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diff --git a/.gitattributes b/.gitattributes new file mode 100644 index 0000000..6833f05 --- /dev/null +++ b/.gitattributes @@ -0,0 +1,3 @@ +* text=auto +*.txt text +*.md text diff --git a/15206-8.txt b/15206-8.txt new file mode 100644 index 0000000..56fb65c --- /dev/null +++ b/15206-8.txt @@ -0,0 +1,6903 @@ +The Project Gutenberg EBook of Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos + +This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with +almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or +re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included +with this eBook or online at www.gutenberg.org + + +Title: Torquemada en la hoguera + El artículo de fondo; La mula y el buey; La pluma en el viento; La + conjuración de las palabras; Un tribunal literario; La princesa y + el granuja; Junio + + +Author: B. Pérez Galdos + +Release Date: February 28, 2005 [EBook #15206] + +Language: Spanish + +Character set encoding: ISO-8859-1 + +*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA *** + + + + +Produced by Stan Goodman, Mariano Cecowski, Miranda van de Heijning +and the Online Distributed Proofreading Team. + + + + + + +B. PÉREZ GALDOS + + +TORQUEMADA EN LA HOGUERA + + +MADRID + +1920 + + + +ÍNDICE + + +Torquemada en la hoguera. +El artículo de fondo. +La mula y el buey. +La pluma en el viento. +La conjuración de las palabras. +Un tribunal literario. +La princesa y el granuja. +Junio. + + + + +_Reproduzco en este tomo, á continuación de la novela_ TORQUEMADA EN LA +HOGUERA, _recientemente escrita, varias composiciones hace tiempo +publicadas, y que no me atrevo á clasificar ahora, pues, no pudiendo en +rigor de verdad llamarlas novelas, no sé qué nombre darles. Algunas +podrían nombrarse cuentos, más que por su brevedad, por el sello de +infancia que sus páginas llevan; otras son como ensayos narrativos ó +descriptivos, con un desarrollo artificioso que oculta la escasez de +asunto real; en otras resulta una tendencia crítica, que hoy parece +falsa, pero que sin duda respondía, aunque vagamente, á ideas ó +preocupaciones del tiempo en que fueron escritas, y en todas ellas el +estudio de la realidad apenas se manifiesta en contados pasajes, como +tentativa realizada con desconfianza y timidez. + +Fue mi propósito durante mucho tiempo no sacar nuevamente á luz estas +primicias, anticuadas ya y fastidiosas; pero he tenido que hacerlo al +fin cediendo al ruego de cariñosos amigos míos. Al incluirlas en el +presente tomo, declaro que no está mi conciencia tranquila, y que me +acuso de no haber tenido suficiente energía de carácter para seguir +rechazando las sugestiones de indulgencia, en favor de estas obrillas. +Temo mucho que el juicio del público concuerde con el que yo tenía +formado, y que mis lectores las sentencien á volver á la región del +olvido, de donde imprudentemente las saco, y que las manden allá otra +vez, por tránsitos de la_ guardia critica. _Si así resultase, á mi y á +mis amigos nos estará la lección bien merecida. + +_Lo único que debo hacer, en descargo de mi conciencia, es marcar al pie +de cada una de estas composiciones la fecha en que fueron escritas; y no +porque yo quiera darlas un valor documental, á falta del literario, sino +para atenuar, hasta donde conseguirlo pueda, el desaliño, trivialidad, +escasez de observación é inconsistencia de ideas que en ellas han de +encontrar aún los que las lean con intención más benévola._ + +B.P.G. + +MADRID, Junio de 1889. + +TORQUEMADA EN LA HOGUERA + + + + +TORQUEMADA EN LA HOGUERA + +I + +Voy á contar cómo fue al quemadero el inhumano que tantas vidas +infelices consumió en llamas; que á unos les traspasó los hígados con un +hierro candente; á otros les puso en cazuela bien mechados, y á los +demás les achicharró por partes; á fuego lento, con rebuscada y metódica +saña. Voy á contar como vino el fiero sayón á ser víctima; cómo los +odios que provocó se le volvieron lástima, y las nubes de maldiciones +arrojaron sobre él lluvia de piedad; caso patético, caso muy ejemplar, +señores, digno de contarse para enseñanza de todos, aviso de condenados +y escarmiento de inquisidores. + +Mis amigos conocen ya, por lo que de él se me antojó referirles, á D. +Francisco Torquemada, á quien algunos historiadores inéditos de estos +tiempos llaman _Torquemada el Peor_. ¡Ay de mis buenos lectores si +conocen al implacable fogonero de vidas y haciendas por tratos de otra +clase, no tan sin malicia, no tan desinteresados como estas inocentes +relaciones entre narrador y lector! Porque si han tenido algo que ver +con él en cosa de más cuenta; si le han ido á pedir socorro en las +pataletas de la agonía pecuniaria, más les valiera encomendarse á Dios y +dejarse morir. Es Torquemada el habilitado de aquel infierno en que +fenecen desnudos y fritos los deudores; hombres de más necesidades que +posibles; empleados con más hijos que sueldo; otros ávidos de la nómina +tras larga cesantía; militares trasladados de residencia, con familión y +suegra de añadidura; personajes de flaco espíritu, poseedores de un buen +destino, pero, con la carcoma de una mujercita que da tés y empeña el +verbo para comprar las pastas; viudas lloronas que cobran del Montepío +civil ó militar y se ven en mil apuros; sujetos diversos que no aciertan +á resolver el problema aritmético en que se funda la existencia social, +y otros muy perdidos, muy faltones, muy destornillados de cabeza ó rasos +de moral, tramposos y embusteros. + +Pues todos éstos, el bueno y el malo, el desgraciado y el pillo, cada +uno por su arte propio, pero siempre con su sangre y sus huesos, le +amasa ron al sucio de Torquemada una fortunita que ya la quisieran +muchos que se dan lustre en Madrid, muy estirados de guantes, +estrenando ropa en todas las estaciones, y preguntando, como quien no +pregunta nada: «Diga usted, ¿á cómo han quedado hoy los fondos?» + +El año de la Revolución, compró Torquemada una casa de corredor en la +calle de San Blas, con vuelta á la de la Leche; finca muy aprovechada, +con veinticuatro habitacioncitas, que daban, descontando insolvencias +inevitables, reparaciones, contribución, etc., una renta de 1.300 reales +al mes, equivalente á un siete ó siete y medio por ciento del capital. +Todos los domingos se personaba en ella mi D. Francisco para hacer la +cobranza, los recibos en una mano, en otra el bastón con puño de asta de +ciervo; y los pobres inquilinos que tenían la desgracia de no poder ser +puntuales, andaban desde el sábado por la tarde con él estómago +descompuesto, porque la adusta cara, el carácter férreo del propietario, +no concordaban con la idea que tenemos del día de fiesta, del día del +Señor, todo descanso y alegría. El año de la Restauración, ya había +duplicado Torquemada la pella con que 13 cogió la _gloriosa_, y el +radical cambio político proporcionóle bonitos préstamos y anticipos. +Situación nueva, nóminas frescas, pagas saneadas, negocio limpio. Los +gobernadores flamantes que tenían que hacerse ropa, los funcionarios +diversos que salían de la obscuridad, famélicos, le hicieron un buen +Agosto. Toda la época de los conservadores fué regularcita; como que +estos le daban juego con las esplendideces propias de la dominación, y +los liberales también con sus ansias y necesidades no satisfechas. Al +entrar en el gobierno, en 1881, los que tanto tiempo estuvieron sin +catarlo, otra vez Torquemada en alza: préstamos de lo fino, adelantos de +lo gordo, y vamos viviendo. Total, que ya le estaba echando el ojo á +otra casa, no de corredor, sino de buena vecindad, casi nueva, bien +acondicionada para inquilinos modestos, y que si no rentaba más que un +tres y medio á todo tirar en cambio su administración y cobranza no +darían las jaquecas de la cansada finca dominguera. + +Todo iba como una seda para aquella feroz hormiga, cuando de súbito le +afligió el cielo con tremenda desgracia: se murió su mujer. Perdónenme +mis lectores si les doy la noticia sin la preparación conveniente, pues +sé que apreciaban á Doña Silvia, como la apreciábamos todos los que +tuvimos el honor de tratarla, y conocíamos sus excelentes prendas y +circunstancias. Falleció de cólico miserere, y he de decir, en aplauso +de Torquemada, que no se omitió gasto de médico y botica para salvarle +la vida á la pobre señora. Esta pérdida fue un golpe cruel para Don +Francisco, pues habiendo vivido el matrímonio en santa y laboriosa paz +durante más de cuatro lustros, los caracteres de ambos cónyuges se +habían compenetrado de un modo perfecto, llegando á ser ella otro él, y +él como cifra y refundición de ambos. Doña Silvia no sólo gobernaba la +casa con magistral economía, sino que asesoraba á su pariente en los +negocios difíciles, auxiliándole con sus luces y su experiencia para el +préstamo. Ella defendiendo el céntimo en casa para que no se fuera á la +calle, y él barriendo para adentro á fin de traer todo lo que pasara, +formaron un matrimonio sin desperdicio, pareja que podría servir de +modelo á cuantas hormigas hay debajo de la tierra y encima de ella. + +Estuvo Torquemada el _Peor_, los primeros días de su viudez, sin saber +lo que le pasaba, dudando que pudiera sobrevivir á su cara mitad. Púsose +más amarillo de lo que comunmente estaba, y le salieron algunas canas en +el pelo y en la perilla. Pero el tiempo cumplió como suele cumplir +siempre, endulzando lo amargo, limando con insensible diente las +asperezas de la vida, y aunque el recuerdo de su esposa no se extinguió +en el alma del usurero, el dolor hubo de calmarse; los días fueron +perdiendo lentamente su fúnebre tristeza; despejóse el sol del alma, +iluminando de nuevo las variadas combinaciones numéricas que en ella +había; los negocios distrajeron al aburrido negociante, y á los dos años +Torquemada parecía consolado; pero, entiéndase bien y repítase en honor +suyo, sin malditas ganas de volver á casarse. + +Dos hijos le quedaron: Rufinita, cuyo nombre no es nuevo para mis +amigos; y Valentinito, que ahora sale por primera vez. Entre la edad de +uno y otro hallamos diez años de diferencia, pues á mi Doña Silvia se le +malograron más ó menos prematuramente todas las crías intermedias, +quedándole sólo la primera y la última. En la época en que cae lo que +voy á referir, Rufinita había cumplido los veintidós, y Valentín andaba +al ras de los doce. Y para que se vea la buena estrella de aquel animal +de D. Francisco, sus dos hijos eran, cada cual por su estilo, verdaderas +joyas, ó como bendiciones de Dios que llovían sobre él para consolarle +en su soledad. Rufina había sacado todas las capacidades domésticas de +su madre, y gobernaba el hogar casi tan bien como ella. Claro que no +tenía el alto tino de los negocios, ni la consumada trastienda, ni el +golpe de vista, ni otras aptitudes entre morales y olfativas de aquella +insigne matrona; pero en formalidad, en honesta compostura y buen +parecer, ninguna chica de su edad le echaba el pie adelante. No era +presumida, ni tampoco descuidada en su persona; no se la podía tachar de +desenvuelta, ni tampoco de huraña. Coqueterías, jamás en ella se +conocieron. Un solo novio tuvo desde la edad en que apunta el querer +hasta los días en que la presento; el cual, después de mucho rondar y +suspiretear, mostrando por mil medios la rectitud de sus fines, fué +admitido en la casa en los últimos tiempos de Doña Silvia, y siguió +después, con asentimiento del papá, en la misma honrada y amorosa +costumbre. Era un _chico de Medicina_, chico en toda la extensión de la +palabra, pues levantaba del suelo lo menos que puede levantar un hombre; +estudiosillo, inocente, bonísimo y manchego por más señas. Desde el +cuarto año empezaron aquellas castas relaciones; y en los días de este +relato, concluída ya la carrera y lanzado Quevedito (que así se llamaba) +á la práctica de la facultad, tocaban ya á casarse. Satisfecho el _Peor_ +de la elección de la niña, alababa su discreción, su desprecio de las +vanas apariencias, para atender sólo á lo sólido y práctico. + +Pues digo, si de Rufina volvemos los ojos al tierno vastago de +Torquemada, encontraremos mejor explicación de la vanidad que le +infundía su prole, porque (lo digo sinceramente) no he conocido criatura +más mona que aquel Valentín, ni precocidad tan extraordinaria como la +suya. ¡Cosa más rara! No obstante el parecido con su antipático papá, +era el chiquillo guapísimo, con tal expresión de inteligencia en aquella +cara, que se quedaba uno embobado mirándole; con tales encantos en su +persona y carácter, y rasgos de conducta tan superiores á su edad, que +verle, hablarle y quererle vivamente, era todo uno. ¡Y qué hechicera +gravedad la suya, no incompatible con la inquietud propia de la +infancia! ¡Que gracia mezclada de no sé qué aplomo inexplicable á sus +años! ¡Qué rayo divino en sus ojos algunas veces, y otras qué misteriosa +y dulce tristeza! Espigadillo de cuerpo, tenía las piernas delgadas, +pero de buena forma; la cabeza más grande de lo regular, con alguna +deformidad en el cráneo. En cuanto á su aptitud para el estudio, +llamémosla verdadero prodigio, asombro de la escuela, y orgullo y gala +de los maestros. De esto hablaré más adelante. Sólo he de afirmar ahora +que el _Peor_ no merecía tal joya, ¡que había de merecerla! y que si +fuese hombre capaz de alabar á Dios por los bienes con que le agraciaba, +motivos tenía el muy tuno para estarse, como Moisés, tantísimas horas +con los brazos levantados al cielo. No los levantaba, porque sabía que +del cielo no había de caerle ninguna breva de las que á él le gustaban. + + +II + +Vamos á otra cosa: Torquemada no era de esos usureros que se pasan la +vida multiplicando caudales por el gustazo platónico de poseerlos; que +viven sórdidamente para no gastarlos, y al morirse, quisieran, ó bien +llevárselos consigo á la tierra, ó esconderlos donde alma viviente no +los pueda encontrar. No: D. Francisco habría sido así en otra época; +pero no pudo eximirse de la influencia de esta segunda mitad del siglo +XIX, que casi ha hecho una religión de las materialidades decorosas de +la existencia. Aquellos avaros de antiguo caño, que afanaban riquezas y +vivían como mendigos y se morían como perros en un camastro lleno de +pulgas y de billetes de Banco metidos entre la paja, eran los místicos ó +metafísicos de la usura; su egoísmo se sutilizaba en la idea pura del +negocio; adoraban la santísima, la inefable cantidad, sacrificando á +ella su material existencia, las necesidades del cuerpo y de la vida, +como el místico lo pospone todo á la absorbente idea de salvarse. +Viviendo el _Peor_ en una época que arranca de la desamortización, +sufrió, sin comprenderlo, la metamorfosis que ha desnaturalizado la +usura metafísica, convirtiéndola en positivista, y si bien es cierto, +como lo acredita la historia, que desde el 51 al 68, su verdadera época +de aprendizaje, andaba muy mal trajeado y con afectación de pobreza, la +cara y las manos sin lavar, rascándose á cada instante en brazos y +piernas cual si llevase miseria, el sombrero con grasa, la capa +deshilachada; si bien consta también en las crónicas de la vecindad que +en su casa se comía de vigilia casi todo el año, y que la señora salía á +sus negocios con una toquilla agujereada y unas botas viejas de su +marido, no es menos cierto que, alrededor del 70, la casa estaba ya en +otro pie; que mi Doña Silvia se ponía muy maja en ciertos días; que D. +Francisco se mudaba de camisa más de una vez por quincena; que en la +comida había menos carnero que vaca, y los domingos se añadía al cocido +un despojito de gallina; que aquello de judias á todo pasto y algunos +días pan seco y salchicha cruda, fué pasando á la historia; que el +estofado de contra apareció en determinadas fechas, por las noches, y +también pescados, sobre todo en tiempo de blandura, que iban baratos; +que se iniciaron en aquella mesa las chuletas de ternera y la cabeza de +cerdo, salada en casa por el propio Torquemada, el cual era un famoso +salador; que, en suma y para no cansar, la familia toda empezaba á +tratarse como Dios manda. + +Pues en los últimos años de Doña Silvia, la transformación acentuóse +más. Por aquella época cató la familia los colchones de muelles; +Torquemada empezó á usar chistera de cincuenta reales; disfrutaba dos +capas, una muy buena, con embozos colorados; los hijos iban bien +apañaditos; Rufina tenía un lavabo de los de mírame y no me toques, con +jofaina y jarro de cristal azul, que no se usaba nunca por no +estropearlo; Doña Silvia se engalanó con un abrigo de pieles que +parecían de conejo, y dejaba bizca á toda la calle de Tudescos y +callejón del Perro cuando salía con la _visita_ guarnecida de abalorio; +en fin, que pasito á paso y á codazo limpio, se habían, ido metiendo en +la clase media, en nuestra bonachona clase media, toda necesidades y +pretensiones, y que crece tanto, tanto, ¡ay dolor! que nos estamos +quedando sin pueblo. + +Pues señor, revienta Doña Silvia, y empuñadas por Rufina las riendas del +gobierno de la casa, la metamorfosis se marca mucho más. A reinados +nuevos, principios nuevos. Comparando lo pequeño con lo grande y lo +privado con lo público, diré que aquello se me parecía á la entrada de +los liberales, con su poquito de sentido revolucionario en lo que hacen +y dicen. Torquemada representaba la idea conservadora; pero transigía, +¡pues no había de transigir! doblegándose á la lógica de los tiempos. +Apechugó con la camisa limpia cada media semana; con el abandono de la +capa número dos para de día, relegándola al servicio nocturno; con el +destierro absoluto del hongo número tres, que no podía ya con más sebo; +aceptó, sin viva protesta, la renovación de manteles entre semana, el +vino á pasto, el cordero con guisantes (en su tiempo), los pescados +finos en Cuaresma y el pavo en Navidad; toleró la vajilla nueva para +ciertos días; el chaquet con trencilla, que en él era un refinamiento de +etiqueta, y no tuvo nada que decir de las modestas galas de Rufina y de +su hermanito, ni de la alfombra del gabinete, ni de otros muchos +progresos que se fueron metiendo en la casa á modo de contrabando. + +Y vió muy pronto D. Francisco que aquellas novedades eran buenas y que +su hija tenía mucho talento, porque... vamos, parecía cosa del otro +jueves... echábase mi hombre á la calle y se sentía, con la buena ropa, +más persona que antes; hasta le salían mejores negocios, más amigos +útiles y explotables. Pisaba más fuerte, tosía más recio, hablaba más +alto y atrevíase á levantar el gallo en la tertulia del café, notándose +con bríos para sustentar una opinión cualquiera, cuando antes, por +efecto sin duda del mal pelaje y de su rutinaria afectación de pobreza, +siempre era de la opinión de los demás. Poco á poco llegó á advertir en +sí los alientos propios de su capacidad social y financiera; se tocaba, +y el sonido le advertía que era propietario y rentista. Pero la vanidad +no le cegó nunca. Hombre de composición homogénea, compacta y dura, no +podía incurrir en la tontería de estirar el pie más del largo de la +sábana. En su carácter había algo resistente á las mudanzas de forma +impuestas por la época; y así como no varió nunca su manera de hablar, +tampoco ciertas ideas y prácticas del oficio se modificaron. Prevaleció +el amaneramiento de decir siempre que los tiempos eran muy malos, pero +muy malos; el lamentarse de la desproporción entre sus míseras ganancias +y su mucho trabajar; subsistió aquella melosidad de dicción y aquella +costumbre de preguntar por la familia siempre que saludaba á alguien, y +el decir que no andaba bien de salud, haciendo un mohín de hastío de la +vida. Tenía ya la perilla amarillenta, el bigote más negro que blanco, +ambos adornos de la cara tan recortaditos que antes parecían pegados que +nacidos allí. Fuera de la ropa, mejorada en calidad, si no en la manera +de llevarla, era el mismo que conocimos en casa de Doña Lupe _la de los +pavos_; en su cara la propia confusión extraña de lo militar y lo +eclesiástico, el color bilioso, los ojos negros y algo soñadores, el +gesto y los modales expresando lo mismo afeminación que hipocresía, la +calva más despoblada y más limpia, y todo el craso, resbaladizo y +repulsivo, muy pronto siempre, cuando se le saluda, á dar la mano, por +cierto bastante sudada. + +De la precoz inteligencia de Valentinito estaba tan orgulloso, que no +cabía en su pellejo. Á medida que el chico avanzaba en sus estudios, Don +Francisco sentía crecer el amor paterno, hasta llegar á la ciega pasión. +En honor del tacaño, debe decirse que, si se conceptuaba reproducido +físicamente en aquel pedazo de su propia naturaleza, sentía la +superioridad del hijo, y por esto se congratulaba más de haberle dado el +ser. Porque Valentinito era el prodigio de los prodigios, un jirón +excelso de la Divinidad caído en la tierra. Y Torquemada, pensando en el +porvenir, en lo que su hijo había de ser, si viviera, no se conceptuaba +digno de haberle engendrado, y sentía ante él la ingénita cortedad de lo +que es materia frente á lo que es espíritu. + +En lo que digo de las inauditas dotes intelectuales de aquella criatura, +no se crea que hay la más mínima exageración. Afirmo con toda ingenuidad +que el chico era de lo más estupendo que se puede ver, y que se presentó +en el campo de la enseñanza como esos extraordinarios ingenios que nacen +de tarde en tarde destinados á abrir nuevos caminos á la humanidad. A +más de la inteligencia, que en edad temprana despuntaba en él como +aurora de un día espléndido, poseía todos los encantos de la infancia: +dulzura, gracejo y amabilidad. El chiquillo, en suma, enamoraba y no es +de extrañar que D. Francisco y su hija estuvieran loquitos con él. +Pasados los primeros años, no fué preciso castigarle nunca, ni aun +siquiera reprenderle. Aprendió á leer por arte milagroso, en pocos días, +como si lo trajera sabido ya del claustro materno. A los cinco años, +sabía muchas cosas que otros chicos aprenden dificilmente á los doce. Un +día me hablaron de él dos profesores amigos míos que tienen colegio de +primera y segunda enseñanza, lleváronme á verle, y me quedé asombrado. +Jamás vi precocidad semejante ni un apuntar de inteligencia tan +maravilloso. Porque si algunas respuestas las endilgó de taravilla, +demostrando el vigor y riqueza de su memoria, en el tono con que decía +otras se echaba de ver cómo comprendía y apreciaba el sentido. + +La Gramática la sabía de carretilla; pero la Geografía la dominaba como +un hombre. Fuera del terreno escolar, pasmaba ver la seguridad de sus +respuestas y observaciones, sin asomos de arrogancia pueril. Tímido y +discreto, no parecía comprender que hubiese mérito en las habilidades +que lucía, y se asombraba de que se las ponderasen y aplaudiesen tanto. +Contáronme que en su casa daba muy poco que hacer. Estudiaba las +lecciones con tal rapidez y facilidad, que le sobraba tiempo para sus +juegos, siempre muy sosos é inocentes. No le hablaran á él de bajar á +la calle para enredar con los chiquillos de la vecindad. Sus travesuras +eran pacíficas, y consistieron, hasta los cinco años, en llenar de +monigotes y letras el papel de las habitaciones ó arrancarle algún +cacho; en echar desde el balcón á la calle una cuerda muy larga con la +tapa de una cafetera, arriándola hasta tocar el sombrero de un +transeúnte, y recogiéndola después á toda prisa. A obediente y humilde +no le ganaba ningún niño, y por tener todas las perfecciones, hasta +maltrataba la ropa lo menos que maltratarse puede. + +Pero sus inauditas facultades no se habían mostrado todavía: iniciáronse +cuando estudió la Aritmética, y se revelaron más adelante en la segunda +enseñanza. Ya desde sus primeros años, al recibir las nociones +elementales de la ciencia de la cantidad, sumaba y restaba de memoria +decenas altas y aun centenas. Calculaba con tino infalible, y su padre +mismo, que era un águila para hacer, en el filo de la imaginación, +cuentas por la regla de interés, le consultaba no pocas veces. Comenzar +Valentín el estudio de las matemáticas de Instituto y revelar de golpe +toda la grandeza de su numen aritmético, fué todo uno. No aprendía las +cosas, las sabía ya, y el libro no hacía más que despertarle las ideas, +abrírselas, digámoslo así, como si fueran capullos que al calor +primaveral se despliegan en flores. Para él no había nada difícil, ni +problema que le causara miedo. Un día fué el profesor á su padre y le +dijo: «Ese niño es cosa inexplicable, Sr. Torquemada: ó tiene el diablo +en el cuerpo, ó es el pedazo de Divinidad más hermoso que ha caido en la +tierra. Dentro de poco no tendré nada que enseñarle. Es Newton +resucitado, Sr. D. Francisco; una organización excepcional para las +matemáticas, un genio que sin duda se trae fórmulas nuevas debajo del +brazo para ensanchar el campo de la ciencia. Acuérdese usted de lo que +digo: cuando este chico sea hombre, asombrará y trastornará el mundo.» + +Cómo se quedó Torquemada al oir esto, se comprenderá fácilmente. Abrazó +al profesor, y la satisfacción le rebosaba por ojos y boca en forma de +lágrimas y babas. Desde aquel día, el hombre no cabía en sí: trataba á +su hijo, no ya con amor, sino con cierto respeto supersticioso. Cuidaba +de él como de un ser sobrenatural, puesto en sus manos por especial +privilegio. Vigilaba sus comidas, asustándose mucho si no mostraba +apetito; al verle estudiando, recorría las ventanas para que no entrase +aire, se enteraba de la temperatura exterior antes de dejarle salir, +para determinar si debía ponerse bufanda, ó el _carric_ gordo, ó las +botas de agua; cuando dormía, andaba de puntillas; le llevaba á paseo +los domingos, ó al teatro; y si el angelito hubiese mostrado afición á +juguetes extraños y costosos, Torquemada, vencida su sordidez, se los +hubiera comprado. Pero el fenómeno aquél no mostraba afición sino á los +libros: leía rápidamente y como por magia, enterándose de cada página en +un abrir y cerrar de ojos. Su papá le compró una obra de viajes con +mucha estampa de ciudades europeas y de comarcas salvajes. La seriedad +del chico pasmaba á todos los amigos de la casa, y no faltó quien dijera +de él que parecía un viejo. En cosas de malicia era de una pureza +excepcional: no aprendía ningún dicho ni acto feo de los que saben á su +edad los retoños desvergonzados de la presente generación. Su inocencia +y celestial donosura casi nos permitían conocer á los ángeles como si +los hubiéramos tratado, y su reflexión rayaba en lo maravilloso. Otros +niños, cuando les preguntan lo que quieren ser, responden que obispos ó +generales si despuntan por la vanidad; los que pican por la destreza +corporal, dicen que cocheros, atletas ó payasos de circo; los inclinados +á la imitación, actores, pintores... Valentinito, al oir la pregunta, +alzaba los hombros y no respondía nada. Cuando más, decía «no sé», y al +decirlo, clavaba en su interlocutor una mirada luminosa y penetrante, +vago destello del sin fin de ideas que tenía en aquel cerebrazo, y que +en su día habían de iluminar toda la tierra. + +Mas el _Peor_, aun reconociendo que no había carrera á la altura de su +milagroso niño, pensaba dedicarlo á ingeniero, porque la abogacía es +cosa de charlatanes. Ingeniero; pero ¿de qué? ¿civil ó militar? Pronto +notó que á Valentín no le entusiasmaba la tropa, y que, contra la ley +general de las aficiones infantiles, veía con indiferencia los +uniformes. Pues ingeniero de caminos. Por dictamen del profesor del +colegio, fué puesto Valentín, antes de concluir los años del +bachillerato, en manos de un profesor de estudios preparatorios para +carreras especiales, el cual, luego que tanteó su colosal inteligencia, +quedóse atónito, y un día salió asustado, con las manos en la cabeza, y +corriendo en busca de otros maestros de matemáticas superiores, les +dijo: «Voy á presentarles á ustedes el monstruo de la edad presente.» Y +le presentó, y se maravillaron, pues fué el chico á la pizarra, y como +quien garabatea por enredar y gastar tiza, resolvió problemas +dificilísimos. Luego hizo de memoria diferentes cálculos y operaciones, +que aun para los más peritos no son coser y cantar. Uno de aquellos +maestrazos, queriendo apurarle, le echó el cálculo de radicales +numéricos, y como si le hubieran echado almendras. Lo mismo era para él +la raíz _enésima_ que para otros dar un par de brincos. Los tíos +aquéllos tan sabios se miraban absortos, declarando no haber visto caso +ni remotamente parecido. + +Era en verdad interesante aquel cuadro, y digno de figurar en los +anales de la ciencia: cuatro varones de más de cincuenta años, calvos y +medio ciegos de tanto estudiar, maestros de maestros, congregábanse +delante de aquel mocoso que tenía que hacer sus cálculos en la parte +baja del encerado, y la admiración les tenía mudos y perplejos, pues ya +le podían echar dificultades al angelito, que se las bebía como agua. +Otro de los examinadores propuso las _homologías_ creyendo que Valentín +estaba raso de ellas; y cuando vieron que no, los tales no pudieron +contener su entusiasmo: uno le llamó el Anticristo; otro le cogió en +brazos y se lo puso á la pela, y todos se disputaban sobre quién se le +llevaría, ansiosos de completar la educación del primer matemático del +siglo. Valentín les miraba sin orgullo ni cortedad, inocente y dueño de +si, como Cristo niño entre los doctores. + + +III + +Basta de matemáticas, digo yo ahora, pues me urge apuntar que Torquemada +vivía en la misma casa de la calle de Tudescos donde le conocimos cuando +fué á verle la de Bringas para pedirle no recuerdo que favor, allá por +el 68; y tengo prisa por presentar á cierto sujeto que conozco hace +tiempo, y que hasta ahora nunca menté para nada: un D. José Bailón, que +iba todas las noches á la casa de nuestro D. Francisco á jugar con él la +partida de damas ó de mus, y cuya intervención en mi cuento es necesaria +ya para que se desarrolle con lógica. Este Sr. Bailón es un clérigo que +ahorcó los hábitos el 69, en Málaga echándose á revolucionario y á +librecultista con tan furibundo ardor, que ya no pudo volver al rebaño, +ni aunque quisiera le habían de admitir. Lo primero que hizo el +condenado fué dejarse crecer las barbas, despotricarse en los clubs, +escribir tremendas catilinarias contra los de su oficio, y, por fin, +operando _verbo et gladio,_ se lanzó á las barricadas con un trabuco +naranjero que tenía la boca lo mismo que una tompeta. Vencido y dado á +los demonios, le catequizaron los protestantes, ajustándole para +predicar y dar lecciones en la capilla, lo que él hacía de malísima gana +y sólo por el arrastrado garbanzo. A Madrid vino cuando aquella gentil +pareja, Don Horacio y Doña Malvina, puso su establecimiento evangélico +en Chamberí. Por un regular estipendio, Bailón les ayudaba en los +oficios, echando unos sermones agridulces, estrafalarios y fastidiosos. +Pero al año de estos tratos, yo no sé lo que pasó... ello fué cosa de +algún atrevimiento apostólico de Bailón con las neófitas: lo cierto es +que Doña Malvina, que era persona muy mirada, le dijo en mal español +cuatro frescas; intervino D. Horacio, denostando también á su coadjutor, +y entonces Bailón, que era hombre de muchísima sal para tales casos, +sacó una navaja tamaña como hoy y mañana, y se dejó decir que si no se +quitaban de delante les echaba fuera el mondongo. Fué tal el pánico de +los pobres ingleses, que echaron á correr pegando gritos y no pararon +hasta el tejado. Resumen: que tuvo que abandonar Bailón aquel acomodo, y +después de rodar por ahí dando sablazos, fue á parar á la redacción de +un periódico muy atrevidillo; como que su misión era echar chinitas de +fuego á toda autoridad: á los curas, á los obispos y al mismo Papa. Esto +ocurría el 73, y de aquella época datan los opúsculos políticos de +actualidad que publicó el clerizonte en el folletín, y de los cuales +hizo tiraditas aparte; bobadas escritas en estilo bíblico, y que +tuvieron, aunque parezca mentira, sus días de éxito. Como que se vendían +bien, y sacaron á su endiablado autor de más de un apuro. + +Pero todo aquello pasó, la fiebre revolucionaria, los folletos, y Bailón +tuvo que esconderse, afeitándose para disfrazarse y poder huir al +extranjero. A los dos años asomó por aquí otra vez, de bigotes +larguísimos, aumentados con parte de la barba, como los que gastaba +Víctor Manuel; y por si traía ó no traía chismes y mensajes de los +emigrados, metiéronle mano y le tuvieron en el Saladero tres meses. Al +año siguiente, sobreseída la causa, vivía el hombre en Chamberí, y según +la cháchara del barrio, muy á lo bíblico, amancebado con una viuda rica +que tenía rebaño de cabras y además un establecimiento de burras de +leche. Cuento todo esto como me lo contaron, reconociendo que en esta +parte de la historia patriarcal de Bailón hay gran obscuridad. Lo +público y notorio es que la viuda aquélla cascó, y que Bailón apareció +al poco tiempo con dinero. El establecimiento y las burras y cabras le +pertenecían. Arrendólo todo; se fué á vivir al centro de Madrid, +dedicándose á _inglés,_ y no necesito decir más para que se comprenda de +donde vinieron su conocimiento y tratos con Torquemada, porque bien se +ve que éste fué su maestro, le inició en los misterios del oficio, y le +manejó parte de sus capitales como había manejado los de Doña Lupe _la +Magnífica,_ más conocida por _la de los pavos_. + +Era D. José Bailón un animalote de gran alzada, atlético, de formas +robustas y muy recalcado de facciones, verdadero y vivo estudio +anatómico por su riqueza muscular. Ultimamente había dado otra vez en +afeitarse; pero no tenía cara de cura, ni de fraile, ni de torero. Era +más bien un Dante echado á perder. Dice un amigo mío, que por sus +pecados ha tenido que vérselas con Bailón, que éste es el vivo retrato +de la sibila de Cumas, pintada por Miguel Angel, con las demás señoras +sibilas y los Profetas en el maravilloso techo de la Capilla Sixtina. +Parece, en efecto, una vieja de raza titánica que lleva en su ceño todas +las iras celestiales. El perfil de Bailón, y el brazo y pierna, como +troncos añosos; el forzudo tórax, y las posturas que sabía tomar, +alzando una pataza y enarcando el brazo, le asemejaban á esos figurones +que andan por los techos de las catedrales, espatarrados sobre una nube. +Lástima que no fuera moda que anduviéramos en cueros, para que luciese +en toda su gallardía académica este ángel de cornisa. En la época en que +lo presento ahora, pasaba de los cincuenta años. + +Torquemada lo estimaba mucho, porque en sus relaciones de negocios, +Bailon hacía gala de gran formalidad y aun de delicadeza. Y como el +clérigo renegado tenía una historia tan variadita y dramática, y sabía +contarla con mucho aquél, adornándola con mentiras, D. Francisco se +embelesaba oyéndole, y en todas las cuestiones de un orden elevado le +tenía por oráculo. D. José era de los que con cuatro ideas y pocas más +palabras se las componen para aparentar que saben lo que ignoran y +deslumbrar á los ignorantes sin malicia. El más deslumbrado era D. +Francisco, y además el único mortal que leía los folletos bailónicos á +los diez años de publicarse; literatura envejecida casi al nacer, y cuyo +fugaz éxito no comprendemos sino recordando que la democracia +sentimental, á estilo de Jeremías, tuvo también sus quince. + +Escribía Bailón aquellas necedades en parrafitos cortos, y á veces +rompía con una cosa muy santa; verbigracia: «Gloria á Dios en las +alturas y paz», etc... para salir luego por este registro: + +«Los tiempos se acercan, tiempos de redención en que el hijo del Hombre +será dueño de la tierra. + +»El Verbo depositó hace diez y ocho siglos la semilla divina. En noche +tenebrosa fructificó. He aquí las flores. + +»¿Cómo se llaman? Los derechos del pueblo.» + +Y á lo mejor, cuando el lector estaba más descuidado, les soltaba ésta: + +«He ahí al tirano. ¡Maldito sea! + +»Aplicad el oído y decidme de dónde viene ese rumor vago, confuso, +extraño. + +»Posad la mano en la tierra y decidme, por qué se ha estremecido. + +»Es el hijo del Hombre que avanza, decidido á recobrar su primogenitura. + +»¿Por qué palidece la faz del tirano? ¡Ah! el tirano ve que sus horas +están contadas...» + +Otras veces empezaba diciendo aquello de: «Joven soldado, ¿á dónde vas?» +Y por fin, después de mucho marear, quedábase el lector sin saber á +dónde iba el soldadito, como no fueran todos, autor y público, á +Leganés. + +Todo esto le parecía de perlas á D. Francisco, hombre de escasa lectura. +Algunas tardes se iban á pasear juntos los dos tacaños, charla que te +charla; y si en negocios era Torquemada la sibila, en otra clase de +conocimientos no había más sibila que el Sr. de Bailón. En política, +sobre todo, el ex-clérigo se las echaba de muy entendido, principiando +por decir que ya no le daba la gana de conspirar; como que tenía la olla +asegurada y no quería exponer su pelleja para hacer el caldo gordo á +cuatro silbantes. Luego pintaba á todos los políticos, desde el más alto +al más obscuro, como un atajo de pilletes, y les sacaba la cuenta, al +céntimo, de cuanto habían rapiñado... Platicaban mucho también de +reformas urbanas, y como Bailón había estado en París y Londres, podía +comparar. La higiene pública les preocupaba á entrambos: el clérigo le +echaba la culpa de todo á los miasmas, y formulaba unas teorías +biológicas que eran lo que había que oir. De astronomía y música también +se le alcanzaba algo, no era lego en botánica, ni en veterinaria, ni en +el arte de escoger melones. Pero en nada lucía tanto su enciclopédico +saber como en cosas de religión. Sus meditaciones y estudios le habían +permitido sondear el grande y temerario problema de nuestro destino +total. «¿A dónde vamos a parar cuando nos morimos? Pues volvemos a +nacer: esto es claro como el agua. Yo me acuerdo--decía mirando +fijamente á su amigo y turbándole con el tono solemne que daba á sus +palabras,--yo me acuerdo de haber vivido antes de ahora. He tenido en mi +mocedad un recuerdo vago de aquella vida, y ahora, á fuerza de meditar, +puedo verla clara. Yo fui sacerdote en Egipto, ¿se entera usted? allá +por los años de que sé yo cuántos... sí, señor, sacerdote en Egipto. Me +parece que me estoy viendo con una sotana ó vestimenta de color de +azafrán, y unas al modo de orejeras que me caían por los lados de la +cara. Me quemaron vivo, porque... verá usted... había en aquella +iglesia, digo, templo, una sacerdotisita que me gustaba... de lo más +barbián, ¿se entera usted?... ¡y con unos ojos... así, y un golpe de +caderas, Sr. D. Francisco...! En fin, que aquello se enredó, y la diosa +Isis y el buey Apis lo llevaron muy á mal. Alborotóse todo aquel +cleriguicio, y nos quemaron vivos á la chávala y á mí... Lo que le +cuento es verdad, como ese es sol. Fijese usted bien, amigo; revuelva en +su memoria; rebusque bien en el sótano y en los desvanes de su sér, y +encontrará la certeza de que también usted ha vivido en tiempos lejanos. +Su niño de usted, ese prodigio, debe de haber sido antes el propio +Newton, ó Galileo, ó Euclides. Y por lo que hace á otras cosas, mis +ideas son bien claras. Infierno y cielo no existen: papas simbólicas y +nada más. Infierno y cielo están aquí. Aquí pagamos tarde ó temprano +todas las que hemos hecho; aquí recibimos, si no hoy, mañana, nuestro +premio, si lo merecemos, y quien dice mañana, dice el siglo que viene +... Dios, ¡oh! la idea de Dios tiene mucho busilis... y para +comprenderla hay que devanarse los sesos, como me los he devanado yo, +dale que dale sobre los libros, y meditando luego. Pues Dios... +(poniendo unos ojazos muy reventones y haciendo con ambas manos el gesto +expresivo de abarcar un grande espacio) es la Humanidad, la Humanidad, +¿se entera usted? lo cual no quiere decir que deje de ser personal... +¿Qué cosa es personal? Fijese bien. Personal es lo que es uno. Y el gran +Conjunto, amigo Don Francisco, el gran Conjunto... es uno, porque no +hay más, y tiene los atributos de un ser infinitamente infinito. +Nosotros, en montón, componemos la humanidad: somos los átomos que +forman el gran todo; somos parte mínima de Dios, parte minúscula, y nos +renovamos como en nuestro cuerpo se renuevan los átomos de la cochina +materia... ¿se va usted enterando?... + +Torquemada no se iba enterando ni poco ni mucho; pero el otro se metía +en un laberinto del cual no salía sino callándose. Lo único que Don +Francisco sacaba de toda aquella monserga, era que _Dios es la +Humanidad_, y que la Humanidad es la que nos hace pagar nuestras +picardías ó nos premia por nuestras buenas obras. Lo demás no lo +entendía así le ahorcaran. El sentimiento católico de Torquemada no +había sido nunca muy vivo. Cierto que en tiempos de Doña Silvia iban los +dos á misa, por rutina; pero nada más. Pues después de viudo, las pocas +ideas del Catecismo que el _Peor_ conservaba en su mente, como papeles ó +apuntes inútiles, las barajó con todo aquel fárrago de la +Humanidad-Dios, haciendo un lío de mil demonios. + +A decir verdad, ninguna de estas teologías ocupaba largo tiempo el magín +del tacaño, siempre atento á la baja realidad de sus negocios. Pero +llegó un día, mejor dicho, una noche en que tales ideas hubieron de +posesionarse de su mente con cierta tenacidad, por lo que ahorita mismo +voy á referir. Entraba mi hombre en su casa al caer de una tarde del mes +de Febrero, evacuadas mil diligencias con diverso éxito, discurriendo +los pasos que daría al día siguiente, cuando su hija, que le abrió la +puerta, le dijo estas palabras: «No te asustes, papá, no es nada... +Valentín ha venido malo de la escuela.» + +Las desazones del _monstruo_ ponían á D. Francisco en gran sobresalto. +La que se le anunciaba podía ser insignificante, como otras. No +obstante, en la voz de Rufina había cierto temblor, una veladura, un +timbre extraño, que dejaron á Torquemada frío y suspenso. + +«Yo creo que no es cosa mayor--prosiguió la señorita.--Parece que le dió +un vahido. El maestro fué quien lo trajo... en brazos.» + +El _Peor_ seguía clavado en el recibimiento, sin acertar á decir nada ni +á dar un paso. + +«Le acosté en seguida, y mandé un recado á Quevedo para que viniera á +escape.» + +D. Francisco, saliendo de su estupor como si le hubiesen dado un +latigazo, corrió al cuarto del chico, á quien vió en el lecho, con tanto +abrigo encima que parecía sofocado. Tenía la cara encendida, los ojos +dormilones. Su quietud más era de modorra dolorosa que de sueño +tranquilo. El padre aplicó su mano á las sienes del inocente montruo, +que abrasaban. + +--Pero ese trasto de Quevedillo.... Así reventara.... No sé en qué +piensa.... Mira, mejor será llamar otro médico que sepa más. + +Su hija procuraba tranquilizarle; pero él se resistía al consuelo. Aquel +hijo no era un hijo cualquiera, y no podía enfermar sin que se alterara +el orden del universo. No probó el afligido padre la comida; no hacía +más que dar vueltas por la casa, esperando al maldito médico, y sin +cesar iba de su cuarto al del niño, y de aquí al comedor, donde se le +presentaba ante los ojos, oprimiéndole el corazón, el encerado en que +Valentín trazaba con tiza sus problemas matemáticos. Aún subsistía lo +pintado por la mañana: garabatos que Torquemada no entendió, pero que +casi le hicieron llorar como una música triste: el signo de raíz, letras +por arriba y por abajo, y en otra parte una red de líneas, formando como +estrella de muchos picos con numeritos en las puntas. + +Por fin, alabado sea Dios, llegó el dichoso Quevedito, y D. Francisco le +echó la correspondiente chillería, pues ya le trataba como á yerno. +Visto y examinado el niño, no puso el médico muy buena cara. A +Torquemada se le podía ahogar con un cabello, cuando el doctorcillo, +arrimándole contra la pared y poniéndole ambas manos en los hombros, le +dijo: «No me gusta nada esto; pero hay que esperar á mañana, á ver si +brota alguna erupción. La fiebre es bastante alta. Ya le he dicho á +usted que tuviera mucho cuidado con este fenómeno del chico. ¡Tanto +estudiar, tanto saber, un desarrollo cerebral disparatado! Lo que hay +que hacer con Valentín es ponerle un cencerro al pescuezo, soltarle en +el campo en medio de un ganado, y no traerle á Madrid hasta que esté +bien bruto.» + +Torquemada odiaba el campo y no podía comprender que en él hubiese nada +bueno. Pero hizo propósito, si el niño se curaba, de llevarle á una +dehesa á que bebiera leche á pasto y respirase aires puros. Los aires +puros, bien lo decía Bailón, eran cosa muy buena. ¡Ah! los malditos +miasmas tenían la culpa de lo que estaba pasando. Tanta rabia sintió D. +Francisco, que si coge un miasma en aquel momento lo parte por el eje. +Fué la sibila aquella noche á pasar un rato con su amigo, y mira por +donde se repitió la matraca de la Humanidad, pareciéndole á Torquemada +el clérigo más enigmático y _latero_ que nunca, sus brazos más largos, +su cara más dura y temerosa. Al quedarse sólo, el usurero no se acostó. +Puesto que Rufina y Quevedo se quedaban á velar, el también velaría. +Contigua á la alcoba del padre estaba la de los hijos, y en ésta el +lecho de Valentín, que pasó la noche inquietísimo, sofocado, echando +lumbre de su piel, los ojos atónitos y chispeantes, el habla insegura, +las ideas desenhebradas, como cuentas de un rosario cuyo hilo se rompe. + + +IV + +El día siguiente fué todo sobresalto y amargura. Quevedo opinó que la +enfermedad era _inflamación de las meninges_, y que el chico estaba en +peligro de muerte. Esto no se lo dijo al padre, sino á Bailón para que +le fuese preparando. Torquemada y él se encerraron, y de la conferencia +resultó que por poco se pegan, pues D. Francisco, trastornado por el +dolor, llamó á su amigo embustero y farsante. El desasosiego, la +inquietud nerviosa, el desvario del tacaño sin ventura, no se pueden +describir. Tuvo que salir á varias diligencias de su penoso oficio, y á +cada instante tornaba á casa, jadeante, con medio palmo de lengua fuera, +el hongo echado hacia atrás. Entraba, daba un vistazo, vuelta á salir. +Él mismo traía las medicinas, y en la botica contaba toda la historia +... «un vahído estando en clase; después calentura horrible... ¿para +qué sirven los médicos?» Por consejo del mismo Quevedito, mandó venir á +uno de los más eminentes, el cual calificó el caso de _meningitis +aguda._ + +La noche del segundo día, Torquemada, rendido de cansancio, se embutió +en uno de los sillones de la sala, y allí se estuvo como media liorita, +dando vueltas á una picara idea, ¡ayí dura y con muchas esquinas, que se +le había metido en el cerebro. «He faltado á la Humanidad, y esa muy tal +y cual me las cobra ahora con los creditos atrasados.... No: pues si +Dios, ó quien quiera que sea, me lleva mi hijo, ¡me voy á volver más +malo, más perro...! Ya verán entonces lo que es canela fina. Pues no +faltaba otra cosa.... Conmigo no juegan.... Pero no, ¡qué disparates +digo! No me le quitará, porque yo.... Eso que dicen de que no he hecho +bien á nadie, es mentira. Que me lo prueben... porque no basta decirlo. +¿Y los tantísimos á quien he sacado de apuros?... ¿pues y eso? Porque si +á la Humanidad le han ido con cuentos de mí; que si aprieto, que si no +aprieto... yo probaré.... Ea, que ya me voy cargando: si no he hecho +ningún bien, ahora lo haré, ahora, pues por algo se ha dicho que nunca +para el bien es tarde. Vamos á ver: ¿y si yo me pusiera ahora á rezar, +qué dirían allá arriba? Bailón me parece á mí que está equivocado, y la +Humanidad no debe de ser Dios, sino la Virgen.... Claro, es hembra, +señora.... No, no, no... no nos fijemos en el materialismo de la +palabra. La Humanidad es Dios, la Virgen y todos los santos juntos.... +Tente, hombre, tente, que te vuelves loco.... Tan sólo saco en limpio +que no habiendo buenas obras, todo es, como si dijéramos, basura... ¡Ay +Dios, qué pena, qué pena...! Si me pones bueno á mi hijo, yo no sé qué +cosas haría; ¡pero qué cosas tan magníficas y tan...! ¿Pero quién es el +sinvergüenza que dice que no tengo apuntada ninguna buena obra? Es que +me quieren perder, me quieren quitar á mi hijo, al que ha nacido para +enseñar á todos los sabios y dejarles tamañitos. Y me tienen envidia +porque soy su padre, porque de estos huesos y de esta sangre salió +aquela, gloria del mundo.... Envidia; pero ¡qué envidiosa es esta +puerca Humanidad! Digo, la Humanidad no, porque es Dios... los hombres, +los prójimos, nosotros, que somos todos muy pillos, y por eso nos pasa +lo que nos pasa.... Bien merecido nos está... bien merecido nos está.» + +Acordóse entonces de que al día siguiente era domingo y no había +extendido los recibos para cobrar los alquileres de su casa. Después de +dedicar á esta operación una media hora, descansó algunos ratos, +estirándose en el sofá de la sala. Por la mañana, entre nueve y diez, +fue á la cobranza dominguera. Con el no comer y el mal dormir y la +acerbísima pena que le destrozaba el alma, estaba el hombre _mismamente_ +del color de una aceituna. Su andar era vacilante, y sus miradas vagaban +inciertas, perdidas, tan pronto barriendo el suelo como disparándose á +las alturas. Cuando el remendón, que en el sucio portal tenia su taller, +vió entrar al casero y reparó en su cara descompuesta y en aquel andar +de beodo, asustóse tanto que se le cayó el martillo con que clavaba las +tachuelas. La presencia de Torquemada en el patio, que todos los +domingos era una desagradabilísima aparición, produjo aquel día +verdadero pánico; y mientras algunas mujeres corrieron á refugiarse en +sus respectivos aposentos, otras, que debían de ser malas pagadoras, y +que observaron la cara que traía la fiera, se fueron á la calle. La +cobranza empezó por por los cuartos bajos, y pagaron sin chistar el +albañil y las dos pitilleras, deseando que se les quitase de delante la +aborrecida estampa de Don Francisco. Algo desusado y anormal notaron en +él, pues tomaba el dinero maquinalmente y sin examinarlo con roñosa +nimiedad, como otras veces, cual si tuviera el pensamiento á cien leguas +del acto importantísimo que estaba realizando; no se le oían aquellos +refunfuños de perro mordelón, ni inspeccionó las habitaciones buscando +el baldosín roto o el pedazo de revoco caído, para echar los tiempos á +la inquilina. + +Al llegar al cuarto de la Rumalda, planchadora, viuda, con su madre +enferma en un camastro y tres niños menores que andaban en el patio +enseñando las carnes por los agujeros de la ropa, Torquemada soltó el +gruñido de ordenanza, y la pobre mujer, con afligida y trémula voz, cual +si tuviera que confesar ante el juez un negro delito, soltó la frase de +reglamento: «D. Francisco, por hoy no se puede. Otro día cumpliré.» No +puedo dar idea del estupor de aquella mujer y de las dos vecinas, que +presentes estaban, cuando vieron que el tacaño no escupió por aquella +boca ninguna maldición ni herejía, cuando le oyeron decir con la voz más +empañada y llorosa del mundo: «No, hija, si no te digo nada... si no te +apuro... si no se me ha pasado por la cabeza reñirte... ¡Qué le hemos +de hacer, si no puedes...!» + +--D. Francisco, es que...--murmuró la otra, creyendo que la fiera se +expresaba con sarcasmo, y que tras el sarcasmo vendría la mordida. + +--No, hija, si no he chistado... ¿Cómo se han de decir las cosas? Es +que á ustedes no hay quien las apee de que yo soy un hombre, como quien +dice, tirano... ¿De dónde sacáis que no hay en mí compasión, ni... ni +caridad? En vez de agradecerme lo que hago por vosotras, me calumniáis +... No, no: entendámonos. Tú, Rumalda, estate tranquila: sé que tienes +necesidades, que los tiempos están malos... Cuando los tiempos están +malos, hijas, ¿qué hemos de hacer sino ayudarnos los unos á los otros? + +Siguió adelante, y en el principal dió con una inquilina muy mal +pagadora, pero de muchísimo corazón para afrontar á la fiera, y así que +le vió llegar, juzgando por el cáriz que venía más enfurruñado que +nunca, salió al encuentro de su aspereza con estas arrogantes +expresiones: + +«Oiga usté, á mi no me venga con apreturas. Ya sabe que no lo hay. _Ese_ +está sin trabajo. ¿Quiere que salga á un camino? ¿No ve la casa sin +muebles, como un hospital prestao? ¿De dónde quiere que lo saque?... +Maldita sea su alma... + +--¿Y quién te dice á tí, grandísima tal, deslenguada y bocona, que yo +vengo á sofocarte? A ver si hay alguna tarasca de éstas que sostenga que +yo no tengo humanidad. Atrévase á decírmelo....» + +Eriarboló el garrote, símbolo de su autoridad y de su mal genio, y en +el corrillo que se había formado sólo se veían bocas abiertas y miradas +de estupefacción. + +«Pues á tí y á todas les digo que no me importa un rábano que no me +paguéis hoy. ¡Vaya! ¿Cómo lo he de decir para que lo entiendan?... ¡Con +que estando tu marido sin trabajar te iba yo á poner el dogal al +cuello?... Yo sé que me pagarás cuando puedas, verdad? Porque lo que es +intención de pagar, tú la tienes. Pues entonces, ¿á qué tanto +enfurruñarse?... ¡Tontas, malas cabezas! (esforzándose en producir una +sonrisa); ¡vosotras creyéndome á mí más duro que las peñas, y yo +dejándooslo creer, porque me convenía, porque me convenía, claro, pues +Dios manda que no echemos facha con nuestra humanidad...! Vaya, que sois +todas unos grandísimos peines.... Abur, tú, no te sofoques. Y no creas +que hago esto para que me eches bendiciones. Pero conste que no te +ahogo; y para que veas lo bueno que soy....» + +Se detuvo y meditó un momento, llevándose la mano al bolsillo y mirando +al suelo. + +«Nada, nada.... Quédate con Dios.» + +Y á otra. Cobró en las tres puertas siguientes sin ninguna dificultad. +«D. Francisco, que me ponga usted piedra nueva en la ornilla, que aquí +no se puede guisar....» En otras circunstancias, esta reclamación +habría sido el principio de una chillería tremenda, verbigracia: «Pon el +traspontín en la hornilla, sinvergüenza, y arma el fuego +encima.»--«Miren el tío manguitillas, así se le vuelvan veneno los +cuartos.» Pero aquel día todo era paz y concordia, y Torquemada concedía +cuanto le demandaban. + +«¡Ay, D. Francisco!--le dijo otra en el número 11,--tenga los jeringados +cincuenta reales. Para poderlos juntar, no hemos comido más que dos +cuartos de gallineja y otros dos de hígado con pan seco.... Pero por no +verle el carácter de esa cara y no oirle, me mantendría yo con puntas de +París. + +--Pues mira, eso es un insulto, una injusticia, porque si las he +sofocado otras veces no ha sido por el materialismo del dinero, sino +porque me gusta ver cumplir á la gente... para que no se diga.... Debe +haber dignidad en todos. ¡A fe que tienes buena idea de mi!... ¿Iba yo á +consentir que tus hijos, estos borregos de Dios, tuviesen hambre?... +Deja, déjate el dinero.... O mejor, para que no lo tomes á desaire: +partámoslo y quédate con veinticinco reales.... Ya me los darás otro +día.... ¡Bribonazas, cuando debíais confesar que soy para vosotras como +un padre, me tachais de inhumano y de qué sé yo qué! No, yo les aseguro +á todas que respeto á la humanidad, que la considero, que la estimo, que +ahora y siempre haré todo el bien que pueda y un poquito más.... ¡Hala!» + +Asombro, confusión. Tras de él iba el parlero grupo, chismorreando asi: +«A este condenado le ha pasado algún desavío.... D. Francisco no está +bueno de la cafetera. Mirad qué cara de patíbulo se ha traído. ¡D. +Francisco con humanidad! Ahí tenéis por qué esta saliendo todas las +noches en el cielo esa estrella con rabo. Es que el mundo se va á +acabar.» + +En el número 16: + +«Pero hija de mi alma, so tunanta, ¿tenías á tu niña mala y no me habías +dicho nada? ¿Pues para qué estoy yo en el mundo? Francamente, eso es un +agravio que no te perdono, no te lo perdono. Eres una indecente; y en +prueba de que no tienes ni pizca de sentido, ¿apostamos á que no +adivinas lo que voy á hacer? ¿Cuánto va á que no lo adivinas?... Pues +voy á darte para que pongas un puchero.... ¡ea! Toma, y di ahora que yo +no tengo humanidad. Pero sois tan mal agradecidas, que me pondréis como +chupa de dómine, y hasta puede que me echéis alguna maldición. Abur.» + +En el cuarto de la señá Casiana, una vecina se aventuró á decirle: «D. +Francisco, á nosotras no nos la da usted.... A usted le pasa algo. ¿Que +demonios tiene en esa cabeza ó en ese corazón de cal y canto?» + +Dejóse el afligido casero caer en una silla, y quitándose el hongo se +pasó la mano por la amarilla frente y la calva sebosa, diciendo tan sólo +entre suspiros: «¡No es de cal y canto, puñales, no es de cal y canto!» + +Como observasen que sus ojos se humedecían, y que, mirando al suelo, y +apoyado con ambas manos en el bastón, cargaba sobre éste todo el peso +del cuerpo, meciéndose, le instaron para que se desahogara; pero él no +debió creerlas dignas de ser confidentes de su inmensa, desgarradora +pena. Tomando el dinero, dijo con voz cavernosa: «Si no lo tuvieras, +Casiana, lo mismo sería. Repito que yo no ahogo al pobre... como que yo +también soy pobre.... Quien dijese (levantándose con zozobra y enfado) +que soy inhumano, miente más que la _Gaceta_. Yo soy humano; yo +compadezco á los desgraciados; yo les ayudo en lo que puedo, porque así +nos lo manda la Humanidad; y bien sabéis todas que como faltéis á la +Humanidad, lo pagaréis tarde ó temprano, y que si sois buenas tendréis +vuestra recompensa. Yo os juro por esa imagen de la Virgen de las +Angustias con el Hijo muerto en los brazos (señalando una lámina), yo os +juro que si no os he parecido caritativo y bueno, no quiere esto decir +que no lo sea, ¡puñales! y que si son menester pruebas, pruebas se +darán. Dale, que no lo creen... pues váyanse todas con doscientos mil +pares de demonios, que á mí, con ser bueno me basta.... No necesito que +nadie me dé bombo. Piojosas, para nada quiero vuestras gratitudes.... Me +paso por las narices vuestras bendiciones.» + +Dicho esto salió de estampía. Todas le miraban por la escalera abajo, y +por el patio adelante, y por el portal afuera, haciendo unos gestos +tales que parecía el mismo demonio persignándose. + + +V + +Corrió hacia su casa, y contra su costumbre (pues era hombre que +comunmente prefería despernarse á gastar una peseta), tomó un coche para +llegar más pronto. El corazón dió en decirle que encontraría buenas +noticias, el enfermo aliviado, la cara de Rufina sonriente al abrir la +puerta; y en su impaciencia loca, parecíale que el carruaje no se movía, +que el caballo cojeaba y que el cochero no sacudía bastantes palos al +pobre animal.... «Arrea, hombre. ¡Maldito jaco! Leña en él--le +gritaba.--Mira que tengo mucha prisa.» + +Llegó por fin; y al subir jadeante la escalera de su casa, razonaba sus +esperanzas de esta manera: «No salgan ahora diciendo que es por mis +maldades, pues de todo hay...» ¡Qué desengaño al ver la cara de Rufina +tan triste, y al oir aquel _lo mismo, papá_, que sonó en sus oídos como +fúnebre campanada! Acercóse de puntillas al enfermo y le examinó. Como +el pobre niño se hallara en aquel momento amodorrado, pudo Don Francisco +observarle con relativa calma, pues cuando deliraba y quería echarse del +lecho, revolviendo en torno los espantados ojos, el padre no tenía valor +para presenciar tan doloroso espectáculo y huía de la alcoba trémulo y +despavorido. Era hombre que carecía de valor para afrontar penas de tal +magnitud, sin duda por causa de su deficiencia moral; se sentía medroso, +consternado, y como responsable de tanta desventura y dolor tan grande. +Seguro de la esmeradísima asistencia de Rufina, ninguna falta hacía el +afligido padre junto al lecho de Valentín: al contrario, más bien era +estorbo, pues si le asistiera, de fijo, en su turbación, equivocaría las +medicinas, dándole á beber algo que acelerara su muerte. Lo que hacía +era vigilar sin descanso, acercarse á menudo á la puerta de la alcoba, y +ver lo que ocurría, oir la voz del niño delirando ó quejándose; pero si +los ayes eran muy lastimeros y el delirar muy fuerte, lo que sentía +Torquemada era un deseo instintivo de echar á correr y ocultarse con su +dolor en el último rincón del mundo. Aquella tarde le acompañaron un +rato Bailón, el carnicero de abajo, el sastre del principal y el +fotógrafo de arriba, esforzándose todos en consolarle con las frases de +reglamento; mas no acertando Torquemada á sostener la conversación sobre +tema tan triste les daba las gracias con desatenta sequedad. Todo se le +volvia suspirar con bramidos, pasearse á trancos, beber buches de agua y +dar algún puñetazo ea la pared. ¡Tremendo caso aquel! ¡Cuántas +esperanzas desvanecidas!... ¡Aquella flor del mundo segada y marchita! +Esto era para volverse loco. Mas natural sería el desquiciamiento +universal, que la muerte del portentoso niño que había venido á la +tierra para iluminarla con el fanal de su talento... ¡Bonitas cosas +hacia Dios, la Humanidad, ó quien quiera que fuese el muy tal y cual que +inventó el mundo y nos puso en él! Porque si habían de llevarse á +Valentín, ¿para qué le trajeron acá, dándole á él, al buen Torquemada, +el privilegio de engendrar tamaño prodigio? ¡Bonito negocio hacía la +Providencia, la Humanidad, ó el arrastrado Conjunto, como decía Bailón! +¡Llevarse al niño aquél, lumbrera de la ciencia, y dejar acá todos los +tontos! ¿Tenía esto sentido común? ¿No había motivo para rebelarse +contra los de arriba, ponerle como ropa de pascua y mandarles á +paseo?... Si Valentín se moría, ¿qué quedaba en el mundo obscuridad, +ignorancia. Y para el padre, ¡que golpe! ¡Porque figurémonos todos lo +que sería D. Francisco cuando su hijo, ya hombre, empezase á figurar, á +confundir á todos los sabios, á volver patas arriba la ciencia toda!... +Torquemada sería en tal caso la segunda persona de la Humanidad: y sólo +por la gloria de haber engendrado al gran matemático, sería cosa de +plantarle en un trono. ¡Vaya un ingeniero que sería Valentín si viviese! +Como que había de hacer unos ferrocarriles que irían de aquí á Pekín en +cinco minutos, y globos para navegar por los aires, y barcos para andar +por debajito del agua, y otras cosas nunca vistas ni siquiera soñadas. +¡Y el planeta se iba á perder estas gangas por una estúpida sentencia de +los que dan y quitan la vida!... Nada, nada, envidia pura, envidia. Allá +arriba, en las invisibles cavidades de los altos cielos, alguien se +había propuesto _fastidiar_ á Torquemada. Pero... pero.... ¿y si no +fuese envidia, sino castigo? ¿Si se había dispuesto así para anonadar al +tacaño cruel, al casero tiránico, al prestamista sin entrañas? ¡Ah! +cuando esta idea entraba en turno, Torquemada sentía impulsos de correr +hacia la pared más próxima y estrellarse contra ella. Pronto se +reaccionaba y volvía sobre sí. No, no podía ser castigo, porque él no +era malo, y si lo fue, ya se enmendaría. Era envidiable, tirria y +malquerencia que le tenían, por ser autor de tan soberana eminencia. +Querían truncarle su porvenir y arrebatarle aquella alegría y fortuna +inmensa de sus últimos años.... Porque su hijo, si viviese, había de +ganar muchísimo dinero, pero muchísimo, y de aquí la celestial intriga. +Pero él (lo pensaba lealmente) renunciaría á las ganancias, pecuniarias +del hijo, con tal que le dejaran la gloria, ¡la gloria! pues para +negocios, le bastaba con los suyos propios.... El último paroxismo de su +exaltada mente fue renunciar á todo el _materialismo_ de la ciencia del +niño, con tal que le dejasen la gloria. + +Cuando se quedó solo con él, Bailón le dijo que era preciso tuviese +filosofía; y como Torquemada no entendiese bien el significado y +aplicación de tal palabra, explanó la sibila su idea en esta forma: +«Conviene resignarse, considerando nuestra pequeñez ante estas grandes +evoluciones de la materia... pues, ó substancia vital. Somos átomos, +amigo D. Francisco, nada más que unos tontos de átomos. Respetemos las +disposiciones del grandísimo Todo á que pertenecemos, y vengan penas. +Para eso está la filosofía, ó si se quiere, la religión: para hacer +pecho á la adversidad. Pues si no fuera asi, no podríamos vivir.» Todo, +lo aceptaba Torquemada menos resignarse. No tenía en su alma la fuente +de donde tal consuelo pudiera salir, y ni siquiera lo comprendía. Como +el otro, después de haber comido bien, insistiera en aquellas ideas, á +D. Francisco se le pasaron ganas de darle un par de trompadas, +destruyendo en un punto el perfil más enérgico que dibujara Miguel +Ángel. Pero no hizo más que mirarle con ojos terroríficos, y el otro se +asustó y puso punto en sus teologías. + +A prima noche, Quevedito y el otro médico hablaron á Torquemada en +términos desconsoladores. Tenían poca ó ninguna esperanza, aunque no se +atrevían á decir en absoluto que la habían perdido, y dejaban abierta la +puerta á las reparaciones de la naturaleza y á la misericordia de Dios. +Noche horrible fué aquélla. El pobre Valentín se abrasaba en invisible +fuego. Su cara encendida y seca, sus ojos iluminados por esplendor +siniestro, su inquietud ansiosa, sus bruscos saltos en el lecho, cual si +quisiera huir de algo que le asustaba, eran espectáculo tristísimo que +oprimía el corazón. Cuando D. Francisco, transido de dolor, se acercaba +á la abertura de las entornadas batientes de la puerta y echaba hacia +adentro una mirada tímida, creía escuchar, con la respiración premiosa +del niño, algo como el chirrido de su carne tostándose en el fuego de la +calentura. Puso atención á las expresiones incoherentes del delirio, y +le oyó decir: _«Equis elevado al cuadrado, menos uno, partido por dos, +más cinco equis menos dos, partido por cuatro, igual equis por equis más +dos, partido por doce.... Papa, papá, la característica del logaritmo de +un entero tiene tantas unidades menos una como_....» Ningún tormento de +la Inquisición iguala al que sufría Torquemada oyendo estas cosas. Eran +las pavesas del asombroso entendimiento de su hijo, revolando sobre las +llamas en que éste se consumía. Huyó de allí por no oir la dulce +vocecita, y estuvo más de media hora echado en el sofá de la sala, +agarrándose con ambas manos la cabeza como si se le quisiese escapar. De +improviso se levantó, sacudido por una idea; fué al escritorio donde +tenía el dinero; sacó un cartucho de monedas que debían de ser +calderilla, y vacíandoselo en el bolsillo del pantalón, púsose capa y +sombrero, cogió el llavín, y á la calle. + +Salió como si fuera en persecución de un deudor. Después de mucho andar, +parábase en una esquina, miraba con azoramiento á una parte y otra, y +vuelta á correr calle adelante, con paso inglés tras de su víctima. Al +compás de la marcha, sonaba en la pierna derecha el retintín de las +monedas.... Grandes eran su impaciencia y desazón por no encontrar +aquella noche lo que otras le salía tan á menudo al paso, molestándole y +aburriéndole. Por fin... gracias á Dios... acercósele un pobre. «Toma +hombre, toma: ¿dónde diablos os metéis esta noche? Cuando no hacéis +falta, salís como moscas, y cuando se os busca, para socorreros, nada +...» Apareció luego uno de esos mendigos decentes que piden, sombrero en +mano, con lacrimosa cortesía. «Señor, un pobre cesante.--Tenga, tenga +más. Aquí estamos los hombres caritativos para acudir á las miserias.... +Dígame: ¿no me pidió usted noches pasadas? Pues sepa que no le di porque +iba muy de prisa. Y la otra noche y la otra, tampoco le dí porque no +llevaba suelto: lo que es voluntad la tuve, bien, que la tuve.» Claro es +que el cesante pordiosero se quedaba viendo visiones, y no sabía cómo +expresar su gratitud. Más allá, salió de un callejón la fantasma. Era +una mujer que pide en la parte baja de la calle de la Salud, vestida de +negro, con un velo espesísimo que le tapa la cara. «Tome, tome, +señora.... Y que me digan ahora que yo jamás he dado una limosna. ¿Le +parece á usted qué calumnia? Vaya, que ya habrá usted reunido bastantes +cuartos esta noche. Como que hay quien dice que pidiendo así, y con ese +velo por la cara, ha reunido usted un capitalito. Retírese ya, que hace +mucho frío... y ruegue á Dios por mí.» En la calle del Carmen, en la de +Preciados y Puerta del Sol, á todos los chiquillos que salían dió su +perro por barba. «¡Eh! niño, ¿tú pides ó que haces ahí, como un bobo?» +Esto se lo dijo á un chicuelo que estaba arrimado á la pared, con las +manos á la espalda, descalzos los pies, el pescuezo envuelto en una +bufanda. El muchacho alargó la mano aterida. «Toma... Pues qué, ¿no te +decía el corazón que yo había de venir á socorrerte? ¿Tienes frío y +hambre? Toma más, y lárgate á tu casa, si la tienes. Aquí estoy yo para +sacarte de un apuro; digo, para partir contigo un pedazo de pan, porque +yo también soy pobre y más desgraciado que tú, ¿sabes? porque el frío, +el hambre, se soportan; pero ¡ay! otras cosas....» Apretó el paso sin +reparar en la cara burlona de su favorecido, y siguió dando, dando, +hasta que le quedaron pocas piezas en el bolsillo. Corriendo hacia su +casa, en retirada, miraba al cielo, cosa en él muy contraria á la +costumbre, pues si alguna vez lo miró para enterarse del tiempo, jamás, +hasta aquella noche, lo había contemplado. ¡Cuantísima estrella! Y qué +claras y resplandecientes, cada una en su sitio, hermosas y graves, +millones de millones de miradas que no aciertan á ver nuestra pequeñez. +Lo que más suspendía el ánimo del tacaño era la idea de que todo aquel +cielo estuviese indiferente á su gran dolor, ó más bien ignorante de él. +Por lo demás, como bonitas, ¡vaya si eran bonitas las estrellas! Las +había chicas, medianas y grandes; algo así como pesetas, medios duros y +duros. Al insigne prestamista le pasó por la cabeza lo siguiente: «Como +se ponga bueno, me ha de ajustar esta cuenta: si acuñáramos todas las +estrellas del cielo, ¿cuánto producirían al 5 por 100 de interés +compuesto en los siglos que van desde que todo eso existe?» + +Entró en su casa cerca de la una, sintiendo algún alivio en las +congojas de su alma; se adormeció vestido, y á la mañana del día +siguiente la fiebre de Valentín había remitido bastante. ¿Habría +esperanzas? Los médicos no las daban sino muy vagas, y subordinando su +fallo al recargo de la tarde. El usurero, excitadísimo, se abrazó á tan +débil esperanza como el náufrago se agarra á la flotante astilla. +Viviría, ¡pues no había de vivir! + +--Papá--le dijo Rufina llorando,--pídeselo á la Virgen del Carmen, y +déjate de Humanidades. + +--¿Crees tú?... Por mí no ha de quedar. Pero te advierto que no habiendo +buenas obras no hay que fiarse de la Virgen. Y acciones cristianas +habrá, cueste lo que cueste: yo te lo aseguro. En las obras de +misericordia está todo el intríngulis. Yo vestiré desnudos, visitare +enfermos, consolaré tristes.... Bien sabe Dios que esa es mi voluntad +bien lo sabe.... No salgamos después con la peripecia de que no lo +sabía.... Digo, como saberlo, lo sabe.... Falta que quiera. + +Vino por la noche el recargo, muy fuerte. Los calomelanos y revulsivos +no daban resultado alguno. Tenía el pobre niño las piernas abrasadas á +sinapismos, y la cabeza hecha una lástima con las embrocaciones para +obtener la erupción artificial. Cuando Rufina le cortó el pelito por la +tarde, con objeto de despejar el cráneo, Torquemada oía los tijeretazos +como si se los dieran á él en el corazón. Fué preciso comprar más hielo +para ponersolo en vejigas en la cabeza, y después hubo que traer el +iodoformo; recados que el _Peor_ desempeñaba con ardiente actividad, +saliendo y entrando cada poco tiempo. De vuelta á casa, ya anochecido, +encontró, al doblar la esquina de la calle de Hita, un anciano mendigo y +haraposo, con pantalones de soldado, la cabeza al aire, un andrajo de +chaqueta por los hombros, y mostrando el pecho desnudo. Cara más +venerable no se podía encontrar sino en las estampas del _Año +cristiano_. Tenía la barba erizada y la frente llena de arrugas, como +San Pedro; el cráneo terso, y dos rizados mechones blancos en las +sienes. «Señor, señor--decía con el temblor de un frío intenso,--mire +cómo estoy, míreme.» Torquemada pasó de largo, y se detuvo á poca +distancia; volvió hacia atrás, estuvo un rato vacilando, y al fin siguió +su camino. En el cerebro le fulguró esta idea: «Si conforme traigo la +capa nueva, trajera la vieja....» + + +VI + +Y al entrar en su casa: + +--¡Maldito de mí! No debí dejar escapar aquel acto de cristiandad. + +Dejó la medicina que traía, y, cambiando de capa, volvió á echarse á la +calle. Al poco rato, Rufinita, viéndole entrar en cuerpo, le dijo +asustada: + +--Pero, papá, ¡cómo tienes la cabeza!... ¿En dónde has dejado la capa? + +--Hija de mi alma--contestó el tacaño bajando la voz y poniendo una cara +muy compungida,--tú no comprendes lo que es un buen rasgo de caridad, de +humanidad.... ¿Preguntas por la capa? Ahí te quiero ver.... Pues se la +he dado á un pobre viejo, casi desnudo y muerto de frío. Yo soy así: no +ando con bromas cuando me compadezco del pobre. Podre parecer duro +algunas veces; pero como me ablande.... Veo que te asustas. ¿Qué vale un +triste pedazo de paño? + +--¿Era la nueva? + +--No, la vieja.... Y ahora, créemelo, me remuerde la conciencia por no +haberle dado la nueva... y se me alborota también por habértelo dicho. +La caridad no se debe pregonar. + +No se habló más de aquello, porque de cosas más graves debían ambos +ocuparse. Rendida de cansancio, Rufina no podía ya con su cuerpo: cuatro +noches hacía que no se acostaba; pero su valeroso espíritu la sostenía +siempre en pie, diligente y amorosa como una hermana de la caridad. +Gracias á la asistenta que tenían en casa; la señorita podía descansar +algunos ratos; y para ayudar á la asistenta en los trabajos de la +cocina, quedábase allí por las tardes la trapera de la casa, viejecita +que recogía las basuras y los pocos desperdicios de la comida, _ab +initio_, ó sea desde que Torquemada y Doña Silvia se casaron, y lo mismo +había hecho en la casa de los padres de Doña Silvia. Llamábanla la _tía +Roma_, no sé por qué (me inclino á creer que este nombre es corrupción +de Jerónima), y era tan vieja, tan vieja y tan fea, que su cara parecía +un puñado de telarañas revueltas con ceniza; su nariz de corcho ya no +tenía forma; su boca redonda y sin dientes, menguaba ó crecía, según la +distensión de las arrugas que la formaban. Más arriba, entre aquel +revoltijo de piel polvorosa, lucían los ojos de pescado, dentro de un +cerco de pimentón húmedo. Lo demás de la persona desaparecía bajo un +envoltorio de trapos y dentro de la remendada falda, en la cual había +restos de un traje de la madre de Doña Silvia, cuando era polla. Esta +pobre mujer tenía gran apego á la casa, cuyas barreduras había recogido +diariamente durante luengos años; tuvo en gran estimación á Doña Silvia, +la cual nunca quiso dar á nadie más que á ella los huesos, mendrugos y +piltrafas sobrantes, y amaba entrañablemente á los niños, principalmente +á Valentín, delante de quien se prosternaba con admiración +supersticiosa. Al verle con aquella enfermedad tan mala, que era, según +ella, una reventazón del talento en la cabeza, la tía roma no tenía +sosiego: iba mañana y tarde á enterarse; penetraba en la alcoba del +chico, y permanecía largo rato sentada junto al lecho, mirándole +silenciosa, sus ojos como dos fuentes inagotables que inundaban de +lágrimas los flácidos pergaminos de la cara y pescuezo. + +Salió la trapera del cuarto para volverse á la cocina, y en el comedor +se encontró al amo que, sentado junto á la mesa y de bruces en ella, +parecía entregarse á profundas meditaciones. La tía Roma, con el largo +trato y su metimiento en la familia, se tomaba confianzas con él.... +«Rece, rece--le dijo, poniéndose delante y dando vueltas al pañuelo con +que pensaba enjugar el llanto caudaloso,--rece, que buena falta le +hace.... ¡Pobre hijo de mis entrañas, qué malito está!... Mire, mire +(señalando al encerado) las cosas tan guapas que escribió en ese +bastidor negro. Yo no entiendo lo que dice... pero á cuenta que dirá +que debemos ser buenos.... ¡Sabe más ese ángel!... Como que por eso Dios +no nos le quiere dejar.... + +--¿Qué sabes tú, tía Roma?--dijo Torquemada poniéndose lívido.--Nos le +dejará. ¿Acaso piensas tú que yo soy tirano y perverso, como creen los +tontos y algunos perdidos, malos pagadores?... Si uno se descuida, le +forman la reputación más perra del mundo.... Pero Dios sabe la +verdad.... Si he hecho ó no he hecho caridades en estos días, eso no es +cuenta de nadie: no me gusta que me averigüen y pongan en carteles mis +buenas acciones.... Reza tú también, reza mucho hasta que se te seque la +boca, que tú debes de ser allá muy bien mirada, porque en tu vida has +tenido una peseta.... Yo me vuelvo loco, y me pregunto qué culpa tengo +yo de haber ganado algunos jeringados reales.... ¡Ay, tía Roma, si +vieras cómo tengo mi alma! Pídele á Dios que se nos conserve Valentín, +porque si se nos muere, yo no sé lo que pasará: yo me volveré loco, +saldré á la calle y mataré á alguien. Mi hijo es mío, ¡puñales! y la +gloria del mundo. ¡Al que me le quite...! + +--¡Ay qué pena!--murmuró la vieja ahogándose.--Pero quien sabe... puede +que la Virgen haga el milagro.... Yo se lo estoy pidiendo con muchísima +devoción. Empuje usted por su lado y prometa ser tan siquiera regular. + +--Pues por prometido no quedará.... Tía Roma déjame... déjame sólo. No +quiero ver á nadie. Me entiendo mejor solo con mi afán.» + +La anciana salió gimiendo, y D. Francisco, puestas las manos sobre la +mesa, apoyó en ellas su frente ardorosa. Así estuvo no sé cuánto tiempo, +hasta que le hizo variar de postura su amigo Bailón, dándole palmadas en +el hombro y diciéndole: «No hay que amilanarse. Pongamos cara de vaqueta +a la desgracia, y no permitamos que nos acoquine la muy... Déjese para +las mujeres la cobardía. Ante la Naturaleza, ante el sublime Conjunto, +somos unos pedazos de átomos que no sabemos de la misa la media. + +--Váyase usted al rábano con sus Conjuntos y sus papás,--le dijo +Torquemada echando lumbre por los ojos.» + +Bailón no insistió; y juzgando que lo mejor era distraerle, apartando su +pensamiento de aquellas sombrías tristezas, pasado un ratito le habló de +cierto negocio que traía en la mollera. + +Como quiera que el arrendatario de sus ganados asnales y cabríos hubiese +rescindido el contrato, Bailón decidió explotar aquella industria en +gran escala, poniendo un gran establecimiento de leches á estilo moderno +con servicio puntual á domicilio, precios arreglados, local elegante, +teléfono, etc.... Lo había estudiado, y.... Créame usted amigo D. +Francisco, es un negocio seguro, mayormente si añadimos el ramo de +vacas, porque en Madrid las leches.... + +--Déjeme usted á mí de leches y de.... ¿Qué tengo yo que ver con burras +ni con vacas?--gritó el _Peor_ poniéndose en pie y mirándole con +desprecio.--Me ve cómo estoy, ¡puñales! muerto de pena, y me viene á +hablar de la condenada leche.... Hábleme de cómo se consigue que Dios +nos haga caso cuando pedimos lo que necesitamos, hábleme de lo que... +no sé cómo explicarlo... de lo que significa ser bueno y ser malo... +porque, ó yo soy un zote, ó ésta es de las cosas que tienen más +busilis.... + +--¡Vaya si lo tienen, vaya si lo tienen, carambita!» dijo la sibila con +expresión de suficiencia, moviendo la cabeza y entornando los ojos. + +En aquel momento tenía el hombre actitud muy diferente de la de su +similar en la Capilla Sixtina: sentado, las manos sobre el puño del +bastón, éste entre las piernas, las piernas dobladas con igualdad: el +sombrero caído para atrás, el cuerpo atlético desfigurado dentro del +gabán de solapas aceitosas, los hombros y cuello plagados de caspa. Y +sin embargo de estas prosas, el muy arrastrado se parecía al Dante y +¡había sido sacerdote en Egipto! Cosas de la picara humanidad.... + +«Vaya si lo tienen--repitió la sibila, preparándose á ilustrar á su +amigo con una opinión cardinal.--¡Lo bueno y lo malo... como quien +dice, luz y tinieblas!» + +Bailón hablaba de muy distinta manera de como escribía. Esto es muy +común. Pero aquella vez la solemnidad del caso exaltó tanto su magín, +que se le vinieron a la bocalos conceptos en la forma propia de su +escuela literaria. «He aquí que el hombre vacila y se confunde ante el +gran problema. ¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? Hijo mío, abre tus oídos +a la verdad y tus ojos a la luz. El bien es amar a nuestros semejantes. +Amemos y sabremos lo que es el bien; aborrezcamos y sabremos lo que es +el mal. Hagamos bien a los que nos aborrecen, y las espinas se nos +volverán flores. Esto dijo el justo, esto digo yo... Sabiduría de +sabidurías, y ciencia de ciencias». + +--Sabidurías y armas al hombro--gruñó Torquemada con abatimiento.--Eso +ya lo sabía yo... pues lo de _al prójimo contra una esquina_ siempre me +ha parecido una barbaridad. No hablemos más de eso.... No quiero pensar +en cosas tristes. No digo más sino que si se me muere el hijo... vamos, +no quiero pensarlo... si se me muere, lo mismo me da lo blanco que lo +negro.... + +En aquél momento oyóse un grito áspero, estridente, lanzado por +Valentín, y que á entrambos los dejó suspensos de terror. Era el grito +meníngeo, semejante al alarido del pavo real. Este extraño síntoma +encefálico se había iniciado aquel día por la mañana, y revelaba el +gravísimo y pavoroso curso de la enfermedad del pobre niño matemático. +Torquemada se hubiera escondido en el centro de la tierra para no oír +tal grito: metióse en su despacho sin hacer caso de las exhortaciones de +Bailón, y dando á éste con la puerta en el hocico dantesco. Desde el +pasillo le sintieron abriendo el cajón de su mesa, y al poco rato +apareció guardando algo en el bolsillo interior de la americana. Cogió +el sombrero, y sin decir nada se fue á la calle. + +Explicaré lo que esto significaba y á dónde iba con su cuerpo aquella +tarde el desventurado Don Francisco. El día mismo en que cayó malo +Valentín, recibió su padre carta de un antiguo y sacrificado cliente ó +deudor suyo, pidiéndole préstamo con garantía de los muebles de la casa. +Las relaciones entre la víctima y el inquisidor databan de larga fecha, +y las ganancias obtenidas por éste habían sido enormes, porque el otro +era débil, muy delicado, y se dejaba desollar, freir y escabechar como +si hubiera nacido para eso. Hay personas así. Pero llegaron tiempos +penosísimos, y el señor aquél no podía recoger su papel. Cada lunes y +cada martes, el _Peor_ le embestía, le mareaba, le ponía la cuerda al +cuello y tiraba muy fuerte, sin conseguir sacarle ni los intereses +vencidos. Fácilmente se comprenderá la ira del tacaño al recibir la +cartita pidiendo un nuevo préstamo. ¡Qué atroz insolencia! Le habría +contestado mandándole á paseo, si la enfermedad del niño no le trajera +tan afligido y sin ganas de pensar en negocios. Pasaron dos días, y allá +te va otra esquela angustiosa, de _in exiremis_, como pidiendo la +Unción. En aquellas cortas líneas en que víctima invocaba los _hidalgas +sentimientos_ de verdugo, se hablaba de un compromiso de honor, +proponíanse las condiciones más espantosas, pasaba por todo con tal de +ablandar el corazon de bronce del usurero, y obtener de él la +afirmativa. Pues cogió mi hombre la carta, y hecha pedazos la tiró á la +cesta de papeles, no volvido á acordarse más de semejante cosa. ¡Buena +tenía él la cabeza para pensar en los compromisos y apuros de nadie, +aunque fueran los del mismísimo Verbo? + +Pero llegó la ocasión aquélla antes descrita, el coloquio con la tía +Roma y con D. José, el grito de Valentín, y he aquí que al judío le da +como una corazonada, se le enciende en la mollera fuego de inspiración, +trinca el sombrero y se va derecho en busca de su desdichado cliente. El +cual era apreciable persona, sólo que de cortos alcances, con un +familión sin fin, y una señora á quien le daba el hipo por lo elegante. +Había desempeñado el tal buenos destinos en la Península, y en Ultramar, +y lo que trajo de allá, no mucho, porque era hombre de bien, se lo afanó +el usurero en menos de un año. Después le cayó la herencia de un tío; +pero como la señora tenía unos condenados _jueves_ para reunir y +agasajar á la mejor sociedad, los cuartos de la herencia se escurrían de +lo lindo, y sin saber cómo ni cuándo, fueron á parar al bolsón de +Torquemada. Yo no sé qué demonios tenía el dinero de aquella casa, que +era como un acero para correr hacia el imán del maldecido prestamista. +Lo peor del caso es que aun después de hallarse la familia con el agua +al pescuezo, todavía la tarasca aquella tan _fashionable_ encargaba +vestidos á París, invitaba a sus amigas para un _five o'clock tea_, ó +imaginaba cualquier otra majadería por el estilo. + +Pues, señor, ahí va D. Francisco hacia la casa del señor aquél, que, á +juzgar por los términos aflictivos de la carta, debía de estar á punto +de caer, con toda su elegancia y sus tés, en los tribunales, y de +exponer á la burla y á la deshonra un nombre respetable. Por el camino +sintió el tacaño que le tiraban de la capa. Volvióse... ¿y quién creéis +que era? Pues una mujer que parecía la Magdalena por su cara dolorida y +por su hermoso pelo, mal encubierto con pañuelo de cuadros rojos y +azules. El palmito era de la mejor ley; pero muy ajado ya por fatigosas +campañas. Bien se conocía en ella á la mujer que sabe vestirse, aunque +iba en aquella ocasión hecha un pingo, casi indecente, con falda +remendada, mantón de ala de mosca y unas botas.... ¡Dios, qué botas, y +cómo desfiguraban aquel pie tan bonito. + +--¡Isidora!...--exclamó D. Francisco, poniendo cara de regocijo, cosa en +él muy desusada.--¿A dónde va usted con ese ajetreado cuerpo? + +--Iba a su casa. Sr. D. Francisco, tenga compasión de nosotros... ¿Por +qué es usted tan tirano y tan de piedra? ¿No ve cómo estamos? ¿No tiene +tan siquiera un poquito de humanidad? + +--Hija de mi alma, usted me juzga mal... ¿Y si yo le dijera ahora que +iba pensando en usted... que me acordaba del recado que me mandó ayer +por el hijo de la portera... y de lo que usted misma me dijo anteayer +en la calle? + +--¡Vaya, que no hacerse cargo de nuestra situación!--dijo la mujer +echándose á llorar.--Martín muriéndose... el pobrecito... en aquel +buhardillón helado.... Ni cama, ni medicinas, ni con qué poner un triste +puchero para darle una taza de caldo.... ¡Qué dolor! Don Francisco, +tenga cristiandad y no nos abandone. Cierto que no tenemos crédito; pero +á Martín le quedan media docena de estudios muy bonitos.... Verá usted +... el de la sierra de Guadarrama, precioso... el de La Granja, con +aquellos arbolitos... también, y el de... qué sé yo qué. Todos muy +bonitos: Se los llevaré... pero no sea malo y compadézcase del pobre +artista.... + +--Eh... eh... no llore, mujer.... Mire que yo estoy montado á pelo... +tengo una aflicción tal dentro de mi alma, Isidora, que... si sigue +usted llorando, también yo soltaré el trapo. Vayase á su casa, y +espéreme allí. Iré dentro de un ratito.... ¿Qué... duda de mi palabra? + +--¿Pero de veras que va? No me engañe, por la Virgen Santísima. + +--¿Pero la he engañado yo alguna vez? Otra queja podrá tener de mí; pero +lo que es esa.... + +--¿Le espero de verdad?... ¡Qué bueno será usted si va y nos socorre!... +¡Martín se pondrá más contento cuando se lo diga! + +--Vayase tranquila.... Aguárdeme, y mientras llego pídale á Dios por mí +con todo el fervor que pueda. + + +VII + +No tardó en llegar á la casa del cliente, la cual era un principal muy +bueno, amueblado con mucho lujo y elegancia, con _vistas á San +Bernardino_. Mientras aguardaba á ser introducido, el _Peor_ contempló +el hermoso perchero y los soberbios cortinajes de la sala, que por la +entornada puerta se alcanzaban á ver, y tanta magnificencia le sugirió +estas reflexiones: «En lo tocante á los muebles, como buenos lo son... +vaya si lo son.» Recibióle el amigo en su despacho; y apenas Torquemada +le preguntó por la familia, dejóse caer en una silla con muestras de +gran consternación. «¿Pero qué le pasa?--le dijo el otro. + +--No me hable usted, no me hable usted, señor D. Juan. Estoy con el alma +en un hilo.... ¡Mi hijo...! + +--¡Pobrecito! Sé que está muy malo.... ¿Pero no tiene usted esperanzas? + +--No, señor.... Digo, esperanzas, lo que se llama esperanzas.... No sé; +estoy loco; mi cabeza es un volcán.... + +--¡Sé lo que es eso!--observó el otro con tristeza.--He perdido dos +hijos que eran mi encanto: el uno de cuatro años, el otro de once. + +--Pero su dolor de usted no puede ser como el mío. Yo padre, no me +parezco á los demás padres, porque mi hijo no es como los demás hijos: +es un milagro de sabiduría.... ¡Ay, D. Juan, Don Juan de mi alma, tenga +usted compasión de mí! Pues verá usted.... Al recibir su carta primera, +no pude ocuparme.... La aflicción no me dejaba pensar... Pero me +acordaba de usted y decía: «Aquel pobre D. Juan, ¡qué amarguras estará +pasando!...» Recibo la segunda esquela y entonces digo: «Ea, pues lo que +es yo no le dejo en ese pantano. Debemos ayudarnos los unos á los otros +en nuestras desgracias.» Así pensé; sólo que con la batahola que hay en +casa, no tuve tiempo de venir ni de contestar.... Pero hoy, aunque +estaba medio muerto de pena, dije: «Voy, voy al momento á sacar del +purgatorio á ese buen amigo D. Juan...» y aquí estoy para decirle que +aunque me debe usted setenta y tantos mil reales, que hacen más de +noventa con los intereses no percibidos, y aunque he tenido que darle +varias prórrogas, y... francamente... me temo tener que darle alguna +más, estoy decidido á hacerle á usted ese préstamo sobre los muebles +para que evite la peripecia que se le viene encima. + +--Ya está evitada--replicó D. Juan, mirando al prestamista con la mayor +frialdad.--Ya no necesito el préstamo. + +--¡Que no lo necesita!--exclamó el tacaño desconcertado.--Repare usted +una cosa, D. Juan. Se lo hago á usted... al doce por ciento. + +Y viendo que el otro hacía signos negativos, levantóse, y recogiendo la +capa, que se le caía, dió algunos pasos hacia D. Juan, le puso la mano +en el hombro y le dijo: + +«Es que usted no quiere tratar conmigo, por aquello de si soy ó no soy +agarrado. ¡Me parece á mí que un doce! ¿Cuándo las habrá visto usted más +gordas! + +--Me parece muy razonable el interés; pero, lo repito, ya no me hace +falta. + +--¿Se ha sacado usted el premio gordo, por vida de...!--exclamó +Torquemada con grosería--D. Juan, no gaste usted bromas conmigo.... ¿Es +que duda de que le hable con seriedad? Porque eso de que no le hace +falta.... ¡rábano!... ¡á usted que sería capaz de tragarse, no digo yo +este pico, sino la Casa de la Moneda enterita... D. Juan. Don Juan, +sepa usted, si no lo sabe, que yo tan bién tengo mi humanidad como +cualquier hijo de vecino, que me intereso por el prójimo hasta que +favorezco á los que me aborrecen. Usted me odia, D. Juan, usted me +detesta, no me lo niegue, porque no me puede pagar: esto es claro. Pues +bien: para que vea usted de lo que soy capaz, se lo doy al cinco... ¡al +cinco!» + +Y como el otro repitiera con la cabeza los signos negativos, Torquemada +se desconcertó más, y alzando los brazos, con lo cual dicho se está que +la capa fué á parar al suelo, soltó esta andanada: + +«¡Tampoco al cinco!... Pues, hombre, menos que el cinco, ¡caracoles!... +á no ser que quiera que le dé también la camisa que llevo puesta.... +¿Cuando se ha visto usted en otra?... Pues no sé qué quiere el ángel de +Dios.... De esta hecha, me vuelvo loco. Para que vea, para que vea hasta +dónde llega mi generosidad: se lo doy sin interés. + +--Muchas gracias, amigo D. Francisco. No dudo de sus buenas intenciones. +Pero ya nos hemos arreglado. Viendo que usted no me contestaba, me fuí á +dar con un pariente, y tuve ánimos para contarle mi triste situación. +¡Ojalá lo hubiera hecho antes! + +--Pues aviado está el pariente.... Ya puede decir que ha hecho un pan +como unas hostias.... Con muchos negocios de esos.... En fin, usted no +lo ha querido de mí, usted se lo pierde. Vaya diciendo ahora que no +tengo buen corazón, quien no lo tiene es usted.... + +--¿Yo? Esa sí que es salada. + +--Sí, usted, usted (con despecho). En fin, me las guillo, que me +aguardan en otra parte donde hago muchísima falta, donde me están +esperando como agua de Mayo. Aquí estoy de más. Abur....» + +Despidióle D. Juan en la puerta, y Torquemada bajó la escalera +refunfuñando: «No se puede tratar con gente mal agradecida. Voy á +entenderme con aquellos pobrecitos.... ¡Qué será de ellos sin mí!» + +No tardó en llegar á la otra casa, donde le aguardaban con tanta +ansiedad. Era en la calle de la Luna, edificio de buena apariencia, que +albergaba en el principal á un aristócrata; más arriba familias +modestas, y en el techo un enjambre de pobres. Torquemada recorrió el +pasillo obscuro buscando una puerta. Los números de éstas eran inútiles, +porque no se veían. La suerte fué que Isidora le sintió los pasos y +abrió. + +«¡Ah! vivan los hombres de palabra. Pase, pase.» + +Hallose D. Francisco dentro de una estancia cuyo inclinado techo tocaba +al piso por la parte contraria a la puerta; arriba, un ventanón con +algunos de sus vidrios rotos, tapados con trapos y papeles; el suelo, de +baldosín, cubierto a trechos de pedazos de alfombra; a un lado un baúl +abierto, dos sillas, un anafre con lumbre; a otro, una cama, sobre la +cual, entre mantas y ropas diversas, medio vestido y medio abrigado, +yacía un hombre como de treinta años, guapo, de barba puntiaguda, ojos +grandes, frente hermosa, demacrado y con los pómulos ligeramente +encendidos; en las sienes una depresión verdosa, y las orejas +transparentes como la cera de los devotos que se cuelgan en los altares. +Torquemada le miró sin contestar al saludo y pensaba así: «El pobre está +más tísico que la Traviatta. ¡Lástima de muchacho! Tan buen pintor y tan +mala cabeza... ¡Habría podido ganar tanto dinero!». + +--Ya ve usted, D. Francisco, cómo estoy... con este catarrazo que no me +quiere dejar. Siéntese.... ¡Cuanto le agradezco su bondad! + +--No hay que agradecer nada.... Pues no faltaba más. ¿No nos manda Dios +vestir á los enfermos, dar de beber al triste, visitar al desnudo?... +¡Ay! todo lo trabuco. ¡Qué cabeza!... Decía que para aliviar las +desgracias estamos los hombres de corazón blando... sí, señor.» + +Miró las paredes del buhardillón, cubiertas en gran parte por multitud +de estudios de paisajes, algunos con el cielo para abajo, clavados en la +pared ó arrimados á ella. + +«Bonitas cosas hay todavía por aquí. + +--En cuanto suelte el constipado, voy á salir al campo--dijo el enfermo, +los ojos iluminados por la fiebre.--¡Tengo una idea, qué idea!... Creo +que me pondré bueno de ocho á diez días, si usted me socorre, D. +Francisco; y en seguida al campo, al campo.... + +--Al camposanto es á donde tu vas prontito--pensó Torquemada; y luego en +alta voz:--Sí, eso es cuestión de ocho ó diez días... nada más.... +Luego, saldrá usted por ahí... en un coche.... ¿Sabe usted que la +buhardilla es fresquecita?... ¡Caramba! Déjeme embozar en la capa. + +--Pues asómbrese usted--dijo el enfermo incorporándose.--Aquí me he +puesto algo mejor. Los últimos días que pasamos en el estudio... que se +lo cuente á usted Isidora... estuve malísimo; como que nos asustamos, +y....» + +Le entró tan fuerte golpe de tos, que parecía que se ahogaba. Isidora +acudió á incorporarle, levantando las almohadas. Los ojos del infeliz +parecía que se saltaban, sus deshechos pulmones agitábanse +trabajosamente como fuelles rotos que no pueden expeler ni aspirar el +aire; crispaba los dedos, quedando al fin postrado y como sin vida. +Isidora le enjugó el sudor de la frente, puso en orden la ropa que por +ambos lados del angosto lecho se caía, y le dió á beber un calmante. + +«¡Pero qué pasmo tan atroz he cogido!...--exclamó el artista al +reponerse del acceso. + +--Habla lo menos posible--le aconsejó Isidora. + +--Yo me entenderé con D. Francisco: verás cómo nos arreglamos. Este D. +Francisco es más bueno de lo que parece: es un santo disfrazado de +diablo, ¿verdad?» + +Al reirse mostró su dentadura incomparable una de las pocas gracias que +le quedaban en su decadencia triste. Torquemada, echándose el de +bondadoso, la hizo sentar á su lado y le puso la mano en el hombro, +diciéndole: «Ya lo creo que nos arreglaremos.... Como que con usted se +puede entender uno fácilmente; porque usted, Isidorita, no es como esas +otras mujeronas que no tienen educación. Usted es una persona decente +que ha venido á menos, y tiene todo el aquél de mujer fina, como hija +neta de marqueses.... Bien lo sé... y que le quitaron la posición que +le corresponde esos pillos de la curia.... + +--¡Ay, Jesús!--exclamó Isidora, exhalando en un suspiro todas las +remembranzas tristes y alegres de su novelesco pasado.