diff options
121 files changed, 17 insertions, 20579 deletions
diff --git a/.gitattributes b/.gitattributes new file mode 100644 index 0000000..d7b82bc --- /dev/null +++ b/.gitattributes @@ -0,0 +1,4 @@ +*.txt text eol=lf +*.htm text eol=lf +*.html text eol=lf +*.md text eol=lf diff --git a/LICENSE.txt b/LICENSE.txt new file mode 100644 index 0000000..6312041 --- /dev/null +++ b/LICENSE.txt @@ -0,0 +1,11 @@ +This eBook, including all associated images, markup, improvements, +metadata, and any other content or labor, has been confirmed to be +in the PUBLIC DOMAIN IN THE UNITED STATES. + +Procedures for determining public domain status are described in +the "Copyright How-To" at https://www.gutenberg.org. + +No investigation has been made concerning possible copyrights in +jurisdictions other than the United States. Anyone seeking to utilize +this eBook outside of the United States should confirm copyright +status under the laws that apply to them. diff --git a/README.md b/README.md new file mode 100644 index 0000000..8fc52d4 --- /dev/null +++ b/README.md @@ -0,0 +1,2 @@ +Project Gutenberg (https://www.gutenberg.org) public repository for +eBook #54064 (https://www.gutenberg.org/ebooks/54064) diff --git a/old/54064-0.txt b/old/54064-0.txt deleted file mode 100644 index 7acaca5..0000000 --- a/old/54064-0.txt +++ /dev/null @@ -1,9489 +0,0 @@ -The Project Gutenberg EBook of La cruz en América, by Adan Quiroga - -This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and most -other parts of the world at no cost and with almost no restrictions -whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of -the Project Gutenberg License included with this eBook or online at -www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you'll have -to check the laws of the country where you are located before using this ebook. - -Title: La cruz en América - -Author: Adan Quiroga - -Release Date: January 28, 2017 [EBook #54064] - -Language: Spanish - -Character set encoding: UTF-8 - -*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK LA CRUZ EN AMÉRICA *** - - - - -Produced by Adrian Mastronardi, Paul Marshall and the -Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net -(This file was produced from images generously made -available by The Internet Archive/American Libraries.) - - - - - - - Nota del Transcriptor: - Se ha respetado la ortografía y la acentuación del original. - Errores obvios de imprenta han sido corregidos. - Páginas en blanco han sido eliminadas. - Letras itálicas son denotadas con _líneas_. - El símbolo ^ indica letras en sobrescrito. - Ilustraciones en medio de párrafos fueron movidas al principio - o final del párrafo. - Las notas fueron movidas al final de cada capítulo. - Las versalitas (letras mayúsculas de tamaño igual a las - minúsculas) han sido sustituidas por letras mayúsculas - de tamaño normal. - - - - - ADAN QUIROGA - - LA CRUZ EN AMÉRICA - - (ARQUEOLOGÍA ARGENTINA) - - CON UN PRÓLOGO - - DE SAMUEL A. LAFONE QUEVEDO, M. A. - _Catedrático de Arqueología Americana - en la Facultad de Filsofía y Letras - de Buenos Aires_ - - _Encargado de la Sección Lingüística - en el Museo de La Plata, etc., etc._ - - [Ilustración] - - BUENOS AIRES - IMPRENTA Y LITOGRAFÍA «LA BUENOS AIRES» - - 260—BOLÍVAR—260 - MCMI - - - - -[Ilustración: URNA FUNERARIA—AMAICHA, ENTRADA A TAFÍ Colección Quiroga] - - - - - AL - TENIENTE GENERAL BARTOLOMÉ MITRE - _26 de Junio de 1901._ - - - - -PRÓLOGO - - -La _Cruz en América_ es el título que el Dr. Quiroga dá á su nueva -contribución al estudio de las antigüedades de nuestro continente. A -tal punto nos hemos empapado en la idea de que la Cruz empezó y acabó -en el Calvario, que basta nombrarla para que se suponga que se trata -de descubrir ó comprobar la visita de algún apóstol en el primer siglo -de nuestra era. Pero nada de esto sucede; el símbolo, materia de este -libro, es algo muy americano, que si procedió de algún otro continente, -debió ser cientos y miles de años antes de producirse la solución de -continuidad que separó las tres Américas del resto del mundo. - -En su trabajo, el autor, dándonos en resumen las opiniones más -autorizadas al respecto, le niega el origen cristiano á la Cruz en -América; pero esto no quiere decir que ella haya sido inventada en -nuestro continente, ni tampoco que en el Norte y en el Sur procedan -de dos invenciones sin conexión alguna entre sí. El malogrado doctor -Brinton abogaba por la independencia de origen de todos los signos -simbólicos y demás que se encuentran en los diferentes países; pero -Wilson[1] opina lo contrario, y si bien concede que la Cruz es una -cosa tan sencilla, que en todas partes y en todas las épocas ha podido -descubrirse de nuevo, se niega á admitirlo en el caso _del swuastica_ -espiral, meandros, griegas y otros adornos por el estilo. Si todo -esto más bien debió entrar de afuera por migración, igual suerte pudo -caberle á la Cruz; y es muy significativo que tanto en el Norte como -en el Sur sea la Cruz un atributo ó un símbolo de los dioses de las -lluvias y de la atmósfera, en una palabra, uno de esos signos de una -lengua sagrada que venimos rastreando en todo el mundo. - -Ahora bien; si la Cruz en América simboliza algo que pertenece á -ciertos dioses de su mitología, igual cosa podemos decir de la Cruz en -el Viejo Mundo. Entre las naciones de la antigüedad (los Cartagineses -por ejemplo) á los prisioneros, y á los criminales se les daba muerte -en Cruz, víctimas por sustitución en los sacrificios humanos. Esta -sustitución degeneró entre los Quichuas en conejos, llamas, y más -tarde, en las fiestas del Chiqui, en hombrecillos de masa ú otro -sustituto, que se colgaban en el algarrobo á cuya sombra se celebraba -aquel rito. En los pueblos de Catamarca y la Rioja, las carreras que -acompañaban estos juegos eran incruentas, pero en Tuama de Santiago -los corredores se hacían sangrar en la misma iglesia y el chorro que -saltaba se dirigía hacia el altar, punto en que se hallaba la Cruz. - -Lo cierto es que, al rededor de la Cruz, en todas partes encontramos la -idea de algún Dios representado, y si en América más bien se relaciona -la Cruz con el agua y con los fenómenos atmosféricos, es porque en -nuestro continente, la falta de agua era la que más se hacía sentir -y, desde luego, era un dios de las lluvias al que había que invocar; -mientras que en el Viejo Mundo, Neptuno, había tenido que ceder el -lugar á Júpiter, aquél un dios acuático, éste atmosférico; pero como en -todas partes al Dios de moda se le adjudicaban atributos del que dejaba -de serlo, así había un Júpiter _Pluvius_, otro _Tonans_, etc. - -Vemos, pues, según nuestro autor, que tanto en el Norte como en el Sur -de nuestra América se encuentran Cruces, espirales, meandros, y otros -símbolos como adornos de ídolos, vasos y otros útiles. - -Por otra parte, los autores más modernos se inclinan á opinar que la -raza humana desciende de una sola pareja, si bien persisten en atribuir -á la evolución lo que nosotros explicamos sencillamente en las palabras -del Génesis. - -¿Cuál es entonces la dificultad que nos priva de conceder que la Cruz, -la espiral, el meandro, el triángulo, los escalones, y tantos otros, -sean símbolos de una lengua sagrada que sería propia de nuestra raza -antes de la separación que produjo las diferencias étnicas de la época -prehistórica? - -Como dice Mortillet[2] el hombre cuaternario antiguo ó paleolítico, era -cazador, nómada, sin idea, ni sentimiento de religión, en fin, parecido -á nuestro Indio del Chaco; debió pues llegar un momento en que paso á -ser hombre con principios de civilización, capáz de hacer el huso con -su tortero, ya para hilar, ya para sacar fuego, y al propio tiempo con -voluntad de invocar á un poder desconocido que hace y gobierna todas -las cosas. En América, como en todas partes, hallamos razas que -fácilmente asimilan cualquier civilización, como los Mexicanos en el -Norte y los Quichuas en el Sur: y otras que, a pesar de todo, quedan -nómadas, salvajes, cazadoras hasta el día de hoy, lo que sirve de -disculpa á muchos para abogar por su exterminio. - -Si hemos de estar al monogenismo, unas y otras razas proceden de las -migraciones, y ya se sabe que los que emigran portan consigo lo que -tienen, lo que saben y lo que creen. Si encontramos, pues una raza -que vive de la caza, que viste pieles y que se defiende con armas -que corresponden á cualquiera de las edades de piedra, lo lógico es -deducir que la migración se produjo en la época en que el país de sus -antepasados se hallaba en el mismo atraso. Ahora si al contrario, nos -las habemos con gentes que habitan casas, visten ropa tejida, saben -procurarse el fuego y adornar sus armas y útiles con símbolos que -tanto se hallan en el Viejo Mundo como en el Nuevo, lógico es también -que concedamos que estos conocimientos los trajeron consigo en sus -migraciones, esa familia humana que inició la civilización donde quiera -que se halle. - -Dice Wilson[3] citando á Lubbock[4]: «A no dudarlo, el hombre al -principio, se extendió poco á poco, paso á paso y año por año, por -toda la redondez de la tierra, tal y como la mala hierba de Europa se -extendió lenta pero seguramente por toda la superficie de Australia.» - -Así, pues, se extendió el hombre, el civilizado como civilizado; el -salvaje como salvaje; y precisamente son el huso de hilar, el de sacar -fuego, y la Cruz que nos pueden señalar el curso de las migraciones. - -No es mi mente establecer aquí las pruebas de que los símbolos de que -se trata, migraron de Europa á la América del Norte y después á la del -Sur, porque esto vendría con el tiempo; pero sí me intereso en hacer -constar que opino con Wilson, y en contra de Brinton, que más fácil es -concebir la hipótesis de derivaciones, que de invenciones aisladas en -cada lugar. La experiencia nos enseña lo que le cuesta al hombre hacer -lo que nunca ha visto, y tan es así que aún en América las naciones -más civilizadas casi todas han estado en contacto geográfico unas con -otras. En el Sur, desde Centro América hasta Chile, se suceden las -naciones más adelantadas, y otro tanto se puede decir del Norte hasta -llegar á la región mexicana. En ninguna parte hallamos un aislamiento -de algo como lo del Perú. Si ese paralelismo del ingenio humano fuese -un producto espontáneo, debiéramos encontrar algo como un núcleo de -cosas mejores fuera de la región consabida; pero no: en la América, -las civilizaciones se tocan unas con otras, están en las montañas, -regiones que en el Viejo Mundo han dado origen á expresiones como la -de nuestra palabra «cerril», que dice poco menos que «bárbaro». Está -muy claro que la civilización americana contraria esta experiencia -europea, que la poseyó en las costas, puertos de mar y ríos navegables. -¿Qué sería lo que sucedió? La contestación se impone. En nuestro -continente son arrinconamientos de algo que existió en otra parte; en -donde, se revelará algún día; hoy sería prematuro indicar el lugar de -procedencia. En todas partes vemos rastros de algo muy anterior al -México de Montezuma y al Perú de Atauhualpa; pero aún ese algo pudo ser -á su vez restos de continentes y adelantos perdidos. - -Lo que ahora falta es un trabajo geográfico con ubicación de todos los -puntos en que se hallan Cruces en ambas Américas, es decir, un mapa -como el de Wilson, en su _The Swastika_, porque así fácilmente podremos -ver como hay contacto geográfico entre todos los lugares que han -conservado señales de este símbolo. - -Una vez que entremos al estudio comparado de la simbología Mexicana y -Andina, veremos que los dioses de los dos países se adornan con los -mismos dibujos. Por ejemplo: En la introducción de Chavero[5] tenemos -una reproducción del Códice Borgiano. En ésta se representa la estrella -vespertina y matutina, una figura doble cargada de símbolos, muchos de -los cuales son los nuestros, como ser: los círculos con punto (Ojos -de Imaimana), las escaleras con meandros ó griegas y sin ellas, y -finalmente una Cruz formada (en el copete de la figura que representa -el lucero) por dos símbolos muy conocidos en nuestra alfarería. Si la -Cruz es curiosa, ¿qué diremos de los escalones y triángulos? Cuesta -creer que sean producto de la casualidad; más si suponemos que eran -símbolos de la lengua sagrada, precisamente deberían emplearse en una y -otra región como atributos y emblemas del culto tal ó cual. - -En la página 154 de la citada obra de Chavero, se reproducen Cruces -griegas, maltesas y de San Andrés, las mismas que encontramos en las -alfarerías y piezas en bronce de la región de Andalgalá. Estos objetos -se hallan en el Museo de la Plata, y esperan el regreso del director -para sacarse á luz. - -A propósito del Nahui Ollin, ó Cruz de San Andrés, que servía para -determinar los equinoccios, debo dar cuenta de algo que descubrí en -uno de mis viajes por la región calchaquina, y que es pertinente al -asunto de que se trata, porque, la planta de la construcción que voy á -describir, forma una Cruz perfecta de brazos más ó menos iguales. - -En el lugar llamado Fuerte Quemado, como á una legua al norte de -Santa María, en la raya que divide la provincia de Catamarca de la de -Tucumán, en el mismo riñón de Calchaquí, corre un filo de cerrillada -que acaba en punta hacia el norte y domina la entrada al valle de Tafí, -pero con todo el de Santa María por medio. En una de las prominencias -de este filo se hallan levantados unos curiosos edificios: las paredes -de un salón, una torre redonda y cuatro construcciones de la laja -local, rodean un patio largo y angosto, guardado por el precipicio á -los tres costados y sin más entrada que una garganta casi impasable al -Norte. - -Las construcciones á que me refiero son muy curiosas, porque constan -de cuatro paredes que se levantan dejando un espacio en Cruz entre -ellas, sin destino posible, porque apenas si dan paso al cuerpo. La -orientación no es de Norte y Sur, sino á los medios vientos, es decir, -NE., SE., NO., SO. - -Como Montesinos y otros hablan de tales paredes como destinadas á -determinar las horas del día, los solsticios y equinoccios, siempre he -considerado que esta ruina en cruz fuese uno de tantos _intihuatanas_ ó -trampas para cazar el Sol. - -Chavero[6] habla de la Cruz de San Andrés como símbolo de los -cuatro movimientos del Sol—el _Nahui Ollin_—y si miramos hacia -el Este los pasillos del _Intihuatana_ del Fuerte Quemado, forman -justamente una Cruz de San Andrés. Cerca de allí estuvo el lugar -llamado—_Bacamarca_—otro modo de escribir—_Huacamarca_—«la plaza -fuerte de la _Huaca_».—El nombre y su interpretación corresponden á lo -que allí existe ó existió.[7] Si se acepta mi hipótesis, tenemos otra -vez aquí la Cruz como medio de determinar observaciones astronómicas. - -Muy significativas también son las Cruces que ocupan el lugar de -dientes en los dos lagartos que forman los costados del disco de bronce -(Fig. 71 B) de Andalgalá. La figura central es un ser antropomorfo que -yo identifico con Huiracocha, el dios acuático de los Quichuas. - -Sabemos que la Cruz en México significaba «_el dios de las lluvias_», -como dice Chavero,[8] y lo mismo significa en la región Calchaquí. Esto -lo demuestra muy bien Quiroga, quien llegó á tener este convencimiento -sin conocer el trabajo que acabamos de citar. - -En todos estos lugares existía una cierta cultura, y así vemos que la -Cruz servía para determinar el Dios del culto que se celebraba. Orlando -esta región andina y hacia el Este, en los llanos, merodeaban las -naciones de Mocovís, Abipones, Tobas y otras de las llamadas Guaycurús -ó Frentonas. Los Indios estos y sus Machis ó Hechiceros verían como las -naciones Diaguitas veneraban la Cruz y la empleaban en sus ceremonias. -Los otros, raza de Jurís ó nómadas, no comprenderían bien aquello -de símbolos de una lengua sagrada, pero se harían cargo que la Cruz -encerraba algo bueno en sí y la adoptarían como amuleto. Así, pues; -en el siglo XVIII, los Indios Abipones se hacían tatuar unas cruces -en medio de la frente, como se puede ver en las láminas de la obra de -Dobrizhoffer que de ellos trata. - -En el siglo pasado y hasta el presente, estaba y está una India Toba en -el Asilo de Huérfanos, en Buenos Aires, con una Cruz muy bien tatuada -en medio de la misma frente. En el ejemplo Abipón, la Cruz (griega) -está formada por dos líneas que se cruzan; en el moderno es el espacio -que forma la Cruz, y son los tatuajes que la perfilan. Por lo que he -podido averiguar, son las mujeres que se adornan con tinta indeleble, -como nuestros marineros; mientras que los hombres sólo se embijan con -coloretes que desaparecen con el lavado. - -He notado en algunas urnas calchaquinas, de las que se adornan -con pinturas antropomorfas, una crucecita griega en el punto que -corresponde á la frente, tal y como las hallamos en las caras de las -bellas abiponas; estas indias, según el artista de Dobrizhoffer, todo -son, menos indias del Chaco; pero en cuanto al tatuaje podemos asegurar -que es una fiel reproducción de lo que viera el misionero Jesuita en -sus correrías. Ni por un sólo momento insinúa él que se trataba del -símbolo del cristianismo. - -Otra cosa quiero hacer notar y es la abundancia de la Cruz en los -objetos de alfarería en la región calchaquina propiamente dicha, y su -escasez en los demás lugares del Oeste de Catamarca. Hay que confesar -que el tipo de aquellos objetos es muy distinto del de estos, al grado, -que hace sospechar que puedan corresponder á otra raza y á otro rito. - -En Andalgalá los vasos más hermosos ostentan figuras draconianas. -Tinajas del tipo Santa María, de las que tantos ejemplos dá el doctor -Quiroga, no se han encontrado al Sur del Atajo, con dos excepciones -halladas en Choya, una aldehuela dos leguas al N. O. del Fuerte, -pero aún éstas carecen de las fajas negras de los costados que son -el distintivo de las de Calchaquí. Al hacer esta excepción hay que -acordarse que á Choya, ó sea Ingamana, fué expatriada una de las tribus -del valle de Calchaquí, en el siglo XVII, y allí se han conservado. -Aquí, empero, nos sale al encuentro una nueva dificultad: existen -ruinas de pueblos de indios en las faldas, mientras que los Ingamanas -fueron colocados en el llano. - -Así es todo lo que se presenta en Calchaquí y los valles anejos. -Cuesta creer que las vastas ruinas hayan pertenecido á los indios -que hallaron los españoles. Los Misioneros no se acuerdan de nombrar -esos sorprendentes entierros de numerosas urnas, nuevas todas, y que -deberían responder á algún rito de la mitología local. Durante cientos -de años las crecientes han estado dando cuenta de estas huacas, y los -coleccionistas han destruido más que lo que han logrado para vender. - -Los descubrimientos de Ambrosetti en Tafí, también indican algo que si -no es de una colonia peruana, corresponde á esa civilización anterior, -en pos de la cual andamos todos. - -Cuando una vez se abre algún capítulo en la historia de los -descubrimientos arqueológicos, nos vienen á la memoria cosas que hemos -leído, y á que no dimos mayor importancia. - -Más de una vez me llamó la atención aquel incidente en la entrada de -Juan Núñez de Prado, cuando él puso á los indios de Santiago bajo el -amparo de la Cruz. En la parada que hizo no pudo haber convertido á -esos indios al cristianismo porque no le alcanzó el tiempo. Hoy que -sabemos que la Cruz se hallaba diseminada en los objetos de alfarería, -y otros, se comprende que Prado no hizo más que utilizar una veneración -que ya existía por el símbolo.[9] - -Muchos habrán creido que la noticia de Lozano carecía de importancia; -pero después se ha visto que el tal hecho consta en documentos hoy del -dominio público. - -El año 1896 el doctor José Toribio Medina publicó en Santiago de Chile -la información levantada por Juan Núñez de Prado en su recién fundada -ciudad del Barco, y marzo de 1551, poco antes de trasplantar la misma -de su asiento en los llanos de Tucumán, al que después se le dió en los -valles de Calchaquí.[10] En la 8.^a pregunta se dice lo siguiente: - -«8—Item si saben que estando el dicho capitán Juan Núñez Prado -poblando en esta ciudad[11] envió á Martín de Rentería, alcalde, con -hasta veinticinco ó treinta hombres que fuesen á conquistar é descubrir -la tierra por ver lo que había en ella, el cual fué y llegó á Macherata -y Collagasta y Mocata, que es cuarenta é cinco leguas de esta ciudad -é ahí en Ligasta é Thomagasta é vió otros muchos pueblos é los cuales -tomó posesión en nombre del dicho capitán Juan Núñez de Prado, é de -la dicha ciudad, _poniendo cruces en los dichos pueblos_, haciendo -entender á los caciques é indios que aquellas se ponían para que si -viniesen cristianos, supiesen estaban en paz é no les hiciesen mal -ni daño, ni tomasen sus haciendas, ni mujeres, ni hijos, _los cuales -quedaron muy contentos en haber lo susodicho_ é paz con los cristianos, -sirviéndoles muy bien». (Tiraje aparte pp. 4 y 5.) - -La pregunta 9 relata como en seguida salió Prado á recorrer lo visitado -por Rentería y algo más, y continúa así: - -«E habiendo salido de esta dicha ciudad con veinte é ocho hombres -que consigo llevaba, un día que se contaron diez de Noviembre del -año pasado de quinientos é cincuenta años, estando alojado junto al -pueblo de Tepiro[12] un cacique que llevaba consigo de Tucumán[13] -que le había salido de paz, le dijo como en el pueblo Thomagasta[14] -había cristianos, que eran cinco leguas más adelante; é sabido por el -dicho capitán Juan Núñez de Prado, luego procuró de que se tomasen -algunos indios para saber que gente era, y luego se tomaron dos ó tres -indios los cuales dijeron que en el dicho pueblo de Thomagasta había -cristianos é que habían estado alanceándolos é robándolos é _derrocando -la cruz que estaba puesta_, é no embargante _que los indios les hacían -cruces_, como les habían dicho no dejaban de matarlos é robarlos é les -habían hecho otros muchos malos tratamientos, etc.» Ibid. p. 5. - -Llamado Martín de Rentería, depuso que todo esto era así, y al -proseguir con la pregunta 9 agregó que había: - -«Oido decir á Pedro de Rueda é á otras personas que venían con el -dicho Villagrán, como habían entrado alanceando los dichos indios de -Thomagasta _llamando á la cruz que estaba puesta garabato_, diciendo: -_que garabatos tienen aquí_ puesto los de _Tucumán_ etc.» Ibid p. 14. - -Es curioso que el Padre Domínico, Alonso Trueno, nada diga de las -cruces, lo que demuestra que no fué él que las planteó. - -Este documento no se conocía cuando el doctor Andrés Lamas publicó su -edición de la historia de la conquista por el P. Pedro Lozano S. J. y, -por esta causa no se dió la importancia que merecía á la noticia que de -ello nos diera el famoso Padre. Sus palabras son estas: - -«Prado, cuyo celo debemos siempre alabar, por lo que se esmeraba en -adelantar los negocios de la fe con la autoridad y con ser ejemplo -entre estos indios, en cuyos pueblos apenas sentaba el pie, cuando en -piedad cristiana _hacia enarbolar cruces_, para que los bárbaros las -adorasen.... con cuya diligencia cobraron las bárbaros tal estimación -de la Santa Cruz, que hasta _los mismos gentiles la veneraban por el -mayor de sus ídolos_.» Historia de la Conquista, t. IV., p. 128. Ed. -Lamas. - -En su historia, el autor, refiere este episodio como si correspondiese -á los meses posteriores al incidente con Francisco Villagrán en -Tuamagasta, pero de la información del año 1551 se desprende que esto -se hizo desde el primer momento de la entrada. - -El nombre de «_garabatos_» que la gente de Villagrán daban á estos -signos de la Cruz, y la ninguna mención que de ellos hace el Padre -Trueno en su declaración nos ponen en el caso de sospechar que él no -estaba muy convencido de la eficaz fe cristiana de los indios en este -símbolo, cuando acudían á su amparo. - -Por otra parte, no se halla ninguna referencia, ni en Bárcena ni en -Techo, ni en ninguna de las cartas anuas, á estas Cruces del arte -Calchaquí, y no obstante, como se vé en las colecciones y en los -numerosos ejemplos citados y reproducidos por el doctor Quiroga, no hay -signo que se presente con más frecuencia que este de la Cruz. - -Ya hace algún tiempo que había yo reunido algunos ejemplares de la -Cruz en la alfarería, para un estudio sobre el simbolismo de la región -calchaquina, que permanece aún inédito; allí hacía notar que se -relacionaba el signo este con los dioses acuáticos y con el agua, más -nunca llegué á identificarle con el suri y con el sapo. - -La identidad del suri (el avestruz americano) y de la Cruz en todo lo -que se refiere al agua, puede decirse que ha sido descubierta entre -nosotros por el doctor Quiroga, y seguramente es una de las partes más -interesantes de su trabajo. Después que el doctor Quiroga llamó mi -atención á los locos gambeteos del suri, cuando está por llover, he -tenido ocasión de observar una de estas aves, y he notado que es el -mejor de los barómetros. Los movimientos excéntricos de alas, patas -y pescuezo, reproducen las figuras que se notan en los _pucos_[15] -y tinajas, y no hay postura que se advierta en éstas, por violenta -que sea, que no la véamos también en el ave en vida, cuando está por -llover. Valiéndome de la advertencia de mi amigo, más de una vez en -este año (1901) he adquirido fama de buen profeta de lluvia. Siendo, -pues, la Cruz, como muy bien dice Quiroga, el símbolo del agua ó de -la lluvia, y observando los _Machis_ ó Hechiceros, la conducta de los -suris en vísperas de la lluvia, lo más natural era que se pintase lo -uno con lo otro. Lo del sapo se impone, y la sustitución de uno de -estos símbolos por el otro, es una de las pruebas más satisfactorias -que nos ofrece el autor de que la Cruz, con el suri ó sin él, es -llamativa del agua. - -Por lo que hace á la serpiente y su simbolismo, creó que también -acierta Quiroga. Me consta que el vulgo nuestro, cree que una víbora -en un lugar, en tiempo de tormenta, basta para hacer que allí caiga -rayo; y un lindo espécimen que reservaba para un amigo naturalista en -un rancho de mi hacienda fué destruido y arrojado lejos porque empezó -á tronar, y los dueños de casa temían ser víctimas del rayo, si no -se deshacían del incómodo huésped, que no necesitaba estar vivo para -perjudicar. - -Como no es posible dudar ni por un momento del origen americano de la -Cruz, en general y también en la región de Calchaquí, por el modo como -se presenta y las combinaciones en que entra, justo es que tratemos de -darle el lugar que le corresponde en el simbolismo de la mitología de -nuestro hemisferio; y á esto se dedica con todo empeño el autor en su -obra. Se ha comprobado su existencia como símbolo sagrado: se ha visto -que, no en todas partes se presenta en la misma forma; que en una -es atributo de un dios tal ó cual, que en otra es adorno de un vaso -sagrado; así designamos las urnas que acompañaban á las inhumaciones -de los cadáveres en Calchaquí. Hay pues que establecer y distribuir -estas diferencias regionales que tanto nos ayudarán á dar al símbolo su -completo, si bien multiforme significado. - -Es de esperar que en seguida alguien emprenda uno ó más trabajos -tendentes á dar á conocer todos los ejemplares de la Cruz en Calchaquí -que se hallan en las colecciones públicas y particulares, teniéndose -especial cuidado de distinguir entre los de un distrito y los de otro, -porque hasta entre estos suele haber bastante diferencia. - -Digna de toda atención también es la forma en que la Cruz aparece en -la famosa lámina del Yamqui Pachacutic, clave tan preciosa para la -arqueología del Sur como lo ha sido el alfabeto de Landa para la del -Norte. - -No es este empero el lugar de hacer una disertación sobre aquella -interesante y sugestiva lámina. El trabajo del Dr. Quiroga la dá -á conocer para que todos puedan juzgar de su importancia con la -reproducción del original á la vista. Yo mismo utilicé muchos de sus -datos en mi artículo sobre los _Ojos de Imaimana_, publicado en el -t. XX del Boletín del Instituto Geográfico. Estos dibujos -nos dan á conocer que existía un simbolismo con signos reconocidos, y -fundándome en esto, y en la universalidad de muchos de ellos en nuestro -Continente, es que no trepido en hablar de una lengua sagrada con -simbología bien conocida tanto en el Norte como en el Sur. - -Acordémonos también que nosotros estamos aprovechando sólo los restos -de riquísimos antecedentes. Miles de MSS. se destruyeron en el Norte, -miles de ídolos y otros objetos por el estilo en el Sur; pero con -todo eso en una y otra parte encontramos esas Cruces, esos círculos -con puntos, ó sean Ojos de Imaimana[16], escaleras, algunas con asta -banderas, triángulos con espirales ó griegas y sin ellos, triángulos -solos, conos, meandros ó griegas de todas formas y complicaciones, -serpientes, dragones horrorosos, algunos con caras antropomorfas, otros -con dos ó más cabezas; en fin todos esos signos que algo indican y que -tanto abundan en la alfarería y otros objetos de nuestra región andina -del Norte. Todo esto hay que aprovechar en una serie de publicaciones -como la del Dr. Adán Quiroga, quien con singular abnegación ha dedicado -tanto tiempo y buena parte de su fortuna en coleccionar los objetos que -le han servido de base para este estudio. - -Digno de todo elogio es el trabajo con que el autor ha iniciado el -nuevo siglo, y sépase que muchos de los objetos han sido exhumados por -él en los propios yacimientos. Lo que ahora se publica no es más que un -fragmento de sus investigaciones, y puedo asegurar que su colección del -Folk-Lore y de los Petroglifos de aquella región es tan importante como -sus descubrimientos acerca de la Cruz, si no los supera. - -Una vez más debemos protestar contra esas destrucciones por mayor -de los yacimientos que contienen estos rastros de la prehistoria de -nuestro país. El único modo de evitar el comercialismo que ha invadido -á los colectores sería el no aceptar colección alguna que no viniese -con los credenciales de cada objeto y de su descubrimiento y ubicación, -y que estos fuesen á satisfacción de peritos en la materia; pues -nuestros Museos hoy poseen datos que permiten esta clase de exigencias. - -Sólo el amor á la ciencia del Dr. Quiroga pudo ponerlo en posesión de -todo aquello que le ha servido para concebir la idea de este libro, -y mucha abnegación para escribirlo en los momentos de ocio que le -dejaban sus tareas en la Corte de Justicia de Catamarca de la que era -y es uno de los Ministros. Sus vacaciones las pasaba en Calchaquí, sus -noches interpretando libros en otros idiomas, y así, á 300 leguas de la -casa editora, ha podido llevar á feliz término su trabajo _La Cruz en -América_. - - SAMUEL A. LAFONE QUEVEDO. - -El Museo, La Plata, Agosto 21 de 1901. - - -NOTAS: - -[1] _The Swastica_, por Thomas Wilson p. 953. - -[2] _Le Préhistorique_, Ed. de 1900, p. 333. - -[3] _The Swastica_, p. 982. - -[4] _Prehistoric Man_ p. 601. - -[5] _México á través de los siglos_, p. XV. - -[6] _México á través de los siglos_, t. I, p. 145. - -[7] Rápidamente desaparece todo, y muy en breve no quedará más rastro -que los apuntes de mis carteras. - -[8] Ibid, p. 382. - -[9] Santiago era una colonia de los valles calchaquinos. - -[10] No se precisan los puntos por estar su ubicación aún en tela de -juicio. - -[11] El Barco. - -[12] Las _cruces_, se entiende. - -[13] Tepiro y Tuamagasta, pueblos de Santiago del Estero, aquel al -Norte, éste al Sur. - -[14] Sin duda error por Atacama cerca de Río Hondo. Véase p. 33. - -[15] _Pucos_ escudillas ó tazas. - -[16] _Imaimana_—Todas cosas. Gonzalez Holguín _in voce_. - - - - -CAPÍTULO I - -LA CRUZ EN AMÉRICA - -JUICIO DEL CONQUISTADOR - - - _La Cruz en los siglos XVI, XVII y XVIII—Juicio - del Conquistador—Idea de un cristianismo - antecolombiano—Los_ PAY _americanos y los - hechiceros nativos—Juicio del indio—Monumentos y - mitos continentales—-Pachacámac, Atticci Viracocha, - Tonapa y Taapac—El tricéfalo de Cundinamarca - y el Tangatanga de Chuquisaca—Escrituras - petográficas—Quelzalcóatl, Votán, Wixepecocha, - Botchica y Huiracocha—Manco Cápac y el Inca - Roca—Pies esculpidos—El hombre blanco y barbado—La - Cruz como símbolo nativo._ - -No es la presente una obra de filosofía ni de discusión dogmática sobre -la CRUZ en América, sinó un ensayo arqueológico. Por eso -parecerá á algunos que el presente capítulo está demás; pero el orden -cronológico en que ha sido tratado el asunto, así como el desarrollo -del mismo hasta llegar á conclusiones que consideramos definitivas, -hacen que nos ocupemos someramente de cuanto sobre el símbolo -universal, encontrado por el Conquistador en el Continente, háse -escrito y mentado hasta la época actual. - -Para los siglos XVI, XVII y XVIII fué la Cruz americana un motivo -trascendental de religión. El conquistador ni vió, ni pudo ver en -aquella, una combinación geométrica simbólica, sinó el signo sacrosanto -de su fe, que portaba en sus manos junto con la espada. Las ideas de -la época hicieron surgir en nuestro suelo, con su palabra evangélica, -á Santo Thomé, el Apóstol del Asia y del Africa, doctrinador de -brahamanes y etiopes. El rico material de tradiciones y leyendas -nativas fué pacientemente acumulado y comentado. El indio, que vió -venerado por excepción uno de sus símbolos, convino en afirmar cuanto -interesaba á los prejuicios del misionero; y así se explican, por -ejemplo, los párrafos de mística unción del P. Ruíz de Montoya, después -que con el P. Cristóbal de Mendoza visitaran á Tayatí, lugar en el cual -las gentes recibiéranles con tan extraño agasajo, refiriéndoles la -vieja tradición[17]; como se explican las constancias anteriores de las -tan conocidas cartas del P. Manuel de Nóbrega, de 1549 y 1552, sobre -lo que le dijeron los brasiles[18], y las afirmaciones de la epístola -del P. Cataldino á su Provincial, en 1613, que Lozano califica de «la -fuente más pura de la noticia»[19]. - -Es el Brasil la primera tierra americana que pisó Santo Tomás, bajando -en la Bahía de todos los Santos, dejando impresas sus huellas en -peñascos, que recuerdan las de Buda ó del Dídimo en el Ceilán, así -como abierto el camino _Maraypé_[20]. El Paraguay de las misiones -guaraníticas aparece como la nación más favorecida del Santo, al que -se atribuyó anunciar la llegada futura de misioneros, y el que dejó -abierto el camino _Peabirú_, que remataba en Carabuco peruano, por el -que portó su gran Cruz de madera, siendo obras suyas el famoso panteón -de Guayrarú y el pozo cercano al río Tebicuarí[21]. Memorias del Apóstol -son también la gruta de Paraguarí[22], la piedra de Tacumbú[23] y las -huellas de Mbalpirungá[24]. - -Los pasos apostólicos por el resto de la América Meridional, desde -Chile adelante, fueron seguidos por los padres agustinos Fr. Alonso de -Ramos[25] y Fr. Antonio de la Calancha[26], tomando los jesuitas sus -noticias del primero[27]. De su tránsito por nuestro Tucumán, que -pudiera interesarnos por una natural curiosidad local, los cronistas -dan brevísimas noticias: á mediados del siglo XVII el Obispo del -Paraguay, D. Lorenzo de Grado, afirma que Santo Thomé atravesó estas -provincias; Fr. Alonso Ramos[28], limítase á referir que lo que á -personas curiosas oyó platicar es haber ido el Santo al Perú «por el -Brasil, Paraguay y _Tucumán_»; lo mismo repite el P. Montoya[29], -haciendo suya la anterior noticia; el Relator del Consejo de Indias, D. -Antonio Rodríguez de León Pinedo, refiere que á cuatro ó cinco leguas -de Córdoba, hacia donde llaman _Sal-si-puedes_, hay una peña en la -que están impresas las huellas del Santo[30]; más el P. Lozano, gran -conocedor de la historia de nuestra tierra, es de distinto parecer, no -encontrando rastros apostólicos en el Tucumán[31]. - -De esta nación pasaría á Chile, según una _Relación_ del P. Andrés de -Lara y una referencia de D. Alonso de Ercilla[32]. - -En Bolivia aparécese el Apóstol en Tarija, en cuyos términos se hizo -famosa la Cruz de Salinas, pasando aquel á través de los Charcas al -Perú. - -En el siglo XVII, especialmente, corrieron muchas mentas sobre la -estadía del Apóstol en este último país. Santo Toribio de Mogravejo, -arzobispo de Lima, mando levantar una capilla sobre la roca de sus -huellas esculpidas. La Cruz de Carabuco, enterrada á orillas del -Titicaca, fué labrada con madera que el Santo condujo desde Guairá. -Aquél lago, Cachi, Chucuito, Chachapoyas, valles de Trujillo, Cañete -y Calango están llenos de sagrados recuerdos. Cieza supone que el -Ticci Viracocha salido del Titicaca es el Apóstol, y Calancha, que -las estatuas de Muyna y de Cacha le representan. Reminiscencias de -accidentes geológicos peruanos están ligados á obras del Santo[33]. - -Algunos cronistas opinan que el Apóstol del Perú fué San Bartolomé, á -causa de la manera como se representaba á Huiracocha en los templos -dedicados á su culto[34]. - -Los PAY americanos, ó sean Pay Zumé, Pay Abaré y Pay Tumé, los -primeros del Brasil y el tercero del Perú, son los Apóstoles mismos, -portadores de la Cruz en las tradiciones y monumentos nativos. Los -nombres de Zumé y de Tumé tomáronse por corrupción de Thomé. Y en -efecto: estos Pay aparecen como grandes doctrinadores de un nuevo orden -de cosas en materia de religión, figurando en las leyendas míticas como -seres extraordinarios. - -En el sentido americano de la palabra, _Pay_, es un profeta, un -adivino, un mago, un hechicero, ó un gran brujo[35]; los Pay son de la -familia de esos mismos que los misioneros encontraron y conocieron en -el Paraguay y otros pueblos, los que predicaban ser hacedores de todas -las cosas, dueños de las lluvias y dominadores de la tempestad, como -el indio Antecristo de los pueblos de Piti y Mara, en el Perú, lugar -teniente de Dios, que tanta maravilla obró, al decir del P. Ramos. - -Pay Zumé, el Apóstol de la epístola del P. Nóbrega, en 1552, sería un -hechicero de extraordinarias facultades, por lo que tanto le recordaron -brasileños y paraguayos. Lo mismo decimos de Pay Tumé[36]. - -El nombre de _Abaré_ no podía cuadrar á ningún Apóstol, por cuanto era -oprobioso en la gramática de la lengua, pues para el indio equivalía -á «hombre que no gusta de mujeres», á estar á las crónicas de los -misioneros mismos[37]. - -El Pay Tumé del Perú, aparece ser el Pay Zumé brasileño y paraguayo, -según Lozano, Montoya y otros[38]. Lozano consigna una breve noticia de -Pay Tumé, tomada de una relación manuscrita del doctor don Francisco de -Alfaro, transcribiendo Montoya el párrafo pertinente[39]. - -En definitiva: todo cuanto se ha escrito sobre la Cruz americana -en los siglos XVI y XVII á cerca de una supuesta predicación -evangélica antecolombiana, no reposa sinó en fundamentos deleznables -é inconsistentes; y el celo de los P. P. de la Compañía engañóles á -sí mismos, ó contribuyó á que les engañara, dejándose seducir por los -relatos de los naturales, quienes matizaban sus viejas tradiciones -con alguna novedad española, en el propósito de propiciarse la -buena voluntad de los aparecidos invencibles, los que llenaron de -turbación sus espíritus, y á los que vieron adueñarse de sus tierras, -estableciendo su imperio en todos los órdenes de la vida. Es claro, -entonces, que los venidos del mar tendrían también precursores llegados -por la mar; que los profetas no podrían ser advenedizos y que arribaron -precedidos por otros profetas; que los blancos no surgieron de golpe, -sinó que mucho antes aparecieron anunciados por otros blancos como -ellos, con los cuales los naturales sellarían el pacto de esperarles en -día no lejano. De tal modo se explica la antigua evangelización y el tan -decantado y misterioso origen de los Apóstoles[40]. - -Mucho se ha insistido, aún después del siglo XVII, en hallar pruebas -de que la Cruz fué importada al Continente, en los mitos y monumentos -americanos, después de sometidos á un estudio sin prevenciones, y -cuando se hicieron á un lado las disquisiciones teológicas; pero -examinadas tales pruebas con criterio desapasionado resultó que nada se -había avanzado con el cambio de sistema, y que la veneración á la Cruz -de parte de nuestros naturales, aunque un hecho comprobado, fué siempre -un misterio, hasta que la arqueología, en lugar de la filosofía, se -avocó la solución del problema. - -Los mitos y monumentos peruanos, aztecas y mayas fueron observados, -estudiados y comentados. - -Pachacámac, llamado «el Invisible», aparece en primer término como -el portador de la Cruz, no obstante el desengaño que sufrieron -los piadosos misioneros con las noticias que Miguel Estete en sus -_Relaciones del Descubrimiento del Perú_ ofreció del dios y de su -templo, después de haberles visitado con don Hernando de Pizarro[41]. - -Y es que Pachacámac era «el vivificador del mundo»; y aunque espíritu -sútil é impalpable, no por eso dejaba de ser representado con -singulares formas antropomorfas. - -Pachacámac fué la divinidad del occidente de los Andes, al cual -chimos y yungas levantaron su templo en el valle de Lerin. Oriundo -del mediodía, lucha con _Con_, el fetiche acuático, el cual fué por -aquél rechazado al norte, llevándose la lluvia, lo que hace creer que -Pachacámac sea la forma politeista del viento que produce la seca, ó el -elemento fuego, adversario del agua, ese _ignis animal_ de que hablaba -el clásico latino, padre de los gigantes ó de las poblaciones antiguas, -que sin duda tendría mucho qué hacer con las grandes convulsiones -geológicas del Perú[42]. - -Lo propio que con Pachacámac, ó el elemento fuego, ha sucedido con -Huiracocha, el mito acuático aymará, viendo los cronistas en Atticci -Viracocha, el _Hacedor_, al portador de la Cruz y predicador del -Evangelio. - -Es este el famoso bulto de piedra de Cacha, de que recordaba don Pedro -de Cieza, conforme al talle de un hombre, con vestiduras largas y -cuentas en las manos; aunque en la segunda parte de su obra niega lo de -las cuentas, «lo cual es burla», según él mismo, lo propio que aquello -de que tenía puestas las manos sobre los cuadriles. - -Este Atticci Viracocha, á estar á lo que de él refiere Cieza, de que -«de los cerros hazía llanuras y de las llanuras hazía cerros grandes, -haziendo fuentes en piedras vivas», podría ser considerado como el -mito de las fuerzas terraqueas, si no supiéramos que es la gran -divinidad politeista del agua, ó el genio de las masas líquidas, del -lago, del mar, de las lluvias del cielo. Con Huiracocha, en el momento -de la conquista, el pueblo incaico caminaba hacia el monoteismo, por -la supremacia de ese _Illatici-Viracocha-Pachacámac_[43], trinidad -sintética, en la cual confundíase el mito de Catequil de la cosmogonía -nacional de las viejas razas, así como el Pachacámac yungueño, que -unidos al mito de Tiahuanaco constituían una unidad vivificante y -creadora formada por el huracán, el fuego y el agua. El nombre de -Viracocha llegó á ser adoptado por uno de los Incas, y en la enseñanza -esotérica del sacerdocio peruano apareció como el «Dios Desconocido», -de tal modo que el Titicaca, origen de los aymarás, llegó á ser la cuna -mística de los jefes del culto heliolátrico[44]. - -Los padres agustinos á que nos hemos referido, hablan de otra -divinidad peruana llamada _Tunapa_, esto es, gran Sabio y Señor, y por -veneración _Taapac_[45], ó hijo del Creador. Este aparecido discurrió -por las provincias del Collao, las cercanías del Cuzco y otros puntos -distantes. Era un hombre venerable en la presencia, grande en la -estatura, zarco, barbado, destocado y vestido de cuxma, sobrio, enemigo -de la chicha y la poligamia. Su residencia favorita fué Carabuco, en -donde se dice que plantó la Cruz que llevaba. Fray Diego Ortiz escribe -que en la isla del Titicaca se encontraron impresos sus pies. - -Para que se vea quien era Tonapa, el supuesto aparecido, basta leer lo -que sobre este personaje mítico ha escrito el Yamqui Pachacuti, el que -reproduce sus himnos[46]. - -Tonapa es un dios fálico-solar. De los himnos cantados por -_Guascaryngatopacuçiguallpa_, arrepentido de haber adorado á los -_Huacas_, despréndese que Tonapa es un siervo de Huiracocha[47]. - -_Tupá_ es dios, y _Thupa_ nombre de honor equivalente á «Señor», según -Lafone Quevedo[48]; _Thupac_, significa «cosa resplandeciente», según -Mossi[49]; de modo que _Tonapa_ es un epíteto solar, y el dios una -encarnación de lo mismo. La morfología quichua permítenos analizar su -nombre en estas dos formas: Tona-apa y Tonapa: la primera nos lleva al -tema _Thonay_, «piedra de moler» ó «falo»; _Apa_ es un verbo que dice -«llevar cargando»,—de modo que daría: «el que carga el falo»[50]. - -Los grandes monolitos de Tiahuanaco, que Cieza atribuye á -representaciones de Atticci Viracocha[51], fueron tomados también por -figuraciones de los Apóstoles de la Cruz. - -Wiener en su obra[52] reproduce la interesantísima figura antropomorfa -del bajo relieve central de la puerta monolítica de Tiahuanaco, -atribuyéndola á una representación del Dios-sol. La cabeza del dios -está rodeada de veinticuatro rayos, seis de ellos terminados en cabezas -de león, signos de la fuerza, según el autor citado; los demás rayos -son alusiones á la fuerza creadora del sol; las líneas como meandros -que rodean la figura, valen por símbolos de generación; las lágrimas -de sus ojos son alusiones á la lluvia fecundante; los pescados y -cabezas de cóndor en el pecho, representan habitantes del agua y de los -aires[53]. - -Los misioneros no han citado la cabeza colosal del ídolo de pórfido -de Collo-Collo, de 1.37m de alto, entre Tiahuanaco y la Paz, que -debe ser otro Aticci, y el que en la banda de su frente ostenta cuatro -_cruces_, grabadas respectivamente dos sobre el pecho de esas figuras -marinas monstruosas que le adornan. Hagamos notar desde ya que el mito -acuático por excelencia porta cruces. - -Nuestro gran monolito esculpido de Tafí es muy digno de figurar al -lado de los monumentos megalíticos de Tiahuanaco. Sus esculturas, con -círculos con puntos y figuras cruciformes, parecen combinar las dos -ideas de los _Ojos_ de Ymaymana y de las _Ventanas_ de Tocapo[54]. - -Tampoco dan cuenta los misioneros de este monumento de la prehistoria -de nuestro Tucumán. - -Otro hecho que suministró argumentos en favor de los portadores blancos -de la Cruz, fué encontrarse la _Trinidad_ como misterio americano. - -Efectivamente en América aparece el 3 como número sagrado; pero no lo -es menos el 4, como lo veremos en el capítulo respectivo[55]. - -Lozano[56] dá cuenta de un tricéfalo que adoraban los peruanos, «que -decían eran _tres_ personas con _un_ corazón». Ruíz de Montoya[57] cita -la trinidad de las estátuas del sol: Apointi, Churinti, Intiqua ó Qui, -«que quiere decir el Padre y Señor Sol, el Hijo del Sol, el Hermano del -Sol». Calancha enumera así á las personas de esta trinidad: Apu Inti, -Churi Inti é Inti Huaoque, «padre sol, é hijo sol, y ayre ó espíritu -sol». El P. Gerónimo Herran[58], procurador general de la Provincia -del Paraguay, con mucha discresión atribuye al demonio el remedo -del misterio: esta trinidad consiste en Padre, Hijo y Espíritu (no -Santo, según él, sinó colateral de los dos), ó sean: Omequeturiqui ó -Uragozoriso, Urasana y Urapo. - -La nación aymará en el Perú tenía especial veneración por el tres; -mientras que la quichua, por el cuatro. - -Cuando Wiener describía su Dios-sol llamaba la atención hacia el -singular fenómeno numérico que el ídolo ofrecía, pues hasta la grada -central era de tres escalas, de tal suerte que la cifra 3 y sus -múltiplos, predominaban en su ornamentación y disposición general. - -Podemos citar algunos otros ejemplares de trinidades americanas, como -los de Cundinamarca, Bolivia y nuestro Calchaquí[59]. En algunos de -ellos también, como en el dios del Perú, predomina el número 3[60]. - -La trinidad de la altiplanicie de Colombia está representada por ese -aparecido, anciano y barbado, que llevaba tres nombres: Botchica, -Nemterequeteba y Zuhé, al cual representábase por un ser tricéfalo. A -Botchica acompañaba una mujer de extraordinaria belleza que llevaba, -como él, tres nombres: Huythaca, Chia y Yebecuayguaya; fué ella quien -hizo desbordar el Funza y produjo un diluvio, por lo cual Botchica, -airado, la convirtió en luna. Botchica restaurador de las cosas, que -reino dos mil años, es ese _Idacanzas_, otro Apóstol de los misioneros. -Su nombre de Zuhé ó Xué significa «el día», «el brillante», y de aquí -que se le llamó «el blanco». Idacanzas quiere decir «creador del -tiempo». Botchica, en suma, es una personificación del sol, reglando -las estaciones, y cuya aparición ó desaparición dá lugar al día ó á -la noche, al buen ó mal tiempo. De aquí que los caciques Muyscas, -según refiere Piedrahita[61], tenían la pretensión de influir sobre la -temperatura. - -Otra figura tricéfala que dió mucho que decir á los cronistas, -elevándola al rango de misterio cristiano, fué el _Tangatanga_ ó la -huaca capirotes, «que al contar de los quippus de Chuquisaca era un -Dios y tres personas, ó uno en tres y tres en uno», al decir del P. -Josef de Acosta, que fué quien primero dió noticia de la misteriosa -huaca, á la cual sin duda se refería la cita de Lozano, atribuyéndole -gran importancia el P. Montoya[62]. - -_Tanga_, ó mejor _tanca_, según Jiménez de la Espada[63], es el tocado -en forma de capirote que usaban las indias de Huaqui, y como la -reeduplicación en los idiomas peruanos envuelve idea ó concepto de -multiplicidad colectiva (como en _Zachha—Zachha_, bosque de Zachha, -árbol), resulta que la trinidad de los Charcas en puridad viene á ser -la _huaca capirotes_, ascendida poco á poco de figurón tricéfalo á -misterio cristiano. - -Nuestro americanista Ambrosetti dió en Calchaquí con la huaca capirotes -ó figurón policéfalo de Quilmes, que describe en una interesante -monografía[64]. - -Ternos de seres animados ó inanimados encuéntranse también en Perú y -Chile, como los de la colección de Ferreira, de Lima, y del Museo de -Santiago. Nosotros poseemos un pequeño objeto de piedra, encontrado en -el valle de Catamarca, que representa indiscutiblemente una trinidad, -y que tiene por emblema el triángulo de la fecundación sexual[65]. El -disco de Chaquiago de Lafone Quevedo, que más adelante se reproducirá, -es un _Caylle_ trinitario, con su figura central antropomorfa y sus dos -monstruos zoomorfos laterales, que ostentan _cruces_ en sus cabezas. - -En Calchaquí, como el 3, aparecen ser indudablemente sagrados los -números 2 y 4. Las figuras dobles, como los objetos fálicos de -nuestra colección encontrados en Tinogasta y Lules, que reprodujimos -en nuestra monografía sobre el _Falo_, suelen ser epicenas, como ese -Uiracochanticcicapac de Pachacuti ó esos padres del universo mejicano, -Citlatonac y Citlalicue, varón y mujer, divinidades que llevaban los -nombres de Ometecuctli y Omecihuatl, que valen por «dos varones» y «dos -mujeres», ó sea: «doblemente varón» y «doblemente mujer.» - -Los monumentos megalíticos esculpidos y las petrografías y pictografías -fueron tomados como escritura indeleble de los portadores de la Cruz. - -Entre los petroglyfos adquirieron celebridad los de Calango, del valle -de Cañete, con huellas del Santo; la piedra de Collao, mentada por D. -Francisco de Toledo; la de Tocoregua, del corregimiento de Tunja; la -de Colla Tupá, sobre la cual Santo Toribio de Mogravejo erigió una -capilla; la huaca _Chasca Cóyllur_ ó _Cantacauro_, etc., sobre las que -tan larga y erradamente debatieron los cronistas[66]. - -La creencia arraigada por el conquistador de que los petroglyfos no -son obra nativa, originó, sin duda, de que los peruanos atribuyeran á -tales monumentos una clásica antigüedad, pues es más que seguro que no -fueran obra suya. La escritura petrográfica, tanto en el Perú, como -en nuestro Calchaquí, responde á un culto atmosférico ó acuático, -y muy escepcionalmente heliolátrico. Respecto á los monumentos de -Tiahuanaco, no cabe discusión que la obra es preincaica. En Calchaquí, -si esceptuamos la piedra de Colalao (Tucumán) y unas más, no se ven -rastros solares en las petrografías. - -Las rocas escritas que puede decirse que consagraron la atención del -conquistador, fueron aquellas con pies humanos esculpidos, tomados por -rastros de los blancos portadores de la Cruz. - -Lozano cita las de Itoco y Tocoregua, en Nueva Granada, y la de -Ubaque, cerca de Bogotá[67]. Apúntanse en el Brasil y Paraguay las -de Itapuá[68], de Parayba[69], de San Vicente, de Baipurungá[70], de -Guayrá[71] y de la Asunción[72]. En el Perú se citan las de Piura, isla -del Titicaca, de Callo, de Calango[73], de Chillaos, de Chachapoyas, -«que demuestran (sus rastros) que se incaba allí el Santo á orar, -juntas levantadas las manos al cielo, para lo cual soltaba el bordón ó -báculo que sería de dos varas de largo, y también quedó impreso»[74], -etc. - -Para dar un valor probatorio decisivo á estas piedras con pies ó manos -esculpidos, recordábanse las huellas del Santo en Ceylán, olvidando que -los fenicios, según el Dr. Lamas[75], solían grabar en sus inscripciones -dos pies, uno detrás de otro, para indicar caminante, viajero, hombre -que pasa. - -El señor Jiménez de la Espada[76], cree que los pies grabados en las -rocas pueden significar esto último ó tener alguna otra significación -en la escritura petrográfica nativa, como sucede con los rastros de las -ocho piedras de Hambato, que atribuye á geroglífico ó signo del que -marcha, ó á una vía, como la que usaban los mexicanos en sus pinturas; -otras rocas de esta especie, para él, acaso conmemoran el acto solemne -de descalzarse el Inca y poner sobre la tierra sus plantas desnudas, -en señal de humillación deprecatoria ó de toma de posesión de un lugar -importante ó de una frontera[77]. - -Nuestra opinión es que los pies esculpidos pueden significar cosas -diversas, según el carácter de la escritura de la roca ó de la roca -misma, considerada como huaca, como señal, lindero ó mojón. - -Si no se trata de rocas sagradas, correspondientes á un culto -litolátrico, los pies esculpidos en una misma dirección podrán -indicar un camino ó rumbo dados, como si se dijese gráficamente: -«por aquí», «por allá». El pie debe expresar el acto material de -andar. Pueden también las rocas indicar puntos de parada ó de -tránsito para los caminantes ó _chasques_: las piedras serán entonces -verdaderos _tambos_. Si, por el contrario, se trata de rocas sagradas, -posiblemente de la era fetiquista, entonces el pie esculpido será un -rastro divino, como el del Inca en el acto de descalzarse, ó el de una -deidad que por algún motivo se paró sobre la roca, como el de aquel -Taapac, para predicar desde un alto peñón, ó el del Huiracocha ó el del -dios Trueno, si la roca responde al culto acuático. - -En nuestra interesante cuanto numerosa colección de petroglyfos, no -contamos con roca alguna de pies esculpidos; pero en cambio hallamos en -Encalilla y Carrizal (valle Calchaquí) piedras con manos grabadas, una -de estas con tres; y vayan en tal caso manos por pies, ya que unos y -otros son rastros humanos. No sucede lo mismo en la alfarería funeraria -de estas regiones, en la que hemos dado con ejemplares de urnas -ceremoniales con pies pintados de negro sobre su sección ventral, los -que en el acto reconócense por el ancho de las plantas y sus cinco -dedos. Dos ejemplares reproduciremos: en la guarda lateral de una urna -de Santa María (Fig. 1) aparecen representados cinco pies humanos; -en otra urna del mismo lugar (Fig. 2) se ven en la parte superior -ventral grupos de tres pies, que bajan de la tinaja, reproducidos en -las guardas de la misma, junto á figuras que representan manos. En -Calchaquí, pues, no podría hablarse de rastros apostólicos, toda vez -que no los dejarían impresos de tan pequeñas dimensiones y sobre el -barro cóncavo de la alfarería. - -[Ilustración: Fig. 1. Guarda lateral de una tinaja.] - -[Ilustración: Fig. 2. Urna de Santa María (Colec. Quiroga)] - -Desde que para nosotros la _mano_ es un símbolo que representa á -la Tormenta ó á la divinidad atmosférica, figura monstruosa de -fisonomía antropomorfa en Calchaquí[78], el pie debe referirse á igual -representación, por ser, como la mano, un miembro de su cuerpo, y por -aparecer, en el caso de la figura 2, pies y manos simbólicos -alternados. Y es el caso de hacer una advertencia oportuna al respecto: -los Zapotecas, en Méjico, adoraban á Huemac bajo la forma de una -mano, demandándole la riqueza de que Quetzalcóatl era el principal -dispensador: Itzamna, dios de carácter atmosférico salido de Yucatán, -era representado en su templo de Izamal bajo la forma de una mano, -_kabul_, «la mano activa»[79]. - -Los pies ó manos pintados ó esculpidos, ó indicarían que allí se -detenían las divinidades atmosféricas, ó que las rocas les estaban -consagradas. En Calchaquí, en vez de pies humanos se graban comunmente -patas de _suris_, y el avestruz, como lo demostraremos, es la Nube -atmosférica venerada, un símbolo acuático, simplificado en sus últimos -extremos cuando solo la pata del animal se reproduce. - -Muy curiosa es también la cuestión del _Hombre Blanco_ americano, que -se confundió por los conquistadores con la del hombre europeo emigrado, -basándose en las tradiciones quichés, nahuas, mayas, aztecas, muyscas, -quichuas y guaraníes[80]. - -El dios Quetzalcóatl mejicano, que reino en el Anáhuac, era un blanco -y barbado, salido del Este; Votáan de Chiapas, es del mismo color; -Botchica, otro blanco y barbado, cuyo itinerario comienza en Bosa, -para seguir invariablemente de este á oeste; el Aticci Viracocha era -igualmente blanco; Tonapa, al decir de los cronistas, fué «blanco, -zarco, muy barbudo», lo mismo que el brillante Taapac del P. Ramos, -descendido del cielo; finalmente, blancos fueron Manco Cápac y el Inca -Roca. - -Veamos brevemente quiénes son estos personajes, que siempre, como el -sol, caminan de naciente á poniente, detalle trascendental. - -Quetzalcóatl es «la serpiente emplumada», uno de los tres principales -mitos del panteón mejicano. Tiene por atributos el pájaro verde, -_Quetzal_, y la serpiente, _Cóatl_, dios mitad ornitomorfo y -mitad ofídico[81]. Es una divinidad atmosférica: bajo el nombre de -Nanihehecatl es el señor de los vientos, y bajo el de Tohil, el ser -rugidor, epíteto dado también por los quichés de Guatemala al dios del -rayo. Es Quetzalcóatl la encarnación del pueblo tolteca: sus viajes -son las migraciones de este pueblo; el conflicto con Tezcatlipoca es -sin duda el recuerdo de una revolución religiosa y política que dió -un golpe de muerte á la preponderancia de su culto; las ciencias, las -artes, las industrias de que es inventor, son el secular bagaje de la -civilización tolteca; su épica historia, una condensación de la de este -pueblo, venido de país desconocido, establecido en Tullán y después -descendido á Cholula. - -Votán, el padre de la civilización de los tzendales, en la América -Central, es otro aparecido semejante á Quetzalcóatl, que funda pueblos -como el de Palenque ó Nachán, «ciudad de las serpientes». Votán, -«corazón», en tzendal, es descendiente de Imos, de la raza de los -_Chan_ ó de «las serpientes»[82]. Venido de Chivín, baja hasta la base -del cielo por la cueva subterránea de un gran ofidio. Su semejanza con -el dios tolteca prueba el contacto seguro de chiapas y mejicanos. -Los dos son oriundos de país fabuloso, situado al oriente, de donde -salen los vientos, el huracán y las nubes de la lluvia; uno y otro -ejercen acción decisiva en la vida agrícola de sus pueblos; ambos dejan -sucesores que llevan sus nombres y perpetúan su culto atmosférico, -convertidos después en divinidades antropomorfas. Votán es un dios -serpiente, ó sea el rayo. Es también un Tepodaztli, ó dios del trueno. -Lo que le dá fisonomía peculiar, es que el pájaro de las nubes es -extraño á su culto, por lo que en los bajorelieves de Palenque los -dioses-pájaros y los dioses-serpientes no aparecen asociados. - -Otro aparecido venido del sudeste, y por mar, es Wixepecocha, el -predicador de los zapotecas de Huatulco. Este es perseguido hasta el -monte Cempoaltepec, á cuya cima sube, levantándose á la atmósfera y -desvaneciéndose: esto dá á entender que se trata de un dios que vuela, -ó del aire, como el de los toltecas. - -Botchica[83] es la divinidad solar, con influencia sobre la atmósfera -que veneraron los muyscas de Cundinamarca. Botchica se tiene por el -blanco del norte de la América Meridional, cuando en realidad el nombre -que toma de _Zuhé_ ó _Xué_ no tiene otra significación que «brillante», -como es el sol. Botchica hace su camino de este á oeste, y desde Bosa -prosigue por Muqueta y Fontebón á Sagamosa, en donde desaparece de la -tierra para subir al cielo, por lo que recibe el nombre de Sugunza: «el -que desaparece». - -A propósito del color «blanco» de Botchica, conviene recordar que -Mixcoatl ó Itzac-Mixcóatl, la nube serpiente, es «_la blanca ó la -brillante_ nube-serpiente»[84]. - -Huiracocha surgió del Titicaca como un todopoderoso «resplandeciente», -por lo que debía ser «blanco». Es el creador de los brillantes -astros,—del sol, de la luna y de las estrellas, á los cuales señaló -su curso en el cielo. Desapareció en el mar, su elemento, á cuyas -profundidades precipitóse. - -Inca Roca y Manco Cápac[85], que casan con sus hermanas, son hijos del -sol, usan vestidos resplandecientes y obran prodigios. La leyenda de -cada pareja es un verdadero mito solar, en el sentido de que sin duda -son representaciones terrestres y antropomorfas del Sol y la Luna, de -Inti y Mama Quilla. - -Manco Cápac y Mama Ocllo salen del Titicaca, llegan al ombligo del -mundo y fundan el Cuzco, en donde levantan el templo al padre Sol. Sus -hijos cimentan la dinastía de los Incas, de origen celeste, por lo cual -eran estos divinizados, presentándose como tales á su pueblo en la -fiesta de Intip-raymi, en el solsticio de Junio, en celebración de la -muerte y resurrección del sol omnipotente. - -En la historia mítica de aquellos reyes la figuración del Inca Roca es -de héroe solar. Ocupa un alto rango en la geneología de los monarcas -del Cuzco, siendo él, según Montesinos, el verdadero fundador del -imperio heliolátrico[86]. - -Cuéntase que una princesa, Mama Cibaco, y una hermana suya se -decidieron á reformar la sociedad y restablecer el antiguo culto. -Mama Cibaco, de extraordinaria belleza, es la madre de Inca Roca. La -hermana de aquella, una famosa maga, aconsejóle que labrase para el -niño un vestido resplandeciente de oro y piedras preciosas, y que ya -vestido ocultase al infante en una caverna contigua al Cuzco, en las -ruinas de un templo del sol. Así se hizo. La princesa llama entonces á -los habitantes del Cuzco, manifestándoles que, dormido su hijo, el sol -habíalo llevado á los cielos para volverlo después, colocándolo en el -real trono, pues que el astro había reconocido por vástago suyo á Inca -Roca. El pueblo se reunió; y después de muchos sacrificios, anuncióse -su aparición en la cueva de Chingano, saliendo de improviso de ella el -niño resplandeciente. Entonces el pueblo le ciñó el llauto, y como Inca -restituyó el culto del sol, proscribiendo la poligamia al casarse con -Mama Cora. - -En el presente caso, como en el de Manco Cápac, diremos con Rialle[87], -que el Inca Roca es el hijo del sol; que su vestimenta reluciente no es -más que el reflejo de los rayos solares; que la gruta de Chingano, en -donde se ocultó por cuatro días, no es otra cosa que la representación -de la noche tenebrosa de donde sale en la aurora el astro diurno; que -el casamiento de Inca Roca con su hermana Mama Cora es semejante al de -Manco Cápac con Mama Ocllo, al de Inti con Mama Quilla. - -De las breves noticias que de estos mitos acabamos de dar, resulta -que los _blancos_ americanos son divinidades ó seres atmosféricos ó -solares, ofilátricos ó heliolátricos, hijos de la serpiente-rayo, ó -del astro del día. Se trata, entonces, de dioses «resplandecientes», á -los que se diría blancos, del mismo modo que se dice blanca á la luz -del sol ó del relámpago. He ahí la explicación más natural del hombre -blanco, con tanta más razón cuanto que el epíteto coincide con la -calidad del dios. - -Pero el Marqués de Monclar en el Congreso de Luxemburgo[88] y el -Abate Schmitz en el de Bruselas[89], afirmaron, á nuestro juicio sin -fundamento positivo, que las personas reales, los Incas y las figuras -ornamentales de los vasos, eran blancos y barbados. - -En cuanto á las figuras ornamentales blancas, el testimonio carece de -valor como tal, pues podemos presentar ejemplares de cosas animadas, de -blanco, cuyo original es de diverso color, como sucede en pictografías -de Cafayate, San Lucas y otros lugares en nuestro mismo valle Calchaquí. - -En cuanto á que los Incas hayan sido blancos, no hay crónica ni -narración que lo confirme. Los españoles vieron y comunicaron con los -monarcas del Cuzco, con cuyas hermanas é hijas casaron, y sus colores -eran cobrizos. - -Pero no por esto negaremos la existencia de hombres relativamente -blancos en América, por efecto de un fenómeno etnográfico, que conviene -estudiar detenidamente, y por las influencias de las acciones físicas -y sociales, de las cuales el color es la resultante en todas las -latitudes; por lo cual los indios de Vera-Paz, á 1500 m. de altura, -por ejemplo, traían á la memoria los árabes de Argelia, según Brasseur -de Bourbourg. Montezuma, de la planicie del Anáhuac, no era más que -bronceado. Algunas tribus de la Pampa, que se pintan menos que las -del Norte, tienen el color de los paisanos de la España y del sud de -Italia[90]. - -El problema de los hombres barbados es mucho más sencillo que el de los -hombres blancos. Pensar que los indios americanos son absolutamente -imberbes, como la generalidad, es un error del que podemos dar fe los -que conocemos indios montañeses, provistos generalmente de bigote y aún -de barba, como el indio Llampa, de Belén, cuya fotografía conseguimos -en una reciente excursión. - -Como la barba es un atributo viril, cuando el indio se propone -manifestar de una manera gráfica que lo que ha querido representar es -un varón, entonces exagerará en sus figuraciones tal atributo, dando -á la barba un tamaño doble y triple del que en realidad tendría el -original. - -J. G. Müller hace notar que las razas americanas no son imberbes, y -que, por consiguiente, nada hay de sorprendente que se represente con -barba á ciertos personajes. Botchica, por ejemplo, es un ser viril, y -la barba es un atributo de virilidad que comparte con el Viracocha de -los aymarás, con el Quetzalcóatl de los toltecas y con el Coxcox de los -chichimecas. En cuanto á los naturales de la República Argentina, el P. -Bárcena habla de indios barbados en Córdoba, en carta á su Provincial; -Ambrosetti ha publicado un grupo de calchaquíes de Luracatao y una -familia Cainguá con varones barbados[91]. - -Nosotros poseemos en nuestra colección una regular cantidad de pinzas -depilatorias, que los peruanos llamaban _canipachos_[92], con las que el -indio se arrancaba la barba. - -La cuestión, pues, del hombre barbado, queda así explicada[93]. - -Reasumiendo: el conquistador encontró que en toda la América la Cruz -era un símbolo sagrado; y, sin penetrar los orígenes y motivos de la -figura geométrica simbólica, ni tener en cuenta su universalidad como -tal, consideró desde el primer momento que ella fué importada á este -Continente, pues para aquel la cruz americana tenía el mismo valor que -el signo de su fe. - -Al conquistador no ocurrió que el símbolo sagrado fuese nativo, y por -eso no indagó los antecedentes que hubieran establecido la verdad del -tan debatido asunto. - -Posteriormente, cuando se detuvo á estudiar á la América y su genio -nativo y original, entonces comenzó á comprender que no había necesidad -de que apóstoles ú hombres blancos hubieran pisado su suelo, ni -discurrido por sus vastas soledades, enseñando dogmas y misterios y -dejando á la Cruz como recuerdo imperecedero de su predicación. - - -NOTAS: - -[17] _Conquista Espiritual del Paraguay_, § XXI, págs. 95 y siguientes. -(Bilbao, 1892). - -[18] Véanse P. Lozano, _Historia de la Conquista del Paraguay, Río -de la Plata y Tucumán_, tom. I, cap. XX, pág. 452, y N. de Techo, -_Historia de la Provincia del Paraguay_, tom. I, lib. VI, cap. IV -(Madrid, 1897). - -[19] _Historia de la Compañía de Jesús de la Provincia del Paraguay_, -Lib. VI, cap. XVI—El P. Cataldino fundó á N. S. de Loreto en 1546, y -era italiano (Montoya cit., VI, pág. 30). - -[20] Véase _El Hombre Blanco y la Cruz en el Perú_, de M. J. de la -Espada, inserto en las Actas del Congreso de Americanistas de Bruselas -(1879), págs. 529 y 530. - -[21] _Historia del Paraguay_, etc., cit., tom. I, cap. III, pág. 69. - -[22] De esta Gruta ocupóse Jiménez de la Espada en el referido Congreso -de Bruselas, citando el testimonio de D. Julio Ramón César (_Descrip. -Hist. del Paraguay_), quien dió en 1768 interesantes datos sobre la -misma, concluyendo aquel americanista que se trataba de un monumento -de la prehistoria, que quizá guardaría vestigios del hombre primitivo -(Actas del Congr., tom. I, págs. 538 y 653). - -M. Peterken manifestó en el Congreso que sobre esta gruta corrían -leyendas nativas en el Paraguay, y que á su juicio fué un refugio de -pescadores (Lug. cit, págs. 651 y 652). - -[23] Sobre esta piedra debatió largamente el Congreso anterior de -Luxemburgo en su 4^a sesión. - -[24] Lozano, Op. y lug. cits. - -[25] _Historia de Nuestra Señora de Copacavana_, capítulos VII á XI. - -[26] _Crónica moralizadora de la Orden de San Agustín_, lib. II, -capítulos II y siguientes. - -[27] Ruíz de Montoya, cap. XXIII, págs. 98 á 103—Techo, tom. III, lib. -VI. cap. IV, págs. 23 á 26—Lozano, tom. I, cap. XX. - -[28] Op. cit., cap. IX. - -[29] Cap. XXIII, pág. 102. - -[30] Congr. de Amer. de Bruselas, tom. I, pág. 597, nota. - -[31] «En toda la Provincia de Tucumán, escribe, no se encuentra -vestigio ninguno de los que se celebran en otras regiones, ni hay -noticia de que sus naturales tuvieron tradición sobre este particular y -hallándose también noticias en la provincia de Santa Cruz de la Sierra, -de que por allí discurrió nuestro sagrado apóstol, es verosímil que, -dejando á mano izquierda el Tucumán, se encaminó desde el Paraguay al -Perú» (tom. I, cap. XX. pág. 463). - -Es curioso el dato consignado por Techo á la pág. 397, tom. II. - -[32] _La Araucana_, Part. I, Canto II. - -[33] Techo, Op. y lug. cits.—Ruíz de Montoya, § XXIII, págs. 102 y -103—Calancha, Op. cit.—_Congr. de Bruselas_, tom. I, págs. 555 á 640. - -[34] Garcilaso, _Comentarios Reales_, tom. II, cap. IV—Antonio de -Pinelo, _Paraiso_, lib. II, cap. XII—Lozano, tom. I, pág. 446—Lucas -Fernández de Piedrahita, _Historia del Nuevo Reino_, etc. - -[35] _Pay_, escribe Montoya en una de sus obras (_Cong. Esp. del -Paraguay_, § XIX, pág. 96), «quiere decir Padre, y lo usurparon los -viejos, los _magos_ y los _hechiceros_»; _Pay_, escribe en otra -(_Tesoro de la Lengua Guaraní_, verb. _Pai_), «dice Padre, es palabra -de respeto y con ella nombran á sus viejos _hechiceros_ y _gente -brava_». _Pay_ escribe Calancha (Op. cit., Lib. II, cap. II), «es el -nombre que daban á lo que ellos tenían por divino, poderoso ó sabio, -como á Dios y á sus _encantadores_». «Los _magos_, dice Lozano (tom. I, -cap. XX, pág. 462) se usurparon el nombre de _Pay_, para honrarse con -él». - -[36] Sobre Pay Tumé ó Tumá el Abate Schmitz discurrió en el Congreso de -Luxemburgo (_Compte-réndu du Congrès Internat. des Américanistes_, tom. -I, pág. 363). - -[37] Lozano (Lug. cit., pág. 462) dice que los ancianos y magos que -se decían Pay, «jamás se pusieron el de _Abaré_, como opuesto á su -profesión, que era de vivir con cuantas mujeres alcanzaba su posible.» -Ruíz de Montoya (Id. id, pág. 95) escribe que los paraguayos á los -sacerdotes «llámanlos _Abaré_, que quiere decir _Homo segregatus -á venere_». «Por _oprobio_ nos llaman _Abaré_», agrega en otro -lugar, citando el ejemplo del «eunuco á natura» que vióse obligado á -desterrarse, como los venados, por los montes (págs. 96 y 97). - -[38] Wiener, _Pérou et Bolivie_, Vocabuls., verb. _Pai_, pág. 786, dice -que esta voz es el pronombre él, ella. - -[39] Lozano, cit., pág. 449—La cita de Alfaro, reproducida por Montoya -(pág. 105), dice: «Cuando estuve visitando la Gobernación de Santa -Cruz de la Sierra, supe que había en toda aquella tierra noticia de un -Santo que llamaban Pay Tumé, el cual había venido de hacia la parte del -Paraguay, y que había venido de muy lejos, de suerte que entendí como -que había venido del Brasil por el Paraguay á aquellas tierras de Santa -Cruz». - -[40] Sin dejar de admitirse la comunicación continental con tierras del -norte de la América y la migración europea de los escandinavos de los -siglos X y XI, primero á Groenlandia y después á Vinland, los Congresos -de Americanistas de Nancy y Luxemburgo debatieron y trataron con todo -género de reservas la evangelización de las tierras americanas por los -Apóstoles (Nancy, 1875, _Congrès des Américanistes_, tom. I-Id. id. -Luxemburgo, _Compte rendu des Congr._, etc.—Véanse: M. E. Beauvais, -_Les Colonies Europ._, Ses. 2^a tom. I, pág. 174; Monseñor Timon, -_Missions in Western New York_, Buffalo 1862, págs. 16 y siguientes; -Palfrey, _Hist. of New England_, tom. I. págs. 56 y siguientes, etc.) - -En el Congreso de Bruselas el Abate Schmitz quizo reabrir la cuestión, -pero sin éxito alguno (Bruselas, 1879, _Congr. des Amér._, tom. I, -sesión 3^a, págs. 497 y siguientes.) - -[41] «Abierta la puerta, escribe, y queriendo entrar por ella, apenas -cabía un hombre y había mucha oscuridad y no muy buen olor. Visto esto, -trajeron candela y ansi entramos con ella en una cueva muy pequeña, -tosca, sin ninguna labor, y en medio della estaba un madero nincado en -la tierra, con una figura de hombre hecha en la cabeza del, mal tallada -y mal formada y al pie, á la redonda del, muchas cosillas de oro y de -plata ofrecidas de muchos tiempos y soterrados por aquella tierra. -Vista la suciedad y burlería del ídolo, nos salimos afuera á preguntar -que porque hacían caso de una cosa tan sucia y torpe como allí estaba? -Los cuales muy espantados de nuestra osadía volvían por la honra de su -Dios, y decían que aquel era _Pachacámac_, el cual los sanaba de sus -enfermedades.» - -Sobre Pachacámac, véase Brasseur de Bourbourg, _Le Livre Sacré_, pág. -224. - -[42] Para Girard de Rialle, Pachacámac no fué ni un dios ni un héroe -solar, aunque más tarde los Incas le presentaran, como á Con y á Manco -Ceápac, como hijo del sol. No era dios del agua, visto su antagonismo -con Con (_Mythologie Comparée_, Cap. XVI, págs. 263 y 264). - -Daniel Brinton piensa con Müller y Picard que Pachacámac es el dios del -fuego, pues que el fuego es impalpable y sútil, y reanima y vivifica. -El fuego contiene, para los pueblos en los cuales la ciencia de la -física es poco avanzada, los gérmenes de toda cosa, y constituye el -elemento procreador y vital por excelencia (_Myths of the New World_, -págs. 210, 263 y 335—Filadelfia, 1896). - -[43] Sobre este interesantísimo mito, véase Brasseur de Bourbourg, _Le -Livre Sacré_, pág. 238. - -[44] Keane, _Man Past and Present_, págs. 424 y 425 (1899), entre -otras cosas muy interesantes, dice de Huiracocha: «... El gran templo -y los edificios que lo rodean inconclusos, como quedaron, se remontan -á la época preincásica y fueron dedicados á Viracocha, dios tutelar -de los Aymará; más la edificación fué suspendida por los Incas, para -quienes Tiahuanaco, asiento de este culto, era un rival de Pacaritambo, -cerca del Cuzco, centro del culto solar de los Quichuas. Después que -se realizara la conquista del país de los Aymará, la anterior enemiga -entre estos dos centros de cultura desapareció; las desconfianzas -internacionales, que procedían más bien de causas políticas que de -religión, dejaron de existir, y el mismo Viracocha ingresó al panteón -de los Quichuas ...» - -La etimología del dios, de «gordura del mar», fué rechazada por -Garcilaso (Lib. V. cap. XXI). Cieza dice que significa «espuma del -mar», lo que es seguido por Rialle (pág. 256), teniendo _Cocha_ á la -vez la significación de «mar» y de «lago». Lafone Quevedo (_Ojos de -Imaymana_, Bol. del Inst. Geográf. Arg., XX, 452 y 453), dice que puede -explicarse _co-agua-cha_==partícula verbal—_Vira_, gordura: es decir: -«El Hacedor del Agua de la fertilidad». - -[45] Montoya (XXIII, pág. 99) dá una breve noticia de Taapac, que -quiere decir, según él, «hijo del Criador», al que tentaron con -riquezas y blanduras. - -[46] _Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas_ (J. de la E.), página -316. - -[47] - Camcuna Guaca A vosotros, Guacas, - Rimachon Llamé - Camcamcunactamar Pues que á vosotras - Tonapa Tarapaca Tonapa, el Tarapaca, - Viracocha Pachayachip De Viracocha el Hacedor - Yanan Siervo - Ñusaca Indignado - Chicrisuscanqui Os lanza á la maia suerte. - -(Lafone Quevedo, _El culto de Tonapa_—Rev. del Museo de la Plata 1892). - -[48] Lug. cit., pág. 14. - -[49] Id., pág. 29. - -[50] Con razón en el _Vocabulario de la Lengua Aymará_ (1612) de -Ludovico Bertonio, verb. _Tunapa_, dice que fué «dios tenido de estos -indios, de quien cuenten infinitas cosas, dellas muy indignas no solo -de Dios, sino de cualquier hombre de razón». - -[51] La voz _Atticci_ es un calificativo de igual valer á nuestra voz -«poderoso», ó más bien «omnipotente». - -Este Atticci, en la obra del P. Molina (_Rites and Laws of the Incas_ -de Clements R. Markham, Londres 1873), aparece como el dios Creador, -del que son emanaciones ó atributos _Imaymana y Tocapo_ Viracocha -(El tema _Imaymana_ dice «Hacedero de cosas; _Tocapo_ se descompone -así: _Toco_, ventana—y _Apu_», señor: Señor de la Ventana)—Véase la -interesantísima monografía de Lafone Quevedo, _Los Ojos de Imaymana -y el Señor de la Ventana_, págs. 454 y sigtes. del Bol. del Inst. -Geográf. Argent., Tom. XX. - -[52] _Pérou et Bolivie_, pág. 703. - -[53] Lafone Quevedo atribuyó á representación de Aticci la figura del -dios-sol de Wiener. Según aquél, Aticci es un andrógino, padre y madre -á la vez de los hijos dioses Imaymana y Tocapu (Op. cit., págs. 14 y -15). - -[54] Este menhir fué descubierto por nuestro americanista Juan B. -Ambrosetti, quien lo describe en sus _Monumentos Megalíticos del Valle -de Tafí_ (Bolet. del Inst. Geográf. Argent., Tom. XVIII, nos. 1 á 3, -págs. 105 y sigtes). El menhir mide 3.10 m. de largo por un ancho casi -constante de 0.50m y un grueso de 0.20. - -[55] Un ejemplo tenemos en el dios Tláloc, llamado _Napatecutli_, «el -generoso», cuyo nombre significa «cuatro veces señor». Más interesante -es aún el Gucumatz azteca, el que se transforma en serpiente, águila, -tigre y sangre coagulada. - -[56] Tom. I, cap. XX, pág. 438. - -[57] Cap. XXIV, pág. 106. - -[58] _Relación Historial de las Misiones de los Indios que llaman -Chiquitos_ (1726). - -[59] Sobre la Trinidad de los Nahuas, véase Brasseur de Bourbourg, pág. -121. - -[60] «La cabeza del Dios-sol, escribe Wiener (pág. 704), está rodeada -de 24 rayos, entre los cuales, 6 cabezas de león; el número de símbolos -de la reproducción de la especie es de 18; los dedos que retienen los -cetros son en número de 3; los campos que aparecen sobre los cetros, -esceptuando la parte superior del cetro izquierdo, son 3, lo mismo -que los pequeños campos ornando las cabezas de los cóndores, á la -extremidad inferior de los cetros y de las coronas de león sobre los -pedestales laterales. Es lo mismo en los campos de la cintura, que -al primer rango son en número de 3, al segundo, en número de 6. Las -cabezas humanas son igualmente 6, lo mismo que las cabezas de cóndor», -etc. - -[61] _Historia de las Conquistas del Nuevo Reyno de Granada_, II. - -[62] «Y que el Santo, escribe, les explicó la unidad de estas tres -personas divinas, dá testimonio un ídolo que llaman _Tangatanga_, en -que adoraban á este uno en tres y tres en uno, lo cual tengo por muy -probable que les quedó del Apóstol, y ellos lo aplican á sus ídolos» -(XXIV. pág. 106.) - -[63] _Congr. de Amer. de Bruselas_, Tom. I, pág. 576. - -[64] _Idolo Tangatanga—Trinidad India_ (Notas de Arqueol. Calchaquí, § -VI, págs. 43 á 46, Buenos Aires, 1899). - -[65] El objeto es una especie de cuba, de 0.15 m. de alto, cuya boca -y asiento son triángulos isóceles, de modo que figura una pirámide. -En las tres aristas laterales, aparecen de relieve tres monstruosos -dragones dobles, uno en cada arista, con sus dobles cabezas y dobles -colas. - -No conocemos otro ejemplar tan típico, muy superior á los ternos que -reproduce el Señor Jiménez de la Espada en su trabajo citado. - -[66] Véanse Techo, tomo III, libro VI, cap. IV, pág. 23. Ruíz de -Montoya, XXV, pág. 107; Raimundo de Hurtado, _Crón. Moralíz. de la Ord. -de S. Agust._, libro II, cap. III; siendo muy interesantes las actas -del Congreso de Bruselas, págs. 598 á 604. - -[67] Tomo I, pág. 444. - -[68] Lozano, pág. 454. - -[69] Id., pág. 456. - -[70] Id., pág. 461. - -[71] Techo, lib. VI, pág. 22. - -[72] Montoya, pág. 98. - -[73] Lozano, pág. 443—Montoya, pág. 101. - -[74] Lozano, pág. 442—Montoya, lug. cit. - -[75] _Introd._ á la obra de Lozano, § IX, _in fine_. - -[76] Op. cit., págs. 604 y 605. - -[77] Así lo dá á entender el P. Ramos (_Hist. del Sant. de Copacavana_, -cap. XIII), hablando de los rastros de Tupac Yupanqui. - -[78] Adán Quiroga, _El símbolo de la Mano_ (1900). - -[79] Rialle, cap. XIX, págs. 320 y 324. - -[80] Sobre este asunto consúltese á Brasseur de Bourbourg, Op. cit., -págs. 70 y 165. - -[81] A. H. Keane (cap. XI, pág. 107) traduce así el nombre de -Quetzalcóatl: «_quezal_—the bird _Trogon resplendens_, and -_coatl-snake_» diciendo que el dios es el «Bright-Feathered-Snake», la -encarnación de Tonacateatl, la «Serpent-Sun»—Véase Brasseur cit., págs. -70 y siguientes. - -[82] Sobre este dios, véase Brasseur cit., pág. 73. - -[83] Brasseur, pág. 246. - -[84] Brinton, cap. VI, pág. 217. - -Es de advertir que así como hay dioses blancos, hay excepcionalmente -dioses negros, y el Nepatecutli mejicano tiene fisonomía negra, con -ojos blancos. - -[85] Brasseur, pág. 218. - -[86] _Memorias Antiguas Historiales del Perú._ Para Montesinos Inca -Roca no era blanco, ni rubio. - -[87] Pág. 253. - -[88] 4^{a}. sesión. - -[89] Págs. 503 y 504. El Abate fundábase en una cita de Stakemann -(_Studien über die Indianer_). - -[90] Sobre este punto léase la exposición de M. Peterken en el Congreso -de Bruselas (Tom. I, págs. 508 á 511). - -[91] Ambrosetti, _Anales de la Sociedad Científ. Argentina_, tom. XLI, -pág. 41 y _Bolet. del Inst. Geográf._, tom. XV (Los indios Cainguá del -Alto Paraná). - -[92] _Tres Relaciones de Antig. Peruanas_, pág. 253, nota 1 - (Footnote [329]). - -[93] Véase Brasseur cit., pág. 226. - - - - -CAPÍTULO II - -EL SIGNO CRUCIFORME - -SU PROFUSIÓN CONTINENTAL - - - _Universalidad del símbolo—La combinación cruciforme - como hecho matemático—La Cruz entre los Pieles - Rojas—En Méjico—En la América Central—Sepulcros - mejicanos en Cruz—Las tumbas de los Muyscas—El - símbolo de la vida futura—Opinión de - Brinton—Orientación de los sepulcros—La Cruz de - Cazumel—Cruces de Guatulco y de Anáhuac—Cruz de - Palenque—Su valor arqueológico—El emblema de los - Vientos—La Cruz en Cundinamarca—La Cruz en el - Perú—Cruces de Carabuco de Santa Cruz, de los - Chunchos y del Cuzco—La Cruz en Chile y en el - Tucumán—Profusión del símbolo en Calchaquí—Opinión - del marqués de Nadaillac._ - -Desde mediados del siglo XVIII, y aún antes, comenzó á abrirse camino -la idea de que la Cruz no era pura y exclusivamente el signo del -cristiano. Cruces de distintos tamaños y de diversas formas, ó más bien -dicho signos cruciformes, aparecían en los monumentos y en los objetos -de arte de la más remota antigüedad. - -Mucho costó desarraigar la creencia de que la Cruz v el signo del -Redentor eran una cosa inseparables. La arqueología misma tenía por -un axioma que la Cruz servía de criterium para reconocer lo que era -posterior á Cristo y pertenecía á la era actual. Este criterio, aún -á fines del siglo pasado, fué empleado por algunos americanistas -para resolver el problema de nuestra Cruz continental; pues si bien -admitieron la universalidad del símbolo, negaron obstinadamente su -veneración de parte de las naciones que lo emplearon; y así el Abate -Schmitz decía en pleno Congreso de Bruselas que no se podría citar -un solo ejemplo en toda la antigüedad de los pueblos salvages, fuera -de América, en donde la Cruz fuese venerada; que no era sinó por la -muerte del Cristo que la Cruz se hizo un signo de salud; y que si, por -consiguiente, se la encuentra adorada entre los pueblos salvages de la -América, es un indicio cierto de que el cristianismo fué conocido y -predicado[94]. - -El Abate no tenía en cuenta que San Jerónimo mismo recordaba el alto -valor simbólico de aquella entre los antiguos samaritanos; y olvidaba -que en los geroglíficos egipcios el _Tau_ y la Cruz empleáronse como el -símbolo de la vida futura, no existiendo nada tan sagrado como la Cruz -hermética ó Isiaca, cuya invención se atribuye á Mercurio Trismegistro. -Como símbolo sagrado de la religión, la Cruz desempeñó un papel -importantísimo en los misterios de Isis, como lo hizo notar un eminente -teólogo[95]. También ha tenido gran figuración como letra gerática ó -sacerdotal, tanto que el Tau, filológicamente hablando, es la radical -del nombre primitivo de Dios: del Thaut egipcio, del Théos griego, del -Theut ó Theutates celta y del Thon escandinavo. Cruces llevaron los -monumentos egipcios de ahora seis mil años. Cruces veíanse igualmente -en manos de Horo; al cuello de Apis, de Amom y de las Vestales; y en -los timbales de los Coribantes, y en los vasos sagrados con que se -ofrendaba á los dioses. Lo propio sucedía en Asiria y Babilonia. En -Europa misma, en las cercanías de Parma, de Reggio y de Módena, ó sea -en las terramares de la Emilia, se han encontrado cruces simbólicas -en el fondo de las vasijas, trabajadas en la alfarería muchos -siglos antes de los romanos y del cristianismo; lo mismo que en los -cementerios de Villanova y en las tumbas de Golasecca, en las cuales su -culto se ha revelado de la manera más completa[96]. - -Entre tanto, un hecho arqueológico se comprobaba: la universalidad -del símbolo cruciforme, como la del círculo, del triángulo, del -cuadrilátero, del gancho ó segmento del cuadrado y del meandro. Y es -que la Cruz es una combinación geométrica natural; de manera que el -encontrarse en América no fué motivo para establecer conclusiones de -otro orden. - -No debe perderse de vista el hecho matemático de que la combinación -cruciforme suele ser el signo general de toda la geometría celeste y -terrestre. Los conocimientos astronómicos desempeñaban en América un -gran papel político y social. La Cruz del Sud, visible en toda la zona -tórrida, debió desde el primer momento impresionar los sentidos del -indio. La perfecta orientación de las fundaciones que precedieron á los -pueblos aztecas y quichuas, puede haberle vuelto un signo geométrico -relacionado con aquella, por la influencia del ángulo recto; y el -gusto por este ángulo, sin duda determinó la forma de las aberturas -de las construcciones de Palenque, en forma de Cruz griega, cuando -no de Tau egipcio. No olvidemos que los pueblos aztecas y quichuas -eran esencialmente geómetras; que trazaban ángulos rectos perfectos, -y que casi seguramente, como hemos podido comprobarlo en las ruinas -de nuestro Calchaquí, conocieron y usaron la escuadra y la plomada. -Además, la Cruz, mayormente si se ha trazado dentro de un círculo, -divide las figuras ó cosas en cuatro porciones iguales, lo que pudo -muy bien haber ocasionado su empleo como reguladora de cantidades. Las -marchas del sol, de los astros y la dirección geográfica de los rumbos, -indudablemente que han influido, así mismo, en su trazado. - -Es por algunos de estos motivos que Rialle, escribiendo sobre la Cruz -en Cundinamarca[97], no dá trascendental importancia al hallazgo del -signo, manifestando que, como la costumbre de trazar líneas cortándose -en ángulos rectos se encuentra en todos los pueblos y remonta á todas -partes, á todas las épocas prehistóricas, esta coincidencia no es digna -de llamar la atención. - -Es de observar que Waldeck, en 1792, explicaba con la geometría la -existencia de cruces en ese sistema de los fondos reticulados de los -monumentos de Palenque, que tanto han dado qué decir, primero á los -creyentes, y después á los arqueólogos. - -En nuestra América la profusión con que se encuentra el símbolo es tal, -que dificilmente habrá existido un pueblo que no lo haya usado como -signo sagrado, ó figurativo por lo menos. - -Los Pieles Rojas y demás naciones del Norte valiéronse de la Cruz como -uno de sus símbolos hieráticos. Aparece en formas griegas en variados -objetos[98], especialmente en su alfarería ceremonial, destinada -á propiciar á sus _Wind Spirit_ y demás divinidades que ejercen -influencia sobre la atmósfera, los vientos y las lluvias; y testimonio -de ello son las ricas alfarerías depositadas en el Museo de Washington. -Así mismo la Cruz fué empleada como figura totémica por algunas tribus -ó familias. - -En Méjico, ya sabemos como llamó desde el primer momento la atención -del conquistador, encontrándose venerada de parte de los aztecas y -demás naciones del imperio, cuyos dioses portaban la Cruz en la mano, -siendo ella honrada con víctimas. - -El P. Lozano[99], reproduce lo que sobre el sagrado signo en la América -Central escribieron Gomara[100] y Malvenda[101]. Las cruces de Cozumel y -de Yucatán llaman la atención de aquel cronista, diciendo que en estos -lugares se veneraba el símbolo de la redención, sellando con él las -lápidas de sus sepulcros, como lo registraron los españoles cuando -descubrieron estas provincias. Desde los más remotos tiempos nahuas y -mayas adoraban, suspendido en sus templos de Popayán y Cundinamarca, el -emblema augusto, del mismo modo que los mejicanos[102]. - -Fué en todo tiempo un hecho curioso y digno de llamar la atención, que -las tumbas entre estos últimos afectasen la forma cruciforme en su -distribución. - -Entre los muyscas de Cundinamarca los muertos gozaban de la vida eterna -ó sufrían crueles castigos, siendo la última enfermedad la confirmación -de su póstumo destino. Los hombres que perecían en la guerra y las -mujeres muertas de parto, seguramente gozaban de la eterna felicidad, -lo mismo que los que sucumbían de una pleuresia ó hemorragia; mientras -que otro género de muerte fué considerada como una señal de la cólera -de los dioses. En este último caso los muyscas no colocaban cruces -sobre las tumbas de los extintos; más si la naturaleza de la muerte -indicaba felicidad futura, la cabeza del cadáver era cubierta de -_bixa_, enterrándose á este en una tumba perfumada, construyéndose -sobre el túmulo un pequeño santuario rematado en una Cruz. - -Estos interesantísimos datos dícennos con claridad que la Cruz entre -los muyscas fué un símbolo de la vida futura, lo mismo que en Yucatán, -en donde los cuatro Bacabs ó los cuatro Vientos pasaban por los autores -de la vida; y de aquí las cuatro urnas funerarias para cada muerto. - -Brinton[103] sigue la misma opinión, manifestando que la Cruz es ese -famoso «Arbol de nuestra Vida». - -Refiriéndose este autor especialmente á las tumbas mejicanas en forma -de Cruz, dice que si las tumbas de los mejicanos, como se ha asegurado, -tuvieron tal forma, era indudablemente por relación á una resurrección -y á una vida futuras que estaban colocadas bajo este símbolo, indicando -que el cuerpo enterrado resucitaba bajo la acción de los cuatro -espíritus del mundo, como la simiente enterrada recobra una nueva -existencia cuando es regada por las lluvias primaverales. - -Nosotros añadiremos que la orientación de los sepulcros y sus formas, -deberían responder especialmente á propiciar en favor del muerto la -ayuda de los genios cardinales ó de los dioses del norte, sud, este y -oeste, tan venerados por los pueblos del norte. - -En estas regiones septentrionales y centrales de la América, y -especialmente entre los mayas de Yucatán, que adoraban la Cruz de la -isla de Cozumel, implorábase al sagrado emblema para que cesasen las -secas; de modo que en tales países, aparte del carácter atmosférico -del símbolo, la Cruz representaba la vida de todas las cosas de la -naturaleza, por acción de los fenómenos meteorológicos que hacen nacer, -crecer y fructificar las especies animales y vegetales. - -Esta Cruz de Cozumel, llevada por los naturales en procesión á la -orilla de los lagos y ríos en tiempo de seca, fué motivo de largas -divagaciones de parte del conquistador, por más que su veneración -no fuese el asunto principal en las creencias nativas, pues el dios -Cozumel era la suprema divinidad de la isla, y la Cruz tan solo su -insignia ó emblema[104]. - -En Méjico ó Nueva España, con la primera Cruz que dieron los -castellanos fué con la de Guatulco, la cual, según Gregorio García[105] -tomóse por una insignia apostólica, grabada en una roca, con el retrato -del Santo, “para memoria perpetua de cosa tan santa”. Esta Cruz es -fama que hacía quince siglos que existía cuando don Juan de Cervantes, -obispo de Goajaca, la hizo trasladar á su catedral. - -Otra famosa Cruz fué encontrada en el templo de Anáhuac, de gran -veneración; y Cortés, en su expedición á Tabasco, dió con una de -piedra, de cerca de tres pies de alto. - -Pero la más famosa de las cruces pareció ser la de Palenque, encontrada -en unas grandiosas y seculares ruinas, desconocidas para los mismos -naturales del país, sobre las que había crecido una gran selva en -tiempo de la llegada de los españoles á Yucatán. Estas ruinas, para la -arqueología americana, son los restos de las monumentales obras dejadas -por extintos pueblos primitivos, haciendo Alejandro Lenoir remontar -su origen á más de 3000 años, considerándolas Braseur de Bourbourg -como anteriores á las más antiguas construcciones del viejo mundo. -Waldeck[106] describió las ruinas á fines del siglo XVIII, dedicando -especialmente su obra al estudio de su famosa cuanto simbólica Cruz, -que gracias á sus dibujos, los de Stephens, de Castañeda y las -fotografías de Charnay, ha salvado hasta nosotros, pues que ella fué -extraída del grupo esculpido en medio del cual se encontraba con toda -su primitiva grandeza[107]. - -En la figura 3 ofrecemos los detalles más salientes de tan admirable -escultura. - -Sobre este secular emblema, cuyo palo superior termina en una cara -zoomorfa, aparecía asentado un pájaro fantástico, de larga cola, -cuya cabeza y plumaje extravagantes delataban perfectamente bien su -carácter simbólico. A este pájaro es al que, sin duda, ofrendaba el -indio, artísticamente vestido, un niño estendido sobre sus brazos, -estirados horizontalmente en actitud de súplica. El conjunto tenía por -base una figura de ídolo. La Cruz aparecía sobrecargada de líneas y -de accesorios complicados, que formaban algunos de esos símbolos cuyo -valor no nos es desconocido. En su torno habíanse grabado caracteres -geroglíficos. - -[Ilustración: Fig. 3. Cruz venerada en el templo del Sol, de Palenque.] - -La Cruz de Palenque, sin lugar á dudas de ningún género, es un -interesante elemento de escritura sagrada, un símbolo, cuyo valor -mitológico puede calcularse por haber sido esculpida sobre piedras -sagradas, en el recinto de un templo erigido en honor del sol. Es -para nosotros el ave, el volátil asentado encima de la Cruz, la -figura emblemática que puede llevarnos á clasificarla como un símbolo -atmosférico, si es que el ave, ofrendada de parte del indio, es la -representación ornitomorfa de la Nube que produce la lluvia por acción -del sol[108]. - -En la América Central, más que una cosa principal del culto, la Cruz -fué una insignia de los dioses del Aire, y figuró como un emblema -acuático, entre otros. Sus cuatro palos, ó dos líneas que se cortan en -ángulos rectos, representaban los cuatro vientos que traían las nubes, -de las que caía la lluvia, que fecundaba y alentaba todas las cosas. - -Lo mismo sucedía en Cundinamarca. La Cruz en este país fué objeto de -veneración á causa de aparecer como el signo gráfico figurativo de los -puntos cardinales y de la rosa de los vientos, siendo aquellos cuatro -puntos en toda América cuatro genios del viento, cuatro personalidades -míticas tutelares; de modo que cuando se habla del «norte», lo que -en realidad quiere decirse es «viento que sopla del norte». Estos -cuatro vientos, estos cuatro genios arrastran las lluvias; y de aquí -el importantísimo papel que desempeñan en las cosmogonías de los -dioses-agua ó dioses-sol. - -En el Perú, igualmente, la Cruz aparece con mucha profusión; pero las -cruces peruanas no han sido estudiadas por la arqueología, sinó por la -filosofía religiosa, con su mal preparado criterio. - -Una breve noticia de las cruces enumeradas por los cronistas de Indias -bastará para que nos demos cuenta exacta de la importancia que se -atribuyó al símbolo en el pueblo de los Incas. - -El P. Techo[109] menciona especialmente la Cruz de Carabuco, aldea -contigua al Titicaca, y sin duda influenciada por su civilización. -Esta Cruz, cualquiera que sea el motivo invocado, aparece arrojada -varias veces al agua, sobrenadando en la corriente, sin hundirse, é -inaccesible al poder del fuego. La Cruz fué enterrada, por fin, en -un hoyo profundo en las márgenes del lago, del cual es fama que la -estrajo el cura Sarmiento, después de la revelación de los indios -anansayas[110]. Es también digna de llamar la atención la influencia -de la Cruz sobre los rayos, pues al decir de Montoya, nuestro Señor -hacía con esta cruz muchos milagros, y principalmente «_contra los -rayos_»[111]. - -La de Santa Cruz de la Sierra, que dió su nombre á la provincia, fué -mentada por Fr. Gregorio García en su _Predicación del Evangelio_. El -cronista cuenta que esta Cruz se veía grabada en medio de una roca, -junto á unos pies esculpidos, que se dicen ser de Pay Zumé, dato que -nos indicaría que la Cruz de que tratamos no es otra cosa que un signo -complementario del de los pies esculpidos, de que nos ocupamos en el -capítulo anterior, ó sea: un símbolo acuático ó astrolátrico. - -Corrobora esta creencia la noticia del P. Josef de Acosta[112] de que -los indios, cuando la adoraban, demandábanle lluvias. - -El P. de la Calancha escribe sobre la Cruz misteriosa de los Chunchos, -entre las montañas; y está demás decir que para este escritor fanático -es obra del Apóstol. - -De la famosa Cruz del Cuzco, que los españoles llevaron á la catedral, -labrada «con mármol fino, de color blanco y encarnado de jaspe -cristalino», ocupóse el Congreso de Americanistas de Luxemburgo, -haciendo notar el marqués de Monclar[113] que la Cruz existió en el -centro mismo del imperio de los Incas, y que era allí objeto de gran -veneración. El marqués negaba que pudiera representar los cuatro puntos -cardinales, como se sostenía á causa de habérsela encontrado colocada -verticalmente, colgada de su agujero de suspensión. - -Lozano[114] hace referencias á esta insignia «que tuvieron en -veneración» los ingas, siguiendo á Garcilaso de la Vega[115]; siendo de -advertir que éste duda de los motivos de «su veneración», pues asegura -que era simplemente venerada y no «adorada»,—«lo cual escribe, debía -ser _por su hermosa figura_, ó por algún otro respeto que no saben -decir». - -De este modo, la Cruz de mármol se convertía para Garcilaso en un -fetiche _Canopa_. - -Respecto á la observación del marqués de Monclar, que la Cruz no podía -ser emblema de los cuatro puntos cardinales á causa de su colocación -vertical, no la juzgamos argumento serio. - -Los mapas murales, colgados verticalmente, figuran la planicie de la -tierra y de los mares, no obstante. Si la Cruz representaba los puntos -cardinales, y en tal concepto recibía veneración, no era preciso que -estuviese horizontalmente colocada, por cuanto ella no representaría -propiamente un signo geográfico, sinó que valdría como un emblema -sagrado, alusivo á los cuatro vientos venidos de los cuatro rumbos; y, -por otra parte, si en las ceremonias hacíase necesaria su disposición -horizontal, así se efectuaría en cada caso ocurrente, colgándosela de -nuevo. - -Lo que nosotros dudamos es que se haya probado que esta Cruz peruana -representaba los puntos cardinales, por más que así lo fuese en otros -pueblos americanos. - -En el imperio parece que los Incas mismos portaban la Cruz, pues, según -Fernández, los candidatos al llauto vestían una camisa blanca «con cosa -que se asemejaba á una cruz bordada en el pecho»[116]. - -En Chile, en donde el Apóstol sólo estuvo de paso al decir de los -cronistas, se han encontrado interesantes objetos arqueológicos con -cruces. En el capítulo sobre la Cruz en los Petroglyfos tendremos, por -ejemplo, ocasión de hacer notar las interesantes cruces con que está -ornada la pictografía de Tinguiririca, al lado de otros símbolos de -indiscutible valor acuático ó atmosférico, lo que podría servir para -determinar su valor figurativo en la región andina. - -Nuestro Tucumán, no obstante el silencio de los cronistas, que no -han parado su atención en las riquezas arqueológicas de la tierra, -es, sin duda alguna, la nación americana más rica en figuraciones de -cruces nativas, ya sea en sus petrografías ó pictografías, como en su -espléndida cerámica, en sus ídolos, y hasta en sus diversos objetos -artísticos de adorno ó de fantasía. - -Da nuestra sola colección de objetos calchaquíes podríamos presentar un -centenar en los cuales la Cruz, hermosamente trazada, aparece pintada, -grabada ó esculpida, siempre con marcada insistencia, y con motivos -determinados, obedeciendo á una tendencia simbólica uniforme, sin -excepciones que hagan vacilar al espíritu arqueológico. - -Es por estas circunstancias que la Cruz de Calchaquí será -preferentemente estudiada en este libro; y á ello deberemos en gran -parte poder arribar á conclusiones que á nuestro juicio no admiten -réplicas, resolviendo definitivamente el ya secular problema. - -Tal como hasta ahora aparece el signo, y por los datos someramente -consignados, puede decirse con el marqués de Nadaillac que la Cruz -americana era tenida «como el símbolo de la potencia creatriz y -fertilizante de la naturaleza»[117]. - - -NOTAS: - -[94] _Actas del Congr. de Bruselas_, tomo I, pág. 505. - -[95] Justo Lipsio, _De Cruce_, lib. I, cap. LVIII. - -[96] Sobre este punto véanse Lipsio, cit.; P. Lafitau, _Mœurs des -sauvages Americains, comparées aux mœurs des premiers temps_, -tom. II (París, 1724); Mortillet, _Le Signe de la Croix avant le -Christianisme_, caps. I á IV (París, C. Reinwald, 1866); M. Peterken y -Luciem Adam, _Congr. de Bruselas_, págs. 513, 519 y sigtes, etc. - -[97] Cap. XVII, pág. 287. - -[98] La Cruz en estos pueblos, que la ofrendaban con codornices, -incienso y agua lustral, servía también de ornamentación, y el Dr. -Jones enseña conchas y objetos de cobre con cruces, procedentes de -Tenesse. Es muy interesante el ornamento de cobre encontrado en un -_Stone-Grave_ en Zalicoffer Hill, que el marqués de Nadaillac reproduce -en su figura 85, lo mismo que el instrumento de silex en Cruz, de la -figura 79 (_L’Amériqne Préhistorique_, págs. 176 y 171). - -[99] Tom. I, pág. 437. - -[100] _Hist. Ind. doccil_, cap. LIII. - -[101] _De Antich._, ci. 3, cap. XXV. - -[102] Sobre la Cruz en estas naciones, véanse Ixtlilxochitl, _Hist. des -Chichiméques_, págs. 5 y sigtes.; Sahagún, _Hist. de la Nueva España_, -lib. I, cap. II; Palacios, _Descrip. de Guatemala_, págs. 27 y sigtes.; -Cogolludo, _Hist. de Yucatán_, lib. IV, cap. IX. - -[103] Op. cit., cap. IV. - -[104] D. Antonio de Solís (_Hist. de la Nueva España_, cap. XV, pág. -59) dá interesante noticia de este ídolo, de fisonomía espantable, como -los dioses de la tormenta y del huracán. «A poco trecho de la costa, -escribe, se hallaron en el templo aquel ídolo tan venerado, fábrica de -piedra cuadrada, y de no despreciable arquitectura. Era el ídolo de -figura humana, pero de horrible aspecto, en que se dejaba conocer la -semejanza de su original. Observose esta misma circunstancia en todos -los ídolos que adoraba aquella gentilidad, diferentes en la hechura y -en la significación, pero conformes en lo feo y abominable ... Dicen -que se llamaba este ídolo Cozumel, y que dió á la isla el nombre que se -conserva hoy en ella.» - -[105] _Origen de los Indios_, lib. V, cap. V. - -[106] _Découverte de la Croix de Palenque_ (1792). - -[107] La tabla de la Cruz de Palenque, encontrada después que la sacó -un fanático, en una selva contigua á las ruinas, se halla en el Museo -de Washington, y de ella dá cuenta Ch. Rau (_The Palenque Tablet, -Smith. Cont._, tom XXII). - -El marqués de Nadaillac (cap. VII, pág. 325), reproduce el cuadro de -la Cruz de Palenque, y también (pág. 326) un bajo relieve descubierto -por M. Maler (en 1879, _Nature_, pág. 326), cerca de Palenque, muy -semejante al anterior, con su Cruz y pájaro encima y dos indios -ofrendando, el de la izquierda al parecer una cabeza de venado, -llevando el de la derecha un adorno de círculo con Cruz, en su cintura. -El indio de la izquierda vése claramente que ofrenda á la Cruz. - -[108] En el Congreso de Bruselas, M. Peterken decía que era necesario -tener el espíritu muy prevenido para ver en esta Cruz una reminiscencia -evangélica; y que ni el pájaro, ni la Cruz misma, cuya rama vertical -termina en un pagay, se prestaban á interpretación de tanta fantasía -(_Actas_, págs. 545 y 522). Para el conde de Charencey, la Cruz de -Palenque era un simple emblema astronómico (Id., pág. 654). - -[109] Lib. VI, cap IV, págs. 23 y 24. - -[110] Ruíz de Montoya, caps. XXIII y XXVI, págs. 99, 100, 110 á 112; -Alonso Ramos, cap. IX, de quien el primero toma sus noticias, y Lozano, -cap. XX, pág. 440. - -El Yamqui Pachacuti (_Tres Relaciones_, pág. 238) asegura que el leño -fué labrado en los Andes de Caravaya por Tunapa. - -[111] Cap. XXVI, pág. 112. - -[112] _Hist. Nat._ etc., lib. VII, cap. XXVII. - -[113] Luxemburg., 4^{a}. ses. - -[114] Cap. XX, pág. 437. - -[115] Lib. II, cap. III. - -[116] En la _Relación_ del pueblo de Paycabamba ó Leoquina del R. P. -Arias Dávila (1582), aparece la Cruz incaica con el nombre de Xaygua -(Sayhua), en la parte que el cronista refiere la lucha de Huayna Cápac -con los Quillacincas en Gaytara, «donde dejó una señal á forma de -mármol, tan grueso como cinco ó seis brazas, redonda y dentro de si -_una cruz_ de plata ó semejanza á ella: su nombre de la cual se llama -_Xaygua_, que quiere decir _nombre y señal del Inca_.» - -[117] _L’Amérique Préhistorique_, cap. VII, pág. 327. - - - - -CAPÍTULO III - -LA CRUZ SIMBÓLICA - -EN LA ARQUEOLOGÍA PERUANA - - - _Influencia de la religión en el valor del símbolo—La - Cruz entre los Aymarás y los Quichuas—Atlas de - Rivero y Tschudi y reproducciones de Wiener—El - palacio del Chimu—Aticci Viracocha y el ídolo de - Collo-Collo—Monumentos sepulcrales con Cruz—Material - iconográfico de Jiménez de la Espada—La Cruz - en los huaqueros—Telas de la Horca, Paramonga, - Pachacámac, Chancay y Ancón—Opiniones de Jiménez - de la Espada y M. Bollaert—La lámina simbólica del - Yamqui Pachacuti—La Zara-Mama y la Cruz—Una cita del - P. Cobo—El Tau de Allchurch—La Cruz como símbolo - astrolátrico y atmosférico._ - -Hemos dicho, y lo repetimos nuevamente, que el asunto de la Cruz en -el Perú, arqueológicamente considerado, no ha sido motivo de estudios -profundos y satisfactorios, como los que se han practicado sobre el -símbolo en otros pueblos. Los breves trabajos que al respecto hemos -leído, apenas si pasan de acumulaciones de datos, de ligeras noticias, -ilustradas con algunas láminas, en las que tampoco se ha tenido el -cuidado de elegir lo mejor. - -Este asunto de la Cruz peruana se presenta complejo á causa de los -cambios repentinos y trascendentales de religión y de política, -intimamente ligadas entre sí. En la civilización aymarítica, surgida -de los grandes lagos, es el Agua, el elemento líquido encarnado en el -Huiracocha de Tiahuanaco, el fundamento y el objeto de la religión[118]. -Pacaritambo, de donde nace la aurora, y Chingano, en donde la luz -explende, son otros dos grandes focos de civilización[119]. El culto al -Sol, á ese hacedor fecundo, impónese con los Incas; y cuando alguna -vez desmaya, vuelve á surgir de nuevo con todo su brillo secular. -Finalmente, por actos trascendentales de política, que afianzan la -solidez del imperio del Cuzco, las dos grandes religiones rivales se -refunden, complementándose la una á la otra, el día en que el dios -Huiracocha es colocado con toda su magestad, y con atributos solares, -en los _aris_ de la heliolatría. Entonces los dioses acuáticos y -astrolátricos combinan su acción para obrar sobre la naturaleza y -fecundarla, produciendo las lluvias, como que también el dios-sol llora -agua y rocío, y haciendo nacer, crecer y fructificar todas las cosas. - -El símbolo de la Cruz, que indiscutiblemente existió en todos los -ciclos, tanto incásicos como preincásicos, sufrió la influencia de -estos cambios de cultura y de religión. Símbolo acuático, cuando -preponderó la religión aymarítica, se volvió símbolo astrolátrico -cuando dominó la quichua; transformándose en símbolo atmosférico -combinado, de doble valor acuático y luminoso, cuando las religiones -se fundieron en una sola. En este último caso, la Cruz, hablando -en términos arqueológicos, debe denominarse símbolo atmosférico, -emblema de las nubes, de los vientos y de los fenómenos meteorológicos -producidos por la acción del sol. - -Nuestro material iconográfico lo demostrará por sí mismo. En el -ídolo aymarítico de Collo-Collo, en los monumentos primitivos, en -los _huaqueros_ ó vasos ceremoniales del culto al Agua, aparecerá -la Cruz; de la propia manera que figurará en el arte quichua, en -sus construcciones, en sus dioses, en su alfarería, en sus telas, -y, finalmente, en las representaciones astrolátricas y en la famosa -plancha celeste del Yamqui Pachacuti, como un emblema luminoso formado -por astros del cielo. - -Somos sin duda los primeros que hemos hecho estas afirmaciones respecto -al valor simbólico de la Cruz en el Perú, afirmaciones que, por suerte, -podremos comprobar en el desarrollo de este capítulo, en el que -seguiremos á la Cruz en el orden en que la arqueología la ha tratado, -sin preocuparnos de la cronología de sus alternativas simbólicas. - -Comenzaron los señores Rivero y Tschudi[120] por ofrecernos figuraciones -y representaciones cruciformes del mayor interés. Entre las clásicas -cruces presentadas distínguense las de las ruinas del palacio del -Chimu, de los pilares del templo de Coati y de una de las esculturas de -Tiahuanaco. - -M. de Bollaert publicó su interesantísimo _tupu_ de oro con cruces, que -fué objeto de variados comentarios. - -Wiener, en su obra «Perú y Bolivia», ofrécenos un material interesante, -aunque disperso, de objetos incásicos y preincásicos con cruces. - -En el Apéndice del trabajo de Jiménez de la Espada, presentado al -Congreso de Bruselas[121], este distinguido americanista reproduce -nuevos ejemplares. - -Los grandes monumentos de Tiahuanaco pueden admirarse en la obra -reciente de Max Uhle y Stubel. - -Entre las grandes y antiquísimas construcciones que ostentan la -insignia cruciforme, son dignas de especial mención los muros con -bajorelieves del palacio norte en el gran Chimu, levantado sobre la -primera de las tres grandes terrazas con ruinas por el brazo poderoso -de los chimus, que desafiaban con sus trabajos ciclopeos á las fuerzas -terraqueas que de tiempo en tiempo mueven el suelo que habitaron. Este -gran muro está reproducido por Wiener[122]. Las figuraciones cruciformes -que ostenta el mismo, talladas sobre la piedra, son numerosas; y, -convenientemente distribuidas, adornan los frescos y bajorelieves, -semejantes en su disposición artística á las más bellas pinturas de -las telas peruanas, valiéndose de líneas escalonadas y rectas que -trazan en el duro material figuras geométricas de admirable simetría. -Estas cruces hacen recordar de otras semejantes, en bajorelieve, de -monumentos mejicanos, viéndose con ello que en el Perú también la Cruz -servía de ornamentación. - -Cieza atribuye un alto origen á los monumentos megalíticos de Tiahuanaco, -que para él,—y vale bien la pena de consignarlo,—representan á ese -apostólico Aticci Viracocha, al cual,según su afirmación, «fuéronle en -muchas partes hechos templos en los cuales pusieron _bultos de piedra_ á -su semejanza, y delante dellos hazían sacrificios. Los bultos grandes, -agrega, _questán en el pueblo de Tiauanaco_, se tiene que fué desde -aquellos tiempos.» - -Nuestro americanista Lafone Quevedo, sin conocer esta cita de Cieza, -atribuyó muy acertadamente la cabeza del famoso ídolo de Collo-Collo y -la imagen del Dios-Sol de Wiener á representaciones de este Aticci, el -dios del Agua[123]. - -Refiriéndose al ídolo de Collo-Collo, que se encuentra entre Tiahuanaco -y La Paz, y que mide 1.37 m. de alto (Fig. 4), escribe en el lugar -citado: «Es una cabeza de pórfido con curiosos grabados; pero lo -que importa son los ojos (grandes círculos), que no son más que -dos _Imaymanas_[124], de que cuelgan unos tres _Tocos_[125], ventanas. -Es curioso que tres son los _tocos_ que cita Pachacuti. El ídolo -representará á _Aticci Viracocha_, con los atributos de sus dos hijos -por ojos, etc. En la banda de la frente se distingue el mismo _pescado_ -de que habla Wiener en su pág. 703.» - -[Ilustración: Fig. 4. Idolo de Collo-Collo.] - -Lo que á nuestro asunto interesa en este ídolo de Collo-Collo, ó -figuración trina y una de Imaymana, Tocapo y Atticci, padre este último -de los primeros, que representa al dios acuático por excelencia, son -cabalmente esas esculturas zoomorfas de su banda frontal, con grabados -cruciformes en sus cuerpos, tanto más cuanto que ellas han sido -trabajadas sobre esos _pescados_ á que aluden Wiener y Lafone Quevedo. -El pescado del dios,—no hay para qué apurar las deducciones,—es un -atributo acuático del mismo, que expresa que impera sobre los mares -y masas líquidas. Las dos cruces griegas sobre el primero de estos -animales, á la izquierda, y las dos sobre el del medio, entre otras -figuras emblemáticas, indican claramente que son símbolos acuáticos -complementarios; y rara vez podrán encontrarse cruces dispuestas de tal -manera, que expresen desde el primer momento su valor como caracteres ó -signos míticos. - -Igualmente el dios del Aire ó de la Atmósfera, que se reproducirá en el -capítulo siguiente, y que aparece como un monstruo ofídico, si no es -portador de cruces, lo es al menos de _Taus_, uno de los que luce en -su mano, llevando fálico casco en su cabeza. El Tau aparece en muchas -ocasiones sustituyendo á la Cruz, y viceversa[126]. - -En los grandes pueblos antiguos pueden observarse, como en Méjico, -huacas en forma de Cruz. Un ejemplar de huaca de Pachacámac es muy -curioso (Fig. 5). - -Muy interesante entre esta clase de monumentos es la «Chulpa ó Torre -Sepulcral», que nos ofrece Squier en su libro, ya citado, sobre la -Tierra de los Incas[127], lámina que reproduce el marqués de -Nadaillac[128]. - -Los estucos de la Chulpa, de blanco y rojo en cuadrados alternados, -forman una Cruz perfecta sobre su superficie externa; siendo de -advertir que cada uno de estos cuadrados está dividido por una -diagonal, que deja dos triángulos, de tal manera que cuatro triángulos -rojos y cuatro blancos hacen Cruz. Sobre la superficie total de la -Chulpa destácase, además, pintada, una gran Cruz de San Andrés, -adornados sus brazos con taus (cinco y seis respectivamente), y con -un círculo en el punto de intersección de los palos del signo. La -construcción es una mezcla de cal y arcilla. - -[Ilustración: Fig. 5. Huaca de Pachacámac.] - -Revisemos ahora el material iconográfico que nos ofrecen Jiménez de la -Espada y Wiener, antes citados[129], fijando brevemente nuestra atención -en la manera y forma como se presentan las cruces en los objetos y -telas que estos americanistas reproducen. - -[Ilustración: Fig. 6. Huaquero con adornos cruciformes.] - -Jiménez de la Espada en las láminas de su trabajo (Figs. 11, 14, 15, -16 y 17 de su Apénd.) ofrécenos poco, aunque interesante material. Los -símbolos de los objetos son cruces maltosas ó de San Juan, como las de -su Fig. 16, y griegas, como las 11 y 14. - -El autor, al reproducir sus objetos, limítase á enumerarlos; pero es -fácil hacer algunas observaciones tendentes á insinuar las relaciones -del símbolo de la Cruz con el Agua. - -El que señala con el número 11, y que reproducimos en la Fig. 6, es un -_huaquero_ antropomorfo de vientre abultado, con su cuello arqueado, -rematando en la cabeza y espalda del mismo. Se trata de una vasija -para contener _agua_. En la toca ó pañolón de la figura humana van -pintadas con alguna simetría cruces griegas. Aunque adorno, debe desde -ya notarse que las cruces van figuradas sobre un objeto destinado á -depósito del líquido. - -Igualmente es un huaquero casi circular el bellísimo objeto 17, que -reproducimos en la Fig. 7, con una especie de pistón para llenarle de -líquido. Al centro de la parte ventral del objeto, aparece una grande -y artística Cruz griega, con un _toco_ doble (símbolo de fecundación) -en el punto mismo de intersección de los palos del signo. La Cruz en -este caso vése que ha sido el motivo de la obra; y aquella en medio -del huaquero redondo, se parece á esos círculos con cruces, que tanto -abundan en el Perú. El valor del símbolo, como emblema acuático, parece -bien insinuado en el presente ejemplar. - -Más llamativo aún es el objeto 16 (Fig. 8), pues encima de la franja -inferior con tres maltesas pintadas vése una segunda franja con tres -representaciones de peces, y una tercera de animales, que sin duda son -anfibios. Es claro que en esto caso las cruces aparecen tener -relaciones directas con el _agua_, elemento que sirve de medio de vida -á las especies figuradas, trayéndonos á la memoria, los grabados en la -banda frontal del ídolo de Collo-Collo. - -[Ilustración: Fig. 7. Huaquero cruciforme.] - -En el objeto 14 (Fig. 9) las cruces dobles alternan con _tocos_ dobles, -apareciendo en cuatro campos cuadrados, dos arriba y dos abajo, un -toco y una Cruz, y una Cruz y un toco, respectivamente. El toco, -recordaremos, es el símbolo de Tocapo Viracocha, una de las tres -personas del dios de las _aguas_. - -Recorriendo la obra de Wiener, puede encontrarse en ella un material -iconográfico numeroso é interesante. - -Revisaremos los principales ejemplares en el orden en que aparecen -reproducidos en el libro del autor de Perú y Bolivia. - -En las esquinas de los rectángulos centrales de una tela del cerro de -la Horca (Fig. 10), vénse cruces formadas por escaques, alternadas -artísticamente. En medio de los rectángulos, reprodúcense ramas de -vegetal. En los rectángulos laterales, aparecen unas figurillas -humanas de rostro triangular, cuyos cuellos y brazos se cortan en -Cruz, figurillas que en vez de pies llevan cabezas de aves,—pájaros -simbólicos que sin duda son _suris_ ó avestruces, pero que en todo caso -deben representar al ave de la tormenta,—por lo cual las figurillas, -con sus ojos Imaymanas en la región ventral, serán representaciones -atmosféricas. Las ramas de árbol darían idea de la lozanía de la -vegetación. Las cruces contiguas valdrían por signos atmosféricos de -lluvia[130]. - -En otra tela con figurillas semejantes[131], aparecen artísticos -símbolos cruciformes sobre los cuerpos de las mismas y al lado de sus -cabezas, con taus por adornos ó penachos (Fig. 11). - -[Ilustración: Fig. 8. Figuración de cruces y peces.] - -[Ilustración: Fig. 9. Cruces alternadas con tocos.] - -[Ilustración: Fig. 10. Tela con pinturas simbólicas.] - -[Ilustración: Fig. 11. Tela de Paramonga.] - -Un hermoso huaquero antropomorfo encontrado en Trujillo[132], que -representa una cara humana, luce en la frente una ancha _vincha_ -llena de labores, y sobre ellas tres campos cuadranglares, con cruces -griegas, blancas y dobles, al centro de los mismos (Fig. 12). - -[Ilustración: Fig. 12. Huaquero de Trujillo] - -Interesantísimo es el _yuro_ doble (Fig. 13), encontrado en el -Cuzco[133], uno de los cuales, el de la izquierda, tiene pintadas tres -bandas horizontales en la sección ventral. Sobre cada una de las dos -bandas inferiores figuran cruces dobles, alternadas con dobles tocos, -de punto al centro, que al instante hacen recordar el objeto 14 de -Jiménez de la Espada, reproducido en nuestra Fig. 9. En la banda -superior aparecen sólo cruces, contiguas al cuello del objeto. En -otro ancho campo ventral del yuro, al rematar las bandas cruciformes, -destácanse figurillas animales monstruosas, de larga y arqueada cola, -seguramente divinidades del aire, viéndose debajo de ellas, como -adorno, los signos simbólicos de la S volcada, que también tenemos por -acuáticos, como representativos del ruido del trueno[134]. Las cruces de -este yuro, destinado á guardar agua, son demasiado significativas, y -más si se tiene en cuenta que se hallan al lado de símbolos acuáticos y -de fecundación. - -[Ilustración: Fig. 13. Yuro doble del Cuzco.] - -[Ilustración: Fig. 14. Huaquero antropomorfo de Jauja.] - -Ejemplar interesante es también un huaquero antropomorfo (Fig 14), -encontrado en Jauja[135], en el cual aparecen con profusión cruces en la -parte superior de la camiseta de la figura. - -De lo más típico es la procesión de hombrecillos, pintada en un vaso, -encontrado en el Cuzco, representando una fiesta bajo los soberanos -autóctonos, según Wiener[136], y para nosotros una danza sagrada. Esta -lámina ha sido reproducida por Lafone Quevedo[137]. - -Cada una de las reales figuras de la misma viste muy adornados trajes -llenos de símbolos y lleva su respectivo casco de triángulo ó _Huampar -Chucu_; cada una de ellas también porta con ambas manos un largo -báculo, cuya cabeza superior termina en Cruz. Uno de estos personajes, -el primero de la derecha (Fig. 15), tiene en una mano un Tau, y en la -diestra un círculo, que muy bien podría ser ese espejo (también de la -diestra) de Tezcatlipoca, lo que demostraría el origen solar de la -figura; y si ello es así, y si solares son las demás de la serie, como -parece, tendríamos una prueba del valor heliolátrico ó astrolátrico del -símbolo, que á veces es una Cruz y á veces un tau de mando ó un cetro. - -Sin duda que son de mucho valor representativo las inscripciones -funerarias de una tela encontrada en Pachacámac[138], encuadrada por -líneas simbólicas, de fecundación la guarda superior (Fig. 16). -En medio de la tela aparece una figurilla humana, de cabeza casi -triangular, que luce un penacho de cuatro plumas, dos para cada lado, -y en medio de ellas un triangulillo con punto al centro. Sigue á la -cabeza sin cuello, el cuerpo, que es un triángulo isóceles doble, del -cual, en su parte inferior, salen sus piernas, y de su parte superior -los brazos quebrados, figurados por largas líneas, que rematan en -cruces, las que parecen indicar manos, provistas de un solo dedo; estas -manos, á la vez, portan armas, macanas ó cetros; cerca de los pies de -la singular figura antropomorfa, aparecen respectivamente dos círculos, -cada uno con rayos arqueados; y á cada lado de la cabeza de la misma, -dos figuraciones astrolátricas, en forma de X, cuyos anchos rayos -córtanse en Cruz; debajo de estas, á cada lado, y cerca de los marcos -del cuadrado, siguen en una misma línea tres pequeñas cruces, unas -después de otras, decussatas las inferiores. - -[Ilustración: Fig. 15. Hombrecillo del grupo de la procesión de -Wiener.] - -[Ilustración: Fig. 16. Inscripción funeraria de Pachacámac.] - -El personaje figurado, por su penacho de plumas, su crestón fálico, -la forma triangular de su cuerpo y las armas que porta, representa -sin duda una mítica persona, femenina, por aparecer abierto el ángulo -inferior del primer triángulo del cuerpo y por dominar en ella esta -combinación geométrica. A todas luces es solar, por la figuración de -astros. Las cruces serán entonces signos ó símbolos celestes, quizá -astros, como pensaba M. Bollaert, para quien la Cruz es la _Chasca -Cóyllur_, ó estrella matutina. Este caso comprobaría el carácter -astrolátrico del símbolo, lo que, repetimos, no le quitaría su valor -atmosférico, por la influencia decisiva que se atribuyó á los astros en -los cambios meteorológicos. - -[Ilustración: Fig. 17. Tela de Chancay.] - -Toda orlada de cruces aparece la franja superior de una tela encontrada -en Chancay, en la que pueden contarse hasta cuarenta (Fig. 17). Sus -signos, en vez de un círculo ó punto centrales, llevan un cuadrado -en el lugar de la intersección de los palos. La franja inferior está -adornada por siete figuras como arabescos, que Wiener[139] cree que son -signos fonéticos de una escritura desconocida, y que un examen detenido -permite reconocer en ellas al pájaro, tan común en las telas, esta vez -representado en dos sentidos. El pájaro es casi siempre símbolo de la -Nube: las cruces complementarias serían entonces acuáticas. - -[Ilustración: Fig. 18. Tela de Ancón.] - -Finalmente, en una muy curiosa tela de Ancón[140], dentro de un cuadrado -con marco de líneas quebradas que hacen triángulos equiláteros aparece -una figura de doble cuerpo triangular (Fig. 18), con la cabeza adherida -al vértice superior del triángulo primero, totalmente negro. De los -ángulos inferiores de este triángulo, salen sus brazos: la mano derecha -es portadora de un tridente, y de una Cruz, la izquierda. Esta figura -puede ser una revelación, pues nos enseña al tridente, insignia mítica -ó de autoridad, como aparece en las Láms. 7 y 8 del trabajo de Jiménez -de la Espada, en una relación de equivalencia simbólica con la Cruz, la -otra suprema insignia; y quién sabe si en el caso presente no es esta -la _xayhua_, ó señal de alguna divinidad, ó del hijo del sol, á que -aludía D. Pedro Arias Dávila, antes citado. - -[Ilustración: Fig. 16. Inscripción funeraria de Pachacámac.] - -La figurilla reproducida en la tela es á todas luces simbólica, y -ella prueba que en el caso de la Fig. 16 las insignias cruciformes -como brazos y manos, no son tales brazos y tales manos, sino cruces -portadas. Y es de advertir que en las figuraciones idolátricas debe -estudiarse cuidadosamente la mano, á veces de dos, tres y cuatro -dedos, que indican cantidades sagradas, generalmente portadoras de las -insignias que las caracterizan. - -Por lo demás, la mítica figurilla de dobles triángulos que nos ocupa, -es una representación femenina, por estas combinaciones geométricas; y -seguramente que un pequeño triangulillo central dentro del triángulo -inferior, no es otra cosa que un signo sexual,—la vulva de la mujer ó -hembra, tal como indiscutiblemente aparece en uno de nuestros dobles ó -andróginos de Tinogasta. - -La Cruz en este caso será símbolo de fecundación. - -En cuanto á la escritura simbólica peruana, hay que observar que es -especialmente en las telas funerarias donde los indios pintaban su -pensamiento: la historia del muerto, las hazañas por él realizadas y -los dioses bajo cuyo amparo se colocaba al extinto, ó los votos de que -eran objeto de parte de los sobrevivientes[141]. - -En Calchaquí el material sobre el cual se escribe ideológica ó -simbólicamente el pensamiento, es la alfarería funeraria. - -Pasemos ahora á dar noticia del valor simbólico que en el Congreso de -Bruselas se dió á la Cruz del Perú. - -Jiménez de la Espada, quien especialmente trató y debatió el -asunto[142], muy escasas indagaciones arqueológicas nos ofrece en -su trabajo, notable como obra de critica. Limítase este autor á -considerar á la Cruz como signo distintivo de los padrones ó marcas -(_xayhuas_) que señalaban la dilatación del imperio de Tahuantinsuyu. -Cita al P. Molina[143], de quien toma el dato de que los caballeros -en el Cápac Raymi ó fiesta de Noviembre, vestían la _huahuaclla_, -de color negro y amarillo, y en medio una Cruz colorada; de lo que -deduce el americanista que no hay más que indicios disconformes de la -significación de las cruces simbólicas peruanas. - -Considera enseguida á la Cruz como una combinación artística ó -arquitectónica, de fácil explicación. - -Basta, según él, un ligero examen de los sistemas de ornato más -frecuentes entre los yuncas y pueblos vecinos del interior, cuya -civilización precedió á la de los Incas, para convencerse de que el -elemento predominante y fundamental de aquellos es el cuadrado, cuadra -ó escaque, ya se origine del cruzamiento en ángulo recto de dos series -de paralelas, ya del corte de un prisma de base cuadrada. Con él, no -solamente componían las líneas y trazas generales del adorno de sus -ropas, vasos y edificios, y los ingeniosos y peregrinos detalles de -cenefas, orlas y frisos, si que también modificaron las elegantes -curvas y rectas de otros ornatos al parecer exóticos, transformando -las diagonales de cuadrados y rombos y los meandros en escalerillas, y -las ondas y hélices, en enroscadas hojas de sierra, etc. Ahora bien, -la agrupación de cinco cuadrados ó escaques, tres para cada palo (el -central, común), produce una Cruz griega, y agregando otro á la parte -inferior del palo vertical, de modo que este tenga cuatro, la latina. -Este sistema de adorno se llamaba _collcampata_ por los quichuas. -La Cruz maltesa, además de simbólica, puede ser también puramente -decorativa y resultado del cruzamiento de dos diagonales, como en uno -de los estucos del palacio de Chimu, que citamos anteriormente. - -Ya dijimos que M. Bollaert veía en la Cruz un signo esencialmente -astronómico: la estrella de la mañana, la _Chasca_. - -Jiménez de la Espada[144] duda de tal representación, manifestando que -no contaba con datos suficientes para decidirlo afirmativamente; y -que antes los pocos y vagos que pudo adquirir ó vislumbrar acerca del -simbolismo de las cruces peruanas le llevaban lejos de tal solución. -«Si el signo, dice, de Chasca Cóyllur, del Crucero ó de cualquier otra -de las constelaciones meridionales hubiera sido la tal cruz, es casi -seguro que el indio collagua Pachacuti, lo hubiera diseñado así, aunque -groseramente, en el dibujo á pluma de su _Relación_ que figura el -testero del gran templo del Cuzco, donde estaban representados todos -los astros y meteoros adorados por los súbditos de los Incas.» - -Parece increíble tal afirmación de parte de Jiménez de la Espada, -quien fué cabalmente el que dió á luz la _Relación_ del Yamqui -Pachacuti; pues en el referido dibujo á pluma inserto, en la -obra del collagua[145], la Cruz aparece _dos veces_, en la parte -superior y central del dibujo, como ya lo hicimos notar en una breve -monografía[146]. - -Reproduciremos la plancha ó lámina dibujada del Yanqui Pachacuti (Fig. -19); y en detalle, los dos signos cruciformes de la misma, á que -acabamos de referirnos (Fig. 20). - -En la lámina general destácanse estas dos cruces, figurando entre las -representaciones diversas del espacio, como indicaciones ó símbolos -astrolátricos. - -En el detalle de la figura 20, que ofrecemos con distintivos -alfabéticos, vénse dos cruces, C^{1} y C^{2}, correspondientes á dos -constelaciones celestes, que podemos denominar de la Cruz, encima y -debajo del Sol, S, y de la Luna, L; de la estrella de gran magnitud, E, -y del lucero ó Chasca Cóyllur, Ch. - -[Ilustración: Fig. 19. Plancha del Yamqui Pachacuti.] - -Como aparece en la lámina, un grupo simétrico de cinco grandes -estrellas,—cuatro á las extremidades de los palos y una en el punto de -intersección,—forman la Cruz inmisa C^{1}, cuyo palo vertical, además -de figurado por los tres astros, lo está por la línea que entre sí los -une; mientras que solo cuatro estrellas de magnitud, unidas por líneas -en sentido diagonal, constituyen la Cruz decussata C^{2}, que lleva -estas leyendas: _zara-mama_ (madre del maíz) y _chacana en general_, -quizá la denominación de la Cruz. - -[Ilustración: Fig. 20. Detalles de la lámina solar del Yamqui -Pachacuti.] - -Este nombre de Zara-mama puede ser una revelación, pues diría que la -tal cruz es protectora de las sementeras de _zara_ ó de los andenes con -maíz. - -En el culto litolátrico de Calchaquí, _Mama-Zara_ se llama hasta hoy á -las piedras paradas protectoras, algunas con signos cruciformes, como -el famoso menhir de Tafí, hoy caido, y antes de pie en medio de los -andenes indígenas de la hacienda de la familia Frías, en Tucumán (Fig -21). - -Observemos que la constelación de la Cruz, al extremo austral de la -gran Vía-láctea, denominábase _Cata-Chillay_. _Cata_, según el Dr. V. -F. López, equivale á «cosa sagrada», como que _cata_, según él, era el -nombre que se daba á las flores en la fiesta solar de Raymi[147]; é -_Illa-y_ de Chillay, ó _Ch-illa-y_, vale por «luz», y de allí el nombre -del alma del Cosmos, _Illa_—Tecce, de Inti-_Illa_-pa, el rayo, y de -nuestras _Illas_, amuletos ó fetiches de reproducción en forma de -animales, fecundadores del ganado, engendrados por el rayo, la luz -celeste ó Illapa. - -[Ilustración: Fig. 21. Monolito de Tafí.] - -Como una corroboración de lo que dejamos escrito, haremos una muy -oportuna é interesante cita del P. Bernabé Cobo[148], quien, después -de explayarse sobre el culto al Inti y Mama Quilla, sol y luna, y -las estrellas, escribe: «_Adoraban_ también á otras _dos pequeñas_ -(estrellas), _que tiene debajo á manera de_ T, decían ser los pies y la -cabeza; y estas también hacían veneración á otra que anda cerca desta y -la llaman _Catachillay_». - -La cita de Cobo es una revelación; pero necesita ser explicada teniendo -á la vista el precioso _Tau_ de Titicaca (Fig. 22), propiedad de -Allchurch, y la anteriormente reproducida Plancha del Pachacuti. - - -[Ilustración: Fig. 22. Tau de plata encontrado en Titicaca.] - -Corona al precioso objeto de plata del Titicaca el gran disco solar, -el Sol incásico, con su cara humana y sus rayos[149], dibujado por el -Pachacuti (Fig. 20, letra S). A la parte inferior del objeto vése el -casco esférico de la Luna, también con su rostro alargado y de perfíl, -dentro de aquél, de la misma manera como el Yamqui Pachacuti figura á -su _Quilla_ (letra L). Estos dos grandes astros son el Sol y la Luna á -que se refiere el P. Cobo. Debajo del Sol, y sujetándole cada cual con -una mano, están dos figurillas humanas: las «dos pequeñas estrellas» -del cronista, figuradas de una manera convencionalmente antropomorfa. -Estas dos estrellas, «_tienen_, como dice Cobo, _á manera de_ T», -el Tau que aparece como Símbolo en las divinidades atmosféricas ó -astrolátricas[150]. Las dos figurillas humanas ó «pequeñas estrellas», -están paradas á los extremos del crucero horizontal de aquella -misteriosa letra. - -Esas pequeñas estrellas, colocadas respectivamente bajo el Sol y la -Luna, figuran en la lámina del Yamqui (letras Ch y E del detalle), y -llevan en la Plancha original (Fig. 19) las leyendas respectivas de -_chasca coyllur_ y _choqchinchay_. - -La otra estrella de Cobo, «que anda cerca y la llaman _Catachillay_», -aparece igualmente en la Plancha del Pachacuti, cerca de la Chasca -Cóyllur, y debajo de ella, también con la leyenda _cata-chillay_, para -que la cita del cronista salga corroborada aún en este último detalle. - -He aquí, pues, como en la Fig. 22 que nos ocupa, tenemos al _Tau_, -ó T sagrada, artísticamente combinada con las representaciones -antropomorfas de los astros adorados del cielo peruano. - -Concluiremos, entonces, llenando los vacíos del trabajo de Jiménez de -la Espada al respecto, estableciendo que la ✚ y T peruanos son símbolos -sagrados astrolátricos en la heliolatría incaica, ó sean: símbolos -de la luz y del calor del cielo que animan las cosas de la tierra, y -símbolos acuáticos á la vez, por la acción atribuida en las mitologías -á los astros sobre los fenómenos meteorológicos. - -Es por este último motivo que la Cruz figura alternando con peces y -otras especies acuáticas; con signos de la escritura de las telas, que -valen por fecundación producida por la lluvia ó «agua»; y es por ello -también que el símbolo que estudiamos figura en la parte ventral de los -huaqueros y yuros que contienen el líquido,—aquel símbolo portado por -el Aticci Viracocha, que vimos figurar en la banda frontal del monolito -de Collo-Collo y sobre la superficie de la Mama-zara de Tafí. - - -NOTAS: - -[118] Sobre Tiahuanaco, véase Brasseur, pág. 223. - -[119] Id., pág. 241, sobre Pacaritambo. - -[120] _Atlas._ - -[121] _El hombre Blanco y la Cruz en el Perú_, Apénd. - -[122] _Péron et Bolivie_, pág. 100. - -[123] _Los Ojos de Imaymana y el Señor de la Ventana_, § V, páginas 14 -y 15 (Bs. Aires, 1900). - -[124] Círculos sencillos á con punto símbolos de Imaymana Viracocha, -que valen por gérmenes vitales, que hacen nacer las cosas. - -[125] Emblemas de Tocapo Viracocha, seguramente fálicos, ó de -fecundación. - -[126] E. G. Squier, _In the Land of the Incas_, cap. XI, pág. 88, (New -York 1877) ofrécenos este curiosísimo figurón ofídico, volando por los -aires. - -[127] Op. cit., cap. XIV, pág. 243. - -[128] _L’Amérique Préhistorique_, cap. VIII, pág. 426. - -[129] _El Hombre Blanco y la Cruz en el Perú, y Péron et Bolivie_, cits. - -[130] Lámina de la pág. 84 de Wiener. - -[131] Wiener, pág. 638. - -[132] Wiener, pág. 620. - -[133] Wiener, pág. 627. - -[134] En el _Cuadro Histórico-Geroglífico de las Tribus Aztecas de -Méjico_, explicado por D. José Fernández Ramírez, del Museo Nacional de -Méjico, aparecen signos de la virgulilla saliendo del pico abierto de -un pájaro. Las virgulillas quieren decir que el «pájaro canta.» Este -pájaro agorero decidió la larga marcha de los aztecas. - -[135] Wiener, pág. 676. - -[136] Pág. 739. - -[137] _El Culto de Tonapa_, § V. pág. 16. - -[138] Wiener, pág. 17. - -[139] Págs. 766 y 767. - -[140] Wiener, pág. 773. - -[141] Wiener, en su capítulo _Sur le Langage Ecrit_, ha ensayado -traducir algunas curiosas telas (Págs. 759 y sigtes). - -[142] _Actas_ cits., págs. 635 á 641. - -[143] _Relaciones de las fábulas y ritos de los Incas_, etc. (Obra -publicada por C. R. Markhan en inglés). - -[144] Págs. 635 y 636. - -[145] _Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas_, pág. 257. - -[146] Adán Quiroga, _El Simbolismo de la Cruz y el Falo en Calchaquí_, -págs. 8 y 9 (Bs. Aires, 1899). - -[147] _Revista de Buenos Aires, IX._ - -[148] _Historia del Nuevo Mundo_, lib. XIII, cap. VI, pág. 329. - -[149] Exactamente igual á este disco, es el sol que corona al dios -peruano reproducido por nuestro distinguido historiador Pelliza con -motivo de la reciente y bien debatida cuestión de los _Emblemas -Nacionales_, que provocó un bien apreciado folleto de nuestro -publicista E. S. Zeballos. - -[150] Wiener en la pág. 584 reproduce un objeto con T, que sale de una -media luna. - -En nuestra reciente expedición hemos dado con un grande y hermoso -disco solar, rodeado de Huayrapucas (diosas del Aire), que llevan taus -simbólicos. - - - - -CAPÍTULO IV - -LA CRUZ EN LOS DIOSES DEL AIRE Y EN LOS MITOS ATMOSFÉRICOS - - - _Culto al Aire y á la Tormenta—El Dios Huracán—El - Haida Wind Spirit—Tláloc, Quetzalcóatl, - Itzamna, Gucumatz, Huizlopochtli, Chuchavira, - Catequil, Pillán y Huayrapuca—Tláloc y su - insignia cruciforme—Cruz en el escudo de - Amimitl—Chalchihuitlicue y su cruz—Quetzalcóatl - y su túnica con cruces—Nanihehecatl y la - cruz de sus vientos—Wixepecocha y su cruz en - el Cempoallepec—Huitzilipochtli y su blasón - cruciforme—Cruces de Cozumel—«El Arbol de Nuestra - Vida»—La diosa azteca de la Lluvia y su Cruz—Los - cuatro Bacabs—Batchué y la Cruz del lago—El Tau del - dios del Aire de Squier—La Huayrapuca calchaquí y el - grupo atmosférico de Capayán—La Cruz ofídica—La Cruz - y los fenómenos meteorológicos._ - -En el capítulo anterior hemos insinuado que la Cruz como símbolo está -relacionada á los fenómenos atmosféricos y cambios meteorológicos que -producen la lluvia. - -La Cruz, en efecto, aparece portada por los dioses del Aire y los mitos -de la Atmósfera, llevándola como cetro, como emblema, como insignia ó -como adorno en sus manos, sobre su pecho ó en sus flotantes y sutiles -vestiduras, con una repetición tan llamativa que el asunto es digno de -ser tratado en capítulo especial. - -El temor al rayo y al huracán ha hecho nacer vivos sentimientos -religiosos en el espíritu de los pueblos americanos; como que los -fenómenos meteorológicos desempeñan un gran papel en la historia -primitiva de las religiones; y es natural la divinización por parte -del salvage del espantable desencadenamiento de las fuerzas de la -naturaleza, ante las cuales se presenta débil y desarmado. Este temor -religioso concluyó por transformarse en veneración piadosa al viento -y á la tormenta, siendo convertidos en fetiches el rayo y el huracán. -Pero los fenómenos del huracán no fueron posteriormente adorados por -sí mismos, por cuanto el rayo parecía la manifestación de un ser -viviente, considerándosele como el hacha terrible y centellante de un -genio encarnado en las nubes, las cuales, á su vez, se presentaban á la -fantasía india como volátiles ó pájaros de alas inmensas, que sacudían -en lo alto de los cielos; y de aquí las aves míticas, como el Piguerao -de la leyenda preincaica, cuya voz es el estampido del trueno y cuyas -alas nerviosamente batidas producen el viento del huracán. Estos -pajarracos á la vez son ofídicos, y suelen tener cola y aún cuerpo de -dragón y de víbora, como la «serpiente emplumada» ó el Quetzalcóatl -mejicano, porque el relámpago ardiente se aparece á los ojos del hombre -primitivo como un gran dragón de fuego, animado de vida, de rabia y de -terrible poder. - -El culto á la lluvia, que muchas veces se confunde con el del cielo -mismo, es el culto al elemento agua, como el efecto fecundo de la -acción combinada del viento y de la tormenta. - -El viento, la tormenta y el rayo, se vuelven personajes míticos -vivientes, á los que el politeismo concluye por dar formas -antropomorfas; y de aquí los Dioses del Aire, de la Tormenta, del Rayo, -objeto de culto universal en las agrupaciones americanas, convertidos -aquellos en los genios fecundadores de la tierra por el fenómeno de -la lluvia en nuestro continente de grandes estensiones sin agua, -para el cual es este líquido la vida de la tierra, que hace nacer, -crecer y fecundar á los hombres, á los animales y á las plantas. La -serpiente-rayo, portada en sus manos por el Aticci Viracocha peruano -y sirviendo de cetro ó de báculo á Tláloc, se vuelve el emblema de -la humedad, del calor, de la fertilidad, de la primavera, de las -estaciones, y figura en primera línea, por tanto, en las cosmogonías de -todos los pueblos agricultores. - -Pasemos ahora á consignar breves noticias del culto universal á los -fenómenos atmosféricos, para que nos demos á la vez cuenta exacta del -valor de la Cruz como símbolo meteorológico. - -Desde las estremidades del Norte, ó desde la _Sillán Innua_, ó casa de -los vientos de los esquimales, aquellos soplan sobre el mundo. En las -razas septentrionales el culto al cielo no es menos grande que el culto -á la tierra. Las divinidades del cielo son generalmente masculinas -y epicenas ó andróginas, y obran sobre el universo por medio de los -fenómenos meteorológicos. - -En los Estados Unidos, bajo formas de monstruos ó de aves míticas, son -adorados los dioses del Aire, bajo el nombre de «Espíritus del Viento». - -[Ilustración: Fig. 23. Espíritu del viento. (Estados Unidos)] - -[Ilustración: Fig. 24. Figura mítica de los Hayda.] - -Las representaciones de estos seres míticos aparecen en un interesante -trabajo inserto en el Rapport del Smithsonian Institution, del año 93, -titulado _Myths and Mythic animals_[151]. Nosotros los reprodujimos en -nuestro trabajo sobre la Huayrapuca calchaquí[152], valiendo la pena de -hacerlo nuevamente en esta ocasión (Figuras. 23, 24 y 25). - -Las tres figuras representan animales mitológicos. La más pequeña -(Fig. 23),—escribimos á propósito de estos animales míticos,—se -distingue de las otras dos en no tener garfios; y por la figurilla -representando un ser humano, en posición horizontal, es, según los -pieles rojas creyentes, el _Espíritu del Viento (Wind Spirit)_, -un monstruo ó demonio llamado Skana, que quiere decir «genio -del mal»[153]. Este demonio (tal cual sucede con la Huayrapuca -calchaquí), según Judge Svan, ateniéndose á lo que le han contado, es -susceptible de transformarse de todas maneras, y varias leyendas se -les atribuyen. Las dos representaciones restantes (Figs. 24 y 25), son -también monstruosas, genios del mal[154]. Estas dos figuras fueron -conseguidas de algunos indios Haida que visitaron el puerto de Townsend -(Washington) en el verano de 1884. La primera lleva el nombre de _Orca -Haida_, y las otras dos, los de _Wasco and Mythic Raven Haida_, y -quien escribe sobre tales figuras es Albert P. Niblac, que ha podido -descifrarlas. - -[Ilustración: Fig. 25. Ave mítica de los Hayda.] - -No obstante las inmensas distancias que separan á los pueblos, es -conveniente comparar estas representaciones míticas de Estados Unidos -con el dios del Aire de Squier, que más adelante ofreceremos (Fig. 28), -y todas estas figuras con las Huayrapucas de Calchaquí (Figs. 20 y 27), -de rostros humanos con corona plutónica, cuerpo y cola ofídicos, la -primera; de cabeza monstruosa con boca dentada, cuerpo y cola -también ofídicos, las de la Fig. 27, del valor mítico de los _cóatl_ -mejicanos[155]. - -[Ilustración: Fig. 26. Puco de Santa María 1/3 t. m. Colección -Quiroga.] - -[Ilustración: Fig. 27. Vasija Ambato y su desarrollo. Colección -Quiroga.] - -Así mismo, adoraban al viento ó á la tormenta los crecks, los dakotas y -pieles rojas. - -_Huracán_, el dios de las tempestades de las Antillas, es el «alma -del cielo» para los quichés de Guatemala, el que desempeña un papel -importante en su cosmogonía. _Avilix_ y _Hacavitz_ son el relámpago y -el rayo. - -En Nicaragua, para que lloviese, ofrecíanse grandes sacrificios al dios -del huracán _Quiatéotl_[156]. - -Pero la gran divinidad del cielo en Méjico y la América Central es -_Tláloc_, el de un solo ojo, quien rige las nubes y las lluvias -y guía los rayos, y en honor del cual se celebraban dos fiestas -anuales, lo mismo que cuando sobrevenían calor ó seca, en cuyo caso -sacrificábansele cuatro niños de cinco á seis años, á los que se dejaba -morir de hambre, ó colocándolos en una canoa se les hacía hundir con -ella en el lago sagrado[157]. Otros genios atmosféricos denominábanse -_los Tláloc_[158], figurados por serpientes de madera, y por ídolos -de aspecto humano las montañas, ó los _Echecatotontin_ (_checatl_, -«aire» en mejicano antiguo). Cuando á fines de Diciembre comenzaba á -tronar, los indios decían:—«los Tláloc vienen!»