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-The Project Gutenberg eBook of Metamorfóseos o Transformaciones (4 de 4),
-by Publio Ovidio Nasón
-
-This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and
-most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions
-whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms
-of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at
-www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you
-will have to check the laws of the country where you are located before
-using this eBook.
-
-Title: Metamorfóseos o Transformaciones (4 de 4)
-
-Author: Publio Ovidio Nasón
-
-Translator: Francisco Crivell
-
-Illustrator: José Asensio y Torres
-
-Release Date: September 18, 2021 [eBook #66340]
-
-Language: Spanish
-
-Character set encoding: UTF-8
-
-Produced by: Ramón Pajares Box and the Online Distributed Proofreading
- Team at https://www.pgdp.net. (This file was produced from
- images generously made available by Biblioteca Digital
- Hispánica/Biblioteca Nacional de España.)
-
-*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK METAMORFÓSEOS O TRANSFORMACIONES
-(4 DE 4) ***
-
-NOTA DE TRANSCRIPCIÓN
-
- * Las cursivas se muestran entre _subrayados_ y las versalitas se han
- convertido a MAYÚSCULAS.
-
- * Los errores de imprenta han sido corregidos.
-
- * La ortografía del texto original ha sido respetada, con
- normalización de las variantes a la grafía más frecuente y tildado
- de las mayúsculas.
-
- * Las notas a pie de página han sido renumeradas y colocadas al final
- del tomo.
-
- * Se han reubicado muy ligeramente algunas ilustraciones para que no
- interrumpan un párrafo. Asimismo se han dividido algunos párrafos
- para alojar una ilustración.
-
- * Se ha añadido al final un listado de las estampas numeradas que
- ilustran el tomo. El orden de las estampas 138 y 139 también aparece
- invertido en el original impreso.
-
- * Las páginas en blanco han sido eliminadas.
-
-
-
-
- METAMORFÓSEOS
- ó
- TRANSFORMACIONES DE OVIDIO.
-
-
-
-
- METAMORFÓSEOS
-
- ó
-
- TRANSFORMACIONES DE OVIDIO,
-
- TRADUCIDOS AL CASTELLANO
-
- CON ALGUNAS NOTAS PARA SU INTELIGENCIA,
-
- _POR DON FRANCISCO CRIVELL._
-
-
- NUEVA EDICION.
-
-
- TOMO IV.
-
-
- MADRID EN LA IMPRENTA REAL
- AÑO DE 1819.
-
-
-
-
- ÍNDICE
- de las Fábulas contenidas en este tomo.
-
-
-LIBRO DUODÉCIMO.
-
- Pág.
-
- ARGUMENTO. 1
-
- FÁBULA PRIMERA. _Una cierva sacrificada en lugar de Ifigenia._ 3
-
- FÁB. II. _Combate de los Centauros y Lapitas._ 17
-
-
-LIBRO DECIMOTERCIO.
-
- ARGUMENTO. 40
-
- FÁBULA PRIMERA. _Ayax y Ulises se disputan las armas de
- Aquiles._ 42
-
- _Discurso de Ulises._ 51
-
- FÁB. II. _La sombra de Aquiles detiene á los griegos._ 72
-
- FÁB. III. _Eneas y Anquises._ 85
-
- FÁB. IV. _Polifemo._ 92
-
- FÁB. V. _Glauco y Escila._ 103
-
-
-LIBRO DECIMOCUARTO.
-
- ARGUMENTO. 107
-
- FÁBULA PRIMERA. _Circe._ 109
-
- FÁB. II. _Dido recibe á Eneas en su palacio._ 115
-
- FÁB. III. _Eneas y la Sibila._ 117
-
- FÁB. IV. _Eneas llega á Cayeta._ 121
-
- FÁB. V. _Los compañeros de Ulises transformados en puercos._ 128
-
- FÁB. VI. _Pico es amado de Circe._ 133
-
- FÁB. VII. _Los compañeros de Diomedes convertidos en aves._ 142
-
- FÁB. VIII. _Las naves de Eneas convertidas en Ninfas._ 149
-
- FÁB. IX. _Vertumno y Pomona._ 156
-
- FÁB. X. _Ifis y Anaxarete._ 161
-
-
-LIBRO DECIMOQUINTO.
-
- ARGUMENTO. 173
-
- FÁBULA PRIMERA. _Miscilo absuelto por la transformacion de las
- bolas negras en blancas._ 175
-
- FÁB. II. _Esculapio es llevado á Roma._ 216
-
- FÁB. III. _César transformado en astro._ 224
-
- _Peroracion._ 232
-
-
-
-
-[Ilustración: Thestorides, vincemus.]
-
-LIBRO DUODÉCIMO.
-
-_ARGUMENTO._
-
-
-Entonces el padre Príamo, juntamente con sus hijos, hace las exequias
-á Eaco, que tambien lo era, creyéndole muerto; pero alli no se halló
-Páris por haber ido á la Grecia. Perseguido este por los griegos,
-vieron en el puerto Aulide que un dragon se convierte en piedra.
-Despues el invulnerable Cigno, habiendo sido muerto por Aquiles, se
-convierte en cisne; asi como tambien la doncella Cenis se transformó
-en otro tiempo en el jóven llamado Ceneo, y despues en ave. Nestor
-refirió todas estas transformaciones, añadiendo á ellas la de
-Periclimenes.
-
-[Ilustración: (119) Diana se compadece de Ifigenia que iba á ser
-sacrificada, y pone en su lugar una cierva.]
-
-
-
-
-FÁBULA PRIMERA.
-
-_UNA CIERVA SACRIFICADA EN LUGAR DE IFIGENIA._
-
-
-El padre Príamo, ageno de que su hijo Esaco vivia, bien que
-transformado en ave, llorábale amargamente por muerto: asimismo Hector
-y los demas hermanos le habian hecho inútiles exequias en el túmulo,
-que solo contenia su epitafio. No asistió á estas tristes ceremonias
-su hermano Páris, el cual, habiendo despues robado á Elena, fue la
-causa fundamental de una larga y sangrienta guerra, y de que viniesen
-conjuradas contra Troya mil naves, y se formase una poderosa liga
-de toda la Grecia, la cual hubiera tomado pronta venganza, si los
-vientos contrarios no hubiesen impedido la salida del puerto, y la
-imposibilidad de navegar no hubiese detenido la escuadra en Aulide,
-puerto de Beocia, en que se hace mucha pesca. Aqui, segun costumbre de
-la patria, dispuestos los sacrificios á Júpiter, apenas ardian sobre el
-ara los fuegos sagrados, cuando se presenta á la vista de los griegos
-un dragon, que trepaba por un plátano inmediato á las aras donde se
-habian empezado los sacrificios, y en cuya copa habia un nido con ocho
-pajarillos,[1] y la madre que revolteaba en torno de sus hijuelos, á
-quienes juntamente con ella arrebató y engulló en su voraz vientre.
-Todos quedaron atónitos con este agüero; pero Calcas, adivino infalible
-de lo futuro, les dijo: „Alegraos, griegos, que venceremos: Troya
-quedará reducida á cenizas; pero nos costará mucho tiempo y trabajo
-el tomarla;” y para hacer creible su oráculo vaticinó que las nueve
-aves significaban otros tantos años que habia de durar la guerra. La
-serpiente, asi como estaba enroscada en las verdes ramas del plátano,
-se transformó en piedra,[2] que conserva su antigua figura.
-
-El violento Nereo[3] continúa inexorable, sin permitir que la escuadra
-anclada en Aulide pudiese dar la vela por la furia del mar. Algunos
-creian que Neptuno, como que habia trabajado en la obra de los muros
-de Troya, queria por este medio favorecerla, é impedir su total ruina;
-pero Calcas, que lo sabia como adivino, dijo que para que cesase
-el embravecimiento del mar era preciso aplacar la ira de Diana,[4]
-ofreciéndola en sacrificio la doncella Ifigenia, hija de Agamenon.
-Despues que la causa pública pudo mas que el amor paterno, y la
-dignidad Real mas que el ser su padre, los sacerdotes con las lágrimas
-en los ojos pusieron junto al ara á Ifigenia para sacrificarla, con lo
-cual se dió por satisfecha Diana,[5] y ocultándola en una espesa nube;
-se cuenta que mientras se hacian las ceremonias y preces del sacrificio
-sustituyó en su lugar una cierva, que fue por ella inmolada; y con esto
-calmó la indignacion de Diana, y juntamente con ella la del mar; y las
-mil naves, despues de haber padecido tanto, llegaron viento en popa á
-las playas troyanas.
-
-Hay en medio del universo un lugar situado entre la tierra, el mar
-y las regiones celestes,[6] en el cual concurren y se juntan las
-extremidades y confines de aquellas tres partes: desde este lugar se
-divisa lo que pasa en todas ellas, aunque esté muy distante, y desde
-él se oye y penetra la voz á los oidos de todos. La Fama lo habita, y
-tiene su mansion ordinaria en la parte mas elevada del alcázar, en que
-por todas partes se hallan innumerables entradas y salidas hasta en el
-mismo techo; los umbrales no tienen puerta alguna con que cerrarse.
-De dia igualmente que de noche está abierto: toda la casa es de metal
-sonoro, en el que resuenan y se aumentan las voces,[7] volviéndolas
-hácia fuera el eco, el cual redobla y repite lo que se le confia.
-Dentro no hay descanso ni silencio en ninguna parte; pero con todo no
-es formal clamor, sino un rumor de un sonido tenue y sordo, como el que
-hacen las olas del mar oidas desde lejos, ó como los truenos cuando las
-nubes estan muy retiradas. Una multitud de personas sin interrupcion
-ocupa los pórticos del palacio, y el vulgo novelero é inconstante va y
-viene sin cesar, y á cada instante se divulgan mil patrañas confundidas
-con la verdad,[8] que no puede sacarse en limpio por la confusion y
-desórden de las palabras, con las que los unos llenan de noticias á
-los oidos desocupados, y los otros repiten en otra parte lo que han
-oido contar: crece el número de ficciones, y el último á cuyos oidos
-llegan las abulta con alguna cosa nueva que les añade. Alli residen la
-necia credulidad y el temerario error, la vana alegría y el infundado
-sobresalto, la sedicion que cunde y los susurros,[9] cuyo orígen no se
-puede averiguar.
-
-La Fama, á quien nada está oculto de cuanto pasa en el cielo, mar
-y tierra, antes bien averigua lo que sucede en todo el orbe, habia
-divulgado que los griegos iban á atacar á los troyanos con una poderosa
-escuadra y tropas escogidas; con cuya noticia no se hallaban estos
-desprevenidos, sino que tenian fortificadas las playas, puertos y
-avenidas, recibiendo á los griegos con las armas en la mano, de forma
-que Protesilao,[10] que fue el primero que se atrevió á poner el pie
-en tierra, fue muerto á manos de Hector, trabándose una batalla tan
-sangrienta, que costó á estos la muerte de aquel y de otros esforzados
-capitanes, sin haberse conocido hasta entonces el valor de Hector.
-Los troyanos por su parte experimentaron lo que podia y hasta donde
-rayaba el valor de los griegos á costa de no poca sangre, con la que
-estaban ya teñidas las playas sigeas,[11] pues Cigno, hijo de Neptuno,
-habia por su mano quitado la vida á innumerables; y por otra parte
-Aquiles desde su carro[12] con su lanza arrollaba á cuantos se le
-ponian por delante, y buscando furioso por medio de las huestes á Cigno
-ó á Hector, se encontró con aquel, porque á este le reservaban los
-hados hasta el año décimo de aquella guerra, y aguijando á los blancos
-caballos de su carro, lo dirigió contra el primero, y blandiendo su
-lanza con denuedo y valentía, le dice: „Quien quiera que tú seas, ó
-jóven, sírvate de consuelo en tu muerte el saber que vas á fenecer
-á manos de Aquiles.” Esto dijo, y al mismo tiempo le acomete con
-la lanza; pero aunque le acertó con ella, solo le hizo una ligera
-contusion en el pecho. Entonces Cigno responde á Aquiles: „Hijo de
-Tetis (pues ya tiempo há que la fama me dió noticias de tí), ¿por qué
-te maravillas (y es cierto que se admiraba) de no haberme herido?
-Este morrion y este escudo que ocupa mi siniestra mano mas me sirven
-de adorno que de defensa, á la manera que los plumages sirven de
-gala y adorno á las armas de Marte. Vaya sin embargo todo fuera, que
-yo pelearé sin estos auxilios, y no por eso conseguirás herirme. Es
-mucha ventaja el no ser yo hijo de una Nereida,[13] sino de aquel que
-gobierna á Nereo, á sus hijas y á todo el mar.” Dicho esto, enristró
-la lanza contra Aquiles con tan gentil denuedo, que traspasó el bronce
-que debia detener el golpe, y penetró los nueve primeros cueros del
-escudo, quedando detenida en el décimo. Sacóla Aquiles, y arremetió
-á su enemigo con el mismo brio; pero de la misma manera resaltó
-del cuerpo de Cigno sin hacerle herida alguna;[14] ni á la tercera
-embestida pudo tampoco conseguirlo, aunque Cigno se presentaba á cuerpo
-descubierto. Se enfureció no de otro modo que cuando el toro en el
-espacioso circo se ve irritado cuando le da en los ojos el color de las
-vestiduras de púrpura, embiste y se halla burlado. Aquiles registra
-la punta de la lanza para reconocer si se le habia caido el hierro, y
-viendo que estaba fijo en ella, dijo: „¿Con que esto consiste en la
-debilidad de mi brazo, y este ha perdido todo el valor que antes tenia,
-pues ciertamente le tuvo, ya cuando arruiné las murallas de Lirnesa,
-ya cuando inundé á Tebas y Ténedos con la sangre de sus soldados, ya
-cuando hice que el Caico corriese tambien teñido con la sangre que
-vertieron los que moraban en sus orillas, y ya cuando Telefo fue herido
-dos veces con mi lanza? y aun aqui en este mismo lance es valerosa mi
-diestra, y lo ha sido con la muerte de tantos troyanos como se hallan
-y veo amontonados por la playa.” Esto dijo, y poco confiado en sus
-anteriores hazañas, probó á arrojar su lanza contra Menetes, soldado
-plebeyo de Lidia, y traspasándole la malla, le atravesó el pecho, y
-cayendo moribundo sobre la tierra, le sacó la misma lanza de la herida,
-y dijo: „Esta sí que es mi diestra, y esta la lanza vencedora. Me he de
-valer de estas mismas armas contra este enemigo, y quiera Dios tenga
-el mismo éxito.” Dicho esto acomete á Cigno, y sin errar el golpe le
-hiere en el hombro izquierdo; pero lo rechaza como si hubiera dado en
-un duro peñasco. Sin embargo se veia sangre en donde habia recibido
-el golpe: Aquiles se alegró; mas duró poco su alegría. La sangre era
-de Menetes y no de Cigno. Enfurecido y ciego de cólera salta ligero
-de su carro, y acometiendo á su enemigo con su reluciente espada,
-advierte que esta penetraba la parma[15] del escudo y el yelmo, pero
-no su duro cuerpo. No siguió mas con este modo de acometerle, sino que
-volviendo al contrario la espada, descargó muchos golpes con el pomo
-de ella en las sienes y cabeza. Atolondrado Cigno con los golpes se
-retiraba, siguiéndole Aquiles, de modo que unas veces le hacia tropezar
-y otras caer, sin dejarle ni permitirle ningun descanso. Llenóse Cigno
-de pavor; se le anubló la vista, y cuando se retiraba andando hácia
-atras, tropezó en una piedra que habia en medio del campo, y sobre ella
-le derribó Aquiles con grande ímpetu, dejándole tendido boca arriba.
-Entonces oprimiéndole el pecho con sus fuertes rodillas, le aprieta
-á la garganta las ataduras del yelmo, y le ahogó, cortándole á un
-tiempo la respiracion y la vida. Se disponia á despojar al vencido;
-pero ve solo las armas sin el cuerpo, porque el Dios del mar lo habia
-transformado en una blanca ave[16] del mismo nombre que antes tenia.
-
-Á esta primera batalla sucedió una larga tregua, y las dos partes,
-cansadas de la pérdida que habian sufrido, depusieron las armas.
-En tanto que los troyanos guardan sus muros y los griegos sus
-trincheras, llegó el dia festivo en que Aquiles, vencedor de Cigno,
-hizo un sacrificio á Palas con la sangre de una novilla adornada con
-cintas.[17] Luego que puso sobre las aras las entrañas que habia de
-consumir el fuego, y el olor agradable á la Deidad se difundió por el
-aire, se separó una parte de la víctima para los sacerdotes, y otra
-para la mesa de los asistentes.[18] Sentáronse á comer los próceres en
-sus lechos convivales, saciándose de carne asada, y con el suave vino
-olvidaron sus cuidados y apaciguaron su sed. No hubo en este banquete
-cántico que realzase ni la cítara[19] ni la flauta, sino que durante
-el banquete y de sobre mesa se engolfaron en conversacion, siendo
-la materia de ella el valor y los sucesos de las pasadas refriegas,
-complaciéndose en referir cada uno los peligros á que se habia
-arrojado y de que habia salido. ¿De qué otra cosa podia hablar Aquiles,
-ó qué conversacion podia suscitarse mas á propósito delante de él?
-Sobre lo que rodó mas la conversacion fue sobre el último certamen con
-Cigno. Á todos pareció cosa admirable que el cuerpo de este jóven fuese
-impenetrable é invulnerable, é hiciese rebotar el hierro de las lanzas
-y demas armas. El mismo Aquiles se maravillaba de esto, y tambien los
-griegos, cuando Nestor[20] les habló asi: „Es verdad que en vuestro
-tiempo Cigno fue el solo despreciador del acero, á quien no ofendió
-hierro alguno; pero yo mismo ví en otra ocasion á Ceneo, que se le
-parecia en eso de no ser herido. Ceneo Perrebo,[21] repito, que, famoso
-por sus hazañas, habitó en el monte Otris;[22] y lo que mas causaba
-admiracion en él era haber nacido individuo del otro sexo.” Esta nueva
-monstruosidad excitó la curiosidad de los circunstantes á rogarle
-contase este suceso, y entre ellos Aquiles le dijo: „Sabio y elocuente
-anciano, prudencia de nuestro siglo, dí ¿quién fue ese Ceneo (pues
-todos tenemos deseos de saberlo), y cuál la causa para mudar de sexo?
-¿En qué guerra lo conociste, y qué hazañas lo han hecho célebre? En una
-palabra ¿quién fue su vencedor, si es que pudo ser vencido?”
-
-„Aunque el largo tiempo, respondió Nestor, haya borrado de mi memoria
-el recuerdo de muchas cosas que ví en mis primeros años, no obstante
-me acuerdo de otras infinitas; pero de todo cuanto he presenciado en
-paz y en guerra no hay cosa que se me haya quedado mas impresa que la
-historia que me preguntais; y si mi larga edad me hace recomendable en
-la referencia de las muchas cosas que en ella he visto, he vivido ya
-doscientos años, y estoy entrado en el tercer siglo. Cenis, hija de
-Elato, fue la mas bella de las doncellas de Tesalia, cuya hermosura
-avasalló y despreció el corazon de muchísimos pretendientes por
-las ciudades circunvecinas y por las tuyas, porque fue, ó Aquiles,
-tu prima: quizá el mismo Peleo la hubiera tambien pretendido; pero
-ó estaba ya casado con tu madre,[23] ó á lo menos contratado el
-matrimonio con ella. En suma Cenis no quiso casarse; y paseándose
-un dia por la solitaria playa del mar, fue violentada por Neptuno,
-segun asi se decia públicamente, y para recompensar la injuria de
-haberla desflorado le dijo: „Pide lo que te acomode, que todo te será
-concedido.” Asi tambien lo aseguraba la fama. „Esta injuria que me has
-hecho, replicó Cenis, me hace desear una cosa grande y singular, y
-es que me concedas el dejar de hoy en adelante el ser muger para que
-no me vuelva á suceder semejante desgracia en lo sucesivo: este don
-equivaldrá á todos cuantos me puedas conceder.” Articuló estas últimas
-palabras con un sonido mas grave y bronco, y podia su voz equivocarse
-con la de hombre, como que ya efectivamente lo era, pues el Dios del
-mar le habia otorgado su peticion, y sobre esto, que no pudiese ser
-herido ni morir á hierro. Despidióse Ceneo alegre con tales dones, y
-pasaba su vida juvenil en las ocupaciones y egercicios propios del
-hombre, recorriendo las campiñas de Tesalia, donde adquirió mucha
-reputacion.”
-
-[Ilustración: (120) Combate sangriento entre Centauros y Lapitas
-suscitado en las bodas de Piritóo.]
-
-
-
-
-FÁBULA II.
-
-_COMBATE DE LOS CENTAUROS Y LAPITAS._
-
-
-„Habia casado Piritóo,[24] hijo del atrevido Ixion, con la bella
-Hipodamia, y convidó á los fieros Centauros á la boda, la cual se
-celebraba en una cueva cercada de arboledas, y los hizo sentar á las
-mesas que estaban puestas por órden. Asistieron á ella los próceres
-de Tesalia, y yo tambien era uno de los convidados.[25] La confusa
-multitud de ellos hacia en la estancia un alegre ruido: cantóse el
-himeneo, humeando entre tanto las aras con las aromas que se quemaban.
-Presentóse despues la novia mas hermosa que todas, rodeada y acompañada
-de un gran número de casadas y doncellas. Todos dimos la enhorabuena
-á Piritóo, y le felicitamos por su union con muger tan hermosa. Pero
-salieron vanos los anuncios que le hicimos de su felicidad; porque en
-aquel momento Eurito, el mas fiero de los Centauros, enardecido asi
-con el vino que habia bebido como con la vista de la recien casada,
-poseido de la embriaguez mezclada con la lascivia, echó á rodar las
-mesas del convite, y arrebató con violencia á Hipodamia, asiéndola por
-los cabellos. Cada uno de los demas Centauros robó la que se le antojó
-ó la que pudo, de manera que parecia el saqueo de una ciudad tomada
-por asalto, y en la casa no se oia otra cosa que mugeriles lamentos.
-Al punto nos levantamos todos, y Teseo, tomando la palabra el primero,
-dijo: „¿Qué locura, ó Eurito, te enagena para atreverte á maltratar asi
-á Piritóo, estando yo con vida? ¿Ignoras acaso que á un mismo tiempo
-ofendes en una á dos personas?” Para hacerle ver que sus amenazas no
-eran vanas aparta á los que le detenian, recobra y le quita la novia
-que habia robado. El Centauro quedó suspenso y sin poder articular
-palabra, porque á la verdad ningunas tenia, ni menos razon alguna para
-sostener el insulto que habia cometido; pero apelando á los hechos,
-acometió con sus furiosas manos al rostro de Teseo, recuperador de
-Hipodamia, y le descargó un furioso golpe en el pecho. Por casualidad
-habia alli inmediato una gran copa antigua, en cuyo metal estaban
-sobrepuestas de bajo relieve muchas figuras que hermoseaban su
-superficie, y aumentaban su rigidez y aspereza; y tomándola Teseo, la
-tiró con furia al rostro de Eurito, con cuyo golpe empezó á arrojar
-por la herida y por la boca borbotones de sangre y vino y gran parte
-de los sesos, y de este modo cayó en tierra boca arriba. Los demas
-Centauros, enardecidos con la muerte de su hermano, empezaron todos á
-gritar á una voz: „Al arma, al arma,” infundiéndoles mayor aliento el
-vino que habian bebido. Al principio de la pelea volaban los vasos,
-cántaros y calderos que se tiraban los unos á los otros, haciendo
-armas para la guerra de lo que solo era á propósito para los convites.
-Amico, hijo de Orfion, sin respetar al templo cogió un enorme candelero
-de muchos mecheros ardiendo, y levantándolo en alto, como la segur
-del sacrificio que va á herir el blanco cuello de un toro, le deja
-caer sobre la frente del Lapita Celadon, y le quebranta los huesos
-del rostro, de modo que de desfigurado no es conocido; cuyo golpe le
-hizo saltar los ojos, la nariz se introdujo en la boca, y quedó pegada
-al paladar. Belates Peleo le derriba en tierra, quedándole la barba
-pegada al pecho, con un pie que arrancó de una mesa de acebo, y al
-segundo golpe le hizo escupir los dientes mezclados con negra sangre,
-y le envió á las oscuridades del tártaro. Grineo, mirando con rostro
-airado al altar junto al cual estaba de pie, dijo: „¿Por qué no
-echamos tambien mano de estas aras en esta refriega?” Al mismo tiempo
-arrebata el altar que humeaba, y lo arroja al medio del escuadron de
-los Lapitas, y aplana á dos de ellos, á Broteo y á Orion: este era hijo
-de Micale, famosa maga, quien por medio de sus encantos tenia el poder
-de hacer bajar á pesar suyo á la luna de la órbita por donde discurre.
-„No quedarás sin castigo si encuentro alguna arma con que darte,” dijo
-Exadio; y tomando las astas de un ciervo que estaban colgadas por voto
-de una alta viga, acometió á Grineo, y le sacó los ojos con las puntas,
-parte de los cuales venia envuelta en ellas, y parte mezclada con la
-sangre que le corria por la barba.
-
-„Reto, tomando de en medio de las aras el mayor tizon, deshizo á Carax
-toda la sien derecha, cubierta de su rojo cabello, que empezó á arder
-con la llama voraz del modo que arden las secas aristas, y quemándose
-la sangre que le salia de la herida, dió un grande estallido, como el
-que suele dar el hierro encendido, el cual, sacado de la fragua y
-metido en el agua por el herrero con las tenazas, silba y rechina.
-Viéndose herido Carax, sacudió el fuego voraz de sus encrespados
-cabellos, y cargando sobre sus hombros un umbral que arrancó de la
-tierra, y que apenas podria llevarle un carro, no podia tirarle al
-enemigo por su enorme peso, y dejándole caer, lo aplanó á él y á
-Cometes su compañero que estaba á su lado. Reto, que no podia contener
-el gozo que le causaba este suceso, dijo: „¡Plegue á Dios que suceda
-lo mismo á todos los demas de tu partido, y se defiendan con la
-valentía que tú!” Y menudeando golpes con el tizon medio encendido,
-le rompió las vertebras del cuello y parte de la cabeza, y los huesos
-quebrantados nadaban entre los sesos. Ufano con la victoria, se dirigió
-contra Evagro, Corito y Drias; y habiendo muerto á Corito, que aun no
-tenia pelo de barba, le dijo Evagro: „Por cierto que es una grande
-hazaña el haber dado la muerte á un muchacho.” Reto no le dejó hablar
-mas, pues metiéndole el tizon por la boca, se lo introdujo hasta el
-pecho.
-
-„Á tí tambien, ó Drias, te acometió fuertemente con el mismo tizon en
-torno de tu cabeza; pero no fue con el mismo suceso, porque tomando
-otro mayor tizon, que ya no humeaba, rechazaste el ímpetu del que
-estaba orgulloso con tantas muertes, y le fijaste con él un golpe en
-la cerviz, que le hizo dar un gran gemido, y costándole dificultad
-el sacar el tizon, cuyos pedazos se le habian introducido entre los
-huesos, echó á huir bañado en sangre. Tambien huyeron Orneo, Licabas
-y Medon, herido en el hombro derecho, asi como tambien Pisenor, Taumas
-y Mermeros, que aunque en la carrera superaba á todos, le estorbaba el
-correr una herida que habia recibido. Igualmente huyeron Folo, Melaneo,
-Abas, diestro cazador de jabalíes, y el adivino Astilo, que en vano
-pretendia disuadir á los suyos de la refriega. Viendo este que tambien
-huia Neso por temor de ser herido: „No huyas, le dice, ni tengas
-miedo, porque tú estas destinado[26] para ser muerto con las flechas
-de Hércules.” Aunque tambien huian Eurinomo, Lícidas, Areo é Imbreo,
-no por eso dejaron de morir á manos del valeroso Drias: igualmente
-Ceneo recibió una herida de consideracion cuando iba huyendo, porque
-volviendo la cabeza, le dio Drias un fuerte golpe en el entrecejo.
-
-„Tanto alboroto y confusion no basta á despertar al embriagado Afidas,
-el cual tenia en una mano asida débilmente una copa, y estaba tendido
-sobre una piel de oso en profundo sueño. Forbas, viéndole en aquella
-disposicion, le abrió la boca con los dedos, y le dijo: „Conviene que
-mezcles el vino con agua de la laguna Estigia,” y al mismo tiempo sin
-decir otra palabra, arrimándose á él, le lanzó un dardo que le atravesó
-la garganta, dejándole en la postura que yacia. La sangre salpicó sobre
-la piel y la copa que tenia; muere sin sentir su muerte, y sus ojos se
-cerraron para siempre.
-
-„En esta situacion ví á Petreo, que se empeñaba en arrancar una grande
-encina, y cuando estaba abrazado á ella forcejeando á un lado y á
-otro para sacarla, Piritóo le atravesó por las espaldas con su lanza,
-y penetrando el pecho, se quedó clavada en el tronco de la encina.
-Decíase que el valor de Piritóo habia dado muerte á Lico y á Cromis;
-pero se grangeó menos lauro con esto que matando á Helops y Dictis. El
-primero fue muerto de un saetazo, que atravesándole las sienes por el
-lado derecho, vino á parar en la oreja siniestra; Dictis, que corria la
-cuesta abajo huyendo con temblor de Piritóo, cayó de un despeñadero, y
-tronzando con el peso de su cuerpo un gran quejigo, se quedaron en él
-pegadas las tripas. Salió á tomar la venganza Afareo; y cuando iba á
-tirar á Piritóo una gruesa piedra que habia arrancado de la montaña,
-se puso delante Teseo con un pesado palo de encina, y dándole con él
-un terrible golpe, le quebró el brazo, y contento con dejarlo inútil
-para el combate, no cuidó de quitarle la vida por falta de tiempo;
-y saltando con ligereza sobre las espaldas del Centauro Bianor, no
-acostumbrado á llevar mas carga sobre sí que á sí mismo, le aprieta
-las costillas con las rodillas, y sujetándole con la mano izquierda
-la cabellera, le desfiguró á palos el rostro y la boca amenazadora, y
-le quebrantó las sienes. Con el mismo palo de encina echó á tierra á
-Nedimo y á Licotas, diestro en el dardo, á Hipason, cuya barba larga
-le cubria el pecho, y á Rifeo, que habitaba las encumbradas selvas, á
-Tereo, que solia llevar á su casa los osos vivos, cazados en los montes
-Hemonios.
-
-„Demoleon, envidioso de que Teseo pelease con tan buen suceso,
-hizo esfuerzos para arrancar de un espeso bosque un viejo pino, y
-no habiendo podido, tiró contra su enemigo el pedazo que se habia
-quebrado; pero Teseo, inspirado de la Diosa Palas, ó á lo menos asi
-queria hacerlo creer, hurtó el cuerpo y evitó el golpe; pero no dió
-en vago, porque separó el hombro y el brazo izquierdo del cuello de
-Crantor. Este habia sido, generoso Aquiles, escudero de tu padre, y
-Amintor, Rey de los Dolopes, vencido en la guerra, se lo habia dado
-en prenda y seguridad de la paz que habia hecho con él. Viéndole
-este desde lejos despedazado, le dijo: „Recibe, querido Crantor, el
-mas agraciado de todos los jóvenes, esta ofrenda que te hago en vez
-de las exequias;” y enardecido con el mayor furor tiró su lanza con
-toda su fuerza á Demoleon, la cual le rompió y atravesó el costado, y
-quedándose clavada en los huesos, en ellos se veia blandear. Demoleon,
-haciendo mil esfuerzos para sacársela, solo pudo arrancar el asta,
-porque el hierro se habia quedado clavado en el pulmon. El dolor le
-daba fuerzas y acrecentaba el valor, y aunque herido se levanta contra
-su enemigo, y le sacude coces con sus pies de caballo; pero Peleo,
-oponiendo su morrion y escudo, y asiéndolos fuertemente, recibió en
-ellos las patadas, y defendió de ellas su cuerpo; y arremetiendo al
-enemigo, de un solo golpe le atravesó entrambos costados de hombre y
-de caballo. Antes de esto habia dado muerte á saetazos y desde lejos á
-Phlegron y á Hilas, y en combate y lucha trabada á Hifinóo, á Clanis
-y á Dorilas, que llevaba cubierta su cabeza con una piel de lobo,
-armada con unas astas de buey, y teñida en sangre de los muertos que
-habian caido en el combate. Yo,[27] á quien el enemigo aumentaba las
-fuerzas, le dije: „Ahora verás cuan inferiores son tus astas á mi
-lanza,” tirándosela al mismo tiempo con el mayor denuedo: el Centauro
-para evitar el golpe opuso su mano derecha, defendiendo con ella la
-frente; pero traspasándola la lanza, se quedó clavada en ella. Este
-golpe le hizo dar un grande grito; y Peleo, que estaba mas cerca que
-yo, viéndole que temblaba, y que estaba rendido con la cruel herida, le
-metió la espada por medio del vientre. Dió el Centauro un gran salto,
-con el cual se le cayeron las tripas al suelo, y se las pisaba y hacia
-pedazos, y enredándosele entre los pies, le impedian el andar, hasta
-que por último, quedándosele vacío el vientre, cayó en el suelo muerto.
-
-„Tampoco á tí, Cilaro, te aprovechó en la refriega tu extremada
-hermosura, si es que es susceptible de ella la raza de los Centauros.
-Empezaba á apuntarle la barba de color de oro, y el cabello del mismo
-color le ondeaba sobre los hombros: tenia un semblante vigoroso y
-agradable, al cual correspondia el cuello, los hombros, las manos, el
-pecho y todo lo que tenia de hombre, pues todo parecia sacado á torno y
-hecho por manos de artífices; y no era menos proporcionado al rostro de
-hombre lo que tenia de caballo, porque añadiendo á su figura un cuello
-y cabeza de esta última especie, pareceria ser el de Castor.[28] Sus
-ancas eran anchas, el pecho levantado y nervioso, la piel negra como la
-pez, la cola blanca, y del mismo color sus piernas. No habia jóven en
-toda la especie de Centauros que no le amase; pero sola Hilonome, la
-mas bella de todas las Centauras que habitaban las selvas, le conquistó
-para sí, y le atrajo á su cariño con caricias, halagos y declarándole
-su amor, para lo cual se componia con cuanta cultura y ornato puede
-adaptarse á los miembros de una Centaura, como era peinarse el cabello,
-cuidar de rociarlo con agua del mar, ensortijarlo con violetas, rosas
-y azucenas, lavarse la cara dos veces al dia con el agua que corria de
-una fuente que estaba en la cumbre de la selva Pagasea, y bañarse en
-el rio otras dos veces; y no vestia ni adornaba sus hombros y brazo
-izquierdo con otras pieles que las mejores y mas escogidas, y que le
-acrecentasen su hermosura. Cilaro é Hilonome se amaban mutuamente, y
-no podian separarse el uno del otro: juntos vagaban por los montes,
-juntos entraban en las grutas, y juntamente habian ido á las bodas de
-Piritóo, y no se habian alejado el uno del otro durante el choque.
-Un dardo tirado casualmente, no se sabe de quien, vino á dar en el
-pecho de Cilaro á la parte inferior del cuello; penetróle la herida el
-corazon, el cual, despues de sacado el hierro, se le quedó yerto y frio
-con todo el cuerpo. Al punto Hilonome abraza los moribundos miembros
-del Centauro; le aplica su mano sobre la herida para detener la sangre
-que corria, y juntando la boca con la suya, procura inspirarle vida, é
-impedir que exhale su espíritu. Luego que le vió muerto, prorumpiendo
-en expresiones que yo no pude entender á causa del ruido y gritería,
-tomó el mismo dardo que habia causado la muerte al Centauro, y
-echándose sobre él, se le clavó, y murió abrazada á su marido.
-
-„Me parece que estoy viendo á Feocomes, el cual llevaba sobre sus
-hombros seis pieles de leon, cosidas las unas á las otras. Este
-Centauro ocultaba con ellas lo que tenia de hombre y de caballo;
-y habiendo arrojado un enorme tronco que pudieran arrastrar con
-dificultad dos yuntas de bueyes, le abrió de arriba abajo la cabeza al
-hijo de Fonoleno, y le salen los sesos magullados por ojos, narices,
-oidos y boca, asi como suele salir la leche coagulada al pasarla por un
-tamiz de mimbres, ó como otro cualquier licor por la criba de pequeños
-agujeros. Mas yo, mientras el bárbaro se entretenia en despojarle de
-las armas, tu padre, ó Aquiles, testigo fidedigno de lo que digo, sabe
-que le atravesé el vientre con mi espada. Al mismo tiempo cayeron al
-rigor de su filo Chtonio y Teleboas. El primero llevaba una horquilla
-de dos puntas, y el segundo un dardo con que me hirió: aqui están las
-señales, porque las cicatrices se conservan en mí todavía. Entonces
-debia haber ido á la toma de Troya, y á lo menos, si no podia vencer,
-hubiera retardado los progresos que Hector hacia con sus armas. Pero
-en aquel tiempo ó no habia nacido este, ó era muy jóven, y ahora
-mi cansada edad está sin fuerzas. ¿Para qué te he de referir que
-Perifantes venció á Pireto, Centauro de dos formas, y que Ampico en la
-parte posterior del celebro clavó una punta, ó lanza sin hierro, de
-cerezo silvestre al otro Centauro Oeclo cuando iba huyendo, y metiendo
-ruido con todos sus cuatro pies: que Macareo mató al Lapita Erigdupo,
-clavándole de parte á parte una barra de hierro en el pecho, y que Neso
-atravesó de un saetazo la ingle de Cimelo? No creas que Mopso, hijo
-de Ampico, se ocupó solo en pronosticar lo futuro.[29] Dió muerte
-tambien al Centauro Odites, lanzándole una flecha, con la que pegándole
-la lengua á la barba, y esta á la garganta, no pudo proferir ni una
-palabra. Ceneo por su parte habia quitado la vida á cinco de ellos,
-á Estifelo, Bromo, Antimaco, Helimo y Piracmon, que llevaba por arma
-una segur. Aunque no me queda en la memoria de qué manera murieron, no
-obstante me acuerdo de sus nombres y número.
-
-„Latreo, corpulento y fornido de miembros, armado de los despojos de
-Haleso, á quien habia vencido, vuela para oponerse á los progresos de
-Ceneo, cuya edad era entre jóven y viejo, su fuerza juvenil, pero su
-cabeza estaba poblada de canas: este, arrogante con su morrion, espada
-y pica macedonia,[30] poniéndose al frente de uno y otro escuadron,
-empezó á blandear la pica y á correr en círculo, y llenando el aire de
-descompasadas voces y amenazas, dijo á Ceneo estas palabras: „¿Piensas
-acaso, Cenis, porque tú siempre serás para mí Cenis, es decir, una
-muger y no hombre, que he de sufrir tu atrevimiento? ¿Has olvidado
-por ventura tu débil sexo para atreverte á venir á las manos conmigo?
-¿No te acuerdas por qué medio adquiriste la forma engañosa de varon
-y en premio de qué hazaña? Reflexiona que naciste muger, y lo que ha
-pasado por tí; vete á tomar la rueca y la almohadilla de coser; emplea
-tus dedos en hilar estambre, y deja los combates para los hombres
-barbados.” Á estas fanfarronadas Ceneo le tiró un dardo, y se lo clavó
-en el costado por la parte en que se juntaba lo que tenia de hombre y
-de caballo. El Centauro, enfurecido con la herida, dió un golpe con
-su pica al jóven Ceneo en el rostro que llevaba descubierto. Esta
-rebotó como los granizos cuando caen sobre un tejado, ó como cuando se
-tiran piedrecillas sobre un tambor: entonces el Centauro arremete y le
-embiste mas de cerca, empeñándose en esconderle su espada en el duro
-costado; pero este negó la entrada al acero. „No te me escaparás, le
-dijo, pues si se ha embotado la punta, y con ella no puedo herirte, te
-degollaré con el filo de en medio;” y tirándole reveses de lado, le
-tenia asido con su largo brazo. Los golpes sonaban como si diesen en un
-mármol; y la hoja saltó hecha pedazos cuando dió en su cuello. Luego
-que le mostró Ceneo el poco fruto de sus armas en herir sus miembros,
-le dice al atónito Centauro: „Ea pues, veamos ahora si mis armas
-tienen mejor temple que las tuyas para herirte,” y le clavó hasta la
-empuñadura la mortífera espada por la espalda, y moviendo y revolviendo
-las entrañas con la mano introducida en la herida, hízosela mucho mas
-crecida. Los demas Centauros al ver esto arremeten rabiosos, y todos
-disparan contra él sus dardos; pero estos resaltan y se caen sin que
-ninguno pudiese herirle, ni sacarle una gota de sangre con tantos
-golpes.
-
-„Este nuevo prodigio los tenia atónitos, y Monico exclama diciendo:
-„¡Esto es una grande afrenta! Todos nosotros somos vencidos por solo
-uno que apenas es hombre, sin embargo de que él es quien lo es en
-realidad, y nosotros con nuestras cobardes hazañas somos mugeres, como
-él lo fue antes. ¿De qué nos aprovechan los agigantados miembros?
-¿De qué las duplicadas fuerzas que la naturaleza reunió en nosotros
-de caballo y de hombre? Si un enemigo tan poco temible es nuestro
-vencedor, creo no somos hijos de ninguna Diosa ni del temerario Ixion,
-que se atrevió á dirigir sus deseos á la suprema Juno, pues nos vemos
-vencidos de un enemigo que solo es medio hombre. Caigan sobre él
-peñascos, árboles, troncos y montes enteros revueltos y confusos, y
-con todo esto arranquémosle el alma. Carguemos sobre él toda la leña
-de una selva que le impida la respiracion, y el peso hará lo que no
-pueden hacer las heridas.” Dijo esto, y echando mano de un árbol que
-acaso habia arrancado el viento impetuoso, lo vibró contra Ceneo.
-Sus compañeros siguieron su egemplo, y en breve el monte Otris quedó
-despoblado de árboles, y Pelion sin sombras. Agoviado Ceneo con la
-grande mole, hizo algunos esfuerzos por levantarse, forcejeando con
-sus duros hombros contra los troncos que le oprimian; pero creciendo
-el monton enorme de la leña, y tapándole el rostro y cabeza, ya no
-podia respirar. Unas veces se desanimaba, otras se esforzaba por sacar
-la cabeza al aire, y á sacudir de sí la fagina que sobre él habian
-arrojado. Algunas veces con sus esfuerzos la movia, y hacia temblar
-aquella inmensa mole, á la manera que el monte Ida tiembla con los
-terremotos. No se sabia si era muerto ó vivo, y unos opinaban que
-sofocado con el monton de leña habia bajado al abismo; pero Mopso
-nos quitó la duda, diciéndonos haber visto salir volando por el aire
-transparente de entre aquellos acinados árboles una ave con plumas
-rojas, la cual fue la primera y última que he visto de su especie. El
-adivino Mopso luego que la vió discurrir por los reales con sosegado
-vuelo, y que cantaba al rededor en alta voz, siguiéndola con los ojos y
-juntamente con el corazon, dijo: „Salve, Ceneo, honor y gloria de los
-Lapitas, en otro tiempo el sin igual varon, y ahora la sola ave de tu
-especie.” Nadie tuvo dificultad en creerlo por la autoridad de quien lo
-decia. El dolor que nos causó la pérdida de este Lapita aumentó nuestra
-ira, y no pudimos sufrir que uno hubiese sido oprimido por tantos
-enemigos; y no dejamos de las manos las armas que nos hacia manejar
-con furia el dolor, hasta que habiendo muerto á los mas de ellos, los
-restantes huyeron, y los dispersó la noche.”
-
-Tlepolemo, habiendo oido la relacion del combate de los Centauros y
-Lapitas que habia contado Nestor, no sufrió con ánimo tranquilo el
-que no hubiese hecho mencion de Hércules, y se le hubiese pasado en
-silencio, y dijo á Nestor: „Me maravillo mucho de que no te hayas
-acordado de las hazañas de mi padre, el que en su edad avanzada me
-solia contar muchas veces el combate que tuvo con los Centauros,
-cómo los venció y sujetó.” Entonces Nestor, llenándose de tristeza,
-le respondió: „¿Por qué me traes á la memoria tales desgracias, y me
-obligas á renovar el llanto ya enjuto con los años, y á que tenga que
-confesar el odio que tuve á tu padre por las ofensas que me hizo? Él
-egecutó ciertamente hazañas increibles, llenó al mundo de beneficios,
-que quisiera poder ocultar; pero ni tampoco he alabado á Deifobo,
-á Polidamante ni al mismo Hector, porque ¿quién se ha de empeñar en
-alabar á su enemigo? Hércules tu padre arruinó los muros de Mesena en
-otro tiempo, y destruyó las inocentes ciudades de Elis y Piles sin
-motivo, y trajo la guerra á sangre y fuego hasta mi mismo reino; y
-aunque omita decirte otros muchos que mató, no podré dejar al silencio
-que de doce hermanos que éramos, hijos de Neleo, todos jóvenes, no
-quedó ninguno sino es yo, porque á todos quitó la vida: que los demas
-hubiesen sido vencidos por sus superiores fuerzas al cabo es tolerable;
-pero parece increible la victoria que consiguió y la muerte que dió
-á Periclimenes, uno de ellos, á quien Neptuno nuestro abuelo habia
-concedido el tomar y dejar las formas y figuras que se le antojase.
-Este, despues de haber variado y transformádose vanamente en todas las
-formas y figuras, se convierte en el ave[31] que en sus corvas uñas
-lleva los rayos de Júpiter, que tanto la estima; y valiéndose de las
-ventajas que le da esta figura, maltrata á su enemigo con las uñas y
-encorvado pico, hiriéndole la cara. Hércules, mientras Periclimenes
-estaba en alto con las alas tendidas, le dispara una saeta muy segura,
-y le hiere con ella entre el ala y el costado; y aunque la herida no
-era grave, le cortó los nervios, y no pudiendo mover el ala ni volar,
-cayó en tierra, y oprimida con el peso de su cuerpo, la saeta que
-traia presa en el ala le traspasó todo, saliendo la punta por la parte
-contraria inmediata á la garganta. ¿Te parece pues, Tlepolemo, gefe
-de los rodios, que yo debo celebrar las hazañas de tu padre Hércules?
-La venganza que tomaré por la muerte de mis hermanos será omitir sus
-hechos heroicos; y esto no obstante seremos los dos amigos.”
-
-Luego que Nestor acabó de hablar con tanta gracia y elocuencia,
-repitieron los brindis, se levantaron de sus asientos, y lo que restaba
-de la noche lo dieron al sueño. Pero el Dios que con su tridente
-pone en calma los mares alterados y los gobierna, no podia olvidarse
-como padre, ni dejar de sentir la muerte que Aquiles dió á su hijo
-Cigno, ni que este se hubiese transformado en ave, y esta memoria y
-el aborrecimiento del cruel Aquiles, que excedia los límites de lo
-regular, encendia cada dia mas su ira. En fin, despues de casi diez
-años que iban pasados en la guerra de Troya, habló á Apolo, diciéndole
-de este modo: „Ó el mas amado de los hijos de mi hermano, tú que me
-ayudaste á edificar los muros troyanos, ¿cómo es que no te lamentas
-cuando los ves que estan ya á punto de caer? ¿Cómo es que no te causa
-dolor la muerte de tantos millares de soldados que los defienden?
-¿Por qué no se te aparta de la memoria (por no nombrar á todos) la
-imagen de Hector arrastrado al rededor de las murallas, y no tienes
-en consideracion que el feroz Aquiles, mas cruel que la misma guerra,
-destructor de lo que nosotros edificamos, esté todavía vivo? Venga
-él mismo á las manos conmigo, y verá lo que puede mi tridente; pero
-supuesto que no nos es dado pelear cara á cara contra el enemigo,
-muera con tu saeta cuando menos lo piense.” Convino Apolo en ello, y
-dejándose llevar de su propia ira y de la de su tio, encubierto en
-una nube se pone en medio del campo troyano, en el que vió que Páris
-disparaba sus saetas contra los griegos, causando la muerte á muchos de
-la clase comun: llegóse á él, y manifestándose un Dios, le dice: „¿Para
-qué malogras tus saetas tiñéndolas en sangre plebeya? Si tomas interes
-por los tuyos, dispáralas contra Aquiles, y venga en él la muerte que
-ha dado á tus hermanos.”
-
-Dijo esto; y mostrándole á Aquiles, que derribaba en tierra con su
-espada á muchos troyanos, enderezó contra él el arco de Páris, y con
-su propia mano le ayudó á dirigir la mortal saeta. Si el viejo Príamo
-despues de la muerte de su hijo Hector pudiese tener algun gozo, solo
-seria el ver que tú, ó Aquiles, fueses vencido y muerto por el cobarde
-robador de Elena. Pero si habias de morir por una mano afeminada,
-quisieras mas y te fuera mas decoroso haber sido muerto á los golpes de
-la hacha de Pentesilea, Reina de las Amazonas. Ya este guerrero, terror
-de los troyanos, honor y defensa de los griegos, caudillo insuperable
-en la guerra, habia sido quemado en la pira, y le habia consumido el
-mismo Dios que lo habia armado:[32] ya era ceniza, y del grande Aquiles
-solo quedaba un no sé qué, que no era bastante para llenar una pequeña
-urna; pero aun vive su gloria, que llena todo el orbe, el cual solo es
-la correspondiente medida de sus hazañas, y esta es igual al mérito
-de Aquiles, que nunca morirá ni sentirá las regiones tartáreas. Para
-que mejor se conozca su valor basta saber que por su escudo se suscitó
-una contienda entre los griegos, y por obtener sus armas se toman las
-armas. Diomedes no se atreve á pretenderlas, ni Ayax, hijo de Oileo,
-ni Menelao, hijo menor de Atreo, ni tampoco Agamenon ni los demas
-capitanes. Ayax, hijo de Telamon, y Ulises fueron los que disputaron
-esta gloria. Agamenon, por no exponerse al resentimiento de aquel de
-los dos pretendientes que quedase vencido en el certamen, mandó sentar
-en medio de los reales á los capitanes griegos, y deja en manos de
-ellos la decisión de esta contienda.
-
-
-
-
-[Ilustración]
-
-LIBRO DECIMOTERCIO.
-
-_ARGUMENTO._
-
-
-Despues de la muerte de Aquiles, ocasionada por Neptuno, Ayax y Ulises
-tienen una contienda sobre sus armas. Habiendo Ayax muerto por esta
-causa, su sangre se convierte en la flor llamada jacinto. Despues de la
-ruina de Troya Hécuba se transforma en perra, cuya desgracia como fuese
-llorada de todos los Dioses, la Aurora lloraba tan solamente á Memnon,
-ya convertido en ave. Eneas, saliendo prófugo de Troya, se presenta
-á Anio, cuyas hijas habian sido transformadas en palomas; desde alli
-penetra á varios lugares célebres por las transformaciones. Luego que
-por remate de sus viages arribó al Lacio, emprende la guerra contra
-Turno.
-
-
-
-
-FÁBULA PRIMERA.
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-_AYAX Y ULISES SE DISPUTAN LAS ARMAS DE AQUILES._
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-Sentáronse los capitanes griegos, y las tropas, que estaban en pie,
-formaban en círculo, cuando Ayax, señor del siete veces doblado
-escudo,[33] no cabiendo en sí de enojo, se levanta, tiende la vista con
-ceño airado á la playa de Sigeo en que estaba la armada, y alargando
-las manos hácia la escuadra: „¡Ó Júpiter![34] exclama: ¿cómo se permite
-que teniéndose esta controversia á la vista de esas naves, se quiera
-Ulises comparar conmigo? ¿Ese Ulises, que no tuvo valor para oponerse
-al incendio que Hector las puso, y del que yo las liberté y reservé
-de sus voraces llamas? El pelear con voces de elocuencia y vanagloria
-es cosa mas fácil y hacedera que el combatir con las manos armadas de
-valor; ni á mí me será fácil aquel modo, ni él podrá adelantar ni hacer
-cosa alguna por este medio, y cuanto yo le excedo en los combates,
-tanto vale él en su facundia y sus astucias.[35]
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-[Ilustración: (121) Ayax y Ulises pretenden las armas de Aquiles; se le
-adjudican á Ulises.]
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-„No juzgo del caso, ó griegos, el recordaros mis hazañas, porque
-todos vosotros las habeis visto. Ulises será quien tenga necesidad de
-contar las suyas, pues las hizo de noche, y sin testigos que pudiesen
-publicarlas.[36] Confieso que es grande el premio que pido; pero deja
-desairado mi honor, y me roba mucha parte de él el atreverse Ulises
-á hacerme competencia en una cosa, que aunque para él es grande, el
-obtenerla yo no aumentará mi gloria. Él ya se ha llevado la recompensa
-de esta contienda; porque cuando fuere vencido se dirá que compitió
-conmigo, y bastante fama adquiere con esto. Mas yo, aun cuando se
-pudiese poner en duda mi valor, siempre seria preferido por mi nobleza
-como hijo de Telamon, que militando bajo las banderas del valeroso
-Hércules, se halló en la toma de Troya, y ademas fue á la expedicion
-de los Argonautas á la isla de Colcos. Mi abuelo es Eaco, uno de los
-tres jueces de aquella triste mansion, en que Sísifo, hijo de Eolo, se
-afana en vano en subir á la cumbre un gran peñasco. Júpiter reconoció
-á Eaco por hijo suyo, y de este modo vengo á ser el tercero despues
-de Júpiter. Pero no quiero, griegos, que esta noble descendencia me
-aproveche ni sirva para mi causa, si al mismo tiempo no estoy enlazado
-con el grande Aquiles. Primo mio era como hijo de un hermano de mi
-padre, y pido sus armas como por un derecho hereditario. ¿Quieres tú,
-Ulises, ingerirte en los derechos y timbres de una agena familia y de
-la gente de Eaco, siendo tú descendiente de Sísifo, y muy parecido á
-él en los fraudes y los hurtos? ¿Acaso el haberme yo alistado primero
-que tú á esta guerra para concurrir á ella sin que fuese necesario
-buscarme y descubrirme,[37] deberá ser motivo para que se me nieguen
-estas armas? ¿Será mas digno de ellas el que tomó las suyas despues que
-yo, y el que rehusó venir á la guerra aparentando una locura, hasta
-que Palamedes, mas astuto que él, aunque sin utilidad suya, antes bien
-en su perjuicio,[38] descubrió la estratagema de su ánimo cobarde,
-y le trajo contra su voluntad? No será seguramente razon que lleve
-y se le den estas honrosas armas al que tanto rehusaba tomar otras,
-ni concurrir á esta guerra, y que yo que vine primero, y me expuse á
-los mayores peligros, padezca el deshonor de verme privado de ellas,
-y de un don que se me debe por derecho de parentesco. ¡Ojalá que la
-locura de Ulises hubiera sido cierta, ó se la hubiese creido por tal,
-y que este consejero de maldades[39] no hubiese venido con nosotros á
-esta guerra contra Troya; porque entonces Filoctetes, hijo de Pean,
-no estuviera detenido en la isla de Lemnos[40] con afrenta y desdoro
-nuestro! Alli, segun se dice, encerrado en las silvestres cuevas, pones
-en movimiento á los mismos peñascos con tus gemidos, y demandas á
-Ulises el castigo que merece, y á la verdad que si hay justicia en las
-deidades, no las demandas en vano. El mismo Filoctetes (¡ay de mí!),
-que juró en nuestra coalicion, y que era uno de los próceres de ella,
-sucesor y poseedor de las flechas de Hércules, tan necesarias para
-la empresa, consumido al presente de enfermedad y hambre, se viste de
-las plumas, y se alimenta de la carne de las aves, en cuya caza emplea
-las flechas que deberian servir, segun los hados, contra Troya, y sin
-las que no puede ser tomada. Pero al fin él vive, y vive porque no
-siguió ni acompañó á Ulises, y fue abandonado por este. El desgraciado
-Palamedes querria tambien haber sido desamparado como Filoctetes, pues
-entonces viviria, ó á lo menos aunque hubiese muerto, hubiera sido con
-mas honra, y sin la mancha y calumnia que le forjó Ulises en venganza
-de haberle descubierto y convencido en su fingida locura, atribuyéndole
-que tenia trazada la traicion de vender y entregar á los troyanos el
-campo griego, cuya calumnia y ficcion persuadió manifestando el oro
-de la venta, que él mismo habia hecho poner y ocultar en la tienda
-de Palamedes. De esto se infiere y deduce que para lo que sirve es
-para privarnos de los mejores soldados, desterrando á unos y quitando
-la vida á otros: ¡asi pelea, y asi es temible Ulises! Aunque sea mas
-elocuente que Nestor, no podrá sincerarse con su elocuencia del delito
-é ignominia de haberle dejado desamparado, y no haberle ayudado en el
-peligro en que se vió; pues aunque fatigado con su vejez, herido su
-caballo y sin poder huir, llamaba á Ulises en su socorro, este huyó
-y le dejó en el peligro. No es esto una cosa que yo haya fingido:
-Diomedes, hijo de Tideo, es buen testigo de ello, el cual, aunque
-le llamaba y reprendia porque asi dejaba abandonado á Nestor, nada
-consiguió, ni pudo detenerlo en su cobarde fuga.
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-„Los Dioses miran con justicia las cosas humanas. Ulises necesita ahora
-el socorro que antes negó á Nestor; y como él le desamparó, asi debia
-él tambien ser desamparado, y sufrir la ley que él mismo se habia
-impuesto. No obstante llama á sus compañeros; voy á su socorro; lo
-veo amilanado, pálido con el temor, y horrorizado de la muerte que le
-amenazaba; opongo en su defensa la mole de mi escudo, con el que cubrí
-al que estaba tendido en el suelo, y libré de la muerte (poca alabanza
-merezco por esto) á un soldado bien cobarde. Si con esto no desistes
-afrentado de tu temeraria pretension, volvamos otra vez al lugar donde
-fue la pelea: vuélvete á poner á la vista del enemigo que te hirió y
-te causó tanto temor, ampárate de mi escudo, y pelearás defendido con
-él. Despues que le liberté, el que antes no podia tenerse en pie por
-las heridas, no le fueron impedimento estas para huir con la mayor
-velocidad.
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-„Se presenta Hector, trayendo en su favor todas las deidades. Por donde
-quiera que se arroja no tú solo tiemblas, Ulises, sino tambien los mas
-esforzados. ¡Tan grande es el terror que causa! Salgo al encuentro
-á este enemigo, que venia orgulloso con tanta carnicería como habia
-causado, y le derribé boca arriba, tirándole una gran piedra. Yo solo
-salí á su desafio, al que provocaba á todos los capitanes griegos uno
-á uno: vosotros hicisteis votos porque me tocase á mí la suerte, y
-con efecto me tocó, y se cumplieron vuestros deseos. Si me preguntais
-cual fue el fin del desafio, basta deciros que tengo la gloria de no
-haber sido vencido por él. Cuando los troyanos, auxiliados del mismo
-Júpiter, acometieron á hierro y fuego á la escuadra griega ¿adónde
-estaba entonces el elocuente Ulises? Yo solo la salvé[41] con mi valor
-y denuedo, asegurando vuestra vuelta. ¿Podreis negarme las armas que
-pido en recompensa de las mil naves libertadas? Si me es lícito decir
-verdad, mas cuenta tengo con el honor de las armas que con el propio
-mio; á lo menos la gloria es igual, puesto que Ayax es solicitado para
-las armas, y no las armas para Ayax. Compare ahora Ulises con mis
-hazañas el haber muerto á Reso y al cobarde Dolon, y asimismo haber
-hecho prisionero á Heleno, hijo de Príamo, y haber robado la efigie
-de Palas: todo esto lo hizo de noche y acompañado de Diomedes. Si por
-tan leves hazañas se han de dar estas armas, divididlas, y dad la
-mayor parte á Diomedes; pero á Ulises ¿para qué le sirven, cuando es
-un soldado que no pelea con armas, sino que solo tiene habilidad para
-engañar al incauto enemigo con hurtos y traiciones? El mismo resplandor
-del morrion que brilla con el luciente oro descubrirá y manifestará al
-engañador cuando con él oculte su semblante. La cabeza de Ulises no
-podrá sufrir el gran peso de aquel, y tambien la lanza Pelia[42] será
-pesada y gravosa á sus débiles brazos; ni el escudo en que está grabado
-todo el mundo será conveniente á su siniestra tímida, y acostumbrada
-solo á hurtos y vilezas. ¿Por qué te atreves, obstinado, á pretender un
-premio y unas armas que no puedes manejar, y que te han de debilitar?
-Pero si el pueblo griego, juzgando erradamente, te concediere estas
-armas, servirán en tí para verte despojado de ellas, y no para infundir
-con ellas miedo y terror á los enemigos; y si recurres, cobarde, á la
-fuga, que es en lo que á todos llevas ventaja, te será impedimento para
-emprenderla su pesadez. Añade á esto que tu escudo, como que rara vez
-se ha visto en combates, está entero é intacto, y el mio, acribillado
-á flechazos, necesita ya arrinconarse por inútil, y que se me dé otro
-nuevo. Últimamente ¿para qué nos cansamos en palabras? sean las obras
-las que decidan esta controversia; arrójense esas armas del valeroso
-Aquiles en medio del campo enemigo, y mandad que sea condecorado con
-ellas aquel que consiga arrojarse sobre las mismas y recuperarlas.”
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-Con esto puso fin Ayax á su discurso, y sus últimas palabras fueron
-acompañadas é interrumpidas con los clamores y gritería de todo el
-vulgo. Entonces levantándose Ulises, y fijando por un pequeño espacio
-y como pensativo sus ojos en la tierra,[43] los alzó despues á los
-jueces; y viendo que estaban esperando que hablase, dijo con mucha
-gracia y elegancia lo siguiente.
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-_DISCURSO DE ULISES._
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-„Griegos, si mis votos y deseos, y tambien los vuestros, hubiesen sido
-oidos por los Dioses, no habria necesidad de entrar en esta competencia
-sobre dar sucesor á estas armas; y tu, ó invencible Aquiles, gozarias
-de ellas y nosotros de tí; pero pues á mí y á vosotros los adversos
-hados nos negaron estos deseos, y nos privaron de tan esforzado
-guerrero (al decir esto fingió que lloraba, y se enjugaba las lágrimas
-con la mano), ¿quién mejor podrá suceder á Aquiles que aquel por cuyo
-medio vino y fue traido á vuestro campo? Á Ayax no debe servir ni
-aprovecharle que, como ciertamente lo es, haya parecido estúpido en
-su arenga, y tampoco á mí debe perjudicarme, ó griegos, mi ingenio,
-que siempre os fue provechoso, ni mi elocuencia, tal cual ella sea,
-excite envidia y desconcepto porque ahora la emplee en mi defensa,
-cuando tantas veces la he empleado en la vuestra, y no es vituperable
-el que cada uno en alguna ocasion haga alarde de sus propias hazañas,
-porque el linage, la antigua ascendencia, y lo que nosotros no hemos
-hecho, con dificultad podremos llamarlo nuestro.[44] Pero pues Ayax se
-ha jactado, y ha alegado por mérito que es segundo nieto de Júpiter,
-debo decir que el mismo Júpiter es tronco de mi descendencia, y que
-Ayax y yo estamos con él en igual grado, porque yo tuve por padre á
-Laertes, de quien lo fue Arcesio, y este fue hijo de Júpiter, con
-la circunstancia de que en esta mi ascendencia no hubo ninguno que
-fuese condenado y desterrado.[45] Mercurio es tambien otro blason
-que se me añade por parte de madre; de modo que por ambas líneas soy
-descendiente de los Dioses. Pero no solicito estas armas porque mi
-padre no haya incurrido en fratricidio alguno como el de aquel: nada
-de esto quiero me valga, ni que se decida esta causa por otra cosa que
-por los méritos; pero tampoco deberá aprovechar á Ayax el que su padre
-Telamon fuese hermano de Peleo, ni en esta controversia debe servir
-el órden ni derecho de parentesco, sino solo el honor, el valor y el
-mérito personal; porque si estas armas se hubieran de dar por herencia
-ó por deudo, estando vivos Peleo y Pirro, aquel padre, y este hijo del
-magnánimo Aquiles, ¿que entrada puede tener el derecho de herencia
-que reclama Ayax? Por lo mismo estas armas deberian enviarse á Ptian
-ó á la isla de Esciros,[46] donde residen respectivamente aquellos
-dos. Tambien Teucro es primo hermano de Aquiles lo mismo que Ayax, y
-con todo ¿pide acaso estas armas, ni recuerda semejante derecho para
-conseguirlas? La controversia se versa sobre los méritos de cada uno,
-y sobre si las hazañas en que Ayax tiene tanta confianza son mayores
-que las mias. No me será fácil, ni de pronto podré acordarme de los
-servicios y méritos que tengo contraidos por la causa comun de toda la
-Grecia; pero me servirá para referir algunos el órden y la serie con
-que fueron sucediendo.
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-„Tetis, habiendo sabido por el oráculo que su hijo[47] habia de
-morir en esta guerra, para preservarle de que viniese á ella le
-ocultó, vistiéndole de muger, en la isla de Esciros, con cuya falacia
-habia engañado á todos, y tambien al mismo Ayax; pero no á mí, que
-trasluciendo el artificio, usé el de fingirme mercader; y entrando con
-requisitos y adornos del otro sexo, ocultas entre ellos unas armas,
-al ver que eligió una lanza y un escudo, descubriéndole por este
-medio, le dije: „Hijo de Tetis, á tí reservan los hados el suceso
-de la guerra;[48] sin tí no puede ser tomada Troya; ¿por qué pues
-te ocultas, y rehusas ir á destruirla?” Y asiéndole por la mano, os
-traje al esforzado de quien se esperaban las pasmosas hazañas que su
-valor ha egecutado en esta guerra; de forma que puedo alabarme de que
-cuanto ha hecho Aquiles ha sido egecutado por mí. Yo soy[49] el que
-vencí al valiente Telefo en el combate de la lanza, y el que, movido
-de sus ruegos, le curé y sané despues de vencido. Á mí debe atribuirse
-la conquista y ruina de Tebas, la de Lesbos, la de Ténedos, Crisa y
-Cila,[50] ciudades dedicadas á Apolo, y tambien la de Esciros; y del
-mismo modo y por la misma razon debe atribuírseme la conquista de
-Lirnesa y la entera destruccion de sus muros; y sin recordaros otras
-muchas hazañas, debeis haceros cargo de que yo fuí el que maté á
-Hector, trayendo á vuestro campo quien le venciese y diese la muerte.
-Pido estas armas por aquellas con que descubrí á Aquiles, y con que
-le armé y traje á esta guerra; cuando era vivo se las dí, y debo
-reclamarlas despues de su fallecimiento.
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-„Todos los griegos, sabido el robo de Elena,[51] tomaron parte en el
-dolor y afrenta de Menelao, y mancomunados todos, armaron una escuadra
-de mil naves, con la que llenaron el puerto de Aulide; pero fueron en
-él detenidas, porque ó no soplaban los vientos, ó los que soplaban les
-eran contrarios; sobre lo que consultado el oráculo, respondió que los
-vientos serian favorables, sacrificando á Diana la inocente hija de
-Agamenon. Resistíase á esto su padre, y se enfurecia contra los mismos
-Dioses, adelantándose en él el cariño y piedad de padre al caracter de
-Rey; pero yo le trastorné, y convencí con mi sagacidad á que pospusiese
-el cariño paternal, y antepusiese á él la utilidad de la causa pública.
-Confiésolo, y perdóneme Agamenon esta confesion, que manejé y obtuve
-una dificil causa ante un juez adverso; pero pude convencerlo á que
-apreciase mas su alabanza que su propia sangre, ponderándole con mis
-persuasiones la utilidad comun, el agravio y afrenta de su hermano,
-y la confianza que en él habia depositado toda la Grecia, dándole el
-mando, y haciéndole caudillo de la comun empresa. Convencido y conforme
-el padre con el sacrificio de su hija, se me encargó que fuese á
-convencer á la madre, para la cual no valian persuasiones, y por lo
-mismo era menester echar mano de las astucias; y si á esta comision
-hubiera ido Ayax, nada hubiera concluido, y aun no nos hubieran venido
-los vientos favorables que necesitaban nuestras velas, y estaríamos
-detenidos en Aulide.
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-„Encargóseme tambien que fuese de embajador á Troya, y requiriese á
-esta corte sobre la restitucion de Elena: penetré en ella cuando aun
-estaba abundante y llena de esforzados guerreros, y alli perorando
-sin temor y con energía la causa que me habia encargado toda la
-Grecia, acusé á Páris; pedí la restitucion de Elena, y reclamé la
-devolucion del rico equipage que con ella habia sido robado. Con el
-fuego y energía de mi persuasion intimidé al Rey Príamo y á Antenor
-su pariente, y los convencí á que se resolviesen á restituirnos á
-Elena; pero Páris, sus hermanos y los demas que le acompañaron en el
-robo se opusieron, y quisieron acometernos y maltratarnos. Bien te
-acuerdas de esto, Menelao, y por mas señas que aquel dia estuviste
-conmigo en el primer aprieto y peligro. Seria prolija en demasía mi
-narracion si hubiese de referir las muchas cosas que con mis consejos
-y con mis manos hice y obré en utilidad de toda la Grecia en el largo
-tiempo de esta guerra. Despues de los primeros combates se encerraron
-los troyanos en sus murallas, sin querer presentarse en campo abierto
-hasta el décimo año. ¿Qué hacias entre tanto, Ayax, puesto que ninguna
-otra cosa sabes sino pelear? ¿De qué utilidad eras, y para qué cosas
-servias? Pues si á mí me preguntas qué era lo que yo hacia en el tiempo
-que tú eras inútil, yo me empleaba en tramar asechanzas al enemigo; en
-ceñir y fortificar los fosos; consolar á los aliados para que sufriesen
-con tolerancia tan larga guerra; enseñar y proyectar los medios de
-abastecer nuestro campamento, y los de armarnos; y últimamente yo
-acudia á cuanto exigia la necesidad del egército, y á cuanto requeria
-el uso de mi persona.
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-„Agamenon, fingiéndose avisado por Júpiter en un falso sueño, propuso
-en el congreso de los griegos que se desistiese de la comenzada
-guerra, cuya opinion pudo sostener é hizo prevalecer, haciendo á
-Júpiter autor de ella. Ayax para contradecirla, é insistir en que se
-continuase la guerra hasta la destruccion de Troya, dijo que pelearia,
-que era lo único que podia hacer; pero ¿con esto detendria á los que
-ya empezaban á retirarse? ¿Cómo es que no pudo detenerlos tomando él
-mismo las armas, y exhortándolos á que imitasen su egemplo? No era
-esto mucho pedir á quien solo proferia baladronadas. Pero ¿cómo habia
-de detenerlos y esforzarlos á continuar la guerra, cuando él mismo era
-uno de los que iban huyendo? Yo lo ví, Ayax, y me llené de vergüenza
-al ver que volvias las espaldas, y te disponias á soltar con afrenta
-las velas á tus naves. Entonces sin detenerme esforcé mi voz diciendo:
-„¿Qué es lo que haceis, griegos? ¿Qué locura es la que os incita á
-dejar el cerco de Troya, que ya está para ser tomada? ¿Qué es lo que
-llevais á vuestras casas sino afrenta y deshonra despues de diez años
-de guerra?” Con estas y otras expresiones, en que el dolor me hizo
-prorumpir con energía y elocuencia, conseguí detener y reducir á los
-que ya habian vuelto las espaldas, y puesto las naves en disposicion
-de retirarse. Con esto Agamenon mudó de intento, y empezó á convocar y
-reunir á los aliados que estaban llenos de terror: Tersitas persistia
-prorumpiendo en dicterios contra Agamenon y los demas Reyes, sin que
-Ayax se atreviese á contenerle ni á hablarle una palabra; pero yo le
-hice callar, castigándole su insolencia. Redoblé entonces mi energía;
-y exhortando contra el enemigo á los temerosos soldados, les volví á
-infundir con mi voz el valor que ya tenian desmayado y perdido.
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-„Desde este momento cuento por mio todo lo que Ayax hizo ó pudo hacer
-con valor y fortaleza, porque yo fuí quien le detuvo en su fuga,
-y á quien por lo mismo deben atribuirse sus hechos posteriores.
-Ninguno de los griegos pidió ni escogió á Ayax para alguna empresa;
-pero á mí Diomedes me eligió para las suyas, y partió conmigo sus
-hazañas, emprendiéndolas con la confianza y seguridad de que llevaba
-por compañero á Ulises. Es cosa muy singular y honrosa el que entre
-tantos millares de griegos yo solo fuese el elegido por Diomedes,
-sin comprometer esta eleccion á la suerte.[52] Salí acompañándole; y
-trepando los dos por los peligros de la noche y del enemigo, maté á
-Dolon, troyano, que con el mismo intento que nosotros habia salido á
-ser espía de nuestro campo; pero no le maté hasta haberle precisado
-á descubrir todos los secretos, y hasta saber de él cuáles eran
-los proyectos de la pérfida Troya. Habiéndolos comprendido, y no
-teniendo mas que saber, podia ya retirarme cubierto de este honor
-y satisfaccion. Pero no contento con ello, penetré hasta la tienda
-de Reso,[53] y le asesiné y á sus compañeros en sus mismos reales;
-con lo que vencedor, y cumplidos mis votos y deseos, me entré en su
-carro, y me volví en él en triunfo. Negadme ahora las armas de aquel
-héroe, cuyos caballos habia pedido Dolon, y le habian ofrecido los
-troyanos por precio y premio en el caso de victoria, y sea enhorabuena
-mas acreedor á ellas Ayax, y mas dignos de atencion sus méritos. ¿Qué
-necesidad hay de haceros á la memoria las huestes de Licio Sarpedon,
-destruidas y desbaratadas con mi espada? Con derramamiento de mucha
-sangre hice caer y dí la muerte á Ceramon, hijo de Ifitis, á Alastor, á
-Cromio, á Alcandro, á Halio, á Noemon, á Pritanis, á Chersidamante, á
-Toon, á Charope y á Ennomon, que habia venido con funesta estrella, y
-por último á otros muchos de menos fama, que murieron á impulsos de mi
-valor bajo las mismas murallas de Troya. Griegos, no quiero persuadiros
-ni sorprenderos con vanas palabras; hablen por mí las heridas que he
-recibido peleando; aqui está mi cuerpo lleno de ellas, y toda la parte
-anterior de él; miradlas (esto dijo desabrochándose el vestido); estas
-son las que ha recibido mi pecho combatiendo en vuestra defensa.
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-„Pero Ayax en todo el tiempo que ha durado esta guerra no ha derramado
-ni una gota siquiera de su sangre, y por lo tanto tiene el cuerpo sin
-cicatriz alguna. ¿Qué importa que se jacte de que defendió y libertó
-nuestras naves de los troyanos y de Hector, que venia auxiliado del
-mismo Júpiter? No puedo negarle ni dejar de confesar esta hazaña,
-porque no soy tan maligno que vitupere los esforzados hechos; pero
-no es razon que se atribuya á sí solo la gloria y el honor, que debe
-comunicar con alguno de nosotros que concurrieron con él á aquel
-suceso. Patroclo, nieto de Actor, armado con las armas de Aquiles,
-repelió y detuvo el ímpetu de los troyanos y de su defensor Hector,
-é impidió el proyecto de poner fuego á nuestras naves. Tambien se
-jacta Ayax, sin hacer mencion de Agamenon, de Menelao ni de mí, de
-que sorteado entre nueve salió al desafio con Hector, atribuyendo á
-valor y osadía esta accion á que le obligó la suerte. Pero ¿cuál fue,
-esforzadísimo[54] Ayax, el suceso y fin de tu combate? El resultado fue
-el haber salido Hector de él sin que le hubieses hecho herida alguna.
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-„¡Desdichado de mí! con cuánto dolor me veo precisado á acordarme de
-aquel triste momento en que Aquiles, nuestro muro y defensa, perdió su
-vida á manos de Páris. Ni las lágrimas, ni la afliccion ni el temor me
-fueron impedimento para ir, tomar su cadaver que yacia en la tierra,
-y trasportarlo sobre mis hombros; sí, sobre estos mismos hombros
-traje el cuerpo de Aquiles, y tambien esas armas que ahora pretendo
-se me adjudiquen. Tengo fuerzas suficientes para manejarlas por mas
-pesadas que sean, y tengo ánimo noble para saber agradecer y conservar
-la honra que en ello se me haga. Ciertamente que la cerúlea Tetis
-hubiera empleado bien la solicitud y cuidado que tuvo por su hijo,
-para que ahora sus armas, fabricadas por un Dios, y que son obra tan
-artificiosa, pasasen á un soldado visoño, rudo y sin ingenio. Si él no
-comprende lo que se halla grabado en el escudo; á saber, el Océano,
-las tierras que ciñe, las constelaciones del alto cielo, las Pléyades,
-las Híades, la Osa, que nunca se baña en el mar, muchas y diversas
-ciudades, y Orion con su refulgente espada, ¿para qué pide y pretende
-unas armas cuyos emblemas no entiende? ¿De qué le aprovecha el haberme
-tachado de que rehusé el venir á esta guerra, huyendo con artificio
-y simulacion los peligros de ella, y echarme en rostro y argüirme de
-que me alisté despues que él? ¿No conoce que en esto arguye tambien y
-reprende al mismo Aquiles? Si el fingir fue delito, ambos nos valimos
-de ficciones; si la tardanza fue culpa, yo vine al campo mas pronto que
-Aquiles. Á mi me detuvo y obligó á fingir el cariño de mi esposa, y á
-aquel el de su madre. Primero procuramos desempeñar las obligaciones
-que debíamos á estas, y despues las que debemos á vosotros y á toda la
-Grecia, y con esto no temo ya el no poder defenderme de una falta en
-que tambien incurrió el mismo Aquiles. Este fue hallado y descubierto
-por el ingenio de Ulises; pero Ulises no lo fue por el de Ayax.
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-„Nada tiene de extraño ni debemos admirarnos de que su suelta y necia
-lengua se haya atrevido á calumniarme, cuando á vosotros tambien se
-atrevió á imputaros un vergonzoso delito; porque si en mí fue torpe
-el haber acusado falsamente á Palamedes, como él ha querido decirlo,
-á vosotros no os hace mucho honor el haberle condenado por una falsa
-acusacion. Pero hay ademas que ni Palamedes pudo sincerarse de un
-tan grande y tan manifiesto delito, ni vosotros os gobernasteis por
-relaciones y justificaciones, sino que visteis el oro que constituia
-el cuerpo de este delito. Ni tampoco soy culpado en que Filoctetes
-quedase y esté detenido en la isla de Lemnos; este es un delito que
-mas bien recae sobre vosotros, porque lo consentisteis y aprobasteis.
-Yo no negaré que le aconsejé y reduje á que se quedase, y no se
-expusiese á los peligros y trabajos del camino y de la guerra, sino
-que antes bien procurase con el descanso mitigar y curar los fuertes
-dolores que le causaba la herida que se hizo con una de las flechas
-que traia de Hércules; acomodóse á mi consejo, y vive por haberlo
-tomado. Mi consejo no solamente fue fiel, sino que como ha tenido unas
-felices resultas, hace tambien fiel al consejero. Pero pues, segun
-los hados, no puede ser tomada ni destruida Troya sin Filoctetes,[55]
-y es necesario hacerle venir con las flechas de Hércules, no me deis
-á mí esta comision; encargádsela á Ayax, que él con su persuasiva y
-elocuencia tendrá mas habilidad para templar su enojo, y la ira de que
-se halla agitado por las calamidades que padece, y sabrá reducirle con
-alguna astucia á que venga con sus flechas á concluir esta guerra.
-Esta empresa solo es propia para mi sagacidad; y si yo no hago uso de
-mi ingenio y prudencia, que siempre se han desvelado en vuestro favor,
-mas fácil será que el Gimois corra hácia su nacimiento; que el monte
-Ida[56] quede despojado de sus frondosas arboledas, y que la Grecia
-dé socorro á Troya, que el que la necia astucia de Ayax pueda seros
-de algun provecho, y reducir y traer á aquel héroe. Aunque te halles,
-Filoctetes, inexorable y poseido de la mayor dureza; aunque estés
-irritado contra todos los aliados, contra Agamenon y contra mí; aunque
-con infinitas execraciones desees sin término mi muerte; aunque todos
-tus anhelos sean apoderarte de mí, beber mi sangre, y cogerme bajo tu
-jurisdiccion y potestad, como tú estuviste bajo la mia, yo te entraré
-con mis astucias, y con ellas conseguiré reducirte y traerte conmigo;
-y si la fortuna no me fuese desgraciada, conseguiré apoderarme de tus
-flechas, del mismo modo que me apoderé del troyano adivino Heleno, como
-desconcerté los oráculos y hados de Troya, y como conseguí sacar y
-traerme por medio de los enemigos la estatua de Minerva, á cuya hazaña
-no puede compararse ninguna de las que ha hecho Ayax; pues sin este
-robo, y mientras Troya conservase el Paladion, era inconquistable, y
-no permitian los hados fuese destruida. Para esta empresa[57] ¿dónde
-estaban y de qué servian la jactanciosa fortaleza y las fanfarronadas
-de Ayax? ¿Cómo es que este temió el ir allá? Y ¿cómo es que solo Ulises
-se atrevió á penetrar por las centinelas, arriesgarse á los peligros
-de la noche, y por medio de las espadas de los enemigos no solo
-asaltar las murallas de Troya, sino entrarse hasta el mismo palacio y
-templo, sacar de él la estatua de la Diosa, y volver y llegar con ella
-á vuestro campo, trepando por los mismos peligros? Si yo no hubiera
-concluido esta empresa y allanado este inconveniente, de nada serviria
-toda nuestra expedicion, ni que estuviese en ella el hijo de Telamon,
-armado con su escudo forrado de siete cueros. En aquella noche conseguí
-yo la victoria de Troya; entonces la vencí, despojándola del Paladion,
-que era puntualmente en lo que consistia el ser inconquistable.
-
-„No estés, Ayax, dando á entender con acciones y medias palabras
-que Diomedes me acompañó á esta empresa: su parte le toca tambien
-en ella; pero tambien tú debes acordarte de que cuando fuiste á la
-defensa de la escuadra no fuiste solo; á tí te acompañaron muchos, á
-mí solo Diomedes. Si este gran capitan no estuviera bien cerciorado
-de que el sabio es mas útil que el guerrero, y de que la prudencia es
-mayor mérito que el temerario valor, tambien se hubiera manifestado
-pretendiente á estas armas, y lo mismo hubiera hecho Ayax, hijo de
-Oileo, que ha tenido mas moderacion que tú. Tambien las hubiera
-pretendido el feroz Euripilo, Toas, hijo de Andremon, Idomeneo, Merion,
-su paisano, y Menelao.[58] Todos los cuales, aunque esforzados, y que
-no son inferiores ni de menor mérito y valor que el tuyo, cedieron
-reconociendo la ventaja de mi prudencia. Tú tienes esfuerzo para los
-combates; pero te falta el ingenio, y necesita ser dirigido por el
-mio. Tú tienes fuerzas sin prudencia; mas yo con mi sagacidad preveo
-lo futuro. Tú puedes pelear; pero Agamenon acuerda y elige con mi
-consejo el tiempo y la coyuntura en que pueden y deben empeñarse los
-combates. Tú solo eres útil en el cuerpo; pero yo tambien lo soy en
-el ánimo y el ingenio: en suma, tanto te llevo de ventaja, cuanto
-excede el piloto al marinero y el capitan al soldado; porque en mí es
-el ingenio mas esforzado y valiente que el brazo, y en aquel está y
-consiste el principal vigor. Ahora bien, próceres de Grecia, declarad
-este gran premio á quien tanto se ha desvelado por vosotros, y por
-tantos cuidados y fatigas como en el largo tiempo de esta guerra he
-tenido y desempeñado en vuestro favor; añadid á mis méritos este
-título mas, que sea recompensa de ellos. Ya nos falta muy poco para
-concluir esta guerra, pues yo he removido todos los inconvenientes que
-lo impedian por disposicion de los hados, y me glorío que he tomado á
-Troya, haciendo de modo que pueda ser tomada. Por la esperanza pues de
-nuestros aliados; por los muros de Troya, que ya estan para arruinarse;
-por las deidades tutelares de ella, que yo con intrepidez les quité y
-saqué de su seno, y por lo demas que aun pienso hacer y obrar, si es
-que queda alguna cosa que deba hacerse con sabiduría y consejo; y si
-falta algo que arguya audacia, dificultad, y sea el último término del
-hado y ruina de Troya, no os olvideis de mí, ni me negueis este premio;
-y cuando no estimeis que se me deben dar estas armas, concededlas (y
-muestra el simulacro fatal de Minerva) á esta efigie, que es la mas
-acreedora de los que las pretenden.”