--No hablemos de +eso.... Pongámonos en la realidad. D. Francisco, ¿se ha hecho cargo de +nuestra situación? A Martín le embargaron el estudio. Las deudas eran +tantas, que no pudimos salvar más que lo que usted ve aquí. Después +hemos tenido que empeñar toda su ropa y la mía para poder comer.... No +me queda más que lo puesto... ¡mire usted qué facha! y á él nada, lo +que ve usted sobre la cama. Necesitamos desempeñar lo preciso; tomar una +habitacioncita más abrigada, la del tercero, que está con papeles; +encender lumbre, comprar medicinas, poner siquiera un buen cocido todos +los días.... Un señor de la beneficencia domiciliaria me trajo ayer dos +bonos, y me mandó ir allá, a donde está la oficina; pero tengo vergüenza +de presentarme con esta facha.... Los que hemos nacido en cierta +posición, Sr. D. Francisco, por mucho que caigamos, nunca caemos hasta +lo hondo.... Pero vamos al caso: para todo eso que le he dicho, y para +que Martín se reponga y pueda salir al campo, necesitamos tres mil +reales... y no digo cuatro porque no se asuste. Es lo último. Sí, D. +Francisquito de mi alma, y confiamos en su buen corazón. + +--¡Tres mil reales!--dijo el usurero poniendo la cara de duda reflexiva +que para los casos de benevolencia tenía; cara que era ya en él como una +fórmula dilatoria, de las que se usan en diplomacia.--¡Tres mil +realetes!... Hija de mi alma, mire usted.» + +Y haciendo con los dedos pulgar é índice una perfecta rosquilla, se la +presentó á Isidora, y prosiguió así: «No sé si podré disponer de los +tres mil reales en el momento. De todos modos, me parece que podrían +ustedes arreglarse con menos. Piénselo bien, y ajuste sus cuentas. Yo +estoy decidido á protegerles y ayudarles para que mejoren de suerte.... +llegaré hasta el sacrificio hasta quitarme el pan de la boca para que +ustedes maten el hambre; pero... pero reparen que debo mirar también +por mis intereses.... + +--Pongamos el interés que quiera, D. Francisco--dijo con énfasis el +enfermo, que por lo visto, deseaba acabar pronto. + +--No me refiero al materialismo del rédito dinero, sino á mis +intereses, claro, á mis intereses. Y doy por hecho que ustedes piensan +pagarme algún día. + +--Pues claro--replicaron á una Martín á Isidora.» + +Y Torquemada para su coleto: «El día del Juicio por la tarde me +pagaréis: ya sé que éste es dinero perdido.» + +El enfermo se incorporó en su lecho, y con cierta exaltación dijo al +prestamista: + +«Amigo, ¿cree usted que mi tía, la que está en Puerto Rico, ha de +dejarme en esta situación cuando se entere? Ya estoy viendo la letra de +cuatrocientos ó quinientos pesos que me ha de mandar. Le escribí por el +correo pasado. + +--Como no te mande tu tía quinientos puñales--pensó Torquemada. Y en voz +alta:--Y alguna garantía me han de dar ustedes también... digo, me +parece que.... + +--¡Toma! los estudios. Escoja los que quiera.» + +Echando en redondo una mirada pericial, Torquemada explanó su +pensamiento en esta forma: «Bueno, amigos míos: voy á decirles una cosa +que les va á dejar turulatos. Me he compadecido de tanta miseria; yo no +puedo ver una desgracia semejante sin acudir al instante á remediarla. +¡Ah! ¿qué idea teníais de mí? Porque otra vez me debieron un pico y les +apuré y les ahogué, ¿creen que soy de mármol? Tontos, era porque +entonces les ví triunfando y gastando, y francamente, el dinero que yo +gano con tanto afán no es para tirado en francachelas. No me conocéis, +os aseguro que no me conocéis. Comparen la tiranía de esos chupones que +les embargaron el estudio y os dejaron en cueros vivos; comparen eso, +digo, con mi generosidad, y con este corazón tierno que me ha dado +Dios.... Soy tan bueno, tan bueno, que yo mismo me tengo que alabar y +darme las gracias por el bien que hago. Pues verán qué golpe. Miren....» + +Volvió á aparecer la rosquilla, acompañada de estas graves palabras: +«Les voy á dar los tres mil reales, y se los voy á dar ahora mismo... +pero no es eso lo más gordo, sino que se los voy á dar sin intereses.... +Qué tal, ¿es esto rasgo ó no es rasgo? + +--D. Francisco--exclamó Isidora con efusión,--déjeme que le dé un +abrazo. + +--Y yo le daré otro si viene acá--gritó el enfermo queriendo echarse +fuera de la cama. + +--Sí, vengan todos los cariños que queráis--dijo el tacaño, dejándose +abrazar por ambos.--Pero no me alaben mucho, porque estas acciones son +deber de toda persona que mire por la Humanidad, y no tienen gran +mérito.... Abrécenme otra vez, como si fuera vuestro padre, y +compadézcanme, que yo también lo necesito.... En fe que se me saltan las +lágrimas si me descuido porque soy tan compasivo... tan.... + +--D. Francisco de mis entretelas--declaró el tísico arropándose bien +otra vez con aquellos andrajos,--es usted la persona más cristiana, más +completa y más humanitaria que hay bajo el sol. Isidora, trae el +tintero, la pluma y el papel sellado que compraste ayer, que voy á hacer +un pagaré.» + +La otra le llevó lo pedido; y mientras el desgraciado joven escribía, +Torquemada, meditabundo y con la frente apoyada en un solo dedo, fijaba +en el suelo su mirar reflexivo. Al coger el documento que Isidora le +presentaba, miró á sus deudores con expresión paternal, y echó el +registro afeminado y dulzón de su voz para decirles: «Hijos de mi alma, +no me conocéis, repito que no me conocéis. Pensáis sin duda que voy à +guardarme este pagaré.... Sois unos bobalicones. Cuando yo hago una obra +de caridad, allá te va de veras, con el alma y con la vida. No os presto +los tres mil reales, os los regalo, por vuestra linda cara. Mirad lo que +hago: ras, ras....» + +Rompió el papel. Isidora y Martín lo creyeron porque lo estaban viendo; +que si no, no lo hubieran creído. + +«Eso se llama hombre cabal.... D. Francisco, muchísimas gracias--dijo +Isidora conmovida. Y el otro, tapándose la boca con las sábanas para +contener el acceso de tos que se iniciaba: + +--¡María Santísima, qué hombre tan bueno! + +--Lo único que haré--dijo D. Francisco levantándose y examinando de +cerca los cuadros,--es aceptar un par de estudios, como recuerdo.... +Este de las montañas nevadas y aquél de los burros pastando.... Mire +usted, Martín, también me llevaré, si le parece, aquella marinita y este +puente con hiedra....» + +A Martín le había entrado el acceso y se asfixiaba. Isidora, acudiendo á +auxiliarle, dirigió una mirada furtiva á las tablas y al escrutinio y +elección que de ellas hacía el aprovechado prestamista. + +«Los acepto como recuerdo--dijo éste apartándolos;--y si les parece +bien, también me llevaré este otro.... Una cosa tengo que advertirles: +si temen que con las mudanzas se estropeen estas pinturas, llévenmelas á +casa, que allí las guardaré y pueden recogerlas el día que quieran.... +Vaya? ¿va pasando esa condenada tos? La semana que entra ya no toserá +usted nada, pero nada. Irá usted al campo... allá por el puente de San +Isidro.... Pero ¡que cabeza la mía...! se me olvidaba lo principal, que +es darles los tres mil reales. + +Venga acá, Isidorita, entérese bien... Un billete de cien pesetas, +otro, otro... (Los iba contando mojaba los dedos con saliva á cada +billete, para que no se pegaran.) Setecientas pesetas... tengo billete +de cincuenta, hija. Otro día lo da. + +Tienen ahí ciento cuarenta duros, ó sean dos ochocientos reales....» + + +VIII + +Al ver el dinero, Isidora casi lloraba de gusto, y el enfermo se animó +tanto que parecía haber recobrado la salud. ¡Pobrecillos, estaban tan +mal, habían pasado tan horribles escaseces y miserias! Dos años antes se +conocieron en casa de un prestamista que á entrambos les desollaba +vivos. Se confiaron su situación respectiva, se compadecieron y se +amaron: aquella misma noche durmió Isidora en el estudio. El desgraciado +artista y la mujer perdida hicieron el pacto de fundir sus miserias en +una sola, y de ahogar sus penas en el dulce licor de una confianza +enteramente conyugal. El amor les hizo llevadera la desgracia. Se +casaron en el ara del amancebamiento, y á los dos dias de unión se +querían de veras y hallábanse dispuestos á morirse juntos y á partir lo +poco bueno y lo mucho malo que la vida pudiera traerles. Lucharon contra +la pobreza, contra la usura, y sucumbieron sin dejar de quererse: él +siempre amante, solícita y cariñosa ella; ejemplo ambos de abnegación, +de esas altas virtudes que se esconden avergonzadas para que no las vean +la ley y la religión, como el noble haraposo se esconde de sus iguales +bien vestidos. + +Volvió á abrazarles Torquemada, diciéndoles con melosa voz: «Hijos míos, +sed buenos y que os aproveche el ejemplo que os doy. Favoreced al pobre, +amad al prójimo, y así como yo os he compadecido, compadecedme á mí, +porque soy muy desgraciado. + +--Ya sé--dijo Isidora, desprendiéndose de los brazos del avaro,--que +tiene usted al niño malo. ¡Pobrecito! Verá usted cómo se le pone bueno +ahora.... + +--¡Ahora! ¿Por qué ahora?--preguntó Torquemada con ansiedad muy viva. + +--Pues... qué sé yo.... Me parece que Dios le ha de favorecer, le ha de +premiar sus buenas obras.... + +--¡Oh! si mi hijo se muere--afirmó D. Francisco con desesperación,--no +sé qué va á ser de mí. + +--No hay que hablar de morirse--gritó el enfermo, á quien la posesión de +los santos cuartos había despabilado y excitado cual si fuera una toma +del estimulante más enérgico.--¿Qué es eso de morirse? Aquí no se muere +nadie. D. Francisco, el niño no se muere. Pues no faltaba mas. ¿Qué +tiene? ¿Meningitis? Yo tuve una muy fuerte á los diez años; y ya me +daban por muerto, cuando entré en reacción, y viví y aquí me tiene usted +dispuesto á llegar á viejo, y llegaré, porque lo que es el catarro, +ahora lo largo. Vivirá el niño, D. Francisco, no tenga duda; vivirá. + +--Vivirá--repitió Isidora:--yo se lo voy á pedir á la Virgencita del +Carmen. + +--Sí, hija, á la Virgen del Carmen--dijo Torquemada llevándose el +pañuelo á los ojos.--Me parece muy bien. Cada uno empuje por su lado, á +ver si entre todos...» + +El artista, loco de contento, quería comunicárselo al atribulado padre, +y medio se echó de la cama para decirle: «D. Francisco, no llore, que el +chico vive.... Me lo dice el corazón, me lo dice una voz secreta.... +Viviremos todos y seremos felices. + +--¡Ay, hijo de mi alma!--exclamó el _Peor_; y abrazándole otra +vez:--Dios le oiga á usted. ¡Qué consuelo tan grande me da! + +--También usted nos ha consolado á nosotros. Dios se lo tiene que +premiar. Viviremos, sí, sí. Mire, mire: el día en que yo pueda salir, +nos vamos todos al campo, el niño también, de merienda. Isidora nos hará +la comida, y pasaremos un día muy agrabable, celebrando nuestro +restablecimiento. + +--Iremos, iremos--dijo el tacaño con efusión, olvidándose de lo que +antes había pensado respecto al _campo_ á que iría Martín muy +pronto.--Sí, y nos divertiremos mucho, y daremos limosnas á todos los +pobres que nos salgan.... ¡Qué alivio siento en mi interior desde que +he hecho ese beneficio!... No, no me lo alaben.... Pues verán: se me +ocurre que aún les puedo hacer otro mucho mayor. + +¿Cuál?... A ver, D. Francisquito. + +--Pues se me ha ocurrido... no es idea de ahora, que la tengo hace +tiempo.... Se me ha ocurrido que si la Isidora conserva los papales de +su herencia y sucesión de la casa de Aransis, hemos de intentar sacar +eso....» + +Isidora le miró entre aturdida y asombrada «¿Otra vez eso?» fué lo único +que dijo. + +«Sí, sí, tiene razón D. Francisco--afirmó el pobre tisico, que estaba de +buenas, entregándose con embriaguez á un loco optimismo.--Se +intentará.... Eso no puede quedar asi. + +--Tengo el recelo--añadió Torquemada,--de que los que intervinieron en +la acción la otra vez no anduvieron muy listos, ó se vendieron a la +Marquesa vieja.... Lo hemos de ver, lo hemos de ver. + +--En cuantito que yo suelte el catarro. Isidora; mi ropa; ve al momento +á traer mi ropa, que me quiero levantar.... ¡Qué bien me siento ahora! +Me dan ganas de ponerme á pintar, D. Francisco. En cuanto el niño se +levante de la cama quiero hacerle el retrato. + +--Gracias, gracia... sois muy buenos... los tres somos muy buenos, +¿verdad? Venga un abrazo, y pedid a Dios por mí. Tengo que irme, porque +estoy con una zozobra que no puedo vivir. + +--Nada, nada, que el niño está mejor, que se salva--repitió el artista +cada vez más exaltado.--Si le estoy viendo, si no me puedo equivocar.» + +Isidora se dispuso á salir, con parte del dinero, camino de la casa de +préstamos; pero al pobre artista le acometió la tos y disnea con mayor +fuerza y tuvo que quedarse. D. Francisco se despidió con las expresiones +más cariñosas que sabía y cogiendo los cuadritos salió con ellos debajo +de la capa. Por la escalera iba diciendo: «¡Vaya, que es bueno ser +bueno!... ¡Siento en mi interior una cosa, un consuelo...! ¡Si tendrá +razón Martín! ¡Si se me pondrá bueno aquel pedazo de mi vida!... Vamos +corriendo allá. No me fío, no me fío. Este botarate tiene las ilusiones +de los tísicos en último grado. Pero ¡quién sabe! se engaña de seguro +respecto á sí mismo, y acierta en lo demás. A donde él va pronto es al +nicho.... Pero los moribundos suelen tener doble vista, y puede que haya +_visto_ la mejoría de Valentín... voy corriendo, corriendo. ¡Cuánto me +estorban estos malditos cuadros! ¡No dirán ahora que soy tirano y judío, +pues rasgos de estos entran pocos en libra!... No me dirán que me cobro +en pinturas, pues por estos apuntes, en venta, no me darían ni la mitad +de lo que yo dí. Verdad que si se muere valdrán más, porque aquí, +cuando un artista está vivo, nadie le hace maldito caso, y en cuanto se +muere de miseria ó de cansancio, le ponen en las nubes, le llaman genio +y qué sé yo qué... Me parece que no llego nunca á mi casa. ¡Qué lejos +está, estando tan cerca!» + +Subió de tres en tres peldaños la escalera de su casa, y le abrió la +puerta la tía Roma, disparándole á boca de jarro estas palabras: «Señor, +el niño parece que está un poquito más tranquilo.» Oirlo D. Francisco y +soltar los cuadros y abrazar á la vieja, fué todo uno. La trapera +lloraba, y el _Peor_ le dió tres besos en la frente. Después fué +derechito á la alcoba del enfermo y miró desde la puerta. Rufina se +abalanzó hacia él para decirle: «Está desde mediodía más sosegado... +¿Ves? Parece que duerme el pobre ángel. Quién sabe. Puede que se salve. +Pero no me atrevo á tener esperanzas, no sea que las perdamos esta +tarde. + +Torquemada no cabía en sí de sobresalto y ansiedad. Estaba el hombre con +los nervios tirantes, sin poder permanecer quieto ni un momento, tan +pronto con ganas de echarse á llorar como de soltar la risa. Iba y venía +del comedor á la puerta de la alcoba, de ésta á su despacho, y del +despacho al gabinete. En una de estas volteretas, llamó á la tía Roma, y +metiéndose con ella en la alcoba la hizo sentar, y le dijo: + +--Tía Roma, ¿crees tú que se salva el niño? + +--Señor, será lo que Dios quiera, y nada más. Yo se lo he pedido anoche +y esta mañana á la Virgen del Carmen, con tanta devoción que más no +puede ser, llorando á moco y baba. ¿No me ve cómo tengo los ojos? + +--¿Y crees tú...? + +--Yo tengo esperanza, señor. Mientras no sea cadáver, esperanzas ha de +haber, aunque digan los médicos lo que dijeren. Si la Virgen lo manda, +los médicos se van á hacer puñales.... Otra: anoche me quedé dormida +rezando, y me pareció que la Virgen bajaba hasta delantito de mí, y que +me decía que sí con la cabeza... Otra: ¿no ha rezado usted? + +--Sí, mujer; ¡qué preguntas haces! Voy á decirte una cosa importante. +Verás.» + +Abrió un vargueño, en cuyos cajoncillos guardaba papeles y alhajas de +gran valor que habían ido á sus manos en garantía de préstamos +usurarios: algunas no eran todavía suyas; otras, sí. Un rato estuvo +abriendo estuches, y á la tía Roma, que jamás había visto cosa +semejante, se le encandilaban los ojos de pez con los resplandores que +de las cajas salían. Eran, según ella, esmeraldas como nueces, diamantes +que arrojaban pálidos rayos, rubíes como pepitas de granada, y oro +finísimo, oro de la mejor ley, que valía cientos de miles.... +Torquemada, después de abrir y cerrar estuches, encontró lo que +buscaba: una perla enorme, del tamaño de una avellana, de hermosísimo +oriente; y cogiéndola entre los dedos, la mostró á la vieja. + +«¿Qué te parece esta perla, tía Roma?» + +--Bonita de veras. Yo no lo entiendo. Valdrá miles de millones. ¿Verdá +usté? + +--Pues esta perla--dijo Torquemada en tono triunfal,--es para la señora +Virgen del Carmen. Para ella es, si pone bueno á mi hijo. Te la enseño, +y pongo en tu conocimiento la intención, para que se lo digas. Si se lo +digo yo, de seguro no me lo cree. + +--D. Francisco (mirándole con profunda lástima), usted está malo de la +jícara. Dígame, por su vida, ¿para qué quiere ese requilorio la Virgen +del Carmen? + +--Toma, para que se lo pongan el día de su santo, el 16 de Julio. ¡Pues +no estará poco maja con esto! Fué regalo de boda de la excelentísima +señora Marquesa de Tellería. Créelo, como ésta hay pocas. + +--Pero, D. Francisco, ¡usted piensa que la Virgen le va á conceder...! +paice bobo... ¡por ese piazo de cualquier cosa! + +--Mira qué oriente. Se puede hacer un alfiler y ponérselo a ella en el +pecho, o al Niño. + +--¡Un rayo! ¡Valiente caso hace la Virgen de perlas y pindonguerías!... +Créame á mí: véndala y dele á los pobres el dinero. + +Mira tú, no es mala idea--dijo el tacaño guardando la joya.--Tú sabes +mucho. Seguiré tu consejo, aunque, si he de serte franco, eso de dar á +los pobres viene á ser una tontería, porque cuanto les das se lo gastan +en aguardiente. Pero ya lo arreglaremos de modo que el dinero de la +perla no vaya á parar á las tabernas... Y ahora quiero hablarte de otra +cosa. Pon muchísima atención: ¿te acuerdas de cuando mi hija, paseando +una tarde por las afueras con Quevedo y las de Morejón, fué á dar allá, +por donde tú vives, hacia los Tejares del Aragonés, y entró en tu choza +y vino contándome, horrorizada, la pobreza y escasez que allí vió? ¿Te +acuerdas de eso? Contóme Rufina que tu vivienda es un cubil, una +inmundicia hecha con adobes, tablas viejas y planchas de hierro, el +techo de paja y tierra; me dijo que ni tú ni tus nietos tenéis cama, y +dormís sobre un montón de trapos; que los cerdos y las gallinas que +criáis con la basura son allí las personas; y vosotros los animales. Sí: +Rufina me contó esto, y yo debí tenerte lástima y no te la tuve. Debí +regalarte una cama, pues nos has servido bien, querías mucho á mi mujer, +quieres á mis hijos, y en tantos años que entras aquí jamás nos has +robado ni el valor de un triste clavo. Pues bien: si entonces no se me +pasó por la cabeza socorrerte, ahora sí.» + +Diciendo esto, se aproximó al lecho y dió en él un fuerte palmetazo con +ambas manos, como el que se suele dar para sacudir los colchones al +hacer las camas. + +«Tía Roma, ven acá, toca aquí. Mira qué blandura. ¿Ves este colchón de +lana encima de un colchón de muelles? Pues es para tí, para ti, para que +descanses tus huesos duros y te espatarres á tus anchas.» + +Esperaba el tacaño una explosión de gratitud por dádiva tan espléndida, +y ya le parecía estar oyendo las bendiciones de la tía Roma, cuando ésta +salió por un registro muy diferente. Su cara telarañosa se dilató, y de +aquellas úlceras con vista que se abrían en el lugar de los ojos, salió +un resplandor de azoramiento y susto, mientras volvía la espalda al +lecho, dirigiéndose hacia la puerta. + +«Quite, quite allá--dijo:--vaya con lo que se le ocurre... ¡Darme á mí +los colchones, que ni tan siquiera caben por la puerta de mi casa!... Y +aunque cupieran... ¡rayo! A cuenta que he vivido tantismos años +durmiendo en duro como una reina, y en estas blanduras no pegaría los +ojos. Dios me libre de tenderme ahí. ¿Sabe lo que le digo? Que quiero +morirme en paz. Cuando venga la de la cara fea me encontrará sin una +mota, pero con la conciencia como los chorros de la plata. No, no quiero +los colchones, que dentro de ellos está su idea... porque aquí duerme +usted, y por la noche, cuando se pone á cavilar, las ideas se meten por +la tela adentro y por los muelles, y ahí estarán como las chinches +cuando no hay limpieza. ¡Rayo con el hombre, y la que me quería +encajar!... + +Accionaba la viejecilla de una manera gráfica, expresando tan bien, con +el mover de las manos y de los flexibles dedos, cómo la cama del tacaño +se contaminaba de sus ruines pensamientos, que Torquemada la oía con +verdadero furor, asombrado de tanta ingratitud; pero ella, firme y +arisca, continuó despreciando el regalo: «Pos vaya un premio gordo que +me caía, Santo Dios... ¡Pa que yo durmiera en eso! Ni que estuviera +boba, D. Francisco. ¡Pa que á media noche me salga toda la gusanera de +las ideas de usted, y se me meta por los oídos y por los ojos, +volviéndome loca y dándome una mala muerte...! Porque, bien lo sé yo... +á mí no me la da usted.... ahí dentro, ahí dentro, están todos sus +pecados, la guerra que le hace al pobre, su tacañería, los réditos que +mama, y todos los números que le andan por la sesera para ajuntar +dinero.... Si yo me durmiera ahí, á la hora de la muerte me saldrían por +un lado y por otro unos sapos con la boca muy grande, unos culebrones +asquerosos que se me enroscarían en el cuerpo, unos diablos muy feos con +bigotazos y con orejas de murciélago, y me cogerían entre todos para +llevarme á rastras á los infiernos. Váyase al rayo, y guárdese sus +colchones, que yo tengo un camastro hecho de sacos de trapo, con una +manta por encima, que es la gloria divina.... Ya lo quisiera usted.... +Aquéllo sí que es rico para dormir á pierna suelta.... + +--Pues dámelo, dámelo, tía Roma--dijo el avaro con aflicción.--Si mi +hijo se salva, me comprometo á dormir en él lo que me queda de vida, y á +no comer más que las bazofias que tú comes. + +--A buenas horas y con sol. Usted quiere ahora poner un puño en el +cielo. ¡Ay, señor, á cada paje su ropaje! A usted le sienta eso como á +la burra las arracadas. Y todo ello es porque está afligido; pero si se +pone bueno el niño, volverá usted á ser más malo que Holofernes. Mire +que ya va para viejo; mire que el mejor día se pone delante la de la +cara pelada, y a ésta sí que no le da usted el timo. + +--¿Pero de dónde sacas tú, estampa de la sura--replicó Torquemada con +ira, agarrándola por el pescuezo y sacudiéndola,--de dónde sacás tú que +yo soy malo, ni lo he sido nunca? + +--Déjeme, suélteme, no me menée, que no soy ninguna pandereta. Mire que +soy más vieja que Jerusalén y he visto mucho mundo y le conozco a usted +desde que se quiso casar con la Silvia. Y bien le aconsejé á ella que +no se casara... y le anuncié las hambres que había de pasar. Ahora que +está rico no se acuerda de cuando empezaba á ganarlo. Yo sí me acuerdo, +y me paice que fué ayer cuando le contaba los garbanzos á la cuitada de +Silvia y todo lo tenía usted bajo llave, y la pobre estaba descomida, +trashijada y ladrando de hambre. Como que si no es por mí, que le traía +algún huevo de ocultis, se hubiera muerto cien veces. ¿Se acuerda de +cuando se levantaba usted á media noche para registrar la cocina á ver +si descubría algo de condumio, que la Silvia hubiera escondido para +comérselo sola? ¿Se acuerda de cuando encontró un pedazo de jamón en +dulce y un medio pastel que me dieron á mí en cas de la Marquesa, y que +yo le traje á la Silvia para que se lo zampara ella sola, sin darle á +usted ni tanto así? ¿Recuerda que al otro día estaba usted hecho un +león, y que cuando entré me tiró al suelo y me estuvo pateando? Y yo no +me enfadé, y volví, y todos los días le traía algo á la Silvia. Como +usted era el que iba á la compra, no le podíamos sisar, y la infeliz no +tenía una triste chambra que ponerse. Era una mártira, D. Francisco, una +mártira; ¡y usted guardando el dinero y dándolo á peseta por duro al +mes! Y mientre tanto, no comían más que mojama cruda con pan seco y +ensalada. Gracias que yo partía con ustedes lo que me daban en las casas +ricas, y una noche, ¿se acuerda? traje un hueso de jabalí que lo estuvo +usted echando en el puchero seis días seguidos, hasta que se quedó mas +seco que su alma puñalera. Yo no tenía obligación de traer nada: lo +hacía por la Silvia, á quien cogí en brazos cuando nació de señá +Rufinica, la del callejón del Perro. Y lo que á usted le ponía furioso +era que yo le guardase las cosas á ella y no se las diera á usted, ¡un +rayo! Como si tuviera yo obligación de llenarle á usted el buche, perro, +más que perro.... Y dígame ahora, ¿me ha dado alguna vez el valor de un +real? Ella sí me daba lo que podía, á la chita callando; pero usted, el +muy capigorrón, ¿qué me ha dado? Clavos torcidos, y las barreduras de la +casa. ¡Véngase ahora con jipíos y farsa!... Valiente caso le van á +hacer. + +--Mira, vieja de todos los demonios--le dijo Torquemada furioso,--por +respeto á tu edad no te reviento de una patada. Eres una embustera, una +diabla, con todo el cuerpo lleno de mentiras y enredos. Ahora te da por +desacreditarme después de haber estado más de veinte años comiendo mi +pan. ¡Pero si te conozco, zurrón de veneno; si eso que has dicho nadie +te lo va a creer: ni arriba ni abajo! El demonio está contigo, y maldita +tú eres entre todas las brujas y esperpentos que hay en el cielo... +digo, en el infierno.» + + +IX + +Estaba el hombre fuera de sí, delirante; y sin echar de ver que la vieja +se había largado á buen paso de la habitación, siguió hablando como si +delante la tuviera. «Espantajo, madre de las telarañas, si te cojo, +verás.... ¡Desacreditarme así!» Iba de una parte á otra en la estrecha +alcoba, y de ésta al gabinete, cual si le persiguieran sombras; daba +cabezadas contra la pared, algunas tan fuertes que resonaban en toda la +casa. + +Caía la tarde, y la obscuridad reinaba ya en torno del infeliz tacaño, +cuando éste oyó claro y distinto el grito de pavo real que Valentín daba +en el paroxismo de su altísima fiebre. «¡Y decían que estaba mejor!... +Hijo de mi alma.... Nos han vendido, nos han engañado.» + +Rufina entró llorando en la estancia de la fiera, y le dijo: «¡Ay, papá, +qué malito se ha puesto; pero qué malito! + +--¡Ese trasto de Quevedo!--gritó Torquemada llevándose un puño á la boca +y mordiéndoselo con rabia.--Le voy á sacar las entrañas.... Él nos le ha +matado. + +--Papá, por Dios, no seas así.... No te rebeles contra la voluntad de +Dios.... Si Él lo dispone.... + +--Yo no me rebelo, ¡puñales! yo no me rebelo. Es que no quiero, no +quiero dar á mi hijo, porque es mío, sangre de mi sangre y hueso de mis +huesos.... + +--Resígnate, resígnate, y tengamos conformidad--exclamó la hija, hecha +un mar de lágrimas. + +--No puedo, no me da la gana de resignarme. Esto es un robo.... Envidia, +pura envidia. ¿Qué tiene que hacer Valentín en el cielo? Nada, digan lo +que dijeren; pero nada.... Dios, ¡cuánta mentira, cuánto embuste! Que si +cielo, que si infierno, que si Dios, que si diablo, que si... tres mil +rábanos. ¡Y la muerte, esa muy pindonga de la muerte, que no se acuerda +de tanto pillo, de tanto farsante, de tanto imbécil, y se le antoja mi +niño, por ser lo mejor que hay en el mundo!... Todo está mal, y el mundo +es un asco, una grandísima porquería.» + +Rufina se fue y entró Bailón, trayéndose una cara muy compungida. Venía +de ver al enfermito, que estaba ya agonizando, rodeado de algunas +vecinas y amigos de la casa. Disponíase el clerizonte a confortar al +afligido padre en aquel trance doloroso, y empezó por darle un abrazo, +diciéndole con empañada voz: «Valor, amigo mío, valor. En estos casos se +conocen las almas fuertes. Acuérdese usted de aquel gran filósofo que +expiró en una cruz dejando consagrados los principios de la Humanidad. + +--¡Qué principios ni qué...! ¿quiere usted marcharse de aquí, so +chinche?... Vaya que es de lo más pelmazo y cargante y apestoso que he +visto. Siempre que estoy angustiado me sale con esos retruécanos. + +--Amigo mío, mucha calma. Ante los designios de la Naturaleza, de la +Humanidad, del gran Todo, ¿qué puede el hombre? ¡El hombre! esa hormiga, +menos aún, esa pulga... todavía mucho menos. + +--Ese coquito... menos aún, ese... ¡puñales!--agregó Torquemada con +sarcasmo horrible, remedando la voz de la sibila y enarbolando después +el puño cerrado.--Si no se calla le rompo la cara.... Lo mismo me da á +mí el grandísimo todo que la grandísima nada y el muy piojoso que la +inventó. Déjeme, suélteme, por la condenada alma de su madre, ó....» + +Entró Rufina otra vez, traída por dos amigas suyas, para apartarla del +tristísimo espectáculo de la alcoba. La pobre joven no podía sostenerse. +Cayó de rodillas exhalando gemidos, y al ver á su padre forcejeando con +Bailón, le dijo: «Papá, por Dios, no te pongas así. Resígnate... yo +estoy resignada, ¿no me ves?... El pobrecito... cuando yo entré... +tuvo un instante ¡ay! en que recobró el conocimiento. Habló con voz +clara, y dijo que veía á los ángeles que le estaban llamando. + +--¡Hijo de mi alma, hijo de mi vida!--gritó Torquemada con toda la +fuerza de sus pulmones, hecho un salvaje, un demente--no vayas, no hagas +caso; que esos son unos pillos que te quieren engañar.... Quédate con +nosotros....» + +Dicho esto, cayó redondo al suelo, estiró una pierna, contrajo la otra y +un brazo. Bailón, con toda su fuerza no podía sujetarle, pues +desarrollaba un vigor muscular inverosímil. Al propio tiempo soltaba de +su fruncida boca un rugido feroz y espumarajos. Las contracciones de las +extremidades y el pataleo eran en verdad horrible espectáculo: se +clavaba las uñas en el cuello hasta hacerse sangre. Así estuvo largo +rato, sujetado por Bailón y el carnicero, mientras Rufina, transida de +dolor, pero en sus cinco sentidos, era consolada y atendida por +Quevedito y el fotógrafo. Llenóse la casa de vecinos y amigos, que en +tales trances suelen acudir compadecidos y serviciales. Por fin tuvo +término el patatús de Torquemada, y caído en profundo sopor que á la +misma muerte, por lo quieto, se asemejaba, le cargaron entre cuatro y le +arrojaron en su lecho. La tía Roma, por acuerdo de Quevedito, le daba +friegas con un cepillo, rasca que te rasca, como si le estuviera sacando +lustre. + +Valentín había espirado ya. Su hermana, que quieras que no, allá se +fué, le dió mil besos, y, ayudada de las amigas, se dispuso á cumplir +los últimos deberes con el pobre niño. Era valiente, mucho más valiente +que su padre, el cual cuando volvió en sí de aquel tremendo sincope, y +pudo enterarse de la completa extinción de sus esperanzas, cayó en +profundísimo abatimiento físico y moral. Lloraba en silencio, y daba +unos suspiros que se oían en toda la casa. Transcurrido un buen rato, +pidió que le llevaran café con media tostada, porque sentía debilidad +horrible. La pérdida absoluta de la esperanza le trajo la sedación +nerviosa, y la sedación, estímulos apremiantes de reparar el fatigado +organismo. Á media noche fué preciso administrarle un substancioso +potingue, que fabricaron la hermana del fotógrafo de arriba y la mujer +del carnicero de abajo, con huevos, Jerez y caldo de puchero. «No sé qué +me pasa--decía el _Peor_;--pero ello es que parece que se me quiere ir +la vida.» El suspirar hondo y el llanto comprimido le duraron hasta +cerca del día, hora en que fué atacado de un nuevo paroxismo de dolor, +diciendo que quería ver á su hijo; _resucitarle, costara lo que +costase_, é intentaba salirse del lecho, contra los combinados esfuerzos +de Bailón, del carnicero y de los demás amigos que contenerle y calmarle +querían. Por fin lograron que se estuviera quieto, resultado en que no +tuvieron poca parte las filosóficas amonestaciones del clerigucho, y +las sabias cosas que echó por aquella boca el carnicero, hombre de pocas +letras, pero muy buen cristiano. «Tienen razón--dijo D. Francisco, +agobiado y sin aliento.--¿Qué remedio queda más que conformarse? +¡Conformarse! Es un viaje para el que no se necesitan alforjas. Vean de +qué le vale á uno ser más bueno que el pan, y sacrificarse por los +desgraciados, y hacer bien á los que no nos pueden ver ni en pintura.... +Total, que lo que pensaba emplear en favorecer á cuatro pillos... ¡mal +empleado dinero, que había de ir á parar á las tabernas, á los garitos y +á las casas de empeño!... digo que esos dinerales los voy á gastar en +hacerle á mi hijo del alma, á esa gloria, á ese prodigio que no parecía +de este mundo, el entierro más lucido que en Madrid se ha visto. ¡Ah, +qué hijo! ¿No es dolor que me le hayan quitado? Aquello no era hijo: era +un diosecito que engendramos á medias el Padre Eterno y yo.... ¿No creen +ustedes que debo hacerle un entierro magnífico? Ea, ya es de día. Que me +traigan muestras de carros fúnebres... y vengan papeleta negras para +convidar á todos los profesores.» + +Con estos proyectos de vanidad, excitóse el hombre, y á eso de las nueve +de la mañana, levantado y vestido, daba sus disposiciones con aplomo y +serenidad. Almorzó bien, recibía cuantos amigos llegaban á verle, y á +todos les endilgaba la consabida historia: «Conformidad.... ¡Qué le hemos +de hacer!... Está visto: lo mismo da que usted se vuelva santo, que se +vuelva usted Judas, para el caso de que le escuchen y le tengan +misericordia.... ¡Ah, misericordia!... Lindo anzuelo sin cebo para que +se lo traguen los tontos.» + +Y se hizo el lujoso entierro, y acudió á él mucha y lucida gente, lo que +fué para Torquemada motivo de satisfacción y orgullo, único bálsamo de +su hondísima pena. Aquella lúgubre tarde, después que se llevaron el +cadáver del admirable niño, ocurrieron en la casa escenas lastimosas. +Rufina, que iba y venía sin consuelo, vió á su padre salir del comedor +con todo el bigote blanco, y se espantó creyendo que en un instante se +había llenado de canas. Lo ocurrido fué lo siguiente: fuera de sí, y +acometido de un espasmo de tribulación, el inconsolable padre fué al +comedor y descolgó el encerado en que estaban aún escritos los problemas +matemáticos, y tomándolo por retrato, que fielmente le reproducía las +facciones del adorado hijo, estuvo larguísimo rato dando besos sobre la +fría tela negra, y estrujándose la cara contra ella, con lo que la tiza +se le pegó al bigote mojado de lágrimas, y el infeliz usurero parecía +haber envejecido súbitamente. Todos los presentes se maravillaron de +esto, y hasta se echaron á llorar. Llevóse D. Francisco á su cuarto el +encerado, y encargó á un dorador un marco de todo lujo para ponérselo, y +colgarlo en el mejor sitio de aquella estancia. + +Al día siguiente, el hombre fue acometido, desde que abrió los ojos, de +la fiebre de los negocios terrenos. Como la señorita había quedado muy +quebrantada por los insomnios y el dolor, no podía atender á las cosas +de la casa: la asistenta y la incansable tía Roma la sustituyeron hasta +donde sustituirla era posible. Y he aquí que cuando la tía Roma entró á +llevarle el chocolate al gran inquisidor, ya estaba éste en planta, +sentado á la mesa de su despacho, escribiendo números con mano febril. Y +como la bruja aquélla tenía tanta confianza con el señor de la casa, +permitiéndose tratarle como á igual, se llegó á él, le puso sobre el +hombro su descarnada y fría mano, y le dijo: «Nunca aprende... Ya está +otra vez preparando los trastos de ahorcar. Mala muerte va usted á +tener, condenado de Dios, si no se enmienda.» Y Torquemada arrojó sobre +ella una mirada que resultaba enteramente amarilla, por ser en él de +este color lo que en los demás humanos ojos es blanco, y le respondió de +esta manera: «Yo hago lo que me da mi santísima gana, so mamarracho, +vieja más vieja que la Biblia. Lucido estaría si consultara con tu +necedad lo que debo hacer.» Contemplando un momento el encerado de las +matemáticas, exhaló un suspiro y prosiguió así: «Si preparo los +trastos, eso no es cuenta tuya ni de nadie, que yo me sé cuanto hay que +saber de tejas abajo y aun de tejas arriba, ¡puñales! Ya sé que me vas á +salir con el materialismo de la misericordia.... A eso te respondo que +si buenos memoriales eché, buenas y gordas calabazas me dieron. La +misericordia que yo tenga, ¡...ñales! que me la claven en la frente.» + +Madrid, Febrero de 1889. + +FIN DE LA NOVELA + + + + + +EL ARTÍCULO DE FONDO + + +I + +«Basta de contemplaciones. Basta de contubernios. Basta de flaquezas. Ha +sonado la hora de las energías. Creíamos que los hechos, tan claros ya +en la mente de todo el mundo, se presentarían al fin en su espantosa +gravedad á los ojos del insensato poder, que dirige los negocios +públicos. Juzgando que toda obcecación, por grande que sea, ha de tener +su límite, creíamos que el Gobierno no podría resistir á la evidencia de +su descrédito; creíamos que, deponiendo la terquedad propia de todos los +poderes que no se apoyan en la opinión, se resolvería al fin á entrar +por más despejado y seguro camino, si no consideraba como la mejor de +las enmiendas el abandonar la vida pública. Esperábamos inquietos, antes +los grandes males que afligen á la patria; esperábamos callando, sin +dejar de conocer los diarios y cada vez más graves errores «de este +insensato Gobierno. Hemos esperado hasta lo último, hasta que los +escándalos han sido intolerables. Hemos callado, mientras el callar no +fué gravísima falta. Ya no hay esperanza. Es preciso no ocultar la +verdad al país, y nosotros faltaríamos al primero de nuestros deberes, +si un momento más permaneciéramos en esta actitud. Nuestro patriotismo +nos impele á obrar de este modo; y como sabemos que la opinión pública +es la única....» + +Al llegar aquí, el autor del artículo se paró. La inspiración, si así +puede decirse, se le había concluido; y como si el esfuerzo hecho para +crear los párrafos que anteceden produjera fatiga en su imaginación, se +detuvo, con ánimo de proseguir, cuando las varias ideas, que +repentinamente y en tropel vinieron a su imaginación, se disparan. + +Era su entendimiento tan pobre, que no hay noticia de que produjera +nunca cosas de provecho, pues no han de tenerse por tales sus +lucubraciones soporíferas sobre el origen de los poderes públicos y el +equilibrio de las fuerzas sociales; era, además de corto, díscolo; +porque jamás pudo adquirir ni sombra de método. Descollaba en las +digresiones, y cuando se ocupaba en desarrollar una tesis cualquiera, no +había fuerzas humanas que le concretaran al asunto, impidiendo sus +escapadas, ya al campo de la historia, ya a la selva de la moral, ya a +los vericuetos de la arqueología o de la numismática. Por todos estos +campos, cerros y collados corría complaciente y alborozada la +imaginación del autor del artículo de fondo, cuando interrumpido el hilo +lógico de éste, y olvidado el asunto y desbaratado el plan, ocuparon su +mente, apoderándose de ella de un modo atropellado, violento y como de +sorpresa, las intrusas ideas de que se ha hecho mérito. + +Procedían éstas de todos los objetos, de todas las ilusiones, de todos +los recuerdos, de mil fuentes diversas que manaban á un tiempo una +corriente sin fin. Vínole al pensamiento no sé qué fragmento de +historia, con el cual se unía la imagen de un obispo de Astorga, tan +testarudo clérigo como intrépido soldado. Acordábase de las torres +muzárabes que había contemplado en una ciudad antigua, y al mismo tiempo +se le ofrecían á la vista lagos y jardines, no sin que de pronto afease +este espectáculo algún animal de corpulenta forma y repugnante fealdad. +Tan pronto se le representaban los versos de algún romance que hacía +tiempo leyera en amarillos y arrugados códices, como sentía el rumor de +lejana música de órgano, dulcísima y misteriosa. + +¡Con cuánto abandono se entrega la imaginación á este cómodo vagar, +suelta y libre, sin las trabas del árido razonamiento, sin que una +voluntad firme la sujete ni la enfrene para elaborar difícilmente el +producto literario, uno, lógico, de forma determinada y con especial +contextura! La imaginación del pobre periodista había logrado escaparse +en aquellos momentos, cuando el artículo no había pasado aún de su edad +infantil, y sólo contaba escaso número de renglones. La imaginación del +menguado escritor, después de correr de aquí para allí, con la +alborozada inquietud de un pájaro que, viendo rotas la cañas de su +jaula, se escapa y vuela á todas partes sin fijarse en ninguna, se +concretó al fin, se fijó, se regularizó poco á poco. + +De entre los escasos renglones del artículo interrumpido poco después +de haber sedado a luz su primera idea, surgen las líneas; las sombras y +luces de una inmensa catedral gótica. Crecen sus haces de columnas, +teñidas de suave matiz pardo, hasta llegar a enorme altura, +desparramándose después los retorcidos tallos para formar las bóvedas. +Descienden del techo, cual si estuvieran suspendidas de elásticas y casi +invisibles cuerdas, lámparas de oro, cuyas luces oscilantes no bastan a +eclipsar el diáfano colorido de las vidrieras, que llenas de santos y +figuras resplandecientes, parecen comunicar con el cielo el interior del +templo. Mil figuras van destacándose en la pared, como si una mano +invisible las tallara en la piedra con sobrenatural prontitud, y lozana +flora crece portentosamente a lo largo de las columnas, llevando en sus +cálices animales grotescos o inverosímiles, que parecen haber sido +producidos por ignorado germen en las entrañas mismas de la piedra. Las +estatuas aplastadas sobre los muros se multiplican, aparecen en filas, +en series, en ciclos sin fin, y son todas rígidas, tiesas retratando en +sus semblantes el fastidio del Limbo ó la placidez del Paraíso. Alternan +con ellas los seres simbólicos creados por la estatuaria cristiana, y +que parecen engendro sacrílego del paganismo y la teología. Los +dragones, las sibilas, los monstruos bíblicos que para representar +sutiles abstracciones ideó el genio de la Edad Media, refundiendo los +despojos de las sirenas y los centauros antiguos, muestran sus +heterogéneos miembros, en que la figura humana se une á las más raras +formas de la fantástica zoología, ya religiosa, ya heráldica, inventada +por embriagados escultores. Vense en las paredes blasones de brillantes +tintas, sobre suntuosos sepulcros, en que duermen el sueño del mármol +arzobispos y condestables, príncipes y guerreros, empuñando báculos ó +espadas. Los perros y leoncillos en que apoyan sus pies, parecen prestar +atento oído á todo rumor que en el templo suena. Resplandece en el fondo +el estofado riquísimo del altar, semejante á inmensa ascua de oro +cuajada de diminutos ángeles y querubes que aletean quemándose en el +seno de aquella nube incandescente, y como si la combustión les diera +vida. Graves y barbudos santos, alineados con la compostura propia de +los círculos celestes aparecen en el centro de este gran Apocalipsis de +madera dorada, terminando tan portentosa máquina un Cristo colosal, +cuyos brazos, que se abren contraídos por los dolores corporales, parece +van á estrechar en supremo abrazo á todo el linaje humano. + +Se sienten rezos tenues y confusos, no interrumpidos por pausa alguna, +como si la atmósfera interior del edificio, afectada de una vibración +inherente á su esencia física, modulara un monólogo sin fin. Todo es +calma y respeto. La claridad, las sombras, las formas esculturales, la +gallardía de las líneas, el recóndito sonido que se creería producido +por la oscilación de la masa arquitectónica; aquel sonido, que hace +pensar en la respiración de algún misterioso espíritu, habitante en las +grandes cavidades de piedra; la variedad de objetos, la majestad de los +sepulcros, el idealismo de los efectos de luz, todo esto produce estupor +y recogimiento. Se piensa en Dios y se trata de medir la inmensidad de +la idea que ha dado existencia á tan hermoso conjunto; se siente la más +grande admiración hacia los tiempos que tuvieron fe, corazón y arte para +expresar con símbolos inagotables su arraigada creencia.... + +Hallábase el menguado autor como en éxtasis comtemplando en su mente +estas hermosuras del arte y de la fe, cuando un ruido de pasos primero, +la inusitada aparición de un hombre después, le trajeron bruscamente á +la realidad, haciéndole fijar la vista en las cuartillas del artículo de +fondo que olvidado yacía sobre la mesa. + +El sér que tenía delante era un monstruo, un vestiglo. Aborrecíale en +aquellos momentos más que si viniera á darle la muerte; y le inspiraba +más pavor que si fuese satanás en persona. El monstruo miró al autor de +un modo que le hizo temblar; alargó la mano pronunciando palabras que +aterraron al infeliz, cual si fueran anatemas de la Iglesia ó sentencia +de inquisidores. Estremecióse en su asiento, erizósele el cabello y miró +con angustia y bañado en sudor frio las incorrectas líneas del +interrumpido articulejo. + + +II + +Aquel vestiglo, ó en otros términos, pedazo de bárbaro, venía cubierto +de sudor, como si hubiese hecho una larga y precipitada carrera; y lo +mismo su cara que su andrajoso y mugrienta ropa parecian teñidas de un +ligero barniz obscuro. La tinta manaba de sus poros. Se diferenciaba de +un carbonero en que su tizne era más consistente y como si le saliera de +dentro. Enteramente igual á un cíclope, si no tuviera dos ojos, era el +tal una de las más poderosas palancas de la civilización moderna, porque +había recibido de la Providencia la alta misión de mover el manubrio de +una máquina de imprimir, que daba á luz diariamente millones de millones +de palabras. Viviendo la mayor parte del día en el sótano donde la +máquina civilizadora funciona, aquel hombre se había identificado con +ella; formaba parte de su mecanismo; y la armazón ingeniosa, pero +inerte, obra pura de las matemáticas, se convertía en ser inteligente +cuando al impulso del monstruo movía sus ruedas, ejes y cilindros como +si fueran órganos animados por recóndita vida. Ambos se entusiasmaban, +se confundían: ella crujiendo convulsamente y con acompasada celeridad; +él, jadeante y lleno de sudor, describiendo curvas y más curvas con su +brazo; ella recibiendo el papel para lanzarle fuera despues de haber +extendido en su superficie un mundo de ideas, y él entonando algún +cantar para hacer más llevadero su trabajo. Horas y horas pasaban de +este modo: la máquina, remedo de la naturaleza, reproduciendo en +millones de ejemplares un mismo tipo y una misma forma; el hombre, +determinando la fuerza impulsora, semejante al soplo vital en los +organismos animales. Cuando uno y otro se completaban de aquel modo, +difícil era suponerlos desunidos; y después de admirar el pasmoso +resultado de la combinación de los dos elementos, no habría sido fácil +tampoco decir cuál de los dos era más inteligente. + +Pero aquel hombre desempeñaba aún otras altas funciones igualmente +encaminadas á la propagación de las luces. ¿Qué sería del pensamiento +humano si aquel bruto no tuviera la misión de arreglar la tinta de +imprimir, haciéndola más espesa ó más clara según la intensidad que se +quiera dar á la impresión? Cuando los ejemplares de los periódicos +habían sido dados á luz por la máquina; cuando ésta se paraba fatigada +del alumbramiento y hacía rechinar sus tornillos como si le dolieran; +cuando los ejemplares recién nacidos, húmedos, pegajosos y mal olientes, +eran apilados sobre una gran mesa, el vestiglo los doblaba +cariñosamente, les ponía las fajas, les daba la forma con que circulan +por toda la redondez de la tierra, llevando la idea á las más apartadas +regiones, vivificando cuanto existe; los transportaba al correo, los +pesaba, los franqueaba, tratábalos con el cariño de un padre y creía que +él sólo era autor de tanta maravilla. + +No se limitaban á esto sus funciones: él pegaba carteles, complaciéndose +sobremanera en vestir de colorines las esquinas de Madrid, coadyuvando +de este modo á una de las grandes cosas de nuestro siglo, que es la +publicidad. Y si tenía un arte especial para poner cataplasmas á las +calles, no era mejor su aptitud para echarse á cuestas enormes resmas de +papel, que allá en su fuero interno consideraba como el alimento, pienso +ó forraje de la máquina. Pues, digo también era insustituíble para +cargar moldes ó formas que llenas de letras desafían los puños de los +hombres más vigorosos; y además le destinaban á traer y llevar original +y pruebas, misión que cumplía puntualmente al presentarse ante el joven +autor de quien hablo, y decirle que venía _á por el artículo_, añadiendo +que hacia mucha falta por estar parados y mano sobre mano los señores +cajistas. + +El apuro del autor no es para pintarse, y ved aquí explicado el horror, +la indignación, los escalofríos y trasudores que la presencia del +mocetón de la imprenta le produjo. Era preciso acabar el artículo, y +antes de acabarlo, era menester seguirlo, empresa de dificultad colosal, +por hallarse la imaginación del escritor sin ventura á 100.000 leguas +del asunto. El desdichado mandó al mozo que volviera dentro de un breve +rato; tomó la pluma, y recogiendo sus ideas lo mejor que pudo, después +de trazar muchos garabatos en un papelejo, y mirar al techo cuatro +veces y al papel otras tantas, escribió lo siguiente: + +«... Y como sabemos que la opinión pública es la única norma de la +política; como sabemos que los gobiernos que no se guían por la opinión +pública elaboran su propia ruína con la ruína del país, nos decidimos +hoy á alzar nuestra voz para indicar el peligro. El principal error del +Gobierno, preciso es decirlo muy alto, es su empeño en destruir nuestras +instituciones tradicionales, en realizar una _abolición completa de lo +pasado_. ¿Son las conquistas de la civilización incompatibles con la +historia? ¡Ah! El Gobierno se esfuerza en extirpar los restos de la fe +de nuestros padres, de aquella fe poderosa de que vemos exacta expresión +en las soberbias catedrales de la Edad Media, que subsisten y +subsistirán para asombro de las generaciones. ¡Mezquina edad presente! +¡Ah! ¡Cómo se engrandece el ánimo al contemplar las prodigiosas obras +que levantó el sentimiento religioso! ¿El espíritu que de tal manera se +reproduce, no debe conservarse en la sociedad, mediante la acción +previsora de los Gobiernos encargados de velar por los grandes y eternos +principios?» + +No bien concluído este párrafo, que á nuestro autor le pareció de +perlas, fué interrumpido por un tremendo golpe que sintió en el hombro. +Alzó los ojos y vió ¡cielos! á un importuno amigo que tenía la mala +costumbre de insinuarse dando grandes espaldarazos y pellizcos. + +Aunque el periodista tenía bastante intimidad con el recién venido, en +aquel momento le fué más antipático que si viera en él á un alguacil +encargado de prenderle. Le miró, apartando la vista del artículo, +nuevamente interrunpido, y esperó con paciencia las palabras de su +amigote. + + +III + +El cual era en extremo pesado, y tenía un mirar tan parecido á la +estupefacción inalterable de las estatuas, que al verle y oirle venían á +la memoría los solemnes discursos de las esfinges ó los augurios de +cualquier oráculo ó pitonisa. Hablaba en voz baja y en tono algo +cavernoso, lo que no dejaba de estar en armonía con la amarillez de su +semblante y con los cabellos largos que entrambos lados de la cabeza le +caían. Era además tan lúgubre en su carácter y en sus costumbres, que no +faltaba razón á los que habían dado en llamarle _sepulturero_. + +Con el desdichado autor de quien nos venimos ocupando, tenía este hombre +amistad antigua: ambos habían corrido juntos multitud de aventuras, y +sin separarse navegaron por los revueltos golfos del periodismo hasta +encallar en los arrecifes de una oficina, de donde no tardó en +arrojarlos un cambio ministerial, y se embarcaron de nuevo en la prensa +en busca de posición social. Comunicábanse sus desgracias y placeres, +partiendo unos y otros fraternalmente, y se ayudaban en sus respectivas +crisis financieras, haciéndose mutuos empréstitos, y girando el uno +contra el otro cuantiosas letras, á pagar noventa días después del +Juicio final. El lúgubre, principálmente, era un gran Ministro de +Hacienda, y resolvía todos sus apuros por medio de grandes acometidas al +bolsillo del joven escritor, que tenía, entre otras cualidades, la de +despreciar las vanas riquezas. + +En cambio de estos servicios, el _sepulturero_ ayudaba en sus amores al +escritor, que era por extremo sensible, idealista de la clase más +anticuada, si bien esto se compensaba por su habilidad en escribir +billetes amorosos, manifestación literaria á que sólo sus artículos +políticos podían igualarse. También se consagraba el otro á tales +entretenimientos; pero en su calidad de gran financiero, jamás le pasó +por las mientes, como al escritorcillo, la insensata idea de casarse. + +--Vengo a ponerte sobre aviso--dijo con su hueca, apagada y profunda +voz el lúgubre.--Ha llegado. + +Los dos amigos eran asiduos concurrentes á la ópera, y solían amenizar +sus conversaciones con los cantos y romanzas de que tenían llena la +cabeza; y á veces, cuando en el diálogo encajaba bien, soltaban algún +recitativo. Por eso cuando el lúgubre dijo: _Ha venido_, el periodista +cantó con afectación de sobresalto: + +--_¿L'incógnito amante della Rossina?_ + +--_Apunto quello_,--contestó el otro. + +--¡Qué contrariedad! ¿Pues no decían que ese hombre no vendría, que +habia ya renunciado á sus proyectos de matrimonio? ¿No estaban, lo mismo +Juanita que su madre, convencidas de que la familia de ese gaznápiro no +podía consentir en semejante boda? + +--Ahí verás. Él se ha escapado de su casa y dice que viene resuelto á +dar su blanca mano. Ya sabes que la pécora de Doña Lorenza bebe los +vientos por atraparle, porque parece ha de heredar cuando muera su tía, +el título de Marqués de los Cuatro Vientos. Es rico: Doña Lorenza sabe +de memoria el número de carneros, bueyes y asnos que posee en sus +dehesas _il tuo rivale_, y está loca de contento. Si no casa á su hija +con él, creo que revienta. + +--¡Pero Juanita, Juanita!--exclamó el escritor, mirando al +techo.--Juanita no puede ceder á las despóticas exigencias de esa +tarasca de su madre. + +--_La ragazza_ te quiere; pero si su madre se emperra en que no, y que +no... Yo creo que de esta vez te quedas con tres palmos de narices. +Cuando todas las contrariedades estaban allanadas, viene ese antiguo +pretendiente, que si no agrada á la hija, agrada á la mamá, y esto +basta. _¡Poverino!_ + +--¡Quita allá!... yo no lo puedo creer. La chica se resistirá; ha jurado +no tener más esposo que yo. + +--Sí. Pero tanto la sermonean.... La madre es una rata de Iglesia; +frecuentan su casa, como sabes, multitud de clérigos que, según dicen, +le tienen trastornado el juicio. Le han llevado el cuento de que tú eres +un revolucionario impío; que insultas á Dios y á la Virgen en tus +artículos; que estás excomulgado, y que debes de tener rabo, como los +judíos. Doña Lorenza, que oye siete misas al día y se confiesa dos veces +por semana, te detesta como si fueras el mismo Judas. Ella infundirá +este odio á su niña, haciéndole creer que eres descendiente de Caifás, y +que se va á condenar si se casa contigo. + +--¡Monstruoso, inconcebible! + +--Esa familia, chico, es la madriguera del obscurantismo. ¡Qué rancias +ideas y costumbres! En vano un espíritu fuerte, como Juanita, se +esfuerza en romper los nudos de la tutela estúpida con que se la quiere +oprimir. Tendrá que dejarte, y se casará con ese alcornoque, á quien +los clérigos y beatas que pululan en aquella casa, elogian sin cesar, +encomiando sus virtudes, su religiosidad, su grande amor á la causa +carlista y sus inmensos ganados. + +--¡Maldito sea el fariseísmo!--exclamó el otro, indignado contra la +teocracia que así se introduce en el seno de las familias para torcer +los más nobles propósitos y amoldarlos á fines mundanos. + +Desahogaba su ira en furibundos apóstrofes, anatemas y dicterios, +golpeando la mesa, lívido y descompuesto, cuando sintióse ruido de pasos +y apareció la fatídica estampa del mozo de la imprenta, que volvía en +busca del comenzado fondo. + +--¡El artículo!--suspiró nuestro escritor, echando mano á las +cuartillas, mojando la pluma con detestable humor y echando pestes +contra todos los periódicos y todos los clérigos del orbe. + +Pasados algunos segundos, pudo fijar sus ideas, y continuó su +interrumpida obra del modo siguiente: + +«Meditemos. Si bien es cierto que el Gobierno tiene la misión de velar +por la conservación y prestigio de los principios morales y religiosos, +también está fuera de toda duda que el más grave error en que pueden +incurrir los poderes públicos es apegarse demasiado á las instituciones +pasadas, protegiendo la teocracia y permitiendo que los apóstoles del +obscurantismo extiendan su hipócrita y solapado dominio á toda la +sociedad. ¡Oh! la más espantosa lepra de las naciones es esa masonería +clerical, que, ansiando allegar para su causa mundada toda clase de +recursos, no vacila en apoderarse de la voluntad de las mujeres indoctas +y tímidas para entronizarse mañosamente en las familias, organizarlas á +su manera, intervenir en sus actos más secretos, atar y desatar sus +vínculos, y crear de este modo un influjo universal que, á poco de +extendido, no podrá destruirse sino con una sangrienta hecatombe. ¡Ah! +¡oh! ¡les conocemos bien! + +«¿No es notorio para todo el mundo que el actual Gabinete lejos de +oponerse á tan grave mal, hace cuanto está en su mano para que tome +proporciones? ¿No estamos viendo que los órganos del obscurantismo +aplauden todos los actos del Gobierno, y que existe un pacto tácito +entre la teocracia y el poder, una comunidad de aspiraciones tal, que +parecen confundirse los poderes eclesiástico y civil, cual si viviéramos +en los tiempos del más brutal absolutismo? ¡Ah! ¡Es preciso ya decir la +verdad al país! ¡Oh! ¡Es preciso hablar muy alto y poner las cosas en su +lugar, exigiendo la responsabilidad á quien realmente la tenga!» + +Aquí se paró el escritor, mil veces desdichado, porque se le acabaron +las ideas; y no pudo _decirla verdad al país_, porque su imaginación no +se apartaba de Juanita, de la impertinente y mojigata mamá, de los +clerizontes y monagos que influían en la casa, de los carneros, bueyes, +cabras y asnos del futuro Marqués de los Cuatro Vientos. + + +IV + +Aprovechándose de este intermedio, trató el lúgubre de entablar de nuevo +el consabido palique. + +--Pero la situación no es desesperada--dijo.--Con ingenio puedes vencer +y dejar á ese señor de las vacas y carneros con un palmo de boca +abierta. + +--Si yo pudiera.... _Le mié nozze colei meglio á affretare._ + +--_Io dentr' oggi á finir vo questo affare_.... Mira, tengo un plan.... +¿Sabes que me comprometería á arreglar el asunto empleando ciertos +medios...? + +--A ver, ¿qué plan, qué medios son esos? Cualesquiera que sean, ponlos +en práctica inmédiatamente. Tú eres hombre de ingenio. + +--Pero no basta el ingenio--dijo el lúgubre. + +--Para ello es preciso otra cosa... es necesario dinero. + +--¡Dinero! _¡Dovizie!_ ¿Pero que papel va á hacer aquí el dichoso +dinero? + +--Eso lo veremos. Es un plan vasto y difícil de explicar ahora. + +--¿Pero se trata de raptos, escalamientos, sobornos? Todo eso está muy +bien en las novelas de á cuarto la entrega. + +--No es nada de eso. Tú has de ser el principal actor en esta trama que +preparo.... Es preciso que me des _guita_ y te sometas á cuanto yo te +mande. + +--En cuanto á lo segundo, no veo inconveniente ninguno; lo primero es +mucho más difícil, por una razón muy sencilla.... + +--Si no se tiene, se busca. + +--¡Se busca! _¿e dove, sciagurato?_ Pero explícame tus planes.... Ya me +figuro.... ¿Quieres hacerme pasar por rico...? Hombre, tiene gracia. + +--Tú dame el _cumquibus_ y cállate. No es preciso mucho: basta con unos +cuantos miles de reales, cinco ó seis mil. + +--¡Cinco ó seis mil! ¡Anda, anda! ¡Si tú supieras cuál es la situación +del tesoro! Chico, yo pensaba pedirte para una cajetilla. + +--Pero, hombre, busca bien--dijo el gran financiero con expresión de +angustia, que indicaba lo triste que era para él hallar tan vacío el +bolsillo del contribuyente.--¡Y yo que necesitaba ahora un pico...! +nada más que un piquito. + +--¡Piquitos á mí! + +--Es una gran contrariedad que te halles en tal situación--dijo el +lúgubre en tono de responso.--Yo que contaba.... Además me había +propuesto sacarte en bien de la aventura y hacer que Doña Lorenza +plantara en la calle al de los Cuatro Vientos, para que tu Juanita.... + +--¡Maldita sea tu estampa y mi miseria!--exclamó el articulista con +desesperación.--Cuando uno se propone un fin noble y elevado, como es el +del matrimonio, y no puede conseguirlo á causa de un cochino déficit, +reniega de la existencia y.... + +No pudo concluir la frase, porque ante sus ojos se presentó un espectro +que avanzaba lentamente, con expresión siniestra y aterradora. Aquel +fantasma era el monstruo tipográfico, horrible caricatura de Guttenberg, +que puntual como el diablo cuando suena la hora de llevarse su alma, +venía en busca del condenado artículo. + +--¡El artículo! ¡Mal rayo me parta! ¡Es preciso acabarlo! + +Y devorado por la ansiedad, trémulo y medio loco, trincó la pluma y +¡hala! + +«Fácil es comprender, escribió, que esta situación no puede prolongarse +mucho, por el aflictivo estado de la Hacienda. Los apuros del Erario +son tales, que se nos llena el corazón de tristeza cuando hacemos un +examen detenido de las rentas públicas. Los ingresos disminuyen de un +modo aterrador; aumentan los gastos. Todas las corporaciones carecen de +lo más necesario para cubrir sus atenciones. La miseria cunde por todas +partes, y el ánimo se abate al considerar nuestra situación. Nos es +imposible aspirar á nobles fines, porque en la vida moderna nada puede +lograrse; todas las mejoras materiales y morales son ilusorias cuando el +Estado se halla próximo á una vergonzosa ruina. ¡Ah! Es preciso llamar +sobre esto la atención del país. El Tesoro público está exhausto. La +situación es angustiosa, insostenible, desesperada. ¡Oh! Hay que exigir +la responsabilidad á quien corresponda apartando de la gestión de los +negocios públicos á los hombres funestos....» + +No pudo seguir, porque su amigo, que se había asomado al balcón mientras +él escribía, le llamaba con grandes voces. + +--¡Ven, ven... _eccola_! Por la calle pasa _la ragazza_ con Doña +Lorenza y el futuro Marquesito. ¡_Oh terribil momento_! + +El desdichado escritor levantóse de su asiento, tiró papel y plumas, sin +cuidarse de que _aquellos hombres funestos_ siguieran ó no encargados de +la gestión de los negocios públicos. + +Los dos fijaron la vista con ansiosa curiosidad en un grupo que por la +calle iba, compuesto de tres personas, á saber: una vieja por extremo +tiesa y con un aire presuntuoso que indicaba su adoración de todas las +cosas tradicionales y venerandas; una joven, de cuya hermosura no podían +tenerse bastantes datos desde el balcón, si bien no era difícil apreciar +la esbeltez de su cuerpo, su andar airoso y su traje, en que la +elegancia y la modestia habían conseguido hermanarse; y por ultimo, un +mozalbete, cuyo semblante no era fácil distinguir, pues sólo se veía +algo de patillas, su poco de lentes y unas miajas de nariz. + +El desesperado articulista estuvo á punto de gritar, de arrojar el +objeto que hallara más á mano sobre la inocente pareja que cruzaba la +calle. Púsose lívido al notar que se hablaban con una confianza parecida +á la intimidad, y hasta le pareció escuchar algunas tiernas y +conmovedoras frases. Apretó los puños y echó por aquella boca sapos y +culebras, apartándose del balcón por no presenciar más tiempo un +espectáculo que le enloquecía. Al volverse, su mirada se cruzó con la +mirada del bruto de la imprenta, que inmóvil en medio de la sala, más +feo, más horrible y siniestro que nunca, reclamaba las nefandas +cuartillas. ¡Nada, nada, á rematar el artículo! Ciego de furor, pálido +como la muerte, trémulo, y con extraviados ojos, se sentó, tomó la pluma +y salpicando á diestra y siniestra grandes manchurrones de tinta, +acribillando el papel con los picotazos de la pluma, enjaretó lo +siguiente: + +«Sí: hay que apartar de la gestión de los negocios públicos á esos +hombres funestos, que han usurpado el poder de una manera nunca vista en +los anales de la ambición; á esos hombres inmorales, que han extendido á +todas las esferas administrativas sus viciosas costumbres; á esos +hombres que escarnecen al país con sus improvisadas fortunas. Todo el +mundo ve con indignación los abusos, la audacia, el cinismo de tales +hombres, y nosotros participamos de esa patriótica indignación. ¡Oh! no +podemos contenernos. Señalamos á la execración de todas las gentes +honradas á esos Ministros funestos é inmorales--lo repetimos sin +cesar--que han traído á nuestra patria al estado en que hoy se halla, +irritando los ánimos y estableciendo en todo el país el reinado de la +desconfianza, del miedo, de la cólera, de la venganza. Sí: ¡¡castigo, +venganza!! he aquí las palabras que sintetizan la aspiración nacional en +el actual momento histórico.» + +Hubiera seguido desahogando las hieles de su alma, si alguien no le +interrumpiera inopinadamente en aquel crítico momento histórico, +entregándole una carta, cuyo sobre, escrito por mano femenina, le +produjo extraordinaria conmoción. Abrióla con frenesí, rasgando el +papel, y leyó lo que sigue, trazado con lápiz, apresuradamente: + +«No puedo pintar mi martirio desde que este alcornoque de los Cuatro +Vientos ha venido de Extremadura, con la pretensión de casarse conmigo. +Mamá es _partidaria de esta solución_, como tu dices; pero yo me +mantengo y me mantendré siempre en la más resuelta oposición. Nada ni +nadie me hará desistir, tontín, y yo te respondo que mi _actitud_, +¡vivan las actitudes! será tan firme, que ha de causarte admiración. El +suplicio de tener que oir las simplezas y ver el antipático semblante de +Cuatro Vientos me dará fuerza para resistir al _sistema arbitrario y á +las medidas preventivas_ de mamá.» + +La alegría del autor fué tan grande en aquel _momento histórico_, que +por poco se desmaya en los brazos de su amigo. Recobró repentinamente su +buen humor, volviendo los colores á su rostro demacrado. Pero la +presencia del siniestro gañán de la imprenta, que inmóvil permanecía en +medio de la sala, le hizo comprender la necesidad de concluir su obra, +que reclamaban con furor los irritados cajistas y el inexorable regente. +Tomó la pluma, y con facilidad notoria terminó de esta manera. + +«Pero en honor de la verdad, y penetrándonos de un alto espíritu de +imparcialidad, deponiendo pasiones bastardas y hablando el lenguaje de +la más estricta justicia, debemos decir que no tiene el Gobierno toda la +culpa de lo que hoy pasa. Sería obcecación negarle el buen deseo y la +aspiración al acierto. ¡Ah! Su gestión tropieza con los obstáculos que +la insensata oposición de los partidos revolucionarios hace de continuo; +y los males que sufre el país no proceden, por lo general, de las altas +regiones. Todos los Ministros tienen muchísimo talento, y se inspiran ¿á +qué negarlo? en el más puro patriotismo. ¡Ah! nuestro deber es excitar á +todo el mundo para que, por medio de hábiles transacciones, por medio de +sabios temperamentos, puedan el pueblo y el poder hermanarse, +inaugurando la serie de felicidades, de inefables dichas, de +prosperidades sin cuento que la Providencia nos destina.» + +Madrid, Abril de 1872. + + + + +LA MULA Y EL BUEY + +CUENTO DE NAVIDAD + + +I + +Cesó de quejarse la pobrecita; movió la cabeza, fijando los tristes ojos +en las personas que rodeaban su lecho; extinguióse poco á poco su +aliento, y expiró. El Ángel de la Guarda, dando un suspiro, alzó el +vuelo y se fué. + +La infeliz madre no creía tanta desventura; pero el lindísimo rostro de +Celinina se fué poniendo amarillo y diáfano como cera; enfriáronse sus +miembros, y quedó rígida y dura como el cuerpo de una muñeca. Entonces +llevaron fuera de la alcoba á la madre, al padre y á los más inmediatos +parientes, y dos ó tres amigas y las criadas se ocuparon en cumplir el +último deber con la pobre niña muerta. + +La vistieron con riquísimo traje de batista, la falda blanca y ligera +como una nube, toda llena de encajes y rizos que la asemejaban á espuma. +Pusiéronle los zapatos, blancos también y apenas ligeramente gastada la +suela, señal de haber dado pocos pasos, y después tejieron, con sus +admirables cabellos de color castaño obscuro, graciosas trenzas +enlazadas con cintas azules. Buscaron flores naturales; mas no +hallándolas, por ser tan impropia de ellas la estación, tejieron una +linda corona con flores de tela, escogiendo las más bonitas y las que +más se parecían á verdaderas rosas frescas traídas del jardín. + +Un hombre antipático trajo una caja algo mayor que la de un violín, +forrada de seda azul con galones de plata, y por dentro guarnecida de +raso blanco. Colocaron dentro á Celinina, sosteniendo su cabeza en +preciosa y blanda almohada, para que no estuviese en postura violenta, y +después que la acomodaron bien en su fúnebre lecho, cruzaron sus +manecitas, atándolas con una cinta, y entre ellas pusiéronle un ramo de +rosas blancas, tan hábilmente hechas por el artista, que parecían hijas +del mismo Abril. + +Luego las mujeres aquellas cubrieron de vistosos paños una mesa, +arreglándola como un altar, y sobre ella fué colocada la caja. En breve +tiempo armaron unos al modo de doseles de iglesia, con ricas cortinas +blancas, que se recogían gallardamente á un lado y otro; trajeron de +otras piezas cantidad de santos é imágenes, que ordenadamente +distribuyeron sobre el altar, como formando la corte funeraria del ángel +difunto, y, sin pérdida de tiempo, encendieron algunas docenas de luces +en los grandes candelabros de la sala, los cuales, en torno á Celinina, +derramaban tristísimas claridades. Después de besar repetidas veces las +heladas mejillas de la pobre niña, dieron por terminada su piadosa obra. + + +II + +Allá, en lo más hondo de la casa, sonaban gemidos de hombres y mujeres. +Era el triste lamentar de los padres, que no podían convencerse de la +verdad del aforismo _angelitos al cielo_, que los amigos administran +como calmante moral en tales trances. Los padres creían entonces que la +verdadera y más propia morada de los angelitos es la tierra; y tampoco +podían admitir la teoría de que es mucho más lamentable y desastrosa la +muerte de los grandes que la de los pequeños. Sentían, mezclada á su +dolor, la profundísima lástima que inspira la agonía de un niño, y no +comprendían que ninguna pena superase á aquélla que destrozaba sus +entrañas. + +Mil recuerdos é imágenes dolorosas les herían, tomando forma de +agudísimos puñales que les traspasaban el corazón. La madre oía sin +cesar la encantadora media lengua de Celinina, diciendo las cosas al +revés, y haciendo de las palabras de nuestro idioma graciosas +caricaturas filológicas que afluían de su linda boca como la música más +tierna que puede conmover el corazón de una madre. Nada caracteriza á un +niño como su estilo, aquel genuino modo de expresarse y decirlo todo con +cuatro letras, y aquella gramática prehistórica, como los primeros +vagidos de la palabra en los albores de la humanidad, y su sencillo arte +de declinar y conjugar, que parece la rectificación inocente de los +idiomas regularizados por el uso. El vocabulario de un niño de tres +años, como Celinina, constituye el verdadero tesoro literario de las +familias. ¿Cómo había de olvidar la madre aquella lengüecita de trapo, +que llamaba al sombrero _tumeyo_ y al garbanzo _babancho_? + +Para colmo de aflicción, vió la buena señora por todas partes los +objetos con que Celinina había alborozado sus últimos días; y como éstos +eran los que preceden á Navidad, rodaban por el suelo pavos de barro con +patas de alambre; un San José sin manos; un pesebre con el Niño Dios, +semejante á una bolita de color de rosa; un Rey Mago montado en +arrogante camello sin cabeza. Lo que habían padecido aquellas pobres +figuras en los últimos días, arrastradas de aquí para allí, puestas en +ésta ó en la otra forma, sólo Dios, la mamá y el purísimo espíritu que +había volado al cielo lo sabían. + +Estaban las rotas esculturas impregnadas, digámoslo así, del alma de +Celinina, ó vestidas, si se quiere, de una singular claridad muy triste, +que era la claridad de ella. La pobre madre, al mirarlas, temblaba toda, +sintiéndose herida en lo más delicado y sensible de su íntimo ser. +¡Extraña alianza de las cosas! ¡Cómo lloraban aquellos pedazos de barro! +¡Llenos parecían de una aflicción intensa, y tan doloridos, que su vista +sola producía tanta amargura como el espectáculo de la misma criatura +moribunda, cuando miraba con suplicantes ojos á sus padres y les pedía +que le quitasen aquel horrible dolor de su frente abrasada! La más +triste cosa del mundo era para la madre aquel pavo con patas de alambre +clavadas en tablilla de barro, y que en sus frecuentes cambios de +postura había perdido el pico y el moco. + + +III + +Pero si era aflictiva la situación de espíritu de la madre, éralo mucho +más la del padre. Aquélla estaba traspasada de dolor; en éste, el dolor +se agravaba con un remordimiento agudísimo. Contaremos brevemente el +peregrino caso advirtiendo que esto quizás parecerá en extremo pueril á +algunos, pero á los que tal crean, les recordaremos que nada es tan +ocasionado á puerilidades como un íntimo y puro dolor, de esos en que no +existe mezcla alguna de intereses de la tierra, ni el desconsuelo +secundario del egoísmo no satisfecho. + +Desde que Celinina cayó enferma, sintió el afán de las poéticas fiestas +que más alegran á los niños: las fiestas de Navidad. Ya se sabe con +cuánta ansia desean la llegada de estos risueños días, y cómo les +trastorna el febril anhelo de los regalitos, de los nacimientos, y las +esperanzas del mucho comer y del atracarse de pavo, mazapan, peladillas +y turrón. Algunos se creen capaces, con la mayor ingenuidad, de embuchar +en sus estómagos cuanto ostentan la Plaza Mayor y calles adyacentes. + +Celinina, en sus ratos de mejoría, no dejaba de la boca el tema de la +Pascua; y como sus primitos, que iban á acompañarla, eran de más edad y +sabían cuanto hay que saber en punto á regalos y nacimientos, se +alborotaba más la fantasía de la pobre niña oyéndoles, y más se +encendían sus afanes de poseer golosinas y juguetes. Delirando, cuando +la metía en su horno de martirios la fiebre, no cesaba de nombrar lo que +de tal modo ocupaba su espíritu, y todo era golpear tambores, tañer +zambombas, cantar villancicos. En la esfera tenebrosa que rodeaba su +mente, no había sino pavos haciendo _clau clau_; pollos que gritaban +_pío pío_; montes de turrón que llegaban al cielo formando un Guadarrama +de almendras; nacimientos llenos de luces y que tenían lo menos +cincuenta mil millones de figuras; ramos de dulce, árboles cargados de +cuantos juguetes puede idear la más fecunda imaginación tirolesa; el +estanque del Retiro lleno de sopa de almendras; besugos que miraban á +las cocineras con sus ojos cuajados, naranjas que llovían del cielo, +cayendo en más abundancia que las gotas de agua en día de temporal, y +otros mil prodigios que no tienen número ni medida. + + +IV + +El padre, por no tener más chicos que Celinina, no cabía en sí de +inquieto y desasosegado. Sus negocios le llamaban fuera de la casa; pero +muy á menudo entraba en ella para ver como iba la enfermita. El mal +seguía su marcha con alternativas traidoras: unas veces dando esperanzas +de remedio, otras quitándolas. + +El buen hombre tenía presentimientos tristes. El lecho de Celinina, con +la tierna persona agobiada en él por la fiebre y los dolores, no se +apartaba de su imaginación. Atento á lo que pudiera contribuir á +regocijar el espíritu de la niña, todas las noches, cuando regresaba á +la casa, le traía algún regalito de Pascua, variando siempre de objeto y +especie, pero prescindiendo siempre de toda golosina. Trájole un día una +manada de pavos, tan al vivo hechos, que no les faltaba más que graznar; +otro día sacó de sus bolsillos la mitad de la Sacra Familia, y al +siguiente á San José con el pesebre y portal de Belén. Después vino con +unas preciosas ovejas, á quien conducían gallardos pastores, y luego se +hizo acompañar de unas lavanderas que lavaban, y de un choricero que +vendía chorizos, y de un Rey Mago negro, al cual sucedió otro de barba +blanca y corona de oro. Por traer, hasta trajo una vieja que daba azotes +en cierta parte á un chico por no saber la lección. + +Conocedora Celinina, por lo que charlaban sus primos, de todo lo +necesario á la buena composición de un nacimiento, conoció que aquella +obra estaba incompleta por la falta de dos figuras muy principales: la +mula y el buey. Ella no sabía lo que significaba la tal mula ni el tal +buey; pero atenta á que todas las cosas fuesen perfectas, reclamó una y +otra vez del solícito padre el par de animales que se había quedado en +Santa Cruz. + +Él prometió traerlos, y en su corazón hizo propósito firmísimo de no +volver sin ambas bestias; pero aquel día, que era el 23, los asuntos y +quehaceres se le aumentaron de tal modo, que no tuvo un punto de reposo. +Además de esto, quiso el Cielo que se sacase la lotería, que tuviera +noticia de haber ganado un pleito, que dos amigos cariñosos le +embarazaran toda la mañana... en fin, el padre entró en la casa sin la +mula, pero también sin el buey. + +Gran desconsuelo mostró Celinina al ver que no venían á completar su +tesoro las dos únicas joyas que en él faltaban. El padre quiso al punto +remediar su falta; mas la nena se había agravado considerablemente +durante el día; vino el médico, y como sus palabras no eran +tranquilizadoras, nadie pensó en bueyes, mas tampoco en mulas. + +El 24 resolvió el pobre señor no moverse de la casa. Celinina tuvo por +breve rato un alivio tan patente, que todos concibieron esperanzas, y +lleno de alegría, dijo el padre: «Voy al punto á buscar eso.» + +Pero como cae rápidamente un ave herida al remontar el vuelo á lo más +alto, así cayó Celinina en las honduras de una fiebre muy intensa. Se +agitaba trémula y sofocada en los brazos ardientes de la enfermedad, que +la constreñía sacudiéndola para expulsar la vida. En la confusión de su +delirio, y sobre el revuelto oleaje de su pensamiento, flotaba, como el +único objeto salvado de un cataclismo, la idea fija del deseo que no +había sido satisfecho; de aquella codiciada mula y de aquel suspirado +buey, que aún proseguían en estado de esperanza. + +El papá salió medio loco, corrió por las calles; pero en mitad de una de +ellas se detuvo y dijo: «¿Quién piensa ahora en figuras de nacimiento?» + +Y corriendo de aquí para allí, subió escaleras, y tocó campanillas, y +abrió puertas sin reposar un instante, hasta que hubo juntado siete ú +ocho médicos, y les llevó á su casa. Era preciso salvar á Celinina. + + +V + +Pero Dios no quiso que los siete ú ocho (pues la cifra no se sabe á +punto fijo) alumnos de Esculapio contraviniesen la sentencia que él +había dado, y Celinina fué cayendo, cayendo más á cada hora, y llegó á +estar abatida, abrasada, luchando con indescriptibles congojas, como la +mariposa que ha sido golpeada y tiembla sobre el suelo con las alas +rotas. Los padres se inclinaban junto á ella con afán insensato, cual si +quisieran con la sola fuerza del mirar detener aquella existencia que se +iba, suspender la rápida desorganización humana, y con su aliento +renovar el aliento de la pobre mártir que se desvanecía en un suspiro. + +Sonaron en la calle tambores y zambombas y alegre chasquido de panderos. +Celinina abrió los ojos, que ya parecían cerrados para siempre; miró á +su padre, y con la mirada tan sólo y un grave murmullo que no parecía +venir ya de lenguas de este mundo, pidió á su padre lo que éste no había +querido traerle. Traspasados de dolor padre y madre, quisieron +engañarla, para que tuviese una alegría en aquel instante de suprema +aflicción, y presentándole los pavos, le dijeron:--«Mira, hija de mi +alma, aquí tienes la mulita y el bueyecito.» + +Pero Celinina, aun acabándose, tuvo suficiente claridad en su +entendimiento para ver que los pavos no eran otra cosa que pavos, y los +rechazó con agraciado gesto. Después siguió con la vista fija en sus +padres, y ambas manos en la cabeza señalando sus agudos dolores. Poco á +poco fué extinguiéndose en ella aquel acompasado son, que es el último +vibrar de la vida, y al fin todo calló, como calla la máquina del reloj +que se para; y la linda Celinina fué un gracioso bulto, inerte y frío +como mármol, blanco y transparente como la purificada cera que arde en +los altares. + +¿Se comprende ahora el remordimiento del padre? Porque Celinina tornara +á la vida, hubiera él recorrido la tierra entera para recoger todos los +bueyes y todas, absolutamente todas las mulas que en ella hay. La idea +de no haber satisfecho aquel inocente deseo era la espada más aguda y +fría que traspasaba su corazón. En vano con el raciocinio quería +arrancársela; pero ¿de qué servía la razón, si era tan niño entonces +como la que dormía en el ataúd, y daba más importancia á un juguete que +á todas las cosas de la tierra y del cielo? + + +VI + +En la casa se apagaron al fin los rumores de la desesperación, como si +el dolor, internándose en el alma, que es su morada propia, cerrara las +puertas de los sentidos para estar más solo y recrearse en sí mismo. + +Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada +de la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás +casas, resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos, +y vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías. Desde +la sala donde estaba la niña difunta, las piadosas mujeres que le hacían +compañía oyeron espantosa algazara, que al través del pavimento del piso +superior llegaba hasta ellas, conturbándolas en su pena y devoto +recogimiento. Allá arriba, muchos niños chicos, congregados con mayor +número de niños grandes y felices papás y alborozados tíos y tías, +celebraban la Pascua, locos de alegría ante el más admirable nacimiento +que era dado imaginar, y atentos al fruto de juguetes y dulces que en +sus ramas llevaba un frondoso árbol con mil vistosas candilejas +alumbrado. + +Hubo momentos en que con el grande estrépito de arriba, parecía que +retemblaba el techo de la sala, y que la pobre muerta se estremecía en +su caja azul, y que las luces todas oscilaban, cual si, á su manera, +quisieran dar á entender también que estaban algo peneques. De las tres +mujeres que velaban, se retiraron dos; quedó una sola, y ésta, sintiendo +en su cabeza grandísimo peso, á causa sin duda del cansancio producido +por tantas vigilias, tocó el pecho con la barba y se durmió. + +Las luces siguieron oscilando y moviéndose mucho, á pesar de que no +entraba aire en la habitación. Creeríase que invisibles alas se agitaban +en el espacio ocupado por el altar. Los encajes del vestido de Celinina +se movieron también, y las hojas de sus flores de trapo anunciaban el +paso de una brisa juguetona ó de manos muy suaves. Entonces Celinina +abrió los ojos. + +Sus ojos negros llenaron la sala con una mirada viva y afanosa que +echaron en derredor y de arriba abajo. Inmediatamente después, separó +las manos sin que opusiera resistencia la cinta que las ataba, y +cerrando ambos puños se frotó con ellos los ojos, como es costumbre en +los niños al despertarse. Luego se incorporó con rápido movimiento, sin +esfuerzo alguno, y mirando al techo, se echó á reir; pero su risa, +sensible á la vista, no podía oirse. El único rumor que fácilmente se +percibió era una bullanga de alas vivamente agitadas, cual si todas las +palomas del mundo estuvieran entrando y saliendo en la sala mortuoria y +rozaran con sus plumas el techo y las paredes. + +Celinina se puso en pie, extendió los brazos hacia arriba, y al punto le +nacieron unas alitas cortas y blancas. Batiendo con ellas el aire, +levantó el vuelo y desapareció. + +Todo continuaba lo mismo: las luces ardiendo, derramando en copiosos +chorros la blanca cera sobre las arandelas; las imágenes en el propio +sitio, sin mover brazo ni pierna ni desplegar sus austeros labios; la +mujer sumida plácidamente en un sueño que debía saberle á gloria; todo +seguía lo mismo, menos la caja azul, que se había quedado vacía. + + +VII + +¡Hermosa fiesta la de esta noche en casa de los señores de-----! + +Los tambores atruenan la sala. No hay quien haga comprender á esos +endiablados chicos que se divertirán más renunciando á la infernal bulla +de aquel instrumento de guerra. Para que ningún humano oído quede en +estado de funcionar al día siguiente, añaden al tambor esa invención del +Averno, llamada zambomba, cuyo ruido semeja á gruñidos de Satanás. +Completa la sinfonía el pandero, cuyo atroz chirrido de calderetería +vieja alborota los nervios más tranquilos. Y sin embargo, esta discorde +algazara sin melodía y sin ritmo, más primitiva que la música de los +salvajes, es alegre en aquesta singular noche, y tiene cierto sonsonete +lejano de coro celestial. + +El Nacimiento no es una obra de arte á los ojos de los adultos; pero los +chicos encuentran tanta belleza en las figuras, expresión tan mística en +el semblante de todas ellas, y propiedad tanta en sus trajes, que no +creen haya salido de manos de los hombres obra más perfecta, y la +atribuyen á la industria peculiar de ciertos ángeles dedicados á ganarse +la vida trabajando en barro. El portal de corcho, imitando un arco +romano en ruinas, es monísimo, y el riachuelo representado por un +espejillo con manchas verdes que remedan acuáticas yerbas y el musgo de +las márgenes, parece que corre por la mesa adelante con plácido +murmurio. El puente por donde pasan los pastores es tal, que nunca se ha +visto el cartón tan semejante á la piedra; al contrario de lo que pasa +en muchas obras de nuestros ingenieros modernos, los cuales hacen +puentes de piedra que parecen de cartón. El monte que ocupa el centro +se confundiría con un pedazo de los Pirineos, y sus lindas casitas, más +pequeñas que las figuras, y sus árboles figurados con ramitas de +evónimus, dejan atrás á la misma Naturaleza. + +En el llano es donde está lo más bello y las figuras más +características: las lavanderas que lavan en el arroyo; los paveros y +polleros conduciendo sus manadas; un guardia civil que lleva dos +granujas presos; caballeros que pasean en lujosas carretelas junto al +camello de un Rey Mago, y Perico el ciego tocando la guitarra en un +corrillo donde curiosean los pastores que han vuelto del Portal. Por +medio á medio, pasa un tranvía lo mismito que el del barrio Salamanca, y +como tiene dos _rails_ y sus ruedas, á cada instante le hacen correr de +Oriente á Occidente con gran asombro del Rey Negro, que no sabe qué +endiablada máquina es aquella. + +Delante del Portal hay una lindísima plazoleta, cuyo centro lo ocupa una +redoma de peces, y no lejos de allí vende un chico _La Correspondencia_, +y bailan gentilmente dos majos. La vieja que vende buñuelos y la +castañera de la esquina son las piezas más graciosas de este maravilloso +pueblo de barro, y ellas solas atraen con preferencia las miradas de la +infantil muchedumbre. Sobre todo, aquel chicuelo andrajosa que en una +mano tiene un billete de lotería, y con la otra le roba bonitamente las +castañas del cesto á la tía Lambrijas, hace desternillar de risa á +todos. + +En suma: el Nacimiento _número uno_ de Madrid es el de aquella casa, una +de las más principales, y ha reunido en sus salones á los niños más +lindos y más juiciosos de veinte calles á la redonda. + + +VIII + +Pues ¿y el árbol? Está formado de ramas de encina y cedro. El solícito +amigo de la casa que lo ha compuesto con gran trabajo, declara que jamás +salió de sus manos obra tan acabada y perfecta. No se pueden contar los +regalos pendientes de sus hojas. Son, según la suposición de un +chiquitín allí presente, en mayor número que las arenas del mar. Dulces +envueltos en cáscaras de papel rizado; mandarinas, que son los niños de +pecho de las naranjas; castañas arropadas en mantillas de papel de +plata; cajitas que contienen glóbulos de confitería homeopática; +figurillas diversas á pie y á caballo: cuanto Dios crió para que lo +perfeccionase luego la Mahonesa ó lo vendiese Scropp, ha sido puesto +allí por una mano tan generosa como hábil. Alumbraban aquel árbol de la +vida candilejas en tal abundancia, que, según la relación de un +convidado de cuatro años, hay allí más lucecitas que estrellas en el +cielo. + +El gozo de la caterva infantil no puede compararse á ningún sentimiento +humano: es el gozo inefable de los coros celestiales en presencia del +Sumo Bien y de la Belleza Suma. La superabundancia de satisfacción casi +les hace juiciosos, y están como perplejos, en seráfico arrobamiento, +con todo el alma en los ojos, saboreando de antemano lo que han de +comer, y nadando, como los ángeles bienaventurados, en éter puro de +cosas dulces y deliciosas, en olor de flores y de canela, en la esencia +increada del juego y de la golosina. + + +IX + +Mas de repente sintieron un rumor que no provenía de ellos. Todos +miraron al techo, y como no veían nada, se contemplaban los unos á los +otros, riendo. Oíase gran murmullo de alas rozando contra la pared y +chocando en el techo. Si estuvieran ciegos, habrían creído que todas las +palomas de todos los palomares del universo se habían metido en la +sala. Pero no veían nada, absolutamente nada. + +Notaron, sí, de súbito, una cosa inexplicable y fenomenal. Todas las +figurillas del Nacimiento se movieron, todas variaron de sitio sin +ruido. El coche del tranvía subió á lo alto de los montes, y los Reyes +se metieron de patas en el arroyo. Los pavos se colaron sin permiso +dentro del Portal, y San José salió todo turbado, cual si quisiera saber +el origen de tan rara confusión. Después, muchas figuras quedaron +tendidas en el suelo. Si al principio las traslaciones se hicieron sin +desorden, después se armó una baraúnda tal, que parecían andar por allí +cien mil manos afanosas de revolverlo todo. Era un cataclismo universal +en miniatura. El monte se venía abajo, faltándole sus cimientos +seculares; el riachuelo variaba de curso, y echando fuera del cauce sus +espejillos, inundaba espantosamente la llanura; las casas hundían el +tejado en la arena; el Portal se estremecía cual si fuera combatido de +horribles vientos, y como se apagaron muchas luces resultó nublado el +sol y obscurecidas las luminarias del día y de la noche. + +Entre el estupor que tal fenómeno producía algunos pequeñuelos reían +locamente y otros lloraban. Una vieja supersticiosa les dijo: + +«¿No sabéis quién hace este trastorno? Hácenlo los niños muertos que +están en el cielo, y los cuales permite Padre Dios, esta noche, que +vengan á jugar con los Nacimientos.» + +Todo aquello tuvo fin, y se sintió otra vez el batir de alas alejándose. + +Acudieron muchos de los presentes á examinar los estragos, y un señor +dijo: + +«Es que se ha hundido la mesa y todas las figuras se han revuelto.» + +Empezaron á recoger las figuras y á ponerlas en orden. Después del +minucioso recuento y de reconocer una por una todas las piezas, se echó +de menos algo. Buscaron y rebuscaron; pero sin resultado. Faltaban dos +figuras: la Mula y el Buey. + + +X + +Ya cercano el día, iban los alborotadores camino del cielo, más +contentos que unas Pascuas, dando brincos por esas nubes, y eran +millones de millones, todos preciosos, puros, divinos, con alas blancas +y cortas que batían más rápidamente que los más veloces pájaros de la +tierra. La bandada que formaban era más grande que cuanto pueden abarcar +los ojos en el espacio visible, y cubría la luna y las estrellas, como +cuando el firmamento se llena de nubes. + +«A prisa, á prisa, caballeritos, que va á ser de día--dijo uno,--y el +Abuelo nos va á reñir si llegamos tarde. No valen nada los Nacimientos +de este año.... ¡Cuando uno recuerda aquellos tiempos...!» + +Celinina iba con ellos, y como por primera vez andaba en aquellas +altitudes, se atolondraba un poco. + +«Ven acá--le dijo uno,--dame la mano y volarás más derecha.... Pero ¿qué +llevas ahí? + +--Esto--repuso Celinina oprimiendo contra su pecho dos groseros animales +de barro.--Son pa mí, pa mí. + +--Mira, chiquilla, tira esos muñecos. Bien se conoce que sales ahora de +la tierra. Has de saber que aunque en el Cielo tenemos juegos eternos; +siempre deliciosos, el Abuelo nos manda al mundo esta noche para que +enredemos un poco en los Nacimientos. Allá arriba se divierten también +esta noche, y yo creo que nos mandan abajo por que les mareamos con el +gran ruido que metemos.... Pero si Padre Dios nos deja bajar y andar por +las casas, es á condición de que no hemos de coger nada, y tú has +afanado eso.» + +Celinina no se hacía cargo de estas poderosas razones, y apretando más +contra su pecho los dos animales, repitió: + +--Pa mí, pa mí. + +--Mira, tonta,--añadió el otro,--que si no haces caso nos vas á dar un +disgusto. Baja en un vuelo, y deja eso, que es de la tierra y en la +tierra debe quedar. En un momento vas y vuelves, tonta. Yo te espero en +esta nube.» + +Al fin Celinina cedió, y bajando, entregó á la tierra su hurto. + + +XI + +Por eso observaron que el precioso cadáver de Celinina, aquello que fué +su persona visible, tenía en las manos, en vez del ramo de flores, dos +animalillos de barro. Ni las mujeres que la velaron, ni el padre, ni la +madre, supieron explicarse esto; pero la linda niña, tan llorada de +todos, entró en la tierra apretando en sus frías manecitas la Mula y el +Buey. + +Diciembre de 1876. + + + + + +LA PLUMA EN EL VIENTO + +Ó + +EL VIAJE DE LA VIDA + + +Poe....