—_Calchihuitlicué_, -la compañera de Tláloc, según Torquemada[159], es la diosa del huracán -y de los fenómenos meteorológicos, ó está intimamente ligada á ellos. -_Tlazolteotl_, la lúbrica, la de los placeres obcenos, es otra -compañera de Tláloc, representando á los elementos como generadores. - -El señor de Tlalocán, _Tlalocatecutli_, el más alto de los Tlálocs, -imperaba sobre la lluvia y el huracán, y era venerado por toltecas, -chichimecas y aztecas. Figuraba como un dios antropomorfo, cuya estatua -de blanca piedra aparecía pintada con los colores del agua, verde y -azul, y portaba un cetro adornado de oro. - -El dios de la América Central, particularmente de los mayas, fué -_Ahulneb_, el de la _Cruz_. Los cuatro vientos que producían la lluvia -denominábanse los cuatro _Bacabs_[160]. - -Nicaragua adoraba al dios del Aire _Chiquinau_; y Oviedo[161] cita á -_Ecalchatl_, mito interesante de esta cosmogonía. - -_Mixcóatl_[162], es la nube-serpiente, antigua divinidad chichimeca, -tenida en gran honor por los nahuas y los nicaragüenses, la que, según -Brinton, portaba por rayos un haz de flechas en las manos, pareciéndose -á Tonante. - -Quetzalcóatl[163], el «papagayo-serpiente», la nube serpiente emplumada, -aparece como una divinidad atmosférica máxima, la que, bajo el -nombre de _Nanihehecatl_, es «el señor de los vientos», y bajo el de -_Tohil_[164], «el que ruge.» - -En _Wixepecocha_, con atributos comunes á la gran divinidad de los -toltecas, encárnase el dios del Aire de los zapotecas, á los cuales se -apareció como un famoso predicador. - -El gran _Itzamna_[165] yucateco figura como el dios nacional de la -raza maya. Su carácter atmosférico resulta de sus propias palabras, -respondiendo á quienes le interrogan sobre su origen (_Itzencaan_, -_Itzenmuyal_, rocío del cielo, rocío de las nubes). Itzamna se -dá por hijo del cielo. Él se aparece como un sabio hechicero: cura -enfermos, resucita muertos, reparte la tierra entre sus fieles, funda -pueblos é inventa la escritura. Sus adoradores venéranle en Izamal. -Los naturales de la América Central consideran á Itzamna como un solo -dios con Cuculcán, el aparecido del oeste, que llegó con diez y nueve -compañeros, todos barbados y vestidos de largas túnicas, y que vive -en Chichen Itza. Su nombre, como el de Quetzalcóatl, compónese de las -voces mayas: _cuc_, «papagayo», y _can_, «serpiente»[166]. - -Los quichés de Guatemala tenían su _Gucumatz_[167], «el -papagayo-serpiente»,—de _guc_, «pájaro verde» y _matz_, «serpiente». -Es un cuaternión ó cuaterno, que se transforma en un período dado de -días en serpiente, en águila, en tigre y en sangre coagulada. Aparece -como un dios dominador y engendrador según la biblia quiche ó Popol -Vuh[168]. Gucumatz hace surgir la tierra de en medio de las aguas, -invocando á ese Hurakán, el «corazón del cielo», según este libro -sagrado. - -Los nahuas veneraban á otra divinidad de la atmósfera y de la -tempestad, al cruel _Huizlopochtli_[169], dios de la guerra, que M. -Tylor creyó identificar con _Mextli_, guerrero de cuyo nombre quiere -derivar el de Méjico. _Huitzilin_, significa «colibrí», y es sin duda -este irisado pájaro-mosca el emblema de la naciente primavera. Aquél -al salir del vientre de su madre Coatlicue y cuando sus hijos, los -Centzunhuitnahuas, y su hija Coyolxauhqui, intentan matarla á causa -de su preñez, tírales con una serpiente de fuego, á cuyos golpes -caen exánimes, por lo que desde entonces viénele bien el nombre que -lleva de Tetzauhtostl, «el dios terrible». Coaticlue, la mujer de -las serpientes, que habita la montaña de las Serpientes, es la nube -tempestuosa preñada de rayos; una bola de blancas plumas, flotante en -el aire, que fecundo su seno, es la nubecilla blanca que al entrar en -el seno de la gran nube, parece iniciar la tempestad; los hijos que -quisieron matarla, son las nubes que suben al zenit, impulsadas por el -viento precursor del huracán, y que parecen oponiéndose y encontrando -á la nube principal; una voz que á la madre habló de defensa desde su -seno, es el trueno. Bernal Díaz cuenta de un page de Huitzilipochtli, -dios de las alarmas, mensagero «rápido», llamado Paynalton, y que -parécenos que debe ser el viento que sopla. - -Entre los muyscas de Cundinamarca, P. Simón[170] hace referencias á un -_Chiminigagua_, gran receptáculo de la luz en medio de las tinieblas. -La luz comienza á emanar de él, y su aparición dá nacimiento á los -primeros seres, unos grandes pájaros negros que se desparramaron por el -espacio, lanzando por sus picos una sustancia brillante, trasparente é -impalpable, que fué el Aire. - -El gran dios de la atmósfera y del iris en Cundinamarca, es -_Chuchavira_. Simón[171] relata lo universal de su culto de parte de -su pueblo, especialmente de las mujeres en cinta; siendo fecundador, -entonces, este dios del aire. Era representado por figurillas de oro, y -se le consagraban esmeraldas. - -J. G. Müller[172] vé en el terrible _Thomagata_ otro dios solar como -Botchica; pero este Thomagata aparece como un meteoro divinizado, como -un espíritu de fuego cruzando el espacio, lo que demuestra que se trata -de un dios del huracán, de la tormenta con rayos, y del trueno. En -efecto: Thomagata anda siempre recorriendo el espacio, bajo el aspecto -de un ser de fuego, que tiraniza á los hombres, y que exige, para -aplacarse, grandes sacrificios humanos; y debía ser muy terrible para -que se le figurase, como refiere Piedrahita[173], con cola de felino. -Botchica extermina á este dios, lo que indica la sustitución entre los -muyscas de una divinidad por otra. - -El dios atmosférico anterior á la heliolatría peruana, es _Catequil_, -quien tiene un hermano, _Piguerao_, el _piscu-uira_ ó el «pájaro -brillante» según la interpretación inadmisible de Brinton, quien -traduce al quichua una palabra que no lo es; siendo el ave luminosa, -por lo demás, alusión á la nube preñada de rayos, viéndose en ello que -en el Perú la nube era representada como un ser ornitomorfo. Catequil -tenía por arma el rayo, y los meteoritos eran las piedras que él -lanzaba sobre la tierra. Este dios del rayo aparece como una divinidad -fecundadora, alusión á la lluvia que riega la tierra, y por ello, sin -duda, los Incas admitían su culto en las fiestas de verano, no obstante -ser grato á los sacrificios sangrientos, que proscribieron los héroes -heliolátricos. - -_Ataguju_ ó Atachuchu creó un ser humano, Guaman-suri, que descendió á -la tierra y sedujo á una joven, hija y hermana de los Guachemines, los -tenebrosos habitantes del globo. Estos mataron al amante de su hermana, -la que sobrevivióle poco tiempo, no sin poner dos huevos en el mundo, -de los cuales nacieron Catequil y Piguerao. Catequil, volviendo á la -vida á su madre, y matando á los Guachemines, valiéndose de una piel de -oro de Atachuchu, hace nacer de la tierra á los hombres. - -Este mito, en resumen, es interpretado por Brinton[174] de la manera -siguiente: el hijo del cielo, personificación del cielo mismo, se une -á una divinidad de las nubes negras de la tempestad, es decir, á la -nube misma; los nubarrones del huracán, los tenebrosos Guachemines, son -heridos por su rayo; Catequil, acompañado del relámpago, dispersa estas -nubes, y después, por medio del fuego, fecunda y dá vida á la tierra, á -la que hace fértil, suministrando el alimento á los hombres. - -_Pillán_, el Trueno, es la divinidad suprema de los araucanos, el -que vive en las eminencias de la cordillera fraguando la tormenta. -Sus hachas son los rayos, que cortan de un golpe los viejos robles. -Esto aparece resultar de la leyenda del _Viejo Latrapai_, referida -por un distinguido americanista chileno[175], según la cual Latrapai -resolvió un día dar sus hijas en matrimonio á sus sobrinos Cónquel -y Pediu, pero siempre que derribasen un bosque de robles, volteando -cada árbol de un solo golpe, lo que consiguieron cuando bajaron las -armas del Pillán, que ellos pidieron «llamando hachas» _cuatro_ -veces, en estos términos:—¡«Bájate, hacha del Pillán! Bájate hacha -del Pillán! Favorécenos, soberano de los hombres; bota dos hachas -que corten un árbol con cada golpe!»—Dicho lo cual, bajaron hachas -por las copas de los árboles; y con ellas, cortando cada árbol de un -golpe, satisficieron al viejo Latrapai, casando con sus hijas. Y es de -advertir, á propósito de hachas, que las de piedra, obra del hombre -primitivo, son tenidas como hachas del rayo por los pueblos indígenas -que las desentierran; y es por eso que en Calchaquí, por ejemplo, se -conjura á la tormenta de piedra ó al granizo presentándole durante un -rato los filos sagrados de aquellas[176]. - -En nuestro Calchaquí tenemos también un mito del viento y de la -tormenta, que desempeña un importantísimo papel en la cosmogonía de -este pueblo. La divinidad atmosférica calchaquí aparece aniquilando -á las fuerzas de la naturaleza que vencieron al sol y á la luna, -estableciendo desde entonces su imperio absoluto, lo que demuestra la -supremacia en estas regiones de un culto acuático sobre la heliolatría. -Tal divinidad atmosférica suprema, de cara humana, mitad antropomorfa y -mitad ofídica, con cuerpo de dragón y cola de serpiente, es la _chasca -Huayrapuca_, la «Madre del Viento», ó el Viento mismo, del género -epiceno, varón y hembra á la vez, que anda corriendo por los aires, -llevando al huracán, á la tormenta y á la lluvia, y que á nosotros nos -cupo en suerte desenterrar del panteón calchaquí[177]. - -Esta breve reseña de las divinidades atmosféricas continentales nos -ha sido necesaria, para dejar así establecido que, no sólo no nos -extraña la existencia de la Cruz venerada entre los Pieles Rojas y -demás pueblos del norte, y entre los toltecas, los aztecas, los nahuas, -los quichés, los muyscas, los aymarás, los quichuas, los araucanos -y los calchaquíes, sinó que la existencia del sagrado símbolo debió -precisamente ser un hecho entre ellos, desde el momento en que los -cuatro palos de la cruz, como más adelante lo veremos, no son otra -cosa que la gráfica, sencilla y natural representación de los cuatro -puntos cardinales de donde soplan los cuatro vientos, de los cuatro -vientos mismos, de los cuatro antepasados, las fuerzas creadoras de -la naturaleza, ó de los cuatro genios de las cosmogonías primitivas; -porque, como observa Brasseur[178] respecto á este último punto, los -navajos de Méjico nacieron de cuatro espíritus; los mayas de cuatro -genios antepasados; y en todas las historias aztecas y toltecas -aparecen cuatro caracteres, ya sean como sacerdotes ó enviados de los -dioses ó magestad oculta ó disfrazada, ya como guías y caudillos de -tribus durante sus migraciones, ya como reyes y mandantes de monarquias -después de su fundación; y aún en los tiempos de la conquista siempre -encontramos cuatro príncipes que forman el supremo gobierno, ya sea en -Guatemala ó ya en Méjico. Nosotros añadiremos en el Perú á los cuatro -de la cueva de Pacaritambo, que tiraban piedras á los cuatro rumbos, y -que volaban al cielo cuando morían[179], repitiéndose este ejemplo de -los cuaternos en otros pueblos. - -Donde hay, pues, dioses de la atmósfera, del huracán, de la tormenta, -del trueno y del rayo, seguramente existirá el símbolo complementario -de la Cruz, tenido como emblema de alta veneración; lo contrario, la -escepción, sería lo que cabalmente llamaría la atención en cuanto el -caso se presentase; pero esto en realidad no acontece, como lo veremos -por los ejemplos que pasamos á apuntar. - -Tláloc, la gran divinidad azteca, de cuerpo y rostro gris, vestido -de una túnica de azul con bandas de plata en cuadro, luciendo flores -de perlas de colores, diadema de plumas blancas y verdes, de la que -caían á sus espaldas plumas rojas y verdes también, oro y pedrerías, y -portando la aurea serpiente en su diestra en representación del rayo, -con su solo ojo, todo blanco, atravesado por una línea horizontal -negra, bajo la cual veíase el semicírculo del mismo color;—Tláloc, el -dios de la boca tridentada, cuya estatura era rodeada por un gran -anillo doble azul, tenía por insignia la _Cruz_, ó los cuatro vientos -que soplan de los cuatro puntos trayendo la lluvia, sobre los que -ejercía su imperio, repitiéndose el número cuatro en todo lo que con él -se relacionaba[180]. - -_Amimitl_, como _Opochtli_, el señor de los pescadores, inventor de -redes y harpones, era uno de tantos Tlálocs, venerado en el lago -Chalco. Como á Tláloc máximo, representábasele bajo la forma de un -hombre de tinte gris, coronado de papeles de diversos colores y de -plumas verdes, vistiendo un traje de igual color, semejante al hábito -de los sacerdotes católicos. Esta divinidad acuática estaba armada de -un cetro singular y de un escudo rojo, adornado al centro con una flor -blanca, y _cuatro_ hojas _en Cruz_[181]. - -La diosa de seno de esmeraldas, la divinidad de las ondas, la reina -de los magos, la dama de la saya verde, la hermana de Tláloc, según -Sahagún, ó compañera de este dios, al decir de Torquemada; la diosa -de la frente azul, que portaba una corona orlada de plumas verdes y -que lucía un collar de esmeraldas y pendientes de turquesas, vestida -de celeste claro, como el agua de los lagos; la que tenía el poder de -agitar las tempestades, de levantar los torbellinos, de inundar las -tierras, _Chalchihuitlicue_, la _Matlacue_ de los tlascaltecas, lucía -un escudo al brazo izquierdo, cuyo blasón era una flor blanca de lis de -agua, portando en su diestra un objeto en forma _de Cruz_[182]. - -El dios tolteca hijo de Mixcóatl, es decir, de otro dios de -la atmósfera y de las nubes, que lleva ciertos sobrenombres -significativos, dignos sobre todo de una divinidad del huracán, como -que es el «papagayo-serpiente» ó la «serpiente emplumada»; el hombre -blanco, de mirada roja resplandeciente, robusto, de larga frente, de -cabellera y barba negras, con su insignia en una mano; el predicador -de la montaña de _Tzotzitepec_, ó «monte del clamor»,—Quetzalcóatl, -de quien ya nos ocupamos, viste un largo traje blanco sembrado _de -cruces_, como una comprobación final del carácter meteorológico de tan -curioso mito[183]. - -El carácter atmosférico de Quetzalcóatl, queda comprobado otra vez más, -cuando figura con el epíteto de Nanihehecatl ó «señor de los _cuatro_ -vientos», el cual tenía por símbolo _la Cruz_, como signo sagrado de -su poder sobre el aire. No debemos olvidar que en el curso de su viaje -hacia Tlapallán, dejó como señal de su tránsito un árbol atravesado -horizontalmente por una flecha, formando así _una Cruz_[184]. - -Más claramente representativa aún que la Cruz de Quetzalcóatl, es la -del aparecido _Wixepecocha_, el que de la mar vino por el sudeste; el -anciano que predicó á los zapotecas de Huatulco doctrinas que no fueron -comprendidas en el primer momento; el famoso perseguido, que vaga de -una parte á la otra, y que subiéndose á la más alta cumbre del monte -Cempoaltepec, asciende á la atmósfera y se desvanece, sin dejar otro -rastro visible en la tierra que las plantas de su pie impresas en las -rocas. Este aparecido que huye en todas direcciones y que acaba por -desvanecerse en el espacio, se parece á la nube y al viento. Antes de -partir al monte cuya cima le sirvió de refugio, plantó _una Cruz_, -recomendando su adoración á los habitantes de la tierra: la veneración -al símbolo de la lluvia queda así comprobada[185]. - -El terrible _Huitzilopochtli_ nahua[186] era un dios de la atmósfera -y del cielo entre los aztecas, como Quetzalcóatl entre los toltecas -y Camaxtli entre los chichimecas. Su madre Coatlicue, la muger de -las serpientes, que habita la montaña de las Serpientes, es la nube -del huracán despidiendo rayos. Encima de la pirámide truncada que -era consagrada á Huitzilopochtli en Tenochtitlan, se levantaba el -templo que guardaba su estatua. Esta tenía enormes proporciones, y -representaba al dios en su trono, soportando un globo azul, del cual -salían _cuatro_ bastones en forma de serpientes. El globo era emblema -de la bóveda celeste, dominio de Huitzilopochtli; las serpientes -simbolizaban relámpagos; los bastones servían á los sacerdotes para -portar su imagen en las procesiones. La cabeza del dios lucía como una -cimera un colibrí de plumas brillantes, cuyo pico y cresta eran de oro; -su rostro, con el ceño de su crueldad, era atravesado por dos bandas -azules horizontales, generalmente cubierto por una máscara de aquel -metal. En su mano derecha llevaba, para servirle de báculo, un bastón -en forma de serpiente, sobre el que se apoyaba; en su brazo izquierdo -portaba un escudo ornado de cinco ramilletes de plumas blancas _en -forma de Cruz_. La mano correspondiente á este brazo tenía las _cuatro_ -flechas de oro caidas del cielo, y de las que dependía el destino del -pueblo azteca. El blasón cruciforme de este dios de la atmósfera, -simbolizaba las nubes que traían la lluvia[187]. En la nota anterior se -reproduce su insignia cruciforme. - -Sin lugar á duda alguna, sabemos que el emblema de la lluvia en la -América Central, especialmente entre nahuas y mayas, era _la Cruz_. Las -Casas[188], obispo de Chiapa, recuerda su veneración en estos pueblos, -y refiere que en el principal de los manantiales ó vertientes de agua -los nativos erigían _cuatro_ altares, en la forma de una Cruz. La Cruz, -que los misioneros no supieron si admirar ó atribuir á Satanás, fué -el objeto central en el gran templo de Cozumel, perseverando en los -bajorelieves del antiquísimo pueblo de Palenque. Fr. Alonso Ramos[189] -cuenta la gran veneración á la cruz de parte de los yucatecos. «Apenas, -escribe, los españoles se acercaron al Continente de América, en 1518 -desembarcando en Cozumel, junto á Yucatán, hallaron _muchas cruces_, -dentro y fuera de los templos y en su patio almenado puesta una cruz -grande, en cuyo contorno hacían procesión los indios _pidiendo á Dios -lluvias_, y á todas las veneraban con gran devoción», lo que prueba que -era el símbolo de un gran dios atmosférico. - -Desde tiempo inmemorial la Cruz aparece siendo objeto de plegarias y -de sacrificios de parte de nahuas y mayas, la que se suspendía como un -emblema augusto en los templos de Popayán y Cundinamarca, significando -«Arbol de Nuestra Vida» en lengua mejicana. Los de Yucatán imploraban á -la Cruz cuando demandaban agua en tiempo de seca. La diosa azteca de -las lluvias llevaba una Cruz en su mano, y en una fiesta primaveral -en su honor víctimas humanas eran sacrificadas en cruces, atravesados -sus cuerpos de flechas[190]. Quién sabe si esto mismo significasen los -sacrificios humanos en cruces, ó los niños crucificados que se hallaron -en casi todos los templos del Perú, y especialmente en los de Pasao, -de los que recuerdan el P. de la Calancha, Zárate, Miguel Estete y -especialmente Cieza de León, quien compara estos _crucificados_ con los -que vió en Cali[191]. - -El dios del templo de la isla de Cozumel, venerado especialmente por -los mayas, se llamaba _Ahulneb_, divinidad de la lluvia y de los -vientos, representado bajo la forma de un gigante monstruoso que -llevaba una flecha en la mano. Su emblema era _la Cruz_, á la que -imploraban, para que hiciera llover, los peregrinos venidos de los -países secos, en donde el agua se guardaba en preciosas represas[192]. - -Los _cuatro_ Bacabs de la naturaleza; las cuatro corrientes invisibles -del aire; los cuatro seres míticos; las «cuatro _vasijas_ de arriba», -que en Yucatán se suponían columnas del cielo que lo sostenían en las -cuatro partes del mundo, como grandes cariátides, estaban distribuidos -_en Cruz_[193]. Estos cuatro Bacabs, _Kan, Muluc, Ix y Cauac_, -correspondientes á los puntos cardinales N. S. E. y Oeste, eran dioses -de la lluvia, y arreglaban el calendario maya. Su representación por -_cuatro vasijas de arriba_, es sin duda una alusión á los _vasos del -Trueno_, de los que nos ocuparemos. Los cuatro Bacabs, ó los cuatro -viejos, escaparon en tiempo en que todos los seres se ahogaron en el -diluvio americano. - -Cuando los musycas querían sacrificar en honor de las diosas de las -aguas, estendían largas cuerdas sobre la tranquila linfa del lago, -de tal manera que formaban _una Cruz_ gigantesca, en cuyo punto de -intersección ofrendaban oro y esmeraldas al sagrado símbolo, como -lo atestiguan Simón y Acosta[194]. Según Rialle[195], no obstante el -culto preponderante de Botchica, la diosa _Batchué_ conservó toda la -veneración de los muyscas de Cundinamarca, quienes le rendían homenage -tendiendo en cruz dos grandes cuerdas sobre la superficie del lago, -venerándose su intersección en la forma que dejamos apuntada. Era la -diosa de las aguas, y tenía supremacia sobre las plantas, hijas de -la tierra. En el capítulo respectivo comprobaremos la existencia de -_cochas_ con cruces en Calchaquí. - -Del valor mitológico de la Cruz como símbolo en el Perú, nos hemos -ocupado anteriormente. - -Aunque los cronistas guarden silencio sobre las relaciones entre el -Catequil y la Cruz, porque fué asunto en que no cayeron en cuenta, -nosotros no dudamos que esta ha debido ser su símbolo, dado el carácter -atmosférico de la pre-incaica divinidad. - -El _Dios del Aire_ que nos ofrece E. G. Squier[196], y que reproducimos -en la Fig. 28, no aparece con la Cruz; pero en cambio es portador en su -izquierda de un largo _Tau_, igual al de las figurillas de la procesión -de Wiener, de que antes dimos cuenta,—símbolo que, en todos los -pueblos equivale á aquel otro, como ya lo establecimos. Este dios del -Aire, de nombre ignorado, que bien puede ser ese Catequil, también -celebrado escepcionalmente por los Incas en su gran festival de las -mieses en verano, porta á su diestra un pájaro de pico abierto, -largo cuello, cola profusamente pintada: el pájaro de la tormenta, -símbolo de la nube, quizá el ave luminosa _Piguerao_, que nos hace -recordar al instante el papagayo de Quetzalcóatl, Cuculcán, Gucumatz, -y particularmente el colibrí ó pájaro-mosca de Huitzilopochtli. -También nos trae á la memoria el ojo blanco de Tláloc, con su línea -horizontal negra, ese ojo cuadrado, con su línea central, en la peruana -divinidad. El cuerpo circular del pájaro de Squier, rememora el «espejo -resplandeciente» de Tezcatlipoca, y especialmente la bola emplumada -que flotando en el aire fecundo el seno de Caticlue, la muger de las -serpientes. - -[Ilustración: Fig. 28. Dios del Aire de Squier.] - -Por lo demás, este Dios del Aire ofrece mucho interés: su cuerpo es -antropomorfo, y de su parte posterior sale su gran cola de dragón, -común á las representaciones de las divinidades atmosféricas; su -cabeza zoomorfa, de gran boca dentada, con casquete triangular y una -media luna por penacho, recuerda la fisonomía del _Wind Spirit_ de -los Haidas, y, sobre todo, la de las _Huayrapucas_ de la figura 27. -Cosas muy curiosas, son: los _linga_ y _yoni_ que la divinidad peruana -lleva á cada lado de sus piernas; el falo, con su ingle superior y -sus círculos Imaymanas á la parte de abajo, entre el _tau_ y el casco -triangular de su cabeza, etc. El dios se vé que va en actitud de volar -por los aires. - -[Ilustración: Fig. 29. Fragmento de calabaza (Piedra Blanca, -Catamarca).] - -[Ilustración: Fig. 29 _bis_. Detalles de la anterior.] - -Lafone Quevedo[197], dedicando al mismo una decena de renglones, dice -que, por sus atributos fálicos, «muy bien le vendría el nombre de -_Punchao_.» - -Cada vez que vemos la figura de Squier, viénennos también á la memoria -las Huayrapucas calchaquíes de las Figs. 29 y 29 _bis_, grabadas sobre -un pequeño mate de barro, reproducido en la primera de estas láminas, -apareciendo en la figura _bis_ el desarrollo del objeto total, de uno y -otro lado. Estas figurillas _a_ y _b_, tienen cuerpo antropomorfo, cara -zoomorfa, y aparecen en actitud de volar; y si bien no arrastran -colas de dragón, la serpiente de escama triangulada, que simboliza al -rayo, aparece enroscada al mango incompleto del objeto. La figurilla -_a_, lleva en su única mano una flecha, que debe ser figuración de -un rayo, como en los dioses toltecas y aztecas; la _b_, porta en su -izquierda una larga flecha, y en su diestra otra, y á más el pájaro -ó _Ave de la Tormenta_, representada simbólicamente por una cabeza y -cuello de _Suri_ ó Avestruz, que indiscutiblemente para nosotros es -el ave sagrada de _las nubes_ en Calchaquí, como lo explicaremos en -el capítulo respectivo. Los ojos de las figurillas que nos ocupan son -Imaymanas, sencillos y dobles. - -[Ilustración: Fig 30. Olla de barro de Capayán Colecc. Quiroga.] - -Indudablemente que el dios del Aire de Calchaquí está emparentado con -el del Perú, y quién sabe si no son ambos la misma divinidad de la -tormenta. - -Más en las Huayrapucas hasta ahora reproducidas no aparece el símbolo -de la Cruz, que vamos estudiando en los dioses meteorológicos, hasta -que damos con el grupo mítico-atmosférico de Capayán (Catamarca), en -las fronteras del valle de Londres, grabado sobre el barro de color -negro, en la parte anterior de la pequeña olla de la figura 30, que -reproducimos desarrollada en la 30 _bis_. A la parte posterior de la -olla (Fig. 30) sólo aparece la cola ofídica, con círculos Imaymanas -grabados en la misma, sirviendo de oreja ó manija á la tinajita. Lo -interesante es la figura mítica á la cual esta cola de serpiente -pertenece, grabada con poca profundidad en la parte anterior del objeto -(Fig. 30 _bis_). - -Estas figuras fueron ofrecidas por nosotros en nuestro trabajo sobre la -Madre del Viento[198], y muy oportuno es reproducirlas en esta ocasión. - -[Ilustración: Fig. 30 _bis_. Desarrollo de la figura anterior.] - -Como se vé en el desarrollo del grupo mítico de la olla, al centro -del mismo aparece un ser de interesantísimas formas humanas. Este -ser, como los dioses mejicanos del aire, lleva en la cabeza un -penacho de seis anchas plumas de ave. En su cara humana,—de la que -caen pendientes,—dos serpientes que tatúan sus mejillas, sobre las -que descansan sus cabezas, forman la nariz del ídolo en su punto de -intersección, y sus colas arqueadas, las cejas; la boca es ovalada. -De su barba, despréndese la caja geométrica del cuerpo, saliendo -para dentro del cuadro, de cada una de las cuatro esquinas del -mismo, _cuatro_ cabezas de serpiente, con ojos y boca, provistas de -sus cuellos. Estas cuatro cabezas forman el símbolo de _la Cruz_, -perfectamente artística y visible. Del ángulo inferior del cuadrado -despréndense las patas zoomorfas del mítico ser, el que aparece en -medio de las nubes y de la tormenta, provisto de grandes ojos dobles, -con las zig-zags. - -El caso que acabamos de ofrecer es elocuentemente típico, y salta -á la vista la intención del artista que grabó la Cruz, formada por -cuatro cabezas de serpientes rayos, que insinúan lluvia. Esa Cruz -ocupa el centro mismo de todo ese animado y viviente grupo mítico de -la tormenta, como un símbolo de alto valor meteorológico, con sus -palos trazados por la luz vital y resplandeciente de cuatro rayos. -Todo en este grupo habla de _lluvia_, de _agua_ del cielo; y en las -figuras míticas y animadas de los grupos laterales de las nubes de la -tormenta, la greca ondulosa repítese de una manera llamativa, la cual, -según Jiménez de la Espada[199], es en el Perú posiblemente, como entre -etruscos y pelasgos que tantos adornos comunes tienen con los yuncas, -una representación de la superficie más ó menos agitada del agua marina -ó fluvial,—en este caso del _agua_ de las nubes,—pues del examen -arqueológico de varios huaqueros peruanos resulta que al parecer tal -cosa ha querido indicar el dicho meandro onduloso, al dárselo en las -pinturas de aquellos por base ó sostén á los _Coohuampu_ ó «caballitos -de totora», especie de esquifes en uso hoy todavía entre los pescadores -de la costa de Trujillo y Santa en el Perú, y muy semejantes por su -ligereza y material de construcción al _phaselus_ de los egipcios. - -De todo cuanto dejamos escrito en este capítulo, resulta plenamente -confirmada la afirmación que hicimos de que la Cruz es el símbolo de -los dioses americanos del Aire y de los mitos de la Tormenta; en otros -términos: el símbolo sagrado de los fenómenos meteorológicos del cielo. - -Ahora bien: ¿por qué ha de ser precisamente el signo de la Cruz el -emblema ó símbolo de los cambios meteorológicos producidos como -fenómenos de la atmósfera? ¿por qué ha de serlo la Cruz, y no otra de -las figuras geométricas tantas veces repetidas en la escritura indiana, -como el círculo, el triángulo, el cuadrilátero, la greca, el arabesco, -el meandro ú otra combinación ideológica ó simbológica cualesquiera? - -Porque así lo fué, y porque así debió serlo, limitarémonos á contestar -al poner punto final al presente capítulo. - -En el siguiente, relacionando el símbolo con el número sagrado -_Cuatro_, pasamos á probar esta afirmación, al parecer hecha _á priori_. - - -NOTAS: - -[151] _Tenth Annual Report of the Bureau of Ethnology to the Secretary -of the Smithsonian Institution_, J. W. Powell (Washington, 1893). - -[152] Adán Quiroga, _Huayrapuca ó la Madre del Viento_ (Buenos Aires, -1899). - -[153] Op. cit., pág. 477, Fig. 664. - -[154] Id. id., pág. 480, Pl. XXXII. - -[155] Sobre estos dioses ofídicos, y por qué son tales los del Aire, -véase Rialle, _Mythologie Comparée_, cap. XIX, pág. 317. - -[156] Véase Brinton, _The Myths of the New World_, cap. V, pág. 154, y -sobre el dios Hurakán, Brasseur, _Le Libre Sacré_, pág. 80. - -[157] Sobre Tláloc, véase Torquemada, _Monarquía Indiana_, lib. VI, -cap. 37 y Brasseur, pág. 121. - -[158] Brinton cit., págs. 105, 136, 189, 215. - -[159] Op. y lug. cit. Brasseur, pág. 70. - -[160] Brinton cit., págs. 97 y 117. - -[161] _Relación de la Provincia de Nicaragua_, pág 41 y sigtes. Sobre -este y otros Dioses del Aire, véase también á Sahagún, _Historia de la -Nueva España_, cap. II. - -[162] Brinton cit., págs. 35, 68, 190—Brasseur, pág. 92. - -[163] Brinton, págs. 213 y sigtes. y 335 á 338. Brasseur, pág. -80—Rialle, cap. XIX, págs. 309 y sigtes. - -[164] Brinton, págs. 184 y 214. - -[165] Brinton, págs. 222 y 335. - -[166] Rialle, cap. XX. - -[167] Brinton, pág. 171—Brasseur, pág. 118. - -[168] Este libro sagrado fué traducido por Francisco de Ximénez y -publicado después en Viena por M. Scherzer (1857). - -[169] Brinton, págs. 140 y 323—Rialle, cap. XX cit.—Brasseur, pág. 122. - -[170] _Noticias de Tierra Firme_, Part. II—Sobre este y otros mitos -muyscas, véase también á Piedrahita, _Hist. de la Conquista del Nuevo -Reino de Granada_ (1668) y E. Restrepo, _Aborígenes de Colombia_, Caps. -II y III. - -[171] Op. y lug. cit. - -[172] _Amer. Urreligionen_, pág. 420 y sigtes. - -[173] Op. y lug. cit. - -[174] Brinton, cap. V. págs. 185 y sigtes. - -[175] R. Lenz, _De la Literatura Araucana_, págs. 16 y 17 -(Discurso—Oct. 1897—Chillan). - -[176] Adán Quiroga, _Hachas sagradas_ (1900). - -[177] Adán Quiroga, _Huayrapuca ó la Madre del Viento_ (Buenos Aires, -1899)—Max Müller, á propósito de los dioses epicenos brahamanes, dice -que sus adoradores «querían expresar algo que no fuese ni macho, -ni hembra; ... querían algo que estuviese por cima del masculino y -del femenino; un ser sin sexo, pero no un ser sin vida, ó un dios -impersonal» (_Origen y desarrollo de la Religión_, Sec. III, § I, pág. -286). - -[178] Brasseur, _Le Lib. Sacr._ Introd., pág. 117—Véanse también á -Kinsborough, _Antigs—of México_, pág. 480; Ternaux Compans, _Recueil de -pièces á la Conq. du Mexique_, pág. 307 y 310, etc. - -[179] Nosotros disentimos con Brinton y demás americanistas en la -interpretación de la palabra compuesta _Pacaritambo_. Como _Pacari_ es -«amanecer», y _tambo_, «lugar, casa», daría: «casa de orgíen», «tambo -del nacimiento», ó sea de donde salió el sol y sus hijos los Incas. En -otros términos: la cueva de la aurora. - -[180] Brinton, págs. 238 y 265—Rialle, págs. 297 á 299—Lucien Biart, -_Les Aztéques_, pág. 85 (París 1885). - -Con motivo de la Cruz de Tláloc, encontrada en las ruinas toltecas de -Téotihuacán, depositada en el Museo del Trocadero, y que Lucien Biart -reproduce en el lugar citado, el doctor Hamy demostró de como uno de -los atributos de Tláloc, destinado á _figurar la lluvia_, tomó á golpes -de cincel de los escultores la forma de la Cruz cristiana. - -[181] Rialle, pág. 301—Brasseur, pág. 92. - -[182] Brinton, pág. 145—Rialle, págs 303 y 304—Brasseur, pág. 70. - -[183] Brinton, págs. 114, 124, 141, 172, 221 y 345—Rialle, págs. 309 á -312, 314 y 315. - -[184] Rialle, págs. 310 y 313—Lucien Biart reproduce su estátua del -Trocadero (pág. 81). - -_Tezcatlipoca_, el creador del espacio, portaba en su izquierda un -escudo y cuatro flechas en Cruz. Su imagen aparece en una terracota -encontrada en Nahualac por M. de Charnay. Lucía anillos y cordones de -oro, plumas verdes y manto rojo (Biart cit., págs. 75 y 76). - -[185] Rialle, 323. - -[186] Véase Lucien Biart, op. cit., pág. 91, París 1885. - -Este autor, en el lugar citado, reproduce la insignia cruciforme de -Huitzilipochtli, de acuerdo con el manuscrito de Le Tellier. He aquí la -tan curiosa insignia: - -[Ilustración: Insignia cruciforme de Huitzilipochtli.] - -[187] Brinton, págs. 140 y 323—Rialle, págs. 327 á 333. - -[188] _Hist. Apologética_, c. 121, MS.—De la Cruz en Yucatán han -tratado estensamente Ixtlilxochitl, _Hist. des Chichiméques_, pág. -5 y sigtes; _Sahagún_, _Hist. de la Nueva España_, lib. I, cap. II; -Cogolludo, _Hist. de Yucathan_, lib. IV, cap. IX; García, _Or. de los -indios_, lib. III, pág. 109; Palacios, _Descrip. de Guatemala_, pág. -29, etc. - -[189] _Historia de Copacabana_ (Carta de D. Joaquín de Sosa y Lima -cit., «Revista de la Biblioteca», Rioja 1890). - -Niceto de Zamacois asegura que la Cruz de Yucatán «representa al dios -de las Lluvias» (Annual Report de Powell (1888-89), pág. 730). - -[190] Brinton, pág. 114. - -[191] _Crón. del Perú_, capits. XXVII y XLIX. - -[192] Rialle, págs. 299 y 326. - -[193] Brinton, pág 97. - -[194] E. Restrepo, _Los Aborígenes de Colombia_, pág. 45. - -[195] Págs. 278 y 279—Brinton, pág 115. - -[196] Squier, _In the Land of the Incas_, cap. XI, pág. 188. - -[197] _Culto de Tonapa_, pág. 49. - -[198] Adán Quiroga, _Huayrapuca ó la Madre del Viento_, págs. 425 y 426 -(Bolet. del Inst. Geográf. Arg., tom. XX). - -[199] _Congr. de Amer. de Bruselas_, tom. I, pág. 636. - - - - -CAPÍTULO V - -LA CRUZ Y EL NÚMERO CUATRO - - - _Los números y su valor simbólico—Predilección - por el Cuatro en la raza americana—Los - hechiceros Chypeway—El número cuatro y el dios - Viztcilipuztli—Lo que escribe D. Antonio de Solís—El - número cuatro entre aztecas, nahuas, mayas, - quichés y muyscas—Entre peruanos y araucanos—Entre - calchaquíes—Los cuatro puntos cardinales y los - cuatro vientos—Los cuatro palos de la Cruz—La - Cruz como emblema acuático—Vaso ceremonial de - los Sia—Opinión de Stenvenson—Disentimiento con - Brinton—La Cruz como símbolo de la Lluvia._ - -Los números entre las diversas razas americanas tienen un valor -simbólico en sus religiones, en sus ceremonias hieráticas, en su -escritura sagrada y hasta en sus cosmoganías. - -Anteriormente hemos tenido ocasión de insinuar cuán venerados fueron -los números dos y tres de parte de algunos pueblos aborígenes, -citando divinidades bicéfalas y tricéfalas, ó de dos y tres en uno, -y viceversa. El número dos representa el fenómeno bisexual, sin -hermafroditismo en los dioses; el atributo de los creadores, ó más -bien: hacedores _cay cari cachun_, _cay huarmi cachun_, ya sean varones -ó hembras, para formar, reproducir ó procrear por sí mismos, como -todopoderosos en la creación de las cosas del cielo ó de la tierra. El -número tres, que llamaremos _tanga-tanga_, refiérese indudablemente -á la intervención de tres cosas en el acto carnal de la generación -de las especies; y el _Huampar Chucu_, la mitra del gran sacerdote -que reproduce la «Relación Anónima»[200], es sin duda en el Perú el -emblema fálico de este número sagrado, pues compónese de la alegoría -del triángulo, el foco solar, el mortero y su mano, y hasta por sus -formas el Huampar aparece como la ingle del miembro viril, con los -atributos de las naturas masculina y femenina. El _Tangatanga_ ó -figurón tricéfalo de los chancas, no es otra cosa que la representación -antropomorfa de la referida cantidad sagrada. - -No nos parece, como lo asevera Brinton[201], que la veneración al número -tres viene de tres operaciones mentales al pensar; pero sea de ello -lo que fuere, no es esta la oportunidad de debatir tan interesante -punto[202]. - -El número predilecto entre las razas aborígenes es indudablemente -el número _Cuatro_, especialmente en los pueblos en los cuales la -heliolatría es la base fundamental de la religión, como en Méjico y -Perú, por lo que tal predilección se ha atribuido generalmente al -conocimiento de parte de aquellos de los equinoccios y solsticios. - -Sin embargo, la raza norteamericana, que no era adoradora del Sol, -tenía como sagrado al número en cuestión, lo que prueba que esta -particularidad ó es más antigua que la religión heliolátrica, ó debe -explicarse de otro modo. - -El culto al número cuatro, como tan ingeniosamente lo ha demostrado -Brinton[203], se origina de la veneración á los cuatro puntos -cardinales, y obedece en cierto modo á las leyes aritméticas del -universo. El piel roja, según el americanista, adoptó este número -como regularizando cantidades en sus instituciones y artes; repitió -sus múltiplos y compuestos; imaginó nuevas aplicaciones, magnificando -constantemente su místico significado, llamándole, finalmente, en sus -ensueños filosóficos, la clave de los secretos del universo, la fuente -de la siempre creciente naturaleza[204]. - -El hombre rojo era cazador, y erraba por las selvas y las praderas sin -límites; un instinto, y no una facultad, dirigialo por la tierra, sin -extraviarse. En una época primordial de su historia, el indio tomó -nota de los cuatro rumbos, de los cuatro puntos cardinales, hacia los -cuales encaminaba sus pasos, y por aquellos se guió en el desierto y -en la noche, dignificándolos hasta convertirlos en dioses, como una -consecuencia natural. Mucho después, cuando un progreso lento le hizo -penetrar en otros secretos de la naturaleza; cuando se dió cuenta de la -trayectoría del sol, constantemente entre dos puntos, y del movimiento -de los elementos, él paró la atención en las radicales de la aritmética -y discernió una repetición ó aplicación de este número cuatro hasta en -las estaciones del tiempo. De aquí la adopción de parte suya de este -número como la cantidad regulatriz, y de aquí su predilección por el -mismo. Iguales motivos harían sagrado al cuatro en los demás pueblos, -cazadores antes que agricultores, y fetiquistas antes que politeistas, -aunque muchas veces el fetiquismo es una consecuencia posterior de -la adoración al dios representado, al que se concluye por atribuirle -voluntad propia, según Max Müller[205]. - -Los pieles rojas creen en la existencia de cuatro espíritus, -correspondientes á los cuatro puntos cardinales; genios de estos puntos -se suponen los vientos que soplan, por lo que son venerados también los -cuatro vientos, debiéndose advertir que el aire suele llevar el mismo -nombre de la divinidad cardinal de donde sopla[206], confundiéndose -de este modo con la dirección. De aquí es que en las ceremonias -religiosas de aquellos indios figuraba con monótona repetición el -número cuatro, por la conexión natural entre los movimientos del aire -en el pensamiento y en la palabra con las operaciones del alma y la -idea de Dios. Los creeks, especialmente, divinizaron al número cuatro, -y en la fiesta del Busk prendían fuego _en cruz_, ó sea en las _cuatro -esquinas_. - -El Este entre los dakotas, según Mr. Dorsey[207], simbolizaba la vida y -su fuente; y de aquí la colocación del cadáver al Este, para indicar la -esperanza de una vida futura. - -Estos puntos cardinales, según Brinton[208], tienen cada uno su motivo -especial para ser venerados. Del Este sale el sol. El Oeste es la -puesta, y trae la idea de muerte, sueño, tranquilidad, descanso de -la labor; en ese rumbo distante reposaba el alma fatigada del astro, -y cuando uno moría tomaba su camino. El Norte es el lugar del hielo; -hacia el Norte caminan las sombras, y de allí vienen los truenos -tempranos; viven en el Norte los dioses poderosos; y un témpano de -hielo no es más que una habitación de la divinidad; en una montaña -contigua á la estrella del Norte, creían los dakotas que existía el -dios de las estaciones; en el Septentrión oscuro moraba la muerte de -los attawas. El Sud, por el contrario, es la región de los vientos -ardorosos. - -Para nosotros, que vivimos bajo la línea ecuatorial, no hay cuestión -en cuanto al Este y Oeste, al naciente y poniente, rumbos sagrados por -la salida y puesta del sol; pero los motivos de la veneración al Norte -y al Sud serían forzosamente otros. Del Norte soplan los huracanes -y vienen los vientos secos y ardientes, que en verano marchitan la -naturaleza; el Sud tiene su Cruz celeste; el viento del Sud trae el -cambio atmosférico, y tras él llega la tormenta, que produce la lluvia, -animando á las tierras sedientas y á la vegetación que languidece. -Aparte de esto, motivos políticos llamarían la atención del Norte, pues -que en aquel rumbo vivían los monarcas resplandecientes y se hallaban -erigidos los grandes imperios. - -Los dakotas y otras razas del Norte, lo mismo que los demás pueblos -americanos, tienen en sus orígenes étnicos ó sociales la tradición -de cuatro hermanos, de cuatro semidioses, de cuatro jefes, de cuatro -caudillos ó de cuatro personajes; estos cuatro seres míticos aparecen -vestidos con metáforas groseras, pero alusivas siempre á los cuatro -vientos, pues que los vientos reconócense al instante en estos -cuaternos, é indiscutiblemente aquellos son los cuatro espíritus de -los navajos de Méjico, los cuatro genios antepasados de los mayas, los -cuatro aparecidos de Pacaritambo de los peruanos, etc. - -Todo ello explica por qué en las ceremonias sacerdotales era comunmente -repetido el número cuatro. - -Los hechiceros _Chipeway_, iniciando á sus neófitos en los misterios -de la religión, interrogábanles por un lugar de los cuatro polos, -de las cuatro grandes piedras que dejaban ante su fuego, recordando -cuatro días, refiriendo cuatro fiestas, y repitiendo durante la escena -religiosa este número ó sus múltiplos. - -Un ejemplo precioso de lo venerado que era el número cuatro ofrécenos -D. Antonio de Solís, describiendo en la ciudad de Méjico la plaza -del templo de Vitzcilipuztli ó dios de la guerra. «Tenía la plaza, -dice[209], _cuatro_ puertas correspondientes en sus _cuatro_ lienzos, -que miraban á los _cuatro_ vientos. En lo alto de los portales había -_cuatro_ estátuas ...» El ídolo, agrega, portaba _cuatro_ varas con -cabezas de sierpes y _cuatro_ saetas. - -Tenochtitlan[210], Cholula, Tezcuco y Quito estaban divididos en Cruz, -por calles que se cortaban de norte á sur y de este á oeste, de manera -que formaban cuatro cuarteles, mandados por cuatro jefes. La mayor -parte de los palacios tomaban la forma arquitectónica de la Cruz. Las -tumbas en más de un pueblo eran igualmente construidas en Cruz, y -abríanse á lo largo de ellos avenidas correspondientes exactamente á -los paralelos y meridianos. - -Los aztecas al tomar posesión de las tierras, tiraban flechas á los -cuatro puntos cardinales. Celebraban cuatro fiestas al año, y cuatro -veces la fiesta principal; con cuatro plegarias solemnizaban sus ritos, -ofreciendo incienso al cielo en los cuatro puntos cardinales; la humana -víctima del sacrificio era conducida cuatro veces al derredor del -templo, y arrancándole el corazón, bebían su sangre en cuatro vasos, -brindando á las cuatro partes del horizonte[211]. - -Los nahuas vivían sugestionados por la operación del número cuatro: -un pájaro era cogido por cuatro días; un fuego ardía y una flecha era -tirada á los cuatro cardinales cuando el bautismo de un niño; ofrecían -sus plegarias cuatro veces al día; sus grandes fiestas tenían lugar cada -cuatro años; las ofrendas de sangre se hacían á los cuatro puntos del -espacio; la jornada de las almas era de cuatro días y el luto duraba -cuatro meses ó cuatro años. - -Las divinidades mejicanas de la atmósfera son grandes cuaternos, como -Quetzalcóatl con el epíteto de Nanihehecatl, porque son «señores de los -cuatro vientos», que preponderan hasta el día en que vencen los dioses -heliolátricos, resultado de una revolución étnico-religiosa de los -aztecas contra los toltecas, unos y otros simbolizados en Quetzalcóatl -y Tezcatlipoca, el «espejo resplandeciente», vencedor éste de aquél, -por lo que es figurado por un pájaro blanco atravesado por una flecha -saliendo de la cresta incendiada del monte Zapatec, emblema de la nube -asaeteada por el rayo vencedor del Sol[212]. - -Los caribes, quichés y muyscas tienen también gran veneración por -el número cuatro, el que se encuentra repetido en sus tradiciones -mitológicas y etnológicas. En los calendarios nahua, apoteca y maya, el -mes tiene cuatro semanas; su indixión se divide en cuatro períodos; el -mundo pasa por cuatro grandes ciclos, lo que se repite periódicamente -por la división del año solar en cuatro estaciones, que se producen -por la lucha de cuatro gigantes aereos que dominan los vientos. En el -_Popol Vuh_, envuelto en la obscuridad teológica, el cuaterno Gucumatz, -después de creados los animales y de maldecidos por no tener lenguaje -para dar las gracias á los dioses á quienes deben la vida, forma con -maíz blanco y amarillo á los cuatro pobladores del mundo, los tigres -del alba, de la noche, de la luna y el «distinguido», ó sean: -Balam-Quitze, Balam-Agab, Igi-Balam y Mahuentah. Es de advertir que el -felino es una representación heliolátrica, y numerosas cabezas de tigre -ó león han de verse reproducidas en los dioses-soles. - -Notable ejemplo de cuaterno entre los quichés son los cuatro pájaros, ó -los cuatro vientos, sobre los que se cuentan muchas leyendas, los que -llevan nombres significativos; estos cuatro pájaros, cuatro espíritus, -son: Xecotcovach, Camulatz, Cotzbalam y Tecumbán[213]. - -En el Perú hemos creido observar que el número sagrado de la -civilización del culto á Viracocha[214] ó aymará del Titicaca es el -número tres; del que vimos anteriormente su repetición monótonamente -intencionada en los dioses de Tiahuanaco y representaciones monolíticas -del Aticci de las aguas. La civilización heliolátrica, al revés, -tenía una predilección manifiesta por el número cuatro, y era esta la -cantidad regulatriz en el imperio de los Incas. El Cuzco, como sucede -en los pueblos de Cholula á Quito, estaba dividido en cuatro partes, en -cuatro cuarteles, mandados por cuatro jefes. El mundo incaico constaba -de cuatro partes, y sus tierras se encontraban repartidas entre cuatro -predilectos. En la primera gran división, el norte tocó á Manco Cápac, -el sud á Colla, el este á Tokay y el oeste á Pinahua. Ya hablamos de -cuatro genios del viento, ó de los cuatro de la cueva de Pacaritambo. -La sociedad peruana dividíase en cuatro castas: incas, curacas, -nobles y plebeyos. En la población del imperio se contaban cuatro -nacionalidades: Antis, Cuntis, Chinchas y Collas. El Inca llamábase -el «señor de las cuatro partes ó de los cuatro _suyus_». Los peruanos -celebraban cuatro fiestas, y en cada luna nueva otras de cuatro -días, repitiéndose invariablemente el número en todas sus ceremonias -religiosas. - -Los guaraníes sólo cuentan hasta cuatro. - -Entre los araucanos hay veneración por los cuatro gigantes aereos ó -los cuatro vientos. En la leyenda que anteriormente citamos del Viejo -Latrapai, recién á la _cuarta_ vez de ser llamadas las hachas, éstas -caen tronando al suelo, por lo cual Lenz[215], anotando este pasage, -escribe: «El número sagrado de los araucanos como casi de todos los -indios americanos es _cuatro_: todas las invocaciones se hacen _cuatro_ -veces.» - -En nuestro Calchaquí también el número predilecto es el cuatro, sin -negar por ello la veneración por el tres, comunmente repetido, y -correspondiente al culto del Agua. - -En el _Folk-lore_ de esta nación hemos podido comprobar que el cuatro -hasta hoy interviene en muchas de sus ceremonias, heredadas de la -antigüedad. Cuatro suelen ser las invocaciones á la Pacha Mama, -ó Tierra Madre. Cuatro golpes de pie se dan para sanar al animal -«desortijado», y cuatro credos se rezan para curar un mal, lo mismo que -son cuatro las palabras secretas y sagradas que se pronuncian. Cuatro -son las grandes bacanales nativas conocidas: las del Arbol, del -Chiqui, de la Chaya ó Pucllay y del Tincunacu, ó sean: las fiestas al -algarrobo, propiciando las cosechas; las de conjuración al dios de -la adversidad para que cese la seca; la de la alegría, en honor del -Baco calchaquí en carnaval, y la de «los topamientos», celebrando el -acto carnal del _Tincuc_, el amor y la generación. Más de un ejemplar -de alfarerías figurando cuaternos puede presentarse. En las láminas -mismas reproducidas en este trabajo pueden verse repeticiones del -número cuatro: en la Fig. 21, cuatro son las esculturas cruciformes del -menhir; en el Tangatanga vénse dobles pares laterales de caras humanas; -en el disco de Lafone Quevedo, cuatro son las lágrimas circulares del -ídolo, cuatro las cruces que coronan las cabezas de los dragones, etc. - -[Ilustración: Fig. 21. Monolito de Tafí.] - -En nuestra colección calchaquí poseemos una espléndida alfarería negra, -que es un _Yuro ó huaquero_, formado por cuatro grandes serpientes, con -cuatro cabezas monstruosas, de circulares ojos Imaymanas dobles. Cuando -no tres, son cuatro las líneas de las lágrimas de lluvia de los ídolos. -Cuatro son también casi siempre los dedos de las manos de los mismos, -procediendo así el artista indio con prescindencia de la naturaleza -que las ha provisto de cinco, lo que demuestra que su preocupación -constante por el número sagrado ha podido más que el ejemplo palpable -de la naturaleza. Un cuadilátero rectangular suele ser la boca de las -figuras antropomorfas de las urnas funerarias. Por un cuadrilátero -aparece figurado el príapo de un andrógino de nuestra colección. -Finalmente, hasta hoy las gentes del oeste de Catamarca cuando sacan -sus cuentas, la operación se efectúa sumando cantidades parciales de -cuatro en cuatro: si venden especies, por ejemplo, hacen tantos grupos -de cuatro cuantos son necesarios para cubrir la cantidad vendida, los -que juntan en un solo montón á medida que se va contando; así, si se -trata de entregar una docena de cosas, se dice: cuatro, y otros cuatro, -y otros cuatro, son doce. - -Ahora bien: de este número cuatro sagrado es claro que originan los -_cuatro palos_ de la Cruz. - -Nada más á propósito que esta sencilla combinación geométrica, de dos -líneas cortándose en ángulos rectos, para figurar gráficamente la idea -de cuatro, los cuatro rumbos, los cuatro vientos. Colocado uno de los -brazos de la cruz en dirección norte-sur, es claro que el otro, que -le es perdendicular, marcará la este-oeste, ofreciendo este signo una -exacta figuración de los cuatro puntos cardinales y de la rosa de los -vientos que soplan de los mismos. Son estos cuatro vientos, venidos de -las cuatro partes del globo, los que constituyen esos cuaternos míticos -del Aire y de la Tormenta, que, como vimos en el capítulo anterior, -tienen por emblema la Cruz. - -Ninguno de los otros signos podría de una manera gráfica figurar de -tótem en estos cuaternos. El círculo servirá para indicar la idea de -redondez, como la del sol, la de la luna ó la de la tierra; pero nada -más que esta idea; y es por ello que _Inti, Mama Quilla y Pachamama_ -son representados por figuras circulares[216]. El triángulo expresará la -idea de tres ó de cosas trinas, y por eso este número ó sus múltiplos -se repiten en las figuraciones monolíticas de Tiahuanaco. En nuestra -colección poseemos, por ejemplo, un pequeño vaso de piedra, de boca -y asiento triangulares: este hecho indicaba que el artista quería -referirse á alguna trinidad; y, efectivamente, en cada una de las -aristas de la figura poligonal de tres caras, como lo dijimos, aparece -en relieve uno de esos monstruos ó dragones de cabeza deforme y larga -cola arqueada. Las diversas combinaciones de las grecas tampoco pueden -expresar la idea de un cuaterno; y sí, por ejemplo, el movimiento -ondulado del agua y del aire que se arremolinan, el rugido del trueno, -que parece ser producido por algo que dá vuelta ó como que se retuerce -sobre sí mismo; ó la idea del acto de la cópula, por el meandro, -cuyas líneas entran y salen. El cuadrado es la única figura que puede -significar cuatro cosas; pero tiene el inconveniente del paralelismo -de sus líneas y de su propia forma geométrica para una deducción -ideológica de cuatro rumbos que entre sí se cortan, como los meridianos -y los paralelos terrestres. Es la Cruz la única combinación que, á la -vez que la idea de cuatro, puede indicar las direcciones de Norte y -Sur, Este y Oeste por sus palos, partiendo del punto de intersección de -la figura. - -Es de esta última manera cómo nos explicamos el por qué del sencillo -cuaterno geométrico; de esta figura emblemática de los dioses del -Aire, ó de los «señores de los cuatro vientos, que soplan de los -cuatro puntos cardinales.» También dámonos cuenta del motivo por el -cual figuren cruces en la lámina del Yamqui Pachacuti, como signos -astronómicos con influencia sobre la atmósfera, toda vez que sus cuatro -palos no son otra cosa que las líneas que unen á cuatro estrellas, -respectivamente colocadas en Cruz. - -Los brazos de la Cruz meteorológica apuntarán hacia los puntos -cardinales, para indicar que de los cuatro ámbitos de la tierra -vienen los elementos aereos que forman la tormenta. En el punto de -intersección de estos palos el fenómeno de la lluvia se producirá. Y es -por aquel motivo, sin duda, que la Cruz de Calchaquí, como casi todas -las americanas, tiene sus palos del mismo largo, de modo que figura -exactamente una roseta sencilla de vientos, lo que no pasaría con la -Cruz latina. - -Los brazos de la cruz, escribe Brinton[217], tenían por objeto apuntar -hacia los puntos cardinales, para representar los cuatro vientos -portadores de la lluvia. Para confirmar la explicación que aquí se dá, -ocurramos á las ceremonias más sencillas de tribus menos civilizadas, -para convencernos del significado que se advierte á través del símbolo, -como ellos lo empleaban. - -«Cuando el hacedor de la lluvia (_rain maker_) de los Lenni Lenape -solía ejercer su poder, se retiraba á un lugar solitario y dibujaba -en la tierra una figura de la cruz, con los brazos hacia los puntos -cardinales, colocando sobre ella un poco de tabaco, mate, un pedazo -de género colorado, y empezaba á llamar á gritos al espíritu de las -lluvias. Los pieles negras tenían por costumbre ordenar cantos rodados -de los veintisqueros en las praderas en forma de cruz, en honor, como -decían, de Natose, el viejo que manda los vientos. Los creeks, en la -fiesta del Busk, que se celebraba, como se ha visto, en honor de los -cuatro vientos, y de acuerdo con las leyendas instituidas por estos -mismos, empezábanla sacando fuego de nuevo. Esto lo hacían colocando -cuatro rajas de leña en el centro del cuadro, con las puntas hacia -dentro en forma de cruz, mientras que las de afuera se dirigían hacia -los puntos cardinales: en el centro de la cruz sacaban el fuego nuevo. -La cruz, precisamente de esta forma, según Las Casas[218] era objeto -de culto en la América del Sud, cerca de Tumaná, cuando llegaron los -cristianos, y por mucho tiempo anterior.» - -Nosotros manifestamos nuestra plena conformidad á cuanto escribe -Brinton explicando el por qué de los cuatro gráficos elementos de la -Cruz, la razón del trazado de esta figura geométrica, cuyos cuatro -palos constitutivos son, en efecto, correspondientes á las cuatro -líneas que indican las direcciones de los cuatro puntos cardinales, de -los cuatro vientos. Pero, ¿deberá decirse, en conclusión, que la Cruz -sea precisamente el _símbolo_ de los cuatro puntos cardinales, de los -cuatro vientos? - -No, contestaremos, disentiendo de las afirmaciones de Brinton en tal -sentido[219]. - -Los cuatro palos de la cruz, aparecen expresando efectivamente que -cuatro cosas[220], como cuatro estrellas[221] en la lámina del Yamqui -Pachacuti, ó que cuatro elementos de la naturaleza se combinan -para formar la figura geométrica; pero de aquí no ha de deducirse -forzosamente que el indio se propuso santificar ó magnificar estas -cuatro estrellas ó cuatro elementos por la combinación de la Cruz. - -Las cuatro líneas, ó si se quiere cuatro elementos que constituyen el -signo, si lo referimos á los mitos de la tormenta, pueden igualmente -representar al viento, á la nube, al trueno y al rayo; y no es difícil -que así sea. - -Puede así mismo la Cruz, como símbolo indiscutible de fecundación, ser -también una alusión al acto de la cópula, en el cual el indio, sin -duda, ha creido ver tomar parte á _cuatro_ cosas: al príapo, á los dos -apéndices que de él penden y á la vulva ú órgano femenino; y no se -olvide que en la lámina 8, reproducida atrás, la idea del número cuatro -está implícitamente expresada en la figura priápica ó signo masculino -del varón, representado por un cuadrilátero en el curioso andrógino. - -Si el viento, si la nube, si el trueno, si la tormenta y si el rayo -tienen representaciones simbólicas distintas y típicas en la escritura -sagrada de los pueblos americanos; si en Calchaquí, por ejemplo, el -viento es un monstruo-dragón, la nube el ave-_suri_, el trueno la -espiral, la tormenta una mano abierta de dedos alargados, y el rayo -una zig-zag de cabeza ofídica, no vemos con qué propósito el hijo de -la tierra habría introducido la confusión en su escritura simbólica, -con la adaptación de un nuevo signo del mismo valor de otro, al cual ya -fijó su equivalencia de antemano. - -El motivo de los cuatro palos de la Cruz, habrá sido sin duda la -figuración de los cuatro vientos; pero la Cruz no es por ello el -símbolo de esos cuatro vientos, porque estos por sí mismos poco -llamarían la atención al espíritu del indio, con prescindencia del -fenómeno que producen. - -Esos cuatro vientos olvida Brinton que traen las nubes de las cuatro -partes del horizonte[222], y que esas nubes concluyen por convertirse en -cataratas del cielo, dando lugar al fenómeno anhelado por los pueblos -sedientos, que demandábanlo de la atmósfera levantando en alto sus -cántaras vacías; la producción de ese fenómeno vivificante era lo -que se pedía á esos dioses del aire y de la tormenta; á esos cuatro -genios que habitaban los cuatro rincones de la tierra; á esos Tlálocs -del Norte, Sur, Este y Oeste, como reza del exordio de la invocación -azteca, que tenían imperio sobre el tiempo, que alimentaban la tierra, -que favorecían la caza y que se relacionaban con la vida humana, al -decir de Sahagún[223]; la producción de este fenómeno era lo que se -imploraba de un estremo al otro del continente á Haokah, á Ahulneb, á -Tláloc, á Quetzalcóatl, á Mixcóatl, á Wixepecocha, á Batchué, á Tupá, á -Catequil, á Contici, á Pillán, á Huayrapuca. - -Ese fenómeno es la _Lluvia_, y la _Cruz_ su símbolo. - - -NOTAS: - -[200] Jiménez de la Espada, _Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas_, -pág. 159. - -[201] _Myths of the New World_, cap. III, pág. 83. - -[202] Sobre los números cinco y siete, véase á Brinton cit., cap. VII, -págs. 250 y 253. En la leyenda californense de _Mem Loimi_ uno de estos -números, también sagrado, repítese de una manera llamativa. - -[203] Op. cit., cap. III. - -[204] Id. id., pág. 85. - -[205] F. Max Müller, _Origen y desarrollo de la Religión_, lec. II, § -V, pág. 99 y § VIII, pág. 117. - -[206] Como sucede entre los mejicanos, los cuales decían _Mictlan_ á -las regiones frías y de la tristeza, é igualmente _Mictlan_ al viento -norte, por ejemplo. - -[207] _Smithsonian_, tom. XI, pág. 337. - -[208] Pág. 110 y sigtes. - -[209] _Hist. de la Nueva España ó de la Conq. de México_, cap. XIII, -págs. 301 y 302. - -[210] Una Cruz latina con un círculo central es la manera de -representar á Tenochtitlan en el Cuadro _Histórico-Geroglífico de los -Aztecas_, que nos ofrece don José Fernández Ramírez, del Museo de -Méjico. - -[211] En la morada de Tlacaltécuchtli y su muger Chalchiutlicue, dueños -del elemento líquido, se encontraban cuatro estanques llenos de aguas -diversas (Lucien Biart, pág. 70). - -Los tlascaltecas dividieron su reino en cuatro secciones, y eran -mandados por cuatro jefes, que resolvían en común (Id., pág. 23). - -En el siglo azteca, figurado por un círculo con un sol central, cuatro -anillos de serpientes representaban los cuatro cardinales (pág. 37). - -Según las pinturas ideográficas conservadas en Roma, y conocidas con el -nombre de _Colección del Vaticano_, los aztecas creían que cuatro soles -habían iluminado la tierra; Atonathiu ó _sol de agua_, que produjo el -diluvio; Ehécatonathiu, que produjo viento tal, que nada resistió; -Tlénonathiu, que destruyó la tierra por el fuego, y Tlatonathiu, que -creó las cosas existentes. - -[212] A. L. Gama, _Descrip. de las dos piedras_, etc., _de México_, -sec. 26.—Brinton, cap. III, págs. 90 y sigtes.—Rialle, cap. XX, págs. -356 á 358. - -[213] Brinton, _Myths of the New World_, cap. VII, pág. 242 (Myths of -Creation). - -[214] Debemos, no obstante, observar que Huiracocha se nos presenta -también como un cuaterno: Aticci, Imaymana, Tocapo y Coniraya. El -hijo malvado de Conticci, que hacia las cosas al revés de su padre, -_Tahuapica vivococha_, tiene en su nombre la palabra _tawa_, cuatro -(Véase Las Casas, _De las antiguas gentes del Perú_, cap. VII, pág. 55). - -[215] _De la Literatura Araucana_, cit., pág. 17 (Chillan, 1897.) - -[216] La _Pachamama_ de la plancha del Pachacuti es un círculo. - -[217] Brinton, págs. 115 y 116. - -[218] _Historia Apologética_ M. S., cap. 125. - -[219] Como una prueba elocuente de que la Cruz significa en Estados -Unidos, según Matilda Coxe Stevenson, _la lluvia de los cuatro puntos -cardinales_, reproducimos á continuación el vaso ceremonial de los -indios de Sia (pueblo cerca de la confluencia del río Salado con el río -Semes, en Nuevo Méjico) para implorar _la lluvia_, y que aquel autor -nos ofrece en la Plancha XXXV de su trabajo, junto con su desarrollo -XXXV _bis_ (_Eleventh Annual Report of the Bureau of Ethnology_, J. W. -Powell, 1889-90), que reproducimos en nota, porque lo conseguimos en el -momento mismo de poner en prensa nuestra obra. - -[Ilustración: Vaso ceremonial de los Sias para implorar la lluvia.] - -[Ilustración: Desarrollo del vaso anterior.] - -La gran Cruz griega aparece perfectamente pintada en la parte ventral -del vaso, en medio de curiosísimas figuraciones atmosféricas y de -vegetales nacidos por acción de la lluvia, que el autor del trabajo -clasifica así: - - _a_ Nubes con lluvia ó derramándola. - - _b_ Hombres del pueblo de las Nubes. - - _c_ Mujeres del pueblo de las Nubes. - -(Estos personajes son invocados en las ceremonias para que rieguen, ó -derramen agua desde las nubes á la tierra). - - _d_ Vegetación. - - _f_ Alguaciles (Insectos que simbolizan también la lluvia, como entre -nosotros, cuya aparición nos hace decir que va á llover, dato interante -del _folk-lore_ argentino común con el del americano del norte). El -ciervo figurado indicará las especies animales que comen las hierbas. -Esta lámina, con el signo cruciforme, es la más interesante de las que -conocemos, y constituye toda una revelación. La Cruz, rodeada por los -genios de las Nubes, en el arco de cuyas caras vénse gotas de agua, -en medio de la vegetación producida, y contigua á alguaciales que -revolotean, está expresando que es el símbolo _de la lluvia_. Sobre -ello no pueden caber dos interpretaciones. - -[220] Entre los Ojibwa del Norte de Minesota, la Cruz es un símbolo -sagrado de la sociedad de la _Midé_ ó shamanes, y tiene referencias al -cuarto grado (Annual Report of the Bureau of Ethnology, J. W. Powell -1888-89), _The Cross_ (cap. XX, pág. 726). - -[221] Los grupos de pequeñas cruces que aparecen grabadas en taladros -de marfil, en forma de arcos, y que se ven figuradas en petroglyfos -de Oakley Springs, Arizona, representan estrellas, para G. K. Gilbert -(_The Cross_ cit., pág. 727). - -[222] [Ilustración: Piedra esculpida de Luracatao.] - -Debemos á nuestro distinguido é investigador amigo Enrique Mariani, de -Molinos (Salta), el dibujo que reproducimos, de una piedra esculpida -encontrada por él en 1899, en una de las excavaciones que practicó -en el lugar vecino de Luracatao, valle Calchaquí. Mariani considera -á esta piedra, con sus esculturas, «una pieza astronómica.» Salvando -los respetos que nos ofrece su opinión, á nuestro juicio esta piedra -esculpida puede presentarse como un interesante ejemplar representando -los cuatro vientos que traen la tormenta (las manos, que, como -anteriormente dijimos, son para nosotros símbolos de la tempestad), -vientos venidos de las cuatro extremidades cardinales, que convergen á -la atmósfera (la figura ovalada central), soplando en ella. Un astro -(el círculo) figura en medio del cielo, y muchos puntos le rodean: -estos puntos, como en otros casos, deben figurar gotas de lluvia. - -Las manos esculpidas, unas respecto de otras, aparecen distribuidas en -Cruz. Si se las uniera por líneas, estas se cortarían formando una X -(Cruz decussata). - -[223] _Hist. de la Nueva España_, cit. - - - - -CAPÍTULO VI - -EL SÍMBOLO CRUCIFORME - -EN CALCHAQUÍ - -LA CRUZ EN LA ALFARERÍA FUNERARIA - - - _El símbolo cruciforme en Calchaquí—La Cruz - en las urnas funerarias—Urnas ó cántaras - ceremoniales—La Tormenta y su representación - antropo-zoomorfa—Lenguaje escrito - simbólico-atmosférico—Líneas zig-zag, guardas - griegas, meandros, espirales y puntos—Inti-Illapa - y la Serpiente-rayo—Urna ofídica de San José—Taus - ofídicos—La Nube y el Ave-Suri—La fiesta del Chiqui - y la cabeza del Avestruz—Serpientes emplumadas—Las - varas emplumadas y las plumas en el culto al - Trueno y al Rayo—Figuración del Iris—El Vaso del - Trueno—Himno «Sumac Ñusta»—Suris con cruces—La Cruz - y los símbolos atmosféricos—Los Pucos y sus figuras - simbólicas—Puco de Fuerte Quemado._ - -En ninguna de las naciones continentales vecinas, sin excluir al Perú, -hállase con tanta profusión el símbolo de la Cruz como en los valles de -Calchaquí, desde Rioja á Jujuy, en la región montañosa del noroeste de -la República Argentina, y especialmente en el Yocavil catamarqueño. - -Si bien en la escritura ideográfica y simbológica de las telas peruanas -el signo cruciforme aparece con bastante repetición, con distintos -motivos y bajo diversas formas, como lo vimos en el capítulo II, -bastará recorrer el material iconográfico que en seguida ofreceremos, -para convencernos desde el primer momento de que la Cruz, en su -carácter de símbolo acuático, desempeña en Calchaquí un papel mucho -más importante y trascendental que en el Perú, reproducida aquella -profusamente en nuestra rica cerámica, especialmente sobre la -superficie externa de la alfarería funeraria, de cuyo interesantísimo -estudio fuimos iniciadores el año de 1896, sin atrevernos en ese -entonces á efectuar otra cosa que una tentativa de interpretación de -lo que aparecía pintado con una repetición llamativa[224], fijando la -atención en los signos cruciformes, respecto á los cuales aventuramos -posteriormente con éxito algunas ya meditadas opiniones[225]; y, -sea dicho en verdad: quedó desde entonces iluminado el obscuro é -intrincado, cuanto misterioso asunto. - -El emblema de la Cruz encuéntrase especialmente figurado en los pechos -ó mamas de las representaciones funerarias acuáticas, ó más bien dicho, -de las cántaras ó vasos antropomorfos; pero raro será dar,—al menos -nosotros no lo sabemos,—con figuraciones cruciformes en los fetiches. -Es sobre el cuerpo de la figura mítica viviente de las urnas funerarias -que la Cruz aparece reiteradamente repetida, sirviéndonos este solo -hecho para llegar á establecer definitivamente su valor como emblema -sagrado. - -Las cántaras ó grandes vasos votivos de dos ó tres tipos diversos, -generalmente de unos setenta centímetros de alto, son clasificados como -funerarios, no precisamente porque sirvan de depósito invulnerable -de restos humanos, sinó porque son enterrados rodeando al cadáver, -en muchos casos, como objetos sagrados que rememoran un anhelo, una -demanda, un acto propiciatorio. - -Nosotros, que hemos practicado numerosas excavaciones en los valles -de Calchaquí; que hemos removido el suelo del gran panteón de la -Apacheta, á media jornada de Amaycha, y que hemos abierto á picadas -los _allpataucas_ ó _mounds_ de Tafí,—contrariamente á lo que se -ha escrito, podemos asegurar que con poca generalidad estas urnas, -de estrecha boca circular y reducida capacidad, guardan restos de -párvulos, sacrificados en la conjuración al Chiqui ó en la propiciación -á los dioses atmosféricos, pues la práctica de tales sacrificios de que -nos dá concluyentes noticias el P. Las Casas[226], y de la que quedan -rastros visibles en Calchaquí, era excepcional, colgándose hoy mismo el -árbol en sustitución de humanas víctimas, niños amasados con cuajada -de leche, ó _huahuas_ de pan[227]. Dada la capacidad de las urnas, y -examinados los restos humanos encontrados, vése que los sacrificados -eran recién nacidos. En otras urnas descubrimos huesos de pequeños -animales, sin duda de _cuyes_ («conejos de la tierra»), con los que -se efectuaba tal sustitución de las humanas víctimas, lo mismo que de -liebres, llamas, etc., cuyos despojos repartíanse en las urnas, que -se desentierran tapadas con esos platos semiesféricos que se llaman -_pucos_, los que también son colocados en el suelo, al lado de las -grandes cántaras. El hecho de que estas cántaras en la generalidad -de los casos nada guardan ó encierran, y de encontrarse en su fondo -semillas de algarroba ó fragmentos de maíz, es prueba de que se les -enterraba conteniendo aloja ó chicha, los licores sagrados del culto, -empleados en todas las ceremonias, y que el calchaquí bebía sin medida -en sus grandes bacanales. Cuando se las entierra sin cadáveres, como -sucede frecuentemente en Tafí, este acto indica que ya sirvieron para -el acto propiciatorio, y que fueron entregadas á la guarda de la -Madre Tierra. Es con tales tinajas ó vasos ceremoniales para implorar -lluvias, que se conjura á Chiqui, levantándolas vacías al cielo. En -tal caso tienen el valor de esos vasos ceremoniales de los Sias, que -reprodujimos. - -Las urnas funerarias con sus respectivos pucos pónense paradas en -número indeterminado, desde una hasta diez, en el interior de las -_allpataucas_ de Tafí, sea que exista muerto ó no, y rodeándolo, si -lo hay. Cuando son una sola ó dos, colócanse en su caso á la cabecera -del sepulcro ó á ambos extremos del mismo, correspondientes á la -cabeza y los pies, pues generalmente el cadáver está acostado, y -excepcionalmente sentado, como en la huaca del Medanito, en Tinogasta, -en la que dimos con varios cadáveres afirmados á las paredes laterales -del sepulcro, rodeados de tinajas vacías[228]. - -Estas cántaras, cuando se encuentran llenas de chicha, de maíz y de -algarroba, y á veces conteniendo carbón, que debe representar al -fuego sagrado del hogar, que el indio no dejaría apagarse,—no son, -pues, propiamente hablando, urnas cinerarias, sinó vasos votivos ó -vasos ceremoniales, mediante los cuales se conjuraría la seca ó se -propiciaría á los dioses benéficos de Calchaquí, para que hicieran -llover sobre la tierra sedienta; de modo que la _allpatauca_[229], con -sus formas como mamas, sería una especie de _apacheta_ propiciatoria -de tierra, dentro de la cual los vasos se guardarían para continuar -implorando por medio de ellos en estos nativos altares. - -Cántaras vacías, como dijimos, demandando ser llenadas de agua, -levántanse encima de las cabezas por las personas que celebran la -fiesta del Chiqui, la divinidad adversa y funesta que acarrea la seca -con todo su cortejo de calamidades. Mientras estas cántaras son alzadas -en alto, entónanse los cantos báquicos y propiciatorios, dándose -vueltas en torno del árbol sagrado. Parte de la concurrencia, que no -tiene tinajas, alza hacia arriba, bajándolas y subiéndolas, como si -saltasen, las cabezas de los animales sacrificados, que generalmente -son _talcas_ ó _huillas_, huanacos ó llamas, porque á la divinidad -funesta, que concluye con las especies de la tierra, es necesario -anticiparle sacrificios sangrientos para que se aplaque, y permita á -las divinidades del aire, del rayo, del trueno y de la tormenta que -satisfagan, por el fenómeno meteorológico de la lluvia, los anhelos de -las tribus, que sufren de sed cuando el sol está quemando. - -Estas fiestas se han celebrado hasta hace poco en Machigasta, Pituil y -Aminga (Rioja). - -Ofrecemos á continuación cuatro de estas urnas funerarias, cántaras -ceremoniales ó votivas (Figuras. 31 á 34). - -[Ilustración: Fig. 31. De San José Col. Max. Schmidt.] - -[Ilustración: Fig. 32. (Quilmes)] - -Estas urnas están totalmente llenas de pinturas simbólicas, tanto en la -parte reproducida de frente como en la posterior. Como salta á primera -vista, la representación dominante en los ejemplares es una gran cara -pintada al cuello de la urna, de fisonomía al parecer humana, lo que es -corroborado por los brazos arqueados que figuran en la parte ventral, -en las extremidades superiores de cuyos brazos aparecen manos de -cuatro dedos, como se vé en las figuras 32 y 33. Estas manos suelen -ser portadoras, en la generalidad de los casos, de un _Vaso_, como en -la figura 31; no apareciendo en otras ocasiones ni brazos ni manos -pintados, como en la 34, profusamente adornada de líneas simbólicas. - -[Ilustración: Fig. 33. Quilmes—Museo Nacional.] - -[Ilustration: Fig. 34. San José—Col. Max. Schmidt.] - -Las figuras 35 y 36 son _pucos_, ó tapas de las urnas, el primero -figurado de pie y de lado, siendo el segundo una reproducción -diagramática del interior de otro del mismo género, con sus curiosas -pinturas simbólicas. - -[Ilustración: Fig 35. Puco de Pucarilla—Oeste de Molinos.] - -[Ilustración: Fig. 36. -Interior de un puco Cafayate—Salta.] - -Volviendo á la figura antropomorfa de estas cuatro urnas funerarias, -diremos que el cuello de cada una ha sido aprovechado para reproducir -la cara, con sus extraños rasgos fisonómicos que le dan un aspecto -típico, como de halcón ó de lechuza. Las cejas son grandes arcos de -círculo, que se unen á uno de sus estremos para formar la nariz, -generalmente desmesurada, como se vé en las Figs. 32 y 33, y á manera -de largo pico de ave, como en la Fig. 34. Debajo de la nariz está la -boca dentada (Figs. 31, 32 y 34), de grandes proporciones, formada -por una figura rectangular ó una gruesa línea horizontal; á veces la -boca queda suprimida, como en la Fig. 33. Estas caras siempre carecen -de orejas. Los ojos, generalmente al sesgo, debajo de los arcos de -las cejas, se presentan muy curiosos, y no suelen ser otra cosa que -cabezas de serpientes (Fig. 31), cabezas de _suri_ ó avestruz, con -Imaymanas dobles (Fig. 34), ó Imaymanas estrellados (Figs. 32 y 33), -notándose siempre la intención del artista en tal sentido, tanto que, -á veces, como lo veremos en figuras posteriores, suris y serpientes -enroscadas están pintados en el rostro, con sus cabezas respectivas -correspondiendo á los ojos en la cara que nos ocupa. Las mejillas de -esta cara, como en los cuatro casos propuestos, están cubiertas de -símbolos ó de figuras simbólicas. - -[Ilustración: Fig. 37. Urna de Fuerte Quemado (Colección Quiroga).] - -[Ilustración: Fig. 38. Dibujo central anterior de una urna de Sta. -María.—Museo Nacional.] - -La parte ventral de las tinajas ha sido aprovechada para dar á la -vez formas al vientre de la extraña figura de las mismas; y es en -esta sección en la que aparecen los arcos de los brazos con las manos -abiertas, levantadas hacia arriba, las que suelen portar un vaso, ó en -su lugar un par de cabezas triangulares de serpientes, con sus ojos -respectivos, como se verá en representaciones posteriores, hecho éste -digno de llamar la atención. En los campos que dejan ambos brazos -arqueados es muy común ver reproducido un _Suri_ en cada uno de ellos, -con las alas abiertas y desplegadas, las canillas quebradas y dobladas, -en actitud de correr, y con la cabeza, con su pico abierto, en -dirección á las manos levantadas, como puede verse en las Figs. 31, 32 -y 33. Excepcionalmente, como en la Fig. 34, suelen aparecer _suris_ en -las mejillas de la cara de la figura antropomorfa. En la Fig. 37 -presentase otro caso, viéndose en su parte ventral, de la propia manera -que en el fragmento de urna de la Fig. 38, las dos cabezas triangulares -con ojos, de los que salen espirales rectas, en el lugar en que las -manos, esta vez no pintadas, suelen portar el vaso, reproducido en -la Fig. 31. Como este vaso portado es tan interesante, conviene -ofrecer tres láminas (Figs. 39, 40 y 41), en las que se distingue -perfectamente, correspondiendo la última á una teja encontrada en -Amaycha, interesante por verse la vasija de regulares proporciones, -perfectamente destacada en relieve. - -[Ilustración: Fig. 39. Urna tipo Tolombón. Salta. -Col. Inst. Geog. Arg.] - -[Ilustración: Fig. 40, 1/5 tam. nat. Colomé (Molinos). -Col. Instituto Geog. Argentino.] - -[Ilustración: Fig. 41. (Colec. Quiroga).] - -[Ilustración: Fig. 42. Urna de Amaicha. Col. Quiroga. Dibujos -rojos y negros.] - -[Ilustración: Fig. 43. Urna funeraria de Fuerte Quemado -(Col. Quiroga).] - -Anteriormente dijimos que los ojos del rostro del cuello de la cántara -eran cabezas de suris y de serpientes: las Figs. 42 y 43 demuestran -claramente la verdad de tal afirmación. En la Fig. 42, el rostro está -encuadrado por una gruesa serpiente llena de pequeños puntos ó gotas -de agua, la que, á la mitad de su cuerpo y en su parte inferior, dá -lugar á la formación de tres lados del rectángulo de la boca de dicho -rostro; dentro de esta serpiente vése otra, cuyas extremidades terminan -en cabezas dobles triangulares: estas cabezas dobles corresponden á -los ojos del rostro. En la Fig. 43 el ejemplo es aún más patente: unos -suris, cuyas cabezas, cuellos y patas se distinguen perfectamente, -combínanse con serpientes enroscadas, formando _dobles_,—prueba -evidente de esa facilidad con que el suri se transforma en otro animal: -las cabezas de estos suris-serpientes son los ojos del rostro, siempre -formado por las cejas arqueadas. Estos detalles deben tenerse bien -presentes. - -[Ilustración: Fig. 44.] - -Respecto á estos suris-serpientes, en el puco de las Huayrapucas de -Santa María, que reprodujimos en una monografía sobre la Diosa del -Aire, tuvimos ocasión de dar con el primer ejemplar en cada una de esas -figuras triformes, de cuerpo de _suri_ y cola puntuada de serpiente. En -un detalle de grabado en una urna (Fig. 44), se vé á la serpiente-rayo -zig-zag de cabezas triangulares dobles, de cuyo cuerpo sale el cuello y -la cabeza de suri, como un curiosísimo apéndice simbólico. - -[Ilustración: Fig. 45. Urna de Tafí. Colección Quiroga.] - -Los suris de la sección ventral de las tinajas suelen á veces ser -dobles; es decir: de dobles cabezas, como en la urna de la Fig. 45 y en -el caso del ave bicéfala de la Fig. 46, detalle de las pinturas de un -puco de Pucará (Molinos). - -[Ilustración: Fig. 46. Detalle del interior de un puco.] - -[Ilustración: Fig. 47. Urna de Santa María Col. Museo Nacional.] - -En la parte ventral del nuevo tipo de urna de la Fig. 47, vése un -suri muy particular, cuyo cuerpo está formado por cuatro círculos -concéntricos, curiosísima manera, sin duda, de representar ese ojo -Imaymana del que reiteradamente nos hemos ocupado, y el que parece -indicar que el suri que lo porta lleva en su seno todos los gérmenes de -la vida. Tan curioso como el anterior, es el suri de cuerpo triangular -de la Fig. 48, pintado de rojo, sobre fondo bayo. - -[Ilustración: Fig. 48. Detalle de una urna de Amaicha. Col. Zavaleta.] - -Ahora bien: ¿esta figura general, al parecer de rostro humano, de -vientre abultado, de largos brazos, y cuyas manos portan el vaso, es en -realidad una figura ó representación antropomorfa? - -Contestaremos negativamente. - -La figura ó representación en cuestión tiene á la vez caracteres -humanos y animales. - -Si bien su cara ó rostro es más humano que animal, y sus brazos y manos -lo son igualmente, estudiadas sus facciones en detalle, resulta que se -trata de un ser monstruoso deforme, humano y animal á la vez, lo que -prueba que la figura en cuestión pertenece á la época de transición -del fetiquismo al politeismo ó antropomorfismo, no habiendo llegado á -alcanzar la primitiva figura animal todo su desarrollo humano, como -sucede también con el dios del Aire de Squier de la Fig. 28, cuyo -cuerpo aparece humano, pero cuya cara es excepcionalmente animal, -arrastrando larga cola de serpiente. Tan extraña representación, nos -hace sospechar que puede ser la misma reproducida en nuestras urnas. - -Que las facciones del rostro de la figura de las urnas son humanas -y animales, pruébanlo los ejemplares antes reproducidos. Humanos -son el corte de la cara, los arcos de sus cejas, su boca dentada, -aunque de forma rectangular; animales, sus ojos, cabezas de suris ó -de serpientes; la nariz es la facción más curiosa, muy corta unas -veces, y desmesuradamente alargada, otras; esta nariz, con las cejas -arqueadas que convergen á formarla, dan al rostro un aspecto de ave, de -lechuza, de halcón ó de loro, correspondiendo entonces á la nariz un -pico de ave. Nosotros, adviértase, poseemos un ídolo muy interesante -de Tinogasta, el que es un cuerpo humano, pero con cabeza redonda de -loro, con cejas arqueadas en relieve, las que forman perfectamente el -pico del ave, y con ojos grandes, vivos y salientes, exagerados con el -relieve; y el hecho de carecer de boca, es una prueba más de que lo que -se ha querido reproducir es un pájaro simplemente provisto de pico. - -La cuestión que nos hemos planteado, no obstante estos datos, sería -de dudosa solución, si no nos la diese la misma figura de las largas -cejas, grabada en el barro del interesantísimo vaso que reprodujimos en -el Cap. IV, Figs. 30 y 30 _bis_. - -Como se vé en esta última lámina del desarrollo del vaso, la figura de -las largas cejas, indicadas por serpientes, ocupa, en medio del grupo -atmosférico, la cara anterior del vaso; su cuerpo está formado por -un losange, y sus pies, sin dedos, ambos en sentido inverso, parecen -ser animales. Este ser de rostro humano, sin embargo, es á la vez un -animal; y demuéstralo elocuentemente la larga cola de dragón, que sale -de su cuerpo, y que en la parte posterior del vaso aparece en relieve -(Fig. 30), sirviendo de manija al mismo. - -[Ilustración: Fig. 49. Fragmento de cuello de una urna funeraria.] - -Si á este ejemplar se hiciese alguna objeción y no se le considerase -como una prueba definitiva, presentaríamos á los ojos de quien lo -dudara el fragmento de cuello de una urna funeraria de Tafí (Fig. 49), -ejemplar mediante el cual la cuestión quedaría cerrada en sentido -afirmativo[230]. - -En este fragmento de urna aparece el ser de las largas cejas, con sus -facciones prominentes y en relieve; sus cejas al juntarse forman su -nariz, realmente humana; pero del lugar correspondiente á la boca, sale -su grande y largo hocico como de jabalí, provisto de sus formidables -colmillos, hocico que está indicando que al artista no ocurrió en -momento alguno figurar una boca humana. - -Con estos elementos de prueba, tan decisivos á la investigación -arqueológica, dejaremos sentado que la figura de las largas cejas -arqueadas en la alfarería funeraria, es la representación de un ser -viviente humano y animal á la vez, ó de un ser antropo-zoomorfo en la -nomenclatura científica, como los que, por ejemplo, reprodujimos en las -Figs. 26 y 29. - -Esto sentado:—¿qué representa en la escritura simbólica de Calchaquí -la figura antropo-zoomorfa? - -Indiscutiblemente la gran divinidad atmosférica de la -TORMENTA, la diosa de la Tempestad con todos sus atributos -meteorológicos; esa _Sumac Ñusta_ de Garcilaso, portadora de la cántara. - -Ello salta al primer golpe de vista, cuando miramos á la figura -antropo-zoomorfa, á esa Huayrapuca mítica, en medio del grupo animado -de la tormenta, que nos ofrece el vaso de la Fig. 30 _bis_; grupo -viviente, de grandes nubes, con rayos salidos de su seno, en el que se -vé que todo es movimiento y acción combinados. - -En primer lugar, no debemos olvidar por un momento que la figura -antropo-zoomorfa de que tratamos está reproducida en las urnas -funerarias y cántaras ceremoniales para demandar la _lluvia_ del cielo, -propiciando á las supremas divinidades de la atmósfera, por lo cual -estas cántaras se levantan vacías y en alto por las tribus sedientas. - -En segundo lugar, todos los símbolos reproducidos en las urnas, -tanto en su cuello como en su sección ventral, son _acuáticos_ ó -atmosféricos, figurando en primera línea las zig-zag de los relámpagos -y los rayos-serpientes, ó _Inti-Illapas_, los que encuadran el rostro -de la figura que nos ocupa ó aparecen reproducidos en sus mejillas, -como en las Figs. 42 y 43 y en la siguiente (Fig. 50), en la que se vé -una curiosa serpiente-rayo de dobles cabezas enroscada en la mejilla -derecha de la figura. Esta serpiente está reproducida nuevamente en -el campo ventral opuesto. Y es de notar que en tal urna vemos otra -vez á las manos portando dobles cabezas de serpiente, con sus guardas -espirales rectas, en lugar del vaso. - -[Ilustración: Fig. 50. Urna funeraria. Tafí. (Museo Nacional).] - -[Ilustración: Fig. 51. Teja de barro pintada.] - -Las artísticas pinturas de líneas quebradas en la parte ventral de las -citadas Figs. 42 y 43, no son sinó representaciones simbólicas más -sencillas y simplificadas del relámpago y del rayo de la Tormenta, -las que aparecen perfectamente figuradas en un interesantísimo grupo -ofídico, en la sección ventral de un fragmento de urna (Fig. 51) -perteneciente á la colección del Instituto Geográfico Argentino, -como si fuesen los intestinos de la figura antropo-zoomorfa. En este -curioso grupo son muy interesantes los TAU _ofídicos_ que se -desprenden de la línea horizontal del cuerpo de la serpiente-rayo. - -_Inti-Illapa_ para el calchaquí se vuelve un ser animado, lleno -de acción y de vida; y es por ello que cobra muy curiosas formas -zoomorfas, como aparece en el ejemplar único de la Fig. 52, ó en -la urna ofídica de San José, que tomamos del original en nuestra -expedición arqueológica de 1898. - -[Ilustración: Fig. 52. Urna funeraria de San José. (Colec. Quiroga).] - -Como puede verse en la lámina, cuatro grandes figuras ofídicas se -reproducen en el centro de la urna, en cada una de las cuales se ha -pintado su cara de dobles triángulos, con su nariz blanca, boca negra -y su par de ojos Imaymanas de pupila circular; debajo de la cabeza -viene el cuello, del que luego se desprende el cuerpo, aprovechando la -zig-zag del rayo, cuyos pies son otra vez dos cabezas triangulares más -pequeñas; un par de estas figuras está provista de brazos con manos de -cuatro dedos, lo mismo que la que sigue más abajo, también con brazos, -pero con pequeñas cabezas triangulares por manos. En esta urna se -repite el número 4 de una manera llamativa. - - -[Ilustración: Fig. 53.] - -Representación antropomorfa de la serpiente-rayo, es sin duda la -figurilla humana 53, de rostro monstruoso, cubriendo su cabeza con un -curioso tocado de dobles picos, los que no son sino las dobles cabezas -triangulares de la serpiente. De la línea horizontal de sus hombros -caen sus brazos, cuyas manos tienen tres y cuatro dedos; su traje está -adornado por cuatro ojos Imaymanas, los mismos de las serpientes, y -en su pecho, como figuras totémicas, luce dos aves-_suris_ pintadas, -con sus cuerpos también de triángulos dobles las cabezas de las -serpientes,—dato éste precioso, que desde ya establece la íntima -relación entre el _suri_ y la serpiente, toda vez que aquel es la causa -y ésta el efecto, como luego lo veremos. - -Finalmente, los demás adornos de las urnas,—las guardas griegas, los -meandros de fecundación ó la cópula, las espirales, que al parecer -representan la detonación ó el eco del trueno[231], los puntos repetidos -en las cejas de la figura de las urnas y sus guardas, que no son -otra cosa que gotas de lluvia; estos adornos, decimos, son simples -atributos figurados de los ofidios de la atmósfera, ó sean símbolos -meteorológicos complementarios: de todo lo que resulta que el -simbolismo de las urnas funerarias escrito sobre el rostro y cuerpo de -la figura antropo-zoomorfa de las mismas, es una repetida alusión á la -lluvia. Tal verdad quedará doblemente confirmada, cuando en seguida -establezcamos el significado de ese vaso que porta en sus manos, y el -valor simbólico de esa AVE-SURI, tantas veces repetida en las -mejillas de la figura y en las secciones ventrales de la misma. - -Por lo demás, muy llamativas son las orlas acuáticas onduladas de la -urna de la Fig. 40. - -[Ilustración: Fig. 54. Urna funeraria de Santa María. (Colección -Quiroga)] - -[Ilustración: Fig. 55. Museo Nacional.] - -De este cúmulo de datos y consideraciones resulta, entonces, clara -y definitivamente establecido, y es la primera vez que esto se -afirma,—que la figura antropo-zoomorfa de las urnas funerarias es la -representación simbólica de la Tormenta ó la Tempestad, con todos sus -atributos; esa divinidad que llora agua por sus ojos, como el Aticci de -Wiener, lágrimas que aparecen en esa figuración de líneas que caen de -los mismos, como se vé en las Figs. 37, 40 y 49. - -Después de la serpiente, es el Avestruz ó Ave-_Suri_ la representación -simbólica más repetida en las urnas funerarias, apareciendo también en -los pucos. Son ejemplos: las Figs. 31 á 39, 43, 45, 47, 50 y 51, á las -que agregaremos seis reproducciones más (Figs. 54 á 59). - -[Ilustración: Fig. 56. Col. Quiroga.] - -[Ilustración: Fig. 57. Detalle de una urna. (Colec. Quiroga).] - -Como se vé en varias de las láminas citadas, los suris suelen -ocupar los dos campos ventrales que dejan los brazos de la figura -antropo-zoomorfa, y se hallan reproducidos junto al curioso vaso que -portan sus manos. Sin embargo, en algunas ocasiones, como en las Figs. -34, 37, 43 y detalle 57, suris aparecen pintados en una ó en ambas -mejillas de la representación de la Tormenta. En las Figs. 58 y 59 el -cuerpo de los suris está formado por meandros ó guardas simbólicas, -cuyo valor conocemos de antemano, detalle significativo este último que -demuestra de una manera concluyente que el suri es también un símbolo. - -Ahora bien: ¿qué valor simbólico tiene el AVE-SURI en la -escritura sagrada de la alfarería funeraria de Calchaquí? - -[Ilustración: Fig. 58. San José. Col. Max. Schmidt.] - -[Ilustración: Fig. 59. Loma Rica. Catamarca.] - -Ante todo, establezcamos que la mayor parte de los pueblos americanos -han adorado á las aves ó á los volátiles, como seres que viven en el -aire, en la atmósfera, y que cruzan el espacio, por lo que han formado -algunos pájaros en la categoría de dioses atmosféricos. El ave, que -tiene el poder de cortar los vientos y de ascender de un vuelo á las -más altas cumbres, inaccesibles al hombre; que se desliza suavemente -por las alturas, yendo vertiginosamente de un punto al otro; que cuando -recoge sus alas se lanza como un rayo á la tierra,—natural es que -fuese tomada por un mensagero del mundo de arriba, y perfectamente -explicable que en el Perú una junta de augures ó aureolos indagase -los misteriosos secretos de que los volátiles eran poseedores, y que -quisieran iniciarse en el lenguaje de su canto. - -Las analogías observadas entre el ave y la nube han sido para el indio -hechos reales, y no simples semejanzas ó coincidencias. La nube toma -muchas veces las formas de un pájaro gigantesco, de cuyo pico parece -como que sale el rayo; los colores del iris suelen corresponder á los -de las plumas del pájaro; la nube, como éste, vuela en el espacio -y proyecta sombra sobre la tierra; la una truena y el otro canta y -grazna; el rayo que cae se parece al vuelo rápido del pájaro que se -clava al suelo para asir su presa; el viento que corre se supone alado, -y de aquí las expresiones figuradas: «las alas del viento», «las -nubes que vuelan», que para el indio son hechos reales, al decir de -Brinton[232]. - -El pájaro es, entonces, un símbolo significativo de importancia, y -nada más apropiado que un volátil para representar la nube, como -el _quetzal_ de los mejicanos, que se presenta como el señor de la -atmósfera. - -Entre los pieles rojas un pájaro gigante desempeña el papel más -importante de su cosmogonía. Los dakotas aseguran que en el oeste viven -«los voladores», y creen que el trueno es el ruido del pájaro, agitando -las alas; el relámpago, el fuego que resulta en su camino, como el que -produce el bisonte corriendo por praderas pedregosas. Cosas semejantes -refieren los algonquines, para los cuales el viento sale del pico de -las aves y las nubes se forman por el movimiento de sus alas. Los tupis -é iroqueses creen en el pájaro tormenta, cuyos ojos centelleantes -producen los relámpagos. Entre los Lení-lenapes, los cris, los mandans, -los moenitarres, los assiniboines, el pájaro Manitu reside en lo más -alto de los cielos, y el trueno ruge cuando él baja las alas, saliendo -el rayo de sus ojos y la lluvia de su pico. Para los dakotas, antes -citados, el trueno es un gran pájaro que posee una numerosa prole; es -él el que produce el eco, cuya larga repercusión es el grito de sus -pequeñuelos. Los natches y los arkansas adoran al águila, como al ave -sagrada. La nube del trueno es un pájaro para los caribes. Los zuñis, -indios de los Pueblos de Nuevo Méjico, con cuatro plumas de aves, que -simbolizan los cuatro vientos, invocan á la lluvia. La lechuza es el -viento de uno de los cuatro cuarteles, para los chipeways. Los navajos -creen que un cisne está parado en cada uno de los puntos cardinales, -espíritus de las corrientes que soplan. En la América Central, el -pájaro Voc es el mensagero de Hurakán, el dios de la tempestad. En el -Perú, Piguerao, el hermano de Catequil, el dios de la tormenta y del -trueno, nace de un huevo. Cuntur, el ave venerada, lleva en la sílaba -_Cun_ la idea de lluvia, de la divinidad _Con_ ó _Cun_[233]. - -En nuestro Calchaquí, sin duda alguna, el _Suri_ es el Pájaro de la -Tormenta, ó la _Nube_, que lleva el agua en su seno, y cuyo pico lanza -el rayo. Posiblemente también lo es el Cóndor, que en algunas ocasiones -ocupa en la alfarería el lugar del avestruz, y que á veces se le -reproduce semejante á éste. - -En el mito preincáico de Catequil, Atachuchu crea á un ser humano, -el hijo del cielo, personificación del cielo mismo, que se une -á una divinidad de las nubes negras de la tempestad, la hija de -los Guachemines. Este hijo del cielo, que baja á la tierra, es -_Guaman-suri_ ó _Guaman-Suri_, el ave doble, ó sea el _Halcón_ y el -_Suri_, hecho éste sobre el que ningún americanista ha fijado la -atención, y en el que el _Suri_ integra la personalidad mítica de una -divinidad atmosférica, de este gran volátil biforme de la cosmogonía -peruana, que pone dos _huevos_, correspondientes respectivamente, sin -duda, al halcón y al suri, y de los cuales huevos salen Catequil y -Piguerao, el rayo y el trueno. - -En el Folk-lore calchaquí hasta hoy el _Suri_ es el nunciador de la -lluvia. Cuando el tiempo está para cambiar, esta gran ave nerviosa abre -las alas, cuyas plumas desordenadas sacude, y corre al encuentro de -la primera ráfaga húmeda de viento que llega. Cuando la descompostura -atmosférica se anuncia con los primeros truenos lejanos, huye -vertiginosamente de un lado al otro, describiendo grandes curvas, -moviendo su cuello largo y flexible, abriendo su pico, y volteando -curiosa y airosamente en el aire, doblando sus largas canillas; de -manera que aparece como un ser fantástico, que cobra con la agitación -de su plumage formas diversas, corriendo á medio vuelo sobre la llanura. - -Ningún otro animal alado más aparente que el Suri para símbolo -significativo y representativo de las nubes. Su gran tamaño; su color -ceniciento, como el de los nublados cargados de agua; su profuso -plumage, que agita y sacude á voluntad, cobrando las más caprichosas -formas, como las nubes en el espacio; la velocidad con que corre -sobre la llanura, que rememora la carrera del viento en el cielo; su -largo cuello nervioso, que mueve de la manera sinuosa con que huye -la serpiente, y que en sus formas recuerda de este ofidio, terminado -el cuello en su cabeza provista de ojos grandes, de dobles círculos, -como los Imaymanas; su pico siempre abierto, que podría dar asidero á -la creencia do los algonquines de que por él sale el viento; el hecho -mismo de asir rápidamente con el pico á la víbora, arrojándola con -fuerza á los aires cuando se dá con este reptil que mata y devora, todo -esto y mucho más debió impresionar la imaginación del indio y embargar -su atención, hasta convertir al Ave-Suri en el símbolo sagrado de la -Nube de la Tormenta[234]. - -Observemos que con la palabra _Suri_ se denominaba á esa gran porción -nómade ó alárabe del Tucumán que luchó al Inca y á la conquista -española[235]. También con el diminutivo _ita_ es apellido indio, como -en _Surita_, en el caso citado por Lafone Quevedo, en el que un indio -tenía este apodo con que era conocido, llamándose siempre _Sura_ á su -hija[236]. - -Un dato interesantísimo reproducido por este ilustre americanista -en su libro _Londres y Catamarca_, y al cual no halló explicación -satisfactoria cuando lo consignó, es una prueba elocuente del carácter -atmosférico del Suri: nos referimos al hecho de no figurar la _cabeza -del suri_ en los sacrificios ofrecidos al Chiqui, la divinidad funesta -de que habla Montesinos. «De la siguiente relación, escribe aquél, -se deduce que el _suri_, _xuri_ ó _juri_, avestruz, algo de sagrado -contenía. Cuenta el indio Peralta, nacido en el ya abandonado Pueblo -del Pantano, que para celebrar la fiesta del _Chiqui_ hacían reunión -de hombres y mujeres, que se juntaban bajo de un algarrobo con varias -tinajas llenas de aloja; en anticipación de la tal función, dos días -antes salían los hombres al campo á correr libres, huanacos, pumas y -otras _aves_, _menos suris_ ó avestruces, que respetaban,—y con las -cabezas de los animales que cazaban daban vueltas al rededor del Arbol -(el _tacu_ ó algarrobo), entonando el canto ó vidala de los Indios y -chupando aloja más y mejor». Consignados estos datos de la ceremonia, -Lafone Quevedo se interroga:—«¿por qué no se colgaría también la -cabeza del _Suri_ ó _Juri_?»—y se contesta en seguida: que un indio le -dió la explicación de que el motivo de la exclusión de la cabeza del -Suri sería porque este tiene cabeza chica; «más yo me inclino á creer, -añade el americanista, que la excepción hecha en favor ó contra del -_Suri_ tiene su causa de origen en la distinción que yo acabó de hacer -entre Juríes y Diaguitas»[237]. - -El motivo no es ese, responderemos nosotros: la cabeza del Suri -no debía figurar en la fiesta del Chiqui, porque el Suri no podía -ser sacrificado, como la _talca_, la _huilla_ ó la _puma_, en la -bacanal indígena. El Chiqui, como hemos manifestado, es la divinidad -funesta, el dios de los maleficios, ó la «adversa fortuna», al decir -de Montesinos[238], al que solo se aplacaba con cruentos sacrificios -animales y aún humanos: _runa arpainyiguan_. Las bacanales del -Chiqui celebrábanse cuando sobrevenían las grandes secas, y cuando -se evaporaba la humedad de la tierra, porque el sol estaba quemando. -_¡Inti rupas tian!_—en efecto, era el grito de la tribu sedienta, la -cual levantaba en alto sus cántaras vacías en demanda de agua, y que -enseñaba á los cielos, haciéndolas saltar, las cabezas sacrificadas -de los animales, para aplacar á la divinidad funesta, llamando á la -Huayrapuca á que corriese por la noche silvando, trayendo consigo las -nubes bienhechoras de la lluvia: - - Huairapuca corriti..... - Arquituta silvas, silvas purinqui: - Huilca, talca, saltas, saltas purinqui..... - Huipe ¡huipe! Cot! cot![239]. - -Ahora bien: si la cruel bacanal del Chiqui se celebraba en el propósito -de conjurarle, propiciando á las divinidades atmosféricas á la vez -en la ceremonia de las cántaras vacías en torno del árbol,—¿cómo es -posible que el indio sacrificase al Ave-Suri, ofreciendo sus cabezas -cortadas y haciéndolas saltar lo mismo que á las de las talcas y las -huillas, que perecían de sed?—¿cómo dar muerte al Suri, que es la -Nube, la que lleva el agua anhelada en sus senos fecundos cuando la -Huayrapuca la trae del sudoeste, entre relámpagos y truenos? - -Es esta la explicación sencilla de lo que aparecía como un enigma -para Lafone Quevedo, y después para Ambrosetti; pues como estos -americanistas no habían determinado el valor simbólico del Suri, -emblema de la Nube, debieron recurrir ó á consignar el hecho ó á darle -otro género poco satisfactorio de explicaciones. Sacrificar el Suri, -sería sacrificar la Lluvia. Lejos de eso, era el Suri, era la Nube, el -objeto propiciado de los sacrificios: por eso jamás podía figurar su -cabeza en la fiesta del Chiqui, como no puede figurar la cabeza de la -divinidad misma á quien se ofrece el holocausto[240]. - -El material iconográfico de este capítulo sirve de prueba irrefutable -del valor simbólico que atribuimos al Suri. Como se enterará el lector, -en la mayor parte de las representaciones de esta ave de la tormenta, -el Suri aparece en las actitudes de que dá cuenta el Folk-lore, es -decir: con las canillas dobladas, como lanzado á la carrera, suelto el -plumaje de sus alas, con su cuello erguido y con su pico abierto. - -Si fijamos la atención en las diversas reproducciones, notaremos muchas -otras particularidades llamativas, que contribuyen á determinar más su -significación simbólica, la que desde el primer instante salta á la -vista, cuando se vé al Suri formando en primera línea en todo -ese complicado conjunto escrito sobre la alfarería, que sirve -para caracterizar á la gran figura mítica de la urna, ó sea á la -representación antropo-zoomorfa de la Tormenta. - -El Suri, ya lo vimos, está especialmente pintado en la sección -ventral de la urna, en los dos campos que forman los arcos de los -brazos; es decir: en los lugares correspondientes á las mamas de la -figura principal, aunque no sabemos á qué sexo pertenece la divinidad -atmosférica en cuestión, cosa que al indio ha sido indiferente indicar, -por la razón sencilla, sin duda, de que ha de pertenecer al género -epiceno, pues que en el acto propiciatorio el creyente nativo invoca á -su dios como á tal, «ya sea varón, ya sea hembra»: _cay huarmi cachun, -cay cari cachun_. - -Los suris están además contiguos á ese Vaso ó cántara portada en las -manos; y en los casos de las Figs. 31 y 39, las aves abren sus picos -para derramar algo en aquellos: es claro que líquidos, por ser una -vasija el continente. - -Los suris encuéntranse rodeados de signos ó símbolos atmosféricos; y en -la Fig. 51 hemos visto á una de estas aves, bastante bien reproducida, -coronando un interesantísimo grupo artístico de serpientes. - -Pero la más evidente indicación de que el Suri es la Nube, está en el -hecho gráfico de que el ave aparece lanzando al rayo serpiente por -su pico, de la propia manera que los nublados cargados de agua en el -espacio producen las descargas eléctricas. Los dos suris de la Fig. 32 -aparecen vomitando víboras, así como los suris gemelos de la Fig. 56; y -para que no abriguemos sospecha alguna de que tales víboras no fueran -la serpiente-rayo, ofrecemos en detalle el pequeño Suri de la Fig. 60, -al cual se vé con algún esfuerzo lanzando al ofidio luminoso de dobles -cabezas triangulares. - -El Suri, lanzando por su pico á la víbora, es la Nube de la tormenta -despidiendo de su seno el rayo. Ninguna otra interpretación cabría al -respecto. - -[Ilustración: Fig. 60.] - -[Ilustración: Fig. 61.] - -La Nube preñada de relámpagos, es la serpiente confundiéndose con el -Suri, ó la serpiente contribuyendo á dar sus formas características al -ave, como en el caso de los suris ofídicos de la urna 43, en el cual -tenemos perfectamente representada á la _Serpiente Emplumada_, ó á ese -_Quetzalcóatl_ que impera sobre los fenómenos atmosféricos de los que -es, más que causa, su encarnación misma. - -En la Fig. 44, en la que, del cuerpo de una gran serpiente sale una -cabeza de Suri con su largo cuello, tenemos otra figuración ideográfica -de la serpiente emplumada. - -Un tercer ejemplo es el más interesante: el de la Fig. 61, en el cual -vemos que líneas quebradas, paralelas, puntuadas (gotas de lluvia), dan -formas á una serpiente-rayo: de cada uno de los vértices de la zig-zag -luminosa salen tres largas plumas de Suri, las mismas tres plumas, en -forma de tres arcos, con que el artista figura las alas del ave sagrada -en todos los ejemplares ofrecidos. - -Estas tres líneas curvas de las alas, en la Fig. 39 no aparecen -juntarse á la raíz del cuello del ave, como en los demás casos, sinó -que arrancan de la línea recta que forma la parte anterior del mismo, -describiendo tres arcos concéntricos, paralelos al gran círculo de -la caja del cuerpo del Suri: estos tres arcos son el _Iris_ ó Arco -_Chuychu_, pues es de la misma manera como el Yamqui Pachacuti en su -Plancha antes citada, figura simbólicamente el arco del cielo, con su -leyenda respectiva. - -Quién, finalmente, abrigare alguna duda respecto al valor simbólico -del Suri, examine con espíritu arqueológico las pinturas de los pucos -de las Figs. 35 y 36, y verá en ellas, de negro, sobre fondo amarillo, -figuradas á las nubes, con sus caprichosas y onduladas guardas. Pues -bien: de esas figuraciones artísticamente irregulares salen cabezas de -Suri, de modo que ellas, en el grupo de la reproducción ideográfica, -vienen á constituir los cuerpos de los pajarracos míticos. - -[Ilustración: Fig. 62. Santa María. Museo Nacional.] - -Establecido el valor simbólico del Ave-Suri, nos explicamos -perfectamente por qué la representación atmosférica _b_ de la Fig. 29 -_bis_, sobre la superficie de un mate ó _calabaza_ (Fig. 29) (que según -Brinton[241] es una figura conspicua en los mitos y en el arte de la -América antigua y un símbolo de agua de igual valor que la cántara), -porta en sus manos una cabeza de _Suri_ y una flecha: la cabeza de Suri -es la nube, y el dardo, el rayo. Debe también recordarse que el Dios -del Aire de Squier (Fig. 28) porta un pájaro (la nube) en su diestra. - -[Ilustración: Fig. 63. La anterior vista de lado.] - -[Ilustración: Fig. 64. Interior de un puco Santa María. Museo -Nacional.] - -Que el Ave-Suri que nos ocupa es un volátil que surca los altos cielos, -como divinidad atmosférica y luminosa, pruébanlo los suris estrellados -de las Figs. 62, 63 y 64, que reproducimos, lo que demuestra hasta -donde alcanzaba la concepción india del pájaro de la Tormenta. En -efecto: los dos suris de la urna 62 tienen en sus cuerpos respectivos -figuradas cuatro y cinco estrellas; cinco, igualmente, los de la urna -63; y al centro del puco 64, destácase el gran pájaro de la tormenta, -esta vez parecido al papagayo, con su cuerpo y cola cubiertos de -ojos Imaymanas, yemas ó gérmenes, siendo estrelladas sus patas. Esta -interesantísima y original representación, que por sí misma es una -revelación, está rodeada por el pajarillo atmosférico de arriba, que -corta el espacio con sus alas abiertas, y por dos serpientes laterales -de dobles cabezas,—las serpientes del rayo,—de modo que en el puco -en cuestión aparece totalmente reproducida la escena atmosférica de la -tormenta, con sus rayos y con sus atributos fecundantes. - -No nos resta ahora sinó explicar por qué los indios de Calchaquí -empleaban _varas emplumadas_ en las ceremonias del culto al Trueno y -al Rayo, y por qué también en sus fiestas gentílicas adornaban _con -plumas_ á los árboles. - -Lozano[242], hablando de los ídolos _Caylles_, ó imágenes labradas -en las láminas de cobre, dice que á estos, como á las _varitas -emplumadas_, colocaban los naturales con grandes supersticiones _en -las labranzas_, _como protectoras_ de las mismas. El P. Guevara[243], -refiérenos que en los templos del _Trueno_ y del _Rayo_, rociadas con -sangre de carnero de la tierra, figuraban en las ceremonias estas -varitas emplumadas, que «las llevaban á sus casas y sembradíos, -prometiéndose de su virtud, contraída á presencia del numen, toda -felicidad y abundancia». - -El P. Techo[244], escribe que al igual de los hebreos, los calchaquíes -eran gentes muy supersticiosas, y que «adoraban _árboles adornados con -plumas_ ...» - -Este empleo de plumas de ave en todas estas ceremonias y prácticas -religiosas, es perfectamente explicable después de lo que dejamos -apuntado. Observemos que las plumas figuran en los templos dedicados -al Trueno y al Rayo; en las ceremonias propiciatorias de la abundancia -en las sementeras; en la fiesta del Arbol, en la que, como sabemos, -se propiciaba á los dioses de la lluvia para que la vegetación -no se secase. Entonces, tenemos constatado el empleo de plumas -de ave en todas las ocasiones en que demandábase el _Agua_, el -elemento fecundador por excelencia, objeto de la religión calchaquí, -sintéticamente considerada. Las plumas simbolizan el ave de la -Tormenta. Luego varas emplumadas, emblemas de las serpientes emplumadas -ó del rayo emplumado, han de figurar forzosamente en el culto acuático: -ellas son, entonces, las protectoras de las mieses, y á las labranzas -han de llevarse como objetos eficaces contra las seca, la piedra -y el granizo, junto con los _Caylles_, á la manera de preciados -amuletos[245]. - -Réstanos ahora resolver el último problema simbólico propuesto:—¿qué -significación tiene ese VASO ó cántara que levantan en alto -las manos de la figura mítica de las urnas? - -Fácil nos parece responder á esta pregunta. - -Ese vaso portado por la divinidad atmoférica de la Tormenta, no puede -ser otra cosa que el depósito sagrado del agua de la lluvia: el _Ticcu_ -ó VASO DEL TRUENO, tantas veces recordado en la mitología de -los pueblos americanos[246]. - -Ese vaso, perfectamente reproducido en alto relieve, con su profunda -concavidad, en la Fig. 41, es portado por la divinidad de la Tormenta -en las Figs. 31, 39 y 54, llevándolo á su boca misma, para beber, en el -curioso ejemplar de la urna de la Fig. 40, á fin de que se disipe -toda duda al respecto. Cuando ese vaso falta, como en el caso de las -Figs. 37, 38 y 50, dos cabezas triangulares de serpientes, con sus -repectivos apéndices espirales, aparecen en su reemplazo, diciéndonos -claramente esta sustitución del contenido por el continente, que rayos -de la tormenta ó agua de lluvia es lo que suele guardar la rebosante -cántara sagrada. En el caso de la Fig. 51, en el lugar en que las manos -se juntan con los brazos figurados por dos curvas que hacen el ángulo, -tenemos ese grupo mítico de los relámpagos y los rayos en acción, -inmediatamente después del Suri, ó emblema de la Nube de la tormenta, -que los produce. - -Fijemos igualmente la atención en que las nubes ó los suris, -encamínanse con sus picos abiertos á depositar el agua ó los rayos de -la tormenta en los vasos simbólicos, como en los ya citados casos de -las Figs. 31, 32, 33, 39, 50, etc. - -«El cántaro ó la calabaza, escribe Brinton[247], tratando de los Mitos -del Agua y de la Tormenta, como símbolo de agua, fuente y preservador -de la vida, es una figura conspicua en los mitos y en el arte de la -América antigua. Bajo el nombre de Akbal ó Huecomitl, el vaso grande ó -primitivo ocupa lugar importante en las leyendas aztecas y mayas sobre -el drama de la creación; con el nombre de _Tici_ (Ticcu) en el Perú, es -_símbolo de las lluvias_, y en forma de calabaza entre los caribes y -tupis, se menciona con frecuencia como padre ó madre (_parent_) de las -aguas atmosféricas. Figuras colosales recortadas que llevan cántaros, -se han desenterrado en el valle de Méjico, en Tlascala, en Yucatán y -otras partes. Representan al dios de la lluvia, el portador del agua, -el patrono de la agricultura.» - -Observemos que _Illa-Ticci_, nombre del dios acuático Viracocha, -compónese de dos palabras, que pueden traducirse así: -_Illa_-brillar—alusión al relámpago—y _Ticci_ ó _ticcu_—cántaro; ó, -en otros términos:—VASO DEL TRUENO. - -Este Vaso del Trueno y la función que desempeña en una leyenda mítica -del Perú, aparecen en una hermosa poesía cuyo texto quichua nos -ofrece Garcilaso de la Vega[248], la que más abajo reproducimos, con la -traducción castellana que hemos hecho, lo más ajustada á su original, -en cuanto posible nos ha sido. - -Y antes de transcribir el himno textual y su traducción, conviene una -brevísima explicación del mismo. - -En el Perú, al lado de Viracocha, existía una Diosa de la Lluvia, -hija de este Dios de las aguas, cuyo nombre ignoramos, pero que -incontestablemente forma parte del politeismo peruano, anterior á la -heliolatría incásica. La diosa era portadora de _un vaso_ que contenía -la lluvia y la nieve, el cual volcaba sobre la tierra. Cuando su -hermano (Catequil, sin duda) rompía el vaso, entonces con el golpe -producíase el trueno, entre relámpagos, y llovía, nevaba ó granizaba -sobre el mundo[249]. He aquí el himno: - - Çumac Ñusta Bella Infanta: - Taralláyquim El tu hermanito - Puyñuy quita El tu cántaro - Paquir cayan Lo está quebrando, - Hina Mántara I por esto - Cunuñunun Truena, relampaguéa, - Illac pántac También caen rayos. - Camri Ñusta I tu, Infanta, - Unuy quita La tu Agua - Para munqui Irás á llover, - Muy ñinpiri I á veces - Chichi munquim Irás á granizar, - Riti munqui Irás á nevar. - Pacha rúrac El Hacedor del mundo, - Pachacámac El Creador del mundo, - Viracocha Viracocha, - Cay hinápac Para esto mismo - Churasunqui Te ha colocado, - Camasunqui Te ha creado. - -Este himno, tan interesante, es en sí mismo una verdadera revelación en -el sentido de establecer el valor simbólico del vaso que en nuestras -urnas porta la Diosa de la Lluvia ó la Tormenta, y que lleno de agua -acerca á sus labios en la citada Fig. 40, cuya sección ventral, con -adornos ondulados acuáticos, contribuye á dar mayor importancia á la -interesantísima representación que estudiamos. - -Brinton y Rialle, respectivamente en inglés y francés, traducen el -_Sumac Ñusta_[250]. - -Establecida le importancia de las urnas funerarias en el culto á la -Lluvia, y fijado el valor simbólico de las diversas figuraciones -emblemáticas que cubren y adornan su superficie externa, el papel que -en la alfarería funeraria desempeña el símbolo de la Cruz, determínase -por sí mismo, sin necesidad de extremar la observación arqueológica. - -Desde el primer momento hay que dar por sentado que, siendo acuático -ó atmosférico el simbolismo de tales urnas, la Cruz, trazada por dos -líneas de iguales dimensiones, que entre sí se cortan, formando parte -de una figura de tal equivalencia, es también un signo acuático y -atmosférico. - -Ahora, determinemos la colocación y ubicación del símbolo de la Cruz -en las pinturas de las urnas, para fijar con precisión su valor como -emblema meteorológico, indiscutiblemente distinto, no en el sentido -específico, sinó genérico, de los otros signos ó emblemas, cuyas -equivalencias ideográficas hemos de antemano establecido. - -La Cruz, en primer lugar, aparece reproducida en el centro del cuerpo -de los suris; y ejemplo de ello son: las Figs. 32, 33, 34, 37, 38, 39, -50, 51, 54, 55, 57 y 60; es decir: que los casos se repiten de una -manera verdaderamente llamativa en las láminas ofrecidas, que no son -sinó una mínima cantidad en relación á los numerosos ejemplares de las -colecciones. - -Si el Suri es la Nube de la tormenta, claro es que la Cruz, que lleva -pintada al centro de su cuerpo, no es otra cosa que el _Agua_ de que -la Nube es portadora en su seno, ó sea la LLUVIA. Los cuatro -palos de la Cruz representarán claramente á los cuatro vientos que -producen el fenómeno, al reunirse en su punto de intersección. - -En otros casos, como en el de la Fig. 40, dos cruces se han trazado -en los campos ventrales que los suris suelen ocupar: los símbolos, -entonces, equivalen á las nubes portadoras de la lluvia, ó á la lluvia -misma. - -En la Fig. 45, la Cruz aparece reproducida entre las dobles cabezas de -la Nube. - -Como símbolo de la lluvia, la Cruz igualmente figura al lado del vaso -del trueno, que contiene el agua de la tormenta, como en las Figs. 37, -39 y 40 citadas. - -[Ilustración: Fig. 65. Detalle de una urna.] - -En tal carácter, es reproducida también á manera de embijamiento en -el rostro del ídolo de la Tormenta, como en algunas de las urnas -ofrecidas, y especialmente en el siguiente caso de la Fig. 65, detalle -de una urna de Santa María, en el que vénse dos hermosas cruces dobles -pintadas en el rostro de la figura antropo-zoomorfa de la Tormenta[251]. - -La Cruz aparece en los pucos como símbolo de lluvia, de la misma manera -que en las urnas, como puede constatarse en las reproducciones que -ofrecemos en el subsiguiente capítulo, y en la que va á continuación -(Fig. 66), en la que se vé á la Cruz alternando con los suris -simbólicos, meandros y escalones _pata-pata_[252]. Con este curioso puco -dimos en Fuerte Quemado, formando entre las piezas de una colección -particular. - -[Ilustración: Fig. 66. Interior de un puco de Fuerte Quemado.] - -[Ilustración: Fig. 67. Gran cruz de la sección ventral de una urna de -Sta. María.] - -Cerraremos el presente capítulo reproduciendo la gran Cruz -_collcampata_, pintada al centro de tres círculos concéntricos -puntuados (gotas de lluvia) que ocupa toda la sección ventral de -una urna de Santa María (Fig. 67), en la que se han eliminado las -representaciones de los relámpagos, de los rayos, de los suris y del -vaso del trueno, en prueba de que la Cruz es un emblema sintético, el -símbolo figurativo de los fenómenos atmosféricos que producen la -Lluvia[253], tal cual vimos que apareció en la lámina desarrollada -del vaso ceremonial de los indios de Sia, en nota del capítulo -anterior; repitiéndose el mismo hecho y principio arqueológico en ambas -extremidades del Continente. - - -NOTAS: - -[224] Adán Quiroga, _Antigüedades Calchaquíes—La Colección Zavaleta_, -nos. II y III (Bolet. del Institut. Geográf. Argent., tom. XVII, cuads. -4 á 6). - -[225] Adán Quiroga, _El Simbolismo de la Cruz—1899_ (Bolet. del Inst -cit., tom. XIX, cuads. 7 á 12). - -[226] _De las Antiguas Gentes del Perú_, pág. 91. - -[227] Sobre estas _huahuas_ de pan, véase á John Lubbock, _Orígenes de -la Civilización_, pág. 314 (Ed. Madrid, 1888). - -[228] Adán Quiroga, _Excursiones por Pomán y Tinogasta_, § II (Bolet. -del Instit. Geográf. Argentino, tom. XVII, 1897). - -[229] Techo (_Hist. de la Provincia del Paraguay_, tom. V, cap. -XI, pág. 41), parece aludir á esta clase de enterratorios, cuando, -á propósito de los indios del valle de Londres, escribe que «no -enterraban los cadáveres, sino que los colocaban encima de la tierra en -un sarcófago alto.» - -[230] Este fragmento de urna forma parte en la actualidad de la -colección del Instituto Geográfico. - -[231] Rialle (_Myth. Comparée_, cap. VI, pág. 98), escribiendo sobre -el fetiquismo en la naturaleza animada, manifiesta que «los Shawnis -decían que el _roulement_ del rayo no es otra cosa que _le sifflement_ -de la gran serpiente», por lo cual hay lugar á creer, según él, que el -sol era representado bajo la forma de una serpiente enroscada sobre sí -misma. - -[232] _Myths of the New World_, cap. IV, pág. 125. - -[233] Véanse sobre estos temas á Brinton cit., cap. IV, págs. 120 y -sigtes, y á Rialle, _Mith. Comp_. que le sigue, cap. VI, págs. 75 y -sigtes. - -[234] Los interesantísimos datos de _Folk-lore_ que el Señor -Daniel Granada consigna sobre el Avestruz en el Río de la Plata, y -especialmente sobre el _Avestruz de fuego_, confirman doblemente -nuestras creencias al respecto (_Reseña Histórico Descriptiva de -Antiguas_ y _Modernas Supersticiones del Río de le Plata_, págs. 122, -167 y 133-1896). - -[235] _Juríes_, quiere decir _xuríes_ ó _suris_, avestruces. Fernández -de Oviedo y Valdés dá esta interpretación (_Historia de Indias_, lib. -XLVII, cap. III), cuando escribe: «Son tan ligeros, que los indios -comarcanos los llaman por propio nombre _juríes_, que quiere decir -avestruces.»—Véase Lafone Quevedo, _Tesoro de Catamarqueñismos_, verb. -_Juríes_. - -[236] _Londres y Catamarca_, cap. XXIX, pág. 257. - -[237] _Londres y Catamarca_, cap. XXVIII, págs. 249 á 251. - -[238] _Memorias_, cap. XIV (Ed. Madrid, 1882),—_Chi_, es «cosa parada»; -_qui_, partícula que significa ambigüedad; luego _chiqui_, dice: cosa -_doble_, llena de _falsía_ (Véase Adán Quiroga, _Folk-lore Calchaquí_, -Bolet. del Inst. Geográf. Argentino, tom. XVIII. págs. 5 á 12). - -[239] Fragmento del canto al Chiqui, tal como hoy se repite, mezcla de -castellano y quichua. - -[240] Cábenos la satisfacción de manifestar que, consultada á Lafone -Quevedo esta interpretación nuestra, después que fijamos el valor -simbólico del Ave-Suri, este distinguido americanista adhiere á ella. - -[241] Briton, op. cit., cap. V, pág. 152. - -[242] _Hist. de los Jesuitas del Paraguay_, etc. - -[243] _Hist. del Tuc._ etc., pág. 33. - -[244] _Hist. de la Prov. del Paraguay_, tom. II, cap. XXIII, pág. 397. - -[245] En numerosos petroglyfos aparecen grabadas patas de suri, cuya -significación hasta hoy no se ha explicado (Véase cap. VIII). - -Después de lo escrito, es claro que las rocas que tales grabados -contienen, son dedicadas al culto á la Lluvia, invocándose á las Nubes -de la Tormenta. - -[246] Un ejemplo interesantísimo es el de los 4 Bacabs, antes citados, -4 dioses mayores, representados por los 4 Canobos, ó _vasijas de -arriba_, llamadas columnas del Cielo (Brasseur de Bourbourg, cit. por -Lafone Quevedo en su _Culto de Tonapa_, XVII, pág. 56). - -[247] Op. cit., cap. V, pág. 152. - -[248] _Comentarios Reales_, lib. II, cap. XXVIII. - -[249] Según Lucien Biart (_Les Aztéques_, pág. 70) «Tláloc creó muchos -pequeños ministros, encargados de ejecutar sus órdenes. Munidos de un -ánfora y armados de un bastón, estos pigmeos portaban el agua donde -el dios lo mandaba, y la derramaban en lluvia. El trueno se hacía oir -cuando uno de ellos quebraba el ánfora, y el rayo que hería á los -hombres no era sinó un fragmento del vaso roto.» La leyenda azteca -concuerda en parte con la peruana. - -[250] Brinton, cap. V, págs. 186 y 187 y Rialle, cap. VI, pág. 259. He -aquí las respectivas traducciones: - - DE BRINTON DE RIALLE - - Beauteous princess, Belle princesse, - Lo, thy brother Ton frére - Breaks thy vessel Brise ton urne - Now in fragments. En morceaux. - From the blow come De ce coup - Thunder, lightning, Provient le tonnerre - Strokes of lightning. Et les éclairs; - And thou, princess, Et toi, princesse, - Tak’st the water, Versant tes eaux, - With it rainest, Tu fais pleuvoir. - And the hail, or Tu fais tomber - Snow dispensest, La gréle et la neige. - Viracocha, Le créateur du monde - World constructor, Le vivificateur du monde, - World enliv’ner, Viracocha, - To this office T’a donné la vie. - Thee appointed, - Thee created. - -[251] Compárense estas cruces con las peruanas de la Fig. 9, cap. III. - -[252] _Pata_, andén agrícola (Véase la lámina del Yamqui Pachacuti). - -[253] Otro ejemplar precioso con cruces, que sintetizan en estos -emblemas los demás símbolos de la alfarería funeraria, es la urna de -San Fernando (Belén), que encontramos en nuestra reciente expedición -arqueológica, y que ofrecemos. - -[Ilustración: Urna de San Fernando (Catamarca).] - -Tan bella como típica alfarería, de 0.34 m. de alto, lleva dos -artísticas cruces en su sección ventral, semejantes á la del huaquero -cruciforme de Jiménez de la Espada, ofrecido en el cap. III. - -Estas cruces, de color encarnado sobre fondo rojo oscuro, no están -grabadas ni pintadas en la urna, sinó que se destacan en relieve, lo -que contribuye á hacer más artístico el conjunto cruciforme. Las dos -bellas cruces, cada una con su Toco al centro, están ligadas por un -detalle lateral común, y miden 0.12 m. de alto. - - - - -CAPÍTULO VII - -LA CRUZ EN LOS ÍDOLOS - -EN LOS FETICHES Y AMULETOS - - - _El símbolo cruciforme en los Ídolos—No lo llevan - los Fetiches—Tampoco los Cacllas, Guauques, - Pururaucas y demás dioses personales—La Cruz - en las figuraciones acuáticas—Idolo-tinaja de - Amaycha—Vaso antropomorfo del Trueno—Por qué - sus cruces son griegas—Vasija antropomorfa de - Ambato—Disco de Lafone Quevedo—Mamazara monolítica - de Tafí—Cruces cristianas protectoras—Pirhuas - de Colpes con Cruz—Huacanquis con Cruz—Signos - totémicos—Figuraciones antropo-atmosféricas—Una - cita de Schoolcraft: la Cruz de Wingemund—Símbolos - totémicos atmosféricos—El tótem de la Cruz sobre los - escudos calchaquíes—Cruces y emblemas cruciformes en - los Caylles—Caylla Huiracocha—Amuletos con Cruz._ - -Después de haber presentado en el capítulo anterior numerosos -ejemplares de urnas y vasos votivos con el símbolo cruciforme, el -lector, recorriendo las páginas del presente, notará el contraste -producido por la escasez relativa del material iconográfico al tratarse -de los ídolos con cruces. La falta de láminas de fetiches é imágenes -antropomorfas con el símbolo que estudiamos, no es una omisión nuestra, -sino del artista calchaquí, el que, con manifiesta intención, ha -eliminado la Cruz en todas las figuraciones é imágenes que no tengan -por objeto el culto del agua ó de alguno de los fenómenos atmosféricos; -prueba negativa, trascendental por cierto, del valor mitológico de la -Cruz como símbolo acuático. - -Hemos recorrido minuciosamente el rico material de las colecciones -particulares y de nuestros Museos, en busca de figuras con el -símbolo, y hemos llegado á la conclusión de que éste no aparece -grabado ó pintado en los fetiches, tan abundantes en Calchaquí, que -su era fetiquista ha dejado con ellos recuerdos imperecederos. Este -hecho nos demuestra que el signo que nos ocupa no parece sinó una -concepción sugerida en pleno dominio del politeismo, cuando se impuso -la heliolatría sobre el culto de las cosas inanimadas, y cuando -los grandes y variados fenómenos de la atmósfera fueron dotados de -espíritu y de voluntad supremos, después que los hombres de esa segunda -generación en el progreso de la civilización humana, de que habla -Lubbock[254], alzaran las manos al cielo é invocaran y clamaran al -Sol[255]. - -No podemos decir otro tanto de la era en que ya hizo su aparición el -antropomorfismo, manifestación politeista de las razas; porque si bien -es verdad que tampoco los dioses antropomorfos generalmente ostentan la -insignia de la Cruz, ella parece, sin embargo, como una combinación -emblemática en las figuraciones humanas de las divinidades acuáticas ó -atmosféricas, con una repetición demasiado insinuante para atraer sobre -las mismas la investigación arqueológica. - -Dado el papel que los dioses lares y penates nativos desempeñaban -en el culto de los hogares calchaquíes, natural parece que no se -presentaran adornados con la insignia cruciforme, toda vez que ellos se -limitaban á ser guardianes de cada individualidad, amparándoles contra -cualquier daño que pudiera sobrevenirle, por lo que cada cual labraba -á su modo la imagen de su dios, atribuyéndole á su antojo determinada -virtud. En vano, entonces, han de buscarse cruces en los rostros del -_Caclla_ ó «dios-mejilla»[256]; ni en la cara ó pechos del _Guasimáyoc_ -ó «dueño de casa»[257]; del _Guauque_ ó «ídolo de cada persona, -que le representa»[258]; del _Pururauca_ ó «dios de todo género y -especie»[259]; ó, finalmente, del _Canopa_ ó «dios del individuo»[260]; -pues propiamente hablando, todos estos ídolos personales, de cualquier -clase que fuesen, no simbolizaban una súplica, sinó que constituían un -amuleto. - -Otra cosa sucede cuando tales representaciones, figuraciones ó ídolos -aparecen perfectamente vinculados con el culto al agua, ó, dejando de -figurar como guardianes de la persona, son objeto de una súplica, ó -sirven de intermediarios de una demanda de lluvia, como sucede, por -ejemplo, con los _Caylles_, ó dioses imágenes de las siembras, y, con -mayor razón con las vasijas ó vasos antropomorfos, ídolos ú objetos -sagrados de formas apropiadas para contener y guardar el líquido que -aplaca la sed de la familia y de la tribu. En tales casos, cruces -adornarán á estas imágenes ó cosas del culto; y nada de extraordinario -habría en su empleo por parte del artista, iniciado, como se -presentaría á nuestros ojos, en el secreto de la simbología, la que, -ahorrándole tiempo, daríale ocasión de ofrecer con toda su intención -el objeto sagrado, de tales ó cuales virtudes, á la adoración del -creyente; porque seguramente un símbolo herirá más su imaginación y -despertará mayormente su atención que su figuración aparente y real, -por las confusiones que puede traer, ó por las interpretaciones dudosas -á que puede prestarse. - -Pero antes de pasar adelante,—y en este punto tiene forzosamente -que ser deficiente el capítulo,—conviene observar que nuestras -afirmaciones respecto á la ausencia de la Cruz en los fetiches é ídolos -personales, no pueden tener el carácter de absolutas; porque si bien -es verdad que hasta hoy no se han encontrado figuraciones idolátricas -de tales especies con los signos cruciformes, pueden muy bien aparecer -mañana; pero en tal caso nos permitiríamos recomendar que se aplicasen -las facultades de observación arqueológica al objeto hallado con su -símbolo, á fin de establecer qué relaciones directas ó indirectas puede -tener la cosa figurada con el agua ó con el fenómeno de la lluvia. En -este sentido, no nos extrañaría, por ejemplo, que se nos presentaran -representaciones animales de patos ó de nutrias (que poseemos en -nuestra colección) con el símbolo de la Cruz, por la razón sencilla de -que aquellos viven en los ríos y en las lagunas, y éstas tienen sus -habitaciones en los esteros ó terrenos húmedos de las vertientes, ó -contiguas al agua. El caso excepcional del surifetiche es una prueba -de ello; lo mismo que el del sapofetiche, del que nos ocuparemos en el -capítulo subsiguiente, por los motivos dados respecto al primero, y -por ser el agua el medio en que vive el batracio, lo que se advierte -desde el primer momento, sin necesidad de hacer ningún esfuerzo de -imaginación[261]. - -[Ilustración: Fig. 68. Idolo-tinaja (Col. Quiroga).] - -Los ejemplares de figuraciones antropomorfas que aparecen llevando la -Cruz, son indiscutiblemente acuáticos; es decir: que ellos son objeto -de un voto para que llueva; y, más propiamente que ídolos, deben -denominarse vasijas votivas antropomorfas, toda vez que al labrarles, -el indio se propuso, más que nada, ofrecernos un vaso ó una urna -para contener agua, sobre los cuales, es verdad, las figuraciones -idolátricas constituyen sus distintivos salientes. - -La Fig. 68, ó el Idolo-Tinaja de Amaycha, es el más notable de los -ejemplares que puede citarse; y, aunque un rostro humano con sus -facciones se destaca á la izquierda, saliendo de un cuerpo provisto -de brazos en relieve, el objeto, considerado en conjunto, no es -propiamente un ídolo, sino una urna sagrada antropomorfa, del mismo -estilo de las tinajas funerarias reproducidas en el capítulo anterior, -y cuyo empleo en el culto acuático de Calchaquí nos es perfectamente -conocido. - -La interesantísima figura idolátrica de la izquierda, de rostro pintado -con cuadros rojos alternados, en cuyas orejas aparecen figurados -artísticos moños hechos con las trenzas anudadas del cabello (el moño -esterior roto), lleva, en los lugares correspondientes á sus mamas, dos -cruces perfectas sobre campos artísticos amarillos. Sus manos portan -una flauta, con agujerillos para producir el sonido, por lo cual la -figura nos hace recordar la Doncella de la Flauta (_Flute maiden_) de -Estados Unidos. Las pinturas de rojo obscuro sobre el fondo amarillo -de la urna, son muy interesantes. Las del cuello del vaso consisten en -líneas quebradas paralelas: estas líneas quebradas, llenas de puntos, -son figuraciones simbólicas del rayo-serpiente, correspondiendo á gotas -de agua los puntos que las adornan. En los campos ventrales de la urna -aparece el adorno saliente de la guarda en espiral, arbolada á ambos -costados laterales. Esta espiral, como ya lo hemos dicho, es para -nosotros la figuración simbólica del trueno que ruge. - -Claramente podemos, entonces, difinir las relaciones íntimas de la -figura antropomorfa con el fenómeno de la lluvia, á la cual llamaría -aquella tocando su flauta, produciéndose el trueno, figurado en las -espirales, por la simpatía con el sonido del instrumento musical[262]. - -[Ilustración: Fig. 69. Idolo de Santa María. 1/2 tamaño natural. -(Colección Quiroga).] - -Es de advertir, para corroborar este último aserto, que poseemos en -nuestra colección un interesante ídolo de barro antropo-zoomorfo, -últimamente adquirido en Tinogasta, el que en aquel lugar es tenido por -«Dios de la Lluvia», el mismo que lleva abierto un agujerillo al centro -de su región craneal, soplando el cual (el ídolo es hueco) se producen -notas graves y agudas, con las que se llama al Trueno, fenómeno -meteorológico que, según el P. Techo[263], era, con el relámpago, -adorado por los calchaquíes como «divinidad menor.» - -Más directamente relacionado con este orden de ideas está el ídolo de -la Fig. 69, con anchas cruces negras al fondo de sus artísticos campos, -en los lugares correspondientes á las mamas. - -La fisonomía de este ídolo es funeraria. De sus ojos redondos y -salientes caen tres gruesas líneas negras,—sus lágrimas,—las que, por -otro fenómeno de simpatía, tenían por objeto, sin duda, hacer llorar á -las nubes, á las cuales se presentaría la figura lacrimosa, haciéndoles -_muna-muna_, para emplear una gráfica expresión nativa, como si se les -dijera:—«mirad como ésta siempre llora, y vosotras no podéis llorar -como ella.» - -El objeto es todo hueco, y de la parte ventral del mismo sale el -cuello del vaso, cuyos bordes son asidos por las manos en relieve de -la figura. No se trata nuevamente de un ídolo, propiamente hablando, -sinó de un vaso votivo acuático, de formas antropomorfas. Tanto la -gargantilla de su cuello, como la orla que contornea sus brazos en la -parte inferior, aparecen llenas de puntos, ó gotas de agua. - -Fijando bien la atención sobre esta vasija antropomorfa, veremos que -ella no es otra cosa que una nueva y curiosa reproducción de ese vaso -que sugetan las manos de la figura antropo-zoomorfa de las urnas -funerarias, tanto por sus formas, por salir de la parte ventral del -objeto, como por ser portado en las mismas condiciones. Se trata, -entonces, de una figuración antropomorfa del Trueno, ó más bien dicho: -de una reproducción antropomorfa del _Vaso del Trueno_. - -Las cruces, en el presente, pintadas sobre las mamas del vaso votivo, -no pueden causarnos extrañeza alguna: al contrario, ellas expresan -gráficamente la intención del artista: de referir el vaso al culto de -la Lluvia. - -Otro ejemplar interesante es el del pequeño vaso de Ambato, de barro -negro, perfectamente cocido, que dá formas á una singular figurilla -humana, cuyos miembros principales aparecen en relieve, y de cuya nariz -repártese simétricamente el cuerpo de una serpiente grabada que se -desarrolla en las mejillas del ídolo (Fig. 70). El ofidio en su rostro, -está indicando á las claras que se trata de una figuración de carácter -atmosférico, quizá la misma de la alfarería funeraria, mucho más cuando -ella hace de la vasija un vaso antropomorfo para contener líquidos. Un -detalle interesante es el de las manos abiertas, que parece llevar á la -boca, desmesuradamente abierta, indicando que la figura humana sufre -de sed, demandando agua al cielo, lo que se vé más claramente en dos -ejemplares de urnas de nuestra colección, en las cuales sus manijas -son un par de figurillas humanas, que se destacan en relieve, las que, -mirando al cielo, llevan las manos al labio inferior, abriendo las -bocas sedientas. - -[Ilustración: Fig. 70. Vaso antropomorfo de Ambato (Catamarca). -(Col. Quiroga).] - -[Ilustración: Fig. 70 _bis_. Grabado en la parte posterior del vaso.] - -A la parte posterior del vaso aparece grabado un curioso figurón -triforme y zoomorfo, constituido por un grupo único de dos Huayrapucas -de dobles cabezas y un sapo central bicéfalo. Las Huayrapucas -son figuraciones alusivas á la tormenta, y el sapo simboliza -agua fecundadora, por los ojos Imaymanas dobles de sus cabezas -cuadrangulares (Fig. 70 _bis_). - -Pues bien: una Cruz artística aparece distintamente grabada sobre -el dorso del batracio, cruz que nos hace recordar á la bellísima -maltesa[264] peruana, reproducida por Jiménez de la Espada, y de la que -dimos noticia en el capítulo III. - -En el presente, se ofrece un caso de símbolo cruciforme manifiestamente -intencionado, si se tiene en consideración cuanto hemos dejado apuntado. - -[Ilustración: Fig. 30 _bis_.] - -La Cruz, al centro del figurón triforme, sobre la superficie de un vaso -votivo acuático, es la gráfica expresión de que _lluvia_ se demanda, ó -de que el fenómeno atmosférico se ha producido ó está para producirse. - -No hay,—para citar un último ejemplar de vaso ó tinaja con el signo -cruciforme, para qué insistir sobre la trascendental importancia del -símbolo formado por cuatro cabezas de serpientes, en el caso de la ya -citada Lam. 30 _bis_, ó sea dentro del cuerpo cuadrangular de la figura -antropo-zoomorfa del grupo atmosférico de Capayán, Cruz ofídica que -reproducimos en detalle (Fig. 71 A.) - -[Ilustración: Fig. 71 A. Cruz simbólica de las serpientes (Capayán).] - -En ningún ejemplar como en este del grupo, el signo cruciforme puede -tener un valor más visiblemente típico de lluvia, si se considera el -dato notable de que cuatro serpientes dan lugar á la formación del -mismo; y sabido es que la idea de agua es inseparable de la figuración -ofídica, cualquiera que sea su forma, y cualquiera que sea la ocasión -en que tal figuración aparezca en la cerámica[265]. - -[Ilustración: Fig. 71 B. Disco de cobre de Lafone Quevedo (Catamarca).] - -La aparición de dobles cruces maltesas en las cabezas de los monstruos -dragones del famoso disco de Lafone Quevedo, que reproducimos en la -Fig. 71 B, se querrá tal vez citar como una escepción culminante á -la regla de la carencia del símbolo en los dioses personales; pero -no es así, porque el disco no puede clasificarse entre los lares y -penates. El grupo trinitario figurado con tanto arte en el mismo, no -es otra cosa que un nuevo é interesantísimo ejemplar antropo-zoomorfo -atmosférico constituido por la figura humana central, con su sol en la -cabeza, el copón ó vaso del trueno en su pecho, y por los dos monstruos -dragones ofídicos, de patas estrelladas, con los círculos fecundantes -sobre sus cuerpos, ó sean dos Huayrapucas ó figuraciones zoomorfas del -viento que trae la tormenta. Esta trinidad calchaquí es, pues, nada más -que la representación acuática por excelencia de ese Aticci Viracocha -del bajo relieve de Pashash y del dintel de la puerta monolítica de -Tiahuanaco[266]. Nada más lógico, entonces, que las dobles cruces en las -cabezas de las Huayrapucas, que traen las nubes y producen el fenómeno -de las lluvias tormentosas ó de la tempestad; y son, cabalmente, los -símbolos los que concluyen por caracterizar de una manera gráfica el -valor mítico de la simbólica figuración atmosférica que nos ocupa. - -Antes de pasar adelante, conviene resolver la cuestión de por qué los -ídolos llevan figuradas las cruces en sus pechos ó mamas, y por qué -tales cruces son griegas, ó de brazos de iguales dimensiones; pues -debemos recordar, á propósito de estos problemas arqueológicos, que -los suris con cruces en las urnas funerarias y las cruces en los -ídolos antes reproducidos, aparecen respectivamente en los lugares -correspondientes á las mamas de las figuras antropozoomorfas y -demás representaciones humanas; lo mismo que debemos dejar sentada -la antes insinuada observación de que los palos de las cruces son -invariablemente del mismo largo en tales figuraciones, es decir: que -los signos son griegos, y no latinos como el de nuestra Cruz cristiana. - -Las imágenes idolátricas, generalmente del género epiceno (_cay -huarmi cachun, cay cari cachun_), llevan la Cruz en los lugares -correspondientes á las mamas, en el sentido figurado de que ellas -derraman el agua ó el líquido vital que alimenta todas las cosas, pues -las mamas contienen la leche que nutre en la especie de los mamíferos -á las creaturas recién nacidas, humanas ó animales. La Cruz sobre las -mamas, expresa claramente la idea de que ellas son el continente del -elemento fecundante por excelencia. La diosa atmosférica de California -lleva el agua en sus pechos fecundos. Lo propio acontece con nuestras -divinidades de la tormenta, portando el símbolo acuático en los lugares -correspondientes á ambos pechos, sin necesidad de figurarlos, como -en algunos ejemplares de _zemes_ calchaquíes, que hemos atribuido, -sin afirmarlo definitivamente, á representaciones de _hapi-nuños_ -(_hapiy-nuños_), «fantasmas ó duendes que solían aparecer con _dos -tetas largas_, que podían asir de ellas», al decir de Fernández y -Holguín[267]. - -Que los cuatro palos de la Cruz sean de iguales dimensiones, ya se les -considere alusiones á los cuatro rumbos ó á los cuatro vientos, también -es perfectamente explicable, porque no hay rumbos ó vientos mayores ó -menores, cortos ó largos, toda vez que el indio, en donde quiera que -estuviese ubicado, creería encontrarse en el punto céntrico ó de origen -de un horizonte circular que limitaba la tierra, correspondiendo á los -cuatro vientos ó los cuatro rumbos los cuatro radios de ese círculo, -ó líneas de iguales dimensiones, que se cortaban perpendicularmente -entre sí, formando el signo de la Cruz, cuya intersección representa -exactamente al citado punto de ubicación ú origen. Un ejemplo notable -nos ofrece el nombre de la capital del imperio incaico, ó del _Cuzco_, -que significa _ombligo_; es decir: parte céntrica del cuerpo terrestre -ó punto de origen de los cuatro _suyos_[268]. - -El gran monolito esculpido de Tafí, que reprodujimos en el capítulo -III, habrá observado el lector que presenta cuatro interesantes -grabados cruciformes, con un círculo sencillo ó puntuado al centro de -cada uno de ellos, alternando con otros como _spectacles_, ó Imaymanas -unidos entre sí por una línea. Estas esculturas cruciformes sobre el -fálico menhir,—resto grandioso que prueba la obstinación fetiquista -de estas razas por un viejo culto litolátrico,—tienen la más sencilla -explicación. - -El monolito ó menhir esculpido en cuestión, es un gran fetiche, -_huaca_ ó _villca_, protector de los andenes ó pequeñas extensiones -labrados, cuya tierra está sostenida por alineamientos de pequeñas -piedras paradas, menhir que se levanta en medio de tales andenes. -Este monolito, como cualquier otro de su género, llámase _Mama-Zara_, -_Maíz-madre_ ó _Madre del Maíz_, nombres con los que es conocido hasta -hoy en Cafayate y otros pueblos de los valles. - -Una _Mamazara_, levantándose en medio de los andenes ó de las labranzas -(lo mismo que una _Huaza_ á la puerta ó bastidor del rastrajo -sembrado), protege á la sementera de maíz, la que prospera bajo su -patrocinio, evitando el gusano en la raíz, y preservándola de los -hielos, de la piedra, de los vientos ardorosos, de la langosta y de -otras plagas. Pero el fetiche de piedra, obrando por la acción propia -ó combinada con la del cielo, tiene la virtud especial de hacer llover -oportunamente sobre la siembra, atrayendo á las nubes; pues «entre -los calchaquíes, como escribe el presbítero Toscano (quien desempeñó -durante muchos años el curato de Cafayate y pueblos contiguos), -se llamaban _Mamasaras_ á unas piedras labradas y perfectamente -pulimentadas, que se colocaban en medio de las sementeras para que -tuvieran _agua_ oportuna y abundante, atribuyéndoles virtud especial -para producir _la lluvia_»[269]. - -En el fragmento de la lámina del Yamqui Pachacuti que ofrecimos en el -capítulo III (Fig. 21 bis), vemos simbólicamente representada en el -grupo astrolátrico C^2 á esta Mamazara, grupo que en el original (Fig. -21) lleva esta leyenda: «_Zaramama-chacana_ en general». Pues bien: -esta _Zaramama_ está figurada por cuatro grandes estrellas unidas entre -sí por dos líneas que se cortan formando _una Cruz_, como si la Cruz -misma fuera el emblema ó símbolo de tal «Madre del Maíz», y quién sabe -si la palabra _chacana_[270] de la leyenda no sea el nombre con que los -quichuas conocían al símbolo, al que en ciertas condiciones vimos que -llamaban _xaygua_. - -Estos breves y muy interesantes antecedentes, sirven para explicar -con cuánta razón el indio de Tafí esculpió cuatro artísticos signos -cruciformes en la Mamazara monolítica, protectora de las siembras, -sobre las cuales hace caer _lluvias_ oportunas, la misma que tiene su -representación simbólica en la carta sagrada de la heliolatría quichua, -por la acción del sol y de los astros sobre los elementos, cuando el -culto al astro del día se sobrepuso al del viejo Aticci Viracocha del -panteón de Tiahuanaco. - -Fijemos, finalmente, la atención en lo interesante de los signos -cruciformes de la Mamazara de Tafí, con su círculo simple ó con punto -respectivo en el lugar correspondiente á la intersección de los brazos, -círculo que vale por «germen vital, _yema_ ó _brote_», y que expresa -de una manera acabada y concluyente la idea de una lluvia oportuna -haciendo brotar, crecer y fructificar la mies preciada del indio. - -Otro dato interesantísimo de _Folk-lore_ conviene apuntar con este -motivo. - -Nos referimos al hecho de colocarse por los naturales piedras paradas -protectoras, que llaman á la lluvia, en cualquiera eminencia, en -toda la extensión del valle de Santa María ó de Yocavil. Hoy, en vez -de piedras, se colocan de pie cruces cristianas sobre las colinas y -los morros de los cerros, cruces protectoras que pueden contarse por -centenares. Ahora, preguntamos: ¿la sustitución cristiana de las cruces -á los menhires nativos, no es obra de una de esas raras coincidencias -ó puntos de contacto de creencia y creencia, mediante los cuales -el símbolo cristiano de la Cruz hace las veces del símbolo pagano, -adquiriendo en tal caso una doble virtud protectora, como conjuro de -la piedra y del granizo, y como un singular amuleto propiciatorio de -las lluvias?—Nosotros, no nos limitamos á sospecharlo, sinó que casi -nos atrevemos á establecerlo en sentido afirmativo. Si así fuere, esta -prueba del valor de la Cruz como símbolo acuático calchaquí, no solo no -admitiría réplica, sinó que sería decisiva y trascendental[271]. - -En nuestra reciente expedición á los valles de Londres, hemos podido -observar en el pueblo de Colpes (Pomán) trojes ó pirhuas con cruces. -Las pirhuas de formas fálicas, levantadas sobre un bastidor de cuatro -horcones, que guardan la preciada algarroba, remataban en un penacho de -_aibe_ ó pasto de campo; y de en medio de este penacho salía una Cruz -de madera. Esta Cruz, según pudimos informarnos, á la vez que guardián -del producto de los tacuiles, propiciaba para el año venidero una -abundante cosecha de algarroba. Para que tal cosecha fuera abundante, -es claro que habría necesidad de que lloviese. La Cruz de las -pirhuas, en buenos términos, equivalía á un amuleto de las lluvias, -confundiéndose en el espíritu del indio actual el valor cristiano con -el valor nativo del símbolo. - -Sobre la despensa de un grupo de ranchos de Bisbis, camino de Hualfín -á Andalgalá, otra Cruz de madera habíase colocado. Los indios de la -casa negáronse por completo á explicarnos que significaba aquella Cruz -sobre el rancho en el cual se depositaban los granos, la algarroba -y el charqui. Esto mismo hízonos comprender que se trataba de una -superstición nativa; y que la Cruz en el caso actual desempeñaría el -mismo papel que la de la pirhua de Colpes. - -[Ilustración: Fig. 72 Molinos (Salta). Tam. nat.] - -En dos ejemplares de figuras dobles, andróginos, ó con representaciones -masculinas y femeninas (_cay huarmi cachun, cay cari cachun_), ó si se -quiere _huacanquis_ ó _Cayam-Carumi_, huacas de los amores, que por el -hechizo del _Tincuc_ forzaban el libre albedrío[272], aparecen hermosas -cruces griegas, en una forma y colocación llamativas. - -El Huacanqui de la Fig. 72, de la colección Zavaleta, es uno de los -ejemplares interesantes. - -Sobre una lámina de hueso (el material suele ser piedra blanca ó -negra), y dentro de dos secciones rectangulares iguales, aparecen dos -figurillas humanas, de esas que, al decir de Montesinos[273], «hacen -apariencia de dos personas que se abrazan». La de la izquierda está -muy borrada, á causa del desgaste natural del material óseo, pues -posiblemente el amuleto era objeto de contínuos frotamientos; en -cambio, la de la derecha aparece perfectamente con todos sus detalles: -esta figurilla es femenina por el triangulillo correspondiente á su -vulva, como en el caso de la inferior de un amuleto de Tinogasta[274]. - -La figurilla anterior que nos ocupa, de brazos y piernas doblados, -unos y otros miembros con tres dedos, presenta un cuerpo geométrico -cuadrangular, como en el caso de la representación de la Fig. 30 _bis_; -al centro de este cuadrado, y en la parte correspondiente á la mitad -del pecho, cuatro triangulillos, ó cuatro emblemas fálicos femeninos, -simétricamente distribuidos, forman una interesante Cruz simbólica. - -En el andrógino de piedra negra, reproducido en la nota, y á su parte -posterior, en el punto mismo en que las figurillas humanas (varón y -mujer) juntan sus pies, aparece esculpida, como se vé en el detalle -de la derecha, una artística Cruz, á los estremos de cuyos palos -superior é inferior se han calado dos morterillos de boca perfectamente -circular: en estos morterillos, y sobre esta Cruz, ofreceríanse, sin -duda, las ofrendas propiciatorias, siendo el mortero con su mano -otro objeto fálico emblemático, que vimos aparecer en el _Huampar_ -incaico.