-
-En todos los próceres se advirtieron conmociones é indicios de que
-quedaban convencidos y persuadidos en favor de Ulises, á quien
-declararon las armas, y entonces se vió por experiencia el valor y
-poder de la elocuencia, y que el sabio y discreto prefirió al guerrero,
-y se alzó con las armas del fuerte Aquiles. Ayax, que solo y sin
-compañía salió al desafio de Hector, y que tantas veces resistió al
-hierro, al fuego y al mismo Júpiter, no pudo resistir á su propia ira.
-Vencióle el dolor; y tomando su espada, dijo: „Á lo menos esta es mia;
-esta no la pide Ulises; de esta debo usar contra mí mismo, y el acero,
-que tantas veces se manchó con la sangre de los troyanos, ahora debe
-emplearse en derramar la de su señor; porque Ayax no debe ser vencido
-por otro alguno que por sí mismo.” Al decir esto se lo clavó y escondió
-en su pecho, sin poder volver á sacarle de él hasta que le expelió la
-impetuosidad de la sangre que salia de la herida, con la que rociada
-la tierra, brotó de la raiz de un verde césped una flor de color de
-púrpura, idéntica en todo á la que antes habia nacido de la sangre de
-Jacinto,[59] en cuyas hojas estan escritas unas letras que pueden
-apropiarse tanto á la edad pueril como á la viril, con la diferencia de
-que en la de Ayax designan el nombre, y en la de Jacinto su queja.
-
-Vencedor Ulises en la contienda de las armas, se embarcó para Lemnos,
-patria de Ipsifile, hija del Rey Toas, y para aquellas tierras
-que quedaron infames desde la muerte que las mugeres dieron á sus
-maridos,[60] é hizo este viage con el fin y designio de reducir á
-Filoctetes, y traerle, como lo consiguió, á la liga contra Troya con
-las flechas de Hércules, con el auxilio de las cuales se concluyó y
-puso fin á la guerra, quedando destruida Troya, muerto su Rey Príamo, y
-su infeliz muger Hécuba perdió por último la forma humana, y convertida
-en perra, espantó las regiones extrañas con sus nuevos ladridos. Ardia
-el Ilion, alcázar de Troya, situada en el estrecho en el que termina
-el dilatado Helesponto; y antes de apaciguarse el fuego, el anciano
-Príamo habia sido sacrificado á Júpiter, en cuya ara derramó su ya fria
-sangre. Casandra su hija, sacerdotisa de Febo, asida con violencia de
-los cabellos para apartarla de su padre, se resistia levantando en
-vano sus manos al cielo. Los griegos vencedores se apoderan, como de
-una poco honrosa presa, de las mugeres troyanas, que para impedirlo se
-acogian á los encendidos templos, y se abrazaban á las estatuas de los
-Dioses patrios. Astianacte, hijo de Hector, fue despeñado de aquella
-misma torre, desde la cual habia visto y le habia mostrado su madre
-muchas veces á su padre Hector, que peleaba por los suyos, y defendia
-el reino de sus abuelos.[61]
-
-
-
-
-FÁBULA II.
-
-_LA SOMBRA DE AQUILES DETIENE Á LOS GRIEGOS._
-
-
-Ya en fin convidaba el viento á los griegos á hacerse á la vela, y
-soplando favorable hacia resonar las desplegadas velas, y los pilotos
-mandaban é instaban al embarque. Las prisioneras troyanas, besando la
-tierra, se quejaban y clamaban por ser separadas de ella con violencia:
-con gritos y gemidos dieron el último á Dios á Troya; y embarcándose
-por fuerza, abandonaron para siempre la desgraciada ciudad, que aun
-humeaba. La última que se embarcó entre todas fue Hécuba (¡espectáculo
-tan lamentable!), la cual fue hallada y sacada por Ulises de en medio
-de los sepulcros de sus hijos, asida á los túmulos, y besando los
-huesos; pero antes de ser arrebatada desahogó su cariño en las cenizas
-de su hijo Hector, las cuales tomó y guardó en su seno, y al mismo
-tiempo dejó en lugar de ellas en el sepulcro su cano cabello, como
-pobre despojo de la que solo tenia el cabello y las lágrimas que poder
-ofrecerle. Sobre la orilla opuesta á la Frigia, donde estuvo Troya, hay
-una tierra habitada de los tracios.
-
-[Ilustración: (122) La sombra de Aquiles detiene á los Griegos que se
-volvian á su patria.]
-
-Alli estaba el opulento palacio del Rey Polimnestor, á quien Príamo
-habia enviado secretamente á su hijo Polidoro para que le educase, y
-para alejarlo de los peligros á que hubiera estado expuesto durante la
-guerra. Este consejo hubiera sido muy sabio, á no haber enviado con
-su hijo riquezas capaces de provocar á un hombre avaro, é inducirlo
-á los mayores delitos. En efecto, despues que el impío Rey de Tracia
-supo que los griegos se habian apoderado de Troya, violó los derechos
-mas sagrados, degolló al jóven Polidoro; y como si el delito pudiera
-desvanecerse con el cuerpo, lo arrojó al mar.
-
-El hijo de Atreo[62] fondeó con su escuadra en la playa de Tracia
-mientras se tranquilizaba el mar y amainaban los vientos. Aqui de
-repente se apareció Aquiles, saliendo de una abertura que hizo la
-tierra, con la misma corpulencia y ferocidad, y con el mismo semblante
-amenazador que cuando vivia. Acometió con su espada á Agamenon,
-diciéndole: „¿Qué es esto, griegos, asi os retirais sin acordaros de
-mí, y la memoria de mi valor queda de este modo enterrada conmigo?
-No debeis hacerlo ni retiraros, dejando sin honor mi sepulcro, en el
-cual es preciso sacrifiqueis á Polixena[63] á mis manes.” Dicho esto
-desapareció; y obedeciendo todos á la amenazadora sombra de Aquiles,
-arrebataron del regazo de su madre á esta desgraciada doncella, que
-era entonces su único consuelo, y la infeliz con una fortaleza mas
-que mugeril fue conducida al túmulo para ser sacrificada al busto[64]
-de Aquiles: la cual muy sobre sí fue acercada al altar, y al tiempo
-de ir á descargarle el golpe, como viese á Neoptolemo[65] que estaba
-de pie con el cuchillo en la mano, y tenia clavados los ojos en su
-semblante, le dijo: „Descárgale, y derrama con él mi noble sangre; yo
-no te lo impido; esconde ese cuchillo en mi pecho ó en mi garganta:
-aqui los tienes ambos descubiertos; porque siendo yo Polixena, no
-puedo acomodarme á la esclavitud, y prefiero morir, aunque sé muy bien
-que mi sacrificio no servirá para aplacar á ninguna deidad, y por lo
-mismo debes ahorrar inútiles ceremonias. Solo desearia que mi muerte
-pudiera ocultarse á mi madre. Ella me estorba y disminuye la alegría de
-mi sacrificio, aunque no debe llorar tanto mi muerte como los riesgos
-á que queda expuesta su vida. Vosotros, griegos, ahora, pues lo pido
-con razon, apartaos á lo lejos para que mi sombra pueda bajar libre
-á la mansion de Pluton, y abstened vuestras manos de mancillar á una
-doncella que se conservó siempre casta. Mi sangre libre será mas acepta
-á aquel, quien quiera que sea, á quien procurais aplacar con mi muerte.
-Si hay alguno entre vosotros á quien conmuevan estos mis últimos deseos
-y súplicas, la hija del Rey Príamo, no una esclava, es la que os ruega
-que sin exigir precio alguno, y sin que tenga que comprar con oro, sino
-con sus lágrimas, el triste derecho de mi sepulcro,[66] entregueis
-mi cuerpo á mi madre, la cual cuando era rica y podia compraba estas
-gracias á mucho precio.” Al acabar de decir esto, el concurso echó á
-llorar, no pudiendo contener sus lágrimas como ella las contenia. El
-mismo ministro del sacrificio,[67] llorando y como forzado abrió su
-pecho descubierto, escondiendo en él el cuchillo. Herida mortalmente,
-sus fuerzas la abandonan, cae, y mostró á la misma muerte intrépido
-semblante. Aun cuando caia tuvo cuidado de cubrir con su ropa las
-partes que se debian ocultar y conservar el decoro de su casto pudor.
-
-Las troyanas recogieron el cadaver; y repasando en su memoria los
-muchos que de la casa Real habian fallecido, y la mucha sangre que se
-habia derramado de la familia de Príamo, unas veces suspiraban por la
-infeliz Polixena, y otras por tí, Hécuba, Reina madre, en quien ya no
-veian mas que una sombra de la antigua felicidad del Asia, reducida ya
-á un triste despojo, que como mala suerte nadie queria le tocase en el
-repartimiento, y que el vencedor Ulises la hubiera despreciado, á no
-ser porque era madre del guerrero Hector, sin cuya circunstancia con
-dificultad se hubiera hallado quien la hubiese querido por esclava.
-Esta Reina desgraciada, abrazada al yerto cadaver de su esforzada hija,
-derramó sobre él y sobre su herida las lágrimas que tantas veces habia
-derramado por su patria, por sus hijos y por su marido. Besábale, y se
-heria el pecho, tiñendo en la fria sangre sus canas; y despues de
-haberle maltratado, prorumpió en muchas y lastimosas expresiones; pero
-particularmente en las siguientes:
-
-[Ilustración: (123) Las damas Troyanas llevan en hombros á Polixena que
-acaba de espirar.]
-
-„Hija querida (pues ya no me queda otra), último dolor de tu triste
-madre, ya has espirado, y veo que mi pecho se halla penetrado de tus
-propias heridas; has muerto á la violencia de ellas para que no se
-verifique que yo pierda á ninguno de los mios de muerte natural. Yo
-estaba persuadida que por ser hembra estarias segura del cuchillo;
-pero has muerto á la violencia de él. La calamidad de Troya y el furor
-de Aquiles, destruidor de nuestra familia, te ha alcanzado á tí y á
-todos tus hermanos. Cuando murió á manos de Páris y con las flechas
-de Apolo dije entre mí con confianza: „Ahora ya no tenemos que temer
-á Aquiles;” pero veo que me engañé, y que debia de haberle temido aun
-despues de muerto: sus cenizas aun en el sepulcro se enfurecen contra
-nosotros; y en el túmulo mismo sentimos y experimentamos la crueldad
-de este enemigo. Veo que he sido fecunda, y he criado hijos para
-que hayan sido víctimas del furor de Aquiles. La gran Troya ha sido
-destruida hasta los cimientos,[68] y con este triste fin se ha acabado
-la pública calamidad; pero no para mí, para quien aun está y permanece
-Troya en pie, y mi dolor aun no ha terminado su carrera. Yo que poco
-há estaba en la cumbre de mi felicidad con mi marido el Rey Príamo,
-cercada de hijos, yernos y nueras, ahora me hallo desterrada, pobre,
-arrancada y separada de los sepulcros de los mios, y destinada para
-esclava de Penélope, muger de Ulises, la que me enseñará á las matronas
-de Itaca, ocupada en el vil ministerio de hilar, y les dirá: „Esta es
-aquella esclarecida madre de Hector; esta es la que fue Reina y muger
-de Príamo.” Despues, hija mia, de haber perdido á tantos, tú, que eras
-sola la que quedabas para consolar los amargos llantos de tu madre, has
-expiado con tu sangre el sepulcro del enemigo. Para él te parí, y para
-que fueses sacrificada en sus exequias. ¿Para qué quedo yo con vida?
-¿Es posible que soy tan dura é insensible que no la pierdo? ¿Qué es lo
-que para en adelante aguardo? ¿Y para qué me reserva mi cansada vejez?
-¿Para qué otra cosa, crueles Dioses, dilatais mi triste vida sino para
-que vea nuevas desgracias? ¿Quién creeria que Príamo se pudiese llamar
-feliz despues de la destruccion de Troya? Ciertamente lo es en haber
-muerto, y no ser testigo, hija mia, de tu violenta muerte, y haber
-perdido á un tiempo la vida y el reino. Serviríame de consuelo, hija
-mia, hija de Reyes, el ver que se te hacian las debidas exequias, y que
-tu cadaver fuese colocado en el panteon de tus abuelos. Pero esta dicha
-ya se acabó para nuestra casa; y tu madre no tiene otros dones con que
-honrar tu sepulcro que sus lágrimas, y el dolor de dejarte sepultada en
-la extrangera arena. Todo lo he perdido ya; solo me queda Polidoro, el
-mas querido y el mas pequeño de mis hijos varones, que vive en estas
-regiones encomendado á Polimnestor, Rey de ellas, al cual podrá ser de
-utilidad y provecho el que se prolongue algo mi triste vida. Debo pues
-apresurarme, y emplear estos instantes de ella en lavar[69] la cruel
-herida de Polixena y su rostro salpicado con la sangre.”
-
-Dijo esto; y dirigiéndose á la playa con pasos tardos, y arrancándose
-sus pocas canas, iba diciendo la infeliz: „Troyanas, dadme un cántaro
-para sacar y traer un poco de agua.” Estando en esto vió arrojado en
-la playa el cadaver de su hijo Polidoro, cubierto de grandes heridas, y
-muerto violentamente á flechazos por traicion de Polimnestor. Al verle
-empezaron á gritar las troyanas; pero Hécuba enmudeció por la fuerza
-de su dolor, el cual le comprimió la voz y las lágrimas, reprimiendo
-hácia adentro las que sus ojos empezaban á brotar; y semejante á un
-duro peñasco se queda yerta, y unas veces dirige la vista á la parte
-contraria, otras levanta al cielo sus airados ojos, y otras los dirige
-á mirar el rostro y heridas de su hijo; pero mas principalmente á
-estas. Ensáñase y monta en cólera, en la cual enardecida, determinó
-vengarse como si aun fuera Reina, y se quedó absorta, discurriendo la
-especie de venganza que habia de tomar contra Polimnestor. Asi como se
-enfurece la leona á quien han quitado sus cachorrillos, y encontrando
-las huellas del robador, las sigue, y persigue al enemigo antes de
-verle; del mismo modo Hécuba, despues que mezcló la ira con el llanto,
-olvidada de su edad, pero no de su valor, se dirige al palacio del Rey
-Polimnestor, autor de la cruel muerte de Polidoro; pide audiencia, y
-conseguida le dice venia á mostrarle y entregarle una cantidad de oro
-que habia quedado escondida para que se la diera á su hijo. Creyólo
-Polimnestor, y poseido de su anhelo y acostumbrada avaricia, se retiró
-con ella á un lugar secreto, en donde mostrándose halagüeño, la dijo:
-„No te detengas, Hécuba; dame ese oro para tu hijo, pues te juro por
-los Dioses de entregarle fielmente lo que ahora me des y lo que antes
-he recibido.” Ella le miraba con aspecto terrible al tiempo que estaba
-hablando y jurando tales falsedades; y no cabiendo ya en sí de ira,
-arremete á Polimnestor, le ase fuertemente, llamando en su auxilio á
-las matronas cautivas, le mete los dedos en los ojos, se los saca,
-y extrae hasta las mejillas, haciéndola valerosa su propia ira; y
-metiendo despues la mano en los huecos llenos de sangre, le arranca,
-no los ojos porque ya no los tenia, sino el sitio donde aquellos
-estuvieron. La gente de Tracia, irritada y ofendida por el estrago
-hecho en la persona de su Rey, acometió á Hécuba, tirándola flechas y
-piedras; pero esta con un ronco murmullo iba corriendo á morder las
-piedras que la tiraban, y cuando se disponia y preparaba á hablar, en
-lugar de voces prorumpió en ladridos, convertida ya en perra. Todavía
-permanece el lugar donde acaeció esta aventura, y tiene el nombre
-del suceso. La desgraciada Hécuba aun despues de su transformacion
-conservaba la memoria de sus antiguas calamidades, y afligida aullaba
-y ladraba por los campos de Tracia, y su desgracia conmovió y lastimó á
-los troyanos, á los griegos, y hasta á los mismos Dioses; de tal modo
-que la misma Juno, muger y hermana de Júpiter, confesaba y decia que
-Hécuba no merecia ser castigada con tanto rigor.
-
-Aunque la Aurora habia favorecido siempre á los troyanos, no pudo
-emplearse en sentir sus calamidades y las de Hécuba. Angustiábale
-un cuidado mas cercano, y tenia que llorar la pérdida de su hijo
-Memnon,[70] al cual vió perecer en los campos de Troya al ímpetu de
-la lanza de Aquiles. Al verlo se le paró descolorido aquel rubicundo
-color con que se deja ver por el horizonte al amanecer, y la hizo
-esconderse entre las nubes. No pudo sufrir el triste espectáculo de
-que el cadaver de su hijo fuese puesto en la pira, y suelto como tenia
-el cabello se dirigió al gran Júpiter, y arrojándose á sus pies, le
-dijo acompañando con las lágrimas estas palabras: „Aunque soy una
-deidad de inferior órden á todas las que habitan el resplandeciente
-cielo (pues mis templos son pocos y raros en todo el orbe), llego á tus
-pies, no para que me concedas templos, dias festivos y de sacrificios,
-y aras en que se quemen inciensos en mi honor, aunque no dejarias de
-concederme estos dones, si tienes consideracion á que me hacen digna
-de ellos los oficios que por tu órden desempeño, cuando sirvo de que
-con mis crepúsculos no se confunda la noche con el dia ni la luz con
-las tinieblas; pero no es este el cuidado que me trae, ni estoy en
-estado de solicitar unas honras que creo tengo bien merecidas. Vengo
-con la afliccion de haber perdido á mi hijo Memnon, que habiendo
-venido con sus fuertes armas al socorro de Príamo su tio, fue muerto
-en sus primeros años (pues asi lo quisieron los hados) por el valeroso
-Aquiles. Yo te ruego pues, Soberano de los Dioses, le concedas algun
-privilegio que le distinga de los demas mortales para que se consuele
-una madre afligida.”
-
-Júpiter convino en ello, y al momento la alta pira en que estaba el
-cadaver de Memnon, consumida por el fuego, se desplomó, y los remolinos
-del humo oscurecieron el aire, al modo que cuando los rios exhalan
-las nieblas que nacen de ellos, y que los rayos del sol no pueden
-penetrar. La negra pavesa se levanta en el aire, y unida se condensa,
-formando un cuerpo que toma figura, color y movimiento del mismo fuego,
-y que su ninguna pesadez le servia de alas, y le hacia remontarse. Esta
-masa solo era al principio una especie informe de ave; poco despues,
-siendo ave verdadera, hizo ruido con las alas. Al mismo tiempo sonaron
-otras infinitas que salieron de las propias cenizas. Estas aves dan
-tres vueltas volando al rededor de la hoguera, y tres veces el clamor
-concorde sube á los aires, y se baten unas contra otras con tanto furor
-y obstinacion, que caen cerca de la hoguera, como unas víctimas que se
-sacrificaban á las cenizas de que habian sido formadas, demostrando en
-esto que debian su ser á un varon esforzado. El autor le dió el nombre
-á las aves: llamáronse de él Memnónides. Estas aves al cumplirse el año
-vuelven al mismo sitio, y en él renuevan el combate, honrando de este
-modo el sepulcro de este héroe. Cuando todos se afligian de oir ladrar
-á la desgraciada Hécuba, la Aurora solo atendia á su propio dolor y
-llanto, y desde entonces derrama lágrimas, que se convierten en rocío.
-
-[Ilustración: (124) Del incendio de Troya se salva Eneas con su padre
-Anquises y su hijo Ascanio.]
-
-
-
-
-FÁBULA III.
-
-_ENEAS Y ANQUISES._
-
-
-No obstante, el destino no permitió que con la ruina de los muros
-pereciese enteramente la esperanza de la reparacion de Troya. El
-piadoso Eneas sacó sobre sus hombros á los Dioses penates y tutelares,
-y en su padre llevó otra nueva deidad, que era para él una carga
-venerable. Con la precipitacion solo pudo escoger, entre tantas
-riquezas como dejaba, á su anciano padre y á su hijo Ascanio. Habiendo
-salido prófugo del puerto de Antandros, pequeña ciudad de Frigia, con
-su flota, y aprovechándose de un viento favorable, deja á un lado las
-playas abominables de Tracia, y la tierra que aun estaba manchada con
-la sangre de Polidoro, y entra con próspero viento, rodeado de sus
-compañeros, en Delos, ciudad consagrada á Apolo. Anio, sacerdote de
-este Dios, y Rey de la isla, le recibió favorablemente en el templo y
-en su palacio; le enseña la ciudad, los dedicados templos, y los dos
-árboles que en otro tiempo sirvieron de apoyo á Latona, y se asió de
-ellos cuando parió á Apolo y á Diana. Despues de haber hecho un solemne
-sacrificio, en el que quemaron incienso, derramaron vino sobre él,
-y consumieron al fuego, segun solemne rito, las entrañas y fibras de
-los animales sacrificados, se entraron en el Real palacio, y sentados
-á la mesa, ricamente preparada, les sirvieron en ella los abundantes
-dones de Céres y de Baco. En la conversacion de mesa el anciano y
-piadoso Anquises dijo á Anio: „Sacerdote ilustre de Febo, ó yo estoy
-engañado, y no me acuerdo muy bien, ó tenias un hijo y cuatro hijas
-cuando vine la primera vez á esta ciudad.” Á lo que Anio afligido,
-sacudiéndose la cabeza que tenia vendada con el blanco velo sacerdotal,
-respondió: „No te engañas, ó heroico y venerable anciano; verdad es
-que viste padre de cinco hijos á quien ahora (tanta es la inconstancia
-de las cosas humanas) ves casi sin ninguno; porque ¿de qué me sirve
-uno solo que tengo ausente, llamado Andros, en la isla denominada
-de su nombre, en la cual está reinando por mí? Apolo le concedió el
-don de comprender lo futuro, y Baco distinguió á mis hijas con otros
-dones nunca oidos, porque todas las cosas que tocaban se convertian en
-trigo, vino y aceite, y esto les servia para enriquecerse. Luego que
-Agamenon, destruidor de los muros de Troya, supo que mis hijas poseian
-este don (para que entiendas, querido Anquises, que á mí tambien me
-tocó alguna parte en vuestras desgracias), usando de la fuerza de las
-armas, me las tomó y arrebató con violencia de mi propio seno, para que
-con el uso de su don abasteciesen á todo el egército de los griegos.
-Habiendo hallado medio para escaparse cada una por donde pudo, las dos
-aportaron á la isla de Eubea, y las otras dos á la de Andros, donde
-reinaba su hermano. Inmediatamente una tropa de hombres armados entró
-en sus estados, y le amenazaron con su destruccion si no entregaba á
-sus hermanas. El amor que Andros les tenia cedió por último al temor
-que le causaba el egército enemigo, y las entregó á los griegos: un
-temor tan bien fundado puede servirle de disculpa: no tenia á su lado
-para defender sus nuevos estados ni á Eneas ni á Hector, á estos dos
-fuertes guerreros que durante diez años han resistido á todo el poder
-de la Grecia. Ya se preparaban cadenas para aherrojar á mis hijas como
-á unas esclavas, cuando levantando los brazos aun libres al cielo,
-exclamaron: „¡Ó padre Baco, socórrenos, y no nos abandones en el apuro
-en que nos vemos por causa del don que de tí recibimos!” Su súplica
-fue oida; y el Dios que les otorgó el don, que acababan de invocar,
-las socorrió, si se puede llamar socorro el perderlas para siempre de
-un modo maravilloso. Nunca he podido saber de qué modo perdieron la
-figura, ni aun ahora lo puedo decir. Todo lo que yo sé es que tomaron
-plumas, y que fueron transformadas en palomas, aves consagradas á Venus
-tu esposa.”
-
-Anio y sus huéspedes, despues que con estos y otros tales razonamientos
-acabaron la cena, dejaron la mesa, y se fueron á dormir. Levantáronse
-al amanecer del dia siguiente, y fueron á consultar el oráculo de
-Apolo, el cual respondió que buscasen á la antigua madre[71] y los
-reinos que con Troya tenian enlace. El Rey Anio los despidió, dándoles
-algunos dones y regalos; á Anquises un cetro; á Ascanio su nieto una
-clámide y una aljaba, y á Eneas un gran vaso, que el tebano Terses le
-habia enviado de regalo desde las regiones de Beocia en agradecimiento
-de haber sido hospedado por él en su palacio. Este vaso habia sido
-fabricado por Alcon, natural de Milas, el que habia cincelado en él
-una larga serie de cosas, que eran las siguientes: una ciudad con
-siete puertas, las cuales servian de nombre, que demostraba ser la
-de Tebas. En las avenidas de la ciudad estaban delineadas exequias,
-túmulos, hogueras encendidas, mugeres con la cabellera suelta y el
-pecho descubierto, señal de su duelo y afliccion; Ninfas deshechas
-en lágrimas; fuentes secas; árboles lánguidos y desnudos de hojas,
-y ganados que pacian sobre estériles rocas. En medio de Tebas se
-veian esculpidas las generosas hijas de Orion; una entregando su
-pecho varonil y su cuello al cuchillo; otras atravesados sus cuerpos
-con espadas, y todas en accion de ser sacrificadas por la salud de
-su patria, conducidas por la ciudad con pompa y aparato fúnebre, y
-quemadas en la hoguera, que para ello se veia en el sitio y parage
-mas público: tambien se veia esculpido en el mismo vaso cómo de las
-cenizas de estas valerosas mugeres, para que no pereciese el linage
-de ellas, se formaron y salieron dos gallardos jóvenes, á quienes la
-fama da el nombre de Coronas, y estos mismos hacian los honores de la
-pompa fúnebre. En suma, sobre las muchas cosas que estaban grabadas
-en el referido vaso, cerraban su labor unos ramos dorados de verde
-acanto, que le hacian muy vistoso, y de una extremidad desigual y
-resplandeciente. Los troyanos por su parte no dieron menores dones á
-Anio, á quien regalaron una naveta para el incienso, una copa y una
-brillante corona de oro esmaltada de piedras preciosas. Habiéndose
-partido de alli los troyanos, acordándose de que traian su orígen de
-Teucro,[72] dirigieron su rumbo y aportaron á Creta; pero no pudiendo
-sufrir mucho tiempo el aire pestilente del pais, dejándose á un lado
-muchas ciudades, dirigieron su derrota hácia los puertos de Italia.
-Levantóseles una terrible tempestad,[73] que los agitó é hizo arribar
-á un puerto de las islas Estrófades, donde les incomodó y amedrentó la
-Harpía Hello, que habitaba alli con las otras sus hermanas, y tuvieron
-que hacerse á la vela prontamente. Despues de haber pasado á Duliquio,
-Itaca y Samos, islas del mar Jonio, que componian el reino del pérfido
-Ulises, llegaron á la altura de Ambracia, célebre por la disputa que
-en ella tuvieron los Dioses, conocida hoy por estar dedicada á Apolo
-Actiaco. Vieron tambien una piedra llamada Indice, en la que habia sido
-convertido el árbitro de la tal contienda. Asimismo dejaron atras á la
-ciudad y selva Dodona, cuyas encinas estaban dotadas de habla, y daban
-oráculos y respuestas, y pasaron tambien el seno Caonio, donde los
-hijos del Rey Moloso, huyendo de un incendio, fueron transformados en
-aves.
-
-
-
-
-FÁBULA IV.
-
-_POLIFEMO._
-
-
-Siguiendo su navegacion, pasaron por la isla de los Feacienses,[74]
-cuyos campos eran abundantes en toda especie de delicadas frutas.
-Despues aportaron á Epiro y á Butroto, donde reinaba el adivino Heleno,
-hijo de Príamo, y habia edificado esta ciudad á semejanza de Troya.
-Desde aqui, advertidos por Heleno de las cosas que les habian de
-suceder, todas las cuales les pronosticó fiel y exactamente, navegaron
-á Sicilia, cuya isla se avanza en el mar por tres promontorios: el uno
-llamado Pachino á la parte del mediodia; el otro Lilibeo al occidente,
-y el último Peloro al norte. Por este entraron los troyanos, y con el
-auxilio de los remos y favorable marea dieron fondo ya de noche en las
-aguas de Zanclea.[75]
-
-[Ilustración: (125) Despues de haber cantado Polifemo las alabanzas de
-Galatea la ve que se entretenia con Acis.]
-
-Á la derecha de esta costa está el escollo de Escila, y á la izquierda
-el de Caribdis, que son dos remolinos que hacen peligrosa la
-navegacion, porque el de Caribdis arrebata y se traga las naves, y
-á largo trecho las vuelve á vomitar. El de Escila es de figura de una
-doncella, cuyo vientre está ceñido de perros fieros, y (si es que no
-han mentido los poetas) en algun tiempo fue verdadera doncella la tal
-Escila,[76] y tuvo muchos pretendientes; pero despreciándolos á todos
-se iba á las Ninfas del mar, de las cuales era en extremo querida,
-y les contaba las burlas y desprecios que hacia á sus enamorados
-pretendientes. Galatea, una de dichas Ninfas, en ocasion de estar
-entregada á ella para que la peinase y adornase sus cabellos, la dijo
-interpolando suspiros: „Tú á lo menos, hermosa doncella, eres apetecida
-de gallardos y civilizados amantes, y puedes sin riesgo alguno, segun
-que asi lo haces, corresponderles con desprecios y desvíos; pero yo
-soy mas desgraciada, pues siendo Ninfa, hija de Nereo y de la cerúlea
-Doris, y hermana de tantas Nereidas que me acompañan y defienden, no
-pude evadirme del importuno amor del monstruoso Ciclope Polifemo[77]
-sino por medio de las olas.” Al decir esto las lágrimas la impidieron
-el continuar su narracion. Limpióselas Escila con sus blancos dedos,
-y procuró consolarla diciendo: „Cuéntame, querida, tus cuidados; yo te
-soy y te seré fiel; no me ocultes la causa de tu dolor.”
-
-Galatea alentada con esto dijo á Escila lo siguiente: „El jóven Acis,
-hijo de Fauno y de la Ninfa Simetis,[78] era las delicias de su padre
-y de su madre; pero mucho mas bien era el embeleso mio, porque aunque
-hermoso y apetecido de otras muchas, habia puesto solo en mí su cariño:
-era de diez y seis años, y empezaba á apuntar la barba en sus tiernas
-mejillas. Yo sin moderacion alguna correspondia al amor de este jóven,
-y el Ciclope me importunaba á mí sin término con sus amores; y si me
-preguntas cuál fue en mí mayor si el odio del Ciclope ó el amor de
-Acis, te responderé que eran iguales, porque aborrecia tanto al uno
-como amaba al otro. ¡Ó Venus, cuán grande es el poder de tu imperio!
-Este fiero Ciclope, horror de las mismas cuevas y selvas, y de ningun
-peregrino visto sin castigo, y menospreciador del alto Olimpo con sus
-Dioses, siente en sí el amor y sus efectos; y cautivo de mi cariño, se
-abrasa por mí, y olvida sus ganados, y las cuevas donde acostumbraba
-habitar antes. Entonces empezó á tener algun cuidado de su compostura
-y de agradarme. Ya se peina con un rastrillo los ásperos cabellos: ya
-se corta la barba larga con una hoz, y se mira con complacencia en
-la cristalina fuente, haciendo de ella espejo para componer su fiero
-semblante. El amor le hizo ablandar su crueldad, su fiereza y la
-inmensa sed de derramar sangre, y en esta suspension iban y volvian
-las naves con seguridad por lo largo de la costa. En este intermedio
-Telemo,[79] hijo de Eurimo, célebre adivino y diestro en los agüeros,
-y que nunca se engañaba en ellos, vino á las cuevas del monte Etna de
-Sicilia, y encontrando en ellas al terrible Polifemo, le dijo: „Ulises
-será el que te saque el único ojo que tienes en medio de la frente.”
-Rióse de ello Polifemo, y le respondió: „Necio adivino, tú te engañas
-en tu pronóstico, porque ya otra me lo ha robado.” Asi desprecia el
-enamorado Ciclope al que en vano le avisaba su verdadero peligro; y, ó
-andando á paso precipitado huella aquellas playas, ó cansado se vuelve
-á su oscura cueva. Hay un collado que con su larga punta se avanza
-dentro del mar, y por ambos lados está cercado de olas. Subióse á él
-Polifemo, y se sentó en medio, siguiéndole su rebaño, que habia dejado
-atras y sin cuidar de guiarle, y poniendo junto á sus pies el pino que
-tenia por báculo, y que pudiera servir de mástil de un navío, tomó su
-flauta compuesta de cien cañas, y se puso á tocar. El sonido de su
-pastoril instrumento atronó todo aquel monte y las vecinas playas, y
-las hizo estremecer. Yo estaba escondida en el cóncavo de una piedra, y
-sentada en el regazo de mi querido Acis, desde donde oí y conservo en
-mi memoria que cantó al son de su flauta lo siguiente:
-
-„Ó querida Galatea,[80] mas blanca que la nevada flor de la alheña,
-mas florida que los prados, mas elevada que el alto álamo, mas
-resplandeciente que el cristal, mas juguetona que el tierno cabritillo,
-mas lisa que las conchas batidas con las continuas olas del mar,
-mas agradable que el sol en el invierno y la sombra en el estío,
-mas hermosa que la manzana pendiente del árbol, mas vistosa que el
-lozano plátano, mas transparente que el hielo, mas sabrosa que la uva
-madura, mas suave que las plumas del cisne y que la leche cuajada, y
-si no huyes de mí y correspondes á mi amor, mas bella y lozana que el
-regado jardin. Pero si le desprecias, eres mas feroz que un toro por
-domar, mas dura que la vieja encina, mas falaz é inconstante que las
-ondas, mas flexible que las varas del sauce y que los sarmientos de
-las vides, mas insensible que las rocas, mas violenta que la corriente
-de un rio, mas vana que el pavo real, mas activa que el fuego, mas
-áspera que los abrojos, mas terrible que una osa recien parida, mas
-sorda que las olas agitadas, mas cruel que la víbora pisada, y (lo que
-especialmente quisiera quitarle si pudiera) mas ligera, no solo que el
-ciervo amedrentado de los claros ladridos, sino tambien mas que los
-veloces vientos. ¡Ah! Galatea, si bien me conocieses, te arrepentirias
-sin duda de haber huido de mí, desaprobarias tus desvíos y retiro, y
-te empeñarias en atraerme y retenerme contigo; pues yo soy dueño de
-estas cuevas formadas de un vivo peñasco, que es una gran parte de
-este monte, en las cuales no se siente el calor en medio del estío ni
-el frio en los inviernos mas rigurosos. Los árboles que yo poseo estan
-cargados de hermosísimas frutas. Tengo uvas que resplandecen como el
-oro pendientes en parras enramadas; téngolas tambien de color de
-púrpura: unas y otras las reservo para tí: tú misma por tu mano podrás
-coger las delicadas moras, nacidas debajo de la sombra silvestre; las
-cerezas del otoño, y las ciruelas no solo negras, sino tambien finas y
-delicadas, y del color de la reciente cera. Si me admites por esposo,
-tendrás abundancia de castañas y madroños, y todos los árboles tendrán
-su fruta á tu disposicion. Todo este rebaño es mio, sin otras muchas
-ovejas, que unas andan errantes por esos valles, otras estan ocultas
-en las selvas, y otras encerradas en las cuevas. Si me preguntases
-cuántas son, no podria decírtelo, porque el saber el número de sus
-ganados es cosa de pobres. De la lozanía y hermosura de ellas no hay
-necesidad de que me creas, cuando tú por tí misma puedes verlas, y
-que traen unas ubres tan cargadas, que apenas las dejan andar. Tengo
-los abrigados apriscos llenos de corderos; tengo tambien cabritos de
-igual edad en otros corrales. Siempre tengo abundancia de leche; parte
-de ella para beber, y parte para cuajarla y conservarla hecha quesos.
-No pienses que tendrás solo para tus delicias los referidos y otros
-regalos fáciles y vulgares, como son gamos, liebres, cabras, pichones,
-el nido alcanzado del árbol, sino tambien dos cachorrillos de una osa,
-hallados por mí en la cima de estos montes, y tan semejantes entre
-sí, que apenas podrás distinguirlos, y servirán para que juegues y
-te entretengas con ellos: cuando los hallé dije para mí: „Estos los
-guardo para mi querida y para su diversion.” Ea pues, Galatea, hermosa
-Nereida, saca y descubre tu cabeza de entre las aguas del mar, ven, y
-no desprecies mis regalos. No pienses que soy tan desagraciado que no
-pueda ser objeto de tu amor; poco hace que me estuve mirando en una
-clara fuente, y no me pareció mal mi semblante y figura. Mira cuan alto
-soy; no es Júpiter mayor en el cielo que yo con mi agigantado cuerpo,
-pues vosotras soleis decir que reina alli no sé qué cierto Júpiter. Una
-bien poblada cabellera sirve de adorno á mi rostro, y como si fuera un
-bosque me tapa y cubre los hombros. No dejo de ser agraciado, ni debes
-tenerme por horrible porque mi cuerpo esté cubierto de áspero pelo:
-el árbol no está vistoso sin el adorno de las hojas: el caballo está
-feo sin crines: las plumas son el adorno de las aves: la lana lo es de
-las ovejas: la barba y el pelo parecen bien en el hombre. Es verdad
-que solo tengo un ojo en medio de la frente; pero es del tamaño de un
-escudo. ¿Y qué tenemos con eso? El sol siendo uno solo ¿no está viendo
-todas las cosas del mundo desde el dilatado cielo? Reflexiona ademas
-de esto que tengo por padre á Neptuno, señor de los mares, en que tú y
-las demas Nereidas teneis vuestra morada: este será tu suegro. Apiádate
-y oye mi súplica, pues por tí sola estoy rendido. Yo que desprecio
-al cielo, á Júpiter y á sus rayos, te venero á tí, hermosa Nereida,
-y tu ira es mas cruel y temible para mí que el mismo rayo. Me seria
-tolerable el verme despreciado, si á todos despreciases igualmente;
-pero ¿cómo he de sufrir el que con repulsa mia ames á Acis, y prefieras
-sus brazos á los mios? Está bien que él se tenga por gallardo; pero en
-el caso que tal te parezca á tí, cruel Galatea, lo que no me seria de
-gusto, si llego á encontrarme con él, experimentará que mis fuerzas
-corresponden á la mole de mi cuerpo. Le arrancaré vivas las entrañas,
-y esparciré sus destrozados miembros por los campos y por los mares
-en que tú habitas, para que alli puedas unirte con él despedazado.
-Ciertamente que yo me abraso de amor por tí, y el fuego que me consume
-se aumenta con tus desprecios. Me parece que el monte Etna con sus
-fuerzas se ha trasladado á mi pecho, y tú, Galatea, te muestras
-insensible.”
-
-„Despues que Polifemo expresó asi sus quejas, se levantó (porque desde
-el sitio en que yo estaba veia todo lo que hacia), y mas furioso que
-un toro á quien quitan la vaca, sin poder detenerse, echó á correr
-por las selvas y bosques. Como nos viese á Acis y á mí cuando menos
-lo pensábamos, exclamó: „¿Que aqui estais? Bien os veo, y esta será
-la última vez que volvais á estar juntos.” El grito que dió para
-decir esto el airado Ciclope fue tan grande como su ira, y con él
-se estremeció todo el monte Etna. Yo llena de miedo me escondí en
-el mar inmediato, arrojándome á sus aguas. Acis recurrió á la fuga,
-diciendo: „Suplícote, Galatea, me des favor: y vosotros, padres mios,
-dadme auxilio; y ya que voy á perecer, admitidme en las aguas en que
-reinais.” Seguíale el Ciclope, el que le tiró una gran piedra, que
-arrancó de la montaña, y que era una parte de ella; y aunque solo le
-alcanzó con una punta, le cogió todo el cuerpo. Mas no obstante yo hice
-en esta ocasion lo que permitió el destino se hiciese, que fue el que
-Acis recobrase la naturaleza de su abuelo, y se convirtiese en rio.
-De su cuerpo, que estaba debajo del peñasco, empezó á manar un humor
-encarnado, que á poco perdió el color, y tomó el del agua turbia de un
-rio, la que se fue aclarando poco á poco. Ademas de esto el peñasco
-que habia sido arrojado por el Ciclope empezó á henderse, y por las
-aberturas que hizo nacieron y brotaron muchas cañas, que crecieron en
-poco tiempo, y las aguas que brotaban de la concavidad del peñasco
-hacian un delicioso sonido. No paró en esto la maravilla, pues de
-repente se manifestó sobre el agua un gallardo jóven del medio cuerpo
-arriba, cuya cabeza adornaba una corona de cañas entretejidas, el cual
-solo se diferenciaba de Acis en que era mayor, y tenia el rostro mas
-trigueño; pero aun asi era el mismo Acis convertido en un rio, que se
-llamó y llama de su nombre.”
-
-[Ilustración: (126) Enamorado Glauco de Escila, la refiere su
-transformacion en Dios marino.]
-
-
-
-
-FÁBULA V.
-
-_GLAUCO Y ESCILA._
-
-
-Luego que Galatea concluyó su referencia, las Nereidas que la
-acompañaban se volvieron al mar, y Escila que iba con ellas, y no se
-atrevia á exponerse á la merced de las olas, retrocedió y las dejó, y
-unas veces se paseaba desnuda por la arena, y otras cuando se hallaba
-fatigada se retiraba á bañarse á un remanso del mar. Estando empleada
-en esto, he aqui que Glauco, natural de Antedon, nuevo habitador de
-las aguas, transformado poco há en Dios marino, la vió y se enamoró de
-ella. Escila huye á pesar de cuanto la dijo para detenerla; y dándola
-alas el miedo, subió á la altura de una roca escarpada que domina al
-mar, donde creyéndose segura, se puso á mirar con atencion al objeto
-cuya vista le habia espantado, ignorando si era un monstruo ó un Dios
-del mar. Admírala el color, los cabellos que le cubrian los hombros, y
-que de la cintura para abajo remataba en pez. Glauco, que comprendió
-la causa de su sorpresa, apoyándose en un escollo que estaba cerca de
-ella, la dijo: „Bella Ninfa, no soy yo monstruo, no soy bestia feroz;
-soy un Dios de las aguas: ni Proteo, ni Triton[81] ni Palemon[82]
-tienen mayor potestad que yo en los mares. No hace mucho tiempo que
-era mortal; pero inclinado á los mares, me gustaba andar y nadar en
-ellos. Unas veces me entretenia en pescar con redes, y otras con caña.
-Aquellas playas que yo frecuentaba confinaban con una verde pradera,
-cuyos bordes formaban reunidamente las yerbas y las aguas. Las cabras,
-las ovejas ni los demas ganados jamas pacieron en ella, ni aun las
-oficiosas abejas van á coger el rocío de las flores de que está
-esmaltada, ni para hacer coronas ó guirnaldas han cortado ninguna, y
-la hoz siempre las ha perdonado. Yo fuí el primero que me senté sobre
-esta agradable pradera, y en tanto que secaba mis redes, contaba los
-peces que acababa de coger, y los echaba en la yerba, fuí sorprendido
-de un prodigio que te parecerá ficcion (pero ¿qué interes tengo yo en
-fingir?). Apenas estos peces habian tocado la yerba cuando empezaron
-á moverse, y á saltar con la misma viveza como si estuviesen en el
-agua. Mientras me detengo y juntamente me admiro de un portento tan
-extraño, se huyeron todos al mar, dejando á su dueño y á la pradera. Me
-pasmé, y dudoso mucho rato, inquiero cual sea la causa, si algun Dios
-haya hecho este milagro, ó si fue la virtud de la yerba. „¿Es posible,
-dije, que esta yerba tenga una calidad tan extraña?” Inmediatamente
-cogí algunas, las llevé á la boca, y masqué. No bien habia llegado el
-jugo á la garganta cuando al punto sentí que por dentro me temblaban
-las entrañas, y que el pecho se arrebataba con el deseo de mudar de
-naturaleza, que no me fue posible resistir mucho tiempo. „Á Dios,
-exclamé, á Dios tierra, adonde nunca mas he de volver,” y al decir
-estas palabras me zambullí en el mar. Los Dioses que lo habitan,
-movidos á compasion, me recibieron entre ellos, y ruegan al Océano y
-á Tetis que me quiten todo lo que tenia de mortal. Estas dos deidades
-me purifican, quienes me mandan que repita nueve veces unos versos
-misteriosos que me dijeron, y que meta el pecho en cien rios. Apenas
-habia recibido esta órden cuando los rios que corrian de diversas
-partes al mar y las aguas de este se juntaron y corrieron sobre mi
-cabeza. Lo que te acabo de contar hasta aqui es cierto, y me acuerdo
-perfectamente de ello; lo que me sucedió despues no puedo decírtelo;
-turbado, como fuera de mí mismo, no tuve ningun conocimiento de lo
-demas. Lo que yo sé es que al reflujo de las aguas me hallé otro
-diverso del que antes era, tanto en el cuerpo como en el entendimiento.
-Entonces ví por primera vez esta barba verde, esta melena que arrastro
-por los anchurosos mares, estos grandes hombros, estos brazos, que
-son del mismo color que mis cabellos y barba, en fin esta larga cola,
-que tomó el lugar de mis muslos y piernas. Pero ¿de qué me sirve esta
-figura? ¿De qué el ser Dios, si tú no te mueves á mi amor por todo
-esto?” Escila se retira, y deja á Glauco que decia estas cosas, y se
-preparaba para decir otras muchas mas. Él se enfurece, é irritado con
-sus desprecios, se encamina al prodigioso palacio de Circe, hija del
-Sol.
-
-
-
-
-[Ilustración]
-
-LIBRO DECIMOCUARTO.
-
-_ARGUMENTO._
-
-
-Eneas envió á Vénulo para pedir auxilio á Diomedes, cuyos compañeros
-se convirtieron en aves: Vénulo no alcanzó el socorro, y vino mal
-despachado, y á su vuelta pasó por el sitio en que en otro tiempo un
-pastor habia sido convertido en acebuche. Las naves de Eneas en un
-combate fueron transformadas en Ninfas, como tambien lo fue Ardea en
-ave despues de la muerte de Turno, y el mismo Eneas fue hecho Dios
-Indígete. Sucediéronle otros Reyes; y en el tiempo de Proca, uno de
-ellos, floreció Pomona, á la cual amaba el Dios Vertumno, que tomando
-la figura de una vieja, y contándola el suceso de Anaxarete, que
-habia sido transformada en peñasco, la persuadió y conquistó, tomando
-despues su propia figura de jóven. Andando el tiempo, en el reinado de
-Numitor las aguas frias se volvieron cálidas, y su sucesor Rómulo fue
-reverenciado con el nombre de Quirino, y su muger Hersilia con el de
-Diosa Ora.
-
-[Ilustración: (127) Circe envenena la cueva en que Escila solia
-dormir.]
-
-
-
-
-FÁBULA PRIMERA.
-
-_CIRCE._
-
-
-Glauco, que, como va dicho, era una de las deidades del mar, habia
-ya dejado atras en su viage al monte Etna, debajo del cual estaban
-oprimidos los gigantes,[83] y asimismo los campos de los Ciclopes, en
-los cuales nunca habia entrado el rastrillo ni el arado, ni habian
-sido beneficiados por las yuntas de los bueyes. Tambien habia dejado
-atras á Zanclea y á Rego, que está enfrente, y habia atravesado el
-peligroso estrecho, que contenido en dos cercanas playas, separa á
-Sicilia de la Italia. Desde él, discurriendo por el mar Tirreno, llegó
-á los collados abundantes de yerbas en que tenia su palacio y morada
-Circe, hija del Sol, y que estaban habitados de una gran multitud de
-fieras. Luego que la alcanzó á ver Glauco, la saludó, y ella á él, y
-desempeñados estos cumplimientos, la dijo: „Diosa, ruégote te apiades
-de otro Dios como tú: tú sola (si es que yo soy digno de ello) puedes
-aliviar los tormentos de mi amor. Ningun Dios, ó excelsa hija del Sol,
-puede conocer mejor que yo cuánta sea la eficacia de las yerbas, pues
-por ellas me veo convertido en Dios y habitador del mar. Y para que no
-ignores mas tiempo la causa de mi viage, yo ví á la bella Escila en la
-ribera que está enfrente de Mesina, y con exceso me enamoré de ella.
-Vergüenza me causa el referirte las súplicas, las promesas y halagos
-que la hice, y el modo con que fuí despreciado. Tú pues, que eres tan
-poderosa en los encantos, pronuncia, te ruego, á mi favor algunas
-palabras encantadoras; ó si te parece mejor y de mayor eficacia el usar
-de la de las yerbas, de que tienes tanto conocimiento, aplica al efecto
-este poderoso medio. No vengo á que me cures y sanes las heridas y
-tormento de mi amor, ni quiero que este se acabe y tenga fin, sino que
-hagas que Escila se abrase igualmente en amor, y participe del ardor
-que padezco.”
-
-Circe pues (que era la mas ingeniosa y versada en los ardores del
-amor, bien fuese por su disposicion natural, ó bien porque Venus
-la diese esta pena en despique de que su padre el Sol la habia
-descubierto cuando estaba entretenida con Marte) le respondió estas
-palabras: „Mejor será que me ames á mí que te quiero, y deseo lo
-mismo que tú, y que estoy poseída de un amor igual al que tú tienes
-á Escila. No me avergüenzo en decirte que tienes mérito, y que no
-debo detenerme en rogarte: y si me dieres alguna esperanza, créeme
-te rogaré y me explicaré mas; y para que no dudes ni desconfies de
-tu mérito y gallarda disposicion, vesme aqui que siendo Diosa, hija
-del resplandeciente Sol, y que tanto puedo con mis encantos y con el
-conocimiento y uso de las yerbas, te prometo ser tu esposa. Olvida
-pues á una ingrata que te desprecia, y corresponde á una Diosa que te
-ama: con este solo hecho quedarás vengado á un mismo tiempo de mí y
-de ella.” Al oir Glauco que Circe procuraba inducirle á su amor con
-tales razones, la respondió: „Primero se desconcertará el órden de la
-naturaleza, y se criarán árboles en el mar y ovas en los montes, que yo
-pueda, viviendo Escila, mudar y poner en otra mi amor.”
-
-Indignóse al oir esto Circe; y como no podia ofender á Glauco por ser
-ya Dios, ni aunque pudiera querria hacerlo por el amor que le tenia,
-convirtió todo su furor contra la que veia preferida á sí misma; y
-ofendida de ver despreciado su amor por causa del de Escila, al
-momento cogió unas yerbas de jugo venenoso, las machacó, y despues dijo
-sobre ellas algunas palabras[84] de las que usaba para sus encantos,
-y vistiéndose de un ropage azul, se salió de su casa por medio de
-una multitud de monstruos y fieras que la acariciaban al pasar; y
-dirigiéndose al lado opuesto á las rocas de Zanclea, llegó á Regio, y
-se entró en el mar agitado por las olas, sobre las que caminaba como
-por la dura playa, corriendo á pie enjuto sobre ellas. Habia un pequeño
-remanso que tenia figura de un arco, sitio frecuentado por Escila, y
-al cual solia retirarse y refugiarse cuando estaba el mar embravecido,
-y cuando el sol era mas ardiente y hacia muy pequeñas las sombras por
-estar en medio de su carrera. Inficionó Circe este sitio, derramando
-en él el venenoso zumo de las yerbas que antes habia machacado,
-pronunciando veinte y siete veces la fórmula solemne del encanto, que
-eran unos oscuros é intrincados versos, compuestos de unas nuevas y
-desconocidas voces, las que pronunció en ademan y tono mágico y como
-entre dientes. Vino despues Escila á bañarse y refrigerarse á este su
-acostumbrado sitio, y apenas habia entrado en el agua inficionada,
-hasta la cintura, cuando se la mira ceñida y rodeada de perros que
-ladraban. Al principio, creyendo que los perros estaban separados de
-su cuerpo, y no eran parte y porcion de él, huia de ellos espantada,
-y procuraba apartarlos de sí; pero vió y se desengañó de que iban
-con ella donde quiera que huia, y entonces tentándose y buscándose
-los muslos, las rodillas y los pies, halló que de medio cuerpo abajo
-estaba toda convertida en perros y monstruos que la horrorizaban con
-su furor, y que transformada del medio cuerpo abajo, apoyaba y estaba
-unida su cintura á los espinazos de aquellos.[85] Este suceso costó á
-Glauco mucho sentimiento y lágrimas; y ofendido de que Circe hubiese
-hecho un tan cruel uso de la eficacia de sus yerbas y de sus encantos,
-se huyó de ella y despreció su casamiento. Escila asi transformada y
-hecha un monstruo se quedó siendo espanto de aquel sitio, en el que se
-le presentó la ocasion de vengarse de Circe en su amante Ulises que
-navegaba por él, acometiéndole y quitándole muchos de los que llevaba
-en su compañía.[86] Tambien este monstruo hubiera echado á pique las
-naves de Eneas, si antes que navegase por tan arriesgado sitio no
-hubiese sido convertido en una roca que aun permanece, y que aunque ya
-de piedra insensible y sin el antiguo furor, es un escollo peligroso,
-y procuran huir de él los navegantes. Despues que las naves de Eneas á
-fuerza de remo pudieron escapar y libertarse de él y del otro escollo
-que está á la parte opuesta llamado Caribdis, estando ya muy cerca de
-la costa de Italia, fueron agitados por una tempestad, que los arrojó á
-la opuesta del África.
-
-[Ilustración: (128) Dido, reina de Cartago, recibe á Eneas en su
-palacio y queda enamorada.]
-
-
-
-
-FÁBULA II.
-
-_DIDO RECIBE Á ENEAS EN SU PALACIO._
-
-
-La Sidonia Dido, Reina de Cartago, acogió benignamente á los troyanos y
-á Eneas en su ciudad, y tambien en su cariño, sin advertir lo que habia
-de costarle el retiro que de pronto y ocultamente hizo de ella el que
-habia elegido para su marido, pues por él, y viéndose abandonada de su
-amante, puesta sobre una alta pira que habia hecho armar y encender con
-pretexto de un sacrificio, se dió muerte á sí misma con un puñal, y la
-que se vió engañada engañó á todos con tal aparato, que todos juzgaban
-era para el pretextado sacrificio. Prosiguiendo pues Eneas su fuga
-de la nueva ciudad de Cartago, regresó otra vez al monte Erix y á la
-region donde reinaba el fiel troyano Acestes, donde celebró juegos y
-sacrificios fúnebres en veneracion del sepulcro de su padre Anquises.
-Despues de lo cual, haciéndose á la vela con las naves, á quienes las
-matronas troyanas, instigadas por Iris, mensagera de Juno, habian
-intentado incendiar, pasó el reino de Eolo y las islas y herrerías de
-Vulcano, que humeaban con el ardiente azufre; y dejándose atras el
-golfo de las Sirenas, antes del cual se habia quedado sin el piloto
-Palinuro, que cayó y se ahogó en el mar, tocó en las dos islas Inarime
-y Procida, y últimamente aportó al fondeadero de la de Pitecusa,
-llamada asi de los nombres de sus habitadores, los que por sus fraudes,
-perjurios y trazas con que intentaron engañarle incurrieron en el odio
-de Júpiter, y los castigó convirtiéndolos en monas, animales feos
-y disformes, que pudiesen parecer en parte semejantes, y en parte
-desemejantes á los hombres. La conversion se hizo volviéndoles mas
-pequeños los miembros, aplastándoles las narices, avejándoles la cara
-con arrugas, y cubriéndoles el cuerpo de un pelo sutil y velloso, y en
-esta forma los envió á habitar á dicha isla, habiéndoles antes quitado
-el uso de la voz y de la lengua tan acostumbrada á fraudes y perjurios,
-y en su lugar les dejó solo el poder quejarse con un ronco chillido.
-
-[Ilustración: (129) Apolo concede á la Sibila tantos años de vida como
-arenas tiene en sus manos.]
-
-
-
-
-FÁBULA III.
-
-_ENEAS Y LA SIBILA._
-
-
-Dejó Eneas á Fiteusas siguiendo su viage; y dejando á su derecha á
-Nápoles,[87] y á su izquierda el sepulcro de Miseno,[88] célebre
-trompetero, é hijo de Eolo, llegó á las playas de Cumas, que eran unos
-sitios pantanosos, y llenos de ovas y otras plantas palustres, en
-donde encontró y entró en la cueva de la Sibila Cumea, que es sola la
-que vive entre todas las demas,[89] y la suplicó que le acompañase y
-le condujese á los infiernos á visitar en ellos á su padre Anquises.
-La Sibila, despues de haber tenido algun tiempo sus ojos fijos en la
-tierra, alzó la vista, y embriagada y enfurecida con la deidad que
-se le habia entrado en su pecho, le dijo: „Mucho es lo que pides,
-héroe esclarecido en hechos, cuyo valor tiene dadas pruebas por la
-espada, y cuya piedad se ha singularizado por el fuego de que sacaste
-á tu anciano padre; pero no tengas recelo, esclarecido troyano, que
-conseguirás lo que pides, y guiándote yo, visitarás los campos Elíseos,
-los últimos reinos del mundo y la amada sombra de tu padre: al valor
-ninguna senda está cerrada.”
-
-Esto dijo; y mostrándole en la selva de Proserpina un resplandeciente
-ramo de oro, le mandó que lo cortase del árbol y lo tomase. Obedeció
-Eneas, y con esta señal pudo entrar y ver las riquezas del formidable
-reino de Pluton, y en él á sus ascendientes y la anciana sombra del
-magnánimo Anquises su padre, quien le instruyó de las prerogativas y
-autoridad á que llegarian la ciudad y reino que habia de fundar, y
-le predijo las nuevas guerras que le esperaban, y los peligros que
-le habian de acontecer en ellas. Despues de esto salieron de aquella
-triste region, caminando por una senda cuesta arriba, en la que guiaba
-la Sibila; y entreteniendo con conversaciones el trabajo del camino
-medroso, y por entre sombras y crepúsculos, dijo Eneas á la Cumea:
-„Bien seas tú Diosa, ó mortal sumamente grata á los Dioses, te tendré
-siempre por deidad, y me confesaré existir por el beneficio que me
-hiciste de facilitarme poder visitar las regiones de la muerte, y salir
-de ellas despues de haberlas penetrado, por cuyo favor, ya que me hallo
-restituido á la luz del mundo de los vivientes, te edificaré templos, y
-te veneraré en ellos con el culto del incienso.”
-
-Volvióse la Sibila á mirar á Eneas, y lanzando grandes suspiros, le
-dijo: „No soy deidad, ni debes venerar con el sagrado incienso á una
-persona humana, y para que en esto no peques de ignorancia has de saber
-que Apolo me ofrecia por mi virginidad una vida perpetua y eterna,
-haciéndome deidad é inmortal. Con la esperanza de inclinarme y vencer
-con dones mi resistencia me dijo: „Hermosa doncella y sacerdotisa de
-Cumas, elige y pide lo que se te antoje, pues todo te será concedido.”
-Yo, enseñándole un monton de arena, le pedí me concediese tantos años
-de vida como átomos en él habia; pero no tuve la advertencia de pedir
-que todos hubiesen de ser en juventud y sin envejecerme; pero él me
-prometia lo uno y lo otro con tal que yo me rindiese á su deseo; mas yo
-no quise, y desprecié sus ofertas, permaneciendo sin casarme, en cuyo
-estado se me ha pasado ya lo florido y lo mejor de mi vida, y viene á
-paso largo la trémula vejez, la cual habré de tolerar el mucho tiempo
-que aun me queda para llenar el número de las arenas, pues ya he vivido
-siete siglos, y aun me restan y tengo que ver trescientas primaveras y
-otros tantos otoños, y llegará el tiempo en que los muchos años apoquen
-y hagan menor mi cuerpo, y reduzcan á muy poco peso mis miembros
-debilitados y consumidos con la vejez, y entonces nadie creerá que en
-mi juventud agradé á Apolo y fuí amada por él; y acaso él mismo ó no
-me querrá conocer, ó negará que estuvo enamorado de mí. Me mudaré y
-trocaré hasta el punto de que nadie me quiera ver, y solo seré conocida
-por mi fama, que será la que quede despues de mi muerte.”
-
-Estas cosas iba refiriendo á Eneas la Sibila; y caminando entrambos
-por una senda cuesta arriba, terminaron su viage desde las oscuras
-regiones, y hallaron salida á la superficie de la tierra junto á la
-ciudad de Cumas, de donde, despues de haber hecho á los Dioses un
-sacrificio segun rito, se partió Eneas á la playa que aun no tenia,
-y despues por una ciudad que en ella edificó tomó el nombre de
-Cayeta,[90] que era el de la nodriza que le habia criado.
-
-[Ilustración: (130) Eneas manifiesta su piedad por los sacrificios que
-ofrece á los Dioses.]
-
-
-
-
-FÁBULA IV.
-
-_ENEAS LLEGA Á CAYETA._
-
-
-En esta region se habia quedado, y despues de los trabajos de la larga
-navegacion habia fijado su asiento el itacense Macareo, que fue uno
-de los compañeros del sagaz y experimentado Ulises. El tal Macareo
-halló improvisamente y conoció á Acheménides,[91] á quien Ulises habia
-tiempo antes dejado abandonado en lo mas escabroso del monte Etna; y
-admirándose aquel de verle vivo, le dijo: „¿Qué Fortuna ó qué deidad
-es, ó Macareo, la que te conserva vivo? ¿Cómo es que una nave troyana
-lleve á su bordo un griego? ¿Á qué tierra se dirige vuestra navegacion?”
-
-Á estas preguntas Acheménides, que ya estaba libre de su antiguo
-peligro, y con un vestido muy diferente del que tenia en el monte Etna,
-destrozado por los abrojos, espinas y asperezas, le respondió de este
-modo: „Véame yo otra vez en el poder de Polifemo, entre sus dientes
-y labios manchados con sangre humana, si no me hallo mejor en esta
-nave que en la isla de Itaca en mi propia casa, y si venero menos á
-Eneas que á mi propio padre; pues aunque le tribute todo cuanto pueda,
-nunca podré serle bastantemente agradecido. Á él debo el estar vivo,
-el tener habla, y el gozar de la vista del cielo, de las estrellas
-y del sol: ¿podré pues olvidarme y ser ingrato á tales beneficios?;
-porque él me libertó de haber sido pasto y vianda del Ciclope, y aunque
-ahora me acometa la muerte, será honrado mi cadaver en el túmulo, y
-no seré sepultado en el vientre de Polifemo. ¿Qué aliento piensas me
-quedaria (si es que el temor y el miedo me dejó alguno y el uso de
-algun sentido) cuando os ví que, quedándome yo abandonado, huiais
-navegando á los altos mares? Entonces quise dar voces; pero me detuvo
-el miedo de que me descubriese el Ciclope: y es indudable que por las
-voces de Ulises estuvo á mucho riesgo de ser sumergida vuestra nave
-por alguno de los peñascos que aquel tiró contra ella, lo cual ví
-desde el sitio en que estaba escondido, y que segunda vez arrojó y
-disparó un pedazo que arrancó de la montaña con la misma violencia que
-si fuera disparada de una máquina; y como si yo estuviera en la nave,
-sin acordarme de que me hallaba fuera de ella, estaba temblando no
-la destrozase el golpe del peñasco, ó la sumergiesen las olas. Luego
-que con la fuga os escapasteis y libertasteis de la mas cruel muerte,
-el Ciclope, dando gemidos por la herida y falta del ojo,[92] empezó á
-dar vueltas por el monte Etna á tientas, registrando con las manos los
-árboles y los peñascos, en los que tropezaba á cada paso por haberse
-quedado sin el único ojo que tenia, y alargando hácia el mar sus brazos
-ensangrentados, maldecia y execraba á los griegos.
-
-„¡Ah! si alguna casualidad volviese á traer á mis manos á Ulises ó á
-alguno de sus compañeros, ¡cómo se cebaria y saciaria en él mi ira!
-¡Cómo le arrancaria las entrañas! ¡Cómo le destrozaria vivo todos sus
-miembros con mis manos! ¡Cómo saciaria mi garganta con su sangre, y
-cómo haria crugir sus huesos con mis dientes! y si esto consiguiera,
-tendria por nada ó por muy poco el daño que me ha hecho en sacarme
-el ojo.” Estas y otras muchas cosas dijo con la mayor ferocidad. Yo
-estaba pálido y lleno de miedo al verle su rostro lleno de sangre, sus
-crueles manos y el vacío cóncavo del ojo, sus disformes miembros y
-su barba pegada con sangre humana. Me consideraba con la muerte á la
-vista, aunque la tenia por el menor de los males; y unas veces recelaba
-que me llegaria á encontrar y coger, y otras que me engulliria, y
-meteria mis entrañas en las suyas: lo que mas me afligia era acordarme
-de cuando ví que despues de haber estrellado contra el suelo muchas
-veces los cuerpos de dos de mis compañeros, se echó sobre ellos como
-erizado leon, y se engullia las entrañas, las carnes, los huesos
-con sus tuétanos y los miembros medio vivos. Me acometió un gran
-temblor y tristeza, y se me quedó helada la sangre al verle cómo
-comia y engullia, y que algunas veces escupia y vomitaba los crudos
-y sangrientos bocados y pedazos de carne envueltos en vino. Esperaba
-y recelaba que conmigo haria lo mismo, y seria pasto de su hambre,
-por lo que tomé el medio de estarme mucho escondido, estremeciéndome
-cualquier ruido que sentia, temiendo siempre la muerte, y siempre
-deseándola como término de mis sobresaltos y trabajos, pues me veia
-abandonado á estar alli en un continuo riesgo, solo, necesitado, lleno
-de continuo temor, sin esperanza alguna, y con el dolor y pena de
-remediar mi hambre con bellotas, yerbas y hojas de árboles. Al cabo de
-mucho tiempo ví que navegaba cerca de la playa una nave, y corriendo
-á ella con mucho silencio, manifesté por señas á los que iban á su
-bordo el apuro y peligro en que me hallaba, y les rogué me libertasen
-acogiéndome en ella: compadeciéronse de mí; y sin embargo de ser griego
-y enemigo suyo, me recogieron, y pude salvarme en una nave troyana.
-Estos son mis sucesos y el maravilloso modo con que pude aportar, y
-me hallaste y conociste en estas playas: ahora cuéntame tú los tuyos,
-insigne Macareo, el mas grato de todos los que acompañábamos á Ulises,
-y refiéreme el rumbo y derrotero de este y de todos los demas que
-conseguisteis embarcaros, y huir por el mar del fiero Ciclope Polifemo.”
-
-Entonces Macareo instruyó á Acheménides de lo que deseaba, refiriéndole
-que Eolo, hijo de Hipota, era señor de aquellas islas y del mar Tusco
-que las rodeaba, el cual tenia comprimidos en una profunda caverna los
-vientos,[93] y los regaló á Ulises encerrados en la piel de un buey
-para que pudiese á su arbitrio contenerlos, y que no le ofendiesen en
-su navegacion, con lo que se partió é hizo á la vela, llevándolos en
-su nave, y con viento favorable navegó nueve dias, y llegó á estar á
-la vista de la isla de Itaca, su patria, que era á la que se dirigia.
-Á la madrugada del dia décimo los compañeros de Ulises, sospechando
-seria oro lo que se encerraba en el cuero, y ansiosos de apoderarse
-de ello, soltaron las ataduras para abrirle y reconocerle, y saliendo
-con ímpetu los vientos, impelieron las naves á otro contrario rumbo,
-y haciéndolas volver atras por el mismo camino que habian venido, las
-llevaron otra vez al mar Tusco, y á la isla y puerto de donde habian
-salido. „Desde alli, continuó Macareo, navegando al arbitrio de los
-contrarios vientos, aportamos á la antigua ciudad que tomó el nombre de
-Lamo Lestrigon, su edificador, en la que reinaba Antifates,[94] al cual
-fuí yo enviado con otros dos compañeros para saludarle pacíficamente;
-pero el uno de ellos y yo pudimos con la fuga volver al seguro de
-nuestras naves, y libertarnos de su crueldad, quedándose el otro en
-poder de Antifates, que le alcanzó é hizo dar muerte á su presencia,
-y su sangre le tiñó la boca. Aun no contento con esta crueldad, se
-empeñó Antifates en ir en nuestro alcance; y como ya estuviésemos
-al seguro de las naves, él y las tropas que habia juntado para ir en
-nuestro seguimiento, formados en escuadron, arremetieron á nuestras
-naves, disparando contra ellas gruesas piedras y maderos, con que
-las destrozaron y sumergieron, y á los que iban á su bordo, y solo
-pudo salir del puerto y escaparse la en que veníamos Ulises y yo, que
-quejándonos de la crueldad y mal hospedage de Antifates, y llenos
-de dolor por la pérdida de nuestros compañeros, llegamos á aquellas
-tierras que se ven cercanas desde aqui; míralas, y verás que son una
-isla que yo ya tengo vista. Y tú, hijo de la Diosa,[95] el mas recto
-y justo de todos los troyanos (pues ya, esclarecido Eneas, estando
-concluida la guerra, no debo llamarte enemigo ni tenerte por tal), huye
-de aquella isla; mira que es en la que habita la famosa encantadora
-Circe.
-
-
-
-
-FÁBULA V.
-
-_LOS COMPAÑEROS DE ULISES TRANSFORMADOS EN PUERCOS._
-
-
-„Nosotros, habiendo aportado á ella, anclamos en su playa con las
-precauciones que nos hizo tomar la memoria de las pérdidas que nos
-hicieron Antifates y el fiero Ciclope Polifemo. Todos nos resistíamos
-á saltar en tierra, y á penetrar en una isla desconocida, y para ello
-hubo que echar suertes, que nos tocaron á mí, Polites, á Euriloco, á
-Elpenor, que era gran bebedor de vino, y á otros hasta en número de
-diez y ocho, todos los cuales marchamos á la ciudad y palacio en que
-habitaba Circe. Apenas llegamos nos paramos un poco á la entrada, y
-salieron á recibirnos una multitud de lobos, osos y leones,[96] todos
-mezclados entre sí, que nos causaron miedo y espanto; pero ninguna de
-estas fieras era de temerse, y ninguna hizo ademan de acometernos ni
-herirnos, antes bien nos halagaban y acariciaban con el movimiento
-de sus colas, y nos acompañaban y seguian nuestros pasos, hasta que
-en lo interior de la casa nos recibieron las criadas, y por salas de
-mármol y pórfido nos condujeron á un vistoso gabinete, donde estaba
-Circe sentada en su solio, vestida de una blanca palla,[97] y los cabos
-y tocado entretejidos de oro. Las doncellas que la acompañaban, y que
-tuvimos por Ninfas y Nereidas, no se ocupaban en preparar ni hilar
-estambre, ni en otra alguna labor, sino en apartar en canastillos las
-yerbas y flores[98] de varios colores, que sin órden estaban esparcidas
-en el suelo, y disponerlas en manojos, y ella reconocia y dirigia
-lo que todas hacian, porque sabia y conocia la virtud y eficacia de
-cada yerba, y la union y mixtura que la una planta tenia con la otra,
-separándolas con este conocimiento. Luego que nos vió y la saludamos
-nos correspondió con semblante afable y apacible, y nos habló con el
-agrado que podíamos apetecer y desear, y sin detencion mandó hacer una
-confeccion, compuesta del zumo exprimido de granos de cebada tostada,
-majados y disueltos en miel y vino, añadiendo á todo ello la porcion
-suficiente de ralladuras de queso. Dispuesta asi la confeccion de los
-dulces jugos de todo lo referido, nos la dió á beber, y la tomamos de
-su propia mano en unos grandes vasos; pero al punto que la bebimos y
-apuramos con la ardiente sed que llevábamos, y al momento que ella,
-apurada la confeccion, nos tocó las puntas del cabello con su vara
-encantadora (me avergüenzo de ello, pero habré de referirlo), se me
-llenó el cuerpo de duras y agudas cerdas: ya no podia hablar, y en
-lugar de voz hacia un ronco gruñido, y arrojándome hasta poner la cara
-en el suelo, advertí que mi boca se endurecia y convertia en un duro
-hocico, que se me entumecian los nervios del cuello, y que me servian
-para pisar y andar las manos con que poco antes habia tomado el vaso, y
-fuí encerrado en una zahurda con los demas mis compañeros, que habian
-sido convertidos en cerdos del mismo modo que yo (tanto es el poder
-de los encantos). Solo vimos que Euriloco se libertó de igual suerte,
-porque solo él rehusó y resistió beber la confeccion, pues si hubiera
-tomado el vaso y bebido de él, seria ahora uno de los de la manada
-de cerda, y Ulises no hubiera podido ser informado por él de nuestra
-calamidad, ni venir en busca de Circe para vengarnos y recobrarnos;
-para cuya empresa Mercurio, nuncio y autor de la paz, le habia dado una
-blanca flor, que crece sobre una negra raiz, y que entre las deidades
-se llama moly.[99] Prevenido y asegurado con ella, y con los consejos
-y prevenciones que le habia hecho Mercurio, se dirigió al palacio
-de Circe, donde le brindó con un vaso de la insidiosa confeccion;
-pero él resistió tomarle, y la hizo retirar cuando intentaba tocarle
-el cabello con la vara encantadora, y desenvainando su espada, la
-amenazó y atemorizó. Á esto se siguió el darse recíprocamente palabra
-y mano los dos, y admitido Ulises al tálamo nupcial, pidió por dote
-la restitucion de nuestros compañeros á su antigua figura. Circe nos
-roció con unos saludables jugos de inocentes plantas y de virtud contra
-los encantos: nos tocó la cabeza con su vara vuelta[100] al reves, y
-pronunció otros versos y de contrarias voces á los que antes habia
-dicho para encantarnos. Á medida que iba pronunciándolos nos íbamos
-levantando de la tierra y poniéndonos derechos: se nos iban cayendo las
-cerdas; y cerrándose la hendedura de nuestros pies y manos, volvieron
-á su antigua figura, como asimismo los hombros y los brazos. Llorando
-abrazamos á Ulises, que tambien lloraba por la misma causa, y las
-primeras palabras que hablamos fueron darle gracias, y manifestar
-nuestro agradecimiento por su amparo y proteccion. Un año entero se
-detuvo Ulises, y nos detuvimos todos en el palacio de Circe, y en este
-dilatado tiempo presencié, ví y oí muchas y maravillosas cosas. Entre
-ellas oí y oyeron tambien otros de mis compañeros lo que con reserva
-nos contó una de las cuatro criadas que la servian para los encantos.
-Esta, en ocasion que Ulises estaba retirado con Circe, me enseñó una
-estatua de un jóven hecha de mármol blanco, en cuya cabeza, adornada
-con corona, tenia el ave que se llama Pico,[101] y estaba colocada en
-la pieza que servia para los actos de religion. Preguntándola yo, y
-queriendo saber á quien representaba aquella estatua, por qué se le
-daba culto en aquel sitio, y por qué tenia aquella ave, me respondió:
-„Escucha, Macareo: estame atento á lo que voy á referirte, y de ello
-comprenderás cuál y cuánto sea el poder de mi señora.”
-
-[Ilustración: (131) Ulises obliga á Circe dé á sus compañeros su
-primitiva figura.]
-
-
-
-
-FÁBULA VI.
-
-_PICO ES AMADO DE CIRCE._
-
-
-„Reinaba en el Lacio Pico, hijo de Saturno, muy inclinado á los
-caballos y á adiestrarlos para la guerra; su semblante, forma y
-disposicion eran conforme lo ves en esa estatua que te he manifestado,
-por la cual, que es un retrato ó fingida imagen, puedes conocer la
-gallardía del original. Su índole, su discrecion y las demas dotes del
-ánimo correspondian en todo á la belleza de su semblante, y su edad
-aun no llegaba á veinte años, ni habia llegado á ver cuatro veces los
-juegos atléticos, que segun el rito griego se hacen en la palestra
-cada cinco años. Llevábase la vista y atencion de las Dríades que
-habitaban en las montañas del Lacio, y le amaban y apetecian su enlace
-las Náyades de las fuentes, las de los rios Albula, Numico, Teveron,
-Almo, de corto y breve curso, el impetuoso Nero, y el Tarfa, de agua
-denegrida, y hasta las que residian en el bosque y estanque de la
-Diana, que fue traida de Escitia, y frecuentaban los lagos comarcanos;
-pero el gallardo jóven las despreciaba á todas, y solo amaba á una
-Ninfa, que se dice era hija de Jano el de dos caras,[102] y haberla
-dado á luz su muger Venilia, que tuvieron su habitacion en el monte
-y collado Palatino. Esta, luego que llegó á la edad proporcionada y
-á ser núbil, fue dada en casamiento á Pico, que reinaba en la ciudad
-de Laurento, prefiriéndole á todos los demas que la pretendian. Era
-de rara belleza; pero mas rara y singular en la habilidad de cantar,
-por lo cual fue llamada _Canente_, y con su voz conmovia las selvas y
-los peñascos, amansaba las fieras, detenia la corriente de los rios, y
-suspendia el vuelo de las aves. Mientras ella se quedaba entretenida
-en la melodía de su canto, y en egercitar en canciones su delicada
-voz, habia salido un dia Pico á los campos y bosques de la ciudad de
-Laurento en busca de jabalíes en que emplear sus dardos: oprimia la
-espalda de un veloz caballo, llevando en su diestra dos rejoncillos,
-y arregazada y recogida con presillas de oro la clámide que vestia de
-color de púrpura de Tiro. Por casualidad aquel dia Circe, dejando el
-monte que de su nombre se llamaba Circeo, habia venido á las mismas
-selvas de Laurento á buscar y coger yerbas para sus encantos en sus
-fecundos collados, y al punto que descubrió á Pico desde unas matas
-en que estaba escondida, se quedó pasmada de ver su gallardía; se le
-cayeron de las manos las yerbas que habia cogido, y de repente la
-llama del amor discurrió y le penetró todas sus medulas. Recobrada
-algo del enagenamiento que la causó la vehemente pasion del amor, iba
-á descubrírsele y confesársele; mas no pudo acercarse á él por la
-velocidad con que corria el caballo, y por ir en medio de los muchos
-que le rodeaban y acompañaban; pero viendo que no podia conseguirlo,
-dijo: „Si es que estoy engañada en el conocimiento de mí misma y del
-poder de mis encantos; si estos no me fallan, y si las yerbas de que
-me valgo no han perdido su eficacia, no te me huirás ni escaparás,
-aunque seas llevado en alas del mismo viento.” Apenas dijo esto formó
-la figura y cuerpo aereo de un jabalí, al que hizo atravesar corriendo
-el camino que llevaba el Rey, y que fuese á esconderse en lo mas espeso
-é intrincado del bosque, y en una maleza en que no pudiesen penetrar
-los caballos. Al momento Pico, ansioso por la presa que imaginaba
-real y verdadera, é ignoraba que era una sombra y apariencia, saltó
-ligero del caballo, y en seguida de una vana esperanza penetró hasta
-lo mas interior y enmarañado del bosque. Alli le salió al encuentro
-Circe, la que empezó á hacer súplicas y votos á deidades desconocidas,
-adorándolas con unas preces y versos oscuros[103] é intrincados, de que
-solia usar para sus encantos, y con los que hacia oscurecer la luna y
-el sol, enmarañando su luz y sus resplandecientes rayos. Tambien y con
-sus mágicos versos hizo encapotarse el cielo, y que el aire y toda su
-region se oscureciesen con las nieblas espesas que exhalaba la tierra;
-de modo que vagando y tropezando con la oscuridad los que acompañaban
-y seguian al Rey, perdieron el tino, no pudieron encontrarle, y le
-dejaron solo. Entonces aprovechándose Circe de esta ocasion, se
-descubrió, y le habló en la forma siguiente: „Gallardo y hermosísimo
-jóven, por esos tus graciosos ojos, que me han robado y hechizado los
-mios; por tu donaire y hermosura, que me arrastra hasta el extremo de
-que siendo muger y deidad no repare ni me detenga en manifestarte mi
-amor y suplicarte, corresponde, te ruego, al amoroso fuego en que por
-tí me abraso: mira que no soy una muger vulgar, y que no corresponda
-á tu elevada clase, pues casándote conmigo tendrás por suegro al sol,
-que todo lo ve é ilumina: no correspondas duro é insensible á mi amor,
-ni desprecies el que te tiene y manifiesta la Titánida Circe.” Feroz
-y enfurecido Pico al oirlo, la apartó de sí, y repelió sus requiebros
-diciéndola: „Quien quiera que tú seas, entiende que no soy libre, ni
-tuyo, ni puedo serlo, porque otra me tiene ligado, y deseo me tenga
-por todo un largo y dilatado siglo, y que mientras los hados guarden
-y conserven la vida de mi amada Canente, hija de Jano, no la haga yo
-agravio, ni la falte al debido amor y fe enlazándome con otra.[104]”
-Circe sin embargo reiteró sus esfuerzos y súplicas muchas veces; pero
-todas fueron en vano; y viéndose despreciada le dijo: „No pienses que
-tu desprecio ha de quedar sin castigo, pues te aseguro que no has de
-volver á la presencia de esa tu amada Canente, y por propia experiencia
-has de saber lo que es y puede una muger amante y ofendida, y que Circe
-es muger ofendida y amante.” Entonces volviéndose dos veces hácia el
-ocaso, y otras dos hácia el oriente, tocó tres veces al jóven Pico
-con su vara, y repitió otras tres veces los versos y fórmula solemne
-de sus encantos. Él echó á huir; y admirándose de que corria con mayor
-ligereza que lo que acostumbraba, se empezó á mirar á sí mismo, y vió
-tenia alas en su cuerpo, é impaciente por verse de repente convertido
-en una ave nueva, y destinado á habitar en aquellas selvas del Lacio,
-se enfurece contra los árboles, y con su duro pico hiere, traspasa y
-taladra sus troncos y ramos: las alas se vistieron del color purpúreo
-de la clámide que traia puesta: lo que antes habia sido presilla de oro
-para prenderse y recogerse el vestido se volvió plumas, y el cuello
-quedó ceñido con un collar, que hacia el color de oro de las plumas: en
-suma, del que antes era Pico no quedó otra cosa que el solo nombre.
-
-[Ilustración: (132) Pico, por ser fiel á su Esposa, es transformado por
-Circe en Picoverde.]
-
-Los de su comitiva, despues de haberle andado buscando y llamando á
-voces por aquellos montes, repitiendo muchas veces en vano su nombre,
-sin haberle hallado en ninguna parte, llegaron buscándole donde
-estaba Circe (pues ya habia enrarecido las auras, y habia dejado
-que las espesas nieblas y la oscuridad se desvaneciesen y disipasen
-con la fuerza del sol y de los vientos), la arguyen y hacen cargo
-con verdaderas acusaciones sobre que les descubra su Rey y se le
-restituya, llegando el caso hasta el extremo de apelar á la fuerza, y
-prepararse á acometerla con sus fieros dardos. Ella arrojó y esparció
-sobre ellos una porcion de ponzoña y zumo de yerbas venenosas,
-invocando al mismo tiempo á la Noche, á las deidades nocturnas, al
-Erebo y al Caos, y suplicando con mágicos aullidos á la triforme
-Hécate.[105] Las selvas y los valles, cosa portentosa y maravillosa, se
-mudaron y pasaron á otro sitio; bramó la tierra; los árboles cercanos
-perdieron su verdor, y quedaron pálidos y marchitos; las yerbas de los
-prados se humedecieron, y salpicaron con rocío de color de sangre;
-parecia que las piedras y peñascos se rompian y daban unos roncos
-estallidos, que ladraban los perros, que la tierra brotaba por todas
-partes negras y venenosas serpientes, y que andaban volando por el aire
-una multitud de espectros, imágenes y visiones de los muertos. Atónitos
-con tales prodigios los que poco antes querian acometerla, empezaron á
-temblar: ella entonces les tocó los rostros con su vara envenenada y
-encantadora, cuyo contacto los fue despojando de su antigua figura, de
-la que nada quedó á ninguno de ellos, y todos fueron convertidos en
-varias y diferentes fieras.[106]
-
-„Era ya puesto el sol de aquel dia, y Canente, como no volvia su
-esposo, y le esperaba con impaciencia, asomándose á mirar el camino por
-donde habia de venir, entró en una grande inquietud por su tardanza.