[1] + + +INTRODUCCIÓN + +Sobre el apelmazado suelo de un corral, entre un cascarón de huevo y una +hoja de rábano, cerca del medio plato donde bebían los pollos y como á +dos pulgadas del jaramago que se había nacido en aquel sitio sin pedir +permiso á nadie, yacía una pequeña y ligerísima pluma, caída al parecer +del cuello de cierta paloma vecina, que diez minutos antes se había +dejado acariciar ¡oh femenil condescendencia! por un D. Juan que hacía +estragos en los tejados de aquellos contornos. + +El corral era triste, feo y solitario. Desde donde estaba la pluma no +se veía otra cosa que la copa de algunos castaños plantados fuera de la +tapia; el campanario de la iglesia con su remate abollado, á manera de +sombrero viejo; la vara enorme y deslucida de un chopo inválido y casi +moribundo, y las tejas dé la casa adyacente, que en días de temporal +regaban con abundante lloro el corral y la huerta. La vid, la zarza +trepadora y la madreselva, apenas cubrían entre las tres toda la +extensión de la tapia, erizada de vidrios rotos en su parte superior, +que servía de baluarte inexpugnable contra zorras y chicuelos. + +A esto se reducía el paisaje, amén del inmenso y siempre hermoso cielo, +tan espléndido de día, como imponente y misterioso de noche. + +La pluma (¿por qué no hemos de darle vida?) yacía, como dijimos, en +compañía de varios objetos bastante innobles, propios del lugar, y +constantemente expuesta a ser hollada por la bárbara planta de los +gansos, de los pollos y aun de otros animalejos menos limpios y decentes +que tenían habitación en algún lodazal cercano. + +No hay para qué decir que la pluma debía de estar muy aburrida; pues +suponiendo un alma en han delicado, aéreo y flexible cuerpo, la +consecuencia es que esta alma no podía vivir contenta en el corral +descrito. Por una misteriosa armonía entre los elementos constitutivos +de aquel ser, si el cuerpo parecía un espectro de materia, el alma había +sido creada para volar y remontarse a las alturas, elevándose a la mayor +distancia, posible sobra el suelo, en cuyo fango jamás debieran tocar +los encajes casi imperceptibles de su sutil vestidura. Para esto había +nacido ciertamente; pero en ella, como en nosotros los hombres, la +predestinación continuaba siendo una vana palabra. Estaba la pobre en el +corral, lamentando su suerte, con la vista fija en el cielo, sin más +distracción que ver agitados por el viento los blancos festones de su +ropa inmaculada, y diciendo en la ignota lengua de las plumas: «No sé +cómo aguanto esta vida fastidiosa. Más valdría cien veces morir.» + +Otras muchas cosas igualmente tristes dijo; pero en el mismo instante +una ráfaga de viento que puso en conmoción todas las pajas y objetos +menudos arrojados en el corral, la suspendió, ¡oh inesperada alegría! +alzándola sobre el suelo más de media vara. Por breve espacio de tiempo +estuvo fluctuando de aquí para allí, amenazando caer unas veces y +remontándose otras, con gran algazara de los pollos, quienes al ver +aquella cosa blanca que se paseaba por los aires con tanta majestad, +iban tras ella aguardándola en su caída, con la esperanza de que fuera +algo de comer. Pero el viento sopló más recio, y haciendo un fuerte +remolino en todo el recinto del corral, la sacó fuera velozmente. Cuando +ella se vió más alta que la tapia, más alta que la casa, que los +castaños, que la cúspide del chopo, tembló toda de entusiasmo y +admiración. Allá arribita, el viento la meció, sosteniéndola sin +violentas sacudidas: parecía balancearse en visible hamaca ó en los +brazos de algún cariñoso genio. Desde allí ¡qué espectáculo! Abajo el +corral con sus inquietos pollos escarbando sin cesar; la huerta, la +casa, los castaños, el chopo, ¡qué pequeño lo que antes parecía tan +grande! Después, toda la extensión del hermoso valle poblado de casas, +de árboles, de flores, de ganados; a lo lejos las montañas con sus +laderas cubiertas de bosques, sus eminencias rojizas y azules y sus +cúspides encaperuzadas con una blancura en la cual nuestra viajera creyó +ver enormes montones de plumas, encima el cielo sin fin, el sol de la +mañana dando vivos colores a todo el paisaje, garabateando el agua con +rayos de luz, produciendo temblorosos reflejos en el follaje de los +olmos, y reverberando en las sementeras pajizas, salpicadas aquí y allí +de manchas de amapolas. ¡Esto sí que se llama vivir! Tremenda cosa sería +caer otra vez en el corral. + +La pluma, en el colmo de su regocijo, no halló medio mejor de expresarlo +que dando vueltas sobre su eje, para que se orearan bien sus miembros +húmedos y ateridos: se bañó en el sol y se esponjó, ahuecando con cierta +vanidad los flecos diminutos de que se componía su cuerpo. El sol +penetraba por entre los mil intersticios de aquel encaje prodigioso, y +nuestra viajera se vió vestida de hilos de cristal más tenues que los +que tienden las arañas de rama en rama, y cubierta de diamantes, +esmeraldas y rubíes que variaban de luces á cada movimiento, y tan +menudos, que los granos de arena parecerían montañas á su lado. + +Extender la vista por el valle, por las montañas, por el horizonte, y +querer recorrerlo todo hasta el fin, fué en la pluma obra de un momento. +Su estupor y alborozo no tenían límites, y si al pronto la sorpresa la +mantuvo en aquella altura, divagando, sin apartarse de su situación +primera, después serenada un poco y sintiendo en su pecho (?) el fuego +del entusiasmo, se lanzó en el inmenso espacio, en brazos del +geniecillo. Desaparecieron corral, casa, aldea; la torre de la iglesia, +como gigante despavorido, caminaba también con grandes zancajos hasta +perderse de vista. En la agitación de aquel vuelo vertiginoso, la pluma +subía á veces á tanta altura, que apenas podía distinguir los objetos; +otras descendía hasta rozar con la tierra, y contemplaba su imagen +fugitiva en la superficie verdosa de los charcos. A veces se remontaba +tanto, que parecía confundirse con las nubes y perderse en los inmensos +océanos del espacio; á veces descendía tanto, que casi casi tocaba á la +tierra, y en su lenguaje ignoto decía al viento: «Bájame un poco, amigo, +que me mareo en estas alturas,» ó «levántame por favor, amiguito, que +voy á caer en ese lodazal.» + +El viento, dócil vehículo, la subía y la bajaba según su deseo, andando +siempre, y pasaban valles, ríos, montes, colinas, pueblos, sin parar +nunca. En su viaje, la pluma no cesaba de admirar cuanto veía. Los +pájaros pasaban cantando junto á ella; las mariposas se detenían, +mirandola con asombro, no acertando á comprender si era cosa viva o un +objeto arrastrado por el viento. Cuando iban cerca de tierra y pasaban +rozando por encima de zarzales y plantas espinosas, creeríase que todas +las púas se erizaban como garras para cogerla, y al volar por encima de +un charco, los gansos de la orilla volvían de medio lado la cabeza +mirándola, y con la esperanza de verla caer, corrían graznando tras +ella:-«Súbeme, amiguito-gritaba-, para no oír a estos bárbaros». + + +CANTO PRIMERO + +Y subían hasta lo alto de la montaña; pasaban la divisoria, y recorrían +otro valle, y así todo el camino, sin detenerse nunca. Tanto anduvieron +que la pluma, sintiendo satisfecha su curiosidad, se arremolinó, dió +varias vueltas sobre sí misma, y dijo al genio que la conducía: + +«¿Sabes que hemos corrido bastante? ¿No convendría elegir sitio para +descansar un rato? ¡Ay, amigo! Aunque deseaba salir del corral recorrer +el mundo, puedes creer que lo que á mí me gusta es la vida tranquila y +reposada. Por un instante pensé que la felicidad es volar de aquí para +allí, viendo cosas distintas cada minuto, y recibiendo impresiones +diferentes. Ya me voy convenciendo de que es mejor estarse una +quietecita en un paraje que no sea tan feo como el corral, viviendo sin +sobresalto ni peligro. Allí veo, cerca del río, unos grandes árboles, +que me parecen el lugar más hermoso que hemos encontrado en nuestro +viaje.» + +Acercáronse y vieron, efectivamente, que á la sombra de aquellos árboles +había el sitio más apetecible y delicioso que podría ambicionar una +pluma para pasar sus días. Césped finísimo cubría el suelo; el río +cercano corría con mansa corriente, ni tan rápida que arrastrara y +revolviera la tierra de las verdes márgenes, ni tan pausada que se +enturbiaran sus aguas: fácil era contar todas las piedrecillas del +fondo; mas no la muchedumbre de peces que divagaban por su transparente +cristal. Las ramas de los árboles, cerniendo la viva luz del sol, +mantenían en templada penumbra el pequeño prado; y de allí habían huído +todos los insectos importunos y sucios, así como todas las aves +impertinentes y casquivanas. Los pocos seres que allí estaban de paso ó +con residencia fija, eran lo más culto y distinguido de la creación: +insectos vestidos de oro y condecorados con admirables pedrerías; aves +sentimentales y discretas que cantaban sus amores en cortesano estilo, y +sólo á ciertas horas de la mañana ó de la tarde. Era el mediodía, y +todas callaban en lo alto de las ramas, entreteniendo el espíritu en +abstractas meditaciones. + +«¡Fresco y bonito lugar es éste!--dijo la pluma erizándose de entusiasmo +al verse allí.--Aquí quiero pasar toda mi vida, toda, toda, lo repito +con seguridad completa de no variar de propósito. + +Vagaba á la sombra de los árboles, resbalando sobre el fresco césped, +cuando vió que se acercaba una pastora, guiando dos docenas de ovejas +con alguno que otro cordero, y un perro que le servía de custodia y +compañía. La pastora se ocupaba, andando, en tejer una corona de flores +que traía en la falda, y era tanta su hermosura, donaire y elegancia, +que la pluma se quedó absorta. + +Sentose la joven, y la pluma remontándose de nuevo por los aires, +empezó a dar vueltas en torno suyo, admirando de cerca y, de lejos, ya +la blancura del cutis, ya la expresión y brillo de los ojos, ya los +cabellos negros, ya sus labios encendidos, todas y cada una de las +perfecciones de tan ejemplar criatura. + +«Aquí me he de estar toda la vida--exclamaba la viajera en su enrevesado +idioma.--Esto sí que es vivir. Nunca me cansaré de mirarla, aunque viva +mil años. ¡Qué bien he hecho en establecerme aquí... y qué gran cosa es +el amor! Gracias á Dios que he encontrado la felicidad. ¡Cuan dulcemente +se pasa el tiempo mirándola, ahora y después y siempre! ¿Qué placer +iguala al de pasar rozando sus cabellos, y acariciarle la frente con mis +flequitos? ¿Qué mayor ambición puedo tener que dejarme resbalar por su +cuello hasta escurrirme... qué sé yo dónde, ó esconderme entre su ropa +y su carne para estarme allí haciéndole cosquillas _per saecula +saeculorum_? Esto me vuelve loca... y de veras que estoy loca de amor. +Aquí y sin apartarme de ella un instante, he de pasar toda la vida.» + +La pluma volaba y revolaba alrededor de la pastora, hasta que fué á +posarse sutilmente sobre su hombro, y en él hizo mil morisquetas y +remilgos con sus flecos. Vió la muchacha aquel objeto blanco, que al +principio juzgó ser cosa menos delicada caída de las ramas del árbol, y +tomándola, la estrujó entre sus dedos y la arrojó lejos de sí con +indiferencia desdeñosa. Un rato después convocó á su rebaño y se fué. + +Mucho tardó nuestra infortunada viajera en volver de su desmayo. Al +abrir los ojos, en vano buscó al objeto de su tierna pasión; +reconociendo el sitio, sacudió sus encajes magullados y rotos, y dió al +viento sus quejas en esta forma: + +«Ay, vientecillo, sácame de aquí, por las ánimas benditas; levántame, +que me muero de tristeza. Quiero correr otra vez, pues ahora comprendo +que la felicidad no existe en lo que yo creía. ¡Buena tonta he sido! El +amor, no es más que fatigas y dolores. Basta de amor, que harto conozco +ya lo que trae consigo. Volemos otra vez, y vamos a donde tú quieras, +amiguito. De veras te digo que me cargan estos árboles y este río: estoy +ya hasta la corona de céspedes, prados, arroyos y pajarillos. Démonos +una vueltecita por esos mundos. Levántame: quiero subir hasta las nubes. +Eso es; así me gusta: súbeme todo lo que puedas. Mira, allí a lo lejos +se alcanza a ver una casa que ha de ser muy grande: ¿ves cómo brilla a +los rayos del sol, cual si fuese de plata, y a su lado hay otra y otra, +muchas, muchísimas casas? Sin duda aquello es lo que llaman una ciudad. +Eso, eso es lo que yo deseo ver. Gracias a Dios que encuentro lo que me +gusta. Vámonos derechos allá, y dejémonos de montes y valles, que son +lugares impropios para este genio mío... Ya, ya se ve de cerca la +ciudad. En aquel magnífico palacio que vimos primero nos hemos de meter. +Corre, corre más, que me parece que no llegamos nunca. + +NOTA: + +[1] Perdón ¡oh lector! iba á cometer la irreverencia de llamar á esto +_poema_. + + +CANTO SEGUNDO + +Pronto se hallaron muy cerca de un soberbio palacio de mármol, tan +grande y bello que hasta el mismo genio misterioso, que conducía á +nuestra amiga, se quedó absorto ante tanta magnificencia. Oíanse por +allí algazaras como de baile ó festín, y músicas sorprendentes. Flotaban +banderas en los minaretes y azoteas, y por las ventanas se veía +discurrir la gente alegre y bulliciosa. + +«Adentro, amiguito--dijo la pluma;--colémonos por este balcón que está +de par en par abierto.» + +Así lo hicieron, encontrándose dentro de una gran sala en la cual había +hasta cien personas sentadas alrededor de vasta mesa, llena de ricos +manjares y adornada de flores, todo puesto con arte y soberana +magnificencia. Era igual el número de hombres al de mujeres; y si entre +aquéllos los había de distintas edades, éstas eran todas jóvenes y +hermosas. Los criados vestían riquísimos trajes, y un sin fin de músicos +tocaban armoniosas sonatas en lo alto de una gran tribuna. + +Los convidados estaban tendidos sobre cojines cubiertos de vistosos +tapices; ellas adornadas con flores, y tan ligera y graciosamente +vestidas, que su hermosura no podía menos de aparecer realzada con +atavíos tan indiscretos. Las carcajadas, las voces y la música, +impresionando el oído; el aroma de las flores y el olor aperitivo de las +comidas y licores, hiriendo el olfato; la viveza de las miradas, la +variedad de colores, afectando la vista, producían en aquel recinto una +fascinación que habría dado al traste con la fortaleza de todos los +ermitaños de la Tebaida. + +La pluma, divagando por la bóveda del salón sintió que desde la mesa +subían á acariciar sus sentidos los dulces vapores de la mesa, y se +embriagaba con la fragancia de los vinos, escanciados sin cesar en copas +de oro. Su entusiasmo y alegría no tenían límites, y la lengua se le +soltó de tal modo, que no cesó de hablar en todo el día, diciendo a su +compañero y conductor: + +«Esto si que es delicioso, amiguito; esto sí que es vivir. ¡Bien te +decía yo que aquí habíamos de encontrar la felicidad; bien me lo +anunciaba el corazón! Me están volviendo tarumba las emanaciones de esas +aves, de esas especias, de esas frutas, de esos licores que parecen, +llevar en sí gérmenes de vida y nos infunden aliento y júbilo. Repara en +la incitante belleza do esas mujeres: ¡qué miradas! ¡qué senos! ¡qué +admirable configuración la de sus cuerpos! ¡qué encantadora risa en sus +labios! Pero ¿no te vuelves loco como yo? Aquí he de estarme toda la +vida, ¿sabes? No hay duda que la vida es el placer, y buenos tontos +serán los que se anden por ahí discurriendo insulsamente por montes y +valles. ¡Y yo fuí tan imbécil que vi la felicidad en el amor insípido +que me inspiró aquella pastora! ¡Qué fácilmente nos equivocamos!... pero +ya he conocido mi error, y tengo la seguridad de no equivocarme más. Es +que ya voy teniendo mucha experiencia, no te creas, y de aquí en +adelante ya sé lo que tengo que hacer. Gracias á Dios que encontré lo +definitivo: aquí, aquí hasta que me muera. ¡Qué placer, y qué +embriaguez, y qué mareo tan deliciosos! ¡Sublime es esto, y cuan +desgraciados los que no lo conocen!» + +La comida avanzaba, y la locura de los comensales tocaba á su límite: +las ánforas habían dado ya su última ofrenda de vino; los convidados las +habían hecho llenar de nuevo, y hasta las mujeres, aturdidas, ó gritaban +como furias ó callaban con perezoso recogimiento. + +La pluma se sintió también atontada: empezó á dar vueltas y más vueltas +en el aire, hasta que poco á poco perdió la conciencia de lo que allí +ocurría. Conservando un resto de vago conocimiento, sintió que las voces +se alejaban; que caían los muebles; que se rompían con estrépito los +vasos; que callaban los músicos; que, obscurecido el sol, lo sustituía +una débil claridad de antorchas; que éstas se extinguían después; que +todo quedaba en silencio. Entonces se sintió caer, abandonada de su +misterioso genio amigo: vió las flores marchitas y pisoteadas por el +suelo, los restos de la comida arrojados en desorden y exhalando +repugnante olor; todo revuelto y disperso, y ningún ser vivo en la sala. +En su desmayo juzgó que pasaban lentamente horas y más horas, que luego +amanecía, y que por fin alguien daba señales de vida en aquel palacio, +ayer del regocijo y hoy de la tristeza. Los pasos se acercaban, y manos +desconocidas intentaron poner en orden los restos del festín. Luego se +sintió arrastrada violentamente á impulsos de un objeto áspero: abrió +los ojos, ya con la cabeza despejada, y vió que era impelida por una +escoba. La barrían juntamente con multitud de objetos despreciables, +ajados, repugnantes y pestíferos: hojas de flores pisoteadas, pedazos de +cristal aún mojados en vino, huesos de frutas aún cubiertos de saliva, +cortezas de pan, espinas de salmón con alguna hilacha de carne, una +cinta manchada de salsa, fresas espachurradas, entre las cuales lucía un +alfiler teñido del zumo rojizo y que semejaba el puñal de un asesino, +piltrafas de jamón, cascaritas de hojaldre y algunos ojos de pescado que +aún fijos á sus rotas cabezas, parecían contemplar con asombro y terror +semejante espectáculo. + +Entre estos objetos, rodando todos en tropel, fue nuestra pluma empujada +por la escoba hasta parar á un gran cesto, de donde la arrojaron á un +corral mil veces más inmundo que aquel de donde había salido. Al verse +entre tanta basura, magullada, rota, sucia, oliendo á vino, á especias, +á grasa, á saliva, empezó á lamentarse con estas patéticas frases: + +«¡Ay, vientecillo de mi alma, levántame y sácame de aquí, por Dios y +todos los santos! Me muero en este montón de inmundicia; yo quiero ser +libre y pura como antes. A fe que te has lucido, plumita. ¡Qué error tan +grosero! En buena parte has venido á concluir aquella brillante jornada +de placer y felicidad. Que no me digan á mí que el placer lleva consigo +otra cosa que degradaciones, bajezas, dolores y miserias. ¡Por un ratito +de gozo, cuánta amargura! Y gracias á Dios que he salido con vida. +Afortunadamente no seré yo quien vuelva á caer. Sácame de aquí, amigo, +así te dé Dios todos los reinos de la tierra y del mar; sácame ó me +muero en esta podredumbre.» + +El geniecillo la levantó con rapidez á grandísima altura, y allá arriba +se ahuecó toda, llena de contento, para purificarse y orear su cuerpo. +Apartó la vista del palacio y de la ciudad, y ambos siguieron luego su +camino sin saber a dónde iban. + +«Ni los campos tranquilamente fastidiosos; ni los palacios, que son +mansión del hastío, me hacen a mi maldita gracia--decía la pluma.--Por +fuerza hemos de encontrar pronto lo que cuadra a mi genio. ¿Ves? O yo me +engaño mucho, o aquel gentío que ocupa la llanura que tenemos delante, +nos va a detener allí con el espectáculo de algún acto sublime. Vamos +pronto, que ya siento viva curiosidad. O yo no sé lo que son ejércitos, +o lo que allí se divisa son dos que van a encontrarse y a reñir. +¡Sublime acontecimiento! ¡Bendito sea Dios que nos ha deparado ocasión +de presenciar una batalla! He aquí una cosa que me entusiasma. Me pirro +yo por las batallas. ¡La gloria! Te digo que se me va la cabeza cuando +hablo de esto. Tarde ha sido, amigo, pero al fin he encontrado la norma +de mi destino. Mira, ya van a empezar. Coloquémonos encima de aquellos +que parecen ser los caudillos de uno de los dos ejércitos, y veamos la +que se va a armar aquí. + + +CANTO TERCERO + +Efectivamente, dos grandes y poderosas huestes iban a chocar en aquella +planicie. ¿A qué describir el brillo de las armas, las empresas de los +escudos, el ardor de los combatientes; el relinchar de los corceles y +demás accidentes de la empellada refriega? La pluma, palpitando de +emoción, vió los primeros encuentros, y no apartaba los ojos del que +parecía ser rey del ejército por quien más tarde se decidió la victoria. +El tal rey llevaba un casco de oro, armadura de bruñido acero, y oprimía +los lomos de soberbio caballo tordo. Ninguno le igualaba en furor y +osadía, razón por la cual su gente, entusiasmada con tal ejemplo, +arrollaba á los contrarios cual si fuesen manadas de carneros. + +Nuestra viajera no sabía cómo expresar su frenético alborozo ante la +sublime tragedia. + +«¡La gloria! ¡Qué gran cosa es la gloria!--exclamaba, siguiendo lo más +cerca posible al rey victorioso.--Estoy en mi centro: ésta es la vida, +esto es lo que cuadra á mi genio, esto es la felicidad: gracias á Dios +que he encontrado lo que quería. ¡Y fuí tan imbécil que perdí el tiempo +en frívolos amores y en livianos placeres! ¡La verdad es que se equivoca +uno tontamente! Pero ya voy teniendo experiencia, y no me equivocaré +más. La gloria es lo que más enaltece el alma. Mira, amiguito mío, cómo +vencen los de aquí. Ya van los otros en retirada. ¡Grande y poderoso +rey! Daría la mitad de mi vida por ponerme encima de su casco, de aquel +áureo yelmo, ante cuya cimera se inclinarán con pavura todos los +monarcas y naciones de la tierra. Vamos, esto me enajena. ¿No oyes cómo +crujen las armas, cómo relinchan los caballos y cómo blasfeman los +combatientes, encendidos en marcial coraje? ¡Gloriosa muerte la de los +unos, y gloriosísima victoria la de los otros!» + +Ésta fue decisiva para el rey del áureo casco y del caballo tordo. Su +ejército triunfante persiguió en veloz carrera al enemigo, y la pluma +siguió la triunfal marcha revoloteando sobre la cabeza del héroe. +Corrían sin fatigarse hasta que llegó la noche. Luego se detuvieron, +satisfechos de haber aniquilado en su fuga al ejército contrario. +Acamparon los vencederos, se armó la tienda del Rey, preparósele comida +y lecho; y en aquella hora de la reflexión y del reposo, pasada la +exaltación primera, hasta la pluma bajó a la tierra cubierta de +cadáveres, de sangre, de ruinas. + +Entonces la viajera sintió frío glacial, extraordinaria fatiga y una +modorra que no pudo vencer evocando los recuerdos del épico combate. En +su letargo, creyó sentir los lamentos de los heridos, mezclados con +horrorosas imprecaciones. No tardaron en venir las madres, las hermanas, +los tiernos hijos, sosteniéndose entre sí, porque el dolor aflojaba sus +desmayados cuerpos, alumbrándose con triste linterna para buscar al +padre, al hijo, al esposo, al hermano. Hombres horribles, tipo medio +entre el sayón y el sepulturero, cavaban la profunda y holgada fosa, +donde eran arrojados los infelices muertos de ambos ejércitos. Las +santas mujeres buscaban aún entre aquellos despojos, mal cubiertos por +la tierra, á los seres queridos, y hasta hubieran escarbado para +sacarlos de nuevo, si las voces y los lamentos que más allá se oían no +les dieran la esperanza de que en otro lugar estarían quizás los que +buscaban. Graznando lúgubremente, bajaron los buitres y demás aves que +tienen su festín en los campos de batalla; la lluvia encharcó el piso, +amasando lechos de fango y sangre para los pobres difuntos, y el frío +remató á los heridos que esperaban escapar á la muerte. ¡Tremenda noche! +Volviendo de su letargo, pudo observar la pluma que cuanto había visto +no era alucinación, sino realidad clarísima. Quiso huir; pero se detuvo +sobrecogida, porque en la cercana tienda del rey sonaron gritos y +juramentos y fuerte choque de armas. Varios hombres salieron de allí +luchando, y una voz dijo: «muera el tirano,» y otras exclamaron: «¡han +asesinado al rey!» En efecto, así era: el héroe victorioso había sido +sacrificado por sus ambiciosos generales, ávidos de repartirse el botín +y apoderarse del reino. + +«Viento querido, amigo mío, sácame de aquí--gritó la pluma agitando su +fleco para volar.--Levántame; llévame por esos aires de Dios, que no +quiero ver tantos horrores. ¡Maldita sea la gloria y malditos los +pícaros que la inventaron! Parece mentira que me haya dejado alucinar +por tan craso disparate. Ya ves que de la gloria no se saca cosa alguna, +si no es la desesperación, el odio, la envidia y todas las bajezas de la +ambición. ¡Cuánto más valen la dulce modestia y una apacible obscuridad! +Gracias á Dios que he salido de las tinieblas del error. Tres veces me +equivoqué; pero al fin la luz ha entrado en mi cabeza y ya tengo la +certeza de no equivocarme más ¡Cuán claro veo ahora todo! ¡Qué bien +considero y profundizo la verdad de las cosas! No, no volveré á incurrir +en tales tonterías. Por supuesto, siempre es conveniente equivocarse +para adquirir experiencia y estudiar y conocer la vida. Felizmente, ya +sé á qué atenerme. Dichosos los que han pasado tantas amarguras y visto +tantísimo mundo.... Pero si no tengo telarañas en los ojos, amigo +vientecillo, allá á lo lejos se distingue una altísima torre que debe de +ser de alguna catedral. Sí: á medida que nos acercamos se va destacando +la mole del edificio.... No parece sino que Dios nos ha encaminado á +este sitio para que nos arrepintamos de nuestras culpas y aprendamos que +El es la única verdad, la única vida y el camino único, fuente de todas +las cosas, consuelo de todas las aflicciones, asilo de todos los +extraviados.... ¡Ay! vamos pronto, que ya tengo deseo de entrar allí: +¿no oyes repicar de las campanas? ¿no ves cómo el perfila con rayos de +oro las mil estatuas erigidas en los pináculos y agujas que rematan el +grandioso monumento por una y otra parte? Date prisa y lleguemos pronto, +amiguito; ¡qué pesado te has vuelto! A ver si encontramos un agujerito +por donde introducirnos.» + + +CANTO CUARTO + +Dieron vueltas alrededor del templo, que era ojival y de sorprendente +hermosura, y al fin, hallando un vidrio roto, se colaron dentro sin +pedir permiso al sacristán. Soberbio espectáculo se ofreció á las +miradas de nuestros dos viajeros. La vasta nave y sus haces de columnas +delicadísimas, que remataban en palmeras, entretejiéndose para formar la +bóveda; las ventanas rasgadas en toda la extensión del pavimento y +cubiertas con el diáfano muro de cristales de colores; la multitud de +figuras representativas; la fauna, la flora; la riqueza de los altares, +las luces, los resplandecientes trajes de los sacerdotes; el incienso, +formando azuladas nubes; el son del órgano, á veces suave y apagado como +la respiración de un niño que duerme, después fuerte y estentóreo como +el resoplido de un gigante colérico; el coro grave, y los rezos +quejumbrosos, todo esto impresionó de tal modo á nuestra viajera, que +estuvo un buen rato pegada á la bóveda, sin, atreverse á descender, +sobrecogida de admiración, piedad y respeto. + +«Me falta poco para llorar, amigo vientecillo--dijo.--Aunque un poco +tardío, mi arrepentimiento es seguro. ¡Con cuánto gozo abro mis ojos á +la luz de la verdad! ¿Y habrá quien sostenga que puede haber dicha, +reposo y paz fuera de la religión sacratísima? Santa y sublime fe: á tí +vengo fatigada de las luchas del mundo, el alma llena de congojas y +atormentada por el recuerdo de mis pasados extravíos. Inexperta y +alucinada, juzgué que el mejor empleo y ocupación de mi ser era el amor, +los goces ó la incitante gloria, cosas ¡ay! de liviana realidad que se +desvanecen pasada la ilusión primera. Mi alma está pura, y anhela +reposarse en el bien. Aborrezco el mundo; pienso sólo en Dios, imán de +nuestros corazones, fuente de toda salud, principio de toda +inteligencia. Aquí, en este santo y bello asilo, creado por el arte y la +fe, he de pasar lo que me resta de vida. Segurísima estoy ahora de no +variar de inclinaciones ni de pensamiento. Aquí, siempre aquí. Dulce es, +entre todas las dulzuras, zambullir el pensamiento en la idea de Dios, +adorarle, contemplarle, confundirnos ante su presencia como granos de +polvo ó frágiles plumas que somos las criaturas Vientecillo, puedes +marcharte, que yo me quedo aquí para toda la vida. ¡Cuán feliz soy!» + +Calló la pluma y se acurrucó con devota compostura en la punta de una de +las espinas que ceñían la frente del dorado Cristo suspendido en lo más +alto del retablo. Cesaron los cantos, apagáronse las luces. Rumores +extraños de misales que se cierran, de goznes rechinantes, de papeles de +música que se arrollan, de cortinas que se corren tapando un santo, de +llaves que crujen en la enmohecida cerradura, de acólitos que tropiezan +corriendo hacia la sacristía, de rosarios que se guardan, sustituyeron á +la imponente salmodia de antes; y las pisadas de los hombres y las +faldas de las mujeres levantaron ligera nube de polvo que subió á +confundirse con los desgarrados celajes del incienso, vagabundos aún por +las altas bóvedas, como los jirones de nubes que corren por el cielo +después de una tempestad. + +Vino la noche, y los vidrios se obscurecieron, tomando tintas suaves y +misteriosas. La gran nave quedó por fin en completa sombra; mas en lo +alto de sus muros velaban, como espectros de moribundo resplandor, las +pintadas efigies de cristal. En el centro del lóbrego santuario lucía un +punto de luz: era la lámpara del altar, que como un alma despierta y +vigilante oraba en el recinto. Su débil claridad apenas iluminaba los +pies del Santo Cristo próximo, y el blanco cuerpo de un obispo de +mármol que, tendido en su mausoleo, parecía como que á ratos abría la +boca para bostezar. + +Pasaron horas y más horas, que por lo largas parecían noches empalmadas, +sin días que las separasen, y la pluma acabó sus rezos y los volvió á +empezar, y acabados de nuevo, y agotado todo el repertorio de oraciones +que sabía, dijo otras que sacaba de su cabeza, hasta que al fin, no +ocurriéndosele nada, aburrida de aburrirse, se dejó decir: + +«Vientecillo, me alegro de que no te hayas ido. Ven acá un momento: +¿sabes que siento así como ganas de dar un paseíto por ahí fuera? No es +que quiera abandonar este sitio, pues lo dicho dicho: aquí he de estarme +toda la vida. Es que, hablando con sinceridad, esto es bastante triste, +no sé, no sé... las horas tienen una longitud desmesurada. Si me +apuras, te diré con mi habitual franqueza que me aburro soberanamente. +¿Por qué no hemos de salir á refrescarnos la cabeza y a ver el cielo? +pues por mucha que sea nuestra devoción, no hemos de estar siempre reza +que te reza, y conviene dar al ánimo esparcimiento para cobrar fuerzas y +... ya me entiendes. Salgamos, que en realidad no tiene maldita gracia +que nos estemos aquí hechos unos pasmarotes. Y repara que después que +aquellos señores acabaron de cantar, esto está tan solo y obscuro que +antes impone miedo que piedad. Larguémonos fuera un ratito, que una cosa +es la fe y otra el saludable recreo del cuerpo y del alma. + + +CANTO QUINTO + +Salieron por donde habían entrado, y al hallarse fuera, la pluma +prorrumpió en exclamaciones: + +«¡Oh, gracias á Dios que veo otra vez el profundo cielo, las altas +estrellas y la luna! ¡Qué hermosura! Paréceme que hace años que no he +visto este admirable espectáculo, siempre nuevo y seductor. Mira, +alarguemos nuestro paseíto, que en nada se admira tanto á Dios como en +la naturaleza, ni nada es en ésta tan bello como la noche. Vaya, con +franqueza, amigo viento: ¿no es esto más hermoso que el antro sombrío y +estrecho de la catedral? Compara aquella lámpara con estas luminarias +celestiales que tenemos encima de nuestras cabezas.... Sigamos un +poquitín más allá; que si no volviéramos, ya encontraríamos otra +catedral en que meternos. Hay muchas, mientras que cielos no hay más que +uno.... ¡Cuánto se aprende viviendo! ¿Sabes lo que se me ha ocurrido? +Pues que la religión es cosa admirable; pero que consagrarse enteramente +á ella sin pensar en nada más, me parece una gran majadería. Ya voy +teniendo experiencia, y veo todas las cosas con mucha claridad. Para +alabar á Dios y honrarle, me parece á mí que antes que pasarnos la vida +metidas en las iglesias, debemos las plumas emplear constantemente +nuestro pensamiento en conocer y apreciar las leyes por el mismo Dios +creadas. Yo, si quieres que te hable con el corazón en la mano, no tengo +muchas ganas de volver á la catedral, fuera de que ya hemos perdido el +camino y no lo encontraremos fácilmente. ¿No te parece que debemos +lanzarnos por esos espacios anchísimos buscando en ellos la razón de +todas las cosas? Siento tal curiosidad, que no sé qué haría por +satisfacerla. ¡Saber! Ese es el objeto de nuestra vida; en saber +consiste la felicidad. No negaré yo que la Fe es muy estimable; pero la +Ciencia, amigo mío, ¡cuánto más estimable es! Por consiguiente, te +confieso con toda ingenuidad que he variado de ideas, pero con el firme +propósito de que ésta sea la última vez. Quiero, á fe de pluma de origen +divino, examinar cómo y por qué se mueven esos astros; á qué distancia +están unos de otros; qué tamaño y qué cantidad de agua tienen los mares; +qué hay dentro de la tierra; cómo se hacen la lluvia, el rayo, el +granizo; de qué diablos está compuesto el sol; qué cosa es la luz y qué +el calor, etcétera, etc. Me da la gana de saber todas esas cosas. +Gracias á Dios que he encontrado la verdadera y legítima ocupación de mi +espíritu. Ni el amor pastoril, ni los placeres sensuales, ni la terrible +y estúpida gloria, ni el misticismo estéril, enaltecen al ser. ¡El +conocimiento! ahí tienes la vida, la verdadera vida, amigo vientecillo. +Bendigo mis errores, de cuyas tinieblas saqué la luz de mi experiencia y +la certeza del destino que tenemos las plumas. Llévame, amigo, llévame +por ahí, pronto, que hay mucho que ver y mucho que estudiar.» + +Corrieron, volaron, y la pluma no se cansaba de sus observaciones +especulativas. Estudió la marcha de los astros y las distancias á que +están de la tierra; atravesó el inmenso Océano de una orilla á otra; +hízose cargo de la configuración y trazado de las costas; midió el +globo, fijando la atención en la diversidad de sus climas y habitantes; +penetró en las cavernas profundas, donde existen los indescifrables +documentos de la Mineralogía, y leyó el gran libro Geológico, en cuyas +páginas ó capas hablan idioma parecido al de los jeroglíficos la +multitud de fósiles, siglos muertos que tan bien saben contar el +misterio de las pasadas vidas; todo lo estudió, lo conoció y se lo metió +en el magín, y entre tanto no cesaba de repetir: + +«¡Gran cosa es la Ciencia! ¡Y cuánto me felicito de haber entrado por +este camino, el único digno de nuestro noble origen!... Pero lo que me +enfada es que nunca llegamos al fin: á medida que voy aprendiendo, se me +presentan nuevos misterios y enigmas. Yo quisiera aprendérmelo todo de +una vez. Es mucho cuento éste de que nunca se le ve el fondo al odre de +la sabiduría. ¡Ay! Vientecillo perezoso, corre más, á ver si conseguimos +llegar á un punto donde no haya más tierra, ni más mar, ni más cielo, ni +más estrellas.... Esto no se acaba nunca. Corramos, volemos, que no ha +de haber cosa que yo no vea ni examine, ni arcano que no se me revele. +He de saber cómo es Dios, cómo es el alma humana, de dónde salimos las +plumas y á dónde volvemos, después de dar nuestro último vuelo e el +viaje de la existencia.» + + * * * * * + +Y así transcurrió un lapso de tiempo indeterminable, y ni se veía el fin +de la Ciencia, ni la sed de saber encontraba donde saciarse por +completo. Ya habían recorrido toda la atmósfera que rodea nuestro +planeta; y la buena pluma, cansada y aburrida, sin fuerzas para avanzar +más, giraba alrededor de su eje con desorden y aturdimiento, como un +astro que se vuelve loco y olvida la ley de su rotación. + +«¡Ay! vientecillo--exclamaba lánguidamente,--ya estoy confusa, ya estoy +mareada. ¿De qué vale la ciencia, si al fin, después de tanto investigar +más me espanta lo que ignoro que me satisface lo que sé ¡Ay! compañero +mío de desengaños, _sólo sé que no se una condenada palabra de nada._ +Esto es para volverse una loca. Llévame á un sitio recóndito donde +encuentre el consuelo del olvido. Quiero aniquilarme; quiero reposar en +completa calma, dando paz al pensamiento y á la imaginación siempre +ambiciosa. ¡Cuántas equivocaciones en tan breve tiempo! Ni el amor, ni +el placer, ni la gloria, ni la religión, ni la ciencia me satisfacen. El +lugar de paz y de contento perdurable con que soñaba para pasar la vida, +no se encuentra en parte alguna. Experiencia lenta y dolorosa, ¿de qué +sirves? Si ese lugar que busco no existe por aquí, forzosamente ha de +existir en alguna otra región. Busquémoslo, amigo leal y ya +inseparable.... Veo que no estás menos aburrido y desilusionado que yo. +¡Ay! yo desfallezco; apenas puedo sostenerme en tus brazos; todo me +desagrada: el aire, la luz, los árboles, la mar, el espacio, las +estrellas, el sol.» + +Fijaron la vista en la tierra, de la cual muy cerca estaban, y vieron +una como procesión que se dirigía á un bosquecillo frondoso, entre cuya +verdura se destacaban objetos de blanquísimo mármol. Era un cementerio, +y la procesión un entierro. Observaron nuestros viajeros que sobre la +tierra había sido colocado un ataúd pequeño y azul. Abriéronlo algunos +de los circunstantes, y todos los demás se agruparon en derredor para +ver las facciones de la muerta: era una niña como de diez años, coronada +de flores, las manecitas cruzadas en actitud de rezar no se sabe qué y +semejante á un ángel de cera, tan bonito y puro, que al verle todos se +admiraban de que se hubiera tomado el trabajo de vivir. + +«Aquí, aquí quiero estar siempre, querido vientecillo. Suéltame, déjame +caer»--dijo la pluma, desasiéndose de los brazos de su amado conductor, +para caer dentro del ataúd. + +Este se cerró, y el vientecillo, que empezaba á dar revoloteos para +sacarla con maña, no pudo conseguirlo, y la pluma quedó dentro. + +¿Acabarán con esto tus paseos, oh alma humana? + +Abril de 1872. + + + + + +LA CONJURACIÓN DE LAS PALABRAS + + +Erase un gran edificio llamado _Diccionario de la Lengua Castellana_, de +tamaño tan colosal y fuera de medida, que, al decir de los cronistas, +ocupaba casi la cuarta parte de una mesa, de estas que, destinadas á +varios usos, vemos en las casas de los hombres. Si hemos de creer á un +viejo documento hallado en viejísimo pupitre, cuando ponían al tal +edificio en el estante de su dueño, la tabla que lo sostenía amenazaba +desplomarse, con detrimento de todo lo que había en ella. Formábanlo dos +anchos murallones de cartón, forrados en piel de becerro jaspeado, y en +la fachada, que era también de cuero, se veía un ancho cartel con +doradas letras, que decían al mundo y á la posteridad el nombre y +significación de aquel gran monumento. + +Por dentro era un laberinto tan maravilloso, que ni el mismo de Creta se +le igualara. Dividíanlo hasta seiscientas paredes de papel con sus +numeros llamados páginas. Cada espacio estaba subdividido en tres +corredores ó crujías muy grandes, y en estas crujías se hallaban +innumerables celdas, ocupadas por los ochocientos ó novecientos mil +seres que en aquel vastísimo recinto tenían su habitación. Estos seres +se llamaban palabras. + + * * * * * + +Una mañana sintióse gran ruido de voces, patadas, choque de armas, roce +de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se +levantara y vistiese á toda prisa, apercibiéndose para una tremenda +batalla. Y á la verdad, cosa de guerra debía de ser, porque á poco rato +salieron todas ó casi todas las palabras del _Diccionario_, con fuertes +y relucientes armas, formando un escuadrón tan grande que no cupiera en +la misma Biblioteca Nacional. Magnífico y sorprendente era el +espectáculo que este ejército presentaba, según me dijo el testigo +ocular que lo presenció todo desde un escondrijo inmediato, el cual +testigo ocular era un viejísimo _Flos sanctorum_, forrado en pergamino +que en el propio estante se hallaba á la sazón. + +Avanzó la comitiva hasta que estuvieron todas las palabras fuera del +edificio. Trataré de describir el orden y aparato de aquel ejército +siguiendo fielmente la veraz, escrupulosa y auténtica narración de mi +amigo el _Flos sanctorum_. Delante marchaban unos heraldos llamados +Artículos, vestidos con magníficas dalmáticas y cotas de finísimo acero: +no llevaban armas, y sí los escudos de sus señores los Sustantivos que +venían un poco más atrás. Estos, en número casi infinito, eran tan +vistosos y gallardos que daba gozo verlos. Unos llevaban +resplandecientes armas del más puro metal, y cascos en cuya cimera +ondeaban plumas y festones; otros vestían lorigas de cuero finísimo, +recamadas de oro y plata; otros cubrían sus cuerpos con luengos trajes +talares, á modo de senadores venecianos. Aquellos montaban poderosos +potros ricamente enjaezados, y otros iban á pie. Algunos parecían menos +ricos y lujosos que los demás; y aun puede asegurarse que había +bastantes pobremente vestidos, si bien éstos eran poco vistos, porque el +brillo y elegancia de los otros como que les ocultaba y obscurecía. +Junto á los Sustantivos marchaban los Pronombres; que iban á pie y +delante, llevando la brida de los caballos, ó detrás, sosteniendo la +cola del vestido de sus amos, ya guiándoles á guisa de lazarillos, ya +dándoles el brazo para sostén de sus flacos cuerpos, porque, sea dicho +de paso, también había Sustantivos muy valetudinarios y decrépitos, y +algunos parecían próximos á morir. También se veían no pocos Pronombres +representando á sus amos, que se quedaron en cama por enfermos ó +perezosos, y estos Pronombres formaban en la línea de los Sustantivos +como si de tales hubieran categoría. No es necesario decir que los había +de ambos sexos; y las damas cabalgaban con igual donaire que los +hombres, y aun esgrimían las armas con tanto desenfado como ellos. + +Detrás venían los Adjetivos, todos á pie; y eran como servidores ó +satélites de los Sustantivos, porque formaban al lado de ellos, +atendiendo á sus órdenes para obedecerlas. Era cosa sabida que ningún +caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio de un buen +escudero de la honrada familia de los Adjetivos; pero éstos, á pesar de +la fuerza y significación que prestaban á sus amos, no valían solos ni +un ardite, y se aniquilaban completamente en cuanto quedaban solos. Eran +brillantes y caprichosos adornos y trajes, de colores vivos y formas muy +determinadas; y era de notar que cuando se acercaban al amo, este tomaba +el color y la forma de aquellos, quedando transformado al exterior +aunque en esencia el mismo. + +Como a diez varas de distancia venían los Verbos, que eran unos señores +de lo más extraño y maravilloso que puede concebir la fantasía. + +No es posible decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus +facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud. +Basta saber que se movían mucho y á todos lados, y tan pronto iban +hacia atrás como hacia adelante y se juntaban dos para andar +emparejados. Lo cierto del caso, según me aseguró el _Flos sanctorum_, +es que sin los tales personajes no se hacía cosa á derechas en aquella +República, y si bien los Sustantivos eran muy útiles, no podían hacer +nada por sí, y eran como instrumentos ciegos cuando algún señor Verbo no +los dirigía. Tras éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de +pinches de cocina; como que su oficio era prepararles la comida á los +Verbos y servirles en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, +como lo acreditaban viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había +Adjetivos que desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo +cual bastaba ponerles una cola ó falda que decía: _mente_. + +Las Preposiciones eran enanas, y más que personas parecían cosas, +moviéndose automáticamente: iban junto á los Sustantivos para llevar +recado á algún Verbo, ó viceversa. Las Conjunciones andaban por todos +lados metiendo bulla; y una de ellas especialmente, llamada _que_, era +el mismo enemigo y á todos los tenía revueltos y alborotados, porque +indisponía á un señor Sustantivo con un señor Verbo, y á veces +trastornaba lo que éste decía, variando completamente el sentido. Detrás +de todos marchaban las Interjecciones, que no tenían cuerpo, sino tan +sólo cabeza, con gran boca siempre abierta. No se metían con nadie, y +se manejaban solas; que aunque pocas en número es fama que sabían +hacerse valer. + +De estas palabras, algunas eran nobilísimas, y llevaban en sus escudos +delicadas empresas, por donde se venía en conocimiento de su abolengo +latino o árabe; otras, sin alcurnia antigua de que vanagloriarse, eran +nuevecillas, plebeyas o de poco más o menos. Las nobles las trataban con +desprecio. Algunas había también en calidad de emigradas de Francia, +esperando el tiempo de adquirir nacionalidad. Otras, en cambio, +indígenas hasta la pared de enfrente, se caían de puro viejas, y yacían +arrinconadas, aunque las demás guardaran consideración a sus arrugas; y +las había tan petulantes y presumidas, que despreciaban a las demás +mirándolas enfáticamente. + +Llegaron á la plaza del Estante la ocuparon de punta á punta. El verbo +_Ser_ hizo una especie de cadalso ó tribuna con dos admiraciones y +algunas comas que por allí rodaban, y subió á él con intención de +despotricarse; pero le quitó la palabra un Sustantivo muy travieso y +hablador llamado _Hombre_, el cual, subiendo á los hombros de sus +edecanes, los simpáticos Adjetivos _Racional_ y _Libre_, saludó á la +multitud, quitándose la H, que á guisa de sombrero le cubría, empezó á +hablar en estos ó parecidos términos: + +«Señores: la osadía de los escritores españoles ha irritado nuestros +ánimos, y es preciso darles les justo y pronto castigo. Ya no les basta +introducir en sus libros contrabando francés, con gran detrimento de la +riqueza nacional, sino que cuando por casualidad se nos emplea, +trastornan nuestro sentido y nos hacen decir lo contrario de nuestra +intención. (_Bien, bien_.) De nada sirve nuestro noble origen latino, +para que esos tales respeten nuestro significado. Se nos desfigura de un +modo que da grima y dolor. Así, permitidme que me conmueva, porque las +lágrimas brotan de mis ojos y no puedo reprimir la emoción.» _(Nutridos +aplausos.)_ + +El orador se enjugó las lágrimas con la punta de la _e_, que de faldón +le servía, y ya se preparaba á continuar, cuando le distrajo el rumor de +una disputa que no lejos se había entablado. + +Era que el Sustantivo _Sentido_ estaba dando de mojicones al Adjetivo +_Común_, y le decía: + +«Perro, follón y sucio vocablo, por tí me traen asendereado, y me ponen +como salvaguardia de toda clase de destinos. Desde que cualquier +escritor no entiende palotada de una ciencia, se escuda con el _Sentido +Común_, y ya le parece que es el más sabio de la tierra. Vete, negro y +pestífero Adjetivo, lejos de mi, ó te juro que no saldrás con vida de +mis manos.» + +Y al decir esto, el _Sentido_ enarbóló la _t_, y dándole un garrotazo +con ella á su escudero, le dejó tan mal parado, que tuvieron que ponerle +un vendaje en la _o_, y bizmarle las costillas de la _m_ porque se iba +desangrando por allí á toda prisa. + +«Haya paz, señores--dijo un Sustantivo Femenino llamado _Filosofía_, que +con dueñescas tocas blancas apareció entre el tumulto. Mas en cuanto le +vió otra palabra llamada _Música_, se echó sobre ella y empezó á mesarla +los cabellos y á darle coces, cantando así: + +--Miren la bellaca, la sandia, la loca; ¿pues no quiere llevarme +encadenada con una Preposición, diciendo que yo tengo Filosofía? Yo no +tengo sino Música, hermana. Déjeme en paz y púdrase de vieja en compañía +de la _Alemana_ que es otra vieja loca. + +--Quita allá, bullanguera--dijo la _Filosofía_ arrancándole a la +_Música_ el penacho ó acento que muy erguido sobre la _u_ llevaba;--que +allá, que para nada vales, ni sirves más que de pasatiempo pueril. + +--Poco á poco, señoras mías--gritó un Sustantivo, alto, delgado, flaco y +medio tísico, llamado el _Sentimiento_.--A ver, señora _Filosofía_ si no +me dice usted esas cosas á mi hermana tendremos que vernos las caras. +Estése usted quieta y deje á Perico en su casa, porque todos tenemos +trapitos que lavar, y si yo saco los suyos, ni con colada habrán de +quedar limpios. + +--Miren el mocoso--dijo la _Razón_ que andaba por allí en paños menores +y un poquillo desmelenada,--¿qué sería de esos badulaques sin mí? No +reñir, y cada uno á su puesto, que si me incomodo.... + +--No ha de ser--dijo el Sustantivo _Mal_, que en todo había de meterse. + +--¿Quién le ha dado á usted vela en este entierro, tío _Mal_? Váyase al +Infierno, que ya está de más en el mundo. + +--No, señoras; perdonen usías, que no estoy sino muy retebien. Un poco +decaidillo andaba; pero después que tomé este lacayo, que ahora me +sirve, me voy remediando.--Y mostró un lacayo, que era el Adjetivo +_Necesario_. + +--Quítenmela, que la mato--chillaba la _Religión_, que había venido á +las manos con la _Política_;--quítenmela, que me ha usurpado el nombre +para disimular en el mundo sus socaliñas y gatuperios. + +--Basta de indirectas. ¡Orden!--dijo el Sustantivo _Gobierno_, que se +presentó para poner paz en el asunto. + +-Déjelas que se arañen, hermano--observó la _Justicia_;--déjelas que se +arañen, que ya sabe vuecencia que rabian de verse juntas. Procuremos +nosotros no andar también á la greña, y adelante con los faroles.» + +Mientras esto ocurría, se presentó un gallardo Sustantivo, vestido con +relucientes armas, y trayendo un escudo con peregrinas figuras y lema +de plata y oro. Llamábase el _Honor_, y venía a quejarse de los +innumerables desatinos que hacían los humanos en su nombre, dándole las +más raras aplicaciones, y haciéndole significar lo que más les venía á +cuento. Pero el sustantivo _Moral_, que estaba en un rincón atándose un +hilo en la que se le había roto en la anterior refriega, se presentó, +atrayendo la atención general. Quejóse de que se le subían á las barbas +ciertos Adjetivos advenedizos, y concluyó diciendo que no le gustaban +ciertas compañías, y que más le valia andar solo; de lo cual se rieron +otros muchos Sustantivos fachendosos que no llevaban nunca menos de seis +Adjetivos de servidumbre. + +Entre tanto, la _Inquisición_, una viejecilla que no se podía tener, +estaba pegando fuego á la hoguera que había hecho con interrogantes +gastados, palos de _T_ y paréntesis rotos, en la cual hoguera dicen que +queria quemar á la _Libertad_ que andaba dando zancajos por allí con +muchísima gracia y desenvoltura. Por otro lado estaba el Verbo _Matar_, +dando grandes voces, y cerrando el puño con rabia, decía de vez en +cuando: + +«¡Si me conjugo...!» + +Oyendo lo cual el Sustantivo _Paz_, acudió corriendo tan á prisa, que +tropezó en la _z_ con que venía calzada, y cayó cuan larga era, dando un +gran batacazo. + +«Allá voy--gritó el Sustantivo _Arte_, que ya se había metido á +zapatero.--Allá voy á componer este zapato, que es cosa de mi +incumbencia.» + +Y con unas comas, le clavó la _z_ á la _Paz_, que tomó vuelo, y se fué á +hacer cabriolas ante el Sustantivo _Cañón_, de quien dicen estaba +perdidamente enamorada. + +No pudiendo ni el Verbo _Ser_, ni el Sustantivo _Hombre_, ni el Adjetivo +_Racional_, poner en orden á aquella gente, y comprendiendo que de +aquella manera iban á ser vencidos en la desigual batalla que con los +escritores españoles tendrían que emprender, resolvieron volverse á su +casa. Dieron orden de que cada cual entrara en su celda, y así se +cumplió, costando gran trabajo encerrar á algunas camorristas, que se +empeñaban en alborotar y hacer el coco. + +Resultaron de este tumulto bastantes heridos, que aún están en el +hospital de sangre, ó sea _Fe de erratas_ del _Diccionario_. Han +determinado congregarse de nuevo para examinar los medios de imponerse á +la gente de letras. Se está redactando las pragmáticas, que establecerán +el orden en las discusiones. No tuvo resultado el pronunciamiento, por +gastar el tiempo los conjurados en estériles debates y luchas de amor +propio, en vez de congregarse para combatir al enemigo común; así es que +concluyó aquello como el Rosario de la Aurora. + +El _Flos sanctorum_ me asegura que la _Gramática_ había mandado al +_Diccionario_ una embajada de géneros, números y casos, para ver si por +las buenas, y sin derramamiento de sangre, se arreglaban los +trastornados asuntos de la _Lengua Castellana_. + +Madrid, Abril de 1868. + + + + + +UN TRIBUNAL LITERARIO + + +I + +«Me gustaría enteramente sentimental, que llegase al alma, que hiciera +llorar.... Yo, cuando leo y no lloro, me parece que no he leído. ¿Qué +quiere usted? Yo soy así--me dijo el Duque de Cantarranas, haciendo con +frente, boca y narices uno de aquellos gestos nerviosos que le +distinguen de los demás duques y de todos los mortales. + +Yo le aseguro á usted que será sentimental, será de esas que dan +convulsiones y síncopes; hará llorar á todo el género humano, querido +señor Duque--le contesté abriendo el manuscrito por la primera página. + +--Eso es lo que hace falta, amigo mío: sentimiento, sentimiento. En este +siglo materialista, conviene al arte despertar los nobles afectos. Es +preciso hacer llorar á las muchedumbres, cuyo corazón está endurecido +por la pasión política, cuya mente está extraviada por las ideas de +vanidad que les han imbuído los socialistas. Si no pone usted ahí mucho +lloro, mucho suspiro, mucho amor contrariado, mucha terneza, mucha +languidez, mucha tórtola y mucha codorniz, le auguro un éxito triste, y +lo que es peor, el tremendo fallo de reprobación y anatema de la +posteridad enfurecida. + +Dijo; y afectando la gravedad de un Mecenas, miróme el Duque de +Cantarranas con expresión de superioridad, no sin hacer otro gesto +nervioso que parecía hundirle la nariz, romperle la boca y rasgarle el +cuero de la frente, de su frente olímpica en que resplandecía el genio +apacible, dulzón y melancólico de la poesía sentimental. + +Aquello me turbó. ¡Tal autoridad tenía para mí el prócer insigne! Cerré +y abrí el manuscrito varias veces; pasé fuertemente el dedo por el +interior de la parte cosida, queriendo obligar á las hojas á estar +abiertas sin necesidad de sujetarlas con la mano; paseé la vista por los +primeros renglones; leí el título, tosí, moví la silla, y, con franqueza +lo declaro, habría deseado en aquel momento que un pretexto cualquiera, +_verbi gracia_, un incendio en la casa vecina, un hundimiento ó +terremoto, me hubieran impedido leer, porque, á la verdad, me hallaba +sobrecogido ante el respetable auditorio que á escucharme iba. +Componíase de cuatro ilustres personajes de tanto peso y autoridad en +la república de las letras, que apenas comprendo hoy cómo fuí capaz de +convocarles para una lectura de cosa mía, naturalmente pobre y sin +valor. Aterrábame, sobre todo, el mencionado Duque de los gestos +nerviosos, el más eminente crítico de mi tiempo, según opinión de amigos +y adversarios. + +Sin embargo, Su Excelencia había ido allí como los demás, para oírme +leer aquel mal parto de mi infecundo ingenio, y era preciso hacer un +esfuerzo. Me llené, pues, de resolución, y empecé á leer. + +Pero permitidme, antes de referir lo que leí, que os dé alguna noticia +del grande, del ilustre, del imponderable Duque de Cantarranas. + +Era un hidalguillo de poco más ó menos, atendida su fortuna, que +consistía en una _posesión_ enclavada en Meco, dos casas en Alcobendas y +un coto en la Puebla de Montalbán; también disfrutaba de unos censos en +el mismo lugar y de unos dinerillos dados á rédito. A esto habían venido +los estados de los Cantarranas, ducado cuyo origen es de los mas +empingorotados. Así es que el buen Duque era pobre de solemnidad, porque +la posesión no le daba más que unos dos mil reales, y esos mal pagados; +las casas no producían tres maravedises, porque la una estaba +destechada, y la otra, la solariega por más señas, era un palacio +destartalado, que no esperaba sino un pretexto para venirse al suelo +con escudo y todo. Nadie lo quería alquilar, porque tenía fama de estar +habitado por brujas, y los alcobendanos decían que allí se aparecían de +noche las irritadas sombras de los Cantarranas difuntos. + +El coto no tenía más que catorce árboles, y esos malos. En cuanto á +caza, ni con hurones se encontraba, por atravesar la finca una +servidumbre desde principios del siglo, en que huyó de allí el último +conejo de que hay noticia. Los dinerillos le producían, salvos +disgustos, apremios y tardanzas, unos tres mil realejos. Así es que Su +Excelencia no poseía más que gloria y un inmenso caudal de metáforas, +que gastaba con la prodigalidad de un millonario. Su ciencia era mucha, +su fortuna escasa, su corazón bueno, su alma una retórica viviente, su +persona... su persona merece párrafo aparte. + +Frisaba en los cuarenta y cinco años; y esto que sé por casualidad, se +confía aquí como sagrado secreto, porque él ni á tirones pasaba de los +treinta y nueve. Era colorado y barbipuntiagudo, con lentes que parecían +haber echado raíces en lo alto de su nariz. Estas llamaron siempre la +atención de los frenólogos por una especial configuración en que se +traslucía lo que él llamaba _exquisito olfato moral_. Para la ciencia +eran magnífico ejemplar de estudio, un tesoro; para el vulgo eran +meramente grandes. Pero lo más table de su cáriz era la afección +nerviosa que padecía, pues no pasaban dos minutos sin que hiciese tantos +y tan violentos visajes, que sólo por respeto á tan alta persona no se +morían de risa los que le miraban. + +Su vestido era lección ó tratado de economía doméstica. Describir cómo +variaba los cortes de sus chalecos para que siempre pareciesen de moda, +no es empresa de plumas vulgares. Decir con qué prolijo esmero cepillaba +todas las mañanas sus dos levitas, y con qué amor profundo les daba +aguardiente en la tapa del cuello, cuidando siempre de cogerlas con las +puntas de los dedos para que no se le rompieran, es hazaña reservada á +más puntuales cronistas. + +¿Pues y la escrupulosa revista de roturas que pasaba cada día á sus dos +pantalones, y los remojos, planchados y frotamientos con que martirizaba +su gabán, prenda inocente que había encontrado un purgatorio en este +mundo? En cuanto á su sombrero, basta decir que era un problema de +longevidad. Se ignora qué talismán poseía el Duque para que ni un átomo +de polvo, ni una gota de agua manchasen nunca sus inmaculados pelos. +Añádase á esto que siempre fué un misterio profundo la salud inalterable +de un paraguas de ballena que le conocí toda la vida, y que mejor que el +Observatorio podría dar cuenta de todos los temporales que se han +sucedido en veinte años. Por lo que hace á los guantes, que habían +paseado por Madrid durante cinco abriles su demacrada amarillez, puede +asegurarse que la alquimia doméstica tomaba mucha parte en aquel +prodigio. Además, el Duque tenía un modo singularísimo de poner las +manos, y á esto, más que á nada, se debe la vida perdurable de aquellas +prendas, que él, usando una de sus figuras predilectas, llamaba _el +coturno de las manos_. Puede formarse idea de su modo de andar +recordando que las botas me visitaron tres años seguidos, después de +tres remontas; y sólo á un sistema de locomoción tan ingenioso como +prudente, se deben las etapas de vida que tuvieron las que, valiéndonos +de la retórica del Duque, podremos llamar _las quirotecas de los pies_. + +Usaba joyas, muchos anillos, prefiriendo siempre uno, donde campeaba una +esmeralda del tamaño de media peseta, tan disforme, que parecía falsa, y +lo era, en efecto, según testimonio de los más reputados cronistas que +de la casa de Cantarranas han escrito. No reina la misma uniformidad de +pareceres, y aun son muy distintas las versiones respecto á cierta +cadena que hermoseaba su chaleco, pues aunque todos convienen en que era +de _double_, hay quien asegura ser alhaja de familia, y haber +pertenecido á un magnate de la casa, que fué virrey de Napóles, donde +la compró á unos genoveses por un grueso puñado de maravedises. + +Corría, con visos de muy autorizada, la voz de que el Duque de +Cantarranas era un _cursi_ (ya podemos escribir la palabrilla sin +remordimientos; gracias á la condescendencia del _Diccionario_ de la +Academia); pero esto no sirve sino para probar que los tiros de la +envidia se asestan siempre á lo más alto, del mismo modo que los +huracanes hacen mayores estragos en las corpulentas encinas. + +El Duque, por su parte, despreciaba estas hablillas, como cumple á las +almas grandes. Pero llegaron tiempos en que salía poco de día, porque en +su levita había descubierto la astronomía vulgar no sé qué manchas. En +esto se parecía al sol, aunque, por raro fenómeno, era un sol que no +lucía sino por las noches. Frecuentaba varias tertulias, tomaba café, +iba tres veces al año al teatro, paseaba en invierno por el Prado y en +verano por la Montaña, y se retiraba á su casa después de conversar un +rato con el sereno. + +La índole de su talento le inclinaba á la contemplación. Leía mucho, +deleitándose sobremanera con las novelas sentimentales, que tanta boga +tuvieron hace cuarenta años. En esto, es fuerza confesar que vivía un +poco atrasadillo, pero los grandes ingenios tienen esa ventaja sobre el +común de las gentes, es decir, pueden quedarse allí donde les conviene, +venciendo el oleaje revolucionario, que también arrastra á las letras. +Para él, las novelas de Mad. Genlis eran el prototipo, y siempre creyó +que ni antiguos ni modernos habían llegado al zancajo de Mad. de Staël +en su _Corina_. No le agradaba tanto, aunque sí la tenía en gran +aprecio, _La nueva Eloísa_, de Rousseau, porque decía que sus +pretensiones eruditas y filosóficas atenuaban en parte el puro encanto +de la acción sentimental. Pero lo que le sacaba de sus casillas eran +_Las noches de Young_, traducidas por Escóiquiz; y él se sumergía en +aquél océano de tristezas, identificándose de tal modo con el personaje, +que á veces le encontraban por las mañanas pálido, extenuado y sin +acertar á pronunciar palabra que no fuera lúgubre y sombría como un +responso. En su conversación se dejaba ver esta influencia, porque +empleaba frecuentemente la quincalla de figuras retóricas que sus +autores favoritos le habían depositado en el cerebro. Su imagen +predilecta era el sauce entre los vegetales, y la codorniz entre los +vertebrados. Cuando veía una higuera, la llamaba sauce; todos los chopos +eran para él cipreses; las gallinas antojábansele palomas y no hubo +jilguero ni calandria que él con la fuerza de su fantasía, no trocara en +ruiseñor. Más de una vez le oí nombrar Pamela á su criada, y sé que +únicamente dejó de llamar Clarisa á su lavandera señá Clara, cuando +ésta manifestó que no gustaba de que la pusiesen motes. + +¿Será necesario afirmar que, aun concretado á una especialidad, el Duque +de Cantarranas era un excelente crítico? Baste decir que sus consejos +tenían fuerza de ley y sus dictámenes eran tan decisivos, que jamás se +apeló contra ellos al tribunal augusto de la opinión pública. Por eso le +cité, en unión de los otros tres personajes que describiré luego, para +que juzgase mi obrilla. + +Era ésta una novela mal concebida y peor hilvanada, incapaz, por lo +tanto, de hombrearse con las muchas que, por tantos y tan preclaros +ingenios producidas, enaltecen actualmente las letras en este afortunado +país. Luego que los cuatro ilustres senadores que formaban mi auditorio +se colocaron bien en sus sillas, saqué fuerzas de flaqueza, tosí, miré á +todos lados con angustia, respiré con fuerza, y con voz apagada y +temblorosa, empecé de esta manera: + +«_Capítulo primero_.--Alejo era un joven bastante feo, hijo de honrados +padres, chico de estudio, de sanas y muy honestas costumbres, pobre de +solemnidad, y bueno como una manzana. Vivía encajonado en su buhardilla, +y desde allí contemplaba los gorriones que iban á pararse en la chimenea +y los gatos que retozaban por el tejado. Miraba de vez en cuando al +cielo, y de vez en cuando á la tierra, para ver, ya las estrellas, ya +los simones. Alejo estudiaba abogacía, lo cual le aburría mucho, y no +tenía más distracción que asomarse al ventanillo de su tugurio. +¿Describiré la habitación de esta desventurada excrecencia de la +sociedad? Sí: voy á describirla. + +«Imaginaos cuatro sucias paredes sosteniendo un inclinado techo, al +través del cual el agua del invierno por innumerables goteras se +escurre. Andrajos de uno á modo de papel azul, pendían de los muros; y +la cama, enclavada en un rincón, era paralela al techo, es decir, +inclinada por los pies. Una mesa que no los tenía completos, sostenía +apenas dos docenas de libros muy usados, un tintero y una sombrerera. +Allí formaban estrecho consorcio dos babuchas en muy mal estado, con una +guitarra, de la cual habían huido á toda prisa las cuatro cuerdas, +quedando una sola, con que Alejo se acompañaba cierta seguidilla que +sabía desde muy niño. Allí alternaban dos pares y medio de guantes +descosidos, restos de una conquista, con un tarro de betún y un frasco +de agua de Colonia, al cual los vaivenes de la suerte convirtieron en +botella de tinta, después de haber sido mucho tiempo alcuza de aceite. +De inválida percha pendían una capa, una cartuchera de miliciano (1854), +dos chalecos de rayas encarnadas y una faja que parecía soga. Un clavo +sostenía el sombrero perteneciente á la anterior generación, y un baúl +guardaba en sus antros algunas piezas de ropa, en las cuales los +remiendos, aunque muchos y diversos, no eran tantos ni tan pintorescos +como los agujeros no remendados. + +»Pero asomémonos á la ventana. Desde ella se ve el tejado de enfrente, +con sus buhardillas, sus chimeneas y sus misifuces. Más abajo se divisa +el tercer piso de la casa; bajando más la vista, el segundo, y, por fin +el principal. En éste hay un cierro de cristales con flores, pájaros y +...¡otra cosa! Alejo miraba continuamente la _otra cosa_, que contenía +el cierro. ¿Diremos lo que era? Pues era una dama. Alejo la contemplaba +todos los días, y por un singular efecto de imaginación, estaba viéndola +después toda la noche, despierto y en sueños: si escribía, en el fondo +del tintero; si meditaba, revoloteando como espectro de mariposa +alrededor de la macilenta luz que hacía veces de astro en el paraíso del +estudiante. + +»Mirando desde allí hacia el piso principal de enfrente, se distinguía +en primer término una mano; después un brazo, el cual estaba adherido á +un admirable busto alabastrino, que sustentaba la cabeza de la joven, +singularmente hermosa ¿Me atreveré á describirla? ¿Me atreveré á decir +que era una de las damas más bellas, de más alto origen, de más +distinguido trato que ha dado á la sociedad esta raza humana, tan +fecunda en duquesas y marquesas? Sí, me atrevo. + +»Desde arriba, Alejo devoraba con sus ojos una gran cabellera negra, +espléndida, profusa; un río de cabellos, como diría mi amigo el ilustre +Cantarranas. (Al oir este símil en que yo rendía público tributo de +admiración al esclarecido prócer, éste se inclinó con modestia y se +ruborizó unas miajas.) Debajo de estos cabellos, Alejo admiraba un arco +blanco en forma de media luna: era la frente, que desde tan alto punto +de vista afectaba esta singular forma. De la nariz y barba sólo asomaba +la punta. Pero lo que se podía contemplar entero, magnífico, eran los +hombros, admirable muestra de escultura humana, que la tela no podía +disimular. Suavemente caía el cabello sobre la espalda; el color de su +rostro al mismo mármol semejaba, y no ha existido cuello de cisne más +blanco, airoso y suave que el suyo ni seno como aquél, en que parecían +haberse dado cita todos los deleites. La gracia de sus movimientos era +tal, que á nuestro joven se le derretía el cerebro siempre que la +consideraba saludando á un traseunte ó á la amiga de enfrente. Cuando no +estaba puesta al balcón, las voces de un soberbio piano la llevaban, +trocada en armonías, á la zahúrda del pobre estudiante. Si no la +admiraba, la oía: tal poder tiene el amor que se vale de todos los +sentidos para consolidar su dominio pérfido. Pero, ¡extraño caso! jamás +en el largo espacio de un trienio alzó la vista hacia el nido de Alejo, +no observar aquella cosa fea que desde tan alto la miraba y la escuchaba +con el puro fervor del idealismo. + + +»Añadamos que Alejo era miope: el estudio y las vigilias habían +aumentado esta flaqueza que no le permitía distinguir tres sobre un +asno. Felizmente, el autor de este libro goza una vista admirable, y, +por lo tanto, puede ver desde la buhardilla de Alejo lo que éste no +podía: la dama, tal cual era en su forma real, despojada de todos los +encantos con que la fantasía de un miope la había revestido; las máculas +que le salpicaban el rostro bastante empañado después de su quinto +parto; podía advertir (y para esto hubo de reunir datos que facilitó +cierta doncella) que para formar aquella sorprendente cabellera habían +intervenido, primero Dios, que la creó no sabemos en qué cabeza, y +después un peluquero muy hábil que se la arregló á la señora. También +hubo de notar que no era su talle tan airoso como desde las boreales +regiones de Alejo parecía, y que la nariz estaba teñida de un ligero +rosicler, no suficiente á disimular su magnitud. En cuanto al piano, +juraría que la dama no tocó en tres años otra cosa que un _pot-pourri_ +que empezaba en _Norma_ y acababa en _Barba Azul_, pieza extravagante +que su inhabilidad había compuesto de lo que oyó al maestro; y por +último, por lo que respecta al seno, sería capaz de apostar que...» + +Al llegar aquí me interrumpieron. Desde que leí lo de las máculas, +notaba yo ciertos murmullos mal contenidos. Fueron en crescendo, hasta +que, llegando al citado pasaje, una exclamación de horror me cortó la +palabra y me hizo suspender la lectura. + +Cantarranas estaba nervioso, y la poetisa se abanicaba con furia, ciega +de enojo y hecha un basilisco. No sé si he dicho que una de las cuatro +personas de mi auditorio, era una poetisa. Creo llegada la ocasión de +describir á esta ilustre hembra. + + +II + +La cual pasaba por literata muy docta y de mucha fama en todo el mundo, +por haber escrito varios tomos de poesía, y borronado madrigales en +todos los álbumes de la humanidad. Cumpliendo cierta misteriosa ley +fisionómica, era rubia como todas las poetisas, y obedeciendo a la misma +fatalidad, alta y huesuda. La adornaba una muy picuda y afilada nariz, y +una boca hecha de encargo para respirar por ella, pues no eran sus +órganos respiratorios los más fáciles y expeditos. No sé qué tenían sus +obras, que llevaban siempre el sello de su nariz, visión que me +persiguió en sueños varias noches; y el mismo efecto de pesadilla me +causaban dos rizos tan largos como poco frondosos, que de una y otra +sien le colgaban. Por lo que el traje, dejaba traslucir, era fácil +suponer su cuerpo como de lo más flaco, amojamado y pobrecillo que en +Safos se acostumbra. + +Era viuda, casada y soltera. Expliquémonos. Siempre se la oyó decir que +era viuda; todos la tenían por casada, y era en realidad soltera. En una +ocasión vivió en cierto lugar con un periodista provinciano, y allí +pasaban por esposos. El infeliz consorte fué un mártir. Llamaba ella á +las piernas _columnas del orden social_, lo cual no era sino gallarda +figura retórica, que cubría su mortal aversión á coser pantalones. Ella +no cogia los puntos á los calcetines, porque, poco fuerte en toda clase +de ortografías, siempre tenía en boca aquella sabia máxima: _no se vive +sólo de pan_, apotegma con que quería disimular su absoluta ignorancia +en materia de guisados. La novela era su pasión: en el folletín del +periódico de su marido, publicó una que éste, aunque enemigo de prodigar +elogios, calificaba de piramidal. Yo leí tres hojas, y confieso que no +me pareció muy católica. También escribió otra que ella llamaba +_eminentemente moral_. No quise moralizarme leyéndola, y regalé el +ejemplar á mi criado, el cual lo traspasó á no sé quién. + +Excuso reiterar la veneración que me infundía la tal señora por su +competencia en el arte de novelar. Me había dicho repetidas veces que +quería inculcarme alguno de sus elevados principios, y con este fin +asistía como inexorable juez á la lectura. + +La buena de la poetisa se escandalizó viendo el giro que yo daba á la +acción. Rabiosamente idealista, como pretendían demostrar sus rizos y su +nariz, no podía tolerar que en una ficción novelesca entrasen damas que +no fueran la misma hermosura, galanes que no fueran la caballerosidad en +persona. Por eso, saliendo á defender los fueros del idealismo, tomó la +palabra, y con áspera y chillona voz, me dijo: + +«¿Pero está usted loco? ¿Qué arte, qué ideal, qué estilo es ése? Usted +escribirá sin duda para gente soez y sin delicadeza, no para espíritus +distinguidos. Yo creí que se me había llamado para oír cosas más cultas, +más elegantes. ¡Oh! No comprendo yo así la novela. Ya veo el sesgo que +va usted a dar a eso: terminará con burlas indignas, como ha empezado. +¡Ay! ¡Encanallar una cosa que empezaba tan bien! Ahí está el germen de +una alta obra moralizadora. ¡Qué lastima! Esa bohardilla, ese joven +pobre que vive en ella, melancólicamente entretenido en contemplar a la +dama del mirador... y pasan días, y la mira... y pasan noches, y la +mira... ¡Que me maten si con eso no era yo capaz de hacer dos tomos! Y +esa dama misteriosa... yo no diría quién era hasta el trigésimo +capítulo. Tenía usted admirablemente preparado el terreno para componer +una obra de largo aliento. ¡Qué lastima! + +Al oir esto, no sé qué pasó por mí. Puesto que debo hacer confesión +franca de mis impresiones, aunque me sean desfavorables, me veo +precisado a decir que el dictamen de persona tan perita me desconcertó, +de modo que en mucho tiempo no acerté á decir palabra. Sirva el rubor +con que lo confieso de expiación á mi singular audacia y á la petulante +idea de convocar tan esclarecido jurado, para dar á conocer uno de los +más ridículos abortos que de mente humana han podido salir. Al fin me +serené, gracias á algunas frases bondadosas del siempre magnífico Duque, +y haciendo un esfuerzo, respondí á la poetisa: + +«Y dado el principio de la novela; dados los dos personajes, la +buhardilla, el cierro y lo demás, ¿qué discurría usted? ¿Cómo +desarrollaría la acción? (Inútil es decir que al hacer estas preguntas +sólo me guiaba el deseo de aprender, apoderándome de las recetas que +para componer sus artificios literarios usaba aquella incomparable +sibila.) + +--¡Oh! ¿Qué haría yo, dice usted?--repuso acercándose á mí con tal +violencia, que pensé que me iba á saltar los ojos con su nariz,--qué +haría yo? Seguramente había de _tirar_ mucho partido de esos elementos. +Supongamos que soy la autora: ese joven pobre es muy hermoso, es moreno +é interesante, un tipo meridional, tórrido, un hijo del desierto. Desde +su ventana mira constantemente á la joven, y pasa la noche oyendo el +triste mayar de los tigres (así llamaremos por ahora á los gatos, hasta +encontrar otro animal más poético), y desde allí se aniquila en el loco +amor que le inspira aquella dama misteriosa, misteriooooosa... ¿Qué +haré? ¡Dios mío! Primero describiría á la dama muy poética... +ticamente, muy lánguida, con cabellos rubios, muy rubios y flotantes, y +una cintura así.... (Al decir esto, hizo un ademán usual, determinando +con los dedos pulgar é índice de ambas manos un circulo no más grande +que la periferia de una cebolla.) La pintaría muy triste, vestida +siempre de blanco, apoyada día y noche en el barandal, la mano en la +mejilla, y contemplando la enredadera que, trepando como vegetal +lagartija por los balcones, hasta sus mismos hombros llegaba. + +--Le advierto á usted--dije con timidez--que yo no he puesto jardín, +sino calle. + +--No importa--respondió;--yo quito la calle y pongo pensiles. Continúo: +la supondría siempre muy triste, y de vez en cuando una lágrima +_asomaba_ á sus ojos azules, semejando errante gota de rocío que se +detiene á descansar en el cáliz de un jacinto. El joven mira á la dama; +la dama no mira al joven. ¿Quién es aquella dama? ¿Es una esposa +víctima, una hija mártir, una doncella pura, lanzada al torbellino de la +sociedad por la furia de las pasiones? ¿Ama ó aborrece? ¿Espera ó teme? +¡Ah! Esto es lo que yo me guardaría muy bien de decir hasta el capítulo +trigésimo, donde pondría el gran _golge teatral_ de la obra. Veamos cómo +desarrollaría la acción para lograr que se vieran y se conocieran los +dos personajes. Un día la dama llora más que nunca, y mira más fijamente +al jardín; su vestido es más blanco que nunca, y más rubios que nunca +sus cabellos. Un pajarito que juguetea entre las matas viene á apoyarse +en la enredadera, junto á la mano de la dama, y como al ver la yema del +dedo gordo crea que es una cereza, la pica. La joven da un grito, y en +el mismo momento el pajarillo _se salva_ asustado, remonta el vuelo, y +va á posarse en la buhardilla de enfrente. La dama alza la vista +siguiendo al diminuto volátil, y ve... ¿á quién creeréis que ve? Al +joven que ha estado doce capítulos comiéndosela con los ojos sin que +ésta se dignara mirarle. Desde entonces, una corriente eléctrica se +establece entre los dos amantes. ¡Se habían contemplado! ¡Ay!» + +Al llegar aquí, volvíme casualmente hacia el Duque de Cantarranas: +estaba pálido de emoción, una _lágrima se asomaba_ á sus ojos verdes, +semejando viajera gota de rocío que se detiene á reposar en el cáliz de +una lechuga. Sentíame yo confundido, anonadado ante la pasmosa +inventiva, la originalidad, el ingenio de aquella mujer, junto á quien +las Safos y Staëlas eran literatas de tres al cuarto. De los demás +personajes de mi auditorio, nada diré todavía. + +«¡Bravo, soberbio!--exclamó Cantarranas aplaudiendo con fuerza y +entusiasmándose, de tal modo, que se le saltó el mal pegado botón de la +camisa, y las puntas del cuello postizo quedaron en el aire.» + +--¿Le gusta á usted mi pensamiento?--preguntó la poetisa. Esto es el +_canevas_ tan sólo; después viene el estilo y.... + +--Me entusiasma la idea--repliqué, apuntando con lápiz lo que ella con +el mágico pincel de su fantasía dibujara. + +--Ese es el camino que usted debe seguir añadió, dando á Cantarranas un +alfiler para que afirmase el cuello. + +--¡Oh! el recurso del pajarillo es encantador. + +--El pajarillo--dijo Cantarranas--debe ser el intermediario entre la +dama blanca y el joven meridional. + +--Pues yo continuaría desarrollando la acción del modo +siguiente--prosiguió ella.--Veamos: el joven tomó el pajarillo con sus +delicados dedos y dándole algunas miguitas de pan, le alimentó varios +días, consiguiendo domesticarle á fuerza de paciencia. Verá usted qué +raro: le tenía suelto en el cuarto sin que intentara evadirse. Un día le +ató un hilito en la pata y le echó á volar; el pájaro fué á posarse al +balcón en donde estaba la dama, que le acarició mucho y le obsequió con +migajitas de bizcocho mojadas en leche. Volvió después á la buhardilla; +el joven le puso un billete atado al cuello, y el ave se lo llevó á la +dama. Así se estableció una rápida, apasionada y volátil +correspondencia, que duró tres meses. Aquí copiaría yo la +correspondencia, que ocuparía medio libro, de lo más delicado y +elegante. Él empezaba diciendo: «Ignorada señora: Los alados caracteres +que le envío á usted, le dirán, etc...» Y ella contestaría: +«Desconocido caballero: Con rubor y sobresalto he leído su epístola y +mentiría si no le asegurara que desde luego he creído encontrar un leal +amigo, un amigo nada más...» Por esto de los amigos nada más se +empieza. Así se prepara al lector á los grandes aspavientos amorosos que +han de venir después. + +--¡Qué ternura, qué suavidad, qué delicadeza!--dijo el Duque en el colmo +de la admiración! + +--Acepto el pensamiento--manifesté, anotando todo aquel discreto +artificio para encajarlo después en mi obra como mejor me conviniese. + +Después que la poetisa hubo mostrado en todo su esplendor, adornándole +con las galanuras del estilo, su incomparable ingenio; después que me +dejó corrido y vergonzoso por la diferencia que resultaba entre su +inventiva maravillosa y el seco, estéril y encanijado parto de mi +caletre, ¿cómo había de atreverme á continuar leyendo? Ni á dos tirones +me harían despegar los labios; y allí mismo hubiera roto el manuscrito, +si el Duque, que era la misma benevolencia, no me obligase á proseguir, +con ruegos y cortesanías, que vencieron mi modestia y trocaron en valor +mis fundados temores. Busqué, pues, en mi manuscrito el punto donde +había quedado, y leí lo siguiente: + +«El joven Alejo era pobre, muy pobre. (Bien--dijo la poetisa.) Sus +padres habían muerto hacía algunos años, y sólo con lo que le pasaba una +tía suya, residente en Alicante, vivía, si vivir era aquello. La mala +sopa y el peor cocido con que Doña Antonia de Trastamara y Peransúrez le +alimentaba eran tales, que no bastarían para mantener en pie á un +cartujo. Y aún así, Doña Antonia de Trastamara y Peransúrez, tan noble +de apellido como fea de catadura, solía quejarse de que el huésped no +pagaba; horrible acusación que hiela la sangre en las venas, pero que es +cierta. (La poetisa articuló una censura que me resonó en el corazón +como un eco siniestro.) Así es que con los doscientos reales que de +Alicante venían, el pobre no tenía más que para palillos que era, en +verdad, la cosa que menos necesitara. Luego las deudas se lo comían, y +no podía echarse á la calle sin ver salir de cada adoquín un acreedor. +Como era miope, las monedas falsas parece que le buscaban. ¡Singular +atracción del bolsillo raras veces ocupado! En cuanto á distracciones, +no tenía, aparte la dama citada, sino las murgas que en bandadas venían +todas las noches, por entretener á la gente colgada de los balcones. + +--¡Ay! ¡ay!--observó la poetisa;--eso de las murgas es deplorable. Ya ha +vuelto usted á caer en la sentina.» + +Al oir esto, otro de los personajes que me escuchaban rompió por primera +vez su silencio, y con atronadora voz, dando en la mesa un puñetazo que +nos asustó á todos, dijo: + +«No está sino muy bien, magnífico, sorprendente. Pues qué, ¿todo ha de +ser lloriqueos, blanduras, dengues, melosidades y tonterías? ¿Se escribe +para doncellas de labor y viejas verdes, ó para hombres formales y +gentes de sentido común?» + +Quien así hablaba era la tercera eminencia que componía el jurado, y me +parece llegada la ocasión de describirlo. + + +III + +D. Marcos había sido novelista. Desde que se casó con la comercianta en +paños de la calle de Postas, dejó las musas, que no le produjeron nunca +gran cosa ni le ayudaron á sacar el vientre de mal año. Continuaba, sin +embargo, con sus aficiones; y ya que no se entregara al penoso trabajo +de la creación, solía dedicarse al de la crítica, más fácil y llevadero. +Siempre en sus novelas (la más célebre se titulaba _El Candil de +Anastasio_) brillaba la realidad desnuda. De las muchas diferencias que +existían entre su musa y la de Virgilio, la principal era que la de D. +Marcos huía de las sencillas y puras escenas de la naturaleza; y así +como el pez no puede vivir fuera del agua, la musa susodicha no se +encontraba en su centro fuera de las infectas buhardillas, de los +húmedos sótanos, de todos los sitios desapacibles y repugnantes. Sus +pinturas eran descarnados cuadros, y sus tipos predilectos los más +extraños y deformes seres. Un curioso aficionado á la estadística, hizo +constar que en una de sus novelas salían veintiocho jorobados, ochenta +tuertos, sesenta mujeres _de estas que llaman del partido_, hasta dos +docenas y media de viejos verdes, y otras tantas viejas embaucadoras. Su +teatro era la alcantarilla, y un fango espeso y mal oliente cubría todos +sus personajes. Y tal era el temperamento de aquel hombre insigne, que +cuanto Dios crió lo veía feo, repugnante y asqueroso. Estos epítetos los +encajaba en cada página, ensartados como cuentas de rosario. Era prolijo +en las descripciones, deteniéndose más cuando el objeto reproducido +estaba lleno de telarañas, habitado por las chinches ó colonizado por la +ilustre familia de las ratas, y su estilo tenía un desaliño sublime, +remedio fiel del desorden de la tempestad. ¿Será preciso decir que usaba +de mano maestra los más negros colores, y que sus personajes, sin +excepción, morían ahogados en algún sumidero, asfixiados en laguna +pestilencial, ó asesinados con hacha, sierra ú otra herramienta +estrambótica? No es preciso, no, pues andan por el mundo, fatigando las +prensas, más de tres docenas de novelas suyas, que pienso son leídas en +toda la redondez del globo. + +De su vida privada, se contaban mil aventuras á cual más interesantes. +Mientras fué literato, su fama era grande, su hambre mucha, su peculio +escaso, su porte de esos que llamamos de mal traer. El editor que +compraba y publicaba sus lucubraciones, no era tan resuelto en el pagar +como en el imprimir, achaque propio de quien comercia con el talento; y +D. Marcos, cuyo nombre sonaba desde las márgenes del Guadalete hasta las +del Llobregat, desfallecía cubierto de laureles, sin más oro que el de +su fantasía, ni otro caudal que el de su gloria. Pero quiso la suerte +que la persona del insigne autor no pareciese costal de paja á una viuda +que tenía comercio de lana y otros excesos en la calle de Postas; hubo +tierna correspondencia, corteses visitas, honesto trato; y al fin +uniólos Himeneo, no sin que todo aquel barrio murmurara sobre el por +qué, cómo y cuándo de la boda. Lo que las musas lloraron este enlace, no +es para contado; porque viéndose en la holgura, trocó el escritor los +poco nutritivos laureles por la prosáica hartura de su nueva vida; y +cuéntase que colgó su pluma de una espetera, como Cide Hamete, para que +de ningún ramplón novelista fuera en lo sucesivo tocada. Después de +larga luna de miel, cual nunca se ha visto en comerciantes de tela, se +afirma que no reinó siempre en el hogar la paz más octaviana. No están +conformes los biógrafos de D. Marcos en la causa de ciertas riñas, que +pusieron á la esposa en peligro de morir á manos de su esposo: unos lo +atribuyen á veleidades del escritor; otros más concienzudos, y buscando +siempre las causas recónditas de los sucesos humanos, á que el pesimismo +adquirido cultivando las letras infiltróse de tal modo en su +pensamiento, que llenó su vida de melancolía y fastidio. ¡Tal influjo +tienen las grandes ideas en las grandes almas! + +A los ojos del profano vulgo, D. Marcos era siempre el mismo. Aconsejaba +á los jóvenes, procurando guiarles por el camino de la alcantarilla. +Daba su opinión siempre que se la pidieran, y no negaba elogios á los +escritores noveles, siempre que fuesen de su escuela colorista, que era +la escuela del betún. + +Este es el tercer personaje de los cuatro que formaban mi auditorio, y +éste el que expuso su modo de pensar, diciendo: + +«No está sino muy bien. Hay que pintar la vida tal como es: repugnante, +soez, grosera. El mundo es así: no nos toca á nosotros reformarlo, +suponiéndolo á nuestro capricho y antojo; nos cumple sólo retratar las +cosas como son, y las cosas son feas. Ese joven que usted ha pintado ahí +tiene demasiada luz, y le hace falta una buena dosis de negro. Hoy no +saben dar claro-obscuro al estilo, y desde que han dejado de escribir +ciertas personas que yo me sé, está la novela por los suelos. Si usted +quiere hacer una obra ejemplar, rodee á ese caballerito de toda clase de +lástimas y miserias; arroje usted sobre él la sombra siniestra de la +sociedad, y la tal sociedad es de lo más repugnante, asqueroso é inmundo +que yo me he echado á la cara. Y después, si le conviene ofrecer una +lección moral á sus lectores, haga que el chico se trueque de la noche á +la mañana, por la sola fuerza del hambre y del hastío, en un ser +abyecto, revelando así el fondo de inmundicia que en el corazón de todo +ser humano existe. Preséntele usted con toda la negra realidad de la +vida, braceando en este océano de cieno, sin poder flotar, y ahogándose, +ahogándose, ahogándose.... Pero, eso sí, déjele usted que se enamore con +hidrofobia de la dama de enfrente, porque en ese gran recurso dramático +ha de cimentarse todo el edificio novelesco. Si yo me encargara de +desarrollar el plan, lo haría de ingenioso modo, nunca visto ni en +novelas ni en dramas. + +--¿A ver, á ver?--interrogamos todos, yo por afán de penetrar los +pensamientos literarios mi amigo; los demás por curiosidad y deseo de +ver en todo su horror la cloaca intelectual de aquel atroz ingenio. + +--Yo haría lo siguiente--continuó:--le supondría muy desesperado, sin +saber qué hace para comunicarse y entablar relaciones con la dama de +enfrente. Suprimo eso del pajarito, que es insufrible. (La poetisa dejó +traslucir, con un movimiento de indignación, su ultrajado amor de +madre.) Él piensa unas veces meterse a bandido para robar a la dama; +otras se le ocurre quemar la casa para sacar a la señora en brazos. +Entre tanto se pone flaco, amarillo, cadavérico, con aspecto de loco o +de brujo: la casa se cae a pedazos, y en su miseria se ve obligado a +comer ratas. (Cantarranas cerró los ojos después de mirar al cielo con +angustia.) Un día se le pasa por las mientes un ardid ingenioso, y para +esto tengo que suponer que vive, no en la casa de enfrente, sino en la +buhardilla de la misma casa. Modificada de este modo la escena, fácil es +comprender su plan, que consiste en introducirse por el cañón de la +chimenea y colarse hasta el piso principal. + +--¡Qué horror!--exclamó la poetisa tapándose la cara con las manos.--¡Se +va á tiznar! ¡Si al menos tuviera donde lavarse antes de presentarse á +ella!... + +--No importa que se tizne--continuó el novelista.--Yo pintaría á la dama +muy hermosa, sí, pero con una contracción en el rostro que denotara sus +feroces instintos. Ha tenido muchos amantes; es mujer caprichosa: uno de +esos caracteres corrompidos que tanto abundan en la sociedad, marcando +los distintos grados de relajacion á que llega en cada etapa la especie +humana. Ha tenido, como decía, muchísimos querindangos, y al fin viene á +enamorarse de un negro traído de Cuba por cierto banquero, que es un +agiotista inicuo, un bandolero de frac. + +Con estos antecedentes, ya puedo desarrollar la situación dramática, de +un efecto horriblemente sublime. Veamos: ella está en su cuarto, +lánguidamente sentada junto á un veladorcillo, y piensa en el Apolo de +Azabache, charolado objeto de su pasión. Hojea un álbum, y de tiempo en +tiempo su rostro se contrae con aquel siniestro mohín que la hace tan +espantablemente guapa. De repente se siente ruido en la chimenea: la +dama tiembla, mira, y ve que de ella sale saltando por encima de los +leños encendidos, un hombre tiznado: en su delirio cree que es el negro: +domínanla al mismo tiempo el estupor y la concupiscencia. La luz se +apaga. ¡Pataplum!... ¿Qué les parece á ustedes esta situación? + +--Digo que es usted el mismo demonio o tiene algún mágico encantador que +lo inspire tan admirables cosas-respondí confuso ante la donosa +invención de D. Marcos, que me parecía en aquel momento superior +cuantos, entre antiguos y modernos, habían imaginado las más sutiles +trazas de novela. + +La poetisa estaba un tanto cabizbaja, no se si porque le parecía mejor +lo suyo ó porque, teniendo por detestable el engendro de D. Marcos, +consideraba á qué límite de fatal extravío pueden llegar los más +esclarecidos entendimientos. No estará de más que con la mayor reserva +diga yo aquí, para ilustrar á mis lectores, que la poetisa tenía, entre +otros, un defecto que suele ser cosa corriente entre las hembras que +agarran la pluma cuando sólo para la aguja sirven, es decir, la envidia. + +«Pues verán ustedes ahora--continuó D. Marcos--cómo armo yo el desenlace +de tan estupendo suceso. A la mañana siguiente hállase la dama en su +tocador, y ha gastado dos pastas de jabón en quitarse el tizne de la +cara. Su rabia es inmensa: está furiosa; ha descubierto el engaño, y en +su desesperación da unos chillidos que se oyen desde la calle. El joven, +por su parte, trata de huir, al ver el enojo de la que adora. Quiere +matar al desconocido mandinga, de quien está celosísimo; pero en lugar +de bajar la escalera, se ve obligado á subir por el mismo cañón de la +chimenea para no ser visto de cierto Conde que entra á la sazón en la +casa. + +La fatalidad hace que no pueda subir por el cañón, habiendo sido tan +fácil la bajada; y mientras forcejea trabajosamente para ascender, +resbala y cae al sótano, y de allí, sin saber cómo, á un sumidero, yendo +á parar á la alcantarilla, donde se ahoga como una rata. La ronda le +encuentra al día siguiente, y le llevan, en los carros de la basura, al +cementerio. Como aquí no tenemos _Morgue_, es preciso renunciar á un +buen efecto final.» + +Así habló el realista D. Marcos. Cantarranas estaba más nervioso que +nunca, y la poetisa sacó un pomito de esencias, para aplicarlo al +cartucho que tenía por nariz: este singular pomito era el _flacon_ que +había visto en todas las novelas francesas. Es la verdad que D. Marcos +le inspiraba profunda repugnancia, y por eso le llamaba ella _barril de +prosa_, sin duda por vengarse del otro, que en cierto artículo critico +la llamó una vez _espuerta de tonterías_. + +Yo no sabía qué hacer en presencia de dos fallos tan autorizados y al +mismo tiempo tan contradictorios. Vacilaba entre figurar á mi héroe +dando migajas de pan al pajarito, ó metiendo la cabeza en los sumideros +del palacio de su amada. Miré al magnífico Duque, y le ví con la cabeza +gacha y colgante, como higo maduro. La poetisa se hallaba en un +paroxismo de furor secreto. ¿Cómo podía yo decidirme por una solución +contraria á las ideas de Cantarranas, cuando éste era mi Mecenas, ó, +para valerme de una de sus más queridas figuras, corpulento roble que +daba sombra á este modesto hisopo de los campos literarios? Y al mismo +tiempo, ¿cómo desairar á Don Marcos, tan experimentado en artes de +novela? ¿Cómo renunciar á su plan, que era el más nuevo, el más extraño, +el más atrevido, el más sorprendente de cuántos había concebido la +humana fantasía? En tan crítica situación me hallaba con el manuscrito +en las manos, la boca abierta, los ojos asombrados, indeciso el magín y +agitado el pecho, cuando vino á sacarme de mi estupor y á cortar el +hilo de mis dudas la voz del cuarto de los personajes que el jurado +componían. Hasta entonces había permanecido mudo, en una butaca vieja, +cuyas crines por innumerables agujeros se salían: allí estaba, con +aspecto de esfinge, acentuado por la singular expresión de su rostro +severo. Creo que ha llegado la ocasión de describir á este personaje, el +más importante sin duda de los cuatro, y voy á hacerlo. + + +IV + +Si cuarenta años de incansable laboriosidad, de continuos servicios +prestados al arte, á las letras y á la juventud, son título bastante +para elevar á un hombre sobre sus contemporáneos, ninguno debiera estar +más por cima de la vulgar muchedumbre que D. Severiano Carranza, +conocido entre los árcades de Roma por _Flavonio Mastodontiano_. Era +casi académico, porque siempre que vacaba un sillón se presentaba +candidato, aunque nunca quisieron elegirle. Su fuerte era la erudición; +espigaba en todos los campos: en la historia, en la poesía, en las artes +bellas, en la filosofía, en la numismática, en la indumentaria. Recuerdo +su última obra, que estremeció al mundo de polo á polo, por tratar de +una cuestión grave, á saber: de si el Arcipreste de Hita tenía ó no la +costumbre de ponerse las medias al revés, decidiéndose nuestro autor por +la negativa, con gran escándalo y algazara de las Academias de Leipsick, +Gottinga, Edimburgo y Ratisbona, las cuales dijeron que el célebre +Carranza era un alma de cántaro al atreverse á negar un hecho que +formaba parte del tesoro de creencias de la humanidad. ¿Pues y su +disertación sobre los colmillos del jabalí de Erymantho, que fué causa +de un sin fin de mordiscadas entre los más famosos eruditos? No diré +nada, pues corre en manos de todo el mundo, de su famoso discurso sobre +el modo de combinar las _tes_ y las _des_ en el metro de Arte Mayor, el +cual le alzara á los cuernos de la luna, si antes, para gloria de España +y enaltecimiento de sí propio, no hubiera escrito y dado á la estampa la +nunca bastante encarecida _Oda á la invención de la pólvora_, en que +llamaba á este producto químico _atmósfera flamínea_. Esta es su única +obra de fantasía. Las demás son todas eruditas, porque vive consagrado á +los apuntes. Como crítico, no se le igualaba ni el mismo Cantarranas, +aunque no faltan biógrafos que le equiparan á él, y hubo alguno que +aseguró le aventajaba en muchas cosas. Basta decir que Carranza había +leído cuanto salió de plumas humanas, siendo de notar que todo libro +que pasase por su memoria dejaba en ella un pequeño sedimento ó +depósito, aunque no fuera más grande que una gota de agua. + +No había fecha que él no supiera, ni nombre que ignorara, ni dato que le +fuera desconocido, ni coincidencia que se escapase á su penetración y +colosal memoria. Bien es verdad que de este almacén sacaba el cargamento +de sus críticas, las cuales tenían más de indigestas que de sabrosas, +porque no existe cosa antigua que no sacara á colación, ni autor clásico +que no desenterrara á cada paso para llevarle y traerle como á los +gigantones en día de Corpus. Escribiendo, era prolijo: su estilo se +componía de las más crespas y ensortijadas frases que es dado imaginar. +Pulía de tal modo su prosa, que parecía una cabellera con cosmético y +bandolina, pudiendo servir de espejo; y sus versos eran tales, que se +les creerían rizados con tenacillas. Nunca repitió una palabra en un +mismo pliego de papel, por miedo á las redundancias y sonsonetes. En +cierta ocasión, habiendo hablado en un artículo del mondadientes de +marfil de una dama, viéndose obligado á repetirlo por la fuerza de la +sintaxis y pareciéndole vulgar la palabra palillo, llamó á aquel objeto +el _ebúrneo estilete_. Por esta razón aparecían en sus escritos unas +palabrejas que sus enemigos, en el furor de la envidia, llamaban +estrambóticas. Tratarle á él de pedante era cosa corriente entre los +malignos gaceterillos, que molestan siempre á los grandes hombres, como +las pulgas al león. + +La persona del erudito Carranza era tan notable como sus obras. +Componíase de un destroncado cuerpo sobre dos no muy iguales piernas, +brazos pequeños y los hombros cansadísimos; exornando todo el edificio +un sombrero monumental, bajo el cual solía verse, en días despejados, la +cabeza más arqueológica que ha existido. Después de la corbata, que +afectaba cierto desaliño, lo que más descollaba era la boca, donde en un +tiempo moraron todas las gracias, y ahora no quedaba ni un diente; y la +nariz hubiera sido lo más inverosímil de aquel rostro si no ocuparan el +primer lugar unos espejuelos voluminosos tras los cuales el ojo +perspicaz y certero del crítico fulguraba. + +Estos ojos fueron los que me miraron con severidad que me turbó; esta +boca fue la que con voz tan solemne como cascada, tomó la palabra y +dijo: + +«¡Oh extravío de las imaginaciones juveniles! ¡Oh ruindad de +sentimientos! ¡Oh corrupción del siglo! ¡Oh bajeza de ideas! ¡Oh pérdida +del buen gusto! ¡Oh aniquilamiento de las clásicas reglas! ¿Hay más +formidable máquina de disparates que la que usted escribió ni mayor +balumba de despropósitos que la que esa señora y ese caballero han +dicho? ¿En qué tiempos vivimos? ¿Qué república tenemos? Vaya usted, +señora, á coser sus calcetas y á espumar el puchero, y usted D. Marcos, +á cuidar sus hijos si los há, y usted, joven, á aprender un oficio, que +más cuenta le tiene cualquier ocupación, aunque sea ingrata y vil, que +componer libros. Pues qué, ¿es el campo de las letras dehesa de pasto +para toda clase de _pecus_, ó jardín frondosísimo donde sólo los más +delicados ingenios pueden hallar deleites y amenidades? Id, cocineros +del pensamiento, á condimentar vulgares sopas y no sabrosos platos; que +no es dado á tan groseras manos preparar los exquisitos manjares que se +sirven en el ágape de los dioses.» + +Como Semíramis cuando ve aparecer la sombra de Nino para echarle en cara +sus trapicheos; como Hamlet cuando oye al espectro de su padre +revelándole los delitos de la señá Gertrudis; como Moisés cuando +vislumbra á Jehová en la zarza ardiente, así nos quedamos todos: mudos, +fríos, petrificados de espanto. El apóstrofe de aquel hombre, tenido por +un oráculo; su singular aspecto, su severa mirada y el eco de su +vocecilla, nos infundieron tal pavor, que hubo de transcurrir buen +espacio de tiempo antes que yo tomase aliento, y sacara la poetisa su +_flacon_, y cerrara la boca el excelente Duque. + +Al fin nos repusimos del terror, y Carranza, advirtiendo el buen efecto +que sus palabras habían producido, arremetió de nuevo contra nosotros, y +de tal modo se ensañó con D. Marcos, que pienso no le quedara hueso +sano. La poetisa estaba turulata y no hacía más que abanicarse para +disimular su enojo, mientras Cantarranas parecía inclinado, en fuerza de +su natural bondad, á ponerse de parte del tremendo crítico. + +«¡Y para esto me han llamado!