[275]. - -Ahora bien: ¿qué motivos pueden haber decidido al artista indio á -grabar cruces en estos huacanquis ó amuletos «para rendir por el amor -el libre albedrío»? - -Dos, sin duda: el primero, que el amuleto se consagra al acto carnal -de la fecundación y de la reproducción de la especie; el segundo, que -estos amuletos, por lo mismo que se refieren á la procreación, tienen -un origen atmosférico, como la lluvia fecundante y reproductora, pues -de la propia manera que los meteoritos son lanzados sobre la tierra por -los dioses de la tormenta, estos amuletos son arrojados por el rayo -que cae, desprendido con estruendo de las nubes, de modo que también -son _illas_, ó preciados talismanes de _Illapa_; pues, al decir de -Montesinos, á estos preciados amuletos de maleficio amatorio, ídolos ó -huacas de los amores, «fingen los hechiceros que los hallan cuando _el -relámpago se despide de la nube con gran trueno, y cae el rayo_, y -donde cae los encuentran ...»[276]. El hecho mismo de guardarse al -idolillo en una cesta llena de _plumas de colores_ (dato que también -consigna Montesinos, como se lee en la nota), prueba su origen -atmosférico, pues las plumas recuerdan al pájaro de la tormenta, y sus -colores los del iris ó _chuychu_ formado en las nubes. - -Sobre los escudos calchaquíes con que se cubren figuras humanas -labradas en cobre, pintadas en las tinajas, en las rocas, ó grabadas -en los petroglyfos, suelen aparecer signos y figuras simbólicas, -animales y geométricas muy curiosos, que aún no han sido estudiados, -siendo notables en tal sentido los escudos que portan los reales -personajes de la Gruta de Carahuasi (Salta)[277]. Nosotros atribuimos -á representaciones _totémicas_ tales figuraciones, siendo ellas, sin -duda, emblemas ó insignias de los personajes que portan los escudos, -ó de sus familias, de sus tribus y de sus pueblos. Es de advertir que -cuando los personajes no llevan escudos, suelen tener pintados sobre -su pecho los referidos tótem[278]. Que familias de indios tucumanos han -adoptado su distintivo entre los de su raza, convirtiéndolo en apellido -común, tomado de nombres de héroes, de animales ó de cosas animadas -ó inanimadas,—resulta indiscutible cuando se recorren los padrones -que los españoles levantaran en el período de la colonia, censando á -la población nativa[279]; y así, indios hay que llevan los siguientes -apellidos: Atagualpa (Yumansuma, 1699), Inca (Chicligasta, 1721), Inga -(Colalao, 1699), Colla (San Miguel, 1771), Illapa (Chuchagasta, 1699), -Vilca (Tolombón, 1699), Pisco (Colalao, 1699), Surita (Marapa, 1721), -Chilca (Choromoros, 1771), Patay (Tafí, 1699), Chuncha, Chicha, Choclo, -Sapaca, Guasca, Coca (Colalao, 1699), etc., etc. - -[Ilustración: Fig. 53.] - -[Ilustración: Fig. 56. Col. Quiroga.] - -Sobre los escudos de Carahuasi pueden verse reproducidos espirales, -meandros, animales y otras figuras simbólicas, una de ellas cruciforme. - -[Ilustración: Fig. 58 San José. Col. Max. Schmidt.] - -[Ilustración: Fig. 59 Loma Rica. Catamarca.] - -En el capítulo anterior hemos tenido ocasión de reproducir, para -no abundar en ejemplos, figurillas humanas sobre cuyos pechos se -ven pintados símbolos diversos: dos suris, de cuerpo de dobles -triángulos en la Fig. 53; un suri y una serpiente, respectivamente, -en las figurillas del cuerpo de la urna 56; un suri y meandros de la -fecundación ó de la cópula sobre el escudo superior de la derecha en -la urna 58; dobles serpientes rayos, formados por quebradas paralelas -llenas de puntos, sobre los escudos de las figurillas de la urna 59; -dos suris sobre el escudo de la representación de la urna 63, etc. -Estas figurillas humanas, reproducidas en el lugar correspondiente al -rostro de la imagen antropo-zoomorfa de las urnas, son seguramente -representaciones _antropo-atmosféricas_, que llevan como distintivo -totémico símbolos que representan á las nubes, al rayo y á la lluvia -fecundadora; más bien dicho: son habitantes del pueblo de las nubes, -tales como aparecen hombres y mujeres en la lámina de los Sias (Cap. V). - -[Ilustración: Fig. 63 Urna de Santa María vista de lado.] - -Bien, pues: la Cruz suele también, en casos escepcionales, figurar como -insignia sagrada ó tótem en tales representaciones. - -La Cruz, no sólo aparece como símbolo del culto, según escribe -Schoolcraft[280], sinó que suele ser venerada y tenida como signo -distintivo, quizá religioso, en los sepulcros y amuletos, ó como -emblema ó _tótem_ de las tribus y familias, apareciendo en este último -carácter en la biografía de Wingemund, jefe de los Delawares, cuya -artística Cruz totémica reproduce el autor. - -Posiblemente igual cosa sucedía en Calchaquí, pues que la Cruz aparece -sobre el escudo ó pecho de las figuraciones á que antes nos hemos -referido, lo que indudablemente determina el carácter atmosférico ó -acuático de las mismas. - -La figurilla á la izquierda del cuello de la urna 58, por ejemplo, -lleva en sus vestidos distintivamente pintada la Cruz, de negro sobre -fondo amarillo. - -En la Fig. 73 reproducimos un interesante detalle de un complicado -petroglyfo de Andaguala, que tomamos en nuestra penúltima expedición á -los valles calchaquíes. La escritura total y profusa de la roca es -ideográfica, viéndose esculpidos canales y fuentes de agua, de modo -que indiscutiblemente se trata de una piedra sagrada votiva para -propiciar á la lluvia, que en los áridos y secos valles alimenta -estanques y canales. La Cruz sobre el escudo, en el detalle reproducido -del petroglyfo, es el complemento simbólico de la escritura sagrada, -expresando claramente un anhelo de lluvia. - -[Ilustración: Fig. 73. Escudo con Cruz en un petroglyfo de Andaguala.] - -[Ilustración: Fig. 74 1/5 Tamaño natural Cachi.—Colección Zavaleta.] - -Ahora reproduzcamos las figuras humanas gemelas con dobles signos -cruciformes, que sobre la superficie de un gran disco de cobre de Cachi -(Salta), aparecen sobresalir de relieve (Fig. 74). Este disco ha sido -descrito por el americanista Ambrosetti, en un trabajo suyo de alguna -importancia, titulado «Placas pectorales y Discos de Bronce»[281]. «De -los discos de bronce, escribe, es el mejor que conozco: tiene unos -26 centímetros de diámetro. Su interior está ocupado por dos figuras -humanas con largos trages que presentan la forma de escudos (lo que -luego sostiene), recortados á cada lado en su parte media, y con -las aspas superiores muy largas ... Sobre estos escudos (como los de -Carahuasi) vemos siempre dibujos que bien pudieron ó ser _totems_ -de tribus ó distintivos personales de cada jefe. En el disco que -nos ocupa, las cruces parecidas á las maltesas son casi exclusivas -en los escudos; en uno de ellos hay dos dispuestas en sentido -vertical, y en el otro las mismas dos, diagonalmente, de izquierda -á derecha, hallándose interceptadas por un doble zig-zag combinado, -que baja en la diagonal contraria. De los personajes que llevan los -escudos, no aparece más que parte de las piernas con indicación de -los pies, marchando ambos hacia la derecha. Sus caras están trazadas -sencillamente. La cabeza adornada con una diadema (como me parece -haberlo demostrado en el cap. XIV, figuras 96 y 97) y debajo de estas, -dos triangulillos indicarían grandes aros.» - -Ambrosetti no aserto á clasificar esta y demás imágenes humanas -idolátricas labradas, sobre láminas, discos y planchas de cobre y -bronce. - -Estos dioses-imagen se dominaban _Caylles_, y eran protectores de las -sementeras, como las varitas emplumadas de que hemos tratado en otra -ocasión. - -Lafone Quevedo, por su parte, insinuó esta clasificación[282]. - -Fúndase ella en la siguiente, interesante noticia de Lozano[283]: «A -otros ídolos que llamaban _Caylle_ (veneraban los Calchaquíes), _cuyas -imágenes labradas en láminas de cobre_ traían consigo, y eran las -joyas de su mayor aprecio; y así dichas láminas, _como las varitas -emplumadas_, las ponían con grandes supersticiones en sus casas, en -sus _sementeras_, y sus Pueblos, creyendo firmemente que con estos -instrumentos vinculaban á aquellos sitios la felicidad, sobre que -decían notables desvaríos, y que era imposible se acercase por allí la -piedra, la langosta, la epidemia ni otra alguna cosa que les pudiese -dañar.» - -Estos _Caylles_ vemos, por la cita de Lozano, que son protectores de -las sementeras, pareciendo, en términos generales, poseer las misma -virtudes que las Mamazaras y Huazas, de que antes nos ocupamos. Son, -por tanto, las láminas, discos y planchas que los contienen labrados, -amuletos propiciatorios de la _lluvia_; y de la oración del Padre -Molina[284] resulta que _Caylle_, varón ó hembra, es un nombre ó -atributo del Viracocha _acuático_, sinónimo de Imaymana, ese gran -«hacedero de todas las cosas.» La oración de Molina, dice: - - Aticci Viracochan, CAYLLA _Viracochan_[285] - tocapu acnupu Viracochan, camac - Churac cari cachuy uarmicachun - nispa llutac, etc. - -Este Caylla Viracochan aparece comprobado en el disco de Lafone Quevedo -(Fig. 71 B), cuya figura central es un _Huiracocha_ y un _Caylla_, -puesto que es una imagen labrada en una lámina de cobre. - -El _Caylle_ ó _Caylla_ es, pues, un dios de la lluvia, protector -de las cosechas; y para que no abriguemos duda alguna al respecto, -reproduzcamos la placa con Caille de la Figura 75. - -[Ilustración: Fig. 75. Cachi (Salta) 1/2 tam. nat.] - -En esta interesante lámina vemos al dios-imagen, cuya cabeza sobresale -de la placa, con su cuello largo, luciendo un collar de tres vueltas; -de sus hombros á la cintura, el cuerpo aparece cortado por dos líneas -en forma de X, ó cruz decussata; en el vientre abultado, dos líneas -transversales forman distintamente _una Cruz_, con ojos Imaymanas en -triángulo entre sus brazos; en el espacio inferior, un arco de óvalo, -dividido por una línea, indica el órgano genital femenino del ídolo. Lo -más curioso son sus largos brazos doblados, en actitud de adoración, -desprendidos de sus hombros, terminados aquellos en manos que portan, -cada una, _gajos de árbol_ al parecer, cuyas ramas concluyen en -circulillos, que deben ser _frutas_. Se trata quizá de plantas de maíz -ó _Zara_, lo que es indiferente á nuestro propósito, pues lo único -que nos interesa es dejar establecido que ha querido reproducirse un -_vegetal_, para demostrar acabadamente que el dios-imagen es protector -de la agricultura, al mismo que se invoca en el acto propiciatorio á la -Madre Tierra para que llueva, para que lo sembrado fructifique, para -que no caiga piedra, ni sobrevengan heladas; ó como dice el calchaquí: - - Amata inapa - Suceda angacho: - Adyita pococho, - Amataj casacho: - Kusiya ¡Kusiya! - -[Ilustración: Fig. 76. 1/5 tam. nat. Col. Zavaleta.] - -Nada más natural, entonces, que estos Caylles, ó dioses propiciatorios -de las buenas cosechas, lleven labradas en sus cuerpos las insignias -cruciformes atmosféricas, quedando así establecido una vez más que la -_Cruz_ es símbolo de _lluvia_. - -Observemos, finalmente, que cuando los rostros ó representaciones de -Caylles son sencillos y varios, aparecen distribuidos _en Cruz_ sobre -el disco, como en el caso de la Fig. 76; lo mismo en el de la Fig. 77, -en la que se ven las dos de las caras laterales sustituidas por dos -serpientes-rayos. Esto demuestra nuevamente su equivalencia atmosférica; -las caras superior é inferior van adornadas con esas espirales del -trueno ó del ruido que produce, lo que también es revelador[286]. - -[Ilustración: Fig. 77. 1/3 tamaño natural Col. Museo Nacional.] - -[Ilustración: Fig. 78. Amuleto de las Cruces (Col. Zavaleta).] - -Cerremos este capítulo manifestando que en nuestra colección poseemos -dos pequeños y curiosos amuletos de piedra, muy semejantes el uno al -otro, por lo que solo reproducimos el de la Fig. 78, ambos con la -insignia cruciforme doble al centro del talismán. - -Estos amuletos, con sus agujerillos respectivos para ser colgados al -cuello, tendrían, sin duda alguna, la virtud de hacer llover. - - -NOTAS: - -[254] John Lubbock, _Orígenes de la Civilización_, pág. 178. - -[255] G. de Mortillet (_Le Signe de la Croix_, cap. III, pág. 96), -tratando del cementerio de Villanova hacía notar que la Cruz, tan -abundante en los cilindros de dos cabezas, parece disminuir con la -aparición de representaciones de objetos orgánicos (Véanse sus Figs. 44 -á 47). - -[256] Adán Quiroga, _Cacllas_ y _Caylles_ (1899)—J. Toscano, _La Región -Calchaquina_, pág. 74. - -[257] Toscano, cit., pág. 73. - -[258] Bernabé Cobo, _Historia del Nuevo Mundo_, tom. III, págs. 336 y -339; _Relación_ del Yamqui Pachacuti, págs 155 y 156. - -[259] Cobo cit., págs. 334, 335 y 346, tom. III. - -[260] Adán Quiroga, _Canopas_ (1899)—Toscano cit., pág. 73. - -[261] En el Viejo Continente la Cruz es más frecuente en la época de -bronce, disminuyendo en cuanto comienzan á aparecer las figuraciones -orgánicas. Hablando Mortillet del cementerio de Villanova, escribe: -«Hecho curioso á constatar: la Cruz parece disminuir con la aparición -de representaciones de objetos orgánicos. En Villanova, donde se vé ya -serpientes, gansos y pequeños _bonshommes_, ella parece menos frecuente -que en la época de bronce, en la que no existe la menor representación -orgánica, aún vegetal. En la necrópolis de Marzabotto los dibujos -etruscos y los ídolos la han reemplazado casi completamente» (_Le Signe -de la Croix_, cap. II, págs. 96 y 97). - -[262] Es curioso que los marineros ingleses acostumbran llamar el -viento, silvando, cuando reina la calma en el mar. - -[263] _Hist. de la Provincia del Paraguay_, lib. III, cap. XXII, tom. -II, pág. 398. - -[264] Entre los indios moki la Cruz maltesa ✚ es el emblema de una -virgen, y significa la virginidad (_Annual Report_, etc., 1888-89, -_Picture writing of the American Indian_, y Garrick Mallery, The Cross, -cap. XX, pág. 729). - -[265] Véanse _El Símbolo de la Serpiente en la Alfarería funeraria_, de -J. B. Ambrosetti, y _The Serpent Symbol in America_, de E. G. Squier, -etc. - -[266] Wiener, _Pérou et Bolivie_, págs. 702 y 703. - -[Ilustración: Dios-Sol de Wiener] - -En el Dios-Sol, llamado así por este autor, que reproducimos, vénse los -monstruos dragones ó Huayrapucas del disco de Lafone Quevedo, rodeando -la cara circular de Aticci. Estos monstruos son cuatro, y claro es que -representan los cuatro vientos. - -[267] Fernández y Holguín, _Dicc._, verb. _hapiyñuños_—Véanse Adán -Quiroga, _Supay, Mikilo y los Hapiyñuños_ (Revista de Der. Hist. -y Letras), tom. I, págs. 122 y sigtes., Buenos Aires, 1898; _Tres -Relaciones de Antigüedades Peruanas_, pág 232 y sigtes. (M. J. de la -E., Madrid 1879). - -[268] Entre los Dakotas la Cruz griega representa los cuatro vientos -que provienen de las cuatro cavernas, en las que el alma de los hombres -existía antes de su encarnación en el cuerpo humano (_Annual Report_, -Op. cit., _The Cross_, pág. 724). - -La Cruz _latina_, era y es usada por los mismos Dakotas en la pintura, -y significa, tanto en pictografía como en la figuración de los signos -del movimiento, el _mosquito-hawk_ (halcón de los mosquitos), llamado -generalmente _dragon fly_ (alguacil)—Op. y lug. cit., pág. 725. - -Estos alguaciles vimos figurados en la Plancha XXXV del capítulo V, -nota; y efectivamente que una Cruz latina figura su largo cuerpo, -del cual salen para arriba y para abajo sus aletas. No olvidemos la -relación entre los alguaciles y el agua. - -[269] _La Región Calchaquina_, cap. VII. pág. 73 (Buenos Aires, 1898). - -[270] _Chacatasca_, crucificado. Esta palabra encierra una raíz _chaca_. - -[271] Véase Adán Quiroga, _Mamazaras y Huazas_ (1900). - -[272] Montesinos, _Memorias Antiguas Historiales del Perú_, pág. 211 -(Publicadas por el Dr. V. F. López en la «Rev. de Buenos Aires», tom. -XXII)—Véase nuestro artículo _El Tincunacu_ («La Provincia», Tucumán, -Setiembre de 1898). - -[273] Op. y lug. cits. - -[274] El amuleto es el siguiente: - -[Ilustration: Andrógino de Tinogasta.] - -[275] Adán Quiroga, _El culto fetiquista de Mortero_ (1897)—Lafone -Quevedo, _Culto de Tonapa_, pág. 15. - -[276] Montesinos cit., quien agrega: «Nombran á estos ídolos _Huacanqui -ó Cayam Carumi_; véndence en mucho precio, y el uso de ellos dura hasta -hoy entre las mujeres; intrúyenlas el enemigo común en que ayunen las -lunas nuevas, que se abstengan de conversación con varón por tres días -y así serán amadas. Ponen al ídolo en una canastilla adornada de plumas -de varios colores, y algunas yerbas olorosas, échanle harina de maíz -que renueva todos los meses, y con la que quitan supersticiosamente se -limpian el rostro haciendo varias ceremonias.» - -Ambrosetti (_Notas de Arqueolog. Calchaquí_, IV, págs. 33 á 37), ha -escrito párrafos interesantes sobre estos Huacanquis. - -[277] Véase Ambrosetti, _Las grutas Pintadas y los Petroglyfos de la -Provincia de Salta_ (Bolet. del Inst. Geográf. Arg.—Buenos Aires). - -[278] Sobre clasificación de totemismo y fetichismo, véase el -interesante capítulo de John Lubbock (_Orígenes de la Civilización_) -pág. 178 (Madrid, 1888). - -[279] _Empadronamientos_, Legajo 14 (Archivo de Tucumán). - -[280] Schoolcraft, _Indian Tribes_, lib. II, cap. III, pág. 91. - -[281] _Notas de Arqueología Calchaquí_, § VII, págs. 136 á 138. - -[282] _Tesoro de Catamarqueñismos_, verb. CAILLE (Buenos Aires, 1898), -sobre el que escribe: «Ídolos de los indios Calchaquinos». Eran, según -el Padre Lozano, «imágenes labradas en láminas de cobre», que traían -consigo, y eran las joyas de su mayor aprecio, etc. De estas láminas, -existen varias, y una de ellas de singular valor artístisco. Caille es -voz del Cacan, porque la usaban los Calchaquinos. (págs. 61 y 62). - -[283] _Hist. de los Jesuitas del Paraguay_, etc. - -[284] Markham, _Rites and Laws of the Incas_, pág. 33. Lafone Quevedo, -_Los ojos de Imaymana_, etc., pág. 452, Bolet. del Inst. Geográf. -Argent., tom. XX, Núms. 7 á 12. - -[285] Aquí _Caylla_ sustituye á Imaymana, pues como dice Lafone Quevedo -en el lugar apuntado en la nota anterior, «por eliminación llegamos á -saber que el Dios _Imaymana_ llamábase también _Cailla_». - -[286] La Cruz, como observa Mortillet, no solo aparece en el viejo -mundo dibujada por líneas que se cortan, sino de diferentes maneras, -como por cuatro ó cinco círculos convenientemente distribuidos, como en -los ejemplares de los cilindros de Villanova, figuras 95 y 96,—lo cual -no puede ser efecto de la casualidad, pues que se ha tenido intención -formal de figurar la Cruz. Ciertas monedas de Raimundo de Turena nos -muestran una Cruz compuesta de una O gótica al centro y cuatro anillos -que forman los brazos. La numismática de Normandia ofrece también -cruces formadas por anillos, distribuidos regularmente (Mortillet, _Le -Signe de la Croix_, cap. V, págs. 167 y 168). - - - - -CAPÍTULO VIII - -LA CRUZ EN LAS PETROGRAFÍAS - -Y PICTOGRAFÍAS - - - _Escritura figurativa é ideográfica en las Petrografías - y Pictografías de Calchaquí—Opiniones de Mallery, - de Brinton y de Keane—El símbolo de la Cruz en los - petroglyfos—Por qué las cruces no son profusas en - ellos—La Cruz no es una combinación figurativa, - sinó simbólica—Pictografías de la Gruta de - Tinguiririca: interpretación de Barros Grez—Gruta - de Carahuasi: monografía de Ambrosetti—Gran Gruta - de Siquimi—Cruces en los petroglyfos de San - Lucas, Quilmes, Andaguala, Encalilla, Ampajango, - San Fernando y Cerro Negro—Rosetas y Cochas con - Cruz—Patas de Suris: roca de Quilmes—El Ave-Suri - de la Gruta de Cafayate—Estanques unidos en - Cruz—Ejemplares de Loma Colorada, Quilmes y - Ampajango—Andenes con cruces: ejemplares de - Ampajango y Cerro Negro—Hombrecillos con los brazos - en Cruz—Deducciones._ - -Un estudio detenido y paciente de las petrografías y pictografías de -Calchaquí, efectuado sobre nuestra colección de dibujos y fotografías -tomados _in situ_[287], colección la más interesante por su número de -cuantas conozcamos, nos ha hecho llegar á la conclusión de que los -petroglyfos de esta sección andina constituyen un asunto arqueológico y -etnográfico trascendental. - -Ese estudio comparativo de dos centenares de piedras grabadas y -pintadas, ha dado por resultado que lleguemos á establecer que sobre -ellas el indio ha expresado su pensamiento, escribiendo indeleblemente, -de una manera figurativa é ideográfica, y excepcionalmente simbólica, -una demanda, una súplica, un voto á las divinidades, con dos propósitos -fundamentales: que fructifiquen las mieses, y que se reproduzcan los -ganados; propósitos que pueden concretarse en uno solo: que llueva[288]. - -La escritura petrográfica no es tal escritura, propiamente hablando. -Se trata de simples dibujos convencionales, que responden á -ritualidades ó á una forma figurativa de expresión ideográfica, por -signos que representan objetos ó cosas sobre las que se implora la -acción bienhechora de las divinidades. Las piedras grabadas deben -considerarse, pues, como piedras votivas. - -Nuestra escritura petrográfica es, como la define Garrick Mallery[289], -«un medio de expresar pensamientos ó hechos por medio de dibujos, que -al principio se redujeron á la representación de objetos naturales -ó artificiales». Esta cita encierra una verdad que hemos podido -constatar en Calchaquí: que la escritura fué en un principio puramente -representativa,—y tal es el carácter de la mayor parte de los -petroglyfos,—hasta que concluyó por ser excepcionalmente simbólica. -Ejemplos de lo uno y de lo otro son, para no citar más casos, los -grandes cuadros reproducidos respectivamente en Carahuasi (Salta) y -Siquimí (Catamarca); en el primero se figura una marcha militar de -reales combatientes[290]; en el segundo, una escena indiscutiblemente -cosmogónica ó mítica, en la que todos los elementos, al parecer, están -simbólicamente representados[291]. - -Es inexacta, entonces, la aseveración que en un trabajo póstumo[292] -hace Brinton, criticando, cabalmente, los estudios comparativos de -nuestros petroglyfos, efectuados por Moreno y von Ihering[293], al -manifestar que «mucho se ha escrito de cotejo de petroglyfos, y que -tanto Moreno como von Ihering se han lanzado sin ambages á interpretar -é identificar estos signos sin arte; y que nada, empero, ha resultado -de las semejanzas indicadas por ellos; porque son las que se hallan en -todas partes entre dibujos tan sin motivo como lo son estos». - -Lo que decimos de Brinton observamos también á Mr. Keane, quien critica -las interpretaciones de Latourneau[294]. - -En el Perú las esculturas monolíticas son perfectamente intencionadas, -habiendo este país llegado al pleno desarrollo de la escritura -simbólica; y en los ejemplares cuya interpretación hemos podido -penetrar, ni una representación, ni un signo, ni siquiera una línea -aparecen superfluos. Aún en los grabados ó esculturas puramente -figurativas, la naturaleza y el arte se combinan de tal modo, que -nada está de más ni de menos. Tal sucede, por ejemplo, con el inmenso -bloc esculpido de la fuente de Cuonchaca, en el que se ven figurados -la montaña, el río, la casa, el canal, el tunel, el acueducto, la -labranza, el trono del poder, por lo que ha dicho perfectamente Wiener -que la escultura en cuestión «es una obra de filosofía, y que el -pensador que la ha concebido había observado y comprendido la lucha del -civilizador indígena contra la naturaleza rebelde». - -Puede que las afirmaciones de Brinton y de Keane sean exactas respecto -de pueblos salvajes, ó cuya cultura es apenas rudimentaria[295]; pero -son caprichosas, aplicadas á Calchaquí y sus petroglyfos; pues apenas -nos iniciamos en el secreto de su escritura petrográfica, dámonos -cuenta de la intención de todo cuanto se ha grabado, considerado el -petroglyfo en conjunto; que en cuanto á los detalles, estos sí que -no obedecen á regla artística alguna, en verdad,—pues que lo escrito -no son letras, ni sílabas, ni caracteres fonéticos. Tal sucede, por -ejemplo, con el petroglyfo de Condorhuasi, que reproducimos (Fig. 79). - -[Ilustración: Fig. 79 Gran roca grabada en Condorhuasi.] - -Se trata de una gran roca votiva. El artista ha figurado en ella -canales con mucha profusión, que son esos grabados como ofidios,—y -estanques, los circulillos que parecen hacer de cabeza de aquellos. -Estos canales son profundos en otros casos, y los depósitos han sido -calados de la misma manera que los morteros, para que ninguna duda se -abrigue al respecto; á más de que el Yamqui Pachacuti en su Plancha -simbólica representa á _Mama Cocha_ (el mar, lago ó laguna) por un -grabado en forma de corazón, del cual sale una línea, cuya cabeza es un -círculo, ó sean: el canal sacado de la _Cocha_, llevando el agua al -depósito ó estanque. El indio en la roca echaría el líquido por los -canales sinuosos y en los morterillos, para que el sol lo evaporase, -llamando á la lluvia por simpatía, después de expresar de esta manera -su anhelo de que los canales y depósitos del suelo, figurados en la -piedra, estén provistos de agua. Ahora bien: en el detalle, sin duda, -el indio podrá ser tan caprichoso como se quiera, pues lo mismo le daba -grabar un canal y un depósito, que cinco, que diez, ó más, como en el -caso presente, y á estos canales trazar más ó menos irregularmente, más -cortos ó más largos,—que en los terrenos accidentados no hay un canal -igual á otro; el indio conduce el agua por sus acequias, evitando las -corrientes rápidas de los desniveles, por lo que forzosamente aquellas -tienen que ser sinuosas, como una víbora que anda, y á ello responde lo -caprichoso de su figuración sobre las rocas de Calchaquí[296]. - -Esto sentado, cabe en seguida manifestar que la Cruz rara vez figura -como signo ó emblema en las petrografías y pictografías. - -Este hecho, perfectamente comprobado, tiene una explicación muy -sencilla. - -Desde que la expresión del pensamiento es tan primitiva en las rocas -escritas, cuyos grabados y esculturas hay que hacer remontar á muchos -siglos atrás; desde que son obra de esa era en que el indio reproduce -y figura las cosas sin valerse de símbolos, como lo efectuó -posteriormente en la alfarería funeraria, la que acusa un gran paso en -la civilización nativa; desde que las rocas con escritura simbólica ó -mixta constituyen la excepción y no la regla; y desde que la Cruz en -su carácter de símbolo debe considerarse como una verdadera concepción -emblemática de la raza, fruto de un arte y de un criterio superiores, -y no una combinación representativa, es natural y lógico que no -aparezca grabada entre las figuraciones y signos de un culto al cual -la litolatría primitiva daría origen, ó que solo se vea reproducida -por excepción, cuando ya las formas convencionales, particulares -é individuales, fueron adoptadas por el pueblo ó por la tribu, -convirtiéndose en emblemas ó insignias nacionales, hasta adquirir -definitivamente su valor unitario y típico de símbolos. - -Comenzaremos por hacer notar la existencia de varios signos cruciformes -en las paredes externas de la Gruta de Tinguiririca, en el Cajón -del mismo nombre, y en las alturas de la Cordillera, por haber sido -sus curiosas inscripciones motivo de un trabajo de interpretación, -presentado al primer Congreso Latino Americano en Buenos Aires por un -distinguido arqueólogo chileno, el señor Daniel Barros Grez[297]. - -Muy ingeniosamente el señor Barros Grez traduce las inscripciones que -nos ocupan, las que, según los recuerdos que conservamos de la sesión -respectiva, se refieren á la marcha de la Luna, desde la conjunción al -plenilunio, y la del Sol. A los signos cruciformes toma el autor por -figuraciones de árboles del bosque y símbolos cardinales de la tierra. - -Tenemos á la vista la plancha que de estas pictografías nos ofrece el -arqueólogo alemán Carlos Itolp[298], quien en 1885, viéndose obligado -á buscar abrigo entre los peñascos de la cima, descubrió la Gruta, -sobre cuyas paredes externas aparecen las pictografías, resultando del -análisis químico de las pinturas que el rojo era arcilla colorada, el -negro, también arcilla, y el blanco, caolín ó ceniza. Este autor, según -el lugar y en las circunstancias bajo las cuales encontró los signos, -es de parecer que estos son de origen indio, á pesar de que sus formas -regulares hagan recordar más á los egipcios que á los araucanos. Los -dibujos parecen trazados con el dedo. Cabado el suelo de la gruta, el -señor Itolp dió con siete esqueletos de nativos[299]. - -[Ilustración: Fig. 21. Monolito de Tafí.] - -La lámina que este arqueólogo presenta, consta de ocho renglones -escritos con caracteres simbólicos regulares y varios, del estilo -de algunos de nuestros petroglifos de Ampajango y Cafayate. En los -renglones escritos, á excepción de los tercero y séptimo (en el 3^o -aparece una T volcada), vénse los signos cruciformes repetidos, -consistentes en dos líneas que se cortan, formando ángulos rectos, -horizontal la una, y vertical la otra. Los símbolos restantes, -consisten: en círculos con punto ó sin punto, ó sean ojos Imaymanas, -gérmenes ó yemas de fecundación; en ventanas abiertas, como U[300], y -en _tocos_ que recuerdan del emblema fálico del Tocapo Viracocha; en -líneas quebradas, que bien pueden figurar cerros, como lo quiere el -señor Barros Grez, y aparecen dentro de la Pacha Mama del Yamqui; en -sinuosas, que para nosotros son canales (uno de ellos con su estanque) -ó arroyos, y que en la precitada carta simbólica llevan la leyenda de -río: ó _Pillcomayo_; en figuras onduladas, que quizá representan el -movimiento del agua ó de las linfas; en espirales, que tenemos por -símbolos del trueno que ruge; en puntos, ó gotas de lluvia; en líneas -que al cortarse entre sí forman cuadrados, como un damero, exactamente -iguales á la figuración de los _pata_ ó andenes de la plancha del -Yamqui (Fig. 21); en dos grupos de seis cortas líneas verticales, -indicaciones numerales, múltiplos del _tres_ sagrado (el dios acuático -es trino y uno); en líneas que forman una cara humana, con ojos, cejas, -nariz y boca, y debajo de ella (como si fuese su barba) un Imaymana con -punto; en un círculo con _tres_ puntos distribuidos en triángulo, -que dan al conjunto un aspecto de cara humana, correspondiendo los -dos puntos superiores á los ojos y el inferior á la boca, como si se -tratase de una figuración del _Inti_, etc. - -[Ilustración: Fig. 19. Plancha del Yamqui Pachacuti.] - -Ahora bien: ¿cómo podría clasificarse esta gruta en las eminencias -de los cerros, con cadáveres en el suelo, y con tales inscripciones -simbólicas en sus muros externos? - -Para nosotros es uno de esos templos, cuevas ó antros del _machi_, -en los cuales este propiciaría con cruentos sacrificios á los dioses -atmosféricos. - -Las inscripciones parecen destinadas á invocar á Imaymana, Tocapo y -Aticci Viracocha, esa _trinidad_ mítica, que impera sobre las _cochas_; -que derrama gérmenes vitales en la sierra y la llanura; que rige las -nubes y la lluvia, alimentando arroyos y canales, y regando _patas_ -ó andenes sembrados. Las _cruces_, alternando entre tantas y tan -expresivas figuraciones simbólicas acuáticas, son seguramente alusiones -complementarias á la producción del fenómeno atmosférico de la -_lluvia_, tan anhelado por los araucanos como por los calchaquíes[301]. - -La famosa Gruta de Carahuasi, de este lado de los valles, en Salta, -es de un estilo completamente distinto de la anterior: se trata de -pictografías figurativas, y no simbólicas. El indio se ha mostrado en -ella un artista, combinando colores y reproduciendo personajes, escudos -y animales con una fidelidad llamativa. Los colores vivos contrastan -los unos con los otros: el negro con el blanco, el plomo con el rojo, -el amarillo con el cáscara. Los personajes reales, empuñando cetros en -sus manos, portando arcos de flechas y cabezas humanas, se destacan -en fila, con sus penachos adornando sus cabezas, de una, dos, tres, -seis y siete plumas de colores. Las pequeñas llamas marchan en una -misma dirección con sus cargas sobre el espinazo. Cinco escudos de -colores distintos, de raras y artísticas formas, llevan figurados -meandros, espirales, _tocos_ y animalillos. Encima, destácanse unos -veinte guerreros: diez y nueve de color amarillo, y uno de plomo; casi -todos lucen plumas en sus cabezas, y varios portan hachas, _thoquis_ -ó insignias de mando. Detrás de tres escudos, aparecen grupos de -guerreros, pintados de plomo, apuntando á una misma dirección. Y en -el centro del cuadro, en medio de los escudos, vése una gran _Cruz_ -latina, de color amarillo, de anchos brazos, símbolo que también, -en forma de una decussata lleva pintada sobre su pecho el penúltimo -personaje real de la sección inferior: este personage gasta larga -túnica, luce medias de color, un penacho de tres plumas rojas, y es -portador de un _thoqui_ sobre sus hombros. - -Tales son, á grandes rasgos, las pinturas de la Gruta de Pampa -Grande, de forma abovedada, abierta en la roca viva, en cuyas paredes -estas pinturas ocupan un area de 2.15m por 1.30, las que Ambrosetti -reprodujo el año 1895[302], y cuya monografía de interpretación creemos -que no debe aún tomarse como trabajo definitivo, por más que sea digna -de considerarse. - -El más interesante de todos los monumentos megalíticos y petrográficos -de Calchaquí y sus fonteras, es la gran Gruta de Siquimí (hoy -Chiquimí), en las eminencias de la sierra de Muñoz, casi frente á -San José (Catamarca, valle de Santa María), que nos cupo en suerte -descubrir en nuestra expedición de 1898, y cuyos interesantísimos -grabados sobre la arenisca de sus paredes fueron tomados por Holmberg -en cinco láminas distintas, que tal es la profusión de los grabados, -algunos de ellos borrados por el tiempo y la intemperie. - -La Gruta debe haber sido la obra de las aguas torrentosas, que han -cavado la arenisca; es abovedada; sus dimensiones son notables, pues -mide veintidós metros de largo, por cinco de ancho y otro tanto de -alto, pudiendo, por tanto, penetrarse á ella á caballo. - -El trabajo artístico de esta Gruta puede que sea contemporáneo de la -de Carahuasi, por las numerosas figuraciones de escudos semejantes -á los de esta. Los escudos llevan grabados totémicos. Abundan en la -petrografía toda clase de símbolos artísticos y profusamente grabados. -Varias figuras humanas, al parecer representaciones míticas, completan -y caracterizan el gran cuadro étnico-arqueológico. Desde el primer -golpe de vista, cualquiera se dá cuenta que se ha querido reproducir -una intrincada escena cósmica y atmosférica, alguna de esas grandiosas -leyendas míticas, como la de Huayrapuca ó _La_ Viento[303], ó de las -formidables batallas del _Nublado_, _Intillapa_ y _Huayra-Muyuh_ (el -Remolino). - -Pues bien: en medio del cuadro atmosférico, y entre los símbolos -meteorológicos, destácase una grande y artística _Cruz_ doble, alusión -indiscutible á la _lluvia fecundadora_, como que en seguida una figura -humana, de vientre abultado y salientes mamas, ostenta, en el lugar del -cuerpo correspondiente á su natura, un mortero circular, calado con -alguna profundidad, como si la figura con este interesante detalle, -dijéranos:—«habrá moliendas, porque cae lluvia». - -Entre los numerosos petroglyfos que hemos coleccionado en los valles, -desde San Lucas á Ampajango,—este último lugar al sud del valle de -Santa María,—varios ejemplares ofrecen en sus grabados la insignia de -la Cruz, cuya colocación figurativa debe estudiarse. - -Los tres siguientes (Figs. 80, 81 y 82) son de San Lucas. - -[Ilustración: Fig. 80. Petroglyfo de San Lucas.] - -Estos tres petroglyfos, con grabados figurativos, son piedras votivas -acuáticas. Sobre la superficie de los dos primeros, como salta á -primera vista, se han trazado canales, con esas líneas sinuosas, que -parecen representar serpientes,—canales que rematan en circulillos ó -figuras curvas ó circulares, especialmente en el petroglyfo 81. Estas -figuras circulares son _cochas_, lagunas ó estanques, que proveen de -agua á los canales que de ellos salen, ó que son provistas por tales -canales. En el petroglyfo 80, algunos trazados convencionales parecen -representar batracios y otros animales acuáticos, sin duda para que sea -más llamativa la alusión á agua; tres huanacos ó llamas, caminando en -direcciones distintas, están figurados por dibujos simples y sencillos: -estos animales buscan agua para aplacar su sed, como que toman hacia -los estanques ó canales. En la Fig. 82 vénse grabados depósitos de agua -circulares, y una manada de huanacos, que sin duda va en busca del -líquido. - -[Ilustración: Fig. 81. Petroglyfo de San Lucas.] - -[Ilustración: Fig. 82. Petroglyfo de San Lucas.] - -Sobre estas tres piedras acuáticas aparecen reproducidas cruces, en el -interior de tres figuras formadas por líneas curvas: esas figuras son -_cochas_, ó depósitos de agua llovida, de los cuales salen canales, -como se vé perfectamente bien en la Fig. 80, y muy especialmente en la -81. Las cruces en estos tres casos, que recuerdan las cuerdas en Cruz -en el lago de Batchué, expresan, de una manera que no deja lugar á -dudas, que las cochas ó los estanques están llenos de _agua de lluvia_, -y que los animales figurados tienen qué beber. - -Es de advertir que las cochas (generalmente circulares) en las Figs. -81 y 82 han tomado formas de rosetas: así lo exijía al artista la -figuración cruciforme, pues que las rosetas mismas tienen forma de -cruces; además, como se verá en la plancha del Pachacuti, rosetas son -los símbolos de las «nubes, niebla ó _pocoy_». - -Una cuarta roseta con Cruz aparece como detalle en el penúltimo de -los petroglyfos, más adelante reproducido (Fig. 89), de Cerro Negro -(Tinogasta), para dejar sentado que estas figuraciones no son casuales. - -[Ilustración: Fig. 79. Gran roca grabada en Condorhuasi.] - -En el petroglyfo de la Fig. 79, y contigua á un grupo de canales y -á otro de cochas, aparece una figura como escudo, con una Cruz al -interior del óvalo del mismo: esa figura, sin duda, no es tal escudo, -sinó una cocha regular, unida á otra como corazón, á la parte superior. - -Para que no se crea que nuestras afirmaciones carecen de sólido -fundamento, aparte de lo que los petroglyfos mismos nos indican, véase -en la plancha del Pachacuti (Fig. 21), á la derecha de la pareja -humana, de qué manera éste, como lo dijimos, representa á _mama-cocha_, -valiéndose de una figura «corazonada», formada por líneas curbas, de la -cual sale una recta, que termina en un círculo (canal y estanque, estos -últimos). - -El gran petroglyfo de Quilmes, de la Fig. 83, es muy interesante. Las -figuras circulares, que aparecen de blanco sobre fondo negro, son -morterillos calados en la roca, de dos y más centímetros de diámetro, -por alguna profundidad. Tales morterillos demuestran de una manera -concluyente que los círculos grabados de otras petrografías son -equivalentes á los mismos, ó sean depósitos de agua. Los morterillos -de la piedra votiva serían llenados de líquido, á fin de que éste se -evaporase con el sol, llamándose así por simpatía á las nubes y á la -lluvia. Varios de esos morterillos están unidos por grabados como -canaletas,—las acequias de que dimos cuenta. - -[Ilustración: Fig. 83. Petroglyfo de Quilmes.] - -En el petroglyfo que nos ocupa notaremos varios grabados como flechas: -son figuraciones de esas patas de suri, de tres dedos, tan comunes en -las petrografías. Los rastros del ave de las nubes sobre las piedras -votivas acuáticas, indican el culto rendido á las nubes para que hagan -llover. Algunas de las figurillas, en el punto en que los tres dedos se -juntan formando dos ángulos agudos, tienen calados morterillos, alusión -á la necesidad de que sean llenados de agua llovida. - -Una gran ave-suri, con su cuerpo ovalado, largas piernas y patas con -tres dedos, está pintada de blanco en una de las paredes laterales de -una roca de San Isidro (Cafayate), que forma una obscura y estensa -gruta, de varios metros de largo (Fig. 84), en la que dimos con -restos humanos,—antro sagrado de sacrificios, sin duda, en el cual -los sacerdotes, los _humaníyoc, turpentáes y alcahuizas_ ofrecerían -víctimas humanas para propiciar á las nubes del cielo. Es este el más -curioso ejemplar de suri reproducido en los momentos megalíticos de -Calchaquí. - -[Ilustración: Fig. 84. Pictografía de Cafayate (Salta).] - -[Ilustración: Fig. 85. Petroglyfo de Loma Colorada.] - -Es muy digno de notarse en el petroglyfo de Quilmes (Fig. 83), el -grabado cruciforme inferior de la derecha, consistente en cuatro -estanques distribuidos en Cruz, y unidos por caladuras que forman el -símbolo,—nueva y gráfica prueba del valor acuático del mismo. - -En el petroglyfo de Loma Colorada, en Encalilla (Fig. 85), vemos -también á la parte inferior de la lámina, una curiosa Cruz, terminada -á la parte superior en pata de suri (ave-nube) y á la inferior en un -estanque ó depósito de agua, datos estos muy reveladores. - -El petroglyfo del distrito de Ampajango (Fig. 86), lugar en donde -coleccionamos sesenta y tantas petrografías, una Cruz aparece encima de -un canal y entre dos depósitos de agua. - -[Ilustración: Fig. 86. Petroglyfo de Ampajango (0.80).] - -[Ilustración: Fig. 87. Detalles de un petroglyfo en la puerta de -Ampajango (1.27 × 0.80).] - -En la lámina de detalles de un petroglyfo de la Puerta del mismo -Ampajango (Fig. 87), se vé una Cruz latina, cuyo palo superior y brazos -laterales terminan también en depósitos de agua. Esta Cruz aparece -grabada en parte sobre el cuerpo de una figura zoomorfa, al parecer -atmosférica, si se tiene en cuenta que ofrece el mismo aspecto de -las Huayrapucas de la Fig. 27 (Cap. IV), y entre grupos de andenes. -Un detalle muy interesante en el petroglyfo, es el de la figura -cuadrangular de la izquierda, ó andén regular, de cada uno de cuyos -ángulos sale grabada una Cruz (el andén lleva tres puntos internos). -Las cruces, en este caso, aparecen sustituidas á los círculos de la -figura cuadrangular de encima. - -El último de los detalles de dos petroglyfos de Cerro Negro, más -adelante reproducidos en la Figura 89, es un cuadrado (seguramente -andén), cuyas diagonales grabadas se cortan en Cruz. Encima del -cuadrado vése también un pequeño símbolo, con brazos y palo superior -arbolados. No lejos de este cuadrado están figurados un árbol[304] y dos -canales, con sus estanques respectivos, lo que dá una idea cabal de -andén cultivado. - -[Ilustración: Fig. 27. Vasija Ambato y su desarrollo Colección -Quiroga.] - -En el capítulo anterior (Fig. 73), reprodujimos un curioso escudo, -con el signo cruciforme en medio. Es un detalle de una interesante -piedra grabada, que lleva el n^{o}. 112 de nuestra colección. -Encuéntrase parada, mirando al naciente, en las cercanías de Andaguala, -y es conocida en los valles con el nombre de «Piedra Pintada del -Portezuelo»[305]. - -En el petroglyfo de la Fig. 88, de Ampajango, vemos reproducidas -varias figurillas humanas, grabadas de una manera convencionalmente -primitiva, con el trazado de líneas rectas y curbas que se cortan entre -sí, figurando el cuerpo, los brazos, con sus manos y el cuello, y las -piernas á la parte inferior. Esas figurillas aparecen con los brazos -abiertos, perpendiculares á la línea del cuerpo, de suerte que toman -proporciones cruciformes, especialmente las dos primeras de la -izquierda, que no parecen otra cosa sino cruces[306]. En el petroglyfo -85, dos ejemplares se repiten, como en numerosos casos, pues tal suele -ser la manera cómo suelen reproducirse las figurillas humanas. - -[Ilustración: Fig. 88. Petroglyfo de Ampajango.] - -El hecho que acabamos de apuntar nos llamó siempre la atención, pues -solo en las piedras votivas acuáticas aparecen las figurillas humanas -en Cruz; no así en la alfarería funeraria, en la que vemos que es otra -la posición de los brazos, sueltos para abajo, como en los hombrecillos -de las Figs. 53 y otras del capítulo VI. Tal hecho daría lugar á una -sencilla explicación: si la Cruz es el símbolo de la lluvia, muy -natural sería que en el acto propiciatorio demandándola, el indio mismo -formase una Cruz, abriendo horizontalmente sus brazos, de modo que -estos fuesen perpendiculares á la línea vertical del cuerpo. - -[Ilustración: Fig. 53.] - -Es muy oportuno en esta ocasión reproducir interesantes detalles de -petroglyfos de Cerro Negro, Tinogasta (Prov. de Catamarca), á los que -anteriormente hemos hecho referencias (Fig. 89 A). - -[Ilustración: Fig. 89 A.—Detalles de petroglyfos de Cerro Negro.] - -Estos detalles comienzan con una _cocha_, laguna ó depósito artificial -de agua, y terminan con un andén, ambos con el signo cruciforme, por -los motivos dados. Después de la cocha, vénse dos largas rosetas, -unidas entre sí, también con grabados cruciformes, pudiendo ser -aquellas una manera convencional, exijida por motivos artísticos, de -reproducir la primera de las figuras. El detalle cuarto, es una Cruz -grabada sobre una [symbol] (ese volcada), curioso símbolo que aparece -con profusión en una gran roca escrita del Divisadero de Quilmes. - -Finalmente, en el departamento vecino de Belén, lugar de San Fernando, -dimos entre un grupo de ocho petroglyfos sobre piedra revestida de -negro betún, con el que reproducimos en la Fig. 89 B, muy digno de -llamar la atención por la repetición de sus artísticos símbolos de -la citada S volcada y de los dobles meandros, cuya disposición llamó -nuestra curiosidad arqueológica. - -[Ilustración: Fig. 89 B.—Petroglyfo de San Fernando (Belén).] - -La piedra grabada mide 0.75 m. de largo, por otro tanto de ancho. - -Al pie del petroglyfo vése una artística y bien esculpida Cruz griega, -como complemento de los símbolos en él reproducidos. - -Los palos de esta Cruz, que salta á la vista desde el primer momento, -son del ancho del pulgar, calados en la piedra con alguna profundidad, -y de algunos centímetros de largo. - -Dificilmente podrá ofrecerse otro caso en que la Cruz aparezca más -distintivamente figurada, y al lado de un toco con línea al centro. - - -NOTAS: - -[287] La mayor parte de los dibujos son obra de nuestro distinguido -compañero de expedición. Eduardo A. Holmberg, cuya colaboración ha sido -siempre de mucho mérito y eficacia para los que en el país dedicámonos -á esta clase de estudios. - -[288] Nuestra obra sobre _Petrografías y Pictografías de la Región -Cacano-Calchaquí_ está terminada (1899-1900). - -[289] _Annual Report of the Bureau of Ethnology_, J. W. Powell -(1888-89), _Picture-Writing_, pág. 25.—Véase también á Mallery, op. -cit., y su interesante trabajo _Pictographs of the North American -Indian_ (tom. IV. Con 83 planchas).—Sobre grabados de la roca Tinéri, -J. Crevaux, _Voyages dans l’Amérique du Sud_, X, págs. 210 y 211 -(París, 1883). - -[290] J. B. Ambrosetti, _Las grutas pintadas y los Petroglyfos de la -Provincia de Salta_ (Bolet. del Inst. Geográf. Argent., tom. XVI, págs. -312 á 334). - -[291] A. Quiroga, op. cit., cap. V, _Gran gruta de Siquimí_ -(petrografías). - -[292] _El Calchaquí, Problema Arqueológico_ (_The American -Antropologist_), vol. I, January 1899, en cuyo artículo ocúpase de -nuestra obra _Calchaquí_ (Tucumán. 1897). - -[293] F. P. Moreno (Revista del Museo de la Plata, 1890) sobre la roca -traquítica del bajo de Canota, etc.—_Die Calchaquís_, Von Dr. A. von -Ihering, Das Ausland—Janr. LXIV, Nos. 48 y 49. - -[294] Keane (_Man Past and Present_ 1899). pág. 30, escribe: «El hombre -primitivo balbucea y garabatéa (_bawl_ y _scrawl_) siempre por un mismo -estilo,»—y por eso critica que M. Latourneau se tome el trabajo de -comparar cinco garabatos Libios de estos, que se hallan en el Museo -Bardo, en Tunes, con otros de igual especie encontrados en la Bretaña y -en dólmenes Islandeses, á saber:—«el círculo pelado y con punto en el -centro O ⊙, la cruz en su forma más simple ✚, el gancho y segmento del -cuadrado; todos los cuales se ven en los sistemas Feniceos, Keltiveros, -Etruscos, Libios ó Tauregos». - -[295] Nuestro naturalista Eduardo L. Holmberg, por ejemplo, refiérenos -cuán caprichosas son las pinturas de los salvages Pampas, las que -carecen de intención artística. (_La Sierra de Curá-Malal_, Buenos -Aires, 1884). Tratando este autor del arte Pampa, y con motivo de -las figuras humanas de ocre rojo de la «Gruta de los Espíritus», -interrogaba en esta forma sobre los motivos de las pinturas á un -cautivo de Namuncurá: - -—«¿Y no serán hechas (las figuras) para ahuyentar al Hualichu, para -propiciarse á la Luna, al Sol.....?» - -—«No, señor (contestó el cautivo) estas figuras las hacen los indios -_para entretenerse_, cuando no tienen otra cosa qué hacer» (pág. 50). - -«Los comentarios huelgan en casos como éste.» - -[296] Muy atinadas observaciones sobre estos temas hacen A. D’Orbigny, -_L’Homme Américain_, tom. I, págs. 126 á 140: Angrand, _Lettres sur -Tiahuanaco_ á M. Daly, y Wiener, _Pérou et Bolivie_, págs. 567, 703, -etc. - -Es de advertir que la lámina 79 fué tomada por nuestro auxiliar -dibujante, señor Wenceslao Gomez. - -[297] El señor Presidente del Congreso Latino-Americano, Dr. Paulino -Alfonso, hizo la exposición del trabajo de Grez, que lleva por título: -_Interpretación de la Inscripción Prehistórica de la Casa Pintada del -Cajón de Tinguiririca_ (tom. V de la publicación del primer Congreso -Científico Latino Americano, Buenos Aires, 1900). - -[298] _Indianicche Zeichnungen in der Casa Pintada, Tinguiririca_, Fig. -1 (Santiago de Chile, 1888). - -[299] Carlos Itolp, _Conferencia en la Sociedad Científica Alemana de -Santiago_ (22 de Agosto de 1888). - -[300] Posiblemente cántaras con boca, ó vasos del Trueno, divinidad de -Arauco. - -[301] Lo más seguro de todo es que las pictografías de Tinguiririca -sean, como la Plancha del Pachacuti, una tabla ó clave de los símbolos, -generalmente acuáticos, empleados por los naturales de allende la -Cordillera, entre los que se ven muchos de ellos comunes á los -peruanos, si no la mayor parte. - -[302] _Las Grutas Pintadas_, etc., cit. (Bolet. del Inst. Geográf. -Argent. tom. XVI, cuads. 5 á 8, págs. 312 á 334).—La reproducción de la -Gruta en colores, fué hecha por Eduardo A. Holmberg, y publicada con el -trabajo citado. - -[303] En los valles, á la «Madre del Viento» llaman simplemente _La -Viento_, con el artículo en femenino, para distinguir su sexo. - -[304] En la plancha del Yamqui (Fig. 21) un árbol de ramas espirales -dirigidas hacia el tallo, lleva la leyenda de «árbol _maliqui_.» - -[305] Es de advertir que los indios llaman «piedra pintada» á toda -piedra escrita, aunque ninguno de sus dibujos sea pintado. - -[306] Muy semejantes á estos hombrecillos son los que reproducen los -Kiatéxamut, una tribu Sunuit, en E. Unidos. Estas figurillas, con -cruces, aparecen del modo siguiente: - -[Illustration] - -Las figurillas humanas con Cruz en la cabeza, son tenidas por un -espíritu maligno, ó demonio de los Shamanes (Annual Report of the -Bureau of Ethnology (1888-89), _Picture Writing of the American -Indian_, y Garrick Mallery, cap. XX, pág. 729). - - - - -CAPÍTULO IX - -LOS SÍMBOLOS COMBINADOS DE LA CRUZ Y DEL SAPO - - - _El Sapo-fetiche—El Sapo en las vasijas de agua—El Sapo - y la Lluvia—Folk-lore calchaquí, puntano, entreriano - y pampa—Ceremonia con la Cruz de ceniza—Batracios - simbólicos en la alfarería ceremonial y - funeraria—Urnas de Santa María y San José—El - Sapo, la Serpiente y el Suri—Pucos del Instituto - Geográfico Argentino—Los símbolos combinados del - Sapo y de la Cruz—El Urubú y el Sapo: Folk-lore - brasileño—El «Señor del Agua»—Conclusiones._ - -Poseemos en nuestra colección dos pequeños amuletos de piedra verdosa -que representan Sapos, así como algunos otros curiosos objetos sobre -los que aparecen estos batracios. En un trabajo inédito estudiando los -«Fetiches», reproducimos dos objetos zoomorfos de piedra que igualmente -los representan, sentados sobre sus patas traseras, uno de los cuales -ofrece una caladura ventral, sin duda para ofrendarlo ó propiciarlo, -si, como no lo dudamos, este animal fué también venerado en la religión -fetiquista de Calchaquí. - -En las vasijas para depositar agua, el Sapo suele figurar de relieve -á sus bordes, en actitud de saltar ó de penetrar á la vasija, lo que -demuestra, á la vez que la predilección del Sapo por el agua y la -humedad,—que no han de faltar en su vivienda,—la intención manifiesta -del indio de expresar un deseo ó un anhelo. - -En el folk-lore calchaquí el Sapo aparece intimamente vinculado al -fenómeno de la lluvia; y la creencia fetiquista del pueblo bajo, -heredada de la antigüedad, atribuye á este animal y á la rana la -virtud de hacer llover por acción propia, atrayendo, bajo ciertas -circunstancias y condiciones, á las nubes; siendo el trueno lejano -el anuncio de que su voluntad se cumple y de que su acción se hace -sentir en la atmósfera, no obstante no poder ascender á ella como los -volátiles. - -Cuando en Calchaquí la seca se prolonga y la naturaleza comienza á -languidecer bajo la acción enervante del calor, remuévense las piedras -contiguas á las vertientes y manantiales, y no bien se dá con un -sapo debajo de ellas, tómase al animal, y atándosele con una cuerda -de la pata, se le cuelga de la rama de un árbol, para que perezca en -tan tristes condiciones si no quiso ó no supo llamar á las nubes. -Otras veces se le estaquea en el suelo, con el vientre abultado para -arriba, á fin de que le abrase el sol canicular, castigándosele con -un gajo de ortiga ó _rupachico_[307], á fin de que precipite el -cambio meteorológico[308]. Entonces es cuando se dice que el fetiche -crucificado y castigado implora el auxilio de las nubes, produciéndose -la lluvia, con lo que ya obtiene su liberación. Este mismo sacrificio -del pobre sapo tiene lugar cuando se oye el ruido lejano de la piedra, -en el propósito de que deje inmediatamente de caer, librándose las -mieses de tan terrible azote. - -El valle de Catamarca está formado por dos sierras: la del oeste, lleva -la denominación de _Ambato_ ó Ampato (Sapo), nombre que sin duda es una -reminiscencia del gran fetiche de la montaña, que guarda en su seno -centenares de corrientes de agua, y que alimenta numerosos rebaños de -ganados de la tierra[309]. - -Es de advertir que el sapo es tenido por un gran mago, y que á él se -acude en los asuntos de los conjuros y de la hechicería, siendo muy -curioso, como lo comprobamos en Tolombón, la manera de demandársele -que haga _daño_ á determinada persona. Semejante intervención del sapo -en auxilio de magos, de hechiceros y de brujos, parece que es casi -universal. - -Si saliendo de Calchaquí recogemos los datos del folk-lore de otras -regiones del país, tendremos que el sapo en casi todas partes es -también un fetiche animado que hace llover. En San Luis cuelgan, como -entre nosotros, al exterior, y de una pata, á un sapo vivo de la rama -de un árbol. En Entre Ríos, estaquéanle con espinas de naranjo, pero -sobre una _Cruz de ceniza_. En la Pampa Central echan sapos vivos á -los jagüeles, para que estos siempre conserven agua, pues dicen que -aquellos animales son los que se encargan de abrir las vertientes[310]. - -El uso de la _Cruz de ceniza_ en Entre Ríos, como en Calchaquí, para -hacer llover y _conjurar el granizo_, es un dato revelador, á la vez -que la aplicación gráfica de la Cruz que los sapos calchaquíes llevan -pintada sobre el dorso de su cuerpo en la alfarería funeraria. El sapo -colocado sobre la Cruz, equivale á una doble invocación acuática. La -Cruz de ceniza, debe ser una reminiscencia del fuego sagrado, pues que -á ceniza reduce lo que quema[311]. - -Es sobre todo en la cerámica calchaquí en la cual el sapo aparece con -marcada repetición, casi siempre pintado, las más de las veces de una -manera convencional, hasta llegar á ser simbólicamente representado, -como sucede con los demás seres animados ó inanimados figurados en las -urnas, para que se aumenten los misterios del lenguaje sagrado escrito -de las mismas, que por suerte vamos descifrando, como lo prueba este -libro. - -En la alfarería funeraria,—urnas, ó _pucos_ que les sirven de tapa y -de objetos complementarios de culto,—sabemos que, dado el carácter -determinado de tal alfarería, sólo figuran en ella animales ó seres que -producen la lluvia ó que tienen acción directa ó indirecta sobre -el fenómeno meteorológico,—razón por la cual son tan profusas las -representaciones de serpientes y de suris. Pues bien: el sapo aparece, -así mismo, y debió forzosamente aparecer, entre las complicadas -figuraciones simbólicas de las urnas y los pucos, y á veces en los -campos preferidos para pintar serpientes y suris, detalle interesante -y concluyente, que nos revela que el minucioso cuanto intencionado -artista indio sustituía, por algún motivo especial fundado en la -creencia popular, el sapo al reptil y al ave sagrados. - -[Ilustración: Fig. 90. Urna de Sta. María Col. Max. Schmidt.] - -[Ilustración: Fig. 91. Urna de San José Esp. Ambrosetti.] - -Dos curiosas urnas funerarias de Santa María y de San José (Figs. 90 y -91), demuestran el aserto que dejamos apuntado. En la urna de la Fig. -90, á la parte ventral de la misma, y en los campos que dejan los arcos -de los brazos de la representación general antropo-zoomorfa, vénse -simbólicamente reproducidos dos sapos ó ranas, con sus cuerpos formados -por losanges reticulados, provistos en los ángulos superiores de dobles -cabezas triangulares con los puntos de los ojos, y saliendo de los -ángulos laterales, para arriba y para abajo, las manos y las patas, con -cuatro dedos cada miembro. Es exactamente en estos mismos campos en los -que se reproducen los emplumados suris, con sus cuerpos ajedrezados, -lo que también se repite en los de los batracios; aquellos campos, son -los campos atmosféricos, contiguos al vaso del Trueno. Como se vé, al -artista ó sacerdote indio ha sido indiferente pintar sapos ó suris en -tales lugares, lo que quiere decir que tanto los unos como los otros -llaman á la lluvia, y representan á la nube ó tienen acción directa -sobre ella[312]. En la urna de la Fig. 91, en el cuello de la misma, y -bajo el arco de las cejas funerarias del figurón biforme, aparece un -sapo ó rana, esta vez de cuerpo oval, con los puntos del agua y las -guardas espirales en su interior, enseñando su cabeza de triángulos -dobles con los puntos de los ojos, y sus manos y patas (de sólo tres -dedos) indicados por líneas quebradas. Es este campo del cuello, -igualmente, el lugar en que siempre figura la serpiente, símbolo del -rayo, y por ende de la lluvia; y para que el hecho de la sustitución -sea doblemente llamativo, tenemos que en el campo opuesto de la derecha -está figurada una gran serpiente, en forma de S, cuyas estremidades -terminan en dobles cabezas flamígeras triangulares. Debajo del sapo, -y en el campo contiguo á la boca, repítense de nuevo las figuraciones -ofídicas. - -[Ilustración: Fig. 50. Urna funeraria. Tafí Museo Nacional.] - -[Ilustración: Fig. 37. Urna de Fuerte Quemado Colec. Quiroga.] - -[Ilustración: Fig. 38. Dibujo central anterior de una urna de Sta. -María—Mus. Nacional.] - -Un hecho que debemos apresurarnos á apuntar, para que no pase -inadvertido, es el de que las cabezas de los batracios en cuestión, así -como las de otros que á continuación se reproducirán, son exactamente -iguales á las cabezas simbólicas de las serpientes, figuradas en el -primer caso hasta con los ganchos espirales que suelen llevar como -apéndice las segundas (Véanse los sapos de las Figs. 91 y 92 y las -cabezas de serpiente de esta última y de las Figs. 37, 38 y 50. Cap. -VI). Esta particularidad parece demostrar que el sapo simbólico tiene -atributos de la serpiente-rayo, ó, lo que es lo mismo, que el sapo es -seguramente uno de los símbolos con que se representa uno de tantos -fenómenos de la tormenta: la lluvia misma, posiblemente, ó la piedra ó -granizo, por ser sólidos[313]. - -[Ilustración: Fig. 92. Mitad de un puco visto de ambos lados. La parte -superior es la interna. Pucarilla (Salta).] - -En el fondo del muy curioso puco del Instituto Geográfico (Fig. 92), -que se reproduce en seguida, aparece en el campo semi-circular superior -una gran serpiente en forma de [symbol] (ese volcada), con sus dobles -cabezas triangulares, provistas de los ganchos espirales. En el campo -inferior, debajo de los suris con cruces (uno de los que lanza por su -pico la serpiente), á la vuelta del arco doble del círculo central del -puco y en lugar de tales serpientes, vénse las figuras simbólicas de -una trinidad curiosa de sapos, para el primero de los cuales la cabeza -del segundo es común. Las dobles cabezas de los dos sapos restantes son -exactamente iguales á las cabezas ofídicas del campo superior, lo -que se repite en el puco de la Fig. 93, de la misma colección del -Instituto Geográfico, viéndose en este dos sapos con cabezas de dobles -triángulos (sin ganchos), esta vez con esos ojos Imaymanas que tanto -caracterizaron á los figurones ofiolátricos de la preciosa urna de San -José, en la urna Fig. 52 (Cap. VI). En el campo superior del puco 93, -que nos ocupa, aparecen cuatro suris, con cruces griegas al centro -del cuerpo, sobre artísticos fondos, y debajo de ellos una pintura -simbólica de cuatro cabezas y cuellos de suris, que toman de una manera -completamente figurativa las formas caprichosamente onduladas de nubes. -En este puco faltan las serpientes, que aparecieron en el anterior. - -[Ilustración: Fig. 93. Exterior de un puco San Carlos (Salta).] - -[Ilustración: Fig. 94. Parte inferior de una urna. Cafayate. Col. -Inst. Geog.] - -[Ilustración: Fig. 95. Urna de San José (Catamarca) Col. Max. Schmidt.] - -Ahora, fijemos la atención sobre ese revelador detalle, que sin duda no -ha escapado al lector observador: nos referimos á las cruces que los -tres sapos del puco de la Fig. 92 llevan reproducidas sobre el dorso -de sus respectivos cuerpos, lo mismo que sobre el de los dos del puco -93. A estos ejemplares interesantísimos, añadiremos los de los cuatro -sapos con sus diversas cruces de la urna Fig. 94, griegas las de los -sapos inferiores dentro de campos cruciformes, lo mismo que las de -arriba, con cuadrados (que recuerdan los andenes) en sus respectivos -puntos de intersección. Finalmente, agregaremos el ejemplar de la urna -Fig. 95, de San José, al fondo de cuya ancha franja ventral, y en el -lugar mismo en que figuran los meandros de fecundación ó de la cópula, -de la urna anterior, se destacan, pintados de negro, tres sapos de -caras de apariencia humana, con sus manos y patas quebradas, de tres -y cuatro dedos: cada uno de estos sapos lleva cruces negras en fondos -cruciformes blancos, al centro dorsal del cuerpo cuadrangular de los -animales. - -Después de estas breves explicaciones, y de revisado el material -iconográfico en el que aparecen batracios, es el caso de que nos -interroguemos:—¿por qué el símbolo de la Cruz aparece repetidamente -figurado sobre la región dorsal de los sapos?—¿qué significación tiene -en la escritura esta doble combinación de símbolos? - -A nuestro entender, el sapo simbólico es equivalente á Agua: _yaco_. Su -símbolo, combinado con el de la Cruz atmosférica, diría: _Agua llovida_. - -Que del sapo el indio ha hecho un símbolo, es incuestionable, cuando -se vé la forma como le ha reproducido en la alfarería, de una manera -convencionalmente distintiva, combinando el cuadrado ó _toco_ con -el triángulo, la línea quebrada y los meandros espirales. Que este -símbolo es acuático, dícelo bien claro el hecho de figurar como tal -signo combinado en la alfarería funeraria, en las vasijas que contienen -el líquido, al lado de la serpiente y del suri, ó en sustitución del -ofidio del rayo y del pájaro de la tormenta. Además, el sapo suele -aparecer de relieve al borde de la boca de las vasijas, en actitud -de introducirse á las mismas, ó aparece ascendiendo siempre desde el -asiento de las tinajas á sus bocas, como en las Figs. 90, 94 y 95,—en -estos dos últimos casos varios sapos, unos tras otros, en busca del -agua contenida en aquellas. El sapo mora en los pantanos, junto á las -_chilcas_ ó bajo las cortaderas, y elige para viviendas suelos huecos y -grutas húmedas. Su elemento es el agua, en donde crece, se desarrolla, -se alimenta y procrea, especialmente el agua parada de las lagunas ó de -los estanques, ó el agua caida del cielo. De aquí se origina, como es -natural, la creencia fetiquista en nuestra campaña de que el sapo posee -la virtud ó acción propia de «hacer llover». - -El batracio, dirigiéndose á la boca de las urnas acuáticas y de las -tinajas ó vasijas, hace desde el primer momento nacer la idea del -contenido líquido de las mismas, aunque estén vacías, como en los -jagüeles secos á los que se arrojan sapos vivos. El sapo figurado de -relieve al borde de aquellas, expresa que deben llenarse de agua. El -sapo de los pucos semiesféricos, que sirven de tapa á las urnas, -significa, sin duda, agua caida de la atmósfera. - -Un sapo largado de las nubes; una cosa sólida lanzada por la tormenta, -parece ser la piedra ó el granizo, el agua congelada, cayendo sobre la -tierra: en el folk-lore del Amazonas hallamos una curiosa leyenda al -respecto: un sapo es arrojado del cielo á la tierra por _un ave_, el -Urubú ó Cuervo _Negro_ (_Cathartes foetens_)[314]. - -El Cuervo negro, en resumen, fué invitado juntamente con el sapo á unas -fiestas en el cielo. El sapo aceptó ir en compañía del Cuervo, el que -no atinaba cómo su compadre pudiera, sin alas, osar á tanto. En el día -fijado, el negro Cuervo se presenta en casa de aquél. El sapo díjole -que como él gustaba marchar muy dulcemente, le permitiese ir adelante. -Su propósito era, como lo efectuó, esconderse en la guitarra que el -Cuervo portaría para tocar en las fiestas del cielo, de manera que este -le llevase por los aires. Llegado el Cuervo al cielo, le interrogaron -por el Sapo, contestando aquel que su compadre no podía permitirse tan -largos paseos. Después de tales palabras, dejó á un lado la guitarra, -sentándose á la mesa. El Sapo sale de su escondite, y, con asombro -general, se aparece á los convidados, divirtiéndose, cantando y -danzando. Concluido el baile, todo el mundo se retira. El Sapo, viendo -distraído al Cuervo, se mete sigilosamente de nuevo en la guitarra. El -Urubú se puso de vuelta, sabiendo que traía un huésped dentro de su -instrumento. En cierta parte del cielo el Cuervo, sin ruido, vuelca su -guitarra, y el Sapo cae de las nubes, gritando á las piedras y á las -rocas del suelo que se hicieran á un lado[315]. El Urubú replícale que -no tuviese cuidado alguno, pues que volaba perfectamente. Lo que no -impidió que el Sapo, al caer, se diera un golpe formidable. Esta fué la -causa de que le salieran las manchas de su piel[316]. - -El americanista Ambrosetti, á nuestro parecer con muy juicioso -criterio, interpreta la fábula del Amazonas. «En esta fábula, -escribe[317], veo repetido el mito de Catequil y Piguerao, y quitándole -la parte pintoresca, para mi lo que ha querido decir, en un principio, -es: simplemente que Piguerao, el pájaro de la tormenta, al cruzar por -el cielo llevando á Catequil, el rayo, lleva también, á pesar suyo, al -Sapo, que bien puede ser _el granizo_, y que sacudiéndose fastidiado, -lo arroja á la tierra». - -Volviendo á la figuración simbólica del sapo, y á su valor mítico de -«agua», no debemos olvidar que el batracio llama á las nubes, y que -para significar que es cosa que suele estar arriba ó caer de lo alto, -se le suspende con una cuerda de la rama, haciéndosele andar como -péndolo en el aire, entre la copa del árbol y el suelo. - -El canto de las ranas en los pozos ó los charcos, cuando es bullicioso -é intermitente á la vez, suele ser tomado por anuncio seguro de lluvia. - -En la Rioja perdura hasta hoy una leyenda india, según la cual el Sapo -aparece ser el _Señor del Agua_[318], ó de las _Cochas_: fué un sapo, al -cavar su cueva en la humedad, el que abrió la primera vertiente del -Famatima. Ya constatamos en la Pampa Central una tradición semejante. - -Nada más lógico, entonces, que la Cruz, el símbolo acuático por -excelencia, aparezca sobre el cuerpo del Sapo como una insignia, como -un emblema, como un tótem, si se quiere, de este Señor del Agua; y nada -más expresivo que los símbolos combinados del Sapo y de la Cruz para -que leamos en la escritura sagrada de la alfarería funeraria: «agua -caida de las nubes», ó «agua llovida». - -[Ilustración: Fig. 96. Sapos pintados sobre urnas funerarias.] - -[Ilustración: Fig. 97. Interior de un puco Tolombón. Col. Inst. Geog.] - -Es este, sin duda alguna, el motivo de que aparezca lleno de puntos -(gotas de lluvia), geométricamente distribuidos, el pequeño sapo de la -Fig. 96; y con adornos cuadrangulares (posiblemente alusión á andenes), -su compañero de la derecha, figurillas estas pintadas sobre una urna -del Museo Nacional. Dos series de adornos cuadrangulares, en dobles -secciones triangulares del cuerpo de grandes sapos, aparecen en el -interior de un puco de Tolombón, reproducidos en la Fig. 97. Tales -adornos figuraron anteriormente sobre los dorsos de los sapos de la -urna de la Fig. 90. - -Reasumiendo las ideas de este capítulo, y después de lo establecido: -¿quién no creería observar totalmente reproducido el fenómeno -atmosférico de la Tormenta en el interesante puco de la Fig. 92, -viendo en el campo superior en la serpiente de doble espiral, con los -apéndices ondulados de su cuerpo, al relámpago, al rayo y al trueno; -tomando por gotas los puntos de esa franja de la izquierda, paralela -al cuerpo del ofidio; teniendo, en el campo inferior, á los suris -por representantes de las nubes, y á los sapos, con sus cruces, por -símbolos de agua líquida ó congelada que cae de las mismas? - - -NOTAS: - -[307] _Ropachicoc_ (Véase el _Dicc. Quichua_ del P. Diego de Torrez -Rubio). - -[308] Sobre castigos inflingidos á los fetiches, léase John Lubbock, -_Orígs. de la Civiliz._, pág. 189 y sigtes. - -[309] Sobre los bramidos del Ambato, véase Daniel Granada, _Reseña -Hist. Descrip. de las Antigs. y Moderns. Supersticiones del Río de la -Plata_, pág. 144 (1896). - -[310] J. B. Ambrosetti, _Notas de Arqueol. Calchaquí_, págs. 237 y 238. - -Seguramente que el ilustrado americanista Benigno T. Martínez nos -suministrará preciosos datos de folk-lore ribereño cuando de á luz -su tan esperada obra sobre la etnografía del Río de la Plata y sus -afluentes. - -[311] A. Ambrosetti, lug. cit., llamó también mucho la atención esta -ceremonia, sobre la que escribe: «Curiosísima es también la cruz -de ceniza sobre la que estaquean al sapo en Entre Ríos, pues en el -valle Calchaquí hacen la misma cruz, y le ponen un _huevo parado en -el centro_ (á nuestro juicio el huevo sustituye al ojo Imaymana, -germen ó yema) para _conjurar el granizo_, y más curiosa es todavía -la persistencia con que el sapo se halla representado en la alfarería -funeraria, mostrando una cruz en el cuerpo». - -[312] Que el elemento atmosférico Sapo simbólico aparece muchas veces -como inseparable del ave de la tormenta, pruébalo el espíritu de la -leyenda del Sapo y el Urubú (cuervo), que se reproduce al final, según -la cual el ave y el Sapo caen desde las nubes á la tierra, después de -pasear por el cielo. - -En Catamarca, lo mismo que en Entre Ríos, con pocas variantes, perdura -otra singular leyenda, según la cual el Sapo corre tan velozmente como -el Suri, el ave de la tormenta, llegando siempre juntos al final de la -carrera, ó á la raya, señalada con un mortero. - -Un día se encontraron el Sapo y el Suri. Cruzadas las palabras de -cumplimiento, y después de ponderar el Suri la ligereza de su carrera -por los campos, el Sapo le dijo que él era capáz de ganarlo, por más -que le viera saltar tan menudo sobre el suelo. - -—¡Vd!... Pero, si yo no corro, sino vuelo!—dijo el Suri. - -—¡No importa! probemos, probemos, y verá,—replicó el Sapo. - -—¡Pero si Vd. irá saltando, saltando despacito; yo volando, volando; -con mis largas canillas, ayudado por mis alas no habrá suelo que no se -acabe..... - -—No importa: probemos, probemos: le ganaré, compadre. - -—¡Vd. ganarme!.... - -—Le juego mis prendas. - -—Acepto; pero lo robo, compadre. - -Y eligieron un largo campo para correr. Al final de la cancha, -colocaron un mortero, que señalaba la raya. - -El astuto Sapo dió cuenta de la apuesta á los suyos; y eligiendo -compañeros que se le parecieran, los colocó escondidos á lo largo de la -cancha, y al más vivo de todos dentro del montero, á fin de que unos -tras otros, aparecieran siempre durante la carrera, engañando así al -Suri. - -El Suri parte huyendo. Con asombro suyo, vé siempre saltando al Sapo á -su lado. Llega aquel á la raya, y cuando alardea de triunfo, sentándose -en el mortero, el sapo que estaba dentro del mismo, le grita:—¡alto, -que yo llegué de antemano!—De modo que éste fué el ganador. - -El Suri es la nube. Su carrera, es la que le impulsa el viento en el -aire. El mortero es el objeto en el que se muelen las mieses producidas -por la lluvia, de que aquel es portador. El Sapo, junto con la nube, -llegando al mortero, representa, sin duda, otro elemento atmosférico. - -[313] Así, sería posible que, para que no caigan ni piedra ni granizo, -y sí lluvia, se castigaran con _rupachico_ á los sapos estaqueados. - -[314] _L’Urubú et le Crapaud_, pág. 203 y sigtes. del _Folk-lore -Brésilien_, por F. J. De Santa Anna Nery, París 1899 (cit., por -Ambrosetti, _Notas_ etc., págs. 236 y 237). - -[315] «Retrerez-vous pierres et rochis, criat’il en approchant de -terre, ou je vous écrase». - -[316] Tan interesante fábula ha dado tema á la siguiente poesía: - - EL SAPO Y EL URUBÚ - - Invitados á unas fiestas en el Cielo - Son el Sapo y Urubú de largo vuelo. - «Oh! compadre! me han contado que va á irse - Á las fiestas,—dijo el Cuervo, por reirse. - Sí, mi amigo,—dice el Sapo, muy ufano, - Ir mañana he decidido, bien temprano. - Más que todo, una ascensión me es necesaria ..., - Que harto sufro con mi vida sedentaria. - A seguirle me dispongo, pero cuento - Con que lleve, bien templado, su instrumento». - «Tengo lista mi vihuela,—dijo el Cuervo, - Y usted cuente, señor Sapo, con un siervo; - Más su bombo precisamos en la fiesta - El bum! bum! acompasado de la orquesta». - El buen Cuervo, con luciente, negro traje - Está listo de mañana para el viaje. - «Buenos días»; «que los tenga; tome asiento, - Dijo el Sapo,—deje á un lado su instrumento». - «Usted sabe que yo marcho dulcemente».... - «Si le place, partiré primeramente». - Y metióse, sin ser visto, en la vihuela. - A la hora el Urubú con ella vuela. - Cuando llega, le interrogan los del cielo - Por el Sapo y otras cosas de este suelo. - «Vaya! vaya! ¿imaginabais,—les contesta, - Que aquel joven asistiera á vuestra fiesta - Por vivísimo que fuera su deseo, - Cuando es largo para el Cuervo este paseo? - Si en la tierra ni cien saltos aventura, - ¿Es posible que remonte tal altura?» - Lo cual dicho, su vihuela deja á un lado, - Ocupando su lugar de convidado. - De improviso, deja el Sapo su escondite, - Y aparece muy finchado, en el convite. - Gran asombro en la asamblea! Baila y canta - Con el trémolo fugaz de su garganta. - Cuando acaba, todo el mundo victorea, - Y es el mismo del aplauso en la asamblea. - Canta el Cuervo, y habla el Cuervo. Mientras dura - Su discurso, el ardidoso se apresura - O ocultarse nuevamente en la guitarra, - Pues termina ya la célica fanfarra. - Baja el Cuervo del empíreo firmamento, - Más ya sabe quién hospeda en su instrumento. - ¡Como nunca, la venganza es oportuna! - Cuando pasa por debajo de la Luna, - De improviso la vihuela vuelca y baja, - Escapando por la boca de la caja - El viajero de los aires y del cielo - Sin más alas que sus patas para el vuelo. - De las nubes cae el Sapo, como cosa, - Y así grita con palabra lastimosa: - «No en vosotras, piedras, rocas, de mi pecho! - Oh! arenas! preparadme vuestro lecho!» - Malicioso el Urubú, cuando súplica, - «¡Es tan rápido su vuelo,—le réplica, - Y seguro al mismo tiempo, mi compadre, - Que sin duda fué un águila su madre!» - - * * * * * - - Cuenta el Sapo que las manchas de su lomo - Le salieron con su caida como un plomo; - Pero niega que esta historia, ya muy vieja, - Tener pueda su estilada moraleja. - -[317] _Notas_ cit., pág. 237. - -[318] En nuestro Pomán hay un lugarejo que se denomina _Apoycco_ -(Apu-Yaco), que dice:—Agua Señor—por la construcción de la doble -palabra quichua. - - - - -CAPÍTULO X - -RESUMEN SINTÉTICO - -CONCLUSIONES FINALES - - - _Síntesis de la obra—La Cruz como emblema - sagrado—Motivos con que se la ha empleado—Su - adopción general como combinación mítica y - artística—Unidad de su valor simbólico—Contactos - y migraciones de las naciones americanas—La forma - geométrica de la Cruz—La Cruz en Calchaquí—Síntesis - arqueológica—El volátil de la Tormenta—Loros en las - Huacas de Chañar Yaco—Huaca de Yocavil—La Cruz y los - fenómenos atmosféricos—Universalidad del culto al - Agua y á las masas líquidas—La Cruz es el símbolo de - la Lluvia._ - -Estas últimas páginas, condensación de las múltiples ideas emitidas -y desarrolladas en la obra, han sido escritas por la necesidad -imprescindible de sostener su unidad, y por arribar á una solución -sintética y única del problema arqueológico debatido, después de -haberlo encarado bajo todas sus faces, tratando de establecer el valor -precolombiano del signo de la Cruz en las diversas formas y maneras -cómo se presenta, ya en calidad de emblema de los dioses, de símbolo de -su culto ó de carácter hierático de un misterioso lenguaje escrito. - -En primer lugar, debe dejarse definitivamente sentado el hecho de su -universalidad, de tal manera que pueda decirse que en América la Cruz -ha sido una insignia religiosa empleada por los pueblos que salieron -del imperio absoluto del fetiquismo, para entrar al período en que las -religiones se valen de signos convencionales en la expresión de las -disquisiciones intelectuales y de las ideas consagradas por la creencia -colectiva. - -Naturalmente que, estudiada la Cruz como emblema sagrado, prescindimos -de su valor arquitectónico de combinación geométrica de dos líneas, -que entre sí se cortan para formar ángulos rectos. Su empleo en la -arquitectura y ornamentación nativas, en la mayor parte de los casos, -sería naturalmente sugerido por el gusto á la línea recta y sus -combinaciones, con prescindencia de las ideas religiosas del pueblo que -la incorporaba á las modalidades de su arte pictórico ó escultural. - -Nosotros, como se ha visto en este trabajo, nos hemos ocupado de la -Cruz en cada ocasión en que el hombre americano la ha trazado, grabado -ó pintado con algún intento ideológico; es decir, cuando se ha valido -del signo autóctono para figurar una cosa, ó expresar alguna idea: como -el agua, los vientos, la lluvia, la acción de los astros. - -Muchas de las razas primitivas continentales han sido dotadas de -una rara fantasía, y la Cruz ha figurado en sus manifestaciones -imaginativas y en sus creaciones artísticas como la expresión -representativa de cualquier cosa ó asunto sobrenaturales, ya el símbolo -aparezca en la roca, en el muro del templo, en la huaca, en la tela de -vestir ó en la alfarería doméstica; porque en todos los momentos de -las razas, individuales ó colectivos, aún en aquellos más naturales y -sencillos de la vida ordinaria, las divinidades eran la causa, aunque -fueran mediata, de los sucesos, haciéndose sentir su acción en los -hechos y actos más trascendentales, como en los nimios ó triviales. -Cuanto menos puede el brazo del hombre, tanto más interviene la mano de -los dioses. - -De aquí que la Cruz simbólica aparezca reproducida con variados -motivos, y sobre cualquier cosa ú objeto. Un vaso, por ejemplo, lleva -labrado ó pintado el signo sobre su superficie externa, de la propia -manera que un ídolo lo porta sobre su pecho ó en su rostro; y es que, -aunque el primero de estos objetos sea destinado al uso diario de -beber agua, en ciertas ocasiones se emplea como aparato ceremonial, -como instrumento del culto, como cosa sagrada, como cuando sirve para -implorar á las divinidades. El grabado ó pintura de tal Cruz, fué -decidido desde el primer momento por necesidades que pueden ocurrir en -el acto de beber. Cuando la Cruz aparece sobre un ídolo, la cuestión -se presenta simplificada, porque aquella insinúa por sí misma uno de -los atributos del dios, desde que los otros símbolos, el círculo, -el meandro, la espiral expresan á la vez la acción potencial de la -divinidad que los porta. - -En cuanto á su profusión continental y á la rara unidad de su valor -en los diversos pueblos americanos del norte, del sud ó del centro, -la cuestión es árdua, en el segundo extremo; que en lo relativo al -primero, podría decirse que ello es el resultado del hecho matemático -de que la combinación cruciforme es adaptable como el signo general de -la geometría celeste y terrestre. - -En efecto: que un piel roja, un delaware, un sia, un maya, un azteca, -un muysca, un peruano y un calchaquí empleen la Cruz como un signo ó -emblema religioso, puede explicarse fácilmente por el papel político -y social de los conocimientos astronómicos de gran parte de estos -pueblos, que, como los del sud, venerarían al crucero, visible para -ellos; ó por la aplicación, de parte de todos, de la geometría, en la -cual eran versados, influyendo especialmente en el dibujo del signo el -gusto por el ángulo recto, como que figuras elementales ó radicales -geométricas eran los demás símbolos venerados, cuyo trazado ocurre á -cualquier inteligencia: el círculo, el cuadrilátero, el triángulo y -otras combinaciones de líneas curvas y rectas. Pero que en América -tenga también la Cruz un valor universal como símbolo acuático, asunto -es éste sobre el cual cuanto más se reflexiona, más se arraiga la -convicción de que no hay otra manera de explicarlo sinó estableciendo -desde luego las migraciones y contactos de los pueblos entre sí, -mayormente si se tiene en cuenta, por ejemplo, que las divinidades -atmosféricas portadoras de la Cruz aparecen al norte y en el sud -dotadas de atributos idénticos, siéndoles muchas cosas comunes, como -su figuración de ofidio, de volátil ó de una combinación de uno y -otro, tal cual sucede con Quetzalcóatl, Gucumatz, Kukulkán, Catequil, -Huayrapuca, los seres ó pájaros serpientes,—lo que no es concebible -atribuir á mera casualidad, sino á influencias de una cultura sobre -otra cultura, de una religión sobre otra religión; lo que equivale á -decir: á una influencia mediata ó inmediata azteca ó maya sobre Perú -y Calchaquí, ó viceversa, á una influencia peruana y calchaquí sobre -Yucatán y Méjico, no obstante las inmensas distancias que separan -á estos cuatro pueblos. Por eso creemos que la arqueología y la -antropología van bien encaminadas cuando estudian comparativamente -monumentos, religiones y razas, hasta que lleguen con procedimientos -prácticos á establecer definitivamente la verdad, tantas veces -sospechada, de las migraciones de agrupaciones humanas de norte á sur -y de sur á norte, exterminándose, desalojándose, ó transformándose -por la cruza después del avasallamiento, dando así con la clave de -tanto fenómeno etnológico, como el de la igualdad de diversos tipos -craneológicos en regiones distantes: el de Bolivia y Perú en Méjico; -el del tehuelche de la Pampa en la Tierra del Fuego, por ejemplo; -y vale la pena de consignar que algunas de estas migraciones están -demostradas ó en vías de demostrarse: la de los chancas ó piernas al -Perú, y la de otras razas que derribaron el imperio; la de los peruanos -á la Argentina y Chile[319]. En el Río Negro se han encontrado restos de -una raza dolicocéfala; indios yaganes viven arrinconados en la Tierra -del Fuego; araucanos, para no ir lejos, han ocupado el territorio que -fué de los taluhet, divihet y chechehet, ramas del tronco patagónico, -uno de los grandes grupos de la Raza Pampeana de D’Orbigny; lules -y vilelas, el Chaco Guaycurú; las razas Guaraní, Chaco-guaycurú, -Pampa-patagona y Pampa, el Río de la Plata, seguramente[320]. Un -estudio especial sobre las cosas, como sobre el uso del tabaco y la -alimentación por medio del maíz, de parte de tanto pueblo americano, -podría contribuir eficazmente á ilustrar estos problemas[321]. - -En Méjico y Perú hemos visto figurar á la Cruz como signo astronómico -venerado; y posiblemente en los pueblos meridionales la distribución -de las estrellas de la Cruz del Sud, como lo dijimos, ha decidido su -figuración, tal cual apareció en la lámina del Yamqui Pachacuti. La -Cruz en tal caso, más que un emblema general del cielo, es un signo de -carácter particularmente astrolátrico, que representa la determinante -acción de los cuerpos celestes en la producción de los fenómenos -atmosféricos. - -En cuanto á la forma geométrica del símbolo, ella ha sido -indiscutiblemente determinada por la veneración al número sagrado 4, -ó á cuatro cosas, distribuidas de tal manera que unidas entre sí por -líneas, se corten en ángulos rectos, figurando un signo cruciforme -con palos de iguales dimensiones, pues las cuatro cosas se suponen -equidistantes de un punto común, ó sea el de intersección de las líneas -que respectivamente los unen. Estas cuatro cosas son especialmente: los -cuatro genios animados del mundo, que habitan las cuatro extremidades -del mismo; las cuatro grandes cariátides vivientes que sostienen el -globo; las cuatro divinidades cardinales, el norte, sud, este y oeste; -los cuatro hermanos ascendientes[322], venidos de las cuatro partes del -mundo, por los cuales, por ejemplo, los tupis del Brasil se creen -engendrados, lo mismo que los guaraníes del Paraguay, como los muyscas -de Bogatá por los cuatro gefes del dios Nemqueteba, los nahuas de -Méjico por cuatro familias originales,—número que es doblado por -los ottoes y pawnes; las cuatro estaciones del año, con sus diversas -temperaturas y productos, obra de los genios de los cuatro vientos, al -pensar de algonkines, cherokees, choctaws, creeks, aztecas, muyscas, -peruanos y araucanos; finalmente, los cuatro vientos ó espíritus -cardinales, invocados por los pueblos americanos como los portadores -de la seca, de los huracanes, de la humedad, de la lluvia, según la -manera y el lugar cómo y de donde soplan; y así, el viento norte es -el de Mictla ó de la Muerte para los aztecas, mientras que el este es -el del paraiso ó de Tlalocavitl, el mismo viento que para los dakotas -simboliza la vida y la fuente de las cosas. - -Los cuatro palos de la Cruz suelen en América ser comunmente de iguales -dimensiones, por la razón sencilla de que aparecen como diámetros de -un horizonte siempre circular para los ojos del indio, contemplando en -todas direcciones las llanuras ó los desiertos, de modo que él se cree -colocado en toda ocasión en un punto céntrico ó de origen[323]. De aquí, -sin duda, que sea tan profuso en el simbolismo continental el círculo -con diámetros cortándose perpendicularmente entre sí, ó el doble -símbolo combinado del círculo y de la Cruz, esculpido en las figuras -humanas de la tabla y bajorelieves de Palenque, y pintado con profusión -en telas y alfarerías peruanas, y no pocas veces sobre los objetos -calchaquíes. - -Son, sobre todo, estos cuatro vientos, que soplan de las cuatro -direcciones cardinales de la tierra, los que han determinado la forma -geométrica y simplificada de una Cruz, por la unión con líneas rectas -del norte y sud, del este y oeste, respectivamente. Y es en el punto de -intersección de las líneas en el cual la persona, la tribu ó la nación -se creen ubicadas; y es así mismo en tal punto, lugar de la ubicación -de una zona terrestre, en donde los vientos venidos, que acarrean las -nubes lejanas, producen su acción, dando lugar al nublado, al trueno, -al rayo, y luego á la lluvia. - -Tal es el motivo por el cual la Cruz se vuelve el símbolo sintético de -todos los accidentes y fenómenos atmosféricos, obrando con su poderosa -acción en el cielo y en la tierra. - -No solo corrobora, sino prueba esta afirmación arqueológica el hecho de -que gran número de mitos atmosféricos, de divinidades del viento, del -trueno, de la tormenta y de la lluvia, llevan como insignia ó -emblema la Cruz, ya entre sus manos, en su escudo, en su túnica ó -en sus flotantes vestiduras. Tláloc, Amimitl, Chalchihuitlicue ó -Mataclue, Tzotzitepec, Quetzalcóatl[324] ó Nanihehecatl, Wixepecocha, -Huitzilipochtli, Gucumatz, Ahulneb, los Bacabs, Batchué, Atticci -Viracocha, tienen por insignia la Cruz, ó la llevan figurada, cuando no -constituyen cuaternos sagrados, el principio del símbolo cruciforme. - -Después de haber estudiado en cinco capítulos sucesivos á la Cruz como -emblema sagrado en los diversos pueblos continentales, del VI al IX -inclusive, nos concretamos á establecer su valor simbólico en nuestro -Tucumán, asunto que no se ha tratado hasta hoy detenidamente. - -Desde el primer momento advertimos que en ninguna otra sección -geográfica, como en la tucumana, y especialmente calchaquí, al noroeste -de la Argentina, la Cruz se encuentra tan reiteradamente repetida, -al grado de que pueden contarse, entre las diversas colecciones -existentes, cerca de tres centenares de objetos con la figura -cruciforme[325]. - -De la revista minuciosa que hemos practicado de objetos cruciformes -calchaquíes tanto en la alfarería funeraria (urnas y pucos) como en -ídolos, amuletos, petrografías y pictografías, ha resultado que la Cruz -en estas regiones argentinas fué un símbolo sagrado transcendental, -cuyo valor atmosférico y acuático es indiscutible. - -Nuestros descubrimientos fundamentales han sido: en primer lugar, -la determinación representativa de esa figuración antropo-zoomorfa, -reproducida reiteradamente sobre las paredes anterior y posterior -de las urnas, la que no es otra cosa, en definitiva, que la gran -divinidad de la Atmósfera ó del Cielo fetiche, portadora del Vaso -del Trueno[326], dispensadora de las lluvias; en segundo lugar, la -equivalencia del símbolo antes misterioso del Avestruz ó Suri, que -aquella representación mítica lleva pintado entre los arcos de sus -brazos singulares, resolviendo de una manera concluyente que el ave de -nuestros desiertos es ese mismo Pájaro de la Tormenta de otros pueblos, -ó la figuración ornitomorfa de las nubes de la lluvia[327]. - -Y no tan solo el Ave-suri, sino también otros volátiles, al parecer, -simbolizan la Nube: el cóndor v el loro; pues si fijamos la atención -en los diversos pájaros reproducidos en la alfarería funeraria que -ofrecimos en el capítulo VI, y especialmente en la forma de sus -cabezas, con sus ojos y picos, al instante notaremos que en muchos -casos son cóndores y loros, ó pájaros convencionalmente mixtos ó -dobles, más que suris sencillos, los volátiles que el artista se -ha propuesto figurar. El cóndor, ave negra de gran tamaño, podrá -representar la obscura nube de la tempestad; el loro, pájaro pequeño, -las primeras nubes que anuncian la tormenta, ó las nubes irisadas, -por los colores amarillo, verde y rojo de las plumas del ave, siendo -muy oportuno recordar que en el lejano norte el _Quetzal_ de la -tormenta es un papagayo. Los hermosos loros de cuentas de malaquita, -que Lafone Quevedo encontró dentro de las urnas de Chañar Yaco (entre -Andalgalá y Belén), nos ofrecen, sin duda, una prueba concluyente de -la representación atmosférica de estos verdes volátiles, que en largas -bandadas atraviesan los secos horizontes de Calchaquí, figurando los -movimientos accidentados de una nube que se desliza por el espacio. Los -loros de malaquita, dentro de las urnas para propiciar agua del cielo, -claro es que son, en su carácter de símbolos de la nube de la lluvia, -el motivo del acto cruento propiciatorio, en aquel lugar desierto -de Chañar Yaco, antes habitado, que ha poco visitamos, y en el cual -escasamente brota un miserable raudal de agua salobre[328]. - -En la solución de aquellos dos interesantísimos, cuanto intrincados -problemas arqueológicos, ninguna dificultad se nos podía oponer para -establecer el valor mítico de la Cruz, que los suris llevan reproducida -en la caja de sus cuerpos, símbolo que excepcionalmente aparece sólo y -sin combinaciones en el rostro de la figura antropo-zoomorfa, ó en la -sección ventral de las urnas, como un signo sintético, en este caso, -por la eliminación de los demás, de reconocido valor acuático. - -Si el Avestruz, figura simbólica en el conjunto atmosférico de las -urnas, es la Nube, claro que la Cruz que el animal alado lleva como -emblema en su cuerpo, al centro mismo de la figuración del Ave de la -Tormenta, representará el fenómeno que la nube produce, ó sea la Lluvia. - -Esta Cruz, figuración gráfica de los cuatro vientos que han acarreado -las nubes de la tormenta, es invariablemente, en el caso en cuestión, -de palos iguales, ó Cruz griega, por los motivos que en los lugares -pertinentes se adujeron. - -Muchos ídolos, de indiscutible carácter acuático, llevan la Cruz sobre -su pecho, indicando el símbolo uno de sus atributos potenciales. Tal -símbolo cruciforme suele generalmente aparecer pintado en los ídolos -en los lugares correspondientes á ambas mamas, con lo que el indio se -propone expresar de una manera metafórica, mediante una concepción -imaginativa, que el líquido vital, como la leche nutritiva, sale y -surge del seno fecundo de sus divinidades, para alimentar con aquel -cuanto en la tierra germina, nace y crece. - -Otros ídolos de carácter ofilátrico portan también la Cruz, la que en -algunas ocasiones, como en el grupo atmosférico de Capayán y en un yuro -de cuatro serpientes de nuestra colección, aparece formada por cabezas -de ofidios, siendo en tales casos indiscutible su valor de símbolo -atmosférico combinado y mixto. - -La Mamazara ó monolito esculpido de Tafí aparece con signos -cruciformes; y en la lámina del Pachacuti una Cruz en forma de X lleva, -con la leyenda de «chacana en general», la de «zara-mama». Estas -mamazaras son piedras paradas, protectoras de los sembrados, y, por lo -tanto, huacas á las cuales se imploran lluvias. - -Los Caylles, protectores de las siembras, más de una vez llevan el -signo cruciforme labrado sobre la plancha de cobre; ó las pequeñas -figuras que adornan los mismos, aparecen de tal manera alternados -sobre el objeto sagrado, que forman las cuatro radicales de una Cruz. -Y estos Caylles, aparte de ser preciados amuletos para propiciar la -producción de los frutos de la tierra, sabemos que pertenecen al culto -de Huiracocha, el mito acuático por excelencia, ó son atributos del -dios, conocido también, según la relación del P. Molina, con el nombre -de «Caylla Uiracochan». - -En los amuletos de fecundación ó de procreación, hemos visto figurar á -la Cruz; y en cuanto á los huacanquis que la llevan, labrados estos con -material de piedra lanzado por el rayo, tenemos, á más de su origen, -el dato elocuente de que son cuidadosamente guardados en una «cesta de -plumas», alusión al volátil de la tormenta. - -La Cruz se ha esculpido con regular profusión en los petroglyfos de -Calchaquí, apareciendo generalmente al lado de figuraciones acuáticas. -Las _cochas_, ó depósitos de agua, se reproducen atravesadas por -cruces, hecho que recuerda la Cruz de cuerdas en el lago de Batchué. -Los petroglyfos, en general, son huacas sagradas para implorar lluvias. - -En las pictografías las cruces aparecen excepcionalmente, y su valor es -igual al de los petroglyfos. - -Los símbolos combinados de la Cruz y del Sapo, fetiche animado que -vive en la humedad ó en el agua, su medio, y que en algunas leyendas -míticas es el granizo ó la piedra que caen de las nubes,—concluyen -por determinar de una manera definitiva el valor sagrado del signo -cruciforme, tantas veces empleado con insinuantes motivos. - -Interesantísimo es el hallazgo realizado el año pasado, 1900, en el -valle de Yocavil, en lo más alto de un cerro, entre San José y Punta -de Hualasto. Buscándose un derrotero de minas, se notó en el suelo -una rara prominencia á manera de _mound_, y muchas piedras encima de -ella, que se reconoció que fueron amontonadas por la mano del hombre. -Practicada la excavación, dióse con una huaca que contenía cinco -cadáveres, acostados de espaldas, sucesivamente en línea; uno de ellos -presentaba el cráneo fracturado, visiblemente á golpes de maza. En -medio de los cadáveres, con sus brazos abiertos á manera -de T, pues el palo superior era muy poco alargado, habíase colocado una -Cruz de madera, regularmente conservada, de un metro y cuarto de alto, -más ó menos. Los cadáveres eran de nativos, tanto por las formas de sus -cráneos, como por las telas que vestían, por las armas y otros objetos -enterrados con ellos. La Cruz aparecía indiscutiblemente americana, -recordando en sus formas á la de Tláloc, llevando grabados caracteres -simbólicos nativos, algunos de ellos regularmente visibles[329]. - -¿Se trataría en el caso de la huaca de Yocavil de un sacrificio de -adultos en tiempo de las grandes sequías, que de cuando en cuando ponen -en peligro la vegetación y matan de sed á los animales del valle, en -el cual los sacrificios cruentos estuvieron en boga en otras épocas, -como lo delata la profusión de urnas funerarias con cadáveres de -párbulos?—Nosotros no lo sabemos; pero posiblemente ha sucedido así -en la región en que se imploraba á la Huayrapuca, y en que se rociaban -con sangre humana las huacas de piedra de Ampajango y Andaguala, con -su misteriosa escritura ideológica, alusiva á la producción de los -anhelados fenómenos meteorológicos. - -Los datos recogidos por el folk-lore autorizan á afirmar que la Cruz -es hasta hoy el símbolo conspícuo de los cambios atmosféricos. La -eliminación de la cabeza del Suri, ó de la Nube portadora de la Cruz, -en los sacrificios al Chiqui; la colocación de cruces en los altos -morros; en medio de los rastrojos sembrados en sustitución de las -mamazaras y huazas, y sobre los trojes ó pirhuas que guardan el maíz y -la algarroba de las exiguas cosechas rurales, son hechos insinuantes, -reveladores, que delatan á través del tiempo la persistente -trascendencia de un culto extinto. - -En conclusión: la adoración al Agua y á las masas líquidas es un hecho -innegable, universalmente reconocido y comprobado en toda nuestra -América. La Cruz es la figura transcendental en el simbolismo del culto -acuático, que hacía del hombre primitivo un observador constante de -la atmósfera, á la cual levantaba sus ojos para ver flotar entre las -nubes á esas divinidades cuyo rostro y cuyas formas ideó su fantasía, -portadoras del vaso resplandeciente y estruendoso. - -En una palabra: la LLUVIA es el motivo fundamental de la -religión, y la CRUZ, su símbolo. - -FIN - - -NOTAS: - -[319] Barros Grez (_Gaucho_, Actas del Primer Congr. Latino-Amer., sec. -IV, págs. 21 y 22) sostiene, por ejemplo, que los antiguos indios que -poblaron á Cauquenes pasaron de las Pampas Argentinas á Chile, y que -lejos de ser originarios de la Pampa, procedían de un pueblo venido de -las zonas intertropicales. - -[320] A D’Orbigny, _L’Homme Américain_, tom. II, págs. 90 y siguientes; -P. Mantegazza, _Río de la Plata_, etc., pág. 400 y sigtes. (Milán, -1877); G. Pelleschi, _Otto mesi nel Gran Ciacco_, pág. 247 y siguientes -(Firenze, 1881); F. F. Outes, _Los Querandíes_, caps. I y III (Bs. -Aires, 1897); Guido Boggiani, _Lingüística Sudamericana_. Congreso -Lat-Amer. cit., sec. IV, § V, págs. 242 y sigtes.; Lafone Quevedo, _La -Raza Pampeana y la Raza Guaraní_, Actas del Congreso cit., part. 4^a, -§ III (1900); Benigno T. Martínez, _Etnografía del Río de la Plata_ -(1898); P. Scalabrini, _Demostración filológica de los conocimientos -de los Indios_ (1898); F. Ameghino, _Excursiones en la Prov. de Buenos -Aires_ (Bolet. de la Academia de Ciencias de Córdoba, VI), y las -monografías de M. R. Trelles, V. F. López, G. Burmeister, F. P. Moreno, -etc. Generalidades sobre el asunto, pueden verse en _La Antropología -y Craneología_ de Robert Lehmann Nitsche (Rev. del Museo de la Plata, -tom. IX, págs. 21 y sigtes., 1898) y en las obras _General Anthropology -and Ethnology_ (1886) y _The American Race_ (New York, 1891) de D. G. -Brinton, etc. - -[321] J. W. Harshberger, _Maize_ (1893). - -[322] Los nombres de los cuatro hermanos Wabun, Kabun, Kabibonokka y -Shawano, significan en algolkin los cuatro cardinales y los cuatro -vientos que de ellos soplan. - -[323] Barros Grez (_Congr. Cient. Lat.-Americano_, IV., pág. 200), en -su estudio de interpretación de las pictografías de Tinguiririca, á -propósito de la Fig. 11 de su lámina, ó de la Cruz griega, dice que -ella es el signo de la _tierra_, con sus cuatro puntos cardinales, que -han figurado con esta misma significación en otras piedras escritas. - -[324] Este dios, no obstante haber sido sustituido más tarde por -Motezuma, el último continuó siendo «el Señor de los vientos y de las -aguas» (Squier, _Travels in Nicaragua_, II, págs. 3 y 4). - -[325] Además de la nuestra, la de Lafone Quevedo, Museo Nacional, de la -Plata é Instituto Geográfico, la colección Zavaleta (cuyo material no -hemos podido aprovechar en este trabajo, á causa de estar encajonada en -el Museo Nacional) es rica en alfarerías con cruces, y como lo hicimos -notar en una monografía describiendo y clasificando la misma, cruces -de cuadrados alternados, rojos y amarillos, pueden verse en diez urnas -funerarias de Tafí y en cinco de Amaicha; los suris con cruces son -también numerosos, sobre la parte ventral de otras urnas, siendo dignas -de especial mención las que llevan los nos. 11, 19, 42, 63 etc. (Adán -Quiroga, _La Colección Zavaleta_—tom. VII., cuads. 4 á 7 n^o II del -Bolet. del Institut. Geográf. Argent., Buenos Aires, 1896). - -[326] El _Vaso_, como símbolo de agua, fuente de la vida, es una figura -conspicua en los mitos y artes americanos. El gran vaso Huecomitl -juega un gran rol en el drama de la creación, entre mayas y aztecas. -El vaso Ticci ó Ticcu del Perú, es un interesante símbolo atmosférico. -En el valle de Méjico, en Tlascala y Yucatán se han exhumado imágenes -portadoras de vasos. Estos vasos son una representación de los dioses -del lago, de las aguas y de la agricultura. - -D. Jesús Sánchez ha hecho una buena colección de interesantes -ejemplares de vasos-símbolos en un artículo que publicó en el tom. -I de los _Anales del Museo de Méjico_. Leo V. Frobenius, en la -_Revista Antrop. de Berlín_ (1895) estudio al vaso en las primitivas -concepciones cosmogónicas (Brinton, _The Myths of the New World_, cap. -V., página 152). - -Nosotros poseemos una regular colección de vasos simbólicos de nuestro -Calchaquí, que aún no hemos estudiado. - -[327] De la propia manera que en las razas del sur y del centro, en las -del norte figura invariablemente un ave mítica en sus cosmogonías y -en las leyendas diluvianas, que guardan íntima conexión con las de la -creación. - -Los algonquines tienen su cuervo sagrado; lo mismo los thlinquit, -con su gran volátil de la tormenta. A sus pájaros míticos llaman -respectivamente Estas, Nikilstlas, Kanoakeluh y Caugy, los carrier, -haidah, kwakiutl y tshimsshians. Yetl es el pájaro de los esquimales; -los natchez tienen su ave cardinal; un pájaro sobre un árbol aparece -en el diluvio del Codex Mejicano; un ave es un gran personage entre -los aztecas, y en el Codeice Chimalpopoca figuran las aves míticas -Xecotcovach, Cotzbalam y Tecumbalam (A. Krause, _The Thlinquit -Indian_., cap. X; Brasseur, _Le Liv. Sacré_, pág. 27; Id., _Hist. du -Mexique_, Cod. Chimolpop.; F. Desjardins, _Le Pérou avant la Conq. -Espagn._, págs. 26 y sigtes). - -[328] Lafone Quevedo, en sus _Huacas de Chañar Yaco_, limitóse á -consignar el hallazgo curioso de los loros de malaquita dentro de -las urnas funerarias, sin darse cuenta de este hecho, de sencilla -explicación para nosotros. - -[329] El facultativo alemán Dr. Bruno S. Scharn se ha dignado darnos -estas noticias, desde su residencia de Santa María, por considerar muy -interesante el caso. - - - - -ÍNDICES - - - - - ÍNDICE GENERAL - PÁG. - - CAPÍTULO I - - LA CRUZ EN AMÉRICA - - JUICIO DEL CONQUISTADOR - - La Cruz en los siglos XVI, XVII y XVIII—Juicio - del Conquistador—Idea de un cristianismo - antecolombiano—Los PAY americanos y los hechiceros - nativos—Juicio del indio—Monumentos y mitos - continentales—Pachacàmac, Atticci Viracocha, - Tonapa y Taapac—El tricéfalo de Cundinamarca - y el Tangatanga de Chuquisaca—Escrituras - petrográficas—Quetzalcòatl, Votán, Wixepecocha, - Bochica y Huiracocha—Manco Càpac y el Inca Roca—Pies - esculpidos—El hombre blanco y barbado—La Cruz como - símbolo nativo. 1 - - - CAPÍTULO II - - EL SIGNO CRUCIFORME - - SU PROFUSIÓN CONTINENTAL - - Universalidad del símbolo—La combinación cruciforme - como hecho matemático—La Cruz entre los Pieles - Rojas—En Méjico—En la América Central—Sepulcros - mejicanos en Cruz—Las tumbas de los Muyscas—El - símbolo de la Vida Futura—Opinión de - Brinton—Orientación de los sepulcros—La Cruz de - Cozumel—Cruces de Guatulco y de Anáhuac—Cruz de - Palenque—Su valor arqueológico—El emblema de los - Vientos—La Cruz en Cundinamarca—La Cruz en el - Perú—Cruces de Carabuco, de Santa Cruz, de los - Chunchos y del Cuzco—La Cruz en Chile y en el - Tucumán—Profusión del símbolo en Calchaquí—Opinión - del marqués de Nadaillac 31 - - - CAPÍTULO III - - LA CRUZ SIMBÓLICA - - EN LA ARQUEOLOGÍA PERUANA - - Influencia de la religión en el valor del símbolo—La - Cruz entre los Aymarás y los Quichuas—Atlas de - Rivero y Tschudi y reproducciones de Wiener—El - palacio del Chimu—Aticci Viracocha y el ídolo - de Collo-Collo—Monumentos sepulcrales con - Cruz—Material iconográfico de Jiménez de la - Espada—La Cruz en los huaqueros—Telas de la Horca, - Paramonga, Pachacàmac, Chancay y Ancón—Opiniones - de Jiménez de la Espada y M. Bollaert—La lámina - simbólica del Yamqui Pachacuti—La Zara-Mama y la - Cruz—Una cita del P. Cobo—El Tau de Allchurch—La - Cruz como símbolo astrolátrico y atmosférico 47 - - - CAPÍTULO IV - - LA CRUZ EN LOS DIOSES DEL AIRE - - Y EN LOS MITOS ATMOSFÉRICOS - - Culto al Aire y á la Tormenta—El Dios Huracán—El - Haida Wind Spirit—Tláloc, Quetzalcóatl, - Itzamna, Gucumatz, Huizlopochtli, Chuchavira, - Catequil, Pillán y Huayrapuca—Tláloc y su - insignia cruciforme—Cruz en el escudo de - Amimitl—Chalchihuitlicue y su Cruz—Quetzalcóatl - y su túnica con cruces—Nanihehecatl y la - Cruz de sus vientos—Wixepecocha y su Cruz en - el Cempoaltepec—Huizlopochtli y su blasón - cruciforme—Cruces de Cozumel—«El Arbol de Nuestra - Vida»—La diosa azteca de la Lluvia y su Cruz—Los - cuatro Bacabs—Batchué y la Cruz del lago—El - Tau del dios del Aire de Squier—La Huayrapuca - calchaquí y el grupo atmosférico de Capayán—La Cruz - ofídica—La Cruz y los fenómenos meteorológicos. 75 - - - CAPÍTULO V - - LA CRUZ Y EL NÚMERO CUATRO - - Los números y su valor simbólico—Predilección - por el Cuatro en la raza americana—Los - hechiceros Chypeway—El número cuatro y el dios - Viztcilipuztli—Lo que escribe D. Antonio de - Solís—El número cuatro entre aztecas, nahuas, - mayas, quichés y muyscas—Entre peruanos y - araucanos—Entre calchaquíes—Los cuatro - puntos cardinales y los cuatro vientos—Los - cuatro palos de la Cruz—La Cruz como emblema - acuático—Vaso ceremonial de los Sia—Opinión de - Stevenson—Disentimiento con Brinton—La Cruz como - símbolo de la Lluvia. 103 - - - CAPÍTULO VI - - EL SÍMBOLO CRUCIFORME EN CALCHAQUÍ - - LA CRUZ EN LA ALFARERÍA FUNERARIA - - El símbolo cruciforme en Calchaquí—La Cruz - en las urnas funerarias—Urnas ó cántaras - ceremoniales—La Tormenta y su representación - antropo-zoomorfa—Lenguaje escrito - simbólico-atmosférico—Líneas zig-zag, guardas - griegas, meandros, espirales y puntos—Inti-Illapa - y la Serpiente-rayo—Urna ofídica de San José—Taus - ofídicos—La Nube y el Ave-Suri—La fiesta del - Chiqui y la cabeza del Avestruz—Serpientes - emplumadas—Las varas emplumadas y las plumas en el - culto al Trueno y al Rayo—Figuración del Iris—El - Vaso del Trueno—Himno «Sumaac Ñusta»—Suris con - cruces—La Cruz y los símbolos atmosféricos—Los - Pucos y sus figuras simbólicas—Puco de Fuerte - Quemado. 123 - - - CAPÍTULO VII - - LA CRUZ EN LOS ÍDOLOS - - EN LOS FETICHES Y AMULETOS - - El símbolo cruciforme en los Ídolos—No lo llevan - los Fetiches—Tampoco los Cacllas, Guauques, - Pururaucas y demás dioses personales—La Cruz - en las figuraciones acuáticas—Idolo-tinaja de - Amaycha—Vaso antropomorfo del Trueno—Por qué - sus cruces son griegas—Vasija antropomorfa de - Ambato—Disco de Lafone Quevedo—Mamazara monolítica - de Tafí—Cruces cristianas protectoras—Pirhuas - de Colpes con Cruz—Huacanquis con Cruz—Signos - totémicos—Figuraciones antropo atmosféricas—Una - cita de Schoolcraft: la Cruz de Wingemund—Símbolos - totémicos atmosféricos—El tótem de la Cruz - sobre los escudos calchaquíes—Cruces y - emblemas cruciformes en los Caylles—Caylla - Huiracocha—Amuletos con Cruz. 165 - - - CAPÍTULO VIII - - LA CRUZ EN LAS PETROGRAFÍAS - - Y PICTOGRAFÍAS - - Escritura figurativa é ideográfica en las Petrografías - y Pictografías de Calchaquí—Opiniones de Mallery, - de Brinton y de Keane—El símbolo de la Cruz en los - Petroglyfos—Por qué las cruces no son profusas en - ellos—La Cruz no es una combinación figurativa, - sino simbólica—Pictografías de la Gruta de - Tinguiririca: interpretación de Barros Grez—Gruta - de Carahuasi: monografía de Ambrosetti—Gran Gruta - de Siquimí—Cruces en los petroglyfos de San - Lucas, Quilmes, Andaguala, Encalilla, Ampajango, - San Fernando y Cerro Negro—Rosetas y Cochas - con Cruz—Patas de Suris: roca de Quilmes—El - Ave-Suri de la Gruta de Cafayate—Estanques unidos - en Cruz—Ejemplares de Loma Colorada, Quilmes - y Ampajango—Andenes con cruces: ejemplares de - Ampajango y Cerro Negro—Hombrecillos con los brazos - en Cruz—Deducciones. 197 - - - CAPÍTULO IX - - LOS SÍMBOLOS COMBINADOS - - DE LA CRUZ Y DEL SAPO - - El Sapo-fetiche—El Sapo en las vasijas de agua—El - Sapo y la Lluvia—Folk-lore calchaquí, puntano, - entreriano y pampa—Ceremonia con la Cruz de - ceniza—Batracios simbólicos en la alfarería - ceremonial y funeraria—Urnas de Santa María y - San José—El Sapo, la Serpiente y el Suri—Pucos - del Instituto Geográfico Argentino—Los símbolos - combinados del Sapo y de la Cruz—El Urubú y - el Sapo: folk-lore brasileño—El «Señor del - Agua»—Conclusiones. 221 - - - CAPÍTULO X - - RESUMEN SINTÉTICO - - CONCLUSIONES FINALES - - Síntesis de la obra—La Cruz como emblema - sagrado—Motivos con que se la ha empleado—Su - adopción general como combinación mítica y - artística—Unidad de su valor simbólico—Contactos - y migraciones de las naciones americanas—La - forma geométrica de la Cruz—La Cruz en - Calchaquí—Síntesis arqueológica—El volátil - de la Tormenta—Loros en las Huacas de Chañar - Yaco—Huaca de Yocavil—La Cruz y los fenómenos - atmosféricos—Universalidad del culto al Agua y á - las masas líquidas—La Cruz es el símbolo de la - Lluvia. 239 - - - - - ÍNDICES PARCIALES - - -I.—DE AUTORES - - Acosta, J. de, 16, 42, 96. - Adam, L., 33. - Alfaro, F. de, 7. - Alfonso, P., 203. - Allchurch, 71. - Ambrosetti, J. B., 14, 17, 29, 175, 186, 190, 191, 199, 208, 224, 233. - Ameghino, F., 244. - Anales de la S. Cient. Argent., 29. - Anales del Museo de Méjico, 248. - Angrand, M., 202. - Animal Report of the Bureau of Ethnology, 78, 79, 94, 104, 118, 119, - 174, 179, 198, 217. - Arias Dávila, P., 44, 65. - Atlas de Rivero-Tschudi, 49. - - Bárcena, P. A., 28. - Barros Grez, D., 203, 205, 243, 246. - Brasseur de Bourbourg, 9, 10, 15, 22 á 25, 28, 29, 39, 48, 81, - 82, 83, 88, 90, 91, 157, 249. - Beauvais, M. E., 8. - Bertonio, L., 12. - Biart, L. 90, 91, 92, 109, 159. - Boletín del Inst. Geográf. Argentino, 11, 13, 14, 29, 100, 124, 127, - 150, 192, 199, 208, 247. - Boletín de la Academia de Ciencias de Córdoba, 246. - Bollaert, M., de, 50, 63, 67. - Boggiani, G., 244. - Brinton, D. G., 9, 25, 37, 81, 82, 83, 85, 86, 89, 90, 91, 93, 95, - 96, 104, 105, 107, 110, 111, 116, 117, 120, 145, - 146, 158,160, 199, 200, 244, 248. - Burmeister, G., 244. - - Calancha, A. de la, 3, 5, 6, 14, 43, 95. - Calendario apoteca, 110. - maya, 95. - nahua, 110. - Cataldino, P., 2. - César, J. R., 3. - Charencey, C. de, 41. - Charnay, M. de, 91. - Cieza, P. de, 10, 50, 51. - Cobo, P. B. de, 71, 73, 167. - Cogolludo, F., 36, 94. - Codex Mejicano, 249. - Congreso de Amer. de Bruselas, 3, 4, 8, 16, 18, 27, 28, 32, - 33, 41, 50,66, 100. - Luxemburgo, 3, 6, 8, 43. - Nancy, 8. - Congreso Latino Americano, 243, 244, 246. - Crevaux, J., 198. - Codex Chimalpopoca, 249. - - Daly, M., 202. - Desjardins, F., 249. - Díaz, B., 84. - D’Orbigny, A., 202, 243. - Dorsey, M., 106. - - Empadronamientos, 187. - Ercilla, A. de, 4. - Estete, M., 8, 95. - - Fernández, D., 44. - Fernández y Holguín, 178. - Fernández Ramírez, J., 61, 108. - Frobenius, L. V., 248. - - Gama, A. L., 110. - García, G., 38, 42, 94. - Garcilaso de la Vega, I., 5, 11, 43, 138, 159. - Gilbert, G. K., 119. - Gomara, F., 35. - Grado, L. de, 4. - Granada, D., 148, 223. - Guevara, P. J., 156. - - Hamy, D., 90. - Harshberger, J. W., 244. - Herran, G., 14. - Holmberg, E. A., 198, 208. - Holmberg, E. L., 200, 201. - Hurtado, R. de, 18. - - Ihering, Dr. A. von, 199. - Itolp, C., 204. - Ixtlilxochitl, 36, 94. - - Jerónimo, S., 32. - Jiménez de la Espada, M., 3, 12, 16, 17, 19, 50, 54, 60, 65 á 68, - 74, 101, 104, 164, 178. - Jones, Dr., 35. - - Keane, A. H., 11, 23, 200. - Kingsboroug, L., 88. - Krause, A., 249. - - Lafitau, P., 33. - Lafone Quevedo, S. A., 11, 12, 13, 17, 51, 53, 62, 98, 148, 149, - 151, 157, 177, 185, 191, 192, 193, 244, 250. - Lamas, A., 19. - Lara, P. A. de, 4. - Las Casas, B. de, 94, 111, 117, 125. - Latourneau, M., 200. - Lehmann, Nitsche, R., 244. - Lenz, R., 86, 112. - Lenoir, A., 39. - León, P. C. de, 11, 95. - Le Tellier, 92. - Lipsio, J., 33. - López, V. F., 183, 244. - Lozano, P., 2, 4, 5, 6, 7, 14, 16, 19, 35, 43, 156, 191, 192. - Lubbock, J., 125, 166, 186, 222. - - Maler, M., 39. - Malvenda, P., 36. - Mallery, G., 174, 198, 217. - Mantegazza, P., 243. - Mariani, E., 120. - Markham, C. R., 13, 66, 192. - Martínez, B. T., 224, 244. - Mendoza, C. de, 2. - Molina, P. J., 12, 66, 192, 251. - Monchar, M. de, 27, 43. - Montesinos, F., 25, 149, 150, 183, 184, 185, 186. - Moreno, F. P., 199, 244. - Mortillet, G. de, 33, 166, 169, 195. - Mossi, P. M., 12. - Müller, F. Max, 88, 106. - Müller, J. G., 9, 28, 85. - - Nadaillac, M. de, 31, 35, 39, 45, 53. - Niblac, A. P., 79. - Nóbrega, M. de, 26. - - Ortiz, Fr. D., 11. - Oviedo y Valdés, F. de, 82, 148. - Outes, F. F., 244. - - Pachacuti, J. de S., 12, 17, 42, 49, 68, 69, 71, 73, 115, 116, 154, - 163, 167, 181, 201, 205, 207, 212, 216. - Palacios, D. G., 36, 94. - Palfrey, M., 8. - Pelliza, M., 73. - Pelleschi, G., 243. - Peterken, M., 3, 28, 33, 41. - Picard, M., 9. - Piedrahita, L. F. de, 5, 16, 84, 85. - Pinedo, A. R. de L., 4. - Pinelo, A. de, 5. - Popol Vuh, 83, 110. - Powel, J. W., 78, 94, 118, 119. - - Quiroga, A., 21, 68, 78, 87, 88, 100, 124, 127, 150, 167, 178, - 182, 185, 199, 247. - - Ramos, A. de, 3, 4, 6, 20, 22, 42, 94. - Rau, Ch., 39. - Relación Anónima, 104. - Restrepo, E., 84, 96. - Revista Antropológica de Berlín, 248. - Revista del Museo de la Plata, 12, 199, 244. - de la Biblioteca, 94. - de Buenos Aires, 71, 183. - Rialle, G. de, 9, 22, 25, 34, 80, 82, 83, 90, 91, 92, - 93, 95, 96, 110, 141, 146, 160. - Rivero y Tschudi, 49. - Ruíz de Montoya, P., 2, 4, 6, 7, 11, 14, 16, 18, 19, 42. - - Sánchez, J., 248. - Sahagún, B., 36, 82, 90, 94, 121. - Santa Ana Nery, F. J. de, 233. - Scalabrini, P., 244. - Scherzer, M., 83. - Scharn, B., 253. - Schmidt, M., 128. - Schmitz, Ab., 6, 8, 27, 32. - Schoolcraft, H. R., 189. - Simón, P., 84, 85, 96. - Solís, A. de, 38, 108. - Sosa y Lima, J. de, 94. - Squier, E. G., 53, 79, 96, 97, 136, 154, 175, 247. - Stakeman, 27. - Stevenson, M. C., 118. - Stubel, R., 50. - Svan, J., 79. - - Techo, N. de, 2, 5, 18, 42, 127, 156, 171. - Ternaux Compans, 88. - Timon, M., 8. - Toledo, F. de, 18. - Torquemada, J., 81, 90. - Torrez Rubio, P. D., 222. - Toscano, J., 167, 180. - Trelles, M. R., 244. - Tylor, E. B., 83. - - Uhle, M., 50. - Uhle y Stubel, M. R., 50. - - Waldeck, de, 35, 39. - Wiener, C., 7, 13, 15, 50, 51, 53, 54, 58, 60 á 66, - 73, 96, 142, 177, 200, 202. - - Ximénez, E. de, 83. - - Zamacois, N. de, 94. - Zárate, M., 95. - Zeballos, E. S., 73. - -II.—DE MATERIAS - - Abaré, Pay, 5. - Acuático, atributo, 53, 177. - culto, 18, 20, 41, 48, 49, 58, 166, 167. - dios, 90, 167. - emblema, 41, 42, 44, 49, 53, 56, 61, 64, 74. - invocación, 224. - símbolo, 124, 139, 161, 182, 207, 232. - Adivino, 5. - Agua, culto al, 112. - señor del, 236. - diosa del, 96, 159. - elemento, 56, 57, 61, 101, 157, 232. - símbolo del, 158, 170. - llovida, 232, 233. - Aguila, ave sagrada, 83, 146. - Ahulneb, divinidad, 82, 95, 121, 247. - Aire, cuaterno del, 114. - dios del, 24, 41, 53, 76 - á 80, 82, 85, 96, 97, 99, 102, 136, 154. - diosa del, 73, 134. - sustancia, 84. - Akbal, vaso primitivo, 158. - Alarma, dios de la, 84. - Alcahuiza, bruja, 214. - Alfarería funeraria, 203, 218, 224, 232. - Algarrobo, fiesta del, 113. - Algoukines, tribu, 146, 148, 245. - Alguaciles, insectos simbólicos, 119, 179. - Aloja, licor sagrado, 126, 149. - Altares, los cuatro, 94. - Allpatauca, túmulo de tierra, 125, 126, 127. - Amaycha, pueblo, 125. - ídolo de, 170. - urna de, 132, 133, 247. - Ambato, cerro, 223. - vaso del, 172, 173. - Amimitl, dios, 90, 247. - Aminga, pueblo, 128. - Ampajango, petroglyfos de, 204, 215, 216. - Amuleto, talismán, 157, 167, 182, 184, 185, 195, 251, 252. - Anáhuac, Cruz de, 38. - Ancón, tela de, 64. - Andaguala, petroglyfos de, 189, 190. - Andalgalá, pueblo, 183. - Andén, 180, 215. - Andrés, Cruz de San, 54. - Andrógino, dios, 77, 114. - falo, 120. - objeto, 183, 185. - ser, 65. - Anfora, vaso sagrado, 159. - Antepasados, los cuatro, 88. - Antillas, las, 80. - Antis, nacionalidad, 112. - Antropo-atmosférica, figuración, 188. - Antropomorfo, dios, 81, 166. - objeto, 56, 61, 63, 170. - ser, 77, 97, 131, 135, 136, 141. - vasija, 172. - vaso, 124. - Antropo-zoomorfa, cosa, figura, 138, 140, 152, 163, 170 á 175, - 178, 188, 226. - Apacheta, piedras amontonadas, 127. - panteón de la, 125. - Aparecido, nativo, 83, 91, 108. - Apellidos indios, 187. - Apo Inti, estatua solar, 14. - Apóstoles, rastro de los, 19, 42, 44. - Apu, 13. - Arabesco, símbolo, 102. - Araucana, rara, 86, 88, 112, 207. - escritura, 204. - Arbol, fiesta del, 113, 150. - figuración del, 204. - sagrado, 125, 127, 149, 156. - simbólico, 193, 216. - Ari, altar, 48. - Arizona, petroglyfos de, 119. - Arkansas, tribu, 146. - Arquitectónica, combinación, 66. - Assiniboines, indios, 146. - Astrolátrico, carácter, 63. - culto, 48, 62. - divinidad, 73. - emblema, 42, 49, 68, 74. - figuración, 63. - Astronómico, emblema, 41. - objeto, 120. - signo, 116. - Asunción, roca escrita de, 19. - Ataguju, vel, Atachuchu, 86, 147. - Atmosférico, culto, 18, 22, 24, 44, 150. - dios, 73, 82 á 89, 90, 91, 92, 110, 138, 178, 248. - grupo, 137, 156, 175, 210. - mito, 70, 99, 215. - ofidio, 141, 173. - ser, 27, 81, 98, 144, 177. - símbolo, 49, 58, 139, 161, 164. - valor, 63, 167, 173. - campos, 226. - Atonatiu, sol de agua, 109. - Atticci Viracocha, dios acuático trino, 5, 10, 12, 13, 51, 74, - 77, 111, 207, 247. - Ave mítica, 76, 78, 79, 144, 145. - Avestruz, ave mítica, 99, 147. - de fuego, 148. - símbolo del, 22, 147 á 155. - Ave-Suri, pájaro mítico, 141, 142 á 149, 213, 214. - Aymará, nación, 11, 28, 48, 49, 88, 111. - Ayuno, 186. - Azteca, pueblo, 34, 35, 61, 110, 245. - culto, 121. - leyenda, 158. - raza, 81, 92, 93, 109. - siglo, 109. - - Bacabs, divinidades, 37, 82, 95, 96, 157, 247. - Bacanales nativas, 150. - Baipurungá, roca escrita de, 19. - Balam-Quitze, poblador del - orbe, 111. - Agab, 11. - Barbado, hombre, 28, 29, 91. - Bartolomé, Apóstol, 5. - Batchué, diosa, 96, 121, 247. - Batracio simbólico, 233. - Bautismo, ceremonia del, 109. - Biforme, volátil, 147. - Bicéfala, divinidad, 103. - ave, 135. - Bisbis, Cruz de, 183. - Blanco, aparecido, 82. - hombre, 22 á 28. - Bochica, dios solar, 15, 16, 24, 28, 85, 96. - Bogotá, pueblo, 19. - Bolivia, nación, 15. - Bosa, lugar de, 24. - Brasil, nación, 3, 5, 19. - Brujo, hechicero, 6. - Busk, fiesta de, 106, 117. - - Cacha, estatua de, 5. - Cachi, caylle de, 193. - disco de, 190. - Caclla, dios mejilla, 167. - Cafayate, lugar de, 180. - pictografías de, 27, 204. - urna de, 130, 231. - Calabaza, símbolo, 98, 154, 158. - Calango, petroglyfo de, 18, 19. - Calchaquí, nación, 15 á 22, 27, 34, 87, 88, 99, 112, 120, 123, - 125, 166, 189, 202, 207. - alfarería, 144. - cruces de, 45, 116. - indio, 140, 180, 186. - Cali, lugar, 95. - California, diosa de, 178. - Callo, roca escrita de, 19. - Camulatz, volátil sagrado, 111. - Canipacho, pinza depilatoria, 29. - Canobos, vasijas de arriba, 157. - Canopa, dios individual, 43, 167. - Canota, piedra escrita de, 199. - Cantacauro, piedra de, 18. - Cántara sagrada, 121, 125, 126, 150, 158, 159. - simbólica, 154. - Cañete, Cruz de, 5, 18. - Cápac Raymi, fiesta de, 66. - Capayán, grupo atmosférico de, 174, 175. - lugar de, 99. - Carabuco, Cruz de, 3, 5, 11, 42. - Caracteres fonéticos, 201. - Carahuasi, gruta de, 199, 209. - pictografías de, 186, 187. - Caravaya, Andes de, 42. - Cardinales, divinidades, 106. - genios, 41, 43, 101, 146. - puntos, 105, 109, 114, 117, 118. - símbolos, 204. - Caribe, raza, 110, 158. - Castas, 112. - Catachillay, estrella, 70, 71, 73. - Catamarca, valle de, 17, 114, 223 y 226. - Catequil, divinidad, 10, 85, 86, 96, 97, 121, 146, 159, 236. - Cauac, Bacab, 95. - Caudillos, los cuatro, 108. - Cauquenes, indios de, 243. - Cavernas, las cuatro, 179. - Cayam-Carumi, amuleto, 186. - Caylla Viracocha, divinidad, 192, 193, 251. - Caylle, dios de la agricultura, 17, 156, 157, 168, 191 á 194, 251. - Celeste, bóveda, su símbolo, 93. - Cempoaltepec, monte sagrado, 24, 92. - Centzunhuitnahuas, seres divinos, 83. - Cerro Negro, petroglyfos de, 212, 215, 218. - Chachapoyas, roca de, 19. - Chalchihuitlicue, diosa, 90, 109, 247. - Chalco, lago sagrado, 90. - Chanca, raza, 104, 243. - Chancay, tela de, 64. - Chañar Yaco, huacas de, 250, 251. - Chaquiago, disco de, 17. - Charcas, los, 4. - Chasca, estrella, 67. - Chasca-Cóyllur, lucero, 8, 63, 67, 68, 73. - Chasque, mensagero, 20. - Chaya, fiesta calchaquí, 113. - Chechehet, indios, 213. - Cherokees, indios, 245. - Creeks, indios, 80, 106, 117. - Chiapas, raza, 24. - Chicha, licor sagrado, 126. - Chincha, nacionalidad, 112. - Chichen Itza, lugar sagrado, 83. - Chichimeca, nación, 28, 81, 82. - Chile nación, 3, 17, 44. - Chillaos, roca escrita de, 19. - Chiminigagua, receptáculo luminoso, 84. - Chimu, palacio del, 49, 50, 67. - los, 50. - Chingano, cueva de, 26, 48. - Chipeway, tribu, 146. - hechiceros, 108. - Chiqui, dios, 113, 125, 127, 149, 150, 151. - Chiquinau, divinidad, 82. - Cholula, pueblo, 23, 108, 111. - Choqchinchay, lucero, 73. - Choctaws, indios, 245. - Chuchavira, divinidad, 85. - Chulpa, torre sepulcral, 53, 54. - Chunchos, Cruz de los, 43. - Chuquisaca, trinidad de, 16. - Churi Inti, estatua solar, 14. - Chuychu, arco del cielo, 154, 186. - Cielo, alma del, 80. - columnas del, 95, 157. - culto al, 77. - Cinco, número sagrado, 104. - Citlalicue, dios epiceno, 17. - Citlatonac, dios epicero, 17. - Círculo, figurado, 207. - representación del, 115, 200. - símbolo del, 34, 54, 102, 163, 176. - Cisne, ave cardinal, 146. - Coati, templo de, 49. - Coaticlue, diosa, 84, 93, 97. - Cóatl, serpiente, 80. - Cocha, masa de agua, 11, 96, 202, 207, 210, 211, 218, 236. - Colalao, piedra de, 18. - Colibrí, ave sagrada, 83. - Colomé, urna de, 132. - Colpes, pueblo de, 182. - Cruz de, 183. - Colla, nacionalidad, 112. - el predilecto, 111. - Collao, piedra de, 18. - Collcampata, adorno, 67. - Cruz, 163. - Collo-Collo, ídolo de, 12, 49, 51, 52, 57, 74. - Coohampu, caballito de totora, 101. - Con vel Cun, dios acuático, 9, 146. - Cóndor, ave sagrada, 146. - Coniraya, Viracocha, dios, 111. - Condorhuasi, petroglyfo de, 201. - Cónquel, nombre araucano, 87. - Contici Viracocha, dios, 121. - Cotzbalam, volátil sagrado, 111. - Coxcox, divinidad, 28. - Coyolxauqui, ser divino, 83. - Cozumel, Cruz de, 36, 37. - dios, 38. - templo de, 94, 95. - Creeks, indios, 245. - Cris, indios, 146. - Crucero, signo del, 67. - Cruces protectoras, 182, 183. - Crucificados, niños, 95. - Cruz totémica, 216. - constelación de la, 68, 70. - de ceniza, 223, 224. - del Sud, 244, 245. - Cuadrado, símbolo, 64, 102, 113, 115, 205. - Cuarteles, los cuatro, 109, 111, 146. - Cuatro, número sagrado, 14, 15, 17, 37, 41, 44, 87, 89, 90, 91, - 93, 102, 106 á 121, 141, 244, 245, 246. - Cuaterno sagrado, 83, 89, 108, 110, 111, 113, 114, 115, 116. - Cuculcán, el Aparecido, 83, 97. - Cuervo Negro, 233. - Cuonchaca, fuente de, 200. - Cundinamarca, nación, 15, 34, 84, 85, 96. - cruz de, 36, 41. - Curaca, jefe de tribu, 112. - Cunti, nacionalidad, 112. - Curá-Malal, gruta de, 201. - Cuy, conejo de la tierra, 126. - Cuzco, centro solar, 11, 48. - cruz del, 43. - monarcas del, 27. - pueblo del, 25, 60, 62, 111, 179. - templo del, 68. - - Dakotas, indios, 80, 106, 107, 145, 146, 179. - Daño, maleficio, 223. - Decussata, Cruz, 70, 193, 208. - Delawares, indios, 189, 242. - Didihet, indios, 243. - Dias, los cuatro, 109. - Diluvio americano, 15, 96, 109. - Dios-imagen, 193. - protector, 193. - sol, 12, 13, 15, 51, 111, 177. - Disco solar, 71, 73. - de cobre, 190, 191. - Divisadero, roca escrita del, 219. - Dobles, los, 133. - cruces, 175, 177, 210. - suris, 135. - Doctrinador nativo, 5, 82, 92. - Dólmenes, 200. - Dos, número sagrado, 17, 65, 103. - Dragones, monstruos simbólicos, 175, 176, 177. - Dragon-fly, alguacil, 179. - - Ecalchatl, divinidad, 82. - Echecatotontin, ídolos, 81. - Ehécatonathiu, mito, 109. - Emblemas meteorológicos, 161, 162. - nacionales, 73, 203. - Emplumada, bola, 97. - serpiente 153. - Encalilla, petroglyfo de, 214. - Entre Ríos, provincia de, 226. - folk-lore, 224. - Epicenas, divinidades, 17, 77, 87, 88, 152, 178. - Equinoccios, noción de los, 104. - Escuadra, uso de la, 34. - Escritura simbólica, 65, 152, 189, 190, 198, 199, 200. - Espejo resplandeciente, 97. - Espiral, símbolo, 139, 141, 170, 195, 208. - guarda simbólica, 170, 227. - Espíritus, los cuatro, 37, 111, 146. - gruta de los, 201. - Esquimales, raza, 77. - Estaciones, las cuatro, 110. - emblema de las, 77. - Estados Unidos, nación, 77, 79. - Estanques, los cuatro, 109. - Este, rumbo sagrado, 106, 107, 121. - Estrellas, adoración á las, 71. - antropomorfas, 73. - las cuatro, 116. - representadas, 119. - - Fálico, emblema, 185. - objeto, 63, 180. - Falo, 17, 98. - Fecundación, símbolo de la, 65, 66. - Felino, animal sagrado, 85. - heliolátrico, 111. - Fertilidad, emblema de la, 77. - Fetiches, 125, 166 á 168, 221, 223. - Fiestas, las cuatro, 108, 109, 112. - Figuras onduladas, símbolo, 205. - Flauta ceremonial, 170. - Flecha simbólica, 154. - Fontebón, lugar, 24. - Fuego, espíritu de, 85. - sagrado, 127. - Funeraria, alfarería, 66, 124, 138. - inscripción, 59, 62, 63, 64. - tela, 65. - urna, 126, 139, 142, 170. - Fuerte Quemado, puco de, 163. - urna de, 131, 133, 228. - Funza, río del diluvio, 15. - - Gaytara, pueblo, 44. - Genios, los cuatro, 88, 108, 112. - Geómetras nativos, 34. - Gigantes, los cuatro, 110. - aereos, 112. - Granizo, conjuro del, 224. - fenómeno del, 236. - Greca simbólica, 101, 102, 115. - Griega, Cruz, 56, 67, 118, 177 á 180, 220. - guarda simbólica, 141. - Guachemines, habitantes tenebrosos, 86, 147. - Guaman-suri, hijo del cielo, 86, 147. - Guaraní, raza, 112. - Guaraníticas, misiones, 3. - Guascar Inga, himnos de, 12. - Guatemala, nación, 83, 89. - Guatulco, Cruz de, 38. - Guayrá, roca escrita de, 19. - Guayrarú, panteón de, 3. - Gucumatz, dios, 83, 97, 110, 242. - - Hacedero de cosas, 13. - Hacedor, 10. - Hacha, instrumento sagrado, 87, 112. - Haida, indios, 79, 98. - Halcón, ave simbólica, 136, 147. - Hambato, piedra esculpida de, 19. - Haokah, dios del viento, 121. - Hapiyñuño, duende mítico, 178. - Hechicería, 223. - Hechicero, 6. - Heliolatría, 25, 48, 62, 74, 86, 104, 105, 164. - Hermafroditismo, 103. - Hermanos, los cuatro, 108. - Himno del Pachacuti, 12. - Huaca, fetiche, 12, 20, 180, 183. - capirotes, 16. - Huacanqui, amuleto de amor, 183, 185, 186. - Huahua, infante, 125. - Huahuaclla, vestido, 66. - Huayra Muyuh, el Remolino, 210. - Hualfín, lugar de, 183. - Hualichu, genio del mal, 201. - Huampar, Chucu, insignia, 62, 185. - Huanaco, animal de Sacrificio, 127. - figuración del, 210, 211. - Huaoque, Inti, 14. - Huaquero, vasija, 49, 55, 57, 60, 61, 74, 113. - Huaqui, tanga de, 16. - Huatulco, lugar, 24, 92. - Huayna Cápac, 44. - Huayrapuca, diosa del viento, 73, 79, 87, 98, 99, 121, 134, 138, - 150, 151, 173, 176, 177, 209, 215, 216. - Huaza, piedra sagrada, 180, 182, 192. - Huecomitl, vaso primitivo, 158. - Huellas apostólicas, 3 á 6. - Huemac, divinidad, 22. - Huevo sagrado, 146, 147. - Huilla, animal de Sacrificio, 127, 150, 151. - Huiracocha, dios acuático, 5, 9, 10, 11, 20, 25, 48, 111, 159, 160, - 192, 193. - Huitzilopochtli, dios, 83, 92, 93, 97. - insignia de, 92. - page de, 84. - Huracán, dios del, 76, 85, 89. - Hurakán, divinidad, 80, 81, 83, 146. - Humaniyoc, el de la cabeza, 214. - Humedad, emblema de la, 77. - - Idacanzas, mito, 16. - Ideográfica, escritura, 124, 198. - Idolátrica, figuración, 170. - Idolo, 168, 170. - Illa, fetiche de reproducción, 159, 185. - Illapa, el rayo, 185. - Illa Ticci, vel Tecce, 10, 71, 159. - Imaymana, atributo de Viracocha, 11, 13, 14, 51, 111, 179, 197, 207. - ojos de, 99, 113, 130, 140, 141, 148, 155, 173, 193, 230. - Imos, divinidad, 23. - Inca, soberano de los quichuas, 20, 25, 44, 48, 68, 86, 112. - roca, 25. - imperio del, 43, 66, 111. - cruz del, 44. - señal del, 44, 66. - Inmisa, Cruz, 68. - Igi-Balam, poblador del mundo, 111. - Inti, sol, 25, 115, 207. - Inti Illapa, 139, 140, 210. - Intip Raymi, fiesta de, 25. - Intiqua, estatua solar, 14. - Iris, dios del, 84. - figuración del, 154, 186. - Iroqueses, indios, 146. - Itapuá, roca escrita de, 19. - Itoco, roca escrita de, 19. - Itzac-Mixcóatl, divinidad, 25. - Itzamna, divinidad, 22, 82, 83. - Itzencaan, epíteto, 82. - Itzenmuyal, epíteto, 82. - Ix, Bacab, 95. - Izamal, templo de, 22, 83. - - Jauja, pueblo de, 61. - Jefes, los cuatro, 108, 109. - Jujuy, provincia de, 3. - Juríes, vel suríes, 148. - - Kabibokka, persona de un cuaterno, 245. - Kabul, mano simbólica, 22. - Kabun, cuaterno, persona del, 245. - Kan, Bacab, 95. - Kanoakeluh, ave mítica, 249. - Kiatéxamut, indios, 217. - Kukulcán, dios, 242. - - Lago sagrado, 81, 96. - Lares, dioses, 167. - Latina, Cruz, 67, 116, 178, 179, 208, 215. - Latrapai, leyenda de, 86, 112. - Lechuza, ave sagrada, 146. - Lenni Lenapes, indios, 116, 146. - Linea sinuosa, símbolo, 205, 210. - Línga, 98. - Litolátrico, culto, 180. - Loma Colorada, petroglyfo de, 214. - Loma Rica, urna de, 144. - Londres, valle de, 99, 127, 182. - Loro, ave simbólica, 136, 249. - Lules, ídolo de, 17. - indios, 243. - Luminoso, emblema, 49. - Luna, vel Quilla, 25, 68, 73. - Luracatao, lugar de, 29, 120. - Llampa, indio barbado, 28. - Lluvia, demanda de, 42, 94, 138, 167, 190, 198. - figuración de la, 90, 142, 153, 163, 174, 210. - símbolo de la, 92, 93, 119, 121, 158, 162, 194, 207. - dios de la, 94, 95, 159, 171, 173. - diosa de la, 160. - fenómeno de la, 74 á 77, 101, 107, 116, 117, 128, - 177, 180, 222, 250. - culto á la, 77, 157, 161, 253, 254. - hacedor de la, 116, 146. - espíritu de la, 117. - acción de la, 119. - nunciador de la, 147. - por simpatía, 172. - vaso de la, 172. - - Machi, médico adivino, 207. - Machigasta, pueblo, 128. - Madre del Agua, 158. - Madre Tierra, fetiche, 126, 194. - Mahuentah, poblador del mundo, 111. - Maíz, 110, 244. - madre del, 180. - madre, 180. - Mal, genio del, 79. - Malteza, Cruz, 56, 67, 174, 175. - Mallqui, árbol simbólico, 216. - Mama Cibaco, heroina solar, 25. - Mama Cacha, el mar, 201, 212. - Mama Cora, heroina solar, 25. - Mama Quilla, luna fetiche, 25, 71, 115. - Mama Ocllo, hija del sol, 25. - Mama Zara, fetiche, 70, 74, 180, 181, 192, 251. - Manco Cápac, hijo del sol, 25, 26, 111. - Mandans, indios, 146. - Manitu, pájaro mítico, 146. - Mano, símbolo de la, 20, 21, 22, 121. - Mar, venidos por, 7. - Maraypé, camino, 3. - Marzabotto, necrópolis de, 169. - Mataclue, diosa, 90, 247. - Maya, nación, 37, 82, 93. - calendario, 95, 110. - Mbalpirungá, huellas de, 3. - Meandro, ornamentación, 67. - doble, 219. - símbolo, 102, 115, 141, 163, 188. - tótem, 208. - Medanito, huaca de, 126. - Megalíticos, monumentos, 18. - Méjico, nación, 22, 35, 36, 58, 81, 88, 104, 108, 145, 242, 245. - Mem Loimi, diosa, 104. - Menhir de Tafí, 70, 113, 180. - Meteoro divino, 85. - Meteorológico, fenómeno, 37, 64, 76, 77, 102. - carácter, 91. - dios, 99. - símbolo, 77, 101, 116, 141. - Mextli, guerrero, 83. - Mictlan, viento, región, 106. - Midé, sociedad de la, 119. - Mikilo, genio de daño, 178. - Minessota, país, 119. - Mitos aztecas, 9. - mayas, 9. - peruanos, 9. - Mixcóatl, nube serpiente, 25, 82, 91, 121. - Moenitarres, indios, 146. - Moki, indios, 174. - Monolitos, 111, 179, 205. - Montezuma, 28. - Mortero, símbolo del, 210. - Mosquito-hawk, 179. - Motezuma, héroe divino, 247. - Mound, túmulo, 125, 252. - Muluc, Bacab, 95. - Muñoz, Cerro de, 209. - Muyna, estatua de, 5. - Muysca, nación, 36, 84, 85, 96, 242. - - Nachán, lugar de, 23. - Nahua, nación, 82, 83, 92, 93, 245. - Nahualac, lugar, 91. - Namuncurá, gefe de tribu, 201. - Nanihecatl, epíteto divino, 23, 82, 91, 110. - Natches, indios, 146. - Notose, viejo de los vientos, 117. - Naturaleza, fuente de la, 105. - Navajos, raza, 88, 146. - Nemqueteteba, persona trina, 15, 245. - Nepatecutli, divinidad, 25. - Nicaragua, pueblo de, 81, 82. - Nikilstlas, ave mítica, 249. - Normandia, numismática de, 195. - Norte, genio del, 41, - rumbo sagrado, 107, 121. - Nube, culto á la, 41, 146. - hombre de la, 119, 189. - mujer de la, 119, 189. - genio de la, 119, 162. - dios de la, 82, 91. - habitante de la, 189. - ave de la, 99, 110, 113. - emblema de la, 110, 147 á 156, 162, 188. - cabeza de la, 102. - símbolo de la, 64, 85, 145 á 148. - emplumada, 82. - Nublado, fenómeno viviente, 210. - Nueva Granada, nación, 119. - Nuevo Méjico, nación, 118. - - Ogótica, 195. - Oakley Springs, petroglyfo de, 119. - Oeste, rumbo sagrado, 107, 121. - Ofídico, animal, 99, 140. - dios, 80. - grupo, 139, 175. - ser, 79, 80. - símbolo, 100, 173. - vaso, 140. - Ojibwa, indios, 119. - Ojos Imaymana, 13, 14. - Omecihuatl, dios epiceno, 17. - Omequeturiqui, persona trina, 15. - Ometecutli, doble varón, 17. - Onduladas, formas, 230. - Opochtli, dios, 90. - Orientados, edificios, 34, 37. - Ornamentación, 50, 89. - Ornitomorfa, figuración 39, 41, 85. - - Pacaritambo, 11, 48, 89, 108, 112. - Pachacámac, divinidad, 9, 10. - huaca de, 54. - lugar de, 53, 65. - tela de, 62, 63. - Pachacuti, Plancha de, 68 á 71, 116, 181, 201, 206, 207, 212. - Pachamama, divinidad, 112, 115, 205. - Padre del Agua, 158. - Pagay, remo indígena, 41. - Pájaro, ave mítica, 39, 41, 61, 61, 83, 84, 85, 97, 110, 116. - de la tormenta, 146, 155, 248. - mosca, 83, 97. - ofídico, 76. - simbólico, 154. - Pájaros, los cuatro, 111. - míticos 14, 41, 145, 146, 147. - Palacios en Cruz, 109. - Palenque, lugar de, 23, 94. - bajo relieve de, 24. - Cruz de, 34, 35, 37 á 41. - Pampa, pictografía de la, 200, 201. - Pampa Grande, gruta de, 208 - Papagayo, pájaro mítico, 97. - serpiente, 82, 83, 91. - Paraguarí, gruta de, 3. - Paraguay, nación del, 3, 19. - Paramonga, tela de, 60. - Parayba, roca escrita de, 19. - Partes, las cuatro, 114. - Pasao, templo de, 95. - Pashash, bajo relieve de, 177. - Pata, andén, 205, 207. - Pata, de Suri, símbolo, 157, 213, 214. - Pata-pata, escalón simbólico, 163. - Patas estrelladas, 176. - Pawnes, indios, 245. - Pay, los, 5. - Paycabamba, pueblo, 44. - Paynalton, mensagero rápido, 84. - Paz, ídolo de la, 51. - Peabirú, camino del Apóstol, 3. - Pediu, nombre araucano, 87. - Penates, dioses, 167. - Personales, dioses, 175. - Perú, nación del, 5, 17, 19, 41, 49, 56, 66, 85, 89, - 99, 101, 104, 123, 159. - Peruana, Cruz, 41, 47, 48. - tela, 50. - Petrografías, 18, 20, 44, 186, 189, 190, 197 á 220. - Petroglyfos, 157, 198 á 210, 252. - Pictografías, 18, 27, 44, 179, 198, 214. - Pies, escultura de, 19 á 21, 42, 92. - Piedra, culto á la, 40. - Piedras, las cuatro, 108. - paradas, 182. - votivas acuáticas, 210, 213. - Piel Negra, tribu, 117. - Piel Roja, tribu, 35, 88, 105, 106, 145. - Piernas, indios, 243. - Piguerao, pájaro mítico, 75, 85, 86, 97, 146, 147, 236. - Pillán, dios, 86, 87, 121. - Pillcomayo, río, 205. - Pinahua, el predilecto, 111. - Pinturas ideográficas, 109, 154, 204, 208. - Pirhua, Cruz en la, 183. - troj, 182. - Pituil, lugar de, 128. - Piura, roca de, 19. - Plantas, hijas de la tierra, 96. - Plegarias, las cuatro, 109. - Plomada, uso de la, 34. - Plumas, emblemas, 93, 146, 156, 157, 186, 208. - Pobladores, los cuatro, 111. - Politeismo, 166. - Polos, los cuatro, 108. - Popayán, Cruz de, 36. - Portezuela, piedra pintada de, 216. - Predicación antecolombiana, 7, 32, 42, 43, 91, 92. - Predilectos, los cuatro, 111. - Preincásicos, objetos, 150. - Primavera, emblema de la, 77. - Pucará, urna de, 135. - Pucarilla, puco de, 129, 229. - Puco, tapa de urna, 126, 129, 244, 233. - Pukllay, fiesta del, 113. - Puma, animal de sacrificio, 150. - Punchao, 98. - Punta de Hualasto, 252. - Pururauca, dios de toda especie, 167. - - Quetzal, papagayo mítico, 145. - Quetzalcóatl, divinidad, 22, 23, 28, 76, 82, 91, 93, - 97, 110, 121, 153. - Quiateótl, dios, 81. - Quiché, nación, 80, 83, 88. - Quichuas, panteón de los, 11. - raza, 22, 34, 67, 88. - Quilmes, huaca policéfala de, 17. - petroglyfo de, 212, 213, 214. - urna de, 128, 129. - Quilla, luna, 73. - Quillacincas, indios, 44. - Quito, pueblo, 108, 111. - - Rana, fetiche, 222, 226, 227. - Rayo, dios del, 85, 89, 147. - fetiche, 76, 185. - hacha del, 87. - culto al, 156. - personage mítico, 77. - serpiente, 139, 170. - templo del, 156. - Relámpago, símbolo, 93. - divinidad del, 171. - fenómeno del, 76, 185. - Resurrección, creencia en la, 37. - Rincones, los cuatro, 121. - Rioja, provincia de la, 123, 236. - Roca, escritura en la, 38. - Roseta, símbolo, 212, 218. - con Cruz, 212. - - S. símbolo, 112, 219, 227, 229. - Sacrificios humanos, 87, 94, 109, 125 á 128, 150. - Sagamosa, lugar, 24. - Salado, río, 118. - San Carlos, puco de, 230. - Salinas, Cruz de, 4. - Sal-si-puedes, roca escrita de, 4. - San Fernando, urna de, 164. - petrografías de, 219. - San Isidro, petrografías de, 213, 214. - San José, urna de, 128, 129, 140, 144, 225, 230, 231. - pueblo, 209. - San Lucas, pictografía de, 27. - petrografías de, 210, 211. - San Luis, 223. - Santa, pueblo de, 101. - Santa Cruz de la Sierra, 42. - Santa María, lugar de, 21, 182, 209. - urnas de, 131, 135, 162, 163, 225, 228. - ídolo de, 134, 171. - puco, 155. - Santos, Bahía de T. los, 3. - San Vicente, roca de, 19. - Sapo, fetiche, 169, 221, 222. - símbolo del, 221 á 237. - Semes, río, 118. - Sepulcral, torre, 53. - Serpiente, símbolo de la, 81, 93, 133, 174, 175. - de fuego, 84. - mujer de la, 84. - emplumada, 76, 91, 153. - montaña de la, 93. - rayo, 77, 139, 140, 228. - varas con cabeza de, 108. - doble, 188. - Shamanes, tribu, 119. - demonio de los, 217. - Shawnis, tribu, 141. - Shawano, cuaderno, 245. - Sia, indios de, 218, 126. - Siete, número Sagrado, 104. - Sillán Innua, región, 77. - Simbólica, escultura, 124, 173, 174. - pintura, 128, 173. - Siquimí, gruta escrita de, 119, 209. - Skana, monstruo mítico, 78. - Sol, personificación del, 16, 24. - culto al, 11, 25, 48, 68, 166. - templo del, 25. - incásico, 71. - peruano, 73. - Soles, los cuatro, 109. - Solesticios, conocimiento de los, 104. - Spirit, los Wind, 35. - Stone-Grave, 35. - Sud, Cruz del, 34. - rumbo sagrado, 107, 121. - Sugunza, divinidad, 24. - Sumac Ñusta, imno peruano, 138, 159, 160, 161. - Sunuit, tribu, 217. - Sura, apodo, 148. - Suri, símbolo, 22, 58, 120, 131, 134, 135, 166, 188. - cabezas de, 136. - ave mítica, 99, 130, 146 á 155, 161, 162, 248. - serpiente, 134, 188. - fetiche, 169. - Surita, aplicado indio, 148. - Supay, diablo, 178. - Suyus, rumbos geográficos, 179. - los cuatro, 112. - - T, símbolo, 71, 73, 74, 204, 253. - Taapac, divinidad, 11, 20. - Tabasco, Cruz de, 38. - Taco vel tacu, algarrobo, 149, 151. - Tacuiles, algarrobales, 182. - Tacumbú, piedra de, 3. - Tafí, manolito de, 13, 71, 74, 179, 181, 205. - lugar de, 74, 126. - panteón de, 125. - urnas de, 134, 137, 139, 228, 247. - Tahuapica Viracocha, 111. - Tahuantinsuyu, imperio de, 66. - Talca, animal de Sacrificio, 127, 150. - Taluhet, indios, 243. - Tambo, 20. - Tangatanga, trinidad, 16, 104, 113. - Tarija, tránsito por, 4. - Tau simbólico, 32, 53, 62, 63, 73, 76, 98. - ofídico, 140. - Tayatí, lugar de, 2. - Tebicuarí, pozo de, 3. - Tecumbán, volátil sagrado, 111. - Tehuelches, indios, 243. - Tempestad, divinidad, 138, 146. - Templo de Viracocha, 11. - Tensse, Cruz de, 35. - Tenochtitlan, pueblo, 93, 108. - Teotihuacán, lugar, 90. - Tepodazli, divinidad, 24. - Ternos, 17. - Tetzauhtostl, dios, 84. - Tezcatlipoca, divinidad, 23, 62, 91, 97, 110. - Tezcuco, pueblo, 108. - Thomagata, meteoro divino, 85. - Thomé, Santo, 2 á 5, 38. - Thonay, piedra, 12. - Thoqui, insignia, 208. - Thupa, 12, 121. - Tiahuanaco, centro de, 11, 13, 48. - monolitos de, 12 á 15, 18, 50, 115, 177. - panteón de, 181. - esculturas de, 49. - dioses de, 111. - Ticci vel Tici, vaso mítico, 157, 158, 159, 248. - Tierra, culto á la, 77. - Tierra Madre, 112. - Tigre, cabeza de, 111. - Tincuc, acto carnal, 113. - hechizo, 183. - Tincunacu, fiesta del, 113, 183. - Tinéri, roca escrita de, 198. - Tinguiririca, pictografía de, 44, 203, 204, 207, 246. - Tinogasta, ídolo de, 17, 136, 171. - pueblo de, 65, 126. - amuleto de, 184, 185. - Titicaca, lago de, 10, 25. - tau del, 71. - Cruz de, 5, 42. - roca de, 19. - civilización del, 42, 111. - Tlacaltécuchtli, dios, 109. - Tláloc, dios, 77, 81, 89, 90, 97, 121, 159, 247. - los genios, 81, 90, 121. - compañera de, 81. - ministro de, 159. - Tlalocán, señor de, 81. - Tlalocatécutli, alto Tláloc, 81. - Tlalocavitl, paraiso, 245. - Tlapallá, lugar sagrado, 91. - Tlascala, pueblo, 159. - Tlascalteca, raza, 109. - Tlathonathiu, creador, 109. - Tlazoltéotl, diosa, 81. - Tocapo Viracocha, 11, 13, 14, 51, 58, 111, 205. - Toco, ventana, 51, 56, 58, 164, 205, 208, 220. - Tocoregua, roca escrita de, 18, 19. - Tohil, dios rugidor, 23, 82. - Tokay, el predilecto, 111. - Tolombón, urna de, 132, 237. - Tolteca, nación, 28, 81, 82, 90, 93, 110. - Tonapa, divinidad, 11, 12, 98, 157. - Topamientos, los, 113. - Tormenta, símbolo de la, 21. - culto á la, 76. - ave de la, 58, 99, 146, 151. - personage mítico, 77, 163. - mito de la, 87, 102, 114, 162. - fenómeno de la, 107. - Tótem, 35, 141, 186, 188, 189, 191, 209. - Tránsito del Apóstol, 4. - Tres, número sagrado, 14, 15, 17, 65, 104, 111, 112, 125. - Triángulo, símbolo, 17, 63, 61, 65, 102. - figura del, 115, 141. - Tricéfalo, dios, 14, 103. - figurón, 104. - Tridente, insignia, 65. - Triforme, figura, 134, 173, 174. - Trinidad, misterio nativo, 14 á 17, 115, 177. - Trinitario, grupo, 175. - Trocadero, museo del, 90. - Trueno, divinidad, 20, 24, 47, 86, 89, 146, 147, 171. - figuración del, 141, 172. - culto al, 156, 171. - templo, del, 156. - vaso del, 95, 157 á 160, 172, 226. - Trujillo, pueblo de, 60. - Tucumán, pueblo de, 70. - nación del, 18, 44, 148. - tránsito por el, 4. - Tullán, pueblo de, 23. - Tumaná, Cruz de, 117. - Tumbas mejicanas, 36, 37. - cruces en las, 36, 37. - en Cruz, 109. - Tumé, Pay, 5, 7. - Tupa, piedra de Colla, 18. - Tupá, 12. - Tupis, indios, 146, 148. - Tupu, adorno, 50. - Turpentae, mago, 214. - Tzendal, lengua, 23. - Tzotzitepec, monte sagrado, 91. - dios, 247. - - U, símbolo, 205. - Uragozoriso, persona trinitaria, 15. - Urapa, persona trinitaria, 15. - Urasana, persona trinitaria, 15. - Uricocochanticcicápac, dios epicero, 17. - Urna funeraria, 126, 139, 142, 170, 172, 247. - Urubú, cuervo negro, 226, 234, 235. - - Vasijas las cuatro, 95. - antropomorfas, 168. - Vaso ceremonial, 118, 126. - del trueno, 156 á 160, 176, 248. - funerario, 125. - sagrado, 125, 129. - votivo, 127, 172. - Varas emplumadas, emblemas, 156, 192. - Ventana, Señor de la, 13, 14. - Vera, Paz, indios de, 28. - Verano, fiestas de, 86. - Vía Láctea, 70. - Víbora, figuración, 202. - Víctimas humanas, 214. - Vida, Arbol de Nuestra, 37, 94. - Viejos, los cuatro, 95. - Viento figurado, 120, 162. - casa del, 77. - dios del, 84. - Madre del, 87, 100. - mito del, 87. - personage mítico, 77, 106. - Vientos, los cuatro, 41, 82, 88, 111, 114, 117, 120, 121, 177, 179. - rosa de los, 41, 144. - señor de los, 82, 110, 112, 116. - Villanueva, cilindro de, 195. - cementerio de, 166, 169. - Villca, fetiche, 180. - Vincha, faja, 160. - Virginidad, emblema de la, 174. - Virgulilla, símbolio de la, 61. - Vitzcilipuztli, dios, 108. - Voc, pájaro mensagero, 146. - Voladores, los, 145. - Volátil, símbolo, 76, 145, 155. - Votán, divinidad, 23, 24. - - Wabun, persona de un cuaterno, 245. - Wind Spirit, figura mítica, 78, 98. - Wingemund, gefe de tribu, 189. - Wixepecocha, divinidad, 24, 82, 91, 121, 217. - - X, Cruz en forma de, 63. - Xayhua, Cruz, 44, 65, 66, 181. - Xecotcovach, volátil sagrado, 111, 249. - Xué, nombre solar, 16, 24. - - Yebecuayguaya, nombre trinitario, 15. - Yocavil, valle de, 124, 182. - huaca de, 252, 253. - Yoni, 98. - Yucatán, Cruz de, 36. - pueblo de, 37, 82, 94, 95, 159, 242. - Yucateca, nación, 94. - Yunca, raza, 66, 101. - Yuro, objetos para agua, 60, 64, 113. - - Zalicoffer, Hill, lugar, 35. - Zapatec, monte sagrado, 110. - Zapoteca, nación, 22, 24, 82, 92. - Zara, maíz, 70, 193. - Zara mama, fetiche, 70, 181. - Zemes, fetiches, 178. - Zoomorfa, figuración, 39, 99, 140, 173, 215. - Zuhé, nombre Solar, 16. - Zumé, Pay, 5, 42. - Zuñis, indios, 146. - - - - - - - -End of the Project Gutenberg EBook of La cruz en América, by Adan Quiroga - -*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK LA CRUZ EN AMÉRICA *** - -***** This file should be named 54064-0.txt or 54064-0.zip ***** -This and all associated files of various formats will be found in: - http://www.gutenberg.org/5/4/0/6/54064/ - -Produced by Adrian Mastronardi, Paul Marshall and the -Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net -(This file was produced from images generously made -available by The Internet Archive/American Libraries.) - -Updated editions will replace the previous one--the old editions will -be renamed. - -Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright -law means that no one owns a United States copyright in these works, -so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the United -States without permission and without paying copyright -royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part -of this license, apply to copying and distributing Project -Gutenberg-tm electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG-tm -concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark, -and may not be used if you charge for the eBooks, unless you receive -specific permission. If you do not charge anything for copies of this -eBook, complying with the rules is very easy. You may use this eBook -for nearly any purpose such as creation of derivative works, reports, -performances and research. They may be modified and printed and given -away--you may do practically ANYTHING in the United States with eBooks -not protected by U.S. copyright law. Redistribution is subject to the -trademark license, especially commercial redistribution. - -START: FULL LICENSE - -THE FULL PROJECT GUTENBERG LICENSE -PLEASE READ THIS BEFORE YOU DISTRIBUTE OR USE THIS WORK - -To protect the Project Gutenberg-tm mission of promoting the free -distribution of electronic works, by using or distributing this work -(or any other work associated in any way with the phrase "Project -Gutenberg"), you agree to comply with all the terms of the Full -Project Gutenberg-tm License available with this file or online at -www.gutenberg.org/license. - -Section 1. General Terms of Use and Redistributing Project -Gutenberg-tm electronic works - -1.A. By reading or using any part of this Project Gutenberg-tm -electronic work, you indicate that you have read, understand, agree to -and accept all the terms of this license and intellectual property -(trademark/copyright) agreement. If you do not agree to abide by all -the terms of this agreement, you must cease using and return or -destroy all copies of Project Gutenberg-tm electronic works in your -possession. If you paid a fee for obtaining a copy of or access to a -Project Gutenberg-tm electronic work and you do not agree to be bound -by the terms of this agreement, you may obtain a refund from the -person or entity to whom you paid the fee as set forth in paragraph -1.E.8. - -1.B. "Project Gutenberg" is a registered trademark. It may only be -used on or associated in any way with an electronic work by people who -agree to be bound by the terms of this agreement. There are a few -things that you can do with most Project Gutenberg-tm electronic works -even without complying with the full terms of this agreement. See -paragraph 1.C below. There are a lot of things you can do with Project -Gutenberg-tm electronic works if you follow the terms of this -agreement and help preserve free future access to Project Gutenberg-tm -electronic works. See paragraph 1.E below. - -1.C. The Project Gutenberg Literary Archive Foundation ("the -Foundation" or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection -of Project Gutenberg-tm electronic works. Nearly all the individual -works in the collection are in the public domain in the United -States. If an individual work is unprotected by copyright law in the -United States and you are located in the United States, we do not -claim a right to prevent you from copying, distributing, performing, -displaying or creating derivative works based on the work as long as -all references to Project Gutenberg are removed. Of course, we hope -that you will support the Project Gutenberg-tm mission of promoting -free access to electronic works by freely sharing Project Gutenberg-tm -works in compliance with the terms of this agreement for keeping the -Project Gutenberg-tm name associated with the work. You can easily -comply with the terms of this agreement by keeping this work in the -same format with its attached full Project Gutenberg-tm License when -you share it without charge with others. - -1.D. The copyright laws of the place where you are located also govern -what you can do with this work. Copyright laws in most countries are -in a constant state of change. If you are outside the United States, -check the laws of your country in addition to the terms of this -agreement before downloading, copying, displaying, performing, -distributing or creating derivative works based on this work or any -other Project Gutenberg-tm work. The Foundation makes no -representations concerning the copyright status of any work in any -country outside the United States. - -1.E. Unless you have removed all references to Project Gutenberg: - -1.E.1. The following sentence, with active links to, or other -immediate access to, the full Project Gutenberg-tm License must appear -prominently whenever any copy of a Project Gutenberg-tm work (any work -on which the phrase "Project Gutenberg" appears, or with which the -phrase "Project Gutenberg" is associated) is accessed, displayed, -performed, viewed, copied or distributed: - - This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and - most other parts of the world at no cost and with almost no - restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it - under the terms of the Project Gutenberg License included with this - eBook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the - United States, you'll have to check the laws of the country where you - are located before using this ebook. - -1.E.2. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is -derived from texts not protected by U.S. copyright law (does not -contain a notice indicating that it is posted with permission of the -copyright holder), the work can be copied and distributed to anyone in -the United States without paying any fees or charges. If you are -redistributing or providing access to a work with the phrase "Project -Gutenberg" associated with or appearing on the work, you must comply -either with the requirements of paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 or -obtain permission for the use of the work and the Project Gutenberg-tm -trademark as set forth in paragraphs 1.E.8 or 1.E.9. - -1.E.3. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is posted -with the permission of the copyright holder, your use and distribution -must comply with both paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 and any -additional terms imposed by the copyright holder. Additional terms -will be linked to the Project Gutenberg-tm License for all works -posted with the permission of the copyright holder found at the -beginning of this work. - -1.E.4. Do not unlink or detach or remove the full Project Gutenberg-tm -License terms from this work, or any files containing a part of this -work or any other work associated with Project Gutenberg-tm. - -1.E.5. Do not copy, display, perform, distribute or redistribute this -electronic work, or any part of this electronic work, without -prominently displaying the sentence set forth in paragraph 1.E.1 with -active links or immediate access to the full terms of the Project -Gutenberg-tm License. - -1.E.6. You may convert to and distribute this work in any binary, -compressed, marked up, nonproprietary or proprietary form, including -any word processing or hypertext form. However, if you provide access -to or distribute copies of a Project Gutenberg-tm work in a format -other than "Plain Vanilla ASCII" or other format used in the official -version posted on the official Project Gutenberg-tm web site -(www.gutenberg.org), you must, at no additional cost, fee or expense -to the user, provide a copy, a means of exporting a copy, or a means -of obtaining a copy upon request, of the work in its original "Plain -Vanilla ASCII" or other form. Any alternate format must include the -full Project Gutenberg-tm License as specified in paragraph 1.E.1. - -1.E.7. Do not charge a fee for access to, viewing, displaying, -performing, copying or distributing any Project Gutenberg-tm works -unless you comply with paragraph 1.E.8 or 1.E.9. - -1.E.8. You may charge a reasonable fee for copies of or providing -access to or distributing Project Gutenberg-tm electronic works -provided that - -* You pay a royalty fee of 20% of the gross profits you derive from - the use of Project Gutenberg-tm works calculated using the method - you already use to calculate your applicable taxes. The fee is owed - to the owner of the Project Gutenberg-tm trademark, but he has - agreed to donate royalties under this paragraph to the Project - Gutenberg Literary Archive Foundation. Royalty payments must be paid - within 60 days following each date on which you prepare (or are - legally required to prepare) your periodic tax returns. Royalty - payments should be clearly marked as such and sent to the Project - Gutenberg Literary Archive Foundation at the address specified in - Section 4, "Information about donations to the Project Gutenberg - Literary Archive Foundation." - -* You provide a full refund of any money paid by a user who notifies - you in writing (or by e-mail) within 30 days of receipt that s/he - does not agree to the terms of the full Project Gutenberg-tm - License. You must require such a user to return or destroy all - copies of the works possessed in a physical medium and discontinue - all use of and all access to other copies of Project Gutenberg-tm - works. - -* You provide, in accordance with paragraph 1.F.3, a full refund of - any money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the - electronic work is discovered and reported to you within 90 days of - receipt of the work. - -* You comply with all other terms of this agreement for free - distribution of Project Gutenberg-tm works. - -1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project -Gutenberg-tm electronic work or group of works on different terms than -are set forth in this agreement, you must obtain permission in writing -from both the Project Gutenberg Literary Archive Foundation and The -Project Gutenberg Trademark LLC, the owner of the Project Gutenberg-tm -trademark. Contact the Foundation as set forth in Section 3 below. - -1.F. - -1.F.1. Project Gutenberg volunteers and employees expend considerable -effort to identify, do copyright research on, transcribe and proofread -works not protected by U.S. copyright law in creating the Project -Gutenberg-tm collection. Despite these efforts, Project Gutenberg-tm -electronic works, and the medium on which they may be stored, may -contain "Defects," such as, but not limited to, incomplete, inaccurate -or corrupt data, transcription errors, a copyright or other -intellectual property infringement, a defective or damaged disk or -other medium, a computer virus, or computer codes that damage or -cannot be read by your equipment. - -1.F.2. LIMITED WARRANTY, DISCLAIMER OF DAMAGES - Except for the "Right -of Replacement or Refund" described in paragraph 1.F.3, the Project -Gutenberg Literary Archive Foundation, the owner of the Project -Gutenberg-tm trademark, and any other party distributing a Project -Gutenberg-tm electronic work under this agreement, disclaim all -liability to you for damages, costs and expenses, including legal -fees. YOU AGREE THAT YOU HAVE NO REMEDIES FOR NEGLIGENCE, STRICT -LIABILITY, BREACH OF WARRANTY OR BREACH OF CONTRACT EXCEPT THOSE -PROVIDED IN PARAGRAPH 1.F.3. YOU AGREE THAT THE FOUNDATION, THE -TRADEMARK OWNER, AND ANY DISTRIBUTOR UNDER THIS AGREEMENT WILL NOT BE -LIABLE TO YOU FOR ACTUAL, DIRECT, INDIRECT, CONSEQUENTIAL, PUNITIVE OR -INCIDENTAL DAMAGES EVEN IF YOU GIVE NOTICE OF THE POSSIBILITY OF SUCH -DAMAGE. - -1.F.3. LIMITED RIGHT OF REPLACEMENT OR REFUND - If you discover a -defect in this electronic work within 90 days of receiving it, you can -receive a refund of the money (if any) you paid for it by sending a -written explanation to the person you received the work from. If you -received the work on a physical medium, you must return the medium -with your written explanation. The person or entity that provided you -with the defective work may elect to provide a replacement copy in -lieu of a refund. If you received the work electronically, the person -or entity providing it to you may choose to give you a second -opportunity to receive the work electronically in lieu of a refund. If -the second copy is also defective, you may demand a refund in writing -without further opportunities to fix the problem. - -1.F.4. Except for the limited right of replacement or refund set forth -in paragraph 1.F.3, this work is provided to you 'AS-IS', WITH NO -OTHER WARRANTIES OF ANY KIND, EXPRESS OR IMPLIED, INCLUDING BUT NOT -LIMITED TO WARRANTIES OF MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR ANY PURPOSE. - -1.F.5. Some states do not allow disclaimers of certain implied -warranties or the exclusion or limitation of certain types of -damages. If any disclaimer or limitation set forth in this agreement -violates the law of the state applicable to this agreement, the -agreement shall be interpreted to make the maximum disclaimer or -limitation permitted by the applicable state law. The invalidity or -unenforceability of any provision of this agreement shall not void the -remaining provisions. - -1.F.6. INDEMNITY - You agree to indemnify and hold the Foundation, the -trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone -providing copies of Project Gutenberg-tm electronic works in -accordance with this agreement, and any volunteers associated with the -production, promotion and distribution of Project Gutenberg-tm -electronic works, harmless from all liability, costs and expenses, -including legal fees, that arise directly or indirectly from any of -the following which you do or cause to occur: (a) distribution of this -or any Project Gutenberg-tm work, (b) alteration, modification, or -additions or deletions to any Project Gutenberg-tm work, and (c) any -Defect you cause. - -Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg-tm - -Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of -electronic works in formats readable by the widest variety of -computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It -exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations -from people in all walks of life. - -Volunteers and financial support to provide volunteers with the -assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg-tm's -goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will -remain freely available for generations to come. In 2001, the Project -Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure -and permanent future for Project Gutenberg-tm and future -generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see -Sections 3 and 4 and the Foundation information page at -www.gutenberg.org - - - -Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation - -The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit -501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the -state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal -Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification -number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by -U.S. federal laws and your state's laws. - -The Foundation's principal office is in Fairbanks, Alaska, with the -mailing address: PO Box 750175, Fairbanks, AK 99775, but its -volunteers and employees are scattered throughout numerous -locations. Its business office is located at 809 North 1500 West, Salt -Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up to -date contact information can be found at the Foundation's web site and -official page at www.gutenberg.org/contact - -For additional contact information: - - Dr. Gregory B. Newby - Chief Executive and Director - gbnewby@pglaf.org - -Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg -Literary Archive Foundation - -Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide -spread public support and donations to carry out its mission of -increasing the number of public domain and licensed works that can be -freely distributed in machine readable form accessible by the widest -array of equipment including outdated equipment. Many small donations -($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt -status with the IRS. - -The Foundation is committed to complying with the laws regulating -charities and charitable donations in all 50 states of the United -States. Compliance requirements are not uniform and it takes a -considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up -with these requirements. We do not solicit donations in locations -where we have not received written confirmation of compliance. To SEND -DONATIONS or determine the status of compliance for any particular -state visit www.gutenberg.org/donate - -While we cannot and do not solicit contributions from states where we -have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition -against accepting unsolicited donations from donors in such states who -approach us with offers to donate. - -International donations are gratefully accepted, but we cannot make -any statements concerning tax treatment of donations received from -outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff. - -Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation -methods and addresses. Donations are accepted in a number of other -ways including checks, online payments and credit card donations. To -donate, please visit: www.gutenberg.org/donate - -Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic works. - -Professor Michael S. Hart was the originator of the Project -Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be -freely shared with anyone. For forty years, he produced and -distributed Project Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of -volunteer support. - -Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed -editions, all of which are confirmed as not protected by copyright in -the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not -necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper -edition. - -Most people start at our Web site which has the main PG search -facility: www.gutenberg.org - -This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, -including how to make donations to the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to -subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. - diff --git a/old/54064-0.zip b/old/54064-0.zip Binary files differdeleted file mode 100644 index 319240f..0000000 --- a/old/54064-0.zip +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h.zip b/old/54064-h.zip Binary files differdeleted file mode 100644 index 26873c8..0000000 --- a/old/54064-h.zip +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/54064-h.htm b/old/54064-h/54064-h.htm deleted file mode 100644 index 6a108f2..0000000 --- a/old/54064-h/54064-h.htm +++ /dev/null @@ -1,11090 +0,0 @@ -<!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" - "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> -<html xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml" xml:lang="es" lang="es"> - <head> - <meta http-equiv="Content-Type" content="text/html;charset=utf-8" /> - <meta http-equiv="Content-Style-Type" content="text/css" /> - <title> - The Project Gutenberg eBook of La Cruz En America, by Adan Quiroga. - </title> - <link rel="coverpage" href="images/cover.jpg" /> - <style type="text/css"> - -body { - margin-left: 10%; - margin-right: 10%; -} - - h1,h2,h3,h4 { - text-align: center; - clear: both; -} - -.h_title{font-weight: normal; font-size: smaller;} -h1 {page-break-before: always; } -h2 {margin-top: 4em; margin-bottom: 2em; - page-break-before: avoid; } -h3 {page-break-before: avoid; margin-top: 4em;} -div.chapter {page-break-before: always;} - -p { margin-top: .51em; text-align: justify; text-indent: 1.5em; margin-bottom: .49em; } -p.indent { text-indent: 1.5em;} -p.no-indent { margin-top: .51em; text-align: justify; text-indent: 0em; margin-bottom: .49em;} -p.author { margin-top: 1em; margin-right: 5%; text-align: right;} -p.f90 { font-size: 90%; text-align: center; text-indent: 0em; } -p.f110 { font-size: 110%; text-align: center; text-indent: 0em; } -p.f120 { font-size: 120%; text-align: center; text-indent: 0em; } -p.f150 { font-size: 150%; text-align: center; text-indent: 0em; } - -.space-above2 { margin-top: 2em; } -.space-above3 { margin-top: 3em; } -.space-below0 { margin-bottom: 0em; } -.space-below1 { margin-bottom: 1em; } -.space-below2 { margin-bottom: 2em; } - -hr.r5 {width: 5%; margin-top: 1em; margin-bottom: 1em; - margin-left: 47.5%; margin-right: 47.5%; } -hr.r25 {width: 25%; margin-top: 3em; margin-bottom: 3em; - margin-left: 37.5%; margin-right: 37.5%; } -hr.chap {width: 65%; margin-left: 17.5%; margin-right: 17.5%; } - -ul.index { list-style-type: none; } -li.ifrst { margin-top: 1em; text-indent: 1em;} -li.isub1 {text-indent: 1em;} -li.isub3 {text-indent: 3em;} -li.isub6 {text-indent: 6em;} -li.isub7 {text-indent: 7em;} -li.isub8 {text-indent: 8em;} -li.isub9 {text-indent: 9em;} - -table { - margin-left: auto; - margin-right: auto; -} - -.tdl {text-align: left;} -.tdr {text-align: right;} -.tdc {text-align: center;} -.tdc_bott {text-align: center; vertical-align: bottom;} -.tdl_bott {text-align: left; vertical-align: bottom;} -.tdr_bott {text-align: right; vertical-align: bottom;} -.tdct {text-align: center; padding-top: 2em;} - -.pagenum { - visibility: visible; - position: absolute; - left: 92%; - font-size: smaller; - text-align: right; -} - -.chap_summary { margin-left: 10%; - margin-right: 10%; - text-indent: -2.0em; -} - -.index_summary { margin-left: 20%; - margin-right: 20%; - text-indent: -2.0em; -} - -.bbox {border: solid 2px;} -.center {text-align: center; - text-indent: 0; } -.smcap {font-variant: small-caps;} - -img {max-width: 100%; height: auto;} - -.figcenter { - margin: auto; - clear: both; - text-align: center; -} - -.figleft { - float: left; - clear: left; - margin-left: 0em; - margin-bottom: 0.5em; - margin-top: 0em; - margin-right: 0em; - padding: 0; - text-align: center; -} - -.figright { - float: right; - clear: right; - margin-left: 0em; - margin-bottom: 0em; - margin-top: 0em; - margin-right: 0.5em; - padding: 0; - text-align: center; -} - -.footnotes {border: dashed 1px;} - -.footnote {margin-left: 10%; margin-right: 10%; font-size: 0.9em;} - -.footnote .label {position: absolute; right: 84%; text-align: right;} - -.fnanchor { - vertical-align: super; - font-size: .8em; - text-decoration: - none; -} - -.poetry-container { text-align: center; } - -.poem { - display: inline-block; - text-align: left; } - -.poem .stanza {margin: 1em 0em 1em 0em;} - - .poem span.i0 {display: block; margin-left: 0em; padding-left: 3em; text-indent: -3em;} - .poem span.i8 {display: block; margin-left: 4em; padding-left: 3em; text-indent: -3em;} - -.transnote {background-color: #E6E6FA; - color: black; - font-size:smaller; - padding:0.5em; - margin-bottom:5em; - font-family:sans-serif, serif; } - - @media handheld { .pagenum {display:none;} - .poem { - display: block; - text-align: left; } - - .figleft { margin-left: 0em; - margin-bottom: 0.5em; - margin-top: 0em; - margin-right: 0em; - padding: 0; - text-align: center;} - - .figright { margin-left: 0em; - margin-bottom: 0em; - margin-top: 0em; - margin-right: 0.5em; - padding: 0; - text-align: center;} -} - </style> - </head> -<body> - - -<pre> - -The Project Gutenberg EBook of La cruz en América, by Adan Quiroga - -This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and most -other parts of the world at no cost and with almost no restrictions -whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of -the Project Gutenberg License included with this eBook or online at -www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you'll have -to check the laws of the country where you are located before using this ebook. - -Title: La cruz en América - -Author: Adan Quiroga - -Release Date: January 28, 2017 [EBook #54064] - -Language: Spanish - -Character set encoding: UTF-8 - -*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK LA CRUZ EN AMÉRICA *** - - - - -Produced by Adrian Mastronardi, Paul Marshall and the -Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net -(This file was produced from images generously made -available by The Internet Archive/American Libraries.) - - - - - - -</pre> - - -<div class="transnote bbox space-above2"> -<p class="f120 space-above2"> Nota del Transcriptor:</p> -<hr class="r5" /> -<p class="indent">La imagen de portada fue creada por la transcripción, y está en el dominio público.</p> -<p class="indent">Las ortografías inciertas o anticuadas o las palabras antiguas no fueron corregidas.</p> -<p class="indent">Las ilustraciones se han movido para que no se rompan párrafos y para que estén - al lado del texto que ilustran.</p> -<p class="indent">Los errores tipográficos se han corregido en silencio, pero no se han alterado - otras variantes de ortografía y puntuación.</p> -</div> - -<p class="f150 space-above2"><b>ADAN QUIROGA</b></p> -<hr class="r5" /> -<h1>LA CRUZ EN AMÉRICA</h1> -<p class="center">(ARQUEOLOGÍA ARGENTINA)</p> -<hr class="r5" /> -<p class="f90 space-above3">CON UN PRÓLOGO</p> -<p class="center"> <span class="smcap">de</span> <b>SAMUEL A. LAFONE QUEVEDO, <span class="smcap">M. A.</span></b></p> -<p class="center"><i>Catedrático de Arqueología Americana<br />en la Facultad de Filsofia y Letras<br /> - de Buenos Aires</i></p> -<p class="center space-below2"> <i>Encargado de la Sección Lingüística<br />en el Museo de La Plata, etc., etc.</i></p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/logo.jpg" alt="_" width="150" height="143" /> -</div> - -<p class="f110 space-above2">BUENOS AIRES</p> -<p class="f90">IMPRENTA Y LITOGRAFÍA «LA BUENOS AIRES»</p> -<p class="f90">260—BOLÍVAR—260</p> -<p class="f90">MCMI</p> - -<hr class="r25" /> -<div class="figcenter"> - <img src="images/frontispiece.jpg" alt="_" width="400" height="567" /> - <p class="f110 space-below1"><span class="smcap">Urna Funeraria—Amaicha, Entrada a Tafí</span></p> - <p class="center">Colección Quiroga</p> -</div> -<hr class="r25" /> - -<p class="center"><b>AL</b></p> -<p class="center"><span class="smcap">Teniente General Bartolomé Mitre</span></p> -<p class="center"><i>26 de Junio de 1901.</i></p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_vii" id="Page_vii">[vii]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2>PRÓLOGO</h2></div> - -<p>La <i>Cruz en América</i> es el título que el Dr. Quiroga dá á su nueva -contribución al estudio de las antigüedades de nuestro continente. A -tal punto nos hemos empapado en la idea de que la Cruz empezó y acabó -en el Calvario, que basta nombrarla para que se suponga que se trata -de descubrir ó comprobar la visita de algún apóstol en el primer siglo -de nuestra era. Pero nada de esto sucede; el símbolo, materia de este -libro, es algo muy americano, que si procedió de algún otro continente, -debió ser cientos y miles de años antes de producirse la solución de -continuidad que separó las tres Américas del resto del mundo.</p> - -<p>En su trabajo, el autor, dándonos en resumen las opiniones más -autorizadas al respecto, le niega el origen cristiano á la Cruz en -América; pero esto no quiere decir que ella haya sido inventada en -nuestro continente, ni tampoco que en el Norte y en el Sur procedan -de dos invenciones sin conexión alguna entre sí. El malogrado doctor -Brinton abogaba por la independencia de origen de todos los signos -simbólicos y demás que se encuentran en los diferentes países; pero -<span class="pagenum"><a name="Page_viii" id="Page_viii">[viii]</a></span> -Wilson<a name="FNanchor_1_1" id="FNanchor_1_1"></a><a href="#Footnote_1_1" class="fnanchor">[1]</a> -opina lo contrario, y si bien concede que la Cruz es una cosa tan -sencilla, que en todas partes y en todas las épocas ha podido -descubrirse de nuevo, se niega á admitirlo en el caso <i>del swuastica</i> -espiral, meandros, griegas y otros adornos por el estilo. Si todo -esto más bien debió entrar de afuera por migración, igual suerte pudo -caberle á la Cruz; y es muy significativo que tanto en el Norte como -en el Sur sea la Cruz un atributo ó un símbolo de los dioses de las -lluvias y de la atmósfera, en una palabra, uno de esos signos de una -lengua sagrada que venimos rastreando en todo el mundo.</p> - -<p>Ahora bien; si la Cruz en América simboliza algo que pertenece á -ciertos dioses de su mitología, igual cosa podemos decir de la Cruz en -el Viejo Mundo. Entre las naciones de la antigüedad (los Cartagineses -por ejemplo) á los prisioneros, y á los criminales se les daba muerte -en Cruz, víctimas por sustitución en los sacrificios humanos. Esta -sustitución degeneró entre los Quichuas en conejos, llamas, y más -tarde, en las fiestas del Chiqui, en hombrecillos de masa ú otro -sustituto, que se colgaban en el algarrobo á cuya sombra se celebraba -aquel rito. En los pueblos de Catamarca y la Rioja, las carreras que -acompañaban estos juegos eran incruentas, pero en Tuama de Santiago -los corredores se hacían sangrar en la misma iglesia y el chorro que -saltaba se dirigía hacia el altar, punto en que se hallaba la Cruz. -<span class="pagenum"><a name="Page_ix" id="Page_ix">[ix]</a></span></p> - -<p>Lo cierto es que, al rededor de la Cruz, en todas partes encontramos la -idea de algún Dios representado, y si en América más bien se relaciona -la Cruz con el agua y con los fenómenos atmosféricos, es porque en -nuestro continente, la falta de agua era la que más se hacía sentir -y, desde luego, era un dios de las lluvias al que había que invocar; -mientras que en el Viejo Mundo, Neptuno, había tenido que ceder el -lugar á Júpiter, aquél un dios acuático, éste atmosférico; pero como en -todas partes al Dios de moda se le adjudicaban atributos del que dejaba -de serlo, así había un Júpiter <i>Pluvius</i>, otro <i>Tonans</i>, etc.</p> - -<p>Vemos, pues, según nuestro autor, que tanto en el Norte como en el Sur -de nuestra América se encuentran Cruces, espirales, meandros, y otros -símbolos como adornos de ídolos, vasos y otros útiles.</p> - -<p>Por otra parte, los autores más modernos se inclinan á opinar que la -raza humana desciende de una sola pareja, si bien persisten en atribuir -á la evolución lo que nosotros explicamos sencillamente en las palabras del Génesis.</p> - -<p>¿Cuál es entonces la dificultad que nos priva de conceder que la Cruz, -la espiral, el meandro, el triángulo, los escalones, y tantos otros, -sean símbolos de una lengua sagrada que sería propia de nuestra raza -antes de la separación que produjo las diferencias étnicas de la época prehistórica?</p> - -<p>Como dice Mortillet<a name="FNanchor_2_2" id="FNanchor_2_2"></a><a href="#Footnote_2_2" class="fnanchor">[2]</a> -el hombre cuaternario antiguo ó paleolítico, era cazador, nómada, sin -idea, ni sentimiento de religión, en fin, parecido á nuestro Indio -del Chaco; debió pues llegar un momento en que paso á ser hombre con -principios de civilización, capáz de hacer el huso con su tortero, ya -<span class="pagenum"><a name="Page_x" id="Page_x">[x]</a></span> -para hilar, ya para sacar fuego, y al propio tiempo con voluntad de -invocar á un poder desconocido que hace y gobierna todas las cosas. En -América, como en todas partes, hallamos razas que fácilmente asimilan -cualquier civilización, como los Mexicanos en el Norte y los Quichuas -en el Sur: y otras que, a pesar de todo, quedan nómadas, salvajes, -cazadoras hasta el día de hoy, lo que sirve de disculpa á muchos para -abogar por su exterminio.</p> - -<p>Si hemos de estar al monogenismo, unas y otras razas proceden de las -migraciones, y ya se sabe que los que emigran portan consigo lo que -tienen, lo que saben y lo que creen. Si encontramos, pues una raza -que vive de la caza, que viste pieles y que se defiende con armas -que corresponden á cualquiera de las edades de piedra, lo lógico es -deducir que la migración se produjo en la época en que el país de sus -antepasados se hallaba en el mismo atraso. Ahora si al contrario, nos -las habemos con gentes que habitan casas, visten ropa tejida, saben -procurarse el fuego y adornar sus armas y útiles con símbolos que -tanto se hallan en el Viejo Mundo como en el Nuevo, lógico es también -que concedamos que estos conocimientos los trajeron consigo en sus -migraciones, esa familia humana que inició la civilización donde quiera -que se halle.</p> - -<p>Dice Wilson<a name="FNanchor_3_3" id="FNanchor_3_3"></a><a href="#Footnote_3_3" class="fnanchor">[3]</a> -citando á Lubbock<a name="FNanchor_4_4" id="FNanchor_4_4"></a><a -href="#Footnote_4_4" class="fnanchor">[4]</a>: «A no dudarlo, el -hombre al principio, se extendió poco á poco, paso á paso y año por -año, por toda la redondez de la tierra, tal y como la mala hierba de -Europa se extendió lenta pero seguramente por toda la superficie de Australia.» -<span class="pagenum"><a name="Page_xi" id="Page_xi">[xi]</a></span></p> - -<p>Así, pues, se extendió el hombre, el civilizado como civilizado; el -salvaje como salvaje; y precisamente son el huso de hilar, el de sacar -fuego, y la Cruz que nos pueden señalar el curso de las migraciones.</p> - -<p>No es mi mente establecer aquí las pruebas de que los símbolos de que -se trata, migraron de Europa á la América del Norte y después á la del -Sur, porque esto vendría con el tiempo; pero sí me intereso en hacer -constar que opino con Wilson, y en contra de Brinton, que más fácil es -concebir la hipótesis de derivaciones, que de invenciones aisladas en -cada lugar. La experiencia nos enseña lo que le cuesta al hombre hacer -lo que nunca ha visto, y tan es así que aún en América las naciones -más civilizadas casi todas han estado en contacto geográfico unas con -otras. En el Sur, desde Centro América hasta Chile, se suceden las -naciones más adelantadas, y otro tanto se puede decir del Norte hasta -llegar á la región mexicana. En ninguna parte hallamos un aislamiento -de algo como lo del Perú. Si ese paralelismo del ingenio humano fuese -un producto espontáneo, debiéramos encontrar algo como un núcleo de -cosas mejores fuera de la región consabida; pero no: en la América, -las civilizaciones se tocan unas con otras, están en las montañas, -regiones que en el Viejo Mundo han dado origen á expresiones como la -de nuestra palabra «cerril», que dice poco menos que «bárbaro». Está -muy claro que la civilización americana contraria esta experiencia -europea, que la poseyó en las costas, puertos de mar y ríos navegables. -¿Qué sería lo que sucedió? La contestación se impone. En nuestro -continente son arrinconamientos de algo que existió en otra parte; en -donde, se revelará algún día; hoy sería prematuro indicar el lugar de -procedencia. En todas partes vemos rastros de algo muy anterior al -México de Montezuma y al Perú de Atauhualpa; pero aún ese algo pudo ser -á su vez restos de continentes y adelantos perdidos. -<span class="pagenum"><a name="Page_xii" id="Page_xii">[xii]</a></span></p> - -<p>Lo que ahora falta es un trabajo geográfico con ubicación de todos los -puntos en que se hallan Cruces en ambas Américas, es decir, un mapa -como el de Wilson, en su <i>The Swastika</i>, porque así fácilmente podremos -ver como hay contacto geográfico entre todos los lugares que han -conservado señales de este símbolo.</p> - -<p>Una vez que entremos al estudio comparado de la simbología Mexicana y -Andina, veremos que los dioses de los dos países se adornan con los -mismos dibujos. Por ejemplo: En la introducción de Chavero<a name="FNanchor_5_5" id="FNanchor_5_5"></a><a href="#Footnote_5_5" class="fnanchor">[5]</a> -tenemos una reproducción del Códice Borgiano. En ésta se representa la -estrella vespertina y matutina, una figura doble cargada de símbolos, -muchos de los cuales son los nuestros, como ser: los círculos con punto -(Ojos de Imaimana), las escaleras con meandros ó griegas y sin ellas, y -finalmente una Cruz formada (en el copete de la figura que representa -el lucero) por dos símbolos muy conocidos en nuestra alfarería. Si la -Cruz es curiosa, ¿qué diremos de los escalones y triángulos? Cuesta -creer que sean producto de la casualidad; más si suponemos que eran -símbolos de la lengua sagrada, precisamente deberían emplearse en una y -otra región como atributos y emblemas del culto tal ó cual. -<span class="pagenum"><a name="Page_xiii" id="Page_xiii">[xiii]</a></span></p> - -<p>En la página 154 de la citada obra de Chavero, se reproducen Cruces -griegas, maltesas y de San Andrés, las mismas que encontramos en las -alfarerías y piezas en bronce de la región de Andalgalá. Estos objetos -se hallan en el Museo de la Plata, y esperan el regreso del director -para sacarse á luz.</p> - -<p>A propósito del Nahui Ollin, ó Cruz de San Andrés, que servía para -determinar los equinoccios, debo dar cuenta de algo que descubrí en -uno de mis viajes por la región calchaquina, y que es pertinente al -asunto de que se trata, porque, la planta de la construcción que voy á -describir, forma una Cruz perfecta de brazos más ó menos iguales.</p> - -<p>En el lugar llamado Fuerte Quemado, como á una legua al norte de -Santa María, en la raya que divide la provincia de Catamarca de la de -Tucumán, en el mismo riñón de Calchaquí, corre un filo de cerrillada -que acaba en punta hacia el norte y domina la entrada al valle de Tafí, -pero con todo el de Santa María por medio. En una de las prominencias -de este filo se hallan levantados unos curiosos edificios: las paredes -de un salón, una torre redonda y cuatro construcciones de la laja -local, rodean un patio largo y angosto, guardado por el precipicio á -los tres costados y sin más entrada que una garganta casi impasable al Norte.</p> - -<p>Las construcciones á que me refiero son muy curiosas, porque constan -de cuatro paredes que se levantan dejando un espacio en Cruz entre -ellas, sin destino posible, porque apenas si dan paso al cuerpo. La -orientación no es de Norte y Sur, sino á los medios vientos, es decir, -NE., SE., NO., SO.</p> - -<p>Como Montesinos y otros hablan de tales paredes como destinadas á -determinar las horas del día, los solsticios y equinoccios, siempre he -considerado que esta ruina en cruz fuese uno de tantos <i>intihuatanas</i> -ó trampas para cazar el Sol. -<span class="pagenum"><a name="Page_xiv" id="Page_xiv">[xiv]</a></span></p> - -<p>Chavero<a name="FNanchor_6_6" id="FNanchor_6_6"></a><a href="#Footnote_6_6" class="fnanchor">[6]</a> -habla de la Cruz de San Andrés como símbolo de los cuatro movimientos -del Sol—el <i>Nahui Ollin</i>—y si miramos hacia el Este los pasillos del -<i>Intihuatana</i> del Fuerte Quemado, forman justamente una Cruz de San -Andrés. Cerca de allí estuvo el lugar llamado—<i>Bacamarca</i>—otro modo de -escribir—<i>Huacamarca</i>—«la plaza fuerte de la <i>Huaca</i>».—El nombre y su -interpretación corresponden á lo que allí existe ó existió.<a name="FNanchor_7_7" id="FNanchor_7_7"></a><a href="#Footnote_7_7" class="fnanchor">[7]</a> -Si se acepta mi hipótesis, tenemos otra vez aquí la Cruz como medio de -determinar observaciones astronómicas.</p> - -<p>Muy significativas también son las Cruces que ocupan el lugar de -dientes en los dos lagartos que forman los costados del disco de bronce -(<a href="#FIG_71B">Fig. 71 B</a>) de Andalgalá. La figura central es un ser antropomorfo que -yo identifico con Huiracocha, el dios acuático de los Quichuas.</p> - -<p>Sabemos que la Cruz en México significaba «<i>el dios de las lluvias</i>», -como dice Chavero,<a name="FNanchor_8_8" id="FNanchor_8_8"></a><a href="#Footnote_8_8" class="fnanchor">[8]</a> -y lo mismo significa en la región Calchaquí. Esto lo demuestra muy bien -Quiroga, quien llegó á tener este convencimiento sin conocer el trabajo -que acabamos de citar.</p> - -<p>En todos estos lugares existía una cierta cultura, y así vemos que la -Cruz servía para determinar el Dios del culto que se celebraba. Orlando -esta región andina y hacia el Este, en los llanos, merodeaban las -<span class="pagenum"><a name="Page_xv" id="Page_xv">[xv]</a></span> -naciones de Mocovís, Abipones, Tobas y otras de las llamadas Guaycurús -ó Frentonas. Los Indios estos y sus Machis ó Hechiceros verían como las -naciones Diaguitas veneraban la Cruz y la empleaban en sus ceremonias. -Los otros, raza de Jurís ó nómadas, no comprenderían bien aquello -de símbolos de una lengua sagrada, pero se harían cargo que la Cruz -encerraba algo bueno en sí y la adoptarían como amuleto. Así, pues; -en el siglo XVIII, los Indios Abipones se hacían tatuar unas cruces -en medio de la frente, como se puede ver en las láminas de la obra de -Dobrizhoffer que de ellos trata.</p> - -<p>En el siglo pasado y hasta el presente, estaba y está una India Toba en -el Asilo de Huérfanos, en Buenos Aires, con una Cruz muy bien tatuada -en medio de la misma frente. En el ejemplo Abipón, la Cruz (griega) -está formada por dos líneas que se cruzan; en el moderno es el espacio -que forma la Cruz, y son los tatuajes que la perfilan. Por lo que he -podido averiguar, son las mujeres que se adornan con tinta indeleble, -como nuestros marineros; mientras que los hombres sólo se embijan con -coloretes que desaparecen con el lavado.</p> - -<p>He notado en algunas urnas calchaquinas, de las que se adornan -con pinturas antropomorfas, una crucecita griega en el punto que -corresponde á la frente, tal y como las hallamos en las caras de las -bellas abiponas; estas indias, según el artista de Dobrizhoffer, todo -son, menos indias del Chaco; pero en cuanto al tatuaje podemos asegurar -que es una fiel reproducción de lo que viera el misionero Jesuita en -sus correrías. Ni por un sólo momento insinúa él que se trataba del -símbolo del cristianismo. -<span class="pagenum"><a name="Page_xvi" id="Page_xvi">[xvi]</a></span></p> - -<p>Otra cosa quiero hacer notar y es la abundancia de la Cruz en los -objetos de alfarería en la región calchaquina propiamente dicha, y su -escasez en los demás lugares del Oeste de Catamarca. Hay que confesar -que el tipo de aquellos objetos es muy distinto del de estos, al grado, -que hace sospechar que puedan corresponder á otra raza y á otro rito.</p> - -<p>En Andalgalá los vasos más hermosos ostentan figuras draconianas. -Tinajas del tipo Santa María, de las que tantos ejemplos dá el doctor -Quiroga, no se han encontrado al Sur del Atajo, con dos excepciones -halladas en Choya, una aldehuela dos leguas al N. O. del Fuerte, -pero aún éstas carecen de las fajas negras de los costados que son -el distintivo de las de Calchaquí. Al hacer esta excepción hay que -acordarse que á Choya, ó sea Ingamana, fué expatriada una de las tribus -del valle de Calchaquí, en el siglo XVII, y allí se han conservado. -Aquí, empero, nos sale al encuentro una nueva dificultad: existen -ruinas de pueblos de indios en las faldas, mientras que los Ingamanas -fueron colocados en el llano.</p> - -<p>Así es todo lo que se presenta en Calchaquí y los valles anejos. -Cuesta creer que las vastas ruinas hayan pertenecido á los indios -que hallaron los españoles. Los Misioneros no se acuerdan de nombrar -esos sorprendentes entierros de numerosas urnas, nuevas todas, y que -deberían responder á algún rito de la mitología local. Durante cientos -de años las crecientes han estado dando cuenta de estas huacas, y los -coleccionistas han destruido más que lo que han logrado para vender.</p> - -<p>Los descubrimientos de Ambrosetti en Tafí, también indican algo que si -no es de una colonia peruana, corresponde á esa civilización anterior, -en pos de la cual andamos todos. -<span class="pagenum"><a name="Page_xvii" id="Page_xvii">[xvii]</a></span></p> - -<p>Cuando una vez se abre algún capítulo en la historia de los -descubrimientos arqueológicos, nos vienen á la memoria cosas que hemos -leído, y á que no dimos mayor importancia.</p> - -<p>Más de una vez me llamó la atención aquel incidente en la entrada de -Juan Núñez de Prado, cuando él puso á los indios de Santiago bajo el -amparo de la Cruz. En la parada que hizo no pudo haber convertido á -esos indios al cristianismo porque no le alcanzó el tiempo. Hoy que -sabemos que la Cruz se hallaba diseminada en los objetos de alfarería, -y otros, se comprende que Prado no hizo más que utilizar una veneración -que ya existía por el símbolo.<a name="FNanchor_9_9" id="FNanchor_9_9"></a><a href="#Footnote_9_9" class="fnanchor">[9]</a></p> - -<p>Muchos habrán creido que la noticia de Lozano carecía de importancia; -pero después se ha visto que el tal hecho consta en documentos hoy del -dominio público.</p> - -<p>El año 1896 el doctor José Toribio Medina publicó en Santiago de Chile -la información levantada por Juan Núñez de Prado en su recién fundada -ciudad del Barco, y marzo de 1551, poco antes de trasplantar la misma -de su asiento en los llanos de Tucumán, al que después se le dió en los -valles de Calchaquí.<a name="FNanchor_10_10" id="FNanchor_10_10"></a><a href="#Footnote_10_10" class="fnanchor">[10]</a> -En la 8.<sup>a</sup> pregunta se dice lo siguiente:</p> - -<p>«8—Item si saben que estando el dicho capitán Juan Núñez Prado -poblando en esta ciudad<a name="FNanchor_11_11" id="FNanchor_11_11"></a><a href="#Footnote_11_11" class="fnanchor">[11]</a> -envió á Martín de Rentería, alcalde, con hasta veinticinco ó treinta -<span class="pagenum"><a name="Page_xviii" id="Page_xviii">[xviii]</a></span> -hombres que fuesen á conquistar é descubrir la tierra por ver lo que -había en ella, el cual fué y llegó á Macherata y Collagasta y Mocata, -que es cuarenta é cinco leguas de esta ciudad é ahí en Ligasta é -Thomagasta é vió otros muchos pueblos é los cuales tomó posesión -en nombre del dicho capitán Juan Núñez de Prado, é de la dicha -ciudad, <i>poniendo cruces en los dichos pueblos</i>, haciendo entender -á los caciques é indios que aquellas se ponían para que si viniesen -cristianos, supiesen estaban en paz é no les hiciesen mal ni daño, ni -tomasen sus haciendas, ni mujeres, ni hijos, <i>los cuales quedaron muy -contentos en haber lo susodicho</i> é paz con los cristianos, sirviéndoles -muy bien». (Tiraje aparte pp. 4 y 5.)</p> - -<p>La pregunta 9 relata como en seguida salió Prado á recorrer lo visitado -por Rentería y algo más, y continúa así:</p> - -<p>«E habiendo salido de esta dicha ciudad con veinte é ocho hombres -que consigo llevaba, un día que se contaron diez de Noviembre del -año pasado de quinientos é cincuenta años, estando alojado junto al -pueblo de Tepiro<a name="FNanchor_12_12" id="FNanchor_12_12"></a><a href="#Footnote_12_12" class="fnanchor">[12]</a> -un cacique que llevaba consigo de Tucumán<a name="FNanchor_13_13" id="FNanchor_13_13"></a><a href="#Footnote_13_13" class="fnanchor">[13]</a> -que le había salido de paz, le dijo como en el pueblo Thomagasta<a name="FNanchor_14_14" id="FNanchor_14_14"></a><a href="#Footnote_14_14" class="fnanchor">[14]</a> -había cristianos, que eran cinco leguas más adelante; é sabido por el -dicho capitán Juan Núñez de Prado, luego procuró de que se tomasen -algunos indios para saber que gente era, y luego se tomaron dos ó tres -indios los cuales dijeron que en el dicho pueblo de Thomagasta había -<span class="pagenum"><a name="Page_xix" id="Page_xix">[xix]</a></span> -cristianos é que habían estado alanceándolos é robándolos é <i>derrocando -la cruz que estaba puesta</i>, é no embargante <i>que los indios les hacían -cruces</i>, como les habían dicho no dejaban de matarlos é robarlos é les -habían hecho otros muchos malos tratamientos, etc.» Ibid. p. 5.</p> - -<p>Llamado Martín de Rentería, depuso que todo esto era así, y al -proseguir con la pregunta 9 agregó que había:</p> - -<p>«Oido decir á Pedro de Rueda é á otras personas que venían con el -dicho Villagrán, como habían entrado alanceando los dichos indios de -Thomagasta <i>llamando á la cruz que estaba puesta garabato</i>, diciendo: -<i>que garabatos tienen aquí</i> puesto los de <i>Tucumán</i> etc.» Ibid p. 14.</p> - -<p>Es curioso que el Padre Domínico, Alonso Trueno, nada diga de las -cruces, lo que demuestra que no fué él que las planteó.</p> - -<p>Este documento no se conocía cuando el doctor Andrés Lamas publicó su -edición de la historia de la conquista por el P. Pedro Lozano S. J. y, -por esta causa no se dió la importancia que merecía á la noticia que de -ello nos diera el famoso Padre. Sus palabras son estas:</p> - -<p>«Prado, cuyo celo debemos siempre alabar, por lo que se esmeraba en -adelantar los negocios de la fe con la autoridad y con ser ejemplo -entre estos indios, en cuyos pueblos apenas sentaba el pie, cuando en -piedad cristiana <i>hacia enarbolar cruces</i>, para que los bárbaros las -adorasen.... con cuya diligencia cobraron las bárbaros tal estimación -de la Santa Cruz, que hasta <i>los mismos gentiles la veneraban por el -mayor de sus ídolos</i>.» Historia de la Conquista, t. IV., p. 128. Ed. Lamas. -<span class="pagenum"><a name="Page_xx" id="Page_xx">[xx]</a></span></p> - -<p>En su historia, el autor, refiere este episodio como si correspondiese -á los meses posteriores al incidente con Francisco Villagrán en -Tuamagasta, pero de la información del año 1551 se desprende que esto -se hizo desde el primer momento de la entrada.</p> - -<p>El nombre de «<i>garabatos</i>» que la gente de Villagrán daban á estos -signos de la Cruz, y la ninguna mención que de ellos hace el Padre -Trueno en su declaración nos ponen en el caso de sospechar que él no -estaba muy convencido de la eficaz fe cristiana de los indios en este -símbolo, cuando acudían á su amparo.</p> - -<p>Por otra parte, no se halla ninguna referencia, ni en Bárcena ni en -Techo, ni en ninguna de las cartas anuas, á estas Cruces del arte -Calchaquí, y no obstante, como se vé en las colecciones y en los -numerosos ejemplos citados y reproducidos por el doctor Quiroga, no hay -signo que se presente con más frecuencia que este de la Cruz.</p> - -<p>Ya hace algún tiempo que había yo reunido algunos ejemplares de la -Cruz en la alfarería, para un estudio sobre el simbolismo de la región -calchaquina, que permanece aún inédito; allí hacía notar que se -relacionaba el signo este con los dioses acuáticos y con el agua, más -nunca llegué á identificarle con el suri y con el sapo.</p> - -<p>La identidad del suri (el avestruz americano) y de la Cruz en todo lo -que se refiere al agua, puede decirse que ha sido descubierta entre -nosotros por el doctor Quiroga, y seguramente es una de las partes más -interesantes de su trabajo. Después que el doctor Quiroga llamó mi -atención á los locos gambeteos del suri, cuando está por llover, he -tenido ocasión de observar una de estas aves, y he notado que es el -<span class="pagenum"><a name="Page_xxi" id="Page_xxi">[xxi]</a></span> -mejor de los barómetros. Los movimientos excéntricos de alas, patas -y pescuezo, reproducen las figuras que se notan en los <i>pucos</i><a name="FNanchor_15_15" id="FNanchor_15_15"></a><a href="#Footnote_15_15" class="fnanchor">[15]</a> -y tinajas, y no hay postura que se advierta en éstas, por violenta -que sea, que no la véamos también en el ave en vida, cuando está por -llover. Valiéndome de la advertencia de mi amigo, más de una vez en -este año (1901) he adquirido fama de buen profeta de lluvia. Siendo, -pues, la Cruz, como muy bien dice Quiroga, el símbolo del agua ó de -la lluvia, y observando los <i>Machis</i> ó Hechiceros, la conducta de los -suris en vísperas de la lluvia, lo más natural era que se pintase lo -uno con lo otro. Lo del sapo se impone, y la sustitución de uno de -estos símbolos por el otro, es una de las pruebas más satisfactorias -que nos ofrece el autor de que la Cruz, con el suri ó sin él, es -llamativa del agua.</p> - -<p>Por lo que hace á la serpiente y su simbolismo, creó que también -acierta Quiroga. Me consta que el vulgo nuestro, cree que una víbora -en un lugar, en tiempo de tormenta, basta para hacer que allí caiga -rayo; y un lindo espécimen que reservaba para un amigo naturalista en -un rancho de mi hacienda fué destruido y arrojado lejos porque empezó -á tronar, y los dueños de casa temían ser víctimas del rayo, si no se -deshacían del incómodo huésped, que no necesitaba estar vivo para perjudicar.</p> - -<p>Como no es posible dudar ni por un momento del origen americano de la -Cruz, en general y también en la región de Calchaquí, por el modo como -se presenta y las combinaciones en que entra, justo es que tratemos de -<span class="pagenum"><a name="Page_xxii" id="Page_xxii">[xxii]</a></span> -darle el lugar que le corresponde en el simbolismo de la mitología de -nuestro hemisferio; y á esto se dedica con todo empeño el autor en su -obra. Se ha comprobado su existencia como símbolo sagrado: se ha visto -que, no en todas partes se presenta en la misma forma; que en una -es atributo de un dios tal ó cual, que en otra es adorno de un vaso -sagrado; así designamos las urnas que acompañaban á las inhumaciones -de los cadáveres en Calchaquí. Hay pues que establecer y distribuir -estas diferencias regionales que tanto nos ayudarán á dar al símbolo su -completo, si bien multiforme significado.</p> - -<p>Es de esperar que en seguida alguien emprenda uno ó más trabajos -tendentes á dar á conocer todos los ejemplares de la Cruz en Calchaquí -que se hallan en las colecciones públicas y particulares, teniéndose -especial cuidado de distinguir entre los de un distrito y los de otro, -porque hasta entre estos suele haber bastante diferencia.</p> - -<p>Digna de toda atención también es la forma en que la Cruz aparece en -la famosa lámina del Yamqui Pachacutic, clave tan preciosa para la -arqueología del Sur como lo ha sido el alfabeto de Landa para la del Norte.</p> - -<p>No es este empero el lugar de hacer una disertación sobre aquella -interesante y sugestiva lámina. El trabajo del Dr. Quiroga la dá -á conocer para que todos puedan juzgar de su importancia con la -reproducción del original á la vista. Yo mismo utilicé muchos de sus -datos en mi artículo sobre los <i>Ojos de Imaimana</i>, publicado en el -t. <span class="smcap">xx</span> del Boletín del Instituto Geográfico. Estos dibujos -nos dan á conocer que existía un simbolismo con signos reconocidos, y -fundándome en esto, y en la universalidad de muchos de ellos en nuestro -<span class="pagenum"><a name="Page_xxiii" id="Page_xxiii">[xxiii]</a></span> -Continente, es que no trepido en hablar de una lengua sagrada con -simbología bien conocida tanto en el Norte como en el Sur.</p> - -<p>Acordémonos también que nosotros estamos aprovechando sólo los restos -de riquísimos antecedentes. Miles de MSS. se destruyeron en el Norte, -miles de ídolos y otros objetos por el estilo en el Sur; pero con -todo eso en una y otra parte encontramos esas Cruces, esos círculos -con puntos, ó sean Ojos de Imaimana<a name="FNanchor_16_16" id="FNanchor_16_16"></a><a href="#Footnote_16_16" class="fnanchor">[16]</a>, -escaleras, algunas con asta banderas, triángulos con espirales ó -griegas y sin ellos, triángulos solos, conos, meandros ó griegas de -todas formas y complicaciones, serpientes, dragones horrorosos, algunos -con caras antropomorfas, otros con dos ó más cabezas; en fin todos -esos signos que algo indican y que tanto abundan en la alfarería y -otros objetos de nuestra región andina del Norte. Todo esto hay que -aprovechar en una serie de publicaciones como la del Dr. Adán Quiroga, -quien con singular abnegación ha dedicado tanto tiempo y buena parte de -su fortuna en coleccionar los objetos que le han servido de base para -este estudio.</p> - -<p>Digno de todo elogio es el trabajo con que el autor ha iniciado el -nuevo siglo, y sépase que muchos de los objetos han sido exhumados por -él en los propios yacimientos. Lo que ahora se publica no es más que un -fragmento de sus investigaciones, y puedo asegurar que su colección del -Folk-Lore y de los Petroglifos de aquella región es tan importante como -sus descubrimientos acerca de la Cruz, si no los supera. -<span class="pagenum"><a name="Page_xxiv" id="Page_xxiv">[xxiv]</a></span></p> - -<p>Una vez más debemos protestar contra esas destrucciones por mayor -de los yacimientos que contienen estos rastros de la prehistoria de -nuestro país. El único modo de evitar el comercialismo que ha invadido -á los colectores sería el no aceptar colección alguna que no viniese -con los credenciales de cada objeto y de su descubrimiento y ubicación, -y que estos fuesen á satisfacción de peritos en la materia; pues -nuestros Museos hoy poseen datos que permiten esta clase de exigencias.</p> - -<p>Sólo el amor á la ciencia del Dr. Quiroga pudo ponerlo en posesión de -todo aquello que le ha servido para concebir la idea de este libro, -y mucha abnegación para escribirlo en los momentos de ocio que le -dejaban sus tareas en la Corte de Justicia de Catamarca de la que era -y es uno de los Ministros. Sus vacaciones las pasaba en Calchaquí, sus -noches interpretando libros en otros idiomas, y así, á 300 leguas de la -casa editora, ha podido llevar á feliz término su trabajo <i>La Cruz en América</i>.</p> - -<p class="author"><span class="smcap">Samuel A. Lafone Quevedo.</span></p> -<p>El Museo, La Plata, Agosto 21 de 1901.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_1" id="Page_1">[1]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO I</span><br />LA CRUZ EN AMÉRICA</h2></div> - -<p class="center">JUICIO DEL CONQUISTADOR</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"><i>La Cruz en los siglos XVI, XVII y XVIII—Juicio -del Conquistador—Idea de un cristianismo antecolombiano—Los</i> <span -class="smcap">pay</span> <i>americanos y los hechiceros nativos—Juicio -del indio—Monumentos y mitos continentales—-Pachacámac, Atticci -Viracocha, Tonapa y Taapac—El tricéfalo de Cundinamarca y el Tangatanga -de Chuquisaca—Escrituras petográficas—Quelzalcóatl, Votán, Wixepecocha, -Botchica y Huiracocha—Manco Cápac y el Inca Roca—Pies esculpidos—El -hombre blanco y barbado—La Cruz como símbolo nativo.</i></p> - -<p>No es la presente una obra de filosofía ni de discusión dogmática sobre -la <span class="smcap">CRUZ</span> en América, sinó un ensayo arqueológico. Por -eso parecerá á algunos que el presente capítulo está demás; pero el orden -cronológico en que ha sido tratado el asunto, así como el desarrollo -del mismo hasta llegar á conclusiones que consideramos definitivas, -<span class="pagenum"><a name="Page_2" id="Page_2">[2]</a></span> -hacen que nos ocupemos someramente de cuanto sobre el símbolo -universal, encontrado por el Conquistador en el Continente, háse -escrito y mentado hasta la época actual.</p> - -<p>Para los siglos XVI, XVII y XVIII fué la Cruz americana un motivo -trascendental de religión. El conquistador ni vió, ni pudo ver en -aquella, una combinación geométrica simbólica, sinó el signo sacrosanto -de su fe, que portaba en sus manos junto con la espada. Las ideas de -la época hicieron surgir en nuestro suelo, con su palabra evangélica, -á Santo Thomé, el Apóstol del Asia y del Africa, doctrinador de -brahamanes y etiopes. El rico material de tradiciones y leyendas -nativas fué pacientemente acumulado y comentado. El indio, que vió -venerado por excepción uno de sus símbolos, convino en afirmar cuanto -interesaba á los prejuicios del misionero; y así se explican, por -ejemplo, los párrafos de mística unción del P. Ruíz de Montoya, después -que con el P. Cristóbal de Mendoza visitaran á Tayatí, lugar en el cual -las gentes recibiéranles con tan extraño agasajo, refiriéndoles la -vieja tradición<a name="FNanchor_17_17" id="FNanchor_17_17"></a><a href="#Footnote_17_17" class="fnanchor">[17]</a>; -como se explican las constancias anteriores de las tan conocidas cartas -del P. Manuel de Nóbrega, de 1549 y 1552, sobre lo que le dijeron los -brasiles<a name="FNanchor_18_18" id="FNanchor_18_18"></a><a href="#Footnote_18_18" class="fnanchor">[18]</a>, -y las afirmaciones de la epístola del P. Cataldino á su Provincial, en -1613, que Lozano califica de «la fuente más pura de la noticia»<a name="FNanchor_19_19" id="FNanchor_19_19"></a><a href="#Footnote_19_19" class="fnanchor">[19]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_3" id="Page_3">[3]</a></span></p> - -<p>Es el Brasil la primera tierra americana que pisó Santo Tomás, bajando -en la Bahía de todos los Santos, dejando impresas sus huellas en -peñascos, que recuerdan las de Buda ó del Dídimo en el Ceilán, así -como abierto el camino <i>Maraypé</i><a name="FNanchor_20_20" id="FNanchor_20_20"></a><a href="#Footnote_20_20" class="fnanchor">[20]</a>. -El Paraguay de las misiones guaraníticas aparece como la nación más -favorecida del Santo, al que se atribuyó anunciar la llegada futura de -misioneros, y el que dejó abierto el camino <i>Peabirú</i>, que remataba en -Carabuco peruano, por el que portó su gran Cruz de madera, siendo obras -suyas el famoso panteón de Guayrarú y el pozo cercano al río Tebicuarí<a name="FNanchor_21_21" id="FNanchor_21_21"></a><a href="#Footnote_21_21" class="fnanchor">[21]</a>. Memorias del Apóstol -son también la gruta de Paraguarí<a name="FNanchor_22_22" id="FNanchor_22_22"></a><a href="#Footnote_22_22" class="fnanchor">[22]</a>, la piedra de Tacumbú<a name="FNanchor_23_23" id="FNanchor_23_23"></a><a href="#Footnote_23_23" class="fnanchor">[23]</a> -y las huellas de Mbalpirungá<a name="FNanchor_24_24" id="FNanchor_24_24"></a><a href="#Footnote_24_24" class="fnanchor">[24]</a>.</p> - -<p>Los pasos apostólicos por el resto de la América Meridional, desde -Chile adelante, fueron seguidos por los padres agustinos Fr. Alonso de -Ramos<a name="FNanchor_25_25" id="FNanchor_25_25"></a><a href="#Footnote_25_25" class="fnanchor">[25]</a> -y Fr. Antonio de la Calancha<a name="FNanchor_26_26" id="FNanchor_26_26"></a><a href="#Footnote_26_26" class="fnanchor">[26]</a>, -<span class="pagenum"><a name="Page_4" id="Page_4">[4]</a></span> -tomando los jesuitas sus noticias del primero<a name="FNanchor_27_27" id="FNanchor_27_27"></a><a href="#Footnote_27_27" class="fnanchor">[27]</a>. -De su tránsito por nuestro Tucumán, que pudiera interesarnos por una -natural curiosidad local, los cronistas dan brevísimas noticias: á -mediados del siglo XVII el Obispo del Paraguay, D. Lorenzo de Grado, -afirma que Santo Thomé atravesó estas provincias; Fr. Alonso Ramos<a name="FNanchor_28_28" id="FNanchor_28_28"></a><a href="#Footnote_28_28" class="fnanchor">[28]</a>, -limítase á referir que lo que á personas curiosas oyó platicar es haber -ido el Santo al Perú «por el Brasil, Paraguay y <i>Tucumán</i>»; lo mismo -repite el P. Montoya<a name="FNanchor_29_29" id="FNanchor_29_29"></a><a href="#Footnote_29_29" class="fnanchor">[29]</a>, -haciendo suya la anterior noticia; el Relator del Consejo de Indias, D. -Antonio Rodríguez de León Pinedo, refiere que á cuatro ó cinco leguas -de Córdoba, hacia donde llaman <i>Sal-si-puedes</i>, hay una peña en la que -están impresas las huellas del Santo<a name="FNanchor_30_30" id="FNanchor_30_30"></a><a href="#Footnote_30_30" class="fnanchor">[30]</a>; -más el P. Lozano, gran conocedor de la historia de nuestra tierra, es -de distinto parecer, no encontrando rastros apostólicos en el -Tucumán<a name="FNanchor_31_31" id="FNanchor_31_31"></a><a href="#Footnote_31_31" class="fnanchor">[31]</a>.</p> - -<p>De esta nación pasaría á Chile, según una <i>Relación</i> del P. Andrés de -Lara y una referencia de D. Alonso de Ercilla<a name="FNanchor_32_32" id="FNanchor_32_32"></a><a href="#Footnote_32_32" class="fnanchor">[32]</a>.</p> - -<p>En Bolivia aparécese el Apóstol en Tarija, en cuyos términos se hizo -famosa la Cruz de Salinas, pasando aquel á través de los Charcas al Perú. -<span class="pagenum"><a name="Page_5" id="Page_5">[5]</a></span></p> - -<p>En el siglo XVII, especialmente, corrieron muchas mentas sobre la -estadía del Apóstol en este último país. Santo Toribio de Mogravejo, -arzobispo de Lima, mando levantar una capilla sobre la roca de sus -huellas esculpidas. La Cruz de Carabuco, enterrada á orillas del -Titicaca, fué labrada con madera que el Santo condujo desde Guairá. -Aquél lago, Cachi, Chucuito, Chachapoyas, valles de Trujillo, Cañete -y Calango están llenos de sagrados recuerdos. Cieza supone que el -Ticci Viracocha salido del Titicaca es el Apóstol, y Calancha, que -las estatuas de Muyna y de Cacha le representan. Reminiscencias de -accidentes geológicos peruanos están ligados á obras del Santo<a name="FNanchor_33_33" id="FNanchor_33_33"></a><a href="#Footnote_33_33" class="fnanchor">[33]</a>.</p> - -<p>Algunos cronistas opinan que el Apóstol del Perú fué San Bartolomé, á -causa de la manera como se representaba á Huiracocha en los templos -dedicados á su culto<a name="FNanchor_34_34" id="FNanchor_34_34"></a><a href="#Footnote_34_34" class="fnanchor">[34]</a>.</p> - -<p>Los <span class="smcap">PAY</span> americanos, ó sean Pay Zumé, -Pay Abaré y Pay Tumé, los primeros del Brasil y el tercero del Perú, -son los Apóstoles mismos, portadores de la Cruz en las tradiciones -y monumentos nativos. Los nombres de Zumé y de Tumé tomáronse por -corrupción de Thomé. Y en efecto: estos Pay aparecen como grandes -doctrinadores de un nuevo orden de cosas en materia de religión, -figurando en las leyendas míticas como seres extraordinarios. -<span class="pagenum"><a name="Page_6" id="Page_6">[6]</a></span></p> - -<p>En el sentido americano de la palabra, <i>Pay</i>, es un profeta, un -adivino, un mago, un hechicero, ó un gran brujo<a name="FNanchor_35_35" id="FNanchor_35_35"></a><a href="#Footnote_35_35" class="fnanchor">[35]</a>; -los Pay son de la familia de esos mismos que los misioneros encontraron -y conocieron en el Paraguay y otros pueblos, los que predicaban ser -hacedores de todas las cosas, dueños de las lluvias y dominadores de la -tempestad, como el indio Antecristo de los pueblos de Piti y Mara, en -el Perú, lugar teniente de Dios, que tanta maravilla obró, al decir del P. Ramos.</p> - -<p>Pay Zumé, el Apóstol de la epístola del P. Nóbrega, en 1552, sería un -hechicero de extraordinarias facultades, por lo que tanto le recordaron -brasileños y paraguayos. Lo mismo decimos de Pay Tumé<a name="FNanchor_36_36" id="FNanchor_36_36"></a><a href="#Footnote_36_36" class="fnanchor">[36]</a>.</p> - -<p>El nombre de <i>Abaré</i> no podía cuadrar á ningún Apóstol, por cuanto era -oprobioso en la gramática de la lengua, pues para el indio equivalía -á «hombre que no gusta de mujeres», á estar á las crónicas de los -misioneros mismos<a name="FNanchor_37_37" id="FNanchor_37_37"></a><a href="#Footnote_37_37" class="fnanchor">[37]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_7" id="Page_7">[7]</a></span></p> - -<p>El Pay Tumé del Perú, aparece ser el Pay Zumé brasileño y paraguayo, -según Lozano, Montoya y otros<a name="FNanchor_38_38" id="FNanchor_38_38"></a><a href="#Footnote_38_38" class="fnanchor">[38]</a>. -Lozano consigna una breve noticia de Pay Tumé, tomada de una relación -manuscrita del doctor don Francisco de Alfaro, transcribiendo Montoya -el párrafo pertinente<a name="FNanchor_39_39" id="FNanchor_39_39"></a><a href="#Footnote_39_39" class="fnanchor">[39]</a>.</p> - -<p>En definitiva: todo cuanto se ha escrito sobre la Cruz americana -en los siglos XVI y XVII á cerca de una supuesta predicación -evangélica antecolombiana, no reposa sinó en fundamentos deleznables -é inconsistentes; y el celo de los P. P. de la Compañía engañóles á -sí mismos, ó contribuyó á que les engañara, dejándose seducir por los -relatos de los naturales, quienes matizaban sus viejas tradiciones -con alguna novedad española, en el propósito de propiciarse la -buena voluntad de los aparecidos invencibles, los que llenaron de -turbación sus espíritus, y á los que vieron adueñarse de sus tierras, -estableciendo su imperio en todos los órdenes de la vida. Es claro, -entonces, que los venidos del mar tendrían también precursores llegados -por la mar; que los profetas no podrían ser advenedizos y que arribaron -precedidos por otros profetas; que los blancos no surgieron de golpe, -sinó que mucho antes aparecieron anunciados por otros blancos como -ellos, con los cuales los naturales sellarían el pacto de esperarles en -día no lejano. De tal modo se explica la antigua evangelización y el tan -decantado y misterioso origen de los Apóstoles<a name="FNanchor_40_40" id="FNanchor_40_40"></a><a href="#Footnote_40_40" class="fnanchor">[40]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_8" id="Page_8">[8]</a></span></p> - -<p>Mucho se ha insistido, aún después del siglo XVII, en hallar pruebas -de que la Cruz fué importada al Continente, en los mitos y monumentos -americanos, después de sometidos á un estudio sin prevenciones, y -cuando se hicieron á un lado las disquisiciones teológicas; pero -examinadas tales pruebas con criterio desapasionado resultó que nada se -había avanzado con el cambio de sistema, y que la veneración á la Cruz -de parte de nuestros naturales, aunque un hecho comprobado, fué siempre -un misterio, hasta que la arqueología, en lugar de la filosofía, se -avocó la solución del problema.</p> - -<p>Los mitos y monumentos peruanos, aztecas y mayas fueron observados, -estudiados y comentados.</p> - -<p>Pachacámac, llamado «el Invisible», aparece en primer término como -el portador de la Cruz, no obstante el desengaño que sufrieron -los piadosos misioneros con las noticias que Miguel Estete en sus -<i>Relaciones del Descubrimiento del Perú</i> ofreció del dios y de su -templo, después de haberles visitado con don Hernando de Pizarro<a name="FNanchor_41_41" id="FNanchor_41_41"></a><a href="#Footnote_41_41" class="fnanchor">[41]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_9" id="Page_9">[9]</a></span></p> - -<p>Y es que Pachacámac era «el vivificador del mundo»; y aunque espíritu -sútil é impalpable, no por eso dejaba de ser representado con -singulares formas antropomorfas.</p> - -<p>Pachacámac fué la divinidad del occidente de los Andes, al cual -chimos y yungas levantaron su templo en el valle de Lerin. Oriundo -del mediodía, lucha con <i>Con</i>, el fetiche acuático, el cual fué por -aquél rechazado al norte, llevándose la lluvia, lo que hace creer que -Pachacámac sea la forma politeista del viento que produce la seca, ó el -elemento fuego, adversario del agua, ese <i>ignis animal</i> de que hablaba -el clásico latino, padre de los gigantes ó de las poblaciones antiguas, -que sin duda tendría mucho qué hacer con las grandes convulsiones -geológicas del Perú<a name="FNanchor_42_42" id="FNanchor_42_42"></a><a href="#Footnote_42_42" class="fnanchor">[42]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_10" id="Page_10">[10]</a></span></p> - -<p>Lo propio que con Pachacámac, ó el elemento fuego, ha sucedido con -Huiracocha, el mito acuático aymará, viendo los cronistas en Atticci -Viracocha, el <i>Hacedor</i>, al portador de la Cruz y predicador del Evangelio.</p> - -<p>Es este el famoso bulto de piedra de Cacha, de que recordaba don Pedro -de Cieza, conforme al talle de un hombre, con vestiduras largas y -cuentas en las manos; aunque en la segunda parte de su obra niega lo de -las cuentas, «lo cual es burla», según él mismo, lo propio que aquello -de que tenía puestas las manos sobre los cuadriles.</p> - -<p>Este Atticci Viracocha, á estar á lo que de él refiere Cieza, de que -«de los cerros hazía llanuras y de las llanuras hazía cerros grandes, -haziendo fuentes en piedras vivas», podría ser considerado como el -mito de las fuerzas terraqueas, si no supiéramos que es la gran -divinidad politeista del agua, ó el genio de las masas líquidas, del -lago, del mar, de las lluvias del cielo. Con Huiracocha, en el momento -de la conquista, el pueblo incaico caminaba hacia el monoteismo, por -la supremacia de ese <i>Illatici-Viracocha-Pachacámac</i><a name="FNanchor_43_43" id="FNanchor_43_43"></a><a href="#Footnote_43_43" class="fnanchor">[43]</a>, -trinidad sintética, en la cual confundíase el mito de Catequil de -la cosmogonía nacional de las viejas razas, así como el Pachacámac -yungueño, que unidos al mito de Tiahuanaco constituían una unidad -vivificante y creadora formada por el huracán, el fuego y el agua. El -nombre de Viracocha llegó á ser adoptado por uno de los Incas, y en -la enseñanza esotérica del sacerdocio peruano apareció como el «Dios -Desconocido», de tal modo que el Titicaca, origen de los aymarás, llegó -á ser la cuna mística de los jefes del culto heliolátrico<a name="FNanchor_44_44" id="FNanchor_44_44"></a><a href="#Footnote_44_44" class="fnanchor">[44]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_11" id="Page_11">[11]</a></span></p> - -<p>Los padres agustinos á que nos hemos referido, hablan de otra -divinidad peruana llamada <i>Tunapa</i>, esto es, gran Sabio y Señor, y por -veneración <i>Taapac</i><a name="FNanchor_45_45" id="FNanchor_45_45"></a><a href="#Footnote_45_45" class="fnanchor">[45]</a>, -ó hijo del Creador. Este aparecido discurrió por las provincias del -Collao, las cercanías del Cuzco y otros puntos distantes. Era un hombre -venerable en la presencia, grande en la estatura, zarco, barbado, -destocado y vestido de cuxma, sobrio, enemigo de la chicha y la -poligamia. Su residencia favorita fué Carabuco, en donde se dice que -plantó la Cruz que llevaba. Fray Diego Ortiz escribe que en la isla del -Titicaca se encontraron impresos sus pies.</p> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_12" id="Page_12">[12]</a></span></p> -<p>Para que se vea quien era Tonapa, el supuesto aparecido, basta leer lo -que sobre este personaje mítico ha escrito el Yamqui Pachacuti, el que -reproduce sus himnos<a name="FNanchor_46_46" id="FNanchor_46_46"></a><a href="#Footnote_46_46" class="fnanchor">[46]</a>.</p> - -<p>Tonapa es un dios fálico-solar. De los himnos cantados por -<i>Guascaryngatopacuçiguallpa</i>, arrepentido de haber adorado á -los <i>Huacas</i>, despréndese que Tonapa es un siervo de -Huiracocha<a name="FNanchor_47_47" id="FNanchor_47_47"></a><a href="#Footnote_47_47" class="fnanchor">[47]</a>.</p> - -<p><i>Tupá</i> es dios, y <i>Thupa</i> nombre de honor equivalente á «Señor», según -Lafone Quevedo<a name="FNanchor_48_48" id="FNanchor_48_48"></a><a href="#Footnote_48_48" class="fnanchor">[48]</a>; <i>Thupac</i>, -significa «cosa resplandeciente», según Mossi<a name="FNanchor_49_49" id="FNanchor_49_49"></a><a href="#Footnote_49_49" class="fnanchor">[49]</a>; -de modo que <i>Tonapa</i> es un epíteto solar, y el dios una encarnación de -lo mismo. La morfología quichua permítenos analizar su nombre en estas -dos formas: Tona-apa y Tonapa: la primera nos lleva al tema <i>Thonay</i>, -«piedra de moler» ó «falo»; <i>Apa</i> es un verbo que dice «llevar -cargando»,—de modo que daría: «el que carga el falo»<a name="FNanchor_50_50" id="FNanchor_50_50"></a><a href="#Footnote_50_50" class="fnanchor">[50]</a>.</p> - -<p>Los grandes monolitos de Tiahuanaco, que Cieza atribuye á -representaciones de Atticci Viracocha<a name="FNanchor_51_51" id="FNanchor_51_51"></a><a href="#Footnote_51_51" class="fnanchor">[51]</a>, -fueron tomados también por figuraciones de los Apóstoles de la Cruz. -<span class="pagenum"><a name="Page_13" id="Page_13">[13]</a></span></p> - -<p>Wiener en su obra<a name="FNanchor_52_52" id="FNanchor_52_52"></a><a href="#Footnote_52_52" class="fnanchor">[52]</a> -reproduce la interesantísima figura antropomorfa del bajo relieve -central de la puerta monolítica de Tiahuanaco, atribuyéndola á una -representación del Dios-sol. La cabeza del dios está rodeada de -veinticuatro rayos, seis de ellos terminados en cabezas de león, signos -de la fuerza, según el autor citado; los demás rayos son alusiones á -la fuerza creadora del sol; las líneas como meandros que rodean la -figura, valen por símbolos de generación; las lágrimas de sus ojos son -alusiones á la lluvia fecundante; los pescados y cabezas de cóndor en -el pecho, representan habitantes del agua y de los aires<a name="FNanchor_53_53" id="FNanchor_53_53"></a><a href="#Footnote_53_53" class="fnanchor">[53]</a>.</p> - -<p>Los misioneros no han citado la cabeza colosal del ídolo de pórfido -de Collo-Collo, de 1.37m de alto, entre Tiahuanaco y la Paz, que -debe ser otro Aticci, y el que en la banda de su frente ostenta cuatro -<i>cruces</i>, grabadas respectivamente dos sobre el pecho de esas figuras -marinas monstruosas que le adornan. Hagamos notar desde ya que el mito -acuático por excelencia porta cruces. -<span class="pagenum"><a name="Page_14" id="Page_14">[14]</a></span></p> - -<p>Nuestro gran monolito esculpido de Tafí es muy digno de figurar al -lado de los monumentos megalíticos de Tiahuanaco. Sus esculturas, con -círculos con puntos y figuras cruciformes, parecen combinar las dos -ideas de los <i>Ojos</i> de Ymaymana y de las <i>Ventanas</i> de Tocapo<a name="FNanchor_54_54" id="FNanchor_54_54"></a><a href="#Footnote_54_54" class="fnanchor">[54]</a>.</p> - -<p>Tampoco dan cuenta los misioneros de este monumento de la prehistoria -de nuestro Tucumán.</p> - -<p>Otro hecho que suministró argumentos en favor de los portadores blancos -de la Cruz, fué encontrarse la <i>Trinidad</i> como misterio americano.</p> - -<p>Efectivamente en América aparece el 3 como número sagrado; pero no lo -es menos el 4, como lo veremos en el capítulo respectivo<a name="FNanchor_55_55" id="FNanchor_55_55"></a><a href="#Footnote_55_55" class="fnanchor">[55]</a>.</p> - -<p>Lozano<a name="FNanchor_56_56" id="FNanchor_56_56"></a><a href="#Footnote_56_56" class="fnanchor">[56]</a> -dá cuenta de un tricéfalo que adoraban los peruanos, «que decían eran -<i>tres</i> personas con <i>un</i> corazón». Ruíz de Montoya<a name="FNanchor_57_57" id="FNanchor_57_57"></a><a href="#Footnote_57_57" class="fnanchor">[57]</a> -cita la trinidad de las estátuas del sol: Apointi, Churinti, Intiqua ó Qui, -«que quiere decir el Padre y Señor Sol, el Hijo del Sol, el Hermano del -Sol». Calancha enumera así á las personas de esta trinidad: Apu Inti, -Churi Inti é Inti Huaoque, «padre sol, é hijo sol, y ayre ó espíritu -sol». El P. Gerónimo Herran<a name="FNanchor_58_58" id="FNanchor_58_58"></a><a href="#Footnote_58_58" class="fnanchor">[58]</a>, -procurador general de la Provincia del Paraguay, con mucha discresión -atribuye al demonio el remedo del misterio: esta trinidad consiste en -Padre, Hijo y Espíritu (no Santo, según él, sinó colateral de los dos), -ó sean: Omequeturiqui ó Uragozoriso, Urasana y Urapo. -<span class="pagenum"><a name="Page_15" id="Page_15">[15]</a></span></p> - -<p>La nación aymará en el Perú tenía especial veneración por el tres; -mientras que la quichua, por el cuatro.</p> - -<p>Cuando Wiener describía su Dios-sol llamaba la atención hacia el -singular fenómeno numérico que el ídolo ofrecía, pues hasta la grada -central era de tres escalas, de tal suerte que la cifra 3 y sus -múltiplos, predominaban en su ornamentación y disposición general.</p> - -<p>Podemos citar algunos otros ejemplares de trinidades americanas, como -los de Cundinamarca, Bolivia y nuestro Calchaquí<a name="FNanchor_59_59" id="FNanchor_59_59"></a><a href="#Footnote_59_59" class="fnanchor">[59]</a>. -En algunos de ellos también, como en el dios del Perú, predomina el número 3<a name="FNanchor_60_60" id="FNanchor_60_60"></a><a href="#Footnote_60_60" class="fnanchor">[60]</a>.</p> - -<p>La trinidad de la altiplanicie de Colombia está representada por ese -aparecido, anciano y barbado, que llevaba tres nombres: Botchica, -Nemterequeteba y Zuhé, al cual representábase por un ser tricéfalo. A -Botchica acompañaba una mujer de extraordinaria belleza que llevaba, -como él, tres nombres: Huythaca, Chia y Yebecuayguaya; fué ella quien -<span class="pagenum"><a name="Page_16" id="Page_16">[16]</a></span> -hizo desbordar el Funza y produjo un diluvio, por lo cual Botchica, -airado, la convirtió en luna. Botchica restaurador de las cosas, que -reino dos mil años, es ese <i>Idacanzas</i>, otro Apóstol de los misioneros. -Su nombre de Zuhé ó Xué significa «el día», «el brillante», y de aquí -que se le llamó «el blanco». Idacanzas quiere decir «creador del -tiempo». Botchica, en suma, es una personificación del sol, reglando -las estaciones, y cuya aparición ó desaparición dá lugar al día ó á -la noche, al buen ó mal tiempo. De aquí que los caciques Muyscas, -según refiere Piedrahita<a name="FNanchor_61_61" id="FNanchor_61_61"></a><a href="#Footnote_61_61" class="fnanchor">[61]</a>, -tenían la pretensión de influir sobre la temperatura.</p> - -<p>Otra figura tricéfala que dió mucho que decir á los cronistas, -elevándola al rango de misterio cristiano, fué el <i>Tangatanga</i> ó la -huaca capirotes, «que al contar de los quippus de Chuquisaca era un -Dios y tres personas, ó uno en tres y tres en uno», al decir del P. -Josef de Acosta, que fué quien primero dió noticia de la misteriosa -huaca, á la cual sin duda se refería la cita de Lozano, atribuyéndole -gran importancia el P. Montoya<a name="FNanchor_62_62" id="FNanchor_62_62"></a><a href="#Footnote_62_62" class="fnanchor">[62]</a>.</p> - -<p><i>Tanga</i>, ó mejor <i>tanca</i>, según Jiménez de la Espada<a name="FNanchor_63_63" id="FNanchor_63_63"></a><a href="#Footnote_63_63" class="fnanchor">[63]</a>, -es el tocado en forma de capirote que usaban las indias de Huaqui, y -como la reeduplicación en los idiomas peruanos envuelve idea ó concepto -de multiplicidad colectiva (como en <i>Zachha—Zachha</i>, bosque de Zachha, -árbol), resulta que la trinidad de los Charcas en puridad viene á ser -la <i>huaca capirotes</i>, ascendida poco á poco de figurón tricéfalo á -misterio cristiano. -<span class="pagenum"><a name="Page_17" id="Page_17">[17]</a></span></p> - -<p>Nuestro americanista Ambrosetti dió en Calchaquí con la huaca capirotes -ó figurón policéfalo de Quilmes, que describe en una interesante -monografía<a name="FNanchor_64_64" id="FNanchor_64_64"></a><a href="#Footnote_64_64" class="fnanchor">[64]</a>.</p> - -<p>Ternos de seres animados ó inanimados encuéntranse también en Perú y -Chile, como los de la colección de Ferreira, de Lima, y del Museo de -Santiago. Nosotros poseemos un pequeño objeto de piedra, encontrado en -el valle de Catamarca, que representa indiscutiblemente una trinidad, -y que tiene por emblema el triángulo de la fecundación sexual<a name="FNanchor_65_65" id="FNanchor_65_65"></a><a href="#Footnote_65_65" class="fnanchor">[65]</a>. -El disco de Chaquiago de Lafone Quevedo, que más adelante se reproducirá, -es un <i>Caylle</i> trinitario, con su figura central antropomorfa y sus dos -monstruos zoomorfos laterales, que ostentan <i>cruces</i> en sus cabezas.</p> - -<p>En Calchaquí, como el 3, aparecen ser indudablemente sagrados los -números 2 y 4. Las figuras dobles, como los objetos fálicos de -nuestra colección encontrados en Tinogasta y Lules, que reprodujimos -en nuestra monografía sobre el <i>Falo</i>, suelen ser epicenas, como ese -Uiracochanticcicapac de Pachacuti ó esos padres del universo mejicano, -Citlatonac y Citlalicue, varón y mujer, divinidades que llevaban los -nombres de Ometecuctli y Omecihuatl, que valen por «dos varones» y «dos -mujeres», ó sea: «doblemente varón» y «doblemente mujer.» -<span class="pagenum"><a name="Page_18" id="Page_18">[18]</a></span></p> - -<p>Los monumentos megalíticos esculpidos y las petrografías y pictografías -fueron tomados como escritura indeleble de los portadores de la Cruz.</p> - -<p>Entre los petroglyfos adquirieron celebridad los de Calango, del valle -de Cañete, con huellas del Santo; la piedra de Collao, mentada por D. -Francisco de Toledo; la de Tocoregua, del corregimiento de Tunja; la -de Colla Tupá, sobre la cual Santo Toribio de Mogravejo erigió una -capilla; la huaca <i>Chasca Cóyllur</i> ó <i>Cantacauro</i>, etc., sobre las que -tan larga y erradamente debatieron los cronistas<a name="FNanchor_66_66" id="FNanchor_66_66"></a><a href="#Footnote_66_66" class="fnanchor">[66]</a>.</p> - -<p>La creencia arraigada por el conquistador de que los petroglyfos no -son obra nativa, originó, sin duda, de que los peruanos atribuyeran á -tales monumentos una clásica antigüedad, pues es más que seguro que no -fueran obra suya. La escritura petrográfica, tanto en el Perú, como -en nuestro Calchaquí, responde á un culto atmosférico ó acuático, -y muy escepcionalmente heliolátrico. Respecto á los monumentos de -Tiahuanaco, no cabe discusión que la obra es preincaica. En Calchaquí, -si esceptuamos la piedra de Colalao (Tucumán) y unas más, no se ven -rastros solares en las petrografías.</p> - -<p>Las rocas escritas que puede decirse que consagraron la atención del -conquistador, fueron aquellas con pies humanos esculpidos, tomados por -rastros de los blancos portadores de la Cruz. -<span class="pagenum"><a name="Page_19" id="Page_19">[19]</a></span></p> - -<p>Lozano cita las de Itoco y Tocoregua, en Nueva Granada, y la de Ubaque, -cerca de Bogotá<a name="FNanchor_67_67" id="FNanchor_67_67"></a><a href="#Footnote_67_67" class="fnanchor">[67]</a>. -Apúntanse en el Brasil y Paraguay las de Itapuá<a name="FNanchor_68_68" id="FNanchor_68_68"></a><a href="#Footnote_68_68" class="fnanchor">[68]</a>, -de Parayba<a name="FNanchor_69_69" id="FNanchor_69_69"></a><a href="#Footnote_69_69" class="fnanchor">[69]</a>, -de San Vicente, de Baipurungá<a name="FNanchor_70_70" id="FNanchor_70_70"></a><a href="#Footnote_70_70" class="fnanchor">[70]</a>, de Guayrá<a name="FNanchor_71_71" id="FNanchor_71_71"></a><a href="#Footnote_71_71" class="fnanchor">[71]</a> -y de la Asunción<a name="FNanchor_72_72" id="FNanchor_72_72"></a><a href="#Footnote_72_72" class="fnanchor">[72]</a>. -En el Perú se citan las de Piura, isla del Titicaca, de -Callo, de Calango<a name="FNanchor_73_73" id="FNanchor_73_73"></a><a href="#Footnote_73_73" class="fnanchor">[73]</a>, -de Chillaos, de Chachapoyas, «que demuestran (sus rastros) que se -incaba allí el Santo á orar, juntas levantadas las manos al cielo, para -lo cual soltaba el bordón ó báculo que sería de dos varas de largo, y -también quedó impreso»<a name="FNanchor_74_74" id="FNanchor_74_74"></a><a href="#Footnote_74_74" class="fnanchor">[74]</a>, -etc.</p> - -<p>Para dar un valor probatorio decisivo á estas piedras con pies ó manos -esculpidos, recordábanse las huellas del Santo en Ceylán, olvidando que -los fenicios, según el Dr. Lamas<a name="FNanchor_75_75" id="FNanchor_75_75"></a><a href="#Footnote_75_75" class="fnanchor">[75]</a>, -solían grabar en sus inscripciones dos pies, uno detrás de otro, para -indicar caminante, viajero, hombre que pasa.</p> - -<p>El señor Jiménez de la Espada<a name="FNanchor_76_76" id="FNanchor_76_76"></a><a href="#Footnote_76_76" class="fnanchor">[76]</a>, -cree que los pies grabados en las rocas pueden significar esto último -ó tener alguna otra significación en la escritura petrográfica nativa, -como sucede con los rastros de las ocho piedras de Hambato, que -atribuye á geroglífico ó signo del que marcha, ó á una vía, como la -que usaban los mexicanos en sus pinturas; otras rocas de esta especie, -para él, acaso conmemoran el acto solemne de descalzarse el Inca y -poner sobre la tierra sus plantas desnudas, en señal de humillación -deprecatoria ó de toma de posesión de un lugar importante ó de una -frontera<a name="FNanchor_77_77" id="FNanchor_77_77"></a><a href="#Footnote_77_77" class="fnanchor">[77]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_20" id="Page_20">[20]</a></span></p> - -<p>Nuestra opinión es que los pies esculpidos pueden significar cosas -diversas, según el carácter de la escritura de la roca ó de la roca -misma, considerada como huaca, como señal, lindero ó mojón.</p> - -<p>Si no se trata de rocas sagradas, correspondientes á un culto -litolátrico, los pies esculpidos en una misma dirección podrán -indicar un camino ó rumbo dados, como si se dijese gráficamente: -«por aquí», «por allá». El pie debe expresar el acto material de -andar. Pueden también las rocas indicar puntos de parada ó de -tránsito para los caminantes ó <i>chasques</i>: las piedras serán entonces -verdaderos <i>tambos</i>. Si, por el contrario, se trata de rocas sagradas, -posiblemente de la era fetiquista, entonces el pie esculpido será un -rastro divino, como el del Inca en el acto de descalzarse, ó el de una -deidad que por algún motivo se paró sobre la roca, como el de aquel -Taapac, para predicar desde un alto peñón, ó el del Huiracocha ó el del -dios Trueno, si la roca responde al culto acuático.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_01" id="FIG_01"></a> - <img src="images/fig_01.jpg" alt="_" width="130" height="322" /> - <p class="f110"><b>Fig. 1</b>.<br />Guarda lateral<br />de una tinaja.</p> -</div> - -<p>En nuestra interesante cuanto numerosa colección de petroglyfos, no -contamos con roca alguna de pies esculpidos; pero en cambio hallamos en -Encalilla y Carrizal (valle Calchaquí) piedras con manos grabadas, una -de estas con tres; y vayan en tal caso manos por pies, ya que unos y -otros son rastros humanos. No sucede lo mismo en la alfarería funeraria -<span class="pagenum"><a name="Page_21" id="Page_21">[21]</a></span> -de estas regiones, en la que hemos dado con ejemplares de urnas -ceremoniales con pies pintados de negro sobre su sección ventral, los -que en el acto reconócense por el ancho de las plantas y sus cinco -dedos. Dos ejemplares reproduciremos: en la guarda lateral de una urna -de Santa María (<a href="#FIG_01">Fig. 1</a>) aparecen representados cinco pies humanos; -en otra urna del mismo lugar (<a href="#FIG_02">Fig. 2</a>) se ven en la parte superior -ventral grupos de tres pies, que bajan de la tinaja, reproducidos en -las guardas de la misma, junto á figuras que representan manos. En -Calchaquí, pues, no podría hablarse de rastros apostólicos, toda vez -que no los dejarían impresos de tan pequeñas dimensiones y sobre el -barro cóncavo de la alfarería.</p> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_02" id="FIG_02"></a> - <img src="images/fig_02.jpg" alt="_" width="250" height="328" /> - <p class="f110"><b>Fig. 2</b>. Urna de Santa María<br />(Colec. Quiroga).</p> -</div> - -<p>Desde que para nosotros la <i>mano</i> es un símbolo que representa á -la Tormenta ó á la divinidad atmosférica, figura monstruosa de -fisonomía antropomorfa en Calchaquí<a name="FNanchor_78_78" id="FNanchor_78_78"></a><a href="#Footnote_78_78" class="fnanchor">[78]</a>, -el pie debe referirse á igual representación, por ser, como la mano, un -miembro de su cuerpo, y por aparecer, en el caso de la <a href="#FIG_02">figura 2</a>, pies y -<span class="pagenum"><a name="Page_22" id="Page_22">[22]</a></span> -manos simbólicos alternados. Y es el caso de hacer una advertencia oportuna al -respecto: los Zapotecas, en Méjico, adoraban á Huemac bajo la forma de una -mano, demandándole la riqueza de que Quetzalcóatl era el principal -dispensador: Itzamna, dios de carácter atmosférico salido de Yucatán, -era representado en su templo de Izamal bajo la forma de una mano, -<i>kabul</i>, «la mano activa»<a name="FNanchor_79_79" id="FNanchor_79_79"></a><a href="#Footnote_79_79" class="fnanchor">[79]</a>.</p> - -<p>Los pies ó manos pintados ó esculpidos, ó indicarían que allí se -detenían las divinidades atmosféricas, ó que las rocas les estaban -consagradas. En Calchaquí, en vez de pies humanos se graban comunmente -patas de <i>suris</i>, y el avestruz, como lo demostraremos, es la Nube -atmosférica venerada, un símbolo acuático, simplificado en sus últimos -extremos cuando solo la pata del animal se reproduce.</p> - -<p>Muy curiosa es también la cuestión del <i>Hombre Blanco</i> americano, que -se confundió por los conquistadores con la del hombre europeo emigrado, -basándose en las tradiciones quichés, nahuas, mayas, aztecas, muyscas, -quichuas y guaraníes<a name="FNanchor_80_80" id="FNanchor_80_80"></a><a href="#Footnote_80_80" class="fnanchor">[80]</a>.</p> - -<p>El dios Quetzalcóatl mejicano, que reino en el Anáhuac, era un blanco -y barbado, salido del Este; Votáan de Chiapas, es del mismo color; -Botchica, otro blanco y barbado, cuyo itinerario comienza en Bosa, -para seguir invariablemente de este á oeste; el Aticci Viracocha era -igualmente blanco; Tonapa, al decir de los cronistas, fué «blanco, -zarco, muy barbudo», lo mismo que el brillante Taapac del P. Ramos, -descendido del cielo; finalmente, blancos fueron Manco Cápac y el Inca Roca. -<span class="pagenum"><a name="Page_23" id="Page_23">[23]</a></span></p> - -<p>Veamos brevemente quiénes son estos personajes, que siempre, como el -sol, caminan de naciente á poniente, detalle trascendental.</p> - -<p>Quetzalcóatl es «la serpiente emplumada», uno de los tres principales -mitos del panteón mejicano. Tiene por atributos el pájaro verde, -<i>Quetzal</i>, y la serpiente, <i>Cóatl</i>, dios mitad ornitomorfo y -mitad ofídico<a name="FNanchor_81_81" id="FNanchor_81_81"></a><a href="#Footnote_81_81" class="fnanchor">[81]</a>. -Es una divinidad atmosférica: bajo el nombre de Nanihehecatl es el -señor de los vientos, y bajo el de Tohil, el ser rugidor, epíteto dado -también por los quichés de Guatemala al dios del rayo. Es Quetzalcóatl -la encarnación del pueblo tolteca: sus viajes son las migraciones de -este pueblo; el conflicto con Tezcatlipoca es sin duda el recuerdo de -una revolución religiosa y política que dió un golpe de muerte á la -preponderancia de su culto; las ciencias, las artes, las industrias de -que es inventor, son el secular bagaje de la civilización tolteca; su -épica historia, una condensación de la de este pueblo, venido de país -desconocido, establecido en Tullán y después descendido á Cholula.</p> - -<p>Votán, el padre de la civilización de los tzendales, en la América -Central, es otro aparecido semejante á Quetzalcóatl, que funda pueblos -como el de Palenque ó Nachán, «ciudad de las serpientes». Votán, -«corazón», en tzendal, es descendiente de Imos, de la raza de los -<i>Chan</i> ó de «las serpientes»<a name="FNanchor_82_82" id="FNanchor_82_82"></a><a href="#Footnote_82_82" class="fnanchor">[82]</a>. -Venido de Chivín, baja hasta la base del cielo por la cueva subterránea -<span class="pagenum"><a name="Page_24" id="Page_24">[24]</a></span> -de un gran ofidio. Su semejanza con el dios tolteca prueba el contacto -seguro de chiapas y mejicanos. Los dos son oriundos de país fabuloso, -situado al oriente, de donde salen los vientos, el huracán y las nubes -de la lluvia; uno y otro ejercen acción decisiva en la vida agrícola de -sus pueblos; ambos dejan sucesores que llevan sus nombres y perpetúan -su culto atmosférico, convertidos después en divinidades antropomorfas. -Votán es un dios serpiente, ó sea el rayo. Es también un Tepodaztli, -ó dios del trueno. Lo que le dá fisonomía peculiar, es que el pájaro -de las nubes es extraño á su culto, por lo que en los bajorelieves -de Palenque los dioses-pájaros y los dioses-serpientes no aparecen asociados.</p> - -<p>Otro aparecido venido del sudeste, y por mar, es Wixepecocha, el -predicador de los zapotecas de Huatulco. Este es perseguido hasta el -monte Cempoaltepec, á cuya cima sube, levantándose á la atmósfera y -desvaneciéndose: esto dá á entender que se trata de un dios que vuela, -ó del aire, como el de los toltecas.</p> - -<p>Botchica<a name="FNanchor_83_83" id="FNanchor_83_83"></a><a href="#Footnote_83_83" class="fnanchor">[83]</a> -es la divinidad solar, con influencia sobre la atmósfera que veneraron -los muyscas de Cundinamarca. Botchica se tiene por el blanco del norte -de la América Meridional, cuando en realidad el nombre que toma de -<i>Zuhé</i> ó <i>Xué</i> no tiene otra significación que «brillante», como es el -sol. Botchica hace su camino de este á oeste, y desde Bosa prosigue -por Muqueta y Fontebón á Sagamosa, en donde desaparece de la tierra -para subir al cielo, por lo que recibe el nombre de Sugunza: «el que desaparece». -<span class="pagenum"><a name="Page_25" id="Page_25">[25]</a></span></p> - -<p>A propósito del color «blanco» de Botchica, conviene recordar que -Mixcoatl ó Itzac-Mixcóatl, la nube serpiente, es «<i>la blanca ó la -brillante</i> nube-serpiente»<a name="FNanchor_84_84" id="FNanchor_84_84"></a><a href="#Footnote_84_84" class="fnanchor">[84]</a>.</p> - -<p>Huiracocha surgió del Titicaca como un todopoderoso «resplandeciente», -por lo que debía ser «blanco». Es el creador de los brillantes -astros,—del sol, de la luna y de las estrellas, á los cuales señaló -su curso en el cielo. Desapareció en el mar, su elemento, á cuyas -profundidades precipitóse.</p> - -<p>Inca Roca y Manco Cápac<a name="FNanchor_85_85" id="FNanchor_85_85"></a><a href="#Footnote_85_85" class="fnanchor">[85]</a>, -que casan con sus hermanas, son hijos del sol, usan vestidos -resplandecientes y obran prodigios. La leyenda de cada pareja -es un verdadero mito solar, en el sentido de que sin duda son -representaciones terrestres y antropomorfas del Sol y la Luna, -de Inti y Mama Quilla.</p> - -<p>Manco Cápac y Mama Ocllo salen del Titicaca, llegan al ombligo del -mundo y fundan el Cuzco, en donde levantan el templo al padre Sol. Sus -hijos cimentan la dinastía de los Incas, de origen celeste, por lo cual -eran estos divinizados, presentándose como tales á su pueblo en la -fiesta de Intip-raymi, en el solsticio de Junio, en celebración de la -muerte y resurrección del sol omnipotente.</p> - -<p>En la historia mítica de aquellos reyes la figuración del Inca Roca es -de héroe solar. Ocupa un alto rango en la geneología de los monarcas -del Cuzco, siendo él, según Montesinos, el verdadero fundador del -imperio heliolátrico<a name="FNanchor_86_86" id="FNanchor_86_86"></a><a href="#Footnote_86_86" class="fnanchor">[86]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_26" id="Page_26">[26]</a></span></p> - -<p>Cuéntase que una princesa, Mama Cibaco, y una hermana suya se -decidieron á reformar la sociedad y restablecer el antiguo culto. -Mama Cibaco, de extraordinaria belleza, es la madre de Inca Roca. La -hermana de aquella, una famosa maga, aconsejóle que labrase para el -niño un vestido resplandeciente de oro y piedras preciosas, y que ya -vestido ocultase al infante en una caverna contigua al Cuzco, en las -ruinas de un templo del sol. Así se hizo. La princesa llama entonces á -los habitantes del Cuzco, manifestándoles que, dormido su hijo, el sol -habíalo llevado á los cielos para volverlo después, colocándolo en el -real trono, pues que el astro había reconocido por vástago suyo á Inca -Roca. El pueblo se reunió; y después de muchos sacrificios, anuncióse -su aparición en la cueva de Chingano, saliendo de improviso de ella el -niño resplandeciente. Entonces el pueblo le ciñó el llauto, y como Inca -restituyó el culto del sol, proscribiendo la poligamia al casarse con Mama Cora.</p> - -<p>En el presente caso, como en el de Manco Cápac, diremos con Rialle<a name="FNanchor_87_87" id="FNanchor_87_87"></a><a href="#Footnote_87_87" class="fnanchor">[87]</a>, -que el Inca Roca es el hijo del sol; que su vestimenta reluciente no es -más que el reflejo de los rayos solares; que la gruta de Chingano, en -donde se ocultó por cuatro días, no es otra cosa que la representación -de la noche tenebrosa de donde sale en la aurora el astro diurno; que -el casamiento de Inca Roca con su hermana Mama Cora es semejante al de -Manco Cápac con Mama Ocllo, al de Inti con Mama Quilla.</p> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_27" id="Page_27">[27]</a></span></p> -<p>De las breves noticias que de estos mitos acabamos de dar, resulta -que los <i>blancos</i> americanos son divinidades ó seres atmosféricos ó -solares, ofilátricos ó heliolátricos, hijos de la serpiente-rayo, ó -del astro del día. Se trata, entonces, de dioses «resplandecientes», á -los que se diría blancos, del mismo modo que se dice blanca á la luz -del sol ó del relámpago. He ahí la explicación más natural del hombre -blanco, con tanta más razón cuanto que el epíteto coincide con la -calidad del dios.</p> - -<p>Pero el Marqués de Monclar en el Congreso de Luxemburgo<a name="FNanchor_88_88" id="FNanchor_88_88"></a><a href="#Footnote_88_88" class="fnanchor">[88]</a> -y el Abate Schmitz en el de Bruselas<a name="FNanchor_89_89" id="FNanchor_89_89"></a><a href="#Footnote_89_89" class="fnanchor">[89]</a>, -afirmaron, á nuestro juicio sin fundamento positivo, que las personas -reales, los Incas y las figuras ornamentales de los vasos, eran blancos -y barbados.</p> - -<p>En cuanto á las figuras ornamentales blancas, el testimonio carece de -valor como tal, pues podemos presentar ejemplares de cosas animadas, de -blanco, cuyo original es de diverso color, como sucede en pictografías -de Cafayate, San Lucas y otros lugares en nuestro mismo valle Calchaquí.</p> - -<p>En cuanto á que los Incas hayan sido blancos, no hay crónica ni -narración que lo confirme. Los españoles vieron y comunicaron con los -monarcas del Cuzco, con cuyas hermanas é hijas casaron, y sus colores -eran cobrizos.</p> - -<p>Pero no por esto negaremos la existencia de hombres relativamente -blancos en América, por efecto de un fenómeno etnográfico, que conviene -estudiar detenidamente, y por las influencias de las acciones físicas -y sociales, de las cuales el color es la resultante en todas las -<span class="pagenum"><a name="Page_28" id="Page_28">[28]</a></span> -latitudes; por lo cual los indios de Vera-Paz, á 1500 m. de altura, -por ejemplo, traían á la memoria los árabes de Argelia, según Brasseur -de Bourbourg. Montezuma, de la planicie del Anáhuac, no era más que -bronceado. Algunas tribus de la Pampa, que se pintan menos que las -del Norte, tienen el color de los paisanos de la España y del sud de -Italia<a name="FNanchor_90_90" id="FNanchor_90_90"></a><a href="#Footnote_90_90" class="fnanchor">[90]</a>.</p> - -<p>El problema de los hombres barbados es mucho más sencillo que el de los -hombres blancos. Pensar que los indios americanos son absolutamente -imberbes, como la generalidad, es un error del que podemos dar fe los -que conocemos indios montañeses, provistos generalmente de bigote y aún -de barba, como el indio Llampa, de Belén, cuya fotografía conseguimos -en una reciente excursión.</p> - -<p>Como la barba es un atributo viril, cuando el indio se propone -manifestar de una manera gráfica que lo que ha querido representar es -un varón, entonces exagerará en sus figuraciones tal atributo, dando -á la barba un tamaño doble y triple del que en realidad tendría el original.</p> - -<p>J. G. Müller hace notar que las razas americanas no son imberbes, y -que, por consiguiente, nada hay de sorprendente que se represente con -barba á ciertos personajes. Botchica, por ejemplo, es un ser viril, y -la barba es un atributo de virilidad que comparte con el Viracocha de -los aymarás, con el Quetzalcóatl de los toltecas y con el Coxcox de los -chichimecas. En cuanto á los naturales de la República Argentina, -<span class="pagenum"><a name="Page_29" id="Page_29">[29]</a></span> -el P. Bárcena habla de indios barbados en Córdoba, en carta á su Provincial; -Ambrosetti ha publicado un grupo de calchaquíes de Luracatao y una -familia Cainguá con varones barbados<a name="FNanchor_91_91" id="FNanchor_91_91"></a><a href="#Footnote_91_91" class="fnanchor">[91]</a>.</p> - -<p>Nosotros poseemos en nuestra colección una regular cantidad de pinzas -depilatorias, que los peruanos llamaban <i>canipachos</i><a name="FNanchor_92_92" id="FNanchor_92_92"></a><a href="#Footnote_92_92" class="fnanchor">[92]</a>, -con las que el indio se arrancaba la barba.</p> - -<p>La cuestión, pues, del hombre barbado, queda así explicada<a name="FNanchor_93_93" id="FNanchor_93_93"></a><a href="#Footnote_93_93" class="fnanchor">[93]</a>.</p> - -<p>Reasumiendo: el conquistador encontró que en toda la América la Cruz -era un símbolo sagrado; y, sin penetrar los orígenes y motivos de la -figura geométrica simbólica, ni tener en cuenta su universalidad como -tal, consideró desde el primer momento que ella fué importada á este -Continente, pues para aquel la cruz americana tenía el mismo valor que -el signo de su fe.</p> - -<p>Al conquistador no ocurrió que el símbolo sagrado fuese nativo, y por -eso no indagó los antecedentes que hubieran establecido la verdad del -tan debatido asunto.</p> - -<p>Posteriormente, cuando se detuvo á estudiar á la América y su genio -nativo y original, entonces comenzó á comprender que no había necesidad -de que apóstoles ú hombres blancos hubieran pisado su suelo, ni -discurrido por sus vastas soledades, enseñando dogmas y misterios y -dejando á la Cruz como recuerdo imperecedero de su predicación.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_31" id="Page_31">[31]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO II</span><br />EL SIGNO CRUCIFORME</h2></div> -<p class="center">SU PROFUSIÓN CONTINENTAL</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"><i>Universalidad del símbolo—La -combinación cruciforme como hecho matemático—La Cruz entre los -Pieles Rojas—En Méjico—En la América Central—Sepulcros mejicanos en -Cruz—Las tumbas de los Muyscas—El símbolo de la vida futura—Opinión -de Brinton—Orientación de los sepulcros—La Cruz de Cazumel—Cruces de -Guatulco y de Anáhuac—Cruz de Palenque—Su valor arqueológico—El emblema -de los Vientos—La Cruz en Cundinamarca—La Cruz en el Perú—Cruces de -Carabuco de Santa Cruz, de los Chunchos y del Cuzco—La Cruz en Chile y -en el Tucumán—Profusión del símbolo en Calchaquí—Opinión del marqués de Nadaillac.</i></p> - -<p>Desde mediados del siglo XVIII, y aún antes, comenzó á abrirse camino -la idea de que la Cruz no era pura y exclusivamente el signo del -cristiano. Cruces de distintos tamaños y de diversas formas, ó más bien -dicho signos cruciformes, aparecían en los monumentos y en los objetos -de arte de la más remota antigüedad. -<span class="pagenum"><a name="Page_32" id="Page_32">[32]</a></span></p> - -<p>Mucho costó desarraigar la creencia de que la Cruz v el signo del -Redentor eran una cosa inseparables. La arqueología misma tenía por -un axioma que la Cruz servía de criterium para reconocer lo que era -posterior á Cristo y pertenecía á la era actual. Este criterio, aún -á fines del siglo pasado, fué empleado por algunos americanistas -para resolver el problema de nuestra Cruz continental; pues si bien -admitieron la universalidad del símbolo, negaron obstinadamente su -veneración de parte de las naciones que lo emplearon; y así el Abate -Schmitz decía en pleno Congreso de Bruselas que no se podría citar -un solo ejemplo en toda la antigüedad de los pueblos salvages, fuera -de América, en donde la Cruz fuese venerada; que no era sinó por la -muerte del Cristo que la Cruz se hizo un signo de salud; y que si, por -consiguiente, se la encuentra adorada entre los pueblos salvages de la -América, es un indicio cierto de que el cristianismo fué conocido y -predicado<a name="FNanchor_94_94" id="FNanchor_94_94"></a><a href="#Footnote_94_94" class="fnanchor">[94]</a>.</p> - -<p>El Abate no tenía en cuenta que San Jerónimo mismo recordaba el alto -valor simbólico de aquella entre los antiguos samaritanos; y olvidaba -que en los geroglíficos egipcios el <i>Tau</i> y la Cruz empleáronse como el -símbolo de la vida futura, no existiendo nada tan sagrado como la Cruz -hermética ó Isiaca, cuya invención se atribuye á Mercurio Trismegistro. -Como símbolo sagrado de la religión, la Cruz desempeñó un papel -<span class="pagenum"><a name="Page_33" id="Page_33">[33]</a></span> -importantísimo en los misterios de Isis, como lo hizo notar un eminente -teólogo<a name="FNanchor_95_95" id="FNanchor_95_95"></a><a href="#Footnote_95_95" class="fnanchor">[95]</a>. -También ha tenido gran figuración como letra gerática ó sacerdotal, -tanto que el Tau, filológicamente hablando, es la radical del nombre -primitivo de Dios: del Thaut egipcio, del Théos griego, del Theut ó -Theutates celta y del Thon escandinavo. Cruces llevaron los monumentos -egipcios de ahora seis mil años. Cruces veíanse igualmente en manos de -Horo; al cuello de Apis, de Amom y de las Vestales; y en los timbales -de los Coribantes, y en los vasos sagrados con que se ofrendaba á los -dioses. Lo propio sucedía en Asiria y Babilonia. En Europa misma, en -las cercanías de Parma, de Reggio y de Módena, ó sea en las terramares -de la Emilia, se han encontrado cruces simbólicas en el fondo de las -vasijas, trabajadas en la alfarería muchos siglos antes de los romanos -y del cristianismo; lo mismo que en los cementerios de Villanova y en -las tumbas de Golasecca, en las cuales su culto se ha revelado de la -manera más completa<a name="FNanchor_96_96" id="FNanchor_96_96"></a><a href="#Footnote_96_96" class="fnanchor">[96]</a>.</p> - -<p>Entre tanto, un hecho arqueológico se comprobaba: la universalidad -del símbolo cruciforme, como la del círculo, del triángulo, del -cuadrilátero, del gancho ó segmento del cuadrado y del meandro. Y es -que la Cruz es una combinación geométrica natural; de manera que el -encontrarse en América no fué motivo para establecer conclusiones de otro orden. -<span class="pagenum"><a name="Page_34" id="Page_34">[34]</a></span></p> - -<p>No debe perderse de vista el hecho matemático de que la combinación -cruciforme suele ser el signo general de toda la geometría celeste y -terrestre. Los conocimientos astronómicos desempeñaban en América un -gran papel político y social. La Cruz del Sud, visible en toda la zona -tórrida, debió desde el primer momento impresionar los sentidos del -indio. La perfecta orientación de las fundaciones que precedieron á los -pueblos aztecas y quichuas, puede haberle vuelto un signo geométrico -relacionado con aquella, por la influencia del ángulo recto; y el -gusto por este ángulo, sin duda determinó la forma de las aberturas -de las construcciones de Palenque, en forma de Cruz griega, cuando -no de Tau egipcio. No olvidemos que los pueblos aztecas y quichuas -eran esencialmente geómetras; que trazaban ángulos rectos perfectos, -y que casi seguramente, como hemos podido comprobarlo en las ruinas -de nuestro Calchaquí, conocieron y usaron la escuadra y la plomada. -Además, la Cruz, mayormente si se ha trazado dentro de un círculo, -divide las figuras ó cosas en cuatro porciones iguales, lo que pudo -muy bien haber ocasionado su empleo como reguladora de cantidades. Las -marchas del sol, de los astros y la dirección geográfica de los rumbos, -indudablemente que han influido, así mismo, en su trazado.</p> - -<p>Es por algunos de estos motivos que Rialle, escribiendo sobre la Cruz -en Cundinamarca<a name="FNanchor_97_97" id="FNanchor_97_97"></a><a href="#Footnote_97_97" class="fnanchor">[97]</a>, -no dá trascendental importancia al hallazgo del signo, manifestando -que, como la costumbre de trazar líneas cortándose en ángulos rectos -se encuentra en todos los pueblos y remonta á todas partes, á todas -las épocas prehistóricas, esta coincidencia no es digna de llamar la atención. -<span class="pagenum"><a name="Page_35" id="Page_35">[35]</a></span></p> - -<p>Es de observar que Waldeck, en 1792, explicaba con la geometría la -existencia de cruces en ese sistema de los fondos reticulados de los -monumentos de Palenque, que tanto han dado qué decir, primero á los -creyentes, y después á los arqueólogos.</p> - -<p>En nuestra América la profusión con que se encuentra el símbolo es tal, -que dificilmente habrá existido un pueblo que no lo haya usado como -signo sagrado, ó figurativo por lo menos.</p> - -<p>Los Pieles Rojas y demás naciones del Norte valiéronse de la Cruz como -uno de sus símbolos hieráticos. Aparece en formas griegas en variados -objetos<a name="FNanchor_98_98" id="FNanchor_98_98"></a><a href="#Footnote_98_98" class="fnanchor">[98]</a>, -especialmente en su alfarería ceremonial, destinada á propiciar á -sus <i>Wind Spirit</i> y demás divinidades que ejercen influencia sobre -la atmósfera, los vientos y las lluvias; y testimonio de ello son -las ricas alfarerías depositadas en el Museo de Washington. Así -mismo la Cruz fué empleada como figura totémica por algunas tribus ó familias.</p> - -<p>En Méjico, ya sabemos como llamó desde el primer momento la atención -del conquistador, encontrándose venerada de parte de los aztecas y -demás naciones del imperio, cuyos dioses portaban la Cruz en la mano, -siendo ella honrada con víctimas. -<span class="pagenum"><a name="Page_36" id="Page_36">[36]</a></span></p> - -<p>El P. Lozano<a name="FNanchor_99_99" id="FNanchor_99_99"></a><a href="#Footnote_99_99" class="fnanchor">[99]</a>, -reproduce lo que sobre el sagrado signo en la América Central -escribieron Gomara<a name="FNanchor_100_100" id="FNanchor_100_100"></a><a href="#Footnote_100_100" class="fnanchor">[100]</a> -y Malvenda<a name="FNanchor_101_101" id="FNanchor_101_101"></a><a href="#Footnote_101_101" class="fnanchor">[101]</a>. -Las cruces de Cozumel y de Yucatán llaman la atención de aquel -cronista, diciendo que en estos lugares se veneraba el símbolo de -la redención, sellando con él las lápidas de sus sepulcros, como lo -registraron los españoles cuando descubrieron estas provincias. Desde -los más remotos tiempos nahuas y mayas adoraban, suspendido en sus -templos de Popayán y Cundinamarca, el emblema augusto, del mismo modo -que los mejicanos<a name="FNanchor_102_102" id="FNanchor_102_102"></a><a href="#Footnote_102_102" class="fnanchor">[102]</a>.</p> - -<p>Fué en todo tiempo un hecho curioso y digno de llamar la atención, que -las tumbas entre estos últimos afectasen la forma cruciforme en su distribución.</p> - -<p>Entre los muyscas de Cundinamarca los muertos gozaban de la vida eterna -ó sufrían crueles castigos, siendo la última enfermedad la confirmación -de su póstumo destino. Los hombres que perecían en la guerra y las -mujeres muertas de parto, seguramente gozaban de la eterna felicidad, -lo mismo que los que sucumbían de una pleuresia ó hemorragia; mientras -que otro género de muerte fué considerada como una señal de la cólera -de los dioses. En este último caso los muyscas no colocaban cruces -sobre las tumbas de los extintos; más si la naturaleza de la muerte -indicaba felicidad futura, la cabeza del cadáver era cubierta de -<i>bixa</i>, enterrándose á este en una tumba perfumada, construyéndose -sobre el túmulo un pequeño santuario rematado en una Cruz. -<span class="pagenum"><a name="Page_37" id="Page_37">[37]</a></span></p> - -<p>Estos interesantísimos datos dícennos con claridad que la Cruz entre -los muyscas fué un símbolo de la vida futura, lo mismo que en Yucatán, -en donde los cuatro Bacabs ó los cuatro Vientos pasaban por los autores -de la vida; y de aquí las cuatro urnas funerarias para cada muerto.</p> - -<p>Brinton<a name="FNanchor_103_103" id="FNanchor_103_103"></a><a href="#Footnote_103_103" class="fnanchor">[103]</a> -sigue la misma opinión, manifestando que la Cruz es ese famoso «Arbol -de nuestra Vida».</p> - -<p>Refiriéndose este autor especialmente á las tumbas mejicanas en forma -de Cruz, dice que si las tumbas de los mejicanos, como se ha asegurado, -tuvieron tal forma, era indudablemente por relación á una resurrección -y á una vida futuras que estaban colocadas bajo este símbolo, indicando -que el cuerpo enterrado resucitaba bajo la acción de los cuatro -espíritus del mundo, como la simiente enterrada recobra una nueva -existencia cuando es regada por las lluvias primaverales.</p> - -<p>Nosotros añadiremos que la orientación de los sepulcros y sus formas, -deberían responder especialmente á propiciar en favor del muerto la -ayuda de los genios cardinales ó de los dioses del norte, sud, este y -oeste, tan venerados por los pueblos del norte.</p> - -<p>En estas regiones septentrionales y centrales de la América, y -especialmente entre los mayas de Yucatán, que adoraban la Cruz de la -isla de Cozumel, implorábase al sagrado emblema para que cesasen las -secas; de modo que en tales países, aparte del carácter atmosférico -del símbolo, la Cruz representaba la vida de todas las cosas de la -naturaleza, por acción de los fenómenos meteorológicos que hacen nacer, -crecer y fructificar las especies animales y vegetales. -<span class="pagenum"><a name="Page_38" id="Page_38">[38]</a></span></p> - -<p>Esta Cruz de Cozumel, llevada por los naturales en procesión á la -orilla de los lagos y ríos en tiempo de seca, fué motivo de largas -divagaciones de parte del conquistador, por más que su veneración -no fuese el asunto principal en las creencias nativas, pues el dios -Cozumel era la suprema divinidad de la isla, y la Cruz tan solo su -insignia ó emblema<a name="FNanchor_104_104" id="FNanchor_104_104"></a><a href="#Footnote_104_104" class="fnanchor">[104]</a>.</p> - -<p>En Méjico ó Nueva España, con la primera Cruz que dieron los -castellanos fué con la de Guatulco, la cual, según Gregorio García<a name="FNanchor_105_105" id="FNanchor_105_105"></a><a href="#Footnote_105_105" class="fnanchor">[105]</a> -tomóse por una insignia apostólica, grabada en una roca, con el retrato -del Santo, “para memoria perpetua de cosa tan santa”. Esta Cruz es -fama que hacía quince siglos que existía cuando don Juan de Cervantes, -obispo de Goajaca, la hizo trasladar á su catedral.</p> - -<p>Otra famosa Cruz fué encontrada en el templo de Anáhuac, de gran -veneración; y Cortés, en su expedición á Tabasco, dió con una de -piedra, de cerca de tres pies de alto.</p> - -<p>Pero la más famosa de las cruces pareció ser la de Palenque, encontrada -en unas grandiosas y seculares ruinas, desconocidas para los mismos -naturales del país, sobre las que había crecido una gran selva en -tiempo de la llegada de los españoles á Yucatán. Estas ruinas, para la -arqueología americana, son los restos de las monumentales obras dejadas -<span class="pagenum"><a name="Page_39" id="Page_39">[39]</a></span> -por extintos pueblos primitivos, haciendo Alejandro Lenoir remontar -su origen á más de 3000 años, considerándolas Braseur de Bourbourg -como anteriores á las más antiguas construcciones del viejo mundo. -Waldeck<a name="FNanchor_106_106" id="FNanchor_106_106"></a><a href="#Footnote_106_106" class="fnanchor">[106]</a> -describió las ruinas á fines del siglo XVIII, dedicando especialmente -su obra al estudio de su famosa cuanto simbólica Cruz, que gracias -á sus dibujos, los de Stephens, de Castañeda y las fotografías de -Charnay, ha salvado hasta nosotros, pues que ella fué extraída del -grupo esculpido en medio del cual se encontraba con toda su primitiva -grandeza<a name="FNanchor_107_107" id="FNanchor_107_107"></a><a href="#Footnote_107_107" class="fnanchor">[107]</a>.</p> - -<p>En la <a href="#FIG_03">figura 3</a> ofrecemos los detalles más salientes de tan admirable escultura.</p> - -<p>Sobre este secular emblema, cuyo palo superior termina en una cara -zoomorfa, aparecía asentado un pájaro fantástico, de larga cola, -cuya cabeza y plumaje extravagantes delataban perfectamente bien su -carácter simbólico. A este pájaro es al que, sin duda, ofrendaba el -indio, artísticamente vestido, un niño estendido sobre sus brazos, -estirados horizontalmente en actitud de súplica. El conjunto tenía por -base una figura de ídolo. La Cruz aparecía sobrecargada de líneas y -de accesorios complicados, que formaban algunos de esos símbolos cuyo -valor no nos es desconocido. En su torno habíanse grabado caracteres geroglíficos. -<span class="pagenum"><a name="Page_40" id="Page_40">[40]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_03" id="FIG_03"></a> - <img src="images/fig_03.jpg" alt="_" width="500" height="591" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 3</b>. Cruz venerada en el templo del Sol, de Palenque.</p> -</div> - -<p>La Cruz de Palenque, sin lugar á dudas de ningún género, es un -interesante elemento de escritura sagrada, un símbolo, cuyo valor -mitológico puede calcularse por haber sido esculpida sobre piedras -sagradas, en el recinto de un templo erigido en honor del sol. Es -para nosotros el ave, el volátil asentado encima de la Cruz, la -figura emblemática que puede llevarnos á clasificarla como un símbolo -atmosférico, si es que el ave, ofrendada de parte del indio, es la -representación ornitomorfa de la Nube que produce la lluvia por acción -del sol<a name="FNanchor_108_108" id="FNanchor_108_108"></a><a href="#Footnote_108_108" class="fnanchor">[108]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_41" id="Page_41">[41]</a></span></p> - -<p>En la América Central, más que una cosa principal del culto, la -Cruz fué una insignia de los dioses del Aire, y figuró como un emblema -acuático, entre otros. Sus cuatro palos, ó dos líneas que se cortan en -ángulos rectos, representaban los cuatro vientos que traían las nubes, -de las que caía la lluvia, que fecundaba y alentaba todas las cosas.</p> - -<p>Lo mismo sucedía en Cundinamarca. La Cruz en este país fué objeto de -veneración á causa de aparecer como el signo gráfico figurativo de los -puntos cardinales y de la rosa de los vientos, siendo aquellos cuatro -puntos en toda América cuatro genios del viento, cuatro personalidades -míticas tutelares; de modo que cuando se habla del «norte», lo que -en realidad quiere decirse es «viento que sopla del norte». Estos -cuatro vientos, estos cuatro genios arrastran las lluvias; y de aquí -el importantísimo papel que desempeñan en las cosmogonías de los -dioses-agua ó dioses-sol.</p> - -<p>En el Perú, igualmente, la Cruz aparece con mucha profusión; pero -las cruces peruanas no han sido estudiadas por la arqueología, sinó por -la filosofía religiosa, con su mal preparado criterio.</p> - -<p>Una breve noticia de las cruces enumeradas por los cronistas de -Indias bastará para que nos demos cuenta exacta de la importancia que -se atribuyó al símbolo en el pueblo de los Incas. -<span class="pagenum"><a name="Page_42" id="Page_42">[42]</a></span></p> - -<p>El P. Techo<a name="FNanchor_109_109" id="FNanchor_109_109"></a><a href="#Footnote_109_109" class="fnanchor">[109]</a> -menciona especialmente la Cruz de Carabuco, aldea contigua al Titicaca, -y sin duda influenciada por su civilización. Esta Cruz, cualquiera -que sea el motivo invocado, aparece arrojada varias veces al agua, -sobrenadando en la corriente, sin hundirse, é inaccesible al poder -del fuego. La Cruz fué enterrada, por fin, en un hoyo profundo en las -márgenes del lago, del cual es fama que la estrajo el cura Sarmiento, -después de la revelación de los indios anansayas<a name="FNanchor_110_110" id="FNanchor_110_110"></a><a href="#Footnote_110_110" class="fnanchor">[110]</a>. -Es también digna de llamar la atención la influencia de la Cruz sobre -los rayos, pues al decir de Montoya, nuestro Señor hacía con esta cruz -muchos milagros, y principalmente «<i>contra los rayos</i>»<a name="FNanchor_111_111" id="FNanchor_111_111"></a><a href="#Footnote_111_111" class="fnanchor">[111]</a>.</p> - -<p>La de Santa Cruz de la Sierra, que dió su nombre á la provincia, fué -mentada por Fr. Gregorio García en su <i>Predicación del Evangelio</i>. El -cronista cuenta que esta Cruz se veía grabada en medio de una roca, -junto á unos pies esculpidos, que se dicen ser de Pay Zumé, dato que -nos indicaría que la Cruz de que tratamos no es otra cosa que un signo -complementario del de los pies esculpidos, de que nos ocupamos en el -capítulo anterior, ó sea: un símbolo acuático ó astrolátrico.</p> - -<p>Corrobora esta creencia la noticia del P. Josef de Acosta<a name="FNanchor_112_112" id="FNanchor_112_112"></a><a href="#Footnote_112_112" class="fnanchor">[112]</a> -de que los indios, cuando la adoraban, demandábanle lluvias. -<span class="pagenum"><a name="Page_43" id="Page_43">[43]</a></span></p> - -<p>El P. de la Calancha escribe sobre la Cruz misteriosa de los Chunchos, -entre las montañas; y está demás decir que para este escritor fanático -es obra del Apóstol.</p> - -<p>De la famosa Cruz del Cuzco, que los españoles llevaron á la catedral, -labrada «con mármol fino, de color blanco y encarnado de jaspe -cristalino», ocupóse el Congreso de Americanistas de Luxemburgo, -haciendo notar el marqués de Monclar<a name="FNanchor_113_113" id="FNanchor_113_113"></a><a href="#Footnote_113_113" class="fnanchor">[113]</a> -que la Cruz existió en el centro mismo del imperio de los Incas, y -que era allí objeto de gran veneración. El marqués negaba que pudiera -representar los cuatro puntos cardinales, como se sostenía á causa de -habérsela encontrado colocada verticalmente, colgada de su agujero de suspensión.</p> - -<p>Lozano<a name="FNanchor_114_114" id="FNanchor_114_114"></a><a href="#Footnote_114_114" class="fnanchor">[114]</a> -hace referencias á esta insignia «que tuvieron en veneración» los ingas, siguiendo -á Garcilaso de la Vega<a name="FNanchor_115_115" id="FNanchor_115_115"></a><a href="#Footnote_115_115" class="fnanchor">[115]</a>; -siendo de advertir que éste duda de los motivos de «su veneración», -pues asegura que era simplemente venerada y no «adorada»,—«lo cual -escribe, debía ser <i>por su hermosa figura</i>, ó por algún otro respeto -que no saben decir».</p> - -<p>De este modo, la Cruz de mármol se convertía para Garcilaso en un -fetiche <i>Canopa</i>.</p> - -<p>Respecto á la observación del marqués de Monclar, que la Cruz no podía -ser emblema de los cuatro puntos cardinales á causa de su colocación -vertical, no la juzgamos argumento serio. -<span class="pagenum"><a name="Page_44" id="Page_44">[44]</a></span></p> - -<p>Los mapas murales, colgados verticalmente, figuran la planicie de la -tierra y de los mares, no obstante. Si la Cruz representaba los puntos -cardinales, y en tal concepto recibía veneración, no era preciso que -estuviese horizontalmente colocada, por cuanto ella no representaría -propiamente un signo geográfico, sinó que valdría como un emblema -sagrado, alusivo á los cuatro vientos venidos de los cuatro rumbos; y, -por otra parte, si en las ceremonias hacíase necesaria su disposición -horizontal, así se efectuaría en cada caso ocurrente, colgándosela de nuevo.</p> - -<p>Lo que nosotros dudamos es que se haya probado que esta Cruz peruana representaba -los puntos cardinales, por más que así lo fuese en otros pueblos americanos.</p> - -<p>En el imperio parece que los Incas mismos portaban la Cruz, pues, según -Fernández, los candidatos al llauto vestían una camisa blanca «con cosa -que se asemejaba á una cruz bordada en el pecho»<a name="FNanchor_116_116" id="FNanchor_116_116"></a><a href="#Footnote_116_116" class="fnanchor">[116]</a>.</p> - -<p>En Chile, en donde el Apóstol sólo estuvo de paso al decir de los -cronistas, se han encontrado interesantes objetos arqueológicos con -cruces. En el capítulo sobre la Cruz en los Petroglyfos tendremos, por -ejemplo, ocasión de hacer notar las interesantes cruces con que está -ornada la pictografía de Tinguiririca, al lado de otros símbolos de -indiscutible valor acuático ó atmosférico, lo que podría servir para -determinar su valor figurativo en la región andina. -<span class="pagenum"><a name="Page_45" id="Page_45">[45]</a></span></p> - -<p>Nuestro Tucumán, no obstante el silencio de los cronistas, que no -han parado su atención en las riquezas arqueológicas de la tierra, -es, sin duda alguna, la nación americana más rica en figuraciones de -cruces nativas, ya sea en sus petrografías ó pictografías, como en su -espléndida cerámica, en sus ídolos, y hasta en sus diversos objetos -artísticos de adorno ó de fantasía.</p> - -<p>Da nuestra sola colección de objetos calchaquíes podríamos presentar un -centenar en los cuales la Cruz, hermosamente trazada, aparece pintada, -grabada ó esculpida, siempre con marcada insistencia, y con motivos -determinados, obedeciendo á una tendencia simbólica uniforme, sin -excepciones que hagan vacilar al espíritu arqueológico.</p> - -<p>Es por estas circunstancias que la Cruz de Calchaquí será -preferentemente estudiada en este libro; y á ello deberemos en gran -parte poder arribar á conclusiones que á nuestro juicio no admiten -réplicas, resolviendo definitivamente el ya secular problema.</p> - -<p>Tal como hasta ahora aparece el signo, y por los datos someramente -consignados, puede decirse con el marqués de Nadaillac que la Cruz -americana era tenida «como el símbolo de la potencia creatriz y -fertilizante de la naturaleza»<a name="FNanchor_117_117" id="FNanchor_117_117"></a><a href="#Footnote_117_117" class="fnanchor">[117]</a>.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_47" id="Page_47">[47]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO III</span><br />LA CRUZ SIMBÓLICA</h2></div> -<p class="center">EN LA ARQUEOLOGÍA PERUANA</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>Influencia de la religión en -el valor del símbolo—La Cruz entre los Aymarás y los Quichuas—Atlas -de Rivero y Tschudi y reproducciones de Wiener—El palacio del -Chimu—Aticci Viracocha y el ídolo de Collo-Collo—Monumentos sepulcrales -con Cruz—Material iconográfico de Jiménez de la Espada—La Cruz en -los huaqueros—Telas de la Horca, Paramonga, Pachacámac, Chancay y -Ancón—Opiniones de Jiménez de la Espada y M. Bollaert—La lámina -simbólica del Yamqui Pachacuti—La Zara-Mama y la Cruz—Una cita del -P. Cobo—El Tau de Allchurch—La Cruz como símbolo astrolátrico y -atmosférico.</i> </p> - -<p>Hemos dicho, y lo repetimos nuevamente, que el asunto de la Cruz en -el Perú, arqueológicamente considerado, no ha sido motivo de estudios -profundos y satisfactorios, como los que se han practicado sobre el -símbolo en otros pueblos. Los breves trabajos que al respecto hemos -leído, apenas si pasan de acumulaciones de datos, de ligeras noticias, -ilustradas con algunas láminas, en las que tampoco se ha tenido el -cuidado de elegir lo mejor. -<span class="pagenum"><a name="Page_48" id="Page_48">[48]</a></span></p> - -<p>Este asunto de la Cruz peruana se presenta complejo á causa de los -cambios repentinos y trascendentales de religión y de política, -intimamente ligadas entre sí. En la civilización aymarítica, surgida -de los grandes lagos, es el Agua, el elemento líquido encarnado en el -Huiracocha de Tiahuanaco, el fundamento y el objeto de la religión<a name="FNanchor_118_118" id="FNanchor_118_118"></a><a href="#Footnote_118_118" class="fnanchor">[118]</a>. -Pacaritambo, de donde nace la aurora, y Chingano, en donde la luz -explende, son otros dos grandes focos de civilización<a name="FNanchor_119_119" id="FNanchor_119_119"></a><a href="#Footnote_119_119" class="fnanchor">[119]</a>. -El culto al Sol, á ese hacedor fecundo, impónese con los Incas; y cuando -alguna vez desmaya, vuelve á surgir de nuevo con todo su brillo secular. -Finalmente, por actos trascendentales de política, que afianzan la -solidez del imperio del Cuzco, las dos grandes religiones rivales se -refunden, complementándose la una á la otra, el día en que el dios -Huiracocha es colocado con toda su magestad, y con atributos solares, -en los <i>aris</i> de la heliolatría. Entonces los dioses acuáticos y -astrolátricos combinan su acción para obrar sobre la naturaleza y -fecundarla, produciendo las lluvias, como que también el dios-sol llora -agua y rocío, y haciendo nacer, crecer y fructificar todas las cosas.</p> - -<p>El símbolo de la Cruz, que indiscutiblemente existió en todos los -ciclos, tanto incásicos como preincásicos, sufrió la influencia de -estos cambios de cultura y de religión. Símbolo acuático, cuando -<span class="pagenum"><a name="Page_49" id="Page_49">[49]</a></span> -preponderó la religión aymarítica, se volvió símbolo astrolátrico -cuando dominó la quichua; transformándose en símbolo atmosférico -combinado, de doble valor acuático y luminoso, cuando las religiones -se fundieron en una sola. En este último caso, la Cruz, hablando -en términos arqueológicos, debe denominarse símbolo atmosférico, -emblema de las nubes, de los vientos y de los fenómenos meteorológicos -producidos por la acción del sol.</p> - -<p>Nuestro material iconográfico lo demostrará por sí mismo. En el -ídolo aymarítico de Collo-Collo, en los monumentos primitivos, en -los <i>huaqueros</i> ó vasos ceremoniales del culto al Agua, aparecerá -la Cruz; de la propia manera que figurará en el arte quichua, en -sus construcciones, en sus dioses, en su alfarería, en sus telas, -y, finalmente, en las representaciones astrolátricas y en la famosa -plancha celeste del Yamqui Pachacuti, como un emblema luminoso formado -por astros del cielo.</p> - -<p>Somos sin duda los primeros que hemos hecho estas afirmaciones respecto -al valor simbólico de la Cruz en el Perú, afirmaciones que, por suerte, -podremos comprobar en el desarrollo de este capítulo, en el que -seguiremos á la Cruz en el orden en que la arqueología la ha tratado, -sin preocuparnos de la cronología de sus alternativas simbólicas.</p> - -<p>Comenzaron los señores Rivero y Tschudi<a name="FNanchor_120_120" id="FNanchor_120_120"></a><a href="#Footnote_120_120" class="fnanchor">[120]</a> -por ofrecernos figuraciones y representaciones cruciformes del mayor -interés. Entre las clásicas cruces presentadas distínguense las de las -ruinas del palacio del Chimu, de los pilares del templo de Coati y de -una de las esculturas de Tiahuanaco. -<span class="pagenum"><a name="Page_50" id="Page_50">[50]</a></span></p> - -<p>M. de Bollaert publicó su interesantísimo <i>tupu</i> de oro con cruces, -que fué objeto de variados comentarios.</p> - -<p>Wiener, en su obra «Perú y Bolivia», ofrécenos un material interesante, -aunque disperso, de objetos incásicos y preincásicos con cruces.</p> - -<p>En el Apéndice del trabajo de Jiménez de la Espada, presentado al -Congreso de Bruselas<a name="FNanchor_121_121" id="FNanchor_121_121"></a><a href="#Footnote_121_121" class="fnanchor">[121]</a>, -este distinguido americanista reproduce nuevos ejemplares.</p> - -<p>Los grandes monumentos de Tiahuanaco pueden admirarse en la obra -reciente de Max Uhle y Stubel.</p> - -<p>Entre las grandes y antiquísimas construcciones que ostentan la -insignia cruciforme, son dignas de especial mención los muros con -bajorelieves del palacio norte en el gran Chimu, levantado sobre la -primera de las tres grandes terrazas con ruinas por el brazo poderoso -de los chimus, que desafiaban con sus trabajos ciclopeos á las fuerzas -terraqueas que de tiempo en tiempo mueven el suelo que habitaron. Este -gran muro está reproducido por Wiener<a name="FNanchor_122_122" id="FNanchor_122_122"></a><a href="#Footnote_122_122" class="fnanchor">[122]</a>. -Las figuraciones cruciformes que ostenta el mismo, talladas sobre -la piedra, son numerosas; y, convenientemente distribuidas, adornan -los frescos y bajorelieves, semejantes en su disposición artística á -las más bellas pinturas de las telas peruanas, valiéndose de líneas -escalonadas y rectas que trazan en el duro material figuras geométricas -de admirable simetría. Estas cruces hacen recordar de otras semejantes, -en bajorelieve, de monumentos mejicanos, viéndose con ello que en el -Perú también la Cruz servía de ornamentación. -<span class="pagenum"><a name="Page_51" id="Page_51">[51]</a></span></p> - -<p>Cieza atribuye un alto origen á los monumentos megalíticos -de Tiahuanaco, que para él,—y vale bien la pena de -consignarlo,—representan á ese apostólico Aticci Viracocha, al cual, -según su afirmación, «fuéronle en muchas partes hechos templos en los -cuales pusieron <i>bultos de piedra</i> á su semejanza, y delante dellos -hazían sacrificios. Los bultos grandes, agrega, <i>questán en el pueblo -de Tiauanaco</i>, se tiene que fué desde aquellos tiempos.»</p> - -<p>Nuestro americanista Lafone Quevedo, sin conocer esta cita de Cieza, -atribuyó muy acertadamente la cabeza del famoso ídolo de Collo-Collo y -la imagen del Dios-Sol de Wiener á representaciones de este Aticci, el -dios del Agua<a name="FNanchor_123_123" id="FNanchor_123_123"></a><a href="#Footnote_123_123" class="fnanchor">[123]</a>.</p> - -<p>Refiriéndose al ídolo de Collo-Collo, que se encuentra entre Tiahuanaco -y La Paz, y que mide 1.37 m. de alto (<a href="#FIG_04">Fig. 4</a>), escribe en el lugar -citado: «Es una cabeza de pórfido con curiosos grabados; pero lo -que importa son los ojos (grandes círculos), que no son más que -dos <i>Imaymanas</i><a name="FNanchor_124_124" id="FNanchor_124_124"></a><a href="#Footnote_124_124" class="fnanchor">[124]</a>, de que cuelgan unos tres <i>Tocos</i><a name="FNanchor_125_125" id="FNanchor_125_125"></a><a href="#Footnote_125_125" class="fnanchor">[125]</a>, -ventanas. Es curioso que tres son los <i>tocos</i> que cita Pachacuti. El -ídolo representará á <i>Aticci Viracocha</i>, con los atributos de sus dos -hijos por ojos, etc. En la banda de la frente se distingue el mismo -<i>pescado</i> de que habla Wiener en su pág. 703.» -<span class="pagenum"><a name="Page_52" id="Page_52">[52]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_04" id="FIG_04"></a> - <img src="images/fig_04.jpg" alt="_" width="400" height="591" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 4</b>. Idolo de Collo-Collo.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_53" id="Page_53">[53]</a></span> -Lo que á nuestro asunto interesa en este ídolo de Collo-Collo, ó -figuración trina y una de Imaymana, Tocapo y Atticci, padre este último -de los primeros, que representa al dios acuático por excelencia, son -cabalmente esas esculturas zoomorfas de su banda frontal, con grabados -cruciformes en sus cuerpos, tanto más cuanto que ellas han sido -trabajadas sobre esos <i>pescados</i> á que aluden Wiener y Lafone Quevedo. -El pescado del dios,—no hay para qué apurar las deducciones,—es un -atributo acuático del mismo, que expresa que impera sobre los mares -y masas líquidas. Las dos cruces griegas sobre el primero de estos -animales, á la izquierda, y las dos sobre el del medio, entre otras -figuras emblemáticas, indican claramente que son símbolos acuáticos -complementarios; y rara vez podrán encontrarse cruces dispuestas de tal -manera, que expresen desde el primer momento su valor como caracteres ó -signos míticos.</p> - -<p>Igualmente el dios del Aire ó de la Atmósfera, que se reproducirá en el -capítulo siguiente, y que aparece como un monstruo ofídico, si no es -portador de cruces, lo es al menos de <i>Taus</i>, uno de los que luce en -su mano, llevando fálico casco en su cabeza. El Tau aparece en muchas -ocasiones sustituyendo á la Cruz, y viceversa<a name="FNanchor_126_126" id="FNanchor_126_126"></a><a href="#Footnote_126_126" class="fnanchor">[126]</a>.</p> - -<p>En los grandes pueblos antiguos pueden observarse, como en Méjico, -huacas en forma de Cruz. Un ejemplar de huaca de Pachacámac es muy curioso (<a href="#FIG_05">Fig. 5</a>).</p> - -<p>Muy interesante entre esta clase de monumentos es la «Chulpa ó Torre -Sepulcral», que nos ofrece Squier en su libro, ya citado, sobre la -Tierra de los Incas<a name="FNanchor_127_127" id="FNanchor_127_127"></a><a href="#Footnote_127_127" class="fnanchor">[127]</a>, lámina que reproduce el marqués de Nadaillac<a name="FNanchor_128_128" id="FNanchor_128_128"></a><a href="#Footnote_128_128" class="fnanchor">[128]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_54" id="Page_54">[54]</a></span></p> - -<p>Los estucos de la Chulpa, de blanco y rojo en cuadrados alternados, -forman una Cruz perfecta sobre su superficie externa; siendo de -advertir que cada uno de estos cuadrados está dividido por una -diagonal, que deja dos triángulos, de tal manera que cuatro triángulos -rojos y cuatro blancos hacen Cruz. Sobre la superficie total de la -Chulpa destácase, además, pintada, una gran Cruz de San Andrés, -adornados sus brazos con taus (cinco y seis respectivamente), y con -un círculo en el punto de intersección de los palos del signo. La -construcción es una mezcla de cal y arcilla.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_05" id="FIG_05"></a> - <img src="images/fig_05.jpg" alt="_" width="500" height="258" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 5</b>. Huaca de Pachacámac.</p> -</div> - -<p>Revisemos ahora el material iconográfico que nos ofrecen Jiménez de la -Espada y Wiener, antes citados<a name="FNanchor_129_129" id="FNanchor_129_129"></a><a href="#Footnote_129_129" class="fnanchor">[129]</a>, -fijando brevemente nuestra atención en la manera y forma como se -presentan las cruces en los objetos y telas que estos americanistas reproducen. -<span class="pagenum"><a name="Page_55" id="Page_55">[55]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_06" id="FIG_06"></a> - <img src="images/fig_06.jpg" alt="_" width="400" height="601" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 6</b>. Huaquero con adornos cruciformes.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_56" id="Page_56">[56]</a></span> -Jiménez de la Espada en las láminas de su trabajo (Figs. 11, 14, 15, -16 y 17 de su Apénd.) ofrécenos poco, aunque interesante material. Los -símbolos de los objetos son cruces maltosas ó de San Juan, como las de -su Fig. 16, y griegas, como las 11 y 14.</p> - -<p>El autor, al reproducir sus objetos, limítase á enumerarlos; pero es -fácil hacer algunas observaciones tendentes á insinuar las relaciones -del símbolo de la Cruz con el Agua.</p> - -<p>El que señala con el número 11, y que reproducimos en la <a href="#FIG_06">Fig. 6</a>, es un -<i>huaquero</i> antropomorfo de vientre abultado, con su cuello arqueado, -rematando en la cabeza y espalda del mismo. Se trata de una vasija -para contener <i>agua</i>. En la toca ó pañolón de la figura humana van -pintadas con alguna simetría cruces griegas. Aunque adorno, debe desde -ya notarse que las cruces van figuradas sobre un objeto destinado á -depósito del líquido.</p> - -<p>Igualmente es un huaquero casi circular el bellísimo objeto 17, que -reproducimos en la <a href="#FIG_07">Fig. 7</a>, con una especie de pistón para llenarle de -líquido. Al centro de la parte ventral del objeto, aparece una grande -y artística Cruz griega, con un <i>toco</i> doble (símbolo de fecundación) -en el punto mismo de intersección de los palos del signo. La Cruz en -este caso vése que ha sido el motivo de la obra; y aquella en medio -del huaquero redondo, se parece á esos círculos con cruces, que tanto -abundan en el Perú. El valor del símbolo, como emblema acuático, parece -bien insinuado en el presente ejemplar.</p> - -<p>Más llamativo aún es el objeto 16 (<a href="#FIG_08">Fig. 8</a>), pues encima de la franja -inferior con tres maltesas pintadas vése una segunda franja con tres -representaciones de peces, y una tercera de animales, que sin duda son -<span class="pagenum"><a name="Page_57" id="Page_57">[57]</a></span> -anfibios. Es claro que en esto caso las cruces aparecen tener -relaciones directas con el <i>agua</i>, elemento que sirve de medio de vida -á las especies figuradas, trayéndonos á la memoria, los grabados en la -banda frontal del ídolo de Collo-Collo.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_07" id="FIG_07"></a> - <img src="images/fig_07.jpg" alt="_" width="400" height="515" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 7</b>. Huaquero cruciforme.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_58" id="Page_58">[58]</a></span> -En el objeto 14 (<a href="#FIG_09">Fig. 9</a>) las cruces dobles alternan con <i>tocos</i> dobles, -apareciendo en cuatro campos cuadrados, dos arriba y dos abajo, un -toco y una Cruz, y una Cruz y un toco, respectivamente. El toco, -recordaremos, es el símbolo de Tocapo Viracocha, una de las tres -personas del dios de las <i>aguas</i>.</p> - -<p>Recorriendo la obra de Wiener, puede encontrarse en ella un material -iconográfico numeroso é interesante.</p> - -<p>Revisaremos los principales ejemplares en el orden en que aparecen -reproducidos en el libro del autor de Perú y Bolivia.</p> - -<p>En las esquinas de los rectángulos centrales de una tela del cerro de -la Horca (<a href="#FIG_10">Fig. 10</a>), vénse cruces formadas por escaques, alternadas -artísticamente. En medio de los rectángulos, reprodúcense ramas de -vegetal. En los rectángulos laterales, aparecen unas figurillas -humanas de rostro triangular, cuyos cuellos y brazos se cortan en -Cruz, figurillas que en vez de pies llevan cabezas de aves,—pájaros -simbólicos que sin duda son <i>suris</i> ó avestruces, pero que en todo caso -deben representar al ave de la tormenta,—por lo cual las figurillas, -con sus ojos Imaymanas en la región ventral, serán representaciones -atmosféricas. Las ramas de árbol darían idea de la lozanía de la -vegetación. Las cruces contiguas valdrían por signos atmosféricos de -lluvia<a name="FNanchor_130_130" id="FNanchor_130_130"></a><a href="#Footnote_130_130" class="fnanchor">[130]</a>.</p> - -<p>En otra tela con figurillas semejantes<a name="FNanchor_131_131" id="FNanchor_131_131"></a><a href="#Footnote_131_131" class="fnanchor">[131]</a>, -aparecen artísticos símbolos cruciformes sobre los cuerpos de las -mismas y al lado de sus cabezas, con taus por adornos ó penachos (<a href="#FIG_11">Fig. 11</a>). -<span class="pagenum"><a name="Page_59" id="Page_59">[59]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_08" id="FIG_08"></a> - <img src="images/fig_08.jpg" alt="_" width="500" height="302" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 8</b>. Figuración de cruces y peces.</p> -</div> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_09" id="FIG_09"></a> - <img src="images/fig_09.jpg" alt="_" width="500" height="372" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 9</b>. Cruces alternadas con tocos.</p> -</div> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_10" id="FIG_10"></a> - <img src="images/fig_10.jpg" alt="_" width="500" height="340" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 10</b>. Tela con pinturas simbólicas.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_60" id="Page_60">[60]</a></span></p> - -<div> - <a name="FIG_11" id="FIG_11"></a><a name="FIG_12" id="FIG_12"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_11.jpg" alt="_" width="200" height="336" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 11</b>. Tela de Paramonga.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_12.jpg" alt="_" width="150" height="280" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 12</b>. Huaquero de Trujillo.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Un hermoso huaquero antropomorfo encontrado en Trujillo<a name="FNanchor_132_132" id="FNanchor_132_132"></a><a href="#Footnote_132_132" class="fnanchor">[132]</a>, que -representa una cara humana, luce en la frente una ancha <i>vincha</i> -llena de labores, y sobre ellas tres campos cuadranglares, con cruces -griegas, blancas y dobles, al centro de los mismos (<a href="#FIG_12">Fig. 12</a>).</p> - -<p>Interesantísimo es el <i>yuro</i> doble (<a href="#FIG_13">Fig. 13</a>), encontrado en el -Cuzco<a name="FNanchor_133_133" id="FNanchor_133_133"></a><a href="#Footnote_133_133" class="fnanchor">[133]</a>, -uno de los cuales, el de la izquierda, tiene pintadas tres -bandas horizontales en la sección ventral. Sobre cada una de las dos -bandas inferiores figuran cruces dobles, alternadas con dobles tocos, -de punto al centro, que al instante hacen recordar el objeto 14 de -<span class="pagenum"><a name="Page_61" id="Page_61">[61]</a></span> -Jiménez de la Espada, reproducido en nuestra <a href="#FIG_09">Fig. 9</a>. En la banda -superior aparecen sólo cruces, contiguas al cuello del objeto. En -otro ancho campo ventral del yuro, al rematar las bandas cruciformes, -destácanse figurillas animales monstruosas, de larga y arqueada cola, -seguramente divinidades del aire, viéndose debajo de ellas, como -adorno, los signos simbólicos de la S volcada, que también tenemos por -acuáticos, como representativos del ruido del trueno<a name="FNanchor_134_134" id="FNanchor_134_134"></a><a href="#Footnote_134_134" class="fnanchor">[134]</a>. -Las cruces de este yuro, destinado á guardar agua, son demasiado -significativas, y más si se tiene en cuenta que se hallan al lado de -símbolos acuáticos y de fecundación.</p> - -<div> - <a name="FIG_13" id="FIG_13"></a><a name="FIG_14" id="FIG_14"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_13.jpg" alt="_" width="250" height="271" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 13</b>. Yuro doble del Cuzco.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_14.jpg" alt="_" width="150" height="300" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 14</b>. Huaquero antropomorfo de Jauja.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Ejemplar interesante es también un huaquero antropomorfo (Fig 14), -encontrado en Jauja<a name="FNanchor_135_135" id="FNanchor_135_135"></a><a href="#Footnote_135_135" class="fnanchor">[135]</a>, -en el cual aparecen con profusión cruces en la parte superior de la camiseta de la figura. -<span class="pagenum"><a name="Page_62" id="Page_62">[62]</a></span></p> - -<p>De lo más típico es la procesión de hombrecillos, pintada en un vaso, -encontrado en el Cuzco, representando una fiesta bajo los soberanos -autóctonos, según Wiener<a name="FNanchor_136_136" id="FNanchor_136_136"></a><a href="#Footnote_136_136" class="fnanchor">[136]</a>, -y para nosotros una danza sagrada. Esta lámina ha sido reproducida por -Lafone Quevedo<a name="FNanchor_137_137" id="FNanchor_137_137"></a><a href="#Footnote_137_137" class="fnanchor">[137]</a>.