodo, y
+después de rodar por ahí dando sablazos, fue á parar á la redacción de
+un periódico muy atrevidillo; como que su misión era echar chinitas de
+fuego á toda autoridad: á los curas, á los obispos y al mismo Papa. Esto
+ocurría el 73, y de aquella época datan los opúsculos políticos de
+actualidad que publicó el clerizonte en el folletín, y de los cuales
+hizo tiraditas aparte; bobadas escritas en estilo bíblico, y que
+tuvieron, aunque parezca mentira, sus días de éxito. Como que se vendían
+bien, y sacaron á su endiablado autor de más de un apuro.
+
+Pero todo aquello pasó, la fiebre revolucionaria, los folletos, y Bailón
+tuvo que esconderse, afeitándose para disfrazarse y poder huir al
+extranjero. A los dos años asomó por aquí otra vez, de bigotes
+larguísimos, aumentados con parte de la barba, como los que gastaba
+Víctor Manuel; y por si traía ó no traía chismes y mensajes de los
+emigrados, metiéronle mano y le tuvieron en el Saladero tres meses. Al
+año siguiente, sobreseída la causa, vivía el hombre en Chamberí, y según
+la cháchara del barrio, muy á lo bíblico, amancebado con una viuda rica
+que tenía rebaño de cabras y además un establecimiento de burras de
+leche. Cuento todo esto como me lo contaron, reconociendo que en esta
+parte de la historia patriarcal de Bailón hay gran obscuridad. Lo
+público y notorio es que la viuda aquélla cascó, y que Bailón apareció
+al poco tiempo con dinero. El establecimiento y las burras y cabras le
+pertenecían. Arrendólo todo; se fué á vivir al centro de Madrid,
+dedicándose á _inglés,_ y no necesito decir más para que se comprenda de
+donde vinieron su conocimiento y tratos con Torquemada, porque bien se
+ve que éste fué su maestro, le inició en los misterios del oficio, y le
+manejó parte de sus capitales como había manejado los de Doña Lupe _la
+Magnífica,_ más conocida por _la de los pavos_.
+
+Era D. José Bailón un animalote de gran alzada, atlético, de formas
+robustas y muy recalcado de facciones, verdadero y vivo estudio
+anatómico por su riqueza muscular. Ultimamente había dado otra vez en
+afeitarse; pero no tenía cara de cura, ni de fraile, ni de torero. Era
+más bien un Dante echado á perder. Dice un amigo mío, que por sus
+pecados ha tenido que vérselas con Bailón, que éste es el vivo retrato
+de la sibila de Cumas, pintada por Miguel Angel, con las demás señoras
+sibilas y los Profetas en el maravilloso techo de la Capilla Sixtina.
+Parece, en efecto, una vieja de raza titánica que lleva en su ceño todas
+las iras celestiales. El perfil de Bailón, y el brazo y pierna, como
+troncos añosos; el forzudo tórax, y las posturas que sabía tomar,
+alzando una pataza y enarcando el brazo, le asemejaban á esos figurones
+que andan por los techos de las catedrales, espatarrados sobre una nube.
+Lástima que no fuera moda que anduviéramos en cueros, para que luciese
+en toda su gallardía académica este ángel de cornisa. En la época en que
+lo presento ahora, pasaba de los cincuenta años.
+
+Torquemada lo estimaba mucho, porque en sus relaciones de negocios,
+Bailon hacía gala de gran formalidad y aun de delicadeza. Y como el
+clérigo renegado tenía una historia tan variadita y dramática, y sabía
+contarla con mucho aquél, adornándola con mentiras, D. Francisco se
+embelesaba oyéndole, y en todas las cuestiones de un orden elevado le
+tenía por oráculo. D. José era de los que con cuatro ideas y pocas más
+palabras se las componen para aparentar que saben lo que ignoran y
+deslumbrar á los ignorantes sin malicia. El más deslumbrado era D.
+Francisco, y además el único mortal que leía los folletos bailónicos á
+los diez años de publicarse; literatura envejecida casi al nacer, y cuyo
+fugaz éxito no comprendemos sino recordando que la democracia
+sentimental, á estilo de Jeremías, tuvo también sus quince.
+
+Escribía Bailón aquellas necedades en parrafitos cortos, y á veces
+rompía con una cosa muy santa; verbigracia: «Gloria á Dios en las
+alturas y paz», etc... para salir luego por este registro:
+
+«Los tiempos se acercan, tiempos de redención en que el hijo del Hombre
+será dueño de la tierra.
+
+»El Verbo depositó hace diez y ocho siglos la semilla divina. En noche
+tenebrosa fructificó. He aquí las flores.
+
+»¿Cómo se llaman? Los derechos del pueblo.»
+
+Y á lo mejor, cuando el lector estaba más descuidado, les soltaba ésta:
+
+«He ahí al tirano. ¡Maldito sea!
+
+»Aplicad el oído y decidme de dónde viene ese rumor vago, confuso,
+extraño.
+
+»Posad la mano en la tierra y decidme, por qué se ha estremecido.
+
+»Es el hijo del Hombre que avanza, decidido á recobrar su primogenitura.
+
+»¿Por qué palidece la faz del tirano? ¡Ah! el tirano ve que sus horas
+están contadas...»
+
+Otras veces empezaba diciendo aquello de: «Joven soldado, ¿á dónde vas?»
+Y por fin, después de mucho marear, quedábase el lector sin saber á
+dónde iba el soldadito, como no fueran todos, autor y público, á
+Leganés.
+
+Todo esto le parecía de perlas á D. Francisco, hombre de escasa lectura.
+Algunas tardes se iban á pasear juntos los dos tacaños, charla que te
+charla; y si en negocios era Torquemada la sibila, en otra clase de
+conocimientos no había más sibila que el Sr. de Bailón. En política,
+sobre todo, el ex-clérigo se las echaba de muy entendido, principiando
+por decir que ya no le daba la gana de conspirar; como que tenía la olla
+asegurada y no quería exponer su pelleja para hacer el caldo gordo á
+cuatro silbantes. Luego pintaba á todos los políticos, desde el más alto
+al más obscuro, como un atajo de pilletes, y les sacaba la cuenta, al
+céntimo, de cuanto habían rapiñado... Platicaban mucho también de
+reformas urbanas, y como Bailón había estado en París y Londres, podía
+comparar. La higiene pública les preocupaba á entrambos: el clérigo le
+echaba la culpa de todo á los miasmas, y formulaba unas teorías
+biológicas que eran lo que había que oir. De astronomía y música también
+se le alcanzaba algo, no era lego en botánica, ni en veterinaria, ni en
+el arte de escoger melones. Pero en nada lucía tanto su enciclopédico
+saber como en cosas de religión. Sus meditaciones y estudios le habían
+permitido sondear el grande y temerario problema de nuestro destino
+total. «¿A dónde vamos a parar cuando nos morimos? Pues volvemos a
+nacer: esto es claro como el agua. Yo me acuerdo--decía mirando
+fijamente á su amigo y turbándole con el tono solemne que daba á sus
+palabras,--yo me acuerdo de haber vivido antes de ahora. He tenido en mi
+mocedad un recuerdo vago de aquella vida, y ahora, á fuerza de meditar,
+puedo verla clara. Yo fui sacerdote en Egipto, ¿se entera usted? allá
+por los años de que sé yo cuántos... sí, señor, sacerdote en Egipto. Me
+parece que me estoy viendo con una sotana ó vestimenta de color de
+azafrán, y unas al modo de orejeras que me caían por los lados de la
+cara. Me quemaron vivo, porque... verá usted... había en aquella
+iglesia, digo, templo, una sacerdotisita que me gustaba... de lo más
+barbián, ¿se entera usted?... ¡y con unos ojos... así, y un golpe de
+caderas, Sr. D. Francisco...! En fin, que aquello se enredó, y la diosa
+Isis y el buey Apis lo llevaron muy á mal. Alborotóse todo aquel
+cleriguicio, y nos quemaron vivos á la chávala y á mí... Lo que le
+cuento es verdad, como ese es sol. Fijese usted bien, amigo; revuelva en
+su memoria; rebusque bien en el sótano y en los desvanes de su sér, y
+encontrará la certeza de que también usted ha vivido en tiempos lejanos.
+Su niño de usted, ese prodigio, debe de haber sido antes el propio
+Newton, ó Galileo, ó Euclides. Y por lo que hace á otras cosas, mis
+ideas son bien claras. Infierno y cielo no existen: papas simbólicas y
+nada más. Infierno y cielo están aquí. Aquí pagamos tarde ó temprano
+todas las que hemos hecho; aquí recibimos, si no hoy, mañana, nuestro
+premio, si lo merecemos, y quien dice mañana, dice el siglo que viene
+... Dios, ¡oh! la idea de Dios tiene mucho busilis... y para
+comprenderla hay que devanarse los sesos, como me los he devanado yo,
+dale que dale sobre los libros, y meditando luego. Pues Dios...
+(poniendo unos ojazos muy reventones y haciendo con ambas manos el gesto
+expresivo de abarcar un grande espacio) es la Humanidad, la Humanidad,
+¿se entera usted? lo cual no quiere decir que deje de ser personal...
+¿Qué cosa es personal? Fijese bien. Personal es lo que es uno. Y el gran
+Conjunto, amigo Don Francisco, el gran Conjunto... es uno, porque no
+hay más, y tiene los atributos de un ser infinitamente infinito.
+Nosotros, en montón, componemos la humanidad: somos los átomos que
+forman el gran todo; somos parte mínima de Dios, parte minúscula, y nos
+renovamos como en nuestro cuerpo se renuevan los átomos de la cochina
+materia... ¿se va usted enterando?...
+
+Torquemada no se iba enterando ni poco ni mucho; pero el otro se metía
+en un laberinto del cual no salía sino callándose. Lo único que Don
+Francisco sacaba de toda aquella monserga, era que _Dios es la
+Humanidad_, y que la Humanidad es la que nos hace pagar nuestras
+picardías ó nos premia por nuestras buenas obras. Lo demás no lo
+entendía así le ahorcaran. El sentimiento católico de Torquemada no
+había sido nunca muy vivo. Cierto que en tiempos de Doña Silvia iban los
+dos á misa, por rutina; pero nada más. Pues después de viudo, las pocas
+ideas del Catecismo que el _Peor_ conservaba en su mente, como papeles ó
+apuntes inútiles, las barajó con todo aquel fárrago de la
+Humanidad-Dios, haciendo un lío de mil demonios.
+
+A decir verdad, ninguna de estas teologías ocupaba largo tiempo el magín
+del tacaño, siempre atento á la baja realidad de sus negocios. Pero
+llegó un día, mejor dicho, una noche en que tales ideas hubieron de
+posesionarse de su mente con cierta tenacidad, por lo que ahorita mismo
+voy á referir. Entraba mi hombre en su casa al caer de una tarde del mes
+de Febrero, evacuadas mil diligencias con diverso éxito, discurriendo
+los pasos que daría al día siguiente, cuando su hija, que le abrió la
+puerta, le dijo estas palabras: «No te asustes, papá, no es nada...
+Valentín ha venido malo de la escuela.»
+
+Las desazones del _monstruo_ ponían á D. Francisco en gran sobresalto.
+La que se le anunciaba podía ser insignificante, como otras. No
+obstante, en la voz de Rufina había cierto temblor, una veladura, un
+timbre extraño, que dejaron á Torquemada frío y suspenso.
+
+«Yo creo que no es cosa mayor--prosiguió la señorita.--Parece que le dió
+un vahido. El maestro fué quien lo trajo... en brazos.»
+
+El _Peor_ seguía clavado en el recibimiento, sin acertar á decir nada ni
+á dar un paso.
+
+«Le acosté en seguida, y mandé un recado á Quevedo para que viniera á
+escape.»
+
+D. Francisco, saliendo de su estupor como si le hubiesen dado un
+latigazo, corrió al cuarto del chico, á quien vió en el lecho, con tanto
+abrigo encima que parecía sofocado. Tenía la cara encendida, los ojos
+dormilones. Su quietud más era de modorra dolorosa que de sueño
+tranquilo. El padre aplicó su mano á las sienes del inocente montruo,
+que abrasaban.
+
+--Pero ese trasto de Quevedillo.... Así reventara.... No sé en qué
+piensa.... Mira, mejor será llamar otro médico que sepa más.
+
+Su hija procuraba tranquilizarle; pero él se resistía al consuelo. Aquel
+hijo no era un hijo cualquiera, y no podía enfermar sin que se alterara
+el orden del universo. No probó el afligido padre la comida; no hacía
+más que dar vueltas por la casa, esperando al maldito médico, y sin
+cesar iba de su cuarto al del niño, y de aquí al comedor, donde se le
+presentaba ante los ojos, oprimiéndole el corazón, el encerado en que
+Valentín trazaba con tiza sus problemas matemáticos. Aún subsistía lo
+pintado por la mañana: garabatos que Torquemada no entendió, pero que
+casi le hicieron llorar como una música triste: el signo de raíz, letras
+por arriba y por abajo, y en otra parte una red de líneas, formando como
+estrella de muchos picos con numeritos en las puntas.
+
+Por fin, alabado sea Dios, llegó el dichoso Quevedito, y D. Francisco le
+echó la correspondiente chillería, pues ya le trataba como á yerno.
+Visto y examinado el niño, no puso el médico muy buena cara. A
+Torquemada se le podía ahogar con un cabello, cuando el doctorcillo,
+arrimándole contra la pared y poniéndole ambas manos en los hombros, le
+dijo: «No me gusta nada esto; pero hay que esperar á mañana, á ver si
+brota alguna erupción. La fiebre es bastante alta. Ya le he dicho á
+usted que tuviera mucho cuidado con este fenómeno del chico. ¡Tanto
+estudiar, tanto saber, un desarrollo cerebral disparatado! Lo que hay
+que hacer con Valentín es ponerle un cencerro al pescuezo, soltarle en
+el campo en medio de un ganado, y no traerle á Madrid hasta que esté
+bien bruto.»
+
+Torquemada odiaba el campo y no podía comprender que en él hubiese nada
+bueno. Pero hizo propósito, si el niño se curaba, de llevarle á una
+dehesa á que bebiera leche á pasto y respirase aires puros. Los aires
+puros, bien lo decía Bailón, eran cosa muy buena. ¡Ah! los malditos
+miasmas tenían la culpa de lo que estaba pasando. Tanta rabia sintió D.
+Francisco, que si coge un miasma en aquel momento lo parte por el eje.
+Fué la sibila aquella noche á pasar un rato con su amigo, y mira por
+donde se repitió la matraca de la Humanidad, pareciéndole á Torquemada
+el clérigo más enigmático y _latero_ que nunca, sus brazos más largos,
+su cara más dura y temerosa. Al quedarse sólo, el usurero no se acostó.
+Puesto que Rufina y Quevedo se quedaban á velar, el también velaría.
+Contigua á la alcoba del padre estaba la de los hijos, y en ésta el
+lecho de Valentín, que pasó la noche inquietísimo, sofocado, echando
+lumbre de su piel, los ojos atónitos y chispeantes, el habla insegura,
+las ideas desenhebradas, como cuentas de un rosario cuyo hilo se rompe.
+
+
+IV
+
+El día siguiente fué todo sobresalto y amargura. Quevedo opinó que la
+enfermedad era _inflamación de las meninges_, y que el chico estaba en
+peligro de muerte. Esto no se lo dijo al padre, sino á Bailón para que
+le fuese preparando. Torquemada y él se encerraron, y de la conferencia
+resultó que por poco se pegan, pues D. Francisco, trastornado por el
+dolor, llamó á su amigo embustero y farsante. El desasosiego, la
+inquietud nerviosa, el desvario del tacaño sin ventura, no se pueden
+describir. Tuvo que salir á varias diligencias de su penoso oficio, y á
+cada instante tornaba á casa, jadeante, con medio palmo de lengua fuera,
+el hongo echado hacia atrás. Entraba, daba un vistazo, vuelta á salir.
+Él mismo traía las medicinas, y en la botica contaba toda la historia
+... «un vahído estando en clase; después calentura horrible... ¿para
+qué sirven los médicos?» Por consejo del mismo Quevedito, mandó venir á
+uno de los más eminentes, el cual calificó el caso de _meningitis
+aguda._
+
+La noche del segundo día, Torquemada, rendido de cansancio, se embutió
+en uno de los sillones de la sala, y allí se estuvo como media liorita,
+dando vueltas á una picara idea, ¡ayí dura y con muchas esquinas, que se
+le había metido en el cerebro. «He faltado á la Humanidad, y esa muy tal
+y cual me las cobra ahora con los creditos atrasados.... No: pues si
+Dios, ó quien quiera que sea, me lleva mi hijo, ¡me voy á volver más
+malo, más perro...! Ya verán entonces lo que es canela fina. Pues no
+faltaba otra cosa.... Conmigo no juegan.... Pero no, ¡qué disparates
+digo! No me le quitará, porque yo.... Eso que dicen de que no he hecho
+bien á nadie, es mentira. Que me lo prueben... porque no basta decirlo.
+¿Y los tantísimos á quien he sacado de apuros?... ¿pues y eso? Porque si
+á la Humanidad le han ido con cuentos de mí; que si aprieto, que si no
+aprieto... yo probaré.... Ea, que ya me voy cargando: si no he hecho
+ningún bien, ahora lo haré, ahora, pues por algo se ha dicho que nunca
+para el bien es tarde. Vamos á ver: ¿y si yo me pusiera ahora á rezar,
+qué dirían allá arriba? Bailón me parece á mí que está equivocado, y la
+Humanidad no debe de ser Dios, sino la Virgen.... Claro, es hembra,
+señora.... No, no, no... no nos fijemos en el materialismo de la
+palabra. La Humanidad es Dios, la Virgen y todos los santos juntos....
+Tente, hombre, tente, que te vuelves loco.... Tan sólo saco en limpio
+que no habiendo buenas obras, todo es, como si dijéramos, basura... ¡Ay
+Dios, qué pena, qué pena...! Si me pones bueno á mi hijo, yo no sé qué
+cosas haría; ¡pero qué cosas tan magníficas y tan...! ¿Pero quién es el
+sinvergüenza que dice que no tengo apuntada ninguna buena obra? Es que
+me quieren perder, me quieren quitar á mi hijo, al que ha nacido para
+enseñar á todos los sabios y dejarles tamañitos. Y me tienen envidia
+porque soy su padre, porque de estos huesos y de esta sangre salió
+aquela, gloria del mundo.... Envidia; pero ¡qué envidiosa es esta
+puerca Humanidad! Digo, la Humanidad no, porque es Dios... los hombres,
+los prójimos, nosotros, que somos todos muy pillos, y por eso nos pasa
+lo que nos pasa.... Bien merecido nos está... bien merecido nos está.»
+
+Acordóse entonces de que al día siguiente era domingo y no había
+extendido los recibos para cobrar los alquileres de su casa. Después de
+dedicar á esta operación una media hora, descansó algunos ratos,
+estirándose en el sofá de la sala. Por la mañana, entre nueve y diez,
+fue á la cobranza dominguera. Con el no comer y el mal dormir y la
+acerbísima pena que le destrozaba el alma, estaba el hombre _mismamente_
+del color de una aceituna. Su andar era vacilante, y sus miradas vagaban
+inciertas, perdidas, tan pronto barriendo el suelo como disparándose á
+las alturas. Cuando el remendón, que en el sucio portal tenia su taller,
+vió entrar al casero y reparó en su cara descompuesta y en aquel andar
+de beodo, asustóse tanto que se le cayó el martillo con que clavaba las
+tachuelas. La presencia de Torquemada en el patio, que todos los
+domingos era una desagradabilísima aparición, produjo aquel día
+verdadero pánico; y mientras algunas mujeres corrieron á refugiarse en
+sus respectivos aposentos, otras, que debían de ser malas pagadoras, y
+que observaron la cara que traía la fiera, se fueron á la calle. La
+cobranza empezó por por los cuartos bajos, y pagaron sin chistar el
+albañil y las dos pitilleras, deseando que se les quitase de delante la
+aborrecida estampa de Don Francisco. Algo desusado y anormal notaron en
+él, pues tomaba el dinero maquinalmente y sin examinarlo con roñosa
+nimiedad, como otras veces, cual si tuviera el pensamiento á cien leguas
+del acto importantísimo que estaba realizando; no se le oían aquellos
+refunfuños de perro mordelón, ni inspeccionó las habitaciones buscando
+el baldosín roto o el pedazo de revoco caído, para echar los tiempos á
+la inquilina.
+
+Al llegar al cuarto de la Rumalda, planchadora, viuda, con su madre
+enferma en un camastro y tres niños menores que andaban en el patio
+enseñando las carnes por los agujeros de la ropa, Torquemada soltó el
+gruñido de ordenanza, y la pobre mujer, con afligida y trémula voz, cual
+si tuviera que confesar ante el juez un negro delito, soltó la frase de
+reglamento: «D. Francisco, por hoy no se puede. Otro día cumpliré.» No
+puedo dar idea del estupor de aquella mujer y de las dos vecinas, que
+presentes estaban, cuando vieron que el tacaño no escupió por aquella
+boca ninguna maldición ni herejía, cuando le oyeron decir con la voz más
+empañada y llorosa del mundo: «No, hija, si no te digo nada... si no te
+apuro... si no se me ha pasado por la cabeza reñirte... ¡Qué le hemos
+de hacer, si no puedes...!»
+
+--D. Francisco, es que...--murmuró la otra, creyendo que la fiera se
+expresaba con sarcasmo, y que tras el sarcasmo vendría la mordida.
+
+--No, hija, si no he chistado... ¿Cómo se han de decir las cosas? Es
+que á ustedes no hay quien las apee de que yo soy un hombre, como quien
+dice, tirano... ¿De dónde sacáis que no hay en mí compasión, ni... ni
+caridad? En vez de agradecerme lo que hago por vosotras, me calumniáis
+... No, no: entendámonos. Tú, Rumalda, estate tranquila: sé que tienes
+necesidades, que los tiempos están malos... Cuando los tiempos están
+malos, hijas, ¿qué hemos de hacer sino ayudarnos los unos á los otros?
+
+Siguió adelante, y en el principal dió con una inquilina muy mal
+pagadora, pero de muchísimo corazón para afrontar á la fiera, y así que
+le vió llegar, juzgando por el cáriz que venía más enfurruñado que
+nunca, salió al encuentro de su aspereza con estas arrogantes
+expresiones:
+
+«Oiga usté, á mi no me venga con apreturas. Ya sabe que no lo hay. _Ese_
+está sin trabajo. ¿Quiere que salga á un camino? ¿No ve la casa sin
+muebles, como un hospital prestao? ¿De dónde quiere que lo saque?...
+Maldita sea su alma...
+
+--¿Y quién te dice á tí, grandísima tal, deslenguada y bocona, que yo
+vengo á sofocarte? A ver si hay alguna tarasca de éstas que sostenga que
+yo no tengo humanidad. Atrévase á decírmelo....»
+
+Eriarboló el garrote, símbolo de su autoridad y de su mal genio, y en
+el corrillo que se había formado sólo se veían bocas abiertas y miradas
+de estupefacción.
+
+«Pues á tí y á todas les digo que no me importa un rábano que no me
+paguéis hoy. ¡Vaya! ¿Cómo lo he de decir para que lo entiendan?... ¡Con
+que estando tu marido sin trabajar te iba yo á poner el dogal al
+cuello?... Yo sé que me pagarás cuando puedas, verdad? Porque lo que es
+intención de pagar, tú la tienes. Pues entonces, ¿á qué tanto
+enfurruñarse?... ¡Tontas, malas cabezas! (esforzándose en producir una
+sonrisa); ¡vosotras creyéndome á mí más duro que las peñas, y yo
+dejándooslo creer, porque me convenía, porque me convenía, claro, pues
+Dios manda que no echemos facha con nuestra humanidad...! Vaya, que sois
+todas unos grandísimos peines.... Abur, tú, no te sofoques. Y no creas
+que hago esto para que me eches bendiciones. Pero conste que no te
+ahogo; y para que veas lo bueno que soy....»
+
+Se detuvo y meditó un momento, llevándose la mano al bolsillo y mirando
+al suelo.
+
+«Nada, nada.... Quédate con Dios.»
+
+Y á otra. Cobró en las tres puertas siguientes sin ninguna dificultad.
+«D. Francisco, que me ponga usted piedra nueva en la ornilla, que aquí
+no se puede guisar....» En otras circunstancias, esta reclamación
+habría sido el principio de una chillería tremenda, verbigracia: «Pon el
+traspontín en la hornilla, sinvergüenza, y arma el fuego
+encima.»--«Miren el tío manguitillas, así se le vuelvan veneno los
+cuartos.» Pero aquel día todo era paz y concordia, y Torquemada concedía
+cuanto le demandaban.
+
+«¡Ay, D. Francisco!--le dijo otra en el número 11,--tenga los jeringados
+cincuenta reales. Para poderlos juntar, no hemos comido más que dos
+cuartos de gallineja y otros dos de hígado con pan seco.... Pero por no
+verle el carácter de esa cara y no oirle, me mantendría yo con puntas de
+París.
+
+--Pues mira, eso es un insulto, una injusticia, porque si las he
+sofocado otras veces no ha sido por el materialismo del dinero, sino
+porque me gusta ver cumplir á la gente... para que no se diga.... Debe
+haber dignidad en todos. ¡A fe que tienes buena idea de mi!... ¿Iba yo á
+consentir que tus hijos, estos borregos de Dios, tuviesen hambre?...
+Deja, déjate el dinero.... O mejor, para que no lo tomes á desaire:
+partámoslo y quédate con veinticinco reales.... Ya me los darás otro
+día.... ¡Bribonazas, cuando debíais confesar que soy para vosotras como
+un padre, me tachais de inhumano y de qué sé yo qué! No, yo les aseguro
+á todas que respeto á la humanidad, que la considero, que la estimo, que
+ahora y siempre haré todo el bien que pueda y un poquito más.... ¡Hala!»
+
+Asombro, confusión. Tras de él iba el parlero grupo, chismorreando asi:
+«A este condenado le ha pasado algún desavío.... D. Francisco no está
+bueno de la cafetera. Mirad qué cara de patíbulo se ha traído. ¡D.
+Francisco con humanidad! Ahí tenéis por qué esta saliendo todas las
+noches en el cielo esa estrella con rabo. Es que el mundo se va á
+acabar.»
+
+En el número 16:
+
+«Pero hija de mi alma, so tunanta, ¿tenías á tu niña mala y no me habías
+dicho nada? ¿Pues para qué estoy yo en el mundo? Francamente, eso es un
+agravio que no te perdono, no te lo perdono. Eres una indecente; y en
+prueba de que no tienes ni pizca de sentido, ¿apostamos á que no
+adivinas lo que voy á hacer? ¿Cuánto va á que no lo adivinas?... Pues
+voy á darte para que pongas un puchero.... ¡ea! Toma, y di ahora que yo
+no tengo humanidad. Pero sois tan mal agradecidas, que me pondréis como
+chupa de dómine, y hasta puede que me echéis alguna maldición. Abur.»
+
+En el cuarto de la señá Casiana, una vecina se aventuró á decirle: «D.
+Francisco, á nosotras no nos la da usted.... A usted le pasa algo. ¿Que
+demonios tiene en esa cabeza ó en ese corazón de cal y canto?»
+
+Dejóse el afligido casero caer en una silla, y quitándose el hongo se
+pasó la mano por la amarilla frente y la calva sebosa, diciendo tan sólo
+entre suspiros: «¡No es de cal y canto, puñales, no es de cal y canto!»
+
+Como observasen que sus ojos se humedecían, y que, mirando al suelo, y
+apoyado con ambas manos en el bastón, cargaba sobre éste todo el peso
+del cuerpo, meciéndose, le instaron para que se desahogara; pero él no
+debió creerlas dignas de ser confidentes de su inmensa, desgarradora
+pena. Tomando el dinero, dijo con voz cavernosa: «Si no lo tuvieras,
+Casiana, lo mismo sería. Repito que yo no ahogo al pobre... como que yo
+también soy pobre.... Quien dijese (levantándose con zozobra y enfado)
+que soy inhumano, miente más que la _Gaceta_. Yo soy humano; yo
+compadezco á los desgraciados; yo les ayudo en lo que puedo, porque así
+nos lo manda la Humanidad; y bien sabéis todas que como faltéis á la
+Humanidad, lo pagaréis tarde ó temprano, y que si sois buenas tendréis
+vuestra recompensa. Yo os juro por esa imagen de la Virgen de las
+Angustias con el Hijo muerto en los brazos (señalando una lámina), yo os
+juro que si no os he parecido caritativo y bueno, no quiere esto decir
+que no lo sea, ¡puñales! y que si son menester pruebas, pruebas se
+darán. Dale, que no lo creen... pues váyanse todas con doscientos mil
+pares de demonios, que á mí, con ser bueno me basta.... No necesito que
+nadie me dé bombo. Piojosas, para nada quiero vuestras gratitudes.... Me
+paso por las narices vuestras bendiciones.»
+
+Dicho esto salió de estampía. Todas le miraban por la escalera abajo, y
+por el patio adelante, y por el portal afuera, haciendo unos gestos
+tales que parecía el mismo demonio persignándose.
+
+
+V
+
+Corrió hacia su casa, y contra su costumbre (pues era hombre que
+comunmente prefería despernarse á gastar una peseta), tomó un coche para
+llegar más pronto. El corazón dió en decirle que encontraría buenas
+noticias, el enfermo aliviado, la cara de Rufina sonriente al abrir la
+puerta; y en su impaciencia loca, parecíale que el carruaje no se movía,
+que el caballo cojeaba y que el cochero no sacudía bastantes palos al
+pobre animal.... «Arrea, hombre. ¡Maldito jaco! Leña en él--le
+gritaba.--Mira que tengo mucha prisa.»
+
+Llegó por fin; y al subir jadeante la escalera de su casa, razonaba sus
+esperanzas de esta manera: «No salgan ahora diciendo que es por mis
+maldades, pues de todo hay...» ¡Qué desengaño al ver la cara de Rufina
+tan triste, y al oir aquel _lo mismo, papá_, que sonó en sus oídos como
+fúnebre campanada! Acercóse de puntillas al enfermo y le examinó. Como
+el pobre niño se hallara en aquel momento amodorrado, pudo Don Francisco
+observarle con relativa calma, pues cuando deliraba y quería echarse del
+lecho, revolviendo en torno los espantados ojos, el padre no tenía valor
+para presenciar tan doloroso espectáculo y huía de la alcoba trémulo y
+despavorido. Era hombre que carecía de valor para afrontar penas de tal
+magnitud, sin duda por causa de su deficiencia moral; se sentía medroso,
+consternado, y como responsable de tanta desventura y dolor tan grande.
+Seguro de la esmeradísima asistencia de Rufina, ninguna falta hacía el
+afligido padre junto al lecho de Valentín: al contrario, más bien era
+estorbo, pues si le asistiera, de fijo, en su turbación, equivocaría las
+medicinas, dándole á beber algo que acelerara su muerte. Lo que hacía
+era vigilar sin descanso, acercarse á menudo á la puerta de la alcoba, y
+ver lo que ocurría, oir la voz del niño delirando ó quejándose; pero si
+los ayes eran muy lastimeros y el delirar muy fuerte, lo que sentía
+Torquemada era un deseo instintivo de echar á correr y ocultarse con su
+dolor en el último rincón del mundo. Aquella tarde le acompañaron un
+rato Bailón, el carnicero de abajo, el sastre del principal y el
+fotógrafo de arriba, esforzándose todos en consolarle con las frases de
+reglamento; mas no acertando Torquemada á sostener la conversación sobre
+tema tan triste les daba las gracias con desatenta sequedad. Todo se le
+volvia suspirar con bramidos, pasearse á trancos, beber buches de agua y
+dar algún puñetazo ea la pared. ¡Tremendo caso aquel! ¡Cuántas
+esperanzas desvanecidas!... ¡Aquella flor del mundo segada y marchita!
+Esto era para volverse loco. Mas natural sería el desquiciamiento
+universal, que la muerte del portentoso niño que había venido á la
+tierra para iluminarla con el fanal de su talento... ¡Bonitas cosas
+hacia Dios, la Humanidad, ó quien quiera que fuese el muy tal y cual que
+inventó el mundo y nos puso en él! Porque si habían de llevarse á
+Valentín, ¿para qué le trajeron acá, dándole á él, al buen Torquemada,
+el privilegio de engendrar tamaño prodigio? ¡Bonito negocio hacía la
+Providencia, la Humanidad, ó el arrastrado Conjunto, como decía Bailón!
+¡Llevarse al niño aquél, lumbrera de la ciencia, y dejar acá todos los
+tontos! ¿Tenía esto sentido común? ¿No había motivo para rebelarse
+contra los de arriba, ponerle como ropa de pascua y mandarles á
+paseo?... Si Valentín se moría, ¿qué quedaba en el mundo obscuridad,
+ignorancia. Y para el padre, ¡que golpe! ¡Porque figurémonos todos lo
+que sería D. Francisco cuando su hijo, ya hombre, empezase á figurar, á
+confundir á todos los sabios, á volver patas arriba la ciencia toda!...
+Torquemada sería en tal caso la segunda persona de la Humanidad: y sólo
+por la gloria de haber engendrado al gran matemático, sería cosa de
+plantarle en un trono. ¡Vaya un ingeniero que sería Valentín si viviese!
+Como que había de hacer unos ferrocarriles que irían de aquí á Pekín en
+cinco minutos, y globos para navegar por los aires, y barcos para andar
+por debajito del agua, y otras cosas nunca vistas ni siquiera soñadas.
+¡Y el planeta se iba á perder estas gangas por una estúpida sentencia de
+los que dan y quitan la vida!... Nada, nada, envidia pura, envidia. Allá
+arriba, en las invisibles cavidades de los altos cielos, alguien se
+había propuesto _fastidiar_ á Torquemada. Pero... pero.... ¿y si no
+fuese envidia, sino castigo? ¿Si se había dispuesto así para anonadar al
+tacaño cruel, al casero tiránico, al prestamista sin entrañas? ¡Ah!
+cuando esta idea entraba en turno, Torquemada sentía impulsos de correr
+hacia la pared más próxima y estrellarse contra ella. Pronto se
+reaccionaba y volvía sobre sí. No, no podía ser castigo, porque él no
+era malo, y si lo fue, ya se enmendaría. Era envidiable, tirria y
+malquerencia que le tenían, por ser autor de tan soberana eminencia.
+Querían truncarle su porvenir y arrebatarle aquella alegría y fortuna
+inmensa de sus últimos años.... Porque su hijo, si viviese, había de
+ganar muchísimo dinero, pero muchísimo, y de aquí la celestial intriga.
+Pero él (lo pensaba lealmente) renunciaría á las ganancias, pecuniarias
+del hijo, con tal que le dejaran la gloria, ¡la gloria! pues para
+negocios, le bastaba con los suyos propios.... El último paroxismo de su
+exaltada mente fue renunciar á todo el _materialismo_ de la ciencia del
+niño, con tal que le dejasen la gloria.
+
+Cuando se quedó solo con él, Bailón le dijo que era preciso tuviese
+filosofía; y como Torquemada no entendiese bien el significado y
+aplicación de tal palabra, explanó la sibila su idea en esta forma:
+«Conviene resignarse, considerando nuestra pequeñez ante estas grandes
+evoluciones de la materia... pues, ó substancia vital. Somos átomos,
+amigo D. Francisco, nada más que unos tontos de átomos. Respetemos las
+disposiciones del grandísimo Todo á que pertenecemos, y vengan penas.
+Para eso está la filosofía, ó si se quiere, la religión: para hacer
+pecho á la adversidad. Pues si no fuera asi, no podríamos vivir.» Todo,
+lo aceptaba Torquemada menos resignarse. No tenía en su alma la fuente
+de donde tal consuelo pudiera salir, y ni siquiera lo comprendía. Como
+el otro, después de haber comido bien, insistiera en aquellas ideas, á
+D. Francisco se le pasaron ganas de darle un par de trompadas,
+destruyendo en un punto el perfil más enérgico que dibujara Miguel
+Ángel. Pero no hizo más que mirarle con ojos terroríficos, y el otro se
+asustó y puso punto en sus teologías.
+
+A prima noche, Quevedito y el otro médico hablaron á Torquemada en
+términos desconsoladores. Tenían poca ó ninguna esperanza, aunque no se
+atrevían á decir en absoluto que la habían perdido, y dejaban abierta la
+puerta á las reparaciones de la naturaleza y á la misericordia de Dios.
+Noche horrible fué aquélla. El pobre Valentín se abrasaba en invisible
+fuego. Su cara encendida y seca, sus ojos iluminados por esplendor
+siniestro, su inquietud ansiosa, sus bruscos saltos en el lecho, cual si
+quisiera huir de algo que le asustaba, eran espectáculo tristísimo que
+oprimía el corazón. Cuando D. Francisco, transido de dolor, se acercaba
+á la abertura de las entornadas batientes de la puerta y echaba hacia
+adentro una mirada tímida, creía escuchar, con la respiración premiosa
+del niño, algo como el chirrido de su carne tostándose en el fuego de la
+calentura. Puso atención á las expresiones incoherentes del delirio, y
+le oyó decir: _«Equis elevado al cuadrado, menos uno, partido por dos,
+más cinco equis menos dos, partido por cuatro, igual equis por equis más
+dos, partido por doce.... Papa, papá, la característica del logaritmo de
+un entero tiene tantas unidades menos una como_....» Ningún tormento de
+la Inquisición iguala al que sufría Torquemada oyendo estas cosas. Eran
+las pavesas del asombroso entendimiento de su hijo, revolando sobre las
+llamas en que éste se consumía. Huyó de allí por no oir la dulce
+vocecita, y estuvo más de media hora echado en el sofá de la sala,
+agarrándose con ambas manos la cabeza como si se le quisiese escapar. De
+improviso se levantó, sacudido por una idea; fué al escritorio donde
+tenía el dinero; sacó un cartucho de monedas que debían de ser
+calderilla, y vacíandoselo en el bolsillo del pantalón, púsose capa y
+sombrero, cogió el llavín, y á la calle.
+
+Salió como si fuera en persecución de un deudor. Después de mucho andar,
+parábase en una esquina, miraba con azoramiento á una parte y otra, y
+vuelta á correr calle adelante, con paso inglés tras de su víctima. Al
+compás de la marcha, sonaba en la pierna derecha el retintín de las
+monedas.... Grandes eran su impaciencia y desazón por no encontrar
+aquella noche lo que otras le salía tan á menudo al paso, molestándole y
+aburriéndole. Por fin... gracias á Dios... acercósele un pobre. «Toma
+hombre, toma: ¿dónde diablos os metéis esta noche? Cuando no hacéis
+falta, salís como moscas, y cuando se os busca, para socorreros, nada
+...» Apareció luego uno de esos mendigos decentes que piden, sombrero en
+mano, con lacrimosa cortesía. «Señor, un pobre cesante.--Tenga, tenga
+más. Aquí estamos los hombres caritativos para acudir á las miserias....
+Dígame: ¿no me pidió usted noches pasadas? Pues sepa que no le di porque
+iba muy de prisa. Y la otra noche y la otra, tampoco le dí porque no
+llevaba suelto: lo que es voluntad la tuve, bien, que la tuve.» Claro es
+que el cesante pordiosero se quedaba viendo visiones, y no sabía cómo
+expresar su gratitud. Más allá, salió de un callejón la fantasma. Era
+una mujer que pide en la parte baja de la calle de la Salud, vestida de
+negro, con un velo espesísimo que le tapa la cara. «Tome, tome,
+señora.... Y que me digan ahora que yo jamás he dado una limosna. ¿Le
+parece á usted qué calumnia? Vaya, que ya habrá usted reunido bastantes
+cuartos esta noche. Como que hay quien dice que pidiendo así, y con ese
+velo por la cara, ha reunido usted un capitalito. Retírese ya, que hace
+mucho frío... y ruegue á Dios por mí.» En la calle del Carmen, en la de
+Preciados y Puerta del Sol, á todos los chiquillos que salían dió su
+perro por barba. «¡Eh! niño, ¿tú pides ó que haces ahí, como un bobo?»
+Esto se lo dijo á un chicuelo que estaba arrimado á la pared, con las
+manos á la espalda, descalzos los pies, el pescuezo envuelto en una
+bufanda. El muchacho alargó la mano aterida. «Toma... Pues qué, ¿no te
+decía el corazón que yo había de venir á socorrerte? ¿Tienes frío y
+hambre? Toma más, y lárgate á tu casa, si la tienes. Aquí estoy yo para
+sacarte de un apuro; digo, para partir contigo un pedazo de pan, porque
+yo también soy pobre y más desgraciado que tú, ¿sabes? porque el frío,
+el hambre, se soportan; pero ¡ay! otras cosas....» Apretó el paso sin
+reparar en la cara burlona de su favorecido, y siguió dando, dando,
+hasta que le quedaron pocas piezas en el bolsillo. Corriendo hacia su
+casa, en retirada, miraba al cielo, cosa en él muy contraria á la
+costumbre, pues si alguna vez lo miró para enterarse del tiempo, jamás,
+hasta aquella noche, lo había contemplado. ¡Cuantísima estrella! Y qué
+claras y resplandecientes, cada una en su sitio, hermosas y graves,
+millones de millones de miradas que no aciertan á ver nuestra pequeñez.
+Lo que más suspendía el ánimo del tacaño era la idea de que todo aquel
+cielo estuviese indiferente á su gran dolor, ó más bien ignorante de él.
+Por lo demás, como bonitas, ¡vaya si eran bonitas las estrellas! Las
+había chicas, medianas y grandes; algo así como pesetas, medios duros y
+duros. Al insigne prestamista le pasó por la cabeza lo siguiente: «Como
+se ponga bueno, me ha de ajustar esta cuenta: si acuñáramos todas las
+estrellas del cielo, ¿cuánto producirían al 5 por 100 de interés
+compuesto en los siglos que van desde que todo eso existe?»
+
+Entró en su casa cerca de la una, sintiendo algún alivio en las
+congojas de su alma; se adormeció vestido, y á la mañana del día
+siguiente la fiebre de Valentín había remitido bastante. ¿Habría
+esperanzas? Los médicos no las daban sino muy vagas, y subordinando su
+fallo al recargo de la tarde. El usurero, excitadísimo, se abrazó á tan
+débil esperanza como el náufrago se agarra á la flotante astilla.
+Viviría, ¡pues no había de vivir!
+
+--Papá--le dijo Rufina llorando,--pídeselo á la Virgen del Carmen, y
+déjate de Humanidades.
+
+--¿Crees tú?... Por mí no ha de quedar. Pero te advierto que no habiendo
+buenas obras no hay que fiarse de la Virgen. Y acciones cristianas
+habrá, cueste lo que cueste: yo te lo aseguro. En las obras de
+misericordia está todo el intríngulis. Yo vestiré desnudos, visitare
+enfermos, consolaré tristes.... Bien sabe Dios que esa es mi voluntad
+bien lo sabe.... No salgamos después con la peripecia de que no lo
+sabía.... Digo, como saberlo, lo sabe.... Falta que quiera.
+
+Vino por la noche el recargo, muy fuerte. Los calomelanos y revulsivos
+no daban resultado alguno. Tenía el pobre niño las piernas abrasadas á
+sinapismos, y la cabeza hecha una lástima con las embrocaciones para
+obtener la erupción artificial. Cuando Rufina le cortó el pelito por la
+tarde, con objeto de despejar el cráneo, Torquemada oía los tijeretazos
+como si se los dieran á él en el corazón. Fué preciso comprar más hielo
+para ponersolo en vejigas en la cabeza, y después hubo que traer el
+iodoformo; recados que el _Peor_ desempeñaba con ardiente actividad,
+saliendo y entrando cada poco tiempo. De vuelta á casa, ya anochecido,
+encontró, al doblar la esquina de la calle de Hita, un anciano mendigo y
+haraposo, con pantalones de soldado, la cabeza al aire, un andrajo de
+chaqueta por los hombros, y mostrando el pecho desnudo. Cara más
+venerable no se podía encontrar sino en las estampas del _Año
+cristiano_. Tenía la barba erizada y la frente llena de arrugas, como
+San Pedro; el cráneo terso, y dos rizados mechones blancos en las
+sienes. «Señor, señor--decía con el temblor de un frío intenso,--mire
+cómo estoy, míreme.» Torquemada pasó de largo, y se detuvo á poca
+distancia; volvió hacia atrás, estuvo un rato vacilando, y al fin siguió
+su camino. En el cerebro le fulguró esta idea: «Si conforme traigo la
+capa nueva, trajera la vieja....»
+
+
+VI
+
+Y al entrar en su casa:
+
+--¡Maldito de mí! No debí dejar escapar aquel acto de cristiandad.
+
+Dejó la medicina que traía, y, cambiando de capa, volvió á echarse á la
+calle. Al poco rato, Rufinita, viéndole entrar en cuerpo, le dijo
+asustada:
+
+--Pero, papá, ¡cómo tienes la cabeza!... ¿En dónde has dejado la capa?
+
+--Hija de mi alma--contestó el tacaño bajando la voz y poniendo una cara
+muy compungida,--tú no comprendes lo que es un buen rasgo de caridad, de
+humanidad.... ¿Preguntas por la capa? Ahí te quiero ver.... Pues se la
+he dado á un pobre viejo, casi desnudo y muerto de frío. Yo soy así: no
+ando con bromas cuando me compadezco del pobre. Podre parecer duro
+algunas veces; pero como me ablande.... Veo que te asustas. ¿Qué vale un
+triste pedazo de paño?
+
+--¿Era la nueva?
+
+--No, la vieja.... Y ahora, créemelo, me remuerde la conciencia por no
+haberle dado la nueva... y se me alborota también por habértelo dicho.
+La caridad no se debe pregonar.
+
+No se habló más de aquello, porque de cosas más graves debían ambos
+ocuparse. Rendida de cansancio, Rufina no podía ya con su cuerpo: cuatro
+noches hacía que no se acostaba; pero su valeroso espíritu la sostenía
+siempre en pie, diligente y amorosa como una hermana de la caridad.
+Gracias á la asistenta que tenían en casa; la señorita podía descansar
+algunos ratos; y para ayudar á la asistenta en los trabajos de la
+cocina, quedábase allí por las tardes la trapera de la casa, viejecita
+que recogía las basuras y los pocos desperdicios de la comida, _ab
+initio_, ó sea desde que Torquemada y Doña Silvia se casaron, y lo mismo
+había hecho en la casa de los padres de Doña Silvia. Llamábanla la _tía
+Roma_, no sé por qué (me inclino á creer que este nombre es corrupción
+de Jerónima), y era tan vieja, tan vieja y tan fea, que su cara parecía
+un puñado de telarañas revueltas con ceniza; su nariz de corcho ya no
+tenía forma; su boca redonda y sin dientes, menguaba ó crecía, según la
+distensión de las arrugas que la formaban. Más arriba, entre aquel
+revoltijo de piel polvorosa, lucían los ojos de pescado, dentro de un
+cerco de pimentón húmedo. Lo demás de la persona desaparecía bajo un
+envoltorio de trapos y dentro de la remendada falda, en la cual había
+restos de un traje de la madre de Doña Silvia, cuando era polla. Esta
+pobre mujer tenía gran apego á la casa, cuyas barreduras había recogido
+diariamente durante luengos años; tuvo en gran estimación á Doña Silvia,
+la cual nunca quiso dar á nadie más que á ella los huesos, mendrugos y
+piltrafas sobrantes, y amaba entrañablemente á los niños, principalmente
+á Valentín, delante de quien se prosternaba con admiración
+supersticiosa. Al verle con aquella enfermedad tan mala, que era, según
+ella, una reventazón del talento en la cabeza, la tía roma no tenía
+sosiego: iba mañana y tarde á enterarse; penetraba en la alcoba del
+chico, y permanecía largo rato sentada junto al lecho, mirándole
+silenciosa, sus ojos como dos fuentes inagotables que inundaban de
+lágrimas los flácidos pergaminos de la cara y pescuezo.
+
+Salió la trapera del cuarto para volverse á la cocina, y en el comedor
+se encontró al amo que, sentado junto á la mesa y de bruces en ella,
+parecía entregarse á profundas meditaciones. La tía Roma, con el largo
+trato y su metimiento en la familia, se tomaba confianzas con él....
+«Rece, rece--le dijo, poniéndose delante y dando vueltas al pañuelo con
+que pensaba enjugar el llanto caudaloso,--rece, que buena falta le
+hace.... ¡Pobre hijo de mis entrañas, qué malito está!... Mire, mire
+(señalando al encerado) las cosas tan guapas que escribió en ese
+bastidor negro. Yo no entiendo lo que dice... pero á cuenta que dirá
+que debemos ser buenos.... ¡Sabe más ese ángel!... Como que por eso Dios
+no nos le quiere dejar....
+
+--¿Qué sabes tú, tía Roma?--dijo Torquemada poniéndose lívido.--Nos le
+dejará. ¿Acaso piensas tú que yo soy tirano y perverso, como creen los
+tontos y algunos perdidos, malos pagadores?... Si uno se descuida, le
+forman la reputación más perra del mundo.... Pero Dios sabe la
+verdad.... Si he hecho ó no he hecho caridades en estos días, eso no es
+cuenta de nadie: no me gusta que me averigüen y pongan en carteles mis
+buenas acciones.... Reza tú también, reza mucho hasta que se te seque la
+boca, que tú debes de ser allá muy bien mirada, porque en tu vida has
+tenido una peseta.... Yo me vuelvo loco, y me pregunto qué culpa tengo
+yo de haber ganado algunos jeringados reales.... ¡Ay, tía Roma, si
+vieras cómo tengo mi alma! Pídele á Dios que se nos conserve Valentín,
+porque si se nos muere, yo no sé lo que pasará: yo me volveré loco,
+saldré á la calle y mataré á alguien. Mi hijo es mío, ¡puñales! y la
+gloria del mundo. ¡Al que me le quite...!
+
+--¡Ay qué pena!--murmuró la vieja ahogándose.--Pero quien sabe... puede
+que la Virgen haga el milagro.... Yo se lo estoy pidiendo con muchísima
+devoción. Empuje usted por su lado y prometa ser tan siquiera regular.
+
+--Pues por prometido no quedará.... Tía Roma déjame... déjame sólo. No
+quiero ver á nadie. Me entiendo mejor solo con mi afán.»
+
+La anciana salió gimiendo, y D. Francisco, puestas las manos sobre la
+mesa, apoyó en ellas su frente ardorosa. Así estuvo no sé cuánto tiempo,
+hasta que le hizo variar de postura su amigo Bailón, dándole palmadas en
+el hombro y diciéndole: «No hay que amilanarse. Pongamos cara de vaqueta
+a la desgracia, y no permitamos que nos acoquine la muy... Déjese para
+las mujeres la cobardía. Ante la Naturaleza, ante el sublime Conjunto,
+somos unos pedazos de átomos que no sabemos de la misa la media.
+
+--Váyase usted al rábano con sus Conjuntos y sus papás,--le dijo
+Torquemada echando lumbre por los ojos.»
+
+Bailón no insistió; y juzgando que lo mejor era distraerle, apartando su
+pensamiento de aquellas sombrías tristezas, pasado un ratito le habló de
+cierto negocio que traía en la mollera.
+
+Como quiera que el arrendatario de sus ganados asnales y cabríos hubiese
+rescindido el contrato, Bailón decidió explotar aquella industria en
+gran escala, poniendo un gran establecimiento de leches á estilo moderno
+con servicio puntual á domicilio, precios arreglados, local elegante,
+teléfono, etc.... Lo había estudiado, y.... Créame usted amigo D.
+Francisco, es un negocio seguro, mayormente si añadimos el ramo de
+vacas, porque en Madrid las leches....
+
+--Déjeme usted á mí de leches y de.... ¿Qué tengo yo que ver con burras
+ni con vacas?--gritó el _Peor_ poniéndose en pie y mirándole con
+desprecio.--Me ve cómo estoy, ¡puñales! muerto de pena, y me viene á
+hablar de la condenada leche.... Hábleme de cómo se consigue que Dios
+nos haga caso cuando pedimos lo que necesitamos, hábleme de lo que...
+no sé cómo explicarlo... de lo que significa ser bueno y ser malo...
+porque, ó yo soy un zote, ó ésta es de las cosas que tienen más
+busilis....
+
+--¡Vaya si lo tienen, vaya si lo tienen, carambita!» dijo la sibila con
+expresión de suficiencia, moviendo la cabeza y entornando los ojos.
+
+En aquel momento tenía el hombre actitud muy diferente de la de su
+similar en la Capilla Sixtina: sentado, las manos sobre el puño del
+bastón, éste entre las piernas, las piernas dobladas con igualdad: el
+sombrero caído para atrás, el cuerpo atlético desfigurado dentro del
+gabán de solapas aceitosas, los hombros y cuello plagados de caspa. Y
+sin embargo de estas prosas, el muy arrastrado se parecía al Dante y
+¡había sido sacerdote en Egipto! Cosas de la picara humanidad....
+
+«Vaya si lo tienen--repitió la sibila, preparándose á ilustrar á su
+amigo con una opinión cardinal.--¡Lo bueno y lo malo... como quien
+dice, luz y tinieblas!»
+
+Bailón hablaba de muy distinta manera de como escribía. Esto es muy
+común. Pero aquella vez la solemnidad del caso exaltó tanto su magín,
+que se le vinieron a la bocalos conceptos en la forma propia de su
+escuela literaria. «He aquí que el hombre vacila y se confunde ante el
+gran problema. ¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? Hijo mío, abre tus oídos
+a la verdad y tus ojos a la luz. El bien es amar a nuestros semejantes.
+Amemos y sabremos lo que es el bien; aborrezcamos y sabremos lo que es
+el mal. Hagamos bien a los que nos aborrecen, y las espinas se nos
+volverán flores. Esto dijo el justo, esto digo yo... Sabiduría de
+sabidurías, y ciencia de ciencias».
+
+--Sabidurías y armas al hombro--gruñó Torquemada con abatimiento.--Eso
+ya lo sabía yo... pues lo de _al prójimo contra una esquina_ siempre me
+ha parecido una barbaridad. No hablemos más de eso.... No quiero pensar
+en cosas tristes. No digo más sino que si se me muere el hijo... vamos,
+no quiero pensarlo... si se me muere, lo mismo me da lo blanco que lo
+negro....
+
+En aquél momento oyóse un grito áspero, estridente, lanzado por
+Valentín, y que á entrambos los dejó suspensos de terror. Era el grito
+meníngeo, semejante al alarido del pavo real. Este extraño síntoma
+encefálico se había iniciado aquel día por la mañana, y revelaba el
+gravísimo y pavoroso curso de la enfermedad del pobre niño matemático.
+Torquemada se hubiera escondido en el centro de la tierra para no oír
+tal grito: metióse en su despacho sin hacer caso de las exhortaciones de
+Bailón, y dando á éste con la puerta en el hocico dantesco. Desde el
+pasillo le sintieron abriendo el cajón de su mesa, y al poco rato
+apareció guardando algo en el bolsillo interior de la americana. Cogió
+el sombrero, y sin decir nada se fue á la calle.
+
+Explicaré lo que esto significaba y á dónde iba con su cuerpo aquella
+tarde el desventurado Don Francisco. El día mismo en que cayó malo
+Valentín, recibió su padre carta de un antiguo y sacrificado cliente ó
+deudor suyo, pidiéndole préstamo con garantía de los muebles de la casa.
+Las relaciones entre la víctima y el inquisidor databan de larga fecha,
+y las ganancias obtenidas por éste habían sido enormes, porque el otro
+era débil, muy delicado, y se dejaba desollar, freir y escabechar como
+si hubiera nacido para eso. Hay personas así. Pero llegaron tiempos
+penosísimos, y el señor aquél no podía recoger su papel. Cada lunes y
+cada martes, el _Peor_ le embestía, le mareaba, le ponía la cuerda al
+cuello y tiraba muy fuerte, sin conseguir sacarle ni los intereses
+vencidos. Fácilmente se comprenderá la ira del tacaño al recibir la
+cartita pidiendo un nuevo préstamo. ¡Qué atroz insolencia! Le habría
+contestado mandándole á paseo, si la enfermedad del niño no le trajera
+tan afligido y sin ganas de pensar en negocios. Pasaron dos días, y allá
+te va otra esquela angustiosa, de _in exiremis_, como pidiendo la
+Unción. En aquellas cortas líneas en que víctima invocaba los _hidalgas
+sentimientos_ de verdugo, se hablaba de un compromiso de honor,
+proponíanse las condiciones más espantosas, pasaba por todo con tal de
+ablandar el corazon de bronce del usurero, y obtener de él la
+afirmativa. Pues cogió mi hombre la carta, y hecha pedazos la tiró á la
+cesta de papeles, no volvido á acordarse más de semejante cosa. ¡Buena
+tenía él la cabeza para pensar en los compromisos y apuros de nadie,
+aunque fueran los del mismísimo Verbo?
+
+Pero llegó la ocasión aquélla antes descrita, el coloquio con la tía
+Roma y con D. José, el grito de Valentín, y he aquí que al judío le da
+como una corazonada, se le enciende en la mollera fuego de inspiración,
+trinca el sombrero y se va derecho en busca de su desdichado cliente. El
+cual era apreciable persona, sólo que de cortos alcances, con un
+familión sin fin, y una señora á quien le daba el hipo por lo elegante.
+Había desempeñado el tal buenos destinos en la Península, y en Ultramar,
+y lo que trajo de allá, no mucho, porque era hombre de bien, se lo afanó
+el usurero en menos de un año. Después le cayó la herencia de un tío;
+pero como la señora tenía unos condenados _jueves_ para reunir y
+agasajar á la mejor sociedad, los cuartos de la herencia se escurrían de
+lo lindo, y sin saber cómo ni cuándo, fueron á parar al bolsón de
+Torquemada. Yo no sé qué demonios tenía el dinero de aquella casa, que
+era como un acero para correr hacia el imán del maldecido prestamista.
+Lo peor del caso es que aun después de hallarse la familia con el agua
+al pescuezo, todavía la tarasca aquella tan _fashionable_ encargaba
+vestidos á París, invitaba a sus amigas para un _five o'clock tea_, ó
+imaginaba cualquier otra majadería por el estilo.
+
+Pues, señor, ahí va D. Francisco hacia la casa del señor aquél, que, á
+juzgar por los términos aflictivos de la carta, debía de estar á punto
+de caer, con toda su elegancia y sus tés, en los tribunales, y de
+exponer á la burla y á la deshonra un nombre respetable. Por el camino
+sintió el tacaño que le tiraban de la capa. Volvióse... ¿y quién creéis
+que era? Pues una mujer que parecía la Magdalena por su cara dolorida y
+por su hermoso pelo, mal encubierto con pañuelo de cuadros rojos y
+azules. El palmito era de la mejor ley; pero muy ajado ya por fatigosas
+campañas. Bien se conocía en ella á la mujer que sabe vestirse, aunque
+iba en aquella ocasión hecha un pingo, casi indecente, con falda
+remendada, mantón de ala de mosca y unas botas.... ¡Dios, qué botas, y
+cómo desfiguraban aquel pie tan bonito.
+
+--¡Isidora!...--exclamó D. Francisco, poniendo cara de regocijo, cosa en
+él muy desusada.--¿A dónde va usted con ese ajetreado cuerpo?
+
+--Iba a su casa. Sr. D. Francisco, tenga compasión de nosotros... ¿Por
+qué es usted tan tirano y tan de piedra? ¿No ve cómo estamos? ¿No tiene
+tan siquiera un poquito de humanidad?
+
+--Hija de mi alma, usted me juzga mal... ¿Y si yo le dijera ahora que
+iba pensando en usted... que me acordaba del recado que me mandó ayer
+por el hijo de la portera... y de lo que usted misma me dijo anteayer
+en la calle?
+
+--¡Vaya, que no hacerse cargo de nuestra situación!--dijo la mujer
+echándose á llorar.--Martín muriéndose... el pobrecito... en aquel
+buhardillón helado.... Ni cama, ni medicinas, ni con qué poner un triste
+puchero para darle una taza de caldo.... ¡Qué dolor! Don Francisco,
+tenga cristiandad y no nos abandone. Cierto que no tenemos crédito; pero
+á Martín le quedan media docena de estudios muy bonitos.... Verá usted
+... el de la sierra de Guadarrama, precioso... el de La Granja, con
+aquellos arbolitos... también, y el de... qué sé yo qué. Todos muy
+bonitos: Se los llevaré... pero no sea malo y compadézcase del pobre
+artista....
+
+--Eh... eh... no llore, mujer.... Mire que yo estoy montado á pelo...
+tengo una aflicción tal dentro de mi alma, Isidora, que... si sigue
+usted llorando, también yo soltaré el trapo. Vayase á su casa, y
+espéreme allí. Iré dentro de un ratito.... ¿Qué... duda de mi palabra?
+
+--¿Pero de veras que va? No me engañe, por la Virgen Santísima.
+
+--¿Pero la he engañado yo alguna vez? Otra queja podrá tener de mí; pero
+lo que es esa....
+
+--¿Le espero de verdad?... ¡Qué bueno será usted si va y nos socorre!...
+¡Martín se pondrá más contento cuando se lo diga!
+
+--Vayase tranquila.... Aguárdeme, y mientras llego pídale á Dios por mí
+con todo el fervor que pueda.
+
+
+VII
+
+No tardó en llegar á la casa del cliente, la cual era un principal muy
+bueno, amueblado con mucho lujo y elegancia, con _vistas á San
+Bernardino_. Mientras aguardaba á ser introducido, el _Peor_ contempló
+el hermoso perchero y los soberbios cortinajes de la sala, que por la
+entornada puerta se alcanzaban á ver, y tanta magnificencia le sugirió
+estas reflexiones: «En lo tocante á los muebles, como buenos lo son...
+vaya si lo son.» Recibióle el amigo en su despacho; y apenas Torquemada
+le preguntó por la familia, dejóse caer en una silla con muestras de
+gran consternación. «¿Pero qué le pasa?--le dijo el otro.
+
+--No me hable usted, no me hable usted, señor D. Juan. Estoy con el alma
+en un hilo.... ¡Mi hijo...!
+
+--¡Pobrecito! Sé que está muy malo.... ¿Pero no tiene usted esperanzas?
+
+--No, señor.... Digo, esperanzas, lo que se llama esperanzas.... No sé;
+estoy loco; mi cabeza es un volcán....
+
+--¡Sé lo que es eso!--observó el otro con tristeza.--He perdido dos
+hijos que eran mi encanto: el uno de cuatro años, el otro de once.
+
+--Pero su dolor de usted no puede ser como el mío. Yo padre, no me
+parezco á los demás padres, porque mi hijo no es como los demás hijos:
+es un milagro de sabiduría.... ¡Ay, D. Juan, Don Juan de mi alma, tenga
+usted compasión de mí! Pues verá usted.... Al recibir su carta primera,
+no pude ocuparme.... La aflicción no me dejaba pensar... Pero me
+acordaba de usted y decía: «Aquel pobre D. Juan, ¡qué amarguras estará
+pasando!...» Recibo la segunda esquela y entonces digo: «Ea, pues lo que
+es yo no le dejo en ese pantano. Debemos ayudarnos los unos á los otros
+en nuestras desgracias.» Así pensé; sólo que con la batahola que hay en
+casa, no tuve tiempo de venir ni de contestar.... Pero hoy, aunque
+estaba medio muerto de pena, dije: «Voy, voy al momento á sacar del
+purgatorio á ese buen amigo D. Juan...» y aquí estoy para decirle que
+aunque me debe usted setenta y tantos mil reales, que hacen más de
+noventa con los intereses no percibidos, y aunque he tenido que darle
+varias prórrogas, y... francamente... me temo tener que darle alguna
+más, estoy decidido á hacerle á usted ese préstamo sobre los muebles
+para que evite la peripecia que se le viene encima.
+
+--Ya está evitada--replicó D. Juan, mirando al prestamista con la mayor
+frialdad.--Ya no necesito el préstamo.
+
+--¡Que no lo necesita!--exclamó el tacaño desconcertado.--Repare usted
+una cosa, D. Juan. Se lo hago á usted... al doce por ciento.
+
+Y viendo que el otro hacía signos negativos, levantóse, y recogiendo la
+capa, que se le caía, dió algunos pasos hacia D. Juan, le puso la mano
+en el hombro y le dijo:
+
+«Es que usted no quiere tratar conmigo, por aquello de si soy ó no soy
+agarrado. ¡Me parece á mí que un doce! ¿Cuándo las habrá visto usted más
+gordas!
+
+--Me parece muy razonable el interés; pero, lo repito, ya no me hace
+falta.
+
+--¿Se ha sacado usted el premio gordo, por vida de...!--exclamó
+Torquemada con grosería--D. Juan, no gaste usted bromas conmigo.... ¿Es
+que duda de que le hable con seriedad? Porque eso de que no le hace
+falta.... ¡rábano!... ¡á usted que sería capaz de tragarse, no digo yo
+este pico, sino la Casa de la Moneda enterita... D. Juan. Don Juan,
+sepa usted, si no lo sabe, que yo tan bién tengo mi humanidad como
+cualquier hijo de vecino, que me intereso por el prójimo hasta que
+favorezco á los que me aborrecen. Usted me odia, D. Juan, usted me
+detesta, no me lo niegue, porque no me puede pagar: esto es claro. Pues
+bien: para que vea usted de lo que soy capaz, se lo doy al cinco... ¡al
+cinco!»
+
+Y como el otro repitiera con la cabeza los signos negativos, Torquemada
+se desconcertó más, y alzando los brazos, con lo cual dicho se está que
+la capa fué á parar al suelo, soltó esta andanada:
+
+«¡Tampoco al cinco!... Pues, hombre, menos que el cinco, ¡caracoles!...
+á no ser que quiera que le dé también la camisa que llevo puesta....
+¿Cuando se ha visto usted en otra?... Pues no sé qué quiere el ángel de
+Dios.... De esta hecha, me vuelvo loco. Para que vea, para que vea hasta
+dónde llega mi generosidad: se lo doy sin interés.
+
+--Muchas gracias, amigo D. Francisco. No dudo de sus buenas intenciones.
+Pero ya nos hemos arreglado. Viendo que usted no me contestaba, me fuí á
+dar con un pariente, y tuve ánimos para contarle mi triste situación.
+¡Ojalá lo hubiera hecho antes!
+
+--Pues aviado está el pariente.... Ya puede decir que ha hecho un pan
+como unas hostias.... Con muchos negocios de esos.... En fin, usted no
+lo ha querido de mí, usted se lo pierde. Vaya diciendo ahora que no
+tengo buen corazón, quien no lo tiene es usted....
+
+--¿Yo? Esa sí que es salada.
+
+--Sí, usted, usted (con despecho). En fin, me las guillo, que me
+aguardan en otra parte donde hago muchísima falta, donde me están
+esperando como agua de Mayo. Aquí estoy de más. Abur....»
+
+Despidióle D. Juan en la puerta, y Torquemada bajó la escalera
+refunfuñando: «No se puede tratar con gente mal agradecida. Voy á
+entenderme con aquellos pobrecitos.... ¡Qué será de ellos sin mí!»
+
+No tardó en llegar á la otra casa, donde le aguardaban con tanta
+ansiedad. Era en la calle de la Luna, edificio de buena apariencia, que
+albergaba en el principal á un aristócrata; más arriba familias
+modestas, y en el techo un enjambre de pobres. Torquemada recorrió el
+pasillo obscuro buscando una puerta. Los números de éstas eran inútiles,
+porque no se veían. La suerte fué que Isidora le sintió los pasos y
+abrió.
+
+«¡Ah! vivan los hombres de palabra. Pase, pase.»
+
+Hallose D. Francisco dentro de una estancia cuyo inclinado techo tocaba
+al piso por la parte contraria a la puerta; arriba, un ventanón con
+algunos de sus vidrios rotos, tapados con trapos y papeles; el suelo, de
+baldosín, cubierto a trechos de pedazos de alfombra; a un lado un baúl
+abierto, dos sillas, un anafre con lumbre; a otro, una cama, sobre la
+cual, entre mantas y ropas diversas, medio vestido y medio abrigado,
+yacía un hombre como de treinta años, guapo, de barba puntiaguda, ojos
+grandes, frente hermosa, demacrado y con los pómulos ligeramente
+encendidos; en las sienes una depresión verdosa, y las orejas
+transparentes como la cera de los devotos que se cuelgan en los altares.
+Torquemada le miró sin contestar al saludo y pensaba así: «El pobre está
+más tísico que la Traviatta. ¡Lástima de muchacho! Tan buen pintor y tan
+mala cabeza... ¡Habría podido ganar tanto dinero!».
+
+--Ya ve usted, D. Francisco, cómo estoy... con este catarrazo que no me
+quiere dejar. Siéntese.... ¡Cuanto le agradezco su bondad!
+
+--No hay que agradecer nada.... Pues no faltaba más. ¿No nos manda Dios
+vestir á los enfermos, dar de beber al triste, visitar al desnudo?...
+¡Ay! todo lo trabuco. ¡Qué cabeza!... Decía que para aliviar las
+desgracias estamos los hombres de corazón blando... sí, señor.»
+
+Miró las paredes del buhardillón, cubiertas en gran parte por multitud
+de estudios de paisajes, algunos con el cielo para abajo, clavados en la
+pared ó arrimados á ella.
+
+«Bonitas cosas hay todavía por aquí.
+
+--En cuanto suelte el constipado, voy á salir al campo--dijo el enfermo,
+los ojos iluminados por la fiebre.--¡Tengo una idea, qué idea!... Creo
+que me pondré bueno de ocho á diez días, si usted me socorre, D.
+Francisco; y en seguida al campo, al campo....
+
+--Al camposanto es á donde tu vas prontito--pensó Torquemada; y luego en
+alta voz:--Sí, eso es cuestión de ocho ó diez días... nada más....
+Luego, saldrá usted por ahí... en un coche.... ¿Sabe usted que la
+buhardilla es fresquecita?... ¡Caramba! Déjeme embozar en la capa.
+
+--Pues asómbrese usted--dijo el enfermo incorporándose.--Aquí me he
+puesto algo mejor. Los últimos días que pasamos en el estudio... que se
+lo cuente á usted Isidora... estuve malísimo; como que nos asustamos,
+y....»
+
+Le entró tan fuerte golpe de tos, que parecía que se ahogaba. Isidora
+acudió á incorporarle, levantando las almohadas. Los ojos del infeliz
+parecía que se saltaban, sus deshechos pulmones agitábanse
+trabajosamente como fuelles rotos que no pueden expeler ni aspirar el
+aire; crispaba los dedos, quedando al fin postrado y como sin vida.
+Isidora le enjugó el sudor de la frente, puso en orden la ropa que por
+ambos lados del angosto lecho se caía, y le dió á beber un calmante.
+
+«¡Pero qué pasmo tan atroz he cogido!...--exclamó el artista al
+reponerse del acceso.
+
+--Habla lo menos posible--le aconsejó Isidora.
+
+--Yo me entenderé con D. Francisco: verás cómo nos arreglamos. Este D.
+Francisco es más bueno de lo que parece: es un santo disfrazado de
+diablo, ¿verdad?»
+
+Al reirse mostró su dentadura incomparable una de las pocas gracias que
+le quedaban en su decadencia triste. Torquemada, echándose el de
+bondadoso, la hizo sentar á su lado y le puso la mano en el hombro,
+diciéndole: «Ya lo creo que nos arreglaremos.... Como que con usted se
+puede entender uno fácilmente; porque usted, Isidorita, no es como esas
+otras mujeronas que no tienen educación. Usted es una persona decente
+que ha venido á menos, y tiene todo el aquél de mujer fina, como hija
+neta de marqueses.... Bien lo sé... y que le quitaron la posición que
+le corresponde esos pillos de la curia....
+
+--¡Ay, Jesús!--exclamó Isidora, exhalando en un suspiro todas las
+remembranzas tristes y alegres de su novelesco pasado.--No hablemos de
+eso.... Pongámonos en la realidad. D. Francisco, ¿se ha hecho cargo de
+nuestra situación? A Martín le embargaron el estudio. Las deudas eran
+tantas, que no pudimos salvar más que lo que usted ve aquí. Después
+hemos tenido que empeñar toda su ropa y la mía para poder comer.... No
+me queda más que lo puesto... ¡mire usted qué facha! y á él nada, lo
+que ve usted sobre la cama. Necesitamos desempeñar lo preciso; tomar una
+habitacioncita más abrigada, la del tercero, que está con papeles;
+encender lumbre, comprar medicinas, poner siquiera un buen cocido todos
+los días.... Un señor de la beneficencia domiciliaria me trajo ayer dos
+bonos, y me mandó ir allá, a donde está la oficina; pero tengo vergüenza
+de presentarme con esta facha.... Los que hemos nacido en cierta
+posición, Sr. D. Francisco, por mucho que caigamos, nunca caemos hasta
+lo hondo.... Pero vamos al caso: para todo eso que le he dicho, y para
+que Martín se reponga y pueda salir al campo, necesitamos tres mil
+reales... y no digo cuatro porque no se asuste. Es lo último. Sí, D.
+Francisquito de mi alma, y confiamos en su buen corazón.
+
+--¡Tres mil reales!--dijo el usurero poniendo la cara de duda reflexiva
+que para los casos de benevolencia tenía; cara que era ya en él como una
+fórmula dilatoria, de las que se usan en diplomacia.--¡Tres mil
+realetes!... Hija de mi alma, mire usted.»
+
+Y haciendo con los dedos pulgar é índice una perfecta rosquilla, se la
+presentó á Isidora, y prosiguió así: «No sé si podré disponer de los
+tres mil reales en el momento. De todos modos, me parece que podrían
+ustedes arreglarse con menos. Piénselo bien, y ajuste sus cuentas. Yo
+estoy decidido á protegerles y ayudarles para que mejoren de suerte....
+llegaré hasta el sacrificio hasta quitarme el pan de la boca para que
+ustedes maten el hambre; pero... pero reparen que debo mirar también
+por mis intereses....
+
+--Pongamos el interés que quiera, D. Francisco--dijo con énfasis el
+enfermo, que por lo visto, deseaba acabar pronto.
+
+--No me refiero al materialismo del rédito dinero, sino á mis
+intereses, claro, á mis intereses. Y doy por hecho que ustedes piensan
+pagarme algún día.
+
+--Pues claro--replicaron á una Martín á Isidora.»
+
+Y Torquemada para su coleto: «El día del Juicio por la tarde me
+pagaréis: ya sé que éste es dinero perdido.»
+
+El enfermo se incorporó en su lecho, y con cierta exaltación dijo al
+prestamista:
+
+«Amigo, ¿cree usted que mi tía, la que está en Puerto Rico, ha de
+dejarme en esta situación cuando se entere? Ya estoy viendo la letra de
+cuatrocientos ó quinientos pesos que me ha de mandar. Le escribí por el
+correo pasado.
+
+--Como no te mande tu tía quinientos puñales--pensó Torquemada. Y en voz
+alta:--Y alguna garantía me han de dar ustedes también... digo, me
+parece que....
+
+--¡Toma! los estudios. Escoja los que quiera.»
+
+Echando en redondo una mirada pericial, Torquemada explanó su
+pensamiento en esta forma: «Bueno, amigos míos: voy á decirles una cosa
+que les va á dejar turulatos. Me he compadecido de tanta miseria; yo no
+puedo ver una desgracia semejante sin acudir al instante á remediarla.
+¡Ah! ¿qué idea teníais de mí? Porque otra vez me debieron un pico y les
+apuré y les ahogué, ¿creen que soy de mármol? Tontos, era porque
+entonces les ví triunfando y gastando, y francamente, el dinero que yo
+gano con tanto afán no es para tirado en francachelas. No me conocéis,
+os aseguro que no me conocéis. Comparen la tiranía de esos chupones que
+les embargaron el estudio y os dejaron en cueros vivos; comparen eso,
+digo, con mi generosidad, y con este corazón tierno que me ha dado
+Dios.... Soy tan bueno, tan bueno, que yo mismo me tengo que alabar y
+darme las gracias por el bien que hago. Pues verán qué golpe. Miren....»
+
+Volvió á aparecer la rosquilla, acompañada de estas graves palabras:
+«Les voy á dar los tres mil reales, y se los voy á dar ahora mismo...
+pero no es eso lo más gordo, sino que se los voy á dar sin intereses....
+Qué tal, ¿es esto rasgo ó no es rasgo?
+
+--D. Francisco--exclamó Isidora con efusión,--déjeme que le dé un
+abrazo.
+
+--Y yo le daré otro si viene acá--gritó el enfermo queriendo echarse
+fuera de la cama.
+
+--Sí, vengan todos los cariños que queráis--dijo el tacaño, dejándose
+abrazar por ambos.--Pero no me alaben mucho, porque estas acciones son
+deber de toda persona que mire por la Humanidad, y no tienen gran
+mérito.... Abrécenme otra vez, como si fuera vuestro padre, y
+compadézcanme, que yo también lo necesito.... En fe que se me saltan las
+lágrimas si me descuido porque soy tan compasivo... tan....
+
+--D. Francisco de mis entretelas--declaró el tísico arropándose bien
+otra vez con aquellos andrajos,--es usted la persona más cristiana, más
+completa y más humanitaria que hay bajo el sol. Isidora, trae el
+tintero, la pluma y el papel sellado que compraste ayer, que voy á hacer
+un pagaré.»
+
+La otra le llevó lo pedido; y mientras el desgraciado joven escribía,
+Torquemada, meditabundo y con la frente apoyada en un solo dedo, fijaba
+en el suelo su mirar reflexivo. Al coger el documento que Isidora le
+presentaba, miró á sus deudores con expresión paternal, y echó el
+registro afeminado y dulzón de su voz para decirles: «Hijos de mi alma,
+no me conocéis, repito que no me conocéis. Pensáis sin duda que voy à
+guardarme este pagaré.... Sois unos bobalicones. Cuando yo hago una obra
+de caridad, allá te va de veras, con el alma y con la vida. No os presto
+los tres mil reales, os los regalo, por vuestra linda cara. Mirad lo que
+hago: ras, ras....»
+
+Rompió el papel. Isidora y Martín lo creyeron porque lo estaban viendo;
+que si no, no lo hubieran creído.
+
+«Eso se llama hombre cabal.... D. Francisco, muchísimas gracias--dijo
+Isidora conmovida. Y el otro, tapándose la boca con las sábanas para
+contener el acceso de tos que se iniciaba:
+
+--¡María Santísima, qué hombre tan bueno!
+
+--Lo único que haré--dijo D. Francisco levantándose y examinando de
+cerca los cuadros,--es aceptar un par de estudios, como recuerdo....
+Este de las montañas nevadas y aquél de los burros pastando.... Mire
+usted, Martín, también me llevaré, si le parece, aquella marinita y este
+puente con hiedra....»
+
+A Martín le había entrado el acceso y se asfixiaba. Isidora, acudiendo á
+auxiliarle, dirigió una mirada furtiva á las tablas y al escrutinio y
+elección que de ellas hacía el aprovechado prestamista.
+
+«Los acepto como recuerdo--dijo éste apartándolos;--y si les parece
+bien, también me llevaré este otro.... Una cosa tengo que advertirles:
+si temen que con las mudanzas se estropeen estas pinturas, llévenmelas á
+casa, que allí las guardaré y pueden recogerlas el día que quieran....
+Vaya? ¿va pasando esa condenada tos? La semana que entra ya no toserá
+usted nada, pero nada. Irá usted al campo... allá por el puente de San
+Isidro.... Pero ¡que cabeza la mía...! se me olvidaba lo principal, que
+es darles los tres mil reales.
+
+Venga acá, Isidorita, entérese bien... Un billete de cien pesetas,
+otro, otro... (Los iba contando mojaba los dedos con saliva á cada
+billete, para que no se pegaran.) Setecientas pesetas... tengo billete
+de cincuenta, hija. Otro día lo da.
+
+Tienen ahí ciento cuarenta duros, ó sean dos ochocientos reales....»
+
+
+VIII
+
+Al ver el dinero, Isidora casi lloraba de gusto, y el enfermo se animó
+tanto que parecía haber recobrado la salud. ¡Pobrecillos, estaban tan
+mal, habían pasado tan horribles escaseces y miserias! Dos años antes se
+conocieron en casa de un prestamista que á entrambos les desollaba
+vivos. Se confiaron su situación respectiva, se compadecieron y se
+amaron: aquella misma noche durmió Isidora en el estudio. El desgraciado
+artista y la mujer perdida hicieron el pacto de fundir sus miserias en
+una sola, y de ahogar sus penas en el dulce licor de una confianza
+enteramente conyugal. El amor les hizo llevadera la desgracia. Se
+casaron en el ara del amancebamiento, y á los dos dias de unión se
+querían de veras y hallábanse dispuestos á morirse juntos y á partir lo
+poco bueno y lo mucho malo que la vida pudiera traerles. Lucharon contra
+la pobreza, contra la usura, y sucumbieron sin dejar de quererse: él
+siempre amante, solícita y cariñosa ella; ejemplo ambos de abnegación,
+de esas altas virtudes que se esconden avergonzadas para que no las vean
+la ley y la religión, como el noble haraposo se esconde de sus iguales
+bien vestidos.
+
+Volvió á abrazarles Torquemada, diciéndoles con melosa voz: «Hijos míos,
+sed buenos y que os aproveche el ejemplo que os doy. Favoreced al pobre,
+amad al prójimo, y así como yo os he compadecido, compadecedme á mí,
+porque soy muy desgraciado.
+
+--Ya sé--dijo Isidora, desprendiéndose de los brazos del avaro,--que
+tiene usted al niño malo. ¡Pobrecito! Verá usted cómo se le pone bueno
+ahora....
+
+--¡Ahora! ¿Por qué ahora?--preguntó Torquemada con ansiedad muy viva.
+
+--Pues... qué sé yo.... Me parece que Dios le ha de favorecer, le ha de
+premiar sus buenas obras....
+
+--¡Oh! si mi hijo se muere--afirmó D. Francisco con desesperación,--no
+sé qué va á ser de mí.
+
+--No hay que hablar de morirse--gritó el enfermo, á quien la posesión de
+los santos cuartos había despabilado y excitado cual si fuera una toma
+del estimulante más enérgico.--¿Qué es eso de morirse? Aquí no se muere
+nadie. D. Francisco, el niño no se muere. Pues no faltaba mas. ¿Qué
+tiene? ¿Meningitis? Yo tuve una muy fuerte á los diez años; y ya me
+daban por muerto, cuando entré en reacción, y viví y aquí me tiene usted
+dispuesto á llegar á viejo, y llegaré, porque lo que es el catarro,
+ahora lo largo. Vivirá el niño, D. Francisco, no tenga duda; vivirá.
+
+--Vivirá--repitió Isidora:--yo se lo voy á pedir á la Virgencita del
+Carmen.
+
+--Sí, hija, á la Virgen del Carmen--dijo Torquemada llevándose el
+pañuelo á los ojos.--Me parece muy bien. Cada uno empuje por su lado, á
+ver si entre todos...»
+
+El artista, loco de contento, quería comunicárselo al atribulado padre,
+y medio se echó de la cama para decirle: «D. Francisco, no llore, que el
+chico vive.... Me lo dice el corazón, me lo dice una voz secreta....
+Viviremos todos y seremos felices.
+
+--¡Ay, hijo de mi alma!--exclamó el _Peor_; y abrazándole otra
+vez:--Dios le oiga á usted. ¡Qué consuelo tan grande me da!
+
+--También usted nos ha consolado á nosotros. Dios se lo tiene que
+premiar. Viviremos, sí, sí. Mire, mire: el día en que yo pueda salir,
+nos vamos todos al campo, el niño también, de merienda. Isidora nos hará
+la comida, y pasaremos un día muy agrabable, celebrando nuestro
+restablecimiento.
+
+--Iremos, iremos--dijo el tacaño con efusión, olvidándose de lo que
+antes había pensado respecto al _campo_ á que iría Martín muy
+pronto.--Sí, y nos divertiremos mucho, y daremos limosnas á todos los
+pobres que nos salgan.... ¡Qué alivio siento en mi interior desde que
+he hecho ese beneficio!... No, no me lo alaben.... Pues verán: se me
+ocurre que aún les puedo hacer otro mucho mayor.
+
+¿Cuál?... A ver, D. Francisquito.
+
+--Pues se me ha ocurrido... no es idea de ahora, que la tengo hace
+tiempo.... Se me ha ocurrido que si la Isidora conserva los papales de
+su herencia y sucesión de la casa de Aransis, hemos de intentar sacar
+eso....»
+
+Isidora le miró entre aturdida y asombrada «¿Otra vez eso?» fué lo único
+que dijo.
+
+«Sí, sí, tiene razón D. Francisco--afirmó el pobre tisico, que estaba de
+buenas, entregándose con embriaguez á un loco optimismo.--Se
+intentará.... Eso no puede quedar asi.
+
+--Tengo el recelo--añadió Torquemada,--de que los que intervinieron en
+la acción la otra vez no anduvieron muy listos, ó se vendieron a la
+Marquesa vieja.... Lo hemos de ver, lo hemos de ver.
+
+--En cuantito que yo suelte el catarro. Isidora; mi ropa; ve al momento
+á traer mi ropa, que me quiero levantar.... ¡Qué bien me siento ahora!
+Me dan ganas de ponerme á pintar, D. Francisco. En cuanto el niño se
+levante de la cama quiero hacerle el retrato.
+
+--Gracias, gracia... sois muy buenos... los tres somos muy buenos,
+¿verdad? Venga un abrazo, y pedid a Dios por mí. Tengo que irme, porque
+estoy con una zozobra que no puedo vivir.
+
+--Nada, nada, que el niño está mejor, que se salva--repitió el artista
+cada vez más exaltado.--Si le estoy viendo, si no me puedo equivocar.»
+
+Isidora se dispuso á salir, con parte del dinero, camino de la casa de
+préstamos; pero al pobre artista le acometió la tos y disnea con mayor
+fuerza y tuvo que quedarse. D. Francisco se despidió con las expresiones
+más cariñosas que sabía y cogiendo los cuadritos salió con ellos debajo
+de la capa. Por la escalera iba diciendo: «¡Vaya, que es bueno ser
+bueno!... ¡Siento en mi interior una cosa, un consuelo...! ¡Si tendrá
+razón Martín! ¡Si se me pondrá bueno aquel pedazo de mi vida!... Vamos
+corriendo allá. No me fío, no me fío. Este botarate tiene las ilusiones
+de los tísicos en último grado. Pero ¡quién sabe! se engaña de seguro
+respecto á sí mismo, y acierta en lo demás. A donde él va pronto es al
+nicho.... Pero los moribundos suelen tener doble vista, y puede que haya
+_visto_ la mejoría de Valentín... voy corriendo, corriendo. ¡Cuánto me
+estorban estos malditos cuadros! ¡No dirán ahora que soy tirano y judío,
+pues rasgos de estos entran pocos en libra!... No me dirán que me cobro
+en pinturas, pues por estos apuntes, en venta, no me darían ni la mitad
+de lo que yo dí. Verdad que si se muere valdrán más, porque aquí,
+cuando un artista está vivo, nadie le hace maldito caso, y en cuanto se
+muere de miseria ó de cansancio, le ponen en las nubes, le llaman genio
+y qué sé yo qué... Me parece que no llego nunca á mi casa. ¡Qué lejos
+está, estando tan cerca!»
+
+Subió de tres en tres peldaños la escalera de su casa, y le abrió la
+puerta la tía Roma, disparándole á boca de jarro estas palabras: «Señor,
+el niño parece que está un poquito más tranquilo.» Oirlo D. Francisco y
+soltar los cuadros y abrazar á la vieja, fué todo uno. La trapera
+lloraba, y el _Peor_ le dió tres besos en la frente. Después fué
+derechito á la alcoba del enfermo y miró desde la puerta. Rufina se
+abalanzó hacia él para decirle: «Está desde mediodía más sosegado...
+¿Ves? Parece que duerme el pobre ángel. Quién sabe. Puede que se salve.
+Pero no me atrevo á tener esperanzas, no sea que las perdamos esta
+tarde.
+
+Torquemada no cabía en sí de sobresalto y ansiedad. Estaba el hombre con
+los nervios tirantes, sin poder permanecer quieto ni un momento, tan
+pronto con ganas de echarse á llorar como de soltar la risa. Iba y venía
+del comedor á la puerta de la alcoba, de ésta á su despacho, y del
+despacho al gabinete. En una de estas volteretas, llamó á la tía Roma, y
+metiéndose con ella en la alcoba la hizo sentar, y le dijo:
+
+--Tía Roma, ¿crees tú que se salva el niño?
+
+--Señor, será lo que Dios quiera, y nada más. Yo se lo he pedido anoche
+y esta mañana á la Virgen del Carmen, con tanta devoción que más no
+puede ser, llorando á moco y baba. ¿No me ve cómo tengo los ojos?
+
+--¿Y crees tú...?
+
+--Yo tengo esperanza, señor. Mientras no sea cadáver, esperanzas ha de
+haber, aunque digan los médicos lo que dijeren. Si la Virgen lo manda,
+los médicos se van á hacer puñales.... Otra: anoche me quedé dormida
+rezando, y me pareció que la Virgen bajaba hasta delantito de mí, y que
+me decía que sí con la cabeza... Otra: ¿no ha rezado usted?
+
+--Sí, mujer; ¡qué preguntas haces! Voy á decirte una cosa importante.
+Verás.»
+
+Abrió un vargueño, en cuyos cajoncillos guardaba papeles y alhajas de
+gran valor que habían ido á sus manos en garantía de préstamos
+usurarios: algunas no eran todavía suyas; otras, sí. Un rato estuvo
+abriendo estuches, y á la tía Roma, que jamás había visto cosa
+semejante, se le encandilaban los ojos de pez con los resplandores que
+de las cajas salían. Eran, según ella, esmeraldas como nueces, diamantes
+que arrojaban pálidos rayos, rubíes como pepitas de granada, y oro
+finísimo, oro de la mejor ley, que valía cientos de miles....
+Torquemada, después de abrir y cerrar estuches, encontró lo que
+buscaba: una perla enorme, del tamaño de una avellana, de hermosísimo
+oriente; y cogiéndola entre los dedos, la mostró á la vieja.
+
+«¿Qué te parece esta perla, tía Roma?»
+
+--Bonita de veras. Yo no lo entiendo. Valdrá miles de millones. ¿Verdá
+usté?
+
+--Pues esta perla--dijo Torquemada en tono triunfal,--es para la señora
+Virgen del Carmen. Para ella es, si pone bueno á mi hijo. Te la enseño,
+y pongo en tu conocimiento la intención, para que se lo digas. Si se lo
+digo yo, de seguro no me lo cree.
+
+--D. Francisco (mirándole con profunda lástima), usted está malo de la
+jícara. Dígame, por su vida, ¿para qué quiere ese requilorio la Virgen
+del Carmen?
+
+--Toma, para que se lo pongan el día de su santo, el 16 de Julio. ¡Pues
+no estará poco maja con esto! Fué regalo de boda de la excelentísima
+señora Marquesa de Tellería. Créelo, como ésta hay pocas.
+
+--Pero, D. Francisco, ¡usted piensa que la Virgen le va á conceder...!
+paice bobo... ¡por ese piazo de cualquier cosa!
+
+--Mira qué oriente. Se puede hacer un alfiler y ponérselo a ella en el
+pecho, o al Niño.
+
+--¡Un rayo! ¡Valiente caso hace la Virgen de perlas y pindonguerías!...
+Créame á mí: véndala y dele á los pobres el dinero.
+
+Mira tú, no es mala idea--dijo el tacaño guardando la joya.--Tú sabes
+mucho. Seguiré tu consejo, aunque, si he de serte franco, eso de dar á
+los pobres viene á ser una tontería, porque cuanto les das se lo gastan
+en aguardiente. Pero ya lo arreglaremos de modo que el dinero de la
+perla no vaya á parar á las tabernas... Y ahora quiero hablarte de otra
+cosa. Pon muchísima atención: ¿te acuerdas de cuando mi hija, paseando
+una tarde por las afueras con Quevedo y las de Morejón, fué á dar allá,
+por donde tú vives, hacia los Tejares del Aragonés, y entró en tu choza
+y vino contándome, horrorizada, la pobreza y escasez que allí vió? ¿Te
+acuerdas de eso? Contóme Rufina que tu vivienda es un cubil, una
+inmundicia hecha con adobes, tablas viejas y planchas de hierro, el
+techo de paja y tierra; me dijo que ni tú ni tus nietos tenéis cama, y
+dormís sobre un montón de trapos; que los cerdos y las gallinas que
+criáis con la basura son allí las personas; y vosotros los animales. Sí:
+Rufina me contó esto, y yo debí tenerte lástima y no te la tuve. Debí
+regalarte una cama, pues nos has servido bien, querías mucho á mi mujer,
+quieres á mis hijos, y en tantos años que entras aquí jamás nos has
+robado ni el valor de un triste clavo. Pues bien: si entonces no se me
+pasó por la cabeza socorrerte, ahora sí.»
+
+Diciendo esto, se aproximó al lecho y dió en él un fuerte palmetazo con
+ambas manos, como el que se suele dar para sacudir los colchones al
+hacer las camas.
+
+«Tía Roma, ven acá, toca aquí. Mira qué blandura. ¿Ves este colchón de
+lana encima de un colchón de muelles? Pues es para tí, para ti, para que
+descanses tus huesos duros y te espatarres á tus anchas.»
+
+Esperaba el tacaño una explosión de gratitud por dádiva tan espléndida,
+y ya le parecía estar oyendo las bendiciones de la tía Roma, cuando ésta
+salió por un registro muy diferente. Su cara telarañosa se dilató, y de
+aquellas úlceras con vista que se abrían en el lugar de los ojos, salió
+un resplandor de azoramiento y susto, mientras volvía la espalda al
+lecho, dirigiéndose hacia la puerta.
+
+«Quite, quite allá--dijo:--vaya con lo que se le ocurre... ¡Darme á mí
+los colchones, que ni tan siquiera caben por la puerta de mi casa!... Y
+aunque cupieran... ¡rayo! A cuenta que he vivido tantismos años
+durmiendo en duro como una reina, y en estas blanduras no pegaría los
+ojos. Dios me libre de tenderme ahí. ¿Sabe lo que le digo? Que quiero
+morirme en paz. Cuando venga la de la cara fea me encontrará sin una
+mota, pero con la conciencia como los chorros de la plata. No, no quiero
+los colchones, que dentro de ellos está su idea... porque aquí duerme
+usted, y por la noche, cuando se pone á cavilar, las ideas se meten por
+la tela adentro y por los muelles, y ahí estarán como las chinches
+cuando no hay limpieza. ¡Rayo con el hombre, y la que me quería
+encajar!...
+
+Accionaba la viejecilla de una manera gráfica, expresando tan bien, con
+el mover de las manos y de los flexibles dedos, cómo la cama del tacaño
+se contaminaba de sus ruines pensamientos, que Torquemada la oía con
+verdadero furor, asombrado de tanta ingratitud; pero ella, firme y
+arisca, continuó despreciando el regalo: «Pos vaya un premio gordo que
+me caía, Santo Dios... ¡Pa que yo durmiera en eso! Ni que estuviera
+boba, D. Francisco. ¡Pa que á media noche me salga toda la gusanera de
+las ideas de usted, y se me meta por los oídos y por los ojos,
+volviéndome loca y dándome una mala muerte...! Porque, bien lo sé yo...
+á mí no me la da usted.... ahí dentro, ahí dentro, están todos sus
+pecados, la guerra que le hace al pobre, su tacañería, los réditos que
+mama, y todos los números que le andan por la sesera para ajuntar
+dinero.... Si yo me durmiera ahí, á la hora de la muerte me saldrían por
+un lado y por otro unos sapos con la boca muy grande, unos culebrones
+asquerosos que se me enroscarían en el cuerpo, unos diablos muy feos con
+bigotazos y con orejas de murciélago, y me cogerían entre todos para
+llevarme á rastras á los infiernos. Váyase al rayo, y guárdese sus
+colchones, que yo tengo un camastro hecho de sacos de trapo, con una
+manta por encima, que es la gloria divina.... Ya lo quisiera usted....
+Aquéllo sí que es rico para dormir á pierna suelta....
+
+--Pues dámelo, dámelo, tía Roma--dijo el avaro con aflicción.--Si mi
+hijo se salva, me comprometo á dormir en él lo que me queda de vida, y á
+no comer más que las bazofias que tú comes.
+
+--A buenas horas y con sol. Usted quiere ahora poner un puño en el
+cielo. ¡Ay, señor, á cada paje su ropaje! A usted le sienta eso como á
+la burra las arracadas. Y todo ello es porque está afligido; pero si se
+pone bueno el niño, volverá usted á ser más malo que Holofernes. Mire
+que ya va para viejo; mire que el mejor día se pone delante la de la
+cara pelada, y a ésta sí que no le da usted el timo.
+
+--¿Pero de dónde sacas tú, estampa de la sura--replicó Torquemada con
+ira, agarrándola por el pescuezo y sacudiéndola,--de dónde sacás tú que
+yo soy malo, ni lo he sido nunca?
+
+--Déjeme, suélteme, no me menée, que no soy ninguna pandereta. Mire que
+soy más vieja que Jerusalén y he visto mucho mundo y le conozco a usted
+desde que se quiso casar con la Silvia. Y bien le aconsejé á ella que
+no se casara... y le anuncié las hambres que había de pasar. Ahora que
+está rico no se acuerda de cuando empezaba á ganarlo. Yo sí me acuerdo,
+y me paice que fué ayer cuando le contaba los garbanzos á la cuitada de
+Silvia y todo lo tenía usted bajo llave, y la pobre estaba descomida,
+trashijada y ladrando de hambre. Como que si no es por mí, que le traía
+algún huevo de ocultis, se hubiera muerto cien veces. ¿Se acuerda de
+cuando se levantaba usted á media noche para registrar la cocina á ver
+si descubría algo de condumio, que la Silvia hubiera escondido para
+comérselo sola? ¿Se acuerda de cuando encontró un pedazo de jamón en
+dulce y un medio pastel que me dieron á mí en cas de la Marquesa, y que
+yo le traje á la Silvia para que se lo zampara ella sola, sin darle á
+usted ni tanto así? ¿Recuerda que al otro día estaba usted hecho un
+león, y que cuando entré me tiró al suelo y me estuvo pateando? Y yo no
+me enfadé, y volví, y todos los días le traía algo á la Silvia. Como
+usted era el que iba á la compra, no le podíamos sisar, y la infeliz no
+tenía una triste chambra que ponerse. Era una mártira, D. Francisco, una
+mártira; ¡y usted guardando el dinero y dándolo á peseta por duro al
+mes! Y mientre tanto, no comían más que mojama cruda con pan seco y
+ensalada. Gracias que yo partía con ustedes lo que me daban en las casas
+ricas, y una noche, ¿se acuerda? traje un hueso de jabalí que lo estuvo
+usted echando en el puchero seis días seguidos, hasta que se quedó mas
+seco que su alma puñalera. Yo no tenía obligación de traer nada: lo
+hacía por la Silvia, á quien cogí en brazos cuando nació de señá
+Rufinica, la del callejón del Perro. Y lo que á usted le ponía furioso
+era que yo le guardase las cosas á ella y no se las diera á usted, ¡un
+rayo! Como si tuviera yo obligación de llenarle á usted el buche, perro,
+más que perro.... Y dígame ahora, ¿me ha dado alguna vez el valor de un
+real? Ella sí me daba lo que podía, á la chita callando; pero usted, el
+muy capigorrón, ¿qué me ha dado? Clavos torcidos, y las barreduras de la
+casa. ¡Véngase ahora con jipíos y farsa!... Valiente caso le van á
+hacer.
+
+--Mira, vieja de todos los demonios--le dijo Torquemada furioso,--por
+respeto á tu edad no te reviento de una patada. Eres una embustera, una
+diabla, con todo el cuerpo lleno de mentiras y enredos. Ahora te da por
+desacreditarme después de haber estado más de veinte años comiendo mi
+pan. ¡Pero si te conozco, zurrón de veneno; si eso que has dicho nadie
+te lo va a creer: ni arriba ni abajo! El demonio está contigo, y maldita
+tú eres entre todas las brujas y esperpentos que hay en el cielo...
+digo, en el infierno.»
+
+
+IX
+
+Estaba el hombre fuera de sí, delirante; y sin echar de ver que la vieja
+se había largado á buen paso de la habitación, siguió hablando como si
+delante la tuviera. «Espantajo, madre de las telarañas, si te cojo,
+verás.... ¡Desacreditarme así!» Iba de una parte á otra en la estrecha
+alcoba, y de ésta al gabinete, cual si le persiguieran sombras; daba
+cabezadas contra la pared, algunas tan fuertes que resonaban en toda la
+casa.
+
+Caía la tarde, y la obscuridad reinaba ya en torno del infeliz tacaño,
+cuando éste oyó claro y distinto el grito de pavo real que Valentín daba
+en el paroxismo de su altísima fiebre. «¡Y decían que estaba mejor!...
+Hijo de mi alma.... Nos han vendido, nos han engañado.»
+
+Rufina entró llorando en la estancia de la fiera, y le dijo: «¡Ay, papá,
+qué malito se ha puesto; pero qué malito!
+
+--¡Ese trasto de Quevedo!--gritó Torquemada llevándose un puño á la boca
+y mordiéndoselo con rabia.--Le voy á sacar las entrañas.... Él nos le ha
+matado.
+
+--Papá, por Dios, no seas así.... No te rebeles contra la voluntad de
+Dios.... Si Él lo dispone....
+
+--Yo no me rebelo, ¡puñales! yo no me rebelo. Es que no quiero, no
+quiero dar á mi hijo, porque es mío, sangre de mi sangre y hueso de mis
+huesos....
+
+--Resígnate, resígnate, y tengamos conformidad--exclamó la hija, hecha
+un mar de lágrimas.
+
+--No puedo, no me da la gana de resignarme. Esto es un robo.... Envidia,
+pura envidia. ¿Qué tiene que hacer Valentín en el cielo? Nada, digan lo
+que dijeren; pero nada.... Dios, ¡cuánta mentira, cuánto embuste! Que si
+cielo, que si infierno, que si Dios, que si diablo, que si... tres mil
+rábanos. ¡Y la muerte, esa muy pindonga de la muerte, que no se acuerda
+de tanto pillo, de tanto farsante, de tanto imbécil, y se le antoja mi
+niño, por ser lo mejor que hay en el mundo!... Todo está mal, y el mundo
+es un asco, una grandísima porquería.»
+
+Rufina se fue y entró Bailón, trayéndose una cara muy compungida. Venía
+de ver al enfermito, que estaba ya agonizando, rodeado de algunas
+vecinas y amigos de la casa. Disponíase el clerizonte a confortar al
+afligido padre en aquel trance doloroso, y empezó por darle un abrazo,
+diciéndole con empañada voz: «Valor, amigo mío, valor. En estos casos se
+conocen las almas fuertes. Acuérdese usted de aquel gran filósofo que
+expiró en una cruz dejando consagrados los principios de la Humanidad.
+
+--¡Qué principios ni qué...! ¿quiere usted marcharse de aquí, so
+chinche?... Vaya que es de lo más pelmazo y cargante y apestoso que he
+visto. Siempre que estoy angustiado me sale con esos retruécanos.
+
+--Amigo mío, mucha calma. Ante los designios de la Naturaleza, de la
+Humanidad, del gran Todo, ¿qué puede el hombre? ¡El hombre! esa hormiga,
+menos aún, esa pulga... todavía mucho menos.
+
+--Ese coquito... menos aún, ese... ¡puñales!--agregó Torquemada con
+sarcasmo horrible, remedando la voz de la sibila y enarbolando después
+el puño cerrado.--Si no se calla le rompo la cara.... Lo mismo me da á
+mí el grandísimo todo que la grandísima nada y el muy piojoso que la
+inventó. Déjeme, suélteme, por la condenada alma de su madre, ó....»
+
+Entró Rufina otra vez, traída por dos amigas suyas, para apartarla del
+tristísimo espectáculo de la alcoba. La pobre joven no podía sostenerse.
+Cayó de rodillas exhalando gemidos, y al ver á su padre forcejeando con
+Bailón, le dijo: «Papá, por Dios, no te pongas así. Resígnate... yo
+estoy resignada, ¿no me ves?... El pobrecito... cuando yo entré...
+tuvo un instante ¡ay! en que recobró el conocimiento. Habló con voz
+clara, y dijo que veía á los ángeles que le estaban llamando.
+
+--¡Hijo de mi alma, hijo de mi vida!--gritó Torquemada con toda la
+fuerza de sus pulmones, hecho un salvaje, un demente--no vayas, no hagas
+caso; que esos son unos pillos que te quieren engañar.... Quédate con
+nosotros....»
+
+Dicho esto, cayó redondo al suelo, estiró una pierna, contrajo la otra y
+un brazo. Bailón, con toda su fuerza no podía sujetarle, pues
+desarrollaba un vigor muscular inverosímil. Al propio tiempo soltaba de
+su fruncida boca un rugido feroz y espumarajos. Las contracciones de las
+extremidades y el pataleo eran en verdad horrible espectáculo: se
+clavaba las uñas en el cuello hasta hacerse sangre. Así estuvo largo
+rato, sujetado por Bailón y el carnicero, mientras Rufina, transida de
+dolor, pero en sus cinco sentidos, era consolada y atendida por
+Quevedito y el fotógrafo. Llenóse la casa de vecinos y amigos, que en
+tales trances suelen acudir compadecidos y serviciales. Por fin tuvo
+término el patatús de Torquemada, y caído en profundo sopor que á la
+misma muerte, por lo quieto, se asemejaba, le cargaron entre cuatro y le
+arrojaron en su lecho. La tía Roma, por acuerdo de Quevedito, le daba
+friegas con un cepillo, rasca que te rasca, como si le estuviera sacando
+lustre.
+
+Valentín había espirado ya. Su hermana, que quieras que no, allá se
+fué, le dió mil besos, y, ayudada de las amigas, se dispuso á cumplir
+los últimos deberes con el pobre niño. Era valiente, mucho más valiente
+que su padre, el cual cuando volvió en sí de aquel tremendo sincope, y
+pudo enterarse de la completa extinción de sus esperanzas, cayó en
+profundísimo abatimiento físico y moral. Lloraba en silencio, y daba
+unos suspiros que se oían en toda la casa. Transcurrido un buen rato,
+pidió que le llevaran café con media tostada, porque sentía debilidad
+horrible. La pérdida absoluta de la esperanza le trajo la sedación
+nerviosa, y la sedación, estímulos apremiantes de reparar el fatigado
+organismo. Á media noche fué preciso administrarle un substancioso
+potingue, que fabricaron la hermana del fotógrafo de arriba y la mujer
+del carnicero de abajo, con huevos, Jerez y caldo de puchero. «No sé qué
+me pasa--decía el _Peor_;--pero ello es que parece que se me quiere ir
+la vida.» El suspirar hondo y el llanto comprimido le duraron hasta
+cerca del día, hora en que fué atacado de un nuevo paroxismo de dolor,
+diciendo que quería ver á su hijo; _resucitarle, costara lo que
+costase_, é intentaba salirse del lecho, contra los combinados esfuerzos
+de Bailón, del carnicero y de los demás amigos que contenerle y calmarle
+querían. Por fin lograron que se estuviera quieto, resultado en que no
+tuvieron poca parte las filosóficas amonestaciones del clerigucho, y
+las sabias cosas que echó por aquella boca el carnicero, hombre de pocas
+letras, pero muy buen cristiano. «Tienen razón--dijo D. Francisco,
+agobiado y sin aliento.--¿Qué remedio queda más que conformarse?
+¡Conformarse! Es un viaje para el que no se necesitan alforjas. Vean de
+qué le vale á uno ser más bueno que el pan, y sacrificarse por los
+desgraciados, y hacer bien á los que no nos pueden ver ni en pintura....
+Total, que lo que pensaba emplear en favorecer á cuatro pillos... ¡mal
+empleado dinero, que había de ir á parar á las tabernas, á los garitos y
+á las casas de empeño!... digo que esos dinerales los voy á gastar en
+hacerle á mi hijo del alma, á esa gloria, á ese prodigio que no parecía
+de este mundo, el entierro más lucido que en Madrid se ha visto. ¡Ah,
+qué hijo! ¿No es dolor que me le hayan quitado? Aquello no era hijo: era
+un diosecito que engendramos á medias el Padre Eterno y yo.... ¿No creen
+ustedes que debo hacerle un entierro magnífico? Ea, ya es de día. Que me
+traigan muestras de carros fúnebres... y vengan papeleta negras para
+convidar á todos los profesores.»
+
+Con estos proyectos de vanidad, excitóse el hombre, y á eso de las nueve
+de la mañana, levantado y vestido, daba sus disposiciones con aplomo y
+serenidad. Almorzó bien, recibía cuantos amigos llegaban á verle, y á
+todos les endilgaba la consabida historia: «Conformidad.... ¡Qué le hemos
+de hacer!... Está visto: lo mismo da que usted se vuelva santo, que se
+vuelva usted Judas, para el caso de que le escuchen y le tengan
+misericordia.... ¡Ah, misericordia!... Lindo anzuelo sin cebo para que
+se lo traguen los tontos.»
+
+Y se hizo el lujoso entierro, y acudió á él mucha y lucida gente, lo que
+fué para Torquemada motivo de satisfacción y orgullo, único bálsamo de
+su hondísima pena. Aquella lúgubre tarde, después que se llevaron el
+cadáver del admirable niño, ocurrieron en la casa escenas lastimosas.
+Rufina, que iba y venía sin consuelo, vió á su padre salir del comedor
+con todo el bigote blanco, y se espantó creyendo que en un instante se
+había llenado de canas. Lo ocurrido fué lo siguiente: fuera de sí, y
+acometido de un espasmo de tribulación, el inconsolable padre fué al
+comedor y descolgó el encerado en que estaban aún escritos los problemas
+matemáticos, y tomándolo por retrato, que fielmente le reproducía las
+facciones del adorado hijo, estuvo larguísimo rato dando besos sobre la
+fría tela negra, y estrujándose la cara contra ella, con lo que la tiza
+se le pegó al bigote mojado de lágrimas, y el infeliz usurero parecía
+haber envejecido súbitamente. Todos los presentes se maravillaron de
+esto, y hasta se echaron á llorar. Llevóse D. Francisco á su cuarto el
+encerado, y encargó á un dorador un marco de todo lujo para ponérselo, y
+colgarlo en el mejor sitio de aquella estancia.
+
+Al día siguiente, el hombre fue acometido, desde que abrió los ojos, de
+la fiebre de los negocios terrenos. Como la señorita había quedado muy
+quebrantada por los insomnios y el dolor, no podía atender á las cosas
+de la casa: la asistenta y la incansable tía Roma la sustituyeron hasta
+donde sustituirla era posible. Y he aquí que cuando la tía Roma entró á
+llevarle el chocolate al gran inquisidor, ya estaba éste en planta,
+sentado á la mesa de su despacho, escribiendo números con mano febril. Y
+como la bruja aquélla tenía tanta confianza con el señor de la casa,
+permitiéndose tratarle como á igual, se llegó á él, le puso sobre el
+hombro su descarnada y fría mano, y le dijo: «Nunca aprende... Ya está
+otra vez preparando los trastos de ahorcar. Mala muerte va usted á
+tener, condenado de Dios, si no se enmienda.» Y Torquemada arrojó sobre
+ella una mirada que resultaba enteramente amarilla, por ser en él de
+este color lo que en los demás humanos ojos es blanco, y le respondió de
+esta manera: «Yo hago lo que me da mi santísima gana, so mamarracho,
+vieja más vieja que la Biblia. Lucido estaría si consultara con tu
+necedad lo que debo hacer.» Contemplando un momento el encerado de las
+matemáticas, exhaló un suspiro y prosiguió así: «Si preparo los
+trastos, eso no es cuenta tuya ni de nadie, que yo me sé cuanto hay que
+saber de tejas abajo y aun de tejas arriba, ¡puñales! Ya sé que me vas á
+salir con el materialismo de la misericordia.... A eso te respondo que
+si buenos memoriales eché, buenas y gordas calabazas me dieron. La
+misericordia que yo tenga, ¡...ñales! que me la claven en la frente.»
+
+Madrid, Febrero de 1889.
+
+FIN DE LA NOVELA
+
+
+
+
+
+EL ARTÍCULO DE FONDO
+
+
+I
+
+«Basta de contemplaciones. Basta de contubernios. Basta de flaquezas. Ha
+sonado la hora de las energías. Creíamos que los hechos, tan claros ya
+en la mente de todo el mundo, se presentarían al fin en su espantosa
+gravedad á los ojos del insensato poder, que dirige los negocios
+públicos. Juzgando que toda obcecación, por grande que sea, ha de tener
+su límite, creíamos que el Gobierno no podría resistir á la evidencia de
+su descrédito; creíamos que, deponiendo la terquedad propia de todos los
+poderes que no se apoyan en la opinión, se resolvería al fin á entrar
+por más despejado y seguro camino, si no consideraba como la mejor de
+las enmiendas el abandonar la vida pública. Esperábamos inquietos, antes
+los grandes males que afligen á la patria; esperábamos callando, sin
+dejar de conocer los diarios y cada vez más graves errores «de este
+insensato Gobierno. Hemos esperado hasta lo último, hasta que los
+escándalos han sido intolerables. Hemos callado, mientras el callar no
+fué gravísima falta. Ya no hay esperanza. Es preciso no ocultar la
+verdad al país, y nosotros faltaríamos al primero de nuestros deberes,
+si un momento más permaneciéramos en esta actitud. Nuestro patriotismo
+nos impele á obrar de este modo; y como sabemos que la opinión pública
+es la única....»
+
+Al llegar aquí, el autor del artículo se paró. La inspiración, si así
+puede decirse, se le había concluido; y como si el esfuerzo hecho para
+crear los párrafos que anteceden produjera fatiga en su imaginación, se
+detuvo, con ánimo de proseguir, cuando las varias ideas, que
+repentinamente y en tropel vinieron a su imaginación, se disparan.
+
+Era su entendimiento tan pobre, que no hay noticia de que produjera
+nunca cosas de provecho, pues no han de tenerse por tales sus
+lucubraciones soporíferas sobre el origen de los poderes públicos y el
+equilibrio de las fuerzas sociales; era, además de corto, díscolo;
+porque jamás pudo adquirir ni sombra de método. Descollaba en las
+digresiones, y cuando se ocupaba en desarrollar una tesis cualquiera, no
+había fuerzas humanas que le concretaran al asunto, impidiendo sus
+escapadas, ya al campo de la historia, ya a la selva de la moral, ya a
+los vericuetos de la arqueología o de la numismática. Por todos estos
+campos, cerros y collados corría complaciente y alborozada la
+imaginación del autor del artículo de fondo, cuando interrumpido el hilo
+lógico de éste, y olvidado el asunto y desbaratado el plan, ocuparon su
+mente, apoderándose de ella de un modo atropellado, violento y como de
+sorpresa, las intrusas ideas de que se ha hecho mérito.