-Los criados y todo el pueblo salieron á buscarle llevando antorchas
-encendidas, y registraron en su busca todas las selvas, discurriendo
-por todos los montes y collados, sin haberle hallado en ninguno de
-ellos. Canente, aunque lloraba, se arrancaba los cabellos y daba
-grandes gritos, no se contentaba con esto, sino que salió como loca
-de su casa, y echó á andar y correr en su busca por los dilatados
-campos. Seis dias y seis noches anduvo corriendo por ellos y por los
-collados y valles, sin haber comido ni dormido en todo este tiempo.
-Cansada con el llanto y el camino, llegó á la ribera del Tíber,
-donde se reclinó á descansar en su frescura. Alli, como el cisne que
-estando para morir canta con mayor melodía sus exequias, acompañando
-con lágrimas y gemidos sus suspiros y dolores, llena de afliccion se
-quejaba con un sonido muy débil y desmayado. Por último extenuándosele
-y liquidándosele sus medulas con el llanto, llegó á desfallecer, y
-se desvaneció[107] y resolvió, convirtiéndose en ligeras y sutiles
-auras. La fama de este suceso aun permanece en aquel sitio, al que en
-señal de él los antiguos labradores llamaron Canente del mismo nombre
-de la Ninfa.” Estas y otras muchas cosas semejantes, añadió Macareo,
-me fueron contadas y ví por mis ojos en el largo tiempo de un año que
-nos detuvimos en el palacio de Circe, al cabo del cual, ya flojos y
-perezosos con el mucho descanso, se nos mandó por Ulises volver al mar,
-y hacernos otra vez á la vela. Como Circe habia dicho que teníamos
-que correr aun muchos mares, y muchos peligros que padecer, temí,
-confiésolo; y llegando á estas orillas, me detuve.”
-
-
-
-
-FÁBULA VII.
-
-_LOS COMPAÑEROS DE DIOMEDES CONVERTIDOS EN AVES._
-
-
-Con esto concluyó Macareo la referencia que hacia á Acheménides,
-despues de lo cual este, como ya asociado á los troyanos, asistió con
-ellos á la ceremonia fúnebre de colocar Eneas en una urna de mármol las
-cenizas de Cayeta, su ama de leche, que murió en aquellas regiones, en
-cuyo túmulo puso este breve epitafio: _Aqui la notoria piedad de Eneas,
-mi alumno, me honró á mí, Cayeta, y á mi cadaver con el fuego de la
-pira, despues de haberme sacado del de Troya._ Los troyanos soltaron
-luego los cables, y desenlazando sus naves de la herbosa playa en que
-las habian tenido amarradas, se alejaron de la peligrosa isla y palacio
-de la famosa encantadora Circe, y dirigieron su rumbo á saltar en
-tierra en los bosques en donde el sombrío y niebloso Tíber desemboca en
-el mar su corriente mezclada con roja arena.
-
-[Ilustración: (133) Venus, irritada, transforma á Acmon y á sus
-compañeros en aves aquáticas semejantes á Cisnes.]
-
-Alli, de resultas de una batalla que tuvo que vencer, se apoderó Eneas
-del palacio del Rey Latino, hijo de Fauno, y recibió por esposa á
-su hija.[108] Esto dió causa á una cruel guerra con la nacion feroz de
-los rútulos, por estar aquella prometida por muger á su Rey Turno, que
-poseido del mayor furor intentaba recobrarla, y que se le cumpliese
-lo prometido. En esta guerra tomó parte toda la Toscana, aliándose á
-los latinos y troyanos, y en ella se peleó por largo tiempo con mucho
-empeño y con vario suceso, andando indecisa la victoria. Cada partido
-de los dos beligerantes procuraba reforzarse con alianzas y tropas
-auxiliares, y de los Príncipes y pueblos comarcanos unos seguian á
-los rútulos, y otros defendian á los troyanos; y Eneas no hizo en
-balde su viage á solicitar la alianza de Evandio,[109] de quien la
-consiguió. Vénulo fue enviado por Turno á la gran ciudad que habia
-edificado el prófugo griego Diomedes con la ayuda de Dauno, Rey de la
-Pulla, con cuya hija casó, y recibió en dote parte del reino. Luego
-que llegó Vénulo desempeñó el encargo de Turno, y pidió el auxilio;
-pero Diomedes se excusó diciendo que él no podia empeñar los pueblos
-y vasallos de su suegro en una guerra que no le interesaba, y que de
-sus propias tropas no tenia las suficientes para armar y enviar á
-Turno. „No son estas ficciones ni pretexto de excusa, dijo Diomedes
-á Vénulo, porque aunque la tristeza se renueve en traer á la memoria
-sucesos desagradables, será preciso el referirlos. Despues que la
-ciudad de Troya fue abrasada, y sus muros fueron despojos de las
-llamas de los griegos, y despues que Ayax, hijo de Oileo, cargó sobre
-todos nosotros la pena que él solo merecia por el rapto y estupro de
-Casandra en el templo de Minerva, se vengó esta Diosa en dispersar á
-todas nuestras naves, y arrebatados de una tempestad que envió contra
-nosotros, sufrimos todos los griegos rayos, oscuridad, lluvias, la ira
-del cielo y del mar, y por colmo de todas estas calamidades la de la
-pérdida que tuvimos, estrellándose la mayor parte de nuestras naves en
-las rocas de Cafareo.[110] Para no detenerme refiriendo por su órden
-estos tristes sucesos, basta decir que si Príamo los hubiese visto,
-se hubiera condolido de la Grecia. Á mí y á mi nave nos libertó de
-ser anegados el cuidado y favor de Minerva; pero de nada me sirvió;
-pues me fue imposible desembarcar en mi propio reino, alejándome de
-sus playas Venus en venganza y castigo de la herida que la hice en el
-sitio de Troya cuando defendia de mí á su hijo Eneas;[111] y son tantos
-los trabajos y peligros que padecí y en que me ví, tanto en los mares
-como en batallas terrestres, que muchas veces llamé dichosos y envidié
-la suerte de aquellos á quienes la tempestad y las rocas de Cafareo
-sumergieron en las aguas, y querria haber sido uno de ellos. Mis
-compañeros llegaron á desfallecer despues de haber padecido los últimos
-trabajos por mar y tierra, y me suplicaron que pusiese fin á mi errante
-viage. Pero Acmon, que era de ingenio vehemente, y estaba endurecido
-con las calamidades y trabajos, les dijo: „Esforzados varones, ¿qué es
-lo que ya puede sucedernos peor y mas grave que lo que nos ha acaecido
-hasta aqui, y que vuestra paciencia pueda rehusar el tolerarlo? ¿Le
-queda á Venus (aunque quiera) alguna cosa mas y peor que hacer contra
-nosotros? Cuando se temen cosas peores son del caso los ruegos para
-evitarlas; pero cuando los males han llegado al último estado, ya se
-les pierde el temor, y su misma gravedad influye ánimo y seguridad.
-Aunque la misma Venus nos esté oyendo; aunque, como lo hace, tenga un
-odio cruel á todos los que somos gobernados por Diomedes, debemos todos
-despreciar su odio, y no acobardarnos, sino luchar contra él con todas
-nuestras fuerzas.” Con este razonamiento provocó mas Acmon á Venus, y
-avivó en ella la antigua ira, que ya estaba algo apaciguada. Muchos
-aprobaron su discurso y resolucion; pero otros en mayor número, aunque
-amigos suyos, la desaprobamos, y le reprendimos por ella. Disponíase
-á responder y replicar á los que le reprendian; pero se le adelgazó
-y extenuó la voz, y se le contrajo y estrechó la garganta:[112] sus
-cabellos se convirtieron en plumas, y tambien se llenaron y cubrieron
-de ellas su nuevo y estrecho cuello, su pecho y espaldas. Sus brazos se
-encorvaron y se hicieron alas; una gran parte de los pies se distribuye
-en largos y delgados dedos, y el rostro se endurece en pico y finaliza
-en punta. Mientras Lico, Idas, Retenor, Abas y Nicteo se maravillan de
-una transformacion tan extraña, se convierten en aves semejantes, y la
-mayor parte del escuadron toma vuelo, y se pone á volar al rededor de
-nuestra nave. Si me preguntas ahora cuál sea la forma de estas dudosas
-aves, te diré que aunque no son cisnes, son muy parecidas á estos por
-su blancura. En fin despues de tantas desgracias llegué con mucho
-trabajo y con la mínima parte de los mios á los estados de Dauno, quien
-me recibió favorablemente, y me dio á su hija en casamiento.”
-
-Con esto puso Diomedes fin á su razonamiento, y despidió á Vénulo,
-el cual al retirarse de los estados de aquel, pasando por los campos
-Mesapios y senos Peucesios, que están en la Pulla, vió en ellos unas
-cuevas entre una espesa y una oscura selva, y que en su interior
-destilaban menudas gotas de agua, las cuales eran habitacion del Dios
-Pan, y antes lo habian sido de algunas Ninfas. Un pastor de la Pulla
-las espantó é hizo huir de alli, llenándolas de un súbito terror; pero
-aunque al principio se dejaron poseer de él, despues se recuperaron
-poco á poco, hicieron burla y desprecio del pastor que las seguia,
-dejaron la fuga, y se pusieron á bailar. El pastor, viéndolo, las llenó
-de improperios, y remedándolas agrestemente en el baile, añadió á esto
-groseras injurias y palabras desvergonzadas y obscenas, y no dejó de
-insultarlas hasta que su garganta se endureció y escondió en el tronco
-de un árbol en que se iba transformando, que fue el olivo silvestre
-ó acebuche, cuyo jugo y el de sus amargas aceitunas dan indicio de la
-mordacidad del pastor, y son una nota de su atrevida lengua, porque la
-aspereza de sus palabras se traspasó al fruto del tal árbol.[113]
-
-[Ilustración: (134) Por haber insultado un pastor á unas ninfas que
-danzaban es convertido en olivo.]
-
-[Ilustración: (135) Los navíos de Eneas incendiados por Turno son
-transformados por Cibeles en ninfas marinas.]
-
-
-
-
-FÁBULA VIII.
-
-_LAS NAVES DE ENEAS CONVERTIDAS EN NINFAS._
-
-
-Como Vénulo y los demas que le acompañaron se volvieron refiriendo
-que Diomedes les habia negado el auxilio que habian ido á pedirle,
-los rútulos tuvieron que continuar sin él la comenzada guerra, en
-la que de una y otra parte se derramó mucha sangre. Turno procuró
-incendiar las naves de Eneas, arrojando contra ellas teas encendidas.
-El fuego ya habia prendido en los buques, sirviendo á la llama de
-alimento la brea y demas combustibles, é iba ya subiendo el incendio
-á las velas y mástiles, y humeaban los bancos de los remeros. En
-este estado y conflicto la madre de los Dioses Cibeles, acordándose
-que estas naves se habian construido con madera del monte Ida,[114]
-se dejó ver en medio de los aires subida sobre su carro uncido de
-leones,[115] y despues que se llenó el aire con el sonido de los
-instrumentos de metal que la acompañaban, y que ella misma sonó su
-trompeta, dijo: „En vano, Turno, te aplaudes á la vista de la llama
-que tu mano sacrílega acaba de encender: yo la apagaré, y no permitiré
-que el voraz fuego abrase los trozos y miembros de mis bosques.” La
-Diosa hablaba aun cuando se oyó un fuerte trueno, al cual siguieron
-unos grandes aguaceros mezclados con granizo. Los vientos irritados
-turbaron los aires é hincharon el mar, levantando de repente furiosas
-olas, arremolinándose, y soplando con ferocidad de partes contrarias.
-Valiéndose Cibeles de la violencia de uno solo de ellos, le hizo
-soplar de modo que rompió los cables con que estaban amarradas las
-naves troyanas, y alejándolas con una violencia que las hacia caminar
-inclinadas y de costado, las sumergió en lo mas hondo del mar. Alli
-se ablandó la dureza de la madera; y convirtiéndose esta en flexibles
-cuerpos, las corvas popas tomaron figura de cabezas; los remos se
-volvieron piernas, pies y dedos; lo que antes era costado quedó
-por tal, y la quilla por espinazo; las cuerdas se hicieron suaves
-cabellos, y las antenas brazos, quedando solo el antiguo color; y de
-este modo fueron convertidas en Ninfas del mar que jugaban sobre las
-olas, que antes tanto temian; y las que habian tenido su nacimiento
-en los ásperos montes, ahora se regocijan en medio de los mares, sin
-acordarse de su antiguo orígen, pero sí de los muchos peligros que
-habian sufrido en el mar; y poniendo sus manos por la parte de abajo
-enderezaban las naves inclinadas, y que iban á peligrar, no siendo las
-que llevaban griegos á su bordo. Como las tales Ninfas se acordaban de
-las calamidades y ruina que padeció Troya cuando eran naves, despues de
-su transformacion conservaron el odio á los griegos, y vieron con gozo
-y alegría el naufragio de la nave de Ulises, y que la de Alcinóo cuando
-iba navegando se convirtiese en una roca, y se vistiese de dura piedra
-lo que antes era leño. Era de esperarse que el prodigio de la escuadra
-animada de las Ninfas en que habian sido convertidas las naves troyanas
-pusiese miedo á los rútulos, y les hiciese desistir de la guerra; pero
-en lugar de ello esta se enardeció y siguió, teniendo cada partido sus
-deidades en favor: cada uno de los dos héroes Turno y Eneas, con una
-animosidad como de Dioses, se empeñaban en la guerra, menos ya por
-defender los estados dotales y el reino del Rey Latino, suegro del
-segundo, y por retener por muger á su hija Lavinia, que por solo el
-vivo deseo de la victoria, el cual les habia enardecido hasta el grado
-de que tenian por cosa afrentosa y vergonzosa el darse á partido, y
-desistir sin haber vencido. El suceso que tuvo tan empeñada y porfiada
-guerra fue que Venus tuvo la complacencia de ver vencedor á su hijo
-Eneas, y que Turno fuese vencido y muerto á manos de aquel. La ciudad
-de Ardea, corte y cabeza del reino, y que mientras vivió Turno se tenia
-por inexpugnable, y estaba en el mayor auge de su poder, fue asaltada y
-tomada por las armas troyanas, que la incendiaron y abrasaron, dejando
-todas las casas y edificios reducidos á un gran monton de ardientes y
-humeantes cenizas, del cual se vió salir una ave hasta entonces nunca
-vista, la cual esparcia las cenizas con el movimiento de sus alas. El
-triste canto, la flaqueza y el color de esta ave eran á propósito para
-denotar la calamidad de una ciudad tomada y saqueada. Llamóse Ardea,
-conservando el nombre de la ciudad de cuyas cenizas se formó y salió, y
-ella misma en demostracion de dolor se hiere con sus propias alas.
-
-Con esta victoria, y con las empresas que á tanta costa habia concluido
-el valor de Eneas, suspendió y detuvo la antigua ira de todos los
-Dioses, y hasta de la misma Juno, y les obligó á ponerla fin. Cuando
-ya Eneas, despues de fundado y establecido felizmente el reino para
-su hijo Ascanio, estaba en sazon de ser trasladado al cielo, Venus su
-madre visitó y suplicó por él á todos los Dioses, y asida al cuello
-de su padre Júpiter, despues de muchas caricias le dijo: „Padre mio,
-que nunca te has mostrado duro y negativo á mis súplicas, ruégote que
-ahora seas mas piadoso y condescendiente que nunca á la que te voy á
-hacer, y es que á mi hijo Eneas, que por mí desciende de tí, y eres su
-abuelo, le concedas algun rasgo de divinidad, aunque sea poco, pues me
-contentaré con tal que le concedas algo, y le eleves al número de los
-Dioses menores. Bastante mérito es el que haya una vez bajado á ver
-el desagradable reino de Pluton, y haber una vez atravesado la laguna
-Estigia.” Todos los Dioses manifestaron anuencia, y la misma Juno
-no solo no mostró indiferencia en su semblante, sino que explicó su
-consentimiento con palabras cariñosas, y que denotaban que ya se habia
-aplacado su ira. Entonces Júpiter dijo á Venus: „Tú y tu hijo sois
-dignos del don de la divinidad, y de que se te conceda lo que pides,
-y para quien lo pides. Ten, hija mia, por concedido lo que deseas.”
-Con esta respuesta que le dió Júpiter se llenó Venus de alegría, y dió
-gracias á su padre, y desde alli, conducida por los vientos en su carro
-tirado por palomas, se dirigió á las playas de los Laurentes, donde
-el rio Numico, que corre entre espesos cañaverales, desemboca en el
-vecino mar. Á la deidad de este rio encargó que lavase y purificase á
-su hijo Eneas de todo lo que tenia de mortal, y le entrase en el mar
-con mansa y suave corriente. El rio egecutó el encargo de Venus, y con
-sus aguas purificó y quitó á Eneas lo que tenia de mortal, dejándole
-solo la parte mas noble é inmortal.[116] Venus despues de este rito de
-lustracion ungió el cuerpo de su hijo con una celeste esencia, y le
-lavó el rostro con ambrosía mezclada con el dulce néctar, con lo cual
-le dejó hecho Dios. El pueblo romano le llama y tiene por uno de los
-Dioses Indígetes, y le recibió como tal en sus aras y en sus templos.
-
-Despues de la deificacion de Eneas los dos reinos albano y latino
-quedaron bajo la dominacion de su hijo Ascanio, que tuvo dos nombres,
-siendo el primero Julio, al cual sucedió su hermano Silvio, y Latino,
-hijo de este, renovó el cetro, reino y nombre antiguo de Silvio su
-padre. Despues reinaron Alba y Epito su hijo, al que siguieron por
-su órden Capis y Capeto, del cual fue hijo Tiberino, que habiéndose
-ahogado en el rio Albula, le trocó el nombre en el de Tíber. De
-Tiberino fueron hijos Rémulo y Acrota. El primero, que era el mayor,
-murió á la violencia de un rayo en castigo de haber intentado aterrar
-á los hombres con fingidos y artificiales rayos como si fuera Júpiter.
-Acrota, mas modesto y moderado que su hermano, poseyó el reino, y por
-su muerte le dejó á Aventino, el que habiendo sido enterrado en el
-mismo monte en que habia tenido su palacio, le dió el nombre de monte
-Aventino. Sucedió Proca, que tuvo su aula y habitacion en el monte
-Palatino, y gobernó desde él.
-
-
-
-
-FÁBULA IX.
-
-_VERTUMNO Y POMONA._
-
-
-En tiempo del Rey Proca hubo una famosa muger llamada Pomona, que
-se aventajaba á todas las Hamadríadas latinas en el cultivo de
-los jardines, y ninguna fue mas cuidadosa que ella en la crianza
-y conservacion de las frutas, por lo cual se le dió el nombre de
-Pomona.[117] No frecuentaba las selvas ni los rios; sus delicias eran
-los amenos campos, y los árboles que producen delicadas frutas. Su
-mano derecha no estaba acostumbrada al manejo del dardo, sino al de la
-podadera, con la cual unas veces cortaba á los árboles lo superfluo
-para que sus ramos no se extendiesen mas que lo regular, y otras les
-hendia la corteza, é ingeria en ella el renuevo de otro árbol, y le
-alimentaba y hacia vivir con el jugo ó savia del ingerido: ademas de
-esto tenia cuidado de humedecerles la tierra, y regarles con corrientes
-aguas las fibras de sus chupadoras raices. Estos eran sus cuidados,
-y esto formaba toda su diversion, sin que nunca hubiese conocido
-ni menos apetecido los deleites de Venus; mas con todo recelándose de
-alguna violencia de los rústicos de aquellos campos, habia cercado sus
-jardines para que ninguno pudiese entrar en ellos, y estar defendida
-del trato, que aborrecia, de los hombres. ¿Qué no hicieron para
-solicitarla los Sátiros, juventud inclinada á los bailes? ¿Qué no hizo
-el Dios Pan coronado de pino? ¿Qué no hizo Sileno, cuanto mas viejo mas
-entregado á los juegos juveniles? Y ¿qué no hizo en fin para reducirla
-á su amor aquel otro Dios que espantaba de los jardines á los ladrones
-con su guadaña?[118]
-
-[Ilustración: (136) Vertumno, transformado en vieja, logra el amor de
-Pomona.]
-
-Pero aunque á todos estos excedia en amarla Vertumno,[119] no era mas
-afortunado ni mas bien correspondido que los demas. ¡Cuántas veces en
-trage de segador, y que nadie le tendria por otra cosa, se le presentó
-llevándole una cesta llena de espigas! Otras muchas veces, llevando
-sus sienes coronadas de verde heno, parecia segador de yerbas. Otras
-con la ahijada en la mano parecia labrador que acababa de desuncir
-los cansados bueyes. Cuando llevaba una podadera se juzgaria que
-era podador de viñas. Si llevaba á cuestas la escala, se diria que
-iba á coger manzanas. Con una espada parecia que era un soldado, y
-con la caña en la mano un pescador. Por medio de tantos disfraces
-muchas veces tuvo el gusto de presentarse ante Pomona, y recrearse
-mirando su hermosura. Por último tomó la figura de una vieja; llenó
-de arrugas su rostro y su cabeza de canas, adornada con una pintada
-mitra,[120] y sosteniéndose en un báculo: en esta forma entró en el
-jardin de Pomona, y en tono de admiracion al ver las frutas, la dijo:
-„Ciertamente que eres de fino gusto y delicada y diestra en el cultivo
-de los árboles;” y al mismo tiempo que la alababa la dió algunos
-ósculos, que parecian de mas viveza que los de una vieja: despues se
-sentó sobre unos terrones, mirando que los árboles tenian sus ramos
-encorvados y agoviados con el peso de las frutas ya sazonadas. Habia
-en frente de ella un bien copado olmo, que estaba lleno de racimos de
-uvas; y despues de haber alabado la industria de enlazar al olmo una
-parra, de la que pendian los racimos, dijo: „Si este árbol estuviese
-solo, y sin los sarmientos que tiene entretejidos, nada mas tendria
-que hojas, ni habria en él cosa que fuese apetecida; y si la vid ó
-parra que apoya sobre el olmo no estuviese enlazada con él, estaria
-tendida y arrastrando sobre la tierra. El egemplo de ese árbol deberia
-hacerte deponer la aversion á casarte, y persuadirte é inclinarte
-al consorcio. ¡Oh! si te dejases inclinar á él y le apetecieses,
-tendrias mas pretendientes que la hermosa Elena, mas que la gallarda
-Hipodamia, que fue causa de la sangrienta batalla entre los Lapitas y
-Centauros, y mas que la casta Penélope, muger del tímido y al mismo
-tiempo audaz é intrépido Ulises. Aun ahora, sin embargo de tu aversion
-y natural desdeñoso, te solicitan y galantean mil pretendientes, tanto
-semi-Dioses como Dioses de los agrestes que residen en las montañas
-Albanas. Tú, si eres cuerda, si apeteces colocarte bien, y si quieres
-admitir los consejos de esta experimentada anciana, que te ama mas
-que ninguno de tantos pretendientes, y mas que lo que tú puedes creer
-y comprender, no hagas caso de los vulgares y ordinarios, sino elige
-para tu union al Dios Vertumno, por cuyo amor y fidelidad salgo yo por
-fiadora, pues no se conoce él tan bien á sí mismo como yo le conozco,
-ni es una deidad que ande vagando por todo el orbe, sino que tiene su
-asiento y residencia fija en estas selvas y bosques: mira que no es de
-la clase de los que apetecen y aman la última que vieron. Tú eres para
-él el primero y el último objeto de su ardiente amor, y solo á tí se
-reserva y dedica la flor de sus años: añade á esto que es un gallardo
-jóven, que reune en sí las gracias de la edad y de la naturaleza, y
-que tiene la habilidad de transformarse con aptitud y elegancia en
-todas las figuras que se le antojan, y hará cuanto tú quieras, aunque
-le mandes lo mas dificil; y á mas de esto es de tu mismo gusto é
-inclinacion, y procura llevarte la ventaja en el cuidado y esmero de
-las frutas: hace mucho alarde y aprecio de las que son de tus jardines;
-pero lo que principalmente ama y desea es á tí, y no á otra cosa
-alguna, á quien pospone las sabrosas frutas y las yerbas y plantas de
-delicado jugo que se crian en los huertos. Compadécete de su amor, y
-cree que es él mismo el que te está requebrando y hablando por mi boca.
-Teme la venganza que toman los Dioses contra los insensibles; teme á
-la Idalia Venus, que aborrece los corazones duros y que se resisten al
-amor, y teme por último la ira de la cruel Nemesis, que nunca se olvida
-ni se desentiende del merecido castigo.
-
-
-
-
-FÁBULA X.
-
-_IFIS Y ANAXARETE._
-
-
-„Para que temas con mas razon (pues por mi mucha edad sé y he conocido
-muchas cosas) te contaré un suceso muy notorio y sabido en toda la isla
-de Chipre, y su referencia podrá suavizar la resistencia y dureza de tu
-inclinacion, y hacerte mas fácil á los ruegos y al amor. Ifis, continuó
-la fingida vieja, nacido en dicha isla de padres humildes y plebeyos,
-vió á la noble y hermosa Anaxarete, que traia su antigua é ilustre
-descendencia de Teucro, hijo de Telamon. Su vista encendió en él un
-activo fuego de amor, que le penetró hasta los huesos y medulas. Sin
-atreverse á descubrirle le resistió bastante tiempo, hasta que llegó al
-extremo de que ya no bastaba la razon para reprimir y tener oculta la
-vehemencia de su pasion, la cual le dirigió y condujo hasta el atrio
-y primera entrada de su querida en busca de ocasion de suplicarla y
-manifestarle su amor. Alli unas veces viendo al ama ó camarera de
-Anaxarete, y manifestándole el extremo de su amor, la rogaba por la
-salud de su alumna le fuese para con ella buena intercesora, y la
-ablandase á su cariño. Otras veces se valia de los criados, á los
-que hablaba en un tono cariñoso y lisonjero, y les rogaba con mucho
-ahinco le proporcionasen algun favor de su señora: muchas veces les
-daba billetes para que se los entregasen, manifestándola en ellos lo
-fino y excesivo de su amor: otras veces se explicaba poniendo á las
-puertas y ventanas guirnaldas y ramos de flores humedecidas y regadas
-con el rocío de sus lágrimas: siempre estaba en el portal, reclinando
-su delicado cuerpo y cabeza en el duro umbral, y alli se quejaba y
-maldecia aquellas puertas, que para él siempre estaban cerradas. La
-esquiva Anaxarete se desentendia á todas estas demostraciones, y
-mas sorda que el mar cuando se embravece, y mas dura que el hierro
-Nórico[121] y que el peñasco vivo y aun no cortado y arrancado de
-la cantera, despreciaba las ansias de Ifis, y se burlaba de ellas
-con hechos de desprecios y burlas pesadas, y llegó hasta despedirle
-con palabras orgullosas, desesperanzando enteramente á su amante.
-No pudo Ifis sufrir con paciencia el tormento de tan durables y tan
-constantes desprecios, y la respondió y exclamó diciendo: „Has vencido,
-Anaxarete; tu dureza se ha resistido á mi amor; ya desengañado no
-volveré á importunarte ni á causarte mas molestia; prepara alegres y
-solemnes triunfos, entona himnos y cánticos triunfales, aclama á Apolo
-con el epíteto de Pean,[122] y ciñe tus sienes con laurel, pues me
-has vencido, y tu esquivez ha despreciado mi amor; yo muero de buena
-gana como víctima de tu desprecio. Ea, cruel y de empedernido corazon,
-gózate y recréate con la victoria; pero entiende que tendrás que
-alabarme en algo, y que aunque mas me desprecies, habrá en mí alguna
-cosa que te sea grata, y por ella tendrás que reconocer y confesar mi
-mérito; y entiende tambien que mi amor no cede por tus desprecios, y
-que no se acabará en mí antes que la vida; pues á un mismo tiempo habré
-de carecer de ella y del amor que te tengo. No pienses que la fama y
-la voz popular serán las que te hagan sabedora de mi muerte; yo mismo
-me presentaré á tí, y te daré noticia de ella, y deleitarás tu vista
-empleándola en mi cadaver, y en mirar un triste despojo de tu esquivez.
-Pero ¡ó Dioses! si es que teneis algun cuidado de los sucesos de los
-mortales, no os olvideis de los mios (ya no puede mi lengua proseguir
-suplicándoos); disponed de modo que llegue á los mas remotos siglos la
-fama y noticia de la dureza de Anaxarete y de la constancia de mi amor,
-y dad á la fama de entrambos la larga duracion que negasteis á la vida
-de sus cuerpos.” Esto dijo; y dirigiendo primero su vista, y en seguida
-sus desmayados brazos á los postes de la puerta, que tantas veces habia
-adornado con guirnaldas y festones de flores, ató y puso en ella unos
-lazos y cordeles, diciendo: „¿Es posible, cruel é impía Anaxarete,
-que son estos los ramos y guirnaldas que te agradan y deleitan?” y al
-acabar de decir esto metió la cabeza y cuello en el lazo; se arrojó al
-aire, pero siempre con la cara hácia la estancia de Anaxarete, y quedó
-colgado y hecho un desdichado cadaver á la violencia de la dislocacion
-de las vertebras del cuello. La puerta, impelida del movimiento de
-los pies, hizo un ruido que parecia gemido, y abriéndose de pronto,
-descubrió é hizo manifiesto el fracaso de la muerte de Ifis: acudieron
-los criados de Anaxarete dando gritos. Descolgaron el cadaver, al que
-sin efecto aplicaron algunos auxilios; y como no diese esperanza alguna
-de vida, le llevaron á la casa de su madre (porque su padre ya habia
-muerto). Esta le tomó en su regazo, y abrazando tiernamente los yertos
-miembros de su hijo, despues que desempeñó aquellos sentimientos y
-sollozos que suelen hacer las desdichadas madres, dispuso el entierro,
-al que ella misma asistió llorando por medio de la ciudad, acompañando
-al féretro que llevaba á arder en la pira el amoratado cadaver. Por
-casualidad estaba la casa de Anaxarete en la carrera que llevaba el
-entierro, cuyos clamores y triste ruido llegaron á los oidos de la
-cruel Anaxarete, la cual ya empezaba á agitarse por la conciencia de su
-dureza y por el temor de la deidad que castiga,[123] y aunque movida
-de curiosidad, dijo: „Vamos á ver el entierro de este desdichado,” y
-se subió al último cuarto de su casa para verlo desde las ventanas,
-que hizo abrir. Apenas vió desde alli á Ifis en el ataud cuando se le
-endurecieron los ojos, su sangre se heló, cubriéndose todo su cuerpo
-de amarillez. Intentó quitarse de la ventana; pero quedó fija en ella.
-Quiso apartar el semblante, y tampoco pudo. En fin la dureza de su
-corazon se comunicó á todas las partes del cuerpo, que fue convertido
-en piedra. No creas que lo que te cuento es una ficcion. Salamina
-conserva aun la estatua por imagen de su señora, y edificaron en esta
-ciudad un templo en honor de Venus, que favorece al que se inclina al
-amor.
-
-„Haz reflexion sobre esta aventura, hermosa Ninfa; no seas ya tan
-orgullosa, y rinde las armas al amor. ¡Ojalá que seas siempre feliz!
-¡Ojalá que de las heladas de la primavera se libren las flores de tus
-árboles, y que los vientos del otoño derriben sus frutos!” Luego que
-Vertumno acabó esta historia, que no movió á Pomona, deja los atavíos
-de vieja, se transforma en un gracioso jóven, y se presenta á los ojos
-de Pomona tan hermoso como cuando sale el sol de una nube que habia
-oscurecido su resplandor. Él se apercibia á la violencia; pero ya la
-fuerza no era necesaria, porque la Ninfa se habia cautivado de la
-hermosura del Dios, y se dejó penetrar de un mutuo y recíproco amor.
-
-Despues de la muerte de Proca, el usurpador Amulio se apoderó á fuerza
-de armas del unido reino de los albanos y latinos, despojando de él á
-su mayor hermano Numitor, el que siendo ya anciano, fue restituido,
-y lanzado el usurpador por el valor de sus dos nietos Rómulo y Remo:
-sucedió aquel á su abuelo, y en el dia de las fiestas Palilias[124]
-demarcó y señaló los muros para la fundacion de Roma, en la que
-estableció su reino. Por el robo de los sabinos se movió guerra por
-estos y por Tacio su Rey contra los romanos; y como en esta guerra
-hubiese sido abierta y entregada á los sabinos, por traicion de
-Tarpeya, la avenida y el puesto fortificado que estaba al cargo de
-Tarpeyo su padre, se la dió el merecido castigo de quitarla la vida
-los mismos sabinos, que la pagaron, segun lo ofrecido, la traicion,
-tirando todos contra ella los escudos que llevaban en sus manos
-siniestras, y la dejaron oprimida y sepultada debajo de un gran monton
-de ellos. Despues los sabinos con mucho silencio y reprimiendo la
-voz, como lobos que acometen de callada, despues de haberse apoderado
-de las centinelas, á quienes habia rendido el sueño, dirigieron el
-ataque contra las puertas que Rómulo tenia cerradas y aseguradas con
-gruesos cerrojos y cerraduras. Juno, aun adversa y contraria á la
-descendencia de Eneas, abrió y franqueó una de dichas puertas, y la
-tenia de par en par para que por ella entrasen los sabinos, sin haber
-hecho ruido alguno al tiempo de volverla sobre su quicio. Sola Venus,
-que era protectora de Rómulo y del reino fundado por Eneas, advirtió
-la traicion, y sintió la caida de las aldabas, y la abertura de los
-cerrojos y de la puerta. Hubiera acudido al momento á cerrarla; pero
-no podia hacerlo, porque no era lícito ni permitido á ningun Dios el
-deshacer ni rescindir lo que hubiese hecho otro Dios. No obstante
-para socorrer á Rómulo é impedir la entrada de los sabinos fue á ver
-á las Ninfas de la fuente que está cerca del templo de Juno, y las
-pidió socorriesen á los romanos. Las Ninfas no se detuvieron en lo
-que pedia Venus, ni la hicieron esperar el cumplimiento de sus justos
-preceptos, y al punto abrieron y soltaron las venas y manantiales de
-la fuente. Antes de esta erupcion estaba fácil la entrada al templo
-abierto de Juno, al que las aguas no habian cerrado el camino. Pusieron
-pues las Ninfas azufre en los íntimos conductos de la fuente, y con
-el humo de los betunes encendieron toda la cóncava cañería, y con
-estos y otros medios hicieron que el vapor y el calor penetrasen hasta
-lo mas íntimo y profundo de los manantiales, y las aguas, que antes
-vencian en frialdad á la nieve de los Alpes, empezaron á salir tan
-ardientes como el fuego. Los dos postes humeaban, y se ennegrecieron
-con el vapor encendido, y la puerta, que inútilmente se habia abierto
-á los desaforados sabinos, quedó intransitable por las aguas, que
-detuvieron á los sabinos hasta que acudieron á impedirles y disputarles
-la entrada las tropas romanas que les opuso Rómulo; y despues que en
-aquella empeñada accion quedó el suelo cubierto de cadáveres sabinos,
-y algunos que tambien murieron de los romanos al furor de las espadas,
-que derramaron mucha sangre de una y otra parte, tanto de los de Rómulo
-como de los de Tacio su suegro, se acordó poner fin á la guerra, y
-no llevarla hasta lo último, haciendo reunion de los dos reinos, y
-admitiendo á Tacio á la parte del mando de entrambos juntamente con
-Rómulo. Despues de la muerte de Tacio quedó en Rómulo el gobierno,
-que antes era comun, y él solo daba y promulgaba leyes á entrambos
-reinos, consolidados en uno solo. En este estado de cosas el guerrero
-Dios Marte, depuesto su morrion y descubierta su cabeza, se presentó
-al padre de los Dioses y de los hombres Júpiter, y le habló en la
-forma siguiente: „Pues ha llegado el tiempo, padre mio, de que ya esté
-consolidado y afirmado el recien fundado imperio de Roma, el que ya
-está reunido en solo Rómulo, ha llegado tambien el de que me des y
-concedas á mí y á tu digno nieto Rómulo el premio que me prometiste
-de elevarle de la tierra, y colocarle en el cielo y en el número de
-las deidades. Tú en algun tiempo y en el concilio de todos los Dioses
-(bien me acuerdo, noté y tengo muy presentes tus cariñosas palabras) me
-dijiste que yo por mi arbitrio podria elevar al cielo y á la clase de
-inmortal á uno de mis hijos: ruégote que sea firme y se me cumpla tu
-promesa.” Condescendió Júpiter oscureciendo el aire con negras nubes,
-y aterrando al mundo con truenos y relámpagos, con los que manifestó
-su aprobacion y consentimiento; y comprendiendo Marte estas señales
-de anuencia á la elevacion de su hijo, y á quitarle de la tierra, se
-afirmó en su lanza, y saltó á su carro tirado de caballos uncidos al
-yugo, salpicado con la sangre de las batallas, y agitándolos con el
-látigo, atravesó en un instante la vasta extension de los aires, y
-paró en la cima del monte Palatino,[125] donde encontrando á Rómulo
-que hacia justicia á su pueblo, lo arrebató en su carro. El cuerpo de
-este Príncipe al subir al cielo se purificó, y todo lo que tenia de
-mortal se disipó como la bala de plomo que es arrojada con una honda.
-Su rostro se le trocó en muy hermoso, y con la magestad de deidad, y
-vestido con la trábea[126] en la forma en que se le ve en su estatua
-de Quirino. Hersilia su muger lo lloraba como perdido, cuando la Reina
-Juno manda á Iris que baje á la tierra á consolarla, hablándola asi de
-su parte: „Ó matrona singular, honor y decoro de los romanos y sabinos,
-dignísima de haber sido antes muger del gran Rómulo, y de serlo ahora
-de Quirino, deja ya de afligirte, enjuga tus lágrimas, y si tienes
-deseos de ver á tu marido, ven conmigo al bosque sagrado que está sobre
-el monte Quirinal,[127] y que hace sombra al templo del Rey de los
-romanos.[128]” Iris obedece; y habiendo bajado á la tierra en su arco
-pintado con mil colores, llamó á Hersilia, y la dijo lo que Juno la
-habia mandado. Ella llena de respeto, y sin osar levantar la vista, la
-dijo: „Guíame, ó Diosa, donde dices (porque bien conozco que lo eres,
-aunque de pronto no pueda decir cual seas), y muéstrame á mi marido,
-pues si los hados me conceden el verle, confesaré que veo al cielo.”
-Al momento, guiando Iris, subieron al monte Quirinal, donde vieron que
-una estrella caia á la tierra por los aires, la cual encendiendo con
-su resplandor el cabello de Hersilia, la arrebató y subió al cielo,
-donde recibiéndola en sus brazos Rómulo el fundador de Roma, la mudó el
-cuerpo y el nombre, llamándola la Diosa Ora, que junta con su marido se
-veneró por los romanos en el templo de Quirino.
-
-
-
-
-[Ilustración]
-
-LIBRO DECIMOQUINTO.
-
-_ARGUMENTO._
-
-
-Siguióse Numa; el cual hizo viage á la ciudad de Crotona para inquirir
-su orígen y antiguo rito, donde supo que las piedras negras se habian
-convertido en blancas; y alli mismo oyó á Pitágoras, que disputaba de
-las perpetuas transformaciones de las cosas. Despues Egeria, llorando
-la muerte de Numa, sin admitir consuelo de Hipólito que le contaba sus
-transformaciones, se convierte en fuente. Esto no es menos admirable
-que el haberse transformado la lanza de Rómulo en árbol, y que á Cipo
-le naciesen cuernos. Julio César finalmente fue convertido en una
-estrella despues de su muerte.
-
-[Ilustración: (137) Miscilo, absuelto por un singular prodigio, va á
-Italia y funda la Ciudad de Crotona.]
-
-
-
-
-FÁBULA PRIMERA.
-
-_MISCILO ABSUELTO POR LA TRANSFORMACION DE LAS BOLAS NEGRAS EN BLANCAS._
-
-
-En tanto se busca quien pueda sostener el peso de tanta magnitud,
-y que sea digno de suceder á tan gran Rey como á Rómulo, la fama,
-pronosticadora de la verdad, destina á Numa[129] para el gobierno
-de la ciudad de Roma. Este hombre grande no se contenta con conocer
-bastantemente los ritos de los sabinos, sino que concibe cosas mayores
-en su capaz ánimo, é inquiere cuál sea la naturaleza de las cosas. Este
-anhelo y cuidado le habian hecho dejar á Cures su patria, y caminar
-hasta á aquella célebre ciudad que tomó su nombre de Croton, aquel que
-recibió á Hércules en hospedage. Alli preguntando y queriendo averiguar
-quién fuese el que fundó en Italia aquella colonia ó ciudad griega, le
-satisfizo su deseo y curiosidad un viejo instruido de las antigüedades
-de su patria, diciéndole lo siguiente:
-
-„Hércules, enriquecido con la presa de los bueyes de España que habia
-tomado á su Rey Gerion, se cuenta que navegando desde el Océano
-Atlántico, aportó felizmente á las playas y al promontorio de Lacinia,
-donde saltó en tierra, y dejando los ganados que traia que anduviesen
-errantes y apacentándose en la tierna yerba, fue admitido en hospedage
-por Croton, que alli egercia la hospitalidad, en cuya casa descansó
-de las fatigas de su largo viage; y al despedirse de él le dijo que
-en el futuro tiempo de sus nietos y descendientes en el mismo sitio
-en que estaba la casa en que le habia hospedado seria edificada una
-célebre ciudad, como asi lo comprobó despues el siguiente suceso: „Hubo
-un tal griego llamado Miscilo, el cual fue hijo de Alemon, y era el
-mas acepto á los Dioses entre todos los de su tiempo. Á este apareció
-Hércules en lo mas profundo de un sueño, y le dijo: „Despierta, deja
-tu casa y tu patria, y marcha al punto á establecerte y fijar tu
-mansion junto á la corriente pedregosa del remoto rio llamado Esar.”
-Esto le dijo, y le amenazó con muchas y muy temibles desgracias si asi
-no lo egecutaba. En esto recordó Miscilo, desapareciendo á un tiempo
-Hércules y el sueño; se levantó, y reflexionando entre sí lo que habia
-soñado, estuvo mucho tiempo indeciso y vacilante y sin resolverse
-á obedecer, pues aunque la deidad se lo mandaba, habia una ley que
-lo prohibia, y que imponia pena de muerte al que intentase emigrar y
-dejar la patria. Despues de algun tiempo tuvo una noche otro igual
-sueño, en el que le pareció que veia al mismo Hércules que le volvia
-á mandar lo mismo, y le amenazaba con muchas mas y mayores desgracias
-si no obedecia. Con este segundo sueño se llenó de temor, y empezó á
-prepararse y á dar las disposiciones de abandonar su patria y emigrar
-á otra region, transfiriendo y llevando consigo los Dioses Penates, y
-lo mas precioso que tenia en lo interior de su casa. No fue esto tan
-oculto que no llegasen á penetrarse sus designios, y á hablarse de
-ellos en la ciudad. En su consecuencia fue acusado de transgresor de
-la ley: se sustanció su causa, y sin necesidad de testigos ni otras
-pruebas se hizo patente su delito por su propia confesion. Él en el
-asqueroso trage y estado de reo,[130] alzando su rostro y manos hácia
-el cielo, dijo: „Divino Hércules, á quien doce célebres trabajos
-elevaron á deidad, ruégote que me des socorro, pues tú eres la causa
-y el autor de mi delito.” Era antigua costumbre en Argos cuando iban
-á juzgar á un delincuente echar en una urna bolas blancas si pensaban
-absolverlo, y bolas negras para condenarlo. Segun este rito se dió
-contra Miscilo la sentencia condenatoria, echando todos los jueces
-bolas negras en la urna; pero al vaciarla para contar los votos se
-halló que todas habian mudado el color de negro en blanco, y que la
-sentencia dada contra Miscilo se convirtió en favorable por favor y
-beneficio de Hércules. Dió á este gracias por ello, y luego que el
-viento se presentó favorable, se hizo á la vela, atravesó el mar Jonio;
-y despues de haber pasado la ciudad de Tarento, que debia su orígen
-á los lacedemonios, á Sibaris, el rio Neeto, de los salentinos, el
-golfo de Turios, á Temese, los campos de Calabria, y recorrido con
-mucha dificultad y peligro todas estas costas, llegó por último á la
-embocadura del rio Esar, donde el destino le habia señalado su asiento.
-Habiendo hallado cerca de alli el sepulcro del célebre Croton, edificó
-una ciudad, conforme á la órden que habia recibido de Hércules, y le
-puso el nombre del sepultado.[131]” Tal era la tradicion del pais sobre
-esta famosa ciudad, que los griegos habian venido á edificar á las
-costas de Italia.
-
-„En ella habitaba, continuó el anciano, un hombre de la isla de
-Samos,[132] que se habia desterrado voluntariamente de su patria por
-el odio que tenia á los tiranos que habian usurpado su dominacion. El
-cual, aunque en el mundo y distante del cielo, se remontaba á él con
-la contemplacion de las cosas divinas, y vió con el ingenio lo que
-no podia con los ojos del cuerpo, enseñando todo aquello que habia
-alcanzado por medio de sus meditaciones y vigilantes especulaciones:
-él explicaba á sus discípulos, que hasta cierto tiempo guardaban
-silencio, y no hacian otra cosa que oir con admiracion su doctrina,
-los principios y creacion del mundo, las causas de las cosas, qué cosa
-era la naturaleza, qué era Dios, de dónde provenian y se formaban las
-nieves, cuál el orígen de los rayos, si era Júpiter ó la nube que se
-rasgaba la que formaba y causaba los truenos, qué lo que conmovia las
-tierras y causaba los terremotos, cómo y por qué leyes hacian sus giros
-y círculos los planetas y los astros;[133] en suma él enseñaba cuanto
-antes habia estado oculto é ignorado. Él fue el primero que reprendió
-como abuso la costumbre de comer carne de los animales, y argüia
-contra ella con estas doctas, pero no creidas razones:
-
-„Absteneos y guardaos, mortales, decia el samio Pitágoras, de ensuciar
-vuestros cuerpos con manjares abominables: teneis y deben bastar para
-vuestro alimento las semillas que contienen y producen harina, las
-sabrosas manzanas, que con su peso agovian las ramas de los árboles,
-y en las vides las uvas llenas é hinchadas de su gustoso zumo: hay
-yerbas y plantas que pueden comerse crudas: hay otras que se hacen
-sabrosas cociéndolas al fuego: no se os prohiben la leche, el queso
-y la miel, que huele á la flor del tomillo. La próvida naturaleza os
-contribuye sus riquezas, y la tierra os provee de delicados alimentos,
-y os proporciona abundantes comidas, sin que tengais que encrueleceros
-en la matanza y derramamiento de la sangre de los animales. Las fieras
-y los brutos son los que sacian su hambre con carne, aunque no todos,
-porque los caballos, las ovejas, los bueyes y vacas se alimentan
-paciendo yerba: solo los animales fieros y crueles, como son los
-armenios tigres, los furiosos leones, los lobos y los osos se ceban
-en manjares mezclados con sangre. Ciertamente es una cosa delincuente
-y horrorosa que unas entrañas se sepulten en otras, y que un cuerpo
-hambriento sacie su hambre y engorde con otro cuerpo, y que un animal
-viva y se mantenga á costa de la muerte de otro animal. Ciertamente
-entre tantos dones como cria la mejor madre la tierra ¿es posible que
-no hay otros que os agraden que los horrorosos, y que para comerlos
-es menester ensangrentar los crueles dientes en las heridas, é imitar
-la crueldad de los Ciclopes? ¿Es posible que no halleis otro medio
-de saciar vuestra hambre, y llenar vuestro voraz vientre, habituado
-á la hartura, de otro modo que á costa de perder y destruir á otro
-animal? Bien veis que aquella antigua edad que se llamó de oro fue
-feliz, manteniendo á los hombres con las frutas de los árboles y con
-las plantas que producia la tierra, y no manchaban su boca con sangre
-de los animales. Entonces las aves volaban seguras por los aires; la
-liebre corria sin temor por medio de los campos, ni la credulidad habia
-expuesto al pez á ser cogido con el anzuelo: el universo tranquilo no
-conocia las asechanzas ni engaños: todo estaba en paz; pero despues
-que aquel perverso y dañoso autor (cualquiera que fuese), ansiando por
-otros alimentos, inventó llenar el hambriento vientre con manjares de
-carne, abrió con esto el camino á la maldad: yo creo que lo primero en
-que se ensangrentó el hierro fue en la muerte de las fieras: en esto
-no creo hubo delito, y soy de opinion que sin ofensa de la piedad
-podian matarse las fieras que traian expuesta nuestra vida; pero
-aunque para asegurarla se mataban, no por eso se comian. Desde aqui
-dió otro paso mas adelante la maldad, y empezó á matarse y á ofrecerse
-en sacrificio el cerdo, porque arrancaba las semillas y mieses con su
-corvo hocico, y desvanecia y quitaba la esperanza de las cosechas.[134]
-El cabron, porque pacia los tiernos retallos de las vides, fue llevado
-por víctima á las aras de Baco. Su culpa acarreó este justo castigo
-á entrambos; pero ¿en qué habeis pecado vosotras, inocentes ovejas,
-ganado útil y apacible, que sirve para defender á los hombres de las
-inclemencias del tiempo, y que proveyéndonos del néctar de vuestra
-leche, y de vuestras lanas para vestirnos, nos sois en vida mas útiles
-que despues de muertas? ¿En qué han pecado los bueyes, animales
-sencillos, en quienes no se halla dolo ni fraude, que ningun daño
-hacen, y sirven para el continuo trabajo? Es un ingrato é indigno del
-don y fruto de las mieses el que se atreve á matar un buey, quitándole
-del yugo y del arado, y recompensándole asi el trabajo y beneficio
-de haberle labrado sus campos; y lo es tambien el que se atreve á
-descargar la destructora segur sobre la cerviz maltratada con el yugo,
-y con la que tantas veces habia cultivado y renovado los campos, y
-habia proporcionado tantas cosechas. Y el caso es que no para en esto
-la malicia y gravedad de la atrocidad, sino que quieren los hombres
-disculparla, atribuyéndola á las mismas deidades, las que suponen y
-creen se huelgan y complacen con la muerte y sacrificio de un laborioso
-novillo, y en esta creencia eligen el mejor y mas elegante, sin vicio
-ni defecto (que esto es lo que le perjudica), y adornándole con oro y
-cintas victimales,[135] le conducen y ponen ante las aras, donde sin
-entenderlas oye las deprecaciones del sacrificante, y ve que le rocían
-las astas y la frente con la salsa mola,[136] compuesta de las mismas
-semillas que sembró y cultivó, y que al darle el mortal golpe salta
-su sangre y tiñe el cuchillo, que como si fuese en un espejo acaso
-habria visto poco antes en el agua preparada para el sacrificio. Aun
-sin acabar de morir le abren y miran con cuidado sus entrañas y fibras
-para rastrear y adivinar por ellas la voluntad de los Dioses. ¿De dónde
-ha venido á los hombres tanta y tan insaciable hambre de manjares
-prohibidos? ¿Cómo teneis, mortales, valor y atrevimiento para saciarla
-con ellos? Yo os requiero no lo hagais, y que fijando vuestra atencion
-en mis advertencias al tiempo que vayais á satisfacer vuestra hambre
-con los miembros de los animales que para ello matais, reflexioneis y
-conozcais que os comeis los cuerpos de vuestros colonos, y dais esta
-recompensa á los que han trabajado para vosotros; y pues se mueve mi
-boca por superior inspiracion, seguiré al Délfico Dios que me la mueve,
-os abriré el mismo cielo, y os manifestaré los celestiales oráculos.
-Grandes y hasta aqui ocultas é ignoradas cosas os tengo que explicar,
-que nunca penetraron los ingenios de nuestros antepasados, y para
-ello quiero tener el deleite de remontar mi discurso hasta los altos
-astros, y elevado como por una nube, dejando la tierra y su habitacion,
-sobreponerme á los hombros del robusto Atlante, y desde alli miraré con
-desprecio la tierra y los hombres, que descaminados y destituidos de
-la antorcha de la razon vagan sobre ella, animaré con mis exhortaciones
-á los que tiemblan y temen la muerte, desenvolviéndoles y explicándoles
-la serie y órden de su destino.
-
-„Débiles mortales, les diré, atónitos con el miedo de la muerte, ¿por
-qué temeis la Estigia y el reino tenebroso, vanos nombres, suplicios
-imaginarios,[137] inventados por los poetas? Sea que la llama reduzca
-los cuerpos á ceniza, ó sea que la podredumbre los consuma, se acabarán
-con ellos los males, y no tendrán que padecer otros algunos. Solo las
-almas son inmortales, y cuando dejan su primer asiento van á habitar y
-vivir en otros cuerpos. Yo,[138] que os hablo, me acuerdo que en tiempo
-de la guerra de Troya fuí aquel Euforbo á quien Menelao atravesó el
-pecho con una lanza; y há poco tiempo que conocí en Argos en el templo
-de Juno el escudo que yo llevaba entonces. Todas las cosas se mudan;
-nada perece, y el espíritu anda vagante de allá acá y de acá allá
-animando diversos cuerpos: desde los de las fieras pasa á los humanos,
-y desde estos á los de las fieras, sin perecer en ningun tiempo.[139]
-Y asi como la blanda cera, aunque siempre sea una misma, recibe varias
-figuras, y se la transmuta de unas en otras, deshaciendo la anterior y
-dándola otra nueva, del mismo modo y por este egemplo os hago entender
-que el espíritu siempre es uno mismo; pero va emigrando de unas figuras
-en otras. En este supuesto (mirad que os desengaño) lo que conviene
-es que no atropelleis la piedad por la gula y apetito de saciar el
-vientre: absteneos de hacer que con una muerte nefanda salgan y emigren
-de sus antiguos cuerpos los espíritus con quienes acaso tengais algun
-parentesco,[140] y no alimenteis vuestra sangre con otra sangre.
-
-„Ya que me he engolfado en este gran mar de tan secretos misterios,
-y navego en él á toda vela, sabed que nada hay en todo el mundo que
-permanezca en un estado fijo: todas las cosas caminan á su destruccion,
-y todas las figuras varían y vagan de unas en otras. Las mismas
-estaciones del tiempo corren lentamente, no de otro modo que las
-aguas de un rio; y asi como estas no pueden estar paradas ni un solo
-momento, porque una ola impele á la otra, y es impelida de la que
-viene detras, del mismo modo huyen y corren los tiempos, y se suceden
-unos á otros, renovándose siempre,[141] pues lo que fue antes ya pasó,
-viene lo que no habia sido, y los instantes y momentos siempre se van
-renovando. Bien veis como la noche se alarga y va caminando hasta el
-punto del amanecer, en el que la resplandeciente luz del dia sucede
-á la oscuridad, y que el cielo va mudando su aspecto y color, pues
-es diferente el que nos presenta á media noche cuando todo está en
-silencio, y los vivientes entregados al sueño, del que tiene cuando
-el lucero de la mañana sale en su carro tirado de caballos blancos, y
-despues vuelve á mudar el color cuando la Aurora, hija de Palante,
-precursora de la luz, baña al mundo con su resplandor, y le prepara
-para la venida del sol. El orbe y cuerpo de este está rubicundo
-cuando por la mañana, montando el horizonte, se va elevando de la
-tierra, y cuando al ponerse se esconde debajo de ella, y cándido y
-resplandeciente cuando está en medio de su carrera, porque alli está
-mas puro el aire, y menos cargado de los vapores de la tierra. La luna,
-presidenta de la noche, tampoco conserva y tiene una misma figura,
-pues si está en creciente, es hoy menor que será mañana, y mayor hoy
-que mañana si está en menguante. Ademas de esto ¿no observais cómo
-el año va variando sus cuatro estaciones, que sucediéndose unas á
-otras, imitan las cuatro edades de nuestra vida?[142] En la primavera,
-semejante á la niñez, es el año tierno y como lactante: entonces las
-yerbas y plantas hermosas con su verdor, aunque debilitadas y sin
-vigor, crecen y alientan la esperanza de los labradores. Entonces
-todo florece, y el campo se rie, y nos presenta un aspecto agradable
-con la variedad de los colores de las flores, aunque todavía no
-tengan vigor y firmeza las hojas. Pasa el año con mas robustez de la
-primavera al estío, en el que ya imita á un esforzado jóven y á la
-edad de la juventud, que es la mas robusta, y en la que mas abundan y
-se enardecen los humores y las pasiones. Al estío sigue el maduro y
-sazonado otoño, semejante á aquella edad apacible entre jóven y viejo,
-en la que apaciguado el ardor de la juventud, está el hombre en un
-temperamento medio, y empiezan á encanecérsele las sienes. Últimamente
-sigue el invierno, semejante á la vejez erizada y de trémulo paso, la
-que ó despoja al hombre de sus cabellos, ó se los encanece. Nuestros
-cuerpos tambien se van del mismo modo trocando y mudando sin cesar
-ni parar en ellos un momento el lento estrago,[143] y asi no seremos
-mañana lo que fuimos ayer ni lo que somos hoy. Hubo un cierto dia en
-que habitamos y existimos en el vientre de nuestras madres, no hombres
-aun, sino un embrion inanimado, y una primera esperanza de llegar á ser
-hombres. La naturaleza aplicó á nosotros sus diestras y formadoras
-manos, y despues que nos tuvo ya formados y animados, y en sazon de
-nacer, no quiso estuviésemos mas tiempo comprimidos y encarcelados
-en el vientre de nuestras madres, que ya no podia dilatarse mas, y
-de aquella estrecha cárcel nos sacó á respirar el aire libre.[144]
-Despues de nacer, sin tener fuerzas para sostenernos, pasamos el
-tiempo de la lactancia echados en la cuna ó en el regazo de nuestras
-madres. Cuando ya tenemos algun mas vigor empezamos á movernos, y á
-andar con pies y manos como los animales de cuatro pies, á lo que se
-sigue el esforzarnos á ponernos y estar en pie, temblando con débiles
-piernas, y empezar á echar los pasos, sostenidos y apoyados en algun
-arrimo. Adquiriendo poco á poco agilidad y fuerzas, llegamos á la
-juventud, cuya robusta edad se nos pasa con ligereza,[145] y con la
-misma corre tambien el tiempo de la edad media, y como cuesta abajo
-nos resbalamos y precipitamos á la vejez caduca y consumidora, que nos
-quita y debilita las fuerzas de todo el tiempo anterior, y nos conduce
-á la muerte. Milon ya viejo[146] lloraba al mirar flojos y débiles sus
-brazos, en otro tiempo tan robustos y nerviosos como los de Hércules.
-Elena tambien lloraba en su vejez al mirar en el espejo su rostro lleno
-de arrugas, y se admiraba entre sí misma de ver en lo que habia parado
-su singular hermosura, por la que habia sido dos veces robada.[147] El
-tiempo consumidor de todas las cosas, y tú tambien, odiosa vejez, todo
-lo destruis y arruinais, y desmoronando y corrompiendo todas las cosas
-con los estragos y dentelladas del tiempo,[148] las haceis perecer con
-una lenta y pausada muerte. Aun aquellas cosas que llamamos elementos
-no estan exentas de vicisitudes, ni permanecen en un ser: escuchadme
-con atencion, y os explicaré y manifestaré las mutaciones que suceden
-en ellos.
-
-„El mundo desde su orígen contiene cuatro primeros cuerpos, que son
-el principio de que proceden todos los seres. Los dos mas pesados,
-la tierra y el agua, son llevados á lo inferior con su propio peso:
-el aire y el fuego, mas puro que el aire por carecer de gravedad,
-ocupan la region mas elevada, los cuales, aunque distantes uno del
-otro por su situacion, no obstante entran en la composicion de todos
-los cuerpos, y estos se resuelven y convierten últimamente en ellos.
-La tierra se resuelve y convierte en agua; el agua al disiparse se
-vuelve aire; el aire, habiéndose descargado de lo mas grosero que
-tenia, se sutiliza y toma la naturaleza del fuego, y por medio de
-una revolucion enteramente contraria el fuego que se condensa se
-convierte en aire; este aire vuelve otra vez á ser agua, y el agua que
-se espesa vuelve á tomar la consistencia y la solidez de la tierra.
-En el mundo ninguna cosa conserva su primera forma; y la naturaleza,
-novadora de todas las cosas, repara unas formas con la destruccion
-de otras. En todo el universo (creedme) ninguna cosa perece ni se
-aniquila, sino que solo varía, muda y renueva su antigua figura:
-llamamos nacer el empezar á ser otra cosa que lo que era antes, y
-morir el dejar de ser lo que antes, y tomar otra nueva forma: aunque
-haya estas variaciones, y las cosas de acá se truequen en las de
-allá, y al contrario, lo que es los seres permanecen constantes, y
-nunca perecen. Vivo en la cierta creencia de que no hay cosa alguna
-que permanezca mucho tiempo sin mudar de forma ni perder su antigua
-figura. Debe bastaros para persuadiros de esto el observar que por las
-continuas vicisitudes desde el dichoso siglo de oro habeis venido á
-parar poco á poco é insensiblemente en el de hierro, y que tantas veces
-habeis visto mudarse y trocarse la faz de la tierra y unos sitios en
-otros. Yo he visto reducidas á mares y ocupadas por las aguas las que
-antes fueron tierras sólidas y firmes, y por el contrario reducido
-á tierras lo que antes fue mar, y que asi lo demuestran las conchas
-marinas, y las viejas áncoras que suelen hallarse en lo empinado de
-los montes. Vemos tambien que lo que antes fue un llano campo hoy
-está reducido á un valle por el ímpetu y corriente de las aguas, y
-que desmoronadas las montañas con las avenidas, se convirtieron en
-amenas y apacibles llanuras, y las tierras que antes fueron pantanosas
-estan ahora áridas con las secas arenas, y las que antes fueron de
-secano abundan ahora en humedades, y estan hechas estanques de agua.
-En unas partes la naturaleza ha brotado nuevas fuentes, y en otras
-se han secado y cerrado los antiguos manantiales; en unas partes
-al ímpetu de los terremotos nacen y salen nuevos rios, y en otras
-al mismo ímpetu suspende su corriente, y se cierran y secan los que
-antes habia. Asi ha sucedido con el rio Lico,[149] á quien se sorbió
-una grande abertura que hizo un terremoto, y le transmutó y mudó su
-nacimiento y corriente á otro sitio muy distante. El Erasino[150] unas
-veces corre sobre la tierra, y otras escondiéndose debajo de ella, va
-por último á renacer y salir en los campos de Argos. Del Caico, rio de
-Misia, se cuenta tambien que mudado su nacimiento y antigua corriente,
-corre ahora por otra muy diversa. Tambien el Amaseno, rio de Sicilia,
-algunas veces corre con arenosas aguas, y otras se queda en seco por
-cerrársele sus manantiales. El agua del rio Anigro,[151] era antes
-buena para beber; pero hoy es peligroso hasta el tocarla, despues que
-(si no es que los poetas han mentido) los Centauros la inficionaron y
-envenenaron, lavándose en ella las heridas que les habian hecho las
-flechas de Hércules. La del rio Hipanis,[152] que baja de las montañas
-de la Escitia, habiendo sido antes dulce, está hoy corrompida con una
-amargura salobre. Antissa, Paros y Tiro en otro tiempo fueron islas;
-hoy estan unidas á la tierra firme: al contrario Léucada,[153] que
-estaba unida al continente, se ha separado despues, y se ha hecho
-una isla. Tambien se dice que Zanclea[154] estuvo unida á la Italia
-hasta que el mar la cercó y separó de la tierra. Si preguntas qué se
-han hecho Helice y Buris, ciudades de Acaya, las hallareis sumergidas
-en las aguas; y todavía los marineros suelen mostrar los pueblos que
-fueron sumergidos con sus murallas. Cerca de Trecene, patria de Piteo,
-hay un monte algo empinado y sin árboles algunos, el cual habiendo sido
-antes una llana campiña, ahora es una montaña, porque (causa horror
-el referirlo) el ímpetu de los vientos encerrados en las cavernosas
-entrañas de la tierra, luchando en ellas y buscando salida, como no
-la encontrase, ni hubiese abertura alguna por donde salir el aire
-libre, extendió é hinchó la tierra[155] del modo que el soplo de la
-boca suele hinchar una vejiga ó una piel de cabron. El sitio permaneció
-y permanece aun en forma de un elevado collado, que se endureció y
-petrificó con el transcurso del tiempo.
-
-„Entre las muchas cosas que me ocurren, y que vosotros habreis
-conocido ú oido decir, os añadiré y referiré algunas pocas. Hasta las
-aguas padecen vicisitudes, y mudan sus cualidades y figuras. La que
-mana en la fuente que está junto al templo de Júpiter Ammon al medio
-dia está fria, y caliente al salir y ponerse el sol. En los pueblos
-Atamanes[156] se cuenta haber una fuente, la cual cuando la luna está
-en su menor luz enciende y hace arder los maderos que arrojan en ella.
-Los Cicones[157] tienen un rio, cuya agua petrifica las entrañas del
-que la bebe, y convierte en piedra lo que con ella se rocía ó toca.
-El rio Crati y el Sibari,[158] que no está muy distante de estas
-playas, tienen la virtud de volver los cabellos color de oro ó ámbar.
-Pero lo que es aun mas de admirar es que hay aguas que no solo mudan
-los cuerpos, sino tambien los ánimos. ¿Quién no ha oido hablar de la
-fuente Salmacis,[159] que vuelve afeminados á todos los que se bañan en
-ella? Tambien hay un lago en Etiopia, en el cual si alguno bebe, ó se
-enfurece, ó padece un sueño de maravillosa pesadez. Cualquiera que bebe
-el agua de la fuente de Clitorio[160] aborrece el vino, solo le gusta
-abstenerse de él, y beber agua pura; lo que procede ó de que hay en
-dicha fuente alguna virtud contraria al calor del vino,[161] ó de que,
-segun lo cuentan los naturales de aquel pais, el hijo de Amitaon,[162]
-despues que por virtud de los encantos y las yerbas curó y libertó de
-la locura y furor á las hijas de Preto, arrojó en aquellas aguas los
-humores de que las purgó el celebro, con lo que contrajeron la virtud y
-eficacia de aborrecer el vino. Las aguas del rio Lincesto[163] corren
-con una virtud contraria á las de la fuente Clitorio, pues el que bebe
-con abundancia de ellas se emborracha como si hubiera bebido vino puro.
-En Arcadia hay un lago, que los antiguos llamaban el lago de Feneo,
-cuyas aguas son perniciosas bebidas de noche, y de dia no hacen daño. Á
-este modo los lagos y los rios tienen diversas y opuestas virtudes. En
-lo antiguo la isla llamada Ortigia[164] andaba flotando sobre las aguas
-como una nave, y ahora está inmóvil y fija. El navío Argo temió en otro
-tiempo á las Simplegades, esparcidas con el concurso de las quebradas
-olas, las cuales ahora son islas firmes, y capaces de resistir á toda
-la impetuosidad de los vientos. El Etna, que arde y arroja erupciones
-de azufre encendido, no arderá siempre, porque no siempre hubo en él
-fuego ni estuvo encendido. Porque bien sea que conceptuemos á la tierra
-un grande animal que vive y respira llamas por algunos sitios, puede
-trocar cada vez que se conmueve las bocas y caminos de su respiracion,
-cerrar las antiguas cavernas, y abrir en otras partes otras nuevas.
-Bien sea que opinemos que los vientos encerrados en las mas profundas
-cavernas de la tierra agitan las piedras unas con otras y las materias
-inflamables, y con estas agitaciones las encienden, luego que llegue el
-tiempo de que dichos vientos se aplaquen y apacigüen, cesará el fuego,
-y las cavernas subterráneas se quedarán frias: y por último bien sea
-que opinemos que los fuegos subterráneos se ceban y nutren por los
-betunes y azufres que hay en la tierra, luego que estos se consuman
-con el largo tiempo, y falte la materia y alimento á las llamas
-consumidoras, faltará el fuego, y se apagará él mismo por falta de
-materia en que cebar su hambre devoradora. Se dice que los que habitan
-en el monte Palene, que está en la region de los Hiperboreos,[165] si
-se bañan nueve veces en el lago Triton, se les puebla de plumas todo
-el cuerpo. No tengo por creible lo que acabo de referir, ni tampoco lo
-que se cuenta de las mugeres de Escitia, que untándose con el zumo de
-ciertas yerbas venenosas sus cuerpos, les nacen plumas, y se convierten
-tambien en aves. Pero no por esto se ha de dejar de dar crédito á las
-cosas que califica la experiencia, la cual nos está manifestando que
-al paso que los cadáveres de los animales se van corrompiendo con
-el tiempo y por su cálido humor, se convierten en gusanos y otros
-insectos. Haced la experiencia en un novillo (cosa es que está bien
-conocida por repetidos egemplares); matadle, y despues tenedle guardado
-y encerrado hasta que se corrompa, y de él nacerán y saldrán laboriosas
-abejas,[166] que siguiendo la inclinacion del padre de quien nacieron,
-frecuentan los campos, recogen el rocío de las flores, y se apresuran
-á la conclusion de su obra, trabajando con la esperanza de su alimento
-y de la multiplicacion de su especie. Los tábanos tambien nacen del
-cadaver del guerrero caballo, si se le sepulta y esconde en la tierra.
-Si quitais los brazos á un cangrejo, y cubris de tierra el resto del
-cuerpo, saldrá un escorpion con aquella cola tan temible. Es cosa
-conocida entre los labradores que los gusanos de seda se convierten
-en mariposas. El cieno de las lagunas contiene en sí semillas que
-producen las verdes ranas, y las engendra truncadas de pies, los que
-despues les van saliendo acomodados para nadar, y los posteriores son
-mas largos que los brazos para que puedan saltar con mas facilidad.
-El oso recien nacido solo es una masa de carne; la madre lo forma en
-miembros[167] lamiéndolo, y le da la forma que le vemos. Es cosa
-sabida que las abejas que nacen en aquellas celditas hexágonas[168] que
-hacen en los panales, no están al principio bien formadas, y que los
-pies y las alas les vienen algun tiempo despues. ¿Quién creeria á no
-verlo que de la yema que esta en medio del huevo pudiesen formarse y
-nacer la ave dedicada á Juno, cuya cola está sembrada de estrellas, el
-águila de Júpiter, las palomas de Venus, y en una palabra todo género
-de aves? Hay quien cree que corrompida la medula del espinazo de un
-cadaver humano encerrado en el sepulcro, se convierte en una culebra.
-Todas las referidas transformaciones traen su principio de otros seres;
-pero hay una ave, que los asirios llaman el Fénix, que se repara y
-renueva á sí misma: esta ave no se mantiene de yerbas ni granos, sino
-de las lágrimas del incienso y del jugo del amomo. Luego que cumple los
-quinientos años de su vida fabrica con su duro pico y sus uñas un nido
-en las ramas de una encina ó en la copa de una palma, y poniendo en
-él aristas de canela, de nardo, de cinamomo con mirra, se echa sobre
-todo, y concluye su vida en medio de olores aromáticos. Aseguran que
-de él renace otro pequeño Fénix para vivir otros tantos años. Luego
-que este tiene bastantes fuerzas para llevar peso, carga con el nido
-que le sirvió de cuna y de sepulcro á su padre, y despues de haberlo
-llevado hasta la ciudad del sol,[169] deja este precioso depósito á la
-puerta del templo de este Dios. Si en el número de estas maravillosas
-novedades debe entrar y contarse la de la alternacion de sexos, tambien
-debemos maravillarnos de lo que se cuenta de la hiena, que unas veces
-es hembra y otras macho. El camaleon, que se mantiene del aire, va
-mudando su color, segun el que tienen las cosas que toca. Baco trajo
-los linces de la conquistada India, cuya orina, segun se dice, se
-convierte en piedra luego que sale de la vejiga, y se congela al punto
-que toca el aire. Se concluiria el dia, y el sol llegaria al término
-de su carrera antes que yo acabase de referir rodas las cosas que se
-han transformado en nuevas especies. Vemos que con el tiempo todo se
-va trocando, y que unas naciones se robustecen y fortalecen, y otras
-se destruyen. La gran ciudad de Troya, que en algun tiempo fue famosa
-y abundante en poblacion y riquezas, y que á costa de mucha sangre
-pudo defenderse por el tiempo de diez años, ahora destruida y arrasada
-solo presenta en lugar de sus riquezas algunas ruinas y restos de su
-antigüedad y los sepulcros de sus antepasados. Esparta antigüamente fue
-una ciudad célebre; Micenas, Atenas y Tebas florecieron igualmente, y
-en el dia Esparta está reducida á un campo despreciable; Micenas se
-halla destruida; Tebas, corte de Edipo, ¿qué otra cosa es hoy que una
-fábula? y de Atenas ¿qué ha llegado hasta nosotros sino el nombre?
-Ahora dicen que empieza á elevarse la troyana Roma, que edificada
-junto á la corriente del Tíber, pone su gran mole por cimiento para
-fundar un grande imperio. Esta pues aumentándose cada dia, va mudando
-su forma, y llegará tiempo en que sea la capital de todo el orbe. Asi
-se cuenta que lo predijeron los agoreros y los oráculos; y segun hago
-memoria, Heleno, hijo de Príamo, cuando Troya fue destruida consoló á
-Eneas que lloraba y desconfiaba del remedio, diciéndole: „Hijo de la
-Diosa, si tienes alguna confianza en el arte de leer en lo por venir
-que yo poseo, puedo predecirte que Troya no será enteramente destruida
-en tanto que tú vivas. El hierro y el fuego te abrirán camino, y
-llevarás contigo las tristes ruinas de Ilion, hasta que halles en una
-tierra extrangera un establecimiento, donde serás mas dichoso que en
-tu patria. Ya estoy viendo una gran ciudad que deben edificar tus
-descendientes, tal que no hay ni habrá, ni se ha conocido otra igual
-en los pasados siglos. Sus próceres y principales la harán poderosa
-por mucho tiempo; pero un descendiente tuyo y de tu hijo Ascanio[170]
-la elevará á señora y cabeza del mundo. Despues que haya acabado su
-carrera, los Dioses se lo llevarán de la tierra para colocarlo en el
-cielo, que le está destinado.[171]” Esta fue la prediccion que hizo
-Heleno á Eneas. Hoy que empieza á cumplirse estoy contento de los
-progresos de una ciudad que está aliada con Crotona, y veo con gusto
-que ha sido útil á los troyanos el haber sido vencidos por los griegos.
-
-„Pero volviendo á mi asunto, y al fin y término que me he propuesto,
-y del que me he apartado algo, habeis de saber que el cielo y cuanto
-se contiene debajo de él, y asimismo la tierra y lo que se encierra
-dentro de ella, va mudando cada dia su forma. Nosotros, que somos una
-parte del mundo (porque no somos solamente cuerpos, sino tambien almas
-espirituosas, que pueden transmigrar á las fieras y á los ganados),
-dejemos que vivan seguros y tranquilos aquellos seres en quienes pueden
-residir los espíritus de nuestros padres, hermanos y parientes, ó en
-fin, de los hombres cualesquiera que sean: no metamos en nuestros
-estómagos manjares y cenas como la de Tiestes. El que degüella á los
-inocentes novillos, y oye insensible sus tristes bramidos, ¡qué mala
-costumbre adquiere, y cómo se habitúa á derramar con impiedad la sangre
-humana! Lo mismo sucede al que se atreve á degollar á un cabritillo,
-que da gritos semejantes á los de un niño, y á comerse una ave que
-él mismo ha cebado. En todas estas cosas ¿qué es lo que falta para
-una completa maldad? Y ¿adónde se pasará y hará tránsito desde la
-impiedad de matar á los animales? El buey sírvanos para arar hasta que
-envejecido se muera. La oveja suminístrenos el defensivo contra el
-frio; y las cabras nos sirvan solo para ordeñarlas y sacarlas su leche.
-Dad de mano á las redes y lazos; no egerciteis las artes engañadoras;
-no useis de la liga para engañar los pajarillos, ni de las flechas
-para los ciervos y demas animales de los montes, ni tampoco de los
-anzuelos escondidos bajo del cebo para los incautos peces. Perseguid
-y destruid á los animales que son dañosos; pero no hagais mas que
-matarlos, y no os sirvais de ellos para comer, sino contentaos con los
-alimentos proporcionados y conducentes.”
-
-Instruido Numa con estos y otros semejantes documentos, se cuenta que
-volvió á su patria, y que habiendo sido rogado y solicitado, sucedió
-á Rómulo, y tomó el gobierno del pueblo y reino latino. Este Rey, por
-los sabios consejos de Egeria su muger y de las Musas que consultaba,
-tuvo la felicidad de inspirar á un pueblo feroz, y que solo respiraba
-guerra, sentimientos de paz, afabilidad y equidad, y de instruirlo en
-las ceremonias de la religion. Reinó hasta una extrema vejez, y su
-muerte causó y costó lágrimas á las matronas romanas, al pueblo y á
-los senadores. Su muger, habiendo dejado á Roma, se retiró á la selva
-de Aricia, donde interrumpió muchas veces con sus gemidos y quejas los
-sacrificios que se ofrecian á aquella Diana que Orestes habia llevado
-alli. ¡Ah! ¡cuántas veces las Ninfas de los bosques y de los lagos la
-persuadieron que no llorase, procurando consolarla con sus palabras
-consolatorias! ¡Cuántas veces Hipólito, viéndola bañada en lágrimas,
-le dijo: „¡Pon fin á tu llanto! No pienses que tu suerte es sola digna
-de llorarse; reflexiona las desgracias que acaecen á otros, y sufrirás
-con mas paciencia las tuyas! Mis calamidades bastarán á consolarte, y
-¡ojalá que no tuviese yo en mí mismo egemplares que proponerte para
-templar tu dolor! Pues puedo referirte los sucesos de aquel Hipólito
-que algunas veces habrá llegado á tus oidos, y que fue víctima de la
-credulidad de su padre, y de la calumnia y engaño de su madrastra. Te
-causará admiracion, y con dificultad podré inclinarte á la creencia;
-pero tengo de ello tales pruebas, como que soy el mismo Hipólito á
-quien la hija de Pasifae,[172] en despique de que desprecié sus ruegos
-é instancias amorosas, me acusó á mi padre, fingiendo y suponiendo que
-yo me habia atrevido contra su honor, y atribuyéndome lo que ella habia
-intentado y querido, recriminando contra mí su propio delito, ó por
-recelo de que yo no lo descubriese é hiciese creer á mi padre, ó lo que
-es mas regular, ofendida y resentida de mi resistencia y desprecio.
-Aunque yo estaba inocente, mi padre, creyendo con ligereza la calumnia,
-me desterró de Atenas, y al tiempo de mi partida profirió contra mí
-las mas horrorosas imprecaciones. Caminaba yo á mi destierro sobre mi
-carro, dirigiéndome á Trecene á refugiarme de mi abuelo Piteo, que
-reinaba en ella. Ya llegaba á las playas de Corinto cuando se alborotó
-el mar, y las aguas formaron una excrescencia que parecia una montaña
-que por momentos se iba elevando, hasta que precediendo espantosos
-bramidos, se rompió en lo mas alto aquel cúmulo de aguas, del que salió
-un terrible becerro marino armado con sus cuernos, y levantado del
-medio cuerpo arriba sobre las aguas, arrojaba gran porcion de ellas por
-las narices y boca. Llenáronse de pavor los que me acompañaban; mas yo,
-á quien solo afligian el cuidado y pena de mi destierro, me mantuve en
-mi presencia de ánimo. En esto espantándose los feroces caballos que
-tiraban el carro, volvieron la cabeza y cuello hácia el mar al oir el
-ruido, y empinadas las orejas, y espantados á la vista del monstruo,
-dejaron el camino, y echaron á correr, y á arrastrar el carro por
-asperezas y peñascos. Yo me esforzaba en vano á detenerlos, tirando
-de las riendas salpicadas de las blancas espumas que arrojaban, y me
-inclinaba hácia atras para tirar con mas fuerza. Estas diligencias no
-me hubieran sido inútiles, y yo hubiera conseguido detener el ímpetu
-y furor de los caballos; pero tuve la desgracia de que una de las
-ruedas que sostienen el ege se quebró y deshizo por haber tropezado
-en el tronco de un árbol. Esta casualidad me hizo caer del carro, y
-como estaba asido á las riendas y enredado en ellas, si lo hubieras
-presenciado hubieras visto cómo fueron arrastradas mis vivas entrañas,
-cómo mis nervios y miembros se iban quedando á pedazos prendidos en
-los troncos y puntas de los peñascos, cómo sonaban mis huesos al
-tiempo que se rompian y quebraban, y cómo por último exhalé el alma
-ya debilitada,[173] y en fin hubieras visto que no quedó de todo mi
-cuerpo miembro alguno que pudieras conocer, porque todos quedaron
-destrozados, y todo yo era una herida. ¿Puedes ahora, Egeria, ó te
-atreves á comparar tu desgracia con la mia? Añade tambien que bajé
-al reino tenebroso; que lavé mis heridas en las aguas inflamadas del
-Flegeton,[174] y que jamas hubiera vuelto á ver la luz del dia, si el
-hijo de Apolo[175] por la virtud poderosa de su arte no me hubiese
-vuelto la vida.[176] Como Pluton estaba indignado del beneficio que
-acababa de recibir, y que mi presencia pudiera inspirar envidia á
-las sombras, Diana, al conducirme fuera de los infiernos, me cubrió
-de densas nubes; y para que estuviese seguro, y pudiera sin daño ser
-visto, mudó esta Diosa todas mis facciones, me aumentó la edad, y me
-dejó enteramente desconocido. Estuvo algun tiempo perpleja sobre si me
-dejaria en la isla de Creta ó en la de Delos. Y por último dejando la
-una y la otra, y pasando adelante, me trasportó á este pais,[177] y me
-mudó el nombre para que el de Hipólito no recordase mis desgracias. „Tú
-te llamas Hipólito, me dijo; en lo sucesivo te llamarás Virbio.[178]”
-Desde entonces habito en este bosque, y como uno de los Dioses menores
-vivo aqui oculto bajo la proteccion de Diana, y estoy dedicado y
-adscrito á su deidad.”
-
-Con todo, las desgracias de Hipólito no fueron bastantes para consolar
-el llanto de Egeria, la cual, dejándose caer en lo mas bajo de la
-falda de la montaña, se deshacia en lágrimas; y conmovida Diana de la
-piedad y cariño conyugal que la tenian en tanta afliccion, hizo de su
-cuerpo una fuente, y adelgazando sus miembros los redujo á un continuo
-manantial.
-
-La novedad de esta transformacion admiró á todas las Ninfas de aquel
-bosque, y el hijo de la Amazona[179] se quedó tan pasmado como aquel
-labrador de Toscana cuando vió en el campo que araba un terron que
-primero por sí mismo y sin impulso de otro se movia, y despues dejando
-la forma de tierra, tomó la de hombre, y empezó á predecir lo por
-venir. Los naturales del pais le llamaron Tages, y fue el primero que
-enseñó á los etruscos el arte de adivinar. Tambien se puede comparar
-la admiracion de Hipólito á la de Rómulo, cuando habiendo arrojado su
-lanza al monte Palatino, la vió al momento echar raices, y que ya no
-era lanza, sino árbol, cuya sombra admiró á los que la veian, y nunca
-esperaron pudiera producirla una lanza.