</p> - -<p>Cada una de las reales figuras de la misma viste muy adornados trajes -llenos de símbolos y lleva su respectivo casco de triángulo ó <i>Huampar -Chucu</i>; cada una de ellas también porta con ambas manos un largo -báculo, cuya cabeza superior termina en Cruz. Uno de estos personajes, -el primero de la derecha (<a href="#FIG_15">Fig. 15</a>), tiene en una mano un Tau, y en la -diestra un círculo, que muy bien podría ser ese espejo (también de la -diestra) de Tezcatlipoca, lo que demostraría el origen solar de la -figura; y si ello es así, y si solares son las demás de la serie, como -parece, tendríamos una prueba del valor heliolátrico ó astrolátrico del -símbolo, que á veces es una Cruz y á veces un tau de mando ó un cetro.</p> - -<p>Sin duda que son de mucho valor representativo las inscripciones -funerarias de una tela encontrada en Pachacámac<a name="FNanchor_138_138" id="FNanchor_138_138"></a><a href="#Footnote_138_138" class="fnanchor">[138]</a>, -encuadrada por líneas simbólicas, de fecundación la guarda superior -(<a href="#FIG_16">Fig. 16</a>). En medio de la tela aparece una figurilla humana, de cabeza -casi triangular, que luce un penacho de cuatro plumas, dos para cada -lado, y en medio de ellas un triangulillo con punto al centro. Sigue á -la cabeza sin cuello, el cuerpo, que es un triángulo isóceles doble, -del cual, en su parte inferior, salen sus piernas, y de su parte superior -<span class="pagenum"><a name="Page_63" id="Page_63">[63]</a></span> -los brazos quebrados, figurados por largas líneas, que rematan en -cruces, las que parecen indicar manos, provistas de un solo dedo; estas -manos, á la vez, portan armas, macanas ó cetros; cerca de los pies de -la singular figura antropomorfa, aparecen respectivamente dos círculos, -cada uno con rayos arqueados; y á cada lado de la cabeza de la misma, -dos figuraciones astrolátricas, en forma de X, cuyos anchos rayos -córtanse en Cruz; debajo de estas, á cada lado, y cerca de los marcos -del cuadrado, siguen en una misma línea tres pequeñas cruces, unas -después de otras, decussatas las inferiores.</p> - -<div> - <a name="FIG_15" id="FIG_15"></a><a name="FIG_16" id="FIG_16"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_15.jpg" alt="_" width="200" height="208" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 15</b>. Hombrecillo del grupo de<br />la procesión de Wiener.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_16.jpg" alt="_" width="230" height="198" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 16</b>. Inscripción funeraria<br />de Pachacámac.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>El personaje figurado, por su penacho de plumas, su crestón fálico, -la forma triangular de su cuerpo y las armas que porta, representa -sin duda una mítica persona, femenina, por aparecer abierto el ángulo -inferior del primer triángulo del cuerpo y por dominar en ella esta -combinación geométrica. A todas luces es solar, por la figuración de -astros. Las cruces serán entonces signos ó símbolos celestes, quizá -astros, como pensaba M. Bollaert, para quien la Cruz es la <i>Chasca -Cóyllur</i>, ó estrella matutina. Este caso comprobaría el carácter -astrolátrico del símbolo, lo que, repetimos, no le quitaría su valor -atmosférico, por la influencia decisiva que se atribuyó á los astros -en los cambios meteorológicos. -<span class="pagenum"><a name="Page_64" id="Page_64">[64]</a></span></p> - -<div> - <a name="FIG_17" id="FIG_17"></a><a name="FIG_18" id="FIG_18"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_17.jpg" alt="_" width="280" height="150" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 17</b>. Tela de Chancay.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_18.jpg" alt="_" width="200" height="231" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 18</b>. Tela de Ancón.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Toda orlada de cruces aparece la franja superior de una tela encontrada -en Chancay[1], en la que pueden contarse hasta cuarenta (<a href="#FIG_17">Fig. 17</a>). Sus -signos, en vez de un círculo ó punto centrales, llevan un cuadrado -en el lugar de la intersección de los palos. La franja inferior está -adornada por siete figuras como arabescos, que Wiener<a name="FNanchor_139_139" id="FNanchor_139_139"></a><a href="#Footnote_139_139" class="fnanchor">[139]</a> -cree que son signos fonéticos de una escritura desconocida, y que un -examen detenido permite reconocer en ellas al pájaro, tan común en -las telas, esta vez representado en dos sentidos. El pájaro es casi -siempre símbolo de la Nube: las cruces complementarias serían entonces acuáticas.</p> - -<p>Finalmente, en una muy curiosa tela de Ancón<a name="FNanchor_140_140" id="FNanchor_140_140"></a><a href="#Footnote_140_140" class="fnanchor">[140]</a>, -dentro de un cuadrado con marco de líneas quebradas que hacen -triángulos equiláteros aparece una figura de doble cuerpo triangular -(<a href="#FIG_18">Fig. 18</a>), con la cabeza adherida al vértice superior del triángulo -<span class="pagenum"><a name="Page_65" id="Page_65">[65]</a></span> -primero, totalmente negro. De los ángulos inferiores de este triángulo, -salen sus brazos: la mano derecha es portadora de un tridente, y de -una Cruz, la izquierda. Esta figura puede ser una revelación, pues nos -enseña al tridente, insignia mítica ó de autoridad, como aparece en las -Láms. 7 y 8 del trabajo de Jiménez de la Espada, en una relación de -equivalencia simbólica con la Cruz, la otra suprema insignia; y quién -sabe si en el caso presente no es esta la <i>xayhua</i>, ó señal de alguna -divinidad, ó del hijo del sol, á que aludía D. Pedro Arias Dávila, antes citado.</p> - -<div class="figright"> - <img src="images/fig_16.jpg" alt="_" width="230" height="198" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 16</b>. Inscripción funeraria<br />de Pachacámac.</p> -</div> - -<p>La figurilla reproducida en la tela es á todas luces simbólica, y -ella prueba que en el caso de la <a href="#FIG_16">Fig. 16</a> las insignias cruciformes -como brazos y manos, no son tales brazos y tales manos, sino cruces -portadas. Y es de advertir que en las figuraciones idolátricas debe -estudiarse cuidadosamente la mano, á veces de dos, tres y cuatro -dedos, que indican cantidades sagradas, generalmente portadoras de las -insignias que las caracterizan.</p> - -<p>Por lo demás, la mítica figurilla de dobles triángulos que nos ocupa, -es una representación femenina, por estas combinaciones geométricas; y -seguramente que un pequeño triangulillo central dentro del triángulo -inferior, no es otra cosa que un signo sexual,—la vulva de la mujer ó -hembra, tal como indiscutiblemente aparece en uno de nuestros dobles ó -andróginos de Tinogasta.</p> - -<p>La Cruz en este caso será símbolo de fecundación. -<span class="pagenum"><a name="Page_66" id="Page_66">[66]</a></span></p> - -<p>En cuanto á la escritura simbólica peruana, hay que observar que es -especialmente en las telas funerarias donde los indios pintaban su -pensamiento: la historia del muerto, las hazañas por él realizadas y -los dioses bajo cuyo amparo se colocaba al extinto, ó los votos de que -eran objeto de parte de los sobrevivientes<a name="FNanchor_141_141" id="FNanchor_141_141"></a><a href="#Footnote_141_141" class="fnanchor">[141]</a>.</p> - -<p>En Calchaquí el material sobre el cual se escribe ideológica ó -simbólicamente el pensamiento, es la alfarería funeraria.</p> - -<p>Pasemos ahora á dar noticia del valor simbólico que en el Congreso -de Bruselas se dió á la Cruz del Perú.</p> - -<p>Jiménez de la Espada, quien especialmente trató y debatió el asunto<a name="FNanchor_142_142" id="FNanchor_142_142"></a><a href="#Footnote_142_142" class="fnanchor">[142]</a>, -muy escasas indagaciones arqueológicas nos ofrece en su trabajo, -notable como obra de critica. Limítase este autor á considerar á -la Cruz como signo distintivo de los padrones ó marcas (<i>xayhuas</i>) -que señalaban la dilatación del imperio de Tahuantinsuyu. Cita al -P. Molina<a name="FNanchor_143_143" id="FNanchor_143_143"></a><a href="#Footnote_143_143" class="fnanchor">[143]</a>, -de quien toma el dato de que los caballeros en el Cápac Raymi ó fiesta -de Noviembre, vestían la <i>huahuaclla</i>, de color negro y amarillo, y -en medio una Cruz colorada; de lo que deduce el americanista que no -hay más que indicios disconformes de la significación de las cruces -simbólicas peruanas.</p> - -<p>Considera enseguida á la Cruz como una combinación artística ó -arquitectónica, de fácil explicación. -<span class="pagenum"><a name="Page_67" id="Page_67">[67]</a></span></p> - -<p>Basta, según él, un ligero examen de los sistemas de ornato más -frecuentes entre los yuncas y pueblos vecinos del interior, cuya -civilización precedió á la de los Incas, para convencerse de que el -elemento predominante y fundamental de aquellos es el cuadrado, cuadra -ó escaque, ya se origine del cruzamiento en ángulo recto de dos series -de paralelas, ya del corte de un prisma de base cuadrada. Con él, no -solamente componían las líneas y trazas generales del adorno de sus -ropas, vasos y edificios, y los ingeniosos y peregrinos detalles de -cenefas, orlas y frisos, si que también modificaron las elegantes -curvas y rectas de otros ornatos al parecer exóticos, transformando -las diagonales de cuadrados y rombos y los meandros en escalerillas, y -las ondas y hélices, en enroscadas hojas de sierra, etc. Ahora bien, -la agrupación de cinco cuadrados ó escaques, tres para cada palo (el -central, común), produce una Cruz griega, y agregando otro á la parte -inferior del palo vertical, de modo que este tenga cuatro, la latina. -Este sistema de adorno se llamaba <i>collcampata</i> por los quichuas. -La Cruz maltesa, además de simbólica, puede ser también puramente -decorativa y resultado del cruzamiento de dos diagonales, como en uno -de los estucos del palacio de Chimu, que citamos anteriormente.</p> - -<p>Ya dijimos que M. Bollaert veía en la Cruz un signo esencialmente -astronómico: la estrella de la mañana, la <i>Chasca</i>.</p> - -<p>Jiménez de la Espada<a name="FNanchor_144_144" id="FNanchor_144_144"></a><a href="#Footnote_144_144" class="fnanchor">[144]</a> -duda de tal representación, manifestando que no contaba con datos -suficientes para decidirlo afirmativamente; y que antes los pocos y -vagos que pudo adquirir ó vislumbrar acerca del simbolismo de las -cruces peruanas le llevaban lejos de tal solución. «Si el signo, dice, -<span class="pagenum"><a name="Page_68" id="Page_68">[68]</a></span> -de Chasca Cóyllur, del Crucero ó de cualquier otra de las -constelaciones meridionales hubiera sido la tal cruz, es casi seguro -que el indio collagua Pachacuti, lo hubiera diseñado así, aunque -groseramente, en el dibujo á pluma de su <i>Relación</i> que figura el -testero del gran templo del Cuzco, donde estaban representados todos -los astros y meteoros adorados por los súbditos de los Incas.»</p> - -<p>Parece increíble tal afirmación de parte de Jiménez de la Espada, quien -fué cabalmente el que dió á luz la <i>Relación</i> del Yamqui Pachacuti; -pues en el referido dibujo á pluma inserto, en la obra del collagua<a name="FNanchor_145_145" id="FNanchor_145_145"></a><a href="#Footnote_145_145" class="fnanchor">[145]</a>, -la Cruz aparece <i>dos veces</i>, en la parte superior y central del dibujo, -como ya lo hicimos notar en una breve monografía<a name="FNanchor_146_146" id="FNanchor_146_146"></a><a href="#Footnote_146_146" class="fnanchor">[146]</a>.</p> - -<p>Reproduciremos la plancha ó lámina dibujada del Yanqui Pachacuti -(<a href="#FIG_19">Fig. 19</a>); y en detalle, los dos signos cruciformes de la misma, á que -acabamos de referirnos (<a href="#FIG_20">Fig. 20</a>).</p> - -<p>En la lámina general destácanse estas dos cruces, figurando entre las -representaciones diversas del espacio, como indicaciones ó símbolos astrolátricos.</p> - -<p>En el detalle de la <a href="#FIG_20">figura 20</a>, que ofrecemos con distintivos -alfabéticos, vénse dos cruces, C<sup>1</sup> y C<sup>2</sup>, correspondientes á dos -constelaciones celestes, que podemos denominar de la Cruz, encima y -debajo del Sol, S, y de la Luna, L; de la estrella de gran magnitud, E, -y del lucero ó Chasca Cóyllur, Ch. -<span class="pagenum"><a name="Page_69" id="Page_69">[69]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_19" id="FIG_19"></a> - <img src="images/fig_19.jpg" alt="_" width="600" height="686" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 19</b>. Plancha del Yamqui Pachacuti.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_70" id="Page_70">[70]</a></span> -Como aparece en la lámina, un grupo simétrico de cinco grandes -estrellas,—cuatro á las extremidades de los palos y una en el punto de -intersección,—forman la Cruz inmisa C<sup>1</sup>, cuyo palo vertical, además -de figurado por los tres astros, lo está por la línea que entre sí los -une; mientras que solo cuatro estrellas de magnitud, unidas por líneas -en sentido diagonal, constituyen la Cruz decussata C<sup>2</sup>, que lleva -estas leyendas: <i>zara-mama</i> (madre del maíz) y <i>chacana en general</i>, -quizá la denominación de la Cruz.</p> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_20" id="FIG_20"></a> - <img src="images/fig_20.jpg" alt="_" width="150" height="235" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 20</b>. Detalles de la lámina<br />solar del Yamqui Pachacuti.</p> -</div> - -<p>Este nombre de Zara-mama puede ser una revelación, pues diría que la -tal cruz es protectora de las sementeras de <i>zara</i> ó de los andenes con maíz.</p> - -<p>En el culto litolátrico de Calchaquí, <i>Mama-Zara</i> se llama hasta hoy á -las piedras paradas protectoras, algunas con signos cruciformes, como -el famoso menhir de Tafí, hoy caido, y antes de pie en medio de los -andenes indígenas de la hacienda de la familia Frías, en Tucumán (Fig 21).</p> - -<p>Observemos que la constelación de la Cruz, al extremo austral de la -gran Vía-láctea, denominábase <i>Cata-Chillay</i>. <i>Cata</i>, según el Dr. V. -F. López, equivale á «cosa sagrada», como que <i>cata</i>, según él, era el -<span class="pagenum"><a name="Page_71" id="Page_71">[71]</a></span> -nombre que se daba á las flores en la fiesta solar de Raymi<a name="FNanchor_147_147" id="FNanchor_147_147"></a><a href="#Footnote_147_147" class="fnanchor">[147]</a>; -é <i>Illa-y</i> de Chillay, ó <i>Ch-illa-y</i>, vale por «luz», y de allí el nombre -del alma del Cosmos, <i>Illa</i>—Tecce, de Inti-<i>Illa</i>-pa, el rayo, y de -nuestras <i>Illas</i>, amuletos ó fetiches de reproducción en forma de animales, -fecundadores del ganado, engendrados por el rayo, la luz celeste ó Illapa.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_21" id="FIG_21"></a> - <img src="images/fig_21.jpg" alt="_" width="100" height="282" /> - <p class="f110 space-below1"><b>  Fig 21</b>. Monolito<br />de Tafí.</p> -</div> - -<p>Como una corroboración de lo que dejamos escrito, haremos una muy -oportuna é interesante cita del P. Bernabé Cobo<a name="FNanchor_148_148" id="FNanchor_148_148"></a><a href="#Footnote_148_148" class="fnanchor">[148]</a>, -quien, después de explayarse sobre el culto al Inti y Mama Quilla, sol -y luna, y las estrellas, escribe: «<i>Adoraban</i> también á otras <i>dos -pequeñas</i> (estrellas), <i>que tiene debajo á manera de</i> T, decían ser -los pies y la cabeza; y estas también hacían veneración á otra que anda -cerca desta y la llaman <i>Catachillay</i>».</p> - -<p>La cita de Cobo es una revelación; pero necesita ser explicada teniendo -á la vista el precioso <i>Tau</i> de Titicaca (<a href="#FIG_22">Fig. 22</a>), propiedad de -Allchurch, y la anteriormente reproducida Plancha del Pachacuti. -<span class="pagenum"><a name="Page_72" id="Page_72">[72]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_22" id="FIG_22"></a> - <img src="images/fig_22.jpg" alt="_" width="300" height="603" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 22</b>. Tau de plata encontrado en Titicaca.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_73" id="Page_73">[73]</a></span> -Corona al precioso objeto de plata del Titicaca el gran disco solar, -el Sol incásico, con su cara humana y sus rayos<a name="FNanchor_149_149" id="FNanchor_149_149"></a><a href="#Footnote_149_149" class="fnanchor">[149]</a>, -dibujado por el Pachacuti (<a href="#FIG_20">Fig. 20</a>, letra S). A la parte inferior -del objeto vése el casco esférico de la Luna, también con su rostro -alargado y de perfíl, dentro de aquél, de la misma manera como el -Yamqui Pachacuti figura á su <i>Quilla</i> (letra L). Estos dos grandes -astros son el Sol y la Luna á que se refiere el P. Cobo. Debajo del -Sol, y sujetándole cada cual con una mano, están dos figurillas -humanas: las «dos pequeñas estrellas» del cronista, figuradas de una -manera convencionalmente antropomorfa. Estas dos estrellas, «<i>tienen</i>, -como dice Cobo, <i>á manera de</i> T», el Tau que aparece como Símbolo en -las divinidades atmosféricas ó astrolátricas<a name="FNanchor_150_150" id="FNanchor_150_150"></a><a href="#Footnote_150_150" class="fnanchor">[150]</a>. -Las dos figurillas humanas ó «pequeñas estrellas», están paradas á los -extremos del crucero horizontal de aquella misteriosa letra.</p> - -<p>Esas pequeñas estrellas, colocadas respectivamente bajo el Sol y la -Luna, figuran en la lámina del Yamqui (letras Ch y E del detalle), y -llevan en la Plancha original (<a href="#FIG_19">Fig. 19</a>) las leyendas respectivas de -<i>chasca coyllur</i> y <i>choqchinchay</i>.</p> - -<p>La otra estrella de Cobo, «que anda cerca y la llaman <i>Catachillay</i>», -aparece igualmente en la Plancha del Pachacuti, cerca de la Chasca -Cóyllur, y debajo de ella, también con la leyenda <i>cata-chillay</i>, para -que la cita del cronista salga corroborada aún en este último detalle. -<span class="pagenum"><a name="Page_74" id="Page_74">[74]</a></span></p> - -<p>He aquí, pues, como en la <a href="#FIG_22">Fig. 22</a> que nos ocupa, tenemos al <i>Tau</i>, -ó T sagrada, artísticamente combinada con las representaciones -antropomorfas de los astros adorados del cielo peruano.</p> - -<p>Concluiremos, entonces, llenando los vacíos del trabajo de Jiménez de -la Espada al respecto, estableciendo que la ✠ y T peruanos son símbolos -sagrados astrolátricos en la heliolatría incaica, ó sean: símbolos -de la luz y del calor del cielo que animan las cosas de la tierra, y -símbolos acuáticos á la vez, por la acción atribuida en las mitologías -á los astros sobre los fenómenos meteorológicos.</p> - -<p>Es por este último motivo que la Cruz figura alternando con peces y -otras especies acuáticas; con signos de la escritura de las telas, que -valen por fecundación producida por la lluvia ó «agua»; y es por ello -también que el símbolo que estudiamos figura en la parte ventral de los -huaqueros y yuros que contienen el líquido,—aquel símbolo portado por -el Aticci Viracocha, que vimos figurar en la banda frontal del monolito -de Collo-Collo y sobre la superficie de la Mama-zara de Tafí.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_75" id="Page_75">[75]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO IV</span><br /> - <span class="smcap">La CRUZ en los DIOSES del AIRE</span></h2></div> -<p class="center"><span class="smcap">y en los mitos atmosféricos</span></p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>Culto al Aire y á la -Tormenta—El Dios Huracán—El Haida Wind Spirit—Tláloc, Quetzalcóatl, -Itzamna, Gucumatz, Huizlopochtli, Chuchavira, Catequil, Pillán y -Huayrapuca—Tláloc y su insignia cruciforme—Cruz en el escudo de -Amimitl—Chalchihuitlicue y su cruz—Quetzalcóatl y su túnica con -cruces—Nanihehecatl y la cruz de sus vientos—Wixepecocha y su cruz -en el Cempoallepec—Huitzilipochtli y su blasón cruciforme—Cruces de -Cozumel—«El Arbol de Nuestra Vida»—La diosa azteca de la Lluvia y su -Cruz—Los cuatro Bacabs—Batchué y la Cruz del lago—El Tau del dios -del Aire de Squier—La Huayrapuca calchaquí y el grupo atmosférico de -Capayán—La Cruz ofídica—La Cruz y los fenómenos meteorológicos.</i> </p> - -<p>En el capítulo anterior hemos insinuado que la Cruz como símbolo está relacionada -á los fenómenos atmosféricos y cambios meteorológicos que producen la lluvia. -<span class="pagenum"><a name="Page_76" id="Page_76">[76]</a></span></p> - -<p>La Cruz, en efecto, aparece portada por los dioses del Aire y los mitos -de la Atmósfera, llevándola como cetro, como emblema, como insignia ó -como adorno en sus manos, sobre su pecho ó en sus flotantes y sutiles -vestiduras, con una repetición tan llamativa que el asunto es digno de -ser tratado en capítulo especial.</p> - -<p>El temor al rayo y al huracán ha hecho nacer vivos sentimientos -religiosos en el espíritu de los pueblos americanos; como que los -fenómenos meteorológicos desempeñan un gran papel en la historia -primitiva de las religiones; y es natural la divinización por parte -del salvage del espantable desencadenamiento de las fuerzas de la -naturaleza, ante las cuales se presenta débil y desarmado. Este temor -religioso concluyó por transformarse en veneración piadosa al viento -y á la tormenta, siendo convertidos en fetiches el rayo y el huracán. -Pero los fenómenos del huracán no fueron posteriormente adorados por -sí mismos, por cuanto el rayo parecía la manifestación de un ser -viviente, considerándosele como el hacha terrible y centellante de un -genio encarnado en las nubes, las cuales, á su vez, se presentaban á la -fantasía india como volátiles ó pájaros de alas inmensas, que sacudían -en lo alto de los cielos; y de aquí las aves míticas, como el Piguerao -de la leyenda preincaica, cuya voz es el estampido del trueno y cuyas -alas nerviosamente batidas producen el viento del huracán. Estos -pajarracos á la vez son ofídicos, y suelen tener cola y aún cuerpo de -dragón y de víbora, como la «serpiente emplumada» ó el Quetzalcóatl -mejicano, porque el relámpago ardiente se aparece á los ojos del hombre -primitivo como un gran dragón de fuego, animado de vida, de rabia y de terrible poder. -<span class="pagenum"><a name="Page_77" id="Page_77">[77]</a></span></p> - -<p>El culto á la lluvia, que muchas veces se confunde con el del cielo -mismo, es el culto al elemento agua, como el efecto fecundo de la -acción combinada del viento y de la tormenta.</p> - -<p>El viento, la tormenta y el rayo, se vuelven personajes míticos -vivientes, á los que el politeismo concluye por dar formas -antropomorfas; y de aquí los Dioses del Aire, de la Tormenta, del Rayo, -objeto de culto universal en las agrupaciones americanas, convertidos -aquellos en los genios fecundadores de la tierra por el fenómeno de -la lluvia en nuestro continente de grandes estensiones sin agua, -para el cual es este líquido la vida de la tierra, que hace nacer, -crecer y fecundar á los hombres, á los animales y á las plantas. La -serpiente-rayo, portada en sus manos por el Aticci Viracocha peruano -y sirviendo de cetro ó de báculo á Tláloc, se vuelve el emblema de -la humedad, del calor, de la fertilidad, de la primavera, de las -estaciones, y figura en primera línea, por tanto, en las cosmogonías de -todos los pueblos agricultores.</p> - -<p>Pasemos ahora á consignar breves noticias del culto universal á los -fenómenos atmosféricos, para que nos demos á la vez cuenta exacta del -valor de la Cruz como símbolo meteorológico.</p> - -<p>Desde las estremidades del Norte, ó desde la <i>Sillán Innua</i>, ó casa -de los vientos de los esquimales, aquellos soplan sobre el mundo. En las -razas septentrionales el culto al cielo no es menos grande que el culto -á la tierra. Las divinidades del cielo son generalmente masculinas y epicenas -ó andróginas, y obran sobre el universo por medio de los fenómenos meteorológicos. -<span class="pagenum"><a name="Page_78" id="Page_78">[78]</a></span></p> - -<p>En los Estados Unidos, bajo formas de monstruos ó de aves míticas, son -adorados los dioses del Aire, bajo el nombre de «Espíritus del Viento».</p> - -<div> - <a name="FIG_23" id="FIG_23"></a><a name="FIG_24" id="FIG_24"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_23.jpg" alt="_" width="200" height="120" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 23</b>. Espíritu del viento.<br />(Estados Unidos).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_24.jpg" alt="_" width="200" height="133" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 24</b>. Figura mítica de los Hayda..</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Las representaciones de estos seres míticos aparecen en un interesante -trabajo inserto en el Rapport del Smithsonian Institution, del año 93, -titulado <i>Myths and Mythic animals</i><a name="FNanchor_151_151" id="FNanchor_151_151"></a><a href="#Footnote_151_151" class="fnanchor">[151]</a>. -Nosotros los reprodujimos en nuestro trabajo sobre la Huayrapuca -calchaquí<a name="FNanchor_152_152" id="FNanchor_152_152"></a><a href="#Footnote_152_152" class="fnanchor">[152]</a>, -valiendo la pena de hacerlo nuevamente en esta ocasión -(Figuras. <a href="#FIG_23">23</a>, <a href="#FIG_24">24</a> y <a href="#FIG_25">25</a>).</p> - -<p>Las tres figuras representan animales mitológicos. La más pequeña (<a href="#FIG_23">Fig. 23</a>), -—escribimos á propósito de estos animales míticos,—se distingue -de las otras dos en no tener garfios; y por la figurilla representando -un ser humano, en posición horizontal, es, según los pieles rojas -creyentes, el <i>Espíritu del Viento (Wind Spirit)</i>, un monstruo ó -<span class="pagenum"><a name="Page_79" id="Page_79">[79]</a></span> -demonio llamado Skana, que quiere decir «genio del mal»<a name="FNanchor_153_153" id="FNanchor_153_153"></a><a href="#Footnote_153_153" class="fnanchor">[153]</a>. -Este demonio (tal cual sucede con la Huayrapuca calchaquí), según -Judge Svan, ateniéndose á lo que le han contado, es susceptible de -transformarse de todas maneras, y varias leyendas se les atribuyen. -Las dos representaciones restantes (<a href="#FIG_24">Figs.24</a> y <a href="#FIG_25">25</a>), son también -monstruosas, genios del mal<a name="FNanchor_154_154" id="FNanchor_154_154"></a><a href="#Footnote_154_154" class="fnanchor">[154]</a>. -Estas dos figuras fueron conseguidas de algunos indios Haida que -visitaron el puerto de Townsend (Washington) en el verano de 1884. La -primera lleva el nombre de <i>Orca Haida</i>, y las otras dos, los de <i>Wasco -and Mythic Raven Haida</i>, y quien escribe sobre tales figuras es Albert -P. Niblac, que ha podido descifrarlas.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_25" id="FIG_25"></a> - <img src="images/fig_25.jpg" alt="_" width="500" height="326" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 25</b>. Ave mítica de los Hayda.</p> -</div> - -<p>No obstante las inmensas distancias que separan á los pueblos, es -conveniente comparar estas representaciones míticas de Estados Unidos -con el dios del Aire de Squier, que más adelante ofreceremos (<a href="#FIG_28">Fig. 28</a>), -y todas estas figuras con las Huayrapucas de Calchaquí (Figs. <a href="#FIG_20">20</a> y <a href="#FIG_27">27</a>), -de rostros humanos con corona plutónica, cuerpo y cola ofídicos, la -<span class="pagenum"><a name="Page_80" id="Page_80">[80]</a></span> -primera; de cabeza monstruosa con boca dentada, cuerpo y cola -también ofídicos, las de la <a href="#FIG_27">Fig. 27</a>, del valor mítico de los <i>cóatl</i> -mejicanos<a name="FNanchor_155_155" id="FNanchor_155_155"></a><a href="#Footnote_155_155" class="fnanchor">[155]</a>.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_26" id="FIG_26"></a> - <img src="images/fig_26.jpg" alt="_" width="400" height="400" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 26</b>. Puco de Santa María <sup>1</sup>⁄<sub>3</sub> t. m.<br />Colección Quiroga.</p> -</div> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_27" id="FIG_27"></a> - <img src="images/fig_27.jpg" alt="_" width="500" height="229" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 27</b>. Vasija Ambato y su desarrollo.<br />Colección Quiroga.</p> -</div> - -<p>Así mismo, adoraban al viento ó á la tormenta los crecks, los dakotas y pieles rojas.</p> - -<p><i>Huracán</i>, el dios de las tempestades de las Antillas, es el «alma -del cielo» para los quichés de Guatemala, el que desempeña un papel importante -en su cosmogonía. <i>Avilix</i> y <i>Hacavitz</i> son el relámpago y el rayo. -<span class="pagenum"><a name="Page_81" id="Page_81">[81]</a></span></p> - -<p>En Nicaragua, para que lloviese, ofrecíanse grandes sacrificios al dios -del huracán <i>Quiatéotl</i><a name="FNanchor_156_156" id="FNanchor_156_156"></a><a href="#Footnote_156_156" class="fnanchor">[156]</a>.</p> - -<p>Pero la gran divinidad del cielo en Méjico y la América Central es -<i>Tláloc</i>, el de un solo ojo, quien rige las nubes y las lluvias -y guía los rayos, y en honor del cual se celebraban dos fiestas -anuales, lo mismo que cuando sobrevenían calor ó seca, en cuyo caso -sacrificábansele cuatro niños de cinco á seis años, á los que se dejaba -morir de hambre, ó colocándolos en una canoa se les hacía hundir con -ella en el lago sagrado<a name="FNanchor_157_157" id="FNanchor_157_157"></a><a href="#Footnote_157_157" class="fnanchor">[157]</a>. -Otros genios atmosféricos denominábanse <i>los Tláloc</i><a name="FNanchor_158_158" id="FNanchor_158_158"></a><a href="#Footnote_158_158" class="fnanchor">[158]</a>, -figurados por serpientes de madera, y por ídolos de aspecto humano -las montañas, ó los <i>Echecatotontin</i> (<i>checatl</i>, «aire» en mejicano -antiguo). Cuando á fines de Diciembre comenzaba á tronar, los indios -decían:—«los Tláloc vienen!»—<i>Calchihuitlicué</i>, la compañera de Tláloc, -según Torquemada<a name="FNanchor_159_159" id="FNanchor_159_159"></a><a href="#Footnote_159_159" class="fnanchor">[159]</a>, -es la diosa del huracán y de los fenómenos meteorológicos, ó está -intimamente ligada á ellos. <i>Tlazolteotl</i>, la lúbrica, la de los -placeres obcenos, es otra compañera de Tláloc, representando á los -elementos como generadores.</p> - -<p>El señor de Tlalocán, <i>Tlalocatecutli</i>, el más alto de los Tlálocs, -imperaba sobre la lluvia y el huracán, y era venerado por toltecas, -chichimecas y aztecas. Figuraba como un dios antropomorfo, cuya estatua -de blanca piedra aparecía pintada con los colores del agua, verde y -azul, y portaba un cetro adornado de oro. -<span class="pagenum"><a name="Page_82" id="Page_82">[82]</a></span></p> - -<p>El dios de la América Central, particularmente de los mayas, fué -<i>Ahulneb</i>, el de la <i>Cruz</i>. Los cuatro vientos que producían la lluvia -denominábanse los cuatro <i>Bacabs</i><a name="FNanchor_160_160" id="FNanchor_160_160"></a><a href="#Footnote_160_160" class="fnanchor">[160]</a>.</p> - -<p>Nicaragua adoraba al dios del Aire <i>Chiquinau</i>; y Oviedo<a name="FNanchor_161_161" id="FNanchor_161_161"></a><a href="#Footnote_161_161" class="fnanchor">[161]</a> -cita á <i>Ecalchatl</i>, mito interesante de esta cosmogonía.</p> - -<p><i>Mixcóatl</i><a name="FNanchor_162_162" id="FNanchor_162_162"></a><a href="#Footnote_162_162" class="fnanchor">[162]</a>, -es la nube-serpiente, antigua divinidad chichimeca, tenida en gran -honor por los nahuas y los nicaragüenses, la que, según Brinton, -portaba por rayos un haz de flechas en las manos, pareciéndose á Tonante.</p> - -<p>Quetzalcóatl<a name="FNanchor_163_163" id="FNanchor_163_163"></a><a href="#Footnote_163_163" class="fnanchor">[163]</a>, -el «papagayo-serpiente», la nube serpiente emplumada, aparece como una -divinidad atmosférica máxima, la que, bajo el nombre de <i>Nanihehecatl</i>, -es «el señor de los vientos», y bajo el de <i>Tohil</i><a name="FNanchor_164_164" id="FNanchor_164_164"></a><a href="#Footnote_164_164" class="fnanchor">[164]</a>, -«el que ruge.»</p> - -<p>En <i>Wixepecocha</i>, con atributos comunes á la gran divinidad de los -toltecas, encárnase el dios del Aire de los zapotecas, á los cuales se -apareció como un famoso predicador.</p> - -<p>El gran <i>Itzamna</i><a name="FNanchor_165_165" id="FNanchor_165_165"></a><a href="#Footnote_165_165" class="fnanchor">[165]</a> -yucateco figura como el dios nacional de la raza maya. Su carácter -atmosférico resulta de sus propias palabras, respondiendo á quienes le -interrogan sobre su origen (<i>Itzencaan</i>, <i>Itzenmuyal</i>, rocío del cielo, -<span class="pagenum"><a name="Page_83" id="Page_83">[83]</a></span> -rocío de las nubes). Itzamna se dá por hijo del cielo. Él se aparece -como un sabio hechicero: cura enfermos, resucita muertos, reparte la -tierra entre sus fieles, funda pueblos é inventa la escritura. Sus -adoradores venéranle en Izamal. Los naturales de la América Central -consideran á Itzamna como un solo dios con Cuculcán, el aparecido del -oeste, que llegó con diez y nueve compañeros, todos barbados y vestidos -de largas túnicas, y que vive en Chichen Itza. Su nombre, como el de -Quetzalcóatl, compónese de las voces mayas: <i>cuc</i>, «papagayo», y <i>can</i>, -«serpiente»<a name="FNanchor_166_166" id="FNanchor_166_166"></a><a href="#Footnote_166_166" class="fnanchor">[166]</a>.</p> - -<p>Los quichés de Guatemala tenían su <i>Gucumatz</i><a name="FNanchor_167_167" id="FNanchor_167_167"></a><a href="#Footnote_167_167" class="fnanchor">[167]</a>, -«el papagayo-serpiente»,—de <i>guc</i>, «pájaro verde» y <i>matz</i>, -«serpiente». Es un cuaternión ó cuaterno, que se transforma en un -período dado de días en serpiente, en águila, en tigre y en sangre -coagulada. Aparece como un dios dominador y engendrador según la biblia -quiche ó Popol Vuh<a name="FNanchor_168_168" id="FNanchor_168_168"></a><a href="#Footnote_168_168" class="fnanchor">[168]</a>. -Gucumatz hace surgir la tierra de en medio de las aguas, invocando á -ese Hurakán, el «corazón del cielo», según este libro sagrado.</p> - -<p>Los nahuas veneraban á otra divinidad de la atmósfera y de la -tempestad, al cruel <i>Huizlopochtli</i><a name="FNanchor_169_169" id="FNanchor_169_169"></a><a href="#Footnote_169_169" class="fnanchor">[169]</a>, -dios de la guerra, que M. Tylor creyó identificar con <i>Mextli</i>, -guerrero de cuyo nombre quiere derivar el de Méjico. <i>Huitzilin</i>, -significa «colibrí», y es sin duda este irisado pájaro-mosca el emblema -<span class="pagenum"><a name="Page_84" id="Page_84">[84]</a></span> -de la naciente primavera. Aquél al salir del vientre de su madre -Coatlicue y cuando sus hijos, los Centzunhuitnahuas, y su hija -Coyolxauhqui, intentan matarla á causa de su preñez, tírales con una -serpiente de fuego, á cuyos golpes caen exánimes, por lo que desde -entonces viénele bien el nombre que lleva de Tetzauhtostl, «el dios -terrible». Coaticlue, la mujer de las serpientes, que habita la montaña -de las Serpientes, es la nube tempestuosa preñada de rayos; una bola -de blancas plumas, flotante en el aire, que fecundo su seno, es la -nubecilla blanca que al entrar en el seno de la gran nube, parece -iniciar la tempestad; los hijos que quisieron matarla, son las nubes -que suben al zenit, impulsadas por el viento precursor del huracán, y -que parecen oponiéndose y encontrando á la nube principal; una voz que -á la madre habló de defensa desde su seno, es el trueno. Bernal Díaz -cuenta de un page de Huitzilipochtli, dios de las alarmas, mensagero -«rápido», llamado Paynalton, y que parécenos que debe ser el viento que sopla.</p> - -<p>Entre los muyscas de Cundinamarca, P. Simón<a name="FNanchor_170_170" id="FNanchor_170_170"></a><a href="#Footnote_170_170" class="fnanchor">[170]</a> -hace referencias á un <i>Chiminigagua</i>, gran receptáculo de la luz en -medio de las tinieblas. La luz comienza á emanar de él, y su aparición -dá nacimiento á los primeros seres, unos grandes pájaros negros que -se desparramaron por el espacio, lanzando por sus picos una sustancia -brillante, trasparente é impalpable, que fué el Aire. -<span class="pagenum"><a name="Page_85" id="Page_85">[85]</a></span></p> - -<p>El gran dios de la atmósfera y del iris en Cundinamarca, es -<i>Chuchavira</i>. Simón<a name="FNanchor_171_171" id="FNanchor_171_171"></a><a href="#Footnote_171_171" class="fnanchor">[171]</a> -relata lo universal de su culto de parte de su pueblo, especialmente -de las mujeres en cinta; siendo fecundador, entonces, este dios del -aire. Era representado por figurillas de oro, y se le consagraban esmeraldas.</p> - -<p>J. G. Müller<a name="FNanchor_172_172" id="FNanchor_172_172"></a><a href="#Footnote_172_172" class="fnanchor">[172]</a> -vé en el terrible <i>Thomagata</i> otro dios solar como Botchica; pero este -Thomagata aparece como un meteoro divinizado, como un espíritu de fuego -cruzando el espacio, lo que demuestra que se trata de un dios del -huracán, de la tormenta con rayos, y del trueno. En efecto: Thomagata -anda siempre recorriendo el espacio, bajo el aspecto de un ser de -fuego, que tiraniza á los hombres, y que exige, para aplacarse, grandes -sacrificios humanos; y debía ser muy terrible para que se le figurase, -como refiere Piedrahita<a name="FNanchor_173_173" id="FNanchor_173_173"></a><a href="#Footnote_173_173" class="fnanchor">[173]</a>, -con cola de felino. Botchica extermina á este dios, lo que indica la -sustitución entre los muyscas de una divinidad por otra.</p> - -<p>El dios atmosférico anterior á la heliolatría peruana, es <i>Catequil</i>, -quien tiene un hermano, <i>Piguerao</i>, el <i>piscu-uira</i> ó el «pájaro -brillante» según la interpretación inadmisible de Brinton, quien -traduce al quichua una palabra que no lo es; siendo el ave luminosa, -por lo demás, alusión á la nube preñada de rayos, viéndose en ello que -en el Perú la nube era representada como un ser ornitomorfo. Catequil -tenía por arma el rayo, y los meteoritos eran las piedras que él -lanzaba sobre la tierra. Este dios del rayo aparece como una divinidad -fecundadora, alusión á la lluvia que riega la tierra, y por ello, sin -<span class="pagenum"><a name="Page_86" id="Page_86">[86]</a></span> -duda, los Incas admitían su culto en las fiestas de verano, no obstante -ser grato á los sacrificios sangrientos, que proscribieron los héroes heliolátricos.</p> - -<p><i>Ataguju</i> ó Atachuchu creó un ser humano, Guaman-suri, que descendió á -la tierra y sedujo á una joven, hija y hermana de los Guachemines, los -tenebrosos habitantes del globo. Estos mataron al amante de su hermana, -la que sobrevivióle poco tiempo, no sin poner dos huevos en el mundo, -de los cuales nacieron Catequil y Piguerao. Catequil, volviendo á la -vida á su madre, y matando á los Guachemines, valiéndose de una piel de -oro de Atachuchu, hace nacer de la tierra á los hombres.</p> - -<p>Este mito, en resumen, es interpretado por Brinton<a name="FNanchor_174_174" id="FNanchor_174_174"></a><a href="#Footnote_174_174" class="fnanchor">[174]</a> -de la manera siguiente: el hijo del cielo, personificación del cielo -mismo, se une á una divinidad de las nubes negras de la tempestad, es -decir, á la nube misma; los nubarrones del huracán, los tenebrosos -Guachemines, son heridos por su rayo; Catequil, acompañado del -relámpago, dispersa estas nubes, y después, por medio del fuego, -fecunda y dá vida á la tierra, á la que hace fértil, suministrando el -alimento á los hombres.</p> - -<p><i>Pillán</i>, el Trueno, es la divinidad suprema de los araucanos, el -que vive en las eminencias de la cordillera fraguando la tormenta. Sus -hachas son los rayos, que cortan de un golpe los viejos robles. Esto -aparece resultar de la leyenda del <i>Viejo Latrapai</i>, referida por un -distinguido americanista chileno<a name="FNanchor_175_175" id="FNanchor_175_175"></a><a href="#Footnote_175_175" class="fnanchor">[175]</a>, -según la cual Latrapai resolvió un día dar sus hijas en matrimonio á -sus sobrinos Cónquel y Pediu, pero siempre que derribasen un bosque -de robles, volteando cada árbol de un solo golpe, lo que consiguieron -cuando bajaron las armas del Pillán, que ellos pidieron «llamando -<span class="pagenum"><a name="Page_87" id="Page_87">[87]</a></span> -hachas» <i>cuatro</i> veces, en estos términos:—¡«Bájate, hacha del Pillán! -Bájate hacha del Pillán! Favorécenos, soberano de los hombres; bota -dos hachas que corten un árbol con cada golpe!»—Dicho lo cual, bajaron -hachas por las copas de los árboles; y con ellas, cortando cada árbol -de un golpe, satisficieron al viejo Latrapai, casando con sus hijas. -Y es de advertir, á propósito de hachas, que las de piedra, obra del -hombre primitivo, son tenidas como hachas del rayo por los pueblos -indígenas que las desentierran; y es por eso que en Calchaquí, por -ejemplo, se conjura á la tormenta de piedra ó al granizo presentándole -durante un rato los filos sagrados de aquellas<a name="FNanchor_176_176" id="FNanchor_176_176"></a><a href="#Footnote_176_176" class="fnanchor">[176]</a>.</p> - -<p>En nuestro Calchaquí tenemos también un mito del viento y de la -tormenta, que desempeña un importantísimo papel en la cosmogonía de -este pueblo. La divinidad atmosférica calchaquí aparece aniquilando -á las fuerzas de la naturaleza que vencieron al sol y á la luna, -estableciendo desde entonces su imperio absoluto, lo que demuestra la -supremacia en estas regiones de un culto acuático sobre la heliolatría. -Tal divinidad atmosférica suprema, de cara humana, mitad antropomorfa y -mitad ofídica, con cuerpo de dragón y cola de serpiente, es la <i>chasca -Huayrapuca</i>, la «Madre del Viento», ó el Viento mismo, del género -epiceno, varón y hembra á la vez, que anda corriendo por los aires, -<span class="pagenum"><a name="Page_88" id="Page_88">[88]</a></span> -llevando al huracán, á la tormenta y á la lluvia, y que á nosotros nos -cupo en suerte desenterrar del panteón calchaquí<a name="FNanchor_177_177" id="FNanchor_177_177"></a><a href="#Footnote_177_177" class="fnanchor">[177]</a>.</p> - -<p>Esta breve reseña de las divinidades atmosféricas continentales nos -ha sido necesaria, para dejar así establecido que, no sólo no nos -extraña la existencia de la Cruz venerada entre los Pieles Rojas y -demás pueblos del norte, y entre los toltecas, los aztecas, los nahuas, -los quichés, los muyscas, los aymarás, los quichuas, los araucanos -y los calchaquíes, sinó que la existencia del sagrado símbolo debió -precisamente ser un hecho entre ellos, desde el momento en que los -cuatro palos de la cruz, como más adelante lo veremos, no son otra -cosa que la gráfica, sencilla y natural representación de los cuatro -puntos cardinales de donde soplan los cuatro vientos, de los cuatro -vientos mismos, de los cuatro antepasados, las fuerzas creadoras de -la naturaleza, ó de los cuatro genios de las cosmogonías primitivas; -porque, como observa Brasseur<a name="FNanchor_178_178" id="FNanchor_178_178"></a><a href="#Footnote_178_178" class="fnanchor">[178]</a> -respecto á este último punto, los navajos de Méjico nacieron de cuatro -espíritus; los mayas de cuatro genios antepasados; y en todas las -historias aztecas y toltecas aparecen cuatro caracteres, ya sean como -<span class="pagenum"><a name="Page_89" id="Page_89">[89]</a></span> -sacerdotes ó enviados de los dioses ó magestad oculta ó disfrazada, -ya como guías y caudillos de tribus durante sus migraciones, ya como -reyes y mandantes de monarquias después de su fundación; y aún en los -tiempos de la conquista siempre encontramos cuatro príncipes que forman -el supremo gobierno, ya sea en Guatemala ó ya en Méjico. Nosotros -añadiremos en el Perú á los cuatro de la cueva de Pacaritambo, que -tiraban piedras á los cuatro rumbos, y que volaban al cielo cuando -morían<a name="FNanchor_179_179" id="FNanchor_179_179"></a><a href="#Footnote_179_179" class="fnanchor">[179]</a>, -repitiéndose este ejemplo de los cuaternos en otros pueblos.</p> - -<p>Donde hay, pues, dioses de la atmósfera, del huracán, de la tormenta, -del trueno y del rayo, seguramente existirá el símbolo complementario -de la Cruz, tenido como emblema de alta veneración; lo contrario, la -escepción, sería lo que cabalmente llamaría la atención en cuanto el -caso se presentase; pero esto en realidad no acontece, como lo veremos -por los ejemplos que pasamos á apuntar.</p> - -<p>Tláloc, la gran divinidad azteca, de cuerpo y rostro gris, vestido -de una túnica de azul con bandas de plata en cuadro, luciendo flores -de perlas de colores, diadema de plumas blancas y verdes, de la que -caían á sus espaldas plumas rojas y verdes también, oro y pedrerías, y -portando la aurea serpiente en su diestra en representación del rayo, -con su solo ojo, todo blanco, atravesado por una línea horizontal -negra, bajo la cual veíase el semicírculo del mismo color;—Tláloc, el -<span class="pagenum"><a name="Page_90" id="Page_90">[90]</a></span> -dios de la boca tridentada, cuya estatura era rodeada por un gran -anillo doble azul, tenía por insignia la <i>Cruz</i>, ó los cuatro vientos -que soplan de los cuatro puntos trayendo la lluvia, sobre los que -ejercía su imperio, repitiéndose el número cuatro en todo lo que con él -se relacionaba<a name="FNanchor_180_180" id="FNanchor_180_180"></a><a href="#Footnote_180_180" class="fnanchor">[180]</a>.</p> - -<p><i>Amimitl</i>, como <i>Opochtli</i>, el señor de los pescadores, inventor de -redes y harpones, era uno de tantos Tlálocs, venerado en el lago -Chalco. Como á Tláloc máximo, representábasele bajo la forma de un -hombre de tinte gris, coronado de papeles de diversos colores y de -plumas verdes, vistiendo un traje de igual color, semejante al hábito -de los sacerdotes católicos. Esta divinidad acuática estaba armada de -un cetro singular y de un escudo rojo, adornado al centro con una flor -blanca, y <i>cuatro</i> hojas <i>en Cruz</i><a name="FNanchor_181_181" id="FNanchor_181_181"></a><a href="#Footnote_181_181" class="fnanchor">[181]</a>.</p> - -<p>La diosa de seno de esmeraldas, la divinidad de las ondas, la reina -de los magos, la dama de la saya verde, la hermana de Tláloc, según -Sahagún, ó compañera de este dios, al decir de Torquemada; la diosa -de la frente azul, que portaba una corona orlada de plumas verdes y -que lucía un collar de esmeraldas y pendientes de turquesas, vestida -de celeste claro, como el agua de los lagos; la que tenía el poder de -agitar las tempestades, de levantar los torbellinos, de inundar las -tierras, <i>Chalchihuitlicue</i>, la <i>Matlacue</i> de los tlascaltecas, lucía -<span class="pagenum"><a name="Page_91" id="Page_91">[91]</a></span> -un escudo al brazo izquierdo, cuyo blasón era una flor blanca de lis de -agua, portando en su diestra un objeto en forma <i>de Cruz</i><a name="FNanchor_182_182" id="FNanchor_182_182"></a><a href="#Footnote_182_182" class="fnanchor">[182]</a>.</p> - -<p>El dios tolteca hijo de Mixcóatl, es decir, de otro dios de -la atmósfera y de las nubes, que lleva ciertos sobrenombres -significativos, dignos sobre todo de una divinidad del huracán, como -que es el «papagayo-serpiente» ó la «serpiente emplumada»; el hombre -blanco, de mirada roja resplandeciente, robusto, de larga frente, de -cabellera y barba negras, con su insignia en una mano; el predicador -de la montaña de <i>Tzotzitepec</i>, ó «monte del clamor»,—Quetzalcóatl, -de quien ya nos ocupamos, viste un largo traje blanco sembrado <i>de -cruces</i>, como una comprobación final del carácter meteorológico de tan -curioso mito<a name="FNanchor_183_183" id="FNanchor_183_183"></a><a href="#Footnote_183_183" class="fnanchor">[183]</a>.</p> - -<p>El carácter atmosférico de Quetzalcóatl, queda comprobado otra vez más, -cuando figura con el epíteto de Nanihehecatl ó «señor de los <i>cuatro</i> -vientos», el cual tenía por símbolo <i>la Cruz</i>, como signo sagrado de -su poder sobre el aire. No debemos olvidar que en el curso de su viaje -hacia Tlapallán, dejó como señal de su tránsito un árbol atravesado -horizontalmente por una flecha, formando así <i>una Cruz</i><a name="FNanchor_184_184" id="FNanchor_184_184"></a><a href="#Footnote_184_184" class="fnanchor">[184]</a>.</p> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_92" id="Page_92">[92]</a></span> -Más claramente representativa aún que la Cruz de Quetzalcóatl, es la -del aparecido <i>Wixepecocha</i>, el que de la mar vino por el sudeste; el -anciano que predicó á los zapotecas de Huatulco doctrinas que no fueron -comprendidas en el primer momento; el famoso perseguido, que vaga de -una parte á la otra, y que subiéndose á la más alta cumbre del monte -Cempoaltepec, asciende á la atmósfera y se desvanece, sin dejar otro -rastro visible en la tierra que las plantas de su pie impresas en las -rocas. Este aparecido que huye en todas direcciones y que acaba por -desvanecerse en el espacio, se parece á la nube y al viento. Antes de -partir al monte cuya cima le sirvió de refugio, plantó <i>una Cruz</i>, -recomendando su adoración á los habitantes de la tierra: la veneración -al símbolo de la lluvia queda así comprobada<a name="FNanchor_185_185" id="FNanchor_185_185"></a><a href="#Footnote_185_185" class="fnanchor">[185]</a>.</p> - -<p>El terrible <i>Huitzilopochtli</i> nahua<a name="FNanchor_186_186" id="FNanchor_186_186"></a><a href="#Footnote_186_186" class="fnanchor">[186]</a> -era un dios de la atmósfera y del cielo entre los aztecas, como -<span class="pagenum"><a name="Page_93" id="Page_93">[93]</a></span> -Quetzalcóatl entre los toltecas y Camaxtli entre los chichimecas. Su -madre Coatlicue, la muger de las serpientes, que habita la montaña de -las Serpientes, es la nube del huracán despidiendo rayos. Encima de la -pirámide truncada que era consagrada á Huitzilopochtli en Tenochtitlan, -se levantaba el templo que guardaba su estatua. Esta tenía enormes -proporciones, y representaba al dios en su trono, soportando un globo -azul, del cual salían <i>cuatro</i> bastones en forma de serpientes. El -globo era emblema de la bóveda celeste, dominio de Huitzilopochtli; -las serpientes simbolizaban relámpagos; los bastones servían á los -sacerdotes para portar su imagen en las procesiones. La cabeza del -dios lucía como una cimera un colibrí de plumas brillantes, cuyo -pico y cresta eran de oro; su rostro, con el ceño de su crueldad, -era atravesado por dos bandas azules horizontales, generalmente -cubierto por una máscara de aquel metal. En su mano derecha llevaba, -para servirle de báculo, un bastón en forma de serpiente, sobre -el que se apoyaba; en su brazo izquierdo portaba un escudo ornado -de cinco ramilletes de plumas blancas <i>en forma de Cruz</i>. La mano -correspondiente á este brazo tenía las <i>cuatro</i> flechas de oro caidas -del cielo, y de las que dependía el destino del pueblo azteca. El -blasón cruciforme de este dios de la atmósfera, simbolizaba las nubes -que traían la lluvia<a name="FNanchor_187_187" id="FNanchor_187_187"></a><a href="#Footnote_187_187" class="fnanchor">[187]</a>. -En la nota anterior se reproduce su insignia cruciforme. -<span class="pagenum"><a name="Page_94" id="Page_94">[94]</a></span></p> - -<p>Sin lugar á duda alguna, sabemos que el emblema de la lluvia en la -América Central, especialmente entre nahuas y mayas, era <i>la Cruz</i>. Las -Casas<a name="FNanchor_188_188" id="FNanchor_188_188"></a><a href="#Footnote_188_188" class="fnanchor">[188]</a>, -obispo de Chiapa, recuerda su veneración en estos pueblos, y refiere -que en el principal de los manantiales ó vertientes de agua los nativos -erigían <i>cuatro</i> altares, en la forma de una Cruz. La Cruz, que los -misioneros no supieron si admirar ó atribuir á Satanás, fué el objeto -central en el gran templo de Cozumel, perseverando en los bajorelieves -del antiquísimo pueblo de Palenque. Fr. Alonso Ramos<a name="FNanchor_189_189" id="FNanchor_189_189"></a><a href="#Footnote_189_189" class="fnanchor">[189]</a> -cuenta la gran veneración á la cruz de parte de los yucatecos. «Apenas, -escribe, los españoles se acercaron al Continente de América, en 1518 -desembarcando en Cozumel, junto á Yucatán, hallaron <i>muchas cruces</i>, -dentro y fuera de los templos y en su patio almenado puesta una cruz -grande, en cuyo contorno hacían procesión los indios <i>pidiendo á Dios -lluvias</i>, y á todas las veneraban con gran devoción», lo que prueba que -era el símbolo de un gran dios atmosférico.</p> - -<p>Desde tiempo inmemorial la Cruz aparece siendo objeto de plegarias y -de sacrificios de parte de nahuas y mayas, la que se suspendía como un -emblema augusto en los templos de Popayán y Cundinamarca, significando -«Arbol de Nuestra Vida» en lengua mejicana. Los de Yucatán imploraban á -<span class="pagenum"><a name="Page_95" id="Page_95">[95]</a></span> -la Cruz cuando demandaban agua en tiempo de seca. La diosa azteca de -las lluvias llevaba una Cruz en su mano, y en una fiesta primaveral -en su honor víctimas humanas eran sacrificadas en cruces, atravesados -sus cuerpos de flechas<a name="FNanchor_190_190" id="FNanchor_190_190"></a><a href="#Footnote_190_190" class="fnanchor">[190]</a>. -Quién sabe si esto mismo significasen los sacrificios humanos en -cruces, ó los niños crucificados que se hallaron en casi todos los -templos del Perú, y especialmente en los de Pasao, de los que recuerdan -el P. de la Calancha, Zárate, Miguel Estete y especialmente Cieza de -León, quien compara estos <i>crucificados</i> con los que vió en -Cali<a name="FNanchor_191_191" id="FNanchor_191_191"></a><a href="#Footnote_191_191" class="fnanchor">[191]</a>.</p> - -<p>El dios del templo de la isla de Cozumel, venerado especialmente por -los mayas, se llamaba <i>Ahulneb</i>, divinidad de la lluvia y de los -vientos, representado bajo la forma de un gigante monstruoso que -llevaba una flecha en la mano. Su emblema era <i>la Cruz</i>, á la que -imploraban, para que hiciera llover, los peregrinos venidos de los -países secos, en donde el agua se guardaba en preciosas represas<a name="FNanchor_192_192" id="FNanchor_192_192"></a><a href="#Footnote_192_192" class="fnanchor">[192]</a>.</p> - -<p>Los <i>cuatro</i> Bacabs de la naturaleza; las cuatro corrientes invisibles -del aire; los cuatro seres míticos; las «cuatro <i>vasijas</i> de arriba», -que en Yucatán se suponían columnas del cielo que lo sostenían en las -cuatro partes del mundo, como grandes cariátides, estaban distribuidos -<i>en Cruz</i><a name="FNanchor_193_193" id="FNanchor_193_193"></a><a href="#Footnote_193_193" class="fnanchor">[193]</a>. -Estos cuatro Bacabs, <i>Kan, Muluc, Ix y Cauac</i>, correspondientes á -los puntos cardinales N. S. E. y Oeste, eran dioses de la lluvia, y -arreglaban el calendario maya. Su representación por <i>cuatro vasijas de arriba</i>, -<span class="pagenum"><a name="Page_96" id="Page_96">[96]</a></span> -es sin duda una alusión á los <i>vasos del Trueno</i>, de los que -nos ocuparemos. Los cuatro Bacabs, ó los cuatro viejos, escaparon en -tiempo en que todos los seres se ahogaron en el diluvio americano.</p> - -<p>Cuando los musycas querían sacrificar en honor de las diosas de las -aguas, estendían largas cuerdas sobre la tranquila linfa del lago, -de tal manera que formaban <i>una Cruz</i> gigantesca, en cuyo punto de -intersección ofrendaban oro y esmeraldas al sagrado símbolo, como -lo atestiguan Simón y Acosta<a name="FNanchor_194_194" id="FNanchor_194_194"></a><a href="#Footnote_194_194" class="fnanchor">[194]</a>. Según Rialle<a name="FNanchor_195_195" id="FNanchor_195_195"></a><a href="#Footnote_195_195" class="fnanchor">[195]</a>, -no obstante el culto preponderante de Botchica, la diosa <i>Batchué</i> -conservó toda la veneración de los muyscas de Cundinamarca, quienes -le rendían homenage tendiendo en cruz dos grandes cuerdas sobre la -superficie del lago, venerándose su intersección en la forma que -dejamos apuntada. Era la diosa de las aguas, y tenía supremacia -sobre las plantas, hijas de la tierra. En el capítulo respectivo -comprobaremos la existencia de <i>cochas</i> con cruces en Calchaquí.</p> - -<p>Del valor mitológico de la Cruz como símbolo en el Perú, nos hemos -ocupado anteriormente.</p> - -<p>Aunque los cronistas guarden silencio sobre las relaciones entre el -Catequil y la Cruz, porque fué asunto en que no cayeron en cuenta, -nosotros no dudamos que esta ha debido ser su símbolo, dado el carácter -atmosférico de la pre-incaica divinidad.</p> - -<p>El <i>Dios del Aire</i> que nos ofrece E. G. Squier<a name="FNanchor_196_196" id="FNanchor_196_196"></a><a href="#Footnote_196_196" class="fnanchor">[196]</a>, -y que reproducimos en la <a href="#FIG_28">Fig. 28</a>, no aparece con la Cruz; pero en -cambio es portador en su izquierda de un largo <i>Tau</i>, igual al de las -<span class="pagenum"><a name="Page_97" id="Page_97">[97]</a></span> -figurillas de la procesión de Wiener, de que antes dimos -cuenta,—símbolo que, en todos los pueblos equivale á aquel otro, -como ya lo establecimos. Este dios del Aire, de nombre ignorado, que -bien puede ser ese Catequil, también celebrado escepcionalmente por -los Incas en su gran festival de las mieses en verano, porta á su -diestra un pájaro de pico abierto, largo cuello, cola profusamente -pintada: el pájaro de la tormenta, símbolo de la nube, quizá el ave -luminosa <i>Piguerao</i>, que nos hace recordar al instante el papagayo -de Quetzalcóatl, Cuculcán, Gucumatz, y particularmente el colibrí ó -pájaro-mosca de Huitzilopochtli. También nos trae á la memoria el ojo -blanco de Tláloc, con su línea horizontal negra, ese ojo cuadrado, -con su línea central, en la peruana divinidad. El cuerpo circular del -pájaro de Squier, rememora el «espejo resplandeciente» de Tezcatlipoca, -y especialmente la bola emplumada que flotando en el aire fecundo el -seno de Caticlue, la muger de las serpientes.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_28" id="FIG_28"></a> - <img src="images/fig_28.jpg" alt="_" width="500" height="257" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 28</b>. Dios del Aire de Squier.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_98" id="Page_98">[98]</a></span> -Por lo demás, este Dios del Aire ofrece mucho interés: su cuerpo es -antropomorfo, y de su parte posterior sale su gran cola de dragón, -común á las representaciones de las divinidades atmosféricas; su -cabeza zoomorfa, de gran boca dentada, con casquete triangular y una -media luna por penacho, recuerda la fisonomía del <i>Wind Spirit</i> de -los Haidas, y, sobre todo, la de las <i>Huayrapucas</i> de la <a href="#FIG_27">figura 27</a>. -Cosas muy curiosas, son: los <i>linga</i> y <i>yoni</i> que la divinidad peruana -lleva á cada lado de sus piernas; el falo, con su ingle superior y -sus círculos Imaymanas á la parte de abajo, entre el <i>tau</i> y el casco -triangular de su cabeza, etc. El dios se vé que va en actitud de volar -por los aires.</p> - -<div> - <a name="FIG_29" id="FIG_29"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_29a.jpg" alt="_" width="200" height="151" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 29</b>. Fragmento de calabaza<br />(Piedra Blanca, Catamarca).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_29b.jpg" alt="_" width="200" height="175" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 29</b> <i>bis</i>. Detalles de la anterior.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Lafone Quevedo<a name="FNanchor_197_197" id="FNanchor_197_197"></a><a href="#Footnote_197_197" class="fnanchor">[197]</a>, -dedicando al mismo una decena de renglones, dice que, por sus atributos -fálicos, «muy bien le vendría el nombre de <i>Punchao</i>.»</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_30A" id="FIG_30A"></a> - <img src="images/fig_30a.jpg" alt="_" width="150" height="171" /> - <p class="f110 space-below1"> <b>Fig 30</b>. Olla de barro<br />de Capayán<br />Colecc. Quiroga.</p> -</div> - -<p>Cada vez que vemos la figura de Squier, viénennos también á la memoria -las Huayrapucas calchaquíes de las Figs. <a href="#FIG_29">29</a> y <a href="#FIG_29">29 <i>bis</i></a>, grabadas sobre -un pequeño mate de barro, reproducido en la primera de estas láminas, -apareciendo en la figura <i>bis</i> el desarrollo del objeto total, de uno y -otro lado. Estas figurillas <i>a</i> y <i>b</i>, tienen cuerpo antropomorfo, cara -<span class="pagenum"><a name="Page_99" id="Page_99">[99]</a></span> -zoomorfa, y aparecen en actitud de volar; y si bien no arrastran -colas de dragón, la serpiente de escama triangulada, que simboliza al -rayo, aparece enroscada al mango incompleto del objeto. La figurilla -<i>a</i>, lleva en su única mano una flecha, que debe ser figuración de -un rayo, como en los dioses toltecas y aztecas; la <i>b</i>, porta en su -izquierda una larga flecha, y en su diestra otra, y á más el pájaro -ó <i>Ave de la Tormenta</i>, representada simbólicamente por una cabeza y -cuello de <i>Suri</i> ó Avestruz, que indiscutiblemente para nosotros es -el ave sagrada de <i>las nubes</i> en Calchaquí, como lo explicaremos en -el capítulo respectivo. Los ojos de las figurillas que nos ocupan son -Imaymanas, sencillos y dobles.</p> - -<p>Indudablemente que el dios del Aire de Calchaquí está emparentado con -el del Perú, y quién sabe si no son ambos la misma divinidad de la tormenta.</p> - -<p>Más en las Huayrapucas hasta ahora reproducidas no aparece el símbolo -de la Cruz, que vamos estudiando en los dioses meteorológicos, hasta -que damos con el grupo mítico-atmosférico de Capayán (Catamarca), en -las fronteras del valle de Londres, grabado sobre el barro de color -negro, en la parte anterior de la pequeña olla de la <a href="#FIG_30A">figura 30</a>, -que reproducimos desarrollada en la <a href="#FIG_30B">30 <i>bis</i></a>. A la parte posterior de la -olla (<a href="#FIG_30A">Fig. 30</a>) sólo aparece la cola ofídica, con círculos Imaymanas -grabados en la misma, sirviendo de oreja ó manija á la tinajita. Lo -interesante es la figura mítica á la cual esta cola de serpiente -pertenece, grabada con poca profundidad en la parte anterior del objeto (<a href="#FIG_30B">Fig. 30 <i>bis</i></a>). -<span class="pagenum"><a name="Page_100" id="Page_100">[100]</a></span></p> - -<p>Estas figuras fueron ofrecidas por nosotros en nuestro trabajo sobre la -Madre del Viento<a name="FNanchor_198_198" id="FNanchor_198_198"></a><a href="#Footnote_198_198" class="fnanchor">[198]</a>, -y muy oportuno es reproducirlas en esta ocasión.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_30B" id="FIG_30B"></a> - <img src="images/fig_30b.jpg" alt="_" width="500" height="267" /> - <p class="f110 space-below1"> <b>Fig 30</b> <i>bis</i>. Desarrollo de la figura anterior.</p> -</div> - -<p>Como se vé en el desarrollo del grupo mítico de la olla, al centro -del mismo aparece un ser de interesantísimas formas humanas. Este -ser, como los dioses mejicanos del aire, lleva en la cabeza un -penacho de seis anchas plumas de ave. En su cara humana,—de la que -caen pendientes,—dos serpientes que tatúan sus mejillas, sobre las -que descansan sus cabezas, forman la nariz del ídolo en su punto de -intersección, y sus colas arqueadas, las cejas; la boca es ovalada. -De su barba, despréndese la caja geométrica del cuerpo, saliendo -para dentro del cuadro, de cada una de las cuatro esquinas del -mismo, <i>cuatro</i> cabezas de serpiente, con ojos y boca, provistas de -sus cuellos. Estas cuatro cabezas forman el símbolo de <i>la Cruz</i>, -perfectamente artística y visible. Del ángulo inferior del cuadrado -despréndense las patas zoomorfas del mítico ser, el que aparece en -medio de las nubes y de la tormenta, provisto de grandes ojos dobles, con las zig-zags. -<span class="pagenum"><a name="Page_101" id="Page_101">[101]</a></span></p> - -<p>El caso que acabamos de ofrecer es elocuentemente típico, y salta -á la vista la intención del artista que grabó la Cruz, formada por -cuatro cabezas de serpientes rayos, que insinúan lluvia. Esa Cruz -ocupa el centro mismo de todo ese animado y viviente grupo mítico de -la tormenta, como un símbolo de alto valor meteorológico, con sus -palos trazados por la luz vital y resplandeciente de cuatro rayos. -Todo en este grupo habla de <i>lluvia</i>, de <i>agua</i> del cielo; y en las -figuras míticas y animadas de los grupos laterales de las nubes de la -tormenta, la greca ondulosa repítese de una manera llamativa, la cual, -según Jiménez de la Espada<a name="FNanchor_199_199" id="FNanchor_199_199"></a><a href="#Footnote_199_199" class="fnanchor">[199]</a>, -es en el Perú posiblemente, como entre etruscos y pelasgos que tantos -adornos comunes tienen con los yuncas, una representación de la -superficie más ó menos agitada del agua marina ó fluvial,—en este -caso del <i>agua</i> de las nubes,—pues del examen arqueológico de varios -huaqueros peruanos resulta que al parecer tal cosa ha querido indicar -el dicho meandro onduloso, al dárselo en las pinturas de aquellos por -base ó sostén á los <i>Coohuampu</i> ó «caballitos de totora», especie -de esquifes en uso hoy todavía entre los pescadores de la costa de -Trujillo y Santa en el Perú, y muy semejantes por su ligereza y -material de construcción al <i>phaselus</i> de los egipcios. -<span class="pagenum"><a name="Page_102" id="Page_102">[102]</a></span></p> - -<p>De todo cuanto dejamos escrito en este capítulo, resulta plenamente -confirmada la afirmación que hicimos de que la Cruz es el símbolo de -los dioses americanos del Aire y de los mitos de la Tormenta; en otros -términos: el símbolo sagrado de los fenómenos meteorológicos del cielo.</p> - -<p>Ahora bien: ¿por qué ha de ser precisamente el signo de la Cruz el -emblema ó símbolo de los cambios meteorológicos producidos como -fenómenos de la atmósfera? ¿por qué ha de serlo la Cruz, y no otra de -las figuras geométricas tantas veces repetidas en la escritura indiana, -como el círculo, el triángulo, el cuadrilátero, la greca, el arabesco, -el meandro ú otra combinación ideológica ó simbológica cualesquiera?</p> - -<p>Porque así lo fué, y porque así debió serlo, limitarémonos á contestar -al poner punto final al presente capítulo.</p> - -<p>En el siguiente, relacionando el símbolo con el número sagrado -<i>Cuatro</i>, pasamos á probar esta afirmación, al parecer hecha <i>á priori</i>.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_103" id="Page_103">[103]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO V</span><br /> - <span class="smcap">La CRUZ y el NÚMERO CUATRO</span></h2></div> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>Los números y su valor -simbólico—Predilección por el Cuatro en la raza americana—Los -hechiceros Chypeway—El número cuatro y el dios Viztcilipuztli—Lo -que escribe D. Antonio de Solís—El número cuatro entre aztecas, -nahuas, mayas, quichés y muyscas—Entre peruanos y araucanos—Entre -calchaquíes—Los cuatro puntos cardinales y los cuatro vientos—Los -cuatro palos de la Cruz—La Cruz como emblema acuático—Vaso ceremonial -de los Sia—Opinión de Stenvenson—Disentimiento con Brinton—La Cruz como -símbolo de la Lluvia.</i> </p> - -<p>Los números entre las diversas razas americanas tienen un valor -simbólico en sus religiones, en sus ceremonias hieráticas, en su -escritura sagrada y hasta en sus cosmoganías.</p> - -<p>Anteriormente hemos tenido ocasión de insinuar cuán venerados fueron -los números dos y tres de parte de algunos pueblos aborígenes, -citando divinidades bicéfalas y tricéfalas, ó de dos y tres en uno, -y viceversa. El número dos representa el fenómeno bisexual, sin -hermafroditismo en los dioses; el atributo de los creadores, ó más -<span class="pagenum"><a name="Page_104" id="Page_104">[104]</a></span> -bien: hacedores <i>cay cari cachun</i>, <i>cay huarmi cachun</i>, ya sean varones -ó hembras, para formar, reproducir ó procrear por sí mismos, como -todopoderosos en la creación de las cosas del cielo ó de la tierra. El -número tres, que llamaremos <i>tanga-tanga</i>, refiérese indudablemente -á la intervención de tres cosas en el acto carnal de la generación -de las especies; y el <i>Huampar Chucu</i>, la mitra del gran sacerdote -que reproduce la «Relación Anónima»<a name="FNanchor_200_200" id="FNanchor_200_200"></a><a href="#Footnote_200_200" class="fnanchor">[200]</a>, -es sin duda en el Perú el emblema fálico de este número sagrado, pues -compónese de la alegoría del triángulo, el foco solar, el mortero y -su mano, y hasta por sus formas el Huampar aparece como la ingle del -miembro viril, con los atributos de las naturas masculina y femenina. -El <i>Tangatanga</i> ó figurón tricéfalo de los chancas, no es otra cosa que -la representación antropomorfa de la referida cantidad sagrada.</p> - -<p>No nos parece, como lo asevera Brinton<a name="FNanchor_201_201" id="FNanchor_201_201"></a><a href="#Footnote_201_201" class="fnanchor">[201]</a>, -que la veneración al número tres viene de tres operaciones mentales al -pensar; pero sea de ello lo que fuere, no es esta la oportunidad de -debatir tan interesante punto<a name="FNanchor_202_202" id="FNanchor_202_202"></a><a href="#Footnote_202_202" class="fnanchor">[202]</a>.</p> - -<p>El número predilecto entre las razas aborígenes es indudablemente -el número <i>Cuatro</i>, especialmente en los pueblos en los cuales la -heliolatría es la base fundamental de la religión, como en Méjico y -Perú, por lo que tal predilección se ha atribuido generalmente al -conocimiento de parte de aquellos de los equinoccios y solsticios. -<span class="pagenum"><a name="Page_105" id="Page_105">[105]</a></span></p> - -<p>Sin embargo, la raza norteamericana, que no era adoradora del Sol, -tenía como sagrado al número en cuestión, lo que prueba que esta -particularidad ó es más antigua que la religión heliolátrica, ó debe -explicarse de otro modo.</p> - -<p>El culto al número cuatro, como tan ingeniosamente lo ha demostrado -Brinton<a name="FNanchor_203_203" id="FNanchor_203_203"></a><a -href="#Footnote_203_203" class="fnanchor">[203]</a>, se origina de -la veneración á los cuatro puntos cardinales, y obedece en cierto -modo á las leyes aritméticas del universo. El piel roja, según el -americanista, adoptó este número como regularizando cantidades en -sus instituciones y artes; repitió sus múltiplos y compuestos; -imaginó nuevas aplicaciones, magnificando constantemente su místico -significado, llamándole, finalmente, en sus ensueños filosóficos, la -clave de los secretos del universo, la fuente de la siempre creciente -naturaleza<a name="FNanchor_204_204" id="FNanchor_204_204"></a><a href="#Footnote_204_204" class="fnanchor">[204]</a>.</p> - -<p>El hombre rojo era cazador, y erraba por las selvas y las praderas sin -límites; un instinto, y no una facultad, dirigialo por la tierra, sin -extraviarse. En una época primordial de su historia, el indio tomó -nota de los cuatro rumbos, de los cuatro puntos cardinales, hacia los -cuales encaminaba sus pasos, y por aquellos se guió en el desierto y -en la noche, dignificándolos hasta convertirlos en dioses, como una -consecuencia natural. Mucho después, cuando un progreso lento le hizo -penetrar en otros secretos de la naturaleza; cuando se dió cuenta de la -trayectoría del sol, constantemente entre dos puntos, y del movimiento -de los elementos, él paró la atención en las radicales de la aritmética -<span class="pagenum"><a name="Page_106" id="Page_106">[106]</a></span> -y discernió una repetición ó aplicación de este número cuatro hasta en -las estaciones del tiempo. De aquí la adopción de parte suya de este -número como la cantidad regulatriz, y de aquí su predilección por el -mismo. Iguales motivos harían sagrado al cuatro en los demás pueblos, -cazadores antes que agricultores, y fetiquistas antes que politeistas, -aunque muchas veces el fetiquismo es una consecuencia posterior de -la adoración al dios representado, al que se concluye por atribuirle -voluntad propia, según Max Müller<a name="FNanchor_205_205" id="FNanchor_205_205"></a><a href="#Footnote_205_205" class="fnanchor">[205]</a>.</p> - -<p>Los pieles rojas creen en la existencia de cuatro espíritus, -correspondientes á los cuatro puntos cardinales; genios de estos puntos -se suponen los vientos que soplan, por lo que son venerados también -los cuatro vientos, debiéndose advertir que el aire suele llevar el -mismo nombre de la divinidad cardinal de donde sopla<a name="FNanchor_206_206" id="FNanchor_206_206"></a><a href="#Footnote_206_206" class="fnanchor">[206]</a>, -confundiéndose de este modo con la dirección. De aquí es que en -las ceremonias religiosas de aquellos indios figuraba con monótona -repetición el número cuatro, por la conexión natural entre los -movimientos del aire en el pensamiento y en la palabra con las -operaciones del alma y la idea de Dios. Los creeks, especialmente, -divinizaron al número cuatro, y en la fiesta del Busk prendían fuego -<i>en cruz</i>, ó sea en las <i>cuatro esquinas</i>.</p> - -<p>El Este entre los dakotas, según Mr. Dorsey<a name="FNanchor_207_207" id="FNanchor_207_207"></a><a href="#Footnote_207_207" class="fnanchor">[207]</a>, -simbolizaba la vida y su fuente; y de aquí la colocación del cadáver -al Este, para indicar la esperanza de una vida futura. -<span class="pagenum"><a name="Page_107" id="Page_107">[107]</a></span></p> - -<p>Estos puntos cardinales, según Brinton<a name="FNanchor_208_208" id="FNanchor_208_208"></a><a href="#Footnote_208_208" class="fnanchor">[208]</a>, -tienen cada uno su motivo especial para ser venerados. Del Este sale -el sol. El Oeste es la puesta, y trae la idea de muerte, sueño, -tranquilidad, descanso de la labor; en ese rumbo distante reposaba el -alma fatigada del astro, y cuando uno moría tomaba su camino. El Norte -es el lugar del hielo; hacia el Norte caminan las sombras, y de allí -vienen los truenos tempranos; viven en el Norte los dioses poderosos; -y un témpano de hielo no es más que una habitación de la divinidad; en -una montaña contigua á la estrella del Norte, creían los dakotas que -existía el dios de las estaciones; en el Septentrión oscuro moraba la -muerte de los attawas. El Sud, por el contrario, es la región de los -vientos ardorosos.</p> - -<p>Para nosotros, que vivimos bajo la línea ecuatorial, no hay cuestión -en cuanto al Este y Oeste, al naciente y poniente, rumbos sagrados por -la salida y puesta del sol; pero los motivos de la veneración al Norte -y al Sud serían forzosamente otros. Del Norte soplan los huracanes -y vienen los vientos secos y ardientes, que en verano marchitan la -naturaleza; el Sud tiene su Cruz celeste; el viento del Sud trae el -cambio atmosférico, y tras él llega la tormenta, que produce la lluvia, -animando á las tierras sedientas y á la vegetación que languidece. -Aparte de esto, motivos políticos llamarían la atención del Norte, pues -que en aquel rumbo vivían los monarcas resplandecientes y se hallaban -erigidos los grandes imperios. -<span class="pagenum"><a name="Page_108" id="Page_108">[108]</a></span></p> - -<p>Los dakotas y otras razas del Norte, lo mismo que los demás pueblos -americanos, tienen en sus orígenes étnicos ó sociales la tradición -de cuatro hermanos, de cuatro semidioses, de cuatro jefes, de cuatro -caudillos ó de cuatro personajes; estos cuatro seres míticos aparecen -vestidos con metáforas groseras, pero alusivas siempre á los cuatro -vientos, pues que los vientos reconócense al instante en estos -cuaternos, é indiscutiblemente aquellos son los cuatro espíritus de -los navajos de Méjico, los cuatro genios antepasados de los mayas, los -cuatro aparecidos de Pacaritambo de los peruanos, etc.</p> - -<p>Todo ello explica por qué en las ceremonias sacerdotales era comunmente -repetido el número cuatro.</p> - -<p>Los hechiceros <i>Chipeway</i>, iniciando á sus neófitos en los misterios -de la religión, interrogábanles por un lugar de los cuatro polos, -de las cuatro grandes piedras que dejaban ante su fuego, recordando -cuatro días, refiriendo cuatro fiestas, y repitiendo durante la escena -religiosa este número ó sus múltiplos.</p> - -<p>Un ejemplo precioso de lo venerado que era el número cuatro ofrécenos -D. Antonio de Solís, describiendo en la ciudad de Méjico la plaza del -templo de Vitzcilipuztli ó dios de la guerra. «Tenía la plaza, dice<a name="FNanchor_209_209" id="FNanchor_209_209"></a><a href="#Footnote_209_209" class="fnanchor">[209]</a>, -<i>cuatro</i> puertas correspondientes en sus <i>cuatro</i> lienzos, que miraban -á los <i>cuatro</i> vientos. En lo alto de los portales había <i>cuatro</i> -estátuas ...» El ídolo, agrega, portaba <i>cuatro</i> varas con cabezas de -sierpes y <i>cuatro</i> saetas. -<span class="pagenum"><a name="Page_109" id="Page_109">[109]</a></span></p> - -<p>Tenochtitlan<a name="FNanchor_210_210" id="FNanchor_210_210"></a><a href="#Footnote_210_210" class="fnanchor">[210]</a>, -Cholula, Tezcuco y Quito estaban divididos en Cruz, por calles que -se cortaban de norte á sur y de este á oeste, de manera que formaban -cuatro cuarteles, mandados por cuatro jefes. La mayor parte de los -palacios tomaban la forma arquitectónica de la Cruz. Las tumbas en -más de un pueblo eran igualmente construidas en Cruz, y abríanse á lo -largo de ellos avenidas correspondientes exactamente á los paralelos y meridianos.</p> - -<p>Los aztecas al tomar posesión de las tierras, tiraban flechas á los -cuatro puntos cardinales. Celebraban cuatro fiestas al año, y cuatro -veces la fiesta principal; con cuatro plegarias solemnizaban sus ritos, -ofreciendo incienso al cielo en los cuatro puntos cardinales; la humana -víctima del sacrificio era conducida cuatro veces al derredor del -templo, y arrancándole el corazón, bebían su sangre en cuatro vasos, -brindando á las cuatro partes del horizonte<a name="FNanchor_211_211" id="FNanchor_211_211"></a><a href="#Footnote_211_211" class="fnanchor">[211]</a>.</p> - -<p>Los nahuas vivían sugestionados por la operación del número cuatro: -un pájaro era cogido por cuatro días; un fuego ardía y una flecha era -tirada á los cuatro cardinales cuando el bautismo de un niño; ofrecían -sus plegarias cuatro veces al día; sus grandes fiestas tenían lugar cada -<span class="pagenum"><a name="Page_110" id="Page_110">[110]</a></span> -cuatro años; las ofrendas de sangre se hacían á los cuatro puntos del -espacio; la jornada de las almas era de cuatro días y el luto duraba -cuatro meses ó cuatro años.</p> - -<p>Las divinidades mejicanas de la atmósfera son grandes cuaternos, como -Quetzalcóatl con el epíteto de Nanihehecatl, porque son «señores de los -cuatro vientos», que preponderan hasta el día en que vencen los dioses -heliolátricos, resultado de una revolución étnico-religiosa de los -aztecas contra los toltecas, unos y otros simbolizados en Quetzalcóatl -y Tezcatlipoca, el «espejo resplandeciente», vencedor éste de aquél, -por lo que es figurado por un pájaro blanco atravesado por una flecha -saliendo de la cresta incendiada del monte Zapatec, emblema de la nube -asaeteada por el rayo vencedor del Sol<a name="FNanchor_212_212" id="FNanchor_212_212"></a><a href="#Footnote_212_212" class="fnanchor">[212]</a>.</p> - -<p>Los caribes, quichés y muyscas tienen también gran veneración por -el número cuatro, el que se encuentra repetido en sus tradiciones -mitológicas y etnológicas. En los calendarios nahua, apoteca y maya, el -mes tiene cuatro semanas; su indixión se divide en cuatro períodos; el -mundo pasa por cuatro grandes ciclos, lo que se repite periódicamente -por la división del año solar en cuatro estaciones, que se producen -por la lucha de cuatro gigantes aereos que dominan los vientos. En el -<i>Popol Vuh</i>, envuelto en la obscuridad teológica, el cuaterno Gucumatz, -después de creados los animales y de maldecidos por no tener lenguaje -para dar las gracias á los dioses á quienes deben la vida, forma con -maíz blanco y amarillo á los cuatro pobladores del mundo, los tigres -<span class="pagenum"><a name="Page_111" id="Page_111">[111]</a></span> -del alba, de la noche, de la luna y el «distinguido», ó sean: -Balam-Quitze, Balam-Agab, Igi-Balam y Mahuentah. Es de advertir que el -felino es una representación heliolátrica, y numerosas cabezas de tigre -ó león han de verse reproducidas en los dioses-soles.</p> - -<p>Notable ejemplo de cuaterno entre los quichés son los cuatro pájaros, ó -los cuatro vientos, sobre los que se cuentan muchas leyendas, los que -llevan nombres significativos; estos cuatro pájaros, cuatro espíritus, -son: Xecotcovach, Camulatz, Cotzbalam y Tecumbán<a name="FNanchor_213_213" id="FNanchor_213_213"></a><a href="#Footnote_213_213" class="fnanchor">[213]</a>.</p> - -<p>En el Perú hemos creido observar que el número sagrado de la -civilización del culto á Viracocha<a name="FNanchor_214_214" id="FNanchor_214_214"></a><a href="#Footnote_214_214" class="fnanchor">[214]</a> -ó aymará del Titicaca es el número tres; del que vimos anteriormente -su repetición monótonamente intencionada en los dioses de Tiahuanaco y -representaciones monolíticas del Aticci de las aguas. La civilización -heliolátrica, al revés, tenía una predilección manifiesta por el -número cuatro, y era esta la cantidad regulatriz en el imperio de los -Incas. El Cuzco, como sucede en los pueblos de Cholula á Quito, estaba -dividido en cuatro partes, en cuatro cuarteles, mandados por cuatro -jefes. El mundo incaico constaba de cuatro partes, y sus tierras se -encontraban repartidas entre cuatro predilectos. En la primera gran -<span class="pagenum"><a name="Page_112" id="Page_112">[112]</a></span> -división, el norte tocó á Manco Cápac, el sud á Colla, el este á Tokay -y el oeste á Pinahua. Ya hablamos de cuatro genios del viento, ó de -los cuatro de la cueva de Pacaritambo. La sociedad peruana dividíase -en cuatro castas: incas, curacas, nobles y plebeyos. En la población -del imperio se contaban cuatro nacionalidades: Antis, Cuntis, Chinchas -y Collas. El Inca llamábase el «señor de las cuatro partes ó de los -cuatro <i>suyus</i>». Los peruanos celebraban cuatro fiestas, y en cada luna -nueva otras de cuatro días, repitiéndose invariablemente el número en -todas sus ceremonias religiosas.</p> - -<p>Los guaraníes sólo cuentan hasta cuatro.</p> - -<p>Entre los araucanos hay veneración por los cuatro gigantes aereos ó -los cuatro vientos. En la leyenda que anteriormente citamos del Viejo -Latrapai, recién á la <i>cuarta</i> vez de ser llamadas las hachas, éstas -caen tronando al suelo, por lo cual Lenz<a name="FNanchor_215_215" id="FNanchor_215_215"></a><a href="#Footnote_215_215" class="fnanchor">[215]</a>, -anotando este pasage, escribe: «El número sagrado de los araucanos como -casi de todos los indios americanos es <i>cuatro</i>: todas las invocaciones -se hacen <i>cuatro</i> veces.»</p> - -<p>En nuestro Calchaquí también el número predilecto es el cuatro, sin -negar por ello la veneración por el tres, comunmente repetido, y -correspondiente al culto del Agua.</p> - -<div class="figright"> - <img src="images/fig_21.jpg" alt="_" width="100" height="282" /> - <p class="f110 space-below1"><b>  Fig 21</b>. Monolito<br />de Tafí.</p> -</div> - -<p>En el <i>Folk-lore</i> de esta nación hemos podido comprobar que el cuatro -hasta hoy interviene en muchas de sus ceremonias, heredadas de la -antigüedad. Cuatro suelen ser las invocaciones á la Pacha Mama, -ó Tierra Madre. Cuatro golpes de pie se dan para sanar al animal -«desortijado», y cuatro credos se rezan para curar un mal, lo mismo que -son cuatro las palabras secretas y sagradas que se pronuncian. Cuatro -<span class="pagenum"><a name="Page_113" id="Page_113">[113]</a></span> -son las grandes bacanales nativas conocidas: las del Arbol, del -Chiqui, de la Chaya ó Pucllay y del Tincunacu, ó sean: las fiestas al -algarrobo, propiciando las cosechas; las de conjuración al dios de -la adversidad para que cese la seca; la de la alegría, en honor del -Baco calchaquí en carnaval, y la de «los topamientos», celebrando el -acto carnal del <i>Tincuc</i>, el amor y la generación. Más de un ejemplar -de alfarerías figurando cuaternos puede presentarse. En las láminas -mismas reproducidas en este trabajo pueden verse repeticiones del -número cuatro: en la <a href="#FIG_21">Fig. 21</a>, cuatro son las esculturas cruciformes del -menhir; en el Tangatanga vénse dobles pares laterales de caras humanas; -en el disco de Lafone Quevedo, cuatro son las lágrimas circulares del -ídolo, cuatro las cruces que coronan las cabezas de los dragones, etc.</p> - -<p>En nuestra colección calchaquí poseemos una espléndida alfarería negra, -que es un <i>Yuro ó huaquero</i>, formado por cuatro grandes serpientes, con -cuatro cabezas monstruosas, de circulares ojos Imaymanas dobles. Cuando -no tres, son cuatro las líneas de las lágrimas de lluvia de los ídolos. -<span class="pagenum"><a name="Page_114" id="Page_114">[114]</a></span> -Cuatro son también casi siempre los dedos de las manos de los mismos, -procediendo así el artista indio con prescindencia de la naturaleza -que las ha provisto de cinco, lo que demuestra que su preocupación -constante por el número sagrado ha podido más que el ejemplo palpable -de la naturaleza. Un cuadilátero rectangular suele ser la boca de las -figuras antropomorfas de las urnas funerarias. Por un cuadrilátero -aparece figurado el príapo de un andrógino de nuestra colección. -Finalmente, hasta hoy las gentes del oeste de Catamarca cuando sacan -sus cuentas, la operación se efectúa sumando cantidades parciales de -cuatro en cuatro: si venden especies, por ejemplo, hacen tantos grupos -de cuatro cuantos son necesarios para cubrir la cantidad vendida, los -que juntan en un solo montón á medida que se va contando; así, si se -trata de entregar una docena de cosas, se dice: cuatro, y otros cuatro, -y otros cuatro, son doce.</p> - -<p>Ahora bien: de este número cuatro sagrado es claro que originan los -<i>cuatro palos</i> de la Cruz.</p> - -<p>Nada más á propósito que esta sencilla combinación geométrica, de dos -líneas cortándose en ángulos rectos, para figurar gráficamente la idea -de cuatro, los cuatro rumbos, los cuatro vientos. Colocado uno de los -brazos de la cruz en dirección norte-sur, es claro que el otro, que -le es perdendicular, marcará la este-oeste, ofreciendo este signo una -exacta figuración de los cuatro puntos cardinales y de la rosa de los -vientos que soplan de los mismos. Son estos cuatro vientos, venidos de -las cuatro partes del globo, los que constituyen esos cuaternos míticos -del Aire y de la Tormenta, que, como vimos en el capítulo anterior, -tienen por emblema la Cruz. -<span class="pagenum"><a name="Page_115" id="Page_115">[115]</a></span></p> - -<p>Ninguno de los otros signos podría de una manera gráfica figurar de -tótem en estos cuaternos. El círculo servirá para indicar la idea de -redondez, como la del sol, la de la luna ó la de la tierra; pero nada -más que esta idea; y es por ello que <i>Inti, Mama Quilla y Pachamama</i> -son representados por figuras circulares<a name="FNanchor_216_216" id="FNanchor_216_216"></a><a href="#Footnote_216_216" class="fnanchor">[216]</a>. -El triángulo expresará la idea de tres ó de cosas trinas, y por eso -este número ó sus múltiplos se repiten en las figuraciones monolíticas -de Tiahuanaco. En nuestra colección poseemos, por ejemplo, un pequeño -vaso de piedra, de boca y asiento triangulares: este hecho indicaba -que el artista quería referirse á alguna trinidad; y, efectivamente, -en cada una de las aristas de la figura poligonal de tres caras, como -lo dijimos, aparece en relieve uno de esos monstruos ó dragones de -cabeza deforme y larga cola arqueada. Las diversas combinaciones de -las grecas tampoco pueden expresar la idea de un cuaterno; y sí, por -ejemplo, el movimiento ondulado del agua y del aire que se arremolinan, -el rugido del trueno, que parece ser producido por algo que dá vuelta ó -como que se retuerce sobre sí mismo; ó la idea del acto de la cópula, -por el meandro, cuyas líneas entran y salen. El cuadrado es la única -figura que puede significar cuatro cosas; pero tiene el inconveniente -del paralelismo de sus líneas y de su propia forma geométrica para una -deducción ideológica de cuatro rumbos que entre sí se cortan, como los -meridianos y los paralelos terrestres. Es la Cruz la única combinación -que, á la vez que la idea de cuatro, puede indicar las direcciones -de Norte y Sur, Este y Oeste por sus palos, partiendo del punto de -intersección de la figura. -<span class="pagenum"><a name="Page_116" id="Page_116">[116]</a></span></p> - -<p>Es de esta última manera cómo nos explicamos el por qué del sencillo -cuaterno geométrico; de esta figura emblemática de los dioses del -Aire, ó de los «señores de los cuatro vientos, que soplan de los -cuatro puntos cardinales.» También dámonos cuenta del motivo por el -cual figuren cruces en la lámina del Yamqui Pachacuti, como signos -astronómicos con influencia sobre la atmósfera, toda vez que sus cuatro -palos no son otra cosa que las líneas que unen á cuatro estrellas, -respectivamente colocadas en Cruz.</p> - -<p>Los brazos de la Cruz meteorológica apuntarán hacia los puntos -cardinales, para indicar que de los cuatro ámbitos de la tierra -vienen los elementos aereos que forman la tormenta. En el punto de -intersección de estos palos el fenómeno de la lluvia se producirá. Y es -por aquel motivo, sin duda, que la Cruz de Calchaquí, como casi todas -las americanas, tiene sus palos del mismo largo, de modo que figura -exactamente una roseta sencilla de vientos, lo que no pasaría con la -Cruz latina.</p> - -<p>Los brazos de la cruz, escribe Brinton<a name="FNanchor_217_217" id="FNanchor_217_217"></a><a href="#Footnote_217_217" class="fnanchor">[217]</a>, -tenían por objeto apuntar hacia los puntos cardinales, para representar -los cuatro vientos portadores de la lluvia. Para confirmar la -explicación que aquí se dá, ocurramos á las ceremonias más sencillas -de tribus menos civilizadas, para convencernos del significado que se -advierte á través del símbolo, como ellos lo empleaban.</p> - -<p>«Cuando el hacedor de la lluvia (<i>rain maker</i>) de los Lenni Lenape -solía ejercer su poder, se retiraba á un lugar solitario y dibujaba en la -<span class="pagenum"><a name="Page_117" id="Page_117">[117]</a></span> -tierra una figura de la cruz, con los brazos hacia los puntos -cardinales, colocando sobre ella un poco de tabaco, mate, un pedazo -de género colorado, y empezaba á llamar á gritos al espíritu de las -lluvias. Los pieles negras tenían por costumbre ordenar cantos rodados -de los veintisqueros en las praderas en forma de cruz, en honor, como -decían, de Natose, el viejo que manda los vientos. Los creeks, en la -fiesta del Busk, que se celebraba, como se ha visto, en honor de los -cuatro vientos, y de acuerdo con las leyendas instituidas por estos -mismos, empezábanla sacando fuego de nuevo. Esto lo hacían colocando -cuatro rajas de leña en el centro del cuadro, con las puntas hacia -dentro en forma de cruz, mientras que las de afuera se dirigían hacia -los puntos cardinales: en el centro de la cruz sacaban el fuego nuevo. -La cruz, precisamente de esta forma, según Las Casas<a name="FNanchor_218_218" id="FNanchor_218_218"></a><a href="#Footnote_218_218" class="fnanchor">[218]</a> -era objeto de culto en la América del Sud, cerca de Tumaná, cuando -llegaron los cristianos, y por mucho tiempo anterior.»</p> - -<p>Nosotros manifestamos nuestra plena conformidad á cuanto escribe -Brinton explicando el por qué de los cuatro gráficos elementos de la -Cruz, la razón del trazado de esta figura geométrica, cuyos cuatro -palos constitutivos son, en efecto, correspondientes á las cuatro -líneas que indican las direcciones de los cuatro puntos cardinales, de -los cuatro vientos. Pero, ¿deberá decirse, en conclusión, que la Cruz -sea precisamente el <i>símbolo</i> de los cuatro puntos cardinales, de los -cuatro vientos?</p> - -<p>No, contestaremos, disentiendo de las afirmaciones de Brinton en tal -sentido<a name="FNanchor_219_219" id="FNanchor_219_219"></a><a href="#Footnote_219_219" class="fnanchor">[219]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_118" id="Page_118">[118]</a></span></p> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_119" id="Page_119">[119]</a></span> -Los cuatro palos de la cruz, aparecen expresando efectivamente que -cuatro cosas<a name="FNanchor_220_220" id="FNanchor_220_220"></a><a href="#Footnote_220_220" class="fnanchor">[220]</a>, -como cuatro estrellas<a name="FNanchor_221_221" -id="FNanchor_221_221"></a><a href="#Footnote_221_221" -class="fnanchor">[221]</a> en la lámina del Yamqui Pachacuti, ó que -cuatro elementos de la naturaleza se combinan para formar la figura -geométrica; pero de aquí no ha de deducirse forzosamente que el indio -se propuso santificar ó magnificar estas cuatro estrellas ó cuatro -elementos por la combinación de la Cruz.</p> - -<p>Las cuatro líneas, ó si se quiere cuatro elementos que constituyen el -signo, si lo referimos á los mitos de la tormenta, pueden igualmente -representar al viento, á la nube, al trueno y al rayo; y no es difícil -que así sea.</p> - -<p>Puede así mismo la Cruz, como símbolo indiscutible de fecundación, ser -también una alusión al acto de la cópula, en el cual el indio, sin -<span class="pagenum"><a name="Page_120" id="Page_120">[120]</a></span> -duda, ha creido ver tomar parte á <i>cuatro</i> cosas: al príapo, á los dos -apéndices que de él penden y á la vulva ú órgano femenino; y no se -olvide que en la lámina 8, reproducida atrás, la idea del número cuatro -está implícitamente expresada en la figura priápica ó signo masculino -del varón, representado por un cuadrilátero en el curioso andrógino.</p> - -<p>Si el viento, si la nube, si el trueno, si la tormenta y si el rayo -tienen representaciones simbólicas distintas y típicas en la escritura -sagrada de los pueblos americanos; si en Calchaquí, por ejemplo, el -viento es un monstruo-dragón, la nube el ave-<i>suri</i>, el trueno la -espiral, la tormenta una mano abierta de dedos alargados, y el rayo -una zig-zag de cabeza ofídica, no vemos con qué propósito el hijo de -la tierra habría introducido la confusión en su escritura simbólica, -con la adaptación de un nuevo signo del mismo valor de otro, al cual ya -fijó su equivalencia de antemano.</p> - -<p>El motivo de los cuatro palos de la Cruz, habrá sido sin duda la -figuración de los cuatro vientos; pero la Cruz no es por ello el -símbolo de esos cuatro vientos, porque estos por sí mismos poco -llamarían la atención al espíritu del indio, con prescindencia del -fenómeno que producen. -<span class="pagenum"><a name="Page_121" id="Page_121">[121]</a></span></p> - -<p>Esos cuatro vientos olvida Brinton que traen las nubes de las cuatro -partes del horizonte<a name="FNanchor_222_222" id="FNanchor_222_222"></a><a href="#Footnote_222_222" class="fnanchor">[222]</a>, -y que esas nubes concluyen por convertirse en cataratas del cielo, -dando lugar al fenómeno anhelado por los pueblos sedientos, que -demandábanlo de la atmósfera levantando en alto sus cántaras vacías; -la producción de ese fenómeno vivificante era lo que se pedía á esos -dioses del aire y de la tormenta; á esos cuatro genios que habitaban -los cuatro rincones de la tierra; á esos Tlálocs del Norte, Sur, Este -y Oeste, como reza del exordio de la invocación azteca, que tenían -imperio sobre el tiempo, que alimentaban la tierra, que favorecían la -caza y que se relacionaban con la vida humana, al decir de -Sahagún<a name="FNanchor_223_223" id="FNanchor_223_223"></a><a href="#Footnote_223_223" class="fnanchor">[223]</a>; -la producción de este fenómeno era lo que se imploraba de un estremo -al otro del continente á Haokah, á Ahulneb, á Tláloc, á Quetzalcóatl, -á Mixcóatl, á Wixepecocha, á Batchué, á Tupá, á Catequil, á Contici, á -Pillán, á Huayrapuca.</p> - -<p>Ese fenómeno es la <i>Lluvia</i>, y la <i>Cruz</i> su símbolo.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_123" id="Page_123">[123]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO VI</span><br />EL SÍMBOLO CRUCIFORME</h2></div> -<p class="center"><small>EN CALCHAQUÍ</small><br />LA CRUZ EN LA ALFARERÍA FUNERARIA</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>El símbolo cruciforme -en Calchaquí—La Cruz en las urnas funerarias—Urnas ó cántaras -ceremoniales—La Tormenta y su representación antropo-zoomorfa—Lenguaje -escrito simbólico-atmosférico—Líneas zig-zag, guardas griegas, -meandros, espirales y puntos—Inti-Illapa y la Serpiente-rayo—Urna -ofídica de San José—Taus ofídicos—La Nube y el Ave-Suri—La fiesta -del Chiqui y la cabeza del Avestruz—Serpientes emplumadas—Las varas -emplumadas y las plumas en el culto al Trueno y al Rayo—Figuración del -Iris—El Vaso del Trueno—Himno «Sumac Ñusta»—Suris con cruces—La Cruz y -los símbolos atmosféricos—Los Pucos y sus figuras simbólicas—Puco de -Fuerte Quemado.</i> </p> - -<p>En ninguna de las naciones continentales vecinas, sin excluir al Perú, -hállase con tanta profusión el símbolo de la Cruz como en los valles de -Calchaquí, desde Rioja á Jujuy, en la región montañosa del noroeste de -la República Argentina, y especialmente en el Yocavil catamarqueño. -<span class="pagenum"><a name="Page_124" id="Page_124">[124]</a></span></p> - -<p>Si bien en la escritura ideográfica y simbológica de las telas peruanas -el signo cruciforme aparece con bastante repetición, con distintos -motivos y bajo diversas formas, como lo vimos en el capítulo II, -bastará recorrer el material iconográfico que en seguida ofreceremos, -para convencernos desde el primer momento de que la Cruz, en su -carácter de símbolo acuático, desempeña en Calchaquí un papel mucho -más importante y trascendental que en el Perú, reproducida aquella -profusamente en nuestra rica cerámica, especialmente sobre la -superficie externa de la alfarería funeraria, de cuyo interesantísimo -estudio fuimos iniciadores el año de 1896, sin atrevernos en ese -entonces á efectuar otra cosa que una tentativa de interpretación de -lo que aparecía pintado con una repetición llamativa<a name="FNanchor_224_224" id="FNanchor_224_224"></a><a href="#Footnote_224_224" class="fnanchor">[224]</a>, -fijando la atención en los signos cruciformes, respecto á los cuales -aventuramos posteriormente con éxito algunas ya meditadas -opiniones<a name="FNanchor_225_225" id="FNanchor_225_225"></a><a href="#Footnote_225_225" class="fnanchor">[225]</a>; -y, sea dicho en verdad: quedó desde entonces iluminado el obscuro -é intrincado, cuanto misterioso asunto.</p> - -<p>El emblema de la Cruz encuéntrase especialmente figurado en los pechos -ó mamas de las representaciones funerarias acuáticas, ó más bien dicho, -de las cántaras ó vasos antropomorfos; pero raro será dar,—al menos -<span class="pagenum"><a name="Page_125" id="Page_125">[125]</a></span> -nosotros no lo sabemos,—con figuraciones cruciformes en los fetiches. -Es sobre el cuerpo de la figura mítica viviente de las urnas funerarias -que la Cruz aparece reiteradamente repetida, sirviéndonos este solo -hecho para llegar á establecer definitivamente su valor como emblema sagrado.</p> - -<p>Las cántaras ó grandes vasos votivos de dos ó tres tipos diversos, -generalmente de unos setenta centímetros de alto, son clasificados como -funerarios, no precisamente porque sirvan de depósito invulnerable -de restos humanos, sinó porque son enterrados rodeando al cadáver, -en muchos casos, como objetos sagrados que rememoran un anhelo, una -demanda, un acto propiciatorio.</p> - -<p>Nosotros, que hemos practicado numerosas excavaciones en los valles -de Calchaquí; que hemos removido el suelo del gran panteón de la -Apacheta, á media jornada de Amaycha, y que hemos abierto á picadas -los <i>allpataucas</i> ó <i>mounds</i> de Tafí,—contrariamente á lo que se -ha escrito, podemos asegurar que con poca generalidad estas urnas, -de estrecha boca circular y reducida capacidad, guardan restos de -párvulos, sacrificados en la conjuración al Chiqui ó en la propiciación -á los dioses atmosféricos, pues la práctica de tales sacrificios de que -nos dá concluyentes noticias el P. Las Casas<a name="FNanchor_226_226" id="FNanchor_226_226"></a><a href="#Footnote_226_226" class="fnanchor">[226]</a>, -y de la que quedan rastros visibles en Calchaquí, era excepcional, -colgándose hoy mismo el árbol en sustitución de humanas víctimas, niños -amasados con cuajada de leche, ó <i>huahuas</i> de pan<a name="FNanchor_227_227" id="FNanchor_227_227"></a><a href="#Footnote_227_227" class="fnanchor">[227]</a>. -Dada la capacidad de las urnas, y examinados los restos humanos -encontrados, vése que los sacrificados eran recién nacidos. En otras -<span class="pagenum"><a name="Page_126" id="Page_126">[126]</a></span> -urnas descubrimos huesos de pequeños animales, sin duda de <i>cuyes</i> -(«conejos de la tierra»), con los que se efectuaba tal sustitución de -las humanas víctimas, lo mismo que de liebres, llamas, etc., cuyos -despojos repartíanse en las urnas, que se desentierran tapadas con -esos platos semiesféricos que se llaman <i>pucos</i>, los que también son -colocados en el suelo, al lado de las grandes cántaras. El hecho de que -estas cántaras en la generalidad de los casos nada guardan ó encierran, -y de encontrarse en su fondo semillas de algarroba ó fragmentos de -maíz, es prueba de que se les enterraba conteniendo aloja ó chicha, -los licores sagrados del culto, empleados en todas las ceremonias, y -que el calchaquí bebía sin medida en sus grandes bacanales. Cuando -se las entierra sin cadáveres, como sucede frecuentemente en Tafí, -este acto indica que ya sirvieron para el acto propiciatorio, y que -fueron entregadas á la guarda de la Madre Tierra. Es con tales tinajas -ó vasos ceremoniales para implorar lluvias, que se conjura á Chiqui, -levantándolas vacías al cielo. En tal caso tienen el valor de esos -vasos ceremoniales de los Sias, que reprodujimos.</p> - -<p>Las urnas funerarias con sus respectivos pucos pónense paradas en -número indeterminado, desde una hasta diez, en el interior de las -<i>allpataucas</i> de Tafí, sea que exista muerto ó no, y rodeándolo, si -lo hay. Cuando son una sola ó dos, colócanse en su caso á la cabecera -del sepulcro ó á ambos extremos del mismo, correspondientes á la -cabeza y los pies, pues generalmente el cadáver está acostado, y -excepcionalmente sentado, como en la huaca del Medanito, en Tinogasta, -en la que dimos con varios cadáveres afirmados á las paredes laterales -del sepulcro, rodeados de tinajas vacías<a name="FNanchor_228_228" id="FNanchor_228_228"></a><a href="#Footnote_228_228" class="fnanchor">[228]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_127" id="Page_127">[127]</a></span></p> - -<p>Estas cántaras, cuando se encuentran llenas de chicha, de maíz y de -algarroba, y á veces conteniendo carbón, que debe representar al -fuego sagrado del hogar, que el indio no dejaría apagarse,—no son, -pues, propiamente hablando, urnas cinerarias, sinó vasos votivos ó -vasos ceremoniales, mediante los cuales se conjuraría la seca ó se -propiciaría á los dioses benéficos de Calchaquí, para que hicieran -llover sobre la tierra sedienta; de modo que la <i>allpatauca</i><a name="FNanchor_229_229" id="FNanchor_229_229"></a><a href="#Footnote_229_229" class="fnanchor">[229]</a>, -con sus formas como mamas, sería una especie de <i>apacheta</i> -propiciatoria de tierra, dentro de la cual los vasos se guardarían para -continuar implorando por medio de ellos en estos nativos altares.</p> - -<p>Cántaras vacías, como dijimos, demandando ser llenadas de agua, -levántanse encima de las cabezas por las personas que celebran la -fiesta del Chiqui, la divinidad adversa y funesta que acarrea la seca -con todo su cortejo de calamidades. Mientras estas cántaras son alzadas -en alto, entónanse los cantos báquicos y propiciatorios, dándose -vueltas en torno del árbol sagrado. Parte de la concurrencia, que no -tiene tinajas, alza hacia arriba, bajándolas y subiéndolas, como si -saltasen, las cabezas de los animales sacrificados, que generalmente -son <i>talcas</i> ó <i>huillas</i>, huanacos ó llamas, porque á la divinidad -<span class="pagenum"><a name="Page_128" id="Page_128">[128]</a></span> -funesta, que concluye con las especies de la tierra, es necesario -anticiparle sacrificios sangrientos para que se aplaque, y permita á -las divinidades del aire, del rayo, del trueno y de la tormenta que -satisfagan, por el fenómeno meteorológico de la lluvia, los anhelos de -las tribus, que sufren de sed cuando el sol está quemando.</p> - -<p>Estas fiestas se han celebrado hasta hace poco en Machigasta, -Pituil y Aminga (Rioja).</p> - -<p>Ofrecemos á continuación cuatro de estas urnas funerarias, -cántaras ceremoniales ó votivas (Figuras. <a href="#FIG_31">31 á 34</a>).</p> - -<div> - <a name="FIG_31" id="FIG_31"></a><a name="FIG_32" id="FIG_32"></a> - <a name="FIG_33" id="FIG_33"></a><a name="FIG_34" id="FIG_34"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_31.jpg" alt="_" width="200" height="302" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 31</b>. De San José<br />Col. Max. Schmidt.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_32.jpg" alt="_" width="200" height="330" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 32</b>. (Quilmes).</p></td> - </tr><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_33.jpg" alt="_" width="200" height="273" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 33</b>.<br />Quilmes—Museo Nacional.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_34.jpg" alt="_" width="150" height="253" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 34</b>.<br />San José—Col. Max. Schmidt.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Estas urnas están totalmente llenas de pinturas simbólicas, tanto en la -parte reproducida de frente como en la posterior. Como salta á primera -vista, la representación dominante en los ejemplares es una gran cara -pintada al cuello de la urna, de fisonomía al parecer humana, lo que es -corroborado por los brazos arqueados que figuran en la parte ventral, -<span class="pagenum"><a name="Page_129" id="Page_129">[129]</a></span> -en las extremidades superiores de cuyos brazos aparecen manos de -cuatro dedos, como se vé en las figuras <a href="#FIG_32">32</a> -y <a href="#FIG_33">33</a>. Estas manos suelen ser portadoras, en -la generalidad de los casos, de un <i>Vaso</i>, como en la <a href="#FIG_31">figura 31</a>; no -apareciendo en otras ocasiones ni brazos ni manos pintados, como en la -<a href="#FIG_34">34</a>, profusamente adornada de líneas simbólicas.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_35" id="FIG_35"></a> - <img src="images/fig_35.jpg" alt="_" width="450" height="253" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 35</b>. Puco de Pucarilla—Oeste de Molinos.</p> -</div> - -<p>Las figuras <a href="#FIG_35">35</a> y <a href="#FIG_36">36</a> son <i>pucos</i>, ó tapas -de las urnas, el primero figurado de pie y de lado, siendo el segundo una reproducción -diagramática del interior de otro del mismo género, con sus curiosas pinturas simbólicas. -<span class="pagenum"><a name="Page_130" id="Page_130">[130]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_36" id="FIG_36"></a> - <img src="images/fig_36.jpg" alt="_" width="300" height="300" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 36</b>. Interior de un puco Cafayate—Salta.</p> -</div> - -<p>Volviendo á la figura antropomorfa de estas cuatro urnas funerarias, -diremos que el cuello de cada una ha sido aprovechado para reproducir -la cara, con sus extraños rasgos fisonómicos que le dan un aspecto -típico, como de halcón ó de lechuza. Las cejas son grandes arcos de -círculo, que se unen á uno de sus estremos para formar la nariz, -generalmente desmesurada, como se vé en las Figs. <a href="#FIG_32">32</a> y <a href="#FIG_33">33</a>, y á manera -de largo pico de ave, como en la <a href="#FIG_34">Fig. 34</a>. Debajo de la nariz está la -boca dentada (Figs. <a href="#FIG_31">31</a>, <a href="#FIG_32">32</a> y <a href="#FIG_34">34</a>), de grandes proporciones, formada -por una figura rectangular ó una gruesa línea horizontal; á veces la -boca queda suprimida, como en la <a href="#FIG_33">Fig. 33</a>. Estas caras siempre carecen -de orejas. Los ojos, generalmente al sesgo, debajo de los arcos de -las cejas, se presentan muy curiosos, y no suelen ser otra cosa que -cabezas de serpientes (<a href="#FIG_31">Fig. 31</a>), cabezas de <i>suri</i> ó avestruz, con -Imaymanas dobles (<a href="#FIG_34">Fig. 34</a>), ó Imaymanas estrellados (Figs. <a href="#FIG_32">32</a> y <a href="#FIG_33">33</a>), -notándose siempre la intención del artista en tal sentido, tanto que, -á veces, como lo veremos en figuras posteriores, suris y serpientes -enroscadas están pintados en el rostro, con sus cabezas respectivas -correspondiendo á los ojos en la cara que nos ocupa. Las mejillas de -esta cara, como en los cuatro casos propuestos, están cubiertas de -símbolos ó de figuras simbólicas. -<span class="pagenum"><a name="Page_131" id="Page_131">[131]</a></span></p> - -<div> - <a name="FIG_37" id="FIG_37"></a><a name="FIG_38" id="FIG_38"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_37.jpg" alt="_" width="200" height="323" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 37</b>. Urna de Fuerte Quemado<br />(Colección Quiroga).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_38.jpg" alt="_" width="200" height="118" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 38</b>. Dibujo central anterior de una<br />urna de Sta. María.—Museo Nacional.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>La parte ventral de las tinajas ha sido aprovechada para dar á la -vez formas al vientre de la extraña figura de las mismas; y es en -esta sección en la que aparecen los arcos de los brazos con las manos -abiertas, levantadas hacia arriba, las que suelen portar un vaso, ó en -su lugar un par de cabezas triangulares de serpientes, con sus ojos -respectivos, como se verá en representaciones posteriores, hecho éste -digno de llamar la atención. En los campos que dejan ambos brazos -arqueados es muy común ver reproducido un <i>Suri</i> en cada uno de ellos, -con las alas abiertas y desplegadas, las canillas quebradas y dobladas, -en actitud de correr, y con la cabeza, con su pico abierto, en -dirección á las manos levantadas, como puede verse en las Figs. <a href="#FIG_31">31</a>, <a href="#FIG_32">32</a> -y <a href="#FIG_33">33</a>. Excepcionalmente, como en la <a href="#FIG_34">Fig. 34</a>, suelen aparecer <i>suris</i> en -<span class="pagenum"><a name="Page_132" id="Page_132">[132]</a></span> -las mejillas de la cara de la figura antropomorfa. En la <a href="#FIG_37">Fig. 37</a> -presentase otro caso, viéndose en su parte ventral, de la propia manera -que en el fragmento de urna de la <a href="#FIG_38">Fig. 38</a>, las dos cabezas triangulares -con ojos, de los que salen espirales rectas, en el lugar en que las -manos, esta vez no pintadas, suelen portar el vaso, reproducido en -la <a href="#FIG_31">Fig. 31</a>. Como este vaso portado es tan interesante, conviene -ofrecer tres láminas (Figs. <a href="#FIG_39">39</a>, <a href="#FIG_40">40</a> y <a href="#FIG_41">41</a>), en las que se distingue -perfectamente, correspondiendo la última á una teja encontrada en -Amaycha, interesante por verse la vasija de regulares proporciones, -perfectamente destacada en relieve.</p> - -<div> - <a name="FIG_39" id="FIG_39"></a><a name="FIG_40" id="FIG_40"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_39.jpg" alt="_" width="200" height="222" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 39</b>. Urna tipo Tolombón.<br />Salta.<br />Col. Inst. Geog. Arg.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_40.jpg" alt="_" width="200" height="255" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 40</b>. <sup>1</sup>⁄<sub>5</sub> - tam. nat.<br />Colomé (Molinos).<br />Col. Instituto Geog. Argentino.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_41" id="FIG_41"></a> - <img src="images/fig_41.jpg" alt="_" width="150" height="197" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 41</b>. (Colec. Quiroga).</p> -</div> - -<p>Anteriormente dijimos que los ojos del rostro del cuello de la cántara -eran cabezas de suris y de serpientes: las Figs. <a href="#FIG_42">42</a> y <a href="#FIG_43">43</a> demuestran -claramente la verdad de tal afirmación. En la <a href="#FIG_42">Fig. 42</a>, el rostro está -encuadrado por una gruesa serpiente llena de pequeños puntos ó gotas -de agua, la que, á la mitad de su cuerpo y en su parte inferior, dá -lugar á la formación de tres lados del rectángulo de la boca de dicho -rostro; dentro de esta serpiente vése otra, cuyas extremidades terminan -en cabezas dobles triangulares: estas cabezas dobles corresponden á -los ojos del rostro. En la <a href="#FIG_43">Fig. 43</a> el ejemplo es aún más patente: unos -suris, cuyas cabezas, cuellos y patas se distinguen perfectamente, -combínanse con serpientes enroscadas, formando <i>dobles</i>,—prueba -<span class="pagenum"><a name="Page_133" id="Page_133">[133]</a></span> -evidente de esa facilidad con que el suri se transforma en otro animal: -las cabezas de estos suris-serpientes son los ojos del rostro, siempre -formado por las cejas arqueadas. Estos detalles deben tenerse bien presentes. -<span class="pagenum"><a name="Page_134" id="Page_134">[134]</a></span></p> - -<div> - <a name="FIG_42" id="FIG_42"></a><a name="FIG_43" id="FIG_43"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_42.jpg" alt="_" width="150" height="273" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 42</b>. Urna de Amaicha. Col. Quiroga.<br />Dibujos rojos y negros.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_43.jpg" alt="_" width="200" height="316" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 43</b>. Urna funeraria de<br />Fuerte Quemado<br />(Col. Quiroga).</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_44" id="FIG_44"></a> - <img src="images/fig_44.jpg" alt="_" width="100" height="122" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 44</b>.</p> -</div> - -<p>Respecto á estos suris-serpientes, en el puco de las Huayrapucas de -Santa María, que reprodujimos en una monografía sobre la Diosa del -Aire, tuvimos ocasión de dar con el primer ejemplar en cada una de esas -figuras triformes, de cuerpo de <i>suri</i> y cola puntuada de serpiente. En -un detalle de grabado en una urna (<a href="#FIG_44">Fig. 44</a>), se vé á la serpiente-rayo -zig-zag de cabezas triangulares dobles, de cuyo cuerpo sale el cuello y -la cabeza de suri, como un curiosísimo apéndice simbólico.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_45" id="FIG_45"></a> - <img src="images/fig_45.jpg" alt="_" width="400" height="381" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 45</b>. Urna de Tafí.<br />Colección Quiroga.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_135" id="Page_135">[135]</a></span> -Los suris de la sección ventral de las tinajas suelen á veces ser -dobles; es decir: de dobles cabezas, como en la urna de la <a href="#FIG_45">Fig. 45</a> y en -el caso del ave bicéfala de la <a href="#FIG_46">Fig. 46</a>, detalle de las pinturas de un -puco de Pucará (Molinos).</p> - -<div> - <a name="FIG_46" id="FIG_46"></a><a name="FIG_47" id="FIG_47"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_46.jpg" alt="_" width="100" height="170" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 46</b>. Detalle<br />del interior<br />de un puco.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_47.jpg" alt="_" width="200" height="219" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 47</b>. Urna de Santa María<br />Col. Museo Nacional.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_48" id="FIG_48"></a> - <img src="images/fig_48.jpg" alt="_" width="100" height="86" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 48</b>. Detalle<br />de una urna<br />de Amaicha.<br />Col. Zavaleta.</p> -</div> - -<p>En la parte ventral del nuevo tipo de urna de la <a href="#FIG_47">Fig. 47</a>, vése un -suri muy particular, cuyo cuerpo está formado por cuatro círculos -concéntricos, curiosísima manera, sin duda, de representar ese ojo -Imaymana del que reiteradamente nos hemos ocupado, y el que parece -indicar que el suri que lo porta lleva en su seno todos los gérmenes de -la vida. Tan curioso como el anterior, es el suri de cuerpo triangular -de la <a href="#FIG_48">Fig. 48</a>, pintado de rojo, sobre fondo bayo.</p> - -<p>Ahora bien: ¿esta figura general, al parecer de rostro humano, de -vientre abultado, de largos brazos, y cuyas manos portan el vaso, es en -realidad una figura ó representación antropomorfa? -<span class="pagenum"><a name="Page_136" id="Page_136">[136]</a></span></p> - -<p>Contestaremos negativamente.</p> - -<p>La figura ó representación en cuestión tiene á la vez caracteres -humanos y animales.</p> - -<p>Si bien su cara ó rostro es más humano que animal, y sus brazos y manos -lo son igualmente, estudiadas sus facciones en detalle, resulta que se -trata de un ser monstruoso deforme, humano y animal á la vez, lo que -prueba que la figura en cuestión pertenece á la época de transición -del fetiquismo al politeismo ó antropomorfismo, no habiendo llegado á -alcanzar la primitiva figura animal todo su desarrollo humano, como -sucede también con el dios del Aire de Squier de la <a href="#FIG_28">Fig. 28</a>, cuyo -cuerpo aparece humano, pero cuya cara es excepcionalmente animal, -arrastrando larga cola de serpiente. Tan extraña representación, nos -hace sospechar que puede ser la misma reproducida en nuestras urnas.</p> - -<p>Que las facciones del rostro de la figura de las urnas son humanas -y animales, pruébanlo los ejemplares antes reproducidos. Humanos -son el corte de la cara, los arcos de sus cejas, su boca dentada, -aunque de forma rectangular; animales, sus ojos, cabezas de suris ó -de serpientes; la nariz es la facción más curiosa, muy corta unas -veces, y desmesuradamente alargada, otras; esta nariz, con las cejas -arqueadas que convergen á formarla, dan al rostro un aspecto de ave, de -lechuza, de halcón ó de loro, correspondiendo entonces á la nariz un -pico de ave. Nosotros, adviértase, poseemos un ídolo muy interesante -de Tinogasta, el que es un cuerpo humano, pero con cabeza redonda de -loro, con cejas arqueadas en relieve, las que forman perfectamente el -pico del ave, y con ojos grandes, vivos y salientes, exagerados con el -relieve; y el hecho de carecer de boca, es una prueba más de que lo que -se ha querido reproducir es un pájaro simplemente provisto de pico. -<span class="pagenum"><a name="Page_137" id="Page_137">[137]</a></span></p> - -<p>La cuestión que nos hemos planteado, no obstante estos datos, sería -de dudosa solución, si no nos la diese la misma figura de las largas -cejas, grabada en el barro del interesantísimo vaso que reprodujimos en -el Cap. IV, Figs. <a href="#FIG_30A">30</a> y <a href="#FIG_30B">30 <i>bis</i></a>.</p> - -<p>Como se vé en esta última lámina del desarrollo del vaso, la figura de -las largas cejas, indicadas por serpientes, ocupa, en medio del grupo -atmosférico, la cara anterior del vaso; su cuerpo está formado por -un losange, y sus pies, sin dedos, ambos en sentido inverso, parecen -ser animales. Este ser de rostro humano, sin embargo, es á la vez un -animal; y demuéstralo elocuentemente la larga cola de dragón, que sale -de su cuerpo, y que en la parte posterior del vaso aparece en relieve -(<a href="#FIG_30A">Fig. 30</a>), sirviendo de manija al mismo.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_49" id="FIG_49"></a> - <img src="images/fig_49.jpg" alt="_" width="100" height="156" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 49</b>.<br />Fragmento<br />de cuello de<br />una urna<br />funeraria.</p> -</div> - -<p>Si á este ejemplar se hiciese alguna objeción y no se le considerase -como una prueba definitiva, presentaríamos á los ojos de quien lo -dudara el fragmento de cuello de una urna funeraria de Tafí (<a href="#FIG_49">Fig. 49</a>), -ejemplar mediante el cual la cuestión quedaría cerrada en sentido -afirmativo<a name="FNanchor_230_230" id="FNanchor_230_230"></a><a href="#Footnote_230_230" class="fnanchor">[230]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_138" id="Page_138">[138]</a></span></p> - -<p>En este fragmento de urna aparece el ser de las largas cejas, con sus -facciones prominentes y en relieve; sus cejas al juntarse forman su -nariz, realmente humana; pero del lugar correspondiente á la boca, sale -su grande y largo hocico como de jabalí, provisto de sus formidables -colmillos, hocico que está indicando que al artista no ocurrió en -momento alguno figurar una boca humana.</p> - -<p>Con estos elementos de prueba, tan decisivos á la investigación -arqueológica, dejaremos sentado que la figura de las largas cejas -arqueadas en la alfarería funeraria, es la representación de un ser -viviente humano y animal á la vez, ó de un ser antropo-zoomorfo en la -nomenclatura científica, como los que, por ejemplo, reprodujimos en -las Figs. <a href="#FIG_26">26</a> y <a href="#FIG_29">29</a>.</p> - -<p>Esto sentado:—¿qué representa en la escritura simbólica de -Calchaquí la figura antropo-zoomorfa?</p> - -<p>Indiscutiblemente la gran divinidad atmosférica de la -<span class="smcap">Tormenta</span>, la diosa de la Tempestad con todos sus atributos -meteorológicos; esa <i>Sumac Ñusta</i> de Garcilaso, portadora de la cántara.</p> - -<p>Ello salta al primer golpe de vista, cuando miramos á la figura -antropo-zoomorfa, á esa Huayrapuca mítica, en medio del grupo animado -de la tormenta, que nos ofrece el vaso de la <a href="#FIG_30B">Fig. 30 <i>bis</i></a>; grupo -viviente, de grandes nubes, con rayos salidos de su seno, en el que se -vé que todo es movimiento y acción combinados.</p> - -<p>En primer lugar, no debemos olvidar por un momento que la figura -antropo-zoomorfa de que tratamos está reproducida en las urnas -funerarias y cántaras ceremoniales para demandar la <i>lluvia</i> del cielo, -propiciando á las supremas divinidades de la atmósfera, por lo cual -estas cántaras se levantan vacías y en alto por las tribus sedientas. -<span class="pagenum"><a name="Page_139" id="Page_139">[139]</a></span></p> - -<p>En segundo lugar, todos los símbolos reproducidos en las urnas, -tanto en su cuello como en su sección ventral, son <i>acuáticos</i> ó -atmosféricos, figurando en primera línea las zig-zag de los relámpagos -y los rayos-serpientes, ó <i>Inti-Illapas</i>, los que encuadran el rostro -de la figura que nos ocupa ó aparecen reproducidos en sus mejillas, -como en las Figs. <a href="#FIG_42">42</a> y <a href="#FIG_43">43</a> -y en la siguiente (<a href="#FIG_50">Fig. 50</a>), en la que se vé -una curiosa serpiente-rayo de dobles cabezas enroscada en la mejilla -derecha de la figura. Esta serpiente está reproducida nuevamente en -el campo ventral opuesto. Y es de notar que en tal urna vemos otra -vez á las manos portando dobles cabezas de serpiente, con sus guardas -espirales rectas, en lugar del vaso.</p> - -<div> - <a name="FIG_50" id="FIG_50"></a><a name="FIG_51" id="FIG_51"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_50.jpg" alt="_" width="150" height="216" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 50</b>. Urna funeraria.<br />Tafí.<br />(Museo Nacional).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_51.jpg" alt="_" width="250" height="246" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 51</b>. Teja de barro pintada.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Las artísticas pinturas de líneas quebradas en la parte ventral de las -citadas Figs. <a href="#FIG_42">42</a> y <a href="#FIG_43">43</a>, no -son sinó representaciones simbólicas más sencillas y simplificadas del -relámpago y del rayo de la Tormenta, las que aparecen perfectamente -figuradas en un interesantísimo grupo ofídico, en la sección ventral de -un fragmento de urna (<a href="#FIG_51">Fig. 51</a>) -<span class="pagenum"><a name="Page_140" id="Page_140">[140]</a></span> -perteneciente á la colección del Instituto Geográfico Argentino, -como si fuesen los intestinos de la figura antropo-zoomorfa. En este -curioso grupo son muy interesantes los <span class="smcap">Tau</span> <i>ofídicos</i> -que se desprenden de la línea horizontal del cuerpo de la serpiente-rayo.</p> - -<p><i>Inti-Illapa</i> para el calchaquí se vuelve un ser animado, lleno -de acción y de vida; y es por ello que cobra muy curiosas formas -zoomorfas, como aparece en el ejemplar único de la <a href="#FIG_52">Fig. 52</a>, ó en -la urna ofídica de San José, que tomamos del original en nuestra -expedición arqueológica de 1898.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_52" id="FIG_52"></a> - <img src="images/fig_52.jpg" alt="_" width="300" height="511" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 52</b>. Urna funeraria de San José.<br />(Colec. Quiroga).</p> -</div> - -<p>Como puede verse en la lámina, cuatro grandes figuras ofídicas se -reproducen en el centro de la urna, en cada una de las cuales se ha -pintado su cara de dobles triángulos, con su nariz blanca, boca negra -y su par de ojos Imaymanas de pupila circular; debajo de la cabeza -viene el cuello, del que luego se desprende el cuerpo, aprovechando la -zig-zag del rayo, cuyos pies son otra vez dos cabezas triangulares más -pequeñas; un par de estas figuras está provista de brazos con manos de -cuatro dedos, lo mismo que la que sigue más abajo, también con brazos, -pero con pequeñas cabezas triangulares por manos. En esta urna se -repite el número 4 de una manera llamativa. -<span class="pagenum"><a name="Page_141" id="Page_141">[141]</a></span></p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_53" id="FIG_53"></a> - <img src="images/fig_53.jpg" alt="_" width="100" height="180" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 53</b>.</p> -</div> - -<p>Representación antropomorfa de la serpiente-rayo, es sin duda la -figurilla humana 53, de rostro monstruoso, cubriendo su cabeza con un -curioso tocado de dobles picos, los que no son sino las dobles cabezas -triangulares de la serpiente. De la línea horizontal de sus hombros -caen sus brazos, cuyas manos tienen tres y cuatro dedos; su traje está -adornado por cuatro ojos Imaymanas, los mismos de las serpientes, y -en su pecho, como figuras totémicas, luce dos aves-<i>suris</i> pintadas, -con sus cuerpos también de triángulos dobles las cabezas de las -serpientes,—dato éste precioso, que desde ya establece la íntima -relación entre el <i>suri</i> y la serpiente, toda vez que aquel es la causa -y ésta el efecto, como luego lo veremos.</p> - -<p>Finalmente, los demás adornos de las urnas,—las guardas griegas, los -meandros de fecundación ó la cópula, las espirales, que al parecer -representan la detonación ó el eco del trueno<a name="FNanchor_231_231" id="FNanchor_231_231"></a><a href="#Footnote_231_231" class="fnanchor">[231]</a>, -los puntos repetidos en las cejas de la figura de las urnas y sus -guardas, que no son otra cosa que gotas de lluvia; estos adornos, -decimos, son simples atributos figurados de los ofidios de la -<span class="pagenum"><a name="Page_142" id="Page_142">[142]</a></span> -atmósfera, ó sean símbolos meteorológicos complementarios: de todo -lo que resulta que el simbolismo de las urnas funerarias escrito -sobre el rostro y cuerpo de la figura antropo-zoomorfa de las mismas, -es una repetida alusión á la lluvia. Tal verdad quedará doblemente -confirmada, cuando en seguida establezcamos el significado de ese -vaso que porta en sus manos, y el valor simbólico de esa -<span class="smcap">Ave-Suri</span>, tantas veces repetida en las mejillas -de la figura y en las secciones ventrales de la misma.</p> - -<p>Por lo demás, muy llamativas son las orlas acuáticas onduladas de la -urna de la <a href="#FIG_40">Fig. 40</a>.</p> - -<div> - <a name="FIG_54" id="FIG_54"></a><a name="FIG_55" id="FIG_55"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_54.jpg" alt="_" width="200" height="274" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 54</b>. Urna funeraria de<br />Santa María.<br />(Colección Quiroga).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_55.jpg" alt="_" width="150" height="237" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 55</b>.<br />Museo Nacional.<br /> </p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>De este cúmulo de datos y consideraciones resulta, entonces, clara -y definitivamente establecido, y es la primera vez que esto se -afirma,—que la figura antropo-zoomorfa de las urnas funerarias es la -representación simbólica de la Tormenta ó la Tempestad, con todos sus -atributos; esa divinidad que llora agua por sus ojos, como el Aticci de -Wiener, lágrimas que aparecen en esa figuración de líneas que caen de -los mismos, como se vé en las Figs. <a href="#FIG_37">37</a>, <a href="#FIG_40">40</a> y <a href="#FIG_49">49</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_143" id="Page_143">[143]</a></span></p> - -<p>Después de la serpiente, es el Avestruz ó Ave-<i>Suri</i> la representación -simbólica más repetida en las urnas funerarias, apareciendo también en -los pucos. Son ejemplos: las Figs. <a href="#FIG_31">31 á 39</a>, <a href="#FIG_43">43</a>, -<a href="#FIG_45">45</a>, <a href="#FIG_47">47</a>, <a href="#FIG_50">50</a> y <a href="#FIG_51">51</a>, á las -que agregaremos seis reproducciones más (Figs. <a href="#FIG_54">54 á 59</a>).</p> - -<div> - <a name="FIG_56" id="FIG_56"></a><a name="FIG_57" id="FIG_57"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_56.jpg" alt="_" width="150" height="233" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 56</b>. Col. Quiroga.<br /> </p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_57.jpg" alt="_" width="250" height="352" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 57</b>. Detalle de una urna.<br />(Colec. Quiroga).</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Como se vé en varias de las láminas citadas, los suris suelen -ocupar los dos campos ventrales que dejan los brazos de la figura -antropo-zoomorfa, y se hallan reproducidos junto al curioso vaso que -portan sus manos. Sin embargo, en algunas ocasiones, como en las Figs. -<a href="#FIG_34">34</a>, <a href="#FIG_37">37</a>, <a href="#FIG_43">43</a> -y <a href="#FIG_57">detalle 57</a>, suris aparecen pintados en una ó en ambas -mejillas de la representación de la Tormenta. En las Figs. <a href="#FIG_58">58</a> y <a href="#FIG_59">59</a> -el cuerpo de los suris está formado por meandros ó guardas simbólicas, -cuyo valor conocemos de antemano, detalle significativo este último que -demuestra de una manera concluyente que el suri es también un símbolo. -<span class="pagenum"><a name="Page_144" id="Page_144">[144]</a></span></p> - -<p>Ahora bien: ¿qué valor simbólico tiene el <span class="smcap">Ave-Suri</span> en la -escritura sagrada de la alfarería funeraria de Calchaquí?</p> - -<div> - <a name="FIG_58" id="FIG_58"></a><a name="FIG_59" id="FIG_59"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_58.jpg" alt="_" width="200" height="307" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 58</b>. San José.<br />Col. Max. Schmidt.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_59.jpg" alt="_" width="175" height="324" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 59</b>. Loma Rica.<br />Catamarca.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Ante todo, establezcamos que la mayor parte de los pueblos americanos -han adorado á las aves ó á los volátiles, como seres que viven en el -aire, en la atmósfera, y que cruzan el espacio, por lo que han formado -algunos pájaros en la categoría de dioses atmosféricos. El ave, que -tiene el poder de cortar los vientos y de ascender de un vuelo á las -más altas cumbres, inaccesibles al hombre; que se desliza suavemente -por las alturas, yendo vertiginosamente de un punto al otro; que cuando -<span class="pagenum"><a name="Page_145" id="Page_145">[145]</a></span> -recoge sus alas se lanza como un rayo á la tierra,—natural es que -fuese tomada por un mensagero del mundo de arriba, y perfectamente -explicable que en el Perú una junta de augures ó aureolos indagase -los misteriosos secretos de que los volátiles eran poseedores, y que -quisieran iniciarse en el lenguaje de su canto.</p> - -<p>Las analogías observadas entre el ave y la nube han sido para el indio -hechos reales, y no simples semejanzas ó coincidencias. La nube toma -muchas veces las formas de un pájaro gigantesco, de cuyo pico parece -como que sale el rayo; los colores del iris suelen corresponder á los -de las plumas del pájaro; la nube, como éste, vuela en el espacio -y proyecta sombra sobre la tierra; la una truena y el otro canta y -grazna; el rayo que cae se parece al vuelo rápido del pájaro que se -clava al suelo para asir su presa; el viento que corre se supone alado, -y de aquí las expresiones figuradas: «las alas del viento», «las -nubes que vuelan», que para el indio son hechos reales, al decir de -Brinton<a name="FNanchor_232_232" id="FNanchor_232_232"></a><a href="#Footnote_232_232" class="fnanchor">[232]</a>.</p> - -<p>El pájaro es, entonces, un símbolo significativo de importancia, y -nada más apropiado que un volátil para representar la nube, como el <i>quetzal</i> -de los mejicanos, que se presenta como el señor de la atmósfera.</p> - -<p>Entre los pieles rojas un pájaro gigante desempeña el papel más -importante de su cosmogonía. Los dakotas aseguran que en el oeste viven -«los voladores», y creen que el trueno es el ruido del pájaro, agitando -las alas; el relámpago, el fuego que resulta en su camino, como el que -<span class="pagenum"><a name="Page_146" id="Page_146">[146]</a></span> -produce el bisonte corriendo por praderas pedregosas. Cosas semejantes -refieren los algonquines, para los cuales el viento sale del pico de -las aves y las nubes se forman por el movimiento de sus alas. Los tupis -é iroqueses creen en el pájaro tormenta, cuyos ojos centelleantes -producen los relámpagos. Entre los Lení-lenapes, los cris, los mandans, -los moenitarres, los assiniboines, el pájaro Manitu reside en lo más -alto de los cielos, y el trueno ruge cuando él baja las alas, saliendo -el rayo de sus ojos y la lluvia de su pico. Para los dakotas, antes -citados, el trueno es un gran pájaro que posee una numerosa prole; es -él el que produce el eco, cuya larga repercusión es el grito de sus -pequeñuelos. Los natches y los arkansas adoran al águila, como al ave -sagrada. La nube del trueno es un pájaro para los caribes. Los zuñis, -indios de los Pueblos de Nuevo Méjico, con cuatro plumas de aves, que -simbolizan los cuatro vientos, invocan á la lluvia. La lechuza es el -viento de uno de los cuatro cuarteles, para los chipeways. Los navajos -creen que un cisne está parado en cada uno de los puntos cardinales, -espíritus de las corrientes que soplan. En la América Central, el -pájaro Voc es el mensagero de Hurakán, el dios de la tempestad. En el -Perú, Piguerao, el hermano de Catequil, el dios de la tormenta y del -trueno, nace de un huevo. Cuntur, el ave venerada, lleva en la sílaba -<i>Cun</i> la idea de lluvia, de la divinidad <i>Con</i> ó <i>Cun</i><a name="FNanchor_233_233" id="FNanchor_233_233"></a><a href="#Footnote_233_233" class="fnanchor">[233]</a>.</p> - -<p>En nuestro Calchaquí, sin duda alguna, el <i>Suri</i> es el Pájaro de la -Tormenta, ó la <i>Nube</i>, que lleva el agua en su seno, y cuyo pico lanza -el rayo. Posiblemente también lo es el Cóndor, que en algunas ocasiones -ocupa en la alfarería el lugar del avestruz, y que á veces se le -reproduce semejante á éste. -<span class="pagenum"><a name="Page_147" id="Page_147">[147]</a></span></p> - -<p>En el mito preincáico de Catequil, Atachuchu crea á un ser humano, -el hijo del cielo, personificación del cielo mismo, que se une -á una divinidad de las nubes negras de la tempestad, la hija de -los Guachemines. Este hijo del cielo, que baja á la tierra, es -<i>Guaman-suri</i> ó <i>Guaman-Suri</i>, el ave doble, ó sea el <i>Halcón</i> y el -<i>Suri</i>, hecho éste sobre el que ningún americanista ha fijado la -atención, y en el que el <i>Suri</i> integra la personalidad mítica de una -divinidad atmosférica, de este gran volátil biforme de la cosmogonía -peruana, que pone dos <i>huevos</i>, correspondientes respectivamente, sin -duda, al halcón y al suri, y de los cuales huevos salen Catequil y -Piguerao, el rayo y el trueno.</p> - -<p>En el Folk-lore calchaquí hasta hoy el <i>Suri</i> es el nunciador de la -lluvia. Cuando el tiempo está para cambiar, esta gran ave nerviosa abre -las alas, cuyas plumas desordenadas sacude, y corre al encuentro de -la primera ráfaga húmeda de viento que llega. Cuando la descompostura -atmosférica se anuncia con los primeros truenos lejanos, huye -vertiginosamente de un lado al otro, describiendo grandes curvas, -moviendo su cuello largo y flexible, abriendo su pico, y volteando -curiosa y airosamente en el aire, doblando sus largas canillas; de -manera que aparece como un ser fantástico, que cobra con la agitación -de su plumage formas diversas, corriendo á medio vuelo sobre la llanura.</p> - -<p>Ningún otro animal alado más aparente que el Suri para símbolo -significativo y representativo de las nubes. Su gran tamaño; su color -ceniciento, como el de los nublados cargados de agua; su profuso -<span class="pagenum"><a name="Page_148" id="Page_148">[148]</a></span> -plumage, que agita y sacude á voluntad, cobrando las más caprichosas -formas, como las nubes en el espacio; la velocidad con que corre -sobre la llanura, que rememora la carrera del viento en el cielo; su -largo cuello nervioso, que mueve de la manera sinuosa con que huye -la serpiente, y que en sus formas recuerda de este ofidio, terminado -el cuello en su cabeza provista de ojos grandes, de dobles círculos, -como los Imaymanas; su pico siempre abierto, que podría dar asidero á -la creencia do los algonquines de que por él sale el viento; el hecho -mismo de asir rápidamente con el pico á la víbora, arrojándola con -fuerza á los aires cuando se dá con este reptil que mata y devora, todo -esto y mucho más debió impresionar la imaginación del indio y embargar -su atención, hasta convertir al Ave-Suri en el símbolo sagrado de la -Nube de la Tormenta<a name="FNanchor_234_234" id="FNanchor_234_234"></a><a href="#Footnote_234_234" class="fnanchor">[234]</a>.</p> - -<p>Observemos que con la palabra <i>Suri</i> se denominaba á esa gran porción -nómade ó alárabe del Tucumán que luchó al Inca y á la conquista -española<a name="FNanchor_235_235" id="FNanchor_235_235"></a><a href="#Footnote_235_235" class="fnanchor">[235]</a>. -También con el diminutivo <i>ita</i> es apellido indio, como en <i>Surita</i>, en -el caso citado por Lafone Quevedo, en el que un indio tenía este apodo -con que era conocido, llamándose siempre <i>Sura</i> á su hija<a name="FNanchor_236_236" id="FNanchor_236_236"></a><a href="#Footnote_236_236" class="fnanchor">[236]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_149" id="Page_149">[149]</a></span></p> - -<p>Un dato interesantísimo reproducido por este ilustre americanista -en su libro <i>Londres y Catamarca</i>, y al cual no halló explicación -satisfactoria cuando lo consignó, es una prueba elocuente del carácter -atmosférico del Suri: nos referimos al hecho de no figurar la <i>cabeza -del suri</i> en los sacrificios ofrecidos al Chiqui, la divinidad funesta -de que habla Montesinos. «De la siguiente relación, escribe aquél, -se deduce que el <i>suri</i>, <i>xuri</i> ó <i>juri</i>, avestruz, algo de sagrado -contenía. Cuenta el indio Peralta, nacido en el ya abandonado Pueblo -del Pantano, que para celebrar la fiesta del <i>Chiqui</i> hacían reunión -de hombres y mujeres, que se juntaban bajo de un algarrobo con varias -tinajas llenas de aloja; en anticipación de la tal función, dos días -antes salían los hombres al campo á correr libres, huanacos, pumas y -otras <i>aves</i>, <i>menos suris</i> ó avestruces, que respetaban,—y con las -cabezas de los animales que cazaban daban vueltas al rededor del Arbol -(el <i>tacu</i> ó algarrobo), entonando el canto ó vidala de los Indios y -chupando aloja más y mejor». Consignados estos datos de la ceremonia, -Lafone Quevedo se interroga:—«¿por qué no se colgaría también la -cabeza del <i>Suri</i> ó <i>Juri</i>?»—y se contesta en seguida: que un indio le -dió la explicación de que el motivo de la exclusión de la cabeza del -Suri sería porque este tiene cabeza chica; «más yo me inclino á creer, -añade el americanista, que la excepción hecha en favor ó contra del -<i>Suri</i> tiene su causa de origen en la distinción que yo acabó de hacer -entre Juríes y Diaguitas»<a name="FNanchor_237_237" id="FNanchor_237_237"></a><a href="#Footnote_237_237" class="fnanchor">[237]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_150" id="Page_150">[150]</a></span></p> - -<p>El motivo no es ese, responderemos nosotros: la cabeza del Suri -no debía figurar en la fiesta del Chiqui, porque el Suri no podía -ser sacrificado, como la <i>talca</i>, la <i>huilla</i> ó la <i>puma</i>, en la -bacanal indígena. El Chiqui, como hemos manifestado, es la divinidad -funesta, el dios de los maleficios, ó la «adversa fortuna», al decir -de Montesinos<a name="FNanchor_238_238" id="FNanchor_238_238"></a><a href="#Footnote_238_238" class="fnanchor">[238]</a>, -al que solo se aplacaba con cruentos sacrificios animales y aún -humanos: <i>runa arpainyiguan</i>. Las bacanales del Chiqui celebrábanse -cuando sobrevenían las grandes secas, y cuando se evaporaba la humedad -de la tierra, porque el sol estaba quemando. <i>¡Inti rupas tian!</i>—en -efecto, era el grito de la tribu sedienta, la cual levantaba en alto -sus cántaras vacías en demanda de agua, y que enseñaba á los cielos, -haciéndolas saltar, las cabezas sacrificadas de los animales, para -aplacar á la divinidad funesta, llamando á la Huayrapuca á que corriese -por la noche silvando, trayendo consigo las nubes bienhechoras de la -lluvia:</p> - -<div class="poetry-container"><div class="poem"><div class="stanza"> -<span class="i0">Huairapuca corriti.....</span> -<span class="i0">Arquituta silvas, silvas purinqui:</span> -<span class="i0">Huilca, talca, saltas, saltas purinqui.....</span> -<span class="i0">Huipe ¡huipe! Cot! cot!<a name="FNanchor_239_239" id="FNanchor_239_239"></a><a href="#Footnote_239_239" class="fnanchor">[239]</a>.</span> -</div></div></div> - -<p>Ahora bien: si la cruel bacanal del Chiqui se celebraba en el propósito -de conjurarle, propiciando á las divinidades atmosféricas á la vez -en la ceremonia de las cántaras vacías en torno del árbol,—¿cómo es -posible que el indio sacrificase al Ave-Suri, ofreciendo sus cabezas -<span class="pagenum"><a name="Page_151" id="Page_151">[151]</a></span> -cortadas y haciéndolas saltar lo mismo que á las de las talcas y las -huillas, que perecían de sed?—¿cómo dar muerte al Suri, que es la -Nube, la que lleva el agua anhelada en sus senos fecundos cuando la -Huayrapuca la trae del sudoeste, entre relámpagos y truenos?</p> - -<p>Es esta la explicación sencilla de lo que aparecía como un enigma -para Lafone Quevedo, y después para Ambrosetti; pues como estos -americanistas no habían determinado el valor simbólico del Suri, -emblema de la Nube, debieron recurrir ó á consignar el hecho ó á darle -otro género poco satisfactorio de explicaciones. Sacrificar el Suri, -sería sacrificar la Lluvia. Lejos de eso, era el Suri, era la Nube, el -objeto propiciado de los sacrificios: por eso jamás podía figurar su -cabeza en la fiesta del Chiqui, como no puede figurar la cabeza de la -divinidad misma á quien se ofrece el holocausto<a name="FNanchor_240_240" id="FNanchor_240_240"></a><a href="#Footnote_240_240" class="fnanchor">[240]</a>.</p> - -<p>El material iconográfico de este capítulo sirve de prueba irrefutable -del valor simbólico que atribuimos al Suri. Como se enterará el lector, -en la mayor parte de las representaciones de esta ave de la tormenta, -el Suri aparece en las actitudes de que dá cuenta el Folk-lore, es -decir: con las canillas dobladas, como lanzado á la carrera, suelto el -plumaje de sus alas, con su cuello erguido y con su pico abierto.</p> - -<p>Si fijamos la atención en las diversas reproducciones, notaremos muchas -otras particularidades llamativas, que contribuyen á determinar más su -significación simbólica, la que desde el primer instante salta á la -<span class="pagenum"><a name="Page_152" id="Page_152">[152]</a></span> -vista, cuando se vé al Suri formando en primera línea en todo -ese complicado conjunto escrito sobre la alfarería, que sirve -para caracterizar á la gran figura mítica de la urna, ó sea á la -representación antropo-zoomorfa de la Tormenta.</p> - -<p>El Suri, ya lo vimos, está especialmente pintado en la sección -ventral de la urna, en los dos campos que forman los arcos de los -brazos; es decir: en los lugares correspondientes á las mamas de la -figura principal, aunque no sabemos á qué sexo pertenece la divinidad -atmosférica en cuestión, cosa que al indio ha sido indiferente indicar, -por la razón sencilla, sin duda, de que ha de pertenecer al género -epiceno, pues que en el acto propiciatorio el creyente nativo invoca á -su dios como á tal, «ya sea varón, ya sea hembra»: <i>cay huarmi cachun, -cay cari cachun</i>.</p> - -<p>Los suris están además contiguos á ese Vaso ó cántara portada en las -manos; y en los casos de las Figs. <a href="#FIG_31">31</a> y <a href="#FIG_39">39</a>, -las aves abren sus picos para derramar algo en aquellos: es claro que -líquidos, por ser una vasija el continente.</p> - -<p>Los suris encuéntranse rodeados de signos ó símbolos atmosféricos; y en -la <a href="#FIG_51">Fig. 51</a> hemos visto á una de estas aves, bastante bien reproducida, -coronando un interesantísimo grupo artístico de serpientes.</p> - -<p>Pero la más evidente indicación de que el Suri es la Nube, está en el -hecho gráfico de que el ave aparece lanzando al rayo serpiente por -su pico, de la propia manera que los nublados cargados de agua en el -espacio producen las descargas eléctricas. Los dos suris de la <a href="#FIG_32">Fig. 32</a> -aparecen vomitando víboras, así como los suris gemelos de la <a href="#FIG_56">Fig. 56</a>; y -para que no abriguemos sospecha alguna de que tales víboras no fueran -la serpiente-rayo, ofrecemos en detalle el pequeño Suri de la <a href="#FIG_60">Fig. 60</a>, al cual -se vé con algún esfuerzo lanzando al ofidio luminoso de dobles cabezas triangulares. -<span class="pagenum"><a name="Page_153" id="Page_153">[153]</a></span></p> - -<p>El Suri, lanzando por su pico á la víbora, es la Nube de la tormenta -despidiendo de su seno el rayo. Ninguna otra interpretación cabría al respecto.</p> - -<div> - <a name="FIG_60" id="FIG_60"></a><a name="FIG_61" id="FIG_61"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_60.jpg" alt="_" width="150" height="145" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 60</b>.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_61.jpg" alt="_" width="200" height="122" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 61</b>.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>La Nube preñada de relámpagos, es la serpiente confundiéndose con el -Suri, ó la serpiente contribuyendo á dar sus formas características al -ave, como en el caso de los suris ofídicos de la urna 43, en el cual -tenemos perfectamente representada á la <i>Serpiente Emplumada</i>, ó á ese -<i>Quetzalcóatl</i> que impera sobre los fenómenos atmosféricos de los que -es, más que causa, su encarnación misma.</p> - -<p>En la <a href="#FIG_44">Fig. 44</a>, en la que, del cuerpo de una gran serpiente sale una -cabeza de Suri con su largo cuello, tenemos otra figuración ideográfica -de la serpiente emplumada.