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+*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK 13210 ***
+
+JUAN VALERA
+NOVELAS
+
+El Comendador Mendoza
+
+OBRAS COMPLETAS TOMO VII
+
+
+
+
+Á LA EXCMA. SEÑORA *DOÑA IDA DE BAUER*
+
+Nunca, estimada señora y bondadosa amiga, soñé con ser escritor popular.
+No me explico la causa, pero es lo cierto que tengo y tendré siempre
+pocos lectores. Mi afición á escribir es, sin embargo, tan fuerte, que
+puede más que la indiferencia del público y que mis desengaños.
+
+Varias veces me dí ya por vencido y hasta por muerto; mas apenas dejé de
+ser escritor, cuando reviví como tal bajo diversa forma. Primero fuí
+poeta lírico, luego periodista, luego crítico, luego aspiré á filósofo,
+luego tuve mis intenciones y conatos de dramaturgo zarzuelero, y al cabo
+traté de figurar como novelista en el largo catálogo de nuestros
+autores.
+
+Bajo esta última forma es como la gente me ha recibido menos mal; pero
+aun así, no las tengo todas conmigo.
+
+Mi musa es tan voluntariosa, que hace lo que quiere y no lo que yo le
+mando. De aquí proviene que, si por dicha logro aplausos, es por falta
+de previsión.
+
+Escribí mi primera novela sin caer hasta el fin en que era novela lo que
+escribía.
+
+Acababa yo de leer multitud de libros devotos.
+
+Lo poético de aquellos libros me tenía hechizado, pero no cautivo. Mi
+fantasía se exaltó con tales lecturas, pero mi frío corazón siguió en
+libertad y mi seco espíritu se atuvo á la razón severa.
+
+Quise entonces recoger como en un ramillete todo lo más precioso, ó lo
+que más precioso me parecía, de aquellas flores místicas y ascéticas, é
+inventé un personaje que las recogiera con fe y entusiasmo, juzgándome
+yo, por mí mismo, incapaz de tal cosa. Así brotó espontánea una novela,
+cuando yo distaba tanto de querer ser novelista.
+
+Después me he puesto adrede á componer otras, y dicen que lo he hecho
+peor.
+
+Esto me ha desanimado de tal suerte, que he estado á punto de no volver
+á escribirlas.
+
+Entre las pocas personas que me han dado nuevo aliento descuella V., ora
+por la indulgencia con que celebra mis obrillas, ora por el valor que
+los elogios de V., si prescindimos por un instante de la bondad que los
+inspira, deben tener para cuantos conocen su rara discreción, su
+delicado gusto y el hondo y exquisito sentir con que percibe todo lo
+bello.
+
+Aunque yo no hubiese seguido de antemano la sentencia de aquel sabio
+alejandrino que afirmaba que sólo las personas hermosas entendían de
+hermosura, V. me hubiera movido á seguirla, mostrándose luminoso y vivo
+ejemplo y gentil prueba de su verdad.
+
+No extrañe V., pues, que, lleno de agradecimiento, le dedique este
+libro.
+
+Por ir dedicado á V., quisiera yo que fuese mejor que _Pepita Jiménez_,
+á quien V. tanto celebra; pero harto sabido es que las obras literarias,
+y muy en particular las de carácter poético, sólo se dan bien en
+momentos dichosos de inspiración, que los autores no renuevan á su
+antojo.
+
+En esto como en otras mil cosas, la poesía se parece á la magia.
+Requiere la intervención del cielo.
+
+Cuentan de Alberto Magno que, yendo en peregrinación de Roma á Alemania,
+pasó una noche á las orillas del Po, en la cabaña de un pescador.
+Agasajado allí muy bien, quiso el doctor probar su gratitud al huésped,
+y le hizo y le dió un pez de madera, tan maravilloso que, puesto en la
+red atraía á todos los peces vivos. No hay que ponderar la ventura del
+pescador con su pez mágico. Cierto día, con todo, tuvo un descuido, y el
+pez se le perdió. Entonces se puso en camino, fué á Alemania, buscó á
+Alberto, y le rogó que le hiciera otro pez semejante al primero. Alberto
+respondió que lo deseaba (también deseo yo hacer otra _Pepita Jiménez;_)
+mas que, para hacer otro pez que tuviese todas las virtudes del antiguo,
+era menester esperar á que el cielo presentase idéntico aspecto y
+disposición en constelaciones, signos y planetas, que en la noche en que
+el primer pez se hizo, lo cual no podía acontecer sino dentro de treinta
+y seis mil y pico de años.
+
+Como yo no puedo esperar tanto tiempo, me resigno á dedicar á V. _El
+Comendador Mendoza_.
+
+Este simpático personaje, antes de salir en público, no ya escondido y á
+trozos, sino por completo y por sí solo, pasa, con la venia de Lucía, á
+besar humildemente los lindos pies de V. y á ponerse bajo su amparo.
+Remedando á un antiguo compañero mío, elige á V. por su madrina. No
+desdeñe V. al nuevo ahijado que le presento, aunque no valga lo que
+_Pepita_, y créame su afectísimo y respetuoso servidor.
+
+JUAN VALERA.
+
+
+
+
+*El Comendador Mendoza.*
+
+
+
+
+I
+
+Á pesar de los quehaceres y cuidados que me retienen en Madrid casi de
+continuo, todavía suelo ir de vez en cuando á Villabermeja y á otros
+lugares de Andalucía, á pasar cortas temporadas de uno á dos meses.
+
+La última vez que estuve en Villabermeja ya habían salido á luz _Las
+Ilusiones del Doctor Faustino_.
+
+D. Juan Fresco me mostró en un principio algún enojo de que yo hubiese
+sacado á relucir su vida y las de varios parientes suyos en un libro de
+entretenimiento; pero al cabo, conociendo que yo no lo había hecho á mal
+hacer, me perdonó la falta de sigilo. Es más: D. Juan aplaudió la idea
+de escribir novelas fundadas en hechos reales, y me animó á que siguiese
+cultivando el género. Esto nos movió á hablar del Comendador Mendoza.
+
+--¿El vulgo --dije yo,-- cree aún que el Comendador anda penando,
+durante la noche, por los desvanes de la casa solariega de los
+Mendozas, con su manto blanco del hábito de Santiago?
+
+--Amigo mío --contestó D. Juan,-- el vulgo lee ya _El Citador_ y otros
+libros y periódicos librepensadores. En la incredulidad, además, está
+como impregnado el aire que se respira. No faltan jornaleros escépticos;
+pero las mujeres, por lo común, siguen creyendo á pie juntillas. Los
+mismos jornaleros escépticos niegan de día y rodeados de gente, y de
+noche, á solas, tienen más miedo que antes de lo sobrenatural, por lo
+mismo que lo han negado durante el día. Resulta, pues, que, á pesar de
+que vivimos ya en la edad de la razón y se supone que la de la fe ha
+pasado, no hay mujer bermejina que se aventure á subir á los desvanes de
+la casa de los Mendozas sin bajar gritando y afirmando á veces que ha
+visto al Comendador, y apenas hay hombre que suba solo á dichos desvanes
+sin hacer un grande esfuerzo de voluntad para vencer ó disimular el
+miedo. El Comendador, por lo visto, no ha cumplido aún su tiempo de
+purgatorio, y eso que murió al empezar este siglo. Algunos entienden que
+no está en el purgatorio, sino en el infierno; pero no parece natural
+que, si está en el infierno, se le deje salir de allí para que venga á
+mortificar á sus paisanos. Lo más razonable y verosímil es que esté en
+el purgatorio, y esto cree la generalidad de las gentes.
+
+--Lo que se infiere de todo, ora esté el Comendador en el infierno, ora
+en el purgatorio, es que sus pecados debieron de ser enormes.
+
+--Pues, mire V. --replicó D. Juan Fresco,-- nada cuenta el vulgo de
+terminante y claro con relación al Comendador. Cuenta, sí, mil confusas
+patrañas. En Villabermeja se conoce que hirió más la imaginación popular
+por su modo de ser y de pensar que por sus hechos. Sus hechos conocidos,
+salvo algún extravío de la mocedad, más le califican de buena que de
+mala persona.
+
+--De todos modos, ¿V. cree que el Comendador era una persona notable?
+
+--Y mucho que lo creo. Yo contaré á V. lo que sé de él, y V. juzgará.
+
+Don Juan Fresco me contó entonces lo que sabía acerca del Comendador
+Mendoza. Yo no hago más que ponerlo ahora por escrito.
+
+
+
+
+II
+
+Don Fadrique López de Mendoza, llamado comunmente el Comendador, fué
+hermano de don José, el mayorazgo, abuelo de nuestro D. Faustino, á
+quien supongo que conocen mis lectores.
+
+Nació D. Fadrique en 1744.
+
+Desde niño dicen que manifestó una inclinación perversa á reírse de todo
+y á no tomar nada por lo serio. Esta cualidad es la que menos fácilmente
+se perdona, cuando se entrevé que no proviene de ligereza, sino de tener
+un hombre el espíritu tan serio, que apenas halla cosa terrena y humana
+que merezca que él la considere con seriedad; por donde, en fuerza de la
+seriedad misma, nacen el desdén y la risa burlona.
+
+Don Fadrique, según la general tradición, era un hombre de este género:
+un hombre jocoso de puro serio.
+
+Claro está que hay dos clases de hombres jocosos de puro serios. Á una
+clase, que es muy numerosa, pertenecen los que andan siempre tan serios,
+que hacen reir á los demás, y sin quererlo son jocosos. Á otra clase,
+que siempre cuenta pocos individuos, es á la que pertenecía D. Fadrique.
+Don Fadrique se burlaba de la seriedad vulgar é inmotivada, en virtud de
+una seriedad exquisita y superlativa; por lo cual era jocoso.
+
+Conviene advertir, no obstante, que la jocosidad de D. Fadrique rara vez
+tocaba en la insolencia ó en la crueldad, ni se ensañaba en daño del
+prójimo. Sus burlas eran benévolas y urbanas, y tenían á menudo cierto
+barniz de dulce melancolía.
+
+El rasgo predominante en el carácter de D. Fadrique no se puede negar
+que implicaba una mala condición: la falta de respeto. Como veía lo
+ridículo y lo cómico en todo, resultaba que nada ó casi nada respetaba,
+sin poderlo remediar. Sus maestros y superiores se lamentaron mucho de
+esto.
+
+Don Fadrique era ágil y fuerte, y nada ni nadie le inspiró jamás temor,
+más que su padre, á quien quiso entrañablemente. No por eso dejaba de
+conocer y aun de decir en confianza, cuando recordaba á su padre,
+después de muerto, que, si bien había sido un cumplido caballero,
+honrado, pundonoroso, buen marido y lleno de caridad para con los
+pobres, había sido también un _vándalo_.
+
+En comprobación de este aserto contaba D. Fadrique varias anécdotas,
+entre las cuales ninguna le gustaba tanto como la del bolero.
+
+D. Fadrique bailaba muy bien este baile cuando era niño, y D. Diego,
+que así se llamaba su padre, se complacía en que su hijo luciese su
+habilidad cuando le llevaba de visitas ó las recibía con él en su casa.
+
+Un día llevó D. Diego á su hijo D. Fadrique á la pequeña ciudad, que
+dista dos leguas de Villabermeja, cuyo nombre no he querido nunca decir,
+y donde he puesto la escena de mi _Pepita Jiménez_. Para la mejor
+inteligencia de todo, y á fin de evitar perífrasis, pido al lector que
+siempre que en adelante hable yo de la ciudad entienda que hablo de la
+pequeña ciudad ya mencionada.
+
+Don Diego, como queda dicho, llevó á D. Fadrique á la ciudad. Tenía D.
+Fadrique trece años, pero estaba muy espigado. Como iba de visitas de
+ceremonia, lucía casaca y chupa de damasco encarnado con botones de
+acero bruñido, zapatos de hebilla y medias de seda blanca, de suerte que
+parecía un sol.
+
+La ropa de viaje de D. Fadrique, que estaba muy traída y con algunas
+manchas y desgarrones, se quedó en la posada, donde dejaron los
+caballos. D. Diego quiso que su hijo le acompañase en todo su esplendor.
+El muchacho iba contentísimo de verse tan guapo y con traje tan señoril
+y lujoso. Pero la misma idea de la elegancia aristocrática del traje le
+infundió un sentimiento algo exagerado del decoro y compostura que
+debía tener quien le llevaba puesto.
+
+Por desgracia, en la primera visita que hizo Don Diego á una hidalga
+viuda, que tenía dos hijas doncellas, se habló del niño Fadrique y de lo
+crecido que estaba, y del talento que tenía para bailar el bolero.
+
+--Ahora --dijo D. Diego,-- baila el chico peor que el año pasado, porque
+está en la _edad del pavo_; edad insufrible, entre la palmeta y el
+barbero. Ya Vds. sabrán que en esa edad se ponen los chicos muy
+empalagosos, porque empiezan á presumir de hombres y no lo son. Sin
+embargo, ya que Vds. se empeñan, el chico lucirá su habilidad.
+
+Las señoras, que habían mostrado deseos de ver á D. Fadrique bailar,
+repitieron sus instancias, y una de las doncellas tomó una guitarra y se
+puso á tocar para que D. Fadrique bailase.
+
+--Baila, Fadrique, --dijo D. Diego, no bien empezó la música.
+
+Repugnancia invencible al baile, en aquella ocasión se apoderó de su
+alma. Veía una contrariedad monstruosa, algo de lo que llaman ahora una
+_antinomia_, entre el bolero y la casaca. Es de advertir que en aquel
+día D. Fadrique llevaba casaca por primera vez: estrenaba la prenda, si
+puede calificarse de estreno el aprovechamiento del arreglo ó
+refundición de un vestido, usado primero por el padre y después por el
+mayorazgo, á quien se le había quedado estrecho y corto.
+
+--Baila, Fadrique, --repitió D. Diego, bastante amostazado.
+
+Don Diego, cuyo traje de campo y camino, al uso de la tierra, estaba en
+muy buen estado, no se había puesto casaca como su hijo. D. Diego iba
+todo de estezado, con botas y espuelas, y en la mano llevaba el látigo
+con que castigaba al caballo y á los podencos de una jauría numerosa que
+tenía para cazar.
+
+--Baila, Fadrique, --exclamó D. Diego por tercera vez, notándose ya en
+su voz cierta alteración, causada por la cólera y la sorpresa.
+
+Era tan elevado el concepto que tenía D. Diego de la autoridad paterna,
+que se maravillaba de aquella rebeldía.
+
+--Déjele V., señor de Mendoza --dijo la hidalga viuda.-- El niño está
+cansado del camino y no quiere bailar.
+
+--Ha de bailar ahora.
+
+--Déjele V.; otra vez le veremos, --dijo la que tocaba la guitarra.
+
+--Ha de bailar ahora --repitió D. Diego.-- Baila, Fadrique.
+
+--Yo no bailo con casaca, --respondió éste al cabo.
+
+Aquí fué Troya. D. Diego prescindió de las señoras y de todo.
+
+--¡Rebelde! ¡mal hijo! --gritó:-- te enviaré á los Toribios: baila ó te
+desuello; y empezó á latigazos con D. Fadrique.
+
+La señorita de la guitarra paró un instante la música; pero D. Diego la
+miró de modo tan terrible, que ella tuvo miedo de que la hiciese tocar
+como quería hacer bailar á su hijo, y siguió tocando el bolero.
+
+Don Fadrique, después de recibir ocho ó diez latigazos, bailó lo mejor
+que supo.
+
+Al pronto se le saltaron las lágrimas; pero después, considerando que
+había sido su padre quien le había pegado, y ofreciéndose á su fantasía
+de un modo cómico toda la escena, y viéndose él mismo bailar á latigazos
+y con casaca, se rió, á pesar del dolor físico, y bailó con inspiración
+y entusiasmo.
+
+Las señoras aplaudieron á rabiar.
+
+--Bien, bien --dijo D. Diego.-- ¡Por vida del diablo! ¿Te he hecho mal,
+hijo mío?
+
+--No, padre --dijo D. Fadrique.-- Está visto: yo necesitaba hoy de doble
+acompañamiento para bailar.
+
+--Hombre, disimula. ¿Por qué eres tonto? ¿Qué repugnancia podías tener,
+si la casaca te va que ni pintada, y el bolero clásico y de buena
+escuela es un baile muy señor? Estas damas me perdonarán. ¿No es verdad?
+Yo soy algo vivo de genio.
+
+Así terminó el lance del bolero.
+
+Aquel día bailó otras cuatro veces D. Fadrique en otras tantas visitas,
+á la más leve insinuación de su padre.
+
+Decía el cura Fernández, que conoció y trató á D. Fadrique, y de quien
+sabía muchas de estas cosas mi amigo D. Juan Fresco, que D. Fadrique
+refería con amor la anécdota del bolero, y que lloraba de ternura filial
+y reía al mismo tiempo, diciendo _mi padre era un vándalo_, cuando se
+acordaba de él, dándole de latigazos, y retraía á su memoria á las damas
+aterradas, sin dejar una de ellas de tocar la guitarra, y á él mismo
+bailando el bolero mejor que nunca.
+
+Parece que había en todo esto algo de orgullo de familia. El _mi padre
+era un vándalo_ de D. Fadrique casi sonaba en sus labios como alabanza.
+D. Fadrique, educado en el lugar y del mismo modo que su padre, D.
+Fadrique cerril, hubiera sido más vándalo aún.
+
+La fama de sus travesuras de niño duró en el lugar muchos años después
+de haberse él partido á servir al Rey.
+
+Huérfano de madre á los tres años de edad, había sido criado y mimado
+por una tía solterona, que vivía en la casa, y á quien llamaban la
+chacha Victoria.
+
+Tenía además otra tía, que si bien no vivía con la familia, sino en casa
+aparte, había también permanecido soltera y competía en mimos y en
+halagos con la chacha Victoria. Llamábase esta otra tía la chacha
+Ramoncica. D. Fadrique era el ojito derecho de ambas señoras, cada una
+de las cuales estaba ya en los cuarenta y pico de años cuando tenía doce
+nuestro héroe.
+
+Las dos tías ó chachas se parecían en algo y se diferenciaban en mucho.
+
+Se parecían en cierto entono amable y benévolo de hidalgas, en la piedad
+católica y en la profunda ignorancia. Esto último no provenía sólo de
+que hubiesen sido educadas en el lugar, sino de una idea de entonces. Yo
+me figuro que nuestros abuelos, hartos de la bachillería femenil, de las
+cultas latini-parlas y de la desenvoltura pedantesca de las damas que
+retratan Quevedo, Tirso y Calderón en sus obras, habían caído en el
+extremo contrario de empeñarse en que las mujeres no aprendiesen nada.
+La ciencia en la mujer hubo de considerarse como un manantial de
+perversión. Así es que en los lugares, en las familias acomodadas y
+nobles, cuando eran religiosas y morigeradas, se educaban las niñas para
+que fuesen muy hacendosas, muy arregladas y muy señoras de su casa.
+Aprendían á coser, á bordar y á hacer calceta; muchas sabían de cocina;
+no pocas planchaban perfectamente; pero casi siempre se procuraba que no
+aprendiesen á escribir, y apenas sí se les enseñaba á leer de corrido
+en _El Año Cristiano_ ó en algún otro libro devoto.
+
+Las chachas Victoria y Ramoncica se habían educado así. La diversa
+condición y carácter de cada una estableció después notables
+diferencias.
+
+La chacha Victoria, alta, rubia, delgada y bien parecida,
+había sido, y continuó siendo hasta la muerte, naturalmente sentimental
+y curiosa. Á fuerza de deletrear, llegó á leer casi de corrido cuando
+estaba ya muy granada; y sus lecturas no fueron sólo de vidas de santos,
+sino que conoció también algunas historias profanas y las obras de
+varios poetas. Sus autores favoritos fueron doña María de Zayas y
+Gerardo Lobo.
+
+Se preciaba de experimentada y desengañada. Su conversación estaba
+siempre como salpicada de estas dos exclamaciones: --¡Qué mundo éste!
+--¡Lo que ve el que vive!-- La chacha Victoria se sentía como hastiada y
+fatigada de haber visto tanto, y eso que sus viajes no se habían
+extendido más allá de cinco ó seis leguas de distancia de Villabermeja.
+
+Una pasión, que hoy calificaríamos de romántica, había llenado toda la
+vida de la chacha Victoria. Cuando apenas tenía diez y ocho años,
+conoció y amó en una feria á un caballero cadete de infantería. El
+cadete amó también á la chacha, que no lo era entonces; pero los dos
+amantes, tan hidalgos como pobres, no se podían casar por falta de
+dinero. Formaron, pues, el firme propósito de seguir amándose, se
+juraron constancia eterna y decidieron aguardar para la boda á que
+llegase á capitán el cadete. Por desgracia, entonces se caminaba con
+pies de plomo en las carreras, no había guerras civiles ni
+pronunciamientos, y el cadete, firme como una roca y fiel como un perro,
+envejeció sin pasar de teniente nunca.
+
+Siempre que el servicio militar lo consentía, el cadete venía á
+Villabermeja; hablaba por la ventana con la chacha Victoria, y se decían
+ambos mil ternuras. En las largas ausencias se escribían cartas amorosas
+cada ocho ó diez días; asiduidad y frecuencia extraordinarias entonces.
+
+Esta necesidad de escribir obligó á la chacha Victoria á hacerse
+letrada. El amor fué su maestro de escuela, y le enseñó á trazar unos
+garrapatos anárquicos y misteriosos, que por revelación de amor leía,
+entendía y descifraba el cadete.
+
+De esta suerte, entre temporadas de pelar la pava en Villabermeja, y
+otras más largas temporadas de estar ausentes, comunicándose por cartas,
+se pasaron cerca de doce años. El cadete llegó á teniente.
+
+Hubo entonces un momento terrible: una despedida desgarradora. El
+cadete, teniente ya, se fué á la guerra de Italia. Desde allí venían las
+cartas muy de tarde en tarde. Al cabo cesaron del todo. La chacha
+Victoria se llenó de presentimientos melancólicos.
+
+En 1747, firmada ya la paz de Aquisgrán, los soldados españoles
+volvieron de Italia á España; pero nuestro cadete, que había esperado
+volver de capitán, no parecía ni escribía. Sólo pareció, con la licencia
+absoluta, su asistente, que era bermejino.
+
+El bueno del asistente, en el mejor lenguaje que pudo, y con los
+preparativos y rodeos que le parecieron del caso para amortiguar el
+golpe, dió á la chacha Victoria la triste noticia de que el cadete,
+cuando iba ya á ver colmados sus deseos, cuando iba á ser ascendido á
+capitán, en vísperas de la paz, en la rota de Trebia, había caído
+atravesado por la lanza de un croata.
+
+No murió en el acto. Vivió aún dos ó tres días con la herida mortal, y
+tuvo tiempo de entregar al asistente, para que trajese á su querida
+Victoria, un rizo rubio que de ella llevaba sobre el pecho en un
+guardapelo, las cartas y un anillo de oro con un bonito diamante.
+
+El pobre soldado cumplió fielmente su comisión.
+
+La chacha Victoria recibió y bañó en lágrimas las amadas reliquias. El
+resto de su vida le pasó recordando al cadete, permaneciendo fiel á su
+memoria y llorándole á veces. Cuanto había de amor en su alma fué
+consumiéndose en devociones y transformándose en cariño por el sobrino
+Fadriquito, el cual tenía tres años cuando supo la chacha Victoria la
+muerte de su perpetuo y único novio.
+
+La pobre chacha Ramoncica había sido siempre pequeñuela y mal hecha de
+cuerpo, sumamente morena y bastante fea de cara. Cierta dignidad natural
+é instintiva le hizo comprender, desde que tenía quince años, que no
+había nacido para el amor. Si algo del amor con que aman las mujeres á
+los hombres había en germen en su alma, ella acertó á sofocarlo y no
+brotó jamás. En cambio tuvo afecto para todos. Su caridad se extendía
+hasta los animales.
+
+Desde la edad de veinticuatro años, en que la chacha Ramoncica se quedó
+huérfana y vivía en casa propia, sola, le hacían compañía media docena
+de gatos, dos ó tres perros y un grajo, que poseía varias habilidades.
+Tenía asimismo Ramoncica un palomar lleno de palomos, y un corral
+poblado de pavos, patos, gallinas y conejos.
+
+Una criada llamada Rafaela, que entró á servir á la chacha Ramoncica
+cuando ésta vivía aún en casa de sus padres, siguió sirviéndola toda la
+vida. Ama y criada eran de la misma edad y llegaron juntas á una extrema
+vejez.
+
+Rafaela era más fea que la chacha, y, hasta por imitarla, permaneció
+siempre soltera.
+
+En medio de su fealdad, había algo de noble y distinguido en la chacha
+Ramoncica, que era una señora de muy cortas luces. Rafaela, por el
+contrario, sobre ser fea, tenía el más innoble aspecto; pero estaba
+dotada de un despejo natural grandísimo.
+
+Por lo demás, ama y criada, guardando siempre cada cual su posición y
+grado en la jerarquía social, se identificaron por tal arte, que se
+diría que no había en ellas sino una voluntad, los pensamientos mismos y
+los mismos propósitos.
+
+Todo era orden, método y arreglo en aquella casa. Apenas se gastaba en
+comer, porque ama y criada comían poquísimo. Un vestido, una saya, una
+basquiña, cualquiera otra prenda, duraba años y años sobre el cuerpo de
+la chacha Ramoncica ó guardada en el armario. Después, estando aún en
+buen uso, pasaba á ser prenda de Rafaela.
+
+Los muebles eran siempre los mismos y se conservaban, como por encanto,
+con un lustre y una limpieza que daban consuelo.
+
+Con tal modo de vivir, la chacha Ramoncica, si bien no tenía sino muy
+escasas rentas, apenas gastaba de ellas una tercera parte. Iba, pues,
+acumulando y atesorando, y pronto tuvo fama de rica. Sin embargo, jamás
+se sentía con valor de ser despilfarrada sino por empeño de su sobrino
+Fadrique, á quien, según hemos dicho, mimaba en competencia de la chacha
+Victoria.
+
+Don Diego andaba siempre en el campo, de caza ó atendiendo á las
+labores. Sus dos hijos, D. José y D. Fadrique, quedaban al cuidado de la
+chacha Victoria y del P. Jacinto, fraile dominico, que pasaba por muy
+docto en el lugar, y que les sirvió de ayo, enseñándoles las primeras
+letras y el latín.
+
+Don José era bondadoso y reposado, D. Fadrique un diablo de travieso;
+pero D. José no atinaba hacerse querer, y D. Fadrique era amado con
+locura de ambas chachas, del feroz D. Diego y del ya citado P. Jacinto,
+quien apenas tendría treinta y seis años de edad cuando enseñaba la
+lengua de Cicerón á los dos pimpollos lozanos del glorioso y antiguo
+tronco de los López de Mendoza bermejinos.
+
+Mientras que el apacible D. José se quedaba en casa estudiando, ó iba al
+convento á ayudar á misa, ó empleaba su tiempo en otras tareas
+tranquilas, D. Fadrique solía escaparse y promover mil alborotos en el
+pueblo.
+
+Como segundón de la casa, D. Fadrique estaba condenado á vestirse de lo
+que se quedaba estrecho ó corto para su hermano, el cual, á su vez,
+solía vestirse de los desechos de su padre. La chacha Victoria hacía
+estos arreglos y traspasos. Ya hemos hablado de la casaca y de la chupa
+encarnadas, que vinieron á ser memorables por el lance del bolero; pero
+mucho antes había heredado D. Fadrique una capa, que se hizo más
+famosa, y que había servido sucesivamente á D. Diego y á D. José. La
+capa era blanca, y cuando cayó en poder de D. Fadrique recibió el nombre
+de la capa-paloma.
+
+La capa-paloma parecía que había dado alas al chico, quien se hizo más
+inquieto y diabólico desde que la poseyó. D. Fadrique, cabeza de motín y
+de bando entre los muchachos más desatinados del pueblo, se diría que
+llevaba la capa-paloma como un estandarte, como un signo que todos
+seguían, como un penacho blanco de Enrique IV.
+
+No era muy numeroso el bando de D. Fadrique, no por falta de simpatías,
+sino porque él elegía á sus parciales y secuaces haciendo pruebas
+análogas á las que hizo Gedeón para elegir ó desechar á sus soldados. De
+esta suerte logró D. Fadrique tener unos cincuenta ó sesenta que le
+seguían, tan atrevidos y devotos á su persona, que cada uno valía por
+diez.
+
+Se formó un partido contrario, capitaneado por D. Casimirito, hijo del
+hidalgo más rico del lugar. Este partido era de más gente; pero, así por
+las prendas personales del capitán, como por el valor y decisión de los
+soldados, quedaba siempre muy inferior á los fadriqueños.
+
+Varias veces llegaron á las manos ambos bandos, ya á puñadas y luchando
+á brazo partido, ya en pedreas, de que era teatro un llanete que está
+por bajo de un sitio llamado el Retamal.
+
+Siempre que había un lance de éstos, D. Fadrique era el primero en
+acudir al lugar del peligro; pero es lo cierto que no bien corría la voz
+de que _la capa-paloma iba por el Retamal abajo_, las calles y las
+plazuelas se despoblaban de los más belicosos chiquillos, y todos
+acudían en busca del capitán idolatrado.
+
+La victoria, en todas estas pendencias, quedó siempre por el bando de D.
+Fadrique. Los de don Casimiro resistían poco y se ponían en un momento
+en vergonzosa fuga: pero como D. Fadrique se aventuraba siempre más de
+lo que conviene á la prudencia de un general, resultó que dos veces regó
+los laureles con su sangre, quedando descalabrado.
+
+No sólo en batalla campal, sino en otros ejercicios y haciendo
+travesuras de todo género, don Fadrique se había roto además la cabeza
+otra tercera vez, se había herido el pecho con unas tijeras, se había
+quemado una mano y se había dislocado un brazo: pero de todos estos
+percances salía al cabo sano y salvo, merced á su robustez y á los
+cuidados de la chacha Victoria, que decía, maravillada y santiguándose:
+--¡Ay, hijo de mi alma, para muy grandes cosas quiere reservarte el
+cielo, cuando vives de milagro y no mueres!
+
+
+
+
+III
+
+Casimiro tenía tres años más de edad que don Fadrique, y era también más
+fornido y alto. Irritado de verse vencido siempre como capitán, quiso
+probarse con D. Fadrique en singular combate. Lucharon, pues, á puñadas
+y á brazo partido, y el pobre Casimiro salió siempre acogotado y
+pisoteado, á pesar de su superioridad aparente.
+
+Los frailes dominicos del lugar nunca quisieron bien á la familia de los
+Mendozas. Á pesar de la piedad suma de las chachas Victoria y Ramoncica,
+y de la devoción humilde de D. José, no podían tragar á D. Diego, y se
+mostraban escandalizados de los desafueros é insolencias de D. Fadrique.
+
+Sólo el P. Jacinto, que amaba tiernamente á don Fadrique, le defendía de
+las acusaciones y quejas de los otros frailes.
+
+Éstos, no obstante, le amenazaban á menudo con cogerle y enviarle á los
+Toribios, ó con hacer que el propio hermano Toribio viniese por él y se
+le llevase.
+
+Bien sabían los frailes que el bendito hermano Toribio había muerto
+hacía más de veinte años; pero la institución creada por él florecía,
+prestando al glorioso fundador una existencia inmortal y mitológica.
+Hasta muy entrado el segundo tercio del siglo presente, el hermano
+Toribio y los Toribios en general han sido el tema constante de todas
+amenazas para infundir saludable terror á los chachos traviesos.
+
+En la mente de D. Fadrique no entraba la idea de la fervorosa caridad
+con que el hermano Toribio, á fin de salvar y purificar las almas de
+cuantos muchachos cogía, les martirizaba el cuerpo, dándoles rudos
+azotes sobre las carnes desnudas. Así es que se presentaba en su
+imaginación el bendito hermano Toribio como loco furioso y perverso,
+enemigo de sí mismo para llagarse con cadenas ceñidas á los riñones, y
+enemigo de todo el género humano, á quien desollaba y atormentaba en la
+edad de la niñez y de la más temprana juventud cuando se abren al amor
+las almas y cuando la naturaleza y el cielo debieran sonreír y acariciar
+en vez de dar azotes.
+
+Como ya habían ocurrido casos de llevarse á los Toribios, contra la
+voluntad de sus padres, á varios muchachos traviesos, y como el hermano
+Toribio, durante su santa vida, había salido á caza de tales muchachos,
+no sólo por toda Sevilla, sino por otras poblaciones de Andalucía,
+desde donde los conducía á su terrible establecimiento, la amenaza de
+los frailes pareció para broma harto pesada á D. Diego, y para veras le
+pareció más pesada aún. Hizo, pues, decir á los frailes que se
+abstuviesen de embromar á su hijo, y mucho más de amenazarle, que ya él
+sabría castigar al chico cuando lo mereciese; pero que nadie más que él
+había de ser osado á ponerle las manos encima. Añadió D. Diego que el
+chico, aunque pequeño todavía, sabría defenderse y hasta ofender, si le
+atacaban, y que además él volaría en su auxilio, en caso necesario, y
+arrancaría las orejas á tirones á todos los Toribios que ha habido y hay
+en el mundo.
+
+Con estas insinuaciones, que bien sabían todos cuán capaz era de hacer
+efectivas D. Diego, los frailes se contuvieron en su malevolencia; pero
+como D. Fadrique (fuerza es confesarlo, si hemos de ser imparciales)
+seguía siendo peor que Pateta, los frailes, no atreviéndose ya á
+esgrimir contra él armas terrenas y temporales, acudieron al arsenal de
+las espirituales y eternas, y no cesaron de querer amedrentarle con el
+infierno y el demonio.
+
+De este método de intimidación se ocasionó un mal gravísimo. D.
+Fadrique, á pesar de sus chachas, se hizo impío, antes de pensar y de
+reflexionar, por un sentimiento instintivo. La religión no se ofreció á
+su mente por el lado del amor y de la ternura infinita, sino por el
+lado del miedo, contra el cual su natural valeroso é independiente se
+rebelaba. D. Fadrique no vió el objeto del amor insaciable del alma, y
+el fin digno de su última aspiración, en los poderes sobrenaturales. D.
+Fadrique no vió en ellos sino tiranos, verdugos ó espantajos sin
+consistencia.
+
+Cada siglo tiene su espíritu, que se esparce y como que se diluye en el
+aire que respiramos, infundiéndose tal vez en las almas de los hombres,
+sin necesidad de que las ideas y teorías pasen de unos entendimientos á
+otros por medio de la palabra escrita ó hablada. El siglo XVIII tal vez
+no fué crítico, burlón, sensualista y descreído porque tuvo á Voltaire,
+á Kant y á los enciclopedistas, sino porque fué crítico, burlón,
+sensualista y descreído tuvo á dichos pensadores, quienes formularon en
+términos precisos lo que estaba vago y difuso en el ambiente: el giro
+del pensamiento humano en aquel período de su civilización progresiva.
+
+Sólo así se comprende que D. Fadrique viniese á ser impío sin leer ni
+oir nada que á ello le llevase.
+
+Esta nueva calidad que apareció en él era bastante peligrosa en aquellos
+tiempos. D. Diego mismo se espantó de ciertas ideas de su hijo. Por
+dicha, el desenvolvimiento de tan mala inclinación coincidió casi con la
+ida de D. Fadrique al Colegio de Guardias marinas, y se evitó así todo
+escándalo y disgusto en Villabermeja.
+
+Las chachas Victoria y Ramoncica lloraron mucho la partida de D.
+Fadrique; el P. Jacinto la sintió; D. Diego, que le llevó á la Isla, se
+alegró de ver á su hijo puesto en carrera, casi más que se afligió al
+separarse de él; y los frailes, y Casimirito sobre todo, tuvieron un día
+de júbilo el día en que le perdieron de vista.
+
+D. Fadrique volvió al lugar de allí adelante, pero siempre por brevísimo
+tiempo: una vez cuando salió del Colegio para ir á navegar; otra vez
+siendo ya alférez de navío. Luego pasaron años y años sin que viese á D.
+Fadrique ningún bermejino. Se sabía que estaba, ya en el Perú, ya en el
+Asia, en el extremo Oriente.
+
+
+
+
+IV
+
+De las cosas de D. Fadrique, durante tan larga ausencia, se tenía ó se
+forjaba en el lugar el concepto más fantástico y absurdo.
+
+D. Diego y la chacha Victoria, que eran las personas de la familia más
+instruidas é inteligentes, murieron á poco de hallarse D. Fadrique en el
+Perú. Y lo que es á la cándida Ramoncica y al limitado D. José, no
+escribía D. Fadrique sino muy de tarde en tarde, y cada carta tan breve
+como una fe de vida.
+
+Al P. Jacinto, aunque D. Fadrique le estimaba y quería de veras, también
+le escribía poco, por efecto de la repulsión y desconfianza que en
+general le inspiraban los frailes. Así es que nada se sabía nunca á
+ciencia cierta en el lugar de las andanzas y aventuras del ilustre
+marino.
+
+Quien más supo de ello en su tiempo fué el cura Fernández, que, según
+queda dicho, trató á don Fadrique y tuvo alguna amistad con él. Por el
+cura Fernández se enteró D. Juan Fresco, en quien influyó mucho el
+relato de las peregrinaciones y lances de fortuna de D. Fadrique para
+que se hiciese piloto y siguiese en todo sus huellas.
+
+Recogiendo y ordenando yo ahora las esparcidas y vagas noticias, las
+apuntaré aquí en resumen.
+
+D. Fadrique estuvo poco tiempo en el Colegio, donde mostró grande
+disposición para el estudio.
+
+Pronto salió á navegar, y fué á la Habana en ocasión tristísima. España
+estaba en guerra con los ingleses, y la capital de Cuba fué atacada por
+el almirante Pocok. Echado á pique el navío en que se hallaba nuestro
+bermejino, la gente de la tripulación, que pudo salvarse, fué destinada
+á la defensa del castillo del Morro, bajo las órdenes del valeroso D.
+Luis Velasco.
+
+Allí estuvo D. Fadrique haciendo estragos en la escuadra inglesa con sus
+certeros tiros de cañón. Luego, durante el asalto, peleó como un héroe
+en la brecha, y vió morir á su lado á D. Luis, su jefe. Por último, fué
+de los pocos que lograron salvarse cuando, pasando sobre un montón de
+cadáveres y haciendo prisioneros á los vivos, llegó el general inglés,
+Conde de Albemarle, á levantar el pabellón británico sobre la principal
+fortaleza de la Habana.
+
+D. Fadrique tuvo el disgusto de asistir á la capitulación de aquella
+plaza importante, y, contado en el número de los que la guarnecían, fué
+conducido á España en cumplimiento de lo capitulado.
+
+Entonces, ya de alférez de navío, vino á Villabermeja, y vió á su padre
+la última vez.
+
+La reina de las Antillas, muchos millones de duros y lo mejor de
+nuestros barcos de guerra habían quedado en poder de los ingleses.
+
+D. Fadrique no se descorazonó con tan trágico principio. Era hombre poco
+dado á melancolías. Era optimista y no quejumbroso. Además, todos los
+bienes de la casa los había de heredar el mayorazgo, y él ansiaba
+adquirir honra, dinero y posición.
+
+Pocos días estuvo en Villabermeja. Se fué antes de que su licencia se
+cumpliese.
+
+El rey Carlos III, después de la triste paz de París, á que le llevó el
+desastroso _Pacto de familia_, trató de mejorar por todas partes la
+administración de sus vastísimos Estados. En América era donde había más
+abusos, escándalos, inmoralidad, tiranías y dilapidaciones. Á fin de
+remediar tanto mal, envió el Rey á Gálvez de visitador á Méjico, y algo
+más tarde envió al Perú, con la misma misión, á D. Juan Antonio de
+Areche. En esta expedición fué á Lima D. Fadrique.
+
+Allí se encontraba cuando tuvo lugar la rebelión de Tupac-Amaru. En la
+mente imparcial y filosófica del bermejino se presentaba como un
+contrasentido espantoso el que su Gobierno tratase de ahogar en sangre
+aquella rebelión, al mismo tiempo que estaba auxiliando la de Washington
+y sus parciales contra los ingleses; pero D. Fadrique, murmurando y
+censurando, sirvió con energía á su Gobierno, y contribuyó bastante á la
+pacificación del Perú.
+
+Don Fadrique acompañó á Areche en su marcha al Cuzco, y desde allí,
+mandando una de las seis columnas en que dividió sus fuerzas el general
+Valle, siguió la campaña contra los indios, tomando gloriosa parte en
+muchas refriegas, sufriendo con firmeza las privaciones, las lluvias y
+los fríos en escabrosas alturas á la falda de los Andes, y no parando
+hasta que Tupac-Amaru quedó vencido y cayó prisionero.
+
+Don Fadrique, con grande horror y disgusto, fué testigo ocular de los
+tremendos castigos que hizo nuestro Gobierno en los rebeldes. Pensaba él
+que las crueldades é infamias cometidas por los indios no justificaban
+las de un Gobierno culto y europeo. Era bajar al nivel de aquella gente
+semisalvaje. Así es que casi se arrepintió de haber contribuído al
+triunfo cuando vió en la plaza del Cuzco morir á Tupac-Amaru, después de
+un brutal martirio, que parecía invención de fieras y no de seres
+humanos.
+
+Tupac-Amaru tuvo que presenciar la muerte de su mujer, de un hijo suyo
+y de otros deudos y amigos: á otro hijo suyo de diez años le condenaron
+á ver aquellos bárbaros suplicios de su padre y de su madre, y á él
+mismo le cortaron la lengua y le ataron luego por los cuatro remos á
+otros tantos caballos para que, saliendo á escape, le hiciesen pedazos.
+Los caballos, aunque espoleados duramente por los que los montaban, no
+tuvieron fuerza bastante para descuartizar al indio, y á éste,
+descoyuntado, después de tirar de él un rato en distintas direcciones,
+tuvieron que desatarle de los caballos y cortarle la cabeza.
+
+Á pesar de su optimismo, de su genio alegre y de su afición á tomar
+muchos sucesos por el lado cómico, D. Fadrique, no pudiendo hallar nada
+cómico en aquel suceso, cayó enfermo con fiebre y se desanimó mucho en
+su afición á la carrera militar.
+
+Desde entonces se declaró más en él la manía de ser filántropo, especie
+de secularización de la caridad, que empezó á estar muy en moda en el
+siglo pasado.
+
+La impiedad precoz de D. Fadrique vino á fundarse en razones y en
+discursos con el andar del tiempo y con la lectura de los malos libros
+que en aquella época se publicaban en Francia. El carácter burlón y
+regocijado de D. Fadrique se avenía mal con la misantropía tétrica de
+Rousseau. Voltaire, en cambio, le encantaba. Sus obras más impías
+parecíanle eco de su alma.
+
+La filosofía de D. Fadrique era el sensualismo de Condillac, que él
+consideraba como el _non plus ultra_ de la especulación humana.
+
+En cuanto á la política, nuestro D. Fadrique era un liberal anacrónico
+en España. Por los años de 1783, cuando vió morir á Tupac-Amaru, era
+casi como un radical de ahora.
+
+Todo esto se encadenaba y se fundaba en una teodicea algo confusa y
+somera, pero común entonces. D. Fadrique creía en Dios y se imaginaba
+que tenía ciencia de Dios, representándosele como inteligencia suprema y
+libre, que hizo el mundo porque quiso, y luego le ordenó y arregló según
+los más profundos principios de la mecánica y de la física. Á pesar del
+_Cándido_, novela que le hacía llorar de risa, D. Fadrique era casi tan
+optimista como el Dr. Pangloss, y tenía por cierto que todo estaba
+divinamente bien y que nada podía estar mejor de lo que estaba. El mal
+le parecía un accidente, por más que á menudo se pasmase de que
+ocurriera con tanta frecuencia y de que fuera tan grande, y el bien le
+parecía lo substancial, positivo é importante que había en todo.
+
+Sobre el espíritu y la materia, sobre la vida ultra-mundana y sobre la
+justificación de la Providencia, basada en compensaciones de eterna
+duración, D. Fadrique estaba muy dudoso; pero su optimismo era tal, que
+veía demostrada y hasta patente la bondad del cielo, sin salir de este
+mundo sublunar y de la vida que vivimos. Verdad es que para ello había
+adoptado una teoría, novísima entonces. Y decimos que la había adoptado,
+y no que la había inventado, porque no nos consta, aunque bien pudo ser
+que la inventase; ya que cuando llega el momento y suena la hora de que
+nazca una idea y de que se formule un sistema, la idea nace y el sistema
+se formula en mil cabezas á la vez, si bien la gloria de la invención se
+la lleva aquel que por escrito ó de palabra le expone con más claridad,
+precisión ó elegancia.
+
+La idea, ó mejor dicho, la teoría novísima, tal como estaba en la mente
+de D. Fadrique, era en compendio la siguiente:
+
+Entendía el filósofo de Villabermeja que había una ley providencial y
+eterna para la historia, tan indefectible como las leyes matemáticas,
+según las cuales giran en sus órbitas los astros. En virtud de esta ley,
+la humanidad iba adelantando siempre por un camino de perfectibilidad
+indefinida; su ascensión hacia la luz, el bien, la verdad y la belleza,
+no tenía pausa ni término. En esto, el humano linaje, en su conjunto,
+seguía un impulso necesario. Toda la gloria del éxito era para el Ser
+Supremo, que había dado aquel impulso; pero, dentro del providencial
+movimiento que de él nacía, en toda acción, en toda idea, en todo
+propósito, cada individuo era libre y responsable. El maravilloso
+trabajo de la Providencia, el misterio más bello de su sabiduría
+infinita, consistía en concertar con atinada armonía todos aquellos
+resultados de la libertad humana á fin de que concurriesen al
+cumplimiento de la ley eterna del progreso, ó en tenerlos previstos con
+tan divina previsión y acierto, que no perturbasen lo que estaba
+prescrito y ordenado; así como, aunque sea baja comparación, cuenta el
+inventor y constructor perito de una máquina con los rozamientos y con
+el medio ambiente.
+
+Tal manera de considerar los sucesos se avenía bien con el carácter de
+D. Fadrique, corroborando su desdén hacia las menudencias, y su prurito
+de calificar de menudencias lo que para los más de los hombres es
+importante en grado sumo, y transformando su propensión á la alegría y á
+la risa en serenidad olímpica, digna de los inmortales.
+
+En su moral no dejaba de ser severo. No había borrado de sus tablas de
+la ley ni un tilde ni una coma de los mandamientos divinos. Lo único que
+hacía era dar más vigor, si cabe, á toda prohibición de actos que
+produzcan dolor, y relajar no poco las prohibiciones de todo aquello que
+á él se le antojaba que sólo traía deleite ó bienestar consigo.
+
+En aquella edad, pensar así en España y en sus dominios ya hemos dicho
+que era expuesto; pero D. Fadrique tenía el don de la mesura y del tino,
+y sin hipocresía lograba no chocar ni lastimar opiniones ó creencias.
+
+Concurría á esto la buena gracia con que se ganaba las voluntades, no
+con inspirar trivial afecto á todo el mundo, sino inspirándole muy vivo
+á los pocos que él quería, los cuales valían siempre por muchos para
+defenderle y encomiarle.
+
+En la primera mocedad, dotado D. Fadrique de tales prendas, y siendo
+además bello y agraciado de rostro, de buen talle, atrevido y sigiloso,
+consiguió que lloviesen sobre él las aventuras galantes, y tuvo alta
+fama de afortunado en amores.
+
+Después de terminada la rebelión de Tupac-Amaru ascendió á capitán de
+fragata, y su reputación de buen soldado y de sabio y hábil marino llegó
+á su colmo.
+
+Casi cuando acababan de espirar en el Cuzco los últimos indios parciales
+de la independencia de su patria, siendo atenaceados algunos con tenazas
+candentes antes de ahorcarlos, llegó la nueva á Lima de que habíamos
+hecho la paz con Inglaterra, logrando la independencia de su colonia, en
+pro de la cual combatimos.
+
+Don Fadrique pudo entonces obtener licencia para navegar á las órdenes
+de la Compañía de Filipinas, y salió para Calcuta mandando un navío
+cargado de preciosas mercaderías. Tres viajes hizo de Lima á Calcuta y
+de Calcuta á Lima; y como llevaba muy buena pacotilla y un sueldo
+crecido, y alcanzó ventas muy ventajosas, se halló en poco tiempo
+poseedor de algunos millones de reales.
+
+En las largas temporadas que D. Fadrique pasó en la India se aficionó
+mucho á la dulzura de los indígenas de aquel país y tomó en mayor
+aborrecimiento el fervor religioso y guerrero de otras naciones. Tippoo,
+sultán de Misor, se había empeñado en convertir al islamismo á todos los
+indostaníes y en dilatar su imperio hasta el Cabo Comorín, á donde nunca
+habían penetrado las huestes de otros conquistadores musulmanes. La
+horrible devastación del floreciente reino de Travancor, en las barbas
+de los ingleses, fué la consecuencia de la ambición y del celo muslímico
+del sultán mencionado. El Gobernador general de la India se resolvió al
+cabo á vengar y á remediar lo que hubiera debido impedir, y partió de
+Calcuta á Madrás con muchos soldados europeos y cipayos, y grandes
+aprestos de guerra. En aquella ocasión D. Fadrique tuvo el gusto de
+ganar bastantes rupias, sirviendo una buena causa y conduciendo á Madrás
+en su navío, con la autorización debida, tropas, víveres y municiones.
+
+Parece que poco tiempo después de este suceso, y aun antes de que el
+rajah de Travancor fuese restablecido en su trono, y el sultán Tippoo
+vencido y obligado á hacer la paz, D. Fadrique, cansado ya de
+peregrinaciones y trabajos, con la ambición apagada y con el deseo de
+fortuna más que satisfecho, logró, de vuelta á Lima, obtener su retiro,
+y se vino á Europa, anhelante de presenciar la gran revolución que en
+Francia se estaba realizando, cuyos principios se hallaban tan en
+concordancia con los suyos, y cuya fama llenaba el mundo de asombro.
+
+Don Fadrique, sin embargo, sólo estuvo en París algunos meses: desde
+fines de 1791 hasta Septiembre de 1792. Este tiempo le bastó para
+cansarse y hartarse de la gran revolución, desengañarse un poco de su
+liberalismo y dudar de sus teorías de constante progreso.
+
+En Madrid vivió, por último, dos años, y también se desengañó de
+muchísimas cosas.
+
+Entrado ya en los cincuenta de su edad, aunque sano y bueno, y
+apareciendo en el semblante, en la robustez y gallardía del cuerpo, y en
+la serenidad y viveza del espíritu mucho más joven, le entró la
+nostalgia de que padecen casi todos los bermejinos, y tomó la
+irrevocable resolución de retirarse á Villabermeja para acabar allí
+tranquilamente su vida.
+
+Las cartas que escribió á su hermano D. José y á la chacha Ramoncica,
+que vivían aún, anunciándoles su vuelta definitiva y para siempre,
+fueron breves, aunque muy cariñosas. En cambio, escribió al P. Jacinto
+una extensa carta, que se conserva aún y que debe ser trasladada á este
+sitio. La carta es como sigue:
+
+
+
+
+V
+
+Mi querido P. Jacinto: Ya sabrá V. por mi hermano y por la chacha
+Ramoncica que estoy decidido á irme á ese lugar á acabar mi vida donde
+pasé los mejores años y los más inocentes de ella (¡buena inocencia era
+la mía!), jugando al hoyuelo, á las chapas, al salto de la comba y
+algunas veces al cané, y andando á pedradas y á mojicones con mis
+coetáneos y compatricios.
+
+Entonces estaba yo cerril; pero ya V. se hará cargo de que me he pulido
+bastante peregrinando por esos mundos, y de que ahora son otras mis
+aficiones y muy diversos mis cuidados. Los frailes compañeros de V. no
+tendrán ya necesidad de amenazarme con los Toribios.
+
+Mi estancia en el lugar no traerá perturbación alguna; antes, por el
+contrario, yo me lisonjeo de que reporte algunas ventajas. He hecho
+dinero y emplearé ahí mucha parte en fomentar la agricultura. El vino que
+ahí se produce es abominable y puede ser excelente. Trabajando se
+logrará hacerle potable y bueno.
+
+Soñando estoy con las agradables veladas que vamos á pasar en el
+invierno, jugando á la malilla y al tute, disputando sobre nuestras no
+muy concordes teologías, y refiriendo yo á V. mis aventuras en el Perú,
+en la India y en otras apartadas regiones.
+
+Sé que V., á pesar de los años, está firme como un roble, por lo cual me
+prometo que ha de dar conmigo largos paseos á caballo y á pie, y ha de
+acompañarme á cazar perdices. Tengo dos magníficas escopetas inglesas,
+que compré en Calcuta, y con las cuales he cazado tigres, tan grandes
+algunos de ellos como borricos. Ya verá V. qué bien le va tirando con
+cualquiera de estas escopetas á las pacíficas y enamoradas perdices que
+acuden al reclamo en la estación del celo.
+
+Á pesar de nuestra edad, hemos de emplearnos todavía, si V. no se opone,
+en algunas cosas harto infantiles. Hemos de volver al Pozo de la Solana,
+como hace cuarenta años, á cazar colorines y otros pajarillos, ya con la
+red, ya con liga y esparto. Téngame V. preparado un buen par de
+cimbeles.
+
+Todas las cosas de por ahí se me ofrecen á la memoria con el encanto de
+los primeros años. Entiendo que voy á remozarme al verlas y gozarlas.
+Tengo gana de volver á comer piñonate, salmorejo, hojuelas, gajorros,
+pestiños, cordero en caldereta, cabrito en cochifrito, empanadas de
+boquerones con chocolate, torta-maimón, gazpacho, longanizas y los demás
+primores de cocina y repostería con que suelen regalarse los sibaritas
+bermejinos. No por eso romperé con la costumbre contraída en otras
+tierras, sino que pienso llevar en mí compañía á un gabacho que he
+traído de París, el cual condimenta unos manjares que doy por cierto que
+han de gustar á V., aunque tienen nombres imposibles casi de pronunciar
+por una boca de Villabermeja; pero ya V. se convencerá de que, sin
+pronunciarlos, los mastica, los saborea, se los traga y le saben á
+gloria.
+
+Por más extraño que á V. le parezca, llevo también vino á esa tierra del
+vino. Yo recuerdo que V. era un excelente catador; que V. tenía un
+paladar muy fino y una nariz delicadísima. Espero, pues, que ha de
+comprender y estimar el mérito de los vinos de _extranjis_ que yo lleve,
+y que no caerán en su estómago como si cayesen en el sumidero.
+
+Estoy muy contento de que me viva aún la chacha Ramoncica. Me han dicho
+que en su casa sigue todo como antes. Los mismos muebles, la misma
+criada Rafaela, y hasta el grajo, bien sea el mismo también, que por
+milagro de nuestro Santo Patrono vive aún, ó bien sea otro que le
+reemplazó á tiempo, y parece el fénix renacido de sus cenizas.
+
+Mucha gana tengo de dar un abrazo á la chacha Ramoncica, aunque, dicho
+sea entre nosotros, yo quería más á la pobre chacha Victoria. ¡Qué noble
+mujer aquélla! Aseguro á V. que no he hallado igual mujer en el mundo.
+Si la hubiera hallado, no sería yo solterón.
+
+En este punto he sido poco feliz. No he hallado más que mujeres ligeras,
+casquivanas, frívolas y sin alma. Una sola, allá en Lima, me quiso de
+veras con amor fervoroso, pero criminal. Yo también la quise, por mi
+desgracia, porque tenía un genio de todos los diablos, y queriéndonos
+mucho, la historia de nuestros amores se compuso de una serie de
+peloteras diarias. Aquellos amores fueron pesadilla, y no deleite. Ella
+era muy devota, había sido una santa y seguía en opinión de tal, porque
+procedimos siempre con cautela y recato. Sin embargo, en el fondo de su
+atribulada conciencia, en lo profundo de su mente, orgullosa y fanática
+á la vez, sentía vergüenza de haber humillado ante mí su soberbia y de
+haberse rendido á mi voluntad, y tenía miedo y horror de haber dejado
+por mí el buen camino, ofendiendo á Dios y faltando á sus deberes. Todo
+esto, sin darse ella mucha cuenta de lo que hacía, me lo quería hacer
+pagar, considerándome en extremo culpado. Lo que yo tuve que aguantar
+no tiene nombre. Créame V., P. Jacinto, en el pecado llevé la
+penitencia. Así es que me harté de amores serios para años, y me dediqué
+desde entonces á los ligeros. ¿Para qué atormentarse en un asunto que
+debe ser todo de amenidad, regocijo y alegría?
+
+Quizás por esta razón, y no porque apenas se dé _in rerum natura_, no
+alcancé nunca el amor de una chacha Victoria joven. Si le hubiera
+alcanzado, poco tierno soy de corazón, pero no lo dude V., hubiera
+muerto bendiciéndola, como murió el cadete, ó hubiera conquistado por
+ella y para ella, no el grado de capitán, sino el mundo.
+
+En fin, ya pasó la mocedad, y no hay que pensar en novelerías.
+
+Yo estoy desengañado y aburrido, si bien con desengaño apacible y suave
+aburrimiento.
+
+Se me acabó la ambición; no siento apetito de gloria; no aspiro á ser
+del vano dedo señalado; tengo más bienes de fortuna de los que necesito;
+estoy sediento de reposo, de obscuridad y de calma, y por todo esto me
+retiro á Villabermeja; pero no para hacer penitencia, sino para darme
+una vida regalada, tranquila, llena de orden y bienestar, cuidándome
+mucho y viendo lo que dura un Comendador Mendoza bien conservado. Hasta
+ahora lo estoy. No parece que tengo cincuenta años, sino menos de
+cuarenta. Ni una cana. Ni una arruga. Todavía me llaman señorito, y no
+señor, y no faltan hembras de garbo que me califiquen de real mozo,
+ofendiendo mi modestia.
+
+Mi mayor desengaño ha sido en mis ideas y doctrinas, si bien no ha sido
+bastante para hacerme variar.
+
+Dios me perdone si me equivoco á fuerza de creerle bueno. Yo, creyendo
+en él y figurándomele como persona, tengo que figurármele todo lo bueno
+que concibo que una persona puede ser. Por consiguiente, no completando
+mi concepto de su bondad la gloria de la otra vida por inmensa que sea,
+supongo en esta vida que vivimos, por más que sirva para ganar la otra,
+un fin y un propósito en sí, y no sólo el ultramundano. Este fin, este
+propósito es ir caminando hacia la perfección, y sin alcanzarla aquí
+nunca, acercarse cada vez más á ella. Creo, pues, en el progreso; esto
+es, en la mejora gradual y constante de la sociedad y del individuo, así
+en lo material como en lo moral, y así en la ciencia especulativa como
+en la que nace de la observación y la experiencia, y da ser á las artes
+y á la industria.
+
+El mejor medio de este progreso, y al mismo tiempo su mejor resultado en
+nuestros días, es, á mi ver, la libertad. La condición más esencial de
+esta libertad es que todos seamos igualmente libres.
+
+Figúrese V. cuánto me encantaría la revolución francesa y su Asamblea
+Constituyente, que propendía á realizar estos principios míos; que
+proclamaba los derechos del hombre.
+
+Pedí mi retiro, dejé mi carrera, y vine, lleno de impaciencia, desde el
+otro hemisferio á bañarme en la luz inmortal de la gran revolución y á
+encender mi entusiasmo en el sagrado fuego que ardía en París, donde
+imaginé que estaban el corazón y la mente del mundo.
+
+Pronto se desvanecieron mis ilusiones. Los apóstoles de la nueva ley me
+parecieron, en su mayor parte, bribones infames ó frenéticos furiosos,
+llenos de envidia y sedientos de sangre. Vi al talento, á la virtud, á
+la belleza, al saber, á la elegancia, á todo lo que por algo sobresale
+en la tierra, ser víctima de aquellos fanáticos ó de aquellos
+envidiosos. Las hazañas de los soldados de la revolución contra los
+reyes de Europa coligados no podían admirarme. No me parecían la defensa
+serena del que confía en su valor y en su derecho, sino el brío febril
+de la locura, excitada por la embriaguez de la sangre y por medio de
+asesinatos horribles. París se me antojaba el infierno, y no atino ahora
+á comprender cómo permanecí tanto tiempo en él. Todo estaba trocado: la
+brutalidad se llamaba energía; sencillez el desaliño indecente;
+franqueza la grosería, y virtud el no tener entrañas para la compasión.
+Recordaba yo las épocas de mayor tiranía, y no hallaba época alguna
+peor, sobre todo si se considera que estábamos en el centro de Europa y
+que llevábamos tantos siglos de civilización y cultura. El tirano no era
+uno, eran varios, y todos soeces y sucios de alma y de cuerpo.
+
+Huí de París y vine á Madrid. Otra desilusión. Si por allá creí
+presenciar una abominable y bárbara trajedia, aquí me encontré en un
+grotesco, asqueroso y lascivo sainete. Por allá sangre; por acá
+inmundicia.
+
+No por eso apostaté de mi optimismo ni eché á un lado mi doctrina de
+indefinido progreso. Lo que hice fué reconocer mi error en cálculos de
+cronología, para los cuales no había contado yo con la feroz y
+desgreñada revolución de Francia.
+
+En vista de esta revolución, el bien relativo, el estado de libertad y
+de adelantamiento para las sociedades, que yo fantaseaba como inmediato,
+se hundió hacia adentro, en los abismos del porvenir, lo menos dos ó
+tres siglos.
+
+Como para entonces no viviré yo, y como en el estado presente del mundo
+estoy ya harto de la vida práctica, he resuelto refugiarme en la
+contemplación; y á fin de gozar del espectáculo de las cosas humanas,
+mezclándome en ellas lo menos posible, voy á tomar asiento, como
+espectador desapasionado, en la propia Villabermeja.
+
+Mi hermano, que tiene ya una hija casadera, á quien naturalmente desea
+que salte un buen novio, se va á vivir á la vecina ciudad, donde ya
+tiene casa tomada, y á mí me deja á mis anchas y solo en la casa
+solariega de los Mendoza, donde le daré albergue siempre que venga al
+lugar para sus negocios.
+
+Yo me atengo al refrán que dice _ó corte ó cortijo_; y ya que me fugo de
+París y de Madrid, no quiero ciudad de provincia, sino aldea.
+
+En la gran casa de los Mendoza bermejinos voy á estar como garbanzo en
+olla; pero se llenarán algunos cuartos con la multitud de libros que voy
+á llevar.
+
+Vamos á tener una vida envidiable; y digo _vamos_, porque supongo y
+espero que V. me hará compañía á menudo.
+
+Mi determinación es irrevocable, y me voy ahí, para no salir de ahí,
+salvo cuando vaya como de paseo á caballo, á visitar á mi hermano y á su
+familia, en la ciudad cercana, la cual, á pesar de su pomposo título de
+ciudad, tiene también mucho de pueblo pequeño y rural, con perdón y en
+paz sea dicho.
+
+Adiós, beatísimo padre. Encomiéndeme V. á Dios, con cuyo favor cuento
+para escapar de esta confusión ridícula de la corte, y poder pronto
+darle, en esa encantadora Villabermeja, un apretado abrazo.
+
+
+
+
+VI
+
+Veinte días después de recibida esta carta por el P. Jacinto, se realizó
+la entrada solemne en Villabermeja del ilustre Comendador Mendoza.
+
+Desde Madrid á la capital de la provincia, que entonces se llamaba
+reino, nuestro héroe vino en coche de colleras y empleó nueve días. En
+la capital de la provincia se encontró con su hermano D. José, con el P.
+Jacinto y con otros amigos de la infancia, que le estaban aguardando.
+Entre ellos sobresalía el tío Gorico, maestro pellejero, hábil
+fabricador de corambres y notabilísimo en el difícil arte de echar
+botanas á los pellejos rotos. Este había sido el muchacho más diabólico
+del lugar después de D. Fadrique, y su teniente cuando las pendencias,
+pedreas y demás hazañas contra el bando de D. Casimiro.
+
+El tío Gorico no tenía más defecto que el de haberse entregado con
+sobrado cariño á la bebida blanca. El aguardiente anisado le encantaba.
+Y como al asomar la aurora por el estrecho horizonte de Villabermeja el
+tío Gorico, según su expresión, mataba el gusanillo, resultaba que casi
+todo el día estaba calamocano, porque aquel fuego que encendía en su ser
+con el primer fulgor matutino, se iba alimentando, durante el día,
+merced á frecuentes libaciones.
+
+Por lo demás, el tío Gorico no perdía nunca la razón; lo que lograba era
+envolver aquella luz del cielo en una gasa tenue, en un fanal primoroso,
+que le hacía ver las cosas del mundo exterior y todo lo interno de su
+alma y los tesoros de su memoria como al través de un vidrio mágico.
+Jamás llegaba á la embriaguez completa; y una vez sola, decía él había
+tenido en toda su vida alferecía en las piernas. Era, pues, hombre de
+chispa en diversos sentidos, y nadie tenía mejores ocurrencias, ni
+contaba más picantes chascarrillos, ni se mostraba más útil y agradable
+compañero en una partida de caza.
+
+En el lugar gozaba de celebridad envidiable por mil motivos, y entre
+otros, porque hacía el papel de Abraham en el paso de Jueves Santo por
+la mañana, tan admirablemente bien, que nadie se le igualaba en muchas
+leguas á la redonda. Con un vestido de mujer por túnica, una colcha de
+cama por manto, su turbante y sus barbas de lino, tomaba un aspecto
+venerable. Y cuando subía al monte Moria, que era un establo cubierto de
+verdura, que se elevaba en medio de la plaza, adquiría la majestad
+patética de un buen actor. Pero en lo que más se lucía, arrancando
+gritos de entusiasmo, era cuando ofrecía á Isaac al Todopoderoso antes
+de sacrificarle. Isaac era un chiquillo de diez años lo menos. Con la
+mano derecha el tío Gorico le levantaba hacia el cielo, y así, extendido
+el brazo, como si no fuera de hueso y carne, sino de acero firmísimo,
+permanecía catorce ó quince minutos. Luego venía el momento de las más
+vivas emociones; el terror trágico en toda su fuerza. Abraham ataba al
+chiquillo al ara, y sacaba un truculento chafarote que llevaba al cinto.
+Tres ó cuatro veces descargaba cuchilladas con una violencia increíble.
+Las mujeres se tapaban los ojos y daban espantosos chillidos, creyendo
+ya segada la garganta del muchacho que prefiguraba á Cristo; pero el tío
+Gorico paraba el golpe antes de herir, como no atreviéndose á consumar
+el sacrificio. Al fin aparecía un ángel, con alas de papel dorado, en el
+balcón de las Casas Consistoriales, y cantaba el romance que empieza:
+
+ "Detente, detente, Abraham;
+ No mates á tu hijo Isaac,
+ Que ya está mi Dios contento
+ Con tu buena voluntad."
+
+El sacrificio del cordero en vez del hijo, con lo demás del paso, lo
+ejecutaba el tío Gorico con no menor maestría.
+
+En más de una ocasión trataron de ganarle, ofreciéndole mucho dinero
+para que fuese á hacer de Abraham á otras poblaciones; pero él no quiso
+jamás ser infiel á su patria y privarla de aquella gloria.
+
+Don José, el P. Jacinto, el tío Gorico y los demás amigos, muy contentos
+de haber abrazado á D. Fadrique, contentísimo también de verse entre los
+compañeros de su infancia, emprendieron á caballo el viaje á
+Villabermeja, que, con madrugar y picar mucho, pudo hacerse en diez
+horas, llegando todos al lugar al anochecer de un hermoso día de
+primavera, en el año de 1794.
+
+Doña Antonia, mujer de D. José, y sus dos hijos, D. Francisco, de edad
+de catorce años, y doña Lucía, que tenía ya diez y ocho, acompañados de
+la chacha Ramoncica, recibieron con júbilo, con abrazos y otras mil
+muestras de cariño al Comendador, quien ya tenía por suya la casa
+solariega. D. José y su familia se habían establecido en la ciudad, y
+sólo por dos días habían venido al pueblo para recibir al querido
+pariente.
+
+Éste, como era de suyo muy modesto, se maravilló y complació en ver que
+alcanzaba en Villabermeja más popularidad de lo que creía. Vinieron á
+verle todos los frailes, desde los más encopetados hasta los legos, el
+médico, el boticario, el maestro de escuela, el alcalde, el escribano y
+mucha gente menuda.
+
+Al día siguiente de la llegada la chacha Ramoncica quiso lucirse, y se
+lució, dando un magnífico _pipiripao_. D. Fadrique, cuando oyó esta
+palabra, tuvo que preguntar qué significaba, y le dijeron que algo á
+modo de festín. En cambio, se cuentan aún en Villabermeja los grandes
+apuros en que estuvo aquella noche la chacha Ramoncica cuando volvió á
+su casa, cavilando qué sería lo que su sobrino le había pedido para el
+festín, y que ella ansiaba que le sirviesen, á fin de darle gusto en
+todo. El vocablo, para ella inaudito, con que su sobrino había
+significado la cosa que deseaba, casi se le había borrado de la mente.
+Por último, consultando el caso con Rafaela, y haciendo un esfuerzo de
+memoria, vino á recomponer el vocablo y á declarar que lo que su sobrino
+había pedido era _economía_.
+
+--¿Qué es eso, Rafaela? --preguntó á su fiel criada.
+
+Y Rafaela contestó:
+
+--Señora, ¿qué ha de ser? ¡_Ajorro_!
+
+No le hubo, sin embargo. La chacha Ramoncica echó aquel día el bodegón
+por la ventana.
+
+Al siguiente le tocó lucirse al Comendador, y á pesar de toda su
+filosofía gozó en el alma de que sus deudos y paisanos viesen
+maravillados su vajilla de porcelana, su plata y los demás objetos raros
+ó bellos que de sus viajes había traído, y que había mandado por delante
+de él con su criado de más confianza. Hasta la extraña fisonomía de
+éste, que era un indio, pasmó á los bermejinos, con deleite y
+satisfacción de D. Fadrique. Tuvo además un placer indescriptible en
+contar sus aventuras y en hacer descripciones de países remotos, de
+costumbres peregrinas y de casos singulares que había visto ó en los que
+había tomado parte.
+
+Nada de esto debe movernos á rebajar el concepto que del Comendador
+tenemos. Por más que parezca pueril, tal vanidad es más común de lo que
+se cree. ¿Á quién no le agrada, cuando vuelve al lugar de su nacimiento,
+darse cierto tono, sin ofender á nadie, manifestando cuán importante
+papel ha hecho en el mundo?
+
+Gente hay que no espera para esto á ir á su lugar. Nacido en uno muy
+pequeño de Andalucía tuve yo cierto amigo que, como llegase á ser
+personaje de gran suposición y de muchas campanillas, cifraba su mayor
+deleite en mandar á su pueblo todos los años un ejemplar de la _Guía de
+forasteros_, con registro en las varias páginas en que estaba estampado
+su nombre. Un año fué la _Guía_ con ocho registros, y el pasmo de los
+lugareños, participado por carta á mi amigo, le dió un contento que
+casi rayaba en beatitud ó bienaventuranza.
+
+No es menor el gusto que se tiene en contar lances y sucesos y en
+describir prodigios. De aquí sin duda el refrán: _de luengas vías,
+luengas mentiras_. Baste, pues, decir, en elogio de D. Fadrique, que el
+refrán no rezó con él nunca, porque era la veracidad en persona. Lo que
+no aseguraremos es que fuese siempre creído en cuanto refirió. Los
+lugareños son maliciosos y desconfiados; suelen tener un criterio allá á
+su manera, y á menudo las cosas más ciertas les parecen falsas ó
+inverosímiles, y las mentiras, por el contrario, muy conformes con la
+verdad. Recuerdo que un mayordomo andaluz de cierto inolvidable y
+discreto Duque, que estuvo de embajador en Napóles, fué á su pueblo con
+licencia. Cuando volvió le embromábamos suponiendo que habría contado
+muchos embustes. El nos confesó que sí, y aún añadió, jactándose de
+ello, que todo se lo habían creído, menos una cosa.
+
+--¿Qué cosa era esa? --le preguntamos.
+
+-Que cerca de Napóles --respondió,-- hay un monte que echa chispas por
+la punta.
+
+De esta suerte pudo muy bien nuestro D. Fadrique, sin apartarse un ápice
+de la verdad, dejar de ser creído en algo, sin que sus paisanos se
+atreviesen á decirle, como decían al mayordomo del Duque cuando hablaba
+del Vesubio: "¡Esa es grilla!"
+
+Al día tercero después de la llegada de D. Fadrique, su hermano D. José
+y su familia se volvieron á la ciudad; y entonces, con más reposo, pudo
+entregarse el Comendador á otro placer no menos grato: el de visitar y
+recordar los sitios más queridos y frecuentados de su niñez, y aquéllos
+en que le había ocurrido algo memorable. Estuvo en el Retamal y en el
+Llanete, que está junto, donde le descalabraron dos veces; fué á la
+fuente de Genazahar y al Pilar de Abajo; subió al Laderón y á la Nava, y
+extendió sus excursiones hasta el cerro de Jilena y el monte de
+Horquera, poblado entonces de corpulentas y seculares encinas.
+
+Tomó, por último, D. Fadrique verdadera posesión de su vivienda,
+arrellanándose en ella, por decirlo así, poniendo en orden los muebles
+que había traído, colocando los libros y colgando los cuadros.
+
+En estas faenas, dirigidas por él, casi siempre estaba presente el P.
+Jacinto; y al cabo D. Fadrique quedó instalado, forjándose un retiro,
+rústico á par que elegante, y una soledad amenísima en el lugar donde
+había nacido.
+
+
+
+
+VII
+
+Encantado estaba D. Fadrique con su modo de vivir. Ya leyendo, ya de
+tertulia ó de paseo con el P. Jacinto, ya de expediciones campestres y
+venatorias con el mismo padre y con el iluminado y ameno tío Gorico, el
+tiempo se deslizaba del modo más grato. Ningún deseo sentía D. Fadrique
+de ir á otro pueblo, abandonando á Villabermeja; pero D. José tenía
+cuarto preparado para recibirle en su casa de la ciudad, y sus
+instancias fueron tales, que no hubo más que ceder á ellas.
+
+El Comendador fué á la ciudad á pasar todo el mes de Mayo. Llegó en la
+tarde del último día de Abril, y como el viaje es un paseo, aquella
+noche estuvo de tertulia hasta cerca de las once, que en 1794 era ya
+mucho velar. Dos ó tres hidalgos; otras tantas señoras machuchas; dos
+jóvenes amiguitas de Lucía, sobrina de D. Fadrique; un respetable señor
+cura y un caballerito forastero y muy elegante componían la reunión de
+casa de D. José, que empezó antes de que anocheciera.
+
+Nadie llamó la atención de D. Fadrique, que era harto distraído.
+Necesitaba que las personas le gustasen ó le disgustasen para fijarse en
+ellas, y con gran dificultad acertaba la gente á gustarle, y mucho menos
+á disgustarle. Así es que, mostrándose muy urbano con todos, apenas
+reparó en ninguno.
+
+Al toque de oraciones sirvieron el refresco.
+
+Primero pasaron dos criadas repartiendo platos, servilletas y
+cucharillas de plata; luego entraron otras dos criadas, que traían
+sendas bandejas llenas de tacillas de cristal con almíbares diferentes.
+Cada tertuliano fué tomando en su asiento una tacilla del almíbar que
+más le gustaba. Las criadas de las bandejas pasaron de nuevo recogiendo
+las tacillas vacías, y rogando á los señores que tomasen otra de otro
+almíbar, como en efecto la tomaron muchos.
+
+La historia, prolija en este punto, cuenta que los almíbares eran de
+nueces verdes, de cabellos de ángel, de tomate y de hoja de azahar. Hubo
+también arrope de melocotón.
+
+Las ninfas fregonas, muy compuestas y con muchas flores en el moño,
+sirvieron luego copitas de rosoli, del que sólo bebieron los caballeros;
+y por último trajeron el chocolate con torta de bizcocho, polvorones,
+pan de aceite y hojaldres. Terminó todo con el agua, que en vasos de
+cristal y en búcaros olorosos repartieron asimismo las criadas.
+
+Duró esto hasta que dieron las ánimas.
+
+El refresco se tomó con toda ceremonia y con pocas palabras. Las sillas
+pegadas á la pared, y todos sentados sin echar una pierna sobre otra, ni
+inclinarse de ningún lado, ni recostarse mucho.
+
+Después de tomado el refresco, hubo alguna más libertad y expansión, y
+Lucía se atrevió á rogar al caballerito que recitase unos versos.
+
+--Sí, sí --dijeron en coro casi todos los tertulianos;--que recite.
+
+--Recitaré algo de Meléndez, --dijo el joven.
+
+--No, de V. --replicó Lucía.-- Sepa V., tío, --añadió dirigiéndose al
+Comendador,-- que este señor es muy poeta y gran estudiante. Ya verá
+usted qué lindos versos compone.
+
+--V. es muy amable, Srta. Doña Lucía. La amistad que me tiene la engaña.
+Su señor tío de V. va á salir chasqueado cuando me oiga.
+
+--Yo confío tanto en el fino gusto de mi sobrina --dijo el Comendador,--
+que dudo de que se equivoque, por ferviente que sea la amistad que V. le
+inspire. Casi estoy convencido de que los versos serán buenos.
+
+--Vamos, recítelos V., D. Carlos.
+
+--No sé cuáles recitar que cansen menos, y que á V. que me fía, y á mí
+que soy el autor, nos dejen airosos.
+
+--Recite V. --contestó Lucía,-- los últimos que ha compuesto á Clori.
+
+--Son largos.
+
+--No importa.
+
+Don Carlos no se hizo más de rogar, y con entonación mesurada y cierta
+timidez que le hubiera hecho simpático, aunque ya por sí no lo fuese,
+recitó lo que sigue:
+
+ El plácido arroyuelo
+ Rompe el lazo de hielo,
+ Y desatado en onda cristalina
+ Fecunda la pradera.
+ Flora presta sus galas á Chiprina;
+ Reluce Febo en la celeste esfera,
+ Y en la noche callada
+ La casta diosa á su pastor dormido,
+ Con trémulo fulgor, besa extasiada.
+ Del techo antiguo á suspender su nido
+ Ha vuelto ya la golondrina errante;
+ Dulces trinos difunde Filomena;
+ El mar se calma, el cielo se serena;
+ Sólo Céfiro amante,
+ Oreando la hierba en los alcores.
+ Y acariciando las tempranas flores,
+ Con música y aroma el aire agita.
+ En la rica estación de los amores
+ Amor en todo corazón palpita;
+ Pero en el alma del zagal Mirtilo
+ Halla perpetuo asilo.
+ Allí ingenioso el dios labra un dechado
+ De gracia encantadora,
+ Donde con fiel esmero ha retratado
+ Á Clori bella, á la gentil pastora.
+ Por quien Mirtilo muere.
+ Clori, en tanto, amistosa y compasiva,
+ Quiere que el zagal viva,
+ Mas amarle no quiere;
+ Antes, dicen que piensa dar su mano
+ Á un rabadán anciano.
+ Con celos el zagal su pena aumenta,
+ Y así en la selva oculto se lamenta:
+
+ --¡Tú no sabes de amor, encanto mío!
+ ¡Ah! Tu ignorancia virginal te engaña.
+ Seré merecedor de tu desvío,
+ Mas no comprendo la ilusión extraña
+ Que á dar tanta beldad te precipita,
+ Inútil don, tesoro inmaculado,
+ Á la vejez marchita.
+ La amapola del prado
+ No despliega la pompa de sus hojas,
+ De púdico amor rojas,
+ Hasta que el sol derrama
+ En su velado seno estiva llama;
+ Ni la rosa se atreve
+ Á abrir el cáliz entre escarcha y nieve.
+ No censurara yo que Galatea
+ Al cíclope adorase: la hermosura
+ Bien en la fuerza y el valor se emplea;
+ Bien con estrecho, cariñoso nudo,
+ La hiedra ciñe firme tronco rudo.
+ Mas nunca á quien apenas
+ Sostener puede el peso de la vida
+ Á llevar sus cadenas,
+ Si dulces, graves, el amor convida.
+ Huyen del mustio viejo las Camenas;
+ Si la flauta de Pan su labio toca,
+ Allí perece el desmayado aliento,
+ Sin convertirse en melodioso viento,
+ Y la risa del sátiro provoca.
+ Con vacilante pie mal en el coro
+ De ninfas entra; y el alegre giro
+ Y canto de las Ménades sonoro,
+ Ó con flébil suspiro,
+ Ó con dolientes ayes turba acaso;
+ Que, en el misterio de la santa orgía,
+ Ni el hierofante el tirso le confía,
+ Ni él llega hasta la cumbre del Parnaso.
+ ¡Ay Clori! ¿Qué demencia te extravía?
+ Ya que por tí se pierde
+ Mi tierno amor, mi juventud lozana,
+ De frescas rosas y de mirto verde
+ No ciñas ora una cabeza cana.
+ Trepa la vid al álamo frondoso,
+ Y á la punzante ortiga
+ Deja que adorne el murallón ruinoso.
+ ¿Qué riesgo, qué fatiga
+ No aceptará mi amor por agradarte?
+ Por tí en el bosque venceré las fieras;
+ Por tí el furor arrostraré de Marte;
+ Y el rey de las praderas,
+ Cuya bronceada frente
+ Arma ostenta terrible, que figura
+ De nueva luna el disco refulgente,
+ De mi garrocha dura
+ Sentirá en la cerviz la picadura.
+ El rabadán, por la vejez postrado,
+ Tu solícito afán reclamaría,
+ ¡Oh, Clori! mientras yo, por tu mandado,
+ Al abismo del mar descendería,
+ Sus perlas para ver en tu garganta,
+ Y acosaría al lobo carnicero,
+ Su hirsuta piel con plomo ó con acero
+ Ganando para alfombra de tu planta.
+ Alucinada ninfa candorosa,
+ Desecha ese delirio que te lleva
+ Á ser del viejo rabadán esposa.
+ Pues ¡qué! ¿te he dado en balde tanta prueba
+ De amor? Ya ves que por seguirte dejo
+ El templo de Minerva y los verjeles
+ Por do Betis copioso se dilata.
+ De mis padres me alejo,
+ Y huyo también de mis amigos fieles
+ Para sufrir crueldades de una ingrata.
+ No estriba tu desdén en mi pobreza,
+ Que no oculta tan bajo sentimiento
+ Tu noble corazón, y ni en riqueza
+ Me vence el rabadán, ni en nacimiento.
+ Sólo un funesto error, una locura,
+ ¡Oh, Clori! ¡Oh, rosa del pensil divino!
+ Le hará exhalar tu aroma y tu frescura
+ Entre las secas ramas del espino;
+ Te hará romper el broche delicado,
+ No para abril, para diciembre helado.
+ No así me hieras, si matarme quieres;
+ Mira que así te matas cuando hieres.
+
+No bien terminaron los versos, fueron estrepitosamente aplaudidos por el
+benévolo auditorio; pero, si hemos de decir la verdad, ni D. José ni
+doña Antonia prestaron atención durante la lectura; las señoras mayores
+se adormecieron con el sonsonete; el señor cura halló la composición
+sobrado materialista y mitológica y un poco pesada, y las amiguitas de
+Lucía más se entusiasmaron con la buena presencia del poeta que con el
+mérito literario de su obra.
+
+Don Carlos, en efecto, era un morenito muy salado de veintidós á
+veintitrés años. Sus vivos y grandes ojos resplandecían con el fuego de
+la inspiración. Su cabellera negra, ya sin polvos, lucía y daba reflejos
+azulados como las alas del cuervo. Los movimientos de su boca al hablar
+eran graciosos. Los dientes que dejaba ver, blancos é iguales; la nariz,
+recta, y la frente, despejada y serena.
+
+Iba D. Carlos vestido con suma elegancia, á la última moda de París. Era
+todo un petimetre. Parecía el príncipe de la juventud dorada,
+transportado por arte mágica desde las orillas del Sena al riñón de
+Andalucía. El cuello de su camisa y el lienzo con que formaba lazo en
+torno de él, estaban bastante bajos para descubrir la garganta y la
+cerviz robusta sobre que posaba airosamente la cabeza. La estatura, más
+bien alta que mediana, y el talle, esbelto. El calzón ajustado de
+casimir, la media de seda blanca y el zapato de hebilla de plata, daban
+lugar á que mostrase el galán la bien formada pierna y un pie pequeño,
+largo y levantado por el tarso.
+
+Sin duda las niñas contemplaron más todas estas cosas, y se deleitaron
+más con la dulzura de la voz del señorito que con el que nos atreveremos
+á calificar de idilio, la mitad de cuyas palabras estaba en griego para
+ellas.
+
+Don Fadrique había reparado en todo. Como la mayor parte de los
+distraídos, era muy observador, y prestaba atención intensa cuando se
+dignaba prestarla.
+
+Los versos le parecieron regulares, no inferiores á los de Meléndez,
+aunque, ni con mucho, tan buenos como los de Andrés Chénier, que había
+oído en París. Lo que es el chico le pareció muy guapo.
+
+Advirtió también, con cierto gusto mezclado de zozobra, que Lucía, su
+sobrina, había escuchado con ademán y gesto propios de quien entiende la
+poesía, y con cierta afición, que no atinaba él á deslindar si era
+meramente literaria, ó reconocía otra causa más personal y más honda.
+
+Por lo pronto, en consecuencia de tales observaciones, calificó á su
+sobrina, de quien hasta entonces apenas había hecho caso, de bonita y de
+discreta. Se puede decir que la miró concienzudamente por primera vez, y
+vió que era rubia, blanca, con ojos azules, airosa de cuerpo y muy
+distinguida. De todos estos descubrimientos no pudo menos de alegrarse,
+como buen tío que era; pero hizo, ó creyó haber hecho, otros
+descubrimientos, que le mortificaban algo. "Tal vez serán cavilaciones",
+decía para sí.
+
+En punto de las diez se acabó la tertulia.
+
+Sola ya la familia, Doña Antonia convocó á los criados, y en compañía de
+todos, y en alta voz, se rezó el rosario.
+
+Por último, no bastando el chocolate y el refresco, que pudiera pasar
+por merienda, para gente que comía entonces poco después de mediodía, se
+sirvió la indispensable cena.
+
+Durante este tiempo D. Fadrique buscó y encontró ocasión de tener un
+aparte con su sobrina, y le habló de este modo:
+
+--Niña, veo que te gustan los versos más de lo que yo creía.
+
+Ella, poniéndose muy colorada y más bonita desde la primera palabra que
+el tío pronunció, respondióle, algo cortada:
+
+--¿Y por qué no han de gustarme? Aunque criada en un lugar, no soy tan
+ruda.
+
+--Basta con mirarte, hija mía, para conocer que no lo eres. Pero el que
+te gusten los versos no se opone á que puedan gustarte los poetas.
+
+--Ya lo creo que me gustan. Fr. Luis de León y Garcilaso son mis
+predilectos entre los líricos españoles, --dijo Lucía con suma
+naturalidad.
+
+Casi se disipó la sospecha de D. Fadrique. Parecía inverosímil tanto
+disimulo en una muchacha de diez y ocho años, que rezaba el rosario
+todas las noches, iba á misa y se confesaba con frecuencia.
+
+Don Fadrique no tenía tiempo para rodeos y perífrasis, y se fué
+bruscamente al asunto que le mortificaba.
+
+--Sobrina, con franqueza: ¿los versos que hemos oído los ha compuesto D.
+Carlos para tí?
+
+--¡Qué disparate! --respondió Lucía, soltando una carcajada.
+
+--¿Y por qué había de ser disparate?
+
+--Porque nada de aquello me conviene: porque yo no soy Clori.
+
+--Bien pudieras serlo. El poeta no describe á Clori. Afirma vaga é
+indeterminadamente que Clori es bella, y tú eres bella.
+
+--Gracias, tío; V. me favorece.
+
+--No; te hago justicia.
+
+--Sea como V. guste. Pero dígame V., ¿de dónde sacamos á mi viejo
+rabadán? porque yo no doy con él.
+
+--Pues mira, yo creí haberle encontrado.
+
+--¿Cómo, tío, si no estaba en la tertulia más que el señor cura?
+
+--Y yo, ¿no soy nadie?
+
+--¿Qué quiere V. decir con eso?
+
+--Quiero decir que tengo cincuenta años, que te llevo treinta y dos, y
+que no estoy loco para aspirar á que me quieran; pero los poetas fingen
+lo que se les antoja, y el barbilindo de D. Carlos puede haber levantado
+esa máquina de suposiciones absurdas para escribir su idilio. En tal
+caso, no está muy conforme con la verdad todo aquello de que el viejo
+rabadán no puede ya con sus huesos, ni baila, ni corre, ni guerrea, ni
+es capaz de cazar lobos como el zagal. Con mi medio siglo encima, me
+apuesto á todo con el tal D. Carlitos. Todavía, si me pongo á bailar el
+bolero, estoy seguro de que he de bailarle mejor que cuando mi padre me
+hizo que le bailara á latigazos. Y en punto á pulmones y á resuello, no
+ya para encaramarme al Parnaso corriendo detrás de las bacantes, no ya
+para tocar todas las flautas y clarinetes del mundo, sino para mover las
+aspas de un molino, entiendo que tengo de sobra.
+
+--Pero, tío, si D. Carlos no ha soñado en V. ni ha pensado en mí.
+
+--Vamos, muchacha, no seas hipocritilla. Á mi se me ha metido en la
+cabeza que ese chico te quiere, que ha sabido que yo venía á pasar aquí
+un mes, que ha oído decir que yo era viejo, y, con estos datos, el
+insolente ha supuesto lo demás.
+
+Don Fadrique decía todo esto con risa, para embromar á su sobrina; y,
+aunque dudoso de su recelo, algo picado de la desvergüenza del poeta,
+que por otra parte no había dejado de caerle en gracia.
+
+--Tío --dijo por último Lucía con la mayor gravedad que pudo,-- V. no es
+el viejo rabadán. El viejo rabadán es de Villabermeja como V.: hace dos
+años que está establecido aquí, y merece, en efecto, las calificaciones
+que le prodiga el poeta, porque está muy asendereado y estropeado. El
+viejo rabadán se llama D. Casimiro. V. debe de conocerle.
+
+--¡Ya lo creo! ¡Y vaya si le conozco! --dijo el Comendador recordando á
+su antiguo adversario y víctima de la niñez.
+
+--Pero entonces, ¿quién es Clori? --añadió en seguida.
+
+--Clori es una linda señorita, muy amiga mía. Su madre vive con gran
+recogimiento y no sale ni deja salir á su hija de noche. Por eso no ha
+estado Clori de tertulia; pero es mi vecina, y su madre consiente en
+que venga conmigo de paseo, en compañía de mi madre. Si mañana quiere V.
+ser nuestro acompañante, iremos á las huertas, á las diez, después del
+almuerzo, por sendas en que haya sombra. Clori vendrá, y V. conocerá á
+Clori.
+
+--Iré con mucho gusto.
+
+--¡Ah, tío! Por amor de Dios, que no se le escape á V. lo de que D.
+Carlos está enamorado de mi amiga y lo de que ella es Clori. Mire V. que
+es un secreto. Nadie más que yo lo sabe en la población. Hay que tener
+mucho recato, porque los padres de ella no quieren más que á D. Casimiro
+y nada traslucen del amor de D. Carlos. Yo se lo he confiado á V. para
+que no fuese V. á creer que yo era Clori y que sin razón de ningún
+género habíamos convertido á V. en viejo rabadán enclenque, á fin de dar
+motivo á los versos.
+
+--Quedo satisfecho, muchacha, y no diré nada. Te aseguro ya que me
+interesa tu amiga Clori y que tengo curiosidad de verla.
+
+De esta suerte, de improviso, vino D. Fadrique á tener, apenas llegado,
+un secreto con su sobrina, y á figurar en intrigas y lances de amor.
+
+Pensando en ello, se retiró á su cuarto, como los demás se retiraron
+cada cual al suyo, y durmió hasta las ocho de la mañana, mejor que un
+mozo de veinte años.
+
+
+
+
+VIII
+
+Doña Antonia amaneció con un tremendo jaquecazo, enfermedad á que era
+muy propensa. Tuvo, pues, que guardar cama y no pudo acompañar á paseo á
+su hija Lucía; pero, como el mal no era de cuidado, y ya Lucía tenía
+concertado el paseo con su amiga, se decidió que el Comendador las
+acompañase.
+
+La amiga de Lucía vivía en la casa inmediata. Un muro separaba los
+patios de una casa y otra. Á la hora convenida, en punto de las nueve y
+media, pronta ya Lucía para salir y con su tío al lado, gritó desde el
+patio, al pie del muro:
+
+--Clara (así se llamaba Clori en la vida real), ¿estás ya lista?
+
+No se hizo aguardar la contestación.
+
+Oyóse primero la voz de una criada que decía:
+
+--Señorita, señorita, Doña Lucía está llamando á su merced.
+
+Un momento más tarde sonó en el patio contiguo una voz argentina y
+simpática, que respondía:
+
+--Allá voy; sal á la calle; ¿para qué he de entrar en tu casa?
+
+Salieron D. Fadrique y Doña Lucía, y hallaron ya á Doña Clara en la
+puerta.
+
+El Comendador, á pesar de sus distracciones, miró á Doña Clara con
+extraordinaria curiosidad. Era una niña de poco más de diez y seis años.
+El color de su rostro, de un moreno limpio, teñido en las mejillas y en
+los labios del más fresco carmín. La tez parecía tan suave, delicada y
+transparente, que al través de ella se imaginaba ver circular la sangre
+por las venas azules. Los ojos, negros y grandes, estaban casi siempre
+dormidos y velados por los párpados y las largas y rizadas pestañas; si
+bien, cuando fijaban la mirada y se abrían por completo, brotaban de
+ellos dulce fuego y luz viva. Todo en Doña Clara manifestaba salud y
+lozanía, y, sin embargo, en torno de sus ojos, fingiéndolos mayores y
+acrecentando su brillantez, se notaba un cerco obscuro, como el morado
+lirio.
+
+Era Doña Clara más alta que su amiga Lucía, bastante alta también, y,
+aunque delgada, sus formas eran bellas y revelaban el precoz y completo
+desenvolvimiento de la mujer. El cabello de Doña Clara era negrísimo,
+las manos y el pie pequeños, la cabeza bien plantada y airosa.
+
+Ambas amigas iban vestidas de negro, con mantilla y basquiña, y algunas
+rosas en el peinado.
+
+Lucía dijo á su amiga la indisposición de su madre, y que su tío el
+Comendador, recién llegado de Villabermeja, las acompañaría en el paseo.
+Salvos los cumplimientos y ceremonias de costumbre, no hubo en la
+conversación nada memorable, hasta que los tres, que iban juntos,
+salieron de la ciudad y llegaron al campo.
+
+La pequeña ciudad está por todas partes circundada de huertas. Muchas
+sendas las cortan en diversas direcciones. Á un lado y otro de cada
+senda hay una cerca de granados, zarza-moras, mimbres y otras plantas.
+En muchas sendas hay un arroyo cristalino á cada lado; en otras, un solo
+arroyo. Todas ellas gozan, en primavera, verano y otoño, de abundante
+sombra, merced á los álamos corpulentos y frondosos nogales, y demás
+árboles de todo género que en las huertas se crían.
+
+La tierra es allí tan generosa y feraz, que no puede imaginarse el
+sinnúmero de flores y la masa de verdura que ciñen las márgenes de los
+arroyos, esparciendo grato y campestre aroma. Campanillas, mosquetas,
+violetas moradas y blancas, lirios y margaritas abren allí sus cálices y
+lucen su hermosura.
+
+El sol radiante, que brilla en el cielo despejado y dora el aire
+diáfano, hace más espléndida la escena. Increíble multitud de pájaros
+la anima y alegra con sus trinos y gorjeos. En Andalucía, huyendo de la
+tierra de secano, buscando el agua y la sombra, se refugian las aves en
+estos oásis de regadío, donde hay frescura y tupidas enramadas.
+
+Tales eran los sitios por donde paseaba el Comendador con las dos
+bonitas muchachas. Apenas salieron de la población, tomaron la senda que
+llaman _del medio_. Ellas cogían flores, se deleitaban oyendo cantar los
+colorines ó reían sin saber de qué. El Comendador meditaba, sentía gran
+bienestar, gozaba de todo, aunque más tranquilamente que ellas.
+
+Al llegar á sitio más ancho, no ya á otra senda, sino á un camino, los
+tres, que, por ser la senda casi siempre estrecha, habían ido uno en pos
+de otro, se pusieron en la misma línea. Clara estaba en el centro. Lucía
+dijo entonces, dirigiéndose á su tío:
+
+--Vamos, ya habrá satisfecho V. su curiosidad. Ésta es Clori. ¿No es
+verdad que merece haber inspirado el idilio?
+
+Doña Clara, que si bien más moza que Lucía, era más reflexiva y grave,
+sintió que su amiga hubiese confiado á su tío aquel secreto, y no pudo
+reprimir las muestras de su disgusto, frunciendo el entrecejo,
+poniéndose más seria y tiñéndose al mismo tiempo de grana sus mejillas
+con la vergüenza y el enojo.
+
+Nada dijo Doña Clara, á pesar de ello; pero Lucía advirtió su disgusto y
+prosiguió de esta suerte:
+
+--No te ofendas Clarita. No me motejes de parlanchina. Mi tío me puso
+anoche entre la espada y la pared, y tuve que confesárselo todo. Tuve
+que disculparme y que disculpar á D. Carlos. Á mi tío se le metió en la
+cabeza que él era el viejo rabadán y que yo era Clori. Además, mi tío es
+muy sigiloso y no dirá nada á nadie. ¿No es verdad tío?
+
+--Descuide V., señorita --respondió el Comendador, encarándose con Doña
+Clara, que se puso más encarnada aún:-- nadie sabrá por mí quién ha
+inspirado el idilio, que es, por cierto, precioso.
+
+El Comendador advirtió que Clara se tranquilizaba, si bien no acertó,
+con la turbación, á pronunciar palabra alguna.
+
+Doña Lucía continuó:
+
+--¡Vaya si es precioso el idilio! Créame V., tío: desde Vicente Espinel
+hasta nuestra edad, Ronda no ha producido más ingenioso poeta que
+nuestro amigo D. Carlos de Atienza, ilustre mayorazgo de la mencionada
+ciudad, el cual vive en Sevilla con sus padres, trata de tomar en
+aquella Universidad la borla de doctor en ambos Derechos, y ahora
+descuida bastante los estudios por seguir á Clori, que, desde Sevilla,
+se ha venido aquí de asiento con su familia, á quien V. sin duda conoce.
+
+--Sobrina, yo no sé si tengo ó no la honra de conocer á la familia de
+esta señorita, cuyo apellido no me has dicho. ¿Cómo un forastero recién
+llegado ha de adivinar la familia de quien sólo sabe que se llama Clori
+en poesía y Clara en prosa?
+
+--¡Ay, es verdad! ¡Qué distraída soy! No había yo dicho á V. cómo se
+llamaba mi amiga. Pues bien, tío: esta señorita se llama Doña Clara de
+Solís y Roldán. Y ahora, ¿qué dice V.? ¿Conoce V. ó no conoce á su
+familia?
+
+Al oir en boca de Lucía el nombre y apellidos de su amiga y la última
+inocente pregunta, el Comendador se estremeció, se turbó; el color rojo,
+que había teñido antes las mejillas delicadas de Clarita, se diría que
+había pasado con más fuerza á encender el rostro varonil de D. Fadrique,
+curtido por el sol de India y por los vientos de los remotos mares.
+
+Lucía, sin advertir la turbación de su tío, siguió diciendo:
+
+--Pero ¿qué digo á su familia? Á la misma Clara es posible que V. la
+conozca, sólo que ya no se acuerda. Cuando era ella chiquirritita, tal
+vez cuando ella nació, estaba V. en Lima. Clara es limeña.
+
+Dominándose al cabo el Comendador, contestó á su sobrina:
+
+--Mal puedo acordarme y mal puedo haber olvidado á esta señorita, á
+quien nunca he visto. Á quien sí he conocido y tratado mucho es á su
+señor padre; y también, á pesar de la vida retirada y austera que
+siempre ha hecho, tuve el gusto de tratar y ser amigo de mi señora Doña
+Blanca Roldán. ¿Cómo está su señora madre de V., señorita?
+
+--Sigue bien de salud --contestó Doña Clara;-- pero, entregada como
+nunca á sus devociones, apenas se deja ver de nadie.
+
+--¿Y el Sr. D. Valentín, está bueno?
+
+--Gracias á Dios, lo está, --dijo Clara.
+
+--Se ha retirado ya de la magistratura --añadió Lucía;-- ha heredado los
+cuantiosos bienes de su hermano el mayor, que murió sin hijos, y vive
+aquí, donde tiene su mejores fincas, de que Clarita es única heredera.
+
+Como una nueva oleada de sangre subió entonces á la cara del Comendador,
+enrojeciéndola toda. Reportándose luego, dijo de la manera más natural á
+su parlera sobrina:
+
+--¿Con que esta señorita, además de ser tan guapa, es muy rica?
+
+--Para estos lugares lo es. ¿No es verdad, tío, que es muy extraño que
+la quieran casar con don Casimiro? ¡Si viera V. qué viejo y qué feo
+está! Vamos, es ofender á Dios. Yo, si fuera el Papa, negaba la licencia
+que habrá que pedirle.
+
+--Pues qué --exclamó D. Fadrique,-- ¿son ustedes parientes tan
+cercanos?
+
+--Don Casimiro Solís es el pariente más cercano que tiene mi padre,
+--contestó Clara.
+
+--Sería su inmediato heredero si Clara no viviese, --añadió Lucía, que
+no dejaba por contar nada de cuanto sabía, cuando se hallaba entre
+personas, como Clara y su tío, que le infundían tanta confianza y
+cariño.
+
+Don Fadrique no llevó adelante la conversación. Quedó callado y como
+pensativo y melancólico.
+
+En silencio continuaron, pues, paseando hasta que llegaron al
+_nacimiento_. En mitad de un bosque de encinas y olivos, que pone
+término á las huertas, se alza un monte escarpado, formado de riscos y
+peñascos enormes, que parecen como suspendidos en el aire, amenazando
+derrumbarse á cada momento.
+
+Higueras bravías, jaras de varias especies, romero y tomillo, musgo,
+retama y otras mil hierbas, plantas y flores, nacen en las hendiduras de
+aquellas peñas ó cubren los sitios en que no está pelada la roca viva, y
+hallan alguna capa vegetal donde fijar y alimentar las raíces.
+
+Los peñascos horadados abren paso á diversas grutas ó cuevas en no pocos
+sitios del cerro, á cuyo pie, más bajo aún que el nivel del camino,
+están como socavadas las piedras, formando una gruta mayor y de más
+grande entrada que las otras. En el fondo de esta gruta, que se ve todo
+sin penetrar allí, brota de una grieta, sin hipérbole alguna, un
+verdadero río. Por eso se llama aquel sitio el nacimiento del río, ó
+sencillamente _el nacimiento_.
+
+El agua que mana de entre las peñas cae con grato estruendo en un
+estanque natural, cuyo suelo está sembrado de blanquísimas y redondas
+piedrezuelas. Por aquel estanque se extiende mansa el agua, creando y
+desvaneciendo de continuo círculos fugaces; mas, á pesar de los
+círculos, son las ondas de tal transparencia, que al través de ellas se
+ve el fondo, aunque está á más de vara y media de profundidad, y en él
+pueden contarse las guijas todas.
+
+En la margen del pequeño lago crecen juncos, juncia, berros y otras
+plantas acuáticas.
+
+El estanque ó lago llena la gruta y se dilata buen espacio fuera de
+ella, reflejando el cielo en su cristal. Á derecha y á izquierda hay dos
+acequias, por donde el agua corre, dividiéndose después en infinitos
+arroyuelos, y yendo á regar las mil y quinientas huertas que hacen del
+término de aquella pequeña ciudad un verde y florido paraíso.
+
+Como todo por aquellas cercanías es terreno quebrado, el agua baja á las
+hondonadas con ímpetu brioso: á veces se precipita en cascadas, y á
+veces pone en movimiento aceñas, batanes y martinetes. No obstante,
+cerca del nacimiento el agua va por tierra llana, con sosegada corriente
+y apacible murmullo, sin que haya ruido mayor en aquella amena soledad
+que el que produce el nacimiento mismo; el golpe del agua que brota de
+la peña y cae dentro de la gruta.
+
+Á la orilla del estanque rústico hay varios sauces, y junto al tronco
+del más alto y frondoso un poyo ó asiento de piedra. Allí estaba sentado
+el poeta rondeño D. Carlos de Atienza cuando llegaron el Comendador, su
+sobrina y Doña Clara.
+
+Don Fadrique, como si anhelase apartar de sí tristes y enojosos
+pensamientos, impropios de su carácter y risueña filosofía, se pasó la
+mano por la frente, y creyendo que recobraba su serena y alegre
+condición, dijo en voz alta:
+
+--Hola, ilustre poeta, ¿qué nuevo idilio compone V. en estas soledades?
+
+Don Carlos se levantó del asiento, y yendo hacia los recién venidos,
+dijo:
+
+--Buenos días, Sr. D. Fadrique. Beso los pies de Vds., señoritas.
+
+El Comendador le allanó el camino para que se viniese con él y con las
+niñas y los acompañase un rato en el paseo. Habló á D. Carlos de sus
+estudios, le ponderó lo mucho que le agradaba la poesía, le encomió el
+idilio y se le hizo repetir.
+
+No podía haber dado mayor gusto á D. Carlos, ni mayor satisfacción de
+amor propio; porque, como todos los que escriben, han escrito ó
+escribirán versos en el mundo, era D. Carlos aficionadísimo á recitarlos
+en presencia de un benévolo y discreto auditorio, y siempre se inclinaba
+á calificarle de discreto, con tal de que fuese benévolo.
+
+Don Fadrique miró con disimulo, pero con mucha atención, á Clarita
+mientras que D. Carlos recitó el idilio. Si aun le hubiera quedado la
+menor duda de que Clara era Clori, la duda se hubiera disipado. Á
+Clarita, valiéndonos de una expresión en extremo vulgar, si bien muy
+pintoresca, un color se le iba y otro se le venía mientras los versos
+duraron. Ya se ponía pálida, ya se cubrían de púrpura sus mejillas.
+Hasta cuando exclamó D. Carlos recitando:
+
+"Pues¡qué! ¿te he dado en balde tanta prueba
+De amor?"
+
+vió ó imaginó ver D. Fadrique que los párpados de Doña Clara se
+contraían más de lo ordinario, como para recoger y ocultar indiscretas
+lágrimas, que ansiaban por brotar de los hermosos ojos.
+
+Después de recitados los versos, D. Carlos, menos atrevido en prosa,
+apenas se acercó á Clara, y no le dijo palabra que todos no oyesen. Sólo
+con Lucía habló en voz baja y como en secreto.
+
+Los cuatro se internaron, prosiguiendo el paseo y volviendo á la ciudad
+por otro camino, en medio de una frondosísima alameda. Allí Clara, ó
+adelantándose ó quedándose atrás y dejando al Comendador con su sobrina,
+hubiera podido hablar á su placer con D. Carlos; pero no parecía sino
+que le tenía miedo, que temblaba de oir su voz sin testigo, y que
+deseaba demostrar á los ojos del Comendador que no quería pertenecer á
+D. Carlos, sino á D. Casimiro. Ello es que en los lugares más agrestes,
+Clara no se apartaba del lado de D. Fadrique, como si temiese que
+saliese una fiera á devorarla y buscase en él su amparo y defensa.
+
+¿Quién sabe lo que pasaba en aquellos instantes en el alma del
+Comendador? Lo cierto es que casi no se atrevía á hablar á Clara; pero
+de repente, en una ocasión en que D. Carlos y Lucía se adelantaron y se
+perdieron de vista entre los árboles, el Comendador detuvo á Clara, la
+contempló de un modo extraño y dulce, y tomando su semblante una
+expresión solemne y en cierto modo venerable, exclamó:
+
+--¡Hija mía! Es V. muy buena, muy hermosa... inocente de todo; Dios
+bendiga á V. y la haga tan feliz como merece.
+
+Y diciendo esto, alzó las manos como para bendecir á la muchacha, tomó
+su cabeza entre ellas y le dió en la frente un beso.
+
+Clara halló, sin duda, muy raro todo aquello, fuera del uso y del
+estilo común; pero la cara de D. Fadrique estaba tan seria, y su
+expresión era tan simpática y noble, que, á pesar de las ideas con que
+personajes devotos habían manchado precozmente la conciencia de la niña,
+hablándole de pecados y faltas, Clara no pudo ver allí ningún
+atrevimiento liviano.
+
+Más aún se afirmó en la idea de lo puro é impecable del extraño é
+inesperado beso, cuando le dijo el Comendador:
+
+--Don Carlos me parece un mozo excelente. ¿Le ama V. mucho?
+
+Había en el acento de D. Fadrique un suave imperio, al que Clara no supo
+resistir.
+
+--Le he amado mucho --contestó,-- pero yo acertaré á no amarle. He sido
+muy culpada. Sin que lo sepa mi madre le he querido. En adelante no le
+querré. Seré buena hija. Obedeceré á mi madre. Ella sabe mejor que yo lo
+que me conviene.
+
+Don Fadrique no se atrevió á replicar ni á hacer un discurso subversivo
+de la autoridad materna.
+
+Á poco volvieron á reunirse, en un solo grupo los cuatro.
+
+Antes de entrar de nuevo en la ciudad, D. Carlos se despidió del
+Comendador y de las dos señoritas, y se fué por otros sitios.
+
+Apenas Lucía y su tío dejaron á Clara á la puerta de su casa, el tío
+preguntó á la sobrina:
+
+--¿Qué te ha dicho D. Carlos?
+
+--¿Qué ha de decir? Que está desesperado; que Clara le desdeña, que le
+rechaza, y que, por obedecer á su madre, se casará con D. Casimiro.
+
+--Y D. Valentín, ¿qué hace?
+
+--Nada. ¿Qué quiere V. que haga? Pues qué, ¿ignora V. que D. Valentín es
+un gurrumino? Una mirada de Doña Blanca le confunde y aterra; una
+palabra de enojo de aquella terrible mujer hace que tiemble D. Valentín
+como un azogado.
+
+--De suerte que Doña Blanca es quien ha decidido el casamiento de Clara
+con D. Casimiro.
+
+--Sí, tío; en esa casa Doña Blanca es quien lo decide todo. Ella manda y
+los demás obedecen. No se atreven á respirar sin su licencia. No se
+puede negar que Doña Blanca tiene mucho talento y es una santa. Sabe más
+de las cosas de Dios que todos los predicadores juntos. Reza muchísimo;
+lee y estudia libros piadosos; lleva una vida ejemplar y penitente, y
+hace muchas limosnas á los pobres y á las iglesias; pero, á pesar de
+tantas virtudes y excelentes prendas, nada tiene de amable. Antes al
+contrario, es terrible. Á mí me pone miedo.
+
+--No lo dudo, sobrina; ya era como tú la describes cuando yo la conocí.
+
+--¡Ay, tío! ¿Y la veía V. con frecuencia?
+
+--No con frecuencia, sobrina; pero al fin la traté algo.
+
+--No extrañe V. que en una semana no vengan á casa, ni para cumplir.
+Doña Blanca vive con la mente tan lejos de todo, y se resiste tanto á
+que le cuenten cosas del mundo exterior que distraigan su espíritu de la
+contemplación íntima en que vive, que de seguro ni ella ni su pobre
+marido sabrán que V. ha llegado. D. Valentín no creo que sea hombre muy
+interior, espiritual y contemplativo; pero como tiene tanto miedo á su
+mujer y quiere darle gusto siempre, vive también á lo místico, apartado
+del trato humano, y yo le juzgo capaz de azotarse con unas disciplinas,
+no tanto por amor de Dios, cuanto por amor y por miedo de Doña Blanca.
+
+Don Fadrique escuchaba y callaba. No tenía humor de despegar los labios.
+Lucía, que era aficionada á hablar, soltó la tarabilla y prosiguió
+diciendo:
+
+--¡Pobre Clara! Figúrese V. lo divertida que estará. Yo no lo dudo; ella
+se irá al cielo; pero ¡qué! ¿no puede ir uno al cielo con menos trabajo?
+No acierto á ponderar á V. los prodigios de astucia, los portentos de
+habilidad, aunque esté mal que yo me alabe, que he tenido que hacer para
+ganarme un poco la voluntad y la confianza de Doña Blanca y lograr que
+su hija se trate conmigo y salga á veces en mi compañía. Si no fuera por
+mí, Clara estaría como enterrada en vida, entre cuatro paredes. No sé
+cómo ha podido entenderse con D. Carlos. Gracias á que él es muy listo y
+capaz de todo. Clara ha estado con él, no diré que en relaciones, sino
+casi en relaciones. Ello es que Clara le amaba. Luego ha tenido
+remordimientos de amar á un hombre á escondidas de su madre, y sobre
+todo cuando su madre la destina para otro. Así es que ahora rechaza al
+pobre D. Carlos, y el infeliz zagal Mirtilo se muere de pena.
+
+El Comendador oía con interés á su sobrina, y no ponía en la
+conversación ni una exclamación siquiera. Parecía que se había quedado
+mudo ó que no sabía qué decir.
+
+--Clara --prosiguió Lucía,-- ahora que cree pecado amar á D. Carlos, y
+que no halla posible oponerse á la voluntad de su madre, piensa á veces
+en ser monja; pero ni este deseo se atreve á confiar á su madre.
+Considera ella, en primer lugar, que no es buena su vocación; que quiere
+tomar el velo por despecho y como desesperada; y, por otra parte, cree
+que decir á su madre que quiere ser monja es un acto de rebeldía, es
+oponerse á su voluntad de casarla con D. Casimiro. ¿Qué piensa V. de la
+situación de mi desgraciada amiga?
+
+Interrogado tan directamente el Comendador, tuvo al cabo que romper el
+silencio; pero respondió con laconismo:
+
+--Mala es, en verdad, la situación; pero, ¿quién sabe? Todo tiene
+remedio menos la muerte. Entre tanto --añadió D. Fadrique, hablando con
+lentitud y bajo, dejando caer las palabras una á una, como si le
+costasen grandes esfuerzos, y como si en vez de responder á su sobrina
+hablase consigo mismo y á sí propio se respondiese;-- entre tanto, Doña
+Blanca es discreta, es piadosa y es buena madre. Razones de mucho peso
+tiene... sin duda... para querer casar á su hija con D. Casimiro. En
+fin, muchacha, sigue siendo buena amiga de Clara; pero no caviles ni
+formes juicios acerca de la conducta de Doña Blanca. Voy, además, á
+hacerte otra súplica.
+
+--Mande V., tío.
+
+--Es algo difícil lo que exijo de tí.
+
+--¿Por qué?
+
+--Porque te gusta hablar, y lo que exijo es que calles.
+
+--¿Y qué he de callar? Ya verá V. cómo me callo. Yo no quiero que V. se
+disguste y forme mal concepto de mí.
+
+--Pues bien; calla que me has puesto al corriente de los amores de D.
+Carlos y Doña Clara, y calla también cuanto sabes acerca de estos
+amores.
+
+--¡Tío, por amor de Dios! No me crea V. tan amiga de contarlo todo. El
+pícaro idilio tiene la culpa. Sin el idilio, ni á V. le hubiera yo
+confiado nada.
+
+Oído esto, sonrió el Comendador á su sobrina; y como ya estaban en la
+casa, se apartó de la muchacha, yéndose algo meditabundo y ensimismado,
+cual si procurase resolver un difícil problema.
+
+
+
+
+IX
+
+Mientras el Comendador y Lucía tenían el diálogo de que acabamos de dar
+cuenta, Clara había entrado en el cuarto de su madre.
+
+Doña Blanca estaba sentada en un sillón de brazos. Delante de ella había
+un velador con libros y papeles. D. Valentín estaba allí, sentado en una
+silla, y no muy distante de su mujer.
+
+El aspecto de Doña Blanca era noble y distinguido. Vestida con sencillez
+y severidad, todavía se notaban en su traje cierta elegancia y cierto
+señorío. Tendría Doña Blanca poco más de cuarenta años. Bastantes canas
+daban ya un color ceniciento á la primitiva negrura de sus cabellos. Su
+semblante, lleno de gravedad austera, era muy hermoso. Las facciones,
+todas de la más perfecta regularidad.
+
+Era Doña Blanca alta y delgada. Sus manos, blancas, parecían
+transparentes. Sus ojos, negros como los de su hija, tenían un fuego
+singular é indefinible, como si todas las pasiones del cielo y de la
+tierra y todos los sentimientos de ángeles y diablos hubiesen
+concurrido á crearle.
+
+Don Valentín, tímido y pacífico, enamorado de su mujer en los primeros
+años de matrimonio, y lleno después de consideración hacia ella, no se
+atrevía á chistar en su presencia, si ella no le mandaba que hablase.
+
+Era D. Valentín un virtuoso caballero, pero débil y pusilánime. Había
+sido, por amor y respeto á su honra, un magistrado íntegro. Nada había
+podido apartarle del cumplimiento de su deber, y hasta había mostrado
+admirable entereza fuera de casa, donde la entereza, por grande que deba
+ser, basta con que dure un instante; pero en la casa, con la doméstica
+tiranía de una mujer dotada de voluntad de hierro, cuya presión es
+perpetua é incesante, D. Valentín no había sabido resistir, y había
+abdicado por completo. La hacienda, los negocios, la educación de la
+hija, todo dependía y todo era dirigido y gobernado por Doña Blanca.
+
+El aspecto de D. Valentín era insignificante y neutral.
+
+Ni alto ni bajo, ni pelinegro ni rubio, ni flaco ni gordo. Parecía, con
+todo, un señor, por decirlo así, muy correcto en sus modales, en su
+continente y en su habla. La devota sumisión á su mujer añadía á dicha
+calidad de correcto una tintura de mansedumbre.
+
+Don Valentín había sido en su mocedad muy buen católico, pero sin
+fervor penitente y sin inclinaciones místicas y contemplativas. Ahora,
+por no desazonar á su mujer, se esforzaba por remedar á San Hilarión ó á
+San Pacomio.
+
+Tenía D. Valentín cerca de sesenta años de edad, pero parecía mucho más
+viejo, porque no hay cosa que envejezca y arruine más el brío y la
+fortaleza de los hombres que esta servidumbre voluntaria y espantosa, á
+que por raro misterio de la voluntad se someten muchos, cediendo á la
+persistencia endemoniada de sus mujeres.
+
+No bien entró Clara en el cuarto, Doña Blanca le preguntó:
+
+--¿Dónde has estado, niña?
+
+--Mamá, en _el nacimiento_.
+
+--No sé cómo tiene pies mi señora Doña Antonia para dar paseos tan
+disparatados. Con ir y volver, eso es andar cerca de una legua.
+
+--Doña Antonia no ha estado hoy con nosotras --dijo Clara, no
+atreviéndose á mentir, ni siquiera á disimular.
+
+El rostro de Doña Blanca tomó cierta expresión de sorpresa y de notable
+desagrado.
+
+--Entonces ¿quién os ha acompañado en el paseo? --preguntó Doña Blanca.
+
+--No se enoje V., mamá: hemos ido bien acompañadas.
+
+--Sí; pero ¿por quién? ¿Por alguna fregona? ¿Por alguna tía cualquiera?
+
+--Mire V., mamá, Doña Antonia tenía la jaqueca y no pudo acompañarnos.
+En su lugar ha venido con nosotras el tío de Lucía.
+
+--¿Y quién es ese tío?
+
+--Un señor marino que estuvo en la India y en el Perú, que dice que
+conoce á V., que hace poco ha venido á vivir á Villabermeja, y que
+anoche llegó aquí á pasar una temporada.
+
+--Ese es el Comendador Mendoza --dijo D. Valentín, con cierto júbilo de
+saber que había llegado un antiguo amigo.
+
+--Justamente, papá, así se llama: el Comendador Mendoza; un señor muy
+fino, si bien algo raro.
+
+--Oye, Blanca, será menester que vayamos á ver al Comendador, que vive
+sin duda en casa de su hermano --exclamó D. Valentín.
+
+--Cumpliremos con ese deber que la sociedad nos impone --dijo Doña
+Blanca con reposo y dignidad serena--; pero tú, Clara, no debes volver á
+salir de paseo ni tratarte con ese hombre malvado é impío. Si la santa
+fe de nuestros padres no estuviera tan perdida; si las perversas
+doctrinas del filosofismo francés no nos hubiesen inficionado, ese
+hombre, en vez de vestir el honroso uniforme de la marina, vestiría el
+sambenito; en vez de andar libre por ahí, piedra de escándalo, fermento
+de impiedad, levadura del infierno, corrompiendo lo que aun en el
+cuerpo social se conserva sano, estaría en los calabozos de la
+Inquisición ó ya hubiera muerto en la hoguera.
+
+Clara se aterró al oir en boca de su madre aquella diatriba. Se
+representó en su mente al Comendador como á un personaje endiablado; y,
+acordándose del tierno beso que de él había recibido, se llenó toda de
+espanto y de vergüenza.
+
+Don Valentín, con el recuerdo del Comendador, que le traía á la
+imaginación mejores tiempos, cuando él estaba menos viejo y menos
+sumiso, se sentía, contra su costumbre, con ánimo de contradecir y no
+someterse del todo. Así es que dijo:
+
+--¡Válgame Dios, mujer, qué falta de caridad es esa! Eres injusta con
+nuestro antiguo amigo. No te negaré yo que era algo _esprit fort_ en su
+mocedad pero ya se habrá enmendado. Por lo demás, siempre fué el
+Comendador pundonoroso, hidalgo y bueno. ¿Qué tienes tú que decir contra
+su moralidad?
+
+--Cállate, Valentín, que no dices más que sandeces. Y las llamo
+sandeces, por no calificarlas de blasfemias. ¿Qué moralidad, qué
+hidalguía, qué virtud puede haber donde faltan la religión y las
+creencias, que son su fundamento? Sin el santo temor de Dios toda virtud
+es mentira y toda acción moral es un artificio del diablo para engañar á
+los bobos que presumen de discretos y que no subordinan su juicio á los
+que saben más que ellos. Ya lo he dicho y lo repito: el Comendador
+Mendoza era un impío y un libertino, y seguirá siéndolo. Nosotros iremos
+á visitarle para no chocar, procurando no hallarle en casa y ver sólo á
+doña Antonia y á su bendito marido. En cuanto á Clarita, se buscará un
+pretexto cualquiera para que no salga más con Lucía, exponiéndose á ir
+en compañía de ese renegado, jacobino, volteriano y ateo. Primero
+confiaría yo á Clara al cuidado de la más vil y pecadora de las mujeres.
+Esta mujer, con el auxilio de la religión, puede regenerarse y llegar á
+ser una santa; pero de quien niega á Dios ó le aborrece, del empedernido
+de toda la vida, ¿qué esperanza es lícito concebir?
+
+Clarita y D. Valentín se compungieron y amilanaron con el sermón de Doña
+Blanca, y nada supieron contestarle.
+
+Quedó, pues, resuelto que Clarita, por culpa del Comendador y para que
+no se contaminase, no volvería á pasear con Lucía.
+
+
+
+
+X
+
+Las resoluciones de Doña Blanca Roldán eran irrevocables y efectivas.
+Ella sabía darles cumplimiento con calma persistente.
+
+Una mañana, después de oir misa con D. Valentín, estuvo Doña Blanca á
+visitar á Doña Antonia y á felicitarla por la venida de su cuñado; y fué
+con tal tino, que no se hallaba el Comendador en casa.
+
+Ni antes ni después de esta visita se dejaron ver Doña Blanca y D.
+Valentín de sus vecinos y amigos. Retirados siempre en el fondo del
+antiguo caserón en que vivían, y pretextando enfermedades, no recibían
+visitas, á pesar de lo difícil y odioso que es negarse á recibir,
+estando en casa, cuando se vive en un pueblo pequeño.
+
+En balde intentó repetidas veces Lucía sacar á paseo á Clara. Siempre
+que envió recado, le contestaron que Clara estaba mal de salud ó muy
+ocupada y que le era imposible salir.
+
+Lucía fué ella misma á ver á Clara, y sólo dos veces pudo verla, pero en
+presencia de su madre. Estas pruebas de retraimiento y hasta de desvío
+estaban suavizadas por una extremada cortesía de parte de Doña Blanca;
+aunque bien se dejaba conocer que si esta señora ponía de su parte
+cuantos medios le sugería su urbanidad á fin de no dar motivo de
+agravio, preferiría agraviar, si por agraviado se daba alguien, á cejar
+un punto en su propósito.
+
+Fuera del día en que visitó á Doña Antonia, no ponía Doña Blanca los
+pies en la calle sino de madrugada, para ir á la iglesia, á misa y demás
+devociones. D. Valentín la acompañaba casi siempre, como un lego ó
+doctrino humilde, y Clara la acompañaba siempre, sin osar apenas
+levantar los ojos del sueldo.
+
+Lucía, cavilando sobre las causas de aquella poco menos que completa
+ruptura de relaciones, llegó á temer que Doña Blanca hubiese averiguado
+los amores de Clara con D. Carlos de Atienza, la presencia de éste en la
+ciudad y la entrada y protección con que contaba en su casa.
+
+Doña Clara no hablaba á solas ni escribía á su amiga; por los criados
+nada podía averiguarse, porque los de Doña Blanca eran forasteros casi
+todos, y ó no tenían confianza en la casa, ó hacían una vida devota y
+apartada, imitando y complaciendo así á sus amos.
+
+Sólo podía afirmarse que la única persona que entraba de visita en casa
+de D. Valentín era su cercano pariente D. Casimiro.
+
+De esta suerte se pasaron diez días, que á don Carlos, á Lucía y al
+Comendador parecieron diez siglos, cuando al anochecer, en una hermosa
+tarde, el Comendador estaba en el patio de la casa sólo con su sobrina.
+Ésta traía con su tío una conversación muy animada, mostrándole las
+plantas y las flores que en arriates y en multitud de tiestos adornaban
+aquel patio, contiguo, como ya hemos dicho, al de la casa de D.
+Valentín. Salvando el muro divisorio, la voz de ambos interlocutores
+podía llegar al patio inmediato. La voz llegó, en efecto, porque en
+medio de la conversación sintieron Lucía y el Comendador el ruido de un
+pequeño objeto pesado que caía á sus pies. Lucía se bajó con prontitud á
+recogerle, y no bien le tuvo en la mano, dijo á su tío, toda alborozada
+y en voz baja:
+
+--Es una carta de Clarita. ¡Qué buena es! Me quiere de veras. Menester
+es conocerla como yo la conozco, para estimar lo que vale esta fineza de
+su amistad. ¡Burlar por mí la vigilancia de su madre! ¡Escribirme
+furtivamente! Calle V... tío... si parece imposible. ¡Por mí, esa
+infeliz, que es una santa, ha faltado á su deber de obediencia filial!
+¿Y cómo, dónde, á qué hora habrá podido escribirme? Vamos ... si le digo
+á V. que es un milagro de cariño. Y la picarita ¿con qué angustia habrá
+estado espiando la ocasión de echarme la carta, segura de que yo la
+recogería? ¡Benditas sean sus manos!
+
+Y diciendo esto había desatado el papel de la china en que venía liado
+con un hilo, y se diría que quería comérsele á besos.
+
+--Ven á leer esa carta --dijo el Comendador,-- donde haya luz y donde no
+vengan á interrumpirnos. En el despacho no hay nadie y ahora acaban de
+encender el velón. Ven, que es ya de noche y aquí no verás.
+
+Lucía fué al despacho con su tío, y con acento conmovido, casi al oído
+del Comendador, leyó lo siguiente:
+
+"Mi querida Lucía: De sobra conoces tú lo mucho que te quiero.
+Considera, pues, cuánto me afligirá verte tan poco y no poder hablarte.
+Mi madre lo exige, y una buena hija debe complacer á su madre. No creas
+que mi madre ha sospechado nada de mis desenvolturas con D. Carlos de
+Atienza. Me echo á temblar al representarme que hubiera podido
+sospecharlo. Nadie sabe más que tú, el Comendador y yo, que D. Carlos me
+pretende; pero Dios sabe mi pecado, del que estoy arrepentida. Ha sido
+enorme perversidad en mí dar alas á ese galán con miradas dulces y
+profanas sonrisas... casi involuntarias... te lo juro. No por eso me
+pesan menos en la conciencia. Algo he hecho yo, ó arrastrada por mi
+maldad nativa, ó seducida por el enemigo común de nuestro linaje, para
+alborotar á ese mozo, hacerle abandonar su Universidad y sus estudios, y
+moverle á venir aquí en persecución mía. En medio de todo, harto tengo
+que agradecer á Jesús y á María Santísima, que se apiadan de mí, á pesar
+de lo indigna que soy, y disponen que no se solemnice mi falta con el
+escándalo. Favor sobrenatural del cielo es, sin duda, el que siga oculto
+el móvil que ha impulsado á D. Carlos á venir aquí. La gente cree que
+vino y está aquí por tí. ¡Cuánto debo agradecerte que cargues con esta
+culpa! Si yo no hubiera sido atrevida, si yo no hubiera animado á D.
+Carlos, si yo hubiera tenido la severidad y el recato convenientes, no
+me vería ahora en tan amargo trance. ¡Ay, mi querida Lucía! El corazón
+humano es un abismo de iniquidad ... y de contradicciones. ¿Quieres
+creer que, si por un lado me desespero de haber dado ocasión para que D.
+Carlos haya venido persiguiéndome, por otro lado me lisonjea, me encanta
+que haya venido, y advierto que si no hubiera venido sería yo más
+desgraciada? En medio de todo... no lo dudes... yo soy muy mala. Estoy
+avergonzada de mi hipocresía. Estoy engañando á mi madre, que es tan
+perspicaz. Mi madre me juzga demasiado buena... y vela por mí, como el
+avaro por su tesoro, cuando el tesoro está ya perdido. No acierto á
+decírtelo para que no te enojes, y, no obstante, quiero decírtelo. No
+cumpliría con un deber de conciencia si no te lo dijese. La causa de
+que mi madre me aparte de tí es tu tío. Á mí me pareció un caballero muy
+fino, y bueno; pero mi madre asegura ¡qué horror! que no cree en Dios.
+¿Es posible ¡hija mía! que hiera el demonio con tan abominable ceguedad
+los ojos de algunas almas? ¿Se comprende que la copia, la imagen, la
+semejanza, renieguen del original divino, que les presta el único valor
+y noble ser que tienen? Si ello es cierto, si el Comendador está
+obcecado en sus impiedades, ármate de prudencia y pide al cielo que te
+salve. Procura también traer á tu tío al buen camino. Tú tienes
+extraordinario despejo y don de expresarte con primor y entusiasmo. El
+Altísimo, además, se vale á menudo de los débiles para sus grandes
+victorias. Acuérdate de David, mancebo, que era un pastorcillo sin
+fuerzas, y venció y derribó al gigante en el valle del Terebinto.
+¿Cuántas hermanas, hijas, madres y esposas no han logrado convencer á
+sus descarriados maridos, hermanos, hijos ó padres? Á gloria parecida
+debes aspirar tú, y Dios te premiará y te dará brío para alcanzarla. En
+cuanto á mí, aun siendo tan niña, soy una miserable pecadora, y bastante
+tarea tengo con llorar mis locuras y apaciguar la tempestad de
+encontrados sentimientos que me destrozan el pecho. Dame la última y
+mayor prueba de amistad. Persuade á D. Carlos de que no le amo. Díle que
+se vuelva á Sevilla y me deje. Convéncele de que soy fea, de que gusto
+de D. Casimiro, de que mi ingratitud hacia él merece su desprecio. Yo
+debiera haberle hablado en este sentido; pero soy tan débil y tan tonta,
+que no hubiese atinado á decírselo, y tal vez le hubiera inducido
+estúpidamente á que creyese todo lo contrario. Por amor de Dios, Lucía
+de mi alma, despide por mí á D. Carlos. Yo no puedo, no debo ser suya.
+Que se vaya; que no disguste por mí á sus padres; que no pierda sus
+estudios; que no motive un escándalo cuando se sepa que vino por mí y
+que yo soy una malvada, provocativa, seductora, quién sabe ... Adiós.
+Estoy apuradísima. No tengo á nadie á quien confiar mis cosas, con quien
+desahogar mis penas, á quien pedir consejo y remedio. Espero con ansia
+la llegada del P. Jacinto, que es el oráculo de esta casa. Sé que lo que
+yo le diga caerá como en un pozo, y que sus consejos son sanos. Es el
+único hombre que tiene algún imperio sobre mi madre. ¿Cuándo vendrá de
+Villabermeja? Adiós, repito, y ama y compadece á tu--CLARA."
+
+
+
+
+XI
+
+Esta carta inocente, tan propia de una niña de diez y seis años,
+discreta y educada con devoción y recogimiento, gustó mucho al
+Comendador; pero también le dió no poco que pensar. No entraremos
+nosotros en el fondo de su alma á escudriñar sus pensamientos, y nos
+limitaremos á decir que tomó tres resoluciones, de resultas de aquella
+lectura.
+
+Fué la primera buscar modo de ver y de hablar á la severísima Doña
+Blanca; la segunda, sondear bien el ánimo de D. Carlos para conocer
+hasta qué punto amaba de veras á la niña y merecía su amor, y la
+tercera, tratar con el P. Jacinto y proporcionarse en él un aliado para
+la guerra que tal vez tendría que declarar á la madre de Clarita.
+
+Á fin de conseguir lo primero, en vez de escribir pidiendo una
+audiencia, que con cualquier pretexto y muy políticamente se le hubiera
+negado, discurrió D. Fadrique levantarse al día siguiente de madrugada,
+aguardar en la calle á Doña Blanca cuando ella saliese para acudir á la
+iglesia, é ir derecho á hablarle, sin miedo alguno.
+
+Así lo hizo el Comendador. Doña Blanca, antes de las seis, apareció en
+la calle con Clarita y don Valentín. Iban á misa á la Iglesia Mayor.
+Apenas los vió salir D. Fadrique, se acercó muy determinado, y saludando
+cortésmente con sombrero en mano, dijo:
+
+--Beso á V. los pies, mi señora Doña Blanca. Dichosos los ojos que
+logran ver á V. y á su familia. Buenos días, amigo D. Valentín. Clarita,
+buenos días.
+
+Don Valentín, al oírse llamar amigo tan blandamente y por una voz
+conocida y simpática, no se pudo contener; no reflexionó, se dejó llevar
+del primer ímpetu cariñoso y se fué hacia D. Fadrique con los brazos
+abiertos. Por dicha, no obstante, D. Valentín tenía la inveterada
+costumbre de no hacer la menor cosa sin mirar antes á su mujer para
+notar la cara que ponía y si le retraía de consumar ó le alentaba á que
+consumase su conato de acción. Á pesar, pues, de lo entusiasmado que iba
+á abrazar á D. Fadrique, el instinto le indujo á que mecánicamente
+volviera la cara hacia Doña Blanca antes de llegarse á dar el abrazo.
+Indescriptible es lo que vió entonces en los fulminantes ojos de su
+mujer. Casi no se puede describir el efecto que le produjo aquella
+mirada. Creyó D. Valentín leer en ella el más profundo desdén, como si
+le acusase de una humillación estólida, de una bajeza infame; y creyó
+ver, al mismo tiempo, la ira y la prohibición imperiosa de que llevase á
+cabo lo que se había lanzado á ejecutar. El terror sobrecogió de tal
+suerte el ánimo de D. Valentín, que se paró, se quedó inmóvil de súbito,
+como si se hubiera convertido en piedra. Sólo con voz apagada y apenas
+perceptible exhaló, por último, como lánguido suspiro, un
+
+--Buenos días, Sr. D. Fadrique.
+
+--Buenos días, --dijo también Clara, no con más aliento que su padre.
+
+Doña Blanca miró de pies á cabeza al Comendador, y con reposo y suave
+acento, sin alterarse ni descomponerse en lo más mínimo, le habló de
+esta manera:
+
+--Caballero: Dios, que es infinitamente misericordioso, tenga á V. en su
+santa guarda. No por amor suyo, de que V. carece, sino por el mundano
+honor de que V. se jacta y por los respetos y consideraciones que todo
+hombre bien nacido debe á las damas, ruego á V. que no nos distraiga del
+camino que llevamos, ni perturbe nuestra vida retirada y devota.
+
+Y dicho esto, hizo Doña Blanca al Comendador una ceremoniosa y fría
+reverencia, y echó á andar con sosegada gravedad, siguiéndola D.
+Valentín y llevando delante á Clara.
+
+Don Fadrique pagó la reverencia con otra, se quedó algo atolondrado, y
+dijo entre dientes:
+
+--Está visto: es menester acudir á otros medios.
+
+No bien la familia de Solís se hubo alejado treinta pasos del
+Comendador, vió éste que Doña Blanca se volvía á hablar con su marido.
+
+Es evidente que el Comendador no oyó lo que le decía; pero el novelista
+todo lo sabe y todo lo oye. Doña Blanca, que trataba siempre de V. y con
+el mayor cumplimiento á su señor marido cuando le echaba un sermón ó
+reprimenda, le habló así mientras Clara iba delante:
+
+--Mil veces se lo tengo dicho á V., Sr. D. Valentín. Ese hombre, que V.
+se empeñó en introducir en casa, allá en Lima, es un libertino, impío y
+grosero. Su trato, ya que no inficione, mancha ó puede manchar la
+acrisolada reputación de cualquiera señora. Yo tuve necesidad poco menos
+que de echarle de casa. Motivos hubo, en su falta de miramientos y hasta
+de respeto, para que en otras edades bárbaras, olvidando la ley divina,
+alguien le hubiera dado una severa lección, como solían darlas los
+caballeros. Esto no había de ser: era imposible... Nada que más repugne
+á mi conciencia; nada más contrario á mis principios; pero hay un justo
+medio... Delito es matar á quien ha ofendido... pero es vileza
+abrazarle. Sr. D. Valentín, V. no tiene sangre en las venas.
+
+Todo esto lo fué soltando, despacio y bajo, casi en el oído de D.
+Valentín, su tremenda esposa Doña Blanca.
+
+Fueron tan duras y crueles las últimas frases, que D. Valentín estuvo á
+punto de alzar bandera de rebelión, armar en la calle la de Dios es
+Cristo y contestar á su mujer lo que merecía; pero el olor de mil flores
+regalaba el olfato; la gente pasaba con alegre aspecto; el día estaba
+hermosísimo; la paz reinaba en el cielo; un fresco vientecillo
+primaveral oreaba y calmaba las sienes más ardorosas; la familia de
+Solís iba al incruento sacrificio de la misa; Clara marchaba delante tan
+linda y tan serena: ¿cómo turbar todo aquello con una disputa horrible?
+D. Valentín apretó los puños y se limitó á exclamar con acento un si es
+no es colérico:
+
+--¡Señora!...
+
+Luego añadió para sí, cuidando mucho de que no lo oyese Doña Blanca:
+
+--¡Maldita sea mi suerte!
+
+Y no bien lanzada la exclamación, se asustó don Valentín de la blasfema
+rebeldía contra la Providencia que su exclamación implicaba, y se tuvo
+un instante por primo hermano del propio Luzbel.
+
+Como se ve, el éxito del Comendador en este primer intento de reanudar
+relaciones amistosas con la familia de Solís no pudo ser más
+desgraciado.
+
+
+
+
+XII
+
+No se arredró por eso nuestro héroe.
+
+Aguardó un rato en medio de la calle á fin de que no pudiese decir ni
+pensar Doña Blanca que él la seguía, y al cabo se fué á la iglesia
+Mayor, á donde sabía que la familia de Solís se había encaminado.
+
+Don Fadrique no iba allí, sin embargo, con el intento de acercarse á
+Doña Blanca otra vez y de sufrir nueva repulsa, sino á fin de hallar á
+D. Carlos, quien, á su parecer, no podía menos de estar en la iglesia,
+ya que no había otro medio de ver á Clara.
+
+En efecto, D. Fadrique entró en la iglesia y se puso á buscar al poeta,
+á la sombra de los pilares y en los sitios donde menos se nota la
+presencia de alguien. Pronto le halló, detrás de un pilar y no lejos del
+altar mayor. Parecía D. Carlos tan embebido en sus oraciones ó en sus
+pensamientos, que nada del mundo exterior, salvo Clara, podía distraerle
+ni llamarle la atención.
+
+Llegó, pues, D. Fadrique hasta ponerse á su lado. Entonces advirtió que
+Clara estaba no muy lejos, de rodillas, al lado de su madre; que D.
+Carlos la miraba, y que ella, si bien fijos casi siempre los ojos en su
+libro de rezos, los alzaba de vez en cuando rápidamente, y miraba con
+sobresalto y ternura hacia donde estaba el galán, declarando así que le
+veía, que se alegraba de verle, y que tenía miedo y cierto terror de
+profanar el templo y de pecar gravemente engañando á su madre y
+alentando á aquel hombre, de quien decía que no podía ser esposa.
+
+No ha de extrañarse que todo esto se viera en las miradas de Clarita.
+Eran miradas transparentes, en cuyo fondo fulguraba el alma como
+diamante purísimo que por maravilla ardiese con luz propia en el seno de
+un mar tranquilo.
+
+El Comendador estuvo un rato observando aquella escena muda, y se
+convenció de que ni Doña Blanca ni D. Valentín recelaban nada de los
+amores de la niña. Calculó, no obstante, que su presencia allí podría
+atraer hacia él la mirada de Doña Blanca, excitar de nuevo su ira,
+hacerle reparar en el gentil mancebo que estaba á su lado, y darle á
+sospechar lo que no había sospechado todavía.
+
+Entonces, si bien con pena de interrumpir aquellos arrobos y éxtasis
+contemplativos, tocó en el hombro á D. Carlos y le dijo casi á la oreja:
+
+--Perdóneme V. que le distraiga de sus devociones y que turbe la visión
+beatífica de que sin duda goza; pero me urge hablar con V. Hágame el
+favor de venir conmigo, que tengo que hablarle de cosas que le importan
+muchísimo.
+
+Sin aguardar respuesta echó á andar D. Fadrique, y D. Carlos, si bien
+con disgusto, no pudo menos de seguir sus pasos.
+
+Ya fuera de la iglesia, salió D. Fadrique al campo; D. Carlos fué en pos
+de él; y cuando se hallaron en sitio solitario, donde nadie podía oirlos
+ni interrumpir la conversación, D. Fadrique se explicó en estos
+términos:
+
+--Vuelvo á pedir á V. perdón de mi atrevimiento en obligarle á abandonar
+la iglesia, y más aún en mezclarme en asuntos de V. sin título bastante
+para ello. Apenas conozco á V. Esta es la séptima ó la octava vez que le
+hablo. Á Clarita la he visto hoy por segunda vez en mi vida. Sin
+embargo, el bien de Clarita y el de V. me interesan mucho. Atribúyalo V.
+á un absurdo sentimentalismo; al afecto que profeso á mi sobrina Lucía,
+que llega á Vds. de rechazo; á lo que V. quiera. Lo que le ruego es que
+me crea un hombre leal y franco, y no dude de mi buena voluntad y
+mejores propósitos. Quiero y puedo hacer mucho en favor de usted. En
+cambio, aspiro á que oiga V. mis consejos y á que los siga.
+
+Don Carlos oyó al Comendador atentamente y con muestras de respeto y
+deferencia. Luego le contestó:
+
+--Sr. D. Fadrique, por V. y por ser V. el tío de la señorita Doña Lucía,
+tan bondadosa y excelente, estoy dispuesto á oir á V. y hasta á
+obedecerle en cuanto esté de mi parte, sin considerar el provecho que
+por mi obediencia V. me promete.
+
+--No me he explicado bien --replicó D. Fadrique.--Yo no prometo premios
+en pago de obediencias: lo que quiero significar es que de seguir V.
+ciertos consejos míos se ha de alcanzar naturalmente lo que de otra
+suerte se malogrará acaso, con gran pesar de todos.
+
+--Aclare V. su pensamiento, --dijo D. Carlos.
+
+--Quiero decir --prosiguió D. Fadrique,-- que este modo que tiene V. de
+enamorar á Clarita no va, días hace, por buen camino. Hasta ahora nadie
+sospecha en esta pequeña ciudad sus amores de V., gracias á mi sobrina.
+Como ella estuvo, dos meses há, en Sevilla, donde V. la conoció, y V. ha
+venido luego aquí, y V. va á su casa de tertulia todas las noches, y
+habla V. mucho con ella, y no pocas veces en secreto; y como mi sobrina
+es joven y graciosa y linda, si el amor de tío no me engaña, todos creen
+que ha venido V. por ella, que V. la enamora, que V. es su novio. ¿Quién
+había de imaginarse que chica tan mona y en tan verdes años se
+limitaría á hacer el triste y poco airoso papel de confidenta? Por esto,
+pues, se desorientan los curiosos, y sus amores de V. siguen secretos;
+pero Lucía lo paga. Confiese V. que es mucha generosidad.
+
+--Yo... Sr. D. Fadrique...
+
+--No se disculpe V. No hablo de ello para que V. se disculpe, sino para
+narrar los sucesos como son en sí. En este lugar creen todos que V. ha
+venido, abandonando á sus padres, su casa y sus estudios, para pretender
+á Lucía; pero este engaño no puede durar. Imagine V. el alboroto, los
+chismes, las hablillas á que dará V. ocasión y motivo el día en que se
+sepa, como no podrá menos de saberse, que V. pretende á Clarita, á quien
+todos creen ya prometida esposa de D. Casimiro Solís.
+
+-Eso no será nunca mientras yo viva, --exclamó D. Carlos con grandes
+bríos.
+
+--Tratemos de impedirlo --continuó con calma D. Fadrique.-- Yo le
+ayudaré á V. cuanto pueda, y repito que algo puedo; pero toda la energía
+de usted y toda la prudencia que yo emplee serán inútiles si desoye V.
+mis advertencias y consejos.
+
+--Ya he dicho á V. que deseo seguirlos.
+
+--Pues bien, amigo D. Carlos, es menester que V. se persuada de que
+Clarita, de cuyo amor hacia V. estoy convencido, está criada con tan
+santo temor de Dios y con tan grande, y hasta si V. quiere exagerado é
+irracional respeto á su madre, que por obedecerla, por no darle un
+disgusto, por no rebelarse, será capaz de casarse con D. Casimiro,
+aunque se muera de amor por V. al día siguiente de casada, aunque su
+vestido de boda sea la mortaja con que la entierren.
+
+--Pero si Clara dice á su madre que no ama á D. Casimiro...
+
+--Clara no se atreverá á decirlo.
+
+--Si declara á su madre que me ama...
+
+--Antes morirá que confesar á su madre ese amor.
+
+--Y si tanto miedo tiene á su madre, ¿no podrá huir conmigo?
+
+--No creo que dé jamás tan mal paso. De todos modos, aunque tan mal paso
+fuese posible, no se debía apelar á él sino apurados antes otros medios
+más prudentes y juiciosos. Reitero, con todo, mi afirmación. Creo capaz
+á Clarita de morir de dolor; pero no la creo capaz de prestarse al
+escándalo de un rapto.
+
+--Entonces ¿qué quiere V. que yo haga?
+
+--Lo primero, volver á Sevilla con sus señores padres, y dejar á Doña
+Clara tranquila con los suyos.
+
+--Bien se conoce que V. no ama. Á su edad de usted...
+
+--Dale... con la tontería... Caballerito poeta... yo no soy ni viejo ni
+rabadán... ni me parezco en nada al del idilio. Váyase V. á Sevilla hoy
+mismo. Salga V. de esta ciudad antes de que Doña Blanca se percate de
+que hay moros en la costa. Yo velaré aquí por los intereses de V. Y si
+peligran; si es menester apelar á medios violentos, cuente V. también
+conmigo... hasta para el rapto. Á poco me aventuro prometiéndoselo á V.,
+porque doy por firme que no se dejará robar Clarita.
+
+--¿Y por qué, para qué he de irme á Sevilla?
+
+--¿Pues no se lo he dicho á V. ya? Porque aquí no hace V. sino
+perjudicarse, sin gusto y sin ventaja. Estoy seguro de que no logrará V.
+más que ver á Clara en la iglesia, con más angustia que deleite por
+parte de la pobre muchacha. Y esto mientras Doña Blanca no descubra
+nada. El día en que descubra Doña Blanca su juego de V., será para
+Clarita un día tremendo y V. no volverá á verla. Váyase V., pues, á
+Sevilla.
+
+--¿Y qué ganaré con irme?
+
+--Que yo trabaje con tranquilidad en favor de V. Usted me estorba para
+mis planes. Si V. se queda, precipitará la boda de D. Casimiro y hará
+que se envíe á escape por la licencia á Roma. Si V. se va, no afirmo yo
+que evitaré la boda de Clara con el viejo rabadán y conseguiré que sea
+para Mirtilo; pero, ó yo he de valer poco, ó he de lograr que se nos dé
+tiempo y... quién sabe... Nada prometo. Sólo ruego á V. que se vaya.