--decía éste.--La culpa tiene quien, +dejando serias ocupaciones y la sabrosa compañía de las musas, asiste á +estas lecturas, donde le hacen echar los bofes con tantísimo desatino.» + +Entonces yo, desafiando con un arrojo que ahora me espanta la cólera del +Aristarco, le dije: + +«Pero ya que he tenido la osadía de traerle a usted aquí, oh varón +insigne, ¿no me será permitido pedirle la más gran merced que hacerme +pudiera, ayudando con sus luces á mejorar este engendro mío que con tan +mala estrella viene al mundo? + +--Sí, lo haré de muy buen grado--contestó el sabio, trocándose +repentinamente en el hombre más suave y meloso de la tierra.--Voy á +decir cómo desarrollaría yo mi pensamiento; pero han de prometerme que +no he de ser interrumpido por aplausos ni otra manifestación semejante. +Empezaré, pues, declarando que yo colocaría la acción de mi obra en +tiempos remotos, en los tiempos pintorescos é interesantes, cuando no +había alumbrado público, y sí muchas rondas y gran número de corchetes; +cuando los galanes se abrían en canal por una palabrilla, y las damas +andaban con manto por esas callejuelas, seguidas de Celestinas y +rodrigones; cuando se guardaba con siete llaves el honor, sin que eso +quiera decir que no se perdiese en un santiamén. Yo no sé cómo hay +ingenios tan romos que novelan con cosas y personas de la época +presente, donde no existen elementos literarios, según todos los hombres +doctos hemos probado plenamente. Al demonio no se le ocurriría pintar +aventuras en una calle empedrada y con faroles de gas. Por Dios y por +los santos, ¿cabe nada más ridículo que un diálogo amoroso, en que +aparece á cada momento la palabra _usted_, hecha para preguntar cómo +está el tiempo, los precios de la carne, etc.?... Pues bien: yo +figuraría mis personajes en el siglo XVII, y abriría la escena con gran +ruido de cuchilladas y muchos _pardieces_ y _voto á sanes_; después el +ir y venir de los alguaciles, y, por último, la voz cascada de una vieja +alcahueta que acude con su farolito á reconocer la cara del muerto.» + +Todos nos mirábamos, sorprendidos ante el pintoresco cuadro que en un +periquete habia trazado aquel maestro incomparable. + +«El joven pobre que ha puesto usted en la buhardilla, donde está muy +retebién, le figuraría yo un hidalgo de provincias, sin blanca y con +malísima estrella. Ha llegado á Madrid en busca de fortuna, y solicita +que le hagan capitán de Tercios, para lo cual anda de ceca en meca, sin +poder conseguir otra cosa que desprecios. La dama de enfrente es de la +más alta nobleza, hija de algún montero mayor de la Casa Real, ó cosa +por el estilo, lo cual hace que tenga entrada en Palacio, y sea bien +quista de Reyes, Príncipes é Infantes. Meteremos en el ajo algún +rapabarbas o criado socarrón que haga de tercero, porque novela ó +comedia sin rapista charlatán y enredador, es olla sin tocino y sermón +sin agustino. ¡Y cómo había yo de pintar las escenas de tabernas, las +cuchilladas, las pendencias que dirige siempre un tal Maese Blas ó Maese +Pedrillo! ¿Pues y las escenas de amor? ¡Qué discreción, qué ternezas, +qué riqueza metafórica había yo de poner allí! Carta acá, carta allá, y +entrevista en las Descalzas todos los días, porque la Condesa vieja es +tan devota, que no se mueve un clérigo ni fraile en las iglesias de +Madrid sin que ella vaya á meter sus narices en la función. El +hidalguillo tañe su laúd que se las pela, y la dama le manda décimas y +quintillas. Ambos están muy amartelados. Pero cata aquí que el padre, +que es un Condazo muy serio, con su gorguera de encajes que parece un +sol, gran talabarte de pieles y unos gregüescos como dos colchones, +quiere que se case con Don Gaspar Hinojosa, Afán de Rivera, etc., etc., +etc., que es Contralor, hijo del Virrey de Nápoles, y Secretario del +general _qué sé yo cuántos_, que ha tomado á Amberes, Ostende, Maestrich +ú otra plaza cualquiera. El Rey tiene gran empeño en estas nupcias, y la +Reina dice que quiere ser madrina del bodorrio. Ahora es ella. La dama +está fuera de sí, y el hidalguillo se rompe la cabeza para inventar un +ardid cualquiera que le saque de tan espantoso laberinto. ¡Oh terrible +obstáculo! ¡Oh inesperado suceso! ¡Oh veleidades del destino! ¡Oh +amargor de la vida! Lo peor y más trágico del caso es que el padre se ha +enterado de que hay un galán que corteja á la niña, y se enfurece de tal +modo, que si le coge, le parte la cabeza en dos con su espada toledana. +Cuenta al Rey lo que pasa; la Reina le echa fuerte reprimenda á nuestra +heroína, y todos convienen en que el galán aquél es un majagranzas, que +no merece ni descalzarle el chapín á la doncella. El mozo ya no rasca +laúdes ni vihuelas, y se pasea por el Cerrillo de San Blas muy cabizbajo +y melancólico. Los criados del Conde le andan buscando para darle una +paliza; pero escapa de ella, gracias á las tretas del socarrón de su +lacayo, que no por estar muerto de hambre deja de ser maestro en +artimañas y sutilezas. Los amantes van á ser separados para siempre. Y +lo peor es que el D. Gaspar se enfurruña, y ya no quiere casarse, y +dice que si topa en la calle al pobre hidalgo, le pondrá como nuevo. +¿Qué hacer? ¡Tate!... Aquí está el _quid_ de la dificultad ¿Cómo +desenredar esta enmarañada madeja? Pues verán ustedes de qué manera +ingeniosa, con qué donosura y originalidad desato yo este intrincado +nudo, en que el lector, suspenso de los imaginarios hechos, los mira +como si fuesen reales y efectivos. ¿Que les parece á ustedes que voy á +inventar? ¿A ver?» + +Todos nos quedamos con la boca abierta, sin saber qué contestarle. Yo, +sobre todo, ¿cómo había de imaginar cosa alguna que igualara á los +profundos pensamientos de aquel pozo de ciencia? + +«Pues verán ustedes--prosiguió.--Hallándose las cosas como he dicho, de +repente... ¡Que novedad! ¡Qué agudísima é inesperada anagnórisis!... +Pues es el caso que el muchacho tiene un tío, oidor en Indias. Este tío +oidor, que es todo un letrado y persona de pro, muere legando un caudal +inmenso; de modo que cuando menos se lo piensa, el hidalguillo se ve con +doscientos mil escudos en el arca, y es más rico que el Conde de +enfrente. Cátate que en un momento le obsequian todos y le guardan más +miramientos que si fuera el mismo Duque de Lerma, Ministro universal. El +padre de la dama se ablanda; ésta se marcha á Platerías diciendo que va +á comprar unas arracadas, pero con el disimulado fin de ver al +hidalguillo y oir de sus mismo labios la noticia de la herencia; la +Reina se desenoja; el Rey dice que les ha de casar, ó deja de ser quien +es. D. Gaspar se va furioso á las guerras de la Valtellina, donde le +matan de un arcabuzazo, y, por fin, los dos jóvenes se casan, son muy +obsequiados, y viven luengos años en paz y en gracia de Dios. Así, +señores, desarrollaría yo el pensamiento de esta novela, que, expuesta +de tal modo, pienso no seria igualada por ninguna de cuantas en lengua +italiana ó española se han escrito, desde Bocaccio hasta Vicente +Espinel, que yo las he leído todas, y aquí pudiera referirlas _ce_ por +_be_, sin que me quedara una en la cuenta.» + +Aquí terminó el dictamen de D. Severiano Carranza, fénix de los +literatos. Esta lección tercera era ya demasiado carga de bochorno y +humillación para mí. Y ¿cómo había yo de continuar leyendo, si en un dos +por tres me habian mostrado aquellos personajes la flaqueza de mi +entendimiento, apto tan sólo para bajas empresas? Me afrentaron, y de +sus enseñanzas saque menos provecho que vergüenza. Sí: lo digo con la +entereza del que ya ha desistido de caminar por el escabroso sendero de +la literatura, y confiesa todos sus yerros y ridiculeces. Cuando D. +Severiano acabó, la poetisa hizo un mohín de fastidio, señal de que el +discurso no le había parecido de perlas, D. Marcos se reía del insigne +erudito, y el Duque de Cantarranas... (rubor me cuesta el confesarlo, +porque le estimo sobremanera, y desearía ocultar todo lo que le +menoscabase; pero la imparcialidad me obliga á decirlo) el Duque se +había dormido, cosa inexplicable en quien siempre fué la misma cortesía. + +Otro suceso doloroso tengo que referir, y sabe Dios cuánto me cuesta +revelar cosas que puedan obscurecer algún tanto la fama que rodea á +estas cuatro venerandas personas. ¿Revelaré este funesto incidente? +¿Llevaré la mundanal consideración y el efecto particular hasta el +extremo de callar la verdad, hija de Dios, sin la cual ninguna cosa va á +derechas en este mundo? No; que antes que nada es mi conciencia, y +además, si enseño una flaqueza de mis cuatro amigos, no por eso van á +perder la estimación general quienes tantos y tan grandes merecimientos +y títulos de gloria reúnen. Hay momentos en que los más rutilantes +espíritus sufren pasajero eclipse, y entonces, mostrándose la naturaleza +en toda su desnudez, aparecen las malas pasiones que bullen siempre en +el fondo del alma humana. + +Esto fué lo que pasó á mis cuatro jueces en aquella noche funesta. +Sucedió que unas palabras de D. Marcos, que fué siempre algo +deslenguado, irritaron al augusto crítico. Quiso intervenir +Cantarranas, y como la poetisa dijese no sé qué tontería de las muchas +que tenía en la cabeza, D. Marcos la increpó duramente; salió á +defenderla con singular tesón el Duque, y recibió de pasada, y como sin +querer, un furibundo sopapo. Desde entonces fué aquello un campo de +Agramante, y es imposible pintar el jaleo que se armó. Daba el erudito á +D. Marcos, D. Marcos al Duque, este al erudito, el cual se vengaba en la +poetisa, que arañaba á todos y chillaba como un estornino, siendo tal la +baraúnda, que no parecía sino que una legión de demonios se había metido +en mi casa. No pararon los irritados combatientes hasta que D. Marcos no +derramó sangre á raudales, rasguñado por la poetisa; hasta que ésta no +se desmayó, dejando caer sus postizos bucles, y haciéndome en la frente +un chichón del tamaño de una nuez; hasta que el Duque no se le fraccionó +en dos pedazos completos la mejor levita que tenía; hasta que Carranza +no perdió sus espejuelos y la peluca, que era bermeja y muy sebosa. + +Así terminó la sesión que ha dejado en mí recuerdos pavorosos. He +revelado esta lamentable escena por amor á la verdad y porque debo ser +severo con aquellos que más valen y más fama gozan. De todos modos, si +hago esta confesión, no es con ánimo de publicar debilidades, sino por +hacer patente lo miserable de la naturaleza humana, que aún en los más +elevados caracteres deja ver alguna ocasión su fondo de perversidad. + + +V + +De la novela, inocente causa de tan reñida controversia y desbarajuste +final, ¿que he de decir, sino que salió cual engendrada en aciaga noche +de escándalo? Como quise adoptar las ideas de cada uno, por parecerme +todas excelentes, mi obra resultó análoga á esas capas tan llenas de +remiendos y pegotes, que no se puede saber cuál es el color y la tela +primitivos. Después de la introdución que he leído, adopté el +pensamiento del pajarito y le puse de intermediario entre los dos +amantes. Luego, pareciéndome de perlas el incidente de la chimenea, hice +que Alejo mudara á la casa de enfrente, y que una noche se deslizara muy +callandito por el interior del ennegrecido tubo, apareciéndose á la dama +cuando ésta se percataba menos. Lo del negro no me fué posible +introducirlo; pero sí el magnífico desenlace del tío en Indias, ideado +por el fénix de los críticos, aunque no pude suponerle oidor sino +tabernero, diferencia que importa poco para el caso. Así la novela, +como hija de distintos progenitores, venía á ser la cosa más pintoresca, +variada y original del mundo, y bien podía decir su autor: _«yo, el +menor padre de todos....»_ Imprimía, porque ningún editor la quería +tomar, aunque yo, llevando mi modestia hasta lo sublime, la daba por +ochenta reales al contado, y otros ochenta, pagaderos á plazos de dos +duros en dos años. + +La puse á la venta en las principales librerías, y en un lustro que ha +corrido llevo despachada la friolera de tres ejemplares, con más los que +me tomaron al fiado, y que espero cobrar, si la cosecha es buena, en el +próximo otoño. Un librero de Sevilla me ha prometido comprarme un +ejemplar, si le hago una rebaja de dos reales; y este pedido, con otras +proposiciones que me dirigen de lejanas tierras, me hace esperar que +venderé hasta diez en todo lo que queda de año. No puedo quejarme, en +verdad, porque yo sé que si las cosas estuvieran mejor y sobrase dinero +en el país, no había de quedar un ejemplar para muestra. + +De todos modos, me consuela la singular protección que me dispensa, +ahora como antes, el Duque de Cantarranas, mi ilustre Mecenas, quien ha +podido conseguir de un amigo suyo, dueño de una tienda de ultramarinos, +que me compre media edición al peso, y á veinticinco reales la arroba. +Si, merced á la solicitud del prócer ilustre, consigo realizar este +negocio, me servirá de estímulo para proseguir por el fatigoso camino de +las letras, que si tiene toda clase de espinas y zarzales en su largo +trayecto, también nos conduce, como sin querer, á la holgura, á la +satisfacción y á la gloria. + +Madrid, Septiembre de 1872. + + + + +LA PRINCESA Y EL GRANUJA + + +I + +Pacorrito Migajas era un gran personaje. Alzaba del suelo poco más de +tres cuartas, y su edad apenas pasaba de los siete años. Tenía la piel +curtida del sol y del aire, y una carilla avejentada que más bien le +hacía parecer enano que niño. Sus ojos eran negros y vividores, con +grandes pestañas como alambres y resplandor de pillería. Pero su boca +daba miedo de puro fea, y sus orejas, al modo de aventadores, antes +parecían pegadas que nacidas. Vestía gallardamente una camisa de todos +colores, por lo sucia, y pantalón hecho de remiendos, sostenido con un +solo tirante. En invierno abrigábase con una chaqueta que fué de su +señor abuelo, la cual, después de cortadas las mangas por el codo, á +Pacorrito le venía que ni pintada para gabán. En el cuello le daba +varias vueltas, á manera de serpiente, un guiñapo con aspiraciones de +bufanda, y cubría la mollera con una gorrita que afanó en el Rastro. No +usaba zapatos, por serle esta prenda de grandísimo estorbo, ni tampoco +medias, porque le molestaba el punto. + +La familia de Pacorrito Migajas no podía ser más ilustre. Su padre, +acusado de intentar un escalo por la alcantarilla, fué á tomar aires á +Ceuta, donde murió. Su madre, una señora muy apersonada que por muchos +años tuvo puesto de castañas en la Cava de San Miguel, fué también +metida en líos de justicia, y después de muchos embrollos, y dimes y +diretes con jueces y escribanos, me la empaquetaron para el penal de +Alcalá. Aún quedaba á Pacorrito su hermana, pero ésta, abandonando su +plaza en la Fábrica de Tabacos, corrió á Sevilla en amoroso seguimiento +de un cabo de Artillería, y esta es la hora en que no ha vuelto. Estaba, +pues, Migajas solo en el mundo, sin más familia que él mismo, sin más +amparo que el de Dios, ni otro guía que su propia voluntad. + + +II + +¿Pero creerá el pío lector que Pacorrito se acobardó al verse solo? Ni +por pienso. Había tenido ocasión, en su breve existencia, de conocer los +vaivenes del mundo, y algo de lo falso y mentiroso que encierra esta +vida miserable. Llenándose de energía, afrontó la situación como un +héroe. Afortunadamente, tenía buenas relaciones con diversa gente de su +estofa y aun con hombres barbudos que parecían dispuestos á protegerle, +y bulle que bulle, aquí me meto y allí me saco, consiguió dominar su +triste estado. + +Vendía fósforos, periódicos y algún billete de Lotería, tres ramos +mercantiles que, explotados con inteligencia, podían asegurarle honradas +ganancias; así es que á Pacorrito nunca le faltaban cuatro cuartos en el +bolsillo para sacar de un apuro á un compañero, ó para obsequiar á las +amigas. + +No le inquietaban gran cosa ni las molestias del domicilio ni las +exigencias del casero. Sus palacios eran el Prado en verano, y en +invierno los portales de la casa Panadería. Varón sobrio y enemigo de +pompas mundanas, se contentaba con un rincón cualquiera donde pasar la +noche. Comía, como los pájaros, lo que encontraba, sin que jamás se +apurase por esto, á causa de la conformidad religiosa que existía en su +alma, y de su instintiva fe en los misteriosos auxilios de la +Providencia, que á ningún ser grande ni chico desampara. + +Los que esto lean creerán que Migajas era feliz. Parece natural que lo +fuese. Si carecía de familia, gozaba de preciosísima libertad, y como +sus necesidades eran escasas, vivía holgadamente de su trabajo, sin +deber nada á nadie, sin que le quitaran el sueño cuidados ni ambiciones; +pobre, pero tranquilo; desnudo el cuerpo, pero lleno de paz sabrosa el +espíritu. Pues á pesar de esto, el señor de Migajas no era feliz. ¿Por +qué? Porque estaba enamorado hasta las gachas, como suele decirse. + +Sí, señores: aquel Pacorrito tan pequeño y tan feo y tan pobre y tan +solo, amaba. ¡Ley inexorable de la vida, que no permite á ningún sér, +cualquiera que sea, redimirse del despótico yugo del amor. + +Amaba nuestro héroe con soñador idealismo, libre de todo pensamiento +impuro, á veces con ardoroso fuego que en sus venas ponía un hervor de +todos los demonios. Su corazón volcánico tenía sensaciones de todas +clases para el objeto amado, ora dulces y platónicas como las de +Petrarca, ora arrebatadas como las de Romeo. + +¿Y quién había inspirado á Pacorrito pasión tan terrible? Pues una dama +que arrastraba vestidos de seda y terciopelo con vistosas pieles; una +dama de cabellos rubios, que en bucles descendían sobre su alabastrino +cuello. La tal solía gastar quevedos de oro, y á veces estaba sentada al +piano tres días seguidos. + + +III + +Sabed cómo la conoció Pacorro y quién era aquélla celestial hermosura. + +Extendía el chico la esfera de sus operaciones mercantiles por la mitad +de una de las calles que afluyen á la Puerta del Sol, calle muy +concurrida y con hermosas tiendas, que de día ostentan en sus +escaparates mil prodigios de la industria, y por las noches se iluminan +con la resplandeciente claridad del gas. Entre estas tiendas, la más +bonita es una que pertenece á un alemán, siempre llena de bagatelas +preciosísimas destinadas á grandes y pequeños. Es el bazar de la +infancia infantil y de la adulta. Por Carnaval se llena de caretas +burlescas; en Semana Santa de figuras piadosas; hacia Navidad de +Nacimientos y árboles cargados de juguetes, y por Año Nuevo de +magníficos objetos para regalos. + +La pasión frenética de Pacorrito empezó cuando el alemán puso en su +vitrina una encantadora colección de damas vestidas con los ricos trajes +que imagina la fantasía parisiense. Casi todas tenían más de media vara +de estatura. Sus rostros eran de fina y purificada cera, y ningún carmín +de frescas rosas se igualaba al rubor de sus castas mejillas. Sus azules +ojos de vidrio brillaban inmóviles con más fulgor que la pupila humana. +Sus cabellos, de suavísima lana rizada, podían compararse, con más razón +que los de muchas damas, á los rayos del sol; y las fresas de Abril, las +cerezas de Mayo y el coral de los hondos mares, parecían cosa fea en +comparación de sus labios rojos. + +Eran tan juiciosas, que jamás se movían del sitio en que las colocaban. +Sólo crujía el gozne de madera de sus rodillas, hombros y codos, cuando +el alemán las sentaba al piano, ó las hacía tomar los lentes para mirar +á la calle. De resto, no daban nada que hacer, y jamás se les oyó decir +esta boca es mía. + +Entre ellas había ¡ay qué hembra! la más hermosa, la más alta, la más +simpática, la más esbelta, la mejor vestida, la más señora. Debía de ser +mujer de elevada categoría, á juzgar por su ademán grave y pomposo, y +cierto airecillo de protección que á maravilla le sentaba. + +--¡Gran mujer!--dijo Pacorrito la primera vez que la vió; y más de una +hora estuvo plantado ante el escaparate, contemplando tan seductora +belleza. + + +IV + +Nuestro personaje se hallaba en ese estado particular de exaltación y +desvarío en que aparecen los héroes de las novelas amatorias. _Su +cerebro hervía; en su corazón se enrroscaban culebras mordedoras; su +pensamiento era un volcán; deseaba la muerte; aborrecía la vida; hablaba +sin cesar consigo mismo; miraba á la luna; se remontaba al quinto +cielo_, etc. + +¡Cuántas veces le sorprendió la noche en melancólico éxtasis delante del +cristal, olvidado de todo, hasta de su propio comercio y modo de vivir! +Mas no era por cierto muy desairada la situación del buen Migajas, +quiero decir, que era hasta cierto punto correspondido en su loca +pasión. ¿Quién puede medir la intensidad amorosa de un corazón de estopa +ó serrín? El mundo está lleno de misterios. La ciencia es vana y jamás +llegará á lo íntimo de las cosas. ¡Oh, Dios! ¿será posible algún día +demarcar fijamente la esfera de lo inanimado? ¿Lo inanimado, dónde +empieza? Atrás los pedantes que, deteniéndose delante de una piedra ó de +un corcho, le dicen: «Tú no tienes alma.» Sólo Dios sabe cuáles son las +verdaderas dimensiones de ese Limbo invisible donde yace todo lo que no +ama. + +Bien seguro estaba Pacorrito de haber hecho tilín á la dama. Esta le +miraba, y sin moverse ni pestañear ni abrir la boca, decíale mil cosas +deleitables, ya dulces como la esperanza, ya tristes como el +presentimiento de sucesos infaustos. Con esto se encendía más y más en +el corazón del amigo Migajas la llama que le devoraba, y su atrevida +mente concebía dramáticos planes de seducción, rapto y aun de +matrimonio. + +Una noche, el amartelado galán acudió puntual á la cita. La señora +estaba sentada al piano, las manos suspendidas sobre las teclas, y el +divino rostro vuelto hacia la calle. El granuja y ella se miraron. ¡Ay! +¡Cuánto idealismo, cuánta pasión en aquella mirada! Los suspiros +sucedieron á los suspiros, y las ternezas á las ternezas, hasta que un +suceso imprevisto cortó el hilo de tan dulce comunicación, truncando de +un golpe la felicidad de los amantes. Fué como esas súbitas catástrofes +que hieren mortalmente los corazones, originando suicidios, tragedias y +otros lamentables casos. + +Una mano penetró en el escaparate, por la parte de la tienda, y +cogiendo á la señora por la cintura, se la llevó dentro. Al asombro de +Migajas sucedió una pena tan viva, que deseó morirse en aquel mismo +instante. ¡Ver desaparecer al objeto amado, cual si se lo tragara la +insaciable tumba, y no poder detener aquella existencia que se escapa, y +no poder seguirla aunque fuera al mismo infierno! ¡Desgracia superior á +las fuerzas de un mortal! Migajas estuvo á punto de caer al suelo; pensó +en el suicidio; invocó á Dios y al diablo.... + +--¡La han vendido!--murmuró sordamente. + +Y se arrancó los cabellos, y se arañó el rostro; y en las pataletas de +su desesperación, se le cayeron al suelo los fósforos, los periódicos y +los billetes de Lotería. ¡Intereses del mundo, no valéis lo que un +suspiro! + + +V + +Repuesto al cabo de su violenta emoción, el rapaz miró hacia el interior +de la tienda, y vio á unas niñas y á dos ó tres personas mayores +hablando con el alemán. Una de las chicas sostenía en sus brazos á la +dama de los pensamientos de Migajas. Hubiérase lanzado éste con ímpetu +salvaje dentro del local; pero se detuvo, temeroso de que, viendo su +facha estrambótica, le adjudicaran una paliza ó le entregasen á una +pareja. + +Fijo en la puerta, consideraba los horrores de la trata de blancos, de +aquella nefanda institución tirolesa, en la cual unos cuantos duros +deciden la suerte de honradas criaturas, entregándolas á la destructora +ferocidad de niños mal criados. ¡Ay! ¡Cuán miserable le parecía á +Pacorrito la naturaleza humana! + +Los que habían comprado á la señora salieron de la tienda y entraron en +un coche de lujo. ¡Cómo reían los tunantes! Hasta el más pequeño, que +era el más mimoso, se permitía tirar de los brazos á la desgraciada +muñeca, á pesar de tener él para su exclusivo goce variedad de +juguetillos propios de su edad. Las personas mayores también parecían +muy satisfechas de la adquisición. + +Mientras el lacayo recibía órdenes, Pacorrito, que era hombre de +resoluciones heróicas y audaces, concibió la idea de colgarse á la zaga +del coche. Así lo hizo, con la agilidad cuadrumana que emplean los +granujas cuando quieren pasear en carruaje de un cabo á otro de la +villa. + +Alargando el hocico hacia la derecha, veía asomar por la portezuela uno +de los brazos de la dama sacrificada al vil metal. Aquel brazo rígido y +aquel puño de rosa hablaban enérgico lenguaje á la imaginación de +Migajas, que en medio del estrépito de las ruedas oía estas palabras: +--¡Sálvame, Pacorrito mío, sálvame! + + +VI + +En el pórtico de la casa grande, donde se detuvo el coche, cesaron las +ilusiones del granuja, porque un criado le dijo que si manchaba el piso +con sus pies enlodados, le rompería el espinazo. Ante esta abrumadora +razón, Migajas se retiró, lleno el corazón de un ardiente anhelo de +venganza. + +Su fogoso temperamento le impulsaba á seguir adelante, arrojándose en +brazos de la fortuna, y en las tinieblas de lo imprevisto. Su alma se +adaptaba á las ruidosas y dramáticas aventuras. ¿Qué hizo el muy pillo? +Pues concertarse con los que iban á recoger la basura á la casa donde +estaba en esclavitud su adorada, y por tal medio, que podrá no ser +poético, pero que revela agudeza de ingenio, y un corazón como la copa +de un pino, Migajas se introdujo en el palacio. + +¡Cómo le palpitaba el corazón cuando subía y penetraba en la cocina! La +idea de estar cerca de _ella_ le confundía de tal suerte, que más de una +vez se le cayó la espuerta de la mano, derramándose en la escalera. Pero +de ningún modo podía saciar la ardiente sed de sus ojos, que anhelaban +ver á la hermosa dama. Sintió lejanos chillidos de niños juguetones; +pero nada más. La gran señora por ninguna parte aparecía. + +Los criados de la casa, viéndole tan pequeño y tan feo, le hacían mil +burlas; más uno de ello, que era algo compasivo, le daba golosinas. Una +mañana muy fría, el cocinero, ya fuese por lástima, ya por maldad, le +dio á beber de un vino áspero y picón como demonios. El granuja sintió +dulcísimo calor en todo el cuerpo, y un vapor ardiente que á la cabeza +le subía. Sus piernas flaqueaban; sus brazos desmayados caían con +abandono voluptuoso. Del pecho le brotaba una risa juguetona, que iba +afluyendo de su boca, cual arroyo sin fin, y Pacorrito reía y se +agarraba con ambas manos á la pared para no caer. + +Un puntapié vigoroso, aplicado en semejante parte, modificó un tanto la +risa, y puesta la mano en la parte dolorida, Pacorrito salió de la +cocina. Su cabeza seguía trastornada. Él no sabía á dónde le conducían +sus pasos. Corrió tambaleándose y riendo de nuevo; pisó fríos ladrillos, +y después suave entarimado, y luego tibias alfombras. + +De repente sus ojos se detuvieron en un objeto que en el suelo yacía. +¡Cielos!... Migajas exhaló un rugido de dolor, y cayó de rodillas. + +Allí, tendida como un cadáver, los vestidos rasgados y en desorden, +partida la frente alabastrina, roto uno de los brazos, desgreñado el +pelo, estaba la señora de sus pensamientos ¡Lastimoso cuadro que partía +el corazón! + +Nuestro héroe, durante un rato, no pudo articular palabra. La voz se +ahogaba en su garganta. Estrechó contra su corazón aquél frío cuerpo +inanimado, cubriéndolo de besos ardientes. La señora tenía abiertos los +ojos, y miraba con melancólica dulzura á su fiel adorador. A pesar de +sus horribles heridas y del lastimoso estado de su cuerpo, la noble dama +vivía. Pacorrito lo conoció en la luz singular de sus quietos ojos +azules, que despedían llamaradas de amor y gratitud. + +--Señora, ¿quién os trajo á tan triste estado?--exclamó en tono +patético, angustioso. + +Pero pronto al dolor agudísimo sucedió la ira, y Pacorrito pensó tomar +venganza de aquel descomunal agravio. + +Como en el mismo instante sintiera pasos, cargó en sus brazos á la +gentil dama, echando á correr con ella fuera de la casa. Bajó la +escalera, atravesó el patio, salió á la calle con tanta velocidad. Su +carrera era como la del pájaro que, al robar su grano, oye el tiro del +cazador, y sintiéndose ileso, quiere poner entre su persona y la +escopeta toda la distancia posible. + +Corrió por una, dos, tres, diez calles, hasta que creyéndose bastante +lejos, descansó, poniendo sobre sus rodillas el precioso objeto de su +insensato amor. + + +VII + +Vino la noche, y Pacorrito vió con placer las dulces sombras que +envolvían el atrevido rapto, protegiendo sus honestos amores. Examinando +atentamente las heridas del descalabrado cuerpo de su adorada, observó +que no eran de gravedad, aunque por los agujeros del cráneo se le verían +los sesos, si los tuviera, y toda la estopa del corazón se salía á +borbotones por diferentes heridas. El traje estaba hecho girones, y +parte de la cabellera se había quedado en el camino durante la veloz +corrida. Inundósele el alma de pena al considerar que carecía de fondos +para hacer frente á situación tan apurada. Con el abandono de su +comercio se le habían vaciado los bolsillos, y una mujer amada, +mayormente si no está bien de salud, es fuente inagotable de gastos. +Migajas se tentó aquella parte de su andrajosa ropa donde solía tener +la calderilla, y no halló ni tampoco un triste ochavo. + +--Ahora--pensó--ahora necesitaré casa, cama, la mar de médicos y +cirujanos, modista, mucha comida, un buen fuego... y nada tengo. + +Pero como estaba tan fatigado, recostó la cabeza sobre el cuerpo de su +ídolo, y se durmió como un ángel. + +Entonces, ¡oh prodigio! la señora se fué reanimando, y levantándose al +fin, mostró á Pacorrito su risueño semblante, su noble frente sin +ninguna herida, su cuerpo esbelto sin la más leve rotura, su vestido +completo y limpio, su cabellera rizosa y perfumada, su sombrero +coquetón, que adornaban diminutas flores; en suma, se mostró perfecta y +acabadamente hermosa, tal como la conoció el muchacho en la vitrina. + +¡Ay! Migajas se quedó deslumhrado, atónito, suspenso, sin habla. Púsose +de rodillas y adoró á la señora como á una divinidad. Entonces ella tomó +la mano al granuja, y con voz entera, más dulce que el canto de los +ruiseñores, le dijo: + +--Pacorrito, sígueme, ven conmigo. Quiero demostrarte mi agradecimiento +y el sublime amor que has sabido inspirarme. Has sido constante, leal, +generoso y heróico, porque me has salvado del poder de aquellos vándalos +que me martirizaban. Mereces mi corazón y mi mano. Ven, sígueme y no +seas bobo, ni te creas inferior á mí porque estás vestido de pingos. + +Observó Migajas la deslumbradora apostura de la dama, el lujo con que +vestía, y lleno de pena exclamó: + +--Señora, ¿á dónde he de ir yo con esta facha? + +La hermosa dama no contestó, y tirando de la mano á Pacorrito, le llevó +por misteriosa región de sombras. + + +VIII + +El granuja vió al cabo una gran sala iluminada y llena de preciosidades, +cuya forma no pudo precisar bien en el primer momento. Al poco rato, +comenzó á percibir con claridad mil figurillas diversas, como las que +poblaban la tienda donde había conocido á su adorada. Lo que más llamó +su atención fué ver que salieron á recibirles, luciendo sus flamantes +vestidos, todas las damas que acompañaban en el escaparate á la gran +señora. + +La cual contestó con una grave y ceremoniosa cortesía á los saludos de +todas ellas. Parecía ser de superior condición, algo como princesa, +reina ó emperatriz. Su gesto soberano y su gallardo continente, sin +altanería, revelaban dominio sobre las demás. Al instante presentó á +Pacorrito. Este se quedó todo turbado y más rojo que una amapola cuando +la Princesa, tomándole de la mano, dijo: + +--Presento á ustedes al Sr. D. Pacorro de las Migajas, que viene á +honrarnos esta noche. + +Al pobre chico se le cayeron las alas del corazón cuando observó el +desmedido lujo que allí reinaba, comparándolo con su pobreza, sus pies +desnudos, sus calzones sujetos con un tirante y su chaqueta cortada por +los codos. + +«Ya adivino lo que piensas--manifestó la Princesa con disimulo.--Tu +traje no es el más conveniente para una fiesta como la de esta noche. En +rigor, de verdad, no estás presentable. + +--Señora, mi pícaro sastre--murmuró Pacorrito, creyendo que una +mentirilla pondría á salvo su decoro,--no me ha acabado la condenada +ropa. + +--Aquí te vestiremos--indicó la noble dama. + +Los lacayos de aquella extraña mansión eran monos pequeños y +graciosísimos. De pajes hacían unos loros diminutos, de esos que llaman +_Pericos_, y varias pajaritas de papel. Estas no se apartaban un momento +de la señora. + +La servidumbre se ocupó al punto de arreglar un poco la desgraciada +figura del buen Migajas. Con unas fosforeras doradas y muy monas en +forma de zapatos, le calzaron al momento. Por gorguera le pusieron +medio farolillo de papel encarnado, y de una jardinera de mimbres +hiciéronle una especie de sombrerete pastoril, con graciosas flores +adornado. Al cuello le colgaron, á modo de condecoraciones, la chapa de +un kepis elegantísimo, una fosforera redonda que parecía reloj y el +tapón de cristal de un frasquito de esencias. Las pajaritas tuvieron la +buena ocurrencia de ponerle en la cintura, á guisa de espada ó daga, una +lujosa plegadera de marfil. Con éstas y otras invenciones para ocultar +sus haraposos vestidos, el vendedor de periódicos quedó tan guapo que no +parecía el mismo. Mucho se vanaglorió de su persona cuando le pusieron +ante el espejo de un estuche de costura para que se mirase. Estaba el +chico deslumbrador. + + +IX + +En seguida principió el baile. Varios canarios cantaban en sus jaulas +walses y habaneras, y las cajas de música tocaban solas, así como los +clarinetes y cornetines, que se movían á sí mismos sus llaves con gran +destreza. Los violines también se las componían de un modo extraño para +pulsarse á sí propios sus cuerdas, y las trompetas se soplaban unas á +otras. La música era un poco discordante; pero Migajas, en la exaltación +de su espíritu, la hallaba encantadora. + +No es necesario decir que la Princesa bailó con nuestro héroe. Las otras +damas tenían por pareja á militares de alta graduación, ó á soberanos +que habían dejado sus caballos á la puerta. Entre aquellas figuras +interesantísimas se veía á Bismarck, al Emperador do Alemania, á +Napoleón y á otros grandes hombres. Migajas no cabía en su pellejo de +puro orgulloso. + +Pintar las emociones de su alma cuando se lanzaba á las vertiginosas +curvas del wals con su amada en brazos, fuera imposible. La dulce +respiración de la Princesa y sus cabellos de oro acariciaban blandamente +la cara de Pacorrito, haciéndole cosquillas y causándole cierta +embriaguez. La mirada amorosa de la gentil dama ó un suave quejido de +cansancio acababan de enloquecerle. + +En lo mejor del baile, los monos anunciaron que la cena estaba servida, +y al punto se desconcertó el cotarro. Ya nadie pensó más que en comer, y +al bueno de Migajas se le alegraron los espíritus, porque, sin perjuicio +de la espiritualidad de su amor, tenía un hambre de mil demonios. + + +X + +El comedor era precioso, y la mesa magnífica; las vajillas y toda la +loza de lo mejor que se ha fabricado para muñecas, y multitud de +ramilletes esparcían su fragancia y mostraban sus colores en pequeños +búcaros, en hueveras, y algunos en dedales. + +Pacorrito ocupó el asiento á la derecha de la Princesa. Empezaron á +comer. Servían los pericos y las pajaritas tan bien y con tanta +precisión como los soldados que maniobran en una parada á la orden de su +General. Los platos eran exquisitos, y todos crudos ó fiambres. Si la +comida no disgustó á Migajas al comenzar, pronto empezó á producirle +cierto empacho, aun antes de haber tragado como un buitre. Componían el +festín pedacitos de mazapán, pavos más chicos que pájaros y que se +engullían de un solo bocado, filetes y besugos como almendras, un rico +principio de cañamones y un pastel de alpiste _á la canaria_, albóndigas +de miga de pan á la _perdigona_, fricasé de ojos de faisán en salsa de +moras silvestres, ensalada de musgo, dulces riquísimos y frutas de todas +clases, que los pericos habían cosechado en un tapiz donde estaban +bordadas, siendo los melones como uvas y las uvas como lentejas. + +Durante la comida, todos charlaban por los codos, excepto Pacorrito, que +por ser muy corto de genio no desplegaba sus labios. La presencia de +aquellos personajes de uniforme y entorchados le tenían perplejo, y se +asombraba mucho de ver tan charlatanes y retozones á los que en el +escaparate estaban tiesos y mudos cual si fuesen de barro. + +Principalmente el llamado Bismarck no paraba. Decía mil chirigotas, daba +manotadas sobre la mesa, y arrojaba á la Princesa bolitas de pan. Movía +sus brazos como atolondrado, cual si los goznes de éstos tuviesen un +hilo, y oculta mano tirase de él por debajo de la mesa. + +«¡Cómo me estoy divirtiendo!--decía el Canciller.--Querida Princesa, +cuando uno se pasa la vida adornando una chimenea, entre un reloj, una +figura de bronce y un tiesto de begonia, estas fiestas le rejuvenecen y +le dan alegría para todo el año. + +--¡Ay! dichosos mil veces--dijo la señora con melancólico acento--los +que no tienen otro oficio que adornar chimeneas y entredoses. Esos se +aburren, pero no padecen como nosotras, que vivimos en continuo +martirio, destinadas á servir de juguete á los hombres chicos. No podré +pintar á usted, señor de Bismarck, lo que se sufre cuando uno nos tira +del brazo derecho, otro del izquierdo; cuando éste nos rompe la cabeza y +aquél nos descuartiza, ó nos pone de remojo, ó nos abre en canal para +ver lo que tenemos dentro del cuerpo. + +--Ya lo supongo--contestó el Canciller abriendo los brazos; cerrándolos +repetidas veces. + +--¡Oh, desgraciados, desgraciados!--exclamaron en coro los Emperadores, +Espartero y demás personajes. + +--Y menos desgraciada yo--añadió la dama,--que encontré un protector y +amigo en el valeroso y constante Migajas, que supo librarme del bárbaro +suplicio.» + +Pacorro se puso colorado hasta la raíz del pelo. + +«Valeroso y constante--repitieron á una las muñecas todas, en tono de +admiración. + +--Por eso--continuó la Princesa--esta noche, en que nuestro Genio +Creador nos permite reunimos para celebrar el primer día del año, he +querido obsequiarle, trayéndole conmigo, y dándole mi mano de esposa, en +señal de alianza y reconciliación entre el linaje muñequil y los niños +juiciosos y compasivos. + + +XI + +Cuando esto decía, el señor de Bismarck miraba á Pacorrito con expresión +de burla tan picante y maligna, que nuestro insigne héroe se llenó de +coraje. En el mismo instante, el tuno del Canciller disparó una bolita +de pan con tanta puntería, que por poco deja ciego á Migajas. Pero éste, +como era tan prudente y el prototipo de la circunspección, calló y +disimuló. + +La Princesa le dirigía miradas de amor y gratitud. + +«¡Cómo me estoy divirtiendo!--repitió Bismarck dando palmadas con sus +manos de madera.--Mientras llega la hora de volver junto al reloj y de +oir su incesante tic-tac, divirtámonos, embriaguémonos, seamos felices. +Si el caballero Pacorrito quisiera pregonar _La Correspondencia_, nos +reiríamos un rato. + +--El señor de Migajas--dijo la Princesa mirándole con benevolencia--no +ha venido aquí á divertirnos. Eso no quita que le oigamos con gusto +pregonar _La Correspondencia_ y los fósforos si quiere hacerlo.» + +Hallaba el granuja esta proposición tan contraria á su dignidad y +decoro, que se llenó de aflicción y no supo qué contestar á su adorada. + +«¡Qué baile!--gritó el Canciller con desparpajo,--que baile encima de la +mesa. Y si no lo quiere hacer, pido que se le quiten los adornos que se +le han puesto, dejándole cubierto de andrajos y descalzo, como cuando +entró aquí.» + +Migajas sintió que afluía toda su sangre al corazón. Su cólera impetuosa +no le permitió pronunciar una sola sílaba. + +«No seáis cruel, mi querido Príncipe--dijo la señora sonriendo.--Por lo +demás, yo espero quitarle al buen Migajas esos humos que está echando.» + +Una carcajada general acogió estas palabras, y allí era de ver todas las +muñecas, y los más celebres generales y emperadores del mundo, dándose +simultáneamente cachiporrazos en la cabeza como las figuras de Guignol. + +«¡Qué baile! ¡Que pregone _La Correspondencia_»--clamaron todos. + +Migajas se sintió desfallecer. Era en él tan poderoso el sentimiento de +la dignidad, que antes muriera que pasar por la degradación que se le +proponía. Iba á contestar, cuando el maligno Canciller tomó una paja +larga y fina, sacada al parecer de una costilla de labores, y mojando la +punta en saliva se la metió por una oreja á Pacorrito con tanta +presteza, que éste no se enteró de la grosera familiaridad hasta que +hubo experimentado la sacudida nerviosa que tales chanzas ocasionan. + +Ciego de furor, echó mano al cinto y blandió la plegadera. Las damas +prorrumpieron en gritos, y la Princesa se desmayó. Pero no aplacado con +esto el fiero Migajas, sino, por el contrario más rabioso, arremetió +contra los insolentes, y, empezó á repartir estacazos á diestra y +siniestra, rompiendo cabezas que era un primor. Oíanse alaridos, ternos, +amenazas. Hasta los pericos graznaban, y las pajaritas movían sus colas +de papel en señal de pánico. + +Un momento después, nadie se burlaba del bravo Migajas. El Canciller +andaba recogiendo del suelo sus dos brazos y sus dos piernas (caso raro +que no puede explicarse), y todos los emperadores se habían quedado sin +nariz. Poco á poco, con saliva y cierta destreza ingénita, se iban +curando todos los desperfectos; que esta ventaja tiene la cirugía +muñequil. La Princesa, repuesta de su desmayo con las esencias que en un +casco de avellana le trajeron sus pajes, llamó aparte al granuja, y +llevándole á su camarín reservado, le habló á solas de esta manera: + + +XII + +«Inclito Migajas, lo que acabas de hacer, lejos le amenguar el amor que +puse en tí, lo aumenta, porque me has probado tu valor indómito, +triunfando con facilidad de toda esa caterva de muñecos bufones, la peor +casta de seres que conozco. Movida por los dulces afectos que me +impulsan hacia tí, te propongo ahora solemnemente que seas mi esposo, +sin pérdida de tiempo.» + +Pacorrito cayó de rodillas. + +«Cuando nos casemos--continuó la señora--no habrá uno solo de esos +emperadorcillos y cancilleretes que no te acate y reverencie como á mí +misma, porque has de saber que yo soy la Reina de todos los que en +aquesta parte del mundo existen, y mis títulos no son usurpados, sino +transmitidos por la divina Ley muñequil que estableciera el Supremo +Genio que nos creó y nos gobierna. + +--Señora, señora mía--dijo, ó quiso decir Migajas--mi dicha es tanta que +no puedo expresarla. + +--Pues bien--manifestó la señora con majestad--puesto que quieres ser mi +esposo, y por consiguiente, Príncipe y señor de estos monigotiles +reinos, debo advertirte que para ello es necesario que renuncies á tu +personalidad humana. + +--No comprendo lo que quiere decir Vuestra Alteza. + +--Tú perteneces al linaje humano, yo no. Siendo distintas nuestras +naturalezas, no podemos unirnos. Es preciso que tú cambies la tuya por +la mía, lo cual puedes hacer fácilmente con sólo quererlo. Respóndeme, +pues. Pacorrito Migajas, hijo del hombre, ¿quieres ser muñeco? + +La singularidad de esta pregunta tuvo en suspenso al granuja durante +breve rato. + +«¿Y qué es eso de ser muñeco?--preguntó al fin. + +--Ser como yo. La naturaleza nuestra es quizás más perfecta que la +humana. Nosotros carecemos de vida, aparentemente; pero la tenemos +grande en nosotros mismos. Para los imperfectos sentidos de los hombres, +carecemos de movimiento, de afectos y de palabra; pero no es así. Ya ves +cómo nos movemos, cómo sentimos y cómo hablamos. Nuestro destino no es, +en verdad, muy lisonjero por ahora, porque servimos para entretener á +los niños de tu linaje, y aun á los hombres del mismo; pero, en cambio +de esta desventaja, somos eternos. + +--¡Eternos! + +--Sí, nosotros vivimos eternamente. Si nos rompen esos crueles +chiquillos, renacemos de nuestra destrucción y tornamos á vivir, +describiendo sin cesar un tenebroso círculo desde la tienda á las manos +de los niños, y de las manos de los niños á la fábrica tirolesa, y de la +fábrica á la tienda, por los siglos de los siglos. + +--¡Por los siglos de los siglos!--repitió Migajas absorto. + +--Pasamos malísimos ratos, eso sí--añadió la señora;--pero en cambio no +conocemos el morir, y nuestro Genio Creador nos permite reunirnos en +ciertas festividades para celebrar las glorias de la estirpe, tal como +lo hacemos esta noche. No podemos evadir ninguna de las leyes de nuestra +naturaleza; no nos es dado pasar al reino humano, á pesar de que á los +hombres se les permite venir al nuestro, convirtiéndose en monigotes +netos. + +--¡Cosa más particular!--exclamó Migajas lleno de asombro. + +--Ya sabes todo lo necesario para la iniciación muñequillesca. Nuestros +dogmas son muy sencillos. Ahora medítalo y responde á mi pregunta: +¿quieres ser muñeco? + +La Princesa tenía unos desplantes de sacerdotisa antigua, que cautivaron +más á Pacorrito. + +«Quiero ser muñeco,» afirmó el granuja con aplomo. + +Y al punto la Princesa trazó unos endiablados signos en el espacio, +pronunciando palabrotas que Pacorro no sabia si eran latín, chino ó +caldeo, pero que de seguro serían tirolés. Después la dama dio un +estrecho abrazo al bravo Migajas, y le dijo: + +«Ahora ya eres mi esposo. Yo tengo poder para casar, así como lo tengo +para recibir neófitos en nuestra gran Ley. Amado Principillo mío, +bendito seas por los siglos de los siglos.» + +Toda la corte de figurillas entró de repente, cantando con música de +canarios y ruiseñores: «Por los siglos de los siglos.» + + +XIII + +Discurrieron por los salones en parejas. Migajas daba el brazo á su +consorte. + +«¡Es lástima--dijo ésta--que nuestras horas de placer sean tan breves! +Pronto tendremos que volver á nuestros puestos.» + +El Serenísimo Migajas experimentaba, desde el instante de su +transformación, sensaciones peregrinas. La más extraña era haber perdido +por completo el sentido del paladar y la noción del alimento. Todo lo +que había comido era para él como si su estómago fuese una cesta ó una +caja, y hubiera encerrado en ella mil manjares de cartón que ni se +digerían, ni alimentaban, ni tenían peso, substancia ni gusto. + +Además, no se sentía dueño de sus movimientos, y tenía que andar con +cierto compás difícil. Notaba en su cuerpo una gran dureza, como si todo +él fuese hueso, madera ó barro. Al tentarse, su persona sonaba á +porcelana. Hasta la ropa era dura, y nada diferente del cuerpo. + +Cuando, solo ya con su mujercita, la estrechó entre sus brazos, no +experimentó sensación alguna de placer divino ni humano, sino el choque +áspero de dos cuerpos duros y fríos. Besóla en las mejillas, y las +encontró heladas. En vano su espíritu, sediento de goces, llamaba con +furor á la naturaleza. La naturaleza en él era cosa de cacharrería. +Sintió palpitar su corazón como una máquina de reloj Sus pensamientos +subsistían, pero todo lo restante era insensible materia. + +La Princesa se mostraba muy complacida. + +«¿Qué tienes, amor mío?--preguntó á Pacorrito viendo su expresión de +desconsuelo. + +--Me aburro soberanamente, chica--dijo el galán, adquiriendo confianza. + +--Ya te irás acostumbrando. ¡Oh deliciosos instantes! Si durárais mucho, +no podríamos vivir. + +--¡A esto llama delicioso tu Alteza!--exclamó Migajas.--¡Dios mío, qué +frialdad, qué dureza, qué vacío, qué rigidez! + +--Tienes aún los resabios humanos, y el vicio de los estragados +sentidos del hombre. Pacorrito, modera tus arrebatos ó trastornarás con +tu mal ejemplo á todo el muñequismo viviente. + +--¡Vida, vida, sangre, calor, pellejo!--gritó Migajas con desesperación, +agitándose como un insensato.--¿Qué es esto que pasa en mí?» + +La Princesa le estrechó en sus brazos, y besándole con sus rojos labios +de cera, exclamó: + +«Eres mío, mío por los siglos de los siglos.» + +En aquel instante oyóse gran bulla y muchas voces que decían: «¡La hora, +la hora!» + +Doce campanadas saludaron la entrada del Año Nuevo. Todo desapareció de +súbito á los ojos de Pacorrito: Princesa, palacio, muñecos, emperadores, +y se quedó solo. + + +XIV + +Se quedó solo y en obscuridad profunda. + +Quiso gritar y no tenía voz. Quiso moverse y carecía de movimiento. Era +piedra. + +Lleno de congoja esperó. Vino por fin el día, y entonces Pacorrito se +vió en su antigua forma; pero todo de un color, y al parecer de una +misma materia: cara, brazos, ropa, cabello y hasta los periódicos que +en la mano tenía. + +»Ya no me queda duda--exclamó llorando por dentro.--Soy mismamente como +un ladrillo. + +Vió que frente á él había un gran cristal con algunas letras del revés. +A un lado multitud de figurillas y objetos de capricho le acompañaban. + +«¡Estoy en el escaparate!... ¡Horror!» + +Un mozo le tomó cuidadosamente en la mano, y después de limpiarle el +polvo volvió á ponerle en su sitio. + +Su Alteza Serenísima vió que en el pedestal donde estaba colocado, había +una tarjeta con esta cifra: 240 _reales_. + +«Dios mío, es un tesoro lo que valgo. Esto al menos le consuela á uno.» + +Y la gente se detenía por la parte de afuera del cristal, para ver la +graciosa escultura de barro amarillo representando un vendedor de +periódicos y cerillas. Todos alababan la destreza del artista, todos se +reían observando la chusca fisonomía y la chavacana figura del gran +Migajas, mientras éste, en lo íntimo de su insensible barro, no cesaba +de exclamar con angustia: + +«Muñeco, muñeco, por los siglos de los siglos!» + +Enero de 1879. + + + + +JUNIO[2] + + +I + +En el jardín. + + +Mayo se enojará, lo sé; pero rindiendo culto á la verdad, es preciso +decírselo en sus barbas. Sí: el imperio de las flores en nuestro clima, +no le corresponde. + +¡Tunante! ¿Qué dirán de él en la otra vida las almas de aquellas +pobrecitas á quienes dejó morir de frío después de abrasarlas con +importunos calores? En cambio, Junio, si alguna vez las calienta con +demasiado celo (porque es algo brusco, llanote y toma muy á pecho sus +obligaciones), también las orea delicadamente con abanico, no con el +atronador fuelle de los vientos septentrionales; se desvive por tenerlas +en templada atmósfera, las abriga y las refresca, todo con esmerado +pulso y medida; dales savia fecunda, primorosa luz, sustento benéfico, +frescas y transparentes aguas. Hay que ver cómo derrocha este +capitalista sus tesoros, calor, luz, frescura y aire, humedad y lumbre. +Se parecería á muchos ricos de la tierra si no empleara toda su fortuna +en hacer bien. + +Aquí están sus obras. + +Ved los pensamientos, con sus caritas amarillas y sus caperuzas de +terciopelo. Miran á un lado y á otro, mecidos por el delicioso aliento +de la mañana, y tiemblan de gozo contemplándose tan guapos, tan +saludables, tan vividores. Los ojuelos negros de estos enanos, que, á +semejanza de los ángeles menores, no tienen sino cabeza y alas, nos +miran con picaresca malicia, y hasta parece que se ríen, los muy pillos, +cuando el viento les hace dar cabezadas unos contra otros, agitándolos +en toda la extensión de su inmensa falanje. Los hay pálidos y +linfáticos; los hay sanguíneos y mofletudos; unos se calan el gorrito +hasta las cejas; otros lo echan hacia atrás; éstos parecen calvos; de +aquéllos se diría que gastan barbas, y todos están más alegres que unas +pascuas, y en su charlar ignoto exclaman sin duda: «Compañeros, á vivir +se ha dicho. ¡Buena panzada de aire, de luz y de agua nos estamos +dando!» + +Más juiciosas son esas chiquillas que llaman minutisas, pues si las han +puesto en compañía de tales granujas, saben ellas formar grupos +encantadores, ramilletes que parecen corrillos, y jugando á la rueda sin +admitir á ningún intruso, se entienden solas. Estas lindas estrellas de +la tierra, que esmaltan los jardines con su púrpura risueña, son +parientas lejanas del orgulloso clavel. ¡Nadie lo diría, porque son tan +modestas...! + +Allí está. ¡Qué noblemente pliega el aromático turbante blanco y rojo de +mil rizos! Salud al califa espléndido, magnífico, soberano. La +embriagadora poesía que de él brota incita al sibaritismo, á las +ardientes pasiones. ¡Ah calaverón!... Este vicioso es tan popular, que +hasta los pobres más pobres lo crían, aunque sea en una olla rota. +Parece que hace soñar, como el opio, felicidades imposibles. Su fuerte +aroma sensual es como una visión. + +No son así las rosas, que aparecen en este mes en primoroso estado de +madurez. Las de Mayo eran niñas, éstas son damas, y en sus abiertas +hojas ahuecadas, blandas, puras, tenues, hay no sé qué magistral arte +del mundo. Si Dios les concediera un soplo más de vida, uno no más, +hablarían seguramente; pero más vale que estén mudas. Una gracia +infinita, una delicadeza incomparable, una hermosura ideal, hacen de +esta flor la sonrisa de la Naturaleza. Cuando las rosas mueren, el +mundo se pone serio. + +Allá lejos, encaramado sobre la tapia ó al arrimo de la antigua pared, +buscando la soledad, buscando la altura, esperando con ansia la sosegada +noche, está el galán, el poeta sentimental, el romántico jazmín, en una +palabra. Pálido y pequeño, toda su vida es alma. Le tocan, y cae del +tallo. Vive del sentimiento, ama la noche, y si los aromas fueran +música, el jazmín seria el ruiseñor. + +Fijemos la vista en las gallardas peonías. No se necesitan ciertamente +anteojos para verlas, según son de abultadas y presumidas. No merecen +mis simpatías estas enfáticas señoras que todo lo gastan en trapos; y si +está fuera de duda que son bellas, ello es que antes admiran que +enamoran, y su hermosura más tiene de aparente que de real. Nada, nada; +aquí hay algo postizo: estas señoras se pintan. + +Grande y vistosa es también aquélla. Saludemos á la magnolia, princesa +india que ha venido de viaje y se ha quedado en nuestro clima. No está +bien de salud la señora; pero ¡qué aristocrática, qué regia es esta +amazona! No se contenta con ser fragante y deliciosa flor, sino que +quiere ser árbol, es decir, hombre. Ved cómo cabalga en la alta rama, y +atrevida mira cara á cara al olmo corpulento, al castaño de mil flores y +al quijotesco eucaliptus. + +Por el suelo rastrea muchedumbre de pajes y espoliques, alelíes, +espuelas de caballero, gentezuela menuda que vive de la adulación, á la +sombra de los grandes señores, y el bíblico lirio, vestido siempre de +Nazareno. La madreselva, arisca y melancólica por la nostalgia que la +perturba, busca el campo de donde contra su voluntad la han traído; mira +ansiosa á todos lados para orientarse; se va arrastrando por los +troncos, por las barandillas, por las escalinatas, hasta que logra tocar +con su crispada mano la cerca; sube; va trepando, trepando, y se asoma +para ver horizontes y el libre espacio y hacerse la ilusión de que es +libre. Esta flor, como muchas personas, no tiene más que manos, y son +blancas, finas, aromáticas; pero aunque contrae sus finos dedos, cual si +fuera á coger alguna cosa, jamás coge nada. + +¡Paso al pueblo! La inmensa república de geranios todo lo llena. Parece +que no hay tierra bastante para estos gorros colorados que se reproducen +con facilidad maravillosa, y crecen como la plebe, duran como la +ignorancia, y resisten fríos y soles como la pobreza. Para que nada +falte, hasta los cactus, caterva de repugnantes bufones, se engalanan +con gorritos de vistosas plumas; otros se ponen gregüescos amarillos, y +algunos se encargan vestidos completos de Mefistófeles, como estudiantes +en Carnaval, y tienen el descaro de vestir con ellos sus ventrudos +cuerpos. Otros, flacos y verrugosos, siguen con las manos en los +bolsillos, riéndose de todo y agitando el bastón con borlas de +escarlata. Pero á nadie hacen gracia estas caricaturas vegetales, flores +que parecen lagartos, sapos que parecen plantas, y viven aislados, sin +sociedad, visitados tan sólo de las abejas, que á menudo vienen á +decirles un secreto al oído. + +Si las violetas no hubiesen exhalado su último aroma en Mayo; si los +jacintos no estuvieran ya en el limbo de sus jóvenes cebolletas; si las +dalias, por el contrario, no durmiesen aún en el vientre de sus batatas; +si las petunias no se hallaran en estado de lactancia, y las campanillas +dando los primeros pasos; si las francesillas no hubiesen bajado también +al frío sepulcro de sus arañuelas, y las extrañas no estuvieran aún +cortando sus múltiples gasas de bailarina para presentarse en el Otoño, +el panorama floreal de Junio sería completo. + +NOTA: + +[2] Escribióse este artículo para la serie descriptiva de los doce meses +del año, publicada por la _Ilustración Española y Americana_ en su +_Almanaque_ de 1877. + + +II + +En el campo. + + +Un monstruo, un gigante, un figurón, que parece hombre y no es más que +espantajo, bracea y gesticula en medio del campo. Es el funcionario +inamovible encargado de advertir á los gorriones que el trigo no se ha +sembrado para ellos. ¡Ah! los gorriones, lo más canalla de la creación, +la casta de pillos y rateros más desvergonzados que hay sobre la tierra. +Cuando hicieron sus nidos, se metían en las casas para robar, de los +costureros de las señoras, hilachas y trapos, de que luego, con la mayor +destreza, hacían sábanas, almohadas y edredones para sus hijuelos. +Ahora, estos graciosos bandidos andan por esos mundos ejerciendo su +depravada rapacidad en los trigos y en las hortalizas. Todo se lo comen, +todo lo pican, todo lo han de catar, como si fuese preciso que dieran su +opinión sobre cuanto Dios cría en esta época. Si al menos fueran como +las amapolas, que aunque se meten en todas partes, no toman nada... ¡Qué +hermosos están los trigos! Llovió tan á tiempo, que la espiga ha salido +robusta y cuajada de corpulentos granos. Ya se está poniendo rubio, y +como continúe el tiempo seco y tibio (pues la lluvia, por San Juan, +quita vino y no da pan) pronto se le podrá meter la hoz. + +El labrador no le quita los ojos sino para mirar al cielo. Este es el +mes crítico, el mes de las esperanzas, el resumen del año, la cifra +adicional de esta larga cuenta de gastos y beneficios que doce meses +dura. El labrador está contento, y espera pagar la contribución, los +intereses del préstamo que le hizo el judío de la localidad; comprar +aperos nuevos, remendar la casa, regalarse por San Juan, y aun guardar +en el bolso tal cual pieza de á cinco duros para lo que pueda +sobrevenir. + +Escarda los trigos y los garbanzos, las lechugas, las habas; aporca las +patatas, y todas las siembras de primavera. Pasa revista á los árboles +frutales, á ver cómo van cuajando. Las cerezas abundan. En cuanto á los +perales, todavía no se sabe á punto fijo lo que darán; pero esta noble +familia, que es sumamente cortés y atenta, manda en este mes, como +regalo extraordinario, unas peritas sabrosas, que aceptamos con júbilo. +San Juan las trae, las apadrina y les da su nombre. El mismo santo, al +venir con su puntualidad acostumbrada, ha traído en el morral excelentes +brevas, y es tan fino y liberal, que dice que para el año que viene +traerá lo mismo. + +El labrador azufra las viñas, y después las aporca y arrodriga, dándoles +unos bastoncitos para que se apoyen y estiren sus entumecidos brazos. +Luego se ocupa en sembrar al aire libre zanahorias, perifollos, +escarolas diversas, coles de Milán rizadas, brécoles, malpicas, perejil +y otras muchas clases que constituyen la jerarquía ensaladesca, y entre +las cuales hay excelentes personas que nos acompañan á la mesa y se +dejan comer. + +También atiende á una faena tan interesante como útil. Llama á las +ovejas y les dice: «Con el calor que se ha entrado, señoras, para nada +necesitáis esos gabanes de invierno.» ¡Es admirable el equipo de la +muchedumbre pecuaria! Carnero hay que ostenta un carrik con el cual se +envanecerían muchos hombres; otros llevan luengo capote ruso de +blanquísima y espesa lana.--«Venga todo eso, y al fresco, +caballeritos--añade el ganadero--que vuestro próvido sastre os vestirá +gratis el año que viene, mientras yo tengo que arreglarme con vuestra +ropa de desecho.» Suenan las tijeras y empieza la operación de descortar +gabanes, paletós y bufandas. Hasta las ovejas más enseñoradas se quedan +sin sus manteletas, y los corderillos pierden sus chaquetitas de +astracán. + +En el corral aparece un día la gallina, muy satisfecha. Allá, como Dios +le da á entender, con sus cacareos sonoros, le dice al amo que ya tiene +_veinte criados más que le sirvan_. Y es buena casta de chicuelos: no +será preciso ponerles ama de cría, que ya saben ellos buscarse la vida. +Con el cuerpecillo cubierto de pelos y algo de cascarón adherido aún á +semejante parte, corren alrededor de su madre, asombrados de todo: del +cielo, de la luz, del aire, dándose el parabién por haber sabido escapar +de aquel lóbrego huevo donde los tenían encerrados contra toda justicia +y razón. Los patitos ven un charco, sienten bullir en su mente el genio +de Colón, y zás... al agua. Cuando regresan, la gallina les echa una +reprimenda por su osadía; pero son tan mal criados, que al poco rato +vuelven á hacer lo mismo. + +Los pavos grandecitos se ponen las corbatas rojas y la monterilla, y se +van al campo en manadas, sin juntarse con nadie más que con los de la +familia, porque estos fatuos son muy linajudos, y andan á compás, +gravemente, pronunciando palabrotas huecas y aun echando unos +discursazos, como los de ciertos oradores, llenos de apóstrofes y +epifonemas, pero sin pizca de sentido. + +Allá en el monte, entre las negras encinas y los tomillos, una escena +lamentable ocurre. Millares de señoras enfurecidas zumban y pican, +defendiendo el fruto de su maravillosa industria. Son las más diestras y +más pulcras fabricantes de mermeladas, almíbares y caramelos que hay en +la creación, y es por demás lastimoso que de la riquísima confitería con +tanto afán y labor tan prolija formada en largos días, venga á +incautarse un zafio ganapán, que con sus manos lavadas (ó sucias) se +apropia el delicioso néctar. Y no trate de disculparse el desvergonzado +gorrón diciendo que con la miel va á hacer medicinas, y con la cera +velas para los santos... «Aquí no se admiten subterfugios. Atrás, pillo, +ladrón, descamisado, demagogo. Pero todo es inútil. Se lleva, se lleva +nuestra cosecha, nuestro bienestar, nuestra riqueza. Pobres hermanas +arruinadas, ¿qué haremos para recobrar la perdida colmena?» Empezar +otra. + +Más allá.... Pero no: ya no se oye aquel persistente chasquido de hojas +magulladas; ya no percibimos el rumor de los voraces dientes. +¡Silencio!... Industriales de la tierra, fabricantes, obreros, +tejedores, artífices, todo el mundo de rodillas. El gusano de seda ha +empezado su capullo. + + +III + +En la cocina. + + +Como los prados están tan apetitosos para los ganados, la carne de este +mes es la mejor del año. La vaca y el carnero hacen honor á su alto +renombre. + +Todavía hay fresa abundante, y las cerezas entran enredadas unas en +otras, porque no les gusta ir solas; que bien se conoce su cortedad de +genio en el vivo rubor que enciende sus mejillas. Las uvas y melones no +vienen aún; pero Toledo nos manda sabrosos albaricoques. + +Los guisantes, los rabanitos y las alcachofas se presentan en la plaza +todos los días, acompañados de algún espárrago tardío, que pide mil +perdones por no haber venido antes. + +Los pollos nuevos, que hasta ahora no servían más que para guisados, +entran, y con mucha urbanidad nos piden que los asemos con setas. +Galantemente recomiendan, previa presentación, á sus primos los patitos +y á sus parientes las palomas silvestres. + +Un caballero, un prócer, un lord, aparece, sombrero en mano, suplicando +que lo metan de una vez en la cazuela, sin olvidarse de advertir que +aquélla ha de ser grande. Es talludo y obeso; viste impermeable blanco, +y su rosada piel indica que tenemos en casa á un caballero inglés. Es el +señor de Salmón. ¡Adelante! + +Tras él aparecen, pidiendo fuego y aceite y aromáticas especias, los +primeros lenguados, y traen afectuosos recaditos de las ostras, que no +pueden venir mientras los meses carezcan de _r_; y también asoman +algunos rodaballos y menudos pajeles. + +¿Quién más llega? La señora anguila, que viene en embajada de parte del +agua dulce... ¡Adelante! + + +IV + +En la religión. + + +Por más prisa que se da el pobrecito, no puede llegar hasta el día 13. +Viene jadeante, fatigado, los desnudos pies llenos de sangre por los +picotazos de las zarzas. En el camino ha estado predicando á las aves y +á los peces, y por eso no ha podido venir más pronto. Además, trae gran +pesadumbre sobre sus manos, que sustentan un libro, y sobre el libro un +divino Niño, que es el Redentor del mundo. Trae también una vara de +azucenas. + +Su humilde hábito franciscano está lleno de remiendos, señal inequívoca +de pobreza. Es su semblante juvenil, pálido, ardoroso, calenturiento, +porque la devoción le inflama, y sublime, místico amor le espiritualiza. + +Tiénele preocupado y melancólico el sinnúmero de matrimonios que le +piden y que no puede dar, así como el mal éxito de los que concedió +generosamente el año pasado. Prepárase á recibir cantidad mediana de +solicitudes pidiendo novios y no pocas demandas de buenas novias. ¡Ay! +él es tan bueno que está dispuesto á darlas, y las daría si las hubiera. + +¡Salve, santo de la juventud, de la inocencia, de los tiernos amores, +de las esperanzas risueñas! ¡Salve, adorno preciosísimo de los ciclos +celestiales, joven sublime, gran soldado de Cristo, apóstol de la +humanidad, amor del pobre, huésped cariñoso de las moradas modestas! +¡Salve, encarnación de la fe sencilla, de las creencias puras á que +debieron paz y consuelo las edades todas! Al poner tu descalzo pie en el +rústico altar del pobre, parece que las lóbregas estancias se llenan de +celeste luz. Rosadas nubes te circundan, y de tus azucenas se desprenden +finísimos aromas que embelesan el alma, dándole á conocer el puro +ambiente que en la mansión de los justos se respira. + +Recibe las piadosas ofrendas del pobre; acepta el fulgor de esas luces +de aceite, que palidecen entre los torrentes de claridad divina que +traes contigo, y presta oídos á los ruegos, á las recomendaciones y +solicitudes hechas con limpio corazón. + +En algunos pueblos son tan impíos, tan ingratos los labradores (esto lo +he visto), que cuando San Antonio no accede al suministro de novios, le +vuelven de espaldas en el altar, poniéndole con la cara hacia la pared, +y sé que una doncella desesperada le metió en el pozo atándole una +cuerda al cuello; pero estas excepciones irreverentes y sacrílegas no +merman en general la devoción y popularidad del santo paduano, ideal +figura del catolicismo, y uno de los seres más perfectos y menos +imitados, mientras anduvo en carne mortal por la tierra. + +Tras él viene otro no menos grande. Se ha detenido administrando el +primer Sacramento; pero ya está ahí: sólo que no gusta de entrar hasta +el día 24, y ni un solo año ha faltado á la costumbre. Recíbele, como á +San Antonio, la hueste frescachona de albahacas, unas plantas humildes, +olorosas, con olor de huerto más que de jardín, y muy frescas y +diminutas. Las hay como avellanas, en tiestecitos del tamaño de +almendras. + +Acompáñanle ciertos heraldos que se llaman las rosquillas de la tía +Javiera, y á su paso, el suelo está empedrado de buñuelos. Blanquecinas +hojas del árbol del Paraíso embalsaman la atmósfera en torno suyo. Todas +las flores de la estación salen á relucir sus lindas personas en +graciosos grupos que se llaman ramos. Matas diversas adornan las casas, +y los altares parece que reverdecen y se cubren de vegetación. En las +calles, en los campos, en el cerro, en la cabaña, en el monte, no se +encuentra un medio bastante expresivo para declarar la alegría que +inunda el mundo, y en vez de poner flores, encienden hogueras. Rosas y +llamas saludan al enviado de Dios. + +Inefable contento llena los pueblos; lo que no es extraño, porque todo +el mundo se llama Juan. La madrugada del 24 es la más poética de las +365 que hay en el año. No amanece, no, como en los demás días. Hay +playas donde aparecen fantásticas ciudades. El sol no se presenta sobre +el horizonte con la circunspección que parece inherente á sujeto de +tanto peso y calidad, no. Su Majestad entra bailando, haciendo graciosas +cabriolas y volteretas, cual si hubiera perdido el juicio ó empinado el +codo. En las puertas de todas las casas, pucheros, palanganas, barreños +llenos de agua reflejan las locuras del Rey de los astros, y los dibujos +que la juguetona luz hace en el líquido espejo son representaciones más +ó menos claras del destino individual. + +El rocío de esta madrugada tiene una misión tan singular como +interesante: sirve para conservar la belleza, y hasta las feas se lavan +en él, seguras de hermosear durante el año. Una clara de huevo puesta en +vaso de agua la noche anterior toma las más extrañas formas, y es +jeroglífico cuyos signos hablan, cuyas figuras emblemáticas anuncian las +contingencias de la vida. Si la caprichosa albúmina fabrica un ataúd, la +muerte está cerca. + +El santo ha perdido mucho tiempo la noche anterior recorriendo á la +calladita las casas para dejar juguetes en los zapatos de los chicos; +después ha puesto ramos en las ventanas de las mozas; y como éstas son +tantas y no es prudente desenojar á ninguna de ellas, el primo de Jesús +llega un poco tarde á la iglesia. Verdad es que tenemos misa mayor, la +cual no exige extraordinario madrugar. ¡Qué solemnidad, qué alegría, qué +exaltado entusiasmo respira la iglesia! El sermón versa sobre la +infancia de Jesús, asunto que no puede ser más bonito; y oyendo las +palabras del cura, parece que es el santo quien habla, porque alza el +dedo y su boca entreabierta expresa muy al vivo la emisión de la +palabra. + +Como el año ha sido bueno, la procesión no deja nada que desear en punto +á brincos, cohetes, vivas, cantares, piporrazos, aleluyas, flores, +ramos, tortas, plegarias. Por la tarde, algunas cabezas dan en el suelo +ó se estrellan contra la esquina. Es el alcohol que sube al pulpito. + +De noche, sobre el negro cielo, surgen las más hermosas especies de una +flora rutilante, tallos de fuego que se elevan rápidamente, y alla +arriba echan de improviso cantidad de flores, de luz, que duran un +momento y se deshojan cayendo en chispas: son los cohetes. Flores +gigantescas dan vueltas, como las imágenes luminosas del sueño +calenturiento; y torres fabricadas con arena de estrellas destácanse +imponentes, hasta que un soplo las destruye, cual si fueran ilusiones, y +todo queda más obscuro que antes. Una ráfaga luminosa flota en el negro +espacio, última chispa de la pólvora moribunda, que sonríe al espirar. +Es una cinta que pasa veloz: el gallardete de la cruz del santo. San +Juan se marcha. + +Los días pasan alegremente, y el 29 aparecen dos grandes llaves; tras de +las llaves, una mano que las empuña; tras de la mano, un brazo; después +una hermosa cabeza calva, un cuerpo robusto, un hombre con humilde saya +y los pies desnudos. Es el Príncipe de los Apóstoles, el primero de +todos los santos, el Pescador, Pedro, la piedra, el cimiento, la cabeza +de la Iglesia. Mucho hay que decir de él, muchísimo; pero el mismo santo +nos lo estorba, porque frunce el ceño, adelanta un paso, empuña la +llave, da vuelta... ¡charrás! y nos cierra este capítulo. + + +V + +En las escuelas. + + +Suspenso. Suspenso. Suspenso. Suspenso. + +Los campos se llenan de amapolas, el aire de mariposas, de flores el +jardín y la Universidad de calabazas. + +Muchos rapaces, sin embargo, se inflan al recibir la nota de +_sobresaliente_, en señal de que han salido del aula hechos unos pozos +de ciencia, y así se lo creen los papás. La estación da bachilleres en +artes con más abundancia que trigo, y es un contento ver tanto sabio +como sale á las anchas esferas del mundo. Por todas partes, matemáticos +jugando al trompo, químicos que saltan en la comba, y filósofos que +cabalgan en un palo. + +Los abogadillos en ciernes inundan los pueblos, y al verles, los autos +agitan alegres sus macilentas hojas. Los mediquillos de veintiún años +salen á tomar el pulso á la vida, con gran regocijo de la muerte. ¡Oh! +mes prolífico entre todos los meses; mes de los frutos, de las flores, +de las colmenas, de los mosquitos, de los exámenes; principal delegado +del Criador, porque todo lo crías, hasta los licenciados, falanje +infinita de donde sale el bullidor enjambre de los políticos, semillero +de pretendientes, de empleados, cesantes y agitadores. + + +VI + +En la Historia. + + +Pero también nos trajiste cosecha de grandes hombres. El día 3 nos diste +al Marqués de la Concordia (1743); el 5 al economista Adam Smith (1723); +el 6 creaste al gran Corneille, Príncipe de los trágicos franceses +(1606), y bautizaste á Velázquez, rey de nuestros pintores (1599); el +día 8 no te pareció bien dar uno solo, y nos echaste dos: el ingeniero +inglés Stephenson (1781), y el orador español Olózaga (1805). El 10 +vinieron un marino francés, Duguay-Trouin (1673), y el predicador +Flechier (1632). El 11, entre la opulencia de la primavera andaluza, +llena de luz, flores, aires tibios, arroyos murmuradores y poesía, +Córdoba sonrió, y le diste á Góngora (1561). El 12 aumentaste con Arjona +(1771) el número de los poetas menores. El 13 concediste á Young, +melancólico cantor de las _Noches_ (1773). Pero estos dones te parecían +mezquinos, y el 15 dijiste con orgullo: «allá va eso,» y nació en +Holanda Rembrandt (1606). Para que los españoles no nos enojáramos, nos +regalaste el 17 á Espoz y Mina (1781). Los ingleses, que no querían ser +menos, recibieron el 18 á Castelreagh (1769). Pero tú querías halagar á +Francia en aquella semana, y en un solo día, el 19, le diste á su primer +prosista, Pascal (1623), y á Lamennais (1782), y el 20 á Leconte (1812) +y el 21 á RoyerCollard (1763) y el 22 á Delille (1758). ¡Ay! +Comprendiste que á Alemania no le habías dado nada, y el mismo día 22 la +obsequiaste con Guillermo Humboldt (1767). Mehul (1763) y Malborough +(1650) fueron regalitos del día 24; Carlos XII (1682) del 27. + +Reservabas, sin embargo, tus mejores dones para los últimos días, y el +28 dijiste á la humanidad: «Ahí tienes á Rousseau» (1712). En un solo +día, el 29, ¡fecundidad asombrosa! hiciste tres obras maestras, que se +llamaron: Rubens (1577), Leopardi (1798) y Bastiat (1801). El mundo +insaciable pedía más, y el 30 le otorgaste un Emperador, Pedro el Grande +(1672), y un artista, Horacio Vernet (1789). + +Problema: dada tu fecundidad para producir grandes hombres, ¡oh Junio! +si hubieras tenido treinta y un días, ¿á quién nos hubieras dado en el +último? Ese hombre que no ha nacido, ¿quién es? ó mejor, ¿quién sería? + + * * * * * + +Pero también has matado gente. El 1.° te llevaste á Berthier; el 2 á D. +Alvaro de Luna; el 4 á Laura, la novia de Petrarca; el 5 á Egmongt y +Horn; el 8 á Jorge Sand; el 10 á Camôens; el 11 á Bacon; el 12 á Xavier +de Maistre; el 14 á Kleber; el 17 á D. Fermín Caballero; el 21 á +Moratín; el 24 á Zumalacárregui; el 25 á Monseñor D'Affre; el 26 á +Pizarro; el 27 al Marqués del Duero, y el 28 á Guillén de Castro. Has +segado, hermanito, has segado bastante. Esto prueba que tienes días +tristes. Muchos cayeron en ellos. En cuanto á mi, deseo que me dejes +para tu 31. + +Madrid, 1876. + + + + + + +End of Project Gutenberg's Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos + +*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA *** + +***** This file should be named 15206-8.txt or 15206-8.zip ***** +This and all associated files of various formats will be found in: + https://www.gutenberg.org/1/5/2/0/15206/ + +Produced by Stan Goodman, Mariano Cecowski, Miranda van de Heijning +and the Online Distributed Proofreading Team. + + +Updated editions will replace the previous one--the old editions +will be renamed. + +Creating the works from public domain print editions means that no +one owns a United States copyright in these works, so the Foundation +(and you!) can copy and distribute it in the United States without +permission and without paying copyright royalties. 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It exists +because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from +people in all walks of life. + +Volunteers and financial support to provide volunteers with the +assistance they need, is critical to reaching Project Gutenberg-tm's +goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will +remain freely available for generations to come. In 2001, the Project +Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure +and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations. +To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation +and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 +and the Foundation web page at https://www.pglaf.org. + + +Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive +Foundation + +The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit +501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the +state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal +Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification +number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at +https://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg +Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent +permitted by U.S. federal laws and your state's laws. + +The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S. +Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered +throughout numerous locations. Its business office is located at +809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email +business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact +information can be found at the Foundation's web site and official +page at https://pglaf.org + +For additional contact information: + Dr. Gregory B. Newby + Chief Executive and Director + gbnewby@pglaf.org + + +Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg +Literary Archive Foundation + +Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide +spread public support and donations to carry out its mission of +increasing the number of public domain and licensed works that can be +freely distributed in machine readable form accessible by the widest +array of equipment including outdated equipment. Many small donations +($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt +status with the IRS. + +The Foundation is committed to complying with the laws regulating +charities and charitable donations in all 50 states of the United +States. 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Donations are accepted in a number of other +ways including including checks, online payments and credit card +donations. To donate, please visit: https://pglaf.org/donate + + +Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic +works. + +Professor Michael S. Hart was the originator of the Project Gutenberg-tm +concept of a library of electronic works that could be freely shared +with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project +Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support. + + +Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed +editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S. +unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily +keep eBooks in compliance with any particular paper edition. + + +Most people start at our Web site which has the main PG search facility: + + https://www.gutenberg.org + +This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, +including how to make donations to the Project Gutenberg Literary +Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to +subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. diff --git a/15206-8.zip b/15206-8.zip Binary files differnew file mode 100644 index 0000000..9246f7a --- /dev/null +++ b/15206-8.zip diff --git a/15206-h.zip b/15206-h.zip Binary files differnew file mode 100644 index 0000000..7182b06 --- /dev/null +++ b/15206-h.zip diff --git a/15206-h/15206-h.htm b/15206-h/15206-h.htm new file mode 100644 index 0000000..3585ced --- /dev/null +++ b/15206-h/15206-h.htm @@ -0,0 +1,6700 @@ +<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.01 Transitional//EN"> +<html> + <head> + <meta http-equiv="Content-Type" content= + "text/html; charset=iso-8859-1"> + <title> + The Project Gutenberg eBook of Torquemada en la Hoguera, por B. Pérez Galdos. + </title> + <style type="text/css"> +/*<![CDATA[ XML blockout */ +<!-- + P { margin-top: .75em; + text-align: justify; + margin-bottom: .75em; + } + H1,H2,H3,H4,H5,H6 { + text-align: center; /* all headings centered */ + } + HR { width: 33%; + margin-top: 1em; + margin-bottom: 1em; + } + BODY{margin-left: 10%; + margin-right: 10%; + } +div.center {text-align: center;} + .linenum {position: absolute; top: auto; left: 4%;} /* poetry number */ + .note {margin-left: 2em; margin-right: 2em; margin-bottom: 1em;} /* footnote */ + .blkquot {margin-left: 4em; margin-right: 4em;} /* block indent */ + .pagenum {position: absolute; left: 92%; font-size: smaller; text-align: right;} /* page numbers */ + .sidenote {width: 20%; margin-bottom: 1em; margin-top: 1em; padding-left: 1em; font-size: smaller; float: right; clear: right;} + .poem {margin-left:10%; margin-right:10%; text-align: left;} + .poem br {display: none;} + .poem .stanza {margin: 1em 0em 1em 0em;} + .poem span {display: block; margin: 0; padding-left: 3em; text-indent: -3em;} + .poem span.i2 {display: block; margin-left: 2em;} + .poem span.i4 {display: block; margin-left: 4em;} + .poem .caesura {vertical-align: -200%;} + // --> + /* XML end ]]>*/ + </style> + </head> + <body> + + +<pre> + +The Project Gutenberg EBook of Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos + +This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with +almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or +re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included +with this eBook or online at www.gutenberg.org + + +Title: Torquemada en la hoguera + El artículo de fondo; La mula y el buey; La pluma en el viento; La + conjuración de las palabras; Un tribunal literario; La + princesa y el granuja; Junio + + +Author: B. Pérez Galdos + +Release Date: February 28, 2005 [EBook #15206] + +Language: Spanish + +Character set encoding: ISO-8859-1 + +*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA *** + + + + +Produced by Stan Goodman, Mariano Cecowski, Miranda van de Heijning +and the Online Distributed Proofreading Team. + + + + + + +</pre> + + <br /> + <br /> + <a id="Page_1" name='Page_1'></a> + <h2><a id="Page_2" name='Page_2'></a>B. PÉREZ GALDOS</h2> + <br /> + + <h1>TORQUEMADA EN LA HOGUERA</h1> + <br /> + + <div class="center"> + <i>El artículo de fondo.—La mula y el buey. La pluma en el + viento.—La conjuración de las palabras.<br /> + Un tribunal literario.—La Princesa u el granuja.—Junio.</i><br /> + <br /> + <br /> + <b>MADRID<br /> + 1920</b> + </div> + <hr style='width: 65%;' /> + <h2>INDICE</h2> + <div class="center"> + <a href='#TORQUEMADA_EN_LA_HOGUERA'>TORQUEMADA EN LA HOGUERA</a><br /> + <a href='#EL_ARTICULO_DE_FONDO'>EL ARTÍCULO DE FONDO</a><br /> + <a href='#LA_MULA_Y_EL_BUEY'>LA MULA Y EL BUEY</a><br /> + <a href='#LA_PLUMA_EN_EL_VIENTO'>LA PLUMA EN EL VIENTO Ó EL VIAJE DE LA + VIDA</a><br /> + <a href='#LA_CONJURACION_DE_LAS_PALABRAS'>LA CONJURACIÓN DE LAS + PALABRAS</a><br /> + <a href='#UN_TRIBUNAL_LITERARIO'>UN TRIBUNAL LITERARIO</a><br /> + <a href='#LA_PRINCESA_Y_EL_GRANUJA'>LA PRINCESA Y EL GRANUJA</a><br /> + <a href='#JUNIO'>JUNIO</a><br /> + </div> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="Page_6" name='Page_6'></a> <i>Reproduzco en este tomo, á + continuación de la novela</i> TORQUEMADA EN LA HOGUERA, <i>recientemente + escrita, varias composiciones hace tiempo publicadas, y que no me atrevo á + clasificar ahora, pues, no pudiendo en rigor de verdad llamarlas novelas, no + sé qué nombre darles. Algunas podrían nombrarse cuentos, + más que por su brevedad, por el sello de infancia que sus páginas + llevan; otras son como ensayos narrativos ó descriptivos, con un desarrollo + artificioso que oculta la escasez de asunto real; en otras resulta una tendencia + crítica, que hoy parece falsa, pero que sin duda respondía, aunque + vagamente, á ideas ó preocupaciones del tiempo en que fueron escritas, + y en todas ellas el estudio de la realidad apenas se manifiesta en contados pasajes, + como tentativa realizada con desconfianza y timidez.<br /> + </i> + <p><i>Fue mi propósito durante mucho tiempo no sacar nuevamente á luz + estas primicias, anticuadas ya y fastidiosas; pero he tenido que hacerlo al fin + cediendo al ruego de cariñosos amigos míos. Al incluirlas en el + presente tomo, declaro que no está mi conciencia tranquila, y que me acuso de + no haber<a id="Page_7" name='Page_7'></a> tenido suficiente energía de + carácter para seguir rechazando las sugestiones de indulgencia, en favor de + estas obrillas. Temo mucho que el juicio del público concuerde con el que yo + tenía formado, y que mis lectores las sentencien á volver á la + región del olvido, de donde imprudentemente las saco, y que las manden + allá otra vez, por tránsitos de la</i> guardia critica. <i>Si + así resultase, á mi y á mis amigos nos estará la + lección bien merecida.</i></p> + <p><i>Lo único que debo hacer, en descargo de mi conciencia, es marcar al pie de + cada una de estas composiciones la fecha en que fueron escritas; y no porque yo + quiera darlas un valor documental, á falta del literario, sino para atenuar, + hasta donde conseguirlo pueda, el desaliño, trivialidad, escasez de + observación é inconsistencia de ideas que en ellas han de encontrar + aún los que las lean con intención más benévola.</i></p> + <p>B.P.G.</p> + <p>MADRID, Junio de 1889.</p> + <a id="Page_8" name='Page_8'></a> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="TORQUEMADA_EN_LA_HOGUERA" name='TORQUEMADA_EN_LA_HOGUERA'></a> + <h2>TORQUEMADA EN LA HOGUERA</h2> + <a id="Page_9" name='Page_9'></a> <br /> + + <h3>I</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Voy á contar cómo fue al quemadero el inhumano que tantas vidas + infelices consumió en llamas; que á unos les traspasó los + hígados con un hierro candente; á otros les puso en cazuela bien + mechados, y á los demás les achicharró por partes; á + fuego lento, con rebuscada y metódica saña. Voy á contar como + vino el fiero sayón á ser víctima; cómo los odios que + provocó se le volvieron lástima, y las nubes de maldiciones arrojaron + sobre él lluvia de piedad; caso patético, caso muy ejemplar, + señores, digno de contarse para enseñanza de todos, aviso de condenados + y escarmiento de inquisidores.</p> + <p>Mis amigos conocen ya, por lo que de él se me antojó referirles, + á D. Francisco Torquemada, á quien algunos historiadores + inéditos de estos tiempos llaman <i>Torquemada el Peor</i>. ¡Ay de + mis buenos<a id="Page_10" name='Page_10'></a> lectores si conocen al implacable + fogonero de vidas y haciendas por tratos de otra clase, no tan sin malicia, no tan + desinteresados como estas inocentes relaciones entre narrador y lector! Porque si han + tenido algo que ver con él en cosa de más cuenta; si le han ido + á pedir socorro en las pataletas de la agonía pecuniaria, más + les valiera encomendarse á Dios y dejarse morir. Es Torquemada el habilitado + de aquel infierno en que fenecen desnudos y fritos los deudores; hombres de + más necesidades que posibles; empleados con más hijos que sueldo; otros + ávidos de la nómina tras larga cesantía; militares trasladados + de residencia, con familión y suegra de añadidura; personajes de flaco + espíritu, poseedores de un buen destino, pero, con la carcoma de una mujercita + que da tés y empeña el verbo para comprar las pastas; viudas lloronas + que cobran del Montepío civil ó militar y se ven en mil apuros; sujetos + diversos que no aciertan á resolver el problema aritmético en que se + funda la existencia social, y otros muy perdidos, muy faltones, muy destornillados de + cabeza ó rasos de moral, tramposos y embusteros.</p> + <p>Pues todos éstos, el bueno y el malo, el desgraciado y el pillo, cada uno + por su arte propio, pero siempre con su sangre y sus huesos, le amasa ron al sucio de + Torquemada una fortunita que ya la quisieran muchos que se dan lustre en Ma<a + id="Page_11" name='Page_11'></a>drid, muy estirados de guantes, estrenando ropa en + todas las estaciones, y preguntando, como quien no pregunta nada: «Diga usted, + ¿á cómo han quedado hoy los fondos?»</p> + <p>El año de la Revolución, compró Torquemada una casa de + corredor en la calle de San Blas, con vuelta á la de la Leche; finca muy + aprovechada, con veinticuatro habitacioncitas, que daban, descontando insolvencias + inevitables, reparaciones, contribución, etc., una renta de 1.300 reales al + mes, equivalente á un siete ó siete y medio por ciento del capital. + Todos los domingos se personaba en ella mi D. Francisco para hacer la cobranza, los + recibos en una mano, en otra el bastón con puño de asta de ciervo; y + los pobres inquilinos que tenían la desgracia de no poder ser puntuales, + andaban desde el sábado por la tarde con él estómago + descompuesto, porque la adusta cara, el carácter férreo del + propietario, no concordaban con la idea que tenemos del día de fiesta, del + día del Señor, todo descanso y alegría. El año de la + Restauración, ya había duplicado Torquemada la pella con que 13 + cogió la <i>gloriosa</i>, y el radical cambio político + proporcionóle bonitos préstamos y anticipos. Situación nueva, + nóminas frescas, pagas saneadas, negocio limpio. Los gobernadores flamantes + que tenían que hacerse ropa, los funcionarios diversos que salían de la + obscuridad, famélicos, le hicieron un buen Agos<a id="Page_12" + name='Page_12'></a>to. Toda la época de los conservadores fué + regularcita; como que estos le daban juego con las esplendideces propias de la + dominación, y los liberales también con sus ansias y necesidades no + satisfechas. Al entrar en el gobierno, en 1881, los que tanto tiempo estuvieron sin + catarlo, otra vez Torquemada en alza: préstamos de lo fino, adelantos de lo + gordo, y vamos viviendo. Total, que ya le estaba echando el ojo á otra casa, + no de corredor, sino de buena vecindad, casi nueva, bien acondicionada para + inquilinos modestos, y que si no rentaba más que un tres y medio á todo + tirar en cambio su administración y cobranza no darían las jaquecas de + la cansada finca dominguera.</p> + <p>Todo iba como una seda para aquella feroz hormiga, cuando de súbito le + afligió el cielo con tremenda desgracia: se murió su mujer. + Perdónenme mis lectores si les doy la noticia sin la preparación + conveniente, pues sé que apreciaban á Doña Silvia, como la + apreciábamos todos los que tuvimos el honor de tratarla, y conocíamos + sus excelentes prendas y circunstancias. Falleció de cólico miserere, y + he de decir, en aplauso de Torquemada, que no se omitió gasto de médico + y botica para salvarle la vida á la pobre señora. Esta pérdida + fue un golpe cruel para Don Francisco, pues habiendo vivido el matrímonio en + santa y laboriosa paz durante más de cuatro <a id="Page_13" + name='Page_13'></a>lustros, los caracteres de ambos cónyuges se habían + compenetrado de un modo perfecto, llegando á ser ella otro él, y + él como cifra y refundición de ambos. Doña Silvia no sólo + gobernaba la casa con magistral economía, sino que asesoraba á su + pariente en los negocios difíciles, auxiliándole con sus luces y su + experiencia para el préstamo. Ella defendiendo el céntimo en casa para + que no se fuera á la calle, y él barriendo para adentro á fin de + traer todo lo que pasara, formaron un matrimonio sin desperdicio, pareja que + podría servir de modelo á cuantas hormigas hay debajo de la tierra y + encima de ella.</p> + <p>Estuvo Torquemada el <i>Peor</i>, los primeros días de su viudez, sin saber + lo que le pasaba, dudando que pudiera sobrevivir á su cara mitad. + Púsose más amarillo de lo que comunmente estaba, y le salieron algunas + canas en el pelo y en la perilla. Pero el tiempo cumplió como suele cumplir + siempre, endulzando lo amargo, limando con insensible diente las asperezas de la + vida, y aunque el recuerdo de su esposa no se extinguió en el alma del + usurero, el dolor hubo de calmarse; los días fueron perdiendo lentamente su + fúnebre tristeza; despejóse el sol del alma, iluminando de nuevo las + variadas combinaciones numéricas que en ella había; los negocios + distrajeron al aburrido negociante, y á los dos años Torquemada + parecía consolado; pero, entiéndase bien y <a id="Page_14" + name='Page_14'></a>repítase en honor suyo, sin malditas ganas de volver + á casarse.</p> + <p>Dos hijos le quedaron: Rufinita, cuyo nombre no es nuevo para mis amigos; y + Valentinito, que ahora sale por primera vez. Entre la edad de uno y otro hallamos + diez años de diferencia, pues á mi Doña Silvia se le malograron + más ó menos prematuramente todas las crías intermedias, + quedándole sólo la primera y la última. En la época en + que cae lo que voy á referir, Rufinita había cumplido los + veintidós, y Valentín andaba al ras de los doce. Y para que se vea la + buena estrella de aquel animal de D. Francisco, sus dos hijos eran, cada cual por su + estilo, verdaderas joyas, ó como bendiciones de Dios que llovían sobre + él para consolarle en su soledad. Rufina había sacado todas las + capacidades domésticas de su madre, y gobernaba el hogar casi tan bien como + ella. Claro que no tenía el alto tino de los negocios, ni la consumada + trastienda, ni el golpe de vista, ni otras aptitudes entre morales y olfativas de + aquella insigne matrona; pero en formalidad, en honesta compostura y buen parecer, + ninguna chica de su edad le echaba el pie adelante. No era presumida, ni tampoco + descuidada en su persona; no se la podía tachar de desenvuelta, ni tampoco de + huraña. Coqueterías, jamás en ella se conocieron. Un solo novio + tuvo desde la edad en que apunta el querer hasta los <a id="Page_15" + name='Page_15'></a>días en que la presento; el cual, después de mucho + rondar y suspiretear, mostrando por mil medios la rectitud de sus fines, fué + admitido en la casa en los últimos tiempos de Doña Silvia, y + siguió después, con asentimiento del papá, en la misma honrada y + amorosa costumbre. Era un <i>chico de Medicina</i>, chico en toda la extensión + de la palabra, pues levantaba del suelo lo menos que puede levantar un hombre; + estudiosillo, inocente, bonísimo y manchego por más señas. Desde + el cuarto año empezaron aquellas castas relaciones; y en los días de + este relato, concluída ya la carrera y lanzado Quevedito (que así se + llamaba) á la práctica de la facultad, tocaban ya á casarse. + Satisfecho el <i>Peor</i> de la elección de la niña, alababa su + discreción, su desprecio de las vanas apariencias, para atender sólo + á lo sólido y práctico.