-
-En fin, la admiracion de Hipólito fue tan grande como la de Cipo,[180]
-cuando mirándose en las aguas del Tíber, vió que tenia cuernos en
-su cabeza. Esta maravilla la tuvo al principio por una ilusion; pero
-habiendo llevado muchas veces las manos á la frente, tocó con ellas
-lo que acababa de ver. Esta aventura, que le sucedió cuando volvia á
-Roma despues de haber vencido los enemigos de la patria, le obligó á
-detenerse; y levantando los ojos y manos al cielo, hizo esta súplica:
-„¡Ó Dioses! si este prodigio es un feliz presagio, consiento que lo sea
-para el pueblo romano; si es de mal agüero, que no sea funesto sino
-á mí solo.” Despues erigió un altar de césped, sobre el cual quemó
-incienso, derramó vino, y despues que sacrificó dos ovejas, especuló
-en sus entrañas lo que los Dioses le anunciaban por este extraño caso.
-El adivino Tirreno,[181] que las examinó al mismo tiempo, percibió que
-prometian, aunque de un modo oscuro, grandes destinos á Cipo; pero
-luego que quitó la vista de las fibras de la víctima para levantarla á
-los cuernos de Cipo: „Salve, le dijo; yo te saludo en calidad de Rey.
-Lo que te acaba de suceder me anuncia que Roma y cuanto está sujeto á
-su poder te reconocerán por Soberano. Apresúrate á entrar en la ciudad
-que te abre sus puertas: asi lo mandan los hados. Luego que llegues á
-la ciudad serás coronado, y tu reinado será largo y tranquilo.” Á estas
-palabras Cipo retrocedió, y apartando su desagradable rostro de los
-muros de la ciudad, dijo: „¡Ah! ¡qué funesto presagio! ¡Arrojen los
-Dioses lejos tal agüero! Mas bien querré pasar en destierro el resto de
-mi vida, que entrar en el Capitolio con el nombre de Rey.” Dijo esto, y
-al punto convoca al senado y al pueblo; y habiendo tenido la precaucion
-de cubrirse la cabeza con una corona de laurel, se puso sobre una
-altura hecha por los soldados.[182] Alli, despues de haber rogado á
-los Dioses segun costumbre antigua, habló en estos términos: „Aqui hay
-un hombre que será vuestro Rey si no le echais de la ciudad. Quién sea
-este lo mostraré por una señal, no por el nombre. Cuernos tiene en la
-frente, y los adivinos le han pronosticado que si entra en Roma será
-Rey, y os dará leyes. Pudiera haber entrado con ímpetu por las puertas
-abiertas; pero yo se lo he estorbado, aunque ninguno está mas unido
-á él que yo. Á vosotros, ó romanos, pertenece ahora estorbarle la
-entrada, y si lo teneis por causa suficiente para ello, aprisionadle
-con pesadas cadenas, ó mas bien aseguraos de tal miedo con la muerte
-del tirano.” Á este discurso siguió un confuso rumor de todo el pueblo,
-como el que hace un torbellino cuando sopla en los elevados pinares, ó
-como el de las olas del mar cuando se oyen desde lejos; pero entre lo
-mucho que confusamente articulaba el pueblo se percibia bien que todos
-á una voz decian: „¿Quién es ese hombre?” En esto empezaron á buscarle,
-mirándose y reconociéndose las frentes y cabezas unos á otros, buscando
-al que tenia la señal de los cuernos, y entonces Cipo, quitándose la
-guirnalda que los cubria, y enseñando los dos que tenia en sus sienes,
-les dijo: „Yo soy; miradme: aqui teneis al que buscais.” Todos bajaron
-la vista, y empezaron á suspirar, no atreviéndose á mirar (¡quién lo
-creyera!) la cabeza de aquel que tan benemérito era á la patria; y no
-permitiendo que estuviese mas tiempo desairado con aquella insignia tan
-indecorosa, se la cubrieron volviéndole á poner la guirnalda.
-
-[Ilustración: (139) Cipo predice al pueblo Romano tendria un Rey, y
-quitándose la corona, dice, vedle aqui.]
-
-Los senadores, no pudiendo permitir la entrada en la ciudad á un
-hombre á quien el agüero pronosticaba y destinaba la dignidad real, le
-concedieron y decretaron fuera de ella otra tanta tierra cuanta pudiese
-rayar y señalar con el sulco que uncidos al arado hiciesen dos
-bueyes desde salir el sol hasta ponerse; y para la perpetua memoria de
-este suceso hicieron esculpir en los postes de bronce de la puerta por
-donde debia haber entrado Cipo una estupenda figura de un hombre con
-cuernos.
-
-
-
-
-FÁBULA II.
-
-_ESCULAPIO ES LLEVADO Á ROMA._
-
-
-Musas, deidades propicias á los poetas (pues lo sabeis, y no se os
-olvidan las cosas por el transcurso de mucho tiempo), recordadme,
-para que yo pueda referirlo, de donde fue traido Esculapio á la isla
-que está rodeada por el Tíber, y admitido entre las deidades romanas.
-Una cruel peste infestó en otro tiempo todo el aire y la atmósfera de
-Italia, la cual causaba muchos estragos, y los cuerpos de los enfermos
-se corrompian, y en lugar de sangre destilaban materia. Afligidos y
-oprimidos los hombres con tantas muertes, despues de haber intentado
-en vano los medios humanos, y viendo que nada aprovechaban el arte ni
-los remedios, recurrieron á implorar el auxilio del cielo, y enviaron
-á consultar el oráculo de Apolo que estaba en Delfos, suplicándole
-se dignase socorrer la calamidad, dando una saludable y favorable
-respuesta, y poniendo fin á los males que afligian á la ciudad. Apenas
-se habia acabado la súplica de los diputados, cuando á un tiempo
-temblaron el templo, los laureles y las aljabas que él tiene, y se oyó
-salir del fondo de la sagrada trípode[183] esta voz, que llenó de
-admiracion á todos: „Romanos, lo que venis á buscar aqui lo podiais
-haber hallado en lugar mas cercano que este. No teneis necesidad de mi
-auxilio, sino del de mi hijo.[184] Id con buen auspicio, y llevad á
-Roma al hijo de Apolo.”
-
-[Ilustración: (138) Roma, afligida de la peste, envia á Delfos á
-consultar el Oráculo de Apolo.]
-
-Despues que el prudente senado recibió la celestial respuesta se
-informó con cuidado del nombre de la ciudad en que existia Esculapio,
-y cuando lo supo envió comisionados que navegasen á Epidauro para
-traerle. Luego que la nave llegó, los romanos se presentaron á los
-principales de la ciudad, que se habian juntado para recibirlos, y les
-rogaron que les diesen á Esculapio para que su presencia finalizase
-los crueles males que la Italia padecia, añadiendo que asi lo mandaba
-el oráculo de Apolo. Hubo sobre este punto muchos y varios pareceres,
-porque algunos fueron de opinion de que debia concedérseles el socorro
-que pedian, y otros muchos lo resistieron, fundándose en que no
-debian desprenderse ni entregar á unos extrangeros una deidad que era
-suya propia y el apoyo de su salud. Sin haberse resuelto cosa alguna
-se concluyó el dia, y llegó la temerosa noche, en la cual el Dios
-Esculapio apareció en sueño al principal de los legados romanos en
-la misma forma y figura que se le suele ver y venerar en su templo,
-teniendo un báculo en la mano izquierda, y componiendo su larga barba
-con la derecha, le dijo con semblante halagüeño: „Deja el temor: iré
-contigo; pero será bajo otra figura. Mira ahora esta serpiente que se
-enrosca al rededor de mi báculo: nótala bien con la vista para que
-puedas conocerla. Me transformaré en ella, aunque seré algo mayor, y
-pareceré tan grande como deben ser las deidades cuando se transforman.”
-Con esto desapareció el Dios, y con él el sueño; despertó el embajador,
-y llegó el dia.
-
-Luego que la Aurora disipó las tinieblas, los próceres se juntaron en
-el magnífico templo de Esculapio, y le ruegan que muestre con señales
-en qué lugar quiere ser reverenciado. Apenas habian acabado su súplica
-cuando este Dios en figura de una reluciente serpiente con empinada
-cresta anunció su venida con espantosos silbidos. Al llegar y dejarse
-ver en dicha forma conmovió é hizo temblar la estatua, las aras, las
-puertas, el pavimento, el techo y todo el templo. En medio de este y en
-lo mas elevado de un altar se constituyó la serpiente, y erigiéndose
-del medio cuerpo arriba, empezó á volver á todos lados sus ojos, que
-centelleaban como fuego. Los circunstantes se llenaron de pavor, y el
-sacerdote que asistia, adornada su blanca cabeza y cabellera con la
-venda sacerdotal, conociendo que la deidad se ocultaba bajo la figura
-de serpiente, gritó diciendo: „Este es el Dios; este es Esculapio:
-todos los que os hallais presentes alabadle y veneradle, diciendo
-conmigo: Sea en pública utilidad, ó deidad placidísima, el que te hayas
-dejado ver en esta figura, y resulte de ello el que socorras á los
-pueblos que te veneran y celebran tus fiestas.” Todos los que estaban
-presentes, obedeciendo al sacerdote, veneraron á Esculapio, repitiendo
-la deprecacion que acababa de hacer aquel, y los romanos hicieron
-piadosos y religiosos votos y promesas con el ánimo y con la voz.[185]
-Mostró la deidad que las aceptaba con los ademanes de mover la cresta,
-y repetir tres silbidos como prendas y señales de su anuencia. Al
-momento empezó á deslizarse é irse bajando por los vistosos escalones
-del altar; y volviendo la vista hácia atras, miraba las antiguas aras
-como despidiéndose de su domicilio y del templo en que habia habitado.
-Desde alli siguió deslizándose y arrastrando por el suelo, que estaba
-sembrado de ramos y flores; y atravesando con su movimiento espiral por
-medio de la ciudad, se dirigió al puerto, donde paró, y con halagüeños
-ademanes daba á entender que despedia al acompañamiento, y á los que
-hasta alli le habian seguido, y entró en la nave de los romanos, que
-se halló sobrecargada con el nuevo peso de la deidad. Los legados se
-llenaron de gozo; y habiendo sacrificado un toro en la playa, soltaron
-las amarras de la nave, que tenian adornada con coronas y guirnaldas de
-flores, y se hicieron á la vela.
-
-El buque navegaba con un suave y próspero viento; y el Dios, que iba
-en figura de serpiente, subiéndose á la popa, y erigiendo su cerviz,
-miraba desde alli las cerúleas aguas. Á beneficio del viento atravesó
-la nave el mar Jonio en seis dias, y llegó á las costas de Italia, por
-las que continuó su rumbo, dejándose atras el promontorio de Lacinia,
-famoso por el templo de Juno, el golfo de Esciglo, el de Calabria, y
-á fuerza de remos se apartó de los peñascos de Anfisa, y caminando á
-la derecha, pasó á la Ceraunia, el Romechio, Caulona y Naricia.[186] Y
-venciendo todos los peligros de estos mares, se entró en el estrecho
-de Peloro, que está en Sicilia, y atravesando las islas Eolias, el
-Temese, abundante de metales, la Leucosia, el templado Pesto, siempre
-floreciente por su abundancia de rosales. De alli pasó á la vista de
-Capri, del promontorio de Minerva y de las colinas de Surrento,[187]
-tan nombradas por sus buenos vinos; de la ciudad de Hércules, de
-Stavia y de Nápoles, ciudad deliciosa, que es la mansion de los juegos
-y placeres; del templo dedicado á la Sibila de Cumas; de las fuentes
-calientes de Bayas; de Linterno, que lleva muchos lentiscos; del
-Vulturno, que trae mucha arena debajo de su corriente; de la ciudad
-de Sinuesa, poblada de palomas blancas; de Minturna, donde el aire es
-grueso y nocivo; de Cayeta, donde Eneas enterró á su ama de leche;
-de Formium, donde reinó el cruel Antifates; de Terracina, ciudad
-rodeada con una laguna; del promontorio de Circe, y de Ancio, que
-tenia una firme playa, donde los romanos, viendo que el mar empezaba á
-embravecerse, se vieron obligados á entrar. Luego que tomaron tierra,
-Esculapio salió de la nave, y caminando con tortuosos arcos y vueltas
-espirales, llega al templo de Apolo su padre, que estaba en esta
-playa. Despues que el mar se apaciguó sale de alli, vuelve á la nave,
-y deslizándose por lo largo del timon, subió á la popa, y se colocó
-en ella mientras navegaban hácia Castro, de donde pasaron cerca de la
-ciudad de Lavinio, y de alli entraron en la embocadura del Tíber. Aqui
-salieron á recibirle todo el pueblo precipitadamente, las matronas, los
-senadores, y hasta las Vestales, que guardan el fuego de Vesta traido
-de Troya,[188] saludando todos á la recien venida deidad con una alegre
-vocería, y acompañando por las riberas á la nave que caminaba por el
-rio, quemaban incienso en las aras que á trechos y al efecto tenian
-prevenidas y erigidas. Á una y otra orilla habia voces y aclamaciones,
-y se ofrecian inciensos y víctimas, y de este modo llegó la nave á la
-ciudad, que era ya cabeza del orbe. En fin, luego que llegaron á Roma,
-Esculapio se subió á lo alto del mástil del navío, y busca al rededor
-lugar aparente para habitar. Dividiéndose el Tíber en dos brazos,
-forma en este sitio una isla, que dista á igual distancia de sus dos
-orillas. Aqui se fue el hijo de Apolo despues de haberse revestido de
-la magestad que le convenia. Puso fin á los llantos, y trajo la salud á
-la ciudad.
-
-
-
-
-FÁBULA III.
-
-_CÉSAR TRANSFORMADO EN ASTRO._
-
-
-Esculapio vino de otras regiones á ser venerado en nuestros
-templos; pero César es deidad propia de Roma su ciudad. Este hombre
-incomparable, grande en la guerra, grande en la paz, no mereció tanto
-ocupar un lugar en el cielo y formar en él un nuevo astro por haber
-triunfado de los enemigos de Roma, por haber arreglado los negocios de
-la república, y por haberse adquirido una gloria inmortal, como por
-las virtudes de su sucesor.[189] En efecto, el mayor mérito de César,
-su mas brillante título es ser padre de Augusto. El haber sujetado
-á la Gran Bretaña, el haber visto sus naves victoriosas entrar en
-el Nilo, el haber domado á los rebeldes numidas y vencido á su Rey
-Juba, el haber reducido bajo el poder de los romanos los pueblos del
-Ponto, soberbios con las victorias y nombre del gran Mitridates; en
-una palabra, el haber triunfado algunas veces, y el haber merecido
-tambien muchas veces los honores del triunfo, son unas acciones menos
-gloriosas para él, que el haber adoptado á un hombre tan grande.
-¡Dioses! haciendo á Augusto el dueño del mundo, habeis atendido
-bastantemente á nuestra felicidad.
-
-[Ilustración: (140) Asesinado Julio César en el Senado Venus le
-transforma en cometa.]
-
-Convino pues colocar á César en el número de los Dioses para que
-Augusto no procediese de sangre mortal. Venus, que conocia la necesidad
-que habia de hacerlo, y que veia al mismo tiempo las conspiraciones que
-tramaban contra la vida del Soberano Pontífice,[190] estaba inquieta,
-y daba parte de sus inquietudes á todos los Dioses que encontraba.
-„Mirad, les decia, los funestos preparativos que hacen contra mí; mirad
-con qué furor y con qué crueldad acometen á los dias de un Príncipe,
-el único que me queda de la sangre de Julio.[191] ¿Por ventura he de
-ser yo sola siempre egercitada de justos cuidados? Yo no pude en otro
-tiempo preservarme de los golpes de Diomedes, cuyas flechas fueron
-teñidas en mi sangre. Yo no pude salvar á Troya, á pesar de los
-esfuerzos que hice para defenderla. Testigo de los peligros infinitos
-que corrió Eneas mi hijo, yo le he visto expuesto á las olas, errar
-de mares en mares, bajar despues á la mansion de las sombras, en fin
-sostener una larga y peligrosa guerra contra Turno, ó si he de confesar
-la verdad, con Juno mas bien. ¿Para qué me acuerdo de los daños de
-mi generacion? La desgracia de hoy no me deja acordar de las cosas
-primeras: veis que los malvados cuchillos se aguzan contra mí, los
-cuales os ruego que eviteis; estorbad una gran maldad, y no permitais
-que el fuego sagrado de Vesta se apague con la muerte del Pontífice.”
-
-Tales eran las quejas con que Venus congojosa en vano hacia resonar
-el Olimpo para hacer sensibles á los Dioses de sus males. Aunque no
-les sea permitido mudar los decretos eternos de las Parcas, pueden
-sin embargo anunciar por medio de algunas señales las desgracias con
-que nos amenazan. Cuentan en efecto que las armas, que hacian un
-horroroso ruido en medio de los aires, y las terribles trompetas y
-tambores que se oian en el cielo[192] prenunciaron la maldad. Tambien
-el sol, pálido y macilento, daba una triste y lúgubre luz: muchas
-veces se vieron arder hachas entre los otros astros, y caer gotas
-de sangre mezcladas con la lluvia. El lucero no daba sino una triste
-luz, y el carro de la luna estaba ensangrentado. El funesto buho dió
-agüeros tristes en mil lugares; en mil lugares se vieron estatuas de
-mármol cubiertas de sudor, y se oyeron cantos y voces que amenazaban
-en los bosques sagrados. Las víctimas ofrecian funestos presagios, y
-anunciaban tumultos y sediciones. Aun en las entrañas de una de estas
-víctimas se vió que el cuchillo habia cortado la parte superior del
-hígado. Los nocturnos perros aullaban en las plazas públicas al rededor
-de los templos y de las casas: cuentan tambien que se vieron vagar
-las sombras de los muertos, y que se llenó de temblores la ciudad. No
-obstante los presagios de los Dioses no pudieron vencer las asechanzas
-y hados futuros. Llevaron al Capitolio los puñales y espadas, porque
-no hallaron en toda la ciudad lugar mas propio para el parricidio que
-el senado. Venus, testigo de estos funestos preparativos, despues de
-haber dado señales de su dolor hiriéndose el pecho, queria ocultar
-á César bajo de la misma nube con que en otro tiempo habia ocultado
-á Páris del furor de Menelao, y cubierto á Eneas contra los tiros
-de Diomedes, cuando Júpiter le habló de esta manera: „¿Pretendes,
-hija mia, oponerte á la sentencia irrevocable del destino? Entra
-en el palacio de las Parcas, y verás alli los destinos de todos los
-hombres tan profundamente grabados en el bronce y metal, que ni el
-choque de los cielos, ni la violencia del rayo, ni la ruina entera
-de la naturaleza son capaces de borrarlos. Hallarás alli los de tus
-descendientes esculpidos en perpetuo diamante: yo mismo los he leido;
-y como los tengo en la memoria, voy á decírtelos para que no ignores
-mas tiempo lo que debe sucederles. El que causa hoy tus inquietudes
-ha cumplido sus destinos: los dias que debia vivir en la tierra han
-fenecido: tú y su hijo adoptivo, que heredero del nombre de su padre
-sucederá en el imperio, dispondreis que como elevado al cielo se le
-edifiquen templos y sea venerado en ellos, y me tendrá de su partido
-para que con fortaleza concluya las guerras hasta dejar vengada la
-muerte de su padre. En su reinado, cercada y sitiada la ciudad de
-Modena,[193] será reducida á pedir la paz. Los llanos de Farsalia,[194]
-regados otra vez con sangre de Macedonia, experimentarán su castigo,
-y el gran Pompeyo será vencido en los mares de Sicilia.[195] Tambien
-será vencida Cleopatra, muger del general romano Marco Antonio, sin
-que le aproveche este matrimonio, y quedarán vanas y frustradas sus
-amenazas de hacer tributario á Egipto el Capitolio romano. ¿Para qué
-te numeraré los pueblos bárbaros que estan de la una y otra parte del
-Océano, puesto que la tierra y el mar estarán sujetas á este gran
-Príncipe?[196] Despues que haya dado la paz al universo, le dará leyes
-justas y saludables, y se aplicará únicamente á hacerlas florecer. Su
-virtud y prudencia serán el egemplo y las reglas de las costumbres y
-probidad. Llevando sus miras y prevencion á la edad de los futuros
-siglos, escogerá para sucesor al hijo de una esposa virtuosa,[197]
-al que dejará su nombre y el imperio. En fin, no será recibido en
-el cielo, que le pertenece, hasta que sus años igualen al número de
-sus heroicas acciones. En este supuesto, hija mia, encárgate entre
-tanto de recibir el alma de César cuando salga de su cuerpo muerto á
-puñaladas, y transfórmala en una estrella[198] para que tu descendiente
-Julio César mire siempre desde los astros el Capitolio y Foro romano.”
-
-Apenas Júpiter habia acabado de hablar, cuando Venus descendió al
-senado sin ser vista de nadie; y recibiendo el alma de su César antes
-que se desvaneciese en los aires, la llevó á los cielos; y mientras
-la llevaba vió que arrojaba un gran resplandor, y la dejó tomar su
-vuelo. Entonces se elevó ella misma mas allá de la luna; y dejando
-sobre su camino una huella luminosa[199] y una especie de cabellera
-inflamada, fue al cielo á formar un nuevo astro; y viendo de alli las
-heroicas hazañas de su hijo, confiesa con placer que son mayores que
-las suyas, y se alegra de serle inferior. Aunque la modestia de Augusto
-no permite que sus hechos se prefieran á los de su padre, no obstante
-la fama, libre y no sujeta á mandatos algunos, lo prefiere, aunque él
-lo rehusa; y en esto solo no está de acuerdo con él. Asi Atreo cede á
-los títulos de Agamenon: asi Teseo vence á Egeo su padre: asi Peleo es
-inferior á su hijo Aquiles.[200] En fin, para usar de egemplos iguales
-á ellos, asi Saturno es menor que Júpiter. Júpiter reina en los cielos,
-Augusto es el dueño de la tierra: uno y otro son rectores y padres.
-Ruégoos, ó Dioses compañeros de Eneas, que abristeis camino por medio
-de los fuegos y aceros, Dioses Indígetes, Quirino, fundador del imperio
-romano; Marte, padre del invicto Rómulo; Vesta, y tú Apolo, que ambos
-estais en el número de los Dioses Penates del Emperador; Júpiter, que
-de lo alto del Olimpo echas miradas favorables sobre el Capitolio;
-vosotras en fin, divinidades benéficas, cuyo auxilio es lícito á un
-poeta implorar, ruégoos que se aleje mas allá de nuestra vida aquel dia
-en que este gran Emperador debe dejar la tierra, de la que es dueño,
-para ocupar su lugar en el cielo: cuando esté entre vosotros haced que
-favorezca á los que le ruegan.
-
-
-
-
-_PERORACION._
-
-He concluido ya esta mi obra, contra la cual ninguna jurisdiccion
-tendrán ni podrán borrarla ni la ira de Júpiter, ni el fuego, ni el
-hierro, ni el tiempo consumidor. Cuando llegue aquel dia, que no
-teniendo derecho sobre otra cosa que sobre mi cuerpo, acabe el espacio
-de mi incierta vida, la mejor parte de mí será eterna y ensalzada sobre
-los astros, y mi nombre será indeleble. Seré leido por todo el pueblo
-en toda la extension de las tierras que estan sujetas á la romana
-potencia; y si algo tienen de verdad los presagios de los poetas,
-vivirá mi fama por todos los siglos.
-
-
-
-
-NOTAS
-
-
-[1] Este dragon que devoró á los nueve polluelos y á la madre dió
-asunto y cuerpo al célebre emblema de Alciato, á quien puso por lema:
-_Ex arduis perpetuum nomen_, el que puede verse, y el comento de
-nuestro humanista el Brocense.
-
-[2] Esta transformacion significa la perpetua memoria que quedaria de
-la guerra de Troya.
-
-[3] Aqui se pone Nereo por el mar, ó mas bien y con mas propiedad por
-la agitacion en que se hallaba, y que impedia navegar.
-
-[4] El enojo de esta Diosa contra los griegos procedia de que Agamenon,
-sin saberlo, habia herido á una cierva que la estaba dedicada.
-
-[5] Este sacrificio de Ifigenia es una fábula que se pudo forjar sobre
-la confusa noticia que tuviesen los griegos del de Isac, y segun su
-genio lo aplicaron á Ifigenia.
-
-[6] Ingeniosamente y con mucha propiedad coloca el poeta el palacio de
-la Fama en un sitio medio entre la region celeste, el mar y la tierra,
-para que á él puedan de todas partes llegar las noticias.
-
-[7] La Fama aumenta las noticias, y van estas creciendo conforme van
-comunicándose de unos en otros.
-
-[8] Elegante descripcion de la Fama por sus atributos, propiedades y
-efectos.
-
-[9] Estos y los demas que anteceden los indica como compañeros de la
-Fama, y pueden ser asunto á los pinceles y buriles para expresar con
-propiedad la imagen ó estatua de aquella.
-
-[10] Fue hijo de Ificlo, Rey de Epiro, casado con Laodamia.
-Pronosticóle el oráculo que moriria en la guerra de Troya, porque
-estaba escrito en los hados que moriria el primer griego que
-desembarcase en las playas troyanas; con todo, y con desprecio del
-oráculo, saltó el primero á ellas, y fue muerto por Hector, segun lo
-recelaba su muger en aquellas palabras con que se explica en la carta
-que le dirigió, que es una de las Heroidas de Ovidio, diciendo: _Sors
-quoque nescio quem fato designat &c._
-
-[11] Se llamaron asi por el promontorio Sigeo que estaba en tierra de
-Troya.
-
-[12] Era una máquina bélica que se llamaba _carro falcato_, desde el
-cual peleaban los mas esforzados capitanes.
-
-[13] Arrogancia con que Cigno moteja á Aquiles de hijo de Tetis,
-gloriándose de que él lo era de Neptuno.
-
-[14] Cigno era invulnerable.
-
-[15] Era la parma el diámetro del escudo, cuyo centro prominente se
-llamaba _umbo_, de donde vino la voz _umbilicus_. En la parma se
-pintaban las hazañas del soldado, y el que aun no habia hecho algunas
-la llevaba blanca, como se colige de aquella expresion y emistiquio de
-Virgilio: _Parmaque inglorius alba_.
-
-[16] Fue convertido en cisne.
-
-[17] Era rito ó ceremonia litúrgica el adornar con cintas las astas de
-las víctimas que habian de sacrificarse, y tambien dorarlas, como lo
-hizo aquel sacerdote Étnico, que queria hacer sacrificio á S. Pablo y á
-S. Bernabé, teniendo á este por Júpiter, y á aquel por Mercurio.
-
-[18] Tambien era ceremonia litúrgica el dividir la víctima, separando
-parte de ella para los que la ofrecian; pero parece que los étnicos
-no usaron el holocausto, el que, segun la ley de Moises, consistia en
-abrasar toda la ofrenda sobre el altar, sin separar parte alguna de
-ella.
-
-[19] Era costumbre y uso en las antiguas cenas y una de sus ceremonias
-el que durante ellas se cantaba alguna pieza poética, se bailaba ó
-representaba algun drama. Para el canto servia la cítara, y para
-la representacion las flautas, las cuales, segun la modulacion que
-requeria el drama, eran pares ó impares, diestras ó siniestras, ó
-sarranas.
-
-[20] Fue Rey de Pilos, uno de los que concurrieron á la guerra de
-Troya, y de los mas distinguidos por su elocuencia, prudencia y larga
-vida, pues se cuenta de él que vivió mas de trescientos años.
-
-[21] Nombre gentilicio de algunos pueblos de Tesalia.
-
-[22] Monte de Tesalia.
-
-[23] Tetis.
-
-[24] Fue amigo íntimo de Teseo.
-
-[25] Sigue hablando Nestor, y refiere en esta fábula la guerra entre
-los Centauros y Lapitas, en la que se halló, y conoció en ella á Ceneo.
-
-[26] El Centauro Neso, como se dirá en adelante, fue el que intentó
-robar á Deyanira, y por eso fue muerto por Hércules de un flechazo.
-
-[27] Nestor.
-
-[28] Hermano de Polux, hijos de Júpiter y Leda, como queda dicho.
-
-[29] Dice esto por el pronóstico que poco antes habia hecho al Centauro
-Neso de que moriria por las flechas de Hércules.
-
-[30] Las lanzas de los macedonios se llamaban y las llama aqui Ovidio
-_sarissas_, asi como las de los romanos se llamaban pilas, y los
-soldados que combatian con ellas pilanos.
-
-[31] Es el águila.
-
-[32] Vulcano, que á ruegos de Tetis fabricó las armas de Aquiles, y es
-tenido por el fuego.
-
-[33] El escudo de Ayax tenia forrada su parma siete veces con cuero de
-buey.
-
-[34] Exordio _ex abrupto_, arrogante y propio de un soldado.
-
-[35] Para inclinar al odio y desprecio de Ulises confiesa que le excede
-en astucias otro tanto como él á Ulises en valor.
-
-[36] Modo ingenioso de persuadir que todas fueron inciertas.
-
-[37] Echa en cara á Ulises el que se ocultó y fingió loco para no
-concurrir á la guerra de Troya, y hubiera estado oculto si Palamedes no
-le hubiese descubierto con un ardid.
-
-[38] Porque murió por una calumnia de Ulises.
-
-[39] Epíteto terrible con que Ayax intenta abatir y deslucir el mérito
-de Ulises.
-
-[40] Las flechas de Hércules eran uno de los requisitos sin los cuales
-no podia ser tomada Troya. Fue enviado Ulises á traer á Filoctetes, á
-quien Hércules las habia dado al tiempo de su muerte, y se vino sin él,
-dejándole abandonado en la isla de Lemnos.
-
-[41] La libertó Ayax del fuego que contra ella arrojaban los troyanos.
-
-[42] Asi se llamaba la lanza de Aquiles.
-
-[43] Acciones todas muy significativas, y que sirven para conciliar la
-atencion y benevolencia de los oyentes.
-
-[44] Nuestra solo es la propia virtud. Las hazañas y heroicos hechos
-de nuestros antepasados no podemos llamarlos nuestros. Un quilate de
-nobleza adquirida es preferible á toda la heredada.
-
-[45] Echa en cara á Ayax el destierro de su padre Telamon.
-
-[46] En la una estaba Peleo y en la otra Pirro.
-
-[47] Aquiles.
-
-[48] Una de las cosas que, segun el hado, se requerian para la guerra y
-toma de Troya era que Aquiles concurriese á ella.
-
-[49] Se aplica todas las hazañas de Aquiles por haber sido quien le
-trajo á la guerra.
-
-[50] Todas estas conquistas, que eran estorbo para la de Troya, fueron
-hechas por Aquiles.
-
-[51] Propónese aqui la causa de la guerra de Troya.
-
-[52] Moteja en esto á Ayax, quien, si salió al desafio con Hector, no
-fue voluntariamente, sino porque le tocó por suerte.
-
-[53] Era un aliado de los troyanos, y que vino en socorro de ellos.
-
-[54] Ironía muy viva y punzante.
-
-[55] Quiere decir sin las flechas de Hércules que estaban en poder de
-este.
-
-[56] Un monte de Troya.
-
-[57] Ulises, acompañado de Diomedes, entró en Troya á robar el Paladion
-ó estatua de Minerva.
-
-[58] Todos estos eran próceres y capitanes del egército griego.
-
-[59] Esta conversion de la sangre de Jacinto en flor queda ya referida
-y anotada en su lugar.
-
-[60] Las mugeres de Lemnos, en venganza de verse despreciadas de sus
-maridos, trataron de matar á los hombres, y sola Ipsifile reservó á su
-padre el Rey Toas.
-
-[61] El modo artificioso con que Ulises descubrió al niño Astianacte, á
-quien su madre Andrómaca tenia oculto, se refiere por Séneca, y es un
-paso el mas tierno é interesante de su tragedia de las Troyanas.
-
-[62] Agamenon.
-
-[63] Fue hija del Rey Príamo, de la cual se prendó Aquiles, y despues
-de muerto quiso se le sacrificase la que habia amado cuando vivia.
-
-[64] Busto era la estatua de medio cuerpo que ponian sobre las urnas en
-que se guardaban las cenizas de los que habian sido sepultados por el
-rito que se llamaba ambustion, de modo que busto viene á ser lo mismo
-que _bene usto_.
-
-[65] Epíteto de Pirro, hijo de Aquiles, que fue el que sacrificó á
-Polixena á los manes de su padre, cuyo epíteto significa _juvenis
-novus_.
-
-[66] La creencia en que estaban de que á los que no se les hacia el
-honor de la sepultura no podian entrar hasta cien años en la barca de
-Aqueronte, ni pasar la Estigia, les hacia solícitos y cuidadosos del
-sepulcro.
-
-[67] Pirro.
-
-[68] Parece que los griegos allanaron hasta las ruinas, y la dejaron
-reducida á un campo, como se colige de la expresion de Virgilio: _Et
-campos ubi Troia fuit_.
-
-[69] Uno de los ritos de la humacion era lavar los cadáveres, y
-ungirlos con preciosos ungüentos y aroma.
-
-[70] Fue Rey de Abidos; vino en socorro de los troyanos, y fue muerto
-por Aquiles. De su cadaver puesto en la hoguera salieron unas aves que
-se llamaron Memnónides, las que dicen concurrian todos los años al
-sitio del sepulcro, é hiriéndose unas á otras, hacian con su sangre la
-aparentacion ó exequias de su padre.
-
-[71] Respuesta oscura y enfática del oráculo, cuyo verdadero sentido
-era que buscasen á Italia, de donde fue natural y salió Dárdano, que
-fue uno de los Reyes de Troya, y con esto confronta Virgilio en aquel
-verso: _Dardanidae duri &c._
-
-[72] Entendiendo mal el oráculo creyeron que la antigua madre que les
-mandaba buscar era la tierra de Creta, de donde habia sido natural su
-Rey Teucro.
-
-[73] Es la que describe Virgilio en el libro 1.º de la Eneida.
-
-[74] Es la que hoy se llama Corfú.
-
-[75] Se cree ser hoy Mesina.
-
-[76] De Caribdis tambien fingieron haber sido una ramera rapacísima,
-que hurtó algunos bueyes á Hércules, y este en castigo la arrojó al
-mar, donde quedó convertida en escollo.
-
-[77] Este fue uno de los Ciclopes, gigante en estatura, que tenia un
-solo ojo en medio de la frente, el cual le sacó Ulises quemándoselo
-con un tizon; y Virgilio describe la monstruosidad de este gigante en
-aquellos versos:
-
- _Monstruum horrendum, informe, ingens, cui lumen ademptum_
- _Trunca manus pinum egis et vestigia forma._
-
-
-[78] Era hija de un rio de este nombre que corre en Sicilia cerca de la
-ciudad de Catanea.
-
-[79] Era uno de los gigantes Ciclopes que habitaban en el monte Etna.
-
-[80] Cantinela de Polifemo al son de la flauta.
-
-[81] Los Tritones eran de la comitiva de Neptuno, cuya venida
-anunciaban con el toque del caracol.
-
-[82] Los latinos le llaman _Portumno_. Fue deidad marina, hijo de
-Atamante y de Ino, y su transformacion queda referida en el libro 4.º
-
-[83] Indícase aqui la fábula de la guerra de los gigantes, que
-pretendieron escalar el cielo, y vencidos por Júpiter, fueron
-encarcelados en las cavernas del monte Etna; y sobre esta ficcion
-se forjó la otra de que los terremotos procedian de los impulsos y
-movimientos violentos de los gigantes encerrados y oprimidos en la
-tierra.
-
-[84] La fuerza de los encantos la atribuian á la eficacia de las
-yerbas, y de las voces y cláusulas que creian mágicas y encantadoras.
-
-[85] Dió ocasion á esta fábula el ser Escila un escollo que tiene
-figura de una muger rodeada de perros; y como las olas que le baten
-hacen un ruido como el ladrido de perros, se forjó sobre esto la fábula
-de la transformacion de Escila en este escollo.
-
-[86] Algunos de los compañeros de Ulises naufragaron á la vista del
-escollo llamado Escila.
-
-[87] En tiempo de Ovidio y Virgilio se llamaba Parténope por la Sirena
-de este nombre, que se decia haber sido sepultada en ella.
-
-[88] Fue hijo de Eolo, célebre trompetero, de quien dice Virgilio:
-
- _Quo non praestantior alter_
- _Aere ciere viros, Martemque accendere cantu._
-
-
-[89] Dice esto por la opinion que corria de que los libros sibilinos se
-perdieron, y solo llegaron al tiempo de Ovidio los de la Sibila Cumea.
-
-[90] Hoy es Gaeta, ciudad y promontorio del reino de Nápoles, en la
-tierra que se llama de Labrador.
-
-[91] Otro de los compañeros de Ulises, que por lo que poco despues se
-refiere no pudo seguirle, y se quedó en Sicilia.
-
-[92] Ya queda anotado el modo con que se lo sacó Ulises y le dejó ciego.
-
-[93] La fábula de que Eolo era Rey de los vientos, y los tenia á su
-arbitrio, tomó su fundamento del estudio y conocimiento que tenia de
-ellos, y de que anunciaba los que habian de reinar.
-
-[94] Fue un tirano cruelísimo, descendiente de Lamo.
-
-[95] Aqui empieza á hablar á Eneas, en cuya compañía halló á
-Acheménides, y le aconseja huya de la isla de Circe, que despues se
-unió al continente, y se llamó el promontorio Circeo.
-
-[96] Eran los muchos hombres que la encantadora Circe habia convertido
-en fieras.
-
-[97] Era un ropage talar propio de los griegos.
-
-[98] Eran las que servian para los encantos.
-
-[99] Era una planta descubierta por Mercurio, que tenia virtud contra
-los encantos, de la cual hace mencion Plinio, lib. 25, cap. 4.
-
-[100] Quiere decir con la punta ó extremo contrario.
-
-[101] Es ave conocida, que taladra los troncos de los árboles para
-hacer su nido en lo interior de ellos.
-
-[102] Jano fue Rey de Italia, hombre prudentísimo, á quien figuraron
-con dos caras para significar que veia lo pasado, y previa lo futuro,
-que son dos dotes de la prudencia. Veneráronle por Dios; edificáronle
-los romanos un templo, que solo se cerraba en tiempo de paz, y de su
-nombre se llamó Janículo uno de los siete montes sobre que estaba
-fundada Roma.
-
-[103] La clase de tales versos se puede rastrear y comprender por los
-que Séneca en el principio de la tragedia Medea pone en boca de esta
-famosa encantadora.
-
-[104] Repulsa digna de ser imitada, y egemplo de la fidelidad conyugal.
-
-[105] Invocacion casi igual á la que hizo Medea en la fábula de la
-rejuvenescencia de Eson, padre de Jason, y á la de Séneca en la citada
-tragedia de Medea.
-
-[106] Las pasiones cuando llegan á exaltarse y á un grado desmedido
-convierten á los hombres en fieras, como la ira en leon, la lascivia en
-cerdo &c.; y como las rameras, de quien es símbolo Circe, desentonan en
-los hombres las pasiones, de aqui provino la fábula de que Circe los
-convertia en fieras.
-
-[107] Por esta Ninfa Canente estan significados la melodía y el sonido
-de la voz; y se desvaneció como aquel se va poco á poco desvaneciendo,
-y cesando el zumbido luego que el aire deja de ser herido.
-
-[108] Lavinia.
-
-[109] Fue Rey de Arcadia, que despojado de su reino vino á Italia, y se
-estableció en el pais de los Aborígenes.
-
-[110] Fue un promontorio de la region Eubea, en el que Nauplio, padre
-de Palamedes, por un engaño y ardid hizo zozobrar á algunas naves de
-Ulises en venganza de la calumnia con que este acusó á su hijo, y fue
-causa de su muerte.
-
-[111] Habla Diomedes del combate que tuvo con Eneas, en el que hirió á
-Venus, que concurrió á defender á aquel.
-
-[112] Hasta los gentiles conocieron la gravedad de la blasfemia, y
-comentaron para ella extraordinarias penas, que aterrorizasen á los
-blasfemos.
-
-[113] Esta transformacion indica lo dificil que es el desprenderse de
-la índole y propiedades que ya han llegado á ser hábito robusto, pues
-se conservan en el hombre, aunque mude de estado y fortuna.
-
-[114] Este monte, que era uno de los de la Frigia, estaba dedicado á
-Cibeles.
-
-[115] Ya queda anotado que Cibeles se apropió los leones para su carro
-desde que fueron convertidos en ellos Hipomenes y Atalanta.
-
-[116] Los materialistas y novadores de estos tiempos deben confundirse
-al ver que hasta los étnicos conocian y confesaban la inmortalidad del
-alma.
-
-[117] Viene de _pomus_, voz latina, que en castellano significa la
-manzana.
-
-[118] Era el obsceno Dios Príapo, de quien hace burla Horacio en una de
-sus sátiras.
-
-[119] Este era un Dios que mudaba formas y figuras cuando se le
-antojaba, como Proteo &c.
-
-[120] En la remota antigüedad llamaban mitra á uno de los adornos
-que servian para la cabeza, entre los cuales se contaban tambien el
-cidaris, el galero, los títulos, las diademas, y otros semejantes.
-
-[121] Nombre gentilicio que tenia la region que hoy se llama Baviera,
-en la cual parece hubo abundancia de hierro.
-
-[122] Esta voz era triunfal. Significaba los himnos que se cantaban á
-Apolo en los triunfos, y asi dijo el mismo Ovidio: _Dicite io Paean, io
-Paean, dicite Paean._
-
-[123] Esta era Nemesis.
-
-[124] Eran unas fiestas que se hacian á Pales, Diosa de los pastores, y
-en el dia de estas fiestas se principió la fundacion de Roma; de modo
-que eran un aniversario de dicha fundacion.
-
-[125] Era uno de los siete montes sobre que estaba fundada Roma.
-
-[126] Era una vestidura, de la cual habia tres especies; una propia
-de los Dioses, otra de los Reyes y magistrados, la cual en tiempo de
-la República se llamaba trábea consular, y solo usaban de ella los
-cónsules, y otra que era propia de los augures.
-
-[127] Otro monte de los siete de Roma.
-
-[128] Rómulo con el nombre ya de Quirino.
-
-[129] Rómulo estableció con el poder y la fuerza armada el reino de
-los romanos, y Numa pacífico se dedicó á consolidarle con los ritos y
-ceremonias, conociendo que la religion es la columna de los Estados.
-
-[130] Habia una toga que se llamaba _sordida_, la cual ponian á los
-reos cuando los sacaban á ajusticiar.
-
-[131] Crotona, que hoy se cree ser Cortona.
-
-[132] Isla del mar Icario.
-
-[133] Todo esto es un breve compendio de la filosofia de Pitágoras.
-
-[134] Por estas razones y las demas que siguen se sacrificaban el cerdo
-á Céres y el macho cabrío á Baco.
-
-[135] Era rito el dorar las astas y frente de las víctimas, y
-adornarlas con cintas y guirnaldas; y á esto aludió Virgilio en aquel
-verso:
-
- _Et statuam ante aras aurata fronte juvencum._
-
-
-[136] Era una composicion líquida y fluida que se hacia con harina
-y agua, con la cual rociaban la víctima, y á este acto llamaban
-inmolacion, nombre que vino despues á significar todo el sacrificio.
-
-[137] Para establecer Pitágoras su desconcertado dogma de la
-transmigracion sienta primero la frugalidad de aquella primera edad que
-se llamó de oro, en que los hombres se mantenian con frutas y semillas,
-queriendo reducir las cosas á estos primitivos alimentos, y proscribir
-el uso de las carnes, apoyándose para ello en su errado dogma de la
-transmigracion, bien opuesto á la razon y á la creencia que hasta
-él tuvieron todos los gentiles de que las almas no pasaban á animar
-á otros cuerpos, sino que eran inmortales, y segun sus méritos eran
-destinadas á tormentos ó á delicias eternas en el desagradable reino de
-Pluton.
-
-[138] Es Pitágoras, en cuya persona va hablando el poeta.
-
-[139] Este es el principal fondo del error de la transmigracion.
-
-[140] En la hipótesis de su error quiere decir que el espíritu del
-animal que se mata puede haber sido el que antes animó á alguno de los
-abuelos ó ascendientes del que quita la vida al animal.
-
-[141] Horacio describió bien esta sucesion y vicisitud de las
-estaciones del año en aquella célebre oda que empieza: _Diffugere
-nives_.
-
-[142] Nuestro poeta hace cuatro las edades del hombre, comparándolas á
-las cuatro estaciones del año; pero otros las hacen siete con respecto
-al número de los planetas, y las cuentan de este modo: infancia,
-adolescencia, juventud, edad viril, decadente, senectud y decrepitud.
-
-[143] Á semejanza de esto dijo Horacio: _Singula de nobis anni
-praedantur euntes_; con lo que describió el lento estrago que van
-causando los años cuando empiezan á declinar, que eso significa la voz
-_euntes_.
-
-[144] Esto comprueba la opinion de que el feto no respira en el útero
-materno, ni hasta que nace y sale al aire exterior.
-
-[145] Todo esto conforma bien con lo que leemos en el libro de Job
-acerca de la vida del hombre: _Fugi velut umbra, et numquam in eodem
-statu permanet._
-
-[146] Fue en su juventud un célebre atleta de la ciudad de Crotona
-de tan grandes fuerzas, que de una puñada mataba á un novillo, y
-cogiéndole sobre sus hombros, le llevaba por el espacio de un estadio,
-que son doscientas y cincuenta varas castellanas.
-
-[147] La primera por Teseo, y la segunda por el troyano Páris.
-
-[148] El tiempo es significado por el planeta Saturno, cuya pintura
-mitológica es la de un hombre membrudo, descarnado y decrépito, con
-alas en los pies, un relox de arena con alas sobre la cabeza, signos
-todos de su velocidad, y una guadaña en la mano con que todo lo
-destruye.
-
-[149] Tito Livio le llama Marsio, y es un rio que corre en la Lidia,
-cerca de la antigua ciudad de Laodicea.
-
-[150] Rio de la Arcadia, que nace de una laguna llamada Estinfale, de
-la cual se llama Estinfalo hasta que se oculta debajo de la tierra, y
-cuando vuelve á salir se llama Erasino.
-
-[151] Rio del Peloponeso, en la Elide; y se advierte que todos estos
-nombres son segun la geografia antigua.
-
-[152] Rio de la antigua Salmacia, que desemboca en el Ponto-Euxino,
-llamado hoy el mar Negro.
-
-[153] Isla del mar Jonio, llamada hoy de S. Mauro.
-
-[154] De esta ya queda antes anotado ser Mesina, en Sicilia.
-
-[155] La misma opinion sigue Séneca sobre las causas que producen los
-terremotos.
-
-[156] Eran unos pueblos de la region de Epiro.
-
-[157] Pueblos de la Tracia.
-
-[158] Rios de la Calabria.
-
-[159] De esta fuente ya se habló en el lib. 4.º en la fábula de
-Hermafrodito y la Ninfa Salmacis.
-
-[160] Estaba en el Peloponeso, no lejos del istmo de Corinto.
-
-[161] No es punto decidido si el vino es ó no cálido ó frio; y Macrobio
-en el lib. 7.º de los Saturnales sostiene con eficaces fundamentos que
-el vino es frio.
-
-[162] Fue un médico llamado Melampo.
-
-[163] Era un rio de Macedonia.
-
-[164] Era la isla de Delos, en la que Latona parió á Apolo y á Diana.
-
-[165] Era la region que se llamaba Escitia, tierra muy fria, y que por
-soplar alli á la continua el viento Boreas fue llamada Hiperborea.
-
-[166] Lo mismo afirma Virgilio en el lib. 4.º de los Geórgicos.
-
-[167] Este es un símil, por el cual se explican bien los efectos de la
-educacion. Nacen los hombres estúpidos y desarreglados en sus pasiones,
-y los padres con la buena educacion les van formando para la moralidad,
-y para la vida social y virtudes morales.
-
-[168] De seis ángulos.
-
-[169] Es probable fuese la que se llamó Heliópolis.
-
-[170] Dice esto por Julio César, de quien debe entenderse.
-
-[171] Aqui se indica la apoteosis ó deificacion de Julio César, despues
-de cuya muerte apareció un cometa, que, segun en su vida lo refiere
-Suetonio, se creyó era el alma del dictador, que habia sido recibida en
-el cielo, y colocada en el número de los Dioses.
-
-[172] Fedra, muger de Teseo, y madrastra de Hipólito.
-
-[173] Este funesto suceso se describe bien por Séneca en la tragedia
-que intituló _Hipólito_.
-
-[174] Era un rio de los del infierno, cuya corriente fingieron era de
-fuego.
-
-[175] Esculapio, á quien hacian Dios de la medicina.
-
-[176] En esto no conviene Horacio, quien en la oda _Diffugere nives_
-manifiesta la contraria opinion de que Hipólito quedó en el infierno,
-y Diana no pudo conseguir de Pluton y Proserpina le restituyesen á la
-vida.
-
-[177] El valle de Aricia, donde estaba retirada Egeria.
-
-[178] La etimología de esta voz es _bis vir_, esto es, dos veces
-hombre, porque despues de destrozado volvió á recuperar su antiguo ser,
-segun la opinion que aqui manifiesta el poeta.
-
-[179] Hipólito.
-
-[180] Fue un ciudadano romano célebre, porque se resistió á la ambicion
-de reinar.
-
-[181] Etrusco ó de Toscana, pues ya queda dicho que los de esta nacion
-fueron los primeros que inventaron las artes adivinatorias.
-
-[182] Cuando el Emperador ó Capitan habia de perorar al egército lo
-hacia sobre un poste de céspedes, que formaban los mismos soldados.
-
-[183] Era una mesa de tres pies que habia en el templo de Apolo de
-Delfos, desde la cual daba la sacerdotisa los oráculos.
-
-[184] Esculapio, hijo de Apolo.
-
-[185] Las súplicas y oraciones de la sola voz valen muy poco si no van
-acompañadas del ánimo y de la intencion, y por eso se dijo aquel sabido
-verso: _Si mens non orat, in vanuum lingua laborat._
-
-[186] De todos estos pueblos no ha quedado vestigio alguno, ni ha
-llegado noticia á nuestros tiempos, ni la pudieron adquirir los
-comentadores de Ovidio.
-
-[187] Todas eran poblaciones de la costa de Italia.
-
-[188] Entre las cosas que Eneas sacó de Troya fue el fuego, en el cual
-veneraban á la Diosa Vesta, y para cuyo cuidado y conservacion se fundó
-el colegio de las vírgenes Vestales.
-
-[189] Octaviano César.
-
-[190] Como César para apoderarse de la república reunió en sí todas las
-supremas dignidades, no olvidó ni despreció la de Pontífice máximo, con
-la cual arrogó á sí, y reunió en sí lo religioso y profano.
-
-[191] Julio Ascanio, hijo de Eneas, de quien la adulacion hizo
-descendiente á César.
-
-[192] Señales que refiere Suetonio precedieron á la muerte de César.
-
-[193] En la cual se habia hecho fuerte, y se resistia Marco Antonio
-contra Augusto.
-
-[194] Se debe entender los de la ciudad de Filipo de Macedonia, llamada
-tambien Hematia, donde fue la célebre batalla Filipense, una de las
-civiles mas famosas, en las que fueron destrozados Bruto y Casio.
-
-[195] Indica la batalla naval que hubo en ellos contra uno de los
-hijos de Pompeyo, cuya armada de trescientos y cincuenta navíos quedó
-reducida al corto número de seis ó siete, con los cuales pudo huir.
-
-[196] Octaviano.
-
-[197] Habla de Tiberio, hijo adoptivo de Octaviano, y natural de Libia.
-
-[198] Por esta transformacion que creyeron de Julio César en estrella
-le pintaban y esculpian con una estrella en la cabeza, y este
-distintivo tenian todas sus estatuas.
-
-[199] Era el cometa de que antes hemos hablado, y que creyeron ser el
-alma de César.
-
-[200] Congerie de egemplos de hijos que fueron mas famosos que sus
-padres.
-
-
-
-
-LISTA DE ESTAMPAS NUMERADAS
-
-
-Estampa 119: Diana se compadece de Ifigenia que iba á ser sacrificada,
-y pone en su lugar una cierva.
-
-Estampa 120: Combate sangriento entre Centauros y Lapitas suscitado en
-las bodas de Piritóo.
-
-Estampa 121: Ayax y Ulises pretenden las armas de Aquiles; se le
-adjudican á Ulises.
-
-Estampa 122: La sombra de Aquiles detiene á los Griegos que se volvian
-á su patria.
-
-Estampa 123: Las damas Troyanas llevan en hombros á Polixena que acaba
-de espirar.
-
-Estampa 124: Del incendio de Troya se salva Eneas con su padre Anquises
-y su hijo Ascanio.
-
-Estampa 125: Despues de haber cantado Polifemo las alabanzas de Galatea
-la ve que se entretenia con Acis.
-
-Estampa 126: Enamorado Glauco de Escila, la refiere su transformacion
-en Dios marino.
-
-Estampa 127: Circe envenena la cueva en que Escila solia dormir.
-
-Estampa 128: Dido, reina de Cartago, recibe á Eneas en su palacio y
-queda enamorada.
-
-Estampa 129: Apolo concede á la Sibila tantos años de vida como arenas
-tiene en sus manos.
-
-Estampa 130: Eneas manifiesta su piedad por los sacrificios que ofrece
-á los Dioses.
-
-Estampa 131: Ulises obliga á Circe dé á sus compañeros su primitiva
-figura.
-
-Estampa 132: Pico, por ser fiel á su Esposa, es transformado por Circe
-en Picoverde.
-
-Estampa 133: Venus, irritada, transforma á Acmon y á sus compañeros en
-aves aquáticas semejantes á Cisnes.
-
-Estampa 134: Por haber insultado un pastor á unas ninfas que danzaban
-es convertido en olivo.
-
-Estampa 135: Los navíos de Eneas incendiados por Turno son
-transformados por Cibeles en ninfas marinas.
-
-Estampa 136: Vertumno, transformado en vieja, logra el amor de Pomona.
-
-Estampa 137: Miscilo, absuelto por un singular prodigio, va á Italia y
-funda la Ciudad de Crotona.
-
-Estampa 139: Cipo predice al pueblo Romano tendria un Rey, y quitándose
-la corona, dice, vedle aqui.
-
-Estampa 138: Roma, afligida de la peste, envia á Delfos á consultar el
-Oráculo de Apolo.
-
-Estampa 140: Asesinado Julio César en el Senado Venus le transforma en
-cometa.
-
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- Gutenberg Literary Archive Foundation at the address specified in
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- receipt of the work.
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-* You comply with all other terms of this agreement for free
- distribution of Project Gutenberg-tm works.
-
-1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project
-Gutenberg-tm electronic work or group of works on different terms than
-are set forth in this agreement, you must obtain permission in writing
-from the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, the manager of
-the Project Gutenberg-tm trademark. Contact the Foundation as set
-forth in Section 3 below.
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-effort to identify, do copyright research on, transcribe and proofread
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-INCIDENTAL DAMAGES EVEN IF YOU GIVE NOTICE OF THE POSSIBILITY OF SUCH
-DAMAGE.
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-defect in this electronic work within 90 days of receiving it, you can
-receive a refund of the money (if any) you paid for it by sending a
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-lieu of a refund. If you received the work electronically, the person
-or entity providing it to you may choose to give you a second
-opportunity to receive the work electronically in lieu of a refund. If
-the second copy is also defective, you may demand a refund in writing
-without further opportunities to fix the problem.
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-in paragraph 1.F.3, this work is provided to you 'AS-IS', WITH NO
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-warranties or the exclusion or limitation of certain types of
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-unenforceability of any provision of this agreement shall not void the
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-trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone
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-Defect you cause.
-
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-
-Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
-electronic works in formats readable by the widest variety of
-computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It
-exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations
-from people in all walks of life.
-
-Volunteers and financial support to provide volunteers with the
-assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg-tm's
-goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
-remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
-Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
-and permanent future for Project Gutenberg-tm and future
-generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see
-Sections 3 and 4 and the Foundation information page at
-www.gutenberg.org
-
-Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation
-
-The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non-profit
-501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
-state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
-Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
-number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by
-U.S. federal laws and your state's laws.
-
-The Foundation's business office is located at 809 North 1500 West,
-Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up
-to date contact information can be found at the Foundation's website
-and official page at www.gutenberg.org/contact
-
-Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
-Literary Archive Foundation
-
-Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without
-widespread public support and donations to carry out its mission of
-increasing the number of public domain and licensed works that can be
-freely distributed in machine-readable form accessible by the widest
-array of equipment including outdated equipment. Many small donations
-($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
-status with the IRS.
-
-The Foundation is committed to complying with the laws regulating
-charities and charitable donations in all 50 states of the United
-States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
-considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
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-DONATIONS or determine the status of compliance for any particular
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-While we cannot and do not solicit contributions from states where we
-have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
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-
-Professor Michael S. Hart was the originator of the Project
-Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be
-freely shared with anyone. For forty years, he produced and
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-Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed
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-
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-Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to
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- Metamorfóseos o Transformaciones (4 de 4), by Publio Ovidio Nasón&mdash;A Project Gutenberg eBook
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- </head>
-
-<body class="formato">
-
-<div style='text-align:center; font-size:1.2em; font-weight:bold'>The Project Gutenberg eBook of Metamorfóseos o Transformaciones (4 de 4), by Publio Ovidio Nasón</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and
-most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions
-whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms
-of the Project Gutenberg License included with this eBook or online
-at <a href="https://www.gutenberg.org">www.gutenberg.org</a>. If you
-are not located in the United States, you will have to check the laws of the
-country where you are located before using this eBook.
-</div>
-
-<p style='display:block; margin-top:1em; margin-bottom:1em; margin-left:2em; text-indent:-2em'>Title: Metamorfóseos o Transformaciones (4 de 4)</p>
-
-<div style='display:block; margin-top:1em; margin-bottom:1em; margin-left:2em; text-indent:-2em'>Author: Publio Ovidio Nasón</div>
-
-<div style='display:block; margin-top:1em; margin-bottom:1em; margin-left:2em; text-indent:-2em'>Translator: Francisco Crivell</div>
-
-<div style='display:block; margin-top:1em; margin-bottom:1em; margin-left:2em; text-indent:-2em'>Illustrator: José Asensio y Torres</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>Release Date: September 18, 2021 [eBook #66340]</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>Language: Spanish</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>Character set encoding: UTF-8</div>
-
-<div style='display:block; margin-left:2em; text-indent:-2em'>Produced by: Ramón Pajares Box and the Online Distributed Proofreading Team at https://www.pgdp.net. (This file was produced from images generously made available by Biblioteca Digital Hispánica/Biblioteca Nacional de España.)</div>
-
-<div style='margin-top:2em; margin-bottom:4em'>*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK METAMORFÓSEOS O TRANSFORMACIONES (4 DE 4) ***</div>
-
-<div class="front">
- <hr class="full" />
- <p><a href="#ToC">Índice</a></p>
- <p><a href="#Notas">Notas</a></p>
- <p><a href="#LoI">Lista de estampas</a></p>
- <h1 class="faux">Metamorfóseos o Transformaciones (4 de 4)</h1>
-</div>
-
-<div class="transnote" id="tnote">
- <p class="tnotetit">Nota de transcripción</p>
- <ul>
- <li>Los errores de imprenta han sido corregidos.</li>
-
- <li>La ortografía del texto original ha sido respetada, con
- normalización de las variantes a la grafía más frecuente y tildado de
- las mayúsculas.</li>
-
- <li>Las notas a pie de página han sido renumeradas y colocadas al
- final del tomo.</li>
-
- <li>Se han reubicado muy ligeramente algunas ilustraciones para que
- no interrumpan un párrafo. Asimismo se han dividido algunos párrafos
- para alojar una ilustración.</li>
-
- <li>Se ha añadido al final un listado de las estampas numeradas que
- ilustran el tomo. El orden de las estampas <a href="#E138">138</a> y
- <a href="#E139">139</a> también aparece invertido en el original impreso.</li>
-
- <li>Las páginas en blanco han sido eliminadas.</li>
- </ul>
-</div>
-
-
-<div class="screenonly x-ebookmaker-drop">
- <hr class="chap" />
- <div class="figcenter">
- <img class="thin"
- style="width: 26em; height: auto;"
- src="images/cover.jpg"
- alt="Cubierta del libro" />
- </div>
-</div>
-
-
-<div class="tit pt6">
- <hr class="chap" />
- <p class="fs150 lh200 g0">METAMORFÓSEOS</p>
- <p class="fs120 lh200">ó</p>
- <p class="fs120 lh200 ws1">TRANSFORMACIONES DE OVIDIO.</p>
- <hr class="chap" />
-</div>
-
-
-<div class="tit">
- <p class="fs150 g1">METAMORFÓSEOS</p>
- <p class="fs130 mt1">ó</p>
- <p class="fs130 g0 ws1 mt1">TRANSFORMACIONES DE OVIDIO,</p>
-
- <p class="fs80 ws1 g0 mt2">TRADUCIDOS AL CASTELLANO</p>
- <p class="fs60 ws1 g0 mt2">CON ALGUNAS NOTAS PARA SU INTELIGENCIA,</p>
- <p class="fs130 ws2 mt1"><i>POR DON FRANCISCO CRIVELL.</i></p>
-
- <p class="g0 ws1 mt3">NUEVA EDICION.</p>
-
- <p class="fs130 ws2 mt2">TOMO IV.</p>
-
- <p class="ws1 mt3">MADRID EN LA IMPRENTA REAL</p>
- <p class="ws2 asc mt05">AÑO DE 1819.</p>
-</div>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="ToC">
- <h2 class="nobreak g0">ÍNDICE</h2>
- <p class="subh2">de las Fábulas contenidas en este tomo.</p>
-</div>
-
-<table class="toc" summary="Índice de contenidos">
- <tr>
- <td colspan="2" class="tdc ws1">LIBRO DUODÉCIMO.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td>&nbsp;</td>
- <td class="tdrb bb">Pág.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1200"><span class="big">A</span><span class="asc">RGUMENTO</span></a>.</td>
- <td class="tdrb">1</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1201"><span class="asc">FÁBULA PRIMERA</span></a>.
- <i>Una cierva sacrificada en lugar de Ifigenia.</i></td>
- <td class="tdrb">3</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1202"><span class="asc">FÁB. II</span></a>.
- <i>Combate de los Centauros y Lapitas.</i></td>
- <td class="tdrb">17</td>
- </tr>
- <tr>
- <td colspan="2" class="tdc ws1 pt1">LIBRO DECIMOTERCIO.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh pt1"><a href="#Ch1300"><span class="asc">ARGUMENTO</span></a>.</td>
- <td class="tdrb pt1">40</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1301"><span class="asc">FÁBULA PRIMERA</span></a>.
- <i>Ayax y Ulises se disputan las armas de Aquiles.</i></td>
- <td class="tdrb">42</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1301a"><i>Discurso de Ulises.</i></a></td>
- <td class="tdrb">51</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1302"><span class="asc">FÁB. II</span></a>.
- <i>La sombra de Aquiles detiene á los griegos.</i></td>
- <td class="tdrb">72</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1303"><span class="asc">FÁB. III</span></a>.
- <i>Eneas y Anquises.</i></td>
- <td class="tdrb">85</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1304"><span class="asc">FÁB. IV</span></a>.
- <i>Polifemo.</i></td>
- <td class="tdrb">92</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1305"><span class="asc">FÁB. V</span></a>.
- <i>Glauco y Escila.</i></td>
- <td class="tdrb">103</td>
- </tr>
- <tr>
- <td colspan="2" class="tdc ws1 pt1">LIBRO DECIMOCUARTO.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh pt1"><a href="#Ch1400"><span class="asc">ARGUMENTO</span></a>.</td>
- <td class="tdrb pt1">107</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1401"><span class="asc">FÁBULA PRIMERA</span></a>.
- <i>Circe.</i></td>
- <td class="tdrb">109</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1402"><span class="asc">FÁB. II</span></a>.
- <i>Dido recibe á Eneas en su palacio.</i></td>
- <td class="tdrb">115</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1403"><span class="asc">FÁB. III</span></a>.
- <i>Eneas y la Sibila.</i></td>
- <td class="tdrb">117</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1404"><span class="asc">FÁB. IV</span></a>.
- <i>Eneas llega á Cayeta.</i></td>
- <td class="tdrb">121</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1405"><span class="asc">FÁB. V</span></a>.
- <i>Los compañeros de Ulises transformados en puercos.</i></td>
- <td class="tdrb">128</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1406"><span class="asc">FÁB. VI</span></a>.
- <i>Pico es amado de Circe.</i></td>
- <td class="tdrb">133</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1407"><span class="asc">FÁB. VII</span></a>.
- <i>Los compañeros de Diomedes convertidos en aves.</i></td>
- <td class="tdrb">142</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1408"><span class="asc">FÁB. VIII</span></a>.
- <i>Las naves de Eneas convertidas en Ninfas.</i></td>
- <td class="tdrb">149</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1409"><span class="asc">FÁB. IX</span></a>.
- <i>Vertumno y Pomona.</i></td>
- <td class="tdrb">156</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1410"><span class="asc">FÁB. X</span></a>.
- <i>Ifis y Anaxarete.</i></td>
- <td class="tdrb">161</td>
- </tr>
- <tr>
- <td colspan="2" class="tdc ws1 pt1">LIBRO DECIMOQUINTO.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh pt1"><a href="#Ch1500"><span class="asc">ARGUMENTO</span></a>.</td>
- <td class="tdrb pt1">173</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1501"><span class="asc">FÁBULA PRIMERA</span></a>.
- <i>Miscilo absuelto por la transformacion de las bolas negras en blancas.</i></td>
- <td class="tdrb">175</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1502"><span class="asc">FÁB. II</span></a>.
- <i>Esculapio es llevado á Roma.</i></td>
- <td class="tdrb">216</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1503"><span class="asc">FÁB. III</span></a>.
- <i>César transformado en astro.</i></td>
- <td class="tdrb">224</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdlh"><a href="#Ch1503a"><i>Peroracion.</i></a></td>
- <td class="tdrb">232</td>
- </tr>
-</table>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter" id="Ch1200">
- <p><span class="pagenum" id="Page_1">p. 1</span></p>
- <div class="figcenter">
- <img class="thin"
- src="images/i_p001.jpg"
- style="width: 26em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">Thestorides, vincemus.</p>
- </div>
- <h2 class="nobreak">LIBRO DUODÉCIMO.</h2>
- <p class="subh2 mt2"><small><i>ARGUMENTO.</i></small></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">E</span>ntonces el padre Príamo,
-juntamente con sus hijos, hace las exequias á Eaco, que tambien lo
-era, creyéndole muerto; pero alli no se halló Páris por haber ido
-á la Grecia. Perseguido este por los griegos, vieron en el puerto
-Aulide que un dragon se convierte en piedra. Despues el invulnerable
-Cigno, habiendo sido muerto por Aquiles, se convierte en cisne; asi
-como tambien la doncella Cenis se transformó en otro tiempo en<span
-class="pagenum" id="Page_2">p. 2</span> el jóven llamado Ceneo, y
-despues en ave. Nestor refirió todas estas transformaciones, añadiendo
-á ellas la de Periclimenes.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E119">
- <img class="thick"
- src="images/i_p004.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(119) Diana se compadece de Ifigenia que iba á ser<br />
- sacrificada, y pone en su lugar una cierva.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1201"><span class="pagenum" id="Page_3">p. 3</span></p>
- <h3>FÁBULA PRIMERA.</h3>
- <p class="subh3"><i>UNA CIERVA SACRIFICADA EN LUGAR DE&nbsp;IFIGENIA.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">E</span>l padre Príamo, ageno de
-que su hijo Esaco vivia, bien que transformado en ave, llorábale
-amargamente por muerto: asimismo Hector y los demas hermanos le habian
-hecho inútiles exequias en el túmulo, que solo contenia su epitafio.
-No asistió á estas tristes ceremonias su hermano Páris, el cual,
-habiendo despues robado á Elena, fue la causa fundamental de una
-larga y sangrienta guerra, y de que viniesen conjuradas contra Troya
-mil naves, y se formase una poderosa liga de toda la Grecia, la cual
-hubiera tomado pronta venganza, si los vientos contrarios no hubiesen
-impedido la salida del puerto, y la imposibilidad de navegar no hubiese
-detenido la escuadra en Aulide, puerto de Beocia, en que se hace mucha
-pesca. Aqui, segun costumbre de la patria, dispuestos los sacrificios
-á Júpiter, apenas ardian sobre el ara los fuegos sagrados, cuando
-se presenta á la vista de los griegos un dragon, que trepaba por un
-plátano inmediato á las aras donde se habian empezado los sacrificios,
-y en<span class="pagenum" id="Page_4">p. 4</span> cuya copa habia
-un nido con ocho pajarillos,<a id="FNanchor_1" href="#Footnote_1"
-class="fnanchor">[1]</a> y la madre que revolteaba en torno de sus
-hijuelos, á quienes juntamente con ella arrebató y engulló en su voraz
-vientre. Todos quedaron atónitos con este agüero; pero Calcas, adivino
-infalible de lo futuro, les dijo: „Alegraos, griegos, que venceremos:
-Troya quedará reducida á cenizas; pero nos costará mucho tiempo y
-trabajo el tomarla;” y para hacer creible su oráculo vaticinó que
-las nueve aves significaban otros tantos años que habia de durar la
-guerra. La serpiente, asi como estaba enroscada en las verdes ramas del
-plátano, se transformó en piedra,<a id="FNanchor_2" href="#Footnote_2"
-class="fnanchor">[2]</a> que conserva su antigua figura.</p>
-
-<p>El violento Nereo<a id="FNanchor_3" href="#Footnote_3"
-class="fnanchor">[3]</a> continúa inexorable, sin permitir que la
-escuadra anclada en Aulide pudiese dar la vela por la furia del
-mar. Algunos creian que Neptuno, como que habia trabajado<span
-class="pagenum" id="Page_5">p. 5</span> en la obra de los muros
-de Troya, queria por este medio favorecerla, é impedir su total
-ruina; pero Calcas, que lo sabia como adivino, dijo que para que
-cesase el embravecimiento del mar era preciso aplacar la ira de
-Diana,<a id="FNanchor_4" href="#Footnote_4" class="fnanchor">[4]</a>
-ofreciéndola en sacrificio la doncella Ifigenia, hija de Agamenon.
-Despues que la causa pública pudo mas que el amor paterno, y la
-dignidad Real mas que el ser su padre, los sacerdotes con las lágrimas
-en los ojos pusieron junto al ara á Ifigenia para sacrificarla, con lo
-cual se dió por satisfecha Diana,<a id="FNanchor_5" href="#Footnote_5"
-class="fnanchor">[5]</a> y ocultándola en una espesa nube; se cuenta
-que mientras se hacian las ceremonias y preces del sacrificio sustituyó
-en su lugar una cierva, que fue por ella inmolada; y con esto calmó
-la indignacion de Diana, y juntamente con ella la del mar; y las mil
-naves, despues de haber padecido tanto, llegaron viento en popa á las
-playas troyanas.</p>
-
-<p>Hay en medio del universo un lugar situado entre la tierra, el
-mar y las regiones celestes,<a id="FNanchor_6" href="#Footnote_6"
-class="fnanchor">[6]</a><span class="pagenum" id="Page_6">p. 6</span>
-en el cual concurren y se juntan las extremidades y confines de
-aquellas tres partes: desde este lugar se divisa lo que pasa en todas
-ellas, aunque esté muy distante, y desde él se oye y penetra la voz á
-los oidos de todos. La Fama lo habita, y tiene su mansion ordinaria
-en la parte mas elevada del alcázar, en que por todas partes se
-hallan innumerables entradas y salidas hasta en el mismo techo; los
-umbrales no tienen puerta alguna con que cerrarse. De dia igualmente
-que de noche está abierto: toda la casa es de metal sonoro, en el que
-resuenan y se aumentan las voces,<a id="FNanchor_7" href="#Footnote_7"
-class="fnanchor">[7]</a> volviéndolas hácia fuera el eco, el cual
-redobla y repite lo que se le confia. Dentro no hay descanso ni
-silencio en ninguna parte; pero con todo no es formal clamor, sino
-un rumor de un sonido tenue y sordo, como el que hacen las olas del
-mar oidas desde lejos, ó como los truenos cuando las nubes estan muy
-retiradas. Una multitud de personas sin interrupcion ocupa los pórticos
-del palacio, y el vulgo novelero é inconstante<span class="pagenum"
-id="Page_7">p. 7</span> va y viene sin cesar, y á cada instante se
-divulgan mil patrañas confundidas con la verdad,<a id="FNanchor_8"
-href="#Footnote_8" class="fnanchor">[8]</a> que no puede sacarse en
-limpio por la confusion y desórden de las palabras, con las que los
-unos llenan de noticias á los oidos desocupados, y los otros repiten
-en otra parte lo que han oido contar: crece el número de ficciones, y
-el último á cuyos oidos llegan las abulta con alguna cosa nueva que
-les añade. Alli residen la necia credulidad y el temerario error, la
-vana alegría y el infundado sobresalto, la sedicion que cunde y los
-susurros,<a id="FNanchor_9" href="#Footnote_9" class="fnanchor">[9]</a>
-cuyo orígen no se puede averiguar.</p>
-
-<p>La Fama, á quien nada está oculto de cuanto pasa en el cielo,
-mar y tierra, antes bien averigua lo que sucede en todo el orbe,
-habia divulgado que los griegos iban á atacar á los troyanos con
-una poderosa escuadra y tropas escogidas; con cuya noticia no
-se hallaban estos desprevenidos, sino que tenian fortificadas
-las playas, puertos y avenidas, recibiendo á los griegos con las
-armas en la mano, de forma que Protesilao,<a id="FNanchor_10"
-href="#Footnote_10" class="fnanchor">[10]</a><span class="pagenum"
-id="Page_8">p. 8</span> que fue el primero que se atrevió á poner el
-pie en tierra, fue muerto á manos de Hector, trabándose una batalla
-tan sangrienta, que costó á estos la muerte de aquel y de otros
-esforzados capitanes, sin haberse conocido hasta entonces el valor
-de Hector. Los troyanos por su parte experimentaron lo que podia y
-hasta donde rayaba el valor de los griegos á costa de no poca sangre,
-con la que estaban ya teñidas las playas sigeas,<a id="FNanchor_11"
-href="#Footnote_11" class="fnanchor">[11]</a> pues Cigno, hijo de
-Neptuno, habia por su mano quitado la vida á innumerables; y por otra
-parte Aquiles desde su carro<a id="FNanchor_12" href="#Footnote_12"
-class="fnanchor">[12]</a> con su lanza arrollaba á cuantos se le ponian
-por delante, y buscando furioso por medio de las huestes á Cigno ó
-á Hector, se encontró con aquel, porque á este le reservaban<span
-class="pagenum" id="Page_9">p. 9</span> los hados hasta el año décimo
-de aquella guerra, y aguijando á los blancos caballos de su carro,
-lo dirigió contra el primero, y blandiendo su lanza con denuedo y
-valentía, le dice: „Quien quiera que tú seas, ó jóven, sírvate de
-consuelo en tu muerte el saber que vas á fenecer á manos de Aquiles.”
-Esto dijo, y al mismo tiempo le acomete con la lanza; pero aunque
-le acertó con ella, solo le hizo una ligera contusion en el pecho.
-Entonces Cigno responde á Aquiles: „Hijo de Tetis (pues ya tiempo
-há que la fama me dió noticias de tí), ¿por qué te maravillas (y es
-cierto que se admiraba) de no haberme herido? Este morrion y este
-escudo que ocupa mi siniestra mano mas me sirven de adorno que de
-defensa, á la manera que los plumages sirven de gala y adorno á las
-armas de Marte. Vaya sin embargo todo fuera, que yo pelearé sin estos
-auxilios, y no por eso conseguirás herirme. Es mucha ventaja el no
-ser yo hijo de una Nereida,<a id="FNanchor_13" href="#Footnote_13"
-class="fnanchor">[13]</a> sino de aquel que gobierna á Nereo, á sus
-hijas y á todo el mar.” Dicho esto, enristró la lanza contra Aquiles
-con tan gentil denuedo, que traspasó el bronce que debia detener el
-golpe, y penetró<span class="pagenum" id="Page_10">p. 10</span> los
-nueve primeros cueros del escudo, quedando detenida en el décimo.
-Sacóla Aquiles, y arremetió á su enemigo con el mismo brio; pero de la
-misma manera resaltó del cuerpo de Cigno sin hacerle herida alguna;<a
-id="FNanchor_14" href="#Footnote_14" class="fnanchor">[14]</a> ni á la
-tercera embestida pudo tampoco conseguirlo, aunque Cigno se presentaba
-á cuerpo descubierto. Se enfureció no de otro modo que cuando el
-toro en el espacioso circo se ve irritado cuando le da en los ojos
-el color de las vestiduras de púrpura, embiste y se halla burlado.
-Aquiles registra la punta de la lanza para reconocer si se le habia
-caido el hierro, y viendo que estaba fijo en ella, dijo: „¿Con que
-esto consiste en la debilidad de mi brazo, y este ha perdido todo el
-valor que antes tenia, pues ciertamente le tuvo, ya cuando arruiné las
-murallas de Lirnesa, ya cuando inundé á Tebas y Ténedos con la sangre
-de sus soldados, ya cuando hice que el Caico corriese tambien teñido
-con la sangre que vertieron los que moraban en sus orillas, y ya cuando
-Telefo fue herido dos veces con mi lanza? y aun aqui en este mismo
-lance es valerosa mi diestra, y lo ha sido con la muerte de tantos
-troyanos como se hallan y veo amontonados por la playa.” Esto dijo, y
-poco<span class="pagenum" id="Page_11">p. 11</span> confiado en sus
-anteriores hazañas, probó á arrojar su lanza contra Menetes, soldado
-plebeyo de Lidia, y traspasándole la malla, le atravesó el pecho, y
-cayendo moribundo sobre la tierra, le sacó la misma lanza de la herida,
-y dijo: „Esta sí que es mi diestra, y esta la lanza vencedora. Me he de
-valer de estas mismas armas contra este enemigo, y quiera Dios tenga
-el mismo éxito.” Dicho esto acomete á Cigno, y sin errar el golpe le
-hiere en el hombro izquierdo; pero lo rechaza como si hubiera dado en
-un duro peñasco. Sin embargo se veia sangre en donde habia recibido el
-golpe: Aquiles se alegró; mas duró poco su alegría. La sangre era de
-Menetes y no de Cigno. Enfurecido y ciego de cólera salta ligero de su
-carro, y acometiendo á su enemigo con su reluciente espada, advierte
-que esta penetraba la parma<a id="FNanchor_15" href="#Footnote_15"
-class="fnanchor">[15]</a> del escudo y el yelmo, pero no su duro
-cuerpo. No siguió mas con este modo de acometerle, sino que volviendo
-al contrario la espada, descargó muchos golpes con el pomo de ella
-en<span class="pagenum" id="Page_12">p. 12</span> las sienes y cabeza.
-Atolondrado Cigno con los golpes se retiraba, siguiéndole Aquiles, de
-modo que unas veces le hacia tropezar y otras caer, sin dejarle ni
-permitirle ningun descanso. Llenóse Cigno de pavor; se le anubló la
-vista, y cuando se retiraba andando hácia atras, tropezó en una piedra
-que habia en medio del campo, y sobre ella le derribó Aquiles con
-grande ímpetu, dejándole tendido boca arriba. Entonces oprimiéndole el
-pecho con sus fuertes rodillas, le aprieta á la garganta las ataduras
-del yelmo, y le ahogó, cortándole á un tiempo la respiracion y la
-vida. Se disponia á despojar al vencido; pero ve solo las armas sin
-el cuerpo, porque el Dios del mar lo habia transformado en una blanca
-ave<a id="FNanchor_16" href="#Footnote_16" class="fnanchor">[16]</a>
-del mismo nombre que antes tenia.</p>
-
-<p>Á esta primera batalla sucedió una larga tregua, y las dos partes,
-cansadas de la pérdida que habian sufrido, depusieron las armas. En
-tanto que los troyanos guardan sus muros y los griegos sus trincheras,
-llegó el dia festivo en que Aquiles, vencedor de Cigno, hizo un
-sacrificio á Palas con la sangre de una novilla adornada con cintas.<a
-id="FNanchor_17" href="#Footnote_17" class="fnanchor">[17]</a>
-Luego que puso sobre las aras las entrañas<span class="pagenum"
-id="Page_13">p. 13</span> que habia de consumir el fuego, y el
-olor agradable á la Deidad se difundió por el aire, se separó
-una parte de la víctima para los sacerdotes, y otra para la
-mesa de los asistentes.<a id="FNanchor_18" href="#Footnote_18"
-class="fnanchor">[18]</a> Sentáronse á comer los próceres en sus lechos
-convivales, saciándose de carne asada, y con el suave vino olvidaron
-sus cuidados y apaciguaron su sed. No hubo en este banquete cántico
-que realzase ni la cítara<a id="FNanchor_19" href="#Footnote_19"
-class="fnanchor">[19]</a> ni la flauta, sino que durante el banquete
-y de sobre mesa se engolfaron en conversacion, siendo la materia de
-ella el valor y los sucesos de las pasadas refriegas, complaciéndose
-en referir cada uno los peligros á que<span class="pagenum"
-id="Page_14">p. 14</span> se habia arrojado y de que habia salido.
-¿De qué otra cosa podia hablar Aquiles, ó qué conversacion podia
-suscitarse mas á propósito delante de él? Sobre lo que rodó mas la
-conversacion fue sobre el último certamen con Cigno. Á todos pareció
-cosa admirable que el cuerpo de este jóven fuese impenetrable é
-invulnerable, é hiciese rebotar el hierro de las lanzas y demas armas.