+Váyase V. hoy mismo.
+
+El interés que el Comendador le mostraba, su empeño de que se fuese, la
+decisión con que se entrometía en sus asuntos, todo chocaba á D. Carlos
+y le tenía desconfiado y descontento.
+
+El Comendador apuró todas las razones, empleó todos los tonos, pero
+singularmente el de la súplica; D. Carlos le contestó varias veces de
+mal humor, y fué menester la prudente superioridad del Comendador para
+calmar y contener á D. Carlos y evitar que llegase á ofender á quien le
+aconsejaba y casi le mandaba.
+
+Por último, tanto rogó, prometió y dijo D. Fadrique, que D. Carlos hubo
+de someterse y salir aquel mismo día para Sevilla, si bien ofreciendo
+sólo ausencia de poco más de un mes: hasta que llegasen las vacaciones
+de verano. En cambio, exigió y obtuvo de D. Fadrique que le había de
+escribir dándole noticias de Clara, y avisándole del menor peligro que
+hubiese, para volar en seguida donde estaba ella.
+
+Don Carlos, aunque no era tímido ni torpe, no había obtenido jamás que
+Clara recibiese carta suya, y menos aún que le escribiese. Pero ¿qué
+mucho, si ni siquiera de palabra Clara le había dado á entender que le
+amaba? Clara le amaba, sin embargo. Bien sabía el galán que era falso,
+de puro modesto, aquello de que
+
+ ... Amistosa y compasiva,
+ Quiere que el zagal viva,
+ Mas amarle no quiere.
+
+Clara le amaba, y á su despecho, contra su voluntad, había declarado su
+amor; pero sólo con los ojos, por donde se le iba el alma en busca del
+bizarro y gracioso estudiante, sin que todos sus escrúpulos religiosos v
+filiales fuesen bastante poderosos para detenerla.
+
+Don Fadrique pudo convencerse, en el largo coloquio que tuvo con D.
+Carlos, de que su pasión por Clara era verdadera y profunda. Del amor de
+Clara por el poeta rondeño estaba más convencido aún. Con este doble
+convencimiento, de que se alegraba, precipitó más la partida de D.
+Carlos, y antes de mediodía consiguió que saliese del pueblo con
+dirección á Sevilla.
+
+Don Carlos salió á caballo con un su criado; y D. Fadrique, á caballo
+también, se unió con él en el ejido, y le acompañó más de una legua,
+dándole esperanzas y hablándole de sus amores. Al llegar á una
+encrucijada, D. Fadrique se despidió cariñosamente del joven, y tomó el
+camino de Villabermeja con el intento de conferenciar con el padre
+Jacinto.
+
+La sencillez y la modestia de este santo varón no habían dejado ver á D.
+Fadrique la inmensa importancia que durante su larga ausencia había
+adquirido.
+
+Como predicador, gozaba el padre de extraordinaria nombradía por toda
+aquella comarca. Era igualmente celebrado por los tres estilos que tenía
+de predicar. En el estilo llano ó de homilía encantaba á la gente
+rústica y ponía la religión y la moral á su alcance, amenizando tan
+graves lecciones con chistes y jocosidades que un severo crítico
+condenaría, pero que eran muy del caso para que los zafios campesinos se
+aficionasen á oirle y se deleitasen oyéndole. En sermones de empeño, en
+días de gran función, el padre Jacinto era otro hombre: echaba muchos
+latines, ahuecaba la voz y esmaltaba su discurso de un jardín de flores,
+de un verdadero matorral de adornos exuberantes, que también gustaban á
+los discretos y finos de aquellos lugares. Y tenía, por último, el
+estilo patético de la Semana de Pasión y de la Semana Santa, durante las
+cuales los sermones, más que hablados, eran en Villabermeja, y siguen
+siendo aún, cantados, sin que gusten de otra manera. Sermón de Semana
+Santa, sin lo que llaman allí el _tonillo_, no gusta á nadie ni se tiene
+por sermón. Cuando en el día va á Villabermeja un cura forastero, tiene
+que aprender el _tonillo_. En este _tonillo_ fué el padre Jacinto un
+dechado de perfección, que nadie ha superado hasta ahora. Al oirle,
+aunque sea reminiscencia gentílica, dicen que se comprendía cómo Cayo
+Graco se hacía acompañar por un flautista cuando pronunciaba en el Foro
+sus más apasionadas arengas. El P. Jacinto predicaba también en el Foro,
+ó dígase en medio de la plaza pública, durante la Semana Santa. Allí se
+hacían todos los pasos á lo vivo, y el padre los explicaba en el sermón
+conforme iban ocurriendo. Así, había sermón que duraba tres horas, y
+siempre sin dejar el tonillo, lo cual no obstaba para que el padre
+expresase los más varios afectos, como piedad, dolor y cólera. Cuando
+aparecía el pregonero en el balcón de las Casas Consistoriales y leía la
+sentencia de muerte contra Jesucristo, ha quedado en la memoria de los
+bermejinos el furor con que el padre se volvía contra él, gritando:
+
+"Calla, falso, ruin, necio y miserable pregonero, y oirás la voz del
+Ángel que dice:"
+
+Y entonces salía un ángel muy vistoso por otro balcón de la plaza, y
+cantaba el inefable misterio de la Redención, empezando:
+
+"Esta es la sentencia que manda cumplir el Eterno Padre..." y lo demás
+que tantas veces hemos oído los que somos de por allí.
+
+Pero, volviendo al P. Jacinto, diré que su mérito como predicador era
+quizás lo de menos. Su gran valer fué como director espiritual. Se
+pasaba horas y horas en el confesionario. Desde el convento bermejino
+tenía con frecuencia que ir al convento de la ciudad cercana, donde
+tenía no pocas hijas de confesión entre el señorío. Era además hombre
+de consejo y tino en los negocios mundanos, y acudían todos á
+consultarle cuando se hallaban en tribulación, apuro ó dificultad. En
+suma, el P. Jacinto era un gran médico de almas, aunque duro y feroz á
+veces en los remedios. Gustaba de aplicarlos heroicos, como suelen hacer
+los demás médicos de los lugares, que tal vez recetan á un hombre el
+medicamento que convendría recetar á un caballo. Á pesar de esto, tenía
+el padre tal autoridad y discreción; era tan ameno en su trato y tan
+resuelto valedor y defensor de las mujeres, que gozaba de inmensa
+popularidad entre ellas, y era fervorosamente reverenciado, así de las
+jornaleras humildes como de las encopetadas hidalgas.
+
+Aunque tocaba en los setenta años, estaba firme y robusto aún, si bien
+había perdido ciertos ímpetus juveniles, que le habían hecho famoso,
+llevándole en ocasiones á imitar al Divino Redentor, más que en la
+mansedumbre, en aquel arranque que tuvo cuando hizo azote de unos
+cordeles y echó á latigazos á los mercaderes del templo. El P. Jacinto
+había sido un jayán y había sacudido el polvo á algunos desalmados y
+pecadores contumaces, sobre todo cuando eran maridos, que se
+emborrachaban, gastaban el dinero en vino y juego y daban palizas á sus
+mujeres.
+
+Contra esta clase de hombres había sido duro de veras el P. Jacinto. Ya
+no tenía aquellos arrestos de la mocedad; pero su virtud y su fuerza
+moral, unida al recuerdo de la física, infundían gran respeto entre los
+rústicos.
+
+Tales eran las cualidades principales y la brillante posición del
+antiguo maestro del Comendador, con quien éste iba ahora á consultar y
+tratar negocios arduos, y de quien esperaba obtener poderoso auxilio.
+
+
+
+
+XIII
+
+No bien llegó el Comendador á Villabermeja y dejó el caballo en su casa,
+se dirigió al convento, que distaba pocos pasos, y como era la hora de
+la siesta, halló en su celda al P. Jacinto, el cual no dormía, sino
+estaba leyendo, sentado á la mesa.
+
+Mis lectores deben de formarse ya, por lo expuesto hasta aquí, cierta
+idea bastante aproximada de la condición del mencionado fraile. Fáltame
+añadir, para que sea completo el retrato, que era alto y seco; que veía
+y oía bien; que tuteaba á todo el género humano, y que se preciaba de no
+tener pelillos en la lengua, esto es, de decir cuanto se le ocurría, con
+una franqueza que tocaba y hasta pasaba á menudo sus límites, entrando
+con banderas desplegadas por la jurisdicción y término de la
+desvergüenza. Sólo con D. Fadrique se mostraba el Padre respetuoso y
+deferente, suponiendo que él tenía, sin poderlo remediar, un afecto por
+su antiguo discípulo, que le hacía sobrado débil.
+
+--Muchacho --dijo á D. Fadrique, apenas le vió entrar,-- ¿qué buen
+viento te trae por aquí de improviso?
+
+--Maestro --contestó el Comendador,-- he venido expresamente para
+consultar á V.
+
+--¿Para consultarme á mí? ¿Y sobre qué? ¿Qué hay, que tú no sepas mejor
+que yo y mejor que nadie?
+
+--Mi consulta es de suma importancia.
+
+--Vamos... ¿de qué se trata?
+
+--Se trata... se trata... nada menos que de un caso de conciencia.
+
+Al oir _caso de conciencia_, el padre miró fijamente al Comendador con
+aire de incredulidad y de recelo, y exclamó al cabo:
+
+--Mira, hijo mío, si es que te aburres en estos lugares y quieres
+chancearte y divertirte, toma una tabla y dos cuernos, y no te diviertas
+ni te chancees conmigo. Ya está duro el alcacer para zampoñas.
+
+--¿Y de dónde infiere V. que me chanceo ó que me burlo? Hablo con
+formalidad. ¿Por qué no he de exponer yo á V. formalmente un caso de
+conciencia?
+
+--Porque todo hombre de cierta educación, criado en el seno de la
+sociedad cristiana, aunque haya perdido la fe en Nuestro Señor
+Jesucristo, tiene la conciencia tan clara como yo, y no hay caso que no
+resuelva por sí, sin necesidad de consultarme. Si tuvieses fe, podrías
+acudir á mí en busca de los consuelos que da la religión. No acudiendo
+para esto, ¿qué podré yo decirte, que ignores? La moral tuya es idéntica
+á la mía, aunque en sus fundamentos discrepe. Y al fin, harto lo conoces
+tú, no hay caso de conciencia, meramente moral, cuya solución no sea
+llana para todo entendimiento un poco cultivado. Sin duda que Dios, para
+ejercitar nuestra actividad mental y aguzar nuestro ingenio, ó para dar
+precio á nuestra fe, ha circundado de tinieblas los grandes problemas
+metafísicos; los ha envuelto en misterios, impenetrables á veces; pero
+en lo tocante á la moral, en lo que atañe al cumplimiento de nuestros
+deberes no hay misterio alguno: todo está claro como el agua. El
+soberano Señor, en su infinita bondad y misericordia, no ha querido, á
+pesar de nuestras maldades, que nadie tenga que ser un Séneca para saber
+perfectamente cuál es su obligación, ni mucho menos que nadie tenga que
+ser un héroe estupendo para cumplirla. Ni para conocerla te falta
+entendimiento, ni para cumplir con ella debe faltarte voluntad. ¿Qué es
+lo que buscas, pues en mí?
+
+--Mucho pudiera argumentarse contra lo que V. dice; pero no quiero
+disputar, sino consultar. Quiero convenir en que la moral no es ninguna
+reconditez, y en que no es tan arduo cumplir con ella.
+
+--Se entiende --interrumpió el Padre,-- para todos aquellos pueblos
+donde la luz del Evangelio ha penetrado. Tú imaginas que el natural
+discurso ha bastado á los hombres para formar la ley moral: yo creo que
+han necesitado de la revelación; pero tú y yo convenimos en que, una vez
+presentada esa ley, la razón humana la acepta como evidente. Es gran
+bellaquería suponer esa ley obscura y vaga, y forjarse casos terribles,
+conflictos espantosos entre los sentimientos naturales y el sencillo
+cumplimiento de un deber. Esto equivaldría á suponer la necesidad de ser
+un pozo de ciencia y de sentirse capaz de sobrehumanos esfuerzos para
+ser persona decente. Ya tú comprendes que esto sería disculpar y dar
+casi la razón á los tunos. Al fin y al cabo, no todos los hombres son
+sabios ni tienen las fibras de hierro ni el corazón de diamante. Realzar
+así la moral es hacerla poco menos que imposible, salvo para algunos
+seres privilegiados y de primera magnitud, más profundos que Crisipo y
+más constantes que Régulo.
+
+--Mucho tiene que ver el caso que quiero presentar con todo lo que está
+V. diciendo. No es curiosidad ociosa, sino interés muy respetable, el
+que me induce á resolver una duda.
+
+--Imposible... tú no puedes dudar.
+
+--Déjeme V. que acabe. Yo no dudo sobre el caso... Tengo formado mi
+juicio... que me parece de no menor certidumbre que este otro: dos y
+tres son cinco. Mi duda está en si V., por razones que se fundan en la
+inexhausta bondad divina, tiene la manga más ancha que yo, ó si por
+razones de la ley positiva, en que cree, la tiene más estrecha. ¿Me
+entiende V. ahora?
+
+--Te entiendo muy bien; y desde luego te declaro que no he de tener la
+manga ni más ancha ni más estrecha que tú. Lo mismo calificaremos ambos
+un pecado, una falta, un delito, y lo mismo marcaremos y determinaremos
+la obligación que de él nazca. Las razones teológicas tienen que ver con
+la penitencia, con la expiación, con el perdón, con la gloria ó el
+infierno, allá en el otro mundo, y en esto para nada tienes tú que
+meterte ahora. Veamos, pues, ese caso, ya que quieres consultarme.
+
+--Desde luego V. convendrá en que lo robado debe devolverse á su dueño.
+
+--Indudable.
+
+--Y cuando, por efecto de un engaño, algo que pertenece á uno viene á
+pertenecer á otro, ¿qué debemos hacer?
+
+--Debemos poner fin al engaño para que lo que posee alguien sin derecho
+pase á manos de su señor legítimo.
+
+--¿Y si al poner fin al engaño resultan males evidentemente mayores?
+
+--Aquí importa distinguir. Si tú tienes que hablar, no debes decir
+jamás mentira por inmensos que sean los males que de decir la verdad
+resulten. Condenada está la mentira oficiosa como la perniciosa. No
+debes mentir ni por salvar la vida del prójimo, ni por salvar la honra
+de nadie, ni por el bien de la religión; pero yo me atrevo á sostener
+que debes callar la verdad cuando nadie la inquiere de tí y cuando de
+decirla resultan más males que bienes. Pensar algo en contra es delirio.
+Lo sostengo sin vacilación. Voy á explanar mi doctrina en breves
+palabras. Tú cometes un pecado. Eres, por ejemplo, mentiroso. Los males
+que nazcan de tu pecado debes remediarlos hasta donde te sea posible y
+lícito, esto es, sin cometer pecado nuevo para remediar el antiguo.
+Dios, para hacernos patente la enormidad de nuestras culpas, consiente á
+veces en que nazcan de ellas males cuyos humanos remedios son peores.
+Tratar tú de evitarlos ó de remediarlos entonces, no es humildad, sino
+soberbia, orgullo satánico; es luchar contra Dios; es tomar el papel de
+la Providencia; es dar palo de ciego; es querer enderezar el tuerto que
+tú mismo hiciste, torciendo y ladeando lo que está recto, y tirando á
+trastornar el orden natural de las cosas.
+
+--Hablando con franqueza --dijo el Comendador,-- la doctrina de V. me
+parece muy cómoda. Veo que tiene V. la manga más ancha de lo que yo
+pensaba.
+
+--Vete á paseo, Comendador --repuso el padre, bastante enojado.-- En
+ninguna ocasión pasé yo por complaciente. Me diriges la acusación más
+dura que á un confesor puede dirigirse. Un santo ha dicho: _Non est
+pietas, sed impietas, tolerare peccata_, y yo disto mucho de ser impío.
+Todo proviene, sin duda, de que tú confundes las cosas. Aquí no hablamos
+de penitencia, de expiación, de castigo de la culpa. Sobre este punto no
+tengo que decirte yo lo que exigiría de un penitente para absolverle.
+Aquí hablamos sólo de la obligación de satisfacer el agravio que nace
+del pecado ó del delito. Y á esto he respondido con sencillez. El
+pecador ó delincuente debe ir hasta donde le sea posible y lícito. Si ha
+de cometer nuevos pecados, si ha de hacer nuevas maldades y desatinos,
+mejor es que lo deje y no se meta á remediar el mal que ha hecho. Pues
+¡qué! ¿estaría bien, por ejemplo, que tú hirieses á uno, y luego, sin
+saber de cirujía, tratases de curarle y le acabases de matar? Dices tú
+que la tal doctrina es cómoda. ¿Dónde está la comodidad? Aunque yo te
+excuse de poner el remedio, no te libro de la penitencia, del
+remordimiento y del castigo. Antes al contrario, lo cómodo es lo otro:
+remediar el mal de mala manera, y creerse ya horro y darse ya por
+absuelto. Así un criado torpe te romperá un día el vaso más precioso de
+los que has traído de la China, le pegará luego chapuceramente con cola,
+y se quedará tan fresco como si no te hubiese causado el menor
+perjuicio. Lo que debe hacer el criado es andar siempre muy cuidadoso
+para no romper el vaso, y si le rompe, sentir mucho su falta, y ya que
+no puede ni componer bien el vaso ni comprarte otro nuevo é igual,
+sufrir con humildad la reprimenda que tú le eches.
+
+--Me complazco en ver que estamos de acuerdo en lo general de la
+doctrina. En la aplicación á casos particulares es en lo que veo que
+cabe mucha sutileza. Contra la opinión de V., el buen camino se presenta
+muy anublado y confuso. ¿Cómo determinar á veces hasta dónde es posible
+y lícito lo que quiero hacer para reparar el daño?
+
+--Es muy sencillo. Si para repararle causas otro daño mayor, deja
+subsistir el primero, que es más pequeño; y esto aunque en el segundo
+daño que causes no haya pecado de tu parte. Habiendo nuevo pecado, nueva
+infracción de la ley moral en el remedio, aunque este segundo pecado sea
+menor que el primero que cometiste, no debes cometerle. Dios, si quiere,
+remediará el mal causado.
+
+--¿De suerte que no hay más que cruzarse de brazos; dejar rodar la bola?
+
+--No hay más que dejarla rodar, ya que deteniéndola puedes hacer que
+todo ruede. Las Sagradas Letras vienen en mi apoyo con no pocos textos.
+David dijo: _Abissus abyssum invocat_; Salomón, _Est processio in
+malis_; el profeta Amos, _Si erit malum quod Dominus non fecerit?_ con
+lo cual da á entender que Dios permite ú ordena el mal como pena del
+pecado y escarmiento de las criaturas; y el mismo Salomón, antes citado,
+dice, de modo más explícito, que no podemos añadir ni quitar de lo que
+Dios hizo para ser temido: _Non possumus quidquam addere nec auferre
+quae fecit Deus ut timeatur_.
+
+--Á pesar de los textos, á pesar de los latines me repugna esa cobarde
+resignación.
+
+--¿Cómo cobarde? ¿Dónde viste tú que para con Dios haya cobardía? La
+resignación á su voluntad no implica, por otra parte, el que te aquietes
+y te llenes de contentamiento de tí propio. Sigue llorando tu culpa;
+desuéllate el alma con el azote de la conciencia y el cuerpo con unas
+disciplinas crueles; haz de tu vida en el mundo un durísimo purgatorio;
+pero resígnate y no trates de remediar lo que sólo de Dios debe esperar
+remedio. Hasta el sentido común está de acuerdo en esto, miradas las
+acciones humanas por el lado de la utilidad y conveniencia, las cuales,
+bien entendidas, concuerdan con la moralidad y con la justicia. ¡Qué
+atinado es el refrán que reza: _No siento que mi hijo pierda, sino
+que quiera desquitarse_! Si malo es jugar, peor es aún volver á jugar;
+reincidir en el pecado para remediar el mal del pecado. Pero á todo
+esto, tú no hablas sino de generalidades, y el caso de conciencia no
+parece.
+
+--Voy al caso, --dijo el Comendador.
+
+--Soy todo oídos, --repuso el fraile.
+
+--¿Qué debe hacer el que no es hijo de quien pasa por su padre, según la
+ley, y usurpa nombre, posición y bienes que no son suyos?
+
+[Nota del autor: Esta novela, que se ha publicado á pedacitos en el
+periódico _El Campo_, tiene plan trazado en Noviembre de 1876. El drama
+del Sr. Echegaray _Ó locura ó santidad_ no había sido representado aún.
+Yo no tenía de él la menor noticia, dado que ya estuviese escrito. Ha
+sido, pues, una coincidencia, para mí harto desagradable, la semejanza ó
+analogía del asunto de tan aplaudido drama con el asunto de mi pobre
+novela. Entiéndase que al hacer esta observación no quiero defenderme de
+los que pudieran acusarme de imitar ó remedar, sino de aquéllos que se
+inclinen á creer que yo, bajo la forma de un cuento, me entrometo en
+censurar, impugnar ó controvertir las ideas ó doctrinas que en el citado
+drama resplandecen.]
+
+--¡Hombre... tú eres famoso! ¿Después de tanto preámbulo te vienes con
+una preguntilla tan baladí? Prescindo ahora de la dificultad ó
+imposibilidad en que ese hijo postizo estaría de probar el delito de su
+madre. Yo no sé de leyes; pero la razón natural me dicta que contra la
+fe de bautismo, contra la serie de actos y documentos oficiales que te
+han hecho pasar hasta hoy por un hijo de un determinado y conocido López
+de Mendoza, no pueden valer testimonios sino de un orden excepcional y
+casi imposible. Doy, con todo, de barato que posees tales testimonios.
+Creo, decido que no debes valerte de ellos. ¿Sabes los mandamientos de
+la ley de Dios? ¿Sabes que el orden en que están no es arbitrario? Pues
+bien; ¿qué dice el séptimo?
+
+--No hurtar.
+
+--¿Y el cuarto?
+
+--Honrar padre y madre.
+
+--Es, pues, evidente que para quitarte de encima el pecado contra el
+séptimo ibas á pecar contra el cuarto, deshonrando á tu madre y á tu
+padre, que padre sería siempre el que te tuvo por hijo, te crió, te
+alimentó y te educó, aunque no te engendrara.
+
+--Tiene V. razón, P. Jacinto. Y, sin embargo, los bienes que no son
+míos, ¿cómo sigo gozando de ellos?
+
+--¿Y quién te dice que goces de ellos? Pues ¡qué! ¿es tan difícil dar
+sin expresar la causa por qué se da? Dálos, pues, á quien debes. Ya los
+tomarán... En el tomar no hay engaño. Y si, por extraño caso, hallares á
+alguien en el tomar inverosímilmente escrupuloso, ingéniate para que
+tome. Lejos de oponerme, pido, aplaudo la reparación, siempre que para
+llevarla á cabo no sea menester hacer mayor barbaridad que la que
+remedie.
+
+--Está bien... pero si no es el hijo, sino la madre culpada... ¿qué debe
+hacer la madre culpada?
+
+--Lo mismo que el hijo... no deshonrar públicamente á su marido... no
+amargarle la vida... no desengañarle con desengaño espantoso... no
+añadir á su pecado de fragilidad el de una desvergüenza cruel y sin
+entrañas.
+
+--La madre, no obstante, no tiene medios de devolver bienes que por su
+culpa van á pasar ó han pasado á quien no corresponden.
+
+--Y si no los tiene, ¿qué se le ha de hacer? Ya lo he dicho. Que se
+resigne. Que se someta á la voluntad de Dios. Todo eso lo debió prever
+antes de pecar, y no pecar. Después del pecado no le incumbe el remedio
+si implica pecado nuevo, sino la penitencia. ¿Has expuesto ya todo el
+caso?
+
+--No, padre; tiene otras complicaciones y puntos de vista.
+
+--Dílos.
+
+--¿Qué piensa V. que debe hacer el hombre pecador, cómplice de la mujer,
+en aquel delito cuya consecuencia es el hurto, la usurpación de que
+hemos hablado?
+
+--Lo mismo que he dicho del hijo y de la madre.
+
+--¿Y si posee bienes para subsanar el daño causado á los herederos?
+
+--Subsanar ese daño, pero con tal recato, discreción y sigilo, que no se
+sepa nada. En el libro de los Proverbios está escrito: _Melius est
+nomen bonum quam divitiae multae_. Así es que por cuestión de
+intereses no se debe perjudicar á nadie en su buen nombre.
+
+El historiador de estos sucesos escribe para narrar, y no para probar.
+No decide, por lo tanto, si el P. Jacinto estaba atinado ó no en lo que
+decía; si hablaba guiado por el sentido común ó por la doctrina moral
+cristiana, ó por ambos criterios en consonancia completa; y no se
+inclina tampoco á creer que dicho padre tenía una moral burda y grosera,
+y el atrevimiento y la confianza de un rústico ignorante. Quédese esto
+para que lo resuelva el discreto lector. Baste apuntar aquí que el
+Comendador mostraba una satisfacción grandísima de ver que su maestro,
+como él le llamaba, pensaba exactamente lo que él quería que pensase.
+
+El P. Jacinto, desconfiado como buen lugareño, no advertía el interés
+vivísimo con que su antiguo discípulo le interrogaba; y temiendo siempre
+una burla, una especie de examen hecho por el Comendador para pasar el
+rato, volvió á hablar un tanto picado, diciendo:
+
+--Me parece que estoy archi-cándido. ¿Á dónde vas á parar con tanta
+preguntilla? ¿Quieres examinarme? ¿Piensas retirarme la licencia de
+confesar si no me crees bien instruido?
+
+--Nada de eso, maestro. Yo ignoro si está V. ó no de acuerdo con sus
+librotes de teología moral; pero está V. de acuerdo conmigo, lo cual me
+lisonjea, y lo está también con mis propósitos, lo cual me llena de
+esperanza. Yo buscaba en V. un aliado. Contaba siempre con su amistad,
+pero no sabía si podía contar también con su conciencia. Ahora comprendo
+que su conciencia no se me opone. Su amistad, por consiguiente, libre de
+todo obstáculo, vendrá en auxilio mío.
+
+El P. Jacinto conoció al fin que se trataba de un caso práctico, real, y
+no imaginado, y se ofreció á auxiliar al Comendador en todo lo que fuese
+justo.
+
+Aguardando, pues, una revelación importante, quiso tomar aliento
+haciendo una pausa, y trató de solemnizar la revelación yendo á una
+alacena, que no estaba lejos, y sacando de ella una limeta de vino y dos
+cañas, que puso sobre la mesa, llenándolas hasta el borde.
+
+--Este vino no tiene aguardiente, ni botica, ni composición de ninguna
+clase --dijo el padre al Comendador.-- Es puro, limpio y sin mácula.
+Está como Dios le ha hecho. Bebe y confórtate con él, y cuéntame luego
+lo que tengas que contar.
+
+--Bebo al buen éxito de mis planes, --contestó el Comendador, apurando
+el vino de su caña.
+
+--Así sea, si Dios lo quiere, --replicó el fraile, bebiendo también, y
+se dispuso á atender á don Fadrique con sus cinco sentidos.
+
+
+
+
+XIV
+
+La celda no tenía mucho que llamase la atención. Sobre la mesa ó bufete,
+que era de nogal, había recado de escribir, el Breviario y otros libros.
+Dos sillones de brazos, frente el uno del otro, con la mesa de por
+medio, y donde se sentaban nuestros interlocutores, eran de nogal
+igualmente. Á más de los dos sillones, había cuatro sillas arrimadas á
+la pared. Los asientos todos eran de enea. Un _Ecce-Homo_, al óleo, á
+quien cuadraba el refrán de _á mal Cristo mucha sangre_, era la única
+pintura que adornaba los muros de la celda. No faltaban, en cambio,
+otros más naturales adornos. En la ventana, tomando el sol, se veían dos
+floridos rosales; dentro del cuarto, cuatro macetas de brusco, y
+colgadas en la pared cinco jaulas, dos con perdices cantoras, y tres con
+colorines, excelentes reclamos. Otro bonito colorín, diestro cimbel,
+asido á la varilla saliente que estaba fija á una tabla de pino, volaba
+á cada momento hasta donde lo consentía el hilo largo que le
+aprisionaba, y volvía con mucho donaire á posarse en la varilla.
+
+Los jilgueros cantaban de vez en cuando y animaban la habitación.
+
+Arrimadas á un ángulo había dos escopetas de caza.
+
+Y, por último, en una alcobita que apenas se descubría, por hallarse la
+pequeña puerta casi tapada del todo por una cortina de bayeta verde,
+estaba la cama del buen religioso. La alacena de donde éste sacó el vino
+y que era bastante capaz, servía de bodega, ropero, despensa, caja ó
+tesoro y biblioteca á la vez.
+
+Todo, aunque pobre, parecía muy aseado.
+
+El P. Jacinto, con el codo sobre la mesa, la mano en la mejilla y los
+ojos clavados en D. Fadrique, aguardaba que hablase.
+
+Don Fadrique, en voz baja, habló de este modo:
+
+--Aunque yo no soy un penitente que vengo á confesarme, exijo el mismo
+sigilo que si estuviese en el confesonario.
+
+El padre, sin responder de palabra, hizo con la cabeza un signo de
+afirmación.
+
+Entonces prosiguió D. Fadrique:
+
+--El hombre de que he hablado á V., el pecador causa del engaño y del
+hurto, soy yo mismo. La ligereza de mi carácter me había hecho olvidar
+mi delito y no pensar en las fatales consecuencias que de él habían de
+dimanar. El acaso... ¿qué digo el acaso?... Dios providente, en quien
+creo, me ha vuelto á poner en presencia de mi cómplice y me ha hecho ver
+todos los males que por mi culpa se originaron y amenazan originarse
+aún. Dispuesto estoy á remediarlos y á evitarlos, de acuerdo con la
+doctrina de V., hasta donde me sea posible y lícito. Es un consuelo para
+mí el ver que está V. en concordancia conmigo. Yo no he de buscar
+remedio peor que la enfermedad; pero hay una persona que le busca, y es
+menester oponerse á toda costa á que le halle. Sería una abominación
+sobre otra abominación.
+
+--¿Y quién es esa persona? --dijo el padre.
+
+--Mi cómplice, --contestó el Comendador.
+
+--¿Y quién es tu cómplice?
+
+--V. la conoce. V. es su director espiritual. V. debe tener grande
+influjo sobre ella. Mi cómplice es... Cuenta, maestro, que jamás he
+hecho á nadie esta revelación. Al menos nadie pudo jamás tildarme de
+escandaloso. Pocas relaciones han sido más ocultas. La buena fama de
+esta mujer aparece aún, después de diez y siete años, más
+resplandeciente que el oro.
+
+--Acaba: ¿quién es tu cómplice? Haz cuenta que echas tu secreto en un
+pozo. Yo sé callar.
+
+--Mi cómplice es Doña Blanca Roldán de Solís.
+
+El P. Jacinto se llenó de asombro, abrió los ojos y la boca y se
+santiguó muy deprisa media docena de veces, soltando estas piadosas
+interjecciones:
+
+--¡Ave María Purísima! ¡Alabado sea el Santísimo Sacramento! ¡Jesús,
+María y José!
+
+--¿De qué se admira V. tan desaforadamente? --dijo el Comendador,
+pensando que el padre extrañaba que tan virtuosa y austera matrona
+hubiese nunca sucumbido á una mala tentación.
+
+--¿De qué me admiro?... Muchacho... ¿De qué me admiro?... Pues ¿te
+parece poco? Bien dicen... Vivir para ver... El demonio es el mismo
+demonio. Miren... y no lo digo por ofender á nadie... ¡miren con qué
+ramillete de claveles te acarició y te sedujo nuestro enemigo común!...
+Con un manojo de aulagas. Suave flor trasplantaste al jardín de tus
+amores... ¡Un cardo ajonjero! Hermosa debe haber sido Doña Blanca...
+todavía lo es; pero ¡hombre! ¡si es un erizo! Yo... perdóneme su
+ausencia... no la creía impecable, pero no la creía capaz de pecar por
+amor.
+
+Don Fadrique respondió sólo con un suspiro, con una exclamación
+inarticulada, que el padre creyó descifrar como si dijese que diez y
+siete años antes Doña Blanca era muy otra, y que además la misma dureza
+de su carácter y la briosa inflexibilidad de su genio hacían más
+vehemente en ella toda pasión, incluso la del amor, una vez que llegaba
+á sentirla.
+
+Repuesto un poco de su pasmo, dijo el P. Jacinto:
+
+--Y dime, hijo, ¿qué trata de hacer Doña Blanca para remediar el mal?
+¿Qué proyectos son los suyos, que tanto te asustan?
+
+--¿Quién sería el inmediato heredero de su marido si ella no tuviese una
+hija? --preguntó el Comendador.
+
+--Don Casimiro Solís, --fué la respuesta.
+
+--Pues por eso quiere casar á su hija con D. Casimiro.
+
+--¡Pecador de mí! ¡Estúpido y necio! --exclamó el padre, todo lleno de
+violencia y dando en la mesa unos cuantos puñetazos.-- ¿Quieres creer
+que soy tan egoísta, que el egoísmo me había cegado? Yo no había visto
+en el plan de Doña Blanca ninguna mala traza. Me parecía natural que
+casase á Clarita con su tío. Yo no miraba sino á mi pícaro interés: á
+que nadie se llevase á Clarita lejos de estos lugares. Es menester que
+lo sepas... Clarita me tiene embobado. Por ella, no más que por ella,
+aguanto á su madre. Lo que yo quería, como un bribón de siete suelas, es
+que se quedase por aquí... para ir á verla y para que ella me agasajase,
+como me agasaja ahora, cuando voy á casa de su madre, sirviéndome, con
+sus blancas y preciosas manos, jícaras de chocolate y tacillas de
+almíbar. Se me antojó que Clarita era una muñeca para mi diversión. Yo
+no caí en nada... no me hice cargo... pensé sólo en que, ya casada,
+haría una excelente señora de su casa, y me recibiría al amor de la
+lumbre, y yo le llevaría flores, frutas y pajaritos de regalo. ¡Si
+vieses qué corza he hecho venir para ella de Sierra Morena! Es un
+primor. La tengo abajo en el corral... y se la iba á llevar mañana.
+Nada... ¿has visto qué bárbaro?... sin dar la menor importancia á lo del
+casamiento. Ahora lo comprendo todo. ¡Qué monstruosidad! ¡Casar aquel
+dije con semejante estafermo! Ya se ve... ella no lo repugna... no lo
+entiende... ¿quién diablo sabe?... pero yo lo entiendo... y me
+espeluzno... me horrorizo.
+
+--Razón tiene V. de horrorizarse... Ella lo repugna... lo entiende...
+pero cree que no debe resistir á la autoridad materna.
+
+--Eso será lo que tase un sastre. ¡Pues no faltaba más! Obedecerá á su
+madre; pero antes obedecerá á Dios. _Diligendus est genitor, sed
+praeponendus est Creator_. Es sentencia de San Agustín.
+
+--Además --dijo el Comendador,-- Clarita ama á otro hombre.
+
+--¿Cómo es eso? ¿Qué me cuentas? ¿Qué mentira, qué enredo te han hecho
+creer? Si amase á un galán, Clara me lo hubiera confesado.
+
+--Ella misma ignora casi que le ama; pero me consta que le ama.
+
+--Vamos, sí, ya doy en ello: ciertas miradas y sonrisas con un
+estudiantillo... Me las ha confesado. Está arrepentida... ¡Con un
+estudiantillo!... ¿Pues se había de ir Clarita á correr la tuna?
+
+--P. Jacinto, V. chochea.
+
+--¡Desvergonzado! ¿Cómo te atreves á decir que chocheo?
+
+--El estudiantillo no es de esos que van con el manteo roto y con la
+cuchara puesta en el sombrero de tres picos, pidiendo limosna, sino que
+es un caballero principal, un rico mayorazgo.
+
+--¿De veras? Ya eso es harina de otro costal. De eso no me había dicho
+nada aquella cordera inocente. Oye... ¿y es buen mozo?
+
+--Como un pino de oro.
+
+--¿Buen cristiano?
+
+--Creo que sí.
+
+--¿Honrado?
+
+--Á carta cabal.
+
+--¿Y la quiere mucho?
+
+--Con toda su alma.
+
+--¿Y es discreto y valiente?
+
+--Como un Gonzalo de Córdoba. Además es poeta elegantísimo, monta bien á
+caballo, posee otras mil habilidades, es muy leído y sabe de torear.
+
+--Me alegro, me alegro y me realegro. Le casaremos con Clarita, aunque
+rabie Doña Blanca.
+
+--Sí, querido maestro. Le casaremos... pero es menester que seamos muy
+prudentes.
+
+--_Prudentes sicut serpentes_... Pierde cuidado. Harto sé yo quién es
+Doña Blanca. Es omnímodo el imperio que ejerce sobre su hija. El respeto
+y el temor que le infunde exceden á todo encarecimiento. Y luego, ¡qué
+brío, qué voluntad la de aquella señora! Á terca nadie le gana.
+
+--No soy yo menos terco... y no consentiré que Clara sea el precio del
+rescate de nadie; que sobre ella, que no tiene culpa, pesen nuestras
+culpas; que Doña Blanca la venda para conseguir su libertad. Sin
+embargo, importa mucho la cautela. Doña Blanca, llevada al extremo,
+pudiera hacer alguna locura.
+
+Después de esta larga conversación, y perfectamente de acuerdo el
+Comendador y el P. Jacinto, el primero se volvió á la ciudad en aquel
+mismo día para que su ausencia no se extrañase.
+
+El P. Jacinto quedó en ir á la ciudad al día siguiente de mañana.
+
+Los pormenores y trámites del plan que habían de seguir se dejaron para
+que sobre el terreno se decidiesen.
+
+Sólo se concertó el mayor sigilo y circunspección en todo y disimular en
+lo posible la íntima amistad que entre el fraile y el Comendador había,
+á fin de no hacer sospechoso y aborrecible al fraile á los ojos de Doña
+Blanca.
+
+Se convino, por último, en que, á pesar de la gravedad de la situación,
+no era ninguna salida de tono, ni tenía una inoportunidad cómica ó
+censurable, que el P. Jacinto llevase á Clarita la corza y se la
+regalara.
+
+
+
+
+XV
+
+Al volver aquella noche á la ciudad, el Comendador tuvo que sufrir un
+ínterrogatorio en regla de su sobrina, que era la muchacha más curiosa y
+preguntona de toda la comarca. Tenía además un estilo de preguntar,
+afirmando ya lo mismo de que anhelaba cerciorarse, que hacía ineficaz la
+doctrina del P. Jacinto de callar la verdad sin decir la mentira. Ó
+había que mentir ó había que declarar: no quedaba término medio.
+
+--Tío --dijo Lucía apenas le vió á solas,-- V. ha estado en
+Villabermeja.
+
+--Sí... he estado.
+
+--¿Á qué ha ido V. por allí? ¡Si le traerán á usted entusiasmado los
+divinos ojos de Nicolasa!
+
+--No conozco á esa Nicolasa.
+
+--¿Que no la conoce V.?... ¡Bah!... ¿Quién no conoce á Nicolasa? Es un
+prodigio de bonita. Muchos hidalgos y ricachos la han pretendido ya.
+
+--Pues yo no me cuento en ese número. Te repito que no la conozco.
+
+--Calle V., tío... ¿Cómo quiere V. hacerme creer que no conoce á la
+hija de su amigo el tío Gorico?
+
+--Pues digo por tercera vez que no la conozco.
+
+--Entonces, ¿qué hay que ver en Villabermeja? ¿Ha estado V. para visitar
+á la chacha Ramoncica?
+
+El Comendador tuvo que responder francamente.
+
+--No la he visitado.
+
+--Vamos, ya caigo. ¡Qué bueno es V.!
+
+--¿Por qué soy bueno?... ¿Porque no he visitado á la chacha Ramoncica,
+que me quiere tanto?
+
+--No, tío. Es V. bueno... En primer lugar porque no es V. malo.
+
+--Lindo y discreto razonamiento.
+
+--Quiero decir que es V. bueno, porque no es como otros caballeros, que
+por más que estén ya con un pie en el sepulcro, de lo que dista V.
+mucho, á Dios gracias, andan siempre galanteando y soliviantando á las
+hijas de los artesanos y jornaleros. Ahora no... por el noviazgo; pero
+antes... bien visitaba D. Casimiro á Nicolasa.
+
+--Pues yo no la he visitado.
+
+--Pues esa es la primera razón por la que digo que es V. bueno. Nicolasa
+es una muchacha honrada... y no está bien que los caballeros traten de
+levantarla de cascos...
+
+--Apruebo tu rigidez. Y la segunda razón por la cual soy bueno, ¿quieres
+decírmela?
+
+--La segunda razón es, que no habiendo ido V. ni á ver á Nicolasa ni á
+ver la chacha Ramoncica, ¿á qué había V. de haber ido tan á escape como
+no fuese á ver al P. Jacinto y á tratar de ganarle en favor de Mirtilo y
+de Clori? ¿Vaya que ha ido V. á eso?
+
+--No puedo negártelo.
+
+--Gracias, tío. No es V. capaz de encarecer bastante lo orgullosa que
+estoy.
+
+--¿Y por qué?
+
+--Toma... porque, por muy afectuoso que sea V. con todos, al fin no se
+interesaría tanto por dos personas que le son casi extrañas, si no fuese
+por el cariño que tiene V. á su sobrinita, que desea proteger á esas dos
+personas.
+
+--Así es la verdad, --dijo el Comendador, dejando escapar una mentira
+oficiosa, á pesar de la teoría del P. Jacinto.
+
+Lucía se puso colorada de orgullo y de satisfacción, y siguió hablando:
+
+--Apostaré á que ha ganado V. la voluntad del reverendo. ¿Está ya de
+nuestra parte?
+
+--Sí, sobrina, está de nuestra parte; pero, por amor de Dios, calla, que
+importa el secreto. Ya que lo adivinas todo, procura ser sigilosa.
+
+--No tendrá V. que censurarme. Seré sigilosa. V., en cambio, me tendrá
+al corriente de todo. ¿Es verdad que me lo dirá V. todo?
+
+--Sí, --dijo el Comendador teniendo que mentir por segunda vez. Luego
+prosiguió:
+
+--Lucía, tú has dicho una cosa que me interesa. ¿Qué clase de amoríos
+das á entender que hubo ó hay entre D. Casimiro y esa bella Nicolasa?
+
+--Nada, tío... ¿No lo he dicho ya? Fueron antes del noviazgo con
+Clarita. D. Casimiro no iba con buen fin... y Nicolasa le desdeñó
+siempre; pero de esto informará á V. mejor que yo el P. Jacinto. Yo lo
+único que añadiré es que el tal D. Casimiro me parece un hipocritón y un
+bribón redomado.
+
+--No es malo saberlo --pensó el Comendador.
+
+--¡Ah! diga V., tío. Ya sé que se fué á Sevilla D, Carlos. Envió recado
+despidiéndose y excusándose de no haberlo hecho en persona por la
+priesa. Es evidente que V. le ha hablado al alma y le ha convencido para
+que se vaya, asegurándole que esto convenía al logro de nuestro
+propósito. ¿No es así, tío?
+
+--Así es, sobrina --respondió el Comendador--. Veo que nada se te
+oculta.
+
+
+
+
+XVI
+
+Cuando ocurrían los sucesos que vamos refiriendo, no había tantas
+carreteras como ahora. Desde Villabermeja á la ciudad puede hoy irse en
+coche. Entonces sólo se iba á pie ó á caballo. El camino no era camino,
+sino vereda, abierta por las pisadas de los transeuntes racionales é
+irracionales. Cuando había grandes lluvias, la vereda se hacía
+intransitable: era lo que llaman en Andalucía un camino real de
+perdices.
+
+Poseía el padre Jacinto una borrica modelo por lo grande, mansa y
+segura. En esta borrica iba y venía siempre, como un patriarca, desde
+Villabermeja á la ciudad y desde la ciudad á Villabermeja. Un robusto
+lego le acompañaba á pie. En el viaje que hizo á la ciudad, al día
+siguiente de su largo coloquio con el Comendador, le acompañó, á más del
+lego, un rústico seglar ó profano, para que cuidase la corza.
+
+Seguido, pues, de su lego, de la corza y del rústico, y caballero en su
+jigantesca borrica, el padre Jacinto entró sano y salvo en la ciudad á
+las diez de la mañana. Como el convento de Santo Domingo está casi á la
+entrada, no tuvo el padre que atravesar calles con aquel séquito. En el
+convento se apeó, y apenas se reposó un poco, se dirigió á casa de D.
+Valentín Solís, ó más bien á casa de Doña Blanca. El cuitado de D.
+Valentín se había anulado de tal suerte, que nadie en el lugar llamaba á
+su casa la casa de D. Valentín. Sus viñas, sus olivares, sus huertas y
+sus cortijos eran conocidos por de Doña Blanca, y no por suyos. Aquella
+anulación marital no había llegado, con todo, hasta el extremo de la de
+algunos maridos de Madrid, á quienes apenas los conoce nadie sino por
+sus mujeres, cuya notoriedad y cuya gloria se reflejan en ellos y los
+hacen conspicuos.
+
+Pero dejemos á un lado ejemplos y comparaciones, que pueden tomar
+ciertos visos y vislumbres de murmuración, y sigamos al P. Jacinto, y
+penetremos con él en casa de Doña Blanca, donde tan difícil era entrar
+para el vulgo de los mortales.
+
+Merced á la autoridad del reverendo, y siguiéndole invisibles, todas las
+puertas se nos franquean.
+
+Ya estamos en el salón de Doña Blanca. Clara borda á su lado. D.
+Valentín, á respetable distancia y sentado junto á una mesa, hace
+paciencias con una baraja. D. Casimiro habla con la señora de la casa y
+con su hija.
+
+Los lectores conocen ya á D. Casimiro, como si dijéramos de fama, de
+nombre y hasta de apodo, pues no ignoran que para D. Carlos, Lucía,
+Clara y el Comendador, era _el viejo rabadán_. Veamos ahora si logramos
+hacer su corporal retrato.
+
+Era alto, flaco de brazos y piernas y muy desarrollado de abdomen; de
+color trigueño, poca barba, que se afeitaba una vez á la semana, y los
+ojos verde-claros y un poquito bizcos. Tenía ya bastantes arrugas en la
+cara, y el vivo carmín de sus narices no armonizaba bien con la palidez
+de los carrillos. En su propia persona se notaba poco esmero y aseo;
+pero en el traje sí se descubrían el cuidado y la pulcritud que en la
+persona faltaban, lo cual denotaba desde luego que D. Casimiro más se
+cuidaba la ropa por ser ordenado, económico y aficionado á que las
+prendas durasen, que por amor á la limpieza. Iba vestido muy de hidalgo
+principal, si bien á la moda de hacía quince ó veinte años. Su casaca,
+su chupa, sus calzones y medias de seda no tenían una mancha, y si
+tenían alguna rotura, ésta se hallaba diestra y primorosamente zurcida.
+Gastaba peluca con polvos y coleta, y lucía muchos dijes en las cadenas
+de sendos relojes que llevaba en ambos bolsillos de la chupa. Su caja de
+tabaco, que él mostraba de continuo, pues no cesaba de tomar rapé, era
+un primor artístico, por los esmaltes y las piedras preciosas que le
+servían de adorno. Al hablar usaba D. Casimiro de cierta solemnidad y
+pausa muy entonada; pero su voz era ronca y desapacible, asegurándose
+provenir esto en parte de que no le desagradaba el aguardiente, y más
+aún de que en su casa y despojado de las galas de novio ó de
+pretendiente amoroso, fumaba mucho tabaco negro.
+
+La expresión de su semblante, sus modales y gestos no eran antipáticos:
+eran insignificantes; salvo que no podía menos de reconocerse por ellos
+en D. Casimiro á una persona de clase, aunque criada en un lugar.
+
+Se advertía, por último, en todo su aspecto, que D. Casimiro debía de
+padecer no pocos achaques. Su mala salud le hacía parecer más viejo.
+
+Dado á conocer así somera, y no favorablemente, por desgracia, podemos
+ya lisonjearnos de conocer á cuantas personas ocupaban la sala cuando
+entró en ella el padre Jacinto.
+
+Doña Blanca, Clarita, D. Valentín y D. Casimiro se levantaron para
+recibirle, y todos le besaron humildemente la mano. El padre estuvo
+sonriente y amabilísimo con ellos, y á Clarita le dió, como si no fuese
+ya una mujer, como si fuese una niña de ocho años, y con la
+respetabilidad que setenta bien cumplidos le prestaban, dos palmaditas
+suaves en la fresca mejilla, diciéndole:
+
+--¡Bendito sea Dios, muchacha, que te ha hecho tan buena y tan hermosa!
+
+--Su merced me favorece y me honra --contestó Clarita.
+
+Doña Blanca se lamentó del mucho tiempo que el padre había estado sin
+venir de Villabermeja, y todos le hicieron coro. Se trató de que el
+padre tomase algo hasta la hora de comer, y el padre no quiso tomar
+nada, salvo asiento cómodo. Desde su asiento habló de mil cosas con
+animada y alegre conversación, resuelto á aguardar allí á que Don
+Casimiro se fuese y á que D. Valentín y Doña Clara despejasen, para
+hablar á solas con Doña Blanca.
+
+Doña Blanca adivinó la intención del fraile, entró en curiosidad, y
+pronto halló modo de despedir á D. Casimiro y de echar de la sala á D.
+Valentín y á Clarita.
+
+Verificado ya el despejo, dijo Doña Blanca:
+
+--Supongo y espero que, después de tan larga ausencia, honrará V.
+nuestra mesa comiendo hoy con nosotros.
+
+El P. Jacinto aceptó el convite, y Doña Blanca prosiguió:
+
+--He creído advertir que estaba V. impaciente por hablarme á solas. Esto
+ha picado mi curiosidad. Todo lo que V. me dice ó puede decirme me
+inspira el mayor interés. Hable V., padre.
+
+--No eres lerda, hija mía --contestó éste.-- Nada se te escapa. En
+efecto, deseaba hablarte á solas. Y lo deseaba tanto, que dejo para
+después de tu comida, que acepto gustoso, dejo para sobremesa la
+aparición de un objeto que traigo de presente á nuestra Clarita, y que
+le va á encantar. Figúrate que es una lindísima corza, tan mansa y
+doméstica, que come en la mano y sigue como un perro. Pero vamos al
+caso: vamos á lo que tengo que decirte. Por Dios, que no te incomodes.
+Tú tienes el genio muy vivo: eres una pólvora.
+
+--Es verdad; yo soy muy desgraciada, y los desgraciados no es fácil que
+estén de buen humor. V., sin embargo, no tiene derecho á quejarse del
+mío. ¿Cuándo estuve yo, desde que nos tratamos, desabrida y áspera con
+V.?
+
+--Eso es muy verdad. Convendrás, con todo, en que yo no he dado motivo.
+Yo no soy como otros frailes, que se meten á dar consejos que no les
+piden, y quieren gobernar lo temporal y lo eterno, y dirigirlo todo en
+cada casa donde entran. ¿No es así?
+
+--Así es. Más bien tengo yo que lamentarme de que V. me aconseja poco.
+
+--Pues hoy no te quejarás por ese lado. Tal vez te quejes de que te
+aconsejo mucho y de que me meto en camisón de once varas.
+
+--Eso nunca.
+
+--Allá veremos. De todos modos, tengo disculpa. Tú sabes que Clarita es
+mi encanto. Me tiene hecho un bobo. ¿Quién ignora mi predilección hacia
+las mujeres? Menester ha sido de toda mi severidad para que allá cuando
+mozo no me quitaran el pellejo los maldicientes. Hoy, hija mía (alguna
+ventaja ha de traer el ser viejo), con treinta y cinco años en cada
+pata, puedo, sin temor de censura, quereros á mi modo y trataros con la
+íntima familiaridad que me deleita. Te confieso que para querer á los
+hombres tengo que acordarme á menudo de que son prójimos y quererlos por
+amor de Dios. Á las mujeres, por el contrario, las quiero, no ya sin
+esfuerzo, sino por inclinación decidida. Sois dulces, benignas,
+compasivas y muchísimo más religiosas que los hombres. Si no hubiera
+sido por vosotras, lo doy por cierto, hubiérase perdido hasta la huella
+de la primitiva cultura y revelación del Paraíso, y los hombres jamás
+hubieran salido del estado salvaje. Si yo fuera un sabio, había de
+componer un libro demostrando que todo este ser de la Europa del día,
+que todos estos adelantamientos sociales de que el mundo se jacta, se
+deben, en lo humano, principalmente á las mujeres. Calcula, pues, cuán
+alto y lisonjero es el concepto que tengo de vosotras. Pues bien; en los
+últimos años de mi vida, tu hija Clara ha venido á sublimar mucho más
+aún este concepto de mi mente. En mi mente tenía yo como un tipo soñado
+de perfección, al cual ninguna de las mujeres que he conocido se
+acercaba ni en diez leguas. Clarita ha ido más allá. ¡Qué inocencia la
+suya, tan rara por su enlace con la discreción y el despejo! ¡Qué fe
+religiosa tan sana y atinada! ¡Qué amor á su madre y qué sumisión á sus
+mandatos! Clara es una santita en este mundo, y al verla hay que alabar
+á Dios, que la ha criado á fin de dejarnos rastrear y columbrar por ella
+lo que serán en el cielo los angelitos y las bienaventuradas vírgenes.
+
+--Mucho lisonjean mi orgullo de madre --interpuso Doña Blanca,-- esos
+encomios de Clarita que oigo en boca de V.; pero mi amor á la justicia
+me induce á creerlos exagerados. Yo me los explico de cierto modo, que
+voy á tener la sinceridad de declarar á V. En el puro amor que en
+general profesa V. á las mujeres, hay algo del antiguo caballero
+andante, algo del hechizo que tiene para todo ser fuerte dar protección
+á los débiles y desvalidos. En el concepto superior á la realidad que de
+las mujeres V. forma, hay gran bondad é instintiva poesía. Todos estos
+nobles sentimientos de V. se han empleado, durante una larga y santa
+vida, en lugareñas, jornaleras unas, é hidalgas ó ricachas otras, pero
+toscas las más, en comparación con Clara, criada en grandes ciudades,
+con otro barniz, con otra más elevada cultura, con mayor delicadeza y
+refinamiento. Ventajas tales, meramente exteriores y debidas á la
+casualidad, han sorprendido y alucinado á V., y le han hecho pensar que
+lo que está en la superficie está en el fondo; que modales más
+distinguidos, mayor tino y mesura en el hablar, y ciertas atenciones y
+miramientos que nacen de más esmerada educación, y que llegan á tenerse
+maquinalmente, gracias á la costumbre, son virtudes y excelencias que
+brotan del centro mismo de un alma que se eleva sobre las otras.
+
+--No, hija mía; nada de eso basta á explicar mi predilección por
+Clarita.
+
+--¿Cómo que no basta? Sea V. franco. ¿No quiere V. y estima casi tanto á
+Lucía?
+
+--Las comparaciones son odiosas, y las del cariño más. Supongamos, á
+pesar de todo, que estimo y quiero á Lucía casi tanto. Eso probaría sólo
+que Lucía vale casi tanto como Clara.
+
+--Y que ambas están educadas con más esmero.
+
+--Bueno... ¿Y qué?... Concedo que así sea. ¿Quién te ha negado el poder
+de la educación? Lo que niego es que la educación valga hasta ese punto
+sobre un espíritu estéril é ingrato; y lo que niego también es que su
+influjo no pase de la superficie y no penetre en el fondo, y no mejore
+el ser de las personas. Es, pues, evidente que Clara debe mucho á Dios,
+y luego á tí, que la has educado bien; pero esto que debe á tí no es
+superficial y externo: los modales, las palabras, las atenciones y los
+miramientos no son signos vanos. Cuando no hay en ellos afectación, es
+porque brotan del alma misma, mejor criada por Dios ó por los hombres
+que otras almas sus hermanas. Cierto que yo no he visto ni conocido más
+gente en mi vida que la de esta ciudad y la de Villabermeja; pero
+adivino y veo claramente que ha de haber duquesas y hasta princesas cuyo
+barniz no me engañaría ni me alucinaría. Yo conocería al momento que era
+falso y de relumbrón, y que en el fondo eran aquellas damas más vulgares
+que tu cocinera. Conste, por consiguiente, que no me alucino al encomiar
+á Clarita.
+
+--¿Y no provendrá la alucinación, --dijo Doña Blanca,-- de la cándida y
+espontánea propensión de Clarita á hacerse agradable?
+
+--Sin duda que provendrá; pero esa misma propensión, siendo espontánea y
+cándida, prueba la bondad de alma de quien la tiene.
+
+--¿V. no sabe, padre, que eso se califica con un vocablo novísimo en
+castellano, y que suena mal y como censura?
+
+--¿Qué vocablo es ese?
+
+--Coquetería.
+
+--Pues bien; si la coquetería es sin malicia, si el afán de agradar y el
+esfuerzo hecho para conseguirlo no traspasan ciertos límites, y si el
+fin que se propone una mujer agradando no va más allá del puro deleite
+de infundir cordial afecto y gratitud, digo que apruebo la coquetería.
+
+Doña Blanca y el P. Jacinto se tenían mutuamente miedo. Ella temía la
+desvergüenza del fraile, y el fraile el genio violentísimo de ella. De
+este miedo mutuo nacía el que se tratasen por lo común con extremada
+finura y con el comedimiento más exquisito y circunspecto, á fin de no
+terminar cualquier coloquio en pelea ó disputa.
+
+Llevada de esta consideración, Doña Blanca no impugnó la defensa de la
+coquetería; dió por satisfecha su modestia de madre, y acabó por aceptar
+como justos y merecidos los encomios de su hija Clara.
+
+Luego añadió:
+
+--En suma, mi hija es un prodigio. En las alabanzas de V. no toma parte
+sino la justicia. Me alegro. ¿Qué mayor contento para una madre?
+Imagino, con todo, que tan lisongero panegírico bien se podía haber
+pronunciado en presencia de testigos. Lo que sigilosamente tenía V. que
+decirme no ha salido aún de sus labios.
+
+El P. Jacinto se paró á reflexionar entonces, al verse tan directamente
+interrogado, y casi se arrepintió de haber venido á tratar del asunto de
+la boda de Clarita, dejándose llevar de un celo impaciente, sin ponerse
+antes de acuerdo con el Comendador, según habían concertado; pero el
+padre Jacinto no era hombre que cejaba una vez dado el primer paso, y
+después de un instante de vacilación, que no dejó percibir á ojos tan
+linces como los de su interlocutora, dijo de esta manera:
+
+--Allá voy, hija; ten calma que todo se andará. Mi encomio de Clarita
+estaba muy en su lugar, porque de Clarita voy á hablarte. Me consta,
+como su director espiritual que soy, que te obedecerá en todo; pero
+dime, ¿no consideras tú que para algunas cosas, de la mayor importancia,
+convendría consultar su voluntad?
+
+--¿Y quién ha informado á V. de que yo no la consulto cuando conviene?
+
+--¿Has preguntado, pues, á Clara si quiere casarse tan niña?
+
+--Sí, padre, y ha dicho que sí.
+
+--¿Le has preguntado si aceptará por marido á D. Casimiro?
+
+--Sí, padre, y también ha dicho que sí.
+
+--¿Y no serán parte el temor y el respeto que inspiras á tu hija en esas
+respuestas?
+
+--Creo que no merezco sólo inspirar á mi hija respeto y temor, sino
+también cariño y confianza. Prevaliéndose, pues, mi hija del cariño y de
+la confianza que debo inspirarle, hubiera podido contestar que no quería
+casarse con D. Casimiro. Nadie la ha violentado para que diga que
+quiere. Querrá cuando lo dice.
+
+--Es cierto; querrá, cuando lo dice. No obstante, para que una decisión
+de la voluntad sea válida, importa que la voluntad esté previamente
+ilustrada por el entendimiento acerca de aquello sobre lo cual decide.
+¿Crees tú que Clarita sabe lo que quiere y por qué lo quiere?
+
+--Acaba V. de hacer el encomio más extremado de mi hija, y ahora me
+induce á pensar que la tiene por tonta, por incapaz de sacramento. ¿Cómo
+quiere V. que una mujer de diez y seis años ignore los deberes que el
+santo matrimonio trae consigo?
+
+--No los ignora... pero no me vengas con sofismas... una niña de diez y
+seis años no sabe toda la transcendencia del sí que va á dar en los
+altares.
+
+--Por eso tiene á su madre, para iluminarla, aconsejarla y dirigirla.
+
+--¿Y tú la has iluminado, aconsejado y dirigido según tu conciencia?
+
+--La menor duda sobre eso, la mera pregunta que me hace V. es una ofensa
+terrible y gratuita. ¿Cómo presumir, sospechar, ni por un instante, que
+había yo de aconsejar á mi hija en contra de lo que mi conciencia me
+dictase? Tan mala me cree V.?
+
+--Perdona; me expliqué con torpeza. Yo no creo, ni puedo creer que hayas
+aconsejado á tu hija contra tu conciencia; pero sí puedo creer que en
+tu entendimiento cabe error, y que, llevada tú de algún error, induces á
+tu hija á dar un paso deplorable.
+
+--Extraño muchísimo los razonamientos de usted en el día de hoy. ¡Qué
+diferentes de lo que eran antes! ¿Qué cambio ha habido en V.? Seré yo
+víctima de un error, y en virtud de ese error daré malos consejos y
+tomaré funestas resoluciones; pero usted lo sabía tiempo há, y nada
+había dicho en contra cuando no había aún compromiso alguno contraído.
+¿Cómo ha venido de pronto á hacerse patente á los ojos de V. ese error,
+que antes no percibía? ¿Qué luz del cielo le ha ilustrado á V. el alma?
+¿Qué santo ó qué ángel bendito ha bajado á la tierra á descubrir á V. lo
+bueno y á distinguirlo de lo malo?
+
+Doña Blanca, según se ve, iba ya perdiendo su aplomo y su dificultosa
+dulzura. El P. Jacinto empezaba también á amostazarse; pero hizo un
+esfuerzo heroico, y en vez de seguir adelante y de excitar la tempestad,
+procuró calmarla por cuantos medios se le ocurrieron.
+
+--Tienes razón que te sobra --contestó con mucha humildad.-- Yo debí
+disuadirte á tiempo de que concertaras esa boda. Del error que noto en
+tí, confieso que he participado. Por lo menos, ha sido en mí un descuido
+atroz, una ligereza imperdonable, el no hablarte antes como te estoy
+hablando hoy. Pero si yo erré, con reconocerlo ya y con apartarme del
+error, te induzco á que me imites, aunque te dé armas en contra mía. Lo
+que afirmas, probará mi inconsecuencia, mas no prueba nada contra mi
+consejo.
+
+--¿Cómo que no prueba nada? Quita á su consejo de V. toda la autoridad
+que de otra suerte hubiera tenido. Consejo dado tan de repente... hasta
+pudiera sospecharse... que no se funda en pensamiento propio del
+consejero.
+
+Doña Blanca, al pronunciar esta última frase, lanzó al padre una
+penetrante y escrutadora mirada. El padre, que no era tímido, se cortó
+un poco y bajó los ojos. Serenándose al instante, repuso:
+
+--No se trata aquí de más autoridad que de la autoridad de la razón.
+Para darte el consejo, válganme la amistad y el cariño que tengo á tu
+persona y á los de tu familia: para que le aceptes ó le deseches, no
+pretendo que valga sino el ingenio, que pido á Dios me conceda, para
+llevar el convencimiento á tu alma.
+
+--Está bien. ¿Quiere V. decirme qué razones hay para que Clara no se
+case con D. Casimiro? V. es el confesor de Clara. ¿Ama Clara á otro
+hombre?
+
+--Por lo mismo que soy su confesor, si Clara amase á otro hombre y ella
+me lo hubiera confiado, no te lo diría sin que ella me diese su venia,
+que yo sabría pedir y exigir en caso necesario. Por dicha, para nada
+tiene que entrar aquí la cuestión de si Clara ama ó no á otro hombre.
+
+--No me venga V. con rodeos y sutilezas. Yo he educado á mi hija con tal
+rigidez y con tal recogimiento, que no tengo la menor duda de que no ha
+tenido amoríos. Clara no ha mirado jamás con malicia á hombre alguno.
+
+--Así será. Pero ¿no podrá mirarle el día de mañana? ¿No podrá amar, si
+no ama aún?
+
+--Amará á su marido. ¿Por qué no ha de amarle?
+
+--Vamos, señora --dijo el P. Jacinto ya con la paciencia perdida:-- no
+amará á su marido, porque su marido es feo, viejo, enfermizo y
+fastidioso.
+
+--Quiero suponer --contestó Doña Blanca con el reposado entono que
+tomaba cuando más tremenda se ponía,-- quiero suponer que las
+caritativas calificaciones de V. cuadran perfectamente al sujeto, á la
+persona de mi familia, á quien V. honra con ellas. Su exquisito gusto de
+V. en las artes del dibujo halla feo á D. Casimiro; sus conocimientos de
+V. en la medicina le han hecho comprender que está el pobre mal de
+salud, y la amenidad y discreción que en V. campean, es natural que le
+induzcan á fastidiarse de todo ser humano que no sea tan ameno y tan
+ingenioso como V., cosa, por desgracia, rarísima; pero V. no me negará
+que mi hija, menos instruida en las proporciones y bellezas de la
+figura del hombre, puede no hallar feo á D. Casimiro, como no le halla;
+menos docta en ciencias médicas, puede creerle más sano, y menos
+chistosa que V., puede muy bien hallar en D. Casimiro algún chiste y no
+aburrirse de su conversación. Y por otra parte, aunque mi hija viese en
+D. Casimiro los defectos que V. señala, ¿por qué no había de amarle?
+Pues qué, ¿una mujer de honor, una buena cristiana, ha de amar sólo la
+hermosura física y el desenfado en el hablar? ¿Será menester buscarle
+para marido, no á un caballero de su clase, honrado, temeroso de Dios,
+virtuoso lleno de atenciones y buenos deseos de hacerla dichosa, sino á
+algún saltimbanquis robusto, á algún truhán divertido, que provoque en
+ella con sus chocarrerías una risa indecorosa y un regocijo poco
+honesto?
+
+--Mira, Doña Blanca --dijo el fraile, que jamás abandonaba el tuteo,
+aunque se incomodara,-- no creas que se necesite ser un Apeles ó un
+Fidias para conocer que es feo D. Casimiro. Su fealdad es tan patente y
+somera, que no hay que ahondar mucho para descubrirla. Y en cuanto á su
+ruin salud y escasa amenidad, te aseguro lo mismo. Sin haber cursado
+medicina, sin ser un Hipócrates, ve cualquiera que D. Casimiro está por
+demás estropeado. Y sin haber estudiado el _Examen de ingenios_, de
+Huarte, se descubre en seguida que el de don Casimiro es romo y huero.
+Yo no pretendo que busques para Clarita á Pitágoras y á Milón de Crotona
+en una pieza; pero ¿qué diablura te lleva á darle por marido á Tersites?
+
+El P. Jacinto se abstenía de echar latines cuando hablaba á las mujeres;
+pero no podía menos de citar en romance, siempre que se dirigía á damas
+de distinción, hechos, personajes y sentencias de la antigüedad clásica
+y de las Sagradas Escrituras. Por lo demás, era tan claro el sentido de
+lo que decía, que Doña Blanca, aunque no hubiera sabido más ó menos
+confusamente la condición de los personajes citados, no hubiera tenido
+la menor duda sobre lo que el fraile quería significar. Así es que le
+respondió:
+
+--Reverendo padre, esos son insultos y no consejos; pero jamás me
+enojaré con V. Lo único que afirmo es que todos los defectos que pone V.
+á mi futuro yerno han de estar menos al descubierto de lo que V. supone
+ahora, cuando antes de ahora no los ha conocido V. Y si los conocía,
+¿por qué antes no me los dijo? Repito que alguien ha venido á ilustrar
+su claro entendimiento de V. Alguien le induce á dar este paso. No hay
+que disimular. Sea V. leal y franco conmigo. V. ha hablado con alguien
+acerca de la proyectada boda de Clarita. Sus consejos de V. no son
+consejos, sino un mensaje solapado.
+
+El P. Jacinto era fresco de veras; pero con Doña Blanca no había
+frescura que valiese. El pobre fraile estaba sofocado, rojo hasta las
+orejas. Por él hubiera podido inventarse aquella frase con que se denota
+que á alguien le han dado una buena descompostura: _tenía encarnadas las
+orejas como fraile en visita_.
+
+Hasta su lengua, que por lo común estaba tan suelta, se le había trabado
+un poco y no atinaba á contestar.
+
+Doña Blanca, notando aquel silencio, le excitaba á que se explicase y
+añadía:
+
+--No me cabe duda. Está V. convicto y casi confeso. V. desaprueba hoy lo
+que ayer aprobaba, porque un enemigo mío le ha llenado la cabeza de
+ideas absurdas. Atrévase V. á negar la verdad.
+
+Interpelado, acusado con tan desmedida audacia y con tan ruda serenidad,
+el P. Jacinto sacó fuerzas de flaqueza; puso á un lado la causa de su
+inusitada timidez, que era sólo el recelo de perjudicar los intereses de
+Clara y de su amigo y antiguo discípulo, y, ya libre de estorbos,
+contestó tan enérgica y sabiamente, que su contestación, la réplica á
+que dió lugar y todo el resto del diálogo tomaron un carácter distinto y
+solemne, por donde merecen capítulo aparte, el cual será de los más
+importantes de esta historia.
+
+
+
+
+XVII
+
+El P. Jacinto, sin alterarse, imitando el entonado reposo de su ilustre
+amiga, contestó lo que sigue:
+
+--Ya he confesado con ingenuidad que debí aconsejarte antes. No lo hice,
+no porque aprobase tu plan, sino porque, llevado de ligereza vergonzosa
+y de indiferencia villana y grosera, no advertí todo el horror de la
+boda que tienes concertada. ¿Debo el advertirlo ahora á mi propio
+espíritu, ó bien al de otra persona que me ha ilustrado? Punto es éste
+que podrá interesarte sabe Dios por qué y que podrá afectar mi
+reputación de hombre entendido; pero en nada altera el valor de mis
+consejos. No quiero ni puedo justificar mi inconsecuencia. Puedo y debo,
+con todo, mitigar un poco la rudeza de tu acusación, y lo haré al
+exponer las razones en que fundo mis consejos de ahora. Sentiré
+expresarme con impropiedad, aunque espero de tu buena fe que no me armes
+disputa sobre las palabras, si entiendes la idea y la sana intención con
+que la expreso. Tal vez está educada Clara con rigidez que raya en
+extremos peligrosos. Temiendo tú que un día pueda caer, le has
+exagerado los tropiezos. Temiendo tú que la nave pueda zozobrar é irse á
+pique, has ponderado los escollos y bajíos que hay en el mar del mundo,
+el ímpetu y violencia de los vientos que combaten la nave y hasta su
+fragilidad y desgobierno. Esto tiene también sus peligros. Esto infunde
+una desconfianza en las propias fuerzas que raya en cobardía. Esto nos
+hace formar un concepto de la vida y del mundo mucho peor de lo que debe
+ser. ¿Cómo ha de negar un creyente que de resultas de nuestros pecados
+el mundo es un valle de lágrimas; que el demonio tiende su red de
+continuo para perdernos; que nuestra flaca condición es propensa al mal,
+y que es necesario el favor del cielo para no caer en las tentaciones?
+Todo esto es innegable, pero conviene no exagerarlo. Una vez muy
+exagerado, ó hay que huir al desierto y hacer la vida ascética de los
+ermitaños, y entonces todo va bien, porque la belleza y la bondad que no
+se ven en la tierra, se esperan, se presienten y casi se ven ya en el
+cielo, en éxtasis y arrobos, ó hay que dar, faltando el amor divino,
+faltando la caridad fervorosa, en un desesperado desprecio de uno mismo
+y en tal desdén y odio á todo lo creado y á nuestros semejantes, que
+hacen á quien así vive odioso y enojoso á sí y á los demás seres. Hija,
+no sé si me explico, pero tú eres perspicaz y me irás entendiendo. Otro
+grave peligro nace también de tu método de educar. La conciencia se
+halla con él más apercibida y precabida para la lucha; pero al mancharlo
+todo, se mancha; al inficionarlo todo, se inficiona; al presentir en
+todo un delito, una impureza, provoca y hasta evoca las impurezas y los
+delitos. Clarita tiene un entendimiento muy sano, un natural excelente:
+pero, no lo dudes, á fuerza de dar tormento á su alma para que confiese
+faltas en que no ha incurrido, pudiera un día torcer y dislocar los más
+bellos sentimientos y convertirlos en sentimientos pecaminosos; pudiera
+concebir del escrúpulo de su conciencia, inquisidora del pecado, el
+pecado mismo que antes no existía. No tengo que asegurarte que yo por
+mil motivos no he procurado relajar la rigidez de los principios que has
+inculcado á Clarita, si bien mi modo de ser me lleva, por el contrario,
+á la indulgencia; á ver en todo el lado bueno, y á tardar muchísimo en
+ver el lado malo, y á no descubrirle sino después de larga meditación.
+Así es que al principio, contrayéndonos al asunto de la boda, no vi sino
+el lado bueno. Vi que D. Casimiro es un caballero de tu clase, honrado,
+religioso, prendado de Clarita y deseando hacerla feliz. Vi que,
+casándose con ella, seguiría ella aquí y no se la llevarían lejos de su
+madre y de nosotros, que la queremos tanto. Vi que con su mucha hacienda
+y la de su marido haría un bien inmenso en estos lugares, empleándose
+en obras de caridad. Y vi en la misma austeridad con que está educada la
+garantía de que para Clarita no podía ser el matrimonio el medio de
+satisfacer y aun de santificar, merced á un lazo sagrado é indisoluble,
+una pasión violenta, profana y algo impía, ya que consagra al hombre
+cierta adoración y culto que á sólo Dios se debe, y una ilusión caduca,
+efímera, que se disipa tanto más pronto cuanto más vivo y ardiente es el
+resplandor con que la fantasía la finge y colora. Todo esto vi, y por
+haberlo visto trato de cohonestar, ya que no disculpe, el no haberme
+opuesto antes á la boda. Imaginaba yo, además, que Clarita no la
+repugnaba. Clarita nada me ha dicho después; pero mis ojos se han
+abierto, y ahora comprendo que la repugna con repugnancia invencible,
+allá en el fondo de su alma. Ahora comprendo que Clarita no ve sólo en
+el matrimonio un voto de devoción y sacrificio. Clarita quiere amar y
+que el matrimonio sancione y purifique su amor. El matrimonio, por lo
+tanto, no puede ser para ella el mero cumplimiento de un deber social,
+un acto de abnegación, un padecimiento á que hay que resignarse, una
+penitencia, una prueba, un castigo. El profundo respeto que te tiene, la
+ciega obediencia con que se somete á tu voluntad, la creencia de que
+casi todo es pecado, no consentirán que ella confiese nunca ni á sí
+misma lo que te digo; pero yo no dudo ya que lo siente. Ahora bien; ¿es
+merecedora Clarita de esa penitencia? ¿Es digna de ese castigo? ¿Qué
+derecho tienes para imponérsele? Y si es prueba, ¿quién te da permiso
+para poner á prueba su bondad? ¿Por qué, si lo grave y áspero de un
+deber, como es el del matrimonio, puede mezclarse y combinarse con
+lícitos contentos que aligeren la cruz y con satisfacciones y gustos que
+suavicen la aspereza del camino, quieres tú sólo para tu hija la
+aspereza del camino y la pesadumbre de la cruz, y no también la
+permitida dulzura?
+
+Doña Blanca escuchó impasible, y al parecer muy sosegada, todo el sermón
+del buen fraile. Al ver que no seguía, dijo, después de un instante de
+silencio:
+
+--Aun conviniendo en que casarse con un hombre de bien, lleno de afecto
+y de juicio, fuese una penitencia, fuese una cruz, Clarita la debiera
+llevar y resignarse. La mujer no ha venido al mundo para su deleite y
+para satisfacción de su voluntad y de su apetito, sino para servir á
+Dios en esta vida temporal, á fin de gozarle en la eterna. Y V.
+convendrá conmigo, si en estos días no ha tratado con gentes que han
+perturbado su razón y le han apartado del camino recto, que el modo
+mejor de servir á Dios es, en una hija, el obedecer á sus padres. Usted
+mismo reconoce que el santo sacramento del matrimonio no fué instituido
+para santificar devaneos. Cierto que es mejor casarse que quemarse;
+pero aún es mejor casarse sin quemarse, á fin de ser la fiel compañera
+de un varón justo y fundar ó perpetuar con él una familia cristiana,
+ejemplar y piadosa. Este concepto puro, cristiano y honestísimo del
+matrimonio no es fácil de realizar; mas para eso he educado yo tan
+severamente á Clarita: para que con la gracia de Dios tenga la gloria de
+realizarle, en vez de buscar en el casamiento un medio de hacer lícito y
+tolerable el logro de mal regidos deseos y de impuras pasiones. Más
+pudiera decir en mi abono acerca de este asunto, pero no se trata aquí
+de una discusión académica. Yo carezco de estudios y de facilidad de
+palabra para discutir con V. sobre la cuestión general de si el
+matrimonio ha de ser un estado tan difícil y estrecho como otro
+cualquiera que se toma para servir á Dios, y no un expediente mundanal
+para disimular liviandades. Aquí debemos concretarnos al caso singular
+de Clarita, y para ello vuelvo á lo dicho: necesito, exijo que sea usted
+leal y sincero. ¿Quién envía á V. á que me hable? ¿Quién le aconseja
+para que me aconseje? ¿Quién le ha abierto los ojos, que tenía V. tan
+cerrados, y le ha hecho ver que Clarita, si no ama, amará? Vamos,
+respóndame V. ¿Por qué disimularlo ó callarlo? Hay un hombre que ha
+hablado á V. de todo eso.
+
+--No lo negaré, ya que te empeñas en que lo declare.
+
+--Ese hombre es el Comendador Mendoza.
+
+--Es el Comendador Mendoza--repitió el fraile.
+
+Tal declaración, aunque harto prevista, dejó silenciosos y como en honda
+meditación á ambos interlocutores durante un largo minuto, que les
+pareció un siglo.
+
+Doña Blanca, aunque sin precipitar sus palabras, mostrando ya, en lo
+trémulo de la voz y en el brillo de los ojos, viva y dolorosa emoción
+mal reprimida, habló luego así:
+
+--Todo lo sabe V. y me alegro. Quizás hice mal en no decírselo yo misma
+la vez primera que me arrodillé ante V. en el tribunal de la penitencia.
+Sírvame de excusa que ya mi mayor delito había sido varias veces
+confesado, y la consideración de que cada vez que le confieso de nuevo
+hago sabedora á una persona más del deshonor de quien me ha dado su
+nombre. Todo lo sabe V. sin que yo se lo haya dicho. Bendito sea Dios,
+que me humilla como merezco, sin que yo, tan culpada, cometa la nueva
+culpa de infamar á mi pobre marido. Pues bien: sabiéndolo V. todo, ¿cómo
+se atreve á aconsejarme lo que me aconseja? ¿Cómo quiere apartarme del
+camino que llevo, único posible para una reparación, aunque incompleta?
+Si contra su parecer de V., si contra la ley del decoro, manchásemos la
+conciencia de Clara, descubriéndole su origen, ¿qué piensa V. que haría
+ella? ¿No la despreciaría V. si no buscase la reparación? Y para ello,
+sin hacer pública la infamia de su madre y de aquél á quien debe venerar
+como á padre, ¿qué otro recurso tiene Clara sino entrar en un convento ó
+dar la mano á D. Casimiro? ¿Por qué, dirá V., ha de pagar Clara la falta
+que no cometió? Harto la pago yo, padre. Los remordimientos, la
+vergüenza, me asesinan. Pero Clara también debe pagarla. Si esto parece
+á V. inicuo, vuélvase usted impío y blasfemo contra la Providencia, y no
+contra mí. La Providencia, en sus designios inescrutables, con ocasión
+de mi culpa, ha puesto á mi hija en la alternativa ó de sacrificarse ó
+de ser falsaria y poseedora indigna de riquezas que no le pertenecen.
+
+--No he de ser yo, por cierto --interrumpió el fraile--, quien disimule
+ó atenúe lo difícil de la situación y la verdad que hay en lo que dices.
+Convengo contigo. Sé la nobleza de alma de Clara. Si ella supiera quién
+es... pero no, mejor es que no lo sepa.
+
+--¿Qué piensa V. que haría si lo supiese?
+
+--Sin vacilar... Clara se retiraría á un convento. Tu plan de casarla
+con D. Casimiro le parecería absurdo, malo, no ya siendo feo y viejo D.
+Casimiro, sino aunque fuese precioso y estuviese ella prendada de él.
+Con ese casamiento ni se remedia el mal nacido del embuste ó la falsía,
+ni se despoja tu hija de bienes que no son suyos.
+
+--Es, sin embargo, la única reparación posible, aunque incompleta,
+ignorando Clara el motivo que hay para la reparación. Convengo en que
+entrando Clara en un claustro el mal se remediaría mejor, menos
+incompletamente. Pero ¿cómo la hija de un ateo ha de tener vocación para
+esposa de Jesucristo?
+
+Al pronunciar estas últimas palabras, el rostro de Doña Blanca tomó una
+expresión sublime de dolor; sus mejillas se tiñeron de carmín ominoso
+como el de una fiebre aguda; dos gruesas lágrimas brotaron de repente de
+sus ojos.
+
+El P. Jacinto vió á Doña Blanca transfigurada; reconoció en ella un
+corazón de mujer que antes no había sospechado siguiera bajo la aspereza
+de su mal genio, y le tuvo lástima y la miró con ojos compasivos. Ella
+prosiguió:
+
+--He meditado en largas noches de insomnio sobre la resolución de este
+problema, y no veo nada mejor que el casamiento de Clara con D.
+Casimiro. No piense V. que me falte valor para otra cosa. No me falta
+valor; me sobra piedad. Mil veces, ansiosa de que me matase, he estado á
+punto de revelar mi pecado al hombre á quien ofendí cometiéndole. Yo
+misma hubiera puesto gustosa el puñal en su mano; pero, le conozco,
+¡infeliz! hubiera llorado como un niño; yo le hubiera muerto de pena, en
+vez de recibir el merecido castigo; él, con mansedumbre evangélica, me
+hubiera perdonado, y mi duro pecho y mi diabólico orgullo, lejos de
+agradecer el perdón, hubieran despreciado más aún al hombre que me le
+otorgaba. Manso, pacífico, benigno, Valentín hubiera apurado un cáliz de
+hiel y veneno al oir mi revelación; no hubiera sido mi juez inexorable,
+sino hubiera acabado de ser mi víctima, y yo, réproba, llena de satánica
+soberbia, hubiera ahogado el manantial de la compasión y de la ternura
+con desdén, hasta con asco, de una resignación santa, que el demonio
+mismo me hubiera pintado como enervada flaqueza. Mi deber era, pues,
+callar; hacer lo menos amarga posible la vida de este débil y dulce
+compañero que el cielo me ha dado, disimular, ocultar, hasta donde
+cabe... mi falta de amor... mi injusta, impía, irracional, involuntaria
+falta de estimación. Así se explican el engaño y la persistencia en el
+engaño; pero la vileza del hurto no cabe en mí. Mi alma no la sufre.
+¿Pretende quizás ese ateo malvado que me envilezca yo con el hurto? ¿Qué
+razón, qué derecho, qué sentimiento paternal invoca quien tan olvidado
+tuvo durante años el fruto de su amor... y de la cólera divina? V. dice
+bien: lo mejor sería que Clara se sepultase en un claustro, se
+consagrase á Dios. Yo he hecho lo posible por disgustarla del mundo
+pintándosele horroroso; pero en ella han podido, más que mis palabras,
+la confianza juvenil, el brío maldito de la sangre, el deleite y la
+exuberancia de la vida. ¿Qué arbitrio me queda sino casarla con D.
+Casimiro? ¿Por qué la compadece V.? Pues qué, ¿no sale ganando? La hija
+del pecado no debiera tener bienes, ni honra, ni nombre siquiera, y todo
+esto conservará y de todo podrá gozar sin remordimientos, sin sonrojo.
+
+En la última parte de su discurso Doña Blanca estuvo hermosa, sublime
+como una pantera irritada y mortalmente herida. Se había puesto de pie.
+Al fraile se le figuraba que había crecido y que tocaba con la cabeza en
+el techo. Hablaba bajo, pero cada una de sus palabras tenía punta
+acerada como una saeta.
+
+El P. Jacinto conoció que había confiado por demás en su serenidad y en
+su elocuencia. Se hizo un lío y no supo decir nada. Se encontró tan
+apurado, que la vuelta de Clarita al salón le quitó un peso de encima y
+le dió tregua para poder replicar en momentos más propicios y después de
+meditarlo.
+
+Doña Blanca, no bien entró su hija, supo dominarse y recobrar su calma
+habitual.
+
+Un poco más tarde vino el benigno D. Valentín, y todos fueron á comer
+como si tal cosa.
+
+El P. Jacinto echó la bendición al empezar la comida, y rezó al
+sentarse y al levantarse.
+
+Ya de sobremesa, tuvo efecto la grata sorpresa de la corza. Clarita la
+halló encantadora. La corza se dejó besar por Clarita en un lucero
+blanco que tenía en la frente, y se comió cuatro bizcochos que ella
+misma le dió con su mano.
+
+Don Valentín se maravilló, simpatizó y hasta se enterneció con la
+mansedumbre de aquel lindo animalejo.
+
+Cuando, terminado todo, salió el P. Jacinto de casa de Doña Blanca, se
+apresuró á ir á ver al Comendador, quien le aguardaba impaciente, no
+habiéndole visto al llegar de Villabermeja, porque el fraile había
+adelantado más de una hora su venida á la ciudad. Excusándose de esto y
+de su precipitación en dar pasos sin consultar al Comendador, el P.
+Jacinto le relató cuanto había pasado.
+
+Don Fadrique López de Mendoza no era de los que condenan todo lo que se
+hace cuando no se les consulta. Halló bien lo hecho por su maestro, y lo
+aplaudió. Hasta la turbación y mutismo final del fraile le parecieron
+convenientes, porque no habían traído compromiso, porque no se había
+soltado prenda. Ya hemos dicho que el Comendador era optimista por
+filosofía y alegre por naturaleza.
+
+
+
+
+XVIII
+
+Después de haberse enterado de la conversación entre el fraile y Doña
+Blanca, el Comendador se abstuvo de tomar una resolución precipitada. Se
+contentó con rogar á su maestro que no se volviese á Villabermeja, que
+siguiese frecuentando la casa de Doña Blanca y que tratase de desvanecer
+todo recelo en dicha señora, prometiéndole no hablar con Clarita de la
+proyectada boda ni decirle nada en contra de los deseos de su madre.
+
+El Comendador quería meditar, y meditó largamente, sobre el asunto. Sus
+meditaciones (ya hemos dicho que el Comendador era descreído) no podían
+ser muy piadosas. Era también el Comendador alegre, fino y sereno, y
+nada podían tener de apasionadas sus meditaciones. Su espíritu analítico
+le presentaba, sin embargo, todas las dificultades del caso.
+
+No cabía la menor duda. La criatura lindísima y simpática que á él debía
+el ser estaba condenada, ó á vivir como usurpadora indigna de lo que no
+le pertenecía, ó á casarse con D. Casimiro, ó á ser monja. Uno de estos
+tres extremos era inevitable, á no causar un escándalo espantoso ó á no
+realizar un difícil rescate.
+
+Doña Blanca tenía razón, salvo que para tenerla no era menester
+mostrarse tan hosca y tan poco amena con todo el género humano,
+empezando por su infeliz marido.
+
+Para D. Fadrique había un ideal económico más fundamental que el
+político. Este ideal era que toda riqueza, todos los bienes de fortuna
+llegasen á ser un día, cuando la sociedad tocase ya en la perfección
+deseada, signo infalible de laboriosidad, de talento y de honradez en
+quien los había adquirido; que el ser rico fuese como innegable título
+de nobleza, ganado por uno mismo ó por el progenitor que le ha dejado
+los bienes.
+
+Bien sabía D. Fadrique que este término estaba aun remotísimo, pero
+sabía además que el mejor modo de acercarse á él era el de hacer todo
+negocio suponiéndole ya llegado; esto es, como si no hubiese riqueza mal
+adquirida en la tierra. Lo contrario sería conspirar á que prevaleciese
+el villano refrán de que _quien roba á un ladrón tiene cien años de
+perdón_, y contribuir á que la vida, la historia, el desenvolvimiento
+civilizador de la sociedad sean una trama inacabable de bellaquerías.
+
+Fundado en estos principios, desechaba de sí D. Fadrique el pensamiento
+de que en cada lugar del mundo habría de seguro un enjambre de madres
+en el caso de Doña Blanca y una multitud de hijas ó de hijos en el caso
+de Clarita, para los cuales el problema moral, de tan difícil solución,
+que atormentaba á Doña Blanca, era como si no fuese, dejándolos
+disfrutar de la hacienda que la suerte y la ley les otorgaban, sin el
+menor escrúpulo y con la mayor frescura. Desechaba también la idea, algo
+cómica, pero más que posible, de que el mismo D. Casimiro, por
+circunstancias análogas, podría tener menos derecho que Clarita á la
+herencia, aunque toda fuese vinculada; de que D. Valentín, su padre ó su
+abuelo, podrían también no haber tenido derecho, y de que sólo Dios
+sabe, aunque tal vez el diablo no lo ignore, por qué arcaduces
+subterráneos y por qué intrincados caminos ha venido á cada cual lo que
+por herencia disfruta. En estos casos la fe debe salvar; pero en el caso
+de Doña Blanca no había fe que valiese contra la evidencia que ella
+tenía. Cerrar los ojos, vendárselos y remedar fe era una infamia. D.
+Fadrique, condenando en su corazón y en su inteligencia serena los
+furores de Doña Blanca, la aplaudía y ensalzaba de que pensase con
+rectitud y con nobleza. Vaya á quien vaya, merézcale ó no, tenga derecho
+ó no le tenga aquel á quien un bien se destina, son cosas que importan
+poco ante la superior consideración de que ese bien me consta que no es
+mío y de que sólo le gozo por engaño, por delito y por mentir.
+
+Como D. Fadrique era persona de mucho seso y sentido común, aunque se
+hallaba en época de reformas, sistemas y ensueños de toda clase, no
+pensó en condenar la herencia. Sin el grandísimo deleite de dejar ricos
+á nuestros hijos, se perdería el mayor estímulo para el trabajo, para el
+buen orden, para la aplicación y para aguzar y ejercitar el ingenio. D.
+Fadrique reconocía no obstante, que si estaba lejos aún el día en que
+sea casi imposible adquirir mal lo que uno mismo adquiere, estaba aún
+mucho más lejos el día en que sea casi imposible heredar mal lo que se
+hereda. El modo de no empujar hacia más hondo porvenir la aurora de ese
+día, era dar buen ejemplo en contra. La razón de Doña Blanca salía
+siempre triunfante de cada laberinto de reflexiones en que D. Fadrique
+se abismaba.
+
+Había un mal moral que pedía remedio. Hasta aquí iba D. Fadrique de
+acuerdo con la idea de Doña Blanca. ¿Era el remedio peor que el mal? El
+remedio era duro; pero D. Fadrique comprendía que no era peor que la
+enfermedad, y que era menester aplicarle no habiendo otro.
+
+El remedio podía aplicarse de dos maneras. Ó casando á Clarita con D.
+Casimiro, y esto era fácil, ó haciéndola tomar el velo. Esto segundo, á
+pesar de lo mundano, impío y anti-religioso que era D. Fadrique, le
+parecía mil veces mejor. Comprendía, no obstante, que para que Clarita
+entrase en un convento sin saber ella por qué, era necesario que alguien
+le infundiese la vocación. Tal trabajo no podía tomarle su madre. Sólo
+el P. Jacinto podría persuadir á Clarita á que se retirase al claustro.
+
+Para un hombre lleno del espíritu del siglo XVIII, alimentado con la
+lectura de los enciclopedistas, creyente en Dios, pero hablando siempre
+de la naturaleza, no hay que exponer aquí cuán horrible aparecía el
+sacrificio de la hermosura, de la vida, del brío juvenil, sintiendo ya
+sin duda fervorosamente el amor y reclamándole, en aras de un
+sentimiento misterioso, de un objeto, á su ver, impalpable y hasta
+incomprensible. Al Comendador se le antojaba esto una nefanda
+monstruosidad; pero la prefería á ver, á imaginar á Clara entre los
+secos brazos de D. Casimiro; y en su orgullo de hidalgo, y en su afán de
+no verse él mismo mentiroso y fullero, y de no pensar menos noblemente
+que una mujer fanática y desatinada, lo prefería todo á que Clarita se
+alzase en su día con los bienes de D. Valentín.
+
+El punto final de las meditaciones de D. Fadrique era siempre el mismo,
+por cuantas sendas y rodeos tratase de llegar á él. No quería á Clara
+poseedora de lo que le constaba que no era suyo; no la quería mujer de
+D. Casimiro; no la quería monja tampoco, y no quería dar escándalo ni
+amargar la vida de D. Valentín con afrentoso desengaño. Era, pues,
+indispensable que él fuese el libertador, el rescatador de Clarita.
+
+Á pesar de tener preocupado el ánimo con estas cosas, el Comendador
+ejercía tanto dominio sobre sí, que nada dejaba notar.
+
+Paseaba con Lucía por las huertas ó charlaba con ella y procuraba
+esquivar sus preguntas inquisitoriales.
+
+Así transcurrieron ocho días. Durante ellos se informó el Comendador,
+con el mayor secreto y diligencia, del valor exacto de todos los bienes
+de D. Valentín. Pasaban de cuatro millones de reales.
+
+Bastante se apesadumbró, no debemos ocultarlo, de que D. Valentín
+hubiese llegado á ser tan rico. El Comendador tenía poquísimo más
+capital, sumando el valor de algunas finquillas que había comprado cerca
+de Villabermeja, y lo que tenía en varias casas de banca en la Gran
+Bretaña y en Madrid. Su decisión, á pesar de la pesadumbre, fué firme,
+con todo.
+
+El Comendador sabía y estimaba cuánto vale el dinero. La vanidad de
+haberle adquirido diestra y honradamente le daba para él mayor hechizo.
+Pero ¿en qué mejor podía emplearse el caudal, la ganancia y el ahorro de
+toda una vida activa, el fruto del brío, del trabajo y del ingenio, que
+en salvar á un ser tan querido y que tan digno era de serlo?
+
+Suponiéndose ya el Comendador despojado de cuatro millones, se miraba
+reducido á la triste condición de un hidalgo labriego, que ó tendría que
+salir otra vez á buscar fortuna, ó tendría que acomodarse á vivir mal y
+humildemente en Villabermeja. Esto no le arredró.
+
+Eliminadas, pues, varias soluciones, el problema quedó claro y sencillo.
+La única dificultad que había que vencer era la de pasar á poder de D.
+Casimiro, de modo tan natural, que apartase toda sospecha, una suma de
+cuatro millones, y hacer valer y constar, como era justo, este
+sacrificio cerca de Doña Blanca, para que la terrible señora reconociese
+á su hija por libre de toda obligación y por apta para recibir, en su
+día, los bienes todos de D. Valentín, como devolución, y no como
+herencia.
+
+
+
+
+XIX
+
+La familia de Solís continuaba incomunicada con sus vecinos.
+
+Sólo entraban en aquella casa D. Casimiro y el fraile. Éste, á pesar de
+sus consejos, había sabido ingeniarse, volver á la gracia y recobrar la
+confianza de aquella adusta señora. No es tan llano desechar á un
+director espiritual, á quien se tiene por santo ó poco menos, aunque
+este director nos contraríe, y sobre todo haga cosas opuestas á nuestro
+modo de pensar. La mayor falta del padre Jacinto, lo que apenas acertaba
+á explicarse Doña Blanca, era que aquel virtuoso varón, aquel hijo de
+Santo Domingo de Guzmán, fuese tan íntimo amigo de un hombre á quien
+debía más bien llevar á la hoguera, si los tiempos no estuviesen tan
+pervertidos y la cristiandad tan relajada.
+
+Doña Blanca no se calló sobre este punto, y varias veces manifestó al
+fraile su extrañeza; pero el fraile le contestaba:
+
+--Hija mía, piensa lo que se te antoje. Yo no quiero calentarme la
+cabeza explicándotelo. Bástete saber que yo tengo á D. Fadrique por muy
+amigo, aunque incrédulo, como él me tiene por muy amigo, aunque fraile.
+Cavilando en ello me asusto, y prefiero no cavilar. No quiero dar por
+seguro que haya en las almas humanas algo que, á pesar de la radical
+oposición de creencias, sea lazo de unión amistosa y constante y
+fundamento de alta estimación mutua.
+
+--Vaya si hace V. bien en no cavilar --contestaba Doña Blanca.-- No
+cavile V., no venga á caer en herejía al cabo de sus años, fantaseando
+algo más esencial, más sublime que la creencia religiosa.
+
+--No caeré en herejía --replicaba el fraile, que ya hemos dicho que era
+muy desvergonzado;--no caeré en herejía cuando tú no caíste. Nunca mi
+amistad será más inexplicable que lo fué tu amor.
+
+Con esto Doña Blanca exhalaba un suspiro, que tenía su poco de bufido, y
+se amansaba y se callaba.
+
+Por lo demás, el padre Jacinto era leal y no abusó de su derecho de
+hablar en secreto con Clarita para excitarla en contra de la boda con
+Don Casimiro.
+
+Sólo una noticia se atrevió á dar á Clarita por instigación de D.
+Fadrique: que D. Carlos, amonestado por el Comendador, se había vuelto á
+Sevilla con sus padres.
+
+De esta suerte, Clarita hubo de tranquilizarse y no sobresaltarse de no
+ver á D. Carlos por la mañana en la iglesia. Á quien vió varias veces
+casi en el mismo lugar en que D. Carlos se colocaba fué al Comendador,
+cuya maldad su madre le había ponderado, y que ella se inclinaba
+irresistiblemente á creer bueno.
+
+El Comendador, como en desagravio de haber tenido olvidada tantos años
+aquella prenda de su amor, no se contentaba con disponerse á hacer por
+ella un gran sacrificio, sino que ansiaba verla y admirarla, aunque
+fuese á distancia.
+
+Así iban lentamente los sucesos, cuando una mañana, en que Doña Antonia
+había tenido una de sus jaquecas y no se hallaba con gana de salir,
+Lucía fué á paseo sola con el Comendador. Ambos llegaron á la fuente ó
+nacimiento del río que ya conocemos. Sentados á la sombra del sauce,
+oyendo el murmullo del agua, hablaron de las estrellas, de las flores,
+de mil diversas materias, hacia donde el tío procuraba llevar la
+atención de su sobrina, para distraerla de su curiosidad sobre los
+asuntos de Clara.
+
+Lucía, no llegando á distraerse lo bastante, dijo por último:
+
+--Tío, V. va á hacer de mí una sabia. Á veces me habla V. del sol y de
+lo grande que es y de cómo atrae á los planetas y cometas; y á veces me
+describe los abismos del cielo, y me señala las más hermosas estrellas,
+y me declara sus nombres y la inmensa distancia á que están de nosotros,
+y el tiempo que tardan los rayos alados de su luz en herir nuestras
+pupilas. Todo esto me deleita y pasma, haciéndome concebir más adecuado
+concepto del infinito poder de Dios. También me ha explicado V.
+misterios extraños de las flores, y esto me ha interesado más,
+infundiéndome en el alma superior idea de la bondad y sabiduría del
+Altísimo. Pero desechando el disimulo, recelo que V. no me instruye
+tanto sino para no responder á mis preguntas sobre sus proyectos de V.
+acerca de Clarita. Tal sospecha, lo confieso, me quita las ganas de oir
+las lecciones de V., que de otro modo me entusiasmarían; tal sospecha
+disminuye el valor de dichas lecciones, que se me figuran interesadas y
+maliciosas: más que medio de enseñarme, me parecen medio de embaucarme.
+
+--La malicia la pones tú, sobrina--respondió el Comendador.--Yo procedo
+con la mayor sencillez. Cuanto hay que saber de Clarita lo sabes mejor
+que yo. ¿Qué puedo añadir á lo que tú sabes?
+
+--Oiga V., tío: aunque niña, no soy tan fácil de engañar. Aquí hay
+varios puntos obscuros, inexplicables, y yo no sosiego hasta que todo me
+lo explico.
+
+--Pues ya estás aviada, hija mía, si no te sosiegas hasta que halles la
+explicación de todo. Condenada estás á desasosiego perpetuo.
+
+--No confundamos las especies. Yo me aquieto sin explicación sobre
+muchos puntos en que usted, por desgracia, no se aquieta. No hablo de
+eso. Hablo de materias más llanas y más al alcance de mi inteligencia.
+En éstas requiero explicación, y sin explicación no hay reposo. ¿Qué
+diablo de palabra enrevesada fué aquélla de que se valió V. el otro día
+para significar una suposición que se forja uno para explicar las cosas,
+y que se da por cierta, cuando las explica?
+
+--Esa palabra es _hipótesis_.
+
+--Pues bien; yo no hago más que forjar hipótesis á ver si me explico
+ciertas cosas. ¿Quiere usted que le exponga alguna de mis hipótesis?
+
+--Exponla.
+
+El Comendador respondió aparentando serena indiferencia al dar aquel
+permiso; pero se puso colorado, y tuvo miedo de que Lucía, por arte
+mágica ó poco menos, hubiese adivinado el lazo que unía á Clara con él.
+
+Lucía, prevaliéndose del permiso y animada con lo poco de turbación que
+en su tío advirtió, expuso así una de sus hipótesis:
+
+--Pues, señor, yo me cegué al principio por exceso de vanidad. Pensé que
+el cariño de tío que V. me tiene le llevaba, para complacerme, á mirar
+con interés á Clori y á Mirtilo, y á procurar e buen fin de sus amores.
+Ya he variado de opinión. Ya la hipótesis es otra. El interés de V. es
+demasiado para ser de reflejo. Noto también que es muy desigual: menos
+que mediano por Mirtilo; inmenso por Clori. ¡Ay, tío, tío! ¿Si querrá V.
+jugar una mala pasada al pobre zagal? Todo se sabe. Pues qué, ¿cree V.
+que no ha llegado á mi noticia que se ha hecho V. devoto (¡ojalá fuese
+de buena ley la devoción!) y que toditas las mañanas de madrugada va V.
+á la iglesia Mayor á misa primera?
+
+--Sobrina, no disparates, --interrumpió el Comendador.
+
+--Yo no disparato. Hallo extraña, para explicada sólo por una simpatía
+cualquiera, esa devoción de V., y recelo que la santita que se la
+infunde ha cautivado á V. con más dulces cadenas que las de la piedad.
+
+--Te repito que no disparates --volvió á decir el Comendador poniéndose
+muy serio.-- Confieso que es difícil de explicar el extraordinario
+cariño que Clarita me infunde. Aseguro, no obstante, por mi honor, que
+nada tiene de lo que tú imaginas. Si me quieres tú un poco, y si me
+respetas, te suplico, y si crees que puedo mandarte, te mando que
+apartes de tí ese pensamiento. Yo quiero á Clarita, aunque entre ella y
+yo no median los vínculos de la sangre, del mismo modo que te quiero á
+tí, que eres mi sobrina: con amor casi paternal, con el amor que es
+propio de los viejos.
+
+--¡Pero si V. no es viejo, tío!
+
+--Pues aunque no lo sea. No amo á Clarita de otro modo. Y si esto sigue
+pareciéndote raro, no caviles ni busques más hipótesis para explicártelo
+satisfactoriamente.
+
+--Está bien, tío. Suspenderé mis tareas de forjar hipótesis.
+
+--Eso es lo más prudente.
+
+--Ya que no valen las hipótesis, ¿vale hacer preguntas?
+
+--Hazlas.
+
+--¿Persiste V. en favorecer los amores de Mirtilo?
+
+--Persisto y persistiré mientras Clara crea yo que le ama.
+
+--¿Espera V. triunfar de la tenacidad de Doña Blanca é impedir la boda
+con D. Casimiro?
+
+--Lo espero, aunque es difícil.
+
+--¿Me atreveré á preguntar de qué medios va V. á valerse para vencer esa
+dificultad?
+
+--Atrévete; pero yo me atreveré también á decirte que esos medios no
+tienes tú para qué saberlos. Confía en mí.
+
+-Aunque V., tío, está tan misterioso conmigo, que todo se lo calla, voy
+á portarme con generosidad: voy á revelar á V. mis secretos. Sé que Don
+Carlos de Atienza le escribe á V. También á mí me ha escrito. Pero V. no
+ha hecho lo que yo. V. no ha puesto al pobre desterrado en comunicación
+con Clara: yo sí. Yo he escrito á Clara tres cartas nada menos, y á
+fuerzas de súplicas he logrado que el P. Jacinto se las entregue. En mis
+cartas copio á Clara algunos párrafos de los que me ha escrito D.
+Carlos.
+
+--Ese secreto le sabía en parte. El P. Jacinto me había dicho que había
+entregado tus cartas.
+
+--Pues, ¿vaya que no sabe V. otra cosa?
+
+--¿Qué?
+
+--Que Clara me ha contestado. La contestación vino ayer por el aire,
+como la carta primera que juntos leímos.
+
+--¿Tienes ahí la nueva carta?
+
+--Sí, tío.
+
+--¿Quieres leerla?
+
+--No lo merece V.; pero yo soy tan buena, que la leeré.
+
+Lucía sacó un papel de su seno.
+
+Antes de leer, dijo:
+
+--En verdad, tío, esto me pone muy cuidadosa y sobresaltada. Clara, en
+los días que lleva de soledad, ha cambiado mucho. ¡Hay en su carta tan
+singular exaltación, tan profunda tristeza, tan amargos pensamientos!...
+
+--Lee, lee --dijo el Comendador con viva emoción. Lucía leyó como
+sigue:
+
+"Amada Lucía: Mil gracias por todo cuanto estás haciendo por mí. Sería
+yo desleal si te ocultase nada de lo que siento. Ni al P. Jacinto me he
+confiado hasta ahora; pero á tí todo te lo confío. En mi ser pasa algo
+de extraño, que no acierto á entender. Quiero aún á D. Carlos. Y, no
+obstante, conozco que no debo darle esperanzas; que no debo casarme con
+él nunca; que me toca obedecer á mi madre, la cual anhela mi boda con D.
+Casimiro. Pero lo singular es que ha entrado en mi alma, en estos días,
+un sentimiento tan hondo de humildad, que hasta de D. Casimiro me hallo
+indigna. Á solas conmigo he penetrado en el fondo de mi conciencia y me
+he perdido allí en abismos tenebrosos. Cuando mi madre, que es buena y
+me ama, encuentra en mí no sé qué levadura, no se qué germen de
+perversión, no sé qué mancha más negra del pecado original que en las
+demás criaturas, razón tendrá mi madre. Sí, Lucía: quizás en este pecho
+mío, en apariencia tranquilo; bajo la inocencia y superficial sencillez
+de mis pocos años, van adquiriendo ya ser y vida vehementes y malas
+pasiones, como nido de víboras bajo apiñadas rosas. Lo conozco: mi madre
+tiembla por mí; recela de mi porvenir, y tiene razón. Yo me examino, me
+estudio y me asusto. Descubro en mí la propensión, difícil de resistir,
+á todo lo malo. Veo mi maldad nativa y mi inclinación al pecado por
+instinto. ¿Como comprender de otra suerte que yo, educada con tanto
+recogimiento y en tan santa ignorancia de las cosas del mundo, haya
+tenido la diabólica malicia de ponerme en relaciones con D. Carlos, de
+hacerle creer que le amaba, mirándole sólo (figúrate con qué perversidad
+le miraría), y de atraerle hasta aquí, obligándole á que me siguiera, y
+todo con tan infernal disimulo, que mi madre nada sabe? Todavía, si es
+posible, hay en mí algo peor. Lo noto, lo percibo y no sé, ni quiero, ni
+me atrevo á examinarlo. Lo que sí te declararé es que para mí el mundo
+ha de ser más peligroso que para otras mujeres, por naturaleza mejores.
+Lo que no hay en mí por naturaleza debo pedirlo por gracia al cielo. En
+él cifro mi esperanza. Procede, pues, que yo me aparte del mundo y
+busque el favor del cielo. Ya sabes tú cuánto he repugnado hasta aquí
+entrar en religión. No me juzgaba merecedora de ser esposa de Cristo. En
+esto no he variado, sino para juzgarme aún menos merecedora. En lo que
+sí he variado es en reconocer que, por mala que sea una persona, jamás
+debe desesperar de la bondad de Dios. Su Divina Majestad, si hago una
+vida santa, si me arrepiento, si me mortifico durante el noviciado, me
+dará fuerzas y merecimientos después para tomar el velo, sin que sea
+insolente audacia tomarle. Nada he dicho aún á nadie de esta reciente
+resolución; pero estoy decidida. Hablaré de esto al padre Jacinto para
+que él hable á mi madre, la convenza de que me conviene y quiero ser
+monja, y en vista de mi resolución desengañe á D. Casimiro. Desengaña
+tú, desde luego, al infeliz D. Carlos. No te niego que le he querido,
+que le quiero aún; pero no se lo digas. Díle que quiero á otro; que en
+mi corazón hay un inmenso vacío, donde reinan pavorosas tinieblas. No
+basta D. Carlos á llenar ni á iluminar este vacío, y si Dios no le llena
+y le ilumina, me moriré de miedo, y lo menos doloroso que ocurrirá será
+que le llene mi perturbada imaginación con espectros horribles que
+surgen de mi atribulada conciencia. Adiós."
+
+
+
+
+XX
+
+La lectura de escrito tan melancólico aguó el contento del paseo del
+Comendador y de su sobrina. Apenas se hablaron ya hasta volver á casa.
+
+Aquella crisis repentina del alma de Clara puso á D. Fadrique taciturno.
+
+Las ideas que acudían á su mente no eran para reveladas á su sobrina.
+
+Pensaba el Comendador que el perpetuo roce del espíritu de Doña Blanca
+con el de su hija; que la presión que ejercía en aquella joven de diez y
+seis años el severo y atrabiliario carácter de su madre, y que los
+terrores de que había cargado su conciencia, tenían á la pobre Clara en
+un estado de ánimo no muy distante del delirio. La carta á Lucía era la
+señal alarmante que Clara daba de aquel estado.
+
+El Comendador, empero, aunque lleno de zozobra, decidió no intervenir
+aún en nada. La resolución de la crisis podía ser favorable si él no
+intervenía. Su intervención podía hacerla más peligrosa.
+
+La sinceridad de Clara era evidente. De súbito sin que el P. Jacinto, ni
+nadie, se lo inspirase, había cambiado de propósito y se hallaba
+resuelta á ser monja. Harto se comprende que para las creencias del
+Comendador esta resolución era funesta; pero en virtud de esta
+resolución era casi seguro que D. Casimiro sería despedido. Iba á
+eliminarse un obstáculo; iba á descartarse un adversario.
+
+D. Fadrique determinó, pues, aguardar con calma, sin dejar de estar á la
+mira.
+
+Al mismo P. Jacinto no le insinuó ningún aviso que pudiera servirle de
+regla de conducta. Se fió por completo, de su buen natural, y le dejó
+seguir libremente sus propias inspiraciones.
+
+La prudencia del Comendador se vió coronada del éxito al cabo de pocos
+días.
+
+Doña Blanca, persuadida de que la súbita vocación de su hija era sincera
+y profunda, tuvo con D. Casimiro una conversación muy afectuosa y grave,
+y le dió sus pasaportes.
+
+El P. Jacinto ponderó el fervor de Clara y animó á Doña Blanca para que
+á la mayor brevedad la dejase entrar de novicia en un convento de
+carmelitas descalzas que en la ciudad había.
+
+D. Valentín se avino á todo sin chistar.
+
+Clarita hubiera, pues, entrado en seguida en el convento, como lo
+deseaba y lo pedía; pero la crisis de su alma había influído
+poderosamente sobre su hermoso cuerpo. Sus ojeras eran más obscuras y
+extensas que de ordinario; había adelgazado mucho; la palidez de su
+rostro hubiera inspirado miedo, si su rostro no hubiera sido tan
+hermoso; su distracción y su embebecimiento parecían á veces más propios
+de un ser del otro mundo que de una criatura de éste, y en su andar
+vacilante y en el brillo momentáneo de sus ojos, seguido siempre del
+prolongado adormecimiento de tan divinas luces, había como un mal
+agüero, como un anuncio fatídico, que no pudo menos de perturbar la
+férrea conciencia de Doña Blanca, de doblegar bastante su
+inflexibilidad, y de aterrarla por último.
+
+Las causas del cambio de Clara eran vagas y confusas; pero Doña Blanca
+reconocía que de su modo de educar á Clara, de su involuntario y tenaz
+prurito de mortificarla y asustarla con los peligros del mundo y con su
+propia condición de pecadora, y de aquel duro yugo que desde la infancia
+había hecho pesar sobre la conciencia de su infeliz hija, provenía en
+gran parte la situación en que se hallaba. El motivo, ó mejor dicho, la
+ocasión de exacerbarse el mal y de aparecer de repente con tan medrosos
+síntomas, era para todos un misterio. Esto no obstaba para que Doña
+Blanca empezase á temer que pudiera caer sobre ella el crimen de
+infanticidio por esquivar el delito de hurto.
+
+Doña Blanca procedió, pues, con inusitada blandura y exquisita
+prudencia; pero sin desmentir su carácter y sin faltar á su más
+importante propósito.
+
+No contenta con estar persuadida de la firme resolución que tenía Clara
+de tomar el velo, hízola prometer que profesaría. Y esto de suerte que
+la promesa no pareció arrancada por instigación de Doña Blanca, sino á
+su despecho. Así se aseguraba Doña Blanca de que su hija, renunciando al
+mundo, renunciaría á los bienes de D. Valentín y no podría transmitirlos
+á nadie.
+
+Pero Doña Blanca no quería matar á su hija. Atormentábase previamente
+con el remordimiento de que fuera al claustro desesperada y herida de
+muerte. Deseaba verla profesar, pero alegre, lozana, llena de vida; no
+apareciendo como una víctima, sino con el deleite, el gozo y la
+satisfacción de una esposa que vuela á los brazos de su gallardo y feliz
+prometido.
+
+Á fin de lograr que las cosas fueran así, Doña Blanca puso á un lado su
+constante severidad; empezó á tratar á Clara hasta con mimo, y anhelante
+de que recobrase la alegría y la salud, rompió el entredicho; abrió las
+puertas de su casa para Lucía, y consintió en que Clara volviese á salir
+con ella de paseo, aun á pesar del Comendador.
+
+Doña Blanca, no obstante, antes de dar este permiso, preparó á su hija
+contra D. Fadrique, pintándosele como un monstruo de impiedad y de
+infamia, y recomendándole mucho que hablase con él lo menos posible.
+
+Doña Blanca, entre tanto, se propuso seguir encastillada en su caserón,
+sin ver á nadie más que al P. Jacinto, y á Lucía, si acaso.
+
+
+
+
+XXI
+
+El destino de D. Casimiro es el más extraño y caprichoso entre los de
+cuantos personajes figuran en esta historia. En el tejido de su vida
+había puesto él un orden envidiable y gastado poquísimo. Así es que, por
+más que D. Casimiro distase mucho de ser un águila en nada, había
+atinado á darse tan buena traza con economía y juicio, que era un señor
+acaudalado para lo que entonces se usaba en Villabermeja. Esto se lo
+debía á sí mismo, y de ello podía estar con razón y estaba orgulloso. Lo
+que debió á la casualidad, á un conjunto de hechos para él
+inexplicables, fué el momentáneo encumbramiento á novio de su linda y
+rica sobrina la señorita Doña Clara.
+
+Con cincuenta y seis años de edad, no pocos padecimientos y la facha que
+ya hemos descrito, don Casimiro mismo, á pesar de su amor propio, que no
+era flojo, había hallado, allá en el centro de su conciencia, un si es
+no es inverosímil que le quisiesen casar con aquel pimpollo. El amor
+propio, no obstante, es ingeniosísimo, estando casi siempre su ingenio
+en razón inversa del ingenio de las personas; por donde D. Casimiro
+imaginó pronto que en su alma había de haber tan escondidos tesoros de
+bondad y de belleza, y que en sus modales y porte habían de transcender
+tal distinción hidalga y tal elegancia ingénita, que, descubierto todo
+por los ojos zahoríes de Doña Blanca, bastó y sobró para que ella
+ansiase tener á D. Casimiro por yerno. Don Casimiro, pues, desde que
+empezó á ser novio de Clara, se puso más orondo y satisfecho que antes.
+
+Terrible fué el desengaño cuando Doña Blanca le despidió. El enojo
+interior de D. Casimiro no fué menos terrible; pero él era encogido y
+muy torpe para expresarse; Doña Blanca hablaba bien y con autoridad é
+imperio, y el Sr. D. Casimiro se tragó su enojo, y recibió los
+pasaportes, hecho manso cordero.
+
+Como sucede á todas las personas débiles y soberbias á la par, la ira de
+D. Casimiro se fué aglomerando después y poco á poco en el corazón,
+cuando se detuvo á considerar el chasco que se le daba y el desaire
+grandísimo que se le hacía.
+
+Cierto que el rival por quien Clara le dejaba era Dios mismo; pero D.
+Casimiro no se aplacaba con esto.
+
+--¿Si querrá ser monja --decía,-- para no casarse conmigo? Valiera más
+haberlo pensado con tiempo y no ponerme en ridículo ahora. Sin duda que
+para mí es menos cruel que me deje por tan santo motivo que no que me
+deje para casarse con otro mortal. Yo no hubiera consentido esto último.
+Nos hubieran oído los sordos. Yo hubiera tenido un lance con mi rival.
+Pero ¿contra Dios qué he de hacer?
+
+Don Casimiro se consolaba algo con la imposibilidad de tener un lance
+con Dios, y hasta con la obligación piadosa en que se veía de
+resignarse.
+
+Su encono contra Doña Blanca y contra Clarita no se mitigaba, á pesar de
+todo. No había quedado perro ni gato, en diez leguas á la redonda, á
+quien D. Casimiro no hubiera dado parte de su ventura. Ahora, su caída y
+su desventura debían de ser é iban siendo no menos sonadas, y, por
+desgracia, harto más aplaudidas.
+
+La vanidad del hidalgo bermejino recibía desaforados golpes. Pero ¿cómo
+vengarse?
+
+--La venganza es el placer de los dioses --exclamaba á sus solas el
+dichoso hidalgo;-- pero decididamente yo no soy un dios. ¿Qué me
+conviene hacer? Es refrán frailuno, y muy discreto, que _la injuria que
+no ha de ser bien vengada ha de ser bien disimulada_. Disimulemos pues.
+También hay otro refrán que reza: _Cachaza y mala intención_. Sigamos lo
+que prescriben dichos refranes. Lo primero que me importa es dejar ver
+que no me afligen los desdenes de Clarita. Si ella no me quiere, otra
+que vale tanto como ella, más que ella, estoy seguro de que me querrá.
+Voy á volver á pretender á Nicolasa. No es rica, pero es mejor moza que
+Clarita.
+
+Sin desistir, por consiguiente, de vengarse si se presentaba ocasión
+cómoda para ello, D. Casimiro resolvió enamorar estrepitosamente á
+Nicolasa, esperando que así daría picón á la futura carmelita, ó
+probaría al menos que tenía por amiga una mujer de mucho mérito.
+
+Nicolasa, en efecto, lo era. Hija del tío Gorico y de su primera mujer,
+alcanzaba fama en casi toda la provincia por su singular hermosura,
+discreción y rumbo. Caballeros, ricos hacendados y hasta usías ó señores
+de título, menos comunes entonces que ahora, habían suspirado en balde
+por Nicolasa, la cual, con modesta dignidad, había respondido siempre en
+prosa aquello que dice en verso cierta dama de una antigua comedia nada
+menos que al Rey:
+
+Para vuestra dama, mucho;
+Para vuestra esposa, poco.
+
+Nicolasa excitaba y provocaba con sus risas, con sus ojeadas lánguidas y
+con su libertad y desenvoltura. Los hombres se prendaban de ella, la
+perseguían y se llenaban de esperanzas; pero, no bien querían
+propasarse para que se lograsen, Nicolasa se revestía de gravedad y
+entono, propios de la mejor heroína de Calderón, hablaba de la
+inestimable joya de su castidad y limpísima honra, y ponía á raya todo
+atrevimiento, todo desmán y todo propósito amoroso algo positivo que no
+llevasen por delante al padre cura.
+
+Nicolasa había heredado de su madre ciertas prendas que valen más que
+los bienes de fortuna, porque los conservan, si los hay, y suelen
+proporcionarlos, si no los hay. Tenía don de mando y don de gentes,
+extraordinaria energía de voluntad y perseverancia en sus planes. Se
+había propuesto ó ser una señorona principal ó quedarse para vestir
+imágenes, y, sirviéndole esto de pauta, ajustaba á ella todos los actos
+de su vida.
+
+Aunque el tío Gorico había contraído segundas nupcias, y Nicolasa tuvo
+madrastra en vez de madre casi desde la infancia, lejos de contribuir
+esto á que se criase con menos mimo, había ocasionado lo contrario. La
+madre de Nicolasa había sido tremenda, dominante, feroz: una Doña Blanca
+á lo rústico; mientras que Juana, la segunda mujer del tío Gorico, era
+la propia dulzura, sometida siempre á su marido, quien á su vez no hacía
+más que lo que á Nicolasa se le ocurría. Nicolasa lo podía y mandaba
+todo en casa de su padre, menos impedir que el tío Gorico dejase de
+beber bebida blanca.
+
+Los preliminares amorosos de Nicolasa, que estaba entre los veinte y
+los treinta años de su edad, habían sido ya innumerables. Todos sus
+amores habían muerto al nacer. Á los pretendientes encopetados los había
+Nicolasa despedido, apelando al cura. Á los pretendientes de su clase
+los había desdeñado cuando ya llegaban á lo serio y hablaban del cura
+ellos mismos.
+
+Nicolasa, no obstante, como todas las mujeres frías, pensadoras y
+traviesas, había sabido retener en sus redes, en este crepúsculo de
+amor, que califican de platónico, á varios suspiradores perpetuos, de
+los que llaman en Italia _patitos_. Uno, sobre todo, pudiera servir de
+ejemplo portentoso por su pertinacia, resignación y fervor en las
+incesantes adoraciones. Tal era el hijo del maestro herrador, Tomasuelo.
+
+Desde los diez y siete hasta los veinticinco años que ya tenía, estaba
+como en cautiverio agridulce. Jamás Nicolasa le dijo que le amaba de
+amor, y jamás le quitó la esperanza de que tal vez un día podría amarle.
+En cambio, le declaraba de continuo que le amaba más de amistad que á
+ningún otro ser humano; y cuando le declaraba esto, se le veía al chico
+hasta la última muela, sentía una beatitud soberana, y daba por bien
+empleados sus, para otras cosas, inútiles y perennes suspiros.
+
+Y no se crea que Tomasuelo era canijo, ruín y tonto. Tomasuelo era
+listo, despejado y fuerte: el mozo más guapo del lugar; pero Nicolasa le
+había hechizado. Con un rayo de luz de sus ojos podía darle una dosis de
+aparente bienaventuranza que le durase una semana. Con una palabra sola
+podía hacerle llorar como si fuese un niño de cuatro años.
+
+Las cadenas en que Tomasuelo gemía y gozaba á la vez de verse cautivo,
+estaban suavizadas para el mozo, y en cierto modo justificadas para el
+público, con notable habilidad y profundo instinto. Tomasuelo podía
+entrar cuando se le antojase en casa del tío Gorico, ver á Nicolasa,
+requebrarla, mirarla con amor, acompañarla cuando salía; en suma,
+servirla y cuidarla, sin que nadie fuese osado á censurar lo más mínimo.
+Aunque entre Nicolasa y el hijo del herrador no había el más remoto
+grado de parentesco, Nicolasa había preconizado á Tomasuelo por su
+hermano. Dios naturalmente no le había dado objeto en quien poner amor
+fraternal; pero ella, que sentía con viveza y hondura este amor, se
+proporcionó á Tomasuelo para consagrársele. Con frases sencillas y con
+ánimo imperturbable, Nicolasa explicaba de esta manera sus extrañas
+relaciones con Tomasuelo; y como Tomasuelo hacía gala de su adoración
+espiritual y se lamentaba resignado de no ser querido de otra suerte,
+todos en el lugar, lejos de censurar, se maravillaban de aquel purísimo
+y angélico lazo que estrechaba así dos almas.
+
+Cuanto pretendiente se acercaba á Nicolasa era respetado por Tomasuelo,
+quien no le ponía el menor estorbo, durante los preliminares y
+coqueteos; pero si más tarde se extralimitaba y dejaba ver que venía con
+mal fin, ya podía temer el enojo y las pesadas manos de aquel hermano
+adoptivo, celoso de la honra de su familia. Asimismo Tomasuelo se ponía
+zahareño y poco agradable en su trato con todo aquel rival que por
+cualquier causa era despedido definitivamente y seguía importunando.
+
+Don Casimiro había estado, antes del noviazgo con Clara, en un largo
+período de coqueteo con Nicolasa, la cual, con exquisita circunspección,
+había sabido ir templando y moderando la máquina de los efectos, á fin
+de no precipitar al hidalgo en declaraciones y demostraciones tales, que
+no tuviesen ya más salida que la de ponerle en la disyuntiva de prometer
+boda ó de abandonar la empresa. Gracias á esta conducta, que pasa de
+hábil y raya en primorosa, D. Casimiro no había sido despedido; sus
+amores con Nicolasa habían sido como aurora, como amanecer poético de un
+día, que no llegó por haberse interpuesto el compromiso con Clarita.
+Roto ya este compromiso, don Casimiro pudo volver, previo el perdón de
+su inconsecuencia, pedido con humildad y concedido magnánimamente, al
+mismo punto en que lo había dejado: al amanecer, á la aurora.
+
+Las cosas estaban dispuestas con tal arte, que en lugar de escamarse un
+pretendiente con Tomasuelo, lo primero que tenía que hacer era como
+impetrar el beneplácito de aquel espiritual hermano, tan celoso,
+vigilante é interesado en el bien de su hermanita. D. Casimiro obtuvo la
+confianza y venia de Tomasuelo, y lo consideró buena señal.
+
+Abandonada la ciudad, y vuelto D. Casimiro á reales de Villabermeja, se
+puso á galantear á Nicolasa con la imprudencia y el ímpetu del
+despechado. Ella era harto discreta para no conocer que entonces ó
+nunca: que la fortuna le presentaba el copete y que importaba asirle. D.
+Casimiro buscaba en Nicolasa refugio y compensación contra el desdén de
+Clarita. D. Casimiro estaba en su poder.
+
+Nicolasa provocó la declaración seria y definitiva. Hecha ésta, planteó
+los dos términos del fatal dilema: ó promesa formal de casamiento, ó
+despedida y nuevas calabazas ruidosas. D. Casimiro no pudo resistir y
+prometió casarse.
+
+Espantoso día de prueba fué aquel en que supo este triunfo el platónico
+Tomasuelo. Hasta entonces no había tenido rival que fuese más dichoso
+que él. Ya le tenía. La amargura de los celos le acibaró el corazón;
+las lágrimas brotaron en abundancia de sus ojos.
+
+Cuando vió á solas á Nicolasa, con los ojos encarnados de llorar y con
+voz trémula le dijo:
+
+--¿Conque cedes al amor de D. Casimiro? ¿Conque vas á casarte? ¿Conque
+me matas?
+
+--Calla, tontito mío, contestó ella.--¿Á qué vienen esas quejas? ¿Te he
+engañado yo jamás?
+
+--No; no me has engañado.
+
+--¿Querías que dejase pasar tan buena proporción de ser señora principal
+y millonada? ¿Tan mal me quieres, egoísta?
+
+--No porque te quiero mal, sino porque te quiero á manta, lo siento y lo
+lloro.
+
+Y Tomasuelo lloraba en efecto.
+
+--Anda, no llores, majadero. ¡Si vieses qué feo te pones! ¿Quién ha
+visto llorar á un hombrón como un castillo?
+
+--Pero ¡si no puedo remediarlo!
+
+--Sí puedes; haz un esfuerzo, ten valor y sosiégate. Ten en cuenta que,
+de aquí adelante, no sólo hallarás en mí á una hermana, sino á una
+madrina y á una protectora muy pudiente.
+
+--¿Y á mí qué se me da todo eso? Nada. Lo que yo codiciaba era tu
+cariño.
+
+--Y no lo tienes como antes, ingrato? Pues qué, ¿los buenos hermanitos
+dejan de amarse aunque se case uno de ellos?
+
+--No seas tramayona, no me aturrulles. Ya sabes tú que la ley que yo te
+tengo no puede sufrir...
+
+--Vamos, vamos; déjate de niñerías. ¿Quién crees tú que ocupa y llena el
+lugar más bonito, principal y escondido de mi corazón? Tú. Mi alma es
+tuya. Te la dí toda con el amor que en ella se cría; con afecto de
+hermana. ¿Qué sombra puede hacerte que sea yo la mujer legítima de D.
+Casimiro? ¿Por eso hemos de dejar de querernos como hasta aquí, más que
+hasta aquí? Nos querremos cuanto tú quieras y cuanto sea posible
+quererse, sin ofender á Dios. ¿Supongo que tú no querrás ofender á Dios?
+Contesta.
+
+--No, mujer; ¿cómo he de querer yo ofender á Dios? Pues qué, ¿no soy
+buen cristiano?
+
+--Lo eres. Es una de las partes que más aprecio en tí. Por eso confío en
+que pienses que voy á ser esposa de otro y no desees nada. Sólo el deseo
+es ya pecado. Acuérdate de los mandamientos.
+
+--Oye, ¿y está en mi poder no desear?
+
+--Sí. Cállate; no digas nada á nadie, ni á tí mismo, cuando desees, y el
+silencio matará el deseo.
+
+--Me matará á mí antes.
+
+Tomasuelo lloró más fuerte que nunca. Las lágrimas caían á modo de
+lluvia, acompañadas por tempestad de sollozos.
+
+--¡Por vida de los hombres endebles! --exclamó Nicolasa.-- ¿Qué locura
+es ésta? Cálmate, por Dios y ten pecho ancho.
+
+Nicolasa, con suma blandura, enjugó las lágrimas del mozo con el propio
+pañuelo de ella; luego le dió tres ó cuatro palmaditas en el grueso y
+robusto cogote; luego le hizo unas cuantas muecas como remedando la
+desconsolada cara que ponía, y, por último, le pegó un afectuoso y
+archi-familiar tirón de las narices.
+
+Tomasuelo no supo resistir á tanto favor y regalo. Como rayos de sol
+entre nubes, la alegría y la satisfacción aparecieron en sus ojos á
+través de las lágrimas. La boca de Tomasuelo se abrió, enseñando la
+blanca, completa y sana dentadura. No pudo sonreír, porque se quedó
+boquiabierto y como traspuesto.
+
+Nicolasa entonces repitió los cogotazos; añadió al tirón de las narices
+unos cuantos tirones de las orejas, y Tomasuelo pensó que se le llevaban
+al paraíso y que era el más feliz de los mortales.
+
+En esta situación de ánimo convino en que Nicolasa debía casarse con D.
+Casimiro; en que él debía seguir siendo su hermano, sin pensar, ó sin
+decir al menos que pensaba en otra cosa; y concibió con claridad, más
+que por el discurso y las razones, por los blandos cogotazos y por los
+tirones de orejas, toda la suavidad, hechizo, consistencia y deleite del
+amor espiritual que á Nicolasa le ligaba.
+
+Así venció Nicolasa los obstáculos todos y aseguró su proyectada boda
+con D. Casimiro.
+
+La fama difundió al punto la noticia por toda Villabermeja; salvó luego
+su término y la llevó á la ciudad, y á los oídos del Comendador, de su
+familia y de los señores de Solís.
+
+El Comendador había sido visitado por D. Casimiro y le había pagado la
+visita. No se habían hallado en casa y no se habían visto. La frialdad
+de sus relaciones no hacía necesario más frecuente trato.
+
+No bien supo el Comendador el resuelto proyecto de boda entre D.
+Casimiro y Nicolasa, fué á Villabermeja; visitó á la chacha Ramoncica y
+tuvo una larga conferencia con ella, de cuyo objeto se enterará más
+tarde el curioso lector. Después de esto se volvió á la ciudad D.
+Fadrique.
+
+
+
+
+XXII
+
+Clara había vuelto á salir de paseo con Lucía y acompañada del
+Comendador y de Doña Antonia; pero Clara estaba cambiada.
+
+Su palidez y su debilidad eran para inspirar serios temores. Su
+distracción continua asustaba también al Comendador. Cuando éste le
+dirigía la palabra, Clara se estremecía como si la sacasen de un sueño,
+como si cortasen el vuelo remontado de su espíritu y le hiciesen caer de
+pronto del cielo á la tierra, á modo de pajarillo herido por el plomo
+allá en lo sumo del aire.
+
+Á pesar de la benignidad y dulce condición de Clara, D. Fadrique
+advertía con pena que aquella linda criatura esquivaba su conversación;
+casi no le respondía sino con monosílabos, y hasta procuraba que él no
+le hablase.
+
+Con Lucía era Clara más expansiva, y Lucía seguía siéndolo siempre con
+el Comendador. Por medio, pues, de Lucía penetraba aún el Comendador en
+el espíritu de aquel ser querido y comunicaba algo con él.
+
+Las nuevas que Lucía le daba eran en substancia siempre las mismas, si
+bien más inquietantes cada vez.
+
+--No lo comprendo, tío --decía Lucía,-- pero á veces me doy á cavilar
+que á Clara le han dado un bebedizo. ¡Tiene unos terrores tan
+inmotivados! ¡Siente unos remordimientos tan fuera de razón!... No sé
+qué sea ello. Doña Blanca le ha puesto tan feroces escrúpulos en el
+alma, le ha hecho recelar tanto de su apasionada natural condición...
+que la infeliz se cree un monstruo, y es un ángel. Tal vez imagina que
+la persiguen las furias del infierno, los enemigos del alma, una legión
+entera de diablos, y entonces no se considera en salvo sino acogiéndose
+al pie del altar. Es menester que avisemos á D. Carlos que venga pronto,
+á ver si liberta á Clara de este género de locura.
+
+El Comendador y Lucía escribieron con la misma fecha á D. Carlos de
+Atienza, participándole la novedad de la despedida de D. Casimiro, de la
+resolución de Clara de retirarse á un convento y del estado poco
+satisfactorio de su salud. Don Carlos partió desatentado de Sevilla, y
+estuvo en la ciudad á poco.
+
+Con el mismo recato y disimulo de siempre Don Carlos volvió á ver á
+Clara en los paseos que ésta daba con Lucía; pero la delicada salud de
+Clara le llenó de desconsuelo. Y más aún, si cabe, le atormentó y
+afligió el ver á Clara esquiva, tímida como nunca, apartándose de él y
+no queriendo apenas hablarle, aunque mirándole á veces con involuntarias
+amorosas miradas, que se conocía que ella dejaba escapar á su despecho,
+y con las cuales, más que amor, reclamaba piedad, conmiseración y hasta
+perdón por su inconsecuencia de dejarle, de haber alentado sus
+esperanzas, y de matarlas ahora entrando en el claustro.
+
+La desesperación de D. Carlos de Atienza llegó á su colmo. Con no poca
+amargura echaba la culpa de todo al Comendador.
+
+--Para esto --decía-- me obligó V. á que me ausentase. En esto han
+parado las promesas de arreglarlo todo en menos de un mes: en que Clara
+se me esté muriendo, y en que además haya dejado de amarme y quiera ser
+monja; en que acabe por tomar el velo... y luego la mortaja. Pero yo me
+moriré también. Yo no quiero sobrevivir. Me mataré si no me muero.
+
+El Comendador no sabía qué responder á tales quejas. Procuraba consolar
+á D. Carlos, que le juzgaba indiferente y extraño; que ignoraba que él
+tenía mayor necesidad de consuelo.
+
+Iba D. Fadrique á buscarle en el P. Jacinto. Iba asimismo á buscar en él
+alguna luz sobre aquel misterio; pero ¡caso extraño! el P. Jacinto, todo
+franqueza y jovialidad antes, se había vuelto muy grave, muy misterioso
+y muy callado.
+
+Don Fadrique entrevía, no obstante, que el padre Jacinto aprobaba la
+resolución de Clara de ser monja. Esto le ponía fuera de sí, y á veces
+estaba á punto de romper con el P. Jacinto y de mirarle como á amigo
+desleal ó como á fanático sin entrañas.
+
+Con todo, en medio de sus tribulaciones el Comendador se reportaba y no
+perdía la calma. Había tomado sus medidas. Su conducta estaba prescrita
+y determinada con firmeza, y aguardaba sereno el resultado.
+
+Este no tardó mucho en venir.
+
+Era muy de mañana cuando trajo un criado desde Villabermeja una carta
+para D. Fadrique. Don Fadrique la leyó rápidamente, estando en la cama
+aún. Se levantó á escape, se vistió y se fué al convento de Santo
+Domingo en busca de su maestro.
+
+El padre acababa de levantarse y recibió á Don Fadrique en su celda.
+Sentados ambos, como en la otra celda de Villabermeja, hablaron de este
+modo.
+
+
+
+
+XXIII
+
+--Padre Jacinto --dijo el Comendador con aire de jubiloso triunfo--,
+Clara es libre ya. No es menester que se case con D. Casimiro ni que sea
+monja.
+
+--¿Cómo es eso, hijo mío?
+
+--He dado por ella una suma igual á todo el caudal de D. Valentín.
+
+--¿Á quién?
+
+--Á D. Casimiro.
+
+--¿Y con qué razón? ¿Con qué pretexto ha podido aceptarla?
+
+--La ha aceptado con una razón que promete callar; por un motivo
+secreto.
+
+--¡Válgame Dios, hijo mío! ¡Qué delirio! ¡Qué sacrificio inútil: Y
+dime... ese motivo secreto... ¡Confiar así á D. Casimiro la honra de una
+familia ilustre!...
+
+--Yo no le he confiado nada.
+
+--¿Pues de qué medio te has valido?
+
+--De una mentira; pero mentira indispensable y con la cual nadie pierde.
+
+--¿Puedo saber esa mentira?
+
+--Todo lo va V. á saber.
+
+El padre prestó la mayor atención. Don Fadrique prosiguió diciendo:
+
+--De sobra sabe V. que Paca, la primera mujer del tío Gorico, fué una
+mala pécora.
+
+--Es evidente. Dios la haya perdonado.
+
+--La buena reputación de Paca no tiene nada que perder.
+
+--Absolutamente nada.
+
+--Pues bien. Hay la feliz coincidencia de que Nicolasa nació pocos meses
+después de mi ida de Villabermeja, cuando estuve allí de vuelta de la
+Habana.
+
+--¿Y qué?
+
+--He hecho creer primero á la chacha Ramoncica, con el mayor sigilo, que
+Nicolasa es hija mía. Le he dicho que un deber imperioso de conciencia
+me obliga á dotarla, ahora, que ella se va á casar. La chacha entiende
+poco de números. Se ha espantado, no obstante, de la enorme cantidad que
+yo quería dar por dote; pero la he echado de espléndido y me he supuesto
+más rico de lo que soy. Á las observaciones que la chacha me ha hecho,
+he respondido que mi resolución era irrevocable. He persuadido, por
+último, á la chacha de que no conviene que Nicolasa sepa los lazos que á
+ella me unen, y que es más delicado y honesto que lo sepa sólo el
+sujeto que va á ser su marido. He logrado, pues, que la chacha se
+encargue de persuadir á D. Casimiro á que tome lo que libre, aunque
+misteriosamente, quiero dar y doy á su futura. No creo que la chacha
+haya tenido que hacer grandes gastos de elocuencia para convencer á D.
+Casimiro de que debe aceptar. Don Casimiro me ha escrito esta carta,
+donde me dice que acepta, me colma de elogios por mi generosidad, y me
+promete callar el motivo de la donación que le hago, y la misma
+donación, hasta donde sea posible.
+
+El P. Jacinto leyó la carta que le entregó D. Fadrique. Luego sacó éste
+del bolsillo un paquete de papeles. Le puso sobre la mesa y dijo:
+
+--Aquí están los papeles todos que se requieren para formalizar la
+donación, la cual deseo que se lleve á feliz término por medio de V.
+Éste es el poder más amplio, otorgado ante un escribano de esta ciudad,
+para que V. disponga, venda, enajene y haga lo que convenga con todo
+cuanto me pertenece. Éstas son las cartas á los banqueros que tienen
+fondos míos, poniéndolos todos á la orden de V. Ésta, por último, es la
+lista, inventario, cuenta ó como quiera llamarse, de lo que en poder de
+dichos banqueros tengo hasta ahora; y esta otra es la cuenta de lo que
+valen los bienes de D. Valentín, justipreciados por peritos. Escasamente
+llegará lo mío á cubrir el importe de lo que disfruta dicho señor; pero
+V. sabe que poseo algunas finquillas, y, si fuere menester, supliré la
+falta. Querido maestro, V. va á ser ejecutor fiel y pronto de mi
+decidida voluntad, de la cual pretendo que dé V. noticia y testimonio á
+Doña Blanca, exigiéndole en cambio de mi parte la libertad de mi hija. Y
+digo exigiéndole la libertad de mi hija, porque si no le da libertad, si
+no procura quitarle de la cabeza tanto insano delirio, si no determina
+curarla de la mortal enfermedad de alma y de cuerpo, que su orgullo, su
+fanatismo y sus remordimientos, mil veces más odiosos que el pecado, han
+hecho nacer, yo me he de vengar, dando el más insolente escándalo que se
+ha dado jamás en el mundo. Espero que aceptará V. gustoso mi encargo.
+
+--Le acepto, --respondió el padre;-- mas no sin condiciones. Yo no he de
+ser el instrumento de tu ruína, si tu ruína es inútil.
+
+--¿Y por qué inútil?
+
+--Porque Clara, á mi ver, no desistirá ya de tomar el velo.
+
+--¿Cómo que no desistirá? Sobre Clara pesa el yugo férreo de su madre.
+Quitémosle ese yugo, y Clara volverá á vivir, y volverá á amar á su
+gallardo estudiante, y se casará con él, y será dichosa.
+
+--Lo dudo.
+
+--Yo no lo dudo. Lo que no me explico es cómo se ha vuelto V. tan
+tétrico.
+
+--Me parece que es ya tarde, --dijo el P. Jacinto, suspirando.
+
+--Voto al mismo Satanás --replicó D. Fadrique:--no es tarde aún, si la
+dicha es buena. Vaya usted hoy mismo á ver á Doña Blanca. Infórmela de
+todo. Convénzala de que es libre Clara; de que los bienes que de D.
+Valentín ha de heredar están ya pagados. Sepa Doña Blanca que yo rescato
+misteriosamente á nuestra hija. Sepa también que si no admite el
+rescate, romperé todo freno; lo diré todo; seré capaz de una villanía;
+la deshonraré en público; leeré á D. Valentín cartas que aún de ella
+conservo; haré doscientas mil barbaridades.
+
+--Vamos, hombre, modérate. En seguida iré á hablar con Doña Blanca. Ella
+es madrugadora. Estará ya de punta y me recibirá. Aguárdame en tu casa,
+y allá acudiré á referirte mi entrevista.
+
+--En casa aguardaré á V. Apresúrese, padre, porque estoy devorado por la
+impaciencia.
+
+Dicho esto, el fraile y D. Fadrique se levantaron y salieron juntos de
+la celda á la calle, por la cual caminaron en silencio, hasta que el uno
+entró en casa de su hermano y el otro en casa de Doña Blanca Roldán.
+
+Dando paseos por su estancia; despidiendo desabridamente á la curiosa
+Lucía, que asomó la rubia cabeza á la puerta, y preguntó, como de
+costumbre, qué había de nuevo, y lleno todo de agitación, esperó D.
+Fadrique más de hora y media.
+
+El fraile llegó al cabo; pero, antes de que abriese los labios, columbró
+D. Fadrique, en lo melancólico que venía, que era portador de malas
+nuevas.
+
+No bien entrado el fraile, cerró la puerta con llave el Comendador, para
+que nadie viniese á interrumpirlos, y en voz baja dijo, mientras él y su
+maestro tomaban asiento:
+
+--Cuente V. lo que ha pasado. No me oculte nada.
+
+--Hablaré en resumen, porque ha sido larga la discusión. Doña Blanca ha
+celebrado tu generosidad. Dice que no atina á comprender cómo un impío
+es capaz de acción tan noble. Supone que es obra del orgullo; pero al
+fin la celebra. Mas no por eso te excita á que consumes el sacrificio.
+Afirma que será inútil, y te ruega que no le hagas. Doña Blanca
+considera que su hija tiene hoy una verdadera vocación; que Dios la
+llama á ser su esposa; que Dios la quiere apartar de los peligros del
+mundo; que Dios quiere salvarla, y que ella no puede, sin gravísima
+culpa, retraer ahora á su hija de tan santos propósitos.
+
+--¡Hipocresía! ¡Refinamiento de maldad! --interrumpió D. Fadrique.-- ¿Y
+V. no la ha amenazado con mi venganza? ¿No le ha dicho V. que estoy
+determinado á todo; que le arrancaré la máscara; que se acordará de mí;
+que la burla que de mí hace no quedará sin afrentoso castigo?
+
+--Se lo he dicho todo; pero Doña Blanca ha contestado que, si bien te
+cree un hombre sin religión, todavía te tiene por caballero, y que no
+teme de tí esas villanas é infames acciones con que en tu rabia la
+amenazas. Añade, no obstante, que, aun cuando se engañase, aun cuando tú
+te olvidases de la honra y te vengases así, lo sufriría todo antes de
+disuadir á su hija contra lo que la conciencia le dicta.
+
+--Esa mujer está loca, P. Jacinto. Esa mujer está loca, y creo que su
+locura es contagiosa; que á Clara y á V. los tiene ya enloquecidos, y
+que falta poco para que yo también lo esté. Pero, lo juro por mi honor,
+por Dios, por lo más sagrado: mi locura será de muy diversa índole.
+Soñará con mi locura. Pues qué, ¿imagina que soy yo un segundo D.
+Valentín? ¿Piensa que me someteré á sus monstruosos caprichos? ¿Entiende
+que soy necio y que voy á creer lo que á ella se le antoje hacerme
+creer? Clara tiene trastornada la cabeza, y por eso quiere ser monja de
+repente. ¿Qué vocación ha de tener, cuando me consta que estaba, que
+está aún, enamorada de ese muchacho rondeño, con quien podría ser
+felicísima? Aquí hay algún misterio abominable. Algo se ha hecho para
+infundir el delirio en Clara y perturbar su natural despejo. Yo ni
+puedo, ni quiero, ni debo consentir extravagancias tan criminales. ¿No
+comprende esa mujer de Satanás que la educación que ha dado á su hija,
+que esos terrores que le ha infundido son como un veneno? ¿Quiere saciar
+el odio que me tiene, asesinando á su hija, porque también es mi hija?
+
+--Comendador, ten sangre fría; mira que te engañas. Mira que Clara no
+siente hoy la vocación religiosa por causa de su madre.
+
+--Me importa poco que sea hoy ó ayer cuando su madre le ha dado la
+ponzoña. El corazón me dice que las rarezas, que los extravíos de Clara
+provienen del tormento espiritual que le está dando su madre desde que
+la niña tiene uso de razón. Esto es menester que acabe. Si Clara, cuando
+esté en completa tranquilidad y serenidad de espíritu, sanos su cuerpo y
+su alma, persiste en ser monja, que lo sea: yo no me opondré. Mi
+sacrificio habrá sido inútil. No exhalaré una queja. Que disfrute de
+todos mis bienes D. Casimiro. Pero mientras Clara esté enferma, casi
+fuera de sí, con una especie de fiebre continua, no he de sufrir que se
+tome ese estado febril por éxtasis místico, y esos ataques nerviosos por
+llamamientos del cielo. Es mi hija, voto á quince mil demonios, y no
+quiero que me la maten. Ahora mismo voy á ver á Doña Blanca. Romperé la
+consigna para entrar. Romperé la cabeza á quien quiera oponerse á mi
+entrada. Si no la veo y la hablo, estallo como una bomba. No me detenga
+V., P. Jacinto. Déjeme V. salir.
+
+El Comendador había abierto la puerta, se había puesto el sombrero, y
+forcejeaba por salir con el P. Jacinto, que procuraba detenerle.