</p> + <p>Pues digo, si de Rufina volvemos los ojos al tierno vastago de Torquemada, + encontraremos mejor explicación de la vanidad que le infundía su prole, + porque (lo digo sinceramente) no he conocido criatura más mona que aquel + Valentín, ni precocidad tan extraordinaria como la suya. ¡Cosa + más rara! No obstante el parecido con su antipático papá, era el + chiquillo guapísimo, con tal expresión de inteligencia en aquella cara, + que se quedaba uno embobado mirándole; con tales encantos en su persona y + carácter, y rasgos <a id="Page_16" name='Page_16'></a>de conducta tan + superiores á su edad, que verle, hablarle y quererle vivamente, era todo uno. + ¡Y qué hechicera gravedad la suya, no incompatible con la inquietud + propia de la infancia! ¡Que gracia mezclada de no sé qué aplomo + inexplicable á sus años! ¡Qué rayo divino en sus ojos + algunas veces, y otras qué misteriosa y dulce tristeza! Espigadillo de cuerpo, + tenía las piernas delgadas, pero de buena forma; la cabeza más grande + de lo regular, con alguna deformidad en el cráneo. En cuanto á su + aptitud para el estudio, llamémosla verdadero prodigio, asombro de la escuela, + y orgullo y gala de los maestros. De esto hablaré más adelante. + Sólo he de afirmar ahora que el <i>Peor</i> no merecía tal joya, + ¡que había de merecerla! y que si fuese hombre capaz de alabar á + Dios por los bienes con que le agraciaba, motivos tenía el muy tuno para + estarse, como Moisés, tantísimas horas con los brazos levantados al + cielo. No los levantaba, porque sabía que del cielo no había de caerle + ninguna breva de las que á él le gustaban.</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_17" name='Page_17'></a>II</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Vamos á otra cosa: Torquemada no era de esos usureros que se pasan la vida + multiplicando caudales por el gustazo platónico de poseerlos; que viven + sórdidamente para no gastarlos, y al morirse, quisieran, ó bien + llevárselos consigo á la tierra, ó esconderlos donde alma + viviente no los pueda encontrar. No: D. Francisco habría sido así en + otra época; pero no pudo eximirse de la influencia de esta segunda mitad del + siglo XIX, que casi ha hecho una religión de las materialidades decorosas de + la existencia. Aquellos avaros de antiguo caño, que afanaban riquezas y + vivían como mendigos y se morían como perros en un camastro lleno de + pulgas y de billetes de Banco metidos entre la paja, eran los místicos + ó metafísicos de la usura; su egoísmo se sutilizaba en la idea + pura del negocio; adoraban la santísima, la inefable cantidad, sacrificando + á ella su material existencia, las necesidades del cuerpo y de la vida, como + el místico lo pospone todo á la absorbente idea de salvarse. Viviendo + el <i>Peor</i> en una época que arranca de la desamortización, + sufrió, sin comprenderlo, la metamorfosis que ha <a id="Page_18" + name='Page_18'></a>desnaturalizado la usura metafísica, convirtiéndola + en positivista, y si bien es cierto, como lo acredita la historia, que desde el 51 al + 68, su verdadera época de aprendizaje, andaba muy mal trajeado y con + afectación de pobreza, la cara y las manos sin lavar, rascándose + á cada instante en brazos y piernas cual si llevase miseria, el sombrero con + grasa, la capa deshilachada; si bien consta también en las crónicas de + la vecindad que en su casa se comía de vigilia casi todo el año, y que + la señora salía á sus negocios con una toquilla agujereada y + unas botas viejas de su marido, no es menos cierto que, alrededor del 70, la casa + estaba ya en otro pie; que mi Doña Silvia se ponía muy maja en ciertos + días; que D. Francisco se mudaba de camisa más de una vez por quincena; + que en la comida había menos carnero que vaca, y los domingos se + añadía al cocido un despojito de gallina; que aquello de judias + á todo pasto y algunos días pan seco y salchicha cruda, fué + pasando á la historia; que el estofado de contra apareció en + determinadas fechas, por las noches, y también pescados, sobre todo en tiempo + de blandura, que iban baratos; que se iniciaron en aquella mesa las chuletas de + ternera y la cabeza de cerdo, salada en casa por el propio Torquemada, el cual era un + famoso salador; que, en suma y para no cansar, la familia toda empezaba á + tratarse como Dios manda.</p> + <p><a id="Page_19" name='Page_19'></a>Pues en los últimos años de + Doña Silvia, la transformación acentuóse más. Por aquella + época cató la familia los colchones de muelles; Torquemada + empezó á usar chistera de cincuenta reales; disfrutaba dos capas, una + muy buena, con embozos colorados; los hijos iban bien apañaditos; Rufina + tenía un lavabo de los de mírame y no me toques, con jofaina y jarro de + cristal azul, que no se usaba nunca por no estropearlo; Doña Silvia se + engalanó con un abrigo de pieles que parecían de conejo, y dejaba bizca + á toda la calle de Tudescos y callejón del Perro cuando salía + con la <i>visita</i> guarnecida de abalorio; en fin, que pasito á paso y + á codazo limpio, se habían, ido metiendo en la clase media, en nuestra + bonachona clase media, toda necesidades y pretensiones, y que crece tanto, tanto, + ¡ay dolor! que nos estamos quedando sin pueblo.</p> + <p>Pues señor, revienta Doña Silvia, y empuñadas por Rufina las + riendas del gobierno de la casa, la metamorfosis se marca mucho más. A + reinados nuevos, principios nuevos. Comparando lo pequeño con lo grande y lo + privado con lo público, diré que aquello se me parecía á + la entrada de los liberales, con su poquito de sentido revolucionario en lo que hacen + y dicen. Torquemada representaba la idea conservadora; pero transigía, + ¡pues no había de transigir! doblegándose á la + lógica de los tiempos. Apechugó con la ca<a id="Page_20" + name='Page_20'></a>misa limpia cada media semana; con el abandono de la capa + número dos para de día, relegándola al servicio nocturno; con el + destierro absoluto del hongo número tres, que no podía ya con + más sebo; aceptó, sin viva protesta, la renovación de manteles + entre semana, el vino á pasto, el cordero con guisantes (en su tiempo), los + pescados finos en Cuaresma y el pavo en Navidad; toleró la vajilla nueva para + ciertos días; el chaquet con trencilla, que en él era un refinamiento + de etiqueta, y no tuvo nada que decir de las modestas galas de Rufina y de su + hermanito, ni de la alfombra del gabinete, ni de otros muchos progresos que se fueron + metiendo en la casa á modo de contrabando.</p> + <p>Y vió muy pronto D. Francisco que aquellas novedades eran buenas y que su + hija tenía mucho talento, porque ... vamos, parecía cosa del otro + jueves ... echábase mi hombre á la calle y se sentía, con la + buena ropa, más persona que antes; hasta le salían mejores negocios, + más amigos útiles y explotables. Pisaba más fuerte, tosía + más recio, hablaba más alto y atrevíase á levantar el + gallo en la tertulia del café, notándose con bríos para + sustentar una opinión cualquiera, cuando antes, por efecto sin duda del mal + pelaje y de su rutinaria afectación de pobreza, siempre era de la + opinión de los demás. Poco á poco llegó á advertir + en sí los alientos propios de su capacidad <a id="Page_21" + name='Page_21'></a>social y financiera; se tocaba, y el sonido le advertía que + era propietario y rentista. Pero la vanidad no le cegó nunca. Hombre de + composición homogénea, compacta y dura, no podía incurrir en la + tontería de estirar el pie más del largo de la sábana. En su + carácter había algo resistente á las mudanzas de forma impuestas + por la época; y así como no varió nunca su manera de hablar, tampoco + ciertas ideas y prácticas del oficio se modificaron. Prevaleció el + amaneramiento de decir siempre que los tiempos eran muy malos, pero muy malos; el + lamentarse de la desproporción entre sus míseras ganancias y su mucho + trabajar; subsistió aquella melosidad de dicción y aquella costumbre de + preguntar por la familia siempre que saludaba á alguien, y el decir que no + andaba bien de salud, haciendo un mohín de hastío de la vida. + Tenía ya la perilla amarillenta, el bigote más negro que blanco, ambos + adornos de la cara tan recortaditos que antes parecían pegados que nacidos + allí. Fuera de la ropa, mejorada en calidad, si no en la manera de llevarla, + era el mismo que conocimos en casa de Doña Lupe <i>la de los pavos</i>; en su + cara la propia confusión extraña de lo militar y lo + eclesiástico, el color bilioso, los ojos negros y algo soñadores, el + gesto y los modales expresando lo mismo afeminación que hipocresía, la + calva más despoblada y más limpia, y todo el craso, resbaladizo y + repulsivo, muy <a id="Page_22" name='Page_22'></a>pronto siempre, cuando se le + saluda, á dar la mano, por cierto bastante sudada.</p> + <p>De la precoz inteligencia de Valentinito estaba tan orgulloso, que no cabía + en su pellejo. Á medida que el chico avanzaba en sus estudios, Don Francisco + sentía crecer el amor paterno, hasta llegar á la ciega pasión. + En honor del tacaño, debe decirse que, si se conceptuaba reproducido + físicamente en aquel pedazo de su propia naturaleza, sentía la + superioridad del hijo, y por esto se congratulaba más de haberle dado el ser. + Porque Valentinito era el prodigio de los prodigios, un jirón excelso de la + Divinidad caído en la tierra. Y Torquemada, pensando en el porvenir, en lo que + su hijo había de ser, si viviera, no se conceptuaba digno de haberle + engendrado, y sentía ante él la ingénita cortedad de lo que es + materia frente á lo que es espíritu.</p> + <p>En lo que digo de las inauditas dotes intelectuales de aquella criatura, no se + crea que hay la más mínima exageración. Afirmo con toda + ingenuidad que el chico era de lo más estupendo que se puede ver, y que se + presentó en el campo de la enseñanza como esos extraordinarios ingenios + que nacen de tarde en tarde destinados á abrir nuevos caminos á la + humanidad. A más de la inteligencia, que en edad temprana despuntaba en + él como aurora de un día espléndido, poseía todos los + encantos de la infancia: dulzura, gracejo <a id="Page_23" name='Page_23'></a>y + amabilidad. El chiquillo, en suma, enamoraba y no es de extrañar que D. + Francisco y su hija estuvieran loquitos con él. Pasados los primeros + años, no fué preciso castigarle nunca, ni aun siquiera reprenderle. + Aprendió á leer por arte milagroso, en pocos días, como si lo + trajera sabido ya del claustro materno. A los cinco años, sabía muchas + cosas que otros chicos aprenden dificilmente á los doce. Un día me + hablaron de él dos profesores amigos míos que tienen colegio de primera + y segunda enseñanza, lleváronme á verle, y me quedé + asombrado. Jamás vi precocidad semejante ni un apuntar de inteligencia tan + maravilloso. Porque si algunas respuestas las endilgó de taravilla, + demostrando el vigor y riqueza de su memoria, en el tono con que decía otras + se echaba de ver cómo comprendía y apreciaba el sentido.</p> + <p>La Gramática la sabía de carretilla; pero la Geografía la + dominaba como un hombre. Fuera del terreno escolar, pasmaba ver la seguridad de sus + respuestas y observaciones, sin asomos de arrogancia pueril. Tímido y + discreto, no parecía comprender que hubiese mérito en las habilidades + que lucía, y se asombraba de que se las ponderasen y aplaudiesen tanto. + Contáronme que en su casa daba muy poco que hacer. Estudiaba las lecciones con + tal rapidez y facilidad, que le sobraba tiempo para sus juegos, siempre muy so<a + id="Page_24" name='Page_24'></a>sos é inocentes. No le hablaran á + él de bajar á la calle para enredar con los chiquillos de la vecindad. + Sus travesuras eran pacíficas, y consistieron, hasta los cinco años, en + llenar de monigotes y letras el papel de las habitaciones ó arrancarle + algún cacho; en echar desde el balcón á la calle una cuerda muy + larga con la tapa de una cafetera, arriándola hasta tocar el sombrero de un + transeúnte, y recogiéndola después á toda prisa. A + obediente y humilde no le ganaba ningún niño, y por tener todas las + perfecciones, hasta maltrataba la ropa lo menos que maltratarse puede.</p> + <p>Pero sus inauditas facultades no se habían mostrado todavía: + iniciáronse cuando estudió la Aritmética, y se revelaron + más adelante en la segunda enseñanza. Ya desde sus primeros + años, al recibir las nociones elementales de la ciencia de la cantidad, sumaba + y restaba de memoria decenas altas y aun centenas. Calculaba con tino infalible, y su + padre mismo, que era un águila para hacer, en el filo de la + imaginación, cuentas por la regla de interés, le consultaba no pocas + veces. Comenzar Valentín el estudio de las matemáticas de Instituto y + revelar de golpe toda la grandeza de su numen aritmético, fué todo uno. + No aprendía las cosas, las sabía ya, y el libro no hacía + más que despertarle las ideas, abrírselas, digámoslo así, + como si fueran capullos que al calor primaveral se despliegan en flores. Para + él no <a id="Page_25" name='Page_25'></a>había nada difícil, ni + problema que le causara miedo. Un día fué el profesor á su padre + y le dijo: «Ese niño es cosa inexplicable, Sr. Torquemada: ó + tiene el diablo en el cuerpo, ó es el pedazo de Divinidad más hermoso + que ha caido en la tierra. Dentro de poco no tendré nada que enseñarle. + Es Newton resucitado, Sr. D. Francisco; una organización excepcional para las + matemáticas, un genio que sin duda se trae fórmulas nuevas debajo del + brazo para ensanchar el campo de la ciencia. Acuérdese usted de lo que digo: + cuando este chico sea hombre, asombrará y trastornará el + mundo.»</p> + <p>Cómo se quedó Torquemada al oir esto, se comprenderá + fácilmente. Abrazó al profesor, y la satisfacción le rebosaba + por ojos y boca en forma de lágrimas y babas. Desde aquel día, el + hombre no cabía en sí: trataba á su hijo, no ya con amor, sino + con cierto respeto supersticioso. Cuidaba de él como de un ser sobrenatural, + puesto en sus manos por especial privilegio. Vigilaba sus comidas, asustándose + mucho si no mostraba apetito; al verle estudiando, recorría las ventanas para + que no entrase aire, se enteraba de la temperatura exterior antes de dejarle salir, + para determinar si debía ponerse bufanda, ó el <i>carric</i> gordo, + ó las botas de agua; cuando dormía, andaba de puntillas; le llevaba + á paseo los domingos, ó al teatro; y si el angelito hubiese mostrado <a + id="Page_26" name='Page_26'></a>afición á juguetes extraños y + costosos, Torquemada, vencida su sordidez, se los hubiera comprado. Pero el + fenómeno aquél no mostraba afición sino á los libros: + leía rápidamente y como por magia, enterándose de cada + página en un abrir y cerrar de ojos. Su papá le compró una obra + de viajes con mucha estampa de ciudades europeas y de comarcas salvajes. La seriedad + del chico pasmaba á todos los amigos de la casa, y no faltó quien + dijera de él que parecía un viejo. En cosas de malicia era de una + pureza excepcional: no aprendía ningún dicho ni acto feo de los que + saben á su edad los retoños desvergonzados de la presente + generación. Su inocencia y celestial donosura casi nos permitían + conocer á los ángeles como si los hubiéramos tratado, y su + reflexión rayaba en lo maravilloso. Otros niños, cuando les preguntan + lo que quieren ser, responden que obispos ó generales si despuntan por la + vanidad; los que pican por la destreza corporal, dicen que cocheros, atletas ó + payasos de circo; los inclinados á la imitación, actores, pintores ... + Valentinito, al oir la pregunta, alzaba los hombros y no respondía nada. + Cuando más, decía «no sé», y al decirlo, clavaba en + su interlocutor una mirada luminosa y penetrante, vago destello del sin fin de ideas + que tenía en aquel cerebrazo, y que en su día habían de iluminar + toda la tierra.</p> + <p>Mas el <i>Peor</i>, aun reconociendo que no había <a id="Page_27" + name='Page_27'></a>carrera á la altura de su milagroso niño, pensaba + dedicarlo á ingeniero, porque la abogacía es cosa de charlatanes. + Ingeniero; pero ¿de qué? ¿civil ó militar? Pronto + notó que á Valentín no le entusiasmaba la tropa, y que, contra + la ley general de las aficiones infantiles, veía con indiferencia los + uniformes. Pues ingeniero de caminos. Por dictamen del profesor del colegio, + fué puesto Valentín, antes de concluir los años del + bachillerato, en manos de un profesor de estudios preparatorios para carreras + especiales, el cual, luego que tanteó su colosal inteligencia, quedóse + atónito, y un día salió asustado, con las manos en la cabeza, y + corriendo en busca de otros maestros de matemáticas superiores, les dijo: + «Voy á presentarles á ustedes el monstruo de la edad + presente.» Y le presentó, y se maravillaron, pues fué el chico + á la pizarra, y como quien garabatea por enredar y gastar tiza, + resolvió problemas dificilísimos. Luego hizo de memoria diferentes + cálculos y operaciones, que aun para los más peritos no son coser y + cantar. Uno de aquellos maestrazos, queriendo apurarle, le echó el + cálculo de radicales numéricos, y como si le hubieran echado almendras. + Lo mismo era para él la raíz <i>enésima</i> que para otros dar + un par de brincos. Los tíos aquéllos tan sabios se miraban absortos, + declarando no haber visto caso ni remotamente parecido.</p> + <p><a id="Page_28" name='Page_28'></a>Era en verdad interesante aquel cuadro, y digno + de figurar en los anales de la ciencia: cuatro varones de más de cincuenta + años, calvos y medio ciegos de tanto estudiar, maestros de maestros, + congregábanse delante de aquel mocoso que tenía que hacer sus + cálculos en la parte baja del encerado, y la admiración les + tenía mudos y perplejos, pues ya le podían echar dificultades al + angelito, que se las bebía como agua. Otro de los examinadores propuso las + <i>homologías</i> creyendo que Valentín estaba raso de ellas; y cuando + vieron que no, los tales no pudieron contener su entusiasmo: uno le llamó el + Anticristo; otro le cogió en brazos y se lo puso á la pela, y todos se + disputaban sobre quién se le llevaría, ansiosos de completar la + educación del primer matemático del siglo. Valentín les miraba + sin orgullo ni cortedad, inocente y dueño de si, como Cristo niño entre + los doctores.</p> + <br /> + + <h3>III</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Basta de matemáticas, digo yo ahora, pues me urge apuntar que Torquemada + vivía en la misma casa de la calle de Tudescos donde le conocimos cuando + fué á verle la de Bringas para <a id="Page_29" + name='Page_29'></a>pedirle no recuerdo que favor, allá por el 68; y tengo + prisa por presentar á cierto sujeto que conozco hace tiempo, y que hasta ahora + nunca menté para nada: un D. José Bailón, que iba todas las + noches á la casa de nuestro D. Francisco á jugar con él la + partida de damas ó de mus, y cuya intervención en mi cuento es + necesaria ya para que se desarrolle con lógica. Este Sr. Bailón es un + clérigo que ahorcó los hábitos el 69, en Málaga + echándose á revolucionario y á librecultista con tan furibundo + ardor, que ya no pudo volver al rebaño, ni aunque quisiera le habían de + admitir. Lo primero que hizo el condenado fué dejarse crecer las barbas, + despotricarse en los clubs, escribir tremendas catilinarias contra los de su oficio, + y, por fin, operando <i>verbo et gladio,</i> se lanzó á las barricadas + con un trabuco naranjero que tenía la boca lo mismo que una tompeta. Vencido y + dado á los demonios, le catequizaron los protestantes, ajustándole para + predicar y dar lecciones en la capilla, lo que él hacía de + malísima gana y sólo por el arrastrado garbanzo. A Madrid vino cuando + aquella gentil pareja, Don Horacio y Doña Malvina, puso su establecimiento + evangélico en Chamberí. Por un regular estipendio, Bailón les + ayudaba en los oficios, echando unos sermones agridulces, estrafalarios y + fastidiosos. Pero al año de estos tratos, yo no sé lo que <a + id="Page_30" name='Page_30'></a>pasó... ello fué cosa de algún + atrevimiento apostólico de Bailón con las neófitas: lo cierto es + que Doña Malvina, que era persona muy mirada, le dijo en mal español + cuatro frescas; intervino D. Horacio, denostando también á su + coadjutor, y entonces Bailón, que era hombre de muchísima sal para + tales casos, sacó una navaja tamaña como hoy y mañana, y se + dejó decir que si no se quitaban de delante les echaba fuera el mondongo. + Fué tal el pánico de los pobres ingleses, que echaron á correr + pegando gritos y no pararon hasta el tejado. Resumen: que tuvo que abandonar + Bailón aquel acomodo, y después de rodar por ahí dando sablazos, + fue á parar á la redacción de un periódico muy + atrevidillo; como que su misión era echar chinitas de fuego á toda + autoridad: á los curas, á los obispos y al mismo Papa. Esto + ocurría el 73, y de aquella época datan los opúsculos + políticos de actualidad que publicó el clerizonte en el + folletín, y de los cuales hizo tiraditas aparte; bobadas escritas en estilo + bíblico, y que tuvieron, aunque parezca mentira, sus días de + éxito. Como que se vendían bien, y sacaron á su endiablado autor + de más de un apuro.</p> + <p>Pero todo aquello pasó, la fiebre revolucionaria, los folletos, y + Bailón tuvo que esconderse, afeitándose para disfrazarse y poder huir + al extranjero. A los dos años asomó por aquí otra vez, de + bigotes larguísimos, aumentados con parte de la barba, como los que gastaba + Víctor Ma<a id="Page_31" name='Page_31'></a>nuel; y por si traía + ó no traía chismes y mensajes de los emigrados, metiéronle mano + y le tuvieron en el Saladero tres meses. Al año siguiente, sobreseída + la causa, vivía el hombre en Chamberí, y según la + cháchara del barrio, muy á lo bíblico, amancebado con una viuda + rica que tenía rebaño de cabras y además un establecimiento de + burras de leche. Cuento todo esto como me lo contaron, reconociendo que en esta parte + de la historia patriarcal de Bailón hay gran obscuridad. Lo público y + notorio es que la viuda aquélla cascó, y que Bailón + apareció al poco tiempo con dinero. El establecimiento y las burras y cabras + le pertenecían. Arrendólo todo; se fué á vivir al centro + de Madrid, dedicándose á <i>inglés,</i> y no necesito decir + más para que se comprenda de donde vinieron su conocimiento y tratos con + Torquemada, porque bien se ve que éste fué su maestro, le inició + en los misterios del oficio, y le manejó parte de sus capitales como + había manejado los de Doña Lupe <i>la Magnífica,</i> más + conocida por <i>la de los pavos</i>.</p> + <p>Era D. José Bailón un animalote de gran alzada, atlético, de + formas robustas y muy recalcado de facciones, verdadero y vivo estudio + anatómico por su riqueza muscular. Ultimamente había dado otra vez en + afeitarse; pero no tenía cara de cura, ni de fraile, ni de torero. Era + más bien un Dante echado á perder. Dice un amigo <a id="Page_32" + name='Page_32'></a>mío, que por sus pecados ha tenido que vérselas con + Bailón, que éste es el vivo retrato de la sibila de Cumas, pintada por + Miguel Angel, con las demás señoras sibilas y los Profetas en el + maravilloso techo de la Capilla Sixtina. Parece, en efecto, una vieja de raza + titánica que lleva en su ceño todas las iras celestiales. El perfil de + Bailón, y el brazo y pierna, como troncos añosos; el forzudo + tórax, y las posturas que sabía tomar, alzando una pataza y enarcando + el brazo, le asemejaban á esos figurones que andan por los techos de las + catedrales, espatarrados sobre una nube. Lástima que no fuera moda que + anduviéramos en cueros, para que luciese en toda su gallardía + académica este ángel de cornisa. En la época en que lo presento + ahora, pasaba de los cincuenta años.</p> + <p>Torquemada lo estimaba mucho, porque en sus relaciones de negocios, Bailon + hacía gala de gran formalidad y aun de delicadeza. Y como el clérigo + renegado tenía una historia tan variadita y dramática, y sabía + contarla con mucho aquél, adornándola con mentiras, D. Francisco se + embelesaba oyéndole, y en todas las cuestiones de un orden elevado le + tenía por oráculo. D. José era de los que con cuatro ideas y + pocas más palabras se las componen para aparentar que sabe lo que ignoran y + deslumbrar á los ignorantes sin malicia. El más deslumbrado era D. + Francisco, y además el único mortal que leía los folletos bai<a + id="Page_33" name='Page_33'></a>lónicos á los diez años de + publicarse; literatura envejecida casi al nacer, y cuyo fugaz éxito no + comprendemos sino recordando que la democracia sentimental, á estilo de + Jeremías, tuvo también sus quince.</p> + <p>Escribía Bailón aquellas necedades en parrafitos cortos, y á + veces rompía con una cosa muy santa; verbigracia: «Gloria á Dios + en las alturas y paz», etc ... para salir luego por este registro:</p> + <p>«Los tiempos se acercan, tiempos de redención en que el hijo del + Hombre será dueño de la tierra.</p> + <p>»El Verbo depositó hace diez y ocho siglos la semilla divina. En + noche tenebrosa fructificó. He aquí las flores.</p> + <p>»¿Cómo se llaman? Los derechos del pueblo.»</p> + <p>Y á lo mejor, cuando el lector estaba más descuidado, les soltaba + ésta:</p> + <p>«He ahí al tirano. ¡Maldito sea!</p> + <p>»Aplicad el oído y decidme de dónde viene ese rumor vago, + confuso, extraño.</p> + <p>»Posad la mano en la tierra y decidme, por qué se ha estremecido.</p> + <p>»Es el hijo del Hombre que avanza, decidido á recobrar su + primogenitura.</p> + <p>»¿Por qué palidece la faz del tirano? ¡Ah! el tirano ve + que sus horas están contadas ...»</p> + <p>Otras veces empezaba diciendo aquello de: «Joven soldado, ¿á + dónde vas?» Y por fin, después de mucho marear, quedábase + el lector sin <a id="Page_34" name='Page_34'></a>saber á dónde iba el + soldadito, como no fueran todos, autor y público, á Leganés.</p> + <p>Todo esto le parecía de perlas á D. Francisco, hombre de escasa + lectura. Algunas tardes se iban á pasear juntos los dos tacaños, charla + que te charla; y si en negocios era Torquemada la sibila, en otra clase de + conocimientos no había más sibila que el Sr. de Bailón. En + política, sobre todo, el ex-clérigo se las echaba de muy entendido, + principiando por decir que ya no le daba la gana de conspirar; como que tenía + la olla asegurada y no quería exponer su pelleja para hacer el caldo gordo + á cuatro silbantes. Luego pintaba á todos los políticos, desde + el más alto al más obscuro, como un atajo de pilletes, y les sacaba la + cuenta, al céntimo, de cuanto habían rapiñado ... Platicaban + mucho también de reformas urbanas, y como Bailón había estado en + París y Londres, podía comparar. La higiene pública les + preocupaba á entrambos: el clérigo le echaba la culpa de todo á + los miasmas, y formulaba unas teorías biológicas que eran lo que + había que oir. De astronomía y música también se le + alcanzaba algo, no era lego en botánica, ni en veterinaria, ni en el arte de + escoger melones. <a id="Page_35" name='Page_35'></a>Pero en nada lucía tanto + su enciclopédico saber como en cosas de religión. Sus meditaciones y + estudios le habían permitido sondear el grande y temerario problema de nuestro + destino total. «¿A dónde vamos a parar cuando nos morimos? Pues + volvemos a nacer: esto es claro como el agua. Yo me acuerdo—decía + mirando fijamente á su amigo y turbándole con el tono solemne que daba + á sus palabras,—yo me acuerdo de haber vivido antes de ahora. He tenido + en mi mocedad un recuerdo vago de aquella vida, y ahora, á fuerza de meditar, + puedo verla clara. Yo fui sacerdote en Egipto, ¿se entera usted? allá + por los años de que sé yo cuántos ... sí, señor, + sacerdote en Egipto. Me parece que me estoy viendo con una sotana ó vestimenta + de color de azafrán, y unas al modo de orejeras que me caían por los + lados de la cara. Me quemaron vivo, porque ... verá usted ... había en + aquella iglesia, digo, templo, una sacerdotisita que me gustaba ... de lo más + barbián, ¿se entera usted?... ¡y con unos ojos ... así, y + un golpe de caderas, Sr. D. Francisco...! En fin, que aquello se enredó, y la + diosa Isis y el buey Apis lo llevaron muy á mal. Alborotóse todo aquel + cleriguicio, y nos quemaron vivos á la chávala y á mí... + Lo que le cuento es verdad, como ese es sol. Fijese usted bien, amigo; revuelva en su + memoria; rebusque bien en el sótano y en los desvanes de su sér, y + encontrará la certeza de que también usted ha vivido en tiempos + lejanos. Su niño de usted, ese prodigio, debe de haber sido antes el propio + Newton, ó Galileo, ó Euclides. Y por lo que hace á otras cosas, + <a id="Page_36" name='Page_36'></a>mis ideas son bien claras. Infierno y cielo no + existen: papas simbólicas y nada más. Infierno y cielo están + aquí. Aquí pagamos tarde ó temprano todas las que hemos hecho; + aquí recibimos, si no hoy, mañana, nuestro premio, si lo merecemos, y + quien dice mañana, dice el siglo que viene ... Dios, ¡oh! la idea de + Dios tiene mucho busilis ... y para comprenderla hay que devanarse los sesos, como me + los he devanado yo, dale que dale sobre los libros, y meditando luego. Pues Dios ... + (poniendo unos ojazos muy reventones y haciendo con ambas manos el gesto expresivo de + abarcar un grande espacio) es la Humanidad, la Humanidad, ¿se entera usted? lo + cual no quiere decir que deje de ser personal ... ¿Qué cosa es + personal? Fijese bien. Personal es lo que es uno. Y el gran Conjunto, amigo Don + Francisco, el gran Conjunto ... es uno, porque no hay más, y tiene los + atributos de un ser infinitamente infinito. Nosotros, en montón, componemos la + humanidad: somos los átomos que forman el gran todo; somos parte mínima + de Dios, parte minúscula, y nos renovamos como en nuestro cuerpo se renuevan + los átomos de la cochina materia ... ¿se va usted enterando?...</p> + <p>Torquemada no se iba enterando ni poco ni mucho; pero el otro se metía en + un laberinto del cual no salía sino callándose. Lo único que Don + Francisco sacaba de toda aquella monserga, era <a id="Page_37" name='Page_37'></a>que + <i>Dios es la Humanidad</i>, y que la Humanidad es la que nos hace pagar nuestras + picardías ó nos premia por nuestras buenas obras. Lo demás no lo + entendía así le ahorcaran. El sentimiento católico de Torquemada + no había sido nunca muy vivo. Cierto que en tiempos de Doña Silvia iban + los dos á misa, por rutina; pero nada más. Pues después de + viudo, las pocas ideas del Catecismo que el <i>Peor</i> conservaba en su mente, como + papeles ó apuntes inútiles, las barajó con todo aquel + fárrago de la Humanidad-Dios, haciendo un lío de mil demonios.</p> + <p>A decir verdad, ninguna de estas teologías ocupaba largo tiempo el + magín del tacaño, siempre atento á la baja realidad de sus + negocios. Pero llegó un día, mejor dicho, una noche en que tales ideas + hubieron de posesionarse de su mente con cierta tenacidad, por lo que ahorita mismo + voy á referir. Entraba mi hombre en su casa al caer de una tarde del mes de + Febrero, evacuadas mil diligencias con diverso éxito, discurriendo los pasos + que daría al día siguiente, cuando su hija, que le abrió la + puerta, le dijo estas palabras: «No te asustes, papá, no es nada ... + Valentín ha venido malo de la escuela.»</p> + <p>Las desazones del <i>monstruo</i> ponían á D. Francisco en gran + sobresalto. La que se le anunciaba podía ser insignificante, como otras. No + obstante, en la voz de Rufina había cierto temblor, una <a id="Page_38" + name='Page_38'></a>veladura, un timbre extraño, que dejaron á + Torquemada frío y suspenso.</p> + <p>«Yo creo que no es cosa mayor—prosiguió la + señorita.—Parece que le dió un vahido. El maestro fué + quien lo trajo ... en brazos.»</p> + <p>El <i>Peor</i> seguía clavado en el recibimiento, sin acertar á + decir nada ni á dar un paso.</p> + <p>«Le acosté en seguida, y mandé un recado á Quevedo para + que viniera á escape.»</p> + <p>D. Francisco, saliendo de su estupor como si le hubiesen dado un latigazo, + corrió al cuarto del chico, á quien vió en el lecho, con tanto + abrigo encima que parecía sofocado. Tenía la cara encendida, los ojos + dormilones. Su quietud más era de modorra dolorosa que de sueño + tranquilo. El padre aplicó su mano á las sienes del inocente montruo, + que abrasaban.</p> + <p>—Pero ese trasto de Quevedillo.... Así reventara.... No sé en + qué piensa.... Mira, mejor será llamar otro médico que sepa + más.</p> + <p>Su hija procuraba tranquilizarle; pero él se resistía al consuelo. + Aquel hijo no era un hijo cualquiera, y no podía enfermar sin que se alterara + el orden del universo. No probó el afligido padre la comida; no hacía + más que dar vueltas por la casa, esperando al maldito médico, y sin + cesar iba de su cuarto al del niño, y de aquí al comedor, donde se le + presentaba ante los ojos, oprimiéndole el corazón, el encerado en que + Va<a id="Page_39" name='Page_39'></a>lentín trazaba con tiza sus problemas + matemáticos. Aún subsistía lo pintado por la mañana: + garabatos que Torquemada no entendió, pero que casi le hicieron llorar como + una música triste: el signo de raíz, letras por arriba y por abajo, y + en otra parte una red de líneas, formando como estrella de muchos picos con + numeritos en las puntas.</p> + <p>Por fin, alabado sea Dios, llegó el dichoso Quevedito, y D. Francisco le + echó la correspondiente chillería, pues ya le trataba como á + yerno. Visto y examinado el niño, no puso el médico muy buena cara. A + Torquemada se le podía ahogar con un cabello, cuando el doctorcillo, + arrimándole contra la pared y poniéndole ambas manos en los hombros, le + dijo: «No me gusta nada esto; pero hay que esperar á mañana, + á ver si brota alguna erupción. La fiebre es bastante alta. Ya le he + dicho á usted que tuviera mucho cuidado con este fenómeno del chico. + ¡Tanto estudiar, tanto saber, un desarrollo cerebral disparatado! Lo que hay + que hacer con Valentín es ponerle un cencerro al pescuezo, soltarle en el + campo en medio de un ganado, y no traerle á Madrid hasta que esté bien + bruto.»</p> + <p>Torquemada odiaba el campo y no podía comprender que en él hubiese + nada bueno. Pero hizo propósito, si el niño se curaba, de llevarle + á una dehesa á que bebiera leche á pasto y respirase <a + id="Page_40" name='Page_40'></a>aires puros. Los aires puros, bien lo decía + Bailón, eran cosa muy buena. ¡Ah! los malditos miasmas tenían la + culpa de lo que estaba pasando. Tanta rabia sintió D. Francisco, que si coge + un miasma en aquel momento lo parte por el eje. Fué la sibila aquella noche + á pasar un rato con su amigo, y mira por donde se repitió la matraca de + la Humanidad, pareciéndole á Torquemada el clérigo más + enigmático y <i>latero</i> que nunca, sus brazos más largos, su cara + más dura y temerosa. Al quedarse sólo, el usurero no se acostó. + Puesto que Rufina y Quevedo se quedaban á velar, el también + velaría. Contigua á la alcoba del padre estaba la de los hijos, y en + ésta el lecho de Valentín, que pasó la noche + inquietísimo, sofocado, echando lumbre de su piel, los ojos atónitos y + chispeantes, el habla insegura, las ideas desenhebradas, como cuentas de un rosario + cuyo hilo se rompe.</p> + <br /> + + <h3>IV</h3> + <br /> + <br /> + + <p>El día siguiente fué todo sobresalto y amargura. Quevedo + opinó que la enfermedad era <i>inflamación de las meninges</i>, y que + el chico estaba en peligro de muerte. Esto no se lo dijo al padre, <a id="Page_41" + name='Page_41'></a>sino á Bailón para que le fuese preparando. + Torquemada y él se encerraron, y de la conferencia resultó que por poco + se pegan, pues D. Francisco, trastornado por el dolor, llamó á su amigo + embustero y farsante. El desasosiego, la inquietud nerviosa, el desvario del + tacaño sin ventura, no se pueden describir. Tuvo que salir á varias + diligencias de su penoso oficio, y á cada instante tornaba á casa, + jadeante, con medio palmo de lengua fuera, el hongo echado hacia atrás. + Entraba, daba un vistazo, vuelta á salir. Él mismo traía las + medicinas, y en la botica contaba toda la historia ... «un vahído + estando en clase; después calentura horrible ... ¿para qué + sirven los médicos?» Por consejo del mismo Quevedito, mandó venir + á uno de los más eminentes, el cual calificó el caso de + <i>meningitis aguda.</i></p> + <p>La noche del segundo día, Torquemada, rendido de cansancio, se + embutió en uno de los sillones de la sala, y allí se estuvo como media + liorita, dando vueltas á una picara idea, ¡ayí dura y con muchas + esquinas, que se le había metido en el cerebro. «He faltado á la + Humanidad, y esa muy tal y cual me las cobra ahora con los creditos + atrasados.... No: pues si Dios, ó quien quiera que sea, me lleva mi hijo, + ¡me voy á volver más malo, más perro...! Ya verán + entonces lo que es canela fina. Pues no faltaba otra cosa.... Conmigo no juegan.... + Pero no, ¡qué disparates <a id="Page_42" name='Page_42'></a>digo! No me + le quitará, porque yo.... Eso que dicen de que no he hecho bien á + nadie, es mentira. Que me lo prueben ... porque no basta decirlo. ¿Y los + tantísimos á quien he sacado de apuros?... ¿pues y eso? Porque + si á la Humanidad le han ido con cuentos de mí; que si aprieto, que si + no aprieto ... yo probaré.... Ea, que ya me voy cargando: si no he hecho + ningún bien, ahora lo haré, ahora, pues por algo se ha dicho que nunca + para el bien es tarde. Vamos á ver: ¿y si yo me pusiera ahora á + rezar, qué dirían allá arriba? Bailón me parece á + mí que está equivocado, y la Humanidad no debe de ser Dios, sino la + Virgen.... Claro, es hembra, señora.... No, no, no ... no nos fijemos en el + materialismo de la palabra. La Humanidad es Dios, la Virgen y todos los santos + juntos.... Tente, hombre, tente, que te vuelves loco.... Tan sólo saco en + limpio que no habiendo buenas obras, todo es, como si dijéramos, basura ... + ¡Ay Dios, qué pena, qué pena...! Si me pones bueno á mi + hijo, yo no sé qué cosas haría; ¡pero qué cosas tan + magníficas y tan...! ¿Pero quién es el sinvergüenza que + dice que no tengo apuntada ninguna buena obra? Es que me quieren perder, me quieren + quitar á mi hijo, al que ha nacido para enseñar á todos los + sabios y dejarles tamañitos. Y me tienen envidia porque soy su padre, porque + de estos huesos y de esta sangre salió aquela, gloria del mundo.... Envidia; + pero ¡qué envidio<a id="Page_43" name='Page_43'></a>sa es esta puerca + Humanidad! Digo, la Humanidad no, porque es Dios ... los hombres, los + prójimos, nosotros, que somos todos muy pillos, y por eso nos pasa lo que nos + pasa.... Bien merecido nos está... bien merecido nos está.»</p> + <p>Acordóse entonces de que al día siguiente era domingo y no + había extendido los recibos para cobrar los alquileres de su casa. + Después de dedicar á esta operación una media hora, + descansó algunos ratos, estirándose en el sofá de la sala. Por + la mañana, entre nueve y diez, fue á la cobranza dominguera. Con el no + comer y el mal dormir y la acerbísima pena que le destrozaba el alma, estaba + el hombre <i>mismamente</i> del color de una aceituna. Su andar era vacilante, y sus + miradas vagaban inciertas, perdidas, tan pronto barriendo el suelo como + disparándose á las alturas. Cuando el remendón, que en el sucio + portal tenia su taller, vió entrar al casero y reparó en su cara + descompuesta y en aquel andar de beodo, asustóse tanto que se le cayó + el martillo con que clavaba las tachuelas. La presencia de Torquemada en el patio, + que todos los domingos era una desagradabilísima aparición, produjo + aquel día verdadero pánico; y mientras algunas mujeres corrieron + á refugiarse en sus respectivos aposentos, otras, que debían de ser + malas pagadoras, y que observaron la cara que traía la fiera, se fueron + á la calle. La cobranza empezó por <a id="Page_44" + name='Page_44'></a>por los cuartos bajos, y pagaron sin chistar el albañil y + las dos pitilleras, deseando que se les quitase de delante la aborrecida estampa de + Don Francisco. Algo desusado y anormal notaron en él, pues tomaba el dinero + maquinalmente y sin examinarlo con roñosa nimiedad, como otras veces, cual si + tuviera el pensamiento á cien leguas del acto importantísimo que estaba + realizando; no se le oían aquellos refunfuños de perro mordelón, + ni inspeccionó las habitaciones buscando el baldosín roto o el pedazo + de revoco caído, para echar los tiempos á la inquilina.</p> + <p>Al llegar al cuarto de la Rumalda, planchadora, viuda, con su madre enferma en un + camastro y tres niños menores que andaban en el patio enseñando las + carnes por los agujeros de la ropa, Torquemada soltó el gruñido de + ordenanza, y la pobre mujer, con afligida y trémula voz, cual si tuviera que + confesar ante el juez un negro delito, soltó la frase de reglamento: «D. + Francisco, por hoy no se puede. Otro día cumpliré.» No puedo dar + idea del estupor de aquella mujer y de las dos vecinas, que presentes estaban, cuando + vieron que el tacaño no escupió por aquella boca ninguna + maldición ni herejía, cuando le oyeron decir con la voz más + empañada y llorosa del mundo: «No, hija, si no te digo nada ... si no te + apuro ... si no se me ha pasado por la cabeza reñirte... ¡Qué le + hemos de hacer, si no puedes ...!»</p> + <p>—<a id="Page_45" name='Page_45'></a>D. Francisco, es que + ...—murmuró la otra, creyendo que la fiera se expresaba con sarcasmo, y + que tras el sarcasmo vendría la mordida.</p> + <p>—No, hija, si no he chistado ... ¿Cómo se han de decir las + cosas? Es que á ustedes no hay quien las apee de que yo soy un hombre, como + quien dice, tirano ... ¿De dónde sacáis que no hay en mí + compasión, ni ... ni caridad? En vez de agradecerme lo que hago por vosotras, + me calumniáis ... No, no: entendámonos. Tú, Rumalda, estate + tranquila: sé que tienes necesidades, que los tiempos están malos ... + Cuando los tiempos están malos, hijas, ¿qué hemos de hacer sino + ayudarnos los unos á los otros?</p> + <p>Siguió adelante, y en el principal dió con una inquilina muy mal + pagadora, pero de muchísimo corazón para afrontar á la fiera, y + así que le vió llegar, juzgando por el cáriz que venía + más enfurruñado que nunca, salió al encuentro de su aspereza con + estas arrogantes expresiones:</p> + <p>«Oiga usté, á mi no me venga con apreturas. Ya sabe que no lo + hay. <i>Ese</i> está sin trabajo. ¿Quiere que salga á un camino? + ¿No ve la casa sin muebles, como un hospital prestao? ¿De dónde + quiere que lo saque?... Maldita sea su alma ...</p> + <p>—¿Y quién te dice á tí, grandísima tal, + deslenguada y bocona, que yo vengo á sofocarte? A ver si hay alguna tarasca de + éstas que sostenga que yo no tengo humanidad. Atrévase á + decírmelo....»</p> + <p><a id="Page_46" name='Page_46'></a>Eriarboló el garrote, símbolo de + su autoridad y de su mal genio, y en el corrillo que se había formado + sólo se veían bocas abiertas y miradas de estupefacción.</p> + <p>«Pues á tí y á todas les digo que no me importa un + rábano que no me paguéis hoy. ¡Vaya! ¿Cómo lo he de + decir para que lo entiendan?... ¡Con que estando tu marido sin trabajar te iba + yo á poner el dogal al cuello?... Yo sé que me pagarás cuando + puedas, verdad? Porque lo que es intención de pagar, tú la tienes. Pues + entonces, ¿á qué tanto enfurruñarse?... ¡Tontas, + malas cabezas! (esforzándose en producir una sonrisa); ¡vosotras + creyéndome á mí más duro que las peñas, y yo + dejándooslo creer, porque me convenía, porque me convenía, + claro, pues Dios manda que no echemos facha con nuestra humanidad...! Vaya, que sois + todas unos grandísimos peines.... Abur, tú, no te sofoques. Y no creas + que hago esto para que me eches bendiciones. Pero conste que no te ahogo; y para que + veas lo bueno que soy....»</p> + <p>Se detuvo y meditó un momento, llevándose la mano al bolsillo y + mirando al suelo.</p> + <p>«Nada, nada.... Quédate con Dios.»</p> + <p>Y á otra. Cobró en las tres puertas siguientes sin ninguna + dificultad. «D. Francisco, que me ponga usted piedra nueva en la ornilla, que + aquí no se puede guisar....» En otras circunstancias, <a id="Page_47" + name='Page_47'></a>esta reclamación habría sido el principio de una + chillería tremenda, verbigracia: «Pon el traspontín en la + hornilla, sinvergüenza, y arma el fuego encima.»—«Miren el + tío manguitillas, así se le vuelvan veneno los cuartos.» Pero + aquel día todo era paz y concordia, y Torquemada concedía cuanto le + demandaban.</p> + <p>«¡Ay, D. Francisco!—le dijo otra en el número + 11,—tenga los jeringados cincuenta reales. Para poderlos juntar, no hemos + comido más que dos cuartos de gallineja y otros dos de hígado con pan + seco.... Pero por no verle el carácter de esa cara y no oirle, me + mantendría yo con puntas de París.</p> + <p>—Pues mira, eso es un insulto, una injusticia, porque si las he sofocado + otras veces no ha sido por el materialismo del dinero, sino porque me gusta ver + cumplir á la gente ... para que no se diga.... Debe haber dignidad en todos. + ¡A fe que tienes buena idea de mi!... ¿Iba yo á consentir que tus + hijos, estos borregos de Dios, tuviesen hambre?... Deja, déjate el dinero.... + O mejor, para que no lo tomes á desaire: partámoslo y quédate + con veinticinco reales.... Ya me los darás otro día.... + ¡Bribonazas, cuando debíais confesar que soy para vosotras como un + padre, me tachais de inhumano y de qué sé yo qué! No, yo les + aseguro á todas que respeto á la humanidad, que la considero, que la + estimo, que ahora y siempre <a id="Page_48" name='Page_48'></a>haré todo el bien + que pueda y un poquito más.... ¡Hala!»</p> + <p>Asombro, confusión. Tras de él iba el parlero grupo, chismorreando + asi: «A este condenado le ha pasado algún desavío.... D. + Francisco no está bueno de la cafetera. Mirad qué cara de + patíbulo se ha traído. ¡D. Francisco con humanidad! Ahí + tenéis por qué esta saliendo todas las noches en el cielo esa estrella + con rabo. Es que el mundo se va á acabar.»</p> + <p>En el número 16:</p> + <p>«Pero hija de mi alma, so tunanta, ¿tenías á tu + niña mala y no me habías dicho nada? ¿Pues para qué estoy + yo en el mundo? Francamente, eso es un agravio que no te perdono, no te lo perdono. + Eres una indecente; y en prueba de que no tienes ni pizca de sentido, + ¿apostamos á que no adivinas lo que voy á hacer? + ¿Cuánto va á que no lo adivinas?... Pues voy á darte para + que pongas un puchero.... ¡ea! Toma, y di ahora que yo no tengo humanidad. Pero + sois tan mal agradecidas, que me pondréis como chupa de dómine, y hasta + puede que me echéis alguna maldición. Abur.»</p> + <p>En el cuarto de la señá Casiana, una vecina se aventuró + á decirle: «D. Francisco, á nosotras no nos la da usted.... A + usted le pasa algo. ¿Que demonios tiene en esa cabeza ó en ese + corazón de cal y canto?»</p> + <p><a id="Page_49" name='Page_49'></a>Dejóse el afligido casero caer en una + silla, y quitándose el hongo se pasó la mano por la amarilla frente y + la calva sebosa, diciendo tan sólo entre suspiros: «¡No es de cal + y canto, puñales, no es de cal y canto!»</p> + <p>Como observasen que sus ojos se humedecían, y que, mirando al suelo, y + apoyado con ambas manos en el bastón, cargaba sobre éste todo el peso + del cuerpo, meciéndose, le instaron para que se desahogara; pero él no + debió creerlas dignas de ser confidentes de su inmensa, desgarradora pena. + Tomando el dinero, dijo con voz cavernosa: «Si no lo tuvieras, Casiana, lo + mismo sería. Repito que yo no ahogo al pobre ... como que yo también + soy pobre.... Quien dijese (levantándose con zozobra y enfado) que soy + inhumano, miente más que la <i>Gaceta</i>. Yo soy humano; yo compadezco + á los desgraciados; yo les ayudo en lo que puedo, porque así nos lo + manda la Humanidad; y bien sabéis todas que como faltéis á la + Humanidad, lo pagaréis tarde ó temprano, y que si sois buenas + tendréis vuestra recompensa. Yo os juro por esa imagen de la Virgen de las + Angustias con el Hijo muerto en los brazos (señalando una lámina), yo + os juro que si no os he parecido caritativo y bueno, no quiere esto decir que no lo + sea, ¡puñales! y que si son menester pruebas, pruebas se darán. + Dale, que no lo creen ... pues váyanse todas con doscientos mil <a + id="Page_50" name='Page_50'></a>pares de demonios, que á mí, con ser + bueno me basta.... No necesito que nadie me dé bombo. Piojosas, para nada + quiero vuestras gratitudes.... Me paso por las narices vuestras + bendiciones.»</p> + <p>Dicho esto salió de estampía. Todas le miraban por la escalera + abajo, y por el patio adelante, y por el portal afuera, haciendo unos gestos tales + que parecía el mismo demonio persignándose.</p> + <br /> + + <h3>V</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Corrió hacia su casa, y contra su costumbre (pues era hombre que comunmente + prefería despernarse á gastar una peseta), tomó un coche para + llegar más pronto. El corazón dió en decirle que + encontraría buenas noticias, el enfermo aliviado, la cara de Rufina sonriente + al abrir la puerta; y en su impaciencia loca, parecíale que el carruaje no se + movía, que el caballo cojeaba y que el cochero no sacudía bastantes + palos al pobre animal.... «Arrea, hombre. ¡Maldito jaco! Leña en + él—le gritaba.—Mira que tengo mucha prisa.»</p> + <p>Llegó por fin; y al subir jadeante la escalera de su casa, razonaba sus + esperanzas de esta manera: «No salgan ahora diciendo que es por mis <a + id="Page_51" name='Page_51'></a>maldades, pues de todo hay ...» + ¡Qué desengaño al ver la cara de Rufina tan triste, y al oir + aquel <i>lo mismo, papá</i>, que sonó en sus oídos como + fúnebre campanada! Acercóse de puntillas al enfermo y le + examinó. Como el pobre niño se hallara en aquel momento amodorrado, + pudo Don Francisco observarle con relativa calma, pues cuando deliraba y + quería echarse del lecho, revolviendo en torno los espantados ojos, el padre + no tenía valor para presenciar tan doloroso espectáculo y huía + de la alcoba trémulo y despavorido. Era hombre que carecía de valor + para afrontar penas de tal magnitud, sin duda por causa de su deficiencia moral; se + sentía medroso, consternado, y como responsable de tanta desventura y dolor + tan grande. Seguro de la esmeradísima asistencia de Rufina, ninguna falta + hacía el afligido padre junto al lecho de Valentín: al contrario, + más bien era estorbo, pues si le asistiera, de fijo, en su turbación, + equivocaría las medicinas, dándole á beber algo que acelerara su + muerte. Lo que hacía era vigilar sin descanso, acercarse á menudo + á la puerta de la alcoba, y ver lo que ocurría, oir la voz del + niño delirando ó quejándose; pero si los ayes eran muy + lastimeros y el delirar muy fuerte, lo que sentía Torquemada era un deseo + instintivo de echar á correr y ocultarse con su dolor en el último + rincón del mundo. Aquella tarde le acompañaron un rato Bailón, + <a id="Page_52" name='Page_52'></a>el carnicero de abajo, el sastre del principal y + el fotógrafo de arriba, esforzándose todos en consolarle con las frases + de reglamento; mas no acertando Torquemada á sostener la conversación + sobre tema tan triste les daba las gracias con desatenta sequedad. Todo se le volvia + suspirar con bramidos, pasearse á trancos, beber buches de agua y dar + algún puñetazo ea la pared. ¡Tremendo caso aquel! + ¡Cuántas esperanzas desvanecidas!... ¡Aquella flor del mundo + segada y marchita! Esto era para volverse loco. Mas natural sería el + desquiciamiento universal, que la muerte del portentoso niño que había + venido á la tierra para iluminarla con el fanal de su talento ... + ¡Bonitas cosas hacia Dios, la Humanidad, ó quien quiera que fuese el muy + tal y cual que inventó el mundo y nos puso en él! Porque si + habían de llevarse á Valentín, ¿para qué le + trajeron acá, dándole á él, al buen Torquemada, el + privilegio de engendrar tamaño prodigio? ¡Bonito negocio hacía la + Providencia, la Humanidad, ó el arrastrado Conjunto, como decía + Bailón! ¡Llevarse al niño aquél, lumbrera de la ciencia, y + dejar acá todos los tontos! ¿Tenía esto sentido común? + ¿No había motivo para rebelarse contra los de arriba, ponerle como ropa + de pascua y mandarles á paseo?... Si Valentín se moría, + ¿qué quedaba en el mundo obscuridad, ignorancia. Y para el padre, + ¡que golpe! ¡Porque figurémonos todos lo que sería D. <a + id="Page_53" name='Page_53'></a>Francisco cuando su hijo, ya hombre, empezase + á figurar, á confundir á todos los sabios, á volver patas + arriba la ciencia toda!... Torquemada sería en tal caso la segunda persona de + la Humanidad: y sólo por la gloria de haber engendrado al gran + matemático, sería cosa de plantarle en un trono. ¡Vaya un + ingeniero que sería Valentín si viviese! Como que había de hacer + unos ferrocarriles que irían de aquí á Pekín en cinco + minutos, y globos para navegar por los aires, y barcos para andar por debajito del + agua, y otras cosas nunca vistas ni siquiera soñadas. ¡Y el planeta se + iba á perder estas gangas por una estúpida sentencia de los que dan y + quitan la vida!... Nada, nada, envidia pura, envidia. Allá arriba, en las + invisibles cavidades de los altos cielos, alguien se había propuesto + <i>fastidiar</i> á Torquemada. Pero ... pero.... ¿y si no fuese + envidia, sino castigo? ¿Si se había dispuesto así para anonadar + al tacaño cruel, al casero tiránico, al prestamista sin + entrañas? ¡Ah! cuando esta idea entraba en turno, Torquemada + sentía impulsos de correr hacia la pared más próxima y + estrellarse contra ella. Pronto se reaccionaba y volvía sobre sí. No, + no podía ser castigo, porque él no era malo, y si lo fue, ya se + enmendaría. Era envidiable, tirria y malquerencia que le tenían, por + ser autor de tan soberana eminencia. Querían truncarle su porvenir y + arrebatarle aquella alegría y fortuna inmensa <a id="Page_54" + name='Page_54'></a>de sus últimos años.... Porque su hijo, si viviese, + había de ganar muchísimo dinero, pero muchísimo, y de + aquí la celestial intriga. Pero él (lo pensaba lealmente) + renunciaría á las ganancias, pecuniarias del hijo, con tal que le + dejaran la gloria, ¡la gloria! pues para negocios, le bastaba con los suyos + propios.... El último paroxismo de su exaltada mente fue renunciar á + todo el <i>materialismo</i> de la ciencia del niño, con tal que le dejasen la + gloria.</p> + <p>Cuando se quedó solo con él, Bailón le dijo que era preciso + tuviese filosofía; y como Torquemada no entendiese bien el significado y + aplicación de tal palabra, explanó la sibila su idea en esta forma: + «Conviene resignarse, considerando nuestra pequeñez ante estas grandes + evoluciones de la materia ... pues, ó substancia vital. Somos átomos, + amigo D. Francisco, nada más que unos tontos de átomos. Respetemos las + disposiciones del grandísimo Todo á que pertenecemos, y vengan penas. + Para eso está la filosofía, ó si se quiere, la religión: + para hacer pecho á la adversidad. Pues si no fuera asi, no podríamos + vivir.» Todo, lo aceptaba Torquemada menos resignarse. No tenía en su + alma la fuente de donde tal consuelo pudiera salir, y ni siquiera lo + comprendía. Como el otro, después de haber comido bien, insistiera en + aquellas ideas, á D. Francisco se le pasaron ganas de darle un par de + trompadas, destruyen<a id="Page_55" name='Page_55'></a>do en un punto el perfil + más enérgico que dibujara Miguel Ángel. Pero no hizo más + que mirarle con ojos terroríficos, y el otro se asustó y puso punto en + sus teologías.</p> + <p>A prima noche, Quevedito y el otro médico hablaron á Torquemada en + términos desconsoladores. Tenían poca ó ninguna esperanza, + aunque no se atrevían á decir en absoluto que la habían perdido, + y dejaban abierta la puerta á las reparaciones de la naturaleza y á la + misericordia de Dios. Noche horrible fué aquélla. El pobre + Valentín se abrasaba en invisible fuego. Su cara encendida y seca, sus ojos + iluminados por esplendor siniestro, su inquietud ansiosa, sus bruscos saltos en el + lecho, cual si quisiera huir de algo que le asustaba, eran espectáculo + tristísimo que oprimía el corazón. Cuando D. Francisco, transido + de dolor, se acercaba á la abertura de las entornadas batientes de la puerta y + echaba hacia adentro una mirada tímida, creía escuchar, con la + respiración premiosa del niño, algo como el chirrido de su carne + tostándose en el fuego de la calentura. Puso atención á las + expresiones incoherentes del delirio, y le oyó decir: <i>«Equis elevado + al cuadrado, menos uno, partido por dos, más cinco equis menos dos, partido + por cuatro, igual equis por equis más dos, partido por doce.... Papa, + papá, la característica del logaritmo de un entero tiene tantas + unidades menos una como</i>....» Ningún <a id="Page_56" + name='Page_56'></a>tormento de la Inquisición iguala al que sufría + Torquemada oyendo estas cosas. Eran las pavesas del asombroso entendimiento de su + hijo, revolando sobre las llamas en que éste se consumía. Huyó + de allí por no oir la dulce vocecita, y estuvo más de media hora echado + en el sofá de la sala, agarrándose con ambas manos la cabeza como si se + le quisiese escapar. De improviso se levantó, sacudido por una idea; + fué al escritorio donde tenía el dinero; sacó un cartucho de + monedas que debían de ser calderilla, y vacíandoselo en el bolsillo del + pantalón, púsose capa y sombrero, cogió el llavín, y + á la calle.</p> + <p>Salió como si fuera en persecución de un deudor. Después de + mucho andar, parábase en una esquina, miraba con azoramiento á una + parte y otra, y vuelta á correr calle adelante, con paso inglés tras de + su víctima. Al compás de la marcha, sonaba en la pierna derecha el + retintín de las monedas.... Grandes eran su impaciencia y desazón por + no encontrar aquella noche lo que otras le salía tan á menudo al paso, + molestándole y aburriéndole. Por fin ... gracias á Dios ... + acercósele un pobre. «Toma hombre, toma: ¿dónde diablos os + metéis esta noche? Cuando no hacéis falta, salís como moscas, y + cuando se os busca, para socorreros, nada ...» Apareció luego uno de + esos mendigos decentes que piden, sombrero en mano, con lacrimosa cortesía. + «Señor, un pobre <a id="Page_57" + name='Page_57'></a>cesante.—Tenga, tenga más. Aquí estamos los + hombres caritativos para acudir á las miserias.... Dígame: ¿no + me pidió usted noches pasadas? Pues sepa que no le di porque iba muy de prisa. + Y la otra noche y la otra, tampoco le dí porque no llevaba suelto: lo que es + voluntad la tuve, bien, que la tuve.» Claro es que el cesante pordiosero se + quedaba viendo visiones, y no sabía cómo expresar su gratitud. + Más allá, salió de un callejón la fantasma. Era una mujer + que pide en la parte baja de la calle de la Salud, vestida de negro, con un velo + espesísimo que le tapa la cara. «Tome, tome, señora.... Y que me + digan ahora que yo jamás he dado una limosna. ¿Le parece á usted + qué calumnia? Vaya, que ya habrá usted reunido bastantes cuartos esta + noche. Como que hay quien dice que pidiendo así, y con ese velo por la cara, + ha reunido usted un capitalito. Retírese ya, que hace mucho frío ... y + ruegue á Dios por mí.» En la calle del Carmen, en la de Preciados + y Puerta del Sol, á todos los chiquillos que salían dió su perro + por barba. «¡Eh! niño, ¿tú pides ó que haces + ahí, como un bobo?» Esto se lo dijo á un chicuelo que estaba + arrimado á la pared, con las manos á la espalda, descalzos los pies, el + pescuezo envuelto en una bufanda. El muchacho alargó la mano aterida. + «Toma ... Pues qué, ¿no te decía el corazón que yo + había de venir á socorrerte? ¿Tienes frío y hambre? Toma + <a id="Page_58" name='Page_58'></a>más, y lárgate á tu casa, si + la tienes. Aquí estoy yo para sacarte de un apuro; digo, para partir contigo + un pedazo de pan, porque yo también soy pobre y más desgraciado que + tú, ¿sabes? porque el frío, el hambre, se soportan; pero + ¡ay! otras cosas....» Apretó el paso sin reparar en la cara + burlona de su favorecido, y siguió dando, dando, hasta que le quedaron pocas + piezas en el bolsillo. Corriendo hacia su casa, en retirada, miraba al cielo, cosa en + él muy contraria á la costumbre, pues si alguna vez lo miró para + enterarse del tiempo, jamás, hasta aquella noche, lo había contemplado. + ¡Cuantísima estrella! Y qué claras y resplandecientes, cada una + en su sitio, hermosas y graves, millones de millones de miradas que no aciertan + á ver nuestra pequeñez. Lo que más suspendía el ánimo del + tacaño era la idea de que todo aquel cielo estuviese indiferente á su + gran dolor, ó más bien ignorante de él. Por lo demás, + como bonitas, ¡vaya si eran bonitas las estrellas! Las había chicas, + medianas y grandes; algo así como pesetas, medios duros y duros. Al insigne + prestamista le pasó por la cabeza lo siguiente: «Como se ponga bueno, me + ha de ajustar esta cuenta: si acuñáramos todas las estrellas del cielo, + ¿cuánto producirían al 5 por 100 de interés compuesto en + los siglos que van desde que todo eso existe?»</p> + <p>Entró en su casa cerca de la una, sintiendo al<a id="Page_59" + name='Page_59'></a>gún alivio en las congojas de su alma; se adormeció + vestido, y á la mañana del día siguiente la fiebre de + Valentín había remitido bastante. ¿Habría esperanzas? Los + médicos no las daban sino muy vagas, y subordinando su fallo al recargo de la + tarde. El usurero, excitadísimo, se abrazó á tan débil + esperanza como el náufrago se agarra á la flotante astilla. + Viviría, ¡pues no había de vivir!</p> + <p>—Papá—le dijo Rufina llorando,—pídeselo á + la Virgen del Carmen, y déjate de Humanidades.</p> + <p>—¿Crees tú?... Por mí no ha de quedar. Pero te advierto + que no habiendo buenas obras no hay que fiarse de la Virgen. Y acciones cristianas + habrá, cueste lo que cueste: yo te lo aseguro. En las obras de misericordia + está todo el intríngulis. Yo vestiré desnudos, visitare + enfermos, consolaré tristes.... Bien sabe Dios que esa es mi voluntad bien lo + sabe.... No salgamos después con la peripecia de que no lo sabía.... + Digo, como saberlo, lo sabe.... Falta que quiera.</p> + <p>Vino por la noche el recargo, muy fuerte. Los calomelanos y revulsivos no daban + resultado alguno. Tenía el pobre niño las piernas abrasadas á + sinapismos, y la cabeza hecha una lástima con las embrocaciones para obtener + la erupción artificial. Cuando Rufina le cortó el pelito por la tarde, + con objeto de despejar el cráneo, Torquemada oía los tijeretazos como + si se los dieran á él en el corazón. Fué preciso comprar + más hielo para poner<a id="Page_60" name='Page_60'></a>solo en vejigas en la + cabeza, y después hubo que traer el iodoformo; recados que el <i>Peor</i> + desempeñaba con ardiente actividad, saliendo y entrando cada poco tiempo. De + vuelta á casa, ya anochecido, encontró, al doblar la esquina de la + calle de Hita, un anciano mendigo y haraposo, con pantalones de soldado, la cabeza al + aire, un andrajo de chaqueta por los hombros, y mostrando el pecho desnudo. Cara + más venerable no se podía encontrar sino en las estampas del + <i>Año cristiano</i>. Tenía la barba erizada y la frente llena de + arrugas, como San Pedro; el cráneo terso, y dos rizados mechones blancos en + las sienes. «Señor, señor—decía con el temblor de un + frío intenso,—mire cómo estoy, míreme.» Torquemada + pasó de largo, y se detuvo á poca distancia; volvió hacia + atrás, estuvo un rato vacilando, y al fin siguió su camino. En el + cerebro le fulguró esta idea: «Si conforme traigo la capa nueva, trajera + la vieja....»</p> + <br /> + + <h3>VI</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Y al entrar en su casa:</p> + <p>—¡Maldito de mí! No debí dejar escapar aquel acto de + cristiandad.</p> + <p>Dejó la medicina que traía, y, cambiando de <a id="Page_61" + name='Page_61'></a>capa, volvió á echarse á la calle. Al poco + rato, Rufinita, viéndole entrar en cuerpo, le dijo asustada:</p> + <p>—Pero, papá, ¡cómo tienes la cabeza!... ¿En + dónde has dejado la capa?</p> + <p>—Hija de mi alma—contestó el tacaño bajando la voz y + poniendo una cara muy compungida,—tú no comprendes lo que es un buen + rasgo de caridad, de humanidad.... ¿Preguntas por la capa? Ahí te + quiero ver.... Pues se la he dado á un pobre viejo, casi desnudo y muerto de + frío. Yo soy así: no ando con bromas cuando me compadezco del pobre. + Podre parecer duro algunas veces; pero como me ablande.... Veo que te asustas. + ¿Qué vale un triste pedazo de paño?</p> + <p>—¿Era la nueva?</p> + <p>—No, la vieja.... Y ahora, créemelo, me remuerde la conciencia por no + haberle dado la nueva ... y se me alborota también por habértelo dicho. + La caridad no se debe pregonar.</p> + <p>No se habló más de aquello, porque de cosas más graves + debían ambos ocuparse. Rendida de cansancio, Rufina no podía ya con su + cuerpo: cuatro noches hacía que no se acostaba; pero su valeroso + espíritu la sostenía siempre en pie, diligente y amorosa como una + hermana de la caridad. Gracias á la asistenta que tenían en casa; la + señorita podía descansar algunos ratos; y para ayudar á la + asistenta en los trabajos de la coci<a id="Page_62" name='Page_62'></a>na, + quedábase allí por las tardes la trapera de la casa, viejecita que + recogía las basuras y los pocos desperdicios de la comida, <i>ab initio</i>, + ó sea desde que Torquemada y Doña Silvia se casaron, y lo mismo + había hecho en la casa de los padres de Doña Silvia. Llamábanla + la <i>tía Roma</i>, no sé por qué (me inclino á creer que + este nombre es corrupción de Jerónima), y era tan vieja, tan vieja y + tan fea, que su cara parecía un puñado de telarañas revueltas + con ceniza; su nariz de corcho ya no tenía forma; su boca redonda y sin + dientes, menguaba ó crecía, según la distensión de las + arrugas que la formaban. Más arriba, entre aquel revoltijo de piel polvorosa, + lucían los ojos de pescado, dentro de un cerco de pimentón + húmedo. Lo demás de la persona desaparecía bajo un envoltorio de + trapos y dentro de la remendada falda, en la cual había restos de un traje de + la madre de Doña Silvia, cuando era polla. Esta pobre mujer tenía gran + apego á la casa, cuyas barreduras había recogido diariamente durante + luengos años; tuvo en gran estimación á Doña Silvia, la + cual nunca quiso dar á nadie más que á ella los huesos, + mendrugos y piltrafas sobrantes, y amaba entrañablemente á los + niños, principalmente á Valentín, delante de quien se + prosternaba con admiración supersticiosa. Al verle con aquella enfermedad tan + mala, que era, según ella, una reventazón del talento en la cabeza, la + tía <a id="Page_63" name='Page_63'></a>roma no tenía sosiego: iba + mañana y tarde á enterarse; penetraba en la alcoba del chico, y + permanecía largo rato sentada junto al lecho, mirándole silenciosa, sus + ojos como dos fuentes inagotables que inundaban de lágrimas los + flácidos pergaminos de la cara y pescuezo.</p> + <p>Salió la trapera del cuarto para volverse á la cocina, y en el + comedor se encontró al amo que, sentado junto á la mesa y de bruces en + ella, parecía entregarse á profundas meditaciones. La tía Roma, + con el largo trato y su metimiento en la familia, se tomaba confianzas con + él.... «Rece, rece—le dijo, poniéndose delante y dando + vueltas al pañuelo con que pensaba enjugar el llanto caudaloso,—rece, + que buena falta le hace.... ¡Pobre hijo de mis entrañas, qué + malito está!... Mire, mire (señalando al encerado) las cosas tan guapas + que escribió en ese bastidor negro. Yo no entiendo lo que dice ... pero + á cuenta que dirá que debemos ser buenos.... ¡Sabe más ese + ángel!... Como que por eso Dios no nos le quiere dejar....</p> + <p>—¿Qué sabes tú, tía Roma?—dijo Torquemada + poniéndose lívido.—Nos le dejará. ¿Acaso piensas + tú que yo soy tirano y perverso, como creen los tontos y algunos perdidos, + malos pagadores?... Si uno se descuida, le forman la reputación más + perra del mundo.... Pero Dios sabe la verdad.... Si he hecho ó no he hecho + caridades en estos días, eso no es cuenta de nadie: no me gusta que <a + id="Page_64" name='Page_64'></a>me averigüen y pongan en carteles mis buenas + acciones.... Reza tú también, reza mucho hasta que se te seque la boca, + que tú debes de ser allá muy bien mirada, porque en tu vida has tenido + una peseta.... Yo me vuelvo loco, y me pregunto qué culpa tengo yo de haber + ganado algunos jeringados reales.... ¡Ay, tía Roma, si vieras + cómo tengo mi alma! Pídele á Dios que se nos conserve + Valentín, porque si se nos muere, yo no sé lo que pasará: yo me + volveré loco, saldré á la calle y mataré á + alguien. Mi hijo es mío, ¡puñales! y la gloria del mundo. + ¡Al que me le quite...!</p> + <p>—¡Ay qué pena!—murmuró la vieja + ahogándose.—Pero quien sabe ... puede que la Virgen haga el milagro.... + Yo se lo estoy pidiendo con muchísima devoción. Empuje usted por su + lado y prometa ser tan siquiera regular.</p> + <p>—Pues por prometido no quedará.... Tía Roma déjame ... + déjame sólo. No quiero ver á nadie. Me entiendo mejor solo con mi + afán.»</p> + <p><a id="Page_65" name='Page_65'></a>La anciana salió gimiendo, y D. + Francisco, puestas las manos sobre la mesa, apoyó en ellas su frente ardorosa. + Así estuvo no sé cuánto tiempo, hasta que le hizo variar de + postura su amigo Bailón, dándole palmadas en el hombro y + diciéndole: «No hay que amilanarse. Pongamos cara de vaqueta a la + desgracia, y no permitamos que nos acoquine la muy ... Déjese para las mujeres + la cobardía. Ante la Naturaleza, ante el sublime Conjunto, somos unos pedazos + de átomos que no sabemos de la misa la media.</p> + <p>—Váyase usted al rábano con sus Conjuntos y sus + papás,—le dijo Torquemada echando lumbre por los ojos.»</p> + <p>Bailón no insistió; y juzgando que lo mejor era distraerle, + apartando su pensamiento de aquellas sombrías tristezas, pasado un ratito le + habló de cierto negocio que traía en la mollera.</p> + <p>Como quiera que el arrendatario de sus ganados asnales y cabríos hubiese + rescindido el contrato, Bailón decidió explotar aquella industria en + gran escala, poniendo un gran establecimiento de leches á estilo moderno con + servicio puntual á domicilio, precios arreglados, local elegante, + teléfono, etc.... Lo había estudiado, y.... Créame usted amigo + D. Francisco, es un negocio seguro, mayormente si añadimos el ramo de vacas, + porque en Madrid las leches....</p> + <p>—Déjeme usted á mí de leches y de.... + ¿Qué tengo yo que ver con burras ni con vacas?—gritó el + <i>Peor</i> poniéndose en pie y mirándole con desprecio.—Me ve + cómo estoy, ¡puñales! muerto de pena, y me viene á hablar + de la condenada leche.... Hábleme de cómo se consigue que Dios nos haga + caso cuando pedimos lo que necesitamos, hábleme de lo que ... no sé + cómo explicarlo ... de lo que significa ser bueno y ser malo ... porque, + ó yo soy un zote, ó ésta es de las cosas que tienen más + busilis....</p> + <p>—<a id="Page_66" name='Page_66'></a>¡Vaya si lo tienen, vaya si lo + tienen, carambita!» dijo la sibila con expresión de suficiencia, + moviendo la cabeza y entornando los ojos.</p> + <p>En aquel momento tenía el hombre actitud muy diferente de la de su similar + en la Capilla Sixtina: sentado, las manos sobre el puño del bastón, + éste entre las piernas, las piernas dobladas con igualdad: el sombrero + caído para atrás, el cuerpo atlético desfigurado dentro del + gabán de solapas aceitosas, los hombros y cuello plagados de caspa. Y sin + embargo de estas prosas, el muy arrastrado se parecía al Dante y + ¡había sido sacerdote en Egipto! Cosas de la picara humanidad....</p> + <p>«Vaya si lo tienen—repitió la sibila, preparándose + á ilustrar á su amigo con una opinión cardinal.—¡Lo + bueno y lo malo ... como quien dice, luz y tinieblas!»</p> + <p><a id="Page_67" name='Page_67'></a>Bailón hablaba de muy distinta manera de + como escribía. Esto es muy común. Pero aquella vez la solemnidad del + caso exaltó tanto su magín, que se le vinieron a la bocalos conceptos + en la forma propia de su escuela literaria. «He aquí que el hombre + vacila y se confunde ante el gran problema. ¿Qué es el bien? + ¿Qué es el mal? Hijo mío, abre tus oídos a la verdad y + tus ojos a la luz. El bien es amar a nuestros semejantes. Amemos y sabremos lo que es + el bien; aborrezcamos y sabremos lo que es el mal. Hagamos bien a los que nos + aborrecen, y las espinas se nos volverán flores. Esto dijo el justo, esto digo + yo ... Sabiduría de sabidurías, y ciencia de ciencias».</p> + <p>—Sabidurías y armas al hombro—gruñó Torquemada + con abatimiento.—Eso ya lo sabía yo ... pues lo de <i>al prójimo + contra una esquina</i> siempre me ha parecido una barbaridad. No hablemos más + de eso.... No quiero pensar en cosas tristes. No digo más sino que si se me + muere el hijo ... vamos, no quiero pensarlo ... si se me muere, lo mismo me da lo + blanco que lo negro....</p> + <p>En aquél momento oyóse un grito áspero, estridente, lanzado + por Valentín, y que á entrambos los dejó suspensos de terror. + Era el grito meníngeo, semejante al alarido del pavo real. Este extraño + síntoma encefálico se había iniciado aquel día por la + mañana, y revelaba el gravísimo y pavoroso curso de la enfermedad del + pobre niño matemático. Torquemada se hubiera escondido en el centro de + la tierra para no oír tal grito: metióse en su despacho sin hacer caso + de las exhortaciones de Bailón, y dando á éste con la puerta en + el hocico dantesco. Desde el pasillo le sintieron abriendo el cajón de su + mesa, y al poco rato apareció guardando algo en el bolsillo interior de la + americana. Cogió el sombrero, y sin decir nada se fue á la calle.</p> + <p>Explicaré lo que esto significaba y á dónde iba con su cuerpo + aquella tarde el desventurado Don <a id="Page_68" name='Page_68'></a>Francisco. El + día mismo en que cayó malo Valentín, recibió su padre + carta de un antiguo y sacrificado cliente ó deudor suyo, pidiéndole + préstamo con garantía de los muebles de la casa. Las relaciones entre + la víctima y el inquisidor databan de larga fecha, y las ganancias obtenidas + por éste habían sido enormes, porque el otro era débil, muy + delicado, y se dejaba desollar, freir y escabechar como si hubiera nacido para eso. + Hay personas así. Pero llegaron tiempos penosísimos, y el señor + aquél no podía recoger su papel. Cada lunes y cada martes, el + <i>Peor</i> le embestía, le mareaba, le ponía la cuerda al cuello y + tiraba muy fuerte, sin conseguir sacarle ni los intereses vencidos. Fácilmente + se comprenderá la ira del tacaño al recibir la cartita pidiendo un + nuevo préstamo. ¡Qué atroz insolencia! Le habría + contestado mandándole á paseo, si la enfermedad del niño no le + trajera tan afligido y sin ganas de pensar en negocios. Pasaron dos días, y + allá te va otra esquela angustiosa, de <i>in exiremis</i>, como pidiendo la + Unción. En aquellas cortas líneas en que víctima invocaba los + <i>hidalgas sentimientos</i> de verdugo, se hablaba de un compromiso de honor, + proponíanse las condiciones más espantosas, pasaba por todo con tal de + ablandar el corazon de bronce del usurero, y obtener de él la afirmativa. Pues + cogió mi hombre la carta, y hecha pedazos la tiró á la cesta de + papeles, no volvi<a id="Page_69" name='Page_69'></a>do á acordarse más + de semejante cosa. ¡Buena tenía él la cabeza para pensar en los + compromisos y apuros de nadie, aunque fueran los del mismísimo Verbo?</p> + <p>Pero llegó la ocasión aquélla antes descrita, el coloquio con + la tía Roma y con D. José, el grito de Valentín, y he + aquí que al judío le da como una corazonada, se le enciende en la + mollera fuego de inspiración, trinca el sombrero y se va derecho en busca de + su desdichado cliente. El cual era apreciable persona, sólo que de cortos + alcances, con un familión sin fin, y una señora á quien le daba + el hipo por lo elegante. Había desempeñado el tal buenos destinos en la + Península, y en Ultramar, y lo que trajo de allá, no mucho, porque era + hombre de bien, se lo afanó el usurero en menos de un año. + Después le cayó la herencia de un tío; pero como la + señora tenía unos condenados <i>jueves</i> para reunir y agasajar + á la mejor sociedad, los cuartos de la herencia se escurrían de lo + lindo, y sin saber cómo ni cuándo, fueron á parar al + bolsón de Torquemada. Yo no sé qué demonios tenía el + dinero de aquella casa, que era como un acero para correr hacia el imán del + maldecido prestamista. Lo peor del caso es que aun después de hallarse la + familia con el agua al pescuezo, todavía la tarasca aquella tan + <i>fashionable</i> encargaba vestidos á París, invitaba a sus amigas + para un <i>five o'clock <a id="Page_70" name='Page_70'></a>tea</i>, ó + imaginaba cualquier otra majadería por el estilo.</p> + <p>Pues, señor, ahí va D. Francisco hacia la casa del señor + aquél, que, á juzgar por los términos aflictivos de la carta, + debía de estar á punto de caer, con toda su elegancia y sus tés, + en los tribunales, y de exponer á la burla y á la deshonra un nombre + respetable. Por el camino sintió el tacaño que le tiraban de la capa. + Volvióse ... ¿y quién creéis que era? Pues una mujer que + parecía la Magdalena por su cara dolorida y por su hermoso pelo, mal + encubierto con pañuelo de cuadros rojos y azules. El palmito era de la mejor + ley; pero muy ajado ya por fatigosas campañas. Bien se conocía en ella + á la mujer que sabe vestirse, aunque iba en aquella ocasión hecha un + pingo, casi indecente, con falda remendada, mantón de ala de mosca y unas + botas.... ¡Dios, qué botas, y cómo desfiguraban aquel pie tan + bonito.</p> + <p>—¡Isidora!...—exclamó D. Francisco, poniendo cara de + regocijo, cosa en él muy desusada.— ¿A dónde va usted con + ese ajetreado cuerpo?</p> + <p>—<a id="Page_71" name='Page_71'></a>Iba a su casa. Sr. D. Francisco, tenga + compasión de nosotros ... ¿Por qué es usted tan tirano y tan de + piedra? ¿No ve cómo estamos? ¿No tiene tan siquiera un poquito + de humanidad?</p> + <p>—Hija de mi alma, usted me juzga mal ... ¿Y si yo le dijera ahora que + iba pensando en usted ... que me acordaba del recado que me mandó ayer por el + hijo de la portera ... y de lo que usted misma me dijo anteayer en la calle?</p> + <p>—¡Vaya, que no hacerse cargo de nuestra situación!—dijo + la mujer echándose á llorar.—Martín muriéndose ... + el pobrecito ... en aquel buhardillón helado.... Ni cama, ni medicinas, ni con + qué poner un triste puchero para darle una taza de caldo.... ¡Qué + dolor! Don Francisco, tenga cristiandad y no nos abandone. Cierto que no tenemos + crédito; pero á Martín le quedan media docena de estudios muy + bonitos.... Verá usted ... el de la sierra de Guadarrama, precioso ... el de + La Granja, con aquellos arbolitos ... también, y el de ... qué + sé yo qué. Todos muy bonitos: Se los llevaré... pero no sea + malo y compadézcase del pobre artista....</p> + <p>—Eh ... eh ... no llore, mujer.... Mire que yo estoy montado á pelo + ... tengo una aflicción tal dentro de mi alma, Isidora, que ... si sigue usted + llorando, también yo soltaré el trapo. Vayase á su casa, y + espéreme allí. Iré dentro de un ratito.... ¿Qué + ... duda de mi palabra?</p> + <p>—¿Pero de veras que va? No me engañe, por la Virgen + Santísima.</p> + <p>—¿Pero la he engañado yo alguna vez? Otra queja podrá + tener de mí; pero lo que es esa....</p> + <p>—¿Le espero de verdad?... ¡Qué bueno será usted + si va y nos socorre!... ¡Martín se pondrá más contento + cuando se lo diga!</p> + <p>—<a id="Page_72" name='Page_72'></a>Vayase tranquila.... Aguárdeme, y + mientras llego pídale á Dios por mí con todo el fervor que + pueda.</p> + <br /> + + <h3>VII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>No tardó en llegar á la casa del cliente, la cual era un principal + muy bueno, amueblado con mucho lujo y elegancia, con <i>vistas á San + Bernardino</i>. Mientras aguardaba á ser introducido, el <i>Peor</i> + contempló el hermoso perchero y los soberbios cortinajes de la sala, que por + la entornada puerta se alcanzaban á ver, y tanta magnificencia le + sugirió estas reflexiones: «En lo tocante á los muebles, como + buenos lo son ... vaya si lo son.» Recibióle el amigo en su despacho; y + apenas Torquemada le preguntó por la familia, dejóse caer en una silla + con muestras de gran consternación. «¿Pero qué le + pasa?—le dijo el otro.</p> + <p>—No me hable usted, no me hable usted, señor D. Juan. Estoy con el + alma en un hilo.... ¡Mi hijo...!</p> + <p>—¡Pobrecito! Sé que está muy malo.... ¿Pero no + tiene usted esperanzas?</p> + <p>—No, señor.... Digo, esperanzas, lo que se llama esperanzas.... No + sé; estoy loco; mi cabeza es un volcán....</p> + <p>—<a id="Page_73" name='Page_73'></a>¡Sé lo que es + eso!—observó el otro con tristeza.—He perdido dos hijos que eran + mi encanto: el uno de cuatro años, el otro de once.</p> + <p>—Pero su dolor de usted no puede ser como el mío. Yo padre, no me + parezco á los demás padres, porque mi hijo no es como los demás + hijos: es un milagro de sabiduría.... ¡Ay, D. Juan, Don Juan de mi alma, + tenga usted compasión de mí! Pues verá usted.... Al recibir su + carta primera, no pude ocuparme.... La aflicción no me dejaba pensar ... Pero + me acordaba de usted y decía: «Aquel pobre D. Juan, ¡qué + amarguras estará pasando!...» Recibo la segunda esquela y entonces digo: + «Ea, pues lo que es yo no le dejo en ese pantano. Debemos ayudarnos los unos + á los otros en nuestras desgracias.» Así pensé; + sólo que con la batahola que hay en casa, no tuve tiempo de venir ni de + contestar.... Pero hoy, aunque estaba medio muerto de pena, dije: «Voy, voy al + momento á sacar del purgatorio á ese buen amigo D. Juan ...» y + aquí estoy para decirle que aunque me debe usted setenta y tantos mil reales, + que hacen más de noventa con los intereses no percibidos, y aunque he tenido + que darle varias prórrogas, y ... francamente ... me temo tener que darle + alguna más, estoy decidido á hacerle á usted ese préstamo + sobre los muebles para que evite la peripecia que se le viene encima.</p> + <p>—<a id="Page_74" name='Page_74'></a>Ya está + evitada—replicó D. Juan, mirando al prestamista con la mayor + frialdad.—Ya no necesito el préstamo.</p> + <p>—¡Que no lo necesita!—exclamó el tacaño + desconcertado.—Repare usted una cosa, D. Juan. Se lo hago á usted ... al + doce por ciento.</p> + <p>Y viendo que el otro hacía signos negativos, levantóse, y recogiendo + la capa, que se le caía, dió algunos pasos hacia D. Juan, le puso la + mano en el hombro y le dijo:</p> + <p>«Es que usted no quiere tratar conmigo, por aquello de si soy ó no + soy agarrado. ¡Me parece á mí que un doce! ¿Cuándo + las habrá visto usted más gordas!</p> + <p>—Me parece muy razonable el interés; pero, lo repito, ya no me hace + falta.</p> + <p>—¿Se ha sacado usted el premio gordo, por vida de + ...!—exclamó Torquemada con grosería—D. Juan, no gaste + usted bromas conmigo.... ¿Es que duda de que le hable con seriedad? Porque eso + de que no le hace falta.... ¡rábano!... ¡á usted que + sería capaz de tragarse, no digo yo este pico, sino la Casa de la Moneda + enterita ... D. Juan. Don Juan, sepa usted, si no lo sabe, que yo tan bién + tengo mi humanidad como cualquier hijo de vecino, que me intereso por el + prójimo hasta que favorezco á los que me aborrecen. Usted me odia, D. + Juan, usted me detesta, no me lo niegue, porque no me puede pagar: esto es <a + id="Page_75" name='Page_75'></a>claro. Pues bien: para que vea usted de lo que soy + capaz, se lo doy al cinco ... ¡al cinco!»</p> + <p>Y como el otro repitiera con la cabeza los signos negativos, Torquemada se + desconcertó más, y alzando los brazos, con lo cual dicho se está + que la capa fué á parar al suelo, soltó esta andanada:</p> + <p>«¡Tampoco al cinco!... Pues, hombre, menos que el cinco, + ¡caracoles!... á no ser que quiera que le dé también la + camisa que llevo puesta.... ¿Cuando se ha visto usted en otra?... Pues no + sé qué quiere el ángel de Dios.... De esta hecha, me vuelvo + loco. Para que vea, para que vea hasta dónde llega mi generosidad: se lo doy + sin interés.</p> + <p>—Muchas gracias, amigo D. Francisco. No dudo de sus buenas intenciones. Pero + ya nos hemos arreglado. Viendo que usted no me contestaba, me fuí á dar + con un pariente, y tuve ánimos para contarle mi triste situación. + ¡Ojalá lo hubiera hecho antes!</p> + <p>—Pues aviado está el pariente.... Ya puede decir que ha hecho un pan + como unas hostias.... Con muchos negocios de esos.... En fin, usted no lo ha querido + de mí, usted se lo pierde. Vaya diciendo ahora que no tengo buen + corazón, quien no lo tiene es usted....</p> + <p>—¿Yo? Esa sí que es salada.</p> + <p>—Sí, usted, usted (con despecho). En fin, me las guillo, que me + aguardan en otra parte donde <a id="Page_76" name='Page_76'></a>hago muchísima + falta, donde me están esperando como agua de Mayo. Aquí estoy de + más. Abur....»</p> + <p>Despidióle D. Juan en la puerta, y Torquemada bajó la escalera + refunfuñando: «No se puede tratar con gente mal agradecida. Voy á + entenderme con aquellos pobrecitos.... ¡Qué será de ellos sin + mí!»</p> + <p>No tardó en llegar á la otra casa, donde le aguardaban con tanta + ansiedad. Era en la calle de la Luna, edificio de buena apariencia, que albergaba en + el principal á un aristócrata; más arriba familias modestas, y + en el techo un enjambre de pobres. Torquemada recorrió el pasillo obscuro + buscando una puerta. Los números de éstas eran inútiles, porque + no se veían. La suerte fué que Isidora le sintió los pasos y + abrió.</p> + <p>«¡Ah! vivan los hombres de palabra. Pase, pase.»</p> + <p><a id="Page_77" name='Page_77'></a>Hallose D. Francisco dentro de una estancia + cuyo inclinado techo tocaba al piso por la parte contraria a la puerta; arriba, un + ventanón con algunos de sus vidrios rotos, tapados con trapos y papeles; el + suelo, de baldosín, cubierto a trechos de pedazos de alfombra; a un lado un + baúl abierto, dos sillas, un anafre con lumbre; a otro, una cama, sobre la + cual, entre mantas y ropas diversas, medio vestido y medio abrigado, yacía un + hombre como de treinta años, guapo, de barba puntiaguda, ojos grandes, frente + hermosa, demacrado y con los pómulos ligeramente encendidos; en las sienes una + depresión verdosa, y las orejas transparentes como la cera de los devotos que + se cuelgan en los altares. Torquemada le miró sin contestar al saludo y + pensaba así: «El pobre está más tísico que la + Traviatta. ¡Lástima de muchacho! Tan buen pintor y tan mala cabeza ... + ¡Habría podido ganar tanto dinero!».</p> + <p>—Ya ve usted, D. Francisco, cómo estoy ... con este catarrazo que no + me quiere dejar. Siéntese.... ¡Cuanto le agradezco su bondad!</p> + <p>—No hay que agradecer nada.... Pues no faltaba más. ¿No nos + manda Dios vestir á los enfermos, dar de beber al triste, visitar al + desnudo?... ¡Ay! todo lo trabuco. ¡Qué cabeza!... Decía que + para aliviar las desgracias estamos los hombres de corazón blando ... + sí, señor.»</p> + <p>Miró las paredes del buhardillón, cubiertas en gran parte por + multitud de estudios de paisajes, algunos con el cielo para abajo, clavados en la + pared ó arrimados á ella.</p> + <p>«Bonitas cosas hay todavía por aquí.</p> + <p>—En cuanto suelte el constipado, voy á salir al campo—dijo el + enfermo, los ojos iluminados por la fiebre.—¡Tengo una idea, qué + idea!... Creo que me pondré bueno de ocho á diez días, si usted + me socorre, D. Francisco; y en seguida al campo, al campo....</p> + <p>—Al camposanto es á donde tu vas prontito—pensó + Torquemada; y luego en alta voz:—Sí, <a id="Page_78" + name='Page_78'></a>eso es cuestión de ocho ó diez días ... nada + más.... Luego, saldrá usted por ahí... en un coche.... + ¿Sabe usted que la buhardilla es fresquecita?... ¡Caramba! Déjeme + embozar en la capa.</p> + <p>—Pues asómbrese usted—dijo el enfermo + incorporándose.—Aquí me he puesto algo mejor. Los últimos + días que pasamos en el estudio ... que se lo cuente á usted Isidora ... + estuve malísimo; como que nos asustamos, y....»</p> + <p>Le entró tan fuerte golpe de tos, que parecía que se ahogaba. + Isidora acudió á incorporarle, levantando las almohadas. Los ojos del + infeliz parecía que se saltaban, sus deshechos pulmones agitábanse + trabajosamente como fuelles rotos que no pueden expeler ni aspirar el aire; crispaba + los dedos, quedando al fin postrado y como sin vida. Isidora le enjugó el + sudor de la frente, puso en orden la ropa que por ambos lados del angosto lecho se + caía, y le dió á beber un calmante.</p> + <p>«¡Pero qué pasmo tan atroz he cogido!...—exclamó + el artista al reponerse del acceso.</p> + <p>—Habla lo menos posible—le aconsejó Isidora.</p> + <p>—Yo me entenderé con D. Francisco: verás cómo nos + arreglamos. Este D. Francisco es más bueno de lo que parece: es un santo + disfrazado de diablo, ¿verdad?»</p> + <p>Al reirse mostró su dentadura incomparable una de las pocas gracias que le + quedaban en su decadencia triste. Torquemada, echándose el <a id="Page_79" + name='Page_79'></a>de bondadoso, la hizo sentar á su lado y le puso la mano en + el hombro, diciéndole: «Ya lo creo que nos arreglaremos.... Como que con + usted se puede entender uno fácilmente; porque usted, Isidorita, no es como + esas otras mujeronas que no tienen educación. Usted es una persona decente que + ha venido á menos, y tiene todo el aquél de mujer fina, como hija neta + de marqueses.... Bien lo sé... y que le quitaron la posición que le + corresponde esos pillos de la curia....</p> + <p>—¡Ay, Jesús!—exclamó Isidora, exhalando en un + suspiro todas las remembranzas tristes y alegres de su novelesco pasado.—No + hablemos de eso.... Pongámonos en la realidad. D. Francisco, ¿se ha + hecho cargo de nuestra situación? A Martín le embargaron el estudio. + Las deudas eran tantas, que no pudimos salvar más que lo que usted ve + aquí. Después hemos tenido que empeñar toda su ropa y la + mía para poder comer.... No me queda más que lo puesto ... ¡mire + usted qué facha! y á él nada, lo que ve usted sobre la cama. + Necesitamos desempeñar lo preciso; tomar una habitacioncita más + abrigada, la del tercero, que está con papeles; encender lumbre, comprar + medicinas, poner siquiera un buen cocido todos los días.... Un señor de + la beneficencia domiciliaria me trajo ayer dos bonos, y me mandó ir + allá, a donde está la oficina; pero tengo vergüenza de presentarme + con esta facha.... Los que hemos na<a id="Page_80" name='Page_80'></a>cido en cierta + posición, Sr. D. Francisco, por mucho que caigamos, nunca caemos hasta lo + hondo.... Pero vamos al caso: para todo eso que le he dicho, y para que Martín + se reponga y pueda salir al campo, necesitamos tres mil reales ... y no digo cuatro + porque no se asuste. Es lo último. Sí, D. Francisquito de mi alma, y + confiamos en su buen corazón.</p> + <p>—¡Tres mil reales!—dijo el usurero poniendo la cara de duda + reflexiva que para los casos de benevolencia tenía; cara que era ya en + él como una fórmula dilatoria, de las que se usan en diplomacia. + —¡Tres mil realetes!... Hija de mi alma, mire usted.»</p> + <p>Y haciendo con los dedos pulgar é índice una perfecta rosquilla, se + la presentó á Isidora, y prosiguió así: «No + sé si podré disponer de los tres mil reales en el momento. De todos + modos, me parece que podrían ustedes arreglarse con menos. Piénselo + bien, y ajuste sus cuentas. Yo estoy decidido á protegerles y ayudarles para + que mejoren de suerte.... llegaré hasta el sacrificio hasta quitarme el pan de + la boca para que ustedes maten el hambre; pero ... pero reparen que debo mirar + también por mis intereses....</p> + <p>—Pongamos el interés que quiera, D. Francisco —dijo con + énfasis el enfermo, que por lo visto, deseaba acabar pronto.</p> + <p>—No me refiero al materialismo del rédito <a id="Page_81" + name='Page_81'></a>dinero, sino á mis intereses, claro, á mis + intereses. Y doy por hecho que ustedes piensan pagarme algún día.</p> + <p>—Pues claro—replicaron á una Martín é + Isidora.»</p> + <p>Y Torquemada para su coleto: «El día del Juicio por la tarde me + pagaréis: ya sé que éste es dinero perdido.»</p> + <p>El enfermo se incorporó en su lecho, y con cierta exaltación dijo al + prestamista:</p> + <p>«Amigo, ¿cree usted que mi tía, la que está en Puerto + Rico, ha de dejarme en esta situación cuando se entere? Ya estoy viendo la + letra de cuatrocientos ó quinientos pesos que me ha de mandar. Le + escribí por el correo pasado.</p> + <p>—Como no te mande tu tía quinientos puñales—pensó + Torquemada. Y en voz alta:—Y alguna garantía me han de dar ustedes + también ... digo, me parece que....</p> + <p>—¡Toma! los estudios. Escoja los que quiera.»</p> + <p>Echando en redondo una mirada pericial, Torquemada explanó su pensamiento + en esta forma: «Bueno, amigos míos: voy á decirles una cosa que + les va á dejar turulatos. Me he compadecido de tanta miseria; yo no puedo ver + una desgracia semejante sin acudir al instante á remediarla. ¡Ah! + ¿qué idea teníais de mí? Porque otra vez me debieron un + pico y les apuré y les ahogué, ¿creen que soy de mármol? + Tontos, era <a id="Page_82" name='Page_82'></a>porque entonces les ví + triunfando y gastando, y francamente, el dinero que yo gano con tanto afán no + es para tirado en francachelas. No me conocéis, os aseguro que no me + conocéis. Comparen la tiranía de esos chupones que les embargaron el + estudio y os dejaron en cueros vivos; comparen eso, digo, con mi generosidad, y con + este corazón tierno que me ha dado Dios.... Soy tan bueno, tan bueno, que yo + mismo me tengo que alabar y darme las gracias por el bien que hago. Pues verán + qué golpe. Miren....»</p> + <p>Volvió á aparecer la rosquilla, acompañada de estas graves + palabras: «Les voy á dar los tres mil reales, y se los voy á dar + ahora mismo ... pero no es eso lo más gordo, sino que se los voy á dar + sin intereses.... Qué tal, ¿es esto rasgo ó no es rasgo?</p> + <p>—D. Francisco—exclamó Isidora con efusión, + —déjeme que le dé un abrazo.</p> + <p>—Y yo le daré otro si viene acá—gritó el enfermo + queriendo echarse fuera de la cama.</p> + <p>—Sí, vengan todos los cariños que queráis—dijo el + tacaño, dejándose abrazar por ambos.—Pero no me alaben mucho, + porque estas acciones son deber de toda persona que mire por la Humanidad, y no + tienen gran mérito.... Abrécenme otra vez, como si fuera vuestro padre, + y compadézcanme, que yo también lo necesito.... En fe que se me saltan + las lágrimas si me descuido porque soy tan compasivo ... tan....</p> + <p>—<a id="Page_83" name='Page_83'></a>D. Francisco de mis + entretelas—declaró el tísico arropándose bien otra vez con + aquellos andrajos,—es usted la persona más cristiana, más + completa y más humanitaria que hay bajo el sol. Isidora, trae el tintero, la + pluma y el papel sellado que compraste ayer, que voy á hacer un + pagaré.»</p> + <p>La otra le llevó lo pedido; y mientras el desgraciado joven + escribía, Torquemada, meditabundo y con la frente apoyada en un solo dedo, + fijaba en el suelo su mirar reflexivo. Al coger el documento que Isidora le + presentaba, miró á sus deudores con expresión paternal, y + echó el registro afeminado y dulzón de su voz para decirles: + «Hijos de mi alma, no me conocéis, repito que no me conocéis. + Pensáis sin duda que voy à guardarme este pagaré.... Sois unos + bobalicones. Cuando yo hago una obra de caridad, allá te va de veras, con el + alma y con la vida. No os presto los tres mil reales, os los regalo, por vuestra + linda cara. Mirad lo que hago: ras, ras....»</p> + <p>Rompió el papel. Isidora y Martín lo creyeron porque lo estaban + viendo; que si no, no lo hubieran creído.</p> + <p>«Eso se llama hombre cabal.... D. Francisco, muchísimas + gracias—dijo Isidora conmovida. Y el otro, tapándose la boca con las + sábanas para contener el acceso de tos que se iniciaba:</p> + <p>—¡María Santísima, qué hombre tan bueno!</p> + <p>—<a id="Page_84" name='Page_84'></a>Lo único que + haré—dijo D. Francisco levantándose y examinando de cerca los + cuadros,—es aceptar un par de estudios, como recuerdo.... Este de las + montañas nevadas y aquél de los burros pastando.... Mire usted, + Martín, también me llevaré, si le parece, aquella marinita y + este puente con hiedra....»