</p> - -<p>Un tercer ejemplo es el más interesante: el de la <a href="#FIG_61">Fig. 61</a>, en el cual -vemos que líneas quebradas, paralelas, puntuadas (gotas de lluvia), dan -formas á una serpiente-rayo: de cada uno de los vértices de la zig-zag -luminosa salen tres largas plumas de Suri, las mismas tres plumas, en -forma de tres arcos, con que el artista figura las alas del ave sagrada -en todos los ejemplares ofrecidos. -<span class="pagenum"><a name="Page_154" id="Page_154">[154]</a></span></p> - -<p>Estas tres líneas curvas de las alas, en la <a href="#FIG_39">Fig. 39</a> no aparecen -juntarse á la raíz del cuello del ave, como en los demás casos, sinó -que arrancan de la línea recta que forma la parte anterior del mismo, -describiendo tres arcos concéntricos, paralelos al gran círculo de -la caja del cuerpo del Suri: estos tres arcos son el <i>Iris</i> ó Arco -<i>Chuychu</i>, pues es de la misma manera como el Yamqui Pachacuti en su -Plancha antes citada, figura simbólicamente el arco del cielo, con su -leyenda respectiva.</p> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_62" id="FIG_62"></a> - <img src="images/fig_62.jpg" alt="_" width="150" height="216" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 62</b>.<br />Santa María.<br />Museo Nacional.</p> -</div> - -<p>Quién, finalmente, abrigare alguna duda respecto al valor simbólico -del Suri, examine con espíritu arqueológico las pinturas de los pucos -de las Figs. <a href="#FIG_35">35</a> y <a href="#FIG_36">36</a>, y verá en ellas, de negro, sobre fondo amarillo, -figuradas á las nubes, con sus caprichosas y onduladas guardas. Pues -bien: de esas figuraciones artísticamente irregulares salen cabezas de -Suri, de modo que ellas, en el grupo de la reproducción ideográfica, -vienen á constituir los cuerpos de los pajarracos míticos.</p> - -<p>Establecido el valor simbólico del Ave-Suri, nos explicamos -perfectamente por qué la representación atmosférica <i>b</i> de la <a href="#FIG_29">Fig. 29 -<i>bis</i></a>, sobre la superficie de un mate ó <i>calabaza</i> (<a href="#FIG_29">Fig. 29</a>) (que según -Brinton<a name="FNanchor_241_241" id="FNanchor_241_241"></a><a href="#Footnote_241_241" class="fnanchor">[241]</a> -es una figura conspicua en los mitos y en el arte de la América antigua -y un símbolo de agua de igual valor que la cántara), porta en sus manos -una cabeza de <i>Suri</i> y una flecha: la cabeza de Suri es la nube, y el -dardo, el rayo. Debe también recordarse que el Dios del Aire de Squier -(<a href="#FIG_28">Fig. 28</a>) porta un pájaro (la nube) en su diestra. -<span class="pagenum"><a name="Page_155" id="Page_155">[155]</a></span></p> - -<div> - <a name="FIG_63" id="FIG_63"></a><a name="FIG_64" id="FIG_64"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_63.jpg" alt="_" width="150" height="250" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 63</b>. La anterior<br />vista de lado.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_64.jpg" alt="_" width="250" height="252" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 64</b>. Interior de un puco Santa María.<br />Museo Nacional.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Que el Ave-Suri que nos ocupa es un volátil que surca los altos cielos, -como divinidad atmosférica y luminosa, pruébanlo los suris estrellados -de las Figs. <a href="#FIG_62">62</a>, <a href="#FIG_63">63</a> y -<a href="#FIG_64">64</a>, que reproducimos, lo que demuestra hasta -donde alcanzaba la concepción india del pájaro de la Tormenta. En -efecto: los dos suris de la urna 62 tienen en sus cuerpos respectivos -figuradas cuatro y cinco estrellas; cinco, igualmente, los de la urna -63; y al centro del puco 64, destácase el gran pájaro de la tormenta, -esta vez parecido al papagayo, con su cuerpo y cola cubiertos de -ojos Imaymanas, yemas ó gérmenes, siendo estrelladas sus patas. Esta -interesantísima y original representación, que por sí misma es una -revelación, está rodeada por el pajarillo atmosférico de arriba, que -corta el espacio con sus alas abiertas, y por dos serpientes laterales -de dobles cabezas,—las serpientes del rayo,—de modo que en el puco -en cuestión aparece totalmente reproducida la escena atmosférica de la -tormenta, con sus rayos y con sus atributos fecundantes. -<span class="pagenum"><a name="Page_156" id="Page_156">[156]</a></span></p> - -<p>No nos resta ahora sinó explicar por qué los indios de Calchaquí -empleaban <i>varas emplumadas</i> en las ceremonias del culto al Trueno y -al Rayo, y por qué también en sus fiestas gentílicas adornaban <i>con -plumas</i> á los árboles.</p> - -<p>Lozano<a name="FNanchor_242_242" id="FNanchor_242_242"></a><a href="#Footnote_242_242" class="fnanchor">[242]</a>, -hablando de los ídolos <i>Caylles</i>, ó imágenes labradas en las -láminas de cobre, dice que á estos, como á las <i>varitas emplumadas</i>, -colocaban los naturales con grandes supersticiones <i>en las labranzas</i>, -<i>como protectoras</i> de las mismas. El P. Guevara<a name="FNanchor_243_243" id="FNanchor_243_243"></a><a href="#Footnote_243_243" class="fnanchor">[243]</a>, -refiérenos que en los templos del <i>Trueno</i> y del <i>Rayo</i>, rociadas con -sangre de carnero de la tierra, figuraban en las ceremonias estas -varitas emplumadas, que «las llevaban á sus casas y sembradíos, -prometiéndose de su virtud, contraída á presencia del numen, toda -felicidad y abundancia».</p> - -<p>El P. Techo<a name="FNanchor_244_244" id="FNanchor_244_244"></a><a href="#Footnote_244_244" class="fnanchor">[244]</a>, -escribe que al igual de los hebreos, los calchaquíes eran gentes muy -supersticiosas, y que «adoraban <i>árboles adornados con plumas</i> ...»</p> - -<p>Este empleo de plumas de ave en todas estas ceremonias y prácticas -religiosas, es perfectamente explicable después de lo que dejamos -apuntado. Observemos que las plumas figuran en los templos dedicados -al Trueno y al Rayo; en las ceremonias propiciatorias de la abundancia -en las sementeras; en la fiesta del Arbol, en la que, como sabemos, -se propiciaba á los dioses de la lluvia para que la vegetación no se -<span class="pagenum"><a name="Page_157" id="Page_157">[157]</a></span> -secase. Entonces, tenemos constatado el empleo de plumas de ave -en todas las ocasiones en que demandábase el <i>Agua</i>, el elemento -fecundador por excelencia, objeto de la religión calchaquí, -sintéticamente considerada. Las plumas simbolizan el ave de la -Tormenta. Luego varas emplumadas, emblemas de las serpientes emplumadas -ó del rayo emplumado, han de figurar forzosamente en el culto acuático: -ellas son, entonces, las protectoras de las mieses, y á las labranzas -han de llevarse como objetos eficaces contra las seca, la piedra y el -granizo, junto con los <i>Caylles</i>, á la manera de preciados amuletos<a name="FNanchor_245_245" id="FNanchor_245_245"></a><a href="#Footnote_245_245" class="fnanchor">[245]</a>.</p> - -<p>Réstanos ahora resolver el último problema simbólico propuesto:—¿qué -significación tiene ese <span class="smcap">Vaso</span> ó cántara que levantan en alto -las manos de la figura mítica de las urnas?</p> - -<p>Fácil nos parece responder á esta pregunta.</p> - -<p>Ese vaso portado por la divinidad atmoférica de la Tormenta, no puede -ser otra cosa que el depósito sagrado del agua de la lluvia: el <i>Ticcu</i> -ó <span class="smcap">Vaso del Trueno</span>, tantas veces recordado en la mitología de -los pueblos americanos<a name="FNanchor_246_246" id="FNanchor_246_246"></a><a href="#Footnote_246_246" class="fnanchor">[246]</a>.</p> - -<p>Ese vaso, perfectamente reproducido en alto relieve, con su profunda -concavidad, en la <a href="#FIG_41">Fig. 41</a>, es portado por la divinidad de la Tormenta -en las Figs. <a href="#FIG_31">31</a>, <a href="#FIG_39">39</a> y <a href="#FIG_54">54</a>, -llevándolo á su boca misma, para beber, en el -<span class="pagenum"><a name="Page_158" id="Page_158">[158]</a></span> -curioso ejemplar de la urna de la <a href="#FIG_40">Fig. 40</a>, á fin de que se disipe -toda duda al respecto. Cuando ese vaso falta, como en el caso de las -Figs. <a href="#FIG_37">37</a>, <a href="#FIG_38">38</a> y <a href="#FIG_50">50</a>, -dos cabezas triangulares de serpientes, con sus repectivos apéndices -espirales, aparecen en su reemplazo, diciéndonos claramente esta -sustitución del contenido por el continente, que rayos de la tormenta -ó agua de lluvia es lo que suele guardar la rebosante cántara sagrada. -En el caso de la <a href="#FIG_51">Fig. 51</a>, en el lugar en que -las manos se juntan con los brazos figurados por dos curvas que hacen -el ángulo, tenemos ese grupo mítico de los relámpagos y los rayos en -acción, inmediatamente después del Suri, ó emblema de la Nube de la -tormenta, que los produce.</p> - -<p>Fijemos igualmente la atención en que las nubes ó los suris, -encamínanse con sus picos abiertos á depositar el agua ó los rayos de -la tormenta en los vasos simbólicos, como en los ya citados casos de -las Figs. <a href="#FIG_31">31</a>, <a href="#FIG_32">32</a>, -<a href="#FIG_33">33</a>, <a href="#FIG_39">39</a>, <a href="#FIG_50">50</a>, etc.</p> - -<p>«El cántaro ó la calabaza, escribe Brinton<a name="FNanchor_247_247" id="FNanchor_247_247"></a><a href="#Footnote_247_247" class="fnanchor">[247]</a>, -tratando de los Mitos del Agua y de la Tormenta, como símbolo de -agua, fuente y preservador de la vida, es una figura conspicua en los -mitos y en el arte de la América antigua. Bajo el nombre de Akbal ó -Huecomitl, el vaso grande ó primitivo ocupa lugar importante en las -leyendas aztecas y mayas sobre el drama de la creación; con el nombre -de <i>Tici</i> (Ticcu) en el Perú, es <i>símbolo de las lluvias</i>, y en forma -de calabaza entre los caribes y tupis, se menciona con frecuencia como -padre ó madre (<i>parent</i>) de las aguas atmosféricas. Figuras colosales -<span class="pagenum"><a name="Page_159" id="Page_159">[159]</a></span> -se han desenterrado en el valle de Méjico, en Tlascala, en Yucatán y -otras partes. Representan al dios de la lluvia, el portador del agua, -el patrono de la agricultura.»</p> - -<p>Observemos que <i>Illa-Ticci</i>, nombre del dios acuático Viracocha, -recortadas que llevan cántaros, compónese de dos palabras, que pueden -traducirse así: <i>Illa</i>-brillar—alusión al relámpago—y <i>Ticci</i> ó -<i>ticcu</i>—cántaro; ó, en otros términos:—<span class="smcap">Vaso del Trueno</span>.</p> - -<p>Este Vaso del Trueno y la función que desempeña en una leyenda mítica -del Perú, aparecen en una hermosa poesía cuyo texto quichua nos -ofrece Garcilaso de la Vega<a name="FNanchor_248_248" id="FNanchor_248_248"></a><a href="#Footnote_248_248" class="fnanchor">[248]</a>, -la que más abajo reproducimos, con la traducción castellana que hemos -hecho, lo más ajustada á su original, en cuanto posible nos ha sido.</p> - -<p>Y antes de transcribir el himno textual y su traducción, conviene una -brevísima explicación del mismo.</p> - -<p>En el Perú, al lado de Viracocha, existía una Diosa de la Lluvia, -hija de este Dios de las aguas, cuyo nombre ignoramos, pero que -incontestablemente forma parte del politeismo peruano, anterior á la -heliolatría incásica. La diosa era portadora de <i>un vaso</i> que contenía -la lluvia y la nieve, el cual volcaba sobre la tierra. Cuando su -hermano (Catequil, sin duda) rompía el vaso, entonces con el golpe -producíase el trueno, entre relámpagos, y llovía, nevaba ó granizaba -sobre el mundo<a name="FNanchor_249_249" id="FNanchor_249_249"></a><a href="#Footnote_249_249" class="fnanchor">[249]</a>. -He aquí el himno: -<span class="pagenum"><a name="Page_160" id="Page_160">[160]</a></span></p> - -<table border="0" cellspacing="2" summary="_" cellpadding="2"> - <tbody><tr> - <td class="tdl">Çumac Ñusta</td> <td class="tdl">Bella Infanta:</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Taralláyquim</td> <td class="tdl">El tu hermanito</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Puyñuy quita</td> <td class="tdl">El tu cántaro</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Paquir cayan</td> <td class="tdl">Lo está quebrando,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Hina Mántara</td> <td class="tdl">I por esto</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Cunuñunun</td> <td class="tdl">Truena, relampaguéa,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Illac pántac</td> <td class="tdl">También caen rayos.</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Camri Ñusta</td> <td class="tdl">I tu, Infanta,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Unuy quita</td> <td class="tdl">La tu Agua</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Para munqui</td> <td class="tdl">Irás á llover,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Muy ñinpiri</td> <td class="tdl">I á veces</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Chichi munquim  </td> <td class="tdl">Irás á granizar,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Riti munqui</td> <td class="tdl">Irás á nevar.</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Pacha rúrac</td> <td class="tdl">El Hacedor del mundo,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Pachacámac</td> <td class="tdl">El Creador del mundo,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Viracocha</td> <td class="tdl">Viracocha,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Cay hinápac</td> <td class="tdl">Para esto mismo</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Churasunqui</td> <td class="tdl">Te ha colocado,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Camasunqui</td> <td class="tdl">Te ha creado.</td> - </tr> - </tbody> -</table> - -<p>Este himno, tan interesante, es en sí mismo una verdadera -revelación en el sentido de establecer el valor -simbólico del vaso que en nuestras urnas porta la -Diosa de la Lluvia ó la Tormenta, y que lleno de agua -acerca á sus labios en la citada <a href="#FIG_40">Fig. 40</a>, cuya sección -ventral, con adornos ondulados acuáticos, contribuye -á dar mayor importancia á la interesantísima -representación que estudiamos.</p> - -<p>Brinton y Rialle, respectivamente en inglés y francés, -traducen el <i>Sumac Ñusta</i><a name="FNanchor_250_250" id="FNanchor_250_250"></a><a href="#Footnote_250_250" class="fnanchor">[250]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_161" id="Page_161">[161]</a></span></p> - -<p>Establecida le importancia de las urnas funerarias en el culto á la -Lluvia, y fijado el valor simbólico de las diversas figuraciones -emblemáticas que cubren y adornan su superficie externa, el papel que -en la alfarería funeraria desempeña el símbolo de la Cruz, determínase -por sí mismo, sin necesidad de extremar la observación arqueológica.</p> - -<p>Desde el primer momento hay que dar por sentado que, siendo acuático -ó atmosférico el simbolismo de tales urnas, la Cruz, trazada por dos -líneas de iguales dimensiones, que entre sí se cortan, formando parte -de una figura de tal equivalencia, es también un signo acuático y atmosférico.</p> - -<p>Ahora, determinemos la colocación y ubicación del símbolo de la Cruz -en las pinturas de las urnas, para fijar con precisión su valor como -emblema meteorológico, indiscutiblemente distinto, no en el sentido -específico, sinó genérico, de los otros signos ó emblemas, cuyas -equivalencias ideográficas hemos de antemano establecido.</p> - -<p>La Cruz, en primer lugar, aparece reproducida en el centro del cuerpo -de los suris; y ejemplo de ello son: las Figs. <a href="#FIG_32">32</a>, -<a href="#FIG_33">33</a>, <a href="#FIG_34">34</a>, <a href="#FIG_37">37</a>, -<a href="#FIG_38">38</a>, <a href="#FIG_39">39</a>, <a href="#FIG_50">50</a>, -<a href="#FIG_51">51</a>, <a href="#FIG_54">54</a>, <a href="#FIG_55">55</a>, -<a href="#FIG_57">57</a> y <a href="#FIG_60">60</a>; es decir: que los casos se repiten -de una manera verdaderamente llamativa en las láminas ofrecidas, que no son -sinó una mínima cantidad en relación á los numerosos ejemplares de las colecciones. -<span class="pagenum"><a name="Page_162" id="Page_162">[162]</a></span></p> - -<p>Si el Suri es la Nube de la tormenta, claro es que la Cruz, que lleva -pintada al centro de su cuerpo, no es otra cosa que el <i>Agua</i> de que -la Nube es portadora en su seno, ó sea la <span class="smcap">Lluvia</span>. Los cuatro -palos de la Cruz representarán claramente á los cuatro vientos que -producen el fenómeno, al reunirse en su punto de intersección.</p> - -<p>En otros casos, como en el de la <a href="#FIG_40">Fig. 40</a>, dos cruces se han trazado -en los campos ventrales que los suris suelen ocupar: los símbolos, -entonces, equivalen á las nubes portadoras de la lluvia, ó á la lluvia misma.</p> - -<p>En la <a href="#FIG_45">Fig. 45</a>, la Cruz aparece reproducida entre las dobles cabezas de la Nube.</p> - -<p>Como símbolo de la lluvia, la Cruz igualmente figura al lado del vaso -del trueno, que contiene el agua de la tormenta, como en las Figs. <a href="#FIG_37">37</a>, -<a href="#FIG_39">39</a> y <a href="#FIG_40">40</a> citadas.</p> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_65" id="FIG_65"></a> - <img src="images/fig_65.jpg" alt="_" width="150" height="127" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 65</b>. Detalle<br />de una urna.</p> -</div> - -<p>En tal carácter, es reproducida también á manera de embijamiento en -el rostro del ídolo de la Tormenta, como en algunas de las urnas -ofrecidas, y especialmente en el siguiente caso de la <a href="#FIG_65">Fig. 65</a>, detalle -de una urna de Santa María, en el que vénse dos hermosas cruces dobles -pintadas en el rostro de la figura antropo-zoomorfa de la Tormenta<a name="FNanchor_251_251" id="FNanchor_251_251"></a><a href="#Footnote_251_251" class="fnanchor">[251]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_163" id="Page_163">[163]</a></span></p> - -<p>La Cruz aparece en los pucos como símbolo de lluvia, de la misma manera -que en las urnas, como puede constatarse en las reproducciones que -ofrecemos en el subsiguiente capítulo, y en la que va á continuación -(<a href="#FIG_66">Fig. 66</a>), en la que se vé á la Cruz alternando con los suris -simbólicos, meandros y escalones <i>pata-pata</i><a name="FNanchor_252_252" id="FNanchor_252_252"></a><a href="#Footnote_252_252" class="fnanchor">[252]</a>. -Con este curioso puco dimos en Fuerte Quemado, formando entre las -piezas de una colección particular.</p> - -<div> - <a name="FIG_66" id="FIG_66"></a><a name="FIG_67" id="FIG_67"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_66.jpg" alt="_" width="200" height="198" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 66</b>. Interior de un<br />puco de Fuerte Quemado.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_67.jpg" alt="_" width="200" height="192" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 67</b>. Gran cruz de la sección<br />ventral de una urna de Sta. María.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Cerraremos el presente capítulo reproduciendo la gran Cruz -<i>collcampata</i>, pintada al centro de tres círculos concéntricos -puntuados (gotas de lluvia) que ocupa toda la sección ventral de -una urna de Santa María (<a href="#FIG_67">Fig. 67</a>), en la que se han eliminado las -representaciones de los relámpagos, de los rayos, de los suris y del -vaso del trueno, en prueba de que la Cruz es un emblema sintético, el -<span class="pagenum"><a name="Page_164" id="Page_164">[164]</a></span> -símbolo figurativo de los fenómenos atmosféricos que producen la Lluvia<a name="FNanchor_253_253" id="FNanchor_253_253"></a><a href="#Footnote_253_253" class="fnanchor">[253]</a>, -tal cual vimos que apareció en la lámina desarrollada del vaso -ceremonial de los indios de Sia, en nota del capítulo anterior; -repitiéndose el mismo hecho y principio arqueológico en ambas -extremidades del Continente.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_165" id="Page_165">[165]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO VII</span><br />LA CRUZ EN LOS ÍDOLOS</h2></div> -<p class="center">EN LOS FETICHES Y AMULETOS</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>El símbolo cruciforme en los -Ídolos—No lo llevan los Fetiches—Tampoco los Cacllas, Guauques, -Pururaucas y demás dioses personales—La Cruz en las figuraciones -acuáticas—Idolo-tinaja de Amaycha—Vaso antropomorfo del Trueno—Por -qué sus cruces son griegas—Vasija antropomorfa de Ambato—Disco -de Lafone Quevedo—Mamazara monolítica de Tafí—Cruces cristianas -protectoras—Pirhuas de Colpes con Cruz—Huacanquis con Cruz—Signos -totémicos—Figuraciones antropo-atmosféricas—Una cita de Schoolcraft: -la Cruz de Wingemund—Símbolos totémicos atmosféricos—El tótem de la -Cruz sobre los escudos calchaquíes—Cruces y emblemas cruciformes en los -Caylles—Caylla Huiracocha—Amuletos con Cruz.</i> </p> - -<p>Después de haber presentado en el capítulo anterior numerosos -ejemplares de urnas y vasos votivos con el símbolo cruciforme, el -lector, recorriendo las páginas del presente, notará el contraste -producido por la escasez relativa del material iconográfico al tratarse -<span class="pagenum"><a name="Page_166" id="Page_166">[166]</a></span> -de los ídolos con cruces. La falta de láminas de fetiches é imágenes -antropomorfas con el símbolo que estudiamos, no es una omisión nuestra, -sino del artista calchaquí, el que, con manifiesta intención, ha -eliminado la Cruz en todas las figuraciones é imágenes que no tengan -por objeto el culto del agua ó de alguno de los fenómenos atmosféricos; -prueba negativa, trascendental por cierto, del valor mitológico de la -Cruz como símbolo acuático.</p> - -<p>Hemos recorrido minuciosamente el rico material de las colecciones -particulares y de nuestros Museos, en busca de figuras con el -símbolo, y hemos llegado á la conclusión de que éste no aparece -grabado ó pintado en los fetiches, tan abundantes en Calchaquí, que -su era fetiquista ha dejado con ellos recuerdos imperecederos. Este -hecho nos demuestra que el signo que nos ocupa no parece sinó una -concepción sugerida en pleno dominio del politeismo, cuando se impuso -la heliolatría sobre el culto de las cosas inanimadas, y cuando -los grandes y variados fenómenos de la atmósfera fueron dotados de -espíritu y de voluntad supremos, después que los hombres de esa segunda -generación en el progreso de la civilización humana, de que habla -Lubbock<a name="FNanchor_254_254" id="FNanchor_254_254"></a><a href="#Footnote_254_254" class="fnanchor">[254]</a>, alzaran las manos al cielo é invocaran y clamaran al Sol<a name="FNanchor_255_255" id="FNanchor_255_255"></a><a href="#Footnote_255_255" class="fnanchor">[255]</a>.</p> - -<p>No podemos decir otro tanto de la era en que ya hizo su aparición el -antropomorfismo, manifestación politeista de las razas; porque si bien -es verdad que tampoco los dioses antropomorfos generalmente ostentan la -<span class="pagenum"><a name="Page_167" id="Page_167">[167]</a></span> -insignia de la Cruz, ella parece, sin embargo, como una combinación -emblemática en las figuraciones humanas de las divinidades acuáticas ó -atmosféricas, con una repetición demasiado insinuante para atraer sobre -las mismas la investigación arqueológica.</p> - -<p>Dado el papel que los dioses lares y penates nativos desempeñaban -en el culto de los hogares calchaquíes, natural parece que no se -presentaran adornados con la insignia cruciforme, toda vez que ellos se -limitaban á ser guardianes de cada individualidad, amparándoles contra -cualquier daño que pudiera sobrevenirle, por lo que cada cual labraba -á su modo la imagen de su dios, atribuyéndole á su antojo determinada -virtud. En vano, entonces, han de buscarse cruces en los rostros del -<i>Caclla</i> ó «dios-mejilla»<a name="FNanchor_256_256" id="FNanchor_256_256"></a><a href="#Footnote_256_256" class="fnanchor">[256]</a>; -ni en la cara ó pechos del <i>Guasimáyoc</i> -ó «dueño de casa»<a name="FNanchor_257_257" id="FNanchor_257_257"></a><a href="#Footnote_257_257" class="fnanchor">[257]</a>; -del <i>Guauque</i> ó «ídolo de cada persona, que le -representa»<a name="FNanchor_258_258" id="FNanchor_258_258"></a><a href="#Footnote_258_258" class="fnanchor">[258]</a>; -del <i>Pururauca</i> ó «dios de todo género y especie»<a name="FNanchor_259_259" id="FNanchor_259_259"></a><a href="#Footnote_259_259" class="fnanchor">[259]</a>; -ó, finalmente, del <i>Canopa</i> ó «dios del individuo»<a name="FNanchor_260_260" id="FNanchor_260_260"></a><a href="#Footnote_260_260" class="fnanchor">[260]</a>; -pues propiamente hablando, todos estos ídolos personales, de cualquier -clase que fuesen, no simbolizaban una súplica, sinó que constituían un amuleto.</p> - -<p>Otra cosa sucede cuando tales representaciones, figuraciones ó ídolos -aparecen perfectamente vinculados con el culto al agua, ó, dejando de -figurar como guardianes de la persona, son objeto de una súplica, ó -<span class="pagenum"><a name="Page_168" id="Page_168">[168]</a></span> -sirven de intermediarios de una demanda de lluvia, como sucede, por -ejemplo, con los <i>Caylles</i>, ó dioses imágenes de las siembras, y, con -mayor razón con las vasijas ó vasos antropomorfos, ídolos ú objetos -sagrados de formas apropiadas para contener y guardar el líquido que -aplaca la sed de la familia y de la tribu. En tales casos, cruces -adornarán á estas imágenes ó cosas del culto; y nada de extraordinario -habría en su empleo por parte del artista, iniciado, como se -presentaría á nuestros ojos, en el secreto de la simbología, la que, -ahorrándole tiempo, daríale ocasión de ofrecer con toda su intención -el objeto sagrado, de tales ó cuales virtudes, á la adoración del -creyente; porque seguramente un símbolo herirá más su imaginación y -despertará mayormente su atención que su figuración aparente y real, -por las confusiones que puede traer, ó por las interpretaciones dudosas -á que puede prestarse.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_68" id="FIG_68"></a> - <img src="images/fig_68.jpg" alt="_" width="250" height="337" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 68</b>. Idolo-tinaja<br />(Col. Quiroga).</p> -</div> - -<p>Pero antes de pasar adelante,—y en este punto tiene forzosamente -que ser deficiente el capítulo,—conviene observar que nuestras -afirmaciones respecto á la ausencia de la Cruz en los fetiches é ídolos -personales, no pueden tener el carácter de absolutas; porque si bien -es verdad que hasta hoy no se han encontrado figuraciones idolátricas -de tales especies con los signos cruciformes, pueden muy bien aparecer -mañana; pero en tal caso nos permitiríamos recomendar que se aplicasen -las facultades de observación arqueológica al objeto hallado con su -símbolo, á fin de establecer qué relaciones directas ó indirectas puede -tener la cosa figurada con el agua ó con el fenómeno de la lluvia. En -este sentido, no nos extrañaría, por ejemplo, que se nos presentaran -representaciones animales de patos ó de nutrias (que poseemos en -<span class="pagenum"><a name="Page_169" id="Page_169">[169]</a></span> -nuestra colección) con el símbolo de la Cruz, por la razón sencilla de -que aquellos viven en los ríos y en las lagunas, y éstas tienen sus -habitaciones en los esteros ó terrenos húmedos de las vertientes, ó -contiguas al agua. El caso excepcional del surifetiche es una prueba -de ello; lo mismo que el del sapofetiche, del que nos ocuparemos en el -capítulo subsiguiente, por los motivos dados respecto al primero, y -por ser el agua el medio en que vive el batracio, lo que se advierte -desde el primer momento, sin necesidad de hacer ningún esfuerzo de -imaginación<a name="FNanchor_261_261" id="FNanchor_261_261"></a><a href="#Footnote_261_261" class="fnanchor">[261]</a>.</p> - -<p>Los ejemplares de figuraciones antropomorfas que aparecen llevando la -Cruz, son indiscutiblemente acuáticos; es decir: que ellos son objeto -de un voto para que llueva; y, más propiamente que ídolos, deben -<span class="pagenum"><a name="Page_170" id="Page_170">[170]</a></span> -denominarse vasijas votivas antropomorfas, toda vez que al labrarles, -el indio se propuso, más que nada, ofrecernos un vaso ó una urna -para contener agua, sobre los cuales, es verdad, las figuraciones -idolátricas constituyen sus distintivos salientes.</p> - -<p>La <a href="#FIG_68">Fig. 68</a>, ó el Idolo-Tinaja de Amaycha, es el más notable de los -ejemplares que puede citarse; y, aunque un rostro humano con sus -facciones se destaca á la izquierda, saliendo de un cuerpo provisto -de brazos en relieve, el objeto, considerado en conjunto, no es -propiamente un ídolo, sino una urna sagrada antropomorfa, del mismo -estilo de las tinajas funerarias reproducidas en el capítulo anterior, -y cuyo empleo en el culto acuático de Calchaquí nos es perfectamente conocido.</p> - -<p>La interesantísima figura idolátrica de la izquierda, de rostro pintado -con cuadros rojos alternados, en cuyas orejas aparecen figurados -artísticos moños hechos con las trenzas anudadas del cabello (el moño -esterior roto), lleva, en los lugares correspondientes á sus mamas, dos -cruces perfectas sobre campos artísticos amarillos. Sus manos portan -una flauta, con agujerillos para producir el sonido, por lo cual la -figura nos hace recordar la Doncella de la Flauta (<i>Flute maiden</i>) de -Estados Unidos. Las pinturas de rojo obscuro sobre el fondo amarillo -de la urna, son muy interesantes. Las del cuello del vaso consisten en -líneas quebradas paralelas: estas líneas quebradas, llenas de puntos, -son figuraciones simbólicas del rayo-serpiente, correspondiendo á gotas -de agua los puntos que las adornan. En los campos ventrales de la urna -aparece el adorno saliente de la guarda en espiral, arbolada á ambos -costados laterales. Esta espiral, como ya lo hemos dicho, es para -nosotros la figuración simbólica del trueno que ruge. -<span class="pagenum"><a name="Page_171" id="Page_171">[171]</a></span></p> - -<p>Claramente podemos, entonces, difinir las relaciones íntimas de la -figura antropomorfa con el fenómeno de la lluvia, á la cual llamaría -aquella tocando su flauta, produciéndose el trueno, figurado en las -espirales, por la simpatía con el sonido del instrumento musical<a name="FNanchor_262_262" id="FNanchor_262_262"></a><a href="#Footnote_262_262" class="fnanchor">[262]</a>.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_69" id="FIG_69"></a> - <img src="images/fig_69.jpg" alt="_" width="250" height="306" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 69</b>. Idolo de Santa María.<br />½ tamaño natural.<br />(Colección Quiroga).</p> -</div> - -<p>Es de advertir, para corroborar este último aserto, que poseemos en -nuestra colección un interesante ídolo de barro antropo-zoomorfo, -últimamente adquirido en Tinogasta, el que en aquel lugar es tenido por -«Dios de la Lluvia», el mismo que lleva abierto un agujerillo al centro -de su región craneal, soplando el cual (el ídolo es hueco) se producen -notas graves y agudas, con las que se llama al Trueno, fenómeno -meteorológico que, según el P. Techo<a name="FNanchor_263_263" id="FNanchor_263_263"></a><a href="#Footnote_263_263" class="fnanchor">[263]</a>, -era, con el relámpago, adorado por los calchaquíes como «divinidad menor.»</p> - -<p>Más directamente relacionado con este orden de ideas está el ídolo de -la <a href="#FIG_69">Fig. 69</a>, con anchas cruces negras al fondo de sus artísticos campos, -en los lugares correspondientes á las mamas. -<span class="pagenum"><a name="Page_172" id="Page_172">[172]</a></span></p> - -<p>La fisonomía de este ídolo es funeraria. De sus ojos redondos y -salientes caen tres gruesas líneas negras,—sus lágrimas,—las que, por -otro fenómeno de simpatía, tenían por objeto, sin duda, hacer llorar á -las nubes, á las cuales se presentaría la figura lacrimosa, haciéndoles -<i>muna-muna</i>, para emplear una gráfica expresión nativa, como si se les -dijera:—«mirad como ésta siempre llora, y vosotras no podéis llorar como ella.»</p> - -<p>El objeto es todo hueco, y de la parte ventral del mismo sale el -cuello del vaso, cuyos bordes son asidos por las manos en relieve de -la figura. No se trata nuevamente de un ídolo, propiamente hablando, -sinó de un vaso votivo acuático, de formas antropomorfas. Tanto la -gargantilla de su cuello, como la orla que contornea sus brazos en la -parte inferior, aparecen llenas de puntos, ó gotas de agua.</p> - -<p>Fijando bien la atención sobre esta vasija antropomorfa, veremos que -ella no es otra cosa que una nueva y curiosa reproducción de ese vaso -que sugetan las manos de la figura antropo-zoomorfa de las urnas -funerarias, tanto por sus formas, por salir de la parte ventral del -objeto, como por ser portado en las mismas condiciones. Se trata, -entonces, de una figuración antropomorfa del Trueno, ó más bien dicho: -de una reproducción antropomorfa del <i>Vaso del Trueno</i>.</p> - -<p>Las cruces, en el presente, pintadas sobre las mamas del vaso votivo, -no pueden causarnos extrañeza alguna: al contrario, ellas expresan -gráficamente la intención del artista: de referir el vaso al culto de la Lluvia. -<span class="pagenum"><a name="Page_173" id="Page_173">[173]</a></span></p> - -<p>Otro ejemplar interesante es el del pequeño vaso de Ambato, de barro -negro, perfectamente cocido, que dá formas á una singular figurilla -humana, cuyos miembros principales aparecen en relieve, y de cuya nariz -repártese simétricamente el cuerpo de una serpiente grabada que se -desarrolla en las mejillas del ídolo (<a href="#FIG_70A">Fig. 70</a>). El ofidio en su rostro, -está indicando á las claras que se trata de una figuración de carácter -atmosférico, quizá la misma de la alfarería funeraria, mucho más cuando -ella hace de la vasija un vaso antropomorfo para contener líquidos. Un -detalle interesante es el de las manos abiertas, que parece llevar á la -boca, desmesuradamente abierta, indicando que la figura humana sufre -de sed, demandando agua al cielo, lo que se vé más claramente en dos -ejemplares de urnas de nuestra colección, en las cuales sus manijas -son un par de figurillas humanas, que se destacan en relieve, las que, -mirando al cielo, llevan las manos al labio inferior, abriendo las -bocas sedientas.</p> - -<div> - <a name="FIG_70A" id="FIG_70A"></a><a name="FIG_70B" id="FIG_70B"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_70a.jpg" alt="_" width="200" height="149" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 70</b>. Vaso antropomorfo<br />de Ambato (Catamarca).<br />(Col. Quiroga).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_70b.jpg" alt="_" width="200" height="170" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 70</b> <i>bis</i>.<br />Grabado en la parte<br />posterior del vaso.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>A la parte posterior del vaso aparece grabado un curioso figurón -triforme y zoomorfo, constituido por un grupo único de dos Huayrapucas -de dobles cabezas y un sapo central bicéfalo. Las Huayrapucas -son figuraciones alusivas á la tormenta, y el sapo simboliza agua fecundadora, -por los ojos Imaymanas dobles de sus cabezas cuadrangulares (<a href="#FIG_70B">Fig. 70 <i>bis</i></a>). -<span class="pagenum"><a name="Page_174" id="Page_174">[174]</a></span></p> - -<p>Pues bien: una Cruz artística aparece distintamente grabada sobre -el dorso del batracio, cruz que nos hace recordar á la bellísima -maltesa<a name="FNanchor_264_264" id="FNanchor_264_264"></a><a href="#Footnote_264_264" class="fnanchor">[264]</a> -peruana, reproducida por Jiménez de la Espada, y de la que dimos noticia en el capítulo III.</p> - -<p>En el presente, se ofrece un caso de símbolo cruciforme manifiestamente -intencionado, si se tiene en consideración cuanto hemos dejado apuntado.</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/fig_30b.jpg" alt="_" width="500" height="267" /> - <p class="f110 space-below1"> <b>Fig 30</b> <i>bis</i>.</p> -</div> - -<p>La Cruz, al centro del figurón triforme, sobre la superficie de un vaso -votivo acuático, es la gráfica expresión de que <i>lluvia</i> se demanda, ó -de que el fenómeno atmosférico se ha producido ó está para producirse.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_71A" id="FIG_71A"></a> - <img src="images/fig_71a.jpg" alt="_" width="200" height="231" /> - <p class="f110 space-below1"> <b>Fig 71 A</b>. Cruz simbólica de<br />las serpientes (Capayán).</p> -</div> - -<p>No hay,—para citar un último ejemplar de vaso ó tinaja con el signo -cruciforme, para qué insistir sobre la trascendental importancia del -símbolo formado por cuatro cabezas de serpientes, en el caso de la ya -<span class="pagenum"><a name="Page_175" id="Page_175">[175]</a></span> -citada Lam. 30 <i>bis</i>, ó sea dentro del cuerpo cuadrangular de la figura -antropo-zoomorfa del grupo atmosférico de Capayán, Cruz ofídica que -reproducimos en detalle (<a href="#FIG_71A">Fig. 71 A</a>).</p> - -<p>En ningún ejemplar como en este del grupo, el signo cruciforme puede -tener un valor más visiblemente típico de lluvia, si se considera el -dato notable de que cuatro serpientes dan lugar á la formación del -mismo; y sabido es que la idea de agua es inseparable de la figuración -ofídica, cualquiera que sea su forma, y cualquiera que sea la ocasión -en que tal figuración aparezca en la cerámica<a name="FNanchor_265_265" id="FNanchor_265_265"></a><a href="#Footnote_265_265" class="fnanchor">[265]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_176" id="Page_176">[176]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_71B" id="FIG_71B"></a> - <img src="images/fig_71b.jpg" alt="_" width="400" height="582" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 71 B</b>. Disco de cobre de Lafone Quevedo<br />(Catamarca).</p> -</div> - -<p>La aparición de dobles cruces maltesas en las cabezas de los monstruos -dragones del famoso disco de Lafone Quevedo, que reproducimos en la -<a href="#FIG_71B">Fig. 71 B</a>, se querrá tal vez citar como una escepción culminante á -la regla de la carencia del símbolo en los dioses personales; pero -no es así, porque el disco no puede clasificarse entre los lares y -penates. El grupo trinitario figurado con tanto arte en el mismo, no -es otra cosa que un nuevo é interesantísimo ejemplar antropo-zoomorfo -atmosférico constituido por la figura humana central, con su sol en la -cabeza, el copón ó vaso del trueno en su pecho, y por los dos monstruos -dragones ofídicos, de patas estrelladas, con los círculos fecundantes -<span class="pagenum"><a name="Page_177" id="Page_177">[177]</a></span> -sobre sus cuerpos, ó sean dos Huayrapucas ó figuraciones zoomorfas del -viento que trae la tormenta. Esta trinidad calchaquí es, pues, nada más -que la representación acuática por excelencia de ese Aticci Viracocha -del bajo relieve de Pashash y del dintel de la puerta monolítica de -Tiahuanaco<a name="FNanchor_266_266" id="FNanchor_266_266"></a><a href="#Footnote_266_266" class="fnanchor">[266]</a>. -Nada más lógico, entonces, que las dobles cruces en las cabezas de las -Huayrapucas, que traen las nubes y producen el fenómeno de las lluvias -tormentosas ó de la tempestad; y son, cabalmente, los símbolos los que -concluyen por caracterizar de una manera gráfica el valor mítico de la -simbólica figuración atmosférica que nos ocupa.</p> - -<p>Antes de pasar adelante, conviene resolver la cuestión de por qué los -ídolos llevan figuradas las cruces en sus pechos ó mamas, y por qué -tales cruces son griegas, ó de brazos de iguales dimensiones; pues -<span class="pagenum"><a name="Page_178" id="Page_178">[178]</a></span> -debemos recordar, á propósito de estos problemas arqueológicos, que -los suris con cruces en las urnas funerarias y las cruces en los -ídolos antes reproducidos, aparecen respectivamente en los lugares -correspondientes á las mamas de las figuras antropozoomorfas y -demás representaciones humanas; lo mismo que debemos dejar sentada -la antes insinuada observación de que los palos de las cruces son -invariablemente del mismo largo en tales figuraciones, es decir: que -los signos son griegos, y no latinos como el de nuestra Cruz cristiana.</p> - -<p>Las imágenes idolátricas, generalmente del género epiceno (<i>cay -huarmi cachun, cay cari cachun</i>), llevan la Cruz en los lugares -correspondientes á las mamas, en el sentido figurado de que ellas -derraman el agua ó el líquido vital que alimenta todas las cosas, pues -las mamas contienen la leche que nutre en la especie de los mamíferos -á las creaturas recién nacidas, humanas ó animales. La Cruz sobre las -mamas, expresa claramente la idea de que ellas son el continente del -elemento fecundante por excelencia. La diosa atmosférica de California -lleva el agua en sus pechos fecundos. Lo propio acontece con nuestras -divinidades de la tormenta, portando el símbolo acuático en los lugares -correspondientes á ambos pechos, sin necesidad de figurarlos, como -en algunos ejemplares de <i>zemes</i> calchaquíes, que hemos atribuido, -sin afirmarlo definitivamente, á representaciones de <i>hapi-nuños</i> -(<i>hapiy-nuños</i>), «fantasmas ó duendes que solían aparecer con <i>dos -tetas largas</i>, que podían asir de ellas», al decir de Fernández y -Holguín<a name="FNanchor_267_267" id="FNanchor_267_267"></a><a href="#Footnote_267_267" class="fnanchor">[267]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_179" id="Page_179">[179]</a></span></p> - -<p>Que los cuatro palos de la Cruz sean de iguales dimensiones, ya se les -considere alusiones á los cuatro rumbos ó á los cuatro vientos, también -es perfectamente explicable, porque no hay rumbos ó vientos mayores ó -menores, cortos ó largos, toda vez que el indio, en donde quiera que -estuviese ubicado, creería encontrarse en el punto céntrico ó de origen -de un horizonte circular que limitaba la tierra, correspondiendo á los -cuatro vientos ó los cuatro rumbos los cuatro radios de ese círculo, -ó líneas de iguales dimensiones, que se cortaban perpendicularmente -entre sí, formando el signo de la Cruz, cuya intersección representa -exactamente al citado punto de ubicación ú origen. Un ejemplo notable -nos ofrece el nombre de la capital del imperio incaico, ó del <i>Cuzco</i>, -que significa <i>ombligo</i>; es decir: parte céntrica del cuerpo terrestre -ó punto de origen de los cuatro <i>suyos</i><a name="FNanchor_268_268" id="FNanchor_268_268"></a><a href="#Footnote_268_268" class="fnanchor">[268]</a>.</p> - -<p>El gran monolito esculpido de Tafí, que reprodujimos en el capítulo -III, habrá observado el lector que presenta cuatro interesantes -grabados cruciformes, con un círculo sencillo ó puntuado al centro de -cada uno de ellos, alternando con otros como <i>spectacles</i>, ó Imaymanas -<span class="pagenum"><a name="Page_180" id="Page_180">[180]</a></span> -unidos entre sí por una línea. Estas esculturas cruciformes sobre el -fálico menhir,—resto grandioso que prueba la obstinación fetiquista -de estas razas por un viejo culto litolátrico,—tienen la más sencilla explicación.</p> - -<p>El monolito ó menhir esculpido en cuestión, es un gran fetiche, -<i>huaca</i> ó <i>villca</i>, protector de los andenes ó pequeñas extensiones -labrados, cuya tierra está sostenida por alineamientos de pequeñas -piedras paradas, menhir que se levanta en medio de tales andenes. -Este monolito, como cualquier otro de su género, llámase <i>Mama-Zara</i>, -<i>Maíz-madre</i> ó <i>Madre del Maíz</i>, nombres con los que es conocido hasta -hoy en Cafayate y otros pueblos de los valles.</p> - -<p>Una <i>Mamazara</i>, levantándose en medio de los andenes ó de las labranzas -(lo mismo que una <i>Huaza</i> á la puerta ó bastidor del rastrajo -sembrado), protege á la sementera de maíz, la que prospera bajo su -patrocinio, evitando el gusano en la raíz, y preservándola de los -hielos, de la piedra, de los vientos ardorosos, de la langosta y de -otras plagas. Pero el fetiche de piedra, obrando por la acción propia -ó combinada con la del cielo, tiene la virtud especial de hacer llover -oportunamente sobre la siembra, atrayendo á las nubes; pues «entre -los calchaquíes, como escribe el presbítero Toscano (quien desempeñó -durante muchos años el curato de Cafayate y pueblos contiguos), -se llamaban <i>Mamasaras</i> á unas piedras labradas y perfectamente -pulimentadas, que se colocaban en medio de las sementeras para que -tuvieran <i>agua</i> oportuna y abundante, atribuyéndoles virtud especial -para producir <i>la lluvia</i>»<a name="FNanchor_269_269" id="FNanchor_269_269"></a><a href="#Footnote_269_269" class="fnanchor">[269]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_181" id="Page_181">[181]</a></span></p> - -<p>En el fragmento de la lámina del Yamqui Pachacuti que ofrecimos en el -capítulo III (<a href="#FIG_21">Fig. 21 bis</a>), vemos simbólicamente representada en el -grupo astrolátrico C<sup>2</sup> á esta Mamazara, grupo que en el original (<a href="#FIG_21">Fig. -21</a>) lleva esta leyenda: «<i>Zaramama-chacana</i> en general». Pues bien: -esta <i>Zaramama</i> está figurada por cuatro grandes estrellas unidas entre -sí por dos líneas que se cortan formando <i>una Cruz</i>, como si la Cruz -misma fuera el emblema ó símbolo de tal «Madre del Maíz», y quién sabe -si la palabra <i>chacana</i><a name="FNanchor_270_270" id="FNanchor_270_270"></a><a href="#Footnote_270_270" class="fnanchor">[270]</a> -de la leyenda no sea el nombre con que los quichuas conocían al -símbolo, al que en ciertas condiciones vimos que llamaban <i>xaygua</i>.</p> - -<p>Estos breves y muy interesantes antecedentes, sirven para explicar -con cuánta razón el indio de Tafí esculpió cuatro artísticos signos -cruciformes en la Mamazara monolítica, protectora de las siembras, -sobre las cuales hace caer <i>lluvias</i> oportunas, la misma que tiene su -representación simbólica en la carta sagrada de la heliolatría quichua, -por la acción del sol y de los astros sobre los elementos, cuando el -culto al astro del día se sobrepuso al del viejo Aticci Viracocha del -panteón de Tiahuanaco.</p> - -<p>Fijemos, finalmente, la atención en lo interesante de los signos -cruciformes de la Mamazara de Tafí, con su círculo simple ó con punto -respectivo en el lugar correspondiente á la intersección de los brazos, -círculo que vale por «germen vital, <i>yema</i> ó <i>brote</i>», y que expresa -de una manera acabada y concluyente la idea de una lluvia oportuna -haciendo brotar, crecer y fructificar la mies preciada del indio. -<span class="pagenum"><a name="Page_182" id="Page_182">[182]</a></span></p> - -<p>Otro dato interesantísimo de <i>Folk-lore</i> conviene apuntar con este motivo.</p> - -<p>Nos referimos al hecho de colocarse por los naturales piedras paradas -protectoras, que llaman á la lluvia, en cualquiera eminencia, en -toda la extensión del valle de Santa María ó de Yocavil. Hoy, en vez -de piedras, se colocan de pie cruces cristianas sobre las colinas y -los morros de los cerros, cruces protectoras que pueden contarse por -centenares. Ahora, preguntamos: ¿la sustitución cristiana de las cruces -á los menhires nativos, no es obra de una de esas raras coincidencias -ó puntos de contacto de creencia y creencia, mediante los cuales -el símbolo cristiano de la Cruz hace las veces del símbolo pagano, -adquiriendo en tal caso una doble virtud protectora, como conjuro de -la piedra y del granizo, y como un singular amuleto propiciatorio de -las lluvias?—Nosotros, no nos limitamos á sospecharlo, sinó que casi -nos atrevemos á establecerlo en sentido afirmativo. Si así fuere, esta -prueba del valor de la Cruz como símbolo acuático calchaquí, no solo no -admitiría réplica, sinó que sería decisiva y trascendental<a name="FNanchor_271_271" id="FNanchor_271_271"></a><a href="#Footnote_271_271" class="fnanchor">[271]</a>.</p> - -<p>En nuestra reciente expedición á los valles de Londres, hemos podido -observar en el pueblo de Colpes (Pomán) trojes ó pirhuas con cruces. -Las pirhuas de formas fálicas, levantadas sobre un bastidor de cuatro -horcones, que guardan la preciada algarroba, remataban en un penacho de -<i>aibe</i> ó pasto de campo; y de en medio de este penacho salía una Cruz -de madera. Esta Cruz, según pudimos informarnos, á la vez que guardián -<span class="pagenum"><a name="Page_183" id="Page_183">[183]</a></span> -del producto de los tacuiles, propiciaba para el año venidero una -abundante cosecha de algarroba. Para que tal cosecha fuera abundante, -es claro que habría necesidad de que lloviese. La Cruz de las -pirhuas, en buenos términos, equivalía á un amuleto de las lluvias, -confundiéndose en el espíritu del indio actual el valor cristiano con -el valor nativo del símbolo.</p> - -<p>Sobre la despensa de un grupo de ranchos de Bisbis, camino de Hualfín -á Andalgalá, otra Cruz de madera habíase colocado. Los indios de la -casa negáronse por completo á explicarnos que significaba aquella Cruz -sobre el rancho en el cual se depositaban los granos, la algarroba -y el charqui. Esto mismo hízonos comprender que se trataba de una -superstición nativa; y que la Cruz en el caso actual desempeñaría el -mismo papel que la de la pirhua de Colpes.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_72" id="FIG_72"></a> - <img src="images/fig_72.jpg" alt="_" width="200" height="223" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 72</b>.<br />Molinos (Salta).<br /> Tam. nat. </p> -</div> - -<p>En dos ejemplares de figuras dobles, andróginos, ó con representaciones -masculinas y femeninas (<i>cay huarmi cachun, cay cari cachun</i>), ó si se -quiere <i>huacanquis</i> ó <i>Cayam-Carumi</i>, huacas de los amores, que por el -hechizo del <i>Tincuc</i> forzaban el libre albedrío<a name="FNanchor_272_272" id="FNanchor_272_272"></a><a href="#Footnote_272_272" class="fnanchor">[272]</a>, aparecen hermosas -cruces griegas, en una forma y colocación llamativas.</p> - -<p>El Huacanqui de la <a href="#FIG_72">Fig. 72</a>, de la colección Zavaleta, es uno de los -ejemplares interesantes.</p> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_184" id="Page_184">[184]</a></span></p> -<p>Sobre una lámina de hueso (el material suele ser piedra blanca ó -negra), y dentro de dos secciones rectangulares iguales, aparecen dos -figurillas humanas, de esas que, al decir de Montesinos<a name="FNanchor_273_273" id="FNanchor_273_273"></a><a href="#Footnote_273_273" class="fnanchor">[273]</a>, «hacen -apariencia de dos personas que se abrazan». La de la izquierda está -muy borrada, á causa del desgaste natural del material óseo, pues -posiblemente el amuleto era objeto de contínuos frotamientos; en -cambio, la de la derecha aparece perfectamente con todos sus detalles: -esta figurilla es femenina por el triangulillo correspondiente á su -vulva, como en el caso de la inferior de un amuleto de Tinogasta<a name="FNanchor_274_274" id="FNanchor_274_274"></a><a href="#Footnote_274_274" class="fnanchor">[274]</a>.</p> - -<p>La figurilla anterior que nos ocupa, de brazos y piernas doblados, -unos y otros miembros con tres dedos, presenta un cuerpo geométrico -cuadrangular, como en el caso de la representación de la <a href="#FIG_30B">Fig. 30 <i>bis</i></a>; -al centro de este cuadrado, y en la parte correspondiente á la mitad -del pecho, cuatro triangulillos, ó cuatro emblemas fálicos femeninos, -simétricamente distribuidos, forman una interesante Cruz simbólica. -<span class="pagenum"><a name="Page_185" id="Page_185">[185]</a></span></p> - -<p>En el andrógino de piedra negra, reproducido en la nota, y á su parte -posterior, en el punto mismo en que las figurillas humanas (varón y -mujer) juntan sus pies, aparece esculpida, como se vé en el detalle -de la derecha, una artística Cruz, á los estremos de cuyos palos -superior é inferior se han calado dos morterillos de boca perfectamente -circular: en estos morterillos, y sobre esta Cruz, ofreceríanse, sin -duda, las ofrendas propiciatorias, siendo el mortero con su mano -otro objeto fálico emblemático, que vimos aparecer en el <i>Huampar</i> -incaico.<a name="FNanchor_275_275" id="FNanchor_275_275"></a><a href="#Footnote_275_275" class="fnanchor">[275]</a>.</p> - -<p>Ahora bien: ¿qué motivos pueden haber decidido al artista indio á -grabar cruces en estos huacanquis ó amuletos «para rendir por el amor -el libre albedrío»?</p> - -<p>Dos, sin duda: el primero, que el amuleto se consagra al acto carnal -de la fecundación y de la reproducción de la especie; el segundo, que -estos amuletos, por lo mismo que se refieren á la procreación, tienen -un origen atmosférico, como la lluvia fecundante y reproductora, pues -de la propia manera que los meteoritos son lanzados sobre la tierra por -los dioses de la tormenta, estos amuletos son arrojados por el rayo -que cae, desprendido con estruendo de las nubes, de modo que también -son <i>illas</i>, ó preciados talismanes de <i>Illapa</i>; pues, al decir de -Montesinos, á estos preciados amuletos de maleficio amatorio, ídolos ó -huacas de los amores, «fingen los hechiceros que los hallan cuando <i>el -relámpago se despide de la nube con gran trueno, y cae el rayo</i>, y -<span class="pagenum"><a name="Page_186" id="Page_186">[186]</a></span> -donde cae los encuentran ...»<a name="FNanchor_276_276" id="FNanchor_276_276"></a><a href="#Footnote_276_276" class="fnanchor">[276]</a>. -El hecho mismo de guardarse al idolillo en una cesta llena de <i>plumas -de colores</i> (dato que también consigna Montesinos, como se lee en la -nota), prueba su origen atmosférico, pues las plumas recuerdan al -pájaro de la tormenta, y sus colores los del iris ó <i>chuychu</i> formado -en las nubes.</p> - -<p>Sobre los escudos calchaquíes con que se cubren figuras humanas -labradas en cobre, pintadas en las tinajas, en las rocas, ó grabadas -en los petroglyfos, suelen aparecer signos y figuras simbólicas, -animales y geométricas muy curiosos, que aún no han sido estudiados, -siendo notables en tal sentido los escudos que portan los reales -personajes de la Gruta de Carahuasi (Salta)<a name="FNanchor_277_277" id="FNanchor_277_277"></a><a href="#Footnote_277_277" class="fnanchor">[277]</a>. -Nosotros atribuimos á representaciones <i>totémicas</i> tales figuraciones, -siendo ellas, sin duda, emblemas ó insignias de los personajes que -portan los escudos, ó de sus familias, de sus tribus y de sus pueblos. -Es de advertir que cuando los personajes no llevan escudos, suelen -tener pintados sobre su pecho los referidos tótem<a name="FNanchor_278_278" id="FNanchor_278_278"></a><a href="#Footnote_278_278" class="fnanchor">[278]</a>. -Que familias de indios tucumanos han -<span class="pagenum"><a name="Page_187" id="Page_187">[187]</a></span> -adoptado su distintivo entre los de su raza, convirtiéndolo en apellido -común, tomado de nombres de héroes, de animales ó de cosas animadas -ó inanimadas,—resulta indiscutible cuando se recorren los padrones -que los españoles levantaran en el período de la colonia, censando á -la población nativa<a name="FNanchor_279_279" id="FNanchor_279_279"></a><a href="#Footnote_279_279" class="fnanchor">[279]</a>; -y así, indios hay que llevan los siguientes apellidos: Atagualpa -(Yumansuma, 1699), Inca (Chicligasta, 1721), Inga (Colalao, 1699), -Colla (San Miguel, 1771), Illapa (Chuchagasta, 1699), Vilca (Tolombón, -1699), Pisco (Colalao, 1699), Surita (Marapa, 1721), Chilca -(Choromoros, 1771), Patay (Tafí, 1699), Chuncha, Chicha, Choclo, -Sapaca, Guasca, Coca (Colalao, 1699), etc., etc.</p> - -<div> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_53.jpg" alt="_" width="100" height="180" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 53</b>.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_56.jpg" alt="_" width="150" height="233" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 56</b>. Col. Quiroga.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Sobre los escudos de Carahuasi pueden verse reproducidos espirales, -meandros, animales y otras figuras simbólicas, una de ellas cruciforme.</p> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_188" id="Page_188">[188]</a></span></p> - -<div> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_58.jpg" alt="_" width="200" height="307" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 58</b>. San José.<br />Col. Max. Schmidt.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_59.jpg" alt="_" width="175" height="324" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 59</b>. Loma Rica.<br />Catamarca.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>En el capítulo anterior hemos tenido ocasión de reproducir, para -no abundar en ejemplos, figurillas humanas sobre cuyos pechos se -ven pintados símbolos diversos: dos suris, de cuerpo de dobles -triángulos en la <a href="#FIG_53">Fig. 53</a>; un suri y una serpiente, respectivamente, -en las figurillas del cuerpo de la <a href="#FIG_56">urna 56</a>; un suri y meandros de la -fecundación ó de la cópula sobre el escudo superior de la derecha en -la <a href="#FIG_58">urna 58</a>; dobles serpientes rayos, formados por quebradas paralelas -llenas de puntos, sobre los escudos de las figurillas de la <a href="#FIG_59">urna 59</a>; -dos suris sobre el escudo de la representación de la <a href="#FIG_63">urna 63</a>, etc. -Estas figurillas humanas, reproducidas en el lugar correspondiente al -rostro de la imagen antropo-zoomorfa de las urnas, son seguramente -representaciones <i>antropo-atmosféricas</i>, que llevan como distintivo -<span class="pagenum"><a name="Page_189" id="Page_189">[189]</a></span> -totémico símbolos que representan á las nubes, al rayo y á la lluvia -fecundadora; más bien dicho: son habitantes del pueblo de las nubes, -tales como aparecen hombres y mujeres en la lámina de los Sias (Cap. V).</p> - -<div class="figright"> - <img src="images/fig_63.jpg" alt="_" width="150" height="250" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 63</b>. Urna de<br />Santa María<br /> vista de lado.</p> -</div> - -<p>Bien, pues: la Cruz suele también, en casos escepcionales, figurar como -insignia sagrada ó tótem en tales representaciones.</p> - -<p>La Cruz, no sólo aparece como símbolo del culto, según escribe -Schoolcraft<a name="FNanchor_280_280" id="FNanchor_280_280"></a><a href="#Footnote_280_280" class="fnanchor">[280]</a>, -sinó que suele ser venerada y tenida como signo distintivo, quizá -religioso, en los sepulcros y amuletos, ó como emblema ó <i>tótem</i> de las -tribus y familias, apareciendo en este último carácter en la biografía -de Wingemund, jefe de los Delawares, cuya artística Cruz totémica -reproduce el autor.</p> - -<p>Posiblemente igual cosa sucedía en Calchaquí, pues que la Cruz aparece -sobre el escudo ó pecho de las figuraciones á que antes nos hemos -referido, lo que indudablemente determina el carácter atmosférico ó -acuático de las mismas.</p> - -<p>La figurilla á la izquierda del cuello de la urna 58, por ejemplo, -lleva en sus vestidos distintivamente pintada la Cruz, de negro sobre -fondo amarillo.</p> - -<p>En la <a href="#FIG_73">Fig. 73</a> reproducimos un interesante detalle de un complicado -petroglyfo de Andaguala, que tomamos en nuestra penúltima expedición á -<span class="pagenum"><a name="Page_190" id="Page_190">[190]</a></span> -los valles calchaquíes. La escritura total y profusa de la roca es -ideográfica, viéndose esculpidos canales y fuentes de agua, de modo -que indiscutiblemente se trata de una piedra sagrada votiva para -propiciar á la lluvia, que en los áridos y secos valles alimenta -estanques y canales. La Cruz sobre el escudo, en el detalle reproducido -del petroglyfo, es el complemento simbólico de la escritura sagrada, -expresando claramente un anhelo de lluvia.</p> - -<div> - <a name="FIG_73" id="FIG_73"></a><a name="FIG_74" id="FIG_74"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_73.jpg" alt="_" width="100" height="156" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 73</b>. Escudo con Cruz<br />en un petroglyfo de<br />Andaguala.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_74.jpg" alt="_" width="200" height="199" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 74</b>.<br /><sup>1</sup>⁄<sub>5</sub> Tamaño natural<br />Cachi.—Colección Zavaleta.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Ahora reproduzcamos las figuras humanas gemelas con dobles signos -cruciformes, que sobre la superficie de un gran disco de cobre de Cachi -(Salta), aparecen sobresalir de relieve (<a href="#FIG_74">Fig. 74</a>). Este disco ha sido -descrito por el americanista Ambrosetti, en un trabajo suyo de alguna -importancia, titulado «Placas pectorales y Discos de Bronce»<a name="FNanchor_281_281" id="FNanchor_281_281"></a><a href="#Footnote_281_281" class="fnanchor">[281]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_191" id="Page_191">[191]</a></span> -«De los discos de bronce, escribe, es el mejor que conozco: tiene unos -26 centímetros de diámetro. Su interior está ocupado por dos figuras -humanas con largos trages que presentan la forma de escudos (lo que -luego sostiene), recortados á cada lado en su parte media, y con -las aspas superiores muy largas ... Sobre estos escudos (como los de -Carahuasi) vemos siempre dibujos que bien pudieron ó ser <i>totems</i> -de tribus ó distintivos personales de cada jefe. En el disco que -nos ocupa, las cruces parecidas á las maltesas son casi exclusivas -en los escudos; en uno de ellos hay dos dispuestas en sentido -vertical, y en el otro las mismas dos, diagonalmente, de izquierda -á derecha, hallándose interceptadas por un doble zig-zag combinado, -que baja en la diagonal contraria. De los personajes que llevan los -escudos, no aparece más que parte de las piernas con indicación de -los pies, marchando ambos hacia la derecha. Sus caras están trazadas -sencillamente. La cabeza adornada con una diadema (como me parece -haberlo demostrado en el cap. XIV, figuras <a href="#FIG_96">96</a> y <a href="#FIG_97">97</a>) y debajo de estas, -dos triangulillos indicarían grandes aros.»</p> - -<p>Ambrosetti no aserto á clasificar esta y demás imágenes humanas -idolátricas labradas, sobre láminas, discos y planchas de cobre y bronce.</p> - -<p>Estos dioses-imagen se dominaban <i>Caylles</i>, y eran protectores de las -sementeras, como las varitas emplumadas de que hemos tratado en otra ocasión.</p> - -<p>Lafone Quevedo, por su parte, insinuó esta clasificación<a name="FNanchor_282_282" id="FNanchor_282_282"></a><a href="#Footnote_282_282" class="fnanchor">[282]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_192" id="Page_192">[192]</a></span></p> - -<p>Fúndase ella en la siguiente, interesante noticia de Lozano<a name="FNanchor_283_283" id="FNanchor_283_283"></a><a href="#Footnote_283_283" class="fnanchor">[283]</a>: -«A otros ídolos que llamaban <i>Caylle</i> (veneraban los Calchaquíes), <i>cuyas -imágenes labradas en láminas de cobre</i> traían consigo, y eran las -joyas de su mayor aprecio; y así dichas láminas, <i>como las varitas -emplumadas</i>, las ponían con grandes supersticiones en sus casas, en -sus <i>sementeras</i>, y sus Pueblos, creyendo firmemente que con estos -instrumentos vinculaban á aquellos sitios la felicidad, sobre que -decían notables desvaríos, y que era imposible se acercase por allí la -piedra, la langosta, la epidemia ni otra alguna cosa que les pudiese dañar.»</p> - -<p>Estos <i>Caylles</i> vemos, por la cita de Lozano, que son protectores de -las sementeras, pareciendo, en términos generales, poseer las misma -virtudes que las Mamazaras y Huazas, de que antes nos ocupamos. Son, -por tanto, las láminas, discos y planchas que los contienen labrados, -amuletos propiciatorios de la <i>lluvia</i>; y de la oración del Padre -Molina<a name="FNanchor_284_284" id="FNanchor_284_284"></a><a href="#Footnote_284_284" class="fnanchor">[284]</a> -resulta que <i>Caylle</i>, varón ó hembra, es un nombre ó atributo -del Viracocha <i>acuático</i>, sinónimo de Imaymana, ese gran «hacedero -de todas las cosas.» La oración de Molina, dice:</p> - -<div class="poetry-container"><div class="poem"><div class="stanza"> -<span class="i0">Aticci Viracochan, <span class="smcap">Caylla</span> <i>Viracochan</i><a name="FNanchor_285_285" id="FNanchor_285_285"></a><a href="#Footnote_285_285" class="fnanchor">[285]</a></span> -<span class="i0">tocapu acnupu Viracochan, camac</span> -<span class="i0">Churac cari cachuy uarmicachun</span> -<span class="i0">nispa llutac, etc.</span> -<span class="pagenum"><a name="Page_193" id="Page_193">[193]</a></span> -</div></div></div> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_75" id="FIG_75"></a> - <img src="images/fig_75.jpg" alt="_" width="200" height="219" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 75</b>. Cachi (Salta)<br />½ tam. nat.</p> -</div> - -<p>Este Caylla Viracochan aparece comprobado en el disco de Lafone Quevedo -(<a href="#FIG_71B">Fig. 71 B</a>), cuya figura central es un <i>Huiracocha</i> y un <i>Caylla</i>, -puesto que es una imagen labrada en una lámina de cobre.</p> - -<p>El <i>Caylle</i> ó <i>Caylla</i> es, pues, un dios de la lluvia, protector -de las cosechas; y para que no abriguemos duda alguna al respecto, -reproduzcamos la placa con Caille de la <a href="#FIG_75">Figura 75</a>.</p> - -<p>En esta interesante lámina vemos al dios-imagen, cuya cabeza sobresale -de la placa, con su cuello largo, luciendo un collar de tres vueltas; -de sus hombros á la cintura, el cuerpo aparece cortado por dos líneas -en forma de X, ó cruz decussata; en el vientre abultado, dos líneas -transversales forman distintamente <i>una Cruz</i>, con ojos Imaymanas en -triángulo entre sus brazos; en el espacio inferior, un arco de óvalo, -dividido por una línea, indica el órgano genital femenino del ídolo. Lo -más curioso son sus largos brazos doblados, en actitud de adoración, -desprendidos de sus hombros, terminados aquellos en manos que portan, -cada una, <i>gajos de árbol</i> al parecer, cuyas ramas concluyen en -circulillos, que deben ser <i>frutas</i>. Se trata quizá de plantas de maíz -ó <i>Zara</i>, lo que es indiferente á nuestro propósito, pues lo único -que nos interesa es dejar establecido que ha querido reproducirse un -<i>vegetal</i>, para demostrar acabadamente que el dios-imagen es protector -<span class="pagenum"><a name="Page_194" id="Page_194">[194]</a></span> -de la agricultura, al mismo que se invoca en el acto propiciatorio á la -Madre Tierra para que llueva, para que lo sembrado fructifique, para -que no caiga piedra, ni sobrevengan heladas; ó como dice el calchaquí:</p> - -<div class="poetry-container"><div class="poem"><div class="stanza"> -<span class="i0">Amata inapa</span> -<span class="i0">Suceda angacho:</span> -<span class="i0">Adyita pococho,</span> -<span class="i0">Amataj casacho:</span> -<span class="i0">Kusiya ¡Kusiya!</span> -</div></div></div> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_76" id="FIG_76"></a> - <img src="images/fig_76.jpg" alt="_" width="500" height="483" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 76</b>. <sup>1</sup>⁄<sub>5</sub> tam. nat. Col. Zavaleta.</p> -</div> - -<p>Nada más natural, entonces, que estos Caylles, ó dioses propiciatorios -de las buenas cosechas, lleven labradas en sus cuerpos las insignias -cruciformes atmosféricas, quedando así establecido una vez más que la -<i>Cruz</i> es símbolo de <i>lluvia</i>.</p> - -<p>Observemos, finalmente, que cuando los rostros ó representaciones de -Caylles son sencillos y varios, aparecen distribuidos <i>en Cruz</i> sobre -el disco, como en el caso de la <a href="#FIG_76">Fig. 76</a>; lo mismo en el de la <a href="#FIG_77">Fig. 77</a>, -en la que se ven las dos de las caras laterales sustituidas por dos -serpientes-rayos. Esto demuestra nuevamente su equivalencia atmosférica; -<span class="pagenum"><a name="Page_195" id="Page_195">[195]</a></span> -las caras superior é inferior van adornadas con esas espirales del -trueno ó del ruido que produce, lo que también es revelador<a name="FNanchor_286_286" id="FNanchor_286_286"></a><a href="#Footnote_286_286" class="fnanchor">[286]</a>.</p> - -<div> - <a name="FIG_77" id="FIG_77"></a><a name="FIG_78" id="FIG_78"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_77.jpg" alt="_" width="200" height="201" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 77</b>. <sup>1</sup>⁄<sub>3</sub> tamaño natural<br />Col. Museo Nacional.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_78.jpg" alt="_" width="100" height="220" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 78</b>. Amuleto<br />de las Cruces<br />(Col. Zavaleta).</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Cerremos este capítulo manifestando que en nuestra colección poseemos -dos pequeños y curiosos amuletos de piedra, muy semejantes el uno al -otro, por lo que solo reproducimos el de la <a href="#FIG_78">Fig. 78</a>, ambos con la -insignia cruciforme doble al centro del talismán.</p> - -<p>Estos amuletos, con sus agujerillos respectivos para ser colgados al -cuello, tendrían, sin duda alguna, la virtud de hacer llover.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_197" id="Page_197">[197]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO VIII</span><br /> - <span class="smcap">La CRUZ en las PETROGRAFÍAS</span></h2></div> -<p class="center">Y PICTOGRAFÍAS</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>Escritura figurativa é -ideográfica en las Petrografías y Pictografías de Calchaquí—Opiniones -de Mallery, de Brinton y de Keane—El símbolo de la Cruz en los -petroglyfos—Por qué las cruces no son profusas en ellos—La Cruz -no es una combinación figurativa, sinó simbólica—Pictografías de -la Gruta de Tinguiririca: interpretación de Barros Grez—Gruta de -Carahuasi: monografía de Ambrosetti—Gran Gruta de Siquimi—Cruces en los -petroglyfos de San Lucas, Quilmes, Andaguala, Encalilla, Ampajango, -San Fernando y Cerro Negro—Rosetas y Cochas con Cruz—Patas de Suris: -roca de Quilmes—El Ave-Suri de la Gruta de Cafayate—Estanques unidos -en Cruz—Ejemplares de Loma Colorada, Quilmes y Ampajango—Andenes con -cruces: ejemplares de Ampajango y Cerro Negro—Hombrecillos con los -brazos en Cruz—Deducciones.</i> </p> - -<p>Un estudio detenido y paciente de las petrografías y pictografías de -Calchaquí, efectuado sobre nuestra colección de dibujos y fotografías -tomados <i>in situ</i><a name="FNanchor_287_287" id="FNanchor_287_287"></a><a href="#Footnote_287_287" class="fnanchor">[287]</a>, -colección la más interesante por su número de cuantas conozcamos, -nos ha hecho llegar á la conclusión de que los petroglyfos de esta -sección andina constituyen un asunto arqueológico y etnográfico trascendental. -<span class="pagenum"><a name="Page_198" id="Page_198">[198]</a></span></p> - -<p>Ese estudio comparativo de dos centenares de piedras grabadas y -pintadas, ha dado por resultado que lleguemos á establecer que sobre -ellas el indio ha expresado su pensamiento, escribiendo indeleblemente, -de una manera figurativa é ideográfica, y excepcionalmente simbólica, -una demanda, una súplica, un voto á las divinidades, con dos propósitos -fundamentales: que fructifiquen las mieses, y que se reproduzcan los -ganados; propósitos que pueden concretarse en uno solo: que llueva<a name="FNanchor_288_288" id="FNanchor_288_288"></a><a href="#Footnote_288_288" class="fnanchor">[288]</a>.</p> - -<p>La escritura petrográfica no es tal escritura, propiamente hablando. -Se trata de simples dibujos convencionales, que responden á -ritualidades ó á una forma figurativa de expresión ideográfica, por -signos que representan objetos ó cosas sobre las que se implora la -acción bienhechora de las divinidades. Las piedras grabadas deben -considerarse, pues, como piedras votivas. -<span class="pagenum"><a name="Page_199" id="Page_199">[199]</a></span></p> - -<p>Nuestra escritura petrográfica es, como la define Garrick Mallery<a name="FNanchor_289_289" id="FNanchor_289_289"></a><a href="#Footnote_289_289" class="fnanchor">[289]</a>, -«un medio de expresar pensamientos ó hechos por medio de dibujos, que -al principio se redujeron á la representación de objetos naturales -ó artificiales». Esta cita encierra una verdad que hemos podido -constatar en Calchaquí: que la escritura fué en un principio puramente -representativa,—y tal es el carácter de la mayor parte de los -petroglyfos,—hasta que concluyó por ser excepcionalmente simbólica. -Ejemplos de lo uno y de lo otro son, para no citar más casos, los -grandes cuadros reproducidos respectivamente en Carahuasi (Salta) y -Siquimí (Catamarca); en el primero se figura una marcha militar de -reales combatientes<a name="FNanchor_290_290" id="FNanchor_290_290"></a><a href="#Footnote_290_290" class="fnanchor">[290]</a>; -en el segundo, una escena indiscutiblemente cosmogónica ó mítica, en la -que todos los elementos, al parecer, están simbólicamente -representados<a name="FNanchor_291_291" id="FNanchor_291_291"></a><a href="#Footnote_291_291" class="fnanchor">[291]</a>.</p> - -<p>Es inexacta, entonces, la aseveración que en un trabajo póstumo<a name="FNanchor_292_292" id="FNanchor_292_292"></a><a href="#Footnote_292_292" class="fnanchor">[292]</a> -hace Brinton, criticando, cabalmente, los estudios comparativos de nuestros -petroglyfos, efectuados por Moreno y von Ihering<a name="FNanchor_293_293" id="FNanchor_293_293"></a><a href="#Footnote_293_293" class="fnanchor">[293]</a>, -al manifestar que «mucho se ha escrito de cotejo de petroglyfos, y que -tanto Moreno como von Ihering se han lanzado sin ambages á interpretar -é identificar estos signos sin arte; y que nada, empero, ha resultado -de las semejanzas indicadas por ellos; porque son las que se hallan en -todas partes entre dibujos tan sin motivo como lo son estos». -<span class="pagenum"><a name="Page_200" id="Page_200">[200]</a></span></p> - -<p>Lo que decimos de Brinton observamos también á Mr. Keane, quien critica -las interpretaciones de Latourneau<a name="FNanchor_294_294" id="FNanchor_294_294"></a><a href="#Footnote_294_294" class="fnanchor">[294]</a>.</p> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_79" id="FIG_79"></a> - <img src="images/fig_79.jpg" alt="_" width="200" height="127" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 79</b>. Gran roca grabada<br />en Condorhuasi.</p> -</div> - -<p>En el Perú las esculturas monolíticas son perfectamente intencionadas, -habiendo este país llegado al pleno desarrollo de la escritura -simbólica; y en los ejemplares cuya interpretación hemos podido -penetrar, ni una representación, ni un signo, ni siquiera una línea -aparecen superfluos. Aún en los grabados ó esculturas puramente -figurativas, la naturaleza y el arte se combinan de tal modo, que -nada está de más ni de menos. Tal sucede, por ejemplo, con el inmenso -bloc esculpido de la fuente de Cuonchaca, en el que se ven figurados -la montaña, el río, la casa, el canal, el tunel, el acueducto, la -labranza, el trono del poder, por lo que ha dicho perfectamente Wiener -que la escultura en cuestión «es una obra de filosofía, y que el -pensador que la ha concebido había observado y comprendido la lucha del -civilizador indígena contra la naturaleza rebelde».</p> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_201" id="Page_201">[201]</a></span></p> -<p>Puede que las afirmaciones de Brinton y de Keane sean exactas respecto -de pueblos salvajes, ó cuya cultura es apenas rudimentaria<a name="FNanchor_295_295" id="FNanchor_295_295"></a><a href="#Footnote_295_295" class="fnanchor">[295]</a>; -pero son caprichosas, aplicadas á Calchaquí y sus petroglyfos; pues -apenas nos iniciamos en el secreto de su escritura petrográfica, -dámonos cuenta de la intención de todo cuanto se ha grabado, -considerado el petroglyfo en conjunto; que en cuanto á los detalles, -estos sí que no obedecen á regla artística alguna, en verdad,—pues que -lo escrito no son letras, ni sílabas, ni caracteres fonéticos. Tal -sucede, por ejemplo, con el petroglyfo de Condorhuasi, que reproducimos (<a href="#FIG_79">Fig. 79</a>).</p> - -<p>Se trata de una gran roca votiva. El artista ha figurado en ella -canales con mucha profusión, que son esos grabados como ofidios,—y -estanques, los circulillos que parecen hacer de cabeza de aquellos. -Estos canales son profundos en otros casos, y los depósitos han sido -calados de la misma manera que los morteros, para que ninguna duda se -abrigue al respecto; á más de que el Yamqui Pachacuti en su Plancha -simbólica representa á <i>Mama Cocha</i> (el mar, lago ó laguna) por un -grabado en forma de corazón, del cual sale una línea, cuya cabeza es un -<span class="pagenum"><a name="Page_202" id="Page_202">[202]</a></span> -círculo, ó sean: el canal sacado de la <i>Cocha</i>, llevando el agua al -depósito ó estanque. El indio en la roca echaría el líquido por los -canales sinuosos y en los morterillos, para que el sol lo evaporase, -llamando á la lluvia por simpatía, después de expresar de esta manera -su anhelo de que los canales y depósitos del suelo, figurados en la -piedra, estén provistos de agua. Ahora bien: en el detalle, sin duda, -el indio podrá ser tan caprichoso como se quiera, pues lo mismo le daba -grabar un canal y un depósito, que cinco, que diez, ó más, como en el -caso presente, y á estos canales trazar más ó menos irregularmente, más -cortos ó más largos,—que en los terrenos accidentados no hay un canal -igual á otro; el indio conduce el agua por sus acequias, evitando las -corrientes rápidas de los desniveles, por lo que forzosamente aquellas -tienen que ser sinuosas, como una víbora que anda, y á ello responde lo -caprichoso de su figuración sobre las rocas de Calchaquí<a name="FNanchor_296_296" id="FNanchor_296_296"></a><a href="#Footnote_296_296" class="fnanchor">[296]</a>.</p> - -<p>Esto sentado, cabe en seguida manifestar que la Cruz rara vez figura -como signo ó emblema en las petrografías y pictografías.</p> - -<p>Este hecho, perfectamente comprobado, tiene una explicación muy sencilla.</p> - -<p>Desde que la expresión del pensamiento es tan primitiva en las rocas -escritas, cuyos grabados y esculturas hay que hacer remontar á muchos -<span class="pagenum"><a name="Page_203" id="Page_203">[203]</a></span> -siglos atrás; desde que son obra de esa era en que el indio reproduce -y figura las cosas sin valerse de símbolos, como lo efectuó -posteriormente en la alfarería funeraria, la que acusa un gran paso en -la civilización nativa; desde que las rocas con escritura simbólica ó -mixta constituyen la excepción y no la regla; y desde que la Cruz en -su carácter de símbolo debe considerarse como una verdadera concepción -emblemática de la raza, fruto de un arte y de un criterio superiores, -y no una combinación representativa, es natural y lógico que no -aparezca grabada entre las figuraciones y signos de un culto al cual -la litolatría primitiva daría origen, ó que solo se vea reproducida -por excepción, cuando ya las formas convencionales, particulares -é individuales, fueron adoptadas por el pueblo ó por la tribu, -convirtiéndose en emblemas ó insignias nacionales, hasta adquirir -definitivamente su valor unitario y típico de símbolos.</p> - -<p>Comenzaremos por hacer notar la existencia de varios signos cruciformes -en las paredes externas de la Gruta de Tinguiririca, en el Cajón -del mismo nombre, y en las alturas de la Cordillera, por haber sido -sus curiosas inscripciones motivo de un trabajo de interpretación, -presentado al primer Congreso Latino Americano en Buenos Aires por un -distinguido arqueólogo chileno, el señor Daniel Barros Grez<a name="FNanchor_297_297" id="FNanchor_297_297"></a><a href="#Footnote_297_297" class="fnanchor">[297]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_204" id="Page_204">[204]</a></span></p> - -<p>Muy ingeniosamente el señor Barros Grez traduce las inscripciones que -nos ocupan, las que, según los recuerdos que conservamos de la sesión -respectiva, se refieren á la marcha de la Luna, desde la conjunción al -plenilunio, y la del Sol. A los signos cruciformes toma el autor por -figuraciones de árboles del bosque y símbolos cardinales de la tierra.</p> - -<p>Tenemos á la vista la plancha que de estas pictografías nos ofrece el -arqueólogo alemán Carlos Itolp<a name="FNanchor_298_298" id="FNanchor_298_298"></a><a href="#Footnote_298_298" class="fnanchor">[298]</a>, -quien en 1885, viéndose obligado á buscar abrigo entre los peñascos -de la cima, descubrió la Gruta, sobre cuyas paredes externas aparecen -las pictografías, resultando del análisis químico de las pinturas que -el rojo era arcilla colorada, el negro, también arcilla, y el blanco, -caolín ó ceniza. Este autor, según el lugar y en las circunstancias -bajo las cuales encontró los signos, es de parecer que estos son de -origen indio, á pesar de que sus formas regulares hagan recordar más -á los egipcios que á los araucanos. Los dibujos parecen trazados con -el dedo. Cabado el suelo de la gruta, el señor Itolp dió con siete -esqueletos de nativos<a name="FNanchor_299_299" id="FNanchor_299_299"></a><a href="#Footnote_299_299" class="fnanchor">[299]</a>.</p> - -<div class="figright"> - <img src="images/fig_21.jpg" alt="_" width="100" height="282" /> - <p class="f110 space-below1"><b>  Fig 21</b>. Monolito<br />de Tafí.</p> -</div> - -<p>La lámina que este arqueólogo presenta, consta de ocho renglones -escritos con caracteres simbólicos regulares y varios, del estilo -de algunos de nuestros petroglifos de Ampajango y Cafayate. En los -renglones escritos, á excepción de los tercero y séptimo (en el 3<sup>o</sup> -aparece una T volcada), vénse los signos cruciformes repetidos, -consistentes en dos líneas que se cortan, formando ángulos rectos, -horizontal la una, y vertical la otra. Los símbolos restantes, -consisten: en círculos con punto ó sin punto, ó sean ojos Imaymanas, -<span class="pagenum"><a name="Page_205" id="Page_205">[205]</a></span> -gérmenes ó yemas de fecundación; en ventanas abiertas, como U<a name="FNanchor_300_300" id="FNanchor_300_300"></a><a href="#Footnote_300_300" class="fnanchor">[300]</a>, -y en <i>tocos</i> que recuerdan del emblema fálico del Tocapo Viracocha; -en líneas quebradas, que bien pueden figurar cerros, como lo quiere el -señor Barros Grez, y aparecen dentro de la Pacha Mama del Yamqui; en -sinuosas, que para nosotros son canales (uno de ellos con su estanque) -ó arroyos, y que en la precitada carta simbólica llevan la leyenda de -río: ó <i>Pillcomayo</i>; en figuras onduladas, que quizá representan el -movimiento del agua ó de las linfas; en espirales, que tenemos por -símbolos del trueno que ruge; en puntos, ó gotas de lluvia; en líneas -que al cortarse entre sí forman cuadrados, como un damero, exactamente -iguales á la figuración de los <i>pata</i> ó andenes de la plancha del -Yamqui (<a href="#FIG_21">Fig. 21</a>); en dos grupos de seis cortas líneas verticales, -indicaciones numerales, múltiplos del <i>tres</i> sagrado (el dios acuático -es trino y uno); en líneas que forman una cara humana, con ojos, cejas, -nariz y boca, y debajo de ella (como si fuese su barba) un Imaymana con -punto; en un círculo con <i>tres</i> puntos distribuidos en triángulo, -que dan al conjunto un aspecto de cara humana, correspondiendo los -dos puntos superiores á los ojos y el inferior á la boca, como si se -tratase de una figuración del <i>Inti</i>, etc. -<span class="pagenum"><a name="Page_206" id="Page_206">[206]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/fig_19.jpg" alt="_" width="600" height="686" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 19</b>. Plancha del Yamqui Pachacuti.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_207" id="Page_207">[207]</a></span> -Ahora bien: ¿cómo podría clasificarse esta gruta en las eminencias -de los cerros, con cadáveres en el suelo, y con tales inscripciones -simbólicas en sus muros externos?</p> - -<p>Para nosotros es uno de esos templos, cuevas ó antros del <i>machi</i>, -en los cuales este propiciaría con cruentos sacrificios á los dioses atmosféricos.</p> - -<p>Las inscripciones parecen destinadas á invocar á Imaymana, Tocapo -y Aticci Viracocha, esa <i>trinidad</i> mítica, que impera sobre las -<i>cochas</i>; que derrama gérmenes vitales en la sierra y la llanura; que -rige las nubes y la lluvia, alimentando arroyos y canales, y regando -<i>patas</i> ó andenes sembrados. Las <i>cruces</i>, alternando entre tantas -y tan expresivas figuraciones simbólicas acuáticas, son seguramente -alusiones complementarias á la producción del fenómeno atmosférico de -la <i>lluvia</i>, tan anhelado por los araucanos como por los calchaquíes<a name="FNanchor_301_301" id="FNanchor_301_301"></a><a href="#Footnote_301_301" class="fnanchor">[301]</a>.</p> - -<p>La famosa Gruta de Carahuasi, de este lado de los valles, en Salta, -es de un estilo completamente distinto de la anterior: se trata de -pictografías figurativas, y no simbólicas. El indio se ha mostrado en -ella un artista, combinando colores y reproduciendo personajes, escudos -y animales con una fidelidad llamativa. Los colores vivos contrastan -<span class="pagenum"><a name="Page_208" id="Page_208">[208]</a></span> -los unos con los otros: el negro con el blanco, el plomo con el rojo, -el amarillo con el cáscara. Los personajes reales, empuñando cetros en -sus manos, portando arcos de flechas y cabezas humanas, se destacan -en fila, con sus penachos adornando sus cabezas, de una, dos, tres, -seis y siete plumas de colores. Las pequeñas llamas marchan en una -misma dirección con sus cargas sobre el espinazo. Cinco escudos de -colores distintos, de raras y artísticas formas, llevan figurados -meandros, espirales, <i>tocos</i> y animalillos. Encima, destácanse unos -veinte guerreros: diez y nueve de color amarillo, y uno de plomo; casi -todos lucen plumas en sus cabezas, y varios portan hachas, <i>thoquis</i> -ó insignias de mando. Detrás de tres escudos, aparecen grupos de -guerreros, pintados de plomo, apuntando á una misma dirección. Y en -el centro del cuadro, en medio de los escudos, vése una gran <i>Cruz</i> -latina, de color amarillo, de anchos brazos, símbolo que también, -en forma de una decussata lleva pintada sobre su pecho el penúltimo -personaje real de la sección inferior: este personage gasta larga -túnica, luce medias de color, un penacho de tres plumas rojas, y es -portador de un <i>thoqui</i> sobre sus hombros.</p> - -<p>Tales son, á grandes rasgos, las pinturas de la Gruta de Pampa -Grande, de forma abovedada, abierta en la roca viva, en cuyas paredes -estas pinturas ocupan un area de 2.15m por 1.30, las que Ambrosetti -reprodujo el año 1895<a name="FNanchor_302_302" id="FNanchor_302_302"></a><a href="#Footnote_302_302" class="fnanchor">[302]</a>, -y cuya monografía de interpretación creemos que no debe aún tomarse -como trabajo definitivo, por más que sea digna de considerarse. -<span class="pagenum"><a name="Page_209" id="Page_209">[209]</a></span></p> - -<p>El más interesante de todos los monumentos megalíticos y petrográficos -de Calchaquí y sus fonteras, es la gran Gruta de Siquimí (hoy -Chiquimí), en las eminencias de la sierra de Muñoz, casi frente á -San José (Catamarca, valle de Santa María), que nos cupo en suerte -descubrir en nuestra expedición de 1898, y cuyos interesantísimos -grabados sobre la arenisca de sus paredes fueron tomados por Holmberg -en cinco láminas distintas, que tal es la profusión de los grabados, -algunos de ellos borrados por el tiempo y la intemperie.</p> - -<p>La Gruta debe haber sido la obra de las aguas torrentosas, que han -cavado la arenisca; es abovedada; sus dimensiones son notables, pues -mide veintidós metros de largo, por cinco de ancho y otro tanto de -alto, pudiendo, por tanto, penetrarse á ella á caballo.</p> - -<p>El trabajo artístico de esta Gruta puede que sea contemporáneo de la -de Carahuasi, por las numerosas figuraciones de escudos semejantes -á los de esta. Los escudos llevan grabados totémicos. Abundan en la -petrografía toda clase de símbolos artísticos y profusamente grabados. -Varias figuras humanas, al parecer representaciones míticas, completan -y caracterizan el gran cuadro étnico-arqueológico. Desde el primer -golpe de vista, cualquiera se dá cuenta que se ha querido reproducir -una intrincada escena cósmica y atmosférica, alguna de esas grandiosas -leyendas míticas, como la de Huayrapuca ó <i>La</i> Viento<a name="FNanchor_303_303" id="FNanchor_303_303"></a><a href="#Footnote_303_303" class="fnanchor">[303]</a>, -ó de las formidables batallas del <i>Nublado</i>, <i>Intillapa</i> -y <i>Huayra-Muyuh</i> (el Remolino). -<span class="pagenum"><a name="Page_210" id="Page_210">[210]</a></span></p> - -<p>Pues bien: en medio del cuadro atmosférico, y entre los símbolos -meteorológicos, destácase una grande y artística <i>Cruz</i> doble, alusión -indiscutible á la <i>lluvia fecundadora</i>, como que en seguida una figura -humana, de vientre abultado y salientes mamas, ostenta, en el lugar del -cuerpo correspondiente á su natura, un mortero circular, calado con -alguna profundidad, como si la figura con este interesante detalle, -dijéranos:—«habrá moliendas, porque cae lluvia».</p> - -<p>Entre los numerosos petroglyfos que hemos coleccionado en los valles, -desde San Lucas á Ampajango,—este último lugar al sud del valle de -Santa María,—varios ejemplares ofrecen en sus grabados la insignia de -la Cruz, cuya colocación figurativa debe estudiarse.</p> - -<p>Los tres siguientes (Figs. <a href="#FIG_80">80</a>, <a href="#FIG_81">81</a> -y <a href="#FIG_82">82</a>) son de San Lucas.</p> - -<div class="figleft"> - <a name="FIG_80" id="FIG_80"></a> - <img src="images/fig_80.jpg" alt="_" width="200" height="146" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 80</b>. Petroglyfo de<br />San Lucas.</p> -</div> - -<p>Estos tres petroglyfos, con grabados figurativos, son piedras votivas -acuáticas. Sobre la superficie de los dos primeros, como salta á -primera vista, se han trazado canales, con esas líneas sinuosas, que -parecen representar serpientes,—canales que rematan en circulillos ó -figuras curvas ó circulares, especialmente en el <a href="#FIG_81">petroglyfo 81</a>. -Estas figuras circulares son <i>cochas</i>, lagunas ó estanques, que proveen de -agua á los canales que de ellos salen, ó que son provistas por tales -canales. En el petroglyfo <a href="#FIG_80">80</a>, algunos trazados convencionales parecen -representar batracios y otros animales acuáticos, sin duda para que sea -<span class="pagenum"><a name="Page_211" id="Page_211">[211]</a></span> -más llamativa la alusión á agua; tres huanacos ó llamas, caminando en -direcciones distintas, están figurados por dibujos simples y sencillos: -estos animales buscan agua para aplacar su sed, como que toman hacia -los estanques ó canales. En la <a href="#FIG_82">Fig. 82</a> vénse grabados depósitos de agua -circulares, y una manada de huanacos, que sin duda va en busca del líquido.</p> - -<div> - <a name="FIG_81" id="FIG_81"></a><a name="FIG_82" id="FIG_82"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_81.jpg" alt="_" width="200" height="211" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 81</b>. Petroglyfo de<br />San Lucas.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_82.jpg" alt="_" width="150" height="202" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 82</b>. Petroglyfo de<br />San Lucas.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Sobre estas tres piedras acuáticas aparecen reproducidas cruces, en el -interior de tres figuras formadas por líneas curvas: esas figuras son -<i>cochas</i>, ó depósitos de agua llovida, de los cuales salen canales, -como se vé perfectamente bien en la <a href="#FIG_80">Fig. 80</a>, y muy especialmente en la -81. Las cruces en estos tres casos, que recuerdan las cuerdas en Cruz -en el lago de Batchué, expresan, de una manera que no deja lugar á -dudas, que las cochas ó los estanques están llenos de <i>agua de lluvia</i>, -y que los animales figurados tienen qué beber. -<span class="pagenum"><a name="Page_212" id="Page_212">[212]</a></span></p> - -<p>Es de advertir que las cochas (generalmente circulares) en las Figs. -<a href="#FIG_81">81</a> y <a href="#FIG_82">82</a> han tomado formas de -rosetas: así lo exijía al artista la figuración cruciforme, pues que -las rosetas mismas tienen forma de cruces; además, como se verá en la -plancha del Pachacuti, rosetas son los símbolos de las «nubes, niebla ó -<i>pocoy</i>».</p> - -<div class="figleft"> - <img src="images/fig_79.jpg" alt="_" width="200" height="127" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 79</b>. Gran roca grabada<br />en Condorhuasi.</p> -</div> - -<p>Una cuarta roseta con Cruz aparece como detalle en el penúltimo de -los petroglyfos, más adelante reproducido (<a href="#FIG_89A">Fig. 89</a>), de Cerro Negro -(Tinogasta), para dejar sentado que estas figuraciones no son casuales.</p> - -<p>En el petroglyfo de la <a href="#FIG_79">Fig. 79</a>, y contigua á un grupo de canales y -á otro de cochas, aparece una figura como escudo, con una Cruz al -interior del óvalo del mismo: esa figura, sin duda, no es tal escudo, -sinó una cocha regular, unida á otra como corazón, á la parte superior.</p> - -<p>Para que no se crea que nuestras afirmaciones carecen de sólido -fundamento, aparte de lo que los petroglyfos mismos nos indican, véase -en la plancha del Pachacuti (<a href="#FIG_21">Fig. 21</a>), á la derecha de la pareja -humana, de qué manera éste, como lo dijimos, representa á <i>mama-cocha</i>, -valiéndose de una figura «corazonada», formada por líneas curbas, de la -cual sale una recta, que termina en un círculo (canal y estanque, estos últimos).</p> - -<p>El gran petroglyfo de Quilmes, de la <a href="#FIG_83">Fig. 83</a>, es muy interesante. Las -figuras circulares, que aparecen de blanco sobre fondo negro, son -morterillos calados en la roca, de dos y más centímetros de diámetro, -<span class="pagenum"><a name="Page_213" id="Page_213">[213]</a></span> -por alguna profundidad. Tales morterillos demuestran de una manera -concluyente que los círculos grabados de otras petrografías son -equivalentes á los mismos, ó sean depósitos de agua. Los morterillos -de la piedra votiva serían llenados de líquido, á fin de que éste se -evaporase con el sol, llamándose así por simpatía á las nubes y á la -lluvia. Varios de esos morterillos están unidos por grabados como -canaletas,—las acequias de que dimos cuenta.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_83" id="FIG_83"></a> - <img src="images/fig_83.jpg" alt="_" width="500" height="298" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 83</b>. Petroglyfo de Quilmes.</p> -</div> - -<p>En el petroglyfo que nos ocupa notaremos varios grabados como flechas: -son figuraciones de esas patas de suri, de tres dedos, tan comunes en -las petrografías. Los rastros del ave de las nubes sobre las piedras -votivas acuáticas, indican el culto rendido á las nubes para que hagan -llover. Algunas de las figurillas, en el punto en que los tres dedos se -juntan formando dos ángulos agudos, tienen calados morterillos, alusión -á la necesidad de que sean llenados de agua llovida.</p> - -<p>Una gran ave-suri, con su cuerpo ovalado, largas piernas y patas con -tres dedos, está pintada de blanco en una de las paredes laterales de -una roca de San Isidro (Cafayate), que forma una obscura y estensa -<span class="pagenum"><a name="Page_214" id="Page_214">[214]</a></span> -gruta, de varios metros de largo (<a href="#FIG_84">Fig. 84</a>), en la que dimos con restos -humanos,—antro sagrado de sacrificios, sin duda, en el cual los -sacerdotes, los <i>humaníyoc, turpentáes y alcahuizas</i> -ofrecerían víctimas humanas para propiciar á las nubes del cielo. -Es este el más curioso ejemplar de suri reproducido en los momentos -megalíticos de Calchaquí.</p> - -<div> - <a name="FIG_84" id="FIG_84"></a><a name="FIG_85" id="FIG_85"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_84.jpg" alt="_" width="150" height="192" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 84</b>. Pictografía<br />de Cafayate (Salta).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_85.jpg" alt="_" width="200" height="152" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 85</b>. Petroglyfo<br />de Loma Colorada.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Es muy digno de notarse en el petroglyfo de Quilmes (<a href="#FIG_83">Fig. 83</a>), el -grabado cruciforme inferior de la derecha, consistente en cuatro -estanques distribuidos en Cruz, y unidos por caladuras que forman el -símbolo,—nueva y gráfica prueba del valor acuático del mismo.</p> - -<p>En el petroglyfo de Loma Colorada, en Encalilla (<a href="#FIG_85">Fig. 85</a>), vemos -también á la parte inferior de la lámina, una curiosa Cruz, terminada -á la parte superior en pata de suri (ave-nube) y á la inferior en un -estanque ó depósito de agua, datos estos muy reveladores. -<span class="pagenum"><a name="Page_215" id="Page_215">[215]</a></span></p> - -<p>El petroglyfo del distrito de Ampajango (<a href="#FIG_86">Fig. 86</a>), lugar en donde -coleccionamos sesenta y tantas petrografías, una Cruz aparece encima de -un canal y entre dos depósitos de agua.</p> - -<div> - <a name="FIG_86" id="FIG_86"></a><a name="FIG_87" id="FIG_87"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_86.jpg" alt="_" width="200" height="174" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 86</b>. Petroglyfo<br />de Ampajango (0.80).</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_87.jpg" alt="_" width="200" height="124" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 87</b>. Detalles de<br /> un petroglyfo en la puerta<br />de Ampajango (1.27 × 0.80).</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>En la lámina de detalles de un petroglyfo de la Puerta del mismo -Ampajango (<a href="#FIG_87">Fig. 87</a>), se vé una Cruz latina, cuyo palo superior y brazos -laterales terminan también en depósitos de agua. Esta Cruz aparece -grabada en parte sobre el cuerpo de una figura zoomorfa, al parecer -atmosférica, si se tiene en cuenta que ofrece el mismo aspecto de -las Huayrapucas de la <a href="#FIG_27">Fig. 27</a> (Cap. IV), y entre grupos de andenes. -Un detalle muy interesante en el petroglyfo, es el de la figura -cuadrangular de la izquierda, ó andén regular, de cada uno de cuyos -ángulos sale grabada una Cruz (el andén lleva tres puntos internos). -Las cruces, en este caso, aparecen sustituidas á los círculos de la -figura cuadrangular de encima. -<span class="pagenum"><a name="Page_216" id="Page_216">[216]</a></span></p> - -<p>El último de los detalles de dos petroglyfos de Cerro Negro, más -adelante reproducidos en la <a href="#FIG_89A">Figura 89</a>, es un cuadrado -(seguramente andén), cuyas diagonales grabadas se cortan en Cruz. Encima del -cuadrado vése también un pequeño símbolo, con brazos y palo superior -arbolados. No lejos de este cuadrado están figurados un árbol -<a name="FNanchor_304_304" id="FNanchor_304_304"></a><a href="#Footnote_304_304" class="fnanchor">[304]</a> y dos -canales, con sus estanques respectivos, lo que dá una idea cabal de -andén cultivado.</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/fig_27.jpg" alt="_" width="500" height="229" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 27</b>. Vasija Ambato y su desarrollo.<br />Colección Quiroga.</p> -</div> - -<p>En el capítulo anterior (<a href="#FIG_73">Fig. 73</a>), reprodujimos un curioso escudo, -con el signo cruciforme en medio. Es un detalle de una interesante -piedra grabada, que lleva el n<sup>o</sup>. 112 de nuestra colección. -Encuéntrase parada, mirando al naciente, en las cercanías de Andaguala, -y es conocida en los valles con el nombre de «Piedra Pintada del -Portezuelo»<a name="FNanchor_305_305" id="FNanchor_305_305"></a><a href="#Footnote_305_305" class="fnanchor">[305]</a>.</p> - -<p>En el petroglyfo de la <a href="#FIG_88">Fig. 88</a>, de Ampajango, vemos reproducidas -varias figurillas humanas, grabadas de una manera convencionalmente -primitiva, con el trazado de líneas rectas y curbas que se cortan entre -sí, figurando el cuerpo, los brazos, con sus manos y el cuello, y las -piernas á la parte inferior. Esas figurillas aparecen con los brazos -<span class="pagenum"><a name="Page_217" id="Page_217">[217]</a></span> -abiertos, perpendiculares á la línea del cuerpo, de suerte que toman -proporciones cruciformes, especialmente las dos primeras de la -izquierda, que no parecen otra cosa sino cruces<a name="FNanchor_306_306" id="FNanchor_306_306"></a><a href="#Footnote_306_306" class="fnanchor">[306]</a>. -En el <a href="#FIG_85">petroglyfo 85</a>, dos ejemplares se repiten, como en numerosos -casos, pues tal suele ser la manera cómo suelen reproducirse las -figurillas humanas.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_88" id="FIG_88"></a> - <img src="images/fig_88.jpg" alt="_" width="500" height="423" /> - <p class="f110"><b>Fig 88</b>. Petroglyfo de Ampajango.</p> -</div> - -<div class="figleft"> - <img src="images/fig_53.jpg" alt="_" width="100" height="180" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 53</b>.</p> -</div> - -<p>El hecho que acabamos de apuntar nos llamó siempre la atención, pues -solo en las piedras votivas acuáticas aparecen las figurillas humanas -en Cruz; no así en la alfarería funeraria, en la que vemos que es otra -<span class="pagenum"><a name="Page_218" id="Page_218">[218]</a></span> -la posición de los brazos, sueltos para abajo, como en los hombrecillos -de las Figs. <a href="#FIG_53">53</a> y otras del capítulo VI. Tal hecho daría lugar á una -sencilla explicación: si la Cruz es el símbolo de la lluvia, muy -natural sería que en el acto propiciatorio demandándola, el indio mismo -formase una Cruz, abriendo horizontalmente sus brazos, de modo que -estos fuesen perpendiculares á la línea vertical del cuerpo.</p> - -<p>Es muy oportuno en esta ocasión reproducir interesantes detalles de -petroglyfos de Cerro Negro, Tinogasta (Prov. de Catamarca), á los que -anteriormente hemos hecho referencias (<a href="#FIG_89A">Fig. 89 A</a>).</p> - -<p>Estos detalles comienzan con una <i>cocha</i>, laguna ó depósito artificial -de agua, y terminan con un andén, ambos con el signo cruciforme, por -los motivos dados. Después de la cocha, vénse dos largas rosetas, -unidas entre sí, también con grabados cruciformes, pudiendo ser -aquellas una manera convencional, exijida por motivos artísticos, de -reproducir la primera de las figuras. El detalle cuarto, es una Cruz -grabada sobre una {symbol} (ese volcada), curioso símbolo que aparece -con profusión en una gran roca escrita del Divisadero de Quilmes.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_89A" id="FIG_89A"></a> - <img src="images/fig_89a.jpg" alt="_" width="500" height="230" /> - <p class="f110"><b>Fig 89 A</b>.—Detalles de petroglyfos de Cerro Negro.</p> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_219" id="Page_219">[219]</a></span> -Finalmente, en el departamento vecino de Belén, lugar de San Fernando, -dimos entre un grupo de ocho petroglyfos sobre piedra revestida de -negro betún, con el que reproducimos en la <a href="#FIG_89B">Fig. 89 B</a>, muy digno de -llamar la atención por la repetición de sus artísticos símbolos de -la citada S volcada y de los dobles meandros, cuya disposición llamó -nuestra curiosidad arqueológica.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_89B" id="FIG_89B"></a> - <img src="images/fig_89b.jpg" alt="_" width="450" height="518" /> - <p class="f110"><b>Fig 89 B</b>.—Petroglyfo de San Fernando (Belén).</p> -</div> - -<p>La piedra grabada mide 0.75 m. de largo, por otro tanto de ancho. -<span class="pagenum"><a name="Page_220" id="Page_220">[220]</a></span></p> - -<p>Al pie del petroglyfo vése una artística y bien esculpida Cruz griega, -como complemento de los símbolos en él reproducidos.</p> - -<p>Los palos de esta Cruz, que salta á la vista desde el primer momento, -son del ancho del pulgar, calados en la piedra con alguna profundidad, -y de algunos centímetros de largo.</p> - -<p>Dificilmente podrá ofrecerse otro caso en que la Cruz aparezca más -distintivamente figurada, y al lado de un toco con línea al centro.</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_221" id="Page_221">[221]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO IX</span><br />LOS SÍMBOLOS COMBINADOS</h2></div> -<p class="center">DE LA CRUZ Y DEL SAPO</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>El Sapo-fetiche—El Sapo en las -vasijas de agua—El Sapo y la Lluvia—Folk-lore calchaquí, puntano, -entreriano y pampa—Ceremonia con la Cruz de ceniza—Batracios simbólicos -en la alfarería ceremonial y funeraria—Urnas de Santa María y San -José—El Sapo, la Serpiente y el Suri—Pucos del Instituto Geográfico -Argentino—Los símbolos combinados del Sapo y de la Cruz—El Urubú y el -Sapo: Folk-lore brasileño—El «Señor del Agua»—Conclusiones.</i> </p> - -<p>Poseemos en nuestra colección dos pequeños amuletos -de piedra verdosa que representan Sapos, así -como algunos otros curiosos objetos sobre los que -aparecen estos batracios. En un trabajo inédito estudiando -los «Fetiches», reproducimos dos objetos -zoomorfos de piedra que igualmente los representan, -sentados sobre sus patas traseras, uno de los cuales -ofrece una caladura ventral, sin duda para ofrendarlo -ó propiciarlo, si, como no lo dudamos, este animal -fué también venerado en la religión fetiquista de Calchaquí. -<span class="pagenum"><a name="Page_222" id="Page_222">[222]</a></span></p> - -<p>En las vasijas para depositar agua, el Sapo suele figurar de relieve -á sus bordes, en actitud de saltar ó de penetrar á la vasija, lo que -demuestra, á la vez que la predilección del Sapo por el agua y la -humedad,—que no han de faltar en su vivienda,—la intención manifiesta -del indio de expresar un deseo ó un anhelo.</p> - -<p>En el folk-lore calchaquí el Sapo aparece intimamente vinculado al -fenómeno de la lluvia; y la creencia fetiquista del pueblo bajo, -heredada de la antigüedad, atribuye á este animal y á la rana la -virtud de hacer llover por acción propia, atrayendo, bajo ciertas -circunstancias y condiciones, á las nubes; siendo el trueno lejano -el anuncio de que su voluntad se cumple y de que su acción se hace -sentir en la atmósfera, no obstante no poder ascender á ella como los volátiles.</p> - -<p>Cuando en Calchaquí la seca se prolonga y la naturaleza comienza á -languidecer bajo la acción enervante del calor, remuévense las piedras -contiguas á las vertientes y manantiales, y no bien se dá con un -sapo debajo de ellas, tómase al animal, y atándosele con una cuerda -de la pata, se le cuelga de la rama de un árbol, para que perezca en -tan tristes condiciones si no quiso ó no supo llamar á las nubes. -Otras veces se le estaquea en el suelo, con el vientre abultado para -arriba, á fin de que le abrase el sol canicular, castigándosele con -un gajo de ortiga ó <i>rupachico</i><a name="FNanchor_307_307" id="FNanchor_307_307"></a><a href="#Footnote_307_307" class="fnanchor">[307]</a>, -á fin de que precipite el cambio -<span class="pagenum"><a name="Page_223" id="Page_223">[223]</a></span> -meteorológico<a name="FNanchor_308_308" id="FNanchor_308_308"></a><a href="#Footnote_308_308" class="fnanchor">[308]</a>. -Entonces es cuando se dice que el fetiche crucificado y castigado -implora el auxilio de las nubes, produciéndose la lluvia, con lo que ya -obtiene su liberación. Este mismo sacrificio del pobre sapo tiene lugar -cuando se oye el ruido lejano de la piedra, en el propósito de que deje -inmediatamente de caer, librándose las mieses de tan terrible azote.</p> - -<p>El valle de Catamarca está formado por dos sierras: la del oeste, lleva -la denominación de <i>Ambato</i> ó Ampato (Sapo), nombre que sin duda es una -reminiscencia del gran fetiche de la montaña, que guarda en su seno -centenares de corrientes de agua, y que alimenta numerosos rebaños de -ganados de la tierra<a name="FNanchor_309_309" id="FNanchor_309_309"></a><a href="#Footnote_309_309" class="fnanchor">[309]</a>.</p> - -<p>Es de advertir que el sapo es tenido por un gran mago, y que á él se -acude en los asuntos de los conjuros y de la hechicería, siendo muy -curioso, como lo comprobamos en Tolombón, la manera de demandársele -que haga <i>daño</i> á determinada persona. Semejante intervención del sapo -en auxilio de magos, de hechiceros y de brujos, parece que es casi universal.</p> - -<p>Si saliendo de Calchaquí recogemos los datos del folk-lore de otras -regiones del país, tendremos que el sapo en casi todas partes es -también un fetiche animado que hace llover. En San Luis cuelgan, como -entre nosotros, al exterior, y de una pata, á un sapo vivo de la rama -de un árbol. En Entre Ríos, estaquéanle con espinas de naranjo, pero -sobre una <i>Cruz de ceniza</i>. En la Pampa Central echan sapos vivos á -los jagüeles, para que estos siempre conserven agua, pues dicen que -aquellos animales son los que se encargan de abrir las vertientes<a name="FNanchor_310_310" id="FNanchor_310_310"></a><a href="#Footnote_310_310" class="fnanchor">[310]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_224" id="Page_224">[224]</a></span></p> - -<p>El uso de la <i>Cruz de ceniza</i> en Entre Ríos, como en Calchaquí, para -hacer llover y <i>conjurar el granizo</i>, es un dato revelador, á la vez -que la aplicación gráfica de la Cruz que los sapos calchaquíes llevan -pintada sobre el dorso de su cuerpo en la alfarería funeraria. El sapo -colocado sobre la Cruz, equivale á una doble invocación acuática. La -Cruz de ceniza, debe ser una reminiscencia del fuego sagrado, pues que -á ceniza reduce lo que quema<a name="FNanchor_311_311" id="FNanchor_311_311"></a><a href="#Footnote_311_311" class="fnanchor">[311]</a>.</p> - -<p>Es sobre todo en la cerámica calchaquí en la cual el sapo aparece con -marcada repetición, casi siempre pintado, las más de las veces de una -manera convencional, hasta llegar á ser simbólicamente representado, -como sucede con los demás seres animados ó inanimados figurados en las -urnas, para que se aumenten los misterios del lenguaje sagrado escrito -de las mismas, que por suerte vamos descifrando, como lo prueba este libro.</p> - -<p>En la alfarería funeraria,—urnas, ó <i>pucos</i> que les sirven de tapa y -de objetos complementarios de culto,—sabemos que, dado el carácter -determinado de tal alfarería, sólo figuran en ella animales ó seres que -<span class="pagenum"><a name="Page_225" id="Page_225">[225]</a></span> -producen la lluvia ó que tienen acción directa ó indirecta sobre -el fenómeno meteorológico,—razón por la cual son tan profusas las -representaciones de serpientes y de suris. Pues bien: el sapo aparece, -así mismo, y debió forzosamente aparecer, entre las complicadas -figuraciones simbólicas de las urnas y los pucos, y á veces en los -campos preferidos para pintar serpientes y suris, detalle interesante -y concluyente, que nos revela que el minucioso cuanto intencionado -artista indio sustituía, por algún motivo especial fundado en la -creencia popular, el sapo al reptil y al ave sagrados.</p> - -<div> - <a name="FIG_90" id="FIG_90"></a><a name="FIG_91" id="FIG_91"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_90.jpg" alt="_" width="150" height="199" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 90</b>. Urna de Sta. María<br />Col. Max. Schmidt.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_91.jpg" alt="_" width="200" height="342" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 91</b>. Urna de San José<br />Esp. Ambrosetti.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p><span class="pagenum"><a name="Page_226" id="Page_226">[226]</a></span> -Dos curiosas urnas funerarias de Santa María y de San José (Figs. <a href="#FIG_90">90</a> y -<a href="#FIG_91">91</a>), demuestran el aserto que dejamos apuntado. En la urna de la <a href="#FIG_90">Fig. -90</a>, á la parte ventral de la misma, y en los campos que dejan los arcos -de los brazos de la representación general antropo-zoomorfa, vénse -simbólicamente reproducidos dos sapos ó ranas, con sus cuerpos formados -por losanges reticulados, provistos en los ángulos superiores de dobles -cabezas triangulares con los puntos de los ojos, y saliendo de los -ángulos laterales, para arriba y para abajo, las manos y las patas, con -cuatro dedos cada miembro. Es exactamente en estos mismos campos en los -que se reproducen los emplumados suris, con sus cuerpos ajedrezados, -lo que también se repite en los de los batracios; aquellos campos, son -los campos atmosféricos, contiguos al vaso del Trueno. Como se vé, al -artista ó sacerdote indio ha sido indiferente pintar sapos ó suris en -tales lugares, lo que quiere decir que tanto los unos como los otros -llaman á la lluvia, y representan á la nube ó tienen acción directa -<span class="pagenum"><a name="Page_227" id="Page_227">[227]</a></span> -sobre ella<a name="FNanchor_312_312" id="FNanchor_312_312"></a><a href="#Footnote_312_312" class="fnanchor">[312]</a>. -En la urna de la <a href="#FIG_91">Fig. 91</a>, en el cuello de la misma, y bajo el arco de -las cejas funerarias del figurón biforme, aparece un sapo ó rana, esta -vez de cuerpo oval, con los puntos del agua y las guardas espirales en -su interior, enseñando su cabeza de triángulos dobles con los puntos -de los ojos, y sus manos y patas (de sólo tres dedos) indicados por -líneas quebradas. Es este campo del cuello, igualmente, el lugar en que -siempre figura la serpiente, símbolo del rayo, y por ende de la lluvia; -y para que el hecho de la sustitución sea doblemente llamativo, tenemos -que en el campo opuesto de la derecha está figurada una gran serpiente, -en forma de S, cuyas estremidades terminan en dobles cabezas flamígeras -triangulares. Debajo del sapo, y en el campo contiguo á la boca, -repítense de nuevo las figuraciones ofídicas. -<span class="pagenum"><a name="Page_228" id="Page_228">[228]</a></span></p> -<div> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_37.jpg" alt="_" width="200" height="323" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 37</b>. Urna de<br />Fuerte Quemado<br />Colección Quiroga.</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_38.jpg" alt="_" width="200" height="118" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 38</b>. Dibujo central<br />anterior de una urna de<br />Sta. María.—Museo Nacional.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<div class="figright"> - <img src="images/fig_50.jpg" alt="_" width="150" height="216" /> - <p class="f110 space-below1"> <b>Fig 50</b>. Urna funeraria.<br />Tafí Museo Nacional.</p> -</div> - -<p>Un hecho que debemos apresurarnos á apuntar, para que no pase -inadvertido, es el de que las cabezas de los batracios en cuestión, así -como las de otros que á continuación se reproducirán, son exactamente -iguales á las cabezas simbólicas de las serpientes, figuradas en el -primer caso hasta con los ganchos espirales que suelen llevar como -apéndice las segundas (Véanse los sapos de las -Figs. <a href="#FIG_91">91</a> y <a href="#FIG_92">92</a> y las -cabezas de serpiente de esta última y de las Figs. <a href="#FIG_37">37</a>, -<a href="#FIG_38">38</a> y <a href="#FIG_50">50</a>. Cap.VI). -Esta particularidad parece demostrar que el sapo simbólico tiene -atributos de la serpiente-rayo, ó, lo que es lo mismo, que el sapo es -seguramente uno de los símbolos con que se representa uno de tantos -fenómenos de la tormenta: la lluvia misma, posiblemente, ó la piedra ó -granizo, por ser sólidos<a name="FNanchor_313_313" id="FNanchor_313_313"></a><a href="#Footnote_313_313" class="fnanchor">[313]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_229" id="Page_229">[229]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_92" id="FIG_92"></a> - <img src="images/fig_92.jpg" alt="_" width="400" height="397" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 92</b>. Mitad de un puco visto de ambos<br />lados. La parte - superior es la interna.<br />Pucarilla (Salta)</p> -</div> - -<p>En el fondo del muy curioso puco del Instituto Geográfico (<a href="#FIG_92">Fig. 92</a>), -que se reproduce en seguida, aparece en el campo semi-circular superior -una gran serpiente en forma de <img src="images/symbol01.jpg" alt="_" width="28" height="22" /> -(ese volcada), con sus dobles cabezas triangulares, provistas de los -ganchos espirales. En el campo inferior, debajo de los suris con cruces -(uno de los que lanza por su pico la serpiente), á la vuelta del arco -doble del círculo central del puco y en lugar de tales serpientes, -vénse las figuras simbólicas de una trinidad curiosa de sapos, para -el primero de los cuales la cabeza del segundo es común. Las dobles -<span class="pagenum"><a name="Page_230" id="Page_230">[230]</a></span> -cabezas de los dos sapos restantes son exactamente iguales á las -cabezas ofídicas del campo superior, lo que se repite en el puco -de la <a href="#FIG_93">Fig. 93</a>, de la misma colección del -Instituto Geográfico, viéndose en este dos sapos con cabezas de dobles -triángulos (sin ganchos), esta vez con esos ojos Imaymanas que tanto -caracterizaron á los figurones ofiolátricos de la preciosa urna de San -José, en la urna <a href="#FIG_52">Fig. 52</a> (Cap. VI). En el campo -superior del puco 93, que nos ocupa, aparecen cuatro suris, con cruces -griegas al centro del cuerpo, sobre artísticos fondos, y debajo de -ellos una pintura simbólica de cuatro cabezas y cuellos de suris, que -toman de una manera completamente figurativa las formas caprichosamente -onduladas de nubes. En este puco faltan las serpientes, que aparecieron -en el anterior.</p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_93" id="FIG_93"></a> - <img src="images/fig_93.jpg" alt="_" width="400" height="393" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 93</b>. Exterior de un puco San Carlos (Salta).</p> -</div> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_231" id="Page_231">[231]</a></span></p> - -<div class="figcenter"> - <a name="FIG_94" id="FIG_94"></a> - <img src="images/fig_94.jpg" alt="_" width="400" height="358" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 94</b>. Parte inferior de una urna.<br />Cafayate. Col. Inst. Geog.</p> -</div> - -<div class="figright"> - <a name="FIG_95" id="FIG_95"></a> - <img src="images/fig_95.jpg" alt="_" width="150" height="156" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig 95</b>. Urna<br />de San José<br />(Catamarca)<br /> Col. Max. Schmidt.</p> -</div> - -<p>Ahora, fijemos la atención sobre ese revelador detalle, que sin duda no -ha escapado al lector observador: nos referimos á las cruces que los -tres sapos del puco de la <a href="#FIG_92">Fig. 92</a> llevan reproducidas sobre el dorso -de sus respectivos cuerpos, lo mismo que sobre el de los dos del puco -93. A estos ejemplares interesantísimos, añadiremos los de los cuatro -sapos con sus diversas cruces de la urna <a href="#FIG_94">Fig. 94</a>, griegas las de los -sapos inferiores dentro de campos cruciformes, lo mismo que las de -arriba, con cuadrados (que recuerdan los andenes) en sus respectivos -puntos de intersección. Finalmente, agregaremos el ejemplar de la urna -<a href="#FIG_95">Fig. 95</a>, de San José, al fondo de cuya ancha franja ventral, y en el -lugar mismo en que figuran los meandros de fecundación ó de la cópula, -de la urna anterior, se destacan, pintados de negro, tres sapos de -caras de apariencia humana, con sus manos y patas quebradas, de tres -y cuatro dedos: cada uno de estos sapos lleva cruces negras en fondos -cruciformes blancos, al centro dorsal del cuerpo cuadrangular de los animales. -<span class="pagenum"><a name="Page_232" id="Page_232">[232]</a></span></p> - -<p>Después de estas breves explicaciones, y de revisado el material -iconográfico en el que aparecen batracios, es el caso de que nos -interroguemos:—¿por qué el símbolo de la Cruz aparece repetidamente -figurado sobre la región dorsal de los sapos?—¿qué significación tiene -en la escritura esta doble combinación de símbolos?</p> - -<p>A nuestro entender, el sapo simbólico es equivalente á Agua: <i>yaco</i>. Su -símbolo, combinado con el de la Cruz atmosférica, diría: <i>Agua llovida</i>.</p> - -<p>Que del sapo el indio ha hecho un símbolo, es incuestionable, cuando -se vé la forma como le ha reproducido en la alfarería, de una manera -convencionalmente distintiva, combinando el cuadrado ó <i>toco</i> con -el triángulo, la línea quebrada y los meandros espirales. Que este -símbolo es acuático, dícelo bien claro el hecho de figurar como tal -signo combinado en la alfarería funeraria, en las vasijas que contienen -el líquido, al lado de la serpiente y del suri, ó en sustitución del -ofidio del rayo y del pájaro de la tormenta. Además, el sapo suele -aparecer de relieve al borde de la boca de las vasijas, en actitud -de introducirse á las mismas, ó aparece ascendiendo siempre desde el -asiento de las tinajas á sus bocas, como en las -Figs. <a href="#FIG_90">90</a>, <a href="#FIG_94">94</a> y <a href="#FIG_95">95</a>,—en -estos dos últimos casos varios sapos, unos tras otros, en busca del -agua contenida en aquellas. El sapo mora en los pantanos, junto á las -<i>chilcas</i> ó bajo las cortaderas, y elige para viviendas suelos huecos y -grutas húmedas. Su elemento es el agua, en donde crece, se desarrolla, -<span class="pagenum"><a name="Page_233" id="Page_233">[233]</a></span> -se alimenta y procrea, especialmente el agua parada de las lagunas ó de -los estanques, ó el agua caida del cielo. De aquí se origina, como es -natural, la creencia fetiquista en nuestra campaña de que el sapo posee -la virtud ó acción propia de «hacer llover».</p> - -<p>El batracio, dirigiéndose á la boca de las urnas acuáticas y de las -tinajas ó vasijas, hace desde el primer momento nacer la idea del -contenido líquido de las mismas, aunque estén vacías, como en los -jagüeles secos á los que se arrojan sapos vivos. El sapo figurado de -relieve al borde de aquellas, expresa que deben llenarse de agua. El -sapo de los pucos semiesféricos, que sirven de tapa á las urnas, -significa, sin duda, agua caida de la atmósfera.</p> - -<p>Un sapo largado de las nubes; una cosa sólida lanzada por la tormenta, -parece ser la piedra ó el granizo, el agua congelada, cayendo sobre la -tierra: en el folk-lore del Amazonas hallamos una curiosa leyenda al -respecto: un sapo es arrojado del cielo á la tierra por <i>un ave</i>, el -Urubú ó Cuervo <i>Negro</i> (<i>Cathartes foetens</i>)<a name="FNanchor_314_314" id="FNanchor_314_314"></a><a href="#Footnote_314_314" class="fnanchor">[314]</a>.</p> - -<p>El Cuervo negro, en resumen, fué invitado juntamente con el sapo á unas -fiestas en el cielo. El sapo aceptó ir en compañía del Cuervo, el que -no atinaba cómo su compadre pudiera, sin alas, osar á tanto. En el día -fijado, el negro Cuervo se presenta en casa de aquél. El sapo díjole -que como él gustaba marchar muy dulcemente, le permitiese ir adelante. -Su propósito era, como lo efectuó, esconderse en la guitarra que el -Cuervo portaría para tocar en las fiestas del cielo, de manera que este -<span class="pagenum"><a name="Page_234" id="Page_234">[234]</a></span> -le llevase por los aires. Llegado el Cuervo al cielo, le interrogaron -por el Sapo, contestando aquel que su compadre no podía permitirse tan -largos paseos. Después de tales palabras, dejó á un lado la guitarra, -sentándose á la mesa. El Sapo sale de su escondite, y, con asombro -general, se aparece á los convidados, divirtiéndose, cantando y -danzando. Concluido el baile, todo el mundo se retira. El Sapo, viendo -distraído al Cuervo, se mete sigilosamente de nuevo en la guitarra. El -Urubú se puso de vuelta, sabiendo que traía un huésped dentro de su -instrumento. En cierta parte del cielo el Cuervo, sin ruido, vuelca su -guitarra, y el Sapo cae de las nubes, gritando á las piedras y á las -rocas del suelo que se hicieran á un lado<a name="FNanchor_315_315" id="FNanchor_315_315"></a><a href="#Footnote_315_315" class="fnanchor">[315]</a>. -El Urubú replícale que no tuviese cuidado alguno, pues que volaba -perfectamente. Lo que no impidió que el Sapo, al caer, se diera un -golpe formidable. Esta fué la causa de que le salieran las manchas de su -piel<a name="FNanchor_316_316" id="FNanchor_316_316"></a><a href="#Footnote_316_316" class="fnanchor">[316]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_235" id="Page_235">[235]</a></span></p> - -<p>El americanista Ambrosetti, á nuestro parecer con muy juicioso -criterio, interpreta la fábula del Amazonas. «En esta fábula, -escribe<a name="FNanchor_317_317" id="FNanchor_317_317"></a><a href="#Footnote_317_317" class="fnanchor">[317]</a>, -veo repetido el mito de Catequil y Piguerao, y quitándole la parte -pintoresca, para mi lo que ha querido decir, en un principio, es: -simplemente que Piguerao, el pájaro de la tormenta, al cruzar por el -cielo llevando á Catequil, el rayo, lleva también, á pesar suyo, al -Sapo, que bien puede ser <i>el granizo</i>, y que sacudiéndose fastidiado, -lo arroja á la tierra». -<span class="pagenum"><a name="Page_236" id="Page_236">[236]</a></span></p> - -<p>Volviendo á la figuración simbólica del sapo, y á su valor mítico de -«agua», no debemos olvidar que el batracio llama á las nubes, y que -para significar que es cosa que suele estar arriba ó caer de lo alto, -se le suspende con una cuerda de la rama, haciéndosele andar como -péndolo en el aire, entre la copa del árbol y el suelo.</p> - -<p>El canto de las ranas en los pozos ó los charcos, cuando es bullicioso -é intermitente á la vez, suele ser tomado por anuncio seguro de lluvia.</p> - -<p>En la Rioja perdura hasta hoy una leyenda india, según la cual el Sapo -aparece ser el <i>Señor del Agua</i><a name="FNanchor_318_318" id="FNanchor_318_318"></a><a href="#Footnote_318_318" class="fnanchor">[318]</a>, -ó de las <i>Cochas</i>: fué un sapo, al cavar su cueva en la humedad, el que -abrió la primera vertiente del Famatima. Ya constatamos en la Pampa -Central una tradición semejante.</p> - -<p>Nada más lógico, entonces, que la Cruz, el símbolo acuático por -excelencia, aparezca sobre el cuerpo del Sapo como una insignia, como -un emblema, como un tótem, si se quiere, de este Señor del Agua; y nada -más expresivo que los símbolos combinados del Sapo y de la Cruz para -que leamos en la escritura sagrada de la alfarería funeraria: «agua -caida de las nubes», ó «agua llovida». -<span class="pagenum"><a name="Page_237" id="Page_237">[237]</a></span></p> - -<div> - <a name="FIG_96" id="FIG_96"></a><a name="FIG_97" id="FIG_97"></a> -<table border="0" cellspacing="10" summary="_" cellpadding="10"> - <tbody><tr> - <td class="tdl_bott"><img src="images/fig_96.jpg" alt="_" width="150" height="94" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 96</b>.<br />Sapos pintados<br />sobre urnas funerarias</p></td> - <td class="tdc_bott"><img src="images/fig_97.jpg" alt="_" width="250" height="258" /> - <p class="f110 space-below1"><b>Fig. 97</b>.<br />Interior de un puco Tolombón.<br />Col. Inst. Geog.</p></td> - </tr> - </tbody> -</table> -</div> - -<p>Es este, sin duda alguna, el motivo de que aparezca lleno de puntos -(gotas de lluvia), geométricamente distribuidos, el pequeño sapo de la -<a href="#FIG_96">Fig. 96</a>; y con adornos cuadrangulares (posiblemente alusión á andenes), -su compañero de la derecha, figurillas estas pintadas sobre una urna -del Museo Nacional. Dos series de adornos cuadrangulares, en dobles -secciones triangulares del cuerpo de grandes sapos, aparecen en el -interior de un puco de Tolombón, reproducidos en la <a href="#FIG_97">Fig. 97</a>. Tales -adornos figuraron anteriormente sobre los dorsos de los sapos de la urna de la <a href="#FIG_90">Fig. 90</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_238" id="Page_238">[238]</a></span></p> - -<p>Reasumiendo las ideas de este capítulo, y después de lo establecido: -¿quién no creería observar totalmente reproducido el fenómeno -atmosférico de la Tormenta en el interesante puco de la <a href="#FIG_92">Fig. 92</a>, -viendo en el campo superior en la serpiente de doble espiral, con los -apéndices ondulados de su cuerpo, al relámpago, al rayo y al trueno; -tomando por gotas los puntos de esa franja de la izquierda, paralela -al cuerpo del ofidio; teniendo, en el campo inferior, á los suris -por representantes de las nubes, y á los sapos, con sus cruces, por -símbolos de agua líquida ó congelada que cae de las mismas?</p> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_239" id="Page_239">[239]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h2><span class="h_title">CAPÍTULO X</span><br />RESUMEN SINTÉTICO</h2></div> -<p class="center">CONCLUSIONES FINALES</p> -<hr class="r5" /> - -<p class="chap_summary space-below2"> <i>Síntesis de la obra—La Cruz -como emblema sagrado—Motivos con que se la ha empleado—Su adopción -general como combinación mítica y artística—Unidad de su valor -simbólico—Contactos y migraciones de las naciones americanas—La forma -geométrica de la Cruz—La Cruz en Calchaquí—Síntesis arqueológica—El -volátil de la Tormenta—Loros en las Huacas de Chañar Yaco—Huaca de -Yocavil—La Cruz y los fenómenos atmosféricos—Universalidad del culto al -Agua y á las masas líquidas—La Cruz es el símbolo de la Lluvia.</i></p> - -<p>Estas últimas páginas, condensación de las múltiples ideas emitidas -y desarrolladas en la obra, han sido escritas por la necesidad -imprescindible de sostener su unidad, y por arribar á una solución -sintética y única del problema arqueológico debatido, después de -haberlo encarado bajo todas sus faces, tratando de establecer el valor -precolombiano del signo de la Cruz en las diversas formas y maneras -cómo se presenta, ya en calidad de emblema de los dioses, de símbolo de -su culto ó de carácter hierático de un misterioso lenguaje escrito. -<span class="pagenum"><a name="Page_240" id="Page_240">[240]</a></span></p> - -<p>En primer lugar, debe dejarse definitivamente sentado el hecho de su -universalidad, de tal manera que pueda decirse que en América la Cruz -ha sido una insignia religiosa empleada por los pueblos que salieron -del imperio absoluto del fetiquismo, para entrar al período en que las -religiones se valen de signos convencionales en la expresión de las -disquisiciones intelectuales y de las ideas consagradas por la creencia colectiva.</p> - -<p>Naturalmente que, estudiada la Cruz como emblema sagrado, prescindimos -de su valor arquitectónico de combinación geométrica de dos líneas, -que entre sí se cortan para formar ángulos rectos. Su empleo en la -arquitectura y ornamentación nativas, en la mayor parte de los casos, -sería naturalmente sugerido por el gusto á la línea recta y sus -combinaciones, con prescindencia de las ideas religiosas del pueblo que -la incorporaba á las modalidades de su arte pictórico ó escultural.</p> - -<p>Nosotros, como se ha visto en este trabajo, nos hemos ocupado de la -Cruz en cada ocasión en que el hombre americano la ha trazado, grabado -ó pintado con algún intento ideológico; es decir, cuando se ha valido -del signo autóctono para figurar una cosa, ó expresar alguna idea: como -el agua, los vientos, la lluvia, la acción de los astros.</p> - -<p>Muchas de las razas primitivas continentales han sido dotadas de -una rara fantasía, y la Cruz ha figurado en sus manifestaciones -imaginativas y en sus creaciones artísticas como la expresión -representativa de cualquier cosa ó asunto sobrenaturales, ya el símbolo -<span class="pagenum"><a name="Page_241" id="Page_241">[241]</a></span> -aparezca en la roca, en el muro del templo, en la huaca, en la tela de -vestir ó en la alfarería doméstica; porque en todos los momentos de -las razas, individuales ó colectivos, aún en aquellos más naturales y -sencillos de la vida ordinaria, las divinidades eran la causa, aunque -fueran mediata, de los sucesos, haciéndose sentir su acción en los -hechos y actos más trascendentales, como en los nimios ó triviales. -Cuanto menos puede el brazo del hombre, tanto más interviene la mano -de los dioses.</p> - -<p>De aquí que la Cruz simbólica aparezca reproducida con variados -motivos, y sobre cualquier cosa ú objeto. Un vaso, por ejemplo, lleva -labrado ó pintado el signo sobre su superficie externa, de la propia -manera que un ídolo lo porta sobre su pecho ó en su rostro; y es que, -aunque el primero de estos objetos sea destinado al uso diario de -beber agua, en ciertas ocasiones se emplea como aparato ceremonial, -como instrumento del culto, como cosa sagrada, como cuando sirve para -implorar á las divinidades. El grabado ó pintura de tal Cruz, fué -decidido desde el primer momento por necesidades que pueden ocurrir en -el acto de beber. Cuando la Cruz aparece sobre un ídolo, la cuestión -se presenta simplificada, porque aquella insinúa por sí misma uno de -los atributos del dios, desde que los otros símbolos, el círculo, -el meandro, la espiral expresan á la vez la acción potencial de la -divinidad que los porta.</p> - -<p>En cuanto á su profusión continental y á la rara unidad de su valor -en los diversos pueblos americanos del norte, del sud ó del centro, -la cuestión es árdua, en el segundo extremo; que en lo relativo al -primero, podría decirse que ello es el resultado del hecho matemático -de que la combinación cruciforme es adaptable como el signo general de -la geometría celeste y terrestre. -<span class="pagenum"><a name="Page_242" id="Page_242">[242]</a></span></p> - -<p>En efecto: que un piel roja, un delaware, un sia, un maya, un azteca, -un muysca, un peruano y un calchaquí empleen la Cruz como un signo ó -emblema religioso, puede explicarse fácilmente por el papel político -y social de los conocimientos astronómicos de gran parte de estos -pueblos, que, como los del sud, venerarían al crucero, visible para -ellos; ó por la aplicación, de parte de todos, de la geometría, en la -cual eran versados, influyendo especialmente en el dibujo del signo el -gusto por el ángulo recto, como que figuras elementales ó radicales -geométricas eran los demás símbolos venerados, cuyo trazado ocurre á -cualquier inteligencia: el círculo, el cuadrilátero, el triángulo y -otras combinaciones de líneas curvas y rectas. Pero que en América -tenga también la Cruz un valor universal como símbolo acuático, asunto -es éste sobre el cual cuanto más se reflexiona, más se arraiga la -convicción de que no hay otra manera de explicarlo sinó estableciendo -desde luego las migraciones y contactos de los pueblos entre sí, -mayormente si se tiene en cuenta, por ejemplo, que las divinidades -atmosféricas portadoras de la Cruz aparecen al norte y en el sud -dotadas de atributos idénticos, siéndoles muchas cosas comunes, como -su figuración de ofidio, de volátil ó de una combinación de uno y -otro, tal cual sucede con Quetzalcóatl, Gucumatz, Kukulkán, Catequil, -Huayrapuca, los seres ó pájaros serpientes,—lo que no es concebible -atribuir á mera casualidad, sino á influencias de una cultura sobre -otra cultura, de una religión sobre otra religión; lo que equivale á -decir: á una influencia mediata ó inmediata azteca ó maya sobre Perú -y Calchaquí, ó viceversa, á una influencia peruana y calchaquí sobre -<span class="pagenum"><a name="Page_243" id="Page_243">[243]</a></span> -Yucatán y Méjico, no obstante las inmensas distancias que separan -á estos cuatro pueblos. Por eso creemos que la arqueología y la -antropología van bien encaminadas cuando estudian comparativamente -monumentos, religiones y razas, hasta que lleguen con procedimientos -prácticos á establecer definitivamente la verdad, tantas veces -sospechada, de las migraciones de agrupaciones humanas de norte á sur -y de sur á norte, exterminándose, desalojándose, ó transformándose -por la cruza después del avasallamiento, dando así con la clave de -tanto fenómeno etnológico, como el de la igualdad de diversos tipos -craneológicos en regiones distantes: el de Bolivia y Perú en Méjico; -el del tehuelche de la Pampa en la Tierra del Fuego, por ejemplo; -y vale la pena de consignar que algunas de estas migraciones están -demostradas ó en vías de demostrarse: la de los chancas ó piernas al -Perú, y la de otras razas que derribaron el imperio; la de los peruanos -á la Argentina y Chile<a name="FNanchor_319_319" id="FNanchor_319_319"></a><a href="#Footnote_319_319" class="fnanchor">[319]</a>. -En el Río Negro se han encontrado restos de una raza dolicocéfala; -indios yaganes viven arrinconados en la Tierra del Fuego; araucanos, -para no ir lejos, han ocupado el territorio que fué de los taluhet, -divihet y chechehet, ramas del tronco patagónico, uno de los grandes -<span class="pagenum"><a name="Page_244" id="Page_244">[244]</a></span> -grupos de la Raza Pampeana de D’Orbigny; lules y vilelas, el Chaco -Guaycurú; las razas Guaraní, Chaco-guaycurú, Pampa-patagona y Pampa, el Río de la Plata, seguramente<a name="FNanchor_320_320" id="FNanchor_320_320"></a><a href="#Footnote_320_320" class="fnanchor">[320]</a>. -Un estudio especial sobre las cosas, como sobre el uso del tabaco y la -alimentación por medio del maíz, de parte de tanto pueblo americano, -podría contribuir eficazmente á ilustrar estos problemas<a name="FNanchor_321_321" id="FNanchor_321_321"></a><a href="#Footnote_321_321" class="fnanchor">[321]</a>.</p> - -<p>En Méjico y Perú hemos visto figurar á la Cruz como signo astronómico -venerado; y posiblemente en los pueblos meridionales la distribución -de las estrellas de la Cruz del Sud, como lo dijimos, ha decidido su -figuración, tal cual apareció en la lámina del Yamqui Pachacuti. La -Cruz en tal caso, más que un emblema general del cielo, es un signo de -carácter particularmente astrolátrico, que representa la determinante -acción de los cuerpos celestes en la producción de los fenómenos atmosféricos.</p> - -<p>En cuanto á la forma geométrica del símbolo, ella ha sido -indiscutiblemente determinada por la veneración al número sagrado 4, -ó á cuatro cosas, distribuidas de tal manera que unidas entre sí por -líneas, se corten en ángulos rectos, figurando un signo cruciforme -con palos de iguales dimensiones, pues las cuatro cosas se suponen -equidistantes de un punto común, ó sea el de intersección de las líneas -<span class="pagenum"><a name="Page_245" id="Page_245">[245]</a></span> -que respectivamente los unen. Estas cuatro cosas son especialmente: los -cuatro genios animados del mundo, que habitan las cuatro extremidades -del mismo; las cuatro grandes cariátides vivientes que sostienen el -globo; las cuatro divinidades cardinales, el norte, sud, este y oeste; -los cuatro hermanos ascendientes<a name="FNanchor_322_322" id="FNanchor_322_322"></a><a href="#Footnote_322_322" class="fnanchor">[322]</a>, -venidos de las cuatro partes del mundo, por los cuales, por ejemplo, -los tupis del Brasil se creen engendrados, lo mismo que los guaraníes -del Paraguay, como los muyscas de Bogatá por los cuatro gefes del dios -Nemqueteba, los nahuas de Méjico por cuatro familias originales,—número -que es doblado por los ottoes y pawnes; las cuatro estaciones del año, -con sus diversas temperaturas y productos, obra de los genios de los -cuatro vientos, al pensar de algonkines, cherokees, choctaws, creeks, -aztecas, muyscas, peruanos y araucanos; finalmente, los cuatro vientos -ó espíritus cardinales, invocados por los pueblos americanos como los -portadores de la seca, de los huracanes, de la humedad, de la lluvia, -según la manera y el lugar cómo y de donde soplan; y así, el viento -norte es el de Mictla ó de la Muerte para los aztecas, mientras que el -este es el del paraiso ó de Tlalocavitl, el mismo viento que para los -dakotas simboliza la vida y la fuente de las cosas.</p> - -<p>Los cuatro palos de la Cruz suelen en América ser comunmente de iguales -dimensiones, por la razón sencilla de que aparecen como diámetros de -un horizonte siempre circular para los ojos del indio, contemplando en -<span class="pagenum"><a name="Page_246" id="Page_246">[246]</a></span> -todas direcciones las llanuras ó los desiertos, de modo que él se cree -colocado en toda ocasión en un punto céntrico ó de origen<a name="FNanchor_323_323" id="FNanchor_323_323"></a><a href="#Footnote_323_323" class="fnanchor">[323]</a>. -De aquí, sin duda, que sea tan profuso en el simbolismo continental -el círculo con diámetros cortándose perpendicularmente entre sí, ó el -doble símbolo combinado del círculo y de la Cruz, esculpido en las -figuras humanas de la tabla y bajorelieves de Palenque, y pintado con -profusión en telas y alfarerías peruanas, y no pocas veces sobre los -objetos calchaquíes.</p> - -<p>Son, sobre todo, estos cuatro vientos, que soplan de las cuatro -direcciones cardinales de la tierra, los que han determinado la forma -geométrica y simplificada de una Cruz, por la unión con líneas rectas -del norte y sud, del este y oeste, respectivamente. Y es en el punto de -intersección de las líneas en el cual la persona, la tribu ó la nación -se creen ubicadas; y es así mismo en tal punto, lugar de la ubicación -de una zona terrestre, en donde los vientos venidos, que acarrean las -nubes lejanas, producen su acción, dando lugar al nublado, al trueno, -al rayo, y luego á la lluvia.</p> - -<p>Tal es el motivo por el cual la Cruz se vuelve el símbolo sintético de -todos los accidentes y fenómenos atmosféricos, obrando con su poderosa -acción en el cielo y en la tierra.</p> - -<p>No solo corrobora, sino prueba esta afirmación arqueológica el hecho de -que gran número de mitos atmosféricos, de divinidades del viento, del -<span class="pagenum"><a name="Page_247" id="Page_247">[247]</a></span> -trueno, de la tormenta y de la lluvia, llevan como insignia ó -emblema la Cruz, ya entre sus manos, en su escudo, en su túnica ó -en sus flotantes vestiduras. Tláloc, Amimitl, Chalchihuitlicue ó -Mataclue, Tzotzitepec, Quetzalcóatl<a name="FNanchor_324_324" id="FNanchor_324_324"></a><a href="#Footnote_324_324" class="fnanchor">[324]</a> -ó Nanihehecatl, Wixepecocha, Huitzilipochtli, Gucumatz, Ahulneb, los -Bacabs, Batchué, Atticci Viracocha, tienen por insignia la Cruz, ó la -llevan figurada, cuando no constituyen cuaternos sagrados, el principio -del símbolo cruciforme.</p> - -<p>Después de haber estudiado en cinco capítulos sucesivos á la Cruz como -emblema sagrado en los diversos pueblos continentales, del VI al IX -inclusive, nos concretamos á establecer su valor simbólico en nuestro -Tucumán, asunto que no se ha tratado hasta hoy detenidamente.</p> - -<p>Desde el primer momento advertimos que en ninguna otra sección -geográfica, como en la tucumana, y especialmente calchaquí, al noroeste -de la Argentina, la Cruz se encuentra tan reiteradamente repetida, -al grado de que pueden contarse, entre las diversas colecciones -existentes, cerca de tres centenares de objetos con la figura -cruciforme<a name="FNanchor_325_325" id="FNanchor_325_325"></a><a href="#Footnote_325_325" class="fnanchor">[325]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_248" id="Page_248">[248]</a></span></p> - -<p>De la revista minuciosa que hemos practicado de objetos cruciformes -calchaquíes tanto en la alfarería funeraria (urnas y pucos) como en -ídolos, amuletos, petrografías y pictografías, ha resultado que la Cruz -en estas regiones argentinas fué un símbolo sagrado transcendental, -cuyo valor atmosférico y acuático es indiscutible.</p> - -<p>Nuestros descubrimientos fundamentales han sido: en primer lugar, -la determinación representativa de esa figuración antropo-zoomorfa, -reproducida reiteradamente sobre las paredes anterior y posterior -de las urnas, la que no es otra cosa, en definitiva, que la gran -divinidad de la Atmósfera ó del Cielo fetiche, portadora del Vaso -del Trueno<a name="FNanchor_326_326" id="FNanchor_326_326"></a><a href="#Footnote_326_326" class="fnanchor">[326]</a>, -dispensadora de las lluvias; en segundo lugar, la equivalencia -del símbolo antes misterioso del Avestruz ó Suri, que aquella -representación mítica lleva pintado entre los arcos de sus brazos -singulares, resolviendo de una manera concluyente que el ave de -nuestros desiertos es ese mismo Pájaro de la Tormenta de otros pueblos, -ó la figuración ornitomorfa de las nubes de la lluvia<a name="FNanchor_327_327" id="FNanchor_327_327"></a><a href="#Footnote_327_327" class="fnanchor">[327]</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_249" id="Page_249">[249]</a></span></p> - -<p>Y no tan solo el Ave-suri, sino también otros volátiles, al parecer, -simbolizan la Nube: el cóndor v el loro; pues si fijamos la atención -en los diversos pájaros reproducidos en la alfarería funeraria que -ofrecimos en el capítulo VI, y especialmente en la forma de sus -cabezas, con sus ojos y picos, al instante notaremos que en muchos -casos son cóndores y loros, ó pájaros convencionalmente mixtos ó -dobles, más que suris sencillos, los volátiles que el artista se -ha propuesto figurar. El cóndor, ave negra de gran tamaño, podrá -representar la obscura nube de la tempestad; el loro, pájaro pequeño, -las primeras nubes que anuncian la tormenta, ó las nubes irisadas, -por los colores amarillo, verde y rojo de las plumas del ave, siendo -muy oportuno recordar que en el lejano norte el <i>Quetzal</i> de la -tormenta es un papagayo. Los hermosos loros de cuentas de malaquita, -que Lafone Quevedo encontró dentro de las urnas de Chañar Yaco (entre -Andalgalá y Belén), nos ofrecen, sin duda, una prueba concluyente de -la representación atmosférica de estos verdes volátiles, que en largas -bandadas atraviesan los secos horizontes de Calchaquí, figurando los -movimientos accidentados de una nube que se desliza por el espacio. Los -loros de malaquita, dentro de las urnas para propiciar agua del cielo, -<span class="pagenum"><a name="Page_250" id="Page_250">[250]</a></span> -claro es que son, en su carácter de símbolos de la nube de la lluvia, -el motivo del acto cruento propiciatorio, en aquel lugar desierto -de Chañar Yaco, antes habitado, que ha poco visitamos, y en el cual -escasamente brota un miserable raudal de agua salobre<a name="FNanchor_328_328" id="FNanchor_328_328"></a><a href="#Footnote_328_328" class="fnanchor">[328]</a>.</p> - -<p>En la solución de aquellos dos interesantísimos, cuanto intrincados -problemas arqueológicos, ninguna dificultad se nos podía oponer para -establecer el valor mítico de la Cruz, que los suris llevan reproducida -en la caja de sus cuerpos, símbolo que excepcionalmente aparece sólo y -sin combinaciones en el rostro de la figura antropo-zoomorfa, ó en la -sección ventral de las urnas, como un signo sintético, en este caso, -por la eliminación de los demás, de reconocido valor acuático.</p> - -<p>Si el Avestruz, figura simbólica en el conjunto atmosférico de las -urnas, es la Nube, claro que la Cruz que el animal alado lleva como -emblema en su cuerpo, al centro mismo de la figuración del Ave de la -Tormenta, representará el fenómeno que la nube produce, ó sea la Lluvia.</p> - -<p>Esta Cruz, figuración gráfica de los cuatro vientos que han acarreado -las nubes de la tormenta, es invariablemente, en el caso en cuestión, -de palos iguales, ó Cruz griega, por los motivos que en los lugares -pertinentes se adujeron.</p> - -<p>Muchos ídolos, de indiscutible carácter acuático, llevan la Cruz sobre -su pecho, indicando el símbolo uno de sus atributos potenciales. Tal -<span class="pagenum"><a name="Page_251" id="Page_251">[251]</a></span> -símbolo cruciforme suele generalmente aparecer pintado en los ídolos -en los lugares correspondientes á ambas mamas, con lo que el indio se -propone expresar de una manera metafórica, mediante una concepción -imaginativa, que el líquido vital, como la leche nutritiva, sale y -surge del seno fecundo de sus divinidades, para alimentar con aquel -cuanto en la tierra germina, nace y crece.</p> - -<p>Otros ídolos de carácter ofilátrico portan también la Cruz, la que en -algunas ocasiones, como en el grupo atmosférico de Capayán y en un yuro -de cuatro serpientes de nuestra colección, aparece formada por cabezas -de ofidios, siendo en tales casos indiscutible su valor de símbolo -atmosférico combinado y mixto.</p> - -<p>La Mamazara ó monolito esculpido de Tafí aparece con signos -cruciformes; y en la lámina del Pachacuti una Cruz en forma de X lleva, -con la leyenda de «chacana en general», la de «zara-mama». Estas -mamazaras son piedras paradas, protectoras de los sembrados, y, por lo -tanto, huacas á las cuales se imploran lluvias.