+
+--Quien está desatinado eres tú --decía el padre.--¿Á dónde vas? ¿No
+calculas el escándalo de lo que te propones hacer?
+
+--Déjeme V., Padre. Yo no calculo nada.
+
+--Esto es una perdición. Dios te ha dejado de su mano. Oye cuatro
+palabras con reposo y haz luego lo que quieras. Carezco de fuerzas para
+detenerte.
+
+El P. Jacinto cedió en su resistencia y el Comendador se paró á
+escucharle.
+
+--Quieres ver á Doña Blanca, y la verás, pero con menos peligro de
+lances y de escándalo. Pasado mañana va D. Valentín á la casería con el
+aperador, á vender unas tinajas de vino. Entonces podrás ver y hablar á
+Doña Blanca. Para evitar mayores males, te llevaré yo mismo. Yo
+entretendré á Clara á fin de que hables á solas con Doña Blanca y le
+digas cuanto tienes que decirle. Ya ves á lo que me allano. Ya ves á lo
+que me comprometo. Vas á sorprender desagradablemente á Doña Blanca con
+tu inesperada visita. Vuestra conversación va á tener algo de un duelo á
+muerte; mas prefiero intervenir en él, ser cómplice en el delito de
+vuestro espantoso diálogo, á que sucedan cosas peores. Por las ánimas
+benditas, Comendador, aguarda hasta pasado mañana. Vendrás conmigo.
+Verás á Doña Blanca. Por la amistad que me tienes, por la pasión y
+muerte de Cristo te suplico que te calmes para entonces, y trates de que
+sea lo menos cruel posible la entrevista que te voy á procurar.
+
+El Comendador cedió á todo, y agradeció al P. Jacinto los consejos que
+le daba y la protección que le ofrecía.
+
+
+
+
+XXIV
+
+Con febril impaciencia aguardó D. Fadrique el plazo que el padre le
+había pedido.
+
+No hay plazo que no se cumpla, y dicho plazo se cumplió al cabo.
+Cumpliéronse también los pronósticos del Padre. D. Valentín salió aquel
+día muy de mañana con el aperador para ir á la casería, de donde no
+pensaba volver hasta la noche.
+
+El Comendador, que lo espiaba todo, se preparó para la entrevista
+prometida. El P. Jacinto no se hizo aguardar mucho tiempo y vino á
+buscarle.
+
+Reconociendo que lo menos peligroso, lo menos ocasionado á males, era
+que se viesen ambos cómplices, por si lograban entenderse y convenir en
+algo acerca de la hermosa Clarita, no quiso el padre hablar con Doña
+Blanca y proponerle una conferencia con el Comendador. Tenía por seguro
+que se negaría, y que, ya sobre aviso, le haría más difícil, casi
+imposible, el hacer entrar al Comendador hasta donde ella estuviese.
+Así, pues, se resolvió por la sorpresa. Sabía las costumbres de la
+casa, sabía las horas de todo, y todo lo dispuso con sencillez y
+habilidad.
+
+Antes de las diez de la mañana, una hora después del almuerzo, Clara se
+retiraba á su cuarto y Doña Blanca se quedaba sola en la sala donde
+estaba de diario.
+
+El padre se puso en marcha en punto de las diez llevando al Comendador
+en pos de sí. Entraron en el zaguán, y el padre dió dos aldabonazos.
+
+La voz de una criada gritó desde arriba:
+
+--¿Quién es?
+
+--Ave María purísima. Gente de paz, --contestó el padre.
+
+La moza, que reconoció la voz, tiró del cordel desde un balcón del piso
+principal que daba al patio. Con este cordel se abría la puerta sin
+bajar la escalera.
+
+La puerta se abrió, y entraron el Comendador y el fraile, sin que los
+viese nadie, ni la misma criada que les había abierto, pues entre el
+patio, á donde daba el balcón en que se hallaba la criada, y la puerta
+de la calle, había otro zaguán, del cual arrancaba la escalera principal
+ó de los señores.
+
+No bien entró el P. Jacinto con su compañero, cerró de nuevo la puerta y
+dijo en alta voz:
+
+--Dios te guarde, muchacha.
+
+--Dios guarde á su merced, --contestó ella.
+
+Entonces el Comendador y su guía subieron rápidamente la escalera. Ya
+en la antesala, donde tampoco había un alma, dijo el fraile á D.
+Fadrique, señalándole una puerta:
+
+--Allí está Doña Blanca. Entra... háblale; pero ten juicio.
+
+Don Fadrique, con ánimo decidido, con verdadero denuedo, se dirigió á la
+puerta señalada, entró, y la volvió á cerrar.
+
+No bien desapareció D. Fadrique, llegó la criada.
+
+--¡Hola! --dijo el P. Jacinto.-- ¿Está Doña Blanca sola?
+
+--Sí, padre. ¿No entra su merced á verla?
+
+--No; más tarde. Déjala tranquila. No entres ahora, que estará ocupada
+en sus negocios. No la distraigamos. ¿Está Clarita en su cuarto?
+
+--Sí, padre.
+
+--Ea, vete á tus quehaceres, que yo voy á ver á Clarita.
+
+Y, en efecto, el P. Jacinto y la criada se fueron por su lado cada uno.
+
+Entre tanto, D. Fadrique se hallaba ya en presencia de Doña Blanca,
+sorprendida, pasmada, enojada de tan imprevisto atrevimiento. Sentada en
+un sillón de brazos, había levantado la cabeza al sonar el pestillo y la
+puerta que se abría, había visto que la volvía á cerrar quien había
+entrado, había reconocido al punto al Comendador, y aun casi inmóvil,
+silenciosa, le miraba de hito en hito, sospechaba si estaría soñando, y
+apenas si se atrevía á dar crédito á sus ojos.
+
+El Comendador se adelantó lentamente dos ó tres pasos.
+
+No saludó de palabra; no pronunció una sola: no hallaba, sin duda,
+fórmula de saludo que no disonase en aquella ocasión; pero con el gesto,
+con el ademán, con la expresión de toda su fisonomía, mostraba que era
+un caballero respetuoso, que pedía humildemente perdón de la astucia y
+de la audacia que se había visto obligado á emplear para llegar hasta
+allí. En su rostro se veían las disculpas que de palabra no daba. Si
+atropellaba respetos, lo hacía con razón suficiente. Á par de estas
+cosas, se leía asimismo en el rostro varonil del Comendador la firme
+resolución de no salir de allí hasta que se le oyese.
+
+Doña Blanca se hizo al punto cargo de todo esto. Conocía tan bien á
+aquel hombre, que no necesitaba á veces oirle hablar para penetrar sus
+intenciones y sus sentimientos. Doña Blanca comprendió que lo menos malo
+era oirle; que no podía echarle, sin exponerse á dar el mayor de los
+escándalos. No quiso, sin embargo, aparecer desde luego resignada. Se
+alzó de su asiento, y antes de que el Comendador hablase, le dijo:
+
+--Váyase V., D. Fadrique, váyase V. ¿Qué palabras, qué explicaciones
+pueden mediar entre nosotros, que no produzcan una tempestad, sobre todo
+si nos hablamos sin testigos? ¿Para qué me busca V.? ¿Para qué me
+provoca? No podemos hablarnos; apenas si podemos mirarnos sin herirnos
+de muerte. ¿Es V. tan cruel, que desea matarme?
+
+--Señora --contestó el Comendador:-- si no creyese que cumplo un deber
+imperioso viniendo hasta aquí, no hubiera venido. Cuando penetro
+furtivamente en esta sala, es porque tengo razones suficientes para
+ello.
+
+--¿Qué razones alega V. para venir á turbar mi reposo?
+
+--El interés que me inspira un ser á quien me une estrechísimo lazo.
+
+--Muy disimulado, muy oculto ha tenido V. ese interés durante diez y
+seis años. No se ha acordado V. de ese ser hasta que por casualidad ha
+tropezado con él en su camino. Ha sido menester que salga V. de paseo
+con una sobrina suya, y que esta sobrina tenga una amiga, y que esta
+amiga vaya con ella, para que el amor paternal, que vivía latente y ni
+siquiera sospechado allá en las profundidades de su magnánimo corazón,
+se revele de pronto y dé gallarda y briosa muestra de sí. Si el acaso no
+nos hubiese traído á vivir en la misma población, ó si Clara no hubiese
+sido amiga de Lucía, aunque en la misma población viviésemos, su
+interés de V., su amor paternal, sus deberes imperiosos, confiéselo V.,
+dormirían tranquilos en el fondo de esa envidiable y harto cómoda
+conciencia.
+
+--Justo es que me moteje V. No debo defenderme. Confieso mi culpa. Voy,
+con todo, á tratar de explicarla y de atenuarla. Yo no podía sospechar
+que al lado de V., bajo el amparo de una madre cariñosa, corriese mi
+hija ningún peligro, hallase motivo para ser desventurada.
+
+--Su desventura no proviene de mí solamente. Su desventura proviene del
+pecado en que fué concebida, y del cual ni V. ni yo, que somos los
+pecadores, podemos salvarla ni redimirla.
+
+--Ella no es responsable: nadie es responsable de faltas que no comete.
+Esa transmisión es un absurdo. Es una blasfemia contra la soberana
+justicia y la bondad del Eterno.
+
+--No llevemos la conversación por ese camino, Sr. D. Fadrique. Si á V.
+le parece blasfemia lo que yo creo, impiedad y blasfemia me parece á mí
+cuanto V. dice y piensa. ¿Á qué, pues, hablar conmigo de Dios? Deje V. á
+Dios tranquilo, si por dicha cree en Él, allá á su modo. La desventura
+de mi hija, llámela V. fatal, llámela como guste, procede de su
+nacimiento. Pues qué, ¿no ha reconocido V. mismo esa desventura, al
+querer librar de ella á mi hija, haciendo un gran sacrificio, que yo le
+agradezco, pero que juzgo ya inútil?
+
+--Alguna verdad hay en lo que V. dice. Yo reconozco que Clara, sin
+culpa, estaba condenada por la suerte ó á sacrificarse ó á ser una
+usurpadora indigna.
+
+--Estamos de acuerdo, salvo que donde V. dice por la suerte, digo yo por
+el pecado, y no por el pecado de ella, sino por el pecado de otros. Esto
+es inicuo para V., que no acata los inescrutables designios de la
+Providencia. Esto es solo misterioso para mí. Por eso es lo mejor no
+tocar tales cuestiones. Hablemos de aquello en que convenimos.
+Convenimos en que Clara estaba, sin culpa suya, condenada á una pena.
+
+--Convenimos; pero convenga V. también en que yo la he libertado.
+
+--Si la ha libertado V., habrá sido por una serie de casos fortuitos:
+porque vió V. á Clara y la reconoció; porque Clara es bonita, ya que, si
+hubiera sido fea, no se hubiera V. entusiasmado tanto, ni la vanidad de
+padre hubiera provocado con ímpetu el amor de padre, y porque, en suma,
+tiene usted bastante dinero que dar, y halla V. un hidalgo con bastante
+poca vergüenza para tomarle sin motivo justificado.
+
+--Á mi vez suplico yo también á V. que no entremos en cuestiones
+inútiles. Yo no he venido aquí á discretear ni á filosofar.
+
+--Yo no discreteo ni filósofo. Digo lo que es cierto. El pecado no fué
+un acaso; no fué algo independiente de nuestro libre albedrío. El que
+usted haya encontrado á Clara; el que ella sea bonita, por donde juzga
+V. que no debe casarse con D. Casimiro ni ser monja, y el que tenga V.
+más de cuatro millones, no son cosas que de su voluntad de V. han
+dependido. Para V. son casuales, aunque por Dios estuviesen previstas y
+preparadas, como lo está cuanto ocurre en el universo.
+
+--Vamos, señora, no apure V. mi paciencia. Tan casual será todo eso,
+como el haber yo encontrado á V. en Lima, el que fuese V. bonita y el
+que yo no fuese un monstruo de feo. Lo que no fué casual, sino
+voluntario, fué la caída; pero tampoco es casual, sino voluntario, el
+rescate. Será casual, no dependerá de mi voluntad el tener cuatro
+millones; pero es voluntario, es mi voluntad misma el darlos. Clara, no
+por casualidad, sino por un acto libre, está ya rescatada del
+cautiverio, al cual, según V. juzga, y no sin razón, se hallaba sometida
+por otro acto, que no supongo que considere V. más voluntario, más
+reflexionado, más meditado y más deliberado con perfecta claridad en la
+conciencia.
+
+Hasta este punto el diálogo había sido de pie. Doña Blanca ni se sentaba
+ni ofrecía asiento al Comendador. Éste, después de un momento de pausa,
+porque Doña Blanca no respondió al punto á su último razonamiento, dijo
+con serenidad:
+
+--Mire V., señora: yo no quiero que disertemos ni que divaguemos.
+Tengo, no obstante, mucho que hablar; y para que la conferencia sea
+breve, importa proceder sin desorden. El desorden no se evita sino con
+la comodidad y el reposo. ¿No le parece á V., pues, que sería bueno que
+nos sentásemos?
+
+Doña Blanca siguió silenciosa, lanzó una mirada al Comendador, entre
+iracunda y despreciativa, y se dejó caer de nuevo en el sillón, como
+aplanada. Entonces se sentó el Comendador en una silla, y prosiguió
+hablando.
+
+--Mi resolución --dijo,-- es irrevocable. Sea por lo que sea: por un
+capricho, porque Clara es bonita, porque he tropezado con ella
+casualmente en mi camino, por lo que á V. se le antoje, yo la he
+rescatado. Todo lo que herede ella por muerte de su marido de V. lo
+gozará ya, con años de anticipación, el que debiera heredarle, si Clara
+no viviese. Viva, pues, Clara. Vengo á pedir á V. su vida.
+
+--Á lo que viene V. es á insultarme. ¿Mato yo acaso á Clara?
+
+--Lejos de mí el propósito de insultar á V. Sin querer, podría V. acaso
+matar á Clara, y esto es lo que vengo á evitar. Para ello estoy resuelto
+á apelar á todos los medios.
+
+--¿Me amenaza V.?
+
+--No amenazo. Declaro mi pensamiento sin rebozo.
+
+--¿Y qué me toca hacer, según V., para evitar que Clara muera?
+
+--Disuadirla de que sea monja.
+
+--Eso es imposible. Yo no creo que entrar monja sea morir, sino seguir
+la mejor vida.
+
+--Ya he dicho que no discuto, ni trato de teologías con V. Concedo,
+pues, que la vida del claustro es la mejor vida; pero es cuando hay
+vocación para seguirla; cuando no se va al claustro desesperada, casi
+loca, llena de desatinados terrores.
+
+--Vuelvo á repetir á V. que me deje, Sr. D. Fadrique. ¿Para qué hablar?
+Nos atormentaremos y no nos entenderemos. Usted llama terrores
+desatinados al santo temor de Dios, desesperación al menosprecio del
+mundo, y locura á la humildad cristiana y al recelo de caer en tentación
+y de faltar á los deberes. Usted considera muerte la vida que en este
+mundo se asemeja más al vivir de los ángeles. ¿Cómo, pues, hemos de
+entendernos? Usted me honra más de lo que merezco, pensando que me
+acusa, al suponer que yo he inspirado á mi hija tales ideas y tales
+sentimientos.
+
+--Por amor del cielo, mi señora Doña Blanca, yo no sé por quién conjurar
+á V., en nombre de quién suplicarle, que no involucre las cosas, que no
+me oiga con prevención, que atienda al bien de su hija, y que no dude
+de que yo vengo aquí, la molesto con mi presencia y la mortifico con mis
+palabras, sin prevención también, y sólo por el deseo de ese bien
+impulsado. ¿Cómo he de condenar yo el santo temor de Dios, el
+menosprecio del mundo, si es razonable, y la humildad cristiana, que nos
+lleva á desconfiar de nuestra flaca y pecadora naturaleza? Lo que yo
+condeno es el delirio. Concedería que Clara tomase el velo aun cuando no
+le tomase después de pensarlo reflexivamente; aun cuando lo tomase por
+un rapto fervoroso de devoción; pero lo que no concedo, lo que no
+consiento es que le tome en un arrebato de desesperación. Sería un
+suicidio abominable y sacrilego.
+
+--¿Y de dónde infiere V. que Clara está desesperada? ¿Quién se lo ha
+dicho á V.? ¿Qué motivos tiene ella para desesperarse?
+
+--Nadie me lo ha dicho. Basta mirar á Clara para conocerlo. Usted misma
+lo conoce. No disimule V. que lo conoce. Si no temiese V. hasta por su
+vida corporal, ¿no hubiera ya dejado que entrase en el convento? Al
+darle ahora la libertad que le da, ¿no lo hace V. excitada por el deseo
+de que su salud se mejore? En cuanto á los motivos de su desesperación,
+concretamente yo los ignoro; pero los percibo de cierta manera confusa.
+Usted la ha hecho dudar de sí más de lo que debiera: sin prever un
+resultado tan funesto, ha infundido V. en su espíritu que está
+predestinada á pecar si no busca asilo al pie de los altares. En suma,
+V. la ha envenenado con tal desconfianza, que ella, al sentir los
+latidos de su corazón juvenil y la lozanía de la vida en su verde
+primavera; al ver el fuego, si puro, ardiente de sus ojos; al oir la voz
+de la naturaleza, que la incita á que ame; al soñar acaso con lícitas
+venturas, logradas en este mundo al lado de un ser de su misma humana
+condición, se ha figurado que era presa de impuras pasiones, se ha
+creído perseguida por los monstruos del infierno, y para no ser ella un
+monstruo, ha querido refugiarse en el santuario.
+
+--Demos que todo eso sea exacto --replicó imperturbable Doña Blanca.--
+Demos que los hechos son los mismos para V. y para mí. La diferencia
+subsistirá siempre en la manera de apreciarlos. Si Clara se va al
+claustro, no ya por puro amor de Dios, sino por temor de ofenderle, por
+considerarse sobrado frágil para resistir las tempestades del mundo y
+por miedo de sí misma y del infierno, Clara, á mi ver, no desatina:
+Clara procede con recto juicio y consumada prudencia. Los motivos de su
+vocación para la vida religiosa, si no son los más elevados, son buenos.
+Lejos de mí el tratar de disuadirla, aunque pudiese. Á fin de que goce
+Clara una efímera é incierta dicha en la tierra, no he de oponerme yo á
+que tome el camino que más derechamente pueda llevarla al cielo. No por
+dar gusto á V. he de aconsejar yo á Clara, cuando la nave de su vida va
+á entrar ya en el puerto segurísimo y abrigado, que vuelva la proa y que
+se engolfe en el piélago borrascoso, donde puede zozobrar y hundirse con
+eterno hundimiento.
+
+--Sí --interrumpió el Comendador, harto ya,--lo mejor es que se muera
+para que se salve.
+
+--¿Y cómo negarlo? --respondió fuera de sí Doña Blanca.-- Más vale morir
+que pecar. Si ha de vivir para ser pecadora, para su eterna condenación,
+para su vergüenza y su oprobio, que muera. ¡Llévatela, Dios mío! Así me
+hubiera muerto yo. ¡Cuánto más me valiera no haber nacido!
+
+--Los mismos furores de siempre. Está V. como atormentada de un espíritu
+maligno. Yo me lo sabía. Yo tengo la culpa de todo. Yo hubiera debido
+robar á mi hija de la casa de V., y criarla conmigo, y hacerla dichosa,
+y darle mi nombre.
+
+--Bendito sea Dios porque no ha sido así. ¡Criada mi hija por un impío!
+¿Qué hubiera sido de ella? ¡Debe de ser repugnante una mujer sin
+religión!
+
+-No sé lo que será una mujer sin religión, ni hubiera sido mi propósito
+que mi hija no la tuviera. Lo que sé es que una mujer exaltada por el
+fanatismo religioso puede hacerse insufrible.
+
+--¡Qué feliz sería yo si tal hubiera aparecido á los ojos de V. desde
+el principio! ¡Cuántos males se hubieran evitado! Pero V. pensaba
+entonces de otra manera, y me persiguió con constancia, me pretendió con
+terquedad, y no hubo medio de seducción, ni mentira, ni engaño, ni
+blandura de regaladas palabras, ni encarecimiento de amante que muere de
+amor, ni promesa de darme toda el alma, que V. no emplease para vencer
+mi honrado desvío. Llegó V. á alucinarme hasta el extremo de anhelar yo
+perderme por salvar á V. ¡Aquél sí que fué delirio! ¿Pues no llegué á
+soñar con que, cayendo yo, iba á ganar su alma de V. y á sacarla de la
+impiedad en que estaba sumida? ¿Pues no me desvanecí hasta el punto de
+creer que, incurriendo con V. en el pecado, había de levantarle y
+traerle luego conmigo en la purificación y en la penitencia? ¿De qué
+artificios no se vale el demonio para envolvernos en sus redes? Yo
+estaba ciega. Creí ver en V. un hombre extraviado que me enamoraba, que
+estaba prendado de mí, á quien por amor mío iba yo á cautivar el alma,
+haciéndola capaz de más altos amores. No advertí que ni siquiera era V.
+capaz del bajo y criminal amor de la tierra. Usted buscaba sólo la
+satisfacción de un capricho, un goce fácil, un triunfo de amor propio.
+V. creyó que, una vez vencido mi desvío, que después de un instante de
+pasión y de abandono, todo sería paz, todo lo olvidaría yo por V., para
+que V. me hallase siempre sumisa, alegre, con la risa en los labios. V.
+imaginó que yo iba á matar en mi alma todo remordimiento, toda
+vergüenza, toda idea del deber á que había faltado, todo temor de Dios,
+todo respeto á mi honra, todo sentimiento amargo de su pérdida, todo
+miedo á las penas del infierno, todo aguijón en la conciencia. Se
+equivocó V., y por eso le parecí insufrible. Era V. dueño de mi alma;
+pero, así como en tierra de valientes y generosos, que jamás olvidan lo
+que deben á su patria, sólo posee el feroz conquistador la tierra que
+pisa, así V. no me poseía sino cuando hasta de mí misma me olvidaba.
+Cuando no, me alzaba yo contra V., trataba de limpiar mi culpa con la
+penitencia, y luchaba siempre por libertarme. ¿Cuánto, no obstante,
+hubiera debido enorgullecer á V. cada una de sus victorias, aun siendo
+impío, si hubiera V. acertado á comprender la grandeza sublime y
+tempestuosa de las grandes pasiones? Horribles eran aquellas frecuentes
+luchas; pero V., cuando triunfaba, triunfaba, no sólo de mí, sino de los
+ángeles que me asistían; de mi fe profunda; del cielo, á quien yo
+invocaba; del principio del honor arraigado en mi alma, y de mi
+conciencia acusadora y severa contra mí misma. V., que sólo buscaba
+alegría y deleite, se fatigó de luchar. Así me liberté del cautiverio
+infame. Alabado sea Dios, que lo dispuso. Alabado sea Dios, que ha
+castigado después tan justamente mi culpa; pero, se lo confieso á V.,
+el castigo que más me ha dolido siempre, el que más me duele todavía, es
+el tener que despreciar al hombre que he amado. Ya lo sabe V. Usted me
+halla insufrible: yo le hallo á V. despreciable. Váyase de aquí. Salga
+de aquí, ó haré que le echen. ¿Quiere V. delatarme? ¿Quiere V.
+declararme culpada? Hágalo. No temo ya desventura ni humillación, por
+grande que sea. Sépalo V. de una vez para siempre: me alegro de que
+Clara entre en un convento. No seré tan vil, que por miedo de V. falte á
+mi deber inculcándole lo contrario. Ahora, márchese; salga de mi casa;
+déjeme tranquila.
+
+Doña Blanca, puesta de pie otra vez, con ademán imperioso, señalando la
+puerta con la mano, expulsaba al Comendador. ¿Qué había de hacer, qué
+había de contestar éste? Doña Blanca pareció frenética á los ojos del
+Comendador, lleno de piedad y casi de susto. Temió ser cruel y mal
+caballero si respondía. Guardó silencio. Vió el asunto perdido, al menos
+por aquel lado, y no quiso prolongar más el doble martirio.
+
+Don Fadrique inclinó la cabeza y salió de la sala harto apesadumbrado.
+Apenas se vió en la antesala, bajó la escalera, abrió la puerta del
+zaguán y se lanzó á la calle, respirando con delicia el ambiente, como
+quien se está ahogando y logra sacar la cabeza del agua en que se
+hallaba sumergido.
+
+
+
+
+XXV
+
+Á pesar de su optimista y regocijada filosofía; á pesar de su propensión
+natural á reir y á ver las cosas por el lado cómico, D. Fadrique estuvo
+todo aquel día meditabundo, callado, con una seriedad melancólica harto
+extraña en él.
+
+Á la hora de comer apenas probó bocado; apenas si habló con su hermano,
+con su cuñada y con su sobrina, los cuales, cada uno por su estilo, le
+agasajaban mucho.
+
+Don José era un señor excelente, que no hacía más que cuidar de su
+hacienda, jugar á la malilla en la reunión de la botica y dar gusto á
+Doña Antonia.
+
+Esta señora tenía una pasta de las mejores: cuidaba de la casa con
+esmero, cosía y bordaba. Era buena cristiana, iba á misa todos los días
+y rezaba el rosario con los criados todas las noches; pero en todo ello
+había algo de maquinal, de fórmula, costumbre ó rutina, sin que Doña
+Antonia se metiese en honduras religiosas. Sólo salía algo de sus
+casillas y mostraba cierto entusiasmo apasionado en favor de la Virgen
+de Araceli, de Lucena (Doña Antonia era lucentina), prefiriéndola á las
+otras Vírgenes y hallándola más milagrosa.
+
+En cuanto á director espiritual, Doña Antonia tenía á un capuchino
+fervoroso y elocuente, cuya fama eclipsaba entonces la del P. Jacinto,
+el cual, como más tibio en el predicar y en el reprender, no hacía
+tantas conversiones ni traía al redil tantas ovejas descarriadas como su
+cofrade barbudo.
+
+Lucía tenía por confesor al P. Jacinto, y se llevaba tan bien con su
+madre, que las únicas discusiones que había entre ellas eran sobre los
+méritos de sus respectivos confesores. Por lo demás, como Doña Antonia
+no tenía voluntad ni opinión, y de todo se le importaba lo mismo,
+francamente no era gran prueba de sumisión y deferencia en Lucía el no
+discutir nunca con su madre, salvo sobre el capuchino, y alguna que otra
+vez, aunque raras, acerca de la Virgen de Araceli. Lucía no era muy
+devota, y careciendo de otra Virgen predilecta, concedía pronto á su
+madre la superior excelencia de la suya.
+
+La única causa de disidencia era, pues, el P. Jacinto, en quien Lucía
+hallaba superior entendimiento é ilustración; mas al cabo, como buena
+hija que era, y á fin de contentar á su madre, declaraba que el
+capuchino había reunido á un sinnúmero de malos casados, que andaban
+campando por sus respetos y viviendo aparte engolfados en mil
+marimorenas, y había logrado que no pocos pecadores y pecadoras dejasen
+las malas compañías y peores tratos, é hiciesen vida ejemplar y
+penitente: de todo lo cual podía jactarse muchísimo menos el P. Jacinto;
+de donde infería Lucía que el capuchino era mejor director espiritual de
+los extraviados, y el P. Jacinto mejor director de los que estaban en el
+buen sendero ó dentro del aprisco. El uno valía para vencer y reducir á
+la obediencia á los rebeldes; el otro para gobernar sabia y blandamente
+á los sumisos.
+
+Con esto se aquietaba Doña Antonia y vivía en santa y dulce paz con su
+hija, á quien había enseñado todas sus habilidades caseras, reconociendo
+la maestra, sin envidia y con júbilo, que casi siempre se le aventajaba
+ya la discípula. Lucía bordaba con todo primor, en blanco, en seda y en
+oro; hacía calados, pespuntes y vainicas como pocas, y en guisos y
+dulces nadie se le ponía delante, que no saliera con la ceniza en la
+frente. Sólo resplandecía aún la superioridad de Doña Antonia en las
+faenas de la matanza. Era un prodigio de tino en el condimentar y
+sazonar la masa de los chorizos, morcillas, longanizas y salchichas; en
+adobar el lomo para conservarle frito todo el año, y en dar su
+respectivo saborete, con la adecuada especiería, á las asaduras, que ya
+compuestas llevan siempre el nombre de pajarillas, sin duda porque
+alegran las pajarillas de quien las come, y á los riñones, mollejas,
+hígado y bazo, que se preparan de diverso modo, con clavo, pimienta y
+otras especies más finas, excluyendo el comino, el pimentón y el
+orégano.
+
+El lector no ha de extrañar que entremos en estos pormenores. Convenía
+decirlos, y, distraídos con la acción principal, no los habíamos dicho.
+
+El niño mayorazgo, hijo de D. José y de Doña Antonia, había ido, hacía
+poco, al Colegio de guardias marinas de la isla, con buenas cartas de
+recomendación de su señor tío.
+
+Doña Antonia andaba siempre con las llaves de una parte á otra, ya en la
+repostería, ya en la despensa, ya en la bodega del aceite, ya en la del
+vino, ya en la del vinagre.
+
+La casa tenía todo esto, como casa de labrador, á par que de señores,
+pues D. José, al trasladarse á la ciudad, había traído á ella muchos de
+sus frutos para venderlos con más estimación y darles más fácil salida.
+
+Don José, cuando no hacía cuentas con el aperador, ó bien oía á los
+caseros, que venían á verle y á informarle de todo desde las caserías, ó
+se largaba á la botica, donde había tertulia perpetua y juego por
+mañana, tarde y noche.
+
+Resultaba, pues, que el Comendador, salvo á las horas de las tres
+comidas, y un rato de noche, cuando había tertulia, á la cual no
+faltaba jamás D. Carlos de Atienza, se hallaba en una grata y apacible
+soledad, no interrumpida sino por la rubia sobrina, la cual le buscaba
+siempre, preguntándole qué había de nuevo respecto á Clara.
+
+Don José y Doña Antonia, que estaban en Babia, nada sabían de los
+disgustos y cuidados del Comendador. Lucía los sabía á medias; distando
+infinito de presumir, á pesar de sus hipótesis, que Clara estaba ligada
+á su tío con vínculo tan natural.
+
+Los criados de la casa y el público todo seguían desorientados en punto
+á D. Carlos de Atienza. Viéndole joven, elegante y lindo, que venía con
+frecuencia á la casa, y que cuchicheaba siempre con Lucía, supusieron
+con visos de fundamento que era su novio, y ya en la casa le apellidaban
+el novio de la señorita.
+
+Tal era la situación de cada uno de los personajes secundarios de esta
+historia cuando el Comendador, después de su entrevista con Doña Blanca,
+se hallaba tan desazonado.
+
+Durante la comida le colmaron de cuidados, creyéndole indispuesto. Doña
+Antonia supuso que tendría jaqueca y le excitó á que fuese á reposar. D.
+José, después de decirle lo mismo, se largó á la botica. Lucía, con más
+vivo interés, trató de informarse mil veces de la causa del disgusto de
+su tío; pero no consiguió nada.
+
+El Comendador, á sus solas, no hacía más que pensar sobre su diálogo
+con Doña Blanca, y concebir los más encontrados pensamientos, aunque
+siempre poco gratos.
+
+Ya se le figuraba que dicha señora tenía un orgullo satánico, un genio
+infernal, y entonces se culpaba á sí mismo de no haberle robado á la
+hija; de haberla dejado en su poder para que la enloqueciera y la
+hiciera desgraciada. Ya imaginaba, por el contrario, que, desde su punto
+de vista, Doña Blanca tenía razón en todo.
+
+El Comendador entonces calificaba su persecución en pos de Doña Blanca y
+su victoria ulterior (que en otro tiempo había mirado como una ligereza
+perdonable, como una bizarría de la mocedad) de conducta inicua y
+malvada á todas luces, aun juzgada por su criterio moral, lleno de
+laxitud en ciertas materias.
+
+--Por cierto que no merezco perdón --se decía D. Fadrique.-- La maldita
+vanidad me hizo ser un infame. ¡Había tantas mujeres guapas cuando yo
+era mozo, á quienes cuesta tan poco otro tropiezo, una caída más ó
+menos! ¿Por qué, pues, no siendo arrastrado por una pasión vehemente,
+que ni siquiera tengo esta excusa, ir á turbar la paz del alma de
+aquella austera señora? Tiene razón sobrada. Soy digno de que me
+aborrezca ó me desprecie. Lo único que mitiga un tanto la enormidad de
+mi delito es la mala opinión que tenía yo entonces de casi todas las
+mujeres. No me cabía en la cabeza que ninguna pudiera (después sobre
+todo) tomar tan por lo serio los remordimientos, la culpa... En fin, yo
+no preví lo que pasó después. Si lo hubiera previsto... me hubiera
+guardado bien de pretender á Doña Blanca. Aunque no hubiera habido otra
+mujer en la tierra... su corazón hubiera quedado entero para D.
+Valentín, sin que yo se le robara. Pero nada... ¡esta picara costumbre
+de reir de todo... de no ver sino el lado malo! Me gustó... me
+enamoró... eso sí... yo estaba enamorado... y como creí que la
+gazmoñería era sal y pimienta que haría más picante y sabroso el logro
+de mi deseo, y que luego se disiparía, insistí, porfié, hice
+diabluras... sí... hice diabluras: creé dentro de su conciencia un
+infierno espantoso; por un liviano y fugitivo deleite dejé en su
+espíritu un torcedor, una horrible máquina de tormento, que sin cesar le
+destroza el pecho, diez y siete años hace. ¡Como tengo este carácter tan
+jocoso!... Las cañas se volvieron lanzas. La burla fué pesada. Pero
+¡Dios mío... si yo no podía sospecharlo! Aunque me lo hubieran asegurado
+mil y mil personas, no lo hubiera creído. Lo repito, no cabía en mi
+cabeza. Yo no comprendía arrepentimiento tan feroz y tan persistente,
+simultáneo casi con el pecado. Yo no había medido toda la violencia de
+una pasión que, á pesar del grito airado y fiero de la conciencia, que
+á despecho del sangriento azote con que el espíritu la castiga, rompe
+todo freno y sale vencedora. Cuando exclamaba ella, casi rendida ya á mi
+voluntad, cayendo entre mis brazos, doblándose quebrantada al toque de
+mis labios, recibiendo mis besos y mis caricias, cediendo á un impulso
+irresistible, y no obstante luchando: "¡Dios mío, mátame antes que caiga
+de tu gracia! ¡Prefiero morir á pecar!;" cuando decía esto, que hoy ha
+repetido á propósito de su hija, no me inspiraba compasión, no me
+apartaba de mi mal propósito; antes bien era espuela con que aguijoneaba
+mi desbocado apetito. ¡Cuán hermosa me parecía entonces, al pronunciar,
+con voz entrecortada por los sollozos, aquellas palabras, á las cuales
+yo no prestaba sino un vago sentido poético, y en cuya verdad profunda
+yo no creía! Hasta la dulzura de su misma religión se maleaba y viciaba
+en mi mente, interpretada por mi concupiscencia, y quitaba á mis ojos
+todo valor á aquella desolación suya, á aquella angustia con que miraba
+y repugnaba la caída, sin hallar fuerzas para evitarla. Yo me atrevía á
+decidir que no era tan gran mal el que tenía tan fácil remedio. Yo me
+convertía en redentor del alma que cautivaba y en salvador del alma que
+perdía, parodiando la sentencia divina y diciendo en mi interior:
+"Levántate: estás perdonada, por lo mucho que has amado." ¡Ah, cielos!
+¿Por qué ocultármelo? Procedí con villanía. Era yo tan bajo y tan vil,
+que no comprendí nunca el vigor, la energía de la pasión que sin
+merecerlo había excitado. Era yo como salvaje que, sin conocer un arma,
+la dispara y hiere de muerte. La grandeza y la omnipotencia del amor me
+eran tan desconocidas como la persistencia y el indómito poderío de una
+conciencia recta, que acepta el deber y le cumple, ó jamás se perdona si
+no le cumple. ¿Será que soy un miserable? ¿Tendrán razón los frailes y
+los clérigos al sostener que no hay verdadera virtud sin religión
+verdadera?
+
+De esta suerte se atormentaba D. Fadrique en afanoso soliloquio, en que
+volvía cien y cien veces á repetirse lo mismo.
+
+El que no viniese el P. Jacinto á hablar con él inspiraba al Comendador
+la mayor inquietud. Varias veces se asomó al balcón de su cuarto, que
+daba á la calle, á ver si le veía salir de casa de Doña Blanca. Varias
+veces salió á la calle y fué hasta el convento de Santo Domingo, aunque
+estaba lejos, á preguntar si el P. Jacinto había vuelto. El P. Jacinto
+no parecía en parte alguna.
+
+Á la caída de la tarde, estando D. Fadrique en su estancia, oyó pisadas
+de caballos que paraban cerca. Salió al balcón y vió apearse á D.
+Valentín, que volvía de la casería.
+
+Llegó la noche y no pareció el P. Jacinto.
+
+Don Fadrique echaba á volar su imaginación con vuelo siniestro. Hacía
+las suposiciones más extrañas y dolorosas. --¿Qué habrá sucedido?-- se
+preguntaba.
+
+Á las ocho de la noche, por último, el Comendador vió aparecer al P.
+Jacinto bajo el dintel de la puerta de su cuarto.
+
+Al verle, le dió un vuelco el corazón. El padre traía la cara más grave
+y melancólica que había tenido en su vida.
+
+--¿Qué es esto? ¿Qué pasa? --dijo el Comendador.--¿Dónde ha estado V.
+hasta ahora?
+
+--¿Dónde he de haber estado? En casa de Doña Blanca, donde hice mal y
+remal en introducirte traidoramente. ¡Buena la has hecho! ¿Qué demonios
+te aconsejaron cuando hablabas? ¿Qué dijiste á la infeliz? ¡Vaya un
+berrinche que ha tomado! Está mala. ¡Dios quiera que no se ponga peor!
+
+El Comendador se mostró consternado, se quedó mudo. El fraile añadió:
+
+--Clarita es una santa. Allí la dejo cuidando á su madre. No sé para qué
+todas estas desazones. La chica está resuelta, firmemente resuelta. Todo
+es inútil. Bien hubiera podido evitarse tu endemoniada conversación con
+la madre. Tiempo es de evitar aún que te arruines á tontas y á locas.
+
+El Comendador, recobrando el habla, respondió:
+
+--Lo hecho, hecho está. Yo no gusto de arrepentirme. Yo no deshago mis
+promesas. Yo no me vuelvo atrás nunca. Lo que prometí á D. Casimiro y él
+ha aceptado, tiene que cumplirse. Pero, ¿qué enfermedad es esa de Doña
+Blanca? ¿Sigue Clara poseída de su lúgubre locura? Voto á todos los
+demonios y condenados que hay en el infierno, que jamás hubiera yo
+podido soñar que iba á ser víctima de tan enrevesados sentimentalismos.
+
+El Comendador se paseaba á largos pasos por la estancia. El padre le
+miraba con pena y algo aturdido.
+
+En esto, Lucía, que había visto entrar al padre, asomó la rubia y linda
+cabeza á la puerta, que había quedado entornada, y dijo con dulce
+ansiedad.
+
+--Tío, ¿qué hay de nuevo?
+
+--Nada, niña. Por Dios, déjanos en paz ahora que vamos á tratar asuntos
+muy graves.
+
+Lucía se retiró, lastimada de inspirar tan poca confianza.
+
+
+
+
+XXVI
+
+Cuando el padre y el Comendador se quedaron solos de nuevo, cerró éste
+la puerta é interrogó al padre en voz baja sobre lo que había oído á
+Doña Blanca, sobre lo que había hablado con Clarita; pero nada sacó en
+limpio.
+
+El P. Jacinto parecía otro del que antes era. Mostrábase preocupado;
+buscaba evasivas para no contestar á derechas: sus misterios y
+reticencias daban á su interlocutor una confusa alarma.
+
+Al fin tuvo D. Fadrique que dejar partir al fraile, sin averiguar nada
+más que lo que ya sabía.
+
+Aquella noche no salió de su cuarto; no quiso ver á nadie; pretextó
+hallarse indispuesto, para encerrarse y aislarse.
+
+Se pasaron horas y horas, y aunque se tendió en la cama, no pudo dormir.
+Mil tristes ideas le atormentaban y desvelaban.
+
+Rendido de la fatiga, se entregó al sueño por un momento; pero tuvo
+visiones aterradoras.
+
+Soñó que había asesinado á Doña Blanca, y soñó que había asesinado á su
+hija. Ambas le perdonaban con dulzura, después de muertas; pero este
+perdón tan dulce le hacía más daño que las punzantes palabras que aquel
+día había escuchado de boca de su antigua querida. Ésta y Clara se
+ofrecían á su imaginación con la palidez de la muerte, con los ojos
+fijos y vidriosos, pero como triunfantes y serenas, subiendo lentamente
+por el aire, hacia la región del cielo, y entonando un antiguo himno
+religioso, que siempre había atacado los nervios y contrariado los
+sentimientos harto gentílicos del Comendador por su fúnebre ternura, por
+su identificación del amor y de la muerte, y por su misantrópica
+exaltación del ser del espíritu por cima de todo deleite, contento,
+esperanza, consolación ó bien posible en la tierra.
+
+Las mujeres, que iban subiendo al cielo, cantaban; y D. Fadrique oía, á
+través del ambiente tranquilo, los últimos versos del himno, que decían:
+
+ _Mors piavit, mors sanavit
+ Insanatum animum_
+
+Con estos dos versos en la mente se despertó D. Fadrique.
+
+Apenas se hubo vestido, oyó que daban golpecitos á la puerta.
+
+--¿Quién es? --preguntó?
+
+--Soy yo, tío --dijo la dulce voz de Lucía.-- Tengo que hablar con V.
+¿Puedo entrar?
+
+--Entra, --contestó el Comendador con bastante zozobra de que Lucía
+trajese malas noticias.
+
+La cara de Lucía estaba demudada. Los ojos algo encarnados, como si
+hubiesen vertido lágrimas.
+
+--¿Qué hay? --dijo D. Fadrique.
+
+--Que Doña Blanca está muy mala. Clara me escribe diciéndomelo, y me
+ruega que haga la caridad de ir á acompañarla.
+
+--¿Y se sabe qué tiene Doña Blanca?
+
+--Yo, tío, no lo sé. El mal ha venido de súbito. La criada, que me trajo
+la carta de Clarita, dijo que su ama cayó enferma como herida por un
+rayo; que eso es verdad, la señora estaba delicada, pero que al fin lo
+pasaba regular, como casi todos, cuando de repente, cual si hubiera
+tenido alguna aparición de los malos y hubiera peleado con ellos, cayó
+en tal postración, que ha sido menester ponerla en la cama, donde está
+aún con calentura.
+
+Don Fadrique sintió un frío repentino, que discurría por todo su cuerpo
+y que hasta los huesos le penetraba. Imaginó que se le erizaban los
+cabellos. Se inmutó; pero con habla interior dijo para sí:
+
+--En efecto, ¿habré sido tan brutal que la haya asesinado?
+
+Notando después que Lucía no tenía más que decir y aguardaba respuesta,
+el Comendador hizo un esfuerzo para aparentar serenidad, y dijo á su
+sobrina:
+
+--Ve, hija mía; ve á cumplir con ese deber de caridad y de amistad para
+con Clarita. Procura consolarla. ¡Ojalá que el padecimiento de Doña
+Blanca no tenga peores consecuencias!
+
+--Voy volando, --replicó Lucía.
+
+Y sin aguardar más, con la venia de su madre, que ya tenía, bajó la
+escalera y se fué á la casa inmediata.
+
+
+
+
+XXVII
+
+La sobrina del Comendador tenía tan alegre carácter como su tío. Era,
+por naturaleza, tan optimista como él. Casi todo lo veía de color de
+rosa; pero, compasiva y buena, tomaba pesar por los males y disgustos de
+los otros, si bien procurando más consolarlos ó remediarlos que
+compartirlos.
+
+Con esta disposición de ánimo entró Lucía á ver á Clara. Apenas se
+vieron, se abrazaron estrechamente.
+
+Clara, al contrario de Lucía, era melancólica, vehemente y apasionada,
+como su madre. Sobre esta condición del carácter, que era ingénita en
+ella, la educación severísima de Doña Blanca, su continuo hablar de
+nuestra perversidad nativa, su concepto del mundo y del vivir como valle
+de lágrimas y tiempo de prueba, y su terror de la eterna condenación y
+de lo fácil que es caer en el pecado, habían difundido por toda el alma
+de Clara una sombra de amarga tristeza y de medrosa desconfianza. Por
+dicha, Clara carecía de aquel orgullo, de aquel imperio de su madre, y
+el lado obscuro y tenebroso de su espíritu estaba suavemente iluminado
+por un rayo celeste de humildad, resignación y mansedumbre.
+
+Clara era mil veces más amante que su madre, y se abandonaba á la
+dulzura de amar, si bien con recelo siempre de pecar amando.
+
+Ambas amigas se hallaban en un cuarto contiguo á la alcoba de Doña
+Blanca.
+
+El cuitado de D. Valentín no sabía qué hacer: andaba inquieto; bullía de
+un lado á otro, sin atreverse á entrar en la alcoba de su mujer para que
+no le despidiese á gritos, porque venía á turbar su reposo, y sin
+atreverse tampoco á no estar allí cerca para que su mujer no le acusase
+de indiferente, egoísta y desalmado, que no miraba con interés sus
+males, y ni siquiera preguntaba por su salud. En esta perplejidad, D.
+Valentín entraba y salía; asomaba de vez en cuando la nariz á la alcoba,
+á ver si le veía Doña Blanca y le decía que entrase, y, sin decidirse á
+entrar, mientras no alcanzaba la venia, preguntaba á Clara por su madre,
+ni en voz muy alta para que Doña Blanca se incomodase, ni en voz muy
+baja para que fuera posible que Doña Blanca le oyese y comprendiese que
+su marido cuidaba de ella y no era un hombre sin entrañas.
+
+Este procedimiento prudentísimo no le valió, sin embargo. Ya una vez,
+como repitiese con harta frecuencia lo de asomar la nariz á la puerta
+de la alcoba, Doña Blanca había dicho:
+
+--¿Qué haces ahí? ¿Vienes á molestarme? Pareces un buho que me espanta
+con sus ojos. Déjame en paz, por Dios.
+
+Poco después se descuidó algo D. Valentín, alzó la voz demasiado al
+preguntar á Clara por su madre, y ésta exclamó desde la alcoba:
+
+--¡Qué pesadilla de hombre! Se ha propuesto no dejarme descansar. ¡Si
+parece que está hueco! Valentín, habla bajo y no me mates.
+
+D. Valentín salió entonces zapeado de la estancia en que se hallaban
+Clara y Lucía, y las dejó solas.
+
+Aunque Doña Blanca era buena cristiana, estos raptos de mal humor contra
+su marido se comprenden y explican como en cierto modo independientes de
+su voluntad. Doña Blanca no había encontrado en él ni un átomo de la
+poesía, ni una chispa de las sublimidades que había soñado hallar, en su
+inexperiencia, en el hombre á quien dió su mano, siendo aún muy niña.
+Luego, hacía diez y siete años, no veía ella en D. Valentín sino un
+hombre cuya serenidad era el perpetuo sarcasmo de las borrascas de su
+corazón; cuya unión con ella había hecho que lo que pudo ser un bien
+lícito, una felicidad santificada, fuese un pecado abominable, y cuya
+salud corporal parecía una burla de los achaques y padecimientos que á
+ella la atormentaban. Hasta la paciencia con que D. Valentín la sufría
+era odiosa á Doña Blanca, cual si implicase bajeza, gana de no
+incomodarse por no molestarse, desdén ó menosprecio.
+
+En balde procuraba Doña Blanca formar mejor opinión de su marido, á fin
+de respetarle, como reflexivamente conocía que era su deber: Doña Blanca
+no lo lograba. Las mejores prendas de alma de D. Valentín, con
+intervención quizás de algún demonio astuto, se trocaban, en el alma de
+Doña Blanca, en defectos ridículos. En balde pedía á Dios Doña Blanca
+que le concediese, ya que no amar, estimar á su marido. Dios no la oía.
+
+Zapeado, pues, D. Valentín, Doña Blanca quedó sola en la alcoba,
+abismada, sin duda, en sus hondos y amargos pensamientos, y Clara y
+Lucía, casi al oído la una de la otra, hablaron así:
+
+--¿Qué ha dicho el médico, Clara? ¿Qué tiene tu madre? --preguntó Lucía.
+
+--El médico hasta ahora --respondió Clara,--no ha dicho más que lo que
+cualquiera de nosotros ve y comprende: que mi madre tiene calentura;
+pero la calentura es sólo síntoma de un mal que el médico desconoce aún.
+Anoche la calentura fué muy fuerte y nos asustamos mucho. Hoy de mañana
+ha cedido.
+
+--Vamos, Clarita, ya veo que exageraste en tu carta y me alarmaste sin
+motivo. Tu madre se curará pronto. Apuesto que la causa de toda su
+indisposición ha sido alguna rabieta que ha tenido con D. Valentín.
+
+--Pues te equivocas. Mi madre no ha tenido la menor rabieta con nadie en
+todo el día de ayer. Papá estuvo en el campo.
+
+--Entonces se concibe que no rabiase con él. ¿Y contigo no rabió?
+
+--Hace días que mi madre está dulcísima conmigo. Te repito que ayer no
+se sofocó mamá con nadie; no riñó á ninguna criada; estuvo apacible y
+silenciosa.
+
+Clara, si bien era una criatura de singular despejo, se forjaba la
+extraña ilusión de que una buena madre de familia tenía forzosamente que
+rabiar, y así no decía nada de lo dicho para censurar á su madre, sino
+candorosamente.
+
+Lucía no insistió en buscar el origen del mal de Doña Blanca: se inclinó
+á creer que este mal era pequeño, á fin de no tener que afligirse; y
+volviendo la conversación hacia otros puntos, preguntó á su amiga:
+
+--Clara, ¿sigues firme en tu resolución de tomar el velo?
+
+--Estoy más resuelta que nunca. Una voz misteriosa me grita en el fondo
+del alma que debo huir del mundo; que el mundo está sembrado de peligros
+para mí.
+
+--Confieso que no te entiendo. ¿Qué peligros tendrá el mundo para tí,
+que para los demás no tenga?
+
+--¡Ay, querida Lucía; el desorden de mi espíritu, los extraños impulsos
+de mi corazón, la violencia de mis afectos!
+
+--Pero, muchacha, ¿qué violencia, ni qué desorden es ese? Yo no hallo
+desordenado ni violento el que ames á D. Carlos, que es muy guapo y
+joven, y el que no gustes de D. Casimiro, que es viejo y feo. Esto me
+parece naturalísimo.
+
+--Será natural, porque la naturaleza es el pecado.
+
+--¿Dónde está el pecado?
+
+--En desobedecer á mi madre, en engañarla, en haber atraído á D. Carlos
+con miradas amorosas y profanas, en complacerme en que guste de mí y en
+que me persiga, en desear que siga queriéndome hasta en este instante,
+cuando ya estoy decidida á no ser suya. En suma, Lucía, mi alma es un
+tejido de marañas y de enredos, que el mismo diablo trama y revuelve.
+Además, yo he prometido á mi madre que seré monja, y para que lo sea, ha
+despedido ella á D. Casimiro. ¿Cómo faltar ahora á mi promesa, burlarme
+de mi madre y hasta de Cristo, á quien he dado palabra de esposa? ¿Qué
+infamia me propones?
+
+--Es verdad, hija mía: el caso es apurado; pero ¿quién te mandó que
+dijeses que querías ser monja y que lo prometieses? ¿Por qué no
+declaraste con valor á tu madre que no querías á D. Casimiro y que no
+querías ser monja tampoco?
+
+--Bien sabe Dios --respondió Clara,-- que deseo desahogarme contigo,
+depositar en tu amistoso corazón el secreto de mi infortunio,
+confiártelo todo; pero yo misma no me comprendo sino de un modo
+imperfecto, y lo que de mí misma comprendo está tan enmarañado, que no
+encuentro palabras para explicártelo. Siento la razón y causa de todas
+mis acciones, y no las percibo bien para exponerlas. Quiero, no
+obstante, sincerarme y tratar de probarte que no es absurda mi conducta.
+Voy á ver si lo consigo. Yo he amado, yo amo aún á D. Carlos de Atienza.
+Yo detesto á D. Casimiro. Esto es verdad; pero mi amor por D. Carlos y
+mi odio á D. Casimiro no han tenido jamás la suficiente energía para
+hacerme arrostrar la cólera de mi madre, declarándole que amaba al uno y
+odiaba al otro. Así, pues, te aseguro que durante meses he estado
+resignada á sofocar en mi alma el naciente amor á D. Carlos y á casarme
+con D. Casimiro para ser una hija obediente. Hubiera yo preferido á todo
+ser esposa de Cristo; pero me consideraba indigna. Para ser mujer de D.
+Casimiro me sentía con fuerzas. Yo esperaba vencer mi fatal inclinación
+á D. Carlos, y, logrado esto, ser modelo de casadas: cuidar al achacoso
+D. Casimiro, y hasta quererle, imponiéndome como deber el cariño.
+Hallándome de esta suerte, nuevos y extraños sentimientos han combatido
+mi alma y han hecho que mi espíritu dude más de sí. Me he llenado de
+terror. En mi humildad, no me he creído digna ni de ser mujer de D.
+Casimiro. Me he espantado de mi flaqueza, de la perversidad de mis
+inclinaciones, y entonces he pensado en refugiarme en el claustro.
+Juzgándome menos digna que antes de ser esposa de Cristo, he pensado en
+la infinita bondad de aquel Soberano Señor, padre de las misericordias,
+y he comprendido que, aun siendo yo indigna de todo, podía acudir á Él y
+refugiarme en su seno, segura de que no me rechazaría, de que me
+acogería amoroso, purificándome y santificándome con su gracia.
+
+--Tú me hablas de nuevos y extraños sentimientos, pero sin decir cuáles
+son --dijo Lucía.-- Aquí hay un misterio que no me dejas penetrar.
+
+--¡Ay! --exclamó Clara,-- apenas si yo le penetro. ¿Cómo declarártele?
+Mira, Lucía, yo conozco que amo siempre á D. Carlos. Si me finjo en
+completa libertad de elegir mi vida, me parece que mi elección será ser
+mujer de D. Carlos. Su talento, su bondad, su delicada ternura, me hacen
+presentir que sería yo dichosa viviendo á su lado. Te lo confesaré. Á
+pesar del horror que mi madre ha sabido inspirarme á la complacencia de
+los sentidos, la imagen material de D. Carlos, su porte, la gallardía
+de su cuerpo, la elegancia y pulcritud de su vestido, el fuego de sus
+ojos y la viva animación de su semblante y la frescura de su boca me
+atormentan y me hieren, y me distraen de mis piadosas meditaciones.
+
+--Te lo repito, Clarita: en nada de eso veo yo la obra del diablo; en
+nada descubro influencias sobrenaturales: todo es naturalísimo. Y si,
+como tú afirmas, la naturaleza es el pecado, bien es menester, ó que
+Dios nos dé medios sobrenaturales para vencerla, ó que nos perdone con
+muchísima generosidad cuando ella nos venza. ¿Dónde están esos
+sentimientos singulares que te perturban?
+
+--Lucía, tú hablas con suma ligereza. Tus razones tienen no sé qué fondo
+de impiedad. Me da miedo. Mi madre no se engañaba. El trato, la
+conversación con tu tío debe de ser muy peligrosa.
+
+--No disparates, Clara. Á mi tío no se le ha ocurrido jamás darme
+lecciones de impiedad. Si lo que yo sostengo es poco piadoso, la culpa
+es completamente mía. Seré yo la que está endiablada. Pero dejemos á un
+lado esas cuestiones: vamos á lo que importa. Dime qué raros
+sentimientos te asaltan el alma, inspirándote esa humildad, esa
+desconfianza profunda, que te induce á tomar el velo.
+
+--No acierto á decírtelo. Me falta valor.
+
+--Ea... ánimo... dí lo que es.
+
+--Mi madre no ha hecho más que hablarme de tu tío desde que apareció en
+esta ciudad... desde que yo le vi y paseé con él una tarde. Me le ha
+pintado como pudiera haberme pintado á Luzbel, rodeado aún de hermosos
+fulgores de su primitiva naturaleza angélica, valeroso, audaz,
+inteligente como pocos seres humanos. Me ha hecho creer que ejerce tal
+imperio sobre las almas, que las atrae y las cautiva, y las pierde si
+gusta. En su mirada hay una luz siniestra que ciega ó extravía. En su
+palabra, una música seductora que embelesa los entendimientos y
+ensordece la voz del deber en la conciencia. Según mi madre, tu tío es
+la maldad personificada, el dechado de la irreligión, un rebelde contra
+Dios, de quien conviene apartarse para no contaminarse. En resolución,
+cuanto mi madre ha dicho de tu tío debiera infundirme hacia él un odio,
+una aversión grandísima. Sé por mi madre que el Comendador es un
+réprobo. No hay esperanza de que se salve. Está condenado. Es como
+Luzbel. Y, sin embargo, lejos de producir en mí los discursos de mi
+madre el horror hacia el Comendador que ella deseaba, tal es mi
+perversidad, tan pecaminoso es mi espíritu de contradicción, que han
+avivado mis simpatías hacia tu tío. Yo no debiera decírtelo, yo no sé
+cómo tengo la desvergüenza de decírtelo. Apenas si á mi confesor le he
+dejado entrever algo de lo que siento en el negro abismo de mi corazón.
+Pero, si no te lo digo... ¿con quién me desahogo?... Lucía, tú eres mi
+mejor amiga... Yo quiero al Comendador de un modo inexplicable. Me
+siento arrastrada hacia él. Creo en todas sus maldades porque mi madre
+me las ha dicho; y creo que Dios, á quien el Comendador es simpático, se
+las va á perdonar, como yo se las perdono. ¿No es una monstruosidad, no
+es una aberración este cariño hacia una persona casi desconocida? Yo me
+condenaba antes por mi inclinación á D. Carlos, á despecho, á escondidas
+de mi madre. Ahora me sucede casi lo mismo que á tí: mi inclinación á D.
+Carlos me parece natural. Lo diabólico, lo abominable es mi inclinación
+á tu tío. Es un sentimiento tan distinto, que no destruye ni aminora mi
+afecto á D. Carlos. Esto prueba mi desordenada índole, mi pecadora y
+perturbada manera de ser. No sé con qué pretexto, bajo qué título, con
+qué nombre cariñoso he de acercarme á él, hablarle, llegar á su
+intimidad, y lo deseo. Cuantas cualidades detestables mi madre le
+atribuye, se me antoja que no lo son en él, porque es un ser de superior
+natural jerarquía y está exento de la ley común para los demás mortales.
+
+Con la mirada fija, con el semblante no risueño, como le tenía de
+costumbre, sino triste y grave, y sin acertar á contestar palabra, oyó
+Lucía la inesperada confesión de Clara.
+
+Después de unos instantes de silencio Clara prosiguió:
+
+--Nada me respondes; nada observas; te callas; reconoces que soy un
+monstruo. Será amor de otro género, será un sentimiento indefinido, que
+carece de nombre en la clase é historia de las pasiones; pero yo quiero
+á tu tío y le quiero por esa misma pintura con que mi madre ha procurado
+que yo le aborrezca.
+
+Á este punto llegaba Clara, cuando vino á interrumpirla la voz de Doña
+Blanca, que decía:
+
+--¡Hija, hija!
+
+Lucía y Clara se estremecieron. Aunque era imposible que Doña Blanca las
+hubiese oído, imaginaron por un instante que milagrosamente las había
+oído y que iba á terciar en la conversación por estilo terrible.
+
+--¿Qué manda V., mamá? --dijo Clara temblando.
+
+--Agua. Dame un poco de agua. ¡Me ahogo!
+
+Las dos amigas acudieron á la alcoba á dar agua á la enferma. Entonces
+notaron con pena y sobresalto que la fiebre había crecido. Las
+palpitaciones del corazón de Doña Blanca eran tan violentas, que se
+hacían perceptibles al oído.
+
+--¿Qué siente V., señora? --preguntó Lucía...
+
+--Una ansiedad... una fatiga... --respondió Doña Blanca,-- el corazón me
+late con tanta fuerza.
+
+Lucía posó suavemente la mano sobre el pecho de Doña Blanca. Entonces
+notó con pena que los latidos de su corazón habían perdido el ritmo
+natural: eran desordenados y anormales; pero no dijo nada por no asustar
+á la paciente y á su hija.
+
+El cuidado que requería Doña Blanca no consintió que prosiguiese el
+diálogo entre Clara y Lucía.
+
+
+
+
+XXVIII
+
+Tantos años de pesares y de tormentos habían ido destruyendo la salud de
+Doña Blanca. Su tristeza sin tregua; su oculta vergüenza, con la que de
+continuo tenía que verse cara á cara, sin poder hallar alivio
+comunicándola y confiándose á una persona amiga; sus luchas de compasión
+y de desprecio por su marido y de amor y de odio por el Comendador; su
+horror del pecado que creía sentir sobre ella y que le pesaba como lepra
+asquerosa é incurable; su orgullo ofendido; su temor del infierno, al
+que á veces se creía predestinada, y su preocupación incesante de la
+suerte de Clara, á quien amaba con fervor y á quien en ocasiones
+aborrecía, como vivo testimonio de su más grave falta y de su más
+imperdonable humillación, habían influido lastimosamente sobre todos los
+órganos de aquella vida corporal.
+
+Doña Blanca hacía mucho tiempo estaba sujeta á frecuentes paroxismos
+histéricos. Había momentos en que le parecía que se ahogaba: un
+obstáculo se le atravesaba en la garganta y le quitaba la respiración.
+Entonces le daban convulsiones que terminaban en sollozos y lágrimas.
+Después solía calmarse y quedar por algunos días tranquila, aunque
+pálida y débil.
+
+El carácter violentísimo de aquella mujer, exacerbado por la continua
+contemplación de una desgracia, que hacía mayor su melancólica fantasía,
+la impulsaba á tratar á su marido, á su hija y á muchos de los que la
+rodeaban, con un despego, con una dureza cruel, de la que en el fondo
+del corazón, que era bueno, se arrepentía ella al cabo, no siendo
+fecundo este arrepentimiento sino en nuevos motivos de disgustos y de
+amarguras.
+
+La energía de las pasiones había así, poco á poco, fatigado
+materialmente el corazón de Doña Blanca, excitándole á moverse con
+impulso superior á sus fuerzas. No padecía sólo de las palpitaciones
+nerviosas de que daba muestras en aquel instante. Tal vez (los médicos
+al menos lo habían afirmado) Doña Blanca tenía una enfermedad crónica en
+aquel órgano tan importante.
+
+Á pesar de su cansancio, tal vez el excesivo ejercicio había agrandado y
+robustecido de una manera peligrosa aquel activo corazón.
+
+Como quiera que fuese, Doña Blanca hacía tiempo que estaba harta de
+vivir.
+
+La única idea, el único propósito, el solo fin que en su vivir estimaba
+era el de cumplir un deber terrible: el evitar que su hija heredase á
+D. Valentín.
+
+Cuando su hija le prometió con solemne promesa entrar en el claustro, y
+cuando después supo, de boca del P. Jacinto, y más tarde de los labios
+del mismo D. Fadrique, el rescate de Clara, si bien le rechazó y le
+juzgó inútil ya, se tranquilizó, creyendo su propósito cumplido en
+cualquier evento, y considerándose desligada del mundo; sin nada que
+hacer en él sino atormentarse, y sin razón alguna para desear, estimar y
+conservar la vida.
+
+El reposo relativo del espíritu de Doña Blanca cuando pensó haber
+hallado la solución de su difícil problema, la hizo caer en una
+postración, en una atonía peligrosa. Por otro lado, no obstante, su
+imaginación, fecunda en atormentarla, le ofrecía mil motivos de
+aflicción y de ira. La generosidad del Comendador humillaba su orgullo,
+y por más que trataba de empequeñecerla ó de afear y envilecer sus
+causas fingiéndoselas vulgares, absurdas ó caprichosas, dicha
+generosidad resplandecía siempre y la ofendía.
+
+La voluntad de Doña Blanca era de hierro: pocas personas más pertinaces
+y firmes que ella; pero su espíritu vacilaba y no se aquietaba jamás. La
+fuerza de cualquier encontrado pensamiento bastaba á descontentarla de
+lo que había hecho, y no bastaba á hacerle cambiar y á moverla á hacer
+otra cosa. No producía sino nueva mortificación estéril.
+
+Así es que Doña Blanca percibía vivamente la presión que había ejercido
+sobre el alma de su hija, que, sin querer, acaso la había hecho infeliz,
+y que su hija iba á encerrarse en un convento, no devota, sino
+desesperada. Las rudas acusaciones del Comendador durante la fatal
+entrevista, acusaciones contra las cuales se había ella defendido con
+valor y tino, terminada aquella lucha de palabras, acudían á su mente
+con mayor fuerza, sin que las dijera el Comendador, sin que se pudieran
+rechazar merced al calor de la disputa, y labrando en su ánimo como una
+honda llaga.
+
+El ardiente amor que el Comendador le había infundido, siendo causa de
+que ella se humillase, se había convertido en espantoso aborrecimiento y
+sin perder este carácter, sin volver á su ser primero, porque ya no era
+posible, porque su alma tenía mucha hiel para poder amar, habíase
+recrudecido en su seno durante la entrevista con el hombre que le
+inspiraba.
+
+Todos estos dolores, tribulaciones y combates espirituales no es de
+maravillar que produjesen en Doña Blanca una enfermedad aguda,
+sobrexcitando sus males crónicos.
+
+Poco después de la conversación entre Clara y Lucía, de que acabamos de
+dar cuenta, visitaron á la enferma los dos médicos mejores de la
+ciudad. Ambos convinieron en que su dolencia era de cuidado. Ambos
+reconocieron cierta alarmante alteración en la circulación de la sangre,
+que por la fiebre sola no se explicaba. El corazón tenía una actividad,
+enfermiza y un excesivo desarrollo. El pulso era vibrante y duro. El
+lado izquierdo del pecho de la enferma se estremecía con las
+palpitaciones. Un vivo carmín teñía las mejillas de Doña Blanca, de
+ordinario pálidas.
+
+Los médicos auguraron mal de éstos y otros síntomas: la principal
+dolencia estaba complicada con otras muchas. No hallando, pues, remedio
+eficaz por lo pronto, recetaron algunos paliativos, y entre ellos la
+digital en pequeñas dosis.
+
+Aunque disimularon bastante la gravedad y el carácter poco lisonjero de
+sus observaciones y pronósticos, dejaron á las dos amigas en extremo
+afectadas.
+
+Todo aquel día permaneció Lucía al lado de Clara, auxiliándola en sus
+faenas y cuidados; pero ya no era ocasión propicia para volver á las
+confidencias.
+
+Si bien Clara no volvió á hablar del estado de su alma, sin duda pensaba
+en él, según lo preocupada que estaba. Lo que antes de confiarse á Lucía
+había ella percibido en imágenes vagas y como borrosas, había adquirido,
+en su propia mente, mayor ser, consistencia y determinada figura al
+formularse en palabras. Así es que, en medio del afán y del dolor que
+por su madre sentía, Clara se atormentaba con la idea de aquella
+inclinación hacia un sujeto, á favor del cual, por extraordinario
+hechizo, se trocaban en causas y motivos de simpatía y afecto todas las
+razones que para aborrecerle le daban.
+
+Lucía, por su parte, también estaba meditabunda y triste en extremo. Su
+taciturna tristeza, dado su carácter regocijado, parecía superior á la
+pena que pudiera sentir por el mal de Doña Blanca, y aun al mismo
+disgusto que los devaneos mentales y los dolores fantásticos de su amiga
+debieran causarle.
+
+Don Valentín, combatido por los opuestos sentimientos de la compasión y
+del terror que su mujer le inspiraba, seguía viniendo con frecuencia á
+informarse del estado de la paciente; pero, en vez de entrar en el
+cuarto y asomar la nariz á la alcoba, se quedaba fuera y asomaba sólo al
+cuarto la nariz, preguntando á su hija:
+
+--¿Cómo está tu mamá?
+
+Clara respondía: --Lo mismo;-- y D. Valentín se iba.
+
+Fuera de la criada de más confianza, que ya venía á traer un recado, ya
+á dar algún auxilio indispensable, nadie más que el P. Jacinto entraba
+en la habitación donde se hallaban Clara y Lucía.
+
+Al anochecer subió de punto, llegó á su colmo la agitación febril de
+Doña Blanca. El P. Jacinto estaba acompañando á las dos amigas y
+asistiendo con ellas á la enferma.
+
+Ésta, que había estado por la tarde soñolienta y postrada, empezó á dar
+señales de vivísima exaltación: se quejó de que le dolía la cabeza;
+mostró en el semblante cierta movilidad convulsa; pronunció frases sin
+orden ni concierto. Lo que más repetía era:
+
+--Vete, Valentín. Déjame, no me atormentes. --Sin duda la enferma tenía
+la alucinación de ver á D. Valentín, que allí no estaba.
+
+Así permaneció Doña Blanca hasta cerca de las diez. Entonces se agravó
+el mal: el delirio se declaró; estalló con ímpetu.
+
+El cerebro sintió por completo la reacción del mal que la infeliz tenía
+en las entrañas. Los pensamientos todos, que durante años la
+atormentaban, y que hacía más de treinta horas habían cobrado mayor
+brío, se barajaron en tumulto; se rebelaron contra la voluntad, se
+hicieron independientes de ella, rompieron todo freno; y, buscando y
+hallando maquinal é instintivamente palabras adecuadas en que
+formularse, salieron del pecho en descompuestas voces.
+
+Doña Blanca se incorporó en la cama; miró con ojos extraviados á Lucía y
+á Clara y al fraile, y habló de esta manera:
+
+--¡Vete, Valentín! ¿Por qué quieres matarme con tu presencia? Mátame
+con un puñal... con una pistola. Échame una soga al cuello y ahórcame.
+No seas cobarde. Toma la debida venganza.
+
+--Sosiégate, Doña Blanca --interrumpió el fraile, á quien ella se
+dirigía como si fuera D. Valentín.--Sosiégate; tu marido está fuera...
+Idos, muchachas --añadió, dirigiéndose á las dos amigas.--Dejadme solo
+con la enferma, á ver si logro que se sosiegue.
+
+Clara y Lucía, como si estuviesen allí clavadas, no se movieron. Doña
+Blanca prosiguió:
+
+--Ten valor y mátame. Tu honra lo exige. Es necesario que mates también
+al Comendador. Está condenado. Se irá al infierno y me llevará consigo.
+
+--¡Madre, madre, V. delira! --exclamó Clara.
+
+--No, no deliro --respondió Doña Blanca.-- Y tú, necio --añadió
+dirigiéndose al fraile,-- ¿eres ciego? ¿no la ves? --y señalaba con el
+dedo á su hija.-- ¡Cómo se le parece! ¡Dios mío! ¡Cómo se le parece! Es
+un retrato suyo. ¡Apártate de mi vista, vivo testimonio de mi vergüenza!
+
+Clara, llena de horror y de ansiosa curiosidad á la vez, oía á su madre y
+pugnaba por comprender todo él arcano tremendo. Al sonar las últimas
+palabras, que iban dirigidas á ella, se cubrió Clara el rostro con ambas
+manos.
+
+--Bien puedes estar satisfecha --continuó Doña Blanca.-- Te tenía
+olvidada; pero al cabo se acordó de tí é hizo un gran sacrificio. Ya
+pagó de antemano lo que has de heredar de mi marido. Te rescató de Dios
+para entregarte al mundo. Quédate en el mundo. Tú no puedes ser monja.
+La mala sangre del Comendador hierve en tus venas. ¿Cómo dudar que eres
+la hija maldita de aquel impío?
+
+Clara, al oir estas últimas palabras, dió un grito inarticulado y cayó
+desmayada entre los brazos de Lucía.
+
+Lucía sacó á Clara fuera de la alcoba, sosteniéndola por debajo de los
+brazos y tirando de ella.
+
+Doña Blanca, entre tanto, no pudiendo resistir más á la honda emoción,
+extenuada, rendida, cayó de nuevo en la cama, con temblor convulso y
+rigidez de los tendones, lo cual fué cediendo con lentitud y dando lugar
+á un desfallecimiento profundo.
+
+El P. Jacinto acudió entonces á donde estaba Clara, que Lucía había
+recostado en un sofá.
+
+Clara volvió en sí del desmayo, exhaló un suspiro y rompió á llorar con
+desatado y copioso llanto.
+
+--¡Clara, amiga querida! dijo Lucía.
+
+--Cálmate, niña, cálmate, --exclamó el P. Jacinto.
+
+--¡Dios santo y misericordioso! --dijo Clara.--Tu mano omnipotente me
+hiere y me sana al propio tiempo. ¡Pobre madre mía de mi alma! ¡Cuán
+infeliz has sido! Y él... ¡ay! él... no puede ser impío y perverso como
+tú supones... ¡Ahora comprendo por qué y cómo yo le amaba!
+
+
+
+
+XXIX
+
+La enfermedad siguió su curso ascendente. Tres días después de la escena
+que hemos descrito, Doña Blanca estaba tan mal, que no había esperanza
+de salvarla.
+
+Su hija y Lucía la habían cuidado, la habían velado con el mayor cariño
+y esmero.
+
+Los accesos de delirio se habían renovado con largas intermitencias de
+postración.
+
+La cabeza de Doña Blanca se despejó al cabo por completo; pero su estado
+era digno de lástima: la respiración, corta y anhelante; la voz,
+alterada y ronca; imposibilidad de estar acostada; necesidad de estar
+incorporada.
+
+Los médicos declararon al P. Jacinto que había sobrevenido un grave
+impedimento á la circulación de la sangre en el mismo corazón, y que, si
+crecía el impedimento, se seguiría la muerte.
+
+El padre dejó percibir á Clara aquel terrible pronóstico, con la mayor
+delicadeza que pudo, y confesó y administró á la paciente.
+
+En aquel momento supremo, á las puertas de la eternidad, Doña Blanca
+depuso la dureza de su genio, su orgullo y su amargura, y no guardó en
+el alma sino la fe vivísima, que hizo renacer en ella las esperanzas
+ultramundanas y abrió el manantial de las más puras consolaciones.
+
+Doña Blanca llamó á D. Valentín, le abrazó y le suplicó que la
+perdonase. D. Valentín, muy afligido y lloroso, y no menos humilde,
+contestó que nada tenía que perdonar; que él era el culpado, pues no
+había sabido hacer dichosa á una mujer tan santa y tan buena.
+
+El rostro macilento de Doña Blanca se tiñó entonces de ligero rubor. Sus
+labios exhalaron un triste suspiro.
+
+Á Clara la llamó á sí Doña Blanca, le dió un beso en la frente, y le
+dijo al oído con acento apenas perceptible:
+
+--Di á tu padre que le perdono. Tú, hija mía, sigue los impulsos de tu
+corazón. Eres libre. Sé honrada. No te cases si no le amas mucho. Mira
+no te engañes. Lo sé todo... Me lo ha dicho el padre Jacinto. Si le amas
+y merece tu amor, cásate con él.
+
+Pocos instantes después exhaló Doña Blanca el último suspiro, diciendo
+con ahogada y sumisa voz:
+
+--¡Jesús me valga!
+
+El dolor de Clara fué profundo. Silenciosamente lloró la muerte de su
+madre.
+
+Lucía lloró también y trató de mitigar con su afecto el dolor de su
+amiga.
+
+El P. Jacinto, acostumbrado al espectáculo de la muerte y familiarizado
+con ella, cerró piadosamente los ojos y la boca de la difunta, que se
+habían quedado abiertos; puso sus manos en cruz, y la extendió en el
+lecho.
+
+El débil D. Valentín, cuando vió muerta á su mujer, sintió por un lado
+una pena muy viva, porque todavía la amaba; pero, por otro lado, según
+aseguran malas lenguas, que siempre están de sobra, advirtió cierto
+alivio, cierto desahogo, cierto infame deleite en su alma, como si le
+quitaran un enorme peso de encima, como si le libertaran de la
+esclavitud. Tan opuestas pasiones, batallando dentro de su nerviosa y
+débil constitución, le hicieron romper en risa sardónica. Después se
+asustó de sí mismo; se creyó peor de lo que era, tuvo miedo del diablo;
+tuvo vergüenza de que Dios, que todo lo ve, viese la sucia fealdad de su
+conciencia, y se compungió y amilanó. Acudieron entonces á su memoria
+los amores pasados, los dulces días de la ilusión, el tiempo en que su
+mujer le quería; y todo ello enterneció por tal arte aquel pecho nada
+varonil, que el desgraciado se deshizo en lágrimas, dando sollozos,
+gemidos y hasta gritos, moviendo á gran compasión el verle y el oirle.
+
+El P. Jacinto llevó á D. Fadrique la noticia de la catástrofe.
+
+Don Fadrique, retirado en su cuarto, aguardaba siempre con ansiedad
+noticias de la enferma. Esta vez, al mirar al P. Jacinto, el Comendador
+leyó en su rostro lo que había ocurrido.
+
+--Ha muerto, --dijo el Comendador.
+
+--Ha muerto, --respondió el fraile.
+
+El Comendador no replicó palabra. Inmóvil, de pie, callado, sintió un
+dolor mezclado de remordimiento. Dos gruesas y amargas lágrimas rodaron
+por sus mejillas.
+
+--Te ha perdonado --dijo el P. Jacinto.
+
+--¡Ah, padre!... yo no me perdono... Me sería menos insufrible en la
+memoria el recuerdo de una afrenta no vengada... de una vileza en que yo
+hubiese incurrido... de una mancha en mi honor... En cualquiera otro
+caso me sería más fácil conciliarme conmigo mismo. Aunque Dios me
+perdone... yo no me perdono.
+
+
+
+
+XXX
+
+Á los seis meses de la muerte de Doña Blanca, en pleno invierno, se
+reunían todas las noches en torno del hogar, en el piso alto de la casa
+del mayorazgo D. José López de Mendoza, á más de su mujer y de su hija
+Lucía, el Comendador D. Fadrique, el viudo D. Valentín, Clara y á veces
+el padre Jacinto.
+
+El joven D. Carlos de Atienza había estado dos ó tres veces en Sevilla á
+ver á sus padres; pero en seguida se había vuelto. Tenía abandonada la
+Universidad; no pensaba en los estudios ni en la carrera. Habíase
+consagrado enteramente á idolatrar, á consolar, á adorar á Clarita, á
+quien ya veía sin dificultad, de diario.
+
+Don Fadrique y el P. Jacinto iban y venían á Villabermeja; pero estaban
+más tiempo en la ciudad.
+
+La donación de los bienes de D. Fadrique se había hecho en toda regla y
+con el posible sigilo.
+
+Don Fadrique vivía modestamente de su paga de oficial retirado.
+Habitaba, no obstante, en Villabermeja la casa del mayorazgo, alhajada
+con los preciosos muebles que trajo cuando vino.
+
+El carácter de D. Fadrique no había cambiado, pero se había modificado.
+Su optimismo natural sufría interrupciones frecuentes. Negra nube de
+tristeza ofuscaba á menudo el resplandor de su abierta y franca
+fisonomía.
+
+Aunque el dolor por la muerte de Doña Blanca se había ido mitigando en
+todos aquellos corazones, Clara la recordaba con ternura melancólica, y
+el Comendador con cariño y con penoso arrepentimiento á la vez.
+
+Sólo D. Valentín, que comía como un buitre, y que había engordado, y no
+hallaba quien le riñese ni quien le dominase, se creía en la obligación
+de llorar cuando menos ganas tenía. Entonces la consideración de aquello
+á que se juzgaba obligado, y el ver que no le salían de adentro la
+aflicción y el lloro, le compungían de nuevo y producían en él el
+prurito y el flujo. D. Valentín era un mar de lágrimas dos ó tres veces
+por semana.
+
+Clara, viendo ya á todas horas á D. Carlos y á D. Fadrique, había
+penetrado la diferencia de los afectos que á ambos la ligaban, y cada
+día los hallaba más compatibles. El Comendador le inspiraba cada día más
+veneración, ternura y gratitud por su sacrificio generoso. D. Carlos le
+parecía cada día más agraciado, bello, enamorado, ingenioso y poeta.
+
+Pasaron así algunos meses más. Vino la primavera. Llegó el verano.
+Solemnizóse el primer aniversario de la muerte de Doña Blanca con llanto
+y con misas y otras devociones.
+
+El escrúpulo de faltar á la promesa de ser monja se borró al fin de la
+mente de Clarita. Su madre, al morir, la había absuelto de la promesa.
+El amor inspirado y sentido la excitaba á no cumplirla. El bueno del P.
+Jacinto, confesor de Clarita, le aseguraba que la promesa era nula.
+
+Clarita al cabo la anuló, haciendo otra promesa dulcísima para D.
+Carlos. Le prometió darle su mano, confesándole al fin que le amaba.
+
+Una alambicada cavilación había detenido á Clara en dar el sí á D.
+Carlos. Clara juzgaba probable que D. Casimiro muriese sin sucesión y
+que alguna parte de los bienes del rescate viniese á ella; pero hasta
+esta duda, que si bien delgada y sutil, la mortificaba, se disipó del
+todo.
+
+Nicolasa, ó mejor dicho, la señora Doña Nicolasa Lobo de Solís, esposa
+legítima de D. Casimiro, dió á luz un robusto infante.
+
+Cuando el Comendador, al volver un día de Villabermeja, trajo esta
+noticia, fué Lucía la primera persona á quien se lo comunicó.
+
+--Calle V., tío --exclamó la muchacha;-- de seguro que el niño de D.
+Casimiro será un escomendrijo; parecerá un gazapillo desollado.
+
+--No, sobrina --contestó el Comendador;-- el recién nacido Solís es
+fuerte como un becerro.
+
+Así era la verdad, según hemos sabido después. El primogénito de los
+Solises parecía, no un becerro, sino un toro.
+
+Don Casimiro era el varón más bienaventurado de la tierra. Estaba lleno
+de satisfacción y de orgullo de verse tan amado de su mujer, y de tener
+por hijo á un Hércules tebano, sin pensar en el Saturnio y sin mirarse
+como Anfitrión, pues ignoraba la mitología.
+
+El tío Gorico, desde el casamiento de Nicolasa, había empezado á pugnar
+porque le llamasen Don Gregorio; habíase jubilado del oficio de Abraham
+y del de pellejero, y no se empleaba más que en beber aguardiente y
+rosoli, y en ponderar la ventura y la grandeza de su hija, sus virtudes
+y la vida beata que daba á su ilustre esposo.
+
+Después del bautismo de la criatura, iba el tío Gorico de casa en casa,
+refiriendo el júbilo de su yerno, quien ya se volvía hacia la cama donde
+estaba Nicolasa, ya hacia la cuna donde estaba el niño, y ya se paraba á
+igual distancia de la cama y de la cuna, y exclamaba, levantando las
+manos al cielo:
+
+--¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Qué he hecho yo para ser tan dichoso?
+
+En efecto, la dicha pudo más que D. Casimiro, y pronto le hundió en la
+sepultura.
+
+Aunque sea adelantar los sucesos, se dirá aquí que la viuda llevó una
+vida retirada, sin recibir ni tratar, durante un año, sino al platónico
+Tomasuelo, y que tuvo dos gemelos postumos, los cuales, si el
+primogénito merecía llamarse Hércules, no merecían menos pasar por
+Castor y Pólux.
+
+La rectitud de la conciencia de Doña Blanca y sus severos fallos,
+hallando un leal y decidido ejecutor en D. Fadrique, daban así sus
+resultados naturales, proporcionando pingüe herencia á aquellos
+mitológicos angelitos, vástagos lozanos de la familia de Solís.
+
+Como quiera que fuese, toda persona delicada y noblemente orgullosa no
+repara en las bajezas y bellaquerías del vulgo de los mortales y en la
+utilidad que proporcionan: no acepta jamás, sino en sentido irónico y de
+burla, la picaresca sentencia de la fábula:
+
+ "Tómelo por su vida: considere
+ Que otro lo comerá, si no lo quiere."
+
+Así es que D. Fadrique se reía de las consecuencias de su
+desprendimiento, y no por eso dejaba de aplaudirse de haberle tenido. Lo
+que á él le importaba era que su pura y hermosa hija no disfrutase de
+nada que no fuese suyo ó por lo que en compensación no hubiera él dado
+lo equivalente con usura.
+
+La boda de Clara y D. Carlos de Atienza se celebró al cabo en un bello
+día del mes de Octubre de 1795, año y medio después de morir Doña
+Blanca.
+
+Los padres de D. Carlos vinieron de Sevilla para asistir á la boda.
+
+Los desposados se quedaron á vivir en la ciudad donde ha sido la escena
+de nuestra historia.
+
+Durante el año y medio, que tan rápidamente hemos recorrido, el
+Comendador había vivido, ya en Villabermeja, ya en la ciudad en casa de
+su hermano; pero más en la ciudad que en Villabermeja.
+
+El afecto hacia Clara le atraía á la ciudad; pero, como Clara andaba muy
+distraída en sus amores y era muy dichosa, no consolaba tanto las
+melancolías del Comendador como su rubia sobrina.
+
+Ésta era la que llamaba al Comendador cuando se tardaba en volver de
+Villabermeja; la que más le escribía diciéndole que viniese, y la que le
+enviaba recados con el mulero y con el aperador para que dejase la
+soledad bermejina.
+
+Como Lucía estaba ya enterada de todos los secretos de su amiga Clara, y
+como tampoco ocurrían cosas importantes, no había motivo ni pretexto
+para acudir á cada momento al tío, preguntándole, como en otro tiempo,
+qué había de nuevo. En cambio Lucía, libre ya de los cuidados en que la
+suerte de su amiga la había tenido, sintió despertarse en su alma la más
+viva curiosidad científica. La astronomía y la botánica, que antes la
+enojaban cuando había secretos de Clara que ansiaba penetrar, la
+entusiasmaban ahora extraordinariamente, y nunca se cansaba de oir las
+lecciones que su tío le daba, excitado por ella. No había lección que no
+le pareciese corta. No había misterio de las flores que no quisiese
+descubrir. No había estrella que no quisiese conocer.
+
+La discípula ponía en grandes apuros al maestro, porque si se trataba
+del movimiento de los astros, de su magnitud, de la distancia á que se
+hallaban de la tierra y de otras afirmaciones por el estilo, ella quería
+saber la razón y el fundamento de las afirmaciones, y D. Fadrique
+hallaba disparatado y hasta absurdo enseñar las matemáticas á una
+sobrina tan guapa, tan alegre y graciosa; y, por el contrario, si se
+trataba de flores, Lucía quería que le explicase su tío lo que era la
+vida y lo que era el organismo, y aquí el Comendador hallaba que no
+había ciencia que respondiese á las matemáticas y que explicase algo.
+Sin querer se encumbraba entonces á una filosofía primera y fundamental,
+y Lucía le escuchaba embebecida, y, como vulgarmente se dice, metía
+también su cucharada, porque de filosofía habla, en queriendo, y no
+habla mal, toda persona de imaginación y viveza.
+
+En suma, Lucía se iba haciendo una sabia. Mientras más aprendía, más iba
+creciendo su afición y su empeño de saber. Las lecciones y conferencias
+duraban horas y horas.
+
+El Comendador se acostumbró de tal suerte á aquel dulce magisterio, que
+el día en que no daba lección le parecía que no había vivido.
+
+Sus días de Villabermeja fueron disminuyendo, y alargándose cada vez más
+los que pasaba con la discípula.
+
+Siempre que volvía de Villabermeja, el Comendador traía á su discípula
+libros de su biblioteca, flores y plantas de su huerto, y pájaros que
+cazaba vivos. Lucía gustaba mucho de los pájaros, y, merced al
+Comendador, no había ya casta de aves en toda la provincia, ora de paso,
+ora permanentes, de que Lucía no tuviese un par de muestra en su
+pajarera.
+
+Notado todo esto por Clara y D. Carlos, daba ocasión á bromas inocentes,
+pero que turbaban algo al Comendador y que ponían á Lucía colorada como
+la grana.
+
+Los novios hablaban á Lucía con cierto retintín de su excesivo amor á la
+ciencia.
+
+En fin, aunque el Comendador y Lucía no se hubieran dado, ni hubieran
+querido darse cuenta de lo que les pasaba, Clara y D. Carlos les
+hubieran hecho reflexionar, pensar en ellos mismos y despejar la
+incógnita.
+
+El Comendador y Lucía, á pesar de la diferencia de edad, estaban
+perdidamente enamorados el uno del otro.
+
+Lucía admiraba en su tío la discreción, la nobleza de carácter, el saber
+y la elegancia natural del porte y de los modales. Le encontraba
+hermoso, de varonil hermosura, y no le parecía posible que hubiese otro
+tal hombre como él en todo el mundo.
+
+Á D. Fadrique le parecía Lucía tan bonita, tan buena y tan inteligente
+como Clara, que era todo cuanto él podía encarecer la alabanza, allá en
+su pensamiento. La alegría de Lucía concordaba además muchísimo mejor
+con el carácter del Comendador que la seriedad un poco triste que Clara
+había heredado de su madre.
+
+El Comendador, que al fin no era una criatura inexperta, conoció pronto
+que amaba á Lucía y que de ella era amado; pero, pensando en su edad y
+en el idilio de D. Carlos, no se atrevía á declarar su amor, si bien le
+manifestaba con su constante solicitud en servir á Lucía.
+
+Ella no atinaba, entre tanto, á comprender la timidez del Comendador, á
+quien juzgaba enamorado.
+
+De aquí que se dijesen toda clase de requiebros y finezas, que
+literalmente podrían tomarse por efecto de amistad tiernísima, pero que
+ocultaban el fervoroso espíritu de verdadero amor.
+
+Don Fadrique, á más de sus años, creía tener otro inconveniente, que en
+su delicadeza no le permitía aspirar á ser amado de Lucía. Este otro
+inconveniente era su pobreza; pero Lucía, precisamente por esa pobreza y
+por el motivo que la había causado, amaba y admiraba más al Comendador.
+El descuidado desdén, la alegre calma y el nada trabajoso ni lamentado
+abandono con que D. Fadrique se había desprendido de más de cuatro
+millones, valían más de mil en la poética y generosa mente de Lucía.
+
+Ésta llegó á veces á preguntar á su tío (sabido es que tenía el defecto
+de ser muy preguntona) que por qué no se casaba.
+
+Cuando el tío le contestaba que porque era viejo, Lucía le aseguraba que
+era mozo ó que estaba mejor que los mejores mozos. Cuando el tío
+contestaba que porque era pobre, Lucía afirmaba que la paga de oficial
+retirado era más que suficiente; que además la chacha Ramoncica estaba
+poderosísima con lo que había ahorrado, é iba á dejarle por heredero, y
+que, por último, podía casarse con una rica.
+
+Todo esto lo decía Lucía con mil rodeos y disimulos; pero el Comendador,
+si bien lo comprendía, juzgaba aún que ella podía engañarse y tomar por
+amor otros sentimientos de respeto y afección casi filial; por donde no
+hallaba justo ni honrado prevalerse tal vez de una alucinación de
+aquella linda muchacha para lograr lo que consideraba una felicidad para
+él.
+
+En esta situación se hallaban Lucía y el Comendador la noche en que se
+celebró la boda de Clara y de D. Carlos en casa de D. Valentín.
+
+El Comendador estuvo alegre, aunque hondamente conmovido, en aquella
+solemne ocasión, en que una persona tan querida de su alma se unía con
+lazo indisoluble al hombre que debía hacerla dichosa.
+
+Don José y Doña Antonia se volvieron temprano á su casa.
+
+Lucía permaneció al lado de Clara hasta más tarde. También se quedó con
+ella el Comendador.
+
+Juntos y solos volvieron ambos á la casa. La noche estaba hermosísima,
+la calle silenciosa y solitaria, el ambiente tibio y perfumado, el,
+cielo lleno de estrellas y sin luna.
+
+Lucía iba callada, contenta, pensado en la ventura de su amiga.
+
+No estaba D. Fadrique menos soñador é imaginativo.
+
+El tránsito de una casa á otra era cortísimo; pero, sin reflexionar, le
+alargaron ellos, parándose en medio de la calle y contemplando la bóveda
+inmensa del firmamento, como si quisiesen interrogar á las eternas
+luces, que allí fulguraban, sobre la suerte de los recién casados y
+quizá sobre la propia suerte.
+
+Lucía, dando un suspiro, dijo al fin:
+
+--¡No lo dude V... serán muy felices!
+
+--Alégrate sólo y no estés envidiosa --respondió el Comendador;-- tú
+hallarás también un hombre que te merezca, que te ame y á quien ames tú
+con toda la energía de tu corazón.
+
+--No, tío, no me amará --replicó Lucía.-- Yo soy muy desgraciada.
+
+Y Lucía suspiró de nuevo. El Comendador, á la dulce y escasa luz de los
+astros, vió entonces que corrían dos hermosas lágrimas por las mejillas
+de Lucía. La luz de los astros se quebraba en aquellos líquidos
+diamantes y daba reflejos de iris.
+
+El Comendador no fué dueño de sí mismo. Acercó su rostro al de Lucía y
+puso los labios en una de aquellas lágrimas. Luego exclamó:
+
+--¡Te amo!
+
+Lucía no contestó palabra. Echó á andar hacia su casa; llamó, abrieron,
+y entró seguida del Comendador.
+
+Al llegar á la escalera, se volvió y le dijo:
+
+--Buenas noches, tío. Adiós, hasta mañana. Mamá me estará aguardando.
+
+El Comendador puso la cara más afligida del mundo, viendo que tan
+secamente respondía la muchacha, ó mejor dicho, no respondía á su
+repentina y vehemente declaración.
+
+Ella se apiadó entonces, sin duda, y añadió sonriendo:
+
+--Hable V. mañana con mamá...
+
+--¿Y qué?... --interrumpió D. Fadrique.
+
+--Y pida V. la licencia á Roma.
+
+Dicho esto, muy avergonzada, pero muy satisfecha, Lucía subió á brincos
+la escalera, y dejó al Comendador no menos contento que ella iba.
+
+Cuando supo Clara que Lucía y el Comendador habían decidido casarse, se
+alegró en extremo.
+
+Don Carlos de Atienza compartió la alegría de su mujer, y recordando que
+debía una especie de satisfacción al Comendador, el cual se había creído
+aludido cuando le oyó leer el idilio contra el viejo rabadán, compuso
+otro idilio en defensa de un rabadán no tan viejo y en alabanza del amor
+de los rabadanes.
+
+Este segundo idilio, que viene á ser como la palinodia del primero, se
+conserva aún en los archivos de Villabermeja, de donde mi amigo D. Juan
+Fresco me ha remitido copia exacta y fidedigna, que traslado aquí para
+terminar. El idilio es como sigue:
+
+ IDILIO
+
+ En la vid, con sus pámpanos lozana,
+ Relucen cual topacio los racimos.
+ Quita lluvia temprana
+ Al alma tierra la aridez estiva,
+ Y los frutos opimos
+ Medran con nuevos jugos en la oliva
+ Y en el almendro que entre riscos brota.
+ Recobra el claro río
+ El caudal que perdiera en el estío;
+ Y el áspera bellota
+ Se madura y endulza entre el pomposo
+ Follaje, donde el viento,
+ Para las gentes de la edad primera,
+ Con fatídico acento
+ La voluntad de Júpiter dijera.
+ No como en primavera
+ El campo está de flores matizado;
+ Que el labrador cansado
+ En las flores cifraba su esperanza,
+ Y ora en cosecha sazonada alcanza
+ El premio de su afán y su cuidado.
+ Embalsama el membrillo con su aroma
+ Los céfiros ligeros;
+ Y en el limón y en la madura poma,
+ Y en los sabrosos peros
+ El oro luce y el carmín asoma.
+ Que brillaron en rosas y alelíes;
+ Mientras, por celos de su flor, empieza
+ Á romper la granada su corteza,
+ Descubriendo un tesoro de rubíes.
+ Con la otoñal frescura
+ Nace la nueva hierba, y su verdura
+ La palidez de los rastrojos cubre.
+ Serena está la esfera cristalina,
+ Y hacia el rojo Occidente el sol declina
+ En una hermosa tarde del Octubre.
+ Filis, la pastorcilla soñadora,
+ Bella como la luz de la alborada,
+ Abandonando ahora
+ Su tranquila morada,
+ Va de las ninfas á la sacra gruta;
+ Y en vez de flores, por presente lleva
+ Un canastillo de olorosa fruta.
+ Con que á vencer la resistencia prueba
+ Que hacen á sus amores
+ Las Ninfas que en el suelo
+ Á Cupidos traviesos y menores
+ Dan vida y ser contra el amor del Cielo.
+ No bien el antro con su planta huella,
+ Donde reinan las sombras y el reposo,
+ Con terror religioso
+ Se estremece la tímida doncella.
+ Su presente coloca
+ De las silvestres Ninfas en el era.
+ Y altas razones de prudencia rara,
+ Que pone el Numen en su fresca boca,
+ Con esmerada concisión declara:
+ "Ninfas, no os ofendáis de mi desvío;
+ No déis vuestro favor á los zagales
+ Que cautivar pretenden mi albedrío.
+ Son como los rosales,
+ Que lucen mucho en la estación florida
+ Y dan amarga fruta desabrida.
+ De su orgullosa mocedad el brío
+ Apetece y no ama;
+ Y con enojo en sus palabras leo
+ Que poética llama
+ Ni ennoblece ni ilustra su deseo;
+ Y que el conato que imprimió natura
+ En todo ser viviente,
+ No se acrisola allí ni se depura
+ Del Cielo con la luz resplandeciente.
+ Ya sé que los Cupidos,
+ Vuestros hijos queridos,
+ Dan á la tierra su vil tud creadora;
+ Mas el amor, que en el Empíreo mora.
+ Esa misma virtud en ellos vierte,
+ Y difunde do quier su vida arcana,
+ Vencedora del mal y de la muerte.
+ Pues bien; la que se afana
+ Los misterios ocultos y supremos
+ Por saber de este Amor, ¿lograrlo puede
+ Con un zagal sencillo y sin doctrina?
+ Las que tesoro tal gozar queremos,
+ ¿No es mejor que busquemos
+ Al varón sabio á quien el Dios concede
+ El vivo lampo de su luz divina?
+ Por esto, Ninfas, á mi Irenio adoro:
+ Como en arca sagrada,
+ Guarda dentro del alma inmaculada
+ Del Amor el tesoro;
+ Y arde su llama bajo el limpio hielo
+ Con que el tenaz trabajo de la mente
+ Corona ya su frente,
+ Como corona el cano Mongibelo.
+ Así Irenio recobra por la ciencia
+ Lo que roba del tiempo la inclemencia.
+ ¡Cuánto zagal con incansable mano
+ Toca el rabel en vano
+ Por carecer de gracia y maestría;
+ Mientras que Irenio, con su blando tino
+ Y su plectro divino,
+ Produce encantadora melodía,
+ Y hace sentir al alma lo que quiere,
+ No bien la cuerda hiere!
+ Si el zagal inexperto
+ Persigue al perdigón en la carrera,
+ Ó le pierde ó le coge medio muerto;
+ Mas la diestra certera
+ Pone Irenio prudente
+ En el oculto nido,
+ Do el pájaro reposa con descuido,
+ Y su pluma naciente
+ Sin destrozar, sus alas no fatiga,
+ Y le aprisiona al fin para su amiga.
+ Ni resplandece menos el ingenio
+ Del doctísimo Irenio
+ En componer cantares
+ Y en referir historias singulares.
+ Cuando me alcanza de la rama verde
+ La tierna nuez, la alloza delicada,
+ Elige lo mejor, sin tronchar nada.
+ Cuando algún corderillo se me pierde,
+ El le busca y á casa me le lleva;
+ Y de continuo me regala y prueba
+ Su cariño sincero,
+ Ó haciendo con esmero
+ De los huesos de guinda
+ Ya un barquichuelo, ya una cesta linda.
+ Ó enseñando á sacar á mi jilguero
+ El alpiste menudo
+ De entre mis labios con su pico agudo.
+ Tan sólo me perturba y me desvela
+ Que Irenio á veces con el alma vuela
+ Por donde de su amor terreno dudo.
+ Pero si Irenio de verdad me amara,
+ Mayor triunfo sería
+ El lograr la victoria,
+ No de pastoras de agraciada cara,
+ Sino de la poesía,
+ De la ciencia, del arte y de la gloria."
+ Irenio á Filis, escondido, oía;
+ Y apareciendo y dándole un abrazo,
+ Dijo con modestísima dulzura:
+ "Este amoroso lazo,
+ Que labra mi ventura,
+ En vano, Filis, explicar pretendes
+ Con tus alambicadas discreciones.
+ ¡Ay, candorosa Filis! ¿No comprendes
+ Que, á pesar del saber que en mi supones,
+ Amor no te infundiera
+ Tu rabadán si muy anciano fuera?
+ Cuando mi amor al del zagal prefieres
+ Por viejo no, por rabadán me quieres."
+
+
+
+
+Madrid, 1876.
+
+ACABÓSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO EN LA IMPRENTA ALEMANA EN MADRID Á XXXI
+DÍAS DE AGOSTO DE MCMVI AÑOS
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+End of the Project Gutenberg EBook of El Comendador Mendoza, by Juan Valera
+
+*** END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK 13210 ***
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+Title: El Comendador Mendoza
+ Obras Completas Tomo VII
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+Author: Juan Valera
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+Release Date: August 18, 2004 [EBook #13210]
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+Language: Spanish
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+Character set encoding: ISO-8859-1
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+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL COMENDADOR MENDOZA ***
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+Produced by Stan Goodman, Mariluz Ochoa de Olza and the Online
+Distributed Proofreading Team
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+JUAN VALERA
+NOVELAS
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+El Comendador Mendoza
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+OBRAS COMPLETAS TOMO VII
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+ LA EXCMA. SEORA *DOA IDA DE BAUER*
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+Nunca, estimada seora y bondadosa amiga, so con ser escritor popular.
+No me explico la causa, pero es lo cierto que tengo y tendr siempre
+pocos lectores. Mi aficin escribir es, sin embargo, tan fuerte, que
+puede ms que la indiferencia del pblico y que mis desengaos.
+
+Varias veces me d ya por vencido y hasta por muerto; mas apenas dej de
+ser escritor, cuando reviv como tal bajo diversa forma. Primero fu
+poeta lrico, luego periodista, luego crtico, luego aspir filsofo,
+luego tuve mis intenciones y conatos de dramaturgo zarzuelero, y al cabo
+trat de figurar como novelista en el largo catlogo de nuestros
+autores.
+
+Bajo esta ltima forma es como la gente me ha recibido menos mal; pero
+aun as, no las tengo todas conmigo.
+
+Mi musa es tan voluntariosa, que hace lo que quiere y no lo que yo le
+mando. De aqu proviene que, si por dicha logro aplausos, es por falta
+de previsin.
+
+Escrib mi primera novela sin caer hasta el fin en que era novela lo que
+escriba.
+
+Acababa yo de leer multitud de libros devotos.
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+Lo potico de aquellos libros me tena hechizado, pero no cautivo. Mi
+fantasa se exalt con tales lecturas, pero mi fro corazn sigui en
+libertad y mi seco espritu se atuvo la razn severa.
+
+Quise entonces recoger como en un ramillete todo lo ms precioso, lo
+que ms precioso me pareca, de aquellas flores msticas y ascticas,
+invent un personaje que las recogiera con fe y entusiasmo, juzgndome
+yo, por m mismo, incapaz de tal cosa. As brot espontnea una novela,
+cuando yo distaba tanto de querer ser novelista.
+
+Despus me he puesto adrede componer otras, y dicen que lo he hecho
+peor.
+
+Esto me ha desanimado de tal suerte, que he estado punto de no volver
+ escribirlas.
+
+Entre las pocas personas que me han dado nuevo aliento descuella V., ora
+por la indulgencia con que celebra mis obrillas, ora por el valor que
+los elogios de V., si prescindimos por un instante de la bondad que los
+inspira, deben tener para cuantos conocen su rara discrecin, su
+delicado gusto y el hondo y exquisito sentir con que percibe todo lo
+bello.
+
+Aunque yo no hubiese seguido de antemano la sentencia de aquel sabio
+alejandrino que afirmaba que slo las personas hermosas entendan de
+hermosura, V. me hubiera movido seguirla, mostrndose luminoso y vivo
+ejemplo y gentil prueba de su verdad.
+
+No extrae V., pues, que, lleno de agradecimiento, le dedique este
+libro.
+
+Por ir dedicado V., quisiera yo que fuese mejor que _Pepita Jimnez_,
+ quien V. tanto celebra; pero harto sabido es que las obras literarias,
+y muy en particular las de carcter potico, slo se dan bien en
+momentos dichosos de inspiracin, que los autores no renuevan su
+antojo.
+
+En esto como en otras mil cosas, la poesa se parece la magia.
+Requiere la intervencin del cielo.
+
+Cuentan de Alberto Magno que, yendo en peregrinacin de Roma Alemania,
+pas una noche las orillas del Po, en la cabaa de un pescador.
+Agasajado all muy bien, quiso el doctor probar su gratitud al husped,
+y le hizo y le di un pez de madera, tan maravilloso que, puesto en la
+red atraa todos los peces vivos. No hay que ponderar la ventura del
+pescador con su pez mgico. Cierto da, con todo, tuvo un descuido, y el
+pez se le perdi. Entonces se puso en camino, fu Alemania, busc
+Alberto, y le rog que le hiciera otro pez semejante al primero. Alberto
+respondi que lo deseaba (tambin deseo yo hacer otra _Pepita Jimnez;_)
+mas que, para hacer otro pez que tuviese todas las virtudes del antiguo,
+era menester esperar que el cielo presentase idntico aspecto y
+disposicin en constelaciones, signos y planetas, que en la noche en que
+el primer pez se hizo, lo cual no poda acontecer sino dentro de treinta
+y seis mil y pico de aos.
+
+Como yo no puedo esperar tanto tiempo, me resigno dedicar V. _El
+Comendador Mendoza_.
+
+Este simptico personaje, antes de salir en pblico, no ya escondido y
+trozos, sino por completo y por s solo, pasa, con la venia de Luca,
+besar humildemente los lindos pies de V. y ponerse bajo su amparo.
+Remedando un antiguo compaero mo, elige V. por su madrina. No
+desdee V. al nuevo ahijado que le presento, aunque no valga lo que
+_Pepita_, y crame su afectsimo y respetuoso servidor.
+
+JUAN VALERA.
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+
+
+
+*El Comendador Mendoza.*
+
+
+
+
+I
+
+ pesar de los quehaceres y cuidados que me retienen en Madrid casi de
+continuo, todava suelo ir de vez en cuando Villabermeja y otros
+lugares de Andaluca, pasar cortas temporadas de uno dos meses.
+
+La ltima vez que estuve en Villabermeja ya haban salido luz _Las
+Ilusiones del Doctor Faustino_.
+
+D. Juan Fresco me mostr en un principio algn enojo de que yo hubiese
+sacado relucir su vida y las de varios parientes suyos en un libro de
+entretenimiento; pero al cabo, conociendo que yo no lo haba hecho mal
+hacer, me perdon la falta de sigilo. Es ms: D. Juan aplaudi la idea
+de escribir novelas fundadas en hechos reales, y me anim que siguiese
+cultivando el gnero. Esto nos movi hablar del Comendador Mendoza.
+
+--El vulgo --dije yo,-- cree an que el Comendador anda penando,
+durante la noche, por los desvanes de la casa solariega de los
+Mendozas, con su manto blanco del hbito de Santiago?
+
+--Amigo mo --contest D. Juan,-- el vulgo lee ya _El Citador_ y otros
+libros y peridicos librepensadores. En la incredulidad, adems, est
+como impregnado el aire que se respira. No faltan jornaleros escpticos;
+pero las mujeres, por lo comn, siguen creyendo pie juntillas. Los
+mismos jornaleros escpticos niegan de da y rodeados de gente, y de
+noche, solas, tienen ms miedo que antes de lo sobrenatural, por lo
+mismo que lo han negado durante el da. Resulta, pues, que, pesar de
+que vivimos ya en la edad de la razn y se supone que la de la fe ha
+pasado, no hay mujer bermejina que se aventure subir los desvanes de
+la casa de los Mendozas sin bajar gritando y afirmando veces que ha
+visto al Comendador, y apenas hay hombre que suba solo dichos desvanes
+sin hacer un grande esfuerzo de voluntad para vencer disimular el
+miedo. El Comendador, por lo visto, no ha cumplido an su tiempo de
+purgatorio, y eso que muri al empezar este siglo. Algunos entienden que
+no est en el purgatorio, sino en el infierno; pero no parece natural
+que, si est en el infierno, se le deje salir de all para que venga
+mortificar sus paisanos. Lo ms razonable y verosmil es que est en
+el purgatorio, y esto cree la generalidad de las gentes.
+
+--Lo que se infiere de todo, ora est el Comendador en el infierno, ora
+en el purgatorio, es que sus pecados debieron de ser enormes.
+
+--Pues, mire V. --replic D. Juan Fresco,-- nada cuenta el vulgo de
+terminante y claro con relacin al Comendador. Cuenta, s, mil confusas
+patraas. En Villabermeja se conoce que hiri ms la imaginacin popular
+por su modo de ser y de pensar que por sus hechos. Sus hechos conocidos,
+salvo algn extravo de la mocedad, ms le califican de buena que de
+mala persona.
+
+--De todos modos, V. cree que el Comendador era una persona notable?
+
+--Y mucho que lo creo. Yo contar V. lo que s de l, y V. juzgar.
+
+Don Juan Fresco me cont entonces lo que saba acerca del Comendador
+Mendoza. Yo no hago ms que ponerlo ahora por escrito.
+
+
+
+
+II
+
+Don Fadrique Lpez de Mendoza, llamado comunmente el Comendador, fu
+hermano de don Jos, el mayorazgo, abuelo de nuestro D. Faustino,
+quien supongo que conocen mis lectores.
+
+Naci D. Fadrique en 1744.
+
+Desde nio dicen que manifest una inclinacin perversa rerse de todo
+y no tomar nada por lo serio. Esta cualidad es la que menos fcilmente
+se perdona, cuando se entrev que no proviene de ligereza, sino de tener
+un hombre el espritu tan serio, que apenas halla cosa terrena y humana
+que merezca que l la considere con seriedad; por donde, en fuerza de la
+seriedad misma, nacen el desdn y la risa burlona.
+
+Don Fadrique, segn la general tradicin, era un hombre de este gnero:
+un hombre jocoso de puro serio.
+
+Claro est que hay dos clases de hombres jocosos de puro serios. una
+clase, que es muy numerosa, pertenecen los que andan siempre tan serios,
+que hacen reir los dems, y sin quererlo son jocosos. otra clase,
+que siempre cuenta pocos individuos, es la que perteneca D. Fadrique.
+Don Fadrique se burlaba de la seriedad vulgar inmotivada, en virtud de
+una seriedad exquisita y superlativa; por lo cual era jocoso.
+
+Conviene advertir, no obstante, que la jocosidad de D. Fadrique rara vez
+tocaba en la insolencia en la crueldad, ni se ensaaba en dao del
+prjimo. Sus burlas eran benvolas y urbanas, y tenan menudo cierto
+barniz de dulce melancola.
+
+El rasgo predominante en el carcter de D. Fadrique no se puede negar
+que implicaba una mala condicin: la falta de respeto. Como vea lo
+ridculo y lo cmico en todo, resultaba que nada casi nada respetaba,
+sin poderlo remediar. Sus maestros y superiores se lamentaron mucho de
+esto.
+
+Don Fadrique era gil y fuerte, y nada ni nadie le inspir jams temor,
+ms que su padre, quien quiso entraablemente. No por eso dejaba de
+conocer y aun de decir en confianza, cuando recordaba su padre,
+despus de muerto, que, si bien haba sido un cumplido caballero,
+honrado, pundonoroso, buen marido y lleno de caridad para con los
+pobres, haba sido tambin un _vndalo_.
+
+En comprobacin de este aserto contaba D. Fadrique varias ancdotas,
+entre las cuales ninguna le gustaba tanto como la del bolero.
+
+D. Fadrique bailaba muy bien este baile cuando era nio, y D. Diego,
+que as se llamaba su padre, se complaca en que su hijo luciese su
+habilidad cuando le llevaba de visitas las reciba con l en su casa.
+
+Un da llev D. Diego su hijo D. Fadrique la pequea ciudad, que
+dista dos leguas de Villabermeja, cuyo nombre no he querido nunca decir,
+y donde he puesto la escena de mi _Pepita Jimnez_. Para la mejor
+inteligencia de todo, y fin de evitar perfrasis, pido al lector que
+siempre que en adelante hable yo de la ciudad entienda que hablo de la
+pequea ciudad ya mencionada.
+
+Don Diego, como queda dicho, llev D. Fadrique la ciudad. Tena D.
+Fadrique trece aos, pero estaba muy espigado. Como iba de visitas de
+ceremonia, luca casaca y chupa de damasco encarnado con botones de
+acero bruido, zapatos de hebilla y medias de seda blanca, de suerte que
+pareca un sol.
+
+La ropa de viaje de D. Fadrique, que estaba muy trada y con algunas
+manchas y desgarrones, se qued en la posada, donde dejaron los
+caballos. D. Diego quiso que su hijo le acompaase en todo su esplendor.
+El muchacho iba contentsimo de verse tan guapo y con traje tan seoril
+y lujoso. Pero la misma idea de la elegancia aristocrtica del traje le
+infundi un sentimiento algo exagerado del decoro y compostura que
+deba tener quien le llevaba puesto.
+
+Por desgracia, en la primera visita que hizo Don Diego una hidalga
+viuda, que tena dos hijas doncellas, se habl del nio Fadrique y de lo
+crecido que estaba, y del talento que tena para bailar el bolero.
+
+--Ahora --dijo D. Diego,-- baila el chico peor que el ao pasado, porque
+est en la _edad del pavo_; edad insufrible, entre la palmeta y el
+barbero. Ya Vds. sabrn que en esa edad se ponen los chicos muy
+empalagosos, porque empiezan presumir de hombres y no lo son. Sin
+embargo, ya que Vds. se empean, el chico lucir su habilidad.
+
+Las seoras, que haban mostrado deseos de ver D. Fadrique bailar,
+repitieron sus instancias, y una de las doncellas tom una guitarra y se
+puso tocar para que D. Fadrique bailase.
+
+--Baila, Fadrique, --dijo D. Diego, no bien empez la msica.
+
+Repugnancia invencible al baile, en aquella ocasin se apoder de su
+alma. Vea una contrariedad monstruosa, algo de lo que llaman ahora una
+_antinomia_, entre el bolero y la casaca. Es de advertir que en aquel
+da D. Fadrique llevaba casaca por primera vez: estrenaba la prenda, si
+puede calificarse de estreno el aprovechamiento del arreglo
+refundicin de un vestido, usado primero por el padre y despus por el
+mayorazgo, quien se le haba quedado estrecho y corto.
+
+--Baila, Fadrique, --repiti D. Diego, bastante amostazado.
+
+Don Diego, cuyo traje de campo y camino, al uso de la tierra, estaba en
+muy buen estado, no se haba puesto casaca como su hijo. D. Diego iba
+todo de estezado, con botas y espuelas, y en la mano llevaba el ltigo
+con que castigaba al caballo y los podencos de una jaura numerosa que
+tena para cazar.
+
+--Baila, Fadrique, --exclam D. Diego por tercera vez, notndose ya en
+su voz cierta alteracin, causada por la clera y la sorpresa.
+
+Era tan elevado el concepto que tena D. Diego de la autoridad paterna,
+que se maravillaba de aquella rebelda.
+
+--Djele V., seor de Mendoza --dijo la hidalga viuda.-- El nio est
+cansado del camino y no quiere bailar.
+
+--Ha de bailar ahora.
+
+--Djele V.; otra vez le veremos, --dijo la que tocaba la guitarra.
+
+--Ha de bailar ahora --repiti D. Diego.-- Baila, Fadrique.
+
+--Yo no bailo con casaca, --respondi ste al cabo.
+
+Aqu fu Troya. D. Diego prescindi de las seoras y de todo.
+
+--Rebelde! mal hijo! --grit:-- te enviar los Toribios: baila te
+desuello; y empez latigazos con D. Fadrique.
+
+La seorita de la guitarra par un instante la msica; pero D. Diego la
+mir de modo tan terrible, que ella tuvo miedo de que la hiciese tocar
+como quera hacer bailar su hijo, y sigui tocando el bolero.
+
+Don Fadrique, despus de recibir ocho diez latigazos, bail lo mejor
+que supo.
+
+Al pronto se le saltaron las lgrimas; pero despus, considerando que
+haba sido su padre quien le haba pegado, y ofrecindose su fantasa
+de un modo cmico toda la escena, y vindose l mismo bailar latigazos
+y con casaca, se ri, pesar del dolor fsico, y bail con inspiracin
+y entusiasmo.
+
+Las seoras aplaudieron rabiar.
+
+--Bien, bien --dijo D. Diego.-- Por vida del diablo! Te he hecho mal,
+hijo mo?
+
+--No, padre --dijo D. Fadrique.-- Est visto: yo necesitaba hoy de doble
+acompaamiento para bailar.
+
+--Hombre, disimula. Por qu eres tonto? Qu repugnancia podas tener,
+si la casaca te va que ni pintada, y el bolero clsico y de buena
+escuela es un baile muy seor? Estas damas me perdonarn. No es verdad?
+Yo soy algo vivo de genio.
+
+As termin el lance del bolero.
+
+Aquel da bail otras cuatro veces D. Fadrique en otras tantas visitas,
+ la ms leve insinuacin de su padre.
+
+Deca el cura Fernndez, que conoci y trat D. Fadrique, y de quien
+saba muchas de estas cosas mi amigo D. Juan Fresco, que D. Fadrique
+refera con amor la ancdota del bolero, y que lloraba de ternura filial
+y rea al mismo tiempo, diciendo _mi padre era un vndalo_, cuando se
+acordaba de l, dndole de latigazos, y retraa su memoria las damas
+aterradas, sin dejar una de ellas de tocar la guitarra, y l mismo
+bailando el bolero mejor que nunca.
+
+Parece que haba en todo esto algo de orgullo de familia. El _mi padre
+era un vndalo_ de D. Fadrique casi sonaba en sus labios como alabanza.
+D. Fadrique, educado en el lugar y del mismo modo que su padre, D.
+Fadrique cerril, hubiera sido ms vndalo an.
+
+La fama de sus travesuras de nio dur en el lugar muchos aos despus
+de haberse l partido servir al Rey.
+
+Hurfano de madre los tres aos de edad, haba sido criado y mimado
+por una ta solterona, que viva en la casa, y quien llamaban la
+chacha Victoria.
+
+Tena adems otra ta, que si bien no viva con la familia, sino en casa
+aparte, haba tambin permanecido soltera y competa en mimos y en
+halagos con la chacha Victoria. Llambase esta otra ta la chacha
+Ramoncica. D. Fadrique era el ojito derecho de ambas seoras, cada una
+de las cuales estaba ya en los cuarenta y pico de aos cuando tena doce
+nuestro hroe.
+
+Las dos tas chachas se parecan en algo y se diferenciaban en mucho.
+
+Se parecan en cierto entono amable y benvolo de hidalgas, en la piedad
+catlica y en la profunda ignorancia. Esto ltimo no provena slo de
+que hubiesen sido educadas en el lugar, sino de una idea de entonces. Yo
+me figuro que nuestros abuelos, hartos de la bachillera femenil, de las
+cultas latini-parlas y de la desenvoltura pedantesca de las damas que
+retratan Quevedo, Tirso y Caldern en sus obras, haban cado en el
+extremo contrario de empearse en que las mujeres no aprendiesen nada.
+La ciencia en la mujer hubo de considerarse como un manantial de
+perversin. As es que en los lugares, en las familias acomodadas y
+nobles, cuando eran religiosas y morigeradas, se educaban las nias para
+que fuesen muy hacendosas, muy arregladas y muy seoras de su casa.
+Aprendan coser, bordar y hacer calceta; muchas saban de cocina;
+no pocas planchaban perfectamente; pero casi siempre se procuraba que no
+aprendiesen escribir, y apenas s se les enseaba leer de corrido
+en _El Ao Cristiano_ en algn otro libro devoto.
+
+Las chachas Victoria y Ramoncica se haban educado as. La diversa
+condicin y carcter de cada una estableci despus notables
+diferencias.
+
+La chacha Victoria, alta, rubia, delgada y bien parecida,
+haba sido, y continu siendo hasta la muerte, naturalmente sentimental
+y curiosa. fuerza de deletrear, lleg leer casi de corrido cuando
+estaba ya muy granada; y sus lecturas no fueron slo de vidas de santos,
+sino que conoci tambin algunas historias profanas y las obras de
+varios poetas. Sus autores favoritos fueron doa Mara de Zayas y
+Gerardo Lobo.
+
+Se preciaba de experimentada y desengaada. Su conversacin estaba
+siempre como salpicada de estas dos exclamaciones: --Qu mundo ste!
+--Lo que ve el que vive!-- La chacha Victoria se senta como hastiada y
+fatigada de haber visto tanto, y eso que sus viajes no se haban
+extendido ms all de cinco seis leguas de distancia de Villabermeja.
+
+Una pasin, que hoy calificaramos de romntica, haba llenado toda la
+vida de la chacha Victoria. Cuando apenas tena diez y ocho aos,
+conoci y am en una feria un caballero cadete de infantera. El
+cadete am tambin la chacha, que no lo era entonces; pero los dos
+amantes, tan hidalgos como pobres, no se podan casar por falta de
+dinero. Formaron, pues, el firme propsito de seguir amndose, se
+juraron constancia eterna y decidieron aguardar para la boda que
+llegase capitn el cadete. Por desgracia, entonces se caminaba con
+pies de plomo en las carreras, no haba guerras civiles ni
+pronunciamientos, y el cadete, firme como una roca y fiel como un perro,
+envejeci sin pasar de teniente nunca.
+
+Siempre que el servicio militar lo consenta, el cadete vena
+Villabermeja; hablaba por la ventana con la chacha Victoria, y se decan
+ambos mil ternuras. En las largas ausencias se escriban cartas amorosas
+cada ocho diez das; asiduidad y frecuencia extraordinarias entonces.
+
+Esta necesidad de escribir oblig la chacha Victoria hacerse
+letrada. El amor fu su maestro de escuela, y le ense trazar unos
+garrapatos anrquicos y misteriosos, que por revelacin de amor lea,
+entenda y descifraba el cadete.
+
+De esta suerte, entre temporadas de pelar la pava en Villabermeja, y
+otras ms largas temporadas de estar ausentes, comunicndose por cartas,
+se pasaron cerca de doce aos. El cadete lleg teniente.
+
+Hubo entonces un momento terrible: una despedida desgarradora. El
+cadete, teniente ya, se fu la guerra de Italia. Desde all venan las
+cartas muy de tarde en tarde. Al cabo cesaron del todo. La chacha
+Victoria se llen de presentimientos melanclicos.
+
+En 1747, firmada ya la paz de Aquisgrn, los soldados espaoles
+volvieron de Italia Espaa; pero nuestro cadete, que haba esperado
+volver de capitn, no pareca ni escriba. Slo pareci, con la licencia
+absoluta, su asistente, que era bermejino.
+
+El bueno del asistente, en el mejor lenguaje que pudo, y con los
+preparativos y rodeos que le parecieron del caso para amortiguar el
+golpe, di la chacha Victoria la triste noticia de que el cadete,
+cuando iba ya ver colmados sus deseos, cuando iba ser ascendido
+capitn, en vsperas de la paz, en la rota de Trebia, haba cado
+atravesado por la lanza de un croata.
+
+No muri en el acto. Vivi an dos tres das con la herida mortal, y
+tuvo tiempo de entregar al asistente, para que trajese su querida
+Victoria, un rizo rubio que de ella llevaba sobre el pecho en un
+guardapelo, las cartas y un anillo de oro con un bonito diamante.
+
+El pobre soldado cumpli fielmente su comisin.
+
+La chacha Victoria recibi y ba en lgrimas las amadas reliquias. El
+resto de su vida le pas recordando al cadete, permaneciendo fiel su
+memoria y llorndole veces. Cuanto haba de amor en su alma fu
+consumindose en devociones y transformndose en cario por el sobrino
+Fadriquito, el cual tena tres aos cuando supo la chacha Victoria la
+muerte de su perpetuo y nico novio.
+
+La pobre chacha Ramoncica haba sido siempre pequeuela y mal hecha de
+cuerpo, sumamente morena y bastante fea de cara. Cierta dignidad natural
+ instintiva le hizo comprender, desde que tena quince aos, que no
+haba nacido para el amor. Si algo del amor con que aman las mujeres
+los hombres haba en germen en su alma, ella acert sofocarlo y no
+brot jams. En cambio tuvo afecto para todos. Su caridad se extenda
+hasta los animales.
+
+Desde la edad de veinticuatro aos, en que la chacha Ramoncica se qued
+hurfana y viva en casa propia, sola, le hacan compaa media docena
+de gatos, dos tres perros y un grajo, que posea varias habilidades.
+Tena asimismo Ramoncica un palomar lleno de palomos, y un corral
+poblado de pavos, patos, gallinas y conejos.
+
+Una criada llamada Rafaela, que entr servir la chacha Ramoncica
+cuando sta viva an en casa de sus padres, sigui sirvindola toda la
+vida. Ama y criada eran de la misma edad y llegaron juntas una extrema
+vejez.
+
+Rafaela era ms fea que la chacha, y, hasta por imitarla, permaneci
+siempre soltera.
+
+En medio de su fealdad, haba algo de noble y distinguido en la chacha
+Ramoncica, que era una seora de muy cortas luces. Rafaela, por el
+contrario, sobre ser fea, tena el ms innoble aspecto; pero estaba
+dotada de un despejo natural grandsimo.
+
+Por lo dems, ama y criada, guardando siempre cada cual su posicin y
+grado en la jerarqua social, se identificaron por tal arte, que se
+dira que no haba en ellas sino una voluntad, los pensamientos mismos y
+los mismos propsitos.
+
+Todo era orden, mtodo y arreglo en aquella casa. Apenas se gastaba en
+comer, porque ama y criada coman poqusimo. Un vestido, una saya, una
+basquia, cualquiera otra prenda, duraba aos y aos sobre el cuerpo de
+la chacha Ramoncica guardada en el armario. Despus, estando an en
+buen uso, pasaba ser prenda de Rafaela.
+
+Los muebles eran siempre los mismos y se conservaban, como por encanto,
+con un lustre y una limpieza que daban consuelo.
+
+Con tal modo de vivir, la chacha Ramoncica, si bien no tena sino muy
+escasas rentas, apenas gastaba de ellas una tercera parte. Iba, pues,
+acumulando y atesorando, y pronto tuvo fama de rica. Sin embargo, jams
+se senta con valor de ser despilfarrada sino por empeo de su sobrino
+Fadrique, quien, segn hemos dicho, mimaba en competencia de la chacha
+Victoria.
+
+Don Diego andaba siempre en el campo, de caza atendiendo las
+labores. Sus dos hijos, D. Jos y D. Fadrique, quedaban al cuidado de la
+chacha Victoria y del P. Jacinto, fraile dominico, que pasaba por muy
+docto en el lugar, y que les sirvi de ayo, ensendoles las primeras
+letras y el latn.
+
+Don Jos era bondadoso y reposado, D. Fadrique un diablo de travieso;
+pero D. Jos no atinaba hacerse querer, y D. Fadrique era amado con
+locura de ambas chachas, del feroz D. Diego y del ya citado P. Jacinto,
+quien apenas tendra treinta y seis aos de edad cuando enseaba la
+lengua de Cicern los dos pimpollos lozanos del glorioso y antiguo
+tronco de los Lpez de Mendoza bermejinos.
+
+Mientras que el apacible D. Jos se quedaba en casa estudiando, iba al
+convento ayudar misa, empleaba su tiempo en otras tareas
+tranquilas, D. Fadrique sola escaparse y promover mil alborotos en el
+pueblo.
+
+Como segundn de la casa, D. Fadrique estaba condenado vestirse de lo
+que se quedaba estrecho corto para su hermano, el cual, su vez,
+sola vestirse de los desechos de su padre. La chacha Victoria haca
+estos arreglos y traspasos. Ya hemos hablado de la casaca y de la chupa
+encarnadas, que vinieron ser memorables por el lance del bolero; pero
+mucho antes haba heredado D. Fadrique una capa, que se hizo ms
+famosa, y que haba servido sucesivamente D. Diego y D. Jos. La
+capa era blanca, y cuando cay en poder de D. Fadrique recibi el nombre
+de la capa-paloma.
+
+La capa-paloma pareca que haba dado alas al chico, quien se hizo ms
+inquieto y diablico desde que la posey. D. Fadrique, cabeza de motn y
+de bando entre los muchachos ms desatinados del pueblo, se dira que
+llevaba la capa-paloma como un estandarte, como un signo que todos
+seguan, como un penacho blanco de Enrique IV.
+
+No era muy numeroso el bando de D. Fadrique, no por falta de simpatas,
+sino porque l elega sus parciales y secuaces haciendo pruebas
+anlogas las que hizo Geden para elegir desechar sus soldados. De
+esta suerte logr D. Fadrique tener unos cincuenta sesenta que le
+seguan, tan atrevidos y devotos su persona, que cada uno vala por
+diez.
+
+Se form un partido contrario, capitaneado por D. Casimirito, hijo del
+hidalgo ms rico del lugar. Este partido era de ms gente; pero, as por
+las prendas personales del capitn, como por el valor y decisin de los
+soldados, quedaba siempre muy inferior los fadriqueos.
+
+Varias veces llegaron las manos ambos bandos, ya puadas y luchando
+ brazo partido, ya en pedreas, de que era teatro un llanete que est
+por bajo de un sitio llamado el Retamal.
+
+Siempre que haba un lance de stos, D. Fadrique era el primero en
+acudir al lugar del peligro; pero es lo cierto que no bien corra la voz
+de que _la capa-paloma iba por el Retamal abajo_, las calles y las
+plazuelas se despoblaban de los ms belicosos chiquillos, y todos
+acudan en busca del capitn idolatrado.
+
+La victoria, en todas estas pendencias, qued siempre por el bando de D.
+Fadrique. Los de don Casimiro resistan poco y se ponan en un momento
+en vergonzosa fuga: pero como D. Fadrique se aventuraba siempre ms de
+lo que conviene la prudencia de un general, result que dos veces reg
+los laureles con su sangre, quedando descalabrado.
+
+No slo en batalla campal, sino en otros ejercicios y haciendo
+travesuras de todo gnero, don Fadrique se haba roto adems la cabeza
+otra tercera vez, se haba herido el pecho con unas tijeras, se haba
+quemado una mano y se haba dislocado un brazo: pero de todos estos
+percances sala al cabo sano y salvo, merced su robustez y los
+cuidados de la chacha Victoria, que deca, maravillada y santigundose:
+--Ay, hijo de mi alma, para muy grandes cosas quiere reservarte el
+cielo, cuando vives de milagro y no mueres!
+
+
+
+
+III
+
+Casimiro tena tres aos ms de edad que don Fadrique, y era tambin ms
+fornido y alto. Irritado de verse vencido siempre como capitn, quiso
+probarse con D. Fadrique en singular combate. Lucharon, pues, puadas
+y brazo partido, y el pobre Casimiro sali siempre acogotado y
+pisoteado, pesar de su superioridad aparente.
+
+Los frailes dominicos del lugar nunca quisieron bien la familia de los
+Mendozas. pesar de la piedad suma de las chachas Victoria y Ramoncica,
+y de la devocin humilde de D. Jos, no podan tragar D. Diego, y se
+mostraban escandalizados de los desafueros insolencias de D. Fadrique.
+
+Slo el P. Jacinto, que amaba tiernamente don Fadrique, le defenda de
+las acusaciones y quejas de los otros frailes.
+
+stos, no obstante, le amenazaban menudo con cogerle y enviarle los
+Toribios, con hacer que el propio hermano Toribio viniese por l y se
+le llevase.
+
+Bien saban los frailes que el bendito hermano Toribio haba muerto
+haca ms de veinte aos; pero la institucin creada por l floreca,
+prestando al glorioso fundador una existencia inmortal y mitolgica.
+Hasta muy entrado el segundo tercio del siglo presente, el hermano
+Toribio y los Toribios en general han sido el tema constante de todas
+amenazas para infundir saludable terror los chachos traviesos.
+
+En la mente de D. Fadrique no entraba la idea de la fervorosa caridad
+con que el hermano Toribio, fin de salvar y purificar las almas de
+cuantos muchachos coga, les martirizaba el cuerpo, dndoles rudos
+azotes sobre las carnes desnudas. As es que se presentaba en su
+imaginacin el bendito hermano Toribio como loco furioso y perverso,
+enemigo de s mismo para llagarse con cadenas ceidas los riones, y
+enemigo de todo el gnero humano, quien desollaba y atormentaba en la
+edad de la niez y de la ms temprana juventud cuando se abren al amor
+las almas y cuando la naturaleza y el cielo debieran sonrer y acariciar
+en vez de dar azotes.
+
+Como ya haban ocurrido casos de llevarse los Toribios, contra la
+voluntad de sus padres, varios muchachos traviesos, y como el hermano
+Toribio, durante su santa vida, haba salido caza de tales muchachos,
+no slo por toda Sevilla, sino por otras poblaciones de Andaluca,
+desde donde los conduca su terrible establecimiento, la amenaza de
+los frailes pareci para broma harto pesada D. Diego, y para veras le
+pareci ms pesada an. Hizo, pues, decir los frailes que se
+abstuviesen de embromar su hijo, y mucho ms de amenazarle, que ya l
+sabra castigar al chico cuando lo mereciese; pero que nadie ms que l
+haba de ser osado ponerle las manos encima. Aadi D. Diego que el
+chico, aunque pequeo todava, sabra defenderse y hasta ofender, si le
+atacaban, y que adems l volara en su auxilio, en caso necesario, y
+arrancara las orejas tirones todos los Toribios que ha habido y hay
+en el mundo.
+
+Con estas insinuaciones, que bien saban todos cun capaz era de hacer
+efectivas D. Diego, los frailes se contuvieron en su malevolencia; pero
+como D. Fadrique (fuerza es confesarlo, si hemos de ser imparciales)
+segua siendo peor que Pateta, los frailes, no atrevindose ya
+esgrimir contra l armas terrenas y temporales, acudieron al arsenal de
+las espirituales y eternas, y no cesaron de querer amedrentarle con el
+infierno y el demonio.
+
+De este mtodo de intimidacin se ocasion un mal gravsimo. D.
+Fadrique, pesar de sus chachas, se hizo impo, antes de pensar y de
+reflexionar, por un sentimiento instintivo. La religin no se ofreci
+su mente por el lado del amor y de la ternura infinita, sino por el
+lado del miedo, contra el cual su natural valeroso independiente se
+rebelaba. D. Fadrique no vi el objeto del amor insaciable del alma, y
+el fin digno de su ltima aspiracin, en los poderes sobrenaturales. D.
+Fadrique no vi en ellos sino tiranos, verdugos espantajos sin
+consistencia.
+
+Cada siglo tiene su espritu, que se esparce y como que se diluye en el
+aire que respiramos, infundindose tal vez en las almas de los hombres,
+sin necesidad de que las ideas y teoras pasen de unos entendimientos
+otros por medio de la palabra escrita hablada. El siglo XVIII tal vez
+no fu crtico, burln, sensualista y descredo porque tuvo Voltaire,
+ Kant y los enciclopedistas, sino porque fu crtico, burln,
+sensualista y descredo tuvo dichos pensadores, quienes formularon en
+trminos precisos lo que estaba vago y difuso en el ambiente: el giro
+del pensamiento humano en aquel perodo de su civilizacin progresiva.
+
+Slo as se comprende que D. Fadrique viniese ser impo sin leer ni
+oir nada que ello le llevase.
+
+Esta nueva calidad que apareci en l era bastante peligrosa en aquellos
+tiempos. D. Diego mismo se espant de ciertas ideas de su hijo. Por
+dicha, el desenvolvimiento de tan mala inclinacin coincidi casi con la
+ida de D. Fadrique al Colegio de Guardias marinas, y se evit as todo
+escndalo y disgusto en Villabermeja.
+
+Las chachas Victoria y Ramoncica lloraron mucho la partida de D.
+Fadrique; el P. Jacinto la sinti; D. Diego, que le llev la Isla, se
+alegr de ver su hijo puesto en carrera, casi ms que se afligi al
+separarse de l; y los frailes, y Casimirito sobre todo, tuvieron un da
+de jbilo el da en que le perdieron de vista.
+
+D. Fadrique volvi al lugar de all adelante, pero siempre por brevsimo
+tiempo: una vez cuando sali del Colegio para ir navegar; otra vez
+siendo ya alfrez de navo. Luego pasaron aos y aos sin que viese D.
+Fadrique ningn bermejino. Se saba que estaba, ya en el Per, ya en el
+Asia, en el extremo Oriente.
+
+
+
+
+IV
+
+De las cosas de D. Fadrique, durante tan larga ausencia, se tena se
+forjaba en el lugar el concepto ms fantstico y absurdo.
+
+D. Diego y la chacha Victoria, que eran las personas de la familia ms
+instruidas inteligentes, murieron poco de hallarse D. Fadrique en el
+Per. Y lo que es la cndida Ramoncica y al limitado D. Jos, no
+escriba D. Fadrique sino muy de tarde en tarde, y cada carta tan breve
+como una fe de vida.
+
+Al P. Jacinto, aunque D. Fadrique le estimaba y quera de veras, tambin
+le escriba poco, por efecto de la repulsin y desconfianza que en
+general le inspiraban los frailes. As es que nada se saba nunca
+ciencia cierta en el lugar de las andanzas y aventuras del ilustre
+marino.
+
+Quien ms supo de ello en su tiempo fu el cura Fernndez, que, segn
+queda dicho, trat don Fadrique y tuvo alguna amistad con l. Por el
+cura Fernndez se enter D. Juan Fresco, en quien influy mucho el
+relato de las peregrinaciones y lances de fortuna de D. Fadrique para
+que se hiciese piloto y siguiese en todo sus huellas.
+
+Recogiendo y ordenando yo ahora las esparcidas y vagas noticias, las
+apuntar aqu en resumen.
+
+D. Fadrique estuvo poco tiempo en el Colegio, donde mostr grande
+disposicin para el estudio.
+
+Pronto sali navegar, y fu la Habana en ocasin tristsima. Espaa
+estaba en guerra con los ingleses, y la capital de Cuba fu atacada por
+el almirante Pocok. Echado pique el navo en que se hallaba nuestro
+bermejino, la gente de la tripulacin, que pudo salvarse, fu destinada
+ la defensa del castillo del Morro, bajo las rdenes del valeroso D.
+Luis Velasco.
+
+All estuvo D. Fadrique haciendo estragos en la escuadra inglesa con sus
+certeros tiros de can. Luego, durante el asalto, pele como un hroe
+en la brecha, y vi morir su lado D. Luis, su jefe. Por ltimo, fu
+de los pocos que lograron salvarse cuando, pasando sobre un montn de
+cadveres y haciendo prisioneros los vivos, lleg el general ingls,
+Conde de Albemarle, levantar el pabelln britnico sobre la principal
+fortaleza de la Habana.
+
+D. Fadrique tuvo el disgusto de asistir la capitulacin de aquella
+plaza importante, y, contado en el nmero de los que la guarnecan, fu
+conducido Espaa en cumplimiento de lo capitulado.
+
+Entonces, ya de alfrez de navo, vino Villabermeja, y vi su padre
+la ltima vez.
+
+La reina de las Antillas, muchos millones de duros y lo mejor de
+nuestros barcos de guerra haban quedado en poder de los ingleses.
+
+D. Fadrique no se descorazon con tan trgico principio. Era hombre poco
+dado melancolas. Era optimista y no quejumbroso. Adems, todos los
+bienes de la casa los haba de heredar el mayorazgo, y l ansiaba
+adquirir honra, dinero y posicin.
+
+Pocos das estuvo en Villabermeja. Se fu antes de que su licencia se
+cumpliese.
+
+El rey Carlos III, despus de la triste paz de Pars, que le llev el
+desastroso _Pacto de familia_, trat de mejorar por todas partes la
+administracin de sus vastsimos Estados. En Amrica era donde haba ms
+abusos, escndalos, inmoralidad, tiranas y dilapidaciones. fin de
+remediar tanto mal, envi el Rey Glvez de visitador Mjico, y algo
+ms tarde envi al Per, con la misma misin, D. Juan Antonio de
+Areche. En esta expedicin fu Lima D. Fadrique.
+
+All se encontraba cuando tuvo lugar la rebelin de Tupac-Amaru. En la
+mente imparcial y filosfica del bermejino se presentaba como un
+contrasentido espantoso el que su Gobierno tratase de ahogar en sangre
+aquella rebelin, al mismo tiempo que estaba auxiliando la de Washington
+y sus parciales contra los ingleses; pero D. Fadrique, murmurando y
+censurando, sirvi con energa su Gobierno, y contribuy bastante la
+pacificacin del Per.
+
+Don Fadrique acompa Areche en su marcha al Cuzco, y desde all,
+mandando una de las seis columnas en que dividi sus fuerzas el general
+Valle, sigui la campaa contra los indios, tomando gloriosa parte en
+muchas refriegas, sufriendo con firmeza las privaciones, las lluvias y
+los fros en escabrosas alturas la falda de los Andes, y no parando
+hasta que Tupac-Amaru qued vencido y cay prisionero.
+
+Don Fadrique, con grande horror y disgusto, fu testigo ocular de los
+tremendos castigos que hizo nuestro Gobierno en los rebeldes. Pensaba l
+que las crueldades infamias cometidas por los indios no justificaban
+las de un Gobierno culto y europeo. Era bajar al nivel de aquella gente
+semisalvaje. As es que casi se arrepinti de haber contribudo al
+triunfo cuando vi en la plaza del Cuzco morir Tupac-Amaru, despus de
+un brutal martirio, que pareca invencin de fieras y no de seres
+humanos.
+
+Tupac-Amaru tuvo que presenciar la muerte de su mujer, de un hijo suyo
+y de otros deudos y amigos: otro hijo suyo de diez aos le condenaron
+ ver aquellos brbaros suplicios de su padre y de su madre, y l
+mismo le cortaron la lengua y le ataron luego por los cuatro remos
+otros tantos caballos para que, saliendo escape, le hiciesen pedazos.
+Los caballos, aunque espoleados duramente por los que los montaban, no
+tuvieron fuerza bastante para descuartizar al indio, y ste,
+descoyuntado, despus de tirar de l un rato en distintas direcciones,
+tuvieron que desatarle de los caballos y cortarle la cabeza.
+
+ pesar de su optimismo, de su genio alegre y de su aficin tomar
+muchos sucesos por el lado cmico, D. Fadrique, no pudiendo hallar nada
+cmico en aquel suceso, cay enfermo con fiebre y se desanim mucho en
+su aficin la carrera militar.
+
+Desde entonces se declar ms en l la mana de ser filntropo, especie
+de secularizacin de la caridad, que empez estar muy en moda en el
+siglo pasado.
+
+La impiedad precoz de D. Fadrique vino fundarse en razones y en
+discursos con el andar del tiempo y con la lectura de los malos libros
+que en aquella poca se publicaban en Francia. El carcter burln y
+regocijado de D. Fadrique se avena mal con la misantropa ttrica de
+Rousseau. Voltaire, en cambio, le encantaba. Sus obras ms impas
+parecanle eco de su alma.
+
+La filosofa de D. Fadrique era el sensualismo de Condillac, que l
+consideraba como el _non plus ultra_ de la especulacin humana.
+
+En cuanto la poltica, nuestro D. Fadrique era un liberal anacrnico
+en Espaa. Por los aos de 1783, cuando vi morir Tupac-Amaru, era
+casi como un radical de ahora.
+
+Todo esto se encadenaba y se fundaba en una teodicea algo confusa y
+somera, pero comn entonces. D. Fadrique crea en Dios y se imaginaba
+que tena ciencia de Dios, representndosele como inteligencia suprema y
+libre, que hizo el mundo porque quiso, y luego le orden y arregl segn
+los ms profundos principios de la mecnica y de la fsica. pesar del
+_Cndido_, novela que le haca llorar de risa, D. Fadrique era casi tan
+optimista como el Dr. Pangloss, y tena por cierto que todo estaba
+divinamente bien y que nada poda estar mejor de lo que estaba. El mal
+le pareca un accidente, por ms que menudo se pasmase de que
+ocurriera con tanta frecuencia y de que fuera tan grande, y el bien le
+pareca lo substancial, positivo importante que haba en todo.
+
+Sobre el espritu y la materia, sobre la vida ultra-mundana y sobre la
+justificacin de la Providencia, basada en compensaciones de eterna
+duracin, D. Fadrique estaba muy dudoso; pero su optimismo era tal, que
+vea demostrada y hasta patente la bondad del cielo, sin salir de este
+mundo sublunar y de la vida que vivimos. Verdad es que para ello haba
+adoptado una teora, novsima entonces. Y decimos que la haba adoptado,
+y no que la haba inventado, porque no nos consta, aunque bien pudo ser
+que la inventase; ya que cuando llega el momento y suena la hora de que
+nazca una idea y de que se formule un sistema, la idea nace y el sistema
+se formula en mil cabezas la vez, si bien la gloria de la invencin se
+la lleva aquel que por escrito de palabra le expone con ms claridad,
+precisin elegancia.
+
+La idea, mejor dicho, la teora novsima, tal como estaba en la mente
+de D. Fadrique, era en compendio la siguiente:
+
+Entenda el filsofo de Villabermeja que haba una ley providencial y
+eterna para la historia, tan indefectible como las leyes matemticas,
+segn las cuales giran en sus rbitas los astros. En virtud de esta ley,
+la humanidad iba adelantando siempre por un camino de perfectibilidad
+indefinida; su ascensin hacia la luz, el bien, la verdad y la belleza,
+no tena pausa ni trmino. En esto, el humano linaje, en su conjunto,
+segua un impulso necesario. Toda la gloria del xito era para el Ser
+Supremo, que haba dado aquel impulso; pero, dentro del providencial
+movimiento que de l naca, en toda accin, en toda idea, en todo
+propsito, cada individuo era libre y responsable. El maravilloso
+trabajo de la Providencia, el misterio ms bello de su sabidura
+infinita, consista en concertar con atinada armona todos aquellos
+resultados de la libertad humana fin de que concurriesen al
+cumplimiento de la ley eterna del progreso, en tenerlos previstos con
+tan divina previsin y acierto, que no perturbasen lo que estaba
+prescrito y ordenado; as como, aunque sea baja comparacin, cuenta el
+inventor y constructor perito de una mquina con los rozamientos y con
+el medio ambiente.
+
+Tal manera de considerar los sucesos se avena bien con el carcter de
+D. Fadrique, corroborando su desdn hacia las menudencias, y su prurito
+de calificar de menudencias lo que para los ms de los hombres es
+importante en grado sumo, y transformando su propensin la alegra y
+la risa en serenidad olmpica, digna de los inmortales.
+
+En su moral no dejaba de ser severo. No haba borrado de sus tablas de
+la ley ni un tilde ni una coma de los mandamientos divinos. Lo nico que
+haca era dar ms vigor, si cabe, toda prohibicin de actos que
+produzcan dolor, y relajar no poco las prohibiciones de todo aquello que
+ l se le antojaba que slo traa deleite bienestar consigo.
+
+En aquella edad, pensar as en Espaa y en sus dominios ya hemos dicho
+que era expuesto; pero D. Fadrique tena el don de la mesura y del tino,
+y sin hipocresa lograba no chocar ni lastimar opiniones creencias.
+
+Concurra esto la buena gracia con que se ganaba las voluntades, no
+con inspirar trivial afecto todo el mundo, sino inspirndole muy vivo
+ los pocos que l quera, los cuales valan siempre por muchos para
+defenderle y encomiarle.
+
+En la primera mocedad, dotado D. Fadrique de tales prendas, y siendo
+adems bello y agraciado de rostro, de buen talle, atrevido y sigiloso,
+consigui que lloviesen sobre l las aventuras galantes, y tuvo alta
+fama de afortunado en amores.
+
+Despus de terminada la rebelin de Tupac-Amaru ascendi capitn de
+fragata, y su reputacin de buen soldado y de sabio y hbil marino lleg
+ su colmo.
+
+Casi cuando acababan de espirar en el Cuzco los ltimos indios parciales
+de la independencia de su patria, siendo atenaceados algunos con tenazas
+candentes antes de ahorcarlos, lleg la nueva Lima de que habamos
+hecho la paz con Inglaterra, logrando la independencia de su colonia, en
+pro de la cual combatimos.