-El mismo Aquiles se maravillaba de esto, y tambien los griegos, cuando
-Nestor<a id="FNanchor_20" href="#Footnote_20" class="fnanchor">[20]</a>
-les habló asi: „Es verdad que en vuestro tiempo Cigno fue el solo
-despreciador del acero, á quien no ofendió hierro alguno; pero yo
-mismo ví en otra ocasion á Ceneo, que se le parecia en eso de no
-ser herido. Ceneo Perrebo,<a id="FNanchor_21" href="#Footnote_21"
-class="fnanchor">[21]</a> repito, que, famoso por sus hazañas,
-habitó en el monte Otris;<a id="FNanchor_22" href="#Footnote_22"
-class="fnanchor">[22]</a> y lo que mas causaba admiracion en él era
-haber nacido individuo del otro sexo.” Esta nueva monstruosidad excitó
-la curiosidad de los circunstantes á rogarle contase este suceso, y
-entre ellos Aquiles le dijo: „Sabio y elocuente anciano, prudencia
-de<span class="pagenum" id="Page_15">p. 15</span> nuestro siglo, dí
-¿quién fue ese Ceneo (pues todos tenemos deseos de saberlo), y cuál la
-causa para mudar de sexo? ¿En qué guerra lo conociste, y qué hazañas
-lo han hecho célebre? En una palabra ¿quién fue su vencedor, si es que
-pudo ser vencido?”</p>
-
-<p>„Aunque el largo tiempo, respondió Nestor, haya borrado de mi
-memoria el recuerdo de muchas cosas que ví en mis primeros años,
-no obstante me acuerdo de otras infinitas; pero de todo cuanto he
-presenciado en paz y en guerra no hay cosa que se me haya quedado
-mas impresa que la historia que me preguntais; y si mi larga edad me
-hace recomendable en la referencia de las muchas cosas que en ella
-he visto, he vivido ya doscientos años, y estoy entrado en el tercer
-siglo. Cenis, hija de Elato, fue la mas bella de las doncellas de
-Tesalia, cuya hermosura avasalló y despreció el corazon de muchísimos
-pretendientes por las ciudades circunvecinas y por las tuyas, porque
-fue, ó Aquiles, tu prima: quizá el mismo Peleo la hubiera tambien
-pretendido; pero ó estaba ya casado con tu madre,<a id="FNanchor_23"
-href="#Footnote_23" class="fnanchor">[23]</a> ó á lo menos
-contratado el matrimonio con ella. En suma Cenis no quiso casarse; y
-paseándose<span class="pagenum" id="Page_16">p. 16</span> un dia por
-la solitaria playa del mar, fue violentada por Neptuno, segun asi se
-decia públicamente, y para recompensar la injuria de haberla desflorado
-le dijo: „Pide lo que te acomode, que todo te será concedido.” Asi
-tambien lo aseguraba la fama. „Esta injuria que me has hecho, replicó
-Cenis, me hace desear una cosa grande y singular, y es que me concedas
-el dejar de hoy en adelante el ser muger para que no me vuelva á
-suceder semejante desgracia en lo sucesivo: este don equivaldrá á
-todos cuantos me puedas conceder.” Articuló estas últimas palabras con
-un sonido mas grave y bronco, y podia su voz equivocarse con la de
-hombre, como que ya efectivamente lo era, pues el Dios del mar le habia
-otorgado su peticion, y sobre esto, que no pudiese ser herido ni morir
-á hierro. Despidióse Ceneo alegre con tales dones, y pasaba su vida
-juvenil en las ocupaciones y egercicios propios del hombre, recorriendo
-las campiñas de Tesalia, donde adquirió mucha reputacion.”</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E120">
- <img class="thick"
- src="images/i_p020.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(120) Combate sangriento entre Centauros y Lapitas<br />
- suscitado en las bodas de Piritóo.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1202"><span class="pagenum" id="Page_17">p. 17</span></p>
- <h3>FÁBULA II.</h3>
- <p class="subh3"><i>COMBATE DE LOS CENTAUROS Y LAPITAS.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0">„<span class="big">H</span>abia casado Piritóo,<a
-id="FNanchor_24" href="#Footnote_24" class="fnanchor">[24]</a> hijo
-del atrevido Ixion, con la bella Hipodamia, y convidó á los fieros
-Centauros á la boda, la cual se celebraba en una cueva cercada de
-arboledas, y los hizo sentar á las mesas que estaban puestas por
-órden. Asistieron á ella los próceres de Tesalia, y yo tambien
-era uno de los convidados.<a id="FNanchor_25" href="#Footnote_25"
-class="fnanchor">[25]</a> La confusa multitud de ellos hacia en la
-estancia un alegre ruido: cantóse el himeneo, humeando entre tanto las
-aras con las aromas que se quemaban. Presentóse despues la novia mas
-hermosa que todas, rodeada y acompañada de un gran número de casadas y
-doncellas. Todos dimos la enhorabuena á Piritóo, y le felicitamos por
-su union con muger tan hermosa. Pero salieron vanos los anuncios que le
-hicimos de su felicidad; porque en aquel momento Eurito, el mas fiero
-de los Centauros, enardecido asi con el vino que habia bebido como con
-la<span class="pagenum" id="Page_18">p. 18</span> vista de la recien
-casada, poseido de la embriaguez mezclada con la lascivia, echó á rodar
-las mesas del convite, y arrebató con violencia á Hipodamia, asiéndola
-por los cabellos. Cada uno de los demas Centauros robó la que se le
-antojó ó la que pudo, de manera que parecia el saqueo de una ciudad
-tomada por asalto, y en la casa no se oia otra cosa que mugeriles
-lamentos. Al punto nos levantamos todos, y Teseo, tomando la palabra
-el primero, dijo: „¿Qué locura, ó Eurito, te enagena para atreverte
-á maltratar asi á Piritóo, estando yo con vida? ¿Ignoras acaso que á
-un mismo tiempo ofendes en una á dos personas?” Para hacerle ver que
-sus amenazas no eran vanas aparta á los que le detenian, recobra y le
-quita la novia que habia robado. El Centauro quedó suspenso y sin poder
-articular palabra, porque á la verdad ningunas tenia, ni menos razon
-alguna para sostener el insulto que habia cometido; pero apelando á los
-hechos, acometió con sus furiosas manos al rostro de Teseo, recuperador
-de Hipodamia, y le descargó un furioso golpe en el pecho. Por
-casualidad habia alli inmediato una gran copa antigua, en cuyo metal
-estaban sobrepuestas de bajo relieve muchas figuras que hermoseaban
-su superficie, y aumentaban su rigidez y aspereza; y tomándola Teseo,
-la tiró con furia al<span class="pagenum" id="Page_19">p. 19</span>
-rostro de Eurito, con cuyo golpe empezó á arrojar por la herida y por
-la boca borbotones de sangre y vino y gran parte de los sesos, y de
-este modo cayó en tierra boca arriba. Los demas Centauros, enardecidos
-con la muerte de su hermano, empezaron todos á gritar á una voz: „Al
-arma, al arma,” infundiéndoles mayor aliento el vino que habian bebido.
-Al principio de la pelea volaban los vasos, cántaros y calderos que
-se tiraban los unos á los otros, haciendo armas para la guerra de lo
-que solo era á propósito para los convites. Amico, hijo de Orfion,
-sin respetar al templo cogió un enorme candelero de muchos mecheros
-ardiendo, y levantándolo en alto, como la segur del sacrificio que va
-á herir el blanco cuello de un toro, le deja caer sobre la frente del
-Lapita Celadon, y le quebranta los huesos del rostro, de modo que de
-desfigurado no es conocido; cuyo golpe le hizo saltar los ojos, la
-nariz se introdujo en la boca, y quedó pegada al paladar. Belates Peleo
-le derriba en tierra, quedándole la barba pegada al pecho, con un pie
-que arrancó de una mesa de acebo, y al segundo golpe le hizo escupir
-los dientes mezclados con negra sangre, y le envió á las oscuridades
-del tártaro. Grineo, mirando con rostro airado al altar junto al cual
-estaba de pie, dijo: „¿Por qué<span class="pagenum" id="Page_20">p.
-20</span> no echamos tambien mano de estas aras en esta refriega?” Al
-mismo tiempo arrebata el altar que humeaba, y lo arroja al medio del
-escuadron de los Lapitas, y aplana á dos de ellos, á Broteo y á Orion:
-este era hijo de Micale, famosa maga, quien por medio de sus encantos
-tenia el poder de hacer bajar á pesar suyo á la luna de la órbita por
-donde discurre. „No quedarás sin castigo si encuentro alguna arma con
-que darte,” dijo Exadio; y tomando las astas de un ciervo que estaban
-colgadas por voto de una alta viga, acometió á Grineo, y le sacó los
-ojos con las puntas, parte de los cuales venia envuelta en ellas, y
-parte mezclada con la sangre que le corria por la barba.</p>
-
-<p>„Reto, tomando de en medio de las aras el mayor tizon, deshizo á
-Carax toda la sien derecha, cubierta de su rojo cabello, que empezó
-á arder con la llama voraz del modo que arden las secas aristas,
-y quemándose la sangre que le salia de la herida, dió un grande
-estallido, como el que suele dar el hierro encendido, el cual,
-sacado de la fragua y metido en el agua por el herrero con las
-tenazas, silba y rechina. Viéndose herido Carax, sacudió el fuego
-voraz de sus encrespados cabellos, y cargando sobre sus hombros un
-umbral que arrancó de la tierra, y que apenas podria llevarle<span
-class="pagenum" id="Page_21">p. 21</span> un carro, no podia tirarle
-al enemigo por su enorme peso, y dejándole caer, lo aplanó á él y á
-Cometes su compañero que estaba á su lado. Reto, que no podia contener
-el gozo que le causaba este suceso, dijo: „¡Plegue á Dios que suceda
-lo mismo á todos los demas de tu partido, y se defiendan con la
-valentía que tú!” Y menudeando golpes con el tizon medio encendido,
-le rompió las vertebras del cuello y parte de la cabeza, y los huesos
-quebrantados nadaban entre los sesos. Ufano con la victoria, se dirigió
-contra Evagro, Corito y Drias; y habiendo muerto á Corito, que aun no
-tenia pelo de barba, le dijo Evagro: „Por cierto que es una grande
-hazaña el haber dado la muerte á un muchacho.” Reto no le dejó hablar
-mas, pues metiéndole el tizon por la boca, se lo introdujo hasta el
-pecho.</p>
-
-<p>„Á tí tambien, ó Drias, te acometió fuertemente con el mismo tizon
-en torno de tu cabeza; pero no fue con el mismo suceso, porque tomando
-otro mayor tizon, que ya no humeaba, rechazaste el ímpetu del que
-estaba orgulloso con tantas muertes, y le fijaste con él un golpe en
-la cerviz, que le hizo dar un gran gemido, y costándole dificultad
-el sacar el tizon, cuyos pedazos se le habian introducido entre los
-huesos, echó á huir bañado en sangre. Tambien huyeron Orneo,<span
-class="pagenum" id="Page_22">p. 22</span> Licabas y Medon, herido en
-el hombro derecho, asi como tambien Pisenor, Taumas y Mermeros, que
-aunque en la carrera superaba á todos, le estorbaba el correr una
-herida que habia recibido. Igualmente huyeron Folo, Melaneo, Abas,
-diestro cazador de jabalíes, y el adivino Astilo, que en vano pretendia
-disuadir á los suyos de la refriega. Viendo este que tambien huia
-Neso por temor de ser herido: „No huyas, le dice, ni tengas miedo,
-porque tú estas destinado<a id="FNanchor_26" href="#Footnote_26"
-class="fnanchor">[26]</a> para ser muerto con las flechas de Hércules.”
-Aunque tambien huian Eurinomo, Lícidas, Areo é Imbreo, no por eso
-dejaron de morir á manos del valeroso Drias: igualmente Ceneo recibió
-una herida de consideracion cuando iba huyendo, porque volviendo la
-cabeza, le dio Drias un fuerte golpe en el entrecejo.</p>
-
-<p>„Tanto alboroto y confusion no basta á despertar al embriagado
-Afidas, el cual tenia en una mano asida débilmente una copa, y estaba
-tendido sobre una piel de oso en profundo sueño. Forbas, viéndole
-en aquella disposicion, le abrió la boca con los dedos, y le dijo:
-„Conviene que mezcles el vino con agua de la laguna Estigia,”<span
-class="pagenum" id="Page_23">p. 23</span> y al mismo tiempo sin decir
-otra palabra, arrimándose á él, le lanzó un dardo que le atravesó la
-garganta, dejándole en la postura que yacia. La sangre salpicó sobre
-la piel y la copa que tenia; muere sin sentir su muerte, y sus ojos se
-cerraron para siempre.</p>
-
-<p>„En esta situacion ví á Petreo, que se empeñaba en arrancar una
-grande encina, y cuando estaba abrazado á ella forcejeando á un lado
-y á otro para sacarla, Piritóo le atravesó por las espaldas con su
-lanza, y penetrando el pecho, se quedó clavada en el tronco de la
-encina. Decíase que el valor de Piritóo habia dado muerte á Lico y á
-Cromis; pero se grangeó menos lauro con esto que matando á Helops y
-Dictis. El primero fue muerto de un saetazo, que atravesándole las
-sienes por el lado derecho, vino á parar en la oreja siniestra; Dictis,
-que corria la cuesta abajo huyendo con temblor de Piritóo, cayó de un
-despeñadero, y tronzando con el peso de su cuerpo un gran quejigo, se
-quedaron en él pegadas las tripas. Salió á tomar la venganza Afareo;
-y cuando iba á tirar á Piritóo una gruesa piedra que habia arrancado
-de la montaña, se puso delante Teseo con un pesado palo de encina, y
-dándole con él un terrible golpe, le quebró el brazo, y contento con
-dejarlo inútil para<span class="pagenum" id="Page_24">p. 24</span> el
-combate, no cuidó de quitarle la vida por falta de tiempo; y saltando
-con ligereza sobre las espaldas del Centauro Bianor, no acostumbrado
-á llevar mas carga sobre sí que á sí mismo, le aprieta las costillas
-con las rodillas, y sujetándole con la mano izquierda la cabellera, le
-desfiguró á palos el rostro y la boca amenazadora, y le quebrantó las
-sienes. Con el mismo palo de encina echó á tierra á Nedimo y á Licotas,
-diestro en el dardo, á Hipason, cuya barba larga le cubria el pecho, y
-á Rifeo, que habitaba las encumbradas selvas, á Tereo, que solia llevar
-á su casa los osos vivos, cazados en los montes Hemonios.</p>
-
-<p>„Demoleon, envidioso de que Teseo pelease con tan buen suceso,
-hizo esfuerzos para arrancar de un espeso bosque un viejo pino, y
-no habiendo podido, tiró contra su enemigo el pedazo que se habia
-quebrado; pero Teseo, inspirado de la Diosa Palas, ó á lo menos asi
-queria hacerlo creer, hurtó el cuerpo y evitó el golpe; pero no dió
-en vago, porque separó el hombro y el brazo izquierdo del cuello de
-Crantor. Este habia sido, generoso Aquiles, escudero de tu padre, y
-Amintor, Rey de los Dolopes, vencido en la guerra, se lo habia dado
-en prenda y seguridad de la paz que habia hecho con él. Viéndole
-este desde lejos despedazado, le dijo: „Recibe, querido<span
-class="pagenum" id="Page_25">p. 25</span> Crantor, el mas agraciado de
-todos los jóvenes, esta ofrenda que te hago en vez de las exequias;”
-y enardecido con el mayor furor tiró su lanza con toda su fuerza
-á Demoleon, la cual le rompió y atravesó el costado, y quedándose
-clavada en los huesos, en ellos se veia blandear. Demoleon, haciendo
-mil esfuerzos para sacársela, solo pudo arrancar el asta, porque
-el hierro se habia quedado clavado en el pulmon. El dolor le daba
-fuerzas y acrecentaba el valor, y aunque herido se levanta contra
-su enemigo, y le sacude coces con sus pies de caballo; pero Peleo,
-oponiendo su morrion y escudo, y asiéndolos fuertemente, recibió en
-ellos las patadas, y defendió de ellas su cuerpo; y arremetiendo al
-enemigo, de un solo golpe le atravesó entrambos costados de hombre y
-de caballo. Antes de esto habia dado muerte á saetazos y desde lejos á
-Phlegron y á Hilas, y en combate y lucha trabada á Hifinóo, á Clanis
-y á Dorilas, que llevaba cubierta su cabeza con una piel de lobo,
-armada con unas astas de buey, y teñida en sangre de los muertos que
-habian caido en el combate. Yo,<a id="FNanchor_27" href="#Footnote_27"
-class="fnanchor">[27]</a> á quien el enemigo aumentaba las fuerzas, le
-dije: „Ahora verás cuan inferiores son tus astas á mi lanza,”<span
-class="pagenum" id="Page_26">p. 26</span> tirándosela al mismo tiempo
-con el mayor denuedo: el Centauro para evitar el golpe opuso su mano
-derecha, defendiendo con ella la frente; pero traspasándola la lanza,
-se quedó clavada en ella. Este golpe le hizo dar un grande grito; y
-Peleo, que estaba mas cerca que yo, viéndole que temblaba, y que estaba
-rendido con la cruel herida, le metió la espada por medio del vientre.
-Dió el Centauro un gran salto, con el cual se le cayeron las tripas
-al suelo, y se las pisaba y hacia pedazos, y enredándosele entre los
-pies, le impedian el andar, hasta que por último, quedándosele vacío el
-vientre, cayó en el suelo muerto.</p>
-
-<p>„Tampoco á tí, Cilaro, te aprovechó en la refriega tu extremada
-hermosura, si es que es susceptible de ella la raza de los Centauros.
-Empezaba á apuntarle la barba de color de oro, y el cabello del mismo
-color le ondeaba sobre los hombros: tenia un semblante vigoroso y
-agradable, al cual correspondia el cuello, los hombros, las manos,
-el pecho y todo lo que tenia de hombre, pues todo parecia sacado á
-torno y hecho por manos de artífices; y no era menos proporcionado al
-rostro de hombre lo que tenia de caballo, porque añadiendo á su figura
-un cuello y cabeza de esta última especie, pareceria ser el de<span
-class="pagenum" id="Page_27">p. 27</span> Castor.<a id="FNanchor_28"
-href="#Footnote_28" class="fnanchor">[28]</a> Sus ancas eran anchas, el
-pecho levantado y nervioso, la piel negra como la pez, la cola blanca,
-y del mismo color sus piernas. No habia jóven en toda la especie de
-Centauros que no le amase; pero sola Hilonome, la mas bella de todas
-las Centauras que habitaban las selvas, le conquistó para sí, y le
-atrajo á su cariño con caricias, halagos y declarándole su amor, para
-lo cual se componia con cuanta cultura y ornato puede adaptarse á
-los miembros de una Centaura, como era peinarse el cabello, cuidar
-de rociarlo con agua del mar, ensortijarlo con violetas, rosas y
-azucenas, lavarse la cara dos veces al dia con el agua que corria de
-una fuente que estaba en la cumbre de la selva Pagasea, y bañarse en
-el rio otras dos veces; y no vestia ni adornaba sus hombros y brazo
-izquierdo con otras pieles que las mejores y mas escogidas, y que le
-acrecentasen su hermosura. Cilaro é Hilonome se amaban mutuamente, y no
-podian separarse el uno del otro: juntos vagaban por los montes, juntos
-entraban en las grutas, y juntamente habian ido á las bodas de Piritóo,
-y no se habian alejado el uno del otro durante el choque. Un<span
-class="pagenum" id="Page_28">p. 28</span> dardo tirado casualmente,
-no se sabe de quien, vino á dar en el pecho de Cilaro á la parte
-inferior del cuello; penetróle la herida el corazon, el cual, despues
-de sacado el hierro, se le quedó yerto y frio con todo el cuerpo. Al
-punto Hilonome abraza los moribundos miembros del Centauro; le aplica
-su mano sobre la herida para detener la sangre que corria, y juntando
-la boca con la suya, procura inspirarle vida, é impedir que exhale su
-espíritu. Luego que le vió muerto, prorumpiendo en expresiones que yo
-no pude entender á causa del ruido y gritería, tomó el mismo dardo que
-habia causado la muerte al Centauro, y echándose sobre él, se le clavó,
-y murió abrazada á su marido.</p>
-
-<p>„Me parece que estoy viendo á Feocomes, el cual llevaba sobre
-sus hombros seis pieles de leon, cosidas las unas á las otras. Este
-Centauro ocultaba con ellas lo que tenia de hombre y de caballo;
-y habiendo arrojado un enorme tronco que pudieran arrastrar con
-dificultad dos yuntas de bueyes, le abrió de arriba abajo la cabeza al
-hijo de Fonoleno, y le salen los sesos magullados por ojos, narices,
-oidos y boca, asi como suele salir la leche coagulada al pasarla por un
-tamiz de mimbres, ó como otro cualquier licor por la criba de pequeños
-agujeros. Mas yo, mientras el<span class="pagenum" id="Page_29">p.
-29</span> bárbaro se entretenia en despojarle de las armas, tu padre,
-ó Aquiles, testigo fidedigno de lo que digo, sabe que le atravesé el
-vientre con mi espada. Al mismo tiempo cayeron al rigor de su filo
-Chtonio y Teleboas. El primero llevaba una horquilla de dos puntas, y
-el segundo un dardo con que me hirió: aqui están las señales, porque
-las cicatrices se conservan en mí todavía. Entonces debia haber ido á
-la toma de Troya, y á lo menos, si no podia vencer, hubiera retardado
-los progresos que Hector hacia con sus armas. Pero en aquel tiempo
-ó no habia nacido este, ó era muy jóven, y ahora mi cansada edad
-está sin fuerzas. ¿Para qué te he de referir que Perifantes venció á
-Pireto, Centauro de dos formas, y que Ampico en la parte posterior
-del celebro clavó una punta, ó lanza sin hierro, de cerezo silvestre
-al otro Centauro Oeclo cuando iba huyendo, y metiendo ruido con todos
-sus cuatro pies: que Macareo mató al Lapita Erigdupo, clavándole de
-parte á parte una barra de hierro en el pecho, y que Neso atravesó
-de un saetazo la ingle de Cimelo? No creas que Mopso, hijo de
-Ampico, se ocupó solo en pronosticar lo futuro.<a id="FNanchor_29"
-href="#Footnote_29" class="fnanchor">[29]</a> Dió<span class="pagenum"
-id="Page_30">p. 30</span> muerte tambien al Centauro Odites, lanzándole
-una flecha, con la que pegándole la lengua á la barba, y esta á la
-garganta, no pudo proferir ni una palabra. Ceneo por su parte habia
-quitado la vida á cinco de ellos, á Estifelo, Bromo, Antimaco, Helimo
-y Piracmon, que llevaba por arma una segur. Aunque no me queda en la
-memoria de qué manera murieron, no obstante me acuerdo de sus nombres y
-número.</p>
-
-<p>„Latreo, corpulento y fornido de miembros, armado de los despojos
-de Haleso, á quien habia vencido, vuela para oponerse á los progresos
-de Ceneo, cuya edad era entre jóven y viejo, su fuerza juvenil, pero
-su cabeza estaba poblada de canas: este, arrogante con su morrion,
-espada y pica macedonia,<a id="FNanchor_30" href="#Footnote_30"
-class="fnanchor">[30]</a> poniéndose al frente de uno y otro escuadron,
-empezó á blandear la pica y á correr en círculo, y llenando el aire de
-descompasadas voces y amenazas, dijo á Ceneo estas palabras: „¿Piensas
-acaso, Cenis, porque tú siempre serás para mí Cenis, es decir, una
-muger y no hombre, que he de sufrir tu atrevimiento? ¿Has olvidado por
-ventura tu débil sexo para atreverte á venir á las manos conmigo? ¿No
-te<span class="pagenum" id="Page_31">p. 31</span> acuerdas por qué
-medio adquiriste la forma engañosa de varon y en premio de qué hazaña?
-Reflexiona que naciste muger, y lo que ha pasado por tí; vete á tomar
-la rueca y la almohadilla de coser; emplea tus dedos en hilar estambre,
-y deja los combates para los hombres barbados.” Á estas fanfarronadas
-Ceneo le tiró un dardo, y se lo clavó en el costado por la parte en que
-se juntaba lo que tenia de hombre y de caballo. El Centauro, enfurecido
-con la herida, dió un golpe con su pica al jóven Ceneo en el rostro
-que llevaba descubierto. Esta rebotó como los granizos cuando caen
-sobre un tejado, ó como cuando se tiran piedrecillas sobre un tambor:
-entonces el Centauro arremete y le embiste mas de cerca, empeñándose en
-esconderle su espada en el duro costado; pero este negó la entrada al
-acero. „No te me escaparás, le dijo, pues si se ha embotado la punta,
-y con ella no puedo herirte, te degollaré con el filo de en medio;”
-y tirándole reveses de lado, le tenia asido con su largo brazo. Los
-golpes sonaban como si diesen en un mármol; y la hoja saltó hecha
-pedazos cuando dió en su cuello. Luego que le mostró Ceneo el poco
-fruto de sus armas en herir sus miembros, le dice al atónito Centauro:
-„Ea pues, veamos ahora si mis armas tienen mejor temple que las tuyas
-para<span class="pagenum" id="Page_32">p. 32</span> herirte,” y
-le clavó hasta la empuñadura la mortífera espada por la espalda, y
-moviendo y revolviendo las entrañas con la mano introducida en la
-herida, hízosela mucho mas crecida. Los demas Centauros al ver esto
-arremeten rabiosos, y todos disparan contra él sus dardos; pero estos
-resaltan y se caen sin que ninguno pudiese herirle, ni sacarle una gota
-de sangre con tantos golpes.</p>
-
-<p>„Este nuevo prodigio los tenia atónitos, y Monico exclama diciendo:
-„¡Esto es una grande afrenta! Todos nosotros somos vencidos por solo
-uno que apenas es hombre, sin embargo de que él es quien lo es en
-realidad, y nosotros con nuestras cobardes hazañas somos mugeres, como
-él lo fue antes. ¿De qué nos aprovechan los agigantados miembros?
-¿De qué las duplicadas fuerzas que la naturaleza reunió en nosotros
-de caballo y de hombre? Si un enemigo tan poco temible es nuestro
-vencedor, creo no somos hijos de ninguna Diosa ni del temerario Ixion,
-que se atrevió á dirigir sus deseos á la suprema Juno, pues nos vemos
-vencidos de un enemigo que solo es medio hombre. Caigan sobre él
-peñascos, árboles, troncos y montes enteros revueltos y confusos,
-y con todo esto arranquémosle el alma. Carguemos sobre él toda la
-leña de una selva que le impida la respiracion, y el peso hará lo
-que no pueden<span class="pagenum" id="Page_33">p. 33</span> hacer
-las heridas.” Dijo esto, y echando mano de un árbol que acaso habia
-arrancado el viento impetuoso, lo vibró contra Ceneo. Sus compañeros
-siguieron su egemplo, y en breve el monte Otris quedó despoblado de
-árboles, y Pelion sin sombras. Agoviado Ceneo con la grande mole, hizo
-algunos esfuerzos por levantarse, forcejeando con sus duros hombros
-contra los troncos que le oprimian; pero creciendo el monton enorme de
-la leña, y tapándole el rostro y cabeza, ya no podia respirar. Unas
-veces se desanimaba, otras se esforzaba por sacar la cabeza al aire, y
-á sacudir de sí la fagina que sobre él habian arrojado. Algunas veces
-con sus esfuerzos la movia, y hacia temblar aquella inmensa mole, á
-la manera que el monte Ida tiembla con los terremotos. No se sabia si
-era muerto ó vivo, y unos opinaban que sofocado con el monton de leña
-habia bajado al abismo; pero Mopso nos quitó la duda, diciéndonos haber
-visto salir volando por el aire transparente de entre aquellos acinados
-árboles una ave con plumas rojas, la cual fue la primera y última que
-he visto de su especie. El adivino Mopso luego que la vió discurrir por
-los reales con sosegado vuelo, y que cantaba al rededor en alta voz,
-siguiéndola con los ojos y juntamente con el corazon, dijo: „Salve,
-Ceneo, honor y<span class="pagenum" id="Page_34">p. 34</span> gloria
-de los Lapitas, en otro tiempo el sin igual varon, y ahora la sola
-ave de tu especie.” Nadie tuvo dificultad en creerlo por la autoridad
-de quien lo decia. El dolor que nos causó la pérdida de este Lapita
-aumentó nuestra ira, y no pudimos sufrir que uno hubiese sido oprimido
-por tantos enemigos; y no dejamos de las manos las armas que nos hacia
-manejar con furia el dolor, hasta que habiendo muerto á los mas de
-ellos, los restantes huyeron, y los dispersó la noche.”</p>
-
-<p>Tlepolemo, habiendo oido la relacion del combate de los Centauros
-y Lapitas que habia contado Nestor, no sufrió con ánimo tranquilo el
-que no hubiese hecho mencion de Hércules, y se le hubiese pasado en
-silencio, y dijo á Nestor: „Me maravillo mucho de que no te hayas
-acordado de las hazañas de mi padre, el que en su edad avanzada me
-solia contar muchas veces el combate que tuvo con los Centauros,
-cómo los venció y sujetó.” Entonces Nestor, llenándose de tristeza,
-le respondió: „¿Por qué me traes á la memoria tales desgracias, y me
-obligas á renovar el llanto ya enjuto con los años, y á que tenga que
-confesar el odio que tuve á tu padre por las ofensas que me hizo? Él
-egecutó ciertamente hazañas increibles, llenó al mundo de beneficios,
-que quisiera poder ocultar; pero ni tampoco he<span class="pagenum"
-id="Page_35">p. 35</span> alabado á Deifobo, á Polidamante ni al mismo
-Hector, porque ¿quién se ha de empeñar en alabar á su enemigo? Hércules
-tu padre arruinó los muros de Mesena en otro tiempo, y destruyó las
-inocentes ciudades de Elis y Piles sin motivo, y trajo la guerra á
-sangre y fuego hasta mi mismo reino; y aunque omita decirte otros
-muchos que mató, no podré dejar al silencio que de doce hermanos que
-éramos, hijos de Neleo, todos jóvenes, no quedó ninguno sino es yo,
-porque á todos quitó la vida: que los demas hubiesen sido vencidos por
-sus superiores fuerzas al cabo es tolerable; pero parece increible
-la victoria que consiguió y la muerte que dió á Periclimenes, uno
-de ellos, á quien Neptuno nuestro abuelo habia concedido el tomar
-y dejar las formas y figuras que se le antojase. Este, despues de
-haber variado y transformádose vanamente en todas las formas y
-figuras, se convierte en el ave<a id="FNanchor_31" href="#Footnote_31"
-class="fnanchor">[31]</a> que en sus corvas uñas lleva los rayos
-de Júpiter, que tanto la estima; y valiéndose de las ventajas que
-le da esta figura, maltrata á su enemigo con las uñas y encorvado
-pico, hiriéndole la cara. Hércules, mientras Periclimenes estaba en
-alto con las alas tendidas, le dispara una saeta muy segura,<span
-class="pagenum" id="Page_36">p. 36</span> y le hiere con ella entre
-el ala y el costado; y aunque la herida no era grave, le cortó los
-nervios, y no pudiendo mover el ala ni volar, cayó en tierra, y
-oprimida con el peso de su cuerpo, la saeta que traia presa en el ala
-le traspasó todo, saliendo la punta por la parte contraria inmediata
-á la garganta. ¿Te parece pues, Tlepolemo, gefe de los rodios, que yo
-debo celebrar las hazañas de tu padre Hércules? La venganza que tomaré
-por la muerte de mis hermanos será omitir sus hechos heroicos; y esto
-no obstante seremos los dos amigos.”</p>
-
-<p>Luego que Nestor acabó de hablar con tanta gracia y elocuencia,
-repitieron los brindis, se levantaron de sus asientos, y lo que restaba
-de la noche lo dieron al sueño. Pero el Dios que con su tridente
-pone en calma los mares alterados y los gobierna, no podia olvidarse
-como padre, ni dejar de sentir la muerte que Aquiles dió á su hijo
-Cigno, ni que este se hubiese transformado en ave, y esta memoria y
-el aborrecimiento del cruel Aquiles, que excedia los límites de lo
-regular, encendia cada dia mas su ira. En fin, despues de casi diez
-años que iban pasados en la guerra de Troya, habló á Apolo, diciéndole
-de este modo: „Ó el mas amado de los hijos de mi hermano, tú que me
-ayudaste á edificar los muros<span class="pagenum" id="Page_37">p.
-37</span> troyanos, ¿cómo es que no te lamentas cuando los ves que
-estan ya á punto de caer? ¿Cómo es que no te causa dolor la muerte
-de tantos millares de soldados que los defienden? ¿Por qué no se te
-aparta de la memoria (por no nombrar á todos) la imagen de Hector
-arrastrado al rededor de las murallas, y no tienes en consideracion
-que el feroz Aquiles, mas cruel que la misma guerra, destructor de lo
-que nosotros edificamos, esté todavía vivo? Venga él mismo á las manos
-conmigo, y verá lo que puede mi tridente; pero supuesto que no nos es
-dado pelear cara á cara contra el enemigo, muera con tu saeta cuando
-menos lo piense.” Convino Apolo en ello, y dejándose llevar de su
-propia ira y de la de su tio, encubierto en una nube se pone en medio
-del campo troyano, en el que vió que Páris disparaba sus saetas contra
-los griegos, causando la muerte á muchos de la clase comun: llegóse
-á él, y manifestándose un Dios, le dice: „¿Para qué malogras tus
-saetas tiñéndolas en sangre plebeya? Si tomas interes por los tuyos,
-dispáralas contra Aquiles, y venga en él la muerte que ha dado á tus
-hermanos.”</p>
-
-<p>Dijo esto; y mostrándole á Aquiles, que derribaba en tierra con
-su espada á muchos troyanos, enderezó contra él el arco de Páris, y
-con su<span class="pagenum" id="Page_38">p. 38</span> propia mano
-le ayudó á dirigir la mortal saeta. Si el viejo Príamo despues de la
-muerte de su hijo Hector pudiese tener algun gozo, solo seria el ver
-que tú, ó Aquiles, fueses vencido y muerto por el cobarde robador de
-Elena. Pero si habias de morir por una mano afeminada, quisieras mas
-y te fuera mas decoroso haber sido muerto á los golpes de la hacha de
-Pentesilea, Reina de las Amazonas. Ya este guerrero, terror de los
-troyanos, honor y defensa de los griegos, caudillo insuperable en la
-guerra, habia sido quemado en la pira, y le habia consumido el mismo
-Dios que lo habia armado:<a id="FNanchor_32" href="#Footnote_32"
-class="fnanchor">[32]</a> ya era ceniza, y del grande Aquiles solo
-quedaba un no sé qué, que no era bastante para llenar una pequeña urna;
-pero aun vive su gloria, que llena todo el orbe, el cual solo es la
-correspondiente medida de sus hazañas, y esta es igual al mérito de
-Aquiles, que nunca morirá ni sentirá las regiones tartáreas. Para que
-mejor se conozca su valor basta saber que por su escudo se suscitó
-una contienda entre los griegos, y por obtener sus armas se toman las
-armas. Diomedes no se atreve á pretenderlas, ni Ayax, hijo de Oileo, ni
-Menelao, hijo menor de Atreo, ni<span class="pagenum" id="Page_39">p.
-39</span> tampoco Agamenon ni los demas capitanes. Ayax, hijo de
-Telamon, y Ulises fueron los que disputaron esta gloria. Agamenon, por
-no exponerse al resentimiento de aquel de los dos pretendientes que
-quedase vencido en el certamen, mandó sentar en medio de los reales á
-los capitanes griegos, y deja en manos de ellos la decisión de esta
-contienda.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter" id="Ch1300">
- <p><span class="pagenum" id="Page_40">p. 40</span></p>
- <div class="figcenter">
- <img src="images/i_p044.jpg"
- style="width: 26em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- </div>
- <h2 class="nobreak">LIBRO DECIMOTERCIO.</h2>
- <p class="subh2 mt2"><small><i>ARGUMENTO.</i></small></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">D</span>espues de la muerte de
-Aquiles, ocasionada por Neptuno, Ayax y Ulises tienen una contienda
-sobre sus armas. Habiendo Ayax muerto por esta causa, su sangre se
-convierte en la flor llamada jacinto. Despues de la ruina de Troya
-Hécuba se transforma en perra, cuya desgracia como fuese llorada
-de todos los Dioses, la Aurora lloraba tan solamente á Memnon,
-ya convertido en ave. Eneas, saliendo prófugo de Troya, se<span
-class="pagenum" id="Page_41">p. 41</span> presenta á Anio, cuyas hijas
-habian sido transformadas en palomas; desde alli penetra á varios
-lugares célebres por las transformaciones. Luego que por remate de sus
-viages arribó al Lacio, emprende la guerra contra Turno.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1301">
- <p><span class="pagenum" id="Page_42">p. 42</span></p>
- <h3>FÁBULA PRIMERA.</h3>
- <p class="subh3"><i>AYAX Y ULISES SE DISPUTAN LAS ARMAS DE&nbsp;AQUILES.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">S</span>entáronse los capitanes
-griegos, y las tropas, que estaban en pie, formaban en círculo,
-cuando Ayax, señor del siete veces doblado escudo,<a id="FNanchor_33"
-href="#Footnote_33" class="fnanchor">[33]</a> no cabiendo en sí
-de enojo, se levanta, tiende la vista con ceño airado á la playa
-de Sigeo en que estaba la armada, y alargando las manos hácia la
-escuadra: „¡Ó Júpiter!<a id="FNanchor_34" href="#Footnote_34"
-class="fnanchor">[34]</a> exclama: ¿cómo se permite que teniéndose
-esta controversia á la vista de esas naves, se quiera Ulises comparar
-conmigo? ¿Ese Ulises, que no tuvo valor para oponerse al incendio que
-Hector las puso, y del que yo las liberté y reservé de sus voraces
-llamas? El pelear con voces de elocuencia y vanagloria es cosa mas
-fácil y hacedera que el combatir con las manos armadas de valor;
-ni á mí me será fácil aquel modo, ni él podrá adelantar ni hacer
-cosa alguna por este medio, y cuanto yo <span class="pagenum"
-id="Page_43">p. 43</span>le excedo en los combates, tanto vale él en
-su facundia y sus astucias.<a id="FNanchor_35" href="#Footnote_35"
-class="fnanchor">[35]</a></p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E121">
- <img class="thick"
- src="images/i_p047.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(121) Ayax y Ulises pretenden las armas<br />
- de Aquiles; se le adjudican á Ulises.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">„No juzgo del caso, ó griegos, el recordaros mis
-hazañas, porque todos vosotros las habeis visto. Ulises será quien
-tenga necesidad de contar las suyas, pues las hizo de noche,
-y sin testigos que pudiesen publicarlas.<a id="FNanchor_36"
-href="#Footnote_36" class="fnanchor">[36]</a> Confieso que es grande el
-premio que pido; pero deja desairado mi honor, y me roba mucha parte de
-él el atreverse Ulises á hacerme competencia en una cosa, que aunque
-para él es grande, el obtenerla yo no aumentará mi gloria. Él ya se ha
-llevado la recompensa de esta contienda; porque cuando fuere vencido se
-dirá que compitió conmigo, y bastante fama adquiere con esto. Mas yo,
-aun cuando se pudiese poner en duda mi valor, siempre seria preferido
-por mi nobleza como hijo de Telamon, que militando bajo las banderas
-del valeroso Hércules, se halló en la toma de Troya, y ademas fue á
-la expedicion de los Argonautas á la isla de Colcos. Mi abuelo es
-Eaco, uno de los tres jueces de aquella triste mansion, en que<span
-class="pagenum" id="Page_44">p. 44</span> Sísifo, hijo de Eolo, se
-afana en vano en subir á la cumbre un gran peñasco. Júpiter reconoció
-á Eaco por hijo suyo, y de este modo vengo á ser el tercero despues
-de Júpiter. Pero no quiero, griegos, que esta noble descendencia me
-aproveche ni sirva para mi causa, si al mismo tiempo no estoy enlazado
-con el grande Aquiles. Primo mio era como hijo de un hermano de mi
-padre, y pido sus armas como por un derecho hereditario. ¿Quieres tú,
-Ulises, ingerirte en los derechos y timbres de una agena familia y de
-la gente de Eaco, siendo tú descendiente de Sísifo, y muy parecido á
-él en los fraudes y los hurtos? ¿Acaso el haberme yo alistado primero
-que tú á esta guerra para concurrir á ella sin que fuese necesario
-buscarme y descubrirme,<a id="FNanchor_37" href="#Footnote_37"
-class="fnanchor">[37]</a> deberá ser motivo para que se me nieguen
-estas armas? ¿Será mas digno de ellas el que tomó las suyas despues
-que yo, y el que rehusó venir á la guerra aparentando una locura,
-hasta que Palamedes, mas astuto que él, aunque sin utilidad suya,
-antes bien en su perjuicio,<a id="FNanchor_38" href="#Footnote_38"
-class="fnanchor">[38]</a> descubrió la estratagema de su ánimo
-cobarde, y le trajo contra su voluntad? No<span class="pagenum"
-id="Page_45">p. 45</span> será seguramente razon que lleve y se le den
-estas honrosas armas al que tanto rehusaba tomar otras, ni concurrir
-á esta guerra, y que yo que vine primero, y me expuse á los mayores
-peligros, padezca el deshonor de verme privado de ellas, y de un don
-que se me debe por derecho de parentesco. ¡Ojalá que la locura de
-Ulises hubiera sido cierta, ó se la hubiese creido por tal, y que
-este consejero de maldades<a id="FNanchor_39" href="#Footnote_39"
-class="fnanchor">[39]</a> no hubiese venido con nosotros á esta guerra
-contra Troya; porque entonces Filoctetes, hijo de Pean, no estuviera
-detenido en la isla de Lemnos<a id="FNanchor_40" href="#Footnote_40"
-class="fnanchor">[40]</a> con afrenta y desdoro nuestro! Alli, segun
-se dice, encerrado en las silvestres cuevas, pones en movimiento á
-los mismos peñascos con tus gemidos, y demandas á Ulises el castigo
-que merece, y á la verdad que si hay justicia en las deidades, no
-las demandas en vano. El mismo Filoctetes (¡ay de mí!), que juró en
-nuestra coalicion, y que era uno de los próceres de ella, sucesor y
-poseedor de las flechas<span class="pagenum" id="Page_46">p. 46</span>
-de Hércules, tan necesarias para la empresa, consumido al presente de
-enfermedad y hambre, se viste de las plumas, y se alimenta de la carne
-de las aves, en cuya caza emplea las flechas que deberian servir,
-segun los hados, contra Troya, y sin las que no puede ser tomada. Pero
-al fin él vive, y vive porque no siguió ni acompañó á Ulises, y fue
-abandonado por este. El desgraciado Palamedes querria tambien haber
-sido desamparado como Filoctetes, pues entonces viviria, ó á lo menos
-aunque hubiese muerto, hubiera sido con mas honra, y sin la mancha
-y calumnia que le forjó Ulises en venganza de haberle descubierto y
-convencido en su fingida locura, atribuyéndole que tenia trazada la
-traicion de vender y entregar á los troyanos el campo griego, cuya
-calumnia y ficcion persuadió manifestando el oro de la venta, que él
-mismo habia hecho poner y ocultar en la tienda de Palamedes. De esto
-se infiere y deduce que para lo que sirve es para privarnos de los
-mejores soldados, desterrando á unos y quitando la vida á otros: ¡asi
-pelea, y asi es temible Ulises! Aunque sea mas elocuente que Nestor, no
-podrá sincerarse con su elocuencia del delito é ignominia de haberle
-dejado desamparado, y no haberle ayudado en el peligro en que se
-vió; pues aunque fatigado con su vejez, herido<span class="pagenum"
-id="Page_47">p. 47</span> su caballo y sin poder huir, llamaba á Ulises
-en su socorro, este huyó y le dejó en el peligro. No es esto una cosa
-que yo haya fingido: Diomedes, hijo de Tideo, es buen testigo de ello,
-el cual, aunque le llamaba y reprendia porque asi dejaba abandonado á
-Nestor, nada consiguió, ni pudo detenerlo en su cobarde fuga.</p>
-
-<p>„Los Dioses miran con justicia las cosas humanas. Ulises necesita
-ahora el socorro que antes negó á Nestor; y como él le desamparó, asi
-debia él tambien ser desamparado, y sufrir la ley que él mismo se habia
-impuesto. No obstante llama á sus compañeros; voy á su socorro; lo
-veo amilanado, pálido con el temor, y horrorizado de la muerte que le
-amenazaba; opongo en su defensa la mole de mi escudo, con el que cubrí
-al que estaba tendido en el suelo, y libré de la muerte (poca alabanza
-merezco por esto) á un soldado bien cobarde. Si con esto no desistes
-afrentado de tu temeraria pretension, volvamos otra vez al lugar donde
-fue la pelea: vuélvete á poner á la vista del enemigo que te hirió y
-te causó tanto temor, ampárate de mi escudo, y pelearás defendido con
-él. Despues que le liberté, el que antes no podia tenerse en pie por
-las heridas, no le fueron impedimento estas para huir con la mayor
-velocidad.</p>
-
-<p><span class="pagenum" id="Page_48">p. 48</span>„Se presenta Hector,
-trayendo en su favor todas las deidades. Por donde quiera que se arroja
-no tú solo tiemblas, Ulises, sino tambien los mas esforzados. ¡Tan
-grande es el terror que causa! Salgo al encuentro á este enemigo, que
-venia orgulloso con tanta carnicería como habia causado, y le derribé
-boca arriba, tirándole una gran piedra. Yo solo salí á su desafio,
-al que provocaba á todos los capitanes griegos uno á uno: vosotros
-hicisteis votos porque me tocase á mí la suerte, y con efecto me
-tocó, y se cumplieron vuestros deseos. Si me preguntais cual fue el
-fin del desafio, basta deciros que tengo la gloria de no haber sido
-vencido por él. Cuando los troyanos, auxiliados del mismo Júpiter,
-acometieron á hierro y fuego á la escuadra griega ¿adónde estaba
-entonces el elocuente Ulises? Yo solo la salvé<a id="FNanchor_41"
-href="#Footnote_41" class="fnanchor">[41]</a> con mi valor y denuedo,
-asegurando vuestra vuelta. ¿Podreis negarme las armas que pido en
-recompensa de las mil naves libertadas? Si me es lícito decir verdad,
-mas cuenta tengo con el honor de las armas que con el propio mio; á
-lo menos la gloria es igual, puesto que Ayax es solicitado para las
-armas, y no las armas para Ayax.<span class="pagenum" id="Page_49">p.
-49</span> Compare ahora Ulises con mis hazañas el haber muerto á Reso
-y al cobarde Dolon, y asimismo haber hecho prisionero á Heleno, hijo
-de Príamo, y haber robado la efigie de Palas: todo esto lo hizo de
-noche y acompañado de Diomedes. Si por tan leves hazañas se han de dar
-estas armas, divididlas, y dad la mayor parte á Diomedes; pero á Ulises
-¿para qué le sirven, cuando es un soldado que no pelea con armas, sino
-que solo tiene habilidad para engañar al incauto enemigo con hurtos y
-traiciones? El mismo resplandor del morrion que brilla con el luciente
-oro descubrirá y manifestará al engañador cuando con él oculte su
-semblante. La cabeza de Ulises no podrá sufrir el gran peso de aquel,
-y tambien la lanza Pelia<a id="FNanchor_42" href="#Footnote_42"
-class="fnanchor">[42]</a> será pesada y gravosa á sus débiles brazos;
-ni el escudo en que está grabado todo el mundo será conveniente á
-su siniestra tímida, y acostumbrada solo á hurtos y vilezas. ¿Por
-qué te atreves, obstinado, á pretender un premio y unas armas que no
-puedes manejar, y que te han de debilitar? Pero si el pueblo griego,
-juzgando erradamente, te concediere estas armas, servirán en tí para
-verte despojado de ellas, y no para infundir con ellas miedo y terror
-á los enemigos; y<span class="pagenum" id="Page_50">p. 50</span> si
-recurres, cobarde, á la fuga, que es en lo que á todos llevas ventaja,
-te será impedimento para emprenderla su pesadez. Añade á esto que
-tu escudo, como que rara vez se ha visto en combates, está entero é
-intacto, y el mio, acribillado á flechazos, necesita ya arrinconarse
-por inútil, y que se me dé otro nuevo. Últimamente ¿para qué nos
-cansamos en palabras? sean las obras las que decidan esta controversia;
-arrójense esas armas del valeroso Aquiles en medio del campo enemigo, y
-mandad que sea condecorado con ellas aquel que consiga arrojarse sobre
-las mismas y recuperarlas.”</p>
-
-<p>Con esto puso fin Ayax á su discurso, y sus últimas palabras
-fueron acompañadas é interrumpidas con los clamores y gritería de
-todo el vulgo. Entonces levantándose Ulises, y fijando por un pequeño
-espacio y como pensativo sus ojos en la tierra,<a id="FNanchor_43"
-href="#Footnote_43" class="fnanchor">[43]</a> los alzó despues á los
-jueces; y viendo que estaban esperando que hablase, dijo con mucha
-gracia y elegancia lo siguiente.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1301a">
- <p><span class="pagenum" id="Page_51">p. 51</span></p>
- <h3 class="subh3"><i>DISCURSO DE ULISES.</i></h3>
-</div>
-
-<p class="ti0">„<span class="big">G</span>riegos, si mis votos y
-deseos, y tambien los vuestros, hubiesen sido oidos por los Dioses,
-no habria necesidad de entrar en esta competencia sobre dar sucesor á
-estas armas; y tu, ó invencible Aquiles, gozarias de ellas y nosotros
-de tí; pero pues á mí y á vosotros los adversos hados nos negaron
-estos deseos, y nos privaron de tan esforzado guerrero (al decir
-esto fingió que lloraba, y se enjugaba las lágrimas con la mano),
-¿quién mejor podrá suceder á Aquiles que aquel por cuyo medio vino
-y fue traido á vuestro campo? Á Ayax no debe servir ni aprovecharle
-que, como ciertamente lo es, haya parecido estúpido en su arenga, y
-tampoco á mí debe perjudicarme, ó griegos, mi ingenio, que siempre os
-fue provechoso, ni mi elocuencia, tal cual ella sea, excite envidia y
-desconcepto porque ahora la emplee en mi defensa, cuando tantas veces
-la he empleado en la vuestra, y no es vituperable el que cada uno en
-alguna ocasion haga alarde de sus propias hazañas, porque el linage, la
-antigua ascendencia, y lo que nosotros no hemos hecho, con dificultad
-podremos llamarlo nuestro.<a id="FNanchor_44" href="#Footnote_44"
-class="fnanchor">[44]</a><span class="pagenum" id="Page_52">p.
-52</span> Pero pues Ayax se ha jactado, y ha alegado por mérito que es
-segundo nieto de Júpiter, debo decir que el mismo Júpiter es tronco
-de mi descendencia, y que Ayax y yo estamos con él en igual grado,
-porque yo tuve por padre á Laertes, de quien lo fue Arcesio, y este fue
-hijo de Júpiter, con la circunstancia de que en esta mi ascendencia
-no hubo ninguno que fuese condenado y desterrado.<a id="FNanchor_45"
-href="#Footnote_45" class="fnanchor">[45]</a> Mercurio es tambien otro
-blason que se me añade por parte de madre; de modo que por ambas líneas
-soy descendiente de los Dioses. Pero no solicito estas armas porque mi
-padre no haya incurrido en fratricidio alguno como el de aquel: nada
-de esto quiero me valga, ni que se decida esta causa por otra cosa que
-por los méritos; pero tampoco deberá aprovechar á Ayax el que su padre
-Telamon fuese hermano de Peleo, ni en esta controversia debe servir
-el órden ni derecho de parentesco, sino solo el honor, el valor y el
-mérito personal; porque si estas armas se hubieran de dar por herencia
-ó por deudo, estando vivos Peleo y Pirro, aquel padre, y este hijo del
-magnánimo Aquiles, ¿que entrada<span class="pagenum" id="Page_53">p.
-53</span> puede tener el derecho de herencia que reclama Ayax? Por lo
-mismo estas armas deberian enviarse á Ptian ó á la isla de Esciros,<a
-id="FNanchor_46" href="#Footnote_46" class="fnanchor">[46]</a> donde
-residen respectivamente aquellos dos. Tambien Teucro es primo hermano
-de Aquiles lo mismo que Ayax, y con todo ¿pide acaso estas armas, ni
-recuerda semejante derecho para conseguirlas? La controversia se versa
-sobre los méritos de cada uno, y sobre si las hazañas en que Ayax tiene
-tanta confianza son mayores que las mias. No me será fácil, ni de
-pronto podré acordarme de los servicios y méritos que tengo contraidos
-por la causa comun de toda la Grecia; pero me servirá para referir
-algunos el órden y la serie con que fueron sucediendo.</p>
-
-<p>„Tetis, habiendo sabido por el oráculo que su hijo<a
-id="FNanchor_47" href="#Footnote_47" class="fnanchor">[47]</a> habia
-de morir en esta guerra, para preservarle de que viniese á ella le
-ocultó, vistiéndole de muger, en la isla de Esciros, con cuya falacia
-habia engañado á todos, y tambien al mismo Ayax; pero no á mí, que
-trasluciendo el artificio, usé el de fingirme mercader; y entrando con
-requisitos y adornos del otro sexo, ocultas entre ellos unas armas,
-al ver que eligió una lanza<span class="pagenum" id="Page_54">p.
-54</span> y un escudo, descubriéndole por este medio, le dije:
-„Hijo de Tetis, á tí reservan los hados el suceso de la guerra;<a
-id="FNanchor_48" href="#Footnote_48" class="fnanchor">[48]</a> sin tí
-no puede ser tomada Troya; ¿por qué pues te ocultas, y rehusas ir á
-destruirla?” Y asiéndole por la mano, os traje al esforzado de quien
-se esperaban las pasmosas hazañas que su valor ha egecutado en esta
-guerra; de forma que puedo alabarme de que cuanto ha hecho Aquiles ha
-sido egecutado por mí. Yo soy<a id="FNanchor_49" href="#Footnote_49"
-class="fnanchor">[49]</a> el que vencí al valiente Telefo en el
-combate de la lanza, y el que, movido de sus ruegos, le curé y sané
-despues de vencido. Á mí debe atribuirse la conquista y ruina de
-Tebas, la de Lesbos, la de Ténedos, Crisa y Cila,<a id="FNanchor_50"
-href="#Footnote_50" class="fnanchor">[50]</a> ciudades dedicadas á
-Apolo, y tambien la de Esciros; y del mismo modo y por la misma razon
-debe atribuírseme la conquista de Lirnesa y la entera destruccion de
-sus muros; y sin recordaros otras muchas hazañas, debeis haceros cargo
-de que yo fuí el que maté á Hector, trayendo á<span class="pagenum"
-id="Page_55">p. 55</span> vuestro campo quien le venciese y diese la
-muerte. Pido estas armas por aquellas con que descubrí á Aquiles, y con
-que le armé y traje á esta guerra; cuando era vivo se las dí, y debo
-reclamarlas despues de su fallecimiento.</p>
-
-<p>„Todos los griegos, sabido el robo de Elena,<a id="FNanchor_51"
-href="#Footnote_51" class="fnanchor">[51]</a> tomaron parte en el dolor
-y afrenta de Menelao, y mancomunados todos, armaron una escuadra de
-mil naves, con la que llenaron el puerto de Aulide; pero fueron en él
-detenidas, porque ó no soplaban los vientos, ó los que soplaban les
-eran contrarios; sobre lo que consultado el oráculo, respondió que los
-vientos serian favorables, sacrificando á Diana la inocente hija de
-Agamenon. Resistíase á esto su padre, y se enfurecia contra los mismos
-Dioses, adelantándose en él el cariño y piedad de padre al caracter de
-Rey; pero yo le trastorné, y convencí con mi sagacidad á que pospusiese
-el cariño paternal, y antepusiese á él la utilidad de la causa pública.
-Confiésolo, y perdóneme Agamenon esta confesion, que manejé y obtuve
-una dificil causa ante un juez adverso; pero pude convencerlo á que
-apreciase mas su alabanza que su propia sangre, ponderándole con mis
-persuasiones la utilidad comun, el agravio y<span class="pagenum"
-id="Page_56">p. 56</span> afrenta de su hermano, y la confianza que
-en él habia depositado toda la Grecia, dándole el mando, y haciéndole
-caudillo de la comun empresa. Convencido y conforme el padre con el
-sacrificio de su hija, se me encargó que fuese á convencer á la madre,
-para la cual no valian persuasiones, y por lo mismo era menester echar
-mano de las astucias; y si á esta comision hubiera ido Ayax, nada
-hubiera concluido, y aun no nos hubieran venido los vientos favorables
-que necesitaban nuestras velas, y estaríamos detenidos en Aulide.</p>
-
-<p>„Encargóseme tambien que fuese de embajador á Troya, y requiriese á
-esta corte sobre la restitucion de Elena: penetré en ella cuando aun
-estaba abundante y llena de esforzados guerreros, y alli perorando
-sin temor y con energía la causa que me habia encargado toda la
-Grecia, acusé á Páris; pedí la restitucion de Elena, y reclamé la
-devolucion del rico equipage que con ella habia sido robado. Con el
-fuego y energía de mi persuasion intimidé al Rey Príamo y á Antenor su
-pariente, y los convencí á que se resolviesen á restituirnos á Elena;
-pero Páris, sus hermanos y los demas que le acompañaron en el robo se
-opusieron, y quisieron acometernos y maltratarnos. Bien te acuerdas
-de esto, Menelao, y por mas señas que aquel dia estuviste conmigo en
-el primer<span class="pagenum" id="Page_57">p. 57</span> aprieto y
-peligro. Seria prolija en demasía mi narracion si hubiese de referir
-las muchas cosas que con mis consejos y con mis manos hice y obré en
-utilidad de toda la Grecia en el largo tiempo de esta guerra. Despues
-de los primeros combates se encerraron los troyanos en sus murallas,
-sin querer presentarse en campo abierto hasta el décimo año. ¿Qué
-hacias entre tanto, Ayax, puesto que ninguna otra cosa sabes sino
-pelear? ¿De qué utilidad eras, y para qué cosas servias? Pues si á mí
-me preguntas qué era lo que yo hacia en el tiempo que tú eras inútil,
-yo me empleaba en tramar asechanzas al enemigo; en ceñir y fortificar
-los fosos; consolar á los aliados para que sufriesen con tolerancia
-tan larga guerra; enseñar y proyectar los medios de abastecer nuestro
-campamento, y los de armarnos; y últimamente yo acudia á cuanto exigia
-la necesidad del egército, y á cuanto requeria el uso de mi persona.</p>
-
-<p>„Agamenon, fingiéndose avisado por Júpiter en un falso sueño,
-propuso en el congreso de los griegos que se desistiese de la comenzada
-guerra, cuya opinion pudo sostener é hizo prevalecer, haciendo á
-Júpiter autor de ella. Ayax para contradecirla, é insistir en que se
-continuase la guerra hasta la destruccion de Troya, dijo que pelearia,
-que era lo único que podia hacer; pero ¿con<span class="pagenum"
-id="Page_58">p. 58</span> esto detendria á los que ya empezaban á
-retirarse? ¿Cómo es que no pudo detenerlos tomando él mismo las armas,
-y exhortándolos á que imitasen su egemplo? No era esto mucho pedir
-á quien solo proferia baladronadas. Pero ¿cómo habia de detenerlos
-y esforzarlos á continuar la guerra, cuando él mismo era uno de los
-que iban huyendo? Yo lo ví, Ayax, y me llené de vergüenza al ver
-que volvias las espaldas, y te disponias á soltar con afrenta las
-velas á tus naves. Entonces sin detenerme esforcé mi voz diciendo:
-„¿Qué es lo que haceis, griegos? ¿Qué locura es la que os incita á
-dejar el cerco de Troya, que ya está para ser tomada? ¿Qué es lo que
-llevais á vuestras casas sino afrenta y deshonra despues de diez años
-de guerra?” Con estas y otras expresiones, en que el dolor me hizo
-prorumpir con energía y elocuencia, conseguí detener y reducir á los
-que ya habian vuelto las espaldas, y puesto las naves en disposicion
-de retirarse. Con esto Agamenon mudó de intento, y empezó á convocar y
-reunir á los aliados que estaban llenos de terror: Tersitas persistia
-prorumpiendo en dicterios contra Agamenon y los demas Reyes, sin que
-Ayax se atreviese á contenerle ni á hablarle una palabra; pero yo le
-hice callar, castigándole su insolencia. Redoblé entonces mi energía;
-y exhortando<span class="pagenum" id="Page_59">p. 59</span> contra el
-enemigo á los temerosos soldados, les volví á infundir con mi voz el
-valor que ya tenian desmayado y perdido.</p>
-
-<p>„Desde este momento cuento por mio todo lo que Ayax hizo ó pudo
-hacer con valor y fortaleza, porque yo fuí quien le detuvo en su
-fuga, y á quien por lo mismo deben atribuirse sus hechos posteriores.
-Ninguno de los griegos pidió ni escogió á Ayax para alguna empresa;
-pero á mí Diomedes me eligió para las suyas, y partió conmigo sus
-hazañas, emprendiéndolas con la confianza y seguridad de que llevaba
-por compañero á Ulises. Es cosa muy singular y honrosa el que entre
-tantos millares de griegos yo solo fuese el elegido por Diomedes,
-sin comprometer esta eleccion á la suerte.<a id="FNanchor_52"
-href="#Footnote_52" class="fnanchor">[52]</a> Salí acompañándole; y
-trepando los dos por los peligros de la noche y del enemigo, maté á
-Dolon, troyano, que con el mismo intento que nosotros habia salido á
-ser espía de nuestro campo; pero no le maté hasta haberle precisado
-á descubrir todos los secretos, y hasta saber de él cuáles eran los
-proyectos de la pérfida Troya. Habiéndolos comprendido, y no teniendo
-mas que saber, podia ya retirarme cubierto<span class="pagenum"
-id="Page_60">p. 60</span> de este honor y satisfaccion. Pero no
-contento con ello, penetré hasta la tienda de Reso,<a id="FNanchor_53"
-href="#Footnote_53" class="fnanchor">[53]</a> y le asesiné y á sus
-compañeros en sus mismos reales; con lo que vencedor, y cumplidos mis
-votos y deseos, me entré en su carro, y me volví en él en triunfo.
-Negadme ahora las armas de aquel héroe, cuyos caballos habia pedido
-Dolon, y le habian ofrecido los troyanos por precio y premio en el caso
-de victoria, y sea enhorabuena mas acreedor á ellas Ayax, y mas dignos
-de atencion sus méritos. ¿Qué necesidad hay de haceros á la memoria las
-huestes de Licio Sarpedon, destruidas y desbaratadas con mi espada?
-Con derramamiento de mucha sangre hice caer y dí la muerte á Ceramon,
-hijo de Ifitis, á Alastor, á Cromio, á Alcandro, á Halio, á Noemon, á
-Pritanis, á Chersidamante, á Toon, á Charope y á Ennomon, que habia
-venido con funesta estrella, y por último á otros muchos de menos fama,
-que murieron á impulsos de mi valor bajo las mismas murallas de Troya.
-Griegos, no quiero persuadiros ni sorprenderos con vanas palabras;
-hablen por mí las heridas que he recibido peleando; aqui está mi
-cuerpo lleno de ellas, y toda la<span class="pagenum" id="Page_61">p.
-61</span> parte anterior de él; miradlas (esto dijo desabrochándose el
-vestido); estas son las que ha recibido mi pecho combatiendo en vuestra
-defensa.</p>
-
-<p>„Pero Ayax en todo el tiempo que ha durado esta guerra no ha
-derramado ni una gota siquiera de su sangre, y por lo tanto tiene el
-cuerpo sin cicatriz alguna. ¿Qué importa que se jacte de que defendió
-y libertó nuestras naves de los troyanos y de Hector, que venia
-auxiliado del mismo Júpiter? No puedo negarle ni dejar de confesar
-esta hazaña, porque no soy tan maligno que vitupere los esforzados
-hechos; pero no es razon que se atribuya á sí solo la gloria y el
-honor, que debe comunicar con alguno de nosotros que concurrieron con
-él á aquel suceso. Patroclo, nieto de Actor, armado con las armas de
-Aquiles, repelió y detuvo el ímpetu de los troyanos y de su defensor
-Hector, é impidió el proyecto de poner fuego á nuestras naves.
-Tambien se jacta Ayax, sin hacer mencion de Agamenon, de Menelao
-ni de mí, de que sorteado entre nueve salió al desafio con Hector,
-atribuyendo á valor y osadía esta accion á que le obligó la suerte.
-Pero ¿cuál fue, esforzadísimo<a id="FNanchor_54" href="#Footnote_54"
-class="fnanchor">[54]</a> Ayax, el suceso y fin de tu combate? El
-resultado fue el haber salido<span class="pagenum" id="Page_62">p.
-62</span> Hector de él sin que le hubieses hecho herida alguna.</p>
-
-<p>„¡Desdichado de mí! con cuánto dolor me veo precisado á acordarme
-de aquel triste momento en que Aquiles, nuestro muro y defensa, perdió
-su vida á manos de Páris. Ni las lágrimas, ni la afliccion ni el
-temor me fueron impedimento para ir, tomar su cadaver que yacia en
-la tierra, y trasportarlo sobre mis hombros; sí, sobre estos mismos
-hombros traje el cuerpo de Aquiles, y tambien esas armas que ahora
-pretendo se me adjudiquen. Tengo fuerzas suficientes para manejarlas
-por mas pesadas que sean, y tengo ánimo noble para saber agradecer y
-conservar la honra que en ello se me haga. Ciertamente que la cerúlea
-Tetis hubiera empleado bien la solicitud y cuidado que tuvo por su
-hijo, para que ahora sus armas, fabricadas por un Dios, y que son obra
-tan artificiosa, pasasen á un soldado visoño, rudo y sin ingenio. Si él
-no comprende lo que se halla grabado en el escudo; á saber, el Océano,
-las tierras que ciñe, las constelaciones del alto cielo, las Pléyades,
-las Híades, la Osa, que nunca se baña en el mar, muchas y diversas
-ciudades, y Orion con su refulgente espada, ¿para qué pide y pretende
-unas armas cuyos emblemas no entiende? ¿De qué le aprovecha el<span
-class="pagenum" id="Page_63">p. 63</span> haberme tachado de que rehusé
-el venir á esta guerra, huyendo con artificio y simulacion los peligros
-de ella, y echarme en rostro y argüirme de que me alisté despues que
-él? ¿No conoce que en esto arguye tambien y reprende al mismo Aquiles?
-Si el fingir fue delito, ambos nos valimos de ficciones; si la tardanza
-fue culpa, yo vine al campo mas pronto que Aquiles. Á mi me detuvo
-y obligó á fingir el cariño de mi esposa, y á aquel el de su madre.
-Primero procuramos desempeñar las obligaciones que debíamos á estas, y
-despues las que debemos á vosotros y á toda la Grecia, y con esto no
-temo ya el no poder defenderme de una falta en que tambien incurrió el
-mismo Aquiles. Este fue hallado y descubierto por el ingenio de Ulises;
-pero Ulises no lo fue por el de Ayax.</p>
-
-<p>„Nada tiene de extraño ni debemos admirarnos de que su suelta
-y necia lengua se haya atrevido á calumniarme, cuando á vosotros
-tambien se atrevió á imputaros un vergonzoso delito; porque si
-en mí fue torpe el haber acusado falsamente á Palamedes, como él
-ha querido decirlo, á vosotros no os hace mucho honor el haberle
-condenado por una falsa acusacion. Pero hay ademas que ni Palamedes
-pudo sincerarse de un tan grande y tan manifiesto delito, ni vosotros
-os gobernasteis<span class="pagenum" id="Page_64">p. 64</span> por
-relaciones y justificaciones, sino que visteis el oro que constituia
-el cuerpo de este delito. Ni tampoco soy culpado en que Filoctetes
-quedase y esté detenido en la isla de Lemnos; este es un delito que mas
-bien recae sobre vosotros, porque lo consentisteis y aprobasteis. Yo
-no negaré que le aconsejé y reduje á que se quedase, y no se expusiese
-á los peligros y trabajos del camino y de la guerra, sino que antes
-bien procurase con el descanso mitigar y curar los fuertes dolores que
-le causaba la herida que se hizo con una de las flechas que traia de
-Hércules; acomodóse á mi consejo, y vive por haberlo tomado. Mi consejo
-no solamente fue fiel, sino que como ha tenido unas felices resultas,
-hace tambien fiel al consejero. Pero pues, segun los hados, no puede
-ser tomada ni destruida Troya sin Filoctetes,<a id="FNanchor_55"
-href="#Footnote_55" class="fnanchor">[55]</a> y es necesario hacerle
-venir con las flechas de Hércules, no me deis á mí esta comision;
-encargádsela á Ayax, que él con su persuasiva y elocuencia tendrá mas
-habilidad para templar su enojo, y la ira de que se halla agitado por
-las calamidades que padece, y sabrá reducirle con alguna astucia á que
-venga con sus<span class="pagenum" id="Page_65">p. 65</span> flechas
-á concluir esta guerra. Esta empresa solo es propia para mi sagacidad;
-y si yo no hago uso de mi ingenio y prudencia, que siempre se han
-desvelado en vuestro favor, mas fácil será que el Gimois corra hácia
-su nacimiento; que el monte Ida<a id="FNanchor_56" href="#Footnote_56"
-class="fnanchor">[56]</a> quede despojado de sus frondosas arboledas, y
-que la Grecia dé socorro á Troya, que el que la necia astucia de Ayax
-pueda seros de algun provecho, y reducir y traer á aquel héroe. Aunque
-te halles, Filoctetes, inexorable y poseido de la mayor dureza; aunque
-estés irritado contra todos los aliados, contra Agamenon y contra
-mí; aunque con infinitas execraciones desees sin término mi muerte;
-aunque todos tus anhelos sean apoderarte de mí, beber mi sangre, y
-cogerme bajo tu jurisdiccion y potestad, como tú estuviste bajo la
-mia, yo te entraré con mis astucias, y con ellas conseguiré reducirte
-y traerte conmigo; y si la fortuna no me fuese desgraciada, conseguiré
-apoderarme de tus flechas, del mismo modo que me apoderé del troyano
-adivino Heleno, como desconcerté los oráculos y hados de Troya, y
-como conseguí sacar y traerme por medio de los enemigos la estatua
-de Minerva, á cuya hazaña no puede compararse ninguna de las<span
-class="pagenum" id="Page_66">p. 66</span> que ha hecho Ayax; pues sin
-este robo, y mientras Troya conservase el Paladion, era inconquistable,
-y no permitian los hados fuese destruida. Para esta empresa<a
-id="FNanchor_57" href="#Footnote_57" class="fnanchor">[57]</a> ¿dónde
-estaban y de qué servian la jactanciosa fortaleza y las fanfarronadas
-de Ayax? ¿Cómo es que este temió el ir allá? Y ¿cómo es que solo Ulises
-se atrevió á penetrar por las centinelas, arriesgarse á los peligros
-de la noche, y por medio de las espadas de los enemigos no solo
-asaltar las murallas de Troya, sino entrarse hasta el mismo palacio y
-templo, sacar de él la estatua de la Diosa, y volver y llegar con ella
-á vuestro campo, trepando por los mismos peligros? Si yo no hubiera
-concluido esta empresa y allanado este inconveniente, de nada serviria
-toda nuestra expedicion, ni que estuviese en ella el hijo de Telamon,
-armado con su escudo forrado de siete cueros. En aquella noche conseguí
-yo la victoria de Troya; entonces la vencí, despojándola del Paladion,
-que era puntualmente en lo que consistia el ser inconquistable.</p>
-
-<p>„No estés, Ayax, dando á entender con acciones y medias palabras que
-Diomedes me acompañó á esta empresa: su parte le toca tambien en<span
-class="pagenum" id="Page_67">p. 67</span> ella; pero tambien tú debes
-acordarte de que cuando fuiste á la defensa de la escuadra no fuiste
-solo; á tí te acompañaron muchos, á mí solo Diomedes. Si este gran
-capitan no estuviera bien cerciorado de que el sabio es mas útil que
-el guerrero, y de que la prudencia es mayor mérito que el temerario
-valor, tambien se hubiera manifestado pretendiente á estas armas, y lo
-mismo hubiera hecho Ayax, hijo de Oileo, que ha tenido mas moderacion
-que tú. Tambien las hubiera pretendido el feroz Euripilo, Toas, hijo de
-Andremon, Idomeneo, Merion, su paisano, y Menelao.<a id="FNanchor_58"
-href="#Footnote_58" class="fnanchor">[58]</a> Todos los cuales, aunque
-esforzados, y que no son inferiores ni de menor mérito y valor que
-el tuyo, cedieron reconociendo la ventaja de mi prudencia. Tú tienes
-esfuerzo para los combates; pero te falta el ingenio, y necesita ser
-dirigido por el mio. Tú tienes fuerzas sin prudencia; mas yo con mi
-sagacidad preveo lo futuro. Tú puedes pelear; pero Agamenon acuerda
-y elige con mi consejo el tiempo y la coyuntura en que pueden y
-deben empeñarse los combates. Tú solo eres útil en el cuerpo; pero
-yo tambien lo soy en el ánimo y el ingenio: en suma, tanto<span
-class="pagenum" id="Page_68">p. 68</span> te llevo de ventaja, cuanto
-excede el piloto al marinero y el capitan al soldado; porque en mí es
-el ingenio mas esforzado y valiente que el brazo, y en aquel está y
-consiste el principal vigor. Ahora bien, próceres de Grecia, declarad
-este gran premio á quien tanto se ha desvelado por vosotros, y por
-tantos cuidados y fatigas como en el largo tiempo de esta guerra he
-tenido y desempeñado en vuestro favor; añadid á mis méritos este
-título mas, que sea recompensa de ellos. Ya nos falta muy poco para
-concluir esta guerra, pues yo he removido todos los inconvenientes que
-lo impedian por disposicion de los hados, y me glorío que he tomado á
-Troya, haciendo de modo que pueda ser tomada. Por la esperanza pues de
-nuestros aliados; por los muros de Troya, que ya estan para arruinarse;
-por las deidades tutelares de ella, que yo con intrepidez les quité y
-saqué de su seno, y por lo demas que aun pienso hacer y obrar, si es
-que queda alguna cosa que deba hacerse con sabiduría y consejo; y si
-falta algo que arguya audacia, dificultad, y sea el último término del
-hado y ruina de Troya, no os olvideis de mí, ni me negueis este premio;
-y cuando no estimeis que se me deben dar estas armas, concededlas
-(y muestra el simulacro fatal de Minerva) á esta efigie, que<span
-class="pagenum" id="Page_69">p. 69</span> es la mas acreedora de los
-que las pretenden.”</p>
-
-<p>En todos los próceres se advirtieron conmociones é indicios de
-que quedaban convencidos y persuadidos en favor de Ulises, á quien
-declararon las armas, y entonces se vió por experiencia el valor y
-poder de la elocuencia, y que el sabio y discreto prefirió al guerrero,
-y se alzó con las armas del fuerte Aquiles. Ayax, que solo y sin
-compañía salió al desafio de Hector, y que tantas veces resistió al
-hierro, al fuego y al mismo Júpiter, no pudo resistir á su propia
-ira. Vencióle el dolor; y tomando su espada, dijo: „Á lo menos esta
-es mia; esta no la pide Ulises; de esta debo usar contra mí mismo, y
-el acero, que tantas veces se manchó con la sangre de los troyanos,
-ahora debe emplearse en derramar la de su señor; porque Ayax no debe
-ser vencido por otro alguno que por sí mismo.” Al decir esto se lo
-clavó y escondió en su pecho, sin poder volver á sacarle de él hasta
-que le expelió la impetuosidad de la sangre que salia de la herida,
-con la que rociada la tierra, brotó de la raiz de un verde césped
-una flor de color de púrpura, idéntica en todo á la que antes habia
-nacido de la sangre de Jacinto,<a id="FNanchor_59" href="#Footnote_59"
-class="fnanchor">[59]</a> en cuyas hojas<span class="pagenum"
-id="Page_70">p. 70</span> estan escritas unas letras que pueden
-apropiarse tanto á la edad pueril como á la viril, con la diferencia de
-que en la de Ayax designan el nombre, y en la de Jacinto su queja.</p>
-
-<p>Vencedor Ulises en la contienda de las armas, se embarcó para
-Lemnos, patria de Ipsifile, hija del Rey Toas, y para aquellas
-tierras que quedaron infames desde la muerte que las mugeres
-dieron á sus maridos,<a id="FNanchor_60" href="#Footnote_60"
-class="fnanchor">[60]</a> é hizo este viage con el fin y designio de
-reducir á Filoctetes, y traerle, como lo consiguió, á la liga contra
-Troya con las flechas de Hércules, con el auxilio de las cuales se
-concluyó y puso fin á la guerra, quedando destruida Troya, muerto
-su Rey Príamo, y su infeliz muger Hécuba perdió por último la forma
-humana, y convertida en perra, espantó las regiones extrañas con
-sus nuevos ladridos. Ardia el Ilion, alcázar de Troya, situada en
-el estrecho en el que termina el dilatado Helesponto; y antes de
-apaciguarse el fuego, el anciano Príamo habia sido sacrificado á
-Júpiter, en cuya ara derramó su ya fria sangre. Casandra su hija,
-sacerdotisa de Febo, asida con violencia de los cabellos para apartarla
-de su padre, se resistia<span class="pagenum" id="Page_71">p.
-71</span> levantando en vano sus manos al cielo. Los griegos vencedores
-se apoderan, como de una poco honrosa presa, de las mugeres troyanas,
-que para impedirlo se acogian á los encendidos templos, y se abrazaban
-á las estatuas de los Dioses patrios. Astianacte, hijo de Hector,
-fue despeñado de aquella misma torre, desde la cual habia visto y le
-habia mostrado su madre muchas veces á su padre Hector, que peleaba
-por los suyos, y defendia el reino de sus abuelos.<a id="FNanchor_61"
-href="#Footnote_61" class="fnanchor">[61]</a></p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1302">
- <p><span class="pagenum" id="Page_72">p. 72</span></p>
- <h3>FÁBULA II.</h3>
- <p class="subh3"><i>LA SOMBRA DE AQUILES DETIENE Á&nbsp;LOS&nbsp;GRIEGOS.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">Y</span>a en fin convidaba el viento
-á los griegos á hacerse á la vela, y soplando favorable hacia resonar
-las desplegadas velas, y los pilotos mandaban é instaban al embarque.
-Las prisioneras troyanas, besando la tierra, se quejaban y clamaban
-por ser separadas de ella con violencia: con gritos y gemidos dieron
-el último á Dios á Troya; y embarcándose por fuerza, abandonaron para
-siempre la desgraciada ciudad, que aun humeaba. La última que se
-embarcó entre todas fue Hécuba (¡espectáculo tan lamentable!), la cual
-fue hallada y sacada por Ulises de en medio de los sepulcros de sus
-hijos, asida á los túmulos, y besando los huesos; pero antes de ser
-arrebatada desahogó su cariño en las cenizas de su hijo Hector, las
-cuales tomó y guardó en su seno, y al mismo tiempo dejó en lugar de
-ellas en el sepulcro su cano cabello, como pobre despojo de la que solo
-tenia el cabello y las lágrimas que poder ofrecerle. Sobre la orilla
-opuesta á la Frigia, donde estuvo Troya, hay una tierra habitada de los
-tracios.</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E122">
- <img class="thick"
- src="images/i_p079.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(122) La sombra de Aquiles detiene á los<br />
- Griegos que se volvian á su patria.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2"><span class="pagenum" id="Page_73">p. 73</span>Alli
-estaba el opulento palacio del Rey Polimnestor, á quien Príamo habia
-enviado secretamente á su hijo Polidoro para que le educase, y para
-alejarlo de los peligros á que hubiera estado expuesto durante la
-guerra. Este consejo hubiera sido muy sabio, á no haber enviado con
-su hijo riquezas capaces de provocar á un hombre avaro, é inducirlo
-á los mayores delitos. En efecto, despues que el impío Rey de Tracia
-supo que los griegos se habian apoderado de Troya, violó los derechos
-mas sagrados, degolló al jóven Polidoro; y como si el delito pudiera
-desvanecerse con el cuerpo, lo arrojó al mar.</p>
-
-<p>El hijo de Atreo<a id="FNanchor_62" href="#Footnote_62"
-class="fnanchor">[62]</a> fondeó con su escuadra en la playa de Tracia
-mientras se tranquilizaba el mar y amainaban los vientos. Aqui de
-repente se apareció Aquiles, saliendo de una abertura que hizo la
-tierra, con la misma corpulencia y ferocidad, y con el mismo semblante
-amenazador que cuando vivia. Acometió con su espada á Agamenon,
-diciéndole: „¿Qué es esto, griegos, asi os retirais sin acordaros de
-mí, y la memoria de mi valor queda de este modo enterrada conmigo?
-No debeis hacerlo ni retiraros, dejando sin honor mi sepulcro, en el
-cual es preciso sacrifiqueis<span class="pagenum" id="Page_74">p.
-74</span> á Polixena<a id="FNanchor_63" href="#Footnote_63"
-class="fnanchor">[63]</a> á mis manes.” Dicho esto desapareció; y
-obedeciendo todos á la amenazadora sombra de Aquiles, arrebataron del
-regazo de su madre á esta desgraciada doncella, que era entonces su
-único consuelo, y la infeliz con una fortaleza mas que mugeril fue
-conducida al túmulo para ser sacrificada al busto<a id="FNanchor_64"
-href="#Footnote_64" class="fnanchor">[64]</a> de Aquiles: la cual muy
-sobre sí fue acercada al altar, y al tiempo de ir á descargarle el
-golpe, como viese á Neoptolemo<a id="FNanchor_65" href="#Footnote_65"
-class="fnanchor">[65]</a> que estaba de pie con el cuchillo en la
-mano, y tenia clavados los ojos en su semblante, le dijo: „Descárgale,
-y derrama con él mi noble sangre; yo no te lo impido; esconde
-ese cuchillo en mi pecho ó en mi garganta: aqui los tienes ambos
-descubiertos; porque siendo yo Polixena, no puedo acomodarme á la
-esclavitud, y prefiero morir, aunque sé muy bien que mi sacrificio
-no servirá para aplacar á ninguna deidad,<span class="pagenum"
-id="Page_75">p. 75</span> y por lo mismo debes ahorrar inútiles
-ceremonias. Solo desearia que mi muerte pudiera ocultarse á mi madre.
-Ella me estorba y disminuye la alegría de mi sacrificio, aunque no
-debe llorar tanto mi muerte como los riesgos á que queda expuesta su
-vida. Vosotros, griegos, ahora, pues lo pido con razon, apartaos á lo
-lejos para que mi sombra pueda bajar libre á la mansion de Pluton, y
-abstened vuestras manos de mancillar á una doncella que se conservó
-siempre casta. Mi sangre libre será mas acepta á aquel, quien quiera
-que sea, á quien procurais aplacar con mi muerte. Si hay alguno entre
-vosotros á quien conmuevan estos mis últimos deseos y súplicas, la
-hija del Rey Príamo, no una esclava, es la que os ruega que sin
-exigir precio alguno, y sin que tenga que comprar con oro, sino con
-sus lágrimas, el triste derecho de mi sepulcro,<a id="FNanchor_66"
-href="#Footnote_66" class="fnanchor">[66]</a> entregueis mi cuerpo á
-mi madre, la cual cuando era rica y podia compraba estas gracias á
-mucho precio.” Al acabar de decir esto, el concurso echó á llorar,
-no pudiendo contener sus lágrimas como ella las contenia. El mismo
-ministro del sacrificio,<a id="FNanchor_67" href="#Footnote_67"
-class="fnanchor">[67]</a><span class="pagenum" id="Page_76">p.
-76</span> llorando y como forzado abrió su pecho descubierto,
-escondiendo en él el cuchillo. Herida mortalmente, sus fuerzas la
-abandonan, cae, y mostró á la misma muerte intrépido semblante. Aun
-cuando caia tuvo cuidado de cubrir con su ropa las partes que se debian
-ocultar y conservar el decoro de su casto pudor.</p>
-
-<p>Las troyanas recogieron el cadaver; y repasando en su memoria los
-muchos que de la casa Real habian fallecido, y la mucha sangre que se
-habia derramado de la familia de Príamo, unas veces suspiraban por la
-infeliz Polixena, y otras por tí, Hécuba, Reina madre, en quien ya no
-veian mas que una sombra de la antigua felicidad del Asia, reducida ya
-á un triste despojo, que como mala suerte nadie queria le tocase en el
-repartimiento, y que el vencedor Ulises la hubiera despreciado, á no
-ser porque era madre del guerrero Hector, sin cuya circunstancia con
-dificultad se hubiera hallado quien la hubiese querido por esclava.
-Esta Reina desgraciada, abrazada al yerto cadaver de su esforzada hija,
-derramó sobre él y sobre su herida las lágrimas que tantas veces habia
-derramado por su patria, por sus hijos y por su marido. Besábale, y
-se heria el <span class="pagenum" id="Page_77">p. 77</span>pecho,
-tiñendo en la fria sangre sus canas; y despues de haberle maltratado,
-prorumpió en muchas y lastimosas expresiones; pero particularmente en
-las siguientes:</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E123">
- <img class="thick"
- src="images/i_p085.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(123) Las damas Troyanas llevan en hombros<br />
- á Polixena que acaba de espirar.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">„Hija querida (pues ya no me queda otra), último
-dolor de tu triste madre, ya has espirado, y veo que mi pecho se
-halla penetrado de tus propias heridas; has muerto á la violencia
-de ellas para que no se verifique que yo pierda á ninguno de los
-mios de muerte natural. Yo estaba persuadida que por ser hembra
-estarias segura del cuchillo; pero has muerto á la violencia de él.