</p> - -<p>Los Caylles, protectores de las siembras, más de una vez llevan el -signo cruciforme labrado sobre la plancha de cobre; ó las pequeñas -figuras que adornan los mismos, aparecen de tal manera alternados -sobre el objeto sagrado, que forman las cuatro radicales de una Cruz. -Y estos Caylles, aparte de ser preciados amuletos para propiciar la -producción de los frutos de la tierra, sabemos que pertenecen al culto -de Huiracocha, el mito acuático por excelencia, ó son atributos del -dios, conocido también, según la relación del P. Molina, con el nombre -de «Caylla Uiracochan». -<span class="pagenum"><a name="Page_252" id="Page_252">[252]</a></span></p> - -<p>En los amuletos de fecundación ó de procreación, hemos visto figurar á -la Cruz; y en cuanto á los huacanquis que la llevan, labrados estos con -material de piedra lanzado por el rayo, tenemos, á más de su origen, -el dato elocuente de que son cuidadosamente guardados en una «cesta de -plumas», alusión al volátil de la tormenta.</p> - -<p>La Cruz se ha esculpido con regular profusión en los petroglyfos de -Calchaquí, apareciendo generalmente al lado de figuraciones acuáticas. -Las <i>cochas</i>, ó depósitos de agua, se reproducen atravesadas por -cruces, hecho que recuerda la Cruz de cuerdas en el lago de Batchué. -Los petroglyfos, en general, son huacas sagradas para implorar lluvias.</p> - -<p>En las pictografías las cruces aparecen excepcionalmente, y su valor es -igual al de los petroglyfos.</p> - -<p>Los símbolos combinados de la Cruz y del Sapo, fetiche animado que -vive en la humedad ó en el agua, su medio, y que en algunas leyendas -míticas es el granizo ó la piedra que caen de las nubes,—concluyen -por determinar de una manera definitiva el valor sagrado del signo -cruciforme, tantas veces empleado con insinuantes motivos.</p> - -<p>Interesantísimo es el hallazgo realizado el año pasado, 1900, en el -valle de Yocavil, en lo más alto de un cerro, entre San José y Punta -de Hualasto. Buscándose un derrotero de minas, se notó en el suelo -una rara prominencia á manera de <i>mound</i>, y muchas piedras encima de -ella, que se reconoció que fueron amontonadas por la mano del hombre. -Practicada la excavación, dióse con una huaca que contenía cinco -cadáveres, acostados de espaldas, sucesivamente en línea; uno de ellos -presentaba el cráneo fracturado, visiblemente á golpes de maza. En -medio de los cadáveres, con sus brazos abiertos á manera -<span class="pagenum"><a name="Page_253" id="Page_253">[253]</a></span> -de T, pues el palo superior era muy poco alargado, habíase colocado una -Cruz de madera, regularmente conservada, de un metro y cuarto de alto, -más ó menos. Los cadáveres eran de nativos, tanto por las formas de sus -cráneos, como por las telas que vestían, por las armas y otros objetos -enterrados con ellos. La Cruz aparecía indiscutiblemente americana, -recordando en sus formas á la de Tláloc, llevando grabados caracteres -simbólicos nativos, algunos de ellos regularmente visibles<a name="FNanchor_329_329" id="FNanchor_329_329"></a><a href="#Footnote_329_329" class="fnanchor">[329]</a>.</p> - -<p>¿Se trataría en el caso de la huaca de Yocavil de un sacrificio de -adultos en tiempo de las grandes sequías, que de cuando en cuando ponen -en peligro la vegetación y matan de sed á los animales del valle, en -el cual los sacrificios cruentos estuvieron en boga en otras épocas, -como lo delata la profusión de urnas funerarias con cadáveres de -párbulos?—Nosotros no lo sabemos; pero posiblemente ha sucedido así -en la región en que se imploraba á la Huayrapuca, y en que se rociaban -con sangre humana las huacas de piedra de Ampajango y Andaguala, con -su misteriosa escritura ideológica, alusiva á la producción de los -anhelados fenómenos meteorológicos.</p> - -<p>Los datos recogidos por el folk-lore autorizan á afirmar que la Cruz -es hasta hoy el símbolo conspícuo de los cambios atmosféricos. La -eliminación de la cabeza del Suri, ó de la Nube portadora de la Cruz, -en los sacrificios al Chiqui; la colocación de cruces en los altos -morros; en medio de los rastrojos sembrados en sustitución de las -<span class="pagenum"><a name="Page_254" id="Page_254">[254]</a></span> -mamazaras y huazas, y sobre los trojes ó pirhuas que guardan el maíz y -la algarroba de las exiguas cosechas rurales, son hechos insinuantes, -reveladores, que delatan á través del tiempo la persistente -trascendencia de un culto extinto.</p> - -<p>En conclusión: la adoración al Agua y á las masas líquidas es un hecho -innegable, universalmente reconocido y comprobado en toda nuestra -América. La Cruz es la figura transcendental en el simbolismo del culto -acuático, que hacía del hombre primitivo un observador constante de -la atmósfera, á la cual levantaba sus ojos para ver flotar entre las -nubes á esas divinidades cuyo rostro y cuyas formas ideó su fantasía, -portadoras del vaso resplandeciente y estruendoso.</p> - -<p>En una palabra: la <span class="smcap">Lluvia</span> es el motivo fundamental de la -religión, y la <span class="smcap">Cruz</span>, su símbolo.</p> - -<p class="f110 space-above2">FIN</p> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_255" id="Page_255">[255]</a></span></p> -<hr class="chap" /> -<div class="chapter"><h2>ÍNDICES</h2></div> -<hr class="r5" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_257" id="Page_257">[257]</a></span></p> - -<div class="chapter"><h3>ÍNDICE GENERAL</h3></div> -<table border="0" cellspacing="0" summary="_" cellpadding="0"> - <tbody><tr> - <td class="tdc"> </td> <td class="tdr"><span class="smcap">Pág.</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2">CAPÍTULO I</td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">La Cruz en América</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">Juicio del Conquistador</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">La Cruz en los siglos XVI, - XVII y XVIII—Juicio del Conquistador—Idea de un cristianismo - antecolombiano—Los PAY americanos y los hechiceros nativos—Juicio del - indio—Monumentos y mitos continentales—Pachacàmac, Atticci Viracocha, - Tonapa y Taapac—El tricéfalo de Cundinamarca y el Tangatanga de - Chuquisaca—Escrituras petrográficas—Quetzalcòatl, Votán, Wixepecocha, - Bochica y Huiracocha—Manco Càpac y el Inca Roca—Pies esculpidos—El - hombre blanco y barbado—La Cruz como símbolo nativo.</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_1"> 1</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO II - <span class="pagenum"><a name="Page_258" id="Page_258">[258]</a></span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">El Signo Cruciforme</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">Su Profusión Continental</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">Universalidad del símbolo—La combinación cruciforme como hecho - matemático—La Cruz entre los Pieles Rojas—En Méjico—En la América - Central—Sepulcros mejicanos en Cruz—Las tumbas de los Muyscas—El - símbolo de la Vida Futura—Opinión de Brinton—Orientación de los - sepulcros—La Cruz de Cozumel—Cruces de Guatulco y de Anáhuac—Cruz de - Palenque—Su valor arqueológico—El emblema de los Vientos—La Cruz en - Cundinamarca—La Cruz en el Perú—Cruces de Carabuco, de Santa Cruz, de - los Chunchos y del Cuzco—La Cruz en Chile y en el Tucumán—Profusión del - símbolo en Calchaquí—Opinión del marqués de Nadaillac</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_31">31</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO III</td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">La Cruz Simbólica</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">en la Arqueología Peruana</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">Influencia de la religión en el valor del símbolo—La Cruz entre los - Aymarás y los Quichuas—Atlas de Rivero y Tschudi y reproducciones - de Wiener—El palacio del Chimu—Aticci Viracocha y el ídolo de - Collo-Collo—Monumentos sepulcrales con Cruz—Material iconográfico - de Jiménez de la Espada—La Cruz en los huaqueros—Telas de la Horca, - Paramonga, Pachacàmac, Chancay y Ancón—Opiniones de Jiménez de la - Espada y M. Bollaert—La lámina simbólica del Yamqui Pachacuti—La - Zara-Mama y la Cruz—Una cita del P. Cobo—El Tau de Allchurch—La Cruz - como símbolo astrolátrico y atmosférico</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_47">47</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO IV - <span class="pagenum"><a name="Page_259" id="Page_259">[259]</a></span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">La Cruz en los Dioses del Aire</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">Y en los Mitos Atmosféricos</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">Culto al Aire y á la Tormenta—El Dios Huracán—El Haida Wind - Spirit—Tláloc, Quetzalcóatl, Itzamna, Gucumatz, Huizlopochtli, - Chuchavira, Catequil, Pillán y Huayrapuca—Tláloc y su insignia - cruciforme—Cruz en el escudo de Amimitl—Chalchihuitlicue y su - Cruz—Quetzalcóatl y su túnica con cruces—Nanihehecatl y la Cruz de sus - vientos—Wixepecocha y su Cruz en el Cempoaltepec—Huizlopochtli y su - blasón cruciforme—Cruces de Cozumel—«El Arbol de Nuestra Vida»—La diosa - azteca de la Lluvia y su Cruz—Los cuatro Bacabs—Batchué y la Cruz del - lago—El Tau del dios del Aire de Squier—La Huayrapuca calchaquí y el - grupo atmosférico de Capayán—La Cruz ofídica—La Cruz y los fenómenos meteorológicos.</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_75">75</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO V</td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">La Cruz y el Número Cuatro</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">Los números y su valor simbólico—Predilección por el Cuatro en la - raza americana—Los hechiceros Chypeway—El número cuatro y el dios - Viztcilipuztli—Lo que escribe D. Antonio de Solís—El número cuatro - entre aztecas, nahuas, mayas, quichés y muyscas—Entre peruanos y - araucanos—Entre calchaquíes—Los cuatro puntos cardinales y los cuatro - vientos—Los cuatro palos de la Cruz—La Cruz como emblema acuático—Vaso - ceremonial de los Sia—Opinión de Stevenson—Disentimiento con Brinton—La - Cruz como símbolo de la Lluvia.</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_103">103</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO VI - <span class="pagenum"><a name="Page_260" id="Page_260">[260]</a></span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">El Símbolo Cruciforme en Calchaquí</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">La Cruz en la Alfarería Funeraria</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">El símbolo cruciforme en Calchaquí—La Cruz en las urnas - funerarias—Urnas ó cántaras ceremoniales—La Tormenta - y su representación antropo-zoomorfa—Lenguaje escrito - simbólico-atmosférico—Líneas zig-zag, guardas griegas, meandros, - espirales y puntos—Inti-Illapa y la Serpiente-rayo—Urna ofídica de San - José—Taus ofídicos—La Nube y el Ave-Suri—La fiesta del Chiqui y la - cabeza del Avestruz—Serpientes emplumadas—Las varas emplumadas y las - plumas en el culto al Trueno y al Rayo—Figuración del Iris—El Vaso del - Trueno—Himno «Sumaac Ñusta»—Suris con cruces—La Cruz y los símbolos - atmosféricos—Los Pucos y sus figuras simbólicas—Puco de Fuerte Quemado.</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_123">123</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO VII</td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">La Cruz en los Ídolos</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">En los Fetiches y Amuletos</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">El símbolo cruciforme en los Ídolos—No lo llevan los - Fetiches—Tampoco los Cacllas, Guauques, Pururaucas y demás dioses - personales—La Cruz en las figuraciones acuáticas—Idolo-tinaja - de Amaycha—Vaso antropomorfo del Trueno—Por qué sus cruces son - griegas—Vasija antropomorfa de Ambato—Disco de Lafone Quevedo—Mamazara - monolítica de Tafí—Cruces cristianas protectoras—Pirhuas de Colpes - con Cruz—Huacanquis con Cruz—Signos totémicos—Figuraciones antropo - atmosféricas—Una cita de Schoolcraft: la Cruz de Wingemund—Símbolos - totémicos atmosféricos—El tótem de la Cruz sobre los escudos - calchaquíes—Cruces y emblemas cruciformes en los Caylles—Caylla - Huiracocha—Amuletos con Cruz.</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_165">165</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO VIII - <span class="pagenum"><a name="Page_261" id="Page_261">[261]</a></span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">La Cruz en las Petrografías</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">Y Pictografías</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">Escritura figurativa é ideográfica en las Petrografías y - Pictografías de Calchaquí—Opiniones de Mallery, de Brinton y de - Keane—El símbolo de la Cruz en los Petroglyfos—Por qué las cruces no - son profusas en ellos—La Cruz no es una combinación figurativa, sino - simbólica—Pictografías de la Gruta de Tinguiririca: interpretación de - Barros Grez—Gruta de Carahuasi: monografía de Ambrosetti—Gran Gruta de - Siquimí—Cruces en los petroglyfos de San Lucas, Quilmes, Andaguala, - Encalilla, Ampajango, San Fernando y Cerro Negro—Rosetas y Cochas - con Cruz—Patas de Suris: roca de Quilmes—El Ave-Suri de la Gruta de - Cafayate—Estanques unidos en Cruz—Ejemplares de Loma Colorada, Quilmes - y Ampajango—Andenes con cruces: ejemplares de Ampajango y Cerro - Negro—Hombrecillos con los brazos en Cruz—Deducciones.</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_197">197</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO IX</td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">Los Símbolos Combinados</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">De la Cruz y del Sapo</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">El Sapo-fetiche—El Sapo en las vasijas de agua—El Sapo y la - Lluvia—Folk-lore calchaquí, puntano, entreriano y pampa—Ceremonia con - la Cruz de ceniza—Batracios simbólicos en la alfarería ceremonial y - funeraria—Urnas de Santa María y San José—El Sapo, la Serpiente y el - Suri—Pucos del Instituto Geográfico Argentino—Los símbolos combinados - del Sapo y de la Cruz—El Urubú y el Sapo: folk-lore brasileño—El «Señor - del Agua»—Conclusiones.</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_221">221</a></td> - </tr><tr> - <td class="tdct" colspan="2">CAPÍTULO X - <span class="pagenum"><a name="Page_262" id="Page_262">[262]</a></span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">Resumen Sintético</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdc" colspan="2"><span class="smcap">Conclusiones Finales</span></td> - </tr><tr> - <td class="tdl"><p class="index_summary space-below0">Síntesis de la obra—La Cruz como emblema sagrado—Motivos con que - se la ha empleado—Su adopción general como combinación mítica y - artística—Unidad de su valor simbólico—Contactos y migraciones de - las naciones americanas—La forma geométrica de la Cruz—La Cruz en - Calchaquí—Síntesis arqueológica—El volátil de la Tormenta—Loros en - las Huacas de Chañar Yaco—Huaca de Yocavil—La Cruz y los fenómenos - atmosféricos—Universalidad del culto al Agua y á las masas líquidas—La - Cruz es el símbolo de la Lluvia</p></td> - <td class="tdr_bott"><a href="#Page_239">239</a></td> - </tr> - </tbody> -</table> - -<hr class="chap" /> -<p><span class="pagenum"><a name="Page_263" id="Page_263">[263]</a></span></p> -<div class="chapter"><h3>ÍNDICES PARCIALES</h3> -<h4>I.—DE AUTORES</h4></div> - -<ul class="index"> -<li class="isub1">Acosta, J. de, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_96">96</a>.</li> -<li class="isub1">Adam, L., <a href="#Page_33">33</a>.</li> -<li class="isub1">Alfaro, F. de, <a href="#Page_7">7</a>.</li> -<li class="isub1">Alfonso, P., <a href="#Page_203">203</a>.</li> -<li class="isub1">Allchurch, <a href="#Page_71">71</a>.</li> -<li class="isub1">Ambrosetti, J. B., <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_29">29</a>, - <a href="#Page_175">175</a>, <a href="#Page_186">186</a>, <a href="#Page_190">190</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_191">191</a>, <a href="#Page_199">199</a>, <a href="#Page_208">208</a>, - <a href="#Page_224">224</a>, <a href="#Page_233">233</a>.</li> -<li class="isub1">Ameghino, F., <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Anales de la S. Cient. Argent., <a href="#Page_29">29</a>.</li> -<li class="isub1">Anales del Museo de Méjico, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub1">Angrand, M., <a href="#Page_202">202</a>.</li> -<li class="isub1">Animal Report of the Bureau of Ethnology,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_78">78</a>, <a href="#Page_79">79</a>, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_104">104</a>, - <a href="#Page_118">118</a>, <a href="#Page_119">119</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_174">174</a>, <a href="#Page_179">179</a>, <a href="#Page_198">198</a>, <a href="#Page_217">217</a>.</li> -<li class="isub1">Arias Dávila, P., <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_65">65</a>.</li> -<li class="isub1">Atlas de Rivero-Tschudi, <a href="#Page_49">49</a>.</li> - -<li class="ifrst">Bárcena, P. A., <a href="#Page_28">28</a>.</li> -<li class="isub1">Barros Grez, D., <a href="#Page_203">203</a>, <a href="#Page_205">205</a>, <a href="#Page_243">243</a>, <a href="#Page_246">246</a>.</li> -<li class="isub1">Brasseur de Bourbourg,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_9">9</a>, <a href="#Page_10">10</a>, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_22">22 á 25</a>, - <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_29">29</a>, <a href="#Page_39">39</a>, <a href="#Page_48">48</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_88">88</a>, - <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_249">249</a>.</li> -<li class="isub1">Beauvais, M. E., <a href="#Page_8">8</a>.</li> -<li class="isub1">Bertonio, L., <a href="#Page_12">12</a>.</li> -<li class="isub1">Biart, L. <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_92">92</a>, - <a href="#Page_109">109</a>, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub1">Boletín del Inst. Geográf. Argentino,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_29">29</a>, - <a href="#Page_100">100</a>, <a href="#Page_124">124</a>, <a href="#Page_127">127</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_150">150</a>, <a href="#Page_192">192</a>, <a href="#Page_199">199</a>, - <a href="#Page_208">208</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Boletín de la Academia de Ciencias de Córdoba, <a href="#Page_246">246</a>.</li> -<li class="isub1">Bollaert, M., de, <a href="#Page_50">50</a>, <a href="#Page_63">63</a>, <a href="#Page_67">67</a>.</li> -<li class="isub1">Boggiani, G., <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Brinton, D. G., <a href="#Page_9">9</a>, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_81">81</a>, - <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_86">86</a>, - <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_95">95</a>,</li> -<li class="isub7"><a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_104">104</a>, <a href="#Page_105">105</a>, <a href="#Page_107">107</a>, - <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_117">117</a>, - <a href="#Page_120">120</a>, <a href="#Page_145">145</a>,</li> -<li class="isub7"><a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_158">158</a>, <a href="#Page_160">160</a>, <a href="#Page_199">199</a>, - <a href="#Page_200">200</a>, <a href="#Page_244">244</a>, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub1">Burmeister, G., <a href="#Page_244">244</a>.<span class="pagenum"><a name="Page_264" id="Page_264">[264]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Calancha, A. de la, <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_6">6</a>, - <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_43">43</a>, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Calendario apoteca, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub3">maya, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub3">nahua, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">Cataldino, P., <a href="#Page_2">2</a>.</li> -<li class="isub1">César, J. R., <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Charencey, C. de, <a href="#Page_41">41</a>.</li> -<li class="isub1">Charnay, M. de, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub1">Cieza, P. de, <a href="#Page_10">10</a>, <a href="#Page_50">50</a>, <a href="#Page_51">51</a>.</li> -<li class="isub1">Cobo, P. B. de, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_167">167</a>.</li> -<li class="isub1">Cogolludo, F., <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Codex Mejicano, <a href="#Page_249">249</a>.</li> -<li class="isub1">Congreso de Amer. de Bruselas,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_4">4</a>, <a href="#Page_8">8</a>, <a href="#Page_16">16</a>, - <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_27">27</a>, <a href="#Page_28">28</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_32">32</a>, <a href="#Page_33">33</a>, <a href="#Page_41">41</a>, - <a href="#Page_50">50</a>, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_100">100</a>.</li> -<li class="isub3">Luxemburgo, <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_6">6</a>, <a href="#Page_8">8</a>, <a href="#Page_43">43</a>.</li> -<li class="isub3">Nancy, <a href="#Page_8">8</a>.</li> -<li class="isub1">Congreso Latino Americano, <a href="#Page_243">243</a>, <a href="#Page_244">244</a>, <a href="#Page_246">246</a>.</li> -<li class="isub1">Crevaux, J., <a href="#Page_198">198</a>.</li> -<li class="isub1">Codex Chimalpopoca, <a href="#Page_249">249</a>.</li> - -<li class="ifrst">Daly, M., <a href="#Page_202">202</a>.</li> -<li class="isub1">Desjardins, F., <a href="#Page_249">249</a>.</li> -<li class="isub1">Díaz, B., <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub1">D’Orbigny, A., <a href="#Page_202">202</a>, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Dorsey, M., <a href="#Page_106">106</a>.</li> - -<li class="ifrst">Empadronamientos, <a href="#Page_187">187</a>.</li> -<li class="isub1">Ercilla, A. de, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Estete, M., <a href="#Page_8">8</a>, <a href="#Page_95">95</a>.</li> - -<li class="ifrst">Fernández, D., <a href="#Page_44">44</a>.</li> -<li class="isub1">Fernández y Holguín, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Fernández Ramírez, J., <a href="#Page_61">61</a>, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Frobenius, L. V., <a href="#Page_248">248</a>.</li> - -<li class="ifrst">Gama, A. L., <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">García, G., <a href="#Page_38">38</a>, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Garcilaso de la Vega, I., <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_43">43</a>, - <a href="#Page_138">138</a>, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub1">Gilbert, G. K., <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub1">Gomara, F., <a href="#Page_35">35</a>.</li> -<li class="isub1">Grado, L. de, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Granada, D., <a href="#Page_148">148</a>, <a href="#Page_223">223</a>.</li> -<li class="isub1">Guevara, P. J., <a href="#Page_156">156</a>.</li> - -<li class="ifrst">Hamy, D., <a href="#Page_90">90</a>.</li> -<li class="isub1">Harshberger, J. W., <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Herran, G., <a href="#Page_14">14</a>.</li> -<li class="isub1">Holmberg, E. A., <a href="#Page_198">198</a>, <a href="#Page_208">208</a>.</li> -<li class="isub1">Holmberg, E. L., <a href="#Page_200">200</a>, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Hurtado, R. de, <a href="#Page_18">18</a>.</li> - -<li class="ifrst">Ihering, Dr. A. von, <a href="#Page_199">199</a>.</li> -<li class="isub1">Itolp, C., <a href="#Page_204">204</a>.</li> -<li class="isub1">Ixtlilxochitl, <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_94">94</a>.</li> - -<li class="ifrst">Jerónimo, S., <a href="#Page_32">32</a>.</li> -<li class="isub1">Jiménez de la Espada, M.,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_17">17</a>, - <a href="#Page_19">19</a>, <a href="#Page_50">50</a>, <a href="#Page_54">54</a>, <a href="#Page_60">60</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_65">65 á 68</a>, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_101">101</a>, - <a href="#Page_104">104</a>, <a href="#Page_164">164</a>, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Jones, Dr., <a href="#Page_35">35</a>.</li> - -<li class="ifrst">Keane, A. H., <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_200">200</a>.</li> -<li class="isub1">Kingsboroug, L., <a href="#Page_88">88</a>.</li> -<li class="isub1">Krause, A., <a href="#Page_249">249</a>.</li> - -<li class="ifrst">Lafitau, P., <a href="#Page_33">33</a>.</li> -<li class="isub1">Lafone Quevedo, S. A.,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_17">17</a>, - <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_62">62</a>, - <a href="#Page_98">98</a>, <a href="#Page_148">148</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_149">149</a>, <a href="#Page_151">151</a>, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_177">177</a>, - <a href="#Page_185">185</a>, <a href="#Page_191">191</a>, <a href="#Page_192">192</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_193">193</a>, <a href="#Page_244">244</a>, <a href="#Page_250">250</a>.</li> -<li class="isub1">Lamas, A., <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Lara, P. A. de, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Las Casas, B. de, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_111">111</a>, - <a href="#Page_117">117</a>, <a href="#Page_125">125</a>.</li> -<li class="isub1">Latourneau, M., <a href="#Page_200">200</a>.</li> -<li class="isub1">Lehmann, Nitsche, R., <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Lenz, R., <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Lenoir, A., <a href="#Page_39">39</a>.</li> -<li class="isub1">León, P. C. de, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Le Tellier, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub1">Lipsio, J., <a href="#Page_33">33</a>.</li> -<li class="isub1">López, V. F., <a href="#Page_183">183</a>, <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Lozano, P., <a href="#Page_2">2</a>, <a href="#Page_4">4</a>, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_6">6</a>, - <a href="#Page_7">7</a>, <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_19">19</a>,</li> -<li class="isub6"><a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_43">43</a>, <a href="#Page_156">156</a>, - <a href="#Page_191">191</a>, <a href="#Page_192">192</a>.</li> -<li class="isub1">Lubbock, J., <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_166">166</a>, <a href="#Page_186">186</a>, - <a href="#Page_222">222</a>.<span class="pagenum"><a name="Page_265" id="Page_265">[265]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Maler, M., <a href="#Page_39">39</a>.</li> -<li class="isub1">Malvenda, P., <a href="#Page_36">36</a>.</li> -<li class="isub1">Mallery, G., <a href="#Page_174">174</a>, <a href="#Page_198">198</a>, <a href="#Page_217">217</a>.</li> -<li class="isub1">Mantegazza, P., <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Mariani, E., <a href="#Page_120">120</a>.</li> -<li class="isub1">Markham, C. R., <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_192">192</a>.</li> -<li class="isub1">Martínez, B. T., <a href="#Page_224">224</a>, <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Mendoza, C. de, <a href="#Page_2">2</a>.</li> -<li class="isub1">Molina, P. J., <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_192">192</a>, - <a href="#Page_251">251</a>.</li> -<li class="isub1">Monchar, M. de, <a href="#Page_27">27</a>, <a href="#Page_43">43</a>.</li> -<li class="isub1">Montesinos, F., <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_149">149</a>, <a href="#Page_150">150</a>, - <a href="#Page_183">183</a>, <a href="#Page_184">184</a>, <a href="#Page_185">185</a>, <a href="#Page_186">186</a>.</li> -<li class="isub1">Moreno, F. P., <a href="#Page_199">199</a>, <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Mortillet, G. de, <a href="#Page_33">33</a>, <a href="#Page_166">166</a>, - <a href="#Page_169">169</a>, <a href="#Page_195">195</a>.</li> -<li class="isub1">Mossi, P. M., <a href="#Page_12">12</a>.</li> -<li class="isub1">Müller, F. Max, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_106">106</a>.</li> -<li class="isub1">Müller, J. G., <a href="#Page_9">9</a>, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_85">85</a>.</li> - -<li class="ifrst">Nadaillac, M. de, <a href="#Page_31">31</a>, <a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_39">39</a>, - <a href="#Page_45">45</a>, <a href="#Page_53">53</a>.</li> -<li class="isub1">Niblac, A. P., <a href="#Page_79">79</a>.</li> -<li class="isub1">Nóbrega, M. de, <a href="#Page_26">26</a>.</li> - -<li class="ifrst">Ortiz, Fr. D., <a href="#Page_11">11</a>.</li> -<li class="isub1">Oviedo y Valdés, F. de, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_148">148</a>.</li> -<li class="isub1">Outes, F. F., <a href="#Page_244">244</a>.</li> - -<li class="ifrst">Pachacuti, J. de S., <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_42">42</a>, - <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_68">68</a>, <a href="#Page_69">69</a>, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_73">73</a>, - <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_154">154</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_163">163</a>, <a href="#Page_167">167</a>, <a href="#Page_181">181</a>, <a href="#Page_201">201</a>, - <a href="#Page_205">205</a>, <a href="#Page_207">207</a>, <a href="#Page_212">212</a>, <a href="#Page_216">216</a>.</li> -<li class="isub1">Palacios, D. G., <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Palfrey, M., <a href="#Page_8">8</a>.</li> -<li class="isub1">Pelliza, M., <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub1">Pelleschi, G., <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Peterken, M., <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_33">33</a>, <a href="#Page_41">41</a>.</li> -<li class="isub1">Picard, M., <a href="#Page_9">9</a>.</li> -<li class="isub1">Piedrahita, L. F. de, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_84">84</a>, <a href="#Page_85">85</a>.</li> -<li class="isub1">Pinedo, A. R. de L., <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Pinelo, A. de, <a href="#Page_5">5</a>.</li> -<li class="isub1">Popol Vuh, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">Powel, J. W., <a href="#Page_78">78</a>, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_118">118</a>, <a href="#Page_119">119</a>.</li> - -<li class="ifrst">Quiroga, A., <a href="#Page_21">21</a>, <a href="#Page_68">68</a>, <a href="#Page_78">78</a>, - <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_100">100</a>, <a href="#Page_124">124</a>, <a href="#Page_127">127</a>,</li> -<li class="isub6"><a href="#Page_150">150</a>, <a href="#Page_167">167</a>, <a href="#Page_178">178</a>, <a href="#Page_182">182</a>, - <a href="#Page_185">185</a>, <a href="#Page_199">199</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> - -<li class="ifrst">Ramos, A. de, <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_4">4</a>, <a href="#Page_6">6</a>, <a href="#Page_20">20</a>, - <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Rau, Ch., <a href="#Page_39">39</a>.</li> -<li class="isub1">Relación Anónima, <a href="#Page_104">104</a>.</li> -<li class="isub1">Restrepo, E., <a href="#Page_84">84</a>, <a href="#Page_96">96</a>.</li> -<li class="isub1">Revista Antropológica de Berlín, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub1">Revista del Museo de la Plata, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_199">199</a>, <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub3">de la Biblioteca, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub3">de Buenos Aires, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub1">Rialle, G. de, <a href="#Page_9">9</a>, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_34">34</a>, - <a href="#Page_80">80</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_91">91</a>,</li> -<li class="isub7"><a href="#Page_92">92</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_96">96</a>, - <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_160">160</a>.</li> -<li class="isub1">Rivero y Tschudi, <a href="#Page_49">49</a>.</li> -<li class="isub1">Ruíz de Montoya, P., <a href="#Page_2">2</a>, <a href="#Page_4">4</a>, <a href="#Page_6">6</a>, <a href="#Page_7">7</a>, - <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_18">18</a>, - <a href="#Page_19">19</a>, <a href="#Page_42">42</a>.</li> - -<li class="ifrst">Sánchez, J., <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub1">Sahagún, B., <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_90">90</a>, - <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Santa Ana Nery, F. J. de, <a href="#Page_233">233</a>.</li> -<li class="isub1">Scalabrini, P., <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Scherzer, M., <a href="#Page_83">83</a>.</li> -<li class="isub1">Scharn, B., <a href="#Page_253">253</a>.</li> -<li class="isub1">Schmidt, M., <a href="#Page_128">128</a>.</li> -<li class="isub1">Schmitz, Ab., <a href="#Page_6">6</a>, <a href="#Page_8">8</a>, <a href="#Page_27">27</a>, <a href="#Page_32">32</a>.</li> -<li class="isub1">Schoolcraft, H. R., <a href="#Page_189">189</a>.</li> -<li class="isub1">Simón, P., <a href="#Page_84">84</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_96">96</a>.</li> -<li class="isub1">Solís, A. de, <a href="#Page_38">38</a>, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Sosa y Lima, J. de, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Squier, E. G., <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_79">79</a>, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_97">97</a>, - <a href="#Page_136">136</a>, <a href="#Page_154">154</a>, <a href="#Page_175">175</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Stakeman, <a href="#Page_27">27</a>.</li> -<li class="isub1">Stevenson, M. C., <a href="#Page_118">118</a>.</li> -<li class="isub1">Stubel, R., <a href="#Page_50">50</a>.</li> -<li class="isub1">Svan, J., <a href="#Page_79">79</a>.<span class="pagenum"><a name="Page_266" id="Page_266">[266]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Techo, N. de, <a href="#Page_2">2</a>, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_42">42</a>, - <a href="#Page_127">127</a>, <a href="#Page_156">156</a>, <a href="#Page_171">171</a>.</li> -<li class="isub1">Ternaux Compans, <a href="#Page_88">88</a>.</li> -<li class="isub1">Timon, M., <a href="#Page_8">8</a>.</li> -<li class="isub1">Toledo, F. de, <a href="#Page_18">18</a>.</li> -<li class="isub1">Torquemada, J., <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_90">90</a>.</li> -<li class="isub1">Torrez Rubio, P. D., <a href="#Page_222">222</a>.</li> -<li class="isub1">Toscano, J., 167, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub1">Trelles, M. R., <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub1">Tylor, E. B., <a href="#Page_83">83</a>.</li> - -<li class="ifrst">Uhle, M., <a href="#Page_50">50</a>.</li> -<li class="isub1">Uhle y Stubel, M. R., <a href="#Page_50">50</a>.</li> - -<li class="ifrst">Waldeck, de, <a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_39">39</a>.</li> -<li class="isub1">Wiener, C., <a href="#Page_7">7</a>, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_50">50</a>, - <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_54">54</a>, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_60">60 á 66</a>,</li> -<li class="isub6"><a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_142">142</a>, - <a href="#Page_177">177</a>, <a href="#Page_200">200</a>, <a href="#Page_202">202</a>.</li> - -<li class="ifrst">Ximénez, E. de, <a href="#Page_83">83</a>.</li> - -<li class="ifrst">Zamacois, N. de, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Zárate, M., <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Zeballos, E. S., <a href="#Page_73">73</a>.</li> -</ul> - -<div class="chapter"><h4>II.—DE MATERIAS</h4></div> - -<ul class="index"> -<li class="isub1">Abaré, Pay, <a href="#Page_5">5</a>.</li> -<li class="isub1">Acuático, atributo, <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_177">177</a>.</li> -<li class="isub3">culto, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_20">20</a>, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_48">48</a>, - <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_166">166</a>, <a href="#Page_167">167</a>.</li> -<li class="isub3">dios, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_167">167</a>.</li> -<li class="isub3">emblema, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_49">49</a>, - <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_56">56</a>, <a href="#Page_61">61</a>, <a href="#Page_64">64</a>, <a href="#Page_74">74</a>.</li> -<li class="isub3">invocación, <a href="#Page_224">224</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo, <a href="#Page_124">124</a>, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_161">161</a>, - <a href="#Page_182">182</a>, <a href="#Page_207">207</a>, <a href="#Page_232">232</a>.</li> -<li class="isub1">Adivino, <a href="#Page_5">5</a>.</li> -<li class="isub1">Agua, culto al, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub3">señor del, <a href="#Page_236">236</a>.</li> -<li class="isub3">diosa del, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub3">elemento, <a href="#Page_56">56</a>, <a href="#Page_57">57</a>, <a href="#Page_61">61</a>, - <a href="#Page_101">101</a>, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_232">232</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo del, <a href="#Page_158">158</a>, <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub3">llovida, <a href="#Page_232">232</a>, <a href="#Page_233">233</a>.</li> -<li class="isub1">Aguila, ave sagrada, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Ahulneb, divinidad, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Aire, cuaterno del, <a href="#Page_114">114</a>.</li> -<li class="isub3">dios del, <a href="#Page_24">24</a>, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_53">53</a>, - <a href="#Page_76">76 á 80</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_85">85</a>,</li> -<li class="isub7"><a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_99">99</a>, - <a href="#Page_102">102</a>, <a href="#Page_136">136</a>, <a href="#Page_154">154</a>.</li> -<li class="isub3">diosa del, <a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_134">134</a>.</li> -<li class="isub3">sustancia, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub1">Akbal, vaso primitivo, <a href="#Page_158">158</a>.</li> -<li class="isub1">Alarma, dios de la, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub1">Alcahuiza, bruja, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Alfarería funeraria, <a href="#Page_203">203</a>, <a href="#Page_218">218</a>, <a href="#Page_224">224</a>, - <a href="#Page_232">232</a>.</li> -<li class="isub1">Algarrobo, fiesta del, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub1">Algoukines, tribu, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_148">148</a>, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Alguaciles, insectos simbólicos, <a href="#Page_119">119</a>, <a href="#Page_179">179</a>.</li> -<li class="isub1">Aloja, licor sagrado, <a href="#Page_126">126</a>, <a href="#Page_149">149</a>.</li> -<li class="isub1">Altares, los cuatro, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Allpatauca, túmulo de tierra, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_126">126</a>, - <a href="#Page_127">127</a>.</li> -<li class="isub1">Amaycha, pueblo, <a href="#Page_125">125</a>.</li> -<li class="isub3">ídolo de, <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub3">urna de, <a href="#Page_132">132</a>, <a href="#Page_133">133</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Ambato, cerro, <a href="#Page_223">223</a>.</li> -<li class="isub3">vaso del, <a href="#Page_172">172</a>, <a href="#Page_173">173</a>.</li> -<li class="isub1">Amimitl, dios, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Aminga, pueblo, <a href="#Page_128">128</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_267" id="Page_267">[267]</a></span></li> -<li class="isub1">Ampajango, petroglyfos de, <a href="#Page_204">204</a>, <a href="#Page_215">215</a>, - <a href="#Page_216">216</a>.</li> -<li class="isub1">Amuleto, talismán, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_167">167</a>, <a href="#Page_182">182</a>, - <a href="#Page_184">184</a>, <a href="#Page_185">185</a>, <a href="#Page_195">195</a>, - <a href="#Page_251">251</a>, <a href="#Page_252">252</a>.</li> -<li class="isub1">Anáhuac, Cruz de, <a href="#Page_38">38</a>.</li> -<li class="isub1">Ancón, tela de, <a href="#Page_64">64</a>.</li> -<li class="isub1">Andaguala, petroglyfos de, <a href="#Page_189">189</a>, <a href="#Page_190">190</a>.</li> -<li class="isub1">Andalgalá, pueblo, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub1">Andén, <a href="#Page_180">180</a>, <a href="#Page_215">215</a>.</li> -<li class="isub1">Andrés, Cruz de San, <a href="#Page_54">54</a>.</li> -<li class="isub1">Andrógino, dios, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_114">114</a>.</li> -<li class="isub3">falo, <a href="#Page_120">120</a>.</li> -<li class="isub3">objeto, <a href="#Page_183">183</a>, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub3">ser, <a href="#Page_65">65</a>.</li> -<li class="isub1">Anfora, vaso sagrado, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub1">Antepasados, los cuatro, <a href="#Page_88">88</a>.</li> -<li class="isub1">Antillas, las, <a href="#Page_80">80</a>.</li> -<li class="isub1">Antis, nacionalidad, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Antropo-atmosférica, figuración, <a href="#Page_188">188</a>.</li> -<li class="isub1">Antropomorfo, dios, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_166">166</a>.</li> -<li class="isub3">objeto, <a href="#Page_56">56</a>, <a href="#Page_61">61</a>, <a href="#Page_63">63</a>, - <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub3">ser, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_131">131</a>, - <a href="#Page_135">135</a>, <a href="#Page_136">136</a>, <a href="#Page_141">141</a>.</li> -<li class="isub3">vasija, <a href="#Page_172">172</a>.</li> -<li class="isub3">vaso, <a href="#Page_124">124</a>.</li> -<li class="isub1">Antropo-zoomorfa, cosa, figura,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_138">138</a>, <a href="#Page_140">140</a>, <a href="#Page_152">152</a>, - <a href="#Page_163">163</a>, <a href="#Page_170">170 á 175</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_178">178</a>, <a href="#Page_188">188</a>, <a href="#Page_226">226</a>.</li> -<li class="isub1">Apacheta, piedras amontonadas, <a href="#Page_127">127</a>.</li> -<li class="isub3">panteón de la, <a href="#Page_125">125</a>.</li> -<li class="isub1">Aparecido, nativo, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Apellidos indios, <a href="#Page_187">187</a>.</li> -<li class="isub1">Apo Inti, estatua solar, <a href="#Page_14">14</a>.</li> -<li class="isub1">Apóstoles, rastro de los, <a href="#Page_19">19</a>, <a href="#Page_42">42</a>, - <a href="#Page_44">44</a>.</li> -<li class="isub1">Apu, <a href="#Page_13">13</a>.</li> -<li class="isub1">Arabesco, símbolo, <a href="#Page_102">102</a>.</li> -<li class="isub1">Araucana, rara, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_112">112</a>, - <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub3">escritura, <a href="#Page_204">204</a>.</li> -<li class="isub1">Arbol, fiesta del, <a href="#Page_113">113</a>, <a href="#Page_150">150</a>.</li> -<li class="isub3">figuración del, <a href="#Page_204">204</a>.</li> -<li class="isub3">sagrado, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_127">127</a>, <a href="#Page_149">149</a>, - <a href="#Page_156">156</a>.</li> -<li class="isub3">simbólico, <a href="#Page_193">193</a>, <a href="#Page_216">216</a>.</li> -<li class="isub1">Ari, altar, <a href="#Page_48">48</a>.</li> -<li class="isub1">Arizona, petroglyfos de, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub1">Arkansas, tribu, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Arquitectónica, combinación, <a href="#Page_66">66</a>.</li> -<li class="isub1">Assiniboines, indios, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Astrolátrico, carácter, <a href="#Page_63">63</a>.</li> -<li class="isub3">culto, <a href="#Page_48">48</a>, <a href="#Page_62">62</a>.</li> -<li class="isub3">divinidad, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub3">emblema, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_68">68</a>, - <a href="#Page_74">74</a>.</li> -<li class="isub3">figuración, <a href="#Page_63">63</a>.</li> -<li class="isub1">Astronómico, emblema, <a href="#Page_41">41</a>.</li> -<li class="isub3">objeto, <a href="#Page_120">120</a>.</li> -<li class="isub3">signo, <a href="#Page_116">116</a>.</li> -<li class="isub1">Asunción, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Ataguju, vel, Atachuchu, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub1">Atmosférico, culto, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_24">24</a>, - <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_150">150</a>.</li> -<li class="isub3">dios, <a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_82">82 á 89</a>, <a href="#Page_90">90</a>, - <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_92">92</a>, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_138">138</a>, - <a href="#Page_178">178</a>, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub3">grupo, <a href="#Page_137">137</a>, <a href="#Page_156">156</a>, <a href="#Page_175">175</a>, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub3">mito,<a href="#Page_70">70</a>, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_215">215</a>.</li> -<li class="isub3">ofidio, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_173">173</a>.</li> -<li class="isub3">ser, <a href="#Page_27">27</a>, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_98">98</a>, - <a href="#Page_144">144</a>, <a href="#Page_177">177</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo, <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_139">139</a>, - <a href="#Page_161">161</a>, <a href="#Page_164">164</a>.</li> -<li class="isub3">valor, <a href="#Page_63">63</a>, <a href="#Page_167">167</a>, <a href="#Page_173">173</a>.</li> -<li class="isub3">campos, <a href="#Page_226">226</a>.</li> -<li class="isub1">Atonatiu, sol de agua, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Atticci Viracocha, dios acuático trino,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_10">10</a>, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_13">13</a>, - <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_77">77</a>, - <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_207">207</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Ave mítica, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_78">78</a>, <a href="#Page_79">79</a>, - <a href="#Page_144">144</a>, <a href="#Page_145">145</a>.</li> -<li class="isub1">Avestruz, ave mítica, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub3">de fuego, <a href="#Page_148">148</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo del, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_147">147 á 155</a>.</li> -<li class="isub1">Ave-Suri, pájaro mítico, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_142">142 á 149</a>, - <a href="#Page_213">213</a>, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Aymará, nación, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_48">48</a>, <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Ayuno, <a href="#Page_186">186</a>.</li> -<li class="isub1">Azteca, pueblo, <a href="#Page_34">34</a>, <a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_61">61</a>, - <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub3">culto, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub3">leyenda, <a href="#Page_158">158</a>.</li> -<li class="isub3">raza, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_92">92</a>, <a href="#Page_93">93</a>, - <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub3">siglo, <a href="#Page_109">109</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_268" id="Page_268">[268]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Bacabs, divinidades, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Bacanales nativas, <a href="#Page_150">150</a>.</li> -<li class="isub1">Baipurungá, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Balam-Quitze, poblador del</li> -<li class="isub3">orbe, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub3">Agab, <a href="#Page_11">11</a>.</li> -<li class="isub1">Barbado, hombre, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_29">29</a>, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub1">Bartolomé, Apóstol, <a href="#Page_5">5</a>.</li> -<li class="isub1">Batchué, diosa, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Batracio simbólico, <a href="#Page_233">233</a>.</li> -<li class="isub1">Bautismo, ceremonia del, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Biforme, volátil, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub1">Bicéfala, divinidad, <a href="#Page_103">103</a>.</li> -<li class="isub3">ave, <a href="#Page_135">135</a>.</li> -<li class="isub1">Bisbis, Cruz de, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub1">Blanco, aparecido, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub3">hombre, <a href="#Page_22">22 á 28</a>.</li> -<li class="isub1">Bochica, dios solar, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_24">24</a>, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_96">96</a>.</li> -<li class="isub1">Bogotá, pueblo, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Bolivia, nación, <a href="#Page_15">15</a>.</li> -<li class="isub1">Bosa, lugar de, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub1">Brasil, nación, <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Brujo, hechicero, <a href="#Page_6">6</a>.</li> -<li class="isub1">Busk, fiesta de, <a href="#Page_106">106</a>, <a href="#Page_117">117</a>.</li> - -<li class="ifrst">Cacha, estatua de, <a href="#Page_5">5</a>.</li> -<li class="isub1">Cachi, caylle de, <a href="#Page_193">193</a>.</li> -<li class="isub3">disco de, <a href="#Page_190">190</a>.</li> -<li class="isub1">Caclla, dios mejilla, <a href="#Page_167">167</a>.</li> -<li class="isub1">Cafayate, lugar de, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub3">pictografías de, <a href="#Page_27">27</a>, <a href="#Page_204">204</a>.</li> -<li class="isub3">urna de, <a href="#Page_130">130</a>, <a href="#Page_231">231</a>.</li> -<li class="isub1">Calabaza, símbolo, <a href="#Page_98">98</a>, <a href="#Page_154">154</a>, <a href="#Page_158">158</a>.</li> -<li class="isub1">Calango, petroglyfo de, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Calchaquí, nación, <a href="#Page_15">15 á 22</a>, <a href="#Page_27">27</a>, <a href="#Page_34">34</a>, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_112">112</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_120">120</a>, <a href="#Page_123">123</a>, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_166">166</a>, <a href="#Page_189">189</a>, <a href="#Page_202">202</a>, <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub3">alfarería, <a href="#Page_144">144</a>.</li> -<li class="isub3">cruces de, <a href="#Page_45">45</a>, <a href="#Page_116">116</a>.</li> -<li class="isub3">indio, <a href="#Page_140">140</a>, <a href="#Page_180">180</a>, <a href="#Page_186">186</a>.</li> -<li class="isub1">Cali, lugar, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">California, diosa de, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Callo, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Camulatz, volátil sagrado, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Canipacho, pinza depilatoria, <a href="#Page_29">29</a>.</li> -<li class="isub1">Canobos, vasijas de arriba, <a href="#Page_157">157</a>.</li> -<li class="isub1">Canopa, dios individual, <a href="#Page_43">43</a>, <a href="#Page_167">167</a>.</li> -<li class="isub1">Canota, piedra escrita de, <a href="#Page_199">199</a>.</li> -<li class="isub1">Cantacauro, piedra de, <a href="#Page_18">18</a>.</li> -<li class="isub1">Cántara sagrada, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_126">126</a>, <a href="#Page_150">150</a>, <a href="#Page_158">158</a>, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub3">simbólica, <a href="#Page_154">154</a>.</li> -<li class="isub1">Cañete, Cruz de, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_18">18</a>.</li> -<li class="isub1">Cápac Raymi, fiesta de, <a href="#Page_66">66</a>.</li> -<li class="isub1">Capayán, grupo atmosférico de, <a href="#Page_174">174</a>, <a href="#Page_175">175</a>.</li> -<li class="isub3">lugar de, <a href="#Page_99">99</a>.</li> -<li class="isub1">Carauco, Cruz de, <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_42">42</a>.</li> -<li class="isub1">Caracteres fonéticos, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Carahuasi, gruta de, <a href="#Page_199">199</a>, <a href="#Page_209">209</a>.</li> -<li class="isub3">pictografías de, <a href="#Page_186">186</a>, <a href="#Page_187">187</a>.</li> -<li class="isub1">Caravaya, Andes de, <a href="#Page_42">42</a>.</li> -<li class="isub1">Cardinales, divinidades, <a href="#Page_106">106</a>.</li> -<li class="isub3">genios, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_43">43</a>, <a href="#Page_101">101</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub3">puntos, <a href="#Page_105">105</a>, <a href="#Page_109">109</a>, <a href="#Page_114">114</a>, <a href="#Page_117">117</a>, <a href="#Page_118">118</a>.</li> -<li class="isub3">símbolos, <a href="#Page_204">204</a>.</li> -<li class="isub1">Caribe, raza, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_158">158</a>.</li> -<li class="isub1">Castas, <a href="#Page_112">112</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_269" id="Page_269">[269]</a></span></li> -<li class="isub1">Catachillay, estrella, <a href="#Page_70">70</a>, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub1">Catamarca, valle de, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_114">114</a>, <a href="#Page_223">223</a> y <a href="#Page_226">226</a>.</li> -<li class="isub1">Catequil, divinidad, <a href="#Page_10">10</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_236">236</a>.</li> -<li class="isub1">Cauac, Bacab, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Caudillos, los cuatro, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Cauquenes, indios de, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Cavernas, las cuatro, <a href="#Page_179">179</a>.</li> -<li class="isub1">Cayam-Carumi, amuleto, <a href="#Page_186">186</a>.</li> -<li class="isub1">Caylla Viracocha, divinidad, <a href="#Page_192">192</a>, <a href="#Page_193">193</a>, <a href="#Page_251">251</a>.</li> -<li class="isub1">Caylle, dios de la agricultura, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_156">156</a>, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_168">168</a>, <a href="#Page_191">191 á 194</a>, <a href="#Page_251">251</a>.</li> -<li class="isub1">Celeste, bóveda, su símbolo, <a href="#Page_93">93</a>.</li> -<li class="isub1">Cempoaltepec, monte sagrado, <a href="#Page_24">24</a>, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub1">Centzunhuitnahuas, seres divinos, <a href="#Page_83">83</a>.</li> -<li class="isub1">Cerro Negro, petroglyfos de, <a href="#Page_212">212</a>, <a href="#Page_215">215</a>, <a href="#Page_218">218</a>.</li> -<li class="isub1">Chachapoyas, roca de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Chalchihuitlicue, diosa, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_109">109</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Chalco, lago sagrado, <a href="#Page_90">90</a>.</li> -<li class="isub1">Chanca, raza, <a href="#Page_104">104</a>, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Chancay, tela de, <a href="#Page_64">64</a>.</li> -<li class="isub1">Chañar Yaco, huacas de, <a href="#Page_250">250</a>, <a href="#Page_251">251</a>.</li> -<li class="isub1">Chaquiago, disco de, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub1">Charcas, los, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Chasca, estrella, <a href="#Page_67">67</a>.</li> -<li class="isub1">Chasca-Cóyllur, lucero, <a href="#Page_8">8</a>, <a href="#Page_63">63</a>, <a href="#Page_67">67</a>, <a href="#Page_68">68</a>, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub1">Chasque, mensagero, <a href="#Page_20">20</a>.</li> -<li class="isub1">Chaya, fiesta calchaquí, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub1">Chechehet, indios, <a href="#Page_213">213</a>.</li> -<li class="isub1">Cherokees, indios, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Creeks, indios, <a href="#Page_80">80</a>, <a href="#Page_106">106</a>, <a href="#Page_117">117</a>.</li> -<li class="isub1">Chiapas, raza, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub1">Chicha, licor sagrado, <a href="#Page_126">126</a>.</li> -<li class="isub1">Chincha, nacionalidad, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Chichen Itza, lugar sagrado, <a href="#Page_83">83</a>.</li> -<li class="isub1">Chichimeca, nación, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Chile nación, <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_44">44</a>.</li> -<li class="isub1">Chillaos, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Chiminigagua, receptáculo luminoso, <a href="#Page_84">84</a>,</li> -<li class="isub1">Chimu, palacio del, <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_50">50</a>, <a href="#Page_67">67</a>.</li> -<li class="isub3">los, <a href="#Page_50">50</a>.</li> -<li class="isub1">Chingano, cueva de, <a href="#Page_26">26</a>, <a href="#Page_48">48</a>.</li> -<li class="isub1">Chipeway, tribu, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub3">hechiceros, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Chiqui, dios, <a href="#Page_113">113</a>, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_127">127</a>, <a href="#Page_149">149</a>, <a href="#Page_150">150</a>, <a href="#Page_151">151</a>.</li> -<li class="isub1">Chiquinau, divinidad, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Cholula, pueblo, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Choqchinchay, lucero, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub1">Choctaws, indios, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Chuchavira, divinidad, <a href="#Page_85">85</a>.</li> -<li class="isub1">Chulpa, torre sepulcral, <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_54">54</a>.</li> -<li class="isub1">Chunchos, Cruz de los, <a href="#Page_43">43</a>.</li> -<li class="isub1">Chuquisaca, trinidad de, <a href="#Page_16">16</a>.</li> -<li class="isub1">Churi Inti, estatua solar, <a href="#Page_14">14</a>.</li> -<li class="isub1">Chuychu, arco del cielo, <a href="#Page_154">154</a>, <a href="#Page_186">186</a>.</li> -<li class="isub1">Cielo, alma del, <a href="#Page_80">80</a>.</li> -<li class="isub3">columnas del, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_157">157</a>.</li> -<li class="isub3">culto al, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub1">Cinco, número sagrado, <a href="#Page_104">104</a>.</li> -<li class="isub1">Citlalicue, dios epiceno, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub1">Citlatonac, dios epicero, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub1">Círculo, figurado, <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub3">representación del, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_200">200</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo del, <a href="#Page_34">34</a>, <a href="#Page_54">54</a>, <a href="#Page_102">102</a>, <a href="#Page_163">163</a>, <a href="#Page_176">176</a>.</li> -<li class="isub1">Cisne, ave cardinal, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Coati, templo de, <a href="#Page_49">49</a>.</li> -<li class="isub1">Coaticlue, diosa, <a href="#Page_84">84</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_97">97</a>.</li> -<li class="isub1">Cóatl, serpiente, <a href="#Page_80">80</a>.</li> -<li class="isub1">Cocha, masa de agua, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_202">202</a>, <a href="#Page_207">207</a>, <a href="#Page_210">210</a>, <a href="#Page_211">211</a>, <a href="#Page_218">218</a>, <a href="#Page_236">236</a>.</li> -<li class="isub1">Colalao, piedra de, <a href="#Page_18">18</a>.</li> -<li class="isub1">Colibrí, ave sagrada, <a href="#Page_83">83</a>.</li> -<li class="isub1">Colomé, urna de, <a href="#Page_132">132</a>.</li> -<li class="isub1">Colpes, pueblo de, <a href="#Page_182">182</a>.</li> -<li class="isub1">Cruz de, <a href="#Page_183">183</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_270" id="Page_270">[270]</a></span></li> -<li class="isub1">Colla, nacionalidad, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub3">el predilecto, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Collao, piedra de, <a href="#Page_18">18</a>.</li> -<li class="isub1">Collcampata, adorno, <a href="#Page_67">67</a>.</li> -<li class="isub1">Cruz, <a href="#Page_163">163</a>.</li> -<li class="isub1">Collo-Collo, ídolo de, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_52">52</a>, <a href="#Page_57">57</a>, <a href="#Page_74">74</a>.</li> -<li class="isub1">Coohampu, caballito de totora, <a href="#Page_101">101</a>.</li> -<li class="isub1">Con vel Cun, dios acuático, <a href="#Page_9">9</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Cóndor, ave sagrada, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Coniraya, Viracocha, dios, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Condorhuasi, petroglyfo de, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Cónquel, nombre araucano, <a href="#Page_87">87</a>.</li> -<li class="isub1">Contici Viracocha, dios, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Cotzbalam, volátil sagrado, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Coxcox, divinidad, <a href="#Page_28">28</a>.</li> -<li class="isub1">Coyolxauqui, ser divino, <a href="#Page_83">83</a>.</li> -<li class="isub1">Cozumel, Cruz de, <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_37">37</a>.</li> -<li class="isub3">dios, <a href="#Page_38">38</a>.</li> -<li class="isub3">templo de, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Creeks, indios, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Cris, indios, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Crucero, signo del, <a href="#Page_67">67</a>.</li> -<li class="isub1">Cruces protectoras, <a href="#Page_182">182</a>, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub1">Crucificados, niños, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Cruz totémica, <a href="#Page_216">216</a>.</li> -<li class="isub3">constelación de la, <a href="#Page_68">68</a>, <a href="#Page_70">70</a>.</li> -<li class="isub3">de ceniza, <a href="#Page_223">223</a>, <a href="#Page_224">224</a>.</li> -<li class="isub3">del Sud, <a href="#Page_244">244</a>, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Cuadrado, símbolo, <a href="#Page_64">64</a>, <a href="#Page_102">102</a>, <a href="#Page_113">113</a>, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub1">Cuarteles, los cuatro, <a href="#Page_109">109</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Cuatro, número sagrado,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_93">93</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_102">102</a>, <a href="#Page_106">106</a> á <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_244">244</a>, <a href="#Page_245">245</a>, <a href="#Page_246">246</a>.</li> -<li class="isub1">Cuaterno sagrado, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_113">113</a>, <a href="#Page_114">114</a>, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_116">116</a>.</li> -<li class="isub1">Cuculcán, el Aparecido, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_97">97</a>.</li> -<li class="isub1">Cuervo Negro, <a href="#Page_233">233</a>.</li> -<li class="isub1">Cuonchaca, fuente de, <a href="#Page_200">200</a>.</li> -<li class="isub1">Cundinamarca, nación, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_34">34</a>, <a href="#Page_84">84</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_96">96</a>.</li> -<li class="isub3">cruz de, <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_41">41</a>.</li> -<li class="isub1">Curaca, jefe de tribu, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Cunti, nacionalidad, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Curá-Malal, gruta de, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Cuy, conejo de la tierra, <a href="#Page_126">126</a>.</li> -<li class="isub1">Cuzco, centro solar, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_48">48</a>.</li> -<li class="isub3">cruz del, <a href="#Page_43">43</a>.</li> -<li class="isub3">monarcas del, <a href="#Page_27">27</a>.</li> -<li class="isub3">pueblo del, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_60">60</a>, <a href="#Page_62">62</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_179">179</a>.</li> -<li class="isub3">templo del, <a href="#Page_68">68</a>.</li> - -<li class="ifrst">Dakotas, indios, <a href="#Page_80">80</a>, <a href="#Page_106">106</a>, <a href="#Page_107">107</a>, <a href="#Page_145">145</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_179">179</a>.</li> -<li class="isub1">Daño, maleficio, <a href="#Page_223">223</a>.</li> -<li class="isub1">Decussata, Cruz, <a href="#Page_70">70</a>, <a href="#Page_193">193</a>, <a href="#Page_208">208</a>.</li> -<li class="isub1">Delawares, indios, <a href="#Page_189">189</a>, <a href="#Page_242">242</a>.</li> -<li class="isub1">Didihet, indios, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Dias, los cuatro, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Diluvio americano, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Dios-imagen, <a href="#Page_193">193</a>.</li> -<li class="isub3">protector, <a href="#Page_193">193</a>.</li> -<li class="isub3">sol, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_177">177</a>.</li> -<li class="isub1">Disco solar, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub3">de cobre, <a href="#Page_190">190</a>, <a href="#Page_191">191</a>.</li> -<li class="isub1">Divisadero, roca escrita del, <a href="#Page_219">219</a>.</li> -<li class="isub1">Dobles, los, <a href="#Page_133">133</a>.</li> -<li class="isub3">cruces, <a href="#Page_175">175</a>, <a href="#Page_177">177</a>, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub3">suris, <a href="#Page_135">135</a>.</li> -<li class="isub1">Doctrinador nativo, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub1">Dólmenes, <a href="#Page_200">200</a>.</li> -<li class="isub1">Dos, número sagrado, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_65">65</a>, <a href="#Page_103">103</a>.</li> -<li class="isub1">Dragones, monstruos simbólicos, <a href="#Page_175">175</a>, <a href="#Page_176">176</a>, <a href="#Page_177">177</a>.</li> -<li class="isub1">Dragon-fly, alguacil, <a href="#Page_179">179</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_271" id="Page_271">[271]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Ecalchatl, divinidad, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Echecatotontin, ídolos, <a href="#Page_81">81</a>.</li> -<li class="isub1">Ehécatonathiu, mito, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Emblemas meteorológicos, <a href="#Page_161">161</a>, <a href="#Page_162">162</a>.</li> -<li class="isub3">nacionales, <a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_203">203</a>.</li> -<li class="isub1">Emplumada, bola, <a href="#Page_97">97</a>.</li> -<li class="isub3">serpiente <a href="#Page_153">153</a>.</li> -<li class="isub1">Encalilla, petroglyfo de, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Entre Ríos, provincia de, <a href="#Page_226">226</a>.</li> -<li class="isub3">folk-lore, <a href="#Page_224">224</a>.</li> -<li class="isub1">Epicenas, divinidades, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_152">152</a>, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Equinoccios, noción de los, <a href="#Page_104">104</a>.</li> -<li class="isub1">Escuadra, uso de la, <a href="#Page_34">34</a>.</li> -<li class="isub1">Escritura simbólica, <a href="#Page_65">65</a>, <a href="#Page_152">152</a>, <a href="#Page_189">189</a>, <a href="#Page_190">190</a>, <a href="#Page_198">198</a>, <a href="#Page_199">199</a>, <a href="#Page_200">200</a>.</li> -<li class="isub1">Espejo resplandeciente, <a href="#Page_97">97</a>.</li> -<li class="isub1">Espiral, símbolo, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_170">170</a>, <a href="#Page_195">195</a>, <a href="#Page_208">208</a>.</li> -<li class="isub3">guarda simbólica, <a href="#Page_170">170</a>, <a href="#Page_227">227</a>.</li> -<li class="isub1">Espíritus, los cuatro, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub3">gruta de los, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Esquimales, raza, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub1">Estaciones, las cuatro, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub3">emblema de las, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub1">Estados Unidos, nación, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_79">79</a>.</li> -<li class="isub1">Estanques, los cuatro, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Este, rumbo sagrado, <a href="#Page_106">106</a>, <a href="#Page_107">107</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Estrellas, adoración á las, <a href="#Page_71">71</a>.</li> -<li class="isub3">antropomorfas, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub3">las cuatro, <a href="#Page_116">116</a>.</li> -<li class="isub3">representadas, <a href="#Page_119">119</a>.</li> - -<li class="ifrst">Fálico, emblema, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub3">objeto, <a href="#Page_63">63</a>, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub1">Falo, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_98">98</a>.</li> -<li class="isub1">Fecundación, símbolo de la, <a href="#Page_65">65</a>, <a href="#Page_66">66</a>.</li> -<li class="isub1">Felino, animal sagrado, <a href="#Page_85">85</a>.</li> -<li class="isub3">heliolátrico, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Fertilidad, emblema de la, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub1">Fetiches, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_166">166 á 168</a>, <a href="#Page_221">221</a>, <a href="#Page_223">223</a>.</li> -<li class="isub1">Fiestas, las cuatro, <a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_109">109</a>, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Figuras onduladas, símbolo, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub1">Flauta ceremonial, <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub1">Flecha simbólica, <a href="#Page_154">154</a>.</li> -<li class="isub1">Fontebón, lugar, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub1">Fuego, espíritu de, <a href="#Page_85">85</a>.</li> -<li class="isub3">sagrado, <a href="#Page_127">127</a>.</li> -<li class="isub1">Funeraria, alfarería, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_124">124</a>, <a href="#Page_138">138</a>.</li> -<li class="isub3">inscripción, <a href="#Page_59">59</a>, <a href="#Page_62">62</a>, <a href="#Page_63">63</a>, <a href="#Page_64">64</a>.</li> -<li class="isub3">tela, <a href="#Page_65">65</a>.</li> -<li class="isub3">urna, <a href="#Page_126">126</a>, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_142">142</a>, <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub1">Fuerte Quemado, puco de, <a href="#Page_163">163</a>.</li> -<li class="isub3">urna de, <a href="#Page_131">131</a>, <a href="#Page_133">133</a>, <a href="#Page_228">228</a>.</li> -<li class="isub1">Funza, río del diluvio, <a href="#Page_15">15</a>.</li> - -<li class="ifrst">Gaytara, pueblo, <a href="#Page_44">44</a>.</li> -<li class="isub1">Genios, los cuatro, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Geómetras nativos, <a href="#Page_34">34</a>.</li> -<li class="isub1">Gigantes, los cuatro, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub3">aereos, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Granizo, conjuro del, <a href="#Page_224">224</a>.</li> -<li class="isub3">fenómeno del, <a href="#Page_236">236</a>.</li> -<li class="isub1">Greca simbólica, <a href="#Page_101">101</a>, <a href="#Page_102">102</a>, <a href="#Page_115">115</a>.</li> -<li class="isub1">Griega, Cruz, <a href="#Page_56">56</a>, <a href="#Page_67">67</a>, <a href="#Page_118">118</a>, <a href="#Page_177">177 á 180</a>, <a href="#Page_220">220</a>.</li> -<li class="isub3">guarda simbólica, <a href="#Page_141">141</a>.</li> -<li class="isub1">Guachemines, habitantes tenebrosos, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub1">Guaman-suri, hijo del cielo, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub1">Guaraní, raza, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Guaraníticas, misiones, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Guascar Inga, himnos de, <a href="#Page_12">12</a>.</li> -<li class="isub1">Guatemala, nación, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_89">89</a>.</li> -<li class="isub1">Guatulco, Cruz de, <a href="#Page_38">38</a>.</li> -<li class="isub1">Guayrá, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Guayrarú, panteón de, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Gucumatz, dios, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_242">242</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_272" id="Page_272">[272]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Hacedero de cosas, <a href="#Page_13">13</a>.</li> -<li class="isub1">Hacedor, <a href="#Page_10">10</a>.</li> -<li class="isub1">Hacha, instrumento sagrado, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Haida, indios, <a href="#Page_79">79</a>, <a href="#Page_98">98</a>.</li> -<li class="isub1">Halcón, ave simbólica, <a href="#Page_136">136</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub1">Hambato, piedra esculpida de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Haokah, dios del viento, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Hapiyñuño, duende mítico, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Hechicería, <a href="#Page_223">223</a>.</li> -<li class="isub1">Hechicero, <a href="#Page_6">6</a>.</li> -<li class="isub1">Heliolatría, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_48">48</a>, <a href="#Page_62">62</a>, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_104">104</a>, <a href="#Page_105">105</a>, <a href="#Page_164">164</a>.</li> -<li class="isub1">Herafroditismo, <a href="#Page_103">103</a>.</li> -<li class="isub1">Hermanos, los cuatro, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Himno del Pachacuti, <a href="#Page_12">12</a>.</li> -<li class="isub1">Huaca, fetiche, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_20">20</a>, <a href="#Page_180">180</a>, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub3">capirotes, <a href="#Page_16">16</a>.</li> -<li class="isub1">Huacanqui, amuleto de amor, <a href="#Page_183">183</a>, <a href="#Page_185">185</a>, <a href="#Page_186">186</a>.</li> -<li class="isub1">Huahua, infante, <a href="#Page_125">125</a>.</li> -<li class="isub1">Huahuaclla, vestido, <a href="#Page_66">66</a>.</li> -<li class="isub1">Huayra Muyuh, el Remolino, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub1">Hualfín, lugar de, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub1">Hualichu, genio del mal, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Huampar, Chucu, insignia, <a href="#Page_62">62</a>, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub1">Huanaco, animal de Sacrificio, <a href="#Page_127">127</a>.</li> -<li class="isub3">figuración del, <a href="#Page_210">210</a>, <a href="#Page_211">211</a>.</li> -<li class="isub1">Huaoque, Inti, <a href="#Page_14">14</a>.</li> -<li class="isub1">Huaquero, vasija, <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_55">55</a>, <a href="#Page_57">57</a>, <a href="#Page_60">60</a>, <a href="#Page_61">61</a>, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub1">Huaqui, tanga de, <a href="#Page_16">16</a>.</li> -<li class="isub1">Huatulco, lugar, <a href="#Page_24">24</a>, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub1">Huayna Cápac, <a href="#Page_44">44</a>.</li> -<li class="isub1">Huayrapuca, diosa del viento,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_79">79</a>, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_98">98</a>, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_134">134</a>, <a href="#Page_138">138</a>, <a href="#Page_150">150</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_151">151</a>, <a href="#Page_173">173</a>, <a href="#Page_176">176</a>, <a href="#Page_177">177</a>, <a href="#Page_209">209</a>, <a href="#Page_215">215</a>, <a href="#Page_216">216</a>.</li> -<li class="isub1">Huaza, piedra sagrada, <a href="#Page_180">180</a>, <a href="#Page_182">182</a>, <a href="#Page_192">192</a>.</li> -<li class="isub1">Huecomitl, vaso primitivo, <a href="#Page_158">158</a>.</li> -<li class="isub1">Huellas apostólicas, <a href="#Page_3">3 á 6</a>.</li> -<li class="isub1">Huemac, divinidad, <a href="#Page_22">22</a>.</li> -<li class="isub1">Huevo sagrado, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub1">Huilla, animal de Sacrificio, <a href="#Page_127">127</a>, <a href="#Page_150">150</a>, <a href="#Page_151">151</a>.</li> -<li class="isub1">Huiracocha, dios acuático,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_9">9</a>, <a href="#Page_10">10</a>, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_20">20</a> <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_48">48</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_160">160</a>, <a href="#Page_192">192</a>, <a href="#Page_193">193</a>.</li> -<li class="isub1">Huitzilopochtli, dios, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_92">92</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_97">97</a>.</li> -<li class="isub3">insignia de, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub3">page de, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub1">Huracán, dios del, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_89">89</a>.</li> -<li class="isub1">Hurakán, divinidad, <a href="#Page_80">80</a>, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Humaniyoc, el de la cabeza, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Humedad, emblema de la, <a href="#Page_77">77</a>.</li> - -<li class="ifrst">Idacanzas, mito, <a href="#Page_16">16</a>.</li> -<li class="isub1">Ideográfica, escritura, <a href="#Page_124">124</a>, <a href="#Page_198">198</a>.</li> -<li class="isub1">Idolátrica, figuración, <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub1">Idolo, <a href="#Page_168">168</a>, <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub1">Illa, fetiche de reproducción, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub1">Illapa, el rayo, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub1">Illa Ticci, vel Tecce, <a href="#Page_10">10</a>, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub1">Imaymana, atributo de Viracocha,</li> -<li class="isub6"><a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_179">179</a>, <a href="#Page_197">197</a>, <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub3">ojos de, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_113">113</a>, <a href="#Page_130">130</a>, <a href="#Page_140">140</a>, <a href="#Page_141">141</a>,</li> -<li class="isub6"><a href="#Page_148">148</a>, <a href="#Page_155">155</a>, <a href="#Page_173">173</a>, <a href="#Page_193">193</a>, <a href="#Page_230">230</a>.</li> -<li class="isub1">Imos, divinidad, <a href="#Page_23">23</a>.</li> -<li class="isub1">Inca, soberano de los quichuas, <a href="#Page_20">20</a>, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_48">48</a>, <a href="#Page_68">68</a>, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub3">roca, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub3">imperio del, <a href="#Page_43">43</a>, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub3">cruz del, <a href="#Page_44">44</a>.</li> -<li class="isub3">señal del, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_66">66</a>.</li> -<li class="isub1">Inmisa, Cruz, <a href="#Page_68">68</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_273" id="Page_273">[273]</a></span></li> -<li class="isub1">Igi-Balam, poblador del mundo, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Inti, sol, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub1">Inti Illapa, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_140">140</a>, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub1">Intip Raymi, fiesta de, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub1">Intiqua, estatua solar, <a href="#Page_14">14</a>.</li> -<li class="isub1">Iris, dios del, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub3">figuración del, <a href="#Page_154">154</a>, <a href="#Page_186">186</a>.</li> -<li class="isub1">Iroqueses, indios, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Itapuá, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Itoco, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Itzac-Mixcóatl, divinidad, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub1">Itzamna, divinidad, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_83">83</a>.</li> -<li class="isub1">Itzencaan, epíteto, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Itzenmuyal, epíteto, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Ix, Bacab, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Izamal, templo de, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_83">83</a>.</li> - -<li class="ifrst">Jauja, pueblo de, <a href="#Page_61">61</a>.</li> -<li class="isub1">Jefes, los cuatro, <a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Jujuy, provincia de, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Juríes, vel suríes, <a href="#Page_148">148</a>.</li> - -<li class="ifrst">Kabibokka, persona de un cuaterno, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Kabul, mano simbólica, <a href="#Page_22">22</a>.</li> -<li class="isub1">Kabun, cuaterno, persona del, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Kan, Bacab, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Kanoakeluh, ave mítica, <a href="#Page_249">249</a>.</li> -<li class="isub1">Kiatéxamut, indios, <a href="#Page_217">217</a>.</li> -<li class="isub1">Kukulcán, dios, <a href="#Page_242">242</a>.</li> - -<li class="ifrst">Lago sagrado, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_96">96</a>.</li> -<li class="isub1">Lares, dioses, <a href="#Page_167">167</a>.</li> -<li class="isub1">Latina, Cruz, <a href="#Page_67">67</a>, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_178">178</a>, <a href="#Page_179">179</a>, <a href="#Page_208">208</a>, <a href="#Page_215">215</a>.</li> -<li class="isub1">Latrapai, leyenda de, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Lechuza, ave sagrada, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Lenni Lenapes, indios, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Linea sinuosa, símbolo, <a href="#Page_205">205</a>, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub1">Línga, <a href="#Page_98">98</a>.</li> -<li class="isub1">Litolátrico, culto, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub1">Loma Colorada, petroglyfo de, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Loma Rica, urna de, <a href="#Page_144">144</a>.</li> -<li class="isub1">Londres, valle de, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_127">127</a>, <a href="#Page_182">182</a>.</li> -<li class="isub1">Loro, ave simbólica, <a href="#Page_136">136</a>, <a href="#Page_249">249</a>.</li> -<li class="isub1">Lules, ídolo de, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub3">indios, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Luminoso, emblema, <a href="#Page_49">49</a>.</li> -<li class="isub1">Luna, vel Quilla, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_68">68</a>, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub1">Luracatao, lugar de, <a href="#Page_29">29</a>, <a href="#Page_120">120</a>.</li> -<li class="isub1">Llampa, indio barbado, <a href="#Page_28">28</a>.</li> -<li class="isub1">Lluvia, demanda de, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_138">138</a>, - <a href="#Page_167">167</a>, <a href="#Page_190">190</a>, <a href="#Page_198">198</a>.</li> -<li class="isub3">figuración de la, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_142">142</a>, <a href="#Page_153">153</a>, <a href="#Page_163">163</a>, <a href="#Page_174">174</a>, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo de la, <a href="#Page_92">92</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_119">119</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_158">158</a>, <a href="#Page_162">162</a>, <a href="#Page_194">194</a>, <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub3">dios de la, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_171">171</a>, <a href="#Page_173">173</a>.</li> -<li class="isub3">diosa de la, <a href="#Page_160">160</a>.</li> -<li class="isub3">fenómeno de la, <a href="#Page_74">74 á 77</a>, <a href="#Page_101">101</a>, <a href="#Page_107">107</a>, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_117">117</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_128">128</a>, <a href="#Page_177">177</a>, <a href="#Page_180">180</a>, <a href="#Page_222">222</a>, <a href="#Page_250">250</a>.</li> -<li class="isub3">culto á la, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_161">161</a>, <a href="#Page_253">253</a>, <a href="#Page_254">254</a>.</li> -<li class="isub3">hacedor de la, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub3">espíritu de la, <a href="#Page_117">117</a>.</li> -<li class="isub3">acción de la, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub3">nunciador de la, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub3">por simpatía, <a href="#Page_172">172</a>.</li> -<li class="isub3">vaso de la, <a href="#Page_172">172</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_274" id="Page_274">[274]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Machi, médico adivino, <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub1">Machigasta, pueblo, <a href="#Page_128">128</a>.</li> -<li class="isub1">Madre del Agua, <a href="#Page_158">158</a>.</li> -<li class="isub1">Madre Tierra, fetiche, <a href="#Page_126">126</a>, <a href="#Page_194">194</a>.</li> -<li class="isub1">Mahuentah, poblador del mundo, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Maíz, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_244">244</a>.</li> -<li class="isub3">madre del, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub3">madre, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub1">Mal, genio del, <a href="#Page_79">79</a>.</li> -<li class="isub1">Malteza, Cruz, <a href="#Page_56">56</a>, <a href="#Page_67">67</a>, <a href="#Page_174">174</a>, <a href="#Page_175">175</a>.</li> -<li class="isub1">Mallqui, árbol simbólico, <a href="#Page_216">216</a>.</li> -<li class="isub1">Mama Cibaco, heroina solar, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub1">Mama Cacha, el mar, <a href="#Page_201">201</a>, <a href="#Page_212">212</a>.</li> -<li class="isub1">Mama Cora, heroina solar, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub1">Mama Quilla, luna fetiche, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_115">115</a>.</li> -<li class="isub1">Mama Ocllo, hija del sol, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub1">Mama Zara, fetiche, <a href="#Page_70">70</a>, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_180">180</a>, <a href="#Page_181">181</a>, <a href="#Page_192">192</a>, <a href="#Page_251">251</a>.</li> -<li class="isub1">Manco Cápac, hijo del sol, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_26">26</a>, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Mandans, indios, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Manitu, pájaro mítico, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Mano, símbolo de la, <a href="#Page_20">20</a>, <a href="#Page_21">21</a>, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Mar, venidos por, <a href="#Page_7">7</a>.</li> -<li class="isub1">Maraypé, camino, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Marzabotto, necrópolis de, <a href="#Page_169">169</a>.</li> -<li class="isub1">Mataclue, diosa, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Maya, nación, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_93">93</a>.</li> -<li class="isub3">calendario, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">Mbalpirungá, huellas de, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Meandro, ornamentación, <a href="#Page_67">67</a>.</li> -<li class="isub3">doble, <a href="#Page_219">219</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo, <a href="#Page_102">102</a>, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_163">163</a>, <a href="#Page_188">188</a>.</li> -<li class="isub3">tótem, <a href="#Page_208">208</a>.</li> -<li class="isub1">Medanito, huaca de, <a href="#Page_126">126</a>.</li> -<li class="isub1">Megalíticos, monumentos, <a href="#Page_18">18</a>.</li> -<li class="isub1">Méjico, nación, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_104">104</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_145">145</a>, <a href="#Page_242">242</a>, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Mem Loimi, diosa, <a href="#Page_104">104</a>.</li> -<li class="isub1">Menhir de Tafí, <a href="#Page_70">70</a>, <a href="#Page_113">113</a>, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub1">Meteoro divino, <a href="#Page_85">85</a>.</li> -<li class="isub1">Meteorológico, fenómeno, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_64">64</a>, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_102">102</a>.</li> -<li class="isub3">carácter, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub3">dios, <a href="#Page_99">99</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_101">101</a>, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_141">141</a>.</li> -<li class="isub1">Mextli, guerrero, <a href="#Page_83">83</a>.</li> -<li class="isub1">Mictlan, viento, región, <a href="#Page_106">106</a>.</li> -<li class="isub1">Midé, sociedad de la, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub1">Mikilo, genio de daño, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Minessota, país, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub1">Mitos aztecas, <a href="#Page_9">9</a>.</li> -<li class="isub3">mayas, <a href="#Page_9">9</a>.</li> -<li class="isub3">peruanos, <a href="#Page_9">9</a>.</li> -<li class="isub1">Mixcóatl, nube serpiente, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Moenitarres, indios, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Moki, indios, <a href="#Page_174">174</a>.</li> -<li class="isub1">Monolitos, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_179">179</a>, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub1">Montezuma, <a href="#Page_28">28</a>.</li> -<li class="isub1">Mortero, símbolo del, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub1">Mosquito-hawk, <a href="#Page_179">179</a>.</li> -<li class="isub1">Motezuma, héroe divino, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Mound, túmulo, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_252">252</a>.</li> -<li class="isub1">Muluc, Bacab, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Muñoz, Cerro de, <a href="#Page_209">209</a>.</li> -<li class="isub1">Muyna, estatua de, <a href="#Page_5">5</a>.</li> -<li class="isub1">Muysca, nación, <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_84">84</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_96">96</a>, <a href="#Page_242">242</a>.</li> - -<li class="ifrst">Nachán, lugar de, <a href="#Page_23">23</a>.</li> -<li class="isub1">Nahua, nación, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_92">92</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Nahualac, lugar, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub1">Namuncurá, gefe de tribu, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Nanihecatl, epíteto divino, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">Natches, indios, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Notose, viejo de los vientos, <a href="#Page_117">117</a>.</li> -<li class="isub1">Naturaleza, fuente de la, <a href="#Page_105">105</a>.</li> -<li class="isub1">Navajos, raza, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Nemqueteteba, persona trina, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Nepatecutli, divinidad, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub1">Nicaragua, pueblo de, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Nikilstlas, ave mítica, <a href="#Page_249">249</a>.</li> -<li class="isub1">Normandia, numismática de, <a href="#Page_195">195</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_275" id="Page_275">[275]</a></span></li> -<li class="isub1">Norte, genio del, <a href="#Page_41">41</a>,</li> -<li class="isub3">rumbo sagrado, <a href="#Page_107">107</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Nube, culto á la, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub3">hombre de la, <a href="#Page_119">119</a>, <a href="#Page_189">189</a>.</li> -<li class="isub3">mujer de la, <a href="#Page_119">119</a>, <a href="#Page_189">189</a>.</li> -<li class="isub3">genio de la, <a href="#Page_119">119</a>, <a href="#Page_162">162</a>.</li> -<li class="isub3">dios de la, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub3">habitante de la, <a href="#Page_189">189</a>.</li> -<li class="isub3">ave de la, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub3">emblema de la, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_147">147 á 156</a>, <a href="#Page_162">162</a>, <a href="#Page_188">188</a>.</li> -<li class="isub3">cabeza de la, <a href="#Page_102">102</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo de la, <a href="#Page_64">64</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_145">145 á 148</a>.</li> -<li class="isub3">emplumada, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Nublado, fenómeno viviente, <a href="#Page_210">210</a>.</li> -<li class="isub1">Nueva Granada, nación, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub1">Nuevo Méjico, nación, <a href="#Page_118">118</a>.</li> - -<li class="ifrst">Ogótica, <a href="#Page_195">195</a>.</li> -<li class="isub1">Oakley Springs, petroglyfo de, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub1">Oeste, rumbo sagrado, <a href="#Page_107">107</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Ofídico, animal, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_140">140</a>.</li> -<li class="isub3">dios, <a href="#Page_80">80</a>.</li> -<li class="isub3">grupo, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_175">175</a>.</li> -<li class="isub3">ser, <a href="#Page_79">79</a>, <a href="#Page_80">80</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo, <a href="#Page_100">100</a>, <a href="#Page_173">173</a>.</li> -<li class="isub3">vaso, <a href="#Page_140">140</a>.</li> -<li class="isub1">Ojibwa, indios, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub1">Ojos Imaymana, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_14">14</a>.</li> -<li class="isub1">Omecihuatl, dios epiceno, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub1">Omequeturiqui, persona trina, <a href="#Page_15">15</a>.</li> -<li class="isub1">Ometecutli, doble varón, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub1">Onduladas, formas, <a href="#Page_230">230</a>.</li> -<li class="isub1">Opochtli, dios, <a href="#Page_90">90</a>.</li> -<li class="isub1">Orientados, edificios, <a href="#Page_34">34</a>, <a href="#Page_37">37</a>.</li> -<li class="isub1">Ornamentación, <a href="#Page_50">50</a>, <a href="#Page_89">89</a>.</li> -<li class="isub1">Ornitomorfa, figuración <a href="#Page_39">39</a>, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_85">85</a>.</li> - -<li class="ifrst">Pacaritambo, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_48">48</a>, <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Pachacámac, divinidad, <a href="#Page_9">9</a>, <a href="#Page_10">10</a>.</li> -<li class="isub3">huaca de, <a href="#Page_54">54</a>.</li> -<li class="isub3">lugar de, <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_65">65</a>.</li> -<li class="isub3">tela de, <a href="#Page_62">62</a>, <a href="#Page_63">63</a>.</li> -<li class="isub1">Pachacuti, Plancha de, <a href="#Page_68">68 á 71</a>, <a href="#Page_116">116</a>, <a href="#Page_181">181</a>, <a href="#Page_201">201</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_206">206</a>, <a href="#Page_207">207</a>, <a href="#Page_212">212</a>.</li> -<li class="isub1">Pachamama, divinidad, <a href="#Page_112">112</a>, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub1">Padre del Agua, <a href="#Page_158">158</a>.</li> -<li class="isub1">Pagay, remo indígena, <a href="#Page_41">41</a>.</li> -<li class="isub1">Pájaro, ave mítica, <a href="#Page_39">39</a>, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_61">61</a>, <a href="#Page_64">64</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_84">84</a>,</li> -<li class="isub9"><a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_116">116</a>.</li> -<li class="isub3">de la tormenta, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_155">155</a>, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub3">mosca, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_97">97</a>.</li> -<li class="isub3">ofídico, <a href="#Page_76">76</a>.</li> -<li class="isub3">simbólico, <a href="#Page_154">154</a>.</li> -<li class="isub1">Pájaros, los cuatro, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub3">míticos <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_145">145</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub1">Palacios en Cruz, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Palenque, lugar de, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub3">bajo relieve de, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub3">Cruz de, <a href="#Page_34">34</a>, <a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_37">37 á 41</a>.</li> -<li class="isub1">Pampa, pictografía de la, <a href="#Page_200">200</a>, <a href="#Page_201">201</a>.</li> -<li class="isub1">Pampa Grande, gruta de, <a href="#Page_208">208</a></li> -<li class="isub1">Papagayo, pájaro mítico, <a href="#Page_97">97</a>.</li> -<li class="isub3">serpiente, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub1">Paraguarí, gruta de, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Paraguay, nación del, <a href="#Page_3">3</a>, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Paramonga, tela de, <a href="#Page_60">60</a>.</li> -<li class="isub1">Parayba, roca escrita de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Partes, las cuatro, <a href="#Page_114">114</a>.</li> -<li class="isub1">Pasao, templo de, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Pashash, bajo relieve de, <a href="#Page_177">177</a>.</li> -<li class="isub1">Pata, andén, <a href="#Page_205">205</a>, <a href="#Page_207">207</a>.</li> -<li class="isub1">Pata, de Suri, símbolo, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_213">213</a>, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Pata-pata, escalón simbólico, <a href="#Page_163">163</a>.</li> -<li class="isub1">Patas estrelladas, <a href="#Page_176">176</a>.</li> -<li class="isub1">Pawnes, indios, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Pay, los, <a href="#Page_5">5</a>.</li> -<li class="isub1">Paycabamba, pueblo, <a href="#Page_44">44</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_276" id="Page_276">[276]</a></span></li> -<li class="isub1">Paynalton, mensagero rápido, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub1">Paz, ídolo de la, <a href="#Page_51">51</a>.</li> -<li class="isub1">Peabirú, camino del Apóstol, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Pediu, nombre araucano, <a href="#Page_87">87</a>.</li> -<li class="isub1">Penates, dioses, <a href="#Page_167">167</a>.</li> -<li class="isub1">Personales, dioses, <a href="#Page_175">175</a>.</li> -<li class="isub1">Perú, nación del, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_19">19</a>, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_49">49</a>, <a href="#Page_56">56</a>, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_99">99</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_101">101</a>, <a href="#Page_104">104</a>, <a href="#Page_123">123</a>, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub1">Peruana, Cruz, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_47">47</a>, <a href="#Page_48">48</a>.</li> -<li class="isub3">tela, <a href="#Page_50">50</a>.</li> -<li class="isub1">Petrografías, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_20">20</a>, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_186">186</a>, <a href="#Page_189">189</a>, <a href="#Page_190">190</a>, <a href="#Page_197">197 á 220</a>.</li> -<li class="isub1">Petroglyfos, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_198">198 á 210</a>, <a href="#Page_252">252</a>.</li> -<li class="isub1">Pictografías, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_27">27</a>, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_179">179</a>, <a href="#Page_198">198</a>, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Pies, escultura de, <a href="#Page_19">19 á 21</a>, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub1">Piedra, culto á la, <a href="#Page_40">40</a>.</li> -<li class="isub1">Piedras, las cuatro, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub3">paradas, <a href="#Page_182">182</a>.</li> -<li class="isub3">votivas acuáticas, <a href="#Page_210">210</a>, <a href="#Page_213">213</a>.</li> -<li class="isub1">Piel Negra, tribu, <a href="#Page_117">117</a>.</li> -<li class="isub1">Piel Roja, tribu, <a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_105">105</a>, <a href="#Page_106">106</a>, <a href="#Page_145">145</a>.</li> -<li class="isub1">Piernas, indios, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Piguerao, pájaro mítico, <a href="#Page_75">75</a>, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_147">147</a>, <a href="#Page_236">236</a>.</li> -<li class="isub1">Pillán, dios, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Pillcomayo, río, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub1">Pinahua, el predilecto, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Pinturas ideográficas, <a href="#Page_109">109</a>, <a href="#Page_154">154</a>, <a href="#Page_204">204</a>, <a href="#Page_208">208</a>.</li> -<li class="isub1">Pirhua, Cruz en la, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub3">troj, <a href="#Page_182">182</a>.</li> -<li class="isub1">Pituil, lugar de, <a href="#Page_128">128</a>.</li> -<li class="isub1">Piura, roca de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Plantas, hijas de la tierra, <a href="#Page_96">96</a>.</li> -<li class="isub1">Plegarias, las cuatro, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Plomada, uso de la, <a href="#Page_34">34</a>.</li> -<li class="isub1">Plumas, emblemas, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_156">156</a>, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_186">186</a>, <a href="#Page_208">208</a>.</li> -<li class="isub1">Pobladores, los cuatro, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Politeismo, <a href="#Page_166">166</a>.</li> -<li class="isub1">Polos, los cuatro, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Popayán, Cruz de, <a href="#Page_36">36</a>.</li> -<li class="isub1">Portezuela, piedra pintada de, <a href="#Page_216">216</a>.</li> -<li class="isub1">Predicación antecolombiana, <a href="#Page_7">7</a>, <a href="#Page_32">32</a>, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_43">43</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub1">Predilectos, los cuatro, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Preincásicos, objetos, <a href="#Page_150">150</a>.</li> -<li class="isub1">Primavera, emblema de la, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub1">Pucará, urna de, <a href="#Page_135">135</a>.</li> -<li class="isub1">Pucarilla, puco de, <a href="#Page_129">129</a>, <a href="#Page_229">229</a>.</li> -<li class="isub1">Puco, tapa de urna, <a href="#Page_126">126</a>, <a href="#Page_129">129</a>, <a href="#Page_244">244</a>, <a href="#Page_233">233</a>.</li> -<li class="isub1">Pukllay, fiesta del, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub1">Puma, animal de sacrificio, <a href="#Page_150">150</a>.</li> -<li class="isub1">Punchao, <a href="#Page_98">98</a>.</li> -<li class="isub1">Punta de Hualasto, <a href="#Page_252">252</a>.</li> -<li class="isub1">Pururauca, dios de toda especie, <a href="#Page_167">167</a>.</li> - -<li class="ifrst">Quetzal, papagayo mítico, <a href="#Page_145">145</a>.</li> -<li class="isub1">Quetzalcóatl, divinidad,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_91">91</a>,</li> -<li class="isub8"><a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_97">97</a>,<a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_153">153</a>.</li> -<li class="isub1">Quiateótl, dios, <a href="#Page_81">81</a>.</li> -<li class="isub1">Quiché, nación, <a href="#Page_80">80</a>, <a href="#Page_83">83</a>, <a href="#Page_88">88</a>.</li> -<li class="isub1">Quichuas, panteón de los, <a href="#Page_11">11</a>.</li> -<li class="isub3">raza, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_34">34</a>, <a href="#Page_67">67</a>, <a href="#Page_88">88</a>.</li> -<li class="isub1">Quilmes, huaca policéfala de, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub3">petroglyfo de, <a href="#Page_212">212</a>, <a href="#Page_213">213</a>, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub3">urna de, <a href="#Page_128">128</a>, <a href="#Page_129">129</a>.</li> -<li class="isub1">Quilla, luna, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub1">Quillacincas, indios, <a href="#Page_44">44</a>.</li> -<li class="isub1">Quito, pueblo, <a href="#Page_108">108</a>, <a href="#Page_111">111</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_277" id="Page_277">[277]</a></span></li> - -<li class="ifrst">Rana, fetiche, <a href="#Page_222">222</a>, <a href="#Page_226">226</a>, <a href="#Page_227">227</a>.</li> -<li class="isub1">Rayo, dios del, <a href="#Page_85">85</a>, <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_147">147</a>.</li> -<li class="isub3">fetiche, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub3">hacha del, <a href="#Page_87">87</a>.</li> -<li class="isub3">culto al, <a href="#Page_156">156</a>.</li> -<li class="isub3">personage mítico, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub3">serpiente, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_170">170</a>.</li> -<li class="isub3">templo del, <a href="#Page_156">156</a>.</li> -<li class="isub1">Relámpago, símbolo, <a href="#Page_93">93</a>.</li> -<li class="isub3">divinidad del, <a href="#Page_171">171</a>.</li> -<li class="isub3">fenómeno del, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub1">Resurrección, creencia en la, <a href="#Page_37">37</a>.</li> -<li class="isub1">Rincones, los cuatro, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Rioja, provincia de la, <a href="#Page_123">123</a>, <a href="#Page_236">236</a>.</li> -<li class="isub1">Roca, escritura en la, <a href="#Page_38">38</a>.</li> -<li class="isub1">Roseta, símbolo, <a href="#Page_212">212</a>, <a href="#Page_218">218</a>.</li> -<li class="isub3">con Cruz, <a href="#Page_212">212</a>.</li> - -<li class="ifrst">S. símbolo, <a href="#Page_112">112</a>, <a href="#Page_219">219</a>, <a href="#Page_227">227</a>, <a href="#Page_229">229</a>.</li> -<li class="isub1">Sacrificios humanos, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_109">109</a>, <a href="#Page_125">125 á 128</a>, <a href="#Page_150">150</a>.</li> -<li class="isub1">Sagamosa, lugar, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub1">Salado, río, <a href="#Page_118">118</a>.</li> -<li class="isub1">San Carlos, puco de, <a href="#Page_230">230</a>.</li> -<li class="isub1">Salinas, Cruz de, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Sal-si-puedes, roca escrita de, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">San Fernando, urna de, <a href="#Page_164">164</a>.</li> -<li class="isub3">petrografías de, <a href="#Page_219">219</a>.</li> -<li class="isub1">San Isidro, petrografías de, <a href="#Page_213">213</a>, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">San José, urna de, <a href="#Page_128">128</a>, <a href="#Page_129">129</a>, <a href="#Page_140">140</a>, <a href="#Page_144">144</a>, <a href="#Page_225">225</a>, <a href="#Page_230">230</a>, <a href="#Page_231">231</a>.</li> -<li class="isub3">pueblo, <a href="#Page_209">209</a>.</li> -<li class="isub1">San Lucas, pictografía de, <a href="#Page_27">27</a>.</li> -<li class="isub3">petrografías de, <a href="#Page_210">210</a>, <a href="#Page_211">211</a>.</li> -<li class="isub1">San Luis, <a href="#Page_223">223</a>.</li> -<li class="isub1">Santa, pueblo de, <a href="#Page_101">101</a>.</li> -<li class="isub1">Santa Cruz de la Sierra, <a href="#Page_42">42</a>.</li> -<li class="isub1">Santa María, lugar de, <a href="#Page_21">21</a>, <a href="#Page_182">182</a>, <a href="#Page_209">209</a>.</li> -<li class="isub3">urnas de, <a href="#Page_131">131</a>, <a href="#Page_135">135</a>, <a href="#Page_162">162</a>, <a href="#Page_163">163</a>, <a href="#Page_225">225</a>, <a href="#Page_228">228</a>.</li> -<li class="isub3">ídolo de, <a href="#Page_134">134</a>, <a href="#Page_171">171</a>.</li> -<li class="isub3">puco, <a href="#Page_155">155</a>.</li> -<li class="isub1">Santos, Bahía de T. los, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">San Vicente, roca de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Sapo, fetiche, <a href="#Page_169">169</a>, <a href="#Page_221">221</a>, <a href="#Page_222">222</a>.</li> -<li class="isub3">símbolo del, <a href="#Page_221">221 á 237</a>.</li> -<li class="isub1">Semes, río, <a href="#Page_118">118</a>.</li> -<li class="isub1">Sepulcral, torre, <a href="#Page_53">53</a>.</li> -<li class="isub1">Serpiente, símbolo de la, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_133">133</a>, <a href="#Page_174">174</a>, <a href="#Page_175">175</a>.</li> -<li class="isub3">de fuego, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub3">mujer de la, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub3">emplumada, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_153">153</a>.</li> -<li class="isub3">montaña de la, <a href="#Page_93">93</a>.</li> -<li class="isub3">rayo, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_140">140</a>, <a href="#Page_228">228</a>.</li> -<li class="isub3">varas con cabeza de, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub3">doble, <a href="#Page_188">188</a>.</li> -<li class="isub1">Shamanes, tribu, <a href="#Page_119">119</a>.</li> -<li class="isub3">demonio de los, <a href="#Page_217">217</a>.</li> -<li class="isub1">Shawnis, tribu, <a href="#Page_141">141</a>.</li> -<li class="isub1">Shawano, cuaderno, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Sia, indios de, <a href="#Page_218">218</a>, <a href="#Page_126">126</a>.</li> -<li class="isub1">Siete, número Sagrado, <a href="#Page_104">104</a>.</li> -<li class="isub1">Sillán Innua, región, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub1">Simbólica, escultura, <a href="#Page_124">124</a>, <a href="#Page_173">173</a>, <a href="#Page_174">174</a>.</li> -<li class="isub3">pintura, <a href="#Page_128">128</a>, <a href="#Page_173">173</a>.</li> -<li class="isub1">Siquimí, gruta escrita de, <a href="#Page_119">119</a>, <a href="#Page_209">209</a>.</li> -<li class="isub1">Skana, monstruo mítico, <a href="#Page_78">78</a>.</li> -<li class="isub1">Sol, personificación del, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub3">culto al, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_25">25</a>, <a href="#Page_48">48</a>, <a href="#Page_68">68</a>, <a href="#Page_166">166</a>.</li> -<li class="isub3">templo del, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub3">incásico, <a href="#Page_71">71</a>.</li> -<li class="isub3">peruano, <a href="#Page_73">73</a>.</li> -<li class="isub1">Soles, los cuatro, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Solesticios, conocimiento de los, <a href="#Page_104">104</a>.</li> -<li class="isub1">Spirit, los Wind, <a href="#Page_35">35</a>.</li> -<li class="isub1">Stone-Grave, <a href="#Page_35">35</a>.</li> -<li class="isub1">Sud, Cruz del, <a href="#Page_34">34</a>.</li> -<li class="isub3">rumbo sagrado, <a href="#Page_107">107</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Sugunza, divinidad, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub1">Sumac Ñusta, imno peruano, <a href="#Page_138">138</a>, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_160">160</a>, <a href="#Page_161">161</a>.</li> -<li class="isub1">Sunuit, tribu, <a href="#Page_217">217</a>.</li> -<li class="isub1">Sura, apodo, <a href="#Page_148">148</a>.</li> -<li class="isub1">Suri, símbolo, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_120">120</a>, <a href="#Page_131">131</a>, <a href="#Page_134">134</a>, <a href="#Page_135">135</a>, <a href="#Page_166">166</a>, <a href="#Page_188">188</a>.</li> -<li class="isub3">cabezas de, <a href="#Page_136">136</a>.</li> -<li class="isub3">ave mítica, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_130">130</a>, <a href="#Page_146">146 á 155</a>, <a href="#Page_161">161</a>, <a href="#Page_162">162</a>, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub3">serpiente, <a href="#Page_134">134</a>, <a href="#Page_188">188</a>.</li> -<li class="isub3">fetiche, <a href="#Page_169">169</a>.</li> -<li class="isub1">Surita, aplicado indio, <a href="#Page_148">148</a>.</li> -<li class="isub1">Supay, diablo, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Suyus, rumbos geográficos, <a href="#Page_179">179</a>.</li> -<li class="isub3">los cuatro, <a href="#Page_112">112</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_278" id="Page_278">[278]</a></span></li> - -<li class="ifrst">T, símbolo, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_204">204</a>, <a href="#Page_253">253</a>.</li> -<li class="isub1">Taapac, divinidad, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_20">20</a>.</li> -<li class="isub1">Tabasco, Cruz de, <a href="#Page_38">38</a>.</li> -<li class="isub1">Taco vel tacu, algarrobo, <a href="#Page_149">149</a>, <a href="#Page_151">151</a>.</li> -<li class="isub1">Tacuiles, algarrobales, <a href="#Page_182">182</a>.</li> -<li class="isub1">Tacumbú, piedra de, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Tafí, manolito de, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_71">71</a>, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_179">179</a>, <a href="#Page_181">181</a>, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub3">lugar de, <a href="#Page_74">74</a>, <a href="#Page_126">126</a>.</li> -<li class="isub3">panteón de, <a href="#Page_125">125</a>.</li> -<li class="isub3">urnas de, <a href="#Page_134">134</a>, <a href="#Page_137">137</a>, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_228">228</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Tahuapica Viracocha, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Tahuantinsuyu, imperio de, <a href="#Page_66">66</a>.</li> -<li class="isub1">Talca, animal de Sacrificio, <a href="#Page_127">127</a>, <a href="#Page_150">150</a>.</li> -<li class="isub1">Taluhet, indios, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Tambo, <a href="#Page_20">20</a>.</li> -<li class="isub1">Tangatanga, trinidad, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_104">104</a>, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub1">Tarija, tránsito por, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Tau simbólico, <a href="#Page_32">32</a>, <a href="#Page_53">53</a>, <a href="#Page_62">62</a>, <a href="#Page_63">63</a>, <a href="#Page_73">73</a>, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_98">98</a>.</li> -<li class="isub3">ofídico, <a href="#Page_140">140</a>.</li> -<li class="isub1">Tayatí, lugar de, <a href="#Page_2">2</a>.</li> -<li class="isub1">Tebicuarí, pozo de, <a href="#Page_3">3</a>.</li> -<li class="isub1">Tecumbán, volátil sagrado, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Tehuelches, indios, <a href="#Page_243">243</a>.</li> -<li class="isub1">Tempestad, divinidad, <a href="#Page_138">138</a>, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Templo de Viracocha, <a href="#Page_11">11</a>.</li> -<li class="isub1">Tensse, Cruz de, <a href="#Page_35">35</a>.</li> -<li class="isub1">Tenochtitlan, pueblo, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Teotihuacán, lugar, <a href="#Page_90">90</a>.</li> -<li class="isub1">Tepodazli, divinidad, <a href="#Page_24">24</a>.</li> -<li class="isub1">Ternos, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub1">Tetzauhtostl, dios, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub1">Tezcatlipoca, divinidad, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_62">62</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">Tezcuco, pueblo, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Thomagata, meteoro divino, <a href="#Page_85">85</a>.</li> -<li class="isub1">Thomé, Santo, <a href="#Page_2">2 á 5</a>, <a href="#Page_38">38</a>.</li> -<li class="isub1">Thonay, piedra, <a href="#Page_12">12</a>.</li> -<li class="isub1">Thoqui, insignia, <a href="#Page_208">208</a>.</li> -<li class="isub1">Thupa, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub1">Tiahuanaco, centro de, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_48">48</a>.</li> -<li class="isub3">monolitos de, <a href="#Page_12">12 á 15</a>, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_50">50</a>, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_177">177</a>.</li> -<li class="isub3">panteón de, <a href="#Page_181">181</a>.</li> -<li class="isub3">esculturas de, <a href="#Page_49">49</a>.</li> -<li class="isub3">dioses de, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Ticci vel Tici, vaso mítico, <a href="#Page_157">157</a>, <a href="#Page_158">158</a>, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub1">Tierra, culto á la, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub1">Tierra Madre, <a href="#Page_112">112</a>.</li> -<li class="isub1">Tigre, cabeza de, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Tincuc, acto carnal, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub3">hechizo, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub1">Tincunacu, fiesta del, <a href="#Page_113">113</a>, <a href="#Page_183">183</a>.</li> -<li class="isub1">Tinéri, roca escrita de, <a href="#Page_198">198</a>.</li> -<li class="isub1">Tinguiririca, pictografía de, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_203">203</a>, <a href="#Page_204">204</a>, <a href="#Page_207">207</a>, <a href="#Page_246">246</a>.</li> -<li class="isub1">Tinogasta, ídolo de, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_136">136</a>, <a href="#Page_171">171</a>.</li> -<li class="isub3">pueblo de, <a href="#Page_65">65</a>, <a href="#Page_126">126</a>.</li> -<li class="isub3">amuleto de, <a href="#Page_184">184</a>, <a href="#Page_185">185</a>.</li> -<li class="isub1">Titicaca, lago de, <a href="#Page_10">10</a>, <a href="#Page_25">25</a>.</li> -<li class="isub3">tau del, <a href="#Page_71">71</a>.</li> -<li class="isub3">Cruz de, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_42">42</a>.</li> -<li class="isub3">roca de, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub3">civilización del, <a href="#Page_42">42</a>, <a href="#Page_111">111</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_279" id="Page_279">[279]</a></span></li> -<li class="isub1">Tlacaltécuchtli, dios, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Tláloc, dios, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_97">97</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub3">los genios, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_121">121</a>.</li> -<li class="isub3">compañera de, <a href="#Page_81">81</a>.</li> -<li class="isub3">ministro de, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub1">Tlalocán, señor de, <a href="#Page_81">81</a>.</li> -<li class="isub1">Tlalocatécutli, alto Tláloc, <a href="#Page_81">81</a>.</li> -<li class="isub1">Tlalocavitl, paraiso, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Tlapallá, lugar sagrado, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub1">Tlascala, pueblo, <a href="#Page_159">159</a>.</li> -<li class="isub1">Tlascalteca, raza, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Tlathonathiu, creador, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Tlazoltéotl, diosa, <a href="#Page_81">81</a>.</li> -<li class="isub1">Tocapo Viracocha, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub1">Toco, ventana, <a href="#Page_51">51</a>, <a href="#Page_56">56</a>, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_164">164</a>, <a href="#Page_205">205</a>, <a href="#Page_208">208</a>, <a href="#Page_220">220</a>.</li> -<li class="isub1">Tocoregua, roca escrita de, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_19">19</a>.</li> -<li class="isub1">Tohil, dios rugidor, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_82">82</a>.</li> -<li class="isub1">Tokay, el predilecto, <a href="#Page_111">111</a>.</li> -<li class="isub1">Tolombón, urna de, <a href="#Page_132">132</a>, <a href="#Page_237">237</a>.</li> -<li class="isub1">Tolteca, nación, <a href="#Page_28">28</a>, <a href="#Page_81">81</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_90">90</a>, <a href="#Page_93">93</a>, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">Tonapa, divinidad, <a href="#Page_11">11</a>, <a href="#Page_12">12</a>, <a href="#Page_98">98</a>, <a href="#Page_157">157</a>.</li> -<li class="isub1">Topamientos, los, <a href="#Page_113">113</a>.</li> -<li class="isub1">Tormenta, símbolo de la, <a href="#Page_21">21</a>.</li> -<li class="isub3">culto á la, <a href="#Page_76">76</a>.</li> -<li class="isub3">ave de la, <a href="#Page_58">58</a>, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_151">151</a>.</li> -<li class="isub3">personage mítico, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_163">163</a>.</li> -<li class="isub3">mito de la, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_102">102</a>, <a href="#Page_114">114</a>, <a href="#Page_162">162</a>.</li> -<li class="isub3">fenómeno de la, <a href="#Page_107">107</a>.</li> -<li class="isub1">Tótem, <a href="#Page_35">35</a>, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_186">186</a>, <a href="#Page_188">188</a>, <a href="#Page_189">189</a>, <a href="#Page_191">191</a>, <a href="#Page_209">209</a>.</li> -<li class="isub1">Tránsito del Apóstol, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Tres, número sagrado, <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_15">15</a>, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_65">65</a>, <a href="#Page_104">104</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_112">112</a>, <a href="#Page_125">125</a>.</li> -<li class="isub1">Triángulo, símbolo, <a href="#Page_17">17</a>, <a href="#Page_63">63</a>, <a href="#Page_64">64</a>, <a href="#Page_65">65</a>, <a href="#Page_102">102</a>.</li> -<li class="isub3">figura del, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_141">141</a>.</li> -<li class="isub1">Tricéfalo, dios, <a href="#Page_14">14</a>, <a href="#Page_103">103</a>.</li> -<li class="isub3">figurón, <a href="#Page_104">104</a>.</li> -<li class="isub1">Tridente, insignia, <a href="#Page_65">65</a>.</li> -<li class="isub1">Triforme, figura, <a href="#Page_134">134</a>, <a href="#Page_173">173</a>, <a href="#Page_174">174</a>.</li> -<li class="isub1">Trinidad, misterio nativo, <a href="#Page_14">14 á 17</a>, <a href="#Page_115">115</a>, <a href="#Page_177">177</a>.</li> -<li class="isub1">Trinitario, grupo, <a href="#Page_175">175</a>.</li> -<li class="isub1">Trocadero, museo del, <a href="#Page_90">90</a>.</li> -<li class="isub1">Trueno, divinidad, <a href="#Page_20">20</a>, <a href="#Page_24">24</a>, <a href="#Page_47">47</a>, <a href="#Page_86">86</a>, <a href="#Page_89">89</a>, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_147">147</a>, <a href="#Page_171">171</a>.</li> -<li class="isub3">figuración del, <a href="#Page_141">141</a>, <a href="#Page_172">172</a>.</li> -<li class="isub3">culto al, <a href="#Page_156">156</a>, <a href="#Page_171">171</a>.</li> -<li class="isub3">templo, del, <a href="#Page_156">156</a>.</li> -<li class="isub3">vaso del, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_157">157 á 160</a>, <a href="#Page_172">172</a>, <a href="#Page_226">226</a>.</li> -<li class="isub1">Trujillo, pueblo de, <a href="#Page_60">60</a>.</li> -<li class="isub1">Tucumán, pueblo de, <a href="#Page_70">70</a>.</li> -<li class="isub3">nación del, <a href="#Page_18">18</a>, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_148">148</a>.</li> -<li class="isub3">tránsito por el, <a href="#Page_4">4</a>.</li> -<li class="isub1">Tullán, pueblo de, <a href="#Page_23">23</a>.</li> -<li class="isub1">Tumaná, Cruz de, <a href="#Page_117">117</a>.</li> -<li class="isub1">Tumbas mejicanas, <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_37">37</a>.</li> -<li class="isub3">cruces en las, <a href="#Page_36">36</a>, <a href="#Page_37">37</a>.</li> -<li class="isub3">en Cruz, <a href="#Page_109">109</a>.</li> -<li class="isub1">Tumé, Pay, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_7">7</a>.</li> -<li class="isub1">Tupa, piedra de Colla, <a href="#Page_18">18</a>.</li> -<li class="isub1">Tupá, <a href="#Page_12">12</a>.</li> -<li class="isub1">Tupis, indios, <a href="#Page_146">146</a>, <a href="#Page_148">148</a>.</li> -<li class="isub1">Tupu, adorno, <a href="#Page_50">50</a>.</li> -<li class="isub1">Turpentae, mago, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Tzendal, lengua, <a href="#Page_23">23</a>.</li> -<li class="isub1">Tzotzitepec, monte sagrado, <a href="#Page_91">91</a>.</li> -<li class="isub3">dios, <a href="#Page_247">247</a>.</li> - -<li class="ifrst">U, símbolo, <a href="#Page_205">205</a>.</li> -<li class="isub1">Uragozoriso, persona trinitaria, <a href="#Page_15">15</a>.</li> -<li class="isub1">Urapa, persona trinitaria, <a href="#Page_15">15</a>.</li> -<li class="isub1">Urasana, persona trinitaria, <a href="#Page_15">15</a>.</li> -<li class="isub1">Uricocochanticcicápac, dios epicero, <a href="#Page_17">17</a>.</li> -<li class="isub1">Urna funeraria, <a href="#Page_126">126</a>, <a href="#Page_139">139</a>, <a href="#Page_142">142</a>, <a href="#Page_170">170</a>, <a href="#Page_172">172</a>, <a href="#Page_247">247</a>.</li> -<li class="isub1">Urubú, cuervo negro, <a href="#Page_226">226</a>, <a href="#Page_234">234</a>, <a href="#Page_235">235</a>.</li> - -<li class="ifrst">Vasijas las cuatro, <a href="#Page_95">95</a>. -<span class="pagenum"><a name="Page_280" id="Page_280">[280]</a></span></li> -<li class="isub3">antropomorfas, <a href="#Page_168">168</a>.</li> -<li class="isub1">Vaso ceremonial, <a href="#Page_118">118</a>, <a href="#Page_126">126</a>.</li> -<li class="isub3">del trueno, <a href="#Page_156">156 á 160</a>, <a href="#Page_176">176</a>, <a href="#Page_248">248</a>.</li> -<li class="isub3">funerario, <a href="#Page_125">125</a>.</li> -<li class="isub3">sagrado, <a href="#Page_125">125</a>, <a href="#Page_129">129</a>.</li> -<li class="isub3">votivo, <a href="#Page_127">127</a>, <a href="#Page_172">172</a>.</li> -<li class="isub1">Varas emplumadas, emblemas, <a href="#Page_156">156</a>, <a href="#Page_192">192</a>.</li> -<li class="isub1">Ventana, Señor de la, <a href="#Page_13">13</a>, <a href="#Page_14">14</a>.</li> -<li class="isub1">Vera, Paz, indios de, <a href="#Page_28">28</a>.</li> -<li class="isub1">Verano, fiestas de, <a href="#Page_86">86</a>.</li> -<li class="isub1">Vía Láctea, <a href="#Page_70">70</a>.</li> -<li class="isub1">Víbora, figuración, <a href="#Page_202">202</a>.</li> -<li class="isub1">Víctimas humanas, <a href="#Page_214">214</a>.</li> -<li class="isub1">Vida, Arbol de Nuestra, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Viejos, los cuatro, <a href="#Page_95">95</a>.</li> -<li class="isub1">Viento figurado, <a href="#Page_120">120</a>, <a href="#Page_162">162</a>.</li> -<li class="isub3">casa del, <a href="#Page_77">77</a>.</li> -<li class="isub3">dios del, <a href="#Page_84">84</a>.</li> -<li class="isub3">Madre del, <a href="#Page_87">87</a>, <a href="#Page_100">100</a>.</li> -<li class="isub3">mito del, <a href="#Page_87">87</a>.</li> -<li class="isub3">personage mítico, <a href="#Page_77">77</a>, <a href="#Page_106">106</a>.</li> -<li class="isub1">Vientos, los cuatro, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_88">88</a>, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_114">114</a>, <a href="#Page_117">117</a>, <a href="#Page_120">120</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_177">177</a>, <a href="#Page_179">179</a>.</li> -<li class="isub3">rosa de los, <a href="#Page_41">41</a>, <a href="#Page_144">144</a>.</li> -<li class="isub3">señor de los, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_110">110</a>, <a href="#Page_112">112</a>, <a href="#Page_116">116</a>.</li> -<li class="isub1">Villanueva, cilindro de, <a href="#Page_195">195</a>.</li> -<li class="isub3">cementerio de, <a href="#Page_166">166</a>, <a href="#Page_169">169</a>.</li> -<li class="isub1">Villca, fetiche, <a href="#Page_180">180</a>.</li> -<li class="isub1">Vincha, faja, <a href="#Page_160">160</a>.</li> -<li class="isub1">Virginidad, emblema de la, <a href="#Page_174">174</a>.</li> -<li class="isub1">Virgulilla, símbolio de la, <a href="#Page_61">61</a>.</li> -<li class="isub1">Vitzcilipuztli, dios, <a href="#Page_108">108</a>.</li> -<li class="isub1">Voc, pájaro mensagero, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -<li class="isub1">Voladores, los, <a href="#Page_145">145</a>.</li> -<li class="isub1">Volátil, símbolo, <a href="#Page_76">76</a>, <a href="#Page_145">145</a>, <a href="#Page_155">155</a>.</li> -<li class="isub1">Votán, divinidad, <a href="#Page_23">23</a>, <a href="#Page_24">24</a>.</li> - -<li class="ifrst">Wabun, persona de un cuaterno, <a href="#Page_245">245</a>.</li> -<li class="isub1">Wind Spirit, figura mítica, <a href="#Page_78">78</a>, <a href="#Page_98">98</a>.</li> -<li class="isub1">Wingemund, gefe de tribu, <a href="#Page_189">189</a>.</li> -<li class="isub1">Wixepecocha, divinidad, <a href="#Page_24">24</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_91">91</a>, <a href="#Page_121">121</a>, <a href="#Page_217">217</a>.</li> - -<li class="ifrst">X, Cruz en forma de, <a href="#Page_63">63</a>.</li> -<li class="isub1">Xayhua, Cruz, <a href="#Page_44">44</a>, <a href="#Page_65">65</a>, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_181">181</a>.</li> -<li class="isub1">Xecotcovach, volátil sagrado, <a href="#Page_111">111</a>, <a href="#Page_249">249</a>.</li> -<li class="isub1">Xué, nombre solar, <a href="#Page_16">16</a>, <a href="#Page_24">24</a>.</li> - -<li class="ifrst">Yebecuayguaya, nombre trinitario, <a href="#Page_15">15</a>.</li> -<li class="isub1">Yocavil, valle de, <a href="#Page_124">124</a>, <a href="#Page_182">182</a>.</li> -<li class="isub3">huaca de, <a href="#Page_252">252</a>, <a href="#Page_253">253</a>.</li> -<li class="isub1">Yoni, <a href="#Page_98">98</a>.</li> -<li class="isub1">Yucatán, Cruz de, <a href="#Page_36">36</a>.</li> -<li class="isub3">pueblo de, <a href="#Page_37">37</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_94">94</a>, <a href="#Page_95">95</a>, <a href="#Page_159">159</a>, <a href="#Page_242">242</a>.</li> -<li class="isub1">Yucateca, nación, <a href="#Page_94">94</a>.</li> -<li class="isub1">Yunca, raza, <a href="#Page_66">66</a>, <a href="#Page_101">101</a>.</li> -<li class="isub1">Yuro, objetos para agua, <a href="#Page_60">60</a>, <a href="#Page_64">64</a>, <a href="#Page_113">113</a>.</li> - -<li class="ifrst">Zalicoffer, Hill, lugar, <a href="#Page_35">35</a>.</li> -<li class="isub1">Zapatec, monte sagrado, <a href="#Page_110">110</a>.</li> -<li class="isub1">Zapoteca, nación, <a href="#Page_22">22</a>, <a href="#Page_24">24</a>, <a href="#Page_82">82</a>, <a href="#Page_92">92</a>.</li> -<li class="isub1">Zara, maíz, <a href="#Page_70">70</a>, <a href="#Page_193">193</a>.</li> -<li class="isub1">Zara mama, fetiche, <a href="#Page_70">70</a>, <a href="#Page_181">181</a>.</li> -<li class="isub1">Zemes, fetiches, <a href="#Page_178">178</a>.</li> -<li class="isub1">Zoomorfa, figuración, <a href="#Page_39">39</a>, <a href="#Page_99">99</a>, <a href="#Page_140">140</a>, <a href="#Page_173">173</a>, <a href="#Page_215">215</a>.</li> -<li class="isub1">Zuhé, nombre Solar, <a href="#Page_16">16</a>.</li> -<li class="isub1">Zumé, Pay, <a href="#Page_5">5</a>, <a href="#Page_42">42</a>.</li> -<li class="isub1">Zuñis, indios, <a href="#Page_146">146</a>.</li> -</ul> - -<div class="footnotes"><p class="f120"><b>NOTAS:</b></p> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_1_1" id="Footnote_1_1"></a><a href="#FNanchor_1_1"><span class="label">[1]</span></a> -<i>The Swastica</i>, por Thomas Wilson p. 953.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_2_2" id="Footnote_2_2"></a><a href="#FNanchor_2_2"><span class="label">[2]</span></a> -<i>Le Préhistorique</i>, Ed. de 1900, p. 333.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_3_3" id="Footnote_3_3"></a><a href="#FNanchor_3_3"><span class="label">[3]</span></a> -<i>The Swastica</i>, p. 982.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_4_4" id="Footnote_4_4"></a><a href="#FNanchor_4_4"><span class="label">[4]</span></a> -<i>Prehistoric Man</i> p. 601.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_5_5" id="Footnote_5_5"></a><a href="#FNanchor_5_5"><span class="label">[5]</span></a> -<i>México á través de los siglos</i>, p. XV.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_6_6" id="Footnote_6_6"></a><a href="#FNanchor_6_6"><span class="label">[6]</span></a> -<i>México á través de los siglos</i>, t. I, p. 145.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_7_7" id="Footnote_7_7"></a><a href="#FNanchor_7_7"><span class="label">[7]</span></a> -Rápidamente desaparece todo, y muy en breve no quedará más -rastro que los apuntes de mis carteras.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_8_8" id="Footnote_8_8"></a><a href="#FNanchor_8_8"><span class="label">[8]</span></a> -Ibid, p. 382.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_9_9" id="Footnote_9_9"></a><a href="#FNanchor_9_9"><span class="label">[9]</span></a> -Santiago era una colonia de los valles calchaquinos.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_10_10" id="Footnote_10_10"></a><a href="#FNanchor_10_10"><span class="label">[10]</span></a> -No se precisan los puntos por estar su ubicación aún en tela de juicio.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_11_11" id="Footnote_11_11"></a><a href="#FNanchor_11_11"><span class="label">[11]</span></a> -El Barco.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_12_12" id="Footnote_12_12"></a><a href="#FNanchor_12_12"><span class="label">[12]</span></a> -Las <i>cruces</i>, se entiende.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_13_13" id="Footnote_13_13"></a><a href="#FNanchor_13_13"><span class="label">[13]</span></a> -Tepiro y Tuamagasta, pueblos de Santiago del Estero, aquel al Norte, éste al Sur.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_14_14" id="Footnote_14_14"></a><a href="#FNanchor_14_14"><span class="label">[14]</span></a> -Sin duda error por Atacama cerca de Río Hondo. Véase p. 33.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_15_15" id="Footnote_15_15"></a><a href="#FNanchor_15_15"><span class="label">[15]</span></a> -<i>Pucos</i> escudillas ó tazas.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_16_16" id="Footnote_16_16"></a><a href="#FNanchor_16_16"><span class="label">[16]</span></a> -<i>Imaimana</i>—Todas cosas. Gonzalez Holguín <i>in voce</i>.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_17_17" id="Footnote_17_17"></a><a href="#FNanchor_17_17"><span class="label">[17]</span></a> -<i>Conquista Espiritual del Paraguay</i>, § XXI, págs. 95 y siguientes. (Bilbao, 1892).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_18_18" id="Footnote_18_18"></a><a href="#FNanchor_18_18"><span class="label">[18]</span></a> -Véanse P. Lozano, <i>Historia de la Conquista del Paraguay, Río de la -Plata y Tucumán</i>, tom. I, cap. XX, pág. 452, y N. de Techo, <i>Historia -de la Provincia del Paraguay</i>, tom. I, lib. VI, cap. IV (Madrid, 1897).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_19_19" id="Footnote_19_19"></a><a href="#FNanchor_19_19"><span class="label">[19]</span></a> -<i>Historia de la Compañía de Jesús de la Provincia del Paraguay</i>, Lib. -VI, cap. XVI—El P. Cataldino fundó á N. S. de Loreto en 1546, y era -italiano (Montoya cit., VI, pág. 30).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_20_20" id="Footnote_20_20"></a><a href="#FNanchor_20_20"><span class="label">[20]</span></a> -Véase <i>El Hombre Blanco y la Cruz en el Perú</i>, de M. J. de la Espada, -inserto en las Actas del Congreso de Americanistas de Bruselas (1879), págs. 529 y 530.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_21_21" id="Footnote_21_21"></a><a href="#FNanchor_21_21"><span class="label">[21]</span></a> -<i>Historia del Paraguay</i>, etc., cit., tom. I, cap. III, pág. 69.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_22_22" id="Footnote_22_22"></a><a href="#FNanchor_22_22"><span class="label">[22]</span></a> -De esta Gruta ocupóse Jiménez de la Espada en el referido Congreso de -Bruselas, citando el testimonio de D. Julio Ramón César (<i>Descrip. -Hist. del Paraguay</i>), quien dió en 1768 interesantes datos sobre la -misma, concluyendo aquel americanista que se trataba de un monumento -de la prehistoria, que quizá guardaría vestigios del hombre primitivo -(Actas del Congr., tom. I, págs. 538 y 653).</p> - -<p>M. Peterken manifestó en el Congreso que sobre esta gruta corrían -leyendas nativas en el Paraguay, y que á su juicio fué un refugio de -pescadores (Lug. cit, págs. 651 y 652).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_23_23" id="Footnote_23_23"></a><a href="#FNanchor_23_23"><span class="label">[23]</span></a> -Sobre esta piedra debatió largamente el Congreso anterior de Luxemburgo en su 4<sup>a</sup> sesión.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_24_24" id="Footnote_24_24"></a><a href="#FNanchor_24_24"><span class="label">[24]</span></a> -Lozano, Op. y lug. cits.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_25_25" id="Footnote_25_25"></a><a href="#FNanchor_25_25"><span class="label">[25]</span></a> -<i>Historia de Nuestra Señora de Copacavana</i>, capítulos VII á XI.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_26_26" id="Footnote_26_26"></a><a href="#FNanchor_26_26"><span class="label">[26]</span></a> -<i>Crónica moralizadora de la Orden de San Agustín</i>, lib. II, capítulos II y siguientes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_27_27" id="Footnote_27_27"></a><a href="#FNanchor_27_27"><span class="label">[27]</span></a> -Ruíz de Montoya, cap. XXIII, págs. 98 á 103—Techo, tom. III, lib. VI. -cap. IV, págs. 23 á 26—Lozano, tom. I, cap. XX.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_28_28" id="Footnote_28_28"></a><a href="#FNanchor_28_28"><span class="label">[28]</span></a> -Op. cit., cap. IX.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_29_29" id="Footnote_29_29"></a><a href="#FNanchor_29_29"><span class="label">[29]</span></a> -Cap. XXIII, pág. 102.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_30_30" id="Footnote_30_30"></a><a href="#FNanchor_30_30"><span class="label">[30]</span></a> -Congr. de Amer. de Bruselas, tom. I, pág. 597, nota.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_31_31" id="Footnote_31_31"></a><a href="#FNanchor_31_31"><span class="label">[31]</span></a> -«En toda la Provincia de Tucumán, escribe, no se encuentra vestigio -ninguno de los que se celebran en otras regiones, ni hay noticia de que -sus naturales tuvieron tradición sobre este particular y hallándose -también noticias en la provincia de Santa Cruz de la Sierra, de que por -allí discurrió nuestro sagrado apóstol, es verosímil que, dejando á -mano izquierda el Tucumán, se encaminó desde el Paraguay al Perú» (tom. -I, cap. XX. pág. 463).</p> - -<p>Es curioso el dato consignado por Techo á la pág. 397, tom. II.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_32_32" id="Footnote_32_32"></a><a href="#FNanchor_32_32"><span class="label">[32]</span></a> -<i>La Araucana</i>, Part. I, Canto II.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_33_33" id="Footnote_33_33"></a><a href="#FNanchor_33_33"><span class="label">[33]</span></a> -Techo, Op. y lug. cits.—Ruíz de Montoya, § XXIII, págs. 102 y -103—Calancha, Op. cit.—<i>Congr. de Bruselas</i>, tom. I, págs. 555 á 640.</p></div> - -<div class="footnote"> - -<p><a name="Footnote_34_34" id="Footnote_34_34"></a><a href="#FNanchor_34_34"><span class="label">[34]</span></a> Garcilaso, <i>Comentarios Reales</i>, tom. II, cap. IV—Antonio -de Pinelo, <i>Paraiso</i>, lib. II, cap. XII—Lozano, tom. I, pág. -446—Lucas Fernández de Piedrahita, <i>Historia del Nuevo Reino</i>, etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_35_35" id="Footnote_35_35"></a><a -href="#FNanchor_35_35"><span class="label">[35]</span></a> <i>Pay</i>, -escribe Montoya en una de sus obras (<i>Cong. Esp. del Paraguay</i>, § XIX, -pág. 96), «quiere decir Padre, y lo usurparon los viejos, los <i>magos</i> -y los <i>hechiceros</i>»; <i>Pay</i>, escribe en otra (<i>Tesoro de la Lengua -Guaraní</i>, verb. <i>Pai</i>), «dice Padre, es palabra de respeto y con ella -nombran á sus viejos <i>hechiceros</i> y <i>gente brava</i>». <i>Pay</i> escribe -Calancha (Op. cit., Lib. II, cap. II), «es el nombre que daban á lo -que ellos tenían por divino, poderoso ó sabio, como á Dios y á sus -<i>encantadores</i>». «Los <i>magos</i>, dice Lozano (tom. I, cap. XX, pág. 462) -se usurparon el nombre de <i>Pay</i>, para honrarse con él».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_36_36" id="Footnote_36_36"></a><a href="#FNanchor_36_36"><span class="label">[36]</span></a> -Sobre Pay Tumé ó Tumá el Abate Schmitz discurrió en el Congreso de -Luxemburgo (<i>Compte-réndu du Congrès Internat. des Américanistes</i>, tom. I, pág. 363).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_37_37" id="Footnote_37_37"></a><a href="#FNanchor_37_37"><span class="label">[37]</span></a> -Lozano (Lug. cit., pág. 462) dice que los ancianos y magos que se -decían Pay, «jamás se pusieron el de <i>Abaré</i>, como opuesto á su -profesión, que era de vivir con cuantas mujeres alcanzaba su posible.» -Ruíz de Montoya (Id. id, pág. 95) escribe que los paraguayos á los -sacerdotes «llámanlos <i>Abaré</i>, que quiere decir <i>Homo segregatus -á venere</i>». «Por <i>oprobio</i> nos llaman <i>Abaré</i>», agrega en otro -lugar, citando el ejemplo del «eunuco á natura» que vióse obligado á -desterrarse, como los venados, por los montes (págs. 96 y 97).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_38_38" id="Footnote_38_38"></a><a href="#FNanchor_38_38"><span class="label">[38]</span></a> -Wiener, <i>Pérou et Bolivie</i>, Vocabuls., verb. <i>Pai</i>, pág. 786, -dice que esta voz es el pronombre él, ella.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_39_39" id="Footnote_39_39"></a><a href="#FNanchor_39_39"><span class="label">[39]</span></a> -Lozano, cit., pág. 449—La cita de Alfaro, reproducida por Montoya (pág. -105), dice: «Cuando estuve visitando la Gobernación de Santa Cruz de -la Sierra, supe que había en toda aquella tierra noticia de un Santo -que llamaban Pay Tumé, el cual había venido de hacia la parte del -Paraguay, y que había venido de muy lejos, de suerte que entendí como -que había venido del Brasil por el Paraguay á aquellas tierras de Santa Cruz».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_40_40" id="Footnote_40_40"></a><a href="#FNanchor_40_40"><span class="label">[40]</span></a> -Sin dejar de admitirse la comunicación continental con tierras del -norte de la América y la migración europea de los escandinavos de los -siglos X y XI, primero á Groenlandia y después á Vinland, los Congresos -de Americanistas de Nancy y Luxemburgo debatieron y trataron con -todo género de reservas la evangelización de las tierras americanas -por los Apóstoles (Nancy, 1875, <i>Congrès des Américanistes</i>, tom. -I-Id. id. Luxemburgo, <i>Compte rendu des Congr.</i>, etc.—Véanse: M. E. -Beauvais, <i>Les Colonies Europ.</i>, Ses. 2<sup>a</sup> tom. I, pág. 174; -Monseñor Timon, <i>Missions in Western New York</i>, Buffalo 1862, págs. -16 y siguientes; Palfrey, <i>Hist. of New England</i>, tom. I. págs. 56 y siguientes, etc.)</p> - -<p>En el Congreso de Bruselas el Abate Schmitz quizo reabrir la -cuestión, pero sin éxito alguno (Bruselas, 1879, <i>Congr. des Amér.</i>, -tom. I, sesión 3<sup>a</sup>, págs. 497 y siguientes.)</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_41_41" id="Footnote_41_41"></a><a href="#FNanchor_41_41"><span class="label">[41]</span></a> -«Abierta la puerta, escribe, y queriendo entrar por ella, apenas cabía -un hombre y había mucha oscuridad y no muy buen olor. Visto esto, -trajeron candela y ansi entramos con ella en una cueva muy pequeña, -tosca, sin ninguna labor, y en medio della estaba un madero nincado en -la tierra, con una figura de hombre hecha en la cabeza del, mal tallada -y mal formada y al pie, á la redonda del, muchas cosillas de oro y de -plata ofrecidas de muchos tiempos y soterrados por aquella tierra. -Vista la suciedad y burlería del ídolo, nos salimos afuera á preguntar -que porque hacían caso de una cosa tan sucia y torpe como allí estaba? -Los cuales muy espantados de nuestra osadía volvían por la honra de su -Dios, y decían que aquel era <i>Pachacámac</i>, el cual los sanaba de sus enfermedades.»