+
+Don Fadrique pudo entonces obtener licencia para navegar las rdenes
+de la Compaa de Filipinas, y sali para Calcuta mandando un navo
+cargado de preciosas mercaderas. Tres viajes hizo de Lima Calcuta y
+de Calcuta Lima; y como llevaba muy buena pacotilla y un sueldo
+crecido, y alcanz ventas muy ventajosas, se hall en poco tiempo
+poseedor de algunos millones de reales.
+
+En las largas temporadas que D. Fadrique pas en la India se aficion
+mucho la dulzura de los indgenas de aquel pas y tom en mayor
+aborrecimiento el fervor religioso y guerrero de otras naciones. Tippoo,
+sultn de Misor, se haba empeado en convertir al islamismo todos los
+indostanes y en dilatar su imperio hasta el Cabo Comorn, donde nunca
+haban penetrado las huestes de otros conquistadores musulmanes. La
+horrible devastacin del floreciente reino de Travancor, en las barbas
+de los ingleses, fu la consecuencia de la ambicin y del celo muslmico
+del sultn mencionado. El Gobernador general de la India se resolvi al
+cabo vengar y remediar lo que hubiera debido impedir, y parti de
+Calcuta Madrs con muchos soldados europeos y cipayos, y grandes
+aprestos de guerra. En aquella ocasin D. Fadrique tuvo el gusto de
+ganar bastantes rupias, sirviendo una buena causa y conduciendo Madrs
+en su navo, con la autorizacin debida, tropas, vveres y municiones.
+
+Parece que poco tiempo despus de este suceso, y aun antes de que el
+rajah de Travancor fuese restablecido en su trono, y el sultn Tippoo
+vencido y obligado hacer la paz, D. Fadrique, cansado ya de
+peregrinaciones y trabajos, con la ambicin apagada y con el deseo de
+fortuna ms que satisfecho, logr, de vuelta Lima, obtener su retiro,
+y se vino Europa, anhelante de presenciar la gran revolucin que en
+Francia se estaba realizando, cuyos principios se hallaban tan en
+concordancia con los suyos, y cuya fama llenaba el mundo de asombro.
+
+Don Fadrique, sin embargo, slo estuvo en Pars algunos meses: desde
+fines de 1791 hasta Septiembre de 1792. Este tiempo le bast para
+cansarse y hartarse de la gran revolucin, desengaarse un poco de su
+liberalismo y dudar de sus teoras de constante progreso.
+
+En Madrid vivi, por ltimo, dos aos, y tambin se desenga de
+muchsimas cosas.
+
+Entrado ya en los cincuenta de su edad, aunque sano y bueno, y
+apareciendo en el semblante, en la robustez y gallarda del cuerpo, y en
+la serenidad y viveza del espritu mucho ms joven, le entr la
+nostalgia de que padecen casi todos los bermejinos, y tom la
+irrevocable resolucin de retirarse Villabermeja para acabar all
+tranquilamente su vida.
+
+Las cartas que escribi su hermano D. Jos y la chacha Ramoncica,
+que vivan an, anuncindoles su vuelta definitiva y para siempre,
+fueron breves, aunque muy cariosas. En cambio, escribi al P. Jacinto
+una extensa carta, que se conserva an y que debe ser trasladada este
+sitio. La carta es como sigue:
+
+
+
+
+V
+
+Mi querido P. Jacinto: Ya sabr V. por mi hermano y por la chacha
+Ramoncica que estoy decidido irme ese lugar acabar mi vida donde
+pas los mejores aos y los ms inocentes de ella (buena inocencia era
+la ma!), jugando al hoyuelo, las chapas, al salto de la comba y
+algunas veces al can, y andando pedradas y mojicones con mis
+coetneos y compatricios.
+
+Entonces estaba yo cerril; pero ya V. se har cargo de que me he pulido
+bastante peregrinando por esos mundos, y de que ahora son otras mis
+aficiones y muy diversos mis cuidados. Los frailes compaeros de V. no
+tendrn ya necesidad de amenazarme con los Toribios.
+
+Mi estancia en el lugar no traer perturbacin alguna; antes, por el
+contrario, yo me lisonjeo de que reporte algunas ventajas. He hecho
+dinero y emplear ah mucha parte en fomentar la agricultura. El vino que
+ah se produce es abominable y puede ser excelente. Trabajando se
+lograr hacerle potable y bueno.
+
+Soando estoy con las agradables veladas que vamos pasar en el
+invierno, jugando la malilla y al tute, disputando sobre nuestras no
+muy concordes teologas, y refiriendo yo V. mis aventuras en el Per,
+en la India y en otras apartadas regiones.
+
+S que V., pesar de los aos, est firme como un roble, por lo cual me
+prometo que ha de dar conmigo largos paseos caballo y pie, y ha de
+acompaarme cazar perdices. Tengo dos magnficas escopetas inglesas,
+que compr en Calcuta, y con las cuales he cazado tigres, tan grandes
+algunos de ellos como borricos. Ya ver V. qu bien le va tirando con
+cualquiera de estas escopetas las pacficas y enamoradas perdices que
+acuden al reclamo en la estacin del celo.
+
+ pesar de nuestra edad, hemos de emplearnos todava, si V. no se opone,
+en algunas cosas harto infantiles. Hemos de volver al Pozo de la Solana,
+como hace cuarenta aos, cazar colorines y otros pajarillos, ya con la
+red, ya con liga y esparto. Tngame V. preparado un buen par de
+cimbeles.
+
+Todas las cosas de por ah se me ofrecen la memoria con el encanto de
+los primeros aos. Entiendo que voy remozarme al verlas y gozarlas.
+Tengo gana de volver comer pionate, salmorejo, hojuelas, gajorros,
+pestios, cordero en caldereta, cabrito en cochifrito, empanadas de
+boquerones con chocolate, torta-maimn, gazpacho, longanizas y los dems
+primores de cocina y repostera con que suelen regalarse los sibaritas
+bermejinos. No por eso romper con la costumbre contrada en otras
+tierras, sino que pienso llevar en m compaa un gabacho que he
+trado de Pars, el cual condimenta unos manjares que doy por cierto que
+han de gustar V., aunque tienen nombres imposibles casi de pronunciar
+por una boca de Villabermeja; pero ya V. se convencer de que, sin
+pronunciarlos, los mastica, los saborea, se los traga y le saben
+gloria.
+
+Por ms extrao que V. le parezca, llevo tambin vino esa tierra del
+vino. Yo recuerdo que V. era un excelente catador; que V. tena un
+paladar muy fino y una nariz delicadsima. Espero, pues, que ha de
+comprender y estimar el mrito de los vinos de _extranjis_ que yo lleve,
+y que no caern en su estmago como si cayesen en el sumidero.
+
+Estoy muy contento de que me viva an la chacha Ramoncica. Me han dicho
+que en su casa sigue todo como antes. Los mismos muebles, la misma
+criada Rafaela, y hasta el grajo, bien sea el mismo tambin, que por
+milagro de nuestro Santo Patrono vive an, bien sea otro que le
+reemplaz tiempo, y parece el fnix renacido de sus cenizas.
+
+Mucha gana tengo de dar un abrazo la chacha Ramoncica, aunque, dicho
+sea entre nosotros, yo quera ms la pobre chacha Victoria. Qu noble
+mujer aqulla! Aseguro V. que no he hallado igual mujer en el mundo.
+Si la hubiera hallado, no sera yo soltern.
+
+En este punto he sido poco feliz. No he hallado ms que mujeres ligeras,
+casquivanas, frvolas y sin alma. Una sola, all en Lima, me quiso de
+veras con amor fervoroso, pero criminal. Yo tambin la quise, por mi
+desgracia, porque tena un genio de todos los diablos, y querindonos
+mucho, la historia de nuestros amores se compuso de una serie de
+peloteras diarias. Aquellos amores fueron pesadilla, y no deleite. Ella
+era muy devota, haba sido una santa y segua en opinin de tal, porque
+procedimos siempre con cautela y recato. Sin embargo, en el fondo de su
+atribulada conciencia, en lo profundo de su mente, orgullosa y fantica
+ la vez, senta vergenza de haber humillado ante m su soberbia y de
+haberse rendido mi voluntad, y tena miedo y horror de haber dejado
+por m el buen camino, ofendiendo Dios y faltando sus deberes. Todo
+esto, sin darse ella mucha cuenta de lo que haca, me lo quera hacer
+pagar, considerndome en extremo culpado. Lo que yo tuve que aguantar
+no tiene nombre. Crame V., P. Jacinto, en el pecado llev la
+penitencia. As es que me hart de amores serios para aos, y me dediqu
+desde entonces los ligeros. Para qu atormentarse en un asunto que
+debe ser todo de amenidad, regocijo y alegra?
+
+Quizs por esta razn, y no porque apenas se d _in rerum natura_, no
+alcanc nunca el amor de una chacha Victoria joven. Si le hubiera
+alcanzado, poco tierno soy de corazn, pero no lo dude V., hubiera
+muerto bendicindola, como muri el cadete, hubiera conquistado por
+ella y para ella, no el grado de capitn, sino el mundo.
+
+En fin, ya pas la mocedad, y no hay que pensar en noveleras.
+
+Yo estoy desengaado y aburrido, si bien con desengao apacible y suave
+aburrimiento.
+
+Se me acab la ambicin; no siento apetito de gloria; no aspiro ser
+del vano dedo sealado; tengo ms bienes de fortuna de los que necesito;
+estoy sediento de reposo, de obscuridad y de calma, y por todo esto me
+retiro Villabermeja; pero no para hacer penitencia, sino para darme
+una vida regalada, tranquila, llena de orden y bienestar, cuidndome
+mucho y viendo lo que dura un Comendador Mendoza bien conservado. Hasta
+ahora lo estoy. No parece que tengo cincuenta aos, sino menos de
+cuarenta. Ni una cana. Ni una arruga. Todava me llaman seorito, y no
+seor, y no faltan hembras de garbo que me califiquen de real mozo,
+ofendiendo mi modestia.
+
+Mi mayor desengao ha sido en mis ideas y doctrinas, si bien no ha sido
+bastante para hacerme variar.
+
+Dios me perdone si me equivoco fuerza de creerle bueno. Yo, creyendo
+en l y figurndomele como persona, tengo que figurrmele todo lo bueno
+que concibo que una persona puede ser. Por consiguiente, no completando
+mi concepto de su bondad la gloria de la otra vida por inmensa que sea,
+supongo en esta vida que vivimos, por ms que sirva para ganar la otra,
+un fin y un propsito en s, y no slo el ultramundano. Este fin, este
+propsito es ir caminando hacia la perfeccin, y sin alcanzarla aqu
+nunca, acercarse cada vez ms ella. Creo, pues, en el progreso; esto
+es, en la mejora gradual y constante de la sociedad y del individuo, as
+en lo material como en lo moral, y as en la ciencia especulativa como
+en la que nace de la observacin y la experiencia, y da ser las artes
+y la industria.
+
+El mejor medio de este progreso, y al mismo tiempo su mejor resultado en
+nuestros das, es, mi ver, la libertad. La condicin ms esencial de
+esta libertad es que todos seamos igualmente libres.
+
+Figrese V. cunto me encantara la revolucin francesa y su Asamblea
+Constituyente, que propenda realizar estos principios mos; que
+proclamaba los derechos del hombre.
+
+Ped mi retiro, dej mi carrera, y vine, lleno de impaciencia, desde el
+otro hemisferio baarme en la luz inmortal de la gran revolucin y
+encender mi entusiasmo en el sagrado fuego que arda en Pars, donde
+imagin que estaban el corazn y la mente del mundo.
+
+Pronto se desvanecieron mis ilusiones. Los apstoles de la nueva ley me
+parecieron, en su mayor parte, bribones infames frenticos furiosos,
+llenos de envidia y sedientos de sangre. Vi al talento, la virtud,
+la belleza, al saber, la elegancia, todo lo que por algo sobresale
+en la tierra, ser vctima de aquellos fanticos de aquellos
+envidiosos. Las hazaas de los soldados de la revolucin contra los
+reyes de Europa coligados no podan admirarme. No me parecan la defensa
+serena del que confa en su valor y en su derecho, sino el bro febril
+de la locura, excitada por la embriaguez de la sangre y por medio de
+asesinatos horribles. Pars se me antojaba el infierno, y no atino ahora
+ comprender cmo permanec tanto tiempo en l. Todo estaba trocado: la
+brutalidad se llamaba energa; sencillez el desalio indecente;
+franqueza la grosera, y virtud el no tener entraas para la compasin.
+Recordaba yo las pocas de mayor tirana, y no hallaba poca alguna
+peor, sobre todo si se considera que estbamos en el centro de Europa y
+que llevbamos tantos siglos de civilizacin y cultura. El tirano no era
+uno, eran varios, y todos soeces y sucios de alma y de cuerpo.
+
+Hu de Pars y vine Madrid. Otra desilusin. Si por all cre
+presenciar una abominable y brbara trajedia, aqu me encontr en un
+grotesco, asqueroso y lascivo sainete. Por all sangre; por ac
+inmundicia.
+
+No por eso apostat de mi optimismo ni ech un lado mi doctrina de
+indefinido progreso. Lo que hice fu reconocer mi error en clculos de
+cronologa, para los cuales no haba contado yo con la feroz y
+desgreada revolucin de Francia.
+
+En vista de esta revolucin, el bien relativo, el estado de libertad y
+de adelantamiento para las sociedades, que yo fantaseaba como inmediato,
+se hundi hacia adentro, en los abismos del porvenir, lo menos dos
+tres siglos.
+
+Como para entonces no vivir yo, y como en el estado presente del mundo
+estoy ya harto de la vida prctica, he resuelto refugiarme en la
+contemplacin; y fin de gozar del espectculo de las cosas humanas,
+mezclndome en ellas lo menos posible, voy tomar asiento, como
+espectador desapasionado, en la propia Villabermeja.
+
+Mi hermano, que tiene ya una hija casadera, quien naturalmente desea
+que salte un buen novio, se va vivir la vecina ciudad, donde ya
+tiene casa tomada, y m me deja mis anchas y solo en la casa
+solariega de los Mendoza, donde le dar albergue siempre que venga al
+lugar para sus negocios.
+
+Yo me atengo al refrn que dice _ corte cortijo_; y ya que me fugo de
+Pars y de Madrid, no quiero ciudad de provincia, sino aldea.
+
+En la gran casa de los Mendoza bermejinos voy estar como garbanzo en
+olla; pero se llenarn algunos cuartos con la multitud de libros que voy
+ llevar.
+
+Vamos tener una vida envidiable; y digo _vamos_, porque supongo y
+espero que V. me har compaa menudo.
+
+Mi determinacin es irrevocable, y me voy ah, para no salir de ah,
+salvo cuando vaya como de paseo caballo, visitar mi hermano y su
+familia, en la ciudad cercana, la cual, pesar de su pomposo ttulo de
+ciudad, tiene tambin mucho de pueblo pequeo y rural, con perdn y en
+paz sea dicho.
+
+Adis, beatsimo padre. Encomindeme V. Dios, con cuyo favor cuento
+para escapar de esta confusin ridcula de la corte, y poder pronto
+darle, en esa encantadora Villabermeja, un apretado abrazo.
+
+
+
+
+VI
+
+Veinte das despus de recibida esta carta por el P. Jacinto, se realiz
+la entrada solemne en Villabermeja del ilustre Comendador Mendoza.
+
+Desde Madrid la capital de la provincia, que entonces se llamaba
+reino, nuestro hroe vino en coche de colleras y emple nueve das. En
+la capital de la provincia se encontr con su hermano D. Jos, con el P.
+Jacinto y con otros amigos de la infancia, que le estaban aguardando.
+Entre ellos sobresala el to Gorico, maestro pellejero, hbil
+fabricador de corambres y notabilsimo en el difcil arte de echar
+botanas los pellejos rotos. Este haba sido el muchacho ms diablico
+del lugar despus de D. Fadrique, y su teniente cuando las pendencias,
+pedreas y dems hazaas contra el bando de D. Casimiro.
+
+El to Gorico no tena ms defecto que el de haberse entregado con
+sobrado cario la bebida blanca. El aguardiente anisado le encantaba.
+Y como al asomar la aurora por el estrecho horizonte de Villabermeja el
+to Gorico, segn su expresin, mataba el gusanillo, resultaba que casi
+todo el da estaba calamocano, porque aquel fuego que encenda en su ser
+con el primer fulgor matutino, se iba alimentando, durante el da,
+merced frecuentes libaciones.
+
+Por lo dems, el to Gorico no perda nunca la razn; lo que lograba era
+envolver aquella luz del cielo en una gasa tenue, en un fanal primoroso,
+que le haca ver las cosas del mundo exterior y todo lo interno de su
+alma y los tesoros de su memoria como al travs de un vidrio mgico.
+Jams llegaba la embriaguez completa; y una vez sola, deca l haba
+tenido en toda su vida alfereca en las piernas. Era, pues, hombre de
+chispa en diversos sentidos, y nadie tena mejores ocurrencias, ni
+contaba ms picantes chascarrillos, ni se mostraba ms til y agradable
+compaero en una partida de caza.
+
+En el lugar gozaba de celebridad envidiable por mil motivos, y entre
+otros, porque haca el papel de Abraham en el paso de Jueves Santo por
+la maana, tan admirablemente bien, que nadie se le igualaba en muchas
+leguas la redonda. Con un vestido de mujer por tnica, una colcha de
+cama por manto, su turbante y sus barbas de lino, tomaba un aspecto
+venerable. Y cuando suba al monte Moria, que era un establo cubierto de
+verdura, que se elevaba en medio de la plaza, adquira la majestad
+pattica de un buen actor. Pero en lo que ms se luca, arrancando
+gritos de entusiasmo, era cuando ofreca Isaac al Todopoderoso antes
+de sacrificarle. Isaac era un chiquillo de diez aos lo menos. Con la
+mano derecha el to Gorico le levantaba hacia el cielo, y as, extendido
+el brazo, como si no fuera de hueso y carne, sino de acero firmsimo,
+permaneca catorce quince minutos. Luego vena el momento de las ms
+vivas emociones; el terror trgico en toda su fuerza. Abraham ataba al
+chiquillo al ara, y sacaba un truculento chafarote que llevaba al cinto.
+Tres cuatro veces descargaba cuchilladas con una violencia increble.
+Las mujeres se tapaban los ojos y daban espantosos chillidos, creyendo
+ya segada la garganta del muchacho que prefiguraba Cristo; pero el to
+Gorico paraba el golpe antes de herir, como no atrevindose consumar
+el sacrificio. Al fin apareca un ngel, con alas de papel dorado, en el
+balcn de las Casas Consistoriales, y cantaba el romance que empieza:
+
+ "Detente, detente, Abraham;
+ No mates tu hijo Isaac,
+ Que ya est mi Dios contento
+ Con tu buena voluntad."
+
+El sacrificio del cordero en vez del hijo, con lo dems del paso, lo
+ejecutaba el to Gorico con no menor maestra.
+
+En ms de una ocasin trataron de ganarle, ofrecindole mucho dinero
+para que fuese hacer de Abraham otras poblaciones; pero l no quiso
+jams ser infiel su patria y privarla de aquella gloria.
+
+Don Jos, el P. Jacinto, el to Gorico y los dems amigos, muy contentos
+de haber abrazado D. Fadrique, contentsimo tambin de verse entre los
+compaeros de su infancia, emprendieron caballo el viaje
+Villabermeja, que, con madrugar y picar mucho, pudo hacerse en diez
+horas, llegando todos al lugar al anochecer de un hermoso da de
+primavera, en el ao de 1794.
+
+Doa Antonia, mujer de D. Jos, y sus dos hijos, D. Francisco, de edad
+de catorce aos, y doa Luca, que tena ya diez y ocho, acompaados de
+la chacha Ramoncica, recibieron con jbilo, con abrazos y otras mil
+muestras de cario al Comendador, quien ya tena por suya la casa
+solariega. D. Jos y su familia se haban establecido en la ciudad, y
+slo por dos das haban venido al pueblo para recibir al querido
+pariente.
+
+ste, como era de suyo muy modesto, se maravill y complaci en ver que
+alcanzaba en Villabermeja ms popularidad de lo que crea. Vinieron
+verle todos los frailes, desde los ms encopetados hasta los legos, el
+mdico, el boticario, el maestro de escuela, el alcalde, el escribano y
+mucha gente menuda.
+
+Al da siguiente de la llegada la chacha Ramoncica quiso lucirse, y se
+luci, dando un magnfico _pipiripao_. D. Fadrique, cuando oy esta
+palabra, tuvo que preguntar qu significaba, y le dijeron que algo
+modo de festn. En cambio, se cuentan an en Villabermeja los grandes
+apuros en que estuvo aquella noche la chacha Ramoncica cuando volvi
+su casa, cavilando qu sera lo que su sobrino le haba pedido para el
+festn, y que ella ansiaba que le sirviesen, fin de darle gusto en
+todo. El vocablo, para ella inaudito, con que su sobrino haba
+significado la cosa que deseaba, casi se le haba borrado de la mente.
+Por ltimo, consultando el caso con Rafaela, y haciendo un esfuerzo de
+memoria, vino recomponer el vocablo y declarar que lo que su sobrino
+haba pedido era _economa_.
+
+--Qu es eso, Rafaela? --pregunt su fiel criada.
+
+Y Rafaela contest:
+
+--Seora, qu ha de ser? _Ajorro_!
+
+No le hubo, sin embargo. La chacha Ramoncica ech aquel da el bodegn
+por la ventana.
+
+Al siguiente le toc lucirse al Comendador, y pesar de toda su
+filosofa goz en el alma de que sus deudos y paisanos viesen
+maravillados su vajilla de porcelana, su plata y los dems objetos raros
+ bellos que de sus viajes haba trado, y que haba mandado por delante
+de l con su criado de ms confianza. Hasta la extraa fisonoma de
+ste, que era un indio, pasm los bermejinos, con deleite y
+satisfaccin de D. Fadrique. Tuvo adems un placer indescriptible en
+contar sus aventuras y en hacer descripciones de pases remotos, de
+costumbres peregrinas y de casos singulares que haba visto en los que
+haba tomado parte.
+
+Nada de esto debe movernos rebajar el concepto que del Comendador
+tenemos. Por ms que parezca pueril, tal vanidad es ms comn de lo que
+se cree. quin no le agrada, cuando vuelve al lugar de su nacimiento,
+darse cierto tono, sin ofender nadie, manifestando cun importante
+papel ha hecho en el mundo?
+
+Gente hay que no espera para esto ir su lugar. Nacido en uno muy
+pequeo de Andaluca tuve yo cierto amigo que, como llegase ser
+personaje de gran suposicin y de muchas campanillas, cifraba su mayor
+deleite en mandar su pueblo todos los aos un ejemplar de la _Gua de
+forasteros_, con registro en las varias pginas en que estaba estampado
+su nombre. Un ao fu la _Gua_ con ocho registros, y el pasmo de los
+lugareos, participado por carta mi amigo, le di un contento que
+casi rayaba en beatitud bienaventuranza.
+
+No es menor el gusto que se tiene en contar lances y sucesos y en
+describir prodigios. De aqu sin duda el refrn: _de luengas vas,
+luengas mentiras_. Baste, pues, decir, en elogio de D. Fadrique, que el
+refrn no rez con l nunca, porque era la veracidad en persona. Lo que
+no aseguraremos es que fuese siempre credo en cuanto refiri. Los
+lugareos son maliciosos y desconfiados; suelen tener un criterio all
+su manera, y menudo las cosas ms ciertas les parecen falsas
+inverosmiles, y las mentiras, por el contrario, muy conformes con la
+verdad. Recuerdo que un mayordomo andaluz de cierto inolvidable y
+discreto Duque, que estuvo de embajador en Naples, fu su pueblo con
+licencia. Cuando volvi le embrombamos suponiendo que habra contado
+muchos embustes. El nos confes que s, y an aadi, jactndose de
+ello, que todo se lo haban credo, menos una cosa.
+
+--Qu cosa era esa? --le preguntamos.
+
+-Que cerca de Naples --respondi,-- hay un monte que echa chispas por
+la punta.
+
+De esta suerte pudo muy bien nuestro D. Fadrique, sin apartarse un pice
+de la verdad, dejar de ser credo en algo, sin que sus paisanos se
+atreviesen decirle, como decan al mayordomo del Duque cuando hablaba
+del Vesubio: "Esa es grilla!"
+
+Al da tercero despus de la llegada de D. Fadrique, su hermano D. Jos
+y su familia se volvieron la ciudad; y entonces, con ms reposo, pudo
+entregarse el Comendador otro placer no menos grato: el de visitar y
+recordar los sitios ms queridos y frecuentados de su niez, y aqullos
+en que le haba ocurrido algo memorable. Estuvo en el Retamal y en el
+Llanete, que est junto, donde le descalabraron dos veces; fu la
+fuente de Genazahar y al Pilar de Abajo; subi al Ladern y la Nava, y
+extendi sus excursiones hasta el cerro de Jilena y el monte de
+Horquera, poblado entonces de corpulentas y seculares encinas.
+
+Tom, por ltimo, D. Fadrique verdadera posesin de su vivienda,
+arrellanndose en ella, por decirlo as, poniendo en orden los muebles
+que haba trado, colocando los libros y colgando los cuadros.
+
+En estas faenas, dirigidas por l, casi siempre estaba presente el P.
+Jacinto; y al cabo D. Fadrique qued instalado, forjndose un retiro,
+rstico par que elegante, y una soledad amensima en el lugar donde
+haba nacido.
+
+
+
+
+VII
+
+Encantado estaba D. Fadrique con su modo de vivir. Ya leyendo, ya de
+tertulia de paseo con el P. Jacinto, ya de expediciones campestres y
+venatorias con el mismo padre y con el iluminado y ameno to Gorico, el
+tiempo se deslizaba del modo ms grato. Ningn deseo senta D. Fadrique
+de ir otro pueblo, abandonando Villabermeja; pero D. Jos tena
+cuarto preparado para recibirle en su casa de la ciudad, y sus
+instancias fueron tales, que no hubo ms que ceder ellas.
+
+El Comendador fu la ciudad pasar todo el mes de Mayo. Lleg en la
+tarde del ltimo da de Abril, y como el viaje es un paseo, aquella
+noche estuvo de tertulia hasta cerca de las once, que en 1794 era ya
+mucho velar. Dos tres hidalgos; otras tantas seoras machuchas; dos
+jvenes amiguitas de Luca, sobrina de D. Fadrique; un respetable seor
+cura y un caballerito forastero y muy elegante componan la reunin de
+casa de D. Jos, que empez antes de que anocheciera.
+
+Nadie llam la atencin de D. Fadrique, que era harto distrado.
+Necesitaba que las personas le gustasen le disgustasen para fijarse en
+ellas, y con gran dificultad acertaba la gente gustarle, y mucho menos
+ disgustarle. As es que, mostrndose muy urbano con todos, apenas
+repar en ninguno.
+
+Al toque de oraciones sirvieron el refresco.
+
+Primero pasaron dos criadas repartiendo platos, servilletas y
+cucharillas de plata; luego entraron otras dos criadas, que traan
+sendas bandejas llenas de tacillas de cristal con almbares diferentes.
+Cada tertuliano fu tomando en su asiento una tacilla del almbar que
+ms le gustaba. Las criadas de las bandejas pasaron de nuevo recogiendo
+las tacillas vacas, y rogando los seores que tomasen otra de otro
+almbar, como en efecto la tomaron muchos.
+
+La historia, prolija en este punto, cuenta que los almbares eran de
+nueces verdes, de cabellos de ngel, de tomate y de hoja de azahar. Hubo
+tambin arrope de melocotn.
+
+Las ninfas fregonas, muy compuestas y con muchas flores en el moo,
+sirvieron luego copitas de rosoli, del que slo bebieron los caballeros;
+y por ltimo trajeron el chocolate con torta de bizcocho, polvorones,
+pan de aceite y hojaldres. Termin todo con el agua, que en vasos de
+cristal y en bcaros olorosos repartieron asimismo las criadas.
+
+Dur esto hasta que dieron las nimas.
+
+El refresco se tom con toda ceremonia y con pocas palabras. Las sillas
+pegadas la pared, y todos sentados sin echar una pierna sobre otra, ni
+inclinarse de ningn lado, ni recostarse mucho.
+
+Despus de tomado el refresco, hubo alguna ms libertad y expansin, y
+Luca se atrevi rogar al caballerito que recitase unos versos.
+
+--S, s --dijeron en coro casi todos los tertulianos;--que recite.
+
+--Recitar algo de Melndez, --dijo el joven.
+
+--No, de V. --replic Luca.-- Sepa V., to, --aadi dirigindose al
+Comendador,-- que este seor es muy poeta y gran estudiante. Ya ver
+usted qu lindos versos compone.
+
+--V. es muy amable, Srta. Doa Luca. La amistad que me tiene la engaa.
+Su seor to de V. va salir chasqueado cuando me oiga.
+
+--Yo confo tanto en el fino gusto de mi sobrina --dijo el Comendador,--
+que dudo de que se equivoque, por ferviente que sea la amistad que V. le
+inspire. Casi estoy convencido de que los versos sern buenos.
+
+--Vamos, rectelos V., D. Carlos.
+
+--No s cules recitar que cansen menos, y que V. que me fa, y m
+que soy el autor, nos dejen airosos.
+
+--Recite V. --contest Luca,-- los ltimos que ha compuesto Clori.
+
+--Son largos.
+
+--No importa.
+
+Don Carlos no se hizo ms de rogar, y con entonacin mesurada y cierta
+timidez que le hubiera hecho simptico, aunque ya por s no lo fuese,
+recit lo que sigue:
+
+ El plcido arroyuelo
+ Rompe el lazo de hielo,
+ Y desatado en onda cristalina
+ Fecunda la pradera.
+ Flora presta sus galas Chiprina;
+ Reluce Febo en la celeste esfera,
+ Y en la noche callada
+ La casta diosa su pastor dormido,
+ Con trmulo fulgor, besa extasiada.
+ Del techo antiguo suspender su nido
+ Ha vuelto ya la golondrina errante;
+ Dulces trinos difunde Filomena;
+ El mar se calma, el cielo se serena;
+ Slo Cfiro amante,
+ Oreando la hierba en los alcores.
+ Y acariciando las tempranas flores,
+ Con msica y aroma el aire agita.
+ En la rica estacin de los amores
+ Amor en todo corazn palpita;
+ Pero en el alma del zagal Mirtilo
+ Halla perpetuo asilo.
+ All ingenioso el dios labra un dechado
+ De gracia encantadora,
+ Donde con fiel esmero ha retratado
+ Clori bella, la gentil pastora.
+ Por quien Mirtilo muere.
+ Clori, en tanto, amistosa y compasiva,
+ Quiere que el zagal viva,
+ Mas amarle no quiere;
+ Antes, dicen que piensa dar su mano
+ un rabadn anciano.
+ Con celos el zagal su pena aumenta,
+ Y as en la selva oculto se lamenta:
+
+ --T no sabes de amor, encanto mo!
+ Ah! Tu ignorancia virginal te engaa.
+ Ser merecedor de tu desvo,
+ Mas no comprendo la ilusin extraa
+ Que dar tanta beldad te precipita,
+ Intil don, tesoro inmaculado,
+ la vejez marchita.
+ La amapola del prado
+ No despliega la pompa de sus hojas,
+ De pdico amor rojas,
+ Hasta que el sol derrama
+ En su velado seno estiva llama;
+ Ni la rosa se atreve
+ abrir el cliz entre escarcha y nieve.
+ No censurara yo que Galatea
+ Al cclope adorase: la hermosura
+ Bien en la fuerza y el valor se emplea;
+ Bien con estrecho, carioso nudo,
+ La hiedra cie firme tronco rudo.
+ Mas nunca quien apenas
+ Sostener puede el peso de la vida
+ llevar sus cadenas,
+ Si dulces, graves, el amor convida.
+ Huyen del mustio viejo las Camenas;
+ Si la flauta de Pan su labio toca,
+ All perece el desmayado aliento,
+ Sin convertirse en melodioso viento,
+ Y la risa del stiro provoca.
+ Con vacilante pie mal en el coro
+ De ninfas entra; y el alegre giro
+ Y canto de las Mnades sonoro,
+ con flbil suspiro,
+ con dolientes ayes turba acaso;
+ Que, en el misterio de la santa orga,
+ Ni el hierofante el tirso le confa,
+ Ni l llega hasta la cumbre del Parnaso.
+ Ay Clori! Qu demencia te extrava?
+ Ya que por t se pierde
+ Mi tierno amor, mi juventud lozana,
+ De frescas rosas y de mirto verde
+ No cias ora una cabeza cana.
+ Trepa la vid al lamo frondoso,
+ Y la punzante ortiga
+ Deja que adorne el muralln ruinoso.
+ Qu riesgo, qu fatiga
+ No aceptar mi amor por agradarte?
+ Por t en el bosque vencer las fieras;
+ Por t el furor arrostrar de Marte;
+ Y el rey de las praderas,
+ Cuya bronceada frente
+ Arma ostenta terrible, que figura
+ De nueva luna el disco refulgente,
+ De mi garrocha dura
+ Sentir en la cerviz la picadura.
+ El rabadn, por la vejez postrado,
+ Tu solcito afn reclamara,
+ Oh, Clori! mientras yo, por tu mandado,
+ Al abismo del mar descendera,
+ Sus perlas para ver en tu garganta,
+ Y acosara al lobo carnicero,
+ Su hirsuta piel con plomo con acero
+ Ganando para alfombra de tu planta.
+ Alucinada ninfa candorosa,
+ Desecha ese delirio que te lleva
+ ser del viejo rabadn esposa.
+ Pues qu! te he dado en balde tanta prueba
+ De amor? Ya ves que por seguirte dejo
+ El templo de Minerva y los verjeles
+ Por do Betis copioso se dilata.
+ De mis padres me alejo,
+ Y huyo tambin de mis amigos fieles
+ Para sufrir crueldades de una ingrata.
+ No estriba tu desdn en mi pobreza,
+ Que no oculta tan bajo sentimiento
+ Tu noble corazn, y ni en riqueza
+ Me vence el rabadn, ni en nacimiento.
+ Slo un funesto error, una locura,
+ Oh, Clori! Oh, rosa del pensil divino!
+ Le har exhalar tu aroma y tu frescura
+ Entre las secas ramas del espino;
+ Te har romper el broche delicado,
+ No para abril, para diciembre helado.
+ No as me hieras, si matarme quieres;
+ Mira que as te matas cuando hieres.
+
+No bien terminaron los versos, fueron estrepitosamente aplaudidos por el
+benvolo auditorio; pero, si hemos de decir la verdad, ni D. Jos ni
+doa Antonia prestaron atencin durante la lectura; las seoras mayores
+se adormecieron con el sonsonete; el seor cura hall la composicin
+sobrado materialista y mitolgica y un poco pesada, y las amiguitas de
+Luca ms se entusiasmaron con la buena presencia del poeta que con el
+mrito literario de su obra.
+
+Don Carlos, en efecto, era un morenito muy salado de veintids
+veintitrs aos. Sus vivos y grandes ojos resplandecan con el fuego de
+la inspiracin. Su cabellera negra, ya sin polvos, luca y daba reflejos
+azulados como las alas del cuervo. Los movimientos de su boca al hablar
+eran graciosos. Los dientes que dejaba ver, blancos iguales; la nariz,
+recta, y la frente, despejada y serena.
+
+Iba D. Carlos vestido con suma elegancia, la ltima moda de Pars. Era
+todo un petimetre. Pareca el prncipe de la juventud dorada,
+transportado por arte mgica desde las orillas del Sena al rin de
+Andaluca. El cuello de su camisa y el lienzo con que formaba lazo en
+torno de l, estaban bastante bajos para descubrir la garganta y la
+cerviz robusta sobre que posaba airosamente la cabeza. La estatura, ms
+bien alta que mediana, y el talle, esbelto. El calzn ajustado de
+casimir, la media de seda blanca y el zapato de hebilla de plata, daban
+lugar que mostrase el galn la bien formada pierna y un pie pequeo,
+largo y levantado por el tarso.
+
+Sin duda las nias contemplaron ms todas estas cosas, y se deleitaron
+ms con la dulzura de la voz del seorito que con el que nos atreveremos
+ calificar de idilio, la mitad de cuyas palabras estaba en griego para
+ellas.
+
+Don Fadrique haba reparado en todo. Como la mayor parte de los
+distrados, era muy observador, y prestaba atencin intensa cuando se
+dignaba prestarla.
+
+Los versos le parecieron regulares, no inferiores los de Melndez,
+aunque, ni con mucho, tan buenos como los de Andrs Chnier, que haba
+odo en Pars. Lo que es el chico le pareci muy guapo.
+
+Advirti tambin, con cierto gusto mezclado de zozobra, que Luca, su
+sobrina, haba escuchado con ademn y gesto propios de quien entiende la
+poesa, y con cierta aficin, que no atinaba l deslindar si era
+meramente literaria, reconoca otra causa ms personal y ms honda.
+
+Por lo pronto, en consecuencia de tales observaciones, calific su
+sobrina, de quien hasta entonces apenas haba hecho caso, de bonita y de
+discreta. Se puede decir que la mir concienzudamente por primera vez, y
+vi que era rubia, blanca, con ojos azules, airosa de cuerpo y muy
+distinguida. De todos estos descubrimientos no pudo menos de alegrarse,
+como buen to que era; pero hizo, crey haber hecho, otros
+descubrimientos, que le mortificaban algo. "Tal vez sern cavilaciones",
+deca para s.
+
+En punto de las diez se acab la tertulia.
+
+Sola ya la familia, Doa Antonia convoc los criados, y en compaa de
+todos, y en alta voz, se rez el rosario.
+
+Por ltimo, no bastando el chocolate y el refresco, que pudiera pasar
+por merienda, para gente que coma entonces poco despus de medioda, se
+sirvi la indispensable cena.
+
+Durante este tiempo D. Fadrique busc y encontr ocasin de tener un
+aparte con su sobrina, y le habl de este modo:
+
+--Nia, veo que te gustan los versos ms de lo que yo crea.
+
+Ella, ponindose muy colorada y ms bonita desde la primera palabra que
+el to pronunci, respondile, algo cortada:
+
+--Y por qu no han de gustarme? Aunque criada en un lugar, no soy tan
+ruda.
+
+--Basta con mirarte, hija ma, para conocer que no lo eres. Pero el que
+te gusten los versos no se opone que puedan gustarte los poetas.
+
+--Ya lo creo que me gustan. Fr. Luis de Len y Garcilaso son mis
+predilectos entre los lricos espaoles, --dijo Luca con suma
+naturalidad.
+
+Casi se disip la sospecha de D. Fadrique. Pareca inverosmil tanto
+disimulo en una muchacha de diez y ocho aos, que rezaba el rosario
+todas las noches, iba misa y se confesaba con frecuencia.
+
+Don Fadrique no tena tiempo para rodeos y perfrasis, y se fu
+bruscamente al asunto que le mortificaba.
+
+--Sobrina, con franqueza: los versos que hemos odo los ha compuesto D.
+Carlos para t?
+
+--Qu disparate! --respondi Luca, soltando una carcajada.
+
+--Y por qu haba de ser disparate?
+
+--Porque nada de aquello me conviene: porque yo no soy Clori.
+
+--Bien pudieras serlo. El poeta no describe Clori. Afirma vaga
+indeterminadamente que Clori es bella, y t eres bella.
+
+--Gracias, to; V. me favorece.
+
+--No; te hago justicia.
+
+--Sea como V. guste. Pero dgame V., de dnde sacamos mi viejo
+rabadn? porque yo no doy con l.
+
+--Pues mira, yo cre haberle encontrado.
+
+--Cmo, to, si no estaba en la tertulia ms que el seor cura?
+
+--Y yo, no soy nadie?
+
+--Qu quiere V. decir con eso?
+
+--Quiero decir que tengo cincuenta aos, que te llevo treinta y dos, y
+que no estoy loco para aspirar que me quieran; pero los poetas fingen
+lo que se les antoja, y el barbilindo de D. Carlos puede haber levantado
+esa mquina de suposiciones absurdas para escribir su idilio. En tal
+caso, no est muy conforme con la verdad todo aquello de que el viejo
+rabadn no puede ya con sus huesos, ni baila, ni corre, ni guerrea, ni
+es capaz de cazar lobos como el zagal. Con mi medio siglo encima, me
+apuesto todo con el tal D. Carlitos. Todava, si me pongo bailar el
+bolero, estoy seguro de que he de bailarle mejor que cuando mi padre me
+hizo que le bailara latigazos. Y en punto pulmones y resuello, no
+ya para encaramarme al Parnaso corriendo detrs de las bacantes, no ya
+para tocar todas las flautas y clarinetes del mundo, sino para mover las
+aspas de un molino, entiendo que tengo de sobra.
+
+--Pero, to, si D. Carlos no ha soado en V. ni ha pensado en m.
+
+--Vamos, muchacha, no seas hipocritilla. mi se me ha metido en la
+cabeza que ese chico te quiere, que ha sabido que yo vena pasar aqu
+un mes, que ha odo decir que yo era viejo, y, con estos datos, el
+insolente ha supuesto lo dems.
+
+Don Fadrique deca todo esto con risa, para embromar su sobrina; y,
+aunque dudoso de su recelo, algo picado de la desvergenza del poeta,
+que por otra parte no haba dejado de caerle en gracia.
+
+--To --dijo por ltimo Luca con la mayor gravedad que pudo,-- V. no es
+el viejo rabadn. El viejo rabadn es de Villabermeja como V.: hace dos
+aos que est establecido aqu, y merece, en efecto, las calificaciones
+que le prodiga el poeta, porque est muy asendereado y estropeado. El
+viejo rabadn se llama D. Casimiro. V. debe de conocerle.
+
+--Ya lo creo! Y vaya si le conozco! --dijo el Comendador recordando
+su antiguo adversario y vctima de la niez.
+
+--Pero entonces, quin es Clori? --aadi en seguida.
+
+--Clori es una linda seorita, muy amiga ma. Su madre vive con gran
+recogimiento y no sale ni deja salir su hija de noche. Por eso no ha
+estado Clori de tertulia; pero es mi vecina, y su madre consiente en
+que venga conmigo de paseo, en compaa de mi madre. Si maana quiere V.
+ser nuestro acompaante, iremos las huertas, las diez, despus del
+almuerzo, por sendas en que haya sombra. Clori vendr, y V. conocer
+Clori.
+
+--Ir con mucho gusto.
+
+--Ah, to! Por amor de Dios, que no se le escape V. lo de que D.
+Carlos est enamorado de mi amiga y lo de que ella es Clori. Mire V. que
+es un secreto. Nadie ms que yo lo sabe en la poblacin. Hay que tener
+mucho recato, porque los padres de ella no quieren ms que D. Casimiro
+y nada traslucen del amor de D. Carlos. Yo se lo he confiado V. para
+que no fuese V. creer que yo era Clori y que sin razn de ningn
+gnero habamos convertido V. en viejo rabadn enclenque, fin de dar
+motivo los versos.
+
+--Quedo satisfecho, muchacha, y no dir nada. Te aseguro ya que me
+interesa tu amiga Clori y que tengo curiosidad de verla.
+
+De esta suerte, de improviso, vino D. Fadrique tener, apenas llegado,
+un secreto con su sobrina, y figurar en intrigas y lances de amor.
+
+Pensando en ello, se retir su cuarto, como los dems se retiraron
+cada cual al suyo, y durmi hasta las ocho de la maana, mejor que un
+mozo de veinte aos.
+
+
+
+
+VIII
+
+Doa Antonia amaneci con un tremendo jaquecazo, enfermedad que era
+muy propensa. Tuvo, pues, que guardar cama y no pudo acompaar paseo
+su hija Luca; pero, como el mal no era de cuidado, y ya Luca tena
+concertado el paseo con su amiga, se decidi que el Comendador las
+acompaase.
+
+La amiga de Luca viva en la casa inmediata. Un muro separaba los
+patios de una casa y otra. la hora convenida, en punto de las nueve y
+media, pronta ya Luca para salir y con su to al lado, grit desde el
+patio, al pie del muro:
+
+--Clara (as se llamaba Clori en la vida real), ests ya lista?
+
+No se hizo aguardar la contestacin.
+
+Oyse primero la voz de una criada que deca:
+
+--Seorita, seorita, Doa Luca est llamando su merced.
+
+Un momento ms tarde son en el patio contiguo una voz argentina y
+simptica, que responda:
+
+--All voy; sal la calle; para qu he de entrar en tu casa?
+
+Salieron D. Fadrique y Doa Luca, y hallaron ya Doa Clara en la
+puerta.
+
+El Comendador, pesar de sus distracciones, mir Doa Clara con
+extraordinaria curiosidad. Era una nia de poco ms de diez y seis aos.
+El color de su rostro, de un moreno limpio, teido en las mejillas y en
+los labios del ms fresco carmn. La tez pareca tan suave, delicada y
+transparente, que al travs de ella se imaginaba ver circular la sangre
+por las venas azules. Los ojos, negros y grandes, estaban casi siempre
+dormidos y velados por los prpados y las largas y rizadas pestaas; si
+bien, cuando fijaban la mirada y se abran por completo, brotaban de
+ellos dulce fuego y luz viva. Todo en Doa Clara manifestaba salud y
+lozana, y, sin embargo, en torno de sus ojos, fingindolos mayores y
+acrecentando su brillantez, se notaba un cerco obscuro, como el morado
+lirio.
+
+Era Doa Clara ms alta que su amiga Luca, bastante alta tambin, y,
+aunque delgada, sus formas eran bellas y revelaban el precoz y completo
+desenvolvimiento de la mujer. El cabello de Doa Clara era negrsimo,
+las manos y el pie pequeos, la cabeza bien plantada y airosa.
+
+Ambas amigas iban vestidas de negro, con mantilla y basquia, y algunas
+rosas en el peinado.
+
+Luca dijo su amiga la indisposicin de su madre, y que su to el
+Comendador, recin llegado de Villabermeja, las acompaara en el paseo.
+Salvos los cumplimientos y ceremonias de costumbre, no hubo en la
+conversacin nada memorable, hasta que los tres, que iban juntos,
+salieron de la ciudad y llegaron al campo.
+
+La pequea ciudad est por todas partes circundada de huertas. Muchas
+sendas las cortan en diversas direcciones. un lado y otro de cada
+senda hay una cerca de granados, zarza-moras, mimbres y otras plantas.
+En muchas sendas hay un arroyo cristalino cada lado; en otras, un solo
+arroyo. Todas ellas gozan, en primavera, verano y otoo, de abundante
+sombra, merced los lamos corpulentos y frondosos nogales, y dems
+rboles de todo gnero que en las huertas se cran.
+
+La tierra es all tan generosa y feraz, que no puede imaginarse el
+sinnmero de flores y la masa de verdura que cien las mrgenes de los
+arroyos, esparciendo grato y campestre aroma. Campanillas, mosquetas,
+violetas moradas y blancas, lirios y margaritas abren all sus clices y
+lucen su hermosura.
+
+El sol radiante, que brilla en el cielo despejado y dora el aire
+difano, hace ms esplndida la escena. Increble multitud de pjaros
+la anima y alegra con sus trinos y gorjeos. En Andaluca, huyendo de la
+tierra de secano, buscando el agua y la sombra, se refugian las aves en
+estos osis de regado, donde hay frescura y tupidas enramadas.
+
+Tales eran los sitios por donde paseaba el Comendador con las dos
+bonitas muchachas. Apenas salieron de la poblacin, tomaron la senda que
+llaman _del medio_. Ellas cogan flores, se deleitaban oyendo cantar los
+colorines rean sin saber de qu. El Comendador meditaba, senta gran
+bienestar, gozaba de todo, aunque ms tranquilamente que ellas.
+
+Al llegar sitio ms ancho, no ya otra senda, sino un camino, los
+tres, que, por ser la senda casi siempre estrecha, haban ido uno en pos
+de otro, se pusieron en la misma lnea. Clara estaba en el centro. Luca
+dijo entonces, dirigindose su to:
+
+--Vamos, ya habr satisfecho V. su curiosidad. sta es Clori. No es
+verdad que merece haber inspirado el idilio?
+
+Doa Clara, que si bien ms moza que Luca, era ms reflexiva y grave,
+sinti que su amiga hubiese confiado su to aquel secreto, y no pudo
+reprimir las muestras de su disgusto, frunciendo el entrecejo,
+ponindose ms seria y tindose al mismo tiempo de grana sus mejillas
+con la vergenza y el enojo.
+
+Nada dijo Doa Clara, pesar de ello; pero Luca advirti su disgusto y
+prosigui de esta suerte:
+
+--No te ofendas Clarita. No me motejes de parlanchina. Mi to me puso
+anoche entre la espada y la pared, y tuve que confesrselo todo. Tuve
+que disculparme y que disculpar D. Carlos. mi to se le meti en la
+cabeza que l era el viejo rabadn y que yo era Clori. Adems, mi to es
+muy sigiloso y no dir nada nadie. No es verdad to?
+
+--Descuide V., seorita --respondi el Comendador, encarndose con Doa
+Clara, que se puso ms encarnada an:-- nadie sabr por m quin ha
+inspirado el idilio, que es, por cierto, precioso.
+
+El Comendador advirti que Clara se tranquilizaba, si bien no acert,
+con la turbacin, pronunciar palabra alguna.
+
+Doa Luca continu:
+
+--Vaya si es precioso el idilio! Crame V., to: desde Vicente Espinel
+hasta nuestra edad, Ronda no ha producido ms ingenioso poeta que
+nuestro amigo D. Carlos de Atienza, ilustre mayorazgo de la mencionada
+ciudad, el cual vive en Sevilla con sus padres, trata de tomar en
+aquella Universidad la borla de doctor en ambos Derechos, y ahora
+descuida bastante los estudios por seguir Clori, que, desde Sevilla,
+se ha venido aqu de asiento con su familia, quien V. sin duda conoce.
+
+--Sobrina, yo no s si tengo no la honra de conocer la familia de
+esta seorita, cuyo apellido no me has dicho. Cmo un forastero recin
+llegado ha de adivinar la familia de quien slo sabe que se llama Clori
+en poesa y Clara en prosa?
+
+--Ay, es verdad! Qu distrada soy! No haba yo dicho V. cmo se
+llamaba mi amiga. Pues bien, to: esta seorita se llama Doa Clara de
+Sols y Roldn. Y ahora, qu dice V.? Conoce V. no conoce su
+familia?
+
+Al oir en boca de Luca el nombre y apellidos de su amiga y la ltima
+inocente pregunta, el Comendador se estremeci, se turb; el color rojo,
+que haba teido antes las mejillas delicadas de Clarita, se dira que
+haba pasado con ms fuerza encender el rostro varonil de D. Fadrique,
+curtido por el sol de India y por los vientos de los remotos mares.
+
+Luca, sin advertir la turbacin de su to, sigui diciendo:
+
+--Pero qu digo su familia? la misma Clara es posible que V. la
+conozca, slo que ya no se acuerda. Cuando era ella chiquirritita, tal
+vez cuando ella naci, estaba V. en Lima. Clara es limea.
+
+Dominndose al cabo el Comendador, contest su sobrina:
+
+--Mal puedo acordarme y mal puedo haber olvidado esta seorita,
+quien nunca he visto. quien s he conocido y tratado mucho es su
+seor padre; y tambin, pesar de la vida retirada y austera que
+siempre ha hecho, tuve el gusto de tratar y ser amigo de mi seora Doa
+Blanca Roldn. Cmo est su seora madre de V., seorita?
+
+--Sigue bien de salud --contest Doa Clara;-- pero, entregada como
+nunca sus devociones, apenas se deja ver de nadie.
+
+--Y el Sr. D. Valentn, est bueno?
+
+--Gracias Dios, lo est, --dijo Clara.
+
+--Se ha retirado ya de la magistratura --aadi Luca;-- ha heredado los
+cuantiosos bienes de su hermano el mayor, que muri sin hijos, y vive
+aqu, donde tiene su mejores fincas, de que Clarita es nica heredera.
+
+Como una nueva oleada de sangre subi entonces la cara del Comendador,
+enrojecindola toda. Reportndose luego, dijo de la manera ms natural
+su parlera sobrina:
+
+--Con que esta seorita, adems de ser tan guapa, es muy rica?
+
+--Para estos lugares lo es. No es verdad, to, que es muy extrao que
+la quieran casar con don Casimiro? Si viera V. qu viejo y qu feo
+est! Vamos, es ofender Dios. Yo, si fuera el Papa, negaba la licencia
+que habr que pedirle.
+
+--Pues qu --exclam D. Fadrique,-- son ustedes parientes tan
+cercanos?
+
+--Don Casimiro Sols es el pariente ms cercano que tiene mi padre,
+--contest Clara.
+
+--Sera su inmediato heredero si Clara no viviese, --aadi Luca, que
+no dejaba por contar nada de cuanto saba, cuando se hallaba entre
+personas, como Clara y su to, que le infundan tanta confianza y
+cario.
+
+Don Fadrique no llev adelante la conversacin. Qued callado y como
+pensativo y melanclico.
+
+En silencio continuaron, pues, paseando hasta que llegaron al
+_nacimiento_. En mitad de un bosque de encinas y olivos, que pone
+trmino las huertas, se alza un monte escarpado, formado de riscos y
+peascos enormes, que parecen como suspendidos en el aire, amenazando
+derrumbarse cada momento.
+
+Higueras bravas, jaras de varias especies, romero y tomillo, musgo,
+retama y otras mil hierbas, plantas y flores, nacen en las hendiduras de
+aquellas peas cubren los sitios en que no est pelada la roca viva, y
+hallan alguna capa vegetal donde fijar y alimentar las races.
+
+Los peascos horadados abren paso diversas grutas cuevas en no pocos
+sitios del cerro, cuyo pie, ms bajo an que el nivel del camino,
+estn como socavadas las piedras, formando una gruta mayor y de ms
+grande entrada que las otras. En el fondo de esta gruta, que se ve todo
+sin penetrar all, brota de una grieta, sin hiprbole alguna, un
+verdadero ro. Por eso se llama aquel sitio el nacimiento del ro,
+sencillamente _el nacimiento_.
+
+El agua que mana de entre las peas cae con grato estruendo en un
+estanque natural, cuyo suelo est sembrado de blanqusimas y redondas
+piedrezuelas. Por aquel estanque se extiende mansa el agua, creando y
+desvaneciendo de continuo crculos fugaces; mas, pesar de los
+crculos, son las ondas de tal transparencia, que al travs de ellas se
+ve el fondo, aunque est ms de vara y media de profundidad, y en l
+pueden contarse las guijas todas.
+
+En la margen del pequeo lago crecen juncos, juncia, berros y otras
+plantas acuticas.
+
+El estanque lago llena la gruta y se dilata buen espacio fuera de
+ella, reflejando el cielo en su cristal. derecha y izquierda hay dos
+acequias, por donde el agua corre, dividindose despus en infinitos
+arroyuelos, y yendo regar las mil y quinientas huertas que hacen del
+trmino de aquella pequea ciudad un verde y florido paraso.
+
+Como todo por aquellas cercanas es terreno quebrado, el agua baja las
+hondonadas con mpetu brioso: veces se precipita en cascadas, y
+veces pone en movimiento aceas, batanes y martinetes. No obstante,
+cerca del nacimiento el agua va por tierra llana, con sosegada corriente
+y apacible murmullo, sin que haya ruido mayor en aquella amena soledad
+que el que produce el nacimiento mismo; el golpe del agua que brota de
+la pea y cae dentro de la gruta.
+
+ la orilla del estanque rstico hay varios sauces, y junto al tronco
+del ms alto y frondoso un poyo asiento de piedra. All estaba sentado
+el poeta rondeo D. Carlos de Atienza cuando llegaron el Comendador, su
+sobrina y Doa Clara.
+
+Don Fadrique, como si anhelase apartar de s tristes y enojosos
+pensamientos, impropios de su carcter y risuea filosofa, se pas la
+mano por la frente, y creyendo que recobraba su serena y alegre
+condicin, dijo en voz alta:
+
+--Hola, ilustre poeta, qu nuevo idilio compone V. en estas soledades?
+
+Don Carlos se levant del asiento, y yendo hacia los recin venidos,
+dijo:
+
+--Buenos das, Sr. D. Fadrique. Beso los pies de Vds., seoritas.
+
+El Comendador le allan el camino para que se viniese con l y con las
+nias y los acompaase un rato en el paseo. Habl D. Carlos de sus
+estudios, le ponder lo mucho que le agradaba la poesa, le encomi el
+idilio y se le hizo repetir.
+
+No poda haber dado mayor gusto D. Carlos, ni mayor satisfaccin de
+amor propio; porque, como todos los que escriben, han escrito
+escribirn versos en el mundo, era D. Carlos aficionadsimo recitarlos
+en presencia de un benvolo y discreto auditorio, y siempre se inclinaba
+ calificarle de discreto, con tal de que fuese benvolo.
+
+Don Fadrique mir con disimulo, pero con mucha atencin, Clarita
+mientras que D. Carlos recit el idilio. Si aun le hubiera quedado la
+menor duda de que Clara era Clori, la duda se hubiera disipado.
+Clarita, valindonos de una expresin en extremo vulgar, si bien muy
+pintoresca, un color se le iba y otro se le vena mientras los versos
+duraron. Ya se pona plida, ya se cubran de prpura sus mejillas.
+Hasta cuando exclam D. Carlos recitando:
+
+"Puesqu! te he dado en balde tanta prueba
+De amor?"
+
+vi imagin ver D. Fadrique que los prpados de Doa Clara se
+contraan ms de lo ordinario, como para recoger y ocultar indiscretas
+lgrimas, que ansiaban por brotar de los hermosos ojos.
+
+Despus de recitados los versos, D. Carlos, menos atrevido en prosa,
+apenas se acerc Clara, y no le dijo palabra que todos no oyesen. Slo
+con Luca habl en voz baja y como en secreto.
+
+Los cuatro se internaron, prosiguiendo el paseo y volviendo la ciudad
+por otro camino, en medio de una frondossima alameda. All Clara,
+adelantndose quedndose atrs y dejando al Comendador con su sobrina,
+hubiera podido hablar su placer con D. Carlos; pero no pareca sino
+que le tena miedo, que temblaba de oir su voz sin testigo, y que
+deseaba demostrar los ojos del Comendador que no quera pertenecer
+D. Carlos, sino D. Casimiro. Ello es que en los lugares ms agrestes,
+Clara no se apartaba del lado de D. Fadrique, como si temiese que
+saliese una fiera devorarla y buscase en l su amparo y defensa.
+
+Quin sabe lo que pasaba en aquellos instantes en el alma del
+Comendador? Lo cierto es que casi no se atreva hablar Clara; pero
+de repente, en una ocasin en que D. Carlos y Luca se adelantaron y se
+perdieron de vista entre los rboles, el Comendador detuvo Clara, la
+contempl de un modo extrao y dulce, y tomando su semblante una
+expresin solemne y en cierto modo venerable, exclam:
+
+--Hija ma! Es V. muy buena, muy hermosa... inocente de todo; Dios
+bendiga V. y la haga tan feliz como merece.
+
+Y diciendo esto, alz las manos como para bendecir la muchacha, tom
+su cabeza entre ellas y le di en la frente un beso.
+
+Clara hall, sin duda, muy raro todo aquello, fuera del uso y del
+estilo comn; pero la cara de D. Fadrique estaba tan seria, y su
+expresin era tan simptica y noble, que, pesar de las ideas con que
+personajes devotos haban manchado precozmente la conciencia de la nia,
+hablndole de pecados y faltas, Clara no pudo ver all ningn
+atrevimiento liviano.
+
+Ms an se afirm en la idea de lo puro impecable del extrao
+inesperado beso, cuando le dijo el Comendador:
+
+--Don Carlos me parece un mozo excelente. Le ama V. mucho?
+
+Haba en el acento de D. Fadrique un suave imperio, al que Clara no supo
+resistir.
+
+--Le he amado mucho --contest,-- pero yo acertar no amarle. He sido
+muy culpada. Sin que lo sepa mi madre le he querido. En adelante no le
+querr. Ser buena hija. Obedecer mi madre. Ella sabe mejor que yo lo
+que me conviene.
+
+Don Fadrique no se atrevi replicar ni hacer un discurso subversivo
+de la autoridad materna.
+
+ poco volvieron reunirse, en un solo grupo los cuatro.
+
+Antes de entrar de nuevo en la ciudad, D. Carlos se despidi del
+Comendador y de las dos seoritas, y se fu por otros sitios.
+
+Apenas Luca y su to dejaron Clara la puerta de su casa, el to
+pregunt la sobrina:
+
+--Qu te ha dicho D. Carlos?
+
+--Qu ha de decir? Que est desesperado; que Clara le desdea, que le
+rechaza, y que, por obedecer su madre, se casar con D. Casimiro.
+
+--Y D. Valentn, qu hace?
+
+--Nada. Qu quiere V. que haga? Pues qu, ignora V. que D. Valentn es
+un gurrumino? Una mirada de Doa Blanca le confunde y aterra; una
+palabra de enojo de aquella terrible mujer hace que tiemble D. Valentn
+como un azogado.
+
+--De suerte que Doa Blanca es quien ha decidido el casamiento de Clara
+con D. Casimiro.
+
+--S, to; en esa casa Doa Blanca es quien lo decide todo. Ella manda y
+los dems obedecen. No se atreven respirar sin su licencia. No se
+puede negar que Doa Blanca tiene mucho talento y es una santa. Sabe ms
+de las cosas de Dios que todos los predicadores juntos. Reza muchsimo;
+lee y estudia libros piadosos; lleva una vida ejemplar y penitente, y
+hace muchas limosnas los pobres y las iglesias; pero, pesar de
+tantas virtudes y excelentes prendas, nada tiene de amable. Antes al
+contrario, es terrible. m me pone miedo.
+
+--No lo dudo, sobrina; ya era como t la describes cuando yo la conoc.
+
+--Ay, to! Y la vea V. con frecuencia?
+
+--No con frecuencia, sobrina; pero al fin la trat algo.
+
+--No extrae V. que en una semana no vengan casa, ni para cumplir.
+Doa Blanca vive con la mente tan lejos de todo, y se resiste tanto
+que le cuenten cosas del mundo exterior que distraigan su espritu de la
+contemplacin ntima en que vive, que de seguro ni ella ni su pobre
+marido sabrn que V. ha llegado. D. Valentn no creo que sea hombre muy
+interior, espiritual y contemplativo; pero como tiene tanto miedo su
+mujer y quiere darle gusto siempre, vive tambin lo mstico, apartado
+del trato humano, y yo le juzgo capaz de azotarse con unas disciplinas,
+no tanto por amor de Dios, cuanto por amor y por miedo de Doa Blanca.
+
+Don Fadrique escuchaba y callaba. No tena humor de despegar los labios.
+Luca, que era aficionada hablar, solt la tarabilla y prosigui
+diciendo:
+
+--Pobre Clara! Figrese V. lo divertida que estar. Yo no lo dudo; ella
+se ir al cielo; pero qu! no puede ir uno al cielo con menos trabajo?
+No acierto ponderar V. los prodigios de astucia, los portentos de
+habilidad, aunque est mal que yo me alabe, que he tenido que hacer para
+ganarme un poco la voluntad y la confianza de Doa Blanca y lograr que
+su hija se trate conmigo y salga veces en mi compaa. Si no fuera por
+m, Clara estara como enterrada en vida, entre cuatro paredes. No s
+cmo ha podido entenderse con D. Carlos. Gracias que l es muy listo y
+capaz de todo. Clara ha estado con l, no dir que en relaciones, sino
+casi en relaciones. Ello es que Clara le amaba. Luego ha tenido
+remordimientos de amar un hombre escondidas de su madre, y sobre
+todo cuando su madre la destina para otro. As es que ahora rechaza al
+pobre D. Carlos, y el infeliz zagal Mirtilo se muere de pena.
+
+El Comendador oa con inters su sobrina, y no pona en la
+conversacin ni una exclamacin siquiera. Pareca que se haba quedado
+mudo que no saba qu decir.
+
+--Clara --prosigui Luca,-- ahora que cree pecado amar D. Carlos, y
+que no halla posible oponerse la voluntad de su madre, piensa veces
+en ser monja; pero ni este deseo se atreve confiar su madre.
+Considera ella, en primer lugar, que no es buena su vocacin; que quiere
+tomar el velo por despecho y como desesperada; y, por otra parte, cree
+que decir su madre que quiere ser monja es un acto de rebelda, es
+oponerse su voluntad de casarla con D. Casimiro. Qu piensa V. de la
+situacin de mi desgraciada amiga?
+
+Interrogado tan directamente el Comendador, tuvo al cabo que romper el
+silencio; pero respondi con laconismo:
+
+--Mala es, en verdad, la situacin; pero, quin sabe? Todo tiene
+remedio menos la muerte. Entre tanto --aadi D. Fadrique, hablando con
+lentitud y bajo, dejando caer las palabras una una, como si le
+costasen grandes esfuerzos, y como si en vez de responder su sobrina
+hablase consigo mismo y s propio se respondiese;-- entre tanto, Doa
+Blanca es discreta, es piadosa y es buena madre. Razones de mucho peso
+tiene... sin duda... para querer casar su hija con D. Casimiro. En
+fin, muchacha, sigue siendo buena amiga de Clara; pero no caviles ni
+formes juicios acerca de la conducta de Doa Blanca. Voy, adems,
+hacerte otra splica.
+
+--Mande V., to.
+
+--Es algo difcil lo que exijo de t.
+
+--Por qu?
+
+--Porque te gusta hablar, y lo que exijo es que calles.
+
+--Y qu he de callar? Ya ver V. cmo me callo. Yo no quiero que V. se
+disguste y forme mal concepto de m.
+
+--Pues bien; calla que me has puesto al corriente de los amores de D.
+Carlos y Doa Clara, y calla tambin cuanto sabes acerca de estos
+amores.
+
+--To, por amor de Dios! No me crea V. tan amiga de contarlo todo. El
+pcaro idilio tiene la culpa. Sin el idilio, ni V. le hubiera yo
+confiado nada.
+
+Odo esto, sonri el Comendador su sobrina; y como ya estaban en la
+casa, se apart de la muchacha, yndose algo meditabundo y ensimismado,
+cual si procurase resolver un difcil problema.
+
+
+
+
+IX
+
+Mientras el Comendador y Luca tenan el dilogo de que acabamos de dar
+cuenta, Clara haba entrado en el cuarto de su madre.
+
+Doa Blanca estaba sentada en un silln de brazos. Delante de ella haba
+un velador con libros y papeles. D. Valentn estaba all, sentado en una
+silla, y no muy distante de su mujer.
+
+El aspecto de Doa Blanca era noble y distinguido. Vestida con sencillez
+y severidad, todava se notaban en su traje cierta elegancia y cierto
+seoro. Tendra Doa Blanca poco ms de cuarenta aos. Bastantes canas
+daban ya un color ceniciento la primitiva negrura de sus cabellos. Su
+semblante, lleno de gravedad austera, era muy hermoso. Las facciones,
+todas de la ms perfecta regularidad.
+
+Era Doa Blanca alta y delgada. Sus manos, blancas, parecan
+transparentes. Sus ojos, negros como los de su hija, tenan un fuego
+singular indefinible, como si todas las pasiones del cielo y de la
+tierra y todos los sentimientos de ngeles y diablos hubiesen
+concurrido crearle.
+
+Don Valentn, tmido y pacfico, enamorado de su mujer en los primeros
+aos de matrimonio, y lleno despus de consideracin hacia ella, no se
+atreva chistar en su presencia, si ella no le mandaba que hablase.
+
+Era D. Valentn un virtuoso caballero, pero dbil y pusilnime. Haba
+sido, por amor y respeto su honra, un magistrado ntegro. Nada haba
+podido apartarle del cumplimiento de su deber, y hasta haba mostrado
+admirable entereza fuera de casa, donde la entereza, por grande que deba
+ser, basta con que dure un instante; pero en la casa, con la domstica
+tirana de una mujer dotada de voluntad de hierro, cuya presin es
+perpetua incesante, D. Valentn no haba sabido resistir, y haba
+abdicado por completo. La hacienda, los negocios, la educacin de la
+hija, todo dependa y todo era dirigido y gobernado por Doa Blanca.
+
+El aspecto de D. Valentn era insignificante y neutral.
+
+Ni alto ni bajo, ni pelinegro ni rubio, ni flaco ni gordo. Pareca, con
+todo, un seor, por decirlo as, muy correcto en sus modales, en su
+continente y en su habla. La devota sumisin su mujer aada dicha
+calidad de correcto una tintura de mansedumbre.
+
+Don Valentn haba sido en su mocedad muy buen catlico, pero sin
+fervor penitente y sin inclinaciones msticas y contemplativas. Ahora,
+por no desazonar su mujer, se esforzaba por remedar San Hilarin
+San Pacomio.
+
+Tena D. Valentn cerca de sesenta aos de edad, pero pareca mucho ms
+viejo, porque no hay cosa que envejezca y arruine ms el bro y la
+fortaleza de los hombres que esta servidumbre voluntaria y espantosa,
+que por raro misterio de la voluntad se someten muchos, cediendo la
+persistencia endemoniada de sus mujeres.
+
+No bien entr Clara en el cuarto, Doa Blanca le pregunt:
+
+--Dnde has estado, nia?
+
+--Mam, en _el nacimiento_.
+
+--No s cmo tiene pies mi seora Doa Antonia para dar paseos tan
+disparatados. Con ir y volver, eso es andar cerca de una legua.
+
+--Doa Antonia no ha estado hoy con nosotras --dijo Clara, no
+atrevindose mentir, ni siquiera disimular.
+
+El rostro de Doa Blanca tom cierta expresin de sorpresa y de notable
+desagrado.
+
+--Entonces quin os ha acompaado en el paseo? --pregunt Doa Blanca.
+
+--No se enoje V., mam: hemos ido bien acompaadas.
+
+--S; pero por quin? Por alguna fregona? Por alguna ta cualquiera?
+
+--Mire V., mam, Doa Antonia tena la jaqueca y no pudo acompaarnos.
+En su lugar ha venido con nosotras el to de Luca.
+
+--Y quin es ese to?
+
+--Un seor marino que estuvo en la India y en el Per, que dice que
+conoce V., que hace poco ha venido vivir Villabermeja, y que
+anoche lleg aqu pasar una temporada.
+
+--Ese es el Comendador Mendoza --dijo D. Valentn, con cierto jbilo de
+saber que haba llegado un antiguo amigo.
+
+--Justamente, pap, as se llama: el Comendador Mendoza; un seor muy
+fino, si bien algo raro.
+
+--Oye, Blanca, ser menester que vayamos ver al Comendador, que vive
+sin duda en casa de su hermano --exclam D. Valentn.
+
+--Cumpliremos con ese deber que la sociedad nos impone --dijo Doa
+Blanca con reposo y dignidad serena--; pero t, Clara, no debes volver
+salir de paseo ni tratarte con ese hombre malvado impo. Si la santa
+fe de nuestros padres no estuviera tan perdida; si las perversas
+doctrinas del filosofismo francs no nos hubiesen inficionado, ese
+hombre, en vez de vestir el honroso uniforme de la marina, vestira el
+sambenito; en vez de andar libre por ah, piedra de escndalo, fermento
+de impiedad, levadura del infierno, corrompiendo lo que aun en el
+cuerpo social se conserva sano, estara en los calabozos de la
+Inquisicin ya hubiera muerto en la hoguera.
+
+Clara se aterr al oir en boca de su madre aquella diatriba. Se
+represent en su mente al Comendador como un personaje endiablado; y,
+acordndose del tierno beso que de l haba recibido, se llen toda de
+espanto y de vergenza.
+
+Don Valentn, con el recuerdo del Comendador, que le traa la
+imaginacin mejores tiempos, cuando l estaba menos viejo y menos
+sumiso, se senta, contra su costumbre, con nimo de contradecir y no
+someterse del todo. As es que dijo:
+
+--Vlgame Dios, mujer, qu falta de caridad es esa! Eres injusta con
+nuestro antiguo amigo. No te negar yo que era algo _esprit fort_ en su
+mocedad pero ya se habr enmendado. Por lo dems, siempre fu el
+Comendador pundonoroso, hidalgo y bueno. Qu tienes t que decir contra
+su moralidad?
+
+--Cllate, Valentn, que no dices ms que sandeces. Y las llamo
+sandeces, por no calificarlas de blasfemias. Qu moralidad, qu
+hidalgua, qu virtud puede haber donde faltan la religin y las
+creencias, que son su fundamento? Sin el santo temor de Dios toda virtud
+es mentira y toda accin moral es un artificio del diablo para engaar
+los bobos que presumen de discretos y que no subordinan su juicio los
+que saben ms que ellos. Ya lo he dicho y lo repito: el Comendador
+Mendoza era un impo y un libertino, y seguir sindolo. Nosotros iremos
+ visitarle para no chocar, procurando no hallarle en casa y ver slo
+doa Antonia y su bendito marido. En cuanto Clarita, se buscar un
+pretexto cualquiera para que no salga ms con Luca, exponindose ir
+en compaa de ese renegado, jacobino, volteriano y ateo. Primero
+confiara yo Clara al cuidado de la ms vil y pecadora de las mujeres.
+Esta mujer, con el auxilio de la religin, puede regenerarse y llegar
+ser una santa; pero de quien niega Dios le aborrece, del empedernido
+de toda la vida, qu esperanza es lcito concebir?
+
+Clarita y D. Valentn se compungieron y amilanaron con el sermn de Doa
+Blanca, y nada supieron contestarle.
+
+Qued, pues, resuelto que Clarita, por culpa del Comendador y para que
+no se contaminase, no volvera pasear con Luca.
+
+
+
+
+X
+
+Las resoluciones de Doa Blanca Roldn eran irrevocables y efectivas.
+Ella saba darles cumplimiento con calma persistente.
+
+Una maana, despus de oir misa con D. Valentn, estuvo Doa Blanca
+visitar Doa Antonia y felicitarla por la venida de su cuado; y fu
+con tal tino, que no se hallaba el Comendador en casa.
+
+Ni antes ni despus de esta visita se dejaron ver Doa Blanca y D.
+Valentn de sus vecinos y amigos. Retirados siempre en el fondo del
+antiguo casern en que vivan, y pretextando enfermedades, no reciban
+visitas, pesar de lo difcil y odioso que es negarse recibir,
+estando en casa, cuando se vive en un pueblo pequeo.
+
+En balde intent repetidas veces Luca sacar paseo Clara. Siempre
+que envi recado, le contestaron que Clara estaba mal de salud muy
+ocupada y que le era imposible salir.
+
+Luca fu ella misma ver Clara, y slo dos veces pudo verla, pero en
+presencia de su madre. Estas pruebas de retraimiento y hasta de desvo
+estaban suavizadas por una extremada cortesa de parte de Doa Blanca;
+aunque bien se dejaba conocer que si esta seora pona de su parte
+cuantos medios le sugera su urbanidad fin de no dar motivo de
+agravio, preferira agraviar, si por agraviado se daba alguien, cejar
+un punto en su propsito.
+
+Fuera del da en que visit Doa Antonia, no pona Doa Blanca los
+pies en la calle sino de madrugada, para ir la iglesia, misa y dems
+devociones. D. Valentn la acompaaba casi siempre, como un lego
+doctrino humilde, y Clara la acompaaba siempre, sin osar apenas
+levantar los ojos del sueldo.
+
+Luca, cavilando sobre las causas de aquella poco menos que completa
+ruptura de relaciones, lleg temer que Doa Blanca hubiese averiguado
+los amores de Clara con D. Carlos de Atienza, la presencia de ste en la
+ciudad y la entrada y proteccin con que contaba en su casa.
+
+Doa Clara no hablaba solas ni escriba su amiga; por los criados
+nada poda averiguarse, porque los de Doa Blanca eran forasteros casi
+todos, y no tenan confianza en la casa, hacan una vida devota y
+apartada, imitando y complaciendo as sus amos.
+
+Slo poda afirmarse que la nica persona que entraba de visita en casa
+de D. Valentn era su cercano pariente D. Casimiro.
+
+De esta suerte se pasaron diez das, que don Carlos, Luca y al
+Comendador parecieron diez siglos, cuando al anochecer, en una hermosa
+tarde, el Comendador estaba en el patio de la casa slo con su sobrina.
+sta traa con su to una conversacin muy animada, mostrndole las
+plantas y las flores que en arriates y en multitud de tiestos adornaban
+aquel patio, contiguo, como ya hemos dicho, al de la casa de D.
+Valentn. Salvando el muro divisorio, la voz de ambos interlocutores
+poda llegar al patio inmediato. La voz lleg, en efecto, porque en
+medio de la conversacin sintieron Luca y el Comendador el ruido de un
+pequeo objeto pesado que caa sus pies. Luca se baj con prontitud
+recogerle, y no bien le tuvo en la mano, dijo su to, toda alborozada
+y en voz baja:
+
+--Es una carta de Clarita. Qu buena es! Me quiere de veras. Menester
+es conocerla como yo la conozco, para estimar lo que vale esta fineza de
+su amistad. Burlar por m la vigilancia de su madre! Escribirme
+furtivamente! Calle V... to... si parece imposible. Por m, esa
+infeliz, que es una santa, ha faltado su deber de obediencia filial!
+Y cmo, dnde, qu hora habr podido escribirme? Vamos ... si le digo
+ V. que es un milagro de cario. Y la picarita con qu angustia habr
+estado espiando la ocasin de echarme la carta, segura de que yo la
+recogera? Benditas sean sus manos!
+
+Y diciendo esto haba desatado el papel de la china en que vena liado
+con un hilo, y se dira que quera comrsele besos.
+
+--Ven leer esa carta --dijo el Comendador,-- donde haya luz y donde no
+vengan interrumpirnos. En el despacho no hay nadie y ahora acaban de
+encender el veln. Ven, que es ya de noche y aqu no vers.
+
+Luca fu al despacho con su to, y con acento conmovido, casi al odo
+del Comendador, ley lo siguiente:
+
+"Mi querida Luca: De sobra conoces t lo mucho que te quiero.
+Considera, pues, cunto me afligir verte tan poco y no poder hablarte.
+Mi madre lo exige, y una buena hija debe complacer su madre. No creas
+que mi madre ha sospechado nada de mis desenvolturas con D. Carlos de
+Atienza. Me echo temblar al representarme que hubiera podido
+sospecharlo. Nadie sabe ms que t, el Comendador y yo, que D. Carlos me
+pretende; pero Dios sabe mi pecado, del que estoy arrepentida. Ha sido
+enorme perversidad en m dar alas ese galn con miradas dulces y
+profanas sonrisas... casi involuntarias... te lo juro. No por eso me
+pesan menos en la conciencia. Algo he hecho yo, arrastrada por mi
+maldad nativa, seducida por el enemigo comn de nuestro linaje, para
+alborotar ese mozo, hacerle abandonar su Universidad y sus estudios, y
+moverle venir aqu en persecucin ma. En medio de todo, harto tengo
+que agradecer Jess y Mara Santsima, que se apiadan de m, pesar
+de lo indigna que soy, y disponen que no se solemnice mi falta con el
+escndalo. Favor sobrenatural del cielo es, sin duda, el que siga oculto
+el mvil que ha impulsado D. Carlos venir aqu. La gente cree que
+vino y est aqu por t. Cunto debo agradecerte que cargues con esta
+culpa! Si yo no hubiera sido atrevida, si yo no hubiera animado D.
+Carlos, si yo hubiera tenido la severidad y el recato convenientes, no
+me vera ahora en tan amargo trance. Ay, mi querida Luca! El corazn
+humano es un abismo de iniquidad ... y de contradicciones. Quieres
+creer que, si por un lado me desespero de haber dado ocasin para que D.
+Carlos haya venido persiguindome, por otro lado me lisonjea, me encanta
+que haya venido, y advierto que si no hubiera venido sera yo ms
+desgraciada? En medio de todo... no lo dudes... yo soy muy mala. Estoy
+avergonzada de mi hipocresa. Estoy engaando mi madre, que es tan
+perspicaz. Mi madre me juzga demasiado buena... y vela por m, como el
+avaro por su tesoro, cuando el tesoro est ya perdido. No acierto
+decrtelo para que no te enojes, y, no obstante, quiero decrtelo. No
+cumplira con un deber de conciencia si no te lo dijese. La causa de
+que mi madre me aparte de t es tu to. m me pareci un caballero muy
+fino, y bueno; pero mi madre asegura qu horror! que no cree en Dios.
+Es posible hija ma! que hiera el demonio con tan abominable ceguedad
+los ojos de algunas almas? Se comprende que la copia, la imagen, la
+semejanza, renieguen del original divino, que les presta el nico valor
+y noble ser que tienen? Si ello es cierto, si el Comendador est
+obcecado en sus impiedades, rmate de prudencia y pide al cielo que te
+salve. Procura tambin traer tu to al buen camino. T tienes
+extraordinario despejo y don de expresarte con primor y entusiasmo. El
+Altsimo, adems, se vale menudo de los dbiles para sus grandes
+victorias. Acurdate de David, mancebo, que era un pastorcillo sin
+fuerzas, y venci y derrib al gigante en el valle del Terebinto.
+Cuntas hermanas, hijas, madres y esposas no han logrado convencer
+sus descarriados maridos, hermanos, hijos padres? gloria parecida
+debes aspirar t, y Dios te premiar y te dar bro para alcanzarla. En
+cuanto m, aun siendo tan nia, soy una miserable pecadora, y bastante
+tarea tengo con llorar mis locuras y apaciguar la tempestad de
+encontrados sentimientos que me destrozan el pecho. Dame la ltima y
+mayor prueba de amistad. Persuade D. Carlos de que no le amo. Dle que
+se vuelva Sevilla y me deje. Convncele de que soy fea, de que gusto
+de D. Casimiro, de que mi ingratitud hacia l merece su desprecio. Yo
+debiera haberle hablado en este sentido; pero soy tan dbil y tan tonta,
+que no hubiese atinado decrselo, y tal vez le hubiera inducido
+estpidamente que creyese todo lo contrario. Por amor de Dios, Luca
+de mi alma, despide por m D. Carlos. Yo no puedo, no debo ser suya.
+Que se vaya; que no disguste por m sus padres; que no pierda sus
+estudios; que no motive un escndalo cuando se sepa que vino por m y
+que yo soy una malvada, provocativa, seductora, quin sabe ... Adis.
+Estoy apuradsima. No tengo nadie quien confiar mis cosas, con quien
+desahogar mis penas, quien pedir consejo y remedio. Espero con ansia
+la llegada del P. Jacinto, que es el orculo de esta casa. S que lo que
+yo le diga caer como en un pozo, y que sus consejos son sanos. Es el
+nico hombre que tiene algn imperio sobre mi madre. Cundo vendr de
+Villabermeja? Adis, repito, y ama y compadece tu--CLARA."
+
+
+
+
+XI
+
+Esta carta inocente, tan propia de una nia de diez y seis aos,
+discreta y educada con devocin y recogimiento, gust mucho al
+Comendador; pero tambin le di no poco que pensar. No entraremos
+nosotros en el fondo de su alma escudriar sus pensamientos, y nos
+limitaremos decir que tom tres resoluciones, de resultas de aquella
+lectura.
+
+Fu la primera buscar modo de ver y de hablar la seversima Doa
+Blanca; la segunda, sondear bien el nimo de D. Carlos para conocer
+hasta qu punto amaba de veras la nia y mereca su amor, y la
+tercera, tratar con el P. Jacinto y proporcionarse en l un aliado para
+la guerra que tal vez tendra que declarar la madre de Clarita.
+
+ fin de conseguir lo primero, en vez de escribir pidiendo una
+audiencia, que con cualquier pretexto y muy polticamente se le hubiera
+negado, discurri D. Fadrique levantarse al da siguiente de madrugada,
+aguardar en la calle Doa Blanca cuando ella saliese para acudir la
+iglesia, ir derecho hablarle, sin miedo alguno.
+
+As lo hizo el Comendador. Doa Blanca, antes de las seis, apareci en
+la calle con Clarita y don Valentn. Iban misa la Iglesia Mayor.
+Apenas los vi salir D. Fadrique, se acerc muy determinado, y saludando
+cortsmente con sombrero en mano, dijo:
+
+--Beso V. los pies, mi seora Doa Blanca. Dichosos los ojos que
+logran ver V. y su familia. Buenos das, amigo D. Valentn. Clarita,
+buenos das.
+
+Don Valentn, al orse llamar amigo tan blandamente y por una voz
+conocida y simptica, no se pudo contener; no reflexion, se dej llevar
+del primer mpetu carioso y se fu hacia D. Fadrique con los brazos
+abiertos. Por dicha, no obstante, D. Valentn tena la inveterada
+costumbre de no hacer la menor cosa sin mirar antes su mujer para
+notar la cara que pona y si le retraa de consumar le alentaba que
+consumase su conato de accin. pesar, pues, de lo entusiasmado que iba
+ abrazar D. Fadrique, el instinto le indujo que mecnicamente
+volviera la cara hacia Doa Blanca antes de llegarse dar el abrazo.
+Indescriptible es lo que vi entonces en los fulminantes ojos de su
+mujer. Casi no se puede describir el efecto que le produjo aquella
+mirada. Crey D. Valentn leer en ella el ms profundo desdn, como si
+le acusase de una humillacin estlida, de una bajeza infame; y crey
+ver, al mismo tiempo, la ira y la prohibicin imperiosa de que llevase
+cabo lo que se haba lanzado ejecutar. El terror sobrecogi de tal
+suerte el nimo de D. Valentn, que se par, se qued inmvil de sbito,
+como si se hubiera convertido en piedra. Slo con voz apagada y apenas
+perceptible exhal, por ltimo, como lnguido suspiro, un
+
+--Buenos das, Sr. D. Fadrique.
+
+--Buenos das, --dijo tambin Clara, no con ms aliento que su padre.
+
+Doa Blanca mir de pies cabeza al Comendador, y con reposo y suave
+acento, sin alterarse ni descomponerse en lo ms mnimo, le habl de
+esta manera:
+
+--Caballero: Dios, que es infinitamente misericordioso, tenga V. en su
+santa guarda. No por amor suyo, de que V. carece, sino por el mundano
+honor de que V. se jacta y por los respetos y consideraciones que todo
+hombre bien nacido debe las damas, ruego V. que no nos distraiga del
+camino que llevamos, ni perturbe nuestra vida retirada y devota.
+
+Y dicho esto, hizo Doa Blanca al Comendador una ceremoniosa y fra
+reverencia, y ech andar con sosegada gravedad, siguindola D.
+Valentn y llevando delante Clara.
+
+Don Fadrique pag la reverencia con otra, se qued algo atolondrado, y
+dijo entre dientes:
+
+--Est visto: es menester acudir otros medios.
+
+No bien la familia de Sols se hubo alejado treinta pasos del
+Comendador, vi ste que Doa Blanca se volva hablar con su marido.
+
+Es evidente que el Comendador no oy lo que le deca; pero el novelista
+todo lo sabe y todo lo oye. Doa Blanca, que trataba siempre de V. y con
+el mayor cumplimiento su seor marido cuando le echaba un sermn
+reprimenda, le habl as mientras Clara iba delante:
+
+--Mil veces se lo tengo dicho V., Sr. D. Valentn. Ese hombre, que V.
+se empe en introducir en casa, all en Lima, es un libertino, impo y
+grosero. Su trato, ya que no inficione, mancha puede manchar la
+acrisolada reputacin de cualquiera seora. Yo tuve necesidad poco menos
+que de echarle de casa. Motivos hubo, en su falta de miramientos y hasta
+de respeto, para que en otras edades brbaras, olvidando la ley divina,
+alguien le hubiera dado una severa leccin, como solan darlas los
+caballeros. Esto no haba de ser: era imposible... Nada que ms repugne
+ mi conciencia; nada ms contrario mis principios; pero hay un justo
+medio... Delito es matar quien ha ofendido... pero es vileza
+abrazarle. Sr. D. Valentn, V. no tiene sangre en las venas.
+
+Todo esto lo fu soltando, despacio y bajo, casi en el odo de D.
+Valentn, su tremenda esposa Doa Blanca.
+
+Fueron tan duras y crueles las ltimas frases, que D. Valentn estuvo
+punto de alzar bandera de rebelin, armar en la calle la de Dios es
+Cristo y contestar su mujer lo que mereca; pero el olor de mil flores
+regalaba el olfato; la gente pasaba con alegre aspecto; el da estaba
+hermossimo; la paz reinaba en el cielo; un fresco vientecillo
+primaveral oreaba y calmaba las sienes ms ardorosas; la familia de
+Sols iba al incruento sacrificio de la misa; Clara marchaba delante tan
+linda y tan serena: cmo turbar todo aquello con una disputa horrible?
+D. Valentn apret los puos y se limit exclamar con acento un si es
+no es colrico:
+
+--Seora!...
+
+Luego aadi para s, cuidando mucho de que no lo oyese Doa Blanca:
+
+--Maldita sea mi suerte!
+
+Y no bien lanzada la exclamacin, se asust don Valentn de la blasfema
+rebelda contra la Providencia que su exclamacin implicaba, y se tuvo
+un instante por primo hermano del propio Luzbel.
+
+Como se ve, el xito del Comendador en este primer intento de reanudar
+relaciones amistosas con la familia de Sols no pudo ser ms
+desgraciado.
+
+
+
+
+XII
+
+No se arredr por eso nuestro hroe.
+
+Aguard un rato en medio de la calle fin de que no pudiese decir ni
+pensar Doa Blanca que l la segua, y al cabo se fu la iglesia
+Mayor, donde saba que la familia de Sols se haba encaminado.
+
+Don Fadrique no iba all, sin embargo, con el intento de acercarse
+Doa Blanca otra vez y de sufrir nueva repulsa, sino fin de hallar
+D. Carlos, quien, su parecer, no poda menos de estar en la iglesia,
+ya que no haba otro medio de ver Clara.
+
+En efecto, D. Fadrique entr en la iglesia y se puso buscar al poeta,
+ la sombra de los pilares y en los sitios donde menos se nota la
+presencia de alguien. Pronto le hall, detrs de un pilar y no lejos del
+altar mayor. Pareca D. Carlos tan embebido en sus oraciones en sus
+pensamientos, que nada del mundo exterior, salvo Clara, poda distraerle
+ni llamarle la atencin.
+
+Lleg, pues, D. Fadrique hasta ponerse su lado. Entonces advirti que
+Clara estaba no muy lejos, de rodillas, al lado de su madre; que D.
+Carlos la miraba, y que ella, si bien fijos casi siempre los ojos en su
+libro de rezos, los alzaba de vez en cuando rpidamente, y miraba con
+sobresalto y ternura hacia donde estaba el galn, declarando as que le
+vea, que se alegraba de verle, y que tena miedo y cierto terror de
+profanar el templo y de pecar gravemente engaando su madre y
+alentando aquel hombre, de quien deca que no poda ser esposa.
+
+No ha de extraarse que todo esto se viera en las miradas de Clarita.
+Eran miradas transparentes, en cuyo fondo fulguraba el alma como
+diamante pursimo que por maravilla ardiese con luz propia en el seno de
+un mar tranquilo.
+
+El Comendador estuvo un rato observando aquella escena muda, y se
+convenci de que ni Doa Blanca ni D. Valentn recelaban nada de los
+amores de la nia. Calcul, no obstante, que su presencia all podra
+atraer hacia l la mirada de Doa Blanca, excitar de nuevo su ira,
+hacerle reparar en el gentil mancebo que estaba su lado, y darle
+sospechar lo que no haba sospechado todava.
+
+Entonces, si bien con pena de interrumpir aquellos arrobos y xtasis
+contemplativos, toc en el hombro D. Carlos y le dijo casi la oreja:
+
+--Perdneme V. que le distraiga de sus devociones y que turbe la visin
+beatfica de que sin duda goza; pero me urge hablar con V. Hgame el
+favor de venir conmigo, que tengo que hablarle de cosas que le importan
+muchsimo.
+
+Sin aguardar respuesta ech andar D. Fadrique, y D. Carlos, si bien
+con disgusto, no pudo menos de seguir sus pasos.
+
+Ya fuera de la iglesia, sali D. Fadrique al campo; D. Carlos fu en pos
+de l; y cuando se hallaron en sitio solitario, donde nadie poda oirlos
+ni interrumpir la conversacin, D. Fadrique se explic en estos
+trminos:
+
+--Vuelvo pedir V. perdn de mi atrevimiento en obligarle abandonar
+la iglesia, y ms an en mezclarme en asuntos de V. sin ttulo bastante
+para ello. Apenas conozco V. Esta es la sptima la octava vez que le
+hablo. Clarita la he visto hoy por segunda vez en mi vida. Sin
+embargo, el bien de Clarita y el de V. me interesan mucho. Atribyalo V.
+ un absurdo sentimentalismo; al afecto que profeso mi sobrina Luca,
+que llega Vds. de rechazo; lo que V. quiera. Lo que le ruego es que
+me crea un hombre leal y franco, y no dude de mi buena voluntad y
+mejores propsitos. Quiero y puedo hacer mucho en favor de usted. En
+cambio, aspiro que oiga V. mis consejos y que los siga.
+
+Don Carlos oy al Comendador atentamente y con muestras de respeto y
+deferencia. Luego le contest:
+
+--Sr. D. Fadrique, por V. y por ser V. el to de la seorita Doa Luca,
+tan bondadosa y excelente, estoy dispuesto oir V. y hasta
+obedecerle en cuanto est de mi parte, sin considerar el provecho que
+por mi obediencia V. me promete.
+
+--No me he explicado bien --replic D. Fadrique.--Yo no prometo premios
+en pago de obediencias: lo que quiero significar es que de seguir V.
+ciertos consejos mos se ha de alcanzar naturalmente lo que de otra
+suerte se malograr acaso, con gran pesar de todos.
+
+--Aclare V. su pensamiento, --dijo D. Carlos.
+
+--Quiero decir --prosigui D. Fadrique,-- que este modo que tiene V. de
+enamorar Clarita no va, das hace, por buen camino. Hasta ahora nadie
+sospecha en esta pequea ciudad sus amores de V., gracias mi sobrina.
+Como ella estuvo, dos meses h, en Sevilla, donde V. la conoci, y V. ha
+venido luego aqu, y V. va su casa de tertulia todas las noches, y
+habla V. mucho con ella, y no pocas veces en secreto; y como mi sobrina
+es joven y graciosa y linda, si el amor de to no me engaa, todos creen
+que ha venido V. por ella, que V. la enamora, que V. es su novio. Quin
+haba de imaginarse que chica tan mona y en tan verdes aos se
+limitara hacer el triste y poco airoso papel de confidenta? Por esto,
+pues, se desorientan los curiosos, y sus amores de V. siguen secretos;
+pero Luca lo paga. Confiese V. que es mucha generosidad.
+
+--Yo... Sr. D. Fadrique...
+
+--No se disculpe V. No hablo de ello para que V. se disculpe, sino para
+narrar los sucesos como son en s. En este lugar creen todos que V. ha
+venido, abandonando sus padres, su casa y sus estudios, para pretender
+ Luca; pero este engao no puede durar. Imagine V. el alboroto, los
+chismes, las hablillas que dar V. ocasin y motivo el da en que se
+sepa, como no podr menos de saberse, que V. pretende Clarita, quien
+todos creen ya prometida esposa de D. Casimiro Sols.
+
+-Eso no ser nunca mientras yo viva, --exclam D. Carlos con grandes
+bros.
+
+--Tratemos de impedirlo --continu con calma D. Fadrique.-- Yo le
+ayudar V. cuanto pueda, y repito que algo puedo; pero toda la energa
+de usted y toda la prudencia que yo emplee sern intiles si desoye V.
+mis advertencias y consejos.
+
+--Ya he dicho V. que deseo seguirlos.
+
+--Pues bien, amigo D. Carlos, es menester que V. se persuada de que
+Clarita, de cuyo amor hacia V. estoy convencido, est criada con tan
+santo temor de Dios y con tan grande, y hasta si V. quiere exagerado
+irracional respeto su madre, que por obedecerla, por no darle un
+disgusto, por no rebelarse, ser capaz de casarse con D. Casimiro,
+aunque se muera de amor por V. al da siguiente de casada, aunque su
+vestido de boda sea la mortaja con que la entierren.
+
+--Pero si Clara dice su madre que no ama D. Casimiro...
+
+--Clara no se atrever decirlo.
+
+--Si declara su madre que me ama...
+
+--Antes morir que confesar su madre ese amor.
+
+--Y si tanto miedo tiene su madre, no podr huir conmigo?
+
+--No creo que d jams tan mal paso. De todos modos, aunque tan mal paso
+fuese posible, no se deba apelar l sino apurados antes otros medios
+ms prudentes y juiciosos. Reitero, con todo, mi afirmacin. Creo capaz
+ Clarita de morir de dolor; pero no la creo capaz de prestarse al
+escndalo de un rapto.
+
+--Entonces qu quiere V. que yo haga?
+
+--Lo primero, volver Sevilla con sus seores padres, y dejar Doa
+Clara tranquila con los suyos.
+
+--Bien se conoce que V. no ama. su edad de usted...
+
+--Dale... con la tontera... Caballerito poeta... yo no soy ni viejo ni
+rabadn... ni me parezco en nada al del idilio. Vyase V. Sevilla hoy
+mismo. Salga V. de esta ciudad antes de que Doa Blanca se percate de
+que hay moros en la costa. Yo velar aqu por los intereses de V. Y si
+peligran; si es menester apelar medios violentos, cuente V. tambin
+conmigo... hasta para el rapto. poco me aventuro prometindoselo V.,
+porque doy por firme que no se dejar robar Clarita.
+
+--Y por qu, para qu he de irme Sevilla?
+
+--Pues no se lo he dicho V. ya? Porque aqu no hace V. sino
+perjudicarse, sin gusto y sin ventaja. Estoy seguro de que no lograr V.
+ms que ver Clara en la iglesia, con ms angustia que deleite por
+parte de la pobre muchacha. Y esto mientras Doa Blanca no descubra
+nada. El da en que descubra Doa Blanca su juego de V., ser para
+Clarita un da tremendo y V. no volver verla. Vyase V., pues,
+Sevilla.
+
+--Y qu ganar con irme?
+
+--Que yo trabaje con tranquilidad en favor de V. Usted me estorba para
+mis planes. Si V. se queda, precipitar la boda de D. Casimiro y har
+que se enve escape por la licencia Roma. Si V. se va, no afirmo yo
+que evitar la boda de Clara con el viejo rabadn y conseguir que sea
+para Mirtilo; pero, yo he de valer poco, he de lograr que se nos d
+tiempo y... quin sabe... Nada prometo. Slo ruego V. que se vaya.
+Vyase V. hoy mismo.
+
+El inters que el Comendador le mostraba, su empeo de que se fuese, la
+decisin con que se entrometa en sus asuntos, todo chocaba D. Carlos
+y le tena desconfiado y descontento.
+
+El Comendador apur todas las razones, emple todos los tonos, pero
+singularmente el de la splica; D. Carlos le contest varias veces de
+mal humor, y fu menester la prudente superioridad del Comendador para
+calmar y contener D. Carlos y evitar que llegase ofender quien le
+aconsejaba y casi le mandaba.
+
+Por ltimo, tanto rog, prometi y dijo D. Fadrique, que D. Carlos hubo
+de someterse y salir aquel mismo da para Sevilla, si bien ofreciendo
+slo ausencia de poco ms de un mes: hasta que llegasen las vacaciones
+de verano. En cambio, exigi y obtuvo de D. Fadrique que le haba de
+escribir dndole noticias de Clara, y avisndole del menor peligro que
+hubiese, para volar en seguida donde estaba ella.
+
+Don Carlos, aunque no era tmido ni torpe, no haba obtenido jams que
+Clara recibiese carta suya, y menos an que le escribiese. Pero qu
+mucho, si ni siquiera de palabra Clara le haba dado entender que le
+amaba? Clara le amaba, sin embargo. Bien saba el galn que era falso,
+de puro modesto, aquello de que
+
+ ... Amistosa y compasiva,
+ Quiere que el zagal viva,
+ Mas amarle no quiere.
+
+Clara le amaba, y su despecho, contra su voluntad, haba declarado su
+amor; pero slo con los ojos, por donde se le iba el alma en busca del
+bizarro y gracioso estudiante, sin que todos sus escrpulos religiosos v
+filiales fuesen bastante poderosos para detenerla.
+
+Don Fadrique pudo convencerse, en el largo coloquio que tuvo con D.
+Carlos, de que su pasin por Clara era verdadera y profunda. Del amor de
+Clara por el poeta rondeo estaba ms convencido an. Con este doble
+convencimiento, de que se alegraba, precipit ms la partida de D.
+Carlos, y antes de medioda consigui que saliese del pueblo con
+direccin Sevilla.
+
+Don Carlos sali caballo con un su criado; y D. Fadrique, caballo
+tambin, se uni con l en el ejido, y le acompa ms de una legua,
+dndole esperanzas y hablndole de sus amores. Al llegar una
+encrucijada, D. Fadrique se despidi cariosamente del joven, y tom el
+camino de Villabermeja con el intento de conferenciar con el padre
+Jacinto.
+
+La sencillez y la modestia de este santo varn no haban dejado ver D.
+Fadrique la inmensa importancia que durante su larga ausencia haba
+adquirido.
+
+Como predicador, gozaba el padre de extraordinaria nombrada por toda
+aquella comarca. Era igualmente celebrado por los tres estilos que tena
+de predicar. En el estilo llano de homila encantaba la gente
+rstica y pona la religin y la moral su alcance, amenizando tan
+graves lecciones con chistes y jocosidades que un severo crtico
+condenara, pero que eran muy del caso para que los zafios campesinos se
+aficionasen oirle y se deleitasen oyndole. En sermones de empeo, en
+das de gran funcin, el padre Jacinto era otro hombre: echaba muchos
+latines, ahuecaba la voz y esmaltaba su discurso de un jardn de flores,
+de un verdadero matorral de adornos exuberantes, que tambin gustaban
+los discretos y finos de aquellos lugares. Y tena, por ltimo, el
+estilo pattico de la Semana de Pasin y de la Semana Santa, durante las
+cuales los sermones, ms que hablados, eran en Villabermeja, y siguen
+siendo an, cantados, sin que gusten de otra manera. Sermn de Semana
+Santa, sin lo que llaman all el _tonillo_, no gusta nadie ni se tiene
+por sermn. Cuando en el da va Villabermeja un cura forastero, tiene
+que aprender el _tonillo_. En este _tonillo_ fu el padre Jacinto un
+dechado de perfeccin, que nadie ha superado hasta ahora. Al oirle,
+aunque sea reminiscencia gentlica, dicen que se comprenda cmo Cayo
+Graco se haca acompaar por un flautista cuando pronunciaba en el Foro
+sus ms apasionadas arengas. El P. Jacinto predicaba tambin en el Foro,
+ dgase en medio de la plaza pblica, durante la Semana Santa. All se
+hacan todos los pasos lo vivo, y el padre los explicaba en el sermn
+conforme iban ocurriendo. As, haba sermn que duraba tres horas, y
+siempre sin dejar el tonillo, lo cual no obstaba para que el padre
+expresase los ms varios afectos, como piedad, dolor y clera. Cuando
+apareca el pregonero en el balcn de las Casas Consistoriales y lea la
+sentencia de muerte contra Jesucristo, ha quedado en la memoria de los
+bermejinos el furor con que el padre se volva contra l, gritando:
+
+"Calla, falso, ruin, necio y miserable pregonero, y oirs la voz del
+ngel que dice:"
+
+Y entonces sala un ngel muy vistoso por otro balcn de la plaza, y
+cantaba el inefable misterio de la Redencin, empezando:
+
+"Esta es la sentencia que manda cumplir el Eterno Padre..." y lo dems
+que tantas veces hemos odo los que somos de por all.
+
+Pero, volviendo al P. Jacinto, dir que su mrito como predicador era
+quizs lo de menos. Su gran valer fu como director espiritual. Se
+pasaba horas y horas en el confesionario. Desde el convento bermejino
+tena con frecuencia que ir al convento de la ciudad cercana, donde
+tena no pocas hijas de confesin entre el seoro. Era adems hombre
+de consejo y tino en los negocios mundanos, y acudan todos
+consultarle cuando se hallaban en tribulacin, apuro dificultad. En
+suma, el P. Jacinto era un gran mdico de almas, aunque duro y feroz
+veces en los remedios. Gustaba de aplicarlos heroicos, como suelen hacer
+los dems mdicos de los lugares, que tal vez recetan un hombre el
+medicamento que convendra recetar un caballo. pesar de esto, tena
+el padre tal autoridad y discrecin; era tan ameno en su trato y tan
+resuelto valedor y defensor de las mujeres, que gozaba de inmensa
+popularidad entre ellas, y era fervorosamente reverenciado, as de las
+jornaleras humildes como de las encopetadas hidalgas.
+
+Aunque tocaba en los setenta aos, estaba firme y robusto an, si bien
+haba perdido ciertos mpetus juveniles, que le haban hecho famoso,
+llevndole en ocasiones imitar al Divino Redentor, ms que en la
+mansedumbre, en aquel arranque que tuvo cuando hizo azote de unos
+cordeles y ech latigazos los mercaderes del templo. El P. Jacinto
+haba sido un jayn y haba sacudido el polvo algunos desalmados y
+pecadores contumaces, sobre todo cuando eran maridos, que se
+emborrachaban, gastaban el dinero en vino y juego y daban palizas sus
+mujeres.
+
+Contra esta clase de hombres haba sido duro de veras el P. Jacinto. Ya
+no tena aquellos arrestos de la mocedad; pero su virtud y su fuerza
+moral, unida al recuerdo de la fsica, infundan gran respeto entre los
+rsticos.
+
+Tales eran las cualidades principales y la brillante posicin del
+antiguo maestro del Comendador, con quien ste iba ahora consultar y
+tratar negocios arduos, y de quien esperaba obtener poderoso auxilio.
+
+
+
+
+XIII
+
+No bien lleg el Comendador Villabermeja y dej el caballo en su casa,
+se dirigi al convento, que distaba pocos pasos, y como era la hora de
+la siesta, hall en su celda al P. Jacinto, el cual no dorma, sino
+estaba leyendo, sentado la mesa.
+
+Mis lectores deben de formarse ya, por lo expuesto hasta aqu, cierta
+idea bastante aproximada de la condicin del mencionado fraile. Fltame
+aadir, para que sea completo el retrato, que era alto y seco; que vea
+y oa bien; que tuteaba todo el gnero humano, y que se preciaba de no
+tener pelillos en la lengua, esto es, de decir cuanto se le ocurra, con
+una franqueza que tocaba y hasta pasaba menudo sus lmites, entrando
+con banderas desplegadas por la jurisdiccin y trmino de la
+desvergenza. Slo con D. Fadrique se mostraba el Padre respetuoso y
+deferente, suponiendo que l tena, sin poderlo remediar, un afecto por
+su antiguo discpulo, que le haca sobrado dbil.
+
+--Muchacho --dijo D. Fadrique, apenas le vi entrar,-- qu buen
+viento te trae por aqu de improviso?
+
+--Maestro --contest el Comendador,-- he venido expresamente para
+consultar V.
+
+--Para consultarme m? Y sobre qu? Qu hay, que t no sepas mejor
+que yo y mejor que nadie?
+
+--Mi consulta es de suma importancia.
+
+--Vamos... de qu se trata?
+
+--Se trata... se trata... nada menos que de un caso de conciencia.
+
+Al oir _caso de conciencia_, el padre mir fijamente al Comendador con
+aire de incredulidad y de recelo, y exclam al cabo:
+
+--Mira, hijo mo, si es que te aburres en estos lugares y quieres
+chancearte y divertirte, toma una tabla y dos cuernos, y no te diviertas
+ni te chancees conmigo. Ya est duro el alcacer para zampoas.
+
+--Y de dnde infiere V. que me chanceo que me burlo? Hablo con
+formalidad. Por qu no he de exponer yo V. formalmente un caso de
+conciencia?
+
+--Porque todo hombre de cierta educacin, criado en el seno de la
+sociedad cristiana, aunque haya perdido la fe en Nuestro Seor
+Jesucristo, tiene la conciencia tan clara como yo, y no hay caso que no
+resuelva por s, sin necesidad de consultarme. Si tuvieses fe, podras
+acudir m en busca de los consuelos que da la religin. No acudiendo
+para esto, qu podr yo decirte, que ignores? La moral tuya es idntica
+ la ma, aunque en sus fundamentos discrepe. Y al fin, harto lo conoces
+t, no hay caso de conciencia, meramente moral, cuya solucin no sea
+llana para todo entendimiento un poco cultivado. Sin duda que Dios, para
+ejercitar nuestra actividad mental y aguzar nuestro ingenio, para dar
+precio nuestra fe, ha circundado de tinieblas los grandes problemas
+metafsicos; los ha envuelto en misterios, impenetrables veces; pero
+en lo tocante la moral, en lo que atae al cumplimiento de nuestros
+deberes no hay misterio alguno: todo est claro como el agua. El
+soberano Seor, en su infinita bondad y misericordia, no ha querido,
+pesar de nuestras maldades, que nadie tenga que ser un Sneca para saber
+perfectamente cul es su obligacin, ni mucho menos que nadie tenga que
+ser un hroe estupendo para cumplirla. Ni para conocerla te falta
+entendimiento, ni para cumplir con ella debe faltarte voluntad. Qu es
+lo que buscas, pues en m?
+
+--Mucho pudiera argumentarse contra lo que V. dice; pero no quiero
+disputar, sino consultar. Quiero convenir en que la moral no es ninguna
+reconditez, y en que no es tan arduo cumplir con ella.
+
+--Se entiende --interrumpi el Padre,-- para todos aquellos pueblos
+donde la luz del Evangelio ha penetrado. T imaginas que el natural
+discurso ha bastado los hombres para formar la ley moral: yo creo que
+han necesitado de la revelacin; pero t y yo convenimos en que, una vez
+presentada esa ley, la razn humana la acepta como evidente. Es gran
+bellaquera suponer esa ley obscura y vaga, y forjarse casos terribles,
+conflictos espantosos entre los sentimientos naturales y el sencillo
+cumplimiento de un deber. Esto equivaldra suponer la necesidad de ser
+un pozo de ciencia y de sentirse capaz de sobrehumanos esfuerzos para
+ser persona decente. Ya t comprendes que esto sera disculpar y dar
+casi la razn los tunos. Al fin y al cabo, no todos los hombres son
+sabios ni tienen las fibras de hierro ni el corazn de diamante. Realzar
+as la moral es hacerla poco menos que imposible, salvo para algunos
+seres privilegiados y de primera magnitud, ms profundos que Crisipo y
+ms constantes que Rgulo.
+
+--Mucho tiene que ver el caso que quiero presentar con todo lo que est
+V. diciendo. No es curiosidad ociosa, sino inters muy respetable, el
+que me induce resolver una duda.
+
+--Imposible... t no puedes dudar.
+
+--Djeme V. que acabe. Yo no dudo sobre el caso... Tengo formado mi
+juicio... que me parece de no menor certidumbre que este otro: dos y
+tres son cinco. Mi duda est en si V., por razones que se fundan en la
+inexhausta bondad divina, tiene la manga ms ancha que yo, si por
+razones de la ley positiva, en que cree, la tiene ms estrecha. Me
+entiende V. ahora?
+
+--Te entiendo muy bien; y desde luego te declaro que no he de tener la
+manga ni ms ancha ni ms estrecha que t. Lo mismo calificaremos ambos
+un pecado, una falta, un delito, y lo mismo marcaremos y determinaremos
+la obligacin que de l nazca. Las razones teolgicas tienen que ver con
+la penitencia, con la expiacin, con el perdn, con la gloria el
+infierno, all en el otro mundo, y en esto para nada tienes t que
+meterte ahora. Veamos, pues, ese caso, ya que quieres consultarme.
+
+--Desde luego V. convendr en que lo robado debe devolverse su dueo.
+
+--Indudable.
+
+--Y cuando, por efecto de un engao, algo que pertenece uno viene
+pertenecer otro, qu debemos hacer?
+
+--Debemos poner fin al engao para que lo que posee alguien sin derecho
+pase manos de su seor legtimo.
+
+--Y si al poner fin al engao resultan males evidentemente mayores?
+
+--Aqu importa distinguir. Si t tienes que hablar, no debes decir
+jams mentira por inmensos que sean los males que de decir la verdad
+resulten. Condenada est la mentira oficiosa como la perniciosa. No
+debes mentir ni por salvar la vida del prjimo, ni por salvar la honra
+de nadie, ni por el bien de la religin; pero yo me atrevo sostener
+que debes callar la verdad cuando nadie la inquiere de t y cuando de
+decirla resultan ms males que bienes. Pensar algo en contra es delirio.
+Lo sostengo sin vacilacin. Voy explanar mi doctrina en breves
+palabras. T cometes un pecado. Eres, por ejemplo, mentiroso. Los males
+que nazcan de tu pecado debes remediarlos hasta donde te sea posible y
+lcito, esto es, sin cometer pecado nuevo para remediar el antiguo.
+Dios, para hacernos patente la enormidad de nuestras culpas, consiente
+veces en que nazcan de ellas males cuyos humanos remedios son peores.
+Tratar t de evitarlos de remediarlos entonces, no es humildad, sino
+soberbia, orgullo satnico; es luchar contra Dios; es tomar el papel de
+la Providencia; es dar palo de ciego; es querer enderezar el tuerto que
+t mismo hiciste, torciendo y ladeando lo que est recto, y tirando
+trastornar el orden natural de las cosas.
+
+--Hablando con franqueza --dijo el Comendador,-- la doctrina de V. me
+parece muy cmoda. Veo que tiene V. la manga ms ancha de lo que yo
+pensaba.
+
+--Vete paseo, Comendador --repuso el padre, bastante enojado.-- En
+ninguna ocasin pas yo por complaciente. Me diriges la acusacin ms
+dura que un confesor puede dirigirse. Un santo ha dicho: _Non est
+pietas, sed impietas, tolerare peccata_, y yo disto mucho de ser impo.
+Todo proviene, sin duda, de que t confundes las cosas. Aqu no hablamos
+de penitencia, de expiacin, de castigo de la culpa. Sobre este punto no
+tengo que decirte yo lo que exigira de un penitente para absolverle.
+Aqu hablamos slo de la obligacin de satisfacer el agravio que nace
+del pecado del delito. Y esto he respondido con sencillez. El
+pecador delincuente debe ir hasta donde le sea posible y lcito. Si ha
+de cometer nuevos pecados, si ha de hacer nuevas maldades y desatinos,
+mejor es que lo deje y no se meta remediar el mal que ha hecho. Pues
+qu! estara bien, por ejemplo, que t hirieses uno, y luego, sin
+saber de ciruja, tratases de curarle y le acabases de matar? Dices t
+que la tal doctrina es cmoda. Dnde est la comodidad? Aunque yo te
+excuse de poner el remedio, no te libro de la penitencia, del
+remordimiento y del castigo. Antes al contrario, lo cmodo es lo otro:
+remediar el mal de mala manera, y creerse ya horro y darse ya por
+absuelto. As un criado torpe te romper un da el vaso ms precioso de
+los que has trado de la China, le pegar luego chapuceramente con cola,
+y se quedar tan fresco como si no te hubiese causado el menor
+perjuicio. Lo que debe hacer el criado es andar siempre muy cuidadoso
+para no romper el vaso, y si le rompe, sentir mucho su falta, y ya que
+no puede ni componer bien el vaso ni comprarte otro nuevo igual,
+sufrir con humildad la reprimenda que t le eches.
+
+--Me complazco en ver que estamos de acuerdo en lo general de la
+doctrina. En la aplicacin casos particulares es en lo que veo que
+cabe mucha sutileza. Contra la opinin de V., el buen camino se presenta
+muy anublado y confuso. Cmo determinar veces hasta dnde es posible
+y lcito lo que quiero hacer para reparar el dao?
+
+--Es muy sencillo. Si para repararle causas otro dao mayor, deja
+subsistir el primero, que es ms pequeo; y esto aunque en el segundo
+dao que causes no haya pecado de tu parte. Habiendo nuevo pecado, nueva
+infraccin de la ley moral en el remedio, aunque este segundo pecado sea
+menor que el primero que cometiste, no debes cometerle. Dios, si quiere,
+remediar el mal causado.
+
+--De suerte que no hay ms que cruzarse de brazos; dejar rodar la bola?
+
+--No hay ms que dejarla rodar, ya que detenindola puedes hacer que
+todo ruede. Las Sagradas Letras vienen en mi apoyo con no pocos textos.
+David dijo: _Abissus abyssum invocat_; Salomn, _Est processio in
+malis_; el profeta Amos, _Si erit malum quod Dominus non fecerit?_ con
+lo cual da entender que Dios permite ordena el mal como pena del
+pecado y escarmiento de las criaturas; y el mismo Salomn, antes citado,
+dice, de modo ms explcito, que no podemos aadir ni quitar de lo que
+Dios hizo para ser temido: _Non possumus quidquam addere nec auferre
+quae fecit Deus ut timeatur_.
+
+-- pesar de los textos, pesar de los latines me repugna esa cobarde
+resignacin.
+
+--Cmo cobarde? Dnde viste t que para con Dios haya cobarda? La
+resignacin su voluntad no implica, por otra parte, el que te aquietes
+y te llenes de contentamiento de t propio. Sigue llorando tu culpa;
+desullate el alma con el azote de la conciencia y el cuerpo con unas
+disciplinas crueles; haz de tu vida en el mundo un dursimo purgatorio;
+pero resgnate y no trates de remediar lo que slo de Dios debe esperar
+remedio. Hasta el sentido comn est de acuerdo en esto, miradas las
+acciones humanas por el lado de la utilidad y conveniencia, las cuales,
+bien entendidas, concuerdan con la moralidad y con la justicia. Qu
+atinado es el refrn que reza: _No siento que mi hijo pierda, sino
+que quiera desquitarse_! Si malo es jugar, peor es an volver jugar;
+reincidir en el pecado para remediar el mal del pecado. Pero todo
+esto, t no hablas sino de generalidades, y el caso de conciencia no
+parece.
+
+--Voy al caso, --dijo el Comendador.
+
+--Soy todo odos, --repuso el fraile.
+
+--Qu debe hacer el que no es hijo de quien pasa por su padre, segn la
+ley, y usurpa nombre, posicin y bienes que no son suyos?
+
+[Nota del autor: Esta novela, que se ha publicado pedacitos en el
+peridico _El Campo_, tiene plan trazado en Noviembre de 1876. El drama
+del Sr. Echegaray _ locura santidad_ no haba sido representado an.
+Yo no tena de l la menor noticia, dado que ya estuviese escrito. Ha
+sido, pues, una coincidencia, para m harto desagradable, la semejanza
+analoga del asunto de tan aplaudido drama con el asunto de mi pobre
+novela. Entindase que al hacer esta observacin no quiero defenderme de
+los que pudieran acusarme de imitar remedar, sino de aqullos que se
+inclinen creer que yo, bajo la forma de un cuento, me entrometo en
+censurar, impugnar controvertir las ideas doctrinas que en el citado
+drama resplandecen.]
+
+--Hombre... t eres famoso! Despus de tanto prembulo te vienes con
+una preguntilla tan balad? Prescindo ahora de la dificultad
+imposibilidad en que ese hijo postizo estara de probar el delito de su
+madre. Yo no s de leyes; pero la razn natural me dicta que contra la
+fe de bautismo, contra la serie de actos y documentos oficiales que te
+han hecho pasar hasta hoy por un hijo de un determinado y conocido Lpez
+de Mendoza, no pueden valer testimonios sino de un orden excepcional y
+casi imposible. Doy, con todo, de barato que posees tales testimonios.
+Creo, decido que no debes valerte de ellos. Sabes los mandamientos de
+la ley de Dios? Sabes que el orden en que estn no es arbitrario? Pues
+bien; qu dice el sptimo?
+
+--No hurtar.
+
+--Y el cuarto?
+
+--Honrar padre y madre.
+
+--Es, pues, evidente que para quitarte de encima el pecado contra el
+sptimo ibas pecar contra el cuarto, deshonrando tu madre y tu
+padre, que padre sera siempre el que te tuvo por hijo, te cri, te
+aliment y te educ, aunque no te engendrara.
+
+--Tiene V. razn, P. Jacinto. Y, sin embargo, los bienes que no son
+mos, cmo sigo gozando de ellos?
+
+--Y quin te dice que goces de ellos? Pues qu! es tan difcil dar
+sin expresar la causa por qu se da? Dlos, pues, quien debes. Ya los
+tomarn... En el tomar no hay engao. Y si, por extrao caso, hallares
+alguien en el tomar inverosmilmente escrupuloso, ingniate para que
+tome. Lejos de oponerme, pido, aplaudo la reparacin, siempre que para
+llevarla cabo no sea menester hacer mayor barbaridad que la que
+remedie.
+
+--Est bien... pero si no es el hijo, sino la madre culpada... qu debe
+hacer la madre culpada?
+
+--Lo mismo que el hijo... no deshonrar pblicamente su marido... no
+amargarle la vida... no desengaarle con desengao espantoso... no
+aadir su pecado de fragilidad el de una desvergenza cruel y sin
+entraas.
+
+--La madre, no obstante, no tiene medios de devolver bienes que por su
+culpa van pasar han pasado quien no corresponden.
+
+--Y si no los tiene, qu se le ha de hacer? Ya lo he dicho. Que se
+resigne. Que se someta la voluntad de Dios. Todo eso lo debi prever
+antes de pecar, y no pecar. Despus del pecado no le incumbe el remedio
+si implica pecado nuevo, sino la penitencia. Has expuesto ya todo el
+caso?
+
+--No, padre; tiene otras complicaciones y puntos de vista.
+
+--Dlos.
+
+--Qu piensa V. que debe hacer el hombre pecador, cmplice de la mujer,
+en aquel delito cuya consecuencia es el hurto, la usurpacin de que
+hemos hablado?
+
+--Lo mismo que he dicho del hijo y de la madre.
+
+--Y si posee bienes para subsanar el dao causado los herederos?
+
+--Subsanar ese dao, pero con tal recato, discrecin y sigilo, que no se
+sepa nada. En el libro de los Proverbios est escrito: _Melius est
+nomen bonum quam divitiae multae_. As es que por cuestin de
+intereses no se debe perjudicar nadie en su buen nombre.
+
+El historiador de estos sucesos escribe para narrar, y no para probar.
+No decide, por lo tanto, si el P. Jacinto estaba atinado no en lo que
+deca; si hablaba guiado por el sentido comn por la doctrina moral
+cristiana, por ambos criterios en consonancia completa; y no se
+inclina tampoco creer que dicho padre tena una moral burda y grosera,
+y el atrevimiento y la confianza de un rstico ignorante. Qudese esto
+para que lo resuelva el discreto lector. Baste apuntar aqu que el
+Comendador mostraba una satisfaccin grandsima de ver que su maestro,
+como l le llamaba, pensaba exactamente lo que l quera que pensase.
+
+El P. Jacinto, desconfiado como buen lugareo, no adverta el inters
+vivsimo con que su antiguo discpulo le interrogaba; y temiendo siempre
+una burla, una especie de examen hecho por el Comendador para pasar el
+rato, volvi hablar un tanto picado, diciendo:
+
+--Me parece que estoy archi-cndido. dnde vas parar con tanta
+preguntilla? Quieres examinarme? Piensas retirarme la licencia de
+confesar si no me crees bien instruido?
+
+--Nada de eso, maestro. Yo ignoro si est V. no de acuerdo con sus
+librotes de teologa moral; pero est V. de acuerdo conmigo, lo cual me
+lisonjea, y lo est tambin con mis propsitos, lo cual me llena de
+esperanza. Yo buscaba en V. un aliado. Contaba siempre con su amistad,
+pero no saba si poda contar tambin con su conciencia. Ahora comprendo
+que su conciencia no se me opone. Su amistad, por consiguiente, libre de
+todo obstculo, vendr en auxilio mo.
+
+El P. Jacinto conoci al fin que se trataba de un caso prctico, real, y
+no imaginado, y se ofreci auxiliar al Comendador en todo lo que fuese
+justo.
+
+Aguardando, pues, una revelacin importante, quiso tomar aliento
+haciendo una pausa, y trat de solemnizar la revelacin yendo una
+alacena, que no estaba lejos, y sacando de ella una limeta de vino y dos
+caas, que puso sobre la mesa, llenndolas hasta el borde.
+
+--Este vino no tiene aguardiente, ni botica, ni composicin de ninguna
+clase --dijo el padre al Comendador.-- Es puro, limpio y sin mcula.
+Est como Dios le ha hecho. Bebe y confrtate con l, y cuntame luego
+lo que tengas que contar.
+
+--Bebo al buen xito de mis planes, --contest el Comendador, apurando
+el vino de su caa.
+
+--As sea, si Dios lo quiere, --replic el fraile, bebiendo tambin, y
+se dispuso atender don Fadrique con sus cinco sentidos.
+
+
+
+
+XIV
+
+La celda no tena mucho que llamase la atencin. Sobre la mesa bufete,
+que era de nogal, haba recado de escribir, el Breviario y otros libros.
+Dos sillones de brazos, frente el uno del otro, con la mesa de por
+medio, y donde se sentaban nuestros interlocutores, eran de nogal
+igualmente. ms de los dos sillones, haba cuatro sillas arrimadas
+la pared. Los asientos todos eran de enea. Un _Ecce-Homo_, al leo,
+quien cuadraba el refrn de _ mal Cristo mucha sangre_, era la nica
+pintura que adornaba los muros de la celda. No faltaban, en cambio,
+otros ms naturales adornos. En la ventana, tomando el sol, se vean dos
+floridos rosales; dentro del cuarto, cuatro macetas de brusco, y
+colgadas en la pared cinco jaulas, dos con perdices cantoras, y tres con
+colorines, excelentes reclamos. Otro bonito colorn, diestro cimbel,
+asido la varilla saliente que estaba fija una tabla de pino, volaba
+ cada momento hasta donde lo consenta el hilo largo que le
+aprisionaba, y volva con mucho donaire posarse en la varilla.
+
+Los jilgueros cantaban de vez en cuando y animaban la habitacin.
+
+Arrimadas un ngulo haba dos escopetas de caza.
+
+Y, por ltimo, en una alcobita que apenas se descubra, por hallarse la
+pequea puerta casi tapada del todo por una cortina de bayeta verde,
+estaba la cama del buen religioso. La alacena de donde ste sac el vino
+y que era bastante capaz, serva de bodega, ropero, despensa, caja
+tesoro y biblioteca la vez.
+
+Todo, aunque pobre, pareca muy aseado.
+
+El P. Jacinto, con el codo sobre la mesa, la mano en la mejilla y los
+ojos clavados en D. Fadrique, aguardaba que hablase.
+
+Don Fadrique, en voz baja, habl de este modo:
+
+--Aunque yo no soy un penitente que vengo confesarme, exijo el mismo
+sigilo que si estuviese en el confesonario.
+
+El padre, sin responder de palabra, hizo con la cabeza un signo de
+afirmacin.
+
+Entonces prosigui D. Fadrique:
+
+--El hombre de que he hablado V., el pecador causa del engao y del
+hurto, soy yo mismo. La ligereza de mi carcter me haba hecho olvidar
+mi delito y no pensar en las fatales consecuencias que de l haban de
+dimanar. El acaso... qu digo el acaso?... Dios providente, en quien
+creo, me ha vuelto poner en presencia de mi cmplice y me ha hecho ver
+todos los males que por mi culpa se originaron y amenazan originarse
+an. Dispuesto estoy remediarlos y evitarlos, de acuerdo con la
+doctrina de V., hasta donde me sea posible y lcito. Es un consuelo para
+m el ver que est V. en concordancia conmigo. Yo no he de buscar
+remedio peor que la enfermedad; pero hay una persona que le busca, y es
+menester oponerse toda costa que le halle. Sera una abominacin
+sobre otra abominacin.
+
+--Y quin es esa persona? --dijo el padre.
+
+--Mi cmplice, --contest el Comendador.
+
+--Y quin es tu cmplice?
+
+--V. la conoce. V. es su director espiritual. V. debe tener grande
+influjo sobre ella. Mi cmplice es... Cuenta, maestro, que jams he
+hecho nadie esta revelacin. Al menos nadie pudo jams tildarme de
+escandaloso. Pocas relaciones han sido ms ocultas. La buena fama de
+esta mujer aparece an, despus de diez y siete aos, ms
+resplandeciente que el oro.
+
+--Acaba: quin es tu cmplice? Haz cuenta que echas tu secreto en un
+pozo. Yo s callar.
+
+--Mi cmplice es Doa Blanca Roldn de Sols.
+
+El P. Jacinto se llen de asombro, abri los ojos y la boca y se
+santigu muy deprisa media docena de veces, soltando estas piadosas
+interjecciones:
+
+--Ave Mara Pursima! Alabado sea el Santsimo Sacramento! Jess,
+Mara y Jos!
+
+--De qu se admira V. tan desaforadamente? --dijo el Comendador,
+pensando que el padre extraaba que tan virtuosa y austera matrona
+hubiese nunca sucumbido una mala tentacin.
+
+--De qu me admiro?... Muchacho... De qu me admiro?... Pues te
+parece poco? Bien dicen... Vivir para ver... El demonio es el mismo
+demonio. Miren... y no lo digo por ofender nadie... miren con qu
+ramillete de claveles te acarici y te sedujo nuestro enemigo comn!...
+Con un manojo de aulagas. Suave flor trasplantaste al jardn de tus
+amores... Un cardo ajonjero! Hermosa debe haber sido Doa Blanca...
+todava lo es; pero hombre! si es un erizo! Yo... perdneme su
+ausencia... no la crea impecable, pero no la crea capaz de pecar por
+amor.
+
+Don Fadrique respondi slo con un suspiro, con una exclamacin
+inarticulada, que el padre crey descifrar como si dijese que diez y
+siete aos antes Doa Blanca era muy otra, y que adems la misma dureza
+de su carcter y la briosa inflexibilidad de su genio hacan ms
+vehemente en ella toda pasin, incluso la del amor, una vez que llegaba
+ sentirla.
+
+Repuesto un poco de su pasmo, dijo el P. Jacinto:
+
+--Y dime, hijo, qu trata de hacer Doa Blanca para remediar el mal?
+Qu proyectos son los suyos, que tanto te asustan?
+
+--Quin sera el inmediato heredero de su marido si ella no tuviese una
+hija? --pregunt el Comendador.
+
+--Don Casimiro Sols, --fu la respuesta.
+
+--Pues por eso quiere casar su hija con D. Casimiro.
+
+--Pecador de m! Estpido y necio! --exclam el padre, todo lleno de
+violencia y dando en la mesa unos cuantos puetazos.-- Quieres creer
+que soy tan egosta, que el egosmo me haba cegado? Yo no haba visto
+en el plan de Doa Blanca ninguna mala traza. Me pareca natural que
+casase Clarita con su to. Yo no miraba sino mi pcaro inters:
+que nadie se llevase Clarita lejos de estos lugares. Es menester que
+lo sepas... Clarita me tiene embobado. Por ella, no ms que por ella,
+aguanto su madre. Lo que yo quera, como un bribn de siete suelas, es
+que se quedase por aqu... para ir verla y para que ella me agasajase,
+como me agasaja ahora, cuando voy casa de su madre, sirvindome, con
+sus blancas y preciosas manos, jcaras de chocolate y tacillas de
+almbar. Se me antoj que Clarita era una mueca para mi diversin. Yo
+no ca en nada... no me hice cargo... pens slo en que, ya casada,
+hara una excelente seora de su casa, y me recibira al amor de la
+lumbre, y yo le llevara flores, frutas y pajaritos de regalo. Si
+vieses qu corza he hecho venir para ella de Sierra Morena! Es un
+primor. La tengo abajo en el corral... y se la iba llevar maana.
+Nada... has visto qu brbaro?... sin dar la menor importancia lo del
+casamiento. Ahora lo comprendo todo. Qu monstruosidad! Casar aquel
+dije con semejante estafermo! Ya se ve... ella no lo repugna... no lo
+entiende... quin diablo sabe?... pero yo lo entiendo... y me
+espeluzno... me horrorizo.
+
+--Razn tiene V. de horrorizarse... Ella lo repugna... lo entiende...
+pero cree que no debe resistir la autoridad materna.
+
+--Eso ser lo que tase un sastre. Pues no faltaba ms! Obedecer su
+madre; pero antes obedecer Dios. _Diligendus est genitor, sed
+praeponendus est Creator_. Es sentencia de San Agustn.
+
+--Adems --dijo el Comendador,-- Clarita ama otro hombre.
+
+--Cmo es eso? Qu me cuentas? Qu mentira, qu enredo te han hecho
+creer? Si amase un galn, Clara me lo hubiera confesado.
+
+--Ella misma ignora casi que le ama; pero me consta que le ama.
+
+--Vamos, s, ya doy en ello: ciertas miradas y sonrisas con un
+estudiantillo... Me las ha confesado. Est arrepentida... Con un
+estudiantillo!... Pues se haba de ir Clarita correr la tuna?
+
+--P. Jacinto, V. chochea.
+
+--Desvergonzado! Cmo te atreves decir que chocheo?
+
+--El estudiantillo no es de esos que van con el manteo roto y con la
+cuchara puesta en el sombrero de tres picos, pidiendo limosna, sino que
+es un caballero principal, un rico mayorazgo.
+
+--De veras? Ya eso es harina de otro costal. De eso no me haba dicho
+nada aquella cordera inocente. Oye... y es buen mozo?
+
+--Como un pino de oro.
+
+--Buen cristiano?
+
+--Creo que s.
+
+--Honrado?
+
+-- carta cabal.
+
+--Y la quiere mucho?
+
+--Con toda su alma.
+
+--Y es discreto y valiente?
+
+--Como un Gonzalo de Crdoba. Adems es poeta elegantsimo, monta bien
+caballo, posee otras mil habilidades, es muy ledo y sabe de torear.
+
+--Me alegro, me alegro y me realegro. Le casaremos con Clarita, aunque
+rabie Doa Blanca.
+
+--S, querido maestro. Le casaremos... pero es menester que seamos muy
+prudentes.
+
+--_Prudentes sicut serpentes_... Pierde cuidado. Harto s yo quin es
+Doa Blanca. Es omnmodo el imperio que ejerce sobre su hija. El respeto
+y el temor que le infunde exceden todo encarecimiento. Y luego, qu
+bro, qu voluntad la de aquella seora! terca nadie le gana.
+
+--No soy yo menos terco... y no consentir que Clara sea el precio del
+rescate de nadie; que sobre ella, que no tiene culpa, pesen nuestras
+culpas; que Doa Blanca la venda para conseguir su libertad. Sin
+embargo, importa mucho la cautela. Doa Blanca, llevada al extremo,
+pudiera hacer alguna locura.
+
+Despus de esta larga conversacin, y perfectamente de acuerdo el
+Comendador y el P. Jacinto, el primero se volvi la ciudad en aquel
+mismo da para que su ausencia no se extraase.
+
+El P. Jacinto qued en ir la ciudad al da siguiente de maana.
+
+Los pormenores y trmites del plan que haban de seguir se dejaron para
+que sobre el terreno se decidiesen.
+
+Slo se concert el mayor sigilo y circunspeccin en todo y disimular en
+lo posible la ntima amistad que entre el fraile y el Comendador haba,
+ fin de no hacer sospechoso y aborrecible al fraile los ojos de Doa
+Blanca.
+
+Se convino, por ltimo, en que, pesar de la gravedad de la situacin,
+no era ninguna salida de tono, ni tena una inoportunidad cmica
+censurable, que el P. Jacinto llevase Clarita la corza y se la
+regalara.
+
+
+
+
+XV
+
+Al volver aquella noche la ciudad, el Comendador tuvo que sufrir un
+nterrogatorio en regla de su sobrina, que era la muchacha ms curiosa y
+preguntona de toda la comarca. Tena adems un estilo de preguntar,
+afirmando ya lo mismo de que anhelaba cerciorarse, que haca ineficaz la
+doctrina del P. Jacinto de callar la verdad sin decir la mentira.
+haba que mentir haba que declarar: no quedaba trmino medio.
+
+--To --dijo Luca apenas le vi solas,-- V. ha estado en
+Villabermeja.
+
+--S... he estado.
+
+-- qu ha ido V. por all? Si le traern usted entusiasmado los
+divinos ojos de Nicolasa!
+
+--No conozco esa Nicolasa.
+
+--Que no la conoce V.?... Bah!... Quin no conoce Nicolasa? Es un
+prodigio de bonita. Muchos hidalgos y ricachos la han pretendido ya.
+
+--Pues yo no me cuento en ese nmero. Te repito que no la conozco.
+
+--Calle V., to... Cmo quiere V. hacerme creer que no conoce la
+hija de su amigo el to Gorico?
+
+--Pues digo por tercera vez que no la conozco.
+
+--Entonces, qu hay que ver en Villabermeja? Ha estado V. para visitar
+ la chacha Ramoncica?
+
+El Comendador tuvo que responder francamente.
+
+--No la he visitado.
+
+--Vamos, ya caigo. Qu bueno es V.!
+
+--Por qu soy bueno?... Porque no he visitado la chacha Ramoncica,
+que me quiere tanto?
+
+--No, to. Es V. bueno... En primer lugar porque no es V. malo.
+
+--Lindo y discreto razonamiento.
+
+--Quiero decir que es V. bueno, porque no es como otros caballeros, que
+por ms que estn ya con un pie en el sepulcro, de lo que dista V.
+mucho, Dios gracias, andan siempre galanteando y soliviantando las
+hijas de los artesanos y jornaleros. Ahora no... por el noviazgo; pero
+antes... bien visitaba D. Casimiro Nicolasa.
+
+--Pues yo no la he visitado.
+
+--Pues esa es la primera razn por la que digo que es V. bueno. Nicolasa
+es una muchacha honrada... y no est bien que los caballeros traten de
+levantarla de cascos...
+
+--Apruebo tu rigidez. Y la segunda razn por la cual soy bueno, quieres
+decrmela?
+
+--La segunda razn es, que no habiendo ido V. ni ver Nicolasa ni
+ver la chacha Ramoncica, qu haba V. de haber ido tan escape como
+no fuese ver al P. Jacinto y tratar de ganarle en favor de Mirtilo y
+de Clori? Vaya que ha ido V. eso?
+
+--No puedo negrtelo.
+
+--Gracias, to. No es V. capaz de encarecer bastante lo orgullosa que
+estoy.
+
+--Y por qu?
+
+--Toma... porque, por muy afectuoso que sea V. con todos, al fin no se
+interesara tanto por dos personas que le son casi extraas, si no fuese
+por el cario que tiene V. su sobrinita, que desea proteger esas dos
+personas.
+
+--As es la verdad, --dijo el Comendador, dejando escapar una mentira
+oficiosa, pesar de la teora del P. Jacinto.
+
+Luca se puso colorada de orgullo y de satisfaccin, y sigui hablando:
+
+--Apostar que ha ganado V. la voluntad del reverendo. Est ya de
+nuestra parte?
+
+--S, sobrina, est de nuestra parte; pero, por amor de Dios, calla, que
+importa el secreto. Ya que lo adivinas todo, procura ser sigilosa.
+
+--No tendr V. que censurarme. Ser sigilosa. V., en cambio, me tendr
+al corriente de todo. Es verdad que me lo dir V. todo?
+
+--S, --dijo el Comendador teniendo que mentir por segunda vez. Luego
+prosigui:
+
+--Luca, t has dicho una cosa que me interesa. Qu clase de amoros
+das entender que hubo hay entre D. Casimiro y esa bella Nicolasa?
+
+--Nada, to... No lo he dicho ya? Fueron antes del noviazgo con
+Clarita. D. Casimiro no iba con buen fin... y Nicolasa le desde
+siempre; pero de esto informar V. mejor que yo el P. Jacinto. Yo lo
+nico que aadir es que el tal D. Casimiro me parece un hipocritn y un
+bribn redomado.
+
+--No es malo saberlo --pens el Comendador.
+
+--Ah! diga V., to. Ya s que se fu Sevilla D, Carlos. Envi recado
+despidindose y excusndose de no haberlo hecho en persona por la
+priesa. Es evidente que V. le ha hablado al alma y le ha convencido para
+que se vaya, asegurndole que esto convena al logro de nuestro
+propsito. No es as, to?
+
+--As es, sobrina --respondi el Comendador--. Veo que nada se te
+oculta.
+
+
+
+
+XVI
+
+Cuando ocurran los sucesos que vamos refiriendo, no haba tantas
+carreteras como ahora. Desde Villabermeja la ciudad puede hoy irse en
+coche. Entonces slo se iba pie caballo. El camino no era camino,
+sino vereda, abierta por las pisadas de los transeuntes racionales
+irracionales. Cuando haba grandes lluvias, la vereda se haca
+intransitable: era lo que llaman en Andaluca un camino real de
+perdices.
+
+Posea el padre Jacinto una borrica modelo por lo grande, mansa y
+segura. En esta borrica iba y vena siempre, como un patriarca, desde
+Villabermeja la ciudad y desde la ciudad Villabermeja. Un robusto
+lego le acompaaba pie. En el viaje que hizo la ciudad, al da
+siguiente de su largo coloquio con el Comendador, le acompa, ms del
+lego, un rstico seglar profano, para que cuidase la corza.
+
+Seguido, pues, de su lego, de la corza y del rstico, y caballero en su
+jigantesca borrica, el padre Jacinto entr sano y salvo en la ciudad
+las diez de la maana. Como el convento de Santo Domingo est casi la
+entrada, no tuvo el padre que atravesar calles con aquel squito. En el
+convento se ape, y apenas se repos un poco, se dirigi casa de D.
+Valentn Sols, ms bien casa de Doa Blanca. El cuitado de D.
+Valentn se haba anulado de tal suerte, que nadie en el lugar llamaba
+su casa la casa de D. Valentn. Sus vias, sus olivares, sus huertas y
+sus cortijos eran conocidos por de Doa Blanca, y no por suyos. Aquella
+anulacin marital no haba llegado, con todo, hasta el extremo de la de
+algunos maridos de Madrid, quienes apenas los conoce nadie sino por
+sus mujeres, cuya notoriedad y cuya gloria se reflejan en ellos y los
+hacen conspicuos.
+
+Pero dejemos un lado ejemplos y comparaciones, que pueden tomar
+ciertos visos y vislumbres de murmuracin, y sigamos al P. Jacinto, y
+penetremos con l en casa de Doa Blanca, donde tan difcil era entrar
+para el vulgo de los mortales.
+
+Merced la autoridad del reverendo, y siguindole invisibles, todas las
+puertas se nos franquean.
+
+Ya estamos en el saln de Doa Blanca. Clara borda su lado. D.
+Valentn, respetable distancia y sentado junto una mesa, hace
+paciencias con una baraja. D. Casimiro habla con la seora de la casa y
+con su hija.
+
+Los lectores conocen ya D. Casimiro, como si dijramos de fama, de
+nombre y hasta de apodo, pues no ignoran que para D. Carlos, Luca,
+Clara y el Comendador, era _el viejo rabadn_. Veamos ahora si logramos
+hacer su corporal retrato.
+
+Era alto, flaco de brazos y piernas y muy desarrollado de abdomen; de
+color trigueo, poca barba, que se afeitaba una vez la semana, y los
+ojos verde-claros y un poquito bizcos. Tena ya bastantes arrugas en la
+cara, y el vivo carmn de sus narices no armonizaba bien con la palidez
+de los carrillos. En su propia persona se notaba poco esmero y aseo;
+pero en el traje s se descubran el cuidado y la pulcritud que en la
+persona faltaban, lo cual denotaba desde luego que D. Casimiro ms se
+cuidaba la ropa por ser ordenado, econmico y aficionado que las
+prendas durasen, que por amor la limpieza. Iba vestido muy de hidalgo
+principal, si bien la moda de haca quince veinte aos. Su casaca,
+su chupa, sus calzones y medias de seda no tenan una mancha, y si
+tenan alguna rotura, sta se hallaba diestra y primorosamente zurcida.
+Gastaba peluca con polvos y coleta, y luca muchos dijes en las cadenas
+de sendos relojes que llevaba en ambos bolsillos de la chupa. Su caja de
+tabaco, que l mostraba de continuo, pues no cesaba de tomar rap, era
+un primor artstico, por los esmaltes y las piedras preciosas que le
+servan de adorno. Al hablar usaba D. Casimiro de cierta solemnidad y
+pausa muy entonada; pero su voz era ronca y desapacible, asegurndose
+provenir esto en parte de que no le desagradaba el aguardiente, y ms
+an de que en su casa y despojado de las galas de novio de
+pretendiente amoroso, fumaba mucho tabaco negro.
+
+La expresin de su semblante, sus modales y gestos no eran antipticos:
+eran insignificantes; salvo que no poda menos de reconocerse por ellos
+en D. Casimiro una persona de clase, aunque criada en un lugar.
+
+Se adverta, por ltimo, en todo su aspecto, que D. Casimiro deba de
+padecer no pocos achaques. Su mala salud le haca parecer ms viejo.
+
+Dado conocer as somera, y no favorablemente, por desgracia, podemos
+ya lisonjearnos de conocer cuantas personas ocupaban la sala cuando
+entr en ella el padre Jacinto.
+
+Doa Blanca, Clarita, D. Valentn y D. Casimiro se levantaron para
+recibirle, y todos le besaron humildemente la mano. El padre estuvo
+sonriente y amabilsimo con ellos, y Clarita le di, como si no fuese
+ya una mujer, como si fuese una nia de ocho aos, y con la
+respetabilidad que setenta bien cumplidos le prestaban, dos palmaditas
+suaves en la fresca mejilla, dicindole:
+
+--Bendito sea Dios, muchacha, que te ha hecho tan buena y tan hermosa!
+
+--Su merced me favorece y me honra --contest Clarita.
+
+Doa Blanca se lament del mucho tiempo que el padre haba estado sin
+venir de Villabermeja, y todos le hicieron coro. Se trat de que el
+padre tomase algo hasta la hora de comer, y el padre no quiso tomar
+nada, salvo asiento cmodo. Desde su asiento habl de mil cosas con
+animada y alegre conversacin, resuelto aguardar all que Don
+Casimiro se fuese y que D. Valentn y Doa Clara despejasen, para
+hablar solas con Doa Blanca.
+
+Doa Blanca adivin la intencin del fraile, entr en curiosidad, y
+pronto hall modo de despedir D. Casimiro y de echar de la sala D.
+Valentn y Clarita.
+
+Verificado ya el despejo, dijo Doa Blanca:
+
+--Supongo y espero que, despus de tan larga ausencia, honrar V.
+nuestra mesa comiendo hoy con nosotros.
+
+El P. Jacinto acept el convite, y Doa Blanca prosigui:
+
+--He credo advertir que estaba V. impaciente por hablarme solas. Esto
+ha picado mi curiosidad. Todo lo que V. me dice puede decirme me
+inspira el mayor inters. Hable V., padre.
+
+--No eres lerda, hija ma --contest ste.-- Nada se te escapa. En
+efecto, deseaba hablarte solas. Y lo deseaba tanto, que dejo para
+despus de tu comida, que acepto gustoso, dejo para sobremesa la
+aparicin de un objeto que traigo de presente nuestra Clarita, y que
+le va encantar. Figrate que es una lindsima corza, tan mansa y
+domstica, que come en la mano y sigue como un perro. Pero vamos al
+caso: vamos lo que tengo que decirte. Por Dios, que no te incomodes.
+T tienes el genio muy vivo: eres una plvora.
+
+--Es verdad; yo soy muy desgraciada, y los desgraciados no es fcil que
+estn de buen humor. V., sin embargo, no tiene derecho quejarse del
+mo. Cundo estuve yo, desde que nos tratamos, desabrida y spera con
+V.?
+
+--Eso es muy verdad. Convendrs, con todo, en que yo no he dado motivo.
+Yo no soy como otros frailes, que se meten dar consejos que no les
+piden, y quieren gobernar lo temporal y lo eterno, y dirigirlo todo en
+cada casa donde entran. No es as?
+
+--As es. Ms bien tengo yo que lamentarme de que V. me aconseja poco.
+
+--Pues hoy no te quejars por ese lado. Tal vez te quejes de que te
+aconsejo mucho y de que me meto en camisn de once varas.
+
+--Eso nunca.