+
+Procedían éstas de todos los objetos, de todas las ilusiones, de todos
+los recuerdos, de mil fuentes diversas que manaban á un tiempo una
+corriente sin fin. Vínole al pensamiento no sé qué fragmento de
+historia, con el cual se unía la imagen de un obispo de Astorga, tan
+testarudo clérigo como intrépido soldado. Acordábase de las torres
+muzárabes que había contemplado en una ciudad antigua, y al mismo tiempo
+se le ofrecían á la vista lagos y jardines, no sin que de pronto afease
+este espectáculo algún animal de corpulenta forma y repugnante fealdad.
+Tan pronto se le representaban los versos de algún romance que hacía
+tiempo leyera en amarillos y arrugados códices, como sentía el rumor de
+lejana música de órgano, dulcísima y misteriosa.
+
+¡Con cuánto abandono se entrega la imaginación á este cómodo vagar,
+suelta y libre, sin las trabas del árido razonamiento, sin que una
+voluntad firme la sujete ni la enfrene para elaborar difícilmente el
+producto literario, uno, lógico, de forma determinada y con especial
+contextura! La imaginación del pobre periodista había logrado escaparse
+en aquellos momentos, cuando el artículo no había pasado aún de su edad
+infantil, y sólo contaba escaso número de renglones. La imaginación del
+menguado escritor, después de correr de aquí para allí, con la
+alborozada inquietud de un pájaro que, viendo rotas la cañas de su
+jaula, se escapa y vuela á todas partes sin fijarse en ninguna, se
+concretó al fin, se fijó, se regularizó poco á poco.
+
+De entre los escasos renglones del artículo interrumpido poco después
+de haber sedado a luz su primera idea, surgen las líneas; las sombras y
+luces de una inmensa catedral gótica. Crecen sus haces de columnas,
+teñidas de suave matiz pardo, hasta llegar a enorme altura,
+desparramándose después los retorcidos tallos para formar las bóvedas.
+Descienden del techo, cual si estuvieran suspendidas de elásticas y casi
+invisibles cuerdas, lámparas de oro, cuyas luces oscilantes no bastan a
+eclipsar el diáfano colorido de las vidrieras, que llenas de santos y
+figuras resplandecientes, parecen comunicar con el cielo el interior del
+templo. Mil figuras van destacándose en la pared, como si una mano
+invisible las tallara en la piedra con sobrenatural prontitud, y lozana
+flora crece portentosamente a lo largo de las columnas, llevando en sus
+cálices animales grotescos o inverosímiles, que parecen haber sido
+producidos por ignorado germen en las entrañas mismas de la piedra. Las
+estatuas aplastadas sobre los muros se multiplican, aparecen en filas,
+en series, en ciclos sin fin, y son todas rígidas, tiesas retratando en
+sus semblantes el fastidio del Limbo ó la placidez del Paraíso. Alternan
+con ellas los seres simbólicos creados por la estatuaria cristiana, y
+que parecen engendro sacrílego del paganismo y la teología. Los
+dragones, las sibilas, los monstruos bíblicos que para representar
+sutiles abstracciones ideó el genio de la Edad Media, refundiendo los
+despojos de las sirenas y los centauros antiguos, muestran sus
+heterogéneos miembros, en que la figura humana se une á las más raras
+formas de la fantástica zoología, ya religiosa, ya heráldica, inventada
+por embriagados escultores. Vense en las paredes blasones de brillantes
+tintas, sobre suntuosos sepulcros, en que duermen el sueño del mármol
+arzobispos y condestables, príncipes y guerreros, empuñando báculos ó
+espadas. Los perros y leoncillos en que apoyan sus pies, parecen prestar
+atento oído á todo rumor que en el templo suena. Resplandece en el fondo
+el estofado riquísimo del altar, semejante á inmensa ascua de oro
+cuajada de diminutos ángeles y querubes que aletean quemándose en el
+seno de aquella nube incandescente, y como si la combustión les diera
+vida. Graves y barbudos santos, alineados con la compostura propia de
+los círculos celestes aparecen en el centro de este gran Apocalipsis de
+madera dorada, terminando tan portentosa máquina un Cristo colosal,
+cuyos brazos, que se abren contraídos por los dolores corporales, parece
+van á estrechar en supremo abrazo á todo el linaje humano.
+
+Se sienten rezos tenues y confusos, no interrumpidos por pausa alguna,
+como si la atmósfera interior del edificio, afectada de una vibración
+inherente á su esencia física, modulara un monólogo sin fin. Todo es
+calma y respeto. La claridad, las sombras, las formas esculturales, la
+gallardía de las líneas, el recóndito sonido que se creería producido
+por la oscilación de la masa arquitectónica; aquel sonido, que hace
+pensar en la respiración de algún misterioso espíritu, habitante en las
+grandes cavidades de piedra; la variedad de objetos, la majestad de los
+sepulcros, el idealismo de los efectos de luz, todo esto produce estupor
+y recogimiento. Se piensa en Dios y se trata de medir la inmensidad de
+la idea que ha dado existencia á tan hermoso conjunto; se siente la más
+grande admiración hacia los tiempos que tuvieron fe, corazón y arte para
+expresar con símbolos inagotables su arraigada creencia....
+
+Hallábase el menguado autor como en éxtasis comtemplando en su mente
+estas hermosuras del arte y de la fe, cuando un ruido de pasos primero,
+la inusitada aparición de un hombre después, le trajeron bruscamente á
+la realidad, haciéndole fijar la vista en las cuartillas del artículo de
+fondo que olvidado yacía sobre la mesa.
+
+El sér que tenía delante era un monstruo, un vestiglo. Aborrecíale en
+aquellos momentos más que si viniera á darle la muerte; y le inspiraba
+más pavor que si fuese satanás en persona. El monstruo miró al autor de
+un modo que le hizo temblar; alargó la mano pronunciando palabras que
+aterraron al infeliz, cual si fueran anatemas de la Iglesia ó sentencia
+de inquisidores. Estremecióse en su asiento, erizósele el cabello y miró
+con angustia y bañado en sudor frio las incorrectas líneas del
+interrumpido articulejo.
+
+
+II
+
+Aquel vestiglo, ó en otros términos, pedazo de bárbaro, venía cubierto
+de sudor, como si hubiese hecho una larga y precipitada carrera; y lo
+mismo su cara que su andrajoso y mugrienta ropa parecian teñidas de un
+ligero barniz obscuro. La tinta manaba de sus poros. Se diferenciaba de
+un carbonero en que su tizne era más consistente y como si le saliera de
+dentro. Enteramente igual á un cíclope, si no tuviera dos ojos, era el
+tal una de las más poderosas palancas de la civilización moderna, porque
+había recibido de la Providencia la alta misión de mover el manubrio de
+una máquina de imprimir, que daba á luz diariamente millones de millones
+de palabras. Viviendo la mayor parte del día en el sótano donde la
+máquina civilizadora funciona, aquel hombre se había identificado con
+ella; formaba parte de su mecanismo; y la armazón ingeniosa, pero
+inerte, obra pura de las matemáticas, se convertía en ser inteligente
+cuando al impulso del monstruo movía sus ruedas, ejes y cilindros como
+si fueran órganos animados por recóndita vida. Ambos se entusiasmaban,
+se confundían: ella crujiendo convulsamente y con acompasada celeridad;
+él, jadeante y lleno de sudor, describiendo curvas y más curvas con su
+brazo; ella recibiendo el papel para lanzarle fuera despues de haber
+extendido en su superficie un mundo de ideas, y él entonando algún
+cantar para hacer más llevadero su trabajo. Horas y horas pasaban de
+este modo: la máquina, remedo de la naturaleza, reproduciendo en
+millones de ejemplares un mismo tipo y una misma forma; el hombre,
+determinando la fuerza impulsora, semejante al soplo vital en los
+organismos animales. Cuando uno y otro se completaban de aquel modo,
+difícil era suponerlos desunidos; y después de admirar el pasmoso
+resultado de la combinación de los dos elementos, no habría sido fácil
+tampoco decir cuál de los dos era más inteligente.
+
+Pero aquel hombre desempeñaba aún otras altas funciones igualmente
+encaminadas á la propagación de las luces. ¿Qué sería del pensamiento
+humano si aquel bruto no tuviera la misión de arreglar la tinta de
+imprimir, haciéndola más espesa ó más clara según la intensidad que se
+quiera dar á la impresión? Cuando los ejemplares de los periódicos
+habían sido dados á luz por la máquina; cuando ésta se paraba fatigada
+del alumbramiento y hacía rechinar sus tornillos como si le dolieran;
+cuando los ejemplares recién nacidos, húmedos, pegajosos y mal olientes,
+eran apilados sobre una gran mesa, el vestiglo los doblaba
+cariñosamente, les ponía las fajas, les daba la forma con que circulan
+por toda la redondez de la tierra, llevando la idea á las más apartadas
+regiones, vivificando cuanto existe; los transportaba al correo, los
+pesaba, los franqueaba, tratábalos con el cariño de un padre y creía que
+él sólo era autor de tanta maravilla.
+
+No se limitaban á esto sus funciones: él pegaba carteles, complaciéndose
+sobremanera en vestir de colorines las esquinas de Madrid, coadyuvando
+de este modo á una de las grandes cosas de nuestro siglo, que es la
+publicidad. Y si tenía un arte especial para poner cataplasmas á las
+calles, no era mejor su aptitud para echarse á cuestas enormes resmas de
+papel, que allá en su fuero interno consideraba como el alimento, pienso
+ó forraje de la máquina. Pues, digo también era insustituíble para
+cargar moldes ó formas que llenas de letras desafían los puños de los
+hombres más vigorosos; y además le destinaban á traer y llevar original
+y pruebas, misión que cumplía puntualmente al presentarse ante el joven
+autor de quien hablo, y decirle que venía _á por el artículo_, añadiendo
+que hacia mucha falta por estar parados y mano sobre mano los señores
+cajistas.
+
+El apuro del autor no es para pintarse, y ved aquí explicado el horror,
+la indignación, los escalofríos y trasudores que la presencia del
+mocetón de la imprenta le produjo. Era preciso acabar el artículo, y
+antes de acabarlo, era menester seguirlo, empresa de dificultad colosal,
+por hallarse la imaginación del escritor sin ventura á 100.000 leguas
+del asunto. El desdichado mandó al mozo que volviera dentro de un breve
+rato; tomó la pluma, y recogiendo sus ideas lo mejor que pudo, después
+de trazar muchos garabatos en un papelejo, y mirar al techo cuatro
+veces y al papel otras tantas, escribió lo siguiente:
+
+«... Y como sabemos que la opinión pública es la única norma de la
+política; como sabemos que los gobiernos que no se guían por la opinión
+pública elaboran su propia ruína con la ruína del país, nos decidimos
+hoy á alzar nuestra voz para indicar el peligro. El principal error del
+Gobierno, preciso es decirlo muy alto, es su empeño en destruir nuestras
+instituciones tradicionales, en realizar una _abolición completa de lo
+pasado_. ¿Son las conquistas de la civilización incompatibles con la
+historia? ¡Ah! El Gobierno se esfuerza en extirpar los restos de la fe
+de nuestros padres, de aquella fe poderosa de que vemos exacta expresión
+en las soberbias catedrales de la Edad Media, que subsisten y
+subsistirán para asombro de las generaciones. ¡Mezquina edad presente!
+¡Ah! ¡Cómo se engrandece el ánimo al contemplar las prodigiosas obras
+que levantó el sentimiento religioso! ¿El espíritu que de tal manera se
+reproduce, no debe conservarse en la sociedad, mediante la acción
+previsora de los Gobiernos encargados de velar por los grandes y eternos
+principios?»
+
+No bien concluído este párrafo, que á nuestro autor le pareció de
+perlas, fué interrumpido por un tremendo golpe que sintió en el hombro.
+Alzó los ojos y vió ¡cielos! á un importuno amigo que tenía la mala
+costumbre de insinuarse dando grandes espaldarazos y pellizcos.
+
+Aunque el periodista tenía bastante intimidad con el recién venido, en
+aquel momento le fué más antipático que si viera en él á un alguacil
+encargado de prenderle. Le miró, apartando la vista del artículo,
+nuevamente interrunpido, y esperó con paciencia las palabras de su
+amigote.
+
+
+III
+
+El cual era en extremo pesado, y tenía un mirar tan parecido á la
+estupefacción inalterable de las estatuas, que al verle y oirle venían á
+la memoría los solemnes discursos de las esfinges ó los augurios de
+cualquier oráculo ó pitonisa. Hablaba en voz baja y en tono algo
+cavernoso, lo que no dejaba de estar en armonía con la amarillez de su
+semblante y con los cabellos largos que entrambos lados de la cabeza le
+caían. Era además tan lúgubre en su carácter y en sus costumbres, que no
+faltaba razón á los que habían dado en llamarle _sepulturero_.
+
+Con el desdichado autor de quien nos venimos ocupando, tenía este hombre
+amistad antigua: ambos habían corrido juntos multitud de aventuras, y
+sin separarse navegaron por los revueltos golfos del periodismo hasta
+encallar en los arrecifes de una oficina, de donde no tardó en
+arrojarlos un cambio ministerial, y se embarcaron de nuevo en la prensa
+en busca de posición social. Comunicábanse sus desgracias y placeres,
+partiendo unos y otros fraternalmente, y se ayudaban en sus respectivas
+crisis financieras, haciéndose mutuos empréstitos, y girando el uno
+contra el otro cuantiosas letras, á pagar noventa días después del
+Juicio final. El lúgubre, principálmente, era un gran Ministro de
+Hacienda, y resolvía todos sus apuros por medio de grandes acometidas al
+bolsillo del joven escritor, que tenía, entre otras cualidades, la de
+despreciar las vanas riquezas.
+
+En cambio de estos servicios, el _sepulturero_ ayudaba en sus amores al
+escritor, que era por extremo sensible, idealista de la clase más
+anticuada, si bien esto se compensaba por su habilidad en escribir
+billetes amorosos, manifestación literaria á que sólo sus artículos
+políticos podían igualarse. También se consagraba el otro á tales
+entretenimientos; pero en su calidad de gran financiero, jamás le pasó
+por las mientes, como al escritorcillo, la insensata idea de casarse.
+
+--Vengo a ponerte sobre aviso--dijo con su hueca, apagada y profunda
+voz el lúgubre.--Ha llegado.
+
+Los dos amigos eran asiduos concurrentes á la ópera, y solían amenizar
+sus conversaciones con los cantos y romanzas de que tenían llena la
+cabeza; y á veces, cuando en el diálogo encajaba bien, soltaban algún
+recitativo. Por eso cuando el lúgubre dijo: _Ha venido_, el periodista
+cantó con afectación de sobresalto:
+
+--_¿L'incógnito amante della Rossina?_
+
+--_Apunto quello_,--contestó el otro.
+
+--¡Qué contrariedad! ¿Pues no decían que ese hombre no vendría, que
+habia ya renunciado á sus proyectos de matrimonio? ¿No estaban, lo mismo
+Juanita que su madre, convencidas de que la familia de ese gaznápiro no
+podía consentir en semejante boda?
+
+--Ahí verás. Él se ha escapado de su casa y dice que viene resuelto á
+dar su blanca mano. Ya sabes que la pécora de Doña Lorenza bebe los
+vientos por atraparle, porque parece ha de heredar cuando muera su tía,
+el título de Marqués de los Cuatro Vientos. Es rico: Doña Lorenza sabe
+de memoria el número de carneros, bueyes y asnos que posee en sus
+dehesas _il tuo rivale_, y está loca de contento. Si no casa á su hija
+con él, creo que revienta.
+
+--¡Pero Juanita, Juanita!--exclamó el escritor, mirando al
+techo.--Juanita no puede ceder á las despóticas exigencias de esa
+tarasca de su madre.
+
+--_La ragazza_ te quiere; pero si su madre se emperra en que no, y que
+no... Yo creo que de esta vez te quedas con tres palmos de narices.
+Cuando todas las contrariedades estaban allanadas, viene ese antiguo
+pretendiente, que si no agrada á la hija, agrada á la mamá, y esto
+basta. _¡Poverino!_
+
+--¡Quita allá!... yo no lo puedo creer. La chica se resistirá; ha jurado
+no tener más esposo que yo.
+
+--Sí. Pero tanto la sermonean.... La madre es una rata de Iglesia;
+frecuentan su casa, como sabes, multitud de clérigos que, según dicen,
+le tienen trastornado el juicio. Le han llevado el cuento de que tú eres
+un revolucionario impío; que insultas á Dios y á la Virgen en tus
+artículos; que estás excomulgado, y que debes de tener rabo, como los
+judíos. Doña Lorenza, que oye siete misas al día y se confiesa dos veces
+por semana, te detesta como si fueras el mismo Judas. Ella infundirá
+este odio á su niña, haciéndole creer que eres descendiente de Caifás, y
+que se va á condenar si se casa contigo.
+
+--¡Monstruoso, inconcebible!
+
+--Esa familia, chico, es la madriguera del obscurantismo. ¡Qué rancias
+ideas y costumbres! En vano un espíritu fuerte, como Juanita, se
+esfuerza en romper los nudos de la tutela estúpida con que se la quiere
+oprimir. Tendrá que dejarte, y se casará con ese alcornoque, á quien
+los clérigos y beatas que pululan en aquella casa, elogian sin cesar,
+encomiando sus virtudes, su religiosidad, su grande amor á la causa
+carlista y sus inmensos ganados.
+
+--¡Maldito sea el fariseísmo!--exclamó el otro, indignado contra la
+teocracia que así se introduce en el seno de las familias para torcer
+los más nobles propósitos y amoldarlos á fines mundanos.
+
+Desahogaba su ira en furibundos apóstrofes, anatemas y dicterios,
+golpeando la mesa, lívido y descompuesto, cuando sintióse ruido de pasos
+y apareció la fatídica estampa del mozo de la imprenta, que volvía en
+busca del comenzado fondo.
+
+--¡El artículo!--suspiró nuestro escritor, echando mano á las
+cuartillas, mojando la pluma con detestable humor y echando pestes
+contra todos los periódicos y todos los clérigos del orbe.
+
+Pasados algunos segundos, pudo fijar sus ideas, y continuó su
+interrumpida obra del modo siguiente:
+
+«Meditemos. Si bien es cierto que el Gobierno tiene la misión de velar
+por la conservación y prestigio de los principios morales y religiosos,
+también está fuera de toda duda que el más grave error en que pueden
+incurrir los poderes públicos es apegarse demasiado á las instituciones
+pasadas, protegiendo la teocracia y permitiendo que los apóstoles del
+obscurantismo extiendan su hipócrita y solapado dominio á toda la
+sociedad. ¡Oh! la más espantosa lepra de las naciones es esa masonería
+clerical, que, ansiando allegar para su causa mundada toda clase de
+recursos, no vacila en apoderarse de la voluntad de las mujeres indoctas
+y tímidas para entronizarse mañosamente en las familias, organizarlas á
+su manera, intervenir en sus actos más secretos, atar y desatar sus
+vínculos, y crear de este modo un influjo universal que, á poco de
+extendido, no podrá destruirse sino con una sangrienta hecatombe. ¡Ah!
+¡oh! ¡les conocemos bien!
+
+«¿No es notorio para todo el mundo que el actual Gabinete lejos de
+oponerse á tan grave mal, hace cuanto está en su mano para que tome
+proporciones? ¿No estamos viendo que los órganos del obscurantismo
+aplauden todos los actos del Gobierno, y que existe un pacto tácito
+entre la teocracia y el poder, una comunidad de aspiraciones tal, que
+parecen confundirse los poderes eclesiástico y civil, cual si viviéramos
+en los tiempos del más brutal absolutismo? ¡Ah! ¡Es preciso ya decir la
+verdad al país! ¡Oh! ¡Es preciso hablar muy alto y poner las cosas en su
+lugar, exigiendo la responsabilidad á quien realmente la tenga!»
+
+Aquí se paró el escritor, mil veces desdichado, porque se le acabaron
+las ideas; y no pudo _decirla verdad al país_, porque su imaginación no
+se apartaba de Juanita, de la impertinente y mojigata mamá, de los
+clerizontes y monagos que influían en la casa, de los carneros, bueyes,
+cabras y asnos del futuro Marqués de los Cuatro Vientos.
+
+
+IV
+
+Aprovechándose de este intermedio, trató el lúgubre de entablar de nuevo
+el consabido palique.
+
+--Pero la situación no es desesperada--dijo.--Con ingenio puedes vencer
+y dejar á ese señor de las vacas y carneros con un palmo de boca
+abierta.
+
+--Si yo pudiera.... _Le mié nozze colei meglio á affretare._
+
+--_Io dentr' oggi á finir vo questo affare_.... Mira, tengo un plan....
+¿Sabes que me comprometería á arreglar el asunto empleando ciertos
+medios...?
+
+--A ver, ¿qué plan, qué medios son esos? Cualesquiera que sean, ponlos
+en práctica inmédiatamente. Tú eres hombre de ingenio.
+
+--Pero no basta el ingenio--dijo el lúgubre.
+
+--Para ello es preciso otra cosa... es necesario dinero.
+
+--¡Dinero! _¡Dovizie!_ ¿Pero que papel va á hacer aquí el dichoso
+dinero?
+
+--Eso lo veremos. Es un plan vasto y difícil de explicar ahora.
+
+--¿Pero se trata de raptos, escalamientos, sobornos? Todo eso está muy
+bien en las novelas de á cuarto la entrega.
+
+--No es nada de eso. Tú has de ser el principal actor en esta trama que
+preparo.... Es preciso que me des _guita_ y te sometas á cuanto yo te
+mande.
+
+--En cuanto á lo segundo, no veo inconveniente ninguno; lo primero es
+mucho más difícil, por una razón muy sencilla....
+
+--Si no se tiene, se busca.
+
+--¡Se busca! _¿e dove, sciagurato?_ Pero explícame tus planes.... Ya me
+figuro.... ¿Quieres hacerme pasar por rico...? Hombre, tiene gracia.
+
+--Tú dame el _cumquibus_ y cállate. No es preciso mucho: basta con unos
+cuantos miles de reales, cinco ó seis mil.
+
+--¡Cinco ó seis mil! ¡Anda, anda! ¡Si tú supieras cuál es la situación
+del tesoro! Chico, yo pensaba pedirte para una cajetilla.
+
+--Pero, hombre, busca bien--dijo el gran financiero con expresión de
+angustia, que indicaba lo triste que era para él hallar tan vacío el
+bolsillo del contribuyente.--¡Y yo que necesitaba ahora un pico...!
+nada más que un piquito.
+
+--¡Piquitos á mí!
+
+--Es una gran contrariedad que te halles en tal situación--dijo el
+lúgubre en tono de responso.--Yo que contaba.... Además me había
+propuesto sacarte en bien de la aventura y hacer que Doña Lorenza
+plantara en la calle al de los Cuatro Vientos, para que tu Juanita....
+
+--¡Maldita sea tu estampa y mi miseria!--exclamó el articulista con
+desesperación.--Cuando uno se propone un fin noble y elevado, como es el
+del matrimonio, y no puede conseguirlo á causa de un cochino déficit,
+reniega de la existencia y....
+
+No pudo concluir la frase, porque ante sus ojos se presentó un espectro
+que avanzaba lentamente, con expresión siniestra y aterradora. Aquel
+fantasma era el monstruo tipográfico, horrible caricatura de Guttenberg,
+que puntual como el diablo cuando suena la hora de llevarse su alma,
+venía en busca del condenado artículo.
+
+--¡El artículo! ¡Mal rayo me parta! ¡Es preciso acabarlo!
+
+Y devorado por la ansiedad, trémulo y medio loco, trincó la pluma y
+¡hala!
+
+«Fácil es comprender, escribió, que esta situación no puede prolongarse
+mucho, por el aflictivo estado de la Hacienda. Los apuros del Erario
+son tales, que se nos llena el corazón de tristeza cuando hacemos un
+examen detenido de las rentas públicas. Los ingresos disminuyen de un
+modo aterrador; aumentan los gastos. Todas las corporaciones carecen de
+lo más necesario para cubrir sus atenciones. La miseria cunde por todas
+partes, y el ánimo se abate al considerar nuestra situación. Nos es
+imposible aspirar á nobles fines, porque en la vida moderna nada puede
+lograrse; todas las mejoras materiales y morales son ilusorias cuando el
+Estado se halla próximo á una vergonzosa ruina. ¡Ah! Es preciso llamar
+sobre esto la atención del país. El Tesoro público está exhausto. La
+situación es angustiosa, insostenible, desesperada. ¡Oh! Hay que exigir
+la responsabilidad á quien corresponda apartando de la gestión de los
+negocios públicos á los hombres funestos....»
+
+No pudo seguir, porque su amigo, que se había asomado al balcón mientras
+él escribía, le llamaba con grandes voces.
+
+--¡Ven, ven... _eccola_! Por la calle pasa _la ragazza_ con Doña
+Lorenza y el futuro Marquesito. ¡_Oh terribil momento_!
+
+El desdichado escritor levantóse de su asiento, tiró papel y plumas, sin
+cuidarse de que _aquellos hombres funestos_ siguieran ó no encargados de
+la gestión de los negocios públicos.
+
+Los dos fijaron la vista con ansiosa curiosidad en un grupo que por la
+calle iba, compuesto de tres personas, á saber: una vieja por extremo
+tiesa y con un aire presuntuoso que indicaba su adoración de todas las
+cosas tradicionales y venerandas; una joven, de cuya hermosura no podían
+tenerse bastantes datos desde el balcón, si bien no era difícil apreciar
+la esbeltez de su cuerpo, su andar airoso y su traje, en que la
+elegancia y la modestia habían conseguido hermanarse; y por ultimo, un
+mozalbete, cuyo semblante no era fácil distinguir, pues sólo se veía
+algo de patillas, su poco de lentes y unas miajas de nariz.
+
+El desesperado articulista estuvo á punto de gritar, de arrojar el
+objeto que hallara más á mano sobre la inocente pareja que cruzaba la
+calle. Púsose lívido al notar que se hablaban con una confianza parecida
+á la intimidad, y hasta le pareció escuchar algunas tiernas y
+conmovedoras frases. Apretó los puños y echó por aquella boca sapos y
+culebras, apartándose del balcón por no presenciar más tiempo un
+espectáculo que le enloquecía. Al volverse, su mirada se cruzó con la
+mirada del bruto de la imprenta, que inmóvil en medio de la sala, más
+feo, más horrible y siniestro que nunca, reclamaba las nefandas
+cuartillas. ¡Nada, nada, á rematar el artículo! Ciego de furor, pálido
+como la muerte, trémulo, y con extraviados ojos, se sentó, tomó la pluma
+y salpicando á diestra y siniestra grandes manchurrones de tinta,
+acribillando el papel con los picotazos de la pluma, enjaretó lo
+siguiente:
+
+«Sí: hay que apartar de la gestión de los negocios públicos á esos
+hombres funestos, que han usurpado el poder de una manera nunca vista en
+los anales de la ambición; á esos hombres inmorales, que han extendido á
+todas las esferas administrativas sus viciosas costumbres; á esos
+hombres que escarnecen al país con sus improvisadas fortunas. Todo el
+mundo ve con indignación los abusos, la audacia, el cinismo de tales
+hombres, y nosotros participamos de esa patriótica indignación. ¡Oh! no
+podemos contenernos. Señalamos á la execración de todas las gentes
+honradas á esos Ministros funestos é inmorales--lo repetimos sin
+cesar--que han traído á nuestra patria al estado en que hoy se halla,
+irritando los ánimos y estableciendo en todo el país el reinado de la
+desconfianza, del miedo, de la cólera, de la venganza. Sí: ¡¡castigo,
+venganza!! he aquí las palabras que sintetizan la aspiración nacional en
+el actual momento histórico.»
+
+Hubiera seguido desahogando las hieles de su alma, si alguien no le
+interrumpiera inopinadamente en aquel crítico momento histórico,
+entregándole una carta, cuyo sobre, escrito por mano femenina, le
+produjo extraordinaria conmoción. Abrióla con frenesí, rasgando el
+papel, y leyó lo que sigue, trazado con lápiz, apresuradamente:
+
+«No puedo pintar mi martirio desde que este alcornoque de los Cuatro
+Vientos ha venido de Extremadura, con la pretensión de casarse conmigo.
+Mamá es _partidaria de esta solución_, como tu dices; pero yo me
+mantengo y me mantendré siempre en la más resuelta oposición. Nada ni
+nadie me hará desistir, tontín, y yo te respondo que mi _actitud_,
+¡vivan las actitudes! será tan firme, que ha de causarte admiración. El
+suplicio de tener que oir las simplezas y ver el antipático semblante de
+Cuatro Vientos me dará fuerza para resistir al _sistema arbitrario y á
+las medidas preventivas_ de mamá.»
+
+La alegría del autor fué tan grande en aquel _momento histórico_, que
+por poco se desmaya en los brazos de su amigo. Recobró repentinamente su
+buen humor, volviendo los colores á su rostro demacrado. Pero la
+presencia del siniestro gañán de la imprenta, que inmóvil permanecía en
+medio de la sala, le hizo comprender la necesidad de concluir su obra,
+que reclamaban con furor los irritados cajistas y el inexorable regente.
+Tomó la pluma, y con facilidad notoria terminó de esta manera.
+
+«Pero en honor de la verdad, y penetrándonos de un alto espíritu de
+imparcialidad, deponiendo pasiones bastardas y hablando el lenguaje de
+la más estricta justicia, debemos decir que no tiene el Gobierno toda la
+culpa de lo que hoy pasa. Sería obcecación negarle el buen deseo y la
+aspiración al acierto. ¡Ah! Su gestión tropieza con los obstáculos que
+la insensata oposición de los partidos revolucionarios hace de continuo;
+y los males que sufre el país no proceden, por lo general, de las altas
+regiones. Todos los Ministros tienen muchísimo talento, y se inspiran ¿á
+qué negarlo? en el más puro patriotismo. ¡Ah! nuestro deber es excitar á
+todo el mundo para que, por medio de hábiles transacciones, por medio de
+sabios temperamentos, puedan el pueblo y el poder hermanarse,
+inaugurando la serie de felicidades, de inefables dichas, de
+prosperidades sin cuento que la Providencia nos destina.»
+
+Madrid, Abril de 1872.
+
+
+
+
+LA MULA Y EL BUEY
+
+CUENTO DE NAVIDAD
+
+
+I
+
+Cesó de quejarse la pobrecita; movió la cabeza, fijando los tristes ojos
+en las personas que rodeaban su lecho; extinguióse poco á poco su
+aliento, y expiró. El Ángel de la Guarda, dando un suspiro, alzó el
+vuelo y se fué.
+
+La infeliz madre no creía tanta desventura; pero el lindísimo rostro de
+Celinina se fué poniendo amarillo y diáfano como cera; enfriáronse sus
+miembros, y quedó rígida y dura como el cuerpo de una muñeca. Entonces
+llevaron fuera de la alcoba á la madre, al padre y á los más inmediatos
+parientes, y dos ó tres amigas y las criadas se ocuparon en cumplir el
+último deber con la pobre niña muerta.
+
+La vistieron con riquísimo traje de batista, la falda blanca y ligera
+como una nube, toda llena de encajes y rizos que la asemejaban á espuma.
+Pusiéronle los zapatos, blancos también y apenas ligeramente gastada la
+suela, señal de haber dado pocos pasos, y después tejieron, con sus
+admirables cabellos de color castaño obscuro, graciosas trenzas
+enlazadas con cintas azules. Buscaron flores naturales; mas no
+hallándolas, por ser tan impropia de ellas la estación, tejieron una
+linda corona con flores de tela, escogiendo las más bonitas y las que
+más se parecían á verdaderas rosas frescas traídas del jardín.
+
+Un hombre antipático trajo una caja algo mayor que la de un violín,
+forrada de seda azul con galones de plata, y por dentro guarnecida de
+raso blanco. Colocaron dentro á Celinina, sosteniendo su cabeza en
+preciosa y blanda almohada, para que no estuviese en postura violenta, y
+después que la acomodaron bien en su fúnebre lecho, cruzaron sus
+manecitas, atándolas con una cinta, y entre ellas pusiéronle un ramo de
+rosas blancas, tan hábilmente hechas por el artista, que parecían hijas
+del mismo Abril.
+
+Luego las mujeres aquellas cubrieron de vistosos paños una mesa,
+arreglándola como un altar, y sobre ella fué colocada la caja. En breve
+tiempo armaron unos al modo de doseles de iglesia, con ricas cortinas
+blancas, que se recogían gallardamente á un lado y otro; trajeron de
+otras piezas cantidad de santos é imágenes, que ordenadamente
+distribuyeron sobre el altar, como formando la corte funeraria del ángel
+difunto, y, sin pérdida de tiempo, encendieron algunas docenas de luces
+en los grandes candelabros de la sala, los cuales, en torno á Celinina,
+derramaban tristísimas claridades. Después de besar repetidas veces las
+heladas mejillas de la pobre niña, dieron por terminada su piadosa obra.
+
+
+II
+
+Allá, en lo más hondo de la casa, sonaban gemidos de hombres y mujeres.
+Era el triste lamentar de los padres, que no podían convencerse de la
+verdad del aforismo _angelitos al cielo_, que los amigos administran
+como calmante moral en tales trances. Los padres creían entonces que la
+verdadera y más propia morada de los angelitos es la tierra; y tampoco
+podían admitir la teoría de que es mucho más lamentable y desastrosa la
+muerte de los grandes que la de los pequeños. Sentían, mezclada á su
+dolor, la profundísima lástima que inspira la agonía de un niño, y no
+comprendían que ninguna pena superase á aquélla que destrozaba sus
+entrañas.
+
+Mil recuerdos é imágenes dolorosas les herían, tomando forma de
+agudísimos puñales que les traspasaban el corazón. La madre oía sin
+cesar la encantadora media lengua de Celinina, diciendo las cosas al
+revés, y haciendo de las palabras de nuestro idioma graciosas
+caricaturas filológicas que afluían de su linda boca como la música más
+tierna que puede conmover el corazón de una madre. Nada caracteriza á un
+niño como su estilo, aquel genuino modo de expresarse y decirlo todo con
+cuatro letras, y aquella gramática prehistórica, como los primeros
+vagidos de la palabra en los albores de la humanidad, y su sencillo arte
+de declinar y conjugar, que parece la rectificación inocente de los
+idiomas regularizados por el uso. El vocabulario de un niño de tres
+años, como Celinina, constituye el verdadero tesoro literario de las
+familias. ¿Cómo había de olvidar la madre aquella lengüecita de trapo,
+que llamaba al sombrero _tumeyo_ y al garbanzo _babancho_?
+
+Para colmo de aflicción, vió la buena señora por todas partes los
+objetos con que Celinina había alborozado sus últimos días; y como éstos
+eran los que preceden á Navidad, rodaban por el suelo pavos de barro con
+patas de alambre; un San José sin manos; un pesebre con el Niño Dios,
+semejante á una bolita de color de rosa; un Rey Mago montado en
+arrogante camello sin cabeza. Lo que habían padecido aquellas pobres
+figuras en los últimos días, arrastradas de aquí para allí, puestas en
+ésta ó en la otra forma, sólo Dios, la mamá y el purísimo espíritu que
+había volado al cielo lo sabían.
+
+Estaban las rotas esculturas impregnadas, digámoslo así, del alma de
+Celinina, ó vestidas, si se quiere, de una singular claridad muy triste,
+que era la claridad de ella. La pobre madre, al mirarlas, temblaba toda,
+sintiéndose herida en lo más delicado y sensible de su íntimo ser.
+¡Extraña alianza de las cosas! ¡Cómo lloraban aquellos pedazos de barro!
+¡Llenos parecían de una aflicción intensa, y tan doloridos, que su vista
+sola producía tanta amargura como el espectáculo de la misma criatura
+moribunda, cuando miraba con suplicantes ojos á sus padres y les pedía
+que le quitasen aquel horrible dolor de su frente abrasada! La más
+triste cosa del mundo era para la madre aquel pavo con patas de alambre
+clavadas en tablilla de barro, y que en sus frecuentes cambios de
+postura había perdido el pico y el moco.
+
+
+III
+
+Pero si era aflictiva la situación de espíritu de la madre, éralo mucho
+más la del padre. Aquélla estaba traspasada de dolor; en éste, el dolor
+se agravaba con un remordimiento agudísimo. Contaremos brevemente el
+peregrino caso advirtiendo que esto quizás parecerá en extremo pueril á
+algunos, pero á los que tal crean, les recordaremos que nada es tan
+ocasionado á puerilidades como un íntimo y puro dolor, de esos en que no
+existe mezcla alguna de intereses de la tierra, ni el desconsuelo
+secundario del egoísmo no satisfecho.
+
+Desde que Celinina cayó enferma, sintió el afán de las poéticas fiestas
+que más alegran á los niños: las fiestas de Navidad. Ya se sabe con
+cuánta ansia desean la llegada de estos risueños días, y cómo les
+trastorna el febril anhelo de los regalitos, de los nacimientos, y las
+esperanzas del mucho comer y del atracarse de pavo, mazapan, peladillas
+y turrón. Algunos se creen capaces, con la mayor ingenuidad, de embuchar
+en sus estómagos cuanto ostentan la Plaza Mayor y calles adyacentes.
+
+Celinina, en sus ratos de mejoría, no dejaba de la boca el tema de la
+Pascua; y como sus primitos, que iban á acompañarla, eran de más edad y
+sabían cuanto hay que saber en punto á regalos y nacimientos, se
+alborotaba más la fantasía de la pobre niña oyéndoles, y más se
+encendían sus afanes de poseer golosinas y juguetes. Delirando, cuando
+la metía en su horno de martirios la fiebre, no cesaba de nombrar lo que
+de tal modo ocupaba su espíritu, y todo era golpear tambores, tañer
+zambombas, cantar villancicos. En la esfera tenebrosa que rodeaba su
+mente, no había sino pavos haciendo _clau clau_; pollos que gritaban
+_pío pío_; montes de turrón que llegaban al cielo formando un Guadarrama
+de almendras; nacimientos llenos de luces y que tenían lo menos
+cincuenta mil millones de figuras; ramos de dulce, árboles cargados de
+cuantos juguetes puede idear la más fecunda imaginación tirolesa; el
+estanque del Retiro lleno de sopa de almendras; besugos que miraban á
+las cocineras con sus ojos cuajados, naranjas que llovían del cielo,
+cayendo en más abundancia que las gotas de agua en día de temporal, y
+otros mil prodigios que no tienen número ni medida.
+
+
+IV
+
+El padre, por no tener más chicos que Celinina, no cabía en sí de
+inquieto y desasosegado. Sus negocios le llamaban fuera de la casa; pero
+muy á menudo entraba en ella para ver como iba la enfermita. El mal
+seguía su marcha con alternativas traidoras: unas veces dando esperanzas
+de remedio, otras quitándolas.
+
+El buen hombre tenía presentimientos tristes. El lecho de Celinina, con
+la tierna persona agobiada en él por la fiebre y los dolores, no se
+apartaba de su imaginación. Atento á lo que pudiera contribuir á
+regocijar el espíritu de la niña, todas las noches, cuando regresaba á
+la casa, le traía algún regalito de Pascua, variando siempre de objeto y
+especie, pero prescindiendo siempre de toda golosina. Trájole un día una
+manada de pavos, tan al vivo hechos, que no les faltaba más que graznar;
+otro día sacó de sus bolsillos la mitad de la Sacra Familia, y al
+siguiente á San José con el pesebre y portal de Belén. Después vino con
+unas preciosas ovejas, á quien conducían gallardos pastores, y luego se
+hizo acompañar de unas lavanderas que lavaban, y de un choricero que
+vendía chorizos, y de un Rey Mago negro, al cual sucedió otro de barba
+blanca y corona de oro. Por traer, hasta trajo una vieja que daba azotes
+en cierta parte á un chico por no saber la lección.
+
+Conocedora Celinina, por lo que charlaban sus primos, de todo lo
+necesario á la buena composición de un nacimiento, conoció que aquella
+obra estaba incompleta por la falta de dos figuras muy principales: la
+mula y el buey. Ella no sabía lo que significaba la tal mula ni el tal
+buey; pero atenta á que todas las cosas fuesen perfectas, reclamó una y
+otra vez del solícito padre el par de animales que se había quedado en
+Santa Cruz.
+
+Él prometió traerlos, y en su corazón hizo propósito firmísimo de no
+volver sin ambas bestias; pero aquel día, que era el 23, los asuntos y
+quehaceres se le aumentaron de tal modo, que no tuvo un punto de reposo.
+Además de esto, quiso el Cielo que se sacase la lotería, que tuviera
+noticia de haber ganado un pleito, que dos amigos cariñosos le
+embarazaran toda la mañana... en fin, el padre entró en la casa sin la
+mula, pero también sin el buey.
+
+Gran desconsuelo mostró Celinina al ver que no venían á completar su
+tesoro las dos únicas joyas que en él faltaban. El padre quiso al punto
+remediar su falta; mas la nena se había agravado considerablemente
+durante el día; vino el médico, y como sus palabras no eran
+tranquilizadoras, nadie pensó en bueyes, mas tampoco en mulas.
+
+El 24 resolvió el pobre señor no moverse de la casa. Celinina tuvo por
+breve rato un alivio tan patente, que todos concibieron esperanzas, y
+lleno de alegría, dijo el padre: «Voy al punto á buscar eso.»
+
+Pero como cae rápidamente un ave herida al remontar el vuelo á lo más
+alto, así cayó Celinina en las honduras de una fiebre muy intensa. Se
+agitaba trémula y sofocada en los brazos ardientes de la enfermedad, que
+la constreñía sacudiéndola para expulsar la vida. En la confusión de su
+delirio, y sobre el revuelto oleaje de su pensamiento, flotaba, como el
+único objeto salvado de un cataclismo, la idea fija del deseo que no
+había sido satisfecho; de aquella codiciada mula y de aquel suspirado
+buey, que aún proseguían en estado de esperanza.
+
+El papá salió medio loco, corrió por las calles; pero en mitad de una de
+ellas se detuvo y dijo: «¿Quién piensa ahora en figuras de nacimiento?»
+
+Y corriendo de aquí para allí, subió escaleras, y tocó campanillas, y
+abrió puertas sin reposar un instante, hasta que hubo juntado siete ú
+ocho médicos, y les llevó á su casa. Era preciso salvar á Celinina.
+
+
+V
+
+Pero Dios no quiso que los siete ú ocho (pues la cifra no se sabe á
+punto fijo) alumnos de Esculapio contraviniesen la sentencia que él
+había dado, y Celinina fué cayendo, cayendo más á cada hora, y llegó á
+estar abatida, abrasada, luchando con indescriptibles congojas, como la
+mariposa que ha sido golpeada y tiembla sobre el suelo con las alas
+rotas. Los padres se inclinaban junto á ella con afán insensato, cual si
+quisieran con la sola fuerza del mirar detener aquella existencia que se
+iba, suspender la rápida desorganización humana, y con su aliento
+renovar el aliento de la pobre mártir que se desvanecía en un suspiro.
+
+Sonaron en la calle tambores y zambombas y alegre chasquido de panderos.
+Celinina abrió los ojos, que ya parecían cerrados para siempre; miró á
+su padre, y con la mirada tan sólo y un grave murmullo que no parecía
+venir ya de lenguas de este mundo, pidió á su padre lo que éste no había
+querido traerle. Traspasados de dolor padre y madre, quisieron
+engañarla, para que tuviese una alegría en aquel instante de suprema
+aflicción, y presentándole los pavos, le dijeron:--«Mira, hija de mi
+alma, aquí tienes la mulita y el bueyecito.»
+
+Pero Celinina, aun acabándose, tuvo suficiente claridad en su
+entendimiento para ver que los pavos no eran otra cosa que pavos, y los
+rechazó con agraciado gesto. Después siguió con la vista fija en sus
+padres, y ambas manos en la cabeza señalando sus agudos dolores. Poco á
+poco fué extinguiéndose en ella aquel acompasado son, que es el último
+vibrar de la vida, y al fin todo calló, como calla la máquina del reloj
+que se para; y la linda Celinina fué un gracioso bulto, inerte y frío
+como mármol, blanco y transparente como la purificada cera que arde en
+los altares.
+
+¿Se comprende ahora el remordimiento del padre? Porque Celinina tornara
+á la vida, hubiera él recorrido la tierra entera para recoger todos los
+bueyes y todas, absolutamente todas las mulas que en ella hay. La idea
+de no haber satisfecho aquel inocente deseo era la espada más aguda y
+fría que traspasaba su corazón. En vano con el raciocinio quería
+arrancársela; pero ¿de qué servía la razón, si era tan niño entonces
+como la que dormía en el ataúd, y daba más importancia á un juguete que
+á todas las cosas de la tierra y del cielo?
+
+
+VI
+
+En la casa se apagaron al fin los rumores de la desesperación, como si
+el dolor, internándose en el alma, que es su morada propia, cerrara las
+puertas de los sentidos para estar más solo y recrearse en sí mismo.
+
+Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada
+de la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás
+casas, resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos,
+y vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías. Desde
+la sala donde estaba la niña difunta, las piadosas mujeres que le hacían
+compañía oyeron espantosa algazara, que al través del pavimento del piso
+superior llegaba hasta ellas, conturbándolas en su pena y devoto
+recogimiento. Allá arriba, muchos niños chicos, congregados con mayor
+número de niños grandes y felices papás y alborozados tíos y tías,
+celebraban la Pascua, locos de alegría ante el más admirable nacimiento
+que era dado imaginar, y atentos al fruto de juguetes y dulces que en
+sus ramas llevaba un frondoso árbol con mil vistosas candilejas
+alumbrado.
+
+Hubo momentos en que con el grande estrépito de arriba, parecía que
+retemblaba el techo de la sala, y que la pobre muerta se estremecía en
+su caja azul, y que las luces todas oscilaban, cual si, á su manera,
+quisieran dar á entender también que estaban algo peneques. De las tres
+mujeres que velaban, se retiraron dos; quedó una sola, y ésta, sintiendo
+en su cabeza grandísimo peso, á causa sin duda del cansancio producido
+por tantas vigilias, tocó el pecho con la barba y se durmió.
+
+Las luces siguieron oscilando y moviéndose mucho, á pesar de que no
+entraba aire en la habitación. Creeríase que invisibles alas se agitaban
+en el espacio ocupado por el altar. Los encajes del vestido de Celinina
+se movieron también, y las hojas de sus flores de trapo anunciaban el
+paso de una brisa juguetona ó de manos muy suaves. Entonces Celinina
+abrió los ojos.
+
+Sus ojos negros llenaron la sala con una mirada viva y afanosa que
+echaron en derredor y de arriba abajo. Inmediatamente después, separó
+las manos sin que opusiera resistencia la cinta que las ataba, y
+cerrando ambos puños se frotó con ellos los ojos, como es costumbre en
+los niños al despertarse. Luego se incorporó con rápido movimiento, sin
+esfuerzo alguno, y mirando al techo, se echó á reir; pero su risa,
+sensible á la vista, no podía oirse. El único rumor que fácilmente se
+percibió era una bullanga de alas vivamente agitadas, cual si todas las
+palomas del mundo estuvieran entrando y saliendo en la sala mortuoria y
+rozaran con sus plumas el techo y las paredes.
+
+Celinina se puso en pie, extendió los brazos hacia arriba, y al punto le
+nacieron unas alitas cortas y blancas. Batiendo con ellas el aire,
+levantó el vuelo y desapareció.
+
+Todo continuaba lo mismo: las luces ardiendo, derramando en copiosos
+chorros la blanca cera sobre las arandelas; las imágenes en el propio
+sitio, sin mover brazo ni pierna ni desplegar sus austeros labios; la
+mujer sumida plácidamente en un sueño que debía saberle á gloria; todo
+seguía lo mismo, menos la caja azul, que se había quedado vacía.
+
+
+VII
+
+¡Hermosa fiesta la de esta noche en casa de los señores de-----!
+
+Los tambores atruenan la sala. No hay quien haga comprender á esos
+endiablados chicos que se divertirán más renunciando á la infernal bulla
+de aquel instrumento de guerra. Para que ningún humano oído quede en
+estado de funcionar al día siguiente, añaden al tambor esa invención del
+Averno, llamada zambomba, cuyo ruido semeja á gruñidos de Satanás.
+Completa la sinfonía el pandero, cuyo atroz chirrido de calderetería
+vieja alborota los nervios más tranquilos. Y sin embargo, esta discorde
+algazara sin melodía y sin ritmo, más primitiva que la música de los
+salvajes, es alegre en aquesta singular noche, y tiene cierto sonsonete
+lejano de coro celestial.
+
+El Nacimiento no es una obra de arte á los ojos de los adultos; pero los
+chicos encuentran tanta belleza en las figuras, expresión tan mística en
+el semblante de todas ellas, y propiedad tanta en sus trajes, que no
+creen haya salido de manos de los hombres obra más perfecta, y la
+atribuyen á la industria peculiar de ciertos ángeles dedicados á ganarse
+la vida trabajando en barro. El portal de corcho, imitando un arco
+romano en ruinas, es monísimo, y el riachuelo representado por un
+espejillo con manchas verdes que remedan acuáticas yerbas y el musgo de
+las márgenes, parece que corre por la mesa adelante con plácido
+murmurio. El puente por donde pasan los pastores es tal, que nunca se ha
+visto el cartón tan semejante á la piedra; al contrario de lo que pasa
+en muchas obras de nuestros ingenieros modernos, los cuales hacen
+puentes de piedra que parecen de cartón. El monte que ocupa el centro
+se confundiría con un pedazo de los Pirineos, y sus lindas casitas, más
+pequeñas que las figuras, y sus árboles figurados con ramitas de
+evónimus, dejan atrás á la misma Naturaleza.
+
+En el llano es donde está lo más bello y las figuras más
+características: las lavanderas que lavan en el arroyo; los paveros y
+polleros conduciendo sus manadas; un guardia civil que lleva dos
+granujas presos; caballeros que pasean en lujosas carretelas junto al
+camello de un Rey Mago, y Perico el ciego tocando la guitarra en un
+corrillo donde curiosean los pastores que han vuelto del Portal. Por
+medio á medio, pasa un tranvía lo mismito que el del barrio Salamanca, y
+como tiene dos _rails_ y sus ruedas, á cada instante le hacen correr de
+Oriente á Occidente con gran asombro del Rey Negro, que no sabe qué
+endiablada máquina es aquella.
+
+Delante del Portal hay una lindísima plazoleta, cuyo centro lo ocupa una
+redoma de peces, y no lejos de allí vende un chico _La Correspondencia_,
+y bailan gentilmente dos majos. La vieja que vende buñuelos y la
+castañera de la esquina son las piezas más graciosas de este maravilloso
+pueblo de barro, y ellas solas atraen con preferencia las miradas de la
+infantil muchedumbre. Sobre todo, aquel chicuelo andrajosa que en una
+mano tiene un billete de lotería, y con la otra le roba bonitamente las
+castañas del cesto á la tía Lambrijas, hace desternillar de risa á
+todos.
+
+En suma: el Nacimiento _número uno_ de Madrid es el de aquella casa, una
+de las más principales, y ha reunido en sus salones á los niños más
+lindos y más juiciosos de veinte calles á la redonda.
+
+
+VIII
+
+Pues ¿y el árbol? Está formado de ramas de encina y cedro. El solícito
+amigo de la casa que lo ha compuesto con gran trabajo, declara que jamás
+salió de sus manos obra tan acabada y perfecta. No se pueden contar los
+regalos pendientes de sus hojas. Son, según la suposición de un
+chiquitín allí presente, en mayor número que las arenas del mar. Dulces
+envueltos en cáscaras de papel rizado; mandarinas, que son los niños de
+pecho de las naranjas; castañas arropadas en mantillas de papel de
+plata; cajitas que contienen glóbulos de confitería homeopática;
+figurillas diversas á pie y á caballo: cuanto Dios crió para que lo
+perfeccionase luego la Mahonesa ó lo vendiese Scropp, ha sido puesto
+allí por una mano tan generosa como hábil. Alumbraban aquel árbol de la
+vida candilejas en tal abundancia, que, según la relación de un
+convidado de cuatro años, hay allí más lucecitas que estrellas en el
+cielo.
+
+El gozo de la caterva infantil no puede compararse á ningún sentimiento
+humano: es el gozo inefable de los coros celestiales en presencia del
+Sumo Bien y de la Belleza Suma. La superabundancia de satisfacción casi
+les hace juiciosos, y están como perplejos, en seráfico arrobamiento,
+con todo el alma en los ojos, saboreando de antemano lo que han de
+comer, y nadando, como los ángeles bienaventurados, en éter puro de
+cosas dulces y deliciosas, en olor de flores y de canela, en la esencia
+increada del juego y de la golosina.
+
+
+IX
+
+Mas de repente sintieron un rumor que no provenía de ellos. Todos
+miraron al techo, y como no veían nada, se contemplaban los unos á los
+otros, riendo. Oíase gran murmullo de alas rozando contra la pared y
+chocando en el techo. Si estuvieran ciegos, habrían creído que todas las
+palomas de todos los palomares del universo se habían metido en la
+sala. Pero no veían nada, absolutamente nada.
+
+Notaron, sí, de súbito, una cosa inexplicable y fenomenal. Todas las
+figurillas del Nacimiento se movieron, todas variaron de sitio sin
+ruido. El coche del tranvía subió á lo alto de los montes, y los Reyes
+se metieron de patas en el arroyo. Los pavos se colaron sin permiso
+dentro del Portal, y San José salió todo turbado, cual si quisiera saber
+el origen de tan rara confusión. Después, muchas figuras quedaron
+tendidas en el suelo. Si al principio las traslaciones se hicieron sin
+desorden, después se armó una baraúnda tal, que parecían andar por allí
+cien mil manos afanosas de revolverlo todo. Era un cataclismo universal
+en miniatura. El monte se venía abajo, faltándole sus cimientos
+seculares; el riachuelo variaba de curso, y echando fuera del cauce sus
+espejillos, inundaba espantosamente la llanura; las casas hundían el
+tejado en la arena; el Portal se estremecía cual si fuera combatido de
+horribles vientos, y como se apagaron muchas luces resultó nublado el
+sol y obscurecidas las luminarias del día y de la noche.
+
+Entre el estupor que tal fenómeno producía algunos pequeñuelos reían
+locamente y otros lloraban. Una vieja supersticiosa les dijo:
+
+«¿No sabéis quién hace este trastorno? Hácenlo los niños muertos que
+están en el cielo, y los cuales permite Padre Dios, esta noche, que
+vengan á jugar con los Nacimientos.»
+
+Todo aquello tuvo fin, y se sintió otra vez el batir de alas alejándose.
+
+Acudieron muchos de los presentes á examinar los estragos, y un señor
+dijo:
+
+«Es que se ha hundido la mesa y todas las figuras se han revuelto.»
+
+Empezaron á recoger las figuras y á ponerlas en orden. Después del
+minucioso recuento y de reconocer una por una todas las piezas, se echó
+de menos algo. Buscaron y rebuscaron; pero sin resultado. Faltaban dos
+figuras: la Mula y el Buey.
+
+
+X
+
+Ya cercano el día, iban los alborotadores camino del cielo, más
+contentos que unas Pascuas, dando brincos por esas nubes, y eran
+millones de millones, todos preciosos, puros, divinos, con alas blancas
+y cortas que batían más rápidamente que los más veloces pájaros de la
+tierra. La bandada que formaban era más grande que cuanto pueden abarcar
+los ojos en el espacio visible, y cubría la luna y las estrellas, como
+cuando el firmamento se llena de nubes.
+
+«A prisa, á prisa, caballeritos, que va á ser de día--dijo uno,--y el
+Abuelo nos va á reñir si llegamos tarde. No valen nada los Nacimientos
+de este año.... ¡Cuando uno recuerda aquellos tiempos...!»
+
+Celinina iba con ellos, y como por primera vez andaba en aquellas
+altitudes, se atolondraba un poco.
+
+«Ven acá--le dijo uno,--dame la mano y volarás más derecha.... Pero ¿qué
+llevas ahí?
+
+--Esto--repuso Celinina oprimiendo contra su pecho dos groseros animales
+de barro.--Son pa mí, pa mí.
+
+--Mira, chiquilla, tira esos muñecos. Bien se conoce que sales ahora de
+la tierra. Has de saber que aunque en el Cielo tenemos juegos eternos;
+siempre deliciosos, el Abuelo nos manda al mundo esta noche para que
+enredemos un poco en los Nacimientos. Allá arriba se divierten también
+esta noche, y yo creo que nos mandan abajo por que les mareamos con el
+gran ruido que metemos.... Pero si Padre Dios nos deja bajar y andar por
+las casas, es á condición de que no hemos de coger nada, y tú has
+afanado eso.»
+
+Celinina no se hacía cargo de estas poderosas razones, y apretando más
+contra su pecho los dos animales, repitió:
+
+--Pa mí, pa mí.
+
+--Mira, tonta,--añadió el otro,--que si no haces caso nos vas á dar un
+disgusto. Baja en un vuelo, y deja eso, que es de la tierra y en la
+tierra debe quedar. En un momento vas y vuelves, tonta. Yo te espero en
+esta nube.»
+
+Al fin Celinina cedió, y bajando, entregó á la tierra su hurto.
+
+
+XI
+
+Por eso observaron que el precioso cadáver de Celinina, aquello que fué
+su persona visible, tenía en las manos, en vez del ramo de flores, dos
+animalillos de barro. Ni las mujeres que la velaron, ni el padre, ni la
+madre, supieron explicarse esto; pero la linda niña, tan llorada de
+todos, entró en la tierra apretando en sus frías manecitas la Mula y el
+Buey.
+
+Diciembre de 1876.
+
+
+
+
+
+LA PLUMA EN EL VIENTO
+
+
+EL VIAJE DE LA VIDA
+
+
+Poe....[1]
+
+
+INTRODUCCIÓN
+
+Sobre el apelmazado suelo de un corral, entre un cascarón de huevo y una
+hoja de rábano, cerca del medio plato donde bebían los pollos y como á
+dos pulgadas del jaramago que se había nacido en aquel sitio sin pedir
+permiso á nadie, yacía una pequeña y ligerísima pluma, caída al parecer
+del cuello de cierta paloma vecina, que diez minutos antes se había
+dejado acariciar ¡oh femenil condescendencia! por un D. Juan que hacía
+estragos en los tejados de aquellos contornos.
+
+El corral era triste, feo y solitario. Desde donde estaba la pluma no
+se veía otra cosa que la copa de algunos castaños plantados fuera de la
+tapia; el campanario de la iglesia con su remate abollado, á manera de
+sombrero viejo; la vara enorme y deslucida de un chopo inválido y casi
+moribundo, y las tejas dé la casa adyacente, que en días de temporal
+regaban con abundante lloro el corral y la huerta. La vid, la zarza
+trepadora y la madreselva, apenas cubrían entre las tres toda la
+extensión de la tapia, erizada de vidrios rotos en su parte superior,
+que servía de baluarte inexpugnable contra zorras y chicuelos.
+
+A esto se reducía el paisaje, amén del inmenso y siempre hermoso cielo,
+tan espléndido de día, como imponente y misterioso de noche.
+
+La pluma (¿por qué no hemos de darle vida?) yacía, como dijimos, en
+compañía de varios objetos bastante innobles, propios del lugar, y
+constantemente expuesta a ser hollada por la bárbara planta de los
+gansos, de los pollos y aun de otros animalejos menos limpios y decentes
+que tenían habitación en algún lodazal cercano.
+
+No hay para qué decir que la pluma debía de estar muy aburrida; pues
+suponiendo un alma en han delicado, aéreo y flexible cuerpo, la
+consecuencia es que esta alma no podía vivir contenta en el corral
+descrito. Por una misteriosa armonía entre los elementos constitutivos
+de aquel ser, si el cuerpo parecía un espectro de materia, el alma había
+sido creada para volar y remontarse a las alturas, elevándose a la mayor
+distancia, posible sobra el suelo, en cuyo fango jamás debieran tocar
+los encajes casi imperceptibles de su sutil vestidura. Para esto había
+nacido ciertamente; pero en ella, como en nosotros los hombres, la
+predestinación continuaba siendo una vana palabra. Estaba la pobre en el
+corral, lamentando su suerte, con la vista fija en el cielo, sin más
+distracción que ver agitados por el viento los blancos festones de su
+ropa inmaculada, y diciendo en la ignota lengua de las plumas: «No sé
+cómo aguanto esta vida fastidiosa. Más valdría cien veces morir.»
+
+Otras muchas cosas igualmente tristes dijo; pero en el mismo instante
+una ráfaga de viento que puso en conmoción todas las pajas y objetos
+menudos arrojados en el corral, la suspendió, ¡oh inesperada alegría!
+alzándola sobre el suelo más de media vara. Por breve espacio de tiempo
+estuvo fluctuando de aquí para allí, amenazando caer unas veces y
+remontándose otras, con gran algazara de los pollos, quienes al ver
+aquella cosa blanca que se paseaba por los aires con tanta majestad,
+iban tras ella aguardándola en su caída, con la esperanza de que fuera
+algo de comer. Pero el viento sopló más recio, y haciendo un fuerte
+remolino en todo el recinto del corral, la sacó fuera velozmente. Cuando
+ella se vió más alta que la tapia, más alta que la casa, que los
+castaños, que la cúspide del chopo, tembló toda de entusiasmo y
+admiración. Allá arribita, el viento la meció, sosteniéndola sin
+violentas sacudidas: parecía balancearse en visible hamaca ó en los
+brazos de algún cariñoso genio. Desde allí ¡qué espectáculo! Abajo el
+corral con sus inquietos pollos escarbando sin cesar; la huerta, la
+casa, los castaños, el chopo, ¡qué pequeño lo que antes parecía tan
+grande! Después, toda la extensión del hermoso valle poblado de casas,
+de árboles, de flores, de ganados; a lo lejos las montañas con sus
+laderas cubiertas de bosques, sus eminencias rojizas y azules y sus
+cúspides encaperuzadas con una blancura en la cual nuestra viajera creyó
+ver enormes montones de plumas, encima el cielo sin fin, el sol de la
+mañana dando vivos colores a todo el paisaje, garabateando el agua con
+rayos de luz, produciendo temblorosos reflejos en el follaje de los
+olmos, y reverberando en las sementeras pajizas, salpicadas aquí y allí
+de manchas de amapolas. ¡Esto sí que se llama vivir! Tremenda cosa sería
+caer otra vez en el corral.
+
+La pluma, en el colmo de su regocijo, no halló medio mejor de expresarlo
+que dando vueltas sobre su eje, para que se orearan bien sus miembros
+húmedos y ateridos: se bañó en el sol y se esponjó, ahuecando con cierta
+vanidad los flecos diminutos de que se componía su cuerpo. El sol
+penetraba por entre los mil intersticios de aquel encaje prodigioso, y
+nuestra viajera se vió vestida de hilos de cristal más tenues que los
+que tienden las arañas de rama en rama, y cubierta de diamantes,
+esmeraldas y rubíes que variaban de luces á cada movimiento, y tan
+menudos, que los granos de arena parecerían montañas á su lado.
+
+Extender la vista por el valle, por las montañas, por el horizonte, y
+querer recorrerlo todo hasta el fin, fué en la pluma obra de un momento.
+Su estupor y alborozo no tenían límites, y si al pronto la sorpresa la
+mantuvo en aquella altura, divagando, sin apartarse de su situación
+primera, después serenada un poco y sintiendo en su pecho (?) el fuego
+del entusiasmo, se lanzó en el inmenso espacio, en brazos del
+geniecillo. Desaparecieron corral, casa, aldea; la torre de la iglesia,
+como gigante despavorido, caminaba también con grandes zancajos hasta
+perderse de vista. En la agitación de aquel vuelo vertiginoso, la pluma
+subía á veces á tanta altura, que apenas podía distinguir los objetos;
+otras descendía hasta rozar con la tierra, y contemplaba su imagen
+fugitiva en la superficie verdosa de los charcos. A veces se remontaba
+tanto, que parecía confundirse con las nubes y perderse en los inmensos
+océanos del espacio; á veces descendía tanto, que casi casi tocaba á la
+tierra, y en su lenguaje ignoto decía al viento: «Bájame un poco, amigo,
+que me mareo en estas alturas,» ó «levántame por favor, amiguito, que
+voy á caer en ese lodazal.»
+
+El viento, dócil vehículo, la subía y la bajaba según su deseo, andando
+siempre, y pasaban valles, ríos, montes, colinas, pueblos, sin parar
+nunca. En su viaje, la pluma no cesaba de admirar cuanto veía. Los
+pájaros pasaban cantando junto á ella; las mariposas se detenían,
+mirandola con asombro, no acertando á comprender si era cosa viva o un
+objeto arrastrado por el viento. Cuando iban cerca de tierra y pasaban
+rozando por encima de zarzales y plantas espinosas, creeríase que todas
+las púas se erizaban como garras para cogerla, y al volar por encima de
+un charco, los gansos de la orilla volvían de medio lado la cabeza
+mirándola, y con la esperanza de verla caer, corrían graznando tras
+ella:-«Súbeme, amiguito-gritaba-, para no oír a estos bárbaros».
+
+
+CANTO PRIMERO
+
+Y subían hasta lo alto de la montaña; pasaban la divisoria, y recorrían
+otro valle, y así todo el camino, sin detenerse nunca. Tanto anduvieron
+que la pluma, sintiendo satisfecha su curiosidad, se arremolinó, dió
+varias vueltas sobre sí misma, y dijo al genio que la conducía:
+
+«¿Sabes que hemos corrido bastante? ¿No convendría elegir sitio para
+descansar un rato? ¡Ay, amigo! Aunque deseaba salir del corral recorrer
+el mundo, puedes creer que lo que á mí me gusta es la vida tranquila y
+reposada. Por un instante pensé que la felicidad es volar de aquí para
+allí, viendo cosas distintas cada minuto, y recibiendo impresiones
+diferentes. Ya me voy convenciendo de que es mejor estarse una
+quietecita en un paraje que no sea tan feo como el corral, viviendo sin
+sobresalto ni peligro. Allí veo, cerca del río, unos grandes árboles,
+que me parecen el lugar más hermoso que hemos encontrado en nuestro
+viaje.»
+
+Acercáronse y vieron, efectivamente, que á la sombra de aquellos árboles
+había el sitio más apetecible y delicioso que podría ambicionar una
+pluma para pasar sus días. Césped finísimo cubría el suelo; el río
+cercano corría con mansa corriente, ni tan rápida que arrastrara y
+revolviera la tierra de las verdes márgenes, ni tan pausada que se
+enturbiaran sus aguas: fácil era contar todas las piedrecillas del
+fondo; mas no la muchedumbre de peces que divagaban por su transparente
+cristal. Las ramas de los árboles, cerniendo la viva luz del sol,
+mantenían en templada penumbra el pequeño prado; y de allí habían huído
+todos los insectos importunos y sucios, así como todas las aves
+impertinentes y casquivanas. Los pocos seres que allí estaban de paso ó
+con residencia fija, eran lo más culto y distinguido de la creación:
+insectos vestidos de oro y condecorados con admirables pedrerías; aves
+sentimentales y discretas que cantaban sus amores en cortesano estilo, y
+sólo á ciertas horas de la mañana ó de la tarde. Era el mediodía, y
+todas callaban en lo alto de las ramas, entreteniendo el espíritu en
+abstractas meditaciones.
+
+«¡Fresco y bonito lugar es éste!--dijo la pluma erizándose de entusiasmo
+al verse allí.--Aquí quiero pasar toda mi vida, toda, toda, lo repito
+con seguridad completa de no variar de propósito.
+
+Vagaba á la sombra de los árboles, resbalando sobre el fresco césped,
+cuando vió que se acercaba una pastora, guiando dos docenas de ovejas
+con alguno que otro cordero, y un perro que le servía de custodia y
+compañía. La pastora se ocupaba, andando, en tejer una corona de flores
+que traía en la falda, y era tanta su hermosura, donaire y elegancia,
+que la pluma se quedó absorta.
+
+Sentose la joven, y la pluma remontándose de nuevo por los aires,
+empezó a dar vueltas en torno suyo, admirando de cerca y, de lejos, ya
+la blancura del cutis, ya la expresión y brillo de los ojos, ya los
+cabellos negros, ya sus labios encendidos, todas y cada una de las
+perfecciones de tan ejemplar criatura.
+
+«Aquí me he de estar toda la vida--exclamaba la viajera en su enrevesado
+idioma.--Esto sí que es vivir. Nunca me cansaré de mirarla, aunque viva
+mil años. ¡Qué bien he hecho en establecerme aquí... y qué gran cosa es
+el amor! Gracias á Dios que he encontrado la felicidad. ¡Cuan dulcemente
+se pasa el tiempo mirándola, ahora y después y siempre! ¿Qué placer
+iguala al de pasar rozando sus cabellos, y acariciarle la frente con mis
+flequitos? ¿Qué mayor ambición puedo tener que dejarme resbalar por su
+cuello hasta escurrirme... qué sé yo dónde, ó esconderme entre su ropa
+y su carne para estarme allí haciéndole cosquillas _per saecula
+saeculorum_? Esto me vuelve loca... y de veras que estoy loca de amor.
+Aquí y sin apartarme de ella un instante, he de pasar toda la vida.»
+
+La pluma volaba y revolaba alrededor de la pastora, hasta que fué á
+posarse sutilmente sobre su hombro, y en él hizo mil morisquetas y
+remilgos con sus flecos. Vió la muchacha aquel objeto blanco, que al
+principio juzgó ser cosa menos delicada caída de las ramas del árbol, y
+tomándola, la estrujó entre sus dedos y la arrojó lejos de sí con
+indiferencia desdeñosa. Un rato después convocó á su rebaño y se fué.
+
+Mucho tardó nuestra infortunada viajera en volver de su desmayo. Al
+abrir los ojos, en vano buscó al objeto de su tierna pasión;
+reconociendo el sitio, sacudió sus encajes magullados y rotos, y dió al
+viento sus quejas en esta forma:
+
+«Ay, vientecillo, sácame de aquí, por las ánimas benditas; levántame,
+que me muero de tristeza. Quiero correr otra vez, pues ahora comprendo
+que la felicidad no existe en lo que yo creía. ¡Buena tonta he sido! El
+amor, no es más que fatigas y dolores. Basta de amor, que harto conozco
+ya lo que trae consigo. Volemos otra vez, y vamos a donde tú quieras,
+amiguito. De veras te digo que me cargan estos árboles y este río: estoy
+ya hasta la corona de céspedes, prados, arroyos y pajarillos. Démonos
+una vueltecita por esos mundos. Levántame: quiero subir hasta las nubes.
+Eso es; así me gusta: súbeme todo lo que puedas. Mira, allí a lo lejos
+se alcanza a ver una casa que ha de ser muy grande: ¿ves cómo brilla a
+los rayos del sol, cual si fuese de plata, y a su lado hay otra y otra,
+muchas, muchísimas casas? Sin duda aquello es lo que llaman una ciudad.
+Eso, eso es lo que yo deseo ver. Gracias a Dios que encuentro lo que me
+gusta. Vámonos derechos allá, y dejémonos de montes y valles, que son
+lugares impropios para este genio mío... Ya, ya se ve de cerca la
+ciudad. En aquel magnífico palacio que vimos primero nos hemos de meter.
+Corre, corre más, que me parece que no llegamos nunca.
+
+NOTA:
+
+[1] Perdón ¡oh lector! iba á cometer la irreverencia de llamar á esto
+_poema_.
+
+
+CANTO SEGUNDO
+
+Pronto se hallaron muy cerca de un soberbio palacio de mármol, tan
+grande y bello que hasta el mismo genio misterioso, que conducía á
+nuestra amiga, se quedó absorto ante tanta magnificencia. Oíanse por
+allí algazaras como de baile ó festín, y músicas sorprendentes. Flotaban
+banderas en los minaretes y azoteas, y por las ventanas se veía
+discurrir la gente alegre y bulliciosa.
+
+«Adentro, amiguito--dijo la pluma;--colémonos por este balcón que está
+de par en par abierto.»
+
+Así lo hicieron, encontrándose dentro de una gran sala en la cual había
+hasta cien personas sentadas alrededor de vasta mesa, llena de ricos
+manjares y adornada de flores, todo puesto con arte y soberana
+magnificencia. Era igual el número de hombres al de mujeres; y si entre
+aquéllos los había de distintas edades, éstas eran todas jóvenes y
+hermosas. Los criados vestían riquísimos trajes, y un sin fin de músicos
+tocaban armoniosas sonatas en lo alto de una gran tribuna.
+
+Los convidados estaban tendidos sobre cojines cubiertos de vistosos
+tapices; ellas adornadas con flores, y tan ligera y graciosamente
+vestidas, que su hermosura no podía menos de aparecer realzada con
+atavíos tan indiscretos. Las carcajadas, las voces y la música,
+impresionando el oído; el aroma de las flores y el olor aperitivo de las
+comidas y licores, hiriendo el olfato; la viveza de las miradas, la
+variedad de colores, afectando la vista, producían en aquel recinto una
+fascinación que habría dado al traste con la fortaleza de todos los
+ermitaños de la Tebaida.
+
+La pluma, divagando por la bóveda del salón sintió que desde la mesa
+subían á acariciar sus sentidos los dulces vapores de la mesa, y se
+embriagaba con la fragancia de los vinos, escanciados sin cesar en copas
+de oro. Su entusiasmo y alegría no tenían límites, y la lengua se le
+soltó de tal modo, que no cesó de hablar en todo el día, diciendo a su
+compañero y conductor:
+
+«Esto si que es delicioso, amiguito; esto sí que es vivir. ¡Bien te
+decía yo que aquí habíamos de encontrar la felicidad; bien me lo
+anunciaba el corazón! Me están volviendo tarumba las emanaciones de esas
+aves, de esas especias, de esas frutas, de esos licores que parecen,
+llevar en sí gérmenes de vida y nos infunden aliento y júbilo. Repara en
+la incitante belleza do esas mujeres: ¡qué miradas! ¡qué senos! ¡qué
+admirable configuración la de sus cuerpos! ¡qué encantadora risa en sus
+labios! Pero ¿no te vuelves loco como yo? Aquí he de estarme toda la
+vida, ¿sabes? No hay duda que la vida es el placer, y buenos tontos
+serán los que se anden por ahí discurriendo insulsamente por montes y
+valles. ¡Y yo fuí tan imbécil que vi la felicidad en el amor insípido
+que me inspiró aquella pastora! ¡Qué fácilmente nos equivocamos!... pero
+ya he conocido mi error, y tengo la seguridad de no equivocarme más. Es
+que ya voy teniendo mucha experiencia, no te creas, y de aquí en
+adelante ya sé lo que tengo que hacer. Gracias á Dios que encontré lo
+definitivo: aquí, aquí hasta que me muera. ¡Qué placer, y qué
+embriaguez, y qué mareo tan deliciosos! ¡Sublime es esto, y cuan
+desgraciados los que no lo conocen!»
+
+La comida avanzaba, y la locura de los comensales tocaba á su límite:
+las ánforas habían dado ya su última ofrenda de vino; los convidados las
+habían hecho llenar de nuevo, y hasta las mujeres, aturdidas, ó gritaban
+como furias ó callaban con perezoso recogimiento.
+
+La pluma se sintió también atontada: empezó á dar vueltas y más vueltas
+en el aire, hasta que poco á poco perdió la conciencia de lo que allí
+ocurría. Conservando un resto de vago conocimiento, sintió que las voces
+se alejaban; que caían los muebles; que se rompían con estrépito los
+vasos; que callaban los músicos; que, obscurecido el sol, lo sustituía
+una débil claridad de antorchas; que éstas se extinguían después; que
+todo quedaba en silencio. Entonces se sintió caer, abandonada de su
+misterioso genio amigo: vió las flores marchitas y pisoteadas por el
+suelo, los restos de la comida arrojados en desorden y exhalando
+repugnante olor; todo revuelto y disperso, y ningún ser vivo en la sala.
+En su desmayo juzgó que pasaban lentamente horas y más horas, que luego
+amanecía, y que por fin alguien daba señales de vida en aquel palacio,
+ayer del regocijo y hoy de la tristeza. Los pasos se acercaban, y manos
+desconocidas intentaron poner en orden los restos del festín. Luego se
+sintió arrastrada violentamente á impulsos de un objeto áspero: abrió
+los ojos, ya con la cabeza despejada, y vió que era impelida por una
+escoba. La barrían juntamente con multitud de objetos despreciables,
+ajados, repugnantes y pestíferos: hojas de flores pisoteadas, pedazos de
+cristal aún mojados en vino, huesos de frutas aún cubiertos de saliva,
+cortezas de pan, espinas de salmón con alguna hilacha de carne, una
+cinta manchada de salsa, fresas espachurradas, entre las cuales lucía un
+alfiler teñido del zumo rojizo y que semejaba el puñal de un asesino,
+piltrafas de jamón, cascaritas de hojaldre y algunos ojos de pescado que
+aún fijos á sus rotas cabezas, parecían contemplar con asombro y terror
+semejante espectáculo.
+
+Entre estos objetos, rodando todos en tropel, fue nuestra pluma empujada
+por la escoba hasta parar á un gran cesto, de donde la arrojaron á un
+corral mil veces más inmundo que aquel de donde había salido. Al verse
+entre tanta basura, magullada, rota, sucia, oliendo á vino, á especias,
+á grasa, á saliva, empezó á lamentarse con estas patéticas frases:
+
+«¡Ay, vientecillo de mi alma, levántame y sácame de aquí, por Dios y
+todos los santos! Me muero en este montón de inmundicia; yo quiero ser
+libre y pura como antes. A fe que te has lucido, plumita. ¡Qué error tan
+grosero! En buena parte has venido á concluir aquella brillante jornada
+de placer y felicidad. Que no me digan á mí que el placer lleva consigo
+otra cosa que degradaciones, bajezas, dolores y miserias. ¡Por un ratito
+de gozo, cuánta amargura! Y gracias á Dios que he salido con vida.
+Afortunadamente no seré yo quien vuelva á caer. Sácame de aquí, amigo,
+así te dé Dios todos los reinos de la tierra y del mar; sácame ó me
+muero en esta podredumbre.»
+
+El geniecillo la levantó con rapidez á grandísima altura, y allá arriba
+se ahuecó toda, llena de contento, para purificarse y orear su cuerpo.
+Apartó la vista del palacio y de la ciudad, y ambos siguieron luego su
+camino sin saber a dónde iban.
+
+«Ni los campos tranquilamente fastidiosos; ni los palacios, que son
+mansión del hastío, me hacen a mi maldita gracia--decía la pluma.--Por
+fuerza hemos de encontrar pronto lo que cuadra a mi genio. ¿Ves? O yo me
+engaño mucho, o aquel gentío que ocupa la llanura que tenemos delante,
+nos va a detener allí con el espectáculo de algún acto sublime. Vamos
+pronto, que ya siento viva curiosidad. O yo no sé lo que son ejércitos,
+o lo que allí se divisa son dos que van a encontrarse y a reñir.
+¡Sublime acontecimiento! ¡Bendito sea Dios que nos ha deparado ocasión
+de presenciar una batalla! He aquí una cosa que me entusiasma. Me pirro
+yo por las batallas. ¡La gloria! Te digo que se me va la cabeza cuando
+hablo de esto. Tarde ha sido, amigo, pero al fin he encontrado la norma
+de mi destino. Mira, ya van a empezar. Coloquémonos encima de aquellos
+que parecen ser los caudillos de uno de los dos ejércitos, y veamos la
+que se va a armar aquí.
+
+
+CANTO TERCERO
+
+Efectivamente, dos grandes y poderosas huestes iban a chocar en aquella
+planicie. ¿A qué describir el brillo de las armas, las empresas de los
+escudos, el ardor de los combatientes; el relinchar de los corceles y
+demás accidentes de la empellada refriega? La pluma, palpitando de
+emoción, vió los primeros encuentros, y no apartaba los ojos del que
+parecía ser rey del ejército por quien más tarde se decidió la victoria.
+El tal rey llevaba un casco de oro, armadura de bruñido acero, y oprimía
+los lomos de soberbio caballo tordo. Ninguno le igualaba en furor y
+osadía, razón por la cual su gente, entusiasmada con tal ejemplo,
+arrollaba á los contrarios cual si fuesen manadas de carneros.
+
+Nuestra viajera no sabía cómo expresar su frenético alborozo ante la
+sublime tragedia.
+
+«¡La gloria! ¡Qué gran cosa es la gloria!--exclamaba, siguiendo lo más
+cerca posible al rey victorioso.--Estoy en mi centro: ésta es la vida,
+esto es lo que cuadra á mi genio, esto es la felicidad: gracias á Dios
+que he encontrado lo que quería. ¡Y fuí tan imbécil que perdí el tiempo
+en frívolos amores y en livianos placeres! ¡La verdad es que se equivoca
+uno tontamente! Pero ya voy teniendo experiencia, y no me equivocaré
+más. La gloria es lo que más enaltece el alma. Mira, amiguito mío, cómo
+vencen los de aquí. Ya van los otros en retirada. ¡Grande y poderoso
+rey! Daría la mitad de mi vida por ponerme encima de su casco, de aquel
+áureo yelmo, ante cuya cimera se inclinarán con pavura todos los
+monarcas y naciones de la tierra. Vamos, esto me enajena. ¿No oyes cómo
+crujen las armas, cómo relinchan los caballos y cómo blasfeman los
+combatientes, encendidos en marcial coraje? ¡Gloriosa muerte la de los
+unos, y gloriosísima victoria la de los otros!»
+
+Ésta fue decisiva para el rey del áureo casco y del caballo tordo. Su
+ejército triunfante persiguió en veloz carrera al enemigo, y la pluma
+siguió la triunfal marcha revoloteando sobre la cabeza del héroe.
+Corrían sin fatigarse hasta que llegó la noche. Luego se detuvieron,
+satisfechos de haber aniquilado en su fuga al ejército contrario.
+Acamparon los vencederos, se armó la tienda del Rey, preparósele comida
+y lecho; y en aquella hora de la reflexión y del reposo, pasada la
+exaltación primera, hasta la pluma bajó a la tierra cubierta de
+cadáveres, de sangre, de ruinas.
+
+Entonces la viajera sintió frío glacial, extraordinaria fatiga y una
+modorra que no pudo vencer evocando los recuerdos del épico combate. En
+su letargo, creyó sentir los lamentos de los heridos, mezclados con
+horrorosas imprecaciones. No tardaron en venir las madres, las hermanas,
+los tiernos hijos, sosteniéndose entre sí, porque el dolor aflojaba sus
+desmayados cuerpos, alumbrándose con triste linterna para buscar al
+padre, al hijo, al esposo, al hermano. Hombres horribles, tipo medio
+entre el sayón y el sepulturero, cavaban la profunda y holgada fosa,
+donde eran arrojados los infelices muertos de ambos ejércitos. Las
+santas mujeres buscaban aún entre aquellos despojos, mal cubiertos por
+la tierra, á los seres queridos, y hasta hubieran escarbado para
+sacarlos de nuevo, si las voces y los lamentos que más allá se oían no
+les dieran la esperanza de que en otro lugar estarían quizás los que
+buscaban. Graznando lúgubremente, bajaron los buitres y demás aves que
+tienen su festín en los campos de batalla; la lluvia encharcó el piso,
+amasando lechos de fango y sangre para los pobres difuntos, y el frío
+remató á los heridos que esperaban escapar á la muerte. ¡Tremenda noche!
+Volviendo de su letargo, pudo observar la pluma que cuanto había visto
+no era alucinación, sino realidad clarísima. Quiso huir; pero se detuvo
+sobrecogida, porque en la cercana tienda del rey sonaron gritos y
+juramentos y fuerte choque de armas. Varios hombres salieron de allí
+luchando, y una voz dijo: «muera el tirano,» y otras exclamaron: «¡han
+asesinado al rey!» En efecto, así era: el héroe victorioso había sido
+sacrificado por sus ambiciosos generales, ávidos de repartirse el botín
+y apoderarse del reino.
+
+«Viento querido, amigo mío, sácame de aquí--gritó la pluma agitando su
+fleco para volar.--Levántame; llévame por esos aires de Dios, que no
+quiero ver tantos horrores. ¡Maldita sea la gloria y malditos los
+pícaros que la inventaron! Parece mentira que me haya dejado alucinar
+por tan craso disparate. Ya ves que de la gloria no se saca cosa alguna,
+si no es la desesperación, el odio, la envidia y todas las bajezas de la
+ambición. ¡Cuánto más valen la dulce modestia y una apacible obscuridad!
+Gracias á Dios que he salido de las tinieblas del error. Tres veces me
+equivoqué; pero al fin la luz ha entrado en mi cabeza y ya tengo la
+certeza de no equivocarme más ¡Cuán claro veo ahora todo! ¡Qué bien
+considero y profundizo la verdad de las cosas! No, no volveré á incurrir
+en tales tonterías. Por supuesto, siempre es conveniente equivocarse
+para adquirir experiencia y estudiar y conocer la vida. Felizmente, ya
+sé á qué atenerme. Dichosos los que han pasado tantas amarguras y visto
+tantísimo mundo.... Pero si no tengo telarañas en los ojos, amigo
+vientecillo, allá á lo lejos se distingue una altísima torre que debe de
+ser de alguna catedral. Sí: á medida que nos acercamos se va destacando
+la mole del edificio.... No parece sino que Dios nos ha encaminado á
+este sitio para que nos arrepintamos de nuestras culpas y aprendamos que
+El es la única verdad, la única vida y el camino único, fuente de todas
+las cosas, consuelo de todas las aflicciones, asilo de todos los
+extraviados.... ¡Ay! vamos pronto, que ya tengo deseo de entrar allí:
+¿no oyes repicar de las campanas? ¿no ves cómo el perfila con rayos de
+oro las mil estatuas erigidas en los pináculos y agujas que rematan el
+grandioso monumento por una y otra parte? Date prisa y lleguemos pronto,
+amiguito; ¡qué pesado te has vuelto! A ver si encontramos un agujerito
+por donde introducirnos.»
+
+
+CANTO CUARTO
+
+Dieron vueltas alrededor del templo, que era ojival y de sorprendente
+hermosura, y al fin, hallando un vidrio roto, se colaron dentro sin
+pedir permiso al sacristán. Soberbio espectáculo se ofreció á las
+miradas de nuestros dos viajeros. La vasta nave y sus haces de columnas
+delicadísimas, que remataban en palmeras, entretejiéndose para formar la
+bóveda; las ventanas rasgadas en toda la extensión del pavimento y
+cubiertas con el diáfano muro de cristales de colores; la multitud de
+figuras representativas; la fauna, la flora; la riqueza de los altares,
+las luces, los resplandecientes trajes de los sacerdotes; el incienso,
+formando azuladas nubes; el son del órgano, á veces suave y apagado como
+la respiración de un niño que duerme, después fuerte y estentóreo como
+el resoplido de un gigante colérico; el coro grave, y los rezos
+quejumbrosos, todo esto impresionó de tal modo á nuestra viajera, que
+estuvo un buen rato pegada á la bóveda, sin, atreverse á descender,
+sobrecogida de admiración, piedad y respeto.
+
+«Me falta poco para llorar, amigo vientecillo--dijo.--Aunque un poco
+tardío, mi arrepentimiento es seguro. ¡Con cuánto gozo abro mis ojos á
+la luz de la verdad! ¿Y habrá quien sostenga que puede haber dicha,
+reposo y paz fuera de la religión sacratísima? Santa y sublime fe: á tí
+vengo fatigada de las luchas del mundo, el alma llena de congojas y
+atormentada por el recuerdo de mis pasados extravíos. Inexperta y
+alucinada, juzgué que el mejor empleo y ocupación de mi ser era el amor,
+los goces ó la incitante gloria, cosas ¡ay! de liviana realidad que se
+desvanecen pasada la ilusión primera. Mi alma está pura, y anhela
+reposarse en el bien. Aborrezco el mundo; pienso sólo en Dios, imán de
+nuestros corazones, fuente de toda salud, principio de toda
+inteligencia. Aquí, en este santo y bello asilo, creado por el arte y la
+fe, he de pasar lo que me resta de vida. Segurísima estoy ahora de no
+variar de inclinaciones ni de pensamiento. Aquí, siempre aquí. Dulce es,
+entre todas las dulzuras, zambullir el pensamiento en la idea de Dios,
+adorarle, contemplarle, confundirnos ante su presencia como granos de
+polvo ó frágiles plumas que somos las criaturas Vientecillo, puedes
+marcharte, que yo me quedo aquí para toda la vida. ¡Cuán feliz soy!»
+
+Calló la pluma y se acurrucó con devota compostura en la punta de una de
+las espinas que ceñían la frente del dorado Cristo suspendido en lo más
+alto del retablo. Cesaron los cantos, apagáronse las luces. Rumores
+extraños de misales que se cierran, de goznes rechinantes, de papeles de
+música que se arrollan, de cortinas que se corren tapando un santo, de
+llaves que crujen en la enmohecida cerradura, de acólitos que tropiezan
+corriendo hacia la sacristía, de rosarios que se guardan, sustituyeron á
+la imponente salmodia de antes; y las pisadas de los hombres y las
+faldas de las mujeres levantaron ligera nube de polvo que subió á
+confundirse con los desgarrados celajes del incienso, vagabundos aún por
+las altas bóvedas, como los jirones de nubes que corren por el cielo
+después de una tempestad.
+
+Vino la noche, y los vidrios se obscurecieron, tomando tintas suaves y
+misteriosas. La gran nave quedó por fin en completa sombra; mas en lo
+alto de sus muros velaban, como espectros de moribundo resplandor, las
+pintadas efigies de cristal. En el centro del lóbrego santuario lucía un
+punto de luz: era la lámpara del altar, que como un alma despierta y
+vigilante oraba en el recinto. Su débil claridad apenas iluminaba los
+pies del Santo Cristo próximo, y el blanco cuerpo de un obispo de
+mármol que, tendido en su mausoleo, parecía como que á ratos abría la
+boca para bostezar.
+
+Pasaron horas y más horas, que por lo largas parecían noches empalmadas,
+sin días que las separasen, y la pluma acabó sus rezos y los volvió á
+empezar, y acabados de nuevo, y agotado todo el repertorio de oraciones
+que sabía, dijo otras que sacaba de su cabeza, hasta que al fin, no
+ocurriéndosele nada, aburrida de aburrirse, se dejó decir:
+
+«Vientecillo, me alegro de que no te hayas ido. Ven acá un momento:
+¿sabes que siento así como ganas de dar un paseíto por ahí fuera? No es
+que quiera abandonar este sitio, pues lo dicho dicho: aquí he de estarme
+toda la vida. Es que, hablando con sinceridad, esto es bastante triste,
+no sé, no sé... las horas tienen una longitud desmesurada. Si me
+apuras, te diré con mi habitual franqueza que me aburro soberanamente.
+¿Por qué no hemos de salir á refrescarnos la cabeza y a ver el cielo?
+pues por mucha que sea nuestra devoción, no hemos de estar siempre reza
+que te reza, y conviene dar al ánimo esparcimiento para cobrar fuerzas y
+... ya me entiendes. Salgamos, que en realidad no tiene maldita gracia
+que nos estemos aquí hechos unos pasmarotes. Y repara que después que
+aquellos señores acabaron de cantar, esto está tan solo y obscuro que
+antes impone miedo que piedad. Larguémonos fuera un ratito, que una cosa
+es la fe y otra el saludable recreo del cuerpo y del alma.
+
+
+CANTO QUINTO
+
+Salieron por donde habían entrado, y al hallarse fuera, la pluma
+prorrumpió en exclamaciones:
+
+«¡Oh, gracias á Dios que veo otra vez el profundo cielo, las altas
+estrellas y la luna! ¡Qué hermosura! Paréceme que hace años que no he
+visto este admirable espectáculo, siempre nuevo y seductor. Mira,
+alarguemos nuestro paseíto, que en nada se admira tanto á Dios como en
+la naturaleza, ni nada es en ésta tan bello como la noche. Vaya, con
+franqueza, amigo viento: ¿no es esto más hermoso que el antro sombrío y
+estrecho de la catedral? Compara aquella lámpara con estas luminarias
+celestiales que tenemos encima de nuestras cabezas.... Sigamos un
+poquitín más allá; que si no volviéramos, ya encontraríamos otra
+catedral en que meternos. Hay muchas, mientras que cielos no hay más que
+uno.... ¡Cuánto se aprende viviendo! ¿Sabes lo que se me ha ocurrido?
+Pues que la religión es cosa admirable; pero que consagrarse enteramente
+á ella sin pensar en nada más, me parece una gran majadería. Ya voy
+teniendo experiencia, y veo todas las cosas con mucha claridad. Para
+alabar á Dios y honrarle, me parece á mí que antes que pasarnos la vida
+metidas en las iglesias, debemos las plumas emplear constantemente
+nuestro pensamiento en conocer y apreciar las leyes por el mismo Dios
+creadas. Yo, si quieres que te hable con el corazón en la mano, no tengo
+muchas ganas de volver á la catedral, fuera de que ya hemos perdido el
+camino y no lo encontraremos fácilmente. ¿No te parece que debemos
+lanzarnos por esos espacios anchísimos buscando en ellos la razón de
+todas las cosas? Siento tal curiosidad, que no sé qué haría por
+satisfacerla. ¡Saber! Ese es el objeto de nuestra vida; en saber
+consiste la felicidad. No negaré yo que la Fe es muy estimable; pero la
+Ciencia, amigo mío, ¡cuánto más estimable es! Por consiguiente, te
+confieso con toda ingenuidad que he variado de ideas, pero con el firme
+propósito de que ésta sea la última vez. Quiero, á fe de pluma de origen
+divino, examinar cómo y por qué se mueven esos astros; á qué distancia
+están unos de otros; qué tamaño y qué cantidad de agua tienen los mares;
+qué hay dentro de la tierra; cómo se hacen la lluvia, el rayo, el
+granizo; de qué diablos está compuesto el sol; qué cosa es la luz y qué
+el calor, etcétera, etc. Me da la gana de saber todas esas cosas.
+Gracias á Dios que he encontrado la verdadera y legítima ocupación de mi
+espíritu. Ni el amor pastoril, ni los placeres sensuales, ni la terrible
+y estúpida gloria, ni el misticismo estéril, enaltecen al ser. ¡El
+conocimiento! ahí tienes la vida, la verdadera vida, amigo vientecillo.
+Bendigo mis errores, de cuyas tinieblas saqué la luz de mi experiencia y
+la certeza del destino que tenemos las plumas. Llévame, amigo, llévame
+por ahí, pronto, que hay mucho que ver y mucho que estudiar.»
+
+Corrieron, volaron, y la pluma no se cansaba de sus observaciones
+especulativas. Estudió la marcha de los astros y las distancias á que
+están de la tierra; atravesó el inmenso Océano de una orilla á otra;
+hízose cargo de la configuración y trazado de las costas; midió el
+globo, fijando la atención en la diversidad de sus climas y habitantes;
+penetró en las cavernas profundas, donde existen los indescifrables
+documentos de la Mineralogía, y leyó el gran libro Geológico, en cuyas
+páginas ó capas hablan idioma parecido al de los jeroglíficos la
+multitud de fósiles, siglos muertos que tan bien saben contar el
+misterio de las pasadas vidas; todo lo estudió, lo conoció y se lo metió
+en el magín, y entre tanto no cesaba de repetir:
+
+«¡Gran cosa es la Ciencia! ¡Y cuánto me felicito de haber entrado por
+este camino, el único digno de nuestro noble origen!... Pero lo que me
+enfada es que nunca llegamos al fin: á medida que voy aprendiendo, se me
+presentan nuevos misterios y enigmas. Yo quisiera aprendérmelo todo de
+una vez. Es mucho cuento éste de que nunca se le ve el fondo al odre de
+la sabiduría. ¡Ay! Vientecillo perezoso, corre más, á ver si conseguimos
+llegar á un punto donde no haya más tierra, ni más mar, ni más cielo, ni
+más estrellas.... Esto no se acaba nunca. Corramos, volemos, que no ha
+de haber cosa que yo no vea ni examine, ni arcano que no se me revele.
+He de saber cómo es Dios, cómo es el alma humana, de dónde salimos las
+plumas y á dónde volvemos, después de dar nuestro último vuelo e el
+viaje de la existencia.»
+
+ * * * * *
+
+Y así transcurrió un lapso de tiempo indeterminable, y ni se veía el fin
+de la Ciencia, ni la sed de saber encontraba donde saciarse por
+completo. Ya habían recorrido toda la atmósfera que rodea nuestro
+planeta; y la buena pluma, cansada y aburrida, sin fuerzas para avanzar
+más, giraba alrededor de su eje con desorden y aturdimiento, como un
+astro que se vuelve loco y olvida la ley de su rotación.
+
+«¡Ay! vientecillo--exclamaba lánguidamente,--ya estoy confusa, ya estoy
+mareada. ¿De qué vale la ciencia, si al fin, después de tanto investigar
+más me espanta lo que ignoro que me satisface lo que sé ¡Ay! compañero
+mío de desengaños, _sólo sé que no se una condenada palabra de nada._
+Esto es para volverse una loca. Llévame á un sitio recóndito donde
+encuentre el consuelo del olvido. Quiero aniquilarme; quiero reposar en
+completa calma, dando paz al pensamiento y á la imaginación siempre
+ambiciosa. ¡Cuántas equivocaciones en tan breve tiempo! Ni el amor, ni
+el placer, ni la gloria, ni la religión, ni la ciencia me satisfacen. El
+lugar de paz y de contento perdurable con que soñaba para pasar la vida,
+no se encuentra en parte alguna. Experiencia lenta y dolorosa, ¿de qué
+sirves? Si ese lugar que busco no existe por aquí, forzosamente ha de
+existir en alguna otra región. Busquémoslo, amigo leal y ya
+inseparable.... Veo que no estás menos aburrido y desilusionado que yo.
+¡Ay! yo desfallezco; apenas puedo sostenerme en tus brazos; todo me
+desagrada: el aire, la luz, los árboles, la mar, el espacio, las
+estrellas, el sol.»
+
+Fijaron la vista en la tierra, de la cual muy cerca estaban, y vieron
+una como procesión que se dirigía á un bosquecillo frondoso, entre cuya
+verdura se destacaban objetos de blanquísimo mármol. Era un cementerio,
+y la procesión un entierro. Observaron nuestros viajeros que sobre la
+tierra había sido colocado un ataúd pequeño y azul. Abriéronlo algunos
+de los circunstantes, y todos los demás se agruparon en derredor para
+ver las facciones de la muerta: era una niña como de diez años, coronada
+de flores, las manecitas cruzadas en actitud de rezar no se sabe qué y
+semejante á un ángel de cera, tan bonito y puro, que al verle todos se
+admiraban de que se hubiera tomado el trabajo de vivir.
+
+«Aquí, aquí quiero estar siempre, querido vientecillo. Suéltame, déjame
+caer»--dijo la pluma, desasiéndose de los brazos de su amado conductor,
+para caer dentro del ataúd.
+
+Este se cerró, y el vientecillo, que empezaba á dar revoloteos para
+sacarla con maña, no pudo conseguirlo, y la pluma quedó dentro.
+
+¿Acabarán con esto tus paseos, oh alma humana?
+
+Abril de 1872.
+
+
+
+
+
+LA CONJURACIÓN DE LAS PALABRAS
+
+
+Erase un gran edificio llamado _Diccionario de la Lengua Castellana_, de
+tamaño tan colosal y fuera de medida, que, al decir de los cronistas,
+ocupaba casi la cuarta parte de una mesa, de estas que, destinadas á
+varios usos, vemos en las casas de los hombres. Si hemos de creer á un
+viejo documento hallado en viejísimo pupitre, cuando ponían al tal
+edificio en el estante de su dueño, la tabla que lo sostenía amenazaba
+desplomarse, con detrimento de todo lo que había en ella. Formábanlo dos
+anchos murallones de cartón, forrados en piel de becerro jaspeado, y en
+la fachada, que era también de cuero, se veía un ancho cartel con
+doradas letras, que decían al mundo y á la posteridad el nombre y
+significación de aquel gran monumento.
+
+Por dentro era un laberinto tan maravilloso, que ni el mismo de Creta se
+le igualara. Dividíanlo hasta seiscientas paredes de papel con sus
+numeros llamados páginas. Cada espacio estaba subdividido en tres
+corredores ó crujías muy grandes, y en estas crujías se hallaban
+innumerables celdas, ocupadas por los ochocientos ó novecientos mil
+seres que en aquel vastísimo recinto tenían su habitación. Estos seres
+se llamaban palabras.
+
+ * * * * *
+
+Una mañana sintióse gran ruido de voces, patadas, choque de armas, roce
+de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se
+levantara y vistiese á toda prisa, apercibiéndose para una tremenda
+batalla. Y á la verdad, cosa de guerra debía de ser, porque á poco rato
+salieron todas ó casi todas las palabras del _Diccionario_, con fuertes
+y relucientes armas, formando un escuadrón tan grande que no cupiera en
+la misma Biblioteca Nacional. Magnífico y sorprendente era el
+espectáculo que este ejército presentaba, según me dijo el testigo
+ocular que lo presenció todo desde un escondrijo inmediato, el cual
+testigo ocular era un viejísimo _Flos sanctorum_, forrado en pergamino
+que en el propio estante se hallaba á la sazón.
+
+Avanzó la comitiva hasta que estuvieron todas las palabras fuera del
+edificio. Trataré de describir el orden y aparato de aquel ejército
+siguiendo fielmente la veraz, escrupulosa y auténtica narración de mi
+amigo el _Flos sanctorum_. Delante marchaban unos heraldos llamados
+Artículos, vestidos con magníficas dalmáticas y cotas de finísimo acero:
+no llevaban armas, y sí los escudos de sus señores los Sustantivos que
+venían un poco más atrás. Estos, en número casi infinito, eran tan
+vistosos y gallardos que daba gozo verlos. Unos llevaban
+resplandecientes armas del más puro metal, y cascos en cuya cimera
+ondeaban plumas y festones; otros vestían lorigas de cuero finísimo,
+recamadas de oro y plata; otros cubrían sus cuerpos con luengos trajes
+talares, á modo de senadores venecianos. Aquellos montaban poderosos
+potros ricamente enjaezados, y otros iban á pie. Algunos parecían menos
+ricos y lujosos que los demás; y aun puede asegurarse que había
+bastantes pobremente vestidos, si bien éstos eran poco vistos, porque el
+brillo y elegancia de los otros como que les ocultaba y obscurecía.
+Junto á los Sustantivos marchaban los Pronombres; que iban á pie y
+delante, llevando la brida de los caballos, ó detrás, sosteniendo la
+cola del vestido de sus amos, ya guiándoles á guisa de lazarillos, ya
+dándoles el brazo para sostén de sus flacos cuerpos, porque, sea dicho
+de paso, también había Sustantivos muy valetudinarios y decrépitos, y
+algunos parecían próximos á morir. También se veían no pocos Pronombres
+representando á sus amos, que se quedaron en cama por enfermos ó
+perezosos, y estos Pronombres formaban en la línea de los Sustantivos
+como si de tales hubieran categoría. No es necesario decir que los había
+de ambos sexos; y las damas cabalgaban con igual donaire que los
+hombres, y aun esgrimían las armas con tanto desenfado como ellos.
+
+Detrás venían los Adjetivos, todos á pie; y eran como servidores ó
+satélites de los Sustantivos, porque formaban al lado de ellos,
+atendiendo á sus órdenes para obedecerlas. Era cosa sabida que ningún
+caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio de un buen
+escudero de la honrada familia de los Adjetivos; pero éstos, á pesar de
+la fuerza y significación que prestaban á sus amos, no valían solos ni
+un ardite, y se aniquilaban completamente en cuanto quedaban solos. Eran
+brillantes y caprichosos adornos y trajes, de colores vivos y formas muy
+determinadas; y era de notar que cuando se acercaban al amo, este tomaba
+el color y la forma de aquellos, quedando transformado al exterior
+aunque en esencia el mismo.
+
+Como a diez varas de distancia venían los Verbos, que eran unos señores
+de lo más extraño y maravilloso que puede concebir la fantasía.
+
+No es posible decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus
+facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud.
+Basta saber que se movían mucho y á todos lados, y tan pronto iban
+hacia atrás como hacia adelante y se juntaban dos para andar
+emparejados. Lo cierto del caso, según me aseguró el _Flos sanctorum_,
+es que sin los tales personajes no se hacía cosa á derechas en aquella
+República, y si bien los Sustantivos eran muy útiles, no podían hacer
+nada por sí, y eran como instrumentos ciegos cuando algún señor Verbo no
+los dirigía. Tras éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de
+pinches de cocina; como que su oficio era prepararles la comida á los
+Verbos y servirles en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos,
+como lo acreditaban viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había
+Adjetivos que desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo
+cual bastaba ponerles una cola ó falda que decía: _mente_.
+
+Las Preposiciones eran enanas, y más que personas parecían cosas,
+moviéndose automáticamente: iban junto á los Sustantivos para llevar
+recado á algún Verbo, ó viceversa. Las Conjunciones andaban por todos
+lados metiendo bulla; y una de ellas especialmente, llamada _que_, era
+el mismo enemigo y á todos los tenía revueltos y alborotados, porque
+indisponía á un señor Sustantivo con un señor Verbo, y á veces
+trastornaba lo que éste decía, variando completamente el sentido. Detrás
+de todos marchaban las Interjecciones, que no tenían cuerpo, sino tan
+sólo cabeza, con gran boca siempre abierta. No se metían con nadie, y
+se manejaban solas; que aunque pocas en número es fama que sabían
+hacerse valer.
+
+De estas palabras, algunas eran nobilísimas, y llevaban en sus escudos
+delicadas empresas, por donde se venía en conocimiento de su abolengo
+latino o árabe; otras, sin alcurnia antigua de que vanagloriarse, eran
+nuevecillas, plebeyas o de poco más o menos. Las nobles las trataban con
+desprecio. Algunas había también en calidad de emigradas de Francia,
+esperando el tiempo de adquirir nacionalidad. Otras, en cambio,
+indígenas hasta la pared de enfrente, se caían de puro viejas, y yacían
+arrinconadas, aunque las demás guardaran consideración a sus arrugas; y
+las había tan petulantes y presumidas, que despreciaban a las demás
+mirándolas enfáticamente.
+
+Llegaron á la plaza del Estante la ocuparon de punta á punta. El verbo
+_Ser_ hizo una especie de cadalso ó tribuna con dos admiraciones y
+algunas comas que por allí rodaban, y subió á él con intención de
+despotricarse; pero le quitó la palabra un Sustantivo muy travieso y
+hablador llamado _Hombre_, el cual, subiendo á los hombros de sus
+edecanes, los simpáticos Adjetivos _Racional_ y _Libre_, saludó á la
+multitud, quitándose la H, que á guisa de sombrero le cubría, empezó á
+hablar en estos ó parecidos términos:
+
+«Señores: la osadía de los escritores españoles ha irritado nuestros
+ánimos, y es preciso darles les justo y pronto castigo. Ya no les basta
+introducir en sus libros contrabando francés, con gran detrimento de la
+riqueza nacional, sino que cuando por casualidad se nos emplea,
+trastornan nuestro sentido y nos hacen decir lo contrario de nuestra
+intención. (_Bien, bien_.) De nada sirve nuestro noble origen latino,
+para que esos tales respeten nuestro significado. Se nos desfigura de un
+modo que da grima y dolor. Así, permitidme que me conmueva, porque las
+lágrimas brotan de mis ojos y no puedo reprimir la emoción.» _(Nutridos
+aplausos.)_
+
+El orador se enjugó las lágrimas con la punta de la _e_, que de faldón
+le servía, y ya se preparaba á continuar, cuando le distrajo el rumor de
+una disputa que no lejos se había entablado.
+
+Era que el Sustantivo _Sentido_ estaba dando de mojicones al Adjetivo
+_Común_, y le decía:
+
+«Perro, follón y sucio vocablo, por tí me traen asendereado, y me ponen
+como salvaguardia de toda clase de destinos. Desde que cualquier
+escritor no entiende palotada de una ciencia, se escuda con el _Sentido
+Común_, y ya le parece que es el más sabio de la tierra. Vete, negro y
+pestífero Adjetivo, lejos de mi, ó te juro que no saldrás con vida de
+mis manos.»
+
+Y al decir esto, el _Sentido_ enarbóló la _t_, y dándole un garrotazo
+con ella á su escudero, le dejó tan mal parado, que tuvieron que ponerle
+un vendaje en la _o_, y bizmarle las costillas de la _m_ porque se iba
+desangrando por allí á toda prisa.
+
+«Haya paz, señores--dijo un Sustantivo Femenino llamado _Filosofía_, que
+con dueñescas tocas blancas apareció entre el tumulto. Mas en cuanto le
+vió otra palabra llamada _Música_, se echó sobre ella y empezó á mesarla
+los cabellos y á darle coces, cantando así:
+
+--Miren la bellaca, la sandia, la loca; ¿pues no quiere llevarme
+encadenada con una Preposición, diciendo que yo tengo Filosofía? Yo no
+tengo sino Música, hermana. Déjeme en paz y púdrase de vieja en compañía
+de la _Alemana_ que es otra vieja loca.
+
+--Quita allá, bullanguera--dijo la _Filosofía_ arrancándole a la
+_Música_ el penacho ó acento que muy erguido sobre la _u_ llevaba;--que
+allá, que para nada vales, ni sirves más que de pasatiempo pueril.
+
+--Poco á poco, señoras mías--gritó un Sustantivo, alto, delgado, flaco y
+medio tísico, llamado el _Sentimiento_.--A ver, señora _Filosofía_ si no
+me dice usted esas cosas á mi hermana tendremos que vernos las caras.
+Estése usted quieta y deje á Perico en su casa, porque todos tenemos
+trapitos que lavar, y si yo saco los suyos, ni con colada habrán de
+quedar limpios.
+
+--Miren el mocoso--dijo la _Razón_ que andaba por allí en paños menores
+y un poquillo desmelenada,--¿qué sería de esos badulaques sin mí? No
+reñir, y cada uno á su puesto, que si me incomodo....
+
+--No ha de ser--dijo el Sustantivo _Mal_, que en todo había de meterse.
+
+--¿Quién le ha dado á usted vela en este entierro, tío _Mal_? Váyase al
+Infierno, que ya está de más en el mundo.
+
+--No, señoras; perdonen usías, que no estoy sino muy retebien. Un poco
+decaidillo andaba; pero después que tomé este lacayo, que ahora me
+sirve, me voy remediando.--Y mostró un lacayo, que era el Adjetivo
+_Necesario_.
+
+--Quítenmela, que la mato--chillaba la _Religión_, que había venido á
+las manos con la _Política_;--quítenmela, que me ha usurpado el nombre
+para disimular en el mundo sus socaliñas y gatuperios.
+
+--Basta de indirectas. ¡Orden!--dijo el Sustantivo _Gobierno_, que se
+presentó para poner paz en el asunto.
+
+-Déjelas que se arañen, hermano--observó la _Justicia_;--déjelas que se
+arañen, que ya sabe vuecencia que rabian de verse juntas. Procuremos
+nosotros no andar también á la greña, y adelante con los faroles.»
+
+Mientras esto ocurría, se presentó un gallardo Sustantivo, vestido con
+relucientes armas, y trayendo un escudo con peregrinas figuras y lema
+de plata y oro. Llamábase el _Honor_, y venía a quejarse de los
+innumerables desatinos que hacían los humanos en su nombre, dándole las
+más raras aplicaciones, y haciéndole significar lo que más les venía á
+cuento. Pero el sustantivo _Moral_, que estaba en un rincón atándose un
+hilo en la que se le había roto en la anterior refriega, se presentó,
+atrayendo la atención general. Quejóse de que se le subían á las barbas
+ciertos Adjetivos advenedizos, y concluyó diciendo que no le gustaban
+ciertas compañías, y que más le valia andar solo; de lo cual se rieron
+otros muchos Sustantivos fachendosos que no llevaban nunca menos de seis
+Adjetivos de servidumbre.
+
+Entre tanto, la _Inquisición_, una viejecilla que no se podía tener,
+estaba pegando fuego á la hoguera que había hecho con interrogantes
+gastados, palos de _T_ y paréntesis rotos, en la cual hoguera dicen que
+queria quemar á la _Libertad_ que andaba dando zancajos por allí con
+muchísima gracia y desenvoltura. Por otro lado estaba el Verbo _Matar_,
+dando grandes voces, y cerrando el puño con rabia, decía de vez en
+cuando:
+
+«¡Si me conjugo...!»
+
+Oyendo lo cual el Sustantivo _Paz_, acudió corriendo tan á prisa, que
+tropezó en la _z_ con que venía calzada, y cayó cuan larga era, dando un
+gran batacazo.
+
+«Allá voy--gritó el Sustantivo _Arte_, que ya se había metido á
+zapatero.--Allá voy á componer este zapato, que es cosa de mi
+incumbencia.»
+
+Y con unas comas, le clavó la _z_ á la _Paz_, que tomó vuelo, y se fué á
+hacer cabriolas ante el Sustantivo _Cañón_, de quien dicen estaba
+perdidamente enamorada.
+
+No pudiendo ni el Verbo _Ser_, ni el Sustantivo _Hombre_, ni el Adjetivo
+_Racional_, poner en orden á aquella gente, y comprendiendo que de
+aquella manera iban á ser vencidos en la desigual batalla que con los
+escritores españoles tendrían que emprender, resolvieron volverse á su
+casa. Dieron orden de que cada cual entrara en su celda, y así se
+cumplió, costando gran trabajo encerrar á algunas camorristas, que se
+empeñaban en alborotar y hacer el coco.
+
+Resultaron de este tumulto bastantes heridos, que aún están en el
+hospital de sangre, ó sea _Fe de erratas_ del _Diccionario_. Han
+determinado congregarse de nuevo para examinar los medios de imponerse á
+la gente de letras. Se está redactando las pragmáticas, que establecerán
+el orden en las discusiones. No tuvo resultado el pronunciamiento, por
+gastar el tiempo los conjurados en estériles debates y luchas de amor
+propio, en vez de congregarse para combatir al enemigo común; así es que
+concluyó aquello como el Rosario de la Aurora.
+
+El _Flos sanctorum_ me asegura que la _Gramática_ había mandado al
+_Diccionario_ una embajada de géneros, números y casos, para ver si por
+las buenas, y sin derramamiento de sangre, se arreglaban los
+trastornados asuntos de la _Lengua Castellana_.
+
+Madrid, Abril de 1868.
+
+
+
+
+
+UN TRIBUNAL LITERARIO
+
+
+I
+
+«Me gustaría enteramente sentimental, que llegase al alma, que hiciera
+llorar.... Yo, cuando leo y no lloro, me parece que no he leído. ¿Qué
+quiere usted? Yo soy así--me dijo el Duque de Cantarranas, haciendo con
+frente, boca y narices uno de aquellos gestos nerviosos que le
+distinguen de los demás duques y de todos los mortales.
+
+Yo le aseguro á usted que será sentimental, será de esas que dan
+convulsiones y síncopes; hará llorar á todo el género humano, querido
+señor Duque--le contesté abriendo el manuscrito por la primera página.
+
+--Eso es lo que hace falta, amigo mío: sentimiento, sentimiento. En este
+siglo materialista, conviene al arte despertar los nobles afectos. Es
+preciso hacer llorar á las muchedumbres, cuyo corazón está endurecido
+por la pasión política, cuya mente está extraviada por las ideas de
+vanidad que les han imbuído los socialistas. Si no pone usted ahí mucho
+lloro, mucho suspiro, mucho amor contrariado, mucha terneza, mucha
+languidez, mucha tórtola y mucha codorniz, le auguro un éxito triste, y
+lo que es peor, el tremendo fallo de reprobación y anatema de la
+posteridad enfurecida.