</p> - -<p>Sobre Pachacámac, véase Brasseur de Bourbourg, <i>Le Livre Sacré</i>, pág. 224.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_42_42" id="Footnote_42_42"></a><a href="#FNanchor_42_42"><span class="label">[42]</span></a> -Para Girard de Rialle, Pachacámac no fué ni un dios ni un héroe solar, -aunque más tarde los Incas le presentaran, como á Con y á Manco Ceápac, -como hijo del sol. No era dios del agua, visto su antagonismo con Con -(<i>Mythologie Comparée</i>, Cap. XVI, págs. 263 y 264).</p> - -<p>Daniel Brinton piensa con Müller y Picard que Pachacámac es el -dios del fuego, pues que el fuego es impalpable y sútil, y reanima y -vivifica. El fuego contiene, para los pueblos en los cuales la ciencia -de la física es poco avanzada, los gérmenes de toda cosa, y constituye -el elemento procreador y vital por excelencia (<i>Myths of the New -World</i>, págs. 210, 263 y 335—Filadelfia, 1896).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_43_43" id="Footnote_43_43"></a><a href="#FNanchor_43_43"><span class="label">[43]</span></a> -Sobre este interesantísimo mito, véase Brasseur de Bourbourg, <i>Le Livre Sacré</i>, pág. 238.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_44_44" id="Footnote_44_44"></a><a href="#FNanchor_44_44"><span class="label">[44]</span></a> -Keane, <i>Man Past and Present</i>, págs. 424 y 425 (1899), entre otras -cosas muy interesantes, dice de Huiracocha: «... El gran templo y los -edificios que lo rodean inconclusos, como quedaron, se remontan á la -época preincásica y fueron dedicados á Viracocha, dios tutelar de los -Aymará; más la edificación fué suspendida por los Incas, para quienes -Tiahuanaco, asiento de este culto, era un rival de Pacaritambo, cerca -del Cuzco, centro del culto solar de los Quichuas. Después que se -realizara la conquista del país de los Aymará, la anterior enemiga -entre estos dos centros de cultura desapareció; las desconfianzas -internacionales, que procedían más bien de causas políticas que de -religión, dejaron de existir, y el mismo Viracocha ingresó al panteón -de los Quichuas ...»</p> - -<p>La etimología del dios, de «gordura del mar», fué rechazada por -Garcilaso (Lib. V. cap. XXI). Cieza dice que significa «espuma del -mar», lo que es seguido por Rialle (pág. 256), teniendo <i>Cocha</i> á la -vez la significación de «mar» y de «lago». Lafone Quevedo (<i>Ojos de -Imaymana</i>, Bol. del Inst. Geográf. Arg., XX, 452 y 453), dice que puede -explicarse <i>co-agua-cha</i>==partícula verbal—<i>Vira</i>, gordura: es decir: -«El Hacedor del Agua de la fertilidad».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_45_45" id="Footnote_45_45"></a><a href="#FNanchor_45_45"><span class="label">[45]</span></a> -Montoya (XXIII, pág. 99) dá una breve noticia de Taapac, que quiere -decir, según él, «hijo del Criador», al que tentaron con riquezas y blanduras.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_46_46" id="Footnote_46_46"></a><a href="#FNanchor_46_46"><span class="label">[46]</span></a> -<i>Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas</i> (J. de la E.), página 316.</p></div> - -<div class="footnote"> -<a name="Footnote_47_47" id="Footnote_47_47"></a><a href="#FNanchor_47_47"><span class="label">[47]</span></a> - -<table border="0" cellspacing="2" summary="_" cellpadding="2"> - <tbody><tr> - <td class="tdl">Camcuna Guaca</td> <td class="tdl">A vosotros, Guacas,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Rimachon</td> <td class="tdl">Llamé</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Camcamcunactamari</td> <td class="tdl">Pues que á vosotras</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Tonapa Tarapaca</td> <td class="tdl">Tonapa, el Tarapaca,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Viracocha Pachayachip  </td> <td class="tdl">De Viracocha el Hacedor</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Yanan</td> <td class="tdl">Siervo</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Ñusaca</td> <td class="tdl">Indignado</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Chicrisuscanqui</td> <td class="tdl">Os lanza á la maia suerte.</td> - </tr> - </tbody> -</table> - -<p>(Lafone Quevedo, <i>El culto de Tonapa</i>—Rev. del Museo de la Plata1892).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_48_48" id="Footnote_48_48"></a><a href="#FNanchor_48_48"><span class="label">[48]</span></a> -Lug. cit., pág. 14.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_49_49" id="Footnote_49_49"></a><a href="#FNanchor_49_49"><span class="label">[49]</span></a> -Id., pág. 29.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_50_50" id="Footnote_50_50"></a><a href="#FNanchor_50_50"><span class="label">[50]</span></a> -Con razón en el <i>Vocabulario de la Lengua Aymará</i> (1612) de Ludovico -Bertonio, verb. <i>Tunapa</i>, dice que fué «dios tenido de estos indios, -de quien cuenten infinitas cosas, dellas muy indignas no solo de Dios, -sino de cualquier hombre de razón».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_51_51" id="Footnote_51_51"></a><a href="#FNanchor_51_51"><span class="label">[51]</span></a> -La voz <i>Atticci</i> es un calificativo de igual valer á nuestra voz -«poderoso», ó más bien «omnipotente».</p> - -<p>Este Atticci, en la obra del P. Molina (<i>Rites and Laws of the -Incas</i> de Clements R. Markham, Londres 1873), aparece como el dios -Creador, del que son emanaciones ó atributos <i>Imaymana y Tocapo</i> -Viracocha (El tema <i>Imaymana</i> dice «Hacedero de cosas; <i>Tocapo</i> -se descompone así: <i>Toco</i>, ventana—y <i>Apu</i>», señor: Señor de la -Ventana)—Véase la interesantísima monografía de Lafone Quevedo, <i>Los -Ojos de Imaymana y el Señor de la Ventana</i>, págs. 454 y sigtes, del -Bol. del Inst. Geográf. Argent., Tom. XX.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_52_52" id="Footnote_52_52"></a><a href="#FNanchor_52_52"><span class="label">[52]</span></a> -<i>Pérou et Bolivie</i>, pág. 703.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_53_53" id="Footnote_53_53"></a><a href="#FNanchor_53_53"><span class="label">[53]</span></a> -Lafone Quevedo atribuyó á representación de Aticci la figura del -dios-sol de Wiener. Según aquél, Aticci es un andrógino, padre y madre -á la vez de los hijos dioses Imaymana y Tocapu (Op. cit., págs. 14 y 15).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_54_54" id="Footnote_54_54"></a><a href="#FNanchor_54_54"><span class="label">[54]</span></a> -Este menhir fué descubierto por nuestro americanista Juan B. -Ambrosetti, quien lo describe en sus <i>Monumentos Megalíticos del Valle -de Tafí</i> (Bolet. del Inst. Geográf. Argent., Tom. XVIII, nos. 1 á 3, -págs. 105 y sigtes). El menhir mide 3.10 m. de largo por un ancho casi -constante de 0.50m y un grueso de 0.20.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_55_55" id="Footnote_55_55"></a><a href="#FNanchor_55_55"><span class="label">[55]</span></a> -Un ejemplo tenemos en el dios Tláloc, llamado <i>Napatecutli</i>, «el -generoso», cuyo nombre significa «cuatro veces señor». Más interesante -es aún el Gucumatz azteca, el que se transforma en serpiente, águila, -tigre y sangre coagulada.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_56_56" id="Footnote_56_56"></a><a href="#FNanchor_56_56"><span class="label">[56]</span></a> -Tom. I, cap. XX, pág. 438.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_57_57" id="Footnote_57_57"></a><a href="#FNanchor_57_57"><span class="label">[57]</span></a> -Cap. XXIV, pág. 106.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_58_58" id="Footnote_58_58"></a><a href="#FNanchor_58_58"><span class="label">[58]</span></a> -<i>Relación Historial de las Misiones de los Indios que llaman Chiquitos</i> (1726).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_59_59" id="Footnote_59_59"></a><a href="#FNanchor_59_59"><span class="label">[59]</span></a> -Sobre la Trinidad de los Nahuas, véase Brasseur de Bourbourg, pág. 121.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_60_60" id="Footnote_60_60"></a><a href="#FNanchor_60_60"><span class="label">[60]</span></a> -«La cabeza del Dios-sol, escribe Wiener (pág. 704), está rodeada de -24 rayos, entre los cuales, 6 cabezas de león; el número de símbolos -de la reproducción de la especie es de 18; los dedos que retienen los -cetros son en número de 3; los campos que aparecen sobre los cetros, -esceptuando la parte superior del cetro izquierdo, son 3, lo mismo -que los pequeños campos ornando las cabezas de los cóndores, á la -extremidad inferior de los cetros y de las coronas de león sobre los -pedestales laterales. Es lo mismo en los campos de la cintura, que -al primer rango son en número de 3, al segundo, en número de 6. Las -cabezas humanas son igualmente 6, lo mismo que las cabezas de cóndor», etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_61_61" id="Footnote_61_61"></a><a href="#FNanchor_61_61"><span class="label">[61]</span></a> -<i>Historia de las Conquistas del Nuevo Reyno de Granada</i>, II.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_62_62" id="Footnote_62_62"></a><a href="#FNanchor_62_62"><span class="label">[62]</span></a> -«Y que el Santo, escribe, les explicó la unidad de estas tres personas -divinas, dá testimonio un ídolo que llaman <i>Tangatanga</i>, en que -adoraban á este uno en tres y tres en uno, lo cual tengo por muy -probable que les quedó del Apóstol, y ellos lo aplican á sus ídolos» (XXIV. pág. 106.)</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_63_63" id="Footnote_63_63"></a><a href="#FNanchor_63_63"><span class="label">[63]</span></a> -<i>Congr. de Amer. de Bruselas</i>, Tom. I, pág. 576.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_64_64" id="Footnote_64_64"></a><a href="#FNanchor_64_64"><span class="label">[64]</span></a> -<i>Idolo Tangatanga—Trinidad India</i> (Notas de Arqueol. -Calchaquí, § VI, págs. 43 á 46, Buenos Aires, 1899).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_65_65" id="Footnote_65_65"></a><a href="#FNanchor_65_65"><span class="label">[65]</span></a> -El objeto es una especie de cuba, de 0.15 m. de alto, cuya boca y -asiento son triángulos isóceles, de modo que figura una pirámide. -En las tres aristas laterales, aparecen de relieve tres monstruosos -dragones dobles, uno en cada arista, con sus dobles cabezas y dobles colas.</p> - -<p>No conocemos otro ejemplar tan típico, muy superior á los ternos que -reproduce el Señor Jiménez de la Espada en su trabajo citado.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_66_66" id="Footnote_66_66"></a><a href="#FNanchor_66_66"><span class="label">[66]</span></a> -Véanse Techo, tomo III, libro VI, cap. IV, pág. 23. Ruíz de Montoya, -XXV, pág. 107; Raimundo de Hurtado, <i>Crón. Moralíz. de la Ord. de S. -Agust.</i>, libro II, cap. III; siendo muy interesantes las actas del -Congreso de Bruselas, págs. 598 á 604.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_67_67" id="Footnote_67_67"></a><a href="#FNanchor_67_67"><span class="label">[67]</span></a> -Tomo I, pág. 444.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_68_68" id="Footnote_68_68"></a><a href="#FNanchor_68_68"><span class="label">[68]</span></a> -Lozano, pág. 454.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_69_69" id="Footnote_69_69"></a><a href="#FNanchor_69_69"><span class="label">[69]</span></a> -Id., pág. 456.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_70_70" id="Footnote_70_70"></a><a href="#FNanchor_70_70"><span class="label">[70]</span></a> -Id., pág. 461.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_71_71" id="Footnote_71_71"></a><a href="#FNanchor_71_71"><span class="label">[71]</span></a> -Techo, lib. VI, pág. 22.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_72_72" id="Footnote_72_72"></a><a href="#FNanchor_72_72"><span class="label">[72]</span></a> -Montoya, pág. 98.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_73_73" id="Footnote_73_73"></a><a href="#FNanchor_73_73"><span class="label">[73]</span></a> -Lozano, pág. 443—Montoya, pág. 101.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_74_74" id="Footnote_74_74"></a><a href="#FNanchor_74_74"><span class="label">[74]</span></a> -Lozano, pág. 442—Montoya, lug. cit.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_75_75" id="Footnote_75_75"></a><a href="#FNanchor_75_75"><span class="label">[75]</span></a> -<i>Introd.</i> á la obra de Lozano, § IX, <i>in fine</i>.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_76_76" id="Footnote_76_76"></a><a href="#FNanchor_76_76"><span class="label">[76]</span></a> -Op. cit., págs. 604 y 605.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_77_77" id="Footnote_77_77"></a><a href="#FNanchor_77_77"><span class="label">[77]</span></a> -Así lo dá á entender el P. Ramos (<i>Hist. del Sant. de Copacavana</i>, cap. XIII), -hablando de los rastros de Tupac Yupanqui.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_78_78" id="Footnote_78_78"></a><a href="#FNanchor_78_78"><span class="label">[78]</span></a> -Adán Quiroga, <i>El símbolo de la Mano</i> (1900).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_79_79" id="Footnote_79_79"></a><a href="#FNanchor_79_79"><span class="label">[79]</span></a> -Rialle, cap. XIX, págs. 320 y 324.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_80_80" id="Footnote_80_80"></a><a href="#FNanchor_80_80"><span class="label">[80]</span></a> -Sobre este asunto consúltese á Brasseur de Bourbourg, Op. cit., págs. 70 y 165.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_81_81" id="Footnote_81_81"></a><a href="#FNanchor_81_81"><span class="label">[81]</span></a> -A. H. Keane (cap. XI, pág. 107) traduce así el nombre de Quetzalcóatl: -«<i>quezal</i>—the bird <i>Trogon resplendens</i>, and <i>coatl-snake</i>» diciendo -que el dios es el «Bright-Feathered-Snake», la encarnación de -Tonacateatl, la «Serpent-Sun»—Véase Brasseur cit., págs. 70 y siguientes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_82_82" id="Footnote_82_82"></a><a href="#FNanchor_82_82"><span class="label">[82]</span></a> -Sobre este dios, véase Brasseur cit., pág. 73.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_83_83" id="Footnote_83_83"></a><a href="#FNanchor_83_83"><span class="label">[83]</span></a> -Brasseur, pág. 246.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_84_84" id="Footnote_84_84"></a><a href="#FNanchor_84_84"><span class="label">[84]</span></a> -Brinton, cap. VI, pág. 217.</p> - -<p>Es de advertir que así como hay dioses blancos, hay excepcionalmente dioses -negros, y el Nepatecutli mejicano tiene fisonomía negra, con ojos blancos.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_85_85" id="Footnote_85_85"></a><a href="#FNanchor_85_85"><span class="label">[85]</span></a> -Brasseur, pág. 218.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_86_86" id="Footnote_86_86"></a><a href="#FNanchor_86_86"><span class="label">[86]</span></a> -<i>Memorias Antiguas Historiales del Perú.</i> Para Montesinos -Inca Roca no era blanco, ni rubio.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_87_87" id="Footnote_87_87"></a><a href="#FNanchor_87_87"><span class="label">[87]</span></a> -Pág. 253.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_88_88" id="Footnote_88_88"></a><a href="#FNanchor_88_88"><span class="label">[88]</span></a> -4<sup>a</sup>. sesión.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_89_89" id="Footnote_89_89"></a><a href="#FNanchor_89_89"><span class="label">[89]</span></a> -Págs. 503 y 504. El Abate fundábase en una cita de Stakemann (<i>Studien über die Indianer</i>).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_90_90" id="Footnote_90_90"></a><a href="#FNanchor_90_90"><span class="label">[90]</span></a> -Sobre este punto léase la exposición de M. Peterken en el -Congreso de Bruselas (Tom. I, págs. 508 á 511).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_91_91" id="Footnote_91_91"></a><a href="#FNanchor_91_91"><span class="label">[91]</span></a> -Ambrosetti, <i>Anales de la Sociedad Científ. Argentina</i>, tom. XLI, pág. -41 y <i>Bolet. del Inst. Geográf.</i>, tom. XV (Los indios Cainguá del Alto Paraná).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_92_92" id="Footnote_92_92"></a><a href="#FNanchor_92_92"><span class="label">[92]</span></a> -<i>Tres Relaciones de Antig. Peruanas</i>, pág. 253, <a href="#Footnote_329_329" class="fnanchor">nota 1</a>.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_93_93" id="Footnote_93_93"></a><a href="#FNanchor_93_93"><span class="label">[93]</span></a> -Véase Brasseur cit., pág. 226.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_94_94" id="Footnote_94_94"></a><a href="#FNanchor_94_94"><span class="label">[94]</span></a> -<i>Actas del Congr. de Bruselas</i>, tomo I, pág. 505.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_95_95" id="Footnote_95_95"></a><a href="#FNanchor_95_95"><span class="label">[95]</span></a> -Justo Lipsio, <i>De Cruce</i>, lib. I, cap. LVIII.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_96_96" id="Footnote_96_96"></a><a href="#FNanchor_96_96"><span class="label">[96]</span></a> -Sobre este punto véanse Lipsio, cit.; P. Lafitau, <i>Mœurs des sauvages -Americains, comparées aux mœurs des premiers temps</i>, tom. II (París, -1724); Mortillet, <i>Le Signe de la Croix avant le Christianisme</i>, caps. -I á IV (París, C. Reinwald, 1866); M. Peterken y Luciem Adam, <i>Congr. -de Bruselas</i>, págs. 513, 519 y sigtes, etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_97_97" id="Footnote_97_97"></a><a href="#FNanchor_97_97"><span class="label">[97]</span></a> -Cap. XVII, pág. 287.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_98_98" id="Footnote_98_98"></a><a href="#FNanchor_98_98"><span class="label">[98]</span></a> -La Cruz en estos pueblos, que la ofrendaban con codornices, incienso y -agua lustral, servía también de ornamentación, y el Dr. Jones enseña -conchas y objetos de cobre con cruces, procedentes de Tenesse. Es muy -interesante el ornamento de cobre encontrado en un <i>Stone-Grave</i> en -Zalicoffer Hill, que el marqués de Nadaillac reproduce en su <a href="#FIG_85">figura 85</a>, -lo mismo que el instrumento de silex en Cruz, de la <a href="#FIG_79">figura 79</a> -(<i>L’Amériqne Préhistorique</i>, págs. 176 y 171).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_99_99" id="Footnote_99_99"></a><a href="#FNanchor_99_99"><span class="label">[99]</span></a> -Tom. I, pág. 437.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_100_100" id="Footnote_100_100"></a><a href="#FNanchor_100_100"><span class="label">[100]</span></a> -<i>Hist. Ind. doccil</i>, cap. LIII.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_101_101" id="Footnote_101_101"></a><a href="#FNanchor_101_101"><span class="label">[101]</span></a> -<i>De Antich.</i>, ci. 3, cap. XXV.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_102_102" id="Footnote_102_102"></a><a href="#FNanchor_102_102"><span class="label">[102]</span></a> -Sobre la Cruz en estas naciones, véanse Ixtlilxochitl, <i>Hist. des -Chichiméques</i>, págs. 5 y sigtes.; Sahagún, <i>Hist. de la Nueva España</i>, -lib. I, cap. II; Palacios, <i>Descrip. de Guatemala</i>, págs. 27 y sigtes.; -Cogolludo, <i>Hist. de Yucatán</i>, lib. IV, cap. IX.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_103_103" id="Footnote_103_103"></a><a href="#FNanchor_103_103"><span class="label">[103]</span></a> -Op. cit., cap. IV.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_104_104" id="Footnote_104_104"></a><a href="#FNanchor_104_104"><span class="label">[104]</span></a> -D. Antonio de Solís (<i>Hist. de la Nueva España</i>, cap. XV, pág. 59) -dá interesante noticia de este ídolo, de fisonomía espantable, como -los dioses de la tormenta y del huracán. «A poco trecho de la costa, -escribe, se hallaron en el templo aquel ídolo tan venerado, fábrica de -piedra cuadrada, y de no despreciable arquitectura. Era el ídolo de -figura humana, pero de horrible aspecto, en que se dejaba conocer la -semejanza de su original. Observose esta misma circunstancia en todos -los ídolos que adoraba aquella gentilidad, diferentes en la hechura y -en la significación, pero conformes en lo feo y abominable ... Dicen -que se llamaba este ídolo Cozumel, y que dió á la isla el nombre que se -conserva hoy en ella.»</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_105_105" id="Footnote_105_105"></a><a href="#FNanchor_105_105"><span class="label">[105]</span></a> -<i>Origen de los Indios</i>, lib. V, cap. V.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_106_106" id="Footnote_106_106"></a><a href="#FNanchor_106_106"><span class="label">[106]</span></a> -<i>Découverte de la Croix de Palenque</i> (1792).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_107_107" id="Footnote_107_107"></a><a href="#FNanchor_107_107"><span class="label">[107]</span></a> -La tabla de la Cruz de Palenque, encontrada después que la sacó un -fanático, en una selva contigua á las ruinas, se halla en el Museo de -Washington, y de ella dá cuenta Ch. Rau (<i>The Palenque Tablet, Smith. -Cont.</i>, tom XXII).</p> - -<p>El marqués de Nadaillac (cap. VII, pág. 325), reproduce el -cuadro de la Cruz de Palenque, y también (pág. 326) un bajo relieve -descubierto por M. Maler (en 1879, <i>Nature</i>, pág. 326), cerca de -Palenque, muy semejante al anterior, con su Cruz y pájaro encima y -dos indios ofrendando, el de la izquierda al parecer una cabeza de -venado, llevando el de la derecha un adorno de círculo con Cruz, en -su cintura. El indio de la izquierda vése claramente que ofrenda á la Cruz.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_108_108" id="Footnote_108_108"></a><a href="#FNanchor_108_108"><span class="label">[108]</span></a> -En el Congreso de Bruselas, M. Peterken decía que era necesario tener -el espíritu muy prevenido para ver en esta Cruz una reminiscencia -evangélica; y que ni el pájaro, ni la Cruz misma, cuya rama vertical -termina en un pagay, se prestaban á interpretación de tanta fantasía -(<i>Actas</i>, págs. 545 y 522). Para el conde de Charencey, la Cruz de -Palenque era un simple emblema astronómico (Id., pág. 654).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_109_109" id="Footnote_109_109"></a><a href="#FNanchor_109_109"><span class="label">[109]</span></a> -Lib. VI, cap IV, págs. 23 y 24.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_110_110" id="Footnote_110_110"></a><a href="#FNanchor_110_110"><span class="label">[110]</span></a> -Ruíz de Montoya, caps. XXIII y XXVI, págs. 99, 100, 110 á 112; Alonso -Ramos, cap. IX, de quien el primero toma sus noticias, y Lozano, -cap. XX, pág. 440.</p> - -<p>El Yamqui Pachacuti (<i>Tres Relaciones</i>, pág. 238) asegura que el -leño fué labrado en los Andes de Caravaya por Tunapa.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_111_111" id="Footnote_111_111"></a><a href="#FNanchor_111_111"><span class="label">[111]</span></a> -Cap. XXVI, pág. 112.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_112_112" id="Footnote_112_112"></a><a href="#FNanchor_112_112"><span class="label">[112]</span></a> -<i>Hist. Nat.</i> etc., lib. VII, cap. XXVII.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_113_113" id="Footnote_113_113"></a><a href="#FNanchor_113_113"><span class="label">[113]</span></a> -Luxemburg., 4<sup>a</sup>. ses.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_114_114" id="Footnote_114_114"></a><a href="#FNanchor_114_114"><span class="label">[114]</span></a> -Cap. XX, pág. 437.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_115_115" id="Footnote_115_115"></a><a href="#FNanchor_115_115"><span class="label">[115]</span></a> -Lib. II, cap. III.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_116_116" id="Footnote_116_116"></a><a href="#FNanchor_116_116"><span class="label">[116]</span></a> -En la <i>Relación</i> del pueblo de Paycabamba ó Leoquina del R. P. Arias -Dávila (1582), aparece la Cruz incaica con el nombre de Xaygua -(Sayhua), en la parte que el cronista refiere la lucha de Huayna Cápac -con los Quillacincas en Gaytara, «donde dejó una señal á forma de -mármol, tan grueso como cinco ó seis brazas, redonda y dentro de si -<i>una cruz</i> de plata ó semejanza á ella: su nombre de la cual se llama -<i>Xaygua</i>, que quiere decir <i>nombre y señal del Inca</i>.»</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_117_117" id="Footnote_117_117"></a><a href="#FNanchor_117_117"><span class="label">[117]</span></a> -<i>L’Amérique Préhistorique</i>, cap. VII, pág. 327.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_118_118" id="Footnote_118_118"></a><a href="#FNanchor_118_118"><span class="label">[118]</span></a> -Sobre Tiahuanaco, véase Brasseur, pág. 223.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_119_119" id="Footnote_119_119"></a><a href="#FNanchor_119_119"><span class="label">[119]</span></a> -Id., pág. 241, sobre Pacaritambo.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_120_120" id="Footnote_120_120"></a><a href="#FNanchor_120_120"><span class="label">[120]</span></a> -<i>Atlas.</i></p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_121_121" id="Footnote_121_121"></a><a href="#FNanchor_121_121"><span class="label">[121]</span></a> -<i>El hombre Blanco y la Cruz en el Perú</i>, Apénd.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_122_122" id="Footnote_122_122"></a><a href="#FNanchor_122_122"><span class="label">[122]</span></a> -<i>Péron et Bolivie</i>, pág. 100.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_123_123" id="Footnote_123_123"></a><a href="#FNanchor_123_123"><span class="label">[123]</span></a> -<i>Los Ojos de Imaymana y el Señor de la Ventana</i>, § V, páginas 14 y 15 (Bs. Aires, 1900).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_124_124" id="Footnote_124_124"></a><a href="#FNanchor_124_124"><span class="label">[124]</span></a> - Círculos sencillos á con punto símbolos de Imaymana Viracocha, que valen por -gérmenes vitales, que hacen nacer las cosas.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_125_125" id="Footnote_125_125"></a><a href="#FNanchor_125_125"><span class="label">[125]</span></a> -Emblemas de Tocapo Viracocha, seguramente fálicos, ó de fecundación.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_126_126" id="Footnote_126_126"></a><a href="#FNanchor_126_126"><span class="label">[126]</span></a> -E. G. Squier, <i>In the Land of the Incas</i>, cap. XI, pág. 88, (New York -1877) ofrécenos este curiosísimo figurón ofídico, volando por los aires.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_127_127" id="Footnote_127_127"></a><a href="#FNanchor_127_127"><span class="label">[127]</span></a> -Op. cit., cap. XIV, pág. 243.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_128_128" id="Footnote_128_128"></a><a href="#FNanchor_128_128"><span class="label">[128]</span></a> -<i>L’Amérique Préhistorique</i>, cap. VIII, pág. 426.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_129_129" id="Footnote_129_129"></a><a href="#FNanchor_129_129"><span class="label">[129]</span></a> -<i>El Hombre Blanco y la Cruz en el Perú, y Péron et Bolivie</i>, cits.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_130_130" id="Footnote_130_130"></a><a href="#FNanchor_130_130"><span class="label">[130]</span></a> -Lámina de la pág. 84 de Wiener.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_131_131" id="Footnote_131_131"></a><a href="#FNanchor_131_131"><span class="label">[131]</span></a> -Wiener, pág. 638.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_132_132" id="Footnote_132_132"></a><a href="#FNanchor_132_132"><span class="label">[132]</span></a> -Wiener, pág. 620.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_133_133" id="Footnote_133_133"></a><a href="#FNanchor_133_133"><span class="label">[133]</span></a> -Wiener, pág. 627.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_134_134" id="Footnote_134_134"></a><a href="#FNanchor_134_134"><span class="label">[134]</span></a> -En el <i>Cuadro Histórico-Geroglífico de las Tribus Aztecas de Méjico</i>, -explicado por D. José Fernández Ramírez, del Museo Nacional de Méjico, -aparecen signos de la virgulilla saliendo del pico abierto de un -pájaro. Las virgulillas quieren decir que el «pájaro canta.» Este -pájaro agorero decidió la larga marcha de los aztecas.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_135_135" id="Footnote_135_135"></a><a href="#FNanchor_135_135"><span class="label">[135]</span></a> -Wiener, pág. 676.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_136_136" id="Footnote_136_136"></a><a href="#FNanchor_136_136"><span class="label">[136]</span></a> -Pág. 739.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_137_137" id="Footnote_137_137"></a><a href="#FNanchor_137_137"><span class="label">[137]</span></a> -<i>El Culto de Tonapa</i>, § V. pág. 16.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_138_138" id="Footnote_138_138"></a><a href="#FNanchor_138_138"><span class="label">[138]</span></a> -Wiener, pág. 17.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_139_139" id="Footnote_139_139"></a><a href="#FNanchor_139_139"><span class="label">[139]</span></a> -Págs. 766 y 767.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_140_140" id="Footnote_140_140"></a><a href="#FNanchor_140_140"><span class="label">[140]</span></a> -Wiener, pág. 773.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_141_141" id="Footnote_141_141"></a><a href="#FNanchor_141_141"><span class="label">[141]</span></a> -Wiener, en su capítulo <i>Sur le Langage Ecrit</i>, ha ensayado -traducir algunas curiosas telas (Págs. 759 y sigtes).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_142_142" id="Footnote_142_142"></a><a href="#FNanchor_142_142"><span class="label">[142]</span></a> -<i>Actas</i> cits., págs. 635 á 641.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_143_143" id="Footnote_143_143"></a><a href="#FNanchor_143_143"><span class="label">[143]</span></a> -<i>Relaciones de las fábulas y ritos de los Incas</i>, etc. -(Obra publicada por C. R. Markhan en inglés).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_144_144" id="Footnote_144_144"></a><a href="#FNanchor_144_144"><span class="label">[144]</span></a> -Págs. 635 y 636.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_145_145" id="Footnote_145_145"></a><a href="#FNanchor_145_145"><span class="label">[145]</span></a> -<i>Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas</i>, pág. 257.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_146_146" id="Footnote_146_146"></a><a href="#FNanchor_146_146"><span class="label">[146]</span></a> -Adán Quiroga, <i>El Simbolismo de la Cruz y el Falo en Calchaquí</i>, págs. 8 y 9 (Bs. Aires, 1899).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_147_147" id="Footnote_147_147"></a><a href="#FNanchor_147_147"><span class="label">[147]</span></a> - <i>Revista de Buenos Aires, IX.</i></p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_148_148" id="Footnote_148_148"></a><a href="#FNanchor_148_148"><span class="label">[148]</span></a> -<i>Historia del Nuevo Mundo</i>, lib. XIII, cap. VI, pág. 329.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_149_149" id="Footnote_149_149"></a><a href="#FNanchor_149_149"><span class="label">[149]</span></a> -Exactamente igual á este disco, es el sol que corona al dios peruano -reproducido por nuestro distinguido historiador Pelliza con motivo de -la reciente y bien debatida cuestión de los <i>Emblemas Nacionales</i>, -que provocó un bien apreciado folleto de nuestro publicista E. S. Zeballos.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_150_150" id="Footnote_150_150"></a><a href="#FNanchor_150_150"><span class="label">[150]</span></a> -Wiener en la pág. 584 reproduce un objeto con T, que salede una media luna.</p> - -<p>En nuestra reciente expedición hemos dado con un grande y hermoso -disco solar, rodeado de Huayrapucas (diosas del Aire), que llevan taus -simbólicos.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_151_151" id="Footnote_151_151"></a><a href="#FNanchor_151_151"><span class="label">[151]</span></a> -<i>Tenth Annual Report of the Bureau of Ethnology to the Secretary of the -Smithsonian Institution</i>, J. W. Powell (Washington, 1893).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_152_152" id="Footnote_152_152"></a><a href="#FNanchor_152_152"><span class="label">[152]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Huayrapuca ó la Madre del Viento</i> (Buenos Aires, 1899).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_153_153" id="Footnote_153_153"></a><a href="#FNanchor_153_153"><span class="label">[153]</span></a> -Op. cit., pág. 477, Fig. 664.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_154_154" id="Footnote_154_154"></a><a href="#FNanchor_154_154"><span class="label">[154]</span></a> -Id. id., pág. 480, Pl. XXXII.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_155_155" id="Footnote_155_155"></a><a href="#FNanchor_155_155"><span class="label">[155]</span></a> -Sobre estos dioses ofídicos, y por qué son tales los del Aire, véase -Rialle, <i>Mythologie Comparée</i>, cap. XIX, pág. 317.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_156_156" id="Footnote_156_156"></a><a href="#FNanchor_156_156"><span class="label">[156]</span></a> -Véase Brinton, <i>The Myths of the New World</i>, cap. V, pág. 154, y sobre -el dios Hurakán, Brasseur, <i>Le Libre Sacré</i>, pág. 80.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_157_157" id="Footnote_157_157"></a><a href="#FNanchor_157_157"><span class="label">[157]</span></a> -Sobre Tláloc, véase Torquemada, <i>Monarquía Indiana</i>, lib. VI, cap. 37 y Brasseur, pág. 121.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_158_158" id="Footnote_158_158"></a><a href="#FNanchor_158_158"><span class="label">[158]</span></a> -Brinton cit., págs. 105, 136, 189, 215.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_159_159" id="Footnote_159_159"></a><a href="#FNanchor_159_159"><span class="label">[159]</span></a> -Op. y lug. cit. Brasseur, pág. 70.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_160_160" id="Footnote_160_160"></a><a href="#FNanchor_160_160"><span class="label">[160]</span></a> -Brinton cit., págs. 97 y 117.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_161_161" id="Footnote_161_161"></a><a href="#FNanchor_161_161"><span class="label">[161]</span></a> -<i>Relación de la Provincia de Nicaragua</i>, pág 41 y sigtes. Sobre este y -otros Dioses del Aire, véase también á Sahagún, <i>Historia de la Nueva -España</i>, cap. II.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_162_162" id="Footnote_162_162"></a><a href="#FNanchor_162_162"><span class="label">[162]</span></a> -Brinton cit., págs. 35, 68, 190—Brasseur, pág. 92.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_163_163" id="Footnote_163_163"></a><a href="#FNanchor_163_163"><span class="label">[163]</span></a> -Brinton, págs. 213 y sigtes. y 335 á 338. Brasseur, pág. 80—Rialle, cap. XIX, págs. 309 y sigtes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_164_164" id="Footnote_164_164"></a><a href="#FNanchor_164_164"><span class="label">[164]</span></a> -Brinton, págs. 184 y 214.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_165_165" id="Footnote_165_165"></a><a href="#FNanchor_165_165"><span class="label">[165]</span></a> -Brinton, págs. 222 y 335.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_166_166" id="Footnote_166_166"></a><a href="#FNanchor_166_166"><span class="label">[166]</span></a> -Rialle, cap. XX.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_167_167" id="Footnote_167_167"></a><a href="#FNanchor_167_167"><span class="label">[167]</span></a> -Brinton, pág. 171—Brasseur, pág. 118.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_168_168" id="Footnote_168_168"></a><a href="#FNanchor_168_168"><span class="label">[168]</span></a> -Este libro sagrado fué traducido por Francisco de Ximénez y publicado después en Viena por M. Scherzer (1857).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_169_169" id="Footnote_169_169"></a><a href="#FNanchor_169_169"><span class="label">[169]</span></a> -Brinton, págs. 140 y 323—Rialle, cap. XX cit.—Brasseur, -pág. 122.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_170_170" id="Footnote_170_170"></a><a href="#FNanchor_170_170"><span class="label">[170]</span></a> -<i>Noticias de Tierra Firme</i>, Part. II—Sobre este y otros mitos muyscas, -véase también á Piedrahita, <i>Hist. de la Conquista del Nuevo Reino de -Granada</i> (1668) y E. Restrepo, <i>Aborígenes de Colombia</i>, Caps. II y III.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_171_171" id="Footnote_171_171"></a><a href="#FNanchor_171_171"><span class="label">[171]</span></a> -Op. y lug. cit.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_172_172" id="Footnote_172_172"></a><a href="#FNanchor_172_172"><span class="label">[172]</span></a> -<i>Amer. Urreligionen</i>, pág. 420 y sigtes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_173_173" id="Footnote_173_173"></a><a href="#FNanchor_173_173"><span class="label">[173]</span></a> -Op. y lug. cit.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_174_174" id="Footnote_174_174"></a><a href="#FNanchor_174_174"><span class="label">[174]</span></a> -Brinton, cap. V. págs. 185 y sigtes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_175_175" id="Footnote_175_175"></a><a href="#FNanchor_175_175"><span class="label">[175]</span></a> -R. Lenz, <i>De la Literatura Araucana</i>, págs. 16 y 17 (Discurso—Oct. 1897—Chillan).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_176_176" id="Footnote_176_176"></a><a href="#FNanchor_176_176"><span class="label">[176]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Hachas sagradas</i> (1900).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_177_177" id="Footnote_177_177"></a><a href="#FNanchor_177_177"><span class="label">[177]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Huayrapuca ó la Madre del Viento</i> (Buenos Aires, -1899)—Max Müller, á propósito de los dioses epicenos brahamanes, dice -que sus adoradores «querían expresar algo que no fuese ni macho, -ni hembra; ... querían algo que estuviese por cima del masculino y -del femenino; un ser sin sexo, pero no un ser sin vida, ó un dios -impersonal» (<i>Origen y desarrollo de la Religión</i>, Sec. III, § I, pág. 286).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_178_178" id="Footnote_178_178"></a><a href="#FNanchor_178_178"><span class="label">[178]</span></a> -Brasseur, <i>Le Lib. Sacr.</i> Introd., pág. 117—Véanse también á -Kinsborough, <i>Antigs—of México</i>, pág. 480; Ternaux Compans, <i>Recueil de -pièces á la Conq. du Mexique</i>, pág. 307 y 310, etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_179_179" id="Footnote_179_179"></a><a href="#FNanchor_179_179"><span class="label">[179]</span></a> -Nosotros disentimos con Brinton y demás americanistas en la -interpretación de la palabra compuesta <i>Pacaritambo</i>. Como <i>Pacari</i> es -«amanecer», y <i>tambo</i>, «lugar, casa», daría: «casa de orgíen», «tambo -del nacimiento», ó sea de donde salió el sol y sus hijos los Incas. En -otros términos: la cueva de la aurora.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_180_180" id="Footnote_180_180"></a><a href="#FNanchor_180_180"><span class="label">[180]</span></a> -Brinton, págs. 238 y 265—Rialle, págs. 297 á 299—Lucien Biart, <i>Les Aztéques</i>, pág. 85 (París 1885).</p> - -<p>Con motivo de la Cruz de Tláloc, encontrada en las ruinas toltecas de -Téotihuacán, depositada en el Museo del Trocadero, y que Lucien Biart -reproduce en el lugar citado, el doctor Hamy demostró de como uno de -los atributos de Tláloc, destinado á <i>figurar la lluvia</i>, tomó á golpes -de cincel de los escultores la forma de la Cruz cristiana.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_181_181" id="Footnote_181_181"></a><a href="#FNanchor_181_181"><span class="label">[181]</span></a> -Rialle, pág. 301—Brasseur, pág. 92.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_182_182" id="Footnote_182_182"></a><a href="#FNanchor_182_182"><span class="label">[182]</span></a> -Brinton, pág. 145—Rialle, págs 303 y 304—Brasseur, pág. 70.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_183_183" id="Footnote_183_183"></a><a href="#FNanchor_183_183"><span class="label">[183]</span></a> -Brinton, págs. 114, 124, 141, 172, 221 y 345—Rialle, págs. 309 á 312, 314 y 315.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_184_184" id="Footnote_184_184"></a><a href="#FNanchor_184_184"><span class="label">[184]</span></a> -Rialle, págs. 310 y 313—Lucien Biart reproduce su estátua del Trocadero (pág. 81).</p> - -<p><i>Tezcatlipoca</i>, el creador del espacio, portaba en su izquierda un -escudo y cuatro flechas en Cruz. Su imagen aparece en una terracota -encontrada en Nahualac por M. de Charnay. Lucía anillos y cordones de -oro, plumas verdes y manto rojo (Biart cit., págs. 75 y 76).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_185_185" id="Footnote_185_185"></a><a href="#FNanchor_185_185"><span class="label">[185]</span></a> -Rialle, 323.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_186_186" id="Footnote_186_186"></a><a href="#FNanchor_186_186"><span class="label">[186]</span></a> -Véase Lucien Biart, op. cit., pág. 91, París 1885.</p> - -<p>Este autor, en el lugar citado, reproduce la insignia cruciforme de -Huitzilipochtli, de acuerdo con el manuscrito de Le Tellier. He aquí la -tan curiosa insignia:</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/insignia.jpg" alt="_" width="300" height="285" /> - <p class="f110 space-below1">Insignia cruciforme de Huitzilipochtli.</p> -</div></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_187_187" id="Footnote_187_187"></a><a href="#FNanchor_187_187"><span class="label">[187]</span></a> -Brinton, págs. 140 y 323—Rialle, págs. 327 á 333.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_188_188" id="Footnote_188_188"></a><a href="#FNanchor_188_188"><span class="label">[188]</span></a> -<i>Hist. Apologética</i>, c. 121, MS.—De la Cruz en Yucatán han tratado -estensamente Ixtlilxochitl, <i>Hist. des Chichiméques</i>, pág. 5 y sigtes; -<i>Sahagún</i>, <i>Hist. de la Nueva España</i>, lib. I, cap. II; Cogolludo, -<i>Hist. de Yucathan</i>, lib. IV, cap. IX; García, <i>Or. de los indios</i>, -lib. III, pág. 109; Palacios, <i>Descrip. de Guatemala</i>, pág. 29, -etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_189_189" id="Footnote_189_189"></a><a href="#FNanchor_189_189"><span class="label">[189]</span></a> -<i>Historia de Copacabana</i> (Carta de D. Joaquín de Sosa y -Lima cit., «Revista de la Biblioteca», Rioja 1890).</p> - -<p>Niceto de Zamacois asegura que la Cruz de Yucatán «representa al dios -de las Lluvias» (Annual Report de Powell (1888-89), pág. 730).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_190_190" id="Footnote_190_190"></a><a href="#FNanchor_190_190"><span class="label">[190]</span></a> -Brinton, pág. 114.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_191_191" id="Footnote_191_191"></a><a href="#FNanchor_191_191"><span class="label">[191]</span></a> -<i>Crón. del Perú</i>, capits. XXVII y XLIX.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_192_192" id="Footnote_192_192"></a><a href="#FNanchor_192_192"><span class="label">[192]</span></a> -Rialle, págs. 299 y 326.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_193_193" id="Footnote_193_193"></a><a href="#FNanchor_193_193"><span class="label">[193]</span></a> -Brinton, pág 97.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_194_194" id="Footnote_194_194"></a><a href="#FNanchor_194_194"><span class="label">[194]</span></a> -E. Restrepo, <i>Los Aborígenes de Colombia</i>, pág. 45.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_195_195" id="Footnote_195_195"></a><a href="#FNanchor_195_195"><span class="label">[195]</span></a> -Págs. 278 y 279—Brinton, pág 115.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_196_196" id="Footnote_196_196"></a><a href="#FNanchor_196_196"><span class="label">[196]</span></a> -Squier, <i>In the Land of the Incas</i>, cap. XI, pág. 188.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_197_197" id="Footnote_197_197"></a><a href="#FNanchor_197_197"><span class="label">[197]</span></a> -<i>Culto de Tonapa</i>, pág. 49.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_198_198" id="Footnote_198_198"></a><a href="#FNanchor_198_198"><span class="label">[198]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Huayrapuca ó la Madre del Viento</i>, págs. -425 y 426 (Bolet. del Inst. Geográf. Arg., tom. XX).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_199_199" id="Footnote_199_199"></a><a href="#FNanchor_199_199"><span class="label">[199]</span></a> -<i>Congr. de Amer. de Bruselas</i>, tom. I, pág. 636.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_200_200" id="Footnote_200_200"></a><a href="#FNanchor_200_200"><span class="label">[200]</span></a> -Jiménez de la Espada, <i>Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas</i>, pág. 159.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_201_201" id="Footnote_201_201"></a><a href="#FNanchor_201_201"><span class="label">[201]</span></a> -<i>Myths of the New World</i>, cap. III, pág. 83.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_202_202" id="Footnote_202_202"></a><a href="#FNanchor_202_202"><span class="label">[202]</span></a> -Sobre los números cinco y siete, véase á Brinton cit., cap. VII, págs. -250 y 253. En la leyenda californense de <i>Mem Loimi</i> uno de estos -números, también sagrado, repítese de una manera llamativa.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_203_203" id="Footnote_203_203"></a><a href="#FNanchor_203_203"><span class="label">[203]</span></a> -Op. cit., cap. III.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_204_204" id="Footnote_204_204"></a><a href="#FNanchor_204_204"><span class="label">[204]</span></a> -Id. id., pág. 85.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_205_205" id="Footnote_205_205"></a><a href="#FNanchor_205_205"><span class="label">[205]</span></a> -F. Max Müller, <i>Origen y desarrollo de la Religión</i>, -lec. II, § V, pág. 99 y § VIII, pág. 117.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_206_206" id="Footnote_206_206"></a><a href="#FNanchor_206_206"><span class="label">[206]</span></a> -Como sucede entre los mejicanos, los cuales decían <i>Mictlan</i> á las -regiones frías y de la tristeza, é igualmente <i>Mictlan</i> al viento -norte, por ejemplo.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_207_207" id="Footnote_207_207"></a><a href="#FNanchor_207_207"><span class="label">[207]</span></a> -<i>Smithsonian</i>, tom. XI, pág. 337.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_208_208" id="Footnote_208_208"></a><a href="#FNanchor_208_208"><span class="label">[208]</span></a> -Pág. 110 y sigtes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_209_209" id="Footnote_209_209"></a><a href="#FNanchor_209_209"><span class="label">[209]</span></a> -<i>Hist. de la Nueva España ó de la Conq. de México</i>, cap. XIII, págs. 301 y 302.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_210_210" id="Footnote_210_210"></a><a href="#FNanchor_210_210"><span class="label">[210]</span></a> -Una Cruz latina con un círculo central es la manera de representar á -Tenochtitlan en el Cuadro <i>Histórico-Geroglífico de los Aztecas</i>, que -nos ofrece don José Fernández Ramírez, del Museo de Méjico.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_211_211" id="Footnote_211_211"></a><a href="#FNanchor_211_211"><span class="label">[211]</span></a> -En la morada de Tlacaltécuchtli y su muger Chalchiutlicue, dueños del -elemento líquido, se encontraban cuatro estanques llenos de aguas -diversas (Lucien Biart, pág. 70).</p> - -<p>Los tlascaltecas dividieron su reino en cuatro secciones, y eran -mandados por cuatro jefes, que resolvían en común (Id., pág. 23).</p> - -<p>En el siglo azteca, figurado por un círculo con un sol central, cuatro -anillos de serpientes representaban los cuatro cardinales (pág. 37).</p> - -<p>Según las pinturas ideográficas conservadas en Roma, y conocidas -con el nombre de <i>Colección del Vaticano</i>, los aztecas creían que -cuatro soles habían iluminado la tierra; Atonathiu ó <i>sol de agua</i>, -que produjo el diluvio; Ehécatonathiu, que produjo viento tal, que -nada resistió; Tlénonathiu, que destruyó la tierra por el fuego, y -Tlatonathiu, que creó las cosas existentes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_212_212" id="Footnote_212_212"></a><a href="#FNanchor_212_212"><span class="label">[212]</span></a> -A. L. Gama, <i>Descrip. de las dos piedras</i>, etc., <i>de México</i>, sec. -26.—Brinton, cap. III, págs. 90 y sigtes.—Rialle, cap. XX, págs. 356 á 358.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_213_213" id="Footnote_213_213"></a><a href="#FNanchor_213_213"><span class="label">[213]</span></a> -Brinton, <i>Myths of the New World</i>, cap. VII, pág. 242 (Myths of Creation).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_214_214" id="Footnote_214_214"></a><a href="#FNanchor_214_214"><span class="label">[214]</span></a> -Debemos, no obstante, observar que Huiracocha se nos presenta también -como un cuaterno: Aticci, Imaymana, Tocapo y Coniraya. El hijo malvado -de Conticci, que hacia las cosas al revés de su padre, <i>Tahuapica -vivococha</i>, tiene en su nombre la palabra <i>tawa</i>, cuatro (Véase Las -Casas, <i>De las antiguas gentes del Perú</i>, cap. VII, pág. 55).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_215_215" id="Footnote_215_215"></a><a href="#FNanchor_215_215"><span class="label">[215]</span></a> -<i>De la Literatura Araucana</i>, cit., pág. 17 (Chillan, 1897.)</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_216_216" id="Footnote_216_216"></a><a href="#FNanchor_216_216"><span class="label">[216]</span></a> -La <i>Pachamama</i> de la plancha del Pachacuti es un círculo.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_217_217" id="Footnote_217_217"></a><a href="#FNanchor_217_217"><span class="label">[217]</span></a> -Brinton, págs. 115 y 116.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_218_218" id="Footnote_218_218"></a><a href="#FNanchor_218_218"><span class="label">[218]</span></a> -<i>Historia Apologética</i> M. S., cap. 125.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_219_219" id="Footnote_219_219"></a><a href="#FNanchor_219_219"><span class="label">[219]</span></a> -Como una prueba elocuente de que la Cruz significa en Estados Unidos, -según Matilda Coxe Stevenson, <i>la lluvia de los cuatro puntos -cardinales</i>, reproducimos á continuación el vaso ceremonial de los -indios de Sia (pueblo cerca de la confluencia del río Salado con el río -Semes, en Nuevo Méjico) para implorar <i>la lluvia</i>, y que aquel autor -nos ofrece en la Plancha XXXV de su trabajo, junto con su desarrollo -XXXV <i>bis</i> (<i>Eleventh Annual Report of the Bureau of Ethnology</i>, J. W. -Powell, 1889-90), que reproducimos en nota, porque lo conseguimos en el -momento mismo de poner en prensa nuestra obra.</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/vaso.jpg" alt="_" width="400" height="353" /> - <p class="f110 space-below1">Vaso ceremonial de los Sias para implorar la lluvia.</p> -</div> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/vaso_anterior.jpg" alt="_" width="500" height="226" /> - <p class="f110 space-below1">Desarrollo del vaso anterior.</p> -</div> - -<p>La gran Cruz griega aparece perfectamente pintada en la parte -ventral del vaso, en medio de curiosísimas figuraciones atmosféricas y -de vegetales nacidos por acción de la lluvia, que el autor del trabajo -clasifica así:</p> - -<p><i>a</i> Nubes con lluvia ó derramándola.</p> -<p><i>b</i> Hombres del pueblo de las Nubes.</p> -<p><i>c</i> Mujeres del pueblo de las Nubes.</p> - -<p class="no-indent">(Estos personajes son invocados en las ceremonias para que -rieguen, ó derramen agua desde las nubes á la tierra).</p> - -<p><i>d</i> Vegetación.</p> -<p><i>f</i> Alguaciles (Insectos que simbolizan también la lluvia, como -entre nosotros, cuya aparición nos hace decir que va á llover, dato -interante del <i>folk-lore</i> argentino común con el del americano del -norte). El ciervo figurado indicará las especies animales que comen las -hierbas. Esta lámina, con el signo cruciforme, es la más interesante de -las que conocemos, y constituye toda una revelación. La Cruz, rodeada -por los genios de las Nubes, en el arco de cuyas caras vénse gotas de -agua, en medio de la vegetación producida, y contigua á alguaciales que -revolotean, está expresando que es el símbolo <i>de la lluvia</i>. Sobre -ello no pueden caber dos interpretaciones.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_220_220" id="Footnote_220_220"></a><a href="#FNanchor_220_220"><span class="label">[220]</span></a> -Entre los Ojibwa del Norte de Minesota, la Cruz es un símbolo sagrado -de la sociedad de la <i>Midé</i> ó shamanes, y tiene referencias al cuarto -grado (Annual Report of the Bureau of Ethnology, J. W. Powell 1888-89), -<i>The Cross</i> (cap. XX, pág. 726).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_221_221" id="Footnote_221_221"></a><a href="#FNanchor_221_221"><span class="label">[221]</span></a> -Los grupos de pequeñas cruces que aparecen grabadas en taladros de -marfil, en forma de arcos, y que se ven figuradas en petroglyfos de -Oakley Springs, Arizona, representan estrellas, para G. K. Gilbert -(<i>The Cross</i> cit., pág. 727).</p></div> - -<div class="footnote"> -<a name="Footnote_222_222" id="Footnote_222_222"></a><a href="#FNanchor_222_222"><span class="label">[222]</span></a> - -<div class="figright"> - <img src="images/piedra.jpg" alt="_" width="100" height="65" /> - <p class="f110 space-below1"> Piedra esculpida<br />de Luracatao.</p> -</div> - -<p>Debemos á nuestro distinguido é investigador amigo Enrique Mariani, de -Molinos (Salta), el dibujo que reproducimos, de una piedra esculpida -encontrada por él en 1899, en una de las excavaciones que practicó -en el lugar vecino de Luracatao, valle Calchaquí. Mariani considera -á esta piedra, con sus esculturas, «una pieza astronómica.» Salvando -los respetos que nos ofrece su opinión, á nuestro juicio esta piedra -esculpida puede presentarse como un interesante ejemplar representando -los cuatro vientos que traen la tormenta (las manos, que, como -anteriormente dijimos, son para nosotros símbolos de la tempestad), -vientos venidos de las cuatro extremidades cardinales, que convergen á -la atmósfera (la figura ovalada central), soplando en ella. Un astro -(el círculo) figura en medio del cielo, y muchos puntos le rodean: -estos puntos, como en otros casos, deben figurar gotas de lluvia.</p> - -<p>Las manos esculpidas, unas respecto de otras, aparecen distribuidas en -Cruz. Si se las uniera por líneas, estas se cortarían formando una X -(Cruz decussata).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_223_223" id="Footnote_223_223"></a><a href="#FNanchor_223_223"><span class="label">[223]</span></a> -<i>Hist. de la Nueva España</i>, cit.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_224_224" id="Footnote_224_224"></a><a href="#FNanchor_224_224"><span class="label">[224]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Antigüedades Calchaquíes—La Colección Zavaleta</i>, nos. -II y III (Bolet. del Institut. Geográf. Argent., tom. XVII, cuads. 4 á 6).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_225_225" id="Footnote_225_225"></a><a href="#FNanchor_225_225"><span class="label">[225]</span></a> - Adán Quiroga, <i>El Simbolismo de la Cruz—1899</i> (Bolet. del Inst cit., tom. XIX, cuads. 7 á 12).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_226_226" id="Footnote_226_226"></a><a href="#FNanchor_226_226"><span class="label">[226]</span></a> -<i>De las Antiguas Gentes del Perú</i>, pág. 91.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_227_227" id="Footnote_227_227"></a><a href="#FNanchor_227_227"><span class="label">[227]</span></a> -Sobre estas <i>huahuas</i> de pan, véase á John Lubbock, -<i>Orígenes de la Civilización</i>, pág. 314 (Ed. Madrid, 1888).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_228_228" id="Footnote_228_228"></a><a href="#FNanchor_228_228"><span class="label">[228]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Excursiones por Pomán y Tinogasta</i>, § II -(Bolet. del Instit. Geográf. Argentino, tom. XVII, 1897).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_229_229" id="Footnote_229_229"></a><a href="#FNanchor_229_229"><span class="label">[229]</span></a> -Techo (<i>Hist. de la Provincia del Paraguay</i>, tom. V, cap. -XI, pág. 41), parece aludir á esta clase de enterratorios, cuando, -á propósito de los indios del valle de Londres, escribe que «no -enterraban los cadáveres, sino que los colocaban encima de la tierra en -un sarcófago alto.»</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_230_230" id="Footnote_230_230"></a><a href="#FNanchor_230_230"><span class="label">[230]</span></a> -Este fragmento de urna forma parte en la actualidad de la -colección del Instituto Geográfico.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_231_231" id="Footnote_231_231"></a><a href="#FNanchor_231_231"><span class="label">[231]</span></a> -Rialle (<i>Myth. Comparée</i>, cap. VI, pág. 98), escribiendo -sobre el fetiquismo en la naturaleza animada, manifiesta que «los -Shawnis decían que el <i>roulement</i> del rayo no es otra cosa que <i>le -sifflement</i> de la gran serpiente», por lo cual hay lugar á creer, -según él, que el sol era representado bajo la forma de una serpiente -enroscada sobre sí misma.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_232_232" id="Footnote_232_232"></a><a href="#FNanchor_232_232"><span class="label">[232]</span></a> -<i>Myths of the New World</i>, cap. IV, pág. 125.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_233_233" id="Footnote_233_233"></a><a href="#FNanchor_233_233"><span class="label">[233]</span></a> -Véanse sobre estos temas á Brinton cit., cap. IV, págs. 120 y sigtes, y á Rialle, -<i>Mith. Comp</i>. que le sigue, cap. VI, págs. 75 y sigtes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_234_234" id="Footnote_234_234"></a><a href="#FNanchor_234_234"><span class="label">[234]</span></a> - Los interesantísimos datos de <i>Folk-lore</i> que el Señor -Daniel Granada consigna sobre el Avestruz en el Río de la Plata, y -especialmente sobre el <i>Avestruz de fuego</i>, confirman doblemente -nuestras creencias al respecto (<i>Reseña Histórico Descriptiva de -Antiguas</i> y <i>Modernas Supersticiones del Río de le Plata</i>, -págs. 122, 167 y 133-1896).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_235_235" id="Footnote_235_235"></a><a href="#FNanchor_235_235"><span class="label">[235]</span></a> -<i>Juríes</i>, quiere decir <i>xuríes</i> ó <i>suris</i>, avestruces. -Fernández de Oviedo y Valdés dá esta interpretación (<i>Historia de -Indias</i>, lib. XLVII, cap. III), cuando escribe: «Son tan ligeros, que -los indios comarcanos los llaman por propio nombre <i>juríes</i>, que quiere -decir avestruces.»—Véase Lafone Quevedo, <i>Tesoro de Catamarqueñismos</i>, -verb. <i>Juríes</i>.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_236_236" id="Footnote_236_236"></a><a href="#FNanchor_236_236"><span class="label">[236]</span></a> -<i>Londres y Catamarca</i>, cap. XXIX, pág. 257.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_237_237" id="Footnote_237_237"></a><a href="#FNanchor_237_237"><span class="label">[237]</span></a> -<i>Londres y Catamarca</i>, cap. XXVIII, págs. 249 á 251.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_238_238" id="Footnote_238_238"></a><a href="#FNanchor_238_238"><span class="label">[238]</span></a> -<i>Memorias</i>, cap. XIV (Ed. Madrid, 1882),—<i>Chi</i>, es «cosa -parada»; <i>qui</i>, partícula que significa ambigüedad; luego <i>chiqui</i>, -dice: cosa <i>doble</i>, llena de <i>falsía</i> (Véase Adán Quiroga, <i>Folk-lore -Calchaquí</i>, Bolet. del Inst. Geográf. Argentino, tom. XVIII. págs. 5 á 12).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_239_239" id="Footnote_239_239"></a><a href="#FNanchor_239_239"><span class="label">[239]</span></a> - Fragmento del canto al Chiqui, tal como hoy se repite, mezcla de castellano y quichua.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_240_240" id="Footnote_240_240"></a><a href="#FNanchor_240_240"><span class="label">[240]</span></a> -Cábenos la satisfacción de manifestar que, consultada á Lafone Quevedo -esta interpretación nuestra, después que fijamos el valor simbólico del -Ave-Suri, este distinguido americanista adhiere á ella.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_241_241" id="Footnote_241_241"></a><a href="#FNanchor_241_241"><span class="label">[241]</span></a> -Briton, op. cit., cap. V, pág. 152.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_242_242" id="Footnote_242_242"></a><a href="#FNanchor_242_242"><span class="label">[242]</span></a> -<i>Hist. de los Jesuitas del Paraguay</i>, etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_243_243" id="Footnote_243_243"></a><a href="#FNanchor_243_243"><span class="label">[243]</span></a> -<i>Hist. del Tuc.</i> etc., pág. 33.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_244_244" id="Footnote_244_244"></a><a href="#FNanchor_244_244"><span class="label">[244]</span></a> -<i>Hist. de la Prov. del Paraguay</i>, tom. II, cap. XXIII, pág. 397.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_245_245" id="Footnote_245_245"></a><a href="#FNanchor_245_245"><span class="label">[245]</span></a> -En numerosos petroglyfos aparecen grabadas patas de suri, -cuya significación hasta hoy no se ha explicado (Véase cap. VIII).</p> - -<p>Después de lo escrito, es claro que las rocas que tales grabados -contienen, son dedicadas al culto á la Lluvia, invocándose á las Nubes -de la Tormenta.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_246_246" id="Footnote_246_246"></a><a href="#FNanchor_246_246"><span class="label">[246]</span></a> -Un ejemplo interesantísimo es el de los 4 Bacabs, antes citados, 4 -dioses mayores, representados por los 4 Canobos, ó <i>vasijas de arriba</i>, -llamadas columnas del Cielo (Brasseur de Bourbourg, cit. por Lafone -Quevedo en su <i>Culto de Tonapa</i>, XVII, pág. 56).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_247_247" id="Footnote_247_247"></a><a href="#FNanchor_247_247"><span class="label">[247]</span></a> -Op. cit., cap. V, pág. 152.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_248_248" id="Footnote_248_248"></a><a href="#FNanchor_248_248"><span class="label">[248]</span></a> -<i>Comentarios Reales</i>, lib. II, cap. XXVIII.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_249_249" id="Footnote_249_249"></a><a href="#FNanchor_249_249"><span class="label">[249]</span></a> -Según Lucien Biart (<i>Les Aztéques</i>, pág. 70) «Tláloc creó muchos -pequeños ministros, encargados de ejecutar sus órdenes. Munidos de un -ánfora y armados de un bastón, estos pigmeos portaban el agua donde -el dios lo mandaba, y la derramaban en lluvia. El trueno se hacía oir -cuando uno de ellos quebraba el ánfora, y el rayo que hería á los -hombres no era sinó un fragmento del vaso roto.» La leyenda azteca -concuerda en parte con la peruana.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_250_250" id="Footnote_250_250"></a><a href="#FNanchor_250_250"><span class="label">[250]</span></a> -Brinton, cap. V, págs. 186 y 187 y Rialle, cap. VI, pág. 259. -He aquí las respectivas traducciones:</p> - -<table border="0" cellspacing="2" summary="_" cellpadding="2"> - <tbody><tr> - <td class="tdl"> DE BRINTON</td> <td class="tdl"> DE RIALLE</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Beauteous princess,</td> <td class="tdl">Belle princesse,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Lo, thy brother</td> <td class="tdl">Ton frére</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Breaks thy vessel</td> <td class="tdl">Brise ton urne</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Now in fragments.</td> <td class="tdl">En morceaux.</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">From the blow come  </td> <td class="tdl">De ce coup</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Thunder, lightning,</td> <td class="tdl">Provient le tonnerre</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Strokes of lightning.</td> <td class="tdl">Et les éclairs;</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">And thou, princess,</td> <td class="tdl">Et toi, princesse,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Tak’st the water,</td> <td class="tdl">Versant tes eaux,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">With it rainest,</td> <td class="tdl">Tu fais pleuvoir.</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">And the hail, or</td> <td class="tdl">Tu fais tomber</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Snow dispensest,</td> <td class="tdl">La gréle et la neige.</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Viracocha,</td> <td class="tdl">Le créateur du monde</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">World constructor,</td> <td class="tdl">Le vivificateur du monde,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">World enliv’ner,</td> <td class="tdl">Viracocha,</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">To this office</td> <td class="tdl">T’a donné la vie.</td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Thee appointed,</td> <td class="tdl"> </td> - </tr><tr> - <td class="tdl">Thee created.</td> <td class="tdl"> </td> - </tr> - </tbody> -</table></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_251_251" id="Footnote_251_251"></a><a href="#FNanchor_251_251"><span class="label">[251]</span></a> -Compárense estas cruces con las peruanas de la <a href="#FIG_09">Fig. 9</a>, cap. III.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_252_252" id="Footnote_252_252"></a><a href="#FNanchor_252_252"><span class="label">[252]</span></a> -<i>Pata</i>, andén agrícola (Véase la lámina del Yamqui Pachacuti).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_253_253" id="Footnote_253_253"></a><a href="#FNanchor_253_253"><span class="label">[253]</span></a> -Otro ejemplar precioso con cruces, que sintetizan en estos emblemas los -demás símbolos de la alfarería funeraria, es la urna de San Fernando -(Belén), que encontramos en nuestra reciente expedición arqueológica, y -que ofrecemos.</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/urna_san_fernando.jpg" alt="_" width="400" height="502" /> - <p class="f110 space-below1">Urna de San Fernando (Catamarca).</p> -</div> - -<p>Tan bella como típica alfarería, de 0.34 m. de alto, lleva dos artísticas -cruces en su sección ventral, semejantes á la del huaquero cruciforme -de Jiménez de la Espada, ofrecido en el cap. III.</p> - -<p>Estas cruces, de color encarnado sobre fondo rojo oscuro, no están -grabadas ni pintadas en la urna, sinó que se destacan en relieve, lo que -contribuye á hacer más artístico el conjunto cruciforme. Las dos bellas -cruces, cada una con su Toco al centro, están ligadas por un detalle lateral -común, y miden 0.12 m. de alto.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_254_254" id="Footnote_254_254"></a><a href="#FNanchor_254_254"><span class="label">[254]</span></a> -John Lubbock, <i>Orígenes de la Civilización</i>, pág. 178.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_255_255" id="Footnote_255_255"></a><a href="#FNanchor_255_255"><span class="label">[255]</span></a> -G. de Mortillet (<i>Le Signe de la Croix</i>, cap. III, pág. 96), tratando -del cementerio de Villanova hacía notar que la Cruz, tan abundante -en los cilindros de dos cabezas, parece disminuir con la aparición -de representaciones de objetos orgánicos (Véanse sus Figs. <a href="#FIG_44">44 á 47</a>).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_256_256" id="Footnote_256_256"></a><a href="#FNanchor_256_256"><span class="label">[256]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Cacllas</i> y <i>Caylles</i> (1899)—J. Toscano, <i>La Región Calchaquina</i>, pág. 74.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_257_257" id="Footnote_257_257"></a><a href="#FNanchor_257_257"><span class="label">[257]</span></a> -Toscano, cit., pág. 73.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_258_258" id="Footnote_258_258"></a><a href="#FNanchor_258_258"><span class="label">[258]</span></a> -Bernabé Cobo, <i>Historia del Nuevo Mundo</i>, tom. III, págs. 336 y 339; -<i>Relación</i> del Yamqui Pachacuti, págs 155 y 156.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_259_259" id="Footnote_259_259"></a><a href="#FNanchor_259_259"><span class="label">[259]</span></a> -Cobo cit., págs. 334, 335 y 346, tom. III.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_260_260" id="Footnote_260_260"></a><a href="#FNanchor_260_260"><span class="label">[260]</span></a> -Adán Quiroga, <i>Canopas</i> (1899)—Toscano cit., pág. 73.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_261_261" id="Footnote_261_261"></a><a href="#FNanchor_261_261"><span class="label">[261]</span></a> -En el Viejo Continente la Cruz es más frecuente en la época de -bronce, disminuyendo en cuanto comienzan á aparecer las figuraciones -orgánicas. Hablando Mortillet del cementerio de Villanova, escribe: -«Hecho curioso á constatar: la Cruz parece disminuir con la aparición -de representaciones de objetos orgánicos. En Villanova, donde se vé ya -serpientes, gansos y pequeños <i>bonshommes</i>, ella parece menos frecuente -que en la época de bronce, en la que no existe la menor representación -orgánica, aún vegetal. En la necrópolis de Marzabotto los dibujos -etruscos y los ídolos la han reemplazado casi completamente» (<i>Le Signe -de la Croix</i>, cap. II, págs. 96 y 97).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_262_262" id="Footnote_262_262"></a><a href="#FNanchor_262_262"><span class="label">[262]</span></a> -Es curioso que los marineros ingleses acostumbran llamar el viento, -silvando, cuando reina la calma en el mar.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_263_263" id="Footnote_263_263"></a><a href="#FNanchor_263_263"><span class="label">[263]</span></a> -<i>Hist. de la Provincia del Paraguay</i>, lib. III, cap. XXII, tom. II, pág. 398.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_264_264" id="Footnote_264_264"></a><a href="#FNanchor_264_264"><span class="label">[264]</span></a> -Entre los indios moki la Cruz maltesa ✠ es el emblema de una virgen, -y significa la virginidad (<i>Annual Report</i>, etc., 1888-89, <i>Picture -writing of the American Indian</i>, y Garrick Mallery, The Cross, cap. XX, pág. 729).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_265_265" id="Footnote_265_265"></a><a href="#FNanchor_265_265"><span class="label">[265]</span></a> -Véanse <i>El Símbolo de la Serpiente en la Alfarería funeraria</i>, de J. -B. Ambrosetti, y <i>The Serpent Symbol in America</i>, de E. G. Squier, etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_266_266" id="Footnote_266_266"></a><a href="#FNanchor_266_266"><span class="label">[266]</span></a> -Wiener, <i>Pérou et Bolivie</i>, págs. 702 y 703.</p> - -<p>En el Dios-Sol, llamado así por este autor, que reproducimos, vénse los -monstruos dragones ó Huayrapucas del disco de Lafone Quevedo, rodeando -la cara circular de Aticci. Estos monstruos son cuatro, y claro es que -representan los cuatro vientos.</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/dios-sol.jpg" alt="_" width="300" height="300" /> - <p class="f110">Dios-Sol de Wiener</p> -</div></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_267_267" id="Footnote_267_267"></a><a href="#FNanchor_267_267"><span class="label">[267]</span></a> -Fernández y Holguín, <i>Dicc.</i>, verb. <i>hapiyñuños</i>—Véanse -Adán Quiroga, <i>Supay, Mikilo y los Hapiyñuños</i> (Revista de Der. Hist. -y Letras), tom. I, págs. 122 y sigtes., Buenos Aires, 1898; <i>Tres -Relaciones de Antigüedades Peruanas</i>, pág 232 y sigtes. -(M. J. de la E., Madrid 1879).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_268_268" id="Footnote_268_268"></a><a href="#FNanchor_268_268"><span class="label">[268]</span></a> -Entre los Dakotas la Cruz griega representa los cuatro -vientos que provienen de las cuatro cavernas, en las que el alma de los -hombres existía antes de su encarnación en el cuerpo humano (<i>Annual -Report</i>, Op. cit., <i>The Cross</i>, pág. 724).</p> - -<p>La Cruz <i>latina</i>, era y es usada por los mismos Dakotas en la pintura, -y significa, tanto en pictografía como en la figuración de los signos -del movimiento, el <i>mosquito-hawk</i> (halcón de los mosquitos), llamado -generalmente <i>dragon fly</i> (alguacil)—Op. y lug. cit., pág. 725.</p> - -<p>Estos alguaciles vimos figurados en la Plancha XXXV del capítulo V, -nota; y efectivamente que una Cruz latina figura su largo cuerpo, -del cual salen para arriba y para abajo sus aletas. No olvidemos la -relación entre los alguaciles y el agua.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_269_269" id="Footnote_269_269"></a><a href="#FNanchor_269_269"><span class="label">[269]</span></a> -<i>La Región Calchaquina</i>, cap. VII. pág. 73 (Buenos Aires, 1898).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_270_270" id="Footnote_270_270"></a><a href="#FNanchor_270_270"><span class="label">[270]</span></a> -<i>Chacatasca</i>, crucificado. Esta palabra encierra una raíz <i>chaca</i>.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_271_271" id="Footnote_271_271"></a><a href="#FNanchor_271_271"><span class="label">[271]</span></a> -Véase Adán Quiroga, <i>Mamazaras y Huazas</i> (1900).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_272_272" id="Footnote_272_272"></a><a href="#FNanchor_272_272"><span class="label">[272]</span></a> -Montesinos, <i>Memorias Antiguas Historiales del Perú</i>, pág. -211 (Publicadas por el Dr. V. F. López en la «Rev. de Buenos Aires», -tom. XXII)—Véase nuestro artículo <i>El Tincunacu</i> («La Provincia», -Tucumán, Setiembre de 1898).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_273_273" id="Footnote_273_273"></a><a href="#FNanchor_273_273"><span class="label">[273]</span></a> -Op. y lug. cits.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_274_274" id="Footnote_274_274"></a><a href="#FNanchor_274_274"><span class="label">[274]</span></a> -El amuleto es el siguiente:</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/androgino.jpg" alt="_" width="400" height="477" /> - <p class="f110">Andrógino de Tinogasta</p> -</div></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_275_275" id="Footnote_275_275"></a><a href="#FNanchor_275_275"><span class="label">[275]</span></a> -Adán Quiroga, <i>El culto fetiquista de Mortero</i> -(1897)—Lafone Quevedo, <i>Culto de Tonapa</i>, pág. 15.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_276_276" id="Footnote_276_276"></a><a href="#FNanchor_276_276"><span class="label">[276]</span></a> -Montesinos cit., quien agrega: «Nombran á estos ídolos <i>Huacanqui ó -Cayam Carumi</i>; véndence en mucho precio, y el uso de ellos dura hasta -hoy entre las mujeres; intrúyenlas el enemigo común en que ayunen las -lunas nuevas, que se abstengan de conversación con varón por tres días -y así serán amadas. Ponen al ídolo en una canastilla adornada de plumas -de varios colores, y algunas yerbas olorosas, échanle harina de maíz -que renueva todos los meses, y con la que quitan supersticiosamente se -limpian el rostro haciendo varias ceremonias.»</p> - -<p>Ambrosetti (<i>Notas de Arqueolog. Calchaquí</i>, IV, págs. 33 á 37), -ha escrito párrafos interesantes sobre estos Huacanquis.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_277_277" id="Footnote_277_277"></a><a href="#FNanchor_277_277"><span class="label">[277]</span></a> -Véase Ambrosetti, <i>Las grutas Pintadas y los Petroglyfos de -la Provincia de Salta</i> (Bolet. del Inst. Geográf. Arg.—Buenos Aires).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_278_278" id="Footnote_278_278"></a><a href="#FNanchor_278_278"><span class="label">[278]</span></a> -Sobre clasificación de totemismo y fetichismo, véase el interesante -capítulo de John Lubbock (<i>Orígenes de la Civilización</i>) pág. 178 (Madrid, 1888).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_279_279" id="Footnote_279_279"></a><a href="#FNanchor_279_279"><span class="label">[279]</span></a> -<i>Empadronamientos</i>, Legajo 14 (Archivo de Tucumán).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_280_280" id="Footnote_280_280"></a><a href="#FNanchor_280_280"><span class="label">[280]</span></a> -Schoolcraft, <i>Indian Tribes</i>, lib. II, cap. III, pág. 91.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_281_281" id="Footnote_281_281"></a><a href="#FNanchor_281_281"><span class="label">[281]</span></a> -<i>Notas de Arqueología Calchaquí</i>, § VII, págs. 136 á 138.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_282_282" id="Footnote_282_282"></a><a href="#FNanchor_282_282"><span class="label">[282]</span></a> -<i>Tesoro de Catamarqueñismos</i>, verb. <span class="smcap">Caille</span> -(Buenos Aires, 1898), sobre el que escribe: «Ídolos de los indios -Calchaquinos». Eran, según el Padre Lozano, «imágenes labradas en -láminas de cobre», que traían consigo, y eran las joyas de su mayor -aprecio, etc. De estas láminas, existen varias, y una de ellas de -singular valor artístisco. Caille es voz del Cacan, porque la usaban -los Calchaquinos. (págs. 61 y 62).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_283_283" id="Footnote_283_283"></a><a href="#FNanchor_283_283"><span class="label">[283]</span></a> -<i>Hist. de los Jesuitas del Paraguay</i>, etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_284_284" id="Footnote_284_284"></a><a href="#FNanchor_284_284"><span class="label">[284]</span></a> -Markham, <i>Rites and Laws of the Incas</i>, pág. 33. Lafone -Quevedo, <i>Los ojos de Imaymana</i>, etc., pág. 452, Bolet. del Inst. -Geográf. Argent., tom. XX, Núms. 7 á 12.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_285_285" id="Footnote_285_285"></a><a href="#FNanchor_285_285"><span class="label">[285]</span></a> -Aquí <i>Caylla</i> sustituye á Imaymana, pues como dice Lafone -Quevedo en el lugar apuntado en la nota anterior, «por eliminación -llegamos á saber que el Dios <i>Imaymana</i> llamábase también <i>Cailla</i>».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_286_286" id="Footnote_286_286"></a><a href="#FNanchor_286_286"><span class="label">[286]</span></a> -La Cruz, como observa Mortillet, no solo aparece en el viejo mundo -dibujada por líneas que se cortan, sino de diferentes maneras, como -por cuatro ó cinco círculos convenientemente distribuidos, como en los -ejemplares de los cilindros de Villanova, figuras <a href="#FIG_95">95</a> -y <a href="#FIG_96">96</a>,—lo cual no puede ser efecto de la -casualidad, pues que se ha tenido intención formal de figurar la Cruz. -Ciertas monedas de Raimundo de Turena nos muestran una Cruz compuesta -de una O gótica al centro y cuatro anillos que forman los brazos. La -numismática de Normandia ofrece también cruces formadas por anillos, -distribuidos regularmente (Mortillet, <i>Le Signe de la Croix</i>, cap. V, -págs. 167 y 168).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_287_287" id="Footnote_287_287"></a><a href="#FNanchor_287_287"><span class="label">[287]</span></a> -La mayor parte de los dibujos son obra de nuestro distinguido compañero -de expedición. Eduardo A. Holmberg, cuya colaboración ha sido siempre -de mucho mérito y eficacia para los que en el país dedicámonos á esta -clase de estudios.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_288_288" id="Footnote_288_288"></a><a href="#FNanchor_288_288"><span class="label">[288]</span></a> -Nuestra obra sobre <i>Petrografías y Pictografías de la Región -Cacano-Calchaquí</i> está terminada (1899-1900).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_289_289" id="Footnote_289_289"></a><a href="#FNanchor_289_289"><span class="label">[289]</span></a> -<i>Annual Report of the Bureau of Ethnology</i>, J. W. Powell (1888-89), -<i>Picture-Writing</i>, pág. 25.—Véase también á Mallery, op. cit., y -su interesante trabajo <i>Pictographs of the North American Indian</i> -(tom. IV. Con 83 planchas).—Sobre grabados de la roca Tinéri, J. -Crevaux, <i>Voyages dans l’Amérique du Sud</i>, X, págs. 210 y 211 (París, 1883).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_290_290" id="Footnote_290_290"></a><a href="#FNanchor_290_290"><span class="label">[290]</span></a> -J. B. Ambrosetti, <i>Las grutas pintadas y los Petroglyfos de la -Provincia de Salta</i> (Bolet. del Inst. Geográf. Argent., tom. XVI, págs. 312 á 334).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_291_291" id="Footnote_291_291"></a><a href="#FNanchor_291_291"><span class="label">[291]</span></a> -A. Quiroga, op. cit., cap. V, <i>Gran gruta de Siquimí</i> (petrografías).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_292_292" id="Footnote_292_292"></a><a href="#FNanchor_292_292"><span class="label">[292]</span></a> -<i>El Calchaquí, Problema Arqueológico</i> (<i>The American Antropologist</i>), -vol. I, January 1899, en cuyo artículo ocúpase de nuestra obra <i>Calchaquí</i> (Tucumán. 1897).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_293_293" id="Footnote_293_293"></a><a href="#FNanchor_293_293"><span class="label">[293]</span></a> -F. P. Moreno (Revista del Museo de la Plata, 1890) sobre la roca -traquítica del bajo de Canota, etc.—<i>Die Calchaquís</i>, -Von Dr. A. von Ihering, Das Ausland—Janr. LXIV, Nos. 48 y 49.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_294_294" id="Footnote_294_294"></a><a href="#FNanchor_294_294"><span class="label">[294]</span></a> -Keane (<i>Man Past and Present</i> 1899). pág. 30, escribe: «El hombre -primitivo balbucea y garabatéa (<i>bawl</i> y <i>scrawl</i>) siempre por un mismo -estilo,»—y por eso critica que M. Latourneau se tome el trabajo de -comparar cinco garabatos Libios de estos, que se hallan en el Museo -Bardo, en Tunes, con otros de igual especie encontrados en la Bretaña y -en dólmenes Islandeses, á saber:—«el círculo pelado y con punto en el -centro O ⊙, la cruz en su forma más simple ✚, el gancho y segmento del -cuadrado; todos los cuales se ven en los sistemas Feniceos, Keltiveros, -Etruscos, Libios ó Tauregos».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_295_295" id="Footnote_295_295"></a><a href="#FNanchor_295_295"><span class="label">[295]</span></a> -Nuestro naturalista Eduardo L. Holmberg, por ejemplo, -refiérenos cuán caprichosas son las pinturas de los salvages Pampas, -las que carecen de intención artística. (<i>La Sierra de Curá-Malal</i>, -Buenos Aires, 1884). Tratando este autor del arte Pampa, y con motivo -de las figuras humanas de ocre rojo de la «Gruta de los Espíritus», -interrogaba en esta forma sobre los motivos de las pinturas á un -cautivo de Namuncurá:</p> - -<p>—«¿Y no serán hechas (las figuras) para ahuyentar al Hualichu, para -propiciarse á la Luna, al Sol.....?»</p> - -<p>—«No, señor (contestó el cautivo) estas figuras las hacen los indios -<i>para entretenerse</i>, cuando no tienen otra cosa qué hacer» (pág. 50).</p> - -<p>«Los comentarios huelgan en casos como éste.»</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_296_296" id="Footnote_296_296"></a><a href="#FNanchor_296_296"><span class="label">[296]</span></a> -Muy atinadas observaciones sobre estos temas hacen A. D’Orbigny, -<i>L’Homme Américain</i>, tom. I, págs. 126 á 140: Angrand, <i>Lettres sur -Tiahuanaco</i> á M. Daly, y Wiener, <i>Pérou et Bolivie</i>, págs. 567, 703, etc.</p> - -<p>Es de advertir que la lámina 79 fué tomada por nuestro auxiliar -dibujante, señor Wenceslao Gomez.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_297_297" id="Footnote_297_297"></a><a href="#FNanchor_297_297"><span class="label">[297]</span></a> -El señor Presidente del Congreso Latino-Americano, Dr. Paulino -Alfonso, hizo la exposición del trabajo de Grez, que lleva por título: -<i>Interpretación de la Inscripción Prehistórica de la Casa Pintada del -Cajón de Tinguiririca</i> (tom. V de la publicación del primer Congreso -Científico Latino Americano, Buenos Aires, 1900).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_298_298" id="Footnote_298_298"></a><a href="#FNanchor_298_298"><span class="label">[298]</span></a> -<i>Indianicche Zeichnungen in der Casa Pintada, Tinguiririca</i>, Fig. 1 (Santiago de Chile, 1888).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_299_299" id="Footnote_299_299"></a><a href="#FNanchor_299_299"><span class="label">[299]</span></a> -Carlos Itolp, <i>Conferencia en la Sociedad Científica Alemana de Santiago</i> (22 de Agosto de 1888).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_300_300" id="Footnote_300_300"></a><a href="#FNanchor_300_300"><span class="label">[300]</span></a> -Posiblemente cántaras con boca, ó vasos del Trueno, divinidad de Arauco.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_301_301" id="Footnote_301_301"></a><a href="#FNanchor_301_301"><span class="label">[301]</span></a> -Lo más seguro de todo es que las pictografías de Tinguiririca sean, -como la Plancha del Pachacuti, una tabla ó clave de los símbolos, -generalmente acuáticos, empleados por los naturales de allende la -Cordillera, entre los que se ven muchos de ellos comunes á los -peruanos, si no la mayor parte.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_302_302" id="Footnote_302_302"></a><a href="#FNanchor_302_302"><span class="label">[302]</span></a> -<i>Las Grutas Pintadas</i>, etc., cit. (Bolet. del Inst. Geográf. Argent. -tom. XVI, cuads. 5 á 8, págs. 312 á 334).—La reproducción de la Gruta -en colores, fué hecha por Eduardo A. Holmberg, y publicada con el trabajo citado.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_303_303" id="Footnote_303_303"></a><a href="#FNanchor_303_303"><span class="label">[303]</span></a> -En los valles, á la «Madre del Viento» llaman simplemente <i>La Viento</i>, -con el artículo en femenino, para distinguir su sexo.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_304_304" id="Footnote_304_304"></a><a href="#FNanchor_304_304"><span class="label">[304]</span></a> -En la plancha del Yamqui (<a href="#FIG_21">Fig. 21</a>) un árbol de ramas espirales -dirigidas hacia el tallo, lleva la leyenda de «árbol <i>maliqui</i>»</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_305_305" id="Footnote_305_305"></a><a href="#FNanchor_305_305"><span class="label">[305]</span></a> -Es de advertir que los indios llaman «piedra pintada» á toda piedra -escrita, aunque ninguno de sus dibujos sea pintado.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_306_306" id="Footnote_306_306"></a><a href="#FNanchor_306_306"><span class="label">[306]</span></a> -Muy semejantes á estos hombrecillos son los que reproducen los -Kiatéxamut, una tribu Sunuit, en E. Unidos. Estas figurillas, con -cruces, aparecen del modo siguiente:</p> - -<div class="figcenter"> - <img src="images/stick_man.jpg" alt="_" width="50" height="59" /> -</div> - -<p>Las figurillas humanas con Cruz en la cabeza, son tenidas por un -espíritu maligno, ó demonio de los Shamanes (Annual Report of the -Bureau of Ethnology (1888-89), <i>Picture Writing of the American -Indian</i>, y Garrick Mallery, cap. XX, pág. 729).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_307_307" id="Footnote_307_307"></a><a href="#FNanchor_307_307"><span class="label">[307]</span></a> -<i>Ropachicoc</i> (Véase el <i>Dicc. Quichua</i> del P. Diego de Torrez Rubio).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_308_308" id="Footnote_308_308"></a><a href="#FNanchor_308_308"><span class="label">[308]</span></a> -Sobre castigos inflingidos á los fetiches, léase John Lubbock, <i>Orígs. de la Civiliz.</i>, -pág. 189 y sigtes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_309_309" id="Footnote_309_309"></a><a href="#FNanchor_309_309"><span class="label">[309]</span></a> -Sobre los bramidos del Ambato, véase Daniel Granada, <i>Reseña Hist. Descrip. -de las Antigs. y Moderns. Supersticiones del Río de la Plata</i>, pág. 144 (1896).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_310_310" id="Footnote_310_310"></a><a href="#FNanchor_310_310"><span class="label">[310]</span></a> -J. B. Ambrosetti, <i>Notas de Arqueol. Calchaquí</i>, págs. 237 y 238.</p> - -<p>Seguramente que el ilustrado americanista Benigno T. Martínez nos -suministrará preciosos datos de folk-lore ribereño cuando de á luz -su tan esperada obra sobre la etnografía del Río de la Plata y sus afluentes.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_311_311" id="Footnote_311_311"></a><a href="#FNanchor_311_311"><span class="label">[311]</span></a> -A. Ambrosetti, lug. cit., llamó también mucho la atención esta -ceremonia, sobre la que escribe: «Curiosísima es también la cruz -de ceniza sobre la que estaquean al sapo en Entre Ríos, pues en el -valle Calchaquí hacen la misma cruz, y le ponen un <i>huevo parado en -el centro</i> (á nuestro juicio el huevo sustituye al ojo Imaymana, -germen ó yema) para <i>conjurar el granizo</i>, y más curiosa es todavía -la persistencia con que el sapo se halla representado en la alfarería -funeraria, mostrando una cruz en el cuerpo».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_312_312" id="Footnote_312_312"></a><a href="#FNanchor_312_312"><span class="label">[312]</span></a> -Que el elemento atmosférico Sapo simbólico aparece muchas veces como -inseparable del ave de la tormenta, pruébalo el espíritu de la leyenda -del Sapo y el Urubú (cuervo), que se reproduce al final, según la cual -el ave y el Sapo caen desde las nubes á la tierra, después de pasear por el cielo.</p> - -<p>En Catamarca, lo mismo que en Entre Ríos, con pocas variantes, -perdura otra singular leyenda, según la cual el Sapo corre tan -velozmente como el Suri, el ave de la tormenta, llegando siempre juntos -al final de la carrera, ó á la raya, señalada con un mortero.</p> - -<p>Un día se encontraron el Sapo y el Suri. Cruzadas las palabras de -cumplimiento, y después de ponderar el Suri la ligereza de su carrera -por los campos, el Sapo le dijo que él era capáz de ganarlo, por más -que le viera saltar tan menudo sobre el suelo.</p> - -<p>—¡Vd!... Pero, si yo no corro, sino vuelo!—dijo el Suri.</p> -<p>—¡No importa! probemos, probemos, y verá,—replicó el Sapo.</p> - -<p>—¡Pero si Vd. irá saltando, saltando despacito; yo volando, volando; -con mis largas canillas, ayudado por mis alas no habrá suelo que no se acabe.....</p> -<p>—No importa: probemos, probemos: le ganaré, compadre.</p> -<p>—¡Vd. ganarme!....</p> - -<p>—Le juego mis prendas.</p> -<p>—Acepto; pero lo robo, compadre.</p> -<p>Y eligieron un largo campo para correr. Al final de la cancha, -colocaron un mortero, que señalaba la raya.</p> - -<p>El astuto Sapo dió cuenta de la apuesta á los suyos; y eligiendo -compañeros que se le parecieran, los colocó escondidos á lo largo de la -cancha, y al más vivo de todos dentro del montero, á fin de que unos -tras otros, aparecieran siempre durante la carrera, engañando así al Suri.</p> - -<p>El Suri parte huyendo. Con asombro suyo, vé siempre saltando al Sapo á -su lado. Llega aquel á la raya, y cuando alardea de triunfo, sentándose -en el mortero, el sapo que estaba dentro del mismo, le grita:—¡alto, -que yo llegué de antemano!—De modo que éste fué el ganador.</p> - -<p>El Suri es la nube. Su carrera, es la que le impulsa el viento en el -aire. El mortero es el objeto en el que se muelen las mieses producidas -por la lluvia, de que aquel es portador. El Sapo, junto con la nube, -llegando al mortero, representa, sin duda, otro elemento atmosférico.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_313_313" id="Footnote_313_313"></a><a href="#FNanchor_313_313"><span class="label">[313]</span></a> -Así, sería posible que, para que no caigan ni piedra ni granizo, y sí -lluvia, se castigaran con <i>rupachico</i> á los sapos estaqueados.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_314_314" id="Footnote_314_314"></a><a href="#FNanchor_314_314"><span class="label">[314]</span></a> -<i>L’Urubú et le Crapaud</i>, pág. 203 y sigtes. del <i>Folk-lore -Brésilien</i>, por F. J. De Santa Anna Nery, París 1899 (cit., por -Ambrosetti, <i>Notas</i> etc., págs. 236 y 237).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_315_315" id="Footnote_315_315"></a><a href="#FNanchor_315_315"><span class="label">[315]</span></a> -«Retrerez-vous pierres et rochis, criat’il en approchant de terre, ou je vous écrase».</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_316_316" id="Footnote_316_316"></a><a href="#FNanchor_316_316"><span class="label">[316]</span></a> -Tan interesante fábula ha dado tema á la siguiente poesía:</p> - -<div class="poetry-container"><div class="poem"><div class="stanza"> -<span class="i8">EL SAPO Y EL URUBÚ</span> -</div><div class="stanza"> -<span class="i0">Invitados á unas fiestas en el Cielo</span> -<span class="i0">Son el Sapo y Urubú de largo vuelo.</span> -<span class="i0">«Oh! compadre! me han contado que va á irse</span> -<span class="i0">Á las fiestas,—dijo el Cuervo, por reirse.</span> -<span class="i0">Sí, mi amigo,—dice el Sapo, muy ufano,</span> -<span class="i0">Ir mañana he decidido, bien temprano.</span> -<span class="i0">Más que todo, una ascensión me es necesaria ...,</span> -<span class="i0">Que harto sufro con mi vida sedentaria.</span> -<span class="i0">A seguirle me dispongo, pero cuento</span> -<span class="i0">Con que lleve, bien templado, su instrumento».</span> -<span class="i0">«Tengo lista mi vihuela,—dijo el Cuervo,</span> -<span class="i0">Y usted cuente, señor Sapo, con un siervo;</span> -<span class="i0">Más su bombo precisamos en la fiesta,</span> -<span class="i0">El bum! bum! acompasado de la orquesta».</span> -<span class="i0">El buen Cuervo, con luciente, negro traje</span> -<span class="i0">Está listo de mañana para el viaje.</span> -<span class="i0">«Buenos días»; «que los tenga; tome asiento,</span> -<span class="i0">Dijo el Sapo,—deje á un lado su instrumento».</span> -<span class="i0">«Usted sabe que yo marcho dulcemente»....</span> -<span class="i0">«Si le place, partiré primeramente».</span> -<span class="i0">Y metióse, sin ser visto, en la vihuela.</span> -<span class="i0">A la hora el Urubú con ella vuela.</span> -<span class="i0">Cuando llega, le interrogan los del cielo</span> -<span class="i0">Por el Sapo y otras cosas de este suelo.</span> -<span class="i0">«Vaya! vaya! ¿imaginabais,—les contesta,</span> -<span class="i0">Que aquel joven asistiera á vuestra fiesta</span> -<span class="i0">Por vivísimo que fuera su deseo,</span> -<span class="i0">Cuando es largo para el Cuervo este paseo?</span> -<span class="i0">Si en la tierra ni cien saltos aventura,</span> -<span class="i0">¿Es posible que remonte tal altura?»</span> -<span class="i0">Lo cual dicho, su vihuela deja á un lado,</span> -<span class="i0">Ocupando su lugar de convidado.</span> -<span class="i0">De improviso, deja el Sapo su escondite,</span> -<span class="i0">Y aparece muy finchado, en el convite.</span> -<span class="i0">Gran asombro en la asamblea! Baila y canta</span> -<span class="i0">Con el trémolo fugaz de su garganta.</span> -<span class="i0">Cuando acaba, todo el mundo victorea,</span> -<span class="i0">Y es el mismo del aplauso en la asamblea.</span> -<span class="i0">Canta el Cuervo, y habla el Cuervo. Mientras dura</span> -<span class="i0">Su discurso, el ardidoso se apresura</span> -<span class="i0">O ocultarse nuevamente en la guitarra,</span> -<span class="i0">Pues termina ya la célica fanfarra.</span> -<span class="i0">Baja el Cuervo del empíreo firmamento,</span> -<span class="i0">Más ya sabe quién hospeda en su instrumento.</span> -<span class="i0">¡Como nunca, la venganza es oportuna!</span> -<span class="i0">Cuando pasa por debajo de la Luna,</span> -<span class="i0">De improviso la vihuela vuelca y baja,</span> -<span class="i0">Escapando por la boca de la caja</span> -<span class="i0">El viajero de los aires y del cielo</span> -<span class="i0">Sin más alas que sus patas para el vuelo.</span> -<span class="i0">De las nubes cae el Sapo, como cosa,</span> -<span class="i0">Y así grita con palabra lastimosa:</span> -<span class="i0">«No en vosotras, piedras, rocas, de mi pecho!</span> -<span class="i0">Oh! arenas! preparadme vuestro lecho!»</span> -<span class="i0">Malicioso el Urubú, cuando súplica,</span> -<span class="i0">«¡Es tan rápido su vuelo,—le réplica,</span> -<span class="i0">Y seguro al mismo tiempo, mi compadre,</span> -<span class="i0">Que sin duda fué un águila su madre!»</span> -</div><div class="stanza"> -<span class="i0">Cuenta el Sapo que las manchas de su lomo</span> -<span class="i0">Le salieron con su caida como un plomo;</span> -<span class="i0">Pero niega que esta historia, ya muy vieja,</span> -<span class="i0">Tener pueda su estilada moraleja.</span> -</div></div></div></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_317_317" id="Footnote_317_317"></a><a href="#FNanchor_317_317"><span class="label">[317]</span></a> -<i>Notas</i> cit., pág. 237.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_318_318" id="Footnote_318_318"></a><a href="#FNanchor_318_318"><span class="label">[318]</span></a> -En nuestro Pomán hay un lugarejo que se denomina <i>Apoycco</i> (Apu-Yaco), -que dice:—Agua Señor—por la construcción de la doble palabra quichua.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_319_319" id="Footnote_319_319"></a><a href="#FNanchor_319_319"><span class="label">[319]</span></a> -Barros Grez (<i>Gaucho</i>, Actas del Primer Congr. Latino-Amer., sec. IV, -págs. 21 y 22) sostiene, por ejemplo, que los antiguos indios que -poblaron á Cauquenes pasaron de las Pampas Argentinas á Chile, y que -lejos de ser originarios de la Pampa, procedían de un pueblo venido de -las zonas intertropicales.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_320_320" id="Footnote_320_320"></a><a href="#FNanchor_320_320"><span class="label">[320]</span></a> -A D’Orbigny, <i>L’Homme Américain</i>, tom. II, págs. 90 y siguientes; P. -Mantegazza, <i>Río de la Plata</i>, etc., pág. 400 y sigtes. (Milán, 1877); -G. Pelleschi, <i>Otto mesi nel Gran Ciacco</i>, pág. 247 y siguientes -(Firenze, 1881); F. F. Outes, <i>Los Querandíes</i>, caps. I y III (Bs. -Aires, 1897); Guido Boggiani, <i>Lingüística Sudamericana</i>. Congreso -Lat-Amer. cit., sec. IV, § V, págs. 242 y sigtes.; Lafone Quevedo, -<i>La Raza Pampeana y la Raza Guaraní</i>, Actas del Congreso cit., part. -4<sup>a</sup>, § III (1900); Benigno T. Martínez, <i>Etnografía del Río -de la Plata</i> (1898); P. Scalabrini, <i>Demostración filológica de los -conocimientos de los Indios</i> (1898); F. Ameghino, <i>Excursiones en la -Prov. de Buenos Aires</i> (Bolet. de la Academia de Ciencias de Córdoba, -VI), y las monografías de M. R. Trelles, V. F. López, G. Burmeister, -F. P. Moreno, etc. Generalidades sobre el asunto, pueden verse en <i>La -Antropología y Craneología</i> de Robert Lehmann Nitsche (Rev. del Museo -de la Plata, tom. IX, págs. 21 y sigtes., 1898) y en las obras <i>General -Anthropology and Ethnology</i> (1886) y <i>The American Race</i> (New York, -1891) de D. G. Brinton, etc.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_321_321" id="Footnote_321_321"></a><a href="#FNanchor_321_321"><span class="label">[321]</span></a> -J. W. Harshberger, <i>Maize</i> (1893).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_322_322" id="Footnote_322_322"></a><a href="#FNanchor_322_322"><span class="label">[322]</span></a> -Los nombres de los cuatro hermanos Wabun, Kabun, Kabibonokka y Shawano, -significan en algolkin los cuatro cardinales y los cuatro vientos que -de ellos soplan.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_323_323" id="Footnote_323_323"></a><a href="#FNanchor_323_323"><span class="label">[323]</span></a> -Barros Grez (<i>Congr. Cient. Lat.-Americano</i>, IV., pág. 200), en su -estudio de interpretación de las pictografías de Tinguiririca, á -propósito de la Fig. 11 de su lámina, ó de la Cruz griega, dice que -ella es el signo de la <i>tierra</i>, con sus cuatro puntos cardinales, -que han figurado con esta misma significación en otras piedras escritas.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_324_324" id="Footnote_324_324"></a><a href="#FNanchor_324_324"><span class="label">[324]</span></a> -Este dios, no obstante haber sido sustituido más tarde por Motezuma, -el último continuó siendo «el Señor de los vientos y de las aguas» -(Squier, <i>Travels in Nicaragua</i>, II, págs. 3 y 4).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_325_325" id="Footnote_325_325"></a><a href="#FNanchor_325_325"><span class="label">[325]</span></a> -Además de la nuestra, la de Lafone Quevedo, Museo Nacional, de la -Plata é Instituto Geográfico, la colección Zavaleta (cuyo material no -hemos podido aprovechar en este trabajo, á causa de estar encajonada -en el Museo Nacional) es rica en alfarerías con cruces, y como lo -hicimos notar en una monografía describiendo y clasificando la misma, -cruces de cuadrados alternados, rojos y amarillos, pueden verse en -diez urnas funerarias de Tafí y en cinco de Amaicha; los suris con -cruces son también numerosos, sobre la parte ventral de otras urnas, -siendo dignas de especial mención las que llevan los nos. 11, 19, 42, -63 etc. (Adán Quiroga, <i>La Colección Zavaleta</i>—tom. VII., cuads. 4 á -7 n<sup>o</sup> II del Bolet. del Institut. Geográf. Argent., Buenos Aires, 1896).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_326_326" id="Footnote_326_326"></a><a href="#FNanchor_326_326"><span class="label">[326]</span></a> -El <i>Vaso</i>, como símbolo de agua, fuente de la vida, es una figura -conspicua en los mitos y artes americanos. El gran vaso Huecomitl -juega un gran rol en el drama de la creación, entre mayas y aztecas. -El vaso Ticci ó Ticcu del Perú, es un interesante símbolo atmosférico. -En el valle de Méjico, en Tlascala y Yucatán se han exhumado imágenes -portadoras de vasos. Estos vasos son una representación de los dioses -del lago, de las aguas y de la agricultura.</p> - -<p>D. Jesús Sánchez ha hecho una buena colección de interesantes -ejemplares de vasos-símbolos en un artículo que publicó en el tom. -I de los <i>Anales del Museo de Méjico</i>. Leo V. Frobenius, en la -<i>Revista Antrop. de Berlín</i> (1895) estudio al vaso en las primitivas -concepciones cosmogónicas (Brinton, <i>The Myths of the New World</i>, -cap. V., página 152).</p> - -<p>Nosotros poseemos una regular colección de vasos simbólicos de nuestro -Calchaquí, que aún no hemos estudiado.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_327_327" id="Footnote_327_327"></a><a href="#FNanchor_327_327"><span class="label">[327]</span></a> -De la propia manera que en las razas del sur y del centro, en las del -norte figura invariablemente un ave mítica en sus cosmogonías y en -las leyendas diluvianas, que guardan íntima conexión con las de la creación.</p> - -<p>Los algonquines tienen su cuervo sagrado; lo mismo los thlinquit, -con su gran volátil de la tormenta. A sus pájaros míticos llaman -respectivamente Estas, Nikilstlas, Kanoakeluh y Caugy, los carrier, -haidah, kwakiutl y tshimsshians. Yetl es el pájaro de los esquimales; -los natchez tienen su ave cardinal; un pájaro sobre un árbol aparece -en el diluvio del Codex Mejicano; un ave es un gran personage entre -los aztecas, y en el Codeice Chimalpopoca figuran las aves míticas -Xecotcovach, Cotzbalam y Tecumbalam (A. Krause, <i>The Thlinquit -Indian</i>., cap. X; Brasseur, <i>Le Liv. Sacré</i>, pág. 27; Id., <i>Hist. du -Mexique</i>, Cod. Chimolpop.; F. Desjardins, <i>Le Pérou avant la Conq. -Espagn.</i>, págs. 26 y sigtes).</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_328_328" id="Footnote_328_328"></a><a href="#FNanchor_328_328"><span class="label">[328]</span></a> -Lafone Quevedo, en sus <i>Huacas de Chañar Yaco</i>, limitóse -á consignar el hallazgo curioso de los loros de malaquita dentro de -las urnas funerarias, sin darse cuenta de este hecho, de sencilla -explicación para nosotros.</p></div> - -<div class="footnote"><p> -<a name="Footnote_329_329" id="Footnote_329_329"></a><a href="#FNanchor_329_329"><span class="label">[329]</span></a> -El facultativo alemán Dr. Bruno S. Scharn se ha dignado -darnos estas noticias, desde su residencia de Santa María, por -considerar muy interesante el caso.</p></div> -</div> - - - - - - - - -<pre> - - - - - -End of the Project Gutenberg EBook of La cruz en América, by Adan Quiroga - -*** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK LA CRUZ EN AMÉRICA *** - -***** This file should be named 54064-h.htm or 54064-h.zip ***** -This and all associated files of various formats will be found in: - http://www.gutenberg.org/5/4/0/6/54064/ - -Produced by Adrian Mastronardi, Paul Marshall and the -Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net -(This file was produced from images generously made -available by The Internet Archive/American Libraries.) - -Updated editions will replace the previous one--the old editions will -be renamed. - -Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright -law means that no one owns a United States copyright in these works, -so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the United -States without permission and without paying copyright -royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part -of this license, apply to copying and distributing Project -Gutenberg-tm electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG-tm -concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark, -and may not be used if you charge for the eBooks, unless you receive -specific permission. If you do not charge anything for copies of this -eBook, complying with the rules is very easy. You may use this eBook -for nearly any purpose such as creation of derivative works, reports, -performances and research. They may be modified and printed and given -away--you may do practically ANYTHING in the United States with eBooks -not protected by U.S. copyright law. Redistribution is subject to the -trademark license, especially commercial redistribution. - -START: FULL LICENSE - -THE FULL PROJECT GUTENBERG LICENSE -PLEASE READ THIS BEFORE YOU DISTRIBUTE OR USE THIS WORK - -To protect the Project Gutenberg-tm mission of promoting the free -distribution of electronic works, by using or distributing this work -(or any other work associated in any way with the phrase "Project -Gutenberg"), you agree to comply with all the terms of the Full -Project Gutenberg-tm License available with this file or online at -www.gutenberg.org/license. - -Section 1. General Terms of Use and Redistributing Project -Gutenberg-tm electronic works - -1.A. By reading or using any part of this Project Gutenberg-tm -electronic work, you indicate that you have read, understand, agree to -and accept all the terms of this license and intellectual property -(trademark/copyright) agreement. If you do not agree to abide by all -the terms of this agreement, you must cease using and return or -destroy all copies of Project Gutenberg-tm electronic works in your -possession. If you paid a fee for obtaining a copy of or access to a -Project Gutenberg-tm electronic work and you do not agree to be bound -by the terms of this agreement, you may obtain a refund from the -person or entity to whom you paid the fee as set forth in paragraph -1.E.8. - -1.B. "Project Gutenberg" is a registered trademark. It may only be -used on or associated in any way with an electronic work by people who -agree to be bound by the terms of this agreement. There are a few -things that you can do with most Project Gutenberg-tm electronic works -even without complying with the full terms of this agreement. See -paragraph 1.C below. There are a lot of things you can do with Project -Gutenberg-tm electronic works if you follow the terms of this -agreement and help preserve free future access to Project Gutenberg-tm -electronic works. See paragraph 1.E below. - -1.C. The Project Gutenberg Literary Archive Foundation ("the -Foundation" or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection -of Project Gutenberg-tm electronic works. Nearly all the individual -works in the collection are in the public domain in the United -States. If an individual work is unprotected by copyright law in the -United States and you are located in the United States, we do not -claim a right to prevent you from copying, distributing, performing, -displaying or creating derivative works based on the work as long as -all references to Project Gutenberg are removed. Of course, we hope -that you will support the Project Gutenberg-tm mission of promoting -free access to electronic works by freely sharing Project Gutenberg-tm -works in compliance with the terms of this agreement for keeping the -Project Gutenberg-tm name associated with the work. You can easily -comply with the terms of this agreement by keeping this work in the -same format with its attached full Project Gutenberg-tm License when -you share it without charge with others. - -1.D. The copyright laws of the place where you are located also govern -what you can do with this work. Copyright laws in most countries are -in a constant state of change. If you are outside the United States, -check the laws of your country in addition to the terms of this -agreement before downloading, copying, displaying, performing, -distributing or creating derivative works based on this work or any -other Project Gutenberg-tm work. The Foundation makes no -representations concerning the copyright status of any work in any -country outside the United States. - -1.E. Unless you have removed all references to Project Gutenberg: - -1.E.1. The following sentence, with active links to, or other -immediate access to, the full Project Gutenberg-tm License must appear -prominently whenever any copy of a Project Gutenberg-tm work (any work -on which the phrase "Project Gutenberg" appears, or with which the -phrase "Project Gutenberg" is associated) is accessed, displayed, -performed, viewed, copied or distributed: - - This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and - most other parts of the world at no cost and with almost no - restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it - under the terms of the Project Gutenberg License included with this - eBook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the - United States, you'll have to check the laws of the country where you - are located before using this ebook. - -1.E.2. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is -derived from texts not protected by U.S. copyright law (does not -contain a notice indicating that it is posted with permission of the -copyright holder), the work can be copied and distributed to anyone in -the United States without paying any fees or charges. If you are -redistributing or providing access to a work with the phrase "Project -Gutenberg" associated with or appearing on the work, you must comply -either with the requirements of paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 or -obtain permission for the use of the work and the Project Gutenberg-tm -trademark as set forth in paragraphs 1.E.8 or 1.E.9. - -1.E.3. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is posted -with the permission of the copyright holder, your use and distribution -must comply with both paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 and any -additional terms imposed by the copyright holder. Additional terms -will be linked to the Project Gutenberg-tm License for all works -posted with the permission of the copyright holder found at the -beginning of this work. - -1.E.4. Do not unlink or detach or remove the full Project Gutenberg-tm -License terms from this work, or any files containing a part of this -work or any other work associated with Project Gutenberg-tm. - -1.E.5. Do not copy, display, perform, distribute or redistribute this -electronic work, or any part of this electronic work, without -prominently displaying the sentence set forth in paragraph 1.E.1 with -active links or immediate access to the full terms of the Project -Gutenberg-tm License. - -1.E.6. You may convert to and distribute this work in any binary, -compressed, marked up, nonproprietary or proprietary form, including -any word processing or hypertext form. However, if you provide access -to or distribute copies of a Project Gutenberg-tm work in a format -other than "Plain Vanilla ASCII" or other format used in the official -version posted on the official Project Gutenberg-tm web site -(www.gutenberg.org), you must, at no additional cost, fee or expense -to the user, provide a copy, a means of exporting a copy, or a means -of obtaining a copy upon request, of the work in its original "Plain -Vanilla ASCII" or other form. Any alternate format must include the -full Project Gutenberg-tm License as specified in paragraph 1.E.1. - -1.E.7. Do not charge a fee for access to, viewing, displaying, -performing, copying or distributing any Project Gutenberg-tm works -unless you comply with paragraph 1.E.8 or 1.E.9. - -1.E.8. You may charge a reasonable fee for copies of or providing -access to or distributing Project Gutenberg-tm electronic works -provided that - -* You pay a royalty fee of 20% of the gross profits you derive from - the use of Project Gutenberg-tm works calculated using the method - you already use to calculate your applicable taxes. The fee is owed - to the owner of the Project Gutenberg-tm trademark, but he has - agreed to donate royalties under this paragraph to the Project - Gutenberg Literary Archive Foundation. Royalty payments must be paid - within 60 days following each date on which you prepare (or are - legally required to prepare) your periodic tax returns. Royalty - payments should be clearly marked as such and sent to the Project - Gutenberg Literary Archive Foundation at the address specified in - Section 4, "Information about donations to the Project Gutenberg - Literary Archive Foundation." - -* You provide a full refund of any money paid by a user who notifies - you in writing (or by e-mail) within 30 days of receipt that s/he - does not agree to the terms of the full Project Gutenberg-tm - License. You must require such a user to return or destroy all - copies of the works possessed in a physical medium and discontinue - all use of and all access to other copies of Project Gutenberg-tm - works. - -* You provide, in accordance with paragraph 1.F.3, a full refund of - any money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the - electronic work is discovered and reported to you within 90 days of - receipt of the work. - -* You comply with all other terms of this agreement for free - distribution of Project Gutenberg-tm works. - -1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project -Gutenberg-tm electronic work or group of works on different terms than -are set forth in this agreement, you must obtain permission in writing -from both the Project Gutenberg Literary Archive Foundation and The -Project Gutenberg Trademark LLC, the owner of the Project Gutenberg-tm -trademark. Contact the Foundation as set forth in Section 3 below. - -1.F. - -1.F.1. Project Gutenberg volunteers and employees expend considerable -effort to identify, do copyright research on, transcribe and proofread -works not protected by U.S. copyright law in creating the Project -Gutenberg-tm collection. Despite these efforts, Project Gutenberg-tm -electronic works, and the medium on which they may be stored, may -contain "Defects," such as, but not limited to, incomplete, inaccurate -or corrupt data, transcription errors, a copyright or other -intellectual property infringement, a defective or damaged disk or -other medium, a computer virus, or computer codes that damage or -cannot be read by your equipment. - -1.F.2. LIMITED WARRANTY, DISCLAIMER OF DAMAGES - Except for the "Right -of Replacement or Refund" described in paragraph 1.F.3, the Project -Gutenberg Literary Archive Foundation, the owner of the Project -Gutenberg-tm trademark, and any other party distributing a Project -Gutenberg-tm electronic work under this agreement, disclaim all -liability to you for damages, costs and expenses, including legal -fees. YOU AGREE THAT YOU HAVE NO REMEDIES FOR NEGLIGENCE, STRICT -LIABILITY, BREACH OF WARRANTY OR BREACH OF CONTRACT EXCEPT THOSE -PROVIDED IN PARAGRAPH 1.F.3. YOU AGREE THAT THE FOUNDATION, THE -TRADEMARK OWNER, AND ANY DISTRIBUTOR UNDER THIS AGREEMENT WILL NOT BE -LIABLE TO YOU FOR ACTUAL, DIRECT, INDIRECT, CONSEQUENTIAL, PUNITIVE OR -INCIDENTAL DAMAGES EVEN IF YOU GIVE NOTICE OF THE POSSIBILITY OF SUCH -DAMAGE. - -1.F.3. LIMITED RIGHT OF REPLACEMENT OR REFUND - If you discover a -defect in this electronic work within 90 days of receiving it, you can -receive a refund of the money (if any) you paid for it by sending a -written explanation to the person you received the work from. If you -received the work on a physical medium, you must return the medium -with your written explanation. The person or entity that provided you -with the defective work may elect to provide a replacement copy in -lieu of a refund. If you received the work electronically, the person -or entity providing it to you may choose to give you a second -opportunity to receive the work electronically in lieu of a refund. If -the second copy is also defective, you may demand a refund in writing -without further opportunities to fix the problem. - -1.F.4. Except for the limited right of replacement or refund set forth -in paragraph 1.F.3, this work is provided to you 'AS-IS', WITH NO -OTHER WARRANTIES OF ANY KIND, EXPRESS OR IMPLIED, INCLUDING BUT NOT -LIMITED TO WARRANTIES OF MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR ANY PURPOSE. - -1.F.5. Some states do not allow disclaimers of certain implied -warranties or the exclusion or limitation of certain types of -damages. If any disclaimer or limitation set forth in this agreement -violates the law of the state applicable to this agreement, the -agreement shall be interpreted to make the maximum disclaimer or -limitation permitted by the applicable state law. The invalidity or -unenforceability of any provision of this agreement shall not void the -remaining provisions. - -1.F.6. INDEMNITY - You agree to indemnify and hold the Foundation, the -trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone -providing copies of Project Gutenberg-tm electronic works in -accordance with this agreement, and any volunteers associated with the -production, promotion and distribution of Project Gutenberg-tm -electronic works, harmless from all liability, costs and expenses, -including legal fees, that arise directly or indirectly from any of -the following which you do or cause to occur: (a) distribution of this -or any Project Gutenberg-tm work, (b) alteration, modification, or -additions or deletions to any Project Gutenberg-tm work, and (c) any -Defect you cause. - -Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg-tm - -Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of -electronic works in formats readable by the widest variety of -computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It -exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations -from people in all walks of life. - -Volunteers and financial support to provide volunteers with the -assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg-tm's -goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will -remain freely available for generations to come. In 2001, the Project -Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure -and permanent future for Project Gutenberg-tm and future -generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see -Sections 3 and 4 and the Foundation information page at -www.gutenberg.org - - - -Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation - -The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit -501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the -state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal -Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification -number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by -U.S. federal laws and your state's laws. - -The Foundation's principal office is in Fairbanks, Alaska, with the -mailing address: PO Box 750175, Fairbanks, AK 99775, but its -volunteers and employees are scattered throughout numerous -locations. Its business office is located at 809 North 1500 West, Salt -Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up to -date contact information can be found at the Foundation's web site and -official page at www.gutenberg.org/contact - -For additional contact information: - - Dr. Gregory B. Newby - Chief Executive and Director - gbnewby@pglaf.org - -Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg -Literary Archive Foundation - -Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide -spread public support and donations to carry out its mission of -increasing the number of public domain and licensed works that can be -freely distributed in machine readable form accessible by the widest -array of equipment including outdated equipment. Many small donations -($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt -status with the IRS. - -The Foundation is committed to complying with the laws regulating -charities and charitable donations in all 50 states of the United -States. Compliance requirements are not uniform and it takes a -considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up -with these requirements. We do not solicit donations in locations -where we have not received written confirmation of compliance. To SEND -DONATIONS or determine the status of compliance for any particular -state visit www.gutenberg.org/donate - -While we cannot and do not solicit contributions from states where we -have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition -against accepting unsolicited donations from donors in such states who -approach us with offers to donate. - -International donations are gratefully accepted, but we cannot make -any statements concerning tax treatment of donations received from -outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff. - -Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation -methods and addresses. Donations are accepted in a number of other -ways including checks, online payments and credit card donations. To -donate, please visit: www.gutenberg.org/donate - -Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic works. - -Professor Michael S. Hart was the originator of the Project -Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be -freely shared with anyone. For forty years, he produced and -distributed Project Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of -volunteer support. - -Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed -editions, all of which are confirmed as not protected by copyright in -the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not -necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper -edition. - -Most people start at our Web site which has the main PG search -facility: www.gutenberg.org - -This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, -including how to make donations to the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to -subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. - - - -</pre> - -</body> -</html> diff --git a/old/54064-h/images/androgino.jpg b/old/54064-h/images/androgino.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a4b9a98..0000000 --- a/old/54064-h/images/androgino.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/cover.jpg b/old/54064-h/images/cover.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f28ef44..0000000 --- a/old/54064-h/images/cover.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/dios-sol.jpg b/old/54064-h/images/dios-sol.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 4f652aa..0000000 --- a/old/54064-h/images/dios-sol.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_01.jpg b/old/54064-h/images/fig_01.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index e7f5481..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_01.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_02.jpg b/old/54064-h/images/fig_02.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f65fc69..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_02.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_03.jpg b/old/54064-h/images/fig_03.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index eaf8086..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_03.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_04.jpg b/old/54064-h/images/fig_04.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 83f256c..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_04.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_05.jpg b/old/54064-h/images/fig_05.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 21667d9..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_05.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_06.jpg b/old/54064-h/images/fig_06.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index d6a0027..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_06.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_07.jpg b/old/54064-h/images/fig_07.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a2d7463..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_07.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_08.jpg b/old/54064-h/images/fig_08.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 74fbac9..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_08.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_09.jpg b/old/54064-h/images/fig_09.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index d125875..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_09.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_10.jpg b/old/54064-h/images/fig_10.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index bd0a6e4..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_10.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_11.jpg b/old/54064-h/images/fig_11.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 9a79773..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_11.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_12.jpg b/old/54064-h/images/fig_12.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 79e2173..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_12.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_13.jpg b/old/54064-h/images/fig_13.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index da731db..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_13.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_14.jpg b/old/54064-h/images/fig_14.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 74b0907..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_14.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_15.jpg b/old/54064-h/images/fig_15.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index dd980bf..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_15.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_16.jpg b/old/54064-h/images/fig_16.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 52ed057..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_16.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_17.jpg b/old/54064-h/images/fig_17.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a5e3aa0..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_17.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_18.jpg b/old/54064-h/images/fig_18.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a66aaf3..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_18.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_19.jpg b/old/54064-h/images/fig_19.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 272f6f6..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_19.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_20.jpg b/old/54064-h/images/fig_20.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 57de49d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_20.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_21.jpg b/old/54064-h/images/fig_21.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 4d207af..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_21.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_22.jpg b/old/54064-h/images/fig_22.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f4fc88e..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_22.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_23.jpg b/old/54064-h/images/fig_23.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 507901d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_23.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_24.jpg b/old/54064-h/images/fig_24.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 9a03b72..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_24.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_25.jpg b/old/54064-h/images/fig_25.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 1714931..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_25.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_26.jpg b/old/54064-h/images/fig_26.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 3610193..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_26.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_27.jpg b/old/54064-h/images/fig_27.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index bd4e27d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_27.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_28.jpg b/old/54064-h/images/fig_28.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 2c08af4..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_28.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_29a.jpg b/old/54064-h/images/fig_29a.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 3fe7920..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_29a.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_29b.jpg b/old/54064-h/images/fig_29b.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index b1406ee..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_29b.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_30a.jpg b/old/54064-h/images/fig_30a.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index e033b9e..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_30a.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_30b.jpg b/old/54064-h/images/fig_30b.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index ecf8631..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_30b.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_31.jpg b/old/54064-h/images/fig_31.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 927765a..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_31.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_32.jpg b/old/54064-h/images/fig_32.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 114fe24..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_32.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_33.jpg b/old/54064-h/images/fig_33.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a702023..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_33.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_34.jpg b/old/54064-h/images/fig_34.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 91b0921..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_34.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_35.jpg b/old/54064-h/images/fig_35.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a3779a9..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_35.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_36.jpg b/old/54064-h/images/fig_36.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index c847d90..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_36.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_37.jpg b/old/54064-h/images/fig_37.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f4b5114..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_37.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_38.jpg b/old/54064-h/images/fig_38.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index d1b073e..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_38.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_39.jpg b/old/54064-h/images/fig_39.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f289823..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_39.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_40.jpg b/old/54064-h/images/fig_40.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 1ee2931..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_40.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_41.jpg b/old/54064-h/images/fig_41.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index fd5c30f..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_41.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_42.jpg b/old/54064-h/images/fig_42.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index fdb3d5a..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_42.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_43.jpg b/old/54064-h/images/fig_43.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 093c94a..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_43.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_44.jpg b/old/54064-h/images/fig_44.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f74f1b8..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_44.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_45.jpg b/old/54064-h/images/fig_45.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 081c184..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_45.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_46.jpg b/old/54064-h/images/fig_46.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 22958a8..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_46.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_47.jpg b/old/54064-h/images/fig_47.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 7f168ad..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_47.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_48.jpg b/old/54064-h/images/fig_48.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index e6df184..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_48.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_49.jpg b/old/54064-h/images/fig_49.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 19ead44..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_49.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_50.jpg b/old/54064-h/images/fig_50.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 29158b9..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_50.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_51.jpg b/old/54064-h/images/fig_51.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 41d3cf4..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_51.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_52.jpg b/old/54064-h/images/fig_52.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index e84e1d8..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_52.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_53.jpg b/old/54064-h/images/fig_53.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index db7d992..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_53.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_54.jpg b/old/54064-h/images/fig_54.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index e3b201b..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_54.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_55.jpg b/old/54064-h/images/fig_55.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 2d209fa..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_55.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_56.jpg b/old/54064-h/images/fig_56.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a965981..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_56.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_57.jpg b/old/54064-h/images/fig_57.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index d09a0d7..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_57.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_58.jpg b/old/54064-h/images/fig_58.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index ea8454c..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_58.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_59.jpg b/old/54064-h/images/fig_59.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index d24084b..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_59.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_60.jpg b/old/54064-h/images/fig_60.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 7b5aa73..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_60.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_61.jpg b/old/54064-h/images/fig_61.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 8159a3e..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_61.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_62.jpg b/old/54064-h/images/fig_62.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index d70ed2e..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_62.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_63.jpg b/old/54064-h/images/fig_63.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f3c8fdc..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_63.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_64.jpg b/old/54064-h/images/fig_64.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 01f182c..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_64.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_65.jpg b/old/54064-h/images/fig_65.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 095656b..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_65.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_66.jpg b/old/54064-h/images/fig_66.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index c03a78f..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_66.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_67.jpg b/old/54064-h/images/fig_67.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 7c805ed..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_67.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_68.jpg b/old/54064-h/images/fig_68.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 76fe70b..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_68.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_69.jpg b/old/54064-h/images/fig_69.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index ccb2d15..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_69.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_70a.jpg b/old/54064-h/images/fig_70a.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index d79c8de..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_70a.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_70b.jpg b/old/54064-h/images/fig_70b.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 7f91876..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_70b.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_71a.jpg b/old/54064-h/images/fig_71a.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index e91656d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_71a.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_71b.jpg b/old/54064-h/images/fig_71b.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index c1a36eb..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_71b.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_72.jpg b/old/54064-h/images/fig_72.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 1cf9d74..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_72.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_73.jpg b/old/54064-h/images/fig_73.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 13b4798..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_73.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_74.jpg b/old/54064-h/images/fig_74.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 27af81c..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_74.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_75.jpg b/old/54064-h/images/fig_75.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 3bd0dac..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_75.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_76.jpg b/old/54064-h/images/fig_76.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 3494e6f..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_76.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_77.jpg b/old/54064-h/images/fig_77.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 8d61f2f..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_77.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_78.jpg b/old/54064-h/images/fig_78.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 1910c5d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_78.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_79.jpg b/old/54064-h/images/fig_79.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index ae2f63d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_79.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_80.jpg b/old/54064-h/images/fig_80.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index af91fed..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_80.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_81.jpg b/old/54064-h/images/fig_81.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 0a3fcc1..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_81.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_82.jpg b/old/54064-h/images/fig_82.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index a75ed17..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_82.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_83.jpg b/old/54064-h/images/fig_83.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 80c4114..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_83.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_84.jpg b/old/54064-h/images/fig_84.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 403a53d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_84.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_85.jpg b/old/54064-h/images/fig_85.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 14de26d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_85.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_86.jpg b/old/54064-h/images/fig_86.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index e54fe09..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_86.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_87.jpg b/old/54064-h/images/fig_87.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 762a2e3..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_87.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_88.jpg b/old/54064-h/images/fig_88.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 04329f8..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_88.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_89a.jpg b/old/54064-h/images/fig_89a.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 6841d9c..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_89a.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_89b.jpg b/old/54064-h/images/fig_89b.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 722def4..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_89b.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_90.jpg b/old/54064-h/images/fig_90.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 6103472..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_90.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_91.jpg b/old/54064-h/images/fig_91.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 0ddad54..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_91.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_92.jpg b/old/54064-h/images/fig_92.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 2af7d02..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_92.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_93.jpg b/old/54064-h/images/fig_93.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 875398d..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_93.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_94.jpg b/old/54064-h/images/fig_94.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index bb40002..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_94.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_95.jpg b/old/54064-h/images/fig_95.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 5c1b203..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_95.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_96.jpg b/old/54064-h/images/fig_96.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 10bced0..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_96.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/fig_97.jpg b/old/54064-h/images/fig_97.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 7046e1f..0000000 --- a/old/54064-h/images/fig_97.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/frontispiece.jpg b/old/54064-h/images/frontispiece.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index cb4faa6..0000000 --- a/old/54064-h/images/frontispiece.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/insignia.jpg b/old/54064-h/images/insignia.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 20868db..0000000 --- a/old/54064-h/images/insignia.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/logo.jpg b/old/54064-h/images/logo.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index b85fce9..0000000 --- a/old/54064-h/images/logo.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/piedra.jpg b/old/54064-h/images/piedra.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 969855a..0000000 --- a/old/54064-h/images/piedra.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/stick_man.jpg b/old/54064-h/images/stick_man.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index f7de9d5..0000000 --- a/old/54064-h/images/stick_man.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/symbol01.jpg b/old/54064-h/images/symbol01.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 21c5f71..0000000 --- a/old/54064-h/images/symbol01.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/urna_san_fernando.jpg b/old/54064-h/images/urna_san_fernando.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index aa8b21e..0000000 --- a/old/54064-h/images/urna_san_fernando.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/vaso.jpg b/old/54064-h/images/vaso.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 8695011..0000000 --- a/old/54064-h/images/vaso.jpg +++ /dev/null diff --git a/old/54064-h/images/vaso_anterior.jpg b/old/54064-h/images/vaso_anterior.jpg Binary files differdeleted file mode 100644 index 3aaaaae..0000000 --- a/old/54064-h/images/vaso_anterior.jpg +++ /dev/null |