+
+--All veremos. De todos modos, tengo disculpa. T sabes que Clarita es
+mi encanto. Me tiene hecho un bobo. Quin ignora mi predileccin hacia
+las mujeres? Menester ha sido de toda mi severidad para que all cuando
+mozo no me quitaran el pellejo los maldicientes. Hoy, hija ma (alguna
+ventaja ha de traer el ser viejo), con treinta y cinco aos en cada
+pata, puedo, sin temor de censura, quereros mi modo y trataros con la
+ntima familiaridad que me deleita. Te confieso que para querer los
+hombres tengo que acordarme menudo de que son prjimos y quererlos por
+amor de Dios. las mujeres, por el contrario, las quiero, no ya sin
+esfuerzo, sino por inclinacin decidida. Sois dulces, benignas,
+compasivas y muchsimo ms religiosas que los hombres. Si no hubiera
+sido por vosotras, lo doy por cierto, hubirase perdido hasta la huella
+de la primitiva cultura y revelacin del Paraso, y los hombres jams
+hubieran salido del estado salvaje. Si yo fuera un sabio, haba de
+componer un libro demostrando que todo este ser de la Europa del da,
+que todos estos adelantamientos sociales de que el mundo se jacta, se
+deben, en lo humano, principalmente las mujeres. Calcula, pues, cun
+alto y lisonjero es el concepto que tengo de vosotras. Pues bien; en los
+ltimos aos de mi vida, tu hija Clara ha venido sublimar mucho ms
+an este concepto de mi mente. En mi mente tena yo como un tipo soado
+de perfeccin, al cual ninguna de las mujeres que he conocido se
+acercaba ni en diez leguas. Clarita ha ido ms all. Qu inocencia la
+suya, tan rara por su enlace con la discrecin y el despejo! Qu fe
+religiosa tan sana y atinada! Qu amor su madre y qu sumisin sus
+mandatos! Clara es una santita en este mundo, y al verla hay que alabar
+ Dios, que la ha criado fin de dejarnos rastrear y columbrar por ella
+lo que sern en el cielo los angelitos y las bienaventuradas vrgenes.
+
+--Mucho lisonjean mi orgullo de madre --interpuso Doa Blanca,-- esos
+encomios de Clarita que oigo en boca de V.; pero mi amor la justicia
+me induce creerlos exagerados. Yo me los explico de cierto modo, que
+voy tener la sinceridad de declarar V. En el puro amor que en
+general profesa V. las mujeres, hay algo del antiguo caballero
+andante, algo del hechizo que tiene para todo ser fuerte dar proteccin
+ los dbiles y desvalidos. En el concepto superior la realidad que de
+las mujeres V. forma, hay gran bondad instintiva poesa. Todos estos
+nobles sentimientos de V. se han empleado, durante una larga y santa
+vida, en lugareas, jornaleras unas, hidalgas ricachas otras, pero
+toscas las ms, en comparacin con Clara, criada en grandes ciudades,
+con otro barniz, con otra ms elevada cultura, con mayor delicadeza y
+refinamiento. Ventajas tales, meramente exteriores y debidas la
+casualidad, han sorprendido y alucinado V., y le han hecho pensar que
+lo que est en la superficie est en el fondo; que modales ms
+distinguidos, mayor tino y mesura en el hablar, y ciertas atenciones y
+miramientos que nacen de ms esmerada educacin, y que llegan tenerse
+maquinalmente, gracias la costumbre, son virtudes y excelencias que
+brotan del centro mismo de un alma que se eleva sobre las otras.
+
+--No, hija ma; nada de eso basta explicar mi predileccin por
+Clarita.
+
+--Cmo que no basta? Sea V. franco. No quiere V. y estima casi tanto
+Luca?
+
+--Las comparaciones son odiosas, y las del cario ms. Supongamos,
+pesar de todo, que estimo y quiero Luca casi tanto. Eso probara slo
+que Luca vale casi tanto como Clara.
+
+--Y que ambas estn educadas con ms esmero.
+
+--Bueno... Y qu?... Concedo que as sea. Quin te ha negado el poder
+de la educacin? Lo que niego es que la educacin valga hasta ese punto
+sobre un espritu estril ingrato; y lo que niego tambin es que su
+influjo no pase de la superficie y no penetre en el fondo, y no mejore
+el ser de las personas. Es, pues, evidente que Clara debe mucho Dios,
+y luego t, que la has educado bien; pero esto que debe t no es
+superficial y externo: los modales, las palabras, las atenciones y los
+miramientos no son signos vanos. Cuando no hay en ellos afectacin, es
+porque brotan del alma misma, mejor criada por Dios por los hombres
+que otras almas sus hermanas. Cierto que yo no he visto ni conocido ms
+gente en mi vida que la de esta ciudad y la de Villabermeja; pero
+adivino y veo claramente que ha de haber duquesas y hasta princesas cuyo
+barniz no me engaara ni me alucinara. Yo conocera al momento que era
+falso y de relumbrn, y que en el fondo eran aquellas damas ms vulgares
+que tu cocinera. Conste, por consiguiente, que no me alucino al encomiar
+ Clarita.
+
+--Y no provendr la alucinacin, --dijo Doa Blanca,-- de la cndida y
+espontnea propensin de Clarita hacerse agradable?
+
+--Sin duda que provendr; pero esa misma propensin, siendo espontnea y
+cndida, prueba la bondad de alma de quien la tiene.
+
+--V. no sabe, padre, que eso se califica con un vocablo novsimo en
+castellano, y que suena mal y como censura?
+
+--Qu vocablo es ese?
+
+--Coquetera.
+
+--Pues bien; si la coquetera es sin malicia, si el afn de agradar y el
+esfuerzo hecho para conseguirlo no traspasan ciertos lmites, y si el
+fin que se propone una mujer agradando no va ms all del puro deleite
+de infundir cordial afecto y gratitud, digo que apruebo la coquetera.
+
+Doa Blanca y el P. Jacinto se tenan mutuamente miedo. Ella tema la
+desvergenza del fraile, y el fraile el genio violentsimo de ella. De
+este miedo mutuo naca el que se tratasen por lo comn con extremada
+finura y con el comedimiento ms exquisito y circunspecto, fin de no
+terminar cualquier coloquio en pelea disputa.
+
+Llevada de esta consideracin, Doa Blanca no impugn la defensa de la
+coquetera; di por satisfecha su modestia de madre, y acab por aceptar
+como justos y merecidos los encomios de su hija Clara.
+
+Luego aadi:
+
+--En suma, mi hija es un prodigio. En las alabanzas de V. no toma parte
+sino la justicia. Me alegro. Qu mayor contento para una madre?
+Imagino, con todo, que tan lisongero panegrico bien se poda haber
+pronunciado en presencia de testigos. Lo que sigilosamente tena V. que
+decirme no ha salido an de sus labios.
+
+El P. Jacinto se par reflexionar entonces, al verse tan directamente
+interrogado, y casi se arrepinti de haber venido tratar del asunto de
+la boda de Clarita, dejndose llevar de un celo impaciente, sin ponerse
+antes de acuerdo con el Comendador, segn haban concertado; pero el
+padre Jacinto no era hombre que cejaba una vez dado el primer paso, y
+despus de un instante de vacilacin, que no dej percibir ojos tan
+linces como los de su interlocutora, dijo de esta manera:
+
+--All voy, hija; ten calma que todo se andar. Mi encomio de Clarita
+estaba muy en su lugar, porque de Clarita voy hablarte. Me consta,
+como su director espiritual que soy, que te obedecer en todo; pero
+dime, no consideras t que para algunas cosas, de la mayor importancia,
+convendra consultar su voluntad?
+
+--Y quin ha informado V. de que yo no la consulto cuando conviene?
+
+--Has preguntado, pues, Clara si quiere casarse tan nia?
+
+--S, padre, y ha dicho que s.
+
+--Le has preguntado si aceptar por marido D. Casimiro?
+
+--S, padre, y tambin ha dicho que s.
+
+--Y no sern parte el temor y el respeto que inspiras tu hija en esas
+respuestas?
+
+--Creo que no merezco slo inspirar mi hija respeto y temor, sino
+tambin cario y confianza. Prevalindose, pues, mi hija del cario y de
+la confianza que debo inspirarle, hubiera podido contestar que no quera
+casarse con D. Casimiro. Nadie la ha violentado para que diga que
+quiere. Querr cuando lo dice.
+
+--Es cierto; querr, cuando lo dice. No obstante, para que una decisin
+de la voluntad sea vlida, importa que la voluntad est previamente
+ilustrada por el entendimiento acerca de aquello sobre lo cual decide.
+Crees t que Clarita sabe lo que quiere y por qu lo quiere?
+
+--Acaba V. de hacer el encomio ms extremado de mi hija, y ahora me
+induce pensar que la tiene por tonta, por incapaz de sacramento. Cmo
+quiere V. que una mujer de diez y seis aos ignore los deberes que el
+santo matrimonio trae consigo?
+
+--No los ignora... pero no me vengas con sofismas... una nia de diez y
+seis aos no sabe toda la transcendencia del s que va dar en los
+altares.
+
+--Por eso tiene su madre, para iluminarla, aconsejarla y dirigirla.
+
+--Y t la has iluminado, aconsejado y dirigido segn tu conciencia?
+
+--La menor duda sobre eso, la mera pregunta que me hace V. es una ofensa
+terrible y gratuita. Cmo presumir, sospechar, ni por un instante, que
+haba yo de aconsejar mi hija en contra de lo que mi conciencia me
+dictase? Tan mala me cree V.?
+
+--Perdona; me expliqu con torpeza. Yo no creo, ni puedo creer que hayas
+aconsejado tu hija contra tu conciencia; pero s puedo creer que en
+tu entendimiento cabe error, y que, llevada t de algn error, induces
+tu hija dar un paso deplorable.
+
+--Extrao muchsimo los razonamientos de usted en el da de hoy. Qu
+diferentes de lo que eran antes! Qu cambio ha habido en V.? Ser yo
+vctima de un error, y en virtud de ese error dar malos consejos y
+tomar funestas resoluciones; pero usted lo saba tiempo h, y nada
+haba dicho en contra cuando no haba an compromiso alguno contrado.
+Cmo ha venido de pronto hacerse patente los ojos de V. ese error,
+que antes no perciba? Qu luz del cielo le ha ilustrado V. el alma?
+Qu santo qu ngel bendito ha bajado la tierra descubrir V. lo
+bueno y distinguirlo de lo malo?
+
+Doa Blanca, segn se ve, iba ya perdiendo su aplomo y su dificultosa
+dulzura. El P. Jacinto empezaba tambin amostazarse; pero hizo un
+esfuerzo heroico, y en vez de seguir adelante y de excitar la tempestad,
+procur calmarla por cuantos medios se le ocurrieron.
+
+--Tienes razn que te sobra --contest con mucha humildad.-- Yo deb
+disuadirte tiempo de que concertaras esa boda. Del error que noto en
+t, confieso que he participado. Por lo menos, ha sido en m un descuido
+atroz, una ligereza imperdonable, el no hablarte antes como te estoy
+hablando hoy. Pero si yo err, con reconocerlo ya y con apartarme del
+error, te induzco que me imites, aunque te d armas en contra ma. Lo
+que afirmas, probar mi inconsecuencia, mas no prueba nada contra mi
+consejo.
+
+--Cmo que no prueba nada? Quita su consejo de V. toda la autoridad
+que de otra suerte hubiera tenido. Consejo dado tan de repente... hasta
+pudiera sospecharse... que no se funda en pensamiento propio del
+consejero.
+
+Doa Blanca, al pronunciar esta ltima frase, lanz al padre una
+penetrante y escrutadora mirada. El padre, que no era tmido, se cort
+un poco y baj los ojos. Serenndose al instante, repuso:
+
+--No se trata aqu de ms autoridad que de la autoridad de la razn.
+Para darte el consejo, vlganme la amistad y el cario que tengo tu
+persona y los de tu familia: para que le aceptes le deseches, no
+pretendo que valga sino el ingenio, que pido Dios me conceda, para
+llevar el convencimiento tu alma.
+
+--Est bien. Quiere V. decirme qu razones hay para que Clara no se
+case con D. Casimiro? V. es el confesor de Clara. Ama Clara otro
+hombre?
+
+--Por lo mismo que soy su confesor, si Clara amase otro hombre y ella
+me lo hubiera confiado, no te lo dira sin que ella me diese su venia,
+que yo sabra pedir y exigir en caso necesario. Por dicha, para nada
+tiene que entrar aqu la cuestin de si Clara ama no otro hombre.
+
+--No me venga V. con rodeos y sutilezas. Yo he educado mi hija con tal
+rigidez y con tal recogimiento, que no tengo la menor duda de que no ha
+tenido amoros. Clara no ha mirado jams con malicia hombre alguno.
+
+--As ser. Pero no podr mirarle el da de maana? No podr amar, si
+no ama an?
+
+--Amar su marido. Por qu no ha de amarle?
+
+--Vamos, seora --dijo el P. Jacinto ya con la paciencia perdida:-- no
+amar su marido, porque su marido es feo, viejo, enfermizo y
+fastidioso.
+
+--Quiero suponer --contest Doa Blanca con el reposado entono que
+tomaba cuando ms tremenda se pona,-- quiero suponer que las
+caritativas calificaciones de V. cuadran perfectamente al sujeto, la
+persona de mi familia, quien V. honra con ellas. Su exquisito gusto de
+V. en las artes del dibujo halla feo D. Casimiro; sus conocimientos de
+V. en la medicina le han hecho comprender que est el pobre mal de
+salud, y la amenidad y discrecin que en V. campean, es natural que le
+induzcan fastidiarse de todo ser humano que no sea tan ameno y tan
+ingenioso como V., cosa, por desgracia, rarsima; pero V. no me negar
+que mi hija, menos instruida en las proporciones y bellezas de la
+figura del hombre, puede no hallar feo D. Casimiro, como no le halla;
+menos docta en ciencias mdicas, puede creerle ms sano, y menos
+chistosa que V., puede muy bien hallar en D. Casimiro algn chiste y no
+aburrirse de su conversacin. Y por otra parte, aunque mi hija viese en
+D. Casimiro los defectos que V. seala, por qu no haba de amarle?
+Pues qu, una mujer de honor, una buena cristiana, ha de amar slo la
+hermosura fsica y el desenfado en el hablar? Ser menester buscarle
+para marido, no un caballero de su clase, honrado, temeroso de Dios,
+virtuoso lleno de atenciones y buenos deseos de hacerla dichosa, sino
+algn saltimbanquis robusto, algn truhn divertido, que provoque en
+ella con sus chocarreras una risa indecorosa y un regocijo poco
+honesto?
+
+--Mira, Doa Blanca --dijo el fraile, que jams abandonaba el tuteo,
+aunque se incomodara,-- no creas que se necesite ser un Apeles un
+Fidias para conocer que es feo D. Casimiro. Su fealdad es tan patente y
+somera, que no hay que ahondar mucho para descubrirla. Y en cuanto su
+ruin salud y escasa amenidad, te aseguro lo mismo. Sin haber cursado
+medicina, sin ser un Hipcrates, ve cualquiera que D. Casimiro est por
+dems estropeado. Y sin haber estudiado el _Examen de ingenios_, de
+Huarte, se descubre en seguida que el de don Casimiro es romo y huero.
+Yo no pretendo que busques para Clarita Pitgoras y Miln de Crotona
+en una pieza; pero qu diablura te lleva darle por marido Tersites?
+
+El P. Jacinto se abstena de echar latines cuando hablaba las mujeres;
+pero no poda menos de citar en romance, siempre que se diriga damas
+de distincin, hechos, personajes y sentencias de la antigedad clsica
+y de las Sagradas Escrituras. Por lo dems, era tan claro el sentido de
+lo que deca, que Doa Blanca, aunque no hubiera sabido ms menos
+confusamente la condicin de los personajes citados, no hubiera tenido
+la menor duda sobre lo que el fraile quera significar. As es que le
+respondi:
+
+--Reverendo padre, esos son insultos y no consejos; pero jams me
+enojar con V. Lo nico que afirmo es que todos los defectos que pone V.
+ mi futuro yerno han de estar menos al descubierto de lo que V. supone
+ahora, cuando antes de ahora no los ha conocido V. Y si los conoca,
+por qu antes no me los dijo? Repito que alguien ha venido ilustrar
+su claro entendimiento de V. Alguien le induce dar este paso. No hay
+que disimular. Sea V. leal y franco conmigo. V. ha hablado con alguien
+acerca de la proyectada boda de Clarita. Sus consejos de V. no son
+consejos, sino un mensaje solapado.
+
+El P. Jacinto era fresco de veras; pero con Doa Blanca no haba
+frescura que valiese. El pobre fraile estaba sofocado, rojo hasta las
+orejas. Por l hubiera podido inventarse aquella frase con que se denota
+que alguien le han dado una buena descompostura: _tena encarnadas las
+orejas como fraile en visita_.
+
+Hasta su lengua, que por lo comn estaba tan suelta, se le haba trabado
+un poco y no atinaba contestar.
+
+Doa Blanca, notando aquel silencio, le excitaba que se explicase y
+aada:
+
+--No me cabe duda. Est V. convicto y casi confeso. V. desaprueba hoy lo
+que ayer aprobaba, porque un enemigo mo le ha llenado la cabeza de
+ideas absurdas. Atrvase V. negar la verdad.
+
+Interpelado, acusado con tan desmedida audacia y con tan ruda serenidad,
+el P. Jacinto sac fuerzas de flaqueza; puso un lado la causa de su
+inusitada timidez, que era slo el recelo de perjudicar los intereses de
+Clara y de su amigo y antiguo discpulo, y, ya libre de estorbos,
+contest tan enrgica y sabiamente, que su contestacin, la rplica
+que di lugar y todo el resto del dilogo tomaron un carcter distinto y
+solemne, por donde merecen captulo aparte, el cual ser de los ms
+importantes de esta historia.
+
+
+
+
+XVII
+
+El P. Jacinto, sin alterarse, imitando el entonado reposo de su ilustre
+amiga, contest lo que sigue:
+
+--Ya he confesado con ingenuidad que deb aconsejarte antes. No lo hice,
+no porque aprobase tu plan, sino porque, llevado de ligereza vergonzosa
+y de indiferencia villana y grosera, no advert todo el horror de la
+boda que tienes concertada. Debo el advertirlo ahora mi propio
+espritu, bien al de otra persona que me ha ilustrado? Punto es ste
+que podr interesarte sabe Dios por qu y que podr afectar mi
+reputacin de hombre entendido; pero en nada altera el valor de mis
+consejos. No quiero ni puedo justificar mi inconsecuencia. Puedo y debo,
+con todo, mitigar un poco la rudeza de tu acusacin, y lo har al
+exponer las razones en que fundo mis consejos de ahora. Sentir
+expresarme con impropiedad, aunque espero de tu buena fe que no me armes
+disputa sobre las palabras, si entiendes la idea y la sana intencin con
+que la expreso. Tal vez est educada Clara con rigidez que raya en
+extremos peligrosos. Temiendo t que un da pueda caer, le has
+exagerado los tropiezos. Temiendo t que la nave pueda zozobrar irse
+pique, has ponderado los escollos y bajos que hay en el mar del mundo,
+el mpetu y violencia de los vientos que combaten la nave y hasta su
+fragilidad y desgobierno. Esto tiene tambin sus peligros. Esto infunde
+una desconfianza en las propias fuerzas que raya en cobarda. Esto nos
+hace formar un concepto de la vida y del mundo mucho peor de lo que debe
+ser. Cmo ha de negar un creyente que de resultas de nuestros pecados
+el mundo es un valle de lgrimas; que el demonio tiende su red de
+continuo para perdernos; que nuestra flaca condicin es propensa al mal,
+y que es necesario el favor del cielo para no caer en las tentaciones?
+Todo esto es innegable, pero conviene no exagerarlo. Una vez muy
+exagerado, hay que huir al desierto y hacer la vida asctica de los
+ermitaos, y entonces todo va bien, porque la belleza y la bondad que no
+se ven en la tierra, se esperan, se presienten y casi se ven ya en el
+cielo, en xtasis y arrobos, hay que dar, faltando el amor divino,
+faltando la caridad fervorosa, en un desesperado desprecio de uno mismo
+y en tal desdn y odio todo lo creado y nuestros semejantes, que
+hacen quien as vive odioso y enojoso s y los dems seres. Hija,
+no s si me explico, pero t eres perspicaz y me irs entendiendo. Otro
+grave peligro nace tambin de tu mtodo de educar. La conciencia se
+halla con l ms apercibida y precabida para la lucha; pero al mancharlo
+todo, se mancha; al inficionarlo todo, se inficiona; al presentir en
+todo un delito, una impureza, provoca y hasta evoca las impurezas y los
+delitos. Clarita tiene un entendimiento muy sano, un natural excelente:
+pero, no lo dudes, fuerza de dar tormento su alma para que confiese
+faltas en que no ha incurrido, pudiera un da torcer y dislocar los ms
+bellos sentimientos y convertirlos en sentimientos pecaminosos; pudiera
+concebir del escrpulo de su conciencia, inquisidora del pecado, el
+pecado mismo que antes no exista. No tengo que asegurarte que yo por
+mil motivos no he procurado relajar la rigidez de los principios que has
+inculcado Clarita, si bien mi modo de ser me lleva, por el contrario,
+ la indulgencia; ver en todo el lado bueno, y tardar muchsimo en
+ver el lado malo, y no descubrirle sino despus de larga meditacin.
+As es que al principio, contrayndonos al asunto de la boda, no vi sino
+el lado bueno. Vi que D. Casimiro es un caballero de tu clase, honrado,
+religioso, prendado de Clarita y deseando hacerla feliz. Vi que,
+casndose con ella, seguira ella aqu y no se la llevaran lejos de su
+madre y de nosotros, que la queremos tanto. Vi que con su mucha hacienda
+y la de su marido hara un bien inmenso en estos lugares, emplendose
+en obras de caridad. Y vi en la misma austeridad con que est educada la
+garanta de que para Clarita no poda ser el matrimonio el medio de
+satisfacer y aun de santificar, merced un lazo sagrado indisoluble,
+una pasin violenta, profana y algo impa, ya que consagra al hombre
+cierta adoracin y culto que slo Dios se debe, y una ilusin caduca,
+efmera, que se disipa tanto ms pronto cuanto ms vivo y ardiente es el
+resplandor con que la fantasa la finge y colora. Todo esto vi, y por
+haberlo visto trato de cohonestar, ya que no disculpe, el no haberme
+opuesto antes la boda. Imaginaba yo, adems, que Clarita no la
+repugnaba. Clarita nada me ha dicho despus; pero mis ojos se han
+abierto, y ahora comprendo que la repugna con repugnancia invencible,
+all en el fondo de su alma. Ahora comprendo que Clarita no ve slo en
+el matrimonio un voto de devocin y sacrificio. Clarita quiere amar y
+que el matrimonio sancione y purifique su amor. El matrimonio, por lo
+tanto, no puede ser para ella el mero cumplimiento de un deber social,
+un acto de abnegacin, un padecimiento que hay que resignarse, una
+penitencia, una prueba, un castigo. El profundo respeto que te tiene, la
+ciega obediencia con que se somete tu voluntad, la creencia de que
+casi todo es pecado, no consentirn que ella confiese nunca ni s
+misma lo que te digo; pero yo no dudo ya que lo siente. Ahora bien; es
+merecedora Clarita de esa penitencia? Es digna de ese castigo? Qu
+derecho tienes para imponrsele? Y si es prueba, quin te da permiso
+para poner prueba su bondad? Por qu, si lo grave y spero de un
+deber, como es el del matrimonio, puede mezclarse y combinarse con
+lcitos contentos que aligeren la cruz y con satisfacciones y gustos que
+suavicen la aspereza del camino, quieres t slo para tu hija la
+aspereza del camino y la pesadumbre de la cruz, y no tambin la
+permitida dulzura?
+
+Doa Blanca escuch impasible, y al parecer muy sosegada, todo el sermn
+del buen fraile. Al ver que no segua, dijo, despus de un instante de
+silencio:
+
+--Aun conviniendo en que casarse con un hombre de bien, lleno de afecto
+y de juicio, fuese una penitencia, fuese una cruz, Clarita la debiera
+llevar y resignarse. La mujer no ha venido al mundo para su deleite y
+para satisfaccin de su voluntad y de su apetito, sino para servir
+Dios en esta vida temporal, fin de gozarle en la eterna. Y V.
+convendr conmigo, si en estos das no ha tratado con gentes que han
+perturbado su razn y le han apartado del camino recto, que el modo
+mejor de servir Dios es, en una hija, el obedecer sus padres. Usted
+mismo reconoce que el santo sacramento del matrimonio no fu instituido
+para santificar devaneos. Cierto que es mejor casarse que quemarse;
+pero an es mejor casarse sin quemarse, fin de ser la fiel compaera
+de un varn justo y fundar perpetuar con l una familia cristiana,
+ejemplar y piadosa. Este concepto puro, cristiano y honestsimo del
+matrimonio no es fcil de realizar; mas para eso he educado yo tan
+severamente Clarita: para que con la gracia de Dios tenga la gloria de
+realizarle, en vez de buscar en el casamiento un medio de hacer lcito y
+tolerable el logro de mal regidos deseos y de impuras pasiones. Ms
+pudiera decir en mi abono acerca de este asunto, pero no se trata aqu
+de una discusin acadmica. Yo carezco de estudios y de facilidad de
+palabra para discutir con V. sobre la cuestin general de si el
+matrimonio ha de ser un estado tan difcil y estrecho como otro
+cualquiera que se toma para servir Dios, y no un expediente mundanal
+para disimular liviandades. Aqu debemos concretarnos al caso singular
+de Clarita, y para ello vuelvo lo dicho: necesito, exijo que sea usted
+leal y sincero. Quin enva V. que me hable? Quin le aconseja
+para que me aconseje? Quin le ha abierto los ojos, que tena V. tan
+cerrados, y le ha hecho ver que Clarita, si no ama, amar? Vamos,
+respndame V. Por qu disimularlo callarlo? Hay un hombre que ha
+hablado V. de todo eso.
+
+--No lo negar, ya que te empeas en que lo declare.
+
+--Ese hombre es el Comendador Mendoza.
+
+--Es el Comendador Mendoza--repiti el fraile.
+
+Tal declaracin, aunque harto prevista, dej silenciosos y como en honda
+meditacin ambos interlocutores durante un largo minuto, que les
+pareci un siglo.
+
+Doa Blanca, aunque sin precipitar sus palabras, mostrando ya, en lo
+trmulo de la voz y en el brillo de los ojos, viva y dolorosa emocin
+mal reprimida, habl luego as:
+
+--Todo lo sabe V. y me alegro. Quizs hice mal en no decrselo yo misma
+la vez primera que me arrodill ante V. en el tribunal de la penitencia.
+Srvame de excusa que ya mi mayor delito haba sido varias veces
+confesado, y la consideracin de que cada vez que le confieso de nuevo
+hago sabedora una persona ms del deshonor de quien me ha dado su
+nombre. Todo lo sabe V. sin que yo se lo haya dicho. Bendito sea Dios,
+que me humilla como merezco, sin que yo, tan culpada, cometa la nueva
+culpa de infamar mi pobre marido. Pues bien: sabindolo V. todo, cmo
+se atreve aconsejarme lo que me aconseja? Cmo quiere apartarme del
+camino que llevo, nico posible para una reparacin, aunque incompleta?
+Si contra su parecer de V., si contra la ley del decoro, manchsemos la
+conciencia de Clara, descubrindole su origen, qu piensa V. que hara
+ella? No la despreciara V. si no buscase la reparacin? Y para ello,
+sin hacer pblica la infamia de su madre y de aqul quien debe venerar
+como padre, qu otro recurso tiene Clara sino entrar en un convento
+dar la mano D. Casimiro? Por qu, dir V., ha de pagar Clara la falta
+que no cometi? Harto la pago yo, padre. Los remordimientos, la
+vergenza, me asesinan. Pero Clara tambin debe pagarla. Si esto parece
+ V. inicuo, vulvase usted impo y blasfemo contra la Providencia, y no
+contra m. La Providencia, en sus designios inescrutables, con ocasin
+de mi culpa, ha puesto mi hija en la alternativa de sacrificarse
+de ser falsaria y poseedora indigna de riquezas que no le pertenecen.
+
+--No he de ser yo, por cierto --interrumpi el fraile--, quien disimule
+ atene lo difcil de la situacin y la verdad que hay en lo que dices.
+Convengo contigo. S la nobleza de alma de Clara. Si ella supiera quin
+es... pero no, mejor es que no lo sepa.
+
+--Qu piensa V. que hara si lo supiese?
+
+--Sin vacilar... Clara se retirara un convento. Tu plan de casarla
+con D. Casimiro le parecera absurdo, malo, no ya siendo feo y viejo D.
+Casimiro, sino aunque fuese precioso y estuviese ella prendada de l.
+Con ese casamiento ni se remedia el mal nacido del embuste la falsa,
+ni se despoja tu hija de bienes que no son suyos.
+
+--Es, sin embargo, la nica reparacin posible, aunque incompleta,
+ignorando Clara el motivo que hay para la reparacin. Convengo en que
+entrando Clara en un claustro el mal se remediara mejor, menos
+incompletamente. Pero cmo la hija de un ateo ha de tener vocacin para
+esposa de Jesucristo?
+
+Al pronunciar estas ltimas palabras, el rostro de Doa Blanca tom una
+expresin sublime de dolor; sus mejillas se tieron de carmn ominoso
+como el de una fiebre aguda; dos gruesas lgrimas brotaron de repente de
+sus ojos.
+
+El P. Jacinto vi Doa Blanca transfigurada; reconoci en ella un
+corazn de mujer que antes no haba sospechado siguiera bajo la aspereza
+de su mal genio, y le tuvo lstima y la mir con ojos compasivos. Ella
+prosigui:
+
+--He meditado en largas noches de insomnio sobre la resolucin de este
+problema, y no veo nada mejor que el casamiento de Clara con D.
+Casimiro. No piense V. que me falte valor para otra cosa. No me falta
+valor; me sobra piedad. Mil veces, ansiosa de que me matase, he estado
+punto de revelar mi pecado al hombre quien ofend cometindole. Yo
+misma hubiera puesto gustosa el pual en su mano; pero, le conozco,
+infeliz! hubiera llorado como un nio; yo le hubiera muerto de pena, en
+vez de recibir el merecido castigo; l, con mansedumbre evanglica, me
+hubiera perdonado, y mi duro pecho y mi diablico orgullo, lejos de
+agradecer el perdn, hubieran despreciado ms an al hombre que me le
+otorgaba. Manso, pacfico, benigno, Valentn hubiera apurado un cliz de
+hiel y veneno al oir mi revelacin; no hubiera sido mi juez inexorable,
+sino hubiera acabado de ser mi vctima, y yo, rproba, llena de satnica
+soberbia, hubiera ahogado el manantial de la compasin y de la ternura
+con desdn, hasta con asco, de una resignacin santa, que el demonio
+mismo me hubiera pintado como enervada flaqueza. Mi deber era, pues,
+callar; hacer lo menos amarga posible la vida de este dbil y dulce
+compaero que el cielo me ha dado, disimular, ocultar, hasta donde
+cabe... mi falta de amor... mi injusta, impa, irracional, involuntaria
+falta de estimacin. As se explican el engao y la persistencia en el
+engao; pero la vileza del hurto no cabe en m. Mi alma no la sufre.
+Pretende quizs ese ateo malvado que me envilezca yo con el hurto? Qu
+razn, qu derecho, qu sentimiento paternal invoca quien tan olvidado
+tuvo durante aos el fruto de su amor... y de la clera divina? V. dice
+bien: lo mejor sera que Clara se sepultase en un claustro, se
+consagrase Dios. Yo he hecho lo posible por disgustarla del mundo
+pintndosele horroroso; pero en ella han podido, ms que mis palabras,
+la confianza juvenil, el bro maldito de la sangre, el deleite y la
+exuberancia de la vida. Qu arbitrio me queda sino casarla con D.
+Casimiro? Por qu la compadece V.? Pues qu, no sale ganando? La hija
+del pecado no debiera tener bienes, ni honra, ni nombre siquiera, y todo
+esto conservar y de todo podr gozar sin remordimientos, sin sonrojo.
+
+En la ltima parte de su discurso Doa Blanca estuvo hermosa, sublime
+como una pantera irritada y mortalmente herida. Se haba puesto de pie.
+Al fraile se le figuraba que haba crecido y que tocaba con la cabeza en
+el techo. Hablaba bajo, pero cada una de sus palabras tena punta
+acerada como una saeta.
+
+El P. Jacinto conoci que haba confiado por dems en su serenidad y en
+su elocuencia. Se hizo un lo y no supo decir nada. Se encontr tan
+apurado, que la vuelta de Clarita al saln le quit un peso de encima y
+le di tregua para poder replicar en momentos ms propicios y despus de
+meditarlo.
+
+Doa Blanca, no bien entr su hija, supo dominarse y recobrar su calma
+habitual.
+
+Un poco ms tarde vino el benigno D. Valentn, y todos fueron comer
+como si tal cosa.
+
+El P. Jacinto ech la bendicin al empezar la comida, y rez al
+sentarse y al levantarse.
+
+Ya de sobremesa, tuvo efecto la grata sorpresa de la corza. Clarita la
+hall encantadora. La corza se dej besar por Clarita en un lucero
+blanco que tena en la frente, y se comi cuatro bizcochos que ella
+misma le di con su mano.
+
+Don Valentn se maravill, simpatiz y hasta se enterneci con la
+mansedumbre de aquel lindo animalejo.
+
+Cuando, terminado todo, sali el P. Jacinto de casa de Doa Blanca, se
+apresur ir ver al Comendador, quien le aguardaba impaciente, no
+habindole visto al llegar de Villabermeja, porque el fraile haba
+adelantado ms de una hora su venida la ciudad. Excusndose de esto y
+de su precipitacin en dar pasos sin consultar al Comendador, el P.
+Jacinto le relat cuanto haba pasado.
+
+Don Fadrique Lpez de Mendoza no era de los que condenan todo lo que se
+hace cuando no se les consulta. Hall bien lo hecho por su maestro, y lo
+aplaudi. Hasta la turbacin y mutismo final del fraile le parecieron
+convenientes, porque no haban trado compromiso, porque no se haba
+soltado prenda. Ya hemos dicho que el Comendador era optimista por
+filosofa y alegre por naturaleza.
+
+
+
+
+XVIII
+
+Despus de haberse enterado de la conversacin entre el fraile y Doa
+Blanca, el Comendador se abstuvo de tomar una resolucin precipitada. Se
+content con rogar su maestro que no se volviese Villabermeja, que
+siguiese frecuentando la casa de Doa Blanca y que tratase de desvanecer
+todo recelo en dicha seora, prometindole no hablar con Clarita de la
+proyectada boda ni decirle nada en contra de los deseos de su madre.
+
+El Comendador quera meditar, y medit largamente, sobre el asunto. Sus
+meditaciones (ya hemos dicho que el Comendador era descredo) no podan
+ser muy piadosas. Era tambin el Comendador alegre, fino y sereno, y
+nada podan tener de apasionadas sus meditaciones. Su espritu analtico
+le presentaba, sin embargo, todas las dificultades del caso.
+
+No caba la menor duda. La criatura lindsima y simptica que l deba
+el ser estaba condenada, vivir como usurpadora indigna de lo que no
+le perteneca, casarse con D. Casimiro, ser monja. Uno de estos
+tres extremos era inevitable, no causar un escndalo espantoso no
+realizar un difcil rescate.
+
+Doa Blanca tena razn, salvo que para tenerla no era menester
+mostrarse tan hosca y tan poco amena con todo el gnero humano,
+empezando por su infeliz marido.
+
+Para D. Fadrique haba un ideal econmico ms fundamental que el
+poltico. Este ideal era que toda riqueza, todos los bienes de fortuna
+llegasen ser un da, cuando la sociedad tocase ya en la perfeccin
+deseada, signo infalible de laboriosidad, de talento y de honradez en
+quien los haba adquirido; que el ser rico fuese como innegable ttulo
+de nobleza, ganado por uno mismo por el progenitor que le ha dejado
+los bienes.
+
+Bien saba D. Fadrique que este trmino estaba aun remotsimo, pero
+saba adems que el mejor modo de acercarse l era el de hacer todo
+negocio suponindole ya llegado; esto es, como si no hubiese riqueza mal
+adquirida en la tierra. Lo contrario sera conspirar que prevaleciese
+el villano refrn de que _quien roba un ladrn tiene cien aos de
+perdn_, y contribuir que la vida, la historia, el desenvolvimiento
+civilizador de la sociedad sean una trama inacabable de bellaqueras.
+
+Fundado en estos principios, desechaba de s D. Fadrique el pensamiento
+de que en cada lugar del mundo habra de seguro un enjambre de madres
+en el caso de Doa Blanca y una multitud de hijas de hijos en el caso
+de Clarita, para los cuales el problema moral, de tan difcil solucin,
+que atormentaba Doa Blanca, era como si no fuese, dejndolos
+disfrutar de la hacienda que la suerte y la ley les otorgaban, sin el
+menor escrpulo y con la mayor frescura. Desechaba tambin la idea, algo
+cmica, pero ms que posible, de que el mismo D. Casimiro, por
+circunstancias anlogas, podra tener menos derecho que Clarita la
+herencia, aunque toda fuese vinculada; de que D. Valentn, su padre su
+abuelo, podran tambin no haber tenido derecho, y de que slo Dios
+sabe, aunque tal vez el diablo no lo ignore, por qu arcaduces
+subterrneos y por qu intrincados caminos ha venido cada cual lo que
+por herencia disfruta. En estos casos la fe debe salvar; pero en el caso
+de Doa Blanca no haba fe que valiese contra la evidencia que ella
+tena. Cerrar los ojos, vendrselos y remedar fe era una infamia. D.
+Fadrique, condenando en su corazn y en su inteligencia serena los
+furores de Doa Blanca, la aplauda y ensalzaba de que pensase con
+rectitud y con nobleza. Vaya quien vaya, merzcale no, tenga derecho
+ no le tenga aquel quien un bien se destina, son cosas que importan
+poco ante la superior consideracin de que ese bien me consta que no es
+mo y de que slo le gozo por engao, por delito y por mentir.
+
+Como D. Fadrique era persona de mucho seso y sentido comn, aunque se
+hallaba en poca de reformas, sistemas y ensueos de toda clase, no
+pens en condenar la herencia. Sin el grandsimo deleite de dejar ricos
+ nuestros hijos, se perdera el mayor estmulo para el trabajo, para el
+buen orden, para la aplicacin y para aguzar y ejercitar el ingenio. D.
+Fadrique reconoca no obstante, que si estaba lejos an el da en que
+sea casi imposible adquirir mal lo que uno mismo adquiere, estaba an
+mucho ms lejos el da en que sea casi imposible heredar mal lo que se
+hereda. El modo de no empujar hacia ms hondo porvenir la aurora de ese
+da, era dar buen ejemplo en contra. La razn de Doa Blanca sala
+siempre triunfante de cada laberinto de reflexiones en que D. Fadrique
+se abismaba.
+
+Haba un mal moral que peda remedio. Hasta aqu iba D. Fadrique de
+acuerdo con la idea de Doa Blanca. Era el remedio peor que el mal? El
+remedio era duro; pero D. Fadrique comprenda que no era peor que la
+enfermedad, y que era menester aplicarle no habiendo otro.
+
+El remedio poda aplicarse de dos maneras. casando Clarita con D.
+Casimiro, y esto era fcil, hacindola tomar el velo. Esto segundo,
+pesar de lo mundano, impo y anti-religioso que era D. Fadrique, le
+pareca mil veces mejor. Comprenda, no obstante, que para que Clarita
+entrase en un convento sin saber ella por qu, era necesario que alguien
+le infundiese la vocacin. Tal trabajo no poda tomarle su madre. Slo
+el P. Jacinto podra persuadir Clarita que se retirase al claustro.
+
+Para un hombre lleno del espritu del siglo XVIII, alimentado con la
+lectura de los enciclopedistas, creyente en Dios, pero hablando siempre
+de la naturaleza, no hay que exponer aqu cun horrible apareca el
+sacrificio de la hermosura, de la vida, del bro juvenil, sintiendo ya
+sin duda fervorosamente el amor y reclamndole, en aras de un
+sentimiento misterioso, de un objeto, su ver, impalpable y hasta
+incomprensible. Al Comendador se le antojaba esto una nefanda
+monstruosidad; pero la prefera ver, imaginar Clara entre los
+secos brazos de D. Casimiro; y en su orgullo de hidalgo, y en su afn de
+no verse l mismo mentiroso y fullero, y de no pensar menos noblemente
+que una mujer fantica y desatinada, lo prefera todo que Clarita se
+alzase en su da con los bienes de D. Valentn.
+
+El punto final de las meditaciones de D. Fadrique era siempre el mismo,
+por cuantas sendas y rodeos tratase de llegar l. No quera Clara
+poseedora de lo que le constaba que no era suyo; no la quera mujer de
+D. Casimiro; no la quera monja tampoco, y no quera dar escndalo ni
+amargar la vida de D. Valentn con afrentoso desengao. Era, pues,
+indispensable que l fuese el libertador, el rescatador de Clarita.
+
+ pesar de tener preocupado el nimo con estas cosas, el Comendador
+ejerca tanto dominio sobre s, que nada dejaba notar.
+
+Paseaba con Luca por las huertas charlaba con ella y procuraba
+esquivar sus preguntas inquisitoriales.
+
+As transcurrieron ocho das. Durante ellos se inform el Comendador,
+con el mayor secreto y diligencia, del valor exacto de todos los bienes
+de D. Valentn. Pasaban de cuatro millones de reales.
+
+Bastante se apesadumbr, no debemos ocultarlo, de que D. Valentn
+hubiese llegado ser tan rico. El Comendador tena poqusimo ms
+capital, sumando el valor de algunas finquillas que haba comprado cerca
+de Villabermeja, y lo que tena en varias casas de banca en la Gran
+Bretaa y en Madrid. Su decisin, pesar de la pesadumbre, fu firme,
+con todo.
+
+El Comendador saba y estimaba cunto vale el dinero. La vanidad de
+haberle adquirido diestra y honradamente le daba para l mayor hechizo.
+Pero en qu mejor poda emplearse el caudal, la ganancia y el ahorro de
+toda una vida activa, el fruto del bro, del trabajo y del ingenio, que
+en salvar un ser tan querido y que tan digno era de serlo?
+
+Suponindose ya el Comendador despojado de cuatro millones, se miraba
+reducido la triste condicin de un hidalgo labriego, que tendra que
+salir otra vez buscar fortuna, tendra que acomodarse vivir mal y
+humildemente en Villabermeja. Esto no le arredr.
+
+Eliminadas, pues, varias soluciones, el problema qued claro y sencillo.
+La nica dificultad que haba que vencer era la de pasar poder de D.
+Casimiro, de modo tan natural, que apartase toda sospecha, una suma de
+cuatro millones, y hacer valer y constar, como era justo, este
+sacrificio cerca de Doa Blanca, para que la terrible seora reconociese
+ su hija por libre de toda obligacin y por apta para recibir, en su
+da, los bienes todos de D. Valentn, como devolucin, y no como
+herencia.
+
+
+
+
+XIX
+
+La familia de Sols continuaba incomunicada con sus vecinos.
+
+Slo entraban en aquella casa D. Casimiro y el fraile. ste, pesar de
+sus consejos, haba sabido ingeniarse, volver la gracia y recobrar la
+confianza de aquella adusta seora. No es tan llano desechar un
+director espiritual, quien se tiene por santo poco menos, aunque
+este director nos contrare, y sobre todo haga cosas opuestas nuestro
+modo de pensar. La mayor falta del padre Jacinto, lo que apenas acertaba
+ explicarse Doa Blanca, era que aquel virtuoso varn, aquel hijo de
+Santo Domingo de Guzmn, fuese tan ntimo amigo de un hombre quien
+deba ms bien llevar la hoguera, si los tiempos no estuviesen tan
+pervertidos y la cristiandad tan relajada.
+
+Doa Blanca no se call sobre este punto, y varias veces manifest al
+fraile su extraeza; pero el fraile le contestaba:
+
+--Hija ma, piensa lo que se te antoje. Yo no quiero calentarme la
+cabeza explicndotelo. Bstete saber que yo tengo D. Fadrique por muy
+amigo, aunque incrdulo, como l me tiene por muy amigo, aunque fraile.
+Cavilando en ello me asusto, y prefiero no cavilar. No quiero dar por
+seguro que haya en las almas humanas algo que, pesar de la radical
+oposicin de creencias, sea lazo de unin amistosa y constante y
+fundamento de alta estimacin mutua.
+
+--Vaya si hace V. bien en no cavilar --contestaba Doa Blanca.-- No
+cavile V., no venga caer en hereja al cabo de sus aos, fantaseando
+algo ms esencial, ms sublime que la creencia religiosa.
+
+--No caer en hereja --replicaba el fraile, que ya hemos dicho que era
+muy desvergonzado;--no caer en hereja cuando t no caste. Nunca mi
+amistad ser ms inexplicable que lo fu tu amor.
+
+Con esto Doa Blanca exhalaba un suspiro, que tena su poco de bufido, y
+se amansaba y se callaba.
+
+Por lo dems, el padre Jacinto era leal y no abus de su derecho de
+hablar en secreto con Clarita para excitarla en contra de la boda con
+Don Casimiro.
+
+Slo una noticia se atrevi dar Clarita por instigacin de D.
+Fadrique: que D. Carlos, amonestado por el Comendador, se haba vuelto
+Sevilla con sus padres.
+
+De esta suerte, Clarita hubo de tranquilizarse y no sobresaltarse de no
+ver D. Carlos por la maana en la iglesia. quien vi varias veces
+casi en el mismo lugar en que D. Carlos se colocaba fu al Comendador,
+cuya maldad su madre le haba ponderado, y que ella se inclinaba
+irresistiblemente creer bueno.
+
+El Comendador, como en desagravio de haber tenido olvidada tantos aos
+aquella prenda de su amor, no se contentaba con disponerse hacer por
+ella un gran sacrificio, sino que ansiaba verla y admirarla, aunque
+fuese distancia.
+
+As iban lentamente los sucesos, cuando una maana, en que Doa Antonia
+haba tenido una de sus jaquecas y no se hallaba con gana de salir,
+Luca fu paseo sola con el Comendador. Ambos llegaron la fuente
+nacimiento del ro que ya conocemos. Sentados la sombra del sauce,
+oyendo el murmullo del agua, hablaron de las estrellas, de las flores,
+de mil diversas materias, hacia donde el to procuraba llevar la
+atencin de su sobrina, para distraerla de su curiosidad sobre los
+asuntos de Clara.
+
+Luca, no llegando distraerse lo bastante, dijo por ltimo:
+
+--To, V. va hacer de m una sabia. veces me habla V. del sol y de
+lo grande que es y de cmo atrae los planetas y cometas; y veces me
+describe los abismos del cielo, y me seala las ms hermosas estrellas,
+y me declara sus nombres y la inmensa distancia que estn de nosotros,
+y el tiempo que tardan los rayos alados de su luz en herir nuestras
+pupilas. Todo esto me deleita y pasma, hacindome concebir ms adecuado
+concepto del infinito poder de Dios. Tambin me ha explicado V.
+misterios extraos de las flores, y esto me ha interesado ms,
+infundindome en el alma superior idea de la bondad y sabidura del
+Altsimo. Pero desechando el disimulo, recelo que V. no me instruye
+tanto sino para no responder mis preguntas sobre sus proyectos de V.
+acerca de Clarita. Tal sospecha, lo confieso, me quita las ganas de oir
+las lecciones de V., que de otro modo me entusiasmaran; tal sospecha
+disminuye el valor de dichas lecciones, que se me figuran interesadas y
+maliciosas: ms que medio de ensearme, me parecen medio de embaucarme.
+
+--La malicia la pones t, sobrina--respondi el Comendador.--Yo procedo
+con la mayor sencillez. Cuanto hay que saber de Clarita lo sabes mejor
+que yo. Qu puedo aadir lo que t sabes?
+
+--Oiga V., to: aunque nia, no soy tan fcil de engaar. Aqu hay
+varios puntos obscuros, inexplicables, y yo no sosiego hasta que todo me
+lo explico.
+
+--Pues ya ests aviada, hija ma, si no te sosiegas hasta que halles la
+explicacin de todo. Condenada ests desasosiego perpetuo.
+
+--No confundamos las especies. Yo me aquieto sin explicacin sobre
+muchos puntos en que usted, por desgracia, no se aquieta. No hablo de
+eso. Hablo de materias ms llanas y ms al alcance de mi inteligencia.
+En stas requiero explicacin, y sin explicacin no hay reposo. Qu
+diablo de palabra enrevesada fu aqulla de que se vali V. el otro da
+para significar una suposicin que se forja uno para explicar las cosas,
+y que se da por cierta, cuando las explica?
+
+--Esa palabra es _hiptesis_.
+
+--Pues bien; yo no hago ms que forjar hiptesis ver si me explico
+ciertas cosas. Quiere usted que le exponga alguna de mis hiptesis?
+
+--Exponla.
+
+El Comendador respondi aparentando serena indiferencia al dar aquel
+permiso; pero se puso colorado, y tuvo miedo de que Luca, por arte
+mgica poco menos, hubiese adivinado el lazo que una Clara con l.
+
+Luca, prevalindose del permiso y animada con lo poco de turbacin que
+en su to advirti, expuso as una de sus hiptesis:
+
+--Pues, seor, yo me cegu al principio por exceso de vanidad. Pens que
+el cario de to que V. me tiene le llevaba, para complacerme, mirar
+con inters Clori y Mirtilo, y procurar e buen fin de sus amores.
+Ya he variado de opinin. Ya la hiptesis es otra. El inters de V. es
+demasiado para ser de reflejo. Noto tambin que es muy desigual: menos
+que mediano por Mirtilo; inmenso por Clori. Ay, to, to! Si querr V.
+jugar una mala pasada al pobre zagal? Todo se sabe. Pues qu, cree V.
+que no ha llegado mi noticia que se ha hecho V. devoto (ojal fuese
+de buena ley la devocin!) y que toditas las maanas de madrugada va V.
+ la iglesia Mayor misa primera?
+
+--Sobrina, no disparates, --interrumpi el Comendador.
+
+--Yo no disparato. Hallo extraa, para explicada slo por una simpata
+cualquiera, esa devocin de V., y recelo que la santita que se la
+infunde ha cautivado V. con ms dulces cadenas que las de la piedad.
+
+--Te repito que no disparates --volvi decir el Comendador ponindose
+muy serio.-- Confieso que es difcil de explicar el extraordinario
+cario que Clarita me infunde. Aseguro, no obstante, por mi honor, que
+nada tiene de lo que t imaginas. Si me quieres t un poco, y si me
+respetas, te suplico, y si crees que puedo mandarte, te mando que
+apartes de t ese pensamiento. Yo quiero Clarita, aunque entre ella y
+yo no median los vnculos de la sangre, del mismo modo que te quiero
+t, que eres mi sobrina: con amor casi paternal, con el amor que es
+propio de los viejos.
+
+--Pero si V. no es viejo, to!
+
+--Pues aunque no lo sea. No amo Clarita de otro modo. Y si esto sigue
+parecindote raro, no caviles ni busques ms hiptesis para explicrtelo
+satisfactoriamente.
+
+--Est bien, to. Suspender mis tareas de forjar hiptesis.
+
+--Eso es lo ms prudente.
+
+--Ya que no valen las hiptesis, vale hacer preguntas?
+
+--Hazlas.
+
+--Persiste V. en favorecer los amores de Mirtilo?
+
+--Persisto y persistir mientras Clara crea yo que le ama.
+
+--Espera V. triunfar de la tenacidad de Doa Blanca impedir la boda
+con D. Casimiro?
+
+--Lo espero, aunque es difcil.
+
+--Me atrever preguntar de qu medios va V. valerse para vencer esa
+dificultad?
+
+--Atrvete; pero yo me atrever tambin decirte que esos medios no
+tienes t para qu saberlos. Confa en m.
+
+-Aunque V., to, est tan misterioso conmigo, que todo se lo calla, voy
+ portarme con generosidad: voy revelar V. mis secretos. S que Don
+Carlos de Atienza le escribe V. Tambin m me ha escrito. Pero V. no
+ha hecho lo que yo. V. no ha puesto al pobre desterrado en comunicacin
+con Clara: yo s. Yo he escrito Clara tres cartas nada menos, y
+fuerzas de splicas he logrado que el P. Jacinto se las entregue. En mis
+cartas copio Clara algunos prrafos de los que me ha escrito D.
+Carlos.
+
+--Ese secreto le saba en parte. El P. Jacinto me haba dicho que haba
+entregado tus cartas.
+
+--Pues, vaya que no sabe V. otra cosa?
+
+--Qu?
+
+--Que Clara me ha contestado. La contestacin vino ayer por el aire,
+como la carta primera que juntos lemos.
+
+--Tienes ah la nueva carta?
+
+--S, to.
+
+--Quieres leerla?
+
+--No lo merece V.; pero yo soy tan buena, que la leer.
+
+Luca sac un papel de su seno.
+
+Antes de leer, dijo:
+
+--En verdad, to, esto me pone muy cuidadosa y sobresaltada. Clara, en
+los das que lleva de soledad, ha cambiado mucho. Hay en su carta tan
+singular exaltacin, tan profunda tristeza, tan amargos pensamientos!...
+
+--Lee, lee --dijo el Comendador con viva emocin. Luca ley como
+sigue:
+
+"Amada Luca: Mil gracias por todo cuanto ests haciendo por m. Sera
+yo desleal si te ocultase nada de lo que siento. Ni al P. Jacinto me he
+confiado hasta ahora; pero t todo te lo confo. En mi ser pasa algo
+de extrao, que no acierto entender. Quiero an D. Carlos. Y, no
+obstante, conozco que no debo darle esperanzas; que no debo casarme con
+l nunca; que me toca obedecer mi madre, la cual anhela mi boda con D.
+Casimiro. Pero lo singular es que ha entrado en mi alma, en estos das,
+un sentimiento tan hondo de humildad, que hasta de D. Casimiro me hallo
+indigna. solas conmigo he penetrado en el fondo de mi conciencia y me
+he perdido all en abismos tenebrosos. Cuando mi madre, que es buena y
+me ama, encuentra en m no s qu levadura, no se qu germen de
+perversin, no s qu mancha ms negra del pecado original que en las
+dems criaturas, razn tendr mi madre. S, Luca: quizs en este pecho
+mo, en apariencia tranquilo; bajo la inocencia y superficial sencillez
+de mis pocos aos, van adquiriendo ya ser y vida vehementes y malas
+pasiones, como nido de vboras bajo apiadas rosas. Lo conozco: mi madre
+tiembla por m; recela de mi porvenir, y tiene razn. Yo me examino, me
+estudio y me asusto. Descubro en m la propensin, difcil de resistir,
+ todo lo malo. Veo mi maldad nativa y mi inclinacin al pecado por
+instinto. Como comprender de otra suerte que yo, educada con tanto
+recogimiento y en tan santa ignorancia de las cosas del mundo, haya
+tenido la diablica malicia de ponerme en relaciones con D. Carlos, de
+hacerle creer que le amaba, mirndole slo (figrate con qu perversidad
+le mirara), y de atraerle hasta aqu, obligndole que me siguiera, y
+todo con tan infernal disimulo, que mi madre nada sabe? Todava, si es
+posible, hay en m algo peor. Lo noto, lo percibo y no s, ni quiero, ni
+me atrevo examinarlo. Lo que s te declarar es que para m el mundo
+ha de ser ms peligroso que para otras mujeres, por naturaleza mejores.
+Lo que no hay en m por naturaleza debo pedirlo por gracia al cielo. En
+l cifro mi esperanza. Procede, pues, que yo me aparte del mundo y
+busque el favor del cielo. Ya sabes t cunto he repugnado hasta aqu
+entrar en religin. No me juzgaba merecedora de ser esposa de Cristo. En
+esto no he variado, sino para juzgarme an menos merecedora. En lo que
+s he variado es en reconocer que, por mala que sea una persona, jams
+debe desesperar de la bondad de Dios. Su Divina Majestad, si hago una
+vida santa, si me arrepiento, si me mortifico durante el noviciado, me
+dar fuerzas y merecimientos despus para tomar el velo, sin que sea
+insolente audacia tomarle. Nada he dicho an nadie de esta reciente
+resolucin; pero estoy decidida. Hablar de esto al padre Jacinto para
+que l hable mi madre, la convenza de que me conviene y quiero ser
+monja, y en vista de mi resolucin desengae D. Casimiro. Desengaa
+t, desde luego, al infeliz D. Carlos. No te niego que le he querido,
+que le quiero an; pero no se lo digas. Dle que quiero otro; que en
+mi corazn hay un inmenso vaco, donde reinan pavorosas tinieblas. No
+basta D. Carlos llenar ni iluminar este vaco, y si Dios no le llena
+y le ilumina, me morir de miedo, y lo menos doloroso que ocurrir ser
+que le llene mi perturbada imaginacin con espectros horribles que
+surgen de mi atribulada conciencia. Adis."
+
+
+
+
+XX
+
+La lectura de escrito tan melanclico agu el contento del paseo del
+Comendador y de su sobrina. Apenas se hablaron ya hasta volver casa.
+
+Aquella crisis repentina del alma de Clara puso D. Fadrique taciturno.
+
+Las ideas que acudan su mente no eran para reveladas su sobrina.
+
+Pensaba el Comendador que el perpetuo roce del espritu de Doa Blanca
+con el de su hija; que la presin que ejerca en aquella joven de diez y
+seis aos el severo y atrabiliario carcter de su madre, y que los
+terrores de que haba cargado su conciencia, tenan la pobre Clara en
+un estado de nimo no muy distante del delirio. La carta Luca era la
+seal alarmante que Clara daba de aquel estado.
+
+El Comendador, empero, aunque lleno de zozobra, decidi no intervenir
+an en nada. La resolucin de la crisis poda ser favorable si l no
+intervena. Su intervencin poda hacerla ms peligrosa.
+
+La sinceridad de Clara era evidente. De sbito sin que el P. Jacinto, ni
+nadie, se lo inspirase, haba cambiado de propsito y se hallaba
+resuelta ser monja. Harto se comprende que para las creencias del
+Comendador esta resolucin era funesta; pero en virtud de esta
+resolucin era casi seguro que D. Casimiro sera despedido. Iba
+eliminarse un obstculo; iba descartarse un adversario.
+
+D. Fadrique determin, pues, aguardar con calma, sin dejar de estar la
+mira.
+
+Al mismo P. Jacinto no le insinu ningn aviso que pudiera servirle de
+regla de conducta. Se fi por completo, de su buen natural, y le dej
+seguir libremente sus propias inspiraciones.
+
+La prudencia del Comendador se vi coronada del xito al cabo de pocos
+das.
+
+Doa Blanca, persuadida de que la sbita vocacin de su hija era sincera
+y profunda, tuvo con D. Casimiro una conversacin muy afectuosa y grave,
+y le di sus pasaportes.
+
+El P. Jacinto ponder el fervor de Clara y anim Doa Blanca para que
+ la mayor brevedad la dejase entrar de novicia en un convento de
+carmelitas descalzas que en la ciudad haba.
+
+D. Valentn se avino todo sin chistar.
+
+Clarita hubiera, pues, entrado en seguida en el convento, como lo
+deseaba y lo peda; pero la crisis de su alma haba infludo
+poderosamente sobre su hermoso cuerpo. Sus ojeras eran ms obscuras y
+extensas que de ordinario; haba adelgazado mucho; la palidez de su
+rostro hubiera inspirado miedo, si su rostro no hubiera sido tan
+hermoso; su distraccin y su embebecimiento parecan veces ms propios
+de un ser del otro mundo que de una criatura de ste, y en su andar
+vacilante y en el brillo momentneo de sus ojos, seguido siempre del
+prolongado adormecimiento de tan divinas luces, haba como un mal
+agero, como un anuncio fatdico, que no pudo menos de perturbar la
+frrea conciencia de Doa Blanca, de doblegar bastante su
+inflexibilidad, y de aterrarla por ltimo.
+
+Las causas del cambio de Clara eran vagas y confusas; pero Doa Blanca
+reconoca que de su modo de educar Clara, de su involuntario y tenaz
+prurito de mortificarla y asustarla con los peligros del mundo y con su
+propia condicin de pecadora, y de aquel duro yugo que desde la infancia
+haba hecho pesar sobre la conciencia de su infeliz hija, provena en
+gran parte la situacin en que se hallaba. El motivo, mejor dicho, la
+ocasin de exacerbarse el mal y de aparecer de repente con tan medrosos
+sntomas, era para todos un misterio. Esto no obstaba para que Doa
+Blanca empezase temer que pudiera caer sobre ella el crimen de
+infanticidio por esquivar el delito de hurto.
+
+Doa Blanca procedi, pues, con inusitada blandura y exquisita
+prudencia; pero sin desmentir su carcter y sin faltar su ms
+importante propsito.
+
+No contenta con estar persuadida de la firme resolucin que tena Clara
+de tomar el velo, hzola prometer que profesara. Y esto de suerte que
+la promesa no pareci arrancada por instigacin de Doa Blanca, sino
+su despecho. As se aseguraba Doa Blanca de que su hija, renunciando al
+mundo, renunciara los bienes de D. Valentn y no podra transmitirlos
+ nadie.
+
+Pero Doa Blanca no quera matar su hija. Atormentbase previamente
+con el remordimiento de que fuera al claustro desesperada y herida de
+muerte. Deseaba verla profesar, pero alegre, lozana, llena de vida; no
+apareciendo como una vctima, sino con el deleite, el gozo y la
+satisfaccin de una esposa que vuela los brazos de su gallardo y feliz
+prometido.
+
+ fin de lograr que las cosas fueran as, Doa Blanca puso un lado su
+constante severidad; empez tratar Clara hasta con mimo, y anhelante
+de que recobrase la alegra y la salud, rompi el entredicho; abri las
+puertas de su casa para Luca, y consinti en que Clara volviese salir
+con ella de paseo, aun pesar del Comendador.
+
+Doa Blanca, no obstante, antes de dar este permiso, prepar su hija
+contra D. Fadrique, pintndosele como un monstruo de impiedad y de
+infamia, y recomendndole mucho que hablase con l lo menos posible.
+
+Doa Blanca, entre tanto, se propuso seguir encastillada en su casern,
+sin ver nadie ms que al P. Jacinto, y Luca, si acaso.
+
+
+
+
+XXI
+
+El destino de D. Casimiro es el ms extrao y caprichoso entre los de
+cuantos personajes figuran en esta historia. En el tejido de su vida
+haba puesto l un orden envidiable y gastado poqusimo. As es que, por
+ms que D. Casimiro distase mucho de ser un guila en nada, haba
+atinado darse tan buena traza con economa y juicio, que era un seor
+acaudalado para lo que entonces se usaba en Villabermeja. Esto se lo
+deba s mismo, y de ello poda estar con razn y estaba orgulloso. Lo
+que debi la casualidad, un conjunto de hechos para l
+inexplicables, fu el momentneo encumbramiento novio de su linda y
+rica sobrina la seorita Doa Clara.
+
+Con cincuenta y seis aos de edad, no pocos padecimientos y la facha que
+ya hemos descrito, don Casimiro mismo, pesar de su amor propio, que no
+era flojo, haba hallado, all en el centro de su conciencia, un si es
+no es inverosmil que le quisiesen casar con aquel pimpollo. El amor
+propio, no obstante, es ingeniossimo, estando casi siempre su ingenio
+en razn inversa del ingenio de las personas; por donde D. Casimiro
+imagin pronto que en su alma haba de haber tan escondidos tesoros de
+bondad y de belleza, y que en sus modales y porte haban de transcender
+tal distincin hidalga y tal elegancia ingnita, que, descubierto todo
+por los ojos zahores de Doa Blanca, bast y sobr para que ella
+ansiase tener D. Casimiro por yerno. Don Casimiro, pues, desde que
+empez ser novio de Clara, se puso ms orondo y satisfecho que antes.
+
+Terrible fu el desengao cuando Doa Blanca le despidi. El enojo
+interior de D. Casimiro no fu menos terrible; pero l era encogido y
+muy torpe para expresarse; Doa Blanca hablaba bien y con autoridad
+imperio, y el Sr. D. Casimiro se trag su enojo, y recibi los
+pasaportes, hecho manso cordero.
+
+Como sucede todas las personas dbiles y soberbias la par, la ira de
+D. Casimiro se fu aglomerando despus y poco poco en el corazn,
+cuando se detuvo considerar el chasco que se le daba y el desaire
+grandsimo que se le haca.
+
+Cierto que el rival por quien Clara le dejaba era Dios mismo; pero D.
+Casimiro no se aplacaba con esto.
+
+--Si querr ser monja --deca,-- para no casarse conmigo? Valiera ms
+haberlo pensado con tiempo y no ponerme en ridculo ahora. Sin duda que
+para m es menos cruel que me deje por tan santo motivo que no que me
+deje para casarse con otro mortal. Yo no hubiera consentido esto ltimo.
+Nos hubieran odo los sordos. Yo hubiera tenido un lance con mi rival.
+Pero contra Dios qu he de hacer?
+
+Don Casimiro se consolaba algo con la imposibilidad de tener un lance
+con Dios, y hasta con la obligacin piadosa en que se vea de
+resignarse.
+
+Su encono contra Doa Blanca y contra Clarita no se mitigaba, pesar de
+todo. No haba quedado perro ni gato, en diez leguas la redonda,
+quien D. Casimiro no hubiera dado parte de su ventura. Ahora, su cada y
+su desventura deban de ser iban siendo no menos sonadas, y, por
+desgracia, harto ms aplaudidas.
+
+La vanidad del hidalgo bermejino reciba desaforados golpes. Pero cmo
+vengarse?
+
+--La venganza es el placer de los dioses --exclamaba sus solas el
+dichoso hidalgo;-- pero decididamente yo no soy un dios. Qu me
+conviene hacer? Es refrn frailuno, y muy discreto, que _la injuria que
+no ha de ser bien vengada ha de ser bien disimulada_. Disimulemos pues.
+Tambin hay otro refrn que reza: _Cachaza y mala intencin_. Sigamos lo
+que prescriben dichos refranes. Lo primero que me importa es dejar ver
+que no me afligen los desdenes de Clarita. Si ella no me quiere, otra
+que vale tanto como ella, ms que ella, estoy seguro de que me querr.
+Voy volver pretender Nicolasa. No es rica, pero es mejor moza que
+Clarita.
+
+Sin desistir, por consiguiente, de vengarse si se presentaba ocasin
+cmoda para ello, D. Casimiro resolvi enamorar estrepitosamente
+Nicolasa, esperando que as dara picn la futura carmelita,
+probara al menos que tena por amiga una mujer de mucho mrito.
+
+Nicolasa, en efecto, lo era. Hija del to Gorico y de su primera mujer,
+alcanzaba fama en casi toda la provincia por su singular hermosura,
+discrecin y rumbo. Caballeros, ricos hacendados y hasta usas seores
+de ttulo, menos comunes entonces que ahora, haban suspirado en balde
+por Nicolasa, la cual, con modesta dignidad, haba respondido siempre en
+prosa aquello que dice en verso cierta dama de una antigua comedia nada
+menos que al Rey:
+
+Para vuestra dama, mucho;
+Para vuestra esposa, poco.
+
+Nicolasa excitaba y provocaba con sus risas, con sus ojeadas lnguidas y
+con su libertad y desenvoltura. Los hombres se prendaban de ella, la
+perseguan y se llenaban de esperanzas; pero, no bien queran
+propasarse para que se lograsen, Nicolasa se revesta de gravedad y
+entono, propios de la mejor herona de Caldern, hablaba de la
+inestimable joya de su castidad y limpsima honra, y pona raya todo
+atrevimiento, todo desmn y todo propsito amoroso algo positivo que no
+llevasen por delante al padre cura.
+
+Nicolasa haba heredado de su madre ciertas prendas que valen ms que
+los bienes de fortuna, porque los conservan, si los hay, y suelen
+proporcionarlos, si no los hay. Tena don de mando y don de gentes,
+extraordinaria energa de voluntad y perseverancia en sus planes. Se
+haba propuesto ser una seorona principal quedarse para vestir
+imgenes, y, sirvindole esto de pauta, ajustaba ella todos los actos
+de su vida.
+
+Aunque el to Gorico haba contrado segundas nupcias, y Nicolasa tuvo
+madrastra en vez de madre casi desde la infancia, lejos de contribuir
+esto que se criase con menos mimo, haba ocasionado lo contrario. La
+madre de Nicolasa haba sido tremenda, dominante, feroz: una Doa Blanca
+ lo rstico; mientras que Juana, la segunda mujer del to Gorico, era
+la propia dulzura, sometida siempre su marido, quien su vez no haca
+ms que lo que Nicolasa se le ocurra. Nicolasa lo poda y mandaba
+todo en casa de su padre, menos impedir que el to Gorico dejase de
+beber bebida blanca.
+
+Los preliminares amorosos de Nicolasa, que estaba entre los veinte y
+los treinta aos de su edad, haban sido ya innumerables. Todos sus
+amores haban muerto al nacer. los pretendientes encopetados los haba
+Nicolasa despedido, apelando al cura. los pretendientes de su clase
+los haba desdeado cuando ya llegaban lo serio y hablaban del cura
+ellos mismos.
+
+Nicolasa, no obstante, como todas las mujeres fras, pensadoras y
+traviesas, haba sabido retener en sus redes, en este crepsculo de
+amor, que califican de platnico, varios suspiradores perpetuos, de
+los que llaman en Italia _patitos_. Uno, sobre todo, pudiera servir de
+ejemplo portentoso por su pertinacia, resignacin y fervor en las
+incesantes adoraciones. Tal era el hijo del maestro herrador, Tomasuelo.
+
+Desde los diez y siete hasta los veinticinco aos que ya tena, estaba
+como en cautiverio agridulce. Jams Nicolasa le dijo que le amaba de
+amor, y jams le quit la esperanza de que tal vez un da podra amarle.
+En cambio, le declaraba de continuo que le amaba ms de amistad que
+ningn otro ser humano; y cuando le declaraba esto, se le vea al chico
+hasta la ltima muela, senta una beatitud soberana, y daba por bien
+empleados sus, para otras cosas, intiles y perennes suspiros.
+
+Y no se crea que Tomasuelo era canijo, run y tonto. Tomasuelo era
+listo, despejado y fuerte: el mozo ms guapo del lugar; pero Nicolasa le
+haba hechizado. Con un rayo de luz de sus ojos poda darle una dosis de
+aparente bienaventuranza que le durase una semana. Con una palabra sola
+poda hacerle llorar como si fuese un nio de cuatro aos.
+
+Las cadenas en que Tomasuelo gema y gozaba la vez de verse cautivo,
+estaban suavizadas para el mozo, y en cierto modo justificadas para el
+pblico, con notable habilidad y profundo instinto. Tomasuelo poda
+entrar cuando se le antojase en casa del to Gorico, ver Nicolasa,
+requebrarla, mirarla con amor, acompaarla cuando sala; en suma,
+servirla y cuidarla, sin que nadie fuese osado censurar lo ms mnimo.
+Aunque entre Nicolasa y el hijo del herrador no haba el ms remoto
+grado de parentesco, Nicolasa haba preconizado Tomasuelo por su
+hermano. Dios naturalmente no le haba dado objeto en quien poner amor
+fraternal; pero ella, que senta con viveza y hondura este amor, se
+proporcion Tomasuelo para consagrrsele. Con frases sencillas y con
+nimo imperturbable, Nicolasa explicaba de esta manera sus extraas
+relaciones con Tomasuelo; y como Tomasuelo haca gala de su adoracin
+espiritual y se lamentaba resignado de no ser querido de otra suerte,
+todos en el lugar, lejos de censurar, se maravillaban de aquel pursimo
+y anglico lazo que estrechaba as dos almas.
+
+Cuanto pretendiente se acercaba Nicolasa era respetado por Tomasuelo,
+quien no le pona el menor estorbo, durante los preliminares y
+coqueteos; pero si ms tarde se extralimitaba y dejaba ver que vena con
+mal fin, ya poda temer el enojo y las pesadas manos de aquel hermano
+adoptivo, celoso de la honra de su familia. Asimismo Tomasuelo se pona
+zahareo y poco agradable en su trato con todo aquel rival que por
+cualquier causa era despedido definitivamente y segua importunando.
+
+Don Casimiro haba estado, antes del noviazgo con Clara, en un largo
+perodo de coqueteo con Nicolasa, la cual, con exquisita circunspeccin,
+haba sabido ir templando y moderando la mquina de los efectos, fin
+de no precipitar al hidalgo en declaraciones y demostraciones tales, que
+no tuviesen ya ms salida que la de ponerle en la disyuntiva de prometer
+boda de abandonar la empresa. Gracias esta conducta, que pasa de
+hbil y raya en primorosa, D. Casimiro no haba sido despedido; sus
+amores con Nicolasa haban sido como aurora, como amanecer potico de un
+da, que no lleg por haberse interpuesto el compromiso con Clarita.
+Roto ya este compromiso, don Casimiro pudo volver, previo el perdn de
+su inconsecuencia, pedido con humildad y concedido magnnimamente, al
+mismo punto en que lo haba dejado: al amanecer, la aurora.
+
+Las cosas estaban dispuestas con tal arte, que en lugar de escamarse un
+pretendiente con Tomasuelo, lo primero que tena que hacer era como
+impetrar el beneplcito de aquel espiritual hermano, tan celoso,
+vigilante interesado en el bien de su hermanita. D. Casimiro obtuvo la
+confianza y venia de Tomasuelo, y lo consider buena seal.
+
+Abandonada la ciudad, y vuelto D. Casimiro reales de Villabermeja, se
+puso galantear Nicolasa con la imprudencia y el mpetu del
+despechado. Ella era harto discreta para no conocer que entonces
+nunca: que la fortuna le presentaba el copete y que importaba asirle. D.
+Casimiro buscaba en Nicolasa refugio y compensacin contra el desdn de
+Clarita. D. Casimiro estaba en su poder.
+
+Nicolasa provoc la declaracin seria y definitiva. Hecha sta, plante
+los dos trminos del fatal dilema: promesa formal de casamiento,
+despedida y nuevas calabazas ruidosas. D. Casimiro no pudo resistir y
+prometi casarse.
+
+Espantoso da de prueba fu aquel en que supo este triunfo el platnico
+Tomasuelo. Hasta entonces no haba tenido rival que fuese ms dichoso
+que l. Ya le tena. La amargura de los celos le acibar el corazn;
+las lgrimas brotaron en abundancia de sus ojos.
+
+Cuando vi solas Nicolasa, con los ojos encarnados de llorar y con
+voz trmula le dijo:
+
+--Conque cedes al amor de D. Casimiro? Conque vas casarte? Conque
+me matas?
+
+--Calla, tontito mo, contest ella.-- qu vienen esas quejas? Te he
+engaado yo jams?
+
+--No; no me has engaado.
+
+--Queras que dejase pasar tan buena proporcin de ser seora principal
+y millonada? Tan mal me quieres, egosta?
+
+--No porque te quiero mal, sino porque te quiero manta, lo siento y lo
+lloro.
+
+Y Tomasuelo lloraba en efecto.
+
+--Anda, no llores, majadero. Si vieses qu feo te pones! Quin ha
+visto llorar un hombrn como un castillo?
+
+--Pero si no puedo remediarlo!
+
+--S puedes; haz un esfuerzo, ten valor y sosigate. Ten en cuenta que,
+de aqu adelante, no slo hallars en m una hermana, sino una
+madrina y una protectora muy pudiente.
+
+--Y m qu se me da todo eso? Nada. Lo que yo codiciaba era tu
+cario.
+
+--Y no lo tienes como antes, ingrato? Pues qu, los buenos hermanitos
+dejan de amarse aunque se case uno de ellos?
+
+--No seas tramayona, no me aturrulles. Ya sabes t que la ley que yo te
+tengo no puede sufrir...
+
+--Vamos, vamos; djate de nieras. Quin crees t que ocupa y llena el
+lugar ms bonito, principal y escondido de mi corazn? T. Mi alma es
+tuya. Te la d toda con el amor que en ella se cra; con afecto de
+hermana. Qu sombra puede hacerte que sea yo la mujer legtima de D.
+Casimiro? Por eso hemos de dejar de querernos como hasta aqu, ms que
+hasta aqu? Nos querremos cuanto t quieras y cuanto sea posible
+quererse, sin ofender Dios. Supongo que t no querrs ofender Dios?
+Contesta.
+
+--No, mujer; cmo he de querer yo ofender Dios? Pues qu, no soy
+buen cristiano?
+
+--Lo eres. Es una de las partes que ms aprecio en t. Por eso confo en
+que pienses que voy ser esposa de otro y no desees nada. Slo el deseo
+es ya pecado. Acurdate de los mandamientos.
+
+--Oye, y est en mi poder no desear?
+
+--S. Cllate; no digas nada nadie, ni t mismo, cuando desees, y el
+silencio matar el deseo.
+
+--Me matar m antes.
+
+Tomasuelo llor ms fuerte que nunca. Las lgrimas caan modo de
+lluvia, acompaadas por tempestad de sollozos.
+
+--Por vida de los hombres endebles! --exclam Nicolasa.-- Qu locura
+es sta? Clmate, por Dios y ten pecho ancho.
+
+Nicolasa, con suma blandura, enjug las lgrimas del mozo con el propio
+pauelo de ella; luego le di tres cuatro palmaditas en el grueso y
+robusto cogote; luego le hizo unas cuantas muecas como remedando la
+desconsolada cara que pona, y, por ltimo, le peg un afectuoso y
+archi-familiar tirn de las narices.
+
+Tomasuelo no supo resistir tanto favor y regalo. Como rayos de sol
+entre nubes, la alegra y la satisfaccin aparecieron en sus ojos
+travs de las lgrimas. La boca de Tomasuelo se abri, enseando la
+blanca, completa y sana dentadura. No pudo sonrer, porque se qued
+boquiabierto y como traspuesto.
+
+Nicolasa entonces repiti los cogotazos; aadi al tirn de las narices
+unos cuantos tirones de las orejas, y Tomasuelo pens que se le llevaban
+al paraso y que era el ms feliz de los mortales.
+
+En esta situacin de nimo convino en que Nicolasa deba casarse con D.
+Casimiro; en que l deba seguir siendo su hermano, sin pensar, sin
+decir al menos que pensaba en otra cosa; y concibi con claridad, ms
+que por el discurso y las razones, por los blandos cogotazos y por los
+tirones de orejas, toda la suavidad, hechizo, consistencia y deleite del
+amor espiritual que Nicolasa le ligaba.
+
+As venci Nicolasa los obstculos todos y asegur su proyectada boda
+con D. Casimiro.
+
+La fama difundi al punto la noticia por toda Villabermeja; salv luego
+su trmino y la llev la ciudad, y los odos del Comendador, de su
+familia y de los seores de Sols.
+
+El Comendador haba sido visitado por D. Casimiro y le haba pagado la
+visita. No se haban hallado en casa y no se haban visto. La frialdad
+de sus relaciones no haca necesario ms frecuente trato.
+
+No bien supo el Comendador el resuelto proyecto de boda entre D.
+Casimiro y Nicolasa, fu Villabermeja; visit la chacha Ramoncica y
+tuvo una larga conferencia con ella, de cuyo objeto se enterar ms
+tarde el curioso lector. Despus de esto se volvi la ciudad D.
+Fadrique.
+
+
+
+
+XXII
+
+Clara haba vuelto salir de paseo con Luca y acompaada del
+Comendador y de Doa Antonia; pero Clara estaba cambiada.
+
+Su palidez y su debilidad eran para inspirar serios temores. Su
+distraccin continua asustaba tambin al Comendador. Cuando ste le
+diriga la palabra, Clara se estremeca como si la sacasen de un sueo,
+como si cortasen el vuelo remontado de su espritu y le hiciesen caer de
+pronto del cielo la tierra, modo de pajarillo herido por el plomo
+all en lo sumo del aire.
+
+ pesar de la benignidad y dulce condicin de Clara, D. Fadrique
+adverta con pena que aquella linda criatura esquivaba su conversacin;
+casi no le responda sino con monoslabos, y hasta procuraba que l no
+le hablase.
+
+Con Luca era Clara ms expansiva, y Luca segua sindolo siempre con
+el Comendador. Por medio, pues, de Luca penetraba an el Comendador en
+el espritu de aquel ser querido y comunicaba algo con l.
+
+Las nuevas que Luca le daba eran en substancia siempre las mismas, si
+bien ms inquietantes cada vez.
+
+--No lo comprendo, to --deca Luca,-- pero veces me doy cavilar
+que Clara le han dado un bebedizo. Tiene unos terrores tan
+inmotivados! Siente unos remordimientos tan fuera de razn!... No s
+qu sea ello. Doa Blanca le ha puesto tan feroces escrpulos en el
+alma, le ha hecho recelar tanto de su apasionada natural condicin...
+que la infeliz se cree un monstruo, y es un ngel. Tal vez imagina que
+la persiguen las furias del infierno, los enemigos del alma, una legin
+entera de diablos, y entonces no se considera en salvo sino acogindose
+al pie del altar. Es menester que avisemos D. Carlos que venga pronto,
+ ver si liberta Clara de este gnero de locura.
+
+El Comendador y Luca escribieron con la misma fecha D. Carlos de
+Atienza, participndole la novedad de la despedida de D. Casimiro, de la
+resolucin de Clara de retirarse un convento y del estado poco
+satisfactorio de su salud. Don Carlos parti desatentado de Sevilla, y
+estuvo en la ciudad poco.
+
+Con el mismo recato y disimulo de siempre Don Carlos volvi ver
+Clara en los paseos que sta daba con Luca; pero la delicada salud de
+Clara le llen de desconsuelo. Y ms an, si cabe, le atorment y
+afligi el ver Clara esquiva, tmida como nunca, apartndose de l y
+no queriendo apenas hablarle, aunque mirndole veces con involuntarias
+amorosas miradas, que se conoca que ella dejaba escapar su despecho,
+y con las cuales, ms que amor, reclamaba piedad, conmiseracin y hasta
+perdn por su inconsecuencia de dejarle, de haber alentado sus
+esperanzas, y de matarlas ahora entrando en el claustro.
+
+La desesperacin de D. Carlos de Atienza lleg su colmo. Con no poca
+amargura echaba la culpa de todo al Comendador.
+
+--Para esto --deca-- me oblig V. que me ausentase. En esto han
+parado las promesas de arreglarlo todo en menos de un mes: en que Clara
+se me est muriendo, y en que adems haya dejado de amarme y quiera ser
+monja; en que acabe por tomar el velo... y luego la mortaja. Pero yo me
+morir tambin. Yo no quiero sobrevivir. Me matar si no me muero.
+
+El Comendador no saba qu responder tales quejas. Procuraba consolar
+ D. Carlos, que le juzgaba indiferente y extrao; que ignoraba que l
+tena mayor necesidad de consuelo.
+
+Iba D. Fadrique buscarle en el P. Jacinto. Iba asimismo buscar en l
+alguna luz sobre aquel misterio; pero caso extrao! el P. Jacinto, todo
+franqueza y jovialidad antes, se haba vuelto muy grave, muy misterioso
+y muy callado.
+
+Don Fadrique entreva, no obstante, que el padre Jacinto aprobaba la
+resolucin de Clara de ser monja. Esto le pona fuera de s, y veces
+estaba punto de romper con el P. Jacinto y de mirarle como amigo
+desleal como fantico sin entraas.
+
+Con todo, en medio de sus tribulaciones el Comendador se reportaba y no
+perda la calma. Haba tomado sus medidas. Su conducta estaba prescrita
+y determinada con firmeza, y aguardaba sereno el resultado.
+
+Este no tard mucho en venir.
+
+Era muy de maana cuando trajo un criado desde Villabermeja una carta
+para D. Fadrique. Don Fadrique la ley rpidamente, estando en la cama
+an. Se levant escape, se visti y se fu al convento de Santo
+Domingo en busca de su maestro.
+
+El padre acababa de levantarse y recibi Don Fadrique en su celda.
+Sentados ambos, como en la otra celda de Villabermeja, hablaron de este
+modo.
+
+
+
+
+XXIII
+
+--Padre Jacinto --dijo el Comendador con aire de jubiloso triunfo--,
+Clara es libre ya. No es menester que se case con D. Casimiro ni que sea
+monja.
+
+--Cmo es eso, hijo mo?
+
+--He dado por ella una suma igual todo el caudal de D. Valentn.
+
+-- quin?
+
+-- D. Casimiro.
+
+--Y con qu razn? Con qu pretexto ha podido aceptarla?
+
+--La ha aceptado con una razn que promete callar; por un motivo
+secreto.
+
+--Vlgame Dios, hijo mo! Qu delirio! Qu sacrificio intil: Y
+dime... ese motivo secreto... Confiar as D. Casimiro la honra de una
+familia ilustre!...
+
+--Yo no le he confiado nada.
+
+--Pues de qu medio te has valido?
+
+--De una mentira; pero mentira indispensable y con la cual nadie pierde.
+
+--Puedo saber esa mentira?
+
+--Todo lo va V. saber.
+
+El padre prest la mayor atencin. Don Fadrique prosigui diciendo:
+
+--De sobra sabe V. que Paca, la primera mujer del to Gorico, fu una
+mala pcora.
+
+--Es evidente. Dios la haya perdonado.
+
+--La buena reputacin de Paca no tiene nada que perder.
+
+--Absolutamente nada.
+
+--Pues bien. Hay la feliz coincidencia de que Nicolasa naci pocos meses
+despus de mi ida de Villabermeja, cuando estuve all de vuelta de la
+Habana.
+
+--Y qu?
+
+--He hecho creer primero la chacha Ramoncica, con el mayor sigilo, que
+Nicolasa es hija ma. Le he dicho que un deber imperioso de conciencia
+me obliga dotarla, ahora, que ella se va casar. La chacha entiende
+poco de nmeros. Se ha espantado, no obstante, de la enorme cantidad que
+yo quera dar por dote; pero la he echado de esplndido y me he supuesto
+ms rico de lo que soy. las observaciones que la chacha me ha hecho,
+he respondido que mi resolucin era irrevocable. He persuadido, por
+ltimo, la chacha de que no conviene que Nicolasa sepa los lazos que
+ella me unen, y que es ms delicado y honesto que lo sepa slo el
+sujeto que va ser su marido. He logrado, pues, que la chacha se
+encargue de persuadir D. Casimiro que tome lo que libre, aunque
+misteriosamente, quiero dar y doy su futura. No creo que la chacha
+haya tenido que hacer grandes gastos de elocuencia para convencer D.
+Casimiro de que debe aceptar. Don Casimiro me ha escrito esta carta,
+donde me dice que acepta, me colma de elogios por mi generosidad, y me
+promete callar el motivo de la donacin que le hago, y la misma
+donacin, hasta donde sea posible.
+
+El P. Jacinto ley la carta que le entreg D. Fadrique. Luego sac ste
+del bolsillo un paquete de papeles. Le puso sobre la mesa y dijo:
+
+--Aqu estn los papeles todos que se requieren para formalizar la
+donacin, la cual deseo que se lleve feliz trmino por medio de V.
+ste es el poder ms amplio, otorgado ante un escribano de esta ciudad,
+para que V. disponga, venda, enajene y haga lo que convenga con todo
+cuanto me pertenece. stas son las cartas los banqueros que tienen
+fondos mos, ponindolos todos la orden de V. sta, por ltimo, es la
+lista, inventario, cuenta como quiera llamarse, de lo que en poder de
+dichos banqueros tengo hasta ahora; y esta otra es la cuenta de lo que
+valen los bienes de D. Valentn, justipreciados por peritos. Escasamente
+llegar lo mo cubrir el importe de lo que disfruta dicho seor; pero
+V. sabe que poseo algunas finquillas, y, si fuere menester, suplir la
+falta. Querido maestro, V. va ser ejecutor fiel y pronto de mi
+decidida voluntad, de la cual pretendo que d V. noticia y testimonio
+Doa Blanca, exigindole en cambio de mi parte la libertad de mi hija. Y
+digo exigindole la libertad de mi hija, porque si no le da libertad, si
+no procura quitarle de la cabeza tanto insano delirio, si no determina
+curarla de la mortal enfermedad de alma y de cuerpo, que su orgullo, su
+fanatismo y sus remordimientos, mil veces ms odiosos que el pecado, han
+hecho nacer, yo me he de vengar, dando el ms insolente escndalo que se
+ha dado jams en el mundo. Espero que aceptar V. gustoso mi encargo.
+
+--Le acepto, --respondi el padre;-- mas no sin condiciones. Yo no he de
+ser el instrumento de tu runa, si tu runa es intil.
+
+--Y por qu intil?
+
+--Porque Clara, mi ver, no desistir ya de tomar el velo.
+
+--Cmo que no desistir? Sobre Clara pesa el yugo frreo de su madre.
+Quitmosle ese yugo, y Clara volver vivir, y volver amar su
+gallardo estudiante, y se casar con l, y ser dichosa.
+
+--Lo dudo.
+
+--Yo no lo dudo. Lo que no me explico es cmo se ha vuelto V. tan
+ttrico.
+
+--Me parece que es ya tarde, --dijo el P. Jacinto, suspirando.
+
+--Voto al mismo Satans --replic D. Fadrique:--no es tarde an, si la
+dicha es buena. Vaya usted hoy mismo ver Doa Blanca. Infrmela de
+todo. Convnzala de que es libre Clara; de que los bienes que de D.
+Valentn ha de heredar estn ya pagados. Sepa Doa Blanca que yo rescato
+misteriosamente nuestra hija. Sepa tambin que si no admite el
+rescate, romper todo freno; lo dir todo; ser capaz de una villana;
+la deshonrar en pblico; leer D. Valentn cartas que an de ella
+conservo; har doscientas mil barbaridades.
+
+--Vamos, hombre, modrate. En seguida ir hablar con Doa Blanca. Ella
+es madrugadora. Estar ya de punta y me recibir. Agurdame en tu casa,
+y all acudir referirte mi entrevista.
+
+--En casa aguardar V. Apresrese, padre, porque estoy devorado por la
+impaciencia.
+
+Dicho esto, el fraile y D. Fadrique se levantaron y salieron juntos de
+la celda la calle, por la cual caminaron en silencio, hasta que el uno
+entr en casa de su hermano y el otro en casa de Doa Blanca Roldn.
+
+Dando paseos por su estancia; despidiendo desabridamente la curiosa
+Luca, que asom la rubia cabeza la puerta, y pregunt, como de
+costumbre, qu haba de nuevo, y lleno todo de agitacin, esper D.
+Fadrique ms de hora y media.
+
+El fraile lleg al cabo; pero, antes de que abriese los labios, columbr
+D. Fadrique, en lo melanclico que vena, que era portador de malas
+nuevas.
+
+No bien entrado el fraile, cerr la puerta con llave el Comendador, para
+que nadie viniese interrumpirlos, y en voz baja dijo, mientras l y su
+maestro tomaban asiento:
+
+--Cuente V. lo que ha pasado. No me oculte nada.
+
+--Hablar en resumen, porque ha sido larga la discusin. Doa Blanca ha
+celebrado tu generosidad. Dice que no atina comprender cmo un impo
+es capaz de accin tan noble. Supone que es obra del orgullo; pero al
+fin la celebra. Mas no por eso te excita que consumes el sacrificio.
+Afirma que ser intil, y te ruega que no le hagas. Doa Blanca
+considera que su hija tiene hoy una verdadera vocacin; que Dios la
+llama ser su esposa; que Dios la quiere apartar de los peligros del
+mundo; que Dios quiere salvarla, y que ella no puede, sin gravsima
+culpa, retraer ahora su hija de tan santos propsitos.
+
+--Hipocresa! Refinamiento de maldad! --interrumpi D. Fadrique.-- Y
+V. no la ha amenazado con mi venganza? No le ha dicho V. que estoy
+determinado todo; que le arrancar la mscara; que se acordar de m;
+que la burla que de m hace no quedar sin afrentoso castigo?
+
+--Se lo he dicho todo; pero Doa Blanca ha contestado que, si bien te
+cree un hombre sin religin, todava te tiene por caballero, y que no
+teme de t esas villanas infames acciones con que en tu rabia la
+amenazas. Aade, no obstante, que, aun cuando se engaase, aun cuando t
+te olvidases de la honra y te vengases as, lo sufrira todo antes de
+disuadir su hija contra lo que la conciencia le dicta.
+
+--Esa mujer est loca, P. Jacinto. Esa mujer est loca, y creo que su
+locura es contagiosa; que Clara y V. los tiene ya enloquecidos, y
+que falta poco para que yo tambin lo est. Pero, lo juro por mi honor,
+por Dios, por lo ms sagrado: mi locura ser de muy diversa ndole.
+Soar con mi locura. Pues qu, imagina que soy yo un segundo D.
+Valentn? Piensa que me someter sus monstruosos caprichos? Entiende
+que soy necio y que voy creer lo que ella se le antoje hacerme
+creer? Clara tiene trastornada la cabeza, y por eso quiere ser monja de
+repente. Qu vocacin ha de tener, cuando me consta que estaba, que
+est an, enamorada de ese muchacho rondeo, con quien podra ser
+felicsima? Aqu hay algn misterio abominable. Algo se ha hecho para
+infundir el delirio en Clara y perturbar su natural despejo. Yo ni
+puedo, ni quiero, ni debo consentir extravagancias tan criminales. No
+comprende esa mujer de Satans que la educacin que ha dado su hija,
+que esos terrores que le ha infundido son como un veneno? Quiere saciar
+el odio que me tiene, asesinando su hija, porque tambin es mi hija?
+
+--Comendador, ten sangre fra; mira que te engaas. Mira que Clara no
+siente hoy la vocacin religiosa por causa de su madre.
+
+--Me importa poco que sea hoy ayer cuando su madre le ha dado la
+ponzoa. El corazn me dice que las rarezas, que los extravos de Clara
+provienen del tormento espiritual que le est dando su madre desde que
+la nia tiene uso de razn. Esto es menester que acabe. Si Clara, cuando
+est en completa tranquilidad y serenidad de espritu, sanos su cuerpo y
+su alma, persiste en ser monja, que lo sea: yo no me opondr. Mi
+sacrificio habr sido intil. No exhalar una queja. Que disfrute de
+todos mis bienes D. Casimiro. Pero mientras Clara est enferma, casi
+fuera de s, con una especie de fiebre continua, no he de sufrir que se
+tome ese estado febril por xtasis mstico, y esos ataques nerviosos por
+llamamientos del cielo. Es mi hija, voto quince mil demonios, y no
+quiero que me la maten. Ahora mismo voy ver Doa Blanca. Romper la
+consigna para entrar. Romper la cabeza quien quiera oponerse mi
+entrada. Si no la veo y la hablo, estallo como una bomba. No me detenga
+V., P. Jacinto. Djeme V. salir.
+
+El Comendador haba abierto la puerta, se haba puesto el sombrero, y
+forcejeaba por salir con el P. Jacinto, que procuraba detenerle.
+
+--Quien est desatinado eres t --deca el padre.-- dnde vas? No
+calculas el escndalo de lo que te propones hacer?
+
+--Djeme V., Padre. Yo no calculo nada.
+
+--Esto es una perdicin. Dios te ha dejado de su mano. Oye cuatro
+palabras con reposo y haz luego lo que quieras. Carezco de fuerzas para
+detenerte.
+
+El P. Jacinto cedi en su resistencia y el Comendador se par
+escucharle.
+
+--Quieres ver Doa Blanca, y la vers, pero con menos peligro de
+lances y de escndalo. Pasado maana va D. Valentn la casera con el
+aperador, vender unas tinajas de vino. Entonces podrs ver y hablar
+Doa Blanca. Para evitar mayores males, te llevar yo mismo. Yo
+entretendr Clara fin de que hables solas con Doa Blanca y le
+digas cuanto tienes que decirle. Ya ves lo que me allano. Ya ves lo
+que me comprometo. Vas sorprender desagradablemente Doa Blanca con
+tu inesperada visita. Vuestra conversacin va tener algo de un duelo
+muerte; mas prefiero intervenir en l, ser cmplice en el delito de
+vuestro espantoso dilogo, que sucedan cosas peores. Por las nimas
+benditas, Comendador, aguarda hasta pasado maana. Vendrs conmigo.
+Vers Doa Blanca. Por la amistad que me tienes, por la pasin y
+muerte de Cristo te suplico que te calmes para entonces, y trates de que
+sea lo menos cruel posible la entrevista que te voy procurar.
+
+El Comendador cedi todo, y agradeci al P. Jacinto los consejos que
+le daba y la proteccin que le ofreca.
+
+
+
+
+XXIV
+
+Con febril impaciencia aguard D. Fadrique el plazo que el padre le
+haba pedido.
+
+No hay plazo que no se cumpla, y dicho plazo se cumpli al cabo.
+Cumplironse tambin los pronsticos del Padre. D. Valentn sali aquel
+da muy de maana con el aperador para ir la casera, de donde no
+pensaba volver hasta la noche.
+
+El Comendador, que lo espiaba todo, se prepar para la entrevista
+prometida. El P. Jacinto no se hizo aguardar mucho tiempo y vino
+buscarle.
+
+Reconociendo que lo menos peligroso, lo menos ocasionado males, era
+que se viesen ambos cmplices, por si lograban entenderse y convenir en
+algo acerca de la hermosa Clarita, no quiso el padre hablar con Doa
+Blanca y proponerle una conferencia con el Comendador. Tena por seguro
+que se negara, y que, ya sobre aviso, le hara ms difcil, casi
+imposible, el hacer entrar al Comendador hasta donde ella estuviese.
+As, pues, se resolvi por la sorpresa. Saba las costumbres de la
+casa, saba las horas de todo, y todo lo dispuso con sencillez y
+habilidad.
+
+Antes de las diez de la maana, una hora despus del almuerzo, Clara se
+retiraba su cuarto y Doa Blanca se quedaba sola en la sala donde
+estaba de diario.
+
+El padre se puso en marcha en punto de las diez llevando al Comendador
+en pos de s. Entraron en el zagun, y el padre di dos aldabonazos.
+
+La voz de una criada grit desde arriba:
+
+--Quin es?
+
+--Ave Mara pursima. Gente de paz, --contest el padre.
+
+La moza, que reconoci la voz, tir del cordel desde un balcn del piso
+principal que daba al patio. Con este cordel se abra la puerta sin
+bajar la escalera.
+
+La puerta se abri, y entraron el Comendador y el fraile, sin que los
+viese nadie, ni la misma criada que les haba abierto, pues entre el
+patio, donde daba el balcn en que se hallaba la criada, y la puerta
+de la calle, haba otro zagun, del cual arrancaba la escalera principal
+ de los seores.
+
+No bien entr el P. Jacinto con su compaero, cerr de nuevo la puerta y
+dijo en alta voz:
+
+--Dios te guarde, muchacha.
+
+--Dios guarde su merced, --contest ella.
+
+Entonces el Comendador y su gua subieron rpidamente la escalera. Ya
+en la antesala, donde tampoco haba un alma, dijo el fraile D.
+Fadrique, sealndole una puerta:
+
+--All est Doa Blanca. Entra... hblale; pero ten juicio.
+
+Don Fadrique, con nimo decidido, con verdadero denuedo, se dirigi la
+puerta sealada, entr, y la volvi cerrar.
+
+No bien desapareci D. Fadrique, lleg la criada.
+
+--Hola! --dijo el P. Jacinto.-- Est Doa Blanca sola?
+
+--S, padre. No entra su merced verla?
+
+--No; ms tarde. Djala tranquila. No entres ahora, que estar ocupada
+en sus negocios. No la distraigamos. Est Clarita en su cuarto?
+
+--S, padre.
+
+--Ea, vete tus quehaceres, que yo voy ver Clarita.
+
+Y, en efecto, el P. Jacinto y la criada se fueron por su lado cada uno.
+
+Entre tanto, D. Fadrique se hallaba ya en presencia de Doa Blanca,
+sorprendida, pasmada, enojada de tan imprevisto atrevimiento. Sentada en
+un silln de brazos, haba levantado la cabeza al sonar el pestillo y la
+puerta que se abra, haba visto que la volva cerrar quien haba
+entrado, haba reconocido al punto al Comendador, y aun casi inmvil,
+silenciosa, le miraba de hito en hito, sospechaba si estara soando, y
+apenas si se atreva dar crdito sus ojos.
+
+El Comendador se adelant lentamente dos tres pasos.
+
+No salud de palabra; no pronunci una sola: no hallaba, sin duda,
+frmula de saludo que no disonase en aquella ocasin; pero con el gesto,
+con el ademn, con la expresin de toda su fisonoma, mostraba que era
+un caballero respetuoso, que peda humildemente perdn de la astucia y
+de la audacia que se haba visto obligado emplear para llegar hasta
+all. En su rostro se vean las disculpas que de palabra no daba. Si
+atropellaba respetos, lo haca con razn suficiente. par de estas
+cosas, se lea asimismo en el rostro varonil del Comendador la firme
+resolucin de no salir de all hasta que se le oyese.
+
+Doa Blanca se hizo al punto cargo de todo esto. Conoca tan bien
+aquel hombre, que no necesitaba veces oirle hablar para penetrar sus
+intenciones y sus sentimientos. Doa Blanca comprendi que lo menos malo
+era oirle; que no poda echarle, sin exponerse dar el mayor de los
+escndalos. No quiso, sin embargo, aparecer desde luego resignada. Se
+alz de su asiento, y antes de que el Comendador hablase, le dijo:
+
+--Vyase V., D. Fadrique, vyase V. Qu palabras, qu explicaciones
+pueden mediar entre nosotros, que no produzcan una tempestad, sobre todo
+si nos hablamos sin testigos? Para qu me busca V.? Para qu me
+provoca? No podemos hablarnos; apenas si podemos mirarnos sin herirnos
+de muerte. Es V. tan cruel, que desea matarme?
+
+--Seora --contest el Comendador:-- si no creyese que cumplo un deber
+imperioso viniendo hasta aqu, no hubiera venido. Cuando penetro
+furtivamente en esta sala, es porque tengo razones suficientes para
+ello.
+
+--Qu razones alega V. para venir turbar mi reposo?
+
+--El inters que me inspira un ser quien me une estrechsimo lazo.
+
+--Muy disimulado, muy oculto ha tenido V. ese inters durante diez y
+seis aos. No se ha acordado V. de ese ser hasta que por casualidad ha
+tropezado con l en su camino. Ha sido menester que salga V. de paseo
+con una sobrina suya, y que esta sobrina tenga una amiga, y que esta
+amiga vaya con ella, para que el amor paternal, que viva latente y ni
+siquiera sospechado all en las profundidades de su magnnimo corazn,
+se revele de pronto y d gallarda y briosa muestra de s. Si el acaso no
+nos hubiese trado vivir en la misma poblacin, si Clara no hubiese
+sido amiga de Luca, aunque en la misma poblacin vivisemos, su
+inters de V., su amor paternal, sus deberes imperiosos, confiselo V.,
+dormiran tranquilos en el fondo de esa envidiable y harto cmoda
+conciencia.
+
+--Justo es que me moteje V. No debo defenderme. Confieso mi culpa. Voy,
+con todo, tratar de explicarla y de atenuarla. Yo no poda sospechar
+que al lado de V., bajo el amparo de una madre cariosa, corriese mi
+hija ningn peligro, hallase motivo para ser desventurada.
+
+--Su desventura no proviene de m solamente. Su desventura proviene del
+pecado en que fu concebida, y del cual ni V. ni yo, que somos los
+pecadores, podemos salvarla ni redimirla.
+
+--Ella no es responsable: nadie es responsable de faltas que no comete.
+Esa transmisin es un absurdo. Es una blasfemia contra la soberana
+justicia y la bondad del Eterno.
+
+--No llevemos la conversacin por ese camino, Sr. D. Fadrique. Si V.
+le parece blasfemia lo que yo creo, impiedad y blasfemia me parece m
+cuanto V. dice y piensa. qu, pues, hablar conmigo de Dios? Deje V.
+Dios tranquilo, si por dicha cree en l, all su modo. La desventura
+de mi hija, llmela V. fatal, llmela como guste, procede de su
+nacimiento. Pues qu, no ha reconocido V. mismo esa desventura, al
+querer librar de ella mi hija, haciendo un gran sacrificio, que yo le
+agradezco, pero que juzgo ya intil?
+
+--Alguna verdad hay en lo que V. dice. Yo reconozco que Clara, sin
+culpa, estaba condenada por la suerte sacrificarse ser una
+usurpadora indigna.
+
+--Estamos de acuerdo, salvo que donde V. dice por la suerte, digo yo por
+el pecado, y no por el pecado de ella, sino por el pecado de otros. Esto
+es inicuo para V., que no acata los inescrutables designios de la
+Providencia. Esto es solo misterioso para m. Por eso es lo mejor no
+tocar tales cuestiones. Hablemos de aquello en que convenimos.
+Convenimos en que Clara estaba, sin culpa suya, condenada una pena.
+
+--Convenimos; pero convenga V. tambin en que yo la he libertado.
+
+--Si la ha libertado V., habr sido por una serie de casos fortuitos:
+porque vi V. Clara y la reconoci; porque Clara es bonita, ya que, si
+hubiera sido fea, no se hubiera V. entusiasmado tanto, ni la vanidad de
+padre hubiera provocado con mpetu el amor de padre, y porque, en suma,
+tiene usted bastante dinero que dar, y halla V. un hidalgo con bastante
+poca vergenza para tomarle sin motivo justificado.
+
+-- mi vez suplico yo tambin V. que no entremos en cuestiones
+intiles. Yo no he venido aqu discretear ni filosofar.
+
+--Yo no discreteo ni filsofo. Digo lo que es cierto. El pecado no fu
+un acaso; no fu algo independiente de nuestro libre albedro. El que
+usted haya encontrado Clara; el que ella sea bonita, por donde juzga
+V. que no debe casarse con D. Casimiro ni ser monja, y el que tenga V.
+ms de cuatro millones, no son cosas que de su voluntad de V. han
+dependido. Para V. son casuales, aunque por Dios estuviesen previstas y
+preparadas, como lo est cuanto ocurre en el universo.
+
+--Vamos, seora, no apure V. mi paciencia. Tan casual ser todo eso,
+como el haber yo encontrado V. en Lima, el que fuese V. bonita y el
+que yo no fuese un monstruo de feo. Lo que no fu casual, sino
+voluntario, fu la cada; pero tampoco es casual, sino voluntario, el
+rescate. Ser casual, no depender de mi voluntad el tener cuatro
+millones; pero es voluntario, es mi voluntad misma el darlos. Clara, no
+por casualidad, sino por un acto libre, est ya rescatada del
+cautiverio, al cual, segn V. juzga, y no sin razn, se hallaba sometida
+por otro acto, que no supongo que considere V. ms voluntario, ms
+reflexionado, ms meditado y ms deliberado con perfecta claridad en la
+conciencia.
+
+Hasta este punto el dilogo haba sido de pie. Doa Blanca ni se sentaba
+ni ofreca asiento al Comendador. ste, despus de un momento de pausa,
+porque Doa Blanca no respondi al punto su ltimo razonamiento, dijo
+con serenidad:
+
+--Mire V., seora: yo no quiero que disertemos ni que divaguemos.
+Tengo, no obstante, mucho que hablar; y para que la conferencia sea
+breve, importa proceder sin desorden. El desorden no se evita sino con
+la comodidad y el reposo. No le parece V., pues, que sera bueno que
+nos sentsemos?
+
+Doa Blanca sigui silenciosa, lanz una mirada al Comendador, entre
+iracunda y despreciativa, y se dej caer de nuevo en el silln, como
+aplanada. Entonces se sent el Comendador en una silla, y prosigui
+hablando.
+
+--Mi resolucin --dijo,-- es irrevocable. Sea por lo que sea: por un
+capricho, porque Clara es bonita, porque he tropezado con ella
+casualmente en mi camino, por lo que V. se le antoje, yo la he
+rescatado. Todo lo que herede ella por muerte de su marido de V. lo
+gozar ya, con aos de anticipacin, el que debiera heredarle, si Clara
+no viviese. Viva, pues, Clara. Vengo pedir V. su vida.
+
+-- lo que viene V. es insultarme. Mato yo acaso Clara?
+
+--Lejos de m el propsito de insultar V. Sin querer, podra V. acaso
+matar Clara, y esto es lo que vengo evitar. Para ello estoy resuelto
+ apelar todos los medios.
+
+--Me amenaza V.?
+
+--No amenazo. Declaro mi pensamiento sin rebozo.
+
+--Y qu me toca hacer, segn V., para evitar que Clara muera?
+
+--Disuadirla de que sea monja.
+
+--Eso es imposible. Yo no creo que entrar monja sea morir, sino seguir
+la mejor vida.
+
+--Ya he dicho que no discuto, ni trato de teologas con V. Concedo,
+pues, que la vida del claustro es la mejor vida; pero es cuando hay
+vocacin para seguirla; cuando no se va al claustro desesperada, casi
+loca, llena de desatinados terrores.
+
+--Vuelvo repetir V. que me deje, Sr. D. Fadrique. Para qu hablar?
+Nos atormentaremos y no nos entenderemos. Usted llama terrores
+desatinados al santo temor de Dios, desesperacin al menosprecio del
+mundo, y locura la humildad cristiana y al recelo de caer en tentacin
+y de faltar los deberes. Usted considera muerte la vida que en este
+mundo se asemeja ms al vivir de los ngeles. Cmo, pues, hemos de
+entendernos? Usted me honra ms de lo que merezco, pensando que me
+acusa, al suponer que yo he inspirado mi hija tales ideas y tales
+sentimientos.
+
+--Por amor del cielo, mi seora Doa Blanca, yo no s por quin conjurar
+ V., en nombre de quin suplicarle, que no involucre las cosas, que no
+me oiga con prevencin, que atienda al bien de su hija, y que no dude
+de que yo vengo aqu, la molesto con mi presencia y la mortifico con mis
+palabras, sin prevencin tambin, y slo por el deseo de ese bien
+impulsado. Cmo he de condenar yo el santo temor de Dios, el
+menosprecio del mundo, si es razonable, y la humildad cristiana, que nos
+lleva desconfiar de nuestra flaca y pecadora naturaleza? Lo que yo
+condeno es el delirio. Concedera que Clara tomase el velo aun cuando no
+le tomase despus de pensarlo reflexivamente; aun cuando lo tomase por
+un rapto fervoroso de devocin; pero lo que no concedo, lo que no
+consiento es que le tome en un arrebato de desesperacin. Sera un
+suicidio abominable y sacrilego.
+
+--Y de dnde infiere V. que Clara est desesperada? Quin se lo ha
+dicho V.? Qu motivos tiene ella para desesperarse?
+
+--Nadie me lo ha dicho. Basta mirar Clara para conocerlo. Usted misma
+lo conoce. No disimule V. que lo conoce. Si no temiese V. hasta por su
+vida corporal, no hubiera ya dejado que entrase en el convento? Al
+darle ahora la libertad que le da, no lo hace V. excitada por el deseo
+de que su salud se mejore? En cuanto los motivos de su desesperacin,
+concretamente yo los ignoro; pero los percibo de cierta manera confusa.
+Usted la ha hecho dudar de s ms de lo que debiera: sin prever un
+resultado tan funesto, ha infundido V. en su espritu que est
+predestinada pecar si no busca asilo al pie de los altares. En suma,
+V. la ha envenenado con tal desconfianza, que ella, al sentir los
+latidos de su corazn juvenil y la lozana de la vida en su verde
+primavera; al ver el fuego, si puro, ardiente de sus ojos; al oir la voz
+de la naturaleza, que la incita que ame; al soar acaso con lcitas
+venturas, logradas en este mundo al lado de un ser de su misma humana
+condicin, se ha figurado que era presa de impuras pasiones, se ha
+credo perseguida por los monstruos del infierno, y para no ser ella un
+monstruo, ha querido refugiarse en el santuario.
+
+--Demos que todo eso sea exacto --replic imperturbable Doa Blanca.--
+Demos que los hechos son los mismos para V. y para m. La diferencia
+subsistir siempre en la manera de apreciarlos. Si Clara se va al
+claustro, no ya por puro amor de Dios, sino por temor de ofenderle, por
+considerarse sobrado frgil para resistir las tempestades del mundo y
+por miedo de s misma y del infierno, Clara, mi ver, no desatina:
+Clara procede con recto juicio y consumada prudencia. Los motivos de su
+vocacin para la vida religiosa, si no son los ms elevados, son buenos.
+Lejos de m el tratar de disuadirla, aunque pudiese. fin de que goce
+Clara una efmera incierta dicha en la tierra, no he de oponerme yo
+que tome el camino que ms derechamente pueda llevarla al cielo. No por
+dar gusto V. he de aconsejar yo Clara, cuando la nave de su vida va
+ entrar ya en el puerto segursimo y abrigado, que vuelva la proa y que
+se engolfe en el pilago borrascoso, donde puede zozobrar y hundirse con
+eterno hundimiento.
+
+--S --interrumpi el Comendador, harto ya,--lo mejor es que se muera
+para que se salve.
+
+--Y cmo negarlo? --respondi fuera de s Doa Blanca.-- Ms vale morir
+que pecar. Si ha de vivir para ser pecadora, para su eterna condenacin,
+para su vergenza y su oprobio, que muera. Llvatela, Dios mo! As me
+hubiera muerto yo. Cunto ms me valiera no haber nacido!
+
+--Los mismos furores de siempre. Est V. como atormentada de un espritu
+maligno. Yo me lo saba. Yo tengo la culpa de todo. Yo hubiera debido
+robar mi hija de la casa de V., y criarla conmigo, y hacerla dichosa,
+y darle mi nombre.
+
+--Bendito sea Dios porque no ha sido as. Criada mi hija por un impo!
+Qu hubiera sido de ella? Debe de ser repugnante una mujer sin
+religin!
+
+-No s lo que ser una mujer sin religin, ni hubiera sido mi propsito
+que mi hija no la tuviera. Lo que s es que una mujer exaltada por el
+fanatismo religioso puede hacerse insufrible.
+
+--Qu feliz sera yo si tal hubiera aparecido los ojos de V. desde
+el principio! Cuntos males se hubieran evitado! Pero V. pensaba
+entonces de otra manera, y me persigui con constancia, me pretendi con
+terquedad, y no hubo medio de seduccin, ni mentira, ni engao, ni
+blandura de regaladas palabras, ni encarecimiento de amante que muere de
+amor, ni promesa de darme toda el alma, que V. no emplease para vencer
+mi honrado desvo. Lleg V. alucinarme hasta el extremo de anhelar yo
+perderme por salvar V. Aqul s que fu delirio! Pues no llegu
+soar con que, cayendo yo, iba ganar su alma de V. y sacarla de la
+impiedad en que estaba sumida? Pues no me desvanec hasta el punto de
+creer que, incurriendo con V. en el pecado, haba de levantarle y
+traerle luego conmigo en la purificacin y en la penitencia? De qu
+artificios no se vale el demonio para envolvernos en sus redes? Yo
+estaba ciega. Cre ver en V. un hombre extraviado que me enamoraba, que
+estaba prendado de m, quien por amor mo iba yo cautivar el alma,
+hacindola capaz de ms altos amores. No advert que ni siquiera era V.
+capaz del bajo y criminal amor de la tierra. Usted buscaba slo la
+satisfaccin de un capricho, un goce fcil, un triunfo de amor propio.
+V. crey que, una vez vencido mi desvo, que despus de un instante de
+pasin y de abandono, todo sera paz, todo lo olvidara yo por V., para
+que V. me hallase siempre sumisa, alegre, con la risa en los labios. V.
+imagin que yo iba matar en mi alma todo remordimiento, toda
+vergenza, toda idea del deber que haba faltado, todo temor de Dios,
+todo respeto mi honra, todo sentimiento amargo de su prdida, todo
+miedo las penas del infierno, todo aguijn en la conciencia. Se
+equivoc V., y por eso le parec insufrible. Era V. dueo de mi alma;
+pero, as como en tierra de valientes y generosos, que jams olvidan lo
+que deben su patria, slo posee el feroz conquistador la tierra que
+pisa, as V. no me posea sino cuando hasta de m misma me olvidaba.
+Cuando no, me alzaba yo contra V., trataba de limpiar mi culpa con la
+penitencia, y luchaba siempre por libertarme. Cunto, no obstante,
+hubiera debido enorgullecer V. cada una de sus victorias, aun siendo
+impo, si hubiera V. acertado comprender la grandeza sublime y
+tempestuosa de las grandes pasiones? Horribles eran aquellas frecuentes
+luchas; pero V., cuando triunfaba, triunfaba, no slo de m, sino de los
+ngeles que me asistan; de mi fe profunda; del cielo, quien yo
+invocaba; del principio del honor arraigado en mi alma, y de mi
+conciencia acusadora y severa contra m misma. V., que slo buscaba
+alegra y deleite, se fatig de luchar. As me libert del cautiverio
+infame. Alabado sea Dios, que lo dispuso. Alabado sea Dios, que ha
+castigado despus tan justamente mi culpa; pero, se lo confieso V.,
+el castigo que ms me ha dolido siempre, el que ms me duele todava, es
+el tener que despreciar al hombre que he amado. Ya lo sabe V. Usted me
+halla insufrible: yo le hallo V. despreciable. Vyase de aqu. Salga
+de aqu, har que le echen. Quiere V. delatarme? Quiere V.
+declararme culpada? Hgalo. No temo ya desventura ni humillacin, por
+grande que sea. Spalo V. de una vez para siempre: me alegro de que
+Clara entre en un convento. No ser tan vil, que por miedo de V. falte
+mi deber inculcndole lo contrario. Ahora, mrchese; salga de mi casa;
+djeme tranquila.
+
+Doa Blanca, puesta de pie otra vez, con ademn imperioso, sealando la
+puerta con la mano, expulsaba al Comendador. Qu haba de hacer, qu
+haba de contestar ste? Doa Blanca pareci frentica los ojos del
+Comendador, lleno de piedad y casi de susto. Temi ser cruel y mal
+caballero si responda. Guard silencio. Vi el asunto perdido, al menos
+por aquel lado, y no quiso prolongar ms el doble martirio.
+
+Don Fadrique inclin la cabeza y sali de la sala harto apesadumbrado.
+Apenas se vi en la antesala, baj la escalera, abri la puerta del
+zagun y se lanz la calle, respirando con delicia el ambiente, como
+quien se est ahogando y logra sacar la cabeza del agua en que se
+hallaba sumergido.
+
+
+
+
+XXV
+
+ pesar de su optimista y regocijada filosofa; pesar de su propensin
+natural reir y ver las cosas por el lado cmico, D. Fadrique estuvo
+todo aquel da meditabundo, callado, con una seriedad melanclica harto
+extraa en l.
+
+ la hora de comer apenas prob bocado; apenas si habl con su hermano,
+con su cuada y con su sobrina, los cuales, cada uno por su estilo, le
+agasajaban mucho.
+
+Don Jos era un seor excelente, que no haca ms que cuidar de su
+hacienda, jugar la malilla en la reunin de la botica y dar gusto
+Doa Antonia.
+
+Esta seora tena una pasta de las mejores: cuidaba de la casa con
+esmero, cosa y bordaba. Era buena cristiana, iba misa todos los das
+y rezaba el rosario con los criados todas las noches; pero en todo ello
+haba algo de maquinal, de frmula, costumbre rutina, sin que Doa
+Antonia se metiese en honduras religiosas. Slo sala algo de sus
+casillas y mostraba cierto entusiasmo apasionado en favor de la Virgen
+de Araceli, de Lucena (Doa Antonia era lucentina), prefirindola las
+otras Vrgenes y hallndola ms milagrosa.
+
+En cuanto director espiritual, Doa Antonia tena un capuchino
+fervoroso y elocuente, cuya fama eclipsaba entonces la del P. Jacinto,
+el cual, como ms tibio en el predicar y en el reprender, no haca
+tantas conversiones ni traa al redil tantas ovejas descarriadas como su
+cofrade barbudo.
+
+Luca tena por confesor al P. Jacinto, y se llevaba tan bien con su
+madre, que las nicas discusiones que haba entre ellas eran sobre los
+mritos de sus respectivos confesores. Por lo dems, como Doa Antonia
+no tena voluntad ni opinin, y de todo se le importaba lo mismo,
+francamente no era gran prueba de sumisin y deferencia en Luca el no
+discutir nunca con su madre, salvo sobre el capuchino, y alguna que otra
+vez, aunque raras, acerca de la Virgen de Araceli. Luca no era muy
+devota, y careciendo de otra Virgen predilecta, conceda pronto su
+madre la superior excelencia de la suya.
+
+La nica causa de disidencia era, pues, el P. Jacinto, en quien Luca
+hallaba superior entendimiento ilustracin; mas al cabo, como buena
+hija que era, y fin de contentar su madre, declaraba que el
+capuchino haba reunido un sinnmero de malos casados, que andaban
+campando por sus respetos y viviendo aparte engolfados en mil
+marimorenas, y haba logrado que no pocos pecadores y pecadoras dejasen
+las malas compaas y peores tratos, hiciesen vida ejemplar y
+penitente: de todo lo cual poda jactarse muchsimo menos el P. Jacinto;
+de donde infera Luca que el capuchino era mejor director espiritual de
+los extraviados, y el P. Jacinto mejor director de los que estaban en el
+buen sendero dentro del aprisco. El uno vala para vencer y reducir
+la obediencia los rebeldes; el otro para gobernar sabia y blandamente
+ los sumisos.
+
+Con esto se aquietaba Doa Antonia y viva en santa y dulce paz con su
+hija, quien haba enseado todas sus habilidades caseras, reconociendo
+la maestra, sin envidia y con jbilo, que casi siempre se le aventajaba
+ya la discpula. Luca bordaba con todo primor, en blanco, en seda y en
+oro; haca calados, pespuntes y vainicas como pocas, y en guisos y
+dulces nadie se le pona delante, que no saliera con la ceniza en la
+frente. Slo resplandeca an la superioridad de Doa Antonia en las
+faenas de la matanza. Era un prodigio de tino en el condimentar y
+sazonar la masa de los chorizos, morcillas, longanizas y salchichas; en
+adobar el lomo para conservarle frito todo el ao, y en dar su
+respectivo saborete, con la adecuada especiera, las asaduras, que ya
+compuestas llevan siempre el nombre de pajarillas, sin duda porque
+alegran las pajarillas de quien las come, y los riones, mollejas,
+hgado y bazo, que se preparan de diverso modo, con clavo, pimienta y
+otras especies ms finas, excluyendo el comino, el pimentn y el
+organo.
+
+El lector no ha de extraar que entremos en estos pormenores. Convena
+decirlos, y, distrados con la accin principal, no los habamos dicho.
+
+El nio mayorazgo, hijo de D. Jos y de Doa Antonia, haba ido, haca
+poco, al Colegio de guardias marinas de la isla, con buenas cartas de
+recomendacin de su seor to.
+
+Doa Antonia andaba siempre con las llaves de una parte otra, ya en la
+repostera, ya en la despensa, ya en la bodega del aceite, ya en la del
+vino, ya en la del vinagre.
+
+La casa tena todo esto, como casa de labrador, par que de seores,
+pues D. Jos, al trasladarse la ciudad, haba trado ella muchos de
+sus frutos para venderlos con ms estimacin y darles ms fcil salida.
+
+Don Jos, cuando no haca cuentas con el aperador, bien oa los
+caseros, que venan verle y informarle de todo desde las caseras,
+se largaba la botica, donde haba tertulia perpetua y juego por
+maana, tarde y noche.
+
+Resultaba, pues, que el Comendador, salvo las horas de las tres
+comidas, y un rato de noche, cuando haba tertulia, la cual no
+faltaba jams D. Carlos de Atienza, se hallaba en una grata y apacible
+soledad, no interrumpida sino por la rubia sobrina, la cual le buscaba
+siempre, preguntndole qu haba de nuevo respecto Clara.
+
+Don Jos y Doa Antonia, que estaban en Babia, nada saban de los
+disgustos y cuidados del Comendador. Luca los saba medias; distando
+infinito de presumir, pesar de sus hiptesis, que Clara estaba ligada
+ su to con vnculo tan natural.
+
+Los criados de la casa y el pblico todo seguan desorientados en punto
+ D. Carlos de Atienza. Vindole joven, elegante y lindo, que vena con
+frecuencia la casa, y que cuchicheaba siempre con Luca, supusieron
+con visos de fundamento que era su novio, y ya en la casa le apellidaban
+el novio de la seorita.
+
+Tal era la situacin de cada uno de los personajes secundarios de esta
+historia cuando el Comendador, despus de su entrevista con Doa Blanca,
+se hallaba tan desazonado.
+
+Durante la comida le colmaron de cuidados, creyndole indispuesto. Doa
+Antonia supuso que tendra jaqueca y le excit que fuese reposar. D.
+Jos, despus de decirle lo mismo, se larg la botica. Luca, con ms
+vivo inters, trat de informarse mil veces de la causa del disgusto de
+su to; pero no consigui nada.
+
+El Comendador, sus solas, no haca ms que pensar sobre su dilogo
+con Doa Blanca, y concebir los ms encontrados pensamientos, aunque
+siempre poco gratos.
+
+Ya se le figuraba que dicha seora tena un orgullo satnico, un genio
+infernal, y entonces se culpaba s mismo de no haberle robado la
+hija; de haberla dejado en su poder para que la enloqueciera y la
+hiciera desgraciada. Ya imaginaba, por el contrario, que, desde su punto
+de vista, Doa Blanca tena razn en todo.
+
+El Comendador entonces calificaba su persecucin en pos de Doa Blanca y
+su victoria ulterior (que en otro tiempo haba mirado como una ligereza
+perdonable, como una bizarra de la mocedad) de conducta inicua y
+malvada todas luces, aun juzgada por su criterio moral, lleno de
+laxitud en ciertas materias.
+
+--Por cierto que no merezco perdn --se deca D. Fadrique.-- La maldita
+vanidad me hizo ser un infame. Haba tantas mujeres guapas cuando yo
+era mozo, quienes cuesta tan poco otro tropiezo, una cada ms
+menos! Por qu, pues, no siendo arrastrado por una pasin vehemente,
+que ni siquiera tengo esta excusa, ir turbar la paz del alma de
+aquella austera seora? Tiene razn sobrada. Soy digno de que me
+aborrezca me desprecie. Lo nico que mitiga un tanto la enormidad de
+mi delito es la mala opinin que tena yo entonces de casi todas las
+mujeres. No me caba en la cabeza que ninguna pudiera (despus sobre
+todo) tomar tan por lo serio los remordimientos, la culpa... En fin, yo
+no prev lo que pas despus. Si lo hubiera previsto... me hubiera
+guardado bien de pretender Doa Blanca. Aunque no hubiera habido otra
+mujer en la tierra... su corazn hubiera quedado entero para D.
+Valentn, sin que yo se le robara. Pero nada... esta picara costumbre
+de reir de todo... de no ver sino el lado malo! Me gust... me
+enamor... eso s... yo estaba enamorado... y como cre que la
+gazmoera era sal y pimienta que hara ms picante y sabroso el logro
+de mi deseo, y que luego se disipara, insist, porfi, hice
+diabluras... s... hice diabluras: cre dentro de su conciencia un
+infierno espantoso; por un liviano y fugitivo deleite dej en su
+espritu un torcedor, una horrible mquina de tormento, que sin cesar le
+destroza el pecho, diez y siete aos hace. Como tengo este carcter tan
+jocoso!... Las caas se volvieron lanzas. La burla fu pesada. Pero
+Dios mo... si yo no poda sospecharlo! Aunque me lo hubieran asegurado
+mil y mil personas, no lo hubiera credo. Lo repito, no caba en mi
+cabeza. Yo no comprenda arrepentimiento tan feroz y tan persistente,
+simultneo casi con el pecado. Yo no haba medido toda la violencia de
+una pasin que, pesar del grito airado y fiero de la conciencia, que
+ despecho del sangriento azote con que el espritu la castiga, rompe
+todo freno y sale vencedora. Cuando exclamaba ella, casi rendida ya mi
+voluntad, cayendo entre mis brazos, doblndose quebrantada al toque de
+mis labios, recibiendo mis besos y mis caricias, cediendo un impulso
+irresistible, y no obstante luchando: "Dios mo, mtame antes que caiga
+de tu gracia! Prefiero morir pecar!;" cuando deca esto, que hoy ha
+repetido propsito de su hija, no me inspiraba compasin, no me
+apartaba de mi mal propsito; antes bien era espuela con que aguijoneaba
+mi desbocado apetito. Cun hermosa me pareca entonces, al pronunciar,
+con voz entrecortada por los sollozos, aquellas palabras, las cuales
+yo no prestaba sino un vago sentido potico, y en cuya verdad profunda
+yo no crea! Hasta la dulzura de su misma religin se maleaba y viciaba
+en mi mente, interpretada por mi concupiscencia, y quitaba mis ojos
+todo valor aquella desolacin suya, aquella angustia con que miraba
+y repugnaba la cada, sin hallar fuerzas para evitarla. Yo me atreva
+decidir que no era tan gran mal el que tena tan fcil remedio. Yo me
+converta en redentor del alma que cautivaba y en salvador del alma que
+perda, parodiando la sentencia divina y diciendo en mi interior:
+"Levntate: ests perdonada, por lo mucho que has amado." Ah, cielos!
+Por qu ocultrmelo? Proced con villana. Era yo tan bajo y tan vil,
+que no comprend nunca el vigor, la energa de la pasin que sin
+merecerlo haba excitado. Era yo como salvaje que, sin conocer un arma,
+la dispara y hiere de muerte. La grandeza y la omnipotencia del amor me
+eran tan desconocidas como la persistencia y el indmito podero de una
+conciencia recta, que acepta el deber y le cumple, jams se perdona si
+no le cumple. Ser que soy un miserable? Tendrn razn los frailes y
+los clrigos al sostener que no hay verdadera virtud sin religin
+verdadera?
+
+De esta suerte se atormentaba D. Fadrique en afanoso soliloquio, en que
+volva cien y cien veces repetirse lo mismo.
+
+El que no viniese el P. Jacinto hablar con l inspiraba al Comendador
+la mayor inquietud. Varias veces se asom al balcn de su cuarto, que
+daba la calle, ver si le vea salir de casa de Doa Blanca. Varias
+veces sali la calle y fu hasta el convento de Santo Domingo, aunque
+estaba lejos, preguntar si el P. Jacinto haba vuelto. El P. Jacinto
+no pareca en parte alguna.
+
+ la cada de la tarde, estando D. Fadrique en su estancia, oy pisadas
+de caballos que paraban cerca. Sali al balcn y vi apearse D.
+Valentn, que volva de la casera.
+
+Lleg la noche y no pareci el P. Jacinto.
+
+Don Fadrique echaba volar su imaginacin con vuelo siniestro. Haca
+las suposiciones ms extraas y dolorosas. --Qu habr sucedido?-- se
+preguntaba.
+
+ las ocho de la noche, por ltimo, el Comendador vi aparecer al P.
+Jacinto bajo el dintel de la puerta de su cuarto.
+
+Al verle, le di un vuelco el corazn. El padre traa la cara ms grave
+y melanclica que haba tenido en su vida.
+
+--Qu es esto? Qu pasa? --dijo el Comendador.--Dnde ha estado V.
+hasta ahora?
+
+--Dnde he de haber estado? En casa de Doa Blanca, donde hice mal y
+remal en introducirte traidoramente. Buena la has hecho! Qu demonios
+te aconsejaron cuando hablabas? Qu dijiste la infeliz? Vaya un
+berrinche que ha tomado! Est mala. Dios quiera que no se ponga peor!
+
+El Comendador se mostr consternado, se qued mudo. El fraile aadi:
+
+--Clarita es una santa. All la dejo cuidando su madre. No s para qu
+todas estas desazones. La chica est resuelta, firmemente resuelta. Todo
+es intil. Bien hubiera podido evitarse tu endemoniada conversacin con
+la madre. Tiempo es de evitar an que te arruines tontas y locas.
+
+El Comendador, recobrando el habla, respondi:
+
+--Lo hecho, hecho est. Yo no gusto de arrepentirme. Yo no deshago mis
+promesas. Yo no me vuelvo atrs nunca. Lo que promet D. Casimiro y l
+ha aceptado, tiene que cumplirse. Pero, qu enfermedad es esa de Doa
+Blanca? Sigue Clara poseda de su lgubre locura? Voto todos los
+demonios y condenados que hay en el infierno, que jams hubiera yo
+podido soar que iba ser vctima de tan enrevesados sentimentalismos.
+
+El Comendador se paseaba largos pasos por la estancia. El padre le
+miraba con pena y algo aturdido.
+
+En esto, Luca, que haba visto entrar al padre, asom la rubia y linda
+cabeza la puerta, que haba quedado entornada, y dijo con dulce
+ansiedad.
+
+--To, qu hay de nuevo?
+
+--Nada, nia. Por Dios, djanos en paz ahora que vamos tratar asuntos
+muy graves.
+
+Luca se retir, lastimada de inspirar tan poca confianza.
+
+
+
+
+XXVI
+
+Cuando el padre y el Comendador se quedaron solos de nuevo, cerr ste
+la puerta interrog al padre en voz baja sobre lo que haba odo
+Doa Blanca, sobre lo que haba hablado con Clarita; pero nada sac en
+limpio.
+
+El P. Jacinto pareca otro del que antes era. Mostrbase preocupado;
+buscaba evasivas para no contestar derechas: sus misterios y
+reticencias daban su interlocutor una confusa alarma.
+
+Al fin tuvo D. Fadrique que dejar partir al fraile, sin averiguar nada
+ms que lo que ya saba.
+
+Aquella noche no sali de su cuarto; no quiso ver nadie; pretext
+hallarse indispuesto, para encerrarse y aislarse.
+
+Se pasaron horas y horas, y aunque se tendi en la cama, no pudo dormir.
+Mil tristes ideas le atormentaban y desvelaban.
+
+Rendido de la fatiga, se entreg al sueo por un momento; pero tuvo
+visiones aterradoras.
+
+So que haba asesinado Doa Blanca, y so que haba asesinado su
+hija. Ambas le perdonaban con dulzura, despus de muertas; pero este
+perdn tan dulce le haca ms dao que las punzantes palabras que aquel
+da haba escuchado de boca de su antigua querida. sta y Clara se
+ofrecan su imaginacin con la palidez de la muerte, con los ojos
+fijos y vidriosos, pero como triunfantes y serenas, subiendo lentamente
+por el aire, hacia la regin del cielo, y entonando un antiguo himno
+religioso, que siempre haba atacado los nervios y contrariado los
+sentimientos harto gentlicos del Comendador por su fnebre ternura, por
+su identificacin del amor y de la muerte, y por su misantrpica
+exaltacin del ser del espritu por cima de todo deleite, contento,
+esperanza, consolacin bien posible en la tierra.
+
+Las mujeres, que iban subiendo al cielo, cantaban; y D. Fadrique oa,
+travs del ambiente tranquilo, los ltimos versos del himno, que decan:
+
+ _Mors piavit, mors sanavit
+ Insanatum animum_
+
+Con estos dos versos en la mente se despert D. Fadrique.
+
+Apenas se hubo vestido, oy que daban golpecitos la puerta.
+
+--Quin es? --pregunt?
+
+--Soy yo, to --dijo la dulce voz de Luca.-- Tengo que hablar con V.
+Puedo entrar?
+
+--Entra, --contest el Comendador con bastante zozobra de que Luca
+trajese malas noticias.
+
+La cara de Luca estaba demudada. Los ojos algo encarnados, como si
+hubiesen vertido lgrimas.
+
+--Qu hay? --dijo D. Fadrique.
+
+--Que Doa Blanca est muy mala. Clara me escribe dicindomelo, y me
+ruega que haga la caridad de ir acompaarla.
+
+--Y se sabe qu tiene Doa Blanca?
+
+--Yo, to, no lo s. El mal ha venido de sbito. La criada, que me trajo
+la carta de Clarita, dijo que su ama cay enferma como herida por un
+rayo; que eso es verdad, la seora estaba delicada, pero que al fin lo
+pasaba regular, como casi todos, cuando de repente, cual si hubiera
+tenido alguna aparicin de los malos y hubiera peleado con ellos, cay
+en tal postracin, que ha sido menester ponerla en la cama, donde est
+an con calentura.
+
+Don Fadrique sinti un fro repentino, que discurra por todo su cuerpo
+y que hasta los huesos le penetraba. Imagin que se le erizaban los
+cabellos. Se inmut; pero con habla interior dijo para s:
+
+--En efecto, habr sido tan brutal que la haya asesinado?
+
+Notando despus que Luca no tena ms que decir y aguardaba respuesta,
+el Comendador hizo un esfuerzo para aparentar serenidad, y dijo su
+sobrina:
+
+--Ve, hija ma; ve cumplir con ese deber de caridad y de amistad para
+con Clarita. Procura consolarla. Ojal que el padecimiento de Doa
+Blanca no tenga peores consecuencias!
+
+--Voy volando, --replic Luca.
+
+Y sin aguardar ms, con la venia de su madre, que ya tena, baj la
+escalera y se fu la casa inmediata.
+
+
+
+
+XXVII
+
+La sobrina del Comendador tena tan alegre carcter como su to. Era,
+por naturaleza, tan optimista como l. Casi todo lo vea de color de
+rosa; pero, compasiva y buena, tomaba pesar por los males y disgustos de
+los otros, si bien procurando ms consolarlos remediarlos que
+compartirlos.
+
+Con esta disposicin de nimo entr Luca ver Clara. Apenas se
+vieron, se abrazaron estrechamente.
+
+Clara, al contrario de Luca, era melanclica, vehemente y apasionada,
+como su madre. Sobre esta condicin del carcter, que era ingnita en
+ella, la educacin seversima de Doa Blanca, su continuo hablar de
+nuestra perversidad nativa, su concepto del mundo y del vivir como valle
+de lgrimas y tiempo de prueba, y su terror de la eterna condenacin y
+de lo fcil que es caer en el pecado, haban difundido por toda el alma
+de Clara una sombra de amarga tristeza y de medrosa desconfianza. Por
+dicha, Clara careca de aquel orgullo, de aquel imperio de su madre, y
+el lado obscuro y tenebroso de su espritu estaba suavemente iluminado
+por un rayo celeste de humildad, resignacin y mansedumbre.
+
+Clara era mil veces ms amante que su madre, y se abandonaba la
+dulzura de amar, si bien con recelo siempre de pecar amando.
+
+Ambas amigas se hallaban en un cuarto contiguo la alcoba de Doa
+Blanca.
+
+El cuitado de D. Valentn no saba qu hacer: andaba inquieto; bulla de
+un lado otro, sin atreverse entrar en la alcoba de su mujer para que
+no le despidiese gritos, porque vena turbar su reposo, y sin
+atreverse tampoco no estar all cerca para que su mujer no le acusase
+de indiferente, egosta y desalmado, que no miraba con inters sus
+males, y ni siquiera preguntaba por su salud. En esta perplejidad, D.
+Valentn entraba y sala; asomaba de vez en cuando la nariz la alcoba,
+ ver si le vea Doa Blanca y le deca que entrase, y, sin decidirse
+entrar, mientras no alcanzaba la venia, preguntaba Clara por su madre,
+ni en voz muy alta para que Doa Blanca se incomodase, ni en voz muy
+baja para que fuera posible que Doa Blanca le oyese y comprendiese que
+su marido cuidaba de ella y no era un hombre sin entraas.
+
+Este procedimiento prudentsimo no le vali, sin embargo. Ya una vez,
+como repitiese con harta frecuencia lo de asomar la nariz la puerta
+de la alcoba, Doa Blanca haba dicho:
+
+--Qu haces ah? Vienes molestarme? Pareces un buho que me espanta
+con sus ojos. Djame en paz, por Dios.
+
+Poco despus se descuid algo D. Valentn, alz la voz demasiado al
+preguntar Clara por su madre, y sta exclam desde la alcoba:
+
+--Qu pesadilla de hombre! Se ha propuesto no dejarme descansar. Si
+parece que est hueco! Valentn, habla bajo y no me mates.
+
+D. Valentn sali entonces zapeado de la estancia en que se hallaban
+Clara y Luca, y las dej solas.
+
+Aunque Doa Blanca era buena cristiana, estos raptos de mal humor contra
+su marido se comprenden y explican como en cierto modo independientes de
+su voluntad. Doa Blanca no haba encontrado en l ni un tomo de la
+poesa, ni una chispa de las sublimidades que haba soado hallar, en su
+inexperiencia, en el hombre quien di su mano, siendo an muy nia.
+Luego, haca diez y siete aos, no vea ella en D. Valentn sino un
+hombre cuya serenidad era el perpetuo sarcasmo de las borrascas de su
+corazn; cuya unin con ella haba hecho que lo que pudo ser un bien
+lcito, una felicidad santificada, fuese un pecado abominable, y cuya
+salud corporal pareca una burla de los achaques y padecimientos que
+ella la atormentaban. Hasta la paciencia con que D. Valentn la sufra
+era odiosa Doa Blanca, cual si implicase bajeza, gana de no
+incomodarse por no molestarse, desdn menosprecio.
+
+En balde procuraba Doa Blanca formar mejor opinin de su marido, fin
+de respetarle, como reflexivamente conoca que era su deber: Doa Blanca
+no lo lograba. Las mejores prendas de alma de D. Valentn, con
+intervencin quizs de algn demonio astuto, se trocaban, en el alma de
+Doa Blanca, en defectos ridculos. En balde peda Dios Doa Blanca
+que le concediese, ya que no amar, estimar su marido. Dios no la oa.
+
+Zapeado, pues, D. Valentn, Doa Blanca qued sola en la alcoba,
+abismada, sin duda, en sus hondos y amargos pensamientos, y Clara y
+Luca, casi al odo la una de la otra, hablaron as:
+
+--Qu ha dicho el mdico, Clara? Qu tiene tu madre? --pregunt Luca.
+
+--El mdico hasta ahora --respondi Clara,--no ha dicho ms que lo que
+cualquiera de nosotros ve y comprende: que mi madre tiene calentura;
+pero la calentura es slo sntoma de un mal que el mdico desconoce an.
+Anoche la calentura fu muy fuerte y nos asustamos mucho. Hoy de maana
+ha cedido.
+
+--Vamos, Clarita, ya veo que exageraste en tu carta y me alarmaste sin
+motivo. Tu madre se curar pronto. Apuesto que la causa de toda su
+indisposicin ha sido alguna rabieta que ha tenido con D. Valentn.
+
+--Pues te equivocas. Mi madre no ha tenido la menor rabieta con nadie en
+todo el da de ayer. Pap estuvo en el campo.
+
+--Entonces se concibe que no rabiase con l. Y contigo no rabi?
+
+--Hace das que mi madre est dulcsima conmigo. Te repito que ayer no
+se sofoc mam con nadie; no ri ninguna criada; estuvo apacible y
+silenciosa.
+
+Clara, si bien era una criatura de singular despejo, se forjaba la
+extraa ilusin de que una buena madre de familia tena forzosamente que
+rabiar, y as no deca nada de lo dicho para censurar su madre, sino
+candorosamente.
+
+Luca no insisti en buscar el origen del mal de Doa Blanca: se inclin
+ creer que este mal era pequeo, fin de no tener que afligirse; y
+volviendo la conversacin hacia otros puntos, pregunt su amiga:
+
+--Clara, sigues firme en tu resolucin de tomar el velo?
+
+--Estoy ms resuelta que nunca. Una voz misteriosa me grita en el fondo
+del alma que debo huir del mundo; que el mundo est sembrado de peligros
+para m.
+
+--Confieso que no te entiendo. Qu peligros tendr el mundo para t,
+que para los dems no tenga?
+
+--Ay, querida Luca; el desorden de mi espritu, los extraos impulsos
+de mi corazn, la violencia de mis afectos!
+
+--Pero, muchacha, qu violencia, ni qu desorden es ese? Yo no hallo
+desordenado ni violento el que ames D. Carlos, que es muy guapo y
+joven, y el que no gustes de D. Casimiro, que es viejo y feo. Esto me
+parece naturalsimo.
+
+--Ser natural, porque la naturaleza es el pecado.
+
+--Dnde est el pecado?
+
+--En desobedecer mi madre, en engaarla, en haber atrado D. Carlos
+con miradas amorosas y profanas, en complacerme en que guste de m y en
+que me persiga, en desear que siga querindome hasta en este instante,
+cuando ya estoy decidida no ser suya. En suma, Luca, mi alma es un
+tejido de maraas y de enredos, que el mismo diablo trama y revuelve.
+Adems, yo he prometido mi madre que ser monja, y para que lo sea, ha
+despedido ella D. Casimiro. Cmo faltar ahora mi promesa, burlarme
+de mi madre y hasta de Cristo, quien he dado palabra de esposa? Qu
+infamia me propones?
+
+--Es verdad, hija ma: el caso es apurado; pero quin te mand que
+dijeses que queras ser monja y que lo prometieses? Por qu no
+declaraste con valor tu madre que no queras D. Casimiro y que no
+queras ser monja tampoco?
+
+--Bien sabe Dios --respondi Clara,-- que deseo desahogarme contigo,
+depositar en tu amistoso corazn el secreto de mi infortunio,
+confirtelo todo; pero yo misma no me comprendo sino de un modo
+imperfecto, y lo que de m misma comprendo est tan enmaraado, que no
+encuentro palabras para explicrtelo. Siento la razn y causa de todas
+mis acciones, y no las percibo bien para exponerlas. Quiero, no
+obstante, sincerarme y tratar de probarte que no es absurda mi conducta.
+Voy ver si lo consigo. Yo he amado, yo amo an D. Carlos de Atienza.
+Yo detesto D. Casimiro. Esto es verdad; pero mi amor por D. Carlos y
+mi odio D. Casimiro no han tenido jams la suficiente energa para
+hacerme arrostrar la clera de mi madre, declarndole que amaba al uno y
+odiaba al otro. As, pues, te aseguro que durante meses he estado
+resignada sofocar en mi alma el naciente amor D. Carlos y casarme
+con D. Casimiro para ser una hija obediente. Hubiera yo preferido todo
+ser esposa de Cristo; pero me consideraba indigna. Para ser mujer de D.
+Casimiro me senta con fuerzas. Yo esperaba vencer mi fatal inclinacin
+ D. Carlos, y, logrado esto, ser modelo de casadas: cuidar al achacoso
+D. Casimiro, y hasta quererle, imponindome como deber el cario.
+Hallndome de esta suerte, nuevos y extraos sentimientos han combatido
+mi alma y han hecho que mi espritu dude ms de s. Me he llenado de
+terror. En mi humildad, no me he credo digna ni de ser mujer de D.
+Casimiro. Me he espantado de mi flaqueza, de la perversidad de mis
+inclinaciones, y entonces he pensado en refugiarme en el claustro.
+Juzgndome menos digna que antes de ser esposa de Cristo, he pensado en
+la infinita bondad de aquel Soberano Seor, padre de las misericordias,
+y he comprendido que, aun siendo yo indigna de todo, poda acudir l y
+refugiarme en su seno, segura de que no me rechazara, de que me
+acogera amoroso, purificndome y santificndome con su gracia.
+
+--T me hablas de nuevos y extraos sentimientos, pero sin decir cules
+son --dijo Luca.-- Aqu hay un misterio que no me dejas penetrar.
+
+--Ay! --exclam Clara,-- apenas si yo le penetro. Cmo declarrtele?
+Mira, Luca, yo conozco que amo siempre D. Carlos. Si me finjo en
+completa libertad de elegir mi vida, me parece que mi eleccin ser ser
+mujer de D. Carlos. Su talento, su bondad, su delicada ternura, me hacen
+presentir que sera yo dichosa viviendo su lado. Te lo confesar.
+pesar del horror que mi madre ha sabido inspirarme la complacencia de
+los sentidos, la imagen material de D. Carlos, su porte, la gallarda
+de su cuerpo, la elegancia y pulcritud de su vestido, el fuego de sus
+ojos y la viva animacin de su semblante y la frescura de su boca me
+atormentan y me hieren, y me distraen de mis piadosas meditaciones.
+
+--Te lo repito, Clarita: en nada de eso veo yo la obra del diablo; en
+nada descubro influencias sobrenaturales: todo es naturalsimo. Y si,
+como t afirmas, la naturaleza es el pecado, bien es menester, que
+Dios nos d medios sobrenaturales para vencerla, que nos perdone con
+muchsima generosidad cuando ella nos venza. Dnde estn esos
+sentimientos singulares que te perturban?
+
+--Luca, t hablas con suma ligereza. Tus razones tienen no s qu fondo
+de impiedad. Me da miedo. Mi madre no se engaaba. El trato, la
+conversacin con tu to debe de ser muy peligrosa.
+
+--No disparates, Clara. mi to no se le ha ocurrido jams darme
+lecciones de impiedad. Si lo que yo sostengo es poco piadoso, la culpa
+es completamente ma. Ser yo la que est endiablada. Pero dejemos un
+lado esas cuestiones: vamos lo que importa. Dime qu raros
+sentimientos te asaltan el alma, inspirndote esa humildad, esa
+desconfianza profunda, que te induce tomar el velo.
+
+--No acierto decrtelo. Me falta valor.
+
+--Ea... nimo... d lo que es.