-La calamidad de Troya y el furor de Aquiles, destruidor de nuestra
-familia, te ha alcanzado á tí y á todos tus hermanos. Cuando murió á
-manos de Páris y con las flechas de Apolo dije entre mí con confianza:
-„Ahora ya no tenemos que temer á Aquiles;” pero veo que me engañé, y
-que debia de haberle temido aun despues de muerto: sus cenizas aun
-en el sepulcro se enfurecen contra nosotros; y en el túmulo mismo
-sentimos y experimentamos la crueldad de este enemigo. Veo que he sido
-fecunda, y he criado hijos para que hayan sido víctimas del furor
-de Aquiles. La gran Troya ha sido destruida hasta los cimientos,<a
-id="FNanchor_68" href="#Footnote_68" class="fnanchor">[68]</a> y
-con<span class="pagenum" id="Page_78">p. 78</span> este triste fin se
-ha acabado la pública calamidad; pero no para mí, para quien aun está y
-permanece Troya en pie, y mi dolor aun no ha terminado su carrera. Yo
-que poco há estaba en la cumbre de mi felicidad con mi marido el Rey
-Príamo, cercada de hijos, yernos y nueras, ahora me hallo desterrada,
-pobre, arrancada y separada de los sepulcros de los mios, y destinada
-para esclava de Penélope, muger de Ulises, la que me enseñará á las
-matronas de Itaca, ocupada en el vil ministerio de hilar, y les dirá:
-„Esta es aquella esclarecida madre de Hector; esta es la que fue Reina
-y muger de Príamo.” Despues, hija mia, de haber perdido á tantos, tú,
-que eras sola la que quedabas para consolar los amargos llantos de tu
-madre, has expiado con tu sangre el sepulcro del enemigo. Para él te
-parí, y para que fueses sacrificada en sus exequias. ¿Para qué quedo yo
-con vida? ¿Es posible que soy tan dura é insensible que no la pierdo?
-¿Qué es lo que para en adelante aguardo? ¿Y para qué me reserva mi
-cansada vejez? ¿Para qué otra cosa, crueles Dioses, dilatais mi triste
-vida sino para que vea nuevas desgracias? ¿Quién creeria que<span
-class="pagenum" id="Page_79">p. 79</span> Príamo se pudiese llamar
-feliz despues de la destruccion de Troya? Ciertamente lo es en haber
-muerto, y no ser testigo, hija mia, de tu violenta muerte, y haber
-perdido á un tiempo la vida y el reino. Serviríame de consuelo, hija
-mia, hija de Reyes, el ver que se te hacian las debidas exequias, y que
-tu cadaver fuese colocado en el panteon de tus abuelos. Pero esta dicha
-ya se acabó para nuestra casa; y tu madre no tiene otros dones con que
-honrar tu sepulcro que sus lágrimas, y el dolor de dejarte sepultada
-en la extrangera arena. Todo lo he perdido ya; solo me queda Polidoro,
-el mas querido y el mas pequeño de mis hijos varones, que vive en
-estas regiones encomendado á Polimnestor, Rey de ellas, al cual podrá
-ser de utilidad y provecho el que se prolongue algo mi triste vida.
-Debo pues apresurarme, y emplear estos instantes de ella en lavar<a
-id="FNanchor_69" href="#Footnote_69" class="fnanchor">[69]</a> la cruel
-herida de Polixena y su rostro salpicado con la sangre.”</p>
-
-<p>Dijo esto; y dirigiéndose á la playa con pasos tardos, y
-arrancándose sus pocas canas, iba diciendo la infeliz: „Troyanas,
-dadme un cántaro para sacar y traer un poco de agua.” Estando en<span
-class="pagenum" id="Page_80">p. 80</span> esto vió arrojado en la
-playa el cadaver de su hijo Polidoro, cubierto de grandes heridas, y
-muerto violentamente á flechazos por traicion de Polimnestor. Al verle
-empezaron á gritar las troyanas; pero Hécuba enmudeció por la fuerza
-de su dolor, el cual le comprimió la voz y las lágrimas, reprimiendo
-hácia adentro las que sus ojos empezaban á brotar; y semejante á un
-duro peñasco se queda yerta, y unas veces dirige la vista á la parte
-contraria, otras levanta al cielo sus airados ojos, y otras los dirige
-á mirar el rostro y heridas de su hijo; pero mas principalmente á
-estas. Ensáñase y monta en cólera, en la cual enardecida, determinó
-vengarse como si aun fuera Reina, y se quedó absorta, discurriendo la
-especie de venganza que habia de tomar contra Polimnestor. Asi como se
-enfurece la leona á quien han quitado sus cachorrillos, y encontrando
-las huellas del robador, las sigue, y persigue al enemigo antes de
-verle; del mismo modo Hécuba, despues que mezcló la ira con el llanto,
-olvidada de su edad, pero no de su valor, se dirige al palacio del Rey
-Polimnestor, autor de la cruel muerte de Polidoro; pide audiencia, y
-conseguida le dice venia á mostrarle y entregarle una cantidad de oro
-que habia quedado escondida para que se la diera á su hijo. Creyólo
-Polimnestor,<span class="pagenum" id="Page_81">p. 81</span> y poseido
-de su anhelo y acostumbrada avaricia, se retiró con ella á un lugar
-secreto, en donde mostrándose halagüeño, la dijo: „No te detengas,
-Hécuba; dame ese oro para tu hijo, pues te juro por los Dioses de
-entregarle fielmente lo que ahora me des y lo que antes he recibido.”
-Ella le miraba con aspecto terrible al tiempo que estaba hablando y
-jurando tales falsedades; y no cabiendo ya en sí de ira, arremete á
-Polimnestor, le ase fuertemente, llamando en su auxilio á las matronas
-cautivas, le mete los dedos en los ojos, se los saca, y extrae hasta
-las mejillas, haciéndola valerosa su propia ira; y metiendo despues la
-mano en los huecos llenos de sangre, le arranca, no los ojos porque
-ya no los tenia, sino el sitio donde aquellos estuvieron. La gente de
-Tracia, irritada y ofendida por el estrago hecho en la persona de su
-Rey, acometió á Hécuba, tirándola flechas y piedras; pero esta con un
-ronco murmullo iba corriendo á morder las piedras que la tiraban, y
-cuando se disponia y preparaba á hablar, en lugar de voces prorumpió
-en ladridos, convertida ya en perra. Todavía permanece el lugar donde
-acaeció esta aventura, y tiene el nombre del suceso. La desgraciada
-Hécuba aun despues de su transformacion conservaba la memoria de sus
-antiguas calamidades,<span class="pagenum" id="Page_82">p. 82</span>
-y afligida aullaba y ladraba por los campos de Tracia, y su desgracia
-conmovió y lastimó á los troyanos, á los griegos, y hasta á los mismos
-Dioses; de tal modo que la misma Juno, muger y hermana de Júpiter,
-confesaba y decia que Hécuba no merecia ser castigada con tanto
-rigor.</p>
-
-<p>Aunque la Aurora habia favorecido siempre á los troyanos, no pudo
-emplearse en sentir sus calamidades y las de Hécuba. Angustiábale un
-cuidado mas cercano, y tenia que llorar la pérdida de su hijo Memnon,<a
-id="FNanchor_70" href="#Footnote_70" class="fnanchor">[70]</a> al cual
-vió perecer en los campos de Troya al ímpetu de la lanza de Aquiles.
-Al verlo se le paró descolorido aquel rubicundo color con que se deja
-ver por el horizonte al amanecer, y la hizo esconderse entre las nubes.
-No pudo sufrir el triste espectáculo de que el cadaver de su hijo
-fuese puesto en la pira, y suelto como tenia el cabello se dirigió al
-gran Júpiter, y arrojándose á sus pies, le dijo acompañando con las
-lágrimas estas palabras: „Aunque<span class="pagenum" id="Page_83">p.
-83</span> soy una deidad de inferior órden á todas las que habitan el
-resplandeciente cielo (pues mis templos son pocos y raros en todo el
-orbe), llego á tus pies, no para que me concedas templos, dias festivos
-y de sacrificios, y aras en que se quemen inciensos en mi honor, aunque
-no dejarias de concederme estos dones, si tienes consideracion á que
-me hacen digna de ellos los oficios que por tu órden desempeño, cuando
-sirvo de que con mis crepúsculos no se confunda la noche con el dia ni
-la luz con las tinieblas; pero no es este el cuidado que me trae, ni
-estoy en estado de solicitar unas honras que creo tengo bien merecidas.
-Vengo con la afliccion de haber perdido á mi hijo Memnon, que habiendo
-venido con sus fuertes armas al socorro de Príamo su tio, fue muerto
-en sus primeros años (pues asi lo quisieron los hados) por el valeroso
-Aquiles. Yo te ruego pues, Soberano de los Dioses, le concedas algun
-privilegio que le distinga de los demas mortales para que se consuele
-una madre afligida.”</p>
-
-<p>Júpiter convino en ello, y al momento la alta pira en que estaba
-el cadaver de Memnon, consumida por el fuego, se desplomó, y los
-remolinos del humo oscurecieron el aire, al modo que cuando los rios
-exhalan las nieblas que nacen de ellos, y que los rayos del sol no
-pueden penetrar.<span class="pagenum" id="Page_84">p. 84</span> La
-negra pavesa se levanta en el aire, y unida se condensa, formando un
-cuerpo que toma figura, color y movimiento del mismo fuego, y que
-su ninguna pesadez le servia de alas, y le hacia remontarse. Esta
-masa solo era al principio una especie informe de ave; poco despues,
-siendo ave verdadera, hizo ruido con las alas. Al mismo tiempo sonaron
-otras infinitas que salieron de las propias cenizas. Estas aves dan
-tres vueltas volando al rededor de la hoguera, y tres veces el clamor
-concorde sube á los aires, y se baten unas contra otras con tanto furor
-y obstinacion, que caen cerca de la hoguera, como unas víctimas que se
-sacrificaban á las cenizas de que habian sido formadas, demostrando en
-esto que debian su ser á un varon esforzado. El autor le dió el nombre
-á las aves: llamáronse de él Memnónides. Estas aves al cumplirse el
-año vuelven al mismo sitio, y en él renuevan el combate, honrando de
-este modo el sepulcro de este héroe. Cuando todos se afligian de oir
-ladrar á la desgraciada Hécuba, la Aurora solo atendia á su propio
-dolor y llanto, y desde entonces derrama lágrimas, que se convierten en
-rocío.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E124">
- <img class="thick"
- src="images/i_p096.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(124) Del incendio de Troya se salva Eneas<br />
- con su padre Anquises y su hijo Ascanio.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1303"><span class="pagenum" id="Page_85">p. 85</span></p>
- <h3>FÁBULA III.</h3>
- <p class="subh3 g0"><i>ENEAS Y ANQUISES.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">N</span>o obstante, el destino
-no permitió que con la ruina de los muros pereciese enteramente la
-esperanza de la reparacion de Troya. El piadoso Eneas sacó sobre sus
-hombros á los Dioses penates y tutelares, y en su padre llevó otra
-nueva deidad, que era para él una carga venerable. Con la precipitacion
-solo pudo escoger, entre tantas riquezas como dejaba, á su anciano
-padre y á su hijo Ascanio. Habiendo salido prófugo del puerto de
-Antandros, pequeña ciudad de Frigia, con su flota, y aprovechándose
-de un viento favorable, deja á un lado las playas abominables de
-Tracia, y la tierra que aun estaba manchada con la sangre de Polidoro,
-y entra con próspero viento, rodeado de sus compañeros, en Delos,
-ciudad consagrada á Apolo. Anio, sacerdote de este Dios, y Rey de
-la isla, le recibió favorablemente en el templo y en su palacio; le
-enseña la ciudad, los dedicados templos, y los dos árboles que en otro
-tiempo sirvieron de apoyo á Latona, y se asió de ellos cuando parió á
-Apolo y á Diana. Despues de haber hecho un solemne sacrificio, en el
-que<span class="pagenum" id="Page_86">p. 86</span> quemaron incienso,
-derramaron vino sobre él, y consumieron al fuego, segun solemne rito,
-las entrañas y fibras de los animales sacrificados, se entraron en el
-Real palacio, y sentados á la mesa, ricamente preparada, les sirvieron
-en ella los abundantes dones de Céres y de Baco. En la conversacion
-de mesa el anciano y piadoso Anquises dijo á Anio: „Sacerdote ilustre
-de Febo, ó yo estoy engañado, y no me acuerdo muy bien, ó tenias un
-hijo y cuatro hijas cuando vine la primera vez á esta ciudad.” Á
-lo que Anio afligido, sacudiéndose la cabeza que tenia vendada con
-el blanco velo sacerdotal, respondió: „No te engañas, ó heroico y
-venerable anciano; verdad es que viste padre de cinco hijos á quien
-ahora (tanta es la inconstancia de las cosas humanas) ves casi sin
-ninguno; porque ¿de qué me sirve uno solo que tengo ausente, llamado
-Andros, en la isla denominada de su nombre, en la cual está reinando
-por mí? Apolo le concedió el don de comprender lo futuro, y Baco
-distinguió á mis hijas con otros dones nunca oidos, porque todas las
-cosas que tocaban se convertian en trigo, vino y aceite, y esto les
-servia para enriquecerse. Luego que Agamenon, destruidor de los muros
-de Troya, supo que mis hijas poseian este don (para que entiendas,
-querido Anquises, que á mí tambien me tocó<span class="pagenum"
-id="Page_87">p. 87</span> alguna parte en vuestras desgracias), usando
-de la fuerza de las armas, me las tomó y arrebató con violencia de
-mi propio seno, para que con el uso de su don abasteciesen á todo el
-egército de los griegos. Habiendo hallado medio para escaparse cada
-una por donde pudo, las dos aportaron á la isla de Eubea, y las otras
-dos á la de Andros, donde reinaba su hermano. Inmediatamente una
-tropa de hombres armados entró en sus estados, y le amenazaron con su
-destruccion si no entregaba á sus hermanas. El amor que Andros les
-tenia cedió por último al temor que le causaba el egército enemigo, y
-las entregó á los griegos: un temor tan bien fundado puede servirle
-de disculpa: no tenia á su lado para defender sus nuevos estados ni á
-Eneas ni á Hector, á estos dos fuertes guerreros que durante diez años
-han resistido á todo el poder de la Grecia. Ya se preparaban cadenas
-para aherrojar á mis hijas como á unas esclavas, cuando levantando los
-brazos aun libres al cielo, exclamaron: „¡Ó padre Baco, socórrenos, y
-no nos abandones en el apuro en que nos vemos por causa del don que de
-tí recibimos!” Su súplica fue oida; y el Dios que les otorgó el don,
-que acababan de invocar, las socorrió, si se puede llamar socorro el
-perderlas para siempre de un modo maravilloso. Nunca he podido saber
-de<span class="pagenum" id="Page_88">p. 88</span> qué modo perdieron
-la figura, ni aun ahora lo puedo decir. Todo lo que yo sé es que
-tomaron plumas, y que fueron transformadas en palomas, aves consagradas
-á Venus tu esposa.”</p>
-
-<p>Anio y sus huéspedes, despues que con estos y otros tales
-razonamientos acabaron la cena, dejaron la mesa, y se fueron á dormir.
-Levantáronse al amanecer del dia siguiente, y fueron á consultar el
-oráculo de Apolo, el cual respondió que buscasen á la antigua madre<a
-id="FNanchor_71" href="#Footnote_71" class="fnanchor">[71]</a> y los
-reinos que con Troya tenian enlace. El Rey Anio los despidió, dándoles
-algunos dones y regalos; á Anquises un cetro; á Ascanio su nieto una
-clámide y una aljaba, y á Eneas un gran vaso, que el tebano Terses le
-habia enviado de regalo desde las regiones de Beocia en agradecimiento
-de haber sido hospedado por él en su palacio. Este vaso habia sido
-fabricado por Alcon, natural de Milas, el que habia cincelado en
-él una larga serie de cosas, que eran las siguientes: una ciudad
-con siete puertas, las cuales servian de nombre, que demostraba ser
-la de Tebas. En las avenidas<span class="pagenum" id="Page_89">p.
-89</span> de la ciudad estaban delineadas exequias, túmulos, hogueras
-encendidas, mugeres con la cabellera suelta y el pecho descubierto,
-señal de su duelo y afliccion; Ninfas deshechas en lágrimas; fuentes
-secas; árboles lánguidos y desnudos de hojas, y ganados que pacian
-sobre estériles rocas. En medio de Tebas se veian esculpidas las
-generosas hijas de Orion; una entregando su pecho varonil y su cuello
-al cuchillo; otras atravesados sus cuerpos con espadas, y todas en
-accion de ser sacrificadas por la salud de su patria, conducidas por
-la ciudad con pompa y aparato fúnebre, y quemadas en la hoguera, que
-para ello se veia en el sitio y parage mas público: tambien se veia
-esculpido en el mismo vaso cómo de las cenizas de estas valerosas
-mugeres, para que no pereciese el linage de ellas, se formaron y
-salieron dos gallardos jóvenes, á quienes la fama da el nombre de
-Coronas, y estos mismos hacian los honores de la pompa fúnebre. En
-suma, sobre las muchas cosas que estaban grabadas en el referido vaso,
-cerraban su labor unos ramos dorados de verde acanto, que le hacian
-muy vistoso, y de una extremidad desigual y resplandeciente. Los
-troyanos por su parte no dieron menores dones á Anio, á quien regalaron
-una naveta para el incienso, una copa y una brillante corona de oro
-esmaltada<span class="pagenum" id="Page_90">p. 90</span> de piedras
-preciosas. Habiéndose partido de alli los troyanos, acordándose de que
-traian su orígen de Teucro,<a id="FNanchor_72" href="#Footnote_72"
-class="fnanchor">[72]</a> dirigieron su rumbo y aportaron á Creta;
-pero no pudiendo sufrir mucho tiempo el aire pestilente del pais,
-dejándose á un lado muchas ciudades, dirigieron su derrota hácia
-los puertos de Italia. Levantóseles una terrible tempestad,<a
-id="FNanchor_73" href="#Footnote_73" class="fnanchor">[73]</a> que
-los agitó é hizo arribar á un puerto de las islas Estrófades, donde
-les incomodó y amedrentó la Harpía Hello, que habitaba alli con las
-otras sus hermanas, y tuvieron que hacerse á la vela prontamente.
-Despues de haber pasado á Duliquio, Itaca y Samos, islas del mar
-Jonio, que componian el reino del pérfido Ulises, llegaron á la altura
-de Ambracia, célebre por la disputa que en ella tuvieron los Dioses,
-conocida hoy por estar dedicada á Apolo Actiaco. Vieron tambien una
-piedra llamada Indice, en la que habia sido convertido el árbitro de
-la tal contienda. Asimismo dejaron atras á la ciudad y selva Dodona,
-cuyas encinas estaban dotadas de habla, y daban oráculos y respuestas,
-y pasaron tambien el seno Caonio, donde los hijos<span class="pagenum"
-id="Page_91">p. 91</span> del Rey Moloso, huyendo de un incendio,
-fueron transformados en aves.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1304">
- <p><span class="pagenum" id="Page_92">p. 92</span></p>
- <h3>FÁBULA IV.</h3>
- <p class="subh3 g1"><i>POLIFEMO.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">S</span>iguiendo su navegacion,
-pasaron por la isla de los Feacienses,<a id="FNanchor_74"
-href="#Footnote_74" class="fnanchor">[74]</a> cuyos campos eran
-abundantes en toda especie de delicadas frutas. Despues aportaron á
-Epiro y á Butroto, donde reinaba el adivino Heleno, hijo de Príamo,
-y habia edificado esta ciudad á semejanza de Troya. Desde aqui,
-advertidos por Heleno de las cosas que les habian de suceder, todas
-las cuales les pronosticó fiel y exactamente, navegaron á Sicilia,
-cuya isla se avanza en el mar por tres promontorios: el uno llamado
-Pachino á la parte del mediodia; el otro Lilibeo al occidente, y
-el último Peloro al norte. Por este entraron los troyanos, y con
-el auxilio de los remos y favorable marea dieron fondo ya de noche
-en las aguas de Zanclea.<a id="FNanchor_75" href="#Footnote_75"
-class="fnanchor">[75]</a></p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E125">
- <img class="thick"
- src="images/i_p105.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(125) Despues de haber cantado Polifemo las alabanzas<br />
- de Galatea la ve que se entretenia con Acis.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">Á la derecha de esta costa está el escollo de Escila,
-y á la izquierda el de Caribdis, que son dos remolinos que hacen
-peligrosa la navegacion, porque el de Caribdis arrebata y se traga las
-naves,<span class="pagenum" id="Page_93">p. 93</span> y á largo
-trecho las vuelve á vomitar. El de Escila es de figura de una doncella,
-cuyo vientre está ceñido de perros fieros, y (si es que no han mentido
-los poetas) en algun tiempo fue verdadera doncella la tal Escila,<a
-id="FNanchor_76" href="#Footnote_76" class="fnanchor">[76]</a> y tuvo
-muchos pretendientes; pero despreciándolos á todos se iba á las Ninfas
-del mar, de las cuales era en extremo querida, y les contaba las burlas
-y desprecios que hacia á sus enamorados pretendientes. Galatea, una de
-dichas Ninfas, en ocasion de estar entregada á ella para que la peinase
-y adornase sus cabellos, la dijo interpolando suspiros: „Tú á lo menos,
-hermosa doncella, eres apetecida de gallardos y civilizados amantes, y
-puedes sin riesgo alguno, segun que asi lo haces, corresponderles con
-desprecios y desvíos; pero yo soy mas desgraciada, pues siendo Ninfa,
-hija de Nereo y de la cerúlea Doris, y hermana de tantas Nereidas que
-me acompañan y defienden, no pude evadirme del importuno amor del
-monstruoso Ciclope Polifemo<a id="FNanchor_77" href="#Footnote_77"
-class="fnanchor">[77]</a> sino por medio de las olas.” Al decir
-esto las lágrimas la impidieron el continuar<span class="pagenum"
-id="Page_94">p. 94</span> su narracion. Limpióselas Escila con sus
-blancos dedos, y procuró consolarla diciendo: „Cuéntame, querida,
-tus cuidados; yo te soy y te seré fiel; no me ocultes la causa de tu
-dolor.”</p>
-
-<p>Galatea alentada con esto dijo á Escila lo siguiente: „El jóven
-Acis, hijo de Fauno y de la Ninfa Simetis,<a id="FNanchor_78"
-href="#Footnote_78" class="fnanchor">[78]</a> era las delicias de su
-padre y de su madre; pero mucho mas bien era el embeleso mio, porque
-aunque hermoso y apetecido de otras muchas, habia puesto solo en mí su
-cariño: era de diez y seis años, y empezaba á apuntar la barba en sus
-tiernas mejillas. Yo sin moderacion alguna correspondia al amor de este
-jóven, y el Ciclope me importunaba á mí sin término con sus amores; y
-si me preguntas cuál fue en mí mayor si el odio del Ciclope ó el amor
-de Acis, te responderé que eran iguales, porque aborrecia tanto al uno
-como amaba al otro. ¡Ó Venus, cuán grande es el poder de tu imperio!
-Este fiero Ciclope, horror de las mismas cuevas y selvas, y de ningun
-peregrino visto sin castigo, y menospreciador<span class="pagenum"
-id="Page_95">p. 95</span> del alto Olimpo con sus Dioses, siente en
-sí el amor y sus efectos; y cautivo de mi cariño, se abrasa por mí,
-y olvida sus ganados, y las cuevas donde acostumbraba habitar antes.
-Entonces empezó á tener algun cuidado de su compostura y de agradarme.
-Ya se peina con un rastrillo los ásperos cabellos: ya se corta la barba
-larga con una hoz, y se mira con complacencia en la cristalina fuente,
-haciendo de ella espejo para componer su fiero semblante. El amor le
-hizo ablandar su crueldad, su fiereza y la inmensa sed de derramar
-sangre, y en esta suspension iban y volvian las naves con seguridad por
-lo largo de la costa. En este intermedio Telemo,<a id="FNanchor_79"
-href="#Footnote_79" class="fnanchor">[79]</a> hijo de Eurimo, célebre
-adivino y diestro en los agüeros, y que nunca se engañaba en ellos,
-vino á las cuevas del monte Etna de Sicilia, y encontrando en ellas
-al terrible Polifemo, le dijo: „Ulises será el que te saque el único
-ojo que tienes en medio de la frente.” Rióse de ello Polifemo, y le
-respondió: „Necio adivino, tú te engañas en tu pronóstico, porque
-ya otra me lo ha robado.” Asi desprecia el enamorado Ciclope al
-que en vano le avisaba su verdadero peligro; y, ó andando<span
-class="pagenum" id="Page_96">p. 96</span> á paso precipitado huella
-aquellas playas, ó cansado se vuelve á su oscura cueva. Hay un collado
-que con su larga punta se avanza dentro del mar, y por ambos lados
-está cercado de olas. Subióse á él Polifemo, y se sentó en medio,
-siguiéndole su rebaño, que habia dejado atras y sin cuidar de guiarle,
-y poniendo junto á sus pies el pino que tenia por báculo, y que pudiera
-servir de mástil de un navío, tomó su flauta compuesta de cien cañas, y
-se puso á tocar. El sonido de su pastoril instrumento atronó todo aquel
-monte y las vecinas playas, y las hizo estremecer. Yo estaba escondida
-en el cóncavo de una piedra, y sentada en el regazo de mi querido Acis,
-desde donde oí y conservo en mi memoria que cantó al son de su flauta
-lo siguiente:</p>
-
-<p>„Ó querida Galatea,<a id="FNanchor_80" href="#Footnote_80"
-class="fnanchor">[80]</a> mas blanca que la nevada flor de la alheña,
-mas florida que los prados, mas elevada que el alto álamo, mas
-resplandeciente que el cristal, mas juguetona que el tierno cabritillo,
-mas lisa que las conchas batidas con las continuas olas del mar,
-mas agradable que el sol en el invierno y la sombra en el estío,
-mas hermosa que la manzana pendiente del árbol, mas vistosa que el
-lozano plátano, mas transparente<span class="pagenum" id="Page_97">p.
-97</span> que el hielo, mas sabrosa que la uva madura, mas suave que
-las plumas del cisne y que la leche cuajada, y si no huyes de mí y
-correspondes á mi amor, mas bella y lozana que el regado jardin. Pero
-si le desprecias, eres mas feroz que un toro por domar, mas dura que la
-vieja encina, mas falaz é inconstante que las ondas, mas flexible que
-las varas del sauce y que los sarmientos de las vides, mas insensible
-que las rocas, mas violenta que la corriente de un rio, mas vana que
-el pavo real, mas activa que el fuego, mas áspera que los abrojos, mas
-terrible que una osa recien parida, mas sorda que las olas agitadas,
-mas cruel que la víbora pisada, y (lo que especialmente quisiera
-quitarle si pudiera) mas ligera, no solo que el ciervo amedrentado de
-los claros ladridos, sino tambien mas que los veloces vientos. ¡Ah!
-Galatea, si bien me conocieses, te arrepentirias sin duda de haber
-huido de mí, desaprobarias tus desvíos y retiro, y te empeñarias
-en atraerme y retenerme contigo; pues yo soy dueño de estas cuevas
-formadas de un vivo peñasco, que es una gran parte de este monte, en
-las cuales no se siente el calor en medio del estío ni el frio en los
-inviernos mas rigurosos. Los árboles que yo poseo estan cargados de
-hermosísimas frutas. Tengo uvas que resplandecen como el oro pendientes
-en<span class="pagenum" id="Page_98">p. 98</span> parras enramadas;
-téngolas tambien de color de púrpura: unas y otras las reservo para tí:
-tú misma por tu mano podrás coger las delicadas moras, nacidas debajo
-de la sombra silvestre; las cerezas del otoño, y las ciruelas no solo
-negras, sino tambien finas y delicadas, y del color de la reciente
-cera. Si me admites por esposo, tendrás abundancia de castañas y
-madroños, y todos los árboles tendrán su fruta á tu disposicion. Todo
-este rebaño es mio, sin otras muchas ovejas, que unas andan errantes
-por esos valles, otras estan ocultas en las selvas, y otras encerradas
-en las cuevas. Si me preguntases cuántas son, no podria decírtelo,
-porque el saber el número de sus ganados es cosa de pobres. De la
-lozanía y hermosura de ellas no hay necesidad de que me creas, cuando
-tú por tí misma puedes verlas, y que traen unas ubres tan cargadas,
-que apenas las dejan andar. Tengo los abrigados apriscos llenos de
-corderos; tengo tambien cabritos de igual edad en otros corrales.
-Siempre tengo abundancia de leche; parte de ella para beber, y parte
-para cuajarla y conservarla hecha quesos. No pienses que tendrás solo
-para tus delicias los referidos y otros regalos fáciles y vulgares,
-como son gamos, liebres, cabras, pichones, el nido alcanzado del
-árbol, sino tambien dos cachorrillos de una osa,<span class="pagenum"
-id="Page_99">p. 99</span> hallados por mí en la cima de estos montes,
-y tan semejantes entre sí, que apenas podrás distinguirlos, y servirán
-para que juegues y te entretengas con ellos: cuando los hallé dije
-para mí: „Estos los guardo para mi querida y para su diversion.” Ea
-pues, Galatea, hermosa Nereida, saca y descubre tu cabeza de entre las
-aguas del mar, ven, y no desprecies mis regalos. No pienses que soy
-tan desagraciado que no pueda ser objeto de tu amor; poco hace que me
-estuve mirando en una clara fuente, y no me pareció mal mi semblante
-y figura. Mira cuan alto soy; no es Júpiter mayor en el cielo que yo
-con mi agigantado cuerpo, pues vosotras soleis decir que reina alli no
-sé qué cierto Júpiter. Una bien poblada cabellera sirve de adorno á mi
-rostro, y como si fuera un bosque me tapa y cubre los hombros. No dejo
-de ser agraciado, ni debes tenerme por horrible porque mi cuerpo esté
-cubierto de áspero pelo: el árbol no está vistoso sin el adorno de las
-hojas: el caballo está feo sin crines: las plumas son el adorno de las
-aves: la lana lo es de las ovejas: la barba y el pelo parecen bien en
-el hombre. Es verdad que solo tengo un ojo en medio de la frente; pero
-es del tamaño de un escudo. ¿Y qué tenemos con eso? El sol siendo uno
-solo ¿no está viendo todas las cosas del mundo<span class="pagenum"
-id="Page_100">p. 100</span> desde el dilatado cielo? Reflexiona ademas
-de esto que tengo por padre á Neptuno, señor de los mares, en que tú y
-las demas Nereidas teneis vuestra morada: este será tu suegro. Apiádate
-y oye mi súplica, pues por tí sola estoy rendido. Yo que desprecio
-al cielo, á Júpiter y á sus rayos, te venero á tí, hermosa Nereida,
-y tu ira es mas cruel y temible para mí que el mismo rayo. Me seria
-tolerable el verme despreciado, si á todos despreciases igualmente;
-pero ¿cómo he de sufrir el que con repulsa mia ames á Acis, y prefieras
-sus brazos á los mios? Está bien que él se tenga por gallardo; pero en
-el caso que tal te parezca á tí, cruel Galatea, lo que no me seria de
-gusto, si llego á encontrarme con él, experimentará que mis fuerzas
-corresponden á la mole de mi cuerpo. Le arrancaré vivas las entrañas,
-y esparciré sus destrozados miembros por los campos y por los mares
-en que tú habitas, para que alli puedas unirte con él despedazado.
-Ciertamente que yo me abraso de amor por tí, y el fuego que me consume
-se aumenta con tus desprecios. Me parece que el monte Etna con sus
-fuerzas se ha trasladado á mi pecho, y tú, Galatea, te muestras
-insensible.”</p>
-
-<p>„Despues que Polifemo expresó asi sus quejas, se levantó (porque
-desde el sitio en que yo<span class="pagenum" id="Page_101">p.
-101</span> estaba veia todo lo que hacia), y mas furioso que un toro á
-quien quitan la vaca, sin poder detenerse, echó á correr por las selvas
-y bosques. Como nos viese á Acis y á mí cuando menos lo pensábamos,
-exclamó: „¿Que aqui estais? Bien os veo, y esta será la última vez
-que volvais á estar juntos.” El grito que dió para decir esto el
-airado Ciclope fue tan grande como su ira, y con él se estremeció
-todo el monte Etna. Yo llena de miedo me escondí en el mar inmediato,
-arrojándome á sus aguas. Acis recurrió á la fuga, diciendo: „Suplícote,
-Galatea, me des favor: y vosotros, padres mios, dadme auxilio; y ya
-que voy á perecer, admitidme en las aguas en que reinais.” Seguíale el
-Ciclope, el que le tiró una gran piedra, que arrancó de la montaña,
-y que era una parte de ella; y aunque solo le alcanzó con una punta,
-le cogió todo el cuerpo. Mas no obstante yo hice en esta ocasion lo
-que permitió el destino se hiciese, que fue el que Acis recobrase la
-naturaleza de su abuelo, y se convirtiese en rio. De su cuerpo, que
-estaba debajo del peñasco, empezó á manar un humor encarnado, que á
-poco perdió el color, y tomó el del agua turbia de un rio, la que se
-fue aclarando poco á poco. Ademas de esto el peñasco que habia sido
-arrojado por el Ciclope empezó á henderse, y<span class="pagenum"
-id="Page_102">p. 102</span> por las aberturas que hizo nacieron y
-brotaron muchas cañas, que crecieron en poco tiempo, y las aguas que
-brotaban de la concavidad del peñasco hacian un delicioso sonido.
-No paró en esto la maravilla, pues de repente se manifestó sobre el
-agua un gallardo jóven del medio cuerpo arriba, cuya cabeza adornaba
-una corona de cañas entretejidas, el cual solo se diferenciaba de
-Acis en que era mayor, y tenia el rostro mas trigueño; pero aun asi
-era el mismo Acis convertido en un rio, que se llamó y llama de su
-nombre.”</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E126">
- <img class="thick"
- src="images/i_p118.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(126) Enamorado Glauco de Escila, la refiere<br />
- su transformacion en Dios marino.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1305"><span class="pagenum" id="Page_103">p. 103</span></p>
- <h3>FÁBULA V.</h3>
- <p class="subh3 g0"><i>GLAUCO Y ESCILA.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">L</span>uego que Galatea concluyó
-su referencia, las Nereidas que la acompañaban se volvieron al mar, y
-Escila que iba con ellas, y no se atrevia á exponerse á la merced de
-las olas, retrocedió y las dejó, y unas veces se paseaba desnuda por la
-arena, y otras cuando se hallaba fatigada se retiraba á bañarse á un
-remanso del mar. Estando empleada en esto, he aqui que Glauco, natural
-de Antedon, nuevo habitador de las aguas, transformado poco há en Dios
-marino, la vió y se enamoró de ella. Escila huye á pesar de cuanto
-la dijo para detenerla; y dándola alas el miedo, subió á la altura
-de una roca escarpada que domina al mar, donde creyéndose segura, se
-puso á mirar con atencion al objeto cuya vista le habia espantado,
-ignorando si era un monstruo ó un Dios del mar. Admírala el color,
-los cabellos que le cubrian los hombros, y que de la cintura para
-abajo remataba en pez. Glauco, que comprendió la causa de su sorpresa,
-apoyándose en un escollo que estaba cerca de ella, la dijo: „Bella
-Ninfa, no soy yo monstruo, no soy bestia feroz; soy un Dios<span
-class="pagenum" id="Page_104">p. 104</span> de las aguas: ni Proteo, ni
-Triton<a id="FNanchor_81" href="#Footnote_81" class="fnanchor">[81]</a>
-ni Palemon<a id="FNanchor_82" href="#Footnote_82"
-class="fnanchor">[82]</a> tienen mayor potestad que yo en los mares.
-No hace mucho tiempo que era mortal; pero inclinado á los mares, me
-gustaba andar y nadar en ellos. Unas veces me entretenia en pescar con
-redes, y otras con caña. Aquellas playas que yo frecuentaba confinaban
-con una verde pradera, cuyos bordes formaban reunidamente las yerbas y
-las aguas. Las cabras, las ovejas ni los demas ganados jamas pacieron
-en ella, ni aun las oficiosas abejas van á coger el rocío de las
-flores de que está esmaltada, ni para hacer coronas ó guirnaldas han
-cortado ninguna, y la hoz siempre las ha perdonado. Yo fuí el primero
-que me senté sobre esta agradable pradera, y en tanto que secaba mis
-redes, contaba los peces que acababa de coger, y los echaba en la
-yerba, fuí sorprendido de un prodigio que te parecerá ficcion (pero
-¿qué interes tengo yo en fingir?). Apenas estos peces habian tocado la
-yerba cuando empezaron á moverse, y á saltar con la misma viveza como
-si estuviesen en el agua. Mientras me detengo y<span class="pagenum"
-id="Page_105">p. 105</span> juntamente me admiro de un portento tan
-extraño, se huyeron todos al mar, dejando á su dueño y á la pradera. Me
-pasmé, y dudoso mucho rato, inquiero cual sea la causa, si algun Dios
-haya hecho este milagro, ó si fue la virtud de la yerba. „¿Es posible,
-dije, que esta yerba tenga una calidad tan extraña?” Inmediatamente
-cogí algunas, las llevé á la boca, y masqué. No bien habia llegado el
-jugo á la garganta cuando al punto sentí que por dentro me temblaban
-las entrañas, y que el pecho se arrebataba con el deseo de mudar de
-naturaleza, que no me fue posible resistir mucho tiempo. „Á Dios,
-exclamé, á Dios tierra, adonde nunca mas he de volver,” y al decir
-estas palabras me zambullí en el mar. Los Dioses que lo habitan,
-movidos á compasion, me recibieron entre ellos, y ruegan al Océano y
-á Tetis que me quiten todo lo que tenia de mortal. Estas dos deidades
-me purifican, quienes me mandan que repita nueve veces unos versos
-misteriosos que me dijeron, y que meta el pecho en cien rios. Apenas
-habia recibido esta órden cuando los rios que corrian de diversas
-partes al mar y las aguas de este se juntaron y corrieron sobre mi
-cabeza. Lo que te acabo de contar hasta aqui es cierto, y me acuerdo
-perfectamente de ello; lo que me sucedió despues no puedo decírtelo;
-turbado,<span class="pagenum" id="Page_106">p. 106</span> como fuera
-de mí mismo, no tuve ningun conocimiento de lo demas. Lo que yo sé es
-que al reflujo de las aguas me hallé otro diverso del que antes era,
-tanto en el cuerpo como en el entendimiento. Entonces ví por primera
-vez esta barba verde, esta melena que arrastro por los anchurosos
-mares, estos grandes hombros, estos brazos, que son del mismo color que
-mis cabellos y barba, en fin esta larga cola, que tomó el lugar de mis
-muslos y piernas. Pero ¿de qué me sirve esta figura? ¿De qué el ser
-Dios, si tú no te mueves á mi amor por todo esto?” Escila se retira, y
-deja á Glauco que decia estas cosas, y se preparaba para decir otras
-muchas mas. Él se enfurece, é irritado con sus desprecios, se encamina
-al prodigioso palacio de Circe, hija del Sol.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter" id="Ch1400">
- <p><span class="pagenum" id="Page_107">p. 107</span></p>
- <div class="figcenter">
- <img src="images/i_p123.jpg"
- style="width: 26em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- </div>
- <h2 class="nobreak">LIBRO DECIMOCUARTO.</h2>
- <p class="subh2 mt2"><small><i>ARGUMENTO.</i></small></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">E</span>neas envió á Vénulo para
-pedir auxilio á Diomedes, cuyos compañeros se convirtieron en aves:
-Vénulo no alcanzó el socorro, y vino mal despachado, y á su vuelta pasó
-por el sitio en que en otro tiempo un pastor habia sido convertido
-en acebuche. Las naves de Eneas en un combate fueron transformadas
-en Ninfas, como tambien lo fue Ardea en ave despues de la muerte de
-Turno, y el mismo Eneas fue hecho Dios Indígete. Sucediéronle<span
-class="pagenum" id="Page_108">p. 108</span> otros Reyes; y en el tiempo
-de Proca, uno de ellos, floreció Pomona, á la cual amaba el Dios
-Vertumno, que tomando la figura de una vieja, y contándola el suceso
-de Anaxarete, que habia sido transformada en peñasco, la persuadió
-y conquistó, tomando despues su propia figura de jóven. Andando el
-tiempo, en el reinado de Numitor las aguas frias se volvieron cálidas,
-y su sucesor Rómulo fue reverenciado con el nombre de Quirino, y su
-muger Hersilia con el de Diosa Ora.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E127">
- <img class="thick"
- src="images/i_p126.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(127) Circe envenena la cueva<br />
- en que Escila solia dormir.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1401"><span class="pagenum" id="Page_109">p. 109</span></p>
- <h3>FÁBULA PRIMERA.</h3>
- <p class="subh3 g1"><i>CIRCE.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">G</span>lauco, que, como va dicho,
-era una de las deidades del mar, habia ya dejado atras en su viage
-al monte Etna, debajo del cual estaban oprimidos los gigantes,<a
-id="FNanchor_83" href="#Footnote_83" class="fnanchor">[83]</a> y
-asimismo los campos de los Ciclopes, en los cuales nunca habia entrado
-el rastrillo ni el arado, ni habian sido beneficiados por las yuntas
-de los bueyes. Tambien habia dejado atras á Zanclea y á Rego, que está
-enfrente, y habia atravesado el peligroso estrecho, que contenido
-en dos cercanas playas, separa á Sicilia de la Italia. Desde él,
-discurriendo por el mar Tirreno, llegó á los collados abundantes
-de yerbas en que tenia su palacio y morada Circe, hija del Sol, y
-que estaban habitados de una gran multitud de fieras. Luego que la
-alcanzó á ver Glauco, la saludó, y ella á él,<span class="pagenum"
-id="Page_110">p. 110</span> y desempeñados estos cumplimientos,
-la dijo: „Diosa, ruégote te apiades de otro Dios como tú: tú sola
-(si es que yo soy digno de ello) puedes aliviar los tormentos de
-mi amor. Ningun Dios, ó excelsa hija del Sol, puede conocer mejor
-que yo cuánta sea la eficacia de las yerbas, pues por ellas me veo
-convertido en Dios y habitador del mar. Y para que no ignores mas
-tiempo la causa de mi viage, yo ví á la bella Escila en la ribera que
-está enfrente de Mesina, y con exceso me enamoré de ella. Vergüenza me
-causa el referirte las súplicas, las promesas y halagos que la hice,
-y el modo con que fuí despreciado. Tú pues, que eres tan poderosa
-en los encantos, pronuncia, te ruego, á mi favor algunas palabras
-encantadoras; ó si te parece mejor y de mayor eficacia el usar de la
-de las yerbas, de que tienes tanto conocimiento, aplica al efecto este
-poderoso medio. No vengo á que me cures y sanes las heridas y tormento
-de mi amor, ni quiero que este se acabe y tenga fin, sino que hagas
-que Escila se abrase igualmente en amor, y participe del ardor que
-padezco.”</p>
-
-<p>Circe pues (que era la mas ingeniosa y versada en los ardores del
-amor, bien fuese por su disposicion natural, ó bien porque Venus
-la diese esta pena en despique de que su padre el Sol la<span
-class="pagenum" id="Page_111">p. 111</span> habia descubierto cuando
-estaba entretenida con Marte) le respondió estas palabras: „Mejor será
-que me ames á mí que te quiero, y deseo lo mismo que tú, y que estoy
-poseída de un amor igual al que tú tienes á Escila. No me avergüenzo
-en decirte que tienes mérito, y que no debo detenerme en rogarte: y
-si me dieres alguna esperanza, créeme te rogaré y me explicaré mas; y
-para que no dudes ni desconfies de tu mérito y gallarda disposicion,
-vesme aqui que siendo Diosa, hija del resplandeciente Sol, y que tanto
-puedo con mis encantos y con el conocimiento y uso de las yerbas, te
-prometo ser tu esposa. Olvida pues á una ingrata que te desprecia,
-y corresponde á una Diosa que te ama: con este solo hecho quedarás
-vengado á un mismo tiempo de mí y de ella.” Al oir Glauco que Circe
-procuraba inducirle á su amor con tales razones, la respondió: „Primero
-se desconcertará el órden de la naturaleza, y se criarán árboles en el
-mar y ovas en los montes, que yo pueda, viviendo Escila, mudar y poner
-en otra mi amor.”</p>
-
-<p>Indignóse al oir esto Circe; y como no podia ofender á Glauco
-por ser ya Dios, ni aunque pudiera querria hacerlo por el amor que
-le tenia, convirtió todo su furor contra la que veia preferida
-á sí misma; y ofendida de ver despreciado<span class="pagenum"
-id="Page_112">p. 112</span> su amor por causa del de Escila, al momento
-cogió unas yerbas de jugo venenoso, las machacó, y despues dijo
-sobre ellas algunas palabras<a id="FNanchor_84" href="#Footnote_84"
-class="fnanchor">[84]</a> de las que usaba para sus encantos, y
-vistiéndose de un ropage azul, se salió de su casa por medio de
-una multitud de monstruos y fieras que la acariciaban al pasar; y
-dirigiéndose al lado opuesto á las rocas de Zanclea, llegó á Regio, y
-se entró en el mar agitado por las olas, sobre las que caminaba como
-por la dura playa, corriendo á pie enjuto sobre ellas. Habia un pequeño
-remanso que tenia figura de un arco, sitio frecuentado por Escila, y
-al cual solia retirarse y refugiarse cuando estaba el mar embravecido,
-y cuando el sol era mas ardiente y hacia muy pequeñas las sombras por
-estar en medio de su carrera. Inficionó Circe este sitio, derramando
-en él el venenoso zumo de las yerbas que antes habia machacado,
-pronunciando veinte y siete veces la fórmula solemne del encanto, que
-eran unos oscuros é intrincados versos, compuestos de unas nuevas y
-desconocidas voces, las que pronunció en ademan y tono mágico y como
-entre dientes. Vino despues Escila á bañarse y refrigerarse á este su
-acostumbrado<span class="pagenum" id="Page_113">p. 113</span> sitio, y
-apenas habia entrado en el agua inficionada, hasta la cintura, cuando
-se la mira ceñida y rodeada de perros que ladraban. Al principio,
-creyendo que los perros estaban separados de su cuerpo, y no eran
-parte y porcion de él, huia de ellos espantada, y procuraba apartarlos
-de sí; pero vió y se desengañó de que iban con ella donde quiera que
-huia, y entonces tentándose y buscándose los muslos, las rodillas
-y los pies, halló que de medio cuerpo abajo estaba toda convertida
-en perros y monstruos que la horrorizaban con su furor, y que
-transformada del medio cuerpo abajo, apoyaba y estaba unida su cintura
-á los espinazos de aquellos.<a id="FNanchor_85" href="#Footnote_85"
-class="fnanchor">[85]</a> Este suceso costó á Glauco mucho sentimiento
-y lágrimas; y ofendido de que Circe hubiese hecho un tan cruel uso
-de la eficacia de sus yerbas y de sus encantos, se huyó de ella y
-despreció su casamiento. Escila asi transformada y hecha un monstruo
-se quedó siendo espanto de aquel sitio, en el que se le presentó la
-ocasion de vengarse de Circe en su amante Ulises que navegaba por él,
-acometiéndole<span class="pagenum" id="Page_114">p. 114</span> y
-quitándole muchos de los que llevaba en su compañía.<a id="FNanchor_86"
-href="#Footnote_86" class="fnanchor">[86]</a> Tambien este monstruo
-hubiera echado á pique las naves de Eneas, si antes que navegase por
-tan arriesgado sitio no hubiese sido convertido en una roca que aun
-permanece, y que aunque ya de piedra insensible y sin el antiguo furor,
-es un escollo peligroso, y procuran huir de él los navegantes. Despues
-que las naves de Eneas á fuerza de remo pudieron escapar y libertarse
-de él y del otro escollo que está á la parte opuesta llamado Caribdis,
-estando ya muy cerca de la costa de Italia, fueron agitados por una
-tempestad, que los arrojó á la opuesta del África.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E128">
- <img class="thick"
- src="images/i_p134.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(128) Dido, reina de Cartago, recibe á Eneas<br />
- en su palacio y queda enamorada.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1402"><span class="pagenum" id="Page_115">p. 115</span></p>
- <h3>FÁBULA II.</h3>
- <p class="subh3"><i>DIDO RECIBE Á ENEAS EN SU PALACIO.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">L</span>a Sidonia Dido, Reina de
-Cartago, acogió benignamente á los troyanos y á Eneas en su ciudad, y
-tambien en su cariño, sin advertir lo que habia de costarle el retiro
-que de pronto y ocultamente hizo de ella el que habia elegido para
-su marido, pues por él, y viéndose abandonada de su amante, puesta
-sobre una alta pira que habia hecho armar y encender con pretexto
-de un sacrificio, se dió muerte á sí misma con un puñal, y la que
-se vió engañada engañó á todos con tal aparato, que todos juzgaban
-era para el pretextado sacrificio. Prosiguiendo pues Eneas su fuga
-de la nueva ciudad de Cartago, regresó otra vez al monte Erix y á la
-region donde reinaba el fiel troyano Acestes, donde celebró juegos y
-sacrificios fúnebres en veneracion del sepulcro de su padre Anquises.
-Despues de lo cual, haciéndose á la vela con las naves, á quienes las
-matronas troyanas, instigadas por Iris, mensagera de Juno, habian
-intentado incendiar, pasó el reino de Eolo y las islas y herrerías
-de Vulcano, que humeaban con el ardiente azufre; y dejándose atras
-el<span class="pagenum" id="Page_116">p. 116</span> golfo de las
-Sirenas, antes del cual se habia quedado sin el piloto Palinuro, que
-cayó y se ahogó en el mar, tocó en las dos islas Inarime y Procida,
-y últimamente aportó al fondeadero de la de Pitecusa, llamada asi de
-los nombres de sus habitadores, los que por sus fraudes, perjurios y
-trazas con que intentaron engañarle incurrieron en el odio de Júpiter,
-y los castigó convirtiéndolos en monas, animales feos y disformes,
-que pudiesen parecer en parte semejantes, y en parte desemejantes
-á los hombres. La conversion se hizo volviéndoles mas pequeños los
-miembros, aplastándoles las narices, avejándoles la cara con arrugas,
-y cubriéndoles el cuerpo de un pelo sutil y velloso, y en esta forma
-los envió á habitar á dicha isla, habiéndoles antes quitado el uso de
-la voz y de la lengua tan acostumbrada á fraudes y perjurios, y en su
-lugar les dejó solo el poder quejarse con un ronco chillido.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E129">
- <img class="thick"
- src="images/i_p138.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(129) Apolo concede á la Sibila tantos años<br />
- de vida como arenas tiene en sus manos.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1403"><span class="pagenum" id="Page_117">p. 117</span></p>
- <h3>FÁBULA III.</h3>
- <p class="subh3 g0"><i>ENEAS Y LA SIBILA.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">D</span>ejó Eneas á Fiteusas
-siguiendo su viage; y dejando á su derecha á Nápoles,<a
-id="FNanchor_87" href="#Footnote_87" class="fnanchor">[87]</a> y á su
-izquierda el sepulcro de Miseno,<a id="FNanchor_88" href="#Footnote_88"
-class="fnanchor">[88]</a> célebre trompetero, é hijo de Eolo, llegó
-á las playas de Cumas, que eran unos sitios pantanosos, y llenos de
-ovas y otras plantas palustres, en donde encontró y entró en la cueva
-de la Sibila Cumea, que es sola la que vive entre todas las demas,<a
-id="FNanchor_89" href="#Footnote_89" class="fnanchor">[89]</a> y la
-suplicó que le acompañase y le condujese á los infiernos á visitar en
-ellos á su padre Anquises. La Sibila, despues de haber tenido algun
-tiempo sus ojos fijos en la tierra, alzó la vista, y embriagada y
-enfurecida con la deidad que se le habia entrado<span class="pagenum"
-id="Page_118">p. 118</span> en su pecho, le dijo: „Mucho es lo que
-pides, héroe esclarecido en hechos, cuyo valor tiene dadas pruebas
-por la espada, y cuya piedad se ha singularizado por el fuego de que
-sacaste á tu anciano padre; pero no tengas recelo, esclarecido troyano,
-que conseguirás lo que pides, y guiándote yo, visitarás los campos
-Elíseos, los últimos reinos del mundo y la amada sombra de tu padre: al
-valor ninguna senda está cerrada.”</p>
-
-<p>Esto dijo; y mostrándole en la selva de Proserpina un
-resplandeciente ramo de oro, le mandó que lo cortase del árbol y lo
-tomase. Obedeció Eneas, y con esta señal pudo entrar y ver las riquezas
-del formidable reino de Pluton, y en él á sus ascendientes y la anciana
-sombra del magnánimo Anquises su padre, quien le instruyó de las
-prerogativas y autoridad á que llegarian la ciudad y reino que habia
-de fundar, y le predijo las nuevas guerras que le esperaban, y los
-peligros que le habian de acontecer en ellas. Despues de esto salieron
-de aquella triste region, caminando por una senda cuesta arriba, en la
-que guiaba la Sibila; y entreteniendo con conversaciones el trabajo
-del camino medroso, y por entre sombras y crepúsculos, dijo Eneas á
-la Cumea: „Bien seas tú Diosa, ó mortal sumamente grata á los Dioses,
-te tendré siempre por deidad, y me confesaré<span class="pagenum"
-id="Page_119">p. 119</span> existir por el beneficio que me hiciste
-de facilitarme poder visitar las regiones de la muerte, y salir de
-ellas despues de haberlas penetrado, por cuyo favor, ya que me hallo
-restituido á la luz del mundo de los vivientes, te edificaré templos, y
-te veneraré en ellos con el culto del incienso.”</p>
-
-<p>Volvióse la Sibila á mirar á Eneas, y lanzando grandes suspiros, le
-dijo: „No soy deidad, ni debes venerar con el sagrado incienso á una
-persona humana, y para que en esto no peques de ignorancia has de saber
-que Apolo me ofrecia por mi virginidad una vida perpetua y eterna,
-haciéndome deidad é inmortal. Con la esperanza de inclinarme y vencer
-con dones mi resistencia me dijo: „Hermosa doncella y sacerdotisa de
-Cumas, elige y pide lo que se te antoje, pues todo te será concedido.”
-Yo, enseñándole un monton de arena, le pedí me concediese tantos años
-de vida como átomos en él habia; pero no tuve la advertencia de pedir
-que todos hubiesen de ser en juventud y sin envejecerme; pero él me
-prometia lo uno y lo otro con tal que yo me rindiese á su deseo; mas
-yo no quise, y desprecié sus ofertas, permaneciendo sin casarme, en
-cuyo estado se me ha pasado ya lo florido y lo mejor de mi vida, y
-viene á paso largo la trémula vejez, la cual habré de tolerar el mucho
-tiempo<span class="pagenum" id="Page_120">p. 120</span> que aun me
-queda para llenar el número de las arenas, pues ya he vivido siete
-siglos, y aun me restan y tengo que ver trescientas primaveras y otros
-tantos otoños, y llegará el tiempo en que los muchos años apoquen
-y hagan menor mi cuerpo, y reduzcan á muy poco peso mis miembros
-debilitados y consumidos con la vejez, y entonces nadie creerá que en
-mi juventud agradé á Apolo y fuí amada por él; y acaso él mismo ó no
-me querrá conocer, ó negará que estuvo enamorado de mí. Me mudaré y
-trocaré hasta el punto de que nadie me quiera ver, y solo seré conocida
-por mi fama, que será la que quede despues de mi muerte.”</p>
-
-<p>Estas cosas iba refiriendo á Eneas la Sibila; y caminando entrambos
-por una senda cuesta arriba, terminaron su viage desde las oscuras
-regiones, y hallaron salida á la superficie de la tierra junto á la
-ciudad de Cumas, de donde, despues de haber hecho á los Dioses un
-sacrificio segun rito, se partió Eneas á la playa que aun no tenia, y
-despues por una ciudad que en ella edificó tomó el nombre de Cayeta,<a
-id="FNanchor_90" href="#Footnote_90" class="fnanchor">[90]</a> que era
-el de la nodriza que le habia criado.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E130">
- <img class="thick"
- src="images/i_p144.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(130) Eneas manifiesta su piedad por los<br />
- sacrificios que ofrece á los Dioses.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1404"><span class="pagenum" id="Page_121">p. 121</span></p>
- <h3>FÁBULA IV.</h3>
- <p class="subh3"><i>ENEAS LLEGA Á CAYETA.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">E</span>n esta region se habia
-quedado, y despues de los trabajos de la larga navegacion habia fijado
-su asiento el itacense Macareo, que fue uno de los compañeros del
-sagaz y experimentado Ulises. El tal Macareo halló improvisamente
-y conoció á Acheménides,<a id="FNanchor_91" href="#Footnote_91"
-class="fnanchor">[91]</a> á quien Ulises habia tiempo antes dejado
-abandonado en lo mas escabroso del monte Etna; y admirándose aquel de
-verle vivo, le dijo: „¿Qué Fortuna ó qué deidad es, ó Macareo, la que
-te conserva vivo? ¿Cómo es que una nave troyana lleve á su bordo un
-griego? ¿Á qué tierra se dirige vuestra navegacion?”</p>
-
-<p>Á estas preguntas Acheménides, que ya estaba libre de su antiguo
-peligro, y con un vestido muy diferente del que tenia en el monte Etna,
-destrozado por los abrojos, espinas y asperezas, le respondió de este
-modo: „Véame yo otra vez en el poder de Polifemo, entre sus dientes
-y<span class="pagenum" id="Page_122">p. 122</span> labios manchados
-con sangre humana, si no me hallo mejor en esta nave que en la isla
-de Itaca en mi propia casa, y si venero menos á Eneas que á mi propio
-padre; pues aunque le tribute todo cuanto pueda, nunca podré serle
-bastantemente agradecido. Á él debo el estar vivo, el tener habla, y el
-gozar de la vista del cielo, de las estrellas y del sol: ¿podré pues
-olvidarme y ser ingrato á tales beneficios?; porque él me libertó de
-haber sido pasto y vianda del Ciclope, y aunque ahora me acometa la
-muerte, será honrado mi cadaver en el túmulo, y no seré sepultado en
-el vientre de Polifemo. ¿Qué aliento piensas me quedaria (si es que
-el temor y el miedo me dejó alguno y el uso de algun sentido) cuando
-os ví que, quedándome yo abandonado, huiais navegando á los altos
-mares? Entonces quise dar voces; pero me detuvo el miedo de que me
-descubriese el Ciclope: y es indudable que por las voces de Ulises
-estuvo á mucho riesgo de ser sumergida vuestra nave por alguno de los
-peñascos que aquel tiró contra ella, lo cual ví desde el sitio en que
-estaba escondido, y que segunda vez arrojó y disparó un pedazo que
-arrancó de la montaña con la misma violencia que si fuera disparada
-de una máquina; y como si yo estuviera en la nave, sin acordarme de
-que me hallaba<span class="pagenum" id="Page_123">p. 123</span> fuera
-de ella, estaba temblando no la destrozase el golpe del peñasco,
-ó la sumergiesen las olas. Luego que con la fuga os escapasteis y
-libertasteis de la mas cruel muerte, el Ciclope, dando gemidos por
-la herida y falta del ojo,<a id="FNanchor_92" href="#Footnote_92"
-class="fnanchor">[92]</a> empezó á dar vueltas por el monte Etna á
-tientas, registrando con las manos los árboles y los peñascos, en los
-que tropezaba á cada paso por haberse quedado sin el único ojo que
-tenia, y alargando hácia el mar sus brazos ensangrentados, maldecia y
-execraba á los griegos.</p>
-
-<p>„¡Ah! si alguna casualidad volviese á traer á mis manos á Ulises ó
-á alguno de sus compañeros, ¡cómo se cebaria y saciaria en él mi ira!
-¡Cómo le arrancaria las entrañas! ¡Cómo le destrozaria vivo todos sus
-miembros con mis manos! ¡Cómo saciaria mi garganta con su sangre, y
-cómo haria crugir sus huesos con mis dientes! y si esto consiguiera,
-tendria por nada ó por muy poco el daño que me ha hecho en sacarme
-el ojo.” Estas y otras muchas cosas dijo con la mayor ferocidad. Yo
-estaba pálido y lleno de miedo al verle su rostro lleno de sangre, sus
-crueles manos y el vacío cóncavo del ojo, sus disformes miembros<span
-class="pagenum" id="Page_124">p. 124</span> y su barba pegada con
-sangre humana. Me consideraba con la muerte á la vista, aunque la tenia
-por el menor de los males; y unas veces recelaba que me llegaria á
-encontrar y coger, y otras que me engulliria, y meteria mis entrañas
-en las suyas: lo que mas me afligia era acordarme de cuando ví que
-despues de haber estrellado contra el suelo muchas veces los cuerpos
-de dos de mis compañeros, se echó sobre ellos como erizado leon, y se
-engullia las entrañas, las carnes, los huesos con sus tuétanos y los
-miembros medio vivos. Me acometió un gran temblor y tristeza, y se me
-quedó helada la sangre al verle cómo comia y engullia, y que algunas
-veces escupia y vomitaba los crudos y sangrientos bocados y pedazos
-de carne envueltos en vino. Esperaba y recelaba que conmigo haria lo
-mismo, y seria pasto de su hambre, por lo que tomé el medio de estarme
-mucho escondido, estremeciéndome cualquier ruido que sentia, temiendo
-siempre la muerte, y siempre deseándola como término de mis sobresaltos
-y trabajos, pues me veia abandonado á estar alli en un continuo riesgo,
-solo, necesitado, lleno de continuo temor, sin esperanza alguna, y con
-el dolor y pena de remediar mi hambre con bellotas, yerbas y hojas
-de árboles. Al cabo de mucho tiempo ví que navegaba cerca de<span
-class="pagenum" id="Page_125">p. 125</span> la playa una nave, y
-corriendo á ella con mucho silencio, manifesté por señas á los que
-iban á su bordo el apuro y peligro en que me hallaba, y les rogué me
-libertasen acogiéndome en ella: compadeciéronse de mí; y sin embargo
-de ser griego y enemigo suyo, me recogieron, y pude salvarme en una
-nave troyana. Estos son mis sucesos y el maravilloso modo con que pude
-aportar, y me hallaste y conociste en estas playas: ahora cuéntame tú
-los tuyos, insigne Macareo, el mas grato de todos los que acompañábamos
-á Ulises, y refiéreme el rumbo y derrotero de este y de todos los demas
-que conseguisteis embarcaros, y huir por el mar del fiero Ciclope
-Polifemo.”</p>
-
-<p>Entonces Macareo instruyó á Acheménides de lo que deseaba,
-refiriéndole que Eolo, hijo de Hipota, era señor de aquellas islas
-y del mar Tusco que las rodeaba, el cual tenia comprimidos en una
-profunda caverna los vientos,<a id="FNanchor_93" href="#Footnote_93"
-class="fnanchor">[93]</a> y los regaló á Ulises encerrados en la
-piel de un buey para que pudiese á su arbitrio contenerlos, y que no
-le ofendiesen en su navegacion, con lo que se<span class="pagenum"
-id="Page_126">p. 126</span> partió é hizo á la vela, llevándolos en
-su nave, y con viento favorable navegó nueve dias, y llegó á estar á
-la vista de la isla de Itaca, su patria, que era á la que se dirigia.
-Á la madrugada del dia décimo los compañeros de Ulises, sospechando
-seria oro lo que se encerraba en el cuero, y ansiosos de apoderarse
-de ello, soltaron las ataduras para abrirle y reconocerle, y saliendo
-con ímpetu los vientos, impelieron las naves á otro contrario rumbo,
-y haciéndolas volver atras por el mismo camino que habian venido, las
-llevaron otra vez al mar Tusco, y á la isla y puerto de donde habian
-salido. „Desde alli, continuó Macareo, navegando al arbitrio de los
-contrarios vientos, aportamos á la antigua ciudad que tomó el nombre
-de Lamo Lestrigon, su edificador, en la que reinaba Antifates,<a
-id="FNanchor_94" href="#Footnote_94" class="fnanchor">[94]</a> al cual
-fuí yo enviado con otros dos compañeros para saludarle pacíficamente;
-pero el uno de ellos y yo pudimos con la fuga volver al seguro de
-nuestras naves, y libertarnos de su crueldad, quedándose el otro en
-poder de Antifates, que le alcanzó é hizo dar muerte á su presencia, y
-su sangre le tiñó la boca. Aun no contento con esta crueldad, se empeñó
-Antifates en ir en nuestro alcance; y como ya<span class="pagenum"
-id="Page_127">p. 127</span> estuviésemos al seguro de las naves, él y
-las tropas que habia juntado para ir en nuestro seguimiento, formados
-en escuadron, arremetieron á nuestras naves, disparando contra ellas
-gruesas piedras y maderos, con que las destrozaron y sumergieron, y
-á los que iban á su bordo, y solo pudo salir del puerto y escaparse
-la en que veníamos Ulises y yo, que quejándonos de la crueldad y
-mal hospedage de Antifates, y llenos de dolor por la pérdida de
-nuestros compañeros, llegamos á aquellas tierras que se ven cercanas
-desde aqui; míralas, y verás que son una isla que yo ya tengo vista.
-Y tú, hijo de la Diosa,<a id="FNanchor_95" href="#Footnote_95"
-class="fnanchor">[95]</a> el mas recto y justo de todos los troyanos
-(pues ya, esclarecido Eneas, estando concluida la guerra, no debo
-llamarte enemigo ni tenerte por tal), huye de aquella isla; mira que es
-en la que habita la famosa encantadora Circe.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1405">
- <p><span class="pagenum" id="Page_128">p. 128</span></p>
- <h3>FÁBULA V.</h3>
- <p class="subh3"><i>LOS COMPAÑEROS DE ULISES TRANSFORMADOS EN&nbsp;PUERCOS.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0">„<span class="big">N</span>osotros, habiendo aportado á
-ella, anclamos en su playa con las precauciones que nos hizo tomar la
-memoria de las pérdidas que nos hicieron Antifates y el fiero Ciclope
-Polifemo. Todos nos resistíamos á saltar en tierra, y á penetrar en
-una isla desconocida, y para ello hubo que echar suertes, que nos
-tocaron á mí, Polites, á Euriloco, á Elpenor, que era gran bebedor
-de vino, y á otros hasta en número de diez y ocho, todos los cuales
-marchamos á la ciudad y palacio en que habitaba Circe. Apenas llegamos
-nos paramos un poco á la entrada, y salieron á recibirnos una multitud
-de lobos, osos y leones,<a id="FNanchor_96" href="#Footnote_96"
-class="fnanchor">[96]</a> todos mezclados entre sí, que nos causaron
-miedo y espanto; pero ninguna de estas fieras era de temerse, y ninguna
-hizo ademan de acometernos ni herirnos, antes bien nos halagaban y
-acariciaban con el movimiento de sus colas, y nos acompañaban<span
-class="pagenum" id="Page_129">p. 129</span> y seguian nuestros pasos,
-hasta que en lo interior de la casa nos recibieron las criadas, y
-por salas de mármol y pórfido nos condujeron á un vistoso gabinete,
-donde estaba Circe sentada en su solio, vestida de una blanca palla,<a
-id="FNanchor_97" href="#Footnote_97" class="fnanchor">[97]</a> y los
-cabos y tocado entretejidos de oro. Las doncellas que la acompañaban,
-y que tuvimos por Ninfas y Nereidas, no se ocupaban en preparar
-ni hilar estambre, ni en otra alguna labor, sino en apartar en
-canastillos las yerbas y flores<a id="FNanchor_98" href="#Footnote_98"
-class="fnanchor">[98]</a> de varios colores, que sin órden estaban
-esparcidas en el suelo, y disponerlas en manojos, y ella reconocia
-y dirigia lo que todas hacian, porque sabia y conocia la virtud y
-eficacia de cada yerba, y la union y mixtura que la una planta tenia
-con la otra, separándolas con este conocimiento. Luego que nos vió y
-la saludamos nos correspondió con semblante afable y apacible, y nos
-habló con el agrado que podíamos apetecer y desear, y sin detencion
-mandó hacer una confeccion, compuesta del zumo exprimido de granos de
-cebada tostada, majados y disueltos en miel y vino, añadiendo á todo
-ello la porcion suficiente de ralladuras de queso. Dispuesta asi la
-confeccion de los<span class="pagenum" id="Page_130">p. 130</span>
-dulces jugos de todo lo referido, nos la dió á beber, y la tomamos de
-su propia mano en unos grandes vasos; pero al punto que la bebimos y
-apuramos con la ardiente sed que llevábamos, y al momento que ella,
-apurada la confeccion, nos tocó las puntas del cabello con su vara
-encantadora (me avergüenzo de ello, pero habré de referirlo), se me
-llenó el cuerpo de duras y agudas cerdas: ya no podia hablar, y en
-lugar de voz hacia un ronco gruñido, y arrojándome hasta poner la cara
-en el suelo, advertí que mi boca se endurecia y convertia en un duro
-hocico, que se me entumecian los nervios del cuello, y que me servian
-para pisar y andar las manos con que poco antes habia tomado el vaso, y
-fuí encerrado en una zahurda con los demas mis compañeros, que habian
-sido convertidos en cerdos del mismo modo que yo (tanto es el poder
-de los encantos). Solo vimos que Euriloco se libertó de igual suerte,
-porque solo él rehusó y resistió beber la confeccion, pues si hubiera
-tomado el vaso y bebido de él, seria ahora uno de los de la manada
-de cerda, y Ulises no hubiera podido ser informado por él de nuestra
-calamidad, ni venir en busca de Circe para vengarnos y recobrarnos;
-para cuya empresa Mercurio, nuncio y autor de la paz, le habia dado una
-blanca flor, que crece sobre<span class="pagenum" id="Page_131">p.
-131</span> una negra raiz, y que entre las deidades se llama moly.<a
-id="FNanchor_99" href="#Footnote_99" class="fnanchor">[99]</a>
-Prevenido y asegurado con ella, y con los consejos y prevenciones
-que le habia hecho Mercurio, se dirigió al palacio de Circe, donde
-le brindó con un vaso de la insidiosa confeccion; pero él resistió
-tomarle, y la hizo retirar cuando intentaba tocarle el cabello con la
-vara encantadora, y desenvainando su espada, la amenazó y atemorizó.
-Á esto se siguió el darse recíprocamente palabra y mano los dos, y
-admitido Ulises al tálamo nupcial, pidió por dote la restitucion
-de nuestros compañeros á su antigua figura. Circe nos roció con
-unos saludables jugos de inocentes plantas y de virtud contra los
-encantos: nos tocó la cabeza con su vara vuelta<a id="FNanchor_100"
-href="#Footnote_100" class="fnanchor">[100]</a> al reves, y pronunció
-otros versos y de contrarias voces á los que antes habia dicho para
-encantarnos. Á medida que iba pronunciándolos nos íbamos levantando
-de la tierra y poniéndonos derechos: se nos iban cayendo las cerdas;
-y cerrándose la hendedura de nuestros pies y manos, volvieron á su
-antigua figura, como asimismo los hombros y los brazos. Llorando
-abrazamos á Ulises, que tambien<span class="pagenum" id="Page_132">p.
-132</span> lloraba por la misma causa, y las primeras palabras que
-hablamos fueron darle gracias, y manifestar nuestro agradecimiento
-por su amparo y proteccion. Un año entero se detuvo Ulises, y nos
-detuvimos todos en el palacio de Circe, y en este dilatado tiempo
-presencié, ví y oí muchas y maravillosas cosas. Entre ellas oí y oyeron
-tambien otros de mis compañeros lo que con reserva nos contó una de las
-cuatro criadas que la servian para los encantos. Esta, en ocasion que
-Ulises estaba retirado con Circe, me enseñó una estatua de un jóven
-hecha de mármol blanco, en cuya cabeza, adornada con corona, tenia
-el ave que se llama Pico,<a id="FNanchor_101" href="#Footnote_101"
-class="fnanchor">[101]</a> y estaba colocada en la pieza que servia
-para los actos de religion. Preguntándola yo, y queriendo saber á quien
-representaba aquella estatua, por qué se le daba culto en aquel sitio,
-y por qué tenia aquella ave, me respondió: „Escucha, Macareo: estame
-atento á lo que voy á referirte, y de ello comprenderás cuál y cuánto
-sea el poder de mi señora.”</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E131">
- <img class="thick"
- src="images/i_p158.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(131) Ulises obliga á Circe dé á sus compañeros<br />
- su primitiva figura.</p>
-</div>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1406">
- <p><span class="pagenum" id="Page_133">p. 133</span></p>
- <h3>FÁBULA VI.</h3>
- <p class="subh3"><i>PICO ES AMADO DE CIRCE.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0">„<span class="big">R</span>einaba en el Lacio Pico,
-hijo de Saturno, muy inclinado á los caballos y á adiestrarlos para
-la guerra; su semblante, forma y disposicion eran conforme lo ves en
-esa estatua que te he manifestado, por la cual, que es un retrato ó
-fingida imagen, puedes conocer la gallardía del original. Su índole,
-su discrecion y las demas dotes del ánimo correspondian en todo á
-la belleza de su semblante, y su edad aun no llegaba á veinte años,
-ni habia llegado á ver cuatro veces los juegos atléticos, que segun
-el rito griego se hacen en la palestra cada cinco años. Llevábase
-la vista y atencion de las Dríades que habitaban en las montañas
-del Lacio, y le amaban y apetecian su enlace las Náyades de las
-fuentes, las de los rios Albula, Numico, Teveron, Almo, de corto
-y breve curso, el impetuoso Nero, y el Tarfa, de agua denegrida,
-y hasta las que residian en el bosque y estanque de la Diana, que
-fue traida de Escitia, y frecuentaban los lagos comarcanos; pero el
-gallardo jóven las despreciaba á todas, y solo amaba á una Ninfa,
-que se dice era hija de Jano<span class="pagenum" id="Page_134">p.
-134</span> el de dos caras,<a id="FNanchor_102" href="#Footnote_102"
-class="fnanchor">[102]</a> y haberla dado á luz su muger Venilia, que
-tuvieron su habitacion en el monte y collado Palatino. Esta, luego que
-llegó á la edad proporcionada y á ser núbil, fue dada en casamiento á
-Pico, que reinaba en la ciudad de Laurento, prefiriéndole á todos los
-demas que la pretendian. Era de rara belleza; pero mas rara y singular
-en la habilidad de cantar, por lo cual fue llamada <i>Canente</i>, y
-con su voz conmovia las selvas y los peñascos, amansaba las fieras,
-detenia la corriente de los rios, y suspendia el vuelo de las aves.
-Mientras ella se quedaba entretenida en la melodía de su canto, y en
-egercitar en canciones su delicada voz, habia salido un dia Pico á los
-campos y bosques de la ciudad de Laurento en busca de jabalíes en que
-emplear sus dardos: oprimia la espalda de un veloz caballo, llevando en
-su diestra dos rejoncillos, y arregazada y recogida con presillas de
-oro la clámide que vestia de color de púrpura de Tiro. Por casualidad
-aquel<span class="pagenum" id="Page_135">p. 135</span> dia Circe,
-dejando el monte que de su nombre se llamaba Circeo, habia venido á las
-mismas selvas de Laurento á buscar y coger yerbas para sus encantos
-en sus fecundos collados, y al punto que descubrió á Pico desde unas
-matas en que estaba escondida, se quedó pasmada de ver su gallardía;
-se le cayeron de las manos las yerbas que habia cogido, y de repente
-la llama del amor discurrió y le penetró todas sus medulas. Recobrada
-algo del enagenamiento que la causó la vehemente pasion del amor, iba
-á descubrírsele y confesársele; mas no pudo acercarse á él por la
-velocidad con que corria el caballo, y por ir en medio de los muchos
-que le rodeaban y acompañaban; pero viendo que no podia conseguirlo,
-dijo: „Si es que estoy engañada en el conocimiento de mí misma y del
-poder de mis encantos; si estos no me fallan, y si las yerbas de que
-me valgo no han perdido su eficacia, no te me huirás ni escaparás,
-aunque seas llevado en alas del mismo viento.” Apenas dijo esto formó
-la figura y cuerpo aereo de un jabalí, al que hizo atravesar corriendo
-el camino que llevaba el Rey, y que fuese á esconderse en lo mas espeso
-é intrincado del bosque, y en una maleza en que no pudiesen penetrar
-los caballos. Al momento Pico, ansioso por la presa que imaginaba
-real y verdadera, é ignoraba<span class="pagenum" id="Page_136">p.
-136</span> que era una sombra y apariencia, saltó ligero del caballo,
-y en seguida de una vana esperanza penetró hasta lo mas interior y
-enmarañado del bosque. Alli le salió al encuentro Circe, la que empezó
-á hacer súplicas y votos á deidades desconocidas, adorándolas con
-unas preces y versos oscuros<a id="FNanchor_103" href="#Footnote_103"
-class="fnanchor">[103]</a> é intrincados, de que solia usar para sus
-encantos, y con los que hacia oscurecer la luna y el sol, enmarañando
-su luz y sus resplandecientes rayos. Tambien y con sus mágicos
-versos hizo encapotarse el cielo, y que el aire y toda su region se
-oscureciesen con las nieblas espesas que exhalaba la tierra; de modo
-que vagando y tropezando con la oscuridad los que acompañaban y seguian
-al Rey, perdieron el tino, no pudieron encontrarle, y le dejaron solo.
-Entonces aprovechándose Circe de esta ocasion, se descubrió, y le
-habló en la forma siguiente: „Gallardo y hermosísimo jóven, por esos
-tus graciosos ojos, que me han robado y hechizado los mios; por tu
-donaire y hermosura, que me arrastra hasta el extremo de que siendo
-muger y deidad no repare ni me detenga en manifestarte mi amor y
-suplicarte, corresponde, te ruego, al amoroso<span class="pagenum"
-id="Page_137">p. 137</span> fuego en que por tí me abraso: mira que
-no soy una muger vulgar, y que no corresponda á tu elevada clase,
-pues casándote conmigo tendrás por suegro al sol, que todo lo ve é
-ilumina: no correspondas duro é insensible á mi amor, ni desprecies
-el que te tiene y manifiesta la Titánida Circe.” Feroz y enfurecido
-Pico al oirlo, la apartó de sí, y repelió sus requiebros diciéndola:
-„Quien quiera que tú seas, entiende que no soy libre, ni tuyo, ni
-puedo serlo, porque otra me tiene ligado, y deseo me tenga por todo un
-largo y dilatado siglo, y que mientras los hados guarden y conserven
-la vida de mi amada Canente, hija de Jano, no la haga yo agravio, ni
-la falte al debido amor y fe enlazándome con otra.<a id="FNanchor_104"
-href="#Footnote_104" class="fnanchor">[104]</a>” Circe sin embargo
-reiteró sus esfuerzos y súplicas muchas veces; pero todas fueron en
-vano; y viéndose despreciada le dijo: „No pienses que tu desprecio
-ha de quedar sin castigo, pues te aseguro que no has de volver á la
-presencia de esa tu amada Canente, y por propia experiencia has de
-saber lo que es y puede una muger amante y ofendida, y que Circe es
-muger ofendida y amante.” Entonces volviéndose dos veces hácia el
-ocaso,<span class="pagenum" id="Page_138">p. 138</span> y otras dos
-hácia el oriente, tocó tres veces al jóven Pico con su vara, y repitió
-otras tres veces los versos y fórmula solemne de sus encantos. Él echó
-á huir; y admirándose de que corria con mayor ligereza que lo que
-acostumbraba, se empezó á mirar á sí mismo, y vió tenia alas en su
-cuerpo, é impaciente por verse de repente convertido en una ave nueva,
-y destinado á habitar en aquellas selvas del Lacio, se enfurece contra
-los árboles, y con su duro pico hiere, traspasa y taladra sus troncos
-y ramos: las alas se vistieron del color purpúreo de la clámide que
-traia puesta: lo que antes habia sido presilla de oro para prenderse y
-recogerse el vestido se volvió plumas, y el cuello quedó ceñido con un
-collar, que hacia el color de oro de las plumas: en suma, del que antes
-era Pico no quedó otra cosa que el solo nombre.</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E132">
- <img class="thick"
- src="images/i_p165.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(132) Pico, por ser fiel á su Esposa, es<br />
- transformado por Circe en Picoverde.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">Los de su comitiva, despues de haberle andado buscando y
-llamando á voces por aquellos montes, repitiendo muchas veces en vano
-su nombre, sin haberle hallado en ninguna parte, llegaron buscándole
-donde estaba Circe (pues ya habia enrarecido las auras, y habia dejado
-que las espesas nieblas y la oscuridad se desvaneciesen y disipasen
-con la fuerza del sol y de los vientos), la arguyen y hacen cargo
-con verdaderas acusaciones<span class="pagenum" id="Page_139">p.
-139</span> sobre que les descubra su Rey y se le restituya, llegando
-el caso hasta el extremo de apelar á la fuerza, y prepararse á
-acometerla con sus fieros dardos. Ella arrojó y esparció sobre
-ellos una porcion de ponzoña y zumo de yerbas venenosas, invocando
-al mismo tiempo á la Noche, á las deidades nocturnas, al Erebo y
-al Caos, y suplicando con mágicos aullidos á la triforme Hécate.<a
-id="FNanchor_105" href="#Footnote_105" class="fnanchor">[105]</a>
-Las selvas y los valles, cosa portentosa y maravillosa, se mudaron
-y pasaron á otro sitio; bramó la tierra; los árboles cercanos
-perdieron su verdor, y quedaron pálidos y marchitos; las yerbas de los
-prados se humedecieron, y salpicaron con rocío de color de sangre;
-parecia que las piedras y peñascos se rompian y daban unos roncos
-estallidos, que ladraban los perros, que la tierra brotaba por todas
-partes negras y venenosas serpientes, y que andaban volando por el
-aire una multitud de espectros, imágenes y visiones de los muertos.
-Atónitos con tales prodigios los que poco antes querian acometerla,
-empezaron á temblar: ella entonces les tocó los rostros con su vara
-envenenada y encantadora, cuyo contacto los fue despojando de su
-antigua figura, de la que nada<span class="pagenum" id="Page_140">p.
-140</span> quedó á ninguno de ellos, y todos fueron convertidos en
-varias y diferentes fieras.<a id="FNanchor_106" href="#Footnote_106"
-class="fnanchor">[106]</a></p>
-
-<p>„Era ya puesto el sol de aquel dia, y Canente, como no volvia su
-esposo, y le esperaba con impaciencia, asomándose á mirar el camino por
-donde habia de venir, entró en una grande inquietud por su tardanza.
-Los criados y todo el pueblo salieron á buscarle llevando antorchas
-encendidas, y registraron en su busca todas las selvas, discurriendo
-por todos los montes y collados, sin haberle hallado en ninguno de
-ellos. Canente, aunque lloraba, se arrancaba los cabellos y daba
-grandes gritos, no se contentaba con esto, sino que salió como loca de
-su casa, y echó á andar y correr en su busca por los dilatados campos.
-Seis dias y seis noches anduvo corriendo por ellos y por los collados
-y valles, sin haber comido ni dormido en todo este tiempo. Cansada con
-el llanto y el camino, llegó á la ribera del Tíber, donde se reclinó á
-descansar en su frescura. Alli, como el cisne que estando para morir
-canta con<span class="pagenum" id="Page_141">p. 141</span> mayor
-melodía sus exequias, acompañando con lágrimas y gemidos sus suspiros
-y dolores, llena de afliccion se quejaba con un sonido muy débil y
-desmayado. Por último extenuándosele y liquidándosele sus medulas con
-el llanto, llegó á desfallecer, y se desvaneció<a id="FNanchor_107"
-href="#Footnote_107" class="fnanchor">[107]</a> y resolvió,
-convirtiéndose en ligeras y sutiles auras. La fama de este suceso aun
-permanece en aquel sitio, al que en señal de él los antiguos labradores
-llamaron Canente del mismo nombre de la Ninfa.” Estas y otras muchas
-cosas semejantes, añadió Macareo, me fueron contadas y ví por mis ojos
-en el largo tiempo de un año que nos detuvimos en el palacio de Circe,
-al cabo del cual, ya flojos y perezosos con el mucho descanso, se nos
-mandó por Ulises volver al mar, y hacernos otra vez á la vela. Como
-Circe habia dicho que teníamos que correr aun muchos mares, y muchos
-peligros que padecer, temí, confiésolo; y llegando á estas orillas, me
-detuve.”</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1407">
- <p><span class="pagenum" id="Page_142">p. 142</span></p>
- <h3>FÁBULA VII.</h3>
- <p class="subh3"><i>LOS COMPAÑEROS DE DIOMEDES CONVERTIDOS EN&nbsp;AVES.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">C</span>on esto concluyó Macareo la
-referencia que hacia á Acheménides, despues de lo cual este, como ya
-asociado á los troyanos, asistió con ellos á la ceremonia fúnebre de
-colocar Eneas en una urna de mármol las cenizas de Cayeta, su ama de
-leche, que murió en aquellas regiones, en cuyo túmulo puso este breve
-epitafio: <i>Aqui la notoria piedad de Eneas, mi alumno, me honró á
-mí, Cayeta, y á mi cadaver con el fuego de la pira, despues de haberme
-sacado del de Troya.</i> Los troyanos soltaron luego los cables, y
-desenlazando sus naves de la herbosa playa en que las habian tenido
-amarradas, se alejaron de la peligrosa isla y palacio de la famosa
-encantadora Circe, y dirigieron su rumbo á saltar en tierra en los
-bosques en donde el sombrío y niebloso Tíber desemboca en el mar su
-corriente mezclada con roja arena.</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E133">
- <img class="thick"
- src="images/i_p171.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(133) Venus, irritada, transforma á Acmon y á sus compañeros<br />
- en aves aquáticas semejantes á Cisnes.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">Alli, de resultas de una batalla que tuvo que vencer, se
-apoderó Eneas del palacio del Rey Latino, hijo de Fauno, y recibió por
-<span class="pagenum" id="Page_143">p. 143</span>esposa á su hija.<a
-id="FNanchor_108" href="#Footnote_108" class="fnanchor">[108]</a>
-Esto dió causa á una cruel guerra con la nacion feroz de los rútulos,
-por estar aquella prometida por muger á su Rey Turno, que poseido del
-mayor furor intentaba recobrarla, y que se le cumpliese lo prometido.