</p> + <p>A Martín le había entrado el acceso y se asfixiaba. Isidora, + acudiendo á auxiliarle, dirigió una mirada furtiva á las tablas + y al escrutinio y elección que de ellas hacía el aprovechado + prestamista.</p> + <p>«Los acepto como recuerdo—dijo éste + apartándolos;—y si les parece bien, también me llevaré + este otro.... Una cosa tengo que advertirles: si temen que con las mudanzas se + estropeen estas pinturas, llévenmelas á casa, que allí las + guardaré y pueden recogerlas el día que quieran.... Vaya? ¿va + pasando esa condenada tos? La semana que entra ya no toserá usted nada, pero + nada. Irá usted al campo ... allá por el puente de San Isidro.... Pero + ¡que cabeza la mía...! se me olvidaba lo principal, que es darles los + tres mil reales.</p> + <p>Venga acá, Isidorita, entérese bien ... Un billete de cien pesetas, + otro, otro ... (Los iba contando mojaba los dedos con saliva á cada billete, + para que no se pegaran.) Setecientas pesetas ... tengo billete de cincuenta, hija. + Otro día lo da.</p> + <p>Tienen ahí ciento cuarenta duros, ó sean dos ochocientos + reales....»</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_85" name='Page_85'></a>VIII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Al ver el dinero, Isidora casi lloraba de gusto, y el enfermo se animó + tanto que parecía haber recobrado la salud. ¡Pobrecillos, estaban tan + mal, habían pasado tan horribles escaseces y miserias! Dos años antes + se conocieron en casa de un prestamista que á entrambos les desollaba vivos. + Se confiaron su situación respectiva, se compadecieron y se amaron: aquella + misma noche durmió Isidora en el estudio. El desgraciado artista y la mujer + perdida hicieron el pacto de fundir sus miserias en una sola, y de ahogar sus penas + en el dulce licor de una confianza enteramente conyugal. El amor les hizo llevadera + la desgracia. Se casaron en el ara del amancebamiento, y á los dos dias de + unión se querían de veras y hallábanse dispuestos á + morirse juntos y á partir lo poco bueno y lo mucho malo que la vida pudiera + traerles. Lucharon contra la pobreza, contra la usura, y sucumbieron sin dejar de + quererse: él siempre amante, solícita y cariñosa ella; ejemplo + ambos de abnegación, de esas altas virtudes que se esconden avergonzadas para + que no las vean la ley y la religión, como el no<a id="Page_86" + name='Page_86'></a>ble haraposo se esconde de sus iguales bien vestidos.</p> + <p>Volvió á abrazarles Torquemada, diciéndoles con melosa voz: + «Hijos míos, sed buenos y que os aproveche el ejemplo que os doy. + Favoreced al pobre, amad al prójimo, y así como yo os he compadecido, + compadecedme á mí, porque soy muy desgraciado.</p> + <p>—Ya sé—dijo Isidora, desprendiéndose de los brazos del + avaro,—que tiene usted al niño malo. ¡Pobrecito! Verá usted + cómo se le pone bueno ahora....</p> + <p>—¡Ahora! ¿Por qué ahora?—preguntó + Torquemada con ansiedad muy viva.</p> + <p>—Pues ... qué sé yo.... Me parece que Dios le ha de favorecer, + le ha de premiar sus buenas obras....</p> + <p>—¡Oh! si mi hijo se muere—afirmó D. Francisco con + desesperación,—no sé qué va á ser de mí.</p> + <p>—No hay que hablar de morirse—gritó el enfermo, á quien + la posesión de los santos cuartos había despabilado y excitado cual si + fuera una toma del estimulante más enérgico.—¿Qué + es eso de morirse? Aquí no se muere nadie. D. Francisco, el niño no se + muere. Pues no faltaba mas. ¿Qué tiene? ¿Meningitis? Yo tuve una + muy fuerte á los diez años; y ya me daban por muerto, cuando + entré en reacción, y viví y aquí me tiene usted dispuesto + á llegar á viejo, y llegaré, porque <a id="Page_87" + name='Page_87'></a>lo que es el catarro, ahora lo largo. Vivirá el + niño, D. Francisco, no tenga duda; vivirá.</p> + <p>—Vivirá—repitió Isidora:—yo se lo voy á + pedir á la Virgencita del Carmen.</p> + <p>—Sí, hija, á la Virgen del Carmen—dijo Torquemada + llevándose el pañuelo á los ojos.—Me parece muy bien. Cada + uno empuje por su lado, á ver si entre todos ...»</p> + <p>El artista, loco de contento, quería comunicárselo al atribulado + padre, y medio se echó de la cama para decirle: «D. Francisco, no llore, + que el chico vive.... Me lo dice el corazón, me lo dice una voz secreta.... + Viviremos todos y seremos felices.</p> + <p>—¡Ay, hijo de mi alma!—exclamó el <i>Peor</i>; y + abrazándole otra vez:—Dios le oiga á usted. ¡Qué + consuelo tan grande me da!</p> + <p>—También usted nos ha consolado á nosotros. Dios se lo tiene + que premiar. Viviremos, sí, sí. Mire, mire: el día en que yo + pueda salir, nos vamos todos al campo, el niño también, de merienda. + Isidora nos hará la comida, y pasaremos un día muy agrabable, + celebrando nuestro restablecimiento.</p> + <p>—Iremos, iremos—dijo el tacaño con efusión, + olvidándose de lo que antes había pensado respecto al <i>campo</i> + á que iría Martín muy pronto.—Sí, y nos + divertiremos mucho, y daremos limosnas á todos los pobres que nos salgan.... + ¡Qué ali<a id="Page_88" name='Page_88'></a>vio siento en mi interior + desde que he hecho ese beneficio!... No, no me lo alaben.... Pues verán: se me + ocurre que aún les puedo hacer otro mucho mayor.</p> + <p>¿Cuál?... A ver, D. Francisquito.</p> + <p>—Pues se me ha ocurrido ... no es idea de ahora, que la tengo hace + tiempo.... Se me ha ocurrido que si la Isidora conserva los papales de su herencia y + sucesión de la casa de Aransis, hemos de intentar sacar eso....»</p> + <p>Isidora le miró entre aturdida y asombrada «¿Otra vez + eso?» fué lo único que dijo.</p> + <p>«Sí, sí, tiene razón D. Francisco—afirmó + el pobre tisico, que estaba de buenas, entregándose con embriaguez á un + loco optimismo.—Se intentará.... Eso no puede quedar asi.</p> + <p>—Tengo el recelo—añadió Torquemada,—de que los que + intervinieron en la acción la otra vez no anduvieron muy listos, ó se + vendieron a la Marquesa vieja.... Lo hemos de ver, lo hemos de ver.</p> + <p>—En cuantito que yo suelte el catarro. Isidora; mi ropa; ve al momento + á traer mi ropa, que me quiero levantar.... ¡Qué bien me siento + ahora! Me dan ganas de ponerme á pintar, D. Francisco. En cuanto el + niño se levante de la cama quiero hacerle el retrato.</p> + <p>—Gracias, gracia ... sois muy buenos ... los tres somos muy buenos, + ¿verdad? Venga un <a id="Page_89" name='Page_89'></a>abrazo, y pedid a Dios + por mí. Tengo que irme, porque estoy con una zozobra que no puedo vivir.</p> + <p>—Nada, nada, que el niño está mejor, que se + salva—repitió el artista cada vez más exaltado.—Si le estoy + viendo, si no me puedo equivocar.»</p> + <p>Isidora se dispuso á salir, con parte del dinero, camino de la casa de + préstamos; pero al pobre artista le acometió la tos y disnea con mayor + fuerza y tuvo que quedarse. D. Francisco se despidió con las expresiones + más cariñosas que sabía y cogiendo los cuadritos salió + con ellos debajo de la capa. Por la escalera iba diciendo: «¡Vaya, que es + bueno ser bueno!... ¡Siento en mi interior una cosa, un consuelo...! ¡Si + tendrá razón Martín! ¡Si se me pondrá bueno aquel + pedazo de mi vida!... Vamos corriendo allá. No me fío, no me + fío. Este botarate tiene las ilusiones de los tísicos en último + grado. Pero ¡quién sabe! se engaña de seguro respecto á + sí mismo, y acierta en lo demás. A donde él va pronto es al + nicho.... Pero los moribundos suelen tener doble vista, y puede que haya <i>visto</i> + la mejoría de Valentín ... voy corriendo, corriendo. + ¡Cuánto me estorban estos malditos cuadros! ¡No dirán ahora + que soy tirano y judío, pues rasgos de estos entran pocos en libra!... No me + dirán que me cobro en pinturas, pues por estos apuntes, en venta, no me + darían ni la mitad de lo que yo dí. Verdad que si se mue<a id="Page_90" + name='Page_90'></a>re valdrán más, porque aquí, cuando un + artista está vivo, nadie le hace maldito caso, y en cuanto se muere de miseria + ó de cansancio, le ponen en las nubes, le llaman genio y qué sé + yo qué... Me parece que no llego nunca á mi casa. ¡Qué + lejos está, estando tan cerca!»</p> + <p>Subió de tres en tres peldaños la escalera de su casa, y le + abrió la puerta la tía Roma, disparándole á boca de jarro + estas palabras: «Señor, el niño parece que está un poquito + más tranquilo.» Oirlo D. Francisco y soltar los cuadros y abrazar + á la vieja, fué todo uno. La trapera lloraba, y el <i>Peor</i> le + dió tres besos en la frente. Después fué derechito á la + alcoba del enfermo y miró desde la puerta. Rufina se abalanzó hacia + él para decirle: «Está desde mediodía más sosegado + ... ¿Ves? Parece que duerme el pobre ángel. Quién sabe. Puede + que se salve. Pero no me atrevo á tener esperanzas, no sea que las perdamos + esta tarde.</p> + <p>Torquemada no cabía en sí de sobresalto y ansiedad. Estaba el hombre + con los nervios tirantes, sin poder permanecer quieto ni un momento, tan pronto con + ganas de echarse á llorar como de soltar la risa. Iba y venía del + comedor á la puerta de la alcoba, de ésta á su despacho, y del + despacho al gabinete. En una de estas volteretas, llamó á la tía + Roma, y metiéndose con ella en la alcoba la hizo sentar, y le dijo:</p> + <p>—Tía Roma, ¿crees tú que se salva el niño?</p> + <p>—<a id="Page_91" name='Page_91'></a>Señor, será lo que Dios + quiera, y nada más. Yo se lo he pedido anoche y esta mañana á la + Virgen del Carmen, con tanta devoción que más no puede ser, llorando + á moco y baba. ¿No me ve cómo tengo los ojos?</p> + <p>—¿Y crees tú...?</p> + <p>—Yo tengo esperanza, señor. Mientras no sea cadáver, + esperanzas ha de haber, aunque digan los médicos lo que dijeren. Si la Virgen + lo manda, los médicos se van á hacer puñales.... Otra: anoche me + quedé dormida rezando, y me pareció que la Virgen bajaba hasta + delantito de mí, y que me decía que sí con la cabeza ... Otra: + ¿no ha rezado usted?</p> + <p>—Sí, mujer; ¡qué preguntas haces! Voy á decirte + una cosa importante. Verás.»</p> + <p>Abrió un vargueño, en cuyos cajoncillos guardaba papeles y alhajas + de gran valor que habían ido á sus manos en garantía de + préstamos usurarios: algunas no eran todavía suyas; otras, sí. + Un rato estuvo abriendo estuches, y á la tía Roma, que jamás + había visto cosa semejante, se le encandilaban los ojos de pez con los + resplandores que de las cajas salían. Eran, según ella, esmeraldas como + nueces, diamantes que arrojaban pálidos rayos, rubíes como pepitas de + granada, y oro finísimo, oro de la mejor ley, que valía cientos de + miles.... Torquemada, después de abrir y cerrar estuches, encontró lo + que <a id="Page_92" name='Page_92'></a>buscaba: una perla enorme, del tamaño + de una avellana, de hermosísimo oriente; y cogiéndola entre los dedos, + la mostró á la vieja.</p> + <p>«¿Qué te parece esta perla, tía Roma?»</p> + <p>—Bonita de veras. Yo no lo entiendo. Valdrá miles de millones. + ¿Verdá usté?</p> + <p>—Pues esta perla—dijo Torquemada en tono triunfal,—es para la + señora Virgen del Carmen. Para ella es, si pone bueno á mi hijo. Te la + enseño, y pongo en tu conocimiento la intención, para que se lo digas. + Si se lo digo yo, de seguro no me lo cree.</p> + <p>—D. Francisco (mirándole con profunda lástima), usted + está malo de la jícara. Dígame, por su vida, ¿para + qué quiere ese requilorio la Virgen del Carmen?</p> + <p>—Toma, para que se lo pongan el día de su santo, el 16 de Julio. + ¡Pues no estará poco maja con esto! Fué regalo de boda de la + excelentísima señora Marquesa de Tellería. Créelo, como + ésta hay pocas.</p> + <p>—Pero, D. Francisco, ¡usted piensa que la Virgen le va á + conceder...! paice bobo ... ¡por ese piazo de cualquier cosa!</p> + <p>—Mira qué oriente. Se puede hacer un alfiler y ponérselo a + ella en el pecho, o al Niño.</p> + <p>—¡Un rayo! ¡Valiente caso hace la Virgen de perlas y + pindonguerías!... Créame á mí: véndala y dele + á los pobres el dinero.</p> + <p><a id="Page_93" name='Page_93'></a>Mira tú, no es mala idea—dijo el + tacaño guardando la joya.—Tú sabes mucho. Seguiré tu + consejo, aunque, si he de serte franco, eso de dar á los pobres viene á + ser una tontería, porque cuanto les das se lo gastan en aguardiente. Pero ya + lo arreglaremos de modo que el dinero de la perla no vaya á parar á las + tabernas ... Y ahora quiero hablarte de otra cosa. Pon muchísima + atención: ¿te acuerdas de cuando mi hija, paseando una tarde por las + afueras con Quevedo y las de Morejón, fué á dar allá, por + donde tú vives, hacia los Tejares del Aragonés, y entró en tu + choza y vino contándome, horrorizada, la pobreza y escasez que allí + vió? ¿Te acuerdas de eso? Contóme Rufina que tu vivienda es un + cubil, una inmundicia hecha con adobes, tablas viejas y planchas de hierro, el techo + de paja y tierra; me dijo que ni tú ni tus nietos tenéis cama, y + dormís sobre un montón de trapos; que los cerdos y las gallinas que + criáis con la basura son allí las personas; y vosotros los animales. + Sí: Rufina me contó esto, y yo debí tenerte lástima y no + te la tuve. Debí regalarte una cama, pues nos has servido bien, querías + mucho á mi mujer, quieres á mis hijos, y en tantos años que + entras aquí jamás nos has robado ni el valor de un triste clavo. Pues + bien: si entonces no se me pasó por la cabeza socorrerte, ahora + sí.»</p> + <p>Diciendo esto, se aproximó al lecho y dió en él <a + id="Page_94" name='Page_94'></a>un fuerte palmetazo con ambas manos, como el que se + suele dar para sacudir los colchones al hacer las camas.</p> + <p>«Tía Roma, ven acá, toca aquí. Mira qué + blandura. ¿Ves este colchón de lana encima de un colchón de + muelles? Pues es para tí, para ti, para que descanses tus huesos duros y te + espatarres á tus anchas.»</p> + <p>Esperaba el tacaño una explosión de gratitud por dádiva tan + espléndida, y ya le parecía estar oyendo las bendiciones de la + tía Roma, cuando ésta salió por un registro muy diferente. Su + cara telarañosa se dilató, y de aquellas úlceras con vista que + se abrían en el lugar de los ojos, salió un resplandor de azoramiento y + susto, mientras volvía la espalda al lecho, dirigiéndose hacia la + puerta.</p> + <p>«Quite, quite allá—dijo:—vaya con lo que se le ocurre ... + ¡Darme á mí los colchones, que ni tan siquiera caben por la + puerta de mi casa!... Y aunque cupieran ... ¡rayo! A cuenta que he vivido + tantismos años durmiendo en duro como una reina, y en estas blanduras no + pegaría los ojos. Dios me libre de tenderme ahí. ¿Sabe lo que le + digo? Que quiero morirme en paz. Cuando venga la de la cara fea me encontrará + sin una mota, pero con la conciencia como los chorros de la plata. No, no quiero los + colchones, que dentro de ellos está su idea ... porque aquí duerme + usted, y por <a id="Page_95" name='Page_95'></a>la noche, cuando se pone á + cavilar, las ideas se meten por la tela adentro y por los muelles, y ahí + estarán como las chinches cuando no hay limpieza. ¡Rayo con el hombre, y + la que me quería encajar!...</p> + <p>Accionaba la viejecilla de una manera gráfica, expresando tan bien, con el + mover de las manos y de los flexibles dedos, cómo la cama del tacaño se + contaminaba de sus ruines pensamientos, que Torquemada la oía con verdadero + furor, asombrado de tanta ingratitud; pero ella, firme y arisca, continuó + despreciando el regalo: «Pos vaya un premio gordo que me caía, Santo + Dios ... ¡Pa que yo durmiera en eso! Ni que estuviera boba, D. Francisco. + ¡Pa que á media noche me salga toda la gusanera de las ideas de usted, y + se me meta por los oídos y por los ojos, volviéndome loca y + dándome una mala muerte...! Porque, bien lo sé yo ... á + mí no me la da usted.... ahí dentro, ahí dentro, están + todos sus pecados, la guerra que le hace al pobre, su tacañería, los + réditos que mama, y todos los números que le andan por la sesera para + ajuntar dinero.... Si yo me durmiera ahí, á la hora de la muerte me + saldrían por un lado y por otro unos sapos con la boca muy grande, unos + culebrones asquerosos que se me enroscarían en el cuerpo, unos diablos muy + feos con bigotazos y con orejas de murciélago, y me cogerían entre + todos para llevarme á <a id="Page_96" name='Page_96'></a>rastras á los + infiernos. Váyase al rayo, y guárdese sus colchones, que yo tengo un + camastro hecho de sacos de trapo, con una manta por encima, que es la gloria + divina.... Ya lo quisiera usted.... Aquéllo sí que es rico para dormir + á pierna suelta....</p> + <p>—Pues dámelo, dámelo, tía Roma—dijo el avaro con + aflicción.—Si mi hijo se salva, me comprometo á dormir en + él lo que me queda de vida, y á no comer más que las bazofias + que tú comes.</p> + <p>—A buenas horas y con sol. Usted quiere ahora poner un puño en el + cielo. ¡Ay, señor, á cada paje su ropaje! A usted le sienta eso + como á la burra las arracadas. Y todo ello es porque está afligido; + pero si se pone bueno el niño, volverá usted á ser más + malo que Holofernes. Mire que ya va para viejo; mire que el mejor día se pone + delante la de la cara pelada, y a ésta sí que no le da usted el + timo.</p> + <p>—¿Pero de dónde sacas tú, estampa de la + sura—replicó Torquemada con ira, agarrándola por el pescuezo y + sacudiéndola,—de dónde sacás tú que yo soy malo, ni + lo he sido nunca?</p> + <p>—Déjeme, suélteme, no me menée, que no soy ninguna pandereta. + Mire que soy más vieja que Jerusalén y he visto mucho mundo y le + conozco a usted desde que se quiso casar con la Silvia. Y bien le aconsejé + á ella <a id="Page_97" name='Page_97'></a>que no se casara ... y le + anuncié las hambres que había de pasar. Ahora que está rico no + se acuerda de cuando empezaba á ganarlo. Yo sí me acuerdo, y me paice + que fué ayer cuando le contaba los garbanzos á la cuitada de Silvia y + todo lo tenía usted bajo llave, y la pobre estaba descomida, trashijada y + ladrando de hambre. Como que si no es por mí, que le traía algún + huevo de ocultis, se hubiera muerto cien veces. ¿Se acuerda de cuando se + levantaba usted á media noche para registrar la cocina á ver si + descubría algo de condumio, que la Silvia hubiera escondido para + comérselo sola? ¿Se acuerda de cuando encontró un pedazo de + jamón en dulce y un medio pastel que me dieron á mí en casa de la + Marquesa, y que yo le traje á la Silvia para que se lo zampara ella sola, sin + darle á usted ni tanto así? ¿Recuerda que al otro día + estaba usted hecho un león, y que cuando entré me tiró al suelo + y me estuvo pateando? Y yo no me enfadé, y volví, y todos los + días le traía algo á la Silvia. Como usted era el que iba + á la compra, no le podíamos sisar, y la infeliz no tenía una + triste chambra que ponerse. Era una mártira, D. Francisco, una mártira; + ¡y usted guardando el dinero y dándolo á peseta por duro al mes! + Y mientre tanto, no comían más que mojama cruda con pan seco y + ensalada. Gracias que yo partía con ustedes lo que me daban en las casas + ricas, y una noche, ¿se acuerda? traje un hueso de jabalí que lo <a + id="Page_98" name='Page_98'></a>estuvo usted echando en el puchero seis días + seguidos, hasta que se quedó mas seco que su alma puñalera. Yo no + tenía obligación de traer nada: lo hacía por la Silvia, á + quien cogí en brazos cuando nació de señá Rufinica, la + del callejón del Perro. Y lo que á usted le ponía furioso era + que yo le guardase las cosas á ella y no se las diera á usted, + ¡un rayo! Como si tuviera yo obligación de llenarle á usted el + buche, perro, más que perro.... Y dígame ahora, ¿me ha dado + alguna vez el valor de un real? Ella sí me daba lo que podía, á + la chita callando; pero usted, el muy capigorrón, ¿qué me ha + dado? Clavos torcidos, y las barreduras de la casa. ¡Véngase ahora con + jipíos y farsa!... Valiente caso le van á hacer.</p> + <p>—Mira, vieja de todos los demonios—le dijo Torquemada + furioso,—por respeto á tu edad no te reviento de una patada. Eres una + embustera, una diabla, con todo el cuerpo lleno de mentiras y enredos. Ahora te da + por desacreditarme después de haber estado más de veinte años + comiendo mi pan. ¡Pero si te conozco, zurrón de veneno; si eso que has + dicho nadie te lo va a creer: ni arriba ni abajo! El demonio está contigo, y + maldita tú eres entre todas las brujas y esperpentos que hay en el cielo ... + digo, en el infierno.»</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_99" name='Page_99'></a>IX</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Estaba el hombre fuera de sí, delirante; y sin echar de ver que la vieja se + había largado á buen paso de la habitación, siguió + hablando como si delante la tuviera. «Espantajo, madre de las telarañas, + si te cojo, verás.... ¡Desacreditarme así!» Iba de una + parte á otra en la estrecha alcoba, y de ésta al gabinete, cual si le + persiguieran sombras; daba cabezadas contra la pared, algunas tan fuertes que + resonaban en toda la casa.</p> + <p>Caía la tarde, y la obscuridad reinaba ya en torno del infeliz + tacaño, cuando éste oyó claro y distinto el grito de pavo real + que Valentín daba en el paroxismo de su altísima fiebre. + «¡Y decían que estaba mejor!... Hijo de mi alma.... Nos han + vendido, nos han engañado.»</p> + <p>Rufina entró llorando en la estancia de la fiera, y le dijo: + «¡Ay, papá, qué malito se ha puesto; pero qué + malito!</p> + <p>—¡Ese trasto de Quevedo!—gritó Torquemada + llevándose un puño á la boca y mordiéndoselo con + rabia.—Le voy á sacar las entrañas.... Él nos le ha + matado.</p> + <p>—Papá, por Dios, no seas así.... No te rebe<a id="Page_100" + name='Page_100'></a>les contra la voluntad de Dios.... Si Él lo + dispone....</p> + <p>—Yo no me rebelo, ¡puñales! yo no me rebelo. Es que no quiero, + no quiero dar á mi hijo, porque es mío, sangre de mi sangre y hueso de + mis huesos....</p> + <p>—Resígnate, resígnate, y tengamos + conformidad—exclamó la hija, hecha un mar de lágrimas.</p> + <p>—No puedo, no me da la gana de resignarme. Esto es un robo.... Envidia, pura + envidia. ¿Qué tiene que hacer Valentín en el cielo? Nada, digan + lo que dijeren; pero nada.... Dios, ¡cuánta mentira, cuánto + embuste! Que si cielo, que si infierno, que si Dios, que si diablo, que si ... tres + mil rábanos. ¡Y la muerte, esa muy pindonga de la muerte, que no se + acuerda de tanto pillo, de tanto farsante, de tanto imbécil, y se le antoja mi + niño, por ser lo mejor que hay en el mundo!... Todo está mal, y el + mundo es un asco, una grandísima porquería.»</p> + <p><a id="Page_101" name='Page_101'></a>Rufina se fue y entró Bailón, + trayéndose una cara muy compungida. Venía de ver al enfermito, que + estaba ya agonizando, rodeado de algunas vecinas y amigos de la casa. + Disponíase el clerizonte a confortar al afligido padre en aquel trance + doloroso, y empezó por darle un abrazo, diciéndole con empañada + voz: «Valor, amigo mío, valor. En estos casos se conocen las almas + fuertes. Acuérdese usted de aquel gran filósofo que expiró en + una cruz dejando consagrados los principios de la Humanidad.</p> + <p>—¡Qué principios ni qué...! ¿quiere usted + marcharse de aquí, so chinche?... Vaya que es de lo más pelmazo y + cargante y apestoso que he visto. Siempre que estoy angustiado me sale con esos + retruécanos.</p> + <p>—Amigo mío, mucha calma. Ante los designios de la Naturaleza, de la + Humanidad, del gran Todo, ¿qué puede el hombre? ¡El hombre! esa + hormiga, menos aún, esa pulga ... todavía mucho menos.</p> + <p>—Ese coquito ... menos aún, ese ... + ¡puñales!—agregó Torquemada con sarcasmo horrible, + remedando la voz de la sibila y enarbolando después el puño + cerrado.—Si no se calla le rompo la cara.... Lo mismo me da á mí + el grandísimo todo que la grandísima nada y el muy piojoso que la + inventó. Déjeme, suélteme, por la condenada alma de su madre, + ó....»</p> + <p>Entró Rufina otra vez, traída por dos amigas suyas, para apartarla + del tristísimo espectáculo de la alcoba. La pobre joven no podía + sostenerse. Cayó de rodillas exhalando gemidos, y al ver á su padre + forcejeando con Bailón, le dijo: «Papá, por Dios, no te pongas + así. Resígnate ... yo estoy resignada, ¿no me ves?... El + pobrecito ... cuando <a id="Page_102" name='Page_102'></a>yo entré... tuvo un + instante ¡ay! en que recobró el conocimiento. Habló con voz + clara, y dijo que veía á los ángeles que le estaban + llamando.</p> + <p>—¡Hijo de mi alma, hijo de mi vida!—gritó Torquemada con + toda la fuerza de sus pulmones, hecho un salvaje, un demente—no vayas, no hagas + caso; que esos son unos pillos que te quieren engañar.... Quédate con + nosotros....»</p> + <p>Dicho esto, cayó redondo al suelo, estiró una pierna, contrajo la + otra y un brazo. Bailón, con toda su fuerza no podía sujetarle, pues + desarrollaba un vigor muscular inverosímil. Al propio tiempo soltaba de su + fruncida boca un rugido feroz y espumarajos. Las contracciones de las extremidades y + el pataleo eran en verdad horrible espectáculo: se clavaba las uñas en + el cuello hasta hacerse sangre. Así estuvo largo rato, sujetado por + Bailón y el carnicero, mientras Rufina, transida de dolor, pero en sus cinco + sentidos, era consolada y atendida por Quevedito y el fotógrafo. + Llenóse la casa de vecinos y amigos, que en tales trances suelen acudir + compadecidos y serviciales. Por fin tuvo término el patatús de + Torquemada, y caído en profundo sopor que á la misma muerte, por lo + quieto, se asemejaba, le cargaron entre cuatro y le arrojaron en su lecho. La + tía Roma, por acuerdo de Quevedito, le daba friegas con un cepillo, rasca que + te rasca, como si le estuviera sacando lustre.</p> + <p>Valentín había espirado ya. Su hermana, que <a id="Page_103" + name='Page_103'></a>quieras que no, allá se fué, le dió mil + besos, y, ayudada de las amigas, se dispuso á cumplir los últimos + deberes con el pobre niño. Era valiente, mucho más valiente que su + padre, el cual cuando volvió en sí de aquel tremendo sincope, y pudo + enterarse de la completa extinción de sus esperanzas, cayó en + profundísimo abatimiento físico y moral. Lloraba en silencio, y daba + unos suspiros que se oían en toda la casa. Transcurrido un buen rato, + pidió que le llevaran café con media tostada, porque sentía + debilidad horrible. La pérdida absoluta de la esperanza le trajo la + sedación nerviosa, y la sedación, estímulos apremiantes de + reparar el fatigado organismo. Á media noche fué preciso administrarle + un substancioso potingue, que fabricaron la hermana del fotógrafo de arriba y + la mujer del carnicero de abajo, con huevos, Jerez y caldo de puchero. «No + sé qué me pasa—decía el <i>Peor</i>;—pero ello es + que parece que se me quiere ir la vida.» El suspirar hondo y el llanto + comprimido le duraron hasta cerca del día, hora en que fué atacado de + un nuevo paroxismo de dolor, diciendo que quería ver á su hijo; + <i>resucitarle, costara lo que costase</i>, é intentaba salirse del lecho, + contra los combinados esfuerzos de Bailón, del carnicero y de los demás + amigos que contenerle y calmarle querían. Por fin lograron que se estuviera + quieto, resultado en que no tuvieron poca parte las filosóficas amo<a + id="Page_104" name='Page_104'></a>nestaciones del clerigucho, y las sabias cosas que + echó por aquella boca el carnicero, hombre de pocas letras, pero muy buen + cristiano. «Tienen razón—dijo D. Francisco, agobiado y sin + aliento.—¿Qué remedio queda más que conformarse? + ¡Conformarse! Es un viaje para el que no se necesitan alforjas. Vean de + qué le vale á uno ser más bueno que el pan, y sacrificarse por + los desgraciados, y hacer bien á los que no nos pueden ver ni en pintura.... + Total, que lo que pensaba emplear en favorecer á cuatro pillos ... ¡mal + empleado dinero, que había de ir á parar á las tabernas, + á los garitos y á las casas de empeño!... digo que esos + dinerales los voy á gastar en hacerle á mi hijo del alma, á esa + gloria, á ese prodigio que no parecía de este mundo, el entierro + más lucido que en Madrid se ha visto. ¡Ah, qué hijo! ¿No + es dolor que me le hayan quitado? Aquello no era hijo: era un diosecito que + engendramos á medias el Padre Eterno y yo.... ¿No creen ustedes que + debo hacerle un entierro magnífico? Ea, ya es de día. Que me traigan + muestras de carros fúnebres ... y vengan papeleta negras para convidar + á todos los profesores.»</p> + <p>Con estos proyectos de vanidad, excitóse el hombre, y á eso de las + nueve de la mañana, levantado y vestido, daba sus disposiciones con aplomo y + serenidad. Almorzó bien, recibía cuantos amigos llegaban á + verle, y á todos les <a id="Page_105" name='Page_105'></a>endilgaba la consabida + historia: «Conformidad.... ¡Qué le hemos de hacer!... Está + visto: lo mismo da que usted se vuelva santo, que se vuelva usted Judas, para el caso + de que le escuchen y le tengan misericordia.... ¡Ah, misericordia!... Lindo + anzuelo sin cebo para que se lo traguen los tontos.»</p> + <p>Y se hizo el lujoso entierro, y acudió á él mucha y lucida + gente, lo que fué para Torquemada motivo de satisfacción y orgullo, + único bálsamo de su hondísima pena. Aquella lúgubre + tarde, después que se llevaron el cadáver del admirable niño, + ocurrieron en la casa escenas lastimosas. Rufina, que iba y venía sin + consuelo, vió á su padre salir del comedor con todo el bigote blanco, y + se espantó creyendo que en un instante se había llenado de canas. Lo + ocurrido fué lo siguiente: fuera de sí, y acometido de un espasmo de + tribulación, el inconsolable padre fué al comedor y descolgó el + encerado en que estaban aún escritos los problemas matemáticos, y + tomándolo por retrato, que fielmente le reproducía las facciones del + adorado hijo, estuvo larguísimo rato dando besos sobre la fría tela + negra, y estrujándose la cara contra ella, con lo que la tiza se le + pegó al bigote mojado de lágrimas, y el infeliz usurero parecía + haber envejecido súbitamente. Todos los presentes se maravillaron de esto, y + hasta se echaron á llorar. Llevóse D. Francisco <a id="Page_106" + name='Page_106'></a>á su cuarto el encerado, y encargó á un + dorador un marco de todo lujo para ponérselo, y colgarlo en el mejor sitio de + aquella estancia.</p> + <p>Al día siguiente, el hombre fue acometido, desde que abrió los ojos, + de la fiebre de los negocios terrenos. Como la señorita había quedado + muy quebrantada por los insomnios y el dolor, no podía atender á las + cosas de la casa: la asistenta y la incansable tía Roma la sustituyeron hasta + donde sustituirla era posible. Y he aquí que cuando la tía Roma + entró á llevarle el chocolate al gran inquisidor, ya estaba éste + en planta, sentado á la mesa de su despacho, escribiendo números con + mano febril. Y como la bruja aquélla tenía tanta confianza con el + señor de la casa, permitiéndose tratarle como á igual, se + llegó á él, le puso sobre el hombro su descarnada y fría + mano, y le dijo: «Nunca aprende ... Ya está otra vez preparando los + trastos de ahorcar. Mala muerte va usted á tener, condenado de Dios, si no se + enmienda.» Y Torquemada arrojó sobre ella una mirada que resultaba + enteramente amarilla, por ser en él de este color lo que en los demás + humanos ojos es blanco, y le respondió de esta manera: «Yo hago lo que + me da mi santísima gana, so mamarracho, vieja más vieja que la Biblia. + Lucido estaría si consultara con tu necedad lo que debo hacer.» + Contemplando un momento el encerado de las matemáticas, exhaló un <a + id="Page_107" name='Page_107'></a>suspiro y prosiguió así: «Si + preparo los trastos, eso no es cuenta tuya ni de nadie, que yo me sé cuanto + hay que saber de tejas abajo y aun de tejas arriba, ¡puñales! Ya + sé que me vas á salir con el materialismo de la misericordia.... A eso + te respondo que si buenos memoriales eché, buenas y gordas calabazas me + dieron. La misericordia que yo tenga, ¡...ñales! que me la claven en la + frente.»</p> + <p>Madrid, Febrero de 1889.</p> + <p>FIN DE LA NOVELA</p> + <a id="Page_108" name='Page_108'></a> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="EL_ARTICULO_DE_FONDO" name='EL_ARTICULO_DE_FONDO'></a> + <h2><a id="Page_109" name='Page_109'></a>EL ARTÍCULO DE FONDO</h2> + <h3>I</h3> + <br /> + <br /> + <br /> + + <p>«Basta de contemplaciones. Basta de contubernios. Basta de flaquezas. Ha + sonado la hora de las energías. Creíamos que los hechos, tan claros ya + en la mente de todo el mundo, se presentarían al fin en su espantosa gravedad + á los ojos del insensato poder, que dirige los negocios públicos. + Juzgando que toda obcecación, por grande que sea, ha de tener su + límite, creíamos que el Gobierno no podría resistir á la + evidencia de su descrédito; creíamos que, deponiendo la terquedad propia + de todos los poderes que no se apoyan en la opinión, se resolvería al + fin á entrar por más despejado y seguro camino, si no consideraba como + la mejor de las enmiendas el abandonar la vida pública. Esperábamos + inquietos, antes los grandes males que afligen á la patria; esperábamos + callando, sin dejar de conocer los diarios y cada vez más graves errores <a + id="Page_110" name='Page_110'></a>«de este insensato Gobierno. Hemos esperado + hasta lo último, hasta que los escándalos han sido intolerables. Hemos + callado, mientras el callar no fué gravísima falta. Ya no hay + esperanza. Es preciso no ocultar la verdad al país, y nosotros + faltaríamos al primero de nuestros deberes, si un momento más + permaneciéramos en esta actitud. Nuestro patriotismo nos impele á obrar + de este modo; y como sabemos que la opinión pública es la + única....»</p> + <p><a id="Page_111" name='Page_111'></a>Al llegar aquí, el autor del + artículo se paró. La inspiración, si así puede decirse, + se le había concluido; y como si el esfuerzo hecho para crear los + párrafos que anteceden produjera fatiga en su imaginación, se detuvo, + con ánimo de proseguir, cuando las varias ideas, que repentinamente y en + tropel vinieron a su imaginación, se disparan.</p> + <p>Era su entendimiento tan pobre, que no hay noticia de que produjera nunca cosas de + provecho, pues no han de tenerse por tales sus lucubraciones soporíferas sobre + el origen de los poderes públicos y el equilibrio de las fuerzas sociales; + era, además de corto, díscolo; porque jamás pudo adquirir ni + sombra de método. Descollaba en las digresiones, y cuando se ocupaba en + desarrollar una tesis cualquiera, no había fuerzas humanas que le concretaran + al asunto, impidiendo sus escapadas, ya al campo de la historia, ya a la selva de la + moral, ya a los vericuetos de la arqueología o de la numismática. Por + todos estos campos, cerros y collados corría complaciente y alborozada la + imaginación del autor del artículo de fondo, cuando interrumpido el + hilo lógico de éste, y olvidado el asunto y desbaratado el plan, + ocuparon su mente, apoderándose de ella de un modo atropellado, violento y + como de sorpresa, las intrusas ideas de que se ha hecho mérito.</p> + <p>Procedían éstas de todos los objetos, de todas las ilusiones, de + todos los recuerdos, de mil fuentes diversas que manaban á un tiempo una + corriente sin fin. Vínole al pensamiento no sé qué fragmento de + historia, con el cual se unía la imagen de un obispo de Astorga, tan testarudo + clérigo como intrépido soldado. Acordábase de las torres + muzárabes que había contemplado en una ciudad antigua, y al mismo + tiempo se le ofrecían á la vista lagos y jardines, no sin que de pronto + afease este espectáculo algún animal de corpulenta forma y repugnante + fealdad. Tan pronto se le representaban los versos de algún romance que + hacía tiempo leyera en amarillos y arrugados códices, como + sentía el rumor de lejana música de órgano, dulcísima y + misteriosa.</p> + <p>¡Con cuánto abandono se entrega la imaginación á este + cómodo vagar, suelta y libre, sin las trabas del árido razonamiento, + sin que una voluntad firme la sujete ni la enfrene para elaborar <a id="Page_112" + name='Page_112'></a>difícilmente el producto literario, uno, lógico, de + forma determinada y con especial contextura! La imaginación del pobre + periodista había logrado escaparse en aquellos momentos, cuando el + artículo no había pasado aún de su edad infantil, y sólo + contaba escaso número de renglones. La imaginación del menguado + escritor, después de correr de aquí para allí, con la alborozada + inquietud de un pájaro que, viendo rotas la cañas de su jaula, se + escapa y vuela á todas partes sin fijarse en ninguna, se concretó al + fin, se fijó, se regularizó poco á poco.</p> + <p><a id="Page_113" name='Page_113'></a>De entre los escasos renglones del + artículo interrumpido poco después de haber sedado a luz su primera + idea, surgen las líneas; las sombras y luces de una inmensa catedral + gótica. Crecen sus haces de columnas, teñidas de suave matiz pardo, + hasta llegar a enorme altura, desparramándose después los retorcidos + tallos para formar las bóvedas. Descienden del techo, cual si estuvieran + suspendidas de elásticas y casi invisibles cuerdas, lámparas de oro, + cuyas luces oscilantes no bastan a eclipsar el diáfano colorido de las + vidrieras, que llenas de santos y figuras resplandecientes, parecen comunicar con el + cielo el interior del templo. Mil figuras van destacándose en la pared, como + si una mano invisible las tallara en la piedra con sobrenatural prontitud, y lozana + flora crece portentosamente a lo largo de las columnas, llevando en sus + cálices animales grotescos o inverosímiles, que parecen haber sido + producidos por ignorado germen en las entrañas mismas de la piedra. Las + estatuas aplastadas sobre los muros se multiplican, aparecen en filas, en series, en + ciclos sin fin, y son todas rígidas, tiesas retratando en sus semblantes el + fastidio del Limbo ó la placidez del Paraíso. Alternan con ellas los + seres simbólicos creados por la estatuaria cristiana, y que parecen engendro + sacrílego del paganismo y la teología. Los dragones, las sibilas, los + monstruos bíblicos que para representar sutiles abstracciones ideó el + genio de la Edad Media, refundiendo los despojos de las sirenas y los centauros + antiguos, muestran sus heterogéneos miembros, en que la figura humana se une + á las más raras formas de la fantástica zoología, ya + religiosa, ya heráldica, inventada por embriagados escultores. Vense en las + paredes blasones de brillantes tintas, sobre suntuosos sepulcros, en que duermen el + sueño del mármol arzobispos y condestables, príncipes y + guerreros, empuñando báculos ó espadas. Los perros y leoncillos + en que apoyan sus pies, parecen prestar atento oído á todo rumor que en + el templo suena. Resplandece en el fondo el estofado riquísimo del altar, + semejante á inmensa ascua de oro cuajada de diminutos ángeles y + querubes que aletean quemándose en el seno de aquella nube <a id="Page_114" + name='Page_114'></a>incandescente, y como si la combustión les diera vida. + Graves y barbudos santos, alineados con la compostura propia de los círculos + celestes aparecen en el centro de este gran Apocalipsis de madera dorada, terminando + tan portentosa máquina un Cristo colosal, cuyos brazos, que se abren + contraídos por los dolores corporales, parece van á estrechar en + supremo abrazo á todo el linaje humano.</p> + <p>Se sienten rezos tenues y confusos, no interrumpidos por pausa alguna, como si la + atmósfera interior del edificio, afectada de una vibración inherente + á su esencia física, modulara un monólogo sin fin. Todo es calma + y respeto. La claridad, las sombras, las formas esculturales, la gallardía de + las líneas, el recóndito sonido que se creería producido por la + oscilación de la masa arquitectónica; aquel sonido, que hace pensar en + la respiración de algún misterioso espíritu, habitante en las + grandes cavidades de piedra; la variedad de objetos, la majestad de los sepulcros, el + idealismo de los efectos de luz, todo esto produce estupor y recogimiento. Se piensa + en Dios y se trata de medir la inmensidad de la idea que ha dado existencia á + tan hermoso conjunto; se siente la más grande admiración hacia los + tiempos que tuvieron fe, corazón y arte para expresar con símbolos + inagotables su arraigada creencia....</p> + <p><a id="Page_115" name='Page_115'></a>Hallábase el menguado autor como en + éxtasis comtemplando en su mente estas hermosuras del arte y de la fe, cuando + un ruido de pasos primero, la inusitada aparición de un hombre después, + le trajeron bruscamente á la realidad, haciéndole fijar la vista en las + cuartillas del artículo de fondo que olvidado yacía sobre la mesa.</p> + <p>El sér que tenía delante era un monstruo, un vestiglo. + Aborrecíale en aquellos momentos más que si viniera á darle la + muerte; y le inspiraba más pavor que si fuese satanás en persona. El + monstruo miró al autor de un modo que le hizo temblar; alargó la mano + pronunciando palabras que aterraron al infeliz, cual si fueran anatemas de la Iglesia + ó sentencia de inquisidores. Estremecióse en su asiento, + erizósele el cabello y miró con angustia y bañado en sudor frio + las incorrectas líneas del interrumpido articulejo.</p> + <br /> + + <h3>II</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Aquel vestiglo, ó en otros términos, pedazo de bárbaro, + venía cubierto de sudor, como si hubiese hecho una larga y precipitada + carrera; y lo mismo su cara que su andrajoso y mugrienta ropa parecian teñidas + de un ligero barniz obscu<a id="Page_116" name='Page_116'></a>ro. La tinta manaba de + sus poros. Se diferenciaba de un carbonero en que su tizne era más consistente + y como si le saliera de dentro. Enteramente igual á un cíclope, si no + tuviera dos ojos, era el tal una de las más poderosas palancas de la + civilización moderna, porque había recibido de la Providencia la alta + misión de mover el manubrio de una máquina de imprimir, que daba + á luz diariamente millones de millones de palabras. Viviendo la mayor parte + del día en el sótano donde la máquina civilizadora funciona, + aquel hombre se había identificado con ella; formaba parte de su mecanismo; y + la armazón ingeniosa, pero inerte, obra pura de las matemáticas, se + convertía en ser inteligente cuando al impulso del monstruo movía sus + ruedas, ejes y cilindros como si fueran órganos animados por recóndita + vida. Ambos se entusiasmaban, se confundían: ella crujiendo convulsamente y + con acompasada celeridad; él, jadeante y lleno de sudor, describiendo curvas y + más curvas con su brazo; ella recibiendo el papel para lanzarle fuera despues + de haber extendido en su superficie un mundo de ideas, y él entonando + algún cantar para hacer más llevadero su trabajo. Horas y horas pasaban + de este modo: la máquina, remedo de la naturaleza, reproduciendo en + millones<br /> + de ejemplares un mismo tipo y una misma forma; el hombre, determinando la fuerza + <a id="Page_117" name='Page_117'></a>impulsora semejante al soplo vital en los organismos + animales. Cuando uno y otro se completaban de aquel modo, difícil era + suponerlos desunidos; y después de admirar el pasmoso resultado de la + combinación de los dos elementos, no habría sido fácil tampoco + decir cuál de los dos era más inteligente.</p> + <p>Pero aquel hombre desempeñaba aún otras altas funciones igualmente + encaminadas á la propagación de las luces. ¿Qué + sería del pensamiento humano si aquel bruto no tuviera la misión de + arreglar la tinta de imprimir, haciéndola más espesa ó + más clara según la intensidad que se quiera dar á la + impresión? Cuando los ejemplares de los periódicos habían sido + dados á luz por la máquina; cuando ésta se paraba fatigada del + alumbramiento y hacía rechinar sus tornillos como si le dolieran; cuando los + ejemplares recién nacidos, húmedos, pegajosos y mal olientes, eran + apilados sobre una gran mesa, el vestiglo los doblaba cariñosamente, les + ponía las fajas, les daba la forma con que circulan por toda la redondez de la + tierra, llevando la idea á las más apartadas regiones, vivificando + cuanto existe; los transportaba al correo, los pesaba, los franqueaba, + tratábalos con el cariño de un padre y creía que él + sólo era autor de tanta maravilla.</p> + <p>No se limitaban á esto sus funciones: él pegaba carteles, + complaciéndose sobremanera en ves<a id="Page_118" name='Page_118'></a>tir de + colorines las esquinas de Madrid, coadyuvando de este modo á una de las + grandes cosas de nuestro siglo, que es la publicidad. Y si tenía un arte + especial para poner cataplasmas á las calles, no era mejor su aptitud para + echarse á cuestas enormes resmas de papel, que allá en su fuero interno + consideraba como el alimento, pienso ó forraje de la máquina. Pues, + digo también era insustituíble para cargar moldes ó formas que + llenas de letras desafían los puños de los hombres más + vigorosos; y además le destinaban á traer y llevar original y pruebas, + misión que cumplía puntualmente al presentarse ante el joven autor de + quien hablo, y decirle que venía <i>á por el artículo</i>, + añadiendo que hacia mucha falta por estar parados y mano sobre mano los + señores cajistas.</p> + <p>El apuro del autor no es para pintarse, y ved aquí explicado el horror, la + indignación, los escalofríos y trasudores que la presencia del + mocetón de la imprenta le produjo. Era preciso acabar el artículo, y + antes de acabarlo, era menester seguirlo, empresa de dificultad colosal, por hallarse + la imaginación del escritor sin ventura á 100.000 leguas del asunto. El + desdichado mandó al mozo que volviera dentro de un breve rato; tomó la + pluma, y recogiendo sus ideas lo mejor que pudo, después de trazar muchos + garabatos en un papelejo, y mirar al techo cuatro <a id="Page_119" + name='Page_119'></a>veces y al papel otras tantas, escribió lo siguiente:</p> + <p>«... Y como sabemos que la opinión pública es la única + norma de la política; como sabemos que los gobiernos que no se guían + por la opinión pública elaboran su propia ruína con la + ruína del país, nos decidimos hoy á alzar nuestra voz para + indicar el peligro. El principal error del Gobierno, preciso es decirlo muy alto, es + su empeño en destruir nuestras instituciones tradicionales, en realizar una + <i>abolición completa de lo pasado</i>. ¿Son las conquistas de la + civilización incompatibles con la historia? ¡Ah! El Gobierno se esfuerza + en extirpar los restos de la fe de nuestros padres, de aquella fe poderosa de que + vemos exacta expresión en las soberbias catedrales de la Edad Media, que + subsisten y subsistirán para asombro de las generaciones. ¡Mezquina edad + presente! ¡Ah! ¡Cómo se engrandece el ánimo al contemplar + las prodigiosas obras que levantó el sentimiento religioso! ¿El + espíritu que de tal manera se reproduce, no debe conservarse en la sociedad, + mediante la acción previsora de los Gobiernos encargados de velar por los + grandes y eternos principios?»</p> + <p>No bien concluído este párrafo, que á nuestro autor le + pareció de perlas, fué interrumpido por un tremendo golpe que + sintió en el hombro. Alzó los ojos y vió ¡cielos! á + un importuno amigo que <a id="Page_120" name='Page_120'></a>tenía la mala + costumbre de insinuarse dando grandes espaldarazos y pellizcos.</p> + <p>Aunque el periodista tenía bastante intimidad con el recién venido, + en aquel momento le fué más antipático que si viera en él + á un alguacil encargado de prenderle. Le miró, apartando la vista del + artículo, nuevamente interrunpido, y esperó con paciencia las palabras + de su amigote.</p> + <br /> + + <h3>III</h3> + <br /> + <br /> + + <p>El cual era en extremo pesado, y tenía un mirar tan parecido á la + estupefacción inalterable de las estatuas, que al verle y oirle venían + á la memoría los solemnes discursos de las esfinges ó los + augurios de cualquier oráculo ó pitonisa. Hablaba en voz baja y en tono + algo cavernoso, lo que no dejaba de estar en armonía con la amarillez de su + semblante y con los cabellos largos que entrambos lados de la cabeza le caían. + Era además tan lúgubre en su carácter y en sus costumbres, que + no faltaba razón á los que habían dado en llamarle + <i>sepulturero</i>.</p> + <p>Con el desdichado autor de quien nos venimos ocupando, tenía este hombre + amistad antigua: ambos habían corrido juntos multitud de aven<a id="Page_121" + name='Page_121'></a>turas, y sin separarse navegaron por los revueltos golfos del + periodismo hasta encallar en los arrecifes de una oficina, de donde no tardó + en arrojarlos un cambio ministerial, y se embarcaron de nuevo en la prensa en busca + de posición social. Comunicábanse sus desgracias y placeres, partiendo + unos y otros fraternalmente, y se ayudaban en sus respectivas crisis financieras, + haciéndose mutuos empréstitos, y girando el uno contra el otro + cuantiosas letras, á pagar noventa días después del Juicio + final. El lúgubre, principálmente, era un gran Ministro de Hacienda, y + resolvía todos sus apuros por medio de grandes acometidas al bolsillo del + joven escritor, que tenía, entre otras cualidades, la de despreciar las vanas + riquezas.</p> + <p>En cambio de estos servicios, el <i>sepulturero</i> ayudaba en sus amores al + escritor, que era por extremo sensible, idealista de la clase más anticuada, + si bien esto se compensaba por su habilidad en escribir billetes amorosos, + manifestación literaria á que sólo sus artículos + políticos podían igualarse. También se consagraba el otro + á tales entretenimientos; pero en su calidad de gran financiero, jamás + le pasó por las mientes, como al escritorcillo, la insensata idea de + casarse.</p> + <p>—Vengo a ponerte sobre aviso—dijo con su hueca, apagada y profunda + voz el lúgubre.—Ha llegado.</p> + <p><a id="Page_122" name='Page_122'></a>Los dos amigos eran asiduos concurrentes + á la ópera, y solían amenizar sus conversaciones con los cantos + y romanzas de que tenían llena la cabeza; y á veces, cuando en el + diálogo encajaba bien, soltaban algún recitativo. Por eso cuando el + lúgubre dijo: <i>Ha venido</i>, el periodista cantó con + afectación de sobresalto:</p> + <p>—<i>¿L'incógnito amante della Rossina?</i></p> + <p>—<i>Apunto quello</i>,—contestó el otro.</p> + <p>—¡Qué contrariedad! ¿Pues no decían que ese + hombre no vendría, que habia ya renunciado á sus proyectos de + matrimonio? ¿No estaban, lo mismo Juanita que su madre, convencidas de que la + familia de ese gaznápiro no podía consentir en semejante boda?</p> + <p>—Ahí verás. Él se ha escapado de su casa y dice que + viene resuelto á dar su blanca mano. Ya sabes que la pécora de + Doña Lorenza bebe los vientos por atraparle, porque parece ha de heredar + cuando muera su tía, el título de Marqués de los Cuatro Vientos. + Es rico: Doña Lorenza sabe de memoria el número de carneros, bueyes y + asnos que posee en sus dehesas <i>il tuo rivale</i>, y está loca de contento. + Si no casa á su hija con él, creo que revienta.</p> + <p>—¡Pero Juanita, Juanita!—exclamó el escritor, mirando al + techo.—Juanita no puede ceder á las despóticas exigencias de esa + tarasca de su madre.</p> + <p>—<a id="Page_123" name='Page_123'></a><i>La ragazza</i> te quiere; pero si + su madre se emperra en que no, y que no ... Yo creo que de esta vez te quedas con + tres palmos de narices. Cuando todas las contrariedades estaban allanadas, viene ese + antiguo pretendiente, que si no agrada á la hija, agrada á la + mamá, y esto basta. <i>¡Poverino!</i></p> + <p>—¡Quita allá!... yo no lo puedo creer. La chica se + resistirá; ha jurado no tener más esposo que yo.</p> + <p>—Sí. Pero tanto la sermonean.... La madre es una rata de Iglesia; + frecuentan su casa, como sabes, multitud de clérigos que, según dicen, + le tienen trastornado el juicio. Le han llevado el cuento de que tú eres un + revolucionario impío; que insultas á Dios y á la Virgen en tus + artículos; que estás excomulgado, y que debes de tener rabo, como los + judíos. Doña Lorenza, que oye siete misas al día y se confiesa + dos veces por semana, te detesta como si fueras el mismo Judas. Ella infundirá + este odio á su niña, haciéndole creer que eres descendiente de + Caifás, y que se va á condenar si se casa contigo.</p> + <p>—¡Monstruoso, inconcebible!</p> + <p>—Esa familia, chico, es la madriguera del obscurantismo. ¡Qué + rancias ideas y costumbres! En vano un espíritu fuerte, como Juanita, se + esfuerza en romper los nudos de la tutela estúpida con que se la quiere + oprimir. Tendrá que <a id="Page_124" name='Page_124'></a>dejarte, y se + casará con ese alcornoque, á quien los clérigos y beatas que + pululan en aquella casa, elogian sin cesar, encomiando sus virtudes, su religiosidad, + su grande amor á la causa carlista y sus inmensos ganados.</p> + <p>—¡Maldito sea el fariseísmo!—exclamó el otro, + indignado contra la teocracia que así se introduce en el seno de las familias + para torcer los más nobles propósitos y amoldarlos á fines + mundanos.</p> + <p>Desahogaba su ira en furibundos apóstrofes, anatemas y dicterios, golpeando + la mesa, lívido y descompuesto, cuando sintióse ruido de pasos y + apareció la fatídica estampa del mozo de la imprenta, que volvía + en busca del comenzado fondo.</p> + <p>—¡El artículo!—suspiró nuestro escritor, echando + mano á las cuartillas, mojando la pluma con detestable humor y echando pestes + contra todos los periódicos y todos los clérigos del orbe.</p> + <p>Pasados algunos segundos, pudo fijar sus ideas, y continuó su interrumpida + obra del modo siguiente:</p> + <p>«Meditemos. Si bien es cierto que el Gobierno tiene la misión de + velar por la conservación y prestigio de los principios morales y religiosos, + también está fuera de toda duda que el más grave error en que + pueden incurrir los poderes públicos es apegarse demasiado á las + instituciones <a id="Page_125" name='Page_125'></a>pasadas, protegiendo la teocracia + y permitiendo que los apóstoles del obscurantismo extiendan su + hipócrita y solapado dominio á toda la sociedad. ¡Oh! la + más espantosa lepra de las naciones es esa masonería clerical, que, + ansiando allegar para su causa mundada toda clase de recursos, no vacila en + apoderarse de la voluntad de las mujeres indoctas y tímidas para entronizarse + mañosamente en las familias, organizarlas á su manera, intervenir en + sus actos más secretos, atar y desatar sus vínculos, y crear de este + modo un influjo universal que, á poco de extendido, no podrá destruirse + sino con una sangrienta hecatombe. ¡Ah! ¡oh! ¡les conocemos + bien!</p> + <p>«¿No es notorio para todo el mundo que el actual Gabinete lejos de + oponerse á tan grave mal, hace cuanto está en su mano para que tome + proporciones? ¿No estamos viendo que los órganos del obscurantismo + aplauden todos los actos del Gobierno, y que existe un pacto tácito entre la + teocracia y el poder, una comunidad de aspiraciones tal, que parecen confundirse los + poderes eclesiástico y civil, cual si viviéramos en los tiempos del + más brutal absolutismo? ¡Ah! ¡Es preciso ya decir la verdad al + país! ¡Oh! ¡Es preciso hablar muy alto y poner las cosas en su + lugar, exigiendo la responsabilidad á quien realmente la tenga!»</p> + <p><a id="Page_126" name='Page_126'></a>Aquí se paró el escritor, mil + veces desdichado, porque se le acabaron las ideas; y no pudo <i>decirla verdad al + país</i>, porque su imaginación no se apartaba de Juanita, de la + impertinente y mojigata mamá, de los clerizontes y monagos que influían + en la casa, de los carneros, bueyes, cabras y asnos del futuro Marqués de los + Cuatro Vientos.</p> + <br /> + + <h3>IV</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Aprovechándose de este intermedio, trató el lúgubre de + entablar de nuevo el consabido palique.</p> + <p>—Pero la situación no es desesperada—dijo.—Con ingenio + puedes vencer y dejar á ese señor de las vacas y carneros con un palmo + de boca abierta.</p> + <p>—Si yo pudiera.... <i>Le mié nozze colei meglio á + affretare.</i></p> + <p>—<i>Io dentr' oggi á finir vo questo affare</i>.... Mira, tengo un + plan.... ¿Sabes que me comprometería á arreglar el asunto + empleando ciertos medios...?</p> + <p>—A ver, ¿qué plan, qué medios son esos? Cualesquiera + que sean, ponlos en práctica inmédiatamente. Tú eres hombre de + ingenio.</p> + <p>—Pero no basta el ingenio—dijo el lúgubre.</p> + <p>—<a id="Page_127" name='Page_127'></a>Para ello es preciso otra cosa ... es + necesario dinero.</p> + <p>—¡Dinero! <i>¡Dovizie!</i> ¿Pero que papel va á + hacer aquí el dichoso dinero?</p> + <p>—Eso lo veremos. Es un plan vasto y difícil de explicar ahora.</p> + <p>—¿Pero se trata de raptos, escalamientos, sobornos? Todo eso + está muy bien en las novelas de á cuarto la entrega.</p> + <p>—No es nada de eso. Tú has de ser el principal actor en esta trama + que preparo.... Es preciso que me des <i>guita</i> y te sometas á cuanto yo te + mande.</p> + <p>—En cuanto á lo segundo, no veo inconveniente ninguno; lo primero es + mucho más difícil, por una razón muy sencilla....</p> + <p>—Si no se tiene, se busca.</p> + <p>—¡Se busca! <i>¿e dove, sciagurato?</i> Pero explícame + tus planes.... Ya me figuro.... ¿Quieres hacerme pasar por rico...? Hombre, + tiene gracia.</p> + <p>—Tú dame el <i>cumquibus</i> y cállate. No es preciso mucho: + basta con unos cuantos miles de reales, cinco ó seis mil.</p> + <p>—¡Cinco ó seis mil! ¡Anda, anda! ¡Si tú + supieras cuál es la situación del tesoro! Chico, yo pensaba pedirte + para una cajetilla.</p> + <p>—Pero, hombre, busca bien—dijo el gran financiero con expresión + de angustia, que indicaba lo triste que era para él hallar tan vacío el + <a id="Page_128" name='Page_128'></a>bolsillo del contribuyente.—¡Y yo + que necesitaba ahora un pico...! nada más que un piquito.</p> + <p>—¡Piquitos á mí!</p> + <p>—Es una gran contrariedad que te halles en tal situación—dijo + el lúgubre en tono de responso.—Yo que contaba.... Además me + había propuesto sacarte en bien de la aventura y hacer que Doña Lorenza + plantara en la calle al de los Cuatro Vientos, para que tu Juanita....</p> + <p>—¡Maldita sea tu estampa y mi miseria!—exclamó el + articulista con desesperación.—Cuando uno se propone un fin noble y + elevado, como es el del matrimonio, y no puede conseguirlo á causa de un + cochino déficit, reniega de la existencia y....</p> + <p>No pudo concluir la frase, porque ante sus ojos se presentó un espectro que + avanzaba lentamente, con expresión siniestra y aterradora. Aquel fantasma era + el monstruo tipográfico, horrible caricatura de Guttenberg, que puntual como + el diablo cuando suena la hora de llevarse su alma, venía en busca del + condenado artículo.</p> + <p>—¡El artículo! ¡Mal rayo me parta! ¡Es preciso + acabarlo!</p> + <p>Y devorado por la ansiedad, trémulo y medio loco, trincó la pluma y + ¡hala!</p> + <p>«Fácil es comprender, escribió, que esta situación no + puede prolongarse mucho, por el aflictivo estado de la Hacienda. Los apuros del Era<a + id="Page_129" name='Page_129'></a>rio son tales, que se nos llena el corazón + de tristeza cuando hacemos un examen detenido de las rentas públicas. Los + ingresos disminuyen de un modo aterrador; aumentan los gastos. Todas las + corporaciones carecen de lo más necesario para cubrir sus atenciones. La miseria + cunde por todas partes, y el ánimo se abate al considerar nuestra + situación. Nos es imposible aspirar á nobles fines, porque en la vida + moderna nada puede lograrse; todas las mejoras materiales y morales son ilusorias + cuando el Estado se halla próximo á una vergonzosa ruina. ¡Ah! Es + preciso llamar sobre esto la atención del país. El Tesoro + público está exhausto. La situación es angustiosa, insostenible, + desesperada. ¡Oh! Hay que exigir la responsabilidad á quien corresponda + apartando de la gestión de los negocios públicos á los hombres + funestos....»</p> + <p>No pudo seguir, porque su amigo, que se había asomado al balcón + mientras él escribía, le llamaba con grandes voces.</p> + <p>—¡Ven, ven ... <i>eccola</i>! Por la calle pasa <i>la ragazza</i> con + Doña Lorenza y el futuro Marquesito. ¡<i>Oh terribil momento</i>!</p> + <p>El desdichado escritor levantóse de su asiento, tiró papel y plumas, + sin cuidarse de que <i>aquellos hombres funestos</i> siguieran ó no encargados + de la gestión de los negocios públicos.</p> + <p>Los dos fijaron la vista con ansiosa curiosidad <a id="Page_130" + name='Page_130'></a>en un grupo que por la calle iba, compuesto de tres personas, + á saber: una vieja por extremo tiesa y con un aire presuntuoso que indicaba su + adoración de todas las cosas tradicionales y venerandas; una joven, de cuya + hermosura no podían tenerse bastantes datos desde el balcón, si bien no + era difícil apreciar la esbeltez de su cuerpo, su andar airoso y su traje, en + que la elegancia y la modestia habían conseguido hermanarse; y por ultimo, un + mozalbete, cuyo semblante no era fácil distinguir, pues sólo se + veía algo de patillas, su poco de lentes y unas miajas de nariz.</p> + <p>El desesperado articulista estuvo á punto de gritar, de arrojar el objeto + que hallara más á mano sobre la inocente pareja que cruzaba la calle. + Púsose lívido al notar que se hablaban con una confianza parecida + á la intimidad, y hasta le pareció escuchar algunas tiernas y + conmovedoras frases. Apretó los puños y echó por aquella boca + sapos y culebras, apartándose del balcón por no presenciar más + tiempo un espectáculo que le enloquecía. Al volverse, su mirada se + cruzó con la mirada del bruto de la imprenta, que inmóvil en medio de + la sala, más feo, más horrible y siniestro que nunca, reclamaba las + nefandas cuartillas. ¡Nada, nada, á rematar el artículo! Ciego de + furor, pálido como la muerte, trémulo, y con extraviados ojos, se + sentó, tomó la pluma y salpicando á diestra y siniestra grandes + man<a id="Page_131" name='Page_131'></a>churrones de tinta, acribillando el papel con + los picotazos de la pluma, enjaretó lo siguiente:</p> + <p>«Sí: hay que apartar de la gestión de los negocios + públicos á esos hombres funestos, que han usurpado el poder de una + manera nunca vista en los anales de la ambición; á esos hombres + inmorales, que han extendido á todas las esferas administrativas sus viciosas + costumbres; á esos hombres que escarnecen al país con sus improvisadas + fortunas. Todo el mundo ve con indignación los abusos, la audacia, el cinismo + de tales hombres, y nosotros participamos de esa patriótica + indignación. ¡Oh! no podemos contenernos. Señalamos á la + execración de todas las gentes honradas á esos Ministros funestos + é inmorales—lo repetimos sin cesar—que han traído á + nuestra patria al estado en que hoy se halla, irritando los ánimos y + estableciendo en todo el país el reinado de la desconfianza, del miedo, de la + cólera, de la venganza. Sí: ¡¡castigo, venganza!! he + aquí las palabras que sintetizan la aspiración nacional en el actual + momento histórico.»</p> + <p>Hubiera seguido desahogando las hieles de su alma, si alguien no le interrumpiera + inopinadamente en aquel crítico momento histórico, entregándole + una carta, cuyo sobre, escrito por mano femenina, le produjo extraordinaria + conmoción. Abrióla con frenesí, rasgando el papel, y <a + id="Page_132" name='Page_132'></a>leyó lo que sigue, trazado con lápiz, + apresuradamente:</p> + <p>«No puedo pintar mi martirio desde que este alcornoque de los Cuatro Vientos + ha venido de Extremadura, con la pretensión de casarse conmigo. Mamá es + <i>partidaria de esta solución</i>, como tu dices; pero yo me mantengo y me + mantendré siempre en la más resuelta oposición. Nada ni nadie me + hará desistir, tontín, y yo te respondo que mi <i>actitud</i>, + ¡vivan las actitudes! será tan firme, que ha de causarte + admiración. El suplicio de tener que oir las simplezas y ver el + antipático semblante de Cuatro Vientos me dará fuerza para resistir al + <i>sistema arbitrario y á las medidas preventivas</i> de + mamá.»</p> + <p>La alegría del autor fué tan grande en aquel <i>momento + histórico</i>, que por poco se desmaya en los brazos de su amigo. + Recobró repentinamente su buen humor, volviendo los colores á su rostro + demacrado. Pero la presencia del siniestro gañán de la imprenta, que + inmóvil permanecía en medio de la sala, le hizo comprender la necesidad + de concluir su obra, que reclamaban con furor los irritados cajistas y el inexorable + regente. Tomó la pluma, y con facilidad notoria terminó de esta + manera.</p> + <p>«Pero en honor de la verdad, y penetrándonos de un alto + espíritu de imparcialidad, deponien<a id="Page_133" name='Page_133'></a>do + pasiones bastardas y hablando el lenguaje de la más estricta justicia, debemos + decir que no tiene el Gobierno toda la culpa de lo que hoy pasa. Sería + obcecación negarle el buen deseo y la aspiración al acierto. ¡Ah! + Su gestión tropieza con los obstáculos que la insensata + oposición de los partidos revolucionarios hace de continuo; y los males que + sufre el país no proceden, por lo general, de las altas regiones. Todos los + Ministros tienen muchísimo talento, y se inspiran ¿á qué + negarlo? en el más puro patriotismo. ¡Ah! nuestro deber es excitar + á todo el mundo para que, por medio de hábiles transacciones, por medio + de sabios temperamentos, puedan el pueblo y el poder hermanarse, inaugurando la serie + de felicidades, de inefables dichas, de prosperidades sin cuento que la Providencia + nos destina.»</p> + <p>Madrid, Abril de 1872.</p> + <a id="Page_134" name='Page_134'></a> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="LA_MULA_Y_EL_BUEY" name='LA_MULA_Y_EL_BUEY'></a> + <h2><a id="Page_135" name='Page_135'></a>LA MULA Y EL BUEY</h2> + <h3>CUENTO DE NAVIDAD</h3> + <br /> + <br /> + + <h3>I</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Cesó de quejarse la pobrecita; movió la cabeza, fijando los tristes + ojos en las personas que rodeaban su lecho; extinguióse poco á poco su + aliento, y expiró. El Ángel de la Guarda, dando un suspiro, alzó + el vuelo y se fué.</p> + <p>La infeliz madre no creía tanta desventura; pero el lindísimo rostro + de Celinina se fué poniendo amarillo y diáfano como cera; + enfriáronse sus miembros, y quedó rígida y dura como el cuerpo + de una muñeca. Entonces llevaron fuera de la alcoba á la madre, al + padre y á los más inmediatos parientes, y dos ó tres amigas y + las criadas se ocuparon en cumplir el último deber con la pobre niña + muerta.</p> + <p>La vistieron con riquísimo traje de batista, la <a id="Page_136" + name='Page_136'></a>falda blanca y ligera como una nube, toda llena de encajes y + rizos que la asemejaban á espuma. Pusiéronle los zapatos, blancos + también y apenas ligeramente gastada la suela, señal de haber dado + pocos pasos, y después tejieron, con sus admirables cabellos de color + castaño obscuro, graciosas trenzas enlazadas con cintas azules. Buscaron + flores naturales; mas no hallándolas, por ser tan impropia de ellas la + estación, tejieron una linda corona con flores de tela, escogiendo las + más bonitas y las que más se parecían á verdaderas rosas + frescas traídas del jardín.</p> + <p>Un hombre antipático trajo una caja algo mayor que la de un violín, + forrada de seda azul con galones de plata, y por dentro guarnecida de raso blanco. + Colocaron dentro á Celinina, sosteniendo su cabeza en preciosa y blanda + almohada, para que no estuviese en postura violenta, y después que la + acomodaron bien en su fúnebre lecho, cruzaron sus manecitas, atándolas + con una cinta, y entre ellas pusiéronle un ramo de rosas blancas, tan + hábilmente hechas por el artista, que parecían hijas del mismo + Abril.</p> + <p>Luego las mujeres aquellas cubrieron de vistosos paños una mesa, + arreglándola como un altar, y sobre ella fué colocada la caja. En breve + tiempo armaron unos al modo de doseles de iglesia, con ricas cortinas blancas, que se + recogían gallardamente á un lado y otro; trajeron de otras <a + id="Page_137" name='Page_137'></a>piezas cantidad de santos é imágenes, + que ordenadamente distribuyeron sobre el altar, como formando la corte funeraria del + ángel difunto, y, sin pérdida de tiempo, encendieron algunas docenas de + luces en los grandes candelabros de la sala, los cuales, en torno á Celinina, + derramaban tristísimas claridades. Después de besar repetidas veces las + heladas mejillas de la pobre niña, dieron por terminada su piadosa obra.</p> + <br /> + + <h3>II</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Allá, en lo más hondo de la casa, sonaban gemidos de hombres y + mujeres. Era el triste lamentar de los padres, que no podían convencerse de la + verdad del aforismo <i>angelitos al cielo</i>, que los amigos administran como + calmante moral en tales trances. Los padres creían entonces que la verdadera y + más propia morada de los angelitos es la tierra; y tampoco podían + admitir la teoría de que es mucho más lamentable y desastrosa la muerte + de los grandes que la de los pequeños. Sentían, mezclada á su + dolor, la profundísima lástima que inspira la agonía de un + niño, y no comprendían que ninguna pena superase á + aquélla que destrozaba sus entrañas.</p> + <p><a id="Page_138" name='Page_138'></a>Mil recuerdos é imágenes + dolorosas les herían, tomando forma de agudísimos puñales que + les traspasaban el corazón. La madre oía sin cesar la encantadora media + lengua de Celinina, diciendo las cosas al revés, y haciendo de las palabras de + nuestro idioma graciosas caricaturas filológicas que afluían de su + linda boca como la música más tierna que puede conmover el + corazón de una madre. Nada caracteriza á un niño como su estilo, + aquel genuino modo de expresarse y decirlo todo con cuatro letras, y aquella + gramática prehistórica, como los primeros vagidos de la palabra en los + albores de la humanidad, y su sencillo arte de declinar y conjugar, que parece la + rectificación inocente de los idiomas regularizados por el uso. El vocabulario + de un niño de tres años, como Celinina, constituye el verdadero tesoro + literario de las familias. ¿Cómo había de olvidar la madre + aquella lengüecita de trapo, que llamaba al sombrero <i>tumeyo</i> y al garbanzo + <i>babancho</i>?</p> + <p>Para colmo de aflicción, vió la buena señora por todas partes + los objetos con que Celinina había alborozado sus últimos días; + y como éstos eran los que preceden á Navidad, rodaban por el suelo + pavos de barro con patas de alambre; un San José sin manos; un pesebre con el + Niño Dios, semejante á una bolita de color de rosa; un Rey Mago montado + en arrogante camello sin cabeza. <a id="Page_139" name='Page_139'></a>Lo que + habían padecido aquellas pobres figuras en los últimos días, + arrastradas de aquí para allí, puestas en ésta ó en la + otra forma, sólo Dios, la mamá y el purísimo espíritu que + había volado al cielo lo sabían.</p> + <p>Estaban las rotas esculturas impregnadas, digámoslo así, del alma de + Celinina, ó vestidas, si se quiere, de una singular claridad muy triste, que + era la claridad de ella. La pobre madre, al mirarlas, temblaba toda, + sintiéndose herida en lo más delicado y sensible de su íntimo + ser. ¡Extraña alianza de las cosas! ¡Cómo lloraban aquellos + pedazos de barro! ¡Llenos parecían de una aflicción intensa, y + tan doloridos, que su vista sola producía tanta amargura como el + espectáculo de la misma criatura moribunda, cuando miraba con suplicantes ojos + á sus padres y les pedía que le quitasen aquel horrible dolor de su + frente abrasada! La más triste cosa del mundo era para la madre aquel pavo con + patas de alambre clavadas en tablilla de barro, y que en sus frecuentes cambios de + postura había perdido el pico y el moco.</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_140" name='Page_140'></a>III</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Pero si era aflictiva la situación de espíritu de la madre, + éralo mucho más la del padre. Aquélla estaba traspasada de + dolor; en éste, el dolor se agravaba con un remordimiento agudísimo. + Contaremos brevemente el peregrino caso advirtiendo que esto quizás + parecerá en extremo pueril á algunos, pero á los que tal crean, + les recordaremos que nada es tan ocasionado á puerilidades como un + íntimo y puro dolor, de esos en que no existe mezcla alguna de intereses de la + tierra, ni el desconsuelo secundario del egoísmo no satisfecho.</p> + <p>Desde que Celinina cayó enferma, sintió el afán de las + poéticas fiestas que más alegran á los niños: las fiestas + de Navidad. Ya se sabe con cuánta ansia desean la llegada de estos + risueños días, y cómo les trastorna el febril anhelo de los + regalitos, de los nacimientos, y las esperanzas del mucho comer y del atracarse de + pavo, mazapan, peladillas y turrón. Algunos se creen capaces, con la mayor + ingenuidad, de embuchar en sus estómagos cuanto ostentan la Plaza Mayor y + calles adyacentes.</p> + <p><a id="Page_141" name='Page_141'></a>Celinina, en sus ratos de mejoría, no + dejaba de la boca el tema de la Pascua; y como sus primitos, que iban á + acompañarla, eran de más edad y sabían cuanto hay que saber en + punto á regalos y nacimientos, se alborotaba más la fantasía de + la pobre niña oyéndoles, y más se encendían sus afanes de + poseer golosinas y juguetes. Delirando, cuando la metía en su horno de + martirios la fiebre, no cesaba de nombrar lo que de tal modo ocupaba su + espíritu, y todo era golpear tambores, tañer zambombas, cantar + villancicos. En la esfera tenebrosa que rodeaba su mente, no había sino pavos + haciendo <i>clau clau</i>; pollos que gritaban <i>pío pío</i>; montes + de turrón que llegaban al cielo formando un Guadarrama de almendras; + nacimientos llenos de luces y que tenían lo menos cincuenta mil millones de + figuras; ramos de dulce, árboles cargados de cuantos juguetes puede idear la + más fecunda imaginación tirolesa; el estanque del Retiro lleno de sopa + de almendras; besugos que miraban á las cocineras con sus ojos cuajados, + naranjas que llovían del cielo, cayendo en más abundancia que las gotas + de agua en día de temporal, y otros mil prodigios que no tienen número + ni medida.</p> + <h3><a id="Page_142" name='Page_142'></a>IV</h3> + <br /> + <br /> + + <p>El padre, por no tener más chicos que Celinina, no cabía en + sí de inquieto y desasosegado. Sus negocios le llamaban fuera de la casa; pero + muy á menudo entraba en ella para ver como iba la enfermita. El mal + seguía su marcha con alternativas traidoras: unas veces dando esperanzas de + remedio, otras quitándolas.</p> + <p>El buen hombre tenía presentimientos tristes. El lecho de Celinina, con la + tierna persona agobiada en él por la fiebre y los dolores, no se apartaba de + su imaginación. Atento á lo que pudiera contribuir á regocijar + el espíritu de la niña, todas las noches, cuando regresaba á la + casa, le traía algún regalito de Pascua, variando siempre de objeto y + especie, pero prescindiendo siempre de toda golosina. Trájole un día + una manada de pavos, tan al vivo hechos, que no les faltaba más que graznar; + otro día sacó de sus bolsillos la mitad de la Sacra Familia, y al + siguiente á San José con el pesebre y portal de Belén. + Después vino con unas preciosas ovejas, á quien conducían + gallardos pastores, y luego se hizo acompañar de unas lavanderas que lavaban, + y de un <a id="Page_143" name='Page_143'></a>choricero que vendía chorizos, y + de un Rey Mago negro, al cual sucedió otro de barba blanca y corona de oro. + Por traer, hasta trajo una vieja que daba azotes en cierta parte á un chico + por no saber la lección.</p> + <p>Conocedora Celinina, por lo que charlaban sus primos, de todo lo necesario + á la buena composición de un nacimiento, conoció que aquella + obra estaba incompleta por la falta de dos figuras muy principales: la mula y el + buey. Ella no sabía lo que significaba la tal mula ni el tal buey; pero atenta + á que todas las cosas fuesen perfectas, reclamó una y otra vez del + solícito padre el par de animales que se había quedado en Santa + Cruz.</p> + <p>Él prometió traerlos, y en su corazón hizo propósito + firmísimo de no volver sin ambas bestias; pero aquel día, que era el + 23, los asuntos y quehaceres se le aumentaron de tal modo, que no tuvo un punto de + reposo. Además de esto, quiso el Cielo que se sacase la lotería, que + tuviera noticia de haber ganado un pleito, que dos amigos cariñosos le + embarazaran toda la mañana ... en fin, el padre entró en la casa sin la + mula, pero también sin el buey.</p> + <p>Gran desconsuelo mostró Celinina al ver que no venían á + completar su tesoro las dos únicas joyas que en él faltaban. El padre + quise al punto remediar su falta; mas la nena se había agravado <a + id="Page_144" name='Page_144'></a>considerablemente durante el día; vino el + médico, y como sus palabras no eran tranquilizadoras, nadie pensó en + bueyes, mas tampoco en mulas.</p> + <p>El 24 resolvió el pobre señor no moverse de la casa. Celinina tuvo + por breve rato un alivio tan patente, que todos concibieron esperanzas, y lleno de + alegría, dijo el padre: «Voy al punto á buscar eso.»</p> + <p>Pero como cae rápidamente un ave herida al remontar el vuelo á lo + más alto, así cayó Celinina en las honduras de una fiebre muy + intensa. Se agitaba trémula y sofocada en los brazos ardientes de la + enfermedad, que la constreñía sacudiéndola para expulsar la + vida. En la confusión de su delirio, y sobre el revuelto oleaje de su + pensamiento, flotaba, como el único objeto salvado de un cataclismo, la idea + fija del deseo que no había sido satisfecho; de aquella codicia da mula y de + aquel suspirado buey, que aún proseguían en estado de esperanza.</p> + <p>El papá salió medio loco, corrió por las calles; pero en + mitad de una de ellas se detuvo y dijo: «¿Quién piensa ahora en + figuras de nacimiento?»</p> + <p>Y corriendo de aquí para allí, subió escaleras, y tocó + campanillas, y abrió puertas sin reposar un instante, hasta que hubo juntado + siete ú ocho médicos, y les llevó á su casa. Era preciso + salvar á Celinina.</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_145" name='Page_145'></a>V</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Pero Dios no quiso que los siete ú ocho (pues la cifra no se sabe á + punto fijo) alumnos de Esculapio contraviniesen la sentencia que él + había dado, y Celinina fué cayendo, cayendo más á cada + hora, y llegó á estar abatida, abrasada, luchando con indescriptibles + congojas, como la mariposa que ha sido golpeada y tiembla sobre el suelo con las alas + rotas. Los padres se inclinaban junto á ella con afán insensato, cual + si quisieran con la sola fuerza del mirar detener aquella existencia que se iba, + suspender la rápida desorganización humana, y con su aliento renovar el + aliento de la pobre mártir que se desvanecía en un suspiro.</p> + <p>Sonaron en la calle tambores y zambombas y alegre chasquido de panderos. Celinina + abrió los ojos, que ya parecían cerrados para siempre; miró + á su padre, y con la mirada tan sólo y un grave murmullo que no + parecía venir ya de lenguas de este mundo, pidió á su padre lo + que éste no había querido traerle. Traspasados de dolor padre y madre, + quisieron engañarla, para que tuviese una alegría en aquel instante de + suprema <a id="Page_146" name='Page_146'></a>aflicción, y presentándole + los pavos, le dijeron:—«Mira, hija de mi alma, aquí tienes la + mulita y el bueyecito.»</p> + <p>Pero Celinina, aun acabándose, tuvo suficiente claridad en su entendimiento + para ver que los pavos no eran otra cosa que pavos, y los rechazó con + agraciado gesto. Después siguió con la vista fija en sus padres, y + ambas manos en la cabeza señalando sus agudos dolores. Poco á poco + fué extinguiéndose en ella aquel acompasado son, que es el + último vibrar de la vida, y al fin todo calló, como calla la + máquina del reloj que se para; y la linda Celinina fué un gracioso + bulto, inerte y frío como mármol, blanco y transparente como la + purificada cera que arde en los altares.</p> + <p>¿Se comprende ahora el remordimiento del padre? Porque Celinina tornara + á la vida, hubiera él recorrido la tierra entera para recoger todos los + bueyes y todas, absolutamente todas las mulas que en ella hay. La idea de no haber + satisfecho aquel inocente deseo era la espada más aguda y fría que + traspasaba su corazón. En vano con el raciocinio quería + arrancársela; pero ¿de qué servía la razón, si era + tan niño entonces como la que dormía en el ataúd, y daba + más importancia á un juguete que á todas las cosas de la tierra + y del cielo?</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_147" name='Page_147'></a>VI</h3> + <br /> + <br /> + + <p>En la casa se apagaron al fin los rumores de la desesperación, como si el + dolor, internándose en el alma, que es su morada propia, cerrara las puertas + de los sentidos para estar más solo y recrearse en sí mismo.</p> + <p>Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada de + la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás casas, + resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos, y + vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías. Desde la + sala donde estaba la niña difunta, las piadosas mujeres que le hacían + compañía oyeron espantosa algazara, que al través del pavimento + del piso superior llegaba hasta ellas, conturbándolas en su pena y devoto + recogimiento. Allá arriba, muchos niños chicos, congregados con mayor + número de niños grandes y felices papás y alborozados + tíos y tías, celebraban la Pascua, locos de alegría ante el + más admirable nacimiento que era dado imaginar, y atentos al fruto de juguetes + y dulces que en sus ramas llevaba un frondoso árbol con mil vistosas + candilejas alumbrado.</p> + <p><a id="Page_148" name='Page_148'></a>Hubo momentos en que con el grande + estrépito de arriba, parecía que retemblaba el techo de la sala, y que + la pobre muerta se estremecía en su caja azul, y que las luces todas + oscilaban, cual si, á su manera, quisieran dar á entender + también que estaban algo peneques. De las tres mujeres que velaban, se + retiraron dos; quedó una sola, y ésta, sintiendo en su cabeza + grandísimo peso, á causa sin duda del cansancio producido por tantas + vigilias, tocó el pecho con la barba y se durmió.</p> + <p>Las luces siguieron oscilando y moviéndose mucho, á pesar de que no + entraba aire en la habitación. Creeríase que invisibles alas se + agitaban en el espacio ocupado por el altar. Los encajes del vestido de Celinina se + movieron también, y las hojas de sus flores de trapo anunciaban el paso de una + brisa juguetona ó de manos muy suaves. Entonces Celinina abrió los + ojos.</p> + <p>Sus ojos negros llenaron la sala con una mirada viva y afanosa que echaron en + derredor y de arriba abajo. Inmediatamente después, separó las manos + sin que opusiera resistencia la cinta que las ataba, y cerrando ambos puños se + frotó con ellos los ojos, como es costumbre en los niños al + despertarse. Luego se incorporó con rápido movimiento, sin esfuerzo + alguno, y mirando al techo, se echó á reir; pero su risa, sensible + á la vista, no podía oirse. El único rumor que fácilmen<a + id="Page_149" name='Page_149'></a>te se percibió era una bullanga de alas + vivamente agitadas, cual si todas las palomas del mundo estuvieran entrando y + saliendo en la sala mortuoria y rozaran con sus plumas el techo y las paredes.</p> + <p>Celinina se puso en pie, extendió los brazos hacia arriba, y al punto le + nacieron unas alitas cortas y blancas. Batiendo con ellas el aire, levantó el + vuelo y desapareció.</p> + <p>Todo continuaba lo mismo: las luces ardiendo, derramando en copiosos chorros la + blanca cera sobre las arandelas; las imágenes en el propio sitio, sin mover + brazo ni pierna ni desplegar sus austeros labios; la mujer sumida plácidamente + en un sueño que debía saberle á gloria; todo seguía lo + mismo, menos la caja azul, que se había quedado vacía.</p> + <br /> + + <h3>VII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>¡Hermosa fiesta la de esta noche en casa de los señores + de——-!</p> + <p>Los tambores atruenan la sala. No hay quien haga comprender á esos + endiablados chicos que se divertirán más renunciando á la + infernal bulla de aquel instrumento de guerra. Para que <a id="Page_150" + name='Page_150'></a>ningún humano oído quede en estado de funcionar al + día siguiente, añaden al tambor esa invención del Averno, + llamada zambomba, cuyo ruido semeja á gruñidos de Satanás. + Completa la sinfonía el pandero, cuyo atroz chirrido de calderetería + vieja alborota los nervios más tranquilos. Y sin embargo, esta discorde + algazara sin melodía y sin ritmo, más primitiva que la música de + los salvajes, es alegre en aquesta singular noche, y tiene cierto sonsonete lejano de + coro celestial.</p> + <p>El Nacimiento no es una obra de arte á los ojos de los adultos; pero los + chicos encuentran tanta belleza en las figuras, expresión tan mística + en el semblante de todas ellas, y propiedad tanta en sus trajes, que no creen haya + salido de manos de los hombres obra más perfecta, y la atribuyen á la + industria peculiar de ciertos ángeles dedicados á ganarse la vida + trabajando en barro. El portal de corcho, imitando un arco romano en ruinas, es + monísimo, y el riachuelo representado por un espejillo con manchas verdes que + remedan acuáticas yerbas y el musgo de las márgenes, parece que corre + por la mesa adelante con plácido murmurio. El puente por donde pasan los + pastores es tal, que nunca se ha visto el cartón tan semejante á la + piedra; al contrario de lo que pasa en muchas obras de nuestros ingenieros modernos, + los cuales hacen puentes de <a id="Page_151" name='Page_151'></a>piedra que parecen + de cartón. El monte que ocupa el centro se confundiría con un pedazo de + los Pirineos, y sus lindas casitas, más pequeñas que las figuras, y sus + árboles figurados con ramitas de evónimus, dejan atrás á + la misma Naturaleza.</p> + <p>En el llano es donde está lo más bello y las figuras más + características: las lavanderas que lavan en el arroyo; los paveros y polleros + conduciendo sus manadas; un guardia civil que lleva dos granujas presos; caballeros + que pasean en lujosas carretelas junto al camello de un Rey Mago, y Perico el ciego + tocando la guitarra en un corrillo donde curiosean los pastores que han vuelto del + Portal. Por medio á medio, pasa un tranvía lo mismito que el del barrio + Salamanca, y como tiene dos <i>rails</i> y sus ruedas, á cada instante le + hacen correr de Oriente á Occidente con gran asombro del Rey Negro, que no + sabe qué endiablada máquina es aquella.</p> + <p>Delante del Portal hay una lindísima plazoleta, cuyo centro lo ocupa una + redoma de peces, y no lejos de allí vende un chico <i>La Correspondencia</i>, + y bailan gentilmente dos majos. La vieja que vende buñuelos y la + castañera de la esquina son las piezas más graciosas de este + maravilloso pueblo de barro, y ellas solas atraen con preferencia las miradas de la + infantil muchedumbre. Sobre todo, aquel chicuelo andrajosa que en una mano tiene un + billete de lotería, <a id="Page_152" name='Page_152'></a>y con la otra le roba + bonitamente las castañas del cesto á la tía Lambrijas, hace + desternillar de risa á todos.</p> + <p>En suma: el Nacimiento <i>número uno</i> de Madrid es el de aquella casa, + una de las más principales, y ha reunido en sus salones á los + niños más lindos y más juiciosos de veinte calles á la + redonda.</p> + <br /> + + <h3>VIII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Pues ¿y el árbol? Está formado de ramas de encina y cedro. El + solícito amigo de la casa que lo ha compuesto con gran trabajo, declara que + jamás salió de sus manos obra tan acabada y perfecta. No se pueden + contar los regalos pendientes de sus hojas. Son, según la suposición de + un chiquitín allí presente, en mayor número que las arenas del + mar. Dulces envueltos en cáscaras de papel rizado; mandarinas, que son los + niños de pecho de las naranjas; castañas arropadas en mantillas de + papel de plata; cajitas que contienen glóbulos de confitería + homeopática; figurillas diversas á pie y á caballo: cuanto Dios + crió para que lo perfeccionase luego la Mahonesa ó lo vendiese Scropp, + ha sido puesto allí por una mano tan generosa como hábil. Alumbraban + aquel ár<a id="Page_153" name='Page_153'></a>bol de la vida candilejas en tal + abundancia, que, según la relación de un convidado de cuatro + años, hay allí más lucecitas que estrellas en el cielo.</p> + <p>El gozo de la caterva infantil no puede compararse á ningún + sentimiento humano: es el gozo inefable de los coros celestiales en presencia del + Sumo Bien y de la Belleza Suma. La superabundancia de satisfacción casi les + hace juiciosos, y están como perplejos, en seráfico arrobamiento, con + todo el alma en los ojos, saboreando de antemano lo que han de comer, y nadando, como + los ángeles bienaventurados, en éter puro de cosas dulces y deliciosas, + en olor de flores y de canela, en la esencia increada del juego y de la golosina.</p> + <br /> + + <h3>IX</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Mas de repente sintieron un rumor que no provenía de ellos. Todos miraron + al techo, y como no veían nada, se contemplaban los unos á los otros, + riendo. Oíase gran murmullo de alas rozando contra la pared y chocando en el + techo. Si estuvieran ciegos, habrían creído que todas las palomas de + todos los palomares del universo <a id="Page_154" name='Page_154'></a>se + habían metido en la sala. Pero no veían nada, absolutamente nada.</p> + <p>Notaron, sí, de súbito, una cosa inexplicable y fenomenal. Todas las + figurillas del Nacimiento se movieron, todas variaron de sitio sin ruido. El coche + del tranvía subió á lo alto de los montes, y los Reyes se + metieron de patas en el arroyo. Los pavos se colaron sin permiso dentro del Portal, y + San José salió todo turbado, cual si quisiera saber el origen de tan + rara confusión. Después, muchas figuras quedaron tendidas en el suelo. + Si al principio las traslaciones se hicieron sin desorden, después se + armó una baraúnda tal, que parecían andar por allí cien + mil manos afanosas de revolverlo todo. Era un cataclismo universal en miniatura. El + monte se venía abajo, faltándole sus cimientos seculares; el riachuelo + variaba de curso, y echando fuera del cauce sus espejillos, inundaba espantosamente + la llanura; las casas hundían el tejado en la arena; el Portal se + estremecía cual si fuera combatido de horribles vientos, y como se apagaron + muchas luces resultó nublado el sol y obscurecidas las luminarias del + día y de la noche.</p> + <p>Entre el estupor que tal fenómeno producía algunos + pequeñuelos reían locamente y otros lloraban. Una vieja supersticiosa + les dijo:</p> + <p>«¿No sabéis quién hace este trastorno? Hácenlo + los niños muertos que están en el cielo, y <a id="Page_155" + name='Page_155'></a>los cuales permite Padre Dios, esta noche, que vengan á + jugar con los Nacimientos.»</p> + <p>Todo aquello tuvo fin, y se sintió otra vez el batir de alas + alejándose.</p> + <p>Acudieron muchos de los presentes á examinar los estragos, y un + señor dijo:</p> + <p>«Es que se ha hundido la mesa y todas las figuras se han + revuelto.»</p> + <p>Empezaron á recoger las figuras y á ponerlas en orden. + Después del minucioso recuento y de reconocer una por una todas las piezas, se + echó de menos algo. Buscaron y rebuscaron; pero sin resultado. Faltaban dos + figuras: la Mula y el Buey.</p> + <br /> + + <h3>X</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Ya cercano el día, iban los alborotadores camino del cielo, más + contentos que unas Pascuas, dando brincos por esas nubes, y eran millones de + millones, todos preciosos, puros, divinos, con alas blancas y cortas que + batían más rápidamente que los más veloces pájaros + de la tierra. La bandada que formaban era más grande que cuanto pueden abarcar + los ojos en el espacio visible, y cubría la luna y las estrellas, como cuando + el firmamento se llena de nubes.</p> + <p><a id="Page_156" name='Page_156'></a>«A prisa, á prisa, caballeritos, + que va á ser de día—dijo uno,—y el Abuelo nos va á + reñir si llegamos tarde. No valen nada los Nacimientos de este año.... + ¡Cuando uno recuerda aquellos tiempos...!»</p> + <p>Celinina iba con ellos, y como por primera vez andaba en aquellas altitudes, se + atolondraba un poco.</p> + <p>«Ven acá—le dijo uno,—dame la mano y volarás + más derecha.... Pero ¿qué llevas ahí?</p> + <p>—Esto—repuso Celinina oprimiendo contra su pecho dos groseros animales + de barro.—Son pa mí, pa mí.</p> + <p>—Mira, chiquilla, tira esos muñecos. Bien se conoce que sales ahora + de la tierra. Has de saber que aunque en el Cielo tenemos juegos eternos; siempre + deliciosos, el Abuelo nos manda al mundo esta noche para que enredemos un poco en los + Nacimientos. Allá arriba se divierten también esta noche, y yo creo que + nos mandan abajo por que les mareamos con el gran ruido que metemos.... Pero si Padre + Dios nos deja bajar y andar por las casas, es á condición de que no + hemos de coger nada, y tú has afanado eso.»</p> + <p>Celinina no se hacía cargo de estas poderosas razones, y apretando + más contra su pecho los dos animales, repitió:</p> + <p>—Pa mí, pa mí.</p> + <p>—Mira, tonta,—añadió el otro,—que si no <a + id="Page_157" name='Page_157'></a>haces caso nos vas á dar un disgusto. Baja en + un vuelo, y deja eso, que es de la tierra y en la tierra debe quedar. En un momento + vas y vuelves, tonta. Yo te espero en esta nube.»</p> + <p>Al fin Celinina cedió, y bajando, entregó á la tierra su + hurto.</p> + <br /> + + <h3>XI</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Por eso observaron que el precioso cadáver de Celinina, aquello que + fué su persona visible, tenía en las manos, en vez del ramo de flores, + dos animalillos de barro. Ni las mujeres que la velaron, ni el padre, ni la madre, + supieron explicarse esto; pero la linda niña, tan llorada de todos, + entró en la tierra apretando en sus frías manecitas la Mula y el + Buey.</p> + <p>Diciembre de 1876.</p> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="Page_158" name='Page_158'></a> <a id="LA_PLUMA_EN_EL_VIENTO" + name='LA_PLUMA_EN_EL_VIENTO'></a> + <h3><a id="Page_159" name='Page_159'></a>LA PLUMA EN EL VIENTO</h3> + <h3>Ó</h3> + <h2>EL VIAJE DE LA VIDA</h2> + <br /> + + <h3>Poe....<a id="FNanchor_1" name='FNanchor_1'></a><a + href='#Footnote_1'><sup>[1]</sup></a></h3> + <br /> + <br /> + + <h3>INTRODUCCIÓN</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Sobre el apelmazado suelo de un corral, entre un cascarón de huevo y una + hoja de rábano, cerca del medio plato donde bebían los pollos y como + á dos pulgadas del jaramago que se había nacido en aquel sitio sin + pedir permiso á nadie, yacía una pequeña y ligerísima + pluma, caída al parecer del cuello de cierta paloma vecina, que diez minutos + antes se había dejado acariciar ¡oh femenil condescendencia! por un D. + Juan que hacía estragos en los tejados de aquellos contornos.</p> + <p><a id="Page_160" name='Page_160'></a>El corral era triste, feo y solitario. Desde + donde estaba la pluma no se veía otra cosa que la copa de algunos + castaños plantados fuera de la tapia; el campanario de la iglesia con su + remate abollado, á manera de sombrero viejo; la vara enorme y deslucida de un + chopo inválido y casi moribundo, y las tejas dé la casa adyacente, que + en días de temporal regaban con abundante lloro el corral y la huerta. La vid, + la zarza trepadora y la madreselva, apenas cubrían entre las tres toda la + extensión de la tapia, erizada de vidrios rotos en su parte superior, que + servía de baluarte inexpugnable contra zorras y chicuelos.</p> + <p>A esto se reducía el paisaje, amén del inmenso y siempre hermoso + cielo, tan espléndido de día, como imponente y misterioso de noche.</p> + <p><a id="Page_161" name='Page_161'></a>La pluma (¿por qué no hemos de + darle vida?) yacía, como dijimos, en compañía de varios objetos + bastante innobles, propios del lugar, y constantemente expuesta a ser hollada por la + bárbara planta de los gansos, de los pollos y aun de otros animalejos menos + limpios y decentes que tenían habitación en algún lodazal + cercano.