+
+--Mi madre no ha hecho ms que hablarme de tu to desde que apareci en
+esta ciudad... desde que yo le vi y pase con l una tarde. Me le ha
+pintado como pudiera haberme pintado Luzbel, rodeado an de hermosos
+fulgores de su primitiva naturaleza anglica, valeroso, audaz,
+inteligente como pocos seres humanos. Me ha hecho creer que ejerce tal
+imperio sobre las almas, que las atrae y las cautiva, y las pierde si
+gusta. En su mirada hay una luz siniestra que ciega extrava. En su
+palabra, una msica seductora que embelesa los entendimientos y
+ensordece la voz del deber en la conciencia. Segn mi madre, tu to es
+la maldad personificada, el dechado de la irreligin, un rebelde contra
+Dios, de quien conviene apartarse para no contaminarse. En resolucin,
+cuanto mi madre ha dicho de tu to debiera infundirme hacia l un odio,
+una aversin grandsima. S por mi madre que el Comendador es un
+rprobo. No hay esperanza de que se salve. Est condenado. Es como
+Luzbel. Y, sin embargo, lejos de producir en m los discursos de mi
+madre el horror hacia el Comendador que ella deseaba, tal es mi
+perversidad, tan pecaminoso es mi espritu de contradiccin, que han
+avivado mis simpatas hacia tu to. Yo no debiera decrtelo, yo no s
+cmo tengo la desvergenza de decrtelo. Apenas si mi confesor le he
+dejado entrever algo de lo que siento en el negro abismo de mi corazn.
+Pero, si no te lo digo... con quin me desahogo?... Luca, t eres mi
+mejor amiga... Yo quiero al Comendador de un modo inexplicable. Me
+siento arrastrada hacia l. Creo en todas sus maldades porque mi madre
+me las ha dicho; y creo que Dios, quien el Comendador es simptico, se
+las va perdonar, como yo se las perdono. No es una monstruosidad, no
+es una aberracin este cario hacia una persona casi desconocida? Yo me
+condenaba antes por mi inclinacin D. Carlos, despecho, escondidas
+de mi madre. Ahora me sucede casi lo mismo que t: mi inclinacin D.
+Carlos me parece natural. Lo diablico, lo abominable es mi inclinacin
+ tu to. Es un sentimiento tan distinto, que no destruye ni aminora mi
+afecto D. Carlos. Esto prueba mi desordenada ndole, mi pecadora y
+perturbada manera de ser. No s con qu pretexto, bajo qu ttulo, con
+qu nombre carioso he de acercarme l, hablarle, llegar su
+intimidad, y lo deseo. Cuantas cualidades detestables mi madre le
+atribuye, se me antoja que no lo son en l, porque es un ser de superior
+natural jerarqua y est exento de la ley comn para los dems mortales.
+
+Con la mirada fija, con el semblante no risueo, como le tena de
+costumbre, sino triste y grave, y sin acertar contestar palabra, oy
+Luca la inesperada confesin de Clara.
+
+Despus de unos instantes de silencio Clara prosigui:
+
+--Nada me respondes; nada observas; te callas; reconoces que soy un
+monstruo. Ser amor de otro gnero, ser un sentimiento indefinido, que
+carece de nombre en la clase historia de las pasiones; pero yo quiero
+ tu to y le quiero por esa misma pintura con que mi madre ha procurado
+que yo le aborrezca.
+
+ este punto llegaba Clara, cuando vino interrumpirla la voz de Doa
+Blanca, que deca:
+
+--Hija, hija!
+
+Luca y Clara se estremecieron. Aunque era imposible que Doa Blanca las
+hubiese odo, imaginaron por un instante que milagrosamente las haba
+odo y que iba terciar en la conversacin por estilo terrible.
+
+--Qu manda V., mam? --dijo Clara temblando.
+
+--Agua. Dame un poco de agua. Me ahogo!
+
+Las dos amigas acudieron la alcoba dar agua la enferma. Entonces
+notaron con pena y sobresalto que la fiebre haba crecido. Las
+palpitaciones del corazn de Doa Blanca eran tan violentas, que se
+hacan perceptibles al odo.
+
+--Qu siente V., seora? --pregunt Luca...
+
+--Una ansiedad... una fatiga... --respondi Doa Blanca,-- el corazn me
+late con tanta fuerza.
+
+Luca pos suavemente la mano sobre el pecho de Doa Blanca. Entonces
+not con pena que los latidos de su corazn haban perdido el ritmo
+natural: eran desordenados y anormales; pero no dijo nada por no asustar
+ la paciente y su hija.
+
+El cuidado que requera Doa Blanca no consinti que prosiguiese el
+dilogo entre Clara y Luca.
+
+
+
+
+XXVIII
+
+Tantos aos de pesares y de tormentos haban ido destruyendo la salud de
+Doa Blanca. Su tristeza sin tregua; su oculta vergenza, con la que de
+continuo tena que verse cara cara, sin poder hallar alivio
+comunicndola y confindose una persona amiga; sus luchas de compasin
+y de desprecio por su marido y de amor y de odio por el Comendador; su
+horror del pecado que crea sentir sobre ella y que le pesaba como lepra
+asquerosa incurable; su orgullo ofendido; su temor del infierno, al
+que veces se crea predestinada, y su preocupacin incesante de la
+suerte de Clara, quien amaba con fervor y quien en ocasiones
+aborreca, como vivo testimonio de su ms grave falta y de su ms
+imperdonable humillacin, haban influido lastimosamente sobre todos los
+rganos de aquella vida corporal.
+
+Doa Blanca haca mucho tiempo estaba sujeta frecuentes paroxismos
+histricos. Haba momentos en que le pareca que se ahogaba: un
+obstculo se le atravesaba en la garganta y le quitaba la respiracin.
+Entonces le daban convulsiones que terminaban en sollozos y lgrimas.
+Despus sola calmarse y quedar por algunos das tranquila, aunque
+plida y dbil.
+
+El carcter violentsimo de aquella mujer, exacerbado por la continua
+contemplacin de una desgracia, que haca mayor su melanclica fantasa,
+la impulsaba tratar su marido, su hija y muchos de los que la
+rodeaban, con un despego, con una dureza cruel, de la que en el fondo
+del corazn, que era bueno, se arrepenta ella al cabo, no siendo
+fecundo este arrepentimiento sino en nuevos motivos de disgustos y de
+amarguras.
+
+La energa de las pasiones haba as, poco poco, fatigado
+materialmente el corazn de Doa Blanca, excitndole moverse con
+impulso superior sus fuerzas. No padeca slo de las palpitaciones
+nerviosas de que daba muestras en aquel instante. Tal vez (los mdicos
+al menos lo haban afirmado) Doa Blanca tena una enfermedad crnica en
+aquel rgano tan importante.
+
+ pesar de su cansancio, tal vez el excesivo ejercicio haba agrandado y
+robustecido de una manera peligrosa aquel activo corazn.
+
+Como quiera que fuese, Doa Blanca haca tiempo que estaba harta de
+vivir.
+
+La nica idea, el nico propsito, el solo fin que en su vivir estimaba
+era el de cumplir un deber terrible: el evitar que su hija heredase
+D. Valentn.
+
+Cuando su hija le prometi con solemne promesa entrar en el claustro, y
+cuando despus supo, de boca del P. Jacinto, y ms tarde de los labios
+del mismo D. Fadrique, el rescate de Clara, si bien le rechaz y le
+juzg intil ya, se tranquiliz, creyendo su propsito cumplido en
+cualquier evento, y considerndose desligada del mundo; sin nada que
+hacer en l sino atormentarse, y sin razn alguna para desear, estimar y
+conservar la vida.
+
+El reposo relativo del espritu de Doa Blanca cuando pens haber
+hallado la solucin de su difcil problema, la hizo caer en una
+postracin, en una atona peligrosa. Por otro lado, no obstante, su
+imaginacin, fecunda en atormentarla, le ofreca mil motivos de
+afliccin y de ira. La generosidad del Comendador humillaba su orgullo,
+y por ms que trataba de empequeecerla de afear y envilecer sus
+causas fingindoselas vulgares, absurdas caprichosas, dicha
+generosidad resplandeca siempre y la ofenda.
+
+La voluntad de Doa Blanca era de hierro: pocas personas ms pertinaces
+y firmes que ella; pero su espritu vacilaba y no se aquietaba jams. La
+fuerza de cualquier encontrado pensamiento bastaba descontentarla de
+lo que haba hecho, y no bastaba hacerle cambiar y moverla hacer
+otra cosa. No produca sino nueva mortificacin estril.
+
+As es que Doa Blanca perciba vivamente la presin que haba ejercido
+sobre el alma de su hija, que, sin querer, acaso la haba hecho infeliz,
+y que su hija iba encerrarse en un convento, no devota, sino
+desesperada. Las rudas acusaciones del Comendador durante la fatal
+entrevista, acusaciones contra las cuales se haba ella defendido con
+valor y tino, terminada aquella lucha de palabras, acudan su mente
+con mayor fuerza, sin que las dijera el Comendador, sin que se pudieran
+rechazar merced al calor de la disputa, y labrando en su nimo como una
+honda llaga.
+
+El ardiente amor que el Comendador le haba infundido, siendo causa de
+que ella se humillase, se haba convertido en espantoso aborrecimiento y
+sin perder este carcter, sin volver su ser primero, porque ya no era
+posible, porque su alma tena mucha hiel para poder amar, habase
+recrudecido en su seno durante la entrevista con el hombre que le
+inspiraba.
+
+Todos estos dolores, tribulaciones y combates espirituales no es de
+maravillar que produjesen en Doa Blanca una enfermedad aguda,
+sobrexcitando sus males crnicos.
+
+Poco despus de la conversacin entre Clara y Luca, de que acabamos de
+dar cuenta, visitaron la enferma los dos mdicos mejores de la
+ciudad. Ambos convinieron en que su dolencia era de cuidado. Ambos
+reconocieron cierta alarmante alteracin en la circulacin de la sangre,
+que por la fiebre sola no se explicaba. El corazn tena una actividad,
+enfermiza y un excesivo desarrollo. El pulso era vibrante y duro. El
+lado izquierdo del pecho de la enferma se estremeca con las
+palpitaciones. Un vivo carmn tea las mejillas de Doa Blanca, de
+ordinario plidas.
+
+Los mdicos auguraron mal de stos y otros sntomas: la principal
+dolencia estaba complicada con otras muchas. No hallando, pues, remedio
+eficaz por lo pronto, recetaron algunos paliativos, y entre ellos la
+digital en pequeas dosis.
+
+Aunque disimularon bastante la gravedad y el carcter poco lisonjero de
+sus observaciones y pronsticos, dejaron las dos amigas en extremo
+afectadas.
+
+Todo aquel da permaneci Luca al lado de Clara, auxilindola en sus
+faenas y cuidados; pero ya no era ocasin propicia para volver las
+confidencias.
+
+Si bien Clara no volvi hablar del estado de su alma, sin duda pensaba
+en l, segn lo preocupada que estaba. Lo que antes de confiarse Luca
+haba ella percibido en imgenes vagas y como borrosas, haba adquirido,
+en su propia mente, mayor ser, consistencia y determinada figura al
+formularse en palabras. As es que, en medio del afn y del dolor que
+por su madre senta, Clara se atormentaba con la idea de aquella
+inclinacin hacia un sujeto, favor del cual, por extraordinario
+hechizo, se trocaban en causas y motivos de simpata y afecto todas las
+razones que para aborrecerle le daban.
+
+Luca, por su parte, tambin estaba meditabunda y triste en extremo. Su
+taciturna tristeza, dado su carcter regocijado, pareca superior la
+pena que pudiera sentir por el mal de Doa Blanca, y aun al mismo
+disgusto que los devaneos mentales y los dolores fantsticos de su amiga
+debieran causarle.
+
+Don Valentn, combatido por los opuestos sentimientos de la compasin y
+del terror que su mujer le inspiraba, segua viniendo con frecuencia
+informarse del estado de la paciente; pero, en vez de entrar en el
+cuarto y asomar la nariz la alcoba, se quedaba fuera y asomaba slo al
+cuarto la nariz, preguntando su hija:
+
+--Cmo est tu mam?
+
+Clara responda: --Lo mismo;-- y D. Valentn se iba.
+
+Fuera de la criada de ms confianza, que ya vena traer un recado, ya
+ dar algn auxilio indispensable, nadie ms que el P. Jacinto entraba
+en la habitacin donde se hallaban Clara y Luca.
+
+Al anochecer subi de punto, lleg su colmo la agitacin febril de
+Doa Blanca. El P. Jacinto estaba acompaando las dos amigas y
+asistiendo con ellas la enferma.
+
+sta, que haba estado por la tarde soolienta y postrada, empez dar
+seales de vivsima exaltacin: se quej de que le dola la cabeza;
+mostr en el semblante cierta movilidad convulsa; pronunci frases sin
+orden ni concierto. Lo que ms repeta era:
+
+--Vete, Valentn. Djame, no me atormentes. --Sin duda la enferma tena
+la alucinacin de ver D. Valentn, que all no estaba.
+
+As permaneci Doa Blanca hasta cerca de las diez. Entonces se agrav
+el mal: el delirio se declar; estall con mpetu.
+
+El cerebro sinti por completo la reaccin del mal que la infeliz tena
+en las entraas. Los pensamientos todos, que durante aos la
+atormentaban, y que haca ms de treinta horas haban cobrado mayor
+bro, se barajaron en tumulto; se rebelaron contra la voluntad, se
+hicieron independientes de ella, rompieron todo freno; y, buscando y
+hallando maquinal instintivamente palabras adecuadas en que
+formularse, salieron del pecho en descompuestas voces.
+
+Doa Blanca se incorpor en la cama; mir con ojos extraviados Luca y
+ Clara y al fraile, y habl de esta manera:
+
+--Vete, Valentn! Por qu quieres matarme con tu presencia? Mtame
+con un pual... con una pistola. chame una soga al cuello y ahrcame.
+No seas cobarde. Toma la debida venganza.
+
+--Sosigate, Doa Blanca --interrumpi el fraile, quien ella se
+diriga como si fuera D. Valentn.--Sosigate; tu marido est fuera...
+Idos, muchachas --aadi, dirigindose las dos amigas.--Dejadme solo
+con la enferma, ver si logro que se sosiegue.
+
+Clara y Luca, como si estuviesen all clavadas, no se movieron. Doa
+Blanca prosigui:
+
+--Ten valor y mtame. Tu honra lo exige. Es necesario que mates tambin
+al Comendador. Est condenado. Se ir al infierno y me llevar consigo.
+
+--Madre, madre, V. delira! --exclam Clara.
+
+--No, no deliro --respondi Doa Blanca.-- Y t, necio --aadi
+dirigindose al fraile,-- eres ciego? no la ves? --y sealaba con el
+dedo su hija.-- Cmo se le parece! Dios mo! Cmo se le parece! Es
+un retrato suyo. Aprtate de mi vista, vivo testimonio de mi vergenza!
+
+Clara, llena de horror y de ansiosa curiosidad la vez, oa su madre y
+pugnaba por comprender todo l arcano tremendo. Al sonar las ltimas
+palabras, que iban dirigidas ella, se cubri Clara el rostro con ambas
+manos.
+
+--Bien puedes estar satisfecha --continu Doa Blanca.-- Te tena
+olvidada; pero al cabo se acord de t hizo un gran sacrificio. Ya
+pag de antemano lo que has de heredar de mi marido. Te rescat de Dios
+para entregarte al mundo. Qudate en el mundo. T no puedes ser monja.
+La mala sangre del Comendador hierve en tus venas. Cmo dudar que eres
+la hija maldita de aquel impo?
+
+Clara, al oir estas ltimas palabras, di un grito inarticulado y cay
+desmayada entre los brazos de Luca.
+
+Luca sac Clara fuera de la alcoba, sostenindola por debajo de los
+brazos y tirando de ella.
+
+Doa Blanca, entre tanto, no pudiendo resistir ms la honda emocin,
+extenuada, rendida, cay de nuevo en la cama, con temblor convulso y
+rigidez de los tendones, lo cual fu cediendo con lentitud y dando lugar
+ un desfallecimiento profundo.
+
+El P. Jacinto acudi entonces donde estaba Clara, que Luca haba
+recostado en un sof.
+
+Clara volvi en s del desmayo, exhal un suspiro y rompi llorar con
+desatado y copioso llanto.
+
+--Clara, amiga querida! dijo Luca.
+
+--Clmate, nia, clmate, --exclam el P. Jacinto.
+
+--Dios santo y misericordioso! --dijo Clara.--Tu mano omnipotente me
+hiere y me sana al propio tiempo. Pobre madre ma de mi alma! Cun
+infeliz has sido! Y l... ay! l... no puede ser impo y perverso como
+t supones... Ahora comprendo por qu y cmo yo le amaba!
+
+
+
+
+XXIX
+
+La enfermedad sigui su curso ascendente. Tres das despus de la escena
+que hemos descrito, Doa Blanca estaba tan mal, que no haba esperanza
+de salvarla.
+
+Su hija y Luca la haban cuidado, la haban velado con el mayor cario
+y esmero.
+
+Los accesos de delirio se haban renovado con largas intermitencias de
+postracin.
+
+La cabeza de Doa Blanca se despej al cabo por completo; pero su estado
+era digno de lstima: la respiracin, corta y anhelante; la voz,
+alterada y ronca; imposibilidad de estar acostada; necesidad de estar
+incorporada.
+
+Los mdicos declararon al P. Jacinto que haba sobrevenido un grave
+impedimento la circulacin de la sangre en el mismo corazn, y que, si
+creca el impedimento, se seguira la muerte.
+
+El padre dej percibir Clara aquel terrible pronstico, con la mayor
+delicadeza que pudo, y confes y administr la paciente.
+
+En aquel momento supremo, las puertas de la eternidad, Doa Blanca
+depuso la dureza de su genio, su orgullo y su amargura, y no guard en
+el alma sino la fe vivsima, que hizo renacer en ella las esperanzas
+ultramundanas y abri el manantial de las ms puras consolaciones.
+
+Doa Blanca llam D. Valentn, le abraz y le suplic que la
+perdonase. D. Valentn, muy afligido y lloroso, y no menos humilde,
+contest que nada tena que perdonar; que l era el culpado, pues no
+haba sabido hacer dichosa una mujer tan santa y tan buena.
+
+El rostro macilento de Doa Blanca se ti entonces de ligero rubor. Sus
+labios exhalaron un triste suspiro.
+
+ Clara la llam s Doa Blanca, le di un beso en la frente, y le
+dijo al odo con acento apenas perceptible:
+
+--Di tu padre que le perdono. T, hija ma, sigue los impulsos de tu
+corazn. Eres libre. S honrada. No te cases si no le amas mucho. Mira
+no te engaes. Lo s todo... Me lo ha dicho el padre Jacinto. Si le amas
+y merece tu amor, csate con l.
+
+Pocos instantes despus exhal Doa Blanca el ltimo suspiro, diciendo
+con ahogada y sumisa voz:
+
+--Jess me valga!
+
+El dolor de Clara fu profundo. Silenciosamente llor la muerte de su
+madre.
+
+Luca llor tambin y trat de mitigar con su afecto el dolor de su
+amiga.
+
+El P. Jacinto, acostumbrado al espectculo de la muerte y familiarizado
+con ella, cerr piadosamente los ojos y la boca de la difunta, que se
+haban quedado abiertos; puso sus manos en cruz, y la extendi en el
+lecho.
+
+El dbil D. Valentn, cuando vi muerta su mujer, sinti por un lado
+una pena muy viva, porque todava la amaba; pero, por otro lado, segn
+aseguran malas lenguas, que siempre estn de sobra, advirti cierto
+alivio, cierto desahogo, cierto infame deleite en su alma, como si le
+quitaran un enorme peso de encima, como si le libertaran de la
+esclavitud. Tan opuestas pasiones, batallando dentro de su nerviosa y
+dbil constitucin, le hicieron romper en risa sardnica. Despus se
+asust de s mismo; se crey peor de lo que era, tuvo miedo del diablo;
+tuvo vergenza de que Dios, que todo lo ve, viese la sucia fealdad de su
+conciencia, y se compungi y amilan. Acudieron entonces su memoria
+los amores pasados, los dulces das de la ilusin, el tiempo en que su
+mujer le quera; y todo ello enterneci por tal arte aquel pecho nada
+varonil, que el desgraciado se deshizo en lgrimas, dando sollozos,
+gemidos y hasta gritos, moviendo gran compasin el verle y el oirle.
+
+El P. Jacinto llev D. Fadrique la noticia de la catstrofe.
+
+Don Fadrique, retirado en su cuarto, aguardaba siempre con ansiedad
+noticias de la enferma. Esta vez, al mirar al P. Jacinto, el Comendador
+ley en su rostro lo que haba ocurrido.
+
+--Ha muerto, --dijo el Comendador.
+
+--Ha muerto, --respondi el fraile.
+
+El Comendador no replic palabra. Inmvil, de pie, callado, sinti un
+dolor mezclado de remordimiento. Dos gruesas y amargas lgrimas rodaron
+por sus mejillas.
+
+--Te ha perdonado --dijo el P. Jacinto.
+
+--Ah, padre!... yo no me perdono... Me sera menos insufrible en la
+memoria el recuerdo de una afrenta no vengada... de una vileza en que yo
+hubiese incurrido... de una mancha en mi honor... En cualquiera otro
+caso me sera ms fcil conciliarme conmigo mismo. Aunque Dios me
+perdone... yo no me perdono.
+
+
+
+
+XXX
+
+ los seis meses de la muerte de Doa Blanca, en pleno invierno, se
+reunan todas las noches en torno del hogar, en el piso alto de la casa
+del mayorazgo D. Jos Lpez de Mendoza, ms de su mujer y de su hija
+Luca, el Comendador D. Fadrique, el viudo D. Valentn, Clara y veces
+el padre Jacinto.
+
+El joven D. Carlos de Atienza haba estado dos tres veces en Sevilla
+ver sus padres; pero en seguida se haba vuelto. Tena abandonada la
+Universidad; no pensaba en los estudios ni en la carrera. Habase
+consagrado enteramente idolatrar, consolar, adorar Clarita,
+quien ya vea sin dificultad, de diario.
+
+Don Fadrique y el P. Jacinto iban y venan Villabermeja; pero estaban
+ms tiempo en la ciudad.
+
+La donacin de los bienes de D. Fadrique se haba hecho en toda regla y
+con el posible sigilo.
+
+Don Fadrique viva modestamente de su paga de oficial retirado.
+Habitaba, no obstante, en Villabermeja la casa del mayorazgo, alhajada
+con los preciosos muebles que trajo cuando vino.
+
+El carcter de D. Fadrique no haba cambiado, pero se haba modificado.
+Su optimismo natural sufra interrupciones frecuentes. Negra nube de
+tristeza ofuscaba menudo el resplandor de su abierta y franca
+fisonoma.
+
+Aunque el dolor por la muerte de Doa Blanca se haba ido mitigando en
+todos aquellos corazones, Clara la recordaba con ternura melanclica, y
+el Comendador con cario y con penoso arrepentimiento la vez.
+
+Slo D. Valentn, que coma como un buitre, y que haba engordado, y no
+hallaba quien le riese ni quien le dominase, se crea en la obligacin
+de llorar cuando menos ganas tena. Entonces la consideracin de aquello
+ que se juzgaba obligado, y el ver que no le salan de adentro la
+afliccin y el lloro, le compungan de nuevo y producan en l el
+prurito y el flujo. D. Valentn era un mar de lgrimas dos tres veces
+por semana.
+
+Clara, viendo ya todas horas D. Carlos y D. Fadrique, haba
+penetrado la diferencia de los afectos que ambos la ligaban, y cada
+da los hallaba ms compatibles. El Comendador le inspiraba cada da ms
+veneracin, ternura y gratitud por su sacrificio generoso. D. Carlos le
+pareca cada da ms agraciado, bello, enamorado, ingenioso y poeta.
+
+Pasaron as algunos meses ms. Vino la primavera. Lleg el verano.
+Solemnizse el primer aniversario de la muerte de Doa Blanca con llanto
+y con misas y otras devociones.
+
+El escrpulo de faltar la promesa de ser monja se borr al fin de la
+mente de Clarita. Su madre, al morir, la haba absuelto de la promesa.
+El amor inspirado y sentido la excitaba no cumplirla. El bueno del P.
+Jacinto, confesor de Clarita, le aseguraba que la promesa era nula.
+
+Clarita al cabo la anul, haciendo otra promesa dulcsima para D.
+Carlos. Le prometi darle su mano, confesndole al fin que le amaba.
+
+Una alambicada cavilacin haba detenido Clara en dar el s D.
+Carlos. Clara juzgaba probable que D. Casimiro muriese sin sucesin y
+que alguna parte de los bienes del rescate viniese ella; pero hasta
+esta duda, que si bien delgada y sutil, la mortificaba, se disip del
+todo.
+
+Nicolasa, mejor dicho, la seora Doa Nicolasa Lobo de Sols, esposa
+legtima de D. Casimiro, di luz un robusto infante.
+
+Cuando el Comendador, al volver un da de Villabermeja, trajo esta
+noticia, fu Luca la primera persona quien se lo comunic.
+
+--Calle V., to --exclam la muchacha;-- de seguro que el nio de D.
+Casimiro ser un escomendrijo; parecer un gazapillo desollado.
+
+--No, sobrina --contest el Comendador;-- el recin nacido Sols es
+fuerte como un becerro.
+
+As era la verdad, segn hemos sabido despus. El primognito de los
+Solises pareca, no un becerro, sino un toro.
+
+Don Casimiro era el varn ms bienaventurado de la tierra. Estaba lleno
+de satisfaccin y de orgullo de verse tan amado de su mujer, y de tener
+por hijo un Hrcules tebano, sin pensar en el Saturnio y sin mirarse
+como Anfitrin, pues ignoraba la mitologa.
+
+El to Gorico, desde el casamiento de Nicolasa, haba empezado pugnar
+porque le llamasen Don Gregorio; habase jubilado del oficio de Abraham
+y del de pellejero, y no se empleaba ms que en beber aguardiente y
+rosoli, y en ponderar la ventura y la grandeza de su hija, sus virtudes
+y la vida beata que daba su ilustre esposo.
+
+Despus del bautismo de la criatura, iba el to Gorico de casa en casa,
+refiriendo el jbilo de su yerno, quien ya se volva hacia la cama donde
+estaba Nicolasa, ya hacia la cuna donde estaba el nio, y ya se paraba
+igual distancia de la cama y de la cuna, y exclamaba, levantando las
+manos al cielo:
+
+--Dios mo! Dios mo! Qu he hecho yo para ser tan dichoso?
+
+En efecto, la dicha pudo ms que D. Casimiro, y pronto le hundi en la
+sepultura.
+
+Aunque sea adelantar los sucesos, se dir aqu que la viuda llev una
+vida retirada, sin recibir ni tratar, durante un ao, sino al platnico
+Tomasuelo, y que tuvo dos gemelos postumos, los cuales, si el
+primognito mereca llamarse Hrcules, no merecan menos pasar por
+Castor y Plux.
+
+La rectitud de la conciencia de Doa Blanca y sus severos fallos,
+hallando un leal y decidido ejecutor en D. Fadrique, daban as sus
+resultados naturales, proporcionando pinge herencia aquellos
+mitolgicos angelitos, vstagos lozanos de la familia de Sols.
+
+Como quiera que fuese, toda persona delicada y noblemente orgullosa no
+repara en las bajezas y bellaqueras del vulgo de los mortales y en la
+utilidad que proporcionan: no acepta jams, sino en sentido irnico y de
+burla, la picaresca sentencia de la fbula:
+
+ "Tmelo por su vida: considere
+ Que otro lo comer, si no lo quiere."
+
+As es que D. Fadrique se rea de las consecuencias de su
+desprendimiento, y no por eso dejaba de aplaudirse de haberle tenido. Lo
+que l le importaba era que su pura y hermosa hija no disfrutase de
+nada que no fuese suyo por lo que en compensacin no hubiera l dado
+lo equivalente con usura.
+
+La boda de Clara y D. Carlos de Atienza se celebr al cabo en un bello
+da del mes de Octubre de 1795, ao y medio despus de morir Doa
+Blanca.
+
+Los padres de D. Carlos vinieron de Sevilla para asistir la boda.
+
+Los desposados se quedaron vivir en la ciudad donde ha sido la escena
+de nuestra historia.
+
+Durante el ao y medio, que tan rpidamente hemos recorrido, el
+Comendador haba vivido, ya en Villabermeja, ya en la ciudad en casa de
+su hermano; pero ms en la ciudad que en Villabermeja.
+
+El afecto hacia Clara le atraa la ciudad; pero, como Clara andaba muy
+distrada en sus amores y era muy dichosa, no consolaba tanto las
+melancolas del Comendador como su rubia sobrina.
+
+sta era la que llamaba al Comendador cuando se tardaba en volver de
+Villabermeja; la que ms le escriba dicindole que viniese, y la que le
+enviaba recados con el mulero y con el aperador para que dejase la
+soledad bermejina.
+
+Como Luca estaba ya enterada de todos los secretos de su amiga Clara, y
+como tampoco ocurran cosas importantes, no haba motivo ni pretexto
+para acudir cada momento al to, preguntndole, como en otro tiempo,
+qu haba de nuevo. En cambio Luca, libre ya de los cuidados en que la
+suerte de su amiga la haba tenido, sinti despertarse en su alma la ms
+viva curiosidad cientfica. La astronoma y la botnica, que antes la
+enojaban cuando haba secretos de Clara que ansiaba penetrar, la
+entusiasmaban ahora extraordinariamente, y nunca se cansaba de oir las
+lecciones que su to le daba, excitado por ella. No haba leccin que no
+le pareciese corta. No haba misterio de las flores que no quisiese
+descubrir. No haba estrella que no quisiese conocer.
+
+La discpula pona en grandes apuros al maestro, porque si se trataba
+del movimiento de los astros, de su magnitud, de la distancia que se
+hallaban de la tierra y de otras afirmaciones por el estilo, ella quera
+saber la razn y el fundamento de las afirmaciones, y D. Fadrique
+hallaba disparatado y hasta absurdo ensear las matemticas una
+sobrina tan guapa, tan alegre y graciosa; y, por el contrario, si se
+trataba de flores, Luca quera que le explicase su to lo que era la
+vida y lo que era el organismo, y aqu el Comendador hallaba que no
+haba ciencia que respondiese las matemticas y que explicase algo.
+Sin querer se encumbraba entonces una filosofa primera y fundamental,
+y Luca le escuchaba embebecida, y, como vulgarmente se dice, meta
+tambin su cucharada, porque de filosofa habla, en queriendo, y no
+habla mal, toda persona de imaginacin y viveza.
+
+En suma, Luca se iba haciendo una sabia. Mientras ms aprenda, ms iba
+creciendo su aficin y su empeo de saber. Las lecciones y conferencias
+duraban horas y horas.
+
+El Comendador se acostumbr de tal suerte aquel dulce magisterio, que
+el da en que no daba leccin le pareca que no haba vivido.
+
+Sus das de Villabermeja fueron disminuyendo, y alargndose cada vez ms
+los que pasaba con la discpula.
+
+Siempre que volva de Villabermeja, el Comendador traa su discpula
+libros de su biblioteca, flores y plantas de su huerto, y pjaros que
+cazaba vivos. Luca gustaba mucho de los pjaros, y, merced al
+Comendador, no haba ya casta de aves en toda la provincia, ora de paso,
+ora permanentes, de que Luca no tuviese un par de muestra en su
+pajarera.
+
+Notado todo esto por Clara y D. Carlos, daba ocasin bromas inocentes,
+pero que turbaban algo al Comendador y que ponan Luca colorada como
+la grana.
+
+Los novios hablaban Luca con cierto retintn de su excesivo amor la
+ciencia.
+
+En fin, aunque el Comendador y Luca no se hubieran dado, ni hubieran
+querido darse cuenta de lo que les pasaba, Clara y D. Carlos les
+hubieran hecho reflexionar, pensar en ellos mismos y despejar la
+incgnita.
+
+El Comendador y Luca, pesar de la diferencia de edad, estaban
+perdidamente enamorados el uno del otro.
+
+Luca admiraba en su to la discrecin, la nobleza de carcter, el saber
+y la elegancia natural del porte y de los modales. Le encontraba
+hermoso, de varonil hermosura, y no le pareca posible que hubiese otro
+tal hombre como l en todo el mundo.
+
+ D. Fadrique le pareca Luca tan bonita, tan buena y tan inteligente
+como Clara, que era todo cuanto l poda encarecer la alabanza, all en
+su pensamiento. La alegra de Luca concordaba adems muchsimo mejor
+con el carcter del Comendador que la seriedad un poco triste que Clara
+haba heredado de su madre.
+
+El Comendador, que al fin no era una criatura inexperta, conoci pronto
+que amaba Luca y que de ella era amado; pero, pensando en su edad y
+en el idilio de D. Carlos, no se atreva declarar su amor, si bien le
+manifestaba con su constante solicitud en servir Luca.
+
+Ella no atinaba, entre tanto, comprender la timidez del Comendador,
+quien juzgaba enamorado.
+
+De aqu que se dijesen toda clase de requiebros y finezas, que
+literalmente podran tomarse por efecto de amistad tiernsima, pero que
+ocultaban el fervoroso espritu de verdadero amor.
+
+Don Fadrique, ms de sus aos, crea tener otro inconveniente, que en
+su delicadeza no le permita aspirar ser amado de Luca. Este otro
+inconveniente era su pobreza; pero Luca, precisamente por esa pobreza y
+por el motivo que la haba causado, amaba y admiraba ms al Comendador.
+El descuidado desdn, la alegre calma y el nada trabajoso ni lamentado
+abandono con que D. Fadrique se haba desprendido de ms de cuatro
+millones, valan ms de mil en la potica y generosa mente de Luca.
+
+sta lleg veces preguntar su to (sabido es que tena el defecto
+de ser muy preguntona) que por qu no se casaba.
+
+Cuando el to le contestaba que porque era viejo, Luca le aseguraba que
+era mozo que estaba mejor que los mejores mozos. Cuando el to
+contestaba que porque era pobre, Luca afirmaba que la paga de oficial
+retirado era ms que suficiente; que adems la chacha Ramoncica estaba
+poderossima con lo que haba ahorrado, iba dejarle por heredero, y
+que, por ltimo, poda casarse con una rica.
+
+Todo esto lo deca Luca con mil rodeos y disimulos; pero el Comendador,
+si bien lo comprenda, juzgaba an que ella poda engaarse y tomar por
+amor otros sentimientos de respeto y afeccin casi filial; por donde no
+hallaba justo ni honrado prevalerse tal vez de una alucinacin de
+aquella linda muchacha para lograr lo que consideraba una felicidad para
+l.
+
+En esta situacin se hallaban Luca y el Comendador la noche en que se
+celebr la boda de Clara y de D. Carlos en casa de D. Valentn.
+
+El Comendador estuvo alegre, aunque hondamente conmovido, en aquella
+solemne ocasin, en que una persona tan querida de su alma se una con
+lazo indisoluble al hombre que deba hacerla dichosa.
+
+Don Jos y Doa Antonia se volvieron temprano su casa.
+
+Luca permaneci al lado de Clara hasta ms tarde. Tambin se qued con
+ella el Comendador.
+
+Juntos y solos volvieron ambos la casa. La noche estaba hermossima,
+la calle silenciosa y solitaria, el ambiente tibio y perfumado, el,
+cielo lleno de estrellas y sin luna.
+
+Luca iba callada, contenta, pensado en la ventura de su amiga.
+
+No estaba D. Fadrique menos soador imaginativo.
+
+El trnsito de una casa otra era cortsimo; pero, sin reflexionar, le
+alargaron ellos, parndose en medio de la calle y contemplando la bveda
+inmensa del firmamento, como si quisiesen interrogar las eternas
+luces, que all fulguraban, sobre la suerte de los recin casados y
+quiz sobre la propia suerte.
+
+Luca, dando un suspiro, dijo al fin:
+
+--No lo dude V... sern muy felices!
+
+--Algrate slo y no ests envidiosa --respondi el Comendador;-- t
+hallars tambin un hombre que te merezca, que te ame y quien ames t
+con toda la energa de tu corazn.
+
+--No, to, no me amar --replic Luca.-- Yo soy muy desgraciada.
+
+Y Luca suspir de nuevo. El Comendador, la dulce y escasa luz de los
+astros, vi entonces que corran dos hermosas lgrimas por las mejillas
+de Luca. La luz de los astros se quebraba en aquellos lquidos
+diamantes y daba reflejos de iris.
+
+El Comendador no fu dueo de s mismo. Acerc su rostro al de Luca y
+puso los labios en una de aquellas lgrimas. Luego exclam:
+
+--Te amo!
+
+Luca no contest palabra. Ech andar hacia su casa; llam, abrieron,
+y entr seguida del Comendador.
+
+Al llegar la escalera, se volvi y le dijo:
+
+--Buenas noches, to. Adis, hasta maana. Mam me estar aguardando.
+
+El Comendador puso la cara ms afligida del mundo, viendo que tan
+secamente responda la muchacha, mejor dicho, no responda su
+repentina y vehemente declaracin.
+
+Ella se apiad entonces, sin duda, y aadi sonriendo:
+
+--Hable V. maana con mam...
+
+--Y qu?... --interrumpi D. Fadrique.
+
+--Y pida V. la licencia Roma.
+
+Dicho esto, muy avergonzada, pero muy satisfecha, Luca subi brincos
+la escalera, y dej al Comendador no menos contento que ella iba.
+
+Cuando supo Clara que Luca y el Comendador haban decidido casarse, se
+alegr en extremo.
+
+Don Carlos de Atienza comparti la alegra de su mujer, y recordando que
+deba una especie de satisfaccin al Comendador, el cual se haba credo
+aludido cuando le oy leer el idilio contra el viejo rabadn, compuso
+otro idilio en defensa de un rabadn no tan viejo y en alabanza del amor
+de los rabadanes.
+
+Este segundo idilio, que viene ser como la palinodia del primero, se
+conserva an en los archivos de Villabermeja, de donde mi amigo D. Juan
+Fresco me ha remitido copia exacta y fidedigna, que traslado aqu para
+terminar. El idilio es como sigue:
+
+ IDILIO
+
+ En la vid, con sus pmpanos lozana,
+ Relucen cual topacio los racimos.
+ Quita lluvia temprana
+ Al alma tierra la aridez estiva,
+ Y los frutos opimos
+ Medran con nuevos jugos en la oliva
+ Y en el almendro que entre riscos brota.
+ Recobra el claro ro
+ El caudal que perdiera en el esto;
+ Y el spera bellota
+ Se madura y endulza entre el pomposo
+ Follaje, donde el viento,
+ Para las gentes de la edad primera,
+ Con fatdico acento
+ La voluntad de Jpiter dijera.
+ No como en primavera
+ El campo est de flores matizado;
+ Que el labrador cansado
+ En las flores cifraba su esperanza,
+ Y ora en cosecha sazonada alcanza
+ El premio de su afn y su cuidado.
+ Embalsama el membrillo con su aroma
+ Los cfiros ligeros;
+ Y en el limn y en la madura poma,
+ Y en los sabrosos peros
+ El oro luce y el carmn asoma.
+ Que brillaron en rosas y aleles;
+ Mientras, por celos de su flor, empieza
+ romper la granada su corteza,
+ Descubriendo un tesoro de rubes.
+ Con la otoal frescura
+ Nace la nueva hierba, y su verdura
+ La palidez de los rastrojos cubre.
+ Serena est la esfera cristalina,
+ Y hacia el rojo Occidente el sol declina
+ En una hermosa tarde del Octubre.
+ Filis, la pastorcilla soadora,
+ Bella como la luz de la alborada,
+ Abandonando ahora
+ Su tranquila morada,
+ Va de las ninfas la sacra gruta;
+ Y en vez de flores, por presente lleva
+ Un canastillo de olorosa fruta.
+ Con que vencer la resistencia prueba
+ Que hacen sus amores
+ Las Ninfas que en el suelo
+ Cupidos traviesos y menores
+ Dan vida y ser contra el amor del Cielo.
+ No bien el antro con su planta huella,
+ Donde reinan las sombras y el reposo,
+ Con terror religioso
+ Se estremece la tmida doncella.
+ Su presente coloca
+ De las silvestres Ninfas en el era.
+ Y altas razones de prudencia rara,
+ Que pone el Numen en su fresca boca,
+ Con esmerada concisin declara:
+ "Ninfas, no os ofendis de mi desvo;
+ No dis vuestro favor los zagales
+ Que cautivar pretenden mi albedro.
+ Son como los rosales,
+ Que lucen mucho en la estacin florida
+ Y dan amarga fruta desabrida.
+ De su orgullosa mocedad el bro
+ Apetece y no ama;
+ Y con enojo en sus palabras leo
+ Que potica llama
+ Ni ennoblece ni ilustra su deseo;
+ Y que el conato que imprimi natura
+ En todo ser viviente,
+ No se acrisola all ni se depura
+ Del Cielo con la luz resplandeciente.
+ Ya s que los Cupidos,
+ Vuestros hijos queridos,
+ Dan la tierra su vil tud creadora;
+ Mas el amor, que en el Empreo mora.
+ Esa misma virtud en ellos vierte,
+ Y difunde do quier su vida arcana,
+ Vencedora del mal y de la muerte.
+ Pues bien; la que se afana
+ Los misterios ocultos y supremos
+ Por saber de este Amor, lograrlo puede
+ Con un zagal sencillo y sin doctrina?
+ Las que tesoro tal gozar queremos,
+ No es mejor que busquemos
+ Al varn sabio quien el Dios concede
+ El vivo lampo de su luz divina?
+ Por esto, Ninfas, mi Irenio adoro:
+ Como en arca sagrada,
+ Guarda dentro del alma inmaculada
+ Del Amor el tesoro;
+ Y arde su llama bajo el limpio hielo
+ Con que el tenaz trabajo de la mente
+ Corona ya su frente,
+ Como corona el cano Mongibelo.
+ As Irenio recobra por la ciencia
+ Lo que roba del tiempo la inclemencia.
+ Cunto zagal con incansable mano
+ Toca el rabel en vano
+ Por carecer de gracia y maestra;
+ Mientras que Irenio, con su blando tino
+ Y su plectro divino,
+ Produce encantadora meloda,
+ Y hace sentir al alma lo que quiere,
+ No bien la cuerda hiere!
+ Si el zagal inexperto
+ Persigue al perdign en la carrera,
+ le pierde le coge medio muerto;
+ Mas la diestra certera
+ Pone Irenio prudente
+ En el oculto nido,
+ Do el pjaro reposa con descuido,
+ Y su pluma naciente
+ Sin destrozar, sus alas no fatiga,
+ Y le aprisiona al fin para su amiga.
+ Ni resplandece menos el ingenio
+ Del doctsimo Irenio
+ En componer cantares
+ Y en referir historias singulares.
+ Cuando me alcanza de la rama verde
+ La tierna nuez, la alloza delicada,
+ Elige lo mejor, sin tronchar nada.
+ Cuando algn corderillo se me pierde,
+ El le busca y casa me le lleva;
+ Y de continuo me regala y prueba
+ Su cario sincero,
+ haciendo con esmero
+ De los huesos de guinda
+ Ya un barquichuelo, ya una cesta linda.
+ enseando sacar mi jilguero
+ El alpiste menudo
+ De entre mis labios con su pico agudo.
+ Tan slo me perturba y me desvela
+ Que Irenio veces con el alma vuela
+ Por donde de su amor terreno dudo.
+ Pero si Irenio de verdad me amara,
+ Mayor triunfo sera
+ El lograr la victoria,
+ No de pastoras de agraciada cara,
+ Sino de la poesa,
+ De la ciencia, del arte y de la gloria."
+ Irenio Filis, escondido, oa;
+ Y apareciendo y dndole un abrazo,
+ Dijo con modestsima dulzura:
+ "Este amoroso lazo,
+ Que labra mi ventura,
+ En vano, Filis, explicar pretendes
+ Con tus alambicadas discreciones.
+ Ay, candorosa Filis! No comprendes
+ Que, pesar del saber que en mi supones,
+ Amor no te infundiera
+ Tu rabadn si muy anciano fuera?
+ Cuando mi amor al del zagal prefieres
+ Por viejo no, por rabadn me quieres."
+
+
+
+
+Madrid, 1876.
+
+ACABSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO EN LA IMPRENTA ALEMANA EN MADRID XXXI
+DAS DE AGOSTO DE MCMVI AOS
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
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@@ -0,0 +1,7730 @@
+The Project Gutenberg EBook of El Comendador Mendoza, by Juan Valera
+
+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
+almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
+re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
+with this eBook or online at www.gutenberg.org
+
+
+Title: El Comendador Mendoza
+ Obras Completas Tomo VII
+
+Author: Juan Valera
+
+Release Date: August 18, 2004 [EBook #13210]
+
+Language: Spanish
+
+Character set encoding: ASCII
+
+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK EL COMENDADOR MENDOZA ***
+
+
+
+
+Produced by Stan Goodman, Mariluz Ochoa de Olza and the Online
+Distributed Proofreading Team
+
+
+
+
+
+
+JUAN VALERA
+NOVELAS
+
+El Comendador Mendoza
+
+OBRAS COMPLETAS TOMO VII
+
+
+
+
+A LA EXCMA. SENORA *DONA IDA DE BAUER*
+
+Nunca, estimada senora y bondadosa amiga, sone con ser escritor popular.
+No me explico la causa, pero es lo cierto que tengo y tendre siempre
+pocos lectores. Mi aficion a escribir es, sin embargo, tan fuerte, que
+puede mas que la indiferencia del publico y que mis desenganos.
+
+Varias veces me di ya por vencido y hasta por muerto; mas apenas deje de
+ser escritor, cuando revivi como tal bajo diversa forma. Primero fui
+poeta lirico, luego periodista, luego critico, luego aspire a filosofo,
+luego tuve mis intenciones y conatos de dramaturgo zarzuelero, y al cabo
+trate de figurar como novelista en el largo catalogo de nuestros
+autores.
+
+Bajo esta ultima forma es como la gente me ha recibido menos mal; pero
+aun asi, no las tengo todas conmigo.
+
+Mi musa es tan voluntariosa, que hace lo que quiere y no lo que yo le
+mando. De aqui proviene que, si por dicha logro aplausos, es por falta
+de prevision.
+
+Escribi mi primera novela sin caer hasta el fin en que era novela lo que
+escribia.
+
+Acababa yo de leer multitud de libros devotos.
+
+Lo poetico de aquellos libros me tenia hechizado, pero no cautivo. Mi
+fantasia se exalto con tales lecturas, pero mi frio corazon siguio en
+libertad y mi seco espiritu se atuvo a la razon severa.
+
+Quise entonces recoger como en un ramillete todo lo mas precioso, o lo
+que mas precioso me parecia, de aquellas flores misticas y asceticas, e
+invente un personaje que las recogiera con fe y entusiasmo, juzgandome
+yo, por mi mismo, incapaz de tal cosa. Asi broto espontanea una novela,
+cuando yo distaba tanto de querer ser novelista.
+
+Despues me he puesto adrede a componer otras, y dicen que lo he hecho
+peor.
+
+Esto me ha desanimado de tal suerte, que he estado a punto de no volver
+a escribirlas.
+
+Entre las pocas personas que me han dado nuevo aliento descuella V., ora
+por la indulgencia con que celebra mis obrillas, ora por el valor que
+los elogios de V., si prescindimos por un instante de la bondad que los
+inspira, deben tener para cuantos conocen su rara discrecion, su
+delicado gusto y el hondo y exquisito sentir con que percibe todo lo
+bello.
+
+Aunque yo no hubiese seguido de antemano la sentencia de aquel sabio
+alejandrino que afirmaba que solo las personas hermosas entendian de
+hermosura, V. me hubiera movido a seguirla, mostrandose luminoso y vivo
+ejemplo y gentil prueba de su verdad.
+
+No extrane V., pues, que, lleno de agradecimiento, le dedique este
+libro.
+
+Por ir dedicado a V., quisiera yo que fuese mejor que _Pepita Jimenez_,
+a quien V. tanto celebra; pero harto sabido es que las obras literarias,
+y muy en particular las de caracter poetico, solo se dan bien en
+momentos dichosos de inspiracion, que los autores no renuevan a su
+antojo.
+
+En esto como en otras mil cosas, la poesia se parece a la magia.
+Requiere la intervencion del cielo.
+
+Cuentan de Alberto Magno que, yendo en peregrinacion de Roma a Alemania,
+paso una noche a las orillas del Po, en la cabana de un pescador.
+Agasajado alli muy bien, quiso el doctor probar su gratitud al huesped,
+y le hizo y le dio un pez de madera, tan maravilloso que, puesto en la
+red atraia a todos los peces vivos. No hay que ponderar la ventura del
+pescador con su pez magico. Cierto dia, con todo, tuvo un descuido, y el
+pez se le perdio. Entonces se puso en camino, fue a Alemania, busco a
+Alberto, y le rogo que le hiciera otro pez semejante al primero. Alberto
+respondio que lo deseaba (tambien deseo yo hacer otra _Pepita Jimenez;_)
+mas que, para hacer otro pez que tuviese todas las virtudes del antiguo,
+era menester esperar a que el cielo presentase identico aspecto y
+disposicion en constelaciones, signos y planetas, que en la noche en que
+el primer pez se hizo, lo cual no podia acontecer sino dentro de treinta
+y seis mil y pico de anos.
+
+Como yo no puedo esperar tanto tiempo, me resigno a dedicar a V. _El
+Comendador Mendoza_.
+
+Este simpatico personaje, antes de salir en publico, no ya escondido y a
+trozos, sino por completo y por si solo, pasa, con la venia de Lucia, a
+besar humildemente los lindos pies de V. y a ponerse bajo su amparo.
+Remedando a un antiguo companero mio, elige a V. por su madrina. No
+desdene V. al nuevo ahijado que le presento, aunque no valga lo que
+_Pepita_, y creame su afectisimo y respetuoso servidor.
+
+JUAN VALERA.
+
+
+
+
+*El Comendador Mendoza.*
+
+
+
+
+I
+
+A pesar de los quehaceres y cuidados que me retienen en Madrid casi de
+continuo, todavia suelo ir de vez en cuando a Villabermeja y a otros
+lugares de Andalucia, a pasar cortas temporadas de uno a dos meses.
+
+La ultima vez que estuve en Villabermeja ya habian salido a luz _Las
+Ilusiones del Doctor Faustino_.
+
+D. Juan Fresco me mostro en un principio algun enojo de que yo hubiese
+sacado a relucir su vida y las de varios parientes suyos en un libro de
+entretenimiento; pero al cabo, conociendo que yo no lo habia hecho a mal
+hacer, me perdono la falta de sigilo. Es mas: D. Juan aplaudio la idea
+de escribir novelas fundadas en hechos reales, y me animo a que siguiese
+cultivando el genero. Esto nos movio a hablar del Comendador Mendoza.
+
+--?El vulgo --dije yo,-- cree aun que el Comendador anda penando,
+durante la noche, por los desvanes de la casa solariega de los
+Mendozas, con su manto blanco del habito de Santiago?
+
+--Amigo mio --contesto D. Juan,-- el vulgo lee ya _El Citador_ y otros
+libros y periodicos librepensadores. En la incredulidad, ademas, esta
+como impregnado el aire que se respira. No faltan jornaleros escepticos;
+pero las mujeres, por lo comun, siguen creyendo a pie juntillas. Los
+mismos jornaleros escepticos niegan de dia y rodeados de gente, y de
+noche, a solas, tienen mas miedo que antes de lo sobrenatural, por lo
+mismo que lo han negado durante el dia. Resulta, pues, que, a pesar de
+que vivimos ya en la edad de la razon y se supone que la de la fe ha
+pasado, no hay mujer bermejina que se aventure a subir a los desvanes de
+la casa de los Mendozas sin bajar gritando y afirmando a veces que ha
+visto al Comendador, y apenas hay hombre que suba solo a dichos desvanes
+sin hacer un grande esfuerzo de voluntad para vencer o disimular el
+miedo. El Comendador, por lo visto, no ha cumplido aun su tiempo de
+purgatorio, y eso que murio al empezar este siglo. Algunos entienden que
+no esta en el purgatorio, sino en el infierno; pero no parece natural
+que, si esta en el infierno, se le deje salir de alli para que venga a
+mortificar a sus paisanos. Lo mas razonable y verosimil es que este en
+el purgatorio, y esto cree la generalidad de las gentes.
+
+--Lo que se infiere de todo, ora este el Comendador en el infierno, ora
+en el purgatorio, es que sus pecados debieron de ser enormes.
+
+--Pues, mire V. --replico D. Juan Fresco,-- nada cuenta el vulgo de
+terminante y claro con relacion al Comendador. Cuenta, si, mil confusas
+patranas. En Villabermeja se conoce que hirio mas la imaginacion popular
+por su modo de ser y de pensar que por sus hechos. Sus hechos conocidos,
+salvo algun extravio de la mocedad, mas le califican de buena que de
+mala persona.
+
+--De todos modos, ?V. cree que el Comendador era una persona notable?
+
+--Y mucho que lo creo. Yo contare a V. lo que se de el, y V. juzgara.
+
+Don Juan Fresco me conto entonces lo que sabia acerca del Comendador
+Mendoza. Yo no hago mas que ponerlo ahora por escrito.
+
+
+
+
+II
+
+Don Fadrique Lopez de Mendoza, llamado comunmente el Comendador, fue
+hermano de don Jose, el mayorazgo, abuelo de nuestro D. Faustino, a
+quien supongo que conocen mis lectores.
+
+Nacio D. Fadrique en 1744.
+
+Desde nino dicen que manifesto una inclinacion perversa a reirse de todo
+y a no tomar nada por lo serio. Esta cualidad es la que menos facilmente
+se perdona, cuando se entreve que no proviene de ligereza, sino de tener
+un hombre el espiritu tan serio, que apenas halla cosa terrena y humana
+que merezca que el la considere con seriedad; por donde, en fuerza de la
+seriedad misma, nacen el desden y la risa burlona.
+
+Don Fadrique, segun la general tradicion, era un hombre de este genero:
+un hombre jocoso de puro serio.
+
+Claro esta que hay dos clases de hombres jocosos de puro serios. A una
+clase, que es muy numerosa, pertenecen los que andan siempre tan serios,
+que hacen reir a los demas, y sin quererlo son jocosos. A otra clase,
+que siempre cuenta pocos individuos, es a la que pertenecia D. Fadrique.
+Don Fadrique se burlaba de la seriedad vulgar e inmotivada, en virtud de
+una seriedad exquisita y superlativa; por lo cual era jocoso.
+
+Conviene advertir, no obstante, que la jocosidad de D. Fadrique rara vez
+tocaba en la insolencia o en la crueldad, ni se ensanaba en dano del
+projimo. Sus burlas eran benevolas y urbanas, y tenian a menudo cierto
+barniz de dulce melancolia.
+
+El rasgo predominante en el caracter de D. Fadrique no se puede negar
+que implicaba una mala condicion: la falta de respeto. Como veia lo
+ridiculo y lo comico en todo, resultaba que nada o casi nada respetaba,
+sin poderlo remediar. Sus maestros y superiores se lamentaron mucho de
+esto.
+
+Don Fadrique era agil y fuerte, y nada ni nadie le inspiro jamas temor,
+mas que su padre, a quien quiso entranablemente. No por eso dejaba de
+conocer y aun de decir en confianza, cuando recordaba a su padre,
+despues de muerto, que, si bien habia sido un cumplido caballero,
+honrado, pundonoroso, buen marido y lleno de caridad para con los
+pobres, habia sido tambien un _vandalo_.
+
+En comprobacion de este aserto contaba D. Fadrique varias anecdotas,
+entre las cuales ninguna le gustaba tanto como la del bolero.
+
+D. Fadrique bailaba muy bien este baile cuando era nino, y D. Diego,
+que asi se llamaba su padre, se complacia en que su hijo luciese su
+habilidad cuando le llevaba de visitas o las recibia con el en su casa.
+
+Un dia llevo D. Diego a su hijo D. Fadrique a la pequena ciudad, que
+dista dos leguas de Villabermeja, cuyo nombre no he querido nunca decir,
+y donde he puesto la escena de mi _Pepita Jimenez_. Para la mejor
+inteligencia de todo, y a fin de evitar perifrasis, pido al lector que
+siempre que en adelante hable yo de la ciudad entienda que hablo de la
+pequena ciudad ya mencionada.
+
+Don Diego, como queda dicho, llevo a D. Fadrique a la ciudad. Tenia D.
+Fadrique trece anos, pero estaba muy espigado. Como iba de visitas de
+ceremonia, lucia casaca y chupa de damasco encarnado con botones de
+acero brunido, zapatos de hebilla y medias de seda blanca, de suerte que
+parecia un sol.
+
+La ropa de viaje de D. Fadrique, que estaba muy traida y con algunas
+manchas y desgarrones, se quedo en la posada, donde dejaron los
+caballos. D. Diego quiso que su hijo le acompanase en todo su esplendor.
+El muchacho iba contentisimo de verse tan guapo y con traje tan senoril
+y lujoso. Pero la misma idea de la elegancia aristocratica del traje le
+infundio un sentimiento algo exagerado del decoro y compostura que
+debia tener quien le llevaba puesto.
+
+Por desgracia, en la primera visita que hizo Don Diego a una hidalga
+viuda, que tenia dos hijas doncellas, se hablo del nino Fadrique y de lo
+crecido que estaba, y del talento que tenia para bailar el bolero.
+
+--Ahora --dijo D. Diego,-- baila el chico peor que el ano pasado, porque
+esta en la _edad del pavo_; edad insufrible, entre la palmeta y el
+barbero. Ya Vds. sabran que en esa edad se ponen los chicos muy
+empalagosos, porque empiezan a presumir de hombres y no lo son. Sin
+embargo, ya que Vds. se empenan, el chico lucira su habilidad.
+
+Las senoras, que habian mostrado deseos de ver a D. Fadrique bailar,
+repitieron sus instancias, y una de las doncellas tomo una guitarra y se
+puso a tocar para que D. Fadrique bailase.
+
+--Baila, Fadrique, --dijo D. Diego, no bien empezo la musica.
+
+Repugnancia invencible al baile, en aquella ocasion se apodero de su
+alma. Veia una contrariedad monstruosa, algo de lo que llaman ahora una
+_antinomia_, entre el bolero y la casaca. Es de advertir que en aquel
+dia D. Fadrique llevaba casaca por primera vez: estrenaba la prenda, si
+puede calificarse de estreno el aprovechamiento del arreglo o
+refundicion de un vestido, usado primero por el padre y despues por el
+mayorazgo, a quien se le habia quedado estrecho y corto.
+
+--Baila, Fadrique, --repitio D. Diego, bastante amostazado.
+
+Don Diego, cuyo traje de campo y camino, al uso de la tierra, estaba en
+muy buen estado, no se habia puesto casaca como su hijo. D. Diego iba
+todo de estezado, con botas y espuelas, y en la mano llevaba el latigo
+con que castigaba al caballo y a los podencos de una jauria numerosa que
+tenia para cazar.
+
+--Baila, Fadrique, --exclamo D. Diego por tercera vez, notandose ya en
+su voz cierta alteracion, causada por la colera y la sorpresa.
+
+Era tan elevado el concepto que tenia D. Diego de la autoridad paterna,
+que se maravillaba de aquella rebeldia.
+
+--Dejele V., senor de Mendoza --dijo la hidalga viuda.-- El nino esta
+cansado del camino y no quiere bailar.
+
+--Ha de bailar ahora.
+
+--Dejele V.; otra vez le veremos, --dijo la que tocaba la guitarra.
+
+--Ha de bailar ahora --repitio D. Diego.-- Baila, Fadrique.
+
+--Yo no bailo con casaca, --respondio este al cabo.
+
+Aqui fue Troya. D. Diego prescindio de las senoras y de todo.
+
+--iRebelde! imal hijo! --grito:-- te enviare a los Toribios: baila o te
+desuello; y empezo a latigazos con D. Fadrique.
+
+La senorita de la guitarra paro un instante la musica; pero D. Diego la
+miro de modo tan terrible, que ella tuvo miedo de que la hiciese tocar
+como queria hacer bailar a su hijo, y siguio tocando el bolero.
+
+Don Fadrique, despues de recibir ocho o diez latigazos, bailo lo mejor
+que supo.
+
+Al pronto se le saltaron las lagrimas; pero despues, considerando que
+habia sido su padre quien le habia pegado, y ofreciendose a su fantasia
+de un modo comico toda la escena, y viendose el mismo bailar a latigazos
+y con casaca, se rio, a pesar del dolor fisico, y bailo con inspiracion
+y entusiasmo.
+
+Las senoras aplaudieron a rabiar.
+
+--Bien, bien --dijo D. Diego.-- iPor vida del diablo! ?Te he hecho mal,
+hijo mio?
+
+--No, padre --dijo D. Fadrique.-- Esta visto: yo necesitaba hoy de doble
+acompanamiento para bailar.
+
+--Hombre, disimula. ?Por que eres tonto? ?Que repugnancia podias tener,
+si la casaca te va que ni pintada, y el bolero clasico y de buena
+escuela es un baile muy senor? Estas damas me perdonaran. ?No es verdad?
+Yo soy algo vivo de genio.
+
+Asi termino el lance del bolero.
+
+Aquel dia bailo otras cuatro veces D. Fadrique en otras tantas visitas,
+a la mas leve insinuacion de su padre.
+
+Decia el cura Fernandez, que conocio y trato a D. Fadrique, y de quien
+sabia muchas de estas cosas mi amigo D. Juan Fresco, que D. Fadrique
+referia con amor la anecdota del bolero, y que lloraba de ternura filial
+y reia al mismo tiempo, diciendo _mi padre era un vandalo_, cuando se
+acordaba de el, dandole de latigazos, y retraia a su memoria a las damas
+aterradas, sin dejar una de ellas de tocar la guitarra, y a el mismo
+bailando el bolero mejor que nunca.
+
+Parece que habia en todo esto algo de orgullo de familia. El _mi padre
+era un vandalo_ de D. Fadrique casi sonaba en sus labios como alabanza.
+D. Fadrique, educado en el lugar y del mismo modo que su padre, D.
+Fadrique cerril, hubiera sido mas vandalo aun.
+
+La fama de sus travesuras de nino duro en el lugar muchos anos despues
+de haberse el partido a servir al Rey.
+
+Huerfano de madre a los tres anos de edad, habia sido criado y mimado
+por una tia solterona, que vivia en la casa, y a quien llamaban la
+chacha Victoria.
+
+Tenia ademas otra tia, que si bien no vivia con la familia, sino en casa
+aparte, habia tambien permanecido soltera y competia en mimos y en
+halagos con la chacha Victoria. Llamabase esta otra tia la chacha
+Ramoncica. D. Fadrique era el ojito derecho de ambas senoras, cada una
+de las cuales estaba ya en los cuarenta y pico de anos cuando tenia doce
+nuestro heroe.
+
+Las dos tias o chachas se parecian en algo y se diferenciaban en mucho.
+
+Se parecian en cierto entono amable y benevolo de hidalgas, en la piedad
+catolica y en la profunda ignorancia. Esto ultimo no provenia solo de
+que hubiesen sido educadas en el lugar, sino de una idea de entonces. Yo
+me figuro que nuestros abuelos, hartos de la bachilleria femenil, de las
+cultas latini-parlas y de la desenvoltura pedantesca de las damas que
+retratan Quevedo, Tirso y Calderon en sus obras, habian caido en el
+extremo contrario de empenarse en que las mujeres no aprendiesen nada.
+La ciencia en la mujer hubo de considerarse como un manantial de
+perversion. Asi es que en los lugares, en las familias acomodadas y
+nobles, cuando eran religiosas y morigeradas, se educaban las ninas para
+que fuesen muy hacendosas, muy arregladas y muy senoras de su casa.
+Aprendian a coser, a bordar y a hacer calceta; muchas sabian de cocina;
+no pocas planchaban perfectamente; pero casi siempre se procuraba que no
+aprendiesen a escribir, y apenas si se les ensenaba a leer de corrido
+en _El Ano Cristiano_ o en algun otro libro devoto.
+
+Las chachas Victoria y Ramoncica se habian educado asi. La diversa
+condicion y caracter de cada una establecio despues notables
+diferencias.
+
+La chacha Victoria, alta, rubia, delgada y bien parecida,
+habia sido, y continuo siendo hasta la muerte, naturalmente sentimental
+y curiosa. A fuerza de deletrear, llego a leer casi de corrido cuando
+estaba ya muy granada; y sus lecturas no fueron solo de vidas de santos,
+sino que conocio tambien algunas historias profanas y las obras de
+varios poetas. Sus autores favoritos fueron dona Maria de Zayas y
+Gerardo Lobo.
+
+Se preciaba de experimentada y desenganada. Su conversacion estaba
+siempre como salpicada de estas dos exclamaciones: --iQue mundo este!
+--iLo que ve el que vive!-- La chacha Victoria se sentia como hastiada y
+fatigada de haber visto tanto, y eso que sus viajes no se habian
+extendido mas alla de cinco o seis leguas de distancia de Villabermeja.
+
+Una pasion, que hoy calificariamos de romantica, habia llenado toda la
+vida de la chacha Victoria. Cuando apenas tenia diez y ocho anos,
+conocio y amo en una feria a un caballero cadete de infanteria. El
+cadete amo tambien a la chacha, que no lo era entonces; pero los dos
+amantes, tan hidalgos como pobres, no se podian casar por falta de
+dinero. Formaron, pues, el firme proposito de seguir amandose, se
+juraron constancia eterna y decidieron aguardar para la boda a que
+llegase a capitan el cadete. Por desgracia, entonces se caminaba con
+pies de plomo en las carreras, no habia guerras civiles ni
+pronunciamientos, y el cadete, firme como una roca y fiel como un perro,
+envejecio sin pasar de teniente nunca.
+
+Siempre que el servicio militar lo consentia, el cadete venia a
+Villabermeja; hablaba por la ventana con la chacha Victoria, y se decian
+ambos mil ternuras. En las largas ausencias se escribian cartas amorosas
+cada ocho o diez dias; asiduidad y frecuencia extraordinarias entonces.
+
+Esta necesidad de escribir obligo a la chacha Victoria a hacerse
+letrada. El amor fue su maestro de escuela, y le enseno a trazar unos
+garrapatos anarquicos y misteriosos, que por revelacion de amor leia,
+entendia y descifraba el cadete.
+
+De esta suerte, entre temporadas de pelar la pava en Villabermeja, y
+otras mas largas temporadas de estar ausentes, comunicandose por cartas,
+se pasaron cerca de doce anos. El cadete llego a teniente.
+
+Hubo entonces un momento terrible: una despedida desgarradora. El
+cadete, teniente ya, se fue a la guerra de Italia. Desde alli venian las
+cartas muy de tarde en tarde. Al cabo cesaron del todo. La chacha
+Victoria se lleno de presentimientos melancolicos.
+
+En 1747, firmada ya la paz de Aquisgran, los soldados espanoles
+volvieron de Italia a Espana; pero nuestro cadete, que habia esperado
+volver de capitan, no parecia ni escribia. Solo parecio, con la licencia
+absoluta, su asistente, que era bermejino.
+
+El bueno del asistente, en el mejor lenguaje que pudo, y con los
+preparativos y rodeos que le parecieron del caso para amortiguar el
+golpe, dio a la chacha Victoria la triste noticia de que el cadete,
+cuando iba ya a ver colmados sus deseos, cuando iba a ser ascendido a
+capitan, en visperas de la paz, en la rota de Trebia, habia caido
+atravesado por la lanza de un croata.
+
+No murio en el acto. Vivio aun dos o tres dias con la herida mortal, y
+tuvo tiempo de entregar al asistente, para que trajese a su querida
+Victoria, un rizo rubio que de ella llevaba sobre el pecho en un
+guardapelo, las cartas y un anillo de oro con un bonito diamante.
+
+El pobre soldado cumplio fielmente su comision.
+
+La chacha Victoria recibio y bano en lagrimas las amadas reliquias. El
+resto de su vida le paso recordando al cadete, permaneciendo fiel a su
+memoria y llorandole a veces. Cuanto habia de amor en su alma fue
+consumiendose en devociones y transformandose en carino por el sobrino
+Fadriquito, el cual tenia tres anos cuando supo la chacha Victoria la
+muerte de su perpetuo y unico novio.
+
+La pobre chacha Ramoncica habia sido siempre pequenuela y mal hecha de
+cuerpo, sumamente morena y bastante fea de cara. Cierta dignidad natural
+e instintiva le hizo comprender, desde que tenia quince anos, que no
+habia nacido para el amor. Si algo del amor con que aman las mujeres a
+los hombres habia en germen en su alma, ella acerto a sofocarlo y no
+broto jamas. En cambio tuvo afecto para todos. Su caridad se extendia
+hasta los animales.
+
+Desde la edad de veinticuatro anos, en que la chacha Ramoncica se quedo
+huerfana y vivia en casa propia, sola, le hacian compania media docena
+de gatos, dos o tres perros y un grajo, que poseia varias habilidades.
+Tenia asimismo Ramoncica un palomar lleno de palomos, y un corral
+poblado de pavos, patos, gallinas y conejos.
+
+Una criada llamada Rafaela, que entro a servir a la chacha Ramoncica
+cuando esta vivia aun en casa de sus padres, siguio sirviendola toda la
+vida. Ama y criada eran de la misma edad y llegaron juntas a una extrema
+vejez.
+
+Rafaela era mas fea que la chacha, y, hasta por imitarla, permanecio
+siempre soltera.
+
+En medio de su fealdad, habia algo de noble y distinguido en la chacha
+Ramoncica, que era una senora de muy cortas luces. Rafaela, por el
+contrario, sobre ser fea, tenia el mas innoble aspecto; pero estaba
+dotada de un despejo natural grandisimo.
+
+Por lo demas, ama y criada, guardando siempre cada cual su posicion y
+grado en la jerarquia social, se identificaron por tal arte, que se
+diria que no habia en ellas sino una voluntad, los pensamientos mismos y
+los mismos propositos.
+
+Todo era orden, metodo y arreglo en aquella casa. Apenas se gastaba en
+comer, porque ama y criada comian poquisimo. Un vestido, una saya, una
+basquina, cualquiera otra prenda, duraba anos y anos sobre el cuerpo de
+la chacha Ramoncica o guardada en el armario. Despues, estando aun en
+buen uso, pasaba a ser prenda de Rafaela.
+
+Los muebles eran siempre los mismos y se conservaban, como por encanto,
+con un lustre y una limpieza que daban consuelo.
+
+Con tal modo de vivir, la chacha Ramoncica, si bien no tenia sino muy
+escasas rentas, apenas gastaba de ellas una tercera parte. Iba, pues,
+acumulando y atesorando, y pronto tuvo fama de rica. Sin embargo, jamas
+se sentia con valor de ser despilfarrada sino por empeno de su sobrino
+Fadrique, a quien, segun hemos dicho, mimaba en competencia de la chacha
+Victoria.
+
+Don Diego andaba siempre en el campo, de caza o atendiendo a las
+labores. Sus dos hijos, D. Jose y D. Fadrique, quedaban al cuidado de la
+chacha Victoria y del P. Jacinto, fraile dominico, que pasaba por muy
+docto en el lugar, y que les sirvio de ayo, ensenandoles las primeras
+letras y el latin.
+
+Don Jose era bondadoso y reposado, D. Fadrique un diablo de travieso;
+pero D. Jose no atinaba hacerse querer, y D. Fadrique era amado con
+locura de ambas chachas, del feroz D. Diego y del ya citado P. Jacinto,
+quien apenas tendria treinta y seis anos de edad cuando ensenaba la
+lengua de Ciceron a los dos pimpollos lozanos del glorioso y antiguo
+tronco de los Lopez de Mendoza bermejinos.
+
+Mientras que el apacible D. Jose se quedaba en casa estudiando, o iba al
+convento a ayudar a misa, o empleaba su tiempo en otras tareas
+tranquilas, D. Fadrique solia escaparse y promover mil alborotos en el
+pueblo.
+
+Como segundon de la casa, D. Fadrique estaba condenado a vestirse de lo
+que se quedaba estrecho o corto para su hermano, el cual, a su vez,
+solia vestirse de los desechos de su padre. La chacha Victoria hacia
+estos arreglos y traspasos. Ya hemos hablado de la casaca y de la chupa
+encarnadas, que vinieron a ser memorables por el lance del bolero; pero
+mucho antes habia heredado D. Fadrique una capa, que se hizo mas
+famosa, y que habia servido sucesivamente a D. Diego y a D. Jose. La
+capa era blanca, y cuando cayo en poder de D. Fadrique recibio el nombre
+de la capa-paloma.
+
+La capa-paloma parecia que habia dado alas al chico, quien se hizo mas
+inquieto y diabolico desde que la poseyo. D. Fadrique, cabeza de motin y
+de bando entre los muchachos mas desatinados del pueblo, se diria que
+llevaba la capa-paloma como un estandarte, como un signo que todos
+seguian, como un penacho blanco de Enrique IV.
+
+No era muy numeroso el bando de D. Fadrique, no por falta de simpatias,
+sino porque el elegia a sus parciales y secuaces haciendo pruebas
+analogas a las que hizo Gedeon para elegir o desechar a sus soldados. De
+esta suerte logro D. Fadrique tener unos cincuenta o sesenta que le
+seguian, tan atrevidos y devotos a su persona, que cada uno valia por
+diez.
+
+Se formo un partido contrario, capitaneado por D. Casimirito, hijo del
+hidalgo mas rico del lugar. Este partido era de mas gente; pero, asi por
+las prendas personales del capitan, como por el valor y decision de los
+soldados, quedaba siempre muy inferior a los fadriquenos.
+
+Varias veces llegaron a las manos ambos bandos, ya a punadas y luchando
+a brazo partido, ya en pedreas, de que era teatro un llanete que esta
+por bajo de un sitio llamado el Retamal.
+
+Siempre que habia un lance de estos, D. Fadrique era el primero en
+acudir al lugar del peligro; pero es lo cierto que no bien corria la voz
+de que _la capa-paloma iba por el Retamal abajo_, las calles y las
+plazuelas se despoblaban de los mas belicosos chiquillos, y todos
+acudian en busca del capitan idolatrado.
+
+La victoria, en todas estas pendencias, quedo siempre por el bando de D.
+Fadrique. Los de don Casimiro resistian poco y se ponian en un momento
+en vergonzosa fuga: pero como D. Fadrique se aventuraba siempre mas de
+lo que conviene a la prudencia de un general, resulto que dos veces rego
+los laureles con su sangre, quedando descalabrado.
+
+No solo en batalla campal, sino en otros ejercicios y haciendo
+travesuras de todo genero, don Fadrique se habia roto ademas la cabeza
+otra tercera vez, se habia herido el pecho con unas tijeras, se habia
+quemado una mano y se habia dislocado un brazo: pero de todos estos
+percances salia al cabo sano y salvo, merced a su robustez y a los
+cuidados de la chacha Victoria, que decia, maravillada y santiguandose:
+--iAy, hijo de mi alma, para muy grandes cosas quiere reservarte el
+cielo, cuando vives de milagro y no mueres!
+
+
+
+
+III
+
+Casimiro tenia tres anos mas de edad que don Fadrique, y era tambien mas
+fornido y alto. Irritado de verse vencido siempre como capitan, quiso
+probarse con D. Fadrique en singular combate. Lucharon, pues, a punadas
+y a brazo partido, y el pobre Casimiro salio siempre acogotado y
+pisoteado, a pesar de su superioridad aparente.
+
+Los frailes dominicos del lugar nunca quisieron bien a la familia de los
+Mendozas. A pesar de la piedad suma de las chachas Victoria y Ramoncica,
+y de la devocion humilde de D. Jose, no podian tragar a D. Diego, y se
+mostraban escandalizados de los desafueros e insolencias de D. Fadrique.
+
+Solo el P. Jacinto, que amaba tiernamente a don Fadrique, le defendia de
+las acusaciones y quejas de los otros frailes.
+
+Estos, no obstante, le amenazaban a menudo con cogerle y enviarle a los
+Toribios, o con hacer que el propio hermano Toribio viniese por el y se
+le llevase.
+
+Bien sabian los frailes que el bendito hermano Toribio habia muerto
+hacia mas de veinte anos; pero la institucion creada por el florecia,
+prestando al glorioso fundador una existencia inmortal y mitologica.
+Hasta muy entrado el segundo tercio del siglo presente, el hermano
+Toribio y los Toribios en general han sido el tema constante de todas
+amenazas para infundir saludable terror a los chachos traviesos.
+
+En la mente de D. Fadrique no entraba la idea de la fervorosa caridad
+con que el hermano Toribio, a fin de salvar y purificar las almas de
+cuantos muchachos cogia, les martirizaba el cuerpo, dandoles rudos
+azotes sobre las carnes desnudas. Asi es que se presentaba en su
+imaginacion el bendito hermano Toribio como loco furioso y perverso,
+enemigo de si mismo para llagarse con cadenas cenidas a los rinones, y
+enemigo de todo el genero humano, a quien desollaba y atormentaba en la
+edad de la ninez y de la mas temprana juventud cuando se abren al amor
+las almas y cuando la naturaleza y el cielo debieran sonreir y acariciar
+en vez de dar azotes.
+
+Como ya habian ocurrido casos de llevarse a los Toribios, contra la
+voluntad de sus padres, a varios muchachos traviesos, y como el hermano
+Toribio, durante su santa vida, habia salido a caza de tales muchachos,
+no solo por toda Sevilla, sino por otras poblaciones de Andalucia,
+desde donde los conducia a su terrible establecimiento, la amenaza de
+los frailes parecio para broma harto pesada a D. Diego, y para veras le
+parecio mas pesada aun. Hizo, pues, decir a los frailes que se
+abstuviesen de embromar a su hijo, y mucho mas de amenazarle, que ya el
+sabria castigar al chico cuando lo mereciese; pero que nadie mas que el
+habia de ser osado a ponerle las manos encima. Anadio D. Diego que el
+chico, aunque pequeno todavia, sabria defenderse y hasta ofender, si le
+atacaban, y que ademas el volaria en su auxilio, en caso necesario, y
+arrancaria las orejas a tirones a todos los Toribios que ha habido y hay
+en el mundo.
+
+Con estas insinuaciones, que bien sabian todos cuan capaz era de hacer
+efectivas D. Diego, los frailes se contuvieron en su malevolencia; pero
+como D. Fadrique (fuerza es confesarlo, si hemos de ser imparciales)
+seguia siendo peor que Pateta, los frailes, no atreviendose ya a
+esgrimir contra el armas terrenas y temporales, acudieron al arsenal de
+las espirituales y eternas, y no cesaron de querer amedrentarle con el
+infierno y el demonio.
+
+De este metodo de intimidacion se ocasiono un mal gravisimo. D.
+Fadrique, a pesar de sus chachas, se hizo impio, antes de pensar y de
+reflexionar, por un sentimiento instintivo. La religion no se ofrecio a
+su mente por el lado del amor y de la ternura infinita, sino por el
+lado del miedo, contra el cual su natural valeroso e independiente se
+rebelaba. D. Fadrique no vio el objeto del amor insaciable del alma, y
+el fin digno de su ultima aspiracion, en los poderes sobrenaturales. D.
+Fadrique no vio en ellos sino tiranos, verdugos o espantajos sin
+consistencia.
+
+Cada siglo tiene su espiritu, que se esparce y como que se diluye en el
+aire que respiramos, infundiendose tal vez en las almas de los hombres,
+sin necesidad de que las ideas y teorias pasen de unos entendimientos a
+otros por medio de la palabra escrita o hablada. El siglo XVIII tal vez
+no fue critico, burlon, sensualista y descreido porque tuvo a Voltaire,
+a Kant y a los enciclopedistas, sino porque fue critico, burlon,
+sensualista y descreido tuvo a dichos pensadores, quienes formularon en
+terminos precisos lo que estaba vago y difuso en el ambiente: el giro
+del pensamiento humano en aquel periodo de su civilizacion progresiva.
+
+Solo asi se comprende que D. Fadrique viniese a ser impio sin leer ni
+oir nada que a ello le llevase.
+
+Esta nueva calidad que aparecio en el era bastante peligrosa en aquellos
+tiempos. D. Diego mismo se espanto de ciertas ideas de su hijo. Por
+dicha, el desenvolvimiento de tan mala inclinacion coincidio casi con la
+ida de D. Fadrique al Colegio de Guardias marinas, y se evito asi todo
+escandalo y disgusto en Villabermeja.
+
+Las chachas Victoria y Ramoncica lloraron mucho la partida de D.
+Fadrique; el P. Jacinto la sintio; D. Diego, que le llevo a la Isla, se
+alegro de ver a su hijo puesto en carrera, casi mas que se afligio al
+separarse de el; y los frailes, y Casimirito sobre todo, tuvieron un dia
+de jubilo el dia en que le perdieron de vista.
+
+D. Fadrique volvio al lugar de alli adelante, pero siempre por brevisimo
+tiempo: una vez cuando salio del Colegio para ir a navegar; otra vez
+siendo ya alferez de navio. Luego pasaron anos y anos sin que viese a D.
+Fadrique ningun bermejino. Se sabia que estaba, ya en el Peru, ya en el
+Asia, en el extremo Oriente.
+
+
+
+
+IV
+
+De las cosas de D. Fadrique, durante tan larga ausencia, se tenia o se
+forjaba en el lugar el concepto mas fantastico y absurdo.
+
+D. Diego y la chacha Victoria, que eran las personas de la familia mas
+instruidas e inteligentes, murieron a poco de hallarse D. Fadrique en el
+Peru. Y lo que es a la candida Ramoncica y al limitado D. Jose, no
+escribia D. Fadrique sino muy de tarde en tarde, y cada carta tan breve
+como una fe de vida.
+
+Al P. Jacinto, aunque D. Fadrique le estimaba y queria de veras, tambien
+le escribia poco, por efecto de la repulsion y desconfianza que en
+general le inspiraban los frailes. Asi es que nada se sabia nunca a
+ciencia cierta en el lugar de las andanzas y aventuras del ilustre
+marino.
+
+Quien mas supo de ello en su tiempo fue el cura Fernandez, que, segun
+queda dicho, trato a don Fadrique y tuvo alguna amistad con el. Por el
+cura Fernandez se entero D. Juan Fresco, en quien influyo mucho el
+relato de las peregrinaciones y lances de fortuna de D. Fadrique para
+que se hiciese piloto y siguiese en todo sus huellas.
+
+Recogiendo y ordenando yo ahora las esparcidas y vagas noticias, las
+apuntare aqui en resumen.
+
+D. Fadrique estuvo poco tiempo en el Colegio, donde mostro grande
+disposicion para el estudio.
+
+Pronto salio a navegar, y fue a la Habana en ocasion tristisima. Espana
+estaba en guerra con los ingleses, y la capital de Cuba fue atacada por
+el almirante Pocok. Echado a pique el navio en que se hallaba nuestro
+bermejino, la gente de la tripulacion, que pudo salvarse, fue destinada
+a la defensa del castillo del Morro, bajo las ordenes del valeroso D.
+Luis Velasco.
+
+Alli estuvo D. Fadrique haciendo estragos en la escuadra inglesa con sus
+certeros tiros de canon. Luego, durante el asalto, peleo como un heroe
+en la brecha, y vio morir a su lado a D. Luis, su jefe. Por ultimo, fue
+de los pocos que lograron salvarse cuando, pasando sobre un monton de
+cadaveres y haciendo prisioneros a los vivos, llego el general ingles,
+Conde de Albemarle, a levantar el pabellon britanico sobre la principal
+fortaleza de la Habana.
+
+D. Fadrique tuvo el disgusto de asistir a la capitulacion de aquella
+plaza importante, y, contado en el numero de los que la guarnecian, fue
+conducido a Espana en cumplimiento de lo capitulado.
+
+Entonces, ya de alferez de navio, vino a Villabermeja, y vio a su padre
+la ultima vez.
+
+La reina de las Antillas, muchos millones de duros y lo mejor de
+nuestros barcos de guerra habian quedado en poder de los ingleses.
+
+D. Fadrique no se descorazono con tan tragico principio. Era hombre poco
+dado a melancolias. Era optimista y no quejumbroso. Ademas, todos los
+bienes de la casa los habia de heredar el mayorazgo, y el ansiaba
+adquirir honra, dinero y posicion.
+
+Pocos dias estuvo en Villabermeja. Se fue antes de que su licencia se
+cumpliese.
+
+El rey Carlos III, despues de la triste paz de Paris, a que le llevo el
+desastroso _Pacto de familia_, trato de mejorar por todas partes la
+administracion de sus vastisimos Estados. En America era donde habia mas
+abusos, escandalos, inmoralidad, tiranias y dilapidaciones. A fin de
+remediar tanto mal, envio el Rey a Galvez de visitador a Mejico, y algo
+mas tarde envio al Peru, con la misma mision, a D. Juan Antonio de
+Areche. En esta expedicion fue a Lima D. Fadrique.
+
+Alli se encontraba cuando tuvo lugar la rebelion de Tupac-Amaru. En la
+mente imparcial y filosofica del bermejino se presentaba como un
+contrasentido espantoso el que su Gobierno tratase de ahogar en sangre
+aquella rebelion, al mismo tiempo que estaba auxiliando la de Washington
+y sus parciales contra los ingleses; pero D. Fadrique, murmurando y
+censurando, sirvio con energia a su Gobierno, y contribuyo bastante a la
+pacificacion del Peru.
+
+Don Fadrique acompano a Areche en su marcha al Cuzco, y desde alli,
+mandando una de las seis columnas en que dividio sus fuerzas el general
+Valle, siguio la campana contra los indios, tomando gloriosa parte en
+muchas refriegas, sufriendo con firmeza las privaciones, las lluvias y
+los frios en escabrosas alturas a la falda de los Andes, y no parando
+hasta que Tupac-Amaru quedo vencido y cayo prisionero.
+
+Don Fadrique, con grande horror y disgusto, fue testigo ocular de los
+tremendos castigos que hizo nuestro Gobierno en los rebeldes. Pensaba el
+que las crueldades e infamias cometidas por los indios no justificaban
+las de un Gobierno culto y europeo. Era bajar al nivel de aquella gente
+semisalvaje. Asi es que casi se arrepintio de haber contribuido al
+triunfo cuando vio en la plaza del Cuzco morir a Tupac-Amaru, despues de
+un brutal martirio, que parecia invencion de fieras y no de seres
+humanos.
+
+Tupac-Amaru tuvo que presenciar la muerte de su mujer, de un hijo suyo
+y de otros deudos y amigos: a otro hijo suyo de diez anos le condenaron
+a ver aquellos barbaros suplicios de su padre y de su madre, y a el
+mismo le cortaron la lengua y le ataron luego por los cuatro remos a
+otros tantos caballos para que, saliendo a escape, le hiciesen pedazos.
+Los caballos, aunque espoleados duramente por los que los montaban, no
+tuvieron fuerza bastante para descuartizar al indio, y a este,
+descoyuntado, despues de tirar de el un rato en distintas direcciones,
+tuvieron que desatarle de los caballos y cortarle la cabeza.
+
+A pesar de su optimismo, de su genio alegre y de su aficion a tomar
+muchos sucesos por el lado comico, D. Fadrique, no pudiendo hallar nada
+comico en aquel suceso, cayo enfermo con fiebre y se desanimo mucho en
+su aficion a la carrera militar.
+
+Desde entonces se declaro mas en el la mania de ser filantropo, especie
+de secularizacion de la caridad, que empezo a estar muy en moda en el
+siglo pasado.
+
+La impiedad precoz de D. Fadrique vino a fundarse en razones y en
+discursos con el andar del tiempo y con la lectura de los malos libros
+que en aquella epoca se publicaban en Francia. El caracter burlon y
+regocijado de D. Fadrique se avenia mal con la misantropia tetrica de
+Rousseau. Voltaire, en cambio, le encantaba. Sus obras mas impias
+parecianle eco de su alma.
+
+La filosofia de D. Fadrique era el sensualismo de Condillac, que el
+consideraba como el _non plus ultra_ de la especulacion humana.
+
+En cuanto a la politica, nuestro D. Fadrique era un liberal anacronico
+en Espana. Por los anos de 1783, cuando vio morir a Tupac-Amaru, era
+casi como un radical de ahora.
+
+Todo esto se encadenaba y se fundaba en una teodicea algo confusa y
+somera, pero comun entonces. D. Fadrique creia en Dios y se imaginaba
+que tenia ciencia de Dios, representandosele como inteligencia suprema y
+libre, que hizo el mundo porque quiso, y luego le ordeno y arreglo segun
+los mas profundos principios de la mecanica y de la fisica. A pesar del
+_Candido_, novela que le hacia llorar de risa, D. Fadrique era casi tan
+optimista como el Dr. Pangloss, y tenia por cierto que todo estaba
+divinamente bien y que nada podia estar mejor de lo que estaba. El mal
+le parecia un accidente, por mas que a menudo se pasmase de que
+ocurriera con tanta frecuencia y de que fuera tan grande, y el bien le
+parecia lo substancial, positivo e importante que habia en todo.
+
+Sobre el espiritu y la materia, sobre la vida ultra-mundana y sobre la
+justificacion de la Providencia, basada en compensaciones de eterna
+duracion, D. Fadrique estaba muy dudoso; pero su optimismo era tal, que
+veia demostrada y hasta patente la bondad del cielo, sin salir de este
+mundo sublunar y de la vida que vivimos. Verdad es que para ello habia
+adoptado una teoria, novisima entonces. Y decimos que la habia adoptado,
+y no que la habia inventado, porque no nos consta, aunque bien pudo ser
+que la inventase; ya que cuando llega el momento y suena la hora de que
+nazca una idea y de que se formule un sistema, la idea nace y el sistema
+se formula en mil cabezas a la vez, si bien la gloria de la invencion se
+la lleva aquel que por escrito o de palabra le expone con mas claridad,
+precision o elegancia.
+
+La idea, o mejor dicho, la teoria novisima, tal como estaba en la mente
+de D. Fadrique, era en compendio la siguiente:
+
+Entendia el filosofo de Villabermeja que habia una ley providencial y
+eterna para la historia, tan indefectible como las leyes matematicas,
+segun las cuales giran en sus orbitas los astros. En virtud de esta ley,
+la humanidad iba adelantando siempre por un camino de perfectibilidad
+indefinida; su ascension hacia la luz, el bien, la verdad y la belleza,
+no tenia pausa ni termino. En esto, el humano linaje, en su conjunto,
+seguia un impulso necesario. Toda la gloria del exito era para el Ser
+Supremo, que habia dado aquel impulso; pero, dentro del providencial
+movimiento que de el nacia, en toda accion, en toda idea, en todo
+proposito, cada individuo era libre y responsable. El maravilloso
+trabajo de la Providencia, el misterio mas bello de su sabiduria
+infinita, consistia en concertar con atinada armonia todos aquellos
+resultados de la libertad humana a fin de que concurriesen al
+cumplimiento de la ley eterna del progreso, o en tenerlos previstos con
+tan divina prevision y acierto, que no perturbasen lo que estaba
+prescrito y ordenado; asi como, aunque sea baja comparacion, cuenta el
+inventor y constructor perito de una maquina con los rozamientos y con
+el medio ambiente.
+
+Tal manera de considerar los sucesos se avenia bien con el caracter de
+D. Fadrique, corroborando su desden hacia las menudencias, y su prurito
+de calificar de menudencias lo que para los mas de los hombres es
+importante en grado sumo, y transformando su propension a la alegria y a
+la risa en serenidad olimpica, digna de los inmortales.
+
+En su moral no dejaba de ser severo. No habia borrado de sus tablas de
+la ley ni un tilde ni una coma de los mandamientos divinos. Lo unico que
+hacia era dar mas vigor, si cabe, a toda prohibicion de actos que
+produzcan dolor, y relajar no poco las prohibiciones de todo aquello que
+a el se le antojaba que solo traia deleite o bienestar consigo.
+
+En aquella edad, pensar asi en Espana y en sus dominios ya hemos dicho
+que era expuesto; pero D. Fadrique tenia el don de la mesura y del tino,
+y sin hipocresia lograba no chocar ni lastimar opiniones o creencias.
+
+Concurria a esto la buena gracia con que se ganaba las voluntades, no
+con inspirar trivial afecto a todo el mundo, sino inspirandole muy vivo
+a los pocos que el queria, los cuales valian siempre por muchos para
+defenderle y encomiarle.
+
+En la primera mocedad, dotado D. Fadrique de tales prendas, y siendo
+ademas bello y agraciado de rostro, de buen talle, atrevido y sigiloso,
+consiguio que lloviesen sobre el las aventuras galantes, y tuvo alta
+fama de afortunado en amores.
+
+Despues de terminada la rebelion de Tupac-Amaru ascendio a capitan de
+fragata, y su reputacion de buen soldado y de sabio y habil marino llego
+a su colmo.
+
+Casi cuando acababan de espirar en el Cuzco los ultimos indios parciales
+de la independencia de su patria, siendo atenaceados algunos con tenazas
+candentes antes de ahorcarlos, llego la nueva a Lima de que habiamos
+hecho la paz con Inglaterra, logrando la independencia de su colonia, en
+pro de la cual combatimos.
+
+Don Fadrique pudo entonces obtener licencia para navegar a las ordenes
+de la Compania de Filipinas, y salio para Calcuta mandando un navio
+cargado de preciosas mercaderias. Tres viajes hizo de Lima a Calcuta y
+de Calcuta a Lima; y como llevaba muy buena pacotilla y un sueldo
+crecido, y alcanzo ventas muy ventajosas, se hallo en poco tiempo
+poseedor de algunos millones de reales.
+
+En las largas temporadas que D. Fadrique paso en la India se aficiono
+mucho a la dulzura de los indigenas de aquel pais y tomo en mayor
+aborrecimiento el fervor religioso y guerrero de otras naciones. Tippoo,
+sultan de Misor, se habia empenado en convertir al islamismo a todos los
+indostanies y en dilatar su imperio hasta el Cabo Comorin, a donde nunca
+habian penetrado las huestes de otros conquistadores musulmanes. La
+horrible devastacion del floreciente reino de Travancor, en las barbas
+de los ingleses, fue la consecuencia de la ambicion y del celo muslimico
+del sultan mencionado. El Gobernador general de la India se resolvio al
+cabo a vengar y a remediar lo que hubiera debido impedir, y partio de
+Calcuta a Madras con muchos soldados europeos y cipayos, y grandes
+aprestos de guerra. En aquella ocasion D. Fadrique tuvo el gusto de
+ganar bastantes rupias, sirviendo una buena causa y conduciendo a Madras
+en su navio, con la autorizacion debida, tropas, viveres y municiones.
+
+Parece que poco tiempo despues de este suceso, y aun antes de que el
+rajah de Travancor fuese restablecido en su trono, y el sultan Tippoo
+vencido y obligado a hacer la paz, D. Fadrique, cansado ya de
+peregrinaciones y trabajos, con la ambicion apagada y con el deseo de
+fortuna mas que satisfecho, logro, de vuelta a Lima, obtener su retiro,
+y se vino a Europa, anhelante de presenciar la gran revolucion que en
+Francia se estaba realizando, cuyos principios se hallaban tan en
+concordancia con los suyos, y cuya fama llenaba el mundo de asombro.
+
+Don Fadrique, sin embargo, solo estuvo en Paris algunos meses: desde
+fines de 1791 hasta Septiembre de 1792. Este tiempo le basto para
+cansarse y hartarse de la gran revolucion, desenganarse un poco de su
+liberalismo y dudar de sus teorias de constante progreso.
+
+En Madrid vivio, por ultimo, dos anos, y tambien se desengano de
+muchisimas cosas.
+
+Entrado ya en los cincuenta de su edad, aunque sano y bueno, y
+apareciendo en el semblante, en la robustez y gallardia del cuerpo, y en
+la serenidad y viveza del espiritu mucho mas joven, le entro la
+nostalgia de que padecen casi todos los bermejinos, y tomo la
+irrevocable resolucion de retirarse a Villabermeja para acabar alli
+tranquilamente su vida.
+
+Las cartas que escribio a su hermano D. Jose y a la chacha Ramoncica,
+que vivian aun, anunciandoles su vuelta definitiva y para siempre,
+fueron breves, aunque muy carinosas. En cambio, escribio al P. Jacinto
+una extensa carta, que se conserva aun y que debe ser trasladada a este
+sitio. La carta es como sigue:
+
+
+
+
+V
+
+Mi querido P. Jacinto: Ya sabra V. por mi hermano y por la chacha
+Ramoncica que estoy decidido a irme a ese lugar a acabar mi vida donde
+pase los mejores anos y los mas inocentes de ella (ibuena inocencia era
+la mia!), jugando al hoyuelo, a las chapas, al salto de la comba y
+algunas veces al cane, y andando a pedradas y a mojicones con mis
+coetaneos y compatricios.
+
+Entonces estaba yo cerril; pero ya V. se hara cargo de que me he pulido
+bastante peregrinando por esos mundos, y de que ahora son otras mis
+aficiones y muy diversos mis cuidados. Los frailes companeros de V. no
+tendran ya necesidad de amenazarme con los Toribios.
+
+Mi estancia en el lugar no traera perturbacion alguna; antes, por el
+contrario, yo me lisonjeo de que reporte algunas ventajas. He hecho
+dinero y empleare ahi mucha parte en fomentar la agricultura. El vino que
+ahi se produce es abominable y puede ser excelente. Trabajando se
+lograra hacerle potable y bueno.
+
+Sonando estoy con las agradables veladas que vamos a pasar en el
+invierno, jugando a la malilla y al tute, disputando sobre nuestras no
+muy concordes teologias, y refiriendo yo a V. mis aventuras en el Peru,
+en la India y en otras apartadas regiones.
+
+Se que V., a pesar de los anos, esta firme como un roble, por lo cual me
+prometo que ha de dar conmigo largos paseos a caballo y a pie, y ha de
+acompanarme a cazar perdices. Tengo dos magnificas escopetas inglesas,
+que compre en Calcuta, y con las cuales he cazado tigres, tan grandes
+algunos de ellos como borricos. Ya vera V. que bien le va tirando con
+cualquiera de estas escopetas a las pacificas y enamoradas perdices que
+acuden al reclamo en la estacion del celo.
+
+A pesar de nuestra edad, hemos de emplearnos todavia, si V. no se opone,
+en algunas cosas harto infantiles. Hemos de volver al Pozo de la Solana,
+como hace cuarenta anos, a cazar colorines y otros pajarillos, ya con la
+red, ya con liga y esparto. Tengame V. preparado un buen par de
+cimbeles.
+
+Todas las cosas de por ahi se me ofrecen a la memoria con el encanto de
+los primeros anos. Entiendo que voy a remozarme al verlas y gozarlas.
+Tengo gana de volver a comer pinonate, salmorejo, hojuelas, gajorros,
+pestinos, cordero en caldereta, cabrito en cochifrito, empanadas de
+boquerones con chocolate, torta-maimon, gazpacho, longanizas y los demas
+primores de cocina y reposteria con que suelen regalarse los sibaritas
+bermejinos. No por eso rompere con la costumbre contraida en otras
+tierras, sino que pienso llevar en mi compania a un gabacho que he
+traido de Paris, el cual condimenta unos manjares que doy por cierto que
+han de gustar a V., aunque tienen nombres imposibles casi de pronunciar
+por una boca de Villabermeja; pero ya V. se convencera de que, sin
+pronunciarlos, los mastica, los saborea, se los traga y le saben a
+gloria.
+
+Por mas extrano que a V. le parezca, llevo tambien vino a esa tierra del
+vino. Yo recuerdo que V. era un excelente catador; que V. tenia un
+paladar muy fino y una nariz delicadisima. Espero, pues, que ha de
+comprender y estimar el merito de los vinos de _extranjis_ que yo lleve,
+y que no caeran en su estomago como si cayesen en el sumidero.
+
+Estoy muy contento de que me viva aun la chacha Ramoncica. Me han dicho
+que en su casa sigue todo como antes. Los mismos muebles, la misma
+criada Rafaela, y hasta el grajo, bien sea el mismo tambien, que por
+milagro de nuestro Santo Patrono vive aun, o bien sea otro que le
+reemplazo a tiempo, y parece el fenix renacido de sus cenizas.
+
+Mucha gana tengo de dar un abrazo a la chacha Ramoncica, aunque, dicho
+sea entre nosotros, yo queria mas a la pobre chacha Victoria. iQue noble
+mujer aquella! Aseguro a V. que no he hallado igual mujer en el mundo.
+Si la hubiera hallado, no seria yo solteron.
+
+En este punto he sido poco feliz. No he hallado mas que mujeres ligeras,
+casquivanas, frivolas y sin alma. Una sola, alla en Lima, me quiso de
+veras con amor fervoroso, pero criminal. Yo tambien la quise, por mi
+desgracia, porque tenia un genio de todos los diablos, y queriendonos
+mucho, la historia de nuestros amores se compuso de una serie de
+peloteras diarias. Aquellos amores fueron pesadilla, y no deleite. Ella
+era muy devota, habia sido una santa y seguia en opinion de tal, porque
+procedimos siempre con cautela y recato. Sin embargo, en el fondo de su
+atribulada conciencia, en lo profundo de su mente, orgullosa y fanatica
+a la vez, sentia vergueenza de haber humillado ante mi su soberbia y de
+haberse rendido a mi voluntad, y tenia miedo y horror de haber dejado
+por mi el buen camino, ofendiendo a Dios y faltando a sus deberes. Todo
+esto, sin darse ella mucha cuenta de lo que hacia, me lo queria hacer
+pagar, considerandome en extremo culpado. Lo que yo tuve que aguantar
+no tiene nombre. Creame V., P. Jacinto, en el pecado lleve la
+penitencia. Asi es que me harte de amores serios para anos, y me dedique
+desde entonces a los ligeros. ?Para que atormentarse en un asunto que
+debe ser todo de amenidad, regocijo y alegria?
+
+Quizas por esta razon, y no porque apenas se de _in rerum natura_, no
+alcance nunca el amor de una chacha Victoria joven. Si le hubiera
+alcanzado, poco tierno soy de corazon, pero no lo dude V., hubiera
+muerto bendiciendola, como murio el cadete, o hubiera conquistado por
+ella y para ella, no el grado de capitan, sino el mundo.
+
+En fin, ya paso la mocedad, y no hay que pensar en novelerias.
+
+Yo estoy desenganado y aburrido, si bien con desengano apacible y suave
+aburrimiento.
+
+Se me acabo la ambicion; no siento apetito de gloria; no aspiro a ser
+del vano dedo senalado; tengo mas bienes de fortuna de los que necesito;
+estoy sediento de reposo, de obscuridad y de calma, y por todo esto me
+retiro a Villabermeja; pero no para hacer penitencia, sino para darme
+una vida regalada, tranquila, llena de orden y bienestar, cuidandome
+mucho y viendo lo que dura un Comendador Mendoza bien conservado. Hasta
+ahora lo estoy. No parece que tengo cincuenta anos, sino menos de
+cuarenta. Ni una cana. Ni una arruga. Todavia me llaman senorito, y no
+senor, y no faltan hembras de garbo que me califiquen de real mozo,
+ofendiendo mi modestia.
+
+Mi mayor desengano ha sido en mis ideas y doctrinas, si bien no ha sido
+bastante para hacerme variar.
+
+Dios me perdone si me equivoco a fuerza de creerle bueno. Yo, creyendo
+en el y figurandomele como persona, tengo que figurarmele todo lo bueno
+que concibo que una persona puede ser. Por consiguiente, no completando
+mi concepto de su bondad la gloria de la otra vida por inmensa que sea,
+supongo en esta vida que vivimos, por mas que sirva para ganar la otra,
+un fin y un proposito en si, y no solo el ultramundano. Este fin, este
+proposito es ir caminando hacia la perfeccion, y sin alcanzarla aqui
+nunca, acercarse cada vez mas a ella. Creo, pues, en el progreso; esto
+es, en la mejora gradual y constante de la sociedad y del individuo, asi
+en lo material como en lo moral, y asi en la ciencia especulativa como
+en la que nace de la observacion y la experiencia, y da ser a las artes
+y a la industria.
+
+El mejor medio de este progreso, y al mismo tiempo su mejor resultado en
+nuestros dias, es, a mi ver, la libertad. La condicion mas esencial de
+esta libertad es que todos seamos igualmente libres.
+
+Figurese V. cuanto me encantaria la revolucion francesa y su Asamblea
+Constituyente, que propendia a realizar estos principios mios; que
+proclamaba los derechos del hombre.
+
+Pedi mi retiro, deje mi carrera, y vine, lleno de impaciencia, desde el
+otro hemisferio a banarme en la luz inmortal de la gran revolucion y a
+encender mi entusiasmo en el sagrado fuego que ardia en Paris, donde
+imagine que estaban el corazon y la mente del mundo.
+
+Pronto se desvanecieron mis ilusiones. Los apostoles de la nueva ley me
+parecieron, en su mayor parte, bribones infames o freneticos furiosos,
+llenos de envidia y sedientos de sangre. Vi al talento, a la virtud, a
+la belleza, al saber, a la elegancia, a todo lo que por algo sobresale
+en la tierra, ser victima de aquellos fanaticos o de aquellos
+envidiosos. Las hazanas de los soldados de la revolucion contra los
+reyes de Europa coligados no podian admirarme. No me parecian la defensa
+serena del que confia en su valor y en su derecho, sino el brio febril
+de la locura, excitada por la embriaguez de la sangre y por medio de
+asesinatos horribles. Paris se me antojaba el infierno, y no atino ahora
+a comprender como permaneci tanto tiempo en el. Todo estaba trocado: la
+brutalidad se llamaba energia; sencillez el desalino indecente;
+franqueza la groseria, y virtud el no tener entranas para la compasion.
+Recordaba yo las epocas de mayor tirania, y no hallaba epoca alguna
+peor, sobre todo si se considera que estabamos en el centro de Europa y
+que llevabamos tantos siglos de civilizacion y cultura. El tirano no era
+uno, eran varios, y todos soeces y sucios de alma y de cuerpo.
+
+Hui de Paris y vine a Madrid. Otra desilusion. Si por alla crei
+presenciar una abominable y barbara trajedia, aqui me encontre en un
+grotesco, asqueroso y lascivo sainete. Por alla sangre; por aca
+inmundicia.
+
+No por eso apostate de mi optimismo ni eche a un lado mi doctrina de
+indefinido progreso. Lo que hice fue reconocer mi error en calculos de
+cronologia, para los cuales no habia contado yo con la feroz y
+desgrenada revolucion de Francia.
+
+En vista de esta revolucion, el bien relativo, el estado de libertad y
+de adelantamiento para las sociedades, que yo fantaseaba como inmediato,
+se hundio hacia adentro, en los abismos del porvenir, lo menos dos o
+tres siglos.
+
+Como para entonces no vivire yo, y como en el estado presente del mundo
+estoy ya harto de la vida practica, he resuelto refugiarme en la
+contemplacion; y a fin de gozar del espectaculo de las cosas humanas,
+mezclandome en ellas lo menos posible, voy a tomar asiento, como
+espectador desapasionado, en la propia Villabermeja.
+
+Mi hermano, que tiene ya una hija casadera, a quien naturalmente desea
+que salte un buen novio, se va a vivir a la vecina ciudad, donde ya
+tiene casa tomada, y a mi me deja a mis anchas y solo en la casa
+solariega de los Mendoza, donde le dare albergue siempre que venga al
+lugar para sus negocios.
+
+Yo me atengo al refran que dice _o corte o cortijo_; y ya que me fugo de
+Paris y de Madrid, no quiero ciudad de provincia, sino aldea.
+
+En la gran casa de los Mendoza bermejinos voy a estar como garbanzo en
+olla; pero se llenaran algunos cuartos con la multitud de libros que voy
+a llevar.
+
+Vamos a tener una vida envidiable; y digo _vamos_, porque supongo y
+espero que V. me hara compania a menudo.
+
+Mi determinacion es irrevocable, y me voy ahi, para no salir de ahi,
+salvo cuando vaya como de paseo a caballo, a visitar a mi hermano y a su
+familia, en la ciudad cercana, la cual, a pesar de su pomposo titulo de
+ciudad, tiene tambien mucho de pueblo pequeno y rural, con perdon y en
+paz sea dicho.
+
+Adios, beatisimo padre. Encomiendeme V. a Dios, con cuyo favor cuento
+para escapar de esta confusion ridicula de la corte, y poder pronto
+darle, en esa encantadora Villabermeja, un apretado abrazo.
+
+
+
+
+VI
+
+Veinte dias despues de recibida esta carta por el P. Jacinto, se realizo
+la entrada solemne en Villabermeja del ilustre Comendador Mendoza.
+
+Desde Madrid a la capital de la provincia, que entonces se llamaba
+reino, nuestro heroe vino en coche de colleras y empleo nueve dias. En
+la capital de la provincia se encontro con su hermano D. Jose, con el P.
+Jacinto y con otros amigos de la infancia, que le estaban aguardando.
+Entre ellos sobresalia el tio Gorico, maestro pellejero, habil
+fabricador de corambres y notabilisimo en el dificil arte de echar
+botanas a los pellejos rotos. Este habia sido el muchacho mas diabolico
+del lugar despues de D. Fadrique, y su teniente cuando las pendencias,
+pedreas y demas hazanas contra el bando de D. Casimiro.
+
+El tio Gorico no tenia mas defecto que el de haberse entregado con
+sobrado carino a la bebida blanca. El aguardiente anisado le encantaba.
+Y como al asomar la aurora por el estrecho horizonte de Villabermeja el
+tio Gorico, segun su expresion, mataba el gusanillo, resultaba que casi
+todo el dia estaba calamocano, porque aquel fuego que encendia en su ser
+con el primer fulgor matutino, se iba alimentando, durante el dia,
+merced a frecuentes libaciones.
+
+Por lo demas, el tio Gorico no perdia nunca la razon; lo que lograba era
+envolver aquella luz del cielo en una gasa tenue, en un fanal primoroso,
+que le hacia ver las cosas del mundo exterior y todo lo interno de su
+alma y los tesoros de su memoria como al traves de un vidrio magico.
+Jamas llegaba a la embriaguez completa; y una vez sola, decia el habia
+tenido en toda su vida alferecia en las piernas. Era, pues, hombre de
+chispa en diversos sentidos, y nadie tenia mejores ocurrencias, ni
+contaba mas picantes chascarrillos, ni se mostraba mas util y agradable
+companero en una partida de caza.
+
+En el lugar gozaba de celebridad envidiable por mil motivos, y entre
+otros, porque hacia el papel de Abraham en el paso de Jueves Santo por
+la manana, tan admirablemente bien, que nadie se le igualaba en muchas
+leguas a la redonda. Con un vestido de mujer por tunica, una colcha de
+cama por manto, su turbante y sus barbas de lino, tomaba un aspecto
+venerable. Y cuando subia al monte Moria, que era un establo cubierto de
+verdura, que se elevaba en medio de la plaza, adquiria la majestad
+patetica de un buen actor. Pero en lo que mas se lucia, arrancando
+gritos de entusiasmo, era cuando ofrecia a Isaac al Todopoderoso antes
+de sacrificarle. Isaac era un chiquillo de diez anos lo menos. Con la
+mano derecha el tio Gorico le levantaba hacia el cielo, y asi, extendido
+el brazo, como si no fuera de hueso y carne, sino de acero firmisimo,
+permanecia catorce o quince minutos. Luego venia el momento de las mas
+vivas emociones; el terror tragico en toda su fuerza. Abraham ataba al
+chiquillo al ara, y sacaba un truculento chafarote que llevaba al cinto.
+Tres o cuatro veces descargaba cuchilladas con una violencia increible.
+Las mujeres se tapaban los ojos y daban espantosos chillidos, creyendo
+ya segada la garganta del muchacho que prefiguraba a Cristo; pero el tio
+Gorico paraba el golpe antes de herir, como no atreviendose a consumar
+el sacrificio. Al fin aparecia un angel, con alas de papel dorado, en el
+balcon de las Casas Consistoriales, y cantaba el romance que empieza:
+
+ "Detente, detente, Abraham;
+ No mates a tu hijo Isaac,
+ Que ya esta mi Dios contento
+ Con tu buena voluntad."
+
+El sacrificio del cordero en vez del hijo, con lo demas del paso, lo
+ejecutaba el tio Gorico con no menor maestria.
+
+En mas de una ocasion trataron de ganarle, ofreciendole mucho dinero
+para que fuese a hacer de Abraham a otras poblaciones; pero el no quiso
+jamas ser infiel a su patria y privarla de aquella gloria.
+
+Don Jose, el P. Jacinto, el tio Gorico y los demas amigos, muy contentos
+de haber abrazado a D. Fadrique, contentisimo tambien de verse entre los
+companeros de su infancia, emprendieron a caballo el viaje a
+Villabermeja, que, con madrugar y picar mucho, pudo hacerse en diez
+horas, llegando todos al lugar al anochecer de un hermoso dia de
+primavera, en el ano de 1794.
+
+Dona Antonia, mujer de D. Jose, y sus dos hijos, D. Francisco, de edad
+de catorce anos, y dona Lucia, que tenia ya diez y ocho, acompanados de
+la chacha Ramoncica, recibieron con jubilo, con abrazos y otras mil
+muestras de carino al Comendador, quien ya tenia por suya la casa
+solariega. D. Jose y su familia se habian establecido en la ciudad, y
+solo por dos dias habian venido al pueblo para recibir al querido
+pariente.
+
+Este, como era de suyo muy modesto, se maravillo y complacio en ver que
+alcanzaba en Villabermeja mas popularidad de lo que creia. Vinieron a
+verle todos los frailes, desde los mas encopetados hasta los legos, el
+medico, el boticario, el maestro de escuela, el alcalde, el escribano y
+mucha gente menuda.
+
+Al dia siguiente de la llegada la chacha Ramoncica quiso lucirse, y se
+lucio, dando un magnifico _pipiripao_. D. Fadrique, cuando oyo esta
+palabra, tuvo que preguntar que significaba, y le dijeron que algo a
+modo de festin. En cambio, se cuentan aun en Villabermeja los grandes
+apuros en que estuvo aquella noche la chacha Ramoncica cuando volvio a
+su casa, cavilando que seria lo que su sobrino le habia pedido para el
+festin, y que ella ansiaba que le sirviesen, a fin de darle gusto en
+todo. El vocablo, para ella inaudito, con que su sobrino habia
+significado la cosa que deseaba, casi se le habia borrado de la mente.
+Por ultimo, consultando el caso con Rafaela, y haciendo un esfuerzo de
+memoria, vino a recomponer el vocablo y a declarar que lo que su sobrino
+habia pedido era _economia_.
+
+--?Que es eso, Rafaela? --pregunto a su fiel criada.
+
+Y Rafaela contesto:
+
+--Senora, ?que ha de ser? i_Ajorro_!
+
+No le hubo, sin embargo. La chacha Ramoncica echo aquel dia el bodegon
+por la ventana.
+
+Al siguiente le toco lucirse al Comendador, y a pesar de toda su
+filosofia gozo en el alma de que sus deudos y paisanos viesen
+maravillados su vajilla de porcelana, su plata y los demas objetos raros
+o bellos que de sus viajes habia traido, y que habia mandado por delante
+de el con su criado de mas confianza. Hasta la extrana fisonomia de
+este, que era un indio, pasmo a los bermejinos, con deleite y
+satisfaccion de D. Fadrique. Tuvo ademas un placer indescriptible en
+contar sus aventuras y en hacer descripciones de paises remotos, de
+costumbres peregrinas y de casos singulares que habia visto o en los que
+habia tomado parte.
+
+Nada de esto debe movernos a rebajar el concepto que del Comendador
+tenemos. Por mas que parezca pueril, tal vanidad es mas comun de lo que
+se cree. ?A quien no le agrada, cuando vuelve al lugar de su nacimiento,
+darse cierto tono, sin ofender a nadie, manifestando cuan importante
+papel ha hecho en el mundo?
+
+Gente hay que no espera para esto a ir a su lugar. Nacido en uno muy
+pequeno de Andalucia tuve yo cierto amigo que, como llegase a ser
+personaje de gran suposicion y de muchas campanillas, cifraba su mayor
+deleite en mandar a su pueblo todos los anos un ejemplar de la _Guia de
+forasteros_, con registro en las varias paginas en que estaba estampado
+su nombre. Un ano fue la _Guia_ con ocho registros, y el pasmo de los
+lugarenos, participado por carta a mi amigo, le dio un contento que
+casi rayaba en beatitud o bienaventuranza.
+
+No es menor el gusto que se tiene en contar lances y sucesos y en
+describir prodigios. De aqui sin duda el refran: _de luengas vias,
+luengas mentiras_. Baste, pues, decir, en elogio de D. Fadrique, que el
+refran no rezo con el nunca, porque era la veracidad en persona. Lo que
+no aseguraremos es que fuese siempre creido en cuanto refirio. Los
+lugarenos son maliciosos y desconfiados; suelen tener un criterio alla a
+su manera, y a menudo las cosas mas ciertas les parecen falsas o
+inverosimiles, y las mentiras, por el contrario, muy conformes con la
+verdad. Recuerdo que un mayordomo andaluz de cierto inolvidable y
+discreto Duque, que estuvo de embajador en Napoles, fue a su pueblo con
+licencia. Cuando volvio le embromabamos suponiendo que habria contado
+muchos embustes. El nos confeso que si, y aun anadio, jactandose de
+ello, que todo se lo habian creido, menos una cosa.
+
+--?Que cosa era esa? --le preguntamos.
+
+-Que cerca de Napoles --respondio,-- hay un monte que echa chispas por
+la punta.
+
+De esta suerte pudo muy bien nuestro D. Fadrique, sin apartarse un apice
+de la verdad, dejar de ser creido en algo, sin que sus paisanos se
+atreviesen a decirle, como decian al mayordomo del Duque cuando hablaba
+del Vesubio: "iEsa es grilla!"
+
+Al dia tercero despues de la llegada de D. Fadrique, su hermano D. Jose
+y su familia se volvieron a la ciudad; y entonces, con mas reposo, pudo
+entregarse el Comendador a otro placer no menos grato: el de visitar y
+recordar los sitios mas queridos y frecuentados de su ninez, y aquellos
+en que le habia ocurrido algo memorable. Estuvo en el Retamal y en el
+Llanete, que esta junto, donde le descalabraron dos veces; fue a la
+fuente de Genazahar y al Pilar de Abajo; subio al Laderon y a la Nava, y
+extendio sus excursiones hasta el cerro de Jilena y el monte de
+Horquera, poblado entonces de corpulentas y seculares encinas.
+
+Tomo, por ultimo, D. Fadrique verdadera posesion de su vivienda,
+arrellanandose en ella, por decirlo asi, poniendo en orden los muebles
+que habia traido, colocando los libros y colgando los cuadros.
+
+En estas faenas, dirigidas por el, casi siempre estaba presente el P.
+Jacinto; y al cabo D. Fadrique quedo instalado, forjandose un retiro,
+rustico a par que elegante, y una soledad amenisima en el lugar donde
+habia nacido.
+
+
+
+
+VII
+
+Encantado estaba D. Fadrique con su modo de vivir. Ya leyendo, ya de
+tertulia o de paseo con el P. Jacinto, ya de expediciones campestres y
+venatorias con el mismo padre y con el iluminado y ameno tio Gorico, el
+tiempo se deslizaba del modo mas grato. Ningun deseo sentia D. Fadrique
+de ir a otro pueblo, abandonando a Villabermeja; pero D. Jose tenia
+cuarto preparado para recibirle en su casa de la ciudad, y sus
+instancias fueron tales, que no hubo mas que ceder a ellas.
+
+El Comendador fue a la ciudad a pasar todo el mes de Mayo. Llego en la
+tarde del ultimo dia de Abril, y como el viaje es un paseo, aquella
+noche estuvo de tertulia hasta cerca de las once, que en 1794 era ya
+mucho velar. Dos o tres hidalgos; otras tantas senoras machuchas; dos
+jovenes amiguitas de Lucia, sobrina de D. Fadrique; un respetable senor
+cura y un caballerito forastero y muy elegante componian la reunion de
+casa de D. Jose, que empezo antes de que anocheciera.
+
+Nadie llamo la atencion de D. Fadrique, que era harto distraido.
+Necesitaba que las personas le gustasen o le disgustasen para fijarse en
+ellas, y con gran dificultad acertaba la gente a gustarle, y mucho menos
+a disgustarle. Asi es que, mostrandose muy urbano con todos, apenas
+reparo en ninguno.
+
+Al toque de oraciones sirvieron el refresco.
+
+Primero pasaron dos criadas repartiendo platos, servilletas y
+cucharillas de plata; luego entraron otras dos criadas, que traian
+sendas bandejas llenas de tacillas de cristal con almibares diferentes.
+Cada tertuliano fue tomando en su asiento una tacilla del almibar que
+mas le gustaba. Las criadas de las bandejas pasaron de nuevo recogiendo
+las tacillas vacias, y rogando a los senores que tomasen otra de otro
+almibar, como en efecto la tomaron muchos.
+
+La historia, prolija en este punto, cuenta que los almibares eran de
+nueces verdes, de cabellos de angel, de tomate y de hoja de azahar. Hubo
+tambien arrope de melocoton.
+
+Las ninfas fregonas, muy compuestas y con muchas flores en el mono,
+sirvieron luego copitas de rosoli, del que solo bebieron los caballeros;
+y por ultimo trajeron el chocolate con torta de bizcocho, polvorones,
+pan de aceite y hojaldres. Termino todo con el agua, que en vasos de
+cristal y en bucaros olorosos repartieron asimismo las criadas.
+
+Duro esto hasta que dieron las animas.
+
+El refresco se tomo con toda ceremonia y con pocas palabras. Las sillas
+pegadas a la pared, y todos sentados sin echar una pierna sobre otra, ni
+inclinarse de ningun lado, ni recostarse mucho.
+
+Despues de tomado el refresco, hubo alguna mas libertad y expansion, y
+Lucia se atrevio a rogar al caballerito que recitase unos versos.
+
+--Si, si --dijeron en coro casi todos los tertulianos;--que recite.
+
+--Recitare algo de Melendez, --dijo el joven.
+
+--No, de V. --replico Lucia.-- Sepa V., tio, --anadio dirigiendose al
+Comendador,-- que este senor es muy poeta y gran estudiante. Ya vera
+usted que lindos versos compone.
+
+--V. es muy amable, Srta. Dona Lucia. La amistad que me tiene la engana.
+Su senor tio de V. va a salir chasqueado cuando me oiga.
+
+--Yo confio tanto en el fino gusto de mi sobrina --dijo el Comendador,--
+que dudo de que se equivoque, por ferviente que sea la amistad que V. le
+inspire. Casi estoy convencido de que los versos seran buenos.
+
+--Vamos, recitelos V., D. Carlos.
+
+--No se cuales recitar que cansen menos, y que a V. que me fia, y a mi
+que soy el autor, nos dejen airosos.
+
+--Recite V. --contesto Lucia,-- los ultimos que ha compuesto a Clori.
+
+--Son largos.
+
+--No importa.
+
+Don Carlos no se hizo mas de rogar, y con entonacion mesurada y cierta
+timidez que le hubiera hecho simpatico, aunque ya por si no lo fuese,
+recito lo que sigue:
+
+ El placido arroyuelo
+ Rompe el lazo de hielo,
+ Y desatado en onda cristalina
+ Fecunda la pradera.
+ Flora presta sus galas a Chiprina;
+ Reluce Febo en la celeste esfera,
+ Y en la noche callada
+ La casta diosa a su pastor dormido,
+ Con tremulo fulgor, besa extasiada.
+ Del techo antiguo a suspender su nido
+ Ha vuelto ya la golondrina errante;
+ Dulces trinos difunde Filomena;
+ El mar se calma, el cielo se serena;
+ Solo Cefiro amante,
+ Oreando la hierba en los alcores.
+ Y acariciando las tempranas flores,
+ Con musica y aroma el aire agita.
+ En la rica estacion de los amores
+ Amor en todo corazon palpita;
+ Pero en el alma del zagal Mirtilo
+ Halla perpetuo asilo.
+ Alli ingenioso el dios labra un dechado
+ De gracia encantadora,
+ Donde con fiel esmero ha retratado
+ A Clori bella, a la gentil pastora.
+ Por quien Mirtilo muere.
+ Clori, en tanto, amistosa y compasiva,
+ Quiere que el zagal viva,
+ Mas amarle no quiere;
+ Antes, dicen que piensa dar su mano
+ A un rabadan anciano.
+ Con celos el zagal su pena aumenta,
+ Y asi en la selva oculto se lamenta:
+
+ --iTu no sabes de amor, encanto mio!
+ iAh! Tu ignorancia virginal te engana.
+ Sere merecedor de tu desvio,
+ Mas no comprendo la ilusion extrana
+ Que a dar tanta beldad te precipita,
+ Inutil don, tesoro inmaculado,
+ A la vejez marchita.
+ La amapola del prado
+ No despliega la pompa de sus hojas,
+ De pudico amor rojas,
+ Hasta que el sol derrama
+ En su velado seno estiva llama;
+ Ni la rosa se atreve
+ A abrir el caliz entre escarcha y nieve.
+ No censurara yo que Galatea
+ Al ciclope adorase: la hermosura
+ Bien en la fuerza y el valor se emplea;
+ Bien con estrecho, carinoso nudo,
+ La hiedra cine firme tronco rudo.
+ Mas nunca a quien apenas
+ Sostener puede el peso de la vida
+ A llevar sus cadenas,
+ Si dulces, graves, el amor convida.
+ Huyen del mustio viejo las Camenas;
+ Si la flauta de Pan su labio toca,
+ Alli perece el desmayado aliento,
+ Sin convertirse en melodioso viento,
+ Y la risa del satiro provoca.
+ Con vacilante pie mal en el coro
+ De ninfas entra; y el alegre giro
+ Y canto de las Menades sonoro,
+ O con flebil suspiro,
+ O con dolientes ayes turba acaso;
+ Que, en el misterio de la santa orgia,
+ Ni el hierofante el tirso le confia,
+ Ni el llega hasta la cumbre del Parnaso.
+ iAy Clori! ?Que demencia te extravia?
+ Ya que por ti se pierde
+ Mi tierno amor, mi juventud lozana,
+ De frescas rosas y de mirto verde
+ No cinas ora una cabeza cana.
+ Trepa la vid al alamo frondoso,
+ Y a la punzante ortiga
+ Deja que adorne el murallon ruinoso.
+ ?Que riesgo, que fatiga
+ No aceptara mi amor por agradarte?
+ Por ti en el bosque vencere las fieras;
+ Por ti el furor arrostrare de Marte;
+ Y el rey de las praderas,
+ Cuya bronceada frente
+ Arma ostenta terrible, que figura
+ De nueva luna el disco refulgente,
+ De mi garrocha dura
+ Sentira en la cerviz la picadura.
+ El rabadan, por la vejez postrado,
+ Tu solicito afan reclamaria,
+ iOh, Clori! mientras yo, por tu mandado,
+ Al abismo del mar descenderia,
+ Sus perlas para ver en tu garganta,
+ Y acosaria al lobo carnicero,
+ Su hirsuta piel con plomo o con acero
+ Ganando para alfombra de tu planta.
+ Alucinada ninfa candorosa,
+ Desecha ese delirio que te lleva
+ A ser del viejo rabadan esposa.
+ Pues ique! ?te he dado en balde tanta prueba
+ De amor? Ya ves que por seguirte dejo
+ El templo de Minerva y los verjeles
+ Por do Betis copioso se dilata.
+ De mis padres me alejo,
+ Y huyo tambien de mis amigos fieles
+ Para sufrir crueldades de una ingrata.
+ No estriba tu desden en mi pobreza,
+ Que no oculta tan bajo sentimiento
+ Tu noble corazon, y ni en riqueza
+ Me vence el rabadan, ni en nacimiento.
+ Solo un funesto error, una locura,
+ iOh, Clori! iOh, rosa del pensil divino!
+ Le hara exhalar tu aroma y tu frescura
+ Entre las secas ramas del espino;
+ Te hara romper el broche delicado,
+ No para abril, para diciembre helado.
+ No asi me hieras, si matarme quieres;
+ Mira que asi te matas cuando hieres.
+
+No bien terminaron los versos, fueron estrepitosamente aplaudidos por el
+benevolo auditorio; pero, si hemos de decir la verdad, ni D. Jose ni
+dona Antonia prestaron atencion durante la lectura; las senoras mayores
+se adormecieron con el sonsonete; el senor cura hallo la composicion
+sobrado materialista y mitologica y un poco pesada, y las amiguitas de
+Lucia mas se entusiasmaron con la buena presencia del poeta que con el
+merito literario de su obra.
+
+Don Carlos, en efecto, era un morenito muy salado de veintidos a
+veintitres anos. Sus vivos y grandes ojos resplandecian con el fuego de
+la inspiracion. Su cabellera negra, ya sin polvos, lucia y daba reflejos
+azulados como las alas del cuervo. Los movimientos de su boca al hablar
+eran graciosos. Los dientes que dejaba ver, blancos e iguales; la nariz,
+recta, y la frente, despejada y serena.
+
+Iba D. Carlos vestido con suma elegancia, a la ultima moda de Paris. Era
+todo un petimetre. Parecia el principe de la juventud dorada,
+transportado por arte magica desde las orillas del Sena al rinon de
+Andalucia. El cuello de su camisa y el lienzo con que formaba lazo en
+torno de el, estaban bastante bajos para descubrir la garganta y la
+cerviz robusta sobre que posaba airosamente la cabeza. La estatura, mas
+bien alta que mediana, y el talle, esbelto. El calzon ajustado de
+casimir, la media de seda blanca y el zapato de hebilla de plata, daban
+lugar a que mostrase el galan la bien formada pierna y un pie pequeno,
+largo y levantado por el tarso.
+
+Sin duda las ninas contemplaron mas todas estas cosas, y se deleitaron
+mas con la dulzura de la voz del senorito que con el que nos atreveremos
+a calificar de idilio, la mitad de cuyas palabras estaba en griego para
+ellas.
+
+Don Fadrique habia reparado en todo. Como la mayor parte de los
+distraidos, era muy observador, y prestaba atencion intensa cuando se
+dignaba prestarla.
+
+Los versos le parecieron regulares, no inferiores a los de Melendez,
+aunque, ni con mucho, tan buenos como los de Andres Chenier, que habia
+oido en Paris. Lo que es el chico le parecio muy guapo.
+
+Advirtio tambien, con cierto gusto mezclado de zozobra, que Lucia, su
+sobrina, habia escuchado con ademan y gesto propios de quien entiende la
+poesia, y con cierta aficion, que no atinaba el a deslindar si era
+meramente literaria, o reconocia otra causa mas personal y mas honda.
+
+Por lo pronto, en consecuencia de tales observaciones, califico a su
+sobrina, de quien hasta entonces apenas habia hecho caso, de bonita y de
+discreta. Se puede decir que la miro concienzudamente por primera vez, y
+vio que era rubia, blanca, con ojos azules, airosa de cuerpo y muy
+distinguida. De todos estos descubrimientos no pudo menos de alegrarse,
+como buen tio que era; pero hizo, o creyo haber hecho, otros
+descubrimientos, que le mortificaban algo. "Tal vez seran cavilaciones",
+decia para si.
+
+En punto de las diez se acabo la tertulia.
+
+Sola ya la familia, Dona Antonia convoco a los criados, y en compania de
+todos, y en alta voz, se rezo el rosario.
+
+Por ultimo, no bastando el chocolate y el refresco, que pudiera pasar
+por merienda, para gente que comia entonces poco despues de mediodia, se
+sirvio la indispensable cena.
+
+Durante este tiempo D. Fadrique busco y encontro ocasion de tener un
+aparte con su sobrina, y le hablo de este modo:
+
+--Nina, veo que te gustan los versos mas de lo que yo creia.
+
+Ella, poniendose muy colorada y mas bonita desde la primera palabra que
+el tio pronuncio, respondiole, algo cortada:
+
+--?Y por que no han de gustarme? Aunque criada en un lugar, no soy tan
+ruda.
+
+--Basta con mirarte, hija mia, para conocer que no lo eres. Pero el que
+te gusten los versos no se opone a que puedan gustarte los poetas.
+
+--Ya lo creo que me gustan. Fr. Luis de Leon y Garcilaso son mis
+predilectos entre los liricos espanoles, --dijo Lucia con suma
+naturalidad.
+
+Casi se disipo la sospecha de D. Fadrique. Parecia inverosimil tanto
+disimulo en una muchacha de diez y ocho anos, que rezaba el rosario
+todas las noches, iba a misa y se confesaba con frecuencia.
+
+Don Fadrique no tenia tiempo para rodeos y perifrasis, y se fue
+bruscamente al asunto que le mortificaba.
+
+--Sobrina, con franqueza: ?los versos que hemos oido los ha compuesto D.
+Carlos para ti?
+
+--iQue disparate! --respondio Lucia, soltando una carcajada.
+
+--?Y por que habia de ser disparate?
+
+--Porque nada de aquello me conviene: porque yo no soy Clori.
+
+--Bien pudieras serlo. El poeta no describe a Clori. Afirma vaga e
+indeterminadamente que Clori es bella, y tu eres bella.
+
+--Gracias, tio; V. me favorece.
+
+--No; te hago justicia.
+
+--Sea como V. guste. Pero digame V., ?de donde sacamos a mi viejo
+rabadan? porque yo no doy con el.
+
+--Pues mira, yo crei haberle encontrado.
+
+--?Como, tio, si no estaba en la tertulia mas que el senor cura?
+
+--Y yo, ?no soy nadie?
+
+--?Que quiere V. decir con eso?
+
+--Quiero decir que tengo cincuenta anos, que te llevo treinta y dos, y
+que no estoy loco para aspirar a que me quieran; pero los poetas fingen
+lo que se les antoja, y el barbilindo de D. Carlos puede haber levantado
+esa maquina de suposiciones absurdas para escribir su idilio. En tal
+caso, no esta muy conforme con la verdad todo aquello de que el viejo
+rabadan no puede ya con sus huesos, ni baila, ni corre, ni guerrea, ni
+es capaz de cazar lobos como el zagal. Con mi medio siglo encima, me
+apuesto a todo con el tal D. Carlitos. Todavia, si me pongo a bailar el
+bolero, estoy seguro de que he de bailarle mejor que cuando mi padre me
+hizo que le bailara a latigazos. Y en punto a pulmones y a resuello, no
+ya para encaramarme al Parnaso corriendo detras de las bacantes, no ya
+para tocar todas las flautas y clarinetes del mundo, sino para mover las
+aspas de un molino, entiendo que tengo de sobra.
+
+--Pero, tio, si D. Carlos no ha sonado en V. ni ha pensado en mi.
+
+--Vamos, muchacha, no seas hipocritilla. A mi se me ha metido en la
+cabeza que ese chico te quiere, que ha sabido que yo venia a pasar aqui
+un mes, que ha oido decir que yo era viejo, y, con estos datos, el
+insolente ha supuesto lo demas.
+
+Don Fadrique decia todo esto con risa, para embromar a su sobrina; y,
+aunque dudoso de su recelo, algo picado de la desvergueenza del poeta,
+que por otra parte no habia dejado de caerle en gracia.
+
+--Tio --dijo por ultimo Lucia con la mayor gravedad que pudo,-- V. no es
+el viejo rabadan. El viejo rabadan es de Villabermeja como V.: hace dos
+anos que esta establecido aqui, y merece, en efecto, las calificaciones
+que le prodiga el poeta, porque esta muy asendereado y estropeado. El
+viejo rabadan se llama D. Casimiro. V. debe de conocerle.
+
+--iYa lo creo! iY vaya si le conozco! --dijo el Comendador recordando a
+su antiguo adversario y victima de la ninez.
+
+--Pero entonces, ?quien es Clori? --anadio en seguida.
+
+--Clori es una linda senorita, muy amiga mia. Su madre vive con gran
+recogimiento y no sale ni deja salir a su hija de noche. Por eso no ha
+estado Clori de tertulia; pero es mi vecina, y su madre consiente en
+que venga conmigo de paseo, en compania de mi madre. Si manana quiere V.
+ser nuestro acompanante, iremos a las huertas, a las diez, despues del
+almuerzo, por sendas en que haya sombra. Clori vendra, y V. conocera a
+Clori.
+
+--Ire con mucho gusto.
+
+--iAh, tio! Por amor de Dios, que no se le escape a V. lo de que D.
+Carlos esta enamorado de mi amiga y lo de que ella es Clori. Mire V. que
+es un secreto. Nadie mas que yo lo sabe en la poblacion. Hay que tener
+mucho recato, porque los padres de ella no quieren mas que a D. Casimiro
+y nada traslucen del amor de D. Carlos. Yo se lo he confiado a V. para
+que no fuese V. a creer que yo era Clori y que sin razon de ningun
+genero habiamos convertido a V. en viejo rabadan enclenque, a fin de dar
+motivo a los versos.
+
+--Quedo satisfecho, muchacha, y no dire nada. Te aseguro ya que me
+interesa tu amiga Clori y que tengo curiosidad de verla.
+
+De esta suerte, de improviso, vino D. Fadrique a tener, apenas llegado,
+un secreto con su sobrina, y a figurar en intrigas y lances de amor.
+
+Pensando en ello, se retiro a su cuarto, como los demas se retiraron
+cada cual al suyo, y durmio hasta las ocho de la manana, mejor que un
+mozo de veinte anos.
+
+
+
+
+VIII
+
+Dona Antonia amanecio con un tremendo jaquecazo, enfermedad a que era
+muy propensa. Tuvo, pues, que guardar cama y no pudo acompanar a paseo a
+su hija Lucia; pero, como el mal no era de cuidado, y ya Lucia tenia
+concertado el paseo con su amiga, se decidio que el Comendador las
+acompanase.
+
+La amiga de Lucia vivia en la casa inmediata. Un muro separaba los
+patios de una casa y otra. A la hora convenida, en punto de las nueve y
+media, pronta ya Lucia para salir y con su tio al lado, grito desde el
+patio, al pie del muro:
+
+--Clara (asi se llamaba Clori en la vida real), ?estas ya lista?
+
+No se hizo aguardar la contestacion.
+
+Oyose primero la voz de una criada que decia:
+
+--Senorita, senorita, Dona Lucia esta llamando a su merced.
+
+Un momento mas tarde sono en el patio contiguo una voz argentina y
+simpatica, que respondia:
+
+--Alla voy; sal a la calle; ?para que he de entrar en tu casa?
+
+Salieron D. Fadrique y Dona Lucia, y hallaron ya a Dona Clara en la
+puerta.
+
+El Comendador, a pesar de sus distracciones, miro a Dona Clara con
+extraordinaria curiosidad. Era una nina de poco mas de diez y seis anos.
+El color de su rostro, de un moreno limpio, tenido en las mejillas y en
+los labios del mas fresco carmin. La tez parecia tan suave, delicada y
+transparente, que al traves de ella se imaginaba ver circular la sangre
+por las venas azules. Los ojos, negros y grandes, estaban casi siempre
+dormidos y velados por los parpados y las largas y rizadas pestanas; si
+bien, cuando fijaban la mirada y se abrian por completo, brotaban de
+ellos dulce fuego y luz viva. Todo en Dona Clara manifestaba salud y
+lozania, y, sin embargo, en torno de sus ojos, fingiendolos mayores y
+acrecentando su brillantez, se notaba un cerco obscuro, como el morado
+lirio.
+
+Era Dona Clara mas alta que su amiga Lucia, bastante alta tambien, y,
+aunque delgada, sus formas eran bellas y revelaban el precoz y completo
+desenvolvimiento de la mujer. El cabello de Dona Clara era negrisimo,
+las manos y el pie pequenos, la cabeza bien plantada y airosa.
+
+Ambas amigas iban vestidas de negro, con mantilla y basquina, y algunas
+rosas en el peinado.
+
+Lucia dijo a su amiga la indisposicion de su madre, y que su tio el
+Comendador, recien llegado de Villabermeja, las acompanaria en el paseo.
+Salvos los cumplimientos y ceremonias de costumbre, no hubo en la
+conversacion nada memorable, hasta que los tres, que iban juntos,
+salieron de la ciudad y llegaron al campo.
+
+La pequena ciudad esta por todas partes circundada de huertas. Muchas
+sendas las cortan en diversas direcciones. A un lado y otro de cada
+senda hay una cerca de granados, zarza-moras, mimbres y otras plantas.
+En muchas sendas hay un arroyo cristalino a cada lado; en otras, un solo
+arroyo. Todas ellas gozan, en primavera, verano y otono, de abundante
+sombra, merced a los alamos corpulentos y frondosos nogales, y demas
+arboles de todo genero que en las huertas se crian.
+
+La tierra es alli tan generosa y feraz, que no puede imaginarse el
+sinnumero de flores y la masa de verdura que cinen las margenes de los
+arroyos, esparciendo grato y campestre aroma. Campanillas, mosquetas,
+violetas moradas y blancas, lirios y margaritas abren alli sus calices y
+lucen su hermosura.
+
+El sol radiante, que brilla en el cielo despejado y dora el aire
+diafano, hace mas esplendida la escena. Increible multitud de pajaros
+la anima y alegra con sus trinos y gorjeos. En Andalucia, huyendo de la
+tierra de secano, buscando el agua y la sombra, se refugian las aves en
+estos oasis de regadio, donde hay frescura y tupidas enramadas.
+
+Tales eran los sitios por donde paseaba el Comendador con las dos
+bonitas muchachas. Apenas salieron de la poblacion, tomaron la senda que
+llaman _del medio_. Ellas cogian flores, se deleitaban oyendo cantar los
+colorines o reian sin saber de que. El Comendador meditaba, sentia gran
+bienestar, gozaba de todo, aunque mas tranquilamente que ellas.
+
+Al llegar a sitio mas ancho, no ya a otra senda, sino a un camino, los
+tres, que, por ser la senda casi siempre estrecha, habian ido uno en pos
+de otro, se pusieron en la misma linea. Clara estaba en el centro. Lucia
+dijo entonces, dirigiendose a su tio:
+
+--Vamos, ya habra satisfecho V. su curiosidad. Esta es Clori. ?No es
+verdad que merece haber inspirado el idilio?
+
+Dona Clara, que si bien mas moza que Lucia, era mas reflexiva y grave,
+sintio que su amiga hubiese confiado a su tio aquel secreto, y no pudo
+reprimir las muestras de su disgusto, frunciendo el entrecejo,
+poniendose mas seria y tinendose al mismo tiempo de grana sus mejillas
+con la vergueenza y el enojo.
+
+Nada dijo Dona Clara, a pesar de ello; pero Lucia advirtio su disgusto y
+prosiguio de esta suerte:
+
+--No te ofendas Clarita. No me motejes de parlanchina. Mi tio me puso
+anoche entre la espada y la pared, y tuve que confesarselo todo. Tuve
+que disculparme y que disculpar a D. Carlos. A mi tio se le metio en la
+cabeza que el era el viejo rabadan y que yo era Clori. Ademas, mi tio es
+muy sigiloso y no dira nada a nadie. ?No es verdad tio?
+
+--Descuide V., senorita --respondio el Comendador, encarandose con Dona
+Clara, que se puso mas encarnada aun:-- nadie sabra por mi quien ha
+inspirado el idilio, que es, por cierto, precioso.
+
+El Comendador advirtio que Clara se tranquilizaba, si bien no acerto,
+con la turbacion, a pronunciar palabra alguna.
+
+Dona Lucia continuo:
+
+--iVaya si es precioso el idilio! Creame V., tio: desde Vicente Espinel
+hasta nuestra edad, Ronda no ha producido mas ingenioso poeta que
+nuestro amigo D. Carlos de Atienza, ilustre mayorazgo de la mencionada
+ciudad, el cual vive en Sevilla con sus padres, trata de tomar en
+aquella Universidad la borla de doctor en ambos Derechos, y ahora
+descuida bastante los estudios por seguir a Clori, que, desde Sevilla,
+se ha venido aqui de asiento con su familia, a quien V. sin duda conoce.
+
+--Sobrina, yo no se si tengo o no la honra de conocer a la familia de
+esta senorita, cuyo apellido no me has dicho. ?Como un forastero recien
+llegado ha de adivinar la familia de quien solo sabe que se llama Clori
+en poesia y Clara en prosa?
+
+--iAy, es verdad! iQue distraida soy! No habia yo dicho a V. como se
+llamaba mi amiga. Pues bien, tio: esta senorita se llama Dona Clara de
+Solis y Roldan. Y ahora, ?que dice V.? ?Conoce V. o no conoce a su
+familia?
+
+Al oir en boca de Lucia el nombre y apellidos de su amiga y la ultima
+inocente pregunta, el Comendador se estremecio, se turbo; el color rojo,
+que habia tenido antes las mejillas delicadas de Clarita, se diria que
+habia pasado con mas fuerza a encender el rostro varonil de D. Fadrique,
+curtido por el sol de India y por los vientos de los remotos mares.
+
+Lucia, sin advertir la turbacion de su tio, siguio diciendo:
+
+--Pero ?que digo a su familia? A la misma Clara es posible que V. la
+conozca, solo que ya no se acuerda. Cuando era ella chiquirritita, tal
+vez cuando ella nacio, estaba V. en Lima. Clara es limena.
+
+Dominandose al cabo el Comendador, contesto a su sobrina:
+
+--Mal puedo acordarme y mal puedo haber olvidado a esta senorita, a
+quien nunca he visto. A quien si he conocido y tratado mucho es a su
+senor padre; y tambien, a pesar de la vida retirada y austera que
+siempre ha hecho, tuve el gusto de tratar y ser amigo de mi senora Dona
+Blanca Roldan. ?Como esta su senora madre de V., senorita?
+
+--Sigue bien de salud --contesto Dona Clara;-- pero, entregada como
+nunca a sus devociones, apenas se deja ver de nadie.
+
+--?Y el Sr. D. Valentin, esta bueno?
+
+--Gracias a Dios, lo esta, --dijo Clara.
+
+--Se ha retirado ya de la magistratura --anadio Lucia;-- ha heredado los
+cuantiosos bienes de su hermano el mayor, que murio sin hijos, y vive
+aqui, donde tiene su mejores fincas, de que Clarita es unica heredera.
+
+Como una nueva oleada de sangre subio entonces a la cara del Comendador,
+enrojeciendola toda. Reportandose luego, dijo de la manera mas natural a
+su parlera sobrina:
+
+--?Con que esta senorita, ademas de ser tan guapa, es muy rica?
+
+--Para estos lugares lo es. ?No es verdad, tio, que es muy extrano que
+la quieran casar con don Casimiro? iSi viera V. que viejo y que feo
+esta! Vamos, es ofender a Dios. Yo, si fuera el Papa, negaba la licencia
+que habra que pedirle.
+
+--Pues que --exclamo D. Fadrique,-- ?son ustedes parientes tan
+cercanos?
+
+--Don Casimiro Solis es el pariente mas cercano que tiene mi padre,
+--contesto Clara.
+
+--Seria su inmediato heredero si Clara no viviese, --anadio Lucia, que
+no dejaba por contar nada de cuanto sabia, cuando se hallaba entre
+personas, como Clara y su tio, que le infundian tanta confianza y
+carino.
+
+Don Fadrique no llevo adelante la conversacion. Quedo callado y como
+pensativo y melancolico.
+
+En silencio continuaron, pues, paseando hasta que llegaron al
+_nacimiento_. En mitad de un bosque de encinas y olivos, que pone
+termino a las huertas, se alza un monte escarpado, formado de riscos y
+penascos enormes, que parecen como suspendidos en el aire, amenazando
+derrumbarse a cada momento.
+
+Higueras bravias, jaras de varias especies, romero y tomillo, musgo,
+retama y otras mil hierbas, plantas y flores, nacen en las hendiduras de
+aquellas penas o cubren los sitios en que no esta pelada la roca viva, y
+hallan alguna capa vegetal donde fijar y alimentar las raices.
+
+Los penascos horadados abren paso a diversas grutas o cuevas en no pocos
+sitios del cerro, a cuyo pie, mas bajo aun que el nivel del camino,
+estan como socavadas las piedras, formando una gruta mayor y de mas
+grande entrada que las otras. En el fondo de esta gruta, que se ve todo
+sin penetrar alli, brota de una grieta, sin hiperbole alguna, un
+verdadero rio. Por eso se llama aquel sitio el nacimiento del rio, o
+sencillamente _el nacimiento_.
+
+El agua que mana de entre las penas cae con grato estruendo en un
+estanque natural, cuyo suelo esta sembrado de blanquisimas y redondas
+piedrezuelas. Por aquel estanque se extiende mansa el agua, creando y
+desvaneciendo de continuo circulos fugaces; mas, a pesar de los
+circulos, son las ondas de tal transparencia, que al traves de ellas se
+ve el fondo, aunque esta a mas de vara y media de profundidad, y en el
+pueden contarse las guijas todas.
+
+En la margen del pequeno lago crecen juncos, juncia, berros y otras
+plantas acuaticas.
+
+El estanque o lago llena la gruta y se dilata buen espacio fuera de
+ella, reflejando el cielo en su cristal. A derecha y a izquierda hay dos
+acequias, por donde el agua corre, dividiendose despues en infinitos
+arroyuelos, y yendo a regar las mil y quinientas huertas que hacen del
+termino de aquella pequena ciudad un verde y florido paraiso.