-En esta guerra tomó parte toda la Toscana, aliándose á los latinos
-y troyanos, y en ella se peleó por largo tiempo con mucho empeño
-y con vario suceso, andando indecisa la victoria. Cada partido de
-los dos beligerantes procuraba reforzarse con alianzas y tropas
-auxiliares, y de los Príncipes y pueblos comarcanos unos seguian á
-los rútulos, y otros defendian á los troyanos; y Eneas no hizo en
-balde su viage á solicitar la alianza de Evandio,<a id="FNanchor_109"
-href="#Footnote_109" class="fnanchor">[109]</a> de quien la consiguió.
-Vénulo fue enviado por Turno á la gran ciudad que habia edificado el
-prófugo griego Diomedes con la ayuda de Dauno, Rey de la Pulla, con
-cuya hija casó, y recibió en dote parte del reino. Luego que llegó
-Vénulo desempeñó el encargo de Turno, y pidió el auxilio; pero Diomedes
-se excusó diciendo que él no podia empeñar los pueblos y vasallos de su
-suegro en una guerra que no le interesaba, y que de sus propias tropas
-no tenia las suficientes para<span class="pagenum" id="Page_144">p.
-144</span> armar y enviar á Turno. „No son estas ficciones ni pretexto
-de excusa, dijo Diomedes á Vénulo, porque aunque la tristeza se
-renueve en traer á la memoria sucesos desagradables, será preciso el
-referirlos. Despues que la ciudad de Troya fue abrasada, y sus muros
-fueron despojos de las llamas de los griegos, y despues que Ayax,
-hijo de Oileo, cargó sobre todos nosotros la pena que él solo merecia
-por el rapto y estupro de Casandra en el templo de Minerva, se vengó
-esta Diosa en dispersar á todas nuestras naves, y arrebatados de una
-tempestad que envió contra nosotros, sufrimos todos los griegos rayos,
-oscuridad, lluvias, la ira del cielo y del mar, y por colmo de todas
-estas calamidades la de la pérdida que tuvimos, estrellándose la mayor
-parte de nuestras naves en las rocas de Cafareo.<a id="FNanchor_110"
-href="#Footnote_110" class="fnanchor">[110]</a> Para no detenerme
-refiriendo por su órden estos tristes sucesos, basta decir que si
-Príamo los hubiese visto, se hubiera condolido de la Grecia. Á mí y
-á mi nave nos libertó de ser anegados el cuidado y favor de Minerva;
-pero de nada me sirvió; pues me fue imposible desembarcar en mi
-propio reino, alejándome<span class="pagenum" id="Page_145">p.
-145</span> de sus playas Venus en venganza y castigo de la herida que
-la hice en el sitio de Troya cuando defendia de mí á su hijo Eneas;<a
-id="FNanchor_111" href="#Footnote_111" class="fnanchor">[111]</a> y
-son tantos los trabajos y peligros que padecí y en que me ví, tanto en
-los mares como en batallas terrestres, que muchas veces llamé dichosos
-y envidié la suerte de aquellos á quienes la tempestad y las rocas de
-Cafareo sumergieron en las aguas, y querria haber sido uno de ellos.
-Mis compañeros llegaron á desfallecer despues de haber padecido los
-últimos trabajos por mar y tierra, y me suplicaron que pusiese fin á
-mi errante viage. Pero Acmon, que era de ingenio vehemente, y estaba
-endurecido con las calamidades y trabajos, les dijo: „Esforzados
-varones, ¿qué es lo que ya puede sucedernos peor y mas grave que lo
-que nos ha acaecido hasta aqui, y que vuestra paciencia pueda rehusar
-el tolerarlo? ¿Le queda á Venus (aunque quiera) alguna cosa mas y peor
-que hacer contra nosotros? Cuando se temen cosas peores son del caso
-los ruegos para evitarlas; pero cuando los males han llegado al último
-estado, ya se les pierde el temor, y su misma gravedad influye ánimo
-y seguridad. Aunque<span class="pagenum" id="Page_146">p. 146</span>
-la misma Venus nos esté oyendo; aunque, como lo hace, tenga un odio
-cruel á todos los que somos gobernados por Diomedes, debemos todos
-despreciar su odio, y no acobardarnos, sino luchar contra él con
-todas nuestras fuerzas.” Con este razonamiento provocó mas Acmon á
-Venus, y avivó en ella la antigua ira, que ya estaba algo apaciguada.
-Muchos aprobaron su discurso y resolucion; pero otros en mayor número,
-aunque amigos suyos, la desaprobamos, y le reprendimos por ella.
-Disponíase á responder y replicar á los que le reprendian; pero se le
-adelgazó y extenuó la voz, y se le contrajo y estrechó la garganta:<a
-id="FNanchor_112" href="#Footnote_112" class="fnanchor">[112]</a> sus
-cabellos se convirtieron en plumas, y tambien se llenaron y cubrieron
-de ellas su nuevo y estrecho cuello, su pecho y espaldas. Sus brazos se
-encorvaron y se hicieron alas; una gran parte de los pies se distribuye
-en largos y delgados dedos, y el rostro se endurece en pico y finaliza
-en punta. Mientras Lico, Idas, Retenor, Abas y Nicteo se maravillan de
-una transformacion tan extraña, se convierten en aves semejantes, y
-la mayor parte del escuadron toma vuelo, y se pone á volar al rededor
-de nuestra nave. Si<span class="pagenum" id="Page_147">p. 147</span>
-me preguntas ahora cuál sea la forma de estas dudosas aves, te diré
-que aunque no son cisnes, son muy parecidas á estos por su blancura.
-En fin despues de tantas desgracias llegué con mucho trabajo y con
-la mínima parte de los mios á los estados de Dauno, quien me recibió
-favorablemente, y me dio á su hija en casamiento.”</p>
-
-<p>Con esto puso Diomedes fin á su razonamiento, y despidió á Vénulo,
-el cual al retirarse de los estados de aquel, pasando por los campos
-Mesapios y senos Peucesios, que están en la Pulla, vió en ellos unas
-cuevas entre una espesa y una oscura selva, y que en su interior
-destilaban menudas gotas de agua, las cuales eran habitacion del Dios
-Pan, y antes lo habian sido de algunas Ninfas. Un pastor de la Pulla
-las espantó é hizo huir de alli, llenándolas de un súbito terror; pero
-aunque al principio se dejaron poseer de él, despues se recuperaron
-poco á poco, hicieron burla y desprecio del pastor que las seguia,
-dejaron la fuga, y se pusieron á bailar. El pastor, viéndolo, las
-llenó de improperios, y remedándolas agrestemente en el baile, añadió
-á esto groseras injurias y palabras desvergonzadas y obscenas, y no
-dejó de insultarlas hasta que su garganta se endureció y escondió en
-el tronco de un árbol en que se iba transformando, que fue el<span
-class="pagenum" id="Page_148">p. 148</span> olivo silvestre ó acebuche,
-cuyo jugo y el de sus amargas aceitunas dan indicio de la mordacidad
-del pastor, y son una nota de su atrevida lengua, porque la aspereza de
-sus palabras se traspasó al fruto del tal árbol.<a id="FNanchor_113"
-href="#Footnote_113" class="fnanchor">[113]</a></p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E134">
- <img class="thick"
- src="images/i_p179.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(134) Por haber insultado un pastor á unas ninfas<br />
- que danzaban es convertido en olivo.</p>
-</div>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E135">
- <img class="thick"
- src="images/i_p182.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(135) Los navíos de Eneas incendiados por Turno<br />
- son transformados por Cibeles en ninfas marinas.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1408"><span class="pagenum" id="Page_149">p. 149</span></p>
- <h3>FÁBULA VIII.</h3>
- <p class="subh3"><i>LAS NAVES DE ENEAS CONVERTIDAS EN&nbsp;NINFAS.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">C</span>omo Vénulo y los demas
-que le acompañaron se volvieron refiriendo que Diomedes les habia
-negado el auxilio que habian ido á pedirle, los rútulos tuvieron
-que continuar sin él la comenzada guerra, en la que de una y otra
-parte se derramó mucha sangre. Turno procuró incendiar las naves de
-Eneas, arrojando contra ellas teas encendidas. El fuego ya habia
-prendido en los buques, sirviendo á la llama de alimento la brea
-y demas combustibles, é iba ya subiendo el incendio á las velas y
-mástiles, y humeaban los bancos de los remeros. En este estado y
-conflicto la madre de los Dioses Cibeles, acordándose que estas naves
-se habian construido con madera del monte Ida,<a id="FNanchor_114"
-href="#Footnote_114" class="fnanchor">[114]</a> se dejó ver en medio de
-los aires subida sobre su carro uncido de leones,<a id="FNanchor_115"
-href="#Footnote_115" class="fnanchor">[115]</a> y despues que<span
-class="pagenum" id="Page_150">p. 150</span> se llenó el aire con el
-sonido de los instrumentos de metal que la acompañaban, y que ella
-misma sonó su trompeta, dijo: „En vano, Turno, te aplaudes á la vista
-de la llama que tu mano sacrílega acaba de encender: yo la apagaré, y
-no permitiré que el voraz fuego abrase los trozos y miembros de mis
-bosques.” La Diosa hablaba aun cuando se oyó un fuerte trueno, al cual
-siguieron unos grandes aguaceros mezclados con granizo. Los vientos
-irritados turbaron los aires é hincharon el mar, levantando de repente
-furiosas olas, arremolinándose, y soplando con ferocidad de partes
-contrarias. Valiéndose Cibeles de la violencia de uno solo de ellos, le
-hizo soplar de modo que rompió los cables con que estaban amarradas las
-naves troyanas, y alejándolas con una violencia que las hacia caminar
-inclinadas y de costado, las sumergió en lo mas hondo del mar. Alli
-se ablandó la dureza de la madera; y convirtiéndose esta en flexibles
-cuerpos, las corvas popas tomaron figura de cabezas; los remos se
-volvieron piernas, pies y dedos; lo que antes era costado quedó por
-tal, y la quilla por espinazo; las cuerdas se hicieron suaves cabellos,
-y las antenas brazos, quedando solo el antiguo color; y de este modo
-fueron convertidas en Ninfas del mar que jugaban sobre las olas, que
-antes<span class="pagenum" id="Page_151">p. 151</span> tanto temian;
-y las que habian tenido su nacimiento en los ásperos montes, ahora se
-regocijan en medio de los mares, sin acordarse de su antiguo orígen,
-pero sí de los muchos peligros que habian sufrido en el mar; y poniendo
-sus manos por la parte de abajo enderezaban las naves inclinadas, y que
-iban á peligrar, no siendo las que llevaban griegos á su bordo. Como
-las tales Ninfas se acordaban de las calamidades y ruina que padeció
-Troya cuando eran naves, despues de su transformacion conservaron el
-odio á los griegos, y vieron con gozo y alegría el naufragio de la nave
-de Ulises, y que la de Alcinóo cuando iba navegando se convirtiese en
-una roca, y se vistiese de dura piedra lo que antes era leño. Era de
-esperarse que el prodigio de la escuadra animada de las Ninfas en que
-habian sido convertidas las naves troyanas pusiese miedo á los rútulos,
-y les hiciese desistir de la guerra; pero en lugar de ello esta se
-enardeció y siguió, teniendo cada partido sus deidades en favor: cada
-uno de los dos héroes Turno y Eneas, con una animosidad como de Dioses,
-se empeñaban en la guerra, menos ya por defender los estados dotales y
-el reino del Rey Latino, suegro del segundo, y por retener por muger
-á su hija Lavinia, que por solo el vivo deseo de la victoria, el cual
-les habia enardecido<span class="pagenum" id="Page_152">p. 152</span>
-hasta el grado de que tenian por cosa afrentosa y vergonzosa el darse á
-partido, y desistir sin haber vencido. El suceso que tuvo tan empeñada
-y porfiada guerra fue que Venus tuvo la complacencia de ver vencedor
-á su hijo Eneas, y que Turno fuese vencido y muerto á manos de aquel.
-La ciudad de Ardea, corte y cabeza del reino, y que mientras vivió
-Turno se tenia por inexpugnable, y estaba en el mayor auge de su poder,
-fue asaltada y tomada por las armas troyanas, que la incendiaron y
-abrasaron, dejando todas las casas y edificios reducidos á un gran
-monton de ardientes y humeantes cenizas, del cual se vió salir una
-ave hasta entonces nunca vista, la cual esparcia las cenizas con el
-movimiento de sus alas. El triste canto, la flaqueza y el color de esta
-ave eran á propósito para denotar la calamidad de una ciudad tomada y
-saqueada. Llamóse Ardea, conservando el nombre de la ciudad de cuyas
-cenizas se formó y salió, y ella misma en demostracion de dolor se
-hiere con sus propias alas.</p>
-
-<p>Con esta victoria, y con las empresas que á tanta costa habia
-concluido el valor de Eneas, suspendió y detuvo la antigua ira de
-todos los Dioses, y hasta de la misma Juno, y les obligó á ponerla
-fin. Cuando ya Eneas, despues de fundado<span class="pagenum"
-id="Page_153">p. 153</span> y establecido felizmente el reino para su
-hijo Ascanio, estaba en sazon de ser trasladado al cielo, Venus su
-madre visitó y suplicó por él á todos los Dioses, y asida al cuello
-de su padre Júpiter, despues de muchas caricias le dijo: „Padre mio,
-que nunca te has mostrado duro y negativo á mis súplicas, ruégote que
-ahora seas mas piadoso y condescendiente que nunca á la que te voy á
-hacer, y es que á mi hijo Eneas, que por mí desciende de tí, y eres su
-abuelo, le concedas algun rasgo de divinidad, aunque sea poco, pues me
-contentaré con tal que le concedas algo, y le eleves al número de los
-Dioses menores. Bastante mérito es el que haya una vez bajado á ver
-el desagradable reino de Pluton, y haber una vez atravesado la laguna
-Estigia.” Todos los Dioses manifestaron anuencia, y la misma Juno
-no solo no mostró indiferencia en su semblante, sino que explicó su
-consentimiento con palabras cariñosas, y que denotaban que ya se habia
-aplacado su ira. Entonces Júpiter dijo á Venus: „Tú y tu hijo sois
-dignos del don de la divinidad, y de que se te conceda lo que pides,
-y para quien lo pides. Ten, hija mia, por concedido lo que deseas.”
-Con esta respuesta que le dió Júpiter se llenó Venus de alegría, y
-dió gracias á su padre, y desde alli, conducida por los vientos en su
-carro tirado por<span class="pagenum" id="Page_154">p. 154</span>
-palomas, se dirigió á las playas de los Laurentes, donde el rio Numico,
-que corre entre espesos cañaverales, desemboca en el vecino mar. Á la
-deidad de este rio encargó que lavase y purificase á su hijo Eneas
-de todo lo que tenia de mortal, y le entrase en el mar con mansa y
-suave corriente. El rio egecutó el encargo de Venus, y con sus aguas
-purificó y quitó á Eneas lo que tenia de mortal, dejándole solo la
-parte mas noble é inmortal.<a id="FNanchor_116" href="#Footnote_116"
-class="fnanchor">[116]</a> Venus despues de este rito de lustracion
-ungió el cuerpo de su hijo con una celeste esencia, y le lavó el
-rostro con ambrosía mezclada con el dulce néctar, con lo cual le dejó
-hecho Dios. El pueblo romano le llama y tiene por uno de los Dioses
-Indígetes, y le recibió como tal en sus aras y en sus templos.</p>
-
-<p>Despues de la deificacion de Eneas los dos reinos albano y latino
-quedaron bajo la dominacion de su hijo Ascanio, que tuvo dos nombres,
-siendo el primero Julio, al cual sucedió su hermano Silvio, y Latino,
-hijo de este, renovó el cetro, reino y nombre antiguo de Silvio su
-padre. Despues reinaron Alba y Epito su hijo, al que siguieron por su
-órden Capis y Capeto, del cual<span class="pagenum" id="Page_155">p.
-155</span> fue hijo Tiberino, que habiéndose ahogado en el rio Albula,
-le trocó el nombre en el de Tíber. De Tiberino fueron hijos Rémulo
-y Acrota. El primero, que era el mayor, murió á la violencia de un
-rayo en castigo de haber intentado aterrar á los hombres con fingidos
-y artificiales rayos como si fuera Júpiter. Acrota, mas modesto y
-moderado que su hermano, poseyó el reino, y por su muerte le dejó á
-Aventino, el que habiendo sido enterrado en el mismo monte en que habia
-tenido su palacio, le dió el nombre de monte Aventino. Sucedió Proca,
-que tuvo su aula y habitacion en el monte Palatino, y gobernó desde
-él.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1409">
- <p><span class="pagenum" id="Page_156">p. 156</span></p>
- <h3>FÁBULA IX.</h3>
- <p class="subh3 g0"><i>VERTUMNO Y POMONA.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">E</span>n tiempo del Rey Proca
-hubo una famosa muger llamada Pomona, que se aventajaba á todas las
-Hamadríadas latinas en el cultivo de los jardines, y ninguna fue
-mas cuidadosa que ella en la crianza y conservacion de las frutas,
-por lo cual se le dió el nombre de Pomona.<a id="FNanchor_117"
-href="#Footnote_117" class="fnanchor">[117]</a> No frecuentaba las
-selvas ni los rios; sus delicias eran los amenos campos, y los árboles
-que producen delicadas frutas. Su mano derecha no estaba acostumbrada
-al manejo del dardo, sino al de la podadera, con la cual unas veces
-cortaba á los árboles lo superfluo para que sus ramos no se extendiesen
-mas que lo regular, y otras les hendia la corteza, é ingeria en ella
-el renuevo de otro árbol, y le alimentaba y hacia vivir con el jugo ó
-savia del ingerido: ademas de esto tenia cuidado de humedecerles la
-tierra, y regarles con corrientes aguas las fibras de sus chupadoras
-raices. Estos eran sus cuidados, y esto formaba toda <span
-class="pagenum" id="Page_157">p. 157</span>su diversion, sin que nunca
-hubiese conocido ni menos apetecido los deleites de Venus; mas con todo
-recelándose de alguna violencia de los rústicos de aquellos campos,
-habia cercado sus jardines para que ninguno pudiese entrar en ellos,
-y estar defendida del trato, que aborrecia, de los hombres. ¿Qué no
-hicieron para solicitarla los Sátiros, juventud inclinada á los bailes?
-¿Qué no hizo el Dios Pan coronado de pino? ¿Qué no hizo Sileno, cuanto
-mas viejo mas entregado á los juegos juveniles? Y ¿qué no hizo en fin
-para reducirla á su amor aquel otro Dios que espantaba de los jardines
-á los ladrones con su guadaña?<a id="FNanchor_118" href="#Footnote_118"
-class="fnanchor">[118]</a></p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E136">
- <img class="thick"
- src="images/i_p191.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(136) Vertumno, transformado en vieja,<br />
- logra el amor de Pomona.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">Pero aunque á todos estos excedia en amarla Vertumno,<a
-id="FNanchor_119" href="#Footnote_119" class="fnanchor">[119]</a> no
-era mas afortunado ni mas bien correspondido que los demas. ¡Cuántas
-veces en trage de segador, y que nadie le tendria por otra cosa,
-se le presentó llevándole una cesta llena de espigas! Otras muchas
-veces, llevando sus sienes coronadas de verde heno, parecia segador
-de yerbas. Otras con la ahijada en la mano parecia labrador que
-acababa de desuncir los cansados bueyes. Cuando llevaba una podadera
-se juzgaria<span class="pagenum" id="Page_158">p. 158</span> que era
-podador de viñas. Si llevaba á cuestas la escala, se diria que iba
-á coger manzanas. Con una espada parecia que era un soldado, y con
-la caña en la mano un pescador. Por medio de tantos disfraces muchas
-veces tuvo el gusto de presentarse ante Pomona, y recrearse mirando su
-hermosura. Por último tomó la figura de una vieja; llenó de arrugas
-su rostro y su cabeza de canas, adornada con una pintada mitra,<a
-id="FNanchor_120" href="#Footnote_120" class="fnanchor">[120]</a> y
-sosteniéndose en un báculo: en esta forma entró en el jardin de Pomona,
-y en tono de admiracion al ver las frutas, la dijo: „Ciertamente
-que eres de fino gusto y delicada y diestra en el cultivo de los
-árboles;” y al mismo tiempo que la alababa la dió algunos ósculos, que
-parecian de mas viveza que los de una vieja: despues se sentó sobre
-unos terrones, mirando que los árboles tenian sus ramos encorvados
-y agoviados con el peso de las frutas ya sazonadas. Habia en frente
-de ella un bien copado olmo, que estaba lleno de racimos de uvas; y
-despues de haber alabado la industria de enlazar al olmo una parra,
-de la que pendian los racimos, dijo: „Si este árbol estuviese solo, y
-sin los sarmientos<span class="pagenum" id="Page_159">p. 159</span>
-que tiene entretejidos, nada mas tendria que hojas, ni habria en él
-cosa que fuese apetecida; y si la vid ó parra que apoya sobre el
-olmo no estuviese enlazada con él, estaria tendida y arrastrando
-sobre la tierra. El egemplo de ese árbol deberia hacerte deponer la
-aversion á casarte, y persuadirte é inclinarte al consorcio. ¡Oh! si
-te dejases inclinar á él y le apetecieses, tendrias mas pretendientes
-que la hermosa Elena, mas que la gallarda Hipodamia, que fue causa
-de la sangrienta batalla entre los Lapitas y Centauros, y mas que la
-casta Penélope, muger del tímido y al mismo tiempo audaz é intrépido
-Ulises. Aun ahora, sin embargo de tu aversion y natural desdeñoso,
-te solicitan y galantean mil pretendientes, tanto semi-Dioses como
-Dioses de los agrestes que residen en las montañas Albanas. Tú, si
-eres cuerda, si apeteces colocarte bien, y si quieres admitir los
-consejos de esta experimentada anciana, que te ama mas que ninguno de
-tantos pretendientes, y mas que lo que tú puedes creer y comprender,
-no hagas caso de los vulgares y ordinarios, sino elige para tu union
-al Dios Vertumno, por cuyo amor y fidelidad salgo yo por fiadora, pues
-no se conoce él tan bien á sí mismo como yo le conozco, ni es una
-deidad que ande vagando por todo el orbe, sino<span class="pagenum"
-id="Page_160">p. 160</span> que tiene su asiento y residencia fija en
-estas selvas y bosques: mira que no es de la clase de los que apetecen
-y aman la última que vieron. Tú eres para él el primero y el último
-objeto de su ardiente amor, y solo á tí se reserva y dedica la flor
-de sus años: añade á esto que es un gallardo jóven, que reune en sí
-las gracias de la edad y de la naturaleza, y que tiene la habilidad de
-transformarse con aptitud y elegancia en todas las figuras que se le
-antojan, y hará cuanto tú quieras, aunque le mandes lo mas dificil; y
-á mas de esto es de tu mismo gusto é inclinacion, y procura llevarte
-la ventaja en el cuidado y esmero de las frutas: hace mucho alarde y
-aprecio de las que son de tus jardines; pero lo que principalmente ama
-y desea es á tí, y no á otra cosa alguna, á quien pospone las sabrosas
-frutas y las yerbas y plantas de delicado jugo que se crian en los
-huertos. Compadécete de su amor, y cree que es él mismo el que te está
-requebrando y hablando por mi boca. Teme la venganza que toman los
-Dioses contra los insensibles; teme á la Idalia Venus, que aborrece los
-corazones duros y que se resisten al amor, y teme por último la ira de
-la cruel Nemesis, que nunca se olvida ni se desentiende del merecido
-castigo.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1410">
- <p><span class="pagenum" id="Page_161">p. 161</span></p>
- <h3>FÁBULA X.</h3>
- <p class="subh3 g0"><i>IFIS Y ANAXARETE.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0">„<span class="big">P</span>ara que temas con mas razon
-(pues por mi mucha edad sé y he conocido muchas cosas) te contaré un
-suceso muy notorio y sabido en toda la isla de Chipre, y su referencia
-podrá suavizar la resistencia y dureza de tu inclinacion, y hacerte
-mas fácil á los ruegos y al amor. Ifis, continuó la fingida vieja,
-nacido en dicha isla de padres humildes y plebeyos, vió á la noble
-y hermosa Anaxarete, que traia su antigua é ilustre descendencia de
-Teucro, hijo de Telamon. Su vista encendió en él un activo fuego de
-amor, que le penetró hasta los huesos y medulas. Sin atreverse á
-descubrirle le resistió bastante tiempo, hasta que llegó al extremo de
-que ya no bastaba la razon para reprimir y tener oculta la vehemencia
-de su pasion, la cual le dirigió y condujo hasta el atrio y primera
-entrada de su querida en busca de ocasion de suplicarla y manifestarle
-su amor. Alli unas veces viendo al ama ó camarera de Anaxarete, y
-manifestándole el extremo de su amor, la rogaba por la salud de su
-alumna le fuese para con ella buena intercesora, y la ablandase á
-su<span class="pagenum" id="Page_162">p. 162</span> cariño. Otras
-veces se valia de los criados, á los que hablaba en un tono cariñoso
-y lisonjero, y les rogaba con mucho ahinco le proporcionasen algun
-favor de su señora: muchas veces les daba billetes para que se los
-entregasen, manifestándola en ellos lo fino y excesivo de su amor:
-otras veces se explicaba poniendo á las puertas y ventanas guirnaldas
-y ramos de flores humedecidas y regadas con el rocío de sus lágrimas:
-siempre estaba en el portal, reclinando su delicado cuerpo y cabeza
-en el duro umbral, y alli se quejaba y maldecia aquellas puertas, que
-para él siempre estaban cerradas. La esquiva Anaxarete se desentendia
-á todas estas demostraciones, y mas sorda que el mar cuando se
-embravece, y mas dura que el hierro Nórico<a id="FNanchor_121"
-href="#Footnote_121" class="fnanchor">[121]</a> y que el peñasco
-vivo y aun no cortado y arrancado de la cantera, despreciaba las
-ansias de Ifis, y se burlaba de ellas con hechos de desprecios y
-burlas pesadas, y llegó hasta despedirle con palabras orgullosas,
-desesperanzando enteramente á su amante. No pudo Ifis sufrir con
-paciencia el tormento de tan durables y tan constantes desprecios,
-y la respondió y exclamó diciendo: „Has vencido, Anaxarete;<span
-class="pagenum" id="Page_163">p. 163</span> tu dureza se ha resistido
-á mi amor; ya desengañado no volveré á importunarte ni á causarte mas
-molestia; prepara alegres y solemnes triunfos, entona himnos y cánticos
-triunfales, aclama á Apolo con el epíteto de Pean,<a id="FNanchor_122"
-href="#Footnote_122" class="fnanchor">[122]</a> y ciñe tus sienes con
-laurel, pues me has vencido, y tu esquivez ha despreciado mi amor;
-yo muero de buena gana como víctima de tu desprecio. Ea, cruel y de
-empedernido corazon, gózate y recréate con la victoria; pero entiende
-que tendrás que alabarme en algo, y que aunque mas me desprecies,
-habrá en mí alguna cosa que te sea grata, y por ella tendrás que
-reconocer y confesar mi mérito; y entiende tambien que mi amor no
-cede por tus desprecios, y que no se acabará en mí antes que la vida;
-pues á un mismo tiempo habré de carecer de ella y del amor que te
-tengo. No pienses que la fama y la voz popular serán las que te hagan
-sabedora de mi muerte; yo mismo me presentaré á tí, y te daré noticia
-de ella, y deleitarás tu vista empleándola en mi cadaver, y en mirar
-un triste despojo de tu esquivez. Pero ¡ó Dioses! si es que teneis
-algun cuidado de los sucesos de los mortales, no os olvideis de los
-mios<span class="pagenum" id="Page_164">p. 164</span> (ya no puede
-mi lengua proseguir suplicándoos); disponed de modo que llegue á los
-mas remotos siglos la fama y noticia de la dureza de Anaxarete y de la
-constancia de mi amor, y dad á la fama de entrambos la larga duracion
-que negasteis á la vida de sus cuerpos.” Esto dijo; y dirigiendo
-primero su vista, y en seguida sus desmayados brazos á los postes de
-la puerta, que tantas veces habia adornado con guirnaldas y festones
-de flores, ató y puso en ella unos lazos y cordeles, diciendo: „¿Es
-posible, cruel é impía Anaxarete, que son estos los ramos y guirnaldas
-que te agradan y deleitan?” y al acabar de decir esto metió la cabeza y
-cuello en el lazo; se arrojó al aire, pero siempre con la cara hácia la
-estancia de Anaxarete, y quedó colgado y hecho un desdichado cadaver á
-la violencia de la dislocacion de las vertebras del cuello. La puerta,
-impelida del movimiento de los pies, hizo un ruido que parecia gemido,
-y abriéndose de pronto, descubrió é hizo manifiesto el fracaso de
-la muerte de Ifis: acudieron los criados de Anaxarete dando gritos.
-Descolgaron el cadaver, al que sin efecto aplicaron algunos auxilios;
-y como no diese esperanza alguna de vida, le llevaron á la casa de su
-madre (porque su padre ya habia muerto). Esta le tomó en su regazo, y
-abrazando tiernamente<span class="pagenum" id="Page_165">p. 165</span>
-los yertos miembros de su hijo, despues que desempeñó aquellos
-sentimientos y sollozos que suelen hacer las desdichadas madres,
-dispuso el entierro, al que ella misma asistió llorando por medio de
-la ciudad, acompañando al féretro que llevaba á arder en la pira el
-amoratado cadaver. Por casualidad estaba la casa de Anaxarete en la
-carrera que llevaba el entierro, cuyos clamores y triste ruido llegaron
-á los oidos de la cruel Anaxarete, la cual ya empezaba á agitarse por
-la conciencia de su dureza y por el temor de la deidad que castiga,<a
-id="FNanchor_123" href="#Footnote_123" class="fnanchor">[123]</a> y
-aunque movida de curiosidad, dijo: „Vamos á ver el entierro de este
-desdichado,” y se subió al último cuarto de su casa para verlo desde
-las ventanas, que hizo abrir. Apenas vió desde alli á Ifis en el ataud
-cuando se le endurecieron los ojos, su sangre se heló, cubriéndose todo
-su cuerpo de amarillez. Intentó quitarse de la ventana; pero quedó
-fija en ella. Quiso apartar el semblante, y tampoco pudo. En fin la
-dureza de su corazon se comunicó á todas las partes del cuerpo, que fue
-convertido en piedra. No creas que lo que te cuento es una ficcion.
-Salamina conserva aun la estatua por imagen de su señora, y edificaron
-en esta ciudad un<span class="pagenum" id="Page_166">p. 166</span>
-templo en honor de Venus, que favorece al que se inclina al amor.</p>
-
-<p>„Haz reflexion sobre esta aventura, hermosa Ninfa; no seas ya tan
-orgullosa, y rinde las armas al amor. ¡Ojalá que seas siempre feliz!
-¡Ojalá que de las heladas de la primavera se libren las flores de tus
-árboles, y que los vientos del otoño derriben sus frutos!” Luego que
-Vertumno acabó esta historia, que no movió á Pomona, deja los atavíos
-de vieja, se transforma en un gracioso jóven, y se presenta á los ojos
-de Pomona tan hermoso como cuando sale el sol de una nube que habia
-oscurecido su resplandor. Él se apercibia á la violencia; pero ya la
-fuerza no era necesaria, porque la Ninfa se habia cautivado de la
-hermosura del Dios, y se dejó penetrar de un mutuo y recíproco amor.</p>
-
-<p>Despues de la muerte de Proca, el usurpador Amulio se apoderó
-á fuerza de armas del unido reino de los albanos y latinos,
-despojando de él á su mayor hermano Numitor, el que siendo ya
-anciano, fue restituido, y lanzado el usurpador por el valor de sus
-dos nietos Rómulo y Remo: sucedió aquel á su abuelo, y en el dia
-de las fiestas Palilias<a id="FNanchor_124" href="#Footnote_124"
-class="fnanchor">[124]</a> demarcó y señaló los muros<span
-class="pagenum" id="Page_167">p. 167</span> para la fundacion de Roma,
-en la que estableció su reino. Por el robo de los sabinos se movió
-guerra por estos y por Tacio su Rey contra los romanos; y como en esta
-guerra hubiese sido abierta y entregada á los sabinos, por traicion
-de Tarpeya, la avenida y el puesto fortificado que estaba al cargo de
-Tarpeyo su padre, se la dió el merecido castigo de quitarla la vida
-los mismos sabinos, que la pagaron, segun lo ofrecido, la traicion,
-tirando todos contra ella los escudos que llevaban en sus manos
-siniestras, y la dejaron oprimida y sepultada debajo de un gran monton
-de ellos. Despues los sabinos con mucho silencio y reprimiendo la
-voz, como lobos que acometen de callada, despues de haberse apoderado
-de las centinelas, á quienes habia rendido el sueño, dirigieron el
-ataque contra las puertas que Rómulo tenia cerradas y aseguradas con
-gruesos cerrojos y cerraduras. Juno, aun adversa y contraria á la
-descendencia de Eneas, abrió y franqueó una de dichas puertas, y la
-tenia de par en par para que por ella entrasen los sabinos, sin haber
-hecho ruido alguno al tiempo de volverla sobre su quicio. Sola Venus,
-que era protectora<span class="pagenum" id="Page_168">p. 168</span> de
-Rómulo y del reino fundado por Eneas, advirtió la traicion, y sintió
-la caida de las aldabas, y la abertura de los cerrojos y de la puerta.
-Hubiera acudido al momento á cerrarla; pero no podia hacerlo, porque
-no era lícito ni permitido á ningun Dios el deshacer ni rescindir
-lo que hubiese hecho otro Dios. No obstante para socorrer á Rómulo
-é impedir la entrada de los sabinos fue á ver á las Ninfas de la
-fuente que está cerca del templo de Juno, y las pidió socorriesen
-á los romanos. Las Ninfas no se detuvieron en lo que pedia Venus,
-ni la hicieron esperar el cumplimiento de sus justos preceptos, y
-al punto abrieron y soltaron las venas y manantiales de la fuente.
-Antes de esta erupcion estaba fácil la entrada al templo abierto de
-Juno, al que las aguas no habian cerrado el camino. Pusieron pues las
-Ninfas azufre en los íntimos conductos de la fuente, y con el humo
-de los betunes encendieron toda la cóncava cañería, y con estos y
-otros medios hicieron que el vapor y el calor penetrasen hasta lo mas
-íntimo y profundo de los manantiales, y las aguas, que antes vencian
-en frialdad á la nieve de los Alpes, empezaron á salir tan ardientes
-como el fuego. Los dos postes humeaban, y se ennegrecieron con el
-vapor encendido, y la puerta, que inútilmente se habia abierto á los
-desaforados<span class="pagenum" id="Page_169">p. 169</span> sabinos,
-quedó intransitable por las aguas, que detuvieron á los sabinos hasta
-que acudieron á impedirles y disputarles la entrada las tropas romanas
-que les opuso Rómulo; y despues que en aquella empeñada accion quedó
-el suelo cubierto de cadáveres sabinos, y algunos que tambien murieron
-de los romanos al furor de las espadas, que derramaron mucha sangre
-de una y otra parte, tanto de los de Rómulo como de los de Tacio
-su suegro, se acordó poner fin á la guerra, y no llevarla hasta lo
-último, haciendo reunion de los dos reinos, y admitiendo á Tacio á
-la parte del mando de entrambos juntamente con Rómulo. Despues de la
-muerte de Tacio quedó en Rómulo el gobierno, que antes era comun, y
-él solo daba y promulgaba leyes á entrambos reinos, consolidados en
-uno solo. En este estado de cosas el guerrero Dios Marte, depuesto su
-morrion y descubierta su cabeza, se presentó al padre de los Dioses
-y de los hombres Júpiter, y le habló en la forma siguiente: „Pues ha
-llegado el tiempo, padre mio, de que ya esté consolidado y afirmado
-el recien fundado imperio de Roma, el que ya está reunido en solo
-Rómulo, ha llegado tambien el de que me des y concedas á mí y á tu
-digno nieto Rómulo el premio que me prometiste de elevarle de la
-tierra, y colocarle<span class="pagenum" id="Page_170">p. 170</span>
-en el cielo y en el número de las deidades. Tú en algun tiempo y en
-el concilio de todos los Dioses (bien me acuerdo, noté y tengo muy
-presentes tus cariñosas palabras) me dijiste que yo por mi arbitrio
-podria elevar al cielo y á la clase de inmortal á uno de mis hijos:
-ruégote que sea firme y se me cumpla tu promesa.” Condescendió Júpiter
-oscureciendo el aire con negras nubes, y aterrando al mundo con truenos
-y relámpagos, con los que manifestó su aprobacion y consentimiento;
-y comprendiendo Marte estas señales de anuencia á la elevacion de su
-hijo, y á quitarle de la tierra, se afirmó en su lanza, y saltó á su
-carro tirado de caballos uncidos al yugo, salpicado con la sangre de
-las batallas, y agitándolos con el látigo, atravesó en un instante la
-vasta extension de los aires, y paró en la cima del monte Palatino,<a
-id="FNanchor_125" href="#Footnote_125" class="fnanchor">[125]</a> donde
-encontrando á Rómulo que hacia justicia á su pueblo, lo arrebató en
-su carro. El cuerpo de este Príncipe al subir al cielo se purificó,
-y todo lo que tenia de mortal se disipó como la bala de plomo que es
-arrojada con una honda. Su rostro se le trocó en muy hermoso, y con la
-magestad de deidad, y vestido<span class="pagenum" id="Page_171">p.
-171</span> con la trábea<a id="FNanchor_126" href="#Footnote_126"
-class="fnanchor">[126]</a> en la forma en que se le ve en su estatua
-de Quirino. Hersilia su muger lo lloraba como perdido, cuando
-la Reina Juno manda á Iris que baje á la tierra á consolarla,
-hablándola asi de su parte: „Ó matrona singular, honor y decoro de
-los romanos y sabinos, dignísima de haber sido antes muger del gran
-Rómulo, y de serlo ahora de Quirino, deja ya de afligirte, enjuga
-tus lágrimas, y si tienes deseos de ver á tu marido, ven conmigo al
-bosque sagrado que está sobre el monte Quirinal,<a id="FNanchor_127"
-href="#Footnote_127" class="fnanchor">[127]</a> y que hace sombra al
-templo del Rey de los romanos.<a id="FNanchor_128" href="#Footnote_128"
-class="fnanchor">[128]</a>” Iris obedece; y habiendo bajado á la tierra
-en su arco pintado con mil colores, llamó á Hersilia, y la dijo lo
-que Juno la habia mandado. Ella llena de respeto, y sin osar levantar
-la vista, la dijo: „Guíame, ó Diosa, donde dices (porque bien conozco
-que lo eres, aunque de pronto no pueda decir cual seas), y muéstrame
-á mi marido, pues si los hados me conceden el verle, confesaré que
-veo al cielo.”<span class="pagenum" id="Page_172">p. 172</span> Al
-momento, guiando Iris, subieron al monte Quirinal, donde vieron que
-una estrella caia á la tierra por los aires, la cual encendiendo con
-su resplandor el cabello de Hersilia, la arrebató y subió al cielo,
-donde recibiéndola en sus brazos Rómulo el fundador de Roma, la mudó el
-cuerpo y el nombre, llamándola la Diosa Ora, que junta con su marido se
-veneró por los romanos en el templo de Quirino.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter" id="Ch1500">
- <p><span class="pagenum" id="Page_173">p. 173</span></p>
- <div class="figcenter">
- <img src="images/i_p209.jpg"
- style="width: 26em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- </div>
- <h2 class="nobreak">LIBRO DECIMOQUINTO.</h2>
- <p class="subh2 mt2"><small><i>ARGUMENTO.</i></small></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">S</span>iguióse Numa; el cual hizo
-viage á la ciudad de Crotona para inquirir su orígen y antiguo
-rito, donde supo que las piedras negras se habian convertido en
-blancas; y alli mismo oyó á Pitágoras, que disputaba de las perpetuas
-transformaciones de las cosas. Despues Egeria, llorando la muerte
-de Numa, sin admitir consuelo de Hipólito que le contaba sus
-transformaciones, se convierte en fuente. Esto no es menos admirable
-que<span class="pagenum" id="Page_174">p. 174</span> el haberse
-transformado la lanza de Rómulo en árbol, y que á Cipo le naciesen
-cuernos. Julio César finalmente fue convertido en una estrella despues
-de su muerte.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter">
- <div class="figcenter" id="E137">
- <img class="thick"
- src="images/i_p212.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(137) Miscilo, absuelto por un singular prodigio, va<br />
-á Italia y funda la Ciudad de Crotona.</p>
- </div>
-
- <p class="mt3" id="Ch1501"><span class="pagenum" id="Page_175">p. 175</span></p>
- <h3>FÁBULA PRIMERA.</h3>
- <p class="subh3"><i>MISCILO ABSUELTO POR LA TRANSFORMACION
- DE&nbsp;LAS&nbsp;BOLAS NEGRAS EN&nbsp;BLANCAS.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">E</span>n tanto se busca quien
-pueda sostener el peso de tanta magnitud, y que sea digno de
-suceder á tan gran Rey como á Rómulo, la fama, pronosticadora de
-la verdad, destina á Numa<a id="FNanchor_129" href="#Footnote_129"
-class="fnanchor">[129]</a> para el gobierno de la ciudad de Roma.
-Este hombre grande no se contenta con conocer bastantemente los ritos
-de los sabinos, sino que concibe cosas mayores en su capaz ánimo, é
-inquiere cuál sea la naturaleza de las cosas. Este anhelo y cuidado le
-habian hecho dejar á Cures su patria, y caminar hasta á aquella célebre
-ciudad que tomó su nombre de Croton, aquel que recibió á Hércules en
-hospedage. Alli preguntando y queriendo averiguar quién fuese el que
-fundó en Italia aquella colonia ó ciudad griega, le satisfizo su deseo
-y curiosidad un viejo instruido de las antigüedades de su patria,
-diciéndole lo siguiente:</p>
-
-<p><span class="pagenum" id="Page_176">p. 176</span>„Hércules,
-enriquecido con la presa de los bueyes de España que habia tomado á su
-Rey Gerion, se cuenta que navegando desde el Océano Atlántico, aportó
-felizmente á las playas y al promontorio de Lacinia, donde saltó en
-tierra, y dejando los ganados que traia que anduviesen errantes y
-apacentándose en la tierna yerba, fue admitido en hospedage por Croton,
-que alli egercia la hospitalidad, en cuya casa descansó de las fatigas
-de su largo viage; y al despedirse de él le dijo que en el futuro
-tiempo de sus nietos y descendientes en el mismo sitio en que estaba
-la casa en que le habia hospedado seria edificada una célebre ciudad,
-como asi lo comprobó despues el siguiente suceso: „Hubo un tal griego
-llamado Miscilo, el cual fue hijo de Alemon, y era el mas acepto á
-los Dioses entre todos los de su tiempo. Á este apareció Hércules en
-lo mas profundo de un sueño, y le dijo: „Despierta, deja tu casa y tu
-patria, y marcha al punto á establecerte y fijar tu mansion junto á la
-corriente pedregosa del remoto rio llamado Esar.” Esto le dijo, y le
-amenazó con muchas y muy temibles desgracias si asi no lo egecutaba. En
-esto recordó Miscilo, desapareciendo á un tiempo Hércules y el sueño;
-se levantó, y reflexionando entre sí lo que habia soñado, estuvo mucho
-tiempo indeciso<span class="pagenum" id="Page_177">p. 177</span> y
-vacilante y sin resolverse á obedecer, pues aunque la deidad se lo
-mandaba, habia una ley que lo prohibia, y que imponia pena de muerte
-al que intentase emigrar y dejar la patria. Despues de algun tiempo
-tuvo una noche otro igual sueño, en el que le pareció que veia al mismo
-Hércules que le volvia á mandar lo mismo, y le amenazaba con muchas
-mas y mayores desgracias si no obedecia. Con este segundo sueño se
-llenó de temor, y empezó á prepararse y á dar las disposiciones de
-abandonar su patria y emigrar á otra region, transfiriendo y llevando
-consigo los Dioses Penates, y lo mas precioso que tenia en lo interior
-de su casa. No fue esto tan oculto que no llegasen á penetrarse sus
-designios, y á hablarse de ellos en la ciudad. En su consecuencia
-fue acusado de transgresor de la ley: se sustanció su causa, y sin
-necesidad de testigos ni otras pruebas se hizo patente su delito por
-su propia confesion. Él en el asqueroso trage y estado de reo,<a
-id="FNanchor_130" href="#Footnote_130" class="fnanchor">[130]</a>
-alzando su rostro y manos hácia el cielo, dijo: „Divino Hércules, á
-quien doce célebres trabajos elevaron á deidad, ruégote que me des
-socorro, pues tú eres la causa y el autor de mi delito.” Era antigua
-costumbre en Argos cuando iban á<span class="pagenum" id="Page_178">p.
-178</span> juzgar á un delincuente echar en una urna bolas blancas si
-pensaban absolverlo, y bolas negras para condenarlo. Segun este rito
-se dió contra Miscilo la sentencia condenatoria, echando todos los
-jueces bolas negras en la urna; pero al vaciarla para contar los votos
-se halló que todas habian mudado el color de negro en blanco, y que
-la sentencia dada contra Miscilo se convirtió en favorable por favor
-y beneficio de Hércules. Dió á este gracias por ello, y luego que
-el viento se presentó favorable, se hizo á la vela, atravesó el mar
-Jonio; y despues de haber pasado la ciudad de Tarento, que debia su
-orígen á los lacedemonios, á Sibaris, el rio Neeto, de los salentinos,
-el golfo de Turios, á Temese, los campos de Calabria, y recorrido con
-mucha dificultad y peligro todas estas costas, llegó por último á la
-embocadura del rio Esar, donde el destino le habia señalado su asiento.
-Habiendo hallado cerca de alli el sepulcro del célebre Croton, edificó
-una ciudad, conforme á la órden que habia recibido de Hércules, y le
-puso el nombre del sepultado.<a id="FNanchor_131" href="#Footnote_131"
-class="fnanchor">[131]</a>” Tal era la tradicion del pais sobre esta
-famosa ciudad, que los griegos habian venido á edificar á las costas de
-Italia.</p>
-
-<p><span class="pagenum" id="Page_179">p. 179</span>„En ella habitaba,
-continuó el anciano, un hombre de la isla de Samos,<a id="FNanchor_132"
-href="#Footnote_132" class="fnanchor">[132]</a> que se habia desterrado
-voluntariamente de su patria por el odio que tenia á los tiranos que
-habian usurpado su dominacion. El cual, aunque en el mundo y distante
-del cielo, se remontaba á él con la contemplacion de las cosas divinas,
-y vió con el ingenio lo que no podia con los ojos del cuerpo, enseñando
-todo aquello que habia alcanzado por medio de sus meditaciones y
-vigilantes especulaciones: él explicaba á sus discípulos, que hasta
-cierto tiempo guardaban silencio, y no hacian otra cosa que oir con
-admiracion su doctrina, los principios y creacion del mundo, las causas
-de las cosas, qué cosa era la naturaleza, qué era Dios, de dónde
-provenian y se formaban las nieves, cuál el orígen de los rayos, si era
-Júpiter ó la nube que se rasgaba la que formaba y causaba los truenos,
-qué lo que conmovia las tierras y causaba los terremotos, cómo y por
-qué leyes hacian sus giros y círculos los planetas y los astros;<a
-id="FNanchor_133" href="#Footnote_133" class="fnanchor">[133]</a> en
-suma él enseñaba cuanto antes habia estado oculto é ignorado. Él fue
-el primero que reprendió como abuso la costumbre de comer carne de los
-animales,<span class="pagenum" id="Page_180">p. 180</span> y argüia
-contra ella con estas doctas, pero no creidas razones:</p>
-
-<p>„Absteneos y guardaos, mortales, decia el samio Pitágoras, de
-ensuciar vuestros cuerpos con manjares abominables: teneis y deben
-bastar para vuestro alimento las semillas que contienen y producen
-harina, las sabrosas manzanas, que con su peso agovian las ramas
-de los árboles, y en las vides las uvas llenas é hinchadas de su
-gustoso zumo: hay yerbas y plantas que pueden comerse crudas: hay
-otras que se hacen sabrosas cociéndolas al fuego: no se os prohiben
-la leche, el queso y la miel, que huele á la flor del tomillo. La
-próvida naturaleza os contribuye sus riquezas, y la tierra os provee
-de delicados alimentos, y os proporciona abundantes comidas, sin que
-tengais que encrueleceros en la matanza y derramamiento de la sangre
-de los animales. Las fieras y los brutos son los que sacian su hambre
-con carne, aunque no todos, porque los caballos, las ovejas, los
-bueyes y vacas se alimentan paciendo yerba: solo los animales fieros y
-crueles, como son los armenios tigres, los furiosos leones, los lobos
-y los osos se ceban en manjares mezclados con sangre. Ciertamente es
-una cosa delincuente y horrorosa que unas entrañas se sepulten en
-otras, y que un cuerpo hambriento sacie su hambre<span class="pagenum"
-id="Page_181">p. 181</span> y engorde con otro cuerpo, y que un animal
-viva y se mantenga á costa de la muerte de otro animal. Ciertamente
-entre tantos dones como cria la mejor madre la tierra ¿es posible que
-no hay otros que os agraden que los horrorosos, y que para comerlos
-es menester ensangrentar los crueles dientes en las heridas, é imitar
-la crueldad de los Ciclopes? ¿Es posible que no halleis otro medio
-de saciar vuestra hambre, y llenar vuestro voraz vientre, habituado
-á la hartura, de otro modo que á costa de perder y destruir á otro
-animal? Bien veis que aquella antigua edad que se llamó de oro fue
-feliz, manteniendo á los hombres con las frutas de los árboles y con
-las plantas que producia la tierra, y no manchaban su boca con sangre
-de los animales. Entonces las aves volaban seguras por los aires; la
-liebre corria sin temor por medio de los campos, ni la credulidad habia
-expuesto al pez á ser cogido con el anzuelo: el universo tranquilo no
-conocia las asechanzas ni engaños: todo estaba en paz; pero despues
-que aquel perverso y dañoso autor (cualquiera que fuese), ansiando por
-otros alimentos, inventó llenar el hambriento vientre con manjares de
-carne, abrió con esto el camino á la maldad: yo creo que lo primero
-en que se ensangrentó el hierro fue en la muerte de las fieras: en
-esto no<span class="pagenum" id="Page_182">p. 182</span> creo hubo
-delito, y soy de opinion que sin ofensa de la piedad podian matarse las
-fieras que traian expuesta nuestra vida; pero aunque para asegurarla
-se mataban, no por eso se comian. Desde aqui dió otro paso mas
-adelante la maldad, y empezó á matarse y á ofrecerse en sacrificio el
-cerdo, porque arrancaba las semillas y mieses con su corvo hocico, y
-desvanecia y quitaba la esperanza de las cosechas.<a id="FNanchor_134"
-href="#Footnote_134" class="fnanchor">[134]</a> El cabron, porque pacia
-los tiernos retallos de las vides, fue llevado por víctima á las aras
-de Baco. Su culpa acarreó este justo castigo á entrambos; pero ¿en qué
-habeis pecado vosotras, inocentes ovejas, ganado útil y apacible, que
-sirve para defender á los hombres de las inclemencias del tiempo, y que
-proveyéndonos del néctar de vuestra leche, y de vuestras lanas para
-vestirnos, nos sois en vida mas útiles que despues de muertas? ¿En qué
-han pecado los bueyes, animales sencillos, en quienes no se halla dolo
-ni fraude, que ningun daño hacen, y sirven para el continuo trabajo?
-Es un ingrato é indigno del don y fruto de las mieses el que se atreve
-á matar un buey, quitándole del yugo y del arado, y recompensándole
-asi el trabajo y beneficio<span class="pagenum" id="Page_183">p.
-183</span> de haberle labrado sus campos; y lo es tambien el que se
-atreve á descargar la destructora segur sobre la cerviz maltratada
-con el yugo, y con la que tantas veces habia cultivado y renovado los
-campos, y habia proporcionado tantas cosechas. Y el caso es que no
-para en esto la malicia y gravedad de la atrocidad, sino que quieren
-los hombres disculparla, atribuyéndola á las mismas deidades, las que
-suponen y creen se huelgan y complacen con la muerte y sacrificio de un
-laborioso novillo, y en esta creencia eligen el mejor y mas elegante,
-sin vicio ni defecto (que esto es lo que le perjudica), y adornándole
-con oro y cintas victimales,<a id="FNanchor_135" href="#Footnote_135"
-class="fnanchor">[135]</a> le conducen y ponen ante las aras, donde
-sin entenderlas oye las deprecaciones del sacrificante, y ve que le
-rocían las astas y la frente con la salsa mola,<a id="FNanchor_136"
-href="#Footnote_136" class="fnanchor">[136]</a> compuesta de las mismas
-semillas que sembró y cultivó, y que al darle el mortal golpe salta
-su sangre y tiñe<span class="pagenum" id="Page_184">p. 184</span>
-el cuchillo, que como si fuese en un espejo acaso habria visto poco
-antes en el agua preparada para el sacrificio. Aun sin acabar de morir
-le abren y miran con cuidado sus entrañas y fibras para rastrear y
-adivinar por ellas la voluntad de los Dioses. ¿De dónde ha venido á
-los hombres tanta y tan insaciable hambre de manjares prohibidos?
-¿Cómo teneis, mortales, valor y atrevimiento para saciarla con ellos?
-Yo os requiero no lo hagais, y que fijando vuestra atencion en mis
-advertencias al tiempo que vayais á satisfacer vuestra hambre con
-los miembros de los animales que para ello matais, reflexioneis y
-conozcais que os comeis los cuerpos de vuestros colonos, y dais esta
-recompensa á los que han trabajado para vosotros; y pues se mueve mi
-boca por superior inspiracion, seguiré al Délfico Dios que me la mueve,
-os abriré el mismo cielo, y os manifestaré los celestiales oráculos.
-Grandes y hasta aqui ocultas é ignoradas cosas os tengo que explicar,
-que nunca penetraron los ingenios de nuestros antepasados, y para
-ello quiero tener el deleite de remontar mi discurso hasta los altos
-astros, y elevado como por una nube, dejando la tierra y su habitacion,
-sobreponerme á los hombros del robusto Atlante, y desde alli miraré con
-desprecio la tierra y los hombres, que descaminados y destituidos<span
-class="pagenum" id="Page_185">p. 185</span> de la antorcha de la razon
-vagan sobre ella, animaré con mis exhortaciones á los que tiemblan y
-temen la muerte, desenvolviéndoles y explicándoles la serie y órden de
-su destino.</p>
-
-<p>„Débiles mortales, les diré, atónitos con el miedo de la muerte,
-¿por qué temeis la Estigia y el reino tenebroso, vanos nombres,
-suplicios imaginarios,<a id="FNanchor_137" href="#Footnote_137"
-class="fnanchor">[137]</a> inventados por los poetas? Sea que la
-llama reduzca los cuerpos á ceniza, ó sea que la podredumbre los
-consuma, se acabarán con ellos los males, y no tendrán que padecer
-otros algunos. Solo las almas son inmortales, y cuando dejan su primer
-asiento van á habitar y vivir en otros cuerpos. Yo,<a id="FNanchor_138"
-href="#Footnote_138" class="fnanchor">[138]</a> que os hablo, me
-acuerdo que en tiempo de la guerra de Troya fuí aquel Euforbo á quien
-Menelao atravesó el pecho con<span class="pagenum" id="Page_186">p.
-186</span> una lanza; y há poco tiempo que conocí en Argos en el templo
-de Juno el escudo que yo llevaba entonces. Todas las cosas se mudan;
-nada perece, y el espíritu anda vagante de allá acá y de acá allá
-animando diversos cuerpos: desde los de las fieras pasa á los humanos,
-y desde estos á los de las fieras, sin perecer en ningun tiempo.<a
-id="FNanchor_139" href="#Footnote_139" class="fnanchor">[139]</a> Y
-asi como la blanda cera, aunque siempre sea una misma, recibe varias
-figuras, y se la transmuta de unas en otras, deshaciendo la anterior
-y dándola otra nueva, del mismo modo y por este egemplo os hago
-entender que el espíritu siempre es uno mismo; pero va emigrando de
-unas figuras en otras. En este supuesto (mirad que os desengaño) lo
-que conviene es que no atropelleis la piedad por la gula y apetito de
-saciar el vientre: absteneos de hacer que con una muerte nefanda salgan
-y emigren de sus antiguos cuerpos los espíritus con quienes acaso
-tengais algun parentesco,<a id="FNanchor_140" href="#Footnote_140"
-class="fnanchor">[140]</a> y no alimenteis vuestra sangre con otra
-sangre.</p>
-
-<p><span class="pagenum" id="Page_187">p. 187</span>„Ya que me he
-engolfado en este gran mar de tan secretos misterios, y navego en él
-á toda vela, sabed que nada hay en todo el mundo que permanezca en un
-estado fijo: todas las cosas caminan á su destruccion, y todas las
-figuras varían y vagan de unas en otras. Las mismas estaciones del
-tiempo corren lentamente, no de otro modo que las aguas de un rio;
-y asi como estas no pueden estar paradas ni un solo momento, porque
-una ola impele á la otra, y es impelida de la que viene detras, del
-mismo modo huyen y corren los tiempos, y se suceden unos á otros,
-renovándose siempre,<a id="FNanchor_141" href="#Footnote_141"
-class="fnanchor">[141]</a> pues lo que fue antes ya pasó, viene
-lo que no habia sido, y los instantes y momentos siempre se van
-renovando. Bien veis como la noche se alarga y va caminando hasta el
-punto del amanecer, en el que la resplandeciente luz del dia sucede
-á la oscuridad, y que el cielo va mudando su aspecto y color, pues
-es diferente el que nos presenta á media noche cuando todo está en
-silencio, y los vivientes entregados al sueño, del que tiene cuando
-el lucero de la mañana sale en su carro tirado de caballos blancos,
-y despues vuelve á mudar el color cuando la Aurora, hija<span
-class="pagenum" id="Page_188">p. 188</span> de Palante, precursora
-de la luz, baña al mundo con su resplandor, y le prepara para la
-venida del sol. El orbe y cuerpo de este está rubicundo cuando por la
-mañana, montando el horizonte, se va elevando de la tierra, y cuando
-al ponerse se esconde debajo de ella, y cándido y resplandeciente
-cuando está en medio de su carrera, porque alli está mas puro el aire,
-y menos cargado de los vapores de la tierra. La luna, presidenta de
-la noche, tampoco conserva y tiene una misma figura, pues si está en
-creciente, es hoy menor que será mañana, y mayor hoy que mañana si está
-en menguante. Ademas de esto ¿no observais cómo el año va variando sus
-cuatro estaciones, que sucediéndose unas á otras, imitan las cuatro
-edades de nuestra vida?<a id="FNanchor_142" href="#Footnote_142"
-class="fnanchor">[142]</a> En la primavera, semejante á la niñez, es
-el año tierno y como lactante: entonces las yerbas y plantas hermosas
-con su verdor, aunque debilitadas y sin vigor, crecen y alientan la
-esperanza de los labradores. Entonces todo florece, y el campo se
-rie, y nos presenta un aspecto agradable con la<span class="pagenum"
-id="Page_189">p. 189</span> variedad de los colores de las flores,
-aunque todavía no tengan vigor y firmeza las hojas. Pasa el año con mas
-robustez de la primavera al estío, en el que ya imita á un esforzado
-jóven y á la edad de la juventud, que es la mas robusta, y en la que
-mas abundan y se enardecen los humores y las pasiones. Al estío sigue
-el maduro y sazonado otoño, semejante á aquella edad apacible entre
-jóven y viejo, en la que apaciguado el ardor de la juventud, está
-el hombre en un temperamento medio, y empiezan á encanecérsele las
-sienes. Últimamente sigue el invierno, semejante á la vejez erizada
-y de trémulo paso, la que ó despoja al hombre de sus cabellos, ó se
-los encanece. Nuestros cuerpos tambien se van del mismo modo trocando
-y mudando sin cesar ni parar en ellos un momento el lento estrago,<a
-id="FNanchor_143" href="#Footnote_143" class="fnanchor">[143]</a> y
-asi no seremos mañana lo que fuimos ayer ni lo que somos hoy. Hubo
-un cierto dia en que habitamos y existimos en el vientre de nuestras
-madres, no hombres aun, sino un embrion inanimado, y una primera
-esperanza de llegar á ser hombres. La naturaleza aplicó á nosotros sus
-diestras y formadoras<span class="pagenum" id="Page_190">p. 190</span>
-manos, y despues que nos tuvo ya formados y animados, y en sazon de
-nacer, no quiso estuviésemos mas tiempo comprimidos y encarcelados
-en el vientre de nuestras madres, que ya no podia dilatarse mas,
-y de aquella estrecha cárcel nos sacó á respirar el aire libre.<a
-id="FNanchor_144" href="#Footnote_144" class="fnanchor">[144]</a>
-Despues de nacer, sin tener fuerzas para sostenernos, pasamos el tiempo
-de la lactancia echados en la cuna ó en el regazo de nuestras madres.
-Cuando ya tenemos algun mas vigor empezamos á movernos, y á andar con
-pies y manos como los animales de cuatro pies, á lo que se sigue el
-esforzarnos á ponernos y estar en pie, temblando con débiles piernas,
-y empezar á echar los pasos, sostenidos y apoyados en algun arrimo.
-Adquiriendo poco á poco agilidad y fuerzas, llegamos á la juventud,
-cuya robusta edad se nos pasa con ligereza,<a id="FNanchor_145"
-href="#Footnote_145" class="fnanchor">[145]</a> y con la misma corre
-tambien el tiempo de la edad media, y como cuesta abajo nos resbalamos
-y precipitamos á la vejez caduca y consumidora, que nos quita y
-debilita las fuerzas de todo el tiempo anterior, y nos conduce á
-la muerte. Milon ya viejo<a id="FNanchor_146" href="#Footnote_146"
-class="fnanchor">[146]</a><span class="pagenum" id="Page_191">p.
-191</span> lloraba al mirar flojos y débiles sus brazos, en otro
-tiempo tan robustos y nerviosos como los de Hércules. Elena tambien
-lloraba en su vejez al mirar en el espejo su rostro lleno de
-arrugas, y se admiraba entre sí misma de ver en lo que habia parado
-su singular hermosura, por la que habia sido dos veces robada.<a
-id="FNanchor_147" href="#Footnote_147" class="fnanchor">[147]</a> El
-tiempo consumidor de todas las cosas, y tú tambien, odiosa vejez,
-todo lo destruis y arruinais, y desmoronando y corrompiendo todas las
-cosas con los estragos y dentelladas del tiempo,<a id="FNanchor_148"
-href="#Footnote_148" class="fnanchor">[148]</a> las haceis perecer con
-una lenta y pausada muerte. Aun aquellas cosas que llamamos elementos
-no estan exentas de vicisitudes, ni permanecen en un ser: escuchadme
-con atencion, y os explicaré y manifestaré las mutaciones que suceden
-en ellos.</p>
-
-<p><span class="pagenum" id="Page_192">p. 192</span>„El mundo desde su
-orígen contiene cuatro primeros cuerpos, que son el principio de que
-proceden todos los seres. Los dos mas pesados, la tierra y el agua,
-son llevados á lo inferior con su propio peso: el aire y el fuego,
-mas puro que el aire por carecer de gravedad, ocupan la region mas
-elevada, los cuales, aunque distantes uno del otro por su situacion,
-no obstante entran en la composicion de todos los cuerpos, y estos se
-resuelven y convierten últimamente en ellos. La tierra se resuelve
-y convierte en agua; el agua al disiparse se vuelve aire; el aire,
-habiéndose descargado de lo mas grosero que tenia, se sutiliza y toma
-la naturaleza del fuego, y por medio de una revolucion enteramente
-contraria el fuego que se condensa se convierte en aire; este aire
-vuelve otra vez á ser agua, y el agua que se espesa vuelve á tomar
-la consistencia y la solidez de la tierra. En el mundo ninguna cosa
-conserva su primera forma; y la naturaleza, novadora de todas las
-cosas, repara unas formas con la destruccion de otras. En todo el
-universo (creedme) ninguna cosa perece ni se aniquila, sino que
-solo varía, muda y renueva su antigua figura: llamamos nacer el
-empezar á ser otra cosa que lo que era antes, y morir el dejar de
-ser lo que antes, y tomar otra nueva forma: aunque haya estas<span
-class="pagenum" id="Page_193">p. 193</span> variaciones, y las cosas
-de acá se truequen en las de allá, y al contrario, lo que es los seres
-permanecen constantes, y nunca perecen. Vivo en la cierta creencia
-de que no hay cosa alguna que permanezca mucho tiempo sin mudar de
-forma ni perder su antigua figura. Debe bastaros para persuadiros de
-esto el observar que por las continuas vicisitudes desde el dichoso
-siglo de oro habeis venido á parar poco á poco é insensiblemente en
-el de hierro, y que tantas veces habeis visto mudarse y trocarse la
-faz de la tierra y unos sitios en otros. Yo he visto reducidas á
-mares y ocupadas por las aguas las que antes fueron tierras sólidas y
-firmes, y por el contrario reducido á tierras lo que antes fue mar,
-y que asi lo demuestran las conchas marinas, y las viejas áncoras
-que suelen hallarse en lo empinado de los montes. Vemos tambien que
-lo que antes fue un llano campo hoy está reducido á un valle por el
-ímpetu y corriente de las aguas, y que desmoronadas las montañas con
-las avenidas, se convirtieron en amenas y apacibles llanuras, y las
-tierras que antes fueron pantanosas estan ahora áridas con las secas
-arenas, y las que antes fueron de secano abundan ahora en humedades,
-y estan hechas estanques de agua. En unas partes la naturaleza ha
-brotado nuevas fuentes, y en otras se han secado<span class="pagenum"
-id="Page_194">p. 194</span> y cerrado los antiguos manantiales; en unas
-partes al ímpetu de los terremotos nacen y salen nuevos rios, y en
-otras al mismo ímpetu suspende su corriente, y se cierran y secan los
-que antes habia. Asi ha sucedido con el rio Lico,<a id="FNanchor_149"
-href="#Footnote_149" class="fnanchor">[149]</a> á quien se sorbió
-una grande abertura que hizo un terremoto, y le transmutó y mudó
-su nacimiento y corriente á otro sitio muy distante. El Erasino<a
-id="FNanchor_150" href="#Footnote_150" class="fnanchor">[150]</a> unas
-veces corre sobre la tierra, y otras escondiéndose debajo de ella,
-va por último á renacer y salir en los campos de Argos. Del Caico,
-rio de Misia, se cuenta tambien que mudado su nacimiento y antigua
-corriente, corre ahora por otra muy diversa. Tambien el Amaseno, rio
-de Sicilia, algunas veces corre con arenosas aguas, y otras se queda
-en seco por cerrársele sus manantiales. El agua del rio Anigro,<a
-id="FNanchor_151" href="#Footnote_151" class="fnanchor">[151]</a>
-era antes buena para beber; pero hoy es peligroso hasta el tocarla,
-despues que (si no es que los poetas han mentido) los Centauros la
-inficionaron y envenenaron,<span class="pagenum" id="Page_195">p.
-195</span> lavándose en ella las heridas que les habian hecho
-las flechas de Hércules. La del rio Hipanis,<a id="FNanchor_152"
-href="#Footnote_152" class="fnanchor">[152]</a> que baja de las
-montañas de la Escitia, habiendo sido antes dulce, está hoy corrompida
-con una amargura salobre. Antissa, Paros y Tiro en otro tiempo fueron
-islas; hoy estan unidas á la tierra firme: al contrario Léucada,<a
-id="FNanchor_153" href="#Footnote_153" class="fnanchor">[153]</a>
-que estaba unida al continente, se ha separado despues, y se ha
-hecho una isla. Tambien se dice que Zanclea<a id="FNanchor_154"
-href="#Footnote_154" class="fnanchor">[154]</a> estuvo unida á la
-Italia hasta que el mar la cercó y separó de la tierra. Si preguntas
-qué se han hecho Helice y Buris, ciudades de Acaya, las hallareis
-sumergidas en las aguas; y todavía los marineros suelen mostrar los
-pueblos que fueron sumergidos con sus murallas. Cerca de Trecene,
-patria de Piteo, hay un monte algo empinado y sin árboles algunos,
-el cual habiendo sido antes una llana campiña, ahora es una montaña,
-porque (causa horror el referirlo) el ímpetu de los vientos encerrados
-en las cavernosas entrañas de la tierra, luchando en ellas y buscando
-salida, como no la encontrase, ni hubiese abertura alguna por donde
-salir el aire libre,<span class="pagenum" id="Page_196">p. 196</span>
-extendió é hinchó la tierra<a id="FNanchor_155" href="#Footnote_155"
-class="fnanchor">[155]</a> del modo que el soplo de la boca suele
-hinchar una vejiga ó una piel de cabron. El sitio permaneció y
-permanece aun en forma de un elevado collado, que se endureció y
-petrificó con el transcurso del tiempo.</p>
-
-<p>„Entre las muchas cosas que me ocurren, y que vosotros habreis
-conocido ú oido decir, os añadiré y referiré algunas pocas. Hasta
-las aguas padecen vicisitudes, y mudan sus cualidades y figuras.
-La que mana en la fuente que está junto al templo de Júpiter Ammon
-al medio dia está fria, y caliente al salir y ponerse el sol. En
-los pueblos Atamanes<a id="FNanchor_156" href="#Footnote_156"
-class="fnanchor">[156]</a> se cuenta haber una fuente, la cual cuando
-la luna está en su menor luz enciende y hace arder los maderos que
-arrojan en ella. Los Cicones<a id="FNanchor_157" href="#Footnote_157"
-class="fnanchor">[157]</a> tienen un rio, cuya agua petrifica las
-entrañas del que la bebe, y convierte en piedra lo que con ella
-se rocía ó toca. El rio Crati y el Sibari,<a id="FNanchor_158"
-href="#Footnote_158" class="fnanchor">[158]</a> que no está muy
-distante de estas playas, tienen la virtud de volver los cabellos
-color de oro ó ámbar. Pero lo que es aun<span class="pagenum"
-id="Page_197">p. 197</span> mas de admirar es que hay aguas que no
-solo mudan los cuerpos, sino tambien los ánimos. ¿Quién no ha oido
-hablar de la fuente Salmacis,<a id="FNanchor_159" href="#Footnote_159"
-class="fnanchor">[159]</a> que vuelve afeminados á todos los que
-se bañan en ella? Tambien hay un lago en Etiopia, en el cual si
-alguno bebe, ó se enfurece, ó padece un sueño de maravillosa
-pesadez. Cualquiera que bebe el agua de la fuente de Clitorio<a
-id="FNanchor_160" href="#Footnote_160" class="fnanchor">[160]</a>
-aborrece el vino, solo le gusta abstenerse de él, y beber agua
-pura; lo que procede ó de que hay en dicha fuente alguna virtud
-contraria al calor del vino,<a id="FNanchor_161" href="#Footnote_161"
-class="fnanchor">[161]</a> ó de que, segun lo cuentan los
-naturales de aquel pais, el hijo de Amitaon,<a id="FNanchor_162"
-href="#Footnote_162" class="fnanchor">[162]</a> despues que por virtud
-de los encantos y las yerbas curó y libertó de la locura y furor á
-las hijas de Preto, arrojó en aquellas aguas los humores de que las
-purgó el celebro, con lo que contrajeron la virtud y eficacia de
-aborrecer el vino. Las aguas del rio Lincesto<a id="FNanchor_163"
-href="#Footnote_163" class="fnanchor">[163]</a> corren con una virtud
-contraria á<span class="pagenum" id="Page_198">p. 198</span> las
-de la fuente Clitorio, pues el que bebe con abundancia de ellas
-se emborracha como si hubiera bebido vino puro. En Arcadia hay un
-lago, que los antiguos llamaban el lago de Feneo, cuyas aguas son
-perniciosas bebidas de noche, y de dia no hacen daño. Á este modo los
-lagos y los rios tienen diversas y opuestas virtudes. En lo antiguo
-la isla llamada Ortigia<a id="FNanchor_164" href="#Footnote_164"
-class="fnanchor">[164]</a> andaba flotando sobre las aguas como una
-nave, y ahora está inmóvil y fija. El navío Argo temió en otro tiempo
-á las Simplegades, esparcidas con el concurso de las quebradas olas,
-las cuales ahora son islas firmes, y capaces de resistir á toda la
-impetuosidad de los vientos. El Etna, que arde y arroja erupciones
-de azufre encendido, no arderá siempre, porque no siempre hubo en él
-fuego ni estuvo encendido. Porque bien sea que conceptuemos á la tierra
-un grande animal que vive y respira llamas por algunos sitios, puede
-trocar cada vez que se conmueve las bocas y caminos de su respiracion,
-cerrar las antiguas cavernas, y abrir en otras partes otras nuevas.
-Bien sea que opinemos que los vientos encerrados en las mas profundas
-cavernas de la tierra agitan las piedras unas<span class="pagenum"
-id="Page_199">p. 199</span> con otras y las materias inflamables, y
-con estas agitaciones las encienden, luego que llegue el tiempo de
-que dichos vientos se aplaquen y apacigüen, cesará el fuego, y las
-cavernas subterráneas se quedarán frias: y por último bien sea que
-opinemos que los fuegos subterráneos se ceban y nutren por los betunes
-y azufres que hay en la tierra, luego que estos se consuman con el
-largo tiempo, y falte la materia y alimento á las llamas consumidoras,
-faltará el fuego, y se apagará él mismo por falta de materia en que
-cebar su hambre devoradora. Se dice que los que habitan en el monte
-Palene, que está en la region de los Hiperboreos,<a id="FNanchor_165"
-href="#Footnote_165" class="fnanchor">[165]</a> si se bañan nueve veces
-en el lago Triton, se les puebla de plumas todo el cuerpo. No tengo
-por creible lo que acabo de referir, ni tampoco lo que se cuenta de
-las mugeres de Escitia, que untándose con el zumo de ciertas yerbas
-venenosas sus cuerpos, les nacen plumas, y se convierten tambien en
-aves. Pero no por esto se ha de dejar de dar crédito á las cosas que
-califica la experiencia, la cual nos está manifestando que al paso que
-los cadáveres de los animales se van corrompiendo con el tiempo y por
-su cálido humor,<span class="pagenum" id="Page_200">p. 200</span> se
-convierten en gusanos y otros insectos. Haced la experiencia en un
-novillo (cosa es que está bien conocida por repetidos egemplares);
-matadle, y despues tenedle guardado y encerrado hasta que se corrompa,
-y de él nacerán y saldrán laboriosas abejas,<a id="FNanchor_166"
-href="#Footnote_166" class="fnanchor">[166]</a> que siguiendo la
-inclinacion del padre de quien nacieron, frecuentan los campos, recogen
-el rocío de las flores, y se apresuran á la conclusion de su obra,
-trabajando con la esperanza de su alimento y de la multiplicacion
-de su especie. Los tábanos tambien nacen del cadaver del guerrero
-caballo, si se le sepulta y esconde en la tierra. Si quitais los
-brazos á un cangrejo, y cubris de tierra el resto del cuerpo, saldrá
-un escorpion con aquella cola tan temible. Es cosa conocida entre los
-labradores que los gusanos de seda se convierten en mariposas. El
-cieno de las lagunas contiene en sí semillas que producen las verdes
-ranas, y las engendra truncadas de pies, los que despues les van
-saliendo acomodados para nadar, y los posteriores son mas largos que
-los brazos para que puedan saltar con mas facilidad. El oso recien
-nacido solo es una masa de carne; la madre lo forma en miembros<a
-id="FNanchor_167" href="#Footnote_167" class="fnanchor">[167]</a>
-lamiéndolo, y<span class="pagenum" id="Page_201">p. 201</span> le
-da la forma que le vemos. Es cosa sabida que las abejas que nacen en
-aquellas celditas hexágonas<a id="FNanchor_168" href="#Footnote_168"
-class="fnanchor">[168]</a> que hacen en los panales, no están al
-principio bien formadas, y que los pies y las alas les vienen algun
-tiempo despues. ¿Quién creeria á no verlo que de la yema que esta en
-medio del huevo pudiesen formarse y nacer la ave dedicada á Juno, cuya
-cola está sembrada de estrellas, el águila de Júpiter, las palomas
-de Venus, y en una palabra todo género de aves? Hay quien cree que
-corrompida la medula del espinazo de un cadaver humano encerrado
-en el sepulcro, se convierte en una culebra. Todas las referidas
-transformaciones traen su principio de otros seres; pero hay una ave,
-que los asirios llaman el Fénix, que se repara y renueva á sí misma:
-esta ave no se mantiene de yerbas ni granos, sino de las lágrimas del
-incienso y del jugo del amomo. Luego que cumple los quinientos años
-de su vida fabrica con su duro pico y sus uñas un nido en las ramas
-de una encina ó en la copa de una palma, y poniendo en él aristas de
-canela, de<span class="pagenum" id="Page_202">p. 202</span> nardo, de
-cinamomo con mirra, se echa sobre todo, y concluye su vida en medio de
-olores aromáticos. Aseguran que de él renace otro pequeño Fénix para
-vivir otros tantos años. Luego que este tiene bastantes fuerzas para
-llevar peso, carga con el nido que le sirvió de cuna y de sepulcro
-á su padre, y despues de haberlo llevado hasta la ciudad del sol,<a
-id="FNanchor_169" href="#Footnote_169" class="fnanchor">[169]</a> deja
-este precioso depósito á la puerta del templo de este Dios. Si en el
-número de estas maravillosas novedades debe entrar y contarse la de la
-alternacion de sexos, tambien debemos maravillarnos de lo que se cuenta
-de la hiena, que unas veces es hembra y otras macho. El camaleon, que
-se mantiene del aire, va mudando su color, segun el que tienen las
-cosas que toca. Baco trajo los linces de la conquistada India, cuya
-orina, segun se dice, se convierte en piedra luego que sale de la
-vejiga, y se congela al punto que toca el aire. Se concluiria el dia,
-y el sol llegaria al término de su carrera antes que yo acabase de
-referir rodas las cosas que se han transformado en nuevas especies.
-Vemos que con el tiempo todo se va trocando, y que unas naciones se
-robustecen y fortalecen, y otras se destruyen. La gran ciudad de
-Troya,<span class="pagenum" id="Page_203">p. 203</span> que en algun
-tiempo fue famosa y abundante en poblacion y riquezas, y que á costa
-de mucha sangre pudo defenderse por el tiempo de diez años, ahora
-destruida y arrasada solo presenta en lugar de sus riquezas algunas
-ruinas y restos de su antigüedad y los sepulcros de sus antepasados.
-Esparta antigüamente fue una ciudad célebre; Micenas, Atenas y Tebas
-florecieron igualmente, y en el dia Esparta está reducida á un campo
-despreciable; Micenas se halla destruida; Tebas, corte de Edipo, ¿qué
-otra cosa es hoy que una fábula? y de Atenas ¿qué ha llegado hasta
-nosotros sino el nombre? Ahora dicen que empieza á elevarse la troyana
-Roma, que edificada junto á la corriente del Tíber, pone su gran mole
-por cimiento para fundar un grande imperio. Esta pues aumentándose
-cada dia, va mudando su forma, y llegará tiempo en que sea la capital
-de todo el orbe. Asi se cuenta que lo predijeron los agoreros y los
-oráculos; y segun hago memoria, Heleno, hijo de Príamo, cuando Troya
-fue destruida consoló á Eneas que lloraba y desconfiaba del remedio,
-diciéndole: „Hijo de la Diosa, si tienes alguna confianza en el arte
-de leer en lo por venir que yo poseo, puedo predecirte que Troya no
-será enteramente destruida en tanto que tú vivas. El hierro y el fuego
-te abrirán camino, y<span class="pagenum" id="Page_204">p. 204</span>
-llevarás contigo las tristes ruinas de Ilion, hasta que halles en una
-tierra extrangera un establecimiento, donde serás mas dichoso que en
-tu patria. Ya estoy viendo una gran ciudad que deben edificar tus
-descendientes, tal que no hay ni habrá, ni se ha conocido otra igual
-en los pasados siglos. Sus próceres y principales la harán poderosa
-por mucho tiempo; pero un descendiente tuyo y de tu hijo Ascanio<a
-id="FNanchor_170" href="#Footnote_170" class="fnanchor">[170]</a>
-la elevará á señora y cabeza del mundo. Despues que haya acabado su
-carrera, los Dioses se lo llevarán de la tierra para colocarlo en el
-cielo, que le está destinado.<a id="FNanchor_171" href="#Footnote_171"
-class="fnanchor">[171]</a>” Esta fue la prediccion que hizo Heleno á
-Eneas. Hoy que empieza á cumplirse estoy contento de los progresos de
-una ciudad que está aliada con Crotona, y veo con gusto que ha sido
-útil á los troyanos el haber sido vencidos por los griegos.</p>
-
-<p>„Pero volviendo á mi asunto, y al fin y término que me he propuesto,
-y del que me he apartado algo, habeis de saber que el cielo y<span
-class="pagenum" id="Page_205">p. 205</span> cuanto se contiene debajo
-de él, y asimismo la tierra y lo que se encierra dentro de ella, va
-mudando cada dia su forma. Nosotros, que somos una parte del mundo
-(porque no somos solamente cuerpos, sino tambien almas espirituosas,
-que pueden transmigrar á las fieras y á los ganados), dejemos que
-vivan seguros y tranquilos aquellos seres en quienes pueden residir
-los espíritus de nuestros padres, hermanos y parientes, ó en fin, de
-los hombres cualesquiera que sean: no metamos en nuestros estómagos
-manjares y cenas como la de Tiestes. El que degüella á los inocentes
-novillos, y oye insensible sus tristes bramidos, ¡qué mala costumbre
-adquiere, y cómo se habitúa á derramar con impiedad la sangre humana!