</p> + <p>No hay para qué decir que la pluma debía de estar muy aburrida; pues + suponiendo un alma en han delicado, aéreo y flexible cuerpo, la consecuencia + es que esta alma no podía vivir contenta en el corral descrito. Por una + misteriosa armonía entre los elementos constitutivos de aquel ser, si el + cuerpo parecía un espectro de materia, el alma había sido creada para + volar y remontarse a las alturas, elevándose a la mayor distancia, posible + sobra el suelo, en cuyo fango jamás debieran tocar los encajes casi + imperceptibles de su sutil vestidura. Para esto había nacido ciertamente; pero + en ella, como en nosotros los hombres, la predestinación continuaba siendo una + vana palabra. Estaba la pobre en el corral, lamentando su suerte, con la vista fija + en el cielo, sin más distracción que ver agitados por el viento los + blancos festones de su ropa inmaculada, y diciendo en la ignota lengua de las plumas: + «No sé cómo aguanto esta vida fastidiosa. Más + valdría cien veces morir.»</p> + <p>Otras muchas cosas igualmente tristes dijo; pero en el mismo instante una + ráfaga de viento que puso en conmoción todas las pajas y objetos + menudos arrojados en el corral, la suspendió, ¡oh inesperada + alegría! alzándola sobre el suelo más de media vara. Por breve + espacio de tiempo estuvo fluctuando de aquí para allí, amenazando caer + unas veces y remontándose otras, con gran algazara de los pollos, quienes al + ver aquella cosa blanca que se paseaba por los aires con tanta majestad, iban tras + ella aguardándola en su caída, con la esperanza de que fuera algo de + comer. Pero el viento sopló más recio, y haciendo un fuerte remolino en + todo el recinto del corral, la sacó fuera velozmente. Cuando ella se + vió más <a id="Page_162" name='Page_162'></a>alta que la tapia, + más alta que la casa, que los castaños, que la cúspide del + chopo, tembló toda de entusiasmo y admiración. Allá arribita, el + viento la meció, sosteniéndola sin violentas sacudidas: parecía + balancearse en visible hamaca ó en los brazos de algún cariñoso + genio. <a id="Page_163" name='Page_163'></a>Desde allí ¡qué + espectáculo! Abajo el corral con sus inquietos pollos escarbando sin cesar; la + huerta, la casa, los castaños, el chopo, ¡qué pequeño lo + que antes parecía tan grande! Después, toda la extensión del + hermoso valle poblado de casas, de árboles, de flores, de ganados; a lo lejos + las montañas con sus laderas cubiertas de bosques, sus eminencias rojizas y + azules y sus cúspides encaperuzadas con una blancura en la cual nuestra + viajera creyó ver enormes montones de plumas, encima el cielo sin fin, el sol + de la mañana dando vivos colores a todo el paisaje, garabateando el agua con + rayos de luz, produciendo temblorosos reflejos en el follaje de los olmos, y + reverberando en las sementeras pajizas, salpicadas aquí y allí de + manchas de amapolas. ¡Esto sí que se llama vivir! Tremenda cosa + sería caer otra vez en el corral.</p> + <p>La pluma, en el colmo de su regocijo, no halló medio mejor de expresarlo + que dando vueltas sobre su eje, para que se orearan bien sus miembros húmedos + y ateridos: se bañó en el sol y se esponjó, ahuecando con cierta + vanidad los flecos diminutos de que se componía su cuerpo. El sol penetraba + por entre los mil intersticios de aquel encaje prodigioso, y nuestra viajera se + vió vestida de hilos de cristal más tenues que los que tienden las + arañas de rama en rama, y cubierta de diamantes, esmeraldas y rubíes + que variaban de luces á cada movimiento, y tan menudos, que los granos de + arena parecerían montañas á su lado.</p> + <p>Extender la vista por el valle, por las montañas, por el horizonte, y + querer recorrerlo todo hasta el fin, fué en la pluma obra de un momento. Su + estupor y alborozo no tenían límites, y si al pronto la sorpresa la + mantuvo en aquella altura, divagando, sin apartarse de su situación primera, + después serenada un poco y sintiendo en su pecho (?) el fuego del entusiasmo, + se lanzó en el inmenso espacio, en brazos del geniecillo. Desaparecieron + corral, casa, aldea; la torre de la iglesia, como gigante despavorido, caminaba + también con grandes zancajos hasta perderse de vista. En la agitación + de aquel vuelo vertiginoso, la pluma subía á veces á tanta + altura, que apenas podía distinguir los objetos; otras descendía hasta + rozar con la tierra, y contemplaba su imagen fugitiva en la superficie verdosa de los + charcos. A veces se remontaba tanto, que parecía confundirse con las nubes y + perderse en los inmensos océanos del espacio; á veces descendía + <a id="Page_164" name='Page_164'></a>tanto, que casi casi tocaba á la tierra, + y en su lenguaje ignoto decía al viento: «Bájame un poco, amigo, + que me mareo en estas alturas,» ó «levántame por favor, + amiguito, que voy á caer en ese lodazal.»</p> + <p>El viento, dócil vehículo, la subía y la bajaba según + su deseo, andando siempre, y pasaban valles, ríos, montes, colinas, pueblos, + sin parar nunca. En su viaje, la pluma no cesaba de admirar cuanto veía. Los + pájaros pasaban cantando junto á ella; las mariposas se + detenían, mirandola con asombro, no acertando á comprender si era cosa + viva o un objeto arrastrado por el viento. Cuando iban cerca de tierra y pasaban + rozando por encima de zarzales y plantas espinosas, creeríase que todas las + púas se erizaban como garras para cogerla, y al volar por encima de un charco, + los gansos de la orilla volvían de medio lado la cabeza mirándola, y + con la esperanza de verla caer, corrían graznando tras + ella:-«Súbeme, amiguito-gritaba-, para no oír a estos + bárbaros».</p> + <br /> + + <h3>CANTO PRIMERO</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Y subían hasta lo alto de la montaña; pasaban la divisoria, y + recorrían otro valle, y así todo el camino, sin detenerse nunca. Tanto + anduvieron <a id="Page_165" name='Page_165'></a>que la pluma, sintiendo satisfecha su + curiosidad, se arremolinó, dió varias vueltas sobre sí misma, y + dijo al genio que la conducía:</p> + <p>«¿Sabes que hemos corrido bastante? ¿No convendría + elegir sitio para descansar un rato? ¡Ay, amigo! Aunque deseaba salir del + corral recorrer el mundo, puedes creer que lo que á mí me gusta es la + vida tranquila y reposada. Por un instante pensé que la felicidad es volar de + aquí para allí, viendo cosas distintas cada minuto, y recibiendo + impresiones diferentes. Ya me voy convenciendo de que es mejor estarse una quietecita + en un paraje que no sea tan feo como el corral, viviendo sin sobresalto ni peligro. + Allí veo, cerca del río, unos grandes árboles, que me parecen el + lugar más hermoso que hemos encontrado en nuestro viaje.»</p> + <p>Acercáronse y vieron, efectivamente, que á la sombra de aquellos + árboles había el sitio más apetecible y delicioso que + podría ambicionar una pluma para pasar sus días. Césped + finísimo cubría el suelo; el río cercano corría con mansa + corriente, ni tan rápida que arrastrara y revolviera la tierra de las verdes + márgenes, ni tan pausada que se enturbiaran sus aguas: fácil era contar + todas las piedrecillas del fondo; mas no la muchedumbre de peces que divagaban por su + transparente cristal. Las ramas de los árboles, cerniendo la viva luz del sol, + mantenían en templada pe<a id="Page_166" name='Page_166'></a>numbra el + pequeño prado; y de allí habían huído todos los insectos + importunos y sucios, así como todas las aves impertinentes y casquivanas. Los + pocos seres que allí estaban de paso ó con residencia fija, eran lo + más culto y distinguido de la creación: insectos vestidos de oro y + condecorados con admirables pedrerías; aves sentimentales y discretas que + cantaban sus amores en cortesano estilo, y sólo á ciertas horas de la + mañana ó de la tarde. Era el mediodía, y todas callaban en lo + alto de las ramas, entreteniendo el espíritu en abstractas meditaciones.</p> + <p>«¡Fresco y bonito lugar es éste!—dijo la pluma + erizándose de entusiasmo al verse allí.—Aquí quiero pasar + toda mi vida, toda, toda, lo repito con seguridad completa de no variar de + propósito.</p> + <p>Vagaba á la sombra de los árboles, resbalando sobre el fresco + césped, cuando vió que se acercaba una pastora, guiando dos docenas de + ovejas con alguno que otro cordero, y un perro que le servía de custodia y + compañía. La pastora se ocupaba, andando, en tejer una corona de flores + que traía en la falda, y era tanta su hermosura, donaire y elegancia, que la + pluma se quedó absorta.</p> + <p><a id="Page_167" name='Page_167'></a>Sentose la joven, y la pluma + remontándose de nuevo por los aires, empezó a dar vueltas en torno + suyo, admirando de cerca y, de lejos, ya la blancura del cutis, ya la + expresión y brillo de los ojos, ya los cabellos negros, ya sus labios + encendidos, todas y cada una de las perfecciones de tan ejemplar criatura.</p> + <p>«Aquí me he de estar toda la vida—exclamaba la viajera en su + enrevesado idioma.—Esto sí que es vivir. Nunca me cansaré de + mirarla, aunque viva mil años. ¡Qué bien he hecho en establecerme + aquí... y qué gran cosa es el amor! Gracias á Dios que he + encontrado la felicidad. ¡Cuan dulcemente se pasa el tiempo mirándola, + ahora y después y siempre! ¿Qué placer iguala al de pasar + rozando sus cabellos, y acariciarle la frente con mis flequitos? ¿Qué + mayor ambición puedo tener que dejarme resbalar por su cuello hasta escurrirme + ... qué sé yo dónde, ó esconderme entre su ropa y su + carne para estarme allí haciéndole cosquillas <i>per saecula + saeculorum</i>? Esto me vuelve loca ... y de veras que estoy loca de amor. + Aquí y sin apartarme de ella un instante, he de pasar toda la vida.»</p> + <p>La pluma volaba y revolaba alrededor de la pastora, hasta que fué á + posarse sutilmente sobre su hombro, y en él hizo mil morisquetas y remilgos + con sus flecos. Vió la muchacha aquel objeto blanco, que al principio + juzgó ser cosa menos delicada caída de las ramas del árbol, y + tomándola, la estrujó entre sus dedos y la arrojó lejos de + sí con indiferencia desdeñosa. Un rato después convocó + á su rebaño y se fué.</p> + <p>Mucho tardó nuestra infortunada viajera en <a id="Page_168" + name='Page_168'></a>volver de su desmayo. Al abrir los ojos, en vano buscó al + objeto de su tierna pasión; reconociendo el sitio, sacudió sus encajes + magullados y rotos, y dió al viento sus quejas en esta forma:</p> + <p>«Ay, vientecillo, sácame de aquí, por las ánimas + benditas; levántame, que me muero de tristeza. Quiero correr otra vez, pues + ahora comprendo que la felicidad no existe en lo que yo creía. ¡Buena + tonta he sido! El amor, no es más que fatigas y dolores. Basta de amor, que + harto conozco ya lo que trae consigo. Volemos otra vez, y vamos a donde tú + quieras, amiguito. De veras te digo que me cargan estos árboles y este + río: estoy ya hasta la corona de céspedes, prados, arroyos y + pajarillos. Démonos una vueltecita por esos mundos. Levántame: quiero + subir hasta las nubes. Eso es; así me gusta: súbeme todo lo que puedas. + Mira, allí a lo lejos se alcanza a ver una casa que ha de ser muy grande: + ¿ves cómo brilla a los rayos del sol, cual si fuese de plata, y a su + lado hay otra y otra, muchas, muchísimas casas? Sin duda aquello es lo que + llaman una ciudad. Eso, eso es lo que yo deseo ver. Gracias a Dios que encuentro lo + que me gusta. Vámonos derechos allá, y dejémonos de montes y + valles, que son lugares impropios para este genio mío ... Ya, ya se ve de + cerca la ciudad. En aquel magnífico palacio que vimos primero nos hemos de + meter. Corre, corre más, que me parece que no llegamos nunca.</p> + <p><b>NOTA:</b></p> + <div class='note'> + <a id="Footnote_1" name='Footnote_1'></a> <a href='#FNanchor_1'>[1]</a> + Perdón ¡oh lector! iba á cometer la irreverencia de llamar + á esto <i>poema</i>. + </div> + <br /> + + <h3><a id="Page_169" name='Page_169'></a>CANTO SEGUNDO</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Pronto se hallaron muy cerca de un soberbio palacio de mármol, tan grande y + bello que hasta el mismo genio misterioso, que conducía á nuestra + amiga, se quedó absorto ante tanta magnificencia. Oíanse por + allí algazaras como de baile ó festín, y músicas + sorprendentes. Flotaban banderas en los minaretes y azoteas, y por las ventanas se + veía discurrir la gente alegre y bulliciosa.</p> + <p>«Adentro, amiguito—dijo la pluma;—colémonos por este + balcón que está de par en par abierto.»</p> + <p>Así lo hicieron, encontrándose dentro de una gran sala en la cual + había hasta cien personas sentadas alrededor de vasta mesa, llena de ricos + manjares y adornada de flores, todo puesto con arte y soberana magnificencia. Era + igual el número de hombres al de mujeres; y si entre aquéllos los + había de distintas edades, éstas eran todas jóvenes y hermosas. + Los criados vestían riquísimos trajes, y un sin fin de músicos + tocaban armoniosas sonatas en lo alto de una gran tribuna.</p> + <p>Los convidados estaban tendidos sobre cojines cubiertos de vistosos tapices; ellas + adornadas con flores, y tan ligera y graciosamente vestidas, que <a id="Page_170" + name='Page_170'></a>su hermosura no podía menos de aparecer realzada con + atavíos tan indiscretos. Las carcajadas, las voces y la música, + impresionando el oído; el aroma de las flores y el olor aperitivo de las + comidas y licores, hiriendo el olfato; la viveza de las miradas, la variedad de + colores, afectando la vista, producían en aquel recinto una fascinación + que habría dado al traste con la fortaleza de todos los ermitaños de la + Tebaida.</p> + <p>La pluma, divagando por la bóveda del salón sintió que desde + la mesa subían á acariciar sus sentidos los dulces vapores de la mesa, + y se embriagaba con la fragancia de los vinos, escanciados sin cesar en copas de oro. + Su entusiasmo y alegría no tenían límites, y la lengua se le + soltó de tal modo, que no cesó de hablar en todo el día, + diciendo a su compañero y conductor:</p> + <p>«Esto si que es delicioso, amiguito; esto sí que es vivir. + ¡Bien te decía yo que aquí habíamos de encontrar la + felicidad; bien me lo anunciaba el corazón! Me están volviendo tarumba + las emanaciones de esas aves, de esas especias, de esas frutas, de esos licores que + parecen, llevar en sí gérmenes de vida y nos infunden aliento y + júbilo. Repara en la incitante belleza do esas mujeres: ¡qué + miradas! ¡qué senos! ¡qué admirable configuración la + de sus cuerpos! ¡qué encantadora risa en sus labios! Pero ¿no te + vuelves loco como yo? Aquí he de estarme toda la vida, ¿sa<a + id="Page_171" name='Page_171'></a>bes? No hay duda que la vida es el placer, y buenos + tontos serán los que se anden por ahí discurriendo insulsamente por + montes y valles. ¡Y yo fuí tan imbécil que vi la felicidad en el + amor insípido que me inspiró aquella pastora! ¡Qué + fácilmente nos equivocamos!... pero ya he conocido mi error, y tengo la + seguridad de no equivocarme más. Es que ya voy teniendo mucha experiencia, no + te creas, y de aquí en adelante ya sé lo que tengo que hacer. Gracias + á Dios que encontré lo definitivo: aquí, aquí hasta que + me muera. ¡Qué placer, y qué embriaguez, y qué mareo tan + deliciosos! ¡Sublime es esto, y cuan desgraciados los que no lo + conocen!»</p> + <p>La comida avanzaba, y la locura de los comensales tocaba á su + límite: las ánforas habían dado ya su última ofrenda de + vino; los convidados las habían hecho llenar de nuevo, y hasta las mujeres, + aturdidas, ó gritaban como furias ó callaban con perezoso + recogimiento.</p> + <p>La pluma se sintió también atontada: empezó á dar + vueltas y más vueltas en el aire, hasta que poco á poco perdió + la conciencia de lo que allí ocurría. Conservando un resto de vago + conocimiento, sintió que las voces se alejaban; que caían los muebles; + que se rompían con estrépito los vasos; que callaban los + músicos; que, obscurecido el sol, lo sustituía una débil + claridad de antorchas; que éstas se extinguían después; que <a + id="Page_172" name='Page_172'></a>todo quedaba en silencio. Entonces se sintió + caer, abandonada de su misterioso genio amigo: vió las flores marchitas y + pisoteadas por el suelo, los restos de la comida arrojados en desorden y exhalando + repugnante olor; todo revuelto y disperso, y ningún ser vivo en la sala. En su + desmayo juzgó que pasaban lentamente horas y más horas, que luego + amanecía, y que por fin alguien daba señales de vida en aquel palacio, + ayer del regocijo y hoy de la tristeza. Los pasos se acercaban, y manos desconocidas + intentaron poner en orden los restos del festín. Luego se sintió + arrastrada violentamente á impulsos de un objeto áspero: abrió + los ojos, ya con la cabeza despejada, y vió que era impelida por una escoba. + La barrían juntamente con multitud de objetos despreciables, ajados, + repugnantes y pestíferos: hojas de flores pisoteadas, pedazos de cristal + aún mojados en vino, huesos de frutas aún cubiertos de saliva, cortezas + de pan, espinas de salmón con alguna hilacha de carne, una cinta manchada de + salsa, fresas espachurradas, entre las cuales lucía un alfiler teñido + del zumo rojizo y que semejaba el puñal de un asesino, piltrafas de + jamón, cascaritas de hojaldre y algunos ojos de pescado que aún fijos + á sus rotas cabezas, parecían contemplar con asombro y terror semejante + espectáculo.</p> + <p>Entre estos objetos, rodando todos en tropel, fue nuestra pluma empujada por la + escoba hasta <a id="Page_173" name='Page_173'></a>parar á un gran cesto, de + donde la arrojaron á un corral mil veces más inmundo que aquel de donde + había salido. Al verse entre tanta basura, magullada, rota, sucia, oliendo + á vino, á especias, á grasa, á saliva, empezó + á lamentarse con estas patéticas frases:</p> + <p>«¡Ay, vientecillo de mi alma, levántame y sácame de + aquí, por Dios y todos los santos! Me muero en este montón de + inmundicia; yo quiero ser libre y pura como antes. A fe que te has lucido, plumita. + ¡Qué error tan grosero! En buena parte has venido á concluir + aquella brillante jornada de placer y felicidad. Que no me digan á mí + que el placer lleva consigo otra cosa que degradaciones, bajezas, dolores y miserias. + ¡Por un ratito de gozo, cuánta amargura! Y gracias á Dios que he + salido con vida. Afortunadamente no seré yo quien vuelva á caer. + Sácame de aquí, amigo, así te dé Dios todos los reinos de + la tierra y del mar; sácame ó me muero en esta podredumbre.»</p> + <p>El geniecillo la levantó con rapidez á grandísima altura, y + allá arriba se ahuecó toda, llena de contento, para purificarse y orear + su cuerpo. Apartó la vista del palacio y de la ciudad, y ambos siguieron luego + su camino sin saber a dónde iban.</p> + <p><a id="Page_174" name='Page_174'></a>«Ni los campos tranquilamente + fastidiosos; ni los palacios, que son mansión del hastío, me hacen a mi + maldita gracia--decía la pluma.—Por fuerza hemos de encontrar pronto lo + que cuadra a mi genio. ¿Ves? O yo me engaño mucho, o aquel + gentío que ocupa la llanura que tenemos delante, nos va a detener allí + con el espectáculo de algún acto sublime. Vamos pronto, que ya siento + viva curiosidad. O yo no sé lo que son ejércitos, o lo que allí + se divisa son dos que van a encontrarse y a reñir. ¡Sublime + acontecimiento! ¡Bendito sea Dios que nos ha deparado ocasión de + presenciar una batalla! He aquí una cosa que me entusiasma. Me pirro yo por + las batallas. ¡La gloria! Te digo que se me va la cabeza cuando hablo de esto. + Tarde ha sido, amigo, pero al fin he encontrado la norma de mi destino. Mira, ya van + a empezar. Coloquémonos encima de aquellos que parecen ser los caudillos de + uno de los dos ejércitos, y veamos la que se va a armar aquí.</p> + <br /> + + <h3>CANTO TERCERO</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Efectivamente, dos grandes y poderosas huestes iban a chocar en aquella planicie. + ¿A qué describir el brillo de las armas, las empresas de los escudos, + el ardor de los combatientes; el relinchar de los corceles y demás accidentes + de la empellada refriega? La pluma, palpitando <a id="Page_175" + name='Page_175'></a>de emoción, vió los primeros encuentros, y no + apartaba los ojos del que parecía ser rey del ejército por quien + más tarde se decidió la victoria. El tal rey llevaba un casco de oro, + armadura de bruñido acero, y oprimía los lomos de soberbio caballo + tordo. Ninguno le igualaba en furor y osadía, razón por la cual su + gente, entusiasmada con tal ejemplo, arrollaba á los contrarios cual si fuesen + manadas de carneros.</p> + <p>Nuestra viajera no sabía cómo expresar su frenético alborozo + ante la sublime tragedia.</p> + <p>«¡La gloria! ¡Qué gran cosa es la + gloria!—exclamaba, siguiendo lo más cerca posible al rey + victorioso.—Estoy en mi centro: ésta es la vida, esto es lo que cuadra + á mi genio, esto es la felicidad: gracias á Dios que he encontrado lo + que quería. ¡Y fuí tan imbécil que perdí el tiempo + en frívolos amores y en livianos placeres! ¡La verdad es que se equivoca + uno tontamente! Pero ya voy teniendo experiencia, y no me equivocaré + más. La gloria es lo que más enaltece el alma. Mira, amiguito + mío, cómo vencen los de aquí. Ya van los otros en retirada. + ¡Grande y poderoso rey! Daría la mitad de mi vida por ponerme encima de + su casco, de aquel áureo yelmo, ante cuya cimera se inclinarán con + pavura todos los monarcas y naciones de la tierra. Vamos, esto me enajena. ¿No + oyes cómo crujen las armas, cómo relinchan los caballos y cómo + blas<a id="Page_176" name='Page_176'></a>feman los combatientes, encendidos en + marcial coraje? ¡Gloriosa muerte la de los unos, y gloriosísima victoria + la de los otros!»</p> + <p>Ésta fue decisiva para el rey del áureo casco y del caballo tordo. + Su ejército triunfante persiguió en veloz carrera al enemigo, y la + pluma siguió la triunfal marcha revoloteando sobre la cabeza del héroe. + Corrían sin fatigarse hasta que llegó la noche. Luego se detuvieron, + satisfechos de haber aniquilado en su fuga al ejército contrario. Acamparon + los vencederos, se armó la tienda del Rey, preparósele comida y lecho; + y en aquella hora de la reflexión y del reposo, pasada la exaltación + primera, hasta la pluma bajó a la tierra cubierta de cadáveres, de + sangre, de ruinas.</p> + <p><a id="Page_177" name='Page_177'></a>Entonces la viajera sintió frío + glacial, extraordinaria fatiga y una modorra que no pudo vencer evocando los + recuerdos del épico combate. En su letargo, creyó sentir los lamentos + de los heridos, mezclados con horrorosas imprecaciones. No tardaron en venir las + madres, las hermanas, los tiernos hijos, sosteniéndose entre sí, porque + el dolor aflojaba sus desmayados cuerpos, alumbrándose con triste linterna + para buscar al padre, al hijo, al esposo, al hermano. Hombres horribles, tipo medio + entre el sayón y el sepulturero, cavaban la profunda y holgada fosa, donde + eran arrojados los infelices muertos de ambos ejércitos. Las santas mujeres + buscaban aún entre aquellos despojos, mal cubiertos por la tierra, á + los seres queridos, y hasta hubieran escarbado para sacarlos de nuevo, si las voces y + los lamentos que más allá se oían no les dieran la esperanza de + que en otro lugar estarían quizás los que buscaban. Graznando + lúgubremente, bajaron los buitres y demás aves que tienen su + festín en los campos de batalla; la lluvia encharcó el piso, amasando + lechos de fango y sangre para los pobres difuntos, y el frío remató + á los heridos que esperaban escapar á la muerte. ¡Tremenda noche! + Volviendo de su letargo, pudo observar la pluma que cuanto había visto no era + alucinación, sino realidad clarísima. Quiso huir; pero se detuvo + sobrecogida, porque en la cercana tienda del rey sonaron gritos y juramentos y fuerte + choque de armas. Varios hombres salieron de allí luchando, y una voz dijo: + «muera el tirano,» y otras exclamaron: «¡han asesinado al + rey!» En efecto, así era: el héroe victorioso había sido + sacrificado por sus ambiciosos generales, ávidos de repartirse el botín + y apoderarse del reino.</p> + <p>«Viento querido, amigo mío, sácame de + aquí—gritó la pluma agitando su fleco para + volar.—Levántame; llévame por esos aires de Dios, que no quiero + ver tantos horrores. ¡Maldita sea la gloria y malditos los pícaros que + la inventaron! <a id="Page_178" name='Page_178'></a>Parece mentira que me haya dejado + alucinar por tan craso disparate. Ya ves que de la gloria no se saca cosa alguna, si + no es la desesperación, el odio, la envidia y todas las bajezas de la + ambición. ¡Cuánto más valen la dulce modestia y una + apacible obscuridad! Gracias á Dios que he salido de las tinieblas del error. + Tres veces me equivoqué; pero al fin la luz ha entrado en mi cabeza y ya tengo + la certeza de no equivocarme más ¡Cuán claro veo ahora todo! + ¡Qué bien considero y profundizo la verdad de las cosas! No, no + volveré á incurrir en tales tonterías. Por supuesto, siempre es + conveniente equivocarse para adquirir experiencia y estudiar y conocer la vida. + Felizmente, ya sé á qué atenerme. Dichosos los que han pasado + tantas amarguras y visto tantísimo mundo.... Pero si no tengo telarañas + en los ojos, amigo vientecillo, allá á lo lejos se distingue una + altísima torre que debe de ser de alguna catedral. Sí: á medida + que nos acercamos se va destacando la mole del edificio.... No parece sino que Dios + nos ha encaminado á este sitio para que nos arrepintamos de nuestras culpas y + aprendamos que El es la única verdad, la única vida y el camino + único, fuente de todas las cosas, consuelo de todas las aflicciones, asilo de + todos los extraviados.... ¡Ay! vamos pronto, que ya tengo deseo de entrar + allí: ¿no oyes repicar de las campanas? ¿no ves cómo el + <a id="Page_179" name='Page_179'></a>perfila con rayos de oro las mil estatuas + erigidas en los pináculos y agujas que rematan el grandioso monumento por una + y otra parte? Date prisa y lleguemos pronto, amiguito; ¡qué pesado te + has vuelto! A ver si encontramos un agujerito por donde introducirnos.»</p> + <br /> + + <h3>CANTO CUARTO</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Dieron vueltas alrededor del templo, que era ojival y de sorprendente hermosura, y + al fin, hallando un vidrio roto, se colaron dentro sin pedir permiso al + sacristán. Soberbio espectáculo se ofreció á las miradas + de nuestros dos viajeros. La vasta nave y sus haces de columnas delicadísimas, + que remataban en palmeras, entretejiéndose para formar la bóveda; las + ventanas rasgadas en toda la extensión del pavimento y cubiertas con el + diáfano muro de cristales de colores; la multitud de figuras representativas; + la fauna, la flora; la riqueza de los altares, las luces, los resplandecientes trajes + de los sacerdotes; el incienso, formando azuladas nubes; el son del órgano, + á veces suave y apagado como la respiración de un n;iño + que duerme, después fuerte y estentóreo como el resoplido de un gigante + colérico; el coro grave, y los rezos quejumbrosos, todo esto <a id="Page_180" + name='Page_180'></a>impresionó de tal modo á nuestra viajera, que + estuvo un buen rato pegada á la bóveda, sin, atreverse á + descender, sobrecogida de admiración, piedad y respeto.</p> + <p>«Me falta poco para llorar, amigo vientecillo—dijo.—Aunque un + poco tardío, mi arrepentimiento es seguro. ¡Con cuánto gozo abro + mis ojos á la luz de la verdad! ¿Y habrá quien sostenga que + puede haber dicha, reposo y paz fuera de la religión sacratísima? Santa + y sublime fe: á tí vengo fatigada de las luchas del mundo, el alma + llena de congojas y atormentada por el recuerdo de mis pasados extravíos. + Inexperta y alucinada, juzgué que el mejor empleo y ocupación de mi ser + era el amor, los goces ó la incitante gloria, cosas ¡ay! de liviana + realidad que se desvanecen pasada la ilusión primera. Mi alma está + pura, y anhela reposarse en el bien. Aborrezco el mundo; pienso sólo en Dios, + imán de nuestros corazones, fuente de toda salud, principio de toda + inteligencia. Aquí, en este santo y bello asilo, creado por el arte y la fe, + he de pasar lo que me resta de vida. Segurísima estoy ahora de no variar de + inclinaciones ni de pensamiento. Aquí, siempre aquí. Dulce es, entre + todas las dulzuras, zambullir el pensamiento en la idea de Dios, adorarle, + contemplarle, confundirnos ante su presencia como granos de polvo ó + frágiles plumas que somos las criaturas <a id="Page_181" + name='Page_181'></a>Vientecillo, puedes marcharte, que yo me quedo aquí para + toda la vida. ¡Cuán feliz soy!»</p> + <p>Calló la pluma y se acurrucó con devota compostura en la punta de + una de las espinas que ceñían la frente del dorado Cristo suspendido en + lo más alto del retablo. Cesaron los cantos, apagáronse las luces. + Rumores extraños de misales que se cierran, de goznes rechinantes, de papeles + de música que se arrollan, de cortinas que se corren tapando un santo, de + llaves que crujen en la enmohecida cerradura, de acólitos que tropiezan + corriendo hacia la sacristía, de rosarios que se guardan, sustituyeron + á la imponente salmodia de antes; y las pisadas de los hombres y las faldas de + las mujeres levantaron ligera nube de polvo que subió á confundirse con + los desgarrados celajes del incienso, vagabundos aún por las altas + bóvedas, como los jirones de nubes que corren por el cielo después de + una tempestad.</p> + <p>Vino la noche, y los vidrios se obscurecieron, tomando tintas suaves y + misteriosas. La gran nave quedó por fin en completa sombra; mas en lo alto de + sus muros velaban, como espectros de moribundo resplandor, las pintadas efigies de + cristal. En el centro del lóbrego santuario lucía un punto de luz: era + la lámpara del altar, que como un alma despierta y vigilante oraba en el + recinto. Su débil claridad apenas iluminaba los <a id="Page_182" + name='Page_182'></a>pies del Santo Cristo próximo, y el blanco cuerpo de un + obispo de mármol que, tendido en su mausoleo, parecía como que á + ratos abría la boca para bostezar.</p> + <p>Pasaron horas y más horas, que por lo largas parecían noches + empalmadas, sin días que las separasen, y la pluma acabó sus rezos y + los volvió á empezar, y acabados de nuevo, y agotado todo el repertorio + de oraciones que sabía, dijo otras que sacaba de su cabeza, hasta que al fin, + no ocurriéndosele nada, aburrida de aburrirse, se dejó decir:</p> + <p>«Vientecillo, me alegro de que no te hayas ido. Ven acá un momento: + ¿sabes que siento así como ganas de dar un paseíto por + ahí fuera? No es que quiera abandonar este sitio, pues lo dicho dicho: + aquí he de estarme toda la vida. Es que, hablando con sinceridad, esto es + bastante triste, no sé, no sé... las horas tienen una longitud + desmesurada. Si me apuras, te diré con mi habitual franqueza que me aburro + soberanamente. ¿Por qué no hemos de salir á refrescarnos la + cabeza y a ver el cielo? pues por mucha que sea nuestra devoción, no hemos de + estar siempre reza que te reza, y conviene dar al ánimo esparcimiento para + cobrar fuerzas y ... ya me entiendes. Salgamos, que en realidad no tiene maldita + gracia que nos estemos aquí hechos unos pasmarotes. Y repara que + después que aquellos señores acabaron <a id="Page_183" + name='Page_183'></a>de cantar, esto está tan solo y obscuro que antes impone + miedo que piedad. Larguémonos fuera un ratito, que una cosa es la fe y otra el + saludable recreo del cuerpo y del alma.</p> + <br /> + + <h3>CANTO QUINTO</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Salieron por donde habían entrado, y al hallarse fuera, la pluma + prorrumpió en exclamaciones:</p> + <p>«¡Oh, gracias á Dios que veo otra vez el profundo cielo, las + altas estrellas y la luna! ¡Qué hermosura! Paréceme que hace + años que no he visto este admirable espectáculo, siempre nuevo y + seductor. Mira, alarguemos nuestro paseíto, que en nada se admira tanto + á Dios como en la naturaleza, ni nada es en ésta tan bello como la + noche. Vaya, con franqueza, amigo viento: ¿no es esto más hermoso que + el antro sombrío y estrecho de la catedral? Compara aquella lámpara con + estas luminarias celestiales que tenemos encima de nuestras cabezas.... Sigamos un + poquitín más allá; que si no volviéramos, ya + encontraríamos otra catedral en que meternos. Hay muchas, mientras que cielos + no hay más que uno.... ¡Cuánto se aprende viviendo! ¿Sabes + lo que se me ha ocurrido? Pues que la religión es cosa admirable; pero que + consagrarse enteramente á ella sin pen<a id="Page_184" name='Page_184'></a>sar + en nada más, me parece una gran majadería. Ya voy teniendo experiencia, + y veo todas las cosas con mucha claridad. Para alabar á Dios y honrarle, me + parece á mí que antes que pasarnos la vida metidas en las iglesias, + debemos las plumas emplear constantemente nuestro pensamiento en conocer y apreciar + las leyes por el mismo Dios creadas. Yo, si quieres que te hable con el + corazón en la mano, no tengo muchas ganas de volver á la catedral, + fuera de que ya hemos perdido el camino y no lo encontraremos fácilmente. + ¿No te parece que debemos lanzarnos por esos espacios anchísimos + buscando en ellos la razón de todas las cosas? Siento tal curiosidad, que no + sé qué haría por satisfacerla. ¡Saber! Ese es el objeto de + nuestra vida; en saber consiste la felicidad. No negaré yo que la Fe es muy + estimable; pero la Ciencia, amigo mío, ¡cuánto más + estimable es! Por consiguiente, te confieso con toda ingenuidad que he variado de + ideas, pero con el firme propósito de que ésta sea la última + vez. Quiero, á fe de pluma de origen divino, examinar cómo y por + qué se mueven esos astros; á qué distancia están unos de + otros; qué tamaño y qué cantidad de agua tienen los mares; + qué hay dentro de la tierra; cómo se hacen la lluvia, el rayo, el + granizo; de qué diablos está compuesto el sol; qué cosa es la + luz y qué el calor, etcétera, etc. Me da la gana de saber todas esas + co<a id="Page_185" name='Page_185'></a>sas. Gracias á Dios que he encontrado + la verdadera y legítima ocupación de mi espíritu. Ni el amor + pastoril, ni los placeres sensuales, ni la terrible y estúpida gloria, ni el + misticismo estéril, enaltecen al ser. ¡El conocimiento! ahí + tienes la vida, la verdadera vida, amigo vientecillo. Bendigo mis errores, de cuyas + tinieblas saqué la luz de mi experiencia y la certeza del destino que tenemos + las plumas. Llévame, amigo, llévame por ahí, pronto, que hay + mucho que ver y mucho que estudiar.»</p> + <p>Corrieron, volaron, y la pluma no se cansaba de sus observaciones especulativas. + Estudió la marcha de los astros y las distancias á que están de + la tierra; atravesó el inmenso Océano de una orilla á otra; + hízose cargo de la configuración y trazado de las costas; midió + el globo, fijando la atención en la diversidad de sus climas y habitantes; + penetró en las cavernas profundas, donde existen los indescifrables documentos + de la Mineralogía, y leyó el gran libro Geológico, en cuyas + páginas ó capas hablan idioma parecido al de los jeroglíficos la + multitud de fósiles, siglos muertos que tan bien saben contar el misterio de + las pasadas vidas; todo lo estudió, lo conoció y se lo metió en + el magín, y entre tanto no cesaba de repetir:</p> + <p>«¡Gran cosa es la Ciencia! ¡Y cuánto me felicito de haber + entrado por este camino, el único <a id="Page_186" name='Page_186'></a>digno + de nuestro noble origen!... Pero lo que me enfada es que nunca llegamos al fin: + á medida que voy aprendiendo, se me presentan nuevos misterios y enigmas. Yo + quisiera aprendérmelo todo de una vez. Es mucho cuento éste de que + nunca se le ve el fondo al odre de la sabiduría. ¡Ay! Vientecillo + perezoso, corre más, á ver si conseguimos llegar á un punto + donde no haya más tierra, ni más mar, ni más cielo, ni + más estrellas.... Esto no se acaba nunca. Corramos, volemos, que no ha de + haber cosa que yo no vea ni examine, ni arcano que no se me revele. He de saber + cómo es Dios, cómo es el alma humana, de dónde salimos las + plumas y á dónde volvemos, después de dar nuestro último + vuelo e el viaje de la existencia.»</p> + <hr style='width: 45%;' /> + <p>Y así transcurrió un lapso de tiempo indeterminable, y ni se + veía el fin de la Ciencia, ni la sed de saber encontraba donde saciarse por + completo. Ya habían recorrido toda la atmósfera que rodea nuestro + planeta; y la buena pluma, cansada y aburrida, sin fuerzas para avanzar más, + giraba alrededor de su eje con desorden y aturdimiento, como un astro que se vuelve + loco y olvida la ley de su rotación.</p> + <p><a id="Page_187" name='Page_187'></a>«¡Ay! vientecillo—exclamaba + lánguidamente,—ya estoy confusa, ya estoy mareada. ¿De qué + vale la ciencia, si al fin, después de tanto investigar más me espanta + lo que ignoro que me satisface lo que sé ¡Ay! compañero + mío de desengaños, <i>sólo sé que no se una condenada + palabra de nada.</i> Esto es para volverse una loca. Llévame á un sitio + recóndito donde encuentre el consuelo del olvido. Quiero aniquilarme; quiero + reposar en completa calma, dando paz al pensamiento y á la imaginación + siempre ambiciosa. ¡Cuántas equivocaciones en tan breve tiempo! Ni el + amor, ni el placer, ni la gloria, ni la religión, ni la ciencia me satisfacen. + El lugar de paz y de contento perdurable con que soñaba para pasar la vida, no + se encuentra en parte alguna. Experiencia lenta y dolorosa, ¿de qué + sirves? Si ese lugar que busco no existe por aquí, forzosamente ha de existir + en alguna otra región. Busquémoslo, amigo leal y ya inseparable.... Veo + que no estás menos aburrido y desilusionado que yo. ¡Ay! yo desfallezco; + apenas puedo sostenerme en tus brazos; todo me desagrada: el aire, la luz, los + árboles, la mar, el espacio, las estrellas, el sol.»</p> + <p>Fijaron la vista en la tierra, de la cual muy cerca estaban, y vieron una como + procesión que se dirigía á un bosquecillo frondoso, entre cuya + verdura se destacaban objetos de blanquísimo mármol. Era un cementerio, + y la procesión un <a id="Page_188" name='Page_188'></a>entierro. Observaron + nuestros viajeros que sobre la tierra había sido colocado un ataúd + pequeño y azul. Abriéronlo algunos de los circunstantes, y todos los + demás se agruparon en derredor para ver las facciones de la muerta: era una + niña como de diez años, coronada de flores, las manecitas cruzadas en + actitud de rezar no se sabe qué y semejante á un ángel de cera, + tan bonito y puro, que al verle todos se admiraban de que se hubiera tomado el + trabajo de vivir.</p> + <p>«Aquí, aquí quiero estar siempre, querido vientecillo. + Suéltame, déjame caer»—dijo la pluma, desasiéndose + de los brazos de su amado conductor, para caer dentro del ataúd.</p> + <p>Este se cerró, y el vientecillo, que empezaba á dar revoloteos para + sacarla con maña, no pudo conseguirlo, y la pluma quedó dentro.</p> + <p>¿Acabarán con esto tus paseos, oh alma humana?</p> + <p>Abril de 1872.</p> + <a id="Page_189" name='Page_189'></a> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="LA_CONJURACION_DE_LAS_PALABRAS" name='LA_CONJURACION_DE_LAS_PALABRAS'></a> + <h2><a id="Page_190" name='Page_190'></a>LA CONJURACIÓN DE LAS PALABRAS</h2> + <br /> + + <p>Erase un gran edificio llamado <i>Diccionario de la Lengua Castellana</i>, de + tamaño tan colosal y fuera de medida, que, al decir de los cronistas, ocupaba + casi la cuarta parte de una mesa, de estas que, destinadas á varios usos, + vemos en las casas de los hombres. Si hemos de creer á un viejo documento + hallado en viejísimo pupitre, cuando ponían al tal edificio en el + estante de su dueño, la tabla que lo sostenía amenazaba desplomarse, + con detrimento de todo lo que había en ella. Formábanlo dos anchos + murallones de cartón, forrados en piel de becerro jaspeado, y en la fachada, + que era también de cuero, se veía un ancho cartel con doradas letras, + que decían al mundo y á la posteridad el nombre y significación + de aquel gran monumento.</p> + <p>Por dentro era un laberinto tan maravilloso, que ni el mismo de Creta se le + igualara. Dividíanlo hasta seiscientas paredes de papel con sus numeros + llamados páginas. Cada espacio estaba subdividido en tres corredores ó + crujías muy <a id="Page_191" name='Page_191'></a>grandes, y en estas + crujías se hallaban innumerables celdas, ocupadas por los ochocientos ó + novecientos mil seres que en aquel vastísimo recinto tenían su + habitación. Estos seres se llamaban palabras.</p> + <hr style='width: 45%;' /> + <p>Una mañana sintióse gran ruido de voces, patadas, choque de armas, + roce de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se + levantara y vistiese á toda prisa, apercibiéndose para una tremenda + batalla. Y á la verdad, cosa de guerra debía de ser, porque á + poco rato salieron todas ó casi todas las palabras del <i>Diccionario</i>, con + fuertes y relucientes armas, formando un escuadrón tan grande que no cupiera + en la misma Biblioteca Nacional. Magnífico y sorprendente era el + espectáculo que este ejército presentaba, según me dijo el + testigo ocular que lo presenció todo desde un escondrijo inmediato, el cual + testigo ocular era un viejísimo <i>Flos sanctorum</i>, forrado en pergamino + que en el propio estante se hallaba á la sazón.</p> + <p>Avanzó la comitiva hasta que estuvieron todas las palabras fuera del + edificio. Trataré de describir el orden y aparato de aquel ejército + siguiendo fielmente la veraz, escrupulosa y auténtica narración de mi + amigo el <i>Flos sanctorum</i>. <a id="Page_192" name='Page_192'></a>Delante + marchaban unos heraldos llamados Artículos, vestidos con magníficas + dalmáticas y cotas de finísimo acero: no llevaban armas, y sí + los escudos de sus señores los Sustantivos que venían un poco + más atrás. Estos, en número casi infinito, eran tan vistosos y + gallardos que daba gozo verlos. Unos llevaban resplandecientes armas del más + puro metal, y cascos en cuya cimera ondeaban plumas y festones; otros vestían + lorigas de cuero finísimo, recamadas de oro y plata; otros cubrían sus + cuerpos con luengos trajes talares, á modo de senadores venecianos. Aquellos + montaban poderosos potros ricamente enjaezados, y otros iban á pie. Algunos + parecían menos ricos y lujosos que los demás; y aun puede asegurarse + que había bastantes pobremente vestidos, si bien éstos eran poco + vistos, porque el brillo y elegancia de los otros como que les ocultaba y + obscurecía. Junto á los Sustantivos marchaban los Pronombres; que iban + á pie y delante, llevando la brida de los caballos, ó detrás, + sosteniendo la cola del vestido de sus amos, ya guiándoles á guisa de + lazarillos, ya dándoles el brazo para sostén de sus flacos cuerpos, + porque, sea dicho de paso, también había Sustantivos muy valetudinarios + y decrépitos, y algunos parecían próximos á morir. + También se veían no pocos Pronombres representando á sus amos, + que se quedaron en cama por enfermos ó perezosos, y es<a id="Page_193" + name='Page_193'></a>tos Pronombres formaban en la línea de los Sustantivos + como si de tales hubieran categoría. No es necesario decir que los + había de ambos sexos; y las damas cabalgaban con igual donaire que los + hombres, y aun esgrimían las armas con tanto desenfado como ellos.</p> + <p>Detrás venían los Adjetivos, todos á pie; y eran como + servidores ó satélites de los Sustantivos, porque formaban al lado de + ellos, atendiendo á sus órdenes para obedecerlas. Era cosa sabida que + ningún caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio de + un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos; pero éstos, á + pesar de la fuerza y significación que prestaban á sus amos, no + valían solos ni un ardite, y se aniquilaban completamente en cuanto quedaban + solos. Eran brillantes y caprichosos adornos y trajes, de colores vivos y formas muy + determinadas; y era de notar que cuando se acercaban al amo, este tomaba el color y + la forma de aquellos, quedando transformado al exterior aunque en esencia el + mismo.</p> + <p>Como a diez varas de distancia venían los Verbos, que eran unos + señores de lo más extraño y maravilloso que puede concebir la + fantasía.</p> + <p>No es posible decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni + contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud. Basta saber que se + movían mucho y á todos lados, y tan <a id="Page_194" + name='Page_194'></a>pronto iban hacia atrás como hacia adelante y se juntaban + dos para andar emparejados. Lo cierto del caso, según me aseguró el + <i>Flos sanctorum</i>, es que sin los tales personajes no se hacía cosa + á derechas en aquella República, y si bien los Sustantivos eran muy + útiles, no podían hacer nada por sí, y eran como instrumentos + ciegos cuando algún señor Verbo no los dirigía. Tras + éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de pinches de + cocina; como que su oficio era prepararles la comida á los Verbos y servirles + en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, como lo acreditaban + viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había Adjetivos que + desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo cual bastaba + ponerles una cola ó falda que decía: <i>mente</i>.</p> + <p>Las Preposiciones eran enanas, y más que personas parecían cosas, + moviéndose automáticamente: iban junto á los Sustantivos para + llevar recado á algún Verbo, ó viceversa. Las Conjunciones + andaban por todos lados metiendo bulla; y una de ellas especialmente, llamada + <i>que</i>, era el mismo enemigo y á todos los tenía revueltos y + alborotados, porque indisponía á un señor Sustantivo con un + señor Verbo, y á veces trastornaba lo que éste decía, + variando completamente el sentido. Detrás de todos marchaban las + Interjecciones, que no tenían cuerpo, sino tan sólo cabeza, con gran + boca siempre abierta. No se metían <a id="Page_195" name='Page_195'></a>con + nadie, y se manejaban solas; que aunque pocas en número es fama que + sabían hacerse valer.</p> + <p>De estas palabras, algunas eran nobilísimas, y llevaban en sus escudos + delicadas empresas, por donde se venía en conocimiento de su abolengo latino o + árabe; otras, sin alcurnia antigua de que vanagloriarse, eran nuevecillas, + plebeyas o de poco más o menos. Las nobles las trataban con desprecio. Algunas + había también en calidad de emigradas de Francia, esperando el tiempo + de adquirir nacionalidad. Otras, en cambio, indígenas hasta la pared de + enfrente, se caían de puro viejas, y yacían arrinconadas, aunque las + demás guardaran consideración a sus arrugas; y las había tan + petulantes y presumidas, que despreciaban a las demás mirándolas + enfáticamente.</p> + <p>Llegaron á la plaza del Estante la ocuparon de punta á punta. El + verbo <i>Ser</i> hizo una especie de cadalso ó tribuna con dos admiraciones y + algunas comas que por allí rodaban, y subió á él con + intención de despotricarse; pero le quitó la palabra un Sustantivo muy + travieso y hablador llamado <i>Hombre</i>, el cual, subiendo á los hombros de + sus edecanes, los simpáticos Adjetivos <i>Racional</i> y <i>Libre</i>, + saludó á la multitud, quitándose la H, que á guisa de + sombrero le cubría, empezó á hablar en estos ó parecidos + términos:</p> + <p>«Señores: la osadía de los escritores españoles ha + irritado nuestros ánimos, y es preciso darles <a id="Page_196" + name='Page_196'></a>les justo y pronto castigo. Ya no les basta introducir en sus + libros contrabando francés, con gran detrimento de la riqueza nacional, sino + que cuando por casualidad se nos emplea, trastornan nuestro sentido y nos hacen decir + lo contrario de nuestra intención. (<i>Bien, bien</i>.) De nada sirve nuestro + noble origen latino, para que esos tales respeten nuestro significado. Se nos + desfigura de un modo que da grima y dolor. Así, permitidme que me conmueva, + porque las lágrimas brotan de mis ojos y no puedo reprimir la + emoción.» <i>(Nutridos aplausos.)</i></p> + <p>El orador se enjugó las lágrimas con la punta de la <i>e</i>, que de + faldón le servía, y ya se preparaba á continuar, cuando le + distrajo el rumor de una disputa que no lejos se había entablado.</p> + <p>Era que el Sustantivo <i>Sentido</i> estaba dando de mojicones al Adjetivo + <i>Común</i>, y le decía:</p> + <p>«Perro, follón y sucio vocablo, por tí me traen asendereado, y + me ponen como salvaguardia de toda clase de destinos. Desde que cualquier escritor no + entiende palotada de una ciencia, se escuda con el <i>Sentido Común</i>, y ya + le parece que es el más sabio de la tierra. Vete, negro y pestífero + Adjetivo, lejos de mi, ó te juro que no saldrás con vida de mis + manos.»</p> + <p>Y al decir esto, el <i>Sentido</i> enarbóló la <i>t</i>, y + dándole un garrotazo con ella á su escudero, le dejó tan mal + parado, que tuvieron que ponerle un <a id="Page_197" name='Page_197'></a>vendaje en + la <i>o</i>, y bizmarle las costillas de la <i>m</i> porque se iba desangrando por + allí á toda prisa.</p> + <p>«Haya paz, señores—dijo un Sustantivo Femenino llamado + <i>Filosofía</i>, que con dueñescas tocas blancas apareció entre + el tumulto. Mas en cuanto le vió otra palabra llamada <i>Música</i>, se + echó sobre ella y empezó á mesarla los cabellos y á darle + coces, cantando así:</p> + <p>—Miren la bellaca, la sandia, la loca; ¿pues no quiere llevarme + encadenada con una Preposición, diciendo que yo tengo Filosofía? Yo no + tengo sino Música, hermana. Déjeme en paz y púdrase de vieja en + compañía de la <i>Alemana</i> que es otra vieja loca.</p> + <p>—Quita allá, bullanguera—dijo la <i>Filosofía</i> + arrancándole a la <i>Música</i> el penacho ó acento que muy + erguido sobre la <i>u</i> llevaba;—que allá, que para nada vales, ni + sirves más que de pasatiempo pueril.</p> + <p>—Poco á poco, señoras mías—gritó un + Sustantivo, alto, delgado, flaco y medio tísico, llamado el + <i>Sentimiento</i>.—A ver, señora <i>Filosofía</i> si no me dice + usted esas cosas á mi hermana tendremos que vernos las caras. Estése + usted quieta y deje á Perico en su casa, porque todos tenemos trapitos que + lavar, y si yo saco los suyos, ni con colada habrán de quedar limpios.</p> + <p>—Miren el mocoso—dijo la <i>Razón</i> que andaba por + allí en paños menores y un poquillo desme<a id="Page_198" + name='Page_198'></a>lenada,—¿qué sería de esos badulaques + sin mí? No reñir, y cada uno á su puesto, que si me + incomodo....</p> + <p>—No ha de ser—dijo el Sustantivo <i>Mal</i>, que en todo había + de meterse.</p> + <p>—¿Quién le ha dado á usted vela en este entierro, + tío <i>Mal</i>? Váyase al Infierno, que ya está de más en + el mundo.</p> + <p>—No, señoras; perdonen usías, que no estoy sino muy retebien. + Un poco decaidillo andaba; pero después que tomé este lacayo, que ahora + me sirve, me voy remediando.—Y mostró un lacayo, que era el Adjetivo + <i>Necesario</i>.</p> + <p>—Quítenmela, que la mato—chillaba la <i>Religión</i>, + que había venido á las manos con la + <i>Política</i>;—quítenmela, que me ha usurpado el nombre para + disimular en el mundo sus socaliñas y gatuperios.</p> + <p>—Basta de indirectas. ¡Orden!—dijo el Sustantivo + <i>Gobierno</i>, que se presentó para poner paz en el asunto.</p> + <p>-Déjelas que se arañen, hermano—observó la + <i>Justicia</i>;—déjelas que se arañen, que ya sabe vuecencia que + rabian de verse juntas. Procuremos nosotros no andar también á la + greña, y adelante con los faroles.»</p> + <p>Mientras esto ocurría, se presentó un gallardo Sustantivo, vestido + con relucientes armas, y trayendo un escudo con peregrinas figuras y lema <a + id="Page_199" name='Page_199'></a>de plata y oro. Llamábase el <i>Honor</i>, y + venía a quejarse de los innumerables desatinos que hacían los humanos + en su nombre, dándole las más raras aplicaciones, y haciéndole + significar lo que más les venía á cuento. Pero el sustantivo + <i>Moral</i>, que estaba en un rincón atándose un hilo en la que se le + había roto en la anterior refriega, se presentó, atrayendo la + atención general. Quejóse de que se le subían á las + barbas ciertos Adjetivos advenedizos, y concluyó diciendo que no le gustaban + ciertas compañías, y que más le valia andar solo; de lo cual se + rieron otros muchos Sustantivos fachendosos que no llevaban nunca menos de seis + Adjetivos de servidumbre.</p> + <p>Entre tanto, la <i>Inquisición</i>, una viejecilla que no se podía + tener, estaba pegando fuego á la hoguera que había hecho con + interrogantes gastados, palos de <i>T</i> y paréntesis rotos, en la cual + hoguera dicen que queria quemar á la <i>Libertad</i> que andaba dando zancajos + por allí con muchísima gracia y desenvoltura. Por otro lado estaba el + Verbo <i>Matar</i>, dando grandes voces, y cerrando el puño con rabia, + decía de vez en cuando:</p> + <p>«¡Si me conjugo...!»</p> + <p>Oyendo lo cual el Sustantivo <i>Paz</i>, acudió corriendo tan á + prisa, que tropezó en la <i>z</i> con que venía calzada, y cayó + cuan larga era, dando un gran batacazo.</p> + <p>«Allá voy—gritó el Sustantivo <i>Arte</i>, que ya <a + id="Page_200" name='Page_200'></a>se había metido á + zapatero.—Allá voy á componer este zapato, que es cosa de mi + incumbencia.»</p> + <p>Y con unas comas, le clavó la <i>z</i> á la <i>Paz</i>, que + tomó vuelo, y se fué á hacer cabriolas ante el Sustantivo + <i>Cañón</i>, de quien dicen estaba perdidamente enamorada.</p> + <p>No pudiendo ni el Verbo <i>Ser</i>, ni el Sustantivo <i>Hombre</i>, ni el Adjetivo + <i>Racional</i>, poner en orden á aquella gente, y comprendiendo que de + aquella manera iban á ser vencidos en la desigual batalla que con los + escritores españoles tendrían que emprender, resolvieron volverse + á su casa. Dieron orden de que cada cual entrara en su celda, y así se + cumplió, costando gran trabajo encerrar á algunas camorristas, que se + empeñaban en alborotar y hacer el coco.</p> + <p>Resultaron de este tumulto bastantes heridos, que aún están en el + hospital de sangre, ó sea <i>Fe de erratas</i> del <i>Diccionario</i>. Han + determinado congregarse de nuevo para examinar los medios de imponerse á la + gente de letras. Se está redactando las pragmáticas, que + establecerán el orden en las discusiones. No tuvo resultado el + pronunciamiento, por gastar el tiempo los conjurados en estériles debates y + luchas de amor propio, en vez de congregarse para combatir al enemigo común; + así es que concluyó aquello como el Rosario de la Aurora.</p> + <p><a id="Page_201" name='Page_201'></a>El <i>Flos sanctorum</i> me asegura que la + <i>Gramática</i> había mandado al <i>Diccionario</i> una embajada de + géneros, números y casos, para ver si por las buenas, y sin + derramamiento de sangre, se arreglaban los trastornados asuntos de la <i>Lengua + Castellana</i>.</p> + <p>Madrid, Abril de 1868.</p> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="Page_202" name='Page_202'></a> <a id="UN_TRIBUNAL_LITERARIO" + name='UN_TRIBUNAL_LITERARIO'></a> + <h2><a id="Page_203" name='Page_203'></a>UN TRIBUNAL LITERARIO</h2> + <br /> + + <h3>I</h3> + <br /> + <br /> + + <p>«Me gustaría enteramente sentimental, que llegase al alma, que + hiciera llorar.... Yo, cuando leo y no lloro, me parece que no he leído. + ¿Qué quiere usted? Yo soy así—me dijo el Duque de + Cantarranas, haciendo con frente, boca y narices uno de aquellos gestos nerviosos que + le distinguen de los demás duques y de todos los mortales.</p> + <p>Yo le aseguro á usted que será sentimental, será de esas que + dan convulsiones y síncopes; hará llorar á todo el género + humano, querido señor Duque—le contesté abriendo el manuscrito + por la primera página.</p> + <p>—Eso es lo que hace falta, amigo mío: sentimiento, sentimiento. En + este siglo materialista, conviene al arte despertar los nobles afectos. Es preciso + hacer llorar á las muchedumbres, cuyo corazón está endurecido + por la pasión política, <a id="Page_204" name='Page_204'></a>cuya mente + está extraviada por las ideas de vanidad que les han imbuído los + socialistas. Si no pone usted ahí mucho lloro, mucho suspiro, mucho amor + contrariado, mucha terneza, mucha languidez, mucha tórtola y mucha codorniz, + le auguro un éxito triste, y lo que es peor, el tremendo fallo de + reprobación y anatema de la posteridad enfurecida.</p> + <p>Dijo; y afectando la gravedad de un Mecenas, miróme el Duque de Cantarranas + con expresión de superioridad, no sin hacer otro gesto nervioso que + parecía hundirle la nariz, romperle la boca y rasgarle el cuero de la frente, + de su frente olímpica en que resplandecía el genio apacible, + dulzón y melancólico de la poesía sentimental.</p> + <p>Aquello me turbó. ¡Tal autoridad tenía para mí el + prócer insigne! Cerré y abrí el manuscrito varias veces; + pasé fuertemente el dedo por el interior de la parte cosida, queriendo obligar + á las hojas á estar abiertas sin necesidad de sujetarlas con la mano; + paseé la vista por los primeros renglones; leí el título, + tosí, moví la silla, y, con franqueza lo declaro, habría deseado + en aquel momento que un pretexto cualquiera, <i>verbi gracia</i>, un incendio en la + casa vecina, un hundimiento ó terremoto, me hubieran impedido leer, porque, + á la verdad, me hallaba sobrecogido ante el respetable auditorio que á + escucharme iba. Componíase de cuatro ilustres personajes de tanto pe<a + id="Page_205" name='Page_205'></a>so y autoridad en la república de las + letras, que apenas comprendo hoy cómo fuí capaz de convocarles para una + lectura de cosa mía, naturalmente pobre y sin valor. Aterrábame, sobre + todo, el mencionado Duque de los gestos nerviosos, el más eminente + crítico de mi tiempo, según opinión de amigos y adversarios.</p> + <p>Sin embargo, Su Excelencia había ido allí como los demás, + para oírme leer aquel mal parto de mi infecundo ingenio, y era preciso hacer + un esfuerzo. Me llené, pues, de resolución, y empecé á + leer.</p> + <p>Pero permitidme, antes de referir lo que leí, que os dé alguna + noticia del grande, del ilustre, del imponderable Duque de Cantarranas.</p> + <p>Era un hidalguillo de poco más ó menos, atendida su fortuna, que + consistía en una <i>posesión</i> enclavada en Meco, dos casas en + Alcobendas y un coto en la Puebla de Montalbán; también disfrutaba de + unos censos en el mismo lugar y de unos dinerillos dados á rédito. A + esto habían venido los estados de los Cantarranas, ducado cuyo origen es de + los mas empingorotados. Así es que el buen Duque era pobre de solemnidad, + porque la posesión no le daba más que unos dos mil reales, y esos mal + pagados; las casas no producían tres maravedises, porque la una estaba + destechada, y la otra, la solariega por más señas, era un palacio + destartalado, que no esperaba sino un pre<a id="Page_206" name='Page_206'></a>texto + para venirse al suelo con escudo y todo. Nadie lo quería alquilar, porque + tenía fama de estar habitado por brujas, y los alcobendanos decían que + allí se aparecían de noche las irritadas sombras de los Cantarranas + difuntos.</p> + <p>El coto no tenía más que catorce árboles, y esos malos. En + cuanto á caza, ni con hurones se encontraba, por atravesar la finca una + servidumbre desde principios del siglo, en que huyó de allí el + último conejo de que hay noticia. Los dinerillos le producían, salvos + disgustos, apremios y tardanzas, unos tres mil realejos. Así es que Su + Excelencia no poseía más que gloria y un inmenso caudal de + metáforas, que gastaba con la prodigalidad de un millonario. Su ciencia era + mucha, su fortuna escasa, su corazón bueno, su alma una retórica + viviente, su persona ... su persona merece párrafo aparte.</p> + <p>Frisaba en los cuarenta y cinco años; y esto que sé por casualidad, + se confía aquí como sagrado secreto, porque él ni á + tirones pasaba de los treinta y nueve. Era colorado y barbipuntiagudo, con lentes que + parecían haber echado raíces en lo alto de su nariz. Estas llamaron + siempre la atención de los frenólogos por una especial + configuración en que se traslucía lo que él llamaba <i>exquisito + olfato moral</i>. Para la ciencia eran magnífico ejemplar de estudio, un + tesoro; para el vulgo eran meramente grandes. Pero lo más <a id="Page_207" + name='Page_207'></a>table de su cáriz era la afección nerviosa que + padecía, pues no pasaban dos minutos sin que hiciese tantos y tan violentos + visajes, que sólo por respeto á tan alta persona no se morían de + risa los que le miraban.</p> + <p>Su vestido era lección ó tratado de economía + doméstica. Describir cómo variaba los cortes de sus chalecos para que + siempre pareciesen de moda, no es empresa de plumas vulgares. Decir con qué + prolijo esmero cepillaba todas las mañanas sus dos levitas, y con qué + amor profundo les daba aguardiente en la tapa del cuello, cuidando siempre de + cogerlas con las puntas de los dedos para que no se le rompieran, es hazaña + reservada á más puntuales cronistas.</p> + <p>¿Pues y la escrupulosa revista de roturas que pasaba cada día + á sus dos pantalones, y los remojos, planchados y frotamientos con que + martirizaba su gabán, prenda inocente que había encontrado un + purgatorio en este mundo? En cuanto á su sombrero, basta decir que era un + problema de longevidad. Se ignora qué talismán poseía el Duque + para que ni un átomo de polvo, ni una gota de agua manchasen nunca sus + inmaculados pelos. Añádase á esto que siempre fué un + misterio profundo la salud inalterable de un paraguas de ballena que le conocí + toda la vida, y que mejor que el Observatorio podría dar cuenta de todos los + temporales que se han <a id="Page_208" name='Page_208'></a>sucedido en veinte + años. Por lo que hace á los guantes, que habían paseado por + Madrid durante cinco abriles su demacrada amarillez, puede asegurarse que la alquimia + doméstica tomaba mucha parte en aquel prodigio. Además, el Duque + tenía un modo singularísimo de poner las manos, y á esto, + más que á nada, se debe la vida perdurable de aquellas prendas, que + él, usando una de sus figuras predilectas, llamaba <i>el coturno de las + manos</i>. Puede formarse idea de su modo de andar recordando que las botas me + visitaron tres años seguidos, después de tres remontas; y sólo + á un sistema de locomoción tan ingenioso como prudente, se deben las + etapas de vida que tuvieron las que, valiéndonos de la retórica del + Duque, podremos llamar <i>las quirotecas de los pies</i>.</p> + <p>Usaba joyas, muchos anillos, prefiriendo siempre uno, donde campeaba una esmeralda + del tamaño de media peseta, tan disforme, que parecía falsa, y lo era, + en efecto, según testimonio de los más reputados cronistas que de la + casa de Cantarranas han escrito. No reina la misma uniformidad de pareceres, y aun + son muy distintas las versiones respecto á cierta cadena que hermoseaba su + chaleco, pues aunque todos convienen en que era de <i>double</i>, hay quien asegura + ser alhaja de familia, y haber pertenecido á un magnate de la casa, que + fué virrey de Napóles, don<a id="Page_209" name='Page_209'></a>de la + compró á unos genoveses por un grueso puñado de maravedises.</p> + <p>Corría, con visos de muy autorizada, la voz de que el Duque de Cantarranas + era un <i>cursi</i> (ya podemos escribir la palabrilla sin remordimientos; gracias + á la condescendencia del <i>Diccionario</i> de la Academia); pero esto no + sirve sino para probar que los tiros de la envidia se asestan siempre á lo + más alto, del mismo modo que los huracanes hacen mayores estragos en las + corpulentas encinas.</p> + <p>El Duque, por su parte, despreciaba estas hablillas, como cumple á las + almas grandes. Pero llegaron tiempos en que salía poco de día, porque + en su levita había descubierto la astronomía vulgar no sé + qué manchas. En esto se parecía al sol, aunque, por raro + fenómeno, era un sol que no lucía sino por las noches. Frecuentaba + varias tertulias, tomaba café, iba tres veces al año al teatro, paseaba + en invierno por el Prado y en verano por la Montaña, y se retiraba á su + casa después de conversar un rato con el sereno.</p> + <p>La índole de su talento le inclinaba á la contemplación. + Leía mucho, deleitándose sobremanera con las novelas sentimentales, que + tanta boga tuvieron hace cuarenta años. En esto, es fuerza confesar que + vivía un poco atrasadillo, pero los grandes ingenios tienen esa ventaja sobre + el común de las gentes, es decir, pueden que<a id="Page_210" + name='Page_210'></a>darse allí donde les conviene, venciendo el oleaje + revolucionario, que también arrostro á las letras. Para él, las + novelas de Mad. Genlis eran el prototipo, y siempre creyó que ni antiguos ni + modernos habían llegado al zancajo de Mad. de Staël en su <i>Corina</i>. + No le agradaba tanto, aunque sí la tenía en gran aprecio, <i>La nueva + Eloísa</i>, de Rousseau, porque decía que sus pretensiones eruditas y + filosóficas atenuaban en parte el puro encanto de la acción + sentimental. Pero lo que le sacaba de sus casillas eran <i>Las noches de Young</i>, + traducidas por Escóiquiz; y él se sumergía en aquél + océano de tristezas, identificándose de tal modo con el personaje, que + á veces le encontraban por las mañanas pálido, extenuado y sin + acertar á pronunciar palabra que no fuera lúgubre y sombría como + un responso. En su conversación se dejaba ver esta influencia, porque empleaba + frecuentemente la quincalla de figuras retóricas que sus autores favoritos le + habían depositado en el cerebro. Su imagen predilecta era el sauce entre los + vegetales, y la codorniz entre los vertebrados. Cuando veía una higuera, la + llamaba sauce; todos los chopos eran para él cipreses; las gallinas + antojábansele palomas y no hubo jilguero ni calandria que él con la + fuerza de su fantasía, no trocara en ruiseñor. Más de una vez le + oí nombrar Pamela á su criada, y sé que únicamente + dejó de llamar Clarisa á su la<a id="Page_211" + name='Page_211'></a>vandera señá Clara, cuando ésta + manifestó que no gustaba de que la pusiesen motes.</p> + <p>¿Será necesario afirmar que, aun concretado á una + especialidad, el Duque de Cantarranas era un excelente crítico? Baste decir + que sus consejos tenían fuerza de ley y sus dictámenes eran tan + decisivos, que jamás se apeló contra ellos al tribunal augusto de la + opinión pública. Por eso le cité, en unión de los otros + tres personajes que describiré luego, para que juzgase mi obrilla.</p> + <p>Era ésta una novela mal concebida y peor hilvanada, incapaz, por lo tanto, + de hombrearse con las muchas que, por tantos y tan preclaros ingenios producidas, + enaltecen actualmente las letras en este afortunado país. Luego que los cuatro + ilustres senadores que formaban mi auditorio se colocaron bien en sus sillas, + saqué fuerzas de flaqueza, tosí, miré á todos lados con + angustia, respiré con fuerza, y con voz apagada y temblorosa, empecé de + esta manera:</p> + <p>«<i>Capítulo primero</i>.—Alejo era un joven bastante feo, hijo + de honrados padres, chico de estudio, de sanas y muy honestas costumbres, pobre de + solemnidad, y bueno como una manzana. Vivía encajonado en su buhardilla, y + desde allí contemplaba los gorriones que iban á pararse en la chimenea + y los gatos que retozaban por el tejado. Miraba de vez en cuando al cielo, y de vez + en cuando á la tierra, para ver, ya las estrellas, <a id="Page_212" + name='Page_212'></a>ya los simones. Alejo estudiaba abogacía, lo cual le + aburría mucho, y no tenía más distracción que asomarse al + ventanillo de su tugurio. ¿Describiré la habitación de esta + desventurada excrecencia de la sociedad? Sí: voy á describirla.</p> + <p>«Imaginaos cuatro sucias paredes sosteniendo un inclinado techo, al + través del cual el agua del invierno por innumerables goteras se escurre. + Andrajos de uno á modo de papel azul, pendían de los muros; y la cama, + enclavada en un rincón, era paralela al techo, es decir, inclinada por los + pies. Una mesa que no los tenía completos, sostenía apenas dos docenas + de libros muy usados, un tintero y una sombrerera. Allí formaban estrecho + consorcio dos babuchas en muy mal estado, con una guitarra, de la cual habían + huido á toda prisa las cuatro cuerdas, quedando una sola, con que Alejo se + acompañaba cierta seguidilla que sabía desde muy niño. + Allí alternaban dos pares y medio de guantes descosidos, restos de una + conquista, con un tarro de betún y un frasco de agua de Colonia, al cual los + vaivenes de la suerte convirtieron en botella de tinta, después de haber sido + mucho tiempo alcuza de aceite. De inválida percha pendían una capa, una + cartuchera de miliciano (1854), dos chalecos de rayas encarnadas y una faja que + parecía soga. Un clavo sostenía el sombrero perteneciente á la + anterior generación, y un baúl guardaba en sus <a id="Page_213" + name='Page_213'></a>antros algunas piezas de ropa, en las cuales los remiendos, + aunque muchos y diversos, no eran tantos ni tan pintorescos como los agujeros no + remendados.</p> + <p>»Pero asomémonos á la ventana. Desde ella se ve el tejado de + enfrente, con sus buhardillas, sus chimeneas y sus misifuces. Más abajo se + divisa el tercer piso de la casa; bajando más la vista, el segundo, y, por fin + el principal. En éste hay un cierro de cristales con flores, pájaros y + ...¡otra cosa! Alejo miraba continuamente la <i>otra cosa</i>, que + contenía el cierro. ¿Diremos lo que era? Pues era una dama. Alejo la + contemplaba todos los días, y por un singular efecto de imaginación, + estaba viéndola después toda la noche, despierto y en sueños: si + escribía, en el fondo del tintero; si meditaba, revoloteando como espectro de + mariposa alrededor de la macilenta luz que hacía veces de astro en el + paraíso del estudiante.</p> + <p>»Mirando desde allí hacia el piso principal de enfrente, se + distinguía en primer término una mano; después un brazo, el cual + estaba adherido á un admirable busto alabastrino, que sustentaba la cabeza de + la joven, singularmente hermosa ¿Me atreveré á describirla? + ¿Me atreveré á decir que era una de las damas más bellas, + de más alto origen, de más distinguido trato que ha dado á la + sociedad esta raza humana, tan fecunda en duquesas y marquesas? Sí, me + atrevo.</p> + <p><a id="Page_214" name='Page_214'></a>»Desde arriba, Alejo devoraba con sus + ojos una gran cabellera negra, espléndida, profusa; un río de cabellos, + como diría mi amigo el ilustre Cantarranas. (Al oir este símil en que + yo rendía público tributo de admiración al esclarecido + prócer, éste se inclinó con modestia y se ruborizó unas + miajas.) Debajo de estos cabellos, Alejo admiraba un arco blanco en forma de media + luna: era la frente, que desde tan alto punto de vista afectaba esta singular forma. + De la nariz y barba sólo asomaba la punta. Pero lo que se podía + contemplar entero, magnífico, eran los hombros, admirable muestra de escultura + humana, que la tela no podía disimular. Suavemente caía el cabello + sobre la espalda; el color de su rostro al mismo mármol semejaba, y no ha + existido cuello de cisne más blanco, airoso y suave que el suyo ni seno como + aquél, en que parecían haberse dado cita todos los deleites. La gracia + de sus movimientos era tal, que á nuestro joven se le derretía el + cerebro siempre que la consideraba saludando á un traseunte ó á + la amiga de enfrente. Cuando no estaba puesta al balcón, las voces de un + soberbio piano la llevaban, trocada en armonías, á la zahúrda + del pobre estudiante. <a id="Page_215" name='Page_215'></a>Si no la admiraba, la + oía: tal poder tiene el amor que se vale de todos los sentidos para consolidar + su dominio pérfido. Pero, ¡extraño caso! jamás en el largo + espacio de un trienio alzó la vista hacia el nido de Alejo, no observar + aquella cosa fea que desde tan alto la miraba y la escuchaba con el puro fervor del + idealismo.</p> + <br /> + + <p>»Añadamos que Alejo era miope: el estudio y las vigilias + habían aumentado esta flaqueza que no le permitía distinguir tres sobre + un asno. Felizmente, el autor de este libro goza una vista admirable, y, por lo + tanto, puede ver desde la buhardilla de Alejo lo que éste no podía: la + dama, tal cual era en su forma real, despojada de todos los encantos con que la + fantasía de un miope la había revestido; las máculas que le + salpicaban el rostro bastante empañado después de su quinto parto; + podía advertir (y para esto hubo de reunir datos que facilitó cierta + doncella) que para formar aquella sorprendente cabellera habían intervenido, + primero Dios, que la creó no sabemos en qué cabeza, y después un + peluquero muy hábil que se la arregló á la señora. + También hubo de notar que no era su talle tan airoso como desde las boreales + regiones de Alejo parecía, y que la nariz estaba teñida de un ligero + rosicler, no suficiente á disimular su magnitud. En cuanto al piano, + juraría que la dama no tocó en tres años otra cosa que un + <i>pot-pourri</i> que empezaba en <i>Norma</i> y acababa en <i>Barba Azul</i>, pieza + extravagante que su inhabilidad había compuesto de lo que oyó al + maestro; y por último, por lo que respecta al seno, sería capaz de + apostar que ...»</p> + <p><a id="Page_216" name='Page_216'></a>Al llegar aquí me interrumpieron. + Desde que leí lo de las máculas, notaba yo ciertos murmullos mal + contenidos. Fueron en crescendo, hasta que, llegando al citado pasaje, una + exclamación de horror me cortó la palabra y me hizo suspender la + lectura.</p> + <p>Cantarranas estaba nervioso, y la poetisa se abanicaba con furia, ciega de enojo y + hecha un basilisco. No sé si he dicho que una de las cuatro personas de mi + auditorio, era una poetisa. Creo llegada la ocasión de describir á esta + ilustre hembra.</p> + <br /> + + <h3>II</h3> + <br /> + <br /> + + <p><a id="Page_217" name='Page_217'></a>La cual pasaba por literata muy docta y de + mucha fama en todo el mundo, por haber escrito varios tomos de poesía, y + borronado madrigales en todos los álbumes de la humanidad. Cumpliendo cierta + misteriosa ley fisionómica, era rubia como todas las poetisas, y obedeciendo a + la misma fatalidad, alta y huesuda. La adornaba una muy picuda y afilada nariz, y una + boca hecha de encargo para respirar por ella, pues no eran sus órganos + respiratorios los más fáciles y expeditos. No sé qué + tenían sus obras, que llevaban siempre el sello de su nariz, visión que + me persiguió en sueños varias noches; y el mismo efecto de pesadilla me + causaban dos rizos tan largos como poco frondosos, que de una y otra sien le + colgaban. Por lo que el traje, dejaba traslucir, era fácil suponer su cuerpo + como de lo más flaco, amojamado y pobrecillo que en Safos se acostumbra.</p> + <p>Era viuda, casada y soltera. Expliquémonos. Siempre se la oyó decir + que era viuda; todos la tenían por casada, y era en realidad soltera. En una + ocasión vivió en cierto lugar con un periodista provinciano, y + allí pasaban por esposos. El infeliz consorte fué un mártir. + Llamaba ella á las piernas <i>columnas del orden social</i>, lo cual no era + sino gallarda figura retórica, que cubría su mortal aversión + á coser pantalones. Ella no cogia los puntos á los calcetines, porque, + poco fuerte en toda clase de ortografías, siempre tenía en boca aquella + sabia máxima: <i>no se vive sólo de pan</i>, apotegma con que + quería disimular su absoluta ignorancia en materia de guisados. La novela era + su pasión: en el folletín del periódico de su marido, + publicó una que éste, aunque enemigo de prodigar elogios, calificaba de + piramidal. Yo leí tres hojas, y confieso que no me pareció muy + católica. También escribió otra que ella llamaba + <i>eminentemente moral</i>. No quise moralizarme leyéndola, y regalé el + ejemplar á mi criado, el cual lo traspasó á no sé + quién.</p> + <p><a id="Page_218" name='Page_218'></a>Excuso reiterar la veneración que me + infundía la tal señora por su competencia en el arte de novelar. Me + había dicho repetidas veces que quería inculcarme alguno de sus + elevados principios, y con este fin asistía como inexorable juez á la + lectura.</p> + <p>La buena de la poetisa se escandalizó viendo el giro que yo daba á + la acción. Rabiosamente idealista, como pretendían demostrar sus rizos + y su nariz, no podía tolerar que en una ficción novelesca entrasen + damas que no fueran la misma hermosura, galanes que no fueran la caballerosidad en + persona. Por eso, saliendo á defender los fueros del idealismo, tomó la + palabra, y con áspera y chillona voz, me dijo:</p> + <p><a id="Page_219" name='Page_219'></a>«¿Pero está usted loco? + ¿Qué arte, qué ideal, qué estilo es ése? Usted + escribirá sin duda para gente soez y sin delicadeza, no para espíritus + distinguidos. Yo creí que se me había llamado para oír cosas + más cultas, más elegantes. ¡Oh! No comprendo yo así la + novela. Ya veo el sesgo que va usted a dar a eso: terminará con burlas + indignas, como ha empezado. ¡Ay! ¡Encanallar una cosa que empezaba tan + bien! Ahí está el germen de una alta obra moralizadora. + ¡Qué lastima! Esa bohardilla, ese joven pobre que vive en ella, + melancólicamente entretenido en contemplar a la dama del mirador ... y pasan + días, y la mira ... y pasan noches, y la mira ... ¡Que me maten si con + eso no era yo capaz de hacer dos tomos! Y esa dama misteriosa ... yo no diría + quién era hasta el trigésimo capítulo. Tenía usted + admirablemente preparado el terreno para componer una obra de largo aliento. + ¡Qué lastima!</p> + <p>Al oir esto, no sé qué pasó por mí. Puesto que debo + hacer confesión franca de mis impresiones, aunque me sean desfavorables, me + veo precisado a decir que el dictamen de persona tan perita me desconcertó, de + modo que en mucho tiempo no acerté á decir palabra. Sirva el rubor con + que lo confieso de expiación á mi singular audacia y á la + petulante idea de convocar tan esclarecido jurado, para dar á conocer uno de + los más ridículos abortos que de mente humana han podido salir. Al fin + me serené, gracias á algunas frases bondadosas del siempre + magnífico Duque, y haciendo un esfuerzo, respondí á la + poetisa:</p> + <p>«Y dado el principio de la novela; dados los dos personajes, la buhardilla, + el cierro y lo demás, ¿qué discurría usted? + ¿Cómo desarrollaría la acción? (Inútil es decir + que al hacer estas preguntas sólo me guiaba el deseo de aprender, + apoderándome de las recetas que para componer sus artificios literarios usaba + aquella incomparable sibila.)</p> + <p>—¡Oh! ¿Qué haría yo, dice usted?—repuso + acercándose á mí con tal violencia, que pensé que me iba + á saltar los ojos con su nariz,—qué <a id="Page_220" + name='Page_220'></a>haría yo? Seguramente había de <i>tirar</i> mucho + partido de esos elementos. Supongamos que soy la autora: ese joven pobre es muy + hermoso, es moreno é interesante, un tipo meridional, tórrido, un hijo + del desierto. Desde su ventana mira constantemente á la joven, y pasa la noche + oyendo el triste mayar de los tigres (así llamaremos por ahora á los + gatos, hasta encontrar otro animal más poético), y desde allí se + aniquila en el loco amor que le inspira aquella dama misteriosa, misteriooooosa + ...¿Qué haré? ¡Dios mío! Primero describiría + á la dama muy poética ... ticamente, muy lánguida, con cabellos + rubios, muy rubios y flotantes, y una cintura así.... (Al decir esto, hizo un + ademán usual, determinando con los dedos pulgar é índice de + ambas manos un circulo no más grande que la periferia de una cebolla.) La + pintaría muy triste, vestida siempre de blanco, apoyada día y noche en + el barandal, la mano en la mejilla, y contemplando la enredadera que, trepando como + vegetal lagartija por los balcones, hasta sus mismos hombros llegaba.</p> + <p>—Le advierto á usted—dije con timidez—que yo no he puesto + jardín, sino calle.</p> + <p>—No importa—respondió;—yo quito la calle y pongo + pensiles. Continúo: la supondría siempre muy triste, y de vez en cuando + una lágrima <i>asomaba</i> á sus ojos azules, semejando errante gota de + rocío que se detiene á descansar en el cáliz de <a id="Page_221" + name='Page_221'></a>un jacinto. El joven mira á la dama; la dama no mira al + joven. ¿Quién es aquella dama? ¿Es una esposa víctima, + una hija mártir, una doncella pura, lanzada al torbellino de la sociedad por + la furia de las pasiones? ¿Ama ó aborrece? ¿Espera ó + teme? ¡Ah! Esto es lo que yo me guardaría muy bien de decir hasta el + capítulo trigésimo, donde pondría el gran <i>golge teatral</i> + de la obra. Veamos cómo desarrollaría la acción para lograr que + se vieran y se conocieran los dos personajes. Un día la dama llora más + que nunca, y mira más fijamente al jardín; su vestido es más + blanco que nunca, y más rubios que nunca sus cabellos. Un pajarito que + juguetea entre las matas viene á apoyarse en la enredadera, junto á la + mano de la dama, y como al ver la yema del dedo gordo crea que es una cereza, la + pica. La joven da un grito, y en el mismo momento el pajarillo <i>se salva</i> + asustado, remonta el vuelo, y va á posarse en la buhardilla de enfrente. La + dama alza la vista siguiendo al diminuto volátil, y ve ...¿á + quién creeréis que ve? Al joven que ha estado doce capítulos + comiéndosela con los ojos sin que ésta se dignara mirarle. Desde + entonces, una corriente eléctrica se establece entre los dos amantes. + ¡Se habían contemplado! ¡Ay!»</p> + <p>Al llegar aquí, volvíme casualmente hacia el Duque de Cantarranas: + estaba pálido de emoción, una <i>lágrima se asomaba</i> á + sus ojos verdes, se<a id="Page_222" name='Page_222'></a>mejando viajera gota de + rocío que se detiene á reposar en el cáliz de una lechuga. + Sentíame yo confundido, anonadado ante la pasmosa inventiva, la originalidad, + el ingenio de aquella mujer, junto á quien las Safos y Staëlas eran + literatas de tres al cuarto. De los demás personajes de mi auditorio, nada + diré todavía.</p> + <p>«¡Bravo, soberbio!—exclamó Cantarranas aplaudiendo con + fuerza y entusiasmándose, de tal modo, que se le saltó el mal pegado + botón de la camisa, y las puntas del cuello postizo quedaron en el + aire.»</p> + <p>—¿Le gusta á usted mi pensamiento?—preguntó la + poetisa. Esto es el <i>canevas</i> tan sólo; después viene el estilo + y....</p> + <p>—Me entusiasma la idea—repliqué, apuntando con lápiz lo + que ella con el mágico pincel de su fantasía dibujara.</p> + <p>—Ese es el camino que usted debe seguir añadió, dando á + Cantarranas un alfiler para que afirmase el cuello.</p> + <p>—¡Oh! el recurso del pajarillo es encantador.</p> + <p>—El pajarillo—dijo Cantarranas—debe ser el intermediario entre + la dama blanca y el joven meridional.</p> + <p>—Pues yo continuaría desarrollando la acción del modo + siguiente—prosiguió ella.—Veamos: el joven tomó el + pajarillo con sus delicados dedos y dándole algunas miguitas de pan, le + alimentó <a id="Page_223" name='Page_223'></a>varios días, consiguiendo + domesticarle á fuerza de paciencia. Verá usted qué raro: le + tenía suelto en el cuarto sin que intentara evadirse. Un día le + ató un hilito en la pata y le echó á volar; el pájaro + fué á posarse al balcón en donde estaba la dama, que le + acarició mucho y le obsequió con migajitas de bizcocho mojadas en + leche. Volvió después á la buhardilla; el joven le puso un + billete atado al cuello, y el ave se lo llevó á la dama. Así se + estableció una rápida, apasionada y volátil correspondencia, que + duró tres meses. Aquí copiaría yo la correspondencia, que + ocuparía medio libro, de lo más delicado y elegante. Él empezaba + diciendo: «Ignorada señora: Los alados caracteres que le envío + á usted, le dirán, etc ...» Y ella contestaría: + «Desconocido caballero: Con rubor y sobresalto he leído su + epístola y mentiría si no le asegurara que desde luego he creído + encontrar un leal amigo, un amigo nada más ...» Por esto de los amigos + nada más se empieza. Así se prepara al lector á los grandes + aspavientos amorosos que han de venir después.</p> + <p>—¡Qué ternura, qué suavidad, qué + delicadeza!—dijo el Duque en el colmo de la admiración!</p> + <p>—Acepto el pensamiento—manifesté, anotando todo aquel discreto + artificio para encajarlo después en mi obra como mejor me conviniese.</p> + <p>Después que la poetisa hubo mostrado en todo su esplendor, + adornándole con las galanuras del <a id="Page_224" name='Page_224'></a>estilo, + su incomparable ingenio; después que me dejó corrido y vergonzoso por + la diferencia que resultaba entre su inventiva maravillosa y el seco, estéril + y encanijado parto de mi caletre, ¿cómo había de atreverme + á continuar leyendo? Ni á dos tirones me harían despegar los + labios; y allí mismo hubiera roto el manuscrito, si el Duque, que era la misma + benevolencia, no me obligase á proseguir, con ruegos y cortesanías, que + vencieron mi modestia y trocaron en valor mis fundados temores. Busqué, pues, + en mi manuscrito el punto donde había quedado, y leí lo siguiente:</p> + <p>«El joven Alejo era pobre, muy pobre. (Bien—dijo la poetisa.) Sus + padres habían muerto hacía algunos años, y sólo con lo + que le pasaba una tía suya, residente en Alicante, vivía, si vivir era + aquello. La mala sopa y el peor cocido con que Doña Antonia de Trastamara y + Peransúrez le alimentaba eran tales, que no bastarían para mantener en + pie á un cartujo. Y aún así, Doña Antonia de Trastamara y + Peransúrez, tan noble de apellido como fea de catadura, solía quejarse + de que el huésped no pagaba; horrible acusación que hiela la sangre en + las venas, pero que es cierta. (La poetisa articuló una censura que me + resonó en el corazón como un eco siniestro.) Así es que con los + doscientos reales que de Alicante venían, el pobre no tenía más + que para palillos <a id="Page_225" name='Page_225'></a>que era, en verdad, la cosa + que menos necesitara. Luego las deudas se lo comían, y no podía echarse + á la calle sin ver salir de cada adoquín un acreedor. Como era miope, + las monedas falsas parece que le buscaban. ¡Singular atracción del + bolsillo raras veces ocupado! En cuanto á distracciones, no tenía, + aparte la dama citada, sino las murgas que en bandadas venían todas las + noches, por entretener á la gente colgada de los balcones.</p> + <p>—¡Ay! ¡ay!—observó la poetisa;—eso de las + murgas es deplorable. Ya ha vuelto usted á caer en la sentina.»</p> + <p>Al oir esto, otro de los personajes que me escuchaban rompió por primera + vez su silencio, y con atronadora voz, dando en la mesa un puñetazo que nos + asustó á todos, dijo:</p> + <p>«No está sino muy bien, magnífico, sorprendente. Pues + qué, ¿todo ha de ser lloriqueos, blanduras, dengues, melosidades y + tonterías? ¿Se escribe para doncellas de labor y viejas verdes, + ó para hombres formales y gentes de sentido común?»</p> + <p>Quien así hablaba era la tercera eminencia que componía el jurado, y + me parece llegada la ocasión de describirlo.</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_226" name='Page_226'></a>III</h3> + <br /> + <br /> + + <p>D. Marcos había sido novelista. Desde que se casó con la comercianta + en paños de la calle de Postas, dejó las musas, que no le produjeron + nunca gran cosa ni le ayudaron á sacar el vientre de mal año. + Continuaba, sin embargo, con sus aficiones; y ya que no se entregara al penoso + trabajo de la creación, solía dedicarse al de la crítica, + más fácil y llevadero. Siempre en sus novelas (la más + célebre se titulaba <i>El Candil de Anastasio</i>) brillaba la realidad + desnuda. De las muchas diferencias que existían entre su musa y la de + Virgilio, la principal era que la de D. Marcos huía de las sencillas y puras + escenas de la naturaleza; y así como el pez no puede vivir fuera del agua, la + musa susodicha no se encontraba en su centro fuera de las infectas buhardillas, de + los húmedos sótanos, de todos los sitios desapacibles y repugnantes. + Sus pinturas eran descarnados cuadros, y sus tipos predilectos los más + extraños y deformes seres. Un curioso aficionado á la + estadística, hizo constar que en una de sus novelas salían veintiocho + jorobados, ochenta tuertos, sesenta mujeres <i>de estas que llaman del partido</i>, + <a id="Page_227" name='Page_227'></a>hasta dos docenas y media de viejos verdes, y + otras tantas viejas embaucadoras. Su teatro era la alcantarilla, y un fango espeso y + mal oliente cubría todos sus personajes. Y tal era el temperamento de aquel + hombre insigne, que cuanto Dios crió lo veía feo, repugnante y + asqueroso. Estos epítetos los encajaba en cada página, ensartados como + cuentas de rosario. Era prolijo en las descripciones, deteniéndose más + cuando el objeto reproducido estaba lleno de telarañas, habitado por las + chinches ó colonizado por la ilustre familia de las ratas, y su estilo + tenía un desaliño sublime, remedio fiel del desorden de la tempestad. + ¿Será preciso decir que usaba de mano maestra los más negros + colores, y que sus personajes, sin excepción, morían ahogados en + algún sumidero, asfixiados en laguna pestilencial, ó asesinados con + hacha, sierra ú otra herramienta estrambótica? No es preciso, no, pues + andan por el mundo, fatigando las prensas, más de tres docenas de novelas + suyas, que pienso son leídas en toda la redondez del globo.</p> + <p>De su vida privada, se contaban mil aventuras á cual más + interesantes. Mientras fué literato, su fama era grande, su hambre mucha, su + peculio escaso, su porte de esos que llamamos de mal traer. El editor que compraba y + publicaba sus lucubraciones, no era tan resuelto en el pagar como en el imprimir, + achaque propio de quien <a id="Page_228" name='Page_228'></a>comercia con el talento; + y D. Marcos, cuyo nombre sonaba desde las márgenes del Guadalete hasta las del + Llobregat, desfallecía cubierto de laureles, sin más oro que el de su + fantasía, ni otro caudal que el de su gloria. Pero quiso la suerte que la + persona del insigne autor no pareciese costal de paja á una viuda que + tenía comercio de lana y otros excesos en la calle de Postas; hubo tierna + correspondencia, corteses visitas, honesto trato; y al fin uniólos Himeneo, no + sin que todo aquel barrio murmurara sobre el por qué, cómo y + cuándo de la boda. Lo que las musas lloraron este enlace, no es para contado; + porque viéndose en la holgura, trocó el escritor los poco nutritivos + laureles por la prosáica hartura de su nueva vida; y cuéntase que + colgó su pluma de una espetera, como Cide Hamete, para que de ningún + ramplón novelista fuera en lo sucesivo tocada. Después de larga luna de + miel, cual nunca se ha visto en comerciantes de tela, se afirma que no reinó + siempre en el hogar la paz más octaviana. No están conformes los + biógrafos de D. Marcos en la causa de ciertas riñas, que pusieron + á la esposa en peligro de morir á manos de su esposo: unos lo atribuyen + á veleidades del escritor; otros más concienzudos, y buscando siempre + las causas recónditas de los sucesos humanos, á que el pesimismo + adquirido cultivando las letras infiltróse de tal modo en su <a id="Page_229" + name='Page_229'></a>pensamiento, que llenó su vida de melancolía y + fastidio. ¡Tal influjo tienen las grandes ideas en las grandes almas!</p> + <p>A los ojos del profano vulgo, D. Marcos era siempre el mismo. Aconsejaba á + los jóvenes, procurando guiarles por el camino de la alcantarilla. Daba su + opinión siempre que se la pidieran, y no negaba elogios á los + escritores noveles, siempre que fuesen de su escuela colorista, que era la escuela + del betún.</p> + <p>Este es el tercer personaje de los cuatro que formaban mi auditorio, y éste + el que expuso su modo de pensar, diciendo:</p> + <p>«No está sino muy bien. Hay que pintar la vida tal como es: + repugnante, soez, grosera. El mundo es así: no nos toca á nosotros + reformarlo, suponiéndolo á nuestro capricho y antojo; nos cumple + sólo retratar las cosas como son, y las cosas son feas. Ese joven que usted ha + pintado ahí tiene demasiada luz, y le hace falta una buena dosis de negro. Hoy + no saben dar claro-obscuro al estilo, y desde que han dejado de escribir ciertas + personas que yo me sé, está la novela por los suelos. Si usted quiere + hacer una obra ejemplar, rodee á ese caballerito de toda clase de + lástimas y miserias; arroje usted sobre él la sombra siniestra de la + sociedad, y la tal sociedad es de lo más repugnante, asqueroso é + inmundo que yo me he echado á la cara. Y después, si le conviene ofre<a + id="Page_230" name='Page_230'></a>cer una lección moral á sus lectores, + haga que el chico se trueque de la noche á la mañana, por la sola + fuerza del hambre y del hastío, en un ser abyecto, revelando así el + fondo de inmundicia que en el corazón de todo ser humano existe. + Preséntele usted con toda la negra realidad de la vida, braceando en este + océano de cieno, sin poder flotar, y ahogándose, ahogándose, + ahogándose.... Pero, eso sí, déjele usted que se enamore con + hidrofobia de la dama de enfrente, porque en ese gran recurso dramático ha de + cimentarse todo el edificio novelesco. Si yo me encargara de desarrollar el plan, lo + haría de ingenioso modo, nunca visto ni en novelas ni en dramas.</p> + <p>—¿A ver, á ver?—interrogamos todos, yo por afán + de penetrar los pensamientos literarios mi amigo; los demás por curiosidad y + deseo de ver en todo su horror la cloaca intelectual de aquel atroz ingenio.</p> + <p>—Yo haría lo siguiente—continuó:—le + supondría muy desesperado, sin saber qué hace para comunicarse y + entablar relaciones con la dama de enfrente. Suprimo eso del pajarito, que es + insufrible. (La poetisa dejó traslucir, con un movimiento de + indignación, su ultrajado amor de madre.) <a id="Page_231" + name='Page_231'></a>Él piensa unas veces meterse a bandido para robar a la + dama; otras se le ocurre quemar la casa para sacar a la señora en brazos. + Entre tanto se pone flaco, amarillo, cadavérico, con aspecto de loco o de + brujo: la casa se cae a pedazos, y en su miseria se ve obligado a comer ratas. + (Cantarranas cerró los ojos después de mirar al cielo con angustia.) Un + día se le pasa por las mientes un ardid ingenioso, y para esto tengo que + suponer que vive, no en la casa de enfrente, sino en la buhardilla de la misma casa. + Modificada de este modo la escena, fácil es comprender su plan, que consiste + en introducirse por el cañón de la chimenea y colarse hasta el piso + principal.</p> + <p>—¡Qué horror!—exclamó la poetisa tapándose + la cara con las manos.—¡Se va á tiznar! ¡Si al menos tuviera + donde lavarse antes de presentarse á ella!...</p> + <p>—No importa que se tizne—continuó el novelista.—Yo + pintaría á la dama muy hermosa, sí, pero con una + contracción en el rostro que denotara sus feroces instintos. Ha tenido muchos + amantes; es mujer caprichosa: uno de esos caracteres corrompidos que tanto abundan en + la sociedad, marcando los distintos grados de relajacion á que llega en cada + etapa la especie humana. Ha tenido, como decía, muchísimos + querindangos, y al fin viene á enamorarse de un negro traído de Cuba + por cierto banquero, que es un agiotista inicuo, un bandolero de frac.</p> + <p>Con estos antecedentes, ya puedo desarrollar la situación dramática, + de un efecto horriblemente <a id="Page_232" name='Page_232'></a>sublime. Veamos: ella + está en su cuarto, lánguidamente sentada junto á un + veladorcillo, y piensa en el Apolo de Azabache, charolado objeto de su pasión. + Hojea un álbum, y de tiempo en tiempo su rostro se contrae con aquel siniestro + mohín que la hace tan espantablemente guapa. De repente se siente ruido en la + chimenea: la dama tiembla, mira, y ve que de ella sale saltando por encima de los + leños encendidos, un hombre tiznado: en su delirio cree que es el negro: + domínanla al mismo tiempo el estupor y la concupiscencia. La luz se apaga. + ¡Pataplum!... ¿Qué les parece á ustedes esta + situación?</p> + <p>—Digo que es usted el mismo demonio o tiene algún mágico + encantador que lo inspire tan admirables cosas-respondí confuso ante la donosa + invención de D. Marcos, que me parecía en aquel momento superior + cuantos, entre antiguos y modernos, habían imaginado las más sutiles + trazas de novela.</p> + <p>La poetisa estaba un tanto cabizbaja, no se si porque le parecía mejor lo + suyo ó porque, teniendo por detestable el engendro de D. Marcos, consideraba + á qué límite de fatal extravío pueden llegar los + más esclarecidos entendimientos. No estará de más que con la + mayor reserva diga yo aquí, para ilustrar á mis lectores, que la + poetisa tenía, entre otros, un defecto que suele ser cosa corriente entre las + hembras que agarran la <a id="Page_233" name='Page_233'></a>pluma cuando sólo + para la aguja sirven, es decir, la envidia.</p> + <p>«Pues verán ustedes ahora—continuó D. + Marcos—cómo armo yo el desenlace de tan estupendo suceso. A la + mañana siguiente hállase la dama en su tocador, y ha gastado dos pastas + de jabón en quitarse el tizne de la cara. Su rabia es inmensa: está + furiosa; ha descubierto el engaño, y en su desesperación da unos + chillidos que se oyen desde la calle. El joven, por su parte, trata de huir, al ver + el enojo de la que adora. Quiere matar al desconocido mandinga, de quien está + celosísimo; pero en lugar de bajar la escalera, se ve obligado á subir + por el mismo cañón de la chimenea para no ser visto de cierto Conde que + entra á la sazón en la casa.