+
+Como todo por aquellas cercanias es terreno quebrado, el agua baja a las
+hondonadas con impetu brioso: a veces se precipita en cascadas, y a
+veces pone en movimiento acenas, batanes y martinetes. No obstante,
+cerca del nacimiento el agua va por tierra llana, con sosegada corriente
+y apacible murmullo, sin que haya ruido mayor en aquella amena soledad
+que el que produce el nacimiento mismo; el golpe del agua que brota de
+la pena y cae dentro de la gruta.
+
+A la orilla del estanque rustico hay varios sauces, y junto al tronco
+del mas alto y frondoso un poyo o asiento de piedra. Alli estaba sentado
+el poeta rondeno D. Carlos de Atienza cuando llegaron el Comendador, su
+sobrina y Dona Clara.
+
+Don Fadrique, como si anhelase apartar de si tristes y enojosos
+pensamientos, impropios de su caracter y risuena filosofia, se paso la
+mano por la frente, y creyendo que recobraba su serena y alegre
+condicion, dijo en voz alta:
+
+--Hola, ilustre poeta, ?que nuevo idilio compone V. en estas soledades?
+
+Don Carlos se levanto del asiento, y yendo hacia los recien venidos,
+dijo:
+
+--Buenos dias, Sr. D. Fadrique. Beso los pies de Vds., senoritas.
+
+El Comendador le allano el camino para que se viniese con el y con las
+ninas y los acompanase un rato en el paseo. Hablo a D. Carlos de sus
+estudios, le pondero lo mucho que le agradaba la poesia, le encomio el
+idilio y se le hizo repetir.
+
+No podia haber dado mayor gusto a D. Carlos, ni mayor satisfaccion de
+amor propio; porque, como todos los que escriben, han escrito o
+escribiran versos en el mundo, era D. Carlos aficionadisimo a recitarlos
+en presencia de un benevolo y discreto auditorio, y siempre se inclinaba
+a calificarle de discreto, con tal de que fuese benevolo.
+
+Don Fadrique miro con disimulo, pero con mucha atencion, a Clarita
+mientras que D. Carlos recito el idilio. Si aun le hubiera quedado la
+menor duda de que Clara era Clori, la duda se hubiera disipado. A
+Clarita, valiendonos de una expresion en extremo vulgar, si bien muy
+pintoresca, un color se le iba y otro se le venia mientras los versos
+duraron. Ya se ponia palida, ya se cubrian de purpura sus mejillas.
+Hasta cuando exclamo D. Carlos recitando:
+
+"Puesique! ?te he dado en balde tanta prueba
+De amor?"
+
+vio o imagino ver D. Fadrique que los parpados de Dona Clara se
+contraian mas de lo ordinario, como para recoger y ocultar indiscretas
+lagrimas, que ansiaban por brotar de los hermosos ojos.
+
+Despues de recitados los versos, D. Carlos, menos atrevido en prosa,
+apenas se acerco a Clara, y no le dijo palabra que todos no oyesen. Solo
+con Lucia hablo en voz baja y como en secreto.
+
+Los cuatro se internaron, prosiguiendo el paseo y volviendo a la ciudad
+por otro camino, en medio de una frondosisima alameda. Alli Clara, o
+adelantandose o quedandose atras y dejando al Comendador con su sobrina,
+hubiera podido hablar a su placer con D. Carlos; pero no parecia sino
+que le tenia miedo, que temblaba de oir su voz sin testigo, y que
+deseaba demostrar a los ojos del Comendador que no queria pertenecer a
+D. Carlos, sino a D. Casimiro. Ello es que en los lugares mas agrestes,
+Clara no se apartaba del lado de D. Fadrique, como si temiese que
+saliese una fiera a devorarla y buscase en el su amparo y defensa.
+
+?Quien sabe lo que pasaba en aquellos instantes en el alma del
+Comendador? Lo cierto es que casi no se atrevia a hablar a Clara; pero
+de repente, en una ocasion en que D. Carlos y Lucia se adelantaron y se
+perdieron de vista entre los arboles, el Comendador detuvo a Clara, la
+contemplo de un modo extrano y dulce, y tomando su semblante una
+expresion solemne y en cierto modo venerable, exclamo:
+
+--iHija mia! Es V. muy buena, muy hermosa... inocente de todo; Dios
+bendiga a V. y la haga tan feliz como merece.
+
+Y diciendo esto, alzo las manos como para bendecir a la muchacha, tomo
+su cabeza entre ellas y le dio en la frente un beso.
+
+Clara hallo, sin duda, muy raro todo aquello, fuera del uso y del
+estilo comun; pero la cara de D. Fadrique estaba tan seria, y su
+expresion era tan simpatica y noble, que, a pesar de las ideas con que
+personajes devotos habian manchado precozmente la conciencia de la nina,
+hablandole de pecados y faltas, Clara no pudo ver alli ningun
+atrevimiento liviano.
+
+Mas aun se afirmo en la idea de lo puro e impecable del extrano e
+inesperado beso, cuando le dijo el Comendador:
+
+--Don Carlos me parece un mozo excelente. ?Le ama V. mucho?
+
+Habia en el acento de D. Fadrique un suave imperio, al que Clara no supo
+resistir.
+
+--Le he amado mucho --contesto,-- pero yo acertare a no amarle. He sido
+muy culpada. Sin que lo sepa mi madre le he querido. En adelante no le
+querre. Sere buena hija. Obedecere a mi madre. Ella sabe mejor que yo lo
+que me conviene.
+
+Don Fadrique no se atrevio a replicar ni a hacer un discurso subversivo
+de la autoridad materna.
+
+A poco volvieron a reunirse, en un solo grupo los cuatro.
+
+Antes de entrar de nuevo en la ciudad, D. Carlos se despidio del
+Comendador y de las dos senoritas, y se fue por otros sitios.
+
+Apenas Lucia y su tio dejaron a Clara a la puerta de su casa, el tio
+pregunto a la sobrina:
+
+--?Que te ha dicho D. Carlos?
+
+--?Que ha de decir? Que esta desesperado; que Clara le desdena, que le
+rechaza, y que, por obedecer a su madre, se casara con D. Casimiro.
+
+--Y D. Valentin, ?que hace?
+
+--Nada. ?Que quiere V. que haga? Pues que, ?ignora V. que D. Valentin es
+un gurrumino? Una mirada de Dona Blanca le confunde y aterra; una
+palabra de enojo de aquella terrible mujer hace que tiemble D. Valentin
+como un azogado.
+
+--De suerte que Dona Blanca es quien ha decidido el casamiento de Clara
+con D. Casimiro.
+
+--Si, tio; en esa casa Dona Blanca es quien lo decide todo. Ella manda y
+los demas obedecen. No se atreven a respirar sin su licencia. No se
+puede negar que Dona Blanca tiene mucho talento y es una santa. Sabe mas
+de las cosas de Dios que todos los predicadores juntos. Reza muchisimo;
+lee y estudia libros piadosos; lleva una vida ejemplar y penitente, y
+hace muchas limosnas a los pobres y a las iglesias; pero, a pesar de
+tantas virtudes y excelentes prendas, nada tiene de amable. Antes al
+contrario, es terrible. A mi me pone miedo.
+
+--No lo dudo, sobrina; ya era como tu la describes cuando yo la conoci.
+
+--iAy, tio! ?Y la veia V. con frecuencia?
+
+--No con frecuencia, sobrina; pero al fin la trate algo.
+
+--No extrane V. que en una semana no vengan a casa, ni para cumplir.
+Dona Blanca vive con la mente tan lejos de todo, y se resiste tanto a
+que le cuenten cosas del mundo exterior que distraigan su espiritu de la
+contemplacion intima en que vive, que de seguro ni ella ni su pobre
+marido sabran que V. ha llegado. D. Valentin no creo que sea hombre muy
+interior, espiritual y contemplativo; pero como tiene tanto miedo a su
+mujer y quiere darle gusto siempre, vive tambien a lo mistico, apartado
+del trato humano, y yo le juzgo capaz de azotarse con unas disciplinas,
+no tanto por amor de Dios, cuanto por amor y por miedo de Dona Blanca.
+
+Don Fadrique escuchaba y callaba. No tenia humor de despegar los labios.
+Lucia, que era aficionada a hablar, solto la tarabilla y prosiguio
+diciendo:
+
+--iPobre Clara! Figurese V. lo divertida que estara. Yo no lo dudo; ella
+se ira al cielo; pero ique! ?no puede ir uno al cielo con menos trabajo?
+No acierto a ponderar a V. los prodigios de astucia, los portentos de
+habilidad, aunque este mal que yo me alabe, que he tenido que hacer para
+ganarme un poco la voluntad y la confianza de Dona Blanca y lograr que
+su hija se trate conmigo y salga a veces en mi compania. Si no fuera por
+mi, Clara estaria como enterrada en vida, entre cuatro paredes. No se
+como ha podido entenderse con D. Carlos. Gracias a que el es muy listo y
+capaz de todo. Clara ha estado con el, no dire que en relaciones, sino
+casi en relaciones. Ello es que Clara le amaba. Luego ha tenido
+remordimientos de amar a un hombre a escondidas de su madre, y sobre
+todo cuando su madre la destina para otro. Asi es que ahora rechaza al
+pobre D. Carlos, y el infeliz zagal Mirtilo se muere de pena.
+
+El Comendador oia con interes a su sobrina, y no ponia en la
+conversacion ni una exclamacion siquiera. Parecia que se habia quedado
+mudo o que no sabia que decir.
+
+--Clara --prosiguio Lucia,-- ahora que cree pecado amar a D. Carlos, y
+que no halla posible oponerse a la voluntad de su madre, piensa a veces
+en ser monja; pero ni este deseo se atreve a confiar a su madre.
+Considera ella, en primer lugar, que no es buena su vocacion; que quiere
+tomar el velo por despecho y como desesperada; y, por otra parte, cree
+que decir a su madre que quiere ser monja es un acto de rebeldia, es
+oponerse a su voluntad de casarla con D. Casimiro. ?Que piensa V. de la
+situacion de mi desgraciada amiga?
+
+Interrogado tan directamente el Comendador, tuvo al cabo que romper el
+silencio; pero respondio con laconismo:
+
+--Mala es, en verdad, la situacion; pero, ?quien sabe? Todo tiene
+remedio menos la muerte. Entre tanto --anadio D. Fadrique, hablando con
+lentitud y bajo, dejando caer las palabras una a una, como si le
+costasen grandes esfuerzos, y como si en vez de responder a su sobrina
+hablase consigo mismo y a si propio se respondiese;-- entre tanto, Dona
+Blanca es discreta, es piadosa y es buena madre. Razones de mucho peso
+tiene... sin duda... para querer casar a su hija con D. Casimiro. En
+fin, muchacha, sigue siendo buena amiga de Clara; pero no caviles ni
+formes juicios acerca de la conducta de Dona Blanca. Voy, ademas, a
+hacerte otra suplica.
+
+--Mande V., tio.
+
+--Es algo dificil lo que exijo de ti.
+
+--?Por que?
+
+--Porque te gusta hablar, y lo que exijo es que calles.
+
+--?Y que he de callar? Ya vera V. como me callo. Yo no quiero que V. se
+disguste y forme mal concepto de mi.
+
+--Pues bien; calla que me has puesto al corriente de los amores de D.
+Carlos y Dona Clara, y calla tambien cuanto sabes acerca de estos
+amores.
+
+--iTio, por amor de Dios! No me crea V. tan amiga de contarlo todo. El
+picaro idilio tiene la culpa. Sin el idilio, ni a V. le hubiera yo
+confiado nada.
+
+Oido esto, sonrio el Comendador a su sobrina; y como ya estaban en la
+casa, se aparto de la muchacha, yendose algo meditabundo y ensimismado,
+cual si procurase resolver un dificil problema.
+
+
+
+
+IX
+
+Mientras el Comendador y Lucia tenian el dialogo de que acabamos de dar
+cuenta, Clara habia entrado en el cuarto de su madre.
+
+Dona Blanca estaba sentada en un sillon de brazos. Delante de ella habia
+un velador con libros y papeles. D. Valentin estaba alli, sentado en una
+silla, y no muy distante de su mujer.
+
+El aspecto de Dona Blanca era noble y distinguido. Vestida con sencillez
+y severidad, todavia se notaban en su traje cierta elegancia y cierto
+senorio. Tendria Dona Blanca poco mas de cuarenta anos. Bastantes canas
+daban ya un color ceniciento a la primitiva negrura de sus cabellos. Su
+semblante, lleno de gravedad austera, era muy hermoso. Las facciones,
+todas de la mas perfecta regularidad.
+
+Era Dona Blanca alta y delgada. Sus manos, blancas, parecian
+transparentes. Sus ojos, negros como los de su hija, tenian un fuego
+singular e indefinible, como si todas las pasiones del cielo y de la
+tierra y todos los sentimientos de angeles y diablos hubiesen
+concurrido a crearle.
+
+Don Valentin, timido y pacifico, enamorado de su mujer en los primeros
+anos de matrimonio, y lleno despues de consideracion hacia ella, no se
+atrevia a chistar en su presencia, si ella no le mandaba que hablase.
+
+Era D. Valentin un virtuoso caballero, pero debil y pusilanime. Habia
+sido, por amor y respeto a su honra, un magistrado integro. Nada habia
+podido apartarle del cumplimiento de su deber, y hasta habia mostrado
+admirable entereza fuera de casa, donde la entereza, por grande que deba
+ser, basta con que dure un instante; pero en la casa, con la domestica
+tirania de una mujer dotada de voluntad de hierro, cuya presion es
+perpetua e incesante, D. Valentin no habia sabido resistir, y habia
+abdicado por completo. La hacienda, los negocios, la educacion de la
+hija, todo dependia y todo era dirigido y gobernado por Dona Blanca.
+
+El aspecto de D. Valentin era insignificante y neutral.
+
+Ni alto ni bajo, ni pelinegro ni rubio, ni flaco ni gordo. Parecia, con
+todo, un senor, por decirlo asi, muy correcto en sus modales, en su
+continente y en su habla. La devota sumision a su mujer anadia a dicha
+calidad de correcto una tintura de mansedumbre.
+
+Don Valentin habia sido en su mocedad muy buen catolico, pero sin
+fervor penitente y sin inclinaciones misticas y contemplativas. Ahora,
+por no desazonar a su mujer, se esforzaba por remedar a San Hilarion o a
+San Pacomio.
+
+Tenia D. Valentin cerca de sesenta anos de edad, pero parecia mucho mas
+viejo, porque no hay cosa que envejezca y arruine mas el brio y la
+fortaleza de los hombres que esta servidumbre voluntaria y espantosa, a
+que por raro misterio de la voluntad se someten muchos, cediendo a la
+persistencia endemoniada de sus mujeres.
+
+No bien entro Clara en el cuarto, Dona Blanca le pregunto:
+
+--?Donde has estado, nina?
+
+--Mama, en _el nacimiento_.
+
+--No se como tiene pies mi senora Dona Antonia para dar paseos tan
+disparatados. Con ir y volver, eso es andar cerca de una legua.
+
+--Dona Antonia no ha estado hoy con nosotras --dijo Clara, no
+atreviendose a mentir, ni siquiera a disimular.
+
+El rostro de Dona Blanca tomo cierta expresion de sorpresa y de notable
+desagrado.
+
+--Entonces ?quien os ha acompanado en el paseo? --pregunto Dona Blanca.
+
+--No se enoje V., mama: hemos ido bien acompanadas.
+
+--Si; pero ?por quien? ?Por alguna fregona? ?Por alguna tia cualquiera?
+
+--Mire V., mama, Dona Antonia tenia la jaqueca y no pudo acompanarnos.
+En su lugar ha venido con nosotras el tio de Lucia.
+
+--?Y quien es ese tio?
+
+--Un senor marino que estuvo en la India y en el Peru, que dice que
+conoce a V., que hace poco ha venido a vivir a Villabermeja, y que
+anoche llego aqui a pasar una temporada.
+
+--Ese es el Comendador Mendoza --dijo D. Valentin, con cierto jubilo de
+saber que habia llegado un antiguo amigo.
+
+--Justamente, papa, asi se llama: el Comendador Mendoza; un senor muy
+fino, si bien algo raro.
+
+--Oye, Blanca, sera menester que vayamos a ver al Comendador, que vive
+sin duda en casa de su hermano --exclamo D. Valentin.
+
+--Cumpliremos con ese deber que la sociedad nos impone --dijo Dona
+Blanca con reposo y dignidad serena--; pero tu, Clara, no debes volver a
+salir de paseo ni tratarte con ese hombre malvado e impio. Si la santa
+fe de nuestros padres no estuviera tan perdida; si las perversas
+doctrinas del filosofismo frances no nos hubiesen inficionado, ese
+hombre, en vez de vestir el honroso uniforme de la marina, vestiria el
+sambenito; en vez de andar libre por ahi, piedra de escandalo, fermento
+de impiedad, levadura del infierno, corrompiendo lo que aun en el
+cuerpo social se conserva sano, estaria en los calabozos de la
+Inquisicion o ya hubiera muerto en la hoguera.
+
+Clara se aterro al oir en boca de su madre aquella diatriba. Se
+represento en su mente al Comendador como a un personaje endiablado; y,
+acordandose del tierno beso que de el habia recibido, se lleno toda de
+espanto y de vergueenza.
+
+Don Valentin, con el recuerdo del Comendador, que le traia a la
+imaginacion mejores tiempos, cuando el estaba menos viejo y menos
+sumiso, se sentia, contra su costumbre, con animo de contradecir y no
+someterse del todo. Asi es que dijo:
+
+--iValgame Dios, mujer, que falta de caridad es esa! Eres injusta con
+nuestro antiguo amigo. No te negare yo que era algo _esprit fort_ en su
+mocedad pero ya se habra enmendado. Por lo demas, siempre fue el
+Comendador pundonoroso, hidalgo y bueno. ?Que tienes tu que decir contra
+su moralidad?
+
+--Callate, Valentin, que no dices mas que sandeces. Y las llamo
+sandeces, por no calificarlas de blasfemias. ?Que moralidad, que
+hidalguia, que virtud puede haber donde faltan la religion y las
+creencias, que son su fundamento? Sin el santo temor de Dios toda virtud
+es mentira y toda accion moral es un artificio del diablo para enganar a
+los bobos que presumen de discretos y que no subordinan su juicio a los
+que saben mas que ellos. Ya lo he dicho y lo repito: el Comendador
+Mendoza era un impio y un libertino, y seguira siendolo. Nosotros iremos
+a visitarle para no chocar, procurando no hallarle en casa y ver solo a
+dona Antonia y a su bendito marido. En cuanto a Clarita, se buscara un
+pretexto cualquiera para que no salga mas con Lucia, exponiendose a ir
+en compania de ese renegado, jacobino, volteriano y ateo. Primero
+confiaria yo a Clara al cuidado de la mas vil y pecadora de las mujeres.
+Esta mujer, con el auxilio de la religion, puede regenerarse y llegar a
+ser una santa; pero de quien niega a Dios o le aborrece, del empedernido
+de toda la vida, ?que esperanza es licito concebir?
+
+Clarita y D. Valentin se compungieron y amilanaron con el sermon de Dona
+Blanca, y nada supieron contestarle.
+
+Quedo, pues, resuelto que Clarita, por culpa del Comendador y para que
+no se contaminase, no volveria a pasear con Lucia.
+
+
+
+
+X
+
+Las resoluciones de Dona Blanca Roldan eran irrevocables y efectivas.
+Ella sabia darles cumplimiento con calma persistente.
+
+Una manana, despues de oir misa con D. Valentin, estuvo Dona Blanca a
+visitar a Dona Antonia y a felicitarla por la venida de su cunado; y fue
+con tal tino, que no se hallaba el Comendador en casa.
+
+Ni antes ni despues de esta visita se dejaron ver Dona Blanca y D.
+Valentin de sus vecinos y amigos. Retirados siempre en el fondo del
+antiguo caseron en que vivian, y pretextando enfermedades, no recibian
+visitas, a pesar de lo dificil y odioso que es negarse a recibir,
+estando en casa, cuando se vive en un pueblo pequeno.
+
+En balde intento repetidas veces Lucia sacar a paseo a Clara. Siempre
+que envio recado, le contestaron que Clara estaba mal de salud o muy
+ocupada y que le era imposible salir.
+
+Lucia fue ella misma a ver a Clara, y solo dos veces pudo verla, pero en
+presencia de su madre. Estas pruebas de retraimiento y hasta de desvio
+estaban suavizadas por una extremada cortesia de parte de Dona Blanca;
+aunque bien se dejaba conocer que si esta senora ponia de su parte
+cuantos medios le sugeria su urbanidad a fin de no dar motivo de
+agravio, preferiria agraviar, si por agraviado se daba alguien, a cejar
+un punto en su proposito.
+
+Fuera del dia en que visito a Dona Antonia, no ponia Dona Blanca los
+pies en la calle sino de madrugada, para ir a la iglesia, a misa y demas
+devociones. D. Valentin la acompanaba casi siempre, como un lego o
+doctrino humilde, y Clara la acompanaba siempre, sin osar apenas
+levantar los ojos del sueldo.
+
+Lucia, cavilando sobre las causas de aquella poco menos que completa
+ruptura de relaciones, llego a temer que Dona Blanca hubiese averiguado
+los amores de Clara con D. Carlos de Atienza, la presencia de este en la
+ciudad y la entrada y proteccion con que contaba en su casa.
+
+Dona Clara no hablaba a solas ni escribia a su amiga; por los criados
+nada podia averiguarse, porque los de Dona Blanca eran forasteros casi
+todos, y o no tenian confianza en la casa, o hacian una vida devota y
+apartada, imitando y complaciendo asi a sus amos.
+
+Solo podia afirmarse que la unica persona que entraba de visita en casa
+de D. Valentin era su cercano pariente D. Casimiro.
+
+De esta suerte se pasaron diez dias, que a don Carlos, a Lucia y al
+Comendador parecieron diez siglos, cuando al anochecer, en una hermosa
+tarde, el Comendador estaba en el patio de la casa solo con su sobrina.
+Esta traia con su tio una conversacion muy animada, mostrandole las
+plantas y las flores que en arriates y en multitud de tiestos adornaban
+aquel patio, contiguo, como ya hemos dicho, al de la casa de D.
+Valentin. Salvando el muro divisorio, la voz de ambos interlocutores
+podia llegar al patio inmediato. La voz llego, en efecto, porque en
+medio de la conversacion sintieron Lucia y el Comendador el ruido de un
+pequeno objeto pesado que caia a sus pies. Lucia se bajo con prontitud a
+recogerle, y no bien le tuvo en la mano, dijo a su tio, toda alborozada
+y en voz baja:
+
+--Es una carta de Clarita. iQue buena es! Me quiere de veras. Menester
+es conocerla como yo la conozco, para estimar lo que vale esta fineza de
+su amistad. iBurlar por mi la vigilancia de su madre! iEscribirme
+furtivamente! Calle V... tio... si parece imposible. iPor mi, esa
+infeliz, que es una santa, ha faltado a su deber de obediencia filial!
+?Y como, donde, a que hora habra podido escribirme? Vamos ... si le digo
+a V. que es un milagro de carino. Y la picarita ?con que angustia habra
+estado espiando la ocasion de echarme la carta, segura de que yo la
+recogeria? iBenditas sean sus manos!
+
+Y diciendo esto habia desatado el papel de la china en que venia liado
+con un hilo, y se diria que queria comersele a besos.
+
+--Ven a leer esa carta --dijo el Comendador,-- donde haya luz y donde no
+vengan a interrumpirnos. En el despacho no hay nadie y ahora acaban de
+encender el velon. Ven, que es ya de noche y aqui no veras.
+
+Lucia fue al despacho con su tio, y con acento conmovido, casi al oido
+del Comendador, leyo lo siguiente:
+
+"Mi querida Lucia: De sobra conoces tu lo mucho que te quiero.
+Considera, pues, cuanto me afligira verte tan poco y no poder hablarte.
+Mi madre lo exige, y una buena hija debe complacer a su madre. No creas
+que mi madre ha sospechado nada de mis desenvolturas con D. Carlos de
+Atienza. Me echo a temblar al representarme que hubiera podido
+sospecharlo. Nadie sabe mas que tu, el Comendador y yo, que D. Carlos me
+pretende; pero Dios sabe mi pecado, del que estoy arrepentida. Ha sido
+enorme perversidad en mi dar alas a ese galan con miradas dulces y
+profanas sonrisas... casi involuntarias... te lo juro. No por eso me
+pesan menos en la conciencia. Algo he hecho yo, o arrastrada por mi
+maldad nativa, o seducida por el enemigo comun de nuestro linaje, para
+alborotar a ese mozo, hacerle abandonar su Universidad y sus estudios, y
+moverle a venir aqui en persecucion mia. En medio de todo, harto tengo
+que agradecer a Jesus y a Maria Santisima, que se apiadan de mi, a pesar
+de lo indigna que soy, y disponen que no se solemnice mi falta con el
+escandalo. Favor sobrenatural del cielo es, sin duda, el que siga oculto
+el movil que ha impulsado a D. Carlos a venir aqui. La gente cree que
+vino y esta aqui por ti. iCuanto debo agradecerte que cargues con esta
+culpa! Si yo no hubiera sido atrevida, si yo no hubiera animado a D.
+Carlos, si yo hubiera tenido la severidad y el recato convenientes, no
+me veria ahora en tan amargo trance. iAy, mi querida Lucia! El corazon
+humano es un abismo de iniquidad ... y de contradicciones. ?Quieres
+creer que, si por un lado me desespero de haber dado ocasion para que D.
+Carlos haya venido persiguiendome, por otro lado me lisonjea, me encanta
+que haya venido, y advierto que si no hubiera venido seria yo mas
+desgraciada? En medio de todo... no lo dudes... yo soy muy mala. Estoy
+avergonzada de mi hipocresia. Estoy enganando a mi madre, que es tan
+perspicaz. Mi madre me juzga demasiado buena... y vela por mi, como el
+avaro por su tesoro, cuando el tesoro esta ya perdido. No acierto a
+decirtelo para que no te enojes, y, no obstante, quiero decirtelo. No
+cumpliria con un deber de conciencia si no te lo dijese. La causa de
+que mi madre me aparte de ti es tu tio. A mi me parecio un caballero muy
+fino, y bueno; pero mi madre asegura ique horror! que no cree en Dios.
+?Es posible ihija mia! que hiera el demonio con tan abominable ceguedad
+los ojos de algunas almas? ?Se comprende que la copia, la imagen, la
+semejanza, renieguen del original divino, que les presta el unico valor
+y noble ser que tienen? Si ello es cierto, si el Comendador esta
+obcecado en sus impiedades, armate de prudencia y pide al cielo que te
+salve. Procura tambien traer a tu tio al buen camino. Tu tienes
+extraordinario despejo y don de expresarte con primor y entusiasmo. El
+Altisimo, ademas, se vale a menudo de los debiles para sus grandes
+victorias. Acuerdate de David, mancebo, que era un pastorcillo sin
+fuerzas, y vencio y derribo al gigante en el valle del Terebinto.
+?Cuantas hermanas, hijas, madres y esposas no han logrado convencer a
+sus descarriados maridos, hermanos, hijos o padres? A gloria parecida
+debes aspirar tu, y Dios te premiara y te dara brio para alcanzarla. En
+cuanto a mi, aun siendo tan nina, soy una miserable pecadora, y bastante
+tarea tengo con llorar mis locuras y apaciguar la tempestad de
+encontrados sentimientos que me destrozan el pecho. Dame la ultima y
+mayor prueba de amistad. Persuade a D. Carlos de que no le amo. Dile que
+se vuelva a Sevilla y me deje. Convencele de que soy fea, de que gusto
+de D. Casimiro, de que mi ingratitud hacia el merece su desprecio. Yo
+debiera haberle hablado en este sentido; pero soy tan debil y tan tonta,
+que no hubiese atinado a decirselo, y tal vez le hubiera inducido
+estupidamente a que creyese todo lo contrario. Por amor de Dios, Lucia
+de mi alma, despide por mi a D. Carlos. Yo no puedo, no debo ser suya.
+Que se vaya; que no disguste por mi a sus padres; que no pierda sus
+estudios; que no motive un escandalo cuando se sepa que vino por mi y
+que yo soy una malvada, provocativa, seductora, quien sabe ... Adios.
+Estoy apuradisima. No tengo a nadie a quien confiar mis cosas, con quien
+desahogar mis penas, a quien pedir consejo y remedio. Espero con ansia
+la llegada del P. Jacinto, que es el oraculo de esta casa. Se que lo que
+yo le diga caera como en un pozo, y que sus consejos son sanos. Es el
+unico hombre que tiene algun imperio sobre mi madre. ?Cuando vendra de
+Villabermeja? Adios, repito, y ama y compadece a tu--CLARA."
+
+
+
+
+XI
+
+Esta carta inocente, tan propia de una nina de diez y seis anos,
+discreta y educada con devocion y recogimiento, gusto mucho al
+Comendador; pero tambien le dio no poco que pensar. No entraremos
+nosotros en el fondo de su alma a escudrinar sus pensamientos, y nos
+limitaremos a decir que tomo tres resoluciones, de resultas de aquella
+lectura.
+
+Fue la primera buscar modo de ver y de hablar a la severisima Dona
+Blanca; la segunda, sondear bien el animo de D. Carlos para conocer
+hasta que punto amaba de veras a la nina y merecia su amor, y la
+tercera, tratar con el P. Jacinto y proporcionarse en el un aliado para
+la guerra que tal vez tendria que declarar a la madre de Clarita.
+
+A fin de conseguir lo primero, en vez de escribir pidiendo una
+audiencia, que con cualquier pretexto y muy politicamente se le hubiera
+negado, discurrio D. Fadrique levantarse al dia siguiente de madrugada,
+aguardar en la calle a Dona Blanca cuando ella saliese para acudir a la
+iglesia, e ir derecho a hablarle, sin miedo alguno.
+
+Asi lo hizo el Comendador. Dona Blanca, antes de las seis, aparecio en
+la calle con Clarita y don Valentin. Iban a misa a la Iglesia Mayor.
+Apenas los vio salir D. Fadrique, se acerco muy determinado, y saludando
+cortesmente con sombrero en mano, dijo:
+
+--Beso a V. los pies, mi senora Dona Blanca. Dichosos los ojos que
+logran ver a V. y a su familia. Buenos dias, amigo D. Valentin. Clarita,
+buenos dias.
+
+Don Valentin, al oirse llamar amigo tan blandamente y por una voz
+conocida y simpatica, no se pudo contener; no reflexiono, se dejo llevar
+del primer impetu carinoso y se fue hacia D. Fadrique con los brazos
+abiertos. Por dicha, no obstante, D. Valentin tenia la inveterada
+costumbre de no hacer la menor cosa sin mirar antes a su mujer para
+notar la cara que ponia y si le retraia de consumar o le alentaba a que
+consumase su conato de accion. A pesar, pues, de lo entusiasmado que iba
+a abrazar a D. Fadrique, el instinto le indujo a que mecanicamente
+volviera la cara hacia Dona Blanca antes de llegarse a dar el abrazo.
+Indescriptible es lo que vio entonces en los fulminantes ojos de su
+mujer. Casi no se puede describir el efecto que le produjo aquella
+mirada. Creyo D. Valentin leer en ella el mas profundo desden, como si
+le acusase de una humillacion estolida, de una bajeza infame; y creyo
+ver, al mismo tiempo, la ira y la prohibicion imperiosa de que llevase a
+cabo lo que se habia lanzado a ejecutar. El terror sobrecogio de tal
+suerte el animo de D. Valentin, que se paro, se quedo inmovil de subito,
+como si se hubiera convertido en piedra. Solo con voz apagada y apenas
+perceptible exhalo, por ultimo, como languido suspiro, un
+
+--Buenos dias, Sr. D. Fadrique.
+
+--Buenos dias, --dijo tambien Clara, no con mas aliento que su padre.
+
+Dona Blanca miro de pies a cabeza al Comendador, y con reposo y suave
+acento, sin alterarse ni descomponerse en lo mas minimo, le hablo de
+esta manera:
+
+--Caballero: Dios, que es infinitamente misericordioso, tenga a V. en su
+santa guarda. No por amor suyo, de que V. carece, sino por el mundano
+honor de que V. se jacta y por los respetos y consideraciones que todo
+hombre bien nacido debe a las damas, ruego a V. que no nos distraiga del
+camino que llevamos, ni perturbe nuestra vida retirada y devota.
+
+Y dicho esto, hizo Dona Blanca al Comendador una ceremoniosa y fria
+reverencia, y echo a andar con sosegada gravedad, siguiendola D.
+Valentin y llevando delante a Clara.
+
+Don Fadrique pago la reverencia con otra, se quedo algo atolondrado, y
+dijo entre dientes:
+
+--Esta visto: es menester acudir a otros medios.
+
+No bien la familia de Solis se hubo alejado treinta pasos del
+Comendador, vio este que Dona Blanca se volvia a hablar con su marido.
+
+Es evidente que el Comendador no oyo lo que le decia; pero el novelista
+todo lo sabe y todo lo oye. Dona Blanca, que trataba siempre de V. y con
+el mayor cumplimiento a su senor marido cuando le echaba un sermon o
+reprimenda, le hablo asi mientras Clara iba delante:
+
+--Mil veces se lo tengo dicho a V., Sr. D. Valentin. Ese hombre, que V.
+se empeno en introducir en casa, alla en Lima, es un libertino, impio y
+grosero. Su trato, ya que no inficione, mancha o puede manchar la
+acrisolada reputacion de cualquiera senora. Yo tuve necesidad poco menos
+que de echarle de casa. Motivos hubo, en su falta de miramientos y hasta
+de respeto, para que en otras edades barbaras, olvidando la ley divina,
+alguien le hubiera dado una severa leccion, como solian darlas los
+caballeros. Esto no habia de ser: era imposible... Nada que mas repugne
+a mi conciencia; nada mas contrario a mis principios; pero hay un justo
+medio... Delito es matar a quien ha ofendido... pero es vileza
+abrazarle. Sr. D. Valentin, V. no tiene sangre en las venas.
+
+Todo esto lo fue soltando, despacio y bajo, casi en el oido de D.
+Valentin, su tremenda esposa Dona Blanca.
+
+Fueron tan duras y crueles las ultimas frases, que D. Valentin estuvo a
+punto de alzar bandera de rebelion, armar en la calle la de Dios es
+Cristo y contestar a su mujer lo que merecia; pero el olor de mil flores
+regalaba el olfato; la gente pasaba con alegre aspecto; el dia estaba
+hermosisimo; la paz reinaba en el cielo; un fresco vientecillo
+primaveral oreaba y calmaba las sienes mas ardorosas; la familia de
+Solis iba al incruento sacrificio de la misa; Clara marchaba delante tan
+linda y tan serena: ?como turbar todo aquello con una disputa horrible?
+D. Valentin apreto los punos y se limito a exclamar con acento un si es
+no es colerico:
+
+--iSenora!...
+
+Luego anadio para si, cuidando mucho de que no lo oyese Dona Blanca:
+
+--iMaldita sea mi suerte!
+
+Y no bien lanzada la exclamacion, se asusto don Valentin de la blasfema
+rebeldia contra la Providencia que su exclamacion implicaba, y se tuvo
+un instante por primo hermano del propio Luzbel.
+
+Como se ve, el exito del Comendador en este primer intento de reanudar
+relaciones amistosas con la familia de Solis no pudo ser mas
+desgraciado.
+
+
+
+
+XII
+
+No se arredro por eso nuestro heroe.
+
+Aguardo un rato en medio de la calle a fin de que no pudiese decir ni
+pensar Dona Blanca que el la seguia, y al cabo se fue a la iglesia
+Mayor, a donde sabia que la familia de Solis se habia encaminado.
+
+Don Fadrique no iba alli, sin embargo, con el intento de acercarse a
+Dona Blanca otra vez y de sufrir nueva repulsa, sino a fin de hallar a
+D. Carlos, quien, a su parecer, no podia menos de estar en la iglesia,
+ya que no habia otro medio de ver a Clara.
+
+En efecto, D. Fadrique entro en la iglesia y se puso a buscar al poeta,
+a la sombra de los pilares y en los sitios donde menos se nota la
+presencia de alguien. Pronto le hallo, detras de un pilar y no lejos del
+altar mayor. Parecia D. Carlos tan embebido en sus oraciones o en sus
+pensamientos, que nada del mundo exterior, salvo Clara, podia distraerle
+ni llamarle la atencion.
+
+Llego, pues, D. Fadrique hasta ponerse a su lado. Entonces advirtio que
+Clara estaba no muy lejos, de rodillas, al lado de su madre; que D.
+Carlos la miraba, y que ella, si bien fijos casi siempre los ojos en su
+libro de rezos, los alzaba de vez en cuando rapidamente, y miraba con
+sobresalto y ternura hacia donde estaba el galan, declarando asi que le
+veia, que se alegraba de verle, y que tenia miedo y cierto terror de
+profanar el templo y de pecar gravemente enganando a su madre y
+alentando a aquel hombre, de quien decia que no podia ser esposa.
+
+No ha de extranarse que todo esto se viera en las miradas de Clarita.
+Eran miradas transparentes, en cuyo fondo fulguraba el alma como
+diamante purisimo que por maravilla ardiese con luz propia en el seno de
+un mar tranquilo.
+
+El Comendador estuvo un rato observando aquella escena muda, y se
+convencio de que ni Dona Blanca ni D. Valentin recelaban nada de los
+amores de la nina. Calculo, no obstante, que su presencia alli podria
+atraer hacia el la mirada de Dona Blanca, excitar de nuevo su ira,
+hacerle reparar en el gentil mancebo que estaba a su lado, y darle a
+sospechar lo que no habia sospechado todavia.
+
+Entonces, si bien con pena de interrumpir aquellos arrobos y extasis
+contemplativos, toco en el hombro a D. Carlos y le dijo casi a la oreja:
+
+--Perdoneme V. que le distraiga de sus devociones y que turbe la vision
+beatifica de que sin duda goza; pero me urge hablar con V. Hagame el
+favor de venir conmigo, que tengo que hablarle de cosas que le importan
+muchisimo.
+
+Sin aguardar respuesta echo a andar D. Fadrique, y D. Carlos, si bien
+con disgusto, no pudo menos de seguir sus pasos.
+
+Ya fuera de la iglesia, salio D. Fadrique al campo; D. Carlos fue en pos
+de el; y cuando se hallaron en sitio solitario, donde nadie podia oirlos
+ni interrumpir la conversacion, D. Fadrique se explico en estos
+terminos:
+
+--Vuelvo a pedir a V. perdon de mi atrevimiento en obligarle a abandonar
+la iglesia, y mas aun en mezclarme en asuntos de V. sin titulo bastante
+para ello. Apenas conozco a V. Esta es la septima o la octava vez que le
+hablo. A Clarita la he visto hoy por segunda vez en mi vida. Sin
+embargo, el bien de Clarita y el de V. me interesan mucho. Atribuyalo V.
+a un absurdo sentimentalismo; al afecto que profeso a mi sobrina Lucia,
+que llega a Vds. de rechazo; a lo que V. quiera. Lo que le ruego es que
+me crea un hombre leal y franco, y no dude de mi buena voluntad y
+mejores propositos. Quiero y puedo hacer mucho en favor de usted. En
+cambio, aspiro a que oiga V. mis consejos y a que los siga.
+
+Don Carlos oyo al Comendador atentamente y con muestras de respeto y
+deferencia. Luego le contesto:
+
+--Sr. D. Fadrique, por V. y por ser V. el tio de la senorita Dona Lucia,
+tan bondadosa y excelente, estoy dispuesto a oir a V. y hasta a
+obedecerle en cuanto este de mi parte, sin considerar el provecho que
+por mi obediencia V. me promete.
+
+--No me he explicado bien --replico D. Fadrique.--Yo no prometo premios
+en pago de obediencias: lo que quiero significar es que de seguir V.
+ciertos consejos mios se ha de alcanzar naturalmente lo que de otra
+suerte se malograra acaso, con gran pesar de todos.
+
+--Aclare V. su pensamiento, --dijo D. Carlos.
+
+--Quiero decir --prosiguio D. Fadrique,-- que este modo que tiene V. de
+enamorar a Clarita no va, dias hace, por buen camino. Hasta ahora nadie
+sospecha en esta pequena ciudad sus amores de V., gracias a mi sobrina.
+Como ella estuvo, dos meses ha, en Sevilla, donde V. la conocio, y V. ha
+venido luego aqui, y V. va a su casa de tertulia todas las noches, y
+habla V. mucho con ella, y no pocas veces en secreto; y como mi sobrina
+es joven y graciosa y linda, si el amor de tio no me engana, todos creen
+que ha venido V. por ella, que V. la enamora, que V. es su novio. ?Quien
+habia de imaginarse que chica tan mona y en tan verdes anos se
+limitaria a hacer el triste y poco airoso papel de confidenta? Por esto,
+pues, se desorientan los curiosos, y sus amores de V. siguen secretos;
+pero Lucia lo paga. Confiese V. que es mucha generosidad.
+
+--Yo... Sr. D. Fadrique...
+
+--No se disculpe V. No hablo de ello para que V. se disculpe, sino para
+narrar los sucesos como son en si. En este lugar creen todos que V. ha
+venido, abandonando a sus padres, su casa y sus estudios, para pretender
+a Lucia; pero este engano no puede durar. Imagine V. el alboroto, los
+chismes, las hablillas a que dara V. ocasion y motivo el dia en que se
+sepa, como no podra menos de saberse, que V. pretende a Clarita, a quien
+todos creen ya prometida esposa de D. Casimiro Solis.
+
+-Eso no sera nunca mientras yo viva, --exclamo D. Carlos con grandes
+brios.
+
+--Tratemos de impedirlo --continuo con calma D. Fadrique.-- Yo le
+ayudare a V. cuanto pueda, y repito que algo puedo; pero toda la energia
+de usted y toda la prudencia que yo emplee seran inutiles si desoye V.
+mis advertencias y consejos.
+
+--Ya he dicho a V. que deseo seguirlos.
+
+--Pues bien, amigo D. Carlos, es menester que V. se persuada de que
+Clarita, de cuyo amor hacia V. estoy convencido, esta criada con tan
+santo temor de Dios y con tan grande, y hasta si V. quiere exagerado e
+irracional respeto a su madre, que por obedecerla, por no darle un
+disgusto, por no rebelarse, sera capaz de casarse con D. Casimiro,
+aunque se muera de amor por V. al dia siguiente de casada, aunque su
+vestido de boda sea la mortaja con que la entierren.
+
+--Pero si Clara dice a su madre que no ama a D. Casimiro...
+
+--Clara no se atrevera a decirlo.
+
+--Si declara a su madre que me ama...
+
+--Antes morira que confesar a su madre ese amor.
+
+--Y si tanto miedo tiene a su madre, ?no podra huir conmigo?
+
+--No creo que de jamas tan mal paso. De todos modos, aunque tan mal paso
+fuese posible, no se debia apelar a el sino apurados antes otros medios
+mas prudentes y juiciosos. Reitero, con todo, mi afirmacion. Creo capaz
+a Clarita de morir de dolor; pero no la creo capaz de prestarse al
+escandalo de un rapto.
+
+--Entonces ?que quiere V. que yo haga?
+
+--Lo primero, volver a Sevilla con sus senores padres, y dejar a Dona
+Clara tranquila con los suyos.
+
+--Bien se conoce que V. no ama. A su edad de usted...
+
+--Dale... con la tonteria... Caballerito poeta... yo no soy ni viejo ni
+rabadan... ni me parezco en nada al del idilio. Vayase V. a Sevilla hoy
+mismo. Salga V. de esta ciudad antes de que Dona Blanca se percate de
+que hay moros en la costa. Yo velare aqui por los intereses de V. Y si
+peligran; si es menester apelar a medios violentos, cuente V. tambien
+conmigo... hasta para el rapto. A poco me aventuro prometiendoselo a V.,
+porque doy por firme que no se dejara robar Clarita.
+
+--?Y por que, para que he de irme a Sevilla?
+
+--?Pues no se lo he dicho a V. ya? Porque aqui no hace V. sino
+perjudicarse, sin gusto y sin ventaja. Estoy seguro de que no lograra V.
+mas que ver a Clara en la iglesia, con mas angustia que deleite por
+parte de la pobre muchacha. Y esto mientras Dona Blanca no descubra
+nada. El dia en que descubra Dona Blanca su juego de V., sera para
+Clarita un dia tremendo y V. no volvera a verla. Vayase V., pues, a
+Sevilla.
+
+--?Y que ganare con irme?
+
+--Que yo trabaje con tranquilidad en favor de V. Usted me estorba para
+mis planes. Si V. se queda, precipitara la boda de D. Casimiro y hara
+que se envie a escape por la licencia a Roma. Si V. se va, no afirmo yo
+que evitare la boda de Clara con el viejo rabadan y conseguire que sea
+para Mirtilo; pero, o yo he de valer poco, o he de lograr que se nos de
+tiempo y... quien sabe... Nada prometo. Solo ruego a V. que se vaya.
+Vayase V. hoy mismo.
+
+El interes que el Comendador le mostraba, su empeno de que se fuese, la
+decision con que se entrometia en sus asuntos, todo chocaba a D. Carlos
+y le tenia desconfiado y descontento.
+
+El Comendador apuro todas las razones, empleo todos los tonos, pero
+singularmente el de la suplica; D. Carlos le contesto varias veces de
+mal humor, y fue menester la prudente superioridad del Comendador para
+calmar y contener a D. Carlos y evitar que llegase a ofender a quien le
+aconsejaba y casi le mandaba.
+
+Por ultimo, tanto rogo, prometio y dijo D. Fadrique, que D. Carlos hubo
+de someterse y salir aquel mismo dia para Sevilla, si bien ofreciendo
+solo ausencia de poco mas de un mes: hasta que llegasen las vacaciones
+de verano. En cambio, exigio y obtuvo de D. Fadrique que le habia de
+escribir dandole noticias de Clara, y avisandole del menor peligro que
+hubiese, para volar en seguida donde estaba ella.
+
+Don Carlos, aunque no era timido ni torpe, no habia obtenido jamas que
+Clara recibiese carta suya, y menos aun que le escribiese. Pero ?que
+mucho, si ni siquiera de palabra Clara le habia dado a entender que le
+amaba? Clara le amaba, sin embargo. Bien sabia el galan que era falso,
+de puro modesto, aquello de que
+
+ ... Amistosa y compasiva,
+ Quiere que el zagal viva,
+ Mas amarle no quiere.
+
+Clara le amaba, y a su despecho, contra su voluntad, habia declarado su
+amor; pero solo con los ojos, por donde se le iba el alma en busca del
+bizarro y gracioso estudiante, sin que todos sus escrupulos religiosos v
+filiales fuesen bastante poderosos para detenerla.
+
+Don Fadrique pudo convencerse, en el largo coloquio que tuvo con D.
+Carlos, de que su pasion por Clara era verdadera y profunda. Del amor de
+Clara por el poeta rondeno estaba mas convencido aun. Con este doble
+convencimiento, de que se alegraba, precipito mas la partida de D.
+Carlos, y antes de mediodia consiguio que saliese del pueblo con
+direccion a Sevilla.
+
+Don Carlos salio a caballo con un su criado; y D. Fadrique, a caballo
+tambien, se unio con el en el ejido, y le acompano mas de una legua,
+dandole esperanzas y hablandole de sus amores. Al llegar a una
+encrucijada, D. Fadrique se despidio carinosamente del joven, y tomo el
+camino de Villabermeja con el intento de conferenciar con el padre
+Jacinto.
+
+La sencillez y la modestia de este santo varon no habian dejado ver a D.
+Fadrique la inmensa importancia que durante su larga ausencia habia
+adquirido.
+
+Como predicador, gozaba el padre de extraordinaria nombradia por toda
+aquella comarca. Era igualmente celebrado por los tres estilos que tenia
+de predicar. En el estilo llano o de homilia encantaba a la gente
+rustica y ponia la religion y la moral a su alcance, amenizando tan
+graves lecciones con chistes y jocosidades que un severo critico
+condenaria, pero que eran muy del caso para que los zafios campesinos se
+aficionasen a oirle y se deleitasen oyendole. En sermones de empeno, en
+dias de gran funcion, el padre Jacinto era otro hombre: echaba muchos
+latines, ahuecaba la voz y esmaltaba su discurso de un jardin de flores,
+de un verdadero matorral de adornos exuberantes, que tambien gustaban a
+los discretos y finos de aquellos lugares. Y tenia, por ultimo, el
+estilo patetico de la Semana de Pasion y de la Semana Santa, durante las
+cuales los sermones, mas que hablados, eran en Villabermeja, y siguen
+siendo aun, cantados, sin que gusten de otra manera. Sermon de Semana
+Santa, sin lo que llaman alli el _tonillo_, no gusta a nadie ni se tiene
+por sermon. Cuando en el dia va a Villabermeja un cura forastero, tiene
+que aprender el _tonillo_. En este _tonillo_ fue el padre Jacinto un
+dechado de perfeccion, que nadie ha superado hasta ahora. Al oirle,
+aunque sea reminiscencia gentilica, dicen que se comprendia como Cayo
+Graco se hacia acompanar por un flautista cuando pronunciaba en el Foro
+sus mas apasionadas arengas. El P. Jacinto predicaba tambien en el Foro,
+o digase en medio de la plaza publica, durante la Semana Santa. Alli se
+hacian todos los pasos a lo vivo, y el padre los explicaba en el sermon
+conforme iban ocurriendo. Asi, habia sermon que duraba tres horas, y
+siempre sin dejar el tonillo, lo cual no obstaba para que el padre
+expresase los mas varios afectos, como piedad, dolor y colera. Cuando
+aparecia el pregonero en el balcon de las Casas Consistoriales y leia la
+sentencia de muerte contra Jesucristo, ha quedado en la memoria de los
+bermejinos el furor con que el padre se volvia contra el, gritando:
+
+"Calla, falso, ruin, necio y miserable pregonero, y oiras la voz del
+Angel que dice:"
+
+Y entonces salia un angel muy vistoso por otro balcon de la plaza, y
+cantaba el inefable misterio de la Redencion, empezando:
+
+"Esta es la sentencia que manda cumplir el Eterno Padre..." y lo demas
+que tantas veces hemos oido los que somos de por alli.
+
+Pero, volviendo al P. Jacinto, dire que su merito como predicador era
+quizas lo de menos. Su gran valer fue como director espiritual. Se
+pasaba horas y horas en el confesionario. Desde el convento bermejino
+tenia con frecuencia que ir al convento de la ciudad cercana, donde
+tenia no pocas hijas de confesion entre el senorio. Era ademas hombre
+de consejo y tino en los negocios mundanos, y acudian todos a
+consultarle cuando se hallaban en tribulacion, apuro o dificultad. En
+suma, el P. Jacinto era un gran medico de almas, aunque duro y feroz a
+veces en los remedios. Gustaba de aplicarlos heroicos, como suelen hacer
+los demas medicos de los lugares, que tal vez recetan a un hombre el
+medicamento que convendria recetar a un caballo. A pesar de esto, tenia
+el padre tal autoridad y discrecion; era tan ameno en su trato y tan
+resuelto valedor y defensor de las mujeres, que gozaba de inmensa
+popularidad entre ellas, y era fervorosamente reverenciado, asi de las
+jornaleras humildes como de las encopetadas hidalgas.
+
+Aunque tocaba en los setenta anos, estaba firme y robusto aun, si bien
+habia perdido ciertos impetus juveniles, que le habian hecho famoso,
+llevandole en ocasiones a imitar al Divino Redentor, mas que en la
+mansedumbre, en aquel arranque que tuvo cuando hizo azote de unos
+cordeles y echo a latigazos a los mercaderes del templo. El P. Jacinto
+habia sido un jayan y habia sacudido el polvo a algunos desalmados y
+pecadores contumaces, sobre todo cuando eran maridos, que se
+emborrachaban, gastaban el dinero en vino y juego y daban palizas a sus
+mujeres.
+
+Contra esta clase de hombres habia sido duro de veras el P. Jacinto. Ya
+no tenia aquellos arrestos de la mocedad; pero su virtud y su fuerza
+moral, unida al recuerdo de la fisica, infundian gran respeto entre los
+rusticos.
+
+Tales eran las cualidades principales y la brillante posicion del
+antiguo maestro del Comendador, con quien este iba ahora a consultar y
+tratar negocios arduos, y de quien esperaba obtener poderoso auxilio.
+
+
+
+
+XIII
+
+No bien llego el Comendador a Villabermeja y dejo el caballo en su casa,
+se dirigio al convento, que distaba pocos pasos, y como era la hora de
+la siesta, hallo en su celda al P. Jacinto, el cual no dormia, sino
+estaba leyendo, sentado a la mesa.
+
+Mis lectores deben de formarse ya, por lo expuesto hasta aqui, cierta
+idea bastante aproximada de la condicion del mencionado fraile. Faltame
+anadir, para que sea completo el retrato, que era alto y seco; que veia
+y oia bien; que tuteaba a todo el genero humano, y que se preciaba de no
+tener pelillos en la lengua, esto es, de decir cuanto se le ocurria, con
+una franqueza que tocaba y hasta pasaba a menudo sus limites, entrando
+con banderas desplegadas por la jurisdiccion y termino de la
+desvergueenza. Solo con D. Fadrique se mostraba el Padre respetuoso y
+deferente, suponiendo que el tenia, sin poderlo remediar, un afecto por
+su antiguo discipulo, que le hacia sobrado debil.
+
+--Muchacho --dijo a D. Fadrique, apenas le vio entrar,-- ?que buen
+viento te trae por aqui de improviso?
+
+--Maestro --contesto el Comendador,-- he venido expresamente para
+consultar a V.
+
+--?Para consultarme a mi? ?Y sobre que? ?Que hay, que tu no sepas mejor
+que yo y mejor que nadie?
+
+--Mi consulta es de suma importancia.
+
+--Vamos... ?de que se trata?
+
+--Se trata... se trata... nada menos que de un caso de conciencia.
+
+Al oir _caso de conciencia_, el padre miro fijamente al Comendador con
+aire de incredulidad y de recelo, y exclamo al cabo:
+
+--Mira, hijo mio, si es que te aburres en estos lugares y quieres
+chancearte y divertirte, toma una tabla y dos cuernos, y no te diviertas
+ni te chancees conmigo. Ya esta duro el alcacer para zamponas.
+
+--?Y de donde infiere V. que me chanceo o que me burlo? Hablo con
+formalidad. ?Por que no he de exponer yo a V. formalmente un caso de
+conciencia?
+
+--Porque todo hombre de cierta educacion, criado en el seno de la
+sociedad cristiana, aunque haya perdido la fe en Nuestro Senor
+Jesucristo, tiene la conciencia tan clara como yo, y no hay caso que no
+resuelva por si, sin necesidad de consultarme. Si tuvieses fe, podrias
+acudir a mi en busca de los consuelos que da la religion. No acudiendo
+para esto, ?que podre yo decirte, que ignores? La moral tuya es identica
+a la mia, aunque en sus fundamentos discrepe. Y al fin, harto lo conoces
+tu, no hay caso de conciencia, meramente moral, cuya solucion no sea
+llana para todo entendimiento un poco cultivado. Sin duda que Dios, para
+ejercitar nuestra actividad mental y aguzar nuestro ingenio, o para dar
+precio a nuestra fe, ha circundado de tinieblas los grandes problemas
+metafisicos; los ha envuelto en misterios, impenetrables a veces; pero
+en lo tocante a la moral, en lo que atane al cumplimiento de nuestros
+deberes no hay misterio alguno: todo esta claro como el agua. El
+soberano Senor, en su infinita bondad y misericordia, no ha querido, a
+pesar de nuestras maldades, que nadie tenga que ser un Seneca para saber
+perfectamente cual es su obligacion, ni mucho menos que nadie tenga que
+ser un heroe estupendo para cumplirla. Ni para conocerla te falta
+entendimiento, ni para cumplir con ella debe faltarte voluntad. ?Que es
+lo que buscas, pues en mi?
+
+--Mucho pudiera argumentarse contra lo que V. dice; pero no quiero
+disputar, sino consultar. Quiero convenir en que la moral no es ninguna
+reconditez, y en que no es tan arduo cumplir con ella.
+
+--Se entiende --interrumpio el Padre,-- para todos aquellos pueblos
+donde la luz del Evangelio ha penetrado. Tu imaginas que el natural
+discurso ha bastado a los hombres para formar la ley moral: yo creo que
+han necesitado de la revelacion; pero tu y yo convenimos en que, una vez
+presentada esa ley, la razon humana la acepta como evidente. Es gran
+bellaqueria suponer esa ley obscura y vaga, y forjarse casos terribles,
+conflictos espantosos entre los sentimientos naturales y el sencillo
+cumplimiento de un deber. Esto equivaldria a suponer la necesidad de ser
+un pozo de ciencia y de sentirse capaz de sobrehumanos esfuerzos para
+ser persona decente. Ya tu comprendes que esto seria disculpar y dar
+casi la razon a los tunos. Al fin y al cabo, no todos los hombres son
+sabios ni tienen las fibras de hierro ni el corazon de diamante. Realzar
+asi la moral es hacerla poco menos que imposible, salvo para algunos
+seres privilegiados y de primera magnitud, mas profundos que Crisipo y
+mas constantes que Regulo.
+
+--Mucho tiene que ver el caso que quiero presentar con todo lo que esta
+V. diciendo. No es curiosidad ociosa, sino interes muy respetable, el
+que me induce a resolver una duda.
+
+--Imposible... tu no puedes dudar.
+
+--Dejeme V. que acabe. Yo no dudo sobre el caso... Tengo formado mi
+juicio... que me parece de no menor certidumbre que este otro: dos y
+tres son cinco. Mi duda esta en si V., por razones que se fundan en la
+inexhausta bondad divina, tiene la manga mas ancha que yo, o si por
+razones de la ley positiva, en que cree, la tiene mas estrecha. ?Me
+entiende V. ahora?
+
+--Te entiendo muy bien; y desde luego te declaro que no he de tener la
+manga ni mas ancha ni mas estrecha que tu. Lo mismo calificaremos ambos
+un pecado, una falta, un delito, y lo mismo marcaremos y determinaremos
+la obligacion que de el nazca. Las razones teologicas tienen que ver con
+la penitencia, con la expiacion, con el perdon, con la gloria o el
+infierno, alla en el otro mundo, y en esto para nada tienes tu que
+meterte ahora. Veamos, pues, ese caso, ya que quieres consultarme.
+
+--Desde luego V. convendra en que lo robado debe devolverse a su dueno.
+
+--Indudable.
+
+--Y cuando, por efecto de un engano, algo que pertenece a uno viene a
+pertenecer a otro, ?que debemos hacer?
+
+--Debemos poner fin al engano para que lo que posee alguien sin derecho
+pase a manos de su senor legitimo.
+
+--?Y si al poner fin al engano resultan males evidentemente mayores?
+
+--Aqui importa distinguir. Si tu tienes que hablar, no debes decir
+jamas mentira por inmensos que sean los males que de decir la verdad
+resulten. Condenada esta la mentira oficiosa como la perniciosa. No
+debes mentir ni por salvar la vida del projimo, ni por salvar la honra
+de nadie, ni por el bien de la religion; pero yo me atrevo a sostener
+que debes callar la verdad cuando nadie la inquiere de ti y cuando de
+decirla resultan mas males que bienes. Pensar algo en contra es delirio.
+Lo sostengo sin vacilacion. Voy a explanar mi doctrina en breves
+palabras. Tu cometes un pecado. Eres, por ejemplo, mentiroso. Los males
+que nazcan de tu pecado debes remediarlos hasta donde te sea posible y
+licito, esto es, sin cometer pecado nuevo para remediar el antiguo.
+Dios, para hacernos patente la enormidad de nuestras culpas, consiente a
+veces en que nazcan de ellas males cuyos humanos remedios son peores.
+Tratar tu de evitarlos o de remediarlos entonces, no es humildad, sino
+soberbia, orgullo satanico; es luchar contra Dios; es tomar el papel de
+la Providencia; es dar palo de ciego; es querer enderezar el tuerto que
+tu mismo hiciste, torciendo y ladeando lo que esta recto, y tirando a
+trastornar el orden natural de las cosas.
+
+--Hablando con franqueza --dijo el Comendador,-- la doctrina de V. me
+parece muy comoda. Veo que tiene V. la manga mas ancha de lo que yo
+pensaba.
+
+--Vete a paseo, Comendador --repuso el padre, bastante enojado.-- En
+ninguna ocasion pase yo por complaciente. Me diriges la acusacion mas
+dura que a un confesor puede dirigirse. Un santo ha dicho: _Non est
+pietas, sed impietas, tolerare peccata_, y yo disto mucho de ser impio.
+Todo proviene, sin duda, de que tu confundes las cosas. Aqui no hablamos
+de penitencia, de expiacion, de castigo de la culpa. Sobre este punto no
+tengo que decirte yo lo que exigiria de un penitente para absolverle.
+Aqui hablamos solo de la obligacion de satisfacer el agravio que nace
+del pecado o del delito. Y a esto he respondido con sencillez. El
+pecador o delincuente debe ir hasta donde le sea posible y licito. Si ha
+de cometer nuevos pecados, si ha de hacer nuevas maldades y desatinos,
+mejor es que lo deje y no se meta a remediar el mal que ha hecho. Pues
+ique! ?estaria bien, por ejemplo, que tu hirieses a uno, y luego, sin
+saber de cirujia, tratases de curarle y le acabases de matar? Dices tu
+que la tal doctrina es comoda. ?Donde esta la comodidad? Aunque yo te
+excuse de poner el remedio, no te libro de la penitencia, del
+remordimiento y del castigo. Antes al contrario, lo comodo es lo otro:
+remediar el mal de mala manera, y creerse ya horro y darse ya por
+absuelto. Asi un criado torpe te rompera un dia el vaso mas precioso de
+los que has traido de la China, le pegara luego chapuceramente con cola,
+y se quedara tan fresco como si no te hubiese causado el menor
+perjuicio. Lo que debe hacer el criado es andar siempre muy cuidadoso
+para no romper el vaso, y si le rompe, sentir mucho su falta, y ya que
+no puede ni componer bien el vaso ni comprarte otro nuevo e igual,
+sufrir con humildad la reprimenda que tu le eches.
+
+--Me complazco en ver que estamos de acuerdo en lo general de la
+doctrina. En la aplicacion a casos particulares es en lo que veo que
+cabe mucha sutileza. Contra la opinion de V., el buen camino se presenta
+muy anublado y confuso. ?Como determinar a veces hasta donde es posible
+y licito lo que quiero hacer para reparar el dano?
+
+--Es muy sencillo. Si para repararle causas otro dano mayor, deja
+subsistir el primero, que es mas pequeno; y esto aunque en el segundo
+dano que causes no haya pecado de tu parte. Habiendo nuevo pecado, nueva
+infraccion de la ley moral en el remedio, aunque este segundo pecado sea
+menor que el primero que cometiste, no debes cometerle. Dios, si quiere,
+remediara el mal causado.
+
+--?De suerte que no hay mas que cruzarse de brazos; dejar rodar la bola?
+
+--No hay mas que dejarla rodar, ya que deteniendola puedes hacer que
+todo ruede. Las Sagradas Letras vienen en mi apoyo con no pocos textos.
+David dijo: _Abissus abyssum invocat_; Salomon, _Est processio in
+malis_; el profeta Amos, _Si erit malum quod Dominus non fecerit?_ con
+lo cual da a entender que Dios permite u ordena el mal como pena del
+pecado y escarmiento de las criaturas; y el mismo Salomon, antes citado,
+dice, de modo mas explicito, que no podemos anadir ni quitar de lo que
+Dios hizo para ser temido: _Non possumus quidquam addere nec auferre
+quae fecit Deus ut timeatur_.
+
+--A pesar de los textos, a pesar de los latines me repugna esa cobarde
+resignacion.
+
+--?Como cobarde? ?Donde viste tu que para con Dios haya cobardia? La
+resignacion a su voluntad no implica, por otra parte, el que te aquietes
+y te llenes de contentamiento de ti propio. Sigue llorando tu culpa;
+desuellate el alma con el azote de la conciencia y el cuerpo con unas
+disciplinas crueles; haz de tu vida en el mundo un durisimo purgatorio;
+pero resignate y no trates de remediar lo que solo de Dios debe esperar
+remedio. Hasta el sentido comun esta de acuerdo en esto, miradas las
+acciones humanas por el lado de la utilidad y conveniencia, las cuales,
+bien entendidas, concuerdan con la moralidad y con la justicia. iQue
+atinado es el refran que reza: _No siento que mi hijo pierda, sino
+que quiera desquitarse_! Si malo es jugar, peor es aun volver a jugar;
+reincidir en el pecado para remediar el mal del pecado. Pero a todo
+esto, tu no hablas sino de generalidades, y el caso de conciencia no
+parece.
+
+--Voy al caso, --dijo el Comendador.
+
+--Soy todo oidos, --repuso el fraile.
+
+--?Que debe hacer el que no es hijo de quien pasa por su padre, segun la
+ley, y usurpa nombre, posicion y bienes que no son suyos?
+
+[Nota del autor: Esta novela, que se ha publicado a pedacitos en el
+periodico _El Campo_, tiene plan trazado en Noviembre de 1876. El drama
+del Sr. Echegaray _O locura o santidad_ no habia sido representado aun.
+Yo no tenia de el la menor noticia, dado que ya estuviese escrito. Ha
+sido, pues, una coincidencia, para mi harto desagradable, la semejanza o
+analogia del asunto de tan aplaudido drama con el asunto de mi pobre
+novela. Entiendase que al hacer esta observacion no quiero defenderme de
+los que pudieran acusarme de imitar o remedar, sino de aquellos que se
+inclinen a creer que yo, bajo la forma de un cuento, me entrometo en
+censurar, impugnar o controvertir las ideas o doctrinas que en el citado
+drama resplandecen.]
+
+--iHombre... tu eres famoso! ?Despues de tanto preambulo te vienes con
+una preguntilla tan baladi? Prescindo ahora de la dificultad o
+imposibilidad en que ese hijo postizo estaria de probar el delito de su
+madre. Yo no se de leyes; pero la razon natural me dicta que contra la
+fe de bautismo, contra la serie de actos y documentos oficiales que te
+han hecho pasar hasta hoy por un hijo de un determinado y conocido Lopez
+de Mendoza, no pueden valer testimonios sino de un orden excepcional y
+casi imposible. Doy, con todo, de barato que posees tales testimonios.
+Creo, decido que no debes valerte de ellos. ?Sabes los mandamientos de
+la ley de Dios? ?Sabes que el orden en que estan no es arbitrario? Pues
+bien; ?que dice el septimo?
+
+--No hurtar.
+
+--?Y el cuarto?
+
+--Honrar padre y madre.
+
+--Es, pues, evidente que para quitarte de encima el pecado contra el
+septimo ibas a pecar contra el cuarto, deshonrando a tu madre y a tu
+padre, que padre seria siempre el que te tuvo por hijo, te crio, te
+alimento y te educo, aunque no te engendrara.
+
+--Tiene V. razon, P. Jacinto. Y, sin embargo, los bienes que no son
+mios, ?como sigo gozando de ellos?
+
+--?Y quien te dice que goces de ellos? Pues ique! ?es tan dificil dar
+sin expresar la causa por que se da? Dalos, pues, a quien debes. Ya los
+tomaran... En el tomar no hay engano. Y si, por extrano caso, hallares a
+alguien en el tomar inverosimilmente escrupuloso, ingeniate para que
+tome. Lejos de oponerme, pido, aplaudo la reparacion, siempre que para
+llevarla a cabo no sea menester hacer mayor barbaridad que la que
+remedie.
+
+--Esta bien... pero si no es el hijo, sino la madre culpada... ?que debe
+hacer la madre culpada?
+
+--Lo mismo que el hijo... no deshonrar publicamente a su marido... no
+amargarle la vida... no desenganarle con desengano espantoso... no
+anadir a su pecado de fragilidad el de una desvergueenza cruel y sin
+entranas.
+
+--La madre, no obstante, no tiene medios de devolver bienes que por su
+culpa van a pasar o han pasado a quien no corresponden.
+
+--Y si no los tiene, ?que se le ha de hacer? Ya lo he dicho. Que se
+resigne. Que se someta a la voluntad de Dios. Todo eso lo debio prever
+antes de pecar, y no pecar. Despues del pecado no le incumbe el remedio
+si implica pecado nuevo, sino la penitencia. ?Has expuesto ya todo el
+caso?
+
+--No, padre; tiene otras complicaciones y puntos de vista.
+
+--Dilos.
+
+--?Que piensa V. que debe hacer el hombre pecador, complice de la mujer,
+en aquel delito cuya consecuencia es el hurto, la usurpacion de que
+hemos hablado?
+
+--Lo mismo que he dicho del hijo y de la madre.
+
+--?Y si posee bienes para subsanar el dano causado a los herederos?
+
+--Subsanar ese dano, pero con tal recato, discrecion y sigilo, que no se
+sepa nada. En el libro de los Proverbios esta escrito: _Melius est
+nomen bonum quam divitiae multae_. Asi es que por cuestion de
+intereses no se debe perjudicar a nadie en su buen nombre.
+
+El historiador de estos sucesos escribe para narrar, y no para probar.
+No decide, por lo tanto, si el P. Jacinto estaba atinado o no en lo que
+decia; si hablaba guiado por el sentido comun o por la doctrina moral
+cristiana, o por ambos criterios en consonancia completa; y no se
+inclina tampoco a creer que dicho padre tenia una moral burda y grosera,
+y el atrevimiento y la confianza de un rustico ignorante. Quedese esto
+para que lo resuelva el discreto lector. Baste apuntar aqui que el
+Comendador mostraba una satisfaccion grandisima de ver que su maestro,
+como el le llamaba, pensaba exactamente lo que el queria que pensase.
+
+El P. Jacinto, desconfiado como buen lugareno, no advertia el interes
+vivisimo con que su antiguo discipulo le interrogaba; y temiendo siempre
+una burla, una especie de examen hecho por el Comendador para pasar el
+rato, volvio a hablar un tanto picado, diciendo:
+
+--Me parece que estoy archi-candido. ?A donde vas a parar con tanta
+preguntilla? ?Quieres examinarme? ?Piensas retirarme la licencia de
+confesar si no me crees bien instruido?
+
+--Nada de eso, maestro. Yo ignoro si esta V. o no de acuerdo con sus
+librotes de teologia moral; pero esta V. de acuerdo conmigo, lo cual me
+lisonjea, y lo esta tambien con mis propositos, lo cual me llena de
+esperanza. Yo buscaba en V. un aliado. Contaba siempre con su amistad,
+pero no sabia si podia contar tambien con su conciencia. Ahora comprendo
+que su conciencia no se me opone. Su amistad, por consiguiente, libre de
+todo obstaculo, vendra en auxilio mio.
+
+El P. Jacinto conocio al fin que se trataba de un caso practico, real, y
+no imaginado, y se ofrecio a auxiliar al Comendador en todo lo que fuese
+justo.
+
+Aguardando, pues, una revelacion importante, quiso tomar aliento
+haciendo una pausa, y trato de solemnizar la revelacion yendo a una
+alacena, que no estaba lejos, y sacando de ella una limeta de vino y dos
+canas, que puso sobre la mesa, llenandolas hasta el borde.
+
+--Este vino no tiene aguardiente, ni botica, ni composicion de ninguna
+clase --dijo el padre al Comendador.-- Es puro, limpio y sin macula.
+Esta como Dios le ha hecho. Bebe y confortate con el, y cuentame luego
+lo que tengas que contar.
+
+--Bebo al buen exito de mis planes, --contesto el Comendador, apurando
+el vino de su cana.
+
+--Asi sea, si Dios lo quiere, --replico el fraile, bebiendo tambien, y
+se dispuso a atender a don Fadrique con sus cinco sentidos.
+
+
+
+
+XIV
+
+La celda no tenia mucho que llamase la atencion. Sobre la mesa o bufete,
+que era de nogal, habia recado de escribir, el Breviario y otros libros.
+Dos sillones de brazos, frente el uno del otro, con la mesa de por
+medio, y donde se sentaban nuestros interlocutores, eran de nogal
+igualmente. A mas de los dos sillones, habia cuatro sillas arrimadas a
+la pared. Los asientos todos eran de enea. Un _Ecce-Homo_, al oleo, a
+quien cuadraba el refran de _a mal Cristo mucha sangre_, era la unica
+pintura que adornaba los muros de la celda. No faltaban, en cambio,
+otros mas naturales adornos. En la ventana, tomando el sol, se veian dos
+floridos rosales; dentro del cuarto, cuatro macetas de brusco, y
+colgadas en la pared cinco jaulas, dos con perdices cantoras, y tres con
+colorines, excelentes reclamos. Otro bonito colorin, diestro cimbel,
+asido a la varilla saliente que estaba fija a una tabla de pino, volaba
+a cada momento hasta donde lo consentia el hilo largo que le
+aprisionaba, y volvia con mucho donaire a posarse en la varilla.
+
+Los jilgueros cantaban de vez en cuando y animaban la habitacion.
+
+Arrimadas a un angulo habia dos escopetas de caza.
+
+Y, por ultimo, en una alcobita que apenas se descubria, por hallarse la
+pequena puerta casi tapada del todo por una cortina de bayeta verde,
+estaba la cama del buen religioso. La alacena de donde este saco el vino
+y que era bastante capaz, servia de bodega, ropero, despensa, caja o
+tesoro y biblioteca a la vez.
+
+Todo, aunque pobre, parecia muy aseado.
+
+El P. Jacinto, con el codo sobre la mesa, la mano en la mejilla y los
+ojos clavados en D. Fadrique, aguardaba que hablase.
+
+Don Fadrique, en voz baja, hablo de este modo:
+
+--Aunque yo no soy un penitente que vengo a confesarme, exijo el mismo
+sigilo que si estuviese en el confesonario.
+
+El padre, sin responder de palabra, hizo con la cabeza un signo de
+afirmacion.
+
+Entonces prosiguio D. Fadrique:
+
+--El hombre de que he hablado a V., el pecador causa del engano y del
+hurto, soy yo mismo. La ligereza de mi caracter me habia hecho olvidar
+mi delito y no pensar en las fatales consecuencias que de el habian de
+dimanar. El acaso... ?que digo el acaso?... Dios providente, en quien
+creo, me ha vuelto a poner en presencia de mi complice y me ha hecho ver
+todos los males que por mi culpa se originaron y amenazan originarse
+aun. Dispuesto estoy a remediarlos y a evitarlos, de acuerdo con la
+doctrina de V., hasta donde me sea posible y licito. Es un consuelo para
+mi el ver que esta V. en concordancia conmigo. Yo no he de buscar
+remedio peor que la enfermedad; pero hay una persona que le busca, y es
+menester oponerse a toda costa a que le halle. Seria una abominacion
+sobre otra abominacion.
+
+--?Y quien es esa persona? --dijo el padre.
+
+--Mi complice, --contesto el Comendador.
+
+--?Y quien es tu complice?
+
+--V. la conoce. V. es su director espiritual. V. debe tener grande
+influjo sobre ella. Mi complice es... Cuenta, maestro, que jamas he
+hecho a nadie esta revelacion. Al menos nadie pudo jamas tildarme de
+escandaloso. Pocas relaciones han sido mas ocultas. La buena fama de
+esta mujer aparece aun, despues de diez y siete anos, mas
+resplandeciente que el oro.
+
+--Acaba: ?quien es tu complice? Haz cuenta que echas tu secreto en un
+pozo. Yo se callar.
+
+--Mi complice es Dona Blanca Roldan de Solis.
+
+El P. Jacinto se lleno de asombro, abrio los ojos y la boca y se
+santiguo muy deprisa media docena de veces, soltando estas piadosas
+interjecciones:
+
+--iAve Maria Purisima! iAlabado sea el Santisimo Sacramento! iJesus,
+Maria y Jose!
+
+--?De que se admira V. tan desaforadamente? --dijo el Comendador,
+pensando que el padre extranaba que tan virtuosa y austera matrona
+hubiese nunca sucumbido a una mala tentacion.
+
+--?De que me admiro?... Muchacho... ?De que me admiro?... Pues ?te
+parece poco? Bien dicen... Vivir para ver... El demonio es el mismo
+demonio. Miren... y no lo digo por ofender a nadie... imiren con que
+ramillete de claveles te acaricio y te sedujo nuestro enemigo comun!...
+Con un manojo de aulagas. Suave flor trasplantaste al jardin de tus
+amores... iUn cardo ajonjero! Hermosa debe haber sido Dona Blanca...
+todavia lo es; pero ihombre! isi es un erizo! Yo... perdoneme su
+ausencia... no la creia impecable, pero no la creia capaz de pecar por
+amor.
+
+Don Fadrique respondio solo con un suspiro, con una exclamacion
+inarticulada, que el padre creyo descifrar como si dijese que diez y
+siete anos antes Dona Blanca era muy otra, y que ademas la misma dureza
+de su caracter y la briosa inflexibilidad de su genio hacian mas
+vehemente en ella toda pasion, incluso la del amor, una vez que llegaba
+a sentirla.
+
+Repuesto un poco de su pasmo, dijo el P. Jacinto:
+
+--Y dime, hijo, ?que trata de hacer Dona Blanca para remediar el mal?
+?Que proyectos son los suyos, que tanto te asustan?
+
+--?Quien seria el inmediato heredero de su marido si ella no tuviese una
+hija? --pregunto el Comendador.
+
+--Don Casimiro Solis, --fue la respuesta.
+
+--Pues por eso quiere casar a su hija con D. Casimiro.
+
+--iPecador de mi! iEstupido y necio! --exclamo el padre, todo lleno de
+violencia y dando en la mesa unos cuantos punetazos.-- ?Quieres creer
+que soy tan egoista, que el egoismo me habia cegado? Yo no habia visto
+en el plan de Dona Blanca ninguna mala traza. Me parecia natural que
+casase a Clarita con su tio. Yo no miraba sino a mi picaro interes: a
+que nadie se llevase a Clarita lejos de estos lugares. Es menester que
+lo sepas... Clarita me tiene embobado. Por ella, no mas que por ella,
+aguanto a su madre. Lo que yo queria, como un bribon de siete suelas, es
+que se quedase por aqui... para ir a verla y para que ella me agasajase,
+como me agasaja ahora, cuando voy a casa de su madre, sirviendome, con
+sus blancas y preciosas manos, jicaras de chocolate y tacillas de
+almibar. Se me antojo que Clarita era una muneca para mi diversion. Yo
+no cai en nada... no me hice cargo... pense solo en que, ya casada,
+haria una excelente senora de su casa, y me recibiria al amor de la
+lumbre, y yo le llevaria flores, frutas y pajaritos de regalo. iSi
+vieses que corza he hecho venir para ella de Sierra Morena! Es un
+primor. La tengo abajo en el corral... y se la iba a llevar manana.
+Nada... ?has visto que barbaro?... sin dar la menor importancia a lo del
+casamiento. Ahora lo comprendo todo. iQue monstruosidad! iCasar aquel
+dije con semejante estafermo! Ya se ve... ella no lo repugna... no lo
+entiende... ?quien diablo sabe?... pero yo lo entiendo... y me
+espeluzno... me horrorizo.
+
+--Razon tiene V. de horrorizarse... Ella lo repugna... lo entiende...
+pero cree que no debe resistir a la autoridad materna.
+
+--Eso sera lo que tase un sastre. iPues no faltaba mas! Obedecera a su
+madre; pero antes obedecera a Dios. _Diligendus est genitor, sed
+praeponendus est Creator_. Es sentencia de San Agustin.
+
+--Ademas --dijo el Comendador,-- Clarita ama a otro hombre.
+
+--?Como es eso? ?Que me cuentas? ?Que mentira, que enredo te han hecho
+creer? Si amase a un galan, Clara me lo hubiera confesado.
+
+--Ella misma ignora casi que le ama; pero me consta que le ama.
+
+--Vamos, si, ya doy en ello: ciertas miradas y sonrisas con un
+estudiantillo... Me las ha confesado. Esta arrepentida... iCon un
+estudiantillo!... ?Pues se habia de ir Clarita a correr la tuna?
+
+--P. Jacinto, V. chochea.
+
+--iDesvergonzado! ?Como te atreves a decir que chocheo?
+
+--El estudiantillo no es de esos que van con el manteo roto y con la
+cuchara puesta en el sombrero de tres picos, pidiendo limosna, sino que
+es un caballero principal, un rico mayorazgo.
+
+--?De veras? Ya eso es harina de otro costal. De eso no me habia dicho
+nada aquella cordera inocente. Oye... ?y es buen mozo?
+
+--Como un pino de oro.
+
+--?Buen cristiano?
+
+--Creo que si.
+
+--?Honrado?
+
+--A carta cabal.
+
+--?Y la quiere mucho?
+
+--Con toda su alma.
+
+--?Y es discreto y valiente?
+
+--Como un Gonzalo de Cordoba. Ademas es poeta elegantisimo, monta bien a
+caballo, posee otras mil habilidades, es muy leido y sabe de torear.
+
+--Me alegro, me alegro y me realegro. Le casaremos con Clarita, aunque
+rabie Dona Blanca.
+
+--Si, querido maestro. Le casaremos... pero es menester que seamos muy
+prudentes.
+
+--_Prudentes sicut serpentes_... Pierde cuidado. Harto se yo quien es
+Dona Blanca. Es omnimodo el imperio que ejerce sobre su hija. El respeto
+y el temor que le infunde exceden a todo encarecimiento. Y luego, ique
+brio, que voluntad la de aquella senora! A terca nadie le gana.
+
+--No soy yo menos terco... y no consentire que Clara sea el precio del
+rescate de nadie; que sobre ella, que no tiene culpa, pesen nuestras
+culpas; que Dona Blanca la venda para conseguir su libertad. Sin
+embargo, importa mucho la cautela. Dona Blanca, llevada al extremo,
+pudiera hacer alguna locura.
+
+Despues de esta larga conversacion, y perfectamente de acuerdo el
+Comendador y el P. Jacinto, el primero se volvio a la ciudad en aquel
+mismo dia para que su ausencia no se extranase.
+
+El P. Jacinto quedo en ir a la ciudad al dia siguiente de manana.
+
+Los pormenores y tramites del plan que habian de seguir se dejaron para
+que sobre el terreno se decidiesen.
+
+Solo se concerto el mayor sigilo y circunspeccion en todo y disimular en
+lo posible la intima amistad que entre el fraile y el Comendador habia,
+a fin de no hacer sospechoso y aborrecible al fraile a los ojos de Dona
+Blanca.
+
+Se convino, por ultimo, en que, a pesar de la gravedad de la situacion,
+no era ninguna salida de tono, ni tenia una inoportunidad comica o
+censurable, que el P. Jacinto llevase a Clarita la corza y se la
+regalara.
+
+
+
+
+XV
+
+Al volver aquella noche a la ciudad, el Comendador tuvo que sufrir un
+interrogatorio en regla de su sobrina, que era la muchacha mas curiosa y
+preguntona de toda la comarca. Tenia ademas un estilo de preguntar,
+afirmando ya lo mismo de que anhelaba cerciorarse, que hacia ineficaz la
+doctrina del P. Jacinto de callar la verdad sin decir la mentira. O
+habia que mentir o habia que declarar: no quedaba termino medio.
+
+--Tio --dijo Lucia apenas le vio a solas,-- V. ha estado en
+Villabermeja.
+
+--Si... he estado.
+
+--?A que ha ido V. por alli? iSi le traeran a usted entusiasmado los
+divinos ojos de Nicolasa!
+
+--No conozco a esa Nicolasa.
+
+--?Que no la conoce V.?... iBah!... ?Quien no conoce a Nicolasa? Es un
+prodigio de bonita. Muchos hidalgos y ricachos la han pretendido ya.
+
+--Pues yo no me cuento en ese numero. Te repito que no la conozco.
+
+--Calle V., tio... ?Como quiere V. hacerme creer que no conoce a la
+hija de su amigo el tio Gorico?
+
+--Pues digo por tercera vez que no la conozco.
+
+--Entonces, ?que hay que ver en Villabermeja? ?Ha estado V. para visitar
+a la chacha Ramoncica?
+
+El Comendador tuvo que responder francamente.
+
+--No la he visitado.
+
+--Vamos, ya caigo. iQue bueno es V.!
+
+--?Por que soy bueno?... ?Porque no he visitado a la chacha Ramoncica,
+que me quiere tanto?
+
+--No, tio. Es V. bueno... En primer lugar porque no es V. malo.
+
+--Lindo y discreto razonamiento.
+
+--Quiero decir que es V. bueno, porque no es como otros caballeros, que
+por mas que esten ya con un pie en el sepulcro, de lo que dista V.
+mucho, a Dios gracias, andan siempre galanteando y soliviantando a las
+hijas de los artesanos y jornaleros. Ahora no... por el noviazgo; pero
+antes... bien visitaba D. Casimiro a Nicolasa.
+
+--Pues yo no la he visitado.
+
+--Pues esa es la primera razon por la que digo que es V. bueno. Nicolasa
+es una muchacha honrada... y no esta bien que los caballeros traten de
+levantarla de cascos...
+
+--Apruebo tu rigidez. Y la segunda razon por la cual soy bueno, ?quieres
+decirmela?
+
+--La segunda razon es, que no habiendo ido V. ni a ver a Nicolasa ni a
+ver la chacha Ramoncica, ?a que habia V. de haber ido tan a escape como
+no fuese a ver al P. Jacinto y a tratar de ganarle en favor de Mirtilo y
+de Clori? ?Vaya que ha ido V. a eso?
+
+--No puedo negartelo.
+
+--Gracias, tio. No es V. capaz de encarecer bastante lo orgullosa que
+estoy.
+
+--?Y por que?
+
+--Toma... porque, por muy afectuoso que sea V. con todos, al fin no se
+interesaria tanto por dos personas que le son casi extranas, si no fuese
+por el carino que tiene V. a su sobrinita, que desea proteger a esas dos
+personas.
+
+--Asi es la verdad, --dijo el Comendador, dejando escapar una mentira
+oficiosa, a pesar de la teoria del P. Jacinto.
+
+Lucia se puso colorada de orgullo y de satisfaccion, y siguio hablando:
+
+--Apostare a que ha ganado V. la voluntad del reverendo. ?Esta ya de
+nuestra parte?
+
+--Si, sobrina, esta de nuestra parte; pero, por amor de Dios, calla, que
+importa el secreto. Ya que lo adivinas todo, procura ser sigilosa.
+
+--No tendra V. que censurarme. Sere sigilosa. V., en cambio, me tendra
+al corriente de todo. ?Es verdad que me lo dira V. todo?
+
+--Si, --dijo el Comendador teniendo que mentir por segunda vez. Luego
+prosiguio:
+
+--Lucia, tu has dicho una cosa que me interesa. ?Que clase de amorios
+das a entender que hubo o hay entre D. Casimiro y esa bella Nicolasa?
+
+--Nada, tio... ?No lo he dicho ya? Fueron antes del noviazgo con
+Clarita. D. Casimiro no iba con buen fin... y Nicolasa le desdeno
+siempre; pero de esto informara a V. mejor que yo el P. Jacinto. Yo lo
+unico que anadire es que el tal D. Casimiro me parece un hipocriton y un
+bribon redomado.
+
+--No es malo saberlo --penso el Comendador.
+
+--iAh! diga V., tio. Ya se que se fue a Sevilla D, Carlos. Envio recado
+despidiendose y excusandose de no haberlo hecho en persona por la
+priesa. Es evidente que V. le ha hablado al alma y le ha convencido para
+que se vaya, asegurandole que esto convenia al logro de nuestro
+proposito. ?No es asi, tio?
+
+--Asi es, sobrina --respondio el Comendador--. Veo que nada se te
+oculta.
+
+
+
+
+XVI
+
+Cuando ocurrian los sucesos que vamos refiriendo, no habia tantas
+carreteras como ahora. Desde Villabermeja a la ciudad puede hoy irse en
+coche. Entonces solo se iba a pie o a caballo. El camino no era camino,
+sino vereda, abierta por las pisadas de los transeuntes racionales e
+irracionales. Cuando habia grandes lluvias, la vereda se hacia
+intransitable: era lo que llaman en Andalucia un camino real de
+perdices.
+
+Poseia el padre Jacinto una borrica modelo por lo grande, mansa y
+segura. En esta borrica iba y venia siempre, como un patriarca, desde
+Villabermeja a la ciudad y desde la ciudad a Villabermeja. Un robusto
+lego le acompanaba a pie. En el viaje que hizo a la ciudad, al dia
+siguiente de su largo coloquio con el Comendador, le acompano, a mas del
+lego, un rustico seglar o profano, para que cuidase la corza.
+
+Seguido, pues, de su lego, de la corza y del rustico, y caballero en su
+jigantesca borrica, el padre Jacinto entro sano y salvo en la ciudad a
+las diez de la manana. Como el convento de Santo Domingo esta casi a la
+entrada, no tuvo el padre que atravesar calles con aquel sequito. En el
+convento se apeo, y apenas se reposo un poco, se dirigio a casa de D.
+Valentin Solis, o mas bien a casa de Dona Blanca. El cuitado de D.
+Valentin se habia anulado de tal suerte, que nadie en el lugar llamaba a
+su casa la casa de D. Valentin. Sus vinas, sus olivares, sus huertas y
+sus cortijos eran conocidos por de Dona Blanca, y no por suyos. Aquella
+anulacion marital no habia llegado, con todo, hasta el extremo de la de
+algunos maridos de Madrid, a quienes apenas los conoce nadie sino por
+sus mujeres, cuya notoriedad y cuya gloria se reflejan en ellos y los
+hacen conspicuos.
+
+Pero dejemos a un lado ejemplos y comparaciones, que pueden tomar
+ciertos visos y vislumbres de murmuracion, y sigamos al P. Jacinto, y
+penetremos con el en casa de Dona Blanca, donde tan dificil era entrar
+para el vulgo de los mortales.
+
+Merced a la autoridad del reverendo, y siguiendole invisibles, todas las
+puertas se nos franquean.
+
+Ya estamos en el salon de Dona Blanca. Clara borda a su lado. D.
+Valentin, a respetable distancia y sentado junto a una mesa, hace
+paciencias con una baraja. D. Casimiro habla con la senora de la casa y
+con su hija.
+
+Los lectores conocen ya a D. Casimiro, como si dijeramos de fama, de
+nombre y hasta de apodo, pues no ignoran que para D. Carlos, Lucia,
+Clara y el Comendador, era _el viejo rabadan_. Veamos ahora si logramos
+hacer su corporal retrato.
+
+Era alto, flaco de brazos y piernas y muy desarrollado de abdomen; de
+color trigueno, poca barba, que se afeitaba una vez a la semana, y los
+ojos verde-claros y un poquito bizcos. Tenia ya bastantes arrugas en la
+cara, y el vivo carmin de sus narices no armonizaba bien con la palidez
+de los carrillos. En su propia persona se notaba poco esmero y aseo;
+pero en el traje si se descubrian el cuidado y la pulcritud que en la
+persona faltaban, lo cual denotaba desde luego que D. Casimiro mas se
+cuidaba la ropa por ser ordenado, economico y aficionado a que las
+prendas durasen, que por amor a la limpieza. Iba vestido muy de hidalgo
+principal, si bien a la moda de hacia quince o veinte anos. Su casaca,
+su chupa, sus calzones y medias de seda no tenian una mancha, y si
+tenian alguna rotura, esta se hallaba diestra y primorosamente zurcida.
+Gastaba peluca con polvos y coleta, y lucia muchos dijes en las cadenas
+de sendos relojes que llevaba en ambos bolsillos de la chupa. Su caja de
+tabaco, que el mostraba de continuo, pues no cesaba de tomar rape, era
+un primor artistico, por los esmaltes y las piedras preciosas que le
+servian de adorno. Al hablar usaba D. Casimiro de cierta solemnidad y
+pausa muy entonada; pero su voz era ronca y desapacible, asegurandose
+provenir esto en parte de que no le desagradaba el aguardiente, y mas
+aun de que en su casa y despojado de las galas de novio o de
+pretendiente amoroso, fumaba mucho tabaco negro.
+
+La expresion de su semblante, sus modales y gestos no eran antipaticos:
+eran insignificantes; salvo que no podia menos de reconocerse por ellos
+en D. Casimiro a una persona de clase, aunque criada en un lugar.
+
+Se advertia, por ultimo, en todo su aspecto, que D. Casimiro debia de
+padecer no pocos achaques. Su mala salud le hacia parecer mas viejo.
+
+Dado a conocer asi somera, y no favorablemente, por desgracia, podemos
+ya lisonjearnos de conocer a cuantas personas ocupaban la sala cuando
+entro en ella el padre Jacinto.
+
+Dona Blanca, Clarita, D. Valentin y D. Casimiro se levantaron para
+recibirle, y todos le besaron humildemente la mano. El padre estuvo
+sonriente y amabilisimo con ellos, y a Clarita le dio, como si no fuese
+ya una mujer, como si fuese una nina de ocho anos, y con la
+respetabilidad que setenta bien cumplidos le prestaban, dos palmaditas
+suaves en la fresca mejilla, diciendole:
+
+--iBendito sea Dios, muchacha, que te ha hecho tan buena y tan hermosa!
+
+--Su merced me favorece y me honra --contesto Clarita.
+
+Dona Blanca se lamento del mucho tiempo que el padre habia estado sin
+venir de Villabermeja, y todos le hicieron coro. Se trato de que el
+padre tomase algo hasta la hora de comer, y el padre no quiso tomar
+nada, salvo asiento comodo. Desde su asiento hablo de mil cosas con
+animada y alegre conversacion, resuelto a aguardar alli a que Don
+Casimiro se fuese y a que D. Valentin y Dona Clara despejasen, para
+hablar a solas con Dona Blanca.
+
+Dona Blanca adivino la intencion del fraile, entro en curiosidad, y
+pronto hallo modo de despedir a D. Casimiro y de echar de la sala a D.
+Valentin y a Clarita.
+
+Verificado ya el despejo, dijo Dona Blanca:
+
+--Supongo y espero que, despues de tan larga ausencia, honrara V.
+nuestra mesa comiendo hoy con nosotros.
+
+El P. Jacinto acepto el convite, y Dona Blanca prosiguio:
+
+--He creido advertir que estaba V. impaciente por hablarme a solas. Esto
+ha picado mi curiosidad. Todo lo que V. me dice o puede decirme me
+inspira el mayor interes. Hable V., padre.
+
+--No eres lerda, hija mia --contesto este.-- Nada se te escapa. En
+efecto, deseaba hablarte a solas. Y lo deseaba tanto, que dejo para
+despues de tu comida, que acepto gustoso, dejo para sobremesa la
+aparicion de un objeto que traigo de presente a nuestra Clarita, y que
+le va a encantar. Figurate que es una lindisima corza, tan mansa y
+domestica, que come en la mano y sigue como un perro. Pero vamos al
+caso: vamos a lo que tengo que decirte. Por Dios, que no te incomodes.
+Tu tienes el genio muy vivo: eres una polvora.
+
+--Es verdad; yo soy muy desgraciada, y los desgraciados no es facil que
+esten de buen humor. V., sin embargo, no tiene derecho a quejarse del
+mio. ?Cuando estuve yo, desde que nos tratamos, desabrida y aspera con
+V.?
+
+--Eso es muy verdad. Convendras, con todo, en que yo no he dado motivo.
+Yo no soy como otros frailes, que se meten a dar consejos que no les
+piden, y quieren gobernar lo temporal y lo eterno, y dirigirlo todo en
+cada casa donde entran. ?No es asi?
+
+--Asi es. Mas bien tengo yo que lamentarme de que V. me aconseja poco.
+
+--Pues hoy no te quejaras por ese lado. Tal vez te quejes de que te
+aconsejo mucho y de que me meto en camison de once varas.
+
+--Eso nunca.
+
+--Alla veremos. De todos modos, tengo disculpa. Tu sabes que Clarita es
+mi encanto. Me tiene hecho un bobo. ?Quien ignora mi predileccion hacia
+las mujeres? Menester ha sido de toda mi severidad para que alla cuando
+mozo no me quitaran el pellejo los maldicientes. Hoy, hija mia (alguna
+ventaja ha de traer el ser viejo), con treinta y cinco anos en cada
+pata, puedo, sin temor de censura, quereros a mi modo y trataros con la
+intima familiaridad que me deleita. Te confieso que para querer a los
+hombres tengo que acordarme a menudo de que son projimos y quererlos por
+amor de Dios. A las mujeres, por el contrario, las quiero, no ya sin
+esfuerzo, sino por inclinacion decidida. Sois dulces, benignas,
+compasivas y muchisimo mas religiosas que los hombres. Si no hubiera
+sido por vosotras, lo doy por cierto, hubierase perdido hasta la huella
+de la primitiva cultura y revelacion del Paraiso, y los hombres jamas
+hubieran salido del estado salvaje. Si yo fuera un sabio, habia de
+componer un libro demostrando que todo este ser de la Europa del dia,
+que todos estos adelantamientos sociales de que el mundo se jacta, se
+deben, en lo humano, principalmente a las mujeres. Calcula, pues, cuan
+alto y lisonjero es el concepto que tengo de vosotras. Pues bien; en los
+ultimos anos de mi vida, tu hija Clara ha venido a sublimar mucho mas
+aun este concepto de mi mente. En mi mente tenia yo como un tipo sonado
+de perfeccion, al cual ninguna de las mujeres que he conocido se
+acercaba ni en diez leguas. Clarita ha ido mas alla. iQue inocencia la
+suya, tan rara por su enlace con la discrecion y el despejo! iQue fe
+religiosa tan sana y atinada! iQue amor a su madre y que sumision a sus
+mandatos! Clara es una santita en este mundo, y al verla hay que alabar
+a Dios, que la ha criado a fin de dejarnos rastrear y columbrar por ella
+lo que seran en el cielo los angelitos y las bienaventuradas virgenes.
+
+--Mucho lisonjean mi orgullo de madre --interpuso Dona Blanca,-- esos
+encomios de Clarita que oigo en boca de V.; pero mi amor a la justicia
+me induce a creerlos exagerados. Yo me los explico de cierto modo, que
+voy a tener la sinceridad de declarar a V. En el puro amor que en
+general profesa V. a las mujeres, hay algo del antiguo caballero
+andante, algo del hechizo que tiene para todo ser fuerte dar proteccion
+a los debiles y desvalidos. En el concepto superior a la realidad que de
+las mujeres V. forma, hay gran bondad e instintiva poesia. Todos estos
+nobles sentimientos de V. se han empleado, durante una larga y santa
+vida, en lugarenas, jornaleras unas, e hidalgas o ricachas otras, pero
+toscas las mas, en comparacion con Clara, criada en grandes ciudades,
+con otro barniz, con otra mas elevada cultura, con mayor delicadeza y
+refinamiento. Ventajas tales, meramente exteriores y debidas a la
+casualidad, han sorprendido y alucinado a V., y le han hecho pensar que
+lo que esta en la superficie esta en el fondo; que modales mas
+distinguidos, mayor tino y mesura en el hablar, y ciertas atenciones y
+miramientos que nacen de mas esmerada educacion, y que llegan a tenerse
+maquinalmente, gracias a la costumbre, son virtudes y excelencias que
+brotan del centro mismo de un alma que se eleva sobre las otras.
+
+--No, hija mia; nada de eso basta a explicar mi predileccion por
+Clarita.
+
+--?Como que no basta? Sea V. franco. ?No quiere V. y estima casi tanto a
+Lucia?
+
+--Las comparaciones son odiosas, y las del carino mas. Supongamos, a
+pesar de todo, que estimo y quiero a Lucia casi tanto. Eso probaria solo
+que Lucia vale casi tanto como Clara.
+
+--Y que ambas estan educadas con mas esmero.
+
+--Bueno... ?Y que?... Concedo que asi sea. ?Quien te ha negado el poder
+de la educacion? Lo que niego es que la educacion valga hasta ese punto
+sobre un espiritu esteril e ingrato; y lo que niego tambien es que su
+influjo no pase de la superficie y no penetre en el fondo, y no mejore
+el ser de las personas. Es, pues, evidente que Clara debe mucho a Dios,
+y luego a ti, que la has educado bien; pero esto que debe a ti no es
+superficial y externo: los modales, las palabras, las atenciones y los
+miramientos no son signos vanos. Cuando no hay en ellos afectacion, es
+porque brotan del alma misma, mejor criada por Dios o por los hombres
+que otras almas sus hermanas. Cierto que yo no he visto ni conocido mas
+gente en mi vida que la de esta ciudad y la de Villabermeja; pero
+adivino y veo claramente que ha de haber duquesas y hasta princesas cuyo
+barniz no me enganaria ni me alucinaria. Yo conoceria al momento que era
+falso y de relumbron, y que en el fondo eran aquellas damas mas vulgares
+que tu cocinera. Conste, por consiguiente, que no me alucino al encomiar
+a Clarita.
+
+--?Y no provendra la alucinacion, --dijo Dona Blanca,-- de la candida y
+espontanea propension de Clarita a hacerse agradable?
+
+--Sin duda que provendra; pero esa misma propension, siendo espontanea y
+candida, prueba la bondad de alma de quien la tiene.
+
+--?V. no sabe, padre, que eso se califica con un vocablo novisimo en
+castellano, y que suena mal y como censura?
+
+--?Que vocablo es ese?
+
+--Coqueteria.
+
+--Pues bien; si la coqueteria es sin malicia, si el afan de agradar y el
+esfuerzo hecho para conseguirlo no traspasan ciertos limites, y si el
+fin que se propone una mujer agradando no va mas alla del puro deleite
+de infundir cordial afecto y gratitud, digo que apruebo la coqueteria.
+
+Dona Blanca y el P. Jacinto se tenian mutuamente miedo. Ella temia la
+desvergueenza del fraile, y el fraile el genio violentisimo de ella. De
+este miedo mutuo nacia el que se tratasen por lo comun con extremada
+finura y con el comedimiento mas exquisito y circunspecto, a fin de no
+terminar cualquier coloquio en pelea o disputa.
+
+Llevada de esta consideracion, Dona Blanca no impugno la defensa de la
+coqueteria; dio por satisfecha su modestia de madre, y acabo por aceptar
+como justos y merecidos los encomios de su hija Clara.
+
+Luego anadio:
+
+--En suma, mi hija es un prodigio. En las alabanzas de V. no toma parte
+sino la justicia. Me alegro. ?Que mayor contento para una madre?
+Imagino, con todo, que tan lisongero panegirico bien se podia haber
+pronunciado en presencia de testigos. Lo que sigilosamente tenia V. que
+decirme no ha salido aun de sus labios.
+
+El P. Jacinto se paro a reflexionar entonces, al verse tan directamente
+interrogado, y casi se arrepintio de haber venido a tratar del asunto de
+la boda de Clarita, dejandose llevar de un celo impaciente, sin ponerse
+antes de acuerdo con el Comendador, segun habian concertado; pero el
+padre Jacinto no era hombre que cejaba una vez dado el primer paso, y
+despues de un instante de vacilacion, que no dejo percibir a ojos tan
+linces como los de su interlocutora, dijo de esta manera:
+
+--Alla voy, hija; ten calma que todo se andara. Mi encomio de Clarita
+estaba muy en su lugar, porque de Clarita voy a hablarte. Me consta,
+como su director espiritual que soy, que te obedecera en todo; pero
+dime, ?no consideras tu que para algunas cosas, de la mayor importancia,
+convendria consultar su voluntad?
+
+--?Y quien ha informado a V. de que yo no la consulto cuando conviene?
+
+--?Has preguntado, pues, a Clara si quiere casarse tan nina?
+
+--Si, padre, y ha dicho que si.
+
+--?Le has preguntado si aceptara por marido a D. Casimiro?
+
+--Si, padre, y tambien ha dicho que si.
+
+--?Y no seran parte el temor y el respeto que inspiras a tu hija en esas
+respuestas?
+
+--Creo que no merezco solo inspirar a mi hija respeto y temor, sino
+tambien carino y confianza. Prevaliendose, pues, mi hija del carino y de
+la confianza que debo inspirarle, hubiera podido contestar que no queria
+casarse con D. Casimiro. Nadie la ha violentado para que diga que
+quiere. Querra cuando lo dice.
+
+--Es cierto; querra, cuando lo dice. No obstante, para que una decision
+de la voluntad sea valida, importa que la voluntad este previamente
+ilustrada por el entendimiento acerca de aquello sobre lo cual decide.
+?Crees tu que Clarita sabe lo que quiere y por que lo quiere?
+
+--Acaba V. de hacer el encomio mas extremado de mi hija, y ahora me
+induce a pensar que la tiene por tonta, por incapaz de sacramento. ?Como
+quiere V. que una mujer de diez y seis anos ignore los deberes que el
+santo matrimonio trae consigo?
+
+--No los ignora... pero no me vengas con sofismas... una nina de diez y
+seis anos no sabe toda la transcendencia del si que va a dar en los
+altares.
+
+--Por eso tiene a su madre, para iluminarla, aconsejarla y dirigirla.
+
+--?Y tu la has iluminado, aconsejado y dirigido segun tu conciencia?
+
+--La menor duda sobre eso, la mera pregunta que me hace V. es una ofensa
+terrible y gratuita. ?Como presumir, sospechar, ni por un instante, que
+habia yo de aconsejar a mi hija en contra de lo que mi conciencia me
+dictase? Tan mala me cree V.?
+
+--Perdona; me explique con torpeza. Yo no creo, ni puedo creer que hayas
+aconsejado a tu hija contra tu conciencia; pero si puedo creer que en
+tu entendimiento cabe error, y que, llevada tu de algun error, induces a
+tu hija a dar un paso deplorable.
+
+--Extrano muchisimo los razonamientos de usted en el dia de hoy. iQue
+diferentes de lo que eran antes! ?Que cambio ha habido en V.? Sere yo
+victima de un error, y en virtud de ese error dare malos consejos y
+tomare funestas resoluciones; pero usted lo sabia tiempo ha, y nada
+habia dicho en contra cuando no habia aun compromiso alguno contraido.
+?Como ha venido de pronto a hacerse patente a los ojos de V. ese error,
+que antes no percibia? ?Que luz del cielo le ha ilustrado a V. el alma?
+?Que santo o que angel bendito ha bajado a la tierra a descubrir a V. lo
+bueno y a distinguirlo de lo malo?
+
+Dona Blanca, segun se ve, iba ya perdiendo su aplomo y su dificultosa
+dulzura. El P. Jacinto empezaba tambien a amostazarse; pero hizo un
+esfuerzo heroico, y en vez de seguir adelante y de excitar la tempestad,
+procuro calmarla por cuantos medios se le ocurrieron.
+
+--Tienes razon que te sobra --contesto con mucha humildad.-- Yo debi
+disuadirte a tiempo de que concertaras esa boda. Del error que noto en
+ti, confieso que he participado. Por lo menos, ha sido en mi un descuido
+atroz, una ligereza imperdonable, el no hablarte antes como te estoy
+hablando hoy. Pero si yo erre, con reconocerlo ya y con apartarme del
+error, te induzco a que me imites, aunque te de armas en contra mia. Lo
+que afirmas, probara mi inconsecuencia, mas no prueba nada contra mi
+consejo.
+
+--?Como que no prueba nada? Quita a su consejo de V. toda la autoridad
+que de otra suerte hubiera tenido. Consejo dado tan de repente... hasta
+pudiera sospecharse... que no se funda en pensamiento propio del
+consejero.
+
+Dona Blanca, al pronunciar esta ultima frase, lanzo al padre una
+penetrante y escrutadora mirada. El padre, que no era timido, se corto
+un poco y bajo los ojos. Serenandose al instante, repuso:
+
+--No se trata aqui de mas autoridad que de la autoridad de la razon.
+Para darte el consejo, valganme la amistad y el carino que tengo a tu
+persona y a los de tu familia: para que le aceptes o le deseches, no
+pretendo que valga sino el ingenio, que pido a Dios me conceda, para
+llevar el convencimiento a tu alma.
+
+--Esta bien. ?Quiere V. decirme que razones hay para que Clara no se
+case con D. Casimiro? V. es el confesor de Clara. ?Ama Clara a otro
+hombre?
+
+--Por lo mismo que soy su confesor, si Clara amase a otro hombre y ella
+me lo hubiera confiado, no te lo diria sin que ella me diese su venia,
+que yo sabria pedir y exigir en caso necesario. Por dicha, para nada
+tiene que entrar aqui la cuestion de si Clara ama o no a otro hombre.
+
+--No me venga V. con rodeos y sutilezas. Yo he educado a mi hija con tal
+rigidez y con tal recogimiento, que no tengo la menor duda de que no ha
+tenido amorios. Clara no ha mirado jamas con malicia a hombre alguno.
+
+--Asi sera. Pero ?no podra mirarle el dia de manana? ?No podra amar, si
+no ama aun?
+
+--Amara a su marido. ?Por que no ha de amarle?
+
+--Vamos, senora --dijo el P. Jacinto ya con la paciencia perdida:-- no
+amara a su marido, porque su marido es feo, viejo, enfermizo y
+fastidioso.
+
+--Quiero suponer --contesto Dona Blanca con el reposado entono que
+tomaba cuando mas tremenda se ponia,-- quiero suponer que las
+caritativas calificaciones de V. cuadran perfectamente al sujeto, a la
+persona de mi familia, a quien V. honra con ellas. Su exquisito gusto de
+V. en las artes del dibujo halla feo a D. Casimiro; sus conocimientos de
+V. en la medicina le han hecho comprender que esta el pobre mal de
+salud, y la amenidad y discrecion que en V. campean, es natural que le
+induzcan a fastidiarse de todo ser humano que no sea tan ameno y tan
+ingenioso como V., cosa, por desgracia, rarisima; pero V. no me negara
+que mi hija, menos instruida en las proporciones y bellezas de la
+figura del hombre, puede no hallar feo a D. Casimiro, como no le halla;
+menos docta en ciencias medicas, puede creerle mas sano, y menos
+chistosa que V., puede muy bien hallar en D. Casimiro algun chiste y no
+aburrirse de su conversacion. Y por otra parte, aunque mi hija viese en
+D. Casimiro los defectos que V. senala, ?por que no habia de amarle?
+Pues que, ?una mujer de honor, una buena cristiana, ha de amar solo la
+hermosura fisica y el desenfado en el hablar? ?Sera menester buscarle
+para marido, no a un caballero de su clase, honrado, temeroso de Dios,
+virtuoso lleno de atenciones y buenos deseos de hacerla dichosa, sino a
+algun saltimbanquis robusto, a algun truhan divertido, que provoque en
+ella con sus chocarrerias una risa indecorosa y un regocijo poco
+honesto?
+
+--Mira, Dona Blanca --dijo el fraile, que jamas abandonaba el tuteo,
+aunque se incomodara,-- no creas que se necesite ser un Apeles o un
+Fidias para conocer que es feo D. Casimiro. Su fealdad es tan patente y
+somera, que no hay que ahondar mucho para descubrirla. Y en cuanto a su
+ruin salud y escasa amenidad, te aseguro lo mismo. Sin haber cursado
+medicina, sin ser un Hipocrates, ve cualquiera que D. Casimiro esta por
+demas estropeado. Y sin haber estudiado el _Examen de ingenios_, de
+Huarte, se descubre en seguida que el de don Casimiro es romo y huero.
+Yo no pretendo que busques para Clarita a Pitagoras y a Milon de Crotona
+en una pieza; pero ?que diablura te lleva a darle por marido a Tersites?
+
+El P. Jacinto se abstenia de echar latines cuando hablaba a las mujeres;
+pero no podia menos de citar en romance, siempre que se dirigia a damas
+de distincion, hechos, personajes y sentencias de la antigueedad clasica
+y de las Sagradas Escrituras. Por lo demas, era tan claro el sentido de
+lo que decia, que Dona Blanca, aunque no hubiera sabido mas o menos
+confusamente la condicion de los personajes citados, no hubiera tenido
+la menor duda sobre lo que el fraile queria significar. Asi es que le
+respondio:
+
+--Reverendo padre, esos son insultos y no consejos; pero jamas me
+enojare con V. Lo unico que afirmo es que todos los defectos que pone V.
+a mi futuro yerno han de estar menos al descubierto de lo que V. supone
+ahora, cuando antes de ahora no los ha conocido V. Y si los conocia,
+?por que antes no me los dijo? Repito que alguien ha venido a ilustrar
+su claro entendimiento de V. Alguien le induce a dar este paso. No hay
+que disimular. Sea V. leal y franco conmigo. V. ha hablado con alguien
+acerca de la proyectada boda de Clarita. Sus consejos de V. no son
+consejos, sino un mensaje solapado.
+
+El P. Jacinto era fresco de veras; pero con Dona Blanca no habia
+frescura que valiese. El pobre fraile estaba sofocado, rojo hasta las
+orejas. Por el hubiera podido inventarse aquella frase con que se denota
+que a alguien le han dado una buena descompostura: _tenia encarnadas las
+orejas como fraile en visita_.
+
+Hasta su lengua, que por lo comun estaba tan suelta, se le habia trabado
+un poco y no atinaba a contestar.
+
+Dona Blanca, notando aquel silencio, le excitaba a que se explicase y
+anadia:
+
+--No me cabe duda. Esta V. convicto y casi confeso. V. desaprueba hoy lo
+que ayer aprobaba, porque un enemigo mio le ha llenado la cabeza de
+ideas absurdas. Atrevase V. a negar la verdad.
+
+Interpelado, acusado con tan desmedida audacia y con tan ruda serenidad,
+el P. Jacinto saco fuerzas de flaqueza; puso a un lado la causa de su
+inusitada timidez, que era solo el recelo de perjudicar los intereses de
+Clara y de su amigo y antiguo discipulo, y, ya libre de estorbos,
+contesto tan energica y sabiamente, que su contestacion, la replica a
+que dio lugar y todo el resto del dialogo tomaron un caracter distinto y
+solemne, por donde merecen capitulo aparte, el cual sera de los mas
+importantes de esta historia.
+
+
+
+
+XVII
+
+El P. Jacinto, sin alterarse, imitando el entonado reposo de su ilustre
+amiga, contesto lo que sigue:
+
+--Ya he confesado con ingenuidad que debi aconsejarte antes. No lo hice,
+no porque aprobase tu plan, sino porque, llevado de ligereza vergonzosa
+y de indiferencia villana y grosera, no adverti todo el horror de la
+boda que tienes concertada. ?Debo el advertirlo ahora a mi propio
+espiritu, o bien al de otra persona que me ha ilustrado? Punto es este
+que podra interesarte sabe Dios por que y que podra afectar mi
+reputacion de hombre entendido; pero en nada altera el valor de mis
+consejos. No quiero ni puedo justificar mi inconsecuencia. Puedo y debo,
+con todo, mitigar un poco la rudeza de tu acusacion, y lo hare al
+exponer las razones en que fundo mis consejos de ahora. Sentire
+expresarme con impropiedad, aunque espero de tu buena fe que no me armes
+disputa sobre las palabras, si entiendes la idea y la sana intencion con
+que la expreso. Tal vez esta educada Clara con rigidez que raya en
+extremos peligrosos. Temiendo tu que un dia pueda caer, le has
+exagerado los tropiezos. Temiendo tu que la nave pueda zozobrar e irse a
+pique, has ponderado los escollos y bajios que hay en el mar del mundo,
+el impetu y violencia de los vientos que combaten la nave y hasta su
+fragilidad y desgobierno. Esto tiene tambien sus peligros. Esto infunde
+una desconfianza en las propias fuerzas que raya en cobardia. Esto nos
+hace formar un concepto de la vida y del mundo mucho peor de lo que debe
+ser. ?Como ha de negar un creyente que de resultas de nuestros pecados
+el mundo es un valle de lagrimas; que el demonio tiende su red de
+continuo para perdernos; que nuestra flaca condicion es propensa al mal,
+y que es necesario el favor del cielo para no caer en las tentaciones?
+Todo esto es innegable, pero conviene no exagerarlo. Una vez muy
+exagerado, o hay que huir al desierto y hacer la vida ascetica de los
+ermitanos, y entonces todo va bien, porque la belleza y la bondad que no
+se ven en la tierra, se esperan, se presienten y casi se ven ya en el
+cielo, en extasis y arrobos, o hay que dar, faltando el amor divino,
+faltando la caridad fervorosa, en un desesperado desprecio de uno mismo
+y en tal desden y odio a todo lo creado y a nuestros semejantes, que
+hacen a quien asi vive odioso y enojoso a si y a los demas seres. Hija,
+no se si me explico, pero tu eres perspicaz y me iras entendiendo. Otro
+grave peligro nace tambien de tu metodo de educar. La conciencia se
+halla con el mas apercibida y precabida para la lucha; pero al mancharlo
+todo, se mancha; al inficionarlo todo, se inficiona; al presentir en
+todo un delito, una impureza, provoca y hasta evoca las impurezas y los
+delitos. Clarita tiene un entendimiento muy sano, un natural excelente:
+pero, no lo dudes, a fuerza de dar tormento a su alma para que confiese
+faltas en que no ha incurrido, pudiera un dia torcer y dislocar los mas
+bellos sentimientos y convertirlos en sentimientos pecaminosos; pudiera
+concebir del escrupulo de su conciencia, inquisidora del pecado, el
+pecado mismo que antes no existia. No tengo que asegurarte que yo por
+mil motivos no he procurado relajar la rigidez de los principios que has
+inculcado a Clarita, si bien mi modo de ser me lleva, por el contrario,
+a la indulgencia; a ver en todo el lado bueno, y a tardar muchisimo en
+ver el lado malo, y a no descubrirle sino despues de larga meditacion.
+Asi es que al principio, contrayendonos al asunto de la boda, no vi sino
+el lado bueno. Vi que D. Casimiro es un caballero de tu clase, honrado,
+religioso, prendado de Clarita y deseando hacerla feliz. Vi que,
+casandose con ella, seguiria ella aqui y no se la llevarian lejos de su
+madre y de nosotros, que la queremos tanto. Vi que con su mucha hacienda
+y la de su marido haria un bien inmenso en estos lugares, empleandose
+en obras de caridad. Y vi en la misma austeridad con que esta educada la
+garantia de que para Clarita no podia ser el matrimonio el medio de
+satisfacer y aun de santificar, merced a un lazo sagrado e indisoluble,
+una pasion violenta, profana y algo impia, ya que consagra al hombre
+cierta adoracion y culto que a solo Dios se debe, y una ilusion caduca,
+efimera, que se disipa tanto mas pronto cuanto mas vivo y ardiente es el
+resplandor con que la fantasia la finge y colora. Todo esto vi, y por
+haberlo visto trato de cohonestar, ya que no disculpe, el no haberme
+opuesto antes a la boda. Imaginaba yo, ademas, que Clarita no la
+repugnaba. Clarita nada me ha dicho despues; pero mis ojos se han
+abierto, y ahora comprendo que la repugna con repugnancia invencible,
+alla en el fondo de su alma. Ahora comprendo que Clarita no ve solo en
+el matrimonio un voto de devocion y sacrificio. Clarita quiere amar y
+que el matrimonio sancione y purifique su amor. El matrimonio, por lo
+tanto, no puede ser para ella el mero cumplimiento de un deber social,
+un acto de abnegacion, un padecimiento a que hay que resignarse, una
+penitencia, una prueba, un castigo. El profundo respeto que te tiene, la
+ciega obediencia con que se somete a tu voluntad, la creencia de que
+casi todo es pecado, no consentiran que ella confiese nunca ni a si
+misma lo que te digo; pero yo no dudo ya que lo siente. Ahora bien; ?es
+merecedora Clarita de esa penitencia? ?Es digna de ese castigo? ?Que
+derecho tienes para imponersele? Y si es prueba, ?quien te da permiso
+para poner a prueba su bondad? ?Por que, si lo grave y aspero de un
+deber, como es el del matrimonio, puede mezclarse y combinarse con
+licitos contentos que aligeren la cruz y con satisfacciones y gustos que
+suavicen la aspereza del camino, quieres tu solo para tu hija la
+aspereza del camino y la pesadumbre de la cruz, y no tambien la
+permitida dulzura?
+
+Dona Blanca escucho impasible, y al parecer muy sosegada, todo el sermon
+del buen fraile. Al ver que no seguia, dijo, despues de un instante de
+silencio:
+
+--Aun conviniendo en que casarse con un hombre de bien, lleno de afecto
+y de juicio, fuese una penitencia, fuese una cruz, Clarita la debiera
+llevar y resignarse. La mujer no ha venido al mundo para su deleite y
+para satisfaccion de su voluntad y de su apetito, sino para servir a
+Dios en esta vida temporal, a fin de gozarle en la eterna. Y V.
+convendra conmigo, si en estos dias no ha tratado con gentes que han
+perturbado su razon y le han apartado del camino recto, que el modo
+mejor de servir a Dios es, en una hija, el obedecer a sus padres. Usted
+mismo reconoce que el santo sacramento del matrimonio no fue instituido
+para santificar devaneos. Cierto que es mejor casarse que quemarse;
+pero aun es mejor casarse sin quemarse, a fin de ser la fiel companera
+de un varon justo y fundar o perpetuar con el una familia cristiana,
+ejemplar y piadosa. Este concepto puro, cristiano y honestisimo del
+matrimonio no es facil de realizar; mas para eso he educado yo tan
+severamente a Clarita: para que con la gracia de Dios tenga la gloria de
+realizarle, en vez de buscar en el casamiento un medio de hacer licito y
+tolerable el logro de mal regidos deseos y de impuras pasiones. Mas
+pudiera decir en mi abono acerca de este asunto, pero no se trata aqui
+de una discusion academica. Yo carezco de estudios y de facilidad de
+palabra para discutir con V. sobre la cuestion general de si el
+matrimonio ha de ser un estado tan dificil y estrecho como otro
+cualquiera que se toma para servir a Dios, y no un expediente mundanal
+para disimular liviandades. Aqui debemos concretarnos al caso singular
+de Clarita, y para ello vuelvo a lo dicho: necesito, exijo que sea usted
+leal y sincero. ?Quien envia a V. a que me hable? ?Quien le aconseja
+para que me aconseje? ?Quien le ha abierto los ojos, que tenia V. tan
+cerrados, y le ha hecho ver que Clarita, si no ama, amara? Vamos,
+respondame V. ?Por que disimularlo o callarlo? Hay un hombre que ha
+hablado a V. de todo eso.
+
+--No lo negare, ya que te empenas en que lo declare.
+
+--Ese hombre es el Comendador Mendoza.
+
+--Es el Comendador Mendoza--repitio el fraile.
+
+Tal declaracion, aunque harto prevista, dejo silenciosos y como en honda
+meditacion a ambos interlocutores durante un largo minuto, que les
+parecio un siglo.
+
+Dona Blanca, aunque sin precipitar sus palabras, mostrando ya, en lo
+tremulo de la voz y en el brillo de los ojos, viva y dolorosa emocion
+mal reprimida, hablo luego asi:
+
+--Todo lo sabe V. y me alegro. Quizas hice mal en no decirselo yo misma
+la vez primera que me arrodille ante V. en el tribunal de la penitencia.
+Sirvame de excusa que ya mi mayor delito habia sido varias veces
+confesado, y la consideracion de que cada vez que le confieso de nuevo
+hago sabedora a una persona mas del deshonor de quien me ha dado su
+nombre. Todo lo sabe V. sin que yo se lo haya dicho. Bendito sea Dios,
+que me humilla como merezco, sin que yo, tan culpada, cometa la nueva
+culpa de infamar a mi pobre marido. Pues bien: sabiendolo V. todo, ?como
+se atreve a aconsejarme lo que me aconseja? ?Como quiere apartarme del
+camino que llevo, unico posible para una reparacion, aunque incompleta?
+Si contra su parecer de V., si contra la ley del decoro, manchasemos la
+conciencia de Clara, descubriendole su origen, ?que piensa V. que haria
+ella? ?No la despreciaria V. si no buscase la reparacion? Y para ello,
+sin hacer publica la infamia de su madre y de aquel a quien debe venerar
+como a padre, ?que otro recurso tiene Clara sino entrar en un convento o
+dar la mano a D. Casimiro? ?Por que, dira V., ha de pagar Clara la falta
+que no cometio? Harto la pago yo, padre. Los remordimientos, la
+vergueenza, me asesinan. Pero Clara tambien debe pagarla. Si esto parece
+a V. inicuo, vuelvase usted impio y blasfemo contra la Providencia, y no
+contra mi. La Providencia, en sus designios inescrutables, con ocasion
+de mi culpa, ha puesto a mi hija en la alternativa o de sacrificarse o
+de ser falsaria y poseedora indigna de riquezas que no le pertenecen.
+
+--No he de ser yo, por cierto --interrumpio el fraile--, quien disimule
+o atenue lo dificil de la situacion y la verdad que hay en lo que dices.
+Convengo contigo. Se la nobleza de alma de Clara. Si ella supiera quien
+es... pero no, mejor es que no lo sepa.
+
+--?Que piensa V. que haria si lo supiese?
+
+--Sin vacilar... Clara se retiraria a un convento. Tu plan de casarla
+con D. Casimiro le pareceria absurdo, malo, no ya siendo feo y viejo D.
+Casimiro, sino aunque fuese precioso y estuviese ella prendada de el.
+Con ese casamiento ni se remedia el mal nacido del embuste o la falsia,
+ni se despoja tu hija de bienes que no son suyos.
+
+--Es, sin embargo, la unica reparacion posible, aunque incompleta,
+ignorando Clara el motivo que hay para la reparacion. Convengo en que
+entrando Clara en un claustro el mal se remediaria mejor, menos
+incompletamente. Pero ?como la hija de un ateo ha de tener vocacion para
+esposa de Jesucristo?
+
+Al pronunciar estas ultimas palabras, el rostro de Dona Blanca tomo una
+expresion sublime de dolor; sus mejillas se tineron de carmin ominoso
+como el de una fiebre aguda; dos gruesas lagrimas brotaron de repente de
+sus ojos.
+
+El P. Jacinto vio a Dona Blanca transfigurada; reconocio en ella un
+corazon de mujer que antes no habia sospechado siguiera bajo la aspereza
+de su mal genio, y le tuvo lastima y la miro con ojos compasivos. Ella
+prosiguio:
+
+--He meditado en largas noches de insomnio sobre la resolucion de este
+problema, y no veo nada mejor que el casamiento de Clara con D.
+Casimiro. No piense V. que me falte valor para otra cosa. No me falta
+valor; me sobra piedad. Mil veces, ansiosa de que me matase, he estado a
+punto de revelar mi pecado al hombre a quien ofendi cometiendole. Yo
+misma hubiera puesto gustosa el punal en su mano; pero, le conozco,
+iinfeliz! hubiera llorado como un nino; yo le hubiera muerto de pena, en
+vez de recibir el merecido castigo; el, con mansedumbre evangelica, me
+hubiera perdonado, y mi duro pecho y mi diabolico orgullo, lejos de
+agradecer el perdon, hubieran despreciado mas aun al hombre que me le
+otorgaba. Manso, pacifico, benigno, Valentin hubiera apurado un caliz de
+hiel y veneno al oir mi revelacion; no hubiera sido mi juez inexorable,
+sino hubiera acabado de ser mi victima, y yo, reproba, llena de satanica
+soberbia, hubiera ahogado el manantial de la compasion y de la ternura
+con desden, hasta con asco, de una resignacion santa, que el demonio
+mismo me hubiera pintado como enervada flaqueza. Mi deber era, pues,
+callar; hacer lo menos amarga posible la vida de este debil y dulce
+companero que el cielo me ha dado, disimular, ocultar, hasta donde
+cabe... mi falta de amor... mi injusta, impia, irracional, involuntaria
+falta de estimacion. Asi se explican el engano y la persistencia en el
+engano; pero la vileza del hurto no cabe en mi. Mi alma no la sufre.
+?Pretende quizas ese ateo malvado que me envilezca yo con el hurto? ?Que
+razon, que derecho, que sentimiento paternal invoca quien tan olvidado
+tuvo durante anos el fruto de su amor... y de la colera divina? V. dice
+bien: lo mejor seria que Clara se sepultase en un claustro, se
+consagrase a Dios. Yo he hecho lo posible por disgustarla del mundo
+pintandosele horroroso; pero en ella han podido, mas que mis palabras,
+la confianza juvenil, el brio maldito de la sangre, el deleite y la
+exuberancia de la vida. ?Que arbitrio me queda sino casarla con D.
+Casimiro? ?Por que la compadece V.? Pues que, ?no sale ganando? La hija
+del pecado no debiera tener bienes, ni honra, ni nombre siquiera, y todo
+esto conservara y de todo podra gozar sin remordimientos, sin sonrojo.
+
+En la ultima parte de su discurso Dona Blanca estuvo hermosa, sublime
+como una pantera irritada y mortalmente herida. Se habia puesto de pie.
+Al fraile se le figuraba que habia crecido y que tocaba con la cabeza en
+el techo. Hablaba bajo, pero cada una de sus palabras tenia punta
+acerada como una saeta.
+
+El P. Jacinto conocio que habia confiado por demas en su serenidad y en
+su elocuencia. Se hizo un lio y no supo decir nada. Se encontro tan
+apurado, que la vuelta de Clarita al salon le quito un peso de encima y
+le dio tregua para poder replicar en momentos mas propicios y despues de
+meditarlo.
+
+Dona Blanca, no bien entro su hija, supo dominarse y recobrar su calma
+habitual.
+
+Un poco mas tarde vino el benigno D. Valentin, y todos fueron a comer
+como si tal cosa.
+
+El P. Jacinto echo la bendicion al empezar la comida, y rezo al
+sentarse y al levantarse.
+
+Ya de sobremesa, tuvo efecto la grata sorpresa de la corza. Clarita la
+hallo encantadora. La corza se dejo besar por Clarita en un lucero
+blanco que tenia en la frente, y se comio cuatro bizcochos que ella
+misma le dio con su mano.
+
+Don Valentin se maravillo, simpatizo y hasta se enternecio con la
+mansedumbre de aquel lindo animalejo.
+
+Cuando, terminado todo, salio el P. Jacinto de casa de Dona Blanca, se
+apresuro a ir a ver al Comendador, quien le aguardaba impaciente, no
+habiendole visto al llegar de Villabermeja, porque el fraile habia
+adelantado mas de una hora su venida a la ciudad. Excusandose de esto y
+de su precipitacion en dar pasos sin consultar al Comendador, el P.
+Jacinto le relato cuanto habia pasado.
+
+Don Fadrique Lopez de Mendoza no era de los que condenan todo lo que se
+hace cuando no se les consulta. Hallo bien lo hecho por su maestro, y lo
+aplaudio. Hasta la turbacion y mutismo final del fraile le parecieron
+convenientes, porque no habian traido compromiso, porque no se habia
+soltado prenda. Ya hemos dicho que el Comendador era optimista por
+filosofia y alegre por naturaleza.
+
+
+
+
+XVIII
+
+Despues de haberse enterado de la conversacion entre el fraile y Dona
+Blanca, el Comendador se abstuvo de tomar una resolucion precipitada. Se
+contento con rogar a su maestro que no se volviese a Villabermeja, que
+siguiese frecuentando la casa de Dona Blanca y que tratase de desvanecer
+todo recelo en dicha senora, prometiendole no hablar con Clarita de la
+proyectada boda ni decirle nada en contra de los deseos de su madre.
+
+El Comendador queria meditar, y medito largamente, sobre el asunto. Sus
+meditaciones (ya hemos dicho que el Comendador era descreido) no podian
+ser muy piadosas. Era tambien el Comendador alegre, fino y sereno, y
+nada podian tener de apasionadas sus meditaciones. Su espiritu analitico
+le presentaba, sin embargo, todas las dificultades del caso.
+
+No cabia la menor duda. La criatura lindisima y simpatica que a el debia
+el ser estaba condenada, o a vivir como usurpadora indigna de lo que no
+le pertenecia, o a casarse con D. Casimiro, o a ser monja. Uno de estos
+tres extremos era inevitable, a no causar un escandalo espantoso o a no
+realizar un dificil rescate.
+
+Dona Blanca tenia razon, salvo que para tenerla no era menester
+mostrarse tan hosca y tan poco amena con todo el genero humano,
+empezando por su infeliz marido.
+
+Para D. Fadrique habia un ideal economico mas fundamental que el
+politico. Este ideal era que toda riqueza, todos los bienes de fortuna
+llegasen a ser un dia, cuando la sociedad tocase ya en la perfeccion
+deseada, signo infalible de laboriosidad, de talento y de honradez en
+quien los habia adquirido; que el ser rico fuese como innegable titulo
+de nobleza, ganado por uno mismo o por el progenitor que le ha dejado
+los bienes.
+
+Bien sabia D. Fadrique que este termino estaba aun remotisimo, pero
+sabia ademas que el mejor modo de acercarse a el era el de hacer todo
+negocio suponiendole ya llegado; esto es, como si no hubiese riqueza mal
+adquirida en la tierra. Lo contrario seria conspirar a que prevaleciese
+el villano refran de que _quien roba a un ladron tiene cien anos de
+perdon_, y contribuir a que la vida, la historia, el desenvolvimiento
+civilizador de la sociedad sean una trama inacabable de bellaquerias.
+
+Fundado en estos principios, desechaba de si D. Fadrique el pensamiento
+de que en cada lugar del mundo habria de seguro un enjambre de madres
+en el caso de Dona Blanca y una multitud de hijas o de hijos en el caso
+de Clarita, para los cuales el problema moral, de tan dificil solucion,
+que atormentaba a Dona Blanca, era como si no fuese, dejandolos
+disfrutar de la hacienda que la suerte y la ley les otorgaban, sin el
+menor escrupulo y con la mayor frescura. Desechaba tambien la idea, algo
+comica, pero mas que posible, de que el mismo D. Casimiro, por
+circunstancias analogas, podria tener menos derecho que Clarita a la
+herencia, aunque toda fuese vinculada; de que D. Valentin, su padre o su
+abuelo, podrian tambien no haber tenido derecho, y de que solo Dios
+sabe, aunque tal vez el diablo no lo ignore, por que arcaduces
+subterraneos y por que intrincados caminos ha venido a cada cual lo que
+por herencia disfruta. En estos casos la fe debe salvar; pero en el caso
+de Dona Blanca no habia fe que valiese contra la evidencia que ella
+tenia. Cerrar los ojos, vendarselos y remedar fe era una infamia. D.
+Fadrique, condenando en su corazon y en su inteligencia serena los
+furores de Dona Blanca, la aplaudia y ensalzaba de que pensase con
+rectitud y con nobleza. Vaya a quien vaya, merezcale o no, tenga derecho
+o no le tenga aquel a quien un bien se destina, son cosas que importan
+poco ante la superior consideracion de que ese bien me consta que no es
+mio y de que solo le gozo por engano, por delito y por mentir.
+
+Como D. Fadrique era persona de mucho seso y sentido comun, aunque se
+hallaba en epoca de reformas, sistemas y ensuenos de toda clase, no
+penso en condenar la herencia. Sin el grandisimo deleite de dejar ricos
+a nuestros hijos, se perderia el mayor estimulo para el trabajo, para el
+buen orden, para la aplicacion y para aguzar y ejercitar el ingenio. D.
+Fadrique reconocia no obstante, que si estaba lejos aun el dia en que
+sea casi imposible adquirir mal lo que uno mismo adquiere, estaba aun
+mucho mas lejos el dia en que sea casi imposible heredar mal lo que se
+hereda. El modo de no empujar hacia mas hondo porvenir la aurora de ese
+dia, era dar buen ejemplo en contra. La razon de Dona Blanca salia
+siempre triunfante de cada laberinto de reflexiones en que D. Fadrique
+se abismaba.
+
+Habia un mal moral que pedia remedio. Hasta aqui iba D. Fadrique de
+acuerdo con la idea de Dona Blanca. ?Era el remedio peor que el mal? El
+remedio era duro; pero D. Fadrique comprendia que no era peor que la
+enfermedad, y que era menester aplicarle no habiendo otro.
+
+El remedio podia aplicarse de dos maneras. O casando a Clarita con D.
+Casimiro, y esto era facil, o haciendola tomar el velo. Esto segundo, a
+pesar de lo mundano, impio y anti-religioso que era D. Fadrique, le
+parecia mil veces mejor. Comprendia, no obstante, que para que Clarita
+entrase en un convento sin saber ella por que, era necesario que alguien
+le infundiese la vocacion. Tal trabajo no podia tomarle su madre. Solo
+el P. Jacinto podria persuadir a Clarita a que se retirase al claustro.
+
+Para un hombre lleno del espiritu del siglo XVIII, alimentado con la
+lectura de los enciclopedistas, creyente en Dios, pero hablando siempre
+de la naturaleza, no hay que exponer aqui cuan horrible aparecia el
+sacrificio de la hermosura, de la vida, del brio juvenil, sintiendo ya
+sin duda fervorosamente el amor y reclamandole, en aras de un
+sentimiento misterioso, de un objeto, a su ver, impalpable y hasta
+incomprensible. Al Comendador se le antojaba esto una nefanda
+monstruosidad; pero la preferia a ver, a imaginar a Clara entre los
+secos brazos de D. Casimiro; y en su orgullo de hidalgo, y en su afan de
+no verse el mismo mentiroso y fullero, y de no pensar menos noblemente
+que una mujer fanatica y desatinada, lo preferia todo a que Clarita se
+alzase en su dia con los bienes de D. Valentin.
+
+El punto final de las meditaciones de D. Fadrique era siempre el mismo,
+por cuantas sendas y rodeos tratase de llegar a el. No queria a Clara
+poseedora de lo que le constaba que no era suyo; no la queria mujer de
+D. Casimiro; no la queria monja tampoco, y no queria dar escandalo ni
+amargar la vida de D. Valentin con afrentoso desengano. Era, pues,
+indispensable que el fuese el libertador, el rescatador de Clarita.
+
+A pesar de tener preocupado el animo con estas cosas, el Comendador
+ejercia tanto dominio sobre si, que nada dejaba notar.
+
+Paseaba con Lucia por las huertas o charlaba con ella y procuraba
+esquivar sus preguntas inquisitoriales.
+
+Asi transcurrieron ocho dias. Durante ellos se informo el Comendador,
+con el mayor secreto y diligencia, del valor exacto de todos los bienes
+de D. Valentin. Pasaban de cuatro millones de reales.
+
+Bastante se apesadumbro, no debemos ocultarlo, de que D. Valentin
+hubiese llegado a ser tan rico. El Comendador tenia poquisimo mas
+capital, sumando el valor de algunas finquillas que habia comprado cerca
+de Villabermeja, y lo que tenia en varias casas de banca en la Gran
+Bretana y en Madrid. Su decision, a pesar de la pesadumbre, fue firme,
+con todo.
+
+El Comendador sabia y estimaba cuanto vale el dinero. La vanidad de
+haberle adquirido diestra y honradamente le daba para el mayor hechizo.
+Pero ?en que mejor podia emplearse el caudal, la ganancia y el ahorro de
+toda una vida activa, el fruto del brio, del trabajo y del ingenio, que
+en salvar a un ser tan querido y que tan digno era de serlo?
+
+Suponiendose ya el Comendador despojado de cuatro millones, se miraba
+reducido a la triste condicion de un hidalgo labriego, que o tendria que
+salir otra vez a buscar fortuna, o tendria que acomodarse a vivir mal y
+humildemente en Villabermeja. Esto no le arredro.
+
+Eliminadas, pues, varias soluciones, el problema quedo claro y sencillo.
+La unica dificultad que habia que vencer era la de pasar a poder de D.
+Casimiro, de modo tan natural, que apartase toda sospecha, una suma de
+cuatro millones, y hacer valer y constar, como era justo, este
+sacrificio cerca de Dona Blanca, para que la terrible senora reconociese
+a su hija por libre de toda obligacion y por apta para recibir, en su
+dia, los bienes todos de D. Valentin, como devolucion, y no como
+herencia.
+
+
+
+
+XIX
+
+La familia de Solis continuaba incomunicada con sus vecinos.
+
+Solo entraban en aquella casa D. Casimiro y el fraile. Este, a pesar de
+sus consejos, habia sabido ingeniarse, volver a la gracia y recobrar la
+confianza de aquella adusta senora. No es tan llano desechar a un
+director espiritual, a quien se tiene por santo o poco menos, aunque
+este director nos contrarie, y sobre todo haga cosas opuestas a nuestro
+modo de pensar. La mayor falta del padre Jacinto, lo que apenas acertaba
+a explicarse Dona Blanca, era que aquel virtuoso varon, aquel hijo de
+Santo Domingo de Guzman, fuese tan intimo amigo de un hombre a quien
+debia mas bien llevar a la hoguera, si los tiempos no estuviesen tan
+pervertidos y la cristiandad tan relajada.
+
+Dona Blanca no se callo sobre este punto, y varias veces manifesto al
+fraile su extraneza; pero el fraile le contestaba:
+
+--Hija mia, piensa lo que se te antoje. Yo no quiero calentarme la
+cabeza explicandotelo. Bastete saber que yo tengo a D. Fadrique por muy
+amigo, aunque incredulo, como el me tiene por muy amigo, aunque fraile.
+Cavilando en ello me asusto, y prefiero no cavilar. No quiero dar por
+seguro que haya en las almas humanas algo que, a pesar de la radical
+oposicion de creencias, sea lazo de union amistosa y constante y
+fundamento de alta estimacion mutua.
+
+--Vaya si hace V. bien en no cavilar --contestaba Dona Blanca.-- No
+cavile V., no venga a caer en herejia al cabo de sus anos, fantaseando
+algo mas esencial, mas sublime que la creencia religiosa.
+
+--No caere en herejia --replicaba el fraile, que ya hemos dicho que era
+muy desvergonzado;--no caere en herejia cuando tu no caiste. Nunca mi
+amistad sera mas inexplicable que lo fue tu amor.
+
+Con esto Dona Blanca exhalaba un suspiro, que tenia su poco de bufido, y
+se amansaba y se callaba.
+
+Por lo demas, el padre Jacinto era leal y no abuso de su derecho de
+hablar en secreto con Clarita para excitarla en contra de la boda con
+Don Casimiro.
+
+Solo una noticia se atrevio a dar a Clarita por instigacion de D.
+Fadrique: que D. Carlos, amonestado por el Comendador, se habia vuelto a
+Sevilla con sus padres.
+
+De esta suerte, Clarita hubo de tranquilizarse y no sobresaltarse de no
+ver a D. Carlos por la manana en la iglesia. A quien vio varias veces
+casi en el mismo lugar en que D. Carlos se colocaba fue al Comendador,
+cuya maldad su madre le habia ponderado, y que ella se inclinaba
+irresistiblemente a creer bueno.
+
+El Comendador, como en desagravio de haber tenido olvidada tantos anos
+aquella prenda de su amor, no se contentaba con disponerse a hacer por
+ella un gran sacrificio, sino que ansiaba verla y admirarla, aunque
+fuese a distancia.
+
+Asi iban lentamente los sucesos, cuando una manana, en que Dona Antonia
+habia tenido una de sus jaquecas y no se hallaba con gana de salir,
+Lucia fue a paseo sola con el Comendador. Ambos llegaron a la fuente o
+nacimiento del rio que ya conocemos. Sentados a la sombra del sauce,
+oyendo el murmullo del agua, hablaron de las estrellas, de las flores,
+de mil diversas materias, hacia donde el tio procuraba llevar la
+atencion de su sobrina, para distraerla de su curiosidad sobre los
+asuntos de Clara.
+
+Lucia, no llegando a distraerse lo bastante, dijo por ultimo:
+
+--Tio, V. va a hacer de mi una sabia. A veces me habla V. del sol y de
+lo grande que es y de como atrae a los planetas y cometas; y a veces me
+describe los abismos del cielo, y me senala las mas hermosas estrellas,
+y me declara sus nombres y la inmensa distancia a que estan de nosotros,
+y el tiempo que tardan los rayos alados de su luz en herir nuestras
+pupilas. Todo esto me deleita y pasma, haciendome concebir mas adecuado
+concepto del infinito poder de Dios. Tambien me ha explicado V.
+misterios extranos de las flores, y esto me ha interesado mas,
+infundiendome en el alma superior idea de la bondad y sabiduria del
+Altisimo. Pero desechando el disimulo, recelo que V. no me instruye
+tanto sino para no responder a mis preguntas sobre sus proyectos de V.
+acerca de Clarita. Tal sospecha, lo confieso, me quita las ganas de oir
+las lecciones de V., que de otro modo me entusiasmarian; tal sospecha
+disminuye el valor de dichas lecciones, que se me figuran interesadas y
+maliciosas: mas que medio de ensenarme, me parecen medio de embaucarme.
+
+--La malicia la pones tu, sobrina--respondio el Comendador.--Yo procedo
+con la mayor sencillez. Cuanto hay que saber de Clarita lo sabes mejor
+que yo. ?Que puedo anadir a lo que tu sabes?
+
+--Oiga V., tio: aunque nina, no soy tan facil de enganar. Aqui hay
+varios puntos obscuros, inexplicables, y yo no sosiego hasta que todo me
+lo explico.
+
+--Pues ya estas aviada, hija mia, si no te sosiegas hasta que halles la
+explicacion de todo. Condenada estas a desasosiego perpetuo.
+
+--No confundamos las especies. Yo me aquieto sin explicacion sobre
+muchos puntos en que usted, por desgracia, no se aquieta. No hablo de
+eso. Hablo de materias mas llanas y mas al alcance de mi inteligencia.
+En estas requiero explicacion, y sin explicacion no hay reposo. ?Que
+diablo de palabra enrevesada fue aquella de que se valio V. el otro dia
+para significar una suposicion que se forja uno para explicar las cosas,
+y que se da por cierta, cuando las explica?
+
+--Esa palabra es _hipotesis_.
+
+--Pues bien; yo no hago mas que forjar hipotesis a ver si me explico
+ciertas cosas. ?Quiere usted que le exponga alguna de mis hipotesis?
+
+--Exponla.
+
+El Comendador respondio aparentando serena indiferencia al dar aquel
+permiso; pero se puso colorado, y tuvo miedo de que Lucia, por arte
+magica o poco menos, hubiese adivinado el lazo que unia a Clara con el.
+
+Lucia, prevaliendose del permiso y animada con lo poco de turbacion que
+en su tio advirtio, expuso asi una de sus hipotesis:
+
+--Pues, senor, yo me cegue al principio por exceso de vanidad. Pense que
+el carino de tio que V. me tiene le llevaba, para complacerme, a mirar
+con interes a Clori y a Mirtilo, y a procurar e buen fin de sus amores.
+Ya he variado de opinion. Ya la hipotesis es otra. El interes de V. es
+demasiado para ser de reflejo. Noto tambien que es muy desigual: menos
+que mediano por Mirtilo; inmenso por Clori. iAy, tio, tio! ?Si querra V.
+jugar una mala pasada al pobre zagal? Todo se sabe. Pues que, ?cree V.
+que no ha llegado a mi noticia que se ha hecho V. devoto (iojala fuese
+de buena ley la devocion!) y que toditas las mananas de madrugada va V.
+a la iglesia Mayor a misa primera?
+
+--Sobrina, no disparates, --interrumpio el Comendador.
+
+--Yo no disparato. Hallo extrana, para explicada solo por una simpatia
+cualquiera, esa devocion de V., y recelo que la santita que se la
+infunde ha cautivado a V. con mas dulces cadenas que las de la piedad.
+
+--Te repito que no disparates --volvio a decir el Comendador poniendose
+muy serio.-- Confieso que es dificil de explicar el extraordinario
+carino que Clarita me infunde. Aseguro, no obstante, por mi honor, que
+nada tiene de lo que tu imaginas. Si me quieres tu un poco, y si me
+respetas, te suplico, y si crees que puedo mandarte, te mando que
+apartes de ti ese pensamiento. Yo quiero a Clarita, aunque entre ella y
+yo no median los vinculos de la sangre, del mismo modo que te quiero a
+ti, que eres mi sobrina: con amor casi paternal, con el amor que es
+propio de los viejos.
+
+--iPero si V. no es viejo, tio!
+
+--Pues aunque no lo sea. No amo a Clarita de otro modo. Y si esto sigue
+pareciendote raro, no caviles ni busques mas hipotesis para explicartelo
+satisfactoriamente.
+
+--Esta bien, tio. Suspendere mis tareas de forjar hipotesis.
+
+--Eso es lo mas prudente.
+
+--Ya que no valen las hipotesis, ?vale hacer preguntas?
+
+--Hazlas.
+
+--?Persiste V. en favorecer los amores de Mirtilo?
+
+--Persisto y persistire mientras Clara crea yo que le ama.
+
+--?Espera V. triunfar de la tenacidad de Dona Blanca e impedir la boda
+con D. Casimiro?
+
+--Lo espero, aunque es dificil.
+
+--?Me atrevere a preguntar de que medios va V. a valerse para vencer esa
+dificultad?
+
+--Atrevete; pero yo me atrevere tambien a decirte que esos medios no
+tienes tu para que saberlos. Confia en mi.