-Lo mismo sucede al que se atreve á degollar á un cabritillo, que da
-gritos semejantes á los de un niño, y á comerse una ave que él mismo
-ha cebado. En todas estas cosas ¿qué es lo que falta para una completa
-maldad? Y ¿adónde se pasará y hará tránsito desde la impiedad de matar
-á los animales? El buey sírvanos para arar hasta que envejecido se
-muera. La oveja suminístrenos el defensivo contra el frio; y las cabras
-nos sirvan solo para ordeñarlas y sacarlas su leche. Dad de mano á las
-redes y lazos; no egerciteis las artes engañadoras; no useis de la liga
-para engañar los<span class="pagenum" id="Page_206">p. 206</span>
-pajarillos, ni de las flechas para los ciervos y demas animales de los
-montes, ni tampoco de los anzuelos escondidos bajo del cebo para los
-incautos peces. Perseguid y destruid á los animales que son dañosos;
-pero no hagais mas que matarlos, y no os sirvais de ellos para comer,
-sino contentaos con los alimentos proporcionados y conducentes.”</p>
-
-<p>Instruido Numa con estos y otros semejantes documentos, se cuenta
-que volvió á su patria, y que habiendo sido rogado y solicitado,
-sucedió á Rómulo, y tomó el gobierno del pueblo y reino latino. Este
-Rey, por los sabios consejos de Egeria su muger y de las Musas que
-consultaba, tuvo la felicidad de inspirar á un pueblo feroz, y que
-solo respiraba guerra, sentimientos de paz, afabilidad y equidad, y de
-instruirlo en las ceremonias de la religion. Reinó hasta una extrema
-vejez, y su muerte causó y costó lágrimas á las matronas romanas, al
-pueblo y á los senadores. Su muger, habiendo dejado á Roma, se retiró
-á la selva de Aricia, donde interrumpió muchas veces con sus gemidos
-y quejas los sacrificios que se ofrecian á aquella Diana que Orestes
-habia llevado alli. ¡Ah! ¡cuántas veces las Ninfas de los bosques y de
-los lagos la persuadieron que no llorase, procurando consolarla con
-sus palabras consolatorias! ¡Cuántas veces Hipólito, viéndola<span
-class="pagenum" id="Page_207">p. 207</span> bañada en lágrimas, le
-dijo: „¡Pon fin á tu llanto! No pienses que tu suerte es sola digna de
-llorarse; reflexiona las desgracias que acaecen á otros, y sufrirás
-con mas paciencia las tuyas! Mis calamidades bastarán á consolarte, y
-¡ojalá que no tuviese yo en mí mismo egemplares que proponerte para
-templar tu dolor! Pues puedo referirte los sucesos de aquel Hipólito
-que algunas veces habrá llegado á tus oidos, y que fue víctima de la
-credulidad de su padre, y de la calumnia y engaño de su madrastra. Te
-causará admiracion, y con dificultad podré inclinarte á la creencia;
-pero tengo de ello tales pruebas, como que soy el mismo Hipólito á
-quien la hija de Pasifae,<a id="FNanchor_172" href="#Footnote_172"
-class="fnanchor">[172]</a> en despique de que desprecié sus ruegos é
-instancias amorosas, me acusó á mi padre, fingiendo y suponiendo que
-yo me habia atrevido contra su honor, y atribuyéndome lo que ella
-habia intentado y querido, recriminando contra mí su propio delito,
-ó por recelo de que yo no lo descubriese é hiciese creer á mi padre,
-ó lo que es mas regular, ofendida y resentida de mi resistencia y
-desprecio. Aunque yo estaba inocente, mi padre, creyendo con ligereza
-la calumnia, me desterró de Atenas, y al tiempo de mi partida<span
-class="pagenum" id="Page_208">p. 208</span> profirió contra mí las mas
-horrorosas imprecaciones. Caminaba yo á mi destierro sobre mi carro,
-dirigiéndome á Trecene á refugiarme de mi abuelo Piteo, que reinaba en
-ella. Ya llegaba á las playas de Corinto cuando se alborotó el mar, y
-las aguas formaron una excrescencia que parecia una montaña que por
-momentos se iba elevando, hasta que precediendo espantosos bramidos,
-se rompió en lo mas alto aquel cúmulo de aguas, del que salió un
-terrible becerro marino armado con sus cuernos, y levantado del medio
-cuerpo arriba sobre las aguas, arrojaba gran porcion de ellas por las
-narices y boca. Llenáronse de pavor los que me acompañaban; mas yo, á
-quien solo afligian el cuidado y pena de mi destierro, me mantuve en
-mi presencia de ánimo. En esto espantándose los feroces caballos que
-tiraban el carro, volvieron la cabeza y cuello hácia el mar al oir el
-ruido, y empinadas las orejas, y espantados á la vista del monstruo,
-dejaron el camino, y echaron á correr, y á arrastrar el carro por
-asperezas y peñascos. Yo me esforzaba en vano á detenerlos, tirando
-de las riendas salpicadas de las blancas espumas que arrojaban, y me
-inclinaba hácia atras para tirar con mas fuerza. Estas diligencias
-no me hubieran sido inútiles, y yo hubiera conseguido detener el
-ímpetu y furor<span class="pagenum" id="Page_209">p. 209</span> de
-los caballos; pero tuve la desgracia de que una de las ruedas que
-sostienen el ege se quebró y deshizo por haber tropezado en el tronco
-de un árbol. Esta casualidad me hizo caer del carro, y como estaba
-asido á las riendas y enredado en ellas, si lo hubieras presenciado
-hubieras visto cómo fueron arrastradas mis vivas entrañas, cómo mis
-nervios y miembros se iban quedando á pedazos prendidos en los troncos
-y puntas de los peñascos, cómo sonaban mis huesos al tiempo que se
-rompian y quebraban, y cómo por último exhalé el alma ya debilitada,<a
-id="FNanchor_173" href="#Footnote_173" class="fnanchor">[173]</a> y en
-fin hubieras visto que no quedó de todo mi cuerpo miembro alguno que
-pudieras conocer, porque todos quedaron destrozados, y todo yo era una
-herida. ¿Puedes ahora, Egeria, ó te atreves á comparar tu desgracia
-con la mia? Añade tambien que bajé al reino tenebroso; que lavé mis
-heridas en las aguas inflamadas del Flegeton,<a id="FNanchor_174"
-href="#Footnote_174" class="fnanchor">[174]</a> y que jamas hubiera
-vuelto á ver la luz del dia, si el hijo de Apolo<a id="FNanchor_175"
-href="#Footnote_175" class="fnanchor">[175]</a> por la virtud
-poderosa de su arte no me hubiese vuelto la vida.<a id="FNanchor_176"
-href="#Footnote_176" class="fnanchor">[176]</a><span class="pagenum"
-id="Page_210">p. 210</span> Como Pluton estaba indignado del beneficio
-que acababa de recibir, y que mi presencia pudiera inspirar envidia á
-las sombras, Diana, al conducirme fuera de los infiernos, me cubrió
-de densas nubes; y para que estuviese seguro, y pudiera sin daño ser
-visto, mudó esta Diosa todas mis facciones, me aumentó la edad, y me
-dejó enteramente desconocido. Estuvo algun tiempo perpleja sobre si
-me dejaria en la isla de Creta ó en la de Delos. Y por último dejando
-la una y la otra, y pasando adelante, me trasportó á este pais,<a
-id="FNanchor_177" href="#Footnote_177" class="fnanchor">[177]</a> y me
-mudó el nombre para que el de Hipólito no recordase mis desgracias.
-„Tú te llamas Hipólito, me dijo; en lo sucesivo te llamarás Virbio.<a
-id="FNanchor_178" href="#Footnote_178" class="fnanchor">[178]</a>”
-Desde entonces habito en este bosque, y como uno de los Dioses menores
-vivo aqui oculto bajo la proteccion de Diana, y estoy dedicado y
-adscrito á su deidad.”</p>
-
-<p>Con todo, las desgracias de Hipólito no fueron bastantes para
-consolar el llanto de Egeria,<span class="pagenum" id="Page_211">p.
-211</span> la cual, dejándose caer en lo mas bajo de la falda de la
-montaña, se deshacia en lágrimas; y conmovida Diana de la piedad y
-cariño conyugal que la tenian en tanta afliccion, hizo de su cuerpo
-una fuente, y adelgazando sus miembros los redujo á un continuo
-manantial.</p>
-
-<p>La novedad de esta transformacion admiró á todas las Ninfas
-de aquel bosque, y el hijo de la Amazona<a id="FNanchor_179"
-href="#Footnote_179" class="fnanchor">[179]</a> se quedó tan pasmado
-como aquel labrador de Toscana cuando vió en el campo que araba un
-terron que primero por sí mismo y sin impulso de otro se movia, y
-despues dejando la forma de tierra, tomó la de hombre, y empezó á
-predecir lo por venir. Los naturales del pais le llamaron Tages, y
-fue el primero que enseñó á los etruscos el arte de adivinar. Tambien
-se puede comparar la admiracion de Hipólito á la de Rómulo, cuando
-habiendo arrojado su lanza al monte Palatino, la vió al momento echar
-raices, y que ya no era lanza, sino árbol, cuya sombra admiró á los que
-la veian, y nunca esperaron pudiera producirla una lanza.</p>
-
-<p>En fin, la admiracion de Hipólito fue tan grande como la de Cipo,<a
-id="FNanchor_180" href="#Footnote_180" class="fnanchor">[180]</a>
-cuando mirándose en<span class="pagenum" id="Page_212">p. 212</span>
-las aguas del Tíber, vió que tenia cuernos en su cabeza. Esta maravilla
-la tuvo al principio por una ilusion; pero habiendo llevado muchas
-veces las manos á la frente, tocó con ellas lo que acababa de ver. Esta
-aventura, que le sucedió cuando volvia á Roma despues de haber vencido
-los enemigos de la patria, le obligó á detenerse; y levantando los
-ojos y manos al cielo, hizo esta súplica: „¡Ó Dioses! si este prodigio
-es un feliz presagio, consiento que lo sea para el pueblo romano; si
-es de mal agüero, que no sea funesto sino á mí solo.” Despues erigió
-un altar de césped, sobre el cual quemó incienso, derramó vino, y
-despues que sacrificó dos ovejas, especuló en sus entrañas lo que los
-Dioses le anunciaban por este extraño caso. El adivino Tirreno,<a
-id="FNanchor_181" href="#Footnote_181" class="fnanchor">[181]</a>
-que las examinó al mismo tiempo, percibió que prometian, aunque de
-un modo oscuro, grandes destinos á Cipo; pero luego que quitó la
-vista de las fibras de la víctima para levantarla á los cuernos de
-Cipo: „Salve, le dijo; yo te saludo en calidad de Rey. Lo que te
-acaba de suceder me anuncia que Roma y cuanto está sujeto á su poder
-te reconocerán por Soberano. Apresúrate á<span class="pagenum"
-id="Page_213">p. 213</span> entrar en la ciudad que te abre sus
-puertas: asi lo mandan los hados. Luego que llegues á la ciudad serás
-coronado, y tu reinado será largo y tranquilo.” Á estas palabras Cipo
-retrocedió, y apartando su desagradable rostro de los muros de la
-ciudad, dijo: „¡Ah! ¡qué funesto presagio! ¡Arrojen los Dioses lejos
-tal agüero! Mas bien querré pasar en destierro el resto de mi vida,
-que entrar en el Capitolio con el nombre de Rey.” Dijo esto, y al
-punto convoca al senado y al pueblo; y habiendo tenido la precaucion
-de cubrirse la cabeza con una corona de laurel, se puso sobre una
-altura hecha por los soldados.<a id="FNanchor_182" href="#Footnote_182"
-class="fnanchor">[182]</a> Alli, despues de haber rogado á los Dioses
-segun costumbre antigua, habló en estos términos: „Aqui hay un hombre
-que será vuestro Rey si no le echais de la ciudad. Quién sea este lo
-mostraré por una señal, no por el nombre. Cuernos tiene en la frente,
-y los adivinos le han pronosticado que si entra en Roma será Rey,
-y os dará leyes. Pudiera haber entrado con ímpetu por las puertas
-abiertas; pero yo se lo he estorbado, aunque ninguno está mas unido á
-él que yo. Á vosotros, ó romanos, pertenece ahora estorbarle la<span
-class="pagenum" id="Page_214">p. 214</span> entrada, y si lo teneis
-por causa suficiente para ello, aprisionadle con pesadas cadenas, ó
-mas bien aseguraos de tal miedo con la muerte del tirano.” Á este
-discurso siguió un confuso rumor de todo el pueblo, como el que hace
-un torbellino cuando sopla en los elevados pinares, ó como el de las
-olas del mar cuando se oyen desde lejos; pero entre lo mucho que
-confusamente articulaba el pueblo se percibia bien que todos á una voz
-decian: „¿Quién es ese hombre?” En esto empezaron á buscarle, mirándose
-y reconociéndose las frentes y cabezas unos á otros, buscando al que
-tenia la señal de los cuernos, y entonces Cipo, quitándose la guirnalda
-que los cubria, y enseñando los dos que tenia en sus sienes, les dijo:
-„Yo soy; miradme: aqui teneis al que buscais.” Todos bajaron la vista,
-y empezaron á suspirar, no atreviéndose á mirar (¡quién lo creyera!) la
-cabeza de aquel que tan benemérito era á la patria; y no permitiendo
-que estuviese mas tiempo desairado con aquella insignia tan indecorosa,
-se la cubrieron volviéndole á poner la guirnalda.</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E139">
- <img class="thick"
- src="images/i_p253.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(139) Cipo predice al pueblo Romano tendria un<br />
- Rey, y quitándose la corona, dice, vedle aqui.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">Los senadores, no pudiendo permitir la entrada en la
-ciudad á un hombre á quien el agüero pronosticaba y destinaba la
-dignidad real, le concedieron y decretaron fuera de ella otra tanta
-tierra cuanta pudiese rayar y señalar con el sulco que uncidos al
-<span class="pagenum" id="Page_215">p. 215</span>arado hiciesen dos
-bueyes desde salir el sol hasta ponerse; y para la perpetua memoria de
-este suceso hicieron esculpir en los postes de bronce de la puerta por
-donde debia haber entrado Cipo una estupenda figura de un hombre con
-cuernos.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1502">
- <p><span class="pagenum" id="Page_216">p. 216</span></p>
- <h3>FÁBULA II.</h3>
- <p class="subh3"><i>ESCULAPIO ES LLEVADO Á ROMA.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">M</span>usas, deidades propicias
-á los poetas (pues lo sabeis, y no se os olvidan las cosas por el
-transcurso de mucho tiempo), recordadme, para que yo pueda referirlo,
-de donde fue traido Esculapio á la isla que está rodeada por el Tíber,
-y admitido entre las deidades romanas. Una cruel peste infestó en otro
-tiempo todo el aire y la atmósfera de Italia, la cual causaba muchos
-estragos, y los cuerpos de los enfermos se corrompian, y en lugar
-de sangre destilaban materia. Afligidos y oprimidos los hombres con
-tantas muertes, despues de haber intentado en vano los medios humanos,
-y viendo que nada aprovechaban el arte ni los remedios, recurrieron
-á implorar el auxilio del cielo, y enviaron á consultar el oráculo
-de Apolo que estaba en Delfos, suplicándole se dignase socorrer la
-calamidad, dando una saludable y favorable respuesta, y poniendo fin
-á los males que afligian á la ciudad. Apenas se habia acabado la
-súplica de los diputados, cuando á un tiempo temblaron el templo, los
-laureles y las aljabas que él tiene, y se oyó salir del fondo de la
-sagrada<span class="pagenum" id="Page_217">p. 217</span> trípode<a
-id="FNanchor_183" href="#Footnote_183" class="fnanchor">[183]</a> esta
-voz, que llenó de admiracion á todos: „Romanos, lo que venis á buscar
-aqui lo podiais haber hallado en lugar mas cercano que este. No teneis
-necesidad de mi auxilio, sino del de mi hijo.<a id="FNanchor_184"
-href="#Footnote_184" class="fnanchor">[184]</a> Id con buen auspicio, y
-llevad á Roma al hijo de Apolo.”</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E138">
- <img class="thick"
- src="images/i_p257.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(138) Roma, afligida de la peste, envia á Delfos<br />
- á consultar el Oráculo de Apolo.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">Despues que el prudente senado recibió la celestial
-respuesta se informó con cuidado del nombre de la ciudad en que existia
-Esculapio, y cuando lo supo envió comisionados que navegasen á Epidauro
-para traerle. Luego que la nave llegó, los romanos se presentaron á los
-principales de la ciudad, que se habian juntado para recibirlos, y les
-rogaron que les diesen á Esculapio para que su presencia finalizase
-los crueles males que la Italia padecia, añadiendo que asi lo mandaba
-el oráculo de Apolo. Hubo sobre este punto muchos y varios pareceres,
-porque algunos fueron de opinion de que debia concedérseles el socorro
-que pedian, y otros muchos lo resistieron, fundándose en que no debian
-desprenderse ni entregar á unos extrangeros una deidad que era suya
-propia y el apoyo de su salud. Sin haberse resuelto cosa alguna se
-concluyó<span class="pagenum" id="Page_218">p. 218</span> el dia,
-y llegó la temerosa noche, en la cual el Dios Esculapio apareció en
-sueño al principal de los legados romanos en la misma forma y figura
-que se le suele ver y venerar en su templo, teniendo un báculo en
-la mano izquierda, y componiendo su larga barba con la derecha, le
-dijo con semblante halagüeño: „Deja el temor: iré contigo; pero será
-bajo otra figura. Mira ahora esta serpiente que se enrosca al rededor
-de mi báculo: nótala bien con la vista para que puedas conocerla.
-Me transformaré en ella, aunque seré algo mayor, y pareceré tan
-grande como deben ser las deidades cuando se transforman.” Con esto
-desapareció el Dios, y con él el sueño; despertó el embajador, y llegó
-el dia.</p>
-
-<p>Luego que la Aurora disipó las tinieblas, los próceres se juntaron
-en el magnífico templo de Esculapio, y le ruegan que muestre con
-señales en qué lugar quiere ser reverenciado. Apenas habian acabado
-su súplica cuando este Dios en figura de una reluciente serpiente con
-empinada cresta anunció su venida con espantosos silbidos. Al llegar
-y dejarse ver en dicha forma conmovió é hizo temblar la estatua, las
-aras, las puertas, el pavimento, el techo y todo el templo. En medio
-de este y en lo mas elevado de un altar se constituyó la serpiente,
-y erigiéndose del medio<span class="pagenum" id="Page_219">p.
-219</span> cuerpo arriba, empezó á volver á todos lados sus ojos, que
-centelleaban como fuego. Los circunstantes se llenaron de pavor, y el
-sacerdote que asistia, adornada su blanca cabeza y cabellera con la
-venda sacerdotal, conociendo que la deidad se ocultaba bajo la figura
-de serpiente, gritó diciendo: „Este es el Dios; este es Esculapio:
-todos los que os hallais presentes alabadle y veneradle, diciendo
-conmigo: Sea en pública utilidad, ó deidad placidísima, el que te hayas
-dejado ver en esta figura, y resulte de ello el que socorras á los
-pueblos que te veneran y celebran tus fiestas.” Todos los que estaban
-presentes, obedeciendo al sacerdote, veneraron á Esculapio, repitiendo
-la deprecacion que acababa de hacer aquel, y los romanos hicieron
-piadosos y religiosos votos y promesas con el ánimo y con la voz.<a
-id="FNanchor_185" href="#Footnote_185" class="fnanchor">[185]</a>
-Mostró la deidad que las aceptaba con los ademanes de mover la cresta,
-y repetir tres silbidos como prendas y señales de su anuencia. Al
-momento empezó á deslizarse é irse bajando por los vistosos escalones
-del altar; y volviendo la vista hácia atras, miraba las antiguas aras
-como despidiéndose<span class="pagenum" id="Page_220">p. 220</span>
-de su domicilio y del templo en que habia habitado. Desde alli siguió
-deslizándose y arrastrando por el suelo, que estaba sembrado de ramos
-y flores; y atravesando con su movimiento espiral por medio de la
-ciudad, se dirigió al puerto, donde paró, y con halagüeños ademanes
-daba á entender que despedia al acompañamiento, y á los que hasta alli
-le habian seguido, y entró en la nave de los romanos, que se halló
-sobrecargada con el nuevo peso de la deidad. Los legados se llenaron de
-gozo; y habiendo sacrificado un toro en la playa, soltaron las amarras
-de la nave, que tenian adornada con coronas y guirnaldas de flores, y
-se hicieron á la vela.</p>
-
-<p>El buque navegaba con un suave y próspero viento; y el Dios, que iba
-en figura de serpiente, subiéndose á la popa, y erigiendo su cerviz,
-miraba desde alli las cerúleas aguas. Á beneficio del viento atravesó
-la nave el mar Jonio en seis dias, y llegó á las costas de Italia, por
-las que continuó su rumbo, dejándose atras el promontorio de Lacinia,
-famoso por el templo de Juno, el golfo de Esciglo, el de Calabria, y
-á fuerza de remos se apartó de los peñascos de Anfisa, y caminando
-á la derecha, pasó á la Ceraunia, el Romechio, Caulona y Naricia.<a
-id="FNanchor_186" href="#Footnote_186" class="fnanchor">[186]</a> Y
-venciendo<span class="pagenum" id="Page_221">p. 221</span> todos
-los peligros de estos mares, se entró en el estrecho de Peloro,
-que está en Sicilia, y atravesando las islas Eolias, el Temese,
-abundante de metales, la Leucosia, el templado Pesto, siempre
-floreciente por su abundancia de rosales. De alli pasó á la vista de
-Capri, del promontorio de Minerva y de las colinas de Surrento,<a
-id="FNanchor_187" href="#Footnote_187" class="fnanchor">[187]</a> tan
-nombradas por sus buenos vinos; de la ciudad de Hércules, de Stavia
-y de Nápoles, ciudad deliciosa, que es la mansion de los juegos y
-placeres; del templo dedicado á la Sibila de Cumas; de las fuentes
-calientes de Bayas; de Linterno, que lleva muchos lentiscos; del
-Vulturno, que trae mucha arena debajo de su corriente; de la ciudad
-de Sinuesa, poblada de palomas blancas; de Minturna, donde el aire es
-grueso y nocivo; de Cayeta, donde Eneas enterró á su ama de leche;
-de Formium, donde reinó el cruel Antifates; de Terracina, ciudad
-rodeada con una laguna; del promontorio de Circe, y de Ancio, que
-tenia una firme playa, donde los romanos, viendo que el mar empezaba á
-embravecerse, se vieron obligados á entrar. Luego que tomaron tierra,
-Esculapio salió de la nave, y caminando con<span class="pagenum"
-id="Page_222">p. 222</span> tortuosos arcos y vueltas espirales, llega
-al templo de Apolo su padre, que estaba en esta playa. Despues que el
-mar se apaciguó sale de alli, vuelve á la nave, y deslizándose por
-lo largo del timon, subió á la popa, y se colocó en ella mientras
-navegaban hácia Castro, de donde pasaron cerca de la ciudad de Lavinio,
-y de alli entraron en la embocadura del Tíber. Aqui salieron á
-recibirle todo el pueblo precipitadamente, las matronas, los senadores,
-y hasta las Vestales, que guardan el fuego de Vesta traido de Troya,<a
-id="FNanchor_188" href="#Footnote_188" class="fnanchor">[188]</a>
-saludando todos á la recien venida deidad con una alegre vocería, y
-acompañando por las riberas á la nave que caminaba por el rio, quemaban
-incienso en las aras que á trechos y al efecto tenian prevenidas y
-erigidas. Á una y otra orilla habia voces y aclamaciones, y se ofrecian
-inciensos y víctimas, y de este modo llegó la nave á la ciudad, que era
-ya cabeza del orbe. En fin, luego que llegaron á Roma, Esculapio se
-subió á lo alto del mástil del navío, y busca al rededor lugar aparente
-para habitar. Dividiéndose el Tíber en dos brazos, forma en este sitio
-una isla,<span class="pagenum" id="Page_223">p. 223</span> que dista
-á igual distancia de sus dos orillas. Aqui se fue el hijo de Apolo
-despues de haberse revestido de la magestad que le convenia. Puso fin á
-los llantos, y trajo la salud á la ciudad.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1503">
- <p><span class="pagenum" id="Page_224">p. 224</span></p>
- <h3>FÁBULA III.</h3>
- <p class="subh3"><i>CÉSAR TRANSFORMADO EN ASTRO.</i></p>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">E</span>sculapio vino de otras
-regiones á ser venerado en nuestros templos; pero César es deidad
-propia de Roma su ciudad. Este hombre incomparable, grande en la
-guerra, grande en la paz, no mereció tanto ocupar un lugar en el cielo
-y formar en él un nuevo astro por haber triunfado de los enemigos de
-Roma, por haber arreglado los negocios de la república, y por haberse
-adquirido una gloria inmortal, como por las virtudes de su sucesor.<a
-id="FNanchor_189" href="#Footnote_189" class="fnanchor">[189]</a> En
-efecto, el mayor mérito de César, su mas brillante título es ser padre
-de Augusto. El haber sujetado á la Gran Bretaña, el haber visto sus
-naves victoriosas entrar en el Nilo, el haber domado á los rebeldes
-numidas y vencido á su Rey Juba, el haber reducido bajo el poder de los
-romanos los pueblos del Ponto, soberbios con las victorias y nombre
-del gran Mitridates; en una palabra, el haber triunfado algunas veces,
-y el haber merecido tambien muchas veces los honores del triunfo, son
-unas acciones menos gloriosas<span class="pagenum" id="Page_225">p.
-225</span> para él, que el haber adoptado á un hombre tan grande.
-¡Dioses! haciendo á Augusto el dueño del mundo, habeis atendido
-bastantemente á nuestra felicidad.</p>
-
-<div class="figcenter mt2" id="E140">
- <img class="thick"
- src="images/i_p267.jpg"
- style="width: 22em; height: auto;"
- alt="Ilustración" />
- <p class="caption">(140) Asesinado Julio César en el Senado<br />
- Venus le transforma en cometa.</p>
-</div>
-
-<p class="mt2">Convino pues colocar á César en el número de los Dioses
-para que Augusto no procediese de sangre mortal. Venus, que conocia
-la necesidad que habia de hacerlo, y que veia al mismo tiempo las
-conspiraciones que tramaban contra la vida del Soberano Pontífice,<a
-id="FNanchor_190" href="#Footnote_190" class="fnanchor">[190]</a>
-estaba inquieta, y daba parte de sus inquietudes á todos los Dioses
-que encontraba. „Mirad, les decia, los funestos preparativos que hacen
-contra mí; mirad con qué furor y con qué crueldad acometen á los
-dias de un Príncipe, el único que me queda de la sangre de Julio.<a
-id="FNanchor_191" href="#Footnote_191" class="fnanchor">[191]</a> ¿Por
-ventura he de ser yo sola siempre egercitada de justos cuidados? Yo
-no pude en otro tiempo preservarme de los golpes de Diomedes, cuyas
-flechas fueron teñidas en mi sangre. Yo no pude salvar á Troya, á pesar
-de los esfuerzos que hice para defenderla. Testigo de los peligros
-infinitos que corrió<span class="pagenum" id="Page_226">p. 226</span>
-Eneas mi hijo, yo le he visto expuesto á las olas, errar de mares en
-mares, bajar despues á la mansion de las sombras, en fin sostener una
-larga y peligrosa guerra contra Turno, ó si he de confesar la verdad,
-con Juno mas bien. ¿Para qué me acuerdo de los daños de mi generacion?
-La desgracia de hoy no me deja acordar de las cosas primeras: veis que
-los malvados cuchillos se aguzan contra mí, los cuales os ruego que
-eviteis; estorbad una gran maldad, y no permitais que el fuego sagrado
-de Vesta se apague con la muerte del Pontífice.”</p>
-
-<p>Tales eran las quejas con que Venus congojosa en vano hacia resonar
-el Olimpo para hacer sensibles á los Dioses de sus males. Aunque no
-les sea permitido mudar los decretos eternos de las Parcas, pueden sin
-embargo anunciar por medio de algunas señales las desgracias con que
-nos amenazan. Cuentan en efecto que las armas, que hacian un horroroso
-ruido en medio de los aires, y las terribles trompetas y tambores
-que se oian en el cielo<a id="FNanchor_192" href="#Footnote_192"
-class="fnanchor">[192]</a> prenunciaron la maldad. Tambien el sol,
-pálido y macilento, daba una triste y lúgubre luz: muchas veces se
-vieron arder hachas entre<span class="pagenum" id="Page_227">p.
-227</span> los otros astros, y caer gotas de sangre mezcladas con
-la lluvia. El lucero no daba sino una triste luz, y el carro de la
-luna estaba ensangrentado. El funesto buho dió agüeros tristes en
-mil lugares; en mil lugares se vieron estatuas de mármol cubiertas
-de sudor, y se oyeron cantos y voces que amenazaban en los bosques
-sagrados. Las víctimas ofrecian funestos presagios, y anunciaban
-tumultos y sediciones. Aun en las entrañas de una de estas víctimas
-se vió que el cuchillo habia cortado la parte superior del hígado.
-Los nocturnos perros aullaban en las plazas públicas al rededor de
-los templos y de las casas: cuentan tambien que se vieron vagar las
-sombras de los muertos, y que se llenó de temblores la ciudad. No
-obstante los presagios de los Dioses no pudieron vencer las asechanzas
-y hados futuros. Llevaron al Capitolio los puñales y espadas, porque
-no hallaron en toda la ciudad lugar mas propio para el parricidio que
-el senado. Venus, testigo de estos funestos preparativos, despues de
-haber dado señales de su dolor hiriéndose el pecho, queria ocultar á
-César bajo de la misma nube con que en otro tiempo habia ocultado á
-Páris del furor de Menelao, y cubierto á Eneas contra los tiros de
-Diomedes, cuando Júpiter le habló de esta manera: „¿Pretendes, hija
-mia, oponerte á<span class="pagenum" id="Page_228">p. 228</span> la
-sentencia irrevocable del destino? Entra en el palacio de las Parcas, y
-verás alli los destinos de todos los hombres tan profundamente grabados
-en el bronce y metal, que ni el choque de los cielos, ni la violencia
-del rayo, ni la ruina entera de la naturaleza son capaces de borrarlos.
-Hallarás alli los de tus descendientes esculpidos en perpetuo diamante:
-yo mismo los he leido; y como los tengo en la memoria, voy á decírtelos
-para que no ignores mas tiempo lo que debe sucederles. El que causa
-hoy tus inquietudes ha cumplido sus destinos: los dias que debia
-vivir en la tierra han fenecido: tú y su hijo adoptivo, que heredero
-del nombre de su padre sucederá en el imperio, dispondreis que como
-elevado al cielo se le edifiquen templos y sea venerado en ellos, y
-me tendrá de su partido para que con fortaleza concluya las guerras
-hasta dejar vengada la muerte de su padre. En su reinado, cercada y
-sitiada la ciudad de Modena,<a id="FNanchor_193" href="#Footnote_193"
-class="fnanchor">[193]</a> será reducida á pedir la paz. Los
-llanos de Farsalia,<a id="FNanchor_194" href="#Footnote_194"
-class="fnanchor">[194]</a> regados otra vez con<span class="pagenum"
-id="Page_229">p. 229</span> sangre de Macedonia, experimentarán su
-castigo, y el gran Pompeyo será vencido en los mares de Sicilia.<a
-id="FNanchor_195" href="#Footnote_195" class="fnanchor">[195]</a>
-Tambien será vencida Cleopatra, muger del general romano Marco
-Antonio, sin que le aproveche este matrimonio, y quedarán vanas y
-frustradas sus amenazas de hacer tributario á Egipto el Capitolio
-romano. ¿Para qué te numeraré los pueblos bárbaros que estan de la
-una y otra parte del Océano, puesto que la tierra y el mar estarán
-sujetas á este gran Príncipe?<a id="FNanchor_196" href="#Footnote_196"
-class="fnanchor">[196]</a> Despues que haya dado la paz al universo,
-le dará leyes justas y saludables, y se aplicará únicamente á hacerlas
-florecer. Su virtud y prudencia serán el egemplo y las reglas de las
-costumbres y probidad. Llevando sus miras y prevencion á la edad de los
-futuros siglos, escogerá para sucesor al hijo de una esposa virtuosa,<a
-id="FNanchor_197" href="#Footnote_197" class="fnanchor">[197]</a>
-al que dejará su nombre y el imperio. En fin, no será recibido en
-el cielo, que le pertenece, hasta que sus años igualen al número de
-sus heroicas acciones. En<span class="pagenum" id="Page_230">p.
-230</span> este supuesto, hija mia, encárgate entre tanto de recibir
-el alma de César cuando salga de su cuerpo muerto á puñaladas, y
-transfórmala en una estrella<a id="FNanchor_198" href="#Footnote_198"
-class="fnanchor">[198]</a> para que tu descendiente Julio César mire
-siempre desde los astros el Capitolio y Foro romano.”</p>
-
-<p>Apenas Júpiter habia acabado de hablar, cuando Venus descendió al
-senado sin ser vista de nadie; y recibiendo el alma de su César antes
-que se desvaneciese en los aires, la llevó á los cielos; y mientras la
-llevaba vió que arrojaba un gran resplandor, y la dejó tomar su vuelo.
-Entonces se elevó ella misma mas allá de la luna; y dejando sobre su
-camino una huella luminosa<a id="FNanchor_199" href="#Footnote_199"
-class="fnanchor">[199]</a> y una especie de cabellera inflamada, fue al
-cielo á formar un nuevo astro; y viendo de alli las heroicas hazañas
-de su hijo, confiesa con placer que son mayores que las suyas, y se
-alegra de serle inferior. Aunque la modestia de Augusto no permite que
-sus hechos se prefieran á los de su padre, no obstante la fama, libre y
-no sujeta á mandatos algunos, lo prefiere, aunque él lo rehusa;<span
-class="pagenum" id="Page_231">p. 231</span> y en esto solo no está de
-acuerdo con él. Asi Atreo cede á los títulos de Agamenon: asi Teseo
-vence á Egeo su padre: asi Peleo es inferior á su hijo Aquiles.<a
-id="FNanchor_200" href="#Footnote_200" class="fnanchor">[200]</a> En
-fin, para usar de egemplos iguales á ellos, asi Saturno es menor que
-Júpiter. Júpiter reina en los cielos, Augusto es el dueño de la tierra:
-uno y otro son rectores y padres. Ruégoos, ó Dioses compañeros de
-Eneas, que abristeis camino por medio de los fuegos y aceros, Dioses
-Indígetes, Quirino, fundador del imperio romano; Marte, padre del
-invicto Rómulo; Vesta, y tú Apolo, que ambos estais en el número de los
-Dioses Penates del Emperador; Júpiter, que de lo alto del Olimpo echas
-miradas favorables sobre el Capitolio; vosotras en fin, divinidades
-benéficas, cuyo auxilio es lícito á un poeta implorar, ruégoos que se
-aleje mas allá de nuestra vida aquel dia en que este gran Emperador
-debe dejar la tierra, de la que es dueño, para ocupar su lugar en el
-cielo: cuando esté entre vosotros haced que favorezca á los que le
-ruegan.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Ch1503a">
- <p><span class="pagenum" id="Page_232">p. 232</span></p>
- <h3 class="subh3 g1"><i>PERORACION.</i></h3>
-</div>
-
-<p class="ti0"><span class="big">H</span>e concluido ya esta mi obra,
-contra la cual ninguna jurisdiccion tendrán ni podrán borrarla ni la
-ira de Júpiter, ni el fuego, ni el hierro, ni el tiempo consumidor.
-Cuando llegue aquel dia, que no teniendo derecho sobre otra cosa
-que sobre mi cuerpo, acabe el espacio de mi incierta vida, la mejor
-parte de mí será eterna y ensalzada sobre los astros, y mi nombre
-será indeleble. Seré leido por todo el pueblo en toda la extension de
-las tierras que estan sujetas á la romana potencia; y si algo tienen
-de verdad los presagios de los poetas, vivirá mi fama por todos los
-siglos.</p>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="Notas">
- <h2 class="nobreak g0">NOTAS</h2>
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_1" href="#FNanchor_1" class="label">[1]</a> Este
-dragon que devoró á los nueve polluelos y á la madre dió asunto y
-cuerpo al célebre emblema de Alciato, á quien puso por lema: <i>Ex
-arduis perpetuum nomen</i>, el que puede verse, y el comento de nuestro
-humanista el Brocense.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_2" href="#FNanchor_2" class="label">[2]</a> Esta
-transformacion significa la perpetua memoria que quedaria de la guerra
-de Troya.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_3" href="#FNanchor_3" class="label">[3]</a> Aqui se
-pone Nereo por el mar, ó mas bien y con mas propiedad por la agitacion
-en que se hallaba, y que impedia navegar.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_4" href="#FNanchor_4" class="label">[4]</a> El enojo
-de esta Diosa contra los griegos procedia de que Agamenon, sin saberlo,
-habia herido á una cierva que la estaba dedicada.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_5" href="#FNanchor_5" class="label">[5]</a> Este
-sacrificio de Ifigenia es una fábula que se pudo forjar sobre la
-confusa noticia que tuviesen los griegos del de Isac, y segun su genio
-lo aplicaron á Ifigenia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_6" href="#FNanchor_6" class="label">[6]</a>
-Ingeniosamente y con mucha propiedad coloca el poeta el palacio de la
-Fama en un sitio medio entre la region celeste, el mar y la tierra,
-para que á él puedan de todas partes llegar las noticias.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_7" href="#FNanchor_7" class="label">[7]</a> La Fama
-aumenta las noticias, y van estas creciendo conforme van comunicándose
-de unos en otros.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_8" href="#FNanchor_8" class="label">[8]</a> Elegante
-descripcion de la Fama por sus atributos, propiedades y efectos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_9" href="#FNanchor_9" class="label">[9]</a> Estos y
-los demas que anteceden los indica como compañeros de la Fama, y pueden
-ser asunto á los pinceles y buriles para expresar con propiedad la
-imagen ó estatua de aquella.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_10" href="#FNanchor_10" class="label">[10]</a> Fue
-hijo de Ificlo, Rey de Epiro, casado con Laodamia. Pronosticóle el
-oráculo que moriria en la guerra de Troya, porque estaba escrito en
-los hados que moriria el primer griego que desembarcase en las playas
-troyanas; con todo, y con desprecio del oráculo, saltó el primero á
-ellas, y fue muerto por Hector, segun lo recelaba su muger en aquellas
-palabras con que se explica en la carta que le dirigió, que es una
-de las Heroidas de Ovidio, diciendo: <i>Sors quoque nescio quem fato
-designat &amp;c.</i></p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_11" href="#FNanchor_11" class="label">[11]</a> Se
-llamaron asi por el promontorio Sigeo que estaba en tierra de Troya.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_12" href="#FNanchor_12" class="label">[12]</a> Era
-una máquina bélica que se llamaba <i>carro falcato</i>, desde el cual
-peleaban los mas esforzados capitanes.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_13" href="#FNanchor_13" class="label">[13]</a>
-Arrogancia con que Cigno moteja á Aquiles de hijo de Tetis, gloriándose
-de que él lo era de Neptuno.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_14" href="#FNanchor_14" class="label">[14]</a> Cigno
-era invulnerable.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_15" href="#FNanchor_15" class="label">[15]</a> Era
-la parma el diámetro del escudo, cuyo centro prominente se llamaba
-<i>umbo</i>, de donde vino la voz <i>umbilicus</i>. En la parma se
-pintaban las hazañas del soldado, y el que aun no habia hecho algunas
-la llevaba blanca, como se colige de aquella expresion y emistiquio de
-Virgilio: <i>Parmaque inglorius alba</i>.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_16" href="#FNanchor_16" class="label">[16]</a> Fue
-convertido en cisne.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_17" href="#FNanchor_17" class="label">[17]</a> Era
-rito ó ceremonia litúrgica el adornar con cintas las astas de las
-víctimas que habian de sacrificarse, y tambien dorarlas, como lo hizo
-aquel sacerdote Étnico, que queria hacer sacrificio á S. Pablo y á S.
-Bernabé, teniendo á este por Júpiter, y á aquel por Mercurio.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_18" href="#FNanchor_18" class="label">[18]</a>
-Tambien era ceremonia litúrgica el dividir la víctima, separando parte
-de ella para los que la ofrecian; pero parece que los étnicos no usaron
-el holocausto, el que, segun la ley de Moises, consistia en abrasar
-toda la ofrenda sobre el altar, sin separar parte alguna de ella.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_19" href="#FNanchor_19" class="label">[19]</a>
-Era costumbre y uso en las antiguas cenas y una de sus ceremonias
-el que durante ellas se cantaba alguna pieza poética, se bailaba ó
-representaba algun drama. Para el canto servia la cítara, y para
-la representacion las flautas, las cuales, segun la modulacion que
-requeria el drama, eran pares ó impares, diestras ó siniestras, ó
-sarranas.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_20" href="#FNanchor_20" class="label">[20]</a> Fue
-Rey de Pilos, uno de los que concurrieron á la guerra de Troya, y de
-los mas distinguidos por su elocuencia, prudencia y larga vida, pues se
-cuenta de él que vivió mas de trescientos años.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_21" href="#FNanchor_21" class="label">[21]</a>
-Nombre gentilicio de algunos pueblos de Tesalia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_22" href="#FNanchor_22" class="label">[22]</a> Monte
-de Tesalia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_23" href="#FNanchor_23" class="label">[23]</a>
-Tetis.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_24" href="#FNanchor_24" class="label">[24]</a> Fue
-amigo íntimo de Teseo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_25" href="#FNanchor_25" class="label">[25]</a> Sigue
-hablando Nestor, y refiere en esta fábula la guerra entre los Centauros
-y Lapitas, en la que se halló, y conoció en ella á Ceneo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_26" href="#FNanchor_26" class="label">[26]</a> El
-Centauro Neso, como se dirá en adelante, fue el que intentó robar á
-Deyanira, y por eso fue muerto por Hércules de un flechazo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_27" href="#FNanchor_27" class="label">[27]</a>
-Nestor.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_28" href="#FNanchor_28" class="label">[28]</a>
-Hermano de Polux, hijos de Júpiter y Leda, como queda dicho.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_29" href="#FNanchor_29" class="label">[29]</a> Dice
-esto por el pronóstico que poco antes habia hecho al Centauro Neso de
-que moriria por las flechas de Hércules.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_30" href="#FNanchor_30" class="label">[30]</a>
-Las lanzas de los macedonios se llamaban y las llama aqui Ovidio
-<i>sarissas</i>, asi como las de los romanos se llamaban pilas, y los
-soldados que combatian con ellas pilanos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_31" href="#FNanchor_31" class="label">[31]</a> Es el
-águila.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_32" href="#FNanchor_32" class="label">[32]</a>
-Vulcano, que á ruegos de Tetis fabricó las armas de Aquiles, y es
-tenido por el fuego.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_33" href="#FNanchor_33" class="label">[33]</a> El
-escudo de Ayax tenia forrada su parma siete veces con cuero de buey.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_34" href="#FNanchor_34" class="label">[34]</a>
-Exordio <i>ex abrupto</i>, arrogante y propio de un soldado.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_35" href="#FNanchor_35" class="label">[35]</a>
-Para inclinar al odio y desprecio de Ulises confiesa que le excede en
-astucias otro tanto como él á Ulises en valor.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_36" href="#FNanchor_36" class="label">[36]</a> Modo
-ingenioso de persuadir que todas fueron inciertas.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_37" href="#FNanchor_37" class="label">[37]</a> Echa
-en cara á Ulises el que se ocultó y fingió loco para no concurrir á la
-guerra de Troya, y hubiera estado oculto si Palamedes no le hubiese
-descubierto con un ardid.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_38" href="#FNanchor_38" class="label">[38]</a>
-Porque murió por una calumnia de Ulises.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_39" href="#FNanchor_39" class="label">[39]</a>
-Epíteto terrible con que Ayax intenta abatir y deslucir el mérito de
-Ulises.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_40" href="#FNanchor_40" class="label">[40]</a> Las
-flechas de Hércules eran uno de los requisitos sin los cuales no podia
-ser tomada Troya. Fue enviado Ulises á traer á Filoctetes, á quien
-Hércules las habia dado al tiempo de su muerte, y se vino sin él,
-dejándole abandonado en la isla de Lemnos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_41" href="#FNanchor_41" class="label">[41]</a> La
-libertó Ayax del fuego que contra ella arrojaban los troyanos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_42" href="#FNanchor_42" class="label">[42]</a> Asi
-se llamaba la lanza de Aquiles.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_43" href="#FNanchor_43" class="label">[43]</a>
-Acciones todas muy significativas, y que sirven para conciliar la
-atencion y benevolencia de los oyentes.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_44" href="#FNanchor_44" class="label">[44]</a>
-Nuestra solo es la propia virtud. Las hazañas y heroicos hechos de
-nuestros antepasados no podemos llamarlos nuestros. Un quilate de
-nobleza adquirida es preferible á toda la heredada.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_45" href="#FNanchor_45" class="label">[45]</a> Echa
-en cara á Ayax el destierro de su padre Telamon.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_46" href="#FNanchor_46" class="label">[46]</a> En la
-una estaba Peleo y en la otra Pirro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_47" href="#FNanchor_47" class="label">[47]</a>
-Aquiles.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_48" href="#FNanchor_48" class="label">[48]</a> Una
-de las cosas que, segun el hado, se requerian para la guerra y toma de
-Troya era que Aquiles concurriese á ella.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_49" href="#FNanchor_49" class="label">[49]</a> Se
-aplica todas las hazañas de Aquiles por haber sido quien le trajo á la
-guerra.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_50" href="#FNanchor_50" class="label">[50]</a> Todas
-estas conquistas, que eran estorbo para la de Troya, fueron hechas por
-Aquiles.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_51" href="#FNanchor_51" class="label">[51]</a>
-Propónese aqui la causa de la guerra de Troya.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_52" href="#FNanchor_52" class="label">[52]</a>
-Moteja en esto á Ayax, quien, si salió al desafio con Hector, no fue
-voluntariamente, sino porque le tocó por suerte.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_53" href="#FNanchor_53" class="label">[53]</a> Era
-un aliado de los troyanos, y que vino en socorro de ellos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_54" href="#FNanchor_54" class="label">[54]</a>
-Ironía muy viva y punzante.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_55" href="#FNanchor_55" class="label">[55]</a>
-Quiere decir sin las flechas de Hércules que estaban en poder de
-este.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_56" href="#FNanchor_56" class="label">[56]</a> Un
-monte de Troya.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_57" href="#FNanchor_57" class="label">[57]</a>
-Ulises, acompañado de Diomedes, entró en Troya á robar el Paladion ó
-estatua de Minerva.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_58" href="#FNanchor_58" class="label">[58]</a> Todos
-estos eran próceres y capitanes del egército griego.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_59" href="#FNanchor_59" class="label">[59]</a> Esta
-conversion de la sangre de Jacinto en flor queda ya referida y anotada
-en su lugar.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_60" href="#FNanchor_60" class="label">[60]</a> Las
-mugeres de Lemnos, en venganza de verse despreciadas de sus maridos,
-trataron de matar á los hombres, y sola Ipsifile reservó á su padre el
-Rey Toas.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_61" href="#FNanchor_61" class="label">[61]</a> El
-modo artificioso con que Ulises descubrió al niño Astianacte, á quien
-su madre Andrómaca tenia oculto, se refiere por Séneca, y es un paso el
-mas tierno é interesante de su tragedia de las Troyanas.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_62" href="#FNanchor_62" class="label">[62]</a>
-Agamenon.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_63" href="#FNanchor_63" class="label">[63]</a> Fue
-hija del Rey Príamo, de la cual se prendó Aquiles, y despues de muerto
-quiso se le sacrificase la que habia amado cuando vivia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_64" href="#FNanchor_64" class="label">[64]</a> Busto
-era la estatua de medio cuerpo que ponian sobre las urnas en que se
-guardaban las cenizas de los que habian sido sepultados por el rito
-que se llamaba ambustion, de modo que busto viene á ser lo mismo que
-<i>bene usto</i>.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_65" href="#FNanchor_65" class="label">[65]</a>
-Epíteto de Pirro, hijo de Aquiles, que fue el que sacrificó á
-Polixena á los manes de su padre, cuyo epíteto significa <i>juvenis
-novus</i>.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_66" href="#FNanchor_66" class="label">[66]</a> La
-creencia en que estaban de que á los que no se les hacia el honor de la
-sepultura no podian entrar hasta cien años en la barca de Aqueronte, ni
-pasar la Estigia, les hacia solícitos y cuidadosos del sepulcro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_67" href="#FNanchor_67" class="label">[67]</a>
-Pirro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_68" href="#FNanchor_68" class="label">[68]</a>
-Parece que los griegos allanaron hasta las ruinas, y la dejaron
-reducida á un campo, como se colige de la expresion de Virgilio: <i>Et
-campos ubi Troia fuit</i>.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_69" href="#FNanchor_69" class="label">[69]</a> Uno
-de los ritos de la humacion era lavar los cadáveres, y ungirlos con
-preciosos ungüentos y aroma.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_70" href="#FNanchor_70" class="label">[70]</a>
-Fue Rey de Abidos; vino en socorro de los troyanos, y fue muerto por
-Aquiles. De su cadaver puesto en la hoguera salieron unas aves que
-se llamaron Memnónides, las que dicen concurrian todos los años al
-sitio del sepulcro, é hiriéndose unas á otras, hacian con su sangre la
-aparentacion ó exequias de su padre.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_71" href="#FNanchor_71" class="label">[71]</a>
-Respuesta oscura y enfática del oráculo, cuyo verdadero sentido era que
-buscasen á Italia, de donde fue natural y salió Dárdano, que fue uno
-de los Reyes de Troya, y con esto confronta Virgilio en aquel verso:
-<i>Dardanidae duri &amp;c.</i></p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_72" href="#FNanchor_72" class="label">[72]</a>
-Entendiendo mal el oráculo creyeron que la antigua madre que les
-mandaba buscar era la tierra de Creta, de donde habia sido natural su
-Rey Teucro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_73" href="#FNanchor_73" class="label">[73]</a> Es la
-que describe Virgilio en el libro 1.º de la Eneida.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_74" href="#FNanchor_74" class="label">[74]</a> Es la
-que hoy se llama Corfú.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_75" href="#FNanchor_75" class="label">[75]</a> Se
-cree ser hoy Mesina.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_76" href="#FNanchor_76" class="label">[76]</a> De
-Caribdis tambien fingieron haber sido una ramera rapacísima, que hurtó
-algunos bueyes á Hércules, y este en castigo la arrojó al mar, donde
-quedó convertida en escollo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_77" href="#FNanchor_77" class="label">[77]</a>
-Este fue uno de los Ciclopes, gigante en estatura, que tenia un solo
-ojo en medio de la frente, el cual le sacó Ulises quemándoselo con un
-tizon; y Virgilio describe la monstruosidad de este gigante en aquellos
-versos:</p>
-
-<div class="poetry-container">
-<div class="poetry">
- <div class="stanza">
- <div class="verse indent0"><i>Monstruum horrendum, informe, ingens, cui lumen ademptum</i></div>
- <div class="verse indent0"><i>Trunca manus pinum egis et vestigia forma.</i></div>
- </div>
-</div>
-</div>
-
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_78" href="#FNanchor_78" class="label">[78]</a> Era
-hija de un rio de este nombre que corre en Sicilia cerca de la ciudad
-de Catanea.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_79" href="#FNanchor_79" class="label">[79]</a> Era
-uno de los gigantes Ciclopes que habitaban en el monte Etna.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_80" href="#FNanchor_80" class="label">[80]</a>
-Cantinela de Polifemo al son de la flauta.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_81" href="#FNanchor_81" class="label">[81]</a> Los
-Tritones eran de la comitiva de Neptuno, cuya venida anunciaban con el
-toque del caracol.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_82" href="#FNanchor_82" class="label">[82]</a> Los
-latinos le llaman <i>Portumno</i>. Fue deidad marina, hijo de Atamante
-y de Ino, y su transformacion queda referida en el libro 4.º</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_83" href="#FNanchor_83" class="label">[83]</a>
-Indícase aqui la fábula de la guerra de los gigantes, que pretendieron
-escalar el cielo, y vencidos por Júpiter, fueron encarcelados en las
-cavernas del monte Etna; y sobre esta ficcion se forjó la otra de que
-los terremotos procedian de los impulsos y movimientos violentos de los
-gigantes encerrados y oprimidos en la tierra.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_84" href="#FNanchor_84" class="label">[84]</a> La
-fuerza de los encantos la atribuian á la eficacia de las yerbas, y de
-las voces y cláusulas que creian mágicas y encantadoras.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_85" href="#FNanchor_85" class="label">[85]</a> Dió
-ocasion á esta fábula el ser Escila un escollo que tiene figura de
-una muger rodeada de perros; y como las olas que le baten hacen un
-ruido como el ladrido de perros, se forjó sobre esto la fábula de la
-transformacion de Escila en este escollo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_86" href="#FNanchor_86" class="label">[86]</a>
-Algunos de los compañeros de Ulises naufragaron á la vista del escollo
-llamado Escila.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_87" href="#FNanchor_87" class="label">[87]</a> En
-tiempo de Ovidio y Virgilio se llamaba Parténope por la Sirena de este
-nombre, que se decia haber sido sepultada en ella.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_88" href="#FNanchor_88" class="label">[88]</a> Fue
-hijo de Eolo, célebre trompetero, de quien dice Virgilio:</p>
-
-<div class="poetry-container">
-<div class="poetry">
- <div class="stanza">
- <div class="verse indent16"><i>Quo non praestantior alter</i></div>
- <div class="verse indent0"><i>Aere ciere viros, Martemque accendere cantu.</i></div>
- </div>
-</div>
-</div>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_89" href="#FNanchor_89" class="label">[89]</a>
-Dice esto por la opinion que corria de que los libros sibilinos se
-perdieron, y solo llegaron al tiempo de Ovidio los de la Sibila
-Cumea.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_90" href="#FNanchor_90" class="label">[90]</a> Hoy
-es Gaeta, ciudad y promontorio del reino de Nápoles, en la tierra que
-se llama de Labrador.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_91" href="#FNanchor_91" class="label">[91]</a> Otro
-de los compañeros de Ulises, que por lo que poco despues se refiere no
-pudo seguirle, y se quedó en Sicilia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_92" href="#FNanchor_92" class="label">[92]</a> Ya
-queda anotado el modo con que se lo sacó Ulises y le dejó ciego.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_93" href="#FNanchor_93" class="label">[93]</a> La
-fábula de que Eolo era Rey de los vientos, y los tenia á su arbitrio,
-tomó su fundamento del estudio y conocimiento que tenia de ellos, y de
-que anunciaba los que habian de reinar.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_94" href="#FNanchor_94" class="label">[94]</a> Fue
-un tirano cruelísimo, descendiente de Lamo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_95" href="#FNanchor_95" class="label">[95]</a> Aqui
-empieza á hablar á Eneas, en cuya compañía halló á Acheménides, y le
-aconseja huya de la isla de Circe, que despues se unió al continente, y
-se llamó el promontorio Circeo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_96" href="#FNanchor_96" class="label">[96]</a>
-Eran los muchos hombres que la encantadora Circe habia convertido en
-fieras.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_97" href="#FNanchor_97" class="label">[97]</a> Era
-un ropage talar propio de los griegos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_98" href="#FNanchor_98" class="label">[98]</a> Eran
-las que servian para los encantos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_99" href="#FNanchor_99" class="label">[99]</a>
-Era una planta descubierta por Mercurio, que tenia virtud contra los
-encantos, de la cual hace mencion Plinio, lib. 25, cap. 4.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_100" href="#FNanchor_100" class="label">[100]</a>
-Quiere decir con la punta ó extremo contrario.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_101" href="#FNanchor_101" class="label">[101]</a> Es
-ave conocida, que taladra los troncos de los árboles para hacer su nido
-en lo interior de ellos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_102" href="#FNanchor_102" class="label">[102]</a>
-Jano fue Rey de Italia, hombre prudentísimo, á quien figuraron con
-dos caras para significar que veia lo pasado, y previa lo futuro, que
-son dos dotes de la prudencia. Veneráronle por Dios; edificáronle los
-romanos un templo, que solo se cerraba en tiempo de paz, y de su nombre
-se llamó Janículo uno de los siete montes sobre que estaba fundada
-Roma.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_103" href="#FNanchor_103" class="label">[103]</a>
-La clase de tales versos se puede rastrear y comprender por los que
-Séneca en el principio de la tragedia Medea pone en boca de esta famosa
-encantadora.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_104" href="#FNanchor_104" class="label">[104]</a>
-Repulsa digna de ser imitada, y egemplo de la fidelidad conyugal.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_105" href="#FNanchor_105" class="label">[105]</a>
-Invocacion casi igual á la que hizo Medea en la fábula de la
-rejuvenescencia de Eson, padre de Jason, y á la de Séneca en la citada
-tragedia de Medea.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_106" href="#FNanchor_106" class="label">[106]</a>
-Las pasiones cuando llegan á exaltarse y á un grado desmedido
-convierten á los hombres en fieras, como la ira en leon, la lascivia
-en cerdo &amp;c.; y como las rameras, de quien es símbolo Circe,
-desentonan en los hombres las pasiones, de aqui provino la fábula de
-que Circe los convertia en fieras.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_107" href="#FNanchor_107" class="label">[107]</a>
-Por esta Ninfa Canente estan significados la melodía y el sonido de
-la voz; y se desvaneció como aquel se va poco á poco desvaneciendo, y
-cesando el zumbido luego que el aire deja de ser herido.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_108" href="#FNanchor_108" class="label">[108]</a>
-Lavinia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_109" href="#FNanchor_109" class="label">[109]</a>
-Fue Rey de Arcadia, que despojado de su reino vino á Italia, y se
-estableció en el pais de los Aborígenes.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_110" href="#FNanchor_110" class="label">[110]</a>
-Fue un promontorio de la region Eubea, en el que Nauplio, padre de
-Palamedes, por un engaño y ardid hizo zozobrar á algunas naves de
-Ulises en venganza de la calumnia con que este acusó á su hijo, y fue
-causa de su muerte.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_111" href="#FNanchor_111" class="label">[111]</a>
-Habla Diomedes del combate que tuvo con Eneas, en el que hirió á Venus,
-que concurrió á defender á aquel.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_112" href="#FNanchor_112" class="label">[112]</a>
-Hasta los gentiles conocieron la gravedad de la blasfemia, y comentaron
-para ella extraordinarias penas, que aterrorizasen á los blasfemos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_113" href="#FNanchor_113" class="label">[113]</a>
-Esta transformacion indica lo dificil que es el desprenderse de la
-índole y propiedades que ya han llegado á ser hábito robusto, pues se
-conservan en el hombre, aunque mude de estado y fortuna.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_114" href="#FNanchor_114" class="label">[114]</a>
-Este monte, que era uno de los de la Frigia, estaba dedicado á
-Cibeles.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_115" href="#FNanchor_115" class="label">[115]</a> Ya
-queda anotado que Cibeles se apropió los leones para su carro desde que
-fueron convertidos en ellos Hipomenes y Atalanta.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_116" href="#FNanchor_116" class="label">[116]</a>
-Los materialistas y novadores de estos tiempos deben confundirse al
-ver que hasta los étnicos conocian y confesaban la inmortalidad del
-alma.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_117" href="#FNanchor_117" class="label">[117]</a>
-Viene de <i>pomus</i>, voz latina, que en castellano significa la
-manzana.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_118" href="#FNanchor_118" class="label">[118]</a>
-Era el obsceno Dios Príapo, de quien hace burla Horacio en una de sus
-sátiras.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_119" href="#FNanchor_119" class="label">[119]</a>
-Este era un Dios que mudaba formas y figuras cuando se le antojaba,
-como Proteo &amp;c.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_120" href="#FNanchor_120" class="label">[120]</a> En
-la remota antigüedad llamaban mitra á uno de los adornos que servian
-para la cabeza, entre los cuales se contaban tambien el cidaris, el
-galero, los títulos, las diademas, y otros semejantes.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_121" href="#FNanchor_121" class="label">[121]</a>
-Nombre gentilicio que tenia la region que hoy se llama Baviera, en la
-cual parece hubo abundancia de hierro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_122" href="#FNanchor_122" class="label">[122]</a>
-Esta voz era triunfal. Significaba los himnos que se cantaban á Apolo
-en los triunfos, y asi dijo el mismo Ovidio: <i>Dicite io Paean, io
-Paean, dicite Paean.</i></p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_123" href="#FNanchor_123" class="label">[123]</a>
-Esta era Nemesis.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_124" href="#FNanchor_124" class="label">[124]</a>
-Eran unas fiestas que se hacian á Pales, Diosa de los pastores, y en
-el dia de estas fiestas se principió la fundacion de Roma; de modo que
-eran un aniversario de dicha fundacion.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_125" href="#FNanchor_125" class="label">[125]</a>
-Era uno de los siete montes sobre que estaba fundada Roma.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_126" href="#FNanchor_126" class="label">[126]</a>
-Era una vestidura, de la cual habia tres especies; una propia de
-los Dioses, otra de los Reyes y magistrados, la cual en tiempo de
-la República se llamaba trábea consular, y solo usaban de ella los
-cónsules, y otra que era propia de los augures.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_127" href="#FNanchor_127" class="label">[127]</a>
-Otro monte de los siete de Roma.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_128" href="#FNanchor_128" class="label">[128]</a>
-Rómulo con el nombre ya de Quirino.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_129" href="#FNanchor_129" class="label">[129]</a>
-Rómulo estableció con el poder y la fuerza armada el reino de los
-romanos, y Numa pacífico se dedicó á consolidarle con los ritos y
-ceremonias, conociendo que la religion es la columna de los Estados.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_130" href="#FNanchor_130" class="label">[130]</a>
-Habia una toga que se llamaba <i>sordida</i>, la cual ponian á los reos
-cuando los sacaban á ajusticiar.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_131" href="#FNanchor_131" class="label">[131]</a>
-Crotona, que hoy se cree ser Cortona.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_132" href="#FNanchor_132" class="label">[132]</a>
-Isla del mar Icario.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_133" href="#FNanchor_133" class="label">[133]</a>
-Todo esto es un breve compendio de la filosofia de Pitágoras.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_134" href="#FNanchor_134" class="label">[134]</a>
-Por estas razones y las demas que siguen se sacrificaban el cerdo á
-Céres y el macho cabrío á Baco.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_135" href="#FNanchor_135" class="label">[135]</a>
-Era rito el dorar las astas y frente de las víctimas, y adornarlas con
-cintas y guirnaldas; y á esto aludió Virgilio en aquel verso:</p>
-
-<div class="poetry-container">
-<div class="poetry">
- <div class="stanza">
- <div class="verse indent0"><i>Et statuam ante aras aurata fronte juvencum.</i></div>
- </div>
-</div>
-</div>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_136" href="#FNanchor_136" class="label">[136]</a>
-Era una composicion líquida y fluida que se hacia con harina y agua,
-con la cual rociaban la víctima, y á este acto llamaban inmolacion,
-nombre que vino despues á significar todo el sacrificio.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_137" href="#FNanchor_137" class="label">[137]</a>
-Para establecer Pitágoras su desconcertado dogma de la transmigracion
-sienta primero la frugalidad de aquella primera edad que se llamó de
-oro, en que los hombres se mantenian con frutas y semillas, queriendo
-reducir las cosas á estos primitivos alimentos, y proscribir el
-uso de las carnes, apoyándose para ello en su errado dogma de la
-transmigracion, bien opuesto á la razon y á la creencia que hasta
-él tuvieron todos los gentiles de que las almas no pasaban á animar
-á otros cuerpos, sino que eran inmortales, y segun sus méritos eran
-destinadas á tormentos ó á delicias eternas en el desagradable reino de
-Pluton.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_138" href="#FNanchor_138" class="label">[138]</a> Es
-Pitágoras, en cuya persona va hablando el poeta.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_139" href="#FNanchor_139" class="label">[139]</a>
-Este es el principal fondo del error de la transmigracion.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_140" href="#FNanchor_140" class="label">[140]</a> En
-la hipótesis de su error quiere decir que el espíritu del animal que
-se mata puede haber sido el que antes animó á alguno de los abuelos ó
-ascendientes del que quita la vida al animal.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_141" href="#FNanchor_141" class="label">[141]</a>
-Horacio describió bien esta sucesion y vicisitud de las estaciones del
-año en aquella célebre oda que empieza: <i>Diffugere nives</i>.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_142" href="#FNanchor_142" class="label">[142]</a>
-Nuestro poeta hace cuatro las edades del hombre, comparándolas
-á las cuatro estaciones del año; pero otros las hacen siete con
-respecto al número de los planetas, y las cuentan de este modo:
-infancia, adolescencia, juventud, edad viril, decadente, senectud y
-decrepitud.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_143" href="#FNanchor_143" class="label">[143]</a>
-Á semejanza de esto dijo Horacio: <i>Singula de nobis anni praedantur
-euntes</i>; con lo que describió el lento estrago que van causando
-los años cuando empiezan á declinar, que eso significa la voz
-<i>euntes</i>.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_144" href="#FNanchor_144" class="label">[144]</a>
-Esto comprueba la opinion de que el feto no respira en el útero
-materno, ni hasta que nace y sale al aire exterior.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_145" href="#FNanchor_145" class="label">[145]</a>
-Todo esto conforma bien con lo que leemos en el libro de Job acerca
-de la vida del hombre: <i>Fugi velut umbra, et numquam in eodem statu
-permanet.</i></p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_146" href="#FNanchor_146" class="label">[146]</a>
-Fue en su juventud un célebre atleta de la ciudad de Crotona de tan
-grandes fuerzas, que de una puñada mataba á un novillo, y cogiéndole
-sobre sus hombros, le llevaba por el espacio de un estadio, que son
-doscientas y cincuenta varas castellanas.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_147" href="#FNanchor_147" class="label">[147]</a> La
-primera por Teseo, y la segunda por el troyano Páris.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_148" href="#FNanchor_148" class="label">[148]</a> El
-tiempo es significado por el planeta Saturno, cuya pintura mitológica
-es la de un hombre membrudo, descarnado y decrépito, con alas en los
-pies, un relox de arena con alas sobre la cabeza, signos todos de su
-velocidad, y una guadaña en la mano con que todo lo destruye.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_149" href="#FNanchor_149" class="label">[149]</a>
-Tito Livio le llama Marsio, y es un rio que corre en la Lidia, cerca de
-la antigua ciudad de Laodicea.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_150" href="#FNanchor_150" class="label">[150]</a>
-Rio de la Arcadia, que nace de una laguna llamada Estinfale, de la cual
-se llama Estinfalo hasta que se oculta debajo de la tierra, y cuando
-vuelve á salir se llama Erasino.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_151" href="#FNanchor_151" class="label">[151]</a>
-Rio del Peloponeso, en la Elide; y se advierte que todos estos nombres
-son segun la geografia antigua.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_152" href="#FNanchor_152" class="label">[152]</a>
-Rio de la antigua Salmacia, que desemboca en el Ponto-Euxino, llamado
-hoy el mar Negro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_153" href="#FNanchor_153" class="label">[153]</a>
-Isla del mar Jonio, llamada hoy de S. Mauro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_154" href="#FNanchor_154" class="label">[154]</a> De
-esta ya queda antes anotado ser Mesina, en Sicilia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_155" href="#FNanchor_155" class="label">[155]</a>
-La misma opinion sigue Séneca sobre las causas que producen los
-terremotos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_156" href="#FNanchor_156" class="label">[156]</a>
-Eran unos pueblos de la region de Epiro.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_157" href="#FNanchor_157" class="label">[157]</a>
-Pueblos de la Tracia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_158" href="#FNanchor_158" class="label">[158]</a>
-Rios de la Calabria.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_159" href="#FNanchor_159" class="label">[159]</a> De
-esta fuente ya se habló en el lib. 4.º en la fábula de Hermafrodito y
-la Ninfa Salmacis.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_160" href="#FNanchor_160" class="label">[160]</a>
-Estaba en el Peloponeso, no lejos del istmo de Corinto.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_161" href="#FNanchor_161" class="label">[161]</a>
-No es punto decidido si el vino es ó no cálido ó frio; y Macrobio en
-el lib. 7.º de los Saturnales sostiene con eficaces fundamentos que el
-vino es frio.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_162" href="#FNanchor_162" class="label">[162]</a>
-Fue un médico llamado Melampo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_163" href="#FNanchor_163" class="label">[163]</a>
-Era un rio de Macedonia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_164" href="#FNanchor_164" class="label">[164]</a>
-Era la isla de Delos, en la que Latona parió á Apolo y á Diana.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_165" href="#FNanchor_165" class="label">[165]</a>
-Era la region que se llamaba Escitia, tierra muy fria, y que por soplar
-alli á la continua el viento Boreas fue llamada Hiperborea.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_166" href="#FNanchor_166" class="label">[166]</a> Lo
-mismo afirma Virgilio en el lib. 4.º de los Geórgicos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_167" href="#FNanchor_167" class="label">[167]</a>
-Este es un símil, por el cual se explican bien los efectos de la
-educacion. Nacen los hombres estúpidos y desarreglados en sus pasiones,
-y los padres con la buena educacion les van formando para la moralidad,
-y para la vida social y virtudes morales.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_168" href="#FNanchor_168" class="label">[168]</a> De
-seis ángulos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_169" href="#FNanchor_169" class="label">[169]</a> Es
-probable fuese la que se llamó Heliópolis.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_170" href="#FNanchor_170" class="label">[170]</a>
-Dice esto por Julio César, de quien debe entenderse.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_171" href="#FNanchor_171" class="label">[171]</a>
-Aqui se indica la apoteosis ó deificacion de Julio César, despues
-de cuya muerte apareció un cometa, que, segun en su vida lo refiere
-Suetonio, se creyó era el alma del dictador, que habia sido recibida en
-el cielo, y colocada en el número de los Dioses.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_172" href="#FNanchor_172" class="label">[172]</a>
-Fedra, muger de Teseo, y madrastra de Hipólito.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_173" href="#FNanchor_173" class="label">[173]</a>
-Este funesto suceso se describe bien por Séneca en la tragedia que
-intituló <i>Hipólito</i>.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_174" href="#FNanchor_174" class="label">[174]</a>
-Era un rio de los del infierno, cuya corriente fingieron era de
-fuego.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_175" href="#FNanchor_175" class="label">[175]</a>
-Esculapio, á quien hacian Dios de la medicina.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_176" href="#FNanchor_176" class="label">[176]</a>
-En esto no conviene Horacio, quien en la oda <i>Diffugere nives</i>
-manifiesta la contraria opinion de que Hipólito quedó en el infierno,
-y Diana no pudo conseguir de Pluton y Proserpina le restituyesen á la
-vida.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_177" href="#FNanchor_177" class="label">[177]</a> El
-valle de Aricia, donde estaba retirada Egeria.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_178" href="#FNanchor_178" class="label">[178]</a> La
-etimología de esta voz es <i>bis vir</i>, esto es, dos veces hombre,
-porque despues de destrozado volvió á recuperar su antiguo ser, segun
-la opinion que aqui manifiesta el poeta.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_179" href="#FNanchor_179" class="label">[179]</a>
-Hipólito.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_180" href="#FNanchor_180" class="label">[180]</a>
-Fue un ciudadano romano célebre, porque se resistió á la ambicion de
-reinar.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_181" href="#FNanchor_181" class="label">[181]</a>
-Etrusco ó de Toscana, pues ya queda dicho que los de esta nacion fueron
-los primeros que inventaron las artes adivinatorias.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_182" href="#FNanchor_182" class="label">[182]</a>
-Cuando el Emperador ó Capitan habia de perorar al egército lo hacia
-sobre un poste de céspedes, que formaban los mismos soldados.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_183" href="#FNanchor_183" class="label">[183]</a>
-Era una mesa de tres pies que habia en el templo de Apolo de Delfos,
-desde la cual daba la sacerdotisa los oráculos.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_184" href="#FNanchor_184" class="label">[184]</a>
-Esculapio, hijo de Apolo.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_185" href="#FNanchor_185" class="label">[185]</a>
-Las súplicas y oraciones de la sola voz valen muy poco si no van
-acompañadas del ánimo y de la intencion, y por eso se dijo aquel sabido
-verso: <i>Si mens non orat, in vanuum lingua laborat.</i></p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_186" href="#FNanchor_186" class="label">[186]</a>
-De todos estos pueblos no ha quedado vestigio alguno, ni ha llegado
-noticia á nuestros tiempos, ni la pudieron adquirir los comentadores de
-Ovidio.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_187" href="#FNanchor_187" class="label">[187]</a>
-Todas eran poblaciones de la costa de Italia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_188" href="#FNanchor_188" class="label">[188]</a>
-Entre las cosas que Eneas sacó de Troya fue el fuego, en el cual
-veneraban á la Diosa Vesta, y para cuyo cuidado y conservacion se fundó
-el colegio de las vírgenes Vestales.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_189" href="#FNanchor_189" class="label">[189]</a>
-Octaviano César.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_190" href="#FNanchor_190" class="label">[190]</a>
-Como César para apoderarse de la república reunió en sí todas las
-supremas dignidades, no olvidó ni despreció la de Pontífice máximo, con
-la cual arrogó á sí, y reunió en sí lo religioso y profano.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_191" href="#FNanchor_191" class="label">[191]</a>
-Julio Ascanio, hijo de Eneas, de quien la adulacion hizo descendiente á
-César.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_192" href="#FNanchor_192" class="label">[192]</a>
-Señales que refiere Suetonio precedieron á la muerte de César.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_193" href="#FNanchor_193" class="label">[193]</a>
-En la cual se habia hecho fuerte, y se resistia Marco Antonio contra
-Augusto.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_194" href="#FNanchor_194" class="label">[194]</a> Se
-debe entender los de la ciudad de Filipo de Macedonia, llamada tambien
-Hematia, donde fue la célebre batalla Filipense, una de las civiles mas
-famosas, en las que fueron destrozados Bruto y Casio.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_195" href="#FNanchor_195" class="label">[195]</a>
-Indica la batalla naval que hubo en ellos contra uno de los hijos de
-Pompeyo, cuya armada de trescientos y cincuenta navíos quedó reducida
-al corto número de seis ó siete, con los cuales pudo huir.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_196" href="#FNanchor_196" class="label">[196]</a>
-Octaviano.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_197" href="#FNanchor_197" class="label">[197]</a>
-Habla de Tiberio, hijo adoptivo de Octaviano, y natural de Libia.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_198" href="#FNanchor_198" class="label">[198]</a>
-Por esta transformacion que creyeron de Julio César en estrella le
-pintaban y esculpian con una estrella en la cabeza, y este distintivo
-tenian todas sus estatuas.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_199" href="#FNanchor_199" class="label">[199]</a>
-Era el cometa de que antes hemos hablado, y que creyeron ser el alma de
-César.</p>
-
-</div>
-
-<div class="footnote">
-
-<p><a id="Footnote_200" href="#FNanchor_200" class="label">[200]</a>
-Congerie de egemplos de hijos que fueron mas famosos que sus padres.</p>
-
-</div>
-
-<hr class="chap x-ebookmaker-drop" />
-
-
-<div class="chapter pt3" id="LoI">
- <h2 class="nobreak">LISTA DE ESTAMPAS NUMERADAS</h2>
-</div>
-
-<table class="loi" summary="Lista de estampas con número">
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E119">Estampa&nbsp;119</a>:</td>
- <td class="tdlw">Diana se compadece de Ifigenia que iba á ser
- sacrificada, y pone en su lugar una cierva.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E120">Estampa&nbsp;120</a>:</td>
- <td class="tdlw">Combate sangriento entre Centauros y Lapitas
- suscitado en las bodas de Piritóo.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E121">Estampa&nbsp;121</a>:</td>
- <td class="tdlw">Ayax y Ulises pretenden las armas de Aquiles; se
- le adjudican á Ulises.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E122">Estampa&nbsp;122</a>:</td>
- <td class="tdlw">La sombra de Aquiles detiene á los Griegos que se
- volvian á su patria.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E123">Estampa&nbsp;123</a>:</td>
- <td class="tdlw">Las damas Troyanas llevan en hombros á Polixena
- que acaba de espirar.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E124">Estampa&nbsp;124</a>:</td>
- <td class="tdlw">Del incendio de Troya se salva Eneas con su padre
- Anquises y su hijo Ascanio.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E125">Estampa&nbsp;125</a>:</td>
- <td class="tdlw">Despues de haber cantado Polifemo las alabanzas
- de Galatea la ve que se entretenia con Acis.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E126">Estampa&nbsp;126</a>:</td>
- <td class="tdlw">Enamorado Glauco de Escila, la refiere su
- transformacion en Dios marino.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E127">Estampa&nbsp;127</a>:</td>
- <td class="tdlw">Circe envenena la cueva en que Escila solia dormir.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E128">Estampa&nbsp;128</a>:</td>
- <td class="tdlw">Dido, reina de Cartago, recibe á Eneas en su
- palacio y queda enamorada.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E129">Estampa&nbsp;129</a>:</td>
- <td class="tdlw">Apolo concede á la Sibila tantos años de vida
- como arenas tiene en sus manos.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E130">Estampa&nbsp;130</a>:</td>
- <td class="tdlw">Eneas manifiesta su piedad por los sacrificios
- que ofrece á los Dioses.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E131">Estampa&nbsp;131</a>:</td>
- <td class="tdlw">Ulises obliga á Circe dé á sus compañeros su
- primitiva figura.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E132">Estampa&nbsp;132</a>:</td>
- <td class="tdlw">Pico, por ser fiel á su Esposa, es transformado
- por Circe en Picoverde.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E133">Estampa&nbsp;133</a>:</td>
- <td class="tdlw">Venus, irritada, transforma á Acmon y á sus
- compañeros en aves aquáticas semejantes á Cisnes.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E134">Estampa&nbsp;134</a>:</td>
- <td class="tdlw">Por haber insultado un pastor á unas ninfas que
- danzaban es convertido en olivo.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E135">Estampa&nbsp;135</a>:</td>
- <td class="tdlw">Los navíos de Eneas incendiados por Turno son
- transformados por Cibeles en ninfas marinas.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E136">Estampa&nbsp;136</a>:</td>
- <td class="tdlw">Vertumno, transformado en vieja, logra el amor
- de Pomona.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E137">Estampa&nbsp;137</a>:</td>
- <td class="tdlw">Miscilo, absuelto por un singular prodigio, va
- á Italia y funda la Ciudad de Crotona.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E139">Estampa&nbsp;139</a>:</td>
- <td class="tdlw">Cipo predice al pueblo Romano tendria un Rey, y
- quitándose la corona, dice, vedle aqui.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E138">Estampa&nbsp;138</a>:</td>
- <td class="tdlw">Roma, afligida de la peste, envia á Delfos á
- consultar el Oráculo de Apolo.</td>
- </tr>
- <tr>
- <td class="tdl smcap"><a href="#E140">Estampa&nbsp;140</a>:</td>
- <td class="tdlw">Asesinado Julio César en el Senado Venus le
- transforma en cometa.</td>
- </tr>
-</table>
-
-<hr class="chap" />
-
-
-<hr class="full" />
-
-<div style='display:block; margin-top:4em'>*** END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK METAMORFÓSEOS O TRANSFORMACIONES (4 DE 4) ***</div>
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-Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg&#8482;
-</div>
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-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-Project Gutenberg&#8482; is synonymous with the free distribution of
-electronic works in formats readable by the widest variety of
-computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It
-exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations
-from people in all walks of life.
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-Volunteers and financial support to provide volunteers with the
-assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg&#8482;&#8217;s
-goals and ensuring that the Project Gutenberg&#8482; collection will
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-Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
-and permanent future for Project Gutenberg&#8482; and future
-generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see
-Sections 3 and 4 and the Foundation information page at www.gutenberg.org.
-</div>
-
-<div style='display:block; font-size:1.1em; margin:1em 0; font-weight:bold'>
-Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non-profit
-501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
-state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
-Revenue Service. The Foundation&#8217;s EIN or federal tax identification
-number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by
-U.S. federal laws and your state&#8217;s laws.
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-The Foundation&#8217;s business office is located at 809 North 1500 West,
-Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up
-to date contact information can be found at the Foundation&#8217;s website
-and official page at www.gutenberg.org/contact
-</div>
-
-<div style='display:block; font-size:1.1em; margin:1em 0; font-weight:bold'>
-Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-Project Gutenberg&#8482; depends upon and cannot survive without widespread
-public support and donations to carry out its mission of
-increasing the number of public domain and licensed works that can be
-freely distributed in machine-readable form accessible by the widest
-array of equipment including outdated equipment. Many small donations
-($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
-status with the IRS.
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-The Foundation is committed to complying with the laws regulating
-charities and charitable donations in all 50 states of the United
-States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
-considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
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-where we have not received written confirmation of compliance. To SEND
-DONATIONS or determine the status of compliance for any particular state
-visit <a href="https://www.gutenberg.org/donate/">www.gutenberg.org/donate</a>.
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-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-While we cannot and do not solicit contributions from states where we
-have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
-against accepting unsolicited donations from donors in such states who
-approach us with offers to donate.
-</div>
-
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-any statements concerning tax treatment of donations received from
-outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-Please check the Project Gutenberg web pages for current donation
-methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
-ways including checks, online payments and credit card donations. To
-donate, please visit: www.gutenberg.org/donate
-</div>
-
-<div style='display:block; font-size:1.1em; margin:1em 0; font-weight:bold'>
-Section 5. General Information About Project Gutenberg&#8482; electronic works
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-Professor Michael S. Hart was the originator of the Project
-Gutenberg&#8482; concept of a library of electronic works that could be
-freely shared with anyone. For forty years, he produced and
-distributed Project Gutenberg&#8482; eBooks with only a loose network of
-volunteer support.
-</div>
-
-<div style='display:block; margin:1em 0'>
-Project Gutenberg&#8482; eBooks are often created from several printed
-editions, all of which are confirmed as not protected by copyright in
-the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not
-necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper
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-</div>
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-Most people start at our website which has the main PG search
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-</div>
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index 934d215..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p020.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p044.jpg b/old/66340-h/images/i_p044.jpg
deleted file mode 100644
index 64cde5a..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p044.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p047.jpg b/old/66340-h/images/i_p047.jpg
deleted file mode 100644
index b64392f..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p047.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p079.jpg b/old/66340-h/images/i_p079.jpg
deleted file mode 100644
index 5331f6b..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p079.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p085.jpg b/old/66340-h/images/i_p085.jpg
deleted file mode 100644
index c33b4db..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p085.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p096.jpg b/old/66340-h/images/i_p096.jpg
deleted file mode 100644
index e73c51f..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p096.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p105.jpg b/old/66340-h/images/i_p105.jpg
deleted file mode 100644
index f77b730..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p105.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p118.jpg b/old/66340-h/images/i_p118.jpg
deleted file mode 100644
index 33c9b13..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p118.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p123.jpg b/old/66340-h/images/i_p123.jpg
deleted file mode 100644
index 7531ab3..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p123.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p126.jpg b/old/66340-h/images/i_p126.jpg
deleted file mode 100644
index 5bf67f4..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p126.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p134.jpg b/old/66340-h/images/i_p134.jpg
deleted file mode 100644
index d7d2352..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p134.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p138.jpg b/old/66340-h/images/i_p138.jpg
deleted file mode 100644
index 2818984..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p138.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p144.jpg b/old/66340-h/images/i_p144.jpg
deleted file mode 100644
index 037a4d4..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p144.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p158.jpg b/old/66340-h/images/i_p158.jpg
deleted file mode 100644
index 3395830..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p158.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p165.jpg b/old/66340-h/images/i_p165.jpg
deleted file mode 100644
index 2efe17d..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p165.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p171.jpg b/old/66340-h/images/i_p171.jpg
deleted file mode 100644
index 85a98f4..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p171.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p179.jpg b/old/66340-h/images/i_p179.jpg
deleted file mode 100644
index 7a75e2d..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p179.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p182.jpg b/old/66340-h/images/i_p182.jpg
deleted file mode 100644
index b5b9bcb..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p182.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p191.jpg b/old/66340-h/images/i_p191.jpg
deleted file mode 100644
index 10fab13..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p191.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p209.jpg b/old/66340-h/images/i_p209.jpg
deleted file mode 100644
index 93c2a2a..0000000
--- a/old/66340-h/images/i_p209.jpg
+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p212.jpg b/old/66340-h/images/i_p212.jpg
deleted file mode 100644
index c1500ea..0000000
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+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p253.jpg b/old/66340-h/images/i_p253.jpg
deleted file mode 100644
index 4ac38f6..0000000
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+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p257.jpg b/old/66340-h/images/i_p257.jpg
deleted file mode 100644
index 48af2ac..0000000
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+++ /dev/null
Binary files differ
diff --git a/old/66340-h/images/i_p267.jpg b/old/66340-h/images/i_p267.jpg
deleted file mode 100644
index d836179..0000000
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+++ /dev/null
Binary files differ