+
+Dijo; y afectando la gravedad de un Mecenas, miróme el Duque de
+Cantarranas con expresión de superioridad, no sin hacer otro gesto
+nervioso que parecía hundirle la nariz, romperle la boca y rasgarle el
+cuero de la frente, de su frente olímpica en que resplandecía el genio
+apacible, dulzón y melancólico de la poesía sentimental.
+
+Aquello me turbó. ¡Tal autoridad tenía para mí el prócer insigne! Cerré
+y abrí el manuscrito varias veces; pasé fuertemente el dedo por el
+interior de la parte cosida, queriendo obligar á las hojas á estar
+abiertas sin necesidad de sujetarlas con la mano; paseé la vista por los
+primeros renglones; leí el título, tosí, moví la silla, y, con franqueza
+lo declaro, habría deseado en aquel momento que un pretexto cualquiera,
+_verbi gracia_, un incendio en la casa vecina, un hundimiento ó
+terremoto, me hubieran impedido leer, porque, á la verdad, me hallaba
+sobrecogido ante el respetable auditorio que á escucharme iba.
+Componíase de cuatro ilustres personajes de tanto peso y autoridad en
+la república de las letras, que apenas comprendo hoy cómo fuí capaz de
+convocarles para una lectura de cosa mía, naturalmente pobre y sin
+valor. Aterrábame, sobre todo, el mencionado Duque de los gestos
+nerviosos, el más eminente crítico de mi tiempo, según opinión de amigos
+y adversarios.
+
+Sin embargo, Su Excelencia había ido allí como los demás, para oírme
+leer aquel mal parto de mi infecundo ingenio, y era preciso hacer un
+esfuerzo. Me llené, pues, de resolución, y empecé á leer.
+
+Pero permitidme, antes de referir lo que leí, que os dé alguna noticia
+del grande, del ilustre, del imponderable Duque de Cantarranas.
+
+Era un hidalguillo de poco más ó menos, atendida su fortuna, que
+consistía en una _posesión_ enclavada en Meco, dos casas en Alcobendas y
+un coto en la Puebla de Montalbán; también disfrutaba de unos censos en
+el mismo lugar y de unos dinerillos dados á rédito. A esto habían venido
+los estados de los Cantarranas, ducado cuyo origen es de los mas
+empingorotados. Así es que el buen Duque era pobre de solemnidad, porque
+la posesión no le daba más que unos dos mil reales, y esos mal pagados;
+las casas no producían tres maravedises, porque la una estaba
+destechada, y la otra, la solariega por más señas, era un palacio
+destartalado, que no esperaba sino un pretexto para venirse al suelo
+con escudo y todo. Nadie lo quería alquilar, porque tenía fama de estar
+habitado por brujas, y los alcobendanos decían que allí se aparecían de
+noche las irritadas sombras de los Cantarranas difuntos.
+
+El coto no tenía más que catorce árboles, y esos malos. En cuanto á
+caza, ni con hurones se encontraba, por atravesar la finca una
+servidumbre desde principios del siglo, en que huyó de allí el último
+conejo de que hay noticia. Los dinerillos le producían, salvos
+disgustos, apremios y tardanzas, unos tres mil realejos. Así es que Su
+Excelencia no poseía más que gloria y un inmenso caudal de metáforas,
+que gastaba con la prodigalidad de un millonario. Su ciencia era mucha,
+su fortuna escasa, su corazón bueno, su alma una retórica viviente, su
+persona... su persona merece párrafo aparte.
+
+Frisaba en los cuarenta y cinco años; y esto que sé por casualidad, se
+confía aquí como sagrado secreto, porque él ni á tirones pasaba de los
+treinta y nueve. Era colorado y barbipuntiagudo, con lentes que parecían
+haber echado raíces en lo alto de su nariz. Estas llamaron siempre la
+atención de los frenólogos por una especial configuración en que se
+traslucía lo que él llamaba _exquisito olfato moral_. Para la ciencia
+eran magnífico ejemplar de estudio, un tesoro; para el vulgo eran
+meramente grandes. Pero lo más table de su cáriz era la afección
+nerviosa que padecía, pues no pasaban dos minutos sin que hiciese tantos
+y tan violentos visajes, que sólo por respeto á tan alta persona no se
+morían de risa los que le miraban.
+
+Su vestido era lección ó tratado de economía doméstica. Describir cómo
+variaba los cortes de sus chalecos para que siempre pareciesen de moda,
+no es empresa de plumas vulgares. Decir con qué prolijo esmero cepillaba
+todas las mañanas sus dos levitas, y con qué amor profundo les daba
+aguardiente en la tapa del cuello, cuidando siempre de cogerlas con las
+puntas de los dedos para que no se le rompieran, es hazaña reservada á
+más puntuales cronistas.
+
+¿Pues y la escrupulosa revista de roturas que pasaba cada día á sus dos
+pantalones, y los remojos, planchados y frotamientos con que martirizaba
+su gabán, prenda inocente que había encontrado un purgatorio en este
+mundo? En cuanto á su sombrero, basta decir que era un problema de
+longevidad. Se ignora qué talismán poseía el Duque para que ni un átomo
+de polvo, ni una gota de agua manchasen nunca sus inmaculados pelos.
+Añádase á esto que siempre fué un misterio profundo la salud inalterable
+de un paraguas de ballena que le conocí toda la vida, y que mejor que el
+Observatorio podría dar cuenta de todos los temporales que se han
+sucedido en veinte años. Por lo que hace á los guantes, que habían
+paseado por Madrid durante cinco abriles su demacrada amarillez, puede
+asegurarse que la alquimia doméstica tomaba mucha parte en aquel
+prodigio. Además, el Duque tenía un modo singularísimo de poner las
+manos, y á esto, más que á nada, se debe la vida perdurable de aquellas
+prendas, que él, usando una de sus figuras predilectas, llamaba _el
+coturno de las manos_. Puede formarse idea de su modo de andar
+recordando que las botas me visitaron tres años seguidos, después de
+tres remontas; y sólo á un sistema de locomoción tan ingenioso como
+prudente, se deben las etapas de vida que tuvieron las que, valiéndonos
+de la retórica del Duque, podremos llamar _las quirotecas de los pies_.
+
+Usaba joyas, muchos anillos, prefiriendo siempre uno, donde campeaba una
+esmeralda del tamaño de media peseta, tan disforme, que parecía falsa, y
+lo era, en efecto, según testimonio de los más reputados cronistas que
+de la casa de Cantarranas han escrito. No reina la misma uniformidad de
+pareceres, y aun son muy distintas las versiones respecto á cierta
+cadena que hermoseaba su chaleco, pues aunque todos convienen en que era
+de _double_, hay quien asegura ser alhaja de familia, y haber
+pertenecido á un magnate de la casa, que fué virrey de Napóles, donde
+la compró á unos genoveses por un grueso puñado de maravedises.
+
+Corría, con visos de muy autorizada, la voz de que el Duque de
+Cantarranas era un _cursi_ (ya podemos escribir la palabrilla sin
+remordimientos; gracias á la condescendencia del _Diccionario_ de la
+Academia); pero esto no sirve sino para probar que los tiros de la
+envidia se asestan siempre á lo más alto, del mismo modo que los
+huracanes hacen mayores estragos en las corpulentas encinas.
+
+El Duque, por su parte, despreciaba estas hablillas, como cumple á las
+almas grandes. Pero llegaron tiempos en que salía poco de día, porque en
+su levita había descubierto la astronomía vulgar no sé qué manchas. En
+esto se parecía al sol, aunque, por raro fenómeno, era un sol que no
+lucía sino por las noches. Frecuentaba varias tertulias, tomaba café,
+iba tres veces al año al teatro, paseaba en invierno por el Prado y en
+verano por la Montaña, y se retiraba á su casa después de conversar un
+rato con el sereno.
+
+La índole de su talento le inclinaba á la contemplación. Leía mucho,
+deleitándose sobremanera con las novelas sentimentales, que tanta boga
+tuvieron hace cuarenta años. En esto, es fuerza confesar que vivía un
+poco atrasadillo, pero los grandes ingenios tienen esa ventaja sobre el
+común de las gentes, es decir, pueden quedarse allí donde les conviene,
+venciendo el oleaje revolucionario, que también arrastra á las letras.
+Para él, las novelas de Mad. Genlis eran el prototipo, y siempre creyó
+que ni antiguos ni modernos habían llegado al zancajo de Mad. de Staël
+en su _Corina_. No le agradaba tanto, aunque sí la tenía en gran
+aprecio, _La nueva Eloísa_, de Rousseau, porque decía que sus
+pretensiones eruditas y filosóficas atenuaban en parte el puro encanto
+de la acción sentimental. Pero lo que le sacaba de sus casillas eran
+_Las noches de Young_, traducidas por Escóiquiz; y él se sumergía en
+aquél océano de tristezas, identificándose de tal modo con el personaje,
+que á veces le encontraban por las mañanas pálido, extenuado y sin
+acertar á pronunciar palabra que no fuera lúgubre y sombría como un
+responso. En su conversación se dejaba ver esta influencia, porque
+empleaba frecuentemente la quincalla de figuras retóricas que sus
+autores favoritos le habían depositado en el cerebro. Su imagen
+predilecta era el sauce entre los vegetales, y la codorniz entre los
+vertebrados. Cuando veía una higuera, la llamaba sauce; todos los chopos
+eran para él cipreses; las gallinas antojábansele palomas y no hubo
+jilguero ni calandria que él con la fuerza de su fantasía, no trocara en
+ruiseñor. Más de una vez le oí nombrar Pamela á su criada, y sé que
+únicamente dejó de llamar Clarisa á su lavandera señá Clara, cuando
+ésta manifestó que no gustaba de que la pusiesen motes.
+
+¿Será necesario afirmar que, aun concretado á una especialidad, el Duque
+de Cantarranas era un excelente crítico? Baste decir que sus consejos
+tenían fuerza de ley y sus dictámenes eran tan decisivos, que jamás se
+apeló contra ellos al tribunal augusto de la opinión pública. Por eso le
+cité, en unión de los otros tres personajes que describiré luego, para
+que juzgase mi obrilla.
+
+Era ésta una novela mal concebida y peor hilvanada, incapaz, por lo
+tanto, de hombrearse con las muchas que, por tantos y tan preclaros
+ingenios producidas, enaltecen actualmente las letras en este afortunado
+país. Luego que los cuatro ilustres senadores que formaban mi auditorio
+se colocaron bien en sus sillas, saqué fuerzas de flaqueza, tosí, miré á
+todos lados con angustia, respiré con fuerza, y con voz apagada y
+temblorosa, empecé de esta manera:
+
+«_Capítulo primero_.--Alejo era un joven bastante feo, hijo de honrados
+padres, chico de estudio, de sanas y muy honestas costumbres, pobre de
+solemnidad, y bueno como una manzana. Vivía encajonado en su buhardilla,
+y desde allí contemplaba los gorriones que iban á pararse en la chimenea
+y los gatos que retozaban por el tejado. Miraba de vez en cuando al
+cielo, y de vez en cuando á la tierra, para ver, ya las estrellas, ya
+los simones. Alejo estudiaba abogacía, lo cual le aburría mucho, y no
+tenía más distracción que asomarse al ventanillo de su tugurio.
+¿Describiré la habitación de esta desventurada excrecencia de la
+sociedad? Sí: voy á describirla.
+
+«Imaginaos cuatro sucias paredes sosteniendo un inclinado techo, al
+través del cual el agua del invierno por innumerables goteras se
+escurre. Andrajos de uno á modo de papel azul, pendían de los muros; y
+la cama, enclavada en un rincón, era paralela al techo, es decir,
+inclinada por los pies. Una mesa que no los tenía completos, sostenía
+apenas dos docenas de libros muy usados, un tintero y una sombrerera.
+Allí formaban estrecho consorcio dos babuchas en muy mal estado, con una
+guitarra, de la cual habían huido á toda prisa las cuatro cuerdas,
+quedando una sola, con que Alejo se acompañaba cierta seguidilla que
+sabía desde muy niño. Allí alternaban dos pares y medio de guantes
+descosidos, restos de una conquista, con un tarro de betún y un frasco
+de agua de Colonia, al cual los vaivenes de la suerte convirtieron en
+botella de tinta, después de haber sido mucho tiempo alcuza de aceite.
+De inválida percha pendían una capa, una cartuchera de miliciano (1854),
+dos chalecos de rayas encarnadas y una faja que parecía soga. Un clavo
+sostenía el sombrero perteneciente á la anterior generación, y un baúl
+guardaba en sus antros algunas piezas de ropa, en las cuales los
+remiendos, aunque muchos y diversos, no eran tantos ni tan pintorescos
+como los agujeros no remendados.
+
+»Pero asomémonos á la ventana. Desde ella se ve el tejado de enfrente,
+con sus buhardillas, sus chimeneas y sus misifuces. Más abajo se divisa
+el tercer piso de la casa; bajando más la vista, el segundo, y, por fin
+el principal. En éste hay un cierro de cristales con flores, pájaros y
+...¡otra cosa! Alejo miraba continuamente la _otra cosa_, que contenía
+el cierro. ¿Diremos lo que era? Pues era una dama. Alejo la contemplaba
+todos los días, y por un singular efecto de imaginación, estaba viéndola
+después toda la noche, despierto y en sueños: si escribía, en el fondo
+del tintero; si meditaba, revoloteando como espectro de mariposa
+alrededor de la macilenta luz que hacía veces de astro en el paraíso del
+estudiante.
+
+»Mirando desde allí hacia el piso principal de enfrente, se distinguía
+en primer término una mano; después un brazo, el cual estaba adherido á
+un admirable busto alabastrino, que sustentaba la cabeza de la joven,
+singularmente hermosa ¿Me atreveré á describirla? ¿Me atreveré á decir
+que era una de las damas más bellas, de más alto origen, de más
+distinguido trato que ha dado á la sociedad esta raza humana, tan
+fecunda en duquesas y marquesas? Sí, me atrevo.
+
+»Desde arriba, Alejo devoraba con sus ojos una gran cabellera negra,
+espléndida, profusa; un río de cabellos, como diría mi amigo el ilustre
+Cantarranas. (Al oir este símil en que yo rendía público tributo de
+admiración al esclarecido prócer, éste se inclinó con modestia y se
+ruborizó unas miajas.) Debajo de estos cabellos, Alejo admiraba un arco
+blanco en forma de media luna: era la frente, que desde tan alto punto
+de vista afectaba esta singular forma. De la nariz y barba sólo asomaba
+la punta. Pero lo que se podía contemplar entero, magnífico, eran los
+hombros, admirable muestra de escultura humana, que la tela no podía
+disimular. Suavemente caía el cabello sobre la espalda; el color de su
+rostro al mismo mármol semejaba, y no ha existido cuello de cisne más
+blanco, airoso y suave que el suyo ni seno como aquél, en que parecían
+haberse dado cita todos los deleites. La gracia de sus movimientos era
+tal, que á nuestro joven se le derretía el cerebro siempre que la
+consideraba saludando á un traseunte ó á la amiga de enfrente. Cuando no
+estaba puesta al balcón, las voces de un soberbio piano la llevaban,
+trocada en armonías, á la zahúrda del pobre estudiante. Si no la
+admiraba, la oía: tal poder tiene el amor que se vale de todos los
+sentidos para consolidar su dominio pérfido. Pero, ¡extraño caso! jamás
+en el largo espacio de un trienio alzó la vista hacia el nido de Alejo,
+no observar aquella cosa fea que desde tan alto la miraba y la escuchaba
+con el puro fervor del idealismo.
+
+
+»Añadamos que Alejo era miope: el estudio y las vigilias habían
+aumentado esta flaqueza que no le permitía distinguir tres sobre un
+asno. Felizmente, el autor de este libro goza una vista admirable, y,
+por lo tanto, puede ver desde la buhardilla de Alejo lo que éste no
+podía: la dama, tal cual era en su forma real, despojada de todos los
+encantos con que la fantasía de un miope la había revestido; las máculas
+que le salpicaban el rostro bastante empañado después de su quinto
+parto; podía advertir (y para esto hubo de reunir datos que facilitó
+cierta doncella) que para formar aquella sorprendente cabellera habían
+intervenido, primero Dios, que la creó no sabemos en qué cabeza, y
+después un peluquero muy hábil que se la arregló á la señora. También
+hubo de notar que no era su talle tan airoso como desde las boreales
+regiones de Alejo parecía, y que la nariz estaba teñida de un ligero
+rosicler, no suficiente á disimular su magnitud. En cuanto al piano,
+juraría que la dama no tocó en tres años otra cosa que un _pot-pourri_
+que empezaba en _Norma_ y acababa en _Barba Azul_, pieza extravagante
+que su inhabilidad había compuesto de lo que oyó al maestro; y por
+último, por lo que respecta al seno, sería capaz de apostar que...»
+
+Al llegar aquí me interrumpieron. Desde que leí lo de las máculas,
+notaba yo ciertos murmullos mal contenidos. Fueron en crescendo, hasta
+que, llegando al citado pasaje, una exclamación de horror me cortó la
+palabra y me hizo suspender la lectura.
+
+Cantarranas estaba nervioso, y la poetisa se abanicaba con furia, ciega
+de enojo y hecha un basilisco. No sé si he dicho que una de las cuatro
+personas de mi auditorio, era una poetisa. Creo llegada la ocasión de
+describir á esta ilustre hembra.
+
+
+II
+
+La cual pasaba por literata muy docta y de mucha fama en todo el mundo,
+por haber escrito varios tomos de poesía, y borronado madrigales en
+todos los álbumes de la humanidad. Cumpliendo cierta misteriosa ley
+fisionómica, era rubia como todas las poetisas, y obedeciendo a la misma
+fatalidad, alta y huesuda. La adornaba una muy picuda y afilada nariz, y
+una boca hecha de encargo para respirar por ella, pues no eran sus
+órganos respiratorios los más fáciles y expeditos. No sé qué tenían sus
+obras, que llevaban siempre el sello de su nariz, visión que me
+persiguió en sueños varias noches; y el mismo efecto de pesadilla me
+causaban dos rizos tan largos como poco frondosos, que de una y otra
+sien le colgaban. Por lo que el traje, dejaba traslucir, era fácil
+suponer su cuerpo como de lo más flaco, amojamado y pobrecillo que en
+Safos se acostumbra.
+
+Era viuda, casada y soltera. Expliquémonos. Siempre se la oyó decir que
+era viuda; todos la tenían por casada, y era en realidad soltera. En una
+ocasión vivió en cierto lugar con un periodista provinciano, y allí
+pasaban por esposos. El infeliz consorte fué un mártir. Llamaba ella á
+las piernas _columnas del orden social_, lo cual no era sino gallarda
+figura retórica, que cubría su mortal aversión á coser pantalones. Ella
+no cogia los puntos á los calcetines, porque, poco fuerte en toda clase
+de ortografías, siempre tenía en boca aquella sabia máxima: _no se vive
+sólo de pan_, apotegma con que quería disimular su absoluta ignorancia
+en materia de guisados. La novela era su pasión: en el folletín del
+periódico de su marido, publicó una que éste, aunque enemigo de prodigar
+elogios, calificaba de piramidal. Yo leí tres hojas, y confieso que no
+me pareció muy católica. También escribió otra que ella llamaba
+_eminentemente moral_. No quise moralizarme leyéndola, y regalé el
+ejemplar á mi criado, el cual lo traspasó á no sé quién.
+
+Excuso reiterar la veneración que me infundía la tal señora por su
+competencia en el arte de novelar. Me había dicho repetidas veces que
+quería inculcarme alguno de sus elevados principios, y con este fin
+asistía como inexorable juez á la lectura.
+
+La buena de la poetisa se escandalizó viendo el giro que yo daba á la
+acción. Rabiosamente idealista, como pretendían demostrar sus rizos y su
+nariz, no podía tolerar que en una ficción novelesca entrasen damas que
+no fueran la misma hermosura, galanes que no fueran la caballerosidad en
+persona. Por eso, saliendo á defender los fueros del idealismo, tomó la
+palabra, y con áspera y chillona voz, me dijo:
+
+«¿Pero está usted loco? ¿Qué arte, qué ideal, qué estilo es ése? Usted
+escribirá sin duda para gente soez y sin delicadeza, no para espíritus
+distinguidos. Yo creí que se me había llamado para oír cosas más cultas,
+más elegantes. ¡Oh! No comprendo yo así la novela. Ya veo el sesgo que
+va usted a dar a eso: terminará con burlas indignas, como ha empezado.
+¡Ay! ¡Encanallar una cosa que empezaba tan bien! Ahí está el germen de
+una alta obra moralizadora. ¡Qué lastima! Esa bohardilla, ese joven
+pobre que vive en ella, melancólicamente entretenido en contemplar a la
+dama del mirador... y pasan días, y la mira... y pasan noches, y la
+mira... ¡Que me maten si con eso no era yo capaz de hacer dos tomos! Y
+esa dama misteriosa... yo no diría quién era hasta el trigésimo
+capítulo. Tenía usted admirablemente preparado el terreno para componer
+una obra de largo aliento. ¡Qué lastima!
+
+Al oir esto, no sé qué pasó por mí. Puesto que debo hacer confesión
+franca de mis impresiones, aunque me sean desfavorables, me veo
+precisado a decir que el dictamen de persona tan perita me desconcertó,
+de modo que en mucho tiempo no acerté á decir palabra. Sirva el rubor
+con que lo confieso de expiación á mi singular audacia y á la petulante
+idea de convocar tan esclarecido jurado, para dar á conocer uno de los
+más ridículos abortos que de mente humana han podido salir. Al fin me
+serené, gracias á algunas frases bondadosas del siempre magnífico Duque,
+y haciendo un esfuerzo, respondí á la poetisa:
+
+«Y dado el principio de la novela; dados los dos personajes, la
+buhardilla, el cierro y lo demás, ¿qué discurría usted? ¿Cómo
+desarrollaría la acción? (Inútil es decir que al hacer estas preguntas
+sólo me guiaba el deseo de aprender, apoderándome de las recetas que
+para componer sus artificios literarios usaba aquella incomparable
+sibila.)
+
+--¡Oh! ¿Qué haría yo, dice usted?--repuso acercándose á mí con tal
+violencia, que pensé que me iba á saltar los ojos con su nariz,--qué
+haría yo? Seguramente había de _tirar_ mucho partido de esos elementos.
+Supongamos que soy la autora: ese joven pobre es muy hermoso, es moreno
+é interesante, un tipo meridional, tórrido, un hijo del desierto. Desde
+su ventana mira constantemente á la joven, y pasa la noche oyendo el
+triste mayar de los tigres (así llamaremos por ahora á los gatos, hasta
+encontrar otro animal más poético), y desde allí se aniquila en el loco
+amor que le inspira aquella dama misteriosa, misteriooooosa... ¿Qué
+haré? ¡Dios mío! Primero describiría á la dama muy poética...
+ticamente, muy lánguida, con cabellos rubios, muy rubios y flotantes, y
+una cintura así.... (Al decir esto, hizo un ademán usual, determinando
+con los dedos pulgar é índice de ambas manos un circulo no más grande
+que la periferia de una cebolla.) La pintaría muy triste, vestida
+siempre de blanco, apoyada día y noche en el barandal, la mano en la
+mejilla, y contemplando la enredadera que, trepando como vegetal
+lagartija por los balcones, hasta sus mismos hombros llegaba.
+
+--Le advierto á usted--dije con timidez--que yo no he puesto jardín,
+sino calle.
+
+--No importa--respondió;--yo quito la calle y pongo pensiles. Continúo:
+la supondría siempre muy triste, y de vez en cuando una lágrima
+_asomaba_ á sus ojos azules, semejando errante gota de rocío que se
+detiene á descansar en el cáliz de un jacinto. El joven mira á la dama;
+la dama no mira al joven. ¿Quién es aquella dama? ¿Es una esposa
+víctima, una hija mártir, una doncella pura, lanzada al torbellino de la
+sociedad por la furia de las pasiones? ¿Ama ó aborrece? ¿Espera ó teme?
+¡Ah! Esto es lo que yo me guardaría muy bien de decir hasta el capítulo
+trigésimo, donde pondría el gran _golge teatral_ de la obra. Veamos cómo
+desarrollaría la acción para lograr que se vieran y se conocieran los
+dos personajes. Un día la dama llora más que nunca, y mira más fijamente
+al jardín; su vestido es más blanco que nunca, y más rubios que nunca
+sus cabellos. Un pajarito que juguetea entre las matas viene á apoyarse
+en la enredadera, junto á la mano de la dama, y como al ver la yema del
+dedo gordo crea que es una cereza, la pica. La joven da un grito, y en
+el mismo momento el pajarillo _se salva_ asustado, remonta el vuelo, y
+va á posarse en la buhardilla de enfrente. La dama alza la vista
+siguiendo al diminuto volátil, y ve... ¿á quién creeréis que ve? Al
+joven que ha estado doce capítulos comiéndosela con los ojos sin que
+ésta se dignara mirarle. Desde entonces, una corriente eléctrica se
+establece entre los dos amantes. ¡Se habían contemplado! ¡Ay!»
+
+Al llegar aquí, volvíme casualmente hacia el Duque de Cantarranas:
+estaba pálido de emoción, una _lágrima se asomaba_ á sus ojos verdes,
+semejando viajera gota de rocío que se detiene á reposar en el cáliz de
+una lechuga. Sentíame yo confundido, anonadado ante la pasmosa
+inventiva, la originalidad, el ingenio de aquella mujer, junto á quien
+las Safos y Staëlas eran literatas de tres al cuarto. De los demás
+personajes de mi auditorio, nada diré todavía.
+
+«¡Bravo, soberbio!--exclamó Cantarranas aplaudiendo con fuerza y
+entusiasmándose, de tal modo, que se le saltó el mal pegado botón de la
+camisa, y las puntas del cuello postizo quedaron en el aire.»
+
+--¿Le gusta á usted mi pensamiento?--preguntó la poetisa. Esto es el
+_canevas_ tan sólo; después viene el estilo y....
+
+--Me entusiasma la idea--repliqué, apuntando con lápiz lo que ella con
+el mágico pincel de su fantasía dibujara.
+
+--Ese es el camino que usted debe seguir añadió, dando á Cantarranas un
+alfiler para que afirmase el cuello.
+
+--¡Oh! el recurso del pajarillo es encantador.
+
+--El pajarillo--dijo Cantarranas--debe ser el intermediario entre la
+dama blanca y el joven meridional.
+
+--Pues yo continuaría desarrollando la acción del modo
+siguiente--prosiguió ella.--Veamos: el joven tomó el pajarillo con sus
+delicados dedos y dándole algunas miguitas de pan, le alimentó varios
+días, consiguiendo domesticarle á fuerza de paciencia. Verá usted qué
+raro: le tenía suelto en el cuarto sin que intentara evadirse. Un día le
+ató un hilito en la pata y le echó á volar; el pájaro fué á posarse al
+balcón en donde estaba la dama, que le acarició mucho y le obsequió con
+migajitas de bizcocho mojadas en leche. Volvió después á la buhardilla;
+el joven le puso un billete atado al cuello, y el ave se lo llevó á la
+dama. Así se estableció una rápida, apasionada y volátil
+correspondencia, que duró tres meses. Aquí copiaría yo la
+correspondencia, que ocuparía medio libro, de lo más delicado y
+elegante. Él empezaba diciendo: «Ignorada señora: Los alados caracteres
+que le envío á usted, le dirán, etc...» Y ella contestaría:
+«Desconocido caballero: Con rubor y sobresalto he leído su epístola y
+mentiría si no le asegurara que desde luego he creído encontrar un leal
+amigo, un amigo nada más...» Por esto de los amigos nada más se
+empieza. Así se prepara al lector á los grandes aspavientos amorosos que
+han de venir después.
+
+--¡Qué ternura, qué suavidad, qué delicadeza!--dijo el Duque en el colmo
+de la admiración!
+
+--Acepto el pensamiento--manifesté, anotando todo aquel discreto
+artificio para encajarlo después en mi obra como mejor me conviniese.
+
+Después que la poetisa hubo mostrado en todo su esplendor, adornándole
+con las galanuras del estilo, su incomparable ingenio; después que me
+dejó corrido y vergonzoso por la diferencia que resultaba entre su
+inventiva maravillosa y el seco, estéril y encanijado parto de mi
+caletre, ¿cómo había de atreverme á continuar leyendo? Ni á dos tirones
+me harían despegar los labios; y allí mismo hubiera roto el manuscrito,
+si el Duque, que era la misma benevolencia, no me obligase á proseguir,
+con ruegos y cortesanías, que vencieron mi modestia y trocaron en valor
+mis fundados temores. Busqué, pues, en mi manuscrito el punto donde
+había quedado, y leí lo siguiente:
+
+«El joven Alejo era pobre, muy pobre. (Bien--dijo la poetisa.) Sus
+padres habían muerto hacía algunos años, y sólo con lo que le pasaba una
+tía suya, residente en Alicante, vivía, si vivir era aquello. La mala
+sopa y el peor cocido con que Doña Antonia de Trastamara y Peransúrez le
+alimentaba eran tales, que no bastarían para mantener en pie á un
+cartujo. Y aún así, Doña Antonia de Trastamara y Peransúrez, tan noble
+de apellido como fea de catadura, solía quejarse de que el huésped no
+pagaba; horrible acusación que hiela la sangre en las venas, pero que es
+cierta. (La poetisa articuló una censura que me resonó en el corazón
+como un eco siniestro.) Así es que con los doscientos reales que de
+Alicante venían, el pobre no tenía más que para palillos que era, en
+verdad, la cosa que menos necesitara. Luego las deudas se lo comían, y
+no podía echarse á la calle sin ver salir de cada adoquín un acreedor.
+Como era miope, las monedas falsas parece que le buscaban. ¡Singular
+atracción del bolsillo raras veces ocupado! En cuanto á distracciones,
+no tenía, aparte la dama citada, sino las murgas que en bandadas venían
+todas las noches, por entretener á la gente colgada de los balcones.
+
+--¡Ay! ¡ay!--observó la poetisa;--eso de las murgas es deplorable. Ya ha
+vuelto usted á caer en la sentina.»
+
+Al oir esto, otro de los personajes que me escuchaban rompió por primera
+vez su silencio, y con atronadora voz, dando en la mesa un puñetazo que
+nos asustó á todos, dijo:
+
+«No está sino muy bien, magnífico, sorprendente. Pues qué, ¿todo ha de
+ser lloriqueos, blanduras, dengues, melosidades y tonterías? ¿Se escribe
+para doncellas de labor y viejas verdes, ó para hombres formales y
+gentes de sentido común?»
+
+Quien así hablaba era la tercera eminencia que componía el jurado, y me
+parece llegada la ocasión de describirlo.
+
+
+III
+
+D. Marcos había sido novelista. Desde que se casó con la comercianta en
+paños de la calle de Postas, dejó las musas, que no le produjeron nunca
+gran cosa ni le ayudaron á sacar el vientre de mal año. Continuaba, sin
+embargo, con sus aficiones; y ya que no se entregara al penoso trabajo
+de la creación, solía dedicarse al de la crítica, más fácil y llevadero.
+Siempre en sus novelas (la más célebre se titulaba _El Candil de
+Anastasio_) brillaba la realidad desnuda. De las muchas diferencias que
+existían entre su musa y la de Virgilio, la principal era que la de D.
+Marcos huía de las sencillas y puras escenas de la naturaleza; y así
+como el pez no puede vivir fuera del agua, la musa susodicha no se
+encontraba en su centro fuera de las infectas buhardillas, de los
+húmedos sótanos, de todos los sitios desapacibles y repugnantes. Sus
+pinturas eran descarnados cuadros, y sus tipos predilectos los más
+extraños y deformes seres. Un curioso aficionado á la estadística, hizo
+constar que en una de sus novelas salían veintiocho jorobados, ochenta
+tuertos, sesenta mujeres _de estas que llaman del partido_, hasta dos
+docenas y media de viejos verdes, y otras tantas viejas embaucadoras. Su
+teatro era la alcantarilla, y un fango espeso y mal oliente cubría todos
+sus personajes. Y tal era el temperamento de aquel hombre insigne, que
+cuanto Dios crió lo veía feo, repugnante y asqueroso. Estos epítetos los
+encajaba en cada página, ensartados como cuentas de rosario. Era prolijo
+en las descripciones, deteniéndose más cuando el objeto reproducido
+estaba lleno de telarañas, habitado por las chinches ó colonizado por la
+ilustre familia de las ratas, y su estilo tenía un desaliño sublime,
+remedio fiel del desorden de la tempestad. ¿Será preciso decir que usaba
+de mano maestra los más negros colores, y que sus personajes, sin
+excepción, morían ahogados en algún sumidero, asfixiados en laguna
+pestilencial, ó asesinados con hacha, sierra ú otra herramienta
+estrambótica? No es preciso, no, pues andan por el mundo, fatigando las
+prensas, más de tres docenas de novelas suyas, que pienso son leídas en
+toda la redondez del globo.
+
+De su vida privada, se contaban mil aventuras á cual más interesantes.
+Mientras fué literato, su fama era grande, su hambre mucha, su peculio
+escaso, su porte de esos que llamamos de mal traer. El editor que
+compraba y publicaba sus lucubraciones, no era tan resuelto en el pagar
+como en el imprimir, achaque propio de quien comercia con el talento; y
+D. Marcos, cuyo nombre sonaba desde las márgenes del Guadalete hasta las
+del Llobregat, desfallecía cubierto de laureles, sin más oro que el de
+su fantasía, ni otro caudal que el de su gloria. Pero quiso la suerte
+que la persona del insigne autor no pareciese costal de paja á una viuda
+que tenía comercio de lana y otros excesos en la calle de Postas; hubo
+tierna correspondencia, corteses visitas, honesto trato; y al fin
+uniólos Himeneo, no sin que todo aquel barrio murmurara sobre el por
+qué, cómo y cuándo de la boda. Lo que las musas lloraron este enlace, no
+es para contado; porque viéndose en la holgura, trocó el escritor los
+poco nutritivos laureles por la prosáica hartura de su nueva vida; y
+cuéntase que colgó su pluma de una espetera, como Cide Hamete, para que
+de ningún ramplón novelista fuera en lo sucesivo tocada. Después de
+larga luna de miel, cual nunca se ha visto en comerciantes de tela, se
+afirma que no reinó siempre en el hogar la paz más octaviana. No están
+conformes los biógrafos de D. Marcos en la causa de ciertas riñas, que
+pusieron á la esposa en peligro de morir á manos de su esposo: unos lo
+atribuyen á veleidades del escritor; otros más concienzudos, y buscando
+siempre las causas recónditas de los sucesos humanos, á que el pesimismo
+adquirido cultivando las letras infiltróse de tal modo en su
+pensamiento, que llenó su vida de melancolía y fastidio. ¡Tal influjo
+tienen las grandes ideas en las grandes almas!
+
+A los ojos del profano vulgo, D. Marcos era siempre el mismo. Aconsejaba
+á los jóvenes, procurando guiarles por el camino de la alcantarilla.
+Daba su opinión siempre que se la pidieran, y no negaba elogios á los
+escritores noveles, siempre que fuesen de su escuela colorista, que era
+la escuela del betún.
+
+Este es el tercer personaje de los cuatro que formaban mi auditorio, y
+éste el que expuso su modo de pensar, diciendo:
+
+«No está sino muy bien. Hay que pintar la vida tal como es: repugnante,
+soez, grosera. El mundo es así: no nos toca á nosotros reformarlo,
+suponiéndolo á nuestro capricho y antojo; nos cumple sólo retratar las
+cosas como son, y las cosas son feas. Ese joven que usted ha pintado ahí
+tiene demasiada luz, y le hace falta una buena dosis de negro. Hoy no
+saben dar claro-obscuro al estilo, y desde que han dejado de escribir
+ciertas personas que yo me sé, está la novela por los suelos. Si usted
+quiere hacer una obra ejemplar, rodee á ese caballerito de toda clase de
+lástimas y miserias; arroje usted sobre él la sombra siniestra de la
+sociedad, y la tal sociedad es de lo más repugnante, asqueroso é inmundo
+que yo me he echado á la cara. Y después, si le conviene ofrecer una
+lección moral á sus lectores, haga que el chico se trueque de la noche á
+la mañana, por la sola fuerza del hambre y del hastío, en un ser
+abyecto, revelando así el fondo de inmundicia que en el corazón de todo
+ser humano existe. Preséntele usted con toda la negra realidad de la
+vida, braceando en este océano de cieno, sin poder flotar, y ahogándose,
+ahogándose, ahogándose.... Pero, eso sí, déjele usted que se enamore con
+hidrofobia de la dama de enfrente, porque en ese gran recurso dramático
+ha de cimentarse todo el edificio novelesco. Si yo me encargara de
+desarrollar el plan, lo haría de ingenioso modo, nunca visto ni en
+novelas ni en dramas.
+
+--¿A ver, á ver?--interrogamos todos, yo por afán de penetrar los
+pensamientos literarios mi amigo; los demás por curiosidad y deseo de
+ver en todo su horror la cloaca intelectual de aquel atroz ingenio.
+
+--Yo haría lo siguiente--continuó:--le supondría muy desesperado, sin
+saber qué hace para comunicarse y entablar relaciones con la dama de
+enfrente. Suprimo eso del pajarito, que es insufrible. (La poetisa dejó
+traslucir, con un movimiento de indignación, su ultrajado amor de
+madre.) Él piensa unas veces meterse a bandido para robar a la dama;
+otras se le ocurre quemar la casa para sacar a la señora en brazos.
+Entre tanto se pone flaco, amarillo, cadavérico, con aspecto de loco o
+de brujo: la casa se cae a pedazos, y en su miseria se ve obligado a
+comer ratas. (Cantarranas cerró los ojos después de mirar al cielo con
+angustia.) Un día se le pasa por las mientes un ardid ingenioso, y para
+esto tengo que suponer que vive, no en la casa de enfrente, sino en la
+buhardilla de la misma casa. Modificada de este modo la escena, fácil es
+comprender su plan, que consiste en introducirse por el cañón de la
+chimenea y colarse hasta el piso principal.
+
+--¡Qué horror!--exclamó la poetisa tapándose la cara con las manos.--¡Se
+va á tiznar! ¡Si al menos tuviera donde lavarse antes de presentarse á
+ella!...
+
+--No importa que se tizne--continuó el novelista.--Yo pintaría á la dama
+muy hermosa, sí, pero con una contracción en el rostro que denotara sus
+feroces instintos. Ha tenido muchos amantes; es mujer caprichosa: uno de
+esos caracteres corrompidos que tanto abundan en la sociedad, marcando
+los distintos grados de relajacion á que llega en cada etapa la especie
+humana. Ha tenido, como decía, muchísimos querindangos, y al fin viene á
+enamorarse de un negro traído de Cuba por cierto banquero, que es un
+agiotista inicuo, un bandolero de frac.
+
+Con estos antecedentes, ya puedo desarrollar la situación dramática, de
+un efecto horriblemente sublime. Veamos: ella está en su cuarto,
+lánguidamente sentada junto á un veladorcillo, y piensa en el Apolo de
+Azabache, charolado objeto de su pasión. Hojea un álbum, y de tiempo en
+tiempo su rostro se contrae con aquel siniestro mohín que la hace tan
+espantablemente guapa. De repente se siente ruido en la chimenea: la
+dama tiembla, mira, y ve que de ella sale saltando por encima de los
+leños encendidos, un hombre tiznado: en su delirio cree que es el negro:
+domínanla al mismo tiempo el estupor y la concupiscencia. La luz se
+apaga. ¡Pataplum!... ¿Qué les parece á ustedes esta situación?
+
+--Digo que es usted el mismo demonio o tiene algún mágico encantador que
+lo inspire tan admirables cosas-respondí confuso ante la donosa
+invención de D. Marcos, que me parecía en aquel momento superior
+cuantos, entre antiguos y modernos, habían imaginado las más sutiles
+trazas de novela.
+
+La poetisa estaba un tanto cabizbaja, no se si porque le parecía mejor
+lo suyo ó porque, teniendo por detestable el engendro de D. Marcos,
+consideraba á qué límite de fatal extravío pueden llegar los más
+esclarecidos entendimientos. No estará de más que con la mayor reserva
+diga yo aquí, para ilustrar á mis lectores, que la poetisa tenía, entre
+otros, un defecto que suele ser cosa corriente entre las hembras que
+agarran la pluma cuando sólo para la aguja sirven, es decir, la envidia.
+
+«Pues verán ustedes ahora--continuó D. Marcos--cómo armo yo el desenlace
+de tan estupendo suceso. A la mañana siguiente hállase la dama en su
+tocador, y ha gastado dos pastas de jabón en quitarse el tizne de la
+cara. Su rabia es inmensa: está furiosa; ha descubierto el engaño, y en
+su desesperación da unos chillidos que se oyen desde la calle. El joven,
+por su parte, trata de huir, al ver el enojo de la que adora. Quiere
+matar al desconocido mandinga, de quien está celosísimo; pero en lugar
+de bajar la escalera, se ve obligado á subir por el mismo cañón de la
+chimenea para no ser visto de cierto Conde que entra á la sazón en la
+casa.
+
+La fatalidad hace que no pueda subir por el cañón, habiendo sido tan
+fácil la bajada; y mientras forcejea trabajosamente para ascender,
+resbala y cae al sótano, y de allí, sin saber cómo, á un sumidero, yendo
+á parar á la alcantarilla, donde se ahoga como una rata. La ronda le
+encuentra al día siguiente, y le llevan, en los carros de la basura, al
+cementerio. Como aquí no tenemos _Morgue_, es preciso renunciar á un
+buen efecto final.»
+
+Así habló el realista D. Marcos. Cantarranas estaba más nervioso que
+nunca, y la poetisa sacó un pomito de esencias, para aplicarlo al
+cartucho que tenía por nariz: este singular pomito era el _flacon_ que
+había visto en todas las novelas francesas. Es la verdad que D. Marcos
+le inspiraba profunda repugnancia, y por eso le llamaba ella _barril de
+prosa_, sin duda por vengarse del otro, que en cierto artículo critico
+la llamó una vez _espuerta de tonterías_.
+
+Yo no sabía qué hacer en presencia de dos fallos tan autorizados y al
+mismo tiempo tan contradictorios. Vacilaba entre figurar á mi héroe
+dando migajas de pan al pajarito, ó metiendo la cabeza en los sumideros
+del palacio de su amada. Miré al magnífico Duque, y le ví con la cabeza
+gacha y colgante, como higo maduro. La poetisa se hallaba en un
+paroxismo de furor secreto. ¿Cómo podía yo decidirme por una solución
+contraria á las ideas de Cantarranas, cuando éste era mi Mecenas, ó,
+para valerme de una de sus más queridas figuras, corpulento roble que
+daba sombra á este modesto hisopo de los campos literarios? Y al mismo
+tiempo, ¿cómo desairar á Don Marcos, tan experimentado en artes de
+novela? ¿Cómo renunciar á su plan, que era el más nuevo, el más extraño,
+el más atrevido, el más sorprendente de cuántos había concebido la
+humana fantasía? En tan crítica situación me hallaba con el manuscrito
+en las manos, la boca abierta, los ojos asombrados, indeciso el magín y
+agitado el pecho, cuando vino á sacarme de mi estupor y á cortar el
+hilo de mis dudas la voz del cuarto de los personajes que el jurado
+componían. Hasta entonces había permanecido mudo, en una butaca vieja,
+cuyas crines por innumerables agujeros se salían: allí estaba, con
+aspecto de esfinge, acentuado por la singular expresión de su rostro
+severo. Creo que ha llegado la ocasión de describir á este personaje, el
+más importante sin duda de los cuatro, y voy á hacerlo.
+
+
+IV
+
+Si cuarenta años de incansable laboriosidad, de continuos servicios
+prestados al arte, á las letras y á la juventud, son título bastante
+para elevar á un hombre sobre sus contemporáneos, ninguno debiera estar
+más por cima de la vulgar muchedumbre que D. Severiano Carranza,
+conocido entre los árcades de Roma por _Flavonio Mastodontiano_. Era
+casi académico, porque siempre que vacaba un sillón se presentaba
+candidato, aunque nunca quisieron elegirle. Su fuerte era la erudición;
+espigaba en todos los campos: en la historia, en la poesía, en las artes
+bellas, en la filosofía, en la numismática, en la indumentaria. Recuerdo
+su última obra, que estremeció al mundo de polo á polo, por tratar de
+una cuestión grave, á saber: de si el Arcipreste de Hita tenía ó no la
+costumbre de ponerse las medias al revés, decidiéndose nuestro autor por
+la negativa, con gran escándalo y algazara de las Academias de Leipsick,
+Gottinga, Edimburgo y Ratisbona, las cuales dijeron que el célebre
+Carranza era un alma de cántaro al atreverse á negar un hecho que
+formaba parte del tesoro de creencias de la humanidad. ¿Pues y su
+disertación sobre los colmillos del jabalí de Erymantho, que fué causa
+de un sin fin de mordiscadas entre los más famosos eruditos? No diré
+nada, pues corre en manos de todo el mundo, de su famoso discurso sobre
+el modo de combinar las _tes_ y las _des_ en el metro de Arte Mayor, el
+cual le alzara á los cuernos de la luna, si antes, para gloria de España
+y enaltecimiento de sí propio, no hubiera escrito y dado á la estampa la
+nunca bastante encarecida _Oda á la invención de la pólvora_, en que
+llamaba á este producto químico _atmósfera flamínea_. Esta es su única
+obra de fantasía. Las demás son todas eruditas, porque vive consagrado á
+los apuntes. Como crítico, no se le igualaba ni el mismo Cantarranas,
+aunque no faltan biógrafos que le equiparan á él, y hubo alguno que
+aseguró le aventajaba en muchas cosas. Basta decir que Carranza había
+leído cuanto salió de plumas humanas, siendo de notar que todo libro
+que pasase por su memoria dejaba en ella un pequeño sedimento ó
+depósito, aunque no fuera más grande que una gota de agua.
+
+No había fecha que él no supiera, ni nombre que ignorara, ni dato que le
+fuera desconocido, ni coincidencia que se escapase á su penetración y
+colosal memoria. Bien es verdad que de este almacén sacaba el cargamento
+de sus críticas, las cuales tenían más de indigestas que de sabrosas,
+porque no existe cosa antigua que no sacara á colación, ni autor clásico
+que no desenterrara á cada paso para llevarle y traerle como á los
+gigantones en día de Corpus. Escribiendo, era prolijo: su estilo se
+componía de las más crespas y ensortijadas frases que es dado imaginar.
+Pulía de tal modo su prosa, que parecía una cabellera con cosmético y
+bandolina, pudiendo servir de espejo; y sus versos eran tales, que se
+les creerían rizados con tenacillas. Nunca repitió una palabra en un
+mismo pliego de papel, por miedo á las redundancias y sonsonetes. En
+cierta ocasión, habiendo hablado en un artículo del mondadientes de
+marfil de una dama, viéndose obligado á repetirlo por la fuerza de la
+sintaxis y pareciéndole vulgar la palabra palillo, llamó á aquel objeto
+el _ebúrneo estilete_. Por esta razón aparecían en sus escritos unas
+palabrejas que sus enemigos, en el furor de la envidia, llamaban
+estrambóticas. Tratarle á él de pedante era cosa corriente entre los
+malignos gaceterillos, que molestan siempre á los grandes hombres, como
+las pulgas al león.
+
+La persona del erudito Carranza era tan notable como sus obras.
+Componíase de un destroncado cuerpo sobre dos no muy iguales piernas,
+brazos pequeños y los hombros cansadísimos; exornando todo el edificio
+un sombrero monumental, bajo el cual solía verse, en días despejados, la
+cabeza más arqueológica que ha existido. Después de la corbata, que
+afectaba cierto desaliño, lo que más descollaba era la boca, donde en un
+tiempo moraron todas las gracias, y ahora no quedaba ni un diente; y la
+nariz hubiera sido lo más inverosímil de aquel rostro si no ocuparan el
+primer lugar unos espejuelos voluminosos tras los cuales el ojo
+perspicaz y certero del crítico fulguraba.
+
+Estos ojos fueron los que me miraron con severidad que me turbó; esta
+boca fue la que con voz tan solemne como cascada, tomó la palabra y
+dijo:
+
+«¡Oh extravío de las imaginaciones juveniles! ¡Oh ruindad de
+sentimientos! ¡Oh corrupción del siglo! ¡Oh bajeza de ideas! ¡Oh pérdida
+del buen gusto! ¡Oh aniquilamiento de las clásicas reglas! ¿Hay más
+formidable máquina de disparates que la que usted escribió ni mayor
+balumba de despropósitos que la que esa señora y ese caballero han
+dicho? ¿En qué tiempos vivimos? ¿Qué república tenemos? Vaya usted,
+señora, á coser sus calcetas y á espumar el puchero, y usted D. Marcos,
+á cuidar sus hijos si los há, y usted, joven, á aprender un oficio, que
+más cuenta le tiene cualquier ocupación, aunque sea ingrata y vil, que
+componer libros. Pues qué, ¿es el campo de las letras dehesa de pasto
+para toda clase de _pecus_, ó jardín frondosísimo donde sólo los más
+delicados ingenios pueden hallar deleites y amenidades? Id, cocineros
+del pensamiento, á condimentar vulgares sopas y no sabrosos platos; que
+no es dado á tan groseras manos preparar los exquisitos manjares que se
+sirven en el ágape de los dioses.»
+
+Como Semíramis cuando ve aparecer la sombra de Nino para echarle en cara
+sus trapicheos; como Hamlet cuando oye al espectro de su padre
+revelándole los delitos de la señá Gertrudis; como Moisés cuando
+vislumbra á Jehová en la zarza ardiente, así nos quedamos todos: mudos,
+fríos, petrificados de espanto. El apóstrofe de aquel hombre, tenido por
+un oráculo; su singular aspecto, su severa mirada y el eco de su
+vocecilla, nos infundieron tal pavor, que hubo de transcurrir buen
+espacio de tiempo antes que yo tomase aliento, y sacara la poetisa su
+_flacon_, y cerrara la boca el excelente Duque.
+
+Al fin nos repusimos del terror, y Carranza, advirtiendo el buen efecto
+que sus palabras habían producido, arremetió de nuevo contra nosotros, y
+de tal modo se ensañó con D. Marcos, que pienso no le quedara hueso
+sano. La poetisa estaba turulata y no hacía más que abanicarse para
+disimular su enojo, mientras Cantarranas parecía inclinado, en fuerza de
+su natural bondad, á ponerse de parte del tremendo crítico.
+
+«¡Y para esto me han llamado!--decía éste.--La culpa tiene quien,
+dejando serias ocupaciones y la sabrosa compañía de las musas, asiste á
+estas lecturas, donde le hacen echar los bofes con tantísimo desatino.»
+
+Entonces yo, desafiando con un arrojo que ahora me espanta la cólera del
+Aristarco, le dije:
+
+«Pero ya que he tenido la osadía de traerle a usted aquí, oh varón
+insigne, ¿no me será permitido pedirle la más gran merced que hacerme
+pudiera, ayudando con sus luces á mejorar este engendro mío que con tan
+mala estrella viene al mundo?
+
+--Sí, lo haré de muy buen grado--contestó el sabio, trocándose
+repentinamente en el hombre más suave y meloso de la tierra.--Voy á
+decir cómo desarrollaría yo mi pensamiento; pero han de prometerme que
+no he de ser interrumpido por aplausos ni otra manifestación semejante.
+Empezaré, pues, declarando que yo colocaría la acción de mi obra en
+tiempos remotos, en los tiempos pintorescos é interesantes, cuando no
+había alumbrado público, y sí muchas rondas y gran número de corchetes;
+cuando los galanes se abrían en canal por una palabrilla, y las damas
+andaban con manto por esas callejuelas, seguidas de Celestinas y
+rodrigones; cuando se guardaba con siete llaves el honor, sin que eso
+quiera decir que no se perdiese en un santiamén. Yo no sé cómo hay
+ingenios tan romos que novelan con cosas y personas de la época
+presente, donde no existen elementos literarios, según todos los hombres
+doctos hemos probado plenamente. Al demonio no se le ocurriría pintar
+aventuras en una calle empedrada y con faroles de gas. Por Dios y por
+los santos, ¿cabe nada más ridículo que un diálogo amoroso, en que
+aparece á cada momento la palabra _usted_, hecha para preguntar cómo
+está el tiempo, los precios de la carne, etc.?... Pues bien: yo
+figuraría mis personajes en el siglo XVII, y abriría la escena con gran
+ruido de cuchilladas y muchos _pardieces_ y _voto á sanes_; después el
+ir y venir de los alguaciles, y, por último, la voz cascada de una vieja
+alcahueta que acude con su farolito á reconocer la cara del muerto.»
+
+Todos nos mirábamos, sorprendidos ante el pintoresco cuadro que en un
+periquete habia trazado aquel maestro incomparable.
+
+«El joven pobre que ha puesto usted en la buhardilla, donde está muy
+retebién, le figuraría yo un hidalgo de provincias, sin blanca y con
+malísima estrella. Ha llegado á Madrid en busca de fortuna, y solicita
+que le hagan capitán de Tercios, para lo cual anda de ceca en meca, sin
+poder conseguir otra cosa que desprecios. La dama de enfrente es de la
+más alta nobleza, hija de algún montero mayor de la Casa Real, ó cosa
+por el estilo, lo cual hace que tenga entrada en Palacio, y sea bien
+quista de Reyes, Príncipes é Infantes. Meteremos en el ajo algún
+rapabarbas o criado socarrón que haga de tercero, porque novela ó
+comedia sin rapista charlatán y enredador, es olla sin tocino y sermón
+sin agustino. ¡Y cómo había yo de pintar las escenas de tabernas, las
+cuchilladas, las pendencias que dirige siempre un tal Maese Blas ó Maese
+Pedrillo! ¿Pues y las escenas de amor? ¡Qué discreción, qué ternezas,
+qué riqueza metafórica había yo de poner allí! Carta acá, carta allá, y
+entrevista en las Descalzas todos los días, porque la Condesa vieja es
+tan devota, que no se mueve un clérigo ni fraile en las iglesias de
+Madrid sin que ella vaya á meter sus narices en la función. El
+hidalguillo tañe su laúd que se las pela, y la dama le manda décimas y
+quintillas. Ambos están muy amartelados. Pero cata aquí que el padre,
+que es un Condazo muy serio, con su gorguera de encajes que parece un
+sol, gran talabarte de pieles y unos gregüescos como dos colchones,
+quiere que se case con Don Gaspar Hinojosa, Afán de Rivera, etc., etc.,
+etc., que es Contralor, hijo del Virrey de Nápoles, y Secretario del
+general _qué sé yo cuántos_, que ha tomado á Amberes, Ostende, Maestrich
+ú otra plaza cualquiera. El Rey tiene gran empeño en estas nupcias, y la
+Reina dice que quiere ser madrina del bodorrio. Ahora es ella. La dama
+está fuera de sí, y el hidalguillo se rompe la cabeza para inventar un
+ardid cualquiera que le saque de tan espantoso laberinto. ¡Oh terrible
+obstáculo! ¡Oh inesperado suceso! ¡Oh veleidades del destino! ¡Oh
+amargor de la vida! Lo peor y más trágico del caso es que el padre se ha
+enterado de que hay un galán que corteja á la niña, y se enfurece de tal
+modo, que si le coge, le parte la cabeza en dos con su espada toledana.
+Cuenta al Rey lo que pasa; la Reina le echa fuerte reprimenda á nuestra
+heroína, y todos convienen en que el galán aquél es un majagranzas, que
+no merece ni descalzarle el chapín á la doncella. El mozo ya no rasca
+laúdes ni vihuelas, y se pasea por el Cerrillo de San Blas muy cabizbajo
+y melancólico. Los criados del Conde le andan buscando para darle una
+paliza; pero escapa de ella, gracias á las tretas del socarrón de su
+lacayo, que no por estar muerto de hambre deja de ser maestro en
+artimañas y sutilezas. Los amantes van á ser separados para siempre. Y
+lo peor es que el D. Gaspar se enfurruña, y ya no quiere casarse, y
+dice que si topa en la calle al pobre hidalgo, le pondrá como nuevo.
+¿Qué hacer? ¡Tate!... Aquí está el _quid_ de la dificultad ¿Cómo
+desenredar esta enmarañada madeja? Pues verán ustedes de qué manera
+ingeniosa, con qué donosura y originalidad desato yo este intrincado
+nudo, en que el lector, suspenso de los imaginarios hechos, los mira
+como si fuesen reales y efectivos. ¿Que les parece á ustedes que voy á
+inventar? ¿A ver?»
+
+Todos nos quedamos con la boca abierta, sin saber qué contestarle. Yo,
+sobre todo, ¿cómo había de imaginar cosa alguna que igualara á los
+profundos pensamientos de aquel pozo de ciencia?
+
+«Pues verán ustedes--prosiguió.--Hallándose las cosas como he dicho, de
+repente... ¡Que novedad! ¡Qué agudísima é inesperada anagnórisis!...
+Pues es el caso que el muchacho tiene un tío, oidor en Indias. Este tío
+oidor, que es todo un letrado y persona de pro, muere legando un caudal
+inmenso; de modo que cuando menos se lo piensa, el hidalguillo se ve con
+doscientos mil escudos en el arca, y es más rico que el Conde de
+enfrente. Cátate que en un momento le obsequian todos y le guardan más
+miramientos que si fuera el mismo Duque de Lerma, Ministro universal. El
+padre de la dama se ablanda; ésta se marcha á Platerías diciendo que va
+á comprar unas arracadas, pero con el disimulado fin de ver al
+hidalguillo y oir de sus mismo labios la noticia de la herencia; la
+Reina se desenoja; el Rey dice que les ha de casar, ó deja de ser quien
+es. D. Gaspar se va furioso á las guerras de la Valtellina, donde le
+matan de un arcabuzazo, y, por fin, los dos jóvenes se casan, son muy
+obsequiados, y viven luengos años en paz y en gracia de Dios. Así,
+señores, desarrollaría yo el pensamiento de esta novela, que, expuesta
+de tal modo, pienso no seria igualada por ninguna de cuantas en lengua
+italiana ó española se han escrito, desde Bocaccio hasta Vicente
+Espinel, que yo las he leído todas, y aquí pudiera referirlas _ce_ por
+_be_, sin que me quedara una en la cuenta.»
+
+Aquí terminó el dictamen de D. Severiano Carranza, fénix de los
+literatos. Esta lección tercera era ya demasiado carga de bochorno y
+humillación para mí. Y ¿cómo había yo de continuar leyendo, si en un dos
+por tres me habian mostrado aquellos personajes la flaqueza de mi
+entendimiento, apto tan sólo para bajas empresas? Me afrentaron, y de
+sus enseñanzas saque menos provecho que vergüenza. Sí: lo digo con la
+entereza del que ya ha desistido de caminar por el escabroso sendero de
+la literatura, y confiesa todos sus yerros y ridiculeces. Cuando D.
+Severiano acabó, la poetisa hizo un mohín de fastidio, señal de que el
+discurso no le había parecido de perlas, D. Marcos se reía del insigne
+erudito, y el Duque de Cantarranas... (rubor me cuesta el confesarlo,
+porque le estimo sobremanera, y desearía ocultar todo lo que le
+menoscabase; pero la imparcialidad me obliga á decirlo) el Duque se
+había dormido, cosa inexplicable en quien siempre fué la misma cortesía.
+
+Otro suceso doloroso tengo que referir, y sabe Dios cuánto me cuesta
+revelar cosas que puedan obscurecer algún tanto la fama que rodea á
+estas cuatro venerandas personas. ¿Revelaré este funesto incidente?
+¿Llevaré la mundanal consideración y el efecto particular hasta el
+extremo de callar la verdad, hija de Dios, sin la cual ninguna cosa va á
+derechas en este mundo? No; que antes que nada es mi conciencia, y
+además, si enseño una flaqueza de mis cuatro amigos, no por eso van á
+perder la estimación general quienes tantos y tan grandes merecimientos
+y títulos de gloria reúnen. Hay momentos en que los más rutilantes
+espíritus sufren pasajero eclipse, y entonces, mostrándose la naturaleza
+en toda su desnudez, aparecen las malas pasiones que bullen siempre en
+el fondo del alma humana.
+
+Esto fué lo que pasó á mis cuatro jueces en aquella noche funesta.
+Sucedió que unas palabras de D. Marcos, que fué siempre algo
+deslenguado, irritaron al augusto crítico. Quiso intervenir
+Cantarranas, y como la poetisa dijese no sé qué tontería de las muchas
+que tenía en la cabeza, D. Marcos la increpó duramente; salió á
+defenderla con singular tesón el Duque, y recibió de pasada, y como sin
+querer, un furibundo sopapo. Desde entonces fué aquello un campo de
+Agramante, y es imposible pintar el jaleo que se armó. Daba el erudito á
+D. Marcos, D. Marcos al Duque, este al erudito, el cual se vengaba en la
+poetisa, que arañaba á todos y chillaba como un estornino, siendo tal la
+baraúnda, que no parecía sino que una legión de demonios se había metido
+en mi casa. No pararon los irritados combatientes hasta que D. Marcos no
+derramó sangre á raudales, rasguñado por la poetisa; hasta que ésta no
+se desmayó, dejando caer sus postizos bucles, y haciéndome en la frente
+un chichón del tamaño de una nuez; hasta que el Duque no se le fraccionó
+en dos pedazos completos la mejor levita que tenía; hasta que Carranza
+no perdió sus espejuelos y la peluca, que era bermeja y muy sebosa.
+
+Así terminó la sesión que ha dejado en mí recuerdos pavorosos. He
+revelado esta lamentable escena por amor á la verdad y porque debo ser
+severo con aquellos que más valen y más fama gozan. De todos modos, si
+hago esta confesión, no es con ánimo de publicar debilidades, sino por
+hacer patente lo miserable de la naturaleza humana, que aún en los más
+elevados caracteres deja ver alguna ocasión su fondo de perversidad.
+
+
+V
+
+De la novela, inocente causa de tan reñida controversia y desbarajuste
+final, ¿que he de decir, sino que salió cual engendrada en aciaga noche
+de escándalo? Como quise adoptar las ideas de cada uno, por parecerme
+todas excelentes, mi obra resultó análoga á esas capas tan llenas de
+remiendos y pegotes, que no se puede saber cuál es el color y la tela
+primitivos. Después de la introdución que he leído, adopté el
+pensamiento del pajarito y le puse de intermediario entre los dos
+amantes. Luego, pareciéndome de perlas el incidente de la chimenea, hice
+que Alejo mudara á la casa de enfrente, y que una noche se deslizara muy
+callandito por el interior del ennegrecido tubo, apareciéndose á la dama
+cuando ésta se percataba menos. Lo del negro no me fué posible
+introducirlo; pero sí el magnífico desenlace del tío en Indias, ideado
+por el fénix de los críticos, aunque no pude suponerle oidor sino
+tabernero, diferencia que importa poco para el caso. Así la novela,
+como hija de distintos progenitores, venía á ser la cosa más pintoresca,
+variada y original del mundo, y bien podía decir su autor: _«yo, el
+menor padre de todos....»_ Imprimía, porque ningún editor la quería
+tomar, aunque yo, llevando mi modestia hasta lo sublime, la daba por
+ochenta reales al contado, y otros ochenta, pagaderos á plazos de dos
+duros en dos años.
+
+La puse á la venta en las principales librerías, y en un lustro que ha
+corrido llevo despachada la friolera de tres ejemplares, con más los que
+me tomaron al fiado, y que espero cobrar, si la cosecha es buena, en el
+próximo otoño. Un librero de Sevilla me ha prometido comprarme un
+ejemplar, si le hago una rebaja de dos reales; y este pedido, con otras
+proposiciones que me dirigen de lejanas tierras, me hace esperar que
+venderé hasta diez en todo lo que queda de año. No puedo quejarme, en
+verdad, porque yo sé que si las cosas estuvieran mejor y sobrase dinero
+en el país, no había de quedar un ejemplar para muestra.
+
+De todos modos, me consuela la singular protección que me dispensa,
+ahora como antes, el Duque de Cantarranas, mi ilustre Mecenas, quien ha
+podido conseguir de un amigo suyo, dueño de una tienda de ultramarinos,
+que me compre media edición al peso, y á veinticinco reales la arroba.
+Si, merced á la solicitud del prócer ilustre, consigo realizar este
+negocio, me servirá de estímulo para proseguir por el fatigoso camino de
+las letras, que si tiene toda clase de espinas y zarzales en su largo
+trayecto, también nos conduce, como sin querer, á la holgura, á la
+satisfacción y á la gloria.
+
+Madrid, Septiembre de 1872.
+
+
+
+
+LA PRINCESA Y EL GRANUJA
+
+
+I
+
+Pacorrito Migajas era un gran personaje. Alzaba del suelo poco más de
+tres cuartas, y su edad apenas pasaba de los siete años. Tenía la piel
+curtida del sol y del aire, y una carilla avejentada que más bien le
+hacía parecer enano que niño. Sus ojos eran negros y vividores, con
+grandes pestañas como alambres y resplandor de pillería. Pero su boca
+daba miedo de puro fea, y sus orejas, al modo de aventadores, antes
+parecían pegadas que nacidas. Vestía gallardamente una camisa de todos
+colores, por lo sucia, y pantalón hecho de remiendos, sostenido con un
+solo tirante. En invierno abrigábase con una chaqueta que fué de su
+señor abuelo, la cual, después de cortadas las mangas por el codo, á
+Pacorrito le venía que ni pintada para gabán. En el cuello le daba
+varias vueltas, á manera de serpiente, un guiñapo con aspiraciones de
+bufanda, y cubría la mollera con una gorrita que afanó en el Rastro. No
+usaba zapatos, por serle esta prenda de grandísimo estorbo, ni tampoco
+medias, porque le molestaba el punto.
+
+La familia de Pacorrito Migajas no podía ser más ilustre. Su padre,
+acusado de intentar un escalo por la alcantarilla, fué á tomar aires á
+Ceuta, donde murió. Su madre, una señora muy apersonada que por muchos
+años tuvo puesto de castañas en la Cava de San Miguel, fué también
+metida en líos de justicia, y después de muchos embrollos, y dimes y
+diretes con jueces y escribanos, me la empaquetaron para el penal de
+Alcalá. Aún quedaba á Pacorrito su hermana, pero ésta, abandonando su
+plaza en la Fábrica de Tabacos, corrió á Sevilla en amoroso seguimiento
+de un cabo de Artillería, y esta es la hora en que no ha vuelto. Estaba,
+pues, Migajas solo en el mundo, sin más familia que él mismo, sin más
+amparo que el de Dios, ni otro guía que su propia voluntad.
+
+
+II
+
+¿Pero creerá el pío lector que Pacorrito se acobardó al verse solo? Ni
+por pienso. Había tenido ocasión, en su breve existencia, de conocer los
+vaivenes del mundo, y algo de lo falso y mentiroso que encierra esta
+vida miserable. Llenándose de energía, afrontó la situación como un
+héroe. Afortunadamente, tenía buenas relaciones con diversa gente de su
+estofa y aun con hombres barbudos que parecían dispuestos á protegerle,
+y bulle que bulle, aquí me meto y allí me saco, consiguió dominar su
+triste estado.
+
+Vendía fósforos, periódicos y algún billete de Lotería, tres ramos
+mercantiles que, explotados con inteligencia, podían asegurarle honradas
+ganancias; así es que á Pacorrito nunca le faltaban cuatro cuartos en el
+bolsillo para sacar de un apuro á un compañero, ó para obsequiar á las
+amigas.
+
+No le inquietaban gran cosa ni las molestias del domicilio ni las
+exigencias del casero. Sus palacios eran el Prado en verano, y en
+invierno los portales de la casa Panadería. Varón sobrio y enemigo de
+pompas mundanas, se contentaba con un rincón cualquiera donde pasar la
+noche. Comía, como los pájaros, lo que encontraba, sin que jamás se
+apurase por esto, á causa de la conformidad religiosa que existía en su
+alma, y de su instintiva fe en los misteriosos auxilios de la
+Providencia, que á ningún ser grande ni chico desampara.
+
+Los que esto lean creerán que Migajas era feliz. Parece natural que lo
+fuese. Si carecía de familia, gozaba de preciosísima libertad, y como
+sus necesidades eran escasas, vivía holgadamente de su trabajo, sin
+deber nada á nadie, sin que le quitaran el sueño cuidados ni ambiciones;
+pobre, pero tranquilo; desnudo el cuerpo, pero lleno de paz sabrosa el
+espíritu. Pues á pesar de esto, el señor de Migajas no era feliz. ¿Por
+qué? Porque estaba enamorado hasta las gachas, como suele decirse.
+
+Sí, señores: aquel Pacorrito tan pequeño y tan feo y tan pobre y tan
+solo, amaba. ¡Ley inexorable de la vida, que no permite á ningún sér,
+cualquiera que sea, redimirse del despótico yugo del amor.
+
+Amaba nuestro héroe con soñador idealismo, libre de todo pensamiento
+impuro, á veces con ardoroso fuego que en sus venas ponía un hervor de
+todos los demonios. Su corazón volcánico tenía sensaciones de todas
+clases para el objeto amado, ora dulces y platónicas como las de
+Petrarca, ora arrebatadas como las de Romeo.
+
+¿Y quién había inspirado á Pacorrito pasión tan terrible? Pues una dama
+que arrastraba vestidos de seda y terciopelo con vistosas pieles; una
+dama de cabellos rubios, que en bucles descendían sobre su alabastrino
+cuello. La tal solía gastar quevedos de oro, y á veces estaba sentada al
+piano tres días seguidos.
+
+
+III
+
+Sabed cómo la conoció Pacorro y quién era aquélla celestial hermosura.
+
+Extendía el chico la esfera de sus operaciones mercantiles por la mitad
+de una de las calles que afluyen á la Puerta del Sol, calle muy
+concurrida y con hermosas tiendas, que de día ostentan en sus
+escaparates mil prodigios de la industria, y por las noches se iluminan
+con la resplandeciente claridad del gas. Entre estas tiendas, la más
+bonita es una que pertenece á un alemán, siempre llena de bagatelas
+preciosísimas destinadas á grandes y pequeños. Es el bazar de la
+infancia infantil y de la adulta. Por Carnaval se llena de caretas
+burlescas; en Semana Santa de figuras piadosas; hacia Navidad de
+Nacimientos y árboles cargados de juguetes, y por Año Nuevo de
+magníficos objetos para regalos.
+
+La pasión frenética de Pacorrito empezó cuando el alemán puso en su
+vitrina una encantadora colección de damas vestidas con los ricos trajes
+que imagina la fantasía parisiense. Casi todas tenían más de media vara
+de estatura. Sus rostros eran de fina y purificada cera, y ningún carmín
+de frescas rosas se igualaba al rubor de sus castas mejillas. Sus azules
+ojos de vidrio brillaban inmóviles con más fulgor que la pupila humana.
+Sus cabellos, de suavísima lana rizada, podían compararse, con más razón
+que los de muchas damas, á los rayos del sol; y las fresas de Abril, las
+cerezas de Mayo y el coral de los hondos mares, parecían cosa fea en
+comparación de sus labios rojos.
+
+Eran tan juiciosas, que jamás se movían del sitio en que las colocaban.
+Sólo crujía el gozne de madera de sus rodillas, hombros y codos, cuando
+el alemán las sentaba al piano, ó las hacía tomar los lentes para mirar
+á la calle. De resto, no daban nada que hacer, y jamás se les oyó decir
+esta boca es mía.
+
+Entre ellas había ¡ay qué hembra! la más hermosa, la más alta, la más
+simpática, la más esbelta, la mejor vestida, la más señora. Debía de ser
+mujer de elevada categoría, á juzgar por su ademán grave y pomposo, y
+cierto airecillo de protección que á maravilla le sentaba.
+
+--¡Gran mujer!--dijo Pacorrito la primera vez que la vió; y más de una
+hora estuvo plantado ante el escaparate, contemplando tan seductora
+belleza.
+
+
+IV
+
+Nuestro personaje se hallaba en ese estado particular de exaltación y
+desvarío en que aparecen los héroes de las novelas amatorias. _Su
+cerebro hervía; en su corazón se enrroscaban culebras mordedoras; su
+pensamiento era un volcán; deseaba la muerte; aborrecía la vida; hablaba
+sin cesar consigo mismo; miraba á la luna; se remontaba al quinto
+cielo_, etc.
+
+¡Cuántas veces le sorprendió la noche en melancólico éxtasis delante del
+cristal, olvidado de todo, hasta de su propio comercio y modo de vivir!
+Mas no era por cierto muy desairada la situación del buen Migajas,
+quiero decir, que era hasta cierto punto correspondido en su loca
+pasión. ¿Quién puede medir la intensidad amorosa de un corazón de estopa
+ó serrín? El mundo está lleno de misterios. La ciencia es vana y jamás
+llegará á lo íntimo de las cosas. ¡Oh, Dios! ¿será posible algún día
+demarcar fijamente la esfera de lo inanimado? ¿Lo inanimado, dónde
+empieza? Atrás los pedantes que, deteniéndose delante de una piedra ó de
+un corcho, le dicen: «Tú no tienes alma.» Sólo Dios sabe cuáles son las
+verdaderas dimensiones de ese Limbo invisible donde yace todo lo que no
+ama.
+
+Bien seguro estaba Pacorrito de haber hecho tilín á la dama. Esta le
+miraba, y sin moverse ni pestañear ni abrir la boca, decíale mil cosas
+deleitables, ya dulces como la esperanza, ya tristes como el
+presentimiento de sucesos infaustos. Con esto se encendía más y más en
+el corazón del amigo Migajas la llama que le devoraba, y su atrevida
+mente concebía dramáticos planes de seducción, rapto y aun de
+matrimonio.
+
+Una noche, el amartelado galán acudió puntual á la cita. La señora
+estaba sentada al piano, las manos suspendidas sobre las teclas, y el
+divino rostro vuelto hacia la calle. El granuja y ella se miraron. ¡Ay!
+¡Cuánto idealismo, cuánta pasión en aquella mirada! Los suspiros
+sucedieron á los suspiros, y las ternezas á las ternezas, hasta que un
+suceso imprevisto cortó el hilo de tan dulce comunicación, truncando de
+un golpe la felicidad de los amantes. Fué como esas súbitas catástrofes
+que hieren mortalmente los corazones, originando suicidios, tragedias y
+otros lamentables casos.
+
+Una mano penetró en el escaparate, por la parte de la tienda, y
+cogiendo á la señora por la cintura, se la llevó dentro. Al asombro de
+Migajas sucedió una pena tan viva, que deseó morirse en aquel mismo
+instante. ¡Ver desaparecer al objeto amado, cual si se lo tragara la
+insaciable tumba, y no poder detener aquella existencia que se escapa, y
+no poder seguirla aunque fuera al mismo infierno! ¡Desgracia superior á
+las fuerzas de un mortal! Migajas estuvo á punto de caer al suelo; pensó
+en el suicidio; invocó á Dios y al diablo....
+
+--¡La han vendido!--murmuró sordamente.
+
+Y se arrancó los cabellos, y se arañó el rostro; y en las pataletas de
+su desesperación, se le cayeron al suelo los fósforos, los periódicos y
+los billetes de Lotería. ¡Intereses del mundo, no valéis lo que un
+suspiro!
+
+
+V
+
+Repuesto al cabo de su violenta emoción, el rapaz miró hacia el interior
+de la tienda, y vio á unas niñas y á dos ó tres personas mayores
+hablando con el alemán. Una de las chicas sostenía en sus brazos á la
+dama de los pensamientos de Migajas. Hubiérase lanzado éste con ímpetu
+salvaje dentro del local; pero se detuvo, temeroso de que, viendo su
+facha estrambótica, le adjudicaran una paliza ó le entregasen á una
+pareja.
+
+Fijo en la puerta, consideraba los horrores de la trata de blancos, de
+aquella nefanda institución tirolesa, en la cual unos cuantos duros
+deciden la suerte de honradas criaturas, entregándolas á la destructora
+ferocidad de niños mal criados. ¡Ay! ¡Cuán miserable le parecía á
+Pacorrito la naturaleza humana!
+
+Los que habían comprado á la señora salieron de la tienda y entraron en
+un coche de lujo. ¡Cómo reían los tunantes! Hasta el más pequeño, que
+era el más mimoso, se permitía tirar de los brazos á la desgraciada
+muñeca, á pesar de tener él para su exclusivo goce variedad de
+juguetillos propios de su edad. Las personas mayores también parecían
+muy satisfechas de la adquisición.
+
+Mientras el lacayo recibía órdenes, Pacorrito, que era hombre de
+resoluciones heróicas y audaces, concibió la idea de colgarse á la zaga
+del coche. Así lo hizo, con la agilidad cuadrumana que emplean los
+granujas cuando quieren pasear en carruaje de un cabo á otro de la
+villa.
+
+Alargando el hocico hacia la derecha, veía asomar por la portezuela uno
+de los brazos de la dama sacrificada al vil metal. Aquel brazo rígido y
+aquel puño de rosa hablaban enérgico lenguaje á la imaginación de
+Migajas, que en medio del estrépito de las ruedas oía estas palabras:
+--¡Sálvame, Pacorrito mío, sálvame!
+
+
+VI
+
+En el pórtico de la casa grande, donde se detuvo el coche, cesaron las
+ilusiones del granuja, porque un criado le dijo que si manchaba el piso
+con sus pies enlodados, le rompería el espinazo. Ante esta abrumadora
+razón, Migajas se retiró, lleno el corazón de un ardiente anhelo de
+venganza.
+
+Su fogoso temperamento le impulsaba á seguir adelante, arrojándose en
+brazos de la fortuna, y en las tinieblas de lo imprevisto. Su alma se
+adaptaba á las ruidosas y dramáticas aventuras. ¿Qué hizo el muy pillo?
+Pues concertarse con los que iban á recoger la basura á la casa donde
+estaba en esclavitud su adorada, y por tal medio, que podrá no ser
+poético, pero que revela agudeza de ingenio, y un corazón como la copa
+de un pino, Migajas se introdujo en el palacio.
+
+¡Cómo le palpitaba el corazón cuando subía y penetraba en la cocina! La
+idea de estar cerca de _ella_ le confundía de tal suerte, que más de una
+vez se le cayó la espuerta de la mano, derramándose en la escalera. Pero
+de ningún modo podía saciar la ardiente sed de sus ojos, que anhelaban
+ver á la hermosa dama. Sintió lejanos chillidos de niños juguetones;
+pero nada más. La gran señora por ninguna parte aparecía.
+
+Los criados de la casa, viéndole tan pequeño y tan feo, le hacían mil
+burlas; más uno de ello, que era algo compasivo, le daba golosinas. Una
+mañana muy fría, el cocinero, ya fuese por lástima, ya por maldad, le
+dio á beber de un vino áspero y picón como demonios. El granuja sintió
+dulcísimo calor en todo el cuerpo, y un vapor ardiente que á la cabeza
+le subía. Sus piernas flaqueaban; sus brazos desmayados caían con
+abandono voluptuoso. Del pecho le brotaba una risa juguetona, que iba
+afluyendo de su boca, cual arroyo sin fin, y Pacorrito reía y se
+agarraba con ambas manos á la pared para no caer.
+
+Un puntapié vigoroso, aplicado en semejante parte, modificó un tanto la
+risa, y puesta la mano en la parte dolorida, Pacorrito salió de la
+cocina. Su cabeza seguía trastornada. Él no sabía á dónde le conducían
+sus pasos. Corrió tambaleándose y riendo de nuevo; pisó fríos ladrillos,
+y después suave entarimado, y luego tibias alfombras.
+
+De repente sus ojos se detuvieron en un objeto que en el suelo yacía.
+¡Cielos!... Migajas exhaló un rugido de dolor, y cayó de rodillas.
+
+Allí, tendida como un cadáver, los vestidos rasgados y en desorden,
+partida la frente alabastrina, roto uno de los brazos, desgreñado el
+pelo, estaba la señora de sus pensamientos ¡Lastimoso cuadro que partía
+el corazón!
+
+Nuestro héroe, durante un rato, no pudo articular palabra. La voz se
+ahogaba en su garganta. Estrechó contra su corazón aquél frío cuerpo
+inanimado, cubriéndolo de besos ardientes. La señora tenía abiertos los
+ojos, y miraba con melancólica dulzura á su fiel adorador. A pesar de
+sus horribles heridas y del lastimoso estado de su cuerpo, la noble dama
+vivía. Pacorrito lo conoció en la luz singular de sus quietos ojos
+azules, que despedían llamaradas de amor y gratitud.
+
+--Señora, ¿quién os trajo á tan triste estado?--exclamó en tono
+patético, angustioso.
+
+Pero pronto al dolor agudísimo sucedió la ira, y Pacorrito pensó tomar
+venganza de aquel descomunal agravio.
+
+Como en el mismo instante sintiera pasos, cargó en sus brazos á la
+gentil dama, echando á correr con ella fuera de la casa. Bajó la
+escalera, atravesó el patio, salió á la calle con tanta velocidad. Su
+carrera era como la del pájaro que, al robar su grano, oye el tiro del
+cazador, y sintiéndose ileso, quiere poner entre su persona y la
+escopeta toda la distancia posible.
+
+Corrió por una, dos, tres, diez calles, hasta que creyéndose bastante
+lejos, descansó, poniendo sobre sus rodillas el precioso objeto de su
+insensato amor.
+
+
+VII
+
+Vino la noche, y Pacorrito vió con placer las dulces sombras que
+envolvían el atrevido rapto, protegiendo sus honestos amores. Examinando
+atentamente las heridas del descalabrado cuerpo de su adorada, observó
+que no eran de gravedad, aunque por los agujeros del cráneo se le verían
+los sesos, si los tuviera, y toda la estopa del corazón se salía á
+borbotones por diferentes heridas. El traje estaba hecho girones, y
+parte de la cabellera se había quedado en el camino durante la veloz
+corrida. Inundósele el alma de pena al considerar que carecía de fondos
+para hacer frente á situación tan apurada. Con el abandono de su
+comercio se le habían vaciado los bolsillos, y una mujer amada,
+mayormente si no está bien de salud, es fuente inagotable de gastos.
+Migajas se tentó aquella parte de su andrajosa ropa donde solía tener
+la calderilla, y no halló ni tampoco un triste ochavo.
+
+--Ahora--pensó--ahora necesitaré casa, cama, la mar de médicos y
+cirujanos, modista, mucha comida, un buen fuego... y nada tengo.
+
+Pero como estaba tan fatigado, recostó la cabeza sobre el cuerpo de su
+ídolo, y se durmió como un ángel.
+
+Entonces, ¡oh prodigio! la señora se fué reanimando, y levantándose al
+fin, mostró á Pacorrito su risueño semblante, su noble frente sin
+ninguna herida, su cuerpo esbelto sin la más leve rotura, su vestido
+completo y limpio, su cabellera rizosa y perfumada, su sombrero
+coquetón, que adornaban diminutas flores; en suma, se mostró perfecta y
+acabadamente hermosa, tal como la conoció el muchacho en la vitrina.
+
+¡Ay! Migajas se quedó deslumhrado, atónito, suspenso, sin habla. Púsose
+de rodillas y adoró á la señora como á una divinidad. Entonces ella tomó
+la mano al granuja, y con voz entera, más dulce que el canto de los
+ruiseñores, le dijo:
+
+--Pacorrito, sígueme, ven conmigo. Quiero demostrarte mi agradecimiento
+y el sublime amor que has sabido inspirarme. Has sido constante, leal,
+generoso y heróico, porque me has salvado del poder de aquellos vándalos
+que me martirizaban. Mereces mi corazón y mi mano. Ven, sígueme y no
+seas bobo, ni te creas inferior á mí porque estás vestido de pingos.
+
+Observó Migajas la deslumbradora apostura de la dama, el lujo con que
+vestía, y lleno de pena exclamó:
+
+--Señora, ¿á dónde he de ir yo con esta facha?
+
+La hermosa dama no contestó, y tirando de la mano á Pacorrito, le llevó
+por misteriosa región de sombras.
+
+
+VIII
+
+El granuja vió al cabo una gran sala iluminada y llena de preciosidades,
+cuya forma no pudo precisar bien en el primer momento. Al poco rato,
+comenzó á percibir con claridad mil figurillas diversas, como las que
+poblaban la tienda donde había conocido á su adorada. Lo que más llamó
+su atención fué ver que salieron á recibirles, luciendo sus flamantes
+vestidos, todas las damas que acompañaban en el escaparate á la gran
+señora.
+
+La cual contestó con una grave y ceremoniosa cortesía á los saludos de
+todas ellas. Parecía ser de superior condición, algo como princesa,
+reina ó emperatriz. Su gesto soberano y su gallardo continente, sin
+altanería, revelaban dominio sobre las demás. Al instante presentó á
+Pacorrito. Este se quedó todo turbado y más rojo que una amapola cuando
+la Princesa, tomándole de la mano, dijo:
+
+--Presento á ustedes al Sr. D. Pacorro de las Migajas, que viene á
+honrarnos esta noche.
+
+Al pobre chico se le cayeron las alas del corazón cuando observó el
+desmedido lujo que allí reinaba, comparándolo con su pobreza, sus pies
+desnudos, sus calzones sujetos con un tirante y su chaqueta cortada por
+los codos.
+
+«Ya adivino lo que piensas--manifestó la Princesa con disimulo.--Tu
+traje no es el más conveniente para una fiesta como la de esta noche. En
+rigor, de verdad, no estás presentable.
+
+--Señora, mi pícaro sastre--murmuró Pacorrito, creyendo que una
+mentirilla pondría á salvo su decoro,--no me ha acabado la condenada
+ropa.
+
+--Aquí te vestiremos--indicó la noble dama.
+
+Los lacayos de aquella extraña mansión eran monos pequeños y
+graciosísimos. De pajes hacían unos loros diminutos, de esos que llaman
+_Pericos_, y varias pajaritas de papel. Estas no se apartaban un momento
+de la señora.
+
+La servidumbre se ocupó al punto de arreglar un poco la desgraciada
+figura del buen Migajas. Con unas fosforeras doradas y muy monas en
+forma de zapatos, le calzaron al momento. Por gorguera le pusieron
+medio farolillo de papel encarnado, y de una jardinera de mimbres
+hiciéronle una especie de sombrerete pastoril, con graciosas flores
+adornado. Al cuello le colgaron, á modo de condecoraciones, la chapa de
+un kepis elegantísimo, una fosforera redonda que parecía reloj y el
+tapón de cristal de un frasquito de esencias. Las pajaritas tuvieron la
+buena ocurrencia de ponerle en la cintura, á guisa de espada ó daga, una
+lujosa plegadera de marfil. Con éstas y otras invenciones para ocultar
+sus haraposos vestidos, el vendedor de periódicos quedó tan guapo que no
+parecía el mismo. Mucho se vanaglorió de su persona cuando le pusieron
+ante el espejo de un estuche de costura para que se mirase. Estaba el
+chico deslumbrador.
+
+
+IX
+
+En seguida principió el baile. Varios canarios cantaban en sus jaulas
+walses y habaneras, y las cajas de música tocaban solas, así como los
+clarinetes y cornetines, que se movían á sí mismos sus llaves con gran
+destreza. Los violines también se las componían de un modo extraño para
+pulsarse á sí propios sus cuerdas, y las trompetas se soplaban unas á
+otras. La música era un poco discordante; pero Migajas, en la exaltación
+de su espíritu, la hallaba encantadora.
+
+No es necesario decir que la Princesa bailó con nuestro héroe. Las otras
+damas tenían por pareja á militares de alta graduación, ó á soberanos
+que habían dejado sus caballos á la puerta. Entre aquellas figuras
+interesantísimas se veía á Bismarck, al Emperador do Alemania, á
+Napoleón y á otros grandes hombres. Migajas no cabía en su pellejo de
+puro orgulloso.
+
+Pintar las emociones de su alma cuando se lanzaba á las vertiginosas
+curvas del wals con su amada en brazos, fuera imposible. La dulce
+respiración de la Princesa y sus cabellos de oro acariciaban blandamente
+la cara de Pacorrito, haciéndole cosquillas y causándole cierta
+embriaguez. La mirada amorosa de la gentil dama ó un suave quejido de
+cansancio acababan de enloquecerle.
+
+En lo mejor del baile, los monos anunciaron que la cena estaba servida,
+y al punto se desconcertó el cotarro. Ya nadie pensó más que en comer, y
+al bueno de Migajas se le alegraron los espíritus, porque, sin perjuicio
+de la espiritualidad de su amor, tenía un hambre de mil demonios.
+
+
+X
+
+El comedor era precioso, y la mesa magnífica; las vajillas y toda la
+loza de lo mejor que se ha fabricado para muñecas, y multitud de
+ramilletes esparcían su fragancia y mostraban sus colores en pequeños
+búcaros, en hueveras, y algunos en dedales.
+
+Pacorrito ocupó el asiento á la derecha de la Princesa. Empezaron á
+comer. Servían los pericos y las pajaritas tan bien y con tanta
+precisión como los soldados que maniobran en una parada á la orden de su
+General. Los platos eran exquisitos, y todos crudos ó fiambres. Si la
+comida no disgustó á Migajas al comenzar, pronto empezó á producirle
+cierto empacho, aun antes de haber tragado como un buitre. Componían el
+festín pedacitos de mazapán, pavos más chicos que pájaros y que se
+engullían de un solo bocado, filetes y besugos como almendras, un rico
+principio de cañamones y un pastel de alpiste _á la canaria_, albóndigas
+de miga de pan á la _perdigona_, fricasé de ojos de faisán en salsa de
+moras silvestres, ensalada de musgo, dulces riquísimos y frutas de todas
+clases, que los pericos habían cosechado en un tapiz donde estaban
+bordadas, siendo los melones como uvas y las uvas como lentejas.
+
+Durante la comida, todos charlaban por los codos, excepto Pacorrito, que
+por ser muy corto de genio no desplegaba sus labios. La presencia de
+aquellos personajes de uniforme y entorchados le tenían perplejo, y se
+asombraba mucho de ver tan charlatanes y retozones á los que en el
+escaparate estaban tiesos y mudos cual si fuesen de barro.
+
+Principalmente el llamado Bismarck no paraba. Decía mil chirigotas, daba
+manotadas sobre la mesa, y arrojaba á la Princesa bolitas de pan. Movía
+sus brazos como atolondrado, cual si los goznes de éstos tuviesen un
+hilo, y oculta mano tirase de él por debajo de la mesa.
+
+«¡Cómo me estoy divirtiendo!--decía el Canciller.--Querida Princesa,
+cuando uno se pasa la vida adornando una chimenea, entre un reloj, una
+figura de bronce y un tiesto de begonia, estas fiestas le rejuvenecen y
+le dan alegría para todo el año.
+
+--¡Ay! dichosos mil veces--dijo la señora con melancólico acento--los
+que no tienen otro oficio que adornar chimeneas y entredoses. Esos se
+aburren, pero no padecen como nosotras, que vivimos en continuo
+martirio, destinadas á servir de juguete á los hombres chicos. No podré
+pintar á usted, señor de Bismarck, lo que se sufre cuando uno nos tira
+del brazo derecho, otro del izquierdo; cuando éste nos rompe la cabeza y
+aquél nos descuartiza, ó nos pone de remojo, ó nos abre en canal para
+ver lo que tenemos dentro del cuerpo.
+
+--Ya lo supongo--contestó el Canciller abriendo los brazos; cerrándolos
+repetidas veces.
+
+--¡Oh, desgraciados, desgraciados!--exclamaron en coro los Emperadores,
+Espartero y demás personajes.
+
+--Y menos desgraciada yo--añadió la dama,--que encontré un protector y
+amigo en el valeroso y constante Migajas, que supo librarme del bárbaro
+suplicio.»
+
+Pacorro se puso colorado hasta la raíz del pelo.
+
+«Valeroso y constante--repitieron á una las muñecas todas, en tono de
+admiración.
+
+--Por eso--continuó la Princesa--esta noche, en que nuestro Genio
+Creador nos permite reunimos para celebrar el primer día del año, he
+querido obsequiarle, trayéndole conmigo, y dándole mi mano de esposa, en
+señal de alianza y reconciliación entre el linaje muñequil y los niños
+juiciosos y compasivos.
+
+
+XI
+
+Cuando esto decía, el señor de Bismarck miraba á Pacorrito con expresión
+de burla tan picante y maligna, que nuestro insigne héroe se llenó de
+coraje. En el mismo instante, el tuno del Canciller disparó una bolita
+de pan con tanta puntería, que por poco deja ciego á Migajas. Pero éste,
+como era tan prudente y el prototipo de la circunspección, calló y
+disimuló.
+
+La Princesa le dirigía miradas de amor y gratitud.
+
+«¡Cómo me estoy divirtiendo!--repitió Bismarck dando palmadas con sus
+manos de madera.--Mientras llega la hora de volver junto al reloj y de
+oir su incesante tic-tac, divirtámonos, embriaguémonos, seamos felices.
+Si el caballero Pacorrito quisiera pregonar _La Correspondencia_, nos
+reiríamos un rato.
+
+--El señor de Migajas--dijo la Princesa mirándole con benevolencia--no
+ha venido aquí á divertirnos. Eso no quita que le oigamos con gusto
+pregonar _La Correspondencia_ y los fósforos si quiere hacerlo.»
+
+Hallaba el granuja esta proposición tan contraria á su dignidad y
+decoro, que se llenó de aflicción y no supo qué contestar á su adorada.
+
+«¡Qué baile!--gritó el Canciller con desparpajo,--que baile encima de la
+mesa. Y si no lo quiere hacer, pido que se le quiten los adornos que se
+le han puesto, dejándole cubierto de andrajos y descalzo, como cuando
+entró aquí.»
+
+Migajas sintió que afluía toda su sangre al corazón. Su cólera impetuosa
+no le permitió pronunciar una sola sílaba.
+
+«No seáis cruel, mi querido Príncipe--dijo la señora sonriendo.--Por lo
+demás, yo espero quitarle al buen Migajas esos humos que está echando.»
+
+Una carcajada general acogió estas palabras, y allí era de ver todas las
+muñecas, y los más celebres generales y emperadores del mundo, dándose
+simultáneamente cachiporrazos en la cabeza como las figuras de Guignol.
+
+«¡Qué baile! ¡Que pregone _La Correspondencia_»--clamaron todos.
+
+Migajas se sintió desfallecer. Era en él tan poderoso el sentimiento de
+la dignidad, que antes muriera que pasar por la degradación que se le
+proponía. Iba á contestar, cuando el maligno Canciller tomó una paja
+larga y fina, sacada al parecer de una costilla de labores, y mojando la
+punta en saliva se la metió por una oreja á Pacorrito con tanta
+presteza, que éste no se enteró de la grosera familiaridad hasta que
+hubo experimentado la sacudida nerviosa que tales chanzas ocasionan.
+
+Ciego de furor, echó mano al cinto y blandió la plegadera. Las damas
+prorrumpieron en gritos, y la Princesa se desmayó. Pero no aplacado con
+esto el fiero Migajas, sino, por el contrario más rabioso, arremetió
+contra los insolentes, y, empezó á repartir estacazos á diestra y
+siniestra, rompiendo cabezas que era un primor. Oíanse alaridos, ternos,
+amenazas. Hasta los pericos graznaban, y las pajaritas movían sus colas
+de papel en señal de pánico.
+
+Un momento después, nadie se burlaba del bravo Migajas. El Canciller
+andaba recogiendo del suelo sus dos brazos y sus dos piernas (caso raro
+que no puede explicarse), y todos los emperadores se habían quedado sin
+nariz. Poco á poco, con saliva y cierta destreza ingénita, se iban
+curando todos los desperfectos; que esta ventaja tiene la cirugía
+muñequil. La Princesa, repuesta de su desmayo con las esencias que en un
+casco de avellana le trajeron sus pajes, llamó aparte al granuja, y
+llevándole á su camarín reservado, le habló á solas de esta manera:
+
+
+XII
+
+«Inclito Migajas, lo que acabas de hacer, lejos le amenguar el amor que
+puse en tí, lo aumenta, porque me has probado tu valor indómito,
+triunfando con facilidad de toda esa caterva de muñecos bufones, la peor
+casta de seres que conozco. Movida por los dulces afectos que me
+impulsan hacia tí, te propongo ahora solemnemente que seas mi esposo,
+sin pérdida de tiempo.»
+
+Pacorrito cayó de rodillas.
+
+«Cuando nos casemos--continuó la señora--no habrá uno solo de esos
+emperadorcillos y cancilleretes que no te acate y reverencie como á mí
+misma, porque has de saber que yo soy la Reina de todos los que en
+aquesta parte del mundo existen, y mis títulos no son usurpados, sino
+transmitidos por la divina Ley muñequil que estableciera el Supremo
+Genio que nos creó y nos gobierna.
+
+--Señora, señora mía--dijo, ó quiso decir Migajas--mi dicha es tanta que
+no puedo expresarla.
+
+--Pues bien--manifestó la señora con majestad--puesto que quieres ser mi
+esposo, y por consiguiente, Príncipe y señor de estos monigotiles
+reinos, debo advertirte que para ello es necesario que renuncies á tu
+personalidad humana.
+
+--No comprendo lo que quiere decir Vuestra Alteza.
+
+--Tú perteneces al linaje humano, yo no. Siendo distintas nuestras
+naturalezas, no podemos unirnos. Es preciso que tú cambies la tuya por
+la mía, lo cual puedes hacer fácilmente con sólo quererlo. Respóndeme,
+pues. Pacorrito Migajas, hijo del hombre, ¿quieres ser muñeco?
+
+La singularidad de esta pregunta tuvo en suspenso al granuja durante
+breve rato.
+
+«¿Y qué es eso de ser muñeco?--preguntó al fin.
+
+--Ser como yo. La naturaleza nuestra es quizás más perfecta que la
+humana. Nosotros carecemos de vida, aparentemente; pero la tenemos
+grande en nosotros mismos. Para los imperfectos sentidos de los hombres,
+carecemos de movimiento, de afectos y de palabra; pero no es así. Ya ves
+cómo nos movemos, cómo sentimos y cómo hablamos. Nuestro destino no es,
+en verdad, muy lisonjero por ahora, porque servimos para entretener á
+los niños de tu linaje, y aun á los hombres del mismo; pero, en cambio
+de esta desventaja, somos eternos.
+
+--¡Eternos!
+
+--Sí, nosotros vivimos eternamente. Si nos rompen esos crueles
+chiquillos, renacemos de nuestra destrucción y tornamos á vivir,
+describiendo sin cesar un tenebroso círculo desde la tienda á las manos
+de los niños, y de las manos de los niños á la fábrica tirolesa, y de la
+fábrica á la tienda, por los siglos de los siglos.
+
+--¡Por los siglos de los siglos!--repitió Migajas absorto.
+
+--Pasamos malísimos ratos, eso sí--añadió la señora;--pero en cambio no
+conocemos el morir, y nuestro Genio Creador nos permite reunirnos en
+ciertas festividades para celebrar las glorias de la estirpe, tal como
+lo hacemos esta noche. No podemos evadir ninguna de las leyes de nuestra
+naturaleza; no nos es dado pasar al reino humano, á pesar de que á los
+hombres se les permite venir al nuestro, convirtiéndose en monigotes
+netos.
+
+--¡Cosa más particular!--exclamó Migajas lleno de asombro.
+
+--Ya sabes todo lo necesario para la iniciación muñequillesca. Nuestros
+dogmas son muy sencillos. Ahora medítalo y responde á mi pregunta:
+¿quieres ser muñeco?
+
+La Princesa tenía unos desplantes de sacerdotisa antigua, que cautivaron
+más á Pacorrito.
+
+«Quiero ser muñeco,» afirmó el granuja con aplomo.
+
+Y al punto la Princesa trazó unos endiablados signos en el espacio,
+pronunciando palabrotas que Pacorro no sabia si eran latín, chino ó
+caldeo, pero que de seguro serían tirolés. Después la dama dio un
+estrecho abrazo al bravo Migajas, y le dijo:
+
+«Ahora ya eres mi esposo. Yo tengo poder para casar, así como lo tengo
+para recibir neófitos en nuestra gran Ley. Amado Principillo mío,
+bendito seas por los siglos de los siglos.»
+
+Toda la corte de figurillas entró de repente, cantando con música de
+canarios y ruiseñores: «Por los siglos de los siglos.»
+
+
+XIII
+
+Discurrieron por los salones en parejas. Migajas daba el brazo á su
+consorte.
+
+«¡Es lástima--dijo ésta--que nuestras horas de placer sean tan breves!
+Pronto tendremos que volver á nuestros puestos.»
+
+El Serenísimo Migajas experimentaba, desde el instante de su
+transformación, sensaciones peregrinas. La más extraña era haber perdido
+por completo el sentido del paladar y la noción del alimento. Todo lo
+que había comido era para él como si su estómago fuese una cesta ó una
+caja, y hubiera encerrado en ella mil manjares de cartón que ni se
+digerían, ni alimentaban, ni tenían peso, substancia ni gusto.
+
+Además, no se sentía dueño de sus movimientos, y tenía que andar con
+cierto compás difícil. Notaba en su cuerpo una gran dureza, como si todo
+él fuese hueso, madera ó barro. Al tentarse, su persona sonaba á
+porcelana. Hasta la ropa era dura, y nada diferente del cuerpo.
+
+Cuando, solo ya con su mujercita, la estrechó entre sus brazos, no
+experimentó sensación alguna de placer divino ni humano, sino el choque
+áspero de dos cuerpos duros y fríos. Besóla en las mejillas, y las
+encontró heladas. En vano su espíritu, sediento de goces, llamaba con
+furor á la naturaleza. La naturaleza en él era cosa de cacharrería.
+Sintió palpitar su corazón como una máquina de reloj Sus pensamientos
+subsistían, pero todo lo restante era insensible materia.
+
+La Princesa se mostraba muy complacida.
+
+«¿Qué tienes, amor mío?--preguntó á Pacorrito viendo su expresión de
+desconsuelo.
+
+--Me aburro soberanamente, chica--dijo el galán, adquiriendo confianza.
+
+--Ya te irás acostumbrando. ¡Oh deliciosos instantes! Si durárais mucho,
+no podríamos vivir.
+
+--¡A esto llama delicioso tu Alteza!--exclamó Migajas.--¡Dios mío, qué
+frialdad, qué dureza, qué vacío, qué rigidez!
+
+--Tienes aún los resabios humanos, y el vicio de los estragados
+sentidos del hombre. Pacorrito, modera tus arrebatos ó trastornarás con
+tu mal ejemplo á todo el muñequismo viviente.
+
+--¡Vida, vida, sangre, calor, pellejo!--gritó Migajas con desesperación,
+agitándose como un insensato.--¿Qué es esto que pasa en mí?»
+
+La Princesa le estrechó en sus brazos, y besándole con sus rojos labios
+de cera, exclamó:
+
+«Eres mío, mío por los siglos de los siglos.»
+
+En aquel instante oyóse gran bulla y muchas voces que decían: «¡La hora,
+la hora!»
+
+Doce campanadas saludaron la entrada del Año Nuevo. Todo desapareció de
+súbito á los ojos de Pacorrito: Princesa, palacio, muñecos, emperadores,
+y se quedó solo.
+
+
+XIV
+
+Se quedó solo y en obscuridad profunda.
+
+Quiso gritar y no tenía voz. Quiso moverse y carecía de movimiento. Era
+piedra.
+
+Lleno de congoja esperó. Vino por fin el día, y entonces Pacorrito se
+vió en su antigua forma; pero todo de un color, y al parecer de una
+misma materia: cara, brazos, ropa, cabello y hasta los periódicos que
+en la mano tenía.
+
+»Ya no me queda duda--exclamó llorando por dentro.--Soy mismamente como
+un ladrillo.
+
+Vió que frente á él había un gran cristal con algunas letras del revés.
+A un lado multitud de figurillas y objetos de capricho le acompañaban.
+
+«¡Estoy en el escaparate!... ¡Horror!»
+
+Un mozo le tomó cuidadosamente en la mano, y después de limpiarle el
+polvo volvió á ponerle en su sitio.
+
+Su Alteza Serenísima vió que en el pedestal donde estaba colocado, había
+una tarjeta con esta cifra: 240 _reales_.
+
+«Dios mío, es un tesoro lo que valgo. Esto al menos le consuela á uno.»
+
+Y la gente se detenía por la parte de afuera del cristal, para ver la
+graciosa escultura de barro amarillo representando un vendedor de
+periódicos y cerillas. Todos alababan la destreza del artista, todos se
+reían observando la chusca fisonomía y la chavacana figura del gran
+Migajas, mientras éste, en lo íntimo de su insensible barro, no cesaba
+de exclamar con angustia:
+
+«Muñeco, muñeco, por los siglos de los siglos!»
+
+Enero de 1879.
+
+
+
+
+JUNIO[2]
+
+
+I
+
+En el jardín.
+
+
+Mayo se enojará, lo sé; pero rindiendo culto á la verdad, es preciso
+decírselo en sus barbas. Sí: el imperio de las flores en nuestro clima,
+no le corresponde.
+
+¡Tunante! ¿Qué dirán de él en la otra vida las almas de aquellas
+pobrecitas á quienes dejó morir de frío después de abrasarlas con
+importunos calores? En cambio, Junio, si alguna vez las calienta con
+demasiado celo (porque es algo brusco, llanote y toma muy á pecho sus
+obligaciones), también las orea delicadamente con abanico, no con el
+atronador fuelle de los vientos septentrionales; se desvive por tenerlas
+en templada atmósfera, las abriga y las refresca, todo con esmerado
+pulso y medida; dales savia fecunda, primorosa luz, sustento benéfico,
+frescas y transparentes aguas. Hay que ver cómo derrocha este
+capitalista sus tesoros, calor, luz, frescura y aire, humedad y lumbre.
+Se parecería á muchos ricos de la tierra si no empleara toda su fortuna
+en hacer bien.
+
+Aquí están sus obras.
+
+Ved los pensamientos, con sus caritas amarillas y sus caperuzas de
+terciopelo. Miran á un lado y á otro, mecidos por el delicioso aliento
+de la mañana, y tiemblan de gozo contemplándose tan guapos, tan
+saludables, tan vividores. Los ojuelos negros de estos enanos, que, á
+semejanza de los ángeles menores, no tienen sino cabeza y alas, nos
+miran con picaresca malicia, y hasta parece que se ríen, los muy pillos,
+cuando el viento les hace dar cabezadas unos contra otros, agitándolos
+en toda la extensión de su inmensa falanje. Los hay pálidos y
+linfáticos; los hay sanguíneos y mofletudos; unos se calan el gorrito
+hasta las cejas; otros lo echan hacia atrás; éstos parecen calvos; de
+aquéllos se diría que gastan barbas, y todos están más alegres que unas
+pascuas, y en su charlar ignoto exclaman sin duda: «Compañeros, á vivir
+se ha dicho. ¡Buena panzada de aire, de luz y de agua nos estamos
+dando!»
+
+Más juiciosas son esas chiquillas que llaman minutisas, pues si las han
+puesto en compañía de tales granujas, saben ellas formar grupos
+encantadores, ramilletes que parecen corrillos, y jugando á la rueda sin
+admitir á ningún intruso, se entienden solas. Estas lindas estrellas de
+la tierra, que esmaltan los jardines con su púrpura risueña, son
+parientas lejanas del orgulloso clavel. ¡Nadie lo diría, porque son tan
+modestas...!
+
+Allí está. ¡Qué noblemente pliega el aromático turbante blanco y rojo de
+mil rizos! Salud al califa espléndido, magnífico, soberano. La
+embriagadora poesía que de él brota incita al sibaritismo, á las
+ardientes pasiones. ¡Ah calaverón!... Este vicioso es tan popular, que
+hasta los pobres más pobres lo crían, aunque sea en una olla rota.
+Parece que hace soñar, como el opio, felicidades imposibles. Su fuerte
+aroma sensual es como una visión.
+
+No son así las rosas, que aparecen en este mes en primoroso estado de
+madurez. Las de Mayo eran niñas, éstas son damas, y en sus abiertas
+hojas ahuecadas, blandas, puras, tenues, hay no sé qué magistral arte
+del mundo. Si Dios les concediera un soplo más de vida, uno no más,
+hablarían seguramente; pero más vale que estén mudas. Una gracia
+infinita, una delicadeza incomparable, una hermosura ideal, hacen de
+esta flor la sonrisa de la Naturaleza. Cuando las rosas mueren, el
+mundo se pone serio.
+
+Allá lejos, encaramado sobre la tapia ó al arrimo de la antigua pared,
+buscando la soledad, buscando la altura, esperando con ansia la sosegada
+noche, está el galán, el poeta sentimental, el romántico jazmín, en una
+palabra. Pálido y pequeño, toda su vida es alma. Le tocan, y cae del
+tallo. Vive del sentimiento, ama la noche, y si los aromas fueran
+música, el jazmín seria el ruiseñor.
+
+Fijemos la vista en las gallardas peonías. No se necesitan ciertamente
+anteojos para verlas, según son de abultadas y presumidas. No merecen
+mis simpatías estas enfáticas señoras que todo lo gastan en trapos; y si
+está fuera de duda que son bellas, ello es que antes admiran que
+enamoran, y su hermosura más tiene de aparente que de real. Nada, nada;
+aquí hay algo postizo: estas señoras se pintan.
+
+Grande y vistosa es también aquélla. Saludemos á la magnolia, princesa
+india que ha venido de viaje y se ha quedado en nuestro clima. No está
+bien de salud la señora; pero ¡qué aristocrática, qué regia es esta
+amazona! No se contenta con ser fragante y deliciosa flor, sino que
+quiere ser árbol, es decir, hombre. Ved cómo cabalga en la alta rama, y
+atrevida mira cara á cara al olmo corpulento, al castaño de mil flores y
+al quijotesco eucaliptus.
+
+Por el suelo rastrea muchedumbre de pajes y espoliques, alelíes,
+espuelas de caballero, gentezuela menuda que vive de la adulación, á la
+sombra de los grandes señores, y el bíblico lirio, vestido siempre de
+Nazareno. La madreselva, arisca y melancólica por la nostalgia que la
+perturba, busca el campo de donde contra su voluntad la han traído; mira
+ansiosa á todos lados para orientarse; se va arrastrando por los
+troncos, por las barandillas, por las escalinatas, hasta que logra tocar
+con su crispada mano la cerca; sube; va trepando, trepando, y se asoma
+para ver horizontes y el libre espacio y hacerse la ilusión de que es
+libre. Esta flor, como muchas personas, no tiene más que manos, y son
+blancas, finas, aromáticas; pero aunque contrae sus finos dedos, cual si
+fuera á coger alguna cosa, jamás coge nada.
+
+¡Paso al pueblo! La inmensa república de geranios todo lo llena. Parece
+que no hay tierra bastante para estos gorros colorados que se reproducen
+con facilidad maravillosa, y crecen como la plebe, duran como la
+ignorancia, y resisten fríos y soles como la pobreza. Para que nada
+falte, hasta los cactus, caterva de repugnantes bufones, se engalanan
+con gorritos de vistosas plumas; otros se ponen gregüescos amarillos, y
+algunos se encargan vestidos completos de Mefistófeles, como estudiantes
+en Carnaval, y tienen el descaro de vestir con ellos sus ventrudos
+cuerpos. Otros, flacos y verrugosos, siguen con las manos en los
+bolsillos, riéndose de todo y agitando el bastón con borlas de
+escarlata. Pero á nadie hacen gracia estas caricaturas vegetales, flores
+que parecen lagartos, sapos que parecen plantas, y viven aislados, sin
+sociedad, visitados tan sólo de las abejas, que á menudo vienen á
+decirles un secreto al oído.
+
+Si las violetas no hubiesen exhalado su último aroma en Mayo; si los
+jacintos no estuvieran ya en el limbo de sus jóvenes cebolletas; si las
+dalias, por el contrario, no durmiesen aún en el vientre de sus batatas;
+si las petunias no se hallaran en estado de lactancia, y las campanillas
+dando los primeros pasos; si las francesillas no hubiesen bajado también
+al frío sepulcro de sus arañuelas, y las extrañas no estuvieran aún
+cortando sus múltiples gasas de bailarina para presentarse en el Otoño,
+el panorama floreal de Junio sería completo.
+
+NOTA:
+
+[2] Escribióse este artículo para la serie descriptiva de los doce meses
+del año, publicada por la _Ilustración Española y Americana_ en su
+_Almanaque_ de 1877.
+
+
+II
+
+En el campo.
+
+
+Un monstruo, un gigante, un figurón, que parece hombre y no es más que
+espantajo, bracea y gesticula en medio del campo. Es el funcionario
+inamovible encargado de advertir á los gorriones que el trigo no se ha
+sembrado para ellos. ¡Ah! los gorriones, lo más canalla de la creación,
+la casta de pillos y rateros más desvergonzados que hay sobre la tierra.
+Cuando hicieron sus nidos, se metían en las casas para robar, de los
+costureros de las señoras, hilachas y trapos, de que luego, con la mayor
+destreza, hacían sábanas, almohadas y edredones para sus hijuelos.
+Ahora, estos graciosos bandidos andan por esos mundos ejerciendo su
+depravada rapacidad en los trigos y en las hortalizas. Todo se lo comen,
+todo lo pican, todo lo han de catar, como si fuese preciso que dieran su
+opinión sobre cuanto Dios cría en esta época. Si al menos fueran como
+las amapolas, que aunque se meten en todas partes, no toman nada... ¡Qué
+hermosos están los trigos! Llovió tan á tiempo, que la espiga ha salido
+robusta y cuajada de corpulentos granos. Ya se está poniendo rubio, y
+como continúe el tiempo seco y tibio (pues la lluvia, por San Juan,
+quita vino y no da pan) pronto se le podrá meter la hoz.
+
+El labrador no le quita los ojos sino para mirar al cielo. Este es el
+mes crítico, el mes de las esperanzas, el resumen del año, la cifra
+adicional de esta larga cuenta de gastos y beneficios que doce meses
+dura. El labrador está contento, y espera pagar la contribución, los
+intereses del préstamo que le hizo el judío de la localidad; comprar
+aperos nuevos, remendar la casa, regalarse por San Juan, y aun guardar
+en el bolso tal cual pieza de á cinco duros para lo que pueda
+sobrevenir.
+
+Escarda los trigos y los garbanzos, las lechugas, las habas; aporca las
+patatas, y todas las siembras de primavera. Pasa revista á los árboles
+frutales, á ver cómo van cuajando. Las cerezas abundan. En cuanto á los
+perales, todavía no se sabe á punto fijo lo que darán; pero esta noble
+familia, que es sumamente cortés y atenta, manda en este mes, como
+regalo extraordinario, unas peritas sabrosas, que aceptamos con júbilo.
+San Juan las trae, las apadrina y les da su nombre. El mismo santo, al
+venir con su puntualidad acostumbrada, ha traído en el morral excelentes
+brevas, y es tan fino y liberal, que dice que para el año que viene
+traerá lo mismo.
+
+El labrador azufra las viñas, y después las aporca y arrodriga, dándoles
+unos bastoncitos para que se apoyen y estiren sus entumecidos brazos.
+Luego se ocupa en sembrar al aire libre zanahorias, perifollos,
+escarolas diversas, coles de Milán rizadas, brécoles, malpicas, perejil
+y otras muchas clases que constituyen la jerarquía ensaladesca, y entre
+las cuales hay excelentes personas que nos acompañan á la mesa y se
+dejan comer.
+
+También atiende á una faena tan interesante como útil. Llama á las
+ovejas y les dice: «Con el calor que se ha entrado, señoras, para nada
+necesitáis esos gabanes de invierno.» ¡Es admirable el equipo de la
+muchedumbre pecuaria! Carnero hay que ostenta un carrik con el cual se
+envanecerían muchos hombres; otros llevan luengo capote ruso de
+blanquísima y espesa lana.--«Venga todo eso, y al fresco,
+caballeritos--añade el ganadero--que vuestro próvido sastre os vestirá
+gratis el año que viene, mientras yo tengo que arreglarme con vuestra
+ropa de desecho.» Suenan las tijeras y empieza la operación de descortar
+gabanes, paletós y bufandas. Hasta las ovejas más enseñoradas se quedan
+sin sus manteletas, y los corderillos pierden sus chaquetitas de
+astracán.
+
+En el corral aparece un día la gallina, muy satisfecha. Allá, como Dios
+le da á entender, con sus cacareos sonoros, le dice al amo que ya tiene
+_veinte criados más que le sirvan_. Y es buena casta de chicuelos: no
+será preciso ponerles ama de cría, que ya saben ellos buscarse la vida.
+Con el cuerpecillo cubierto de pelos y algo de cascarón adherido aún á
+semejante parte, corren alrededor de su madre, asombrados de todo: del
+cielo, de la luz, del aire, dándose el parabién por haber sabido escapar
+de aquel lóbrego huevo donde los tenían encerrados contra toda justicia
+y razón. Los patitos ven un charco, sienten bullir en su mente el genio
+de Colón, y zás... al agua. Cuando regresan, la gallina les echa una
+reprimenda por su osadía; pero son tan mal criados, que al poco rato
+vuelven á hacer lo mismo.
+
+Los pavos grandecitos se ponen las corbatas rojas y la monterilla, y se
+van al campo en manadas, sin juntarse con nadie más que con los de la
+familia, porque estos fatuos son muy linajudos, y andan á compás,
+gravemente, pronunciando palabrotas huecas y aun echando unos
+discursazos, como los de ciertos oradores, llenos de apóstrofes y
+epifonemas, pero sin pizca de sentido.
+
+Allá en el monte, entre las negras encinas y los tomillos, una escena
+lamentable ocurre. Millares de señoras enfurecidas zumban y pican,
+defendiendo el fruto de su maravillosa industria. Son las más diestras y
+más pulcras fabricantes de mermeladas, almíbares y caramelos que hay en
+la creación, y es por demás lastimoso que de la riquísima confitería con
+tanto afán y labor tan prolija formada en largos días, venga á
+incautarse un zafio ganapán, que con sus manos lavadas (ó sucias) se
+apropia el delicioso néctar. Y no trate de disculparse el desvergonzado
+gorrón diciendo que con la miel va á hacer medicinas, y con la cera
+velas para los santos... «Aquí no se admiten subterfugios. Atrás, pillo,
+ladrón, descamisado, demagogo. Pero todo es inútil. Se lleva, se lleva
+nuestra cosecha, nuestro bienestar, nuestra riqueza. Pobres hermanas
+arruinadas, ¿qué haremos para recobrar la perdida colmena?» Empezar
+otra.
+
+Más allá.... Pero no: ya no se oye aquel persistente chasquido de hojas
+magulladas; ya no percibimos el rumor de los voraces dientes.
+¡Silencio!... Industriales de la tierra, fabricantes, obreros,
+tejedores, artífices, todo el mundo de rodillas. El gusano de seda ha
+empezado su capullo.
+
+
+III
+
+En la cocina.
+
+
+Como los prados están tan apetitosos para los ganados, la carne de este
+mes es la mejor del año. La vaca y el carnero hacen honor á su alto
+renombre.
+
+Todavía hay fresa abundante, y las cerezas entran enredadas unas en
+otras, porque no les gusta ir solas; que bien se conoce su cortedad de
+genio en el vivo rubor que enciende sus mejillas. Las uvas y melones no
+vienen aún; pero Toledo nos manda sabrosos albaricoques.
+
+Los guisantes, los rabanitos y las alcachofas se presentan en la plaza
+todos los días, acompañados de algún espárrago tardío, que pide mil
+perdones por no haber venido antes.
+
+Los pollos nuevos, que hasta ahora no servían más que para guisados,
+entran, y con mucha urbanidad nos piden que los asemos con setas.
+Galantemente recomiendan, previa presentación, á sus primos los patitos
+y á sus parientes las palomas silvestres.
+
+Un caballero, un prócer, un lord, aparece, sombrero en mano, suplicando
+que lo metan de una vez en la cazuela, sin olvidarse de advertir que
+aquélla ha de ser grande. Es talludo y obeso; viste impermeable blanco,
+y su rosada piel indica que tenemos en casa á un caballero inglés. Es el
+señor de Salmón. ¡Adelante!
+
+Tras él aparecen, pidiendo fuego y aceite y aromáticas especias, los
+primeros lenguados, y traen afectuosos recaditos de las ostras, que no
+pueden venir mientras los meses carezcan de _r_; y también asoman
+algunos rodaballos y menudos pajeles.
+
+¿Quién más llega? La señora anguila, que viene en embajada de parte del
+agua dulce... ¡Adelante!
+
+
+IV
+
+En la religión.
+
+
+Por más prisa que se da el pobrecito, no puede llegar hasta el día 13.
+Viene jadeante, fatigado, los desnudos pies llenos de sangre por los
+picotazos de las zarzas. En el camino ha estado predicando á las aves y
+á los peces, y por eso no ha podido venir más pronto. Además, trae gran
+pesadumbre sobre sus manos, que sustentan un libro, y sobre el libro un
+divino Niño, que es el Redentor del mundo. Trae también una vara de
+azucenas.
+
+Su humilde hábito franciscano está lleno de remiendos, señal inequívoca
+de pobreza. Es su semblante juvenil, pálido, ardoroso, calenturiento,
+porque la devoción le inflama, y sublime, místico amor le espiritualiza.
+
+Tiénele preocupado y melancólico el sinnúmero de matrimonios que le
+piden y que no puede dar, así como el mal éxito de los que concedió
+generosamente el año pasado. Prepárase á recibir cantidad mediana de
+solicitudes pidiendo novios y no pocas demandas de buenas novias. ¡Ay!
+él es tan bueno que está dispuesto á darlas, y las daría si las hubiera.
+
+¡Salve, santo de la juventud, de la inocencia, de los tiernos amores,
+de las esperanzas risueñas! ¡Salve, adorno preciosísimo de los ciclos
+celestiales, joven sublime, gran soldado de Cristo, apóstol de la
+humanidad, amor del pobre, huésped cariñoso de las moradas modestas!
+¡Salve, encarnación de la fe sencilla, de las creencias puras á que
+debieron paz y consuelo las edades todas! Al poner tu descalzo pie en el
+rústico altar del pobre, parece que las lóbregas estancias se llenan de
+celeste luz. Rosadas nubes te circundan, y de tus azucenas se desprenden
+finísimos aromas que embelesan el alma, dándole á conocer el puro
+ambiente que en la mansión de los justos se respira.
+
+Recibe las piadosas ofrendas del pobre; acepta el fulgor de esas luces
+de aceite, que palidecen entre los torrentes de claridad divina que
+traes contigo, y presta oídos á los ruegos, á las recomendaciones y
+solicitudes hechas con limpio corazón.
+
+En algunos pueblos son tan impíos, tan ingratos los labradores (esto lo
+he visto), que cuando San Antonio no accede al suministro de novios, le
+vuelven de espaldas en el altar, poniéndole con la cara hacia la pared,
+y sé que una doncella desesperada le metió en el pozo atándole una
+cuerda al cuello; pero estas excepciones irreverentes y sacrílegas no
+merman en general la devoción y popularidad del santo paduano, ideal
+figura del catolicismo, y uno de los seres más perfectos y menos
+imitados, mientras anduvo en carne mortal por la tierra.
+
+Tras él viene otro no menos grande. Se ha detenido administrando el
+primer Sacramento; pero ya está ahí: sólo que no gusta de entrar hasta
+el día 24, y ni un solo año ha faltado á la costumbre. Recíbele, como á
+San Antonio, la hueste frescachona de albahacas, unas plantas humildes,
+olorosas, con olor de huerto más que de jardín, y muy frescas y
+diminutas. Las hay como avellanas, en tiestecitos del tamaño de
+almendras.
+
+Acompáñanle ciertos heraldos que se llaman las rosquillas de la tía
+Javiera, y á su paso, el suelo está empedrado de buñuelos. Blanquecinas
+hojas del árbol del Paraíso embalsaman la atmósfera en torno suyo. Todas
+las flores de la estación salen á relucir sus lindas personas en
+graciosos grupos que se llaman ramos. Matas diversas adornan las casas,
+y los altares parece que reverdecen y se cubren de vegetación. En las
+calles, en los campos, en el cerro, en la cabaña, en el monte, no se
+encuentra un medio bastante expresivo para declarar la alegría que
+inunda el mundo, y en vez de poner flores, encienden hogueras. Rosas y
+llamas saludan al enviado de Dios.
+
+Inefable contento llena los pueblos; lo que no es extraño, porque todo
+el mundo se llama Juan. La madrugada del 24 es la más poética de las
+365 que hay en el año. No amanece, no, como en los demás días. Hay
+playas donde aparecen fantásticas ciudades. El sol no se presenta sobre
+el horizonte con la circunspección que parece inherente á sujeto de
+tanto peso y calidad, no. Su Majestad entra bailando, haciendo graciosas
+cabriolas y volteretas, cual si hubiera perdido el juicio ó empinado el
+codo. En las puertas de todas las casas, pucheros, palanganas, barreños
+llenos de agua reflejan las locuras del Rey de los astros, y los dibujos
+que la juguetona luz hace en el líquido espejo son representaciones más
+ó menos claras del destino individual.
+
+El rocío de esta madrugada tiene una misión tan singular como
+interesante: sirve para conservar la belleza, y hasta las feas se lavan
+en él, seguras de hermosear durante el año. Una clara de huevo puesta en
+vaso de agua la noche anterior toma las más extrañas formas, y es
+jeroglífico cuyos signos hablan, cuyas figuras emblemáticas anuncian las
+contingencias de la vida. Si la caprichosa albúmina fabrica un ataúd, la
+muerte está cerca.
+
+El santo ha perdido mucho tiempo la noche anterior recorriendo á la
+calladita las casas para dejar juguetes en los zapatos de los chicos;
+después ha puesto ramos en las ventanas de las mozas; y como éstas son
+tantas y no es prudente desenojar á ninguna de ellas, el primo de Jesús
+llega un poco tarde á la iglesia. Verdad es que tenemos misa mayor, la
+cual no exige extraordinario madrugar. ¡Qué solemnidad, qué alegría, qué
+exaltado entusiasmo respira la iglesia! El sermón versa sobre la
+infancia de Jesús, asunto que no puede ser más bonito; y oyendo las
+palabras del cura, parece que es el santo quien habla, porque alza el
+dedo y su boca entreabierta expresa muy al vivo la emisión de la
+palabra.
+
+Como el año ha sido bueno, la procesión no deja nada que desear en punto
+á brincos, cohetes, vivas, cantares, piporrazos, aleluyas, flores,
+ramos, tortas, plegarias. Por la tarde, algunas cabezas dan en el suelo
+ó se estrellan contra la esquina. Es el alcohol que sube al pulpito.
+
+De noche, sobre el negro cielo, surgen las más hermosas especies de una
+flora rutilante, tallos de fuego que se elevan rápidamente, y alla
+arriba echan de improviso cantidad de flores, de luz, que duran un
+momento y se deshojan cayendo en chispas: son los cohetes. Flores
+gigantescas dan vueltas, como las imágenes luminosas del sueño
+calenturiento; y torres fabricadas con arena de estrellas destácanse
+imponentes, hasta que un soplo las destruye, cual si fueran ilusiones, y
+todo queda más obscuro que antes. Una ráfaga luminosa flota en el negro
+espacio, última chispa de la pólvora moribunda, que sonríe al espirar.
+Es una cinta que pasa veloz: el gallardete de la cruz del santo. San
+Juan se marcha.
+
+Los días pasan alegremente, y el 29 aparecen dos grandes llaves; tras de
+las llaves, una mano que las empuña; tras de la mano, un brazo; después
+una hermosa cabeza calva, un cuerpo robusto, un hombre con humilde saya
+y los pies desnudos. Es el Príncipe de los Apóstoles, el primero de
+todos los santos, el Pescador, Pedro, la piedra, el cimiento, la cabeza
+de la Iglesia. Mucho hay que decir de él, muchísimo; pero el mismo santo
+nos lo estorba, porque frunce el ceño, adelanta un paso, empuña la
+llave, da vuelta... ¡charrás! y nos cierra este capítulo.
+
+
+V
+
+En las escuelas.
+
+
+Suspenso. Suspenso. Suspenso. Suspenso.
+
+Los campos se llenan de amapolas, el aire de mariposas, de flores el
+jardín y la Universidad de calabazas.
+
+Muchos rapaces, sin embargo, se inflan al recibir la nota de
+_sobresaliente_, en señal de que han salido del aula hechos unos pozos
+de ciencia, y así se lo creen los papás. La estación da bachilleres en
+artes con más abundancia que trigo, y es un contento ver tanto sabio
+como sale á las anchas esferas del mundo. Por todas partes, matemáticos
+jugando al trompo, químicos que saltan en la comba, y filósofos que
+cabalgan en un palo.
+
+Los abogadillos en ciernes inundan los pueblos, y al verles, los autos
+agitan alegres sus macilentas hojas. Los mediquillos de veintiún años
+salen á tomar el pulso á la vida, con gran regocijo de la muerte. ¡Oh!
+mes prolífico entre todos los meses; mes de los frutos, de las flores,
+de las colmenas, de los mosquitos, de los exámenes; principal delegado
+del Criador, porque todo lo crías, hasta los licenciados, falanje
+infinita de donde sale el bullidor enjambre de los políticos, semillero
+de pretendientes, de empleados, cesantes y agitadores.
+
+
+VI
+
+En la Historia.
+
+
+Pero también nos trajiste cosecha de grandes hombres. El día 3 nos diste
+al Marqués de la Concordia (1743); el 5 al economista Adam Smith (1723);
+el 6 creaste al gran Corneille, Príncipe de los trágicos franceses
+(1606), y bautizaste á Velázquez, rey de nuestros pintores (1599); el
+día 8 no te pareció bien dar uno solo, y nos echaste dos: el ingeniero
+inglés Stephenson (1781), y el orador español Olózaga (1805). El 10
+vinieron un marino francés, Duguay-Trouin (1673), y el predicador
+Flechier (1632). El 11, entre la opulencia de la primavera andaluza,
+llena de luz, flores, aires tibios, arroyos murmuradores y poesía,
+Córdoba sonrió, y le diste á Góngora (1561). El 12 aumentaste con Arjona
+(1771) el número de los poetas menores. El 13 concediste á Young,
+melancólico cantor de las _Noches_ (1773). Pero estos dones te parecían
+mezquinos, y el 15 dijiste con orgullo: «allá va eso,» y nació en
+Holanda Rembrandt (1606). Para que los españoles no nos enojáramos, nos
+regalaste el 17 á Espoz y Mina (1781). Los ingleses, que no querían ser
+menos, recibieron el 18 á Castelreagh (1769). Pero tú querías halagar á
+Francia en aquella semana, y en un solo día, el 19, le diste á su primer
+prosista, Pascal (1623), y á Lamennais (1782), y el 20 á Leconte (1812)
+y el 21 á RoyerCollard (1763) y el 22 á Delille (1758). ¡Ay!
+Comprendiste que á Alemania no le habías dado nada, y el mismo día 22 la
+obsequiaste con Guillermo Humboldt (1767). Mehul (1763) y Malborough
+(1650) fueron regalitos del día 24; Carlos XII (1682) del 27.
+
+Reservabas, sin embargo, tus mejores dones para los últimos días, y el
+28 dijiste á la humanidad: «Ahí tienes á Rousseau» (1712). En un solo
+día, el 29, ¡fecundidad asombrosa! hiciste tres obras maestras, que se
+llamaron: Rubens (1577), Leopardi (1798) y Bastiat (1801). El mundo
+insaciable pedía más, y el 30 le otorgaste un Emperador, Pedro el Grande
+(1672), y un artista, Horacio Vernet (1789).
+
+Problema: dada tu fecundidad para producir grandes hombres, ¡oh Junio!
+si hubieras tenido treinta y un días, ¿á quién nos hubieras dado en el
+último? Ese hombre que no ha nacido, ¿quién es? ó mejor, ¿quién sería?
+
+ * * * * *
+
+Pero también has matado gente. El 1.° te llevaste á Berthier; el 2 á D.
+Alvaro de Luna; el 4 á Laura, la novia de Petrarca; el 5 á Egmongt y
+Horn; el 8 á Jorge Sand; el 10 á Camôens; el 11 á Bacon; el 12 á Xavier
+de Maistre; el 14 á Kleber; el 17 á D. Fermín Caballero; el 21 á
+Moratín; el 24 á Zumalacárregui; el 25 á Monseñor D'Affre; el 26 á
+Pizarro; el 27 al Marqués del Duero, y el 28 á Guillén de Castro. Has
+segado, hermanito, has segado bastante. Esto prueba que tienes días
+tristes. Muchos cayeron en ellos. En cuanto á mi, deseo que me dejes
+para tu 31.
+
+Madrid, 1876.
+
+
+
+
+
+
+End of Project Gutenberg's Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos
+
+*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA ***
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+and the Online Distributed Proofreading Team.
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+(and you!) can copy and distribute it in the United States without
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+works. See paragraph 1.E below.
+
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+The Project Gutenberg EBook of Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos
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+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
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+with this eBook or online at www.gutenberg.org
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+Title: Torquemada en la hoguera
+ El artículo de fondo; La mula y el buey; La pluma en el viento; La
+ conjuración de las palabras; Un tribunal literario; La
+ princesa y el granuja; Junio
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+Author: B. Pérez Galdos
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+Release Date: February 28, 2005 [EBook #15206]
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+Language: Spanish
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+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA ***
+
+
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+
+Produced by Stan Goodman, Mariano Cecowski, Miranda van de Heijning
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+
+ <br />
+ <br />
+ <a id="Page_1" name='Page_1'></a>
+ <h2><a id="Page_2" name='Page_2'></a>B. P&Eacute;REZ GALDOS</h2>
+ <br />
+
+ <h1>TORQUEMADA EN LA HOGUERA</h1>
+ <br />
+
+ <div class="center">
+ <i>El art&iacute;culo de fondo.&mdash;La mula y el buey. La pluma en el
+ viento.&mdash;La conjuraci&oacute;n de las palabras.<br />
+ Un tribunal literario.&mdash;La Princesa u el granuja.&mdash;Junio.</i><br />
+ <br />
+ <br />
+ <b>MADRID<br />
+ 1920</b>
+ </div>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <h2>INDICE</h2>
+ <div class="center">
+ <a href='#TORQUEMADA_EN_LA_HOGUERA'>TORQUEMADA EN LA HOGUERA</a><br />
+ <a href='#EL_ARTICULO_DE_FONDO'>EL ART&Iacute;CULO DE FONDO</a><br />
+ <a href='#LA_MULA_Y_EL_BUEY'>LA MULA Y EL BUEY</a><br />
+ <a href='#LA_PLUMA_EN_EL_VIENTO'>LA PLUMA EN EL VIENTO &Oacute; EL VIAJE DE LA
+ VIDA</a><br />
+ <a href='#LA_CONJURACION_DE_LAS_PALABRAS'>LA CONJURACI&Oacute;N DE LAS
+ PALABRAS</a><br />
+ <a href='#UN_TRIBUNAL_LITERARIO'>UN TRIBUNAL LITERARIO</a><br />
+ <a href='#LA_PRINCESA_Y_EL_GRANUJA'>LA PRINCESA Y EL GRANUJA</a><br />
+ <a href='#JUNIO'>JUNIO</a><br />
+ </div>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="Page_6" name='Page_6'></a> <i>Reproduzco en este tomo, &aacute;
+ continuaci&oacute;n de la novela</i> TORQUEMADA EN LA HOGUERA, <i>recientemente
+ escrita, varias composiciones hace tiempo publicadas, y que no me atrevo &aacute;
+ clasificar ahora, pues, no pudiendo en rigor de verdad llamarlas novelas, no
+ s&eacute; qu&eacute; nombre darles. Algunas podr&iacute;an nombrarse cuentos,
+ m&aacute;s que por su brevedad, por el sello de infancia que sus p&aacute;ginas
+ llevan; otras son como ensayos narrativos &oacute; descriptivos, con un desarrollo
+ artificioso que oculta la escasez de asunto real; en otras resulta una tendencia
+ cr&iacute;tica, que hoy parece falsa, pero que sin duda respond&iacute;a, aunque
+ vagamente, &aacute; ideas &oacute; preocupaciones del tiempo en que fueron escritas,
+ y en todas ellas el estudio de la realidad apenas se manifiesta en contados pasajes,
+ como tentativa realizada con desconfianza y timidez.<br />
+ </i>
+ <p><i>Fue mi prop&oacute;sito durante mucho tiempo no sacar nuevamente &aacute; luz
+ estas primicias, anticuadas ya y fastidiosas; pero he tenido que hacerlo al fin
+ cediendo al ruego de cari&ntilde;osos amigos m&iacute;os. Al incluirlas en el
+ presente tomo, declaro que no est&aacute; mi conciencia tranquila, y que me acuso de
+ no haber<a id="Page_7" name='Page_7'></a> tenido suficiente energ&iacute;a de
+ car&aacute;cter para seguir rechazando las sugestiones de indulgencia, en favor de
+ estas obrillas. Temo mucho que el juicio del p&uacute;blico concuerde con el que yo
+ ten&iacute;a formado, y que mis lectores las sentencien &aacute; volver &aacute; la
+ regi&oacute;n del olvido, de donde imprudentemente las saco, y que las manden
+ all&aacute; otra vez, por tr&aacute;nsitos de la</i> guardia critica. <i>Si
+ as&iacute; resultase, &aacute; mi y &aacute; mis amigos nos estar&aacute; la
+ lecci&oacute;n bien merecida.</i></p>
+ <p><i>Lo &uacute;nico que debo hacer, en descargo de mi conciencia, es marcar al pie de
+ cada una de estas composiciones la fecha en que fueron escritas; y no porque yo
+ quiera darlas un valor documental, &aacute; falta del literario, sino para atenuar,
+ hasta donde conseguirlo pueda, el desali&ntilde;o, trivialidad, escasez de
+ observaci&oacute;n &eacute; inconsistencia de ideas que en ellas han de encontrar
+ a&uacute;n los que las lean con intenci&oacute;n m&aacute;s ben&eacute;vola.</i></p>
+ <p>B.P.G.</p>
+ <p>MADRID, Junio de 1889.</p>
+ <a id="Page_8" name='Page_8'></a>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="TORQUEMADA_EN_LA_HOGUERA" name='TORQUEMADA_EN_LA_HOGUERA'></a>
+ <h2>TORQUEMADA EN LA HOGUERA</h2>
+ <a id="Page_9" name='Page_9'></a> <br />
+
+ <h3>I</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Voy &aacute; contar c&oacute;mo fue al quemadero el inhumano que tantas vidas
+ infelices consumi&oacute; en llamas; que &aacute; unos les traspas&oacute; los
+ h&iacute;gados con un hierro candente; &aacute; otros les puso en cazuela bien
+ mechados, y &aacute; los dem&aacute;s les achicharr&oacute; por partes; &aacute;
+ fuego lento, con rebuscada y met&oacute;dica sa&ntilde;a. Voy &aacute; contar como
+ vino el fiero say&oacute;n &aacute; ser v&iacute;ctima; c&oacute;mo los odios que
+ provoc&oacute; se le volvieron l&aacute;stima, y las nubes de maldiciones arrojaron
+ sobre &eacute;l lluvia de piedad; caso pat&eacute;tico, caso muy ejemplar,
+ se&ntilde;ores, digno de contarse para ense&ntilde;anza de todos, aviso de condenados
+ y escarmiento de inquisidores.</p>
+ <p>Mis amigos conocen ya, por lo que de &eacute;l se me antoj&oacute; referirles,
+ &aacute; D. Francisco Torquemada, &aacute; quien algunos historiadores
+ in&eacute;ditos de estos tiempos llaman <i>Torquemada el Peor</i>. &iexcl;Ay de
+ mis buenos<a id="Page_10" name='Page_10'></a> lectores si conocen al implacable
+ fogonero de vidas y haciendas por tratos de otra clase, no tan sin malicia, no tan
+ desinteresados como estas inocentes relaciones entre narrador y lector! Porque si han
+ tenido algo que ver con &eacute;l en cosa de m&aacute;s cuenta; si le han ido
+ &aacute; pedir socorro en las pataletas de la agon&iacute;a pecuniaria, m&aacute;s
+ les valiera encomendarse &aacute; Dios y dejarse morir. Es Torquemada el habilitado
+ de aquel infierno en que fenecen desnudos y fritos los deudores; hombres de
+ m&aacute;s necesidades que posibles; empleados con m&aacute;s hijos que sueldo; otros
+ &aacute;vidos de la n&oacute;mina tras larga cesant&iacute;a; militares trasladados
+ de residencia, con famili&oacute;n y suegra de a&ntilde;adidura; personajes de flaco
+ esp&iacute;ritu, poseedores de un buen destino, pero, con la carcoma de una mujercita
+ que da t&eacute;s y empe&ntilde;a el verbo para comprar las pastas; viudas lloronas
+ que cobran del Montep&iacute;o civil &oacute; militar y se ven en mil apuros; sujetos
+ diversos que no aciertan &aacute; resolver el problema aritm&eacute;tico en que se
+ funda la existencia social, y otros muy perdidos, muy faltones, muy destornillados de
+ cabeza &oacute; rasos de moral, tramposos y embusteros.</p>
+ <p>Pues todos &eacute;stos, el bueno y el malo, el desgraciado y el pillo, cada uno
+ por su arte propio, pero siempre con su sangre y sus huesos, le amasa ron al sucio de
+ Torquemada una fortunita que ya la quisieran muchos que se dan lustre en Ma<a
+ id="Page_11" name='Page_11'></a>drid, muy estirados de guantes, estrenando ropa en
+ todas las estaciones, y preguntando, como quien no pregunta nada: &laquo;Diga usted,
+ &iquest;&aacute; c&oacute;mo han quedado hoy los fondos?&raquo;</p>
+ <p>El a&ntilde;o de la Revoluci&oacute;n, compr&oacute; Torquemada una casa de
+ corredor en la calle de San Blas, con vuelta &aacute; la de la Leche; finca muy
+ aprovechada, con veinticuatro habitacioncitas, que daban, descontando insolvencias
+ inevitables, reparaciones, contribuci&oacute;n, etc., una renta de 1.300 reales al
+ mes, equivalente &aacute; un siete &oacute; siete y medio por ciento del capital.
+ Todos los domingos se personaba en ella mi D. Francisco para hacer la cobranza, los
+ recibos en una mano, en otra el bast&oacute;n con pu&ntilde;o de asta de ciervo; y
+ los pobres inquilinos que ten&iacute;an la desgracia de no poder ser puntuales,
+ andaban desde el s&aacute;bado por la tarde con &eacute;l est&oacute;mago
+ descompuesto, porque la adusta cara, el car&aacute;cter f&eacute;rreo del
+ propietario, no concordaban con la idea que tenemos del d&iacute;a de fiesta, del
+ d&iacute;a del Se&ntilde;or, todo descanso y alegr&iacute;a. El a&ntilde;o de la
+ Restauraci&oacute;n, ya hab&iacute;a duplicado Torquemada la pella con que 13
+ cogi&oacute; la <i>gloriosa</i>, y el radical cambio pol&iacute;tico
+ proporcion&oacute;le bonitos pr&eacute;stamos y anticipos. Situaci&oacute;n nueva,
+ n&oacute;minas frescas, pagas saneadas, negocio limpio. Los gobernadores flamantes
+ que ten&iacute;an que hacerse ropa, los funcionarios diversos que sal&iacute;an de la
+ obscuridad, fam&eacute;licos, le hicieron un buen Agos<a id="Page_12"
+ name='Page_12'></a>to. Toda la &eacute;poca de los conservadores fu&eacute;
+ regularcita; como que estos le daban juego con las esplendideces propias de la
+ dominaci&oacute;n, y los liberales tambi&eacute;n con sus ansias y necesidades no
+ satisfechas. Al entrar en el gobierno, en 1881, los que tanto tiempo estuvieron sin
+ catarlo, otra vez Torquemada en alza: pr&eacute;stamos de lo fino, adelantos de lo
+ gordo, y vamos viviendo. Total, que ya le estaba echando el ojo &aacute; otra casa,
+ no de corredor, sino de buena vecindad, casi nueva, bien acondicionada para
+ inquilinos modestos, y que si no rentaba m&aacute;s que un tres y medio &aacute; todo
+ tirar en cambio su administraci&oacute;n y cobranza no dar&iacute;an las jaquecas de
+ la cansada finca dominguera.</p>
+ <p>Todo iba como una seda para aquella feroz hormiga, cuando de s&uacute;bito le
+ afligi&oacute; el cielo con tremenda desgracia: se muri&oacute; su mujer.
+ Perd&oacute;nenme mis lectores si les doy la noticia sin la preparaci&oacute;n
+ conveniente, pues s&eacute; que apreciaban &aacute; Do&ntilde;a Silvia, como la
+ apreci&aacute;bamos todos los que tuvimos el honor de tratarla, y conoc&iacute;amos
+ sus excelentes prendas y circunstancias. Falleci&oacute; de c&oacute;lico miserere, y
+ he de decir, en aplauso de Torquemada, que no se omiti&oacute; gasto de m&eacute;dico
+ y botica para salvarle la vida &aacute; la pobre se&ntilde;ora. Esta p&eacute;rdida
+ fue un golpe cruel para Don Francisco, pues habiendo vivido el matr&iacute;monio en
+ santa y laboriosa paz durante m&aacute;s de cuatro <a id="Page_13"
+ name='Page_13'></a>lustros, los caracteres de ambos c&oacute;nyuges se hab&iacute;an
+ compenetrado de un modo perfecto, llegando &aacute; ser ella otro &eacute;l, y
+ &eacute;l como cifra y refundici&oacute;n de ambos. Do&ntilde;a Silvia no s&oacute;lo
+ gobernaba la casa con magistral econom&iacute;a, sino que asesoraba &aacute; su
+ pariente en los negocios dif&iacute;ciles, auxili&aacute;ndole con sus luces y su
+ experiencia para el pr&eacute;stamo. Ella defendiendo el c&eacute;ntimo en casa para
+ que no se fuera &aacute; la calle, y &eacute;l barriendo para adentro &aacute; fin de
+ traer todo lo que pasara, formaron un matrimonio sin desperdicio, pareja que
+ podr&iacute;a servir de modelo &aacute; cuantas hormigas hay debajo de la tierra y
+ encima de ella.</p>
+ <p>Estuvo Torquemada el <i>Peor</i>, los primeros d&iacute;as de su viudez, sin saber
+ lo que le pasaba, dudando que pudiera sobrevivir &aacute; su cara mitad.
+ P&uacute;sose m&aacute;s amarillo de lo que comunmente estaba, y le salieron algunas
+ canas en el pelo y en la perilla. Pero el tiempo cumpli&oacute; como suele cumplir
+ siempre, endulzando lo amargo, limando con insensible diente las asperezas de la
+ vida, y aunque el recuerdo de su esposa no se extingui&oacute; en el alma del
+ usurero, el dolor hubo de calmarse; los d&iacute;as fueron perdiendo lentamente su
+ f&uacute;nebre tristeza; despej&oacute;se el sol del alma, iluminando de nuevo las
+ variadas combinaciones num&eacute;ricas que en ella hab&iacute;a; los negocios
+ distrajeron al aburrido negociante, y &aacute; los dos a&ntilde;os Torquemada
+ parec&iacute;a consolado; pero, enti&eacute;ndase bien y <a id="Page_14"
+ name='Page_14'></a>rep&iacute;tase en honor suyo, sin malditas ganas de volver
+ &aacute; casarse.</p>
+ <p>Dos hijos le quedaron: Rufinita, cuyo nombre no es nuevo para mis amigos; y
+ Valentinito, que ahora sale por primera vez. Entre la edad de uno y otro hallamos
+ diez a&ntilde;os de diferencia, pues &aacute; mi Do&ntilde;a Silvia se le malograron
+ m&aacute;s &oacute; menos prematuramente todas las cr&iacute;as intermedias,
+ qued&aacute;ndole s&oacute;lo la primera y la &uacute;ltima. En la &eacute;poca en
+ que cae lo que voy &aacute; referir, Rufinita hab&iacute;a cumplido los
+ veintid&oacute;s, y Valent&iacute;n andaba al ras de los doce. Y para que se vea la
+ buena estrella de aquel animal de D. Francisco, sus dos hijos eran, cada cual por su
+ estilo, verdaderas joyas, &oacute; como bendiciones de Dios que llov&iacute;an sobre
+ &eacute;l para consolarle en su soledad. Rufina hab&iacute;a sacado todas las
+ capacidades dom&eacute;sticas de su madre, y gobernaba el hogar casi tan bien como
+ ella. Claro que no ten&iacute;a el alto tino de los negocios, ni la consumada
+ trastienda, ni el golpe de vista, ni otras aptitudes entre morales y olfativas de
+ aquella insigne matrona; pero en formalidad, en honesta compostura y buen parecer,
+ ninguna chica de su edad le echaba el pie adelante. No era presumida, ni tampoco
+ descuidada en su persona; no se la pod&iacute;a tachar de desenvuelta, ni tampoco de
+ hura&ntilde;a. Coqueter&iacute;as, jam&aacute;s en ella se conocieron. Un solo novio
+ tuvo desde la edad en que apunta el querer hasta los <a id="Page_15"
+ name='Page_15'></a>d&iacute;as en que la presento; el cual, despu&eacute;s de mucho
+ rondar y suspiretear, mostrando por mil medios la rectitud de sus fines, fu&eacute;
+ admitido en la casa en los &uacute;ltimos tiempos de Do&ntilde;a Silvia, y
+ sigui&oacute; despu&eacute;s, con asentimiento del pap&aacute;, en la misma honrada y
+ amorosa costumbre. Era un <i>chico de Medicina</i>, chico en toda la extensi&oacute;n
+ de la palabra, pues levantaba del suelo lo menos que puede levantar un hombre;
+ estudiosillo, inocente, bon&iacute;simo y manchego por m&aacute;s se&ntilde;as. Desde
+ el cuarto a&ntilde;o empezaron aquellas castas relaciones; y en los d&iacute;as de
+ este relato, conclu&iacute;da ya la carrera y lanzado Quevedito (que as&iacute; se
+ llamaba) &aacute; la pr&aacute;ctica de la facultad, tocaban ya &aacute; casarse.
+ Satisfecho el <i>Peor</i> de la elecci&oacute;n de la ni&ntilde;a, alababa su
+ discreci&oacute;n, su desprecio de las vanas apariencias, para atender s&oacute;lo
+ &aacute; lo s&oacute;lido y pr&aacute;ctico.</p>
+ <p>Pues digo, si de Rufina volvemos los ojos al tierno vastago de Torquemada,
+ encontraremos mejor explicaci&oacute;n de la vanidad que le infund&iacute;a su prole,
+ porque (lo digo sinceramente) no he conocido criatura m&aacute;s mona que aquel
+ Valent&iacute;n, ni precocidad tan extraordinaria como la suya. &iexcl;Cosa
+ m&aacute;s rara! No obstante el parecido con su antip&aacute;tico pap&aacute;, era el
+ chiquillo guap&iacute;simo, con tal expresi&oacute;n de inteligencia en aquella cara,
+ que se quedaba uno embobado mir&aacute;ndole; con tales encantos en su persona y
+ car&aacute;cter, y rasgos <a id="Page_16" name='Page_16'></a>de conducta tan
+ superiores &aacute; su edad, que verle, hablarle y quererle vivamente, era todo uno.
+ &iexcl;Y qu&eacute; hechicera gravedad la suya, no incompatible con la inquietud
+ propia de la infancia! &iexcl;Que gracia mezclada de no s&eacute; qu&eacute; aplomo
+ inexplicable &aacute; sus a&ntilde;os! &iexcl;Qu&eacute; rayo divino en sus ojos
+ algunas veces, y otras qu&eacute; misteriosa y dulce tristeza! Espigadillo de cuerpo,
+ ten&iacute;a las piernas delgadas, pero de buena forma; la cabeza m&aacute;s grande
+ de lo regular, con alguna deformidad en el cr&aacute;neo. En cuanto &aacute; su
+ aptitud para el estudio, llam&eacute;mosla verdadero prodigio, asombro de la escuela,
+ y orgullo y gala de los maestros. De esto hablar&eacute; m&aacute;s adelante.
+ S&oacute;lo he de afirmar ahora que el <i>Peor</i> no merec&iacute;a tal joya,
+ &iexcl;que hab&iacute;a de merecerla! y que si fuese hombre capaz de alabar &aacute;
+ Dios por los bienes con que le agraciaba, motivos ten&iacute;a el muy tuno para
+ estarse, como Mois&eacute;s, tant&iacute;simas horas con los brazos levantados al
+ cielo. No los levantaba, porque sab&iacute;a que del cielo no hab&iacute;a de caerle
+ ninguna breva de las que &aacute; &eacute;l le gustaban.</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_17" name='Page_17'></a>II</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Vamos &aacute; otra cosa: Torquemada no era de esos usureros que se pasan la vida
+ multiplicando caudales por el gustazo plat&oacute;nico de poseerlos; que viven
+ s&oacute;rdidamente para no gastarlos, y al morirse, quisieran, &oacute; bien
+ llev&aacute;rselos consigo &aacute; la tierra, &oacute; esconderlos donde alma
+ viviente no los pueda encontrar. No: D. Francisco habr&iacute;a sido as&iacute; en
+ otra &eacute;poca; pero no pudo eximirse de la influencia de esta segunda mitad del
+ siglo XIX, que casi ha hecho una religi&oacute;n de las materialidades decorosas de
+ la existencia. Aquellos avaros de antiguo ca&ntilde;o, que afanaban riquezas y
+ viv&iacute;an como mendigos y se mor&iacute;an como perros en un camastro lleno de
+ pulgas y de billetes de Banco metidos entre la paja, eran los m&iacute;sticos
+ &oacute; metaf&iacute;sicos de la usura; su ego&iacute;smo se sutilizaba en la idea
+ pura del negocio; adoraban la sant&iacute;sima, la inefable cantidad, sacrificando
+ &aacute; ella su material existencia, las necesidades del cuerpo y de la vida, como
+ el m&iacute;stico lo pospone todo &aacute; la absorbente idea de salvarse. Viviendo
+ el <i>Peor</i> en una &eacute;poca que arranca de la desamortizaci&oacute;n,
+ sufri&oacute;, sin comprenderlo, la metamorfosis que ha <a id="Page_18"
+ name='Page_18'></a>desnaturalizado la usura metaf&iacute;sica, convirti&eacute;ndola
+ en positivista, y si bien es cierto, como lo acredita la historia, que desde el 51 al
+ 68, su verdadera &eacute;poca de aprendizaje, andaba muy mal trajeado y con
+ afectaci&oacute;n de pobreza, la cara y las manos sin lavar, rasc&aacute;ndose
+ &aacute; cada instante en brazos y piernas cual si llevase miseria, el sombrero con
+ grasa, la capa deshilachada; si bien consta tambi&eacute;n en las cr&oacute;nicas de
+ la vecindad que en su casa se com&iacute;a de vigilia casi todo el a&ntilde;o, y que
+ la se&ntilde;ora sal&iacute;a &aacute; sus negocios con una toquilla agujereada y
+ unas botas viejas de su marido, no es menos cierto que, alrededor del 70, la casa
+ estaba ya en otro pie; que mi Do&ntilde;a Silvia se pon&iacute;a muy maja en ciertos
+ d&iacute;as; que D. Francisco se mudaba de camisa m&aacute;s de una vez por quincena;
+ que en la comida hab&iacute;a menos carnero que vaca, y los domingos se
+ a&ntilde;ad&iacute;a al cocido un despojito de gallina; que aquello de judias
+ &aacute; todo pasto y algunos d&iacute;as pan seco y salchicha cruda, fu&eacute;
+ pasando &aacute; la historia; que el estofado de contra apareci&oacute; en
+ determinadas fechas, por las noches, y tambi&eacute;n pescados, sobre todo en tiempo
+ de blandura, que iban baratos; que se iniciaron en aquella mesa las chuletas de
+ ternera y la cabeza de cerdo, salada en casa por el propio Torquemada, el cual era un
+ famoso salador; que, en suma y para no cansar, la familia toda empezaba &aacute;
+ tratarse como Dios manda.</p>
+ <p><a id="Page_19" name='Page_19'></a>Pues en los &uacute;ltimos a&ntilde;os de
+ Do&ntilde;a Silvia, la transformaci&oacute;n acentu&oacute;se m&aacute;s. Por aquella
+ &eacute;poca cat&oacute; la familia los colchones de muelles; Torquemada
+ empez&oacute; &aacute; usar chistera de cincuenta reales; disfrutaba dos capas, una
+ muy buena, con embozos colorados; los hijos iban bien apa&ntilde;aditos; Rufina
+ ten&iacute;a un lavabo de los de m&iacute;rame y no me toques, con jofaina y jarro de
+ cristal azul, que no se usaba nunca por no estropearlo; Do&ntilde;a Silvia se
+ engalan&oacute; con un abrigo de pieles que parec&iacute;an de conejo, y dejaba bizca
+ &aacute; toda la calle de Tudescos y callej&oacute;n del Perro cuando sal&iacute;a
+ con la <i>visita</i> guarnecida de abalorio; en fin, que pasito &aacute; paso y
+ &aacute; codazo limpio, se hab&iacute;an, ido metiendo en la clase media, en nuestra
+ bonachona clase media, toda necesidades y pretensiones, y que crece tanto, tanto,
+ &iexcl;ay dolor! que nos estamos quedando sin pueblo.</p>
+ <p>Pues se&ntilde;or, revienta Do&ntilde;a Silvia, y empu&ntilde;adas por Rufina las
+ riendas del gobierno de la casa, la metamorfosis se marca mucho m&aacute;s. A
+ reinados nuevos, principios nuevos. Comparando lo peque&ntilde;o con lo grande y lo
+ privado con lo p&uacute;blico, dir&eacute; que aquello se me parec&iacute;a &aacute;
+ la entrada de los liberales, con su poquito de sentido revolucionario en lo que hacen
+ y dicen. Torquemada representaba la idea conservadora; pero transig&iacute;a,
+ &iexcl;pues no hab&iacute;a de transigir! dobleg&aacute;ndose &aacute; la
+ l&oacute;gica de los tiempos. Apechug&oacute; con la ca<a id="Page_20"
+ name='Page_20'></a>misa limpia cada media semana; con el abandono de la capa
+ n&uacute;mero dos para de d&iacute;a, releg&aacute;ndola al servicio nocturno; con el
+ destierro absoluto del hongo n&uacute;mero tres, que no pod&iacute;a ya con
+ m&aacute;s sebo; acept&oacute;, sin viva protesta, la renovaci&oacute;n de manteles
+ entre semana, el vino &aacute; pasto, el cordero con guisantes (en su tiempo), los
+ pescados finos en Cuaresma y el pavo en Navidad; toler&oacute; la vajilla nueva para
+ ciertos d&iacute;as; el chaquet con trencilla, que en &eacute;l era un refinamiento
+ de etiqueta, y no tuvo nada que decir de las modestas galas de Rufina y de su
+ hermanito, ni de la alfombra del gabinete, ni de otros muchos progresos que se fueron
+ metiendo en la casa &aacute; modo de contrabando.</p>
+ <p>Y vi&oacute; muy pronto D. Francisco que aquellas novedades eran buenas y que su
+ hija ten&iacute;a mucho talento, porque ... vamos, parec&iacute;a cosa del otro
+ jueves ... ech&aacute;base mi hombre &aacute; la calle y se sent&iacute;a, con la
+ buena ropa, m&aacute;s persona que antes; hasta le sal&iacute;an mejores negocios,
+ m&aacute;s amigos &uacute;tiles y explotables. Pisaba m&aacute;s fuerte, tos&iacute;a
+ m&aacute;s recio, hablaba m&aacute;s alto y atrev&iacute;ase &aacute; levantar el
+ gallo en la tertulia del caf&eacute;, not&aacute;ndose con br&iacute;os para
+ sustentar una opini&oacute;n cualquiera, cuando antes, por efecto sin duda del mal
+ pelaje y de su rutinaria afectaci&oacute;n de pobreza, siempre era de la
+ opini&oacute;n de los dem&aacute;s. Poco &aacute; poco lleg&oacute; &aacute; advertir
+ en s&iacute; los alientos propios de su capacidad <a id="Page_21"
+ name='Page_21'></a>social y financiera; se tocaba, y el sonido le advert&iacute;a que
+ era propietario y rentista. Pero la vanidad no le ceg&oacute; nunca. Hombre de
+ composici&oacute;n homog&eacute;nea, compacta y dura, no pod&iacute;a incurrir en la
+ tonter&iacute;a de estirar el pie m&aacute;s del largo de la s&aacute;bana. En su
+ car&aacute;cter hab&iacute;a algo resistente &aacute; las mudanzas de forma impuestas
+ por la &eacute;poca; y así como no vari&oacute; nunca su manera de hablar, tampoco
+ ciertas ideas y pr&aacute;cticas del oficio se modificaron. Prevaleci&oacute; el
+ amaneramiento de decir siempre que los tiempos eran muy malos, pero muy malos; el
+ lamentarse de la desproporci&oacute;n entre sus m&iacute;seras ganancias y su mucho
+ trabajar; subsisti&oacute; aquella melosidad de dicci&oacute;n y aquella costumbre de
+ preguntar por la familia siempre que saludaba &aacute; alguien, y el decir que no
+ andaba bien de salud, haciendo un moh&iacute;n de hast&iacute;o de la vida.
+ Ten&iacute;a ya la perilla amarillenta, el bigote m&aacute;s negro que blanco, ambos
+ adornos de la cara tan recortaditos que antes parec&iacute;an pegados que nacidos
+ all&iacute;. Fuera de la ropa, mejorada en calidad, si no en la manera de llevarla,
+ era el mismo que conocimos en casa de Do&ntilde;a Lupe <i>la de los pavos</i>; en su
+ cara la propia confusi&oacute;n extra&ntilde;a de lo militar y lo
+ eclesi&aacute;stico, el color bilioso, los ojos negros y algo so&ntilde;adores, el
+ gesto y los modales expresando lo mismo afeminaci&oacute;n que hipocres&iacute;a, la
+ calva m&aacute;s despoblada y m&aacute;s limpia, y todo el craso, resbaladizo y
+ repulsivo, muy <a id="Page_22" name='Page_22'></a>pronto siempre, cuando se le
+ saluda, &aacute; dar la mano, por cierto bastante sudada.</p>
+ <p>De la precoz inteligencia de Valentinito estaba tan orgulloso, que no cab&iacute;a
+ en su pellejo. &Aacute; medida que el chico avanzaba en sus estudios, Don Francisco
+ sent&iacute;a crecer el amor paterno, hasta llegar &aacute; la ciega pasi&oacute;n.
+ En honor del taca&ntilde;o, debe decirse que, si se conceptuaba reproducido
+ f&iacute;sicamente en aquel pedazo de su propia naturaleza, sent&iacute;a la
+ superioridad del hijo, y por esto se congratulaba m&aacute;s de haberle dado el ser.
+ Porque Valentinito era el prodigio de los prodigios, un jir&oacute;n excelso de la
+ Divinidad ca&iacute;do en la tierra. Y Torquemada, pensando en el porvenir, en lo que
+ su hijo hab&iacute;a de ser, si viviera, no se conceptuaba digno de haberle
+ engendrado, y sent&iacute;a ante &eacute;l la ing&eacute;nita cortedad de lo que es
+ materia frente &aacute; lo que es esp&iacute;ritu.</p>
+ <p>En lo que digo de las inauditas dotes intelectuales de aquella criatura, no se
+ crea que hay la m&aacute;s m&iacute;nima exageraci&oacute;n. Afirmo con toda
+ ingenuidad que el chico era de lo m&aacute;s estupendo que se puede ver, y que se
+ present&oacute; en el campo de la ense&ntilde;anza como esos extraordinarios ingenios
+ que nacen de tarde en tarde destinados &aacute; abrir nuevos caminos &aacute; la
+ humanidad. A m&aacute;s de la inteligencia, que en edad temprana despuntaba en
+ &eacute;l como aurora de un d&iacute;a espl&eacute;ndido, pose&iacute;a todos los
+ encantos de la infancia: dulzura, gracejo <a id="Page_23" name='Page_23'></a>y
+ amabilidad. El chiquillo, en suma, enamoraba y no es de extra&ntilde;ar que D.
+ Francisco y su hija estuvieran loquitos con &eacute;l. Pasados los primeros
+ a&ntilde;os, no fu&eacute; preciso castigarle nunca, ni aun siquiera reprenderle.
+ Aprendi&oacute; &aacute; leer por arte milagroso, en pocos d&iacute;as, como si lo
+ trajera sabido ya del claustro materno. A los cinco a&ntilde;os, sab&iacute;a muchas
+ cosas que otros chicos aprenden dificilmente &aacute; los doce. Un d&iacute;a me
+ hablaron de &eacute;l dos profesores amigos m&iacute;os que tienen colegio de primera
+ y segunda ense&ntilde;anza, llev&aacute;ronme &aacute; verle, y me qued&eacute;
+ asombrado. Jam&aacute;s vi precocidad semejante ni un apuntar de inteligencia tan
+ maravilloso. Porque si algunas respuestas las endilg&oacute; de taravilla,
+ demostrando el vigor y riqueza de su memoria, en el tono con que dec&iacute;a otras
+ se echaba de ver c&oacute;mo comprend&iacute;a y apreciaba el sentido.</p>
+ <p>La Gram&aacute;tica la sab&iacute;a de carretilla; pero la Geograf&iacute;a la
+ dominaba como un hombre. Fuera del terreno escolar, pasmaba ver la seguridad de sus
+ respuestas y observaciones, sin asomos de arrogancia pueril. T&iacute;mido y
+ discreto, no parec&iacute;a comprender que hubiese m&eacute;rito en las habilidades
+ que luc&iacute;a, y se asombraba de que se las ponderasen y aplaudiesen tanto.
+ Cont&aacute;ronme que en su casa daba muy poco que hacer. Estudiaba las lecciones con
+ tal rapidez y facilidad, que le sobraba tiempo para sus juegos, siempre muy so<a
+ id="Page_24" name='Page_24'></a>sos &eacute; inocentes. No le hablaran &aacute;
+ &eacute;l de bajar &aacute; la calle para enredar con los chiquillos de la vecindad.
+ Sus travesuras eran pac&iacute;ficas, y consistieron, hasta los cinco a&ntilde;os, en
+ llenar de monigotes y letras el papel de las habitaciones &oacute; arrancarle
+ alg&uacute;n cacho; en echar desde el balc&oacute;n &aacute; la calle una cuerda muy
+ larga con la tapa de una cafetera, arri&aacute;ndola hasta tocar el sombrero de un
+ transe&uacute;nte, y recogi&eacute;ndola despu&eacute;s &aacute; toda prisa. A
+ obediente y humilde no le ganaba ning&uacute;n ni&ntilde;o, y por tener todas las
+ perfecciones, hasta maltrataba la ropa lo menos que maltratarse puede.</p>
+ <p>Pero sus inauditas facultades no se hab&iacute;an mostrado todav&iacute;a:
+ inici&aacute;ronse cuando estudi&oacute; la Aritm&eacute;tica, y se revelaron
+ m&aacute;s adelante en la segunda ense&ntilde;anza. Ya desde sus primeros
+ a&ntilde;os, al recibir las nociones elementales de la ciencia de la cantidad, sumaba
+ y restaba de memoria decenas altas y aun centenas. Calculaba con tino infalible, y su
+ padre mismo, que era un &aacute;guila para hacer, en el filo de la
+ imaginaci&oacute;n, cuentas por la regla de inter&eacute;s, le consultaba no pocas
+ veces. Comenzar Valent&iacute;n el estudio de las matem&aacute;ticas de Instituto y
+ revelar de golpe toda la grandeza de su numen aritm&eacute;tico, fu&eacute; todo uno.
+ No aprend&iacute;a las cosas, las sab&iacute;a ya, y el libro no hac&iacute;a
+ m&aacute;s que despertarle las ideas, abr&iacute;rselas, dig&aacute;moslo as&iacute;,
+ como si fueran capullos que al calor primaveral se despliegan en flores. Para
+ &eacute;l no <a id="Page_25" name='Page_25'></a>hab&iacute;a nada dif&iacute;cil, ni
+ problema que le causara miedo. Un d&iacute;a fu&eacute; el profesor &aacute; su padre
+ y le dijo: &laquo;Ese ni&ntilde;o es cosa inexplicable, Sr. Torquemada: &oacute;
+ tiene el diablo en el cuerpo, &oacute; es el pedazo de Divinidad m&aacute;s hermoso
+ que ha caido en la tierra. Dentro de poco no tendr&eacute; nada que ense&ntilde;arle.
+ Es Newton resucitado, Sr. D. Francisco; una organizaci&oacute;n excepcional para las
+ matem&aacute;ticas, un genio que sin duda se trae f&oacute;rmulas nuevas debajo del
+ brazo para ensanchar el campo de la ciencia. Acu&eacute;rdese usted de lo que digo:
+ cuando este chico sea hombre, asombrar&aacute; y trastornar&aacute; el
+ mundo.&raquo;</p>
+ <p>C&oacute;mo se qued&oacute; Torquemada al oir esto, se comprender&aacute;
+ f&aacute;cilmente. Abraz&oacute; al profesor, y la satisfacci&oacute;n le rebosaba
+ por ojos y boca en forma de l&aacute;grimas y babas. Desde aquel d&iacute;a, el
+ hombre no cab&iacute;a en s&iacute;: trataba &aacute; su hijo, no ya con amor, sino
+ con cierto respeto supersticioso. Cuidaba de &eacute;l como de un ser sobrenatural,
+ puesto en sus manos por especial privilegio. Vigilaba sus comidas, asust&aacute;ndose
+ mucho si no mostraba apetito; al verle estudiando, recorr&iacute;a las ventanas para
+ que no entrase aire, se enteraba de la temperatura exterior antes de dejarle salir,
+ para determinar si deb&iacute;a ponerse bufanda, &oacute; el <i>carric</i> gordo,
+ &oacute; las botas de agua; cuando dorm&iacute;a, andaba de puntillas; le llevaba
+ &aacute; paseo los domingos, &oacute; al teatro; y si el angelito hubiese mostrado <a
+ id="Page_26" name='Page_26'></a>afici&oacute;n &aacute; juguetes extra&ntilde;os y
+ costosos, Torquemada, vencida su sordidez, se los hubiera comprado. Pero el
+ fen&oacute;meno aqu&eacute;l no mostraba afici&oacute;n sino &aacute; los libros:
+ le&iacute;a r&aacute;pidamente y como por magia, enter&aacute;ndose de cada
+ p&aacute;gina en un abrir y cerrar de ojos. Su pap&aacute; le compr&oacute; una obra
+ de viajes con mucha estampa de ciudades europeas y de comarcas salvajes. La seriedad
+ del chico pasmaba &aacute; todos los amigos de la casa, y no falt&oacute; quien
+ dijera de &eacute;l que parec&iacute;a un viejo. En cosas de malicia era de una
+ pureza excepcional: no aprend&iacute;a ning&uacute;n dicho ni acto feo de los que
+ saben &aacute; su edad los reto&ntilde;os desvergonzados de la presente
+ generaci&oacute;n. Su inocencia y celestial donosura casi nos permit&iacute;an
+ conocer &aacute; los &aacute;ngeles como si los hubi&eacute;ramos tratado, y su
+ reflexi&oacute;n rayaba en lo maravilloso. Otros ni&ntilde;os, cuando les preguntan
+ lo que quieren ser, responden que obispos &oacute; generales si despuntan por la
+ vanidad; los que pican por la destreza corporal, dicen que cocheros, atletas &oacute;
+ payasos de circo; los inclinados &aacute; la imitaci&oacute;n, actores, pintores ...
+ Valentinito, al oir la pregunta, alzaba los hombros y no respond&iacute;a nada.
+ Cuando m&aacute;s, dec&iacute;a &laquo;no s&eacute;&raquo;, y al decirlo, clavaba en
+ su interlocutor una mirada luminosa y penetrante, vago destello del sin fin de ideas
+ que ten&iacute;a en aquel cerebrazo, y que en su d&iacute;a hab&iacute;an de iluminar
+ toda la tierra.</p>
+ <p>Mas el <i>Peor</i>, aun reconociendo que no hab&iacute;a <a id="Page_27"
+ name='Page_27'></a>carrera &aacute; la altura de su milagroso ni&ntilde;o, pensaba
+ dedicarlo &aacute; ingeniero, porque la abogac&iacute;a es cosa de charlatanes.
+ Ingeniero; pero &iquest;de qu&eacute;? &iquest;civil &oacute; militar? Pronto
+ not&oacute; que &aacute; Valent&iacute;n no le entusiasmaba la tropa, y que, contra
+ la ley general de las aficiones infantiles, ve&iacute;a con indiferencia los
+ uniformes. Pues ingeniero de caminos. Por dictamen del profesor del colegio,
+ fu&eacute; puesto Valent&iacute;n, antes de concluir los a&ntilde;os del
+ bachillerato, en manos de un profesor de estudios preparatorios para carreras
+ especiales, el cual, luego que tante&oacute; su colosal inteligencia, qued&oacute;se
+ at&oacute;nito, y un d&iacute;a sali&oacute; asustado, con las manos en la cabeza, y
+ corriendo en busca de otros maestros de matem&aacute;ticas superiores, les dijo:
+ &laquo;Voy &aacute; presentarles &aacute; ustedes el monstruo de la edad
+ presente.&raquo; Y le present&oacute;, y se maravillaron, pues fu&eacute; el chico
+ &aacute; la pizarra, y como quien garabatea por enredar y gastar tiza,
+ resolvi&oacute; problemas dificil&iacute;simos. Luego hizo de memoria diferentes
+ c&aacute;lculos y operaciones, que aun para los m&aacute;s peritos no son coser y
+ cantar. Uno de aquellos maestrazos, queriendo apurarle, le ech&oacute; el
+ c&aacute;lculo de radicales num&eacute;ricos, y como si le hubieran echado almendras.
+ Lo mismo era para &eacute;l la ra&iacute;z <i>en&eacute;sima</i> que para otros dar
+ un par de brincos. Los t&iacute;os aqu&eacute;llos tan sabios se miraban absortos,
+ declarando no haber visto caso ni remotamente parecido.</p>
+ <p><a id="Page_28" name='Page_28'></a>Era en verdad interesante aquel cuadro, y digno
+ de figurar en los anales de la ciencia: cuatro varones de m&aacute;s de cincuenta
+ a&ntilde;os, calvos y medio ciegos de tanto estudiar, maestros de maestros,
+ congreg&aacute;banse delante de aquel mocoso que ten&iacute;a que hacer sus
+ c&aacute;lculos en la parte baja del encerado, y la admiraci&oacute;n les
+ ten&iacute;a mudos y perplejos, pues ya le pod&iacute;an echar dificultades al
+ angelito, que se las beb&iacute;a como agua. Otro de los examinadores propuso las
+ <i>homolog&iacute;as</i> creyendo que Valent&iacute;n estaba raso de ellas; y cuando
+ vieron que no, los tales no pudieron contener su entusiasmo: uno le llam&oacute; el
+ Anticristo; otro le cogi&oacute; en brazos y se lo puso &aacute; la pela, y todos se
+ disputaban sobre qui&eacute;n se le llevar&iacute;a, ansiosos de completar la
+ educaci&oacute;n del primer matem&aacute;tico del siglo. Valent&iacute;n les miraba
+ sin orgullo ni cortedad, inocente y due&ntilde;o de si, como Cristo ni&ntilde;o entre
+ los doctores.</p>
+ <br />
+
+ <h3>III</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Basta de matem&aacute;ticas, digo yo ahora, pues me urge apuntar que Torquemada
+ viv&iacute;a en la misma casa de la calle de Tudescos donde le conocimos cuando
+ fu&eacute; &aacute; verle la de Bringas para <a id="Page_29"
+ name='Page_29'></a>pedirle no recuerdo que favor, all&aacute; por el 68; y tengo
+ prisa por presentar &aacute; cierto sujeto que conozco hace tiempo, y que hasta ahora
+ nunca ment&eacute; para nada: un D. Jos&eacute; Bail&oacute;n, que iba todas las
+ noches &aacute; la casa de nuestro D. Francisco &aacute; jugar con &eacute;l la
+ partida de damas &oacute; de mus, y cuya intervenci&oacute;n en mi cuento es
+ necesaria ya para que se desarrolle con l&oacute;gica. Este Sr. Bail&oacute;n es un
+ cl&eacute;rigo que ahorc&oacute; los h&aacute;bitos el 69, en M&aacute;laga
+ ech&aacute;ndose &aacute; revolucionario y &aacute; librecultista con tan furibundo
+ ardor, que ya no pudo volver al reba&ntilde;o, ni aunque quisiera le hab&iacute;an de
+ admitir. Lo primero que hizo el condenado fu&eacute; dejarse crecer las barbas,
+ despotricarse en los clubs, escribir tremendas catilinarias contra los de su oficio,
+ y, por fin, operando <i>verbo et gladio,</i> se lanz&oacute; &aacute; las barricadas
+ con un trabuco naranjero que ten&iacute;a la boca lo mismo que una tompeta. Vencido y
+ dado &aacute; los demonios, le catequizaron los protestantes, ajust&aacute;ndole para
+ predicar y dar lecciones en la capilla, lo que &eacute;l hac&iacute;a de
+ mal&iacute;sima gana y s&oacute;lo por el arrastrado garbanzo. A Madrid vino cuando
+ aquella gentil pareja, Don Horacio y Do&ntilde;a Malvina, puso su establecimiento
+ evang&eacute;lico en Chamber&iacute;. Por un regular estipendio, Bail&oacute;n les
+ ayudaba en los oficios, echando unos sermones agridulces, estrafalarios y
+ fastidiosos. Pero al a&ntilde;o de estos tratos, yo no s&eacute; lo que <a
+ id="Page_30" name='Page_30'></a>pas&oacute;... ello fu&eacute; cosa de alg&uacute;n
+ atrevimiento apost&oacute;lico de Bail&oacute;n con las ne&oacute;fitas: lo cierto es
+ que Do&ntilde;a Malvina, que era persona muy mirada, le dijo en mal espa&ntilde;ol
+ cuatro frescas; intervino D. Horacio, denostando tambi&eacute;n &aacute; su
+ coadjutor, y entonces Bail&oacute;n, que era hombre de much&iacute;sima sal para
+ tales casos, sac&oacute; una navaja tama&ntilde;a como hoy y ma&ntilde;ana, y se
+ dej&oacute; decir que si no se quitaban de delante les echaba fuera el mondongo.
+ Fu&eacute; tal el p&aacute;nico de los pobres ingleses, que echaron &aacute; correr
+ pegando gritos y no pararon hasta el tejado. Resumen: que tuvo que abandonar
+ Bail&oacute;n aquel acomodo, y despu&eacute;s de rodar por ah&iacute; dando sablazos,
+ fue &aacute; parar &aacute; la redacci&oacute;n de un peri&oacute;dico muy
+ atrevidillo; como que su misi&oacute;n era echar chinitas de fuego &aacute; toda
+ autoridad: &aacute; los curas, &aacute; los obispos y al mismo Papa. Esto
+ ocurr&iacute;a el 73, y de aquella &eacute;poca datan los op&uacute;sculos
+ pol&iacute;ticos de actualidad que public&oacute; el clerizonte en el
+ follet&iacute;n, y de los cuales hizo tiraditas aparte; bobadas escritas en estilo
+ b&iacute;blico, y que tuvieron, aunque parezca mentira, sus d&iacute;as de
+ &eacute;xito. Como que se vend&iacute;an bien, y sacaron &aacute; su endiablado autor
+ de m&aacute;s de un apuro.</p>
+ <p>Pero todo aquello pas&oacute;, la fiebre revolucionaria, los folletos, y
+ Bail&oacute;n tuvo que esconderse, afeit&aacute;ndose para disfrazarse y poder huir
+ al extranjero. A los dos a&ntilde;os asom&oacute; por aqu&iacute; otra vez, de
+ bigotes largu&iacute;simos, aumentados con parte de la barba, como los que gastaba
+ V&iacute;ctor Ma<a id="Page_31" name='Page_31'></a>nuel; y por si tra&iacute;a
+ &oacute; no tra&iacute;a chismes y mensajes de los emigrados, meti&eacute;ronle mano
+ y le tuvieron en el Saladero tres meses. Al a&ntilde;o siguiente, sobrese&iacute;da
+ la causa, viv&iacute;a el hombre en Chamber&iacute;, y seg&uacute;n la
+ ch&aacute;chara del barrio, muy &aacute; lo b&iacute;blico, amancebado con una viuda
+ rica que ten&iacute;a reba&ntilde;o de cabras y adem&aacute;s un establecimiento de
+ burras de leche. Cuento todo esto como me lo contaron, reconociendo que en esta parte
+ de la historia patriarcal de Bail&oacute;n hay gran obscuridad. Lo p&uacute;blico y
+ notorio es que la viuda aqu&eacute;lla casc&oacute;, y que Bail&oacute;n
+ apareci&oacute; al poco tiempo con dinero. El establecimiento y las burras y cabras
+ le pertenec&iacute;an. Arrend&oacute;lo todo; se fu&eacute; &aacute; vivir al centro
+ de Madrid, dedic&aacute;ndose &aacute; <i>ingl&eacute;s,</i> y no necesito decir
+ m&aacute;s para que se comprenda de donde vinieron su conocimiento y tratos con
+ Torquemada, porque bien se ve que &eacute;ste fu&eacute; su maestro, le inici&oacute;
+ en los misterios del oficio, y le manej&oacute; parte de sus capitales como
+ hab&iacute;a manejado los de Do&ntilde;a Lupe <i>la Magn&iacute;fica,</i> m&aacute;s
+ conocida por <i>la de los pavos</i>.</p>
+ <p>Era D. Jos&eacute; Bail&oacute;n un animalote de gran alzada, atl&eacute;tico, de
+ formas robustas y muy recalcado de facciones, verdadero y vivo estudio
+ anat&oacute;mico por su riqueza muscular. Ultimamente hab&iacute;a dado otra vez en
+ afeitarse; pero no ten&iacute;a cara de cura, ni de fraile, ni de torero. Era
+ m&aacute;s bien un Dante echado &aacute; perder. Dice un amigo <a id="Page_32"
+ name='Page_32'></a>m&iacute;o, que por sus pecados ha tenido que v&eacute;rselas con
+ Bail&oacute;n, que &eacute;ste es el vivo retrato de la sibila de Cumas, pintada por
+ Miguel Angel, con las dem&aacute;s se&ntilde;oras sibilas y los Profetas en el
+ maravilloso techo de la Capilla Sixtina. Parece, en efecto, una vieja de raza
+ tit&aacute;nica que lleva en su ce&ntilde;o todas las iras celestiales. El perfil de
+ Bail&oacute;n, y el brazo y pierna, como troncos a&ntilde;osos; el forzudo
+ t&oacute;rax, y las posturas que sab&iacute;a tomar, alzando una pataza y enarcando
+ el brazo, le asemejaban &aacute; esos figurones que andan por los techos de las
+ catedrales, espatarrados sobre una nube. L&aacute;stima que no fuera moda que
+ anduvi&eacute;ramos en cueros, para que luciese en toda su gallard&iacute;a
+ acad&eacute;mica este &aacute;ngel de cornisa. En la &eacute;poca en que lo presento
+ ahora, pasaba de los cincuenta a&ntilde;os.</p>
+ <p>Torquemada lo estimaba mucho, porque en sus relaciones de negocios, Bailon
+ hac&iacute;a gala de gran formalidad y aun de delicadeza. Y como el cl&eacute;rigo
+ renegado ten&iacute;a una historia tan variadita y dram&aacute;tica, y sab&iacute;a
+ contarla con mucho aqu&eacute;l, adorn&aacute;ndola con mentiras, D. Francisco se
+ embelesaba oy&eacute;ndole, y en todas las cuestiones de un orden elevado le
+ ten&iacute;a por or&aacute;culo. D. Jos&eacute; era de los que con cuatro ideas y
+ pocas m&aacute;s palabras se las componen para aparentar que sabe lo que ignoran y
+ deslumbrar &aacute; los ignorantes sin malicia. El m&aacute;s deslumbrado era D.
+ Francisco, y adem&aacute;s el &uacute;nico mortal que le&iacute;a los folletos bai<a
+ id="Page_33" name='Page_33'></a>l&oacute;nicos &aacute; los diez a&ntilde;os de
+ publicarse; literatura envejecida casi al nacer, y cuyo fugaz &eacute;xito no
+ comprendemos sino recordando que la democracia sentimental, &aacute; estilo de
+ Jerem&iacute;as, tuvo tambi&eacute;n sus quince.</p>
+ <p>Escrib&iacute;a Bail&oacute;n aquellas necedades en parrafitos cortos, y &aacute;
+ veces romp&iacute;a con una cosa muy santa; verbigracia: &laquo;Gloria &aacute; Dios
+ en las alturas y paz&raquo;, etc ... para salir luego por este registro:</p>
+ <p>&laquo;Los tiempos se acercan, tiempos de redenci&oacute;n en que el hijo del
+ Hombre ser&aacute; due&ntilde;o de la tierra.</p>
+ <p>&raquo;El Verbo deposit&oacute; hace diez y ocho siglos la semilla divina. En
+ noche tenebrosa fructific&oacute;. He aqu&iacute; las flores.</p>
+ <p>&raquo;&iquest;C&oacute;mo se llaman? Los derechos del pueblo.&raquo;</p>
+ <p>Y &aacute; lo mejor, cuando el lector estaba m&aacute;s descuidado, les soltaba
+ &eacute;sta:</p>
+ <p>&laquo;He ah&iacute; al tirano. &iexcl;Maldito sea!</p>
+ <p>&raquo;Aplicad el o&iacute;do y decidme de d&oacute;nde viene ese rumor vago,
+ confuso, extra&ntilde;o.</p>
+ <p>&raquo;Posad la mano en la tierra y decidme, por qu&eacute; se ha estremecido.</p>
+ <p>&raquo;Es el hijo del Hombre que avanza, decidido &aacute; recobrar su
+ primogenitura.</p>
+ <p>&raquo;&iquest;Por qu&eacute; palidece la faz del tirano? &iexcl;Ah! el tirano ve
+ que sus horas est&aacute;n contadas ...&raquo;</p>
+ <p>Otras veces empezaba diciendo aquello de: &laquo;Joven soldado, &iquest;&aacute;
+ d&oacute;nde vas?&raquo; Y por fin, despu&eacute;s de mucho marear, qued&aacute;base
+ el lector sin <a id="Page_34" name='Page_34'></a>saber &aacute; d&oacute;nde iba el
+ soldadito, como no fueran todos, autor y p&uacute;blico, &aacute; Legan&eacute;s.</p>
+ <p>Todo esto le parec&iacute;a de perlas &aacute; D. Francisco, hombre de escasa
+ lectura. Algunas tardes se iban &aacute; pasear juntos los dos taca&ntilde;os, charla
+ que te charla; y si en negocios era Torquemada la sibila, en otra clase de
+ conocimientos no hab&iacute;a m&aacute;s sibila que el Sr. de Bail&oacute;n. En
+ pol&iacute;tica, sobre todo, el ex-cl&eacute;rigo se las echaba de muy entendido,
+ principiando por decir que ya no le daba la gana de conspirar; como que ten&iacute;a
+ la olla asegurada y no quer&iacute;a exponer su pelleja para hacer el caldo gordo
+ &aacute; cuatro silbantes. Luego pintaba &aacute; todos los pol&iacute;ticos, desde
+ el m&aacute;s alto al m&aacute;s obscuro, como un atajo de pilletes, y les sacaba la
+ cuenta, al c&eacute;ntimo, de cuanto hab&iacute;an rapi&ntilde;ado ... Platicaban
+ mucho tambi&eacute;n de reformas urbanas, y como Bail&oacute;n hab&iacute;a estado en
+ Par&iacute;s y Londres, pod&iacute;a comparar. La higiene p&uacute;blica les
+ preocupaba &aacute; entrambos: el cl&eacute;rigo le echaba la culpa de todo &aacute;
+ los miasmas, y formulaba unas teor&iacute;as biol&oacute;gicas que eran lo que
+ hab&iacute;a que oir. De astronom&iacute;a y m&uacute;sica tambi&eacute;n se le
+ alcanzaba algo, no era lego en bot&aacute;nica, ni en veterinaria, ni en el arte de
+ escoger melones. <a id="Page_35" name='Page_35'></a>Pero en nada luc&iacute;a tanto
+ su enciclop&eacute;dico saber como en cosas de religi&oacute;n. Sus meditaciones y
+ estudios le hab&iacute;an permitido sondear el grande y temerario problema de nuestro
+ destino total. &laquo;&iquest;A d&oacute;nde vamos a parar cuando nos morimos? Pues
+ volvemos a nacer: esto es claro como el agua. Yo me acuerdo&mdash;dec&iacute;a
+ mirando fijamente &aacute; su amigo y turb&aacute;ndole con el tono solemne que daba
+ &aacute; sus palabras,&mdash;yo me acuerdo de haber vivido antes de ahora. He tenido
+ en mi mocedad un recuerdo vago de aquella vida, y ahora, &aacute; fuerza de meditar,
+ puedo verla clara. Yo fui sacerdote en Egipto, &iquest;se entera usted? all&aacute;
+ por los a&ntilde;os de que s&eacute; yo cu&aacute;ntos ... s&iacute;, se&ntilde;or,
+ sacerdote en Egipto. Me parece que me estoy viendo con una sotana &oacute; vestimenta
+ de color de azafr&aacute;n, y unas al modo de orejeras que me ca&iacute;an por los
+ lados de la cara. Me quemaron vivo, porque ... ver&aacute; usted ... hab&iacute;a en
+ aquella iglesia, digo, templo, una sacerdotisita que me gustaba ... de lo m&aacute;s
+ barbi&aacute;n, &iquest;se entera usted?... &iexcl;y con unos ojos ... as&iacute;, y
+ un golpe de caderas, Sr. D. Francisco...! En fin, que aquello se enred&oacute;, y la
+ diosa Isis y el buey Apis lo llevaron muy &aacute; mal. Alborot&oacute;se todo aquel
+ cleriguicio, y nos quemaron vivos &aacute; la ch&aacute;vala y &aacute; m&iacute;...
+ Lo que le cuento es verdad, como ese es sol. Fijese usted bien, amigo; revuelva en su
+ memoria; rebusque bien en el s&oacute;tano y en los desvanes de su s&eacute;r, y
+ encontrar&aacute; la certeza de que tambi&eacute;n usted ha vivido en tiempos
+ lejanos. Su ni&ntilde;o de usted, ese prodigio, debe de haber sido antes el propio
+ Newton, &oacute; Galileo, &oacute; Euclides. Y por lo que hace &aacute; otras cosas,
+ <a id="Page_36" name='Page_36'></a>mis ideas son bien claras. Infierno y cielo no
+ existen: papas simb&oacute;licas y nada m&aacute;s. Infierno y cielo est&aacute;n
+ aqu&iacute;. Aqu&iacute; pagamos tarde &oacute; temprano todas las que hemos hecho;
+ aqu&iacute; recibimos, si no hoy, ma&ntilde;ana, nuestro premio, si lo merecemos, y
+ quien dice ma&ntilde;ana, dice el siglo que viene ... Dios, &iexcl;oh! la idea de
+ Dios tiene mucho busilis ... y para comprenderla hay que devanarse los sesos, como me
+ los he devanado yo, dale que dale sobre los libros, y meditando luego. Pues Dios ...
+ (poniendo unos ojazos muy reventones y haciendo con ambas manos el gesto expresivo de
+ abarcar un grande espacio) es la Humanidad, la Humanidad, &iquest;se entera usted? lo
+ cual no quiere decir que deje de ser personal ... &iquest;Qu&eacute; cosa es
+ personal? Fijese bien. Personal es lo que es uno. Y el gran Conjunto, amigo Don
+ Francisco, el gran Conjunto ... es uno, porque no hay m&aacute;s, y tiene los
+ atributos de un ser infinitamente infinito. Nosotros, en mont&oacute;n, componemos la
+ humanidad: somos los &aacute;tomos que forman el gran todo; somos parte m&iacute;nima
+ de Dios, parte min&uacute;scula, y nos renovamos como en nuestro cuerpo se renuevan
+ los &aacute;tomos de la cochina materia ... &iquest;se va usted enterando?...</p>
+ <p>Torquemada no se iba enterando ni poco ni mucho; pero el otro se met&iacute;a en
+ un laberinto del cual no sal&iacute;a sino call&aacute;ndose. Lo &uacute;nico que Don
+ Francisco sacaba de toda aquella monserga, era <a id="Page_37" name='Page_37'></a>que
+ <i>Dios es la Humanidad</i>, y que la Humanidad es la que nos hace pagar nuestras
+ picard&iacute;as &oacute; nos premia por nuestras buenas obras. Lo dem&aacute;s no lo
+ entend&iacute;a as&iacute; le ahorcaran. El sentimiento cat&oacute;lico de Torquemada
+ no hab&iacute;a sido nunca muy vivo. Cierto que en tiempos de Do&ntilde;a Silvia iban
+ los dos &aacute; misa, por rutina; pero nada m&aacute;s. Pues despu&eacute;s de
+ viudo, las pocas ideas del Catecismo que el <i>Peor</i> conservaba en su mente, como
+ papeles &oacute; apuntes in&uacute;tiles, las baraj&oacute; con todo aquel
+ f&aacute;rrago de la Humanidad-Dios, haciendo un l&iacute;o de mil demonios.</p>
+ <p>A decir verdad, ninguna de estas teolog&iacute;as ocupaba largo tiempo el
+ mag&iacute;n del taca&ntilde;o, siempre atento &aacute; la baja realidad de sus
+ negocios. Pero lleg&oacute; un d&iacute;a, mejor dicho, una noche en que tales ideas
+ hubieron de posesionarse de su mente con cierta tenacidad, por lo que ahorita mismo
+ voy &aacute; referir. Entraba mi hombre en su casa al caer de una tarde del mes de
+ Febrero, evacuadas mil diligencias con diverso &eacute;xito, discurriendo los pasos
+ que dar&iacute;a al d&iacute;a siguiente, cuando su hija, que le abri&oacute; la
+ puerta, le dijo estas palabras: &laquo;No te asustes, pap&aacute;, no es nada ...
+ Valent&iacute;n ha venido malo de la escuela.&raquo;</p>
+ <p>Las desazones del <i>monstruo</i> pon&iacute;an &aacute; D. Francisco en gran
+ sobresalto. La que se le anunciaba pod&iacute;a ser insignificante, como otras. No
+ obstante, en la voz de Rufina hab&iacute;a cierto temblor, una <a id="Page_38"
+ name='Page_38'></a>veladura, un timbre extra&ntilde;o, que dejaron &aacute;
+ Torquemada fr&iacute;o y suspenso.</p>
+ <p>&laquo;Yo creo que no es cosa mayor&mdash;prosigui&oacute; la
+ se&ntilde;orita.&mdash;Parece que le di&oacute; un vahido. El maestro fu&eacute;
+ quien lo trajo ... en brazos.&raquo;</p>
+ <p>El <i>Peor</i> segu&iacute;a clavado en el recibimiento, sin acertar &aacute;
+ decir nada ni &aacute; dar un paso.</p>
+ <p>&laquo;Le acost&eacute; en seguida, y mand&eacute; un recado &aacute; Quevedo para
+ que viniera &aacute; escape.&raquo;</p>
+ <p>D. Francisco, saliendo de su estupor como si le hubiesen dado un latigazo,
+ corri&oacute; al cuarto del chico, &aacute; quien vi&oacute; en el lecho, con tanto
+ abrigo encima que parec&iacute;a sofocado. Ten&iacute;a la cara encendida, los ojos
+ dormilones. Su quietud m&aacute;s era de modorra dolorosa que de sue&ntilde;o
+ tranquilo. El padre aplic&oacute; su mano &aacute; las sienes del inocente montruo,
+ que abrasaban.</p>
+ <p>&mdash;Pero ese trasto de Quevedillo.... As&iacute; reventara.... No s&eacute; en
+ qu&eacute; piensa.... Mira, mejor ser&aacute; llamar otro m&eacute;dico que sepa
+ m&aacute;s.</p>
+ <p>Su hija procuraba tranquilizarle; pero &eacute;l se resist&iacute;a al consuelo.
+ Aquel hijo no era un hijo cualquiera, y no pod&iacute;a enfermar sin que se alterara
+ el orden del universo. No prob&oacute; el afligido padre la comida; no hac&iacute;a
+ m&aacute;s que dar vueltas por la casa, esperando al maldito m&eacute;dico, y sin
+ cesar iba de su cuarto al del ni&ntilde;o, y de aqu&iacute; al comedor, donde se le
+ presentaba ante los ojos, oprimi&eacute;ndole el coraz&oacute;n, el encerado en que
+ Va<a id="Page_39" name='Page_39'></a>lent&iacute;n trazaba con tiza sus problemas
+ matem&aacute;ticos. A&uacute;n subsist&iacute;a lo pintado por la ma&ntilde;ana:
+ garabatos que Torquemada no entendi&oacute;, pero que casi le hicieron llorar como
+ una m&uacute;sica triste: el signo de ra&iacute;z, letras por arriba y por abajo, y
+ en otra parte una red de l&iacute;neas, formando como estrella de muchos picos con
+ numeritos en las puntas.</p>
+ <p>Por fin, alabado sea Dios, lleg&oacute; el dichoso Quevedito, y D. Francisco le
+ ech&oacute; la correspondiente chiller&iacute;a, pues ya le trataba como &aacute;
+ yerno. Visto y examinado el ni&ntilde;o, no puso el m&eacute;dico muy buena cara. A
+ Torquemada se le pod&iacute;a ahogar con un cabello, cuando el doctorcillo,
+ arrim&aacute;ndole contra la pared y poni&eacute;ndole ambas manos en los hombros, le
+ dijo: &laquo;No me gusta nada esto; pero hay que esperar &aacute; ma&ntilde;ana,
+ &aacute; ver si brota alguna erupci&oacute;n. La fiebre es bastante alta. Ya le he
+ dicho &aacute; usted que tuviera mucho cuidado con este fen&oacute;meno del chico.
+ &iexcl;Tanto estudiar, tanto saber, un desarrollo cerebral disparatado! Lo que hay
+ que hacer con Valent&iacute;n es ponerle un cencerro al pescuezo, soltarle en el
+ campo en medio de un ganado, y no traerle &aacute; Madrid hasta que est&eacute; bien
+ bruto.&raquo;</p>
+ <p>Torquemada odiaba el campo y no pod&iacute;a comprender que en &eacute;l hubiese
+ nada bueno. Pero hizo prop&oacute;sito, si el ni&ntilde;o se curaba, de llevarle
+ &aacute; una dehesa &aacute; que bebiera leche &aacute; pasto y respirase <a
+ id="Page_40" name='Page_40'></a>aires puros. Los aires puros, bien lo dec&iacute;a
+ Bail&oacute;n, eran cosa muy buena. &iexcl;Ah! los malditos miasmas ten&iacute;an la
+ culpa de lo que estaba pasando. Tanta rabia sinti&oacute; D. Francisco, que si coge
+ un miasma en aquel momento lo parte por el eje. Fu&eacute; la sibila aquella noche
+ &aacute; pasar un rato con su amigo, y mira por donde se repiti&oacute; la matraca de
+ la Humanidad, pareci&eacute;ndole &aacute; Torquemada el cl&eacute;rigo m&aacute;s
+ enigm&aacute;tico y <i>latero</i> que nunca, sus brazos m&aacute;s largos, su cara
+ m&aacute;s dura y temerosa. Al quedarse s&oacute;lo, el usurero no se acost&oacute;.
+ Puesto que Rufina y Quevedo se quedaban &aacute; velar, el tambi&eacute;n
+ velar&iacute;a. Contigua &aacute; la alcoba del padre estaba la de los hijos, y en
+ &eacute;sta el lecho de Valent&iacute;n, que pas&oacute; la noche
+ inquiet&iacute;simo, sofocado, echando lumbre de su piel, los ojos at&oacute;nitos y
+ chispeantes, el habla insegura, las ideas desenhebradas, como cuentas de un rosario
+ cuyo hilo se rompe.</p>
+ <br />
+
+ <h3>IV</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>El d&iacute;a siguiente fu&eacute; todo sobresalto y amargura. Quevedo
+ opin&oacute; que la enfermedad era <i>inflamaci&oacute;n de las meninges</i>, y que
+ el chico estaba en peligro de muerte. Esto no se lo dijo al padre, <a id="Page_41"
+ name='Page_41'></a>sino &aacute; Bail&oacute;n para que le fuese preparando.
+ Torquemada y &eacute;l se encerraron, y de la conferencia result&oacute; que por poco
+ se pegan, pues D. Francisco, trastornado por el dolor, llam&oacute; &aacute; su amigo
+ embustero y farsante. El desasosiego, la inquietud nerviosa, el desvario del
+ taca&ntilde;o sin ventura, no se pueden describir. Tuvo que salir &aacute; varias
+ diligencias de su penoso oficio, y &aacute; cada instante tornaba &aacute; casa,
+ jadeante, con medio palmo de lengua fuera, el hongo echado hacia atr&aacute;s.
+ Entraba, daba un vistazo, vuelta &aacute; salir. &Eacute;l mismo tra&iacute;a las
+ medicinas, y en la botica contaba toda la historia ... &laquo;un vah&iacute;do
+ estando en clase; despu&eacute;s calentura horrible ... &iquest;para qu&eacute;
+ sirven los m&eacute;dicos?&raquo; Por consejo del mismo Quevedito, mand&oacute; venir
+ &aacute; uno de los m&aacute;s eminentes, el cual calific&oacute; el caso de
+ <i>meningitis aguda.</i></p>
+ <p>La noche del segundo d&iacute;a, Torquemada, rendido de cansancio, se
+ embuti&oacute; en uno de los sillones de la sala, y all&iacute; se estuvo como media
+ liorita, dando vueltas &aacute; una picara idea, &iexcl;ay&iacute; dura y con muchas
+ esquinas, que se le hab&iacute;a metido en el cerebro. &laquo;He faltado &aacute; la
+ Humanidad, y esa muy tal y cual me las cobra ahora con los creditos
+ atrasados.... No: pues si Dios, &oacute; quien quiera que sea, me lleva mi hijo,
+ &iexcl;me voy &aacute; volver m&aacute;s malo, m&aacute;s perro...! Ya ver&aacute;n
+ entonces lo que es canela fina. Pues no faltaba otra cosa.... Conmigo no juegan....
+ Pero no, &iexcl;qu&eacute; disparates <a id="Page_42" name='Page_42'></a>digo! No me
+ le quitar&aacute;, porque yo.... Eso que dicen de que no he hecho bien &aacute;
+ nadie, es mentira. Que me lo prueben ... porque no basta decirlo. &iquest;Y los
+ tant&iacute;simos &aacute; quien he sacado de apuros?... &iquest;pues y eso? Porque
+ si &aacute; la Humanidad le han ido con cuentos de m&iacute;; que si aprieto, que si
+ no aprieto ... yo probar&eacute;.... Ea, que ya me voy cargando: si no he hecho
+ ning&uacute;n bien, ahora lo har&eacute;, ahora, pues por algo se ha dicho que nunca
+ para el bien es tarde. Vamos &aacute; ver: &iquest;y si yo me pusiera ahora &aacute;
+ rezar, qu&eacute; dir&iacute;an all&aacute; arriba? Bail&oacute;n me parece &aacute;
+ m&iacute; que est&aacute; equivocado, y la Humanidad no debe de ser Dios, sino la
+ Virgen.... Claro, es hembra, se&ntilde;ora.... No, no, no ... no nos fijemos en el
+ materialismo de la palabra. La Humanidad es Dios, la Virgen y todos los santos
+ juntos.... Tente, hombre, tente, que te vuelves loco.... Tan s&oacute;lo saco en
+ limpio que no habiendo buenas obras, todo es, como si dij&eacute;ramos, basura ...
+ &iexcl;Ay Dios, qu&eacute; pena, qu&eacute; pena...! Si me pones bueno &aacute; mi
+ hijo, yo no s&eacute; qu&eacute; cosas har&iacute;a; &iexcl;pero qu&eacute; cosas tan
+ magn&iacute;ficas y tan...! &iquest;Pero qui&eacute;n es el sinverg&uuml;enza que
+ dice que no tengo apuntada ninguna buena obra? Es que me quieren perder, me quieren
+ quitar &aacute; mi hijo, al que ha nacido para ense&ntilde;ar &aacute; todos los
+ sabios y dejarles tama&ntilde;itos. Y me tienen envidia porque soy su padre, porque
+ de estos huesos y de esta sangre sali&oacute; aquela, gloria del mundo.... Envidia;
+ pero &iexcl;qu&eacute; envidio<a id="Page_43" name='Page_43'></a>sa es esta puerca
+ Humanidad! Digo, la Humanidad no, porque es Dios ... los hombres, los
+ pr&oacute;jimos, nosotros, que somos todos muy pillos, y por eso nos pasa lo que nos
+ pasa.... Bien merecido nos est&aacute;... bien merecido nos est&aacute;.&raquo;</p>
+ <p>Acord&oacute;se entonces de que al d&iacute;a siguiente era domingo y no
+ hab&iacute;a extendido los recibos para cobrar los alquileres de su casa.
+ Despu&eacute;s de dedicar &aacute; esta operaci&oacute;n una media hora,
+ descans&oacute; algunos ratos, estir&aacute;ndose en el sof&aacute; de la sala. Por
+ la ma&ntilde;ana, entre nueve y diez, fue &aacute; la cobranza dominguera. Con el no
+ comer y el mal dormir y la acerb&iacute;sima pena que le destrozaba el alma, estaba
+ el hombre <i>mismamente</i> del color de una aceituna. Su andar era vacilante, y sus
+ miradas vagaban inciertas, perdidas, tan pronto barriendo el suelo como
+ dispar&aacute;ndose &aacute; las alturas. Cuando el remend&oacute;n, que en el sucio
+ portal tenia su taller, vi&oacute; entrar al casero y repar&oacute; en su cara
+ descompuesta y en aquel andar de beodo, asust&oacute;se tanto que se le cay&oacute;
+ el martillo con que clavaba las tachuelas. La presencia de Torquemada en el patio,
+ que todos los domingos era una desagradabil&iacute;sima aparici&oacute;n, produjo
+ aquel d&iacute;a verdadero p&aacute;nico; y mientras algunas mujeres corrieron
+ &aacute; refugiarse en sus respectivos aposentos, otras, que deb&iacute;an de ser
+ malas pagadoras, y que observaron la cara que tra&iacute;a la fiera, se fueron
+ &aacute; la calle. La cobranza empez&oacute; por <a id="Page_44"
+ name='Page_44'></a>por los cuartos bajos, y pagaron sin chistar el alba&ntilde;il y
+ las dos pitilleras, deseando que se les quitase de delante la aborrecida estampa de
+ Don Francisco. Algo desusado y anormal notaron en &eacute;l, pues tomaba el dinero
+ maquinalmente y sin examinarlo con ro&ntilde;osa nimiedad, como otras veces, cual si
+ tuviera el pensamiento &aacute; cien leguas del acto important&iacute;simo que estaba
+ realizando; no se le o&iacute;an aquellos refunfu&ntilde;os de perro mordel&oacute;n,
+ ni inspeccion&oacute; las habitaciones buscando el baldos&iacute;n roto o el pedazo
+ de revoco ca&iacute;do, para echar los tiempos &aacute; la inquilina.</p>
+ <p>Al llegar al cuarto de la Rumalda, planchadora, viuda, con su madre enferma en un
+ camastro y tres ni&ntilde;os menores que andaban en el patio ense&ntilde;ando las
+ carnes por los agujeros de la ropa, Torquemada solt&oacute; el gru&ntilde;ido de
+ ordenanza, y la pobre mujer, con afligida y tr&eacute;mula voz, cual si tuviera que
+ confesar ante el juez un negro delito, solt&oacute; la frase de reglamento: &laquo;D.
+ Francisco, por hoy no se puede. Otro d&iacute;a cumplir&eacute;.&raquo; No puedo dar
+ idea del estupor de aquella mujer y de las dos vecinas, que presentes estaban, cuando
+ vieron que el taca&ntilde;o no escupi&oacute; por aquella boca ninguna
+ maldici&oacute;n ni herej&iacute;a, cuando le oyeron decir con la voz m&aacute;s
+ empa&ntilde;ada y llorosa del mundo: &laquo;No, hija, si no te digo nada ... si no te
+ apuro ... si no se me ha pasado por la cabeza re&ntilde;irte... &iexcl;Qu&eacute; le
+ hemos de hacer, si no puedes ...!&raquo;</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_45" name='Page_45'></a>D. Francisco, es que
+ ...&mdash;murmur&oacute; la otra, creyendo que la fiera se expresaba con sarcasmo, y
+ que tras el sarcasmo vendr&iacute;a la mordida.</p>
+ <p>&mdash;No, hija, si no he chistado ... &iquest;C&oacute;mo se han de decir las
+ cosas? Es que &aacute; ustedes no hay quien las apee de que yo soy un hombre, como
+ quien dice, tirano ... &iquest;De d&oacute;nde sac&aacute;is que no hay en m&iacute;
+ compasi&oacute;n, ni ... ni caridad? En vez de agradecerme lo que hago por vosotras,
+ me calumni&aacute;is ... No, no: entend&aacute;monos. T&uacute;, Rumalda, estate
+ tranquila: s&eacute; que tienes necesidades, que los tiempos est&aacute;n malos ...
+ Cuando los tiempos est&aacute;n malos, hijas, &iquest;qu&eacute; hemos de hacer sino
+ ayudarnos los unos &aacute; los otros?</p>
+ <p>Sigui&oacute; adelante, y en el principal di&oacute; con una inquilina muy mal
+ pagadora, pero de much&iacute;simo coraz&oacute;n para afrontar &aacute; la fiera, y
+ as&iacute; que le vi&oacute; llegar, juzgando por el c&aacute;riz que ven&iacute;a
+ m&aacute;s enfurru&ntilde;ado que nunca, sali&oacute; al encuentro de su aspereza con
+ estas arrogantes expresiones:</p>
+ <p>&laquo;Oiga ust&eacute;, &aacute; mi no me venga con apreturas. Ya sabe que no lo
+ hay. <i>Ese</i> est&aacute; sin trabajo. &iquest;Quiere que salga &aacute; un camino?
+ &iquest;No ve la casa sin muebles, como un hospital prestao? &iquest;De d&oacute;nde
+ quiere que lo saque?... Maldita sea su alma ...</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Y qui&eacute;n te dice &aacute; t&iacute;, grand&iacute;sima tal,
+ deslenguada y bocona, que yo vengo &aacute; sofocarte? A ver si hay alguna tarasca de
+ &eacute;stas que sostenga que yo no tengo humanidad. Atr&eacute;vase &aacute;
+ dec&iacute;rmelo....&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_46" name='Page_46'></a>Eriarbol&oacute; el garrote, s&iacute;mbolo de
+ su autoridad y de su mal genio, y en el corrillo que se hab&iacute;a formado
+ s&oacute;lo se ve&iacute;an bocas abiertas y miradas de estupefacci&oacute;n.</p>
+ <p>&laquo;Pues &aacute; t&iacute; y &aacute; todas les digo que no me importa un
+ r&aacute;bano que no me pagu&eacute;is hoy. &iexcl;Vaya! &iquest;C&oacute;mo lo he de
+ decir para que lo entiendan?... &iexcl;Con que estando tu marido sin trabajar te iba
+ yo &aacute; poner el dogal al cuello?... Yo s&eacute; que me pagar&aacute;s cuando
+ puedas, verdad? Porque lo que es intenci&oacute;n de pagar, t&uacute; la tienes. Pues
+ entonces, &iquest;&aacute; qu&eacute; tanto enfurru&ntilde;arse?... &iexcl;Tontas,
+ malas cabezas! (esforz&aacute;ndose en producir una sonrisa); &iexcl;vosotras
+ crey&eacute;ndome &aacute; m&iacute; m&aacute;s duro que las pe&ntilde;as, y yo
+ dej&aacute;ndooslo creer, porque me conven&iacute;a, porque me conven&iacute;a,
+ claro, pues Dios manda que no echemos facha con nuestra humanidad...! Vaya, que sois
+ todas unos grand&iacute;simos peines.... Abur, t&uacute;, no te sofoques. Y no creas
+ que hago esto para que me eches bendiciones. Pero conste que no te ahogo; y para que
+ veas lo bueno que soy....&raquo;</p>
+ <p>Se detuvo y medit&oacute; un momento, llev&aacute;ndose la mano al bolsillo y
+ mirando al suelo.</p>
+ <p>&laquo;Nada, nada.... Qu&eacute;date con Dios.&raquo;</p>
+ <p>Y &aacute; otra. Cobr&oacute; en las tres puertas siguientes sin ninguna
+ dificultad. &laquo;D. Francisco, que me ponga usted piedra nueva en la ornilla, que
+ aqu&iacute; no se puede guisar....&raquo; En otras circunstancias, <a id="Page_47"
+ name='Page_47'></a>esta reclamaci&oacute;n habr&iacute;a sido el principio de una
+ chiller&iacute;a tremenda, verbigracia: &laquo;Pon el traspont&iacute;n en la
+ hornilla, sinverg&uuml;enza, y arma el fuego encima.&raquo;&mdash;&laquo;Miren el
+ t&iacute;o manguitillas, as&iacute; se le vuelvan veneno los cuartos.&raquo; Pero
+ aquel d&iacute;a todo era paz y concordia, y Torquemada conced&iacute;a cuanto le
+ demandaban.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Ay, D. Francisco!&mdash;le dijo otra en el n&uacute;mero
+ 11,&mdash;tenga los jeringados cincuenta reales. Para poderlos juntar, no hemos
+ comido m&aacute;s que dos cuartos de gallineja y otros dos de h&iacute;gado con pan
+ seco.... Pero por no verle el car&aacute;cter de esa cara y no oirle, me
+ mantendr&iacute;a yo con puntas de Par&iacute;s.</p>
+ <p>&mdash;Pues mira, eso es un insulto, una injusticia, porque si las he sofocado
+ otras veces no ha sido por el materialismo del dinero, sino porque me gusta ver
+ cumplir &aacute; la gente ... para que no se diga.... Debe haber dignidad en todos.
+ &iexcl;A fe que tienes buena idea de mi!... &iquest;Iba yo &aacute; consentir que tus
+ hijos, estos borregos de Dios, tuviesen hambre?... Deja, d&eacute;jate el dinero....
+ O mejor, para que no lo tomes &aacute; desaire: part&aacute;moslo y qu&eacute;date
+ con veinticinco reales.... Ya me los dar&aacute;s otro d&iacute;a....
+ &iexcl;Bribonazas, cuando deb&iacute;ais confesar que soy para vosotras como un
+ padre, me tachais de inhumano y de qu&eacute; s&eacute; yo qu&eacute;! No, yo les
+ aseguro &aacute; todas que respeto &aacute; la humanidad, que la considero, que la
+ estimo, que ahora y siempre <a id="Page_48" name='Page_48'></a>har&eacute; todo el bien
+ que pueda y un poquito m&aacute;s.... &iexcl;Hala!&raquo;</p>
+ <p>Asombro, confusi&oacute;n. Tras de &eacute;l iba el parlero grupo, chismorreando
+ asi: &laquo;A este condenado le ha pasado alg&uacute;n desav&iacute;o.... D.
+ Francisco no est&aacute; bueno de la cafetera. Mirad qu&eacute; cara de
+ pat&iacute;bulo se ha tra&iacute;do. &iexcl;D. Francisco con humanidad! Ah&iacute;
+ ten&eacute;is por qu&eacute; esta saliendo todas las noches en el cielo esa estrella
+ con rabo. Es que el mundo se va &aacute; acabar.&raquo;</p>
+ <p>En el n&uacute;mero 16:</p>
+ <p>&laquo;Pero hija de mi alma, so tunanta, &iquest;ten&iacute;as &aacute; tu
+ ni&ntilde;a mala y no me hab&iacute;as dicho nada? &iquest;Pues para qu&eacute; estoy
+ yo en el mundo? Francamente, eso es un agravio que no te perdono, no te lo perdono.
+ Eres una indecente; y en prueba de que no tienes ni pizca de sentido,
+ &iquest;apostamos &aacute; que no adivinas lo que voy &aacute; hacer?
+ &iquest;Cu&aacute;nto va &aacute; que no lo adivinas?... Pues voy &aacute; darte para
+ que pongas un puchero.... &iexcl;ea! Toma, y di ahora que yo no tengo humanidad. Pero
+ sois tan mal agradecidas, que me pondr&eacute;is como chupa de d&oacute;mine, y hasta
+ puede que me ech&eacute;is alguna maldici&oacute;n. Abur.&raquo;</p>
+ <p>En el cuarto de la se&ntilde;&aacute; Casiana, una vecina se aventur&oacute;
+ &aacute; decirle: &laquo;D. Francisco, &aacute; nosotras no nos la da usted.... A
+ usted le pasa algo. &iquest;Que demonios tiene en esa cabeza &oacute; en ese
+ coraz&oacute;n de cal y canto?&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_49" name='Page_49'></a>Dej&oacute;se el afligido casero caer en una
+ silla, y quit&aacute;ndose el hongo se pas&oacute; la mano por la amarilla frente y
+ la calva sebosa, diciendo tan s&oacute;lo entre suspiros: &laquo;&iexcl;No es de cal
+ y canto, pu&ntilde;ales, no es de cal y canto!&raquo;</p>
+ <p>Como observasen que sus ojos se humedec&iacute;an, y que, mirando al suelo, y
+ apoyado con ambas manos en el bast&oacute;n, cargaba sobre &eacute;ste todo el peso
+ del cuerpo, meci&eacute;ndose, le instaron para que se desahogara; pero &eacute;l no
+ debi&oacute; creerlas dignas de ser confidentes de su inmensa, desgarradora pena.
+ Tomando el dinero, dijo con voz cavernosa: &laquo;Si no lo tuvieras, Casiana, lo
+ mismo ser&iacute;a. Repito que yo no ahogo al pobre ... como que yo tambi&eacute;n
+ soy pobre.... Quien dijese (levant&aacute;ndose con zozobra y enfado) que soy
+ inhumano, miente m&aacute;s que la <i>Gaceta</i>. Yo soy humano; yo compadezco
+ &aacute; los desgraciados; yo les ayudo en lo que puedo, porque as&iacute; nos lo
+ manda la Humanidad; y bien sab&eacute;is todas que como falt&eacute;is &aacute; la
+ Humanidad, lo pagar&eacute;is tarde &oacute; temprano, y que si sois buenas
+ tendr&eacute;is vuestra recompensa. Yo os juro por esa imagen de la Virgen de las
+ Angustias con el Hijo muerto en los brazos (se&ntilde;alando una l&aacute;mina), yo
+ os juro que si no os he parecido caritativo y bueno, no quiere esto decir que no lo
+ sea, &iexcl;pu&ntilde;ales! y que si son menester pruebas, pruebas se dar&aacute;n.
+ Dale, que no lo creen ... pues v&aacute;yanse todas con doscientos mil <a
+ id="Page_50" name='Page_50'></a>pares de demonios, que &aacute; m&iacute;, con ser
+ bueno me basta.... No necesito que nadie me d&eacute; bombo. Piojosas, para nada
+ quiero vuestras gratitudes.... Me paso por las narices vuestras
+ bendiciones.&raquo;</p>
+ <p>Dicho esto sali&oacute; de estamp&iacute;a. Todas le miraban por la escalera
+ abajo, y por el patio adelante, y por el portal afuera, haciendo unos gestos tales
+ que parec&iacute;a el mismo demonio persign&aacute;ndose.</p>
+ <br />
+
+ <h3>V</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Corri&oacute; hacia su casa, y contra su costumbre (pues era hombre que comunmente
+ prefer&iacute;a despernarse &aacute; gastar una peseta), tom&oacute; un coche para
+ llegar m&aacute;s pronto. El coraz&oacute;n di&oacute; en decirle que
+ encontrar&iacute;a buenas noticias, el enfermo aliviado, la cara de Rufina sonriente
+ al abrir la puerta; y en su impaciencia loca, parec&iacute;ale que el carruaje no se
+ mov&iacute;a, que el caballo cojeaba y que el cochero no sacud&iacute;a bastantes
+ palos al pobre animal.... &laquo;Arrea, hombre. &iexcl;Maldito jaco! Le&ntilde;a en
+ &eacute;l&mdash;le gritaba.&mdash;Mira que tengo mucha prisa.&raquo;</p>
+ <p>Lleg&oacute; por fin; y al subir jadeante la escalera de su casa, razonaba sus
+ esperanzas de esta manera: &laquo;No salgan ahora diciendo que es por mis <a
+ id="Page_51" name='Page_51'></a>maldades, pues de todo hay ...&raquo;
+ &iexcl;Qu&eacute; desenga&ntilde;o al ver la cara de Rufina tan triste, y al oir
+ aquel <i>lo mismo, pap&aacute;</i>, que son&oacute; en sus o&iacute;dos como
+ f&uacute;nebre campanada! Acerc&oacute;se de puntillas al enfermo y le
+ examin&oacute;. Como el pobre ni&ntilde;o se hallara en aquel momento amodorrado,
+ pudo Don Francisco observarle con relativa calma, pues cuando deliraba y
+ quer&iacute;a echarse del lecho, revolviendo en torno los espantados ojos, el padre
+ no ten&iacute;a valor para presenciar tan doloroso espect&aacute;culo y hu&iacute;a
+ de la alcoba tr&eacute;mulo y despavorido. Era hombre que carec&iacute;a de valor
+ para afrontar penas de tal magnitud, sin duda por causa de su deficiencia moral; se
+ sent&iacute;a medroso, consternado, y como responsable de tanta desventura y dolor
+ tan grande. Seguro de la esmerad&iacute;sima asistencia de Rufina, ninguna falta
+ hac&iacute;a el afligido padre junto al lecho de Valent&iacute;n: al contrario,
+ m&aacute;s bien era estorbo, pues si le asistiera, de fijo, en su turbaci&oacute;n,
+ equivocar&iacute;a las medicinas, d&aacute;ndole &aacute; beber algo que acelerara su
+ muerte. Lo que hac&iacute;a era vigilar sin descanso, acercarse &aacute; menudo
+ &aacute; la puerta de la alcoba, y ver lo que ocurr&iacute;a, oir la voz del
+ ni&ntilde;o delirando &oacute; quej&aacute;ndose; pero si los ayes eran muy
+ lastimeros y el delirar muy fuerte, lo que sent&iacute;a Torquemada era un deseo
+ instintivo de echar &aacute; correr y ocultarse con su dolor en el &uacute;ltimo
+ rinc&oacute;n del mundo. Aquella tarde le acompa&ntilde;aron un rato Bail&oacute;n,
+ <a id="Page_52" name='Page_52'></a>el carnicero de abajo, el sastre del principal y
+ el fot&oacute;grafo de arriba, esforz&aacute;ndose todos en consolarle con las frases
+ de reglamento; mas no acertando Torquemada &aacute; sostener la conversaci&oacute;n
+ sobre tema tan triste les daba las gracias con desatenta sequedad. Todo se le volvia
+ suspirar con bramidos, pasearse &aacute; trancos, beber buches de agua y dar
+ alg&uacute;n pu&ntilde;etazo ea la pared. &iexcl;Tremendo caso aquel!
+ &iexcl;Cu&aacute;ntas esperanzas desvanecidas!... &iexcl;Aquella flor del mundo
+ segada y marchita! Esto era para volverse loco. Mas natural ser&iacute;a el
+ desquiciamiento universal, que la muerte del portentoso ni&ntilde;o que hab&iacute;a
+ venido &aacute; la tierra para iluminarla con el fanal de su talento ...
+ &iexcl;Bonitas cosas hacia Dios, la Humanidad, &oacute; quien quiera que fuese el muy
+ tal y cual que invent&oacute; el mundo y nos puso en &eacute;l! Porque si
+ hab&iacute;an de llevarse &aacute; Valent&iacute;n, &iquest;para qu&eacute; le
+ trajeron ac&aacute;, d&aacute;ndole &aacute; &eacute;l, al buen Torquemada, el
+ privilegio de engendrar tama&ntilde;o prodigio? &iexcl;Bonito negocio hac&iacute;a la
+ Providencia, la Humanidad, &oacute; el arrastrado Conjunto, como dec&iacute;a
+ Bail&oacute;n! &iexcl;Llevarse al ni&ntilde;o aqu&eacute;l, lumbrera de la ciencia, y
+ dejar ac&aacute; todos los tontos! &iquest;Ten&iacute;a esto sentido com&uacute;n?
+ &iquest;No hab&iacute;a motivo para rebelarse contra los de arriba, ponerle como ropa
+ de pascua y mandarles &aacute; paseo?... Si Valent&iacute;n se mor&iacute;a,
+ &iquest;qu&eacute; quedaba en el mundo obscuridad, ignorancia. Y para el padre,
+ &iexcl;que golpe! &iexcl;Porque figur&eacute;monos todos lo que ser&iacute;a D. <a
+ id="Page_53" name='Page_53'></a>Francisco cuando su hijo, ya hombre, empezase
+ &aacute; figurar, &aacute; confundir &aacute; todos los sabios, &aacute; volver patas
+ arriba la ciencia toda!... Torquemada ser&iacute;a en tal caso la segunda persona de
+ la Humanidad: y s&oacute;lo por la gloria de haber engendrado al gran
+ matem&aacute;tico, ser&iacute;a cosa de plantarle en un trono. &iexcl;Vaya un
+ ingeniero que ser&iacute;a Valent&iacute;n si viviese! Como que hab&iacute;a de hacer
+ unos ferrocarriles que ir&iacute;an de aqu&iacute; &aacute; Pek&iacute;n en cinco
+ minutos, y globos para navegar por los aires, y barcos para andar por debajito del
+ agua, y otras cosas nunca vistas ni siquiera so&ntilde;adas. &iexcl;Y el planeta se
+ iba &aacute; perder estas gangas por una est&uacute;pida sentencia de los que dan y
+ quitan la vida!... Nada, nada, envidia pura, envidia. All&aacute; arriba, en las
+ invisibles cavidades de los altos cielos, alguien se hab&iacute;a propuesto
+ <i>fastidiar</i> &aacute; Torquemada. Pero ... pero.... &iquest;y si no fuese
+ envidia, sino castigo? &iquest;Si se hab&iacute;a dispuesto as&iacute; para anonadar
+ al taca&ntilde;o cruel, al casero tir&aacute;nico, al prestamista sin
+ entra&ntilde;as? &iexcl;Ah! cuando esta idea entraba en turno, Torquemada
+ sent&iacute;a impulsos de correr hacia la pared m&aacute;s pr&oacute;xima y
+ estrellarse contra ella. Pronto se reaccionaba y volv&iacute;a sobre s&iacute;. No,
+ no pod&iacute;a ser castigo, porque &eacute;l no era malo, y si lo fue, ya se
+ enmendar&iacute;a. Era envidiable, tirria y malquerencia que le ten&iacute;an, por
+ ser autor de tan soberana eminencia. Quer&iacute;an truncarle su porvenir y
+ arrebatarle aquella alegr&iacute;a y fortuna inmensa <a id="Page_54"
+ name='Page_54'></a>de sus &uacute;ltimos a&ntilde;os.... Porque su hijo, si viviese,
+ hab&iacute;a de ganar much&iacute;simo dinero, pero much&iacute;simo, y de
+ aqu&iacute; la celestial intriga. Pero &eacute;l (lo pensaba lealmente)
+ renunciar&iacute;a &aacute; las ganancias, pecuniarias del hijo, con tal que le
+ dejaran la gloria, &iexcl;la gloria! pues para negocios, le bastaba con los suyos
+ propios.... El &uacute;ltimo paroxismo de su exaltada mente fue renunciar &aacute;
+ todo el <i>materialismo</i> de la ciencia del ni&ntilde;o, con tal que le dejasen la
+ gloria.</p>
+ <p>Cuando se qued&oacute; solo con &eacute;l, Bail&oacute;n le dijo que era preciso
+ tuviese filosof&iacute;a; y como Torquemada no entendiese bien el significado y
+ aplicaci&oacute;n de tal palabra, explan&oacute; la sibila su idea en esta forma:
+ &laquo;Conviene resignarse, considerando nuestra peque&ntilde;ez ante estas grandes
+ evoluciones de la materia ... pues, &oacute; substancia vital. Somos &aacute;tomos,
+ amigo D. Francisco, nada m&aacute;s que unos tontos de &aacute;tomos. Respetemos las
+ disposiciones del grand&iacute;simo Todo &aacute; que pertenecemos, y vengan penas.
+ Para eso est&aacute; la filosof&iacute;a, &oacute; si se quiere, la religi&oacute;n:
+ para hacer pecho &aacute; la adversidad. Pues si no fuera asi, no podr&iacute;amos
+ vivir.&raquo; Todo, lo aceptaba Torquemada menos resignarse. No ten&iacute;a en su
+ alma la fuente de donde tal consuelo pudiera salir, y ni siquiera lo
+ comprend&iacute;a. Como el otro, despu&eacute;s de haber comido bien, insistiera en
+ aquellas ideas, &aacute; D. Francisco se le pasaron ganas de darle un par de
+ trompadas, destruyen<a id="Page_55" name='Page_55'></a>do en un punto el perfil
+ m&aacute;s en&eacute;rgico que dibujara Miguel &Aacute;ngel. Pero no hizo m&aacute;s
+ que mirarle con ojos terror&iacute;ficos, y el otro se asust&oacute; y puso punto en
+ sus teolog&iacute;as.</p>
+ <p>A prima noche, Quevedito y el otro m&eacute;dico hablaron &aacute; Torquemada en
+ t&eacute;rminos desconsoladores. Ten&iacute;an poca &oacute; ninguna esperanza,
+ aunque no se atrev&iacute;an &aacute; decir en absoluto que la hab&iacute;an perdido,
+ y dejaban abierta la puerta &aacute; las reparaciones de la naturaleza y &aacute; la
+ misericordia de Dios. Noche horrible fu&eacute; aqu&eacute;lla. El pobre
+ Valent&iacute;n se abrasaba en invisible fuego. Su cara encendida y seca, sus ojos
+ iluminados por esplendor siniestro, su inquietud ansiosa, sus bruscos saltos en el
+ lecho, cual si quisiera huir de algo que le asustaba, eran espect&aacute;culo
+ trist&iacute;simo que oprim&iacute;a el coraz&oacute;n. Cuando D. Francisco, transido
+ de dolor, se acercaba &aacute; la abertura de las entornadas batientes de la puerta y
+ echaba hacia adentro una mirada t&iacute;mida, cre&iacute;a escuchar, con la
+ respiraci&oacute;n premiosa del ni&ntilde;o, algo como el chirrido de su carne
+ tost&aacute;ndose en el fuego de la calentura. Puso atenci&oacute;n &aacute; las
+ expresiones incoherentes del delirio, y le oy&oacute; decir: <i>&laquo;Equis elevado
+ al cuadrado, menos uno, partido por dos, m&aacute;s cinco equis menos dos, partido
+ por cuatro, igual equis por equis m&aacute;s dos, partido por doce.... Papa,
+ pap&aacute;, la caracter&iacute;stica del logaritmo de un entero tiene tantas
+ unidades menos una como</i>....&raquo; Ning&uacute;n <a id="Page_56"
+ name='Page_56'></a>tormento de la Inquisici&oacute;n iguala al que sufr&iacute;a
+ Torquemada oyendo estas cosas. Eran las pavesas del asombroso entendimiento de su
+ hijo, revolando sobre las llamas en que &eacute;ste se consum&iacute;a. Huy&oacute;
+ de all&iacute; por no oir la dulce vocecita, y estuvo m&aacute;s de media hora echado
+ en el sof&aacute; de la sala, agarr&aacute;ndose con ambas manos la cabeza como si se
+ le quisiese escapar. De improviso se levant&oacute;, sacudido por una idea;
+ fu&eacute; al escritorio donde ten&iacute;a el dinero; sac&oacute; un cartucho de
+ monedas que deb&iacute;an de ser calderilla, y vac&iacute;andoselo en el bolsillo del
+ pantal&oacute;n, p&uacute;sose capa y sombrero, cogi&oacute; el llav&iacute;n, y
+ &aacute; la calle.</p>
+ <p>Sali&oacute; como si fuera en persecuci&oacute;n de un deudor. Despu&eacute;s de
+ mucho andar, par&aacute;base en una esquina, miraba con azoramiento &aacute; una
+ parte y otra, y vuelta &aacute; correr calle adelante, con paso ingl&eacute;s tras de
+ su v&iacute;ctima. Al comp&aacute;s de la marcha, sonaba en la pierna derecha el
+ retint&iacute;n de las monedas.... Grandes eran su impaciencia y desaz&oacute;n por
+ no encontrar aquella noche lo que otras le sal&iacute;a tan &aacute; menudo al paso,
+ molest&aacute;ndole y aburri&eacute;ndole. Por fin ... gracias &aacute; Dios ...
+ acerc&oacute;sele un pobre. &laquo;Toma hombre, toma: &iquest;d&oacute;nde diablos os
+ met&eacute;is esta noche? Cuando no hac&eacute;is falta, sal&iacute;s como moscas, y
+ cuando se os busca, para socorreros, nada ...&raquo; Apareci&oacute; luego uno de
+ esos mendigos decentes que piden, sombrero en mano, con lacrimosa cortes&iacute;a.
+ &laquo;Se&ntilde;or, un pobre <a id="Page_57"
+ name='Page_57'></a>cesante.&mdash;Tenga, tenga m&aacute;s. Aqu&iacute; estamos los
+ hombres caritativos para acudir &aacute; las miserias.... D&iacute;game: &iquest;no
+ me pidi&oacute; usted noches pasadas? Pues sepa que no le di porque iba muy de prisa.
+ Y la otra noche y la otra, tampoco le d&iacute; porque no llevaba suelto: lo que es
+ voluntad la tuve, bien, que la tuve.&raquo; Claro es que el cesante pordiosero se
+ quedaba viendo visiones, y no sab&iacute;a c&oacute;mo expresar su gratitud.
+ M&aacute;s all&aacute;, sali&oacute; de un callej&oacute;n la fantasma. Era una mujer
+ que pide en la parte baja de la calle de la Salud, vestida de negro, con un velo
+ espes&iacute;simo que le tapa la cara. &laquo;Tome, tome, se&ntilde;ora.... Y que me
+ digan ahora que yo jam&aacute;s he dado una limosna. &iquest;Le parece &aacute; usted
+ qu&eacute; calumnia? Vaya, que ya habr&aacute; usted reunido bastantes cuartos esta
+ noche. Como que hay quien dice que pidiendo as&iacute;, y con ese velo por la cara,
+ ha reunido usted un capitalito. Ret&iacute;rese ya, que hace mucho fr&iacute;o ... y
+ ruegue &aacute; Dios por m&iacute;.&raquo; En la calle del Carmen, en la de Preciados
+ y Puerta del Sol, &aacute; todos los chiquillos que sal&iacute;an di&oacute; su perro
+ por barba. &laquo;&iexcl;Eh! ni&ntilde;o, &iquest;t&uacute; pides &oacute; que haces
+ ah&iacute;, como un bobo?&raquo; Esto se lo dijo &aacute; un chicuelo que estaba
+ arrimado &aacute; la pared, con las manos &aacute; la espalda, descalzos los pies, el
+ pescuezo envuelto en una bufanda. El muchacho alarg&oacute; la mano aterida.
+ &laquo;Toma ... Pues qu&eacute;, &iquest;no te dec&iacute;a el coraz&oacute;n que yo
+ hab&iacute;a de venir &aacute; socorrerte? &iquest;Tienes fr&iacute;o y hambre? Toma
+ <a id="Page_58" name='Page_58'></a>m&aacute;s, y l&aacute;rgate &aacute; tu casa, si
+ la tienes. Aqu&iacute; estoy yo para sacarte de un apuro; digo, para partir contigo
+ un pedazo de pan, porque yo tambi&eacute;n soy pobre y m&aacute;s desgraciado que
+ t&uacute;, &iquest;sabes? porque el fr&iacute;o, el hambre, se soportan; pero
+ &iexcl;ay! otras cosas....&raquo; Apret&oacute; el paso sin reparar en la cara
+ burlona de su favorecido, y sigui&oacute; dando, dando, hasta que le quedaron pocas
+ piezas en el bolsillo. Corriendo hacia su casa, en retirada, miraba al cielo, cosa en
+ &eacute;l muy contraria &aacute; la costumbre, pues si alguna vez lo mir&oacute; para
+ enterarse del tiempo, jam&aacute;s, hasta aquella noche, lo hab&iacute;a contemplado.
+ &iexcl;Cuant&iacute;sima estrella! Y qu&eacute; claras y resplandecientes, cada una
+ en su sitio, hermosas y graves, millones de millones de miradas que no aciertan
+ &aacute; ver nuestra pequeñez. Lo que m&aacute;s suspend&iacute;a el &aacute;nimo del
+ taca&ntilde;o era la idea de que todo aquel cielo estuviese indiferente &aacute; su
+ gran dolor, &oacute; m&aacute;s bien ignorante de &eacute;l. Por lo dem&aacute;s,
+ como bonitas, &iexcl;vaya si eran bonitas las estrellas! Las hab&iacute;a chicas,
+ medianas y grandes; algo as&iacute; como pesetas, medios duros y duros. Al insigne
+ prestamista le pas&oacute; por la cabeza lo siguiente: &laquo;Como se ponga bueno, me
+ ha de ajustar esta cuenta: si acu&ntilde;&aacute;ramos todas las estrellas del cielo,
+ &iquest;cu&aacute;nto producir&iacute;an al 5 por 100 de inter&eacute;s compuesto en
+ los siglos que van desde que todo eso existe?&raquo;</p>
+ <p>Entr&oacute; en su casa cerca de la una, sintiendo al<a id="Page_59"
+ name='Page_59'></a>g&uacute;n alivio en las congojas de su alma; se adormeci&oacute;
+ vestido, y &aacute; la ma&ntilde;ana del d&iacute;a siguiente la fiebre de
+ Valent&iacute;n hab&iacute;a remitido bastante. &iquest;Habr&iacute;a esperanzas? Los
+ m&eacute;dicos no las daban sino muy vagas, y subordinando su fallo al recargo de la
+ tarde. El usurero, excitad&iacute;simo, se abraz&oacute; &aacute; tan d&eacute;bil
+ esperanza como el n&aacute;ufrago se agarra &aacute; la flotante astilla.
+ Vivir&iacute;a, &iexcl;pues no hab&iacute;a de vivir!</p>
+ <p>&mdash;Pap&aacute;&mdash;le dijo Rufina llorando,&mdash;p&iacute;deselo &aacute;
+ la Virgen del Carmen, y d&eacute;jate de Humanidades.</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Crees t&uacute;?... Por m&iacute; no ha de quedar. Pero te advierto
+ que no habiendo buenas obras no hay que fiarse de la Virgen. Y acciones cristianas
+ habr&aacute;, cueste lo que cueste: yo te lo aseguro. En las obras de misericordia
+ est&aacute; todo el intr&iacute;ngulis. Yo vestir&eacute; desnudos, visitare
+ enfermos, consolar&eacute; tristes.... Bien sabe Dios que esa es mi voluntad bien lo
+ sabe.... No salgamos despu&eacute;s con la peripecia de que no lo sab&iacute;a....
+ Digo, como saberlo, lo sabe.... Falta que quiera.</p>
+ <p>Vino por la noche el recargo, muy fuerte. Los calomelanos y revulsivos no daban
+ resultado alguno. Ten&iacute;a el pobre ni&ntilde;o las piernas abrasadas &aacute;
+ sinapismos, y la cabeza hecha una l&aacute;stima con las embrocaciones para obtener
+ la erupci&oacute;n artificial. Cuando Rufina le cort&oacute; el pelito por la tarde,
+ con objeto de despejar el cr&aacute;neo, Torquemada o&iacute;a los tijeretazos como
+ si se los dieran &aacute; &eacute;l en el coraz&oacute;n. Fu&eacute; preciso comprar
+ m&aacute;s hielo para poner<a id="Page_60" name='Page_60'></a>solo en vejigas en la
+ cabeza, y despu&eacute;s hubo que traer el iodoformo; recados que el <i>Peor</i>
+ desempe&ntilde;aba con ardiente actividad, saliendo y entrando cada poco tiempo. De
+ vuelta &aacute; casa, ya anochecido, encontr&oacute;, al doblar la esquina de la
+ calle de Hita, un anciano mendigo y haraposo, con pantalones de soldado, la cabeza al
+ aire, un andrajo de chaqueta por los hombros, y mostrando el pecho desnudo. Cara
+ m&aacute;s venerable no se pod&iacute;a encontrar sino en las estampas del
+ <i>A&ntilde;o cristiano</i>. Ten&iacute;a la barba erizada y la frente llena de
+ arrugas, como San Pedro; el cr&aacute;neo terso, y dos rizados mechones blancos en
+ las sienes. &laquo;Se&ntilde;or, se&ntilde;or&mdash;dec&iacute;a con el temblor de un
+ fr&iacute;o intenso,&mdash;mire c&oacute;mo estoy, m&iacute;reme.&raquo; Torquemada
+ pas&oacute; de largo, y se detuvo &aacute; poca distancia; volvi&oacute; hacia
+ atr&aacute;s, estuvo un rato vacilando, y al fin sigui&oacute; su camino. En el
+ cerebro le fulgur&oacute; esta idea: &laquo;Si conforme traigo la capa nueva, trajera
+ la vieja....&raquo;</p>
+ <br />
+
+ <h3>VI</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Y al entrar en su casa:</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Maldito de m&iacute;! No deb&iacute; dejar escapar aquel acto de
+ cristiandad.</p>
+ <p>Dej&oacute; la medicina que tra&iacute;a, y, cambiando de <a id="Page_61"
+ name='Page_61'></a>capa, volvi&oacute; &aacute; echarse &aacute; la calle. Al poco
+ rato, Rufinita, vi&eacute;ndole entrar en cuerpo, le dijo asustada:</p>
+ <p>&mdash;Pero, pap&aacute;, &iexcl;c&oacute;mo tienes la cabeza!... &iquest;En
+ d&oacute;nde has dejado la capa?</p>
+ <p>&mdash;Hija de mi alma&mdash;contest&oacute; el taca&ntilde;o bajando la voz y
+ poniendo una cara muy compungida,&mdash;t&uacute; no comprendes lo que es un buen
+ rasgo de caridad, de humanidad.... &iquest;Preguntas por la capa? Ah&iacute; te
+ quiero ver.... Pues se la he dado &aacute; un pobre viejo, casi desnudo y muerto de
+ fr&iacute;o. Yo soy as&iacute;: no ando con bromas cuando me compadezco del pobre.
+ Podre parecer duro algunas veces; pero como me ablande.... Veo que te asustas.
+ &iquest;Qu&eacute; vale un triste pedazo de pa&ntilde;o?</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Era la nueva?</p>
+ <p>&mdash;No, la vieja.... Y ahora, cr&eacute;emelo, me remuerde la conciencia por no
+ haberle dado la nueva ... y se me alborota tambi&eacute;n por hab&eacute;rtelo dicho.
+ La caridad no se debe pregonar.</p>
+ <p>No se habl&oacute; m&aacute;s de aquello, porque de cosas m&aacute;s graves
+ deb&iacute;an ambos ocuparse. Rendida de cansancio, Rufina no pod&iacute;a ya con su
+ cuerpo: cuatro noches hac&iacute;a que no se acostaba; pero su valeroso
+ esp&iacute;ritu la sosten&iacute;a siempre en pie, diligente y amorosa como una
+ hermana de la caridad. Gracias &aacute; la asistenta que ten&iacute;an en casa; la
+ se&ntilde;orita pod&iacute;a descansar algunos ratos; y para ayudar &aacute; la
+ asistenta en los trabajos de la coci<a id="Page_62" name='Page_62'></a>na,
+ qued&aacute;base all&iacute; por las tardes la trapera de la casa, viejecita que
+ recog&iacute;a las basuras y los pocos desperdicios de la comida, <i>ab initio</i>,
+ &oacute; sea desde que Torquemada y Do&ntilde;a Silvia se casaron, y lo mismo
+ hab&iacute;a hecho en la casa de los padres de Do&ntilde;a Silvia. Llam&aacute;banla
+ la <i>t&iacute;a Roma</i>, no s&eacute; por qu&eacute; (me inclino &aacute; creer que
+ este nombre es corrupci&oacute;n de Jer&oacute;nima), y era tan vieja, tan vieja y
+ tan fea, que su cara parec&iacute;a un pu&ntilde;ado de telara&ntilde;as revueltas
+ con ceniza; su nariz de corcho ya no ten&iacute;a forma; su boca redonda y sin
+ dientes, menguaba &oacute; crec&iacute;a, seg&uacute;n la distensi&oacute;n de las
+ arrugas que la formaban. M&aacute;s arriba, entre aquel revoltijo de piel polvorosa,
+ luc&iacute;an los ojos de pescado, dentro de un cerco de piment&oacute;n
+ h&uacute;medo. Lo dem&aacute;s de la persona desaparec&iacute;a bajo un envoltorio de
+ trapos y dentro de la remendada falda, en la cual hab&iacute;a restos de un traje de
+ la madre de Do&ntilde;a Silvia, cuando era polla. Esta pobre mujer ten&iacute;a gran
+ apego &aacute; la casa, cuyas barreduras hab&iacute;a recogido diariamente durante
+ luengos a&ntilde;os; tuvo en gran estimaci&oacute;n &aacute; Do&ntilde;a Silvia, la
+ cual nunca quiso dar &aacute; nadie m&aacute;s que &aacute; ella los huesos,
+ mendrugos y piltrafas sobrantes, y amaba entra&ntilde;ablemente &aacute; los
+ ni&ntilde;os, principalmente &aacute; Valent&iacute;n, delante de quien se
+ prosternaba con admiraci&oacute;n supersticiosa. Al verle con aquella enfermedad tan
+ mala, que era, seg&uacute;n ella, una reventaz&oacute;n del talento en la cabeza, la
+ t&iacute;a <a id="Page_63" name='Page_63'></a>roma no ten&iacute;a sosiego: iba
+ ma&ntilde;ana y tarde &aacute; enterarse; penetraba en la alcoba del chico, y
+ permanec&iacute;a largo rato sentada junto al lecho, mir&aacute;ndole silenciosa, sus
+ ojos como dos fuentes inagotables que inundaban de l&aacute;grimas los
+ fl&aacute;cidos pergaminos de la cara y pescuezo.</p>
+ <p>Sali&oacute; la trapera del cuarto para volverse &aacute; la cocina, y en el
+ comedor se encontr&oacute; al amo que, sentado junto &aacute; la mesa y de bruces en
+ ella, parec&iacute;a entregarse &aacute; profundas meditaciones. La t&iacute;a Roma,
+ con el largo trato y su metimiento en la familia, se tomaba confianzas con
+ &eacute;l.... &laquo;Rece, rece&mdash;le dijo, poni&eacute;ndose delante y dando
+ vueltas al pa&ntilde;uelo con que pensaba enjugar el llanto caudaloso,&mdash;rece,
+ que buena falta le hace.... &iexcl;Pobre hijo de mis entra&ntilde;as, qu&eacute;
+ malito est&aacute;!... Mire, mire (se&ntilde;alando al encerado) las cosas tan guapas
+ que escribi&oacute; en ese bastidor negro. Yo no entiendo lo que dice ... pero
+ &aacute; cuenta que dir&aacute; que debemos ser buenos.... &iexcl;Sabe m&aacute;s ese
+ &aacute;ngel!... Como que por eso Dios no nos le quiere dejar....</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Qu&eacute; sabes t&uacute;, t&iacute;a Roma?&mdash;dijo Torquemada
+ poni&eacute;ndose l&iacute;vido.&mdash;Nos le dejar&aacute;. &iquest;Acaso piensas
+ t&uacute; que yo soy tirano y perverso, como creen los tontos y algunos perdidos,
+ malos pagadores?... Si uno se descuida, le forman la reputaci&oacute;n m&aacute;s
+ perra del mundo.... Pero Dios sabe la verdad.... Si he hecho &oacute; no he hecho
+ caridades en estos d&iacute;as, eso no es cuenta de nadie: no me gusta que <a
+ id="Page_64" name='Page_64'></a>me averig&uuml;en y pongan en carteles mis buenas
+ acciones.... Reza t&uacute; tambi&eacute;n, reza mucho hasta que se te seque la boca,
+ que t&uacute; debes de ser all&aacute; muy bien mirada, porque en tu vida has tenido
+ una peseta.... Yo me vuelvo loco, y me pregunto qu&eacute; culpa tengo yo de haber
+ ganado algunos jeringados reales.... &iexcl;Ay, t&iacute;a Roma, si vieras
+ c&oacute;mo tengo mi alma! P&iacute;dele &aacute; Dios que se nos conserve
+ Valent&iacute;n, porque si se nos muere, yo no s&eacute; lo que pasar&aacute;: yo me
+ volver&eacute; loco, saldr&eacute; &aacute; la calle y matar&eacute; &aacute;
+ alguien. Mi hijo es m&iacute;o, &iexcl;pu&ntilde;ales! y la gloria del mundo.
+ &iexcl;Al que me le quite...!</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ay qu&eacute; pena!&mdash;murmur&oacute; la vieja
+ ahog&aacute;ndose.&mdash;Pero quien sabe ... puede que la Virgen haga el milagro....
+ Yo se lo estoy pidiendo con much&iacute;sima devoci&oacute;n. Empuje usted por su
+ lado y prometa ser tan siquiera regular.</p>
+ <p>&mdash;Pues por prometido no quedar&aacute;.... T&iacute;a Roma d&eacute;jame ...
+ d&eacute;jame s&oacute;lo. No quiero ver &aacute; nadie. Me entiendo mejor solo con mi
+ af&aacute;n.&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_65" name='Page_65'></a>La anciana sali&oacute; gimiendo, y D.
+ Francisco, puestas las manos sobre la mesa, apoy&oacute; en ellas su frente ardorosa.
+ As&iacute; estuvo no s&eacute; cu&aacute;nto tiempo, hasta que le hizo variar de
+ postura su amigo Bail&oacute;n, d&aacute;ndole palmadas en el hombro y
+ dici&eacute;ndole: &laquo;No hay que amilanarse. Pongamos cara de vaqueta a la
+ desgracia, y no permitamos que nos acoquine la muy ... D&eacute;jese para las mujeres
+ la cobard&iacute;a. Ante la Naturaleza, ante el sublime Conjunto, somos unos pedazos
+ de &aacute;tomos que no sabemos de la misa la media.</p>
+ <p>&mdash;V&aacute;yase usted al r&aacute;bano con sus Conjuntos y sus
+ pap&aacute;s,&mdash;le dijo Torquemada echando lumbre por los ojos.&raquo;</p>
+ <p>Bail&oacute;n no insisti&oacute;; y juzgando que lo mejor era distraerle,
+ apartando su pensamiento de aquellas sombr&iacute;as tristezas, pasado un ratito le
+ habl&oacute; de cierto negocio que tra&iacute;a en la mollera.</p>
+ <p>Como quiera que el arrendatario de sus ganados asnales y cabr&iacute;os hubiese
+ rescindido el contrato, Bail&oacute;n decidi&oacute; explotar aquella industria en
+ gran escala, poniendo un gran establecimiento de leches &aacute; estilo moderno con
+ servicio puntual &aacute; domicilio, precios arreglados, local elegante,
+ tel&eacute;fono, etc.... Lo hab&iacute;a estudiado, y.... Cr&eacute;ame usted amigo
+ D. Francisco, es un negocio seguro, mayormente si a&ntilde;adimos el ramo de vacas,
+ porque en Madrid las leches....</p>
+ <p>&mdash;D&eacute;jeme usted &aacute; m&iacute; de leches y de....
+ &iquest;Qu&eacute; tengo yo que ver con burras ni con vacas?&mdash;grit&oacute; el
+ <i>Peor</i> poni&eacute;ndose en pie y mir&aacute;ndole con desprecio.&mdash;Me ve
+ c&oacute;mo estoy, &iexcl;pu&ntilde;ales! muerto de pena, y me viene &aacute; hablar
+ de la condenada leche.... H&aacute;bleme de c&oacute;mo se consigue que Dios nos haga
+ caso cuando pedimos lo que necesitamos, h&aacute;bleme de lo que ... no s&eacute;
+ c&oacute;mo explicarlo ... de lo que significa ser bueno y ser malo ... porque,
+ &oacute; yo soy un zote, &oacute; &eacute;sta es de las cosas que tienen m&aacute;s
+ busilis....</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_66" name='Page_66'></a>&iexcl;Vaya si lo tienen, vaya si lo
+ tienen, carambita!&raquo; dijo la sibila con expresi&oacute;n de suficiencia,
+ moviendo la cabeza y entornando los ojos.</p>
+ <p>En aquel momento ten&iacute;a el hombre actitud muy diferente de la de su similar
+ en la Capilla Sixtina: sentado, las manos sobre el pu&ntilde;o del bast&oacute;n,
+ &eacute;ste entre las piernas, las piernas dobladas con igualdad: el sombrero
+ ca&iacute;do para atr&aacute;s, el cuerpo atl&eacute;tico desfigurado dentro del
+ gab&aacute;n de solapas aceitosas, los hombros y cuello plagados de caspa. Y sin
+ embargo de estas prosas, el muy arrastrado se parec&iacute;a al Dante y
+ &iexcl;hab&iacute;a sido sacerdote en Egipto! Cosas de la picara humanidad....</p>
+ <p>&laquo;Vaya si lo tienen&mdash;repiti&oacute; la sibila, prepar&aacute;ndose
+ &aacute; ilustrar &aacute; su amigo con una opini&oacute;n cardinal.&mdash;&iexcl;Lo
+ bueno y lo malo ... como quien dice, luz y tinieblas!&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_67" name='Page_67'></a>Bail&oacute;n hablaba de muy distinta manera de
+ como escrib&iacute;a. Esto es muy com&uacute;n. Pero aquella vez la solemnidad del
+ caso exalt&oacute; tanto su mag&iacute;n, que se le vinieron a la bocalos conceptos
+ en la forma propia de su escuela literaria. &laquo;He aqu&iacute; que el hombre
+ vacila y se confunde ante el gran problema. &iquest;Qu&eacute; es el bien?
+ &iquest;Qu&eacute; es el mal? Hijo m&iacute;o, abre tus o&iacute;dos a la verdad y
+ tus ojos a la luz. El bien es amar a nuestros semejantes. Amemos y sabremos lo que es
+ el bien; aborrezcamos y sabremos lo que es el mal. Hagamos bien a los que nos
+ aborrecen, y las espinas se nos volver&aacute;n flores. Esto dijo el justo, esto digo
+ yo ... Sabidur&iacute;a de sabidur&iacute;as, y ciencia de ciencias&raquo;.</p>
+ <p>&mdash;Sabidur&iacute;as y armas al hombro&mdash;gru&ntilde;&oacute; Torquemada
+ con abatimiento.&mdash;Eso ya lo sab&iacute;a yo ... pues lo de <i>al pr&oacute;jimo
+ contra una esquina</i> siempre me ha parecido una barbaridad. No hablemos m&aacute;s
+ de eso.... No quiero pensar en cosas tristes. No digo m&aacute;s sino que si se me
+ muere el hijo ... vamos, no quiero pensarlo ... si se me muere, lo mismo me da lo
+ blanco que lo negro....</p>
+ <p>En aqu&eacute;l momento oy&oacute;se un grito &aacute;spero, estridente, lanzado
+ por Valent&iacute;n, y que &aacute; entrambos los dej&oacute; suspensos de terror.
+ Era el grito men&iacute;ngeo, semejante al alarido del pavo real. Este extra&ntilde;o
+ s&iacute;ntoma encef&aacute;lico se hab&iacute;a iniciado aquel d&iacute;a por la
+ ma&ntilde;ana, y revelaba el grav&iacute;simo y pavoroso curso de la enfermedad del
+ pobre ni&ntilde;o matem&aacute;tico. Torquemada se hubiera escondido en el centro de
+ la tierra para no o&iacute;r tal grito: meti&oacute;se en su despacho sin hacer caso
+ de las exhortaciones de Bail&oacute;n, y dando &aacute; &eacute;ste con la puerta en
+ el hocico dantesco. Desde el pasillo le sintieron abriendo el caj&oacute;n de su
+ mesa, y al poco rato apareci&oacute; guardando algo en el bolsillo interior de la
+ americana. Cogi&oacute; el sombrero, y sin decir nada se fue &aacute; la calle.</p>
+ <p>Explicar&eacute; lo que esto significaba y &aacute; d&oacute;nde iba con su cuerpo
+ aquella tarde el desventurado Don <a id="Page_68" name='Page_68'></a>Francisco. El
+ d&iacute;a mismo en que cay&oacute; malo Valent&iacute;n, recibi&oacute; su padre
+ carta de un antiguo y sacrificado cliente &oacute; deudor suyo, pidi&eacute;ndole
+ pr&eacute;stamo con garant&iacute;a de los muebles de la casa. Las relaciones entre
+ la v&iacute;ctima y el inquisidor databan de larga fecha, y las ganancias obtenidas
+ por &eacute;ste hab&iacute;an sido enormes, porque el otro era d&eacute;bil, muy
+ delicado, y se dejaba desollar, freir y escabechar como si hubiera nacido para eso.
+ Hay personas as&iacute;. Pero llegaron tiempos penos&iacute;simos, y el se&ntilde;or
+ aqu&eacute;l no pod&iacute;a recoger su papel. Cada lunes y cada martes, el
+ <i>Peor</i> le embest&iacute;a, le mareaba, le pon&iacute;a la cuerda al cuello y
+ tiraba muy fuerte, sin conseguir sacarle ni los intereses vencidos. F&aacute;cilmente
+ se comprender&aacute; la ira del taca&ntilde;o al recibir la cartita pidiendo un
+ nuevo pr&eacute;stamo. &iexcl;Qu&eacute; atroz insolencia! Le habr&iacute;a
+ contestado mand&aacute;ndole &aacute; paseo, si la enfermedad del ni&ntilde;o no le
+ trajera tan afligido y sin ganas de pensar en negocios. Pasaron dos d&iacute;as, y
+ all&aacute; te va otra esquela angustiosa, de <i>in exiremis</i>, como pidiendo la
+ Unci&oacute;n. En aquellas cortas l&iacute;neas en que v&iacute;ctima invocaba los
+ <i>hidalgas sentimientos</i> de verdugo, se hablaba de un compromiso de honor,
+ propon&iacute;anse las condiciones m&aacute;s espantosas, pasaba por todo con tal de
+ ablandar el corazon de bronce del usurero, y obtener de &eacute;l la afirmativa. Pues
+ cogi&oacute; mi hombre la carta, y hecha pedazos la tir&oacute; &aacute; la cesta de
+ papeles, no volvi<a id="Page_69" name='Page_69'></a>do &aacute; acordarse m&aacute;s
+ de semejante cosa. &iexcl;Buena ten&iacute;a &eacute;l la cabeza para pensar en los
+ compromisos y apuros de nadie, aunque fueran los del mism&iacute;simo Verbo?</p>
+ <p>Pero lleg&oacute; la ocasi&oacute;n aqu&eacute;lla antes descrita, el coloquio con
+ la t&iacute;a Roma y con D. Jos&eacute;, el grito de Valent&iacute;n, y he
+ aqu&iacute; que al jud&iacute;o le da como una corazonada, se le enciende en la
+ mollera fuego de inspiraci&oacute;n, trinca el sombrero y se va derecho en busca de
+ su desdichado cliente. El cual era apreciable persona, s&oacute;lo que de cortos
+ alcances, con un famili&oacute;n sin fin, y una se&ntilde;ora &aacute; quien le daba
+ el hipo por lo elegante. Hab&iacute;a desempe&ntilde;ado el tal buenos destinos en la
+ Pen&iacute;nsula, y en Ultramar, y lo que trajo de all&aacute;, no mucho, porque era
+ hombre de bien, se lo afan&oacute; el usurero en menos de un a&ntilde;o.
+ Despu&eacute;s le cay&oacute; la herencia de un t&iacute;o; pero como la
+ se&ntilde;ora ten&iacute;a unos condenados <i>jueves</i> para reunir y agasajar
+ &aacute; la mejor sociedad, los cuartos de la herencia se escurr&iacute;an de lo
+ lindo, y sin saber c&oacute;mo ni cu&aacute;ndo, fueron &aacute; parar al
+ bols&oacute;n de Torquemada. Yo no s&eacute; qu&eacute; demonios ten&iacute;a el
+ dinero de aquella casa, que era como un acero para correr hacia el im&aacute;n del
+ maldecido prestamista. Lo peor del caso es que aun despu&eacute;s de hallarse la
+ familia con el agua al pescuezo, todav&iacute;a la tarasca aquella tan
+ <i>fashionable</i> encargaba vestidos &aacute; Par&iacute;s, invitaba a sus amigas
+ para un <i>five o'clock <a id="Page_70" name='Page_70'></a>tea</i>, &oacute;
+ imaginaba cualquier otra majader&iacute;a por el estilo.</p>
+ <p>Pues, se&ntilde;or, ah&iacute; va D. Francisco hacia la casa del se&ntilde;or
+ aqu&eacute;l, que, &aacute; juzgar por los t&eacute;rminos aflictivos de la carta,
+ deb&iacute;a de estar &aacute; punto de caer, con toda su elegancia y sus t&eacute;s,
+ en los tribunales, y de exponer &aacute; la burla y &aacute; la deshonra un nombre
+ respetable. Por el camino sinti&oacute; el taca&ntilde;o que le tiraban de la capa.
+ Volvi&oacute;se ... &iquest;y qui&eacute;n cre&eacute;is que era? Pues una mujer que
+ parec&iacute;a la Magdalena por su cara dolorida y por su hermoso pelo, mal
+ encubierto con pa&ntilde;uelo de cuadros rojos y azules. El palmito era de la mejor
+ ley; pero muy ajado ya por fatigosas campa&ntilde;as. Bien se conoc&iacute;a en ella
+ &aacute; la mujer que sabe vestirse, aunque iba en aquella ocasi&oacute;n hecha un
+ pingo, casi indecente, con falda remendada, mant&oacute;n de ala de mosca y unas
+ botas.... &iexcl;Dios, qu&eacute; botas, y c&oacute;mo desfiguraban aquel pie tan
+ bonito.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Isidora!...&mdash;exclam&oacute; D. Francisco, poniendo cara de
+ regocijo, cosa en &eacute;l muy desusada.&mdash; &iquest;A d&oacute;nde va usted con
+ ese ajetreado cuerpo?</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_71" name='Page_71'></a>Iba a su casa. Sr. D. Francisco, tenga
+ compasi&oacute;n de nosotros ... &iquest;Por qu&eacute; es usted tan tirano y tan de
+ piedra? &iquest;No ve c&oacute;mo estamos? &iquest;No tiene tan siquiera un poquito
+ de humanidad?</p>
+ <p>&mdash;Hija de mi alma, usted me juzga mal ... &iquest;Y si yo le dijera ahora que
+ iba pensando en usted ... que me acordaba del recado que me mand&oacute; ayer por el
+ hijo de la portera ... y de lo que usted misma me dijo anteayer en la calle?</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Vaya, que no hacerse cargo de nuestra situaci&oacute;n!&mdash;dijo
+ la mujer ech&aacute;ndose &aacute; llorar.&mdash;Mart&iacute;n muri&eacute;ndose ...
+ el pobrecito ... en aquel buhardill&oacute;n helado.... Ni cama, ni medicinas, ni con
+ qu&eacute; poner un triste puchero para darle una taza de caldo.... &iexcl;Qu&eacute;
+ dolor! Don Francisco, tenga cristiandad y no nos abandone. Cierto que no tenemos
+ cr&eacute;dito; pero &aacute; Mart&iacute;n le quedan media docena de estudios muy
+ bonitos.... Ver&aacute; usted ... el de la sierra de Guadarrama, precioso ... el de
+ La Granja, con aquellos arbolitos ... tambi&eacute;n, y el de ... qu&eacute;
+ s&eacute; yo qu&eacute;. Todos muy bonitos: Se los llevar&eacute;... pero no sea
+ malo y compad&eacute;zcase del pobre artista....</p>
+ <p>&mdash;Eh ... eh ... no llore, mujer.... Mire que yo estoy montado &aacute; pelo
+ ... tengo una aflicci&oacute;n tal dentro de mi alma, Isidora, que ... si sigue usted
+ llorando, tambi&eacute;n yo soltar&eacute; el trapo. Vayase &aacute; su casa, y
+ esp&eacute;reme all&iacute;. Ir&eacute; dentro de un ratito.... &iquest;Qu&eacute;
+ ... duda de mi palabra?</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Pero de veras que va? No me enga&ntilde;e, por la Virgen
+ Sant&iacute;sima.</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Pero la he enga&ntilde;ado yo alguna vez? Otra queja podr&aacute;
+ tener de m&iacute;; pero lo que es esa....</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Le espero de verdad?... &iexcl;Qu&eacute; bueno ser&aacute; usted
+ si va y nos socorre!... &iexcl;Mart&iacute;n se pondr&aacute; m&aacute;s contento
+ cuando se lo diga!</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_72" name='Page_72'></a>Vayase tranquila.... Agu&aacute;rdeme, y
+ mientras llego p&iacute;dale &aacute; Dios por m&iacute; con todo el fervor que
+ pueda.</p>
+ <br />
+
+ <h3>VII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>No tard&oacute; en llegar &aacute; la casa del cliente, la cual era un principal
+ muy bueno, amueblado con mucho lujo y elegancia, con <i>vistas &aacute; San
+ Bernardino</i>. Mientras aguardaba &aacute; ser introducido, el <i>Peor</i>
+ contempl&oacute; el hermoso perchero y los soberbios cortinajes de la sala, que por
+ la entornada puerta se alcanzaban &aacute; ver, y tanta magnificencia le
+ sugiri&oacute; estas reflexiones: &laquo;En lo tocante &aacute; los muebles, como
+ buenos lo son ... vaya si lo son.&raquo; Recibi&oacute;le el amigo en su despacho; y
+ apenas Torquemada le pregunt&oacute; por la familia, dej&oacute;se caer en una silla
+ con muestras de gran consternaci&oacute;n. &laquo;&iquest;Pero qu&eacute; le
+ pasa?&mdash;le dijo el otro.</p>
+ <p>&mdash;No me hable usted, no me hable usted, se&ntilde;or D. Juan. Estoy con el
+ alma en un hilo.... &iexcl;Mi hijo...!</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Pobrecito! S&eacute; que est&aacute; muy malo.... &iquest;Pero no
+ tiene usted esperanzas?</p>
+ <p>&mdash;No, se&ntilde;or.... Digo, esperanzas, lo que se llama esperanzas.... No
+ s&eacute;; estoy loco; mi cabeza es un volc&aacute;n....</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_73" name='Page_73'></a>&iexcl;S&eacute; lo que es
+ eso!&mdash;observ&oacute; el otro con tristeza.&mdash;He perdido dos hijos que eran
+ mi encanto: el uno de cuatro a&ntilde;os, el otro de once.</p>
+ <p>&mdash;Pero su dolor de usted no puede ser como el m&iacute;o. Yo padre, no me
+ parezco &aacute; los dem&aacute;s padres, porque mi hijo no es como los dem&aacute;s
+ hijos: es un milagro de sabidur&iacute;a.... &iexcl;Ay, D. Juan, Don Juan de mi alma,
+ tenga usted compasi&oacute;n de m&iacute;! Pues ver&aacute; usted.... Al recibir su
+ carta primera, no pude ocuparme.... La aflicci&oacute;n no me dejaba pensar ... Pero
+ me acordaba de usted y dec&iacute;a: &laquo;Aquel pobre D. Juan, &iexcl;qu&eacute;
+ amarguras estar&aacute; pasando!...&raquo; Recibo la segunda esquela y entonces digo:
+ &laquo;Ea, pues lo que es yo no le dejo en ese pantano. Debemos ayudarnos los unos
+ &aacute; los otros en nuestras desgracias.&raquo; As&iacute; pens&eacute;;
+ s&oacute;lo que con la batahola que hay en casa, no tuve tiempo de venir ni de
+ contestar.... Pero hoy, aunque estaba medio muerto de pena, dije: &laquo;Voy, voy al
+ momento &aacute; sacar del purgatorio &aacute; ese buen amigo D. Juan ...&raquo; y
+ aqu&iacute; estoy para decirle que aunque me debe usted setenta y tantos mil reales,
+ que hacen m&aacute;s de noventa con los intereses no percibidos, y aunque he tenido
+ que darle varias pr&oacute;rrogas, y ... francamente ... me temo tener que darle
+ alguna m&aacute;s, estoy decidido &aacute; hacerle &aacute; usted ese pr&eacute;stamo
+ sobre los muebles para que evite la peripecia que se le viene encima.</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_74" name='Page_74'></a>Ya est&aacute;
+ evitada&mdash;replic&oacute; D. Juan, mirando al prestamista con la mayor
+ frialdad.&mdash;Ya no necesito el pr&eacute;stamo.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Que no lo necesita!&mdash;exclam&oacute; el taca&ntilde;o
+ desconcertado.&mdash;Repare usted una cosa, D. Juan. Se lo hago &aacute; usted ... al
+ doce por ciento.</p>
+ <p>Y viendo que el otro hac&iacute;a signos negativos, levant&oacute;se, y recogiendo
+ la capa, que se le ca&iacute;a, di&oacute; algunos pasos hacia D. Juan, le puso la
+ mano en el hombro y le dijo:</p>
+ <p>&laquo;Es que usted no quiere tratar conmigo, por aquello de si soy &oacute; no
+ soy agarrado. &iexcl;Me parece &aacute; m&iacute; que un doce! &iquest;Cu&aacute;ndo
+ las habr&aacute; visto usted m&aacute;s gordas!</p>
+ <p>&mdash;Me parece muy razonable el inter&eacute;s; pero, lo repito, ya no me hace
+ falta.</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Se ha sacado usted el premio gordo, por vida de
+ ...!&mdash;exclam&oacute; Torquemada con groser&iacute;a&mdash;D. Juan, no gaste
+ usted bromas conmigo.... &iquest;Es que duda de que le hable con seriedad? Porque eso
+ de que no le hace falta.... &iexcl;r&aacute;bano!... &iexcl;&aacute; usted que
+ ser&iacute;a capaz de tragarse, no digo yo este pico, sino la Casa de la Moneda
+ enterita ... D. Juan. Don Juan, sepa usted, si no lo sabe, que yo tan bi&eacute;n
+ tengo mi humanidad como cualquier hijo de vecino, que me intereso por el
+ pr&oacute;jimo hasta que favorezco &aacute; los que me aborrecen. Usted me odia, D.
+ Juan, usted me detesta, no me lo niegue, porque no me puede pagar: esto es <a
+ id="Page_75" name='Page_75'></a>claro. Pues bien: para que vea usted de lo que soy
+ capaz, se lo doy al cinco ... &iexcl;al cinco!&raquo;</p>
+ <p>Y como el otro repitiera con la cabeza los signos negativos, Torquemada se
+ desconcert&oacute; m&aacute;s, y alzando los brazos, con lo cual dicho se est&aacute;
+ que la capa fu&eacute; &aacute; parar al suelo, solt&oacute; esta andanada:</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Tampoco al cinco!... Pues, hombre, menos que el cinco,
+ &iexcl;caracoles!... &aacute; no ser que quiera que le d&eacute; tambi&eacute;n la
+ camisa que llevo puesta.... &iquest;Cuando se ha visto usted en otra?... Pues no
+ s&eacute; qu&eacute; quiere el &aacute;ngel de Dios.... De esta hecha, me vuelvo
+ loco. Para que vea, para que vea hasta d&oacute;nde llega mi generosidad: se lo doy
+ sin inter&eacute;s.</p>
+ <p>&mdash;Muchas gracias, amigo D. Francisco. No dudo de sus buenas intenciones. Pero
+ ya nos hemos arreglado. Viendo que usted no me contestaba, me fu&iacute; &aacute; dar
+ con un pariente, y tuve &aacute;nimos para contarle mi triste situaci&oacute;n.
+ &iexcl;Ojal&aacute; lo hubiera hecho antes!</p>
+ <p>&mdash;Pues aviado est&aacute; el pariente.... Ya puede decir que ha hecho un pan
+ como unas hostias.... Con muchos negocios de esos.... En fin, usted no lo ha querido
+ de m&iacute;, usted se lo pierde. Vaya diciendo ahora que no tengo buen
+ coraz&oacute;n, quien no lo tiene es usted....</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Yo? Esa s&iacute; que es salada.</p>
+ <p>&mdash;S&iacute;, usted, usted (con despecho). En fin, me las guillo, que me
+ aguardan en otra parte donde <a id="Page_76" name='Page_76'></a>hago much&iacute;sima
+ falta, donde me est&aacute;n esperando como agua de Mayo. Aqu&iacute; estoy de
+ m&aacute;s. Abur....&raquo;</p>
+ <p>Despidi&oacute;le D. Juan en la puerta, y Torquemada baj&oacute; la escalera
+ refunfu&ntilde;ando: &laquo;No se puede tratar con gente mal agradecida. Voy &aacute;
+ entenderme con aquellos pobrecitos.... &iexcl;Qu&eacute; ser&aacute; de ellos sin
+ m&iacute;!&raquo;</p>
+ <p>No tard&oacute; en llegar &aacute; la otra casa, donde le aguardaban con tanta
+ ansiedad. Era en la calle de la Luna, edificio de buena apariencia, que albergaba en
+ el principal &aacute; un arist&oacute;crata; m&aacute;s arriba familias modestas, y
+ en el techo un enjambre de pobres. Torquemada recorri&oacute; el pasillo obscuro
+ buscando una puerta. Los n&uacute;meros de &eacute;stas eran in&uacute;tiles, porque
+ no se ve&iacute;an. La suerte fu&eacute; que Isidora le sinti&oacute; los pasos y
+ abri&oacute;.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Ah! vivan los hombres de palabra. Pase, pase.&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_77" name='Page_77'></a>Hallose D. Francisco dentro de una estancia
+ cuyo inclinado techo tocaba al piso por la parte contraria a la puerta; arriba, un
+ ventan&oacute;n con algunos de sus vidrios rotos, tapados con trapos y papeles; el
+ suelo, de baldos&iacute;n, cubierto a trechos de pedazos de alfombra; a un lado un
+ ba&uacute;l abierto, dos sillas, un anafre con lumbre; a otro, una cama, sobre la
+ cual, entre mantas y ropas diversas, medio vestido y medio abrigado, yac&iacute;a un
+ hombre como de treinta a&ntilde;os, guapo, de barba puntiaguda, ojos grandes, frente
+ hermosa, demacrado y con los p&oacute;mulos ligeramente encendidos; en las sienes una
+ depresi&oacute;n verdosa, y las orejas transparentes como la cera de los devotos que
+ se cuelgan en los altares. Torquemada le mir&oacute; sin contestar al saludo y
+ pensaba as&iacute;: &laquo;El pobre est&aacute; m&aacute;s t&iacute;sico que la
+ Traviatta. &iexcl;L&aacute;stima de muchacho! Tan buen pintor y tan mala cabeza ...
+ &iexcl;Habr&iacute;a podido ganar tanto dinero!&raquo;.</p>
+ <p>&mdash;Ya ve usted, D. Francisco, c&oacute;mo estoy ... con este catarrazo que no
+ me quiere dejar. Si&eacute;ntese.... &iexcl;Cuanto le agradezco su bondad!</p>
+ <p>&mdash;No hay que agradecer nada.... Pues no faltaba m&aacute;s. &iquest;No nos
+ manda Dios vestir &aacute; los enfermos, dar de beber al triste, visitar al
+ desnudo?... &iexcl;Ay! todo lo trabuco. &iexcl;Qu&eacute; cabeza!... Dec&iacute;a que
+ para aliviar las desgracias estamos los hombres de coraz&oacute;n blando ...
+ s&iacute;, se&ntilde;or.&raquo;</p>
+ <p>Mir&oacute; las paredes del buhardill&oacute;n, cubiertas en gran parte por
+ multitud de estudios de paisajes, algunos con el cielo para abajo, clavados en la
+ pared &oacute; arrimados &aacute; ella.</p>
+ <p>&laquo;Bonitas cosas hay todav&iacute;a por aqu&iacute;.</p>
+ <p>&mdash;En cuanto suelte el constipado, voy &aacute; salir al campo&mdash;dijo el
+ enfermo, los ojos iluminados por la fiebre.&mdash;&iexcl;Tengo una idea, qu&eacute;
+ idea!... Creo que me pondr&eacute; bueno de ocho &aacute; diez d&iacute;as, si usted
+ me socorre, D. Francisco; y en seguida al campo, al campo....</p>
+ <p>&mdash;Al camposanto es &aacute; donde tu vas prontito&mdash;pens&oacute;
+ Torquemada; y luego en alta voz:&mdash;S&iacute;, <a id="Page_78"
+ name='Page_78'></a>eso es cuesti&oacute;n de ocho &oacute; diez d&iacute;as ... nada
+ m&aacute;s.... Luego, saldr&aacute; usted por ah&iacute;... en un coche....
+ &iquest;Sabe usted que la buhardilla es fresquecita?... &iexcl;Caramba! D&eacute;jeme
+ embozar en la capa.</p>
+ <p>&mdash;Pues as&oacute;mbrese usted&mdash;dijo el enfermo
+ incorpor&aacute;ndose.&mdash;Aqu&iacute; me he puesto algo mejor. Los &uacute;ltimos
+ d&iacute;as que pasamos en el estudio ... que se lo cuente &aacute; usted Isidora ...
+ estuve mal&iacute;simo; como que nos asustamos, y....&raquo;</p>
+ <p>Le entr&oacute; tan fuerte golpe de tos, que parec&iacute;a que se ahogaba.
+ Isidora acudi&oacute; &aacute; incorporarle, levantando las almohadas. Los ojos del
+ infeliz parec&iacute;a que se saltaban, sus deshechos pulmones agit&aacute;banse
+ trabajosamente como fuelles rotos que no pueden expeler ni aspirar el aire; crispaba
+ los dedos, quedando al fin postrado y como sin vida. Isidora le enjug&oacute; el
+ sudor de la frente, puso en orden la ropa que por ambos lados del angosto lecho se
+ ca&iacute;a, y le di&oacute; &aacute; beber un calmante.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Pero qu&eacute; pasmo tan atroz he cogido!...&mdash;exclam&oacute;
+ el artista al reponerse del acceso.</p>
+ <p>&mdash;Habla lo menos posible&mdash;le aconsej&oacute; Isidora.</p>
+ <p>&mdash;Yo me entender&eacute; con D. Francisco: ver&aacute;s c&oacute;mo nos
+ arreglamos. Este D. Francisco es m&aacute;s bueno de lo que parece: es un santo
+ disfrazado de diablo, &iquest;verdad?&raquo;</p>
+ <p>Al reirse mostr&oacute; su dentadura incomparable una de las pocas gracias que le
+ quedaban en su decadencia triste. Torquemada, ech&aacute;ndose el <a id="Page_79"
+ name='Page_79'></a>de bondadoso, la hizo sentar &aacute; su lado y le puso la mano en
+ el hombro, dici&eacute;ndole: &laquo;Ya lo creo que nos arreglaremos.... Como que con
+ usted se puede entender uno f&aacute;cilmente; porque usted, Isidorita, no es como
+ esas otras mujeronas que no tienen educaci&oacute;n. Usted es una persona decente que
+ ha venido &aacute; menos, y tiene todo el aqu&eacute;l de mujer fina, como hija neta
+ de marqueses.... Bien lo s&eacute;... y que le quitaron la posici&oacute;n que le
+ corresponde esos pillos de la curia....</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ay, Jes&uacute;s!&mdash;exclam&oacute; Isidora, exhalando en un
+ suspiro todas las remembranzas tristes y alegres de su novelesco pasado.&mdash;No
+ hablemos de eso.... Pong&aacute;monos en la realidad. D. Francisco, &iquest;se ha
+ hecho cargo de nuestra situaci&oacute;n? A Mart&iacute;n le embargaron el estudio.
+ Las deudas eran tantas, que no pudimos salvar m&aacute;s que lo que usted ve
+ aqu&iacute;. Despu&eacute;s hemos tenido que empe&ntilde;ar toda su ropa y la
+ m&iacute;a para poder comer.... No me queda m&aacute;s que lo puesto ... &iexcl;mire
+ usted qu&eacute; facha! y &aacute; &eacute;l nada, lo que ve usted sobre la cama.
+ Necesitamos desempe&ntilde;ar lo preciso; tomar una habitacioncita m&aacute;s
+ abrigada, la del tercero, que est&aacute; con papeles; encender lumbre, comprar
+ medicinas, poner siquiera un buen cocido todos los d&iacute;as.... Un se&ntilde;or de
+ la beneficencia domiciliaria me trajo ayer dos bonos, y me mand&oacute; ir
+ all&aacute;, a donde est&aacute; la oficina; pero tengo verg&uuml;enza de presentarme
+ con esta facha.... Los que hemos na<a id="Page_80" name='Page_80'></a>cido en cierta
+ posici&oacute;n, Sr. D. Francisco, por mucho que caigamos, nunca caemos hasta lo
+ hondo.... Pero vamos al caso: para todo eso que le he dicho, y para que Mart&iacute;n
+ se reponga y pueda salir al campo, necesitamos tres mil reales ... y no digo cuatro
+ porque no se asuste. Es lo &uacute;ltimo. S&iacute;, D. Francisquito de mi alma, y
+ confiamos en su buen coraz&oacute;n.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Tres mil reales!&mdash;dijo el usurero poniendo la cara de duda
+ reflexiva que para los casos de benevolencia ten&iacute;a; cara que era ya en
+ &eacute;l como una f&oacute;rmula dilatoria, de las que se usan en diplomacia.
+ &mdash;&iexcl;Tres mil realetes!... Hija de mi alma, mire usted.&raquo;</p>
+ <p>Y haciendo con los dedos pulgar &eacute; &iacute;ndice una perfecta rosquilla, se
+ la present&oacute; &aacute; Isidora, y prosigui&oacute; as&iacute;: &laquo;No
+ s&eacute; si podr&eacute; disponer de los tres mil reales en el momento. De todos
+ modos, me parece que podr&iacute;an ustedes arreglarse con menos. Pi&eacute;nselo
+ bien, y ajuste sus cuentas. Yo estoy decidido &aacute; protegerles y ayudarles para
+ que mejoren de suerte.... llegar&eacute; hasta el sacrificio hasta quitarme el pan de
+ la boca para que ustedes maten el hambre; pero ... pero reparen que debo mirar
+ tambi&eacute;n por mis intereses....</p>
+ <p>&mdash;Pongamos el inter&eacute;s que quiera, D. Francisco &mdash;dijo con
+ &eacute;nfasis el enfermo, que por lo visto, deseaba acabar pronto.</p>
+ <p>&mdash;No me refiero al materialismo del r&eacute;dito <a id="Page_81"
+ name='Page_81'></a>dinero, sino &aacute; mis intereses, claro, &aacute; mis
+ intereses. Y doy por hecho que ustedes piensan pagarme alg&uacute;n d&iacute;a.</p>
+ <p>&mdash;Pues claro&mdash;replicaron &aacute; una Mart&iacute;n é
+ Isidora.&raquo;</p>
+ <p>Y Torquemada para su coleto: &laquo;El d&iacute;a del Juicio por la tarde me
+ pagar&eacute;is: ya s&eacute; que &eacute;ste es dinero perdido.&raquo;</p>
+ <p>El enfermo se incorpor&oacute; en su lecho, y con cierta exaltaci&oacute;n dijo al
+ prestamista:</p>
+ <p>&laquo;Amigo, &iquest;cree usted que mi t&iacute;a, la que est&aacute; en Puerto
+ Rico, ha de dejarme en esta situaci&oacute;n cuando se entere? Ya estoy viendo la
+ letra de cuatrocientos &oacute; quinientos pesos que me ha de mandar. Le
+ escrib&iacute; por el correo pasado.</p>
+ <p>&mdash;Como no te mande tu t&iacute;a quinientos pu&ntilde;ales&mdash;pens&oacute;
+ Torquemada. Y en voz alta:&mdash;Y alguna garant&iacute;a me han de dar ustedes
+ tambi&eacute;n ... digo, me parece que....</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Toma! los estudios. Escoja los que quiera.&raquo;</p>
+ <p>Echando en redondo una mirada pericial, Torquemada explan&oacute; su pensamiento
+ en esta forma: &laquo;Bueno, amigos m&iacute;os: voy &aacute; decirles una cosa que
+ les va &aacute; dejar turulatos. Me he compadecido de tanta miseria; yo no puedo ver
+ una desgracia semejante sin acudir al instante &aacute; remediarla. &iexcl;Ah!
+ &iquest;qu&eacute; idea ten&iacute;ais de m&iacute;? Porque otra vez me debieron un
+ pico y les apur&eacute; y les ahogu&eacute;, &iquest;creen que soy de m&aacute;rmol?
+ Tontos, era <a id="Page_82" name='Page_82'></a>porque entonces les v&iacute;
+ triunfando y gastando, y francamente, el dinero que yo gano con tanto af&aacute;n no
+ es para tirado en francachelas. No me conoc&eacute;is, os aseguro que no me
+ conoc&eacute;is. Comparen la tiran&iacute;a de esos chupones que les embargaron el
+ estudio y os dejaron en cueros vivos; comparen eso, digo, con mi generosidad, y con
+ este coraz&oacute;n tierno que me ha dado Dios.... Soy tan bueno, tan bueno, que yo
+ mismo me tengo que alabar y darme las gracias por el bien que hago. Pues ver&aacute;n
+ qu&eacute; golpe. Miren....&raquo;</p>
+ <p>Volvi&oacute; &aacute; aparecer la rosquilla, acompa&ntilde;ada de estas graves
+ palabras: &laquo;Les voy &aacute; dar los tres mil reales, y se los voy &aacute; dar
+ ahora mismo ... pero no es eso lo m&aacute;s gordo, sino que se los voy &aacute; dar
+ sin intereses.... Qu&eacute; tal, &iquest;es esto rasgo &oacute; no es rasgo?</p>
+ <p>&mdash;D. Francisco&mdash;exclam&oacute; Isidora con efusi&oacute;n,
+ &mdash;d&eacute;jeme que le d&eacute; un abrazo.</p>
+ <p>&mdash;Y yo le dar&eacute; otro si viene ac&aacute;&mdash;grit&oacute; el enfermo
+ queriendo echarse fuera de la cama.</p>
+ <p>&mdash;S&iacute;, vengan todos los cari&ntilde;os que quer&aacute;is&mdash;dijo el
+ taca&ntilde;o, dej&aacute;ndose abrazar por ambos.&mdash;Pero no me alaben mucho,
+ porque estas acciones son deber de toda persona que mire por la Humanidad, y no
+ tienen gran m&eacute;rito.... Abr&eacute;cenme otra vez, como si fuera vuestro padre,
+ y compad&eacute;zcanme, que yo tambi&eacute;n lo necesito.... En fe que se me saltan
+ las l&aacute;grimas si me descuido porque soy tan compasivo ... tan....</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_83" name='Page_83'></a>D. Francisco de mis
+ entretelas&mdash;declar&oacute; el t&iacute;sico arrop&aacute;ndose bien otra vez con
+ aquellos andrajos,&mdash;es usted la persona m&aacute;s cristiana, m&aacute;s
+ completa y m&aacute;s humanitaria que hay bajo el sol. Isidora, trae el tintero, la
+ pluma y el papel sellado que compraste ayer, que voy &aacute; hacer un
+ pagar&eacute;.&raquo;</p>
+ <p>La otra le llev&oacute; lo pedido; y mientras el desgraciado joven
+ escrib&iacute;a, Torquemada, meditabundo y con la frente apoyada en un solo dedo,
+ fijaba en el suelo su mirar reflexivo. Al coger el documento que Isidora le
+ presentaba, mir&oacute; &aacute; sus deudores con expresi&oacute;n paternal, y
+ ech&oacute; el registro afeminado y dulz&oacute;n de su voz para decirles:
+ &laquo;Hijos de mi alma, no me conoc&eacute;is, repito que no me conoc&eacute;is.
+ Pens&aacute;is sin duda que voy &agrave; guardarme este pagar&eacute;.... Sois unos
+ bobalicones. Cuando yo hago una obra de caridad, all&aacute; te va de veras, con el
+ alma y con la vida. No os presto los tres mil reales, os los regalo, por vuestra
+ linda cara. Mirad lo que hago: ras, ras....&raquo;</p>
+ <p>Rompi&oacute; el papel. Isidora y Mart&iacute;n lo creyeron porque lo estaban
+ viendo; que si no, no lo hubieran cre&iacute;do.</p>
+ <p>&laquo;Eso se llama hombre cabal.... D. Francisco, much&iacute;simas
+ gracias&mdash;dijo Isidora conmovida. Y el otro, tap&aacute;ndose la boca con las
+ s&aacute;banas para contener el acceso de tos que se iniciaba:</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Mar&iacute;a Sant&iacute;sima, qu&eacute; hombre tan bueno!</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_84" name='Page_84'></a>Lo &uacute;nico que
+ har&eacute;&mdash;dijo D. Francisco levant&aacute;ndose y examinando de cerca los
+ cuadros,&mdash;es aceptar un par de estudios, como recuerdo.... Este de las
+ monta&ntilde;as nevadas y aqu&eacute;l de los burros pastando.... Mire usted,
+ Mart&iacute;n, tambi&eacute;n me llevar&eacute;, si le parece, aquella marinita y
+ este puente con hiedra....&raquo;</p>
+ <p>A Mart&iacute;n le hab&iacute;a entrado el acceso y se asfixiaba. Isidora,
+ acudiendo &aacute; auxiliarle, dirigi&oacute; una mirada furtiva &aacute; las tablas
+ y al escrutinio y elecci&oacute;n que de ellas hac&iacute;a el aprovechado
+ prestamista.</p>
+ <p>&laquo;Los acepto como recuerdo&mdash;dijo &eacute;ste
+ apart&aacute;ndolos;&mdash;y si les parece bien, tambi&eacute;n me llevar&eacute;
+ este otro.... Una cosa tengo que advertirles: si temen que con las mudanzas se
+ estropeen estas pinturas, ll&eacute;venmelas &aacute; casa, que all&iacute; las
+ guardar&eacute; y pueden recogerlas el d&iacute;a que quieran.... Vaya? &iquest;va
+ pasando esa condenada tos? La semana que entra ya no toser&aacute; usted nada, pero
+ nada. Ir&aacute; usted al campo ... all&aacute; por el puente de San Isidro.... Pero
+ &iexcl;que cabeza la m&iacute;a...! se me olvidaba lo principal, que es darles los
+ tres mil reales.</p>
+ <p>Venga ac&aacute;, Isidorita, ent&eacute;rese bien ... Un billete de cien pesetas,
+ otro, otro ... (Los iba contando mojaba los dedos con saliva &aacute; cada billete,
+ para que no se pegaran.) Setecientas pesetas ... tengo billete de cincuenta, hija.
+ Otro d&iacute;a lo da.</p>
+ <p>Tienen ah&iacute; ciento cuarenta duros, &oacute; sean dos ochocientos
+ reales....&raquo;</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_85" name='Page_85'></a>VIII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Al ver el dinero, Isidora casi lloraba de gusto, y el enfermo se anim&oacute;
+ tanto que parec&iacute;a haber recobrado la salud. &iexcl;Pobrecillos, estaban tan
+ mal, hab&iacute;an pasado tan horribles escaseces y miserias! Dos a&ntilde;os antes
+ se conocieron en casa de un prestamista que &aacute; entrambos les desollaba vivos.
+ Se confiaron su situaci&oacute;n respectiva, se compadecieron y se amaron: aquella
+ misma noche durmi&oacute; Isidora en el estudio. El desgraciado artista y la mujer
+ perdida hicieron el pacto de fundir sus miserias en una sola, y de ahogar sus penas
+ en el dulce licor de una confianza enteramente conyugal. El amor les hizo llevadera
+ la desgracia. Se casaron en el ara del amancebamiento, y &aacute; los dos dias de
+ uni&oacute;n se quer&iacute;an de veras y hall&aacute;banse dispuestos &aacute;
+ morirse juntos y &aacute; partir lo poco bueno y lo mucho malo que la vida pudiera
+ traerles. Lucharon contra la pobreza, contra la usura, y sucumbieron sin dejar de
+ quererse: &eacute;l siempre amante, sol&iacute;cita y cari&ntilde;osa ella; ejemplo
+ ambos de abnegaci&oacute;n, de esas altas virtudes que se esconden avergonzadas para
+ que no las vean la ley y la religi&oacute;n, como el no<a id="Page_86"
+ name='Page_86'></a>ble haraposo se esconde de sus iguales bien vestidos.</p>
+ <p>Volvi&oacute; &aacute; abrazarles Torquemada, dici&eacute;ndoles con melosa voz:
+ &laquo;Hijos m&iacute;os, sed buenos y que os aproveche el ejemplo que os doy.
+ Favoreced al pobre, amad al pr&oacute;jimo, y as&iacute; como yo os he compadecido,
+ compadecedme &aacute; m&iacute;, porque soy muy desgraciado.</p>
+ <p>&mdash;Ya s&eacute;&mdash;dijo Isidora, desprendi&eacute;ndose de los brazos del
+ avaro,&mdash;que tiene usted al ni&ntilde;o malo. &iexcl;Pobrecito! Ver&aacute; usted
+ c&oacute;mo se le pone bueno ahora....</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ahora! &iquest;Por qu&eacute; ahora?&mdash;pregunt&oacute;
+ Torquemada con ansiedad muy viva.</p>
+ <p>&mdash;Pues ... qu&eacute; s&eacute; yo.... Me parece que Dios le ha de favorecer,
+ le ha de premiar sus buenas obras....</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Oh! si mi hijo se muere&mdash;afirm&oacute; D. Francisco con
+ desesperaci&oacute;n,&mdash;no s&eacute; qu&eacute; va &aacute; ser de m&iacute;.</p>
+ <p>&mdash;No hay que hablar de morirse&mdash;grit&oacute; el enfermo, &aacute; quien
+ la posesi&oacute;n de los santos cuartos hab&iacute;a despabilado y excitado cual si
+ fuera una toma del estimulante m&aacute;s en&eacute;rgico.&mdash;&iquest;Qu&eacute;
+ es eso de morirse? Aqu&iacute; no se muere nadie. D. Francisco, el ni&ntilde;o no se
+ muere. Pues no faltaba mas. &iquest;Qu&eacute; tiene? &iquest;Meningitis? Yo tuve una
+ muy fuerte &aacute; los diez a&ntilde;os; y ya me daban por muerto, cuando
+ entr&eacute; en reacci&oacute;n, y viv&iacute; y aqu&iacute; me tiene usted dispuesto
+ &aacute; llegar &aacute; viejo, y llegar&eacute;, porque <a id="Page_87"
+ name='Page_87'></a>lo que es el catarro, ahora lo largo. Vivir&aacute; el
+ ni&ntilde;o, D. Francisco, no tenga duda; vivir&aacute;.</p>
+ <p>&mdash;Vivir&aacute;&mdash;repiti&oacute; Isidora:&mdash;yo se lo voy &aacute;
+ pedir &aacute; la Virgencita del Carmen.</p>
+ <p>&mdash;S&iacute;, hija, &aacute; la Virgen del Carmen&mdash;dijo Torquemada
+ llev&aacute;ndose el pa&ntilde;uelo &aacute; los ojos.&mdash;Me parece muy bien. Cada
+ uno empuje por su lado, &aacute; ver si entre todos ...&raquo;</p>
+ <p>El artista, loco de contento, quer&iacute;a comunic&aacute;rselo al atribulado
+ padre, y medio se ech&oacute; de la cama para decirle: &laquo;D. Francisco, no llore,
+ que el chico vive.... Me lo dice el coraz&oacute;n, me lo dice una voz secreta....
+ Viviremos todos y seremos felices.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ay, hijo de mi alma!&mdash;exclam&oacute; el <i>Peor</i>; y
+ abraz&aacute;ndole otra vez:&mdash;Dios le oiga &aacute; usted. &iexcl;Qu&eacute;
+ consuelo tan grande me da!</p>
+ <p>&mdash;Tambi&eacute;n usted nos ha consolado &aacute; nosotros. Dios se lo tiene
+ que premiar. Viviremos, s&iacute;, s&iacute;. Mire, mire: el d&iacute;a en que yo
+ pueda salir, nos vamos todos al campo, el ni&ntilde;o tambi&eacute;n, de merienda.
+ Isidora nos har&aacute; la comida, y pasaremos un d&iacute;a muy agrabable,
+ celebrando nuestro restablecimiento.</p>
+ <p>&mdash;Iremos, iremos&mdash;dijo el taca&ntilde;o con efusi&oacute;n,
+ olvid&aacute;ndose de lo que antes hab&iacute;a pensado respecto al <i>campo</i>
+ &aacute; que ir&iacute;a Mart&iacute;n muy pronto.&mdash;S&iacute;, y nos
+ divertiremos mucho, y daremos limosnas &aacute; todos los pobres que nos salgan....
+ &iexcl;Qu&eacute; ali<a id="Page_88" name='Page_88'></a>vio siento en mi interior
+ desde que he hecho ese beneficio!... No, no me lo alaben.... Pues ver&aacute;n: se me
+ ocurre que a&uacute;n les puedo hacer otro mucho mayor.</p>
+ <p>&iquest;Cu&aacute;l?... A ver, D. Francisquito.</p>
+ <p>&mdash;Pues se me ha ocurrido ... no es idea de ahora, que la tengo hace
+ tiempo.... Se me ha ocurrido que si la Isidora conserva los papales de su herencia y
+ sucesi&oacute;n de la casa de Aransis, hemos de intentar sacar eso....&raquo;</p>
+ <p>Isidora le mir&oacute; entre aturdida y asombrada &laquo;&iquest;Otra vez
+ eso?&raquo; fu&eacute; lo &uacute;nico que dijo.</p>
+ <p>&laquo;S&iacute;, s&iacute;, tiene raz&oacute;n D. Francisco&mdash;afirm&oacute;
+ el pobre tisico, que estaba de buenas, entreg&aacute;ndose con embriaguez &aacute; un
+ loco optimismo.&mdash;Se intentar&aacute;.... Eso no puede quedar asi.</p>
+ <p>&mdash;Tengo el recelo&mdash;a&ntilde;adi&oacute; Torquemada,&mdash;de que los que
+ intervinieron en la acci&oacute;n la otra vez no anduvieron muy listos, &oacute; se
+ vendieron a la Marquesa vieja.... Lo hemos de ver, lo hemos de ver.</p>
+ <p>&mdash;En cuantito que yo suelte el catarro. Isidora; mi ropa; ve al momento
+ &aacute; traer mi ropa, que me quiero levantar.... &iexcl;Qu&eacute; bien me siento
+ ahora! Me dan ganas de ponerme &aacute; pintar, D. Francisco. En cuanto el
+ ni&ntilde;o se levante de la cama quiero hacerle el retrato.</p>
+ <p>&mdash;Gracias, gracia ... sois muy buenos ... los tres somos muy buenos,
+ &iquest;verdad? Venga un <a id="Page_89" name='Page_89'></a>abrazo, y pedid a Dios
+ por m&iacute;. Tengo que irme, porque estoy con una zozobra que no puedo vivir.</p>
+ <p>&mdash;Nada, nada, que el ni&ntilde;o est&aacute; mejor, que se
+ salva&mdash;repiti&oacute; el artista cada vez m&aacute;s exaltado.&mdash;Si le estoy
+ viendo, si no me puedo equivocar.&raquo;</p>
+ <p>Isidora se dispuso &aacute; salir, con parte del dinero, camino de la casa de
+ pr&eacute;stamos; pero al pobre artista le acometi&oacute; la tos y disnea con mayor
+ fuerza y tuvo que quedarse. D. Francisco se despidi&oacute; con las expresiones
+ m&aacute;s cari&ntilde;osas que sab&iacute;a y cogiendo los cuadritos sali&oacute;
+ con ellos debajo de la capa. Por la escalera iba diciendo: &laquo;&iexcl;Vaya, que es
+ bueno ser bueno!... &iexcl;Siento en mi interior una cosa, un consuelo...! &iexcl;Si
+ tendr&aacute; raz&oacute;n Mart&iacute;n! &iexcl;Si se me pondr&aacute; bueno aquel
+ pedazo de mi vida!... Vamos corriendo all&aacute;. No me f&iacute;o, no me
+ f&iacute;o. Este botarate tiene las ilusiones de los t&iacute;sicos en &uacute;ltimo
+ grado. Pero &iexcl;qui&eacute;n sabe! se enga&ntilde;a de seguro respecto &aacute;
+ s&iacute; mismo, y acierta en lo dem&aacute;s. A donde &eacute;l va pronto es al
+ nicho.... Pero los moribundos suelen tener doble vista, y puede que haya <i>visto</i>
+ la mejor&iacute;a de Valent&iacute;n ... voy corriendo, corriendo.
+ &iexcl;Cu&aacute;nto me estorban estos malditos cuadros! &iexcl;No dir&aacute;n ahora
+ que soy tirano y jud&iacute;o, pues rasgos de estos entran pocos en libra!... No me
+ dir&aacute;n que me cobro en pinturas, pues por estos apuntes, en venta, no me
+ dar&iacute;an ni la mitad de lo que yo d&iacute;. Verdad que si se mue<a id="Page_90"
+ name='Page_90'></a>re valdr&aacute;n m&aacute;s, porque aqu&iacute;, cuando un
+ artista est&aacute; vivo, nadie le hace maldito caso, y en cuanto se muere de miseria
+ &oacute; de cansancio, le ponen en las nubes, le llaman genio y qu&eacute; s&eacute;
+ yo qu&eacute;... Me parece que no llego nunca &aacute; mi casa. &iexcl;Qu&eacute;
+ lejos est&aacute;, estando tan cerca!&raquo;</p>
+ <p>Subi&oacute; de tres en tres pelda&ntilde;os la escalera de su casa, y le
+ abri&oacute; la puerta la t&iacute;a Roma, dispar&aacute;ndole &aacute; boca de jarro
+ estas palabras: &laquo;Se&ntilde;or, el ni&ntilde;o parece que est&aacute; un poquito
+ m&aacute;s tranquilo.&raquo; Oirlo D. Francisco y soltar los cuadros y abrazar
+ &aacute; la vieja, fu&eacute; todo uno. La trapera lloraba, y el <i>Peor</i> le
+ di&oacute; tres besos en la frente. Despu&eacute;s fu&eacute; derechito &aacute; la
+ alcoba del enfermo y mir&oacute; desde la puerta. Rufina se abalanz&oacute; hacia
+ &eacute;l para decirle: &laquo;Est&aacute; desde mediod&iacute;a m&aacute;s sosegado
+ ... &iquest;Ves? Parece que duerme el pobre &aacute;ngel. Qui&eacute;n sabe. Puede
+ que se salve. Pero no me atrevo &aacute; tener esperanzas, no sea que las perdamos
+ esta tarde.</p>
+ <p>Torquemada no cab&iacute;a en s&iacute; de sobresalto y ansiedad. Estaba el hombre
+ con los nervios tirantes, sin poder permanecer quieto ni un momento, tan pronto con
+ ganas de echarse &aacute; llorar como de soltar la risa. Iba y ven&iacute;a del
+ comedor &aacute; la puerta de la alcoba, de &eacute;sta &aacute; su despacho, y del
+ despacho al gabinete. En una de estas volteretas, llam&oacute; &aacute; la t&iacute;a
+ Roma, y meti&eacute;ndose con ella en la alcoba la hizo sentar, y le dijo:</p>
+ <p>&mdash;T&iacute;a Roma, &iquest;crees t&uacute; que se salva el ni&ntilde;o?</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_91" name='Page_91'></a>Se&ntilde;or, ser&aacute; lo que Dios
+ quiera, y nada m&aacute;s. Yo se lo he pedido anoche y esta ma&ntilde;ana &aacute; la
+ Virgen del Carmen, con tanta devoci&oacute;n que m&aacute;s no puede ser, llorando
+ &aacute; moco y baba. &iquest;No me ve c&oacute;mo tengo los ojos?</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Y crees t&uacute;...?</p>
+ <p>&mdash;Yo tengo esperanza, se&ntilde;or. Mientras no sea cad&aacute;ver,
+ esperanzas ha de haber, aunque digan los m&eacute;dicos lo que dijeren. Si la Virgen
+ lo manda, los m&eacute;dicos se van &aacute; hacer pu&ntilde;ales.... Otra: anoche me
+ qued&eacute; dormida rezando, y me pareci&oacute; que la Virgen bajaba hasta
+ delantito de m&iacute;, y que me dec&iacute;a que s&iacute; con la cabeza ... Otra:
+ &iquest;no ha rezado usted?</p>
+ <p>&mdash;S&iacute;, mujer; &iexcl;qu&eacute; preguntas haces! Voy &aacute; decirte
+ una cosa importante. Ver&aacute;s.&raquo;</p>
+ <p>Abri&oacute; un vargue&ntilde;o, en cuyos cajoncillos guardaba papeles y alhajas
+ de gran valor que hab&iacute;an ido &aacute; sus manos en garant&iacute;a de
+ pr&eacute;stamos usurarios: algunas no eran todav&iacute;a suyas; otras, s&iacute;.
+ Un rato estuvo abriendo estuches, y &aacute; la t&iacute;a Roma, que jam&aacute;s
+ hab&iacute;a visto cosa semejante, se le encandilaban los ojos de pez con los
+ resplandores que de las cajas sal&iacute;an. Eran, seg&uacute;n ella, esmeraldas como
+ nueces, diamantes que arrojaban p&aacute;lidos rayos, rub&iacute;es como pepitas de
+ granada, y oro fin&iacute;simo, oro de la mejor ley, que val&iacute;a cientos de
+ miles.... Torquemada, despu&eacute;s de abrir y cerrar estuches, encontr&oacute; lo
+ que <a id="Page_92" name='Page_92'></a>buscaba: una perla enorme, del tama&ntilde;o
+ de una avellana, de hermos&iacute;simo oriente; y cogi&eacute;ndola entre los dedos,
+ la mostr&oacute; &aacute; la vieja.</p>
+ <p>&laquo;&iquest;Qu&eacute; te parece esta perla, t&iacute;a Roma?&raquo;</p>
+ <p>&mdash;Bonita de veras. Yo no lo entiendo. Valdr&aacute; miles de millones.
+ &iquest;Verd&aacute; ust&eacute;?</p>
+ <p>&mdash;Pues esta perla&mdash;dijo Torquemada en tono triunfal,&mdash;es para la
+ se&ntilde;ora Virgen del Carmen. Para ella es, si pone bueno &aacute; mi hijo. Te la
+ ense&ntilde;o, y pongo en tu conocimiento la intenci&oacute;n, para que se lo digas.
+ Si se lo digo yo, de seguro no me lo cree.</p>
+ <p>&mdash;D. Francisco (mir&aacute;ndole con profunda l&aacute;stima), usted
+ est&aacute; malo de la j&iacute;cara. D&iacute;game, por su vida, &iquest;para
+ qu&eacute; quiere ese requilorio la Virgen del Carmen?</p>
+ <p>&mdash;Toma, para que se lo pongan el d&iacute;a de su santo, el 16 de Julio.
+ &iexcl;Pues no estar&aacute; poco maja con esto! Fu&eacute; regalo de boda de la
+ excelent&iacute;sima se&ntilde;ora Marquesa de Teller&iacute;a. Cr&eacute;elo, como
+ &eacute;sta hay pocas.</p>
+ <p>&mdash;Pero, D. Francisco, &iexcl;usted piensa que la Virgen le va &aacute;
+ conceder...! paice bobo ... &iexcl;por ese piazo de cualquier cosa!</p>
+ <p>&mdash;Mira qu&eacute; oriente. Se puede hacer un alfiler y pon&eacute;rselo a
+ ella en el pecho, o al Ni&ntilde;o.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Un rayo! &iexcl;Valiente caso hace la Virgen de perlas y
+ pindonguer&iacute;as!... Cr&eacute;ame &aacute; m&iacute;: v&eacute;ndala y dele
+ &aacute; los pobres el dinero.</p>
+ <p><a id="Page_93" name='Page_93'></a>Mira t&uacute;, no es mala idea&mdash;dijo el
+ taca&ntilde;o guardando la joya.&mdash;T&uacute; sabes mucho. Seguir&eacute; tu
+ consejo, aunque, si he de serte franco, eso de dar &aacute; los pobres viene &aacute;
+ ser una tonter&iacute;a, porque cuanto les das se lo gastan en aguardiente. Pero ya
+ lo arreglaremos de modo que el dinero de la perla no vaya &aacute; parar &aacute; las
+ tabernas ... Y ahora quiero hablarte de otra cosa. Pon much&iacute;sima
+ atenci&oacute;n: &iquest;te acuerdas de cuando mi hija, paseando una tarde por las
+ afueras con Quevedo y las de Morej&oacute;n, fu&eacute; &aacute; dar all&aacute;, por
+ donde t&uacute; vives, hacia los Tejares del Aragon&eacute;s, y entr&oacute; en tu
+ choza y vino cont&aacute;ndome, horrorizada, la pobreza y escasez que all&iacute;
+ vi&oacute;? &iquest;Te acuerdas de eso? Cont&oacute;me Rufina que tu vivienda es un
+ cubil, una inmundicia hecha con adobes, tablas viejas y planchas de hierro, el techo
+ de paja y tierra; me dijo que ni t&uacute; ni tus nietos ten&eacute;is cama, y
+ dorm&iacute;s sobre un mont&oacute;n de trapos; que los cerdos y las gallinas que
+ cri&aacute;is con la basura son all&iacute; las personas; y vosotros los animales.
+ S&iacute;: Rufina me cont&oacute; esto, y yo deb&iacute; tenerte l&aacute;stima y no
+ te la tuve. Deb&iacute; regalarte una cama, pues nos has servido bien, quer&iacute;as
+ mucho &aacute; mi mujer, quieres &aacute; mis hijos, y en tantos a&ntilde;os que
+ entras aqu&iacute; jam&aacute;s nos has robado ni el valor de un triste clavo. Pues
+ bien: si entonces no se me pas&oacute; por la cabeza socorrerte, ahora
+ s&iacute;.&raquo;</p>
+ <p>Diciendo esto, se aproxim&oacute; al lecho y di&oacute; en &eacute;l <a
+ id="Page_94" name='Page_94'></a>un fuerte palmetazo con ambas manos, como el que se
+ suele dar para sacudir los colchones al hacer las camas.</p>
+ <p>&laquo;T&iacute;a Roma, ven ac&aacute;, toca aqu&iacute;. Mira qu&eacute;
+ blandura. &iquest;Ves este colch&oacute;n de lana encima de un colch&oacute;n de
+ muelles? Pues es para t&iacute;, para ti, para que descanses tus huesos duros y te
+ espatarres &aacute; tus anchas.&raquo;</p>
+ <p>Esperaba el taca&ntilde;o una explosi&oacute;n de gratitud por d&aacute;diva tan
+ espl&eacute;ndida, y ya le parec&iacute;a estar oyendo las bendiciones de la
+ t&iacute;a Roma, cuando &eacute;sta sali&oacute; por un registro muy diferente. Su
+ cara telara&ntilde;osa se dilat&oacute;, y de aquellas &uacute;lceras con vista que
+ se abr&iacute;an en el lugar de los ojos, sali&oacute; un resplandor de azoramiento y
+ susto, mientras volv&iacute;a la espalda al lecho, dirigi&eacute;ndose hacia la
+ puerta.</p>
+ <p>&laquo;Quite, quite all&aacute;&mdash;dijo:&mdash;vaya con lo que se le ocurre ...
+ &iexcl;Darme &aacute; m&iacute; los colchones, que ni tan siquiera caben por la
+ puerta de mi casa!... Y aunque cupieran ... &iexcl;rayo! A cuenta que he vivido
+ tantismos a&ntilde;os durmiendo en duro como una reina, y en estas blanduras no
+ pegar&iacute;a los ojos. Dios me libre de tenderme ah&iacute;. &iquest;Sabe lo que le
+ digo? Que quiero morirme en paz. Cuando venga la de la cara fea me encontrar&aacute;
+ sin una mota, pero con la conciencia como los chorros de la plata. No, no quiero los
+ colchones, que dentro de ellos est&aacute; su idea ... porque aqu&iacute; duerme
+ usted, y por <a id="Page_95" name='Page_95'></a>la noche, cuando se pone &aacute;
+ cavilar, las ideas se meten por la tela adentro y por los muelles, y ah&iacute;
+ estar&aacute;n como las chinches cuando no hay limpieza. &iexcl;Rayo con el hombre, y
+ la que me quer&iacute;a encajar!...</p>
+ <p>Accionaba la viejecilla de una manera gr&aacute;fica, expresando tan bien, con el
+ mover de las manos y de los flexibles dedos, c&oacute;mo la cama del taca&ntilde;o se
+ contaminaba de sus ruines pensamientos, que Torquemada la o&iacute;a con verdadero
+ furor, asombrado de tanta ingratitud; pero ella, firme y arisca, continu&oacute;
+ despreciando el regalo: &laquo;Pos vaya un premio gordo que me ca&iacute;a, Santo
+ Dios ... &iexcl;Pa que yo durmiera en eso! Ni que estuviera boba, D. Francisco.
+ &iexcl;Pa que &aacute; media noche me salga toda la gusanera de las ideas de usted, y
+ se me meta por los o&iacute;dos y por los ojos, volvi&eacute;ndome loca y
+ d&aacute;ndome una mala muerte...! Porque, bien lo s&eacute; yo ... &aacute;
+ m&iacute; no me la da usted.... ah&iacute; dentro, ah&iacute; dentro, est&aacute;n
+ todos sus pecados, la guerra que le hace al pobre, su taca&ntilde;er&iacute;a, los
+ r&eacute;ditos que mama, y todos los n&uacute;meros que le andan por la sesera para
+ ajuntar dinero.... Si yo me durmiera ah&iacute;, &aacute; la hora de la muerte me
+ saldr&iacute;an por un lado y por otro unos sapos con la boca muy grande, unos
+ culebrones asquerosos que se me enroscar&iacute;an en el cuerpo, unos diablos muy
+ feos con bigotazos y con orejas de murci&eacute;lago, y me coger&iacute;an entre
+ todos para llevarme &aacute; <a id="Page_96" name='Page_96'></a>rastras &aacute; los
+ infiernos. V&aacute;yase al rayo, y gu&aacute;rdese sus colchones, que yo tengo un
+ camastro hecho de sacos de trapo, con una manta por encima, que es la gloria
+ divina.... Ya lo quisiera usted.... Aqu&eacute;llo s&iacute; que es rico para dormir
+ &aacute; pierna suelta....</p>
+ <p>&mdash;Pues d&aacute;melo, d&aacute;melo, t&iacute;a Roma&mdash;dijo el avaro con
+ aflicci&oacute;n.&mdash;Si mi hijo se salva, me comprometo &aacute; dormir en
+ &eacute;l lo que me queda de vida, y &aacute; no comer m&aacute;s que las bazofias
+ que t&uacute; comes.</p>
+ <p>&mdash;A buenas horas y con sol. Usted quiere ahora poner un pu&ntilde;o en el
+ cielo. &iexcl;Ay, se&ntilde;or, &aacute; cada paje su ropaje! A usted le sienta eso
+ como &aacute; la burra las arracadas. Y todo ello es porque est&aacute; afligido;
+ pero si se pone bueno el ni&ntilde;o, volver&aacute; usted &aacute; ser m&aacute;s
+ malo que Holofernes. Mire que ya va para viejo; mire que el mejor d&iacute;a se pone
+ delante la de la cara pelada, y a &eacute;sta s&iacute; que no le da usted el
+ timo.</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Pero de d&oacute;nde sacas t&uacute;, estampa de la
+ sura&mdash;replic&oacute; Torquemada con ira, agarr&aacute;ndola por el pescuezo y
+ sacudi&eacute;ndola,&mdash;de d&oacute;nde sac&aacute;s t&uacute; que yo soy malo, ni
+ lo he sido nunca?</p>
+ <p>&mdash;D&eacute;jeme, su&eacute;lteme, no me menée, que no soy ninguna pandereta.
+ Mire que soy m&aacute;s vieja que Jerusal&eacute;n y he visto mucho mundo y le
+ conozco a usted desde que se quiso casar con la Silvia. Y bien le aconsej&eacute;
+ &aacute; ella <a id="Page_97" name='Page_97'></a>que no se casara ... y le
+ anunci&eacute; las hambres que hab&iacute;a de pasar. Ahora que est&aacute; rico no
+ se acuerda de cuando empezaba &aacute; ganarlo. Yo s&iacute; me acuerdo, y me paice
+ que fu&eacute; ayer cuando le contaba los garbanzos &aacute; la cuitada de Silvia y
+ todo lo ten&iacute;a usted bajo llave, y la pobre estaba descomida, trashijada y
+ ladrando de hambre. Como que si no es por m&iacute;, que le tra&iacute;a alg&uacute;n
+ huevo de ocultis, se hubiera muerto cien veces. &iquest;Se acuerda de cuando se
+ levantaba usted &aacute; media noche para registrar la cocina &aacute; ver si
+ descubr&iacute;a algo de condumio, que la Silvia hubiera escondido para
+ com&eacute;rselo sola? &iquest;Se acuerda de cuando encontr&oacute; un pedazo de
+ jam&oacute;n en dulce y un medio pastel que me dieron &aacute; m&iacute; en casa de la
+ Marquesa, y que yo le traje &aacute; la Silvia para que se lo zampara ella sola, sin
+ darle &aacute; usted ni tanto as&iacute;? &iquest;Recuerda que al otro d&iacute;a
+ estaba usted hecho un le&oacute;n, y que cuando entr&eacute; me tir&oacute; al suelo
+ y me estuvo pateando? Y yo no me enfad&eacute;, y volv&iacute;, y todos los
+ d&iacute;as le tra&iacute;a algo &aacute; la Silvia. Como usted era el que iba
+ &aacute; la compra, no le pod&iacute;amos sisar, y la infeliz no ten&iacute;a una
+ triste chambra que ponerse. Era una m&aacute;rtira, D. Francisco, una m&aacute;rtira;
+ &iexcl;y usted guardando el dinero y d&aacute;ndolo &aacute; peseta por duro al mes!
+ Y mientre tanto, no com&iacute;an m&aacute;s que mojama cruda con pan seco y
+ ensalada. Gracias que yo part&iacute;a con ustedes lo que me daban en las casas
+ ricas, y una noche, &iquest;se acuerda? traje un hueso de jabal&iacute; que lo <a
+ id="Page_98" name='Page_98'></a>estuvo usted echando en el puchero seis d&iacute;as
+ seguidos, hasta que se qued&oacute; mas seco que su alma pu&ntilde;alera. Yo no
+ ten&iacute;a obligaci&oacute;n de traer nada: lo hac&iacute;a por la Silvia, &aacute;
+ quien cog&iacute; en brazos cuando naci&oacute; de se&ntilde;&aacute; Rufinica, la
+ del callej&oacute;n del Perro. Y lo que &aacute; usted le pon&iacute;a furioso era
+ que yo le guardase las cosas &aacute; ella y no se las diera &aacute; usted,
+ &iexcl;un rayo! Como si tuviera yo obligaci&oacute;n de llenarle &aacute; usted el
+ buche, perro, m&aacute;s que perro.... Y d&iacute;game ahora, &iquest;me ha dado
+ alguna vez el valor de un real? Ella s&iacute; me daba lo que pod&iacute;a, &aacute;
+ la chita callando; pero usted, el muy capigorr&oacute;n, &iquest;qu&eacute; me ha
+ dado? Clavos torcidos, y las barreduras de la casa. &iexcl;V&eacute;ngase ahora con
+ jip&iacute;os y farsa!... Valiente caso le van &aacute; hacer.</p>
+ <p>&mdash;Mira, vieja de todos los demonios&mdash;le dijo Torquemada
+ furioso,&mdash;por respeto &aacute; tu edad no te reviento de una patada. Eres una
+ embustera, una diabla, con todo el cuerpo lleno de mentiras y enredos. Ahora te da
+ por desacreditarme despu&eacute;s de haber estado m&aacute;s de veinte a&ntilde;os
+ comiendo mi pan. &iexcl;Pero si te conozco, zurr&oacute;n de veneno; si eso que has
+ dicho nadie te lo va a creer: ni arriba ni abajo! El demonio est&aacute; contigo, y
+ maldita t&uacute; eres entre todas las brujas y esperpentos que hay en el cielo ...
+ digo, en el infierno.&raquo;</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_99" name='Page_99'></a>IX</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Estaba el hombre fuera de s&iacute;, delirante; y sin echar de ver que la vieja se
+ hab&iacute;a largado &aacute; buen paso de la habitaci&oacute;n, sigui&oacute;
+ hablando como si delante la tuviera. &laquo;Espantajo, madre de las telara&ntilde;as,
+ si te cojo, ver&aacute;s.... &iexcl;Desacreditarme as&iacute;!&raquo; Iba de una
+ parte &aacute; otra en la estrecha alcoba, y de &eacute;sta al gabinete, cual si le
+ persiguieran sombras; daba cabezadas contra la pared, algunas tan fuertes que
+ resonaban en toda la casa.</p>
+ <p>Ca&iacute;a la tarde, y la obscuridad reinaba ya en torno del infeliz
+ taca&ntilde;o, cuando &eacute;ste oy&oacute; claro y distinto el grito de pavo real
+ que Valent&iacute;n daba en el paroxismo de su alt&iacute;sima fiebre.
+ &laquo;&iexcl;Y dec&iacute;an que estaba mejor!... Hijo de mi alma.... Nos han
+ vendido, nos han enga&ntilde;ado.&raquo;</p>
+ <p>Rufina entr&oacute; llorando en la estancia de la fiera, y le dijo:
+ &laquo;&iexcl;Ay, pap&aacute;, qu&eacute; malito se ha puesto; pero qu&eacute;
+ malito!</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ese trasto de Quevedo!&mdash;grit&oacute; Torquemada
+ llev&aacute;ndose un pu&ntilde;o &aacute; la boca y mordi&eacute;ndoselo con
+ rabia.&mdash;Le voy &aacute; sacar las entra&ntilde;as.... &Eacute;l nos le ha
+ matado.</p>
+ <p>&mdash;Pap&aacute;, por Dios, no seas as&iacute;.... No te rebe<a id="Page_100"
+ name='Page_100'></a>les contra la voluntad de Dios.... Si &Eacute;l lo
+ dispone....</p>
+ <p>&mdash;Yo no me rebelo, &iexcl;pu&ntilde;ales! yo no me rebelo. Es que no quiero,
+ no quiero dar &aacute; mi hijo, porque es m&iacute;o, sangre de mi sangre y hueso de
+ mis huesos....</p>
+ <p>&mdash;Res&iacute;gnate, res&iacute;gnate, y tengamos
+ conformidad&mdash;exclam&oacute; la hija, hecha un mar de l&aacute;grimas.</p>
+ <p>&mdash;No puedo, no me da la gana de resignarme. Esto es un robo.... Envidia, pura
+ envidia. &iquest;Qu&eacute; tiene que hacer Valent&iacute;n en el cielo? Nada, digan
+ lo que dijeren; pero nada.... Dios, &iexcl;cu&aacute;nta mentira, cu&aacute;nto
+ embuste! Que si cielo, que si infierno, que si Dios, que si diablo, que si ... tres
+ mil r&aacute;banos. &iexcl;Y la muerte, esa muy pindonga de la muerte, que no se
+ acuerda de tanto pillo, de tanto farsante, de tanto imb&eacute;cil, y se le antoja mi
+ ni&ntilde;o, por ser lo mejor que hay en el mundo!... Todo est&aacute; mal, y el
+ mundo es un asco, una grand&iacute;sima porquer&iacute;a.&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_101" name='Page_101'></a>Rufina se fue y entr&oacute; Bail&oacute;n,
+ tray&eacute;ndose una cara muy compungida. Ven&iacute;a de ver al enfermito, que
+ estaba ya agonizando, rodeado de algunas vecinas y amigos de la casa.
+ Dispon&iacute;ase el clerizonte a confortar al afligido padre en aquel trance
+ doloroso, y empez&oacute; por darle un abrazo, dici&eacute;ndole con empa&ntilde;ada
+ voz: &laquo;Valor, amigo m&iacute;o, valor. En estos casos se conocen las almas
+ fuertes. Acu&eacute;rdese usted de aquel gran fil&oacute;sofo que expir&oacute; en
+ una cruz dejando consagrados los principios de la Humanidad.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Qu&eacute; principios ni qu&eacute;...! &iquest;quiere usted
+ marcharse de aqu&iacute;, so chinche?... Vaya que es de lo m&aacute;s pelmazo y
+ cargante y apestoso que he visto. Siempre que estoy angustiado me sale con esos
+ retru&eacute;canos.</p>
+ <p>&mdash;Amigo m&iacute;o, mucha calma. Ante los designios de la Naturaleza, de la
+ Humanidad, del gran Todo, &iquest;qu&eacute; puede el hombre? &iexcl;El hombre! esa
+ hormiga, menos a&uacute;n, esa pulga ... todav&iacute;a mucho menos.</p>
+ <p>&mdash;Ese coquito ... menos a&uacute;n, ese ...
+ &iexcl;pu&ntilde;ales!&mdash;agreg&oacute; Torquemada con sarcasmo horrible,
+ remedando la voz de la sibila y enarbolando despu&eacute;s el pu&ntilde;o
+ cerrado.&mdash;Si no se calla le rompo la cara.... Lo mismo me da &aacute; m&iacute;
+ el grand&iacute;simo todo que la grand&iacute;sima nada y el muy piojoso que la
+ invent&oacute;. D&eacute;jeme, su&eacute;lteme, por la condenada alma de su madre,
+ &oacute;....&raquo;</p>
+ <p>Entr&oacute; Rufina otra vez, tra&iacute;da por dos amigas suyas, para apartarla
+ del trist&iacute;simo espect&aacute;culo de la alcoba. La pobre joven no pod&iacute;a
+ sostenerse. Cay&oacute; de rodillas exhalando gemidos, y al ver &aacute; su padre
+ forcejeando con Bail&oacute;n, le dijo: &laquo;Pap&aacute;, por Dios, no te pongas
+ as&iacute;. Res&iacute;gnate ... yo estoy resignada, &iquest;no me ves?... El
+ pobrecito ... cuando <a id="Page_102" name='Page_102'></a>yo entr&eacute;... tuvo un
+ instante &iexcl;ay! en que recobr&oacute; el conocimiento. Habl&oacute; con voz
+ clara, y dijo que ve&iacute;a &aacute; los &aacute;ngeles que le estaban
+ llamando.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Hijo de mi alma, hijo de mi vida!&mdash;grit&oacute; Torquemada con
+ toda la fuerza de sus pulmones, hecho un salvaje, un demente&mdash;no vayas, no hagas
+ caso; que esos son unos pillos que te quieren enga&ntilde;ar.... Qu&eacute;date con
+ nosotros....&raquo;</p>
+ <p>Dicho esto, cay&oacute; redondo al suelo, estir&oacute; una pierna, contrajo la
+ otra y un brazo. Bail&oacute;n, con toda su fuerza no pod&iacute;a sujetarle, pues
+ desarrollaba un vigor muscular inveros&iacute;mil. Al propio tiempo soltaba de su
+ fruncida boca un rugido feroz y espumarajos. Las contracciones de las extremidades y
+ el pataleo eran en verdad horrible espect&aacute;culo: se clavaba las u&ntilde;as en
+ el cuello hasta hacerse sangre. As&iacute; estuvo largo rato, sujetado por
+ Bail&oacute;n y el carnicero, mientras Rufina, transida de dolor, pero en sus cinco
+ sentidos, era consolada y atendida por Quevedito y el fot&oacute;grafo.
+ Llen&oacute;se la casa de vecinos y amigos, que en tales trances suelen acudir
+ compadecidos y serviciales. Por fin tuvo t&eacute;rmino el patat&uacute;s de
+ Torquemada, y ca&iacute;do en profundo sopor que &aacute; la misma muerte, por lo
+ quieto, se asemejaba, le cargaron entre cuatro y le arrojaron en su lecho. La
+ t&iacute;a Roma, por acuerdo de Quevedito, le daba friegas con un cepillo, rasca que
+ te rasca, como si le estuviera sacando lustre.</p>
+ <p>Valent&iacute;n hab&iacute;a espirado ya. Su hermana, que <a id="Page_103"
+ name='Page_103'></a>quieras que no, all&aacute; se fu&eacute;, le di&oacute; mil
+ besos, y, ayudada de las amigas, se dispuso &aacute; cumplir los &uacute;ltimos
+ deberes con el pobre ni&ntilde;o. Era valiente, mucho m&aacute;s valiente que su
+ padre, el cual cuando volvi&oacute; en s&iacute; de aquel tremendo sincope, y pudo
+ enterarse de la completa extinci&oacute;n de sus esperanzas, cay&oacute; en
+ profund&iacute;simo abatimiento f&iacute;sico y moral. Lloraba en silencio, y daba
+ unos suspiros que se o&iacute;an en toda la casa. Transcurrido un buen rato,
+ pidi&oacute; que le llevaran caf&eacute; con media tostada, porque sent&iacute;a
+ debilidad horrible. La p&eacute;rdida absoluta de la esperanza le trajo la
+ sedaci&oacute;n nerviosa, y la sedaci&oacute;n, est&iacute;mulos apremiantes de
+ reparar el fatigado organismo. &Aacute; media noche fu&eacute; preciso administrarle
+ un substancioso potingue, que fabricaron la hermana del fot&oacute;grafo de arriba y
+ la mujer del carnicero de abajo, con huevos, Jerez y caldo de puchero. &laquo;No
+ s&eacute; qu&eacute; me pasa&mdash;dec&iacute;a el <i>Peor</i>;&mdash;pero ello es
+ que parece que se me quiere ir la vida.&raquo; El suspirar hondo y el llanto
+ comprimido le duraron hasta cerca del d&iacute;a, hora en que fu&eacute; atacado de
+ un nuevo paroxismo de dolor, diciendo que quer&iacute;a ver &aacute; su hijo;
+ <i>resucitarle, costara lo que costase</i>, &eacute; intentaba salirse del lecho,
+ contra los combinados esfuerzos de Bail&oacute;n, del carnicero y de los dem&aacute;s
+ amigos que contenerle y calmarle quer&iacute;an. Por fin lograron que se estuviera
+ quieto, resultado en que no tuvieron poca parte las filos&oacute;ficas amo<a
+ id="Page_104" name='Page_104'></a>nestaciones del clerigucho, y las sabias cosas que
+ ech&oacute; por aquella boca el carnicero, hombre de pocas letras, pero muy buen
+ cristiano. &laquo;Tienen raz&oacute;n&mdash;dijo D. Francisco, agobiado y sin
+ aliento.&mdash;&iquest;Qu&eacute; remedio queda m&aacute;s que conformarse?
+ &iexcl;Conformarse! Es un viaje para el que no se necesitan alforjas. Vean de
+ qu&eacute; le vale &aacute; uno ser m&aacute;s bueno que el pan, y sacrificarse por
+ los desgraciados, y hacer bien &aacute; los que no nos pueden ver ni en pintura....
+ Total, que lo que pensaba emplear en favorecer &aacute; cuatro pillos ... &iexcl;mal
+ empleado dinero, que hab&iacute;a de ir &aacute; parar &aacute; las tabernas,
+ &aacute; los garitos y &aacute; las casas de empe&ntilde;o!... digo que esos
+ dinerales los voy &aacute; gastar en hacerle &aacute; mi hijo del alma, &aacute; esa
+ gloria, &aacute; ese prodigio que no parec&iacute;a de este mundo, el entierro
+ m&aacute;s lucido que en Madrid se ha visto. &iexcl;Ah, qu&eacute; hijo! &iquest;No
+ es dolor que me le hayan quitado? Aquello no era hijo: era un diosecito que
+ engendramos &aacute; medias el Padre Eterno y yo.... &iquest;No creen ustedes que
+ debo hacerle un entierro magn&iacute;fico? Ea, ya es de d&iacute;a. Que me traigan
+ muestras de carros f&uacute;nebres ... y vengan papeleta negras para convidar
+ &aacute; todos los profesores.&raquo;</p>
+ <p>Con estos proyectos de vanidad, excit&oacute;se el hombre, y &aacute; eso de las
+ nueve de la ma&ntilde;ana, levantado y vestido, daba sus disposiciones con aplomo y
+ serenidad. Almorz&oacute; bien, recib&iacute;a cuantos amigos llegaban &aacute;
+ verle, y &aacute; todos les <a id="Page_105" name='Page_105'></a>endilgaba la consabida
+ historia: &laquo;Conformidad.... &iexcl;Qu&eacute; le hemos de hacer!... Est&aacute;
+ visto: lo mismo da que usted se vuelva santo, que se vuelva usted Judas, para el caso
+ de que le escuchen y le tengan misericordia.... &iexcl;Ah, misericordia!... Lindo
+ anzuelo sin cebo para que se lo traguen los tontos.&raquo;</p>
+ <p>Y se hizo el lujoso entierro, y acudi&oacute; &aacute; &eacute;l mucha y lucida
+ gente, lo que fu&eacute; para Torquemada motivo de satisfacci&oacute;n y orgullo,
+ &uacute;nico b&aacute;lsamo de su hond&iacute;sima pena. Aquella l&uacute;gubre
+ tarde, despu&eacute;s que se llevaron el cad&aacute;ver del admirable ni&ntilde;o,
+ ocurrieron en la casa escenas lastimosas. Rufina, que iba y ven&iacute;a sin
+ consuelo, vi&oacute; &aacute; su padre salir del comedor con todo el bigote blanco, y
+ se espant&oacute; creyendo que en un instante se hab&iacute;a llenado de canas. Lo
+ ocurrido fu&eacute; lo siguiente: fuera de s&iacute;, y acometido de un espasmo de
+ tribulaci&oacute;n, el inconsolable padre fu&eacute; al comedor y descolg&oacute; el
+ encerado en que estaban a&uacute;n escritos los problemas matem&aacute;ticos, y
+ tom&aacute;ndolo por retrato, que fielmente le reproduc&iacute;a las facciones del
+ adorado hijo, estuvo largu&iacute;simo rato dando besos sobre la fr&iacute;a tela
+ negra, y estruj&aacute;ndose la cara contra ella, con lo que la tiza se le
+ peg&oacute; al bigote mojado de l&aacute;grimas, y el infeliz usurero parec&iacute;a
+ haber envejecido s&uacute;bitamente. Todos los presentes se maravillaron de esto, y
+ hasta se echaron &aacute; llorar. Llev&oacute;se D. Francisco <a id="Page_106"
+ name='Page_106'></a>&aacute; su cuarto el encerado, y encarg&oacute; &aacute; un
+ dorador un marco de todo lujo para pon&eacute;rselo, y colgarlo en el mejor sitio de
+ aquella estancia.</p>
+ <p>Al d&iacute;a siguiente, el hombre fue acometido, desde que abri&oacute; los ojos,
+ de la fiebre de los negocios terrenos. Como la se&ntilde;orita hab&iacute;a quedado
+ muy quebrantada por los insomnios y el dolor, no pod&iacute;a atender &aacute; las
+ cosas de la casa: la asistenta y la incansable t&iacute;a Roma la sustituyeron hasta
+ donde sustituirla era posible. Y he aqu&iacute; que cuando la t&iacute;a Roma
+ entr&oacute; &aacute; llevarle el chocolate al gran inquisidor, ya estaba &eacute;ste
+ en planta, sentado &aacute; la mesa de su despacho, escribiendo n&uacute;meros con
+ mano febril. Y como la bruja aqu&eacute;lla ten&iacute;a tanta confianza con el
+ se&ntilde;or de la casa, permiti&eacute;ndose tratarle como &aacute; igual, se
+ lleg&oacute; &aacute; &eacute;l, le puso sobre el hombro su descarnada y fr&iacute;a
+ mano, y le dijo: &laquo;Nunca aprende ... Ya est&aacute; otra vez preparando los
+ trastos de ahorcar. Mala muerte va usted &aacute; tener, condenado de Dios, si no se
+ enmienda.&raquo; Y Torquemada arroj&oacute; sobre ella una mirada que resultaba
+ enteramente amarilla, por ser en &eacute;l de este color lo que en los dem&aacute;s
+ humanos ojos es blanco, y le respondi&oacute; de esta manera: &laquo;Yo hago lo que
+ me da mi sant&iacute;sima gana, so mamarracho, vieja m&aacute;s vieja que la Biblia.
+ Lucido estar&iacute;a si consultara con tu necedad lo que debo hacer.&raquo;
+ Contemplando un momento el encerado de las matem&aacute;ticas, exhal&oacute; un <a
+ id="Page_107" name='Page_107'></a>suspiro y prosigui&oacute; as&iacute;: &laquo;Si
+ preparo los trastos, eso no es cuenta tuya ni de nadie, que yo me s&eacute; cuanto
+ hay que saber de tejas abajo y aun de tejas arriba, &iexcl;pu&ntilde;ales! Ya
+ s&eacute; que me vas &aacute; salir con el materialismo de la misericordia.... A eso
+ te respondo que si buenos memoriales ech&eacute;, buenas y gordas calabazas me
+ dieron. La misericordia que yo tenga, &iexcl;...&ntilde;ales! que me la claven en la
+ frente.&raquo;</p>
+ <p>Madrid, Febrero de 1889.</p>
+ <p>FIN DE LA NOVELA</p>
+ <a id="Page_108" name='Page_108'></a>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="EL_ARTICULO_DE_FONDO" name='EL_ARTICULO_DE_FONDO'></a>
+ <h2><a id="Page_109" name='Page_109'></a>EL ART&Iacute;CULO DE FONDO</h2>
+ <h3>I</h3>
+ <br />
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>&laquo;Basta de contemplaciones. Basta de contubernios. Basta de flaquezas. Ha
+ sonado la hora de las energ&iacute;as. Cre&iacute;amos que los hechos, tan claros ya
+ en la mente de todo el mundo, se presentar&iacute;an al fin en su espantosa gravedad
+ &aacute; los ojos del insensato poder, que dirige los negocios p&uacute;blicos.
+ Juzgando que toda obcecaci&oacute;n, por grande que sea, ha de tener su
+ l&iacute;mite, cre&iacute;amos que el Gobierno no podr&iacute;a resistir &aacute; la
+ evidencia de su descr&eacute;dito; cre&iacute;amos que, deponiendo la terquedad propia
+ de todos los poderes que no se apoyan en la opini&oacute;n, se resolver&iacute;a al
+ fin &aacute; entrar por m&aacute;s despejado y seguro camino, si no consideraba como
+ la mejor de las enmiendas el abandonar la vida p&uacute;blica. Esper&aacute;bamos
+ inquietos, antes los grandes males que afligen &aacute; la patria; esper&aacute;bamos
+ callando, sin dejar de conocer los diarios y cada vez m&aacute;s graves errores <a
+ id="Page_110" name='Page_110'></a>&laquo;de este insensato Gobierno. Hemos esperado
+ hasta lo &uacute;ltimo, hasta que los esc&aacute;ndalos han sido intolerables. Hemos
+ callado, mientras el callar no fu&eacute; grav&iacute;sima falta. Ya no hay
+ esperanza. Es preciso no ocultar la verdad al pa&iacute;s, y nosotros
+ faltar&iacute;amos al primero de nuestros deberes, si un momento m&aacute;s
+ permaneci&eacute;ramos en esta actitud. Nuestro patriotismo nos impele &aacute; obrar
+ de este modo; y como sabemos que la opini&oacute;n p&uacute;blica es la
+ &uacute;nica....&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_111" name='Page_111'></a>Al llegar aqu&iacute;, el autor del
+ art&iacute;culo se par&oacute;. La inspiraci&oacute;n, si as&iacute; puede decirse,
+ se le hab&iacute;a concluido; y como si el esfuerzo hecho para crear los
+ p&aacute;rrafos que anteceden produjera fatiga en su imaginaci&oacute;n, se detuvo,
+ con &aacute;nimo de proseguir, cuando las varias ideas, que repentinamente y en
+ tropel vinieron a su imaginaci&oacute;n, se disparan.</p>
+ <p>Era su entendimiento tan pobre, que no hay noticia de que produjera nunca cosas de
+ provecho, pues no han de tenerse por tales sus lucubraciones sopor&iacute;feras sobre
+ el origen de los poderes p&uacute;blicos y el equilibrio de las fuerzas sociales;
+ era, adem&aacute;s de corto, d&iacute;scolo; porque jam&aacute;s pudo adquirir ni
+ sombra de m&eacute;todo. Descollaba en las digresiones, y cuando se ocupaba en
+ desarrollar una tesis cualquiera, no hab&iacute;a fuerzas humanas que le concretaran
+ al asunto, impidiendo sus escapadas, ya al campo de la historia, ya a la selva de la
+ moral, ya a los vericuetos de la arqueolog&iacute;a o de la numism&aacute;tica. Por
+ todos estos campos, cerros y collados corr&iacute;a complaciente y alborozada la
+ imaginaci&oacute;n del autor del art&iacute;culo de fondo, cuando interrumpido el
+ hilo l&oacute;gico de &eacute;ste, y olvidado el asunto y desbaratado el plan,
+ ocuparon su mente, apoder&aacute;ndose de ella de un modo atropellado, violento y
+ como de sorpresa, las intrusas ideas de que se ha hecho m&eacute;rito.</p>
+ <p>Proced&iacute;an &eacute;stas de todos los objetos, de todas las ilusiones, de
+ todos los recuerdos, de mil fuentes diversas que manaban &aacute; un tiempo una
+ corriente sin fin. V&iacute;nole al pensamiento no s&eacute; qu&eacute; fragmento de
+ historia, con el cual se un&iacute;a la imagen de un obispo de Astorga, tan testarudo
+ cl&eacute;rigo como intr&eacute;pido soldado. Acord&aacute;base de las torres
+ muz&aacute;rabes que hab&iacute;a contemplado en una ciudad antigua, y al mismo
+ tiempo se le ofrec&iacute;an &aacute; la vista lagos y jardines, no sin que de pronto
+ afease este espect&aacute;culo alg&uacute;n animal de corpulenta forma y repugnante
+ fealdad. Tan pronto se le representaban los versos de alg&uacute;n romance que
+ hac&iacute;a tiempo leyera en amarillos y arrugados c&oacute;dices, como
+ sent&iacute;a el rumor de lejana m&uacute;sica de &oacute;rgano, dulc&iacute;sima y
+ misteriosa.</p>
+ <p>&iexcl;Con cu&aacute;nto abandono se entrega la imaginaci&oacute;n &aacute; este
+ c&oacute;modo vagar, suelta y libre, sin las trabas del &aacute;rido razonamiento,
+ sin que una voluntad firme la sujete ni la enfrene para elaborar <a id="Page_112"
+ name='Page_112'></a>dif&iacute;cilmente el producto literario, uno, l&oacute;gico, de
+ forma determinada y con especial contextura! La imaginaci&oacute;n del pobre
+ periodista hab&iacute;a logrado escaparse en aquellos momentos, cuando el
+ art&iacute;culo no hab&iacute;a pasado a&uacute;n de su edad infantil, y s&oacute;lo
+ contaba escaso n&uacute;mero de renglones. La imaginaci&oacute;n del menguado
+ escritor, despu&eacute;s de correr de aqu&iacute; para all&iacute;, con la alborozada
+ inquietud de un p&aacute;jaro que, viendo rotas la ca&ntilde;as de su jaula, se
+ escapa y vuela &aacute; todas partes sin fijarse en ninguna, se concret&oacute; al
+ fin, se fij&oacute;, se regulariz&oacute; poco &aacute; poco.</p>
+ <p><a id="Page_113" name='Page_113'></a>De entre los escasos renglones del
+ art&iacute;culo interrumpido poco despu&eacute;s de haber sedado a luz su primera
+ idea, surgen las l&iacute;neas; las sombras y luces de una inmensa catedral
+ g&oacute;tica. Crecen sus haces de columnas, te&ntilde;idas de suave matiz pardo,
+ hasta llegar a enorme altura, desparram&aacute;ndose despu&eacute;s los retorcidos
+ tallos para formar las b&oacute;vedas. Descienden del techo, cual si estuvieran
+ suspendidas de el&aacute;sticas y casi invisibles cuerdas, l&aacute;mparas de oro,
+ cuyas luces oscilantes no bastan a eclipsar el di&aacute;fano colorido de las
+ vidrieras, que llenas de santos y figuras resplandecientes, parecen comunicar con el
+ cielo el interior del templo. Mil figuras van destac&aacute;ndose en la pared, como
+ si una mano invisible las tallara en la piedra con sobrenatural prontitud, y lozana
+ flora crece portentosamente a lo largo de las columnas, llevando en sus
+ c&aacute;lices animales grotescos o inveros&iacute;miles, que parecen haber sido
+ producidos por ignorado germen en las entra&ntilde;as mismas de la piedra. Las
+ estatuas aplastadas sobre los muros se multiplican, aparecen en filas, en series, en
+ ciclos sin fin, y son todas r&iacute;gidas, tiesas retratando en sus semblantes el
+ fastidio del Limbo &oacute; la placidez del Para&iacute;so. Alternan con ellas los
+ seres simb&oacute;licos creados por la estatuaria cristiana, y que parecen engendro
+ sacr&iacute;lego del paganismo y la teolog&iacute;a. Los dragones, las sibilas, los
+ monstruos b&iacute;blicos que para representar sutiles abstracciones ide&oacute; el
+ genio de la Edad Media, refundiendo los despojos de las sirenas y los centauros
+ antiguos, muestran sus heterog&eacute;neos miembros, en que la figura humana se une
+ &aacute; las m&aacute;s raras formas de la fant&aacute;stica zoolog&iacute;a, ya
+ religiosa, ya her&aacute;ldica, inventada por embriagados escultores. Vense en las
+ paredes blasones de brillantes tintas, sobre suntuosos sepulcros, en que duermen el
+ sue&ntilde;o del m&aacute;rmol arzobispos y condestables, pr&iacute;ncipes y
+ guerreros, empu&ntilde;ando b&aacute;culos &oacute; espadas. Los perros y leoncillos
+ en que apoyan sus pies, parecen prestar atento o&iacute;do &aacute; todo rumor que en
+ el templo suena. Resplandece en el fondo el estofado riqu&iacute;simo del altar,
+ semejante &aacute; inmensa ascua de oro cuajada de diminutos &aacute;ngeles y
+ querubes que aletean quem&aacute;ndose en el seno de aquella nube <a id="Page_114"
+ name='Page_114'></a>incandescente, y como si la combusti&oacute;n les diera vida.
+ Graves y barbudos santos, alineados con la compostura propia de los c&iacute;rculos
+ celestes aparecen en el centro de este gran Apocalipsis de madera dorada, terminando
+ tan portentosa m&aacute;quina un Cristo colosal, cuyos brazos, que se abren
+ contra&iacute;dos por los dolores corporales, parece van &aacute; estrechar en
+ supremo abrazo &aacute; todo el linaje humano.</p>
+ <p>Se sienten rezos tenues y confusos, no interrumpidos por pausa alguna, como si la
+ atm&oacute;sfera interior del edificio, afectada de una vibraci&oacute;n inherente
+ &aacute; su esencia f&iacute;sica, modulara un mon&oacute;logo sin fin. Todo es calma
+ y respeto. La claridad, las sombras, las formas esculturales, la gallard&iacute;a de
+ las l&iacute;neas, el rec&oacute;ndito sonido que se creer&iacute;a producido por la
+ oscilaci&oacute;n de la masa arquitect&oacute;nica; aquel sonido, que hace pensar en
+ la respiraci&oacute;n de alg&uacute;n misterioso esp&iacute;ritu, habitante en las
+ grandes cavidades de piedra; la variedad de objetos, la majestad de los sepulcros, el
+ idealismo de los efectos de luz, todo esto produce estupor y recogimiento. Se piensa
+ en Dios y se trata de medir la inmensidad de la idea que ha dado existencia &aacute;
+ tan hermoso conjunto; se siente la m&aacute;s grande admiraci&oacute;n hacia los
+ tiempos que tuvieron fe, coraz&oacute;n y arte para expresar con s&iacute;mbolos
+ inagotables su arraigada creencia....</p>
+ <p><a id="Page_115" name='Page_115'></a>Hall&aacute;base el menguado autor como en
+ &eacute;xtasis comtemplando en su mente estas hermosuras del arte y de la fe, cuando
+ un ruido de pasos primero, la inusitada aparici&oacute;n de un hombre despu&eacute;s,
+ le trajeron bruscamente &aacute; la realidad, haci&eacute;ndole fijar la vista en las
+ cuartillas del art&iacute;culo de fondo que olvidado yac&iacute;a sobre la mesa.</p>
+ <p>El s&eacute;r que ten&iacute;a delante era un monstruo, un vestiglo.
+ Aborrec&iacute;ale en aquellos momentos m&aacute;s que si viniera &aacute; darle la
+ muerte; y le inspiraba m&aacute;s pavor que si fuese satan&aacute;s en persona. El
+ monstruo mir&oacute; al autor de un modo que le hizo temblar; alarg&oacute; la mano
+ pronunciando palabras que aterraron al infeliz, cual si fueran anatemas de la Iglesia
+ &oacute; sentencia de inquisidores. Estremeci&oacute;se en su asiento,
+ eriz&oacute;sele el cabello y mir&oacute; con angustia y ba&ntilde;ado en sudor frio
+ las incorrectas l&iacute;neas del interrumpido articulejo.</p>
+ <br />
+
+ <h3>II</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Aquel vestiglo, &oacute; en otros t&eacute;rminos, pedazo de b&aacute;rbaro,
+ ven&iacute;a cubierto de sudor, como si hubiese hecho una larga y precipitada
+ carrera; y lo mismo su cara que su andrajoso y mugrienta ropa parecian te&ntilde;idas
+ de un ligero barniz obscu<a id="Page_116" name='Page_116'></a>ro. La tinta manaba de
+ sus poros. Se diferenciaba de un carbonero en que su tizne era m&aacute;s consistente
+ y como si le saliera de dentro. Enteramente igual &aacute; un c&iacute;clope, si no
+ tuviera dos ojos, era el tal una de las m&aacute;s poderosas palancas de la
+ civilizaci&oacute;n moderna, porque hab&iacute;a recibido de la Providencia la alta
+ misi&oacute;n de mover el manubrio de una m&aacute;quina de imprimir, que daba
+ &aacute; luz diariamente millones de millones de palabras. Viviendo la mayor parte
+ del d&iacute;a en el s&oacute;tano donde la m&aacute;quina civilizadora funciona,
+ aquel hombre se hab&iacute;a identificado con ella; formaba parte de su mecanismo; y
+ la armaz&oacute;n ingeniosa, pero inerte, obra pura de las matem&aacute;ticas, se
+ convert&iacute;a en ser inteligente cuando al impulso del monstruo mov&iacute;a sus
+ ruedas, ejes y cilindros como si fueran &oacute;rganos animados por rec&oacute;ndita
+ vida. Ambos se entusiasmaban, se confund&iacute;an: ella crujiendo convulsamente y
+ con acompasada celeridad; &eacute;l, jadeante y lleno de sudor, describiendo curvas y
+ m&aacute;s curvas con su brazo; ella recibiendo el papel para lanzarle fuera despues
+ de haber extendido en su superficie un mundo de ideas, y &eacute;l entonando
+ alg&uacute;n cantar para hacer m&aacute;s llevadero su trabajo. Horas y horas pasaban
+ de este modo: la m&aacute;quina, remedo de la naturaleza, reproduciendo en
+ millones<br />
+ de ejemplares un mismo tipo y una misma forma; el hombre, determinando la fuerza
+ <a id="Page_117" name='Page_117'></a>impulsora semejante al soplo vital en los organismos
+ animales. Cuando uno y otro se completaban de aquel modo, dif&iacute;cil era
+ suponerlos desunidos; y despu&eacute;s de admirar el pasmoso resultado de la
+ combinaci&oacute;n de los dos elementos, no habr&iacute;a sido f&aacute;cil tampoco
+ decir cu&aacute;l de los dos era m&aacute;s inteligente.</p>
+ <p>Pero aquel hombre desempe&ntilde;aba a&uacute;n otras altas funciones igualmente
+ encaminadas &aacute; la propagaci&oacute;n de las luces. &iquest;Qu&eacute;
+ ser&iacute;a del pensamiento humano si aquel bruto no tuviera la misi&oacute;n de
+ arreglar la tinta de imprimir, haci&eacute;ndola m&aacute;s espesa &oacute;
+ m&aacute;s clara seg&uacute;n la intensidad que se quiera dar &aacute; la
+ impresi&oacute;n? Cuando los ejemplares de los peri&oacute;dicos hab&iacute;an sido
+ dados &aacute; luz por la m&aacute;quina; cuando &eacute;sta se paraba fatigada del
+ alumbramiento y hac&iacute;a rechinar sus tornillos como si le dolieran; cuando los
+ ejemplares reci&eacute;n nacidos, h&uacute;medos, pegajosos y mal olientes, eran
+ apilados sobre una gran mesa, el vestiglo los doblaba cari&ntilde;osamente, les
+ pon&iacute;a las fajas, les daba la forma con que circulan por toda la redondez de la
+ tierra, llevando la idea &aacute; las m&aacute;s apartadas regiones, vivificando
+ cuanto existe; los transportaba al correo, los pesaba, los franqueaba,
+ trat&aacute;balos con el cari&ntilde;o de un padre y cre&iacute;a que &eacute;l
+ s&oacute;lo era autor de tanta maravilla.</p>
+ <p>No se limitaban &aacute; esto sus funciones: &eacute;l pegaba carteles,
+ complaci&eacute;ndose sobremanera en ves<a id="Page_118" name='Page_118'></a>tir de
+ colorines las esquinas de Madrid, coadyuvando de este modo &aacute; una de las
+ grandes cosas de nuestro siglo, que es la publicidad. Y si ten&iacute;a un arte
+ especial para poner cataplasmas &aacute; las calles, no era mejor su aptitud para
+ echarse &aacute; cuestas enormes resmas de papel, que all&aacute; en su fuero interno
+ consideraba como el alimento, pienso &oacute; forraje de la m&aacute;quina. Pues,
+ digo tambi&eacute;n era insustitu&iacute;ble para cargar moldes &oacute; formas que
+ llenas de letras desaf&iacute;an los pu&ntilde;os de los hombres m&aacute;s
+ vigorosos; y adem&aacute;s le destinaban &aacute; traer y llevar original y pruebas,
+ misi&oacute;n que cumpl&iacute;a puntualmente al presentarse ante el joven autor de
+ quien hablo, y decirle que ven&iacute;a <i>&aacute; por el art&iacute;culo</i>,
+ a&ntilde;adiendo que hacia mucha falta por estar parados y mano sobre mano los
+ se&ntilde;ores cajistas.</p>
+ <p>El apuro del autor no es para pintarse, y ved aqu&iacute; explicado el horror, la
+ indignaci&oacute;n, los escalofr&iacute;os y trasudores que la presencia del
+ mocet&oacute;n de la imprenta le produjo. Era preciso acabar el art&iacute;culo, y
+ antes de acabarlo, era menester seguirlo, empresa de dificultad colosal, por hallarse
+ la imaginaci&oacute;n del escritor sin ventura &aacute; 100.000 leguas del asunto. El
+ desdichado mand&oacute; al mozo que volviera dentro de un breve rato; tom&oacute; la
+ pluma, y recogiendo sus ideas lo mejor que pudo, despu&eacute;s de trazar muchos
+ garabatos en un papelejo, y mirar al techo cuatro <a id="Page_119"
+ name='Page_119'></a>veces y al papel otras tantas, escribi&oacute; lo siguiente:</p>
+ <p>&laquo;... Y como sabemos que la opini&oacute;n p&uacute;blica es la &uacute;nica
+ norma de la pol&iacute;tica; como sabemos que los gobiernos que no se gu&iacute;an
+ por la opini&oacute;n p&uacute;blica elaboran su propia ru&iacute;na con la
+ ru&iacute;na del pa&iacute;s, nos decidimos hoy &aacute; alzar nuestra voz para
+ indicar el peligro. El principal error del Gobierno, preciso es decirlo muy alto, es
+ su empe&ntilde;o en destruir nuestras instituciones tradicionales, en realizar una
+ <i>abolici&oacute;n completa de lo pasado</i>. &iquest;Son las conquistas de la
+ civilizaci&oacute;n incompatibles con la historia? &iexcl;Ah! El Gobierno se esfuerza
+ en extirpar los restos de la fe de nuestros padres, de aquella fe poderosa de que
+ vemos exacta expresi&oacute;n en las soberbias catedrales de la Edad Media, que
+ subsisten y subsistir&aacute;n para asombro de las generaciones. &iexcl;Mezquina edad
+ presente! &iexcl;Ah! &iexcl;C&oacute;mo se engrandece el &aacute;nimo al contemplar
+ las prodigiosas obras que levant&oacute; el sentimiento religioso! &iquest;El
+ esp&iacute;ritu que de tal manera se reproduce, no debe conservarse en la sociedad,
+ mediante la acci&oacute;n previsora de los Gobiernos encargados de velar por los
+ grandes y eternos principios?&raquo;</p>
+ <p>No bien conclu&iacute;do este p&aacute;rrafo, que &aacute; nuestro autor le
+ pareci&oacute; de perlas, fu&eacute; interrumpido por un tremendo golpe que
+ sinti&oacute; en el hombro. Alz&oacute; los ojos y vi&oacute; &iexcl;cielos! &aacute;
+ un importuno amigo que <a id="Page_120" name='Page_120'></a>ten&iacute;a la mala
+ costumbre de insinuarse dando grandes espaldarazos y pellizcos.</p>
+ <p>Aunque el periodista ten&iacute;a bastante intimidad con el reci&eacute;n venido,
+ en aquel momento le fu&eacute; m&aacute;s antip&aacute;tico que si viera en &eacute;l
+ &aacute; un alguacil encargado de prenderle. Le mir&oacute;, apartando la vista del
+ art&iacute;culo, nuevamente interrunpido, y esper&oacute; con paciencia las palabras
+ de su amigote.</p>
+ <br />
+
+ <h3>III</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>El cual era en extremo pesado, y ten&iacute;a un mirar tan parecido &aacute; la
+ estupefacci&oacute;n inalterable de las estatuas, que al verle y oirle ven&iacute;an
+ &aacute; la memor&iacute;a los solemnes discursos de las esfinges &oacute; los
+ augurios de cualquier or&aacute;culo &oacute; pitonisa. Hablaba en voz baja y en tono
+ algo cavernoso, lo que no dejaba de estar en armon&iacute;a con la amarillez de su
+ semblante y con los cabellos largos que entrambos lados de la cabeza le ca&iacute;an.
+ Era adem&aacute;s tan l&uacute;gubre en su car&aacute;cter y en sus costumbres, que
+ no faltaba raz&oacute;n &aacute; los que hab&iacute;an dado en llamarle
+ <i>sepulturero</i>.</p>
+ <p>Con el desdichado autor de quien nos venimos ocupando, ten&iacute;a este hombre
+ amistad antigua: ambos hab&iacute;an corrido juntos multitud de aven<a id="Page_121"
+ name='Page_121'></a>turas, y sin separarse navegaron por los revueltos golfos del
+ periodismo hasta encallar en los arrecifes de una oficina, de donde no tard&oacute;
+ en arrojarlos un cambio ministerial, y se embarcaron de nuevo en la prensa en busca
+ de posici&oacute;n social. Comunic&aacute;banse sus desgracias y placeres, partiendo
+ unos y otros fraternalmente, y se ayudaban en sus respectivas crisis financieras,
+ haci&eacute;ndose mutuos empr&eacute;stitos, y girando el uno contra el otro
+ cuantiosas letras, &aacute; pagar noventa d&iacute;as despu&eacute;s del Juicio
+ final. El l&uacute;gubre, princip&aacute;lmente, era un gran Ministro de Hacienda, y
+ resolv&iacute;a todos sus apuros por medio de grandes acometidas al bolsillo del
+ joven escritor, que ten&iacute;a, entre otras cualidades, la de despreciar las vanas
+ riquezas.</p>
+ <p>En cambio de estos servicios, el <i>sepulturero</i> ayudaba en sus amores al
+ escritor, que era por extremo sensible, idealista de la clase m&aacute;s anticuada,
+ si bien esto se compensaba por su habilidad en escribir billetes amorosos,
+ manifestaci&oacute;n literaria &aacute; que s&oacute;lo sus art&iacute;culos
+ pol&iacute;ticos pod&iacute;an igualarse. Tambi&eacute;n se consagraba el otro
+ &aacute; tales entretenimientos; pero en su calidad de gran financiero, jam&aacute;s
+ le pas&oacute; por las mientes, como al escritorcillo, la insensata idea de
+ casarse.</p>
+ <p>&mdash;Vengo a ponerte sobre aviso&mdash;dijo con su hueca, apagada y profunda
+ voz el l&uacute;gubre.&mdash;Ha llegado.</p>
+ <p><a id="Page_122" name='Page_122'></a>Los dos amigos eran asiduos concurrentes
+ &aacute; la &oacute;pera, y sol&iacute;an amenizar sus conversaciones con los cantos
+ y romanzas de que ten&iacute;an llena la cabeza; y &aacute; veces, cuando en el
+ di&aacute;logo encajaba bien, soltaban alg&uacute;n recitativo. Por eso cuando el
+ l&uacute;gubre dijo: <i>Ha venido</i>, el periodista cant&oacute; con
+ afectaci&oacute;n de sobresalto:</p>
+ <p>&mdash;<i>&iquest;L'inc&oacute;gnito amante della Rossina?</i></p>
+ <p>&mdash;<i>Apunto quello</i>,&mdash;contest&oacute; el otro.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Qu&eacute; contrariedad! &iquest;Pues no dec&iacute;an que ese
+ hombre no vendr&iacute;a, que habia ya renunciado &aacute; sus proyectos de
+ matrimonio? &iquest;No estaban, lo mismo Juanita que su madre, convencidas de que la
+ familia de ese gazn&aacute;piro no pod&iacute;a consentir en semejante boda?</p>
+ <p>&mdash;Ah&iacute; ver&aacute;s. &Eacute;l se ha escapado de su casa y dice que
+ viene resuelto &aacute; dar su blanca mano. Ya sabes que la p&eacute;cora de
+ Do&ntilde;a Lorenza bebe los vientos por atraparle, porque parece ha de heredar
+ cuando muera su t&iacute;a, el t&iacute;tulo de Marqu&eacute;s de los Cuatro Vientos.
+ Es rico: Do&ntilde;a Lorenza sabe de memoria el n&uacute;mero de carneros, bueyes y
+ asnos que posee en sus dehesas <i>il tuo rivale</i>, y est&aacute; loca de contento.
+ Si no casa &aacute; su hija con &eacute;l, creo que revienta.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Pero Juanita, Juanita!&mdash;exclam&oacute; el escritor, mirando al
+ techo.&mdash;Juanita no puede ceder &aacute; las desp&oacute;ticas exigencias de esa
+ tarasca de su madre.</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_123" name='Page_123'></a><i>La ragazza</i> te quiere; pero si
+ su madre se emperra en que no, y que no ... Yo creo que de esta vez te quedas con
+ tres palmos de narices. Cuando todas las contrariedades estaban allanadas, viene ese
+ antiguo pretendiente, que si no agrada &aacute; la hija, agrada &aacute; la
+ mam&aacute;, y esto basta. <i>&iexcl;Poverino!</i></p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Quita all&aacute;!... yo no lo puedo creer. La chica se
+ resistir&aacute;; ha jurado no tener m&aacute;s esposo que yo.</p>
+ <p>&mdash;S&iacute;. Pero tanto la sermonean.... La madre es una rata de Iglesia;
+ frecuentan su casa, como sabes, multitud de cl&eacute;rigos que, seg&uacute;n dicen,
+ le tienen trastornado el juicio. Le han llevado el cuento de que t&uacute; eres un
+ revolucionario imp&iacute;o; que insultas &aacute; Dios y &aacute; la Virgen en tus
+ art&iacute;culos; que est&aacute;s excomulgado, y que debes de tener rabo, como los
+ jud&iacute;os. Do&ntilde;a Lorenza, que oye siete misas al d&iacute;a y se confiesa
+ dos veces por semana, te detesta como si fueras el mismo Judas. Ella infundir&aacute;
+ este odio &aacute; su ni&ntilde;a, haci&eacute;ndole creer que eres descendiente de
+ Caif&aacute;s, y que se va &aacute; condenar si se casa contigo.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Monstruoso, inconcebible!</p>
+ <p>&mdash;Esa familia, chico, es la madriguera del obscurantismo. &iexcl;Qu&eacute;
+ rancias ideas y costumbres! En vano un esp&iacute;ritu fuerte, como Juanita, se
+ esfuerza en romper los nudos de la tutela est&uacute;pida con que se la quiere
+ oprimir. Tendr&aacute; que <a id="Page_124" name='Page_124'></a>dejarte, y se
+ casar&aacute; con ese alcornoque, &aacute; quien los cl&eacute;rigos y beatas que
+ pululan en aquella casa, elogian sin cesar, encomiando sus virtudes, su religiosidad,
+ su grande amor &aacute; la causa carlista y sus inmensos ganados.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Maldito sea el farise&iacute;smo!&mdash;exclam&oacute; el otro,
+ indignado contra la teocracia que as&iacute; se introduce en el seno de las familias
+ para torcer los m&aacute;s nobles prop&oacute;sitos y amoldarlos &aacute; fines
+ mundanos.</p>
+ <p>Desahogaba su ira en furibundos ap&oacute;strofes, anatemas y dicterios, golpeando
+ la mesa, l&iacute;vido y descompuesto, cuando sinti&oacute;se ruido de pasos y
+ apareci&oacute; la fat&iacute;dica estampa del mozo de la imprenta, que volv&iacute;a
+ en busca del comenzado fondo.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;El art&iacute;culo!&mdash;suspir&oacute; nuestro escritor, echando
+ mano &aacute; las cuartillas, mojando la pluma con detestable humor y echando pestes
+ contra todos los peri&oacute;dicos y todos los cl&eacute;rigos del orbe.</p>
+ <p>Pasados algunos segundos, pudo fijar sus ideas, y continu&oacute; su interrumpida
+ obra del modo siguiente:</p>
+ <p>&laquo;Meditemos. Si bien es cierto que el Gobierno tiene la misi&oacute;n de
+ velar por la conservaci&oacute;n y prestigio de los principios morales y religiosos,
+ tambi&eacute;n est&aacute; fuera de toda duda que el m&aacute;s grave error en que
+ pueden incurrir los poderes p&uacute;blicos es apegarse demasiado &aacute; las
+ instituciones <a id="Page_125" name='Page_125'></a>pasadas, protegiendo la teocracia
+ y permitiendo que los ap&oacute;stoles del obscurantismo extiendan su
+ hip&oacute;crita y solapado dominio &aacute; toda la sociedad. &iexcl;Oh! la
+ m&aacute;s espantosa lepra de las naciones es esa masoner&iacute;a clerical, que,
+ ansiando allegar para su causa mundada toda clase de recursos, no vacila en
+ apoderarse de la voluntad de las mujeres indoctas y t&iacute;midas para entronizarse
+ ma&ntilde;osamente en las familias, organizarlas &aacute; su manera, intervenir en
+ sus actos m&aacute;s secretos, atar y desatar sus v&iacute;nculos, y crear de este
+ modo un influjo universal que, &aacute; poco de extendido, no podr&aacute; destruirse
+ sino con una sangrienta hecatombe. &iexcl;Ah! &iexcl;oh! &iexcl;les conocemos
+ bien!</p>
+ <p>&laquo;&iquest;No es notorio para todo el mundo que el actual Gabinete lejos de
+ oponerse &aacute; tan grave mal, hace cuanto est&aacute; en su mano para que tome
+ proporciones? &iquest;No estamos viendo que los &oacute;rganos del obscurantismo
+ aplauden todos los actos del Gobierno, y que existe un pacto t&aacute;cito entre la
+ teocracia y el poder, una comunidad de aspiraciones tal, que parecen confundirse los
+ poderes eclesi&aacute;stico y civil, cual si vivi&eacute;ramos en los tiempos del
+ m&aacute;s brutal absolutismo? &iexcl;Ah! &iexcl;Es preciso ya decir la verdad al
+ pa&iacute;s! &iexcl;Oh! &iexcl;Es preciso hablar muy alto y poner las cosas en su
+ lugar, exigiendo la responsabilidad &aacute; quien realmente la tenga!&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_126" name='Page_126'></a>Aqu&iacute; se par&oacute; el escritor, mil
+ veces desdichado, porque se le acabaron las ideas; y no pudo <i>decirla verdad al
+ pa&iacute;s</i>, porque su imaginaci&oacute;n no se apartaba de Juanita, de la
+ impertinente y mojigata mam&aacute;, de los clerizontes y monagos que influ&iacute;an
+ en la casa, de los carneros, bueyes, cabras y asnos del futuro Marqu&eacute;s de los
+ Cuatro Vientos.</p>
+ <br />
+
+ <h3>IV</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Aprovech&aacute;ndose de este intermedio, trat&oacute; el l&uacute;gubre de
+ entablar de nuevo el consabido palique.</p>
+ <p>&mdash;Pero la situaci&oacute;n no es desesperada&mdash;dijo.&mdash;Con ingenio
+ puedes vencer y dejar &aacute; ese se&ntilde;or de las vacas y carneros con un palmo
+ de boca abierta.</p>
+ <p>&mdash;Si yo pudiera.... <i>Le mi&eacute; nozze colei meglio &aacute;
+ affretare.</i></p>
+ <p>&mdash;<i>Io dentr' oggi &aacute; finir vo questo affare</i>.... Mira, tengo un
+ plan.... &iquest;Sabes que me comprometer&iacute;a &aacute; arreglar el asunto
+ empleando ciertos medios...?</p>
+ <p>&mdash;A ver, &iquest;qu&eacute; plan, qu&eacute; medios son esos? Cualesquiera
+ que sean, ponlos en pr&aacute;ctica inm&eacute;diatamente. T&uacute; eres hombre de
+ ingenio.</p>
+ <p>&mdash;Pero no basta el ingenio&mdash;dijo el l&uacute;gubre.</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_127" name='Page_127'></a>Para ello es preciso otra cosa ... es
+ necesario dinero.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Dinero! <i>&iexcl;Dovizie!</i> &iquest;Pero que papel va &aacute;
+ hacer aqu&iacute; el dichoso dinero?</p>
+ <p>&mdash;Eso lo veremos. Es un plan vasto y dif&iacute;cil de explicar ahora.</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Pero se trata de raptos, escalamientos, sobornos? Todo eso
+ est&aacute; muy bien en las novelas de &aacute; cuarto la entrega.</p>
+ <p>&mdash;No es nada de eso. T&uacute; has de ser el principal actor en esta trama
+ que preparo.... Es preciso que me des <i>guita</i> y te sometas &aacute; cuanto yo te
+ mande.</p>
+ <p>&mdash;En cuanto &aacute; lo segundo, no veo inconveniente ninguno; lo primero es
+ mucho m&aacute;s dif&iacute;cil, por una raz&oacute;n muy sencilla....</p>
+ <p>&mdash;Si no se tiene, se busca.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Se busca! <i>&iquest;e dove, sciagurato?</i> Pero expl&iacute;came
+ tus planes.... Ya me figuro.... &iquest;Quieres hacerme pasar por rico...? Hombre,
+ tiene gracia.</p>
+ <p>&mdash;T&uacute; dame el <i>cumquibus</i> y c&aacute;llate. No es preciso mucho:
+ basta con unos cuantos miles de reales, cinco &oacute; seis mil.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Cinco &oacute; seis mil! &iexcl;Anda, anda! &iexcl;Si t&uacute;
+ supieras cu&aacute;l es la situaci&oacute;n del tesoro! Chico, yo pensaba pedirte
+ para una cajetilla.</p>
+ <p>&mdash;Pero, hombre, busca bien&mdash;dijo el gran financiero con expresi&oacute;n
+ de angustia, que indicaba lo triste que era para &eacute;l hallar tan vac&iacute;o el
+ <a id="Page_128" name='Page_128'></a>bolsillo del contribuyente.&mdash;&iexcl;Y yo
+ que necesitaba ahora un pico...! nada m&aacute;s que un piquito.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Piquitos &aacute; m&iacute;!</p>
+ <p>&mdash;Es una gran contrariedad que te halles en tal situaci&oacute;n&mdash;dijo
+ el l&uacute;gubre en tono de responso.&mdash;Yo que contaba.... Adem&aacute;s me
+ hab&iacute;a propuesto sacarte en bien de la aventura y hacer que Do&ntilde;a Lorenza
+ plantara en la calle al de los Cuatro Vientos, para que tu Juanita....</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Maldita sea tu estampa y mi miseria!&mdash;exclam&oacute; el
+ articulista con desesperaci&oacute;n.&mdash;Cuando uno se propone un fin noble y
+ elevado, como es el del matrimonio, y no puede conseguirlo &aacute; causa de un
+ cochino d&eacute;ficit, reniega de la existencia y....</p>
+ <p>No pudo concluir la frase, porque ante sus ojos se present&oacute; un espectro que
+ avanzaba lentamente, con expresi&oacute;n siniestra y aterradora. Aquel fantasma era
+ el monstruo tipogr&aacute;fico, horrible caricatura de Guttenberg, que puntual como
+ el diablo cuando suena la hora de llevarse su alma, ven&iacute;a en busca del
+ condenado art&iacute;culo.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;El art&iacute;culo! &iexcl;Mal rayo me parta! &iexcl;Es preciso
+ acabarlo!</p>
+ <p>Y devorado por la ansiedad, tr&eacute;mulo y medio loco, trinc&oacute; la pluma y
+ &iexcl;hala!</p>
+ <p>&laquo;F&aacute;cil es comprender, escribi&oacute;, que esta situaci&oacute;n no
+ puede prolongarse mucho, por el aflictivo estado de la Hacienda. Los apuros del Era<a
+ id="Page_129" name='Page_129'></a>rio son tales, que se nos llena el coraz&oacute;n
+ de tristeza cuando hacemos un examen detenido de las rentas p&uacute;blicas. Los
+ ingresos disminuyen de un modo aterrador; aumentan los gastos. Todas las
+ corporaciones carecen de lo m&aacute;s necesario para cubrir sus atenciones. La miseria
+ cunde por todas partes, y el &aacute;nimo se abate al considerar nuestra
+ situaci&oacute;n. Nos es imposible aspirar &aacute; nobles fines, porque en la vida
+ moderna nada puede lograrse; todas las mejoras materiales y morales son ilusorias
+ cuando el Estado se halla pr&oacute;ximo &aacute; una vergonzosa ruina. &iexcl;Ah! Es
+ preciso llamar sobre esto la atenci&oacute;n del pa&iacute;s. El Tesoro
+ p&uacute;blico est&aacute; exhausto. La situaci&oacute;n es angustiosa, insostenible,
+ desesperada. &iexcl;Oh! Hay que exigir la responsabilidad &aacute; quien corresponda
+ apartando de la gesti&oacute;n de los negocios p&uacute;blicos &aacute; los hombres
+ funestos....&raquo;</p>
+ <p>No pudo seguir, porque su amigo, que se hab&iacute;a asomado al balc&oacute;n
+ mientras &eacute;l escrib&iacute;a, le llamaba con grandes voces.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ven, ven ... <i>eccola</i>! Por la calle pasa <i>la ragazza</i> con
+ Do&ntilde;a Lorenza y el futuro Marquesito. &iexcl;<i>Oh terribil momento</i>!</p>
+ <p>El desdichado escritor levant&oacute;se de su asiento, tir&oacute; papel y plumas,
+ sin cuidarse de que <i>aquellos hombres funestos</i> siguieran &oacute; no encargados
+ de la gesti&oacute;n de los negocios p&uacute;blicos.</p>
+ <p>Los dos fijaron la vista con ansiosa curiosidad <a id="Page_130"
+ name='Page_130'></a>en un grupo que por la calle iba, compuesto de tres personas,
+ &aacute; saber: una vieja por extremo tiesa y con un aire presuntuoso que indicaba su
+ adoraci&oacute;n de todas las cosas tradicionales y venerandas; una joven, de cuya
+ hermosura no pod&iacute;an tenerse bastantes datos desde el balc&oacute;n, si bien no
+ era dif&iacute;cil apreciar la esbeltez de su cuerpo, su andar airoso y su traje, en
+ que la elegancia y la modestia hab&iacute;an conseguido hermanarse; y por ultimo, un
+ mozalbete, cuyo semblante no era f&aacute;cil distinguir, pues s&oacute;lo se
+ ve&iacute;a algo de patillas, su poco de lentes y unas miajas de nariz.</p>
+ <p>El desesperado articulista estuvo &aacute; punto de gritar, de arrojar el objeto
+ que hallara m&aacute;s &aacute; mano sobre la inocente pareja que cruzaba la calle.
+ P&uacute;sose l&iacute;vido al notar que se hablaban con una confianza parecida
+ &aacute; la intimidad, y hasta le pareci&oacute; escuchar algunas tiernas y
+ conmovedoras frases. Apret&oacute; los pu&ntilde;os y ech&oacute; por aquella boca
+ sapos y culebras, apart&aacute;ndose del balc&oacute;n por no presenciar m&aacute;s
+ tiempo un espect&aacute;culo que le enloquec&iacute;a. Al volverse, su mirada se
+ cruz&oacute; con la mirada del bruto de la imprenta, que inm&oacute;vil en medio de
+ la sala, m&aacute;s feo, m&aacute;s horrible y siniestro que nunca, reclamaba las
+ nefandas cuartillas. &iexcl;Nada, nada, &aacute; rematar el art&iacute;culo! Ciego de
+ furor, p&aacute;lido como la muerte, tr&eacute;mulo, y con extraviados ojos, se
+ sent&oacute;, tom&oacute; la pluma y salpicando &aacute; diestra y siniestra grandes
+ man<a id="Page_131" name='Page_131'></a>churrones de tinta, acribillando el papel con
+ los picotazos de la pluma, enjaret&oacute; lo siguiente:</p>
+ <p>&laquo;S&iacute;: hay que apartar de la gesti&oacute;n de los negocios
+ p&uacute;blicos &aacute; esos hombres funestos, que han usurpado el poder de una
+ manera nunca vista en los anales de la ambici&oacute;n; &aacute; esos hombres
+ inmorales, que han extendido &aacute; todas las esferas administrativas sus viciosas
+ costumbres; &aacute; esos hombres que escarnecen al pa&iacute;s con sus improvisadas
+ fortunas. Todo el mundo ve con indignaci&oacute;n los abusos, la audacia, el cinismo
+ de tales hombres, y nosotros participamos de esa patri&oacute;tica
+ indignaci&oacute;n. &iexcl;Oh! no podemos contenernos. Se&ntilde;alamos &aacute; la
+ execraci&oacute;n de todas las gentes honradas &aacute; esos Ministros funestos
+ &eacute; inmorales&mdash;lo repetimos sin cesar&mdash;que han tra&iacute;do &aacute;
+ nuestra patria al estado en que hoy se halla, irritando los &aacute;nimos y
+ estableciendo en todo el pa&iacute;s el reinado de la desconfianza, del miedo, de la
+ c&oacute;lera, de la venganza. S&iacute;: &iexcl;&iexcl;castigo, venganza!! he
+ aqu&iacute; las palabras que sintetizan la aspiraci&oacute;n nacional en el actual
+ momento hist&oacute;rico.&raquo;</p>
+ <p>Hubiera seguido desahogando las hieles de su alma, si alguien no le interrumpiera
+ inopinadamente en aquel cr&iacute;tico momento hist&oacute;rico, entreg&aacute;ndole
+ una carta, cuyo sobre, escrito por mano femenina, le produjo extraordinaria
+ conmoci&oacute;n. Abri&oacute;la con frenes&iacute;, rasgando el papel, y <a
+ id="Page_132" name='Page_132'></a>ley&oacute; lo que sigue, trazado con l&aacute;piz,
+ apresuradamente:</p>
+ <p>&laquo;No puedo pintar mi martirio desde que este alcornoque de los Cuatro Vientos
+ ha venido de Extremadura, con la pretensi&oacute;n de casarse conmigo. Mam&aacute; es
+ <i>partidaria de esta soluci&oacute;n</i>, como tu dices; pero yo me mantengo y me
+ mantendr&eacute; siempre en la m&aacute;s resuelta oposici&oacute;n. Nada ni nadie me
+ har&aacute; desistir, tont&iacute;n, y yo te respondo que mi <i>actitud</i>,
+ &iexcl;vivan las actitudes! ser&aacute; tan firme, que ha de causarte
+ admiraci&oacute;n. El suplicio de tener que oir las simplezas y ver el
+ antip&aacute;tico semblante de Cuatro Vientos me dar&aacute; fuerza para resistir al
+ <i>sistema arbitrario y &aacute; las medidas preventivas</i> de
+ mam&aacute;.&raquo;</p>
+ <p>La alegr&iacute;a del autor fu&eacute; tan grande en aquel <i>momento
+ hist&oacute;rico</i>, que por poco se desmaya en los brazos de su amigo.
+ Recobr&oacute; repentinamente su buen humor, volviendo los colores &aacute; su rostro
+ demacrado. Pero la presencia del siniestro ga&ntilde;&aacute;n de la imprenta, que
+ inm&oacute;vil permanec&iacute;a en medio de la sala, le hizo comprender la necesidad
+ de concluir su obra, que reclamaban con furor los irritados cajistas y el inexorable
+ regente. Tom&oacute; la pluma, y con facilidad notoria termin&oacute; de esta
+ manera.</p>
+ <p>&laquo;Pero en honor de la verdad, y penetr&aacute;ndonos de un alto
+ esp&iacute;ritu de imparcialidad, deponien<a id="Page_133" name='Page_133'></a>do
+ pasiones bastardas y hablando el lenguaje de la m&aacute;s estricta justicia, debemos
+ decir que no tiene el Gobierno toda la culpa de lo que hoy pasa. Ser&iacute;a
+ obcecaci&oacute;n negarle el buen deseo y la aspiraci&oacute;n al acierto. &iexcl;Ah!
+ Su gesti&oacute;n tropieza con los obst&aacute;culos que la insensata
+ oposici&oacute;n de los partidos revolucionarios hace de continuo; y los males que
+ sufre el pa&iacute;s no proceden, por lo general, de las altas regiones. Todos los
+ Ministros tienen much&iacute;simo talento, y se inspiran &iquest;&aacute; qu&eacute;
+ negarlo? en el m&aacute;s puro patriotismo. &iexcl;Ah! nuestro deber es excitar
+ &aacute; todo el mundo para que, por medio de h&aacute;biles transacciones, por medio
+ de sabios temperamentos, puedan el pueblo y el poder hermanarse, inaugurando la serie
+ de felicidades, de inefables dichas, de prosperidades sin cuento que la Providencia
+ nos destina.&raquo;</p>
+ <p>Madrid, Abril de 1872.</p>
+ <a id="Page_134" name='Page_134'></a>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="LA_MULA_Y_EL_BUEY" name='LA_MULA_Y_EL_BUEY'></a>
+ <h2><a id="Page_135" name='Page_135'></a>LA MULA Y EL BUEY</h2>
+ <h3>CUENTO DE NAVIDAD</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>I</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Ces&oacute; de quejarse la pobrecita; movi&oacute; la cabeza, fijando los tristes
+ ojos en las personas que rodeaban su lecho; extingui&oacute;se poco &aacute; poco su
+ aliento, y expir&oacute;. El &Aacute;ngel de la Guarda, dando un suspiro, alz&oacute;
+ el vuelo y se fu&eacute;.</p>
+ <p>La infeliz madre no cre&iacute;a tanta desventura; pero el lind&iacute;simo rostro
+ de Celinina se fu&eacute; poniendo amarillo y di&aacute;fano como cera;
+ enfri&aacute;ronse sus miembros, y qued&oacute; r&iacute;gida y dura como el cuerpo
+ de una mu&ntilde;eca. Entonces llevaron fuera de la alcoba &aacute; la madre, al
+ padre y &aacute; los m&aacute;s inmediatos parientes, y dos &oacute; tres amigas y
+ las criadas se ocuparon en cumplir el &uacute;ltimo deber con la pobre ni&ntilde;a
+ muerta.</p>
+ <p>La vistieron con riqu&iacute;simo traje de batista, la <a id="Page_136"
+ name='Page_136'></a>falda blanca y ligera como una nube, toda llena de encajes y
+ rizos que la asemejaban &aacute; espuma. Pusi&eacute;ronle los zapatos, blancos
+ tambi&eacute;n y apenas ligeramente gastada la suela, se&ntilde;al de haber dado
+ pocos pasos, y despu&eacute;s tejieron, con sus admirables cabellos de color
+ casta&ntilde;o obscuro, graciosas trenzas enlazadas con cintas azules. Buscaron
+ flores naturales; mas no hall&aacute;ndolas, por ser tan impropia de ellas la
+ estaci&oacute;n, tejieron una linda corona con flores de tela, escogiendo las
+ m&aacute;s bonitas y las que m&aacute;s se parec&iacute;an &aacute; verdaderas rosas
+ frescas tra&iacute;das del jard&iacute;n.</p>
+ <p>Un hombre antip&aacute;tico trajo una caja algo mayor que la de un viol&iacute;n,
+ forrada de seda azul con galones de plata, y por dentro guarnecida de raso blanco.
+ Colocaron dentro &aacute; Celinina, sosteniendo su cabeza en preciosa y blanda
+ almohada, para que no estuviese en postura violenta, y despu&eacute;s que la
+ acomodaron bien en su f&uacute;nebre lecho, cruzaron sus manecitas, at&aacute;ndolas
+ con una cinta, y entre ellas pusi&eacute;ronle un ramo de rosas blancas, tan
+ h&aacute;bilmente hechas por el artista, que parec&iacute;an hijas del mismo
+ Abril.</p>
+ <p>Luego las mujeres aquellas cubrieron de vistosos pa&ntilde;os una mesa,
+ arregl&aacute;ndola como un altar, y sobre ella fu&eacute; colocada la caja. En breve
+ tiempo armaron unos al modo de doseles de iglesia, con ricas cortinas blancas, que se
+ recog&iacute;an gallardamente &aacute; un lado y otro; trajeron de otras <a
+ id="Page_137" name='Page_137'></a>piezas cantidad de santos &eacute; im&aacute;genes,
+ que ordenadamente distribuyeron sobre el altar, como formando la corte funeraria del
+ &aacute;ngel difunto, y, sin p&eacute;rdida de tiempo, encendieron algunas docenas de
+ luces en los grandes candelabros de la sala, los cuales, en torno &aacute; Celinina,
+ derramaban trist&iacute;simas claridades. Despu&eacute;s de besar repetidas veces las
+ heladas mejillas de la pobre ni&ntilde;a, dieron por terminada su piadosa obra.</p>
+ <br />
+
+ <h3>II</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>All&aacute;, en lo m&aacute;s hondo de la casa, sonaban gemidos de hombres y
+ mujeres. Era el triste lamentar de los padres, que no pod&iacute;an convencerse de la
+ verdad del aforismo <i>angelitos al cielo</i>, que los amigos administran como
+ calmante moral en tales trances. Los padres cre&iacute;an entonces que la verdadera y
+ m&aacute;s propia morada de los angelitos es la tierra; y tampoco pod&iacute;an
+ admitir la teor&iacute;a de que es mucho m&aacute;s lamentable y desastrosa la muerte
+ de los grandes que la de los peque&ntilde;os. Sent&iacute;an, mezclada &aacute; su
+ dolor, la profund&iacute;sima l&aacute;stima que inspira la agon&iacute;a de un
+ ni&ntilde;o, y no comprend&iacute;an que ninguna pena superase &aacute;
+ aqu&eacute;lla que destrozaba sus entra&ntilde;as.</p>
+ <p><a id="Page_138" name='Page_138'></a>Mil recuerdos &eacute; im&aacute;genes
+ dolorosas les her&iacute;an, tomando forma de agud&iacute;simos pu&ntilde;ales que
+ les traspasaban el coraz&oacute;n. La madre o&iacute;a sin cesar la encantadora media
+ lengua de Celinina, diciendo las cosas al rev&eacute;s, y haciendo de las palabras de
+ nuestro idioma graciosas caricaturas filol&oacute;gicas que aflu&iacute;an de su
+ linda boca como la m&uacute;sica m&aacute;s tierna que puede conmover el
+ coraz&oacute;n de una madre. Nada caracteriza &aacute; un ni&ntilde;o como su estilo,
+ aquel genuino modo de expresarse y decirlo todo con cuatro letras, y aquella
+ gram&aacute;tica prehist&oacute;rica, como los primeros vagidos de la palabra en los
+ albores de la humanidad, y su sencillo arte de declinar y conjugar, que parece la
+ rectificaci&oacute;n inocente de los idiomas regularizados por el uso. El vocabulario
+ de un ni&ntilde;o de tres a&ntilde;os, como Celinina, constituye el verdadero tesoro
+ literario de las familias. &iquest;C&oacute;mo hab&iacute;a de olvidar la madre
+ aquella leng&uuml;ecita de trapo, que llamaba al sombrero <i>tumeyo</i> y al garbanzo
+ <i>babancho</i>?</p>
+ <p>Para colmo de aflicci&oacute;n, vi&oacute; la buena se&ntilde;ora por todas partes
+ los objetos con que Celinina hab&iacute;a alborozado sus &uacute;ltimos d&iacute;as;
+ y como &eacute;stos eran los que preceden &aacute; Navidad, rodaban por el suelo
+ pavos de barro con patas de alambre; un San Jos&eacute; sin manos; un pesebre con el
+ Ni&ntilde;o Dios, semejante &aacute; una bolita de color de rosa; un Rey Mago montado
+ en arrogante camello sin cabeza. <a id="Page_139" name='Page_139'></a>Lo que
+ hab&iacute;an padecido aquellas pobres figuras en los &uacute;ltimos d&iacute;as,
+ arrastradas de aqu&iacute; para all&iacute;, puestas en &eacute;sta &oacute; en la
+ otra forma, s&oacute;lo Dios, la mam&aacute; y el pur&iacute;simo esp&iacute;ritu que
+ hab&iacute;a volado al cielo lo sab&iacute;an.</p>
+ <p>Estaban las rotas esculturas impregnadas, dig&aacute;moslo as&iacute;, del alma de
+ Celinina, &oacute; vestidas, si se quiere, de una singular claridad muy triste, que
+ era la claridad de ella. La pobre madre, al mirarlas, temblaba toda,
+ sinti&eacute;ndose herida en lo m&aacute;s delicado y sensible de su &iacute;ntimo
+ ser. &iexcl;Extra&ntilde;a alianza de las cosas! &iexcl;C&oacute;mo lloraban aquellos
+ pedazos de barro! &iexcl;Llenos parec&iacute;an de una aflicci&oacute;n intensa, y
+ tan doloridos, que su vista sola produc&iacute;a tanta amargura como el
+ espect&aacute;culo de la misma criatura moribunda, cuando miraba con suplicantes ojos
+ &aacute; sus padres y les ped&iacute;a que le quitasen aquel horrible dolor de su
+ frente abrasada! La m&aacute;s triste cosa del mundo era para la madre aquel pavo con
+ patas de alambre clavadas en tablilla de barro, y que en sus frecuentes cambios de
+ postura hab&iacute;a perdido el pico y el moco.</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_140" name='Page_140'></a>III</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Pero si era aflictiva la situaci&oacute;n de esp&iacute;ritu de la madre,
+ &eacute;ralo mucho m&aacute;s la del padre. Aqu&eacute;lla estaba traspasada de
+ dolor; en &eacute;ste, el dolor se agravaba con un remordimiento agud&iacute;simo.
+ Contaremos brevemente el peregrino caso advirtiendo que esto quiz&aacute;s
+ parecer&aacute; en extremo pueril &aacute; algunos, pero &aacute; los que tal crean,
+ les recordaremos que nada es tan ocasionado &aacute; puerilidades como un
+ &iacute;ntimo y puro dolor, de esos en que no existe mezcla alguna de intereses de la
+ tierra, ni el desconsuelo secundario del ego&iacute;smo no satisfecho.</p>
+ <p>Desde que Celinina cay&oacute; enferma, sinti&oacute; el af&aacute;n de las
+ po&eacute;ticas fiestas que m&aacute;s alegran &aacute; los ni&ntilde;os: las fiestas
+ de Navidad. Ya se sabe con cu&aacute;nta ansia desean la llegada de estos
+ risue&ntilde;os d&iacute;as, y c&oacute;mo les trastorna el febril anhelo de los
+ regalitos, de los nacimientos, y las esperanzas del mucho comer y del atracarse de
+ pavo, mazapan, peladillas y turr&oacute;n. Algunos se creen capaces, con la mayor
+ ingenuidad, de embuchar en sus est&oacute;magos cuanto ostentan la Plaza Mayor y
+ calles adyacentes.</p>
+ <p><a id="Page_141" name='Page_141'></a>Celinina, en sus ratos de mejor&iacute;a, no
+ dejaba de la boca el tema de la Pascua; y como sus primitos, que iban &aacute;
+ acompa&ntilde;arla, eran de m&aacute;s edad y sab&iacute;an cuanto hay que saber en
+ punto &aacute; regalos y nacimientos, se alborotaba m&aacute;s la fantas&iacute;a de
+ la pobre ni&ntilde;a oy&eacute;ndoles, y m&aacute;s se encend&iacute;an sus afanes de
+ poseer golosinas y juguetes. Delirando, cuando la met&iacute;a en su horno de
+ martirios la fiebre, no cesaba de nombrar lo que de tal modo ocupaba su
+ esp&iacute;ritu, y todo era golpear tambores, ta&ntilde;er zambombas, cantar
+ villancicos. En la esfera tenebrosa que rodeaba su mente, no hab&iacute;a sino pavos
+ haciendo <i>clau clau</i>; pollos que gritaban <i>p&iacute;o p&iacute;o</i>; montes
+ de turr&oacute;n que llegaban al cielo formando un Guadarrama de almendras;
+ nacimientos llenos de luces y que ten&iacute;an lo menos cincuenta mil millones de
+ figuras; ramos de dulce, &aacute;rboles cargados de cuantos juguetes puede idear la
+ m&aacute;s fecunda imaginaci&oacute;n tirolesa; el estanque del Retiro lleno de sopa
+ de almendras; besugos que miraban &aacute; las cocineras con sus ojos cuajados,
+ naranjas que llov&iacute;an del cielo, cayendo en m&aacute;s abundancia que las gotas
+ de agua en d&iacute;a de temporal, y otros mil prodigios que no tienen n&uacute;mero
+ ni medida.</p>
+ <h3><a id="Page_142" name='Page_142'></a>IV</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>El padre, por no tener m&aacute;s chicos que Celinina, no cab&iacute;a en
+ s&iacute; de inquieto y desasosegado. Sus negocios le llamaban fuera de la casa; pero
+ muy &aacute; menudo entraba en ella para ver como iba la enfermita. El mal
+ segu&iacute;a su marcha con alternativas traidoras: unas veces dando esperanzas de
+ remedio, otras quit&aacute;ndolas.</p>
+ <p>El buen hombre ten&iacute;a presentimientos tristes. El lecho de Celinina, con la
+ tierna persona agobiada en &eacute;l por la fiebre y los dolores, no se apartaba de
+ su imaginaci&oacute;n. Atento &aacute; lo que pudiera contribuir &aacute; regocijar
+ el esp&iacute;ritu de la ni&ntilde;a, todas las noches, cuando regresaba &aacute; la
+ casa, le tra&iacute;a alg&uacute;n regalito de Pascua, variando siempre de objeto y
+ especie, pero prescindiendo siempre de toda golosina. Tr&aacute;jole un d&iacute;a
+ una manada de pavos, tan al vivo hechos, que no les faltaba m&aacute;s que graznar;
+ otro d&iacute;a sac&oacute; de sus bolsillos la mitad de la Sacra Familia, y al
+ siguiente &aacute; San Jos&eacute; con el pesebre y portal de Bel&eacute;n.
+ Despu&eacute;s vino con unas preciosas ovejas, &aacute; quien conduc&iacute;an
+ gallardos pastores, y luego se hizo acompa&ntilde;ar de unas lavanderas que lavaban,
+ y de un <a id="Page_143" name='Page_143'></a>choricero que vend&iacute;a chorizos, y
+ de un Rey Mago negro, al cual sucedi&oacute; otro de barba blanca y corona de oro.
+ Por traer, hasta trajo una vieja que daba azotes en cierta parte &aacute; un chico
+ por no saber la lecci&oacute;n.</p>
+ <p>Conocedora Celinina, por lo que charlaban sus primos, de todo lo necesario
+ &aacute; la buena composici&oacute;n de un nacimiento, conoci&oacute; que aquella
+ obra estaba incompleta por la falta de dos figuras muy principales: la mula y el
+ buey. Ella no sab&iacute;a lo que significaba la tal mula ni el tal buey; pero atenta
+ &aacute; que todas las cosas fuesen perfectas, reclam&oacute; una y otra vez del
+ sol&iacute;cito padre el par de animales que se hab&iacute;a quedado en Santa
+ Cruz.</p>
+ <p>&Eacute;l prometi&oacute; traerlos, y en su coraz&oacute;n hizo prop&oacute;sito
+ firm&iacute;simo de no volver sin ambas bestias; pero aquel d&iacute;a, que era el
+ 23, los asuntos y quehaceres se le aumentaron de tal modo, que no tuvo un punto de
+ reposo. Adem&aacute;s de esto, quiso el Cielo que se sacase la loter&iacute;a, que
+ tuviera noticia de haber ganado un pleito, que dos amigos cari&ntilde;osos le
+ embarazaran toda la ma&ntilde;ana ... en fin, el padre entr&oacute; en la casa sin la
+ mula, pero tambi&eacute;n sin el buey.</p>
+ <p>Gran desconsuelo mostr&oacute; Celinina al ver que no ven&iacute;an &aacute;
+ completar su tesoro las dos &uacute;nicas joyas que en &eacute;l faltaban. El padre
+ quise al punto remediar su falta; mas la nena se hab&iacute;a agravado <a
+ id="Page_144" name='Page_144'></a>considerablemente durante el d&iacute;a; vino el
+ m&eacute;dico, y como sus palabras no eran tranquilizadoras, nadie pens&oacute; en
+ bueyes, mas tampoco en mulas.</p>
+ <p>El 24 resolvi&oacute; el pobre se&ntilde;or no moverse de la casa. Celinina tuvo
+ por breve rato un alivio tan patente, que todos concibieron esperanzas, y lleno de
+ alegr&iacute;a, dijo el padre: &laquo;Voy al punto &aacute; buscar eso.&raquo;</p>
+ <p>Pero como cae r&aacute;pidamente un ave herida al remontar el vuelo &aacute; lo
+ m&aacute;s alto, as&iacute; cay&oacute; Celinina en las honduras de una fiebre muy
+ intensa. Se agitaba tr&eacute;mula y sofocada en los brazos ardientes de la
+ enfermedad, que la constre&ntilde;&iacute;a sacudi&eacute;ndola para expulsar la
+ vida. En la confusi&oacute;n de su delirio, y sobre el revuelto oleaje de su
+ pensamiento, flotaba, como el &uacute;nico objeto salvado de un cataclismo, la idea
+ fija del deseo que no hab&iacute;a sido satisfecho; de aquella codicia da mula y de
+ aquel suspirado buey, que a&uacute;n prosegu&iacute;an en estado de esperanza.</p>
+ <p>El pap&aacute; sali&oacute; medio loco, corri&oacute; por las calles; pero en
+ mitad de una de ellas se detuvo y dijo: &laquo;&iquest;Qui&eacute;n piensa ahora en
+ figuras de nacimiento?&raquo;</p>
+ <p>Y corriendo de aqu&iacute; para all&iacute;, subi&oacute; escaleras, y toc&oacute;
+ campanillas, y abri&oacute; puertas sin reposar un instante, hasta que hubo juntado
+ siete &uacute; ocho m&eacute;dicos, y les llev&oacute; &aacute; su casa. Era preciso
+ salvar &aacute; Celinina.</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_145" name='Page_145'></a>V</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Pero Dios no quiso que los siete &uacute; ocho (pues la cifra no se sabe &aacute;
+ punto fijo) alumnos de Esculapio contraviniesen la sentencia que &eacute;l
+ hab&iacute;a dado, y Celinina fu&eacute; cayendo, cayendo m&aacute;s &aacute; cada
+ hora, y lleg&oacute; &aacute; estar abatida, abrasada, luchando con indescriptibles
+ congojas, como la mariposa que ha sido golpeada y tiembla sobre el suelo con las alas
+ rotas. Los padres se inclinaban junto &aacute; ella con af&aacute;n insensato, cual
+ si quisieran con la sola fuerza del mirar detener aquella existencia que se iba,
+ suspender la r&aacute;pida desorganizaci&oacute;n humana, y con su aliento renovar el
+ aliento de la pobre m&aacute;rtir que se desvanec&iacute;a en un suspiro.</p>
+ <p>Sonaron en la calle tambores y zambombas y alegre chasquido de panderos. Celinina
+ abri&oacute; los ojos, que ya parec&iacute;an cerrados para siempre; mir&oacute;
+ &aacute; su padre, y con la mirada tan s&oacute;lo y un grave murmullo que no
+ parec&iacute;a venir ya de lenguas de este mundo, pidi&oacute; &aacute; su padre lo
+ que &eacute;ste no hab&iacute;a querido traerle. Traspasados de dolor padre y madre,
+ quisieron enga&ntilde;arla, para que tuviese una alegr&iacute;a en aquel instante de
+ suprema <a id="Page_146" name='Page_146'></a>aflicci&oacute;n, y present&aacute;ndole
+ los pavos, le dijeron:&mdash;&laquo;Mira, hija de mi alma, aqu&iacute; tienes la
+ mulita y el bueyecito.&raquo;</p>
+ <p>Pero Celinina, aun acab&aacute;ndose, tuvo suficiente claridad en su entendimiento
+ para ver que los pavos no eran otra cosa que pavos, y los rechaz&oacute; con
+ agraciado gesto. Despu&eacute;s sigui&oacute; con la vista fija en sus padres, y
+ ambas manos en la cabeza se&ntilde;alando sus agudos dolores. Poco &aacute; poco
+ fu&eacute; extingui&eacute;ndose en ella aquel acompasado son, que es el
+ &uacute;ltimo vibrar de la vida, y al fin todo call&oacute;, como calla la
+ m&aacute;quina del reloj que se para; y la linda Celinina fu&eacute; un gracioso
+ bulto, inerte y fr&iacute;o como m&aacute;rmol, blanco y transparente como la
+ purificada cera que arde en los altares.</p>
+ <p>&iquest;Se comprende ahora el remordimiento del padre? Porque Celinina tornara
+ &aacute; la vida, hubiera &eacute;l recorrido la tierra entera para recoger todos los
+ bueyes y todas, absolutamente todas las mulas que en ella hay. La idea de no haber
+ satisfecho aquel inocente deseo era la espada m&aacute;s aguda y fr&iacute;a que
+ traspasaba su coraz&oacute;n. En vano con el raciocinio quer&iacute;a
+ arranc&aacute;rsela; pero &iquest;de qu&eacute; serv&iacute;a la raz&oacute;n, si era
+ tan ni&ntilde;o entonces como la que dorm&iacute;a en el ata&uacute;d, y daba
+ m&aacute;s importancia &aacute; un juguete que &aacute; todas las cosas de la tierra
+ y del cielo?</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_147" name='Page_147'></a>VI</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>En la casa se apagaron al fin los rumores de la desesperaci&oacute;n, como si el
+ dolor, intern&aacute;ndose en el alma, que es su morada propia, cerrara las puertas
+ de los sentidos para estar m&aacute;s solo y recrearse en s&iacute; mismo.</p>
+ <p>Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda reci&eacute;n visitada de
+ la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las dem&aacute;s casas,
+ resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos m&uacute;sicos, y
+ vocer&iacute;a de chiquillos y adultos cantando la venida del Mes&iacute;as. Desde la
+ sala donde estaba la ni&ntilde;a difunta, las piadosas mujeres que le hac&iacute;an
+ compa&ntilde;&iacute;a oyeron espantosa algazara, que al trav&eacute;s del pavimento
+ del piso superior llegaba hasta ellas, conturb&aacute;ndolas en su pena y devoto
+ recogimiento. All&aacute; arriba, muchos ni&ntilde;os chicos, congregados con mayor
+ n&uacute;mero de ni&ntilde;os grandes y felices pap&aacute;s y alborozados
+ t&iacute;os y t&iacute;as, celebraban la Pascua, locos de alegr&iacute;a ante el
+ m&aacute;s admirable nacimiento que era dado imaginar, y atentos al fruto de juguetes
+ y dulces que en sus ramas llevaba un frondoso &aacute;rbol con mil vistosas
+ candilejas alumbrado.</p>
+ <p><a id="Page_148" name='Page_148'></a>Hubo momentos en que con el grande
+ estr&eacute;pito de arriba, parec&iacute;a que retemblaba el techo de la sala, y que
+ la pobre muerta se estremec&iacute;a en su caja azul, y que las luces todas
+ oscilaban, cual si, &aacute; su manera, quisieran dar &aacute; entender
+ tambi&eacute;n que estaban algo peneques. De las tres mujeres que velaban, se
+ retiraron dos; qued&oacute; una sola, y &eacute;sta, sintiendo en su cabeza
+ grand&iacute;simo peso, &aacute; causa sin duda del cansancio producido por tantas
+ vigilias, toc&oacute; el pecho con la barba y se durmi&oacute;.</p>
+ <p>Las luces siguieron oscilando y movi&eacute;ndose mucho, &aacute; pesar de que no
+ entraba aire en la habitaci&oacute;n. Creer&iacute;ase que invisibles alas se
+ agitaban en el espacio ocupado por el altar. Los encajes del vestido de Celinina se
+ movieron tambi&eacute;n, y las hojas de sus flores de trapo anunciaban el paso de una
+ brisa juguetona &oacute; de manos muy suaves. Entonces Celinina abri&oacute; los
+ ojos.</p>
+ <p>Sus ojos negros llenaron la sala con una mirada viva y afanosa que echaron en
+ derredor y de arriba abajo. Inmediatamente despu&eacute;s, separ&oacute; las manos
+ sin que opusiera resistencia la cinta que las ataba, y cerrando ambos pu&ntilde;os se
+ frot&oacute; con ellos los ojos, como es costumbre en los ni&ntilde;os al
+ despertarse. Luego se incorpor&oacute; con r&aacute;pido movimiento, sin esfuerzo
+ alguno, y mirando al techo, se ech&oacute; &aacute; reir; pero su risa, sensible
+ &aacute; la vista, no pod&iacute;a oirse. El &uacute;nico rumor que f&aacute;cilmen<a
+ id="Page_149" name='Page_149'></a>te se percibi&oacute; era una bullanga de alas
+ vivamente agitadas, cual si todas las palomas del mundo estuvieran entrando y
+ saliendo en la sala mortuoria y rozaran con sus plumas el techo y las paredes.</p>
+ <p>Celinina se puso en pie, extendi&oacute; los brazos hacia arriba, y al punto le
+ nacieron unas alitas cortas y blancas. Batiendo con ellas el aire, levant&oacute; el
+ vuelo y desapareci&oacute;.</p>
+ <p>Todo continuaba lo mismo: las luces ardiendo, derramando en copiosos chorros la
+ blanca cera sobre las arandelas; las im&aacute;genes en el propio sitio, sin mover
+ brazo ni pierna ni desplegar sus austeros labios; la mujer sumida pl&aacute;cidamente
+ en un sue&ntilde;o que deb&iacute;a saberle &aacute; gloria; todo segu&iacute;a lo
+ mismo, menos la caja azul, que se hab&iacute;a quedado vac&iacute;a.</p>
+ <br />
+
+ <h3>VII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>&iexcl;Hermosa fiesta la de esta noche en casa de los se&ntilde;ores
+ de&mdash;&mdash;-!</p>
+ <p>Los tambores atruenan la sala. No hay quien haga comprender &aacute; esos
+ endiablados chicos que se divertir&aacute;n m&aacute;s renunciando &aacute; la
+ infernal bulla de aquel instrumento de guerra. Para que <a id="Page_150"
+ name='Page_150'></a>ning&uacute;n humano o&iacute;do quede en estado de funcionar al
+ d&iacute;a siguiente, a&ntilde;aden al tambor esa invenci&oacute;n del Averno,
+ llamada zambomba, cuyo ruido semeja &aacute; gru&ntilde;idos de Satan&aacute;s.
+ Completa la sinfon&iacute;a el pandero, cuyo atroz chirrido de caldereter&iacute;a
+ vieja alborota los nervios m&aacute;s tranquilos. Y sin embargo, esta discorde
+ algazara sin melod&iacute;a y sin ritmo, m&aacute;s primitiva que la m&uacute;sica de
+ los salvajes, es alegre en aquesta singular noche, y tiene cierto sonsonete lejano de
+ coro celestial.</p>
+ <p>El Nacimiento no es una obra de arte &aacute; los ojos de los adultos; pero los
+ chicos encuentran tanta belleza en las figuras, expresi&oacute;n tan m&iacute;stica
+ en el semblante de todas ellas, y propiedad tanta en sus trajes, que no creen haya
+ salido de manos de los hombres obra m&aacute;s perfecta, y la atribuyen &aacute; la
+ industria peculiar de ciertos &aacute;ngeles dedicados &aacute; ganarse la vida
+ trabajando en barro. El portal de corcho, imitando un arco romano en ruinas, es
+ mon&iacute;simo, y el riachuelo representado por un espejillo con manchas verdes que
+ remedan acu&aacute;ticas yerbas y el musgo de las m&aacute;rgenes, parece que corre
+ por la mesa adelante con pl&aacute;cido murmurio. El puente por donde pasan los
+ pastores es tal, que nunca se ha visto el cart&oacute;n tan semejante &aacute; la
+ piedra; al contrario de lo que pasa en muchas obras de nuestros ingenieros modernos,
+ los cuales hacen puentes de <a id="Page_151" name='Page_151'></a>piedra que parecen
+ de cart&oacute;n. El monte que ocupa el centro se confundir&iacute;a con un pedazo de
+ los Pirineos, y sus lindas casitas, m&aacute;s peque&ntilde;as que las figuras, y sus
+ &aacute;rboles figurados con ramitas de ev&oacute;nimus, dejan atr&aacute;s &aacute;
+ la misma Naturaleza.</p>
+ <p>En el llano es donde est&aacute; lo m&aacute;s bello y las figuras m&aacute;s
+ caracter&iacute;sticas: las lavanderas que lavan en el arroyo; los paveros y polleros
+ conduciendo sus manadas; un guardia civil que lleva dos granujas presos; caballeros
+ que pasean en lujosas carretelas junto al camello de un Rey Mago, y Perico el ciego
+ tocando la guitarra en un corrillo donde curiosean los pastores que han vuelto del
+ Portal. Por medio &aacute; medio, pasa un tranv&iacute;a lo mismito que el del barrio
+ Salamanca, y como tiene dos <i>rails</i> y sus ruedas, &aacute; cada instante le
+ hacen correr de Oriente &aacute; Occidente con gran asombro del Rey Negro, que no
+ sabe qu&eacute; endiablada m&aacute;quina es aquella.</p>
+ <p>Delante del Portal hay una lind&iacute;sima plazoleta, cuyo centro lo ocupa una
+ redoma de peces, y no lejos de all&iacute; vende un chico <i>La Correspondencia</i>,
+ y bailan gentilmente dos majos. La vieja que vende bu&ntilde;uelos y la
+ casta&ntilde;era de la esquina son las piezas m&aacute;s graciosas de este
+ maravilloso pueblo de barro, y ellas solas atraen con preferencia las miradas de la
+ infantil muchedumbre. Sobre todo, aquel chicuelo andrajosa que en una mano tiene un
+ billete de loter&iacute;a, <a id="Page_152" name='Page_152'></a>y con la otra le roba
+ bonitamente las casta&ntilde;as del cesto &aacute; la t&iacute;a Lambrijas, hace
+ desternillar de risa &aacute; todos.</p>
+ <p>En suma: el Nacimiento <i>n&uacute;mero uno</i> de Madrid es el de aquella casa,
+ una de las m&aacute;s principales, y ha reunido en sus salones &aacute; los
+ ni&ntilde;os m&aacute;s lindos y m&aacute;s juiciosos de veinte calles &aacute; la
+ redonda.</p>
+ <br />
+
+ <h3>VIII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Pues &iquest;y el &aacute;rbol? Est&aacute; formado de ramas de encina y cedro. El
+ sol&iacute;cito amigo de la casa que lo ha compuesto con gran trabajo, declara que
+ jam&aacute;s sali&oacute; de sus manos obra tan acabada y perfecta. No se pueden
+ contar los regalos pendientes de sus hojas. Son, seg&uacute;n la suposici&oacute;n de
+ un chiquit&iacute;n all&iacute; presente, en mayor n&uacute;mero que las arenas del
+ mar. Dulces envueltos en c&aacute;scaras de papel rizado; mandarinas, que son los
+ ni&ntilde;os de pecho de las naranjas; casta&ntilde;as arropadas en mantillas de
+ papel de plata; cajitas que contienen gl&oacute;bulos de confiter&iacute;a
+ homeop&aacute;tica; figurillas diversas &aacute; pie y &aacute; caballo: cuanto Dios
+ cri&oacute; para que lo perfeccionase luego la Mahonesa &oacute; lo vendiese Scropp,
+ ha sido puesto all&iacute; por una mano tan generosa como h&aacute;bil. Alumbraban
+ aquel &aacute;r<a id="Page_153" name='Page_153'></a>bol de la vida candilejas en tal
+ abundancia, que, seg&uacute;n la relaci&oacute;n de un convidado de cuatro
+ a&ntilde;os, hay all&iacute; m&aacute;s lucecitas que estrellas en el cielo.</p>
+ <p>El gozo de la caterva infantil no puede compararse &aacute; ning&uacute;n
+ sentimiento humano: es el gozo inefable de los coros celestiales en presencia del
+ Sumo Bien y de la Belleza Suma. La superabundancia de satisfacci&oacute;n casi les
+ hace juiciosos, y est&aacute;n como perplejos, en ser&aacute;fico arrobamiento, con
+ todo el alma en los ojos, saboreando de antemano lo que han de comer, y nadando, como
+ los &aacute;ngeles bienaventurados, en &eacute;ter puro de cosas dulces y deliciosas,
+ en olor de flores y de canela, en la esencia increada del juego y de la golosina.</p>
+ <br />
+
+ <h3>IX</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Mas de repente sintieron un rumor que no proven&iacute;a de ellos. Todos miraron
+ al techo, y como no ve&iacute;an nada, se contemplaban los unos &aacute; los otros,
+ riendo. O&iacute;ase gran murmullo de alas rozando contra la pared y chocando en el
+ techo. Si estuvieran ciegos, habr&iacute;an cre&iacute;do que todas las palomas de
+ todos los palomares del universo <a id="Page_154" name='Page_154'></a>se
+ hab&iacute;an metido en la sala. Pero no ve&iacute;an nada, absolutamente nada.</p>
+ <p>Notaron, s&iacute;, de s&uacute;bito, una cosa inexplicable y fenomenal. Todas las
+ figurillas del Nacimiento se movieron, todas variaron de sitio sin ruido. El coche
+ del tranv&iacute;a subi&oacute; &aacute; lo alto de los montes, y los Reyes se
+ metieron de patas en el arroyo. Los pavos se colaron sin permiso dentro del Portal, y
+ San Jos&eacute; sali&oacute; todo turbado, cual si quisiera saber el origen de tan
+ rara confusi&oacute;n. Despu&eacute;s, muchas figuras quedaron tendidas en el suelo.
+ Si al principio las traslaciones se hicieron sin desorden, despu&eacute;s se
+ arm&oacute; una bara&uacute;nda tal, que parec&iacute;an andar por all&iacute; cien
+ mil manos afanosas de revolverlo todo. Era un cataclismo universal en miniatura. El
+ monte se ven&iacute;a abajo, falt&aacute;ndole sus cimientos seculares; el riachuelo
+ variaba de curso, y echando fuera del cauce sus espejillos, inundaba espantosamente
+ la llanura; las casas hund&iacute;an el tejado en la arena; el Portal se
+ estremec&iacute;a cual si fuera combatido de horribles vientos, y como se apagaron
+ muchas luces result&oacute; nublado el sol y obscurecidas las luminarias del
+ d&iacute;a y de la noche.</p>
+ <p>Entre el estupor que tal fen&oacute;meno produc&iacute;a algunos
+ peque&ntilde;uelos re&iacute;an locamente y otros lloraban. Una vieja supersticiosa
+ les dijo:</p>
+ <p>&laquo;&iquest;No sab&eacute;is qui&eacute;n hace este trastorno? H&aacute;cenlo
+ los ni&ntilde;os muertos que est&aacute;n en el cielo, y <a id="Page_155"
+ name='Page_155'></a>los cuales permite Padre Dios, esta noche, que vengan &aacute;
+ jugar con los Nacimientos.&raquo;</p>
+ <p>Todo aquello tuvo fin, y se sinti&oacute; otra vez el batir de alas
+ alej&aacute;ndose.</p>
+ <p>Acudieron muchos de los presentes &aacute; examinar los estragos, y un
+ se&ntilde;or dijo:</p>
+ <p>&laquo;Es que se ha hundido la mesa y todas las figuras se han
+ revuelto.&raquo;</p>
+ <p>Empezaron &aacute; recoger las figuras y &aacute; ponerlas en orden.
+ Despu&eacute;s del minucioso recuento y de reconocer una por una todas las piezas, se
+ ech&oacute; de menos algo. Buscaron y rebuscaron; pero sin resultado. Faltaban dos
+ figuras: la Mula y el Buey.</p>
+ <br />
+
+ <h3>X</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Ya cercano el d&iacute;a, iban los alborotadores camino del cielo, m&aacute;s
+ contentos que unas Pascuas, dando brincos por esas nubes, y eran millones de
+ millones, todos preciosos, puros, divinos, con alas blancas y cortas que
+ bat&iacute;an m&aacute;s r&aacute;pidamente que los m&aacute;s veloces p&aacute;jaros
+ de la tierra. La bandada que formaban era m&aacute;s grande que cuanto pueden abarcar
+ los ojos en el espacio visible, y cubr&iacute;a la luna y las estrellas, como cuando
+ el firmamento se llena de nubes.</p>
+ <p><a id="Page_156" name='Page_156'></a>&laquo;A prisa, &aacute; prisa, caballeritos,
+ que va &aacute; ser de d&iacute;a&mdash;dijo uno,&mdash;y el Abuelo nos va &aacute;
+ re&ntilde;ir si llegamos tarde. No valen nada los Nacimientos de este a&ntilde;o....
+ &iexcl;Cuando uno recuerda aquellos tiempos...!&raquo;</p>
+ <p>Celinina iba con ellos, y como por primera vez andaba en aquellas altitudes, se
+ atolondraba un poco.</p>
+ <p>&laquo;Ven ac&aacute;&mdash;le dijo uno,&mdash;dame la mano y volar&aacute;s
+ m&aacute;s derecha.... Pero &iquest;qu&eacute; llevas ah&iacute;?</p>
+ <p>&mdash;Esto&mdash;repuso Celinina oprimiendo contra su pecho dos groseros animales
+ de barro.&mdash;Son pa m&iacute;, pa m&iacute;.</p>
+ <p>&mdash;Mira, chiquilla, tira esos mu&ntilde;ecos. Bien se conoce que sales ahora
+ de la tierra. Has de saber que aunque en el Cielo tenemos juegos eternos; siempre
+ deliciosos, el Abuelo nos manda al mundo esta noche para que enredemos un poco en los
+ Nacimientos. All&aacute; arriba se divierten tambi&eacute;n esta noche, y yo creo que
+ nos mandan abajo por que les mareamos con el gran ruido que metemos.... Pero si Padre
+ Dios nos deja bajar y andar por las casas, es &aacute; condici&oacute;n de que no
+ hemos de coger nada, y t&uacute; has afanado eso.&raquo;</p>
+ <p>Celinina no se hac&iacute;a cargo de estas poderosas razones, y apretando
+ m&aacute;s contra su pecho los dos animales, repiti&oacute;:</p>
+ <p>&mdash;Pa m&iacute;, pa m&iacute;.</p>
+ <p>&mdash;Mira, tonta,&mdash;a&ntilde;adi&oacute; el otro,&mdash;que si no <a
+ id="Page_157" name='Page_157'></a>haces caso nos vas &aacute; dar un disgusto. Baja en
+ un vuelo, y deja eso, que es de la tierra y en la tierra debe quedar. En un momento
+ vas y vuelves, tonta. Yo te espero en esta nube.&raquo;</p>
+ <p>Al fin Celinina cedi&oacute;, y bajando, entreg&oacute; &aacute; la tierra su
+ hurto.</p>
+ <br />
+
+ <h3>XI</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Por eso observaron que el precioso cad&aacute;ver de Celinina, aquello que
+ fu&eacute; su persona visible, ten&iacute;a en las manos, en vez del ramo de flores,
+ dos animalillos de barro. Ni las mujeres que la velaron, ni el padre, ni la madre,
+ supieron explicarse esto; pero la linda ni&ntilde;a, tan llorada de todos,
+ entr&oacute; en la tierra apretando en sus fr&iacute;as manecitas la Mula y el
+ Buey.</p>
+ <p>Diciembre de 1876.</p>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="Page_158" name='Page_158'></a> <a id="LA_PLUMA_EN_EL_VIENTO"
+ name='LA_PLUMA_EN_EL_VIENTO'></a>
+ <h3><a id="Page_159" name='Page_159'></a>LA PLUMA EN EL VIENTO</h3>
+ <h3>&Oacute;</h3>
+ <h2>EL VIAJE DE LA VIDA</h2>
+ <br />
+
+ <h3>Poe....<a id="FNanchor_1" name='FNanchor_1'></a><a
+ href='#Footnote_1'><sup>[1]</sup></a></h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>INTRODUCCI&Oacute;N</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Sobre el apelmazado suelo de un corral, entre un cascar&oacute;n de huevo y una
+ hoja de r&aacute;bano, cerca del medio plato donde beb&iacute;an los pollos y como
+ &aacute; dos pulgadas del jaramago que se hab&iacute;a nacido en aquel sitio sin
+ pedir permiso &aacute; nadie, yac&iacute;a una peque&ntilde;a y liger&iacute;sima
+ pluma, ca&iacute;da al parecer del cuello de cierta paloma vecina, que diez minutos
+ antes se hab&iacute;a dejado acariciar &iexcl;oh femenil condescendencia! por un D.
+ Juan que hac&iacute;a estragos en los tejados de aquellos contornos.</p>
+ <p><a id="Page_160" name='Page_160'></a>El corral era triste, feo y solitario. Desde
+ donde estaba la pluma no se ve&iacute;a otra cosa que la copa de algunos
+ casta&ntilde;os plantados fuera de la tapia; el campanario de la iglesia con su
+ remate abollado, &aacute; manera de sombrero viejo; la vara enorme y deslucida de un
+ chopo inv&aacute;lido y casi moribundo, y las tejas d&eacute; la casa adyacente, que
+ en d&iacute;as de temporal regaban con abundante lloro el corral y la huerta. La vid,
+ la zarza trepadora y la madreselva, apenas cubr&iacute;an entre las tres toda la
+ extensi&oacute;n de la tapia, erizada de vidrios rotos en su parte superior, que
+ serv&iacute;a de baluarte inexpugnable contra zorras y chicuelos.</p>
+ <p>A esto se reduc&iacute;a el paisaje, am&eacute;n del inmenso y siempre hermoso
+ cielo, tan espl&eacute;ndido de d&iacute;a, como imponente y misterioso de noche.</p>
+ <p><a id="Page_161" name='Page_161'></a>La pluma (&iquest;por qu&eacute; no hemos de
+ darle vida?) yac&iacute;a, como dijimos, en compa&ntilde;&iacute;a de varios objetos
+ bastante innobles, propios del lugar, y constantemente expuesta a ser hollada por la
+ b&aacute;rbara planta de los gansos, de los pollos y aun de otros animalejos menos
+ limpios y decentes que ten&iacute;an habitaci&oacute;n en alg&uacute;n lodazal
+ cercano.</p>
+ <p>No hay para qu&eacute; decir que la pluma deb&iacute;a de estar muy aburrida; pues
+ suponiendo un alma en han delicado, a&eacute;reo y flexible cuerpo, la consecuencia
+ es que esta alma no pod&iacute;a vivir contenta en el corral descrito. Por una
+ misteriosa armon&iacute;a entre los elementos constitutivos de aquel ser, si el
+ cuerpo parec&iacute;a un espectro de materia, el alma hab&iacute;a sido creada para
+ volar y remontarse a las alturas, elev&aacute;ndose a la mayor distancia, posible
+ sobra el suelo, en cuyo fango jam&aacute;s debieran tocar los encajes casi
+ imperceptibles de su sutil vestidura. Para esto hab&iacute;a nacido ciertamente; pero
+ en ella, como en nosotros los hombres, la predestinaci&oacute;n continuaba siendo una
+ vana palabra. Estaba la pobre en el corral, lamentando su suerte, con la vista fija
+ en el cielo, sin m&aacute;s distracci&oacute;n que ver agitados por el viento los
+ blancos festones de su ropa inmaculada, y diciendo en la ignota lengua de las plumas:
+ &laquo;No s&eacute; c&oacute;mo aguanto esta vida fastidiosa. M&aacute;s
+ valdr&iacute;a cien veces morir.&raquo;</p>
+ <p>Otras muchas cosas igualmente tristes dijo; pero en el mismo instante una
+ r&aacute;faga de viento que puso en conmoci&oacute;n todas las pajas y objetos
+ menudos arrojados en el corral, la suspendi&oacute;, &iexcl;oh inesperada
+ alegr&iacute;a! alz&aacute;ndola sobre el suelo m&aacute;s de media vara. Por breve
+ espacio de tiempo estuvo fluctuando de aqu&iacute; para all&iacute;, amenazando caer
+ unas veces y remont&aacute;ndose otras, con gran algazara de los pollos, quienes al
+ ver aquella cosa blanca que se paseaba por los aires con tanta majestad, iban tras
+ ella aguard&aacute;ndola en su ca&iacute;da, con la esperanza de que fuera algo de
+ comer. Pero el viento sopl&oacute; m&aacute;s recio, y haciendo un fuerte remolino en
+ todo el recinto del corral, la sac&oacute; fuera velozmente. Cuando ella se
+ vi&oacute; m&aacute;s <a id="Page_162" name='Page_162'></a>alta que la tapia,
+ m&aacute;s alta que la casa, que los casta&ntilde;os, que la c&uacute;spide del
+ chopo, tembl&oacute; toda de entusiasmo y admiraci&oacute;n. All&aacute; arribita, el
+ viento la meci&oacute;, sosteni&eacute;ndola sin violentas sacudidas: parec&iacute;a
+ balancearse en visible hamaca &oacute; en los brazos de alg&uacute;n cari&ntilde;oso
+ genio. <a id="Page_163" name='Page_163'></a>Desde all&iacute; &iexcl;qu&eacute;
+ espect&aacute;culo! Abajo el corral con sus inquietos pollos escarbando sin cesar; la
+ huerta, la casa, los casta&ntilde;os, el chopo, &iexcl;qu&eacute; peque&ntilde;o lo
+ que antes parec&iacute;a tan grande! Despu&eacute;s, toda la extensi&oacute;n del
+ hermoso valle poblado de casas, de &aacute;rboles, de flores, de ganados; a lo lejos
+ las monta&ntilde;as con sus laderas cubiertas de bosques, sus eminencias rojizas y
+ azules y sus c&uacute;spides encaperuzadas con una blancura en la cual nuestra
+ viajera crey&oacute; ver enormes montones de plumas, encima el cielo sin fin, el sol
+ de la ma&ntilde;ana dando vivos colores a todo el paisaje, garabateando el agua con
+ rayos de luz, produciendo temblorosos reflejos en el follaje de los olmos, y
+ reverberando en las sementeras pajizas, salpicadas aqu&iacute; y all&iacute; de
+ manchas de amapolas. &iexcl;Esto s&iacute; que se llama vivir! Tremenda cosa
+ ser&iacute;a caer otra vez en el corral.</p>
+ <p>La pluma, en el colmo de su regocijo, no hall&oacute; medio mejor de expresarlo
+ que dando vueltas sobre su eje, para que se orearan bien sus miembros h&uacute;medos
+ y ateridos: se ba&ntilde;&oacute; en el sol y se esponj&oacute;, ahuecando con cierta
+ vanidad los flecos diminutos de que se compon&iacute;a su cuerpo. El sol penetraba
+ por entre los mil intersticios de aquel encaje prodigioso, y nuestra viajera se
+ vi&oacute; vestida de hilos de cristal m&aacute;s tenues que los que tienden las
+ ara&ntilde;as de rama en rama, y cubierta de diamantes, esmeraldas y rub&iacute;es
+ que variaban de luces &aacute; cada movimiento, y tan menudos, que los granos de
+ arena parecer&iacute;an monta&ntilde;as &aacute; su lado.</p>
+ <p>Extender la vista por el valle, por las monta&ntilde;as, por el horizonte, y
+ querer recorrerlo todo hasta el fin, fu&eacute; en la pluma obra de un momento. Su
+ estupor y alborozo no ten&iacute;an l&iacute;mites, y si al pronto la sorpresa la
+ mantuvo en aquella altura, divagando, sin apartarse de su situaci&oacute;n primera,
+ despu&eacute;s serenada un poco y sintiendo en su pecho (?) el fuego del entusiasmo,
+ se lanz&oacute; en el inmenso espacio, en brazos del geniecillo. Desaparecieron
+ corral, casa, aldea; la torre de la iglesia, como gigante despavorido, caminaba
+ tambi&eacute;n con grandes zancajos hasta perderse de vista. En la agitaci&oacute;n
+ de aquel vuelo vertiginoso, la pluma sub&iacute;a &aacute; veces &aacute; tanta
+ altura, que apenas pod&iacute;a distinguir los objetos; otras descend&iacute;a hasta
+ rozar con la tierra, y contemplaba su imagen fugitiva en la superficie verdosa de los
+ charcos. A veces se remontaba tanto, que parec&iacute;a confundirse con las nubes y
+ perderse en los inmensos oc&eacute;anos del espacio; &aacute; veces descend&iacute;a
+ <a id="Page_164" name='Page_164'></a>tanto, que casi casi tocaba &aacute; la tierra,
+ y en su lenguaje ignoto dec&iacute;a al viento: &laquo;B&aacute;jame un poco, amigo,
+ que me mareo en estas alturas,&raquo; &oacute; &laquo;lev&aacute;ntame por favor,
+ amiguito, que voy &aacute; caer en ese lodazal.&raquo;</p>
+ <p>El viento, d&oacute;cil veh&iacute;culo, la sub&iacute;a y la bajaba seg&uacute;n
+ su deseo, andando siempre, y pasaban valles, r&iacute;os, montes, colinas, pueblos,
+ sin parar nunca. En su viaje, la pluma no cesaba de admirar cuanto ve&iacute;a. Los
+ p&aacute;jaros pasaban cantando junto &aacute; ella; las mariposas se
+ deten&iacute;an, mirandola con asombro, no acertando &aacute; comprender si era cosa
+ viva o un objeto arrastrado por el viento. Cuando iban cerca de tierra y pasaban
+ rozando por encima de zarzales y plantas espinosas, creer&iacute;ase que todas las
+ p&uacute;as se erizaban como garras para cogerla, y al volar por encima de un charco,
+ los gansos de la orilla volv&iacute;an de medio lado la cabeza mir&aacute;ndola, y
+ con la esperanza de verla caer, corr&iacute;an graznando tras
+ ella:-&laquo;S&uacute;beme, amiguito-gritaba-, para no o&iacute;r a estos
+ b&aacute;rbaros&raquo;.</p>
+ <br />
+
+ <h3>CANTO PRIMERO</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Y sub&iacute;an hasta lo alto de la monta&ntilde;a; pasaban la divisoria, y
+ recorr&iacute;an otro valle, y as&iacute; todo el camino, sin detenerse nunca. Tanto
+ anduvieron <a id="Page_165" name='Page_165'></a>que la pluma, sintiendo satisfecha su
+ curiosidad, se arremolin&oacute;, di&oacute; varias vueltas sobre s&iacute; misma, y
+ dijo al genio que la conduc&iacute;a:</p>
+ <p>&laquo;&iquest;Sabes que hemos corrido bastante? &iquest;No convendr&iacute;a
+ elegir sitio para descansar un rato? &iexcl;Ay, amigo! Aunque deseaba salir del
+ corral recorrer el mundo, puedes creer que lo que &aacute; m&iacute; me gusta es la
+ vida tranquila y reposada. Por un instante pens&eacute; que la felicidad es volar de
+ aqu&iacute; para all&iacute;, viendo cosas distintas cada minuto, y recibiendo
+ impresiones diferentes. Ya me voy convenciendo de que es mejor estarse una quietecita
+ en un paraje que no sea tan feo como el corral, viviendo sin sobresalto ni peligro.
+ All&iacute; veo, cerca del r&iacute;o, unos grandes &aacute;rboles, que me parecen el
+ lugar m&aacute;s hermoso que hemos encontrado en nuestro viaje.&raquo;</p>
+ <p>Acerc&aacute;ronse y vieron, efectivamente, que &aacute; la sombra de aquellos
+ &aacute;rboles hab&iacute;a el sitio m&aacute;s apetecible y delicioso que
+ podr&iacute;a ambicionar una pluma para pasar sus d&iacute;as. C&eacute;sped
+ fin&iacute;simo cubr&iacute;a el suelo; el r&iacute;o cercano corr&iacute;a con mansa
+ corriente, ni tan r&aacute;pida que arrastrara y revolviera la tierra de las verdes
+ m&aacute;rgenes, ni tan pausada que se enturbiaran sus aguas: f&aacute;cil era contar
+ todas las piedrecillas del fondo; mas no la muchedumbre de peces que divagaban por su
+ transparente cristal. Las ramas de los &aacute;rboles, cerniendo la viva luz del sol,
+ manten&iacute;an en templada pe<a id="Page_166" name='Page_166'></a>numbra el
+ peque&ntilde;o prado; y de all&iacute; hab&iacute;an hu&iacute;do todos los insectos
+ importunos y sucios, as&iacute; como todas las aves impertinentes y casquivanas. Los
+ pocos seres que all&iacute; estaban de paso &oacute; con residencia fija, eran lo
+ m&aacute;s culto y distinguido de la creaci&oacute;n: insectos vestidos de oro y
+ condecorados con admirables pedrer&iacute;as; aves sentimentales y discretas que
+ cantaban sus amores en cortesano estilo, y s&oacute;lo &aacute; ciertas horas de la
+ ma&ntilde;ana &oacute; de la tarde. Era el mediod&iacute;a, y todas callaban en lo
+ alto de las ramas, entreteniendo el esp&iacute;ritu en abstractas meditaciones.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Fresco y bonito lugar es &eacute;ste!&mdash;dijo la pluma
+ eriz&aacute;ndose de entusiasmo al verse all&iacute;.&mdash;Aqu&iacute; quiero pasar
+ toda mi vida, toda, toda, lo repito con seguridad completa de no variar de
+ prop&oacute;sito.</p>
+ <p>Vagaba &aacute; la sombra de los &aacute;rboles, resbalando sobre el fresco
+ c&eacute;sped, cuando vi&oacute; que se acercaba una pastora, guiando dos docenas de
+ ovejas con alguno que otro cordero, y un perro que le serv&iacute;a de custodia y
+ compa&ntilde;&iacute;a. La pastora se ocupaba, andando, en tejer una corona de flores
+ que tra&iacute;a en la falda, y era tanta su hermosura, donaire y elegancia, que la
+ pluma se qued&oacute; absorta.</p>
+ <p><a id="Page_167" name='Page_167'></a>Sentose la joven, y la pluma
+ remont&aacute;ndose de nuevo por los aires, empez&oacute; a dar vueltas en torno
+ suyo, admirando de cerca y, de lejos, ya la blancura del cutis, ya la
+ expresi&oacute;n y brillo de los ojos, ya los cabellos negros, ya sus labios
+ encendidos, todas y cada una de las perfecciones de tan ejemplar criatura.</p>
+ <p>&laquo;Aqu&iacute; me he de estar toda la vida&mdash;exclamaba la viajera en su
+ enrevesado idioma.&mdash;Esto s&iacute; que es vivir. Nunca me cansar&eacute; de
+ mirarla, aunque viva mil a&ntilde;os. &iexcl;Qu&eacute; bien he hecho en establecerme
+ aqu&iacute;... y qu&eacute; gran cosa es el amor! Gracias &aacute; Dios que he
+ encontrado la felicidad. &iexcl;Cuan dulcemente se pasa el tiempo mir&aacute;ndola,
+ ahora y despu&eacute;s y siempre! &iquest;Qu&eacute; placer iguala al de pasar
+ rozando sus cabellos, y acariciarle la frente con mis flequitos? &iquest;Qu&eacute;
+ mayor ambici&oacute;n puedo tener que dejarme resbalar por su cuello hasta escurrirme
+ ... qu&eacute; s&eacute; yo d&oacute;nde, &oacute; esconderme entre su ropa y su
+ carne para estarme all&iacute; haci&eacute;ndole cosquillas <i>per saecula
+ saeculorum</i>? Esto me vuelve loca ... y de veras que estoy loca de amor.
+ Aqu&iacute; y sin apartarme de ella un instante, he de pasar toda la vida.&raquo;</p>
+ <p>La pluma volaba y revolaba alrededor de la pastora, hasta que fu&eacute; &aacute;
+ posarse sutilmente sobre su hombro, y en &eacute;l hizo mil morisquetas y remilgos
+ con sus flecos. Vi&oacute; la muchacha aquel objeto blanco, que al principio
+ juzg&oacute; ser cosa menos delicada ca&iacute;da de las ramas del &aacute;rbol, y
+ tom&aacute;ndola, la estruj&oacute; entre sus dedos y la arroj&oacute; lejos de
+ s&iacute; con indiferencia desde&ntilde;osa. Un rato despu&eacute;s convoc&oacute;
+ &aacute; su reba&ntilde;o y se fu&eacute;.</p>
+ <p>Mucho tard&oacute; nuestra infortunada viajera en <a id="Page_168"
+ name='Page_168'></a>volver de su desmayo. Al abrir los ojos, en vano busc&oacute; al
+ objeto de su tierna pasi&oacute;n; reconociendo el sitio, sacudi&oacute; sus encajes
+ magullados y rotos, y di&oacute; al viento sus quejas en esta forma:</p>
+ <p>&laquo;Ay, vientecillo, s&aacute;came de aqu&iacute;, por las &aacute;nimas
+ benditas; lev&aacute;ntame, que me muero de tristeza. Quiero correr otra vez, pues
+ ahora comprendo que la felicidad no existe en lo que yo cre&iacute;a. &iexcl;Buena
+ tonta he sido! El amor, no es m&aacute;s que fatigas y dolores. Basta de amor, que
+ harto conozco ya lo que trae consigo. Volemos otra vez, y vamos a donde t&uacute;
+ quieras, amiguito. De veras te digo que me cargan estos &aacute;rboles y este
+ r&iacute;o: estoy ya hasta la corona de c&eacute;spedes, prados, arroyos y
+ pajarillos. D&eacute;monos una vueltecita por esos mundos. Lev&aacute;ntame: quiero
+ subir hasta las nubes. Eso es; as&iacute; me gusta: s&uacute;beme todo lo que puedas.
+ Mira, all&iacute; a lo lejos se alcanza a ver una casa que ha de ser muy grande:
+ &iquest;ves c&oacute;mo brilla a los rayos del sol, cual si fuese de plata, y a su
+ lado hay otra y otra, muchas, much&iacute;simas casas? Sin duda aquello es lo que
+ llaman una ciudad. Eso, eso es lo que yo deseo ver. Gracias a Dios que encuentro lo
+ que me gusta. V&aacute;monos derechos all&aacute;, y dej&eacute;monos de montes y
+ valles, que son lugares impropios para este genio m&iacute;o ... Ya, ya se ve de
+ cerca la ciudad. En aquel magn&iacute;fico palacio que vimos primero nos hemos de
+ meter. Corre, corre m&aacute;s, que me parece que no llegamos nunca.</p>
+ <p><b>NOTA:</b></p>
+ <div class='note'>
+ <a id="Footnote_1" name='Footnote_1'></a> <a href='#FNanchor_1'>[1]</a>
+ Perd&oacute;n &iexcl;oh lector! iba &aacute; cometer la irreverencia de llamar
+ &aacute; esto <i>poema</i>.
+ </div>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_169" name='Page_169'></a>CANTO SEGUNDO</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Pronto se hallaron muy cerca de un soberbio palacio de m&aacute;rmol, tan grande y
+ bello que hasta el mismo genio misterioso, que conduc&iacute;a &aacute; nuestra
+ amiga, se qued&oacute; absorto ante tanta magnificencia. O&iacute;anse por
+ all&iacute; algazaras como de baile &oacute; fest&iacute;n, y m&uacute;sicas
+ sorprendentes. Flotaban banderas en los minaretes y azoteas, y por las ventanas se
+ ve&iacute;a discurrir la gente alegre y bulliciosa.</p>
+ <p>&laquo;Adentro, amiguito&mdash;dijo la pluma;&mdash;col&eacute;monos por este
+ balc&oacute;n que est&aacute; de par en par abierto.&raquo;</p>
+ <p>As&iacute; lo hicieron, encontr&aacute;ndose dentro de una gran sala en la cual
+ hab&iacute;a hasta cien personas sentadas alrededor de vasta mesa, llena de ricos
+ manjares y adornada de flores, todo puesto con arte y soberana magnificencia. Era
+ igual el n&uacute;mero de hombres al de mujeres; y si entre aqu&eacute;llos los
+ hab&iacute;a de distintas edades, &eacute;stas eran todas j&oacute;venes y hermosas.
+ Los criados vest&iacute;an riqu&iacute;simos trajes, y un sin fin de m&uacute;sicos
+ tocaban armoniosas sonatas en lo alto de una gran tribuna.</p>
+ <p>Los convidados estaban tendidos sobre cojines cubiertos de vistosos tapices; ellas
+ adornadas con flores, y tan ligera y graciosamente vestidas, que <a id="Page_170"
+ name='Page_170'></a>su hermosura no pod&iacute;a menos de aparecer realzada con
+ atav&iacute;os tan indiscretos. Las carcajadas, las voces y la m&uacute;sica,
+ impresionando el o&iacute;do; el aroma de las flores y el olor aperitivo de las
+ comidas y licores, hiriendo el olfato; la viveza de las miradas, la variedad de
+ colores, afectando la vista, produc&iacute;an en aquel recinto una fascinaci&oacute;n
+ que habr&iacute;a dado al traste con la fortaleza de todos los ermita&ntilde;os de la
+ Tebaida.</p>
+ <p>La pluma, divagando por la b&oacute;veda del sal&oacute;n sinti&oacute; que desde
+ la mesa sub&iacute;an &aacute; acariciar sus sentidos los dulces vapores de la mesa,
+ y se embriagaba con la fragancia de los vinos, escanciados sin cesar en copas de oro.
+ Su entusiasmo y alegr&iacute;a no ten&iacute;an l&iacute;mites, y la lengua se le
+ solt&oacute; de tal modo, que no ces&oacute; de hablar en todo el d&iacute;a,
+ diciendo a su compa&ntilde;ero y conductor:</p>
+ <p>&laquo;Esto si que es delicioso, amiguito; esto s&iacute; que es vivir.
+ &iexcl;Bien te dec&iacute;a yo que aqu&iacute; hab&iacute;amos de encontrar la
+ felicidad; bien me lo anunciaba el coraz&oacute;n! Me est&aacute;n volviendo tarumba
+ las emanaciones de esas aves, de esas especias, de esas frutas, de esos licores que
+ parecen, llevar en s&iacute; g&eacute;rmenes de vida y nos infunden aliento y
+ j&uacute;bilo. Repara en la incitante belleza do esas mujeres: &iexcl;qu&eacute;
+ miradas! &iexcl;qu&eacute; senos! &iexcl;qu&eacute; admirable configuraci&oacute;n la
+ de sus cuerpos! &iexcl;qu&eacute; encantadora risa en sus labios! Pero &iquest;no te
+ vuelves loco como yo? Aqu&iacute; he de estarme toda la vida, &iquest;sa<a
+ id="Page_171" name='Page_171'></a>bes? No hay duda que la vida es el placer, y buenos
+ tontos ser&aacute;n los que se anden por ah&iacute; discurriendo insulsamente por
+ montes y valles. &iexcl;Y yo fu&iacute; tan imb&eacute;cil que vi la felicidad en el
+ amor ins&iacute;pido que me inspir&oacute; aquella pastora! &iexcl;Qu&eacute;
+ f&aacute;cilmente nos equivocamos!... pero ya he conocido mi error, y tengo la
+ seguridad de no equivocarme m&aacute;s. Es que ya voy teniendo mucha experiencia, no
+ te creas, y de aqu&iacute; en adelante ya s&eacute; lo que tengo que hacer. Gracias
+ &aacute; Dios que encontr&eacute; lo definitivo: aqu&iacute;, aqu&iacute; hasta que
+ me muera. &iexcl;Qu&eacute; placer, y qu&eacute; embriaguez, y qu&eacute; mareo tan
+ deliciosos! &iexcl;Sublime es esto, y cuan desgraciados los que no lo
+ conocen!&raquo;</p>
+ <p>La comida avanzaba, y la locura de los comensales tocaba &aacute; su
+ l&iacute;mite: las &aacute;nforas hab&iacute;an dado ya su &uacute;ltima ofrenda de
+ vino; los convidados las hab&iacute;an hecho llenar de nuevo, y hasta las mujeres,
+ aturdidas, &oacute; gritaban como furias &oacute; callaban con perezoso
+ recogimiento.</p>
+ <p>La pluma se sinti&oacute; tambi&eacute;n atontada: empez&oacute; &aacute; dar
+ vueltas y m&aacute;s vueltas en el aire, hasta que poco &aacute; poco perdi&oacute;
+ la conciencia de lo que all&iacute; ocurr&iacute;a. Conservando un resto de vago
+ conocimiento, sinti&oacute; que las voces se alejaban; que ca&iacute;an los muebles;
+ que se romp&iacute;an con estr&eacute;pito los vasos; que callaban los
+ m&uacute;sicos; que, obscurecido el sol, lo sustitu&iacute;a una d&eacute;bil
+ claridad de antorchas; que &eacute;stas se extingu&iacute;an despu&eacute;s; que <a
+ id="Page_172" name='Page_172'></a>todo quedaba en silencio. Entonces se sinti&oacute;
+ caer, abandonada de su misterioso genio amigo: vi&oacute; las flores marchitas y
+ pisoteadas por el suelo, los restos de la comida arrojados en desorden y exhalando
+ repugnante olor; todo revuelto y disperso, y ning&uacute;n ser vivo en la sala. En su
+ desmayo juzg&oacute; que pasaban lentamente horas y m&aacute;s horas, que luego
+ amanec&iacute;a, y que por fin alguien daba se&ntilde;ales de vida en aquel palacio,
+ ayer del regocijo y hoy de la tristeza. Los pasos se acercaban, y manos desconocidas
+ intentaron poner en orden los restos del fest&iacute;n. Luego se sinti&oacute;
+ arrastrada violentamente &aacute; impulsos de un objeto &aacute;spero: abri&oacute;
+ los ojos, ya con la cabeza despejada, y vi&oacute; que era impelida por una escoba.
+ La barr&iacute;an juntamente con multitud de objetos despreciables, ajados,
+ repugnantes y pest&iacute;feros: hojas de flores pisoteadas, pedazos de cristal
+ a&uacute;n mojados en vino, huesos de frutas a&uacute;n cubiertos de saliva, cortezas
+ de pan, espinas de salm&oacute;n con alguna hilacha de carne, una cinta manchada de
+ salsa, fresas espachurradas, entre las cuales luc&iacute;a un alfiler te&ntilde;ido
+ del zumo rojizo y que semejaba el pu&ntilde;al de un asesino, piltrafas de
+ jam&oacute;n, cascaritas de hojaldre y algunos ojos de pescado que a&uacute;n fijos
+ &aacute; sus rotas cabezas, parec&iacute;an contemplar con asombro y terror semejante
+ espect&aacute;culo.</p>
+ <p>Entre estos objetos, rodando todos en tropel, fue nuestra pluma empujada por la
+ escoba hasta <a id="Page_173" name='Page_173'></a>parar &aacute; un gran cesto, de
+ donde la arrojaron &aacute; un corral mil veces m&aacute;s inmundo que aquel de donde
+ hab&iacute;a salido. Al verse entre tanta basura, magullada, rota, sucia, oliendo
+ &aacute; vino, &aacute; especias, &aacute; grasa, &aacute; saliva, empez&oacute;
+ &aacute; lamentarse con estas pat&eacute;ticas frases:</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Ay, vientecillo de mi alma, lev&aacute;ntame y s&aacute;came de
+ aqu&iacute;, por Dios y todos los santos! Me muero en este mont&oacute;n de
+ inmundicia; yo quiero ser libre y pura como antes. A fe que te has lucido, plumita.
+ &iexcl;Qu&eacute; error tan grosero! En buena parte has venido &aacute; concluir
+ aquella brillante jornada de placer y felicidad. Que no me digan &aacute; m&iacute;
+ que el placer lleva consigo otra cosa que degradaciones, bajezas, dolores y miserias.
+ &iexcl;Por un ratito de gozo, cu&aacute;nta amargura! Y gracias &aacute; Dios que he
+ salido con vida. Afortunadamente no ser&eacute; yo quien vuelva &aacute; caer.
+ S&aacute;came de aqu&iacute;, amigo, as&iacute; te d&eacute; Dios todos los reinos de
+ la tierra y del mar; s&aacute;came &oacute; me muero en esta podredumbre.&raquo;</p>
+ <p>El geniecillo la levant&oacute; con rapidez &aacute; grand&iacute;sima altura, y
+ all&aacute; arriba se ahuec&oacute; toda, llena de contento, para purificarse y orear
+ su cuerpo. Apart&oacute; la vista del palacio y de la ciudad, y ambos siguieron luego
+ su camino sin saber a d&oacute;nde iban.</p>
+ <p><a id="Page_174" name='Page_174'></a>&laquo;Ni los campos tranquilamente
+ fastidiosos; ni los palacios, que son mansi&oacute;n del hast&iacute;o, me hacen a mi
+ maldita gracia--dec&iacute;a la pluma.&mdash;Por fuerza hemos de encontrar pronto lo
+ que cuadra a mi genio. &iquest;Ves? O yo me enga&ntilde;o mucho, o aquel
+ gent&iacute;o que ocupa la llanura que tenemos delante, nos va a detener all&iacute;
+ con el espect&aacute;culo de alg&uacute;n acto sublime. Vamos pronto, que ya siento
+ viva curiosidad. O yo no s&eacute; lo que son ej&eacute;rcitos, o lo que all&iacute;
+ se divisa son dos que van a encontrarse y a re&ntilde;ir. &iexcl;Sublime
+ acontecimiento! &iexcl;Bendito sea Dios que nos ha deparado ocasi&oacute;n de
+ presenciar una batalla! He aqu&iacute; una cosa que me entusiasma. Me pirro yo por
+ las batallas. &iexcl;La gloria! Te digo que se me va la cabeza cuando hablo de esto.
+ Tarde ha sido, amigo, pero al fin he encontrado la norma de mi destino. Mira, ya van
+ a empezar. Coloqu&eacute;monos encima de aquellos que parecen ser los caudillos de
+ uno de los dos ej&eacute;rcitos, y veamos la que se va a armar aqu&iacute;.</p>
+ <br />
+
+ <h3>CANTO TERCERO</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Efectivamente, dos grandes y poderosas huestes iban a chocar en aquella planicie.
+ &iquest;A qu&eacute; describir el brillo de las armas, las empresas de los escudos,
+ el ardor de los combatientes; el relinchar de los corceles y dem&aacute;s accidentes
+ de la empellada refriega? La pluma, palpitando <a id="Page_175"
+ name='Page_175'></a>de emoci&oacute;n, vi&oacute; los primeros encuentros, y no
+ apartaba los ojos del que parec&iacute;a ser rey del ej&eacute;rcito por quien
+ m&aacute;s tarde se decidi&oacute; la victoria. El tal rey llevaba un casco de oro,
+ armadura de bru&ntilde;ido acero, y oprim&iacute;a los lomos de soberbio caballo
+ tordo. Ninguno le igualaba en furor y osad&iacute;a, raz&oacute;n por la cual su
+ gente, entusiasmada con tal ejemplo, arrollaba &aacute; los contrarios cual si fuesen
+ manadas de carneros.</p>
+ <p>Nuestra viajera no sab&iacute;a c&oacute;mo expresar su fren&eacute;tico alborozo
+ ante la sublime tragedia.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;La gloria! &iexcl;Qu&eacute; gran cosa es la
+ gloria!&mdash;exclamaba, siguiendo lo m&aacute;s cerca posible al rey
+ victorioso.&mdash;Estoy en mi centro: &eacute;sta es la vida, esto es lo que cuadra
+ &aacute; mi genio, esto es la felicidad: gracias &aacute; Dios que he encontrado lo
+ que quer&iacute;a. &iexcl;Y fu&iacute; tan imb&eacute;cil que perd&iacute; el tiempo
+ en fr&iacute;volos amores y en livianos placeres! &iexcl;La verdad es que se equivoca
+ uno tontamente! Pero ya voy teniendo experiencia, y no me equivocar&eacute;
+ m&aacute;s. La gloria es lo que m&aacute;s enaltece el alma. Mira, amiguito
+ m&iacute;o, c&oacute;mo vencen los de aqu&iacute;. Ya van los otros en retirada.
+ &iexcl;Grande y poderoso rey! Dar&iacute;a la mitad de mi vida por ponerme encima de
+ su casco, de aquel &aacute;ureo yelmo, ante cuya cimera se inclinar&aacute;n con
+ pavura todos los monarcas y naciones de la tierra. Vamos, esto me enajena. &iquest;No
+ oyes c&oacute;mo crujen las armas, c&oacute;mo relinchan los caballos y c&oacute;mo
+ blas<a id="Page_176" name='Page_176'></a>feman los combatientes, encendidos en
+ marcial coraje? &iexcl;Gloriosa muerte la de los unos, y glorios&iacute;sima victoria
+ la de los otros!&raquo;</p>
+ <p>&Eacute;sta fue decisiva para el rey del &aacute;ureo casco y del caballo tordo.
+ Su ej&eacute;rcito triunfante persigui&oacute; en veloz carrera al enemigo, y la
+ pluma sigui&oacute; la triunfal marcha revoloteando sobre la cabeza del h&eacute;roe.
+ Corr&iacute;an sin fatigarse hasta que lleg&oacute; la noche. Luego se detuvieron,
+ satisfechos de haber aniquilado en su fuga al ej&eacute;rcito contrario. Acamparon
+ los vencederos, se arm&oacute; la tienda del Rey, preparósele comida y lecho;
+ y en aquella hora de la reflexi&oacute;n y del reposo, pasada la exaltaci&oacute;n
+ primera, hasta la pluma baj&oacute; a la tierra cubierta de cad&aacute;veres, de
+ sangre, de ruinas.</p>
+ <p><a id="Page_177" name='Page_177'></a>Entonces la viajera sinti&oacute; fr&iacute;o
+ glacial, extraordinaria fatiga y una modorra que no pudo vencer evocando los
+ recuerdos del &eacute;pico combate. En su letargo, crey&oacute; sentir los lamentos
+ de los heridos, mezclados con horrorosas imprecaciones. No tardaron en venir las
+ madres, las hermanas, los tiernos hijos, sosteni&eacute;ndose entre s&iacute;, porque
+ el dolor aflojaba sus desmayados cuerpos, alumbr&aacute;ndose con triste linterna
+ para buscar al padre, al hijo, al esposo, al hermano. Hombres horribles, tipo medio
+ entre el say&oacute;n y el sepulturero, cavaban la profunda y holgada fosa, donde
+ eran arrojados los infelices muertos de ambos ej&eacute;rcitos. Las santas mujeres
+ buscaban a&uacute;n entre aquellos despojos, mal cubiertos por la tierra, &aacute;
+ los seres queridos, y hasta hubieran escarbado para sacarlos de nuevo, si las voces y
+ los lamentos que m&aacute;s all&aacute; se o&iacute;an no les dieran la esperanza de
+ que en otro lugar estar&iacute;an quiz&aacute;s los que buscaban. Graznando
+ l&uacute;gubremente, bajaron los buitres y dem&aacute;s aves que tienen su
+ fest&iacute;n en los campos de batalla; la lluvia encharc&oacute; el piso, amasando
+ lechos de fango y sangre para los pobres difuntos, y el fr&iacute;o remat&oacute;
+ &aacute; los heridos que esperaban escapar &aacute; la muerte. &iexcl;Tremenda noche!
+ Volviendo de su letargo, pudo observar la pluma que cuanto hab&iacute;a visto no era
+ alucinaci&oacute;n, sino realidad clar&iacute;sima. Quiso huir; pero se detuvo
+ sobrecogida, porque en la cercana tienda del rey sonaron gritos y juramentos y fuerte
+ choque de armas. Varios hombres salieron de all&iacute; luchando, y una voz dijo:
+ &laquo;muera el tirano,&raquo; y otras exclamaron: &laquo;&iexcl;han asesinado al
+ rey!&raquo; En efecto, as&iacute; era: el h&eacute;roe victorioso hab&iacute;a sido
+ sacrificado por sus ambiciosos generales, &aacute;vidos de repartirse el bot&iacute;n
+ y apoderarse del reino.</p>
+ <p>&laquo;Viento querido, amigo m&iacute;o, s&aacute;came de
+ aqu&iacute;&mdash;grit&oacute; la pluma agitando su fleco para
+ volar.&mdash;Lev&aacute;ntame; ll&eacute;vame por esos aires de Dios, que no quiero
+ ver tantos horrores. &iexcl;Maldita sea la gloria y malditos los p&iacute;caros que
+ la inventaron! <a id="Page_178" name='Page_178'></a>Parece mentira que me haya dejado
+ alucinar por tan craso disparate. Ya ves que de la gloria no se saca cosa alguna, si
+ no es la desesperaci&oacute;n, el odio, la envidia y todas las bajezas de la
+ ambici&oacute;n. &iexcl;Cu&aacute;nto m&aacute;s valen la dulce modestia y una
+ apacible obscuridad! Gracias &aacute; Dios que he salido de las tinieblas del error.
+ Tres veces me equivoqu&eacute;; pero al fin la luz ha entrado en mi cabeza y ya tengo
+ la certeza de no equivocarme m&aacute;s &iexcl;Cu&aacute;n claro veo ahora todo!
+ &iexcl;Qu&eacute; bien considero y profundizo la verdad de las cosas! No, no
+ volver&eacute; &aacute; incurrir en tales tonter&iacute;as. Por supuesto, siempre es
+ conveniente equivocarse para adquirir experiencia y estudiar y conocer la vida.
+ Felizmente, ya s&eacute; &aacute; qu&eacute; atenerme. Dichosos los que han pasado
+ tantas amarguras y visto tant&iacute;simo mundo.... Pero si no tengo telara&ntilde;as
+ en los ojos, amigo vientecillo, all&aacute; &aacute; lo lejos se distingue una
+ alt&iacute;sima torre que debe de ser de alguna catedral. S&iacute;: &aacute; medida
+ que nos acercamos se va destacando la mole del edificio.... No parece sino que Dios
+ nos ha encaminado &aacute; este sitio para que nos arrepintamos de nuestras culpas y
+ aprendamos que El es la &uacute;nica verdad, la &uacute;nica vida y el camino
+ &uacute;nico, fuente de todas las cosas, consuelo de todas las aflicciones, asilo de
+ todos los extraviados.... &iexcl;Ay! vamos pronto, que ya tengo deseo de entrar
+ all&iacute;: &iquest;no oyes repicar de las campanas? &iquest;no ves c&oacute;mo el
+ <a id="Page_179" name='Page_179'></a>perfila con rayos de oro las mil estatuas
+ erigidas en los pin&aacute;culos y agujas que rematan el grandioso monumento por una
+ y otra parte? Date prisa y lleguemos pronto, amiguito; &iexcl;qu&eacute; pesado te
+ has vuelto! A ver si encontramos un agujerito por donde introducirnos.&raquo;</p>
+ <br />
+
+ <h3>CANTO CUARTO</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Dieron vueltas alrededor del templo, que era ojival y de sorprendente hermosura, y
+ al fin, hallando un vidrio roto, se colaron dentro sin pedir permiso al
+ sacrist&aacute;n. Soberbio espect&aacute;culo se ofreci&oacute; &aacute; las miradas
+ de nuestros dos viajeros. La vasta nave y sus haces de columnas delicad&iacute;simas,
+ que remataban en palmeras, entreteji&eacute;ndose para formar la b&oacute;veda; las
+ ventanas rasgadas en toda la extensi&oacute;n del pavimento y cubiertas con el
+ di&aacute;fano muro de cristales de colores; la multitud de figuras representativas;
+ la fauna, la flora; la riqueza de los altares, las luces, los resplandecientes trajes
+ de los sacerdotes; el incienso, formando azuladas nubes; el son del &oacute;rgano,
+ &aacute; veces suave y apagado como la respiraci&oacute;n de un n;i&ntilde;o
+ que duerme, despu&eacute;s fuerte y estent&oacute;reo como el resoplido de un gigante
+ col&eacute;rico; el coro grave, y los rezos quejumbrosos, todo esto <a id="Page_180"
+ name='Page_180'></a>impresion&oacute; de tal modo &aacute; nuestra viajera, que
+ estuvo un buen rato pegada &aacute; la b&oacute;veda, sin, atreverse &aacute;
+ descender, sobrecogida de admiraci&oacute;n, piedad y respeto.</p>
+ <p>&laquo;Me falta poco para llorar, amigo vientecillo&mdash;dijo.&mdash;Aunque un
+ poco tard&iacute;o, mi arrepentimiento es seguro. &iexcl;Con cu&aacute;nto gozo abro
+ mis ojos &aacute; la luz de la verdad! &iquest;Y habr&aacute; quien sostenga que
+ puede haber dicha, reposo y paz fuera de la religi&oacute;n sacrat&iacute;sima? Santa
+ y sublime fe: &aacute; t&iacute; vengo fatigada de las luchas del mundo, el alma
+ llena de congojas y atormentada por el recuerdo de mis pasados extrav&iacute;os.
+ Inexperta y alucinada, juzgu&eacute; que el mejor empleo y ocupaci&oacute;n de mi ser
+ era el amor, los goces &oacute; la incitante gloria, cosas &iexcl;ay! de liviana
+ realidad que se desvanecen pasada la ilusi&oacute;n primera. Mi alma est&aacute;
+ pura, y anhela reposarse en el bien. Aborrezco el mundo; pienso s&oacute;lo en Dios,
+ im&aacute;n de nuestros corazones, fuente de toda salud, principio de toda
+ inteligencia. Aqu&iacute;, en este santo y bello asilo, creado por el arte y la fe,
+ he de pasar lo que me resta de vida. Segur&iacute;sima estoy ahora de no variar de
+ inclinaciones ni de pensamiento. Aqu&iacute;, siempre aqu&iacute;. Dulce es, entre
+ todas las dulzuras, zambullir el pensamiento en la idea de Dios, adorarle,
+ contemplarle, confundirnos ante su presencia como granos de polvo &oacute;
+ fr&aacute;giles plumas que somos las criaturas <a id="Page_181"
+ name='Page_181'></a>Vientecillo, puedes marcharte, que yo me quedo aqu&iacute; para
+ toda la vida. &iexcl;Cu&aacute;n feliz soy!&raquo;</p>
+ <p>Call&oacute; la pluma y se acurruc&oacute; con devota compostura en la punta de
+ una de las espinas que ce&ntilde;&iacute;an la frente del dorado Cristo suspendido en
+ lo m&aacute;s alto del retablo. Cesaron los cantos, apag&aacute;ronse las luces.
+ Rumores extra&ntilde;os de misales que se cierran, de goznes rechinantes, de papeles
+ de m&uacute;sica que se arrollan, de cortinas que se corren tapando un santo, de
+ llaves que crujen en la enmohecida cerradura, de ac&oacute;litos que tropiezan
+ corriendo hacia la sacrist&iacute;a, de rosarios que se guardan, sustituyeron
+ &aacute; la imponente salmodia de antes; y las pisadas de los hombres y las faldas de
+ las mujeres levantaron ligera nube de polvo que subi&oacute; &aacute; confundirse con
+ los desgarrados celajes del incienso, vagabundos a&uacute;n por las altas
+ b&oacute;vedas, como los jirones de nubes que corren por el cielo despu&eacute;s de
+ una tempestad.</p>
+ <p>Vino la noche, y los vidrios se obscurecieron, tomando tintas suaves y
+ misteriosas. La gran nave qued&oacute; por fin en completa sombra; mas en lo alto de
+ sus muros velaban, como espectros de moribundo resplandor, las pintadas efigies de
+ cristal. En el centro del l&oacute;brego santuario luc&iacute;a un punto de luz: era
+ la l&aacute;mpara del altar, que como un alma despierta y vigilante oraba en el
+ recinto. Su d&eacute;bil claridad apenas iluminaba los <a id="Page_182"
+ name='Page_182'></a>pies del Santo Cristo pr&oacute;ximo, y el blanco cuerpo de un
+ obispo de m&aacute;rmol que, tendido en su mausoleo, parec&iacute;a como que &aacute;
+ ratos abr&iacute;a la boca para bostezar.</p>
+ <p>Pasaron horas y m&aacute;s horas, que por lo largas parec&iacute;an noches
+ empalmadas, sin d&iacute;as que las separasen, y la pluma acab&oacute; sus rezos y
+ los volvi&oacute; &aacute; empezar, y acabados de nuevo, y agotado todo el repertorio
+ de oraciones que sab&iacute;a, dijo otras que sacaba de su cabeza, hasta que al fin,
+ no ocurri&eacute;ndosele nada, aburrida de aburrirse, se dej&oacute; decir:</p>
+ <p>&laquo;Vientecillo, me alegro de que no te hayas ido. Ven ac&aacute; un momento:
+ &iquest;sabes que siento as&iacute; como ganas de dar un pase&iacute;to por
+ ah&iacute; fuera? No es que quiera abandonar este sitio, pues lo dicho dicho:
+ aqu&iacute; he de estarme toda la vida. Es que, hablando con sinceridad, esto es
+ bastante triste, no s&eacute;, no s&eacute;... las horas tienen una longitud
+ desmesurada. Si me apuras, te dir&eacute; con mi habitual franqueza que me aburro
+ soberanamente. &iquest;Por qu&eacute; no hemos de salir &aacute; refrescarnos la
+ cabeza y a ver el cielo? pues por mucha que sea nuestra devoci&oacute;n, no hemos de
+ estar siempre reza que te reza, y conviene dar al &aacute;nimo esparcimiento para
+ cobrar fuerzas y ... ya me entiendes. Salgamos, que en realidad no tiene maldita
+ gracia que nos estemos aqu&iacute; hechos unos pasmarotes. Y repara que
+ despu&eacute;s que aquellos se&ntilde;ores acabaron <a id="Page_183"
+ name='Page_183'></a>de cantar, esto est&aacute; tan solo y obscuro que antes impone
+ miedo que piedad. Largu&eacute;monos fuera un ratito, que una cosa es la fe y otra el
+ saludable recreo del cuerpo y del alma.</p>
+ <br />
+
+ <h3>CANTO QUINTO</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Salieron por donde hab&iacute;an entrado, y al hallarse fuera, la pluma
+ prorrumpi&oacute; en exclamaciones:</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Oh, gracias &aacute; Dios que veo otra vez el profundo cielo, las
+ altas estrellas y la luna! &iexcl;Qu&eacute; hermosura! Par&eacute;ceme que hace
+ a&ntilde;os que no he visto este admirable espect&aacute;culo, siempre nuevo y
+ seductor. Mira, alarguemos nuestro pase&iacute;to, que en nada se admira tanto
+ &aacute; Dios como en la naturaleza, ni nada es en &eacute;sta tan bello como la
+ noche. Vaya, con franqueza, amigo viento: &iquest;no es esto m&aacute;s hermoso que
+ el antro sombr&iacute;o y estrecho de la catedral? Compara aquella l&aacute;mpara con
+ estas luminarias celestiales que tenemos encima de nuestras cabezas.... Sigamos un
+ poquit&iacute;n m&aacute;s all&aacute;; que si no volvi&eacute;ramos, ya
+ encontrar&iacute;amos otra catedral en que meternos. Hay muchas, mientras que cielos
+ no hay m&aacute;s que uno.... &iexcl;Cu&aacute;nto se aprende viviendo! &iquest;Sabes
+ lo que se me ha ocurrido? Pues que la religi&oacute;n es cosa admirable; pero que
+ consagrarse enteramente &aacute; ella sin pen<a id="Page_184" name='Page_184'></a>sar
+ en nada m&aacute;s, me parece una gran majader&iacute;a. Ya voy teniendo experiencia,
+ y veo todas las cosas con mucha claridad. Para alabar &aacute; Dios y honrarle, me
+ parece &aacute; m&iacute; que antes que pasarnos la vida metidas en las iglesias,
+ debemos las plumas emplear constantemente nuestro pensamiento en conocer y apreciar
+ las leyes por el mismo Dios creadas. Yo, si quieres que te hable con el
+ coraz&oacute;n en la mano, no tengo muchas ganas de volver &aacute; la catedral,
+ fuera de que ya hemos perdido el camino y no lo encontraremos f&aacute;cilmente.
+ &iquest;No te parece que debemos lanzarnos por esos espacios anch&iacute;simos
+ buscando en ellos la raz&oacute;n de todas las cosas? Siento tal curiosidad, que no
+ s&eacute; qu&eacute; har&iacute;a por satisfacerla. &iexcl;Saber! Ese es el objeto de
+ nuestra vida; en saber consiste la felicidad. No negar&eacute; yo que la Fe es muy
+ estimable; pero la Ciencia, amigo m&iacute;o, &iexcl;cu&aacute;nto m&aacute;s
+ estimable es! Por consiguiente, te confieso con toda ingenuidad que he variado de
+ ideas, pero con el firme prop&oacute;sito de que &eacute;sta sea la &uacute;ltima
+ vez. Quiero, &aacute; fe de pluma de origen divino, examinar c&oacute;mo y por
+ qu&eacute; se mueven esos astros; &aacute; qu&eacute; distancia est&aacute;n unos de
+ otros; qu&eacute; tama&ntilde;o y qu&eacute; cantidad de agua tienen los mares;
+ qu&eacute; hay dentro de la tierra; c&oacute;mo se hacen la lluvia, el rayo, el
+ granizo; de qu&eacute; diablos est&aacute; compuesto el sol; qu&eacute; cosa es la
+ luz y qu&eacute; el calor, etc&eacute;tera, etc. Me da la gana de saber todas esas
+ co<a id="Page_185" name='Page_185'></a>sas. Gracias &aacute; Dios que he encontrado
+ la verdadera y leg&iacute;tima ocupaci&oacute;n de mi esp&iacute;ritu. Ni el amor
+ pastoril, ni los placeres sensuales, ni la terrible y est&uacute;pida gloria, ni el
+ misticismo est&eacute;ril, enaltecen al ser. &iexcl;El conocimiento! ah&iacute;
+ tienes la vida, la verdadera vida, amigo vientecillo. Bendigo mis errores, de cuyas
+ tinieblas saqu&eacute; la luz de mi experiencia y la certeza del destino que tenemos
+ las plumas. Ll&eacute;vame, amigo, ll&eacute;vame por ah&iacute;, pronto, que hay
+ mucho que ver y mucho que estudiar.&raquo;</p>
+ <p>Corrieron, volaron, y la pluma no se cansaba de sus observaciones especulativas.
+ Estudi&oacute; la marcha de los astros y las distancias &aacute; que est&aacute;n de
+ la tierra; atraves&oacute; el inmenso Oc&eacute;ano de una orilla &aacute; otra;
+ h&iacute;zose cargo de la configuraci&oacute;n y trazado de las costas; midi&oacute;
+ el globo, fijando la atenci&oacute;n en la diversidad de sus climas y habitantes;
+ penetr&oacute; en las cavernas profundas, donde existen los indescifrables documentos
+ de la Mineralog&iacute;a, y ley&oacute; el gran libro Geol&oacute;gico, en cuyas
+ p&aacute;ginas &oacute; capas hablan idioma parecido al de los jerogl&iacute;ficos la
+ multitud de f&oacute;siles, siglos muertos que tan bien saben contar el misterio de
+ las pasadas vidas; todo lo estudi&oacute;, lo conoci&oacute; y se lo meti&oacute; en
+ el mag&iacute;n, y entre tanto no cesaba de repetir:</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Gran cosa es la Ciencia! &iexcl;Y cu&aacute;nto me felicito de haber
+ entrado por este camino, el &uacute;nico <a id="Page_186" name='Page_186'></a>digno
+ de nuestro noble origen!... Pero lo que me enfada es que nunca llegamos al fin:
+ &aacute; medida que voy aprendiendo, se me presentan nuevos misterios y enigmas. Yo
+ quisiera aprend&eacute;rmelo todo de una vez. Es mucho cuento &eacute;ste de que
+ nunca se le ve el fondo al odre de la sabidur&iacute;a. &iexcl;Ay! Vientecillo
+ perezoso, corre m&aacute;s, &aacute; ver si conseguimos llegar &aacute; un punto
+ donde no haya m&aacute;s tierra, ni m&aacute;s mar, ni m&aacute;s cielo, ni
+ m&aacute;s estrellas.... Esto no se acaba nunca. Corramos, volemos, que no ha de
+ haber cosa que yo no vea ni examine, ni arcano que no se me revele. He de saber
+ c&oacute;mo es Dios, c&oacute;mo es el alma humana, de d&oacute;nde salimos las
+ plumas y &aacute; d&oacute;nde volvemos, despu&eacute;s de dar nuestro &uacute;ltimo
+ vuelo e el viaje de la existencia.&raquo;</p>
+ <hr style='width: 45%;' />
+ <p>Y as&iacute; transcurri&oacute; un lapso de tiempo indeterminable, y ni se
+ ve&iacute;a el fin de la Ciencia, ni la sed de saber encontraba donde saciarse por
+ completo. Ya hab&iacute;an recorrido toda la atm&oacute;sfera que rodea nuestro
+ planeta; y la buena pluma, cansada y aburrida, sin fuerzas para avanzar m&aacute;s,
+ giraba alrededor de su eje con desorden y aturdimiento, como un astro que se vuelve
+ loco y olvida la ley de su rotaci&oacute;n.</p>
+ <p><a id="Page_187" name='Page_187'></a>&laquo;&iexcl;Ay! vientecillo&mdash;exclamaba
+ l&aacute;nguidamente,&mdash;ya estoy confusa, ya estoy mareada. &iquest;De qu&eacute;
+ vale la ciencia, si al fin, despu&eacute;s de tanto investigar m&aacute;s me espanta
+ lo que ignoro que me satisface lo que s&eacute; &iexcl;Ay! compa&ntilde;ero
+ m&iacute;o de desenga&ntilde;os, <i>s&oacute;lo s&eacute; que no se una condenada
+ palabra de nada.</i> Esto es para volverse una loca. Ll&eacute;vame &aacute; un sitio
+ rec&oacute;ndito donde encuentre el consuelo del olvido. Quiero aniquilarme; quiero
+ reposar en completa calma, dando paz al pensamiento y &aacute; la imaginaci&oacute;n
+ siempre ambiciosa. &iexcl;Cu&aacute;ntas equivocaciones en tan breve tiempo! Ni el
+ amor, ni el placer, ni la gloria, ni la religi&oacute;n, ni la ciencia me satisfacen.
+ El lugar de paz y de contento perdurable con que so&ntilde;aba para pasar la vida, no
+ se encuentra en parte alguna. Experiencia lenta y dolorosa, &iquest;de qu&eacute;
+ sirves? Si ese lugar que busco no existe por aqu&iacute;, forzosamente ha de existir
+ en alguna otra regi&oacute;n. Busqu&eacute;moslo, amigo leal y ya inseparable.... Veo
+ que no est&aacute;s menos aburrido y desilusionado que yo. &iexcl;Ay! yo desfallezco;
+ apenas puedo sostenerme en tus brazos; todo me desagrada: el aire, la luz, los
+ &aacute;rboles, la mar, el espacio, las estrellas, el sol.&raquo;</p>
+ <p>Fijaron la vista en la tierra, de la cual muy cerca estaban, y vieron una como
+ procesi&oacute;n que se dirig&iacute;a &aacute; un bosquecillo frondoso, entre cuya
+ verdura se destacaban objetos de blanqu&iacute;simo m&aacute;rmol. Era un cementerio,
+ y la procesi&oacute;n un <a id="Page_188" name='Page_188'></a>entierro. Observaron
+ nuestros viajeros que sobre la tierra hab&iacute;a sido colocado un ata&uacute;d
+ peque&ntilde;o y azul. Abri&eacute;ronlo algunos de los circunstantes, y todos los
+ dem&aacute;s se agruparon en derredor para ver las facciones de la muerta: era una
+ ni&ntilde;a como de diez a&ntilde;os, coronada de flores, las manecitas cruzadas en
+ actitud de rezar no se sabe qu&eacute; y semejante &aacute; un &aacute;ngel de cera,
+ tan bonito y puro, que al verle todos se admiraban de que se hubiera tomado el
+ trabajo de vivir.</p>
+ <p>&laquo;Aqu&iacute;, aqu&iacute; quiero estar siempre, querido vientecillo.
+ Su&eacute;ltame, d&eacute;jame caer&raquo;&mdash;dijo la pluma, desasi&eacute;ndose
+ de los brazos de su amado conductor, para caer dentro del ata&uacute;d.</p>
+ <p>Este se cerr&oacute;, y el vientecillo, que empezaba &aacute; dar revoloteos para
+ sacarla con ma&ntilde;a, no pudo conseguirlo, y la pluma qued&oacute; dentro.</p>
+ <p>&iquest;Acabar&aacute;n con esto tus paseos, oh alma humana?</p>
+ <p>Abril de 1872.</p>
+ <a id="Page_189" name='Page_189'></a>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="LA_CONJURACION_DE_LAS_PALABRAS" name='LA_CONJURACION_DE_LAS_PALABRAS'></a>
+ <h2><a id="Page_190" name='Page_190'></a>LA CONJURACI&Oacute;N DE LAS PALABRAS</h2>
+ <br />
+
+ <p>Erase un gran edificio llamado <i>Diccionario de la Lengua Castellana</i>, de
+ tama&ntilde;o tan colosal y fuera de medida, que, al decir de los cronistas, ocupaba
+ casi la cuarta parte de una mesa, de estas que, destinadas &aacute; varios usos,
+ vemos en las casas de los hombres. Si hemos de creer &aacute; un viejo documento
+ hallado en viej&iacute;simo pupitre, cuando pon&iacute;an al tal edificio en el
+ estante de su due&ntilde;o, la tabla que lo sosten&iacute;a amenazaba desplomarse,
+ con detrimento de todo lo que hab&iacute;a en ella. Form&aacute;banlo dos anchos
+ murallones de cart&oacute;n, forrados en piel de becerro jaspeado, y en la fachada,
+ que era tambi&eacute;n de cuero, se ve&iacute;a un ancho cartel con doradas letras,
+ que dec&iacute;an al mundo y &aacute; la posteridad el nombre y significaci&oacute;n
+ de aquel gran monumento.</p>
+ <p>Por dentro era un laberinto tan maravilloso, que ni el mismo de Creta se le
+ igualara. Divid&iacute;anlo hasta seiscientas paredes de papel con sus numeros
+ llamados p&aacute;ginas. Cada espacio estaba subdividido en tres corredores &oacute;
+ cruj&iacute;as muy <a id="Page_191" name='Page_191'></a>grandes, y en estas
+ cruj&iacute;as se hallaban innumerables celdas, ocupadas por los ochocientos &oacute;
+ novecientos mil seres que en aquel vast&iacute;simo recinto ten&iacute;an su
+ habitaci&oacute;n. Estos seres se llamaban palabras.</p>
+ <hr style='width: 45%;' />
+ <p>Una ma&ntilde;ana sinti&oacute;se gran ruido de voces, patadas, choque de armas,
+ roce de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ej&eacute;rcito se
+ levantara y vistiese &aacute; toda prisa, apercibi&eacute;ndose para una tremenda
+ batalla. Y &aacute; la verdad, cosa de guerra deb&iacute;a de ser, porque &aacute;
+ poco rato salieron todas &oacute; casi todas las palabras del <i>Diccionario</i>, con
+ fuertes y relucientes armas, formando un escuadr&oacute;n tan grande que no cupiera
+ en la misma Biblioteca Nacional. Magn&iacute;fico y sorprendente era el
+ espect&aacute;culo que este ej&eacute;rcito presentaba, seg&uacute;n me dijo el
+ testigo ocular que lo presenci&oacute; todo desde un escondrijo inmediato, el cual
+ testigo ocular era un viej&iacute;simo <i>Flos sanctorum</i>, forrado en pergamino
+ que en el propio estante se hallaba &aacute; la saz&oacute;n.</p>
+ <p>Avanz&oacute; la comitiva hasta que estuvieron todas las palabras fuera del
+ edificio. Tratar&eacute; de describir el orden y aparato de aquel ej&eacute;rcito
+ siguiendo fielmente la veraz, escrupulosa y aut&eacute;ntica narraci&oacute;n de mi
+ amigo el <i>Flos sanctorum</i>. <a id="Page_192" name='Page_192'></a>Delante
+ marchaban unos heraldos llamados Art&iacute;culos, vestidos con magn&iacute;ficas
+ dalm&aacute;ticas y cotas de fin&iacute;simo acero: no llevaban armas, y s&iacute;
+ los escudos de sus se&ntilde;ores los Sustantivos que ven&iacute;an un poco
+ m&aacute;s atr&aacute;s. Estos, en n&uacute;mero casi infinito, eran tan vistosos y
+ gallardos que daba gozo verlos. Unos llevaban resplandecientes armas del m&aacute;s
+ puro metal, y cascos en cuya cimera ondeaban plumas y festones; otros vest&iacute;an
+ lorigas de cuero fin&iacute;simo, recamadas de oro y plata; otros cubr&iacute;an sus
+ cuerpos con luengos trajes talares, &aacute; modo de senadores venecianos. Aquellos
+ montaban poderosos potros ricamente enjaezados, y otros iban &aacute; pie. Algunos
+ parec&iacute;an menos ricos y lujosos que los dem&aacute;s; y aun puede asegurarse
+ que hab&iacute;a bastantes pobremente vestidos, si bien &eacute;stos eran poco
+ vistos, porque el brillo y elegancia de los otros como que les ocultaba y
+ obscurec&iacute;a. Junto &aacute; los Sustantivos marchaban los Pronombres; que iban
+ &aacute; pie y delante, llevando la brida de los caballos, &oacute; detr&aacute;s,
+ sosteniendo la cola del vestido de sus amos, ya gui&aacute;ndoles &aacute; guisa de
+ lazarillos, ya d&aacute;ndoles el brazo para sost&eacute;n de sus flacos cuerpos,
+ porque, sea dicho de paso, tambi&eacute;n hab&iacute;a Sustantivos muy valetudinarios
+ y decr&eacute;pitos, y algunos parec&iacute;an pr&oacute;ximos &aacute; morir.
+ Tambi&eacute;n se ve&iacute;an no pocos Pronombres representando &aacute; sus amos,
+ que se quedaron en cama por enfermos &oacute; perezosos, y es<a id="Page_193"
+ name='Page_193'></a>tos Pronombres formaban en la l&iacute;nea de los Sustantivos
+ como si de tales hubieran categor&iacute;a. No es necesario decir que los
+ hab&iacute;a de ambos sexos; y las damas cabalgaban con igual donaire que los
+ hombres, y aun esgrim&iacute;an las armas con tanto desenfado como ellos.</p>
+ <p>Detr&aacute;s ven&iacute;an los Adjetivos, todos &aacute; pie; y eran como
+ servidores &oacute; sat&eacute;lites de los Sustantivos, porque formaban al lado de
+ ellos, atendiendo &aacute; sus &oacute;rdenes para obedecerlas. Era cosa sabida que
+ ning&uacute;n caballero Sustantivo pod&iacute;a hacer cosa derecha sin el auxilio de
+ un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos; pero &eacute;stos, &aacute;
+ pesar de la fuerza y significaci&oacute;n que prestaban &aacute; sus amos, no
+ val&iacute;an solos ni un ardite, y se aniquilaban completamente en cuanto quedaban
+ solos. Eran brillantes y caprichosos adornos y trajes, de colores vivos y formas muy
+ determinadas; y era de notar que cuando se acercaban al amo, este tomaba el color y
+ la forma de aquellos, quedando transformado al exterior aunque en esencia el
+ mismo.</p>
+ <p>Como a diez varas de distancia ven&iacute;an los Verbos, que eran unos
+ se&ntilde;ores de lo m&aacute;s extra&ntilde;o y maravilloso que puede concebir la
+ fantas&iacute;a.</p>
+ <p>No es posible decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni
+ contar su edad, ni describirlos con precisi&oacute;n y exactitud. Basta saber que se
+ mov&iacute;an mucho y &aacute; todos lados, y tan <a id="Page_194"
+ name='Page_194'></a>pronto iban hacia atr&aacute;s como hacia adelante y se juntaban
+ dos para andar emparejados. Lo cierto del caso, seg&uacute;n me asegur&oacute; el
+ <i>Flos sanctorum</i>, es que sin los tales personajes no se hac&iacute;a cosa
+ &aacute; derechas en aquella Rep&uacute;blica, y si bien los Sustantivos eran muy
+ &uacute;tiles, no pod&iacute;an hacer nada por s&iacute;, y eran como instrumentos
+ ciegos cuando alg&uacute;n se&ntilde;or Verbo no los dirig&iacute;a. Tras
+ &eacute;stos ven&iacute;an los Adverbios, que ten&iacute;an cataduras de pinches de
+ cocina; como que su oficio era prepararles la comida &aacute; los Verbos y servirles
+ en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, como lo acreditaban
+ viej&iacute;simos pergaminos geneal&oacute;gicos, y aun hab&iacute;a Adjetivos que
+ desempe&ntilde;aban en comisi&oacute;n la plaza de Adverbios, para lo cual bastaba
+ ponerles una cola &oacute; falda que dec&iacute;a: <i>mente</i>.</p>
+ <p>Las Preposiciones eran enanas, y m&aacute;s que personas parec&iacute;an cosas,
+ movi&eacute;ndose autom&aacute;ticamente: iban junto &aacute; los Sustantivos para
+ llevar recado &aacute; alg&uacute;n Verbo, &oacute; viceversa. Las Conjunciones
+ andaban por todos lados metiendo bulla; y una de ellas especialmente, llamada
+ <i>que</i>, era el mismo enemigo y &aacute; todos los ten&iacute;a revueltos y
+ alborotados, porque indispon&iacute;a &aacute; un se&ntilde;or Sustantivo con un
+ se&ntilde;or Verbo, y &aacute; veces trastornaba lo que &eacute;ste dec&iacute;a,
+ variando completamente el sentido. Detr&aacute;s de todos marchaban las
+ Interjecciones, que no ten&iacute;an cuerpo, sino tan s&oacute;lo cabeza, con gran
+ boca siempre abierta. No se met&iacute;an <a id="Page_195" name='Page_195'></a>con
+ nadie, y se manejaban solas; que aunque pocas en n&uacute;mero es fama que
+ sab&iacute;an hacerse valer.</p>
+ <p>De estas palabras, algunas eran nobil&iacute;simas, y llevaban en sus escudos
+ delicadas empresas, por donde se ven&iacute;a en conocimiento de su abolengo latino o
+ &aacute;rabe; otras, sin alcurnia antigua de que vanagloriarse, eran nuevecillas,
+ plebeyas o de poco m&aacute;s o menos. Las nobles las trataban con desprecio. Algunas
+ hab&iacute;a tambi&eacute;n en calidad de emigradas de Francia, esperando el tiempo
+ de adquirir nacionalidad. Otras, en cambio, ind&iacute;genas hasta la pared de
+ enfrente, se ca&iacute;an de puro viejas, y yac&iacute;an arrinconadas, aunque las
+ dem&aacute;s guardaran consideraci&oacute;n a sus arrugas; y las hab&iacute;a tan
+ petulantes y presumidas, que despreciaban a las dem&aacute;s mir&aacute;ndolas
+ enf&aacute;ticamente.</p>
+ <p>Llegaron &aacute; la plaza del Estante la ocuparon de punta &aacute; punta. El
+ verbo <i>Ser</i> hizo una especie de cadalso &oacute; tribuna con dos admiraciones y
+ algunas comas que por all&iacute; rodaban, y subi&oacute; &aacute; &eacute;l con
+ intenci&oacute;n de despotricarse; pero le quit&oacute; la palabra un Sustantivo muy
+ travieso y hablador llamado <i>Hombre</i>, el cual, subiendo &aacute; los hombros de
+ sus edecanes, los simp&aacute;ticos Adjetivos <i>Racional</i> y <i>Libre</i>,
+ salud&oacute; &aacute; la multitud, quit&aacute;ndose la H, que &aacute; guisa de
+ sombrero le cubr&iacute;a, empez&oacute; &aacute; hablar en estos &oacute; parecidos
+ t&eacute;rminos:</p>
+ <p>&laquo;Se&ntilde;ores: la osad&iacute;a de los escritores espa&ntilde;oles ha
+ irritado nuestros &aacute;nimos, y es preciso darles <a id="Page_196"
+ name='Page_196'></a>les justo y pronto castigo. Ya no les basta introducir en sus
+ libros contrabando franc&eacute;s, con gran detrimento de la riqueza nacional, sino
+ que cuando por casualidad se nos emplea, trastornan nuestro sentido y nos hacen decir
+ lo contrario de nuestra intenci&oacute;n. (<i>Bien, bien</i>.) De nada sirve nuestro
+ noble origen latino, para que esos tales respeten nuestro significado. Se nos
+ desfigura de un modo que da grima y dolor. As&iacute;, permitidme que me conmueva,
+ porque las l&aacute;grimas brotan de mis ojos y no puedo reprimir la
+ emoci&oacute;n.&raquo; <i>(Nutridos aplausos.)</i></p>
+ <p>El orador se enjug&oacute; las l&aacute;grimas con la punta de la <i>e</i>, que de
+ fald&oacute;n le serv&iacute;a, y ya se preparaba &aacute; continuar, cuando le
+ distrajo el rumor de una disputa que no lejos se hab&iacute;a entablado.</p>
+ <p>Era que el Sustantivo <i>Sentido</i> estaba dando de mojicones al Adjetivo
+ <i>Com&uacute;n</i>, y le dec&iacute;a:</p>
+ <p>&laquo;Perro, foll&oacute;n y sucio vocablo, por t&iacute; me traen asendereado, y
+ me ponen como salvaguardia de toda clase de destinos. Desde que cualquier escritor no
+ entiende palotada de una ciencia, se escuda con el <i>Sentido Com&uacute;n</i>, y ya
+ le parece que es el m&aacute;s sabio de la tierra. Vete, negro y pest&iacute;fero
+ Adjetivo, lejos de mi, &oacute; te juro que no saldr&aacute;s con vida de mis
+ manos.&raquo;</p>
+ <p>Y al decir esto, el <i>Sentido</i> enarb&oacute;l&oacute; la <i>t</i>, y
+ d&aacute;ndole un garrotazo con ella &aacute; su escudero, le dej&oacute; tan mal
+ parado, que tuvieron que ponerle un <a id="Page_197" name='Page_197'></a>vendaje en
+ la <i>o</i>, y bizmarle las costillas de la <i>m</i> porque se iba desangrando por
+ all&iacute; &aacute; toda prisa.</p>
+ <p>&laquo;Haya paz, se&ntilde;ores&mdash;dijo un Sustantivo Femenino llamado
+ <i>Filosof&iacute;a</i>, que con due&ntilde;escas tocas blancas apareci&oacute; entre
+ el tumulto. Mas en cuanto le vi&oacute; otra palabra llamada <i>M&uacute;sica</i>, se
+ ech&oacute; sobre ella y empez&oacute; &aacute; mesarla los cabellos y &aacute; darle
+ coces, cantando as&iacute;:</p>
+ <p>&mdash;Miren la bellaca, la sandia, la loca; &iquest;pues no quiere llevarme
+ encadenada con una Preposici&oacute;n, diciendo que yo tengo Filosof&iacute;a? Yo no
+ tengo sino M&uacute;sica, hermana. D&eacute;jeme en paz y p&uacute;drase de vieja en
+ compa&ntilde;&iacute;a de la <i>Alemana</i> que es otra vieja loca.</p>
+ <p>&mdash;Quita all&aacute;, bullanguera&mdash;dijo la <i>Filosof&iacute;a</i>
+ arranc&aacute;ndole a la <i>M&uacute;sica</i> el penacho &oacute; acento que muy
+ erguido sobre la <i>u</i> llevaba;&mdash;que all&aacute;, que para nada vales, ni
+ sirves m&aacute;s que de pasatiempo pueril.</p>
+ <p>&mdash;Poco &aacute; poco, se&ntilde;oras m&iacute;as&mdash;grit&oacute; un
+ Sustantivo, alto, delgado, flaco y medio t&iacute;sico, llamado el
+ <i>Sentimiento</i>.&mdash;A ver, se&ntilde;ora <i>Filosof&iacute;a</i> si no me dice
+ usted esas cosas &aacute; mi hermana tendremos que vernos las caras. Est&eacute;se
+ usted quieta y deje &aacute; Perico en su casa, porque todos tenemos trapitos que
+ lavar, y si yo saco los suyos, ni con colada habr&aacute;n de quedar limpios.</p>
+ <p>&mdash;Miren el mocoso&mdash;dijo la <i>Raz&oacute;n</i> que andaba por
+ all&iacute; en pa&ntilde;os menores y un poquillo desme<a id="Page_198"
+ name='Page_198'></a>lenada,&mdash;&iquest;qu&eacute; ser&iacute;a de esos badulaques
+ sin m&iacute;? No re&ntilde;ir, y cada uno &aacute; su puesto, que si me
+ incomodo....</p>
+ <p>&mdash;No ha de ser&mdash;dijo el Sustantivo <i>Mal</i>, que en todo hab&iacute;a
+ de meterse.</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Qui&eacute;n le ha dado &aacute; usted vela en este entierro,
+ t&iacute;o <i>Mal</i>? V&aacute;yase al Infierno, que ya est&aacute; de m&aacute;s en
+ el mundo.</p>
+ <p>&mdash;No, se&ntilde;oras; perdonen us&iacute;as, que no estoy sino muy retebien.
+ Un poco decaidillo andaba; pero despu&eacute;s que tom&eacute; este lacayo, que ahora
+ me sirve, me voy remediando.&mdash;Y mostr&oacute; un lacayo, que era el Adjetivo
+ <i>Necesario</i>.</p>
+ <p>&mdash;Qu&iacute;tenmela, que la mato&mdash;chillaba la <i>Religi&oacute;n</i>,
+ que hab&iacute;a venido &aacute; las manos con la
+ <i>Pol&iacute;tica</i>;&mdash;qu&iacute;tenmela, que me ha usurpado el nombre para
+ disimular en el mundo sus socali&ntilde;as y gatuperios.</p>
+ <p>&mdash;Basta de indirectas. &iexcl;Orden!&mdash;dijo el Sustantivo
+ <i>Gobierno</i>, que se present&oacute; para poner paz en el asunto.</p>
+ <p>-D&eacute;jelas que se ara&ntilde;en, hermano&mdash;observ&oacute; la
+ <i>Justicia</i>;&mdash;d&eacute;jelas que se ara&ntilde;en, que ya sabe vuecencia que
+ rabian de verse juntas. Procuremos nosotros no andar tambi&eacute;n &aacute; la
+ gre&ntilde;a, y adelante con los faroles.&raquo;</p>
+ <p>Mientras esto ocurr&iacute;a, se present&oacute; un gallardo Sustantivo, vestido
+ con relucientes armas, y trayendo un escudo con peregrinas figuras y lema <a
+ id="Page_199" name='Page_199'></a>de plata y oro. Llam&aacute;base el <i>Honor</i>, y
+ ven&iacute;a a quejarse de los innumerables desatinos que hac&iacute;an los humanos
+ en su nombre, d&aacute;ndole las m&aacute;s raras aplicaciones, y haci&eacute;ndole
+ significar lo que m&aacute;s les ven&iacute;a &aacute; cuento. Pero el sustantivo
+ <i>Moral</i>, que estaba en un rinc&oacute;n at&aacute;ndose un hilo en la que se le
+ hab&iacute;a roto en la anterior refriega, se present&oacute;, atrayendo la
+ atenci&oacute;n general. Quej&oacute;se de que se le sub&iacute;an &aacute; las
+ barbas ciertos Adjetivos advenedizos, y concluy&oacute; diciendo que no le gustaban
+ ciertas compa&ntilde;&iacute;as, y que m&aacute;s le valia andar solo; de lo cual se
+ rieron otros muchos Sustantivos fachendosos que no llevaban nunca menos de seis
+ Adjetivos de servidumbre.</p>
+ <p>Entre tanto, la <i>Inquisici&oacute;n</i>, una viejecilla que no se pod&iacute;a
+ tener, estaba pegando fuego &aacute; la hoguera que hab&iacute;a hecho con
+ interrogantes gastados, palos de <i>T</i> y par&eacute;ntesis rotos, en la cual
+ hoguera dicen que queria quemar &aacute; la <i>Libertad</i> que andaba dando zancajos
+ por all&iacute; con much&iacute;sima gracia y desenvoltura. Por otro lado estaba el
+ Verbo <i>Matar</i>, dando grandes voces, y cerrando el pu&ntilde;o con rabia,
+ dec&iacute;a de vez en cuando:</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Si me conjugo...!&raquo;</p>
+ <p>Oyendo lo cual el Sustantivo <i>Paz</i>, acudi&oacute; corriendo tan &aacute;
+ prisa, que tropez&oacute; en la <i>z</i> con que ven&iacute;a calzada, y cay&oacute;
+ cuan larga era, dando un gran batacazo.</p>
+ <p>&laquo;All&aacute; voy&mdash;grit&oacute; el Sustantivo <i>Arte</i>, que ya <a
+ id="Page_200" name='Page_200'></a>se hab&iacute;a metido &aacute;
+ zapatero.&mdash;All&aacute; voy &aacute; componer este zapato, que es cosa de mi
+ incumbencia.&raquo;</p>
+ <p>Y con unas comas, le clav&oacute; la <i>z</i> &aacute; la <i>Paz</i>, que
+ tom&oacute; vuelo, y se fu&eacute; &aacute; hacer cabriolas ante el Sustantivo
+ <i>Ca&ntilde;&oacute;n</i>, de quien dicen estaba perdidamente enamorada.</p>
+ <p>No pudiendo ni el Verbo <i>Ser</i>, ni el Sustantivo <i>Hombre</i>, ni el Adjetivo
+ <i>Racional</i>, poner en orden &aacute; aquella gente, y comprendiendo que de
+ aquella manera iban &aacute; ser vencidos en la desigual batalla que con los
+ escritores espa&ntilde;oles tendr&iacute;an que emprender, resolvieron volverse
+ &aacute; su casa. Dieron orden de que cada cual entrara en su celda, y as&iacute; se
+ cumpli&oacute;, costando gran trabajo encerrar &aacute; algunas camorristas, que se
+ empe&ntilde;aban en alborotar y hacer el coco.</p>
+ <p>Resultaron de este tumulto bastantes heridos, que a&uacute;n est&aacute;n en el
+ hospital de sangre, &oacute; sea <i>Fe de erratas</i> del <i>Diccionario</i>. Han
+ determinado congregarse de nuevo para examinar los medios de imponerse &aacute; la
+ gente de letras. Se est&aacute; redactando las pragm&aacute;ticas, que
+ establecer&aacute;n el orden en las discusiones. No tuvo resultado el
+ pronunciamiento, por gastar el tiempo los conjurados en est&eacute;riles debates y
+ luchas de amor propio, en vez de congregarse para combatir al enemigo com&uacute;n;
+ as&iacute; es que concluy&oacute; aquello como el Rosario de la Aurora.</p>
+ <p><a id="Page_201" name='Page_201'></a>El <i>Flos sanctorum</i> me asegura que la
+ <i>Gram&aacute;tica</i> hab&iacute;a mandado al <i>Diccionario</i> una embajada de
+ g&eacute;neros, n&uacute;meros y casos, para ver si por las buenas, y sin
+ derramamiento de sangre, se arreglaban los trastornados asuntos de la <i>Lengua
+ Castellana</i>.</p>
+ <p>Madrid, Abril de 1868.</p>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="Page_202" name='Page_202'></a> <a id="UN_TRIBUNAL_LITERARIO"
+ name='UN_TRIBUNAL_LITERARIO'></a>
+ <h2><a id="Page_203" name='Page_203'></a>UN TRIBUNAL LITERARIO</h2>
+ <br />
+
+ <h3>I</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>&laquo;Me gustar&iacute;a enteramente sentimental, que llegase al alma, que
+ hiciera llorar.... Yo, cuando leo y no lloro, me parece que no he le&iacute;do.
+ &iquest;Qu&eacute; quiere usted? Yo soy as&iacute;&mdash;me dijo el Duque de
+ Cantarranas, haciendo con frente, boca y narices uno de aquellos gestos nerviosos que
+ le distinguen de los dem&aacute;s duques y de todos los mortales.</p>
+ <p>Yo le aseguro &aacute; usted que ser&aacute; sentimental, ser&aacute; de esas que
+ dan convulsiones y s&iacute;ncopes; har&aacute; llorar &aacute; todo el g&eacute;nero
+ humano, querido se&ntilde;or Duque&mdash;le contest&eacute; abriendo el manuscrito
+ por la primera p&aacute;gina.</p>
+ <p>&mdash;Eso es lo que hace falta, amigo m&iacute;o: sentimiento, sentimiento. En
+ este siglo materialista, conviene al arte despertar los nobles afectos. Es preciso
+ hacer llorar &aacute; las muchedumbres, cuyo coraz&oacute;n est&aacute; endurecido
+ por la pasi&oacute;n pol&iacute;tica, <a id="Page_204" name='Page_204'></a>cuya mente
+ est&aacute; extraviada por las ideas de vanidad que les han imbu&iacute;do los
+ socialistas. Si no pone usted ah&iacute; mucho lloro, mucho suspiro, mucho amor
+ contrariado, mucha terneza, mucha languidez, mucha t&oacute;rtola y mucha codorniz,
+ le auguro un &eacute;xito triste, y lo que es peor, el tremendo fallo de
+ reprobaci&oacute;n y anatema de la posteridad enfurecida.</p>
+ <p>Dijo; y afectando la gravedad de un Mecenas, mir&oacute;me el Duque de Cantarranas
+ con expresi&oacute;n de superioridad, no sin hacer otro gesto nervioso que
+ parec&iacute;a hundirle la nariz, romperle la boca y rasgarle el cuero de la frente,
+ de su frente ol&iacute;mpica en que resplandec&iacute;a el genio apacible,
+ dulz&oacute;n y melanc&oacute;lico de la poes&iacute;a sentimental.</p>
+ <p>Aquello me turb&oacute;. &iexcl;Tal autoridad ten&iacute;a para m&iacute; el
+ pr&oacute;cer insigne! Cerr&eacute; y abr&iacute; el manuscrito varias veces;
+ pas&eacute; fuertemente el dedo por el interior de la parte cosida, queriendo obligar
+ &aacute; las hojas &aacute; estar abiertas sin necesidad de sujetarlas con la mano;
+ pase&eacute; la vista por los primeros renglones; le&iacute; el t&iacute;tulo,
+ tos&iacute;, mov&iacute; la silla, y, con franqueza lo declaro, habr&iacute;a deseado
+ en aquel momento que un pretexto cualquiera, <i>verbi gracia</i>, un incendio en la
+ casa vecina, un hundimiento &oacute; terremoto, me hubieran impedido leer, porque,
+ &aacute; la verdad, me hallaba sobrecogido ante el respetable auditorio que &aacute;
+ escucharme iba. Compon&iacute;ase de cuatro ilustres personajes de tanto pe<a
+ id="Page_205" name='Page_205'></a>so y autoridad en la rep&uacute;blica de las
+ letras, que apenas comprendo hoy c&oacute;mo fu&iacute; capaz de convocarles para una
+ lectura de cosa m&iacute;a, naturalmente pobre y sin valor. Aterr&aacute;bame, sobre
+ todo, el mencionado Duque de los gestos nerviosos, el m&aacute;s eminente
+ cr&iacute;tico de mi tiempo, seg&uacute;n opini&oacute;n de amigos y adversarios.</p>
+ <p>Sin embargo, Su Excelencia hab&iacute;a ido all&iacute; como los dem&aacute;s,
+ para o&iacute;rme leer aquel mal parto de mi infecundo ingenio, y era preciso hacer
+ un esfuerzo. Me llen&eacute;, pues, de resoluci&oacute;n, y empec&eacute; &aacute;
+ leer.</p>
+ <p>Pero permitidme, antes de referir lo que le&iacute;, que os d&eacute; alguna
+ noticia del grande, del ilustre, del imponderable Duque de Cantarranas.</p>
+ <p>Era un hidalguillo de poco m&aacute;s &oacute; menos, atendida su fortuna, que
+ consist&iacute;a en una <i>posesi&oacute;n</i> enclavada en Meco, dos casas en
+ Alcobendas y un coto en la Puebla de Montalb&aacute;n; tambi&eacute;n disfrutaba de
+ unos censos en el mismo lugar y de unos dinerillos dados &aacute; r&eacute;dito. A
+ esto hab&iacute;an venido los estados de los Cantarranas, ducado cuyo origen es de
+ los mas empingorotados. As&iacute; es que el buen Duque era pobre de solemnidad,
+ porque la posesi&oacute;n no le daba m&aacute;s que unos dos mil reales, y esos mal
+ pagados; las casas no produc&iacute;an tres maravedises, porque la una estaba
+ destechada, y la otra, la solariega por m&aacute;s se&ntilde;as, era un palacio
+ destartalado, que no esperaba sino un pre<a id="Page_206" name='Page_206'></a>texto
+ para venirse al suelo con escudo y todo. Nadie lo quer&iacute;a alquilar, porque
+ ten&iacute;a fama de estar habitado por brujas, y los alcobendanos dec&iacute;an que
+ all&iacute; se aparec&iacute;an de noche las irritadas sombras de los Cantarranas
+ difuntos.</p>
+ <p>El coto no ten&iacute;a m&aacute;s que catorce &aacute;rboles, y esos malos. En
+ cuanto &aacute; caza, ni con hurones se encontraba, por atravesar la finca una
+ servidumbre desde principios del siglo, en que huy&oacute; de all&iacute; el
+ &uacute;ltimo conejo de que hay noticia. Los dinerillos le produc&iacute;an, salvos
+ disgustos, apremios y tardanzas, unos tres mil realejos. As&iacute; es que Su
+ Excelencia no pose&iacute;a m&aacute;s que gloria y un inmenso caudal de
+ met&aacute;foras, que gastaba con la prodigalidad de un millonario. Su ciencia era
+ mucha, su fortuna escasa, su coraz&oacute;n bueno, su alma una ret&oacute;rica
+ viviente, su persona ... su persona merece p&aacute;rrafo aparte.</p>
+ <p>Frisaba en los cuarenta y cinco a&ntilde;os; y esto que s&eacute; por casualidad,
+ se conf&iacute;a aqu&iacute; como sagrado secreto, porque &eacute;l ni &aacute;
+ tirones pasaba de los treinta y nueve. Era colorado y barbipuntiagudo, con lentes que
+ parec&iacute;an haber echado ra&iacute;ces en lo alto de su nariz. Estas llamaron
+ siempre la atenci&oacute;n de los fren&oacute;logos por una especial
+ configuraci&oacute;n en que se trasluc&iacute;a lo que &eacute;l llamaba <i>exquisito
+ olfato moral</i>. Para la ciencia eran magn&iacute;fico ejemplar de estudio, un
+ tesoro; para el vulgo eran meramente grandes. Pero lo m&aacute;s <a id="Page_207"
+ name='Page_207'></a>table de su c&aacute;riz era la afecci&oacute;n nerviosa que
+ padec&iacute;a, pues no pasaban dos minutos sin que hiciese tantos y tan violentos
+ visajes, que s&oacute;lo por respeto &aacute; tan alta persona no se mor&iacute;an de
+ risa los que le miraban.</p>
+ <p>Su vestido era lecci&oacute;n &oacute; tratado de econom&iacute;a
+ dom&eacute;stica. Describir c&oacute;mo variaba los cortes de sus chalecos para que
+ siempre pareciesen de moda, no es empresa de plumas vulgares. Decir con qu&eacute;
+ prolijo esmero cepillaba todas las ma&ntilde;anas sus dos levitas, y con qu&eacute;
+ amor profundo les daba aguardiente en la tapa del cuello, cuidando siempre de
+ cogerlas con las puntas de los dedos para que no se le rompieran, es haza&ntilde;a
+ reservada &aacute; m&aacute;s puntuales cronistas.</p>
+ <p>&iquest;Pues y la escrupulosa revista de roturas que pasaba cada d&iacute;a
+ &aacute; sus dos pantalones, y los remojos, planchados y frotamientos con que
+ martirizaba su gab&aacute;n, prenda inocente que hab&iacute;a encontrado un
+ purgatorio en este mundo? En cuanto &aacute; su sombrero, basta decir que era un
+ problema de longevidad. Se ignora qu&eacute; talism&aacute;n pose&iacute;a el Duque
+ para que ni un &aacute;tomo de polvo, ni una gota de agua manchasen nunca sus
+ inmaculados pelos. A&ntilde;&aacute;dase &aacute; esto que siempre fu&eacute; un
+ misterio profundo la salud inalterable de un paraguas de ballena que le conoc&iacute;
+ toda la vida, y que mejor que el Observatorio podr&iacute;a dar cuenta de todos los
+ temporales que se han <a id="Page_208" name='Page_208'></a>sucedido en veinte
+ a&ntilde;os. Por lo que hace &aacute; los guantes, que hab&iacute;an paseado por
+ Madrid durante cinco abriles su demacrada amarillez, puede asegurarse que la alquimia
+ dom&eacute;stica tomaba mucha parte en aquel prodigio. Adem&aacute;s, el Duque
+ ten&iacute;a un modo singular&iacute;simo de poner las manos, y &aacute; esto,
+ m&aacute;s que &aacute; nada, se debe la vida perdurable de aquellas prendas, que
+ &eacute;l, usando una de sus figuras predilectas, llamaba <i>el coturno de las
+ manos</i>. Puede formarse idea de su modo de andar recordando que las botas me
+ visitaron tres a&ntilde;os seguidos, despu&eacute;s de tres remontas; y s&oacute;lo
+ &aacute; un sistema de locomoci&oacute;n tan ingenioso como prudente, se deben las
+ etapas de vida que tuvieron las que, vali&eacute;ndonos de la ret&oacute;rica del
+ Duque, podremos llamar <i>las quirotecas de los pies</i>.</p>
+ <p>Usaba joyas, muchos anillos, prefiriendo siempre uno, donde campeaba una esmeralda
+ del tama&ntilde;o de media peseta, tan disforme, que parec&iacute;a falsa, y lo era,
+ en efecto, seg&uacute;n testimonio de los m&aacute;s reputados cronistas que de la
+ casa de Cantarranas han escrito. No reina la misma uniformidad de pareceres, y aun
+ son muy distintas las versiones respecto &aacute; cierta cadena que hermoseaba su
+ chaleco, pues aunque todos convienen en que era de <i>double</i>, hay quien asegura
+ ser alhaja de familia, y haber pertenecido &aacute; un magnate de la casa, que
+ fu&eacute; virrey de Nap&oacute;les, don<a id="Page_209" name='Page_209'></a>de la
+ compr&oacute; &aacute; unos genoveses por un grueso pu&ntilde;ado de maravedises.</p>
+ <p>Corr&iacute;a, con visos de muy autorizada, la voz de que el Duque de Cantarranas
+ era un <i>cursi</i> (ya podemos escribir la palabrilla sin remordimientos; gracias
+ &aacute; la condescendencia del <i>Diccionario</i> de la Academia); pero esto no
+ sirve sino para probar que los tiros de la envidia se asestan siempre &aacute; lo
+ m&aacute;s alto, del mismo modo que los huracanes hacen mayores estragos en las
+ corpulentas encinas.</p>
+ <p>El Duque, por su parte, despreciaba estas hablillas, como cumple &aacute; las
+ almas grandes. Pero llegaron tiempos en que sal&iacute;a poco de d&iacute;a, porque
+ en su levita hab&iacute;a descubierto la astronom&iacute;a vulgar no s&eacute;
+ qu&eacute; manchas. En esto se parec&iacute;a al sol, aunque, por raro
+ fen&oacute;meno, era un sol que no luc&iacute;a sino por las noches. Frecuentaba
+ varias tertulias, tomaba caf&eacute;, iba tres veces al a&ntilde;o al teatro, paseaba
+ en invierno por el Prado y en verano por la Monta&ntilde;a, y se retiraba &aacute; su
+ casa despu&eacute;s de conversar un rato con el sereno.</p>
+ <p>La &iacute;ndole de su talento le inclinaba &aacute; la contemplaci&oacute;n.
+ Le&iacute;a mucho, deleit&aacute;ndose sobremanera con las novelas sentimentales, que
+ tanta boga tuvieron hace cuarenta a&ntilde;os. En esto, es fuerza confesar que
+ viv&iacute;a un poco atrasadillo, pero los grandes ingenios tienen esa ventaja sobre
+ el com&uacute;n de las gentes, es decir, pueden que<a id="Page_210"
+ name='Page_210'></a>darse all&iacute; donde les conviene, venciendo el oleaje
+ revolucionario, que tambi&eacute;n arrostro &aacute; las letras. Para &eacute;l, las
+ novelas de Mad. Genlis eran el prototipo, y siempre crey&oacute; que ni antiguos ni
+ modernos hab&iacute;an llegado al zancajo de Mad. de Sta&euml;l en su <i>Corina</i>.
+ No le agradaba tanto, aunque s&iacute; la ten&iacute;a en gran aprecio, <i>La nueva
+ Elo&iacute;sa</i>, de Rousseau, porque dec&iacute;a que sus pretensiones eruditas y
+ filos&oacute;ficas atenuaban en parte el puro encanto de la acci&oacute;n
+ sentimental. Pero lo que le sacaba de sus casillas eran <i>Las noches de Young</i>,
+ traducidas por Esc&oacute;iquiz; y &eacute;l se sumerg&iacute;a en aqu&eacute;l
+ oc&eacute;ano de tristezas, identific&aacute;ndose de tal modo con el personaje, que
+ &aacute; veces le encontraban por las ma&ntilde;anas p&aacute;lido, extenuado y sin
+ acertar &aacute; pronunciar palabra que no fuera l&uacute;gubre y sombr&iacute;a como
+ un responso. En su conversaci&oacute;n se dejaba ver esta influencia, porque empleaba
+ frecuentemente la quincalla de figuras ret&oacute;ricas que sus autores favoritos le
+ hab&iacute;an depositado en el cerebro. Su imagen predilecta era el sauce entre los
+ vegetales, y la codorniz entre los vertebrados. Cuando ve&iacute;a una higuera, la
+ llamaba sauce; todos los chopos eran para &eacute;l cipreses; las gallinas
+ antoj&aacute;bansele palomas y no hubo jilguero ni calandria que &eacute;l con la
+ fuerza de su fantas&iacute;a, no trocara en ruise&ntilde;or. M&aacute;s de una vez le
+ o&iacute; nombrar Pamela &aacute; su criada, y s&eacute; que &uacute;nicamente
+ dej&oacute; de llamar Clarisa &aacute; su la<a id="Page_211"
+ name='Page_211'></a>vandera se&ntilde;&aacute; Clara, cuando &eacute;sta
+ manifest&oacute; que no gustaba de que la pusiesen motes.</p>
+ <p>&iquest;Ser&aacute; necesario afirmar que, aun concretado &aacute; una
+ especialidad, el Duque de Cantarranas era un excelente cr&iacute;tico? Baste decir
+ que sus consejos ten&iacute;an fuerza de ley y sus dict&aacute;menes eran tan
+ decisivos, que jam&aacute;s se apel&oacute; contra ellos al tribunal augusto de la
+ opini&oacute;n p&uacute;blica. Por eso le cit&eacute;, en uni&oacute;n de los otros
+ tres personajes que describir&eacute; luego, para que juzgase mi obrilla.</p>
+ <p>Era &eacute;sta una novela mal concebida y peor hilvanada, incapaz, por lo tanto,
+ de hombrearse con las muchas que, por tantos y tan preclaros ingenios producidas,
+ enaltecen actualmente las letras en este afortunado pa&iacute;s. Luego que los cuatro
+ ilustres senadores que formaban mi auditorio se colocaron bien en sus sillas,
+ saqu&eacute; fuerzas de flaqueza, tos&iacute;, mir&eacute; &aacute; todos lados con
+ angustia, respir&eacute; con fuerza, y con voz apagada y temblorosa, empec&eacute; de
+ esta manera:</p>
+ <p>&laquo;<i>Cap&iacute;tulo primero</i>.&mdash;Alejo era un joven bastante feo, hijo
+ de honrados padres, chico de estudio, de sanas y muy honestas costumbres, pobre de
+ solemnidad, y bueno como una manzana. Viv&iacute;a encajonado en su buhardilla, y
+ desde all&iacute; contemplaba los gorriones que iban &aacute; pararse en la chimenea
+ y los gatos que retozaban por el tejado. Miraba de vez en cuando al cielo, y de vez
+ en cuando &aacute; la tierra, para ver, ya las estrellas, <a id="Page_212"
+ name='Page_212'></a>ya los simones. Alejo estudiaba abogac&iacute;a, lo cual le
+ aburr&iacute;a mucho, y no ten&iacute;a m&aacute;s distracci&oacute;n que asomarse al
+ ventanillo de su tugurio. &iquest;Describir&eacute; la habitaci&oacute;n de esta
+ desventurada excrecencia de la sociedad? S&iacute;: voy &aacute; describirla.</p>
+ <p>&laquo;Imaginaos cuatro sucias paredes sosteniendo un inclinado techo, al
+ trav&eacute;s del cual el agua del invierno por innumerables goteras se escurre.
+ Andrajos de uno &aacute; modo de papel azul, pend&iacute;an de los muros; y la cama,
+ enclavada en un rinc&oacute;n, era paralela al techo, es decir, inclinada por los
+ pies. Una mesa que no los ten&iacute;a completos, sosten&iacute;a apenas dos docenas
+ de libros muy usados, un tintero y una sombrerera. All&iacute; formaban estrecho
+ consorcio dos babuchas en muy mal estado, con una guitarra, de la cual hab&iacute;an
+ huido &aacute; toda prisa las cuatro cuerdas, quedando una sola, con que Alejo se
+ acompa&ntilde;aba cierta seguidilla que sab&iacute;a desde muy ni&ntilde;o.
+ All&iacute; alternaban dos pares y medio de guantes descosidos, restos de una
+ conquista, con un tarro de bet&uacute;n y un frasco de agua de Colonia, al cual los
+ vaivenes de la suerte convirtieron en botella de tinta, despu&eacute;s de haber sido
+ mucho tiempo alcuza de aceite. De inv&aacute;lida percha pend&iacute;an una capa, una
+ cartuchera de miliciano (1854), dos chalecos de rayas encarnadas y una faja que
+ parec&iacute;a soga. Un clavo sosten&iacute;a el sombrero perteneciente &aacute; la
+ anterior generaci&oacute;n, y un ba&uacute;l guardaba en sus <a id="Page_213"
+ name='Page_213'></a>antros algunas piezas de ropa, en las cuales los remiendos,
+ aunque muchos y diversos, no eran tantos ni tan pintorescos como los agujeros no
+ remendados.</p>
+ <p>&raquo;Pero asom&eacute;monos &aacute; la ventana. Desde ella se ve el tejado de
+ enfrente, con sus buhardillas, sus chimeneas y sus misifuces. M&aacute;s abajo se
+ divisa el tercer piso de la casa; bajando m&aacute;s la vista, el segundo, y, por fin
+ el principal. En &eacute;ste hay un cierro de cristales con flores, p&aacute;jaros y
+ ...&iexcl;otra cosa! Alejo miraba continuamente la <i>otra cosa</i>, que
+ conten&iacute;a el cierro. &iquest;Diremos lo que era? Pues era una dama. Alejo la
+ contemplaba todos los d&iacute;as, y por un singular efecto de imaginaci&oacute;n,
+ estaba vi&eacute;ndola despu&eacute;s toda la noche, despierto y en sue&ntilde;os: si
+ escrib&iacute;a, en el fondo del tintero; si meditaba, revoloteando como espectro de
+ mariposa alrededor de la macilenta luz que hac&iacute;a veces de astro en el
+ para&iacute;so del estudiante.</p>
+ <p>&raquo;Mirando desde all&iacute; hacia el piso principal de enfrente, se
+ distingu&iacute;a en primer t&eacute;rmino una mano; despu&eacute;s un brazo, el cual
+ estaba adherido &aacute; un admirable busto alabastrino, que sustentaba la cabeza de
+ la joven, singularmente hermosa &iquest;Me atrever&eacute; &aacute; describirla?
+ &iquest;Me atrever&eacute; &aacute; decir que era una de las damas m&aacute;s bellas,
+ de m&aacute;s alto origen, de m&aacute;s distinguido trato que ha dado &aacute; la
+ sociedad esta raza humana, tan fecunda en duquesas y marquesas? S&iacute;, me
+ atrevo.</p>
+ <p><a id="Page_214" name='Page_214'></a>&raquo;Desde arriba, Alejo devoraba con sus
+ ojos una gran cabellera negra, espl&eacute;ndida, profusa; un r&iacute;o de cabellos,
+ como dir&iacute;a mi amigo el ilustre Cantarranas. (Al oir este s&iacute;mil en que
+ yo rend&iacute;a p&uacute;blico tributo de admiraci&oacute;n al esclarecido
+ pr&oacute;cer, &eacute;ste se inclin&oacute; con modestia y se ruboriz&oacute; unas
+ miajas.) Debajo de estos cabellos, Alejo admiraba un arco blanco en forma de media
+ luna: era la frente, que desde tan alto punto de vista afectaba esta singular forma.
+ De la nariz y barba s&oacute;lo asomaba la punta. Pero lo que se pod&iacute;a
+ contemplar entero, magn&iacute;fico, eran los hombros, admirable muestra de escultura
+ humana, que la tela no pod&iacute;a disimular. Suavemente ca&iacute;a el cabello
+ sobre la espalda; el color de su rostro al mismo m&aacute;rmol semejaba, y no ha
+ existido cuello de cisne m&aacute;s blanco, airoso y suave que el suyo ni seno como
+ aqu&eacute;l, en que parec&iacute;an haberse dado cita todos los deleites. La gracia
+ de sus movimientos era tal, que &aacute; nuestro joven se le derret&iacute;a el
+ cerebro siempre que la consideraba saludando &aacute; un traseunte &oacute; &aacute;
+ la amiga de enfrente. Cuando no estaba puesta al balc&oacute;n, las voces de un
+ soberbio piano la llevaban, trocada en armon&iacute;as, &aacute; la zah&uacute;rda
+ del pobre estudiante. <a id="Page_215" name='Page_215'></a>Si no la admiraba, la
+ o&iacute;a: tal poder tiene el amor que se vale de todos los sentidos para consolidar
+ su dominio p&eacute;rfido. Pero, &iexcl;extra&ntilde;o caso! jam&aacute;s en el largo
+ espacio de un trienio alz&oacute; la vista hacia el nido de Alejo, no observar
+ aquella cosa fea que desde tan alto la miraba y la escuchaba con el puro fervor del
+ idealismo.</p>
+ <br />
+
+ <p>&raquo;A&ntilde;adamos que Alejo era miope: el estudio y las vigilias
+ hab&iacute;an aumentado esta flaqueza que no le permit&iacute;a distinguir tres sobre
+ un asno. Felizmente, el autor de este libro goza una vista admirable, y, por lo
+ tanto, puede ver desde la buhardilla de Alejo lo que &eacute;ste no pod&iacute;a: la
+ dama, tal cual era en su forma real, despojada de todos los encantos con que la
+ fantas&iacute;a de un miope la hab&iacute;a revestido; las m&aacute;culas que le
+ salpicaban el rostro bastante empa&ntilde;ado despu&eacute;s de su quinto parto;
+ pod&iacute;a advertir (y para esto hubo de reunir datos que facilit&oacute; cierta
+ doncella) que para formar aquella sorprendente cabellera hab&iacute;an intervenido,
+ primero Dios, que la cre&oacute; no sabemos en qu&eacute; cabeza, y despu&eacute;s un
+ peluquero muy h&aacute;bil que se la arregl&oacute; &aacute; la se&ntilde;ora.
+ Tambi&eacute;n hubo de notar que no era su talle tan airoso como desde las boreales
+ regiones de Alejo parec&iacute;a, y que la nariz estaba te&ntilde;ida de un ligero
+ rosicler, no suficiente &aacute; disimular su magnitud. En cuanto al piano,
+ jurar&iacute;a que la dama no toc&oacute; en tres a&ntilde;os otra cosa que un
+ <i>pot-pourri</i> que empezaba en <i>Norma</i> y acababa en <i>Barba Azul</i>, pieza
+ extravagante que su inhabilidad hab&iacute;a compuesto de lo que oy&oacute; al
+ maestro; y por &uacute;ltimo, por lo que respecta al seno, ser&iacute;a capaz de
+ apostar que ...&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_216" name='Page_216'></a>Al llegar aqu&iacute; me interrumpieron.
+ Desde que le&iacute; lo de las m&aacute;culas, notaba yo ciertos murmullos mal
+ contenidos. Fueron en crescendo, hasta que, llegando al citado pasaje, una
+ exclamaci&oacute;n de horror me cort&oacute; la palabra y me hizo suspender la
+ lectura.</p>
+ <p>Cantarranas estaba nervioso, y la poetisa se abanicaba con furia, ciega de enojo y
+ hecha un basilisco. No s&eacute; si he dicho que una de las cuatro personas de mi
+ auditorio, era una poetisa. Creo llegada la ocasi&oacute;n de describir &aacute; esta
+ ilustre hembra.</p>
+ <br />
+
+ <h3>II</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p><a id="Page_217" name='Page_217'></a>La cual pasaba por literata muy docta y de
+ mucha fama en todo el mundo, por haber escrito varios tomos de poes&iacute;a, y
+ borronado madrigales en todos los &aacute;lbumes de la humanidad. Cumpliendo cierta
+ misteriosa ley fision&oacute;mica, era rubia como todas las poetisas, y obedeciendo a
+ la misma fatalidad, alta y huesuda. La adornaba una muy picuda y afilada nariz, y una
+ boca hecha de encargo para respirar por ella, pues no eran sus &oacute;rganos
+ respiratorios los m&aacute;s f&aacute;ciles y expeditos. No s&eacute; qu&eacute;
+ ten&iacute;an sus obras, que llevaban siempre el sello de su nariz, visi&oacute;n que
+ me persigui&oacute; en sue&ntilde;os varias noches; y el mismo efecto de pesadilla me
+ causaban dos rizos tan largos como poco frondosos, que de una y otra sien le
+ colgaban. Por lo que el traje, dejaba traslucir, era f&aacute;cil suponer su cuerpo
+ como de lo m&aacute;s flaco, amojamado y pobrecillo que en Safos se acostumbra.</p>
+ <p>Era viuda, casada y soltera. Expliqu&eacute;monos. Siempre se la oy&oacute; decir
+ que era viuda; todos la ten&iacute;an por casada, y era en realidad soltera. En una
+ ocasi&oacute;n vivi&oacute; en cierto lugar con un periodista provinciano, y
+ all&iacute; pasaban por esposos. El infeliz consorte fu&eacute; un m&aacute;rtir.
+ Llamaba ella &aacute; las piernas <i>columnas del orden social</i>, lo cual no era
+ sino gallarda figura ret&oacute;rica, que cubr&iacute;a su mortal aversi&oacute;n
+ &aacute; coser pantalones. Ella no cogia los puntos &aacute; los calcetines, porque,
+ poco fuerte en toda clase de ortograf&iacute;as, siempre ten&iacute;a en boca aquella
+ sabia m&aacute;xima: <i>no se vive s&oacute;lo de pan</i>, apotegma con que
+ quer&iacute;a disimular su absoluta ignorancia en materia de guisados. La novela era
+ su pasi&oacute;n: en el follet&iacute;n del peri&oacute;dico de su marido,
+ public&oacute; una que &eacute;ste, aunque enemigo de prodigar elogios, calificaba de
+ piramidal. Yo le&iacute; tres hojas, y confieso que no me pareci&oacute; muy
+ cat&oacute;lica. Tambi&eacute;n escribi&oacute; otra que ella llamaba
+ <i>eminentemente moral</i>. No quise moralizarme ley&eacute;ndola, y regal&eacute; el
+ ejemplar &aacute; mi criado, el cual lo traspas&oacute; &aacute; no s&eacute;
+ qui&eacute;n.</p>
+ <p><a id="Page_218" name='Page_218'></a>Excuso reiterar la veneraci&oacute;n que me
+ infund&iacute;a la tal se&ntilde;ora por su competencia en el arte de novelar. Me
+ hab&iacute;a dicho repetidas veces que quer&iacute;a inculcarme alguno de sus
+ elevados principios, y con este fin asist&iacute;a como inexorable juez &aacute; la
+ lectura.</p>
+ <p>La buena de la poetisa se escandaliz&oacute; viendo el giro que yo daba &aacute;
+ la acci&oacute;n. Rabiosamente idealista, como pretend&iacute;an demostrar sus rizos
+ y su nariz, no pod&iacute;a tolerar que en una ficci&oacute;n novelesca entrasen
+ damas que no fueran la misma hermosura, galanes que no fueran la caballerosidad en
+ persona. Por eso, saliendo &aacute; defender los fueros del idealismo, tom&oacute; la
+ palabra, y con &aacute;spera y chillona voz, me dijo:</p>
+ <p><a id="Page_219" name='Page_219'></a>&laquo;&iquest;Pero est&aacute; usted loco?
+ &iquest;Qu&eacute; arte, qu&eacute; ideal, qu&eacute; estilo es &eacute;se? Usted
+ escribir&aacute; sin duda para gente soez y sin delicadeza, no para esp&iacute;ritus
+ distinguidos. Yo cre&iacute; que se me hab&iacute;a llamado para o&iacute;r cosas
+ m&aacute;s cultas, m&aacute;s elegantes. &iexcl;Oh! No comprendo yo as&iacute; la
+ novela. Ya veo el sesgo que va usted a dar a eso: terminar&aacute; con burlas
+ indignas, como ha empezado. &iexcl;Ay! &iexcl;Encanallar una cosa que empezaba tan
+ bien! Ah&iacute; est&aacute; el germen de una alta obra moralizadora.
+ &iexcl;Qu&eacute; lastima! Esa bohardilla, ese joven pobre que vive en ella,
+ melanc&oacute;licamente entretenido en contemplar a la dama del mirador ... y pasan
+ d&iacute;as, y la mira ... y pasan noches, y la mira ... &iexcl;Que me maten si con
+ eso no era yo capaz de hacer dos tomos! Y esa dama misteriosa ... yo no dir&iacute;a
+ qui&eacute;n era hasta el trig&eacute;simo cap&iacute;tulo. Ten&iacute;a usted
+ admirablemente preparado el terreno para componer una obra de largo aliento.
+ &iexcl;Qu&eacute; lastima!</p>
+ <p>Al oir esto, no s&eacute; qu&eacute; pas&oacute; por m&iacute;. Puesto que debo
+ hacer confesi&oacute;n franca de mis impresiones, aunque me sean desfavorables, me
+ veo precisado a decir que el dictamen de persona tan perita me desconcert&oacute;, de
+ modo que en mucho tiempo no acert&eacute; &aacute; decir palabra. Sirva el rubor con
+ que lo confieso de expiaci&oacute;n &aacute; mi singular audacia y &aacute; la
+ petulante idea de convocar tan esclarecido jurado, para dar &aacute; conocer uno de
+ los m&aacute;s rid&iacute;culos abortos que de mente humana han podido salir. Al fin
+ me seren&eacute;, gracias &aacute; algunas frases bondadosas del siempre
+ magn&iacute;fico Duque, y haciendo un esfuerzo, respond&iacute; &aacute; la
+ poetisa:</p>
+ <p>&laquo;Y dado el principio de la novela; dados los dos personajes, la buhardilla,
+ el cierro y lo dem&aacute;s, &iquest;qu&eacute; discurr&iacute;a usted?
+ &iquest;C&oacute;mo desarrollar&iacute;a la acci&oacute;n? (In&uacute;til es decir
+ que al hacer estas preguntas s&oacute;lo me guiaba el deseo de aprender,
+ apoder&aacute;ndome de las recetas que para componer sus artificios literarios usaba
+ aquella incomparable sibila.)</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Oh! &iquest;Qu&eacute; har&iacute;a yo, dice usted?&mdash;repuso
+ acerc&aacute;ndose &aacute; m&iacute; con tal violencia, que pens&eacute; que me iba
+ &aacute; saltar los ojos con su nariz,&mdash;qu&eacute; <a id="Page_220"
+ name='Page_220'></a>har&iacute;a yo? Seguramente hab&iacute;a de <i>tirar</i> mucho
+ partido de esos elementos. Supongamos que soy la autora: ese joven pobre es muy
+ hermoso, es moreno &eacute; interesante, un tipo meridional, t&oacute;rrido, un hijo
+ del desierto. Desde su ventana mira constantemente &aacute; la joven, y pasa la noche
+ oyendo el triste mayar de los tigres (as&iacute; llamaremos por ahora &aacute; los
+ gatos, hasta encontrar otro animal m&aacute;s po&eacute;tico), y desde all&iacute; se
+ aniquila en el loco amor que le inspira aquella dama misteriosa, misteriooooosa
+ ...&iquest;Qu&eacute; har&eacute;? &iexcl;Dios m&iacute;o! Primero describir&iacute;a
+ &aacute; la dama muy po&eacute;tica ... ticamente, muy l&aacute;nguida, con cabellos
+ rubios, muy rubios y flotantes, y una cintura as&iacute;.... (Al decir esto, hizo un
+ adem&aacute;n usual, determinando con los dedos pulgar &eacute; &iacute;ndice de
+ ambas manos un circulo no m&aacute;s grande que la periferia de una cebolla.) La
+ pintar&iacute;a muy triste, vestida siempre de blanco, apoyada d&iacute;a y noche en
+ el barandal, la mano en la mejilla, y contemplando la enredadera que, trepando como
+ vegetal lagartija por los balcones, hasta sus mismos hombros llegaba.</p>
+ <p>&mdash;Le advierto &aacute; usted&mdash;dije con timidez&mdash;que yo no he puesto
+ jard&iacute;n, sino calle.</p>
+ <p>&mdash;No importa&mdash;respondi&oacute;;&mdash;yo quito la calle y pongo
+ pensiles. Contin&uacute;o: la supondr&iacute;a siempre muy triste, y de vez en cuando
+ una l&aacute;grima <i>asomaba</i> &aacute; sus ojos azules, semejando errante gota de
+ roc&iacute;o que se detiene &aacute; descansar en el c&aacute;liz de <a id="Page_221"
+ name='Page_221'></a>un jacinto. El joven mira &aacute; la dama; la dama no mira al
+ joven. &iquest;Qui&eacute;n es aquella dama? &iquest;Es una esposa v&iacute;ctima,
+ una hija m&aacute;rtir, una doncella pura, lanzada al torbellino de la sociedad por
+ la furia de las pasiones? &iquest;Ama &oacute; aborrece? &iquest;Espera &oacute;
+ teme? &iexcl;Ah! Esto es lo que yo me guardar&iacute;a muy bien de decir hasta el
+ cap&iacute;tulo trig&eacute;simo, donde pondr&iacute;a el gran <i>golge teatral</i>
+ de la obra. Veamos c&oacute;mo desarrollar&iacute;a la acci&oacute;n para lograr que
+ se vieran y se conocieran los dos personajes. Un d&iacute;a la dama llora m&aacute;s
+ que nunca, y mira m&aacute;s fijamente al jard&iacute;n; su vestido es m&aacute;s
+ blanco que nunca, y m&aacute;s rubios que nunca sus cabellos. Un pajarito que
+ juguetea entre las matas viene &aacute; apoyarse en la enredadera, junto &aacute; la
+ mano de la dama, y como al ver la yema del dedo gordo crea que es una cereza, la
+ pica. La joven da un grito, y en el mismo momento el pajarillo <i>se salva</i>
+ asustado, remonta el vuelo, y va &aacute; posarse en la buhardilla de enfrente. La
+ dama alza la vista siguiendo al diminuto vol&aacute;til, y ve ...&iquest;&aacute;
+ qui&eacute;n creer&eacute;is que ve? Al joven que ha estado doce cap&iacute;tulos
+ comi&eacute;ndosela con los ojos sin que &eacute;sta se dignara mirarle. Desde
+ entonces, una corriente el&eacute;ctrica se establece entre los dos amantes.
+ &iexcl;Se hab&iacute;an contemplado! &iexcl;Ay!&raquo;</p>
+ <p>Al llegar aqu&iacute;, volv&iacute;me casualmente hacia el Duque de Cantarranas:
+ estaba p&aacute;lido de emoci&oacute;n, una <i>l&aacute;grima se asomaba</i> &aacute;
+ sus ojos verdes, se<a id="Page_222" name='Page_222'></a>mejando viajera gota de
+ roc&iacute;o que se detiene &aacute; reposar en el c&aacute;liz de una lechuga.
+ Sent&iacute;ame yo confundido, anonadado ante la pasmosa inventiva, la originalidad,
+ el ingenio de aquella mujer, junto &aacute; quien las Safos y Sta&euml;las eran
+ literatas de tres al cuarto. De los dem&aacute;s personajes de mi auditorio, nada
+ dir&eacute; todav&iacute;a.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Bravo, soberbio!&mdash;exclam&oacute; Cantarranas aplaudiendo con
+ fuerza y entusiasm&aacute;ndose, de tal modo, que se le salt&oacute; el mal pegado
+ bot&oacute;n de la camisa, y las puntas del cuello postizo quedaron en el
+ aire.&raquo;</p>
+ <p>&mdash;&iquest;Le gusta &aacute; usted mi pensamiento?&mdash;pregunt&oacute; la
+ poetisa. Esto es el <i>canevas</i> tan s&oacute;lo; despu&eacute;s viene el estilo
+ y....</p>
+ <p>&mdash;Me entusiasma la idea&mdash;repliqu&eacute;, apuntando con l&aacute;piz lo
+ que ella con el m&aacute;gico pincel de su fantas&iacute;a dibujara.</p>
+ <p>&mdash;Ese es el camino que usted debe seguir a&ntilde;adi&oacute;, dando &aacute;
+ Cantarranas un alfiler para que afirmase el cuello.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Oh! el recurso del pajarillo es encantador.</p>
+ <p>&mdash;El pajarillo&mdash;dijo Cantarranas&mdash;debe ser el intermediario entre
+ la dama blanca y el joven meridional.</p>
+ <p>&mdash;Pues yo continuar&iacute;a desarrollando la acci&oacute;n del modo
+ siguiente&mdash;prosigui&oacute; ella.&mdash;Veamos: el joven tom&oacute; el
+ pajarillo con sus delicados dedos y d&aacute;ndole algunas miguitas de pan, le
+ aliment&oacute; <a id="Page_223" name='Page_223'></a>varios d&iacute;as, consiguiendo
+ domesticarle &aacute; fuerza de paciencia. Ver&aacute; usted qu&eacute; raro: le
+ ten&iacute;a suelto en el cuarto sin que intentara evadirse. Un d&iacute;a le
+ at&oacute; un hilito en la pata y le ech&oacute; &aacute; volar; el p&aacute;jaro
+ fu&eacute; &aacute; posarse al balc&oacute;n en donde estaba la dama, que le
+ acarici&oacute; mucho y le obsequi&oacute; con migajitas de bizcocho mojadas en
+ leche. Volvi&oacute; despu&eacute;s &aacute; la buhardilla; el joven le puso un
+ billete atado al cuello, y el ave se lo llev&oacute; &aacute; la dama. As&iacute; se
+ estableci&oacute; una r&aacute;pida, apasionada y vol&aacute;til correspondencia, que
+ dur&oacute; tres meses. Aqu&iacute; copiar&iacute;a yo la correspondencia, que
+ ocupar&iacute;a medio libro, de lo m&aacute;s delicado y elegante. &Eacute;l empezaba
+ diciendo: &laquo;Ignorada se&ntilde;ora: Los alados caracteres que le env&iacute;o
+ &aacute; usted, le dir&aacute;n, etc ...&raquo; Y ella contestar&iacute;a:
+ &laquo;Desconocido caballero: Con rubor y sobresalto he le&iacute;do su
+ ep&iacute;stola y mentir&iacute;a si no le asegurara que desde luego he cre&iacute;do
+ encontrar un leal amigo, un amigo nada m&aacute;s ...&raquo; Por esto de los amigos
+ nada m&aacute;s se empieza. As&iacute; se prepara al lector &aacute; los grandes
+ aspavientos amorosos que han de venir despu&eacute;s.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Qu&eacute; ternura, qu&eacute; suavidad, qu&eacute;
+ delicadeza!&mdash;dijo el Duque en el colmo de la admiraci&oacute;n!</p>
+ <p>&mdash;Acepto el pensamiento&mdash;manifest&eacute;, anotando todo aquel discreto
+ artificio para encajarlo despu&eacute;s en mi obra como mejor me conviniese.</p>
+ <p>Despu&eacute;s que la poetisa hubo mostrado en todo su esplendor,
+ adorn&aacute;ndole con las galanuras del <a id="Page_224" name='Page_224'></a>estilo,
+ su incomparable ingenio; despu&eacute;s que me dej&oacute; corrido y vergonzoso por
+ la diferencia que resultaba entre su inventiva maravillosa y el seco, est&eacute;ril
+ y encanijado parto de mi caletre, &iquest;c&oacute;mo hab&iacute;a de atreverme
+ &aacute; continuar leyendo? Ni &aacute; dos tirones me har&iacute;an despegar los
+ labios; y all&iacute; mismo hubiera roto el manuscrito, si el Duque, que era la misma
+ benevolencia, no me obligase &aacute; proseguir, con ruegos y cortesan&iacute;as, que
+ vencieron mi modestia y trocaron en valor mis fundados temores. Busqu&eacute;, pues,
+ en mi manuscrito el punto donde hab&iacute;a quedado, y le&iacute; lo siguiente:</p>
+ <p>&laquo;El joven Alejo era pobre, muy pobre. (Bien&mdash;dijo la poetisa.) Sus
+ padres hab&iacute;an muerto hac&iacute;a algunos a&ntilde;os, y s&oacute;lo con lo
+ que le pasaba una t&iacute;a suya, residente en Alicante, viv&iacute;a, si vivir era
+ aquello. La mala sopa y el peor cocido con que Do&ntilde;a Antonia de Trastamara y
+ Perans&uacute;rez le alimentaba eran tales, que no bastar&iacute;an para mantener en
+ pie &aacute; un cartujo. Y a&uacute;n as&iacute;, Do&ntilde;a Antonia de Trastamara y
+ Perans&uacute;rez, tan noble de apellido como fea de catadura, sol&iacute;a quejarse
+ de que el hu&eacute;sped no pagaba; horrible acusaci&oacute;n que hiela la sangre en
+ las venas, pero que es cierta. (La poetisa articul&oacute; una censura que me
+ reson&oacute; en el coraz&oacute;n como un eco siniestro.) As&iacute; es que con los
+ doscientos reales que de Alicante ven&iacute;an, el pobre no ten&iacute;a m&aacute;s
+ que para palillos <a id="Page_225" name='Page_225'></a>que era, en verdad, la cosa
+ que menos necesitara. Luego las deudas se lo com&iacute;an, y no pod&iacute;a echarse
+ &aacute; la calle sin ver salir de cada adoqu&iacute;n un acreedor. Como era miope,
+ las monedas falsas parece que le buscaban. &iexcl;Singular atracci&oacute;n del
+ bolsillo raras veces ocupado! En cuanto &aacute; distracciones, no ten&iacute;a,
+ aparte la dama citada, sino las murgas que en bandadas ven&iacute;an todas las
+ noches, por entretener &aacute; la gente colgada de los balcones.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ay! &iexcl;ay!&mdash;observ&oacute; la poetisa;&mdash;eso de las
+ murgas es deplorable. Ya ha vuelto usted &aacute; caer en la sentina.&raquo;</p>
+ <p>Al oir esto, otro de los personajes que me escuchaban rompi&oacute; por primera
+ vez su silencio, y con atronadora voz, dando en la mesa un pu&ntilde;etazo que nos
+ asust&oacute; &aacute; todos, dijo:</p>
+ <p>&laquo;No est&aacute; sino muy bien, magn&iacute;fico, sorprendente. Pues
+ qu&eacute;, &iquest;todo ha de ser lloriqueos, blanduras, dengues, melosidades y
+ tonter&iacute;as? &iquest;Se escribe para doncellas de labor y viejas verdes,
+ &oacute; para hombres formales y gentes de sentido com&uacute;n?&raquo;</p>
+ <p>Quien as&iacute; hablaba era la tercera eminencia que compon&iacute;a el jurado, y
+ me parece llegada la ocasi&oacute;n de describirlo.</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_226" name='Page_226'></a>III</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>D. Marcos hab&iacute;a sido novelista. Desde que se cas&oacute; con la comercianta
+ en pa&ntilde;os de la calle de Postas, dej&oacute; las musas, que no le produjeron
+ nunca gran cosa ni le ayudaron &aacute; sacar el vientre de mal a&ntilde;o.
+ Continuaba, sin embargo, con sus aficiones; y ya que no se entregara al penoso
+ trabajo de la creaci&oacute;n, sol&iacute;a dedicarse al de la cr&iacute;tica,
+ m&aacute;s f&aacute;cil y llevadero. Siempre en sus novelas (la m&aacute;s
+ c&eacute;lebre se titulaba <i>El Candil de Anastasio</i>) brillaba la realidad
+ desnuda. De las muchas diferencias que exist&iacute;an entre su musa y la de
+ Virgilio, la principal era que la de D. Marcos hu&iacute;a de las sencillas y puras
+ escenas de la naturaleza; y as&iacute; como el pez no puede vivir fuera del agua, la
+ musa susodicha no se encontraba en su centro fuera de las infectas buhardillas, de
+ los h&uacute;medos s&oacute;tanos, de todos los sitios desapacibles y repugnantes.
+ Sus pinturas eran descarnados cuadros, y sus tipos predilectos los m&aacute;s
+ extra&ntilde;os y deformes seres. Un curioso aficionado &aacute; la
+ estad&iacute;stica, hizo constar que en una de sus novelas sal&iacute;an veintiocho
+ jorobados, ochenta tuertos, sesenta mujeres <i>de estas que llaman del partido</i>,
+ <a id="Page_227" name='Page_227'></a>hasta dos docenas y media de viejos verdes, y
+ otras tantas viejas embaucadoras. Su teatro era la alcantarilla, y un fango espeso y
+ mal oliente cubr&iacute;a todos sus personajes. Y tal era el temperamento de aquel
+ hombre insigne, que cuanto Dios cri&oacute; lo ve&iacute;a feo, repugnante y
+ asqueroso. Estos ep&iacute;tetos los encajaba en cada p&aacute;gina, ensartados como
+ cuentas de rosario. Era prolijo en las descripciones, deteni&eacute;ndose m&aacute;s
+ cuando el objeto reproducido estaba lleno de telara&ntilde;as, habitado por las
+ chinches &oacute; colonizado por la ilustre familia de las ratas, y su estilo
+ ten&iacute;a un desali&ntilde;o sublime, remedio fiel del desorden de la tempestad.
+ &iquest;Ser&aacute; preciso decir que usaba de mano maestra los m&aacute;s negros
+ colores, y que sus personajes, sin excepci&oacute;n, mor&iacute;an ahogados en
+ alg&uacute;n sumidero, asfixiados en laguna pestilencial, &oacute; asesinados con
+ hacha, sierra &uacute; otra herramienta estramb&oacute;tica? No es preciso, no, pues
+ andan por el mundo, fatigando las prensas, m&aacute;s de tres docenas de novelas
+ suyas, que pienso son le&iacute;das en toda la redondez del globo.</p>
+ <p>De su vida privada, se contaban mil aventuras &aacute; cual m&aacute;s
+ interesantes. Mientras fu&eacute; literato, su fama era grande, su hambre mucha, su
+ peculio escaso, su porte de esos que llamamos de mal traer. El editor que compraba y
+ publicaba sus lucubraciones, no era tan resuelto en el pagar como en el imprimir,
+ achaque propio de quien <a id="Page_228" name='Page_228'></a>comercia con el talento;
+ y D. Marcos, cuyo nombre sonaba desde las m&aacute;rgenes del Guadalete hasta las del
+ Llobregat, desfallec&iacute;a cubierto de laureles, sin m&aacute;s oro que el de su
+ fantas&iacute;a, ni otro caudal que el de su gloria. Pero quiso la suerte que la
+ persona del insigne autor no pareciese costal de paja &aacute; una viuda que
+ ten&iacute;a comercio de lana y otros excesos en la calle de Postas; hubo tierna
+ correspondencia, corteses visitas, honesto trato; y al fin uni&oacute;los Himeneo, no
+ sin que todo aquel barrio murmurara sobre el por qu&eacute;, c&oacute;mo y
+ cu&aacute;ndo de la boda. Lo que las musas lloraron este enlace, no es para contado;
+ porque vi&eacute;ndose en la holgura, troc&oacute; el escritor los poco nutritivos
+ laureles por la pros&aacute;ica hartura de su nueva vida; y cu&eacute;ntase que
+ colg&oacute; su pluma de una espetera, como Cide Hamete, para que de ning&uacute;n
+ rampl&oacute;n novelista fuera en lo sucesivo tocada. Despu&eacute;s de larga luna de
+ miel, cual nunca se ha visto en comerciantes de tela, se afirma que no rein&oacute;
+ siempre en el hogar la paz m&aacute;s octaviana. No est&aacute;n conformes los
+ bi&oacute;grafos de D. Marcos en la causa de ciertas ri&ntilde;as, que pusieron
+ &aacute; la esposa en peligro de morir &aacute; manos de su esposo: unos lo atribuyen
+ &aacute; veleidades del escritor; otros m&aacute;s concienzudos, y buscando siempre
+ las causas rec&oacute;nditas de los sucesos humanos, &aacute; que el pesimismo
+ adquirido cultivando las letras infiltr&oacute;se de tal modo en su <a id="Page_229"
+ name='Page_229'></a>pensamiento, que llen&oacute; su vida de melancol&iacute;a y
+ fastidio. &iexcl;Tal influjo tienen las grandes ideas en las grandes almas!</p>
+ <p>A los ojos del profano vulgo, D. Marcos era siempre el mismo. Aconsejaba &aacute;
+ los j&oacute;venes, procurando guiarles por el camino de la alcantarilla. Daba su
+ opini&oacute;n siempre que se la pidieran, y no negaba elogios &aacute; los
+ escritores noveles, siempre que fuesen de su escuela colorista, que era la escuela
+ del bet&uacute;n.</p>
+ <p>Este es el tercer personaje de los cuatro que formaban mi auditorio, y &eacute;ste
+ el que expuso su modo de pensar, diciendo:</p>
+ <p>&laquo;No est&aacute; sino muy bien. Hay que pintar la vida tal como es:
+ repugnante, soez, grosera. El mundo es as&iacute;: no nos toca &aacute; nosotros
+ reformarlo, suponi&eacute;ndolo &aacute; nuestro capricho y antojo; nos cumple
+ s&oacute;lo retratar las cosas como son, y las cosas son feas. Ese joven que usted ha
+ pintado ah&iacute; tiene demasiada luz, y le hace falta una buena dosis de negro. Hoy
+ no saben dar claro-obscuro al estilo, y desde que han dejado de escribir ciertas
+ personas que yo me s&eacute;, est&aacute; la novela por los suelos. Si usted quiere
+ hacer una obra ejemplar, rodee &aacute; ese caballerito de toda clase de
+ l&aacute;stimas y miserias; arroje usted sobre &eacute;l la sombra siniestra de la
+ sociedad, y la tal sociedad es de lo m&aacute;s repugnante, asqueroso &eacute;
+ inmundo que yo me he echado &aacute; la cara. Y despu&eacute;s, si le conviene ofre<a
+ id="Page_230" name='Page_230'></a>cer una lecci&oacute;n moral &aacute; sus lectores,
+ haga que el chico se trueque de la noche &aacute; la ma&ntilde;ana, por la sola
+ fuerza del hambre y del hast&iacute;o, en un ser abyecto, revelando as&iacute; el
+ fondo de inmundicia que en el coraz&oacute;n de todo ser humano existe.
+ Pres&eacute;ntele usted con toda la negra realidad de la vida, braceando en este
+ oc&eacute;ano de cieno, sin poder flotar, y ahog&aacute;ndose, ahog&aacute;ndose,
+ ahog&aacute;ndose.... Pero, eso s&iacute;, d&eacute;jele usted que se enamore con
+ hidrofobia de la dama de enfrente, porque en ese gran recurso dram&aacute;tico ha de
+ cimentarse todo el edificio novelesco. Si yo me encargara de desarrollar el plan, lo
+ har&iacute;a de ingenioso modo, nunca visto ni en novelas ni en dramas.</p>
+ <p>&mdash;&iquest;A ver, &aacute; ver?&mdash;interrogamos todos, yo por af&aacute;n
+ de penetrar los pensamientos literarios mi amigo; los dem&aacute;s por curiosidad y
+ deseo de ver en todo su horror la cloaca intelectual de aquel atroz ingenio.</p>
+ <p>&mdash;Yo har&iacute;a lo siguiente&mdash;continu&oacute;:&mdash;le
+ supondr&iacute;a muy desesperado, sin saber qu&eacute; hace para comunicarse y
+ entablar relaciones con la dama de enfrente. Suprimo eso del pajarito, que es
+ insufrible. (La poetisa dej&oacute; traslucir, con un movimiento de
+ indignaci&oacute;n, su ultrajado amor de madre.) <a id="Page_231"
+ name='Page_231'></a>&Eacute;l piensa unas veces meterse a bandido para robar a la
+ dama; otras se le ocurre quemar la casa para sacar a la se&ntilde;ora en brazos.
+ Entre tanto se pone flaco, amarillo, cadav&eacute;rico, con aspecto de loco o de
+ brujo: la casa se cae a pedazos, y en su miseria se ve obligado a comer ratas.
+ (Cantarranas cerr&oacute; los ojos despu&eacute;s de mirar al cielo con angustia.) Un
+ d&iacute;a se le pasa por las mientes un ardid ingenioso, y para esto tengo que
+ suponer que vive, no en la casa de enfrente, sino en la buhardilla de la misma casa.
+ Modificada de este modo la escena, f&aacute;cil es comprender su plan, que consiste
+ en introducirse por el ca&ntilde;&oacute;n de la chimenea y colarse hasta el piso
+ principal.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Qu&eacute; horror!&mdash;exclam&oacute; la poetisa tap&aacute;ndose
+ la cara con las manos.&mdash;&iexcl;Se va &aacute; tiznar! &iexcl;Si al menos tuviera
+ donde lavarse antes de presentarse &aacute; ella!...</p>
+ <p>&mdash;No importa que se tizne&mdash;continu&oacute; el novelista.&mdash;Yo
+ pintar&iacute;a &aacute; la dama muy hermosa, s&iacute;, pero con una
+ contracci&oacute;n en el rostro que denotara sus feroces instintos. Ha tenido muchos
+ amantes; es mujer caprichosa: uno de esos caracteres corrompidos que tanto abundan en
+ la sociedad, marcando los distintos grados de relajacion &aacute; que llega en cada
+ etapa la especie humana. Ha tenido, como dec&iacute;a, much&iacute;simos
+ querindangos, y al fin viene &aacute; enamorarse de un negro tra&iacute;do de Cuba
+ por cierto banquero, que es un agiotista inicuo, un bandolero de frac.</p>
+ <p>Con estos antecedentes, ya puedo desarrollar la situaci&oacute;n dram&aacute;tica,
+ de un efecto horriblemente <a id="Page_232" name='Page_232'></a>sublime. Veamos: ella
+ est&aacute; en su cuarto, l&aacute;nguidamente sentada junto &aacute; un
+ veladorcillo, y piensa en el Apolo de Azabache, charolado objeto de su pasi&oacute;n.
+ Hojea un &aacute;lbum, y de tiempo en tiempo su rostro se contrae con aquel siniestro
+ moh&iacute;n que la hace tan espantablemente guapa. De repente se siente ruido en la
+ chimenea: la dama tiembla, mira, y ve que de ella sale saltando por encima de los
+ le&ntilde;os encendidos, un hombre tiznado: en su delirio cree que es el negro:
+ dom&iacute;nanla al mismo tiempo el estupor y la concupiscencia. La luz se apaga.
+ &iexcl;Pataplum!... &iquest;Qu&eacute; les parece &aacute; ustedes esta
+ situaci&oacute;n?</p>
+ <p>&mdash;Digo que es usted el mismo demonio o tiene alg&uacute;n m&aacute;gico
+ encantador que lo inspire tan admirables cosas-respond&iacute; confuso ante la donosa
+ invenci&oacute;n de D. Marcos, que me parec&iacute;a en aquel momento superior
+ cuantos, entre antiguos y modernos, hab&iacute;an imaginado las m&aacute;s sutiles
+ trazas de novela.</p>
+ <p>La poetisa estaba un tanto cabizbaja, no se si porque le parec&iacute;a mejor lo
+ suyo &oacute; porque, teniendo por detestable el engendro de D. Marcos, consideraba
+ &aacute; qu&eacute; l&iacute;mite de fatal extrav&iacute;o pueden llegar los
+ m&aacute;s esclarecidos entendimientos. No estar&aacute; de m&aacute;s que con la
+ mayor reserva diga yo aqu&iacute;, para ilustrar &aacute; mis lectores, que la
+ poetisa ten&iacute;a, entre otros, un defecto que suele ser cosa corriente entre las
+ hembras que agarran la <a id="Page_233" name='Page_233'></a>pluma cuando s&oacute;lo
+ para la aguja sirven, es decir, la envidia.</p>
+ <p>&laquo;Pues ver&aacute;n ustedes ahora&mdash;continu&oacute; D.
+ Marcos&mdash;c&oacute;mo armo yo el desenlace de tan estupendo suceso. A la
+ ma&ntilde;ana siguiente h&aacute;llase la dama en su tocador, y ha gastado dos pastas
+ de jab&oacute;n en quitarse el tizne de la cara. Su rabia es inmensa: est&aacute;
+ furiosa; ha descubierto el enga&ntilde;o, y en su desesperaci&oacute;n da unos
+ chillidos que se oyen desde la calle. El joven, por su parte, trata de huir, al ver
+ el enojo de la que adora. Quiere matar al desconocido mandinga, de quien est&aacute;
+ celos&iacute;simo; pero en lugar de bajar la escalera, se ve obligado &aacute; subir
+ por el mismo ca&ntilde;&oacute;n de la chimenea para no ser visto de cierto Conde que
+ entra &aacute; la saz&oacute;n en la casa.</p>
+ <p>La fatalidad hace que no pueda subir por el ca&ntilde;&oacute;n, habiendo sido tan
+ f&aacute;cil la bajada; y mientras forcejea trabajosamente para ascender, resbala y
+ cae al s&oacute;tano, y de all&iacute;, sin saber c&oacute;mo, &aacute; un sumidero,
+ yendo &aacute; parar &aacute; la alcantarilla, donde se ahoga como una rata. La ronda
+ le encuentra al d&iacute;a siguiente, y le llevan, en los carros de la basura, al
+ cementerio. Como aqu&iacute; no tenemos <i>Morgue</i>, es preciso renunciar &aacute;
+ un buen efecto final.&raquo;</p>
+ <p>As&iacute; habl&oacute; el realista D. Marcos. Cantarranas estaba m&aacute;s
+ nervioso que nunca, y la poetisa sac&oacute; un pomito de esencias, para aplicarlo al
+ cartu<a id="Page_234" name='Page_234'></a>cho que ten&iacute;a por nariz: este
+ singular pomito era el <i>flacon</i> que hab&iacute;a visto en todas las novelas
+ francesas. Es la verdad que D. Marcos le inspiraba profunda repugnancia, y por eso le
+ llamaba ella <i>barril de prosa</i>, sin duda por vengarse del otro, que en cierto
+ art&iacute;culo critico la llam&oacute; una vez <i>espuerta de
+ tonter&iacute;as</i>.</p>
+ <p>Yo no sab&iacute;a qu&eacute; hacer en presencia de dos fallos tan autorizados y
+ al mismo tiempo tan contradictorios. Vacilaba entre figurar &aacute; mi h&eacute;roe
+ dando migajas de pan al pajarito, &oacute; metiendo la cabeza en los sumideros del
+ palacio de su amada. Mir&eacute; al magn&iacute;fico Duque, y le v&iacute; con la
+ cabeza gacha y colgante, como higo maduro. La poetisa se hallaba en un paroxismo de
+ furor secreto. &iquest;C&oacute;mo pod&iacute;a yo decidirme por una soluci&oacute;n
+ contraria &aacute; las ideas de Cantarranas, cuando &eacute;ste era mi Mecenas,
+ &oacute;, para valerme de una de sus m&aacute;s queridas figuras, corpulento roble
+ que daba sombra &aacute; este modesto hisopo de los campos literarios? Y al mismo
+ tiempo, &iquest;c&oacute;mo desairar &aacute; Don Marcos, tan experimentado en artes
+ de novela? &iquest;C&oacute;mo renunciar &aacute; su plan, que era el m&aacute;s
+ nuevo, el m&aacute;s extra&ntilde;o, el m&aacute;s atrevido, el m&aacute;s
+ sorprendente de cu&aacute;ntos hab&iacute;a concebido la humana fantas&iacute;a? En
+ tan cr&iacute;tica situaci&oacute;n me hallaba con el manuscrito en las manos, la
+ boca abierta, los ojos asombrados, indeciso el mag&iacute;n y agitado el pecho,
+ cuando vino &aacute; sacarme de mi estupor y <a id="Page_235"
+ name='Page_235'></a>&aacute; cortar el hilo de mis dudas la voz del cuarto de los
+ personajes que el jurado compon&iacute;an. Hasta entonces hab&iacute;a permanecido
+ mudo, en una butaca vieja, cuyas crines por innumerables agujeros se sal&iacute;an:
+ all&iacute; estaba, con aspecto de esfinge, acentuado por la singular
+ expresi&oacute;n de su rostro severo. Creo que ha llegado la ocasi&oacute;n de
+ describir &aacute; este personaje, el m&aacute;s importante sin duda de los cuatro, y
+ voy &aacute; hacerlo.</p>
+ <br />
+
+ <h3>IV</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Si cuarenta a&ntilde;os de incansable laboriosidad, de continuos servicios
+ prestados al arte, &aacute; las letras y &aacute; la juventud, son t&iacute;tulo
+ bastante para elevar &aacute; un hombre sobre sus contempor&aacute;neos, ninguno
+ debiera estar m&aacute;s por cima de la vulgar muchedumbre que D. Severiano Carranza,
+ conocido entre los &aacute;rcades de Roma por <i>Flavonio Mastodontiano</i>. Era casi
+ acad&eacute;mico, porque siempre que vacaba un sill&oacute;n se presentaba candidato,
+ aunque nunca quisieron elegirle. Su fuerte era la erudici&oacute;n; espigaba en todos
+ los campos: en la historia, en la poes&iacute;a, en las artes bellas, en la
+ filosof&iacute;a, en la numism&aacute;tica, en la indumentaria. Recuerdo su
+ &uacute;ltima obra, que estremeci&oacute; al <a id="Page_236"
+ name='Page_236'></a>mundo de polo &aacute; polo, por tratar de una cuesti&oacute;n
+ grave, &aacute; saber: de si el Arcipreste de Hita ten&iacute;a &oacute; no la
+ costumbre de ponerse las medias al rev&eacute;s, decidi&eacute;ndose nuestro autor
+ por la negativa, con gran esc&aacute;ndalo y algazara de las Academias de Leipsick,
+ Gottinga, Edimburgo y Ratisbona, las cuales dijeron que el c&eacute;lebre Carranza
+ era un alma de c&aacute;ntaro al atreverse &aacute; negar un hecho que formaba parte
+ del tesoro de creencias de la humanidad. &iquest;Pues y su disertaci&oacute;n sobre
+ los colmillos del jabal&iacute; de Erymantho, que fu&eacute; causa de un sin fin de
+ mordiscadas entre los m&aacute;s famosos eruditos? No dir&eacute; nada, pues corre en
+ manos de todo el mundo, de su famoso discurso sobre el modo de combinar las
+ <i>tes</i> y las <i>des</i> en el metro de Arte Mayor, el cual le alzara &aacute; los
+ cuernos de la luna, si antes, para gloria de Espa&ntilde;a y enaltecimiento de
+ s&iacute; propio, no hubiera escrito y dado &aacute; la estampa la nunca bastante
+ encarecida <i>Oda &aacute; la invenci&oacute;n de la p&oacute;lvora</i>, en que
+ llamaba &aacute; este producto qu&iacute;mico <i>atm&oacute;sfera
+ flam&iacute;nea</i>. Esta es su &uacute;nica obra de fantas&iacute;a. Las
+ dem&aacute;s son todas eruditas, porque vive consagrado &aacute; los apuntes. Como
+ cr&iacute;tico, no se le igualaba ni el mismo Cantarranas, aunque no faltan
+ bi&oacute;grafos que le equiparan &aacute; &eacute;l, y hubo alguno que
+ asegur&oacute; le aventajaba en muchas cosas. Basta decir que Carranza hab&iacute;a
+ le&iacute;do cuanto sali&oacute; de plumas humanas, siendo de notar que todo libro <a
+ id="Page_237" name='Page_237'></a>que pasase por su memoria dejaba en ella un
+ peque&ntilde;o sedimento &oacute; dep&oacute;sito, aunque no fuera m&aacute;s grande
+ que una gota de agua.</p>
+ <p>No hab&iacute;a fecha que &eacute;l no supiera, ni nombre que ignorara, ni dato
+ que le fuera desconocido, ni coincidencia que se escapase &aacute; su
+ penetraci&oacute;n y colosal memoria. Bien es verdad que de este almac&eacute;n
+ sacaba el cargamento de sus cr&iacute;ticas, las cuales ten&iacute;an m&aacute;s de
+ indigestas que de sabrosas, porque no existe cosa antigua que no sacara &aacute;
+ colaci&oacute;n, ni autor cl&aacute;sico que no desenterrara &aacute; cada paso para
+ llevarle y traerle como &aacute; los gigantones en d&iacute;a de Corpus. Escribiendo,
+ era prolijo: su estilo se compon&iacute;a de las m&aacute;s crespas y ensortijadas
+ frases que es dado imaginar. Pul&iacute;a de tal modo su prosa, que parec&iacute;a
+ una cabellera con cosm&eacute;tico y bandolina, pudiendo servir de espejo; y sus
+ versos eran tales, que se les creer&iacute;an rizados con tenacillas. Nunca
+ repiti&oacute; una palabra en un mismo pliego de papel, por miedo &aacute; las
+ redundancias y sonsonetes. En cierta ocasi&oacute;n, habiendo hablado en un
+ art&iacute;culo del mondadientes de marfil de una dama, vi&eacute;ndose obligado
+ &aacute; repetirlo por la fuerza de la sintaxis y pareci&eacute;ndole vulgar la
+ palabra palillo, llam&oacute; &aacute; aquel objeto el <i>eb&uacute;rneo
+ estilete</i>. Por esta raz&oacute;n aparec&iacute;an en sus escritos unas palabrejas
+ que sus enemigos, en el furor de la envidia, llamaban estramb&oacute;ticas. Tratarle
+ &aacute; &eacute;l de pedante era cosa corriente <a id="Page_238"
+ name='Page_238'></a>entre los malignos gaceterillos, que molestan siempre &aacute;
+ los grandes hombres, como las pulgas al le&oacute;n.</p>
+ <p>La persona del erudito Carranza era tan notable como sus obras. Compon&iacute;ase
+ de un destroncado cuerpo sobre dos no muy iguales piernas, brazos peque&ntilde;os y
+ los hombros cansad&iacute;simos; exornando todo el edificio un sombrero monumental,
+ bajo el cual sol&iacute;a verse, en d&iacute;as despejados, la cabeza m&aacute;s
+ arqueol&oacute;gica que ha existido. Despu&eacute;s de la corbata, que afectaba
+ cierto desali&ntilde;o, lo que m&aacute;s descollaba era la boca, donde en un tiempo
+ moraron todas las gracias, y ahora no quedaba ni un diente; y la nariz hubiera sido
+ lo m&aacute;s inveros&iacute;mil de aquel rostro si no ocuparan el primer lugar unos
+ espejuelos voluminosos tras los cuales el ojo perspicaz y certero del cr&iacute;tico
+ fulguraba.</p>
+ <p>Estos ojos fueron los que me miraron con severidad que me turb&oacute;; esta boca
+ fue la que con voz tan solemne como cascada, tom&oacute; la palabra y dijo:</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Oh extrav&iacute;o de las imaginaciones juveniles! &iexcl;Oh ruindad
+ de sentimientos! &iexcl;Oh corrupci&oacute;n del siglo! &iexcl;Oh bajeza de ideas!
+ &iexcl;Oh p&eacute;rdida del buen gusto! &iexcl;Oh aniquilamiento de las
+ cl&aacute;sicas reglas! &iquest;Hay m&aacute;s formidable m&aacute;quina de
+ disparates que la que usted escribi&oacute; ni mayor balumba de desprop&oacute;sitos
+ que la que esa se&ntilde;ora y ese caballero <a id="Page_239" name='Page_239'></a>han
+ dicho? &iquest;En qu&eacute; tiempos vivimos? &iquest;Qu&eacute; rep&uacute;blica
+ tenemos? Vaya usted, se&ntilde;ora, &aacute; coser sus calcetas y &aacute; espumar el
+ puchero, y usted D. Marcos, &aacute; cuidar sus hijos si los h&aacute;, y usted,
+ joven, &aacute; aprender un oficio, que m&aacute;s cuenta le tiene cualquier
+ ocupaci&oacute;n, aunque sea ingrata y vil, que componer libros. Pues qu&eacute;,
+ &iquest;es el campo de las letras dehesa de pasto para toda clase de <i>pecus</i>,
+ &oacute; jard&iacute;n frondos&iacute;simo donde s&oacute;lo los m&aacute;s delicados
+ ingenios pueden hallar deleites y amenidades? Id, cocineros del pensamiento, &aacute;
+ condimentar vulgares sopas y no sabrosos platos; que no es dado &aacute; tan groseras
+ manos preparar los exquisitos manjares que se sirven en el &aacute;gape de los
+ dioses.&raquo;</p>
+ <p>Como Sem&iacute;ramis cuando ve aparecer la sombra de Nino para echarle en cara
+ sus trapicheos; como Hamlet cuando oye al espectro de su padre revel&aacute;ndole los
+ delitos de la se&ntilde;&aacute; Gertrudis; como Mois&eacute;s cuando vislumbra
+ &aacute; Jehov&aacute; en la zarza ardiente, as&iacute; nos quedamos todos: mudos,
+ fr&iacute;os, petrificados de espanto. El ap&oacute;strofe de aquel hombre, tenido
+ por un or&aacute;culo; su singular aspecto, su severa mirada y el eco de su
+ vocecilla, nos infundieron tal pavor, que hubo de transcurrir buen espacio de tiempo
+ antes que yo tomase aliento, y sacara la poetisa su <i>flacon</i>, y cerrara la boca
+ el excelente Duque.</p>
+ <p>Al fin nos repusimos del terror, y Carranza, <a id="Page_240"
+ name='Page_240'></a>advirtiendo el buen efecto que sus palabras hab&iacute;an
+ producido, arremeti&oacute; de nuevo contra nosotros, y de tal modo se
+ ensa&ntilde;&oacute; con D. Marcos, que pienso no le quedara hueso sano. La poetisa
+ estaba turulata y no hac&iacute;a m&aacute;s que abanicarse para disimular su enojo,
+ mientras Cantarranas parec&iacute;a inclinado, en fuerza de su natural bondad,
+ &aacute; ponerse de parte del tremendo cr&iacute;tico.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Y para esto me han llamado!&mdash;dec&iacute;a &eacute;ste.&mdash;La
+ culpa tiene quien, dejando serias ocupaciones y la sabrosa compa&ntilde;&iacute;a de
+ las musas, asiste &aacute; estas lecturas, donde le hacen echar los bofes con
+ tant&iacute;simo desatino.&raquo;</p>
+ <p>Entonces yo, desafiando con un arrojo que ahora me espanta la c&oacute;lera del
+ Aristarco, le dije:</p>
+ <p>&laquo;Pero ya que he tenido la osad&iacute;a de traerle a usted aqu&iacute;, oh
+ var&oacute;n insigne, &iquest;no me ser&aacute; permitido pedirle la m&aacute;s gran
+ merced que hacerme pudiera, ayudando con sus luces &aacute; mejorar este engendro
+ m&iacute;o que con tan mala estrella viene al mundo?</p>
+ <p>&mdash;S&iacute;, lo har&eacute; de muy buen grado&mdash;contest&oacute; el sabio,
+ troc&aacute;ndose repentinamente en el hombre m&aacute;s suave y meloso de la
+ tierra.&mdash;Voy &aacute; decir c&oacute;mo desarrollar&iacute;a yo mi pensamiento;
+ pero han de prometerme que no he de ser interrumpido por aplausos ni otra
+ manifestaci&oacute;n semejante. Empezar&eacute;, pues, declarando que yo
+ colocar&iacute;a la acci&oacute;n de mi obra en tiempos remotos, en los <a
+ id="Page_241" name='Page_241'></a>tiempos pintorescos &eacute; interesantes, cuando
+ no hab&iacute;a alumbrado p&uacute;blico, y s&iacute; muchas rondas y gran
+ n&uacute;mero de corchetes; cuando los galanes se abr&iacute;an en canal por una
+ palabrilla, y las damas andaban con manto por esas callejuelas, seguidas de
+ Celestinas y rodrigones; cuando se guardaba con siete llaves el honor, sin que eso
+ quiera decir que no se perdiese en un santiam&eacute;n. Yo no s&eacute; c&oacute;mo
+ hay ingenios tan romos que novelan con cosas y personas de la &eacute;poca presente,
+ donde no existen elementos literarios, seg&uacute;n todos los hombres doctos hemos
+ probado plenamente. Al demonio no se le ocurrir&iacute;a pintar aventuras en una
+ calle empedrada y con faroles de gas. Por Dios y por los santos, &iquest;cabe nada
+ m&aacute;s rid&iacute;culo que un di&aacute;logo amoroso, en que aparece &aacute;
+ cada momento la palabra <i>usted</i>, hecha para preguntar c&oacute;mo est&aacute; el
+ tiempo, los precios de la carne, etc.?... Pues bien: yo figurar&iacute;a mis
+ personajes en el siglo XVII, y abrir&iacute;a la escena con gran ruido de cuchilladas
+ y muchos <i>pardieces</i> y <i>voto &aacute; sanes</i>; despu&eacute;s el ir y venir
+ de los alguaciles, y, por &uacute;ltimo, la voz cascada de una vieja alcahueta que
+ acude con su farolito &aacute; reconocer la cara del muerto.&raquo;</p>
+ <p>Todos nos mir&aacute;bamos, sorprendidos ante el pintoresco cuadro que en un
+ periquete habia trazado aquel maestro incomparable.</p>
+ <p>&laquo;El joven pobre que ha puesto usted en la bu<a id="Page_242"
+ name='Page_242'></a>hardilla, donde est&aacute; muy retebi&eacute;n, le
+ figurar&iacute;a yo un hidalgo de provincias, sin blanca y con mal&iacute;sima
+ estrella. Ha llegado &aacute; Madrid en busca de fortuna, y solicita que le hagan
+ capit&aacute;n de Tercios, para lo cual anda de ceca en meca, sin poder conseguir
+ otra cosa que desprecios. La dama de enfrente es de la m&aacute;s alta nobleza, hija
+ de alg&uacute;n montero mayor de la Casa Real, &oacute; cosa por el estilo, lo cual
+ hace que tenga entrada en Palacio, y sea bien quista de Reyes, Pr&iacute;ncipes
+ &eacute; Infantes. Meteremos en el ajo alg&uacute;n rapabarbas o criado
+ socarr&oacute;n que haga de tercero, porque novela &oacute; comedia sin rapista
+ charlat&aacute;n y enredador, es olla sin tocino y serm&oacute;n sin agustino.