+
+-Aunque V., tio, esta tan misterioso conmigo, que todo se lo calla, voy
+a portarme con generosidad: voy a revelar a V. mis secretos. Se que Don
+Carlos de Atienza le escribe a V. Tambien a mi me ha escrito. Pero V. no
+ha hecho lo que yo. V. no ha puesto al pobre desterrado en comunicacion
+con Clara: yo si. Yo he escrito a Clara tres cartas nada menos, y a
+fuerzas de suplicas he logrado que el P. Jacinto se las entregue. En mis
+cartas copio a Clara algunos parrafos de los que me ha escrito D.
+Carlos.
+
+--Ese secreto le sabia en parte. El P. Jacinto me habia dicho que habia
+entregado tus cartas.
+
+--Pues, ?vaya que no sabe V. otra cosa?
+
+--?Que?
+
+--Que Clara me ha contestado. La contestacion vino ayer por el aire,
+como la carta primera que juntos leimos.
+
+--?Tienes ahi la nueva carta?
+
+--Si, tio.
+
+--?Quieres leerla?
+
+--No lo merece V.; pero yo soy tan buena, que la leere.
+
+Lucia saco un papel de su seno.
+
+Antes de leer, dijo:
+
+--En verdad, tio, esto me pone muy cuidadosa y sobresaltada. Clara, en
+los dias que lleva de soledad, ha cambiado mucho. iHay en su carta tan
+singular exaltacion, tan profunda tristeza, tan amargos pensamientos!...
+
+--Lee, lee --dijo el Comendador con viva emocion. Lucia leyo como
+sigue:
+
+"Amada Lucia: Mil gracias por todo cuanto estas haciendo por mi. Seria
+yo desleal si te ocultase nada de lo que siento. Ni al P. Jacinto me he
+confiado hasta ahora; pero a ti todo te lo confio. En mi ser pasa algo
+de extrano, que no acierto a entender. Quiero aun a D. Carlos. Y, no
+obstante, conozco que no debo darle esperanzas; que no debo casarme con
+el nunca; que me toca obedecer a mi madre, la cual anhela mi boda con D.
+Casimiro. Pero lo singular es que ha entrado en mi alma, en estos dias,
+un sentimiento tan hondo de humildad, que hasta de D. Casimiro me hallo
+indigna. A solas conmigo he penetrado en el fondo de mi conciencia y me
+he perdido alli en abismos tenebrosos. Cuando mi madre, que es buena y
+me ama, encuentra en mi no se que levadura, no se que germen de
+perversion, no se que mancha mas negra del pecado original que en las
+demas criaturas, razon tendra mi madre. Si, Lucia: quizas en este pecho
+mio, en apariencia tranquilo; bajo la inocencia y superficial sencillez
+de mis pocos anos, van adquiriendo ya ser y vida vehementes y malas
+pasiones, como nido de viboras bajo apinadas rosas. Lo conozco: mi madre
+tiembla por mi; recela de mi porvenir, y tiene razon. Yo me examino, me
+estudio y me asusto. Descubro en mi la propension, dificil de resistir,
+a todo lo malo. Veo mi maldad nativa y mi inclinacion al pecado por
+instinto. ?Como comprender de otra suerte que yo, educada con tanto
+recogimiento y en tan santa ignorancia de las cosas del mundo, haya
+tenido la diabolica malicia de ponerme en relaciones con D. Carlos, de
+hacerle creer que le amaba, mirandole solo (figurate con que perversidad
+le miraria), y de atraerle hasta aqui, obligandole a que me siguiera, y
+todo con tan infernal disimulo, que mi madre nada sabe? Todavia, si es
+posible, hay en mi algo peor. Lo noto, lo percibo y no se, ni quiero, ni
+me atrevo a examinarlo. Lo que si te declarare es que para mi el mundo
+ha de ser mas peligroso que para otras mujeres, por naturaleza mejores.
+Lo que no hay en mi por naturaleza debo pedirlo por gracia al cielo. En
+el cifro mi esperanza. Procede, pues, que yo me aparte del mundo y
+busque el favor del cielo. Ya sabes tu cuanto he repugnado hasta aqui
+entrar en religion. No me juzgaba merecedora de ser esposa de Cristo. En
+esto no he variado, sino para juzgarme aun menos merecedora. En lo que
+si he variado es en reconocer que, por mala que sea una persona, jamas
+debe desesperar de la bondad de Dios. Su Divina Majestad, si hago una
+vida santa, si me arrepiento, si me mortifico durante el noviciado, me
+dara fuerzas y merecimientos despues para tomar el velo, sin que sea
+insolente audacia tomarle. Nada he dicho aun a nadie de esta reciente
+resolucion; pero estoy decidida. Hablare de esto al padre Jacinto para
+que el hable a mi madre, la convenza de que me conviene y quiero ser
+monja, y en vista de mi resolucion desengane a D. Casimiro. Desengana
+tu, desde luego, al infeliz D. Carlos. No te niego que le he querido,
+que le quiero aun; pero no se lo digas. Dile que quiero a otro; que en
+mi corazon hay un inmenso vacio, donde reinan pavorosas tinieblas. No
+basta D. Carlos a llenar ni a iluminar este vacio, y si Dios no le llena
+y le ilumina, me morire de miedo, y lo menos doloroso que ocurrira sera
+que le llene mi perturbada imaginacion con espectros horribles que
+surgen de mi atribulada conciencia. Adios."
+
+
+
+
+XX
+
+La lectura de escrito tan melancolico aguo el contento del paseo del
+Comendador y de su sobrina. Apenas se hablaron ya hasta volver a casa.
+
+Aquella crisis repentina del alma de Clara puso a D. Fadrique taciturno.
+
+Las ideas que acudian a su mente no eran para reveladas a su sobrina.
+
+Pensaba el Comendador que el perpetuo roce del espiritu de Dona Blanca
+con el de su hija; que la presion que ejercia en aquella joven de diez y
+seis anos el severo y atrabiliario caracter de su madre, y que los
+terrores de que habia cargado su conciencia, tenian a la pobre Clara en
+un estado de animo no muy distante del delirio. La carta a Lucia era la
+senal alarmante que Clara daba de aquel estado.
+
+El Comendador, empero, aunque lleno de zozobra, decidio no intervenir
+aun en nada. La resolucion de la crisis podia ser favorable si el no
+intervenia. Su intervencion podia hacerla mas peligrosa.
+
+La sinceridad de Clara era evidente. De subito sin que el P. Jacinto, ni
+nadie, se lo inspirase, habia cambiado de proposito y se hallaba
+resuelta a ser monja. Harto se comprende que para las creencias del
+Comendador esta resolucion era funesta; pero en virtud de esta
+resolucion era casi seguro que D. Casimiro seria despedido. Iba a
+eliminarse un obstaculo; iba a descartarse un adversario.
+
+D. Fadrique determino, pues, aguardar con calma, sin dejar de estar a la
+mira.
+
+Al mismo P. Jacinto no le insinuo ningun aviso que pudiera servirle de
+regla de conducta. Se fio por completo, de su buen natural, y le dejo
+seguir libremente sus propias inspiraciones.
+
+La prudencia del Comendador se vio coronada del exito al cabo de pocos
+dias.
+
+Dona Blanca, persuadida de que la subita vocacion de su hija era sincera
+y profunda, tuvo con D. Casimiro una conversacion muy afectuosa y grave,
+y le dio sus pasaportes.
+
+El P. Jacinto pondero el fervor de Clara y animo a Dona Blanca para que
+a la mayor brevedad la dejase entrar de novicia en un convento de
+carmelitas descalzas que en la ciudad habia.
+
+D. Valentin se avino a todo sin chistar.
+
+Clarita hubiera, pues, entrado en seguida en el convento, como lo
+deseaba y lo pedia; pero la crisis de su alma habia influido
+poderosamente sobre su hermoso cuerpo. Sus ojeras eran mas obscuras y
+extensas que de ordinario; habia adelgazado mucho; la palidez de su
+rostro hubiera inspirado miedo, si su rostro no hubiera sido tan
+hermoso; su distraccion y su embebecimiento parecian a veces mas propios
+de un ser del otro mundo que de una criatura de este, y en su andar
+vacilante y en el brillo momentaneo de sus ojos, seguido siempre del
+prolongado adormecimiento de tan divinas luces, habia como un mal
+agueero, como un anuncio fatidico, que no pudo menos de perturbar la
+ferrea conciencia de Dona Blanca, de doblegar bastante su
+inflexibilidad, y de aterrarla por ultimo.
+
+Las causas del cambio de Clara eran vagas y confusas; pero Dona Blanca
+reconocia que de su modo de educar a Clara, de su involuntario y tenaz
+prurito de mortificarla y asustarla con los peligros del mundo y con su
+propia condicion de pecadora, y de aquel duro yugo que desde la infancia
+habia hecho pesar sobre la conciencia de su infeliz hija, provenia en
+gran parte la situacion en que se hallaba. El motivo, o mejor dicho, la
+ocasion de exacerbarse el mal y de aparecer de repente con tan medrosos
+sintomas, era para todos un misterio. Esto no obstaba para que Dona
+Blanca empezase a temer que pudiera caer sobre ella el crimen de
+infanticidio por esquivar el delito de hurto.
+
+Dona Blanca procedio, pues, con inusitada blandura y exquisita
+prudencia; pero sin desmentir su caracter y sin faltar a su mas
+importante proposito.
+
+No contenta con estar persuadida de la firme resolucion que tenia Clara
+de tomar el velo, hizola prometer que profesaria. Y esto de suerte que
+la promesa no parecio arrancada por instigacion de Dona Blanca, sino a
+su despecho. Asi se aseguraba Dona Blanca de que su hija, renunciando al
+mundo, renunciaria a los bienes de D. Valentin y no podria transmitirlos
+a nadie.
+
+Pero Dona Blanca no queria matar a su hija. Atormentabase previamente
+con el remordimiento de que fuera al claustro desesperada y herida de
+muerte. Deseaba verla profesar, pero alegre, lozana, llena de vida; no
+apareciendo como una victima, sino con el deleite, el gozo y la
+satisfaccion de una esposa que vuela a los brazos de su gallardo y feliz
+prometido.
+
+A fin de lograr que las cosas fueran asi, Dona Blanca puso a un lado su
+constante severidad; empezo a tratar a Clara hasta con mimo, y anhelante
+de que recobrase la alegria y la salud, rompio el entredicho; abrio las
+puertas de su casa para Lucia, y consintio en que Clara volviese a salir
+con ella de paseo, aun a pesar del Comendador.
+
+Dona Blanca, no obstante, antes de dar este permiso, preparo a su hija
+contra D. Fadrique, pintandosele como un monstruo de impiedad y de
+infamia, y recomendandole mucho que hablase con el lo menos posible.
+
+Dona Blanca, entre tanto, se propuso seguir encastillada en su caseron,
+sin ver a nadie mas que al P. Jacinto, y a Lucia, si acaso.
+
+
+
+
+XXI
+
+El destino de D. Casimiro es el mas extrano y caprichoso entre los de
+cuantos personajes figuran en esta historia. En el tejido de su vida
+habia puesto el un orden envidiable y gastado poquisimo. Asi es que, por
+mas que D. Casimiro distase mucho de ser un aguila en nada, habia
+atinado a darse tan buena traza con economia y juicio, que era un senor
+acaudalado para lo que entonces se usaba en Villabermeja. Esto se lo
+debia a si mismo, y de ello podia estar con razon y estaba orgulloso. Lo
+que debio a la casualidad, a un conjunto de hechos para el
+inexplicables, fue el momentaneo encumbramiento a novio de su linda y
+rica sobrina la senorita Dona Clara.
+
+Con cincuenta y seis anos de edad, no pocos padecimientos y la facha que
+ya hemos descrito, don Casimiro mismo, a pesar de su amor propio, que no
+era flojo, habia hallado, alla en el centro de su conciencia, un si es
+no es inverosimil que le quisiesen casar con aquel pimpollo. El amor
+propio, no obstante, es ingeniosisimo, estando casi siempre su ingenio
+en razon inversa del ingenio de las personas; por donde D. Casimiro
+imagino pronto que en su alma habia de haber tan escondidos tesoros de
+bondad y de belleza, y que en sus modales y porte habian de transcender
+tal distincion hidalga y tal elegancia ingenita, que, descubierto todo
+por los ojos zahories de Dona Blanca, basto y sobro para que ella
+ansiase tener a D. Casimiro por yerno. Don Casimiro, pues, desde que
+empezo a ser novio de Clara, se puso mas orondo y satisfecho que antes.
+
+Terrible fue el desengano cuando Dona Blanca le despidio. El enojo
+interior de D. Casimiro no fue menos terrible; pero el era encogido y
+muy torpe para expresarse; Dona Blanca hablaba bien y con autoridad e
+imperio, y el Sr. D. Casimiro se trago su enojo, y recibio los
+pasaportes, hecho manso cordero.
+
+Como sucede a todas las personas debiles y soberbias a la par, la ira de
+D. Casimiro se fue aglomerando despues y poco a poco en el corazon,
+cuando se detuvo a considerar el chasco que se le daba y el desaire
+grandisimo que se le hacia.
+
+Cierto que el rival por quien Clara le dejaba era Dios mismo; pero D.
+Casimiro no se aplacaba con esto.
+
+--?Si querra ser monja --decia,-- para no casarse conmigo? Valiera mas
+haberlo pensado con tiempo y no ponerme en ridiculo ahora. Sin duda que
+para mi es menos cruel que me deje por tan santo motivo que no que me
+deje para casarse con otro mortal. Yo no hubiera consentido esto ultimo.
+Nos hubieran oido los sordos. Yo hubiera tenido un lance con mi rival.
+Pero ?contra Dios que he de hacer?
+
+Don Casimiro se consolaba algo con la imposibilidad de tener un lance
+con Dios, y hasta con la obligacion piadosa en que se veia de
+resignarse.
+
+Su encono contra Dona Blanca y contra Clarita no se mitigaba, a pesar de
+todo. No habia quedado perro ni gato, en diez leguas a la redonda, a
+quien D. Casimiro no hubiera dado parte de su ventura. Ahora, su caida y
+su desventura debian de ser e iban siendo no menos sonadas, y, por
+desgracia, harto mas aplaudidas.
+
+La vanidad del hidalgo bermejino recibia desaforados golpes. Pero ?como
+vengarse?
+
+--La venganza es el placer de los dioses --exclamaba a sus solas el
+dichoso hidalgo;-- pero decididamente yo no soy un dios. ?Que me
+conviene hacer? Es refran frailuno, y muy discreto, que _la injuria que
+no ha de ser bien vengada ha de ser bien disimulada_. Disimulemos pues.
+Tambien hay otro refran que reza: _Cachaza y mala intencion_. Sigamos lo
+que prescriben dichos refranes. Lo primero que me importa es dejar ver
+que no me afligen los desdenes de Clarita. Si ella no me quiere, otra
+que vale tanto como ella, mas que ella, estoy seguro de que me querra.
+Voy a volver a pretender a Nicolasa. No es rica, pero es mejor moza que
+Clarita.
+
+Sin desistir, por consiguiente, de vengarse si se presentaba ocasion
+comoda para ello, D. Casimiro resolvio enamorar estrepitosamente a
+Nicolasa, esperando que asi daria picon a la futura carmelita, o
+probaria al menos que tenia por amiga una mujer de mucho merito.
+
+Nicolasa, en efecto, lo era. Hija del tio Gorico y de su primera mujer,
+alcanzaba fama en casi toda la provincia por su singular hermosura,
+discrecion y rumbo. Caballeros, ricos hacendados y hasta usias o senores
+de titulo, menos comunes entonces que ahora, habian suspirado en balde
+por Nicolasa, la cual, con modesta dignidad, habia respondido siempre en
+prosa aquello que dice en verso cierta dama de una antigua comedia nada
+menos que al Rey:
+
+Para vuestra dama, mucho;
+Para vuestra esposa, poco.
+
+Nicolasa excitaba y provocaba con sus risas, con sus ojeadas languidas y
+con su libertad y desenvoltura. Los hombres se prendaban de ella, la
+perseguian y se llenaban de esperanzas; pero, no bien querian
+propasarse para que se lograsen, Nicolasa se revestia de gravedad y
+entono, propios de la mejor heroina de Calderon, hablaba de la
+inestimable joya de su castidad y limpisima honra, y ponia a raya todo
+atrevimiento, todo desman y todo proposito amoroso algo positivo que no
+llevasen por delante al padre cura.
+
+Nicolasa habia heredado de su madre ciertas prendas que valen mas que
+los bienes de fortuna, porque los conservan, si los hay, y suelen
+proporcionarlos, si no los hay. Tenia don de mando y don de gentes,
+extraordinaria energia de voluntad y perseverancia en sus planes. Se
+habia propuesto o ser una senorona principal o quedarse para vestir
+imagenes, y, sirviendole esto de pauta, ajustaba a ella todos los actos
+de su vida.
+
+Aunque el tio Gorico habia contraido segundas nupcias, y Nicolasa tuvo
+madrastra en vez de madre casi desde la infancia, lejos de contribuir
+esto a que se criase con menos mimo, habia ocasionado lo contrario. La
+madre de Nicolasa habia sido tremenda, dominante, feroz: una Dona Blanca
+a lo rustico; mientras que Juana, la segunda mujer del tio Gorico, era
+la propia dulzura, sometida siempre a su marido, quien a su vez no hacia
+mas que lo que a Nicolasa se le ocurria. Nicolasa lo podia y mandaba
+todo en casa de su padre, menos impedir que el tio Gorico dejase de
+beber bebida blanca.
+
+Los preliminares amorosos de Nicolasa, que estaba entre los veinte y
+los treinta anos de su edad, habian sido ya innumerables. Todos sus
+amores habian muerto al nacer. A los pretendientes encopetados los habia
+Nicolasa despedido, apelando al cura. A los pretendientes de su clase
+los habia desdenado cuando ya llegaban a lo serio y hablaban del cura
+ellos mismos.
+
+Nicolasa, no obstante, como todas las mujeres frias, pensadoras y
+traviesas, habia sabido retener en sus redes, en este crepusculo de
+amor, que califican de platonico, a varios suspiradores perpetuos, de
+los que llaman en Italia _patitos_. Uno, sobre todo, pudiera servir de
+ejemplo portentoso por su pertinacia, resignacion y fervor en las
+incesantes adoraciones. Tal era el hijo del maestro herrador, Tomasuelo.
+
+Desde los diez y siete hasta los veinticinco anos que ya tenia, estaba
+como en cautiverio agridulce. Jamas Nicolasa le dijo que le amaba de
+amor, y jamas le quito la esperanza de que tal vez un dia podria amarle.
+En cambio, le declaraba de continuo que le amaba mas de amistad que a
+ningun otro ser humano; y cuando le declaraba esto, se le veia al chico
+hasta la ultima muela, sentia una beatitud soberana, y daba por bien
+empleados sus, para otras cosas, inutiles y perennes suspiros.
+
+Y no se crea que Tomasuelo era canijo, ruin y tonto. Tomasuelo era
+listo, despejado y fuerte: el mozo mas guapo del lugar; pero Nicolasa le
+habia hechizado. Con un rayo de luz de sus ojos podia darle una dosis de
+aparente bienaventuranza que le durase una semana. Con una palabra sola
+podia hacerle llorar como si fuese un nino de cuatro anos.
+
+Las cadenas en que Tomasuelo gemia y gozaba a la vez de verse cautivo,
+estaban suavizadas para el mozo, y en cierto modo justificadas para el
+publico, con notable habilidad y profundo instinto. Tomasuelo podia
+entrar cuando se le antojase en casa del tio Gorico, ver a Nicolasa,
+requebrarla, mirarla con amor, acompanarla cuando salia; en suma,
+servirla y cuidarla, sin que nadie fuese osado a censurar lo mas minimo.
+Aunque entre Nicolasa y el hijo del herrador no habia el mas remoto
+grado de parentesco, Nicolasa habia preconizado a Tomasuelo por su
+hermano. Dios naturalmente no le habia dado objeto en quien poner amor
+fraternal; pero ella, que sentia con viveza y hondura este amor, se
+proporciono a Tomasuelo para consagrarsele. Con frases sencillas y con
+animo imperturbable, Nicolasa explicaba de esta manera sus extranas
+relaciones con Tomasuelo; y como Tomasuelo hacia gala de su adoracion
+espiritual y se lamentaba resignado de no ser querido de otra suerte,
+todos en el lugar, lejos de censurar, se maravillaban de aquel purisimo
+y angelico lazo que estrechaba asi dos almas.
+
+Cuanto pretendiente se acercaba a Nicolasa era respetado por Tomasuelo,
+quien no le ponia el menor estorbo, durante los preliminares y
+coqueteos; pero si mas tarde se extralimitaba y dejaba ver que venia con
+mal fin, ya podia temer el enojo y las pesadas manos de aquel hermano
+adoptivo, celoso de la honra de su familia. Asimismo Tomasuelo se ponia
+zahareno y poco agradable en su trato con todo aquel rival que por
+cualquier causa era despedido definitivamente y seguia importunando.
+
+Don Casimiro habia estado, antes del noviazgo con Clara, en un largo
+periodo de coqueteo con Nicolasa, la cual, con exquisita circunspeccion,
+habia sabido ir templando y moderando la maquina de los efectos, a fin
+de no precipitar al hidalgo en declaraciones y demostraciones tales, que
+no tuviesen ya mas salida que la de ponerle en la disyuntiva de prometer
+boda o de abandonar la empresa. Gracias a esta conducta, que pasa de
+habil y raya en primorosa, D. Casimiro no habia sido despedido; sus
+amores con Nicolasa habian sido como aurora, como amanecer poetico de un
+dia, que no llego por haberse interpuesto el compromiso con Clarita.
+Roto ya este compromiso, don Casimiro pudo volver, previo el perdon de
+su inconsecuencia, pedido con humildad y concedido magnanimamente, al
+mismo punto en que lo habia dejado: al amanecer, a la aurora.
+
+Las cosas estaban dispuestas con tal arte, que en lugar de escamarse un
+pretendiente con Tomasuelo, lo primero que tenia que hacer era como
+impetrar el beneplacito de aquel espiritual hermano, tan celoso,
+vigilante e interesado en el bien de su hermanita. D. Casimiro obtuvo la
+confianza y venia de Tomasuelo, y lo considero buena senal.
+
+Abandonada la ciudad, y vuelto D. Casimiro a reales de Villabermeja, se
+puso a galantear a Nicolasa con la imprudencia y el impetu del
+despechado. Ella era harto discreta para no conocer que entonces o
+nunca: que la fortuna le presentaba el copete y que importaba asirle. D.
+Casimiro buscaba en Nicolasa refugio y compensacion contra el desden de
+Clarita. D. Casimiro estaba en su poder.
+
+Nicolasa provoco la declaracion seria y definitiva. Hecha esta, planteo
+los dos terminos del fatal dilema: o promesa formal de casamiento, o
+despedida y nuevas calabazas ruidosas. D. Casimiro no pudo resistir y
+prometio casarse.
+
+Espantoso dia de prueba fue aquel en que supo este triunfo el platonico
+Tomasuelo. Hasta entonces no habia tenido rival que fuese mas dichoso
+que el. Ya le tenia. La amargura de los celos le acibaro el corazon;
+las lagrimas brotaron en abundancia de sus ojos.
+
+Cuando vio a solas a Nicolasa, con los ojos encarnados de llorar y con
+voz tremula le dijo:
+
+--?Conque cedes al amor de D. Casimiro? ?Conque vas a casarte? ?Conque
+me matas?
+
+--Calla, tontito mio, contesto ella.--?A que vienen esas quejas? ?Te he
+enganado yo jamas?
+
+--No; no me has enganado.
+
+--?Querias que dejase pasar tan buena proporcion de ser senora principal
+y millonada? ?Tan mal me quieres, egoista?
+
+--No porque te quiero mal, sino porque te quiero a manta, lo siento y lo
+lloro.
+
+Y Tomasuelo lloraba en efecto.
+
+--Anda, no llores, majadero. iSi vieses que feo te pones! ?Quien ha
+visto llorar a un hombron como un castillo?
+
+--Pero isi no puedo remediarlo!
+
+--Si puedes; haz un esfuerzo, ten valor y sosiegate. Ten en cuenta que,
+de aqui adelante, no solo hallaras en mi a una hermana, sino a una
+madrina y a una protectora muy pudiente.
+
+--?Y a mi que se me da todo eso? Nada. Lo que yo codiciaba era tu
+carino.
+
+--Y no lo tienes como antes, ingrato? Pues que, ?los buenos hermanitos
+dejan de amarse aunque se case uno de ellos?
+
+--No seas tramayona, no me aturrulles. Ya sabes tu que la ley que yo te
+tengo no puede sufrir...
+
+--Vamos, vamos; dejate de ninerias. ?Quien crees tu que ocupa y llena el
+lugar mas bonito, principal y escondido de mi corazon? Tu. Mi alma es
+tuya. Te la di toda con el amor que en ella se cria; con afecto de
+hermana. ?Que sombra puede hacerte que sea yo la mujer legitima de D.
+Casimiro? ?Por eso hemos de dejar de querernos como hasta aqui, mas que
+hasta aqui? Nos querremos cuanto tu quieras y cuanto sea posible
+quererse, sin ofender a Dios. ?Supongo que tu no querras ofender a Dios?
+Contesta.
+
+--No, mujer; ?como he de querer yo ofender a Dios? Pues que, ?no soy
+buen cristiano?
+
+--Lo eres. Es una de las partes que mas aprecio en ti. Por eso confio en
+que pienses que voy a ser esposa de otro y no desees nada. Solo el deseo
+es ya pecado. Acuerdate de los mandamientos.
+
+--Oye, ?y esta en mi poder no desear?
+
+--Si. Callate; no digas nada a nadie, ni a ti mismo, cuando desees, y el
+silencio matara el deseo.
+
+--Me matara a mi antes.
+
+Tomasuelo lloro mas fuerte que nunca. Las lagrimas caian a modo de
+lluvia, acompanadas por tempestad de sollozos.
+
+--iPor vida de los hombres endebles! --exclamo Nicolasa.-- ?Que locura
+es esta? Calmate, por Dios y ten pecho ancho.
+
+Nicolasa, con suma blandura, enjugo las lagrimas del mozo con el propio
+panuelo de ella; luego le dio tres o cuatro palmaditas en el grueso y
+robusto cogote; luego le hizo unas cuantas muecas como remedando la
+desconsolada cara que ponia, y, por ultimo, le pego un afectuoso y
+archi-familiar tiron de las narices.
+
+Tomasuelo no supo resistir a tanto favor y regalo. Como rayos de sol
+entre nubes, la alegria y la satisfaccion aparecieron en sus ojos a
+traves de las lagrimas. La boca de Tomasuelo se abrio, ensenando la
+blanca, completa y sana dentadura. No pudo sonreir, porque se quedo
+boquiabierto y como traspuesto.
+
+Nicolasa entonces repitio los cogotazos; anadio al tiron de las narices
+unos cuantos tirones de las orejas, y Tomasuelo penso que se le llevaban
+al paraiso y que era el mas feliz de los mortales.
+
+En esta situacion de animo convino en que Nicolasa debia casarse con D.
+Casimiro; en que el debia seguir siendo su hermano, sin pensar, o sin
+decir al menos que pensaba en otra cosa; y concibio con claridad, mas
+que por el discurso y las razones, por los blandos cogotazos y por los
+tirones de orejas, toda la suavidad, hechizo, consistencia y deleite del
+amor espiritual que a Nicolasa le ligaba.
+
+Asi vencio Nicolasa los obstaculos todos y aseguro su proyectada boda
+con D. Casimiro.
+
+La fama difundio al punto la noticia por toda Villabermeja; salvo luego
+su termino y la llevo a la ciudad, y a los oidos del Comendador, de su
+familia y de los senores de Solis.
+
+El Comendador habia sido visitado por D. Casimiro y le habia pagado la
+visita. No se habian hallado en casa y no se habian visto. La frialdad
+de sus relaciones no hacia necesario mas frecuente trato.
+
+No bien supo el Comendador el resuelto proyecto de boda entre D.
+Casimiro y Nicolasa, fue a Villabermeja; visito a la chacha Ramoncica y
+tuvo una larga conferencia con ella, de cuyo objeto se enterara mas
+tarde el curioso lector. Despues de esto se volvio a la ciudad D.
+Fadrique.
+
+
+
+
+XXII
+
+Clara habia vuelto a salir de paseo con Lucia y acompanada del
+Comendador y de Dona Antonia; pero Clara estaba cambiada.
+
+Su palidez y su debilidad eran para inspirar serios temores. Su
+distraccion continua asustaba tambien al Comendador. Cuando este le
+dirigia la palabra, Clara se estremecia como si la sacasen de un sueno,
+como si cortasen el vuelo remontado de su espiritu y le hiciesen caer de
+pronto del cielo a la tierra, a modo de pajarillo herido por el plomo
+alla en lo sumo del aire.
+
+A pesar de la benignidad y dulce condicion de Clara, D. Fadrique
+advertia con pena que aquella linda criatura esquivaba su conversacion;
+casi no le respondia sino con monosilabos, y hasta procuraba que el no
+le hablase.
+
+Con Lucia era Clara mas expansiva, y Lucia seguia siendolo siempre con
+el Comendador. Por medio, pues, de Lucia penetraba aun el Comendador en
+el espiritu de aquel ser querido y comunicaba algo con el.
+
+Las nuevas que Lucia le daba eran en substancia siempre las mismas, si
+bien mas inquietantes cada vez.
+
+--No lo comprendo, tio --decia Lucia,-- pero a veces me doy a cavilar
+que a Clara le han dado un bebedizo. iTiene unos terrores tan
+inmotivados! iSiente unos remordimientos tan fuera de razon!... No se
+que sea ello. Dona Blanca le ha puesto tan feroces escrupulos en el
+alma, le ha hecho recelar tanto de su apasionada natural condicion...
+que la infeliz se cree un monstruo, y es un angel. Tal vez imagina que
+la persiguen las furias del infierno, los enemigos del alma, una legion
+entera de diablos, y entonces no se considera en salvo sino acogiendose
+al pie del altar. Es menester que avisemos a D. Carlos que venga pronto,
+a ver si liberta a Clara de este genero de locura.
+
+El Comendador y Lucia escribieron con la misma fecha a D. Carlos de
+Atienza, participandole la novedad de la despedida de D. Casimiro, de la
+resolucion de Clara de retirarse a un convento y del estado poco
+satisfactorio de su salud. Don Carlos partio desatentado de Sevilla, y
+estuvo en la ciudad a poco.
+
+Con el mismo recato y disimulo de siempre Don Carlos volvio a ver a
+Clara en los paseos que esta daba con Lucia; pero la delicada salud de
+Clara le lleno de desconsuelo. Y mas aun, si cabe, le atormento y
+afligio el ver a Clara esquiva, timida como nunca, apartandose de el y
+no queriendo apenas hablarle, aunque mirandole a veces con involuntarias
+amorosas miradas, que se conocia que ella dejaba escapar a su despecho,
+y con las cuales, mas que amor, reclamaba piedad, conmiseracion y hasta
+perdon por su inconsecuencia de dejarle, de haber alentado sus
+esperanzas, y de matarlas ahora entrando en el claustro.
+
+La desesperacion de D. Carlos de Atienza llego a su colmo. Con no poca
+amargura echaba la culpa de todo al Comendador.
+
+--Para esto --decia-- me obligo V. a que me ausentase. En esto han
+parado las promesas de arreglarlo todo en menos de un mes: en que Clara
+se me este muriendo, y en que ademas haya dejado de amarme y quiera ser
+monja; en que acabe por tomar el velo... y luego la mortaja. Pero yo me
+morire tambien. Yo no quiero sobrevivir. Me matare si no me muero.
+
+El Comendador no sabia que responder a tales quejas. Procuraba consolar
+a D. Carlos, que le juzgaba indiferente y extrano; que ignoraba que el
+tenia mayor necesidad de consuelo.
+
+Iba D. Fadrique a buscarle en el P. Jacinto. Iba asimismo a buscar en el
+alguna luz sobre aquel misterio; pero icaso extrano! el P. Jacinto, todo
+franqueza y jovialidad antes, se habia vuelto muy grave, muy misterioso
+y muy callado.
+
+Don Fadrique entrevia, no obstante, que el padre Jacinto aprobaba la
+resolucion de Clara de ser monja. Esto le ponia fuera de si, y a veces
+estaba a punto de romper con el P. Jacinto y de mirarle como a amigo
+desleal o como a fanatico sin entranas.
+
+Con todo, en medio de sus tribulaciones el Comendador se reportaba y no
+perdia la calma. Habia tomado sus medidas. Su conducta estaba prescrita
+y determinada con firmeza, y aguardaba sereno el resultado.
+
+Este no tardo mucho en venir.
+
+Era muy de manana cuando trajo un criado desde Villabermeja una carta
+para D. Fadrique. Don Fadrique la leyo rapidamente, estando en la cama
+aun. Se levanto a escape, se vistio y se fue al convento de Santo
+Domingo en busca de su maestro.
+
+El padre acababa de levantarse y recibio a Don Fadrique en su celda.
+Sentados ambos, como en la otra celda de Villabermeja, hablaron de este
+modo.
+
+
+
+
+XXIII
+
+--Padre Jacinto --dijo el Comendador con aire de jubiloso triunfo--,
+Clara es libre ya. No es menester que se case con D. Casimiro ni que sea
+monja.
+
+--?Como es eso, hijo mio?
+
+--He dado por ella una suma igual a todo el caudal de D. Valentin.
+
+--?A quien?
+
+--A D. Casimiro.
+
+--?Y con que razon? ?Con que pretexto ha podido aceptarla?
+
+--La ha aceptado con una razon que promete callar; por un motivo
+secreto.
+
+--iValgame Dios, hijo mio! iQue delirio! iQue sacrificio inutil: Y
+dime... ese motivo secreto... iConfiar asi a D. Casimiro la honra de una
+familia ilustre!...
+
+--Yo no le he confiado nada.
+
+--?Pues de que medio te has valido?
+
+--De una mentira; pero mentira indispensable y con la cual nadie pierde.
+
+--?Puedo saber esa mentira?
+
+--Todo lo va V. a saber.
+
+El padre presto la mayor atencion. Don Fadrique prosiguio diciendo:
+
+--De sobra sabe V. que Paca, la primera mujer del tio Gorico, fue una
+mala pecora.
+
+--Es evidente. Dios la haya perdonado.
+
+--La buena reputacion de Paca no tiene nada que perder.
+
+--Absolutamente nada.
+
+--Pues bien. Hay la feliz coincidencia de que Nicolasa nacio pocos meses
+despues de mi ida de Villabermeja, cuando estuve alli de vuelta de la
+Habana.
+
+--?Y que?
+
+--He hecho creer primero a la chacha Ramoncica, con el mayor sigilo, que
+Nicolasa es hija mia. Le he dicho que un deber imperioso de conciencia
+me obliga a dotarla, ahora, que ella se va a casar. La chacha entiende
+poco de numeros. Se ha espantado, no obstante, de la enorme cantidad que
+yo queria dar por dote; pero la he echado de esplendido y me he supuesto
+mas rico de lo que soy. A las observaciones que la chacha me ha hecho,
+he respondido que mi resolucion era irrevocable. He persuadido, por
+ultimo, a la chacha de que no conviene que Nicolasa sepa los lazos que a
+ella me unen, y que es mas delicado y honesto que lo sepa solo el
+sujeto que va a ser su marido. He logrado, pues, que la chacha se
+encargue de persuadir a D. Casimiro a que tome lo que libre, aunque
+misteriosamente, quiero dar y doy a su futura. No creo que la chacha
+haya tenido que hacer grandes gastos de elocuencia para convencer a D.
+Casimiro de que debe aceptar. Don Casimiro me ha escrito esta carta,
+donde me dice que acepta, me colma de elogios por mi generosidad, y me
+promete callar el motivo de la donacion que le hago, y la misma
+donacion, hasta donde sea posible.
+
+El P. Jacinto leyo la carta que le entrego D. Fadrique. Luego saco este
+del bolsillo un paquete de papeles. Le puso sobre la mesa y dijo:
+
+--Aqui estan los papeles todos que se requieren para formalizar la
+donacion, la cual deseo que se lleve a feliz termino por medio de V.
+Este es el poder mas amplio, otorgado ante un escribano de esta ciudad,
+para que V. disponga, venda, enajene y haga lo que convenga con todo
+cuanto me pertenece. Estas son las cartas a los banqueros que tienen
+fondos mios, poniendolos todos a la orden de V. Esta, por ultimo, es la
+lista, inventario, cuenta o como quiera llamarse, de lo que en poder de
+dichos banqueros tengo hasta ahora; y esta otra es la cuenta de lo que
+valen los bienes de D. Valentin, justipreciados por peritos. Escasamente
+llegara lo mio a cubrir el importe de lo que disfruta dicho senor; pero
+V. sabe que poseo algunas finquillas, y, si fuere menester, suplire la
+falta. Querido maestro, V. va a ser ejecutor fiel y pronto de mi
+decidida voluntad, de la cual pretendo que de V. noticia y testimonio a
+Dona Blanca, exigiendole en cambio de mi parte la libertad de mi hija. Y
+digo exigiendole la libertad de mi hija, porque si no le da libertad, si
+no procura quitarle de la cabeza tanto insano delirio, si no determina
+curarla de la mortal enfermedad de alma y de cuerpo, que su orgullo, su
+fanatismo y sus remordimientos, mil veces mas odiosos que el pecado, han
+hecho nacer, yo me he de vengar, dando el mas insolente escandalo que se
+ha dado jamas en el mundo. Espero que aceptara V. gustoso mi encargo.
+
+--Le acepto, --respondio el padre;-- mas no sin condiciones. Yo no he de
+ser el instrumento de tu ruina, si tu ruina es inutil.
+
+--?Y por que inutil?
+
+--Porque Clara, a mi ver, no desistira ya de tomar el velo.
+
+--?Como que no desistira? Sobre Clara pesa el yugo ferreo de su madre.
+Quitemosle ese yugo, y Clara volvera a vivir, y volvera a amar a su
+gallardo estudiante, y se casara con el, y sera dichosa.
+
+--Lo dudo.
+
+--Yo no lo dudo. Lo que no me explico es como se ha vuelto V. tan
+tetrico.
+
+--Me parece que es ya tarde, --dijo el P. Jacinto, suspirando.
+
+--Voto al mismo Satanas --replico D. Fadrique:--no es tarde aun, si la
+dicha es buena. Vaya usted hoy mismo a ver a Dona Blanca. Informela de
+todo. Convenzala de que es libre Clara; de que los bienes que de D.
+Valentin ha de heredar estan ya pagados. Sepa Dona Blanca que yo rescato
+misteriosamente a nuestra hija. Sepa tambien que si no admite el
+rescate, rompere todo freno; lo dire todo; sere capaz de una villania;
+la deshonrare en publico; leere a D. Valentin cartas que aun de ella
+conservo; hare doscientas mil barbaridades.
+
+--Vamos, hombre, moderate. En seguida ire a hablar con Dona Blanca. Ella
+es madrugadora. Estara ya de punta y me recibira. Aguardame en tu casa,
+y alla acudire a referirte mi entrevista.
+
+--En casa aguardare a V. Apresurese, padre, porque estoy devorado por la
+impaciencia.
+
+Dicho esto, el fraile y D. Fadrique se levantaron y salieron juntos de
+la celda a la calle, por la cual caminaron en silencio, hasta que el uno
+entro en casa de su hermano y el otro en casa de Dona Blanca Roldan.
+
+Dando paseos por su estancia; despidiendo desabridamente a la curiosa
+Lucia, que asomo la rubia cabeza a la puerta, y pregunto, como de
+costumbre, que habia de nuevo, y lleno todo de agitacion, espero D.
+Fadrique mas de hora y media.
+
+El fraile llego al cabo; pero, antes de que abriese los labios, columbro
+D. Fadrique, en lo melancolico que venia, que era portador de malas
+nuevas.
+
+No bien entrado el fraile, cerro la puerta con llave el Comendador, para
+que nadie viniese a interrumpirlos, y en voz baja dijo, mientras el y su
+maestro tomaban asiento:
+
+--Cuente V. lo que ha pasado. No me oculte nada.
+
+--Hablare en resumen, porque ha sido larga la discusion. Dona Blanca ha
+celebrado tu generosidad. Dice que no atina a comprender como un impio
+es capaz de accion tan noble. Supone que es obra del orgullo; pero al
+fin la celebra. Mas no por eso te excita a que consumes el sacrificio.
+Afirma que sera inutil, y te ruega que no le hagas. Dona Blanca
+considera que su hija tiene hoy una verdadera vocacion; que Dios la
+llama a ser su esposa; que Dios la quiere apartar de los peligros del
+mundo; que Dios quiere salvarla, y que ella no puede, sin gravisima
+culpa, retraer ahora a su hija de tan santos propositos.
+
+--iHipocresia! iRefinamiento de maldad! --interrumpio D. Fadrique.-- ?Y
+V. no la ha amenazado con mi venganza? ?No le ha dicho V. que estoy
+determinado a todo; que le arrancare la mascara; que se acordara de mi;
+que la burla que de mi hace no quedara sin afrentoso castigo?
+
+--Se lo he dicho todo; pero Dona Blanca ha contestado que, si bien te
+cree un hombre sin religion, todavia te tiene por caballero, y que no
+teme de ti esas villanas e infames acciones con que en tu rabia la
+amenazas. Anade, no obstante, que, aun cuando se enganase, aun cuando tu
+te olvidases de la honra y te vengases asi, lo sufriria todo antes de
+disuadir a su hija contra lo que la conciencia le dicta.
+
+--Esa mujer esta loca, P. Jacinto. Esa mujer esta loca, y creo que su
+locura es contagiosa; que a Clara y a V. los tiene ya enloquecidos, y
+que falta poco para que yo tambien lo este. Pero, lo juro por mi honor,
+por Dios, por lo mas sagrado: mi locura sera de muy diversa indole.
+Sonara con mi locura. Pues que, ?imagina que soy yo un segundo D.
+Valentin? ?Piensa que me sometere a sus monstruosos caprichos? ?Entiende
+que soy necio y que voy a creer lo que a ella se le antoje hacerme
+creer? Clara tiene trastornada la cabeza, y por eso quiere ser monja de
+repente. ?Que vocacion ha de tener, cuando me consta que estaba, que
+esta aun, enamorada de ese muchacho rondeno, con quien podria ser
+felicisima? Aqui hay algun misterio abominable. Algo se ha hecho para
+infundir el delirio en Clara y perturbar su natural despejo. Yo ni
+puedo, ni quiero, ni debo consentir extravagancias tan criminales. ?No
+comprende esa mujer de Satanas que la educacion que ha dado a su hija,
+que esos terrores que le ha infundido son como un veneno? ?Quiere saciar
+el odio que me tiene, asesinando a su hija, porque tambien es mi hija?
+
+--Comendador, ten sangre fria; mira que te enganas. Mira que Clara no
+siente hoy la vocacion religiosa por causa de su madre.
+
+--Me importa poco que sea hoy o ayer cuando su madre le ha dado la
+ponzona. El corazon me dice que las rarezas, que los extravios de Clara
+provienen del tormento espiritual que le esta dando su madre desde que
+la nina tiene uso de razon. Esto es menester que acabe. Si Clara, cuando
+este en completa tranquilidad y serenidad de espiritu, sanos su cuerpo y
+su alma, persiste en ser monja, que lo sea: yo no me opondre. Mi
+sacrificio habra sido inutil. No exhalare una queja. Que disfrute de
+todos mis bienes D. Casimiro. Pero mientras Clara este enferma, casi
+fuera de si, con una especie de fiebre continua, no he de sufrir que se
+tome ese estado febril por extasis mistico, y esos ataques nerviosos por
+llamamientos del cielo. Es mi hija, voto a quince mil demonios, y no
+quiero que me la maten. Ahora mismo voy a ver a Dona Blanca. Rompere la
+consigna para entrar. Rompere la cabeza a quien quiera oponerse a mi
+entrada. Si no la veo y la hablo, estallo como una bomba. No me detenga
+V., P. Jacinto. Dejeme V. salir.
+
+El Comendador habia abierto la puerta, se habia puesto el sombrero, y
+forcejeaba por salir con el P. Jacinto, que procuraba detenerle.
+
+--Quien esta desatinado eres tu --decia el padre.--?A donde vas? ?No
+calculas el escandalo de lo que te propones hacer?
+
+--Dejeme V., Padre. Yo no calculo nada.
+
+--Esto es una perdicion. Dios te ha dejado de su mano. Oye cuatro
+palabras con reposo y haz luego lo que quieras. Carezco de fuerzas para
+detenerte.
+
+El P. Jacinto cedio en su resistencia y el Comendador se paro a
+escucharle.
+
+--Quieres ver a Dona Blanca, y la veras, pero con menos peligro de
+lances y de escandalo. Pasado manana va D. Valentin a la caseria con el
+aperador, a vender unas tinajas de vino. Entonces podras ver y hablar a
+Dona Blanca. Para evitar mayores males, te llevare yo mismo. Yo
+entretendre a Clara a fin de que hables a solas con Dona Blanca y le
+digas cuanto tienes que decirle. Ya ves a lo que me allano. Ya ves a lo
+que me comprometo. Vas a sorprender desagradablemente a Dona Blanca con
+tu inesperada visita. Vuestra conversacion va a tener algo de un duelo a
+muerte; mas prefiero intervenir en el, ser complice en el delito de
+vuestro espantoso dialogo, a que sucedan cosas peores. Por las animas
+benditas, Comendador, aguarda hasta pasado manana. Vendras conmigo.
+Veras a Dona Blanca. Por la amistad que me tienes, por la pasion y
+muerte de Cristo te suplico que te calmes para entonces, y trates de que
+sea lo menos cruel posible la entrevista que te voy a procurar.
+
+El Comendador cedio a todo, y agradecio al P. Jacinto los consejos que
+le daba y la proteccion que le ofrecia.
+
+
+
+
+XXIV
+
+Con febril impaciencia aguardo D. Fadrique el plazo que el padre le
+habia pedido.
+
+No hay plazo que no se cumpla, y dicho plazo se cumplio al cabo.
+Cumplieronse tambien los pronosticos del Padre. D. Valentin salio aquel
+dia muy de manana con el aperador para ir a la caseria, de donde no
+pensaba volver hasta la noche.
+
+El Comendador, que lo espiaba todo, se preparo para la entrevista
+prometida. El P. Jacinto no se hizo aguardar mucho tiempo y vino a
+buscarle.
+
+Reconociendo que lo menos peligroso, lo menos ocasionado a males, era
+que se viesen ambos complices, por si lograban entenderse y convenir en
+algo acerca de la hermosa Clarita, no quiso el padre hablar con Dona
+Blanca y proponerle una conferencia con el Comendador. Tenia por seguro
+que se negaria, y que, ya sobre aviso, le haria mas dificil, casi
+imposible, el hacer entrar al Comendador hasta donde ella estuviese.
+Asi, pues, se resolvio por la sorpresa. Sabia las costumbres de la
+casa, sabia las horas de todo, y todo lo dispuso con sencillez y
+habilidad.
+
+Antes de las diez de la manana, una hora despues del almuerzo, Clara se
+retiraba a su cuarto y Dona Blanca se quedaba sola en la sala donde
+estaba de diario.
+
+El padre se puso en marcha en punto de las diez llevando al Comendador
+en pos de si. Entraron en el zaguan, y el padre dio dos aldabonazos.
+
+La voz de una criada grito desde arriba:
+
+--?Quien es?
+
+--Ave Maria purisima. Gente de paz, --contesto el padre.
+
+La moza, que reconocio la voz, tiro del cordel desde un balcon del piso
+principal que daba al patio. Con este cordel se abria la puerta sin
+bajar la escalera.
+
+La puerta se abrio, y entraron el Comendador y el fraile, sin que los
+viese nadie, ni la misma criada que les habia abierto, pues entre el
+patio, a donde daba el balcon en que se hallaba la criada, y la puerta
+de la calle, habia otro zaguan, del cual arrancaba la escalera principal
+o de los senores.
+
+No bien entro el P. Jacinto con su companero, cerro de nuevo la puerta y
+dijo en alta voz:
+
+--Dios te guarde, muchacha.
+
+--Dios guarde a su merced, --contesto ella.
+
+Entonces el Comendador y su guia subieron rapidamente la escalera. Ya
+en la antesala, donde tampoco habia un alma, dijo el fraile a D.
+Fadrique, senalandole una puerta:
+
+--Alli esta Dona Blanca. Entra... hablale; pero ten juicio.
+
+Don Fadrique, con animo decidido, con verdadero denuedo, se dirigio a la
+puerta senalada, entro, y la volvio a cerrar.
+
+No bien desaparecio D. Fadrique, llego la criada.
+
+--iHola! --dijo el P. Jacinto.-- ?Esta Dona Blanca sola?
+
+--Si, padre. ?No entra su merced a verla?
+
+--No; mas tarde. Dejala tranquila. No entres ahora, que estara ocupada
+en sus negocios. No la distraigamos. ?Esta Clarita en su cuarto?
+
+--Si, padre.
+
+--Ea, vete a tus quehaceres, que yo voy a ver a Clarita.
+
+Y, en efecto, el P. Jacinto y la criada se fueron por su lado cada uno.
+
+Entre tanto, D. Fadrique se hallaba ya en presencia de Dona Blanca,
+sorprendida, pasmada, enojada de tan imprevisto atrevimiento. Sentada en
+un sillon de brazos, habia levantado la cabeza al sonar el pestillo y la
+puerta que se abria, habia visto que la volvia a cerrar quien habia
+entrado, habia reconocido al punto al Comendador, y aun casi inmovil,
+silenciosa, le miraba de hito en hito, sospechaba si estaria sonando, y
+apenas si se atrevia a dar credito a sus ojos.
+
+El Comendador se adelanto lentamente dos o tres pasos.
+
+No saludo de palabra; no pronuncio una sola: no hallaba, sin duda,
+formula de saludo que no disonase en aquella ocasion; pero con el gesto,
+con el ademan, con la expresion de toda su fisonomia, mostraba que era
+un caballero respetuoso, que pedia humildemente perdon de la astucia y
+de la audacia que se habia visto obligado a emplear para llegar hasta
+alli. En su rostro se veian las disculpas que de palabra no daba. Si
+atropellaba respetos, lo hacia con razon suficiente. A par de estas
+cosas, se leia asimismo en el rostro varonil del Comendador la firme
+resolucion de no salir de alli hasta que se le oyese.
+
+Dona Blanca se hizo al punto cargo de todo esto. Conocia tan bien a
+aquel hombre, que no necesitaba a veces oirle hablar para penetrar sus
+intenciones y sus sentimientos. Dona Blanca comprendio que lo menos malo
+era oirle; que no podia echarle, sin exponerse a dar el mayor de los
+escandalos. No quiso, sin embargo, aparecer desde luego resignada. Se
+alzo de su asiento, y antes de que el Comendador hablase, le dijo:
+
+--Vayase V., D. Fadrique, vayase V. ?Que palabras, que explicaciones
+pueden mediar entre nosotros, que no produzcan una tempestad, sobre todo
+si nos hablamos sin testigos? ?Para que me busca V.? ?Para que me
+provoca? No podemos hablarnos; apenas si podemos mirarnos sin herirnos
+de muerte. ?Es V. tan cruel, que desea matarme?
+
+--Senora --contesto el Comendador:-- si no creyese que cumplo un deber
+imperioso viniendo hasta aqui, no hubiera venido. Cuando penetro
+furtivamente en esta sala, es porque tengo razones suficientes para
+ello.
+
+--?Que razones alega V. para venir a turbar mi reposo?
+
+--El interes que me inspira un ser a quien me une estrechisimo lazo.
+
+--Muy disimulado, muy oculto ha tenido V. ese interes durante diez y
+seis anos. No se ha acordado V. de ese ser hasta que por casualidad ha
+tropezado con el en su camino. Ha sido menester que salga V. de paseo
+con una sobrina suya, y que esta sobrina tenga una amiga, y que esta
+amiga vaya con ella, para que el amor paternal, que vivia latente y ni
+siquiera sospechado alla en las profundidades de su magnanimo corazon,
+se revele de pronto y de gallarda y briosa muestra de si. Si el acaso no
+nos hubiese traido a vivir en la misma poblacion, o si Clara no hubiese
+sido amiga de Lucia, aunque en la misma poblacion viviesemos, su
+interes de V., su amor paternal, sus deberes imperiosos, confieselo V.,
+dormirian tranquilos en el fondo de esa envidiable y harto comoda
+conciencia.
+
+--Justo es que me moteje V. No debo defenderme. Confieso mi culpa. Voy,
+con todo, a tratar de explicarla y de atenuarla. Yo no podia sospechar
+que al lado de V., bajo el amparo de una madre carinosa, corriese mi
+hija ningun peligro, hallase motivo para ser desventurada.
+
+--Su desventura no proviene de mi solamente. Su desventura proviene del
+pecado en que fue concebida, y del cual ni V. ni yo, que somos los
+pecadores, podemos salvarla ni redimirla.
+
+--Ella no es responsable: nadie es responsable de faltas que no comete.
+Esa transmision es un absurdo. Es una blasfemia contra la soberana
+justicia y la bondad del Eterno.
+
+--No llevemos la conversacion por ese camino, Sr. D. Fadrique. Si a V.
+le parece blasfemia lo que yo creo, impiedad y blasfemia me parece a mi
+cuanto V. dice y piensa. ?A que, pues, hablar conmigo de Dios? Deje V. a
+Dios tranquilo, si por dicha cree en El, alla a su modo. La desventura
+de mi hija, llamela V. fatal, llamela como guste, procede de su
+nacimiento. Pues que, ?no ha reconocido V. mismo esa desventura, al
+querer librar de ella a mi hija, haciendo un gran sacrificio, que yo le
+agradezco, pero que juzgo ya inutil?
+
+--Alguna verdad hay en lo que V. dice. Yo reconozco que Clara, sin
+culpa, estaba condenada por la suerte o a sacrificarse o a ser una
+usurpadora indigna.
+
+--Estamos de acuerdo, salvo que donde V. dice por la suerte, digo yo por
+el pecado, y no por el pecado de ella, sino por el pecado de otros. Esto
+es inicuo para V., que no acata los inescrutables designios de la
+Providencia. Esto es solo misterioso para mi. Por eso es lo mejor no
+tocar tales cuestiones. Hablemos de aquello en que convenimos.
+Convenimos en que Clara estaba, sin culpa suya, condenada a una pena.
+
+--Convenimos; pero convenga V. tambien en que yo la he libertado.
+
+--Si la ha libertado V., habra sido por una serie de casos fortuitos:
+porque vio V. a Clara y la reconocio; porque Clara es bonita, ya que, si
+hubiera sido fea, no se hubiera V. entusiasmado tanto, ni la vanidad de
+padre hubiera provocado con impetu el amor de padre, y porque, en suma,
+tiene usted bastante dinero que dar, y halla V. un hidalgo con bastante
+poca vergueenza para tomarle sin motivo justificado.
+
+--A mi vez suplico yo tambien a V. que no entremos en cuestiones
+inutiles. Yo no he venido aqui a discretear ni a filosofar.
+
+--Yo no discreteo ni filosofo. Digo lo que es cierto. El pecado no fue
+un acaso; no fue algo independiente de nuestro libre albedrio. El que
+usted haya encontrado a Clara; el que ella sea bonita, por donde juzga
+V. que no debe casarse con D. Casimiro ni ser monja, y el que tenga V.
+mas de cuatro millones, no son cosas que de su voluntad de V. han
+dependido. Para V. son casuales, aunque por Dios estuviesen previstas y
+preparadas, como lo esta cuanto ocurre en el universo.
+
+--Vamos, senora, no apure V. mi paciencia. Tan casual sera todo eso,
+como el haber yo encontrado a V. en Lima, el que fuese V. bonita y el
+que yo no fuese un monstruo de feo. Lo que no fue casual, sino
+voluntario, fue la caida; pero tampoco es casual, sino voluntario, el
+rescate. Sera casual, no dependera de mi voluntad el tener cuatro
+millones; pero es voluntario, es mi voluntad misma el darlos. Clara, no
+por casualidad, sino por un acto libre, esta ya rescatada del
+cautiverio, al cual, segun V. juzga, y no sin razon, se hallaba sometida
+por otro acto, que no supongo que considere V. mas voluntario, mas
+reflexionado, mas meditado y mas deliberado con perfecta claridad en la
+conciencia.
+
+Hasta este punto el dialogo habia sido de pie. Dona Blanca ni se sentaba
+ni ofrecia asiento al Comendador. Este, despues de un momento de pausa,
+porque Dona Blanca no respondio al punto a su ultimo razonamiento, dijo
+con serenidad:
+
+--Mire V., senora: yo no quiero que disertemos ni que divaguemos.
+Tengo, no obstante, mucho que hablar; y para que la conferencia sea
+breve, importa proceder sin desorden. El desorden no se evita sino con
+la comodidad y el reposo. ?No le parece a V., pues, que seria bueno que
+nos sentasemos?
+
+Dona Blanca siguio silenciosa, lanzo una mirada al Comendador, entre
+iracunda y despreciativa, y se dejo caer de nuevo en el sillon, como
+aplanada. Entonces se sento el Comendador en una silla, y prosiguio
+hablando.
+
+--Mi resolucion --dijo,-- es irrevocable. Sea por lo que sea: por un
+capricho, porque Clara es bonita, porque he tropezado con ella
+casualmente en mi camino, por lo que a V. se le antoje, yo la he
+rescatado. Todo lo que herede ella por muerte de su marido de V. lo
+gozara ya, con anos de anticipacion, el que debiera heredarle, si Clara
+no viviese. Viva, pues, Clara. Vengo a pedir a V. su vida.
+
+--A lo que viene V. es a insultarme. ?Mato yo acaso a Clara?
+
+--Lejos de mi el proposito de insultar a V. Sin querer, podria V. acaso
+matar a Clara, y esto es lo que vengo a evitar. Para ello estoy resuelto
+a apelar a todos los medios.
+
+--?Me amenaza V.?
+
+--No amenazo. Declaro mi pensamiento sin rebozo.
+
+--?Y que me toca hacer, segun V., para evitar que Clara muera?
+
+--Disuadirla de que sea monja.
+
+--Eso es imposible. Yo no creo que entrar monja sea morir, sino seguir
+la mejor vida.
+
+--Ya he dicho que no discuto, ni trato de teologias con V. Concedo,
+pues, que la vida del claustro es la mejor vida; pero es cuando hay
+vocacion para seguirla; cuando no se va al claustro desesperada, casi
+loca, llena de desatinados terrores.
+
+--Vuelvo a repetir a V. que me deje, Sr. D. Fadrique. ?Para que hablar?
+Nos atormentaremos y no nos entenderemos. Usted llama terrores
+desatinados al santo temor de Dios, desesperacion al menosprecio del
+mundo, y locura a la humildad cristiana y al recelo de caer en tentacion
+y de faltar a los deberes. Usted considera muerte la vida que en este
+mundo se asemeja mas al vivir de los angeles. ?Como, pues, hemos de
+entendernos? Usted me honra mas de lo que merezco, pensando que me
+acusa, al suponer que yo he inspirado a mi hija tales ideas y tales
+sentimientos.
+
+--Por amor del cielo, mi senora Dona Blanca, yo no se por quien conjurar
+a V., en nombre de quien suplicarle, que no involucre las cosas, que no
+me oiga con prevencion, que atienda al bien de su hija, y que no dude
+de que yo vengo aqui, la molesto con mi presencia y la mortifico con mis
+palabras, sin prevencion tambien, y solo por el deseo de ese bien
+impulsado. ?Como he de condenar yo el santo temor de Dios, el
+menosprecio del mundo, si es razonable, y la humildad cristiana, que nos
+lleva a desconfiar de nuestra flaca y pecadora naturaleza? Lo que yo
+condeno es el delirio. Concederia que Clara tomase el velo aun cuando no
+le tomase despues de pensarlo reflexivamente; aun cuando lo tomase por
+un rapto fervoroso de devocion; pero lo que no concedo, lo que no
+consiento es que le tome en un arrebato de desesperacion. Seria un
+suicidio abominable y sacrilego.
+
+--?Y de donde infiere V. que Clara esta desesperada? ?Quien se lo ha
+dicho a V.? ?Que motivos tiene ella para desesperarse?
+
+--Nadie me lo ha dicho. Basta mirar a Clara para conocerlo. Usted misma
+lo conoce. No disimule V. que lo conoce. Si no temiese V. hasta por su
+vida corporal, ?no hubiera ya dejado que entrase en el convento? Al
+darle ahora la libertad que le da, ?no lo hace V. excitada por el deseo
+de que su salud se mejore? En cuanto a los motivos de su desesperacion,
+concretamente yo los ignoro; pero los percibo de cierta manera confusa.
+Usted la ha hecho dudar de si mas de lo que debiera: sin prever un
+resultado tan funesto, ha infundido V. en su espiritu que esta
+predestinada a pecar si no busca asilo al pie de los altares. En suma,
+V. la ha envenenado con tal desconfianza, que ella, al sentir los
+latidos de su corazon juvenil y la lozania de la vida en su verde
+primavera; al ver el fuego, si puro, ardiente de sus ojos; al oir la voz
+de la naturaleza, que la incita a que ame; al sonar acaso con licitas
+venturas, logradas en este mundo al lado de un ser de su misma humana
+condicion, se ha figurado que era presa de impuras pasiones, se ha
+creido perseguida por los monstruos del infierno, y para no ser ella un
+monstruo, ha querido refugiarse en el santuario.
+
+--Demos que todo eso sea exacto --replico imperturbable Dona Blanca.--
+Demos que los hechos son los mismos para V. y para mi. La diferencia
+subsistira siempre en la manera de apreciarlos. Si Clara se va al
+claustro, no ya por puro amor de Dios, sino por temor de ofenderle, por
+considerarse sobrado fragil para resistir las tempestades del mundo y
+por miedo de si misma y del infierno, Clara, a mi ver, no desatina:
+Clara procede con recto juicio y consumada prudencia. Los motivos de su
+vocacion para la vida religiosa, si no son los mas elevados, son buenos.
+Lejos de mi el tratar de disuadirla, aunque pudiese. A fin de que goce
+Clara una efimera e incierta dicha en la tierra, no he de oponerme yo a
+que tome el camino que mas derechamente pueda llevarla al cielo. No por
+dar gusto a V. he de aconsejar yo a Clara, cuando la nave de su vida va
+a entrar ya en el puerto segurisimo y abrigado, que vuelva la proa y que
+se engolfe en el pielago borrascoso, donde puede zozobrar y hundirse con
+eterno hundimiento.
+
+--Si --interrumpio el Comendador, harto ya,--lo mejor es que se muera
+para que se salve.
+
+--?Y como negarlo? --respondio fuera de si Dona Blanca.-- Mas vale morir
+que pecar. Si ha de vivir para ser pecadora, para su eterna condenacion,
+para su vergueenza y su oprobio, que muera. iLlevatela, Dios mio! Asi me
+hubiera muerto yo. iCuanto mas me valiera no haber nacido!
+
+--Los mismos furores de siempre. Esta V. como atormentada de un espiritu
+maligno. Yo me lo sabia. Yo tengo la culpa de todo. Yo hubiera debido
+robar a mi hija de la casa de V., y criarla conmigo, y hacerla dichosa,
+y darle mi nombre.
+
+--Bendito sea Dios porque no ha sido asi. iCriada mi hija por un impio!
+?Que hubiera sido de ella? iDebe de ser repugnante una mujer sin
+religion!
+
+-No se lo que sera una mujer sin religion, ni hubiera sido mi proposito
+que mi hija no la tuviera. Lo que se es que una mujer exaltada por el
+fanatismo religioso puede hacerse insufrible.
+
+--iQue feliz seria yo si tal hubiera aparecido a los ojos de V. desde
+el principio! iCuantos males se hubieran evitado! Pero V. pensaba
+entonces de otra manera, y me persiguio con constancia, me pretendio con
+terquedad, y no hubo medio de seduccion, ni mentira, ni engano, ni
+blandura de regaladas palabras, ni encarecimiento de amante que muere de
+amor, ni promesa de darme toda el alma, que V. no emplease para vencer
+mi honrado desvio. Llego V. a alucinarme hasta el extremo de anhelar yo
+perderme por salvar a V. iAquel si que fue delirio! ?Pues no llegue a
+sonar con que, cayendo yo, iba a ganar su alma de V. y a sacarla de la
+impiedad en que estaba sumida? ?Pues no me desvaneci hasta el punto de
+creer que, incurriendo con V. en el pecado, habia de levantarle y
+traerle luego conmigo en la purificacion y en la penitencia? ?De que
+artificios no se vale el demonio para envolvernos en sus redes? Yo
+estaba ciega. Crei ver en V. un hombre extraviado que me enamoraba, que
+estaba prendado de mi, a quien por amor mio iba yo a cautivar el alma,
+haciendola capaz de mas altos amores. No adverti que ni siquiera era V.
+capaz del bajo y criminal amor de la tierra. Usted buscaba solo la
+satisfaccion de un capricho, un goce facil, un triunfo de amor propio.
+V. creyo que, una vez vencido mi desvio, que despues de un instante de
+pasion y de abandono, todo seria paz, todo lo olvidaria yo por V., para
+que V. me hallase siempre sumisa, alegre, con la risa en los labios. V.
+imagino que yo iba a matar en mi alma todo remordimiento, toda
+vergueenza, toda idea del deber a que habia faltado, todo temor de Dios,
+todo respeto a mi honra, todo sentimiento amargo de su perdida, todo
+miedo a las penas del infierno, todo aguijon en la conciencia. Se
+equivoco V., y por eso le pareci insufrible. Era V. dueno de mi alma;
+pero, asi como en tierra de valientes y generosos, que jamas olvidan lo
+que deben a su patria, solo posee el feroz conquistador la tierra que
+pisa, asi V. no me poseia sino cuando hasta de mi misma me olvidaba.
+Cuando no, me alzaba yo contra V., trataba de limpiar mi culpa con la
+penitencia, y luchaba siempre por libertarme. ?Cuanto, no obstante,
+hubiera debido enorgullecer a V. cada una de sus victorias, aun siendo
+impio, si hubiera V. acertado a comprender la grandeza sublime y
+tempestuosa de las grandes pasiones? Horribles eran aquellas frecuentes
+luchas; pero V., cuando triunfaba, triunfaba, no solo de mi, sino de los
+angeles que me asistian; de mi fe profunda; del cielo, a quien yo
+invocaba; del principio del honor arraigado en mi alma, y de mi
+conciencia acusadora y severa contra mi misma. V., que solo buscaba
+alegria y deleite, se fatigo de luchar. Asi me liberte del cautiverio
+infame. Alabado sea Dios, que lo dispuso. Alabado sea Dios, que ha
+castigado despues tan justamente mi culpa; pero, se lo confieso a V.,
+el castigo que mas me ha dolido siempre, el que mas me duele todavia, es
+el tener que despreciar al hombre que he amado. Ya lo sabe V. Usted me
+halla insufrible: yo le hallo a V. despreciable. Vayase de aqui. Salga
+de aqui, o hare que le echen. ?Quiere V. delatarme? ?Quiere V.
+declararme culpada? Hagalo. No temo ya desventura ni humillacion, por
+grande que sea. Sepalo V. de una vez para siempre: me alegro de que
+Clara entre en un convento. No sere tan vil, que por miedo de V. falte a
+mi deber inculcandole lo contrario. Ahora, marchese; salga de mi casa;
+dejeme tranquila.
+
+Dona Blanca, puesta de pie otra vez, con ademan imperioso, senalando la
+puerta con la mano, expulsaba al Comendador. ?Que habia de hacer, que
+habia de contestar este? Dona Blanca parecio frenetica a los ojos del
+Comendador, lleno de piedad y casi de susto. Temio ser cruel y mal
+caballero si respondia. Guardo silencio. Vio el asunto perdido, al menos
+por aquel lado, y no quiso prolongar mas el doble martirio.
+
+Don Fadrique inclino la cabeza y salio de la sala harto apesadumbrado.
+Apenas se vio en la antesala, bajo la escalera, abrio la puerta del
+zaguan y se lanzo a la calle, respirando con delicia el ambiente, como
+quien se esta ahogando y logra sacar la cabeza del agua en que se
+hallaba sumergido.
+
+
+
+
+XXV
+
+A pesar de su optimista y regocijada filosofia; a pesar de su propension
+natural a reir y a ver las cosas por el lado comico, D. Fadrique estuvo
+todo aquel dia meditabundo, callado, con una seriedad melancolica harto
+extrana en el.
+
+A la hora de comer apenas probo bocado; apenas si hablo con su hermano,
+con su cunada y con su sobrina, los cuales, cada uno por su estilo, le
+agasajaban mucho.
+
+Don Jose era un senor excelente, que no hacia mas que cuidar de su
+hacienda, jugar a la malilla en la reunion de la botica y dar gusto a
+Dona Antonia.
+
+Esta senora tenia una pasta de las mejores: cuidaba de la casa con
+esmero, cosia y bordaba. Era buena cristiana, iba a misa todos los dias
+y rezaba el rosario con los criados todas las noches; pero en todo ello
+habia algo de maquinal, de formula, costumbre o rutina, sin que Dona
+Antonia se metiese en honduras religiosas. Solo salia algo de sus
+casillas y mostraba cierto entusiasmo apasionado en favor de la Virgen
+de Araceli, de Lucena (Dona Antonia era lucentina), prefiriendola a las
+otras Virgenes y hallandola mas milagrosa.
+
+En cuanto a director espiritual, Dona Antonia tenia a un capuchino
+fervoroso y elocuente, cuya fama eclipsaba entonces la del P. Jacinto,
+el cual, como mas tibio en el predicar y en el reprender, no hacia
+tantas conversiones ni traia al redil tantas ovejas descarriadas como su
+cofrade barbudo.
+
+Lucia tenia por confesor al P. Jacinto, y se llevaba tan bien con su
+madre, que las unicas discusiones que habia entre ellas eran sobre los
+meritos de sus respectivos confesores. Por lo demas, como Dona Antonia
+no tenia voluntad ni opinion, y de todo se le importaba lo mismo,
+francamente no era gran prueba de sumision y deferencia en Lucia el no
+discutir nunca con su madre, salvo sobre el capuchino, y alguna que otra
+vez, aunque raras, acerca de la Virgen de Araceli. Lucia no era muy
+devota, y careciendo de otra Virgen predilecta, concedia pronto a su
+madre la superior excelencia de la suya.
+
+La unica causa de disidencia era, pues, el P. Jacinto, en quien Lucia
+hallaba superior entendimiento e ilustracion; mas al cabo, como buena
+hija que era, y a fin de contentar a su madre, declaraba que el
+capuchino habia reunido a un sinnumero de malos casados, que andaban
+campando por sus respetos y viviendo aparte engolfados en mil
+marimorenas, y habia logrado que no pocos pecadores y pecadoras dejasen
+las malas companias y peores tratos, e hiciesen vida ejemplar y
+penitente: de todo lo cual podia jactarse muchisimo menos el P. Jacinto;
+de donde inferia Lucia que el capuchino era mejor director espiritual de
+los extraviados, y el P. Jacinto mejor director de los que estaban en el
+buen sendero o dentro del aprisco. El uno valia para vencer y reducir a
+la obediencia a los rebeldes; el otro para gobernar sabia y blandamente
+a los sumisos.
+
+Con esto se aquietaba Dona Antonia y vivia en santa y dulce paz con su
+hija, a quien habia ensenado todas sus habilidades caseras, reconociendo
+la maestra, sin envidia y con jubilo, que casi siempre se le aventajaba
+ya la discipula. Lucia bordaba con todo primor, en blanco, en seda y en
+oro; hacia calados, pespuntes y vainicas como pocas, y en guisos y
+dulces nadie se le ponia delante, que no saliera con la ceniza en la
+frente. Solo resplandecia aun la superioridad de Dona Antonia en las
+faenas de la matanza. Era un prodigio de tino en el condimentar y
+sazonar la masa de los chorizos, morcillas, longanizas y salchichas; en
+adobar el lomo para conservarle frito todo el ano, y en dar su
+respectivo saborete, con la adecuada especieria, a las asaduras, que ya
+compuestas llevan siempre el nombre de pajarillas, sin duda porque
+alegran las pajarillas de quien las come, y a los rinones, mollejas,
+higado y bazo, que se preparan de diverso modo, con clavo, pimienta y
+otras especies mas finas, excluyendo el comino, el pimenton y el
+oregano.
+
+El lector no ha de extranar que entremos en estos pormenores. Convenia
+decirlos, y, distraidos con la accion principal, no los habiamos dicho.
+
+El nino mayorazgo, hijo de D. Jose y de Dona Antonia, habia ido, hacia
+poco, al Colegio de guardias marinas de la isla, con buenas cartas de
+recomendacion de su senor tio.
+
+Dona Antonia andaba siempre con las llaves de una parte a otra, ya en la
+reposteria, ya en la despensa, ya en la bodega del aceite, ya en la del
+vino, ya en la del vinagre.
+
+La casa tenia todo esto, como casa de labrador, a par que de senores,
+pues D. Jose, al trasladarse a la ciudad, habia traido a ella muchos de
+sus frutos para venderlos con mas estimacion y darles mas facil salida.
+
+Don Jose, cuando no hacia cuentas con el aperador, o bien oia a los
+caseros, que venian a verle y a informarle de todo desde las caserias, o
+se largaba a la botica, donde habia tertulia perpetua y juego por
+manana, tarde y noche.
+
+Resultaba, pues, que el Comendador, salvo a las horas de las tres
+comidas, y un rato de noche, cuando habia tertulia, a la cual no
+faltaba jamas D. Carlos de Atienza, se hallaba en una grata y apacible
+soledad, no interrumpida sino por la rubia sobrina, la cual le buscaba
+siempre, preguntandole que habia de nuevo respecto a Clara.
+
+Don Jose y Dona Antonia, que estaban en Babia, nada sabian de los
+disgustos y cuidados del Comendador. Lucia los sabia a medias; distando
+infinito de presumir, a pesar de sus hipotesis, que Clara estaba ligada
+a su tio con vinculo tan natural.
+
+Los criados de la casa y el publico todo seguian desorientados en punto
+a D. Carlos de Atienza. Viendole joven, elegante y lindo, que venia con
+frecuencia a la casa, y que cuchicheaba siempre con Lucia, supusieron
+con visos de fundamento que era su novio, y ya en la casa le apellidaban
+el novio de la senorita.
+
+Tal era la situacion de cada uno de los personajes secundarios de esta
+historia cuando el Comendador, despues de su entrevista con Dona Blanca,
+se hallaba tan desazonado.
+
+Durante la comida le colmaron de cuidados, creyendole indispuesto. Dona
+Antonia supuso que tendria jaqueca y le excito a que fuese a reposar. D.
+Jose, despues de decirle lo mismo, se largo a la botica. Lucia, con mas
+vivo interes, trato de informarse mil veces de la causa del disgusto de
+su tio; pero no consiguio nada.
+
+El Comendador, a sus solas, no hacia mas que pensar sobre su dialogo
+con Dona Blanca, y concebir los mas encontrados pensamientos, aunque
+siempre poco gratos.
+
+Ya se le figuraba que dicha senora tenia un orgullo satanico, un genio
+infernal, y entonces se culpaba a si mismo de no haberle robado a la
+hija; de haberla dejado en su poder para que la enloqueciera y la
+hiciera desgraciada. Ya imaginaba, por el contrario, que, desde su punto
+de vista, Dona Blanca tenia razon en todo.
+
+El Comendador entonces calificaba su persecucion en pos de Dona Blanca y
+su victoria ulterior (que en otro tiempo habia mirado como una ligereza
+perdonable, como una bizarria de la mocedad) de conducta inicua y
+malvada a todas luces, aun juzgada por su criterio moral, lleno de
+laxitud en ciertas materias.
+
+--Por cierto que no merezco perdon --se decia D. Fadrique.-- La maldita
+vanidad me hizo ser un infame. iHabia tantas mujeres guapas cuando yo
+era mozo, a quienes cuesta tan poco otro tropiezo, una caida mas o
+menos! ?Por que, pues, no siendo arrastrado por una pasion vehemente,
+que ni siquiera tengo esta excusa, ir a turbar la paz del alma de
+aquella austera senora? Tiene razon sobrada. Soy digno de que me
+aborrezca o me desprecie. Lo unico que mitiga un tanto la enormidad de
+mi delito es la mala opinion que tenia yo entonces de casi todas las
+mujeres. No me cabia en la cabeza que ninguna pudiera (despues sobre
+todo) tomar tan por lo serio los remordimientos, la culpa... En fin, yo
+no previ lo que paso despues. Si lo hubiera previsto... me hubiera
+guardado bien de pretender a Dona Blanca. Aunque no hubiera habido otra
+mujer en la tierra... su corazon hubiera quedado entero para D.
+Valentin, sin que yo se le robara. Pero nada... iesta picara costumbre
+de reir de todo... de no ver sino el lado malo! Me gusto... me
+enamoro... eso si... yo estaba enamorado... y como crei que la
+gazmoneria era sal y pimienta que haria mas picante y sabroso el logro
+de mi deseo, y que luego se disiparia, insisti, porfie, hice
+diabluras... si... hice diabluras: cree dentro de su conciencia un
+infierno espantoso; por un liviano y fugitivo deleite deje en su
+espiritu un torcedor, una horrible maquina de tormento, que sin cesar le
+destroza el pecho, diez y siete anos hace. iComo tengo este caracter tan
+jocoso!... Las canas se volvieron lanzas. La burla fue pesada. Pero
+iDios mio... si yo no podia sospecharlo! Aunque me lo hubieran asegurado
+mil y mil personas, no lo hubiera creido. Lo repito, no cabia en mi
+cabeza. Yo no comprendia arrepentimiento tan feroz y tan persistente,
+simultaneo casi con el pecado. Yo no habia medido toda la violencia de
+una pasion que, a pesar del grito airado y fiero de la conciencia, que
+a despecho del sangriento azote con que el espiritu la castiga, rompe
+todo freno y sale vencedora. Cuando exclamaba ella, casi rendida ya a mi
+voluntad, cayendo entre mis brazos, doblandose quebrantada al toque de
+mis labios, recibiendo mis besos y mis caricias, cediendo a un impulso
+irresistible, y no obstante luchando: "iDios mio, matame antes que caiga
+de tu gracia! iPrefiero morir a pecar!;" cuando decia esto, que hoy ha
+repetido a proposito de su hija, no me inspiraba compasion, no me
+apartaba de mi mal proposito; antes bien era espuela con que aguijoneaba
+mi desbocado apetito. iCuan hermosa me parecia entonces, al pronunciar,
+con voz entrecortada por los sollozos, aquellas palabras, a las cuales
+yo no prestaba sino un vago sentido poetico, y en cuya verdad profunda
+yo no creia! Hasta la dulzura de su misma religion se maleaba y viciaba
+en mi mente, interpretada por mi concupiscencia, y quitaba a mis ojos
+todo valor a aquella desolacion suya, a aquella angustia con que miraba
+y repugnaba la caida, sin hallar fuerzas para evitarla. Yo me atrevia a
+decidir que no era tan gran mal el que tenia tan facil remedio. Yo me
+convertia en redentor del alma que cautivaba y en salvador del alma que
+perdia, parodiando la sentencia divina y diciendo en mi interior:
+"Levantate: estas perdonada, por lo mucho que has amado." iAh, cielos!
+?Por que ocultarmelo? Procedi con villania. Era yo tan bajo y tan vil,
+que no comprendi nunca el vigor, la energia de la pasion que sin
+merecerlo habia excitado. Era yo como salvaje que, sin conocer un arma,
+la dispara y hiere de muerte. La grandeza y la omnipotencia del amor me
+eran tan desconocidas como la persistencia y el indomito poderio de una
+conciencia recta, que acepta el deber y le cumple, o jamas se perdona si
+no le cumple. ?Sera que soy un miserable? ?Tendran razon los frailes y
+los clerigos al sostener que no hay verdadera virtud sin religion
+verdadera?
+
+De esta suerte se atormentaba D. Fadrique en afanoso soliloquio, en que
+volvia cien y cien veces a repetirse lo mismo.
+
+El que no viniese el P. Jacinto a hablar con el inspiraba al Comendador
+la mayor inquietud. Varias veces se asomo al balcon de su cuarto, que
+daba a la calle, a ver si le veia salir de casa de Dona Blanca. Varias
+veces salio a la calle y fue hasta el convento de Santo Domingo, aunque
+estaba lejos, a preguntar si el P. Jacinto habia vuelto. El P. Jacinto
+no parecia en parte alguna.
+
+A la caida de la tarde, estando D. Fadrique en su estancia, oyo pisadas
+de caballos que paraban cerca. Salio al balcon y vio apearse a D.
+Valentin, que volvia de la caseria.
+
+Llego la noche y no parecio el P. Jacinto.
+
+Don Fadrique echaba a volar su imaginacion con vuelo siniestro. Hacia
+las suposiciones mas extranas y dolorosas. --?Que habra sucedido?-- se
+preguntaba.
+
+A las ocho de la noche, por ultimo, el Comendador vio aparecer al P.
+Jacinto bajo el dintel de la puerta de su cuarto.
+
+Al verle, le dio un vuelco el corazon. El padre traia la cara mas grave
+y melancolica que habia tenido en su vida.
+
+--?Que es esto? ?Que pasa? --dijo el Comendador.--?Donde ha estado V.
+hasta ahora?
+
+--?Donde he de haber estado? En casa de Dona Blanca, donde hice mal y
+remal en introducirte traidoramente. iBuena la has hecho! ?Que demonios
+te aconsejaron cuando hablabas? ?Que dijiste a la infeliz? iVaya un
+berrinche que ha tomado! Esta mala. iDios quiera que no se ponga peor!
+
+El Comendador se mostro consternado, se quedo mudo. El fraile anadio:
+
+--Clarita es una santa. Alli la dejo cuidando a su madre. No se para que
+todas estas desazones. La chica esta resuelta, firmemente resuelta. Todo
+es inutil. Bien hubiera podido evitarse tu endemoniada conversacion con
+la madre. Tiempo es de evitar aun que te arruines a tontas y a locas.
+
+El Comendador, recobrando el habla, respondio:
+
+--Lo hecho, hecho esta. Yo no gusto de arrepentirme. Yo no deshago mis
+promesas. Yo no me vuelvo atras nunca. Lo que prometi a D. Casimiro y el
+ha aceptado, tiene que cumplirse. Pero, ?que enfermedad es esa de Dona
+Blanca? ?Sigue Clara poseida de su lugubre locura? Voto a todos los
+demonios y condenados que hay en el infierno, que jamas hubiera yo
+podido sonar que iba a ser victima de tan enrevesados sentimentalismos.
+
+El Comendador se paseaba a largos pasos por la estancia. El padre le
+miraba con pena y algo aturdido.
+
+En esto, Lucia, que habia visto entrar al padre, asomo la rubia y linda
+cabeza a la puerta, que habia quedado entornada, y dijo con dulce
+ansiedad.
+
+--Tio, ?que hay de nuevo?
+
+--Nada, nina. Por Dios, dejanos en paz ahora que vamos a tratar asuntos
+muy graves.
+
+Lucia se retiro, lastimada de inspirar tan poca confianza.
+
+
+
+
+XXVI
+
+Cuando el padre y el Comendador se quedaron solos de nuevo, cerro este
+la puerta e interrogo al padre en voz baja sobre lo que habia oido a
+Dona Blanca, sobre lo que habia hablado con Clarita; pero nada saco en
+limpio.
+
+El P. Jacinto parecia otro del que antes era. Mostrabase preocupado;
+buscaba evasivas para no contestar a derechas: sus misterios y
+reticencias daban a su interlocutor una confusa alarma.
+
+Al fin tuvo D. Fadrique que dejar partir al fraile, sin averiguar nada
+mas que lo que ya sabia.
+
+Aquella noche no salio de su cuarto; no quiso ver a nadie; pretexto
+hallarse indispuesto, para encerrarse y aislarse.
+
+Se pasaron horas y horas, y aunque se tendio en la cama, no pudo dormir.
+Mil tristes ideas le atormentaban y desvelaban.
+
+Rendido de la fatiga, se entrego al sueno por un momento; pero tuvo
+visiones aterradoras.
+
+Sono que habia asesinado a Dona Blanca, y sono que habia asesinado a su
+hija. Ambas le perdonaban con dulzura, despues de muertas; pero este
+perdon tan dulce le hacia mas dano que las punzantes palabras que aquel
+dia habia escuchado de boca de su antigua querida. Esta y Clara se
+ofrecian a su imaginacion con la palidez de la muerte, con los ojos
+fijos y vidriosos, pero como triunfantes y serenas, subiendo lentamente
+por el aire, hacia la region del cielo, y entonando un antiguo himno
+religioso, que siempre habia atacado los nervios y contrariado los
+sentimientos harto gentilicos del Comendador por su funebre ternura, por
+su identificacion del amor y de la muerte, y por su misantropica
+exaltacion del ser del espiritu por cima de todo deleite, contento,
+esperanza, consolacion o bien posible en la tierra.
+
+Las mujeres, que iban subiendo al cielo, cantaban; y D. Fadrique oia, a
+traves del ambiente tranquilo, los ultimos versos del himno, que decian:
+
+ _Mors piavit, mors sanavit
+ Insanatum animum_
+
+Con estos dos versos en la mente se desperto D. Fadrique.
+
+Apenas se hubo vestido, oyo que daban golpecitos a la puerta.
+
+--?Quien es? --pregunto?
+
+--Soy yo, tio --dijo la dulce voz de Lucia.-- Tengo que hablar con V.
+?Puedo entrar?
+
+--Entra, --contesto el Comendador con bastante zozobra de que Lucia
+trajese malas noticias.
+
+La cara de Lucia estaba demudada. Los ojos algo encarnados, como si
+hubiesen vertido lagrimas.
+
+--?Que hay? --dijo D. Fadrique.
+
+--Que Dona Blanca esta muy mala. Clara me escribe diciendomelo, y me
+ruega que haga la caridad de ir a acompanarla.
+
+--?Y se sabe que tiene Dona Blanca?
+
+--Yo, tio, no lo se. El mal ha venido de subito. La criada, que me trajo
+la carta de Clarita, dijo que su ama cayo enferma como herida por un
+rayo; que eso es verdad, la senora estaba delicada, pero que al fin lo
+pasaba regular, como casi todos, cuando de repente, cual si hubiera
+tenido alguna aparicion de los malos y hubiera peleado con ellos, cayo
+en tal postracion, que ha sido menester ponerla en la cama, donde esta
+aun con calentura.
+
+Don Fadrique sintio un frio repentino, que discurria por todo su cuerpo
+y que hasta los huesos le penetraba. Imagino que se le erizaban los
+cabellos. Se inmuto; pero con habla interior dijo para si:
+
+--En efecto, ?habre sido tan brutal que la haya asesinado?
+
+Notando despues que Lucia no tenia mas que decir y aguardaba respuesta,
+el Comendador hizo un esfuerzo para aparentar serenidad, y dijo a su
+sobrina:
+
+--Ve, hija mia; ve a cumplir con ese deber de caridad y de amistad para
+con Clarita. Procura consolarla. iOjala que el padecimiento de Dona
+Blanca no tenga peores consecuencias!
+
+--Voy volando, --replico Lucia.
+
+Y sin aguardar mas, con la venia de su madre, que ya tenia, bajo la
+escalera y se fue a la casa inmediata.
+
+
+
+
+XXVII
+
+La sobrina del Comendador tenia tan alegre caracter como su tio. Era,
+por naturaleza, tan optimista como el. Casi todo lo veia de color de
+rosa; pero, compasiva y buena, tomaba pesar por los males y disgustos de
+los otros, si bien procurando mas consolarlos o remediarlos que
+compartirlos.
+
+Con esta disposicion de animo entro Lucia a ver a Clara. Apenas se
+vieron, se abrazaron estrechamente.
+
+Clara, al contrario de Lucia, era melancolica, vehemente y apasionada,
+como su madre. Sobre esta condicion del caracter, que era ingenita en
+ella, la educacion severisima de Dona Blanca, su continuo hablar de
+nuestra perversidad nativa, su concepto del mundo y del vivir como valle
+de lagrimas y tiempo de prueba, y su terror de la eterna condenacion y
+de lo facil que es caer en el pecado, habian difundido por toda el alma
+de Clara una sombra de amarga tristeza y de medrosa desconfianza. Por
+dicha, Clara carecia de aquel orgullo, de aquel imperio de su madre, y
+el lado obscuro y tenebroso de su espiritu estaba suavemente iluminado
+por un rayo celeste de humildad, resignacion y mansedumbre.
+
+Clara era mil veces mas amante que su madre, y se abandonaba a la
+dulzura de amar, si bien con recelo siempre de pecar amando.
+
+Ambas amigas se hallaban en un cuarto contiguo a la alcoba de Dona
+Blanca.
+
+El cuitado de D. Valentin no sabia que hacer: andaba inquieto; bullia de
+un lado a otro, sin atreverse a entrar en la alcoba de su mujer para que
+no le despidiese a gritos, porque venia a turbar su reposo, y sin
+atreverse tampoco a no estar alli cerca para que su mujer no le acusase
+de indiferente, egoista y desalmado, que no miraba con interes sus
+males, y ni siquiera preguntaba por su salud. En esta perplejidad, D.
+Valentin entraba y salia; asomaba de vez en cuando la nariz a la alcoba,
+a ver si le veia Dona Blanca y le decia que entrase, y, sin decidirse a
+entrar, mientras no alcanzaba la venia, preguntaba a Clara por su madre,
+ni en voz muy alta para que Dona Blanca se incomodase, ni en voz muy
+baja para que fuera posible que Dona Blanca le oyese y comprendiese que
+su marido cuidaba de ella y no era un hombre sin entranas.
+
+Este procedimiento prudentisimo no le valio, sin embargo. Ya una vez,
+como repitiese con harta frecuencia lo de asomar la nariz a la puerta
+de la alcoba, Dona Blanca habia dicho:
+
+--?Que haces ahi? ?Vienes a molestarme? Pareces un buho que me espanta
+con sus ojos. Dejame en paz, por Dios.
+
+Poco despues se descuido algo D. Valentin, alzo la voz demasiado al
+preguntar a Clara por su madre, y esta exclamo desde la alcoba:
+
+--iQue pesadilla de hombre! Se ha propuesto no dejarme descansar. iSi
+parece que esta hueco! Valentin, habla bajo y no me mates.
+
+D. Valentin salio entonces zapeado de la estancia en que se hallaban
+Clara y Lucia, y las dejo solas.
+
+Aunque Dona Blanca era buena cristiana, estos raptos de mal humor contra
+su marido se comprenden y explican como en cierto modo independientes de
+su voluntad. Dona Blanca no habia encontrado en el ni un atomo de la
+poesia, ni una chispa de las sublimidades que habia sonado hallar, en su
+inexperiencia, en el hombre a quien dio su mano, siendo aun muy nina.
+Luego, hacia diez y siete anos, no veia ella en D. Valentin sino un
+hombre cuya serenidad era el perpetuo sarcasmo de las borrascas de su
+corazon; cuya union con ella habia hecho que lo que pudo ser un bien
+licito, una felicidad santificada, fuese un pecado abominable, y cuya
+salud corporal parecia una burla de los achaques y padecimientos que a
+ella la atormentaban. Hasta la paciencia con que D. Valentin la sufria
+era odiosa a Dona Blanca, cual si implicase bajeza, gana de no
+incomodarse por no molestarse, desden o menosprecio.
+
+En balde procuraba Dona Blanca formar mejor opinion de su marido, a fin
+de respetarle, como reflexivamente conocia que era su deber: Dona Blanca
+no lo lograba. Las mejores prendas de alma de D. Valentin, con
+intervencion quizas de algun demonio astuto, se trocaban, en el alma de
+Dona Blanca, en defectos ridiculos. En balde pedia a Dios Dona Blanca
+que le concediese, ya que no amar, estimar a su marido. Dios no la oia.
+
+Zapeado, pues, D. Valentin, Dona Blanca quedo sola en la alcoba,
+abismada, sin duda, en sus hondos y amargos pensamientos, y Clara y
+Lucia, casi al oido la una de la otra, hablaron asi:
+
+--?Que ha dicho el medico, Clara? ?Que tiene tu madre? --pregunto Lucia.
+
+--El medico hasta ahora --respondio Clara,--no ha dicho mas que lo que
+cualquiera de nosotros ve y comprende: que mi madre tiene calentura;
+pero la calentura es solo sintoma de un mal que el medico desconoce aun.
+Anoche la calentura fue muy fuerte y nos asustamos mucho. Hoy de manana
+ha cedido.
+
+--Vamos, Clarita, ya veo que exageraste en tu carta y me alarmaste sin
+motivo. Tu madre se curara pronto. Apuesto que la causa de toda su
+indisposicion ha sido alguna rabieta que ha tenido con D. Valentin.
+
+--Pues te equivocas. Mi madre no ha tenido la menor rabieta con nadie en
+todo el dia de ayer. Papa estuvo en el campo.
+
+--Entonces se concibe que no rabiase con el. ?Y contigo no rabio?
+
+--Hace dias que mi madre esta dulcisima conmigo. Te repito que ayer no
+se sofoco mama con nadie; no rino a ninguna criada; estuvo apacible y
+silenciosa.
+
+Clara, si bien era una criatura de singular despejo, se forjaba la
+extrana ilusion de que una buena madre de familia tenia forzosamente que
+rabiar, y asi no decia nada de lo dicho para censurar a su madre, sino
+candorosamente.
+
+Lucia no insistio en buscar el origen del mal de Dona Blanca: se inclino
+a creer que este mal era pequeno, a fin de no tener que afligirse; y
+volviendo la conversacion hacia otros puntos, pregunto a su amiga:
+
+--Clara, ?sigues firme en tu resolucion de tomar el velo?
+
+--Estoy mas resuelta que nunca. Una voz misteriosa me grita en el fondo
+del alma que debo huir del mundo; que el mundo esta sembrado de peligros
+para mi.
+
+--Confieso que no te entiendo. ?Que peligros tendra el mundo para ti,
+que para los demas no tenga?
+
+--iAy, querida Lucia; el desorden de mi espiritu, los extranos impulsos
+de mi corazon, la violencia de mis afectos!
+
+--Pero, muchacha, ?que violencia, ni que desorden es ese? Yo no hallo
+desordenado ni violento el que ames a D. Carlos, que es muy guapo y
+joven, y el que no gustes de D. Casimiro, que es viejo y feo. Esto me
+parece naturalisimo.
+
+--Sera natural, porque la naturaleza es el pecado.
+
+--?Donde esta el pecado?
+
+--En desobedecer a mi madre, en enganarla, en haber atraido a D. Carlos
+con miradas amorosas y profanas, en complacerme en que guste de mi y en
+que me persiga, en desear que siga queriendome hasta en este instante,
+cuando ya estoy decidida a no ser suya. En suma, Lucia, mi alma es un
+tejido de maranas y de enredos, que el mismo diablo trama y revuelve.
+Ademas, yo he prometido a mi madre que sere monja, y para que lo sea, ha
+despedido ella a D. Casimiro. ?Como faltar ahora a mi promesa, burlarme
+de mi madre y hasta de Cristo, a quien he dado palabra de esposa? ?Que
+infamia me propones?
+
+--Es verdad, hija mia: el caso es apurado; pero ?quien te mando que
+dijeses que querias ser monja y que lo prometieses? ?Por que no
+declaraste con valor a tu madre que no querias a D. Casimiro y que no
+querias ser monja tampoco?
+
+--Bien sabe Dios --respondio Clara,-- que deseo desahogarme contigo,
+depositar en tu amistoso corazon el secreto de mi infortunio,
+confiartelo todo; pero yo misma no me comprendo sino de un modo
+imperfecto, y lo que de mi misma comprendo esta tan enmaranado, que no
+encuentro palabras para explicartelo. Siento la razon y causa de todas
+mis acciones, y no las percibo bien para exponerlas. Quiero, no
+obstante, sincerarme y tratar de probarte que no es absurda mi conducta.
+Voy a ver si lo consigo. Yo he amado, yo amo aun a D. Carlos de Atienza.
+Yo detesto a D. Casimiro. Esto es verdad; pero mi amor por D. Carlos y
+mi odio a D. Casimiro no han tenido jamas la suficiente energia para
+hacerme arrostrar la colera de mi madre, declarandole que amaba al uno y
+odiaba al otro. Asi, pues, te aseguro que durante meses he estado
+resignada a sofocar en mi alma el naciente amor a D. Carlos y a casarme
+con D. Casimiro para ser una hija obediente. Hubiera yo preferido a todo
+ser esposa de Cristo; pero me consideraba indigna. Para ser mujer de D.
+Casimiro me sentia con fuerzas. Yo esperaba vencer mi fatal inclinacion
+a D. Carlos, y, logrado esto, ser modelo de casadas: cuidar al achacoso
+D. Casimiro, y hasta quererle, imponiendome como deber el carino.
+Hallandome de esta suerte, nuevos y extranos sentimientos han combatido
+mi alma y han hecho que mi espiritu dude mas de si. Me he llenado de
+terror. En mi humildad, no me he creido digna ni de ser mujer de D.
+Casimiro. Me he espantado de mi flaqueza, de la perversidad de mis
+inclinaciones, y entonces he pensado en refugiarme en el claustro.
+Juzgandome menos digna que antes de ser esposa de Cristo, he pensado en
+la infinita bondad de aquel Soberano Senor, padre de las misericordias,
+y he comprendido que, aun siendo yo indigna de todo, podia acudir a El y
+refugiarme en su seno, segura de que no me rechazaria, de que me
+acogeria amoroso, purificandome y santificandome con su gracia.
+
+--Tu me hablas de nuevos y extranos sentimientos, pero sin decir cuales
+son --dijo Lucia.-- Aqui hay un misterio que no me dejas penetrar.
+
+--iAy! --exclamo Clara,-- apenas si yo le penetro. ?Como declarartele?
+Mira, Lucia, yo conozco que amo siempre a D. Carlos. Si me finjo en
+completa libertad de elegir mi vida, me parece que mi eleccion sera ser
+mujer de D. Carlos. Su talento, su bondad, su delicada ternura, me hacen
+presentir que seria yo dichosa viviendo a su lado. Te lo confesare. A
+pesar del horror que mi madre ha sabido inspirarme a la complacencia de
+los sentidos, la imagen material de D. Carlos, su porte, la gallardia
+de su cuerpo, la elegancia y pulcritud de su vestido, el fuego de sus
+ojos y la viva animacion de su semblante y la frescura de su boca me
+atormentan y me hieren, y me distraen de mis piadosas meditaciones.
+
+--Te lo repito, Clarita: en nada de eso veo yo la obra del diablo; en
+nada descubro influencias sobrenaturales: todo es naturalisimo. Y si,
+como tu afirmas, la naturaleza es el pecado, bien es menester, o que
+Dios nos de medios sobrenaturales para vencerla, o que nos perdone con
+muchisima generosidad cuando ella nos venza. ?Donde estan esos
+sentimientos singulares que te perturban?
+
+--Lucia, tu hablas con suma ligereza. Tus razones tienen no se que fondo
+de impiedad. Me da miedo. Mi madre no se enganaba. El trato, la
+conversacion con tu tio debe de ser muy peligrosa.
+
+--No disparates, Clara. A mi tio no se le ha ocurrido jamas darme
+lecciones de impiedad. Si lo que yo sostengo es poco piadoso, la culpa
+es completamente mia. Sere yo la que esta endiablada. Pero dejemos a un
+lado esas cuestiones: vamos a lo que importa. Dime que raros
+sentimientos te asaltan el alma, inspirandote esa humildad, esa
+desconfianza profunda, que te induce a tomar el velo.
+
+--No acierto a decirtelo. Me falta valor.
+
+--Ea... animo... di lo que es.
+
+--Mi madre no ha hecho mas que hablarme de tu tio desde que aparecio en
+esta ciudad... desde que yo le vi y pasee con el una tarde. Me le ha
+pintado como pudiera haberme pintado a Luzbel, rodeado aun de hermosos
+fulgores de su primitiva naturaleza angelica, valeroso, audaz,
+inteligente como pocos seres humanos. Me ha hecho creer que ejerce tal
+imperio sobre las almas, que las atrae y las cautiva, y las pierde si
+gusta. En su mirada hay una luz siniestra que ciega o extravia. En su
+palabra, una musica seductora que embelesa los entendimientos y
+ensordece la voz del deber en la conciencia. Segun mi madre, tu tio es
+la maldad personificada, el dechado de la irreligion, un rebelde contra
+Dios, de quien conviene apartarse para no contaminarse. En resolucion,
+cuanto mi madre ha dicho de tu tio debiera infundirme hacia el un odio,
+una aversion grandisima. Se por mi madre que el Comendador es un
+reprobo. No hay esperanza de que se salve. Esta condenado. Es como
+Luzbel. Y, sin embargo, lejos de producir en mi los discursos de mi
+madre el horror hacia el Comendador que ella deseaba, tal es mi
+perversidad, tan pecaminoso es mi espiritu de contradiccion, que han
+avivado mis simpatias hacia tu tio. Yo no debiera decirtelo, yo no se
+como tengo la desvergueenza de decirtelo. Apenas si a mi confesor le he
+dejado entrever algo de lo que siento en el negro abismo de mi corazon.
+Pero, si no te lo digo... ?con quien me desahogo?... Lucia, tu eres mi
+mejor amiga... Yo quiero al Comendador de un modo inexplicable. Me
+siento arrastrada hacia el. Creo en todas sus maldades porque mi madre
+me las ha dicho; y creo que Dios, a quien el Comendador es simpatico, se
+las va a perdonar, como yo se las perdono. ?No es una monstruosidad, no
+es una aberracion este carino hacia una persona casi desconocida? Yo me
+condenaba antes por mi inclinacion a D. Carlos, a despecho, a escondidas
+de mi madre. Ahora me sucede casi lo mismo que a ti: mi inclinacion a D.
+Carlos me parece natural. Lo diabolico, lo abominable es mi inclinacion
+a tu tio. Es un sentimiento tan distinto, que no destruye ni aminora mi
+afecto a D. Carlos. Esto prueba mi desordenada indole, mi pecadora y
+perturbada manera de ser. No se con que pretexto, bajo que titulo, con
+que nombre carinoso he de acercarme a el, hablarle, llegar a su
+intimidad, y lo deseo. Cuantas cualidades detestables mi madre le
+atribuye, se me antoja que no lo son en el, porque es un ser de superior
+natural jerarquia y esta exento de la ley comun para los demas mortales.
+
+Con la mirada fija, con el semblante no risueno, como le tenia de
+costumbre, sino triste y grave, y sin acertar a contestar palabra, oyo
+Lucia la inesperada confesion de Clara.
+
+Despues de unos instantes de silencio Clara prosiguio:
+
+--Nada me respondes; nada observas; te callas; reconoces que soy un
+monstruo. Sera amor de otro genero, sera un sentimiento indefinido, que
+carece de nombre en la clase e historia de las pasiones; pero yo quiero
+a tu tio y le quiero por esa misma pintura con que mi madre ha procurado
+que yo le aborrezca.
+
+A este punto llegaba Clara, cuando vino a interrumpirla la voz de Dona
+Blanca, que decia:
+
+--iHija, hija!
+
+Lucia y Clara se estremecieron. Aunque era imposible que Dona Blanca las
+hubiese oido, imaginaron por un instante que milagrosamente las habia
+oido y que iba a terciar en la conversacion por estilo terrible.
+
+--?Que manda V., mama? --dijo Clara temblando.
+
+--Agua. Dame un poco de agua. iMe ahogo!
+
+Las dos amigas acudieron a la alcoba a dar agua a la enferma. Entonces
+notaron con pena y sobresalto que la fiebre habia crecido. Las
+palpitaciones del corazon de Dona Blanca eran tan violentas, que se
+hacian perceptibles al oido.
+
+--?Que siente V., senora? --pregunto Lucia...
+
+--Una ansiedad... una fatiga... --respondio Dona Blanca,-- el corazon me
+late con tanta fuerza.
+
+Lucia poso suavemente la mano sobre el pecho de Dona Blanca. Entonces
+noto con pena que los latidos de su corazon habian perdido el ritmo
+natural: eran desordenados y anormales; pero no dijo nada por no asustar
+a la paciente y a su hija.
+
+El cuidado que requeria Dona Blanca no consintio que prosiguiese el
+dialogo entre Clara y Lucia.
+
+
+
+
+XXVIII
+
+Tantos anos de pesares y de tormentos habian ido destruyendo la salud de
+Dona Blanca. Su tristeza sin tregua; su oculta vergueenza, con la que de
+continuo tenia que verse cara a cara, sin poder hallar alivio
+comunicandola y confiandose a una persona amiga; sus luchas de compasion
+y de desprecio por su marido y de amor y de odio por el Comendador; su
+horror del pecado que creia sentir sobre ella y que le pesaba como lepra
+asquerosa e incurable; su orgullo ofendido; su temor del infierno, al
+que a veces se creia predestinada, y su preocupacion incesante de la
+suerte de Clara, a quien amaba con fervor y a quien en ocasiones
+aborrecia, como vivo testimonio de su mas grave falta y de su mas
+imperdonable humillacion, habian influido lastimosamente sobre todos los
+organos de aquella vida corporal.
+
+Dona Blanca hacia mucho tiempo estaba sujeta a frecuentes paroxismos
+histericos. Habia momentos en que le parecia que se ahogaba: un
+obstaculo se le atravesaba en la garganta y le quitaba la respiracion.
+Entonces le daban convulsiones que terminaban en sollozos y lagrimas.
+Despues solia calmarse y quedar por algunos dias tranquila, aunque
+palida y debil.
+
+El caracter violentisimo de aquella mujer, exacerbado por la continua
+contemplacion de una desgracia, que hacia mayor su melancolica fantasia,
+la impulsaba a tratar a su marido, a su hija y a muchos de los que la
+rodeaban, con un despego, con una dureza cruel, de la que en el fondo
+del corazon, que era bueno, se arrepentia ella al cabo, no siendo
+fecundo este arrepentimiento sino en nuevos motivos de disgustos y de
+amarguras.
+
+La energia de las pasiones habia asi, poco a poco, fatigado
+materialmente el corazon de Dona Blanca, excitandole a moverse con
+impulso superior a sus fuerzas. No padecia solo de las palpitaciones
+nerviosas de que daba muestras en aquel instante. Tal vez (los medicos
+al menos lo habian afirmado) Dona Blanca tenia una enfermedad cronica en
+aquel organo tan importante.
+
+A pesar de su cansancio, tal vez el excesivo ejercicio habia agrandado y
+robustecido de una manera peligrosa aquel activo corazon.
+
+Como quiera que fuese, Dona Blanca hacia tiempo que estaba harta de
+vivir.
+
+La unica idea, el unico proposito, el solo fin que en su vivir estimaba
+era el de cumplir un deber terrible: el evitar que su hija heredase a
+D. Valentin.
+
+Cuando su hija le prometio con solemne promesa entrar en el claustro, y
+cuando despues supo, de boca del P. Jacinto, y mas tarde de los labios
+del mismo D. Fadrique, el rescate de Clara, si bien le rechazo y le
+juzgo inutil ya, se tranquilizo, creyendo su proposito cumplido en
+cualquier evento, y considerandose desligada del mundo; sin nada que
+hacer en el sino atormentarse, y sin razon alguna para desear, estimar y
+conservar la vida.
+
+El reposo relativo del espiritu de Dona Blanca cuando penso haber
+hallado la solucion de su dificil problema, la hizo caer en una
+postracion, en una atonia peligrosa. Por otro lado, no obstante, su
+imaginacion, fecunda en atormentarla, le ofrecia mil motivos de
+afliccion y de ira. La generosidad del Comendador humillaba su orgullo,
+y por mas que trataba de empequenecerla o de afear y envilecer sus
+causas fingiendoselas vulgares, absurdas o caprichosas, dicha
+generosidad resplandecia siempre y la ofendia.
+
+La voluntad de Dona Blanca era de hierro: pocas personas mas pertinaces
+y firmes que ella; pero su espiritu vacilaba y no se aquietaba jamas. La
+fuerza de cualquier encontrado pensamiento bastaba a descontentarla de
+lo que habia hecho, y no bastaba a hacerle cambiar y a moverla a hacer
+otra cosa. No producia sino nueva mortificacion esteril.
+
+Asi es que Dona Blanca percibia vivamente la presion que habia ejercido
+sobre el alma de su hija, que, sin querer, acaso la habia hecho infeliz,
+y que su hija iba a encerrarse en un convento, no devota, sino
+desesperada. Las rudas acusaciones del Comendador durante la fatal
+entrevista, acusaciones contra las cuales se habia ella defendido con
+valor y tino, terminada aquella lucha de palabras, acudian a su mente
+con mayor fuerza, sin que las dijera el Comendador, sin que se pudieran
+rechazar merced al calor de la disputa, y labrando en su animo como una
+honda llaga.
+
+El ardiente amor que el Comendador le habia infundido, siendo causa de
+que ella se humillase, se habia convertido en espantoso aborrecimiento y
+sin perder este caracter, sin volver a su ser primero, porque ya no era
+posible, porque su alma tenia mucha hiel para poder amar, habiase
+recrudecido en su seno durante la entrevista con el hombre que le
+inspiraba.
+
+Todos estos dolores, tribulaciones y combates espirituales no es de
+maravillar que produjesen en Dona Blanca una enfermedad aguda,
+sobrexcitando sus males cronicos.
+
+Poco despues de la conversacion entre Clara y Lucia, de que acabamos de
+dar cuenta, visitaron a la enferma los dos medicos mejores de la
+ciudad. Ambos convinieron en que su dolencia era de cuidado. Ambos
+reconocieron cierta alarmante alteracion en la circulacion de la sangre,
+que por la fiebre sola no se explicaba. El corazon tenia una actividad,
+enfermiza y un excesivo desarrollo. El pulso era vibrante y duro. El
+lado izquierdo del pecho de la enferma se estremecia con las
+palpitaciones. Un vivo carmin tenia las mejillas de Dona Blanca, de
+ordinario palidas.
+
+Los medicos auguraron mal de estos y otros sintomas: la principal
+dolencia estaba complicada con otras muchas. No hallando, pues, remedio
+eficaz por lo pronto, recetaron algunos paliativos, y entre ellos la
+digital en pequenas dosis.
+
+Aunque disimularon bastante la gravedad y el caracter poco lisonjero de
+sus observaciones y pronosticos, dejaron a las dos amigas en extremo
+afectadas.
+
+Todo aquel dia permanecio Lucia al lado de Clara, auxiliandola en sus
+faenas y cuidados; pero ya no era ocasion propicia para volver a las
+confidencias.
+
+Si bien Clara no volvio a hablar del estado de su alma, sin duda pensaba
+en el, segun lo preocupada que estaba. Lo que antes de confiarse a Lucia
+habia ella percibido en imagenes vagas y como borrosas, habia adquirido,
+en su propia mente, mayor ser, consistencia y determinada figura al
+formularse en palabras. Asi es que, en medio del afan y del dolor que
+por su madre sentia, Clara se atormentaba con la idea de aquella
+inclinacion hacia un sujeto, a favor del cual, por extraordinario
+hechizo, se trocaban en causas y motivos de simpatia y afecto todas las
+razones que para aborrecerle le daban.
+
+Lucia, por su parte, tambien estaba meditabunda y triste en extremo. Su
+taciturna tristeza, dado su caracter regocijado, parecia superior a la
+pena que pudiera sentir por el mal de Dona Blanca, y aun al mismo
+disgusto que los devaneos mentales y los dolores fantasticos de su amiga
+debieran causarle.
+
+Don Valentin, combatido por los opuestos sentimientos de la compasion y
+del terror que su mujer le inspiraba, seguia viniendo con frecuencia a
+informarse del estado de la paciente; pero, en vez de entrar en el
+cuarto y asomar la nariz a la alcoba, se quedaba fuera y asomaba solo al
+cuarto la nariz, preguntando a su hija:
+
+--?Como esta tu mama?
+
+Clara respondia: --Lo mismo;-- y D. Valentin se iba.
+
+Fuera de la criada de mas confianza, que ya venia a traer un recado, ya
+a dar algun auxilio indispensable, nadie mas que el P. Jacinto entraba
+en la habitacion donde se hallaban Clara y Lucia.
+
+Al anochecer subio de punto, llego a su colmo la agitacion febril de
+Dona Blanca. El P. Jacinto estaba acompanando a las dos amigas y
+asistiendo con ellas a la enferma.
+
+Esta, que habia estado por la tarde sonolienta y postrada, empezo a dar
+senales de vivisima exaltacion: se quejo de que le dolia la cabeza;
+mostro en el semblante cierta movilidad convulsa; pronuncio frases sin
+orden ni concierto. Lo que mas repetia era:
+
+--Vete, Valentin. Dejame, no me atormentes. --Sin duda la enferma tenia
+la alucinacion de ver a D. Valentin, que alli no estaba.
+
+Asi permanecio Dona Blanca hasta cerca de las diez. Entonces se agravo
+el mal: el delirio se declaro; estallo con impetu.
+
+El cerebro sintio por completo la reaccion del mal que la infeliz tenia
+en las entranas. Los pensamientos todos, que durante anos la
+atormentaban, y que hacia mas de treinta horas habian cobrado mayor
+brio, se barajaron en tumulto; se rebelaron contra la voluntad, se
+hicieron independientes de ella, rompieron todo freno; y, buscando y
+hallando maquinal e instintivamente palabras adecuadas en que
+formularse, salieron del pecho en descompuestas voces.
+
+Dona Blanca se incorporo en la cama; miro con ojos extraviados a Lucia y
+a Clara y al fraile, y hablo de esta manera:
+
+--iVete, Valentin! ?Por que quieres matarme con tu presencia? Matame
+con un punal... con una pistola. Echame una soga al cuello y ahorcame.
+No seas cobarde. Toma la debida venganza.
+
+--Sosiegate, Dona Blanca --interrumpio el fraile, a quien ella se
+dirigia como si fuera D. Valentin.--Sosiegate; tu marido esta fuera...
+Idos, muchachas --anadio, dirigiendose a las dos amigas.--Dejadme solo
+con la enferma, a ver si logro que se sosiegue.
+
+Clara y Lucia, como si estuviesen alli clavadas, no se movieron. Dona
+Blanca prosiguio:
+
+--Ten valor y matame. Tu honra lo exige. Es necesario que mates tambien
+al Comendador. Esta condenado. Se ira al infierno y me llevara consigo.
+
+--iMadre, madre, V. delira! --exclamo Clara.
+
+--No, no deliro --respondio Dona Blanca.-- Y tu, necio --anadio
+dirigiendose al fraile,-- ?eres ciego? ?no la ves? --y senalaba con el
+dedo a su hija.-- iComo se le parece! iDios mio! iComo se le parece! Es
+un retrato suyo. iApartate de mi vista, vivo testimonio de mi vergueenza!
+
+Clara, llena de horror y de ansiosa curiosidad a la vez, oia a su madre y
+pugnaba por comprender todo el arcano tremendo. Al sonar las ultimas
+palabras, que iban dirigidas a ella, se cubrio Clara el rostro con ambas
+manos.
+
+--Bien puedes estar satisfecha --continuo Dona Blanca.-- Te tenia
+olvidada; pero al cabo se acordo de ti e hizo un gran sacrificio. Ya
+pago de antemano lo que has de heredar de mi marido. Te rescato de Dios
+para entregarte al mundo. Quedate en el mundo. Tu no puedes ser monja.
+La mala sangre del Comendador hierve en tus venas. ?Como dudar que eres
+la hija maldita de aquel impio?
+
+Clara, al oir estas ultimas palabras, dio un grito inarticulado y cayo
+desmayada entre los brazos de Lucia.
+
+Lucia saco a Clara fuera de la alcoba, sosteniendola por debajo de los
+brazos y tirando de ella.
+
+Dona Blanca, entre tanto, no pudiendo resistir mas a la honda emocion,
+extenuada, rendida, cayo de nuevo en la cama, con temblor convulso y
+rigidez de los tendones, lo cual fue cediendo con lentitud y dando lugar
+a un desfallecimiento profundo.
+
+El P. Jacinto acudio entonces a donde estaba Clara, que Lucia habia
+recostado en un sofa.
+
+Clara volvio en si del desmayo, exhalo un suspiro y rompio a llorar con
+desatado y copioso llanto.
+
+--iClara, amiga querida! dijo Lucia.
+
+--Calmate, nina, calmate, --exclamo el P. Jacinto.
+
+--iDios santo y misericordioso! --dijo Clara.--Tu mano omnipotente me
+hiere y me sana al propio tiempo. iPobre madre mia de mi alma! iCuan
+infeliz has sido! Y el... iay! el... no puede ser impio y perverso como
+tu supones... iAhora comprendo por que y como yo le amaba!
+
+
+
+
+XXIX
+
+La enfermedad siguio su curso ascendente. Tres dias despues de la escena
+que hemos descrito, Dona Blanca estaba tan mal, que no habia esperanza
+de salvarla.
+
+Su hija y Lucia la habian cuidado, la habian velado con el mayor carino
+y esmero.
+
+Los accesos de delirio se habian renovado con largas intermitencias de
+postracion.
+
+La cabeza de Dona Blanca se despejo al cabo por completo; pero su estado
+era digno de lastima: la respiracion, corta y anhelante; la voz,
+alterada y ronca; imposibilidad de estar acostada; necesidad de estar
+incorporada.
+
+Los medicos declararon al P. Jacinto que habia sobrevenido un grave
+impedimento a la circulacion de la sangre en el mismo corazon, y que, si
+crecia el impedimento, se seguiria la muerte.
+
+El padre dejo percibir a Clara aquel terrible pronostico, con la mayor
+delicadeza que pudo, y confeso y administro a la paciente.
+
+En aquel momento supremo, a las puertas de la eternidad, Dona Blanca
+depuso la dureza de su genio, su orgullo y su amargura, y no guardo en
+el alma sino la fe vivisima, que hizo renacer en ella las esperanzas
+ultramundanas y abrio el manantial de las mas puras consolaciones.
+
+Dona Blanca llamo a D. Valentin, le abrazo y le suplico que la
+perdonase. D. Valentin, muy afligido y lloroso, y no menos humilde,
+contesto que nada tenia que perdonar; que el era el culpado, pues no
+habia sabido hacer dichosa a una mujer tan santa y tan buena.
+
+El rostro macilento de Dona Blanca se tino entonces de ligero rubor. Sus
+labios exhalaron un triste suspiro.
+
+A Clara la llamo a si Dona Blanca, le dio un beso en la frente, y le
+dijo al oido con acento apenas perceptible:
+
+--Di a tu padre que le perdono. Tu, hija mia, sigue los impulsos de tu
+corazon. Eres libre. Se honrada. No te cases si no le amas mucho. Mira
+no te enganes. Lo se todo... Me lo ha dicho el padre Jacinto. Si le amas
+y merece tu amor, casate con el.
+
+Pocos instantes despues exhalo Dona Blanca el ultimo suspiro, diciendo
+con ahogada y sumisa voz:
+
+--iJesus me valga!
+
+El dolor de Clara fue profundo. Silenciosamente lloro la muerte de su
+madre.
+
+Lucia lloro tambien y trato de mitigar con su afecto el dolor de su
+amiga.
+
+El P. Jacinto, acostumbrado al espectaculo de la muerte y familiarizado
+con ella, cerro piadosamente los ojos y la boca de la difunta, que se
+habian quedado abiertos; puso sus manos en cruz, y la extendio en el
+lecho.
+
+El debil D. Valentin, cuando vio muerta a su mujer, sintio por un lado
+una pena muy viva, porque todavia la amaba; pero, por otro lado, segun
+aseguran malas lenguas, que siempre estan de sobra, advirtio cierto
+alivio, cierto desahogo, cierto infame deleite en su alma, como si le
+quitaran un enorme peso de encima, como si le libertaran de la
+esclavitud. Tan opuestas pasiones, batallando dentro de su nerviosa y
+debil constitucion, le hicieron romper en risa sardonica. Despues se
+asusto de si mismo; se creyo peor de lo que era, tuvo miedo del diablo;
+tuvo vergueenza de que Dios, que todo lo ve, viese la sucia fealdad de su
+conciencia, y se compungio y amilano. Acudieron entonces a su memoria
+los amores pasados, los dulces dias de la ilusion, el tiempo en que su
+mujer le queria; y todo ello enternecio por tal arte aquel pecho nada
+varonil, que el desgraciado se deshizo en lagrimas, dando sollozos,
+gemidos y hasta gritos, moviendo a gran compasion el verle y el oirle.
+
+El P. Jacinto llevo a D. Fadrique la noticia de la catastrofe.
+
+Don Fadrique, retirado en su cuarto, aguardaba siempre con ansiedad
+noticias de la enferma. Esta vez, al mirar al P. Jacinto, el Comendador
+leyo en su rostro lo que habia ocurrido.
+
+--Ha muerto, --dijo el Comendador.
+
+--Ha muerto, --respondio el fraile.
+
+El Comendador no replico palabra. Inmovil, de pie, callado, sintio un
+dolor mezclado de remordimiento. Dos gruesas y amargas lagrimas rodaron
+por sus mejillas.
+
+--Te ha perdonado --dijo el P. Jacinto.
+
+--iAh, padre!... yo no me perdono... Me seria menos insufrible en la
+memoria el recuerdo de una afrenta no vengada... de una vileza en que yo
+hubiese incurrido... de una mancha en mi honor... En cualquiera otro
+caso me seria mas facil conciliarme conmigo mismo. Aunque Dios me
+perdone... yo no me perdono.
+
+
+
+
+XXX
+
+A los seis meses de la muerte de Dona Blanca, en pleno invierno, se
+reunian todas las noches en torno del hogar, en el piso alto de la casa
+del mayorazgo D. Jose Lopez de Mendoza, a mas de su mujer y de su hija
+Lucia, el Comendador D. Fadrique, el viudo D. Valentin, Clara y a veces
+el padre Jacinto.
+
+El joven D. Carlos de Atienza habia estado dos o tres veces en Sevilla a
+ver a sus padres; pero en seguida se habia vuelto. Tenia abandonada la
+Universidad; no pensaba en los estudios ni en la carrera. Habiase
+consagrado enteramente a idolatrar, a consolar, a adorar a Clarita, a
+quien ya veia sin dificultad, de diario.
+
+Don Fadrique y el P. Jacinto iban y venian a Villabermeja; pero estaban
+mas tiempo en la ciudad.
+
+La donacion de los bienes de D. Fadrique se habia hecho en toda regla y
+con el posible sigilo.
+
+Don Fadrique vivia modestamente de su paga de oficial retirado.
+Habitaba, no obstante, en Villabermeja la casa del mayorazgo, alhajada
+con los preciosos muebles que trajo cuando vino.
+
+El caracter de D. Fadrique no habia cambiado, pero se habia modificado.
+Su optimismo natural sufria interrupciones frecuentes. Negra nube de
+tristeza ofuscaba a menudo el resplandor de su abierta y franca
+fisonomia.
+
+Aunque el dolor por la muerte de Dona Blanca se habia ido mitigando en
+todos aquellos corazones, Clara la recordaba con ternura melancolica, y
+el Comendador con carino y con penoso arrepentimiento a la vez.
+
+Solo D. Valentin, que comia como un buitre, y que habia engordado, y no
+hallaba quien le rinese ni quien le dominase, se creia en la obligacion
+de llorar cuando menos ganas tenia. Entonces la consideracion de aquello
+a que se juzgaba obligado, y el ver que no le salian de adentro la
+afliccion y el lloro, le compungian de nuevo y producian en el el
+prurito y el flujo. D. Valentin era un mar de lagrimas dos o tres veces
+por semana.
+
+Clara, viendo ya a todas horas a D. Carlos y a D. Fadrique, habia
+penetrado la diferencia de los afectos que a ambos la ligaban, y cada
+dia los hallaba mas compatibles. El Comendador le inspiraba cada dia mas
+veneracion, ternura y gratitud por su sacrificio generoso. D. Carlos le
+parecia cada dia mas agraciado, bello, enamorado, ingenioso y poeta.
+
+Pasaron asi algunos meses mas. Vino la primavera. Llego el verano.
+Solemnizose el primer aniversario de la muerte de Dona Blanca con llanto
+y con misas y otras devociones.
+
+El escrupulo de faltar a la promesa de ser monja se borro al fin de la
+mente de Clarita. Su madre, al morir, la habia absuelto de la promesa.
+El amor inspirado y sentido la excitaba a no cumplirla. El bueno del P.
+Jacinto, confesor de Clarita, le aseguraba que la promesa era nula.
+
+Clarita al cabo la anulo, haciendo otra promesa dulcisima para D.
+Carlos. Le prometio darle su mano, confesandole al fin que le amaba.
+
+Una alambicada cavilacion habia detenido a Clara en dar el si a D.
+Carlos. Clara juzgaba probable que D. Casimiro muriese sin sucesion y
+que alguna parte de los bienes del rescate viniese a ella; pero hasta
+esta duda, que si bien delgada y sutil, la mortificaba, se disipo del
+todo.
+
+Nicolasa, o mejor dicho, la senora Dona Nicolasa Lobo de Solis, esposa
+legitima de D. Casimiro, dio a luz un robusto infante.
+
+Cuando el Comendador, al volver un dia de Villabermeja, trajo esta
+noticia, fue Lucia la primera persona a quien se lo comunico.
+
+--Calle V., tio --exclamo la muchacha;-- de seguro que el nino de D.
+Casimiro sera un escomendrijo; parecera un gazapillo desollado.
+
+--No, sobrina --contesto el Comendador;-- el recien nacido Solis es
+fuerte como un becerro.
+
+Asi era la verdad, segun hemos sabido despues. El primogenito de los
+Solises parecia, no un becerro, sino un toro.
+
+Don Casimiro era el varon mas bienaventurado de la tierra. Estaba lleno
+de satisfaccion y de orgullo de verse tan amado de su mujer, y de tener
+por hijo a un Hercules tebano, sin pensar en el Saturnio y sin mirarse
+como Anfitrion, pues ignoraba la mitologia.
+
+El tio Gorico, desde el casamiento de Nicolasa, habia empezado a pugnar
+porque le llamasen Don Gregorio; habiase jubilado del oficio de Abraham
+y del de pellejero, y no se empleaba mas que en beber aguardiente y
+rosoli, y en ponderar la ventura y la grandeza de su hija, sus virtudes
+y la vida beata que daba a su ilustre esposo.
+
+Despues del bautismo de la criatura, iba el tio Gorico de casa en casa,
+refiriendo el jubilo de su yerno, quien ya se volvia hacia la cama donde
+estaba Nicolasa, ya hacia la cuna donde estaba el nino, y ya se paraba a
+igual distancia de la cama y de la cuna, y exclamaba, levantando las
+manos al cielo:
+
+--iDios mio! iDios mio! ?Que he hecho yo para ser tan dichoso?
+
+En efecto, la dicha pudo mas que D. Casimiro, y pronto le hundio en la
+sepultura.
+
+Aunque sea adelantar los sucesos, se dira aqui que la viuda llevo una
+vida retirada, sin recibir ni tratar, durante un ano, sino al platonico
+Tomasuelo, y que tuvo dos gemelos postumos, los cuales, si el
+primogenito merecia llamarse Hercules, no merecian menos pasar por
+Castor y Polux.
+
+La rectitud de la conciencia de Dona Blanca y sus severos fallos,
+hallando un leal y decidido ejecutor en D. Fadrique, daban asi sus
+resultados naturales, proporcionando pinguee herencia a aquellos
+mitologicos angelitos, vastagos lozanos de la familia de Solis.
+
+Como quiera que fuese, toda persona delicada y noblemente orgullosa no
+repara en las bajezas y bellaquerias del vulgo de los mortales y en la
+utilidad que proporcionan: no acepta jamas, sino en sentido ironico y de
+burla, la picaresca sentencia de la fabula:
+
+ "Tomelo por su vida: considere
+ Que otro lo comera, si no lo quiere."
+
+Asi es que D. Fadrique se reia de las consecuencias de su
+desprendimiento, y no por eso dejaba de aplaudirse de haberle tenido. Lo
+que a el le importaba era que su pura y hermosa hija no disfrutase de
+nada que no fuese suyo o por lo que en compensacion no hubiera el dado
+lo equivalente con usura.
+
+La boda de Clara y D. Carlos de Atienza se celebro al cabo en un bello
+dia del mes de Octubre de 1795, ano y medio despues de morir Dona
+Blanca.
+
+Los padres de D. Carlos vinieron de Sevilla para asistir a la boda.
+
+Los desposados se quedaron a vivir en la ciudad donde ha sido la escena
+de nuestra historia.
+
+Durante el ano y medio, que tan rapidamente hemos recorrido, el
+Comendador habia vivido, ya en Villabermeja, ya en la ciudad en casa de
+su hermano; pero mas en la ciudad que en Villabermeja.
+
+El afecto hacia Clara le atraia a la ciudad; pero, como Clara andaba muy
+distraida en sus amores y era muy dichosa, no consolaba tanto las
+melancolias del Comendador como su rubia sobrina.
+
+Esta era la que llamaba al Comendador cuando se tardaba en volver de
+Villabermeja; la que mas le escribia diciendole que viniese, y la que le
+enviaba recados con el mulero y con el aperador para que dejase la
+soledad bermejina.
+
+Como Lucia estaba ya enterada de todos los secretos de su amiga Clara, y
+como tampoco ocurrian cosas importantes, no habia motivo ni pretexto
+para acudir a cada momento al tio, preguntandole, como en otro tiempo,
+que habia de nuevo. En cambio Lucia, libre ya de los cuidados en que la
+suerte de su amiga la habia tenido, sintio despertarse en su alma la mas
+viva curiosidad cientifica. La astronomia y la botanica, que antes la
+enojaban cuando habia secretos de Clara que ansiaba penetrar, la
+entusiasmaban ahora extraordinariamente, y nunca se cansaba de oir las
+lecciones que su tio le daba, excitado por ella. No habia leccion que no
+le pareciese corta. No habia misterio de las flores que no quisiese
+descubrir. No habia estrella que no quisiese conocer.
+
+La discipula ponia en grandes apuros al maestro, porque si se trataba
+del movimiento de los astros, de su magnitud, de la distancia a que se
+hallaban de la tierra y de otras afirmaciones por el estilo, ella queria
+saber la razon y el fundamento de las afirmaciones, y D. Fadrique
+hallaba disparatado y hasta absurdo ensenar las matematicas a una
+sobrina tan guapa, tan alegre y graciosa; y, por el contrario, si se
+trataba de flores, Lucia queria que le explicase su tio lo que era la
+vida y lo que era el organismo, y aqui el Comendador hallaba que no
+habia ciencia que respondiese a las matematicas y que explicase algo.
+Sin querer se encumbraba entonces a una filosofia primera y fundamental,
+y Lucia le escuchaba embebecida, y, como vulgarmente se dice, metia
+tambien su cucharada, porque de filosofia habla, en queriendo, y no
+habla mal, toda persona de imaginacion y viveza.
+
+En suma, Lucia se iba haciendo una sabia. Mientras mas aprendia, mas iba
+creciendo su aficion y su empeno de saber. Las lecciones y conferencias
+duraban horas y horas.
+
+El Comendador se acostumbro de tal suerte a aquel dulce magisterio, que
+el dia en que no daba leccion le parecia que no habia vivido.
+
+Sus dias de Villabermeja fueron disminuyendo, y alargandose cada vez mas
+los que pasaba con la discipula.
+
+Siempre que volvia de Villabermeja, el Comendador traia a su discipula
+libros de su biblioteca, flores y plantas de su huerto, y pajaros que
+cazaba vivos. Lucia gustaba mucho de los pajaros, y, merced al
+Comendador, no habia ya casta de aves en toda la provincia, ora de paso,
+ora permanentes, de que Lucia no tuviese un par de muestra en su
+pajarera.
+
+Notado todo esto por Clara y D. Carlos, daba ocasion a bromas inocentes,
+pero que turbaban algo al Comendador y que ponian a Lucia colorada como
+la grana.
+
+Los novios hablaban a Lucia con cierto retintin de su excesivo amor a la
+ciencia.
+
+En fin, aunque el Comendador y Lucia no se hubieran dado, ni hubieran
+querido darse cuenta de lo que les pasaba, Clara y D. Carlos les
+hubieran hecho reflexionar, pensar en ellos mismos y despejar la
+incognita.
+
+El Comendador y Lucia, a pesar de la diferencia de edad, estaban
+perdidamente enamorados el uno del otro.
+
+Lucia admiraba en su tio la discrecion, la nobleza de caracter, el saber
+y la elegancia natural del porte y de los modales. Le encontraba
+hermoso, de varonil hermosura, y no le parecia posible que hubiese otro
+tal hombre como el en todo el mundo.
+
+A D. Fadrique le parecia Lucia tan bonita, tan buena y tan inteligente
+como Clara, que era todo cuanto el podia encarecer la alabanza, alla en
+su pensamiento. La alegria de Lucia concordaba ademas muchisimo mejor
+con el caracter del Comendador que la seriedad un poco triste que Clara
+habia heredado de su madre.
+
+El Comendador, que al fin no era una criatura inexperta, conocio pronto
+que amaba a Lucia y que de ella era amado; pero, pensando en su edad y
+en el idilio de D. Carlos, no se atrevia a declarar su amor, si bien le
+manifestaba con su constante solicitud en servir a Lucia.
+
+Ella no atinaba, entre tanto, a comprender la timidez del Comendador, a
+quien juzgaba enamorado.
+
+De aqui que se dijesen toda clase de requiebros y finezas, que
+literalmente podrian tomarse por efecto de amistad tiernisima, pero que
+ocultaban el fervoroso espiritu de verdadero amor.
+
+Don Fadrique, a mas de sus anos, creia tener otro inconveniente, que en
+su delicadeza no le permitia aspirar a ser amado de Lucia. Este otro
+inconveniente era su pobreza; pero Lucia, precisamente por esa pobreza y
+por el motivo que la habia causado, amaba y admiraba mas al Comendador.
+El descuidado desden, la alegre calma y el nada trabajoso ni lamentado
+abandono con que D. Fadrique se habia desprendido de mas de cuatro
+millones, valian mas de mil en la poetica y generosa mente de Lucia.
+
+Esta llego a veces a preguntar a su tio (sabido es que tenia el defecto
+de ser muy preguntona) que por que no se casaba.
+
+Cuando el tio le contestaba que porque era viejo, Lucia le aseguraba que
+era mozo o que estaba mejor que los mejores mozos. Cuando el tio
+contestaba que porque era pobre, Lucia afirmaba que la paga de oficial
+retirado era mas que suficiente; que ademas la chacha Ramoncica estaba
+poderosisima con lo que habia ahorrado, e iba a dejarle por heredero, y
+que, por ultimo, podia casarse con una rica.
+
+Todo esto lo decia Lucia con mil rodeos y disimulos; pero el Comendador,
+si bien lo comprendia, juzgaba aun que ella podia enganarse y tomar por
+amor otros sentimientos de respeto y afeccion casi filial; por donde no
+hallaba justo ni honrado prevalerse tal vez de una alucinacion de
+aquella linda muchacha para lograr lo que consideraba una felicidad para
+el.
+
+En esta situacion se hallaban Lucia y el Comendador la noche en que se
+celebro la boda de Clara y de D. Carlos en casa de D. Valentin.
+
+El Comendador estuvo alegre, aunque hondamente conmovido, en aquella
+solemne ocasion, en que una persona tan querida de su alma se unia con
+lazo indisoluble al hombre que debia hacerla dichosa.
+
+Don Jose y Dona Antonia se volvieron temprano a su casa.
+
+Lucia permanecio al lado de Clara hasta mas tarde. Tambien se quedo con
+ella el Comendador.
+
+Juntos y solos volvieron ambos a la casa. La noche estaba hermosisima,
+la calle silenciosa y solitaria, el ambiente tibio y perfumado, el,
+cielo lleno de estrellas y sin luna.
+
+Lucia iba callada, contenta, pensado en la ventura de su amiga.
+
+No estaba D. Fadrique menos sonador e imaginativo.
+
+El transito de una casa a otra era cortisimo; pero, sin reflexionar, le
+alargaron ellos, parandose en medio de la calle y contemplando la boveda
+inmensa del firmamento, como si quisiesen interrogar a las eternas
+luces, que alli fulguraban, sobre la suerte de los recien casados y
+quiza sobre la propia suerte.
+
+Lucia, dando un suspiro, dijo al fin:
+
+--iNo lo dude V... seran muy felices!
+
+--Alegrate solo y no estes envidiosa --respondio el Comendador;-- tu
+hallaras tambien un hombre que te merezca, que te ame y a quien ames tu
+con toda la energia de tu corazon.
+
+--No, tio, no me amara --replico Lucia.-- Yo soy muy desgraciada.
+
+Y Lucia suspiro de nuevo. El Comendador, a la dulce y escasa luz de los
+astros, vio entonces que corrian dos hermosas lagrimas por las mejillas
+de Lucia. La luz de los astros se quebraba en aquellos liquidos
+diamantes y daba reflejos de iris.
+
+El Comendador no fue dueno de si mismo. Acerco su rostro al de Lucia y
+puso los labios en una de aquellas lagrimas. Luego exclamo:
+
+--iTe amo!
+
+Lucia no contesto palabra. Echo a andar hacia su casa; llamo, abrieron,
+y entro seguida del Comendador.
+
+Al llegar a la escalera, se volvio y le dijo:
+
+--Buenas noches, tio. Adios, hasta manana. Mama me estara aguardando.
+
+El Comendador puso la cara mas afligida del mundo, viendo que tan
+secamente respondia la muchacha, o mejor dicho, no respondia a su
+repentina y vehemente declaracion.
+
+Ella se apiado entonces, sin duda, y anadio sonriendo:
+
+--Hable V. manana con mama...
+
+--?Y que?... --interrumpio D. Fadrique.
+
+--Y pida V. la licencia a Roma.
+
+Dicho esto, muy avergonzada, pero muy satisfecha, Lucia subio a brincos
+la escalera, y dejo al Comendador no menos contento que ella iba.
+
+Cuando supo Clara que Lucia y el Comendador habian decidido casarse, se
+alegro en extremo.
+
+Don Carlos de Atienza compartio la alegria de su mujer, y recordando que
+debia una especie de satisfaccion al Comendador, el cual se habia creido
+aludido cuando le oyo leer el idilio contra el viejo rabadan, compuso
+otro idilio en defensa de un rabadan no tan viejo y en alabanza del amor
+de los rabadanes.
+
+Este segundo idilio, que viene a ser como la palinodia del primero, se
+conserva aun en los archivos de Villabermeja, de donde mi amigo D. Juan
+Fresco me ha remitido copia exacta y fidedigna, que traslado aqui para
+terminar. El idilio es como sigue:
+
+ IDILIO
+
+ En la vid, con sus pampanos lozana,
+ Relucen cual topacio los racimos.
+ Quita lluvia temprana
+ Al alma tierra la aridez estiva,
+ Y los frutos opimos
+ Medran con nuevos jugos en la oliva
+ Y en el almendro que entre riscos brota.
+ Recobra el claro rio
+ El caudal que perdiera en el estio;
+ Y el aspera bellota
+ Se madura y endulza entre el pomposo
+ Follaje, donde el viento,
+ Para las gentes de la edad primera,
+ Con fatidico acento
+ La voluntad de Jupiter dijera.
+ No como en primavera
+ El campo esta de flores matizado;
+ Que el labrador cansado
+ En las flores cifraba su esperanza,
+ Y ora en cosecha sazonada alcanza
+ El premio de su afan y su cuidado.
+ Embalsama el membrillo con su aroma
+ Los cefiros ligeros;
+ Y en el limon y en la madura poma,
+ Y en los sabrosos peros
+ El oro luce y el carmin asoma.
+ Que brillaron en rosas y alelies;
+ Mientras, por celos de su flor, empieza
+ A romper la granada su corteza,
+ Descubriendo un tesoro de rubies.
+ Con la otonal frescura
+ Nace la nueva hierba, y su verdura
+ La palidez de los rastrojos cubre.
+ Serena esta la esfera cristalina,
+ Y hacia el rojo Occidente el sol declina
+ En una hermosa tarde del Octubre.
+ Filis, la pastorcilla sonadora,
+ Bella como la luz de la alborada,
+ Abandonando ahora
+ Su tranquila morada,
+ Va de las ninfas a la sacra gruta;
+ Y en vez de flores, por presente lleva
+ Un canastillo de olorosa fruta.
+ Con que a vencer la resistencia prueba
+ Que hacen a sus amores
+ Las Ninfas que en el suelo
+ A Cupidos traviesos y menores
+ Dan vida y ser contra el amor del Cielo.
+ No bien el antro con su planta huella,
+ Donde reinan las sombras y el reposo,
+ Con terror religioso
+ Se estremece la timida doncella.
+ Su presente coloca
+ De las silvestres Ninfas en el era.
+ Y altas razones de prudencia rara,
+ Que pone el Numen en su fresca boca,
+ Con esmerada concision declara:
+ "Ninfas, no os ofendais de mi desvio;
+ No deis vuestro favor a los zagales
+ Que cautivar pretenden mi albedrio.
+ Son como los rosales,
+ Que lucen mucho en la estacion florida
+ Y dan amarga fruta desabrida.
+ De su orgullosa mocedad el brio
+ Apetece y no ama;
+ Y con enojo en sus palabras leo
+ Que poetica llama
+ Ni ennoblece ni ilustra su deseo;
+ Y que el conato que imprimio natura
+ En todo ser viviente,
+ No se acrisola alli ni se depura
+ Del Cielo con la luz resplandeciente.
+ Ya se que los Cupidos,
+ Vuestros hijos queridos,
+ Dan a la tierra su vil tud creadora;
+ Mas el amor, que en el Empireo mora.
+ Esa misma virtud en ellos vierte,
+ Y difunde do quier su vida arcana,
+ Vencedora del mal y de la muerte.
+ Pues bien; la que se afana
+ Los misterios ocultos y supremos
+ Por saber de este Amor, ?lograrlo puede
+ Con un zagal sencillo y sin doctrina?
+ Las que tesoro tal gozar queremos,
+ ?No es mejor que busquemos
+ Al varon sabio a quien el Dios concede
+ El vivo lampo de su luz divina?
+ Por esto, Ninfas, a mi Irenio adoro:
+ Como en arca sagrada,
+ Guarda dentro del alma inmaculada
+ Del Amor el tesoro;
+ Y arde su llama bajo el limpio hielo
+ Con que el tenaz trabajo de la mente
+ Corona ya su frente,
+ Como corona el cano Mongibelo.
+ Asi Irenio recobra por la ciencia
+ Lo que roba del tiempo la inclemencia.
+ iCuanto zagal con incansable mano
+ Toca el rabel en vano
+ Por carecer de gracia y maestria;
+ Mientras que Irenio, con su blando tino
+ Y su plectro divino,
+ Produce encantadora melodia,
+ Y hace sentir al alma lo que quiere,
+ No bien la cuerda hiere!
+ Si el zagal inexperto
+ Persigue al perdigon en la carrera,
+ O le pierde o le coge medio muerto;
+ Mas la diestra certera
+ Pone Irenio prudente
+ En el oculto nido,
+ Do el pajaro reposa con descuido,
+ Y su pluma naciente
+ Sin destrozar, sus alas no fatiga,
+ Y le aprisiona al fin para su amiga.
+ Ni resplandece menos el ingenio
+ Del doctisimo Irenio
+ En componer cantares
+ Y en referir historias singulares.
+ Cuando me alcanza de la rama verde
+ La tierna nuez, la alloza delicada,
+ Elige lo mejor, sin tronchar nada.
+ Cuando algun corderillo se me pierde,
+ El le busca y a casa me le lleva;
+ Y de continuo me regala y prueba
+ Su carino sincero,
+ O haciendo con esmero
+ De los huesos de guinda
+ Ya un barquichuelo, ya una cesta linda.
+ O ensenando a sacar a mi jilguero
+ El alpiste menudo
+ De entre mis labios con su pico agudo.
+ Tan solo me perturba y me desvela
+ Que Irenio a veces con el alma vuela
+ Por donde de su amor terreno dudo.
+ Pero si Irenio de verdad me amara,
+ Mayor triunfo seria
+ El lograr la victoria,
+ No de pastoras de agraciada cara,
+ Sino de la poesia,
+ De la ciencia, del arte y de la gloria."
+ Irenio a Filis, escondido, oia;
+ Y apareciendo y dandole un abrazo,
+ Dijo con modestisima dulzura:
+ "Este amoroso lazo,
+ Que labra mi ventura,
+ En vano, Filis, explicar pretendes
+ Con tus alambicadas discreciones.
+ iAy, candorosa Filis! ?No comprendes
+ Que, a pesar del saber que en mi supones,
+ Amor no te infundiera
+ Tu rabadan si muy anciano fuera?
+ Cuando mi amor al del zagal prefieres
+ Por viejo no, por rabadan me quieres."
+
+
+
+
+Madrid, 1876.
+
+ACABOSE DE IMPRIMIR ESTE LIBRO EN LA IMPRENTA ALEMANA EN MADRID A XXXI
+DIAS DE AGOSTO DE MCMVI ANOS
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+End of the Project Gutenberg EBook of El Comendador Mendoza, by Juan Valera
+
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+paragraph 1.C below. There are a lot of things you can do with Project
+Gutenberg-tm electronic works if you follow the terms of this agreement
+and help preserve free future access to Project Gutenberg-tm electronic
+works. See paragraph 1.E below.
+
+1.C. The Project Gutenberg Literary Archive Foundation ("the Foundation"
+or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection of Project
+Gutenberg-tm electronic works. Nearly all the individual works in the
+collection are in the public domain in the United States. If an
+individual work is in the public domain in the United States and you are
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+
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+ money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the
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+ of receipt of the work.
+
+- You comply with all other terms of this agreement for free
+ distribution of Project Gutenberg-tm works.
+
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+1.F.
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+receive the work electronically in lieu of a refund. If the second copy
+is also defective, you may demand a refund in writing without further
+opportunities to fix the problem.
+
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+in paragraph 1.F.3, this work is provided to you 'AS-IS' WITH NO OTHER
+WARRANTIES OF ANY KIND, EXPRESS OR IMPLIED, INCLUDING BUT NOT LIMITED TO
+WARRANTIES OF MERCHANTIBILITY OR FITNESS FOR ANY PURPOSE.
+
+1.F.5. Some states do not allow disclaimers of certain implied
+warranties or the exclusion or limitation of certain types of damages.
+If any disclaimer or limitation set forth in this agreement violates the
+law of the state applicable to this agreement, the agreement shall be
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+the applicable state law. The invalidity or unenforceability of any
+provision of this agreement shall not void the remaining provisions.
+
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+that arise directly or indirectly from any of the following which you do
+or cause to occur: (a) distribution of this or any Project Gutenberg-tm
+work, (b) alteration, modification, or additions or deletions to any
+Project Gutenberg-tm work, and (c) any Defect you cause.
+
+
+Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg-tm
+
+Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
+electronic works in formats readable by the widest variety of computers
+including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists
+because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from
+people in all walks of life.
+
+Volunteers and financial support to provide volunteers with the
+assistance they need, is critical to reaching Project Gutenberg-tm's
+goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
+remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
+Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
+and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations.
+To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
+and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4
+and the Foundation web page at https://www.pglaf.org.
+
+
+Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive
+Foundation
+
+The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit
+501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
+state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
+Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
+number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at
+https://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent
+permitted by U.S. federal laws and your state's laws.
+
+The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S.
+Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered
+throughout numerous locations. Its business office is located at
+809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email
+business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact
+information can be found at the Foundation's web site and official
+page at https://pglaf.org
+
+For additional contact information:
+ Dr. Gregory B. Newby
+ Chief Executive and Director
+ gbnewby@pglaf.org
+
+
+Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation
+
+Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide
+spread public support and donations to carry out its mission of
+increasing the number of public domain and licensed works that can be
+freely distributed in machine readable form accessible by the widest
+array of equipment including outdated equipment. Many small donations
+($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
+status with the IRS.
+
+The Foundation is committed to complying with the laws regulating
+charities and charitable donations in all 50 states of the United
+States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
+considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
+with these requirements. We do not solicit donations in locations
+where we have not received written confirmation of compliance. To
+SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any
+particular state visit https://pglaf.org
+
+While we cannot and do not solicit contributions from states where we
+have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
+against accepting unsolicited donations from donors in such states who
+approach us with offers to donate.
+
+International donations are gratefully accepted, but we cannot make
+any statements concerning tax treatment of donations received from
+outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
+
+Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation
+methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
+ways including including checks, online payments and credit card
+donations. To donate, please visit: https://pglaf.org/donate
+
+
+Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic
+works.
+
+Professor Michael S. Hart was the originator of the Project Gutenberg-tm
+concept of a library of electronic works that could be freely shared
+with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project
+Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support.
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+
+Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed
+editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S.
+unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily
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