</p> + <p>La fatalidad hace que no pueda subir por el cañón, habiendo sido tan + fácil la bajada; y mientras forcejea trabajosamente para ascender, resbala y + cae al sótano, y de allí, sin saber cómo, á un sumidero, + yendo á parar á la alcantarilla, donde se ahoga como una rata. La ronda + le encuentra al día siguiente, y le llevan, en los carros de la basura, al + cementerio. Como aquí no tenemos <i>Morgue</i>, es preciso renunciar á + un buen efecto final.»</p> + <p>Así habló el realista D. Marcos. Cantarranas estaba más + nervioso que nunca, y la poetisa sacó un pomito de esencias, para aplicarlo al + cartu<a id="Page_234" name='Page_234'></a>cho que tenía por nariz: este + singular pomito era el <i>flacon</i> que había visto en todas las novelas + francesas. Es la verdad que D. Marcos le inspiraba profunda repugnancia, y por eso le + llamaba ella <i>barril de prosa</i>, sin duda por vengarse del otro, que en cierto + artículo critico la llamó una vez <i>espuerta de + tonterías</i>.</p> + <p>Yo no sabía qué hacer en presencia de dos fallos tan autorizados y + al mismo tiempo tan contradictorios. Vacilaba entre figurar á mi héroe + dando migajas de pan al pajarito, ó metiendo la cabeza en los sumideros del + palacio de su amada. Miré al magnífico Duque, y le ví con la + cabeza gacha y colgante, como higo maduro. La poetisa se hallaba en un paroxismo de + furor secreto. ¿Cómo podía yo decidirme por una solución + contraria á las ideas de Cantarranas, cuando éste era mi Mecenas, + ó, para valerme de una de sus más queridas figuras, corpulento roble + que daba sombra á este modesto hisopo de los campos literarios? Y al mismo + tiempo, ¿cómo desairar á Don Marcos, tan experimentado en artes + de novela? ¿Cómo renunciar á su plan, que era el más + nuevo, el más extraño, el más atrevido, el más + sorprendente de cuántos había concebido la humana fantasía? En + tan crítica situación me hallaba con el manuscrito en las manos, la + boca abierta, los ojos asombrados, indeciso el magín y agitado el pecho, + cuando vino á sacarme de mi estupor y <a id="Page_235" + name='Page_235'></a>á cortar el hilo de mis dudas la voz del cuarto de los + personajes que el jurado componían. Hasta entonces había permanecido + mudo, en una butaca vieja, cuyas crines por innumerables agujeros se salían: + allí estaba, con aspecto de esfinge, acentuado por la singular + expresión de su rostro severo. Creo que ha llegado la ocasión de + describir á este personaje, el más importante sin duda de los cuatro, y + voy á hacerlo.</p> + <br /> + + <h3>IV</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Si cuarenta años de incansable laboriosidad, de continuos servicios + prestados al arte, á las letras y á la juventud, son título + bastante para elevar á un hombre sobre sus contemporáneos, ninguno + debiera estar más por cima de la vulgar muchedumbre que D. Severiano Carranza, + conocido entre los árcades de Roma por <i>Flavonio Mastodontiano</i>. Era casi + académico, porque siempre que vacaba un sillón se presentaba candidato, + aunque nunca quisieron elegirle. Su fuerte era la erudición; espigaba en todos + los campos: en la historia, en la poesía, en las artes bellas, en la + filosofía, en la numismática, en la indumentaria. Recuerdo su + última obra, que estremeció al <a id="Page_236" + name='Page_236'></a>mundo de polo á polo, por tratar de una cuestión + grave, á saber: de si el Arcipreste de Hita tenía ó no la + costumbre de ponerse las medias al revés, decidiéndose nuestro autor + por la negativa, con gran escándalo y algazara de las Academias de Leipsick, + Gottinga, Edimburgo y Ratisbona, las cuales dijeron que el célebre Carranza + era un alma de cántaro al atreverse á negar un hecho que formaba parte + del tesoro de creencias de la humanidad. ¿Pues y su disertación sobre + los colmillos del jabalí de Erymantho, que fué causa de un sin fin de + mordiscadas entre los más famosos eruditos? No diré nada, pues corre en + manos de todo el mundo, de su famoso discurso sobre el modo de combinar las + <i>tes</i> y las <i>des</i> en el metro de Arte Mayor, el cual le alzara á los + cuernos de la luna, si antes, para gloria de España y enaltecimiento de + sí propio, no hubiera escrito y dado á la estampa la nunca bastante + encarecida <i>Oda á la invención de la pólvora</i>, en que + llamaba á este producto químico <i>atmósfera + flamínea</i>. Esta es su única obra de fantasía. Las + demás son todas eruditas, porque vive consagrado á los apuntes. Como + crítico, no se le igualaba ni el mismo Cantarranas, aunque no faltan + biógrafos que le equiparan á él, y hubo alguno que + aseguró le aventajaba en muchas cosas. Basta decir que Carranza había + leído cuanto salió de plumas humanas, siendo de notar que todo libro <a + id="Page_237" name='Page_237'></a>que pasase por su memoria dejaba en ella un + pequeño sedimento ó depósito, aunque no fuera más grande + que una gota de agua.</p> + <p>No había fecha que él no supiera, ni nombre que ignorara, ni dato + que le fuera desconocido, ni coincidencia que se escapase á su + penetración y colosal memoria. Bien es verdad que de este almacén + sacaba el cargamento de sus críticas, las cuales tenían más de + indigestas que de sabrosas, porque no existe cosa antigua que no sacara á + colación, ni autor clásico que no desenterrara á cada paso para + llevarle y traerle como á los gigantones en día de Corpus. Escribiendo, + era prolijo: su estilo se componía de las más crespas y ensortijadas + frases que es dado imaginar. Pulía de tal modo su prosa, que parecía + una cabellera con cosmético y bandolina, pudiendo servir de espejo; y sus + versos eran tales, que se les creerían rizados con tenacillas. Nunca + repitió una palabra en un mismo pliego de papel, por miedo á las + redundancias y sonsonetes. En cierta ocasión, habiendo hablado en un + artículo del mondadientes de marfil de una dama, viéndose obligado + á repetirlo por la fuerza de la sintaxis y pareciéndole vulgar la + palabra palillo, llamó á aquel objeto el <i>ebúrneo + estilete</i>. Por esta razón aparecían en sus escritos unas palabrejas + que sus enemigos, en el furor de la envidia, llamaban estrambóticas. Tratarle + á él de pedante era cosa corriente <a id="Page_238" + name='Page_238'></a>entre los malignos gaceterillos, que molestan siempre á + los grandes hombres, como las pulgas al león.</p> + <p>La persona del erudito Carranza era tan notable como sus obras. Componíase + de un destroncado cuerpo sobre dos no muy iguales piernas, brazos pequeños y + los hombros cansadísimos; exornando todo el edificio un sombrero monumental, + bajo el cual solía verse, en días despejados, la cabeza más + arqueológica que ha existido. Después de la corbata, que afectaba + cierto desaliño, lo que más descollaba era la boca, donde en un tiempo + moraron todas las gracias, y ahora no quedaba ni un diente; y la nariz hubiera sido + lo más inverosímil de aquel rostro si no ocuparan el primer lugar unos + espejuelos voluminosos tras los cuales el ojo perspicaz y certero del crítico + fulguraba.</p> + <p>Estos ojos fueron los que me miraron con severidad que me turbó; esta boca + fue la que con voz tan solemne como cascada, tomó la palabra y dijo:</p> + <p>«¡Oh extravío de las imaginaciones juveniles! ¡Oh ruindad + de sentimientos! ¡Oh corrupción del siglo! ¡Oh bajeza de ideas! + ¡Oh pérdida del buen gusto! ¡Oh aniquilamiento de las + clásicas reglas! ¿Hay más formidable máquina de + disparates que la que usted escribió ni mayor balumba de despropósitos + que la que esa señora y ese caballero <a id="Page_239" name='Page_239'></a>han + dicho? ¿En qué tiempos vivimos? ¿Qué república + tenemos? Vaya usted, señora, á coser sus calcetas y á espumar el + puchero, y usted D. Marcos, á cuidar sus hijos si los há, y usted, + joven, á aprender un oficio, que más cuenta le tiene cualquier + ocupación, aunque sea ingrata y vil, que componer libros. Pues qué, + ¿es el campo de las letras dehesa de pasto para toda clase de <i>pecus</i>, + ó jardín frondosísimo donde sólo los más delicados + ingenios pueden hallar deleites y amenidades? Id, cocineros del pensamiento, á + condimentar vulgares sopas y no sabrosos platos; que no es dado á tan groseras + manos preparar los exquisitos manjares que se sirven en el ágape de los + dioses.»</p> + <p>Como Semíramis cuando ve aparecer la sombra de Nino para echarle en cara + sus trapicheos; como Hamlet cuando oye al espectro de su padre revelándole los + delitos de la señá Gertrudis; como Moisés cuando vislumbra + á Jehová en la zarza ardiente, así nos quedamos todos: mudos, + fríos, petrificados de espanto. El apóstrofe de aquel hombre, tenido + por un oráculo; su singular aspecto, su severa mirada y el eco de su + vocecilla, nos infundieron tal pavor, que hubo de transcurrir buen espacio de tiempo + antes que yo tomase aliento, y sacara la poetisa su <i>flacon</i>, y cerrara la boca + el excelente Duque.</p> + <p>Al fin nos repusimos del terror, y Carranza, <a id="Page_240" + name='Page_240'></a>advirtiendo el buen efecto que sus palabras habían + producido, arremetió de nuevo contra nosotros, y de tal modo se + ensañó con D. Marcos, que pienso no le quedara hueso sano. La poetisa + estaba turulata y no hacía más que abanicarse para disimular su enojo, + mientras Cantarranas parecía inclinado, en fuerza de su natural bondad, + á ponerse de parte del tremendo crítico.</p> + <p>«¡Y para esto me han llamado!—decía éste.—La + culpa tiene quien, dejando serias ocupaciones y la sabrosa compañía de + las musas, asiste á estas lecturas, donde le hacen echar los bofes con + tantísimo desatino.»</p> + <p>Entonces yo, desafiando con un arrojo que ahora me espanta la cólera del + Aristarco, le dije:</p> + <p>«Pero ya que he tenido la osadía de traerle a usted aquí, oh + varón insigne, ¿no me será permitido pedirle la más gran + merced que hacerme pudiera, ayudando con sus luces á mejorar este engendro + mío que con tan mala estrella viene al mundo?</p> + <p>—Sí, lo haré de muy buen grado—contestó el sabio, + trocándose repentinamente en el hombre más suave y meloso de la + tierra.—Voy á decir cómo desarrollaría yo mi pensamiento; + pero han de prometerme que no he de ser interrumpido por aplausos ni otra + manifestación semejante. Empezaré, pues, declarando que yo + colocaría la acción de mi obra en tiempos remotos, en los <a + id="Page_241" name='Page_241'></a>tiempos pintorescos é interesantes, cuando + no había alumbrado público, y sí muchas rondas y gran + número de corchetes; cuando los galanes se abrían en canal por una + palabrilla, y las damas andaban con manto por esas callejuelas, seguidas de + Celestinas y rodrigones; cuando se guardaba con siete llaves el honor, sin que eso + quiera decir que no se perdiese en un santiamén. Yo no sé cómo + hay ingenios tan romos que novelan con cosas y personas de la época presente, + donde no existen elementos literarios, según todos los hombres doctos hemos + probado plenamente. Al demonio no se le ocurriría pintar aventuras en una + calle empedrada y con faroles de gas. Por Dios y por los santos, ¿cabe nada + más ridículo que un diálogo amoroso, en que aparece á + cada momento la palabra <i>usted</i>, hecha para preguntar cómo está el + tiempo, los precios de la carne, etc.?... Pues bien: yo figuraría mis + personajes en el siglo XVII, y abriría la escena con gran ruido de cuchilladas + y muchos <i>pardieces</i> y <i>voto á sanes</i>; después el ir y venir + de los alguaciles, y, por último, la voz cascada de una vieja alcahueta que + acude con su farolito á reconocer la cara del muerto.»</p> + <p>Todos nos mirábamos, sorprendidos ante el pintoresco cuadro que en un + periquete habia trazado aquel maestro incomparable.</p> + <p>«El joven pobre que ha puesto usted en la bu<a id="Page_242" + name='Page_242'></a>hardilla, donde está muy retebién, le + figuraría yo un hidalgo de provincias, sin blanca y con malísima + estrella. Ha llegado á Madrid en busca de fortuna, y solicita que le hagan + capitán de Tercios, para lo cual anda de ceca en meca, sin poder conseguir + otra cosa que desprecios. La dama de enfrente es de la más alta nobleza, hija + de algún montero mayor de la Casa Real, ó cosa por el estilo, lo cual + hace que tenga entrada en Palacio, y sea bien quista de Reyes, Príncipes + é Infantes. Meteremos en el ajo algún rapabarbas o criado + socarrón que haga de tercero, porque novela ó comedia sin rapista + charlatán y enredador, es olla sin tocino y sermón sin agustino. + ¡Y cómo había yo de pintar las escenas de tabernas, las + cuchilladas, las pendencias que dirige siempre un tal Maese Blas ó Maese + Pedrillo! ¿Pues y las escenas de amor? ¡Qué discreción, + qué ternezas, qué riqueza metafórica había yo de poner + allí! Carta acá, carta allá, y entrevista en las Descalzas todos + los días, porque la Condesa vieja es tan devota, que no se mueve un + clérigo ni fraile en las iglesias de Madrid sin que ella vaya á meter + sus narices en la función. El hidalguillo tañe su laúd que se + las pela, y la dama le manda décimas y quintillas. Ambos están muy + amartelados. Pero cata aquí que el padre, que es un Condazo muy serio, con su + gorguera de encajes que parece un sol, gran talabarte de pieles y unos + gregüescos <a id="Page_243" name='Page_243'></a>como dos colchones, quiere que + se case con Don Gaspar Hinojosa, Afán de Rivera, etc., etc., etc., que es + Contralor, hijo del Virrey de Nápoles, y Secretario del general <i>qué + sé yo cuántos</i>, que ha tomado á Amberes, Ostende, Maestrich + ú otra plaza cualquiera. El Rey tiene gran empeño en estas nupcias, y + la Reina dice que quiere ser madrina del bodorrio. Ahora es ella. La dama está + fuera de sí, y el hidalguillo se rompe la cabeza para inventar un ardid + cualquiera que le saque de tan espantoso laberinto. ¡Oh terrible + obstáculo! ¡Oh inesperado suceso! ¡Oh veleidades del destino! + ¡Oh amargor de la vida! Lo peor y más trágico del caso es que el + padre se ha enterado de que hay un galán que corteja á la niña, + y se enfurece de tal modo, que si le coge, le parte la cabeza en dos con su espada + toledana. Cuenta al Rey lo que pasa; la Reina le echa fuerte reprimenda á + nuestra heroína, y todos convienen en que el galán aquél es un + majagranzas, que no merece ni descalzarle el chapín á la doncella. El + mozo ya no rasca laúdes ni vihuelas, y se pasea por el Cerrillo de San Blas + muy cabizbajo y melancólico. Los criados del Conde le andan buscando para + darle una paliza; pero escapa de ella, gracias á las tretas del + socarrón de su lacayo, que no por estar muerto de hambre deja de ser maestro + en artimañas y sutilezas. Los amantes van á ser separados para siempre. + Y lo <a id="Page_244" name='Page_244'></a>peor es que el D. Gaspar se + enfurruña, y ya no quiere casarse, y dice que si topa en la calle al pobre + hidalgo, le pondrá como nuevo. ¿Qué hacer? ¡Tate!... + Aquí está el <i>quid</i> de la dificultad ¿Cómo + desenredar esta enmarañada madeja? Pues verán ustedes de qué + manera ingeniosa, con qué donosura y originalidad desato yo este intrincado + nudo, en que el lector, suspenso de los imaginarios hechos, los mira como si fuesen + reales y efectivos. ¿Que les parece á ustedes que voy á + inventar? ¿A ver?»</p> + <p>Todos nos quedamos con la boca abierta, sin saber qué contestarle. Yo, + sobre todo, ¿cómo había de imaginar cosa alguna que igualara + á los profundos pensamientos de aquel pozo de ciencia?</p> + <p>«Pues verán ustedes—prosiguió.—Hallándose + las cosas como he dicho, de repente ...¡Que novedad! ¡Qué + agudísima é inesperada anagnórisis!... Pues es el caso que el + muchacho tiene un tío, oidor en Indias. Este tío oidor, que es todo un + letrado y persona de pro, muere legando un caudal inmenso; de modo que cuando menos + se lo piensa, el hidalguillo se ve con doscientos mil escudos en el arca, y es + más rico que el Conde de enfrente. Cátate que en un momento le + obsequian todos y le guardan más miramientos que si fuera el mismo Duque de + Lerma, Ministro universal. El padre de la dama se ablanda; ésta se <a + id="Page_245" name='Page_245'></a>marcha á Platerías diciendo que va + á comprar unas arracadas, pero con el disimulado fin de ver al hidalguillo y + oir de sus mismo labios la noticia de la herencia; la Reina se desenoja; el Rey dice + que les ha de casar, ó deja de ser quien es. D. Gaspar se va furioso á + las guerras de la Valtellina, donde le matan de un arcabuzazo, y, por fin, los dos + jóvenes se casan, son muy obsequiados, y viven luengos años en paz y en + gracia de Dios. Así, señores, desarrollaría yo el pensamiento de + esta novela, que, expuesta de tal modo, pienso no seria igualada por ninguna de + cuantas en lengua italiana ó española se han escrito, desde Bocaccio + hasta Vicente Espinel, que yo las he leído todas, y aquí pudiera + referirlas <i>ce</i> por <i>be</i>, sin que me quedara una en la cuenta.»</p> + <p>Aquí terminó el dictamen de D. Severiano Carranza, fénix de + los literatos. Esta lección tercera era ya demasiado carga de bochorno y + humillación para mí. Y ¿cómo había yo de continuar + leyendo, si en un dos por tres me habian mostrado aquellos personajes la flaqueza de + mi entendimiento, apto tan sólo para bajas empresas? Me afrentaron, y de sus + enseñanzas saque menos provecho que vergüenza. Sí: lo digo con la + entereza del que ya ha desistido de caminar por el escabroso sendero de la + literatura, y confiesa todos sus yerros y ridiculeces. Cuando D. Seve<a id="Page_246" + name='Page_246'></a>riano acabó, la poetisa hizo un mohín de fastidio, + señal de que el discurso no le había parecido de perlas, D. Marcos se + reía del insigne erudito, y el Duque de Cantarranas ... (rubor me cuesta el + confesarlo, porque le estimo sobremanera, y desearía ocultar todo lo que le + menoscabase; pero la imparcialidad me obliga á decirlo) el Duque se + había dormido, cosa inexplicable en quien siempre fué la misma + cortesía.</p> + <p>Otro suceso doloroso tengo que referir, y sabe Dios cuánto me cuesta + revelar cosas que puedan obscurecer algún tanto la fama que rodea á + estas cuatro venerandas personas. ¿Revelaré este funesto incidente? + ¿Llevaré la mundanal consideración y el efecto particular hasta + el extremo de callar la verdad, hija de Dios, sin la cual ninguna cosa va á + derechas en este mundo? No; que antes que nada es mi conciencia, y además, si + enseño una flaqueza de mis cuatro amigos, no por eso van á perder la + estimación general quienes tantos y tan grandes merecimientos y títulos + de gloria reúnen. Hay momentos en que los más rutilantes + espíritus sufren pasajero eclipse, y entonces, mostrándose la + naturaleza en toda su desnudez, aparecen las malas pasiones que bullen siempre en el + fondo del alma humana.</p> + <p>Esto fué lo que pasó á mis cuatro jueces en aquella noche + funesta. Sucedió que unas palabras de D. Marcos, que fué siempre algo + deslen<a id="Page_247" name='Page_247'></a>guado, irritaron al augusto + crítico. Quiso intervenir Cantarranas, y como la poetisa dijese no sé + qué tontería de las muchas que tenía en la cabeza, D. Marcos la + increpó duramente; salió á defenderla con singular tesón + el Duque, y recibió de pasada, y como sin querer, un furibundo sopapo. Desde + entonces fué aquello un campo de Agramante, y es imposible pintar el jaleo que + se armó. Daba el erudito á D. Marcos, D. Marcos al Duque, este al + erudito, el cual se vengaba en la poetisa, que arañaba á todos y + chillaba como un estornino, siendo tal la baraúnda, que no parecía sino + que una legión de demonios se había metido en mi casa. No pararon los + irritados combatientes hasta que D. Marcos no derramó sangre á + raudales, rasguñado por la poetisa; hasta que ésta no se + desmayó, dejando caer sus postizos bucles, y haciéndome en la frente un + chichón del tamaño de una nuez; hasta que el Duque no se le + fraccionó en dos pedazos completos la mejor levita que tenía; hasta que + Carranza no perdió sus espejuelos y la peluca, que era bermeja y muy + sebosa.</p> + <p>Así terminó la sesión que ha dejado en mí recuerdos + pavorosos. He revelado esta lamentable escena por amor á la verdad y porque + debo ser severo con aquellos que más valen y más fama gozan. De todos + modos, si hago esta confesión, no es con ánimo de publicar debilidades, + sino <a id="Page_248" name='Page_248'></a>por hacer patente lo miserable de la + naturaleza humana, que aún en los más elevados caracteres deja ver + alguna ocasión su fondo de perversidad.</p> + <br /> + + <h3>V</h3> + <br /> + <br /> + + <p>De la novela, inocente causa de tan reñida controversia y desbarajuste + final, ¿que he de decir, sino que salió cual engendrada en aciaga noche + de escándalo? Como quise adoptar las ideas de cada uno, por parecerme todas + excelentes, mi obra resultó análoga á esas capas tan llenas de + remiendos y pegotes, que no se puede saber cuál es el color y la tela + primitivos. Después de la introdución que he leído, + adopté el pensamiento del pajarito y le puse de intermediario entre los dos + amantes. Luego, pareciéndome de perlas el incidente de la chimenea, hice que + Alejo mudara á la casa de enfrente, y que una noche se deslizara muy + callandito por el interior del ennegrecido tubo, apareciéndose á la + dama cuando ésta se percataba menos. Lo del negro no me fué posible + introducirlo; pero sí el magnífico desenlace del tío en Indias, + ideado por el fénix de los críticos, aunque no pude suponerle oidor + sino tabernero, diferencia que importa poco para <a id="Page_249" + name='Page_249'></a>el caso. Así la novela, como hija de distintos + progenitores, venía á ser la cosa más pintoresca, variada y + original del mundo, y bien podía decir su autor: <i>«yo, el menor padre + de todos....»</i> Imprimía, porque ningún editor la quería + tomar, aunque yo, llevando mi modestia hasta lo sublime, la daba por ochenta reales + al contado, y otros ochenta, pagaderos á plazos de dos duros en dos + años.</p> + <p>La puse á la venta en las principales librerías, y en un lustro que + ha corrido llevo despachada la friolera de tres ejemplares, con más los que me + tomaron al fiado, y que espero cobrar, si la cosecha es buena, en el próximo + otoño. Un librero de Sevilla me ha prometido comprarme un ejemplar, si le hago + una rebaja de dos reales; y este pedido, con otras proposiciones que me dirigen de + lejanas tierras, me hace esperar que venderé hasta diez en todo lo que queda + de año. No puedo quejarme, en verdad, porque yo sé que si las cosas + estuvieran mejor y sobrase dinero en el país, no había de quedar un + ejemplar para muestra.</p> + <p>De todos modos, me consuela la singular protección que me dispensa, ahora + como antes, el Duque de Cantarranas, mi ilustre Mecenas, quien ha podido conseguir de + un amigo suyo, dueño de una tienda de ultramarinos, que me compre media + edición al peso, y á veinticinco reales la <a id="Page_250" + name='Page_250'></a>arroba. Si, merced á la solicitud del prócer + ilustre, consigo realizar este negocio, me servirá de estímulo para + proseguir por el fatigoso camino de las letras, que si tiene toda clase de espinas y + zarzales en su largo trayecto, también nos conduce, como sin querer, á + la holgura, á la satisfacción y á la gloria.</p> + <p>Madrid, Septiembre de 1872.</p> + <a id="Page_251" name='Page_251'></a> + <hr style='width: 65%;' /> + <a id="LA_PRINCESA_Y_EL_GRANUJA" name='LA_PRINCESA_Y_EL_GRANUJA'></a> + <h2><a id="Page_252" name='Page_252'></a>LA PRINCESA Y EL GRANUJA</h2> + <h3>I</h3> + <br /> + <br /> + <br /> + + <p>Pacorrito Migajas era un gran personaje. Alzaba del suelo poco más de tres + cuartas, y su edad apenas pasaba de los siete años. Tenía la piel + curtida del sol y del aire, y una carilla avejentada que más bien le + hacía parecer enano que niño. Sus ojos eran negros y vividores, con + grandes pestañas como alambres y resplandor de pillería. Pero su boca + daba miedo de puro fea, y sus orejas, al modo de aventadores, antes parecían + pegadas que nacidas. Vestía gallardamente una camisa de todos colores, por lo + sucia, y pantalón hecho de remiendos, sostenido con un solo tirante. En + invierno abrigábase con una chaqueta que fué de su señor abuelo, + la cual, después de cortadas las mangas por el codo, á Pacorrito le + venía que ni pintada para gabán. En el cuello le daba varias vueltas, + á manera de <a id="Page_253" name='Page_253'></a>serpiente, un guiñapo + con aspiraciones de bufanda, y cubría la mollera con una gorrita que + afanó en el Rastro. No usaba zapatos, por serle esta prenda de + grandísimo estorbo, ni tampoco medias, porque le molestaba el punto.</p> + <p>La familia de Pacorrito Migajas no podía ser más ilustre. Su padre, + acusado de intentar un escalo por la alcantarilla, fué á tomar aires + á Ceuta, donde murió. Su madre, una señora muy apersonada que + por muchos años tuvo puesto de castañas en la Cava de San Miguel, + fué también metida en líos de justicia, y después de + muchos embrollos, y dimes y diretes con jueces y escribanos, me la empaquetaron para + el penal de Alcalá. Aún quedaba á Pacorrito su hermana, pero + ésta, abandonando su plaza en la Fábrica de Tabacos, corrió + á Sevilla en amoroso seguimiento de un cabo de Artillería, y esta es la + hora en que no ha vuelto. Estaba, pues, Migajas solo en el mundo, sin más + familia que él mismo, sin más amparo que el de Dios, ni otro + guía que su propia voluntad.</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_254" name='Page_254'></a>II</h3> + <br /> + <br /> + + <p>¿Pero creerá el pío lector que Pacorrito se acobardó + al verse solo? Ni por pienso. Había tenido ocasión, en su breve + existencia, de conocer los vaivenes del mundo, y algo de lo falso y mentiroso que + encierra esta vida miserable. Llenándose de energía, afrontó la + situación como un héroe. Afortunadamente, tenía buenas + relaciones con diversa gente de su estofa y aun con hombres barbudos que + parecían dispuestos á protegerle, y bulle que bulle, aquí me + meto y allí me saco, consiguió dominar su triste estado.</p> + <p>Vendía fósforos, periódicos y algún billete de + Lotería, tres ramos mercantiles que, explotados con inteligencia, + podían asegurarle honradas ganancias; así es que á Pacorrito + nunca le faltaban cuatro cuartos en el bolsillo para sacar de un apuro á un + compañero, ó para obsequiar á las amigas.</p> + <p>No le inquietaban gran cosa ni las molestias del domicilio ni las exigencias del + casero. Sus palacios eran el Prado en verano, y en invierno los portales de la casa + Panadería. Varón sobrio y enemigo de pompas mundanas, se contentaba <a + id="Page_255" name='Page_255'></a>con un rincón cualquiera donde pasar la + noche. Comía, como los pájaros, lo que encontraba, sin que jamás + se apurase por esto, á causa de la conformidad religiosa que existía en + su alma, y de su instintiva fe en los misteriosos auxilios de la Providencia, que + á ningún ser grande ni chico desampara.</p> + <p>Los que esto lean creerán que Migajas era feliz. Parece natural que lo + fuese. Si carecía de familia, gozaba de preciosísima libertad, y como + sus necesidades eran escasas, vivía holgadamente de su trabajo, sin deber nada + á nadie, sin que le quitaran el sueño cuidados ni ambiciones; pobre, + pero tranquilo; desnudo el cuerpo, pero lleno de paz sabrosa el espíritu. Pues + á pesar de esto, el señor de Migajas no era feliz. ¿Por + qué? Porque estaba enamorado hasta las gachas, como suele decirse.</p> + <p>Sí, señores: aquel Pacorrito tan pequeño y tan feo y tan + pobre y tan solo, amaba. ¡Ley inexorable de la vida, que no permite á + ningún sér, cualquiera que sea, redimirse del despótico yugo del + amor.</p> + <p>Amaba nuestro héroe con soñador idealismo, libre de todo pensamiento + impuro, á veces con ardoroso fuego que en sus venas ponía un hervor de + todos los demonios. Su corazón volcánico tenía sensaciones de + todas clases para el objeto amado, ora dulces y platónicas como las <a + id="Page_256" name='Page_256'></a>de Petrarca, ora arrebatadas como las de Romeo.</p> + <p>¿Y quién había inspirado á Pacorrito pasión tan + terrible? Pues una dama que arrastraba vestidos de seda y terciopelo con vistosas + pieles; una dama de cabellos rubios, que en bucles descendían sobre su + alabastrino cuello. La tal solía gastar quevedos de oro, y á veces + estaba sentada al piano tres días seguidos.</p> + <br /> + + <h3>III</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Sabed cómo la conoció Pacorro y quién era aquélla + celestial hermosura.</p> + <p>Extendía el chico la esfera de sus operaciones mercantiles por la mitad de + una de las calles que afluyen á la Puerta del Sol, calle muy concurrida y con + hermosas tiendas, que de día ostentan en sus escaparates mil prodigios de la + industria, y por las noches se iluminan con la resplandeciente claridad del gas. + Entre estas tiendas, la más bonita es una que pertenece á un + alemán, siempre llena de bagatelas preciosísimas destinadas á + grandes y pequeños. Es el bazar de la infancia infantil y de la adulta. Por + Carnaval se llena de caretas burlescas; en Semana Santa de figuras piadosas; hacia + Navidad de <a id="Page_257" name='Page_257'></a>Nacimientos y árboles cargados + de juguetes, y por Año Nuevo de magníficos objetos para regalos.</p> + <p>La pasión frenética de Pacorrito empezó cuando el + alemán puso en su vitrina una encantadora colección de damas vestidas + con los ricos trajes que imagina la fantasía parisiense. Casi todas + tenían más de media vara de estatura. Sus rostros eran de fina y + purificada cera, y ningún carmín de frescas rosas se igualaba al rubor + de sus castas mejillas. Sus azules ojos de vidrio brillaban inmóviles con + más fulgor que la pupila humana. Sus cabellos, de suavísima lana + rizada, podían compararse, con más razón que los de muchas + damas, á los rayos del sol; y las fresas de Abril, las cerezas de Mayo y el + coral de los hondos mares, parecían cosa fea en comparación de sus + labios rojos.</p> + <p>Eran tan juiciosas, que jamás se movían del sitio en que las + colocaban. Sólo crujía el gozne de madera de sus rodillas, hombros y + codos, cuando el alemán las sentaba al piano, ó las hacía tomar + los lentes para mirar á la calle. De resto, no daban nada que hacer, y + jamás se les oyó decir esta boca es mía.</p> + <p>Entre ellas había ¡ay qué hembra! la más hermosa, la + más alta, la más simpática, la más esbelta, la mejor + vestida, la más señora. Debía de ser mujer de elevada + categoría, á juzgar por <a id="Page_258" name='Page_258'></a>su + ademán grave y pomposo, y cierto airecillo de protección que á + maravilla le sentaba.</p> + <p>—¡Gran mujer!—dijo Pacorrito la primera vez que la vió; y + más de una hora estuvo plantado ante el escaparate, contemplando tan seductora + belleza.</p> + <br /> + + <h3>IV</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Nuestro personaje se hallaba en ese estado particular de exaltación y + desvarío en que aparecen los héroes de las novelas amatorias. <i>Su + cerebro hervía; en su corazón se enrroscaban culebras mordedoras; su + pensamiento era un volcán; deseaba la muerte; aborrecía la vida; + hablaba sin cesar consigo mismo; miraba á la luna; se remontaba al quinto + cielo</i>, etc.</p> + <p>¡Cuántas veces le sorprendió la noche en melancólico + éxtasis delante del cristal, olvidado de todo, hasta de su propio comercio y + modo de vivir! Mas no era por cierto muy desairada la situación del buen + Migajas, quiero decir, que era hasta cierto punto correspondido en su loca + pasión. ¿Quién puede medir la intensidad amorosa de un + corazón de estopa ó serrín? El mundo está lleno de + misterios. La ciencia es vana y jamás llegará á lo íntimo + de las cosas. ¡Oh, Dios! ¿será <a id="Page_259" + name='Page_259'></a>posible algún día demarcar fijamente la esfera de + lo inanimado? ¿Lo inanimado, dónde empieza? Atrás los pedantes + que, deteniéndose delante de una piedra ó de un corcho, le dicen: + «Tú no tienes alma.» Sólo Dios sabe cuáles son las + verdaderas dimensiones de ese Limbo invisible donde yace todo lo que no ama.</p> + <p>Bien seguro estaba Pacorrito de haber hecho tilín á la dama. Esta le + miraba, y sin moverse ni pestañear ni abrir la boca, decíale mil cosas + deleitables, ya dulces como la esperanza, ya tristes como el presentimiento de + sucesos infaustos. Con esto se encendía más y más en el + corazón del amigo Migajas la llama que le devoraba, y su atrevida mente + concebía dramáticos planes de seducción, rapto y aun de + matrimonio.</p> + <p>Una noche, el amartelado galán acudió puntual á la cita. La + señora estaba sentada al piano, las manos suspendidas sobre las teclas, y el + divino rostro vuelto hacia la calle. El granuja y ella se miraron. ¡Ay! + ¡Cuánto idealismo, cuánta pasión en aquella mirada! Los + suspiros sucedieron á los suspiros, y las ternezas á las ternezas, + hasta que un suceso imprevisto cortó el hilo de tan dulce comunicación, + truncando de un golpe la felicidad de los amantes. Fué como esas + súbitas catástrofes que hieren mortalmente los corazones, originando + suicidios, tragedias y otros lamentables casos.</p> + <p><a id="Page_260" name='Page_260'></a>Una mano penetró en el escaparate, por + la parte de la tienda, y cogiendo á la señora por la cintura, se la + llevó dentro. Al asombro de Migajas sucedió una pena tan viva, que + deseó morirse en aquel mismo instante. ¡Ver desaparecer al objeto amado, + cual si se lo tragara la insaciable tumba, y no poder detener aquella existencia que + se escapa, y no poder seguirla aunque fuera al mismo infierno! ¡Desgracia + superior á las fuerzas de un mortal! Migajas estuvo á punto de caer al + suelo; pensó en el suicidio; invocó á Dios y al diablo....</p> + <p>—¡La han vendido!—murmuró sordamente.</p> + <p>Y se arrancó los cabellos, y se arañó el rostro; y en las + pataletas de su desesperación, se le cayeron al suelo los fósforos, los + periódicos y los billetes de Lotería. ¡Intereses del mundo, no + valéis lo que un suspiro!</p> + <br /> + + <h3>V</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Repuesto al cabo de su violenta emoción, el rapaz miró hacia el + interior de la tienda, y vio á unas niñas y á dos ó tres + personas mayores hablando con el alemán. Una de las chicas sostenía en + sus brazos á la dama de los pensamientos <a id="Page_261" + name='Page_261'></a>de Migajas. Hubiérase lanzado éste con + ímpetu salvaje dentro del local; pero se detuvo, temeroso de que, viendo su + facha estrambótica, le adjudicaran una paliza ó le entregasen á + una pareja.</p> + <p>Fijo en la puerta, consideraba los horrores de la trata de blancos, de aquella + nefanda institución tirolesa, en la cual unos cuantos duros deciden la suerte + de honradas criaturas, entregándolas á la destructora ferocidad de + niños mal criados. ¡Ay! ¡Cuán miserable le parecía + á Pacorrito la naturaleza humana!</p> + <p>Los que habían comprado á la señora salieron de la tienda y + entraron en un coche de lujo. ¡Cómo reían los tunantes! Hasta el + más pequeño, que era el más mimoso, se permitía tirar de + los brazos á la desgraciada muñeca, á pesar de tener él + para su exclusivo goce variedad de juguetillos propios de su edad. Las personas + mayores también parecían muy satisfechas de la adquisición.</p> + <p>Mientras el lacayo recibía órdenes, Pacorrito, que era hombre de + resoluciones heróicas y audaces, concibió la idea de colgarse á + la zaga del coche. Así lo hizo, con la agilidad cuadrumana que emplean los + granujas cuando quieren pasear en carruaje de un cabo á otro de la villa.</p> + <p>Alargando el hocico hacia la derecha, veía asomar por la portezuela uno de + los brazos de la dama sacrificada al vil metal. Aquel brazo rígido <a + id="Page_262" name='Page_262'></a>y aquel puño de rosa hablaban + enérgico lenguaje á la imaginación de Migajas, que en medio del + estrépito de las ruedas oía estas palabras: + —¡Sálvame, Pacorrito mío, sálvame!</p> + <br /> + + <h3>VI</h3> + <br /> + <br /> + + <p>En el pórtico de la casa grande, donde se detuvo el coche, cesaron las + ilusiones del granuja, porque un criado le dijo que si manchaba el piso con sus pies + enlodados, le rompería el espinazo. Ante esta abrumadora razón, Migajas + se retiró, lleno el corazón de un ardiente anhelo de venganza.</p> + <p>Su fogoso temperamento le impulsaba á seguir adelante, arrojándose + en brazos de la fortuna, y en las tinieblas de lo imprevisto. Su alma se adaptaba + á las ruidosas y dramáticas aventuras. ¿Qué hizo el muy + pillo? Pues concertarse con los que iban á recoger la basura á la casa + donde estaba en esclavitud su adorada, y por tal medio, que podrá no ser + poético, pero que revela agudeza de ingenio, y un corazón como la copa + de un pino, Migajas se introdujo en el palacio.</p> + <p>¡Cómo le palpitaba el corazón cuando subía y <a + id="Page_263" name='Page_263'></a>penetraba en la cocina! La idea de estar cerca de + <i>ella</i> le confundía de tal suerte, que más de una vez se le + cayó la espuerta de la mano, derramándose en la escalera. Pero de + ningún modo podía saciar la ardiente sed de sus ojos, que anhelaban ver + á la hermosa dama. Sintió lejanos chillidos de niños juguetones; + pero nada más. La gran señora por ninguna parte aparecía.</p> + <p>Los criados de la casa, viéndole tan pequeño y tan feo, le + hacían mil burlas; más uno de ello, que era algo compasivo, le daba + golosinas. Una mañana muy fría, el cocinero, ya fuese por + lástima, ya por maldad, le dio á beber de un vino áspero y + picón como demonios. El granuja sintió dulcísimo calor en todo + el cuerpo, y un vapor ardiente que á la cabeza le subía. Sus piernas + flaqueaban; sus brazos desmayados caían con abandono voluptuoso. Del pecho le + brotaba una risa juguetona, que iba afluyendo de su boca, cual arroyo sin fin, y + Pacorrito reía y se agarraba con ambas manos á la pared para no + caer.</p> + <p>Un puntapié vigoroso, aplicado en semejante parte, modificó un tanto + la risa, y puesta la mano en la parte dolorida, Pacorrito salió de la cocina. + Su cabeza seguía trastornada. Él no sabía á dónde + le conducían sus pasos. Corrió tambaleándose y riendo de nuevo; + pisó fríos ladrillos, y después suave entarimado, y luego tibias + alfombras.</p> + <p><a id="Page_264" name='Page_264'></a>De repente sus ojos se detuvieron en un + objeto que en el suelo yacía. ¡Cielos!... Migajas exhaló un + rugido de dolor, y cayó de rodillas.</p> + <p>Allí, tendida como un cadáver, los vestidos rasgados y en desorden, + partida la frente alabastrina, roto uno de los brazos, desgreñado el pelo, + estaba la señora de sus pensamientos ¡Lastimoso cuadro que partía + el corazón!</p> + <p>Nuestro héroe, durante un rato, no pudo articular palabra. La voz se + ahogaba en su garganta. Estrechó contra su corazón aquél + frío cuerpo inanimado, cubriéndolo de besos ardientes. La señora + tenía abiertos los ojos, y miraba con melancólica dulzura á su + fiel adorador. A pesar de sus horribles heridas y del lastimoso estado de su cuerpo, + la noble dama vivía. Pacorrito lo conoció en la luz singular de sus + quietos ojos azules, que despedían llamaradas de amor y gratitud.</p> + <p>—Señora, ¿quién os trajo á tan triste + estado?—exclamó en tono patético, angustioso.</p> + <p>Pero pronto al dolor agudísimo sucedió la ira, y Pacorrito + pensó tomar venganza de aquel descomunal agravio.</p> + <p>Como en el mismo instante sintiera pasos, cargó en sus brazos á la + gentil dama, echando á correr con ella fuera de la casa. Bajó la + escalera, atravesó el patio, salió á la calle con tanta + velocidad. Su carrera era como la del pájaro que, al <a id="Page_265" + name='Page_265'></a>robar su grano, oye el tiro del cazador, y sintiéndose + ileso, quiere poner entre su persona y la escopeta toda la distancia posible.</p> + <p>Corrió por una, dos, tres, diez calles, hasta que creyéndose + bastante lejos, descansó, poniendo sobre sus rodillas el precioso objeto de su + insensato amor.</p> + <br /> + + <h3>VII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Vino la noche, y Pacorrito vió con placer las dulces sombras que + envolvían el atrevido rapto, protegiendo sus honestos amores. Examinando + atentamente las heridas del descalabrado cuerpo de su adorada, observó que no + eran de gravedad, aunque por los agujeros del cráneo se le verían los + sesos, si los tuviera, y toda la estopa del corazón se salía á + borbotones por diferentes heridas. El traje estaba hecho girones, y parte de la + cabellera se había quedado en el camino durante la veloz corrida. + Inundósele el alma de pena al considerar que carecía de fondos para + hacer frente á situación tan apurada. Con el abandono de su comercio se + le habían vaciado los bolsillos, y una mujer amada, mayormente si no + está bien de salud, es fuente inagotable de gastos. Migajas se tentó + aquella parte de su andrajosa ropa don<a id="Page_266" name='Page_266'></a>de + solía tener la calderilla, y no halló ni tampoco un triste ochavo.</p> + <p>—Ahora—pensó—ahora necesitaré casa, cama, la mar + de médicos y cirujanos, modista, mucha comida, un buen fuego ... y nada + tengo.</p> + <p>Pero como estaba tan fatigado, recostó la cabeza sobre el cuerpo de su + ídolo, y se durmió como un ángel.</p> + <p>Entonces, ¡oh prodigio! la señora se fué reanimando, y + levantándose al fin, mostró á Pacorrito su risueño + semblante, su noble frente sin ninguna herida, su cuerpo esbelto sin la más + leve rotura, su vestido completo y limpio, su cabellera rizosa y perfumada, su + sombrero coquetón, que adornaban diminutas flores; en suma, se mostró + perfecta y acabadamente hermosa, tal como la conoció el muchacho en la + vitrina.</p> + <p>¡Ay! Migajas se quedó deslumhrado, atónito, suspenso, sin + habla. Púsose de rodillas y adoró á la señora como + á una divinidad. Entonces ella tomó la mano al granuja, y con voz + entera, más dulce que el canto de los ruiseñores, le dijo:</p> + <p>—Pacorrito, sígueme, ven conmigo. Quiero demostrarte mi + agradecimiento y el sublime amor que has sabido inspirarme. Has sido constante, leal, + generoso y heróico, porque me has salvado del poder de aquellos + vándalos que me martirizaban. Mereces mi corazón y mi mano. <a + id="Page_267" name='Page_267'></a>Ven, sígueme y no seas bobo, ni te creas + inferior á mí porque estás vestido de pingos.</p> + <p>Observó Migajas la deslumbradora apostura de la dama, el lujo con que + vestía, y lleno de pena exclamó:</p> + <p>—Señora, ¿á dónde he de ir yo con esta + facha?</p> + <p>La hermosa dama no contestó, y tirando de la mano á Pacorrito, le + llevó por misteriosa región de sombras.</p> + <br /> + + <h3>VIII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>El granuja vió al cabo una gran sala iluminada y llena de preciosidades, + cuya forma no pudo precisar bien en el primer momento. Al poco rato, comenzó + á percibir con claridad mil figurillas diversas, como las que poblaban la + tienda donde había conocido á su adorada. Lo que más + llamó su atención fué ver que salieron á recibirles, + luciendo sus flamantes vestidos, todas las damas que acompañaban en el + escaparate á la gran señora.</p> + <p>La cual contestó con una grave y ceremoniosa cortesía á los + saludos de todas ellas. Parecía ser de superior condición, algo como + princesa, reina ó emperatriz. Su gesto soberano y su ga<a id="Page_268" + name='Page_268'></a>llardo continente, sin altanería, revelaban dominio sobre + las demás. Al instante presentó á Pacorrito. Este se + quedó todo turbado y más rojo que una amapola cuando la Princesa, + tomándole de la mano, dijo:</p> + <p>—Presento á ustedes al Sr. D. Pacorro de las Migajas, que viene + á honrarnos esta noche.</p> + <p>Al pobre chico se le cayeron las alas del corazón cuando observó el + desmedido lujo que allí reinaba, comparándolo con su pobreza, sus pies + desnudos, sus calzones sujetos con un tirante y su chaqueta cortada por los + codos.</p> + <p>«Ya adivino lo que piensas—manifestó la Princesa con + disimulo.—Tu traje no es el más conveniente para una fiesta como la de + esta noche. En rigor, de verdad, no estás presentable.</p> + <p>—Señora, mi pícaro sastre—murmuró Pacorrito, + creyendo que una mentirilla pondría á salvo su decoro,—no me ha + acabado la condenada ropa.</p> + <p>—Aquí te vestiremos—indicó la noble dama.</p> + <p>Los lacayos de aquella extraña mansión eran monos pequeños y + graciosísimos. De pajes hacían unos loros diminutos, de esos que llaman + <i>Pericos</i>, y varias pajaritas de papel. Estas no se apartaban un momento de la + señora.</p> + <p>La servidumbre se ocupó al punto de arreglar un poco la desgraciada figura + del buen Migajas. Con unas fosforeras doradas y muy monas en for<a id="Page_269" + name='Page_269'></a>ma de zapatos, le calzaron al momento. Por gorguera le pusieron + medio farolillo de papel encarnado, y de una jardinera de mimbres hiciéronle + una especie de sombrerete pastoril, con graciosas flores adornado. Al cuello le + colgaron, á modo de condecoraciones, la chapa de un kepis elegantísimo, + una fosforera redonda que parecía reloj y el tapón de cristal de un + frasquito de esencias. Las pajaritas tuvieron la buena ocurrencia de ponerle en la + cintura, á guisa de espada ó daga, una lujosa plegadera de marfil. Con + éstas y otras invenciones para ocultar sus haraposos vestidos, el vendedor de + periódicos quedó tan guapo que no parecía el mismo. Mucho se + vanaglorió de su persona cuando le pusieron ante el espejo de un estuche de + costura para que se mirase. Estaba el chico deslumbrador.</p> + <br /> + + <h3>IX</h3> + <br /> + <br /> + + <p>En seguida principió el baile. Varios canarios cantaban en sus jaulas + walses y habaneras, y las cajas de música tocaban solas, así como los + clarinetes y cornetines, que se movían á sí mismos sus llaves + con gran destreza. Los violines también se las componían de un modo + extraño para <a id="Page_270" name='Page_270'></a>pulsarse á sí + propios sus cuerdas, y las trompetas se soplaban unas á otras. La + música era un poco discordante; pero Migajas, en la exaltación de su + espíritu, la hallaba encantadora.</p> + <p>No es necesario decir que la Princesa bailó con nuestro héroe. Las + otras damas tenían por pareja á militares de alta graduación, + ó á soberanos que habían dejado sus caballos á la puerta. + Entre aquellas figuras interesantísimas se veía á Bismarck, al + Emperador do Alemania, á Napoleón y á otros grandes hombres. + Migajas no cabía en su pellejo de puro orgulloso.</p> + <p>Pintar las emociones de su alma cuando se lanzaba á las vertiginosas curvas + del wals con su amada en brazos, fuera imposible. La dulce respiración de la + Princesa y sus cabellos de oro acariciaban blandamente la cara de Pacorrito, + haciéndole cosquillas y causándole cierta embriaguez. La mirada amorosa + de la gentil dama ó un suave quejido de cansancio acababan de + enloquecerle.</p> + <p>En lo mejor del baile, los monos anunciaron que la cena estaba servida, y al punto + se desconcertó el cotarro. Ya nadie pensó más que en comer, y al + bueno de Migajas se le alegraron los espíritus, porque, sin perjuicio de la + espiritualidad de su amor, tenía un hambre de mil demonios.</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_271" name='Page_271'></a>X</h3> + <br /> + <br /> + + <p>El comedor era precioso, y la mesa magnífica; las vajillas y toda la loza + de lo mejor que se ha fabricado para muñecas, y multitud de ramilletes + esparcían su fragancia y mostraban sus colores en pequeños + búcaros, en hueveras, y algunos en dedales.</p> + <p>Pacorrito ocupó el asiento á la derecha de la Princesa. Empezaron + á comer. Servían los pericos y las pajaritas tan bien y con tanta + precisión como los soldados que maniobran en una parada á la orden de + su General. Los platos eran exquisitos, y todos crudos ó fiambres. Si la + comida no disgustó á Migajas al comenzar, pronto empezó á + producirle cierto empacho, aun antes de haber tragado como un buitre. + Componían el festín pedacitos de mazapán, pavos más + chicos que pájaros y que se engullían de un solo bocado, filetes y + besugos como almendras, un rico principio de cañamones y un pastel de alpiste + <i>á la canaria</i>, albóndigas de miga de pan á la + <i>perdigona</i>, fricasé de ojos de faisán en salsa de moras + silvestres, ensalada de musgo, dulces riquísimos y frutas de todas clases, que + los pericos habían <a id="Page_272" name='Page_272'></a>cosechado en un tapiz + donde estaban bordadas, siendo los melones como uvas y las uvas como lentejas.</p> + <p>Durante la comida, todos charlaban por los codos, excepto Pacorrito, que por ser + muy corto de genio no desplegaba sus labios. La presencia de aquellos personajes de + uniforme y entorchados le tenían perplejo, y se asombraba mucho de ver tan + charlatanes y retozones á los que en el escaparate estaban tiesos y mudos cual + si fuesen de barro.</p> + <p>Principalmente el llamado Bismarck no paraba. Decía mil chirigotas, daba + manotadas sobre la mesa, y arrojaba á la Princesa bolitas de pan. Movía + sus brazos como atolondrado, cual si los goznes de éstos tuviesen un hilo, y + oculta mano tirase de él por debajo de la mesa.</p> + <p>«¡Cómo me estoy divirtiendo!—decía el + Canciller.—Querida Princesa, cuando uno se pasa la vida adornando una chimenea, + entre un reloj, una figura de bronce y un tiesto de begonia, estas fiestas le + rejuvenecen y le dan alegría para todo el año.</p> + <p>—¡Ay! dichosos mil veces—dijo la señora con + melancólico acento—los que no tienen otro oficio que adornar chimeneas y + entredoses. Esos se aburren, pero no padecen como nosotras, que vivimos en continuo + martirio, destinadas á servir de juguete á los hombres chicos. No + podré <a id="Page_273" name='Page_273'></a>pintar á usted, señor + de Bismarck, lo que se sufre cuando uno nos tira del brazo derecho, otro del + izquierdo; cuando éste nos rompe la cabeza y aquél nos descuartiza, + ó nos pone de remojo, ó nos abre en canal para ver lo que tenemos + dentro del cuerpo.</p> + <p>—Ya lo supongo—contestó el Canciller abriendo los brazos; + cerrándolos repetidas veces.</p> + <p>—¡Oh, desgraciados, desgraciados!—exclamaron en coro los + Emperadores, Espartero y demás personajes.</p> + <p>—Y menos desgraciada yo—añadió la dama,—que + encontré un protector y amigo en el valeroso y constante Migajas, que supo + librarme del bárbaro suplicio.»</p> + <p>Pacorro se puso colorado hasta la raíz del pelo.</p> + <p>«Valeroso y constante—repitieron á una las muñecas + todas, en tono de admiración.</p> + <p>—Por eso—continuó la Princesa—esta noche, en que nuestro + Genio Creador nos permite reunimos para celebrar el primer día del año, + he querido obsequiarle, trayéndole conmigo, y dándole mi mano de + esposa, en señal de alianza y reconciliación entre el linaje + muñequil y los niños juiciosos y compasivos.</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_274" name='Page_274'></a>XI</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Cuando esto decía, el señor de Bismarck miraba á Pacorrito + con expresión de burla tan picante y maligna, que nuestro insigne héroe + se llenó de coraje. En el mismo instante, el tuno del Canciller disparó + una bolita de pan con tanta puntería, que por poco deja ciego á + Migajas. Pero éste, como era tan prudente y el prototipo de la + circunspección, calló y disimuló.</p> + <p>La Princesa le dirigía miradas de amor y gratitud.</p> + <p>«¡Cómo me estoy divirtiendo!—repitió Bismarck + dando palmadas con sus manos de madera.—Mientras llega la hora de volver junto + al reloj y de oir su incesante tic-tac, divirtámonos, embriaguémonos, + seamos felices. Si el caballero Pacorrito quisiera pregonar <i>La + Correspondencia</i>, nos reiríamos un rato.</p> + <p>—El señor de Migajas—dijo la Princesa mirándole con + benevolencia—no ha venido aquí á divertirnos. Eso no quita que le + oigamos con gusto pregonar <i>La Correspondencia</i> y los fósforos si quiere + hacerlo.»</p> + <p>Hallaba el granuja esta proposición tan con<a id="Page_275" + name='Page_275'></a>traria á su dignidad y decoro, que se llenó de + aflicción y no supo qué contestar á su adorada.</p> + <p>«¡Qué baile!—gritó el Canciller con + desparpajo,—que baile encima de la mesa. Y si no lo quiere hacer, pido que se + le quiten los adornos que se le han puesto, dejándole cubierto de andrajos y + descalzo, como cuando entró aquí.»</p> + <p>Migajas sintió que afluía toda su sangre al corazón. Su + cólera impetuosa no le permitió pronunciar una sola sílaba.</p> + <p>«No seáis cruel, mi querido Príncipe—dijo la + señora sonriendo.—Por lo demás, yo espero quitarle al buen + Migajas esos humos que está echando.»</p> + <p>Una carcajada general acogió estas palabras, y allí era de ver todas + las muñecas, y los más celebres generales y emperadores del mundo, + dándose simultáneamente cachiporrazos en la cabeza como las figuras de + Guignol.</p> + <p>«¡Qué baile! ¡Que pregone <i>La + Correspondencia</i>»—clamaron todos.</p> + <p>Migajas se sintió desfallecer. Era en él tan poderoso el sentimiento + de la dignidad, que antes muriera que pasar por la degradación que se le + proponía. Iba á contestar, cuando el maligno Canciller tomó una + paja larga y fina, sacada al parecer de una costilla de labores, y mojando la punta + en saliva se la metió por una oreja á Pacorrito con tanta presteza, que + éste no se enteró <a id="Page_276" name='Page_276'></a>de la grosera + familiaridad hasta que hubo experimentado la sacudida nerviosa que tales chanzas + ocasionan.</p> + <p>Ciego de furor, echó mano al cinto y blandió la plegadera. Las damas + prorrumpieron en gritos, y la Princesa se desmayó. Pero no aplacado con esto + el fiero Migajas, sino, por el contrario más rabioso, arremetió contra + los insolentes, y, empezó á repartir estacazos á diestra y + siniestra, rompiendo cabezas que era un primor. Oíanse alaridos, ternos, + amenazas. Hasta los pericos graznaban, y las pajaritas movían sus colas de + papel en señal de pánico.</p> + <p>Un momento después, nadie se burlaba del bravo Migajas. El Canciller andaba + recogiendo del suelo sus dos brazos y sus dos piernas (caso raro que no puede + explicarse), y todos los emperadores se habían quedado sin nariz. Poco + á poco, con saliva y cierta destreza ingénita, se iban curando todos + los desperfectos; que esta ventaja tiene la cirugía muñequil. La + Princesa, repuesta de su desmayo con las esencias que en un casco de avellana le + trajeron sus pajes, llamó aparte al granuja, y llevándole á su + camarín reservado, le habló á solas de esta manera:</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_277" name='Page_277'></a>XII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>«Inclito Migajas, lo que acabas de hacer, lejos le amenguar el amor que puse + en tí, lo aumenta, porque me has probado tu valor indómito, triunfando + con facilidad de toda esa caterva de muñecos bufones, la peor casta de seres + que conozco. Movida por los dulces afectos que me impulsan hacia tí, te + propongo ahora solemnemente que seas mi esposo, sin pérdida de + tiempo.»</p> + <p>Pacorrito cayó de rodillas.</p> + <p>«Cuando nos casemos—continuó la señora—no + habrá uno solo de esos emperadorcillos y cancilleretes que no te acate y + reverencie como á mí misma, porque has de saber que yo soy la Reina de + todos los que en aquesta parte del mundo existen, y mis títulos no son + usurpados, sino transmitidos por la divina Ley muñequil que estableciera el + Supremo Genio que nos creó y nos gobierna.</p> + <p>—Señora, señora mía—dijo, ó quiso decir + Migajas—mi dicha es tanta que no puedo expresarla.</p> + <p>—Pues bien—manifestó la señora con majestad—puesto + que quieres ser mi esposo, y por <a id="Page_278" name='Page_278'></a>consiguiente, + Príncipe y señor de estos monigotiles reinos, debo advertirte que para + ello es necesario que renuncies á tu personalidad humana.</p> + <p>—No comprendo lo que quiere decir Vuestra Alteza.</p> + <p>—Tú perteneces al linaje humano, yo no. Siendo distintas nuestras + naturalezas, no podemos unirnos. Es preciso que tú cambies la tuya por la + mía, lo cual puedes hacer fácilmente con sólo quererlo. + Respóndeme, pues. Pacorrito Migajas, hijo del hombre, ¿quieres ser + muñeco?</p> + <p>La singularidad de esta pregunta tuvo en suspenso al granuja durante breve + rato.</p> + <p>«¿Y qué es eso de ser muñeco?—preguntó al + fin.</p> + <p>—Ser como yo. La naturaleza nuestra es quizás más perfecta que + la humana. Nosotros carecemos de vida, aparentemente; pero la tenemos grande en + nosotros mismos. Para los imperfectos sentidos de los hombres, carecemos de + movimiento, de afectos y de palabra; pero no es así. Ya ves cómo nos + movemos, cómo sentimos y cómo hablamos. Nuestro destino no es, en + verdad, muy lisonjero por ahora, porque servimos para entretener á los + niños de tu linaje, y aun á los hombres del mismo; pero, en cambio de + esta desventaja, somos eternos.</p> + <p>—¡Eternos!</p> + <p>—Sí, nosotros vivimos eternamente. Si nos <a id="Page_279" + name='Page_279'></a>rompen esos crueles chiquillos, renacemos de nuestra + destrucción y tornamos á vivir, describiendo sin cesar un tenebroso + círculo desde la tienda á las manos de los niños, y de las manos + de los niños á la fábrica tirolesa, y de la fábrica + á la tienda, por los siglos de los siglos.</p> + <p>—¡Por los siglos de los siglos!—repitió Migajas + absorto.</p> + <p>—Pasamos malísimos ratos, eso sí—añadió la + señora;—pero en cambio no conocemos el morir, y nuestro Genio Creador + nos permite reunirnos en ciertas festividades para celebrar las glorias de la + estirpe, tal como lo hacemos esta noche. No podemos evadir ninguna de las leyes de + nuestra naturaleza; no nos es dado pasar al reino humano, á pesar de que + á los hombres se les permite venir al nuestro, convirtiéndose en + monigotes netos.</p> + <p>—¡Cosa más particular!—exclamó Migajas lleno de + asombro.</p> + <p>—Ya sabes todo lo necesario para la iniciación muñequillesca. + Nuestros dogmas son muy sencillos. Ahora medítalo y responde á mi + pregunta: ¿quieres ser muñeco?</p> + <p>La Princesa tenía unos desplantes de sacerdotisa antigua, que cautivaron + más á Pacorrito.</p> + <p>«Quiero ser muñeco,» afirmó el granuja con aplomo.</p> + <p>Y al punto la Princesa trazó unos endiablados <a id="Page_280" + name='Page_280'></a>signos en el espacio, pronunciando palabrotas que Pacorro no + sabia si eran latín, chino ó caldeo, pero que de seguro serían + tirolés. Después la dama dio un estrecho abrazo al bravo Migajas, y le + dijo:</p> + <p>«Ahora ya eres mi esposo. Yo tengo poder para casar, así como lo + tengo para recibir neófitos en nuestra gran Ley. Amado Principillo mío, + bendito seas por los siglos de los siglos.»</p> + <p>Toda la corte de figurillas entró de repente, cantando con música de + canarios y ruiseñores: «Por los siglos de los siglos.»</p> + <br /> + + <h3>XIII</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Discurrieron por los salones en parejas. Migajas daba el brazo á su + consorte.</p> + <p>«¡Es lástima—dijo ésta—que nuestras horas de + placer sean tan breves! Pronto tendremos que volver á nuestros + puestos.»</p> + <p>El Serenísimo Migajas experimentaba, desde el instante de su + transformación, sensaciones peregrinas. La más extraña era haber + perdido por completo el sentido del paladar y la noción del alimento. Todo lo + que había comido era para él como si su estómago fuese una cesta + ó una caja, <a id="Page_281" name='Page_281'></a>y hubiera encerrado en ella + mil manjares de cartón que ni se digerían, ni alimentaban, ni + tenían peso, substancia ni gusto.</p> + <p>Además, no se sentía dueño de sus movimientos, y tenía + que andar con cierto compás difícil. Notaba en su cuerpo una gran + dureza, como si todo él fuese hueso, madera ó barro. Al tentarse, su + persona sonaba á porcelana. Hasta la ropa era dura, y nada diferente del + cuerpo.</p> + <p>Cuando, solo ya con su mujercita, la estrechó entre sus brazos, no + experimentó sensación alguna de placer divino ni humano, sino el choque + áspero de dos cuerpos duros y fríos. Besóla en las mejillas, y + las encontró heladas. En vano su espíritu, sediento de goces, llamaba + con furor á la naturaleza. La naturaleza en él era cosa de + cacharrería. Sintió palpitar su corazón como una máquina + de reloj Sus pensamientos subsistían, pero todo lo restante era insensible + materia.</p> + <p>La Princesa se mostraba muy complacida.</p> + <p>«¿Qué tienes, amor mío?—preguntó á + Pacorrito viendo su expresión de desconsuelo.</p> + <p>—Me aburro soberanamente, chica—dijo el galán, adquiriendo + confianza.</p> + <p>—Ya te irás acostumbrando. ¡Oh deliciosos instantes! Si + durárais mucho, no podríamos vivir.</p> + <p>—¡A esto llama delicioso tu Alteza!—exclamó + Migajas.—¡Dios mío, qué frialdad, qué dureza, + qué vacío, qué rigidez!</p> + <p>—<a id="Page_282" name='Page_282'></a>Tienes aún los resabios + humanos, y el vicio de los estragados sentidos del hombre. Pacorrito, modera tus + arrebatos ó trastornarás con tu mal ejemplo á todo el + muñequismo viviente.</p> + <p>—¡Vida, vida, sangre, calor, pellejo!—gritó Migajas con + desesperación, agitándose como un insensato.—¿Qué + es esto que pasa en mí?»</p> + <p>La Princesa le estrechó en sus brazos, y besándole con sus rojos + labios de cera, exclamó:</p> + <p>«Eres mío, mío por los siglos de los siglos.»</p> + <p>En aquel instante oyóse gran bulla y muchas voces que decían: + «¡La hora, la hora!»</p> + <p>Doce campanadas saludaron la entrada del Año Nuevo. Todo desapareció + de súbito á los ojos de Pacorrito: Princesa, palacio, muñecos, + emperadores, y se quedó solo.</p> + <br /> + + <h3>XIV</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Se quedó solo y en obscuridad profunda.</p> + <p>Quiso gritar y no tenía voz. Quiso moverse y carecía de movimiento. + Era piedra.</p> + <p>Lleno de congoja esperó. Vino por fin el día, y entonces Pacorrito + se vió en su antigua forma; pero todo de un color, y al parecer de una <a + id="Page_283" name='Page_283'></a>misma materia: cara, brazos, ropa, cabello y hasta + los periódicos que en la mano tenía.</p> + <p>»Ya no me queda duda—exclamó llorando por dentro.—Soy + mismamente como un ladrillo.</p> + <p>Vió que frente á él había un gran cristal con algunas + letras del revés. A un lado multitud de figurillas y objetos de capricho le + acompañaban.</p> + <p>«¡Estoy en el escaparate!... ¡Horror!»</p> + <p>Un mozo le tomó cuidadosamente en la mano, y después de limpiarle el + polvo volvió á ponerle en su sitio.</p> + <p>Su Alteza Serenísima vió que en el pedestal donde estaba colocado, + había una tarjeta con esta cifra: 240 <i>reales</i>.</p> + <p>«Dios mío, es un tesoro lo que valgo. Esto al menos le consuela + á uno.»</p> + <p>Y la gente se detenía por la parte de afuera del cristal, para ver la + graciosa escultura de barro amarillo representando un vendedor de periódicos y + cerillas. Todos alababan la destreza del artista, todos se reían observando la + chusca fisonomía y la chavacana figura del gran Migajas, mientras éste, + en lo íntimo de su insensible barro, no cesaba de exclamar con angustia:</p> + <p>«Muñeco, muñeco, por los siglos de los siglos!»</p> + <p>Enero de 1879.</p> + <br /> + <a id="Page_284" name='Page_284'></a> + <hr style='width: 65%;' /> + <p><a id="Page_285" name='Page_285'></a> <a id="JUNIO" name='JUNIO'></a></p> + <h2>JUNIO<a id="FNanchor_2" name='FNanchor_2'></a><a + href='#Footnote_2'><sup>[2]</sup></a></h2> + <br /> + <br /> + <br /> + + <h3>I</h3> + <br /> + <br /> + + <h3>En el jardín.</h3> + <br /> + <br /> + <br /> + + <p>Mayo se enojará, lo sé; pero rindiendo culto á la verdad, es + preciso decírselo en sus barbas. Sí: el imperio de las flores en + nuestro clima, no le corresponde.</p> + <p>¡Tunante! ¿Qué dirán de él en la otra vida las + almas de aquellas pobrecitas á quienes dejó morir de frío + después de abrasarlas con importunos calores? En cambio, Junio, si alguna vez + las calienta con demasiado celo (porque es algo brusco, llanote y toma muy á + pecho sus obligaciones), también las orea delicadamente con abanico, <a + id="Page_286" name='Page_286'></a>no con el atronador fuelle de los vientos + septentrionales; se desvive por tenerlas en templada atmósfera, las abriga y + las refresca, todo con esmerado pulso y medida; dales savia fecunda, primorosa luz, + sustento benéfico, frescas y transparentes aguas. Hay que ver cómo + derrocha este capitalista sus tesoros, calor, luz, frescura y aire, humedad y lumbre. + Se parecería á muchos ricos de la tierra si no empleara toda su fortuna + en hacer bien.</p> + <p>Aquí están sus obras.</p> + <p>Ved los pensamientos, con sus caritas amarillas y sus caperuzas de terciopelo. + Miran á un lado y á otro, mecidos por el delicioso aliento de la + mañana, y tiemblan de gozo contemplándose tan guapos, tan saludables, + tan vividores. Los ojuelos negros de estos enanos, que, á semejanza de los + ángeles menores, no tienen sino cabeza y alas, nos miran con picaresca + malicia, y hasta parece que se ríen, los muy pillos, cuando el viento les hace + dar cabezadas unos contra otros, agitándolos en toda la extensión de su + inmensa falanje. Los hay pálidos y linfáticos; los hay + sanguíneos y mofletudos; unos se calan el gorrito hasta las cejas; otros lo + echan hacia atrás; éstos parecen calvos; de aquéllos se + diría que gastan barbas, y todos están más alegres que unas + pascuas, y en su charlar ignoto exclaman sin duda: «Compañeros, á + vivir se ha dicho. ¡Buena panzada de aire, de luz y de agua nos estamos + dando!»</p> + <p><a id="Page_287" name='Page_287'></a>Más juiciosas son esas chiquillas que + llaman minutisas, pues si las han puesto en compañía de tales granujas, + saben ellas formar grupos encantadores, ramilletes que parecen corrillos, y jugando + á la rueda sin admitir á ningún intruso, se entienden solas. + Estas lindas estrellas de la tierra, que esmaltan los jardines con su púrpura + risueña, son parientas lejanas del orgulloso clavel. ¡Nadie lo + diría, porque son tan modestas...!</p> + <p>Allí está. ¡Qué noblemente pliega el aromático + turbante blanco y rojo de mil rizos! Salud al califa espléndido, + magnífico, soberano. La embriagadora poesía que de él brota + incita al sibaritismo, á las ardientes pasiones. ¡Ah + calaverón!... Este vicioso es tan popular, que hasta los pobres más + pobres lo crían, aunque sea en una olla rota. Parece que hace soñar, + como el opio, felicidades imposibles. Su fuerte aroma sensual es como una + visión.</p> + <p>No son así las rosas, que aparecen en este mes en primoroso estado de + madurez. Las de Mayo eran niñas, éstas son damas, y en sus abiertas + hojas ahuecadas, blandas, puras, tenues, hay no sé qué magistral arte + del mundo. Si Dios les concediera un soplo más de vida, uno no más, + hablarían seguramente; pero más vale que estén mudas. Una gracia + infinita, una delicadeza incomparable, una hermosura ideal, hacen de esta <a + id="Page_288" name='Page_288'></a>flor la sonrisa de la Naturaleza. Cuando las rosas + mueren, el mundo se pone serio.</p> + <p>Allá lejos, encaramado sobre la tapia ó al arrimo de la antigua + pared, buscando la soledad, buscando la altura, esperando con ansia la sosegada + noche, está el galán, el poeta sentimental, el romántico + jazmín, en una palabra. Pálido y pequeño, toda su vida es alma. + Le tocan, y cae del tallo. Vive del sentimiento, ama la noche, y si los aromas fueran + música, el jazmín seria el ruiseñor.</p> + <p>Fijemos la vista en las gallardas peonías. No se necesitan ciertamente + anteojos para verlas, según son de abultadas y presumidas. No merecen mis + simpatías estas enfáticas señoras que todo lo gastan en trapos; + y si está fuera de duda que son bellas, ello es que antes admiran que + enamoran, y su hermosura más tiene de aparente que de real. Nada, nada; + aquí hay algo postizo: estas señoras se pintan.</p> + <p>Grande y vistosa es también aquélla. Saludemos á la magnolia, + princesa india que ha venido de viaje y se ha quedado en nuestro clima. No + está bien de salud la señora; pero ¡qué + aristocrática, qué regia es esta amazona! No se contenta con ser + fragante y deliciosa flor, sino que quiere ser árbol, es decir, hombre. Ved + cómo cabalga en la alta rama, y atrevida mira cara á cara al olmo + corpulento, al castaño de mil flores y al quijotesco eucaliptus.</p> + <p><a id="Page_289" name='Page_289'></a>Por el suelo rastrea muchedumbre de pajes y + espoliques, alelíes, espuelas de caballero, gentezuela menuda que vive de la + adulación, á la sombra de los grandes señores, y el + bíblico lirio, vestido siempre de Nazareno. La madreselva, arisca y + melancólica por la nostalgia que la perturba, busca el campo de donde contra + su voluntad la han traído; mira ansiosa á todos lados para orientarse; + se va arrastrando por los troncos, por las barandillas, por las escalinatas, hasta + que logra tocar con su crispada mano la cerca; sube; va trepando, trepando, y se + asoma para ver horizontes y el libre espacio y hacerse la ilusión de que es + libre. Esta flor, como muchas personas, no tiene más que manos, y son blancas, + finas, aromáticas; pero aunque contrae sus finos dedos, cual si fuera á + coger alguna cosa, jamás coge nada.</p> + <p>¡Paso al pueblo! La inmensa república de geranios todo lo llena. + Parece que no hay tierra bastante para estos gorros colorados que se reproducen con + facilidad maravillosa, y crecen como la plebe, duran como la ignorancia, y resisten + fríos y soles como la pobreza. Para que nada falte, hasta los cactus, caterva + de repugnantes bufones, se engalanan con gorritos de vistosas plumas; otros se ponen + gregüescos amarillos, y algunos se encargan vestidos completos de + Mefistófeles, como estudiantes en Carnaval, y <a id="Page_290" + name='Page_290'></a>tienen el descaro de vestir con ellos sus ventrudos cuerpos. + Otros, flacos y verrugosos, siguen con las manos en los bolsillos, riéndose de + todo y agitando el bastón con borlas de escarlata. Pero á nadie hacen + gracia estas caricaturas vegetales, flores que parecen lagartos, sapos que parecen + plantas, y viven aislados, sin sociedad, visitados tan sólo de las abejas, que + á menudo vienen á decirles un secreto al oído.</p> + <p>Si las violetas no hubiesen exhalado su último aroma en Mayo; si los + jacintos no estuvieran ya en el limbo de sus jóvenes cebolletas; si las + dalias, por el contrario, no durmiesen aún en el vientre de sus batatas; si + las petunias no se hallaran en estado de lactancia, y las campanillas dando los + primeros pasos; si las francesillas no hubiesen bajado también al frío + sepulcro de sus arañuelas, y las extrañas no estuvieran aún + cortando sus múltiples gasas de bailarina para presentarse en el Otoño, + el panorama floreal de Junio sería completo.</p> + <p><b>NOTA:</b></p> + <div class='note'> + <a id="Footnote_2" name='Footnote_2'></a> <a href='#FNanchor_2'>[2]</a> + Escribióse este artículo para la serie descriptiva de los doce meses + del año, publicada por la <i>Ilustración Española y + Americana</i> en su <i>Almanaque</i> de 1877. + </div> + <br /> + + <h3>II</h3> + <br /> + <br /> + + <h3>En el campo.</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Un monstruo, un gigante, un figurón, que parece hombre y no es más + que espantajo, bracea y gesticula en medio del campo. Es el funciona<a id="Page_291" + name='Page_291'></a>rio inamovible encargado de advertir á los gorriones que + el trigo no se ha sembrado para ellos. ¡Ah! los gorriones, lo más + canalla de la creación, la casta de pillos y rateros más desvergonzados + que hay sobre la tierra. Cuando hicieron sus nidos, se metían en las casas + para robar, de los costureros de las señoras, hilachas y trapos, de que luego, + con la mayor destreza, hacían sábanas, almohadas y edredones para sus + hijuelos. Ahora, estos graciosos bandidos andan por esos mundos ejerciendo su + depravada rapacidad en los trigos y en las hortalizas. Todo se lo comen, todo lo + pican, todo lo han de catar, como si fuese preciso que dieran su opinión sobre + cuanto Dios cría en esta época. Si al menos fueran como las amapolas, + que aunque se meten en todas partes, no toman nada ...¡Qué hermosos + están los trigos! Llovió tan á tiempo, que la espiga ha salido + robusta y cuajada de corpulentos granos. Ya se está poniendo rubio, y como + continúe el tiempo seco y tibio (pues la lluvia, por San Juan, quita vino y no + da pan) pronto se le podrá meter la hoz.</p> + <p>El labrador no le quita los ojos sino para mirar al cielo. Este es el mes + crítico, el mes de las esperanzas, el resumen del año, la cifra + adicional de esta larga cuenta de gastos y beneficios que doce meses dura. El + labrador está contento, y espera pagar la contribución, los intereses + del préstamo que le hizo el judío de la localidad; <a id="Page_292" + name='Page_292'></a>comprar aperos nuevos, remendar la casa, regalarse por San Juan, + y aun guardar en el bolso tal cual pieza de á cinco duros para lo que pueda + sobrevenir.</p> + <p>Escarda los trigos y los garbanzos, las lechugas, las habas; aporca las patatas, y + todas las siembras de primavera. Pasa revista á los árboles frutales, + á ver cómo van cuajando. Las cerezas abundan. En cuanto á los + perales, todavía no se sabe á punto fijo lo que darán; pero esta + noble familia, que es sumamente cortés y atenta, manda en este mes, como + regalo extraordinario, unas peritas sabrosas, que aceptamos con júbilo. San + Juan las trae, las apadrina y les da su nombre. El mismo santo, al venir con su + puntualidad acostumbrada, ha traído en el morral excelentes brevas, y es tan + fino y liberal, que dice que para el año que viene traerá lo mismo.</p> + <p>El labrador azufra las viñas, y después las aporca y arrodriga, + dándoles unos bastoncitos para que se apoyen y estiren sus entumecidos brazos. + Luego se ocupa en sembrar al aire libre zanahorias, perifollos, escarolas diversas, + coles de Milán rizadas, brécoles, malpicas, perejil y otras muchas + clases que constituyen la jerarquía ensaladesca, y entre las cuales hay + excelentes personas que nos acompañan á la mesa y se dejan comer.</p> + <p>También atiende á una faena tan interesante <a id="Page_293" + name='Page_293'></a>como útil. Llama á las ovejas y les dice: + «Con el calor que se ha entrado, señoras, para nada necesitáis + esos gabanes de invierno.» ¡Es admirable el equipo de la muchedumbre + pecuaria! Carnero hay que ostenta un carrik con el cual se envanecerían muchos + hombres; otros llevan luengo capote ruso de blanquísima y espesa + lana.—«Venga todo eso, y al fresco, caballeritos—añade el + ganadero—que vuestro próvido sastre os vestirá gratis el + año que viene, mientras yo tengo que arreglarme con vuestra ropa de + desecho.» Suenan las tijeras y empieza la operación de descortar + gabanes, paletós y bufandas. Hasta las ovejas más enseñoradas se + quedan sin sus manteletas, y los corderillos pierden sus chaquetitas de + astracán.</p> + <p>En el corral aparece un día la gallina, muy satisfecha. Allá, como + Dios le da á entender, con sus cacareos sonoros, le dice al amo que ya tiene + <i>veinte criados más que le sirvan</i>. Y es buena casta de chicuelos: no + será preciso ponerles ama de cría, que ya saben ellos buscarse la vida. + Con el cuerpecillo cubierto de pelos y algo de cascarón adherido aún + á semejante parte, corren alrededor de su madre, asombrados de todo: del + cielo, de la luz, del aire, dándose el parabién por haber sabido + escapar de aquel lóbrego huevo donde los tenían encerrados contra toda + justicia y razón. Los patitos ven un charco, sienten bullir en su <a + id="Page_294" name='Page_294'></a>mente el genio de Colón, y zás ... al + agua. Cuando regresan, la gallina les echa una reprimenda por su osadía; pero + son tan mal criados, que al poco rato vuelven á hacer lo mismo.</p> + <p>Los pavos grandecitos se ponen las corbatas rojas y la monterilla, y se van al + campo en manadas, sin juntarse con nadie más que con los de la familia, porque + estos fatuos son muy linajudos, y andan á compás, gravemente, + pronunciando palabrotas huecas y aun echando unos discursazos, como los de ciertos + oradores, llenos de apóstrofes y epifonemas, pero sin pizca de sentido.</p> + <p>Allá en el monte, entre las negras encinas y los tomillos, una escena + lamentable ocurre. Millares de señoras enfurecidas zumban y pican, defendiendo + el fruto de su maravillosa industria. Son las más diestras y más + pulcras fabricantes de mermeladas, almíbares y caramelos que hay en la + creación, y es por demás lastimoso que de la riquísima + confitería con tanto afán y labor tan prolija formada en largos + días, venga á incautarse un zafio ganapán, que con sus manos + lavadas (ó sucias) se apropia el delicioso néctar. Y no trate de + disculparse el desvergonzado gorrón diciendo que con la miel va á hacer + medicinas, y con la cera velas para los santos ...«Aquí no se admiten + subterfugios. Atrás, pillo, ladrón, descamisado, demagogo. Pero todo es + inútil. Se lleva, se <a id="Page_295" name='Page_295'></a>lleva nuestra + cosecha, nuestro bienestar, nuestra riqueza. Pobres hermanas arruinadas, + ¿qué haremos para recobrar la perdida colmena?» Empezar otra.</p> + <p>Más allá.... Pero no: ya no se oye aquel persistente chasquido de + hojas magulladas; ya no percibimos el rumor de los voraces dientes. + ¡Silencio!... Industriales de la tierra, fabricantes, obreros, tejedores, + artífices, todo el mundo de rodillas. El gusano de seda ha empezado su + capullo.</p> + <br /> + + <h3>III</h3> + <br /> + <br /> + + <h3>En la cocina.</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Como los prados están tan apetitosos para los ganados, la carne de este mes + es la mejor del año. La vaca y el carnero hacen honor á su alto + renombre.</p> + <p>Todavía hay fresa abundante, y las cerezas entran enredadas unas en otras, + porque no les gusta ir solas; que bien se conoce su cortedad de genio en el vivo + rubor que enciende sus mejillas. Las uvas y melones no vienen aún; pero Toledo + nos manda sabrosos albaricoques.</p> + <p>Los guisantes, los rabanitos y las alcachofas se presentan en la plaza todos los + días, acompaña<a id="Page_296" name='Page_296'></a>dos de algún + espárrago tardío, que pide mil perdones por no haber venido antes.</p> + <p>Los pollos nuevos, que hasta ahora no servían más que para guisados, + entran, y con mucha urbanidad nos piden que los asemos con setas. Galantemente + recomiendan, previa presentación, á sus primos los patitos y á + sus parientes las palomas silvestres.</p> + <p>Un caballero, un prócer, un lord, aparece, sombrero en mano, suplicando que + lo metan de una vez en la cazuela, sin olvidarse de advertir que aquélla ha de + ser grande. Es talludo y obeso; viste impermeable blanco, y su rosada piel indica que + tenemos en casa á un caballero inglés. Es el señor de + Salmón. ¡Adelante!</p> + <p>Tras él aparecen, pidiendo fuego y aceite y aromáticas especias, los + primeros lenguados, y traen afectuosos recaditos de las ostras, que no pueden venir + mientras los meses carezcan de <i>r</i>; y también asoman algunos rodaballos y + menudos pajeles.</p> + <p>¿Quién más llega? La señora anguila, que viene en + embajada de parte del agua dulce ...¡Adelante!</p> + <br /> + + <h3><a id="Page_297" name='Page_297'></a>IV</h3> + <br /> + <br /> + + <h3>En la religión.</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Por más prisa que se da el pobrecito, no puede llegar hasta el día + 13. Viene jadeante, fatigado, los desnudos pies llenos de sangre por los picotazos de + las zarzas. En el camino ha estado predicando á las aves y á los peces, + y por eso no ha podido venir más pronto. Además, trae gran pesadumbre + sobre sus manos, que sustentan un libro, y sobre el libro un divino Niño, que + es el Redentor del mundo. Trae también una vara de azucenas.</p> + <p>Su humilde hábito franciscano está lleno de remiendos, señal + inequívoca de pobreza. Es su semblante juvenil, pálido, ardoroso, + calenturiento, porque la devoción le inflama, y sublime, místico amor + le espiritualiza.</p> + <p>Tiénele preocupado y melancólico el sinnúmero de matrimonios + que le piden y que no puede dar, así como el mal éxito de los que + concedió generosamente el año pasado. Prepárase á recibir + cantidad mediana de solicitudes pidiendo novios y no pocas demandas de buenas novias. + ¡Ay! él es tan bueno que está dispuesto á darlas, y las + daría si las hubiera.</p> + <p><a id="Page_298" name='Page_298'></a>¡Salve, santo de la juventud, de la + inocencia, de los tiernos amores, de las esperanzas risueñas! ¡Salve, + adorno preciosísimo de los ciclos celestiales, joven sublime, gran soldado de + Cristo, apóstol de la humanidad, amor del pobre, huésped + cariñoso de las moradas modestas! ¡Salve, encarnación de la fe + sencilla, de las creencias puras á que debieron paz y consuelo las edades + todas! Al poner tu descalzo pie en el rústico altar del pobre, parece que las + lóbregas estancias se llenan de celeste luz. Rosadas nubes te circundan, y de + tus azucenas se desprenden finísimos aromas que embelesan el alma, + dándole á conocer el puro ambiente que en la mansión de los + justos se respira.</p> + <p>Recibe las piadosas ofrendas del pobre; acepta el fulgor de esas luces de aceite, + que palidecen entre los torrentes de claridad divina que traes contigo, y presta + oídos á los ruegos, á las recomendaciones y solicitudes hechas + con limpio corazón.</p> + <p>En algunos pueblos son tan impíos, tan ingratos los labradores (esto lo he + visto), que cuando San Antonio no accede al suministro de novios, le vuelven de + espaldas en el altar, poniéndole con la cara hacia la pared, y sé que + una doncella desesperada le metió en el pozo atándole una cuerda al + cuello; pero estas excepciones irreverentes y sacrílegas no merman en general + la devoción y popularidad del santo paduano, ideal <a id="Page_299" + name='Page_299'></a>figura del catolicismo, y uno de los seres más perfectos y + menos imitados, mientras anduvo en carne mortal por la tierra.</p> + <p>Tras él viene otro no menos grande. Se ha detenido administrando el primer + Sacramento; pero ya está ahí: sólo que no gusta de entrar hasta + el día 24, y ni un solo año ha faltado á la costumbre. + Recíbele, como á San Antonio, la hueste frescachona de albahacas, unas + plantas humildes, olorosas, con olor de huerto más que de jardín, y muy + frescas y diminutas. Las hay como avellanas, en tiestecitos del tamaño de + almendras.</p> + <p>Acompáñanle ciertos heraldos que se llaman las rosquillas de la + tía Javiera, y á su paso, el suelo está empedrado de + buñuelos. Blanquecinas hojas del árbol del Paraíso embalsaman la + atmósfera en torno suyo. Todas las flores de la estación salen á + relucir sus lindas personas en graciosos grupos que se llaman ramos. Matas diversas + adornan las casas, y los altares parece que reverdecen y se cubren de + vegetación. En las calles, en los campos, en el cerro, en la cabaña, en + el monte, no se encuentra un medio bastante expresivo para declarar la alegría + que inunda el mundo, y en vez de poner flores, encienden hogueras. Rosas y llamas + saludan al enviado de Dios.</p> + <p>Inefable contento llena los pueblos; lo que no es extraño, porque todo el + mundo se llama Juan. <a id="Page_300" name='Page_300'></a>La madrugada del 24 es la + más poética de las 365 que hay en el año. No amanece, no, como + en los demás días. Hay playas donde aparecen fantásticas + ciudades. El sol no se presenta sobre el horizonte con la circunspección que + parece inherente á sujeto de tanto peso y calidad, no. Su Majestad entra + bailando, haciendo graciosas cabriolas y volteretas, cual si hubiera perdido el + juicio ó empinado el codo. En las puertas de todas las casas, pucheros, + palanganas, barreños llenos de agua reflejan las locuras del Rey de los + astros, y los dibujos que la juguetona luz hace en el líquido espejo son + representaciones más ó menos claras del destino individual.</p> + <p>El rocío de esta madrugada tiene una misión tan singular como + interesante: sirve para conservar la belleza, y hasta las feas se lavan en él, + seguras de hermosear durante el año. Una clara de huevo puesta en vaso de agua + la noche anterior toma las más extrañas formas, y es jeroglífico + cuyos signos hablan, cuyas figuras emblemáticas anuncian las contingencias de + la vida. Si la caprichosa albúmina fabrica un ataúd, la muerte + está cerca.</p> + <p>El santo ha perdido mucho tiempo la noche anterior recorriendo á la + calladita las casas para dejar juguetes en los zapatos de los chicos; después + ha puesto ramos en las ventanas de las mozas; y como éstas son tantas y no es + prudente <a id="Page_301" name='Page_301'></a>desenojar á ninguna de ellas, el + primo de Jesús llega un poco tarde á la iglesia. Verdad es que tenemos + misa mayor, la cual no exige extraordinario madrugar. ¡Qué solemnidad, + qué alegría, qué exaltado entusiasmo respira la iglesia! El + sermón versa sobre la infancia de Jesús, asunto que no puede ser + más bonito; y oyendo las palabras del cura, parece que es el santo quien + habla, porque alza el dedo y su boca entreabierta expresa muy al vivo la + emisión de la palabra.</p> + <p>Como el año ha sido bueno, la procesión no deja nada que desear en + punto á brincos, cohetes, vivas, cantares, piporrazos, aleluyas, flores, + ramos, tortas, plegarias. Por la tarde, algunas cabezas dan en el suelo ó se + estrellan contra la esquina. Es el alcohol que sube al pulpito.</p> + <p>De noche, sobre el negro cielo, surgen las más hermosas especies de una + flora rutilante, tallos de fuego que se elevan rápidamente, y alla arriba + echan de improviso cantidad de flores, de luz, que duran un momento y se deshojan + cayendo en chispas: son los cohetes. Flores gigantescas dan vueltas, como las + imágenes luminosas del sueño calenturiento; y torres fabricadas con + arena de estrellas destácanse imponentes, hasta que un soplo las destruye, + cual si fueran ilusiones, y todo queda más obscuro que antes. Una + ráfaga luminosa flota en el negro espacio, última chispa de la + pólvora moribunda, que sonríe al espi<a id="Page_302" + name='Page_302'></a>rar. Es una cinta que pasa veloz: el gallardete de la cruz del + santo. San Juan se marcha.</p> + <p>Los días pasan alegremente, y el 29 aparecen dos grandes llaves; tras de + las llaves, una mano que las empuña; tras de la mano, un brazo; después + una hermosa cabeza calva, un cuerpo robusto, un hombre con humilde saya y los pies + desnudos. Es el Príncipe de los Apóstoles, el primero de todos los + santos, el Pescador, Pedro, la piedra, el cimiento, la cabeza de la Iglesia. Mucho + hay que decir de él, muchísimo; pero el mismo santo nos lo estorba, + porque frunce el ceño, adelanta un paso, empuña la llave, da vuelta.... + ¡charrás! y nos cierra este capítulo.</p> + <br /> + + <h3>V</h3> + <br /> + <br /> + + <h3>En las escuelas.</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Suspenso. Suspenso. Suspenso. Suspenso.</p> + <p>Los campos se llenan de amapolas, el aire de mariposas, de flores el jardín + y la Universidad de calabazas.</p> + <p>Muchos rapaces, sin embargo, se inflan al recibir la nota de <i>sobresaliente</i>, + en señal de que han salido del aula hechos unos pozos de ciencia, y así + se lo creen los papás. La estación da bachilleres en artes con + más abundancia que tri<a id="Page_303" name='Page_303'></a>go, y es un + contento ver tanto sabio como sale á las anchas esferas del mundo. Por todas + partes, matemáticos jugando al trompo, químicos que saltan en la comba, + y filósofos que cabalgan en un palo.</p> + <p>Los abogadillos en ciernes inundan los pueblos, y al verles, los autos agitan + alegres sus macilentas hojas. Los mediquillos de veintiún años salen + á tomar el pulso á la vida, con gran regocijo de la muerte. ¡Oh! + mes prolífico entre todos los meses; mes de los frutos, de las flores, de las + colmenas, de los mosquitos, de los exámenes; principal delegado del Criador, + porque todo lo crías, hasta los licenciados, falanje infinita de donde sale el + bullidor enjambre de los políticos, semillero de pretendientes, de empleados, + cesantes y agitadores.</p> + <br /> + + <h3>VI</h3> + <br /> + <br /> + + <h3>En la Historia.</h3> + <br /> + <br /> + + <p>Pero también nos trajiste cosecha de grandes hombres. El día 3 nos + diste al Marqués de la Concordia (1743); el 5 al economista Adam Smith (1723); + el 6 creaste al gran Corneille, Príncipe de los trágicos franceses + (1606), y bautizaste á Velázquez, rey de nuestros pintores (1599); el + día 8 no te pareció bien dar uno solo, y nos <a id="Page_304" + name='Page_304'></a>echaste dos: el ingeniero inglés Stephenson (1781), y el + orador español Olózaga (1805). El 10 vinieron un marino francés, + Duguay-Trouin (1673), y el predicador Flechier (1632). El 11, entre la opulencia de + la primavera andaluza, llena de luz, flores, aires tibios, arroyos murmuradores y + poesía, Córdoba sonrió, y le diste á Góngora + (1561). El 12 aumentaste con Arjona (1771) el número de los poetas menores. El + 13 concediste á Young, melancólico cantor de las <i>Noches</i> (1773). + Pero estos dones te parecían mezquinos, y el 15 dijiste con orgullo: + «allá va eso,» y nació en Holanda Rembrandt (1606). Para + que los españoles no nos enojáramos, nos regalaste el 17 á Espoz + y Mina (1781). Los ingleses, que no querían ser menos, recibieron el 18 + á Castelreagh (1769). Pero tú querías halagar á Francia + en aquella semana, y en un solo día, el 19, le diste á su primer + prosista, Pascal (1623), y á Lamennais (1782), y el 20 á Leconte (1812) + y el 21 á RoyerCollard (1763) y el 22 á Delille (1758). ¡Ay! + Comprendiste que á Alemania no le habías dado nada, y el mismo + día 22 la obsequiaste con Guillermo Humboldt (1767). Mehul (1763) y Malborough + (1650) fueron regalitos del día 24; Carlos XII (1682) del 27.</p> + <p>Reservabas, sin embargo, tus mejores dones para los últimos días, y + el 28 dijiste á la humanidad: «Ahí tienes á + Rousseau» (1712). En un <a id="Page_305" name='Page_305'></a>solo día, + el 29, ¡fecundidad asombrosa! hiciste tres obras maestras, que se llamaron: + Rubens (1577), Leopardi (1798) y Bastiat (1801). El mundo insaciable pedía + más, y el 30 le otorgaste un Emperador, Pedro el Grande (1672), y un artista, + Horacio Vernet (1789).</p> + <p>Problema: dada tu fecundidad para producir grandes hombres, ¡oh Junio! si + hubieras tenido treinta y un días, ¿á quién nos hubieras + dado en el último? Ese hombre que no ha nacido, ¿quién es? + ó mejor, ¿quién sería?</p> + <hr style='width: 45%;' /> + <p>Pero también has matado gente. El 1.° te llevaste á Berthier; el + 2 á D. Alvaro de Luna; el 4 á Laura, la novia de Petrarca; el 5 + á Egmongt y Horn; el 8 á Jorge Sand; el 10 á Camôens; el + 11 á Bacon; el 12 á Xavier de Maistre; el 14 á Kleber; el 17 + á D. Fermín Caballero; el 21 á Moratín; el 24 á + Zumalacárregui; el 25 á Monseñor D'Affre; el 26 á + Pizarro; el 27 al Marqués del Duero, y el 28 á Guillén de + Castro. Has segado, hermanito, has segado bastante. Esto prueba que tienes + días tristes. Muchos cayeron en ellos. En cuanto á mi, deseo que me + dejes para tu 31.</p> + <p>Madrid, 1876.</p> + <a id="Page_306" name='Page_306'></a> + + + + + + + +<pre> + + + + + +End of Project Gutenberg's Torquemada en la hoguera, by B. Pérez Galdos + +*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK TORQUEMADA EN LA HOGUERA *** + +***** This file should be named 15206-h.htm or 15206-h.zip ***** +This and all associated files of various formats will be found in: + https://www.gutenberg.org/1/5/2/0/15206/ + +Produced by Stan Goodman, Mariano Cecowski, Miranda van de Heijning +and the Online Distributed Proofreading Team. + + +Updated editions will replace the previous one--the old editions +will be renamed. + +Creating the works from public domain print editions means that no +one owns a United States copyright in these works, so the Foundation +(and you!) can copy and distribute it in the United States without +permission and without paying copyright royalties. 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It exists +because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from +people in all walks of life. + +Volunteers and financial support to provide volunteers with the +assistance they need, is critical to reaching Project Gutenberg-tm's +goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will +remain freely available for generations to come. In 2001, the Project +Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure +and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations. +To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation +and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 +and the Foundation web page at https://www.pglaf.org. + + +Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive +Foundation + +The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit +501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the +state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal +Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification +number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at +https://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg +Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent +permitted by U.S. federal laws and your state's laws. + +The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S. +Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered +throughout numerous locations. Its business office is located at +809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email +business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact +information can be found at the Foundation's web site and official +page at https://pglaf.org + +For additional contact information: + Dr. Gregory B. Newby + Chief Executive and Director + gbnewby@pglaf.org + + +Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg +Literary Archive Foundation + +Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide +spread public support and donations to carry out its mission of +increasing the number of public domain and licensed works that can be +freely distributed in machine readable form accessible by the widest +array of equipment including outdated equipment. Many small donations +($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt +status with the IRS. + +The Foundation is committed to complying with the laws regulating +charities and charitable donations in all 50 states of the United +States. 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Donations are accepted in a number of other +ways including including checks, online payments and credit card +donations. To donate, please visit: https://pglaf.org/donate + + +Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic +works. + +Professor Michael S. Hart was the originator of the Project Gutenberg-tm +concept of a library of electronic works that could be freely shared +with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project +Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support. + + +Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed +editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S. +unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily +keep eBooks in compliance with any particular paper edition. + + +Most people start at our Web site which has the main PG search facility: + + https://www.gutenberg.org + +This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, +including how to make donations to the Project Gutenberg Literary +Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to +subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. + + +</pre> + + </body> +</html> + + diff --git a/LICENSE.txt b/LICENSE.txt new file mode 100644 index 0000000..6312041 --- /dev/null +++ b/LICENSE.txt @@ -0,0 +1,11 @@ +This eBook, including all associated images, markup, improvements, +metadata, and any other content or labor, has been confirmed to be +in the PUBLIC DOMAIN IN THE UNITED STATES. + +Procedures for determining public domain status are described in +the "Copyright How-To" at https://www.gutenberg.org. + +No investigation has been made concerning possible copyrights in +jurisdictions other than the United States. 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