+ &iexcl;Y c&oacute;mo hab&iacute;a yo de pintar las escenas de tabernas, las
+ cuchilladas, las pendencias que dirige siempre un tal Maese Blas &oacute; Maese
+ Pedrillo! &iquest;Pues y las escenas de amor? &iexcl;Qu&eacute; discreci&oacute;n,
+ qu&eacute; ternezas, qu&eacute; riqueza metaf&oacute;rica hab&iacute;a yo de poner
+ all&iacute;! Carta ac&aacute;, carta all&aacute;, y entrevista en las Descalzas todos
+ los d&iacute;as, porque la Condesa vieja es tan devota, que no se mueve un
+ cl&eacute;rigo ni fraile en las iglesias de Madrid sin que ella vaya &aacute; meter
+ sus narices en la funci&oacute;n. El hidalguillo ta&ntilde;e su la&uacute;d que se
+ las pela, y la dama le manda d&eacute;cimas y quintillas. Ambos est&aacute;n muy
+ amartelados. Pero cata aqu&iacute; que el padre, que es un Condazo muy serio, con su
+ gorguera de encajes que parece un sol, gran talabarte de pieles y unos
+ greg&uuml;escos <a id="Page_243" name='Page_243'></a>como dos colchones, quiere que
+ se case con Don Gaspar Hinojosa, Af&aacute;n de Rivera, etc., etc., etc., que es
+ Contralor, hijo del Virrey de N&aacute;poles, y Secretario del general <i>qu&eacute;
+ s&eacute; yo cu&aacute;ntos</i>, que ha tomado &aacute; Amberes, Ostende, Maestrich
+ &uacute; otra plaza cualquiera. El Rey tiene gran empe&ntilde;o en estas nupcias, y
+ la Reina dice que quiere ser madrina del bodorrio. Ahora es ella. La dama est&aacute;
+ fuera de s&iacute;, y el hidalguillo se rompe la cabeza para inventar un ardid
+ cualquiera que le saque de tan espantoso laberinto. &iexcl;Oh terrible
+ obst&aacute;culo! &iexcl;Oh inesperado suceso! &iexcl;Oh veleidades del destino!
+ &iexcl;Oh amargor de la vida! Lo peor y m&aacute;s tr&aacute;gico del caso es que el
+ padre se ha enterado de que hay un gal&aacute;n que corteja &aacute; la ni&ntilde;a,
+ y se enfurece de tal modo, que si le coge, le parte la cabeza en dos con su espada
+ toledana. Cuenta al Rey lo que pasa; la Reina le echa fuerte reprimenda &aacute;
+ nuestra hero&iacute;na, y todos convienen en que el gal&aacute;n aqu&eacute;l es un
+ majagranzas, que no merece ni descalzarle el chap&iacute;n &aacute; la doncella. El
+ mozo ya no rasca la&uacute;des ni vihuelas, y se pasea por el Cerrillo de San Blas
+ muy cabizbajo y melanc&oacute;lico. Los criados del Conde le andan buscando para
+ darle una paliza; pero escapa de ella, gracias &aacute; las tretas del
+ socarr&oacute;n de su lacayo, que no por estar muerto de hambre deja de ser maestro
+ en artima&ntilde;as y sutilezas. Los amantes van &aacute; ser separados para siempre.
+ Y lo <a id="Page_244" name='Page_244'></a>peor es que el D. Gaspar se
+ enfurru&ntilde;a, y ya no quiere casarse, y dice que si topa en la calle al pobre
+ hidalgo, le pondr&aacute; como nuevo. &iquest;Qu&eacute; hacer? &iexcl;Tate!...
+ Aqu&iacute; est&aacute; el <i>quid</i> de la dificultad &iquest;C&oacute;mo
+ desenredar esta enmara&ntilde;ada madeja? Pues ver&aacute;n ustedes de qu&eacute;
+ manera ingeniosa, con qu&eacute; donosura y originalidad desato yo este intrincado
+ nudo, en que el lector, suspenso de los imaginarios hechos, los mira como si fuesen
+ reales y efectivos. &iquest;Que les parece &aacute; ustedes que voy &aacute;
+ inventar? &iquest;A ver?&raquo;</p>
+ <p>Todos nos quedamos con la boca abierta, sin saber qu&eacute; contestarle. Yo,
+ sobre todo, &iquest;c&oacute;mo hab&iacute;a de imaginar cosa alguna que igualara
+ &aacute; los profundos pensamientos de aquel pozo de ciencia?</p>
+ <p>&laquo;Pues ver&aacute;n ustedes&mdash;prosigui&oacute;.&mdash;Hall&aacute;ndose
+ las cosas como he dicho, de repente ...&iexcl;Que novedad! &iexcl;Qu&eacute;
+ agud&iacute;sima &eacute; inesperada anagn&oacute;risis!... Pues es el caso que el
+ muchacho tiene un t&iacute;o, oidor en Indias. Este t&iacute;o oidor, que es todo un
+ letrado y persona de pro, muere legando un caudal inmenso; de modo que cuando menos
+ se lo piensa, el hidalguillo se ve con doscientos mil escudos en el arca, y es
+ m&aacute;s rico que el Conde de enfrente. C&aacute;tate que en un momento le
+ obsequian todos y le guardan m&aacute;s miramientos que si fuera el mismo Duque de
+ Lerma, Ministro universal. El padre de la dama se ablanda; &eacute;sta se <a
+ id="Page_245" name='Page_245'></a>marcha &aacute; Plater&iacute;as diciendo que va
+ &aacute; comprar unas arracadas, pero con el disimulado fin de ver al hidalguillo y
+ oir de sus mismo labios la noticia de la herencia; la Reina se desenoja; el Rey dice
+ que les ha de casar, &oacute; deja de ser quien es. D. Gaspar se va furioso &aacute;
+ las guerras de la Valtellina, donde le matan de un arcabuzazo, y, por fin, los dos
+ j&oacute;venes se casan, son muy obsequiados, y viven luengos a&ntilde;os en paz y en
+ gracia de Dios. As&iacute;, se&ntilde;ores, desarrollar&iacute;a yo el pensamiento de
+ esta novela, que, expuesta de tal modo, pienso no seria igualada por ninguna de
+ cuantas en lengua italiana &oacute; espa&ntilde;ola se han escrito, desde Bocaccio
+ hasta Vicente Espinel, que yo las he le&iacute;do todas, y aqu&iacute; pudiera
+ referirlas <i>ce</i> por <i>be</i>, sin que me quedara una en la cuenta.&raquo;</p>
+ <p>Aqu&iacute; termin&oacute; el dictamen de D. Severiano Carranza, f&eacute;nix de
+ los literatos. Esta lecci&oacute;n tercera era ya demasiado carga de bochorno y
+ humillaci&oacute;n para m&iacute;. Y &iquest;c&oacute;mo hab&iacute;a yo de continuar
+ leyendo, si en un dos por tres me habian mostrado aquellos personajes la flaqueza de
+ mi entendimiento, apto tan s&oacute;lo para bajas empresas? Me afrentaron, y de sus
+ ense&ntilde;anzas saque menos provecho que verg&uuml;enza. S&iacute;: lo digo con la
+ entereza del que ya ha desistido de caminar por el escabroso sendero de la
+ literatura, y confiesa todos sus yerros y ridiculeces. Cuando D. Seve<a id="Page_246"
+ name='Page_246'></a>riano acab&oacute;, la poetisa hizo un moh&iacute;n de fastidio,
+ se&ntilde;al de que el discurso no le hab&iacute;a parecido de perlas, D. Marcos se
+ re&iacute;a del insigne erudito, y el Duque de Cantarranas ... (rubor me cuesta el
+ confesarlo, porque le estimo sobremanera, y desear&iacute;a ocultar todo lo que le
+ menoscabase; pero la imparcialidad me obliga &aacute; decirlo) el Duque se
+ hab&iacute;a dormido, cosa inexplicable en quien siempre fu&eacute; la misma
+ cortes&iacute;a.</p>
+ <p>Otro suceso doloroso tengo que referir, y sabe Dios cu&aacute;nto me cuesta
+ revelar cosas que puedan obscurecer alg&uacute;n tanto la fama que rodea &aacute;
+ estas cuatro venerandas personas. &iquest;Revelar&eacute; este funesto incidente?
+ &iquest;Llevar&eacute; la mundanal consideraci&oacute;n y el efecto particular hasta
+ el extremo de callar la verdad, hija de Dios, sin la cual ninguna cosa va &aacute;
+ derechas en este mundo? No; que antes que nada es mi conciencia, y adem&aacute;s, si
+ ense&ntilde;o una flaqueza de mis cuatro amigos, no por eso van &aacute; perder la
+ estimaci&oacute;n general quienes tantos y tan grandes merecimientos y t&iacute;tulos
+ de gloria re&uacute;nen. Hay momentos en que los m&aacute;s rutilantes
+ esp&iacute;ritus sufren pasajero eclipse, y entonces, mostr&aacute;ndose la
+ naturaleza en toda su desnudez, aparecen las malas pasiones que bullen siempre en el
+ fondo del alma humana.</p>
+ <p>Esto fu&eacute; lo que pas&oacute; &aacute; mis cuatro jueces en aquella noche
+ funesta. Sucedi&oacute; que unas palabras de D. Marcos, que fu&eacute; siempre algo
+ deslen<a id="Page_247" name='Page_247'></a>guado, irritaron al augusto
+ cr&iacute;tico. Quiso intervenir Cantarranas, y como la poetisa dijese no s&eacute;
+ qu&eacute; tonter&iacute;a de las muchas que ten&iacute;a en la cabeza, D. Marcos la
+ increp&oacute; duramente; sali&oacute; &aacute; defenderla con singular tes&oacute;n
+ el Duque, y recibi&oacute; de pasada, y como sin querer, un furibundo sopapo. Desde
+ entonces fu&eacute; aquello un campo de Agramante, y es imposible pintar el jaleo que
+ se arm&oacute;. Daba el erudito &aacute; D. Marcos, D. Marcos al Duque, este al
+ erudito, el cual se vengaba en la poetisa, que ara&ntilde;aba &aacute; todos y
+ chillaba como un estornino, siendo tal la bara&uacute;nda, que no parec&iacute;a sino
+ que una legi&oacute;n de demonios se hab&iacute;a metido en mi casa. No pararon los
+ irritados combatientes hasta que D. Marcos no derram&oacute; sangre &aacute;
+ raudales, rasgu&ntilde;ado por la poetisa; hasta que &eacute;sta no se
+ desmay&oacute;, dejando caer sus postizos bucles, y haci&eacute;ndome en la frente un
+ chich&oacute;n del tama&ntilde;o de una nuez; hasta que el Duque no se le
+ fraccion&oacute; en dos pedazos completos la mejor levita que ten&iacute;a; hasta que
+ Carranza no perdi&oacute; sus espejuelos y la peluca, que era bermeja y muy
+ sebosa.</p>
+ <p>As&iacute; termin&oacute; la sesi&oacute;n que ha dejado en m&iacute; recuerdos
+ pavorosos. He revelado esta lamentable escena por amor &aacute; la verdad y porque
+ debo ser severo con aquellos que m&aacute;s valen y m&aacute;s fama gozan. De todos
+ modos, si hago esta confesi&oacute;n, no es con &aacute;nimo de publicar debilidades,
+ sino <a id="Page_248" name='Page_248'></a>por hacer patente lo miserable de la
+ naturaleza humana, que a&uacute;n en los m&aacute;s elevados caracteres deja ver
+ alguna ocasi&oacute;n su fondo de perversidad.</p>
+ <br />
+
+ <h3>V</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>De la novela, inocente causa de tan re&ntilde;ida controversia y desbarajuste
+ final, &iquest;que he de decir, sino que sali&oacute; cual engendrada en aciaga noche
+ de esc&aacute;ndalo? Como quise adoptar las ideas de cada uno, por parecerme todas
+ excelentes, mi obra result&oacute; an&aacute;loga &aacute; esas capas tan llenas de
+ remiendos y pegotes, que no se puede saber cu&aacute;l es el color y la tela
+ primitivos. Despu&eacute;s de la introduci&oacute;n que he le&iacute;do,
+ adopt&eacute; el pensamiento del pajarito y le puse de intermediario entre los dos
+ amantes. Luego, pareci&eacute;ndome de perlas el incidente de la chimenea, hice que
+ Alejo mudara &aacute; la casa de enfrente, y que una noche se deslizara muy
+ callandito por el interior del ennegrecido tubo, apareci&eacute;ndose &aacute; la
+ dama cuando &eacute;sta se percataba menos. Lo del negro no me fu&eacute; posible
+ introducirlo; pero s&iacute; el magn&iacute;fico desenlace del t&iacute;o en Indias,
+ ideado por el f&eacute;nix de los cr&iacute;ticos, aunque no pude suponerle oidor
+ sino tabernero, diferencia que importa poco para <a id="Page_249"
+ name='Page_249'></a>el caso. As&iacute; la novela, como hija de distintos
+ progenitores, ven&iacute;a &aacute; ser la cosa m&aacute;s pintoresca, variada y
+ original del mundo, y bien pod&iacute;a decir su autor: <i>&laquo;yo, el menor padre
+ de todos....&raquo;</i> Imprim&iacute;a, porque ning&uacute;n editor la quer&iacute;a
+ tomar, aunque yo, llevando mi modestia hasta lo sublime, la daba por ochenta reales
+ al contado, y otros ochenta, pagaderos &aacute; plazos de dos duros en dos
+ a&ntilde;os.</p>
+ <p>La puse &aacute; la venta en las principales librer&iacute;as, y en un lustro que
+ ha corrido llevo despachada la friolera de tres ejemplares, con m&aacute;s los que me
+ tomaron al fiado, y que espero cobrar, si la cosecha es buena, en el pr&oacute;ximo
+ oto&ntilde;o. Un librero de Sevilla me ha prometido comprarme un ejemplar, si le hago
+ una rebaja de dos reales; y este pedido, con otras proposiciones que me dirigen de
+ lejanas tierras, me hace esperar que vender&eacute; hasta diez en todo lo que queda
+ de a&ntilde;o. No puedo quejarme, en verdad, porque yo s&eacute; que si las cosas
+ estuvieran mejor y sobrase dinero en el pa&iacute;s, no hab&iacute;a de quedar un
+ ejemplar para muestra.</p>
+ <p>De todos modos, me consuela la singular protecci&oacute;n que me dispensa, ahora
+ como antes, el Duque de Cantarranas, mi ilustre Mecenas, quien ha podido conseguir de
+ un amigo suyo, due&ntilde;o de una tienda de ultramarinos, que me compre media
+ edici&oacute;n al peso, y &aacute; veinticinco reales la <a id="Page_250"
+ name='Page_250'></a>arroba. Si, merced &aacute; la solicitud del pr&oacute;cer
+ ilustre, consigo realizar este negocio, me servir&aacute; de est&iacute;mulo para
+ proseguir por el fatigoso camino de las letras, que si tiene toda clase de espinas y
+ zarzales en su largo trayecto, tambi&eacute;n nos conduce, como sin querer, &aacute;
+ la holgura, &aacute; la satisfacci&oacute;n y &aacute; la gloria.</p>
+ <p>Madrid, Septiembre de 1872.</p>
+ <a id="Page_251" name='Page_251'></a>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <a id="LA_PRINCESA_Y_EL_GRANUJA" name='LA_PRINCESA_Y_EL_GRANUJA'></a>
+ <h2><a id="Page_252" name='Page_252'></a>LA PRINCESA Y EL GRANUJA</h2>
+ <h3>I</h3>
+ <br />
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Pacorrito Migajas era un gran personaje. Alzaba del suelo poco m&aacute;s de tres
+ cuartas, y su edad apenas pasaba de los siete a&ntilde;os. Ten&iacute;a la piel
+ curtida del sol y del aire, y una carilla avejentada que m&aacute;s bien le
+ hac&iacute;a parecer enano que ni&ntilde;o. Sus ojos eran negros y vividores, con
+ grandes pesta&ntilde;as como alambres y resplandor de piller&iacute;a. Pero su boca
+ daba miedo de puro fea, y sus orejas, al modo de aventadores, antes parec&iacute;an
+ pegadas que nacidas. Vest&iacute;a gallardamente una camisa de todos colores, por lo
+ sucia, y pantal&oacute;n hecho de remiendos, sostenido con un solo tirante. En
+ invierno abrig&aacute;base con una chaqueta que fu&eacute; de su se&ntilde;or abuelo,
+ la cual, despu&eacute;s de cortadas las mangas por el codo, &aacute; Pacorrito le
+ ven&iacute;a que ni pintada para gab&aacute;n. En el cuello le daba varias vueltas,
+ &aacute; manera de <a id="Page_253" name='Page_253'></a>serpiente, un gui&ntilde;apo
+ con aspiraciones de bufanda, y cubr&iacute;a la mollera con una gorrita que
+ afan&oacute; en el Rastro. No usaba zapatos, por serle esta prenda de
+ grand&iacute;simo estorbo, ni tampoco medias, porque le molestaba el punto.</p>
+ <p>La familia de Pacorrito Migajas no pod&iacute;a ser m&aacute;s ilustre. Su padre,
+ acusado de intentar un escalo por la alcantarilla, fu&eacute; &aacute; tomar aires
+ &aacute; Ceuta, donde muri&oacute;. Su madre, una se&ntilde;ora muy apersonada que
+ por muchos a&ntilde;os tuvo puesto de casta&ntilde;as en la Cava de San Miguel,
+ fu&eacute; tambi&eacute;n metida en l&iacute;os de justicia, y despu&eacute;s de
+ muchos embrollos, y dimes y diretes con jueces y escribanos, me la empaquetaron para
+ el penal de Alcal&aacute;. A&uacute;n quedaba &aacute; Pacorrito su hermana, pero
+ &eacute;sta, abandonando su plaza en la F&aacute;brica de Tabacos, corri&oacute;
+ &aacute; Sevilla en amoroso seguimiento de un cabo de Artiller&iacute;a, y esta es la
+ hora en que no ha vuelto. Estaba, pues, Migajas solo en el mundo, sin m&aacute;s
+ familia que &eacute;l mismo, sin m&aacute;s amparo que el de Dios, ni otro
+ gu&iacute;a que su propia voluntad.</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_254" name='Page_254'></a>II</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>&iquest;Pero creer&aacute; el p&iacute;o lector que Pacorrito se acobard&oacute;
+ al verse solo? Ni por pienso. Hab&iacute;a tenido ocasi&oacute;n, en su breve
+ existencia, de conocer los vaivenes del mundo, y algo de lo falso y mentiroso que
+ encierra esta vida miserable. Llen&aacute;ndose de energ&iacute;a, afront&oacute; la
+ situaci&oacute;n como un h&eacute;roe. Afortunadamente, ten&iacute;a buenas
+ relaciones con diversa gente de su estofa y aun con hombres barbudos que
+ parec&iacute;an dispuestos &aacute; protegerle, y bulle que bulle, aqu&iacute; me
+ meto y all&iacute; me saco, consigui&oacute; dominar su triste estado.</p>
+ <p>Vend&iacute;a f&oacute;sforos, peri&oacute;dicos y alg&uacute;n billete de
+ Loter&iacute;a, tres ramos mercantiles que, explotados con inteligencia,
+ pod&iacute;an asegurarle honradas ganancias; as&iacute; es que &aacute; Pacorrito
+ nunca le faltaban cuatro cuartos en el bolsillo para sacar de un apuro &aacute; un
+ compa&ntilde;ero, &oacute; para obsequiar &aacute; las amigas.</p>
+ <p>No le inquietaban gran cosa ni las molestias del domicilio ni las exigencias del
+ casero. Sus palacios eran el Prado en verano, y en invierno los portales de la casa
+ Panader&iacute;a. Var&oacute;n sobrio y enemigo de pompas mundanas, se contentaba <a
+ id="Page_255" name='Page_255'></a>con un rinc&oacute;n cualquiera donde pasar la
+ noche. Com&iacute;a, como los p&aacute;jaros, lo que encontraba, sin que jam&aacute;s
+ se apurase por esto, &aacute; causa de la conformidad religiosa que exist&iacute;a en
+ su alma, y de su instintiva fe en los misteriosos auxilios de la Providencia, que
+ &aacute; ning&uacute;n ser grande ni chico desampara.</p>
+ <p>Los que esto lean creer&aacute;n que Migajas era feliz. Parece natural que lo
+ fuese. Si carec&iacute;a de familia, gozaba de precios&iacute;sima libertad, y como
+ sus necesidades eran escasas, viv&iacute;a holgadamente de su trabajo, sin deber nada
+ &aacute; nadie, sin que le quitaran el sue&ntilde;o cuidados ni ambiciones; pobre,
+ pero tranquilo; desnudo el cuerpo, pero lleno de paz sabrosa el esp&iacute;ritu. Pues
+ &aacute; pesar de esto, el se&ntilde;or de Migajas no era feliz. &iquest;Por
+ qu&eacute;? Porque estaba enamorado hasta las gachas, como suele decirse.</p>
+ <p>S&iacute;, se&ntilde;ores: aquel Pacorrito tan peque&ntilde;o y tan feo y tan
+ pobre y tan solo, amaba. &iexcl;Ley inexorable de la vida, que no permite &aacute;
+ ning&uacute;n s&eacute;r, cualquiera que sea, redimirse del desp&oacute;tico yugo del
+ amor.</p>
+ <p>Amaba nuestro h&eacute;roe con so&ntilde;ador idealismo, libre de todo pensamiento
+ impuro, &aacute; veces con ardoroso fuego que en sus venas pon&iacute;a un hervor de
+ todos los demonios. Su coraz&oacute;n volc&aacute;nico ten&iacute;a sensaciones de
+ todas clases para el objeto amado, ora dulces y plat&oacute;nicas como las <a
+ id="Page_256" name='Page_256'></a>de Petrarca, ora arrebatadas como las de Romeo.</p>
+ <p>&iquest;Y qui&eacute;n hab&iacute;a inspirado &aacute; Pacorrito pasi&oacute;n tan
+ terrible? Pues una dama que arrastraba vestidos de seda y terciopelo con vistosas
+ pieles; una dama de cabellos rubios, que en bucles descend&iacute;an sobre su
+ alabastrino cuello. La tal sol&iacute;a gastar quevedos de oro, y &aacute; veces
+ estaba sentada al piano tres d&iacute;as seguidos.</p>
+ <br />
+
+ <h3>III</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Sabed c&oacute;mo la conoci&oacute; Pacorro y qui&eacute;n era aqu&eacute;lla
+ celestial hermosura.</p>
+ <p>Extend&iacute;a el chico la esfera de sus operaciones mercantiles por la mitad de
+ una de las calles que afluyen &aacute; la Puerta del Sol, calle muy concurrida y con
+ hermosas tiendas, que de d&iacute;a ostentan en sus escaparates mil prodigios de la
+ industria, y por las noches se iluminan con la resplandeciente claridad del gas.
+ Entre estas tiendas, la m&aacute;s bonita es una que pertenece &aacute; un
+ alem&aacute;n, siempre llena de bagatelas precios&iacute;simas destinadas &aacute;
+ grandes y peque&ntilde;os. Es el bazar de la infancia infantil y de la adulta. Por
+ Carnaval se llena de caretas burlescas; en Semana Santa de figuras piadosas; hacia
+ Navidad de <a id="Page_257" name='Page_257'></a>Nacimientos y &aacute;rboles cargados
+ de juguetes, y por A&ntilde;o Nuevo de magn&iacute;ficos objetos para regalos.</p>
+ <p>La pasi&oacute;n fren&eacute;tica de Pacorrito empez&oacute; cuando el
+ alem&aacute;n puso en su vitrina una encantadora colecci&oacute;n de damas vestidas
+ con los ricos trajes que imagina la fantas&iacute;a parisiense. Casi todas
+ ten&iacute;an m&aacute;s de media vara de estatura. Sus rostros eran de fina y
+ purificada cera, y ning&uacute;n carm&iacute;n de frescas rosas se igualaba al rubor
+ de sus castas mejillas. Sus azules ojos de vidrio brillaban inm&oacute;viles con
+ m&aacute;s fulgor que la pupila humana. Sus cabellos, de suav&iacute;sima lana
+ rizada, pod&iacute;an compararse, con m&aacute;s raz&oacute;n que los de muchas
+ damas, &aacute; los rayos del sol; y las fresas de Abril, las cerezas de Mayo y el
+ coral de los hondos mares, parec&iacute;an cosa fea en comparaci&oacute;n de sus
+ labios rojos.</p>
+ <p>Eran tan juiciosas, que jam&aacute;s se mov&iacute;an del sitio en que las
+ colocaban. S&oacute;lo cruj&iacute;a el gozne de madera de sus rodillas, hombros y
+ codos, cuando el alem&aacute;n las sentaba al piano, &oacute; las hac&iacute;a tomar
+ los lentes para mirar &aacute; la calle. De resto, no daban nada que hacer, y
+ jam&aacute;s se les oy&oacute; decir esta boca es m&iacute;a.</p>
+ <p>Entre ellas hab&iacute;a &iexcl;ay qu&eacute; hembra! la m&aacute;s hermosa, la
+ m&aacute;s alta, la m&aacute;s simp&aacute;tica, la m&aacute;s esbelta, la mejor
+ vestida, la m&aacute;s se&ntilde;ora. Deb&iacute;a de ser mujer de elevada
+ categor&iacute;a, &aacute; juzgar por <a id="Page_258" name='Page_258'></a>su
+ adem&aacute;n grave y pomposo, y cierto airecillo de protecci&oacute;n que &aacute;
+ maravilla le sentaba.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Gran mujer!&mdash;dijo Pacorrito la primera vez que la vi&oacute;; y
+ m&aacute;s de una hora estuvo plantado ante el escaparate, contemplando tan seductora
+ belleza.</p>
+ <br />
+
+ <h3>IV</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Nuestro personaje se hallaba en ese estado particular de exaltaci&oacute;n y
+ desvar&iacute;o en que aparecen los h&eacute;roes de las novelas amatorias. <i>Su
+ cerebro herv&iacute;a; en su coraz&oacute;n se enrroscaban culebras mordedoras; su
+ pensamiento era un volc&aacute;n; deseaba la muerte; aborrec&iacute;a la vida;
+ hablaba sin cesar consigo mismo; miraba &aacute; la luna; se remontaba al quinto
+ cielo</i>, etc.</p>
+ <p>&iexcl;Cu&aacute;ntas veces le sorprendi&oacute; la noche en melanc&oacute;lico
+ &eacute;xtasis delante del cristal, olvidado de todo, hasta de su propio comercio y
+ modo de vivir! Mas no era por cierto muy desairada la situaci&oacute;n del buen
+ Migajas, quiero decir, que era hasta cierto punto correspondido en su loca
+ pasi&oacute;n. &iquest;Qui&eacute;n puede medir la intensidad amorosa de un
+ coraz&oacute;n de estopa &oacute; serr&iacute;n? El mundo est&aacute; lleno de
+ misterios. La ciencia es vana y jam&aacute;s llegar&aacute; &aacute; lo &iacute;ntimo
+ de las cosas. &iexcl;Oh, Dios! &iquest;ser&aacute; <a id="Page_259"
+ name='Page_259'></a>posible alg&uacute;n d&iacute;a demarcar fijamente la esfera de
+ lo inanimado? &iquest;Lo inanimado, d&oacute;nde empieza? Atr&aacute;s los pedantes
+ que, deteni&eacute;ndose delante de una piedra &oacute; de un corcho, le dicen:
+ &laquo;T&uacute; no tienes alma.&raquo; S&oacute;lo Dios sabe cu&aacute;les son las
+ verdaderas dimensiones de ese Limbo invisible donde yace todo lo que no ama.</p>
+ <p>Bien seguro estaba Pacorrito de haber hecho til&iacute;n &aacute; la dama. Esta le
+ miraba, y sin moverse ni pesta&ntilde;ear ni abrir la boca, dec&iacute;ale mil cosas
+ deleitables, ya dulces como la esperanza, ya tristes como el presentimiento de
+ sucesos infaustos. Con esto se encend&iacute;a m&aacute;s y m&aacute;s en el
+ coraz&oacute;n del amigo Migajas la llama que le devoraba, y su atrevida mente
+ conceb&iacute;a dram&aacute;ticos planes de seducci&oacute;n, rapto y aun de
+ matrimonio.</p>
+ <p>Una noche, el amartelado gal&aacute;n acudi&oacute; puntual &aacute; la cita. La
+ se&ntilde;ora estaba sentada al piano, las manos suspendidas sobre las teclas, y el
+ divino rostro vuelto hacia la calle. El granuja y ella se miraron. &iexcl;Ay!
+ &iexcl;Cu&aacute;nto idealismo, cu&aacute;nta pasi&oacute;n en aquella mirada! Los
+ suspiros sucedieron &aacute; los suspiros, y las ternezas &aacute; las ternezas,
+ hasta que un suceso imprevisto cort&oacute; el hilo de tan dulce comunicaci&oacute;n,
+ truncando de un golpe la felicidad de los amantes. Fu&eacute; como esas
+ s&uacute;bitas cat&aacute;strofes que hieren mortalmente los corazones, originando
+ suicidios, tragedias y otros lamentables casos.</p>
+ <p><a id="Page_260" name='Page_260'></a>Una mano penetr&oacute; en el escaparate, por
+ la parte de la tienda, y cogiendo &aacute; la se&ntilde;ora por la cintura, se la
+ llev&oacute; dentro. Al asombro de Migajas sucedi&oacute; una pena tan viva, que
+ dese&oacute; morirse en aquel mismo instante. &iexcl;Ver desaparecer al objeto amado,
+ cual si se lo tragara la insaciable tumba, y no poder detener aquella existencia que
+ se escapa, y no poder seguirla aunque fuera al mismo infierno! &iexcl;Desgracia
+ superior &aacute; las fuerzas de un mortal! Migajas estuvo &aacute; punto de caer al
+ suelo; pens&oacute; en el suicidio; invoc&oacute; &aacute; Dios y al diablo....</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;La han vendido!&mdash;murmur&oacute; sordamente.</p>
+ <p>Y se arranc&oacute; los cabellos, y se ara&ntilde;&oacute; el rostro; y en las
+ pataletas de su desesperaci&oacute;n, se le cayeron al suelo los f&oacute;sforos, los
+ peri&oacute;dicos y los billetes de Loter&iacute;a. &iexcl;Intereses del mundo, no
+ val&eacute;is lo que un suspiro!</p>
+ <br />
+
+ <h3>V</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Repuesto al cabo de su violenta emoci&oacute;n, el rapaz mir&oacute; hacia el
+ interior de la tienda, y vio &aacute; unas ni&ntilde;as y &aacute; dos &oacute; tres
+ personas mayores hablando con el alem&aacute;n. Una de las chicas sosten&iacute;a en
+ sus brazos &aacute; la dama de los pensamientos <a id="Page_261"
+ name='Page_261'></a>de Migajas. Hubi&eacute;rase lanzado &eacute;ste con
+ &iacute;mpetu salvaje dentro del local; pero se detuvo, temeroso de que, viendo su
+ facha estramb&oacute;tica, le adjudicaran una paliza &oacute; le entregasen &aacute;
+ una pareja.</p>
+ <p>Fijo en la puerta, consideraba los horrores de la trata de blancos, de aquella
+ nefanda instituci&oacute;n tirolesa, en la cual unos cuantos duros deciden la suerte
+ de honradas criaturas, entreg&aacute;ndolas &aacute; la destructora ferocidad de
+ ni&ntilde;os mal criados. &iexcl;Ay! &iexcl;Cu&aacute;n miserable le parec&iacute;a
+ &aacute; Pacorrito la naturaleza humana!</p>
+ <p>Los que hab&iacute;an comprado &aacute; la se&ntilde;ora salieron de la tienda y
+ entraron en un coche de lujo. &iexcl;C&oacute;mo re&iacute;an los tunantes! Hasta el
+ m&aacute;s peque&ntilde;o, que era el m&aacute;s mimoso, se permit&iacute;a tirar de
+ los brazos &aacute; la desgraciada mu&ntilde;eca, &aacute; pesar de tener &eacute;l
+ para su exclusivo goce variedad de juguetillos propios de su edad. Las personas
+ mayores tambi&eacute;n parec&iacute;an muy satisfechas de la adquisici&oacute;n.</p>
+ <p>Mientras el lacayo recib&iacute;a &oacute;rdenes, Pacorrito, que era hombre de
+ resoluciones her&oacute;icas y audaces, concibi&oacute; la idea de colgarse &aacute;
+ la zaga del coche. As&iacute; lo hizo, con la agilidad cuadrumana que emplean los
+ granujas cuando quieren pasear en carruaje de un cabo &aacute; otro de la villa.</p>
+ <p>Alargando el hocico hacia la derecha, ve&iacute;a asomar por la portezuela uno de
+ los brazos de la dama sacrificada al vil metal. Aquel brazo r&iacute;gido <a
+ id="Page_262" name='Page_262'></a>y aquel pu&ntilde;o de rosa hablaban
+ en&eacute;rgico lenguaje &aacute; la imaginaci&oacute;n de Migajas, que en medio del
+ estr&eacute;pito de las ruedas o&iacute;a estas palabras:
+ &mdash;&iexcl;S&aacute;lvame, Pacorrito m&iacute;o, s&aacute;lvame!</p>
+ <br />
+
+ <h3>VI</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>En el p&oacute;rtico de la casa grande, donde se detuvo el coche, cesaron las
+ ilusiones del granuja, porque un criado le dijo que si manchaba el piso con sus pies
+ enlodados, le romper&iacute;a el espinazo. Ante esta abrumadora raz&oacute;n, Migajas
+ se retir&oacute;, lleno el coraz&oacute;n de un ardiente anhelo de venganza.</p>
+ <p>Su fogoso temperamento le impulsaba &aacute; seguir adelante, arroj&aacute;ndose
+ en brazos de la fortuna, y en las tinieblas de lo imprevisto. Su alma se adaptaba
+ &aacute; las ruidosas y dram&aacute;ticas aventuras. &iquest;Qu&eacute; hizo el muy
+ pillo? Pues concertarse con los que iban &aacute; recoger la basura &aacute; la casa
+ donde estaba en esclavitud su adorada, y por tal medio, que podr&aacute; no ser
+ po&eacute;tico, pero que revela agudeza de ingenio, y un coraz&oacute;n como la copa
+ de un pino, Migajas se introdujo en el palacio.</p>
+ <p>&iexcl;C&oacute;mo le palpitaba el coraz&oacute;n cuando sub&iacute;a y <a
+ id="Page_263" name='Page_263'></a>penetraba en la cocina! La idea de estar cerca de
+ <i>ella</i> le confund&iacute;a de tal suerte, que m&aacute;s de una vez se le
+ cay&oacute; la espuerta de la mano, derram&aacute;ndose en la escalera. Pero de
+ ning&uacute;n modo pod&iacute;a saciar la ardiente sed de sus ojos, que anhelaban ver
+ &aacute; la hermosa dama. Sinti&oacute; lejanos chillidos de ni&ntilde;os juguetones;
+ pero nada m&aacute;s. La gran se&ntilde;ora por ninguna parte aparec&iacute;a.</p>
+ <p>Los criados de la casa, vi&eacute;ndole tan peque&ntilde;o y tan feo, le
+ hac&iacute;an mil burlas; m&aacute;s uno de ello, que era algo compasivo, le daba
+ golosinas. Una ma&ntilde;ana muy fr&iacute;a, el cocinero, ya fuese por
+ l&aacute;stima, ya por maldad, le dio &aacute; beber de un vino &aacute;spero y
+ pic&oacute;n como demonios. El granuja sinti&oacute; dulc&iacute;simo calor en todo
+ el cuerpo, y un vapor ardiente que &aacute; la cabeza le sub&iacute;a. Sus piernas
+ flaqueaban; sus brazos desmayados ca&iacute;an con abandono voluptuoso. Del pecho le
+ brotaba una risa juguetona, que iba afluyendo de su boca, cual arroyo sin fin, y
+ Pacorrito re&iacute;a y se agarraba con ambas manos &aacute; la pared para no
+ caer.</p>
+ <p>Un puntapi&eacute; vigoroso, aplicado en semejante parte, modific&oacute; un tanto
+ la risa, y puesta la mano en la parte dolorida, Pacorrito sali&oacute; de la cocina.
+ Su cabeza segu&iacute;a trastornada. &Eacute;l no sab&iacute;a &aacute; d&oacute;nde
+ le conduc&iacute;an sus pasos. Corri&oacute; tambale&aacute;ndose y riendo de nuevo;
+ pis&oacute; fr&iacute;os ladrillos, y despu&eacute;s suave entarimado, y luego tibias
+ alfombras.</p>
+ <p><a id="Page_264" name='Page_264'></a>De repente sus ojos se detuvieron en un
+ objeto que en el suelo yac&iacute;a. &iexcl;Cielos!... Migajas exhal&oacute; un
+ rugido de dolor, y cay&oacute; de rodillas.</p>
+ <p>All&iacute;, tendida como un cad&aacute;ver, los vestidos rasgados y en desorden,
+ partida la frente alabastrina, roto uno de los brazos, desgre&ntilde;ado el pelo,
+ estaba la se&ntilde;ora de sus pensamientos &iexcl;Lastimoso cuadro que part&iacute;a
+ el coraz&oacute;n!</p>
+ <p>Nuestro h&eacute;roe, durante un rato, no pudo articular palabra. La voz se
+ ahogaba en su garganta. Estrech&oacute; contra su coraz&oacute;n aqu&eacute;l
+ fr&iacute;o cuerpo inanimado, cubri&eacute;ndolo de besos ardientes. La se&ntilde;ora
+ ten&iacute;a abiertos los ojos, y miraba con melanc&oacute;lica dulzura &aacute; su
+ fiel adorador. A pesar de sus horribles heridas y del lastimoso estado de su cuerpo,
+ la noble dama viv&iacute;a. Pacorrito lo conoci&oacute; en la luz singular de sus
+ quietos ojos azules, que desped&iacute;an llamaradas de amor y gratitud.</p>
+ <p>&mdash;Se&ntilde;ora, &iquest;qui&eacute;n os trajo &aacute; tan triste
+ estado?&mdash;exclam&oacute; en tono pat&eacute;tico, angustioso.</p>
+ <p>Pero pronto al dolor agud&iacute;simo sucedi&oacute; la ira, y Pacorrito
+ pens&oacute; tomar venganza de aquel descomunal agravio.</p>
+ <p>Como en el mismo instante sintiera pasos, carg&oacute; en sus brazos &aacute; la
+ gentil dama, echando &aacute; correr con ella fuera de la casa. Baj&oacute; la
+ escalera, atraves&oacute; el patio, sali&oacute; &aacute; la calle con tanta
+ velocidad. Su carrera era como la del p&aacute;jaro que, al <a id="Page_265"
+ name='Page_265'></a>robar su grano, oye el tiro del cazador, y sinti&eacute;ndose
+ ileso, quiere poner entre su persona y la escopeta toda la distancia posible.</p>
+ <p>Corri&oacute; por una, dos, tres, diez calles, hasta que crey&eacute;ndose
+ bastante lejos, descans&oacute;, poniendo sobre sus rodillas el precioso objeto de su
+ insensato amor.</p>
+ <br />
+
+ <h3>VII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Vino la noche, y Pacorrito vi&oacute; con placer las dulces sombras que
+ envolv&iacute;an el atrevido rapto, protegiendo sus honestos amores. Examinando
+ atentamente las heridas del descalabrado cuerpo de su adorada, observ&oacute; que no
+ eran de gravedad, aunque por los agujeros del cr&aacute;neo se le ver&iacute;an los
+ sesos, si los tuviera, y toda la estopa del coraz&oacute;n se sal&iacute;a &aacute;
+ borbotones por diferentes heridas. El traje estaba hecho girones, y parte de la
+ cabellera se hab&iacute;a quedado en el camino durante la veloz corrida.
+ Inund&oacute;sele el alma de pena al considerar que carec&iacute;a de fondos para
+ hacer frente &aacute; situaci&oacute;n tan apurada. Con el abandono de su comercio se
+ le hab&iacute;an vaciado los bolsillos, y una mujer amada, mayormente si no
+ est&aacute; bien de salud, es fuente inagotable de gastos. Migajas se tent&oacute;
+ aquella parte de su andrajosa ropa don<a id="Page_266" name='Page_266'></a>de
+ sol&iacute;a tener la calderilla, y no hall&oacute; ni tampoco un triste ochavo.</p>
+ <p>&mdash;Ahora&mdash;pens&oacute;&mdash;ahora necesitar&eacute; casa, cama, la mar
+ de m&eacute;dicos y cirujanos, modista, mucha comida, un buen fuego ... y nada
+ tengo.</p>
+ <p>Pero como estaba tan fatigado, recost&oacute; la cabeza sobre el cuerpo de su
+ &iacute;dolo, y se durmi&oacute; como un &aacute;ngel.</p>
+ <p>Entonces, &iexcl;oh prodigio! la se&ntilde;ora se fu&eacute; reanimando, y
+ levant&aacute;ndose al fin, mostr&oacute; &aacute; Pacorrito su risue&ntilde;o
+ semblante, su noble frente sin ninguna herida, su cuerpo esbelto sin la m&aacute;s
+ leve rotura, su vestido completo y limpio, su cabellera rizosa y perfumada, su
+ sombrero coquet&oacute;n, que adornaban diminutas flores; en suma, se mostr&oacute;
+ perfecta y acabadamente hermosa, tal como la conoci&oacute; el muchacho en la
+ vitrina.</p>
+ <p>&iexcl;Ay! Migajas se qued&oacute; deslumhrado, at&oacute;nito, suspenso, sin
+ habla. P&uacute;sose de rodillas y ador&oacute; &aacute; la se&ntilde;ora como
+ &aacute; una divinidad. Entonces ella tom&oacute; la mano al granuja, y con voz
+ entera, m&aacute;s dulce que el canto de los ruise&ntilde;ores, le dijo:</p>
+ <p>&mdash;Pacorrito, s&iacute;gueme, ven conmigo. Quiero demostrarte mi
+ agradecimiento y el sublime amor que has sabido inspirarme. Has sido constante, leal,
+ generoso y her&oacute;ico, porque me has salvado del poder de aquellos
+ v&aacute;ndalos que me martirizaban. Mereces mi coraz&oacute;n y mi mano. <a
+ id="Page_267" name='Page_267'></a>Ven, s&iacute;gueme y no seas bobo, ni te creas
+ inferior &aacute; m&iacute; porque est&aacute;s vestido de pingos.</p>
+ <p>Observ&oacute; Migajas la deslumbradora apostura de la dama, el lujo con que
+ vest&iacute;a, y lleno de pena exclam&oacute;:</p>
+ <p>&mdash;Se&ntilde;ora, &iquest;&aacute; d&oacute;nde he de ir yo con esta
+ facha?</p>
+ <p>La hermosa dama no contest&oacute;, y tirando de la mano &aacute; Pacorrito, le
+ llev&oacute; por misteriosa regi&oacute;n de sombras.</p>
+ <br />
+
+ <h3>VIII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>El granuja vi&oacute; al cabo una gran sala iluminada y llena de preciosidades,
+ cuya forma no pudo precisar bien en el primer momento. Al poco rato, comenz&oacute;
+ &aacute; percibir con claridad mil figurillas diversas, como las que poblaban la
+ tienda donde hab&iacute;a conocido &aacute; su adorada. Lo que m&aacute;s
+ llam&oacute; su atenci&oacute;n fu&eacute; ver que salieron &aacute; recibirles,
+ luciendo sus flamantes vestidos, todas las damas que acompa&ntilde;aban en el
+ escaparate &aacute; la gran se&ntilde;ora.</p>
+ <p>La cual contest&oacute; con una grave y ceremoniosa cortes&iacute;a &aacute; los
+ saludos de todas ellas. Parec&iacute;a ser de superior condici&oacute;n, algo como
+ princesa, reina &oacute; emperatriz. Su gesto soberano y su ga<a id="Page_268"
+ name='Page_268'></a>llardo continente, sin altaner&iacute;a, revelaban dominio sobre
+ las dem&aacute;s. Al instante present&oacute; &aacute; Pacorrito. Este se
+ qued&oacute; todo turbado y m&aacute;s rojo que una amapola cuando la Princesa,
+ tom&aacute;ndole de la mano, dijo:</p>
+ <p>&mdash;Presento &aacute; ustedes al Sr. D. Pacorro de las Migajas, que viene
+ &aacute; honrarnos esta noche.</p>
+ <p>Al pobre chico se le cayeron las alas del coraz&oacute;n cuando observ&oacute; el
+ desmedido lujo que all&iacute; reinaba, compar&aacute;ndolo con su pobreza, sus pies
+ desnudos, sus calzones sujetos con un tirante y su chaqueta cortada por los
+ codos.</p>
+ <p>&laquo;Ya adivino lo que piensas&mdash;manifest&oacute; la Princesa con
+ disimulo.&mdash;Tu traje no es el m&aacute;s conveniente para una fiesta como la de
+ esta noche. En rigor, de verdad, no est&aacute;s presentable.</p>
+ <p>&mdash;Se&ntilde;ora, mi p&iacute;caro sastre&mdash;murmur&oacute; Pacorrito,
+ creyendo que una mentirilla pondr&iacute;a &aacute; salvo su decoro,&mdash;no me ha
+ acabado la condenada ropa.</p>
+ <p>&mdash;Aqu&iacute; te vestiremos&mdash;indic&oacute; la noble dama.</p>
+ <p>Los lacayos de aquella extra&ntilde;a mansi&oacute;n eran monos peque&ntilde;os y
+ gracios&iacute;simos. De pajes hac&iacute;an unos loros diminutos, de esos que llaman
+ <i>Pericos</i>, y varias pajaritas de papel. Estas no se apartaban un momento de la
+ se&ntilde;ora.</p>
+ <p>La servidumbre se ocup&oacute; al punto de arreglar un poco la desgraciada figura
+ del buen Migajas. Con unas fosforeras doradas y muy monas en for<a id="Page_269"
+ name='Page_269'></a>ma de zapatos, le calzaron al momento. Por gorguera le pusieron
+ medio farolillo de papel encarnado, y de una jardinera de mimbres hici&eacute;ronle
+ una especie de sombrerete pastoril, con graciosas flores adornado. Al cuello le
+ colgaron, &aacute; modo de condecoraciones, la chapa de un kepis elegant&iacute;simo,
+ una fosforera redonda que parec&iacute;a reloj y el tap&oacute;n de cristal de un
+ frasquito de esencias. Las pajaritas tuvieron la buena ocurrencia de ponerle en la
+ cintura, &aacute; guisa de espada &oacute; daga, una lujosa plegadera de marfil. Con
+ &eacute;stas y otras invenciones para ocultar sus haraposos vestidos, el vendedor de
+ peri&oacute;dicos qued&oacute; tan guapo que no parec&iacute;a el mismo. Mucho se
+ vanaglori&oacute; de su persona cuando le pusieron ante el espejo de un estuche de
+ costura para que se mirase. Estaba el chico deslumbrador.</p>
+ <br />
+
+ <h3>IX</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>En seguida principi&oacute; el baile. Varios canarios cantaban en sus jaulas
+ walses y habaneras, y las cajas de m&uacute;sica tocaban solas, as&iacute; como los
+ clarinetes y cornetines, que se mov&iacute;an &aacute; s&iacute; mismos sus llaves
+ con gran destreza. Los violines tambi&eacute;n se las compon&iacute;an de un modo
+ extra&ntilde;o para <a id="Page_270" name='Page_270'></a>pulsarse &aacute; s&iacute;
+ propios sus cuerdas, y las trompetas se soplaban unas &aacute; otras. La
+ m&uacute;sica era un poco discordante; pero Migajas, en la exaltaci&oacute;n de su
+ esp&iacute;ritu, la hallaba encantadora.</p>
+ <p>No es necesario decir que la Princesa bail&oacute; con nuestro h&eacute;roe. Las
+ otras damas ten&iacute;an por pareja &aacute; militares de alta graduaci&oacute;n,
+ &oacute; &aacute; soberanos que hab&iacute;an dejado sus caballos &aacute; la puerta.
+ Entre aquellas figuras interesant&iacute;simas se ve&iacute;a &aacute; Bismarck, al
+ Emperador do Alemania, &aacute; Napole&oacute;n y &aacute; otros grandes hombres.
+ Migajas no cab&iacute;a en su pellejo de puro orgulloso.</p>
+ <p>Pintar las emociones de su alma cuando se lanzaba &aacute; las vertiginosas curvas
+ del wals con su amada en brazos, fuera imposible. La dulce respiraci&oacute;n de la
+ Princesa y sus cabellos de oro acariciaban blandamente la cara de Pacorrito,
+ haci&eacute;ndole cosquillas y caus&aacute;ndole cierta embriaguez. La mirada amorosa
+ de la gentil dama &oacute; un suave quejido de cansancio acababan de
+ enloquecerle.</p>
+ <p>En lo mejor del baile, los monos anunciaron que la cena estaba servida, y al punto
+ se desconcert&oacute; el cotarro. Ya nadie pens&oacute; m&aacute;s que en comer, y al
+ bueno de Migajas se le alegraron los esp&iacute;ritus, porque, sin perjuicio de la
+ espiritualidad de su amor, ten&iacute;a un hambre de mil demonios.</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_271" name='Page_271'></a>X</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>El comedor era precioso, y la mesa magn&iacute;fica; las vajillas y toda la loza
+ de lo mejor que se ha fabricado para mu&ntilde;ecas, y multitud de ramilletes
+ esparc&iacute;an su fragancia y mostraban sus colores en peque&ntilde;os
+ b&uacute;caros, en hueveras, y algunos en dedales.</p>
+ <p>Pacorrito ocup&oacute; el asiento &aacute; la derecha de la Princesa. Empezaron
+ &aacute; comer. Serv&iacute;an los pericos y las pajaritas tan bien y con tanta
+ precisi&oacute;n como los soldados que maniobran en una parada &aacute; la orden de
+ su General. Los platos eran exquisitos, y todos crudos &oacute; fiambres. Si la
+ comida no disgust&oacute; &aacute; Migajas al comenzar, pronto empez&oacute; &aacute;
+ producirle cierto empacho, aun antes de haber tragado como un buitre.
+ Compon&iacute;an el fest&iacute;n pedacitos de mazap&aacute;n, pavos m&aacute;s
+ chicos que p&aacute;jaros y que se engull&iacute;an de un solo bocado, filetes y
+ besugos como almendras, un rico principio de ca&ntilde;amones y un pastel de alpiste
+ <i>&aacute; la canaria</i>, alb&oacute;ndigas de miga de pan &aacute; la
+ <i>perdigona</i>, fricas&eacute; de ojos de fais&aacute;n en salsa de moras
+ silvestres, ensalada de musgo, dulces riqu&iacute;simos y frutas de todas clases, que
+ los pericos hab&iacute;an <a id="Page_272" name='Page_272'></a>cosechado en un tapiz
+ donde estaban bordadas, siendo los melones como uvas y las uvas como lentejas.</p>
+ <p>Durante la comida, todos charlaban por los codos, excepto Pacorrito, que por ser
+ muy corto de genio no desplegaba sus labios. La presencia de aquellos personajes de
+ uniforme y entorchados le ten&iacute;an perplejo, y se asombraba mucho de ver tan
+ charlatanes y retozones &aacute; los que en el escaparate estaban tiesos y mudos cual
+ si fuesen de barro.</p>
+ <p>Principalmente el llamado Bismarck no paraba. Dec&iacute;a mil chirigotas, daba
+ manotadas sobre la mesa, y arrojaba &aacute; la Princesa bolitas de pan. Mov&iacute;a
+ sus brazos como atolondrado, cual si los goznes de &eacute;stos tuviesen un hilo, y
+ oculta mano tirase de &eacute;l por debajo de la mesa.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;C&oacute;mo me estoy divirtiendo!&mdash;dec&iacute;a el
+ Canciller.&mdash;Querida Princesa, cuando uno se pasa la vida adornando una chimenea,
+ entre un reloj, una figura de bronce y un tiesto de begonia, estas fiestas le
+ rejuvenecen y le dan alegr&iacute;a para todo el a&ntilde;o.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Ay! dichosos mil veces&mdash;dijo la se&ntilde;ora con
+ melanc&oacute;lico acento&mdash;los que no tienen otro oficio que adornar chimeneas y
+ entredoses. Esos se aburren, pero no padecen como nosotras, que vivimos en continuo
+ martirio, destinadas &aacute; servir de juguete &aacute; los hombres chicos. No
+ podr&eacute; <a id="Page_273" name='Page_273'></a>pintar &aacute; usted, se&ntilde;or
+ de Bismarck, lo que se sufre cuando uno nos tira del brazo derecho, otro del
+ izquierdo; cuando &eacute;ste nos rompe la cabeza y aqu&eacute;l nos descuartiza,
+ &oacute; nos pone de remojo, &oacute; nos abre en canal para ver lo que tenemos
+ dentro del cuerpo.</p>
+ <p>&mdash;Ya lo supongo&mdash;contest&oacute; el Canciller abriendo los brazos;
+ cerr&aacute;ndolos repetidas veces.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Oh, desgraciados, desgraciados!&mdash;exclamaron en coro los
+ Emperadores, Espartero y dem&aacute;s personajes.</p>
+ <p>&mdash;Y menos desgraciada yo&mdash;a&ntilde;adi&oacute; la dama,&mdash;que
+ encontr&eacute; un protector y amigo en el valeroso y constante Migajas, que supo
+ librarme del b&aacute;rbaro suplicio.&raquo;</p>
+ <p>Pacorro se puso colorado hasta la ra&iacute;z del pelo.</p>
+ <p>&laquo;Valeroso y constante&mdash;repitieron &aacute; una las mu&ntilde;ecas
+ todas, en tono de admiraci&oacute;n.</p>
+ <p>&mdash;Por eso&mdash;continu&oacute; la Princesa&mdash;esta noche, en que nuestro
+ Genio Creador nos permite reunimos para celebrar el primer d&iacute;a del a&ntilde;o,
+ he querido obsequiarle, tray&eacute;ndole conmigo, y d&aacute;ndole mi mano de
+ esposa, en se&ntilde;al de alianza y reconciliaci&oacute;n entre el linaje
+ mu&ntilde;equil y los ni&ntilde;os juiciosos y compasivos.</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_274" name='Page_274'></a>XI</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Cuando esto dec&iacute;a, el se&ntilde;or de Bismarck miraba &aacute; Pacorrito
+ con expresi&oacute;n de burla tan picante y maligna, que nuestro insigne h&eacute;roe
+ se llen&oacute; de coraje. En el mismo instante, el tuno del Canciller dispar&oacute;
+ una bolita de pan con tanta punter&iacute;a, que por poco deja ciego &aacute;
+ Migajas. Pero &eacute;ste, como era tan prudente y el prototipo de la
+ circunspecci&oacute;n, call&oacute; y disimul&oacute;.</p>
+ <p>La Princesa le dirig&iacute;a miradas de amor y gratitud.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;C&oacute;mo me estoy divirtiendo!&mdash;repiti&oacute; Bismarck
+ dando palmadas con sus manos de madera.&mdash;Mientras llega la hora de volver junto
+ al reloj y de oir su incesante tic-tac, divirt&aacute;monos, embriagu&eacute;monos,
+ seamos felices. Si el caballero Pacorrito quisiera pregonar <i>La
+ Correspondencia</i>, nos reir&iacute;amos un rato.</p>
+ <p>&mdash;El se&ntilde;or de Migajas&mdash;dijo la Princesa mir&aacute;ndole con
+ benevolencia&mdash;no ha venido aqu&iacute; &aacute; divertirnos. Eso no quita que le
+ oigamos con gusto pregonar <i>La Correspondencia</i> y los f&oacute;sforos si quiere
+ hacerlo.&raquo;</p>
+ <p>Hallaba el granuja esta proposici&oacute;n tan con<a id="Page_275"
+ name='Page_275'></a>traria &aacute; su dignidad y decoro, que se llen&oacute; de
+ aflicci&oacute;n y no supo qu&eacute; contestar &aacute; su adorada.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Qu&eacute; baile!&mdash;grit&oacute; el Canciller con
+ desparpajo,&mdash;que baile encima de la mesa. Y si no lo quiere hacer, pido que se
+ le quiten los adornos que se le han puesto, dej&aacute;ndole cubierto de andrajos y
+ descalzo, como cuando entr&oacute; aqu&iacute;.&raquo;</p>
+ <p>Migajas sinti&oacute; que aflu&iacute;a toda su sangre al coraz&oacute;n. Su
+ c&oacute;lera impetuosa no le permiti&oacute; pronunciar una sola s&iacute;laba.</p>
+ <p>&laquo;No se&aacute;is cruel, mi querido Pr&iacute;ncipe&mdash;dijo la
+ se&ntilde;ora sonriendo.&mdash;Por lo dem&aacute;s, yo espero quitarle al buen
+ Migajas esos humos que est&aacute; echando.&raquo;</p>
+ <p>Una carcajada general acogi&oacute; estas palabras, y all&iacute; era de ver todas
+ las mu&ntilde;ecas, y los m&aacute;s celebres generales y emperadores del mundo,
+ d&aacute;ndose simult&aacute;neamente cachiporrazos en la cabeza como las figuras de
+ Guignol.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Qu&eacute; baile! &iexcl;Que pregone <i>La
+ Correspondencia</i>&raquo;&mdash;clamaron todos.</p>
+ <p>Migajas se sinti&oacute; desfallecer. Era en &eacute;l tan poderoso el sentimiento
+ de la dignidad, que antes muriera que pasar por la degradaci&oacute;n que se le
+ propon&iacute;a. Iba &aacute; contestar, cuando el maligno Canciller tom&oacute; una
+ paja larga y fina, sacada al parecer de una costilla de labores, y mojando la punta
+ en saliva se la meti&oacute; por una oreja &aacute; Pacorrito con tanta presteza, que
+ &eacute;ste no se enter&oacute; <a id="Page_276" name='Page_276'></a>de la grosera
+ familiaridad hasta que hubo experimentado la sacudida nerviosa que tales chanzas
+ ocasionan.</p>
+ <p>Ciego de furor, ech&oacute; mano al cinto y blandi&oacute; la plegadera. Las damas
+ prorrumpieron en gritos, y la Princesa se desmay&oacute;. Pero no aplacado con esto
+ el fiero Migajas, sino, por el contrario m&aacute;s rabioso, arremeti&oacute; contra
+ los insolentes, y, empez&oacute; &aacute; repartir estacazos &aacute; diestra y
+ siniestra, rompiendo cabezas que era un primor. O&iacute;anse alaridos, ternos,
+ amenazas. Hasta los pericos graznaban, y las pajaritas mov&iacute;an sus colas de
+ papel en se&ntilde;al de p&aacute;nico.</p>
+ <p>Un momento despu&eacute;s, nadie se burlaba del bravo Migajas. El Canciller andaba
+ recogiendo del suelo sus dos brazos y sus dos piernas (caso raro que no puede
+ explicarse), y todos los emperadores se hab&iacute;an quedado sin nariz. Poco
+ &aacute; poco, con saliva y cierta destreza ing&eacute;nita, se iban curando todos
+ los desperfectos; que esta ventaja tiene la cirug&iacute;a mu&ntilde;equil. La
+ Princesa, repuesta de su desmayo con las esencias que en un casco de avellana le
+ trajeron sus pajes, llam&oacute; aparte al granuja, y llev&aacute;ndole &aacute; su
+ camar&iacute;n reservado, le habl&oacute; &aacute; solas de esta manera:</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_277" name='Page_277'></a>XII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>&laquo;Inclito Migajas, lo que acabas de hacer, lejos le amenguar el amor que puse
+ en t&iacute;, lo aumenta, porque me has probado tu valor ind&oacute;mito, triunfando
+ con facilidad de toda esa caterva de mu&ntilde;ecos bufones, la peor casta de seres
+ que conozco. Movida por los dulces afectos que me impulsan hacia t&iacute;, te
+ propongo ahora solemnemente que seas mi esposo, sin p&eacute;rdida de
+ tiempo.&raquo;</p>
+ <p>Pacorrito cay&oacute; de rodillas.</p>
+ <p>&laquo;Cuando nos casemos&mdash;continu&oacute; la se&ntilde;ora&mdash;no
+ habr&aacute; uno solo de esos emperadorcillos y cancilleretes que no te acate y
+ reverencie como &aacute; m&iacute; misma, porque has de saber que yo soy la Reina de
+ todos los que en aquesta parte del mundo existen, y mis t&iacute;tulos no son
+ usurpados, sino transmitidos por la divina Ley mu&ntilde;equil que estableciera el
+ Supremo Genio que nos cre&oacute; y nos gobierna.</p>
+ <p>&mdash;Se&ntilde;ora, se&ntilde;ora m&iacute;a&mdash;dijo, &oacute; quiso decir
+ Migajas&mdash;mi dicha es tanta que no puedo expresarla.</p>
+ <p>&mdash;Pues bien&mdash;manifest&oacute; la se&ntilde;ora con majestad&mdash;puesto
+ que quieres ser mi esposo, y por <a id="Page_278" name='Page_278'></a>consiguiente,
+ Pr&iacute;ncipe y se&ntilde;or de estos monigotiles reinos, debo advertirte que para
+ ello es necesario que renuncies &aacute; tu personalidad humana.</p>
+ <p>&mdash;No comprendo lo que quiere decir Vuestra Alteza.</p>
+ <p>&mdash;T&uacute; perteneces al linaje humano, yo no. Siendo distintas nuestras
+ naturalezas, no podemos unirnos. Es preciso que t&uacute; cambies la tuya por la
+ m&iacute;a, lo cual puedes hacer f&aacute;cilmente con s&oacute;lo quererlo.
+ Resp&oacute;ndeme, pues. Pacorrito Migajas, hijo del hombre, &iquest;quieres ser
+ mu&ntilde;eco?</p>
+ <p>La singularidad de esta pregunta tuvo en suspenso al granuja durante breve
+ rato.</p>
+ <p>&laquo;&iquest;Y qu&eacute; es eso de ser mu&ntilde;eco?&mdash;pregunt&oacute; al
+ fin.</p>
+ <p>&mdash;Ser como yo. La naturaleza nuestra es quiz&aacute;s m&aacute;s perfecta que
+ la humana. Nosotros carecemos de vida, aparentemente; pero la tenemos grande en
+ nosotros mismos. Para los imperfectos sentidos de los hombres, carecemos de
+ movimiento, de afectos y de palabra; pero no es as&iacute;. Ya ves c&oacute;mo nos
+ movemos, c&oacute;mo sentimos y c&oacute;mo hablamos. Nuestro destino no es, en
+ verdad, muy lisonjero por ahora, porque servimos para entretener &aacute; los
+ ni&ntilde;os de tu linaje, y aun &aacute; los hombres del mismo; pero, en cambio de
+ esta desventaja, somos eternos.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Eternos!</p>
+ <p>&mdash;S&iacute;, nosotros vivimos eternamente. Si nos <a id="Page_279"
+ name='Page_279'></a>rompen esos crueles chiquillos, renacemos de nuestra
+ destrucci&oacute;n y tornamos &aacute; vivir, describiendo sin cesar un tenebroso
+ c&iacute;rculo desde la tienda &aacute; las manos de los ni&ntilde;os, y de las manos
+ de los ni&ntilde;os &aacute; la f&aacute;brica tirolesa, y de la f&aacute;brica
+ &aacute; la tienda, por los siglos de los siglos.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Por los siglos de los siglos!&mdash;repiti&oacute; Migajas
+ absorto.</p>
+ <p>&mdash;Pasamos mal&iacute;simos ratos, eso s&iacute;&mdash;a&ntilde;adi&oacute; la
+ se&ntilde;ora;&mdash;pero en cambio no conocemos el morir, y nuestro Genio Creador
+ nos permite reunirnos en ciertas festividades para celebrar las glorias de la
+ estirpe, tal como lo hacemos esta noche. No podemos evadir ninguna de las leyes de
+ nuestra naturaleza; no nos es dado pasar al reino humano, &aacute; pesar de que
+ &aacute; los hombres se les permite venir al nuestro, convirti&eacute;ndose en
+ monigotes netos.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Cosa m&aacute;s particular!&mdash;exclam&oacute; Migajas lleno de
+ asombro.</p>
+ <p>&mdash;Ya sabes todo lo necesario para la iniciaci&oacute;n mu&ntilde;equillesca.
+ Nuestros dogmas son muy sencillos. Ahora med&iacute;talo y responde &aacute; mi
+ pregunta: &iquest;quieres ser mu&ntilde;eco?</p>
+ <p>La Princesa ten&iacute;a unos desplantes de sacerdotisa antigua, que cautivaron
+ m&aacute;s &aacute; Pacorrito.</p>
+ <p>&laquo;Quiero ser mu&ntilde;eco,&raquo; afirm&oacute; el granuja con aplomo.</p>
+ <p>Y al punto la Princesa traz&oacute; unos endiablados <a id="Page_280"
+ name='Page_280'></a>signos en el espacio, pronunciando palabrotas que Pacorro no
+ sabia si eran lat&iacute;n, chino &oacute; caldeo, pero que de seguro ser&iacute;an
+ tirol&eacute;s. Despu&eacute;s la dama dio un estrecho abrazo al bravo Migajas, y le
+ dijo:</p>
+ <p>&laquo;Ahora ya eres mi esposo. Yo tengo poder para casar, as&iacute; como lo
+ tengo para recibir ne&oacute;fitos en nuestra gran Ley. Amado Principillo m&iacute;o,
+ bendito seas por los siglos de los siglos.&raquo;</p>
+ <p>Toda la corte de figurillas entr&oacute; de repente, cantando con m&uacute;sica de
+ canarios y ruise&ntilde;ores: &laquo;Por los siglos de los siglos.&raquo;</p>
+ <br />
+
+ <h3>XIII</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Discurrieron por los salones en parejas. Migajas daba el brazo &aacute; su
+ consorte.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Es l&aacute;stima&mdash;dijo &eacute;sta&mdash;que nuestras horas de
+ placer sean tan breves! Pronto tendremos que volver &aacute; nuestros
+ puestos.&raquo;</p>
+ <p>El Seren&iacute;simo Migajas experimentaba, desde el instante de su
+ transformaci&oacute;n, sensaciones peregrinas. La m&aacute;s extra&ntilde;a era haber
+ perdido por completo el sentido del paladar y la noci&oacute;n del alimento. Todo lo
+ que hab&iacute;a comido era para &eacute;l como si su est&oacute;mago fuese una cesta
+ &oacute; una caja, <a id="Page_281" name='Page_281'></a>y hubiera encerrado en ella
+ mil manjares de cart&oacute;n que ni se diger&iacute;an, ni alimentaban, ni
+ ten&iacute;an peso, substancia ni gusto.</p>
+ <p>Adem&aacute;s, no se sent&iacute;a due&ntilde;o de sus movimientos, y ten&iacute;a
+ que andar con cierto comp&aacute;s dif&iacute;cil. Notaba en su cuerpo una gran
+ dureza, como si todo &eacute;l fuese hueso, madera &oacute; barro. Al tentarse, su
+ persona sonaba &aacute; porcelana. Hasta la ropa era dura, y nada diferente del
+ cuerpo.</p>
+ <p>Cuando, solo ya con su mujercita, la estrech&oacute; entre sus brazos, no
+ experiment&oacute; sensaci&oacute;n alguna de placer divino ni humano, sino el choque
+ &aacute;spero de dos cuerpos duros y fr&iacute;os. Bes&oacute;la en las mejillas, y
+ las encontr&oacute; heladas. En vano su esp&iacute;ritu, sediento de goces, llamaba
+ con furor &aacute; la naturaleza. La naturaleza en &eacute;l era cosa de
+ cacharrer&iacute;a. Sinti&oacute; palpitar su coraz&oacute;n como una m&aacute;quina
+ de reloj Sus pensamientos subsist&iacute;an, pero todo lo restante era insensible
+ materia.</p>
+ <p>La Princesa se mostraba muy complacida.</p>
+ <p>&laquo;&iquest;Qu&eacute; tienes, amor m&iacute;o?&mdash;pregunt&oacute; &aacute;
+ Pacorrito viendo su expresi&oacute;n de desconsuelo.</p>
+ <p>&mdash;Me aburro soberanamente, chica&mdash;dijo el gal&aacute;n, adquiriendo
+ confianza.</p>
+ <p>&mdash;Ya te ir&aacute;s acostumbrando. &iexcl;Oh deliciosos instantes! Si
+ dur&aacute;rais mucho, no podr&iacute;amos vivir.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;A esto llama delicioso tu Alteza!&mdash;exclam&oacute;
+ Migajas.&mdash;&iexcl;Dios m&iacute;o, qu&eacute; frialdad, qu&eacute; dureza,
+ qu&eacute; vac&iacute;o, qu&eacute; rigidez!</p>
+ <p>&mdash;<a id="Page_282" name='Page_282'></a>Tienes a&uacute;n los resabios
+ humanos, y el vicio de los estragados sentidos del hombre. Pacorrito, modera tus
+ arrebatos &oacute; trastornar&aacute;s con tu mal ejemplo &aacute; todo el
+ mu&ntilde;equismo viviente.</p>
+ <p>&mdash;&iexcl;Vida, vida, sangre, calor, pellejo!&mdash;grit&oacute; Migajas con
+ desesperaci&oacute;n, agit&aacute;ndose como un insensato.&mdash;&iquest;Qu&eacute;
+ es esto que pasa en m&iacute;?&raquo;</p>
+ <p>La Princesa le estrech&oacute; en sus brazos, y bes&aacute;ndole con sus rojos
+ labios de cera, exclam&oacute;:</p>
+ <p>&laquo;Eres m&iacute;o, m&iacute;o por los siglos de los siglos.&raquo;</p>
+ <p>En aquel instante oy&oacute;se gran bulla y muchas voces que dec&iacute;an:
+ &laquo;&iexcl;La hora, la hora!&raquo;</p>
+ <p>Doce campanadas saludaron la entrada del A&ntilde;o Nuevo. Todo desapareci&oacute;
+ de s&uacute;bito &aacute; los ojos de Pacorrito: Princesa, palacio, mu&ntilde;ecos,
+ emperadores, y se qued&oacute; solo.</p>
+ <br />
+
+ <h3>XIV</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Se qued&oacute; solo y en obscuridad profunda.</p>
+ <p>Quiso gritar y no ten&iacute;a voz. Quiso moverse y carec&iacute;a de movimiento.
+ Era piedra.</p>
+ <p>Lleno de congoja esper&oacute;. Vino por fin el d&iacute;a, y entonces Pacorrito
+ se vi&oacute; en su antigua forma; pero todo de un color, y al parecer de una <a
+ id="Page_283" name='Page_283'></a>misma materia: cara, brazos, ropa, cabello y hasta
+ los peri&oacute;dicos que en la mano ten&iacute;a.</p>
+ <p>&raquo;Ya no me queda duda&mdash;exclam&oacute; llorando por dentro.&mdash;Soy
+ mismamente como un ladrillo.</p>
+ <p>Vi&oacute; que frente &aacute; &eacute;l hab&iacute;a un gran cristal con algunas
+ letras del rev&eacute;s. A un lado multitud de figurillas y objetos de capricho le
+ acompa&ntilde;aban.</p>
+ <p>&laquo;&iexcl;Estoy en el escaparate!... &iexcl;Horror!&raquo;</p>
+ <p>Un mozo le tom&oacute; cuidadosamente en la mano, y despu&eacute;s de limpiarle el
+ polvo volvi&oacute; &aacute; ponerle en su sitio.</p>
+ <p>Su Alteza Seren&iacute;sima vi&oacute; que en el pedestal donde estaba colocado,
+ hab&iacute;a una tarjeta con esta cifra: 240 <i>reales</i>.</p>
+ <p>&laquo;Dios m&iacute;o, es un tesoro lo que valgo. Esto al menos le consuela
+ &aacute; uno.&raquo;</p>
+ <p>Y la gente se deten&iacute;a por la parte de afuera del cristal, para ver la
+ graciosa escultura de barro amarillo representando un vendedor de peri&oacute;dicos y
+ cerillas. Todos alababan la destreza del artista, todos se re&iacute;an observando la
+ chusca fisonom&iacute;a y la chavacana figura del gran Migajas, mientras &eacute;ste,
+ en lo &iacute;ntimo de su insensible barro, no cesaba de exclamar con angustia:</p>
+ <p>&laquo;Mu&ntilde;eco, mu&ntilde;eco, por los siglos de los siglos!&raquo;</p>
+ <p>Enero de 1879.</p>
+ <br />
+ <a id="Page_284" name='Page_284'></a>
+ <hr style='width: 65%;' />
+ <p><a id="Page_285" name='Page_285'></a> <a id="JUNIO" name='JUNIO'></a></p>
+ <h2>JUNIO<a id="FNanchor_2" name='FNanchor_2'></a><a
+ href='#Footnote_2'><sup>[2]</sup></a></h2>
+ <br />
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>I</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>En el jard&iacute;n.</h3>
+ <br />
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Mayo se enojar&aacute;, lo s&eacute;; pero rindiendo culto &aacute; la verdad, es
+ preciso dec&iacute;rselo en sus barbas. S&iacute;: el imperio de las flores en
+ nuestro clima, no le corresponde.</p>
+ <p>&iexcl;Tunante! &iquest;Qu&eacute; dir&aacute;n de &eacute;l en la otra vida las
+ almas de aquellas pobrecitas &aacute; quienes dej&oacute; morir de fr&iacute;o
+ despu&eacute;s de abrasarlas con importunos calores? En cambio, Junio, si alguna vez
+ las calienta con demasiado celo (porque es algo brusco, llanote y toma muy &aacute;
+ pecho sus obligaciones), tambi&eacute;n las orea delicadamente con abanico, <a
+ id="Page_286" name='Page_286'></a>no con el atronador fuelle de los vientos
+ septentrionales; se desvive por tenerlas en templada atm&oacute;sfera, las abriga y
+ las refresca, todo con esmerado pulso y medida; dales savia fecunda, primorosa luz,
+ sustento ben&eacute;fico, frescas y transparentes aguas. Hay que ver c&oacute;mo
+ derrocha este capitalista sus tesoros, calor, luz, frescura y aire, humedad y lumbre.
+ Se parecer&iacute;a &aacute; muchos ricos de la tierra si no empleara toda su fortuna
+ en hacer bien.</p>
+ <p>Aqu&iacute; est&aacute;n sus obras.</p>
+ <p>Ved los pensamientos, con sus caritas amarillas y sus caperuzas de terciopelo.
+ Miran &aacute; un lado y &aacute; otro, mecidos por el delicioso aliento de la
+ ma&ntilde;ana, y tiemblan de gozo contempl&aacute;ndose tan guapos, tan saludables,
+ tan vividores. Los ojuelos negros de estos enanos, que, &aacute; semejanza de los
+ &aacute;ngeles menores, no tienen sino cabeza y alas, nos miran con picaresca
+ malicia, y hasta parece que se r&iacute;en, los muy pillos, cuando el viento les hace
+ dar cabezadas unos contra otros, agit&aacute;ndolos en toda la extensi&oacute;n de su
+ inmensa falanje. Los hay p&aacute;lidos y linf&aacute;ticos; los hay
+ sangu&iacute;neos y mofletudos; unos se calan el gorrito hasta las cejas; otros lo
+ echan hacia atr&aacute;s; &eacute;stos parecen calvos; de aqu&eacute;llos se
+ dir&iacute;a que gastan barbas, y todos est&aacute;n m&aacute;s alegres que unas
+ pascuas, y en su charlar ignoto exclaman sin duda: &laquo;Compa&ntilde;eros, &aacute;
+ vivir se ha dicho. &iexcl;Buena panzada de aire, de luz y de agua nos estamos
+ dando!&raquo;</p>
+ <p><a id="Page_287" name='Page_287'></a>M&aacute;s juiciosas son esas chiquillas que
+ llaman minutisas, pues si las han puesto en compa&ntilde;&iacute;a de tales granujas,
+ saben ellas formar grupos encantadores, ramilletes que parecen corrillos, y jugando
+ &aacute; la rueda sin admitir &aacute; ning&uacute;n intruso, se entienden solas.
+ Estas lindas estrellas de la tierra, que esmaltan los jardines con su p&uacute;rpura
+ risue&ntilde;a, son parientas lejanas del orgulloso clavel. &iexcl;Nadie lo
+ dir&iacute;a, porque son tan modestas...!</p>
+ <p>All&iacute; est&aacute;. &iexcl;Qu&eacute; noblemente pliega el arom&aacute;tico
+ turbante blanco y rojo de mil rizos! Salud al califa espl&eacute;ndido,
+ magn&iacute;fico, soberano. La embriagadora poes&iacute;a que de &eacute;l brota
+ incita al sibaritismo, &aacute; las ardientes pasiones. &iexcl;Ah
+ calaver&oacute;n!... Este vicioso es tan popular, que hasta los pobres m&aacute;s
+ pobres lo cr&iacute;an, aunque sea en una olla rota. Parece que hace so&ntilde;ar,
+ como el opio, felicidades imposibles. Su fuerte aroma sensual es como una
+ visi&oacute;n.</p>
+ <p>No son as&iacute; las rosas, que aparecen en este mes en primoroso estado de
+ madurez. Las de Mayo eran ni&ntilde;as, &eacute;stas son damas, y en sus abiertas
+ hojas ahuecadas, blandas, puras, tenues, hay no s&eacute; qu&eacute; magistral arte
+ del mundo. Si Dios les concediera un soplo m&aacute;s de vida, uno no m&aacute;s,
+ hablar&iacute;an seguramente; pero m&aacute;s vale que est&eacute;n mudas. Una gracia
+ infinita, una delicadeza incomparable, una hermosura ideal, hacen de esta <a
+ id="Page_288" name='Page_288'></a>flor la sonrisa de la Naturaleza. Cuando las rosas
+ mueren, el mundo se pone serio.</p>
+ <p>All&aacute; lejos, encaramado sobre la tapia &oacute; al arrimo de la antigua
+ pared, buscando la soledad, buscando la altura, esperando con ansia la sosegada
+ noche, est&aacute; el gal&aacute;n, el poeta sentimental, el rom&aacute;ntico
+ jazm&iacute;n, en una palabra. P&aacute;lido y peque&ntilde;o, toda su vida es alma.
+ Le tocan, y cae del tallo. Vive del sentimiento, ama la noche, y si los aromas fueran
+ m&uacute;sica, el jazm&iacute;n seria el ruise&ntilde;or.</p>
+ <p>Fijemos la vista en las gallardas peon&iacute;as. No se necesitan ciertamente
+ anteojos para verlas, seg&uacute;n son de abultadas y presumidas. No merecen mis
+ simpat&iacute;as estas enf&aacute;ticas se&ntilde;oras que todo lo gastan en trapos;
+ y si est&aacute; fuera de duda que son bellas, ello es que antes admiran que
+ enamoran, y su hermosura m&aacute;s tiene de aparente que de real. Nada, nada;
+ aqu&iacute; hay algo postizo: estas se&ntilde;oras se pintan.</p>
+ <p>Grande y vistosa es tambi&eacute;n aqu&eacute;lla. Saludemos &aacute; la magnolia,
+ princesa india que ha venido de viaje y se ha quedado en nuestro clima. No
+ est&aacute; bien de salud la se&ntilde;ora; pero &iexcl;qu&eacute;
+ aristocr&aacute;tica, qu&eacute; regia es esta amazona! No se contenta con ser
+ fragante y deliciosa flor, sino que quiere ser &aacute;rbol, es decir, hombre. Ved
+ c&oacute;mo cabalga en la alta rama, y atrevida mira cara &aacute; cara al olmo
+ corpulento, al casta&ntilde;o de mil flores y al quijotesco eucaliptus.</p>
+ <p><a id="Page_289" name='Page_289'></a>Por el suelo rastrea muchedumbre de pajes y
+ espoliques, alel&iacute;es, espuelas de caballero, gentezuela menuda que vive de la
+ adulaci&oacute;n, &aacute; la sombra de los grandes se&ntilde;ores, y el
+ b&iacute;blico lirio, vestido siempre de Nazareno. La madreselva, arisca y
+ melanc&oacute;lica por la nostalgia que la perturba, busca el campo de donde contra
+ su voluntad la han tra&iacute;do; mira ansiosa &aacute; todos lados para orientarse;
+ se va arrastrando por los troncos, por las barandillas, por las escalinatas, hasta
+ que logra tocar con su crispada mano la cerca; sube; va trepando, trepando, y se
+ asoma para ver horizontes y el libre espacio y hacerse la ilusi&oacute;n de que es
+ libre. Esta flor, como muchas personas, no tiene m&aacute;s que manos, y son blancas,
+ finas, arom&aacute;ticas; pero aunque contrae sus finos dedos, cual si fuera &aacute;
+ coger alguna cosa, jam&aacute;s coge nada.</p>
+ <p>&iexcl;Paso al pueblo! La inmensa rep&uacute;blica de geranios todo lo llena.
+ Parece que no hay tierra bastante para estos gorros colorados que se reproducen con
+ facilidad maravillosa, y crecen como la plebe, duran como la ignorancia, y resisten
+ fr&iacute;os y soles como la pobreza. Para que nada falte, hasta los cactus, caterva
+ de repugnantes bufones, se engalanan con gorritos de vistosas plumas; otros se ponen
+ greg&uuml;escos amarillos, y algunos se encargan vestidos completos de
+ Mefist&oacute;feles, como estudiantes en Carnaval, y <a id="Page_290"
+ name='Page_290'></a>tienen el descaro de vestir con ellos sus ventrudos cuerpos.
+ Otros, flacos y verrugosos, siguen con las manos en los bolsillos, ri&eacute;ndose de
+ todo y agitando el bast&oacute;n con borlas de escarlata. Pero &aacute; nadie hacen
+ gracia estas caricaturas vegetales, flores que parecen lagartos, sapos que parecen
+ plantas, y viven aislados, sin sociedad, visitados tan s&oacute;lo de las abejas, que
+ &aacute; menudo vienen &aacute; decirles un secreto al o&iacute;do.</p>
+ <p>Si las violetas no hubiesen exhalado su &uacute;ltimo aroma en Mayo; si los
+ jacintos no estuvieran ya en el limbo de sus j&oacute;venes cebolletas; si las
+ dalias, por el contrario, no durmiesen a&uacute;n en el vientre de sus batatas; si
+ las petunias no se hallaran en estado de lactancia, y las campanillas dando los
+ primeros pasos; si las francesillas no hubiesen bajado tambi&eacute;n al fr&iacute;o
+ sepulcro de sus ara&ntilde;uelas, y las extra&ntilde;as no estuvieran a&uacute;n
+ cortando sus m&uacute;ltiples gasas de bailarina para presentarse en el Oto&ntilde;o,
+ el panorama floreal de Junio ser&iacute;a completo.</p>
+ <p><b>NOTA:</b></p>
+ <div class='note'>
+ <a id="Footnote_2" name='Footnote_2'></a> <a href='#FNanchor_2'>[2]</a>
+ Escribi&oacute;se este art&iacute;culo para la serie descriptiva de los doce meses
+ del a&ntilde;o, publicada por la <i>Ilustraci&oacute;n Espa&ntilde;ola y
+ Americana</i> en su <i>Almanaque</i> de 1877.
+ </div>
+ <br />
+
+ <h3>II</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>En el campo.</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Un monstruo, un gigante, un figur&oacute;n, que parece hombre y no es m&aacute;s
+ que espantajo, bracea y gesticula en medio del campo. Es el funciona<a id="Page_291"
+ name='Page_291'></a>rio inamovible encargado de advertir &aacute; los gorriones que
+ el trigo no se ha sembrado para ellos. &iexcl;Ah! los gorriones, lo m&aacute;s
+ canalla de la creaci&oacute;n, la casta de pillos y rateros m&aacute;s desvergonzados
+ que hay sobre la tierra. Cuando hicieron sus nidos, se met&iacute;an en las casas
+ para robar, de los costureros de las se&ntilde;oras, hilachas y trapos, de que luego,
+ con la mayor destreza, hac&iacute;an s&aacute;banas, almohadas y edredones para sus
+ hijuelos. Ahora, estos graciosos bandidos andan por esos mundos ejerciendo su
+ depravada rapacidad en los trigos y en las hortalizas. Todo se lo comen, todo lo
+ pican, todo lo han de catar, como si fuese preciso que dieran su opini&oacute;n sobre
+ cuanto Dios cr&iacute;a en esta &eacute;poca. Si al menos fueran como las amapolas,
+ que aunque se meten en todas partes, no toman nada ...&iexcl;Qu&eacute; hermosos
+ est&aacute;n los trigos! Llovi&oacute; tan &aacute; tiempo, que la espiga ha salido
+ robusta y cuajada de corpulentos granos. Ya se est&aacute; poniendo rubio, y como
+ contin&uacute;e el tiempo seco y tibio (pues la lluvia, por San Juan, quita vino y no
+ da pan) pronto se le podr&aacute; meter la hoz.</p>
+ <p>El labrador no le quita los ojos sino para mirar al cielo. Este es el mes
+ cr&iacute;tico, el mes de las esperanzas, el resumen del a&ntilde;o, la cifra
+ adicional de esta larga cuenta de gastos y beneficios que doce meses dura. El
+ labrador est&aacute; contento, y espera pagar la contribuci&oacute;n, los intereses
+ del pr&eacute;stamo que le hizo el jud&iacute;o de la localidad; <a id="Page_292"
+ name='Page_292'></a>comprar aperos nuevos, remendar la casa, regalarse por San Juan,
+ y aun guardar en el bolso tal cual pieza de &aacute; cinco duros para lo que pueda
+ sobrevenir.</p>
+ <p>Escarda los trigos y los garbanzos, las lechugas, las habas; aporca las patatas, y
+ todas las siembras de primavera. Pasa revista &aacute; los &aacute;rboles frutales,
+ &aacute; ver c&oacute;mo van cuajando. Las cerezas abundan. En cuanto &aacute; los
+ perales, todav&iacute;a no se sabe &aacute; punto fijo lo que dar&aacute;n; pero esta
+ noble familia, que es sumamente cort&eacute;s y atenta, manda en este mes, como
+ regalo extraordinario, unas peritas sabrosas, que aceptamos con j&uacute;bilo. San
+ Juan las trae, las apadrina y les da su nombre. El mismo santo, al venir con su
+ puntualidad acostumbrada, ha tra&iacute;do en el morral excelentes brevas, y es tan
+ fino y liberal, que dice que para el a&ntilde;o que viene traer&aacute; lo mismo.</p>
+ <p>El labrador azufra las vi&ntilde;as, y despu&eacute;s las aporca y arrodriga,
+ d&aacute;ndoles unos bastoncitos para que se apoyen y estiren sus entumecidos brazos.
+ Luego se ocupa en sembrar al aire libre zanahorias, perifollos, escarolas diversas,
+ coles de Mil&aacute;n rizadas, br&eacute;coles, malpicas, perejil y otras muchas
+ clases que constituyen la jerarqu&iacute;a ensaladesca, y entre las cuales hay
+ excelentes personas que nos acompa&ntilde;an &aacute; la mesa y se dejan comer.</p>
+ <p>Tambi&eacute;n atiende &aacute; una faena tan interesante <a id="Page_293"
+ name='Page_293'></a>como &uacute;til. Llama &aacute; las ovejas y les dice:
+ &laquo;Con el calor que se ha entrado, se&ntilde;oras, para nada necesit&aacute;is
+ esos gabanes de invierno.&raquo; &iexcl;Es admirable el equipo de la muchedumbre
+ pecuaria! Carnero hay que ostenta un carrik con el cual se envanecer&iacute;an muchos
+ hombres; otros llevan luengo capote ruso de blanqu&iacute;sima y espesa
+ lana.&mdash;&laquo;Venga todo eso, y al fresco, caballeritos&mdash;a&ntilde;ade el
+ ganadero&mdash;que vuestro pr&oacute;vido sastre os vestir&aacute; gratis el
+ a&ntilde;o que viene, mientras yo tengo que arreglarme con vuestra ropa de
+ desecho.&raquo; Suenan las tijeras y empieza la operaci&oacute;n de descortar
+ gabanes, palet&oacute;s y bufandas. Hasta las ovejas m&aacute;s ense&ntilde;oradas se
+ quedan sin sus manteletas, y los corderillos pierden sus chaquetitas de
+ astrac&aacute;n.</p>
+ <p>En el corral aparece un d&iacute;a la gallina, muy satisfecha. All&aacute;, como
+ Dios le da &aacute; entender, con sus cacareos sonoros, le dice al amo que ya tiene
+ <i>veinte criados m&aacute;s que le sirvan</i>. Y es buena casta de chicuelos: no
+ ser&aacute; preciso ponerles ama de cr&iacute;a, que ya saben ellos buscarse la vida.
+ Con el cuerpecillo cubierto de pelos y algo de cascar&oacute;n adherido a&uacute;n
+ &aacute; semejante parte, corren alrededor de su madre, asombrados de todo: del
+ cielo, de la luz, del aire, d&aacute;ndose el parabi&eacute;n por haber sabido
+ escapar de aquel l&oacute;brego huevo donde los ten&iacute;an encerrados contra toda
+ justicia y raz&oacute;n. Los patitos ven un charco, sienten bullir en su <a
+ id="Page_294" name='Page_294'></a>mente el genio de Col&oacute;n, y z&aacute;s ... al
+ agua. Cuando regresan, la gallina les echa una reprimenda por su osad&iacute;a; pero
+ son tan mal criados, que al poco rato vuelven &aacute; hacer lo mismo.</p>
+ <p>Los pavos grandecitos se ponen las corbatas rojas y la monterilla, y se van al
+ campo en manadas, sin juntarse con nadie m&aacute;s que con los de la familia, porque
+ estos fatuos son muy linajudos, y andan &aacute; comp&aacute;s, gravemente,
+ pronunciando palabrotas huecas y aun echando unos discursazos, como los de ciertos
+ oradores, llenos de ap&oacute;strofes y epifonemas, pero sin pizca de sentido.</p>
+ <p>All&aacute; en el monte, entre las negras encinas y los tomillos, una escena
+ lamentable ocurre. Millares de se&ntilde;oras enfurecidas zumban y pican, defendiendo
+ el fruto de su maravillosa industria. Son las m&aacute;s diestras y m&aacute;s
+ pulcras fabricantes de mermeladas, alm&iacute;bares y caramelos que hay en la
+ creaci&oacute;n, y es por dem&aacute;s lastimoso que de la riqu&iacute;sima
+ confiter&iacute;a con tanto af&aacute;n y labor tan prolija formada en largos
+ d&iacute;as, venga &aacute; incautarse un zafio ganap&aacute;n, que con sus manos
+ lavadas (&oacute; sucias) se apropia el delicioso n&eacute;ctar. Y no trate de
+ disculparse el desvergonzado gorr&oacute;n diciendo que con la miel va &aacute; hacer
+ medicinas, y con la cera velas para los santos ...&laquo;Aqu&iacute; no se admiten
+ subterfugios. Atr&aacute;s, pillo, ladr&oacute;n, descamisado, demagogo. Pero todo es
+ in&uacute;til. Se lleva, se <a id="Page_295" name='Page_295'></a>lleva nuestra
+ cosecha, nuestro bienestar, nuestra riqueza. Pobres hermanas arruinadas,
+ &iquest;qu&eacute; haremos para recobrar la perdida colmena?&raquo; Empezar otra.</p>
+ <p>M&aacute;s all&aacute;.... Pero no: ya no se oye aquel persistente chasquido de
+ hojas magulladas; ya no percibimos el rumor de los voraces dientes.
+ &iexcl;Silencio!... Industriales de la tierra, fabricantes, obreros, tejedores,
+ art&iacute;fices, todo el mundo de rodillas. El gusano de seda ha empezado su
+ capullo.</p>
+ <br />
+
+ <h3>III</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>En la cocina.</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Como los prados est&aacute;n tan apetitosos para los ganados, la carne de este mes
+ es la mejor del a&ntilde;o. La vaca y el carnero hacen honor &aacute; su alto
+ renombre.</p>
+ <p>Todav&iacute;a hay fresa abundante, y las cerezas entran enredadas unas en otras,
+ porque no les gusta ir solas; que bien se conoce su cortedad de genio en el vivo
+ rubor que enciende sus mejillas. Las uvas y melones no vienen a&uacute;n; pero Toledo
+ nos manda sabrosos albaricoques.</p>
+ <p>Los guisantes, los rabanitos y las alcachofas se presentan en la plaza todos los
+ d&iacute;as, acompa&ntilde;a<a id="Page_296" name='Page_296'></a>dos de alg&uacute;n
+ esp&aacute;rrago tard&iacute;o, que pide mil perdones por no haber venido antes.</p>
+ <p>Los pollos nuevos, que hasta ahora no serv&iacute;an m&aacute;s que para guisados,
+ entran, y con mucha urbanidad nos piden que los asemos con setas. Galantemente
+ recomiendan, previa presentaci&oacute;n, &aacute; sus primos los patitos y &aacute;
+ sus parientes las palomas silvestres.</p>
+ <p>Un caballero, un pr&oacute;cer, un lord, aparece, sombrero en mano, suplicando que
+ lo metan de una vez en la cazuela, sin olvidarse de advertir que aqu&eacute;lla ha de
+ ser grande. Es talludo y obeso; viste impermeable blanco, y su rosada piel indica que
+ tenemos en casa &aacute; un caballero ingl&eacute;s. Es el se&ntilde;or de
+ Salm&oacute;n. &iexcl;Adelante!</p>
+ <p>Tras &eacute;l aparecen, pidiendo fuego y aceite y arom&aacute;ticas especias, los
+ primeros lenguados, y traen afectuosos recaditos de las ostras, que no pueden venir
+ mientras los meses carezcan de <i>r</i>; y tambi&eacute;n asoman algunos rodaballos y
+ menudos pajeles.</p>
+ <p>&iquest;Qui&eacute;n m&aacute;s llega? La se&ntilde;ora anguila, que viene en
+ embajada de parte del agua dulce ...&iexcl;Adelante!</p>
+ <br />
+
+ <h3><a id="Page_297" name='Page_297'></a>IV</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>En la religi&oacute;n.</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Por m&aacute;s prisa que se da el pobrecito, no puede llegar hasta el d&iacute;a
+ 13. Viene jadeante, fatigado, los desnudos pies llenos de sangre por los picotazos de
+ las zarzas. En el camino ha estado predicando &aacute; las aves y &aacute; los peces,
+ y por eso no ha podido venir m&aacute;s pronto. Adem&aacute;s, trae gran pesadumbre
+ sobre sus manos, que sustentan un libro, y sobre el libro un divino Ni&ntilde;o, que
+ es el Redentor del mundo. Trae tambi&eacute;n una vara de azucenas.</p>
+ <p>Su humilde h&aacute;bito franciscano est&aacute; lleno de remiendos, se&ntilde;al
+ inequ&iacute;voca de pobreza. Es su semblante juvenil, p&aacute;lido, ardoroso,
+ calenturiento, porque la devoci&oacute;n le inflama, y sublime, m&iacute;stico amor
+ le espiritualiza.</p>
+ <p>Ti&eacute;nele preocupado y melanc&oacute;lico el sinn&uacute;mero de matrimonios
+ que le piden y que no puede dar, as&iacute; como el mal &eacute;xito de los que
+ concedi&oacute; generosamente el a&ntilde;o pasado. Prep&aacute;rase &aacute; recibir
+ cantidad mediana de solicitudes pidiendo novios y no pocas demandas de buenas novias.
+ &iexcl;Ay! &eacute;l es tan bueno que est&aacute; dispuesto &aacute; darlas, y las
+ dar&iacute;a si las hubiera.</p>
+ <p><a id="Page_298" name='Page_298'></a>&iexcl;Salve, santo de la juventud, de la
+ inocencia, de los tiernos amores, de las esperanzas risue&ntilde;as! &iexcl;Salve,
+ adorno precios&iacute;simo de los ciclos celestiales, joven sublime, gran soldado de
+ Cristo, ap&oacute;stol de la humanidad, amor del pobre, hu&eacute;sped
+ cari&ntilde;oso de las moradas modestas! &iexcl;Salve, encarnaci&oacute;n de la fe
+ sencilla, de las creencias puras &aacute; que debieron paz y consuelo las edades
+ todas! Al poner tu descalzo pie en el r&uacute;stico altar del pobre, parece que las
+ l&oacute;bregas estancias se llenan de celeste luz. Rosadas nubes te circundan, y de
+ tus azucenas se desprenden fin&iacute;simos aromas que embelesan el alma,
+ d&aacute;ndole &aacute; conocer el puro ambiente que en la mansi&oacute;n de los
+ justos se respira.</p>
+ <p>Recibe las piadosas ofrendas del pobre; acepta el fulgor de esas luces de aceite,
+ que palidecen entre los torrentes de claridad divina que traes contigo, y presta
+ o&iacute;dos &aacute; los ruegos, &aacute; las recomendaciones y solicitudes hechas
+ con limpio coraz&oacute;n.</p>
+ <p>En algunos pueblos son tan imp&iacute;os, tan ingratos los labradores (esto lo he
+ visto), que cuando San Antonio no accede al suministro de novios, le vuelven de
+ espaldas en el altar, poni&eacute;ndole con la cara hacia la pared, y s&eacute; que
+ una doncella desesperada le meti&oacute; en el pozo at&aacute;ndole una cuerda al
+ cuello; pero estas excepciones irreverentes y sacr&iacute;legas no merman en general
+ la devoci&oacute;n y popularidad del santo paduano, ideal <a id="Page_299"
+ name='Page_299'></a>figura del catolicismo, y uno de los seres m&aacute;s perfectos y
+ menos imitados, mientras anduvo en carne mortal por la tierra.</p>
+ <p>Tras &eacute;l viene otro no menos grande. Se ha detenido administrando el primer
+ Sacramento; pero ya est&aacute; ah&iacute;: s&oacute;lo que no gusta de entrar hasta
+ el d&iacute;a 24, y ni un solo a&ntilde;o ha faltado &aacute; la costumbre.
+ Rec&iacute;bele, como &aacute; San Antonio, la hueste frescachona de albahacas, unas
+ plantas humildes, olorosas, con olor de huerto m&aacute;s que de jard&iacute;n, y muy
+ frescas y diminutas. Las hay como avellanas, en tiestecitos del tama&ntilde;o de
+ almendras.</p>
+ <p>Acomp&aacute;&ntilde;anle ciertos heraldos que se llaman las rosquillas de la
+ t&iacute;a Javiera, y &aacute; su paso, el suelo est&aacute; empedrado de
+ bu&ntilde;uelos. Blanquecinas hojas del &aacute;rbol del Para&iacute;so embalsaman la
+ atm&oacute;sfera en torno suyo. Todas las flores de la estaci&oacute;n salen &aacute;
+ relucir sus lindas personas en graciosos grupos que se llaman ramos. Matas diversas
+ adornan las casas, y los altares parece que reverdecen y se cubren de
+ vegetaci&oacute;n. En las calles, en los campos, en el cerro, en la caba&ntilde;a, en
+ el monte, no se encuentra un medio bastante expresivo para declarar la alegr&iacute;a
+ que inunda el mundo, y en vez de poner flores, encienden hogueras. Rosas y llamas
+ saludan al enviado de Dios.</p>
+ <p>Inefable contento llena los pueblos; lo que no es extra&ntilde;o, porque todo el
+ mundo se llama Juan. <a id="Page_300" name='Page_300'></a>La madrugada del 24 es la
+ m&aacute;s po&eacute;tica de las 365 que hay en el a&ntilde;o. No amanece, no, como
+ en los dem&aacute;s d&iacute;as. Hay playas donde aparecen fant&aacute;sticas
+ ciudades. El sol no se presenta sobre el horizonte con la circunspecci&oacute;n que
+ parece inherente &aacute; sujeto de tanto peso y calidad, no. Su Majestad entra
+ bailando, haciendo graciosas cabriolas y volteretas, cual si hubiera perdido el
+ juicio &oacute; empinado el codo. En las puertas de todas las casas, pucheros,
+ palanganas, barre&ntilde;os llenos de agua reflejan las locuras del Rey de los
+ astros, y los dibujos que la juguetona luz hace en el l&iacute;quido espejo son
+ representaciones m&aacute;s &oacute; menos claras del destino individual.</p>
+ <p>El roc&iacute;o de esta madrugada tiene una misi&oacute;n tan singular como
+ interesante: sirve para conservar la belleza, y hasta las feas se lavan en &eacute;l,
+ seguras de hermosear durante el a&ntilde;o. Una clara de huevo puesta en vaso de agua
+ la noche anterior toma las m&aacute;s extra&ntilde;as formas, y es jerogl&iacute;fico
+ cuyos signos hablan, cuyas figuras emblem&aacute;ticas anuncian las contingencias de
+ la vida. Si la caprichosa alb&uacute;mina fabrica un ata&uacute;d, la muerte
+ est&aacute; cerca.</p>
+ <p>El santo ha perdido mucho tiempo la noche anterior recorriendo &aacute; la
+ calladita las casas para dejar juguetes en los zapatos de los chicos; despu&eacute;s
+ ha puesto ramos en las ventanas de las mozas; y como &eacute;stas son tantas y no es
+ prudente <a id="Page_301" name='Page_301'></a>desenojar &aacute; ninguna de ellas, el
+ primo de Jes&uacute;s llega un poco tarde &aacute; la iglesia. Verdad es que tenemos
+ misa mayor, la cual no exige extraordinario madrugar. &iexcl;Qu&eacute; solemnidad,
+ qu&eacute; alegr&iacute;a, qu&eacute; exaltado entusiasmo respira la iglesia! El
+ serm&oacute;n versa sobre la infancia de Jes&uacute;s, asunto que no puede ser
+ m&aacute;s bonito; y oyendo las palabras del cura, parece que es el santo quien
+ habla, porque alza el dedo y su boca entreabierta expresa muy al vivo la
+ emisi&oacute;n de la palabra.</p>
+ <p>Como el a&ntilde;o ha sido bueno, la procesi&oacute;n no deja nada que desear en
+ punto &aacute; brincos, cohetes, vivas, cantares, piporrazos, aleluyas, flores,
+ ramos, tortas, plegarias. Por la tarde, algunas cabezas dan en el suelo &oacute; se
+ estrellan contra la esquina. Es el alcohol que sube al pulpito.</p>
+ <p>De noche, sobre el negro cielo, surgen las m&aacute;s hermosas especies de una
+ flora rutilante, tallos de fuego que se elevan r&aacute;pidamente, y alla arriba
+ echan de improviso cantidad de flores, de luz, que duran un momento y se deshojan
+ cayendo en chispas: son los cohetes. Flores gigantescas dan vueltas, como las
+ im&aacute;genes luminosas del sue&ntilde;o calenturiento; y torres fabricadas con
+ arena de estrellas dest&aacute;canse imponentes, hasta que un soplo las destruye,
+ cual si fueran ilusiones, y todo queda m&aacute;s obscuro que antes. Una
+ r&aacute;faga luminosa flota en el negro espacio, &uacute;ltima chispa de la
+ p&oacute;lvora moribunda, que sonr&iacute;e al espi<a id="Page_302"
+ name='Page_302'></a>rar. Es una cinta que pasa veloz: el gallardete de la cruz del
+ santo. San Juan se marcha.</p>
+ <p>Los d&iacute;as pasan alegremente, y el 29 aparecen dos grandes llaves; tras de
+ las llaves, una mano que las empu&ntilde;a; tras de la mano, un brazo; despu&eacute;s
+ una hermosa cabeza calva, un cuerpo robusto, un hombre con humilde saya y los pies
+ desnudos. Es el Pr&iacute;ncipe de los Ap&oacute;stoles, el primero de todos los
+ santos, el Pescador, Pedro, la piedra, el cimiento, la cabeza de la Iglesia. Mucho
+ hay que decir de &eacute;l, much&iacute;simo; pero el mismo santo nos lo estorba,
+ porque frunce el ce&ntilde;o, adelanta un paso, empu&ntilde;a la llave, da vuelta....
+ &iexcl;charr&aacute;s! y nos cierra este cap&iacute;tulo.</p>
+ <br />
+
+ <h3>V</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>En las escuelas.</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Suspenso. Suspenso. Suspenso. Suspenso.</p>
+ <p>Los campos se llenan de amapolas, el aire de mariposas, de flores el jard&iacute;n
+ y la Universidad de calabazas.</p>
+ <p>Muchos rapaces, sin embargo, se inflan al recibir la nota de <i>sobresaliente</i>,
+ en se&ntilde;al de que han salido del aula hechos unos pozos de ciencia, y as&iacute;
+ se lo creen los pap&aacute;s. La estaci&oacute;n da bachilleres en artes con
+ m&aacute;s abundancia que tri<a id="Page_303" name='Page_303'></a>go, y es un
+ contento ver tanto sabio como sale &aacute; las anchas esferas del mundo. Por todas
+ partes, matem&aacute;ticos jugando al trompo, qu&iacute;micos que saltan en la comba,
+ y fil&oacute;sofos que cabalgan en un palo.</p>
+ <p>Los abogadillos en ciernes inundan los pueblos, y al verles, los autos agitan
+ alegres sus macilentas hojas. Los mediquillos de veinti&uacute;n a&ntilde;os salen
+ &aacute; tomar el pulso &aacute; la vida, con gran regocijo de la muerte. &iexcl;Oh!
+ mes prol&iacute;fico entre todos los meses; mes de los frutos, de las flores, de las
+ colmenas, de los mosquitos, de los ex&aacute;menes; principal delegado del Criador,
+ porque todo lo cr&iacute;as, hasta los licenciados, falanje infinita de donde sale el
+ bullidor enjambre de los pol&iacute;ticos, semillero de pretendientes, de empleados,
+ cesantes y agitadores.</p>
+ <br />
+
+ <h3>VI</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <h3>En la Historia.</h3>
+ <br />
+ <br />
+
+ <p>Pero tambi&eacute;n nos trajiste cosecha de grandes hombres. El d&iacute;a 3 nos
+ diste al Marqu&eacute;s de la Concordia (1743); el 5 al economista Adam Smith (1723);
+ el 6 creaste al gran Corneille, Pr&iacute;ncipe de los tr&aacute;gicos franceses
+ (1606), y bautizaste &aacute; Vel&aacute;zquez, rey de nuestros pintores (1599); el
+ d&iacute;a 8 no te pareci&oacute; bien dar uno solo, y nos <a id="Page_304"
+ name='Page_304'></a>echaste dos: el ingeniero ingl&eacute;s Stephenson (1781), y el
+ orador espa&ntilde;ol Ol&oacute;zaga (1805). El 10 vinieron un marino franc&eacute;s,
+ Duguay-Trouin (1673), y el predicador Flechier (1632). El 11, entre la opulencia de
+ la primavera andaluza, llena de luz, flores, aires tibios, arroyos murmuradores y
+ poes&iacute;a, C&oacute;rdoba sonri&oacute;, y le diste &aacute; G&oacute;ngora
+ (1561). El 12 aumentaste con Arjona (1771) el n&uacute;mero de los poetas menores. El
+ 13 concediste &aacute; Young, melanc&oacute;lico cantor de las <i>Noches</i> (1773).
+ Pero estos dones te parec&iacute;an mezquinos, y el 15 dijiste con orgullo:
+ &laquo;all&aacute; va eso,&raquo; y naci&oacute; en Holanda Rembrandt (1606). Para
+ que los espa&ntilde;oles no nos enoj&aacute;ramos, nos regalaste el 17 &aacute; Espoz
+ y Mina (1781). Los ingleses, que no quer&iacute;an ser menos, recibieron el 18
+ &aacute; Castelreagh (1769). Pero t&uacute; quer&iacute;as halagar &aacute; Francia
+ en aquella semana, y en un solo d&iacute;a, el 19, le diste &aacute; su primer
+ prosista, Pascal (1623), y &aacute; Lamennais (1782), y el 20 &aacute; Leconte (1812)
+ y el 21 &aacute; RoyerCollard (1763) y el 22 &aacute; Delille (1758). &iexcl;Ay!
+ Comprendiste que &aacute; Alemania no le hab&iacute;as dado nada, y el mismo
+ d&iacute;a 22 la obsequiaste con Guillermo Humboldt (1767). Mehul (1763) y Malborough
+ (1650) fueron regalitos del d&iacute;a 24; Carlos XII (1682) del 27.</p>
+ <p>Reservabas, sin embargo, tus mejores dones para los &uacute;ltimos d&iacute;as, y
+ el 28 dijiste &aacute; la humanidad: &laquo;Ah&iacute; tienes &aacute;
+ Rousseau&raquo; (1712). En un <a id="Page_305" name='Page_305'></a>solo d&iacute;a,
+ el 29, &iexcl;fecundidad asombrosa! hiciste tres obras maestras, que se llamaron:
+ Rubens (1577), Leopardi (1798) y Bastiat (1801). El mundo insaciable ped&iacute;a
+ m&aacute;s, y el 30 le otorgaste un Emperador, Pedro el Grande (1672), y un artista,
+ Horacio Vernet (1789).</p>
+ <p>Problema: dada tu fecundidad para producir grandes hombres, &iexcl;oh Junio! si
+ hubieras tenido treinta y un d&iacute;as, &iquest;&aacute; qui&eacute;n nos hubieras
+ dado en el &uacute;ltimo? Ese hombre que no ha nacido, &iquest;qui&eacute;n es?
+ &oacute; mejor, &iquest;qui&eacute;n ser&iacute;a?</p>
+ <hr style='width: 45%;' />
+ <p>Pero tambi&eacute;n has matado gente. El 1.&deg; te llevaste &aacute; Berthier; el
+ 2 &aacute; D. Alvaro de Luna; el 4 &aacute; Laura, la novia de Petrarca; el 5
+ &aacute; Egmongt y Horn; el 8 &aacute; Jorge Sand; el 10 &aacute; Cam&ocirc;ens; el
+ 11 &aacute; Bacon; el 12 &aacute; Xavier de Maistre; el 14 &aacute; Kleber; el 17
+ &aacute; D. Ferm&iacute;n Caballero; el 21 &aacute; Morat&iacute;n; el 24 &aacute;
+ Zumalac&aacute;rregui; el 25 &aacute; Monse&ntilde;or D'Affre; el 26 &aacute;
+ Pizarro; el 27 al Marqu&eacute;s del Duero, y el 28 &aacute; Guill&eacute;n de
+ Castro. Has segado, hermanito, has segado bastante. Esto prueba que tienes
+ d&iacute;as tristes. Muchos cayeron en ellos. En cuanto &aacute; mi, deseo que me
+ dejes para tu 31.</p>
+ <p>Madrid, 1876.</p>
+ <a id="Page_306" name='Page_306'></a>
+
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+<pre>
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+End of Project Gutenberg's Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos
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+*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA ***
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+Project Gutenberg-tm work, and (c) any Defect you cause.
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+Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg-tm
+
+Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
+electronic works in formats readable by the widest variety of computers
+including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists
+because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from
+people in all walks of life.
+
+Volunteers and financial support to provide volunteers with the
+assistance they need, is critical to reaching Project Gutenberg-tm's
+goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
+remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
+Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
+and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations.
+To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
+and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4
+and the Foundation web page at https://www.pglaf.org.
+
+
+Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive
+Foundation
+
+The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit
+501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
+state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
+Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
+number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at
+https://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent
+permitted by U.S. federal laws and your state's laws.
+
+The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S.
+Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered
+throughout numerous locations. Its business office is located at
+809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email
+business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact
+information can be found at the Foundation's web site and official
+page at https://pglaf.org
+
+For additional contact information:
+ Dr. Gregory B. Newby
+ Chief Executive and Director
+ gbnewby@pglaf.org
+
+
+Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation
+
+Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide
+spread public support and donations to carry out its mission of
+increasing the number of public domain and licensed works that can be
+freely distributed in machine readable form accessible by the widest
+array of equipment including outdated equipment. Many small donations
+($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
+status with the IRS.
+
+The Foundation is committed to complying with the laws regulating
+charities and charitable donations in all 50 states of the United
+States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
+considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
+with these requirements. We do not solicit donations in locations
+where we have not received written confirmation of compliance. To
+SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any
+particular state visit https://pglaf.org
+
+While we cannot and do not solicit contributions from states where we
+have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
+against accepting unsolicited donations from donors in such states who
+approach us with offers to donate.
+
+International donations are gratefully accepted, but we cannot make
+any statements concerning tax treatment of donations received from
+outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
+
+Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation
+methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
+ways including including checks, online payments and credit card
+donations. To donate, please visit: https://pglaf.org/donate
+
+
+Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic
+works.
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+Professor Michael S. Hart was the originator of the Project Gutenberg-tm
+concept of a library of electronic works that could be freely shared
+with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project
+Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support.
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+Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed
+editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S.
+unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily
+keep eBooks in compliance with any particular paper edition.
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+Most people start at our Web site which has the main PG search facility:
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+ https://www.gutenberg.org
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+This Web site includes information about Project Gutenberg-tm,
+including how to make donations to the Project Gutenberg Literary
